Evolución de los cultivos ilícitos de coca en la cuenca del río Guayabero, Meta (with Roberto Franco García)

August 11, 2017 | Autor: Simón Uribe | Categoría: Colombia, Cocaine, Illicit Crops
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Descripción

Evolución de los cultivos ilícitos de coca en la cuenca del río Guayabero, Meta.

Roberto Franco García Simón Uribe

Para La Unidad de Parques Nacionales de Colombia. Contrato FAP, Sierra Guayabero (15 de Agosto de 2005)

Bogotá Octubre 15 de 2005

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CONTENIDO Introducción I.

Antecedentes de la coca y la cocaína

II.

La evolución de los cultivos ilícitos de coca en Colombia (19702005) 1. Los inicios (1970-1983) 2. El Auge (1984-1993) 3. La expansión y dispersión (1994-2005)

III.

Poblamiento y cultivos de coca en la cuenca del Guayabero y los parques nacionales Tinigua, Setrranía de la Macarena y cordillera de los Picachos. 1. Area de estudio y antecedentes históricos Localización geográfica del área de estudio Antecedentes históricos 2. Evolución de los cultivos de coca en la cuenca del río Guayabero Colonización agrícola y ganadera (1950-1978) Llegada de la coca, primer auge y crisis (1979-1982) Consolidación del poblamiento cocalero (1984-1994) Expansión de la coca y de la ganadería (1994-2005) Conclusiones

Bibliografía

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Tablas, Gráficos y Mapas

Gráfico1. Cultivos de de coca en Colombia, Perú y Bolivia (1985-1994). Gráfico 2. Exportaciones de cocaína por países (1985-1994). Gráfico 3. Cultivos de coca en Perú, Colombia y Bolivia (1990-2004). Gráfico 4. Cultivos de coca vs. erradicación en Colombia (1994-2004). Gráfico 5. Cultivos de coca por departamentos (1999-2004). Tabla 1. Veredas existentes dentro del PNN Sierra de La Macarena. Tabla 2. Area cultivada en coca por Parque Nacional en la cuenca del Guayabero 2001-2004. Tabla 3. Area de cultivos de los municipios de la cuenca del río Guayabero y los departamentos de Guaviare y Meta, 1999-2004. Tabla 4. Fumigaciones en Guaviare y Meta (has) 1994-2004. Mapa 1. Municipios, carreteras, y cultivos de coca en los Parques Nacionales Macarena, Tinigua y Picachos , 2004. Mapa 2. Cuenca del río Guayabero y cultivos de coca, 2004. Mapa 3. Intervención humana en el AMEM, 1988. Mapa 4. Intervención humana en el AMEM, 2004.

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I Antecedentes de la coca y la cocaína

La planta de coca se ha cultivado y consumido en el territorio colombiano desde tiempos prehispánicos, al igual que en Perú y Bolivia.1 Se cultivaba especialmente en las selvas amazónicas y los valles cálidos interandinos y sirvió para articular las estructuras de intercambio con los grupos indígenas que habitaban los Andes. 2 En el territorio comprendido por el imperio Inca, que llegó a abarcar aproximadamente 4.800 kilómetros de los Andes y las zonas costeras del Pacífico desde el norte de Ecuador hasta las inmediaciones de Chile, su uso ritual y alimenticio 3 había adquirido tal importancia hacia el siglo XIII, que los incas buscaron controlar la producción y comercio enviando miles de guerreros a ocupar las tierras bajas de la Cordillera, rompiendo así con la dependencia que tenían con algunos grupos amazónicos y apropiándose de tierras aptas para el cultivo de la planta. En Colombia, donde ha sido consumida tradicionalmente por comunidades indígenas y aún sigue siendo utilizada por algunas etnias, principalmente de la Sierra Nevada de Santa Marta, la Sierra Nevada del Cocuy y la Amazonia, también llegó a volverse un producto importante de intercambio y tributo durante el período prehispánico. Se cosechaba en los valles templados de Pasto y los muiscas recibían coca como tributo por parte de otros grupos indígenas ubicados en los valles interandinos y el piedemonte llanero.4 También hay referencia en las crónicas de la conquista y los documentos de archivo relativos a las “visitas” de cultivos establecidos en la zona del cañón del Chicamocha y su comercio en los mercados de Duitama, Tunja y Sogamoso, que sugieren su consumo cotidiano entre la sociedad muisca del siglo XVI.5

