Evolución del turismo en la Antártida: impactos y tendencias futuras. Un destino caro y selecto, pero cada vez con mayor demanda

July 12, 2017 | Autor: Martí Boada | Categoría: Quercus, Regulación, Impacto Humano, Cifras De Visitantes, Turismo De Cruceros, Seguimiento Ambiental
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Descripción

Visita a una colonia de pingüinos de Adelia (Pygoscelis adeliae) en la isla Petermann, frente a la costa occidental de la península Antártica.

UN DESTINO CARO Y SELECTO, PERO CADA VEZ CON MAYOR DEMANDA

Evolución del turismo en la Antártida: impactos y tendencias futuras A pesar de la distancia y el elevado coste del viaje, los turistas llegan regularmente hasta la Antártida. El fuerte incremento de las visitas durante las dos últimas décadas ha generado nuevos retos de conservación para la que puede considerarse la última frontera virgen que queda en nuestro planeta. Texto: Luis Pertierra, Pablo Tejedo, Javier Benayas y Martí Boada Fotos: Javier Benayas y Martí Boada

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EXPEDICIONES Uno de los parajes más visitados de la península Antártica, el canal Lemaire o “paso Kodak”, así llamado por la cantidad de impresionantes fotografías que depara a los turistas cada año.

POLARES Impacto del turismo en la Antártida

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a Antártida ocupa una superficie aproximada de 14 millones de kilómetros cuadrados, es decir, unas 75.000 veces el tamaño del Parque Nacional del Teide. Sin embargo, si sumamos a todas las personas que han visitado este emblemático destino a lo largo de la historia de la humanidad, incluyendo a investigadores, personal de apoyo de las estaciones científicas, cazadores de focas o ballenas, turistas, náufragos, periodistas, políticos y deportistas, sería equivalente al número de turistas que visitan el Teide en un solo mes de máxima afluencia. Aún así, la industria turística antártica ha vivido una fuerte expansión en los últimos años con respecto a la situación existente a principios de la década de los noventa (1). La Antártida no es un destino cualquiera. Es una zona consagrada a la ciencia que no pertenece a ningún país, compañía, organización o individuo y que se encuentra protegida por diferentes tratados internacionales. Esto hace que se genere un escenario complejo en el que destaca la ausencia de un sólido conocimiento científico sobre los impactos producidos en los ecosistemas antárticos, tanto por los turistas como por los investigadores. Es cierto que existen una serie de rígidas normas que, en el marco del Tratado Antártico y el Protocolo de Madrid, tratan de proteger este territorio. Entre estos instrumentos destacan las evaluaciones de impacto ambiental, las cuales deben realizarse para todas y cada una de las actividades desarrolladas en territorio antártico. Cada acción es individualmente aceptada, pero en muchos casos los impactos se van acumulando a lo largo de los años. Además, la actividad turística se concentra actualmente en unos pocos espacios de especial valor faunístico o paisajístico. Aproximadamente el 40% del

Figura 1

Los diez parajes antárticos más visitados

estos turistas se concentran en unos pocos cruceros que ofrecen expediciones con guías en español, fundamentalmente en un buque argentino, el Antarctic Dream, y otro chileno, el Ushuaia.

El turismo basado en los cruceros El producto preferido por el 99% de los turistas antárticos es el itinerario en crucero, aunque también existen otras alternativas minoritarias que incluyen vuelos directos para visitar la isla Rey Jorge o breves estancias en campamentos situados en el interior del continente. El punto de origen del 90% del turismo antártico basado en cruceros es el puerto de Ushuaia (Argentina). volumen de visitas confluye en tan solo diez lugares (Figura 1). La continua expansión de las actividades humanas en la Antártida puede afectar seriamente a los valores naturales de estos entornos. La gran cuestión que se plantea desde la comunidad científica es: ¿está preparada la Antártida para asumir grandes volúmenes de visitantes sin que sus ecosistemas se degraden de forma irreversible?

Libro de visitas de la base argentina instalada en la isla Decepción, donde figuran los dos primeros turistas españoles que llegaron a la Antártida, Marino Cabeza y Salvador López Mansilla, ambos a bordo del buque Les Eclaireurs en enero de 1958.

