EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN EL CASTILLO DE JIMENA DE LA FRONTERA (CÁDIZ). INTERVENCIÓN DE APOYO A LA RESTAURACIÓN EN LA ALCAZABA SUR, 2004.ANUARIO ARQUEOLÓGICO DE ANDALUCÍA (E.P.)

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Descripción

EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN EL CASTILLO DE JIMENA DE LA FRONTERA (CÁDIZ). INTERVENCIÓN DE APOYO A LA RESTAURACIÓN EN LA ALCAZABA SUR, 2004. Tabales Rodríguez, M.A., Pajuelo Sáez, J.M., Utrera Burgal, R.M.,

Resumen: La intervención arqueológica realizada durante la campaña de 2004 se centró en el recinto fortificado sur, donde se localiza la torre circular del homenaje. El proceso de investigación se concretó en seis sondeos cronoestratigráficos para documentar la evolución de la alcazaba del castillo de Jimena de la frontera.

Abstract: The archaeological excavations conducted during the 2004 campaign centered on the fortified south, where the tower is located circular keep. The research process was finalized in six chronostratigraphic surveys to document the evolution of the fortress of the castle of Jimena de la Frontera.

Introducción. En el contexto de la intervención arqueológica para la restauración proyectada del castillo de Jimena de la Frontera, se han ido realizando desde el año 2002 una serie de trabajos, en espacios específicos, que han ido aportando las claves para una puesta en valor acorde a la realidad de un conjunto arquitectónico que ha evolucionado a lo largo del tiempo en función de unas circunstancias hoy desaparecidas1. El conjunto de actuaciones arqueológicas llevadas a cabo hasta el momento responden a las necesidades arquitectónicas para la realización del plan de puesta en valor del conjunto del castillo de Jimena de la Frontera. En definitiva esta fase se enfocó hacia la investigación de los accesos al recinto fortificado sur, partiendo del foso, intervenido en el año 20032, hasta las diferentes plataformas fortificadas que componen, dividen y aíslan el conjunto defensivo. Asimismo se llevó a cabo el

control y apoyo a las labores arquitectónicas de

restauración.

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Tabales et alii. Investigaciones Arqueológicas en el Castillo de Jimena de la Frontera. Fase 1 (2002). Anuario Arqueológico de Andalucía 2002. Sevilla. Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Vol. 3. 2005. 2 Tabales, M. A. Pajuelo, J.M., Utrera, R. Intervención Arqueológica de Apoyo a la Restauración del Castillo de Jimena de la Frontera. Cádiz Excavación del Foso de la Alcazaba, Memoria final de la Fase II. (2003).

Fig.1. Área de la intervención

Antecedentes. La primera actuación en este sector se realizó durante el año 2002 y constó de un estudio paramental completo de las estructuras emergentes del castillo, así como de una serie de limpiezas arqueológicas en las zonas de mayor densidad estructural, además de un conjunto de seis sondeos para confirmar el análisis de las estructuras emergentes llevado a cabo. Las conclusiones de esta primera intervención confirman la ocupación del yacimiento desde época protohistórica hasta la segunda mitad del siglo XVI con periodos de abandono coherentes desde el periodo tardo-antiguo hasta la instauración de una nueva población en época Bajo medieval3. En esta zona se conocía la existencia de una ciudad romana a través de la epigrafía y de la numismática4. Estas monedas de época imperial tienen tanto caracteres latinos como libio-fenicios, por lo que se apuntaba como hipótesis el transvase de población del norte de África al sur de España en época púnica. Junto a las monedas la evidencia epigráfica es evidente, al ser reutilizadas dos estelas en la actual puerta de acceso al castillo en las

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Tabales et alii. Investigaciones Arqueológicas en el Castillo de Jimena de la Frontera. Fase 1 (2002). Anuario Arqueológico de Andalucía 2002. Sevilla. Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Vol. 3. 2005. 4 VARGAS MACHUCA-GARCÍA, T. Oba, Jimena de la Frontera en Época Romana. Ceuta. Instituto de Estudios Ceutíes, Patronato “José Mª Quadrado”, CSIC 1973.

que se nombra la Res Publica Obensis relacionada con la familia Herennio5. El estudio paramental de las murallas del castillo ofrece una secuencia cronológica enraizada con la historia de la zona, con una fundación en torno al cambio de era en época romana y una serie de refuerzos en torno a los siglos III-IV d.C., en especial en la ladera oriental del castillo. La ciudad sigue la dinámica de abandono a favor de las grandes explotaciones agrarias de la zona, al igual que en el resto del imperio, llegando a abandonarse por completo lo que provoca un proceso de deterioro que continua hasta el siglo XII. Es en época musulmana donde el castillo, de tipo extenso, empieza a tomar su fisonomía actual y al que pertenecen la mayoría de estructuras emergentes conservadas. A pesar de existir algunos textos que indican una existencia anterior6, no es hasta finales del siglo XIII cuando aparece Jimena en las fuentes como una fortificación perteneciente al reino Meriní y transvasada al reino Nazarita de Granada junto con otras ciudades tras la conquista de buena parte del occidente andaluz por las huestes castellanas. La ciudad se acomoda sobre los restos de la antigua ciudad romana de Oba. En los salientes Norte y Sur del cerro, parece que se sitúan no una sino dos alcazabas, siendo los últimos reductos fortificados y quedando por investigar el que hoy ocupa el cementerio de la ciudad. La urbe islámica se sitúa tanto en el interior de las murallas como en la ladera oeste en bajada hacia el río Hozgarganta. Esta población extramural fue protegida con otra muralla que partiendo del castillo cierra en una puerta situada cerca del río, en un área denominada como “la hondonada”. La expansión de la ciudad se produce sobre los suburbios de la ciudad romana que también se extenderían por esta zona. La población es disputada una y otra vez por las huestes musulmanas y cristianas, con singular saña hasta su toma definitiva por las tropas castellanas en 14567. Entre esta fecha y principios del siglo XVI, se produce un conjunto de obras destinadas a reforzar las estructuras defensivas de la ciudad, no hay que olvidar que nos encontramos en plena contienda con el Reino de Granada y que su derrota final en 1492 llevará a la Península Ibérica a quedar en manos cristianas en su totalidad.

