Evolución Historiográfica de El Tolmo de Minateda. (Hellín, Albacete)

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Evolución historiográfica en El Tolmo de Minateda. (Hellín, Albacete)

Trabajo Fin de Grado.

Adolfo García Martínez. Tutor: Francisco Moreno Martín. Dpto. Historia del Arte I. Facultad de Geografía e Historia. Universidad Complutense de Madrid.

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ÍNDICE. 1. El Tolmo 1. Época 2. Época 3. Época 2.

de Minateda y su trayectoria histórica………………...P. 3. romana………………………………………………...P.5. visigoda………………………………………………P.6. musulmana……………………………………………P.7.

Historia de la investigación: Visión diacrónica……………………P.10. 1. Eio: Elda VS El Tolmo de Minateda…………………………P.12. 2. La Basílica…………………………………………………......P.14 3. El Baptisterio…………………………………………………P.18. 4. El entramado urbano islámico…………………………………P.19. 5. El Palacio episcopal……………………………………………P.21.

3. Resumen de los argumentos que permiten la identificación de El Tolmo de Minateda con la sede episcopal de Elo..............................................P.26. 4.

Conclusiones…………………………………………………………P.29.

5.

Bibliografía…………………………………………………………P.30.

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En el presente trabajo se pretende realizar un recorrido historiográfico a la luz de los avances que las investigaciones han ido aportando desde que comenzaron las excavaciones arqueológicas en el Tolmo de Minateda en los años ochenta. Igualmente se pretenden aportar los diversos argumentos utilizados por los autores que certifican –o no- en algunos casos, la localización del Episcopado de Eio citado en varios Concilios Toledanos, así como la Madinat citada también por autores árabes tra s la conquista islámica de la península ibérica. -----------------------------

1.EL TOLMO DE MINATEDA Y SU TRAYECTORIA HISTÓRICA.

El Tolmo de Minateda es un yacimiento arqueológico situado en las inmediaciones del municipio de Hellín, provincia de Albacete que se encuentra localizado en el valle de Minateda-Agramón, junto al arroyo de Tobarra. El emplazamiento domina la vía natural que comunica las tierras del interior de la Meseta con la región costera del sudeste de la Península Ibérica1 , estando inmerso en una estratégica encrucijada de caminos naturales, ya que a sus pies confluyen la vía romana de Complutum a Carthago Nova y el eje que comunica la Alta Andalucía con Valencia2 .

Imagen 1 y 2. Localización del emplazamiento del Tolmo de Minateda.

En el propio yacimiento se llevan realizando diversas investigaciones y campañas arqueológicas desde el año 1988, habiéndose producido una gran cantidad de debates en GUTIÉRREZ LLORET. S. ‘’El Tolmo de Minateda en torno al 711.’’ 711. Arqueología e historia entre dos mundos. Alcalá de Henares. 2011. P. 355. 2 GUTIÉRREZ LLORET. S. ‘’Fortificaciones urbanas altomedievales del Tolmo de Minateda, Hellín, Albacete.’’ Mil anos de frtificacoes na Peninsula Ibérica e no Magreb. (500-1500). Actas del Simposio sobre Castelos. Palmela, 2000. P. 133 1

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torno a las diversas adscripciones que se han ofrecido para el lugar, tal y como desarrollaremos más adelante. El Tolmo de Minateda fue declarado Bien de interés cultural el día 20 de mayo de 1992. Así mismo los trabajos se han realizado bajo el auspicio de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, entidad que lo ha elegido como base de uno de los cinco Parques Arqueológicos de la Comunidad3 . Igualmente debemos mencionar como principales promotores de dicho proyecto a la Universidad de Alicante y al Museo de Albacete, instituciones que han posibilitado su adecuación como Parque Arqueológico 4 . A la hora de aproximarnos a las diferentes cronologías y etapas históricas en las que El Tolmo de Minateda ha sido habitado, debemos remitir de nuevo a la inigualab le localización geográfica en la que se halla situado, así como al carácter defensivo que ostenta. Dicha localización ha permitido que, desde la prehistoria, diferentes grupos humanos y culturales hayan decidido habitar este emplazamiento y dejar así reflejada su huella en el tiempo. El cerro, que conforma el núcleo principal de asentamiento, y su carácter amesetado y defensivo alberga vestigios significativos que certifican las largas etapas de ocupación que en él se han producido. Desde el Neolítico hasta la Edad de Bronce Medio los vestigios rupestres en los abrigos de las inmediaciones del cerro son una clara prueba de ello. Igualmente tenemos constancia de su ocupación ibérica, habiéndose constatado diversas estructuras de amurallamiento, además de una necrópolis tardoibérica con monumentos escalonados de sillería que se asocian por una parte a cerámicas de imitac ió n campaniense y por otra, a cerámicas decoradas con motivos vegetales y figurado s que constituyen una variante formal del estilo Elche-Archena. 5 La ocupación romana se extenderá desde los momentos iniciales del imperio –de la cual se ha conservado parte de una inscripción fundacional en los tiempos de Cesar Augusto- hasta la decadencia del mismo, produciéndose a continuación un periodo de estancamiento y desocupación. Tras este periodo como municipio romano, se certifica en El Tolmo de Minateda una época de paréntesis y estancamiento que será reparada con su resurgimiento urbano en época altomedieval, llegando su continuidad como núcleo urbano y ocupacional hasta época emiral en el siglo IX. 6