Figura 2

Evolución anual del número de turistas en la Antártida

Los orígenes del turismo antártico y el auge de finales del siglo XX

Número de turistas en los diez lugares más visitados de la Antártida durante las temporadas 2006-07 y 2009-10. Se incluye también el dato del sitio más visitado del año, así como el porcentaje conjunto de los diez parajes sobre el total del volumen de visitantes en cada temporada. En el año 2008-09 la isla Elefantina recibió más visitas y sustituye a los enclaves clásicos de la isla Decepción como décimo lugar más visitado.

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El turismo antártico comienza en 1933, año en el que se organizan las primeras expediciones con fines recreativos. El primer vuelo comercial sobre el continente tiene lugar en 1956 desde Punta Arenas (Chile), mientras que al buque Les Eclaireurs le corresponde el honor de ser el primer crucero turístico en recalar en la Antártida en enero de 1958. En cuya lista de pasajeros, por cierto, aparece el nombre de dos españoles. Los promotores turísticos se empiezan a interesar por la Antártida a partir de 1966, momento a partir del cual comienzan a visitar regularmente este territorio. Tras unos inicios algo dubitativos, la industria turística antártica vive un rápido crecimiento (Figura 2). En la temporada 1990-91, los turistas superan por primera vez a los científicos y llegan a doblarles en la temporada 1993-94. En la última campaña, 2009-10, se estima que más de 35.000 turistas pudieron disfrutar de los helados paisajes antárticos. Actualmente, el número de turistas españoles oscila entre 200 y 400 visitantes anuales, lo que supone entre el 0’5 y el 1% del turismo antártico (2). La mayoría de www.quercus.es

Evolución del volumen anual de turistas llegados a la Antártida desde la campaña 1965-66 hasta la actualidad. Los datos no incluyen los sobrevuelos sobre las islas y el continente antártico. Fuente: International Association of Antarctica Tour Operators (IAATO) / referencia bibliográfica 2.

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Figura 3

Cuadro 1

Perfil de los turistas que llegan a la Antártida

Principales impactos y riesgos del turismo antártico basado en cruceros Acceso, transporte y alojamiento de visitantes Llegada a puertos de acceso a la Antártida

Cruceros antárticos

Emisiones de sustancias químicas y gases con efecto invernadero por los desplazamientos en avión y otros medios de transporte. Emisiones de sustancias químicas y gases con efecto invernadero por consumo de combustible. Vertidos de aguas fecales y residuos. Riesgo de accidente marítimo y vertido de combustible. Propagación de especies exóticas marinas en las aguas de lastre y el casco de las embarcaciones. Molestias a la fauna durante la navegación. Ecotoxicidad de los biocidas aplicados a los cascos de las embarcaciones.

Expediciones a tierra durante la estancia en la Antártida

La gráfica de arriba refleja la nacionalidad de los turistas que viajaron a la Antártida en la temporada 2009-10. Fuente: International Association of Antarctica Tour Operators (IAATO) / referencia bibliográfica 2. La gráfica inferior resume los datos sobre la edad promedio de los turistas que viajaban a bordo del crucero Antarctic Dream (sobre un total de 69 pasajeros) en enero de 2008 (datos propios).

Figura 4

Embarcaciones con la Antártida como destino turístico

Distribución de buques comerciales según el tipo de programa turístico que ofrecen (datos de las temporadas 2003-04 a 2009-10) y evolución del total de barcos que operaron en cada campaña.

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El resto de las embarcaciones parten de Punta Arenas (Chile) o de Hobart (Australia). El perfil del turista mayoritario es bastante marcado y corresponde al de una persona de cierta edad que posee una situación económica desahogada que le permite realizar la nada desdeñable inversión necesaria para contratar un pasaje con destino a la Antártida (Figura 3). Los precios oscilan desde los 4.500 euros para los cruceros más asequibles hasta los más de 30.000 que cuestan los viajes de lujo o que prolongan la experiencia antártica durante más tiempo. Esto determina que la oferta vaya orientada principalmente al lujo y al confort. Existen tres modalidades comunes de turismo a bordo de los cruceros (Figura 4): los veleros y yates de alquiler privados de hasta 12 personas (más íntimos), los barcos de visita con desembarcos que alojan entre 100 y 500 pasajeros, y los grandes cruceros de lujo de más de 500 pasajeros que no bajan a tierra. El mayor de todos es el Star Princess, capaz de transportar 2.700 pasajeros y que navega bajo la bandera de Bermuda. Los itinerarios de los cruceros turísticos suelen durar entre diez y veinte días, de los cuales hay que descontar entre dos y tres para atravesar el océano Antártico desde la Patagonia. Esta navegación se realiza a través del pasaje popularmente conocido como Temible Drake, el estrecho que conecta los océanos Atlántico y Pacifico, siempre considerado por los navegantes como una de las travesías más peligrosas del planeta. Prueba de ello son las numerosas marcas de naufragios que jalonan las cartas de navegación actuales en las proximidades del cabo de Hornos. Afortunadamente, las embarcaciones modernas permiten atravesar estas aguas sin mayores contratiempos, lo cual ha hecho asequible la visita a la Antártida para los turistas menos intrépidos. Aunque www.quercus.es