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REGUEIRA RAMOS, J; REGUEIRA MAURIZ, E; MENA TORRES, Mª. A. Jimena y su castillo. Algeciras 1988. VARGAS MACHUCA-GARCÍA, T. Exposición de las Fuentes Históricas sobre Jimena de la Frontera. Almoraima, Algeciras, 1991. Nº5 7 MATA CARRIAZO., Juan de. Crónica de Juan II de Castilla. Real Academia de la Historia de Madrid. 1976. 6

Una de las intervenciones arquitectónicas más destacadas por ser el símbolo desde el momento de su construcción hasta la actualidad, es la edificación de la torre circular del homenaje, cuya fecha se sitúa a caballo entre los siglos XV y XVI. A partir del siglo XVI, se produce un abandono paulatino del castillo a favor de la ladera oriental, posiblemente por un cambio de la ruta del camino de la costa hacia Ronda. A partir de ese momento las infraestructuras militares que durante siglos han mantenido una frenética actividad van cayendo en desuso y que a excepción de momentos puntuales en las luchas intestinas de los nobles por el poder no se retomarán ni mantendrán8. Este abandono conlleva un deterioro y al mismo tiempo un reaprovechamiento como cantera para los nuevos edificios, así como el establecimiento de zonas de labor para los lugareños. Estas actividades han continuado hasta bien entrado el siglo XX llegando a parcelarse la plataforma superior del castillo en diferentes propiedades con actividades agrícolas y ganaderas. No es hasta la guerra de Independencia que no vuelve a surgir el interés por este enclave estratégico, si exceptuamos la construcción de la fábrica de municiones realizada en el siglo XVIII en el contexto del asalto a Gibraltar9. Con la invasión francesa se produce un interés por todas las fortificaciones antiguas, su estado de conservación y posible uso como lugares de resistencia contra el agresor, es más, la imagen actual del castillo se debe a la obra de refortificación llevada a cabo por el General Ballesteros, en la que se limita a reforzar los espacios peor conservados por el paso del tiempo. Se culminan las murallas con almenas de fusilería, se vuelve a poner el foso de la alcazaba sur en funcionamiento, se fortifican los accesos del castillo tanto al este como al oeste y se rehacen lienzos de muralla completos así como los caminos necesarios para acceder a la fortaleza. El trabajo se realizó en escasos meses en uno de los nudos de carreteras más estratégicos de Andalucía, por su cercanía con Gibraltar10. A pesar de toda esta obra defensiva, el castillo nunca se vio envuelto en combate pasando lo que le quedaba de los siglos XIX y XX como zona de huertos de la población local.

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MARTÍN BUENO L. Jimena de la Frontera bajo la alcaldía de Pedro de Vera y su incorporación al señorío de los Medina Sidonia. Almoraima: Revista de Estudios Campo Gibraltareños, Nº 24, 2000, págs. 9-14. 9 REGUEIRA RAMOS, J. Las Reales Fábricas de Artillería de Jimena de la Frontera. Instituto de Estudios Campogibraltareños. 2003 10 VIDAL DELGADO, R. Historia de la Guerra de la Independencia en el Campo de Gibraltar. Madrid: Caja Postal, 1995.

La Alcazaba. Los trabajos de la intervención arqueológica de esta fase, se centraron en la Alcazaba del castillo. Este espacio amurallado, con la torre del homenaje en su interior, y el conjunto de estructuras aún visibles, además de su situación prominente en relación con el resto del castillo, lo convirtieron en el lugar idóneo para realizar una serie de sondeos que permitieran la extracción completa de la estratigrafía de la fortificación, desde la antigüedad hasta nuestros días. El planeamiento de la actuación, además de su fundamento espacial, dictado por las necesidades arqueológicas, se realizó por las necesidades arquitectónicas para la futura restauración y puesta en valor, no solo de la torre del homenaje sino también del lienzo amurallado visible desde la población actual. Las investigaciones arqueológicas se han planteado en un conjunto de seis sondeos estratigráficos en la zona de la Alcazaba sur y la apertura de los aljibes conocidos del castillo, para su inspección ocular, datación, descubrimientos de patologías y futura puesta en valor.

