Exégesis de \"La Tempestad Calmada en el Mar\" según Mc

June 9, 2017 | Autor: D. Cutri | Categoría: Synoptic Gospels, Biblical Exegesis, Gospel of Mark
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Descripción

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Tempestad en el mar Pasos metodológicos 1 Preliminares 1.1 Texto provisorio en español 1.2 Texto griego (GNT / NTG) 1.3 Delimitación de la perícopa 2 Crítica textual 3 Análisis lingüístico y gramatical 4 Estructura (o forma) de la perícopa 4.1 Segmentación del texto 4.2 Segmentación y traducción literal del texto 4.3 Forma del texto 4.4 Esquema de la forma 5 La perícopa en la totalidad del Evangelio 6 Comparación sinóptica 6.1 Interpretación teológica de la comparación sinóptica 7 Crítica de las formas (crítica del género) 8 Crítica de la tradición 9 Crítica de la redacción 10 Crítica histórica Conclusión


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Desarrollo 1 Preliminares El presente trabajo consistirá en la exégesis del texto conocido como la tempestad calmada según el Evangelio de Marcos (4, 35-5, 1). 1.1 Texto provisorio en español (BJ3)1 35 Este día, al atardecer, les dice: "Pasemos a la otra orilla." 36 Despiden a la gente y le llevan en la barca, como estaba; e iban otras barcas con él. 37 En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca. 38 Él estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le dicen: "Maestro, ¿no te importa que perezcamos?" 39 Él, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: "¡Calla, enmudece!" El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza. 40 Y les dijo: "¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?" 41 Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: "Pues ¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?" 5:1 Y llegaron al otro lado del mar, a la región de los gerasenos. 1.2 Texto griego (GNT / NTG) 35 36

Kai. le,gei auvtoi/j evn evkei,nh| th/| h`me,ra| ovyi,aj genome,nhj\ die,lqwmen eivj to. pe,ranÅ

kai. avfe,ntej to.n o;clon paralamba,nousin auvto.n w`j h=n evn tw/| ploi,w|( kai. a;lla ploi/a h=n

metV auvtou/Å

37

kai. gi,netai lai/lay mega,lh avne,mou kai. ta. ku,mata evpe,ballen eivj to. ploi/on(

w[ste h;dh gemi,zesqai to. ploi/onÅ

38

kai. auvto.j h=n evn th/| pru,mnh| evpi. to. proskefa,laion

kaqeu,dwnÅ kai. evgei,rousin auvto.n kai. le,gousin auvtw/|\ dida,skale( ouv me,lei soi o[ti avpollu,meqaÈ

39

kai. diegerqei.j evpeti,mhsen tw/| avne,mw| kai. ei=pen th/| qala,ssh|\

siw,pa( pefi,mwsoÅ kai. evko,pasen o` a;nemoj kai. evge,neto galh,nh mega,lhÅ \ ti, deiloi, evsteÈ ou;pw e;cete pi,stinÈ

41

40

kai. ei=pen auvtoi/j

kai. evfobh,qhsan fo,bon me,gan kai. e;legon pro.j

avllh,louj\ ti,j a;ra ou-to,j evstin o[ti kai. o` a;nemoj kai. h` qa,lassa u`pakou,ei auvtw/|È

5:1

Kai.

h=lqon eivj to. pe,ran th/j qala,sshj eivj th.n cw,ran tw/n Gerashnw/nÅ 1.3 Delimitación de la perícopa Resulta primordial este paso metodológico porque, antes de realizar un análisis de texto alguno, debemos decidir sobre qué texto lo haremos; es decir, dónde comienza y dónde termina la perícopa (unidad con sentido) a analizar. Por eso llama la atención que cuando transcribimos el texto provisorio en español tomado de la Biblia de Jerusalén, ésta incluya un texto más breve bajo el título la tempestad calmada. Dicho de otro modo, quienes tradujeron y editaron dicha Biblia, en este mismo paso metodológico, decidieron que el texto terminaba en el v. 41; seguramente siguiendo el texto griego del GNT que también hace terminar la perícopa en dicho versículo bajo el título The Calming of a Storm. (Recordemos que el texto griego del NTG, si bien es el mismo, no divide perícopas ni, por supuesto, tampoco las titula).

1

Todas las Biblias y Nuevos Testamentos griegos con edición crítica utilizados en el presente trabajo serán citados con detalle en la bibliografía final.

!3 Analicemos la escena para fundamentar la elección de los límites de la perícopa. Los elementos que debemos tener en cuenta para la delimitación provienen de una metodología moderna llamada análisis narrativo2 ; y son: el tiempo, el lugar, los personajes, el tema y las marcas del autor. La escena se distingue claramente de la actividad anterior de Jesús: enseñanzas a orillas del mar de Galilea. Estas enseñanzas comienzan en 4, 1 “y otra vez se puso a enseñar a orillas del mar” e inmediatamente comienza la parábola del sembrador, el por qué habla Jesús en parábolas, la explicación de la parábola del sembrador, cómo recibir y transmitir la enseñanza de Jesús, la parábola de la semilla que crece por sí sola, la parábola del grano de mostaza y una conclusión de Marcos a todas las parábolas. Justamente esta última conclusión, de sólo dos versículos (vv. 33-34) claramente cierra las enseñanzas de Jesús en parábolas para comenzar un tema nuevo. De hecho, después de la primera parábola del sembrador con su explicación, el resto de las parábolas están jalonadas con la frase: Kai. e;legen\ Veamos la secuencia: 4, 13 4, 21 4, 26 4, 30

Kai. Kai. Kai. Kai.

le,gei auvtoi/j\ e;legen auvtoi/j\ e;legen\ e;legen\

Y les dice: Les decía también: También decía: Decía también:

Es recién en 4, 35 donde cambia el jalonamiento: Kai. le,gei auvtoi/j evn evkei,nh| th/| h`me,ra| ovyi,aj genome,nhj\ («Ese día, al atardecer, les dice:») Es claro entonces el cambio en el mismo texto, aunque no suficiente. Por eso debemos pasar a analizar los 5 elementos nombrados más arriba para delimitar la perícopa: • El tiempo. Sucede todo en un mismo día, sin precisar cual, de forma continua. Nuestro texto de La tempestad calmada también sucederá ese mismo día pero con una indicación más precisa: «al atardecer». Si bien es el mismo día, la mención del atardecer ya indica un cambio, el comienzo de una nueva jornada según el modo de contar los días de los judíos. • El lugar. Algo similar sucede con la locación, es en la misma orilla donde Jesús enseñó las parábolas antes mencionadas, pero también aquí, el autor nos hace una indicación de cambio: «pasemos a la otra orilla». • Los personajes. Los personajes son los mismos: Jesús y sus discípulos (4, 10 «los que le seguían con los Doce»). Se agregará al relato un protagonista –podríamos preguntarnos si también lo clasificaríamos como personaje por no ser una persona, pero ésto lo analizaremos más adelante– que será la tempestad. • El tema. Es evidentemente otro. Ya no enseñanzas sino un milagro de Jesús. • Las marcas del autor. Es aquí donde discrepamos con la segmentación de la perícopa según la BJ3 y GNT. El autor repite una palabra clave del relato en el comienzo (4,35) y en el final que nosotros proponemos (5,1). Para mostrar esto es imprescindible recurrir al texto griego, ya que las traducciones, incluso por razones estilísticas podrían traducir la 2

Para una visión general de este aspecto teórico cfr. D. MARGUERAT; Y. BOURQUIN, Cómo leer los relatos bíblicos. Iniciación al análisis narrativo, Santander, Sal Terrae, 2001, 51-66

!4 misma palabra con diferentes sinónimos para evitar una aliteración, cuando justamente ese es nuestro argumento por el cual el autor muestra claramente una inclusión. 4,35 Kai. le,gei auvtoi/j evn evkei,nh| th/| h`me,ra| ovyi,aj genome,nhj\ die,lqwmen eivj to. pe,ranÅ Este día, al atardecer, les dice: Pasemos a la otra orilla. 5,1 Kai. h=lqon eivj to. pe,ran th/j qala,sshj eivj th.n cw,ran tw/n Gerashnw/nÅ Y llegaron al otro lado del mar (= otra orilla), a la región de los gerasenos Así se cierra la perícopa, ya que en 5,2 cambia el tema y los personajes serán Jesús y el hombre endemoniado: «Apenas saltó de la barca, vino a su encuentro, de entre los sepulcros, un hombre con espíritu inmundo…»

2 Crítica textual Una vez fijados los límites de la perícopa, procederemos a fijar el texto mediante la crítica textual de los manuscritos antiguos. La tempestad calmada no presenta variantes textuales de significación; ateniéndonos a los aparatos críticos del GNT y del NTG. Pasemos a analizar las variantes: 2.1 Variantes según Aland (GNT) Aland nos presenta dos variantes: en 4, 40 y en 5,1 kai. ei=pen auvtoi/j\ ti, deiloi, evsteÈ ou;pw e;cete pi,stinÈ (trad. propia) Y dijo a ellos: "¿Por qué tienen miedo? ¿No tienen fe?" 4,40

Esta lectura -deiloi, evsteÈ ou;pw- elegida por la versión de Aland está apoyada por a B D L Δ œ 565 700 892* 1342 2427 ita, aur, b, c, d, ff2, i, l vg copsa, bo (eth) Agustine. Y la categoría del comité para dicha elección es {A}, lo cual es evidente ya que tres de los unciales son de gran importancia: el Sinaítico (siglo IV), el Vaticano (siglo IV), el Bezae Cantabrigiensis (siglo V). Además de muchas versiones de la Vetus Latina (a=siglo IV; b=siglo V; d=siglo V; ff2=siglo V; i=siglo V), Vulgata (siglos IV y V), Copta sahídica y boháirica (desde el siglo III), parte de la Etiópica (Desde el siglo VI) y san Agustín (siglo V). Las variantes que menciona Aland son: a) deiloi, evste ou[twj* apoya esta lectura variante solamente W, el códice Washingtoniano, muy antiguo: del siglo IV / V. También las versiones latinas ite, q aunque omiten ou[twj b) ou[twj deiloi, evste* ou;pw apoyan esta lectura variante el ∏45vid (muy antiguo, del siglo III) f1 f13 (el códice minúsculo 28 omite evste) 205 (892c coloca ou[twj después de evste) y las versiones arm (Armenia del siglo V) y geo1 (georgiana del siglo V). c) deiloi, evste ou[twj* πῶς οὐκ apoyan esta lectura variante A C (códices unciales Alejandrino y Ephraemi Rescriptus, ambos del siglo V) 0167 (uncial del Monte Atos del siglo VII); los códices minúsculos: 33 157 180