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La coca (Erithroxylum coca) pertenece a la familia de las eritroxiláceas y es una planta originaria de los Andes, siendo conocidas en el mundo cerca de 280 variedades. Evidencias arqueológicas indican que la coca ya se consumía en la costa peruana hacia el año 2000 a.C. El hecho de que la palabra coca no se deriva del quechua sino del aimará (coca proviene de la raíz khoka, palabra usada para designar cualquier árbol, significando que la fuente de las hojas de coca o hojas sagradas es la planta entre todas las plantas), lengua que era hablada por los descendientes de la cultura Tihuanaco, confirma su uso en tiempos anteriores al período incaico. Por otro lado, las evidencias sugieren que hacia el año 400 a.C, mil años antes de la expansión de los incas, ya existía un activo comercio de coca en el altiplano boliviano. Wade Davis, El Río. Exploraciones y descubrimientos en la selva amazónica, Banco de la República, El Ancora Editores, Bogotá, 2001, pp.511-512. 2 Hermes Tovar Pinzón, “La coca y las economías exportadoras en América Latina: el paradigma colombiano”, Revista Análisis Político no.18, Bogotá, enero-abril 1993, p.9. 3 Durante los años 70, un estudio que comparaba las propiedades nutricionales de la coca otros 50 alimentos consumidos regularmente en Suramérica, estableció que la hoja de coca supera el promedio de calorías, proteínas, carbohidratos y fibra. Además posee más cantidades de calcio, fósforo, hierro, vitamina A, vitamina E y riboflavina. Wade Davis, Op.cit., p.501. 4 Hermes Tovar Pinzón, Op.cit., p.9. 5 Véase Carl Henrik Langebaek, “Plantíos de coca en el territorio muisca”, Texto y Contexto no.9, Bogotá, septiembre-diciembre 1986, pp.79-89.

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La llegada de los españoles modificó sustancialmente las estructuras de producción y distribución de la coca, especialmente en Perú y Bolivia, donde el establecimiento de minas de plata en Huancavelica y Potosí hacia mediados del siglo XVI, demandó grandes cantidades de la hoja para sostener a la población indígena empleada en las minas. Los españoles reconocieron la importancia que tenía para los indígenas el consumo de la coca y algunos como el Inca Garcilaso de la Vega escribió que ésta “sacia el hambre, infunde nuevas fuerzas a los fatigados y agotados, y hace que los infelices olviden sus pesares”. 6 Aunque la Iglesia condenó en un principio el consumo de la planta por parte de los indígenas, la expansión de su producción en manos de encomenderos españoles la obligó a aceptar su cultivo y venta (exceptuando su consumo en ceremonias religiosas para el cual estableció la pena de muerte), y para fines del siglo XVI los impuestos que cobraba por la hoja eran una de sus principales fuentes de ingreso.7 De esta manera, la coca se convirtió durante la Colonia en una mercancía legal de gran importancia económica, articulada principalmente alrededor de la minería y controlada por los españoles, primero en la figura de encomenderos y posteriormente en la de hacendados. En el Nuevo Reino de Granada hubo encomenderos dedicados a su producción, la cual adquirió importancia especial en Soatá, al interior de la Provincia de Tunja, donde se establecieron sembrados de hayo o coca hacia mediados del siglo XVI y esta llegó a usarse como medio de pago en las tasaciones tributarias de varios pueblos. Sin embargo, la región de las Yungas en Bolivia se convirtió en el principal centro productor de coca y se calcula que hacia 1786 había establecidas allí 345 haciendas dedicadas al cultivo, cuya producción alcanzaba de dos a tres mil toneladas de hoja de coca, la mayoría de las cuales era destinada para abastecer a Potosí. El fin del período colonial no implicó la desaparición del merado de la coca y a lo largo del siglo XIX se siguió produciendo con fines comerciales en Perú y Bolivia. En éste último país se llegó a crear en 1940 la Corporación de Productores de Coca de Bolivia, la cual exportaba 500 toneladas de hoja de coca para abastecer los indios braceros que emigraban al norte de Argentina.8 No obstante, para ese momento la coca ya era considerada mundialmente como un narcótico y algunos años después, en 1961, con la firma de la Convención Unica sobre Estupefacientes de las Naciones Unidas, fue ratificada como un estupefaciente y desconociendo su uso tradicional entre comunidades indígenas y campesinas de los países andinos, se proscribió su consumo al establecer que su masticación quedaría prohibida dentro de los 25 años siguientes a la entrada en vigencia de la Convención.9 Algo similar ocurrió con la cocaína, alcaloide de la hoja de la coca que fue aislado por primera vez en 1860 por el químico alemán Albert Niemann. En 1884 Sigmund Freud publica Uber Coca, o Sobre la coca, en que a partir de experimentos con su 6

