Excavación de urgencia en el asentamiento de “El Retamar” (Puerto Real, Cádiz). Informe preliminar

July 12, 2017 | Autor: José Ramos Muñoz | Categoría: Prehistoric Archaeology, Neolithic Archaeology, Lithic Technology
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Descripción

ANUARIO ARQUEOLÓGICO DE ANDALUCÍA 1995

ACTIVIDADES DE URGENCIA INFORMES Y MEMORIAS

JU11TR D[ 1\11DRlUClR CONSEJERÍA DE CULTURA

Dirección General de Bienes Culturales

ANUARIO ARQUEOLÓGICO DE ANDALUCÍA 95. 111

Abrcvi,llura: AAA'95.III

Edita: .Junt.l de AndalucLl. Consejería ele Culturc1. Coordinación de

Lt edición:

Dirección Generc1l de Bienes Culturales Servicio ele lnvestigJción y Difusión del P>. De esta forma, a mediados de noviembre de este mismo año llevamos a cabo su excavación, gracias a una subvención eco­ nómica aportada por el Excmo. Ayuntamiento de Puerto Real(5); trabajos que se prolongaron hasta mediados de Marzo de 1996. El equipo de excavación, además de los que suscriben estuvo constituido por arqueólogos y estudiantes de Prehistoria de la Universidad de Cádiz ( 6). En la actualidad se llevan a cabo toda una serie de analíticas de la excavación en las que trabajan un extenso grupo de investigadores (7). 3. APROXIMACIÓN AL MEDIO NATURAL DEL ASENTAMIENTO.

Es importante destacar que el territorio donde se localiza el yacimiento está íntimamente unido al proceso de formación de la actual Bahía de Cádiz y, por ello, existen notables diferencias con el medio natural que ocuparon las comunidades del VJo milenio. Las causas de esta variación se deben, fundamentalmente, a la pro­ pia evolución geomorfológica, aunque no hay que olvidar la pro­ pia acción del hombre en el transcurso de los últimos sietemil años. La confirmación de los datos que vamos a exponer a continuación sólo será posible con la continuidad de los estudios geoarqueológicos, en la línea de los realizados por Arteaga y Schulz en la costa mediterrá­ nea (8) y en la cuenca baja del río Guadalquivir (9). Durante el Pleistoceno el mar sufrió diversas oscilaciones, co­ rrespondiendo el máximo descenso en torno al 18000 (10). La subida posterior del nivel marino provocaría la inundación de las actuales marismas, destacando solamente algunos «pequeños islo­ tes>> que posteriormente constituirían las ciudades de San Fernan­ do y Cádiz (11). Al mismo tiempo, el gran caudal del río Guadalete excavó un amplio estuario que se abría a la costa en una gran plataforma desde Rota a la Isla de Sancti Petri(12). A fines del Pleistoceno el caudal del río Guadalete se empobre­ ce, variando su régimen fluvial y sedimentológico. Lo que llevaría a un largo proceso de colmatación de su estuario. Sin embargo, en los inicios del Holoceno este proceso sedimentario se verá inte­ rrumpido por la transgresión marina Flandriense, cuyo máximo (6500/5100 a.C.) provoca una subida del nivel marino en torno a + 2 ó 3 m en el área de la actual Bahía (13). Esta elevación del nivel del mar hizo que las mareas penetraran hacia el interior a través de las arterias fluviales, al mismo tiempo que remansa las aguas del curso bajo del Guadalete y favorece la formación de depósitos aluviales. De esta forma, el medio natural correspondiente a las socieda­ des del VJo milenio era diferente al que hoy conocemos. La Bahía no existiría como tal y su espacio estaría ocupado por una serie de islas, entre las que destacarían las correspondientes a las actuales ciudades de San Fernando y Cádiz, y el yacimiento de se situaría en plena línea de costa sobre una suave colina en los momentos que estuvo habitado. 4. TÉCNICA DE EXCAVACIÓN.