!5 597 1006 1071 1241 1243 1505; Byz [E F G H Σ] (la gran mayoría de los testimonios Bizantinos) Lect (la mayoría de los leccionarios de la Iglesia Griega) (itf) (manuscrito de la Vetus Latina del siglo VI) syr(p), h (algunas versiones siríacas peshitas del siglo V y las harclense del siglo VII) slav (la versión eslava del siglo IX) Basil (san Basilio el grande del siglo IV) d) δειλοί ἐστε, ὀλιγόπιστοι; οὔπω apoyan esta lectura 579 del siglo XIII (1424 cambia οὕτως por οὔπω) del siglo IX / X. Metzger, en su libro donde explica las decisiones del comité sobre las variantes más importantes de la edición crítica de Aland3, dice sobre la variante ... πῶς οὐκ (A C K Π 33 al) que probablemente surgió del deseo de suavizar de alguna manera el reproche que Jesús dirige a los discípulos, ya que πῶς es una partícula interrogativa que se puede traducir por: ¿cómo? ¿cómo es que...? ¿por qué? 5,1 Kai«

h™lqon ei˙ß to\ pe÷ran thvß qala¿sshß ei˙ß th\n cw¿ran tw◊n Gerashnw◊n. Y llegaron al otro lado del mar (= otra orilla), a la región de los gerasenos

Esta lectura -Gerashnw◊n- elegida por la versión de Aland está apoyada por a* B D 2427 itaur, b, c, d, e, f, ff2, i, l, q, r1 vg copsa mssacc. to Origen; Juvencus. Y la categoría que otorga el comité a dicha elección es {C}, lo cual indica que tuvieron alguna dificultad para decidir cuál variante colocar. Nuevamente están tres de los unciales más importantes: el Sinaítico (siglo IV), el Vaticano (siglo IV) y el Bezae Cantabrigiensis (siglo V). También el códice minúsculo 2427, aunque es muy tardío (del siglo XIV probablemente). Muchas versiones de la Vetus Latina también apoyan dicha lectura: (aur=siglo VII; b=siglo V; c=siglo XII / XIII; d=siglo V; e=siglo V; f=siglo VI; ff2=siglo V; i=siglo V; l=siglo VIII; q=siglo VI / VII y r1=siglo VII), Vulgata (siglos IV y V), Copta sahídica (desde el siglo III), Algunos manuscritos según los cita Orígenes (siglo III) y el padre latino Jucenco (del siglo IV). Las variantes que menciona Aland son: a) Γεδασηνῶν apoyan esta lectura A C f13 157 180 597 1006 1010 1243 1342 1505 Byz [E F G H Σ] l 68 l 76 l 292 l514 l 673 l 813 l 1223 l 1552 l AD syrp, h Diatessaronsyr mssacc. to Origen b) Γεδασηνῶν apoyan esta lectura a2 L Δ Θ f1 28 33 205 565 579 700 892 1071 1241 1424 Lect syrs copbo arm eth geo slav Diatessaronarm Origen Hesychius c) Γεργυστήνων apoyan esta lectura W syrhmg (Epiphanius Γεργεσθᾶν) Metzger4 explica la opción elegida notando que, de entre las varias lecturas variantes, la mayoría del Comité se pronunció a favor de Gerashnw◊n con base en: • la superioridad de la evidencia externa (representantes tempranos de textos tanto alejandrinos como occidentales), y en

3 4

B. METZGER, Un comentario textual al Nuevo Testamento Griego. Stuttgart, Deutcshe Bibelgesellschaft, 2006, 72 Ibid., 73

!6 • la probabilidad de que Gedarhnw◊n sea una asimilación de copia con el texto predominante de Mateo 8, 28, y que Gergeshnw◊n sea una corrección, tal vez originalmente propuesta por Orígenes5 . La lectura de W (Γεργυστήνων) refleja la idiosincracia de algún copista. Por su parte, Mateos-Camacho6 , explica que las variantes pueden proceder de que el territorio de Gerasa no confinaba con el lago/mar. Sin embargo, Gerasa, ciudad importante, podría ser una denominación de la entera Decápolis. 2.2 Variantes según Nestle-Aland (NTG) Nestle-Aland nos presenta 5 variantes: en 4, 36. 38. 40. 41 y en 5,1. Ya que hay dos variantes que se repiten en ambas ediciones críticas, sólo analizaremos las tres restantes variantes que agrega Netle-Aland. 4, 36 kai« aÓfe÷nteß to\n o¡clon paralamba¿nousin aujto\n wJß h™n e˙n twˆ◊ ploi÷wˆ, kai« a‡lla ploi√a h™n metΔ aujtouv. (trad. propia) y despidiendo a la multitud lo llevan como estaba en la barca, y otras barcas había con él Las variantes que menciona Netle-Aland son: a) variantes sobre aÓfe÷nteß to\n o¡clon : ¡afiousin ton oclon kai Los siguientes testigos: ∏45vid D W œ Ï13 28. 565. 700. 2542 pc it » y: afenteß auton el testigo A | b) variantes sobre a‡lla ploi√a h™n metΔ aujtou : ¡`alla de ploia (-aria L pm; + polla D 33) hn (hsan D) met autou A C2 D L Ï13 33  syh » ama polloi hsan met autou W e » ta alla ta onta ploia met autou œ (Ï1 28, 700). 565 » Testigos que apoyan la lectura elegida: txt (å: hsan) B C° (∂) 579. 892. 2427 pc vg | 4, 38 kai« aujto\ß h™n e˙n thØv pru/mnhØ e˙pi« to\ proskefa¿laion kaqeu/dwn. kai« e˙gei÷rousin aujto\n kai« le÷gousin aujtwˆ◊: dida¿skale, ouj me÷lei soi o¢ti aÓpollu/meqa; (trad. propia) Él estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal; y lo despiertan y le dicen: «Maestro ¿no te importa que perezcamos?» Las variantes que menciona Netle-Aland son: a) variantes sobre aujto\ß h™n : ¢ A D W œ Ï1.13 33  syh » 5 6

Ibid., 18-19 J. MATEOS; F. CAMACHO, El Evangelio de Marcos. Análisis Lingüístico y comentario exegético, I, Córdoba, El Almendro, 1993, 412

!7 Esta variante indica que los testigos citados cambian el orden de la palabras. Por su parte los testigos que apoyan la opción elegida son: txt å B C L ∂ 579. 892. 2427. Ú 2211 pc | b) variantes sobre kai« e˙gei÷rousin aujto\n kai« le÷gousin aujtw : ™ diegeiranteß (eg- Ï13) et ∞ D W œ Ï13 28. 565. 700 pc it » diegeirousin A B1 C2 L 0167vid Ï1 33  » Esta variante señala que los testigos citados reemplazan e˙gei÷rousin por las dos variantes mencionadas y, en el caso de la primera, los testigos que siguen al signo ∞ omiten la partícula kai« Testigos que apoyan la lectura elegida: txt å B° C° ∂ 2427 al | La variante sobre 4, 40 ya la hemos analizado con el aparato crítico de Aland (GNT). 4, 41 ti÷ß a‡ra ou∞to/ß e˙stin o¢ti kai« oJ a‡nemoß kai« hJ qa¿lassa uJpakou/ei aujtwˆ◊; (trad. propia) ¿Quién entonces es éste que tanto el viento como el mar le obedecen? Las variantes que menciona Netle-Aland son: a) variantes sobre uJpakou/ei aujtwˆ◊ : ¡ 2 1 å° C ∂ Ï1.13 28. 2542 pc » Los testigos citados invierten el orden de las palabras (aujtwˆ◊ uJpakou/ei) upakouousin D ff2 i q » upakouousin autw A W œ 33  lat » Los testigos citados reemplazan uJpakou/ei aujtwˆ◊ por las variantes citadas. Testigos que apoyan la lectura elegida: txt å2 B L 892. 2427 | La variante sobre Gerashnw◊n en 5, 1 ya la hemos analizado con el aparato crítico de Aland (GNT). Pero existe otra variante en el mismo versículo que Aland no analiza y Nestle-Aland sí y que consideraremos a continuación. 5,1 Kai« h™lqon ei˙ß to\ pe÷ran thvß qala¿sshß ei˙ß th\n cw¿ran tw◊n Gerashnw◊n La variante que menciona Nestle-Aland es sobre una variación en la conjugación del verbo h™lqon por hlqen. Y apoyan esta variante en singular: ™ hlqen åc vid C L ∂ œ Ï13 28. 579. 700. 892. 1241. 2542 al q sy bo; Epiph | Es curioso que Mateos-Camacho elija esta variante como texto más original y, a partir de esta opción, haga su traducción y comentario. Veamos su justificación: “llegó, gr. elthen, es la lectio difficilior (en lugar de elthon) que se encuentra bien atestiguada. Ambas lecturas son probables; en favor del singular está el hecho de que sólo la figura de Jesús aparece a

!8 continuación (5, 2: «apenas bajó [sing.] de la barca» y en 5, 21 sólo Jesús vuelve a la orilla occidental del lago. Los discípulos, incapacitados para la misión, desaparecen de la escena”7 .