VV.AA. ‘’La basílica y el baptisterio del Tolmo de Minateda (Hellín, Albacete)’’ AEspa. 73- 2000. P.193. 4 GUTIÉRREZ.S. Op. cit, 2011. P. 355. 5 ABAD CASAL. ‘’Algunas novedades onomásticas de la ciudad de Illunum.’’ (El Tolmo de Minateda, Hellín, Albacete). La cueva de la Camareta. Antig. Crist. Murcia, 1993. P.134. 6 GUTIÉRREZ. S. Op. Cit. 2011. P.355. 3

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1.1. Época romana. El Tolmo de Minateda empezará a adquirir entidad urbana y social con la declaración como municipio romano bajo el gobierno del emperador Augusto. Así lo parece certificar una de las inscripciones fundacionales de la ciudad conservada, datable en torno a los años 8/9 a. C.7

Imagen 3 y 4. Restos de algunas de las inscripciones romanas halladas en el Tolmo de Minateda.

Igualmente, apareció una inscripción reutilizada como sillar en la torre septentrional que defendía la puerta de entrada al recinto en la que se podía leer T-Martivs y V-Quetus, G-Grattius, Grattinianus / viri HOFC, cuya interpretación no resulta nada fácil. 8 En cualquier caso, parece acertada la interpretación que dictamina que los dos últimos nombres –Fluvius Quetus y G. Grattius Grauttianu- pueden corresponder a dos duunviros de la ciudad. Además de los datos aportados, otro hecho a mencionar y que encuentra la aceptación entre la mayoría de los investigadores, es que, dada la escasa –por no decir la prácticamente inexistente- documentación que conservamos de dicho periodo, sí que parece haber una mención a un municipio altoimperial en las fuentes cotejadas. Concretamente, El Tolmo de Minateda se ha puesto en relación con la Illunum citada por Ptolomeo, siendo ésta una de las ciudades de la Bastetania. A pesar de no haber llegado a nosotros restos materiales consistentes que certifiquen construcciones romanas de cierta envergadura, todo parece apuntar a que se trató de un importante emplazamie nto estratégico, propagandístico y municipal9 . Tras esta etapa fundacional y fructífera propia del inicio de un asentamie nto institucional e imperial, son visibles las muestras del estancamiento y del retroceso que el emplazamiento sufrirá siglos después de su fundación. Este hecho ha sido puesto en relación con la crítica situación fiscal y administrativa que sufrieron las provincias y 7

Para ampliar información en lo referente a las inscripciones de época romana leer a Lorenzo Abad Casal. 8 ABAD CASAL. L. Op.cit. 1993. P.134 9 Ibid. Pp. 136-137.

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regiones del Imperio en torno al siglo III d. C. La crisis de la gestión fiscal tardorromana se extendió con dureza en todos los rincones de sus dominios, en los que únicamente las élites y las clases más privilegiadas apenas pudieron soportar. La presión monetaria ejercida sobre las clases trabajadoras y menos favorecidas propició que éstas emigrase n a entornos rurales alejados de las altas exigencias urbanas del fisco y formasen pequeñas comunidades autónomas. 10