aún se pueden producir accidentes por averías, como le ocurrió al buque turístico Clelia II, de bandera maltesa, el pasado mes de diciembre con 160 pasajeros a bordo. El Clelia II tuvo que atravesar el estrecho de Drake con un motor averiado y en condiciones extremas. Por suerte, no hubo que lamentar ninguna desgracia personal. Una vez superada la travesía, la Antártida aparece majestuosa e imponente ante los expectantes viajeros. En la mayoría de los casos, comienzan entonces una serie de visitas a tierra que permiten conocer de primera mano los tesoros que esconde el Continente Blanco. Suelen realizarse entre uno y dos desembarcos diarios, que incluyen pequeños recorridos de dos o tres horas a colonias de fauna, estaciones científicas o restos históricos de la época de la exploración antártica. Los desembarcos se realizan en

Efectos de las visitas sobre los ecosistemas

Molestias a la fauna. Propagación de especies exóticas (terrestres). Daños a la vegetación por pisoteo. Intercambio de patógenos entre colonias costeras. Compactación de suelos, incremento de la erosión y afecciones a la fauna edáfica.

Efectos de las visitas sobre el paisaje y el patrimonio histórico

Apertura de senderos. Presencia de basuras en lugares de desembarco. Deterioro de sitios históricos.

grupos de aproximadamente cien personas mediante pequeñas embarcaciones fueraborda. Los turistas son acompañados por guías expertos que les ayudan a conocer mejor la geología, biología e historia de los enclaves visitados, al tiempo que se aseguran de que el patrimonio natural y cultural no sea dañado (Cuadro 1). Las actividades durante los desembarcos suelen ser muy variadas e incluyen la observación de fauna, el acceso a puntos panorámicos, visitas a monumentos y restos históricos, pequeños itinerarios e incluso baños en aguas termales, como sucede en las orillas de Puerto Foster, en la isla Decepción. La mayoría de estos destinos tienen un régimen temporal de ocupación bastante limitado, entre 50 y 75 días (3), lo que hace que el promedio anual de estancia

Arriba, a la izquierda, desembarco en la isla Petermann (península Antártica), el punto más austral que visitan los cruceros turísticos.

Un turista trata de grabar en vídeo a un pingüino Juanito (Pygoscelis papua) en la isla Petermann (península Antártica).

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Cuadro 2

Investigaciones españolas sobre impacto humano en la Antártida En los últimos años, varios equipos de científicos españoles han desarrollado diferentes proyectos de investigación para conocer las consecuencias de la presencia humana en la Antártida. Para ello, han evaluado aspectos tan dispares como la huella de carbono provocada por los turistas antárticos, el estrés causado a diferentes especies de aves o las posibles afecciones a los mamíferos marinos.

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uestro equipo de investigación ha centrado su actividad en la valoración de los impactos generados por los visitantes durante sus expediciones a tierra, principalmente sobre el suelo, la flora y la fauna. Estos proyectos han permitido que los científicos españoles contribuyan a mejorar el conocimiento del estado de conservación de los ecosistemas antárticos, siendo España uno de los países de referencia en este campo dentro del panorama internacional. Marco de las principales actuaciones del grupo investigador Proyecto Limnopolar (2003-06, 2006-09)

Medición del impacto de los investigadores en el campamento Byers sobre los suelos próximos a la base. Puesta a prueba de los parámetros indicadores de impacto por pisoteo. Simulación de impacto por pisoteo. Medición del grado de recuperación. Estudios de impacto sobre las comunidades de musgos y la abundancia de colémbolos en el suelo.