Fig.2. Localización de los sondeos

Análisis de las Estructuras. Evolución de la Alcazaba Hemos diferenciado los hallazgos por su situación dentro de la Alcazaba del castillo; distinguiendo entre la plataforma inferior de acceso a la Alcazaba y la plataforma superior. Las plataformas inferiores y superiores las hemos dividido a su vez en dos sectores, el oriental y el occidental, dependiendo de su situación en relación a la entrada de la Alcazaba. Época Romana De época tardo-romana se ha documentado una cisterna excavada en la roca, lo que indica una estructura subterránea. Este hecho revela que todas las estructuras emergentes han desaparecido a excepción de los posibles restos en cimentación aún no descubiertos y que serían reaprovechados más tarde, ya sea en época medieval o moderna. Su uso posterior se documenta en el corte realizado durante la primera fase de intervención donde se excavó una cisterna de similares características, cortada por el foso de la Alcazaba. La cisterna romana se haya dentro de una caja rectangular excavada en la roca, es de forma ovalada y con muros de piedra caliza, que la forran impermeabilizándola. El arenisco de la zona, es una roca muy porosa y en varias de las construcciones hidráulicas documentadas en el castillo se observa la misma técnica aislante. Solo se ha podido excavar parte de la estructura, sin poder llegar al final de la misma. Los rellenos dan una cronología de abandono entre los siglos III-IV d.C. En los estratos superiores aparecen abundantes fragmentos de tégulas y elementos constructivos, lo que sugiere que la cisterna se hallaba en un lugar cubierto, sin que podamos saber a que conjunto estructural pudo pertenecer.

Fig.3y4. Cisterna romana

Época Medieval Plataforma Inferior Oriental La primera fase de ocupación se remonta a la construcción de la zona oriental de la fortaleza. Se construye en torno a los siglos XIII-XIV y exigió un gran trabajo previo de planeamiento y diseño. El lienzo exterior oriental, se edifica de manera que deja al menos dos caños para unirlos con las atarjeas que se colocarían bajo el suelo de paso. Las atarjeas se han documentado pero desconocemos de donde venían y como se conectaban con la superficie. También de esta fase son los restos murarios que urbanizaban el interior de la plataforma inferior oriental y que nos indican que posiblemente todo ese espacio estaba edificado con anterioridad aunque desconocemos la funcionalidad de las construcciones allí situadas. La obra más destacada es la de la escalera de comunicación entre la torre de levante y el espacio urbanizado de la plataforma inferior, está realizada en piedra caliza y mortero de gran calidad y se ajusta al giro del lienzo exterior de la muralla, además sirve de cubrición para una de las atarjeas mencionadas más arriba. En la zona excavada la solería parece ser una lechada de mortero de cal de gran dureza y que cubriría las estructuras subterráneas descritas anteriormente

Fig. 4 y 5. Vista del corte S.E.VII.

Todos estos espacios se relacionan con el sistema defensivo de plataformas de la Alcazaba. El espacio se haya dividido en dos plataformas a diferentes alturas en la que la superior domina la inferior y la inferior está defendida por una muralla, cuya base es la escarpa del foso excavado en la roca natural. Es un foso seco de sección en V con refosete para su limpieza y dos fisuras en el arenisco de la zona que absorben toda el agua que se acumula por la lluvia. El referente más cercano de este foso es el de Algeciras11. Este sistema defensivo está limitado por dos muros de calicanto, unidos entre sí en su parte superior, formando una “L” en la que la parte más corta discurre paralela al lienzo exterior oriental y la más larga forma un frente de unos tres metros de altura y divide el espacio en las plataformas referidas más arriba.

FOSO

PLATAFORMA SUPERIOR

TORRE DEL HOMENAJE

PLATAFORMA INFERIOR

Fig.6.Distribución de los espacios.

Uno de los descubrimientos más interesantes es el hecho de que la torre que vigila la zona de levante es realmente una torre cubierta con bóveda, construida en la primera fase de ocupación musulmana. Desmochándose durante las obras de refortificación del castillo, en la contingencia de la Guerra de Independencia.

TORREMOCHA SILVA, A ET ALII, “La puerta de Gibraltar (Algeciras): un ejemplo de ingreso adelantado de época meriní en al-Ándalus”, Caetaria 3 (2000), p.189. 11

Fig.7.Forro de la torre de levante.

La segunda fase de ocupación musulmana documentada, es una lechada de mortero cal que recubre la escalera de comunicación con la torre de levante, hasta el segundo escalón, formando una rampa con el pavimento original. No sabemos la funcionalidad de esta rampa pero se puede aventurar que se trata de una reparación que al mismo tiempo posibilita un acceso más rápido a la torre y por lo tanto a su defensa.

Plataforma Inferior Occidental La ocupación más antigua constatada son los restos medievales islámicos. El conjunto estructural está compuesto por varios muros y algún pavimento, sólo se ha documentado a techo, sin que podamos obtener una cronología precisa tanto de su construcción como de su ocupación. Hay que señalar que esta ocupación medieval parece ser la misma que construye las murallas, da su aspecto original a la alcazaba y que se ha mantenido inalterable en sus líneas generales. Las murallas se hayan cimentadas sobre la roca natural, reaprovechando el elemento geológico. La torre oeste, a pesar de no tener referencias estratigráficas, es considerada como medieval por su situación contextual. Se apoya sobre los restos de las antiguas fortificaciones romanas y en la gran reforma

moderna se utiliza para situar los muros de la puerta que cierran el acceso entre la plataforma inferior y la superior. En época contemporánea es reconstruida en su parte superior, además de subir la altura de los muros, se eleva el suelo en su interior para finalizar la rampa de entrada a la plataforma Occidental del castillo y situar los adarves de las almenas.

