Éxodo de las devociones católicas de Gibraltar después de 1704, permanencia y transformación en las nuevas poblaciones del Campo y otras localidades vecinas

September 30, 2017 | Autor: F. Quintana Álvarez | Categoría: HISTORIA DE GIBRALTAR Y SU CAMPO, Orden De La Merced, Campo De Gibraltar
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Descripción

Éxodo de las devociones católicas de Gibraltar después de 1704. Permanencia y transformación en las nuevas poblaciones del Campo y otras localidades vecinas Francisco Javier QUINTANA ÁLVAREZ IES Virgen de la Esperanza La Línea de la Concepción (Cádiz)

I. Introducción. II. Las imágenes del convento de la Merced. III. La aparición del Niño Jesús a San Juan de Dios.

El Patrimonio Inmaterial de la Cultura Cristiana, San Lorenzo del Escorial 2013, pp. 491-508. ISBN: 978-84-15659-13-6.

I. INTRODUCCIÓN En agosto de1704 las tropas angloholandesas que defendían las pretensiones del archiduque Carlos de Austria al trono de España tomaron Gibraltar. La guarnición y la mayoría de la población se habían declarado por Felipe de Anjou, Felipe V, así que tras la capitulación abandonaron la ciudad llevando consigo el pendón y el archivo municipal. Aunque la población se dispersó por diversas cortijadas, pronto se reanudaron las reuniones de los regidores y oficiales del cabildo en la nueva población que comenzó a surgir entorno a la ermita de San Roque, denominándose oficialmente en las actas y documentos como “la Ciudad de Gibraltar que reside en su Campo”, frente a la material ciudad de Gibraltar que pasó a ser denominada simplemente como “la plaza”. Se mantuvo así la continuidad jurídica y representativa de Gibraltar a través del mantenimiento de los símbolos cívicos, los títulos y privilegios del archivo y el ejercicio de las magistraturas. En esa misma ermita de San Roque se instaló la iglesia de Santa María Coronada, parroquial de Gibraltar, que poco después pudo recuperar los libros sacramentales y las principales imágenes de devoción convirtiéndose así para la población dispersa por el Campo en el principal vínculo identitario, simbólico y de pertenencia de una comunidad que tenía sus orígenes en la conquista y repoblación cristiana de Gibraltar de 14621. Son muchos los aspectos de aquel suceso de principios del siglo XVIII que la historiografía más reciente se ha preocupado por revisar y actualizar, aspectos demográficos, institucionales, bélicos y económicos, pero consideramos que no se ha prestado suficiente atención a los aspectos relacionados con las mentalidades, la espiritualidad y las devociones. Éstos siguen basándose en el relato que don Ignacio López de Ayala compusiera a finales de aquel 1

Es necesario añadir un matiz importante y, aunque no es este espacio para su desarrollo, dejamos constancia. En base a estos dos hechos, la continuidad del cabildo y la parroquia, el discurso historiográfico de los siglos XVIII y XIX fraguo la idea de la continuidad de Gibraltar en San Roque, aunque jurídicamente los otros dos núcleos en los que se concentró la población, la renacida Algeciras y Los Barrios, también eran parte de “Gibraltar en su Campo”. En contraposición, estas dos villas fueron afirmando su propia identidad política hasta alcanzar entidad diferenciada, proceso que culminó a mediados del siglo XVIII con erección de parroquias propias y la definitiva segregación municipal. Curiosamente Algeciras, frente a San Roque, se reivindicará no como Gibraltar, sino como la Nueva Gibraltar.

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siglo.2 Inspirándose en él, esculpió el escultor sanroqueño Luis Ortega Bru su Éxodo de Gibraltar, un bajorelieve en madera que preside el salón de actos del antiguo Palacio de los Gobernadores de San Roque en el que puede verse como grupo de hombres y mujeres desarrapados que caminan tras el pendón de Gibraltar trasladan con gran esfuerzo a un lugar en alto, el cerro de San Roque, un carro con una Virgen y un Crucificado. El protagonismo concedido a estas imágenes en el relieve no es casual, como imaginero Ortega Bru era consciente de la importancia de las imágenes devocionales en la conformación de la identidad colectiva de los grupos humanos así que eligió el traslado de las imágenes como hito fundamental de la traslación de la ciudad en 1704. Por nuestra parte, no podemos exponer aquí todos los casos de devociones gibraltareñas de los siglos XVI y XVIII que se readaptaron a las nuevas poblaciones surgidas en el siglo XVIII o que encontraron acomodo en otras preexistentes más allá del Campo. Nos limitaremos a los dos que conocemos con mayor profundidad, haciendo antes una breve acotación sobre nuestra hipótesis de trabajo, la maleabilidad de los soportes materiales de la devoción religiosa. La devoción, como manifestación de la piedad popular, tiene un componente inmaterial, espiritual, basado en una relación afectiva y emocional del devoto con Cristo, la Virgen o los santos, vínculo que puede ser individual o colectivo y que, en este caso, confiere identidad al individuo como miembro de una comunidad. Estos vínculos psicológicos, singularmente en el mundo católico, tienen un soporte material, generalmente una imagen o también un lugar donde se levanta una ermita a la que se peregrina en romería. La devoción tiene además una representación narrativa, oral o escrita, que puede tener forma de leyenda popular o de tradición piadosa aunque a veces muestra pretensiones de historicidad cuando en su elaboración intervienen personas cultas dispuestas a dar a la tradición cédula de verdad documentada. En el caso que nos ocupa, el éxodo de la población gibraltareña a principios del siglo XVIII supuso la necesidad de readaptar y reinterpretar estos soportes materiales. Por razones evidentes los lugares de culto y devoción no podían ser los mismos. Por otra parte, no todas las imágenes pudieron recuperarse y algunas de las que lo fueron cambiaron su advocación por otra más popular o más vinculada a la comunidad que se hizo con ella. Este fenómeno viene a demostrar, contra las acusaciones de idolatría por parte de la beatería protestante, que en la religiosidad 2 LÓPEZ DE AYALA, I., Historia de Gibraltar, Madrid, en la imprenta de Sancha, 1872, pp. 323-325. La principales saldrían de la plaza en 1704 con los gibraltareños exiliados, posteriormente, contra la voluntad del gobernador británico y usando todo tipo de ardides ingeniosos, el cura don Juan Romero Figueroa, que permanecía en Gibraltar al cuidado de la iglesia, haría sacar los libros sacramentales, alhajas y demás imágenes.