Proyecto Fundación Abertis (2007-08)

Valoración del turismo comercial a bordo de cruceros. Entrevistas a guías y turistas. Perfil de visitantes. Evaluación de las visitas a tierra. Difusión y foro de debate en jornadas antárticas.

Acción Complementaria ANT-IMPACTO (2008-09)

Evaluación de la red de senderos en la isla Barrientos y en la bahía Balleneros de la isla Decepción. Comparativa entre un sendero humano y otro de pingüinos. Efectos del pisoteo en la fauna edáfica. Registro de basuras en las playas de la isla Decepción. Análisis de hidrocarburos en la bahía de Forster, en la isla Decepción.

Acción Complementaria EVA-ANTARTICA (Presente)

Elaboración de un sistema de indicadores de impacto humano en la isla Decepción. Evaluación de cambios en la diversidad de musgos en los senderos de la isla Barrientos. Estudio de la red de senderos en la isla Pingüino. Pruebas del grado de estrés en pingüineras a través de técnicas de detección en las plumas.

Nuestra experiencia antártica comenzó en la temporada 2002/03 a través de una colaboración con el proyecto Limnopolar, dirigido por Antonio Quesada en la Universidad Autónoma de Madrid. Durante varias campañas trabajamos en la selección y puesta a punto de una batería de indicadores destinados a cuantificar los efectos de los desplazamientos de los investigadores sobre los suelos antárticos durante el trabajo de campo en la península de Byers, en la isla Livingston. Precisamente en ese momento empezó a incrementarse la preocupación por los posibles efectos del turismo antártico entre la comunidad científica internacional, por lo que se decidió iniciar una línea de trabajo específica. En la temporada 2007/08 llevamos a cabo el proyecto Valoración del impacto ambiental del turismo comercial sobre los ecosistemas antárticos, financiado por la Fundación Abertis. Este trabajo permitió identificar los componentes y factores clave de dicha actividad comercial. En 2008/09 se realizaron los primeros estudios de campo sobre impactos del turismo en las islas Decepción y Barrientos, gracias a la Acción Complementaria ANT-IMPACTO del Ministerio de Ciencia y Tecnología. En la actual campaña 2010/11 se identificarán puntos de control para el seguimiento interanual de los efectos del turismo sobre ciertos parámetros clave. También ampliaremos el rango geográfico de nuestro trabajo, con nuevas localizaciones como la isla Pingüino, dentro de la Acción Complementaria EVA-ANTARTICA del Ministerio de Ciencia y Tecnología.

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de los turistas sea igualmente bajo (entre 100 y 150 horas). El principal problema es que la presencia de los visitantes coincide en muchos casos con periodos críticos para ciertas especies de aves y mamíferos marinos que crían en las costas antárticas, las cuales están en plena reproducción o en época de muda.

Circulación de barcos y expediciones a tierra, principales amenazas Los impactos del turismo antártico son variados e incluyen, entre otros, la contaminación marina por aguas grises procedentes de los cruceros, la emisión de gases a la atmósfera por parte de los distintos medios de transporte o las perturbaciones ocasionadas a la fauna durante las visitas a tierra y las navegaciones por zonas costeras. Otro eventual problema derivado de la presencia de los turistas es la posibilidad de que se produzca un accidente marítimo en las traicioneras aguas del océano Austral. En las últimas campañas el número de incidentes de este tipo se ha incrementado alarmantemente, lo cual ha hecho cundir la preocupación entre la comunidad científica internacional (4). El hundimiento del crucero MS Explorer el 23 de noviembre de 2007 mostró lo fácil que puede resultar que un pequeño incidente se convierta en una catástrofe. Esta embarcación se fue a pique como consecuencia de una brecha de apenas 25 por 10 centímetros, producida por un iceberg sumergido. El riesgo de que sobrevenga una marea negra si este tipo de accidentes tiene lugar cerca de la costa es elevado, algo que daría lugar a una auténtica catástrofe ambiental de consecuencias difícilmente evaluables. Existen asimismo riesgos de daños directos a la fauna silvestre debidos a la navegación por aguas antárticas. Es lo que paso con el Akademik Sergey www.quercus.es