Debido a la gran extensión que ocupaba el asentamiento deci­ dimos realizar cinco cortes sobre un total de 1.412 m2, con una orientación de 45° N.O., sobre la base de dos ejes: el de la «y>> (E­ O) y el de la «X>> (N-S). Cada corte se divide en sectores a los que corresponde una letra correlativa del abecedario y estos a su vez se dividen en cuadrículas que signamos mediante numeración romana. El punto O se colocó a 9 m sobre el actual nivel del mar, en un lugar reconocÍble de altura máxima localizado en la valla que cerca parte del terreno que ocupa el yacimiento. 68

Durante los trabajos pudimos comprobar la existencia de un único nivel de hábitat lo que nos permitió plantear la excavación mediante un sistema horizontal con la intención de documentar la planta completa del nivel de ocupación. Como ya mencionamos, el desmantelamiento de la duna que cubría el asentamiento por una máquina retroexcavadora dejó al descubierto una amplia superficie en la que se podían apreciar restos de estructuras termoalteradas junto con abundantes produc­ tos arqueológicos in situ . En esta zona que fue poco o nada afec­ tada por las maquir..as se establecieron los cortes 1, 3 y 5, los cuales se dividieron en cuadrículas de 2x2 m (cortes 1 y 3) y de 4,5x2 m (cuadriculas A-J) y 2,5x2 m (cuadriculas K-S) en el corte 5. De esta forma se realizaron un total de 141 cuadriculas que ocupaban una superficie de 644 m2 y en las que se situaron microespacialmente los productos arqueológicos documentados. El corte 1 de 10x20 m está constituido por 50 cuadrículas orde­ nadas alfab éticamente de Este-Oeste con las letras A-J y, numeralmente, de Sur a Norte. El Corte 3, localizado junto al corte 1 en dirección Oeste, presen­ ta una longitud de 28x10 m y comprende un total de 70 cuadrículas. El corte 5 cuenta con un total de 21 cuadrículas y se sitúa al sur de los cortes 1 y 3. Entre estos cortes y el 5 hemos dejado un testigo de 1 m, que corresponde a la valla que cierra parcialmente el yacimiento. Las cuadrículas en este caso son las comprendidas entre -A I y -S l. Sin embargo, los cortes 2 y 4 se establecieron en la zona Norte que corresponden a una pendiente artificial realizada por los tra­ bajos de cantera de los años sesenta y rellenada, recientemente, por materiales que cubrían el asentamiento, al ser arrastrados por la maquina retroexcavadora. Este relleno estaba constituido por tie­ rra parda edafizada, arenas, así como, por restos de estructuras y productos arqueológicos del nivel de ocupación. En la mayor parte del corte 2 se llevó a cabo una excavación por complejos, con una extensión total de 224 m2, mientras que, en lo que restaba de éste y en el corte 4 realizamos una prospección controlada (544 m2). Respecto a la estratigrafia del asentamiento está constituida por margas terciarias con biocalcarenitas que constituyen el substrato de base. Sobre ella, se superpone un nivel de glacis del Pleistoceno superior y, a continuación, una duna holocénica donde se intro­ duce el nivel de ocupación, constituido por tierra negra y parda con restos de estructuras. A techo continúa la duna que queda cubierta por suelos pardos edafizados de color marrón oscuro. 5. ANÁLISIS DE LAS ESTRUCTURAS Y SU VINCULACIÓN CON DISTINTAS ÁREAS DE ACTIVIDAD.

Hemos podido documentar la presencia de diversos tipos de estructuras relacionadas con distintas actividades llevadas a cabo en el asentamiento (Fig. 2): - Hogares propiamente dicho: son estructuras construidas mediante una acumulación de piedras, con disposición subcircular, de areniscas termoalteradas y, en cuyo interior, aparece tierra concrecionada por alteración térmica y acumulación de materia orgánica. En relación con ellos tenemos restos de talla y útiles, así como fauna terrestre, ictiofauna y malacofauna. - Estructuras en cubeta con sección en «U>> o en «V>> y forma oval, que presentan una profundidad máxima alrededor de los 50 cm y un diámetro entre los 40 y 60 cm. En su interior se localiza un nivel de piedras termoalteradas (con predominio de areniscas) sin ninguna disposición determinada, junto a tierra concrecionada por la acción del fuego de textura compacta y color negro intenso pro­ vocado por el elevado contenido de materia y productos orgánicos tales como, restos de fauna terrestre, ictiofauna y malacofauna. Estas estructuras podemos relacionarlas con las denominadas «fosas culi-

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F a u na.