3 Análisis lingüístico y gramatical Analizaremos ahora morfológicamente las palabras. Prescindiremos de los artículos y preposiciones que constantemente se repiten, así como los términos que igualmente lo hacen, salvo que sean esenciales para la posterior traducción. Mc 4, 35

Kai« le÷gei aujtoi√ß e˙n e˙kei÷nhØ hJme÷raˆ ojyi÷aß genome÷nhß die÷lqwmen ei˙ß pe÷ran

kai÷ le÷gw aujto/ß e˙n e˙kei√noß (e˙kei√) hJme÷ra ojyi÷a (ojye÷) gi÷nomai die÷rcomai (dia¿, e¶rcomai) ei˙ß pe÷ran

Conj coordinante (copulativa) Verb 3s. presente indicativo Pron (personal) 3m.p. dativo Prep (+dativo) Pron (demostrativo) f.s. dativo Sust f.s. dativo Sust f.s. genitivo Verb 2 aoristo medio participio f.s. genitivo Verb 1p. aoristo subjuntivo

y decir ellos en aquel día noche llegar pasar a través, atravesar

Prep (+acusativo) Adv (de lugar)

a, hacia orilla

Mc 4, 36

aÓfe÷nteß aÓfi÷hmi (aÓpo/, iºhmi) Verb aoristo participio m.p. nominativo o¡clon o¡cloß Sust m.s. acusativo paralamba¿nousin Verb 3p. presente indicativo paralamba¿nw (para¿, lamba¿nw) wJß wJß Conj subor h™n ei˙mi÷ Verb 3s. imperfecto indicativo ploi÷wˆ ploi√on (ple÷w) Sust n.s. dativo a‡lla a‡lloß Adj (demostrativo) n.p. nominativo metΔ meta¿ Prep (+genitivo)

dejar, abandonar multitud, muchedumbre llevar como, tal como ser, estar bote, nave otro con

Mc 4, 37

lai√lay mega¿lh aÓne÷mou ku/mata e˙pe÷ballen

lai√lay me÷gaß a‡nemoß kuvma (ku/w) e˙piba¿llw (e˙pi÷, ba¿llw) w‚ste w‚ste (wJß, te÷) h¡dh h¡dh gemi÷zesqai gemi÷zw (ge÷mw)

Sust f.s. nominativo Adj f.s. nominativo Sust m.s. genitivo Sust n.p. nominativo Verb 3s. imperfecto indicativo

tormenta, ventisca grande, inmensa viento ola echar, golpear

Conj subordinada (resultativa) Adv (temporal) Verb presente medio o pasivo infinitivo

que, de tal modo que ahora, ya llenar

Mc 4, 38

pru/mnhØ pru/mna Sust f.s. dativo e˙pi« e˙pi÷ Prep (+acusativo) proskefa¿laion Sust n.s. acusativo proskefa¿laion (pro/ß, kefalh/) kaqeu/dwn kaqeu/dw Verb presente participio m.s. nominativo (kata¿, eu¢dw) e˙gei÷rousin e˙gei÷rw Verb 3p. presente indicativo dida¿skale dida¿skaloß Sust m.s. vocativo ouj ouj Partícula (de negación) me÷lei me÷lei (me÷lw) Verb 3s. presente indicativo o¢ti o¢ti (o¢ß, ti÷ß) Conj subordinada aÓpollu/meqa Verb 1p. presente medio indicativo aÓpo/llumi (aÓpo/, o¡llumi) 7

Ibid., 412

popa sobre cojín, almohada dormir levantar, despertar maestro no importar que destruir, perder, perecer

!9 Mc 4, 39

diegerqei«ß diegei÷rw (dia¿, e˙gei÷rw) e˙peti÷mhsen e˙pitima¿w (e˙pi÷, timh/) qala¿sshØ qa¿lassa (a‚laß) siw¿pa siwpa¿w (siwph/) pefi÷mwso fimo/w (fimo/ß) e˙ko/pasen kopa¿zw (ko/ptw) galh/nh galh/nh

Verb aoristo pasivo participio m.s. nominativo

levantar, despertar

Verb 3s. aoristo indicativo

reprender, ordenar

Sust f.s. dativo Verb 2s. presente activo imperativo Verb 2s. perfecto medio o pasivo imperativo Verb 3s. aoristo activo indicativo Sust f.s. nominativo

mar, lago guardar silencio hacer callar cesar, calmar calma

Verb 3s. 2 aoristo indicativo Pron (interrogativo) n.s. acusativo Adj m.p. nominativo Verb 2p. presente indicativo Adv (temporal) Verb 2p. presente indicativo Sust f.s. acusativo

decir quién? qué? por qué? cobardía, miedo ser, estar aún no tener fe, creencia, confianza

Verb 3p. aoristo pasivo indicativo Sust m.s. acusativo Verb 3p. imperfecto indicativo Prep (+acusativo) Pron (recíproco) m.p. acusativo Conj coordinada (ilativa) Pron (demostrativo) m.s. nominativo Verb 3s. presente indicativo Verb 3s. presente indicativo

temer, tener miedo temor, miedo; reverencia decir a, para, a fin de uno otro, recíprocamente luego, entonces este, él, ello ser, estar obedecer, escuchar

Verb 3p. 2 aoristo indicativo Sust f.s. acusativo Adj m.p. genitivo (propio)

llegar, ir lugar, tierra, país Geraseno

Mc 4, 40

ei•pen ti÷ deiloi÷ e˙ste ou¡pw e¶cete pi÷stin

le÷gw ti÷ß deilo/ß (de÷oß) ei˙mi÷ ou¡pw (ouj, pw) e¶cw pi÷stiß (pei÷qw)

Mark 4:41

e˙fobh/qhsan fobe÷w (fo/boß) fo/bon fo/boß e¶legon le÷gw pro\ß pro/ß aÓllh/louß aÓllh/lwn (a‡lloß) a‡ra a‡ra ou∞to/ß ou∞toß e˙stin ei˙mi÷ uJpakou/ei uJpakou/w (uJpo/, aÓkou/w) Mark 5:1

h™lqon e¶rcomai cw¿ran cw¿ra (cwre÷w) Gerashnw◊n Gerashno/ß

4 Estructura (o forma) de la perícopa 4.1 Segmentación del texto Segmentar un texto consiste en reducirlo a sus mínimas unidades proposicionales. Es reescribir el texto dejando un verbo principal en cada línea. Esto ayuda a resaltar el ritmo y posteriormente descubrir la forma (estructura) del texto. 35

Kai« le÷gei aujtoi√ß e˙n e˙kei÷nhØ thØv hJme÷raˆ ojyi÷aß genome÷nhß: die÷lqwmen ei˙ß to\ pe÷ran.

36

kai« aÓfe÷nteß to\n o¡clon paralamba¿nousin aujto\n wJß h™n e˙n twˆ◊ ploi÷wˆ,

37

kai« a‡lla ploi√a h™n metΔ aujtouv. kai« gi÷netai lai√lay mega¿lh aÓne÷mou kai« ta» ku/mata e˙pe÷ballen ei˙ß to\ ploi√on, w‚ste h¡dh gemi÷zesqai to\ ploi√on.

38

kai« aujto\ß h™n e˙n thØv pru/mnhØ e˙pi« to\ proskefa¿laion kaqeu/dwn. kai« e˙gei÷rousin aujto\n

!10 kai« le÷gousin aujtwˆ◊: 39

dida¿skale, ouj me÷lei soi o¢ti aÓpollu/meqa; kai« diegerqei«ß e˙peti÷mhsen twˆ◊ aÓne÷mwˆ kai« ei•pen thØv qala¿sshØ: siw¿pa, pefi÷mwso. kai« e˙ko/pasen oJ a‡nemoß

40

kai« e˙ge÷neto galh/nh mega¿lh. kai« ei•pen aujtoi√ß: ti÷ deiloi÷ e˙ste; ou¡pw e¶cete pi÷stin;

41

kai« e˙fobh/qhsan fo/bon me÷gan kai« e¶legon pro\ß aÓllh/louß: ti÷ß a‡ra ou∞to/ß e˙stin o¢ti kai« oJ a‡nemoß kai« hJ qa¿lassa uJpakou/ei aujtwˆ◊;

5,1

Kai« h™lqon ei˙ß to\ pe÷ran thvß qala¿sshß ei˙ß th\n cw¿ran tw◊n Gerashnw◊n.

4.2 Segmentación y traducción literal del texto 35 36

37

38

39

40

41

5,1

Y dijo a ellos en ese día la noche llegando crucemos hacia la otra orilla y dejando a la multitud tomándolo a él así como estaba en la barca y otras barcas había con él. y se generó una tormenta grande de viento y las olas se lanzaban sobre la barca así que ya es llenada la barca. Y él estaba en la popa sobre un cojín durmiendo y lo levantan a él y dicen a él: Maestro, ¿no te importa que seamos destruidos? Y habiendo sido despertado increpó al viento y dijo al mar: Cállate, estáte mudo y paró el viento y sucedió una calma grande. Y dijo a ellos: ¿Por qué cobardes son? ¿Aún no tienen fe? Y quedaron atemorizados de un miedo grande y decían unos a otros: ¿Quién entonces éste es que tanto el viento y el mar lo obedecen a él? Y llegaron a la orilla del mar a la tierra de los Gerasenos.

!11 4.3 Forma del texto

!12 4.4 Esquema de la forma Proponemos para este paso una traducción menos literal y más dinámica. Orden de salida

35. Aquel día, caída la tarde, les dijo: crucemos hacia la otra orilla

a

R e a c c i ó n d e l o s 36. y dejando a la multitud lo llevaron así como estaba en discípulos y salida la barca. Y había otras barcas con él.

b

Tempestad

A

37. y se generó una gran tormenta de viento y las olas se lanzaban sobre la barca de tal forma que ya se llenaba la barca. 38. Él estaba en la popa, durmiendo sobre un cojín.

c

Lo despiertan y le dicen: Maestro, ¿no te importa que seamos destruidos? 39. Y él, habiéndose despertado increpó al viento y dijo al mar: ¡Cállate, estáte mudo! El viento paró y sobrevino una gran calma. 40. Él les dijo: ¿Por qué son cobardes? ¿Aún no tienen fe?



Reacción y 41. Se llenaron de un gran temor y se decían unos a otros: comentario de los ¿Entonces quién es éste que hasta el viento y el mar le discípulos obedecen?



Llegada a la región 5,1. Y llegaron a la orilla del mar, a la tierra de los de los Gerasenos Gerasenos.



Acción y reproche de los discípulos a Jesús Acción y reproche de Jesús a los discípulos



Desde el punto de vista de la temática y los actores narrativos, es visible a primera vista la estructura concéntrica de nuestra perícopa siendo el centro la tempestad misma (no es casual que se la suela intitular la tempestad calmada) y las acciones y reproches mutuos entre Jesús y sus discípulos (c y c´). Existen un adjetivo que se repite tres veces en puntos claves (marcados en color rojo) que vienen a estructurar la perícopa narrativamente. Dicho adjetivo -µέγας- califica las palabras que constituyen el hilo de la trama narrativa8 : 4, 37 se generó una gran tormenta (λαῖλαψ µεγάλη) 4, 39 sobrevino una gran calma (γαλήνη µεγάλη) 4, 41 se llenaron de un gran temor (φόβον µέγαν) Se podría entonces dividir nuestra perícopa en 3 partes: una introducción que fija el contexto, la descripción de la tormenta con el triunfo de Jesús sobre ella, y por último, la conversación entres Jesús y sus discípulos que interpreta el acontecimiento.