Plataforma Superior La otra estructura documentada es el acceso de la plataforma inferior occidental a la plataforma superior, donde se halla situada la torre del homenaje. Este acceso es el original medieval y el único que comunicaba de una altura a la otra. Este camino esta compuesto por la prolongación de la muralla medieval hacia el Oeste acabando en una T, en doble recodo, el conjunto estaba cerrado por un muro que discurría desde el exterior de la torre oeste del corte VIII al lienzo exterior de la muralla de la plataforma superior, dejando un estrecho pasillo por el que circular. El suelo estaba compuesto por una solería de grandes losas, las conservadas están gastadas por su uso continuado y todo el conjunto esta cimentado directamente sobre la roca, excepto algunas partes que se asientan aprovechando los restos de la cisterna romana.

Fig. 8. Acceso en doble recodo.

Desconocemos las construcciones existentes de este momento en la plataforma superior ya que no se ha excavado a excepción del interior de la torre circular del homenaje.

Época Moderna 1ª Fase Siglos XV-XVI Plataforma Inferior Oriental A los pocos años de la toma definitiva del castillo por parte de las tropas cristianas, se lleva a cabo una gran reforma, la cual está documentada por todo el castillo. A finales del siglo XV y principios de XVI se produce una amortización de las estructuras musulmanas de la primera fase, que eleva la rasante a través de un relleno. En este relleno se han recuperado varios bolaños de trabucos neurobalísticos así como abundantes puntas de flechas, tanto de arco como de ballesta. Parecen ser los restos de las batallas llevadas a cabo durante la época en que Jimena era un puesto fronterizo avanzado en la lucha entre musulmanes y cristianos por la zona de Algeciras. El motivo de la elevación del suelo, parece ser la construcción, de al menos una atarjea, que reutiliza las antiguas medievales como salto de agua y vierte los desechos por el caño practicado en el lienzo oriental de la muralla en época musulmana.

Fig.9 y 10. Bolaño y cuadrillos de ballesta.

Plataforma Inferior Occidental Se construye un empedrado que cubre los restos del conjunto estructural medieval, a excepción de las murallas, en las que se apoyaría. Este pavimento salvaría el desnivel desde la entrada del castillo a la torre oeste y al acceso a la plataforma superior. Además se cierran los accesos a la zona alta a través de dos muros que actúan como mochetas de una gran puerta de doble hoja, de la que solo se conservan los goznes. El interior del acceso y de la torre también se pavimenta con grandes piedras.

Fig.11. Pavimento original restaurado.

Plataforma Superior En este momento también se reforma por completo el acceso a la plataforma superior. El suelo de grandes losas es cambiado, al menos en parte, por una solería de cantos de río dispuestos verticalmente. Este tipo de suelos se utiliza en zonas de mucho transito o que han de soportar mucho peso. Las guías son de ladrillo, lo que lo diferencia de cualquier otro pavimento excavado hasta el momento. No conocemos la disposición de la entrada en época medieval, pero en época moderna podemos aventurar una reconstrucción bastante fiable. El ultimo recodo de subida enlazaría con uno o dos escalones “tallados” en la base geológica y sobre ellos se abriría

un pequeño patio, dominado en la altura por los defensores, al fondo, en dirección norte, aparece una estrecha puerta, del ancho similar al del pasillo de subida, realizada con ladrillo tosco, que daba acceso tras el último recodo a la plataforma superior y con ella a la torre del homenaje. Esta complejidad poliorcética no acaba aquí, sino que aún queda el último recinto fortificado, compuesto por la torre y por los lienzos apoyados en ella. El muro oriental, corre desde la torre al lienzo exterior de la muralla levantina y también sustentaba y protegía la escalera de madera que daba paso a la misma. El lado occidental estaba compuesto por una puerta, imaginamos que fortificada, culminada en un arco de medio punto. Cierra el conjunto un muro que corría desde la puerta hasta el lienzo occidental convirtiendo a la zona sur de la torre del homenaje en el postrer espacio en el que se refugiarían los defensores tras la toma del resto del castillo por parte de los atacantes.

Fig.12. Vista de la plataforma inferior oriental y de la plataforma superior diafragma y torre del homenaje.

oriental,

muro

2ª Fase Siglos XVI-XVII Plataforma Inferior Oriental Esta fase solo se documenta en el sondeo XI de la plataforma inferior oriental. Se trata de un conjunto de estructuras compuesto por dos pavimentos separados entre sí por un muro de mampuesto de piedra caliza y mortero. El muro separa un espacio interior de otro exterior. El pavimento que ocupaba el espacio exterior era un empedrado con guías de piedra y ladrillo, mientras que el interior estaba realizado con ladrillos toscos y cubiertos de mortero. No conocemos la distribución de la plataforma inferior oriental en ese momento, pero si que podemos conjeturar como sería al menos el espacio interior. Probablemente sea un pasillo en dirección al lienzo exterior de la muralla oriental. 3ª Fase Siglo XVIII Plataforma Superior En el siglo XVIII situamos la construcción del aljibe rectangular, abierto durante esta intervención. Sólo tenemos elementos circunstanciales, así como escasos fragmentos cerámicos para situarlo como una fase diferenciada y no dentro de las obras de reforma de principios del siglo XIX. Hemos sido prudentes en cuanto su datación ya que no concuerda contextualmente con la última gran fase de construcción y esperamos resolver esta cuestión en las futuras intervenciones. Es un aljibe de tres cámaras divididas por cuatro arcos en grupos de dos. Se halla en buen estado de conservación y se le ven las marcas de uso dejadas por el agua. Se desconocen los medios de aportación del líquido y suponemos que algunos de los rebosaderos observados desaguan en el lienzo exterior oriental. Uno de ellos rompe el largo lienzo medieval que compone la plataforma superior para apoyarse. Época Contemporánea Desde el siglo XVI al XIX se produce un abandono paulatino del castillo en favor de la población actual, deteriorándose las estructuras defensivas, hasta que en el siglo XIX, a causa de los avatares de la política europea, España es invadida por los ejércitos napoleónicos y se origina un proceso de refortificación de puntos fuertes a lo largo y ancho del territorio español. Jimena a causa de su situación estratégica entra dentro de este programa de reconstrucción.