1.2. Época visigoda. Con la llegada de los visigodos a la Península se producirá un periodo de gran complejidad en el cual se habrán de abordar numerosos aspectos. La llegada de los germanos a la península como federados del Imperio suponía, a priori, un elemento unificador. Las campañas que éstos llevaron a cabo frente a otros elementos cultura les externos a la sociedad hispanorromana –suevos, vándalos, alanos y bizantinos- fueron muy numerosos y culminaron con éxito, debiendo recalcar en dichas campañas bélicas al rey Leovigildo, entre otros. Los intentos de cohesionar los elementos peninsulares de una decadente y debilitada sociedad hispanorromana fueron múltiples y variados, pudiendo mencionar la aprobación dictaminada por el rey Leovigildo, mediante la cual se permitía contraer matrimonios mixtos entre ambas sociedades; o la definitiva conversión del Reino Visigodo de Toledo al cristianismo, llevado a cabo por el rey Recaredo en el año 589 en el III Concilio de Toledo. Será en este punto y en este contexto donde debamos insertar el yacimiento de El Tolmo de Minateda ya que, de ser aceptadas unánimemente las propuestas que la consideran como la ciudad episcopal visigoda de Eio, ésta formaría parte de un proyecto regio mediante el cual controlar determinadas zonas fronterizas del reino. Dicha sede episcopal Eiotana o Elotana habría sido creada junto con Begastri a finales del siglo VI para integrar los territorios dependientes de los obispados de Ilici y Carthago Nova. 11 La sede episcopal Eiotana o Elotana aparece mencionada por primera vez en la Constitutio Carthaginensium sacerdotum, un concilio provincial de la Cartaginense celebrado en la ciudad de Toledo el 23 de octubre del año 610. Dicho concilio ratifica r ía el decreto de Gundemaro que confirmaría los derechos metropolitanos de la sede toledana sobre la provincia cartaginense. Dicho evento conserva la alusión a quien sería el primer obispo de dicha sede, Sanabilis, a quien veremos aludido igualmente en dos ocasiones correspondientes a dos Concilios toledanos: El VII Concilio de Toledo (646) y el XI (675). 12 De dicho periodo visigótico han llegado a nosotros numerosas estructuras -tras años de investigación- en las cuáles profundizaremos de forma pormenorizada en el apartado posterior. Las estructuras que han permitido localizar en El Tolmo de Minateda GUTIÉRREZ LLORET. S. ‘’La formación de Tudmir desde la Periferia del Estado Islámico.’’ Cuadernos de Medinat Al Zahra. Vol. III. Córdoba, 1991. P. 14. 11 VV.AA. ‘’Eio, Iyyuh y el Tolmo de Minateda, (Hellín, Albacete): De sede Episcopal a Madina islámica.’’ VI Reunión de arqueología cristiana hispánica. Barcelona, 2005. P. 352 12 Ibid. P. 352. 10

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la sede episcopal Elotana son, a saber, un conjunto catedralicio formado principalme nte por una basílica con baptisterio, además a una estructura aneja con diferentes estancias interpretada como un palacio episcopal, ambas situadas en la parte alta del cerro. Como culminación al periodo episcopal del enclave, debemos mencionar que estos intentos de cohesión llevados a cabo en época visigoda se vieron siempre envueltos en una espiral de constante inestabilidad, propiciada por la debilidad de la instituc ió n regia. La corona visigoda estuvo impregnada constantemente en problemas y luchas internas por el poder, cuyo culmen será -fruto del enfrentamiento entre los seguidores de Witiza y los de Rodrigo- la llegada de los musulmanes a la península ibérica en el año 711.

Imagen 5. Estructuras visigodas halladas en la parte superior del cerro.

1.3.Época musulmana. A la hora de referirnos a la invasión musulmana producida en el año 711 por las tropas de Tarik y de Muza, debemos atender a los términos que afectan a El Tolmo de Minateda, es decir, a la situación previa bajo dominio visigodo en el sudeste de la Península Ibérica. Tudmir designó en árabe el territorio del sudeste ibérico que se hallaba regido y gestionado por un gobernador cristiano llamado Teodomiro, miembro de la aristocracia visigoda en el momento de la conquista. Dicha región aglutinaba diferentes áreas de las actuales provincias de Murcia, Albacete, Alicante y Almería, pudiéndose confeccionar sus límites fronterizos gracias a que conocemos las ciudades que conformaban dicha región13 . Nuestro conocimiento sobre dicha región tiene su punto de partida en el pacto llevado a cabo por las tropas musulmanas y los dominios visigodos tras la conquista; hallándonos, por tanto, ante un documento de vital importancia: el tratado de capitulac ió n acordado entre Teodomiro y Abd al-Aziz Ibn Musa, hijo del conquistador Musa, en abril del año 713. GUTIÉRREZ LLORET. S. ‘’De Teodomiro a Turmir. Los primeros tiempos desde la arqueología.’’ Estella. Separata. Navarra, 2012. Pp. 247-248. 13

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Imagen 6. Núcleos que conformaron La cora de Tudmir.