5 La perícopa en la totalidad del Evangelio La perícopa constituye el centro de la sección. Enlaza con el tríptico anterior (4, 1-34), donde se describía la enseñanza de Jesús a la multitud, por la datación de «aquel día» (4, 35a), por 8

Cfr. J. MARCUS, El evangelio según Marcos, Salamanca, Sígueme, 2010, 383-384

!13 la alusión a la multitud (4, 36) y por el apelativo «maestro» (4, 38), que alude a la enseñanza anterior. En las parábolas del Reino Jesús ha expuesto la extensión de dicho Reino a toda la humanidad (4, 26-32); por lo que el paso a la tierra pagana no es más que la puesta en práctica de su programa universalista. Al mismo tiempo la travesía prepara el episodio siguiente, que se desarrolla en la región de Gerasa, y expone el obstáculo para la misión. Los discípulos, que, imbuidos de los ideales del judaísmo, sostienen la superioridad de Israel, pretenden monopolizar la misión entre los paganos, excluyendo de ella a los otros seguidores de Jesús, lo que provoca el violento rechazo por parte de los paganos. La perícopa muestra así el fracaso de la misión por no estar los discípulos identificados con Jesús. Veámoslo más claro haciendo un esquema general del Evangelio según Marcos. Sección introductoria (1,2-13) 1,1 Título. Tríptico: 1,2-5 Juan, el mensajero prometido. 1,6-8 Juan, el precursor. 1,9-13 Bautismo de Jesús. Primer período (1,14-8,26) 1,14-15 Perícopa-bisagra: Proclamación en Galilea. 1,16-3,12 Primera sección: 1,16-38 Llamada de Israel y actividad en Cafarnaúm. 1,39-45 Perícopa central: El leproso. 2,1-3,7a Salvación universal. La comunidad nueva. 3,7b-12 Colofón: Masas judías y paganas acuden a Jesús. 3,13-19 Perícopa-bisagra: Convocación de los Doce. 3,20-6,6 Segunda sección: 3,20-4,34 Oposición a Jesús y enseñanza. 4,35-5,1 Perícopa central: La tempestad calmada. 5,2-6,1a Salvación para los paganos y para Israel. 6,1b-6 Colofón: Jesús en su patria. Rechazo en la sinagoga. 6,7-32 Políptico-bisagra: Envío de los Doce y muerte de Juan Bautista. 6,31-8,26 Tercera sección: 6,31-56 El pan a los judíos. Travesía. Curaciones. 7,1-23 Perícopa central: Lo que profana al hombre. 7,24-8,26 El pan a los paganos. Travesía. Curación del ciego. 8,27-30 Perícopa-bisagra: La declaración mesiánica. Segundo período (8,31-13,27) 8,31-9,29 Cuarta sección: 8,31-33 Anuncio de la Pasión y Resurrección. Oposición de Pedro. Tríptico: 8,34-9,1 La suerte de Jesús es la de todo discípulo.

!14 9,2-13 La transfiguración. Incomprensión de los discípulos. 9,14-29 Fracaso de la misión de los discípulos. 9,30-19,31 Quinta sección: 9,30-33a Segundo anuncio de la Muerte y Resurrección. Resistencia de los discípulos. Tríptico: 9,33b-37 En la casa. Los Doce y el niño. Ambición y verdadero seguimiento. 9,38-40 Los Doce y el exorcista. 9,41-48 El escándalo a los pequeños. Renuncias necesarias. 9,49-50 Colofón: Autodisciplina y unión. 10, 1-12 Perícopa central: La obstinación, pecado fariseo, del pueblo y de los discípulos. Tríptico: 10,13-16 Los discípulos se oponen al acceso de los niños. 10,17-22 El rico observante no acepta la incitación de entrar en el Reino. 10,23-30 Los discípulos no comprenden la condición puesta por Jesús. 10,31 Colofón: Hacerse último para ser primero. 10,32-11,11 Sexta sección: 10,32-34 Perícopa inicial: Anuncio de la Pasión y Resurrección. Tríptico: 10,35-41 Ambición de los discípulos hijos del Zebedeo. 10,42-46a Jesús advierte sobre la ambición de poder. 10,46b-52 Curación del ciego. 11,1-11 Perícopa final: Entrada a Jerusalén. 11,12-12,44 Séptima sección: Tríptico introductorio: 11,12-14 Maldición de la higuera estéril. 11,15-19 Denuncia del templo. 11,20-27a La higuera seca. Tríptico de las autoridades: 11,27b-33 La autoridad de Jesús. 12,1-12 Parábola de los viñadores. 12,13-17 El tributo al César. 12,18-27 Perícopa central: El pecado saduceo. Tríptico de los letrados: 12,28-34 El mandamiento principal. 12,35-37 La doctrina sobre el Mesías. 12,38-40 La conducta de los letrados.

!15 12,41-44 Perícopa final: La donación de la viuda. 13,1-37 Octava sección: Tríptico: 13,1-2 Anuncio de la destrucción del templo. 13,3-4 Pregunta de los discípulos. 13,5-37 Respuesta de Jesús. Tercer período (14,1-16,8) Tríptico introductorio: 14,1-2 Propósito de los dirigentes de arrestar a Jesús. 14,3-9 La unción en Betania. 14,10-11 Judas se ofrece a entregar a Jesús. Primer relato (clave teológica) Tríptico: 14,12-16 Preparación de la cena. 14,17-21 Caída la tarde. La cena. Anuncio de la traición. 14,22-26 La Eucaristía. Segundo relato (exposición narrativa) Tríptico inicial: 14,12-16 Anuncio de la huida de los discípulos. 14,32-42 En Getsemaní. Oración de Jesús. Sueño de los discípulos. 14,43-50 Arresto de Jesús. Huida de los discípulos. 14,51-52 Colofón: El joven que se escapa. Primera sección: 14,53 Jesús ante el sumo sacerdote y el Consejo. 14,54 Espera de Pedro. 14,55-64 Juicio y condena a muerte. 14,65 La burla. 14,66-72 Pedro niega a Jesús. Segunda sección: 15,1 Jesús es llevado ante Pilato. 15,2-5 El interrogatorio. 15,6-15 La sentencia a muerte. 15,16-20 La burla de los soldados. 15, 21 El Cirineo lleva la cruz. Tercera sección: 15,22-32 Crucifixión, hora tercia (media mañana). Burlas y ultrajes.

!16 15,33 Hora sexta (mediodía). Las tinieblas. 15,34-41 Hora nona (media tarde). Muerte de Jesús. 15,42-47 Caída la tarde. Sepultura. Epílogo: 16,1-8 Visita al sepulcro, anuncio de la resurrección y encargo para los discípulos. Algunas aclaraciones son ahora necesarias antes de continuar al siguiente punto en nuestro análisis. Hemos indicado en la estructura algunas perícopas con nombres especiales: tríptico, políptico, unidad bisagra. Dichos términos pertenecen al método de análisis estructural y resulta conveniente definirlos brevemente ya que en el Evangelio de Marcos son recursos estructurantes que aparecen todo el tiempo. El tríptico es un recurso que consiste en tres perícopas que están unificadas por vínculos formales y, desde su contenido, la primera y la tercera tienen una temática común, mientras que la central -segunda- puede presentar un tema diverso. Si el tema de la perícopa central del tríptico tiene relación inmediata con las otras dos se denomina tríptico monotemático; si la relación es mediata se denomina tríptico politemático. El políptico se compone de cinco perícopas y es politemático. Una perícopa-bisagra tiene como característica su función de cerrar inclusiones o clausurar temáticas abiertas en textos anteriores y, al mismo tiempo, abrir otras que han de cerrarse o clausurarse en la perícopa-bisagra que sigue. Efectúan un cambio o producen un avance en la temática dejando atrás una etapa para comenzar otra.

!17

6 Comparación sinóptica9

Mateo 8

Marcos 4

18 ΔIdw»n de« oJ ΔIhsouvß o¡clon peri« aujto\n e˙ke÷leusen aÓpelqei√n ei˙ß to\ pe÷ran.

35 Kai« le÷gei aujtoi√ß e˙n e˙kei÷nhØ thØv hJme÷raˆ ojyi÷aß genome÷nhß: die÷lqwmen ei˙ß to\ pe÷ran. 36 kai« aÓfe÷nteß to\n o¡clon paralamba¿nousin aujto\n wJß h™n e˙n twˆ◊ ploi÷wˆ, kai« a‡lla ploi√a h™n metΔ aujtouv.

23 Kai« e˙mba¿nti aujtwˆ◊ ei˙ß to\ ploi√on hjkolou/qhsan aujtwˆ◊ oi˚ maqhtai« aujtouv.

24 kai« i˙dou\ seismo\ß me÷gaß e˙ge÷neto e˙n thØv qala¿sshØ, w‚ste to\ ploi√on kalu/ ptesqai uJpo\ tw◊n kuma¿twn, aujto\ß de« e˙ka¿qeuden. 25 kai« proselqo/nteß h¡geiran aujto\n le÷gonteß: ku/rie, sw◊son, aÓpollu/meqa. 26 kai« le÷gei aujtoi√ß: ti÷ deiloi÷ e˙ste, ojligo/pistoi; to/te e˙gerqei«ß e˙peti÷mhsen toi√ß aÓne÷moiß kai« thØv qala¿sshØ, kai« e˙ge÷neto galh/nh mega¿lh.

