EXACTITUD Y CONSTATABILIDAD EN NOTICIA DE UN SECUESTRO

May 22, 2017 | Autor: Isabelle Cobo | Categoría: Literatura, Periodismo, Gabriel García Márquez, Periodismo Literario, NOTICIA DE UN SECUESTRO
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Descripción



En el diccionario de la RAE, como verbo transitivo (constatar), significa comprobar un hecho, establecer su veracidad o dar constancia de él.
Marina tras ser secuestrada, desde la primera parte se le avisa su destino(Márquez, 1996, pág. 20)
La elección del primer capítulo como parte focal a la cual se aplica el concepto de exactitud, está en función de la objetividad y síntesis del escrito.
UNIVERSIDAD DEL VALLE
PERIODISMO LITERARIO

ISABEL COBO, 1325524
MARINO URRUTIA, 1250286

EXACTITUD Y CONSTATABILIDAD EN NOTICIA
DE UN SECUESTRO

En el prólogo de Los Periodistas Literarios o El Arte del Reportaje Personal, Norman Sims nos propone la exactitud como parte del periodismo literario, así mismo distingue dos tipos de escritura, la ficción y el periodismo (no-ficción). Desde Tracy Kidder, el escritor ganador del premio Pulitzer por la novela El Alma de una Nueva Máquina, nos enuncia la importancia de los datos, diálogos y hechos precisos dentro de la obra; no inventar (no hacer ficción). Es propia del periodismo la constatabilidad de lo narrado sobre un hecho y sus involucrados, en el caso del periodismo literario este asunto resulta primordial para mantener firme el "discurso periodístico". Los aspectos puntuales mencionados desde Kidder y McPhee, enunciados por Sims desde la proposición de una ley de exactitud que rige al periodismo literario son: captar todos los detalles con precisión, no inventar diálogos, no tener un solo detalle equivoco ni personajes mixtos. (Sims, 1996, pág. 27).
Dentro del periodismo literario, mediante la exactitud el periodista literario establece con el lector un pacto de veracidad inviolable. De esta forma ningún suceso, diálogo o personaje narrado debe faltar a la realidad acontecida. Resulta entonces imperativo que si este compromiso se viola y el escritor decide incluir el más mínimo detalle de su invención, (diálogos alterados o personajes mixtos) el texto pasa automáticamente al plano de la ficción, invalidándose así como "periodismo literario". En este sentido, la exactitud también afianza la autoridad y da credibilidad (Sims, 1996). El presente es el concepto a desarrollar en el texto futuramente, siendo precisos, en función del capítulo uno de la obra de García Márquez Noticia de un Secuestro.
Cabe aclarar que García Marquez, en su obra "Noticia de un secuestro", decide manejar una estructura híbrida entre el periodismo y el relato popular, del primero toma la forma y del segundo el contenido que dará al escrito; con esta premisa como base de la naturaleza de la obra, se entenderá que ciertos hechos narrados – tal vez nimios, casi imperceptibles para el lector – obedecen a propósitos literarios en función tanto estética como de trama. En ellos, no hay duda que el autor se toma la libertad de ficcionalizar algunos aspectos para darle contundencia a sus personajes y situaciones; sin embargo no consideramos que sean relevantes para la macroestructura de la obra, ya que desde un principio se acepta la conocida tendencia narrativa de Márquez, y por tanto no llega a violar el contrato de veracidad entre él y el lector. Sobre tal constatabilidad argumentaremos en las siguientes páginas.
El suceso central del libro encarna una pequeña porción de la gran herida reciente de Colombia, la violencia acaecida a raíz del narcotráfico que proliferó entre las décadas de los años ochenta y noventa. Esa es la primera evidencia de exactitud, la conciencia que prefigura el lector aún antes de leer el texto, de que la historia narrada no es inspirada en hechos reales, más que eso es un testimonio verificable desde la información previa que cualquier persona, al menos colombiana, tiene de la atroz época ya mencionada.
Con esta responsabilidad a cuestas, Márquez se esmera por no fallar al lector en ningún detalle; salvo, como ya se ha mencionado, los insertos en función estética como la secuencia temporal, en la que se evidencia un salto simétrico: los capítulos impares narran lo acontecido en cautiverio y los impares se encargan de los hechos del exterior. Esta estructura, además de responder a una polaridad marcada a lo largo de la historia escrita, sirve de apoyo para la "ficcionalización honesta", si se nos permite el término, que el autor introduce en su obra. Es decir, a pesar de la verosimilitud de los hechos, desde la visión de testigo que adopta el lector, es imposible saltar de un contexto al otro como lo propone la obra; pues el paneo que se espera de un reporte periodístico fiel a la verdad es tal como un espectador de carne y hueso hubiese podido observar los acontecimientos. Sin embargo, es válido y verosímil mientras este elemento ficcional no viole la constatabilidad de los hechos, sea cual sea su secuencia.
Hechas estas consideraciones, pasaremos a las evidencias de exactitud pura en el trabajo de García Márquez. La primera confesión que nos hace el autor en su prólogo titulado "Gratitudes" referencia directamente su relación con los protagonistas, confiesa haber sido motivado por Maruja Pachón y su esposo Alberto para inmortalizar el gran drama de sus vidas. Expone las declaraciones de la pareja como "el eje central y el hilo conductor de este libro", con ello se contrae desde la primera página un contrato de verosimilitud con el lector, que le da a este la absoluta certeza de que la historia que leerá contiene información de primera mano y además, es de suponer, avalada y certificada al momento de su publicación por los mismos actores del acontecer.
A propósito de la confianza depositada por el lector en el escritor, no es de obviar la también puesta en el mismo de parte de los protagonistas; es decir, también configura un motivo de credibilidad la elección que estos han hecho al confiar su vía crucis a la pluma de Márquez, pues así como ellos esperan que se cuente la verdad sin equívocos, el lector confía en la elección de los mismos sobre la información que recibirá, confianza reforzada por el voto previo que la pareja ha hecho al nobel. Tal aspecto tal vez no tendría tanto peso en el caso de que el autor eligiese el tema y decidiera escribir sobre ello sin tener contacto directo con la fuente. El voto de confianza por parte de los implicados, no sólo se queda en la petición, se entiende que la recolección de información comprende largos tres años de pesquisas y entrevistas no solo a Maruja y Alberto, también a todos los sobrevivientes del suceso a quienes al autor le es posible interpelar. Es decir, desde el prólogo el lector conoce la ardua actividad periodística en la que Márquez se embarca al emprender el proyecto, y esta determina una razón de peso para confiar en lo que se leerá posteriormente.