Mediante dicho pacto de capitulación, los habitantes de la Cora de Tudmir adquirieron la condición de dimníes o protegidos del islam, podrían continuar con sus costumbres y credos religiosos y sus vidas serían respetadas a cambio, eso sí, del pago de un impuesto de capitación en moneda y en especie (trigo, cebada, vinagre, miel y aceite). Dichas informaciones han sido aportadas por varias fuentes musulmanas de suma importancia, entre las cuáles cabe destacar la del geógrafo almeriense al-Udri, la de al – Dabbi o la del genealogista oriolano al-Rusati. Los datos que aportan dichos documentos han permitido localizar las ciudades que conformaban dicha unidad administrativa, apareciendo reflejadas siete núcleos urbanos principales: -Auryula, Mula, Lurqa, B.I.nt.la, Laqant, Iyih e Ils o Buq.sr.h, pudiéndose encontrar algunas discordancias según la versión a la que nos remitamos14 .

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Ibid. P.251

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Imagen 7. Ciudades del pacto de Teodomiro.

Volviendo a los aspectos materiales que atañen al complejo de El Tolmo de Minateda, hemos de nombrar algunas de las estructuras arqueológicas evidenciadas en las excavaciones, así como algunos datos referentes a su disposición. Dichos restos constructivos nos permiten analizar el proceso paulatino de disposición urbanística y espacial llevada a cabo en época islámica15 . La civitas visigoda de Eio debió de sufrir un proceso escalonado de desacralización y abandono funcional en sus conjuntos monumentales, en los cuáles son observables las muestras de sus diversas transformaciones. Concretamente hemos de referirnos al entramado doméstico y urbano edificado sobre los restos de la antigua basílica catedralicia. Dicha red urbana no se configura como un conjunto de estancias independientes sino por un modelo estructural de mayor complejidad, basado en la unión de numerosas estancias rectangulares en torno a un espacio abierto de grandes dimensiones que actúa como eje vertebrador de todo el conjunto 16 . Como culminación de la época emiral, El Tolmo nos ofrece claras muestras de su repentino abandono en el siglo IX, probablemente propiciado por las revueltas internas en la propia ciudad, que desembocarán en la destrucción de la misma bajo órdenes del emir Abd Al-Rahmán II y en la fundación de Murcia alrededor del año 825 como nueva capital de Tudmir.17

GUTIÉRREZ LLORET. ‘’El Tolmo de Minateda en torno al 711.’’ Arqueología e historia entre dos mundos. Vol. I nº. 15. Museo Arqueológico Regional. Alcalá de Henares, 2011. P. 365. 16 Ibid. P.370. 17 VV.AA. Op.cit. 2005. P. 352. 15

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2.HISTORIA DE LA INVESTIGACIÓN: VISIÓN DIACRÓNICA.