27 oi˚ de« a‡nqrwpoi e˙qau/ masan le÷gonteß: potapo/ß e˙stin ou∞toß o¢ti kai« oi˚ a‡nemoi kai« hJ qa¿lassa aujtwˆ◊ uJpakou/ ousin;

9

37 kai« gi÷netai lai√lay mega¿lh aÓne÷mou kai« ta» ku/ mata e˙pe÷ballen ei˙ß to\ ploi√on, w‚ste h¡dh gemi÷zesqai to\ ploi√on. 38 kai« aujto\ß h™n e˙n thØv pru/ mnhØ e˙pi« to\ proskefa¿laion kaqeu/dwn. kai« e˙gei÷rousin aujto\n kai« le÷gousin aujtwˆ◊: dida¿skale, ouj me÷lei soi o¢ti aÓpollu/meqa; 39kai« diegerqei«ß e˙peti÷mhsen twˆ◊ aÓne÷mwˆ kai« ei•pen thØv qala¿sshØ: siw¿pa, pefi÷mwso. kai« e˙ko/ pasen oJ a‡nemoß kai« e˙ge÷neto galh/nh mega¿lh. 40kai« ei•pen aujtoi√ß: ti÷ deiloi÷ e˙ste; ou¡pw e¶cete pi÷stin; 41 kai« e˙fobh/qhsan fo/bon me÷gan kai« e¶legon pro\ß aÓllh/ louß: ti÷ß a‡ra ou∞to/ß e˙stin o¢ti kai« oJ a‡nemoß kai« hJ q a¿lassa uJpakou/ei aujtwˆ◊;

Lucas 8

22 ΔEge÷neto de« e˙n miaˆ◊ tw◊n hJmerw◊n kai« aujto\ß e˙ne÷bh ei˙ß ploi√on kai« oi˚ maqhtai« aujtouv kai« ei•pen pro\ß aujtou/ß: die÷lqwmen ei˙ß to\ pe÷ran thvß li÷mnhß, kai« aÓnh/ cqhsan. 23 pleo/ntwn de« aujtw◊n aÓfu/pnwsen. kai« kate÷bh lai√lay aÓne÷mou ei˙ß th\n li÷mnhn kai« suneplhrouvnto kai« e˙kindu/ neuon.

24 proselqo/nteß de« dih/ geiran aujto\n le÷gonteß: e˙pista¿ta e˙pista¿ta, aÓpollu/meqa. oJ de« diegerqei«ß e˙peti÷mhsen twˆ◊ aÓne÷mwˆ kai« twˆ◊ klu/dwni touv u¢datoß: kai« e˙pau/santo kai« e˙ge÷neto galh/nh. 25 ei•pen de« aujtoi√ß: pouv hJ pi÷stiß uJmw◊n; fobhqe÷nteß de« e˙qau/masan le÷gonteß pro\ß aÓllh/louß: ti÷ß a‡ra ou∞to/ß e˙stin o¢ti kai« toi√ß aÓne÷moiß e˙pita¿ssei kai« twˆ◊ u¢dati, kai« uJpakou/ousin aujtwˆ◊;

Disposición sinóptica del texto griego tomada en gran parte de K. ALAND, Synopsis Quattuor Evangeliorum, Sttutgart, Deutsche Bibelgesellschaft, 199715 Los textos en español para Mt y Lc en la sinopsis están tomados de la Biblia de Jerusalén3

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Mateo 8

Marcos 4

18 Viéndose Jesús rodeado de la muchedumbre, 35 Ese día, al atardecer, les mandó pasar a la otra orilla. dice: Pasemos a la otra orilla. (...)

23 Subió a la barca y sus discípulos le siguieron. 24 De pronto se levantó en el mar una tempestad tan grande que la barca quedaba tapada por las olas;

36 Dejando a la multitud lo llevaron así como estaba en la barca; y había otras barcas con Él. 37 Y se generó una gran tormenta de viento, y las olas se lanzaban sobre la barca de tal forma que ya se llenaba la barca. 38 Él estaba en la popa, durmiendo sobre un cojín. Le despiertan y le dicen: Maestro, ¿no te importa que seamos destruidos?

pero él estaba dormido. 25 Acercándose ellos le despertaron diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! 26 Díceles: ¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe? Entonces se levantó, increpó a 3 9 Y é l , h a b i é n d o s e los vientos y al mar, y despertado increpó al viento, y sobrevino una gran bonanza. dijo al mar: ¡Cállate, estáte mudo! El viento cesó, y sobrevino una gran calma. 40 Él les dijo: ¿Por qué son cobardes? ¿Aún no tienen fe? 27 Y aquellos hombres, 41 Se llenaron de un gran maravillados, decían: temor y se decían unos a otros: ¿Quién es éste, que hasta los ¿Entonces quién es éste que vientos y el mar le obedecen? hasta el viento y el mar le obedecen? 28 Al llegar a la otra orilla, a 5,1 Y llegaron a la orilla del la región de los gadarenos... m a r, a l a t i e r r a d e l o s gerasenos.

Lucas 8

22 Cierto día subió a una barca con sus discípulos y les dijo: Pasemos a la otra orilla del lago. Y se hicieron a la mar.

23 Mientras ellos navegaban, se quedó dormido. Se abatió sobre el lago una gran borrasca; la barca se anegaba y estaban en peligro.

24 Entonces, acercándose, le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, nos hundimos!

Él, habiéndose despertado, increpó al viento y al oleaje,

que amainaron y sobrevino la bonanza. 25 Entonces les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Ellos, llenos de temor, se decían entre sí maravillados: Pues ¿quién es éste, que conmina a los vientos y al agua, y le obedecen? 26 Arribaron a la región de los gerasenos, que está frente a Galilea.

!19 6.1 Interpretación teológica de la comparación sinóptica Siguiendo la teoría clásica de las fuentes de los evangelios sinópticos, analicemos brevemente la versión de Lucas de la tempestad calmada ya que, a simple vista, parece estar más cerca de la versión de Marcos y depender por lo tanto de éste. Las variantes de Lucas respecto a Marcos parecen insignificantes. El contexto posterior es igualmente la curación del endemoniado de Gerasa. El contexto anterior, en cambio, difiere por un agregado. Nuestro relato en Marcos viene después de las enseñanzas de Jesús en parábolas. Lucas agrega a las parábolas el tema del parentesco de Jesús: Lc 8, 19-21. Hay una desconexión con respecto al día entero que Jesús habló en parábolas a orillas del lago subido a una barca a causa de la multitud: Mc 4, 1. Tal vez por eso, Lucas comienza el relato de la tempestad de forma genérica -y uno de aquellos días...- y no tan precisa como Marcos -ese día, caída ya la tarde...-. Se observa también en Lucas una tendencia a suavizar términos y expresiones que encontramos en Marcos10. Por ejemplo, cuando los discípulos despiertan a Jesús que está dormido en medio de la tempestad -le despertaron y le dijeron: Maestro, ¿no te importa que perezcamos?en la versión según Lucas lo hacen de forma más respetuosa11: llegándose a Él, le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Igualmente suaviza Lucas el reproche dirigido por Jesús a sus discípulos aterrados eliminando el detalle del terror y va directo a la lección teológica de la fe12 . Finalmente, acentúa el carácter sagrado del espanto -y se llenaron de gran temor- de los discípulos transformándolo en admiración: estaban atemorizados y asombrados. Mejor que Marcos, Lucas muestra que estando unidos a Jesús, incluso en una travesía peligrosa, cualquier situación se convierte en ocasión de dar pruebas de su fe y ningún motivo de temor es válido. Nuestro relato según la versión de Mateo, tiene un contexto anterior sumamente diferente. El episodio no va precedido por la predicación en parábolas -que vendrán mucho más adelante: Mt 13, 1-54-, sino por el sermón de la montaña: Mt 5-7. La tempestad calmada se inserta en la colección de milagros con los que Jesús, tras haberse mostrado todopoderoso en palabras -“Y sucedió que cuando acabó Jesús estos discursos, la gente se asombraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas. Cuando bajó del monte, fue siguiéndole una gran muchedumbre” (Mt 7, 28-8, 1)-, aparece todopoderoso en obras: 8, 1 Curación del leproso. 8, 5 Curación del criado del centurión. 8, 14 Curación de la suegra de Pedro. 8, 16 Expulsión de muchos endemoniados y curación de todos los enfermos. 8, 17 Cita escriturística - Jesús cumple la profecía de Isaías. 8, 18 Mandato de Jesús de pasar a la otra orilla. 8, 19 Condiciones para seguir al Hijo del Hombre. 8, 23 Tempestad calmada. 8, 28 Expulsión de los endemoniados gadarenos. 10 11 12

Cfr. X. LÉON-DUFOUR, Estudios de Evangelio, Madrid, Cristiandad, 1982, 157-158 Cfr. F. BOVON, El Evangelio según san Lucas, I, Salamanca, Sígueme, 20052, 594-595 Cfr. J. FITZMYER, The Gospel according to Luke, I, New York, Doubleday, 1970, 730

!20 9, 1 Mandato de Jesús de volver a cruzar a la otra orilla (a su ciudad). 9, 2 Curación del paralítico. La enumeración precedente devela que la cita escriturística es utilizada por Mateo para coronar un primer grupo de milagros. Posteriormente hay una segunda colección de milagros, pero que a diferencia de los primeros, evocan el tema del llamamiento de seguir a Jesús. Precisamente enmarcados por los relatos de llamamientos y vocaciones, estos milagros no son únicamente signos del poder de Jesús en la acción de curar; sino que también son actos cuya palabra tiene autoridad sobre los corazones que se le entregan. Un indicio acerca de esta orientación mateana es el contexto inmediato de nuestro relato de la tempestad. Mateo intercala entre el mandato de cruzar a la otra orilla (8, 18) y Jesús subiendo a la barca (8, 23) algunos episodios de vocación. En el momento preciso en que Jesús va a embarcarse, surge un escriba dispuesto a seguir a Jesús donde quiera que vaya; otro de entre los discípulos pide que se le conceda un plazo antes de partir. Si comparamos estos breves relatos de vocación con el paralelo lucano notamos que en Lucas, Jesús llama a uno sólo de los tres candidatos. En Mateo, son los dos quienes se proponen a sí mismos para seguirlo, como respondiendo al llamado de Jesús de cruzar a la otra orilla. La dificultad de seguir al maestro es una constante en esos relatos de vocación tanto como en medio de la tempestad. Es por todo esto por lo que el relato de la tempestad calmada, tiene poco de estructura literaria de milagro y mucho de catequesis primitiva13 . De hecho, al final, no son los discípulos sino los hombres quienes se maravillan (8, 27). Además, al despertarlo lo llaman Señor, en lugar de maestro y el pedido es sálvanos; ambos denotan un tono más hierático que nos recuerda una invocación cuasi-litúrgica. Un último indicio es el cambio en el orden de las escenas. Tan leve que pasa desapercibido, el versículo 26a -marcado en cursiva en la sinopsis en español- está cambiado de lugar con respecto tanto a Marcos como a Lucas. En éstos últimos, Jesús les reprocha su falta de fe luego de increpar al mar. Mateo en cambio, invierte estas escenas. Resulta así una estructura concéntrica, que demuestra la intención catequética de Mateo al adaptar el relato de Marcos: en el centro se destaca el reproche de Jesús a los discípulos. v.24 Tempestad - Jesús duerme v.25 ¿Sálvanos! v.26a Reproche a los discípulos: ὀλιγόπιστοι v.26b Amenaza al mar v.27 Calma del mar - Admiración “Eclesiológicamente, por tanto, el relato es un testimonio de cómo el Señor está en su comunidad «todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28, 20)”14