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popular católica las imágenes no se veneran por sí mismas, sino en cuanto representaciones de una realidad superior a la propia imagen, de forma que se puede prescindir de ésta, sustituirla por otra, transformarla o cambiarle la advocación sin que el vínculo entre el devoto y la divinidad sufra merma alguna. Frente a la imagen considerada como obra de arte, valorada por sí misma y por tanto intocable e insustituible, podríamos decir que la imagen devota, en cuanto soporte material de la devoción popular, es flexible y maleable, aunque solo sea porque puede cambiar de advocación y atributos. Finalmente, veremos que si los lugares y las primitivas imágenes cambiaron de advocación o desaparecieron y fueron sustituidas por otras, resultó imprescindible readaptar los relatos piadosos para mantener la devoción. II. LAS IMÁGENES DEL CONVENTO DE LA MERCED La Orden de la Merced estableció su convento de Santa Ana en Gibraltar entre 1581 y 1583. Entre todas las imágenes que recibían culto en sus altares y capillas, sin duda las dos más veneradas por los gibraltareños fueron la Virgen del Socorro y el Santísimo Crucificado. La primera tenía capilla propia en la iglesia conventual, era una talla completa de alabastro del siglo XIV a la que se vestía con sayas y mantos según el gusto barroco popular. Ya avanzado el primer tercio del siglo XVII se le atribuían varios milagros y se le consideraba intercesora durante las epidemias, hambrunas y sequías, andando su devoción en competencia con la de la Virgen de Europa. La principal fuente de información sobre la Virgen del Socorro es una relación sobre su origen y milagros compuesta al menos por tres frailes del convento entre los años 1637 y 1683.3 Según tradición de los propios mercedarios había sido un regalo del rey Fernando III a San Pedro Nolasco, fundador de la Orden, con motivo de la conquista de Córdoba en 1236 y la fundación del convento mercedario de esa ciudad, luego pasó a Sevilla y desde allí fue trasladada por el mar a Gibraltar en la época de la fundación del convento de Santa Ana. Aunque la leyenda pretende relacionarla con la iconografía mariana fernandina y en concreto con Virgen de las Victorias del convento de Sevilla, su 3

BIBLIOTECA NACIONAL (en adelante BN), Ms. 3600, Fragmentos misceláneos de las cosas memorables de esta Provincia de Andalucía del Real Orden de Nuestra Señora de la Merced Redención de Cautivos,recogidos por el Maestro fray Marcos de Ostos Padre y Definidor General de dicha Provincia Calificador de la Suprema y Predicador de su Magestad:“Fragmento 41: Fragmentos historiales pertenecientes a la fundación y progresos del Convento de Gibraltar del real Orden de Nuestra Señora de la Merced Redención de Captivos”, ff. 481v-484r; hemos estudiado y editado el texto en “Devociones mercedarias de Gibraltar de los siglos XVI al XVIII: la Virgen del Socorro y el Santísimo Crucificado” en Lacy. Revista de Estudios Sanroqueños, 3-4 (2011-2012) 43-70.

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verdadero origen debemos situarlo en Córdoba y en relación con la devoción a la Virgen de Socorro surgida en aquella ciudad en 1589. Del Santísimo Crucificado, cuya devoción estaba ligada a los ritos de la pasión y la Semana Santa, tenemos noticia para el año 1683: “[…] Tiene otra imagen de un Crucificado de gran deboción venerado de todo aquel pueblo con gran concurso en especial todos los viernes del año por la mañana que se descubre y se canta en su altar una misa de passión a que concurre gran número de gente de [la población] de aquella república, venerandola con gran deboción por ser de hechura mui perfecta y de un rostro debotíssimo en lo sangriento de su passión”4. La primera mención explícita de esta devoción de los viernes de cuaresma al Cristola tenemos para el año 16205, aunque la devoción a la Pasión de Cristo los viernes en la iglesia conventual está atestiguada ya en una fundación de capellanía en 15866. En agosto de 1704 la comunidad mercedaria, como la mayoría de la población, abandonó la ciudad y se refugió en el convento de Ronda permaneciendo en el de Gibraltar sólo tres frailes. Por necesidades de la tropa, en 1708 las autoridades británicas los desposeyeron del convento, que convirtieron en cuartel, y de la iglesia, que usaron como almacén, dejando al único fraile que quedaba ya la sacristía, donde fueron trasladadas las imágenes más importantes, enseres de culto y libros de la biblioteca. Durante cierto tiempo aquel último fraile, llamado fray Juan Núñez, mantuvo el culto en la sacristía pero luego lo abandonó y progresivamente el estado de las imágenes y demás enseres se fue deteriorando. Fray Juan Núñez resultó ser poco escrupuloso con sus votos, especialmente los de pobreza y castidad, y en el verano de 1714 los superiores de la orden encomendaron a fray Alonso Guerrero, fraile del convento de Ronda, para que se dirigiera al Campo de Gibraltar, levantara una investigación sobre el estado del convento y sus propiedades así como de la conducta del padre Núñez.7 Fray Alonso Guerrero llegó al Campo de 4