A la hora de atender a las diferentes etapas de las investigaciones debemos señalar cuáles serán los parámetros que han entrado en discusión, además de aquellos que han sido resueltos. Las labores de excavación han proporcionado una gran cantidad de datos que confirman la existencia en El Tolmo de Minateda de diferentes periodos históricos con sus correspondientes asentamientos culturales. Dichos trabajos han sacado a la luz de forma paulatina numerosas pruebas materiales que nos permiten hoy día interpret ar correctamente cada episodio cultural que se llevó a cabo en nuestro asentamiento. En primer lugar, debemos hacer mención a una primera secuencia de trabajos realizados a principios del siglo XX. Hablamos del primer acercamiento que llevaron a cabo Henri Breuil y Raimond Lautier en torno al año 1916, elaborando un primer estudio detallado con varias fotografías incluidas. El estudio tenía por título -Villages preromaines de la peninsule iberique- y podemos aproximarnos a la excavación y a sus detalles observando varias de sus láminas publicadas en torno al año 1945 en el volume n II de la revista Archivo de Prehistoria Levantina, a pesar de estar compuesta la documentación desde 193618 . Años más tarde, en 1942 se realizaron otros trabajos más superficiales llevados a cabo por Antonio García y Bellido, Blas Taracena Aguirre y Joaquín Sánchez Jiménez, el entonces director del Museo Arqueológico Nacional. En aquella campaña salieron a la luz diferentes restos de lo que parecían ser estancias y estructuras diversas en diversos sectores del cerro, no destacándose la posibilidad de hallarse ante un templo 19 . Tras unos años de parón, habrá que esperar a 1987 a que se produzca una jornada de grandes lluvias que ahondaron un cauce natural de desagüe en la zona denominada El Reguerón, poniendo al descubierto gran cantidad de sillares con restos de varias inscripciones romanas. Será en este momento será cuando se produzcan en 1988 las primeras campañas de excavaciones, las cuales se plantearon en el lugar donde se presuponía que debía encontrarse la puerta o la zona de acceso, así como en las inmediaciones del derrumbe de sillares, hecho que preveía la existencia de una gran muralla. Los resultados de dicha excavación fueron la identificación de un muro formado por sillares y diversos elementos arquitectónicos reutilizados. Se trataba de un baluarte macizo formado por sillares procedentes del expolio de las necrópolis y al menos de una construcción monumental, cuya clara función sería flanquear el acceso tallado en la roca creando un estrecho pasillo. También de dicha estructura defensiva en estas campañas iniciales, fueron descubiertas dos murallas correspondientes a la Edad del Bronce y a la etapa ibérica del conjunto, además de una intermedia situada entre ambas dos, cobijando ésta diversos fragmentos cerámicos itálicos campanienses de mediados del siglo I a. C, construida con sillares y a la que se denominará ‘’muralla imperial’’ 20 . De dicha 18

VV.AA. Op. Cit. 2000. P. 194. Ibid. P. 194 20 ABAD CASAL. L. / GUTIÉRREZ LLORET. S. ‘’Iyih (El Tolmo de Minateda, Hellín, Albacete) Una civitas en el limes visigodo-bizantino.’’ La tradición en la Antigüedad tardía. Antig. Crist. Murcia, 1997. P.592-593. 19

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estructura se han conservado únicamente las hiladas inferiores, lo que parece atestiguar que en un momento indeterminado fue desmontada. La lectura extraíble de este hecho puede estribarse en que, hacia el cambio de era y en el marco de la municipalización de la ciudad, se construyó dicha muralla sobre una estructura ya preexistente, y que años después y coincidiendo con la decadencia del núcleo urbano en el Alto Imperio, sería desmontada parcialmente para con el tiempo ir siendo cubierta por las tierras del entorno. Años más tarde – en torno al siglo VI d. C. - se produciría el resurgimiento de la ciudad, conllevando de nuevo diferentes trabajos para aclimatar e implementar la envergadura de la estructura. 21 Además de estas estructuras defensivas halladas en las inmediaciones del acceso al Reguerón, en la zona superior donde se situaría el macizo baluarte defensivo, fueron encontraros restos de cimentación de dos estructuras rectangulares en torno a un espacio abierto, cuyo carácter doméstico se demostrará en años posteriores. En dichas dependencias se hallaron diversos restos cerámicos, además de objetos de vidrio, metales y un broche liriforme fechado en la segunda mitad del siglo VII. 22

Imagen 8. Baluarte defensivo, estructuras rectangulares y fortificación altomedieval.

A la luz de dichos descubrimientos comenzaría a solidificarse la visión de El Tolmo de Minateda como un núcleo urbano de entidad en el periodo altomedieval, una civitas visigoda insertada en el contexto bélico y fronterizo desarrollado entre el reino de Toledo y las tropas bizantinas situadas en el sudeste de la Península Ibérica. Su localización geográfica y estratégica serían requisitos de primer orden a la hora de llevar a cabo una organización territorial consistente y cohesionada. La ciudad controlaría la antigua vía romana que comunicaba Complutum con Carthago Nova, que en la Alta Edad Media debió ser el camino más directo entre ambas. El propicio emplazamiento de la ciudad propiciaría la reviviscencia urbana sufrida en el siglo VI, pudiendo interpretar el amurallamiento que sufrió la misma como un acto de defensa puesto en relación con el conflicto visigodo-bizantino, contextualizando dichos acontecimientos con las ‘’campañas bizantinas’’ llevadas a cabo por Leovigildo en torno a los años 589-590.

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Ibid. P.594. Ibid. P. 595.