FIG. 2. Estructuras termoalteradas localizadas en el asentamiento.

narias»(l4). En ocasiones aparecen acompañadas de productos líticos (restos de talla y útiles) y escasas muestras de carbón vegetal. - Concheros: denominamos así a algunas concentraciones de diferente extensión en el yacimiento, constituidas por niveles de acumulación de conchas de moluscos, principalmente, junto con restos de ictiofauna y alguna fauna terrestre. Se integran igualmen­ te en ellos, algunas piedras termoalteradas y productos líticos. - Basureros o lugares de desechos. Existen algunas concentra­ ciones de restos orgánicos e inorgánicos que parecen haber sido acumulados tras una limpieza o destrucción de las otras estructuras

existentes en el yacimiento. De forma que localizamos, además de piedras fragmentadas termoalteradas junto con tierra concrecionada, restos de conchas de moluscos, ictiofauna, fauna terrestre, produc­ tos líticos y cerámicos. Todos ellos sin ningún tipo de distribución preconcebida, resultado del vertido ocasional de elementos desecha­ dos, cerca o alrededor de las estructuras de donde proceden. Todas estas estructuras a su vez forman parte de diversas áreas de actividades llevadas a cabo en el yacimiento tales como, de producción, de consumo y de desecho. 69

Las áreas de actividad de producción están representadas en El Retamar por la presencia de procesos de preparación de alimentos y elaboración de manufacturas. En los primeros las únicas estruc­ turas vigentes son restos de hogares y «fosas culinarias», utilizadas estas últimas quizás para la cocción a fuego lento de moluscos y pescados. En cuanto a los procesos de manufactura, la talla de útiles líticos de cuarcita y sílex, se realiza junto o en relación las estructuras de hogares. Aquí aparecen los objetos de trabajo (mate­ rias primas: pequeños guijarros de cuarcita y sílex), como los pro­ ductos de todo el proceso de talla (núcleos, lascas, desechos, esquirlas y útiles). Sin embargo, aunque en El Retamar tenemos presencia de cerámicas no existen indicios de áreas de producción de ésta. No hay en el asentamiento una diversificación o distinción clara de las unidades de actividad de producción respecto de las de consumo y sólo percibimos cierta preferencia en un área determinada del asen­ tamiento, que coincide con su extremo Sureste, en la que se concen­ tran determinadas tareas dedicadas a la producción, consumo y, con­ secuentemente, una posterior acumulación de desechos, de moluscos y peces, que constituye un verdadero conchero. Incluso no existe una diferenciación que determine la elección de un sector concreto a la hora de depositar los cadáveres, sino que los enterramientos aparecen asociados a las otras áreas de actividad existentes. 6. LOS ENTERRAMIENTOS.

Como acabamos de mencionar los entierros realizados en El Retamar se realizan en el interior del área de habitación y con relación a las otras actividades llevadas a cabo, lo que nos permite plantear que no existe ruptura entre el mundo de los vivos y de los muertos en esta comunidad. Se han localizado dos enterramientos que se extrajeron de for­ ma completa. Hasta el momento no es mucho lo que podemos adelantar sobre estas sepulturas, ya que se encuentran en fase de estudio. El enterramiento 1 (Corte 1, cuadrículas J-III y J-IV) correspon­ de a una pequeña fosa en la que se introdujo las extremidades inferiores de un individuo, junto con algunos huesos sueltos: res­ tos de costillas, falanges y un diente. Sin embargo, el enterramiento 2 (Corte 3, cuadriculas R-I y R-II) es colectivo, ya que aparecen restos correspondientes a dos indivi­ duos. Uno se encuentra completo con sus miembros en posición anatómica, a excepción del cráneo que fue desplazado intenciona­ damente al introducir el segundo entierro. Este último, está cons­ tituido por huesos largos de las extremidades inferiores (fémures y tibia) y superiores (cúbitos y radios), y una mandíbula completa. 7. LOS PRODUCTOS ORGÁNICOS.