BN, Ms 3600, Fragmentos misceláneos…,ff. 492v-493r. ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL (en adelante AHN), Clero Secular-Regular, Libro 1644, f. 27r. 6 AHN, Clero Secular-Regular, Legajo 1548-2, escrituras de censos, 5 ff. 7 BN, Ms 8293, Colección de escritos relativos a la Orden De la Merced: “Fragmento 41, Papeles de Gibraltar”, ff. 441r-v. Fray Alonso Guerrero residió en San Roque y Gibraltar durante varios periodos entre julio de 1714 y abril de 1720 intentando recuperar el convento de Santa Ana de Gibraltar o restaurarlo en San Roque, levantó un detallado un informe a sus superiores sobre sus actividades. Todo lo citado aquí para estos años corresponde a lo relatado por Guerrero, limitaremos las notas a las citas textuales. 5

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Gibraltar en julio de 1714 pero no parece que entrara Gibraltar, limitándose a levantar una informaciones a través de testigos y sobre el caso concreto de las imágenes pudo saber entonces que “[…] Los mantos y vestidos de Nuestra Madre y demás imágenes los ha dado a diferentes mujercillas y con ellas han hecho naguas, monillos y mantillas con que se pasean por las calles, y lo que no ha podido servir para ello está en las tribunas comido de ratones8. Entre julio de 1714 y enero de 1715 otros dos frailes de Ronda visitaron el convento y pudieron sacar algunos libros, enseres litúrgicos y una imagen de la Inmaculada Concepción que depositaron en casa de un vecino al que encomendaron que las mandara al convento de Málaga. La imagen había sido donada a finales del siglo XVII por el capitán don Antonio de Ontañón para que presidiera el retablo mayor y en 1735 se instaló en el del recién fundado convento de Algeciras, del que el mismo capitán fue patrono fundador9. En febrero de 1715 el padre Guerrero volvió a San Roque con el propósito de predicar la Cuaresma y el 25 de marzo entró por primera vez en la sacristía del convento de Santa Ana de Gibraltar, donde encontró las imágenes muy maltratadas y tiradas por el suelo. En aquella ocasión el padre Guerrero pudo sacarlas y llevarlas a San Roque ya que el gobernador británico las ofreció como presente al comandante español y Diego Ponce, sacristán de la ermita de San Roque, pagó el transporte. Una vez en San Roque, el padre Guerrero decidió no transportarlas a Ronda ya que estaban en mal estado y podían terminar de deteriorare en el viaje y lo más importante, “[…]. Que no había medios para costear su transporte, no queriendo vecino alguno ofrecerlos a este fin […] y más oportuna razón fue considerar que estando aquellas imágenes totalmente desnudas y afeadas por causa de la humedad y el polvo y siendo necesario renovarlas y componerlas, esto no se haría en Ronda y me ofrecieron hacerlo en san Roque, como lo han cumplido, gastando más de 20 pesos en la renovación de cada una y formándoles altares decentes según la posibilidad de aquellos vecinos y manteniéndoles lámparas encendidas con las limosnas que junta Diego Ponce, en las que yo no 8

BN, Ms 8293, ff. 459r-460r. AHN, Clero Secular-Regular, libro 1645, ff. 1v-2r: 1725 marzo 31, Algeciras, escritura de donación otorgada por capitán don Antonio de Ontañón para la fundación de un convento de la Merced en Algeciras. AHN, Clero Secular-Regular, Legajo 1548-1, varios ff.: 29 de octubre de 1735, Málaga, carta de fray Diego de Vargas, comendador del convento de la Merced de Málaga, remitiendo las imágenes y libros que fueron del de Gibraltar al comendador de Algeciras fray José de Espinosa, y recibo de éste. 9

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me entrometo por evitar sospecha de algún interés que entiviase la devoció.10. Diego Ponce aparece en los libros de visita de la fábrica de Gibraltar desde 1711 como sacristán de la ermita de San Roque y realiza varios viajes a Gibraltar para asuntos de la parroquia11. También en 1711 había organizado en la ermita de San Roque una cofradía de las Ánimas y otra del Rosario aunque es muy posible que para esta época fuera todavía difícil diferenciar una de otra ya que ambas carecían de estatutos y erección canónica y dependían de la administración del propio Ponce, que ejercía de mayordomo. Aquel año ya había intentado sin éxito sacar las imágenes y los enseres litúrgicos del convento de la Merced de Gibraltar, seguramente para dotar de ellos a la parroquia y a las cofradías, intento que se hacía sin conocimiento de los prelados de la Orden.Mayor éxito tuvo en enero de 1715, cuando logró sacar de Gibraltar la imagen de la Virgen de los Remedios y la de San Sebastián12. Debemos suponer por tanto que cuando ayudó al padre Guerrero a sacar las del convento de la Merced, él y muchos más en San Roque tenían ya premeditado que éstas debían quedarse en la nueva población. Así, cuando el padre Guerrero pretendió trasladar las imágenes al convento de Ronda no sólo no encontró quién quisiera hacerlo, sino que el mismísimo regidor don Luis Varela llegó a advertirle, mejor diríamos amenazarle, que si lo hacía pondría a todo el pueblo en su contra, hasta el extremo de que podrían producirse disturbios y que no podría responder por su seguridad: “[…]. A estas razones se llegaba otra, no solo de igual fuerza, si tal que me necesitó a condescender con la petición de aquella gente. Y fue verla tan revuelta a impedir la educción de aquellas imágenes, que no dudé que habría grande conmoción y alboroto, como me lo dijeron muchas personas. Y el mismo corregidor don Luis Varela, quien privativamente me dijo: Que desistiera de mi petición, por convenir a la conservación mía, a la paz del pueblo y a la continuación del afecto y devoción con que los hijos de Gibraltar atendían nuestro hábito. Y que tuviese entendido, que sin que pudiese favorecerme su amistad, y autoridad, sucedería; que en caso de conseguir yo el sacar las imágenes, 10