Vavilov, un crucero turístico ruso que el 1 de febrero de 2001 chocó con una ballena jorobada (Megaptera novaeangliae). Aunque el informe del incidente refleja que la ballena sobrevivió, no deja de resultar significativo que ocurra un incidente de estas características. Durante las expediciones a tierra se generan daños a los frágiles suelos antárticos y a sus no menos vulnerables comunidades vegetales. La combinación de temperaturas extremadamente bajas y ausencia de luz durante largos periodos de tiempo hace que el crecimiento vegetativo sea muy limitado. En consecuencia, ciertos organismos vegetales tardan en recuperarse más de doscientos años, caso de ciertos líquenes antárticos. Los

suelos también son alterados por la apertura de sendas, la compactación del terreno por pisoteo y el incremento de los procesos erosivos (5). Además, la presencia de turistas genera en ciertos lugares una competencia por el uso del territorio entre visitantes y científicos, debido a que interrumpen las rutinas de los programas de investigación, tanto en las propias estaciones como durante los trabajos de campo. Desafortunadamente, el turismo antártico tampoco queda exento de la recolección furtiva de recuerdos destinados al coleccionismo, ni de los daños a sitios históricos a través del expolio o los grafitis (Cuadro 2). Pero quizá el mayor peligro asociado al turismo antártico radique en su papel como vector potencial de especies exóticas, ya sean microorganismos, plantas e incluso animales. De hecho, estos organismos pueden verse favorecidos por los cambios que ha sufrido el clima antártico a causa del calentamiento global en los últimos años. Las posibilidades de asentamiento de las especies introducidas han aumentado con la subida de las temperaturas en ciertas localidades, especialmente en las islas subantárticas y en la península Antártica, que disfrutan de un clima más benigno que el resto del continente. Los últimos datos cifran en más de doscientas las especies exóticas que ya han aparecido en las islas subantárticas, mientras que en la propia Antártida continental se ha detectado al menos la presencia de seis especies (6). Entre ellas se encuentran tres plantas herbáceas del género Poa: P. annua, detectada en la isla Rey Jorge; P. pratensis, localizada en Caleta Cierva, en las costas de la península Antártica; y P. trivialis, que ha aparecido en la costa continental, junto a la estación japonesa Syowa. Esta última planta fue sometida a un programa de erradicación en el año 2007. El resto de las especies invasoras detectadas en la Antártida corresponden a invertebrados. Además, hay que sumar la introducción y movilización de microorganismos cuya carga actual es hoy por hoy poco conocida.

Un velero navega por la muy oportunamente llamada bahía Paraíso, situada en la península Antártica.

Un vistazo al futuro Pero no todo son malas noticias en lo relativo al turismo antártico. También ha tenido impactos positivos. El turismo pone en conexión la labor científica desarrollada en la Antártida con la opinión pública, fortaleciendo el inUn guía marca el camino que deben seguir los turistas en un paseo por la isla Barrientos, en las Shetland del Sur.

Hemeroteca Quercus 264 (febrero 2008) Ref. 5301264 / 3’90 · El impacto del turismo en la Antártida. Andrés Barbosa. Insertamos un boletín de pedidos en la página 77.

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Limpieza de las botas tras un desembarco en isla Barrientos para evitar el intercambio de microorganismos y patógenos entre las colonias de pingüinos que ocupan las zonas costeras.

Arriba, Luis Pertierra en la isla Decepción. Debajo, a la izquierda, Pablo Tejedo en una visita de reconocimiento a Waterboat Point. A la derecha, Javier Benayas en Yankee Harbour. Abajo, Martí Boada toma notas en una pingüinera de bahía Neko. Todos los parajes citados se encuentran en la península Antártica.

terés por este tipo de investigaciones. El conocimiento adquirido sobre la importancia de la Antártida dentro de un contexto global hace que muchos de los visitantes se conviertan en una especie de embajadores antárticos cuando regresan a sus hogares y comparten sus experiencias. Incluso parte de los ingresos generados por esta actividad comercial sirven para financiar algunas investigaciones antárticas, sobre todo en el caso de algunas ONG conservacionistas, o para remoAutores Luis Alberto Rodríguez Pertierra es investigador predoctoral de la Universidad Autónoma de Madrid. Desde 2009 estudia los impactos del turismo antártico. Pablo Tejedo Sanz es profesor de la IE Universidad en Segovia. Centra sus investigaciones en el análisis de los impactos generados por los visitantes en las áreas protegidas. Javier Benayas del Álamo es profesor titular del Departamento de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid, presidente de Científicos por el Medio Ambiente (Cima) y especialista en gestión del uso público en espacios naturales. Martí Boada Juncá es profesor del Centro de Investigaciones y Tecnología Ambiental de la Universidad Autónoma de Barcelona. En 1995 fue galardonado con el Premio Global 500 de las Naciones Unidas y con el Premio Nacional de Medio Ambiente en 2004.