7 Crítica de las formas (crítica del género) Nuestro relato de la tempestad calmada es a primeras vistas un relato de milagro. Pero, ¿qué clase de milagro es? Es claro que los evangelios narran multiplicidad de milagros realizados por Jesús y son fáciles detectarlos pero en el momento de clasificarlos por tipos, la tarea se complejiza. Existen milagros de exorcismos, de curaciones, de resurrecciones y una cuarta tipología: los llamados milagros sobre la naturaleza. Esta última categoría -la que nos atañe- es discutible. En las 13 14

cfr. X. LÉON-DUFOUR, Estudios de Evangelio, Madrid, Cristiandad, 19822, 158 U. LUZ, El Evangelio según san Mateo, Salamanca, Sígueme, 2001, 54

!21 primeras tres no encontramos grandes problemas para definirlos: expulsar un demonio de un poseso, librar a una persona de su enfermedad, resucitar a un muerto; son conceptos claramente diferenciables, incluso si las subdividiéramos a cada una de ellas en más categorías. En los llamados tradicionalmente milagros sobre la naturaleza, la forma literaria no es tan fácilmente distinguible. Una definición habitual los presenta como acciones mediante las cuales el taumaturgo muestra poder para cambiar la materia inanimada, a diferencia de los milagros realizados sobre los seres vivos. Pero esta distinción no parece tan válida porque por ejemplo en los milagros de resurrección el poder actúa también sobre la materia inanimada del cadáver. Por lo tanto no es una característica esencial. Además, en algunos episodios usualmente englobados en la categoría de milagros sobre la naturaleza el poder taumatúrgico no es realizado sobre la materia inanimada. Por ejemplo, el relato de Jesús caminando sobre las aguas del mar de Galilea. En dicho caso no es que Jesús cambiara las propiedades del agua ejerciendo sobre ella el poder taumatúrgico, sino que actuó sobre su propio cuerpo viviente para hacerse capaz de realizar ese hecho extraordinario. En cuanto a la forma, los relatos de milagros se pueden caracterizar por una estructura básica que consta de tres partes: • La exposición: es la explicación de la dificultad, dolencia o necesidad, con una eventual petición de ayuda a Jesús o una intervención espontánea de él. También pueden mencionarse las circunstancias concomitantes y al público espectador. • El milagro propiamente dicho: junto con las palabras y acciones de Jesús, sigue un testimonio de la realización del milagro, más algún hecho o necesidad que lo corrobora . • La conclusión: se menciona el asombro de los testigos o su consternación, sus preguntas de extrañeza, sus aclamaciones y alabanzas, sus manifestaciones de fe o de incredulidad, y se indica si la noticia del suceso y la fama de Jesús se extiende o no. Estas tres partes básicas -que admiten muchas variantes- en los relatos de milagros sobre la naturaleza, no sólo varían sino que muchas veces falta alguna de ellas. Por ejemplo, en la exposición, muchas veces no hay petición por parte de nadie y no sólo esto sino que también falta la necesidad angustiosa o apremiante de las personas. El relato de la maldición de la higuera sirve de claro ejemplo. Jesús caminando sobre las aguas también, allí Jesús muestra su poder divino simplemente porque quiere hacerlo, sin necesidad de atender a una necesidad urgente de una persona. En el caso sobre el pago del impuesto al templo tampoco hay necesidad ya que la pregunta es sobre si usualmente paga o no Jesús dicho impuesto, no sobre si lo va a pagar en ese momento específico. En éste último relato falta la segunda parte estructurante: el milagro propiamente dicho, ya que Jesús indica a Pedro lo que debe hacer y lo que va a suceder, pero el milagro en sí no es narrado (cfr. Mt 17, 24-27). Por lo tanto en éste último texto falta también la conclusión. Las palabras de Jesús sobre el pan en el relato de la multiplicación de los panes, tampoco son especiales de manera que indiquen una acción taumatúrgica. Son las oraciones y las palabras habituales de un anfitrión en una comida judía de carácter solemne -si son narradas, es para que los lectores hagan la conexión con la última cena-. Entonces, ¿qué categoría reflejaría mejor la complejidad de esta clase de milagros? John Meier15 -siguiendo y amplificando a G. Theissen- distingue cuatro categorías:

15

cfr. J. MEIER, Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico, II/2, Estella (Navarra), Verbo Divino, 2000, 1003

!22 • El milagro de donación (especialmente de alimentos). Pertenecen a este grupo la conversión del agua en vino y la multiplicación de los panes. La pesca milagrosa también tiene puntos en contacto con ésta clase. • El milagro de Epifanía. Se refiere a cuando Jesús muestra su divinidad. El ejemplo más claro -y quizás el único- es el de caminar sobre las aguas. La transfiguración tiene también puntos en contacto. • El milagro de salvamento. Implica una intervención milagrosa para salvar a alguien de un peligro o una situación de cautiverio. El mejor ejemplo es nuestro relato de la tempestad calmada. • El milagro punitivo. Es un milagro de maldición o destrucción. Se produce deliberadamente un daño. El único ejemplo es la maldición de la higuera. Analicemos nuestro relato de milagro -de salvamento- según su estructura y contenido. La exposición incluye las circunstancias y el problema que Jesús es llamado a resolver. En el v. 35 se menciona que caía la tarde, luego Jesús ordena a sus discípulos que crucen a la otra orilla. En el v. 36 los los discípulos dejan a la multitud y se llevan a Jesús en la barca. Si bien se mencionan otras barcas, éstas desaparecen del relato posterior. En el v. 37 se introduce la circunstancia apremiante que exige un milagro de Jesús. Una gran tempestad azota el mar y la barca con él. La olas están a punto de hundirla. En el v. 38 se detiene la acción para describir a Jesús que duerme sobre un cabezal de la popa. Finalmente, el v. 39a contiene la petición por parte de los discípulos para suscitar la intervención de Jesús: «Maestro, ¿no te importa que seamos destruidos?» Se trata de una petición de milagro un tanto extraña. Es una pregunta que comienza con la partícula negativa no, lo cual indicaría que se espera una respuesta negativa (no, a Jesús no le importa). Pero el hecho de despertarlo implica a su vez que, aunque de una manera vaga, creen que Jesús puede sacarlos del apuro. Su pánico no indica fe en Jesús aunque el vocativo maestro está llena de un reconocimiento de la autoridad que Jesús posee y de la cuál ellos han sido testigos. La narración del milagro propiamente dicho, comparado con la larga parte expositiva, es de una brevedad extrema. En el v. 39b Jesús, ya despierto, «increpó al viento y dijo al mar: ¡Cállate, estáte mudo!» La frase contiene dos verbos que en griego, resultan sumamente significativos. Se dice que Jesús increpó -ἐπιτίµησεν- al viento, y el verbo increpar -ἐπιτιµάω- es usualmente empleado en Marcos para describir exorcismos de Jesús (Mc 1, 25; 3, 12; 9, 25). Además, Jesús ordena al mar que se calme diciéndole cállate, estáte mudo -σιώπα, πεφίµωσο-, empleando un verbo utilizado para la orden al demonio en el primer exorcismo de Jesús: cállate y sal de él φιµώθητι καὶ ἒξελθε ἐξ αὺτοῦ- (1, 25). Esta conexión indica que la tempestad calmada, al menos en el relato de Marcos, es un exorcismo de Jesús con el cual domina a los poderes demoníacos causantes de las turbulencias en el mar del mismo modo en que crean turbulencias en las personas a las cuales poseen.16 El v. 39 finaliza con la constatación del milagro, se afirma que sobrevino una gran calma. El siguiente cuadro pone de relieve la forma literaria común al relato de la tempestad calmada y al exorcismo del endemoniado de Cafarnaúm.

16

Apoyan también está visión de Meier: J. GNILKA, El Evangelio según san Marcos, I, Salamanca, Sígueme, 19994, 225; J. AUNEOU - F. BOVON y otros, Evangelios sinópticos y Hechos de los Apóstoles, Madrid, Cristiandad, 1983, 45-46; X. LÉON-DUFOUR, Estudios de Evangelio, 153-152

!23

Mc 1

Mc 4

Presentación del enfermo

Descripción de la tempestad

23. Había precisamente en su sinagoga un 37. y se generó una gran tormenta de viento y hombre poseído por un espíritu inmundo que se las olas se lanzaban sobre la barca de tal forma puso a gritar: que ya se llenaba la barca. El poseso interpela a Jesús

Los discípulos despiertan a Jesús

24. ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de 38b. Lo despiertan y le dicen: Maestro, ¿no te Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién importa que seamos destruidos? eres tú: el Santo de Dios. Jesús conmina al demonio

Jesús conmina a la tempestad

25. Jesús, entonces, le conminó diciendo: 39a. Y él, habiéndose despertado increpó al cállate y sal de él. viento y dijo al mar: ¡Cállate, estáte mudo! Curación del poseso

Calma de la tempestad

26. Y agitándose violentamente el espíritu 39b. El viento paró y sobrevino una gran inmundo, dio un fuerte grito y salió de él. calma. Admiración de los testigos

Admiración de los discípulos

27. Todos quedaron pasmados de tal manera 41. Se llenaron de un gran temor y se decían que se preguntaban unos a otros: ¿qué es esto? unos a otros: ¿Entonces quién es éste que hasta (...) Manda hasta a los espíritus inmundos y le el viento y el mar le obedecen? obedecen Por último, la reacción y aclamación abarca los vv. 40-41, pero dicha reacción y aclamación se encuentran en el v. 41: «se llenaron de un gran temor y se decían unos a otros: ¿Entonces quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?». Pero en el v. 40 se encuentra un elemento extraño a la forma literaria de milagros, Jesús se dirige a sus discípulos con un reproche en forma de doble pregunta retórica: «¿Por qué son cobardes? ¿Aún no tienen fe?». En cierta forma la pregunta con el pedido de ayuda de los discípulos también había sido retórica un tanto descortés, así Jesús les responde igualmente contrarrestándosela. La presencia del «aún no» en la segunda parte de la pregunta de Jesús es curiosa ya que apunta hacia el pasado, no al futuro. Alude a la pasada experiencia de la palabra de Jesús, cuyo poder quedó de manifiesto con sus palabras y milagros; tal experiencia debía haber producido ya frutos de fe, pero no ha sido así. Una vez que Jesús expresa su reproche, el relato de milagro llega a su típica conclusión. La manifestación taumatúrgica suscita un «gran temor».