BN, Ms 8293, ff. 445r-v. ARCHIVO HISTÓRIO DIOCESANO DE CÁDIZ (en adelante AHDC), Sección Gibraltar 3307, Visitas 45: “Cuentas de la Fábrica de Gibraltar, 1711-1714”, 38 ff. 12 ARCHIVO PARROQUIAL DE SAN ROQUE (en adelante APSR), Sacramentales, Libro 1º de Bautismos, cf. CALDELAS LÓPEZ, La parroquia de Gibraltar en San Roque, Cádiz 1976, p. 86. Ambas habían tenido ermitas propias en Gibraltar, destruidas o convertidas en almacenes desde 1704, por lo que las imágenes debieron conservarse desde entonces en Santa María Coronada. 11

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me extrañarían y que desterrarían de su afecto y memoria el Convento y Religión mercenaria”13. En tal aprieto, el padre Guerrero no tuvo más remedio que dejar las imágenes en San Roque aunque tomando la prevención de que quedara por escrito en instrumento de validez jurídica que eran propiedad del convento de Santa Ana de Gibraltar, con deber de entregarlas, cuando este las reclamase. En octubre y noviembre de 1717 el obispo de Cádiz don Lorenzo Armengual de la Mota realizó su visita pastoral a las iglesias de Gibraltar, San Roque, Los Barrios, Algeciras y Tarifa. Tras visitar y organizar la nueva parroquia de Santa María Coronada en San Roque puso en orden los asuntos referentes a las cofradías de las Ánimas y de la del Rosario, que quedaron erigidas canónicamente14. Ya se ha dicho que Diego Ponce era mayordomo de ambas, el capellán era fray Pedro Jiménez, fraile del convento de la Victoria de Jimena. Para evitar la multiplicación de cofradías y la dispersión de las limosnas, debido a las pocas posibilidades económicas de los habitantes de San Roque, el obispo decidió agregar las limosnas, y por tanto el culto, de la Virgen de los Remedios, una de las imágenes traídas de Gibraltar por Digo Ponce, a la cofradía del Rosario. Esta imagen se convertiría en la principal devoción de los sanroqueños, hasta el punto de que pronto fue identificada como la secular patrona de la iglesia parroquial y cambió su advocación por la que había tenido dese 1462 en Gibraltar, Santa María Coronada. En aquella ocasión el padre Guerrero volvió a asegurar la propiedad de las imágenes mercedarias pidiendo al obispo que confirmara que pertenecían al convento de Santa Ana de Gibraltar y que solo permanecían en San Roque en calidad de depósito temporal. En abril de 1720 el padre Guerrero cesó como comendador del convento de Santa Ana de Gibraltar; cansado y decepcionado por no haber conseguido recuperar el convento ni erigir un hospicio que le diera continuidad en San Roque, aconsejó a los superiores de la orden de la Merced que no nombraran un nuevo comendador pues lo consideraba inútil y pidió que le permitieran retirarse a su celda de Ronda para pasar allí su vejez.Ya no habría quien reclamara la propiedad de las imágenes cuandoprecisamente ese año, ante la proximidad de la Semana Santa, se constata la reorganización de ciertas cofradías de penitencia gibraltareñas en San Roque, entre ellas la de la Veracruz, que solicitan al 13

BN, Ms 8293, f. 445v. AHDC, Sección Libros Manuscritos, “Libro pequeño e visitas de iglesias, fábricas y seglares de Armengual de la Mota”, cf. CALDELAS LÓPEZ, La parroquia de Gibraltar en San Roque (suplemento), Cádiz 1993, pp. 61-80. 14

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obispo la donación de algunos enseres para el culto, firmando entre los solicitantes Diego Ponce y como prioste fray Pedro Jiménez15. No existe noticia, ni mucho menos evidencia documental, de que los hermanos de la Veracruz lograran sacar Crucificado alguno de Gibraltar. Todavía en 1782 López de Ayala cita entre las imágenes que salieron de Gibraltar un solo Cristo Crucificado, el de la Expiración, precisamente a continuación de la Virgen del Socorro por lo que debe identificarse con el Cristo de los mercedarios; además, no creemos que hubiera dejado de reseñar un hecho de la importancia del rescate del Cristo de la Veracruz si esto hubiera ocurrido alguna vez, como no dejó pasar por alto la salida del Nazareno en 173916. Es muy probable por tanto que la cofradía de la Veracruz se reorganizara en torno al culto al Santísimo Cristo procedente del convento de la Merced que había quedado en posesión de Diego Ponce, quien de hecho llegó a ser hermano mayor de la cofradía, y no puede ser casual que dicha reorganización venga a coincidir con la salida del padre Guerrero de San Roque. Sin embargo, jurídicamente el Cristo no podía ser el titular de la cofradía y de ahí que no se le denominase con la advocación de Cristo de la Veracruz sino con el de la Expiración, seguramente en recuerdo del culto que había recibido en Gibraltar todos los viernes del año y en especial el Viernes Santo en conmemoración de la muerte del Señor. Esta es la advocación que se le da cuando el 12 de septiembre de 1720 el cabildo de San Roque decidió que en cumplimiento de las órdenes de Felipe V de que se hicieran rogativas para que cesara la peste de Marsella, se celebrara un octavario al Santísimo con procesión nocturna de penitencia con el Cristo de la Expiración y el último día con la Virgen de los Remedios, San Roque y San Sebastián17. No es necesario decir que, excepto la de San Roque, estas imágenes son las traídas desde Gibraltar por Diego Ponce en 1715, lo que vendría a reforzar la hipótesis de que el Cristo de la Expiración de la hermandad de la Veracruz de San Roque no es otro que el Santísimo Cristo de los mercedarios de Gibraltar. Diego Ponce murió el 10 de febrero de 1721 dejando como albaceas al padre fray Pedro Jiménez y a don Juan de Sierra18. Todo parece indicar que los mercedarios no volvieron a reclamar las imágenes así que los albaceas 15 AHDC, Sección Gibraltar, Autos Varios 168: Cádiz 10 de septiembre de 1704, “Sobre el descubrimiento y cobro de las Alhajas de la Parroquial de la Ciudad de Gibraltar”, cf. CALDELAS LÓPEZ, La parroquia de Gibraltar en San Roque, p. 119. 16 LÓPEZ DE AYALA, Historia de Gibraltar, pp. 325 y 361. 17 ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL DE SAN ROQUE (AHMSR), Libro 2º de Actas capitulares, ff. 413v-414r. 18 AHPSR, Sacramentales, Libro 1º de Muertos, testamentos y limosnas de misas (1720-1742), ff.7r-v, cf. CALDELAS LÓPEZ, La parroquia de Gibraltar en San Roque (suplemento), pp. 40-41.