Agradecimientos Las investigaciones desarrolladas por los autores en la Antártida han sido financiadas por las acciones complementarias ANT-IMPACTO y EVA-ANTARTICA del Ministerio de Ciencia y Tecnología (referencias CGL2007-28761-E/ANT y CTM2009-06604-E), así como por la Fundación Abertis.

Dirección de contacto: Javier Benayas · Departamento de Ecología (Despacho C-209) · Facultad de Ciencias (edificio de Biológicas) · Universidad Autónoma de Madrid · c/ Darwin, 2 · Ciudad Universitaria de Cantoblanco · 28049 Madrid · Correo electrónico: [email protected]

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delar y adecuar bases e instalaciones en malas condiciones. Asimismo, la propia industria turística (a través de la IAATO) difunde a los visitantes recomendaciones y normas de protección ambiental, que pueden consultarse en varios idiomas, incluido el español, en su página web: www. iaato.org. Esos textos están tomados directamente de la Recomendación XVIII-1 Guidance for visitors to the Antarctica, aprobada en la decimoctava reunión consultiva del Tratado Antártico (The Antarctic Treaty Consultative Meeting, ATCM) celebrada en abril de 1994 en Kioto (Japón). Actualmente son 29 los lugares que cuentan con indicaciones de la Secretaría del Tratado Antártico (Antarctic Treaty Secretary, ATS) para que las visitas se realicen con el menor impacto posible. La industria turística antártica se encuentra en plena fase de expansión, ya sea por las cifras de visitantes o por las actividades ofertadas, algunas de las cuales pueden resultar más agresivas para el entorno (7). Este es el caso, por ejemplo, de las pernoctaciones en campamentos temporales montados en zonas costeras, o la propuesta argentina de destinar una parte de su base en la isla Decepción a acoger un hotel de lujo y ceder su gestión a una empresa privada. Hasta ahora, el efecto de la industria turística sobre la Antártida ha sido apreciablemente menor si se compara con el generado por las bases científicas permanentes y las estaciones de verano, la explotación pesquera o incluso la amenaza que representan las compañías mineras y petroleras. Pero esta situación está cambiando. El calentamiento global puede favorecer una mayor duración de la campaña turística e incrementar el número de zonas que pueden visitarse, al aumentar también el área libre de hielo durante el verano austral. Se abre un mundo de nuevos impactos, derivados directa o indirectamente de la actividad turística, ante los cuales debemos estar preparados para evitar que la Antártida deje de ser uno de los entornos más espectaculares del planeta. La nuevas normas aprobadas por el Tratado Antártico para prohibir el uso de fuel pesado como combustible es, sin duda, una medida que limitará el número de barcos de gran tamaño que visitan la Antártida cada año y reducirá el riesgo de posibles vertidos por accidentes imprevistos. Bibliografía (1) Enzenbacher, D. (2007). Antarctic tourism policy-making, current challenges and future prospects. En Antarctica: legal and environmental challenges for future. G. Triggs y A. Riddell (eds.). British Institute of International and Comparative Law. London. (2) IAATO (2010). IAATO overview of Antarctic tourism: 2009-10 season and preliminary estimates for 2010-11 and beyond. XXXIII Antarctic Treaty Consultive Meeting. Punta del Este (Uruguay), 3-14 Mayo 2010. (3) Lynch, H.J. y otros autores (2010). Spatial patterns of tour ship traffic in the Antarctic Peninsula region. Antarctic Science, 22: 123-130. (4) Barbosa, A. (2008). El impacto del turismo en la Antártida. Quercus, 264: 80-81. (5) Tejedo, P. y otros autores (2009). Human impact on soils in an Antarctic Specially Protected Areas: tools to evaluate SCAR recommendations. Antarctic Science, 21: 229-236. (6) Tin, T. y otros autores (2009). Impacts of local human activities on the Antarctic environment. Antarctic Science, 21 (1), 3-33. (7) Lamers, M. (2009). The future of tourism in Antarctica. Challenges for sustainability. Tesis doctoral inédita. Universitaire Pers. Maastricht (Holanda).

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