La reforma llevada a cabo a principios del siglo XIX, está enfocada a la recuperación y mejora de las defensas conservadas, adaptándolas a las necesidad del momento, construyendo sobre los restos de las murallas medievales almenas de fusilería. En algunas zonas han de elevar los pocos restos de las murallas medievales existentes y construir nuevos adarves para acceder al almenado.

Plataforma Inferior Oriental En este espacio, se reconstruye casi por completo el lienzo de muralla que la limita por el Norte, apoyándose sobre la escarpa del foso. Elevan el lienzo exterior oriental de la muralla, en algunos puntos, más de dos metros de altura devolviendo su antigua dignidad a las murallas del castillo. Se erige también un nuevo parapeto a modo de plataforma de artillería que apoyándose a la muralla exterior oriental, reconstruye la plataforma superior, nivelando el terreno con

zahorra de

mortero y pavimentando la zona alta con un empedrado. Este nuevo lienzo apenas dura cien años en su lugar, cayendo por la falta de cimentación. Este derrumbe se produce seguramente a principios del siglo XX, puesto que en una fotografía de 1890 aun se observa en pie.

Fig.13. Fotografía de la época con el lienzo aún en pie.

Plataforma Inferior Occidental En esta zona se construye un firme en rampa para salvar el desnivel existente. Este firme está realizado con zahorra de mortero y piedra, dándole consistencia suficiente para subir a la plataforma superior piezas de artillería pesadas. También se construye un muro con orientación N-S, que además de delimitar la entrada, separa las plataformas inferiores oriental y occidental, dejando solo el espacio de una puerta fácilmente defendible y fijándose sobre las estructuras medievales El acceso a la plataforma superior de época medieval ha de estar tan deteriorado que se opta por taparlo con una rampa similar a la de la zona baja, mientras que en el área de la torre del homenaje se realiza un empedrado que se mantiene hasta nuestros días.

Plataforma Superior La torre del homenaje es reformada, al menos su estancia inferior, recuperando el aljibe que lo ocupaba desde su construcción. Lo más destacado es la altura que alcanza el arenisco en este punto, ya que a partir de aquí desciende hacia el Este, llegando a la antigua muralla romana a la que sirve de cimentación. Esto que implica un gran desnivel ya sea natural o antrópico. Este hecho puede ser relevante, puesto que algunas de las estructuras romanas aparecidas en esta fase de intervención, se hallan excavadas en la roca, como la cisterna del corte IX o la aparecida en el foso del castillo durante la primera fase de intervención en el año 2002. El acceso a la plataforma superior, aún en este momento, se sigue manteniendo como camino único entre las diferentes alturas. La refortificación se materializa en un relleno de zahorra de mortero, en rampa, con abundantes ladrillos toscos, seguramente provenientes de las antiguas construcciones modernas. El relleno de zahorra cubre la ocupación moderna del XVI y en las zonas en que esta ha desaparecido también cubre los restos medievales y romanos. Sobre este relleno de zahorra se asienta el pavimento de piedra que circunda la torre del homenaje.

Limpieza Arqueológica de los Aljibes del Castillo Dentro del marco de actuaciones programadas en esta tercera fase de intervención, estaba planteada la apertura de los aljibes conocidos del castillo. Los depósitos están situados, uno en la plataforma circundante de la torre del homenaje y el otro cercano a la torre del reloj. El situado en la plataforma superior de la Alcazaba se fecha en el siglo XVIII. Es un aljibe de planta rectangular de tres cámaras, que se halla dividido por cuatro arcos en grupos de dos. Está en buen estado de conservación y se le ven las marcas de uso dejadas por el agua. Se desconocen los medios de aportación del líquido y algunos de los rebosaderos son aún visibles, probablemente desaguaban en el lienzo exterior oriental de la muralla.

Fig.14. Aljibe moderno.

El segundo aljibe abierto está situado al Sur y al Oeste de la torre del reloj y se hallaba tapado con una masa de cemento, sin que nadie pudiera darnos razón del momento de cierre. La información que nos habían proporcionado los conocedores del castillo, indicaban un aljibe de gran profundidad, mayor incluso que aljibe almohade excavado en la primera fase de intervención12. Al abrir un hueco en la cubrición, encontramos no un aljibe sino un enorme pozo, excavado en la roca con una profundidad de 21 metros y una anchura de cuatro metros y 12

Tabales et alii. Investigaciones Arqueológicas en el Castillo de Jimena de la Frontera. Fase 1 (2002). Anuario Arqueológico de Andalucía 2002. Sevilla. Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Vol. 3. 2005.

medio. En el interior del pozo, apoyados a sus paredes, están construidos dos arcos de herradura sobre los que se dispone una viga de madera, aún conservada y que servía de eje para situar una noria de sangre de gran tamaño para la extracción del agua. En el frente oriental del castillo, en la base del cerro en que se asienta, hay varias fuentes en uso todo el año, que manan incluso en las épocas de sequía. Ésta es la causa por lo que han horadado el altozano buscando ese nivel freático y que solucionaría cualquier escasez ya sea natural o provocada por un cerco enemigo.