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pudieron disponer sin obstáculos de éstas. El Santísimo Crucificado debió pasar formalmente a la cofradía de la Veracruz. Por lo que respecta a la Virgen del Socorro, no debió permanecer en San Roque mucho tiempo pues su culto no se recuerda en documentos y escritos posteriores a 1720. Al menos como hipótesis debemos considerar la posibilidad de que poco después fray Pedro Jiménez, de la orden de San Francisco de Paula, capellán y prioste de las cofradías reorganizadas en torno a las imágenes traídas desde Gibraltar, trasladara la imagen mariana a su convento de la Victoria de Jimena. La hipótesis se sostendría en las evidentes similitudes existentes entre la Virgen del Socorro y la Reina de los Ángeles, actual patrona de Jimena de la Frontera, ambas son talla completa en alabastro de mediados del siglo XIV o del XV que representan a la Virgen en pie sosteniendo a su Hijo en el brazo izquierdo y revestida de ropajes a la moda del siglo XVII. El origen legendario que se atribuye a la patrona de Jimena, que la supone obra de San Lucasvenida de Antioquia al convento franciscano de La Rábida en el siglo II, ocultada durante la invasión islámica del siglo VIII y posteriormente redescubierta por un fraile cisterciense no tiene fundamento alguno19. No quiere decir esto que el culto y la advocación de la Reina de los Ángeles en Jimena no pueda ser anterior al siglo XVIII pero por falta de documentos no puede atestiguarse y cabe la posibilidad de que la actual sea la sustituta de una imagen anterior que pudo haberse perdido como se perdió toda la documentación histórica del cabildo, la parroquia y el convento de Jimena. III. LA APARICIÓN DEL NIÑO JESÚS A SAN JUAN DE DIOS La principal y más fiable fuente de información sobre su vida de san Juan de Dios es obra de Francisco de Castro, capellán del hospital de Granada, que la publicó en1585, treintaicinco años de la muerte del santo20. Es obra que carece de aspectos maravillosos y de milagros y en laque Gibraltar ocupa un lugar importante. Tras llegar de Ceuta, Juan Ciudad ora ante un crucifijo dando gracias a Dios por haberle librado de la tentación de apostatar en tierra de infieles, se confiesa y se establece en la ciudad donde ejerce de vendedor de estampas religiosas y libros de devoción hasta que decide trasladarse a Granada para proseguir la misma actividad, pero en dicha ciudad exhortado por los sermones de san Juan de Ávila encontrará la definitiva vocación hospitalaria21. 19 CARRERES, J.; CEBRIÁN FRANCO, J. J., y FERNÁNDEZ-LADREDA, C, María en los pueblos de España. Fe. Historia. Antropología. Devoción. Arte. Guía para visitar los santuarios marianos de Andalucía occidental. Ediciones Encuentro, 1988, pp. 77-78. 20 GÓMEZ-MORENO MARTÍNEZ, M., San Juan de Dios. Primicias históricas suyas. Dispuestas y comentadas por…., Madrid 1950. 21 DE CASTRO, F., Historia de la Vida y Sanctas obras de Iuan de Dios, y de la institución de su orden, principio de su hospital, Granada 1585, edición a cargo de GÓMEZMORENO, San Juan de Dios. Primicias históricas suyas, pp. 41-43.

