12 Estado
REFORMA I Viernes 10 de Abril del 2009
CULTURA Bajo resguardo Las reliquias también se catalogan por niveles, y van de las osamentas hasta los objetos personales
Víctor Zubieta
ReliCaRio de San PedRo y San Pablo
San ConStanCio
d Es la osamenta completa del santo guerrero, a quien se le atribuyen milagros y además está investido de atributos militares
d Se trata de
fragmentos óseos de San Pedro y San Pablo; se cree que se trata de las falanges
Exhiben reliquias religiosas en recinto de Tepotzotlán
Atesoran restos divinos d Muestran vestigios
En el Museo Nacional del Virreinato ubicado de Tepotzotlán atribuidos a santos se resguardan algunos de estos tesoros que han dejado de perteneel fervor religioso cer a la Iglesia y ahora se exhiben tanto en exposiciones temporales de los siglos pasados como permanentes. En este sitio se hallan astillas de la Santa Cruz, la quijada de San Vanessa Gutiérrez Lúcido, el fémur de San Bonifacio e incluso la osamenta de San Constancio. TEPOTZOTLÁN.- Símbolos de lo “La veneración a las reliquias divino, las reliquias religiosas fue- de los santos es una práctica que ron durante mucho tiempo mo- se inició desde el año 312 después tivo de peregrinaje y veneración de Cristo, con la llamada Paz de por parte de los fieles católicos. Constantino que significó el fin de Aún en la actualidad, dichos las persecuciones de los cristianos objetos provocan admiy el reconocimiento de FO ración y respeto, pues FOtOgAlERíA los mártires. dan prueba de la existen“La palabra reliquia cia de los santos y evocan proviene del latín reliacontecimientos bíblicos como la quia-reliquiae, es decir restos; por construcción del Arca de Noé y la extensión se entiende como reCrucifixión de Cristo. liquias los “restos de los santos”,
ASÍ LO DIJO
La orden jesuita fue fiel seguidora de los mandatos del Concilio de Trento, que sugirió alabar a las reliquias y con ellas hacer oración a los santos” Gabriela Sánchez investigadora de Monumentos Históricos del INAH
que pueden ser cualquier parte del cuerpo como huesos u otro fragmento corporal, así como objetos que le pertenecieron y con los que tuvo contacto físico”, ex-
presó Gabriela Sánchez, investigadora de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del INAH. Las reliquias más importantes con las que cuenta el museo son las de San Pedro y San Pablo. Se trata de dos fragmentos óseos que se supone son las falanges de los santos, los cuales llegaron al País en 1578 junto con otras 213 piezas donadas por el Papa Gregorio 13. Por ser un ejemplo poco frecuente, llama la atención la osamenta de San Constancio, quien vivió en el siglo 5, perteneció a la iglesia de San Esteban en Ancona y realizó el milagro de convertir agua en aceite cuando un día faltó este material para encender los candelabros del templo. “San Constancio fue también un soldado, por eso viste una túnica, calzas, yelmo y una espada.
“Lo interesante es que además de la osamenta completa, el museo cuenta con una pintura virreinal que lo retrata, pero el pintor cambió el esqueleto por el cuerpo de un joven que viste como soldado”, explicó Sánchez. En este espacio también podemos encontrar dos estautotecas de los siglos 17 y 18 que contienen astillas de la Santa Cruz. También se muestran otras reliquias notables como la quijada de San Lúcido y el fémur de San Bonifacio. “A partir del siglo IV, se instauraron dos vías para obtener reliquias, una son las obtenidas en las catacumbas romanas y la otra vía es su hallazgo. “En la mayoría de los casos esto último ocurría de forma milagrosa y, por lo tanto, se trasladaban a una iglesia para ser veneradas”, indicó la investigadora.
Estado13
REFORMA I Viernes 10 de Abril del 2009
Fémur de San BoniFacio
aStillaS de la Santa cruz
Quijada de San lúcido
aStillaS de la Santa cruz
d Es un hueso entero, y ostenta un grabado
d La reliquia fue guardada en el siglo
d En un relicario de plata repujada, cincelada
d Esta muestra de la cucifixión fue enmarcada
con el nombre del santo al que perteneció; fue enmarcado en un relicario de plata
17 en un trabajo de plata, plata sobredorada y filigrana de oro
y burilada que data del siglo 18, se encuentran fragmentos óseos
en un relicario de plata repujada y cincelada en el siglo 18
Son reliquias testimonio de la labor evangelizadora
Víctor Zubieta
Vanessa Gutiérrez
d Autógrafo de San Francisco de Borga, del Siglo 16.
d Firma de San Ignacio Loyola, fundador de los jesuitas.
Además de las reliquias tradicionales, existe un tipo especial de ellas conocido como “reliquias de contacto”, que son los escritos autógrafos y los objetos personales de aquellos personajes cuya obra estuvo inspirada por la mano de Dios. En la muestra “Jesuitas: vida y expulsión de Tepotzotlán”, expuesta en el Museo Nacional del Virreinato, se pueden encontrar tres de estos ejemplos que remiten a miembros que formaron parte de la orden de los jesuitas. Una de ellas es el autógrafo del siglo 15, perteneciente a San Ignacio de Loyola, creador y fundador de la Compañía de Jesús. Su primera encomienda fue enseñar a los hombres adultos y a todos los niños los mandamientos de la Ley de Dios; para ello se sirvió de medios como la enseñanza formal a partir de seminarios y colegios. Otra firma que se puede encontrar en el museo es la de San Francisco de Borja, quien nació
en Valencia, España en 1510. Durante su vida ganó nombramientos importantes militares y nobiliarios, como el de tercer General de la Compañía de Jesús, cuarto Duque de Gandía y Marqués de Llombay, Grande de España y Virrey de Cataluña. Otra reliquia de contacto es
el hábito y las sandalias del padre Glandorff, misionero alemán quien nació en Osnabrück en 1687 y realizó gran parte de su labor evangelizadora en Tomóchic, Chihuahua, de 1722 a 1763. Algunos rasgos distinguieron a este monje y le granjearon la admiración de los pobladores loca-
les, pues tomó como costumbre retirarse a las cuevas de las montañas de Chihuahua para orar; asimismo, adoptó una forma de caminar a paso constante y rápido, por lo que los fieles decían que pasaba volando.
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