!24 Dibelius17, por su parte, al clasificar los relatos de milagro, distingue entre paradigmas y cuentos -o narración corta-.18 Los paradigmas son narraciones breves tomadas en la predicación primitiva como ejemplos. El acento está en las palabras de Jesús: la curación del paralítico (Mc 2, 1-12), la curación del hombre del brazo atrofiado (Mc 3, 1-6), la curación del endemoniado de la sinagoga (Mc 1, 23-27) y la curación del hidrópico (Lc 14, 1-6) Los cuentos son relatos que se caracterizan por una mayor amplitud de estilo y de colorido: la tempestad en el mar19 (Mc 4, 35-41), el endemoniado de Gerasa (Mc 5, 1-20), la hija de Jairo y la hemorroísa (Mc 5, 21-43), la multiplicación de los panes (Mc 6, 35-44), Jesús caminando sobre el mar (Mc 6, 45-52), la curación del sordomudo (Mc 7, 32-37), del ciego de Betsaida (Mc 8, 22-26), del niño epiléptico (Mc 9, 14-29) y la resurrección del hijo de la viuda de Naím (Lc 7, 11-17).

8 Crítica de la tradición Nuestra perícopa tiene puntos de contacto y semejanzas con diversas tradiciones literarias antiguas. Empezaremos comparándola con el relato de Jonás en el Antiguo Testamento. Elegiremos solo algunos versículos que contienen los términos clave que nos ayudan a realizar esta conexión intratextual.

Jonás 1

Sinópticos (Mt 8, Mc 4, Lc 8)

3. ...encontró un barco que zarpaba (...) y se embarcó para navegar con ellos a Tarsis 4. ...desencadenó un viento tempestuoso sobre el mar, y se desencadenó una borrasca tan violenta que el barco amenazaba naufragar. 5. En cambio, Jonás había bajado a la bodega del barco y dormía profundamente 6. El capitán se acercó a él y le dijo: (...)

Subió a una barca (Lc 8, 22) mientras navegaban (Lc 8, 23) y se generó una gran tormenta de viento y las olas se lanzaban sobre la barca de tal forma que ya se llenaba la barca. (Mc 4, 37) Él estaba en la popa, durmiendo sobre un cojín. (Mc 4, 38) Acercándose ellos le despertaron diciendo: (Mt 8, 25)

¡Levántate e invoca a tu Dios! A ver si tu Dios se apiada de nosotros y no perecemos. ¡Señor, sálvanos, que perecemos! (Mt 8, 25) 15. ...y el mar calmó su furia. El viento paró y sobrevino una gran calma. (Mc 4, 39) 16. ...y aquellos hombres quedaron llenos de Se llenaron de un gran temor (Mc 4, 41) un gran temor Los términos clave -señalados en rojo- nos muestran claramente el contacto literario entre ambos relatos. Incluso algunos verbos se corresponden perfectamente según la versión de los LXX de la narración de Jonás. Por ejemplo: Jonás se encuentra a bordo de un barco -nave- (LXX: πλοῖον, 17

M. DIBELIUS, Historia de las formas evangélicas, II, Valencia, Edicep, 1984 cfr. A. PIÑERO (ed.), En la frontera de lo imposible. Magos, médicos y taumaturgos en el Mediterráneo antiguo en tiempos del Nuevo Testamento, Córdoba, El Almendro, 2001, 170-171 (nota al pié nº 6) 19 Aunque el mismo Dibeluis afirma que se trata de un milagro de epifanía: por la manifestación de lo divino y la admiración final de quienes observaron dicha manifestación. Ibid., 97 Meier no coincide con esta sub-clasificación. Para ver sus fuertes argumentos: J. MEIER, Un judío marginal, 1063-1064 18

!25 la misma palabra con que Mc 4, 35-41 designa a la barca). En el v. 5, mientras los marineros angustiados tratan de conjurar el peligro por cualquier medio, Jonás duerme en la bodega (LXX: καθεύδω, el verbo empleado para la acción de dormir es el mismo con que se alude al sueño de Jesús en Mc 4, 38). El capitán del barco se acerca a Jonás, le recrimina que esté dormido y le ordena que se levante e invoque a su Dios así no perecemos (LXX: ἀπολωµεθα; cfr. Mc 4, 38: απολλύµεθα). Luego que los marineros arrojan a Jonás al mar y éste se calma, la tripulación teme a Dios. El texto dice literalmente (Jon 1, 16): y los hombres temieron con un gran temor, que corresponde palabra con palabra al texto griego de Mc 4, 41: καὶ ἐφοβήθησαν φόβον µέγαν. Por supuesto que más allá de estas conexiones existen también grandes diferencias. Jonás es un profeta desobediente que huye de Dios y quien Dios mismo le envía una tormenta como castigo personal; de tal forma que solo cuando los marineros los echan por la borda, ésta se aplaca. Sin embargo, hay similitud de temas -además de las expresiones antes mencionadas-: el hallarse el profeta y la tripulación juntos en una embarcación que corre peligro de hundirse por la gran tempestad, el dormir del profeta durante la tormenta, la angustia de los tripulantes, el empleo de una pregunta retórica para apremiar al profeta a que los libre de perecer, el repentino apaciguamiento de la tempestad y, finalmente, el gran temor -asombro y admiración- de la tempestad como respuesta. Es evidente que en el relato de milagro evangélico se ha pretendido utilizar el relato de Jonás a modo de trasfondo; para el autor cristiano, con el acontecimiento protagonizado por Jesús quedan superados y suprimidos los correspondientes sucesos veterotestamentarios. El mensaje cristológico es claro: «y aquí hay uno que es más importante que Jonás» (Mt 12, 41 // Lc 11, 32). En lugar del profeta desobediente encontramos al profeta escatológico que tiene una obediencia absoluta a la voluntad de Dios. Jesús no necesita invocar al Dios de Israel, siendo el mismo el Hijo de Dios tiene el poder de dominar las aguas. Otros trasfondos del Antiguo Testamento son el dominio de Yahveh sobre los poderes del caos, específicamente sobre el mar rebelde (Gn 1, 2ss). Yahveh le impone los límites y así lo mantiene en calma. También el Salmo 107 da gracias a Yahveh porque salva a los que se encuentran en dificultades, incluso a los que navegan por los mares: Se hicieron a la mar con sus naves, comerciando por todo el océano, y vieron las obras de Yahveh, todas sus maravillas en el océano profundo. A su voz, un viento de borrasca hizo encresparse a las olas; al cielo subían, bajaban al abismo, su espíritu se hundía bajo el peso del mal; daban vuelcos, vacilaban como ebrios, no les valía en nada su pericia. Pero clamaron a Yahveh en su apuro, y él los libro de sus angustias. A silencio se redujo la borrasca, las olas callaron a una. Ellos se alegraron al verlas calmarse, y él los llevó al puerto deseado. (Sal 107, 23-30)

Lo que hace Yahveh para salvar a los navegantes en el salmo, lo hace Jesús para salvar a sus discípulos. Este poder divino sobre el mar es descripto también en el Salmo 104, 7: «ante tu amenaza (LXX: ἐπιτιµήσεως) [las aguas] huyen; al fragor de tu trueno, se escapan». Esa idea de increpar al mar es la que se encuentra en la poderosa orden de Jesús a los elementos (ἐπετίµησεν en Mc 4, 39). Estrictamente hablando la orden no es al mar, sino al viento; pero, sin duda, la ordenexorcismo dirigida al mar «cállate, estáte quieta» debe ser considerada parte de la increpación de Jesús. A los paralelos veterotestamentarios ya mencionados, podríamos añadir algunos otros provenientes de leyendas y mitos grecorromanos, sobre dioses como Asclepio, Serapis y los Dioscuros; otros relativos a héroes como Eneas o figuras históricas como Pompeyo, Julio Cesar y Apolonio de Tiana.

!26 “A propósito del milagro de la tempestad calmada, suele aducirse la conocida anécdota del César que exhorta así al timonel, atemorizado por el fragor de la tempestad: «no temas: llevas al César y a la suerte del César que navega contigo»; así Plutarco, Caes. 38, p. 726C; en otra forma lo relata Dión Casio XLI, 46. Sin embargo, esto es tan sólo un paralelo lejano, como también el de Calpurnio, Bucol. IV, 97ss. Se contaban historias sobre cómo Asclepio o los Dióscuros salvaban del peligro de naufragar. Arístides II, 337 cuenta a propósito de Asclepio: «oí ya a algunos que decían cómo a ellos, cuando navegaban y estaban turbados, se les apareció el dios tendiéndoles la mano». Es impresionante la descripción que hace el mismo Arístides II, 362 de la salvación efectuada por Serapis del peligro de naufragar. Teócrito XXIII, 1, 17-22 alaba a los Dióscuros como salvadores del peligro de naufragar. Dos espigramas en honor a Cipris la celebran como protectora en los viajes marítimos (Anth. Pal. IX, 143 y 144). Yo conozco una sola historia de milagros en la cual el acto de calmar la tempestad se atribuya a un «hombre divino», a una figura de salvador. Pero Porfirio refiere: «se recuerdan de él predicciones inequívocas de terremotos, rápidas prevenciones de epidemias, el cese de vientos violentos y de una granizada, y la suspensión de oleajes fluviales y marítimos para una cómoda travesía de sus discípulos» (de manera semejante Jámblico, Vit. Pyth. 135)”20