Fig.15. Situación del pozo.

En la década de los sesenta durante la construcción del actual depósito de agua de la ciudad salió a la luz una pileta, cercana al pozo, que fue descubierta durante un breve espacio de tiempo. Esta alberca junto a los arcos del pozo, indican que estaba rematado por una gran noria accionada por una recua de animales. Es una de las norias más grandes conocidas, comparable a las que extraían el agua de los pozos que jalonan la acequia real de la Alhambra de Granada, estudiada por Torres Balbás13. Aún desconocemos la relación completa de la noria con el aljibe almohade, pero su cercanía y la existencia de la pileta mencionada más arriba, sugiere que forman un conjunto. Es decir todas las estructuras estarían planteadas para obtener el agua de los

13

Torres Balbas, L. Ciudades Hispano musulmanas. Madrid 1985. Pág. 158.

acuíferos subterráneos y trasladarla a través de un sistema de piletas y canalizaciones al aljibe cercano para su almacenamiento.

Fig.16. Sección del pozo.

El Registro Material

Dentro del estudio cerámico además de confirmar las diferentes fases de ocupación se han documentado una serie de elementos de fecha anterior, aunque solo podamos adscribir los de época romana a una estructura completa. La aparición de restos cerámicos de época antigua son el ruido de fondo constante en las actuaciones que se han ido llevando a cabo a lo largo del tiempo, pero lo masivo de la construcciones medievales, modernas y contemporáneas han impedido hasta ahora la elaboración de una secuenciación estratigráfica completa desde la actualidad al momento de ocupación más antiguo del cerro del castillo. Aun así los restos emergentes romanos son masivos y evidentes, hecho que no ocurre con los de épocas anteriores.

Época fenicia Al igual que en las fases anteriores, se han documentado algunos fragmentos de cerámica fenicia, de manera residual. Su presencia es muy escasa y solo nos permite sacar

la conclusión de la existencia de algún tipo de asentamiento que aún no

conocemos pero cuyos restos, aunque de manera muy secundaria, se documenta por

toda la fortaleza. Durante la intervención arqueológica del foso de la alcazaba en el año 200314, aparecen algunos restos de época fenicia. En el caso que nos ocupa se trata de un fragmento de borde de un plato de engobe rojo y que se fecha en torno a los siglo VI-V a.C. Durante los diferentes trabajos realizados se han encontrado restos cerámicos de estas fechas y que hablan de una ocupación fuerte sin que por el momento se haya podido constatar, debido a los importantes restos constructivos que nos ha legado el horizonte romano o el medieval musulmán. Junto a estas piezas también se documentan algunos fragmentos de cerámica griega en muy mal estado salvo para poder describir su barniz negro y algunos restos de cerámica turdetana. Este horizonte previo a la ocupación romana puede desvelar parte de los orígenes del asentamiento de Oba aunque habrá que esperar a futuros trabajos para poder arrojar luz sobre él.

Fase Romana La cerámica romana documentada, abarca desde la cerámica campaniense a la terra sigillata “C”. Casi todos los fragmentos localizados provienen de una posición no primaria sino residual en el conjunto de la excavación. A pesar de excavarse en parte una estructura de esta época, el conjunto de materiales recuperados es muy escaso, centrándose en restos de elementos constructivos como tégulas, ímbrices, o ladrillos. Las cerámicas que nos permite datar el fin aproximado de esta estructura, son las sigillatas claras que nos dan una fecha de abandono de los siglos III-IV d.C. Junto a ellas aparecen restos residuales de cerámicas campanienses, sigillatas hispánicas y sudgálicas. El colapso de esta estructura en torno a los siglos III-IV d.C. forma parte del proceso de deterioro urbano del imperio a favor de las grandes explotaciones agrarias de las cuales el término municipal de Jimena cuenta abundantemente por sus grandes recursos naturales.

Fase Islámica La cerámica perteneciente a esta época ha aparecido en la mayoría de los sondeos estratigráficos practicados. También está presente en muchos rellenos realizados en épocas posteriores. Sin embargo, es en el Sondeo Estratigráfico VII, situado en la zona 14

Tabales, M. A. Utrera, R. Pajuelo, J.M. Intervención Arqueológica de Apoyo a la Restauración del Castillo de Jimena de la Frontera. Cádiz Excavación del Foso de la Alcazaba, Memoria final de la Fase II. (2003).