Gran parte de las pruebas de exactitud que Márquez va dejando en su obra, se compone de las emisiones y publicaciones hechas por los medios de comunicación sobre los que el autor hace constante referencia, pues no son pocas las veces que se nombran entrevistas de Yamid Amat, por ejemplo, con nombre propio del medio de emisión (Caracol Radio), así como información divulgada por periódicos como El Tiempo, o programas televisivos como "Colombia los reclama", entre otros. Estas fuentes de información resultan totalmente verificables tanto para el lector de hace 20 años como para le aventajado internauta del hoy.
Uno de los hechos constatables que posiblemente suponga más sorpresa es la declaración del padre García Herreros, accesible además en registro video gráfico de fácil acceso con una simple búsqueda en la red. En tal grabación se observa al sacerdote pronunciando las siguientes palabras en televisión nacional: "Voy a hablarles francamente, estuve en Medellín ayer recibiendo una bellísima hacienda que me regaló para obras sociales don Pablo Escobar. Yo sé que muchos se pueden escandalizar, no piensen que el padre García Herreros en el que se tenía esperanzas también se corrompió, cuando se hace la voluntad de Dios no hay corrupción". Con ello se constata claramente el vínculo que en la historia narrada por Márquez sostiene Escobar con el padre Herreros.
Entrando ahora en el punto focal, la exactitud en el capítulo 1 de Noticia de un Secuestro, es posible enunciar un orden en función de ello: los personajes reales en el capítulo uno, los lugares no ficcionales, fechas y minuciosidades. Así, primero los personajes nombrados en el capítulo 1, ninguno es ficcional y para muestra de ello están dos grupos: Maruja, Beatriz, Ángel y Marina como los principales participes de acciones, y los mencionados de forma referencial para demostrar datos, como Eduardo Carrillo y Hernán Estupiñán.
Maruja pertenecía a una familia de intelectuales notables con varias generaciones de periodistas. Ella misma lo era, y varias veces premiada. Desde hacía dos meses era directora de Focine, la compañía estatal de fomento cinematográfico. (Márquez, 1996, pág. 10).
De este modo hallamos en la descripción de la mujer a una periodista relacionada con Focine y ganadora de premios, estos son los de CPB en 1985 y Simón Bolívar en 1986 por el programa Enfoques y Reportajes del Mundo. Si bien, esta información está en la revista Semana del 23 de mayo del año 2009 y es una forma de constatar lo dicho en la obra, a la vez que es un dato preciso y objetivo sobre el personaje; es posible evidenciar su biografía en los archivos históricos de periódicos como El País, El Tiempo y otros donde la describen de la siguiente forma:
La periodista, de 55 años, directora de la empresa estatal de fomento al cine (…) Después de abrazar a su esposo, a sus hijos (…) Ella es cuñada de Luis Carlos Galán, el candidato presidencial asesinado por el narcotráfico en 1989. (El País: 22 de mayo de 1991).
Lo anterior afirma el carácter constatable y verificable de uno de los personajes y, al igual que con ella, los demás personajes mencionados en el capítulo y en la totalidad de la obra se pueden verificar en fuentes periodísticas que van desde entrevistas a artículos y material audiovisual.