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Aunque los hermanos de San Juan de Dios se habían establecido en Gibraltar en 159122, la devoción al fundador de la Orden Hospitalaria no debió surgir con fuerza en la ciudad hasta que en 1623 dio comienzo el proceso de beatificación. Pocos años antes había la Comedia famosa de Juan de Dios y Antón Martín, de Lope de Vega, publicada en 1618 aunque pudo haberse compuesto desde 160723.Además de la biografía de Castro, Lope recurrió a otras fuentes sobre la vida de Juan Ciudad que ya andaban impresas y en conocimiento del público24. Pero sean cuales fueran las fuentes, siguiendo criterios teatrales Lope eligió sólo algunos pasajes y prescindió de otros, a la vez que añadió nuevas ocurrencias y artificios de tramoya para dotar a la obra de la necesaria tensión escénica. La crisis de fe que lleva a Juan Ciudad a cambiar su vida se produce mientras ocupa un puesto de soldado sin relevancia ni gloria en la retaguardia durante el combate contra los franceses en Fuenterrabía, condenado a la horca por un robo que no ha cometido salva la vida in extremis gracias a la intervención del duque de Alba. Entonces, buscando que nuevo camino tomará en su vida oye una voz que le llama, se le aparece un niño perdido con ropas de peregrino y descalzo, Juan se apiada de él y lo toma en brazos como un nuevo san Cristóbal, agotado por la carga se detiene para beber en una fuente y entonces el niño le muestra una granada indicándole el camino que ha de tomar, “Granada será tu cruz”, y le cambia el nombre por el de Juan de Dios. En 1621 y sin duda para promover la causa de beatificación, fray Dionisio de Celi, prior del convento y hospital de Granada, publicó una Miraculosa vida y santas obras del beato Patriarca Juan de Dios queno añadía nada sustancialmente nuevo a la biografía de Castro pero que incorporaba una serie de leyendas piadosas y milagreras de indudable aceptación popular25. Entre estas se encontraba la 22 SANTOS, J. (OH), Chronología Hospitalariay resumen historial de la sagrada religión del glorioso patriarca San Juan de Dios… Segunda parte, Madrid 1716, pp. 48-51. 23 LOPE DE VEGA Y CARPIO, F., Décima parte de las comedias de Lope de Vega Carpio, familiar del Santo Oficio, sacadas de sus originales. Dirigidas por el mismo al excelentísimo señor Marqués de Santa Cruz, Capitán general de la escuadra de España. En Madrid 1618, por la viuda de Alonso Martín de Balboa, a costa de Miguel de Siles, mercader de libros., ff. 221v-248r. 24 MARTÍNEZ GIL, J. L. Luis (ed.), Proceso de beatificación de San Juan de Dios, BAC, Madrid 2006, pp. 397-410, 424, 431-432 y 597-598. 25 CELI, D. de (OH), Miraculosa vida y santas obras del beato Patriarca Juan de Dios Lusitano, fundador de la Sagrada Religión que cura enfermos. Compuesta por el maestro Francisco de Castro, aora nuevamente añadida y enmendada por un religioso de misma Orden, en Burgos en casa de Joseph de Mena en 1621, aunque seguramente la había terminado de componer ya en 1617, edición única de la que se conoce un solo ejemplar, conservado en la Biblioteca Nacional de Madrid, cf. DE LA TORRE GARCÍA, “San Juan de Dios: fuentes biográficas clásica. Las ocho ediciones de la biografía escrita por Mons. Antonio de Govea” en Archivo Hospitalario 2003 (I), pp. 117-134.

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aparición del Niño Jesús a Juan tal como aparecía en la comedia de Lope pero contextualizada en el relato de Castro por lo que la crisis vital y la aparición milagrosa tenían lugar a las afuera de Gibraltar siendo Juan Ciudad mercader de libros. Cuando comienza el proceso en 1622, que culminaría en 1630, las sesenta y tres preguntas que se hacen a los testigos están sacadas del relato de fray Dionisio, concretamente las preguntas 14ª y 15ª están referidas a lo ocurrido a Juan Ciudad en Gibraltar: su ocupación santa en Gibraltar con imágenes, y libros devotos y la aparición del niño Jesús para ponerle el nombre de Juan de Dios26. Difícilmente algún testigo podría confirmar convenientemente estos hechos, la mayoría dicen desconocerlos, otros que lo tienen por cierto por haberlo oído y los que dan alguna respuesta de más valor dicen que lo han leído en las diferentes vidas de Juan de Dios o que la conocieron por alguna representación teatral de la obra de Lope de Vega27. Curiosamente no se hicieron informaciones en Gibraltar, y solo se tomó declaraciones a tres conventuales hospitalarios con ocasión de hallarse en Jerez o en Cádiz y a un hermano presbítero en Valladolid que había profesado en Gibraltar, ninguno pudo decir más sobre la aparición “que lo ha leído en un libro que compuso el padre fray Dionisio de Celi” y en el testimonio indirecto de los vecinos de Gibraltar que alguno pudo aportar no se decía nada del asunto sino que “oyó decir estando en la ciudad de Gibraltar a muchas personas, así eclesiásticas como seglares, que el bendito padre Juan de Dios tuvo espíritu de profecía y declaró y dijo muchas cosas muy ocultas, pecados públicos que había que remediar. Y esto era muy notorio en la dicha ciudad”28. Es evidente que la vida de Juan de Dios, tanto la versión sobria y ajustada a la realidad de Castro como la milagrera de Celi, se conocían en Gibraltar durante los años 1622 y 1623. Una persona culta e interesada en la historia local como el jurado Hernández del Portillo, autor entre la primera y segunda década de aquel siglo de una Historia de Gibraltar manuscrita en la que prestaba gran atención a los asuntos de devoción, no podía ser ajeno a los detalles de la vida del santo relacionados con su ciudad29. Seguramente habló sobre ello 26

MARTÍNEZ GIL (ed.), Proceso de beatificación de San Juan de Dios, pp. 11-12. MARTÍNEZ GIL (ed.), Proceso de beatificación de San Juan de Dios, p. 703 28 MARTÍNEZ GIL (ed.), Proceso de beatificación de San Juan de Dios, pp. 1080-1085, 1215-1218 y 1300-1313. 29 BN Ms. 5579, FERNÁNDEZ DEL PORTILLO, A., Historia de la muy noble y más leal ciudad de Gibraltar. El manuscrito original se perdió, se trata de una copia de 1781 realizada por Ignacio LÓPEZ DE AYALA, que la usó como base para su Historia de Gibraltar de 1782. 27