Meier hace una crítica de estos presuntos hallazgos de Bultmann, diciendo que en algunos relatos donde se cree encontrar estos paralelos, “lo que vemos en realidad es el tema general de la protección divina en el mar, y no la idea específica de un milagro obrado para calmar los elementos por parte de alguien que se encuentra en la embarcación amenazada.”21 Incluso Taylor se pregunta irónicamente: “Los paralelismos con la historia de Eneas son impresionantes, lo que no deja de ser extraño; pero ¿es que Marcos leyó a Virgilio?”22 Provenientes del mundo rabínico, encontramos relatos posteriores como la de un chico judío o la del rabí Gamaliel. En ambas narraciones se nota el influjo del relato de Jonás y la diferencia con el texto evangélico. “La historia narrada en Baba mesia 59b acerca de cómo se levantó una tempestad durante un viaje marítimo emprendido por R. Gamaliel al confesar éste que había obrado mal con R. Eliezer no es un paralelo con la historia de la tempestad calmada milagrosamente en Mc 4, 35-41, pero sí la historia narrada en jBerakot XI, 1 de la R. Tanjuma (hacia el 350 d. C.): un niño judío emprende un viaje marítimo en una nave pagana. Cuando la tempestad pone a la nave en peligro de naufragar, todos los paganos invocan a sus dioses y, al resultar inútiles sus oraciones, exigen finalmente al judío que invoque a su Dios. Por la oración del niño judío se calma la tempestad, y los paganos tributan un homenaje de admirado respeto al Dios de los judíos.”23

También el Testamento de Neftalí 6, 3-9 contiene un relato de salvamento marítimo pero “a menudo se exageran las conexiones con la tempestad calmada”24 Por último, podríamos añadir en estos paralelos judíos un pasaje de los Salmos de acción de gracias de Qumrán. En 1QH 6, 22-24 el orante se compara a sí mismo con un marino sorprendido con una gran tormenta de viento que produce olas igualmente terribles que amenazan su vida. Yo estuve como el marino en una nave presa de la furia de los mares; sus olas y sus aguas todas rugieron contra mí. Un viento de vértigo, sin pausa para tomar aliento, sin sendero para dirigir nuestra ruta sobre la faz de las aguas. El abismo rugió ante mi gemido, y mi alma hasta las puertas mismas de la muerte. 25

9 Crítica de la redacción 20

R. BULTMANN, Historia de la tradición sinóptica, Salamanca, Sígueme, 2000, 294-295 J. MEIER, Un judío marginal, 1152 V. TAYLOR, Evangelio según san Marcos, Madrid, Cristiandad, 1979, 312 23 R. BULTMANN, Historia de la tradición sinóptica, 292 24 J. MEIER, Un judío marginal, 1153 25 X. LÉON-DUFOUR, Estudios de Evangelio, 168 21 22

!27 Si bien hemos tratado ya lo que atañe a este paso del análisis más arriba en 6.1 interpretación teológica de la comparación sinóptica- ahora recapitularemos y haremos un intento de desarrollo de la historia de la redacción de nuestra perícopa. Resulta imposible llegar al hecho real, ya que aún el texto más primitivo está interpretado por la comunidad primitiva en un contexto de fe pospascual. Sin embargo, imaginando formas preliterarias, podemos decir que el hecho fue referido a través de un relato de milagro centrado en la admiración al taumaturgo que contiene un dato cristológico: la admiración por Jesús de Nazaret cuyo poder cósmico domina la naturaleza. Desde el comienzo de la historia de la redacción, la tradición orientó el recuerdo en el sentido de la educación de la fe de los discípulos. Este relato más de tipo catequético pervive en los tres sinópticos. Marcos es más sensible a este tema de la imposibilidad de los discípulos de entender a Jesús. Es por eso que su orientación está en el sencillo razonamiento: la fe en Dios se corresponde con la fe en Jesús. Mateo centra más bien su relato en forma eclesiológica. Es la Iglesia la que está embarcada con su Señor, así los creyentes de todo tiempo pueden fácilmente verse identificados con los discípulos en los momentos de peligro. La conexión posterior con el exorcismo del endemoniado de Gerasa -en territorio pagano- es también muy antigua en la historia de la redacción, ya que existe en los tres sinópticos. No sucede lo mismo con la conexión anterior como ya hemos visto previamente. La intención misionera es fuerte: la barca conduce a tierras paganas. Esto se nota claramente en los relatos de Mateo y Lucas, dónde no hay otras barcas junto a la de Jesús. Al situar Marcos el relato en la iniciación a los discípulos se hace patente que la preparación al apostolado misionero apunta al poder sobre los elementos, los demonios, la muerte y el pecado; que se extienden éstos en territorio pagano. Persisten entonces, dos focos de atención: el cristológico y el reproche a los discípulos. Puesto que éste último responde a una preocupación típica de Marcos, debemos suponer que fue redacción de dicho evangelista.26 Podría ser -como sugieren algunos comentaristas- que la tempestad calmada sea el primero de los tres milagros más poderosos de todo el evangelio: Jesús demuestra su poder sobre la fuerzas de la naturaleza (Mc 4, 35-41), sobre el demonio (Mc 5, 1-20) e incluso sobre la muerte (Mc 5, 21-43). Todos estos milagros, curiosamente, presentan a Jesús relacionado con una barca, por lo que se ha sugerido que estos milagros formasen parte de un ciclo de la barca, de origen premarcano27: 3, 7-12 4, 35-39 5, 1-20 5, 21-43 6, 31-44 6, 45-52 6, 53-56

Curaciones de Jesús, preparación de la barca Tempestad calmada en el mar Exorcismo del endemoniado de Gerasa Curación de la hija de Jairo y de la hemorroísa Multiplicación de los panes Jesús caminando sobre el mar Curaciones de Jesús

El contexto más global de Lucas nos permite percibir al lago como frontera que Jesús debe atravesar. Lucas incluso precisa que luego de su paso por la región de los Gerasenos, Jesús se vuelve a Galilea donde lo esperan (Lc 8, 37. 40). La intención misionera de Marcos queda subrayada en Lucas. A pesar de su fracaso, esta iniciativa de Jesús de adentrarse en territorios paganos muestra su voluntad profunda de salvación universal.

26 27

J. GNILKA, El Evangelio según san Marcos, I, 225 Cfr. J. MARCUS, El evangelio según Marcos, Salamanca, Sígueme, 2010, 287-288

!28 Por su parte, el contexto más global de Mateo, le da al episodio de la tempestad una nueva dimensión. Los incrédulos, igual que los creyentes, deben profundizar constantemente en el misterio de Jesús. Se nota al relacionar ciertas preguntas y respuestas: unos plantean «¿quién es éste?» (Mt 8, 27); los demonios responden «es el Hijo de Dios» (Mt 8, 29); los paganos no quieren saber nada con Jesús (Mt 8, 34); los escribas sugieren que es Dios, puesto que perdona los pecados (Mt 9, 3); Mateo el publicano se levanta y deja todo para seguir a Jesús (Mt 9, 9); la presencia actual del esposo (Mt 9, 15), el vino nuevo no se puede contener en odres viejos (Mt 9, 17). Todos estos textos evocan en el lector una serie de títulos: Jesús es el salvador de los pecadores, el médico de los enfermos, el maestro que llama, el esposo presente por breve tiempo, el Hijo del hombre, el Hijo de Dios, con quién ningún peligro debemos temer.

10 Crítica histórica La cuestión de la historicidad del episodio de la tempestad calmada resulta compleja. Por supuesto que nadie pone en tela de juicio el hecho histórico que Jesús cruzó el mar de Galilea en un barco con sus discípulos, quizás en repetidas ocasiones. Tampoco se discute la existencia de frecuentes tormentas que suceden repentinamente y con violencia sobre el mar de Galilea desde las montañas circundantes, especialmente desde el sur. “En el lago se originan rápidas tormentas de viento que barren los valles. Casi siempre se siente el peso de la atmósfera tranquila, pero las corrientes frías que vienen del oeste se convierten en torbellinos de aire e irrumpen en el lago a través de las gargantas estrechas. Por estas tormentas rápidas es famosa esta región”28 . Pero resulta difícil sobre todo si tenemos en cuenta que según la teoría de las fuentes sinópticas, Mateo y Lucas dependen de Marcos. Podríamos decir entonces que tenemos un testimonio único. A esto debemos sumar que a lo largo del relato -como ya hemos visto- abundan las alusiones veterotestamentarias, ya en textos como en expresiones. Estas expresiones cumplen la función de situar a Jesús en el lugar de Yahveh como soberano de la creación. Además, en la última etapa redaccional -como hemos visto en el punto anterior- Marcos adaptó el relato a su propia teología destacando la ceguera mental de los discípulos. Por lo tanto, lo que se cuestiona respecto a la historicidad es el específico apaciguamiento de la tempestad por Jesús tal como es narrado. Explicaciones naturalistas - y por lo tanto racionalistasapuntan a una feliz coincidencia respecto del cese de la tormenta o a una percepción especial -una corazonada- por parte de Jesús que le permitió sospechar cuando iba a pasar la tormenta. De hecho numerosos testigos de la zona así como describen las tormentas, también describen sus típicas calmas repentinas. A esa explicación racionalista, otros críticos prefieren una interpretación mítica. Atentos a las influencias extranjeras, sobre todo helenísticas, que han podido influir en los evangelistas. Esta interpretación hace una reducción del milagro al mito. En la historia de las religiones no faltan leyendas que tratan relatos similares y, por lo tanto, los primeros cristianos podrían haber transpuesto esas historias maravillosas incluyéndolas como registro expresivo de la fe naciente. Nada de lo dicho nos lleva más allá de conjeturas. Aunque el examen de la teología redaccional marcana, la presencia de textos y temas del Antiguo Testamento y el servicio que este texto prestó de hecho a la primitiva comunidad cristiana nos llevan a la conclusión muy probable de que la tempestad calmada es producto de la teología cristiana primitiva.

28

V. TAYLOR, Evangelio según san Marcos, 314-315

!29

Conclusión Marcos abre, con la perícopa de la tempestad calmada, un ciclo de relatos de milagro. Su trabajo redaccional hace que Jesús tome la iniciativa de tan peligrosa travesía y que los discípulos se vean desenvueltos en una situación de fracaso. El reproche de Jesús no elimina ciertamente el milagro, sino que le da una dirección de interpretación adecuada -que es una constante en su evangelio-: la fe no es algo teórico sino que se experimenta y se prueba en el camino de seguimiento de Jesús. Los discípulos -y con ellos nosotros- deberán confiar en Jesús sin medida, pase lo que pase. Desde finales del siglo II, este episodio resultó muy significativo. Los cristianos no se contentaban sólo con admirar la omnipotencia de Jesús, iban más allá viendo una analogía entre su situación presente y la situación vivida en aquel momento.

!30

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