oriental de la plataforma defensiva inferior, donde se documentan los niveles más importantes, formando parte de unidades de relleno de época islámica. Aunque se constata la presencia de cerámicas de épocas anteriores como el caso de los ataifores de borde recto engrosado al exterior y paredes altas y de borde redondeado engrosado al exterior y paredes curvas (XII y XIII), la casi totalidad de la cerámica pertenece a la última fase de la presencia islámica en la zona que pasaremos a resumir brevemente. Desde 1246 a 1456 Jimena pasa a formar parte de la Frontera del Reino nazarí de Granada, excluyendo los veinte años de la primera conquista cristiana (1431-1451). Dentro de estas fechas hay que incluir el dominio de la dinastía Meriní en esta zona, que se produce desde el último tercio del XIII y primera mitad del s.XIV. Desde mediados del XIII tras las conquistas cristianas en la zona, Jimena verá incrementada su número de habitantes, debido al éxodo de habitantes de poblaciones conquistadas en zona de frontera. La cultura material que caracteriza esta época (XIII-XV) tiene una tipología muy variada. Dentro de la alfarería distinguimos cántaros, alcadafes, orzas; en la cerámica de cocina ollas de cuerpo de tendencia piriforme y cuellos con resalte, cazuelas de costillas y pestañas o de borde acanalado documentadas en Málaga y Algeciras y cerámica de iluminación con candiles de pie alto vidriados en melado y verde. En la vajilla de mesa al igual que en trabajos anteriores15, se pueden diferenciar dos momentos, un grupo temprano fechado en los siglos XIII y XIV en el que destaca la presencia de ataifores carenados de borde engrosado al exterior, jarritas de pie anular o convexo con bocas anchas, algunas decoradas con esgrafiado, o ataifores vidriados en verde esmeralda con decoración en manganeso de producción meriní. Del siglo XV consideramos los cuencos y jarritas esmaltados en blanco y con decoración en azul. En definitiva podemos observar la evolución de la población de castillo a través de sus enseres durante el espacio de dos siglos, desde el momento que se empieza a constatar una fuerte presencia musulmana en torno al siglo XII hasta la conquista cristiana definitiva a mediados del siglo XV.

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Tabales et alii. Investigaciones Arqueológicas en el Castillo de Jimena de la Frontera. Fase 1 (2002). Anuario Arqueológico de Andalucía 2002. Sevilla. Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Vol. 3. 2005.

Fig.17. Cerámica hispanomusulmana de cocina.

Fig.18. Ataifores.

Fase Moderna Las producciones modernas han sido las más abundantes en el registro arqueológico. Dentro de éstas hay que destacar dos momentos, el primero que abarcaría hasta la primera mitad del s. XVI y el segundo que comenzaría en la segunda mitad de este siglo y que distingue a las producciones claramente modernas de las que todavía permanecen influenciadas por etapas anteriores. La primera conquista cristiana de Jimena se produce en el año 1431, tras ésta, la villa quedó prácticamente despoblada, sin embargo debió de sostener una numerosa guarnición dependiendo de otras localidades andaluzas cercanas para su mantenimiento, como Jerez, Sevilla, etc. Esta primera presencia llegó hasta 1451, fecha en que Jimena pasa de nuevo a manos musulmanas. En 1456 se produce la definitiva conquista castellana. En 1485 con la toma de Ronda desaparece la frontera y es cuando comienza la verdadera repoblación de Jimena y su término. Aunque existen piezas que se pueden fechar desde época bajomedieval, como lebrillos de sección circular, ollas molduradas con baquetones en el cuello o dentro de la vajilla de mesa platos, cuencos, vidriados en verde y melado, su aparición en el registro arqueológico con series fechadas desde finales del siglo XV nos hace situarlas en estos momentos. Además es en estas fechas cuando se produce una reforma de los espacios excavados y la más significativa de estas reformas es la construcción de la torre circular del homenaje. Es importante señalar que en estas obras se encuentran abundantes restos de carácter bélico como pueden ser bolaños de trabuco o cuadrillos de ballesta. Acabada la contienda con la conquista de Granada se reforma la fortaleza para darle unas instalaciones más acordes con sus futuros usos y probablemente con los nuevos usos pirobalísticos que se empiezan a poner en boga durante estos años. Dentro de la alfarería, constatamos la presencia de una variedad de formas que se manifiestan en recipientes de almacenaje y contención como tinajas, jarros; de uso doméstico como morteros, lebrillos y bacines algunos esmaltados en blanco, en la cerámica de cocina destacamos ollas de cuerpo globular y cuello cilíndrico y cazuelas de borde engrosado en pastas rojizas y cubiertas meladas. En la vajilla de mesa es donde se producen los mayores cambios. Desde finales del siglo XV, coincidiendo con el inicio de la repoblación de la ciudad, y durante la primera mitad del XVI, se produce la aparición de las series moriscas entre las que destacamos la Blanca Lisa, con sus variantes de apéndice, de orejas o mitad y mitad, Azul y Morada (que junto a las variantes de la serie blanca lisa y un plato decorado a la

Fig.19. vajilla de mesa, finales del XV y principios del XVI.

Fig. 20. Cuadrillos de ballesta y puntas de flecha.

cuerda seca, se pueden fechar desde época temprana), Azul Lineal, en platos, cuencos y escudillas y Azul Lisa. A mediados del siglo XVI documentamos la presencia de vajillas sevillanas de influencia italianizante, en sus series Blanca Lisa o Azul sobre azul. Producto del comercio exterior son las producciones importadas de Montelupo características de la primera mitad del s.XVI o de Extremoz y la serie marmorizada de Pisa fechada desde finales del XVI. Ya en el XVIII se produce la pérdida de Gibraltar y se crea en Jimena las Reales Fábricas de Artillería, de esta época son una serie de cerámicas de paredes finas entre las que destacamos un plato gallonado y jarritas vidriadas en amarillo y decoradas con motivos en color verde.

Fig.21. Serie azul y de importación.