El asentamiento de El Retamar ha proporcionado abundantes restos orgánicos constituidos por malacofauna, ictiofauna y fauna terrestre. Un estudio faunístico preliminar nos indica la presencia de las siguientes especies de mamíferos: Bos Taurus, Capra/Ovis, Suidos y Cervus Elaph us. Los restos óseos aparecen calcinados por su inclusión dentro de las estructuras de hogar. En la zona Sureste apreciamos una gran concentración de restos malacológicos e ictiológicos termoalterados que llegan a alcanzar más de 25 cm, constituyendo un verdadero conchero, en estas concentraciones aparecen restos de fauna terrestre dispersos. Este yacimiento ha ofrecido una gran variedad de especies de origen marino destinadas al consumo, así como otras que por su reducido tamaño, pudieron ser destinadas a otros menesteres (ador­ nos). Entre las especies malacológicas para el consumo mejor re­ presentadas están: Tapes (Ruditapes) Decussata, Salen Marginatus y

Ensis, Murex Trunculus, Murex Brandaris, Litorina litorea

70

y

Cerastoderma Edule (15). Especies con un hábitat en medio roco­

so y en un medio fangoso. Los restos de ictiofauna se corresponden, a la espera del estudio definitivo, con vértebras, mandíbulas y dientes de, al menos, dos especies Galeorhin us Galeus y Sparus Auratus. Ésta última especie presenta un considerable tamaño y suele acercarse a la costa hacía finales de verano y comienzos del otoño para desovar. Los recursos marinos permiten disponer a estas comunidades de una fuente continua de alimentos, que se vería completada con actividades de caza y recolección. Tampoco podemos desdeñar una incipiente economía de producción basada en la ganadería como nos indica la aparición de restos de Bos Ta urus, CaprajOvis y Sus Domesticus. 8. LOS PRODUCTOS DE LA CULTURA MATERIAL Y SUS INFERENCIAS SOCIOECONÓMICAS.

Los productos de la cultura material son cerámicos y líticos, estando los primeros escasamente representados. La cerámica se caracteriza por su uniformidad en la elaboración (pastas, color, textura, tratamiento, etc.). En líneas generales pre­ senta desgrasantes mayoritariamente inorgánicos, así como un pre­ dominio de tamaño y proporción medio. En cuanto a la cocción las cerámicas muestran coloraciones que forman parte de la gama de los ocres, lo que indica que fueron cocidas en un medio oxidante. Las texturas son porosas, aunque hay algunos fragmentos con pastas muy compactas y que coinci­ den con aquellos que presentan decoración más cuidada. Respecto al tratamiento predominan las cerámicas alisadas, siguiéndole en número las rugosas, bruñidas de muy buena calidad, espatuladas y escobilladas. Aunque son escasos, destacan en el computo total los fragmen­ tos cerámicos decorados (Fig. 3), fundamentalmente los que han sido realizados mediante la técnica de impresión de una concha o la aplicación en relieve de pequeños cordones decorados con digitaciones o ungulaciones. Entre las formas predominan las cerradas. Son muy abundantes entre las cerámicas lisas las ollas y vasijas globulares de mediano tamaño relacionadas con actividades de tipo doméstico para coc­ ción las primeras y como contenedores de alimentos las segundas. Hay que destacar la total ausencia de grandes recipientes de alma­ cenaje que indicasen la producción excedentaria de alimentos. Respecto a los productos líticos son, mayoritariamente, de sílex (más de un 80%), constatándose de visu varios tipos, siendo el de mayor calidad foráneo. El resto de la industria está constituida por cuarcitas locales. Entre los restos de talla tenemos varios tipos de núcleos que evidencian diversos procesos del desbaste, predominando los tipos pequeños: núcleos del inicio de la talla, núcleos de talla centrípeta de carácter levallois, núcleos para hojas de talla a presión y prismá­ ticos, núcleos poliédricos, núcleos con un plano de golpeo prepa­ rado, sobre lascas y diversos. Las lascas y láminas sin retocar se correlacionan con los tipos de núcleos mencionados: del inicio de la talla las lascas de descorteza­ do y semidescortezado, lascas internas que se corresponden con el inicio de los núcleos levallois y con los poliédricos; lascas levallois y un importante predominio de las hojas de talla a presión, en relación con la talla de los núcleos prismáticos y para hojas, funda­ mentales en la fabricación de los microlitos geométricos. También están presentes las lascas y láminas de cresta, lascas del desbaste de núcleos para hojas y las sobrepasadas. Otros restos de talla documentados son las esquirlas, muy nu­ merosas, los desechos, plaquetas y golpes de buril. Consideramos, por la presencia y distribución de estos testimo­ nios de talla, que ésta sería realizada in situ en el propio asenta­ miento.