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La idea de que este asentamiento se ubicara en este momento en el lado bizantino del limes, si bien aún no definitiva, encuentra un sólido punto de apoyo al estudiar los principios constructivos y las características edilicias de la propia obra defensiva. Las murallas de El Tolmo de Minateda presentan un forro de sillares de reempleo que incluye la presencia de tizones y un relleno de spicatum, todo lo cual cuenta con numerosos paralelos en las fortificaciones justinianeas del norte de África, herederas a su vez de la tradición tardorromana. Los posibles elementos de raigambre bizantina de El Tolmo se encontrarían en la técnica de construcción utilizada en buena parte de las estructuras urbanas, una versión simplificada del opus africanum clásico que es también algo característico de las construcciones justinianeas del norte de África. 23

2.1. Elo: Elda VS El Tolmo de Minateda. La ubicación mítica de la ciudad de Iyih, cuyo emplazamiento, a diferencia de otras ciudades del célebre pacto, ha sido objeto de numerosas discusiones desde finales del siglo pasado, sugiriendo una constante incógnita. Llegados a este punto donde las evidencias arqueológicas comenzaban a tener relevancia, la disputa entonces comenzó a estribar en la correcta localización de la civitas visigoda, traducida ésta como la sede episcopal Elotana de la que nos hablaban las fuentes, y su relación posterior con la Madinat Iyih, Dicha pugna fue disputada por una amplia lista de autores que aportaron numerosas pruebas para decantar la correcta localización de uno u otro lado. De este modo, a continuación, serán enumerados los puntos principales de cada una de las versiones. Debemos atender a una primera etapa en la que los documentos arqueológicos eran escasos y donde los únicos documentos de fiabilidad en lo que respecta a la correcta localización de nuestro enclave recaía en las fuentes árabes que narraban las condiciones del pacto de Teodomiro. En estos momentos, entre los años 1965 y 1972, las candidatas inscritas oscilaban en Monte Arabí, Yecla, Anaya en San Miguel de Salinas, Ojós o Verdolay. 24 Una segunda etapa en la que las opciones se centrarán en Hellín (Albacete) y El Monastil (Elda), totalmente marcada por la divulgación del texto de al-Udri, traducido por E.Molina en 1972. Dicho documento sitúa la ciudad de Iyih en el itinerario de Cartagena Murcia a Toledo entre Cieza y Tobarra, concretamente a 30 millas de la primera y a 10 de la segunda, de modo que autores como Fernández Guerra ubicaron la ciudad y la correspondiente sede episcopal en Hellín o en sus inmediaciones. En oposición a esta tendencia, E. A. Llobregat relacionaba la ciudad de Iyih con el yacimiento de El Monastil en Elda (Alicante) afirmando que la Elo visigoda aparecía mencionada como la Mansión Ello del Itinerario de Antonino, citada en la vía Augusta. 25

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Ibid. P.596 GUTIÉRREZ. LLORET. S. ‘’La identificación de Madinat Iyih y su relación con la sede episcopal Elotana.’’ Nuevas perspectivas sobre viejos problemas. 2000. P. 484. 25 Ibid. Pp. 484-485. 24

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Una tercera etapa en la que los posicionamientos posteriores se centrarán en Algezares, Verdolay (Murcia) y El Tolmo de Minateda, Hellín (Albacete), marcada por la publicación de un importante trabajo realizado por R. Pocklington, quien definirá tres realidades diferentes: 1) La mansión ad-Ello de la vía Augusta; 2) La ciudad de Madinat Iyih, que estaría ubicada en El Tolmo de Minateda; 3) La Iyih del Pacto de Teodomiro destruida hacia el año 830, situada en Algezares, Verdolay. Con posterioridad y a partir del estudio arqueológico del Castillo de Santa Catalina del Monte, en Verdolay, se ha desarrollado la idea de que podría ser un emplazamiento satélite de la Elo preislámica de Algezares, donde se asentó la población conquistadora musulmana y, por tanto, la ciudad destruida para fundar Murcia. Los principales obstáculos de estas teorías son la carencia de una verificación arqueológica que ratifique la existencia y el carácter urbano del supuesto asentamiento preislámico de Algezares o la antigüedad del emplazamiento de Verdolay, que sólo se apoya en la existencia de una basílica en el primer caso o en unos materiales califales en el segundo. 26 Igualmente, Llobregat estableció a lo largo de sus trabajos la cadena Elda
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