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con los frailes del hospital. El caso es que en la Historia de Gibraltar aparece una nota marginal que hasta ahora no había llamado la atención a nadie. Don Alonso era entendido en las hierbas medicinales y fuentes salutíferas de los contornos de Gibraltar y sobre lo que había dicho de estas entre 1605 y 1610 añade probablemente en 1622, la época en que se habla y debate sobre el paso de Juan de Dios por Gibraltar, lo siguiente: “[…] Fuera de la ciudad, en el término, hay otras fuentes de excelente agua, como las que llaman Miraflores, que está muy cerca de Carteya y a dos leguas de Gibraltar, la cual mana mucho agua que hace digerir lo que se come con mucha brevedad y cura a los enfermos de mal de orina, de hidropesía, de estreñidos, de ventosidades, y es la fuente del milagro”30. Poco después de escribir esta nota murió don Alonso, quizá entre 1623 y 1625. Podría alegarse que Hernández del Portillo habla de milagro en sentido figurado, alabando las propiedades curativas del agua de la fuente contra las malas digestiones, pero no parece razón suficiente que añadiese una nota a lo escrito doce o diecisiete años antes, pensamos que el motivo del añadido se debe a una razón más poderosa y de actualidad la localización de la milagrosa aparición del Niño Jesús junto a una fuente cercana y, en este caso, en el Camino Real que por el río Guadarranque sube a Jimena y Gaucín. En 1624 aparece la Vida y muerte del bendito patriarcha Juan de Dios, del padre fray Antonio de Govea, que sigue de cerca la deCeli y hace uso de todo el material recopilado en el proceso de beatificación31. La obra de Govea alcanzó mucha más difusión que la de sus predecesores, llegando a tener ocho ediciones en español y dos en italiano en el siglo XVII32. De especial interés fue laque apareció en Madrid en 1659, ilustrada con una colección de grabados que Pedro de Villafranca y otros artistas que sirvieron para difundir la iconografía de más los pasajes más relevantes de san Juan de Dios, entre ellos el que muestra la aparición del Niño con la granada en la 30

BN, Mss 5579, fol. 8v. Según TORREMOCHA SILVA, A. (ed.), Historia de Gibraltar, de Alonso Hernández del Portillo, UNED, Algeciras 1994, pág. 22, las notas marginales al texto sería añadidas entre los años corresponden a los años 1615-1622. 31 GOVEA, A. de (OH), Vida y muerte del bendito patriarcha Juan de Dios. Fundador de la hospitalidad de los pobres enfermos. Al Exmo. Sr. Don Duarte, Marqués de Frechilla, D. F Antonio de Govea, obispo de Cirene, visitador apostólico en Persia, del Consejo de Su Magestad y su predicador por la Corona de Portugal, Madris, por Thomas Iunti impresor del rey, MDCXXIIII, ff. 21v-23v. 32 DE LA TORRE RODRÍGUEZ, a.c., Archivo Hospitalario 2003(1), pp.117-134; Madrid 1624, Madrid 1632, Cádiz 1647, Lima 1649, Lisboa 1658, Madrid 1659, Madrid 1669 y Madrid 1674. Sobre las ediciones italianas de Nápoles de 1634 y Roma de 1690 cf. GÓMEZ-MORENO, San Juan de Dios. Primicias históricas…, pp. 338.

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mano mientras Juan ciudad está arrodillado junto a una fuente y puede verse al fondo Gibraltar33. Al finalizar eltercer cuarto del siglo XVII seidentificóun nuevo lugar en Gibraltar para situar la aparición milagrosa, en este caso cerca del Muelle Nuevo y del baluarte de los Tres Reyes, junto a unos almacenes de la Armada donde se levantó una ermita llamada de Jesús de San Juan de Dios.Para su erección dio licencia el cabildo de regidores de la ciudad el 1 de diciembre de 1672 a fray Juan de San Bernardo “en el sitio que llaman la fuente del perro hacia la parte del muelle nuevo desta ciudad en (ilegible) del milagro que obró en dicho sitio Dios Nuestro Señor con el gloriosso (ilegible)San Juan de Dios apareciéndosele/ su Divina Majestad en forma de niño disiéndoleque Granada sería su cruz”34. Fray Juan de San Bernardo había administrador general de los hospitales de las armadas del rey antes de 1662 y provincial de Andalucía entre 1665 y 1668.35 Las obras de la ermita comenzaron en 1672 pero debieron de abandonarse entre 1676 y 1677 por falta de fondos así fue el clero parroquial quien las finalizó, consagrándose finalmente en 1680 y manteniéndose abierta y habitada por una santera todavía en 1687, no se celebraba regularmente.36 Poco después, a raíz de la canonización de san Juan de Dios en 1690, la devoción tomó un nuevo impulso en Gibraltar, trasladándose a pleno centro urbano en la ermita de la Veracruz en la Calle Real, donde tenía capilla y una inscripción que recordaba que en la portada de la ermita había trabajado Juan Ciudad hacia 153637. La toma de Gibraltar en agosto de 1704 supuso la salida de los hermanos de San Juan de Dios, aunque las autoridades militares y civiles británicas mantuvieron en uso el hospital38. Aunque la presencia hospitalaria desaparecía de 33 LARIOS LARIOS, J: M., San Juan de Dios. La imagen del santo de Granada, Editorial Comares, Granada 2006, pp. 135-148 y 226-231, con referencias al desarrollo iconográfico posterior del milagro; curiosamente Larios titula el grabado “Aparición del Niño Jesús en Gaucín”, título que no aparece en el grabado 34 AHDC, Sección Gibraltar, Autos Varios 2540-160 35 SANTOS (OH), ChronologíaHospitalaria II, pp. 211, 529-530 y 545 36 AHDC, Sección Gibraltar, autos varios 2540-160 37 PATRIMONIO NACIONAL, Real Biblioteca, Ms II/1550:Viages por las quatro partes del mundo, hechos i escritos desde 1671 hasta 1699 / por el Doctor Don Pedro Cubero Sebastián Presbítero: van descripciones generales de África i Europa, particulares de provincias i Ciudades i en especial un epítome histórico de Gibraltar, ff. 293v-294r. 38 BN, Ms 8293, f. 437v. DEWING, E.J (col. R.E); Notes on Some Antiquities and Curiosities of Gibraltar, Gibraltar 1910, p. 18.