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FIG. 3. Cerámica decorada.

Respecto a los útiles localizados (Fig. 4) los podemos agrupar en tres grupos en función de las actividades a realizar: - Herramientas de trabajo domésticas, como los raspadores, los buriles y los retoques continuos. Son instrumentos utilizados en el trabajo de la madera y de pieles, es decir, en un ámbito estricta­ mente doméstico de la vida cotidiana. - Útiles relacionados con la recolección de productos vegetales, como las lascas y láminas de borde abatido, los retoques de uso, las lascas y láminas denticuladas; destacando algunos instrumen­ tos tipológicamente entre los denticulados y los elementos de hoz. - Se da una preponderancia de los instrumentos de trabajo rela­ cionados con la caza, la pesca y el marisqueo. En este grupo desta­ can los microlitos geométricos por su elevado número, especial­ mente los trapecios y varios tipos de triángulos. Se constata tam­ bién, la presencia de cantos trabajados relacionados con labores de marisqueo y de preparación-consumo de moluscos. Por último, se ha documentado un fragmento de pesa de red pulido, evidencia clara de un conocimiento de esta técnica de fabricación de instru­ mentos. De todo lo expuesto anteriormente se infiere la importancia de los procesos de trabajo relacionados con la caza, la pesca y el marisqueo, mientras que la recolección parece tener un papel se­ cundario o de complementaridad(16). Hay que matizar, sin embar­ go, que los modos de trabajo apropiadores podrían insertarse en un modo de vida aldeano igualitario en un territorio más amplio que incluirían las campiñas litorales, donde parece que de forma incipiente comienzan actividades económicas de producción, como la domesticación de algunas especies ya indicadas. Los procesos de trabajo líticos realizados en el seno de la unidad doméstica, tendrían una gran importancia en estas comunidades

FIG. 4. Industria lítica tallada.

ya que les permitiría reponer las herramientas de trabajo. La pro­ piedad es colectiva en los objetos, medios de trabajo y en los productos obtenidos. A pesar de ser una sociedad igualitaria, no podemos descartar una división técnica del trabajo, entre los que cazan, recolectan, pescan o se encargan de los trabajos domésticos; estando asegurado el acceso a todos los productos de estas activi­ dades por medio de un intercambio llevado a cabo en el seno del grupo social que estaría regido por normas de reciprocidad. Im­ portante elemento ideológico de cohesión social en estas comuni­ dades y que, a la vez, asegura la supervivencia de todos los indivi­ duos del grupo. 9. ENMARQUE HISTÓRICO DEL ASENTAMIENTO DE EN LOS INICIOS DE LA ECONOMÍA DE PRODUCCIÓN EN EL MARCO DE LA BANDA ATLÁNTICA DE CÁDIZ.