CONCLUSIONES La alcazaba se construye en su mayor parte desde los siglos XII al XV con reformas importantes durante los siglos XV y XIX. La evolución del conjunto estructural, parte de la reutilización de algunos de los elementos constructivos de la ciudad romana, como la falsa barbacana situada delante del lienzo oriental del castillo y que sería parte de la antigua muralla romana de la ciudad. Otro elemento documentado es una cisterna romana de planta ovalada que se usa para cimentar el acceso entre la plataforma inferior y la superior de la alcazaba. El espacio fortificado se planifica con cuatro líneas de defensa antes de llegar al último recinto defensivo que es

la torre

circular del homenaje. El sistema está construido

aprovechando la pendiente natural del terreno que sirve como un elemento defensivo más. El conjunto está compuesto por un foso y tres recintos fortificados. El foso es seco con refosete y tallado en la roca natural de la zona, al igual que el resto del conjunto, está diferenciado en dos zonas la oriental y occidental, con un paso en su zona central, de doble embocadura, que conserva como puente de entrada una reconstrucción de época moderna. La escarpa se adapta en la zona oriental a la forma y orientación de la roca natural mientras que la zona occidental la base natural esta tallada para asentar las murallas de la escarpa. Es la primera barrera defensiva que conocemos para la toma de la alcazaba sur. Tras la escarpa del foso que sirve de acceso a la alcazaba, encontramos un espacio separado en dos zonas con diferentes funciones y que denominamos plataforma inferior. La zona oriental que sirve de acceso a la torre de flanqueo del foso y a una torre adelantada del lienzo exterior de la muralla oriental. La zona occidental es una zona de acceso hacia la plataforma superior, el paso se produce a través de un área en forma de T, es decir en doble recodo, que obliga al invasor a salir del castillo dando a los defensores varios ángulos de ataque para lanzar sus armas. El acceso acaba en un patio cerrado con una única puerta hacia el interior de la plataforma superior. La plataforma superior, al igual que la inferior, está dividida en dos espacios pero a diferencia de la primera, la separación es norte-sur. La línea divisoria está formada por la torre circular del homenaje, una muralla que corre del lienzo exterior oriental hasta adosarse a la torre. Esta muralla sirve de base para situar la escalera fortificada de madera que daba acceso a la torre circular en primera planta. Entre la torre y el lienzo

exterior occidental se sitúa una puerta con un arco de medio punto y un muro que lo cierra. Desde la zona norte se defienden ambos tramos de la plataforma inferior así como los lienzos murales exteriores. La zona sur sirve de último recinto de defensa de la torre circular y para defender el lienzo exterior sur de la alcazaba. Ambos espacios en época moderna estaban edificados con una serie de muros radiales cuyo centro era la torre con un pasillo que los circundaba y servía de acceso a las diferentes habitaciones que formaban. El bastión final de defensa es la torre circular formada por tres cuerpos. Se construye a finales del siglo XV o principios del XVI, no sabemos si en sustitución de una previa musulmana, puesto que se cimenta directamente sobre la roca natural sin que se hayan documentado restos de ninguna construcción previa. La torre consta de tres cuerpos, la planta baja es un aljibe de forma octogonal, hoy muy deteriorado. La primera planta posiblemente tuviera un uso de almacén, siendo la segunda planta, la principal y de acceso a la torre por la escalera exterior 16. Asimismo este cuerpo posee dos ventanas orientadas al este y al oeste dominando el paisaje circundante de la torre. La azotea estaba rodeada por un almenado sobre matacán hoy desaparecido casi por completo, con una leve inclinación en la solería para encauzar el agua hasta el depósito de la planta baja a través de un bajante situado en el único resto superviviente de un merlón. En los cuatro puntos cardinales de la torre se sitúan cuatro modillones de matacán en diferente estado de conservación. Desde finales del siglo XV a principios del siglo XVI, tras la conquista cristiana, el castillo sufre una serie de intervenciones arquitectónicas para mejorar algunas zonas de la alcazaba pero sin cambiar en lo fundamental la concepción defensiva de la misma. Entre mediados y finales del siglo XVI el castillo se va abandonando a favor de la actual población y el conjunto defensivo va deteriorándose progresivamente hasta el siglo XIX, momento en que sufre una gran reconstrucción y algunas mejoras, pero al igual que la del siglo XVI no cambia la concepción defensiva original, limitándose a reconstruir y adaptar algunos elementos a las necesidades de la guerra moderna. Un ejemplo de ello son las almenas de embudo para la fusilería.

16

Estudios recientes demuestran la existencia de un muro diafragma que conectaba la torre con el lienzo oriental de la alcazaba.

El resultado obtenido se expone en una tabla donde podemos apreciar estas ocupaciones de manera seriada:



PROCESO

CRONOLOGÍA

COTAS MSNM

1

Amortización

Siglo XX

198-192

2

Refortificación Alcazaba

1810

205

3

Construcción del Aljibe

Siglo XIX

205,2

4

Urbanización de la Plataforma

Siglos XVI-XVII

202,32

Inferior Oriental

Finales del siglo XV, 5

Obras Modernas Plataforma

Inicios del Siglos XVI

204

Superior

6

Urbanización Norteafricana

Siglos XII-XV

191-197

7

Fortificación Norteafricana

Siglos XII-XIV

191-193

8

Urbanización Bajo Imperial

Siglos III-IV d.C.

192

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