En el mismo capítulo aparece por primera vez Marina tras el secuestro de Maruja y Beatriz luego de ser llevadas al cuarto donde estarían en cautiverio: "Era Marina Montoya, secuestrada hacía casi dos meses, y a quien se daba por muerta.". La constatabilidad de Marina la hallamos en una noticia de El País datada el 31 de enero de 1991, en la cual se verifica, además de su muerte presentada en la obra, su condición antelada de secuestrada por orden de los Extraditables.
Por otra parte los detalles minuciosos en los cuales se especifican medidas, direcciones, tamaños de los espacios y personas u otros, están presentes en el capítulo seleccionado. Los detalles terminan siendo una extensión que reivindica la precisión ligada a lo periodístico de la obra, aclarando que es periodismo literario, y están presentes a lo largo de la obra, pero en el capítulo 1 se encuentra una profundización en las características del arma que sujetaba un secuestrador:
El alto y bien vestido llevaba un arma extraña que a Maruja le pareció una escopeta de culata recortada con un cañón tan largo y grueso como un catalejo. En realidad, era una Miniuzis de 9 milímetros con un silenciador capaz de disparar tiro a tiro o ráfagas de treinta balas en dos segundos. (Márquez, 1996, pág. 11).
La anterior cita evidencia cómo mediante precisiones que se acercan a lo científico, en tanto describir la función y características, hacen de la cita un ejemplo de exactitud en pequeñeces que fortalecen la objetividad y verosimilitud propias de la intención periodística. Del mismo modo ocurre cuando se nos precisa como lectores medidas de un lugar, como cuando, de manera objetiva, enuncian el tamaño del primer lugar al que llega Maruja con la cabeza cubierta: "Cuando la descubrieron se dio cuenta de que estaban en un cuartito como de dos metros por tres, con un colchón en el suelo y un bombillo rojo en el cielo raso." (Ibíd.). Quedando expuesta la importancia de la precisión de los detalles mínimos que fortalecen la verosimilitud de la obra y la reafirma como periodismo literario, que no es ficción.
Finalmente, en el capítulo 1, podemos encontrar la constatabildad en nombres, el acto del secuestro que vivencian los personajes y las pequeñeces que apuntan a un precisión un tanto científica, pero no ocurre sólo en dicha parte sino en toda la obra; haciendo presente la exactitud a la que alude Noman Sims. Punto que, como bien dice Sims "(…) puede afianzar la autoridad de la voz del escritor." (Sims, 1996, pág. 26). Dando al narrador el atributo de fuente confiable y "fidedigna" al no dejar escapar ningún detalle verás sobre los espacios, sucesos o personajes. Reafirmando con esto, la intencionalidad periodística presente desde las Gratitudes que anteceden a los capítulos de la obra. Consolidando, en este caso, a García Márquez como escritor de no-ficción y lo cual se relaciona con su dimensión de periodista que lo caracterizó (además de escritor de ficción).

Bibliografía:

Márquez, G. G. (1996). Noticia de un Secuestro. Santa Fé de Bogotá: Norma.
Sims, N. (1996). Los Periodistas Literarios o el arte del reportaje personal. Bogotá: El Ángora Editores.
Maruja Pachón, ex ministra de Educación. La Semana. 23 de mayo de 2009. Consultado el 6 de febrero de 2014.
Extraditables Ordenaron Ejecutar A Marina Montoya. El País. 31 de enero de 1991. Consultado el 6 de diciembre del 2016.
Maruja Pachón y Francisco Santos. El País. 22 de mayo de 1991. Consultado el 6 de diciembre del 2016.




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