En el estado actual de la investigación contamos con una datación convencional y calibrada obtenida de malacofauna. Se trata de Beta-90122- 6780±80 B.P. (convencional) y cal. 5025 B.C. (Intercept de la edad de radiocarbono con la curva de calibración). Conside­ ramos que El Retamar es un campamento de ocupación estacional con indicios de cierta frecuentación cíclica de una comunidad que tiene evidencias de domesticación (Capra /Ovis, Bos Taurus) pero, ciertamente especializado en actividades de pesca y marisqueo y complementadas con la caza (ciervo, conejo y jabalí). Desconocemos por el momento si responde a un modelo de comunidades asentadas en la actual campiña, en aldeas producto­ ras agropecuarias que tienen una complementación económica en asentamientos costeros especializados en pesca y marisqueo (17) o 71

si realmente se trata de un grupo de cazadores-recolectores que intercambia ganado o productos exóticos (cerámica cardial) con otra comunidad productora. La tecnología lítica, muy numerosa, variada y de gran calidad, manifiesta una gran especificidad relacionada con modos de tra­ bajo característicos de los cazadores-recolectores (18), sincretizando las d o s tradiciones líticas del llamado normativam ente Epipaleolítico: productos para la caza, pesca y marisqueo (microlitismo geométrico, técnica de microburil, cantos tallados), junto con utillajes vinculados al tratamiento de vegetales (incipien­ tes elementos de hoz, utillaje laminar con retoque abrupto y lámi­ nas con borde abatido). De los conjuntos líticos documentados también inferimos acti­ vidades vinculadas a la vida cotidiana (raspadores, buriles, muescas, lascas con retoque simple). Vemos por tanto un gran potencial funcional en el cuadro tec­ nológico para la definición de los productos desde la cuantifica­ ción de las fuerzas productivas. Otra idea que queremos exponer es nuestra posición teórica desde el marco de la «enculturación» y del «autoctonismo»(19). Historiográficamente han privado en el panorama investigador del sur peninsular modelos difusionistas, que se han reforzado en los últimos años bajo la noción de «ola de avance»(20). Nosotros inte­ gramos el estudio del asentamiento de El Retamar en los procesos históricos desde los poblamientos autóctonos. Es decir, vincula­ mos los inicios de la economía de producción con grupos huma­ nos que ocupaban el medio natural de la Banda Atlántica y en general el Sureste peninsular, adscritos a una formación económi­ ca y social de cazadores-recolectores (21). El estudio de las formaciones económicas y sociales de cazado­ res y recolectores especializados, adscritos a tecnocomplejos defi­ nidos normativamente como Solutreogravetiense, Magdaleniense

y Epipaleolítico en la actual Banda Atlántica de Cádiz (22), nos está reflejando una ocupación contrastada, cíclica y estacional de esta región. Pero además, como fenómeno de gran interés para la recons­ trucción del proceso histórico permite llenar una secuencia de gran personalidad, desde parámetros de la «enculturación « y «autoctonismo» (23). El asentamiento de El Retamar está centrado plenamente en la problemática del inicio de la economía de producción, en la fija­ ción de modelos tribales de organización social y en tipos de hábitat semisedentario. Su vinculación con asentamientos productivos del interior, caso de La Mesa(24), Arroyo Galindo, Arroyo de la Cueva, Casa de la Esparragosilla, Lagunetas I, Lagunetas II, Loma de Puerto Hierro, Camino de la Qyintas, Casa de Postas o Pago Matamoros, puede establecer relaciones desde un m o delo de asentamiento polifuncional, aldeano y, básicamente, agropecuario. Sólo la continuidad de excavaciones y de prospecciones en asentamientos específicos de estas sociedades tribales permitirá fi­ jar esta continuidad y la relación histórica entre las comunidades que en el VIo y yo milenios se encontraban en el tránsito hacia la economía de producción agropecuaria en las campiñas y banda atlántica de Cádiz. Como podrá evidenciarse, tras la finalización de la primera cam­ paña de excavaciones en el asentamiento de El Retamar, aún faltan numerosas analíticas, como los estudios faunísticos, ictiológicos, p o línicos, carpológicos, geomorfológicos, petrológicos, y antropológicos, que ayudaran a precisar la estructura económica de estas poblaciones. Pero sí destacamos la importante informa­ ción empírica que aporta El Retamar al proceso de tribalización y sobre los modelos locales en los inicios de la economía de produc­ ción en el Suroeste de la Península Ibérica.

Notas (1)Este proyecto, constituido por un equipo de prehistoriadores, geólogos, biólogos, químicos y antropólogos vinculados a la Universidad de Cádiz, con la responsabilidad de José Ramos Muñoz, se titula
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