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Gibraltar la literatura hagiográfica, las representaciones iconográficas y la devoción popular seguía manteniendo inalterada la tradición de la aparición en Gibraltar sin alteraciones hasta el primer tercio del siglo XIX39. Sin embargo, la exclaustración de 1836 provocó la práctica extinción de la congregación española de la Orden Hospitalaria, reducida los hospitales de Sevilla y Granada, y la devoción juandediana languideció considerablemente desde entonces. Entre 1867 y 1884 los prelados de la congregación de Italia impulsan la obra de restauración de la congregación española de la Orden Hospitalaria, la recuperación de sus archivos, la reapertura de las causas de beatificación y la nueva erección de conventos y hospitales que habían existido antes de la exclaustración. En 1890 los hermanos de San Juan de Dios vuelven a instalarse en Gibraltar, manteniendo un orfanato hasta que en 1940 fueron evacuados por las autoridades británicas40. Dentro de este programa de restauración, fue el provincial fray Juan Jesús Andradas quien impulsó de forma decisiva la revitalización de la devoción al milagro ocurrido a las afuera de Gibraltar. A finales de la segunda década del siglo se encargaba al imaginero José Navas Parejo una imagen del Niño para la basílica de San en Granada cuya iconografía correspondiera con la del pasaje de la aparición41. Aunque la Orden Hospitalaria encontró benefactores y devotos entre los católicos gibraltareños, la devoción no podía renacer en Gibraltar, pues a pesar de la libertad y tolerancia religiosa, las autoridades británicas no permitirían las manifestaciones de culto público propias de la religiosidad popular meridional. El padre Andradas buscó fuera de la colonia un lugar que pudiera identificarse con los relatos barrocos del milagro y lo encontró en el manantial de la Adelfilla en Gaucín, punto de unión las rutas que desde Gibraltar suben a la sierra por los ríos Guadarranque hasta Jimena o por el Guadiaro y último lugar desde cuyas alturas se divisan el Peñón y el Estrecho, tal como aparece en el grabado barroco de Pedro de Villafranca. La elección de Andradas no se debía solo a motivos de localización geográfica, en Gaucín existía una importante devoción al Niño Jesús que puede probarse documentadamente al menos para el último cuarto el siglo XVIII, concretamente hay constancia de que el 39 En 1715 SANTOS (OH), Chronología Hospitalaria I, pp. 158-162; en 1773 TRINCHEIRA, M., (CRM), Pasmosa vida, heroicas virtudes y singulares milagros del Abraham de la ley de gracia, patriarca y fundador de la sagrada religión hospitalaria el glorioso san Juan de Dios, en la oficina de María Martínez Dávila Madrid 1829, pp. 52-62, se trata de la 2ª edición, que trae de nuevo el grabado de Pedro de Villafranca. 40 BARTOLOMÉ BUESO, P., “Capítulo inédito de la historia gibraltarense”, en ABC, Madrid 23-03-1955. GÓMEZ BUENO, J (O H), Compendio de historia de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, Granada 1963, pp. 255-256. LÓPEZ ZARAGOZA, Gibraltar y su campo. Guía del forastero, Establecimiento tipo-litográfico J. Benítez, Cádiz 1899, pp. 23-24. 41 LARIOS LARIOS, San Juan de Dios. La imagen del santo de Granada, pp. 226- 231.

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4 de mayo de 1773 la ermita del castillo, levantada sobre una antigua mezquita, se había transformado en el santuario del Niño Dios, donde se daba culto a una imagen dieciochesca que fue maltratada y destruida durante la Guerra Civil42. El 8 de septiembre de 1922, fray Juan Jesús Andradas y varios religiosos hospitalarios, entre ellos el prior de Gibraltar fray Francisco López Atienza, participaron activamente en las fiestas que Gaucín celebró en honor al Santo Niño y al día siguienteprocedieron a la bendición de la fuente de la Adelfilla, denominada desde ese día de “San Juan de Dios”43. Para la ocasión se compuso un relato titulado Gaucín y la imagen del Niño Jesús legada por san Juan de Dios a esta villa que cubría el vacío de las narraciones barrocas respecto a la nueva localización y que vinculaba la secular devoción de Gaucín al Niño Jesús con la vida de san Juan de Dios fechando con precisión la milagrosa aparición el 7 de septiembre de 1536 en la Adelfilla y asegurando que en aquella ocasión el propio Niño pidió a Juan de Dios que colocase su imagen en la ermita del castillo, cosa que hizo de incógnito la madrugada del 8 de septiembre de 154044. En 1960 se construyó una ermita en la Adelfilla por iniciativa del padre Juan Grande Nebreda, capellán de la Basílica de San Juan de Dios de Granada, en colaboración con la junta de gobierno de la cofradía del Santo Niño de Gaucín. Hoy la devoción secular al Niño Jesús ligada y enriquecida a la devoción a San Juan de Dios desde el siglo pasado constituye una de las más sólidas señas de identidad de Gaucín y uno de los más queridos lugares de culto y devoción de la Orden Hospitalaria.

42

RAMÍREZ GONZÁLEZ, S., “La aparición del Niño Jesús a San Juan de Dios, fundamentos iconográficos de la Orden Hospitalaria. Aproximación al patrimonio artístico y avatares históricos de la ermita del Santo Niño de Gaucín”, Boletín de Arte, 23 (2002) 229-251. 43 BENAVIDES VÁZQUEZ, "La ermita del niño Jesús de Gaucín: Un proyecto difusor de la devoción a San Juan de Dios", en Las romerías como manifestación del sentir popular. Actas del VII Congreso de forlclore andaluz, Jaén 1998 pp.77-98. 44 RAMÍREZ GONZÁLEZ, a. c., Boletín de Arte, 23 (2002) 229-251.

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1. ORTEGA BRU, Éxodo de Gibraltar (detalle), c, 1950.

Aparición del Niño Jesús a san Juan de Dios Grabado de Pedro de Villafranca para la edición de 1659 de biografía del santo compuesta por Antonio de Govea (1624). Al fondo se aprecia Gibraltar.

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