Citado por Wade Davis, Op.cit., p.509. Wade Davis, Ibíd.., p.510. 8 Hermes Tovar Pinzón, Op.cit., pp.11-12. 9 Convención Unica de 1961 sobre Estupefacientes de la Organización de las Naciones Unidas (Art. 49, num. 2, literal e), http://www.parlamento.gub.uy/htmlstat/pl/convenciones/conv14222.htm 7

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propia persona y de un paciente suyo adicto a la morfina, intuye las siguiente aplicaciones prácticas de la cocaína: como estimulante mental, para posibles tratamientos de desordenes digestivos, contra la adicción al alcohol o la morfina, para el asma, como afrodisíaco y por último como anestésico. A partir de este momento la cocaína se comenzó a usar como anestésico local, al tiempo que se promocionaban sus propiedades terapéuticas para el tratamiento de todo tipo de enfermedades. La primera compañía productora de drogas farmacéuticas con base en la cocaína fue la compañía Merck que en 1884 produjo menos de una libra de cocaína. La compañía fabricante de drogas Parke-Davis tenía en el mercado productos que contenían cocaína e iban desde dulces y cigarrillos hasta jarabes y ungüentos, los cuales se vendían libremente. La Parke-Davis y otras compañías se dieron cuenta rápidamente que era menos costoso procesar la hoja de coca en los países productores y en 1891 ya tenían establecidas plantas para la extracción de cocaína en Perú y Bolivia. 10 A pesar de la popularidad que había ganado en el mundo la cocaína a finales del siglo XIX, hacia 1886 ya se habían reportado varios casos de psicosis cocainómana y en 1890 había registrados en la literatura médica más de 400 casos de toxicidad aguda generados por el consumo de la droga. 11 Esto llevó a que Estados Unidos comenzara desde inicios del siglo XX a limitar mediante leyes su uso y disponibilidad, condenando no sólo el consumo de cocaína sino de coca, pues llegó a equiparar de manera errónea la hoja de coca con la cocaína, al clasificarlos a ambos como narcóticos en una enmienda del año 1915. 12 Este cambio radical en la percepción sobre la coca y la cocaína en Europa y Estados Unidos se reflejó en el escenario nacional, al expedirse en 1920 la primera ley (Ley 11 del 15 de septiembre de 1920) sobre la materia, la cual estableció ciertas disposiciones para controlar la venta e importación de “drogas que formen hábito pernicioso”, entre las que se catalogaron algunas como la cocaína, heroína, morfina y cannabis.13 Es necesario señalar que la producción y el consumo de coca en Colombia se restringía en ese momento a varios grupos indígenas del país y el auge de su cultivo con fines ilícitos tendría lugar casi 60 años después. Por otra parte, el consumo mundial de cocaína era aún marginal y el auge de otras drogas en los años 20s como la heroína desplazaría temporalmente las preocupaciones norteamericanas frente al mercado de la cocaína. No sobra añadir que la planta de coca fue llevada a Java a finales del siglo XIX, del mismo modo que la quina antes y el caucho después, donde fructificó y fue fuente de cocaína para los japoneses en la segunda guerra mundial.

II Evolución de los cultivos ilícitos de coca en Colombia (1970-2005) 10

Véase Suzzanne Wilson, Marta Zambrano, “Cocaína, Capitalismo e Imperio: Encadenamientos globales y políticas del narcotráfico”, Revista Análisis Político no.24, Bogotá, enero-abril 1995, pp.5-21. 11 Wade Davis, Op.cit., p.498 12 Suzzanne Wilson, Marta Zambrano, Op.cit., p.7 13 Ley 11 de 1920. Otras leyes expedidas posteriormente relativas a la materia fueron la 118 de 1928, 36 de 1939 y 45 de 1946). Fuente: http://www.dne.gov.co/contenido.php?sid=6

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Los cultivos de coca fueron marginales en el país durante toda la década de los 80, si se compara la extensión de los cultivos con Perú y Bolivia. En 1990, según datos del Departamento de Estado norteamericano, Colombia tenía sembradas 40.100 has de coca frente a 50.300 de Bolivia y 121.300 de Perú. 14 Esta situación se invertiría en unos pocos años y para 1997 Colombia se habría convertido en el principal productor de coca y cocaína en el mundo. Sin embargo, la evolución de los cultivos ilícitos en el país requiere un análisis detallado que de cuenta de los diferentes factores que fueron determinantes en su comportamiento desde sus inicios a finales de la década de los 70 hasta la actualidad. Hemos optado por elaborar una periodización del fenómeno buscando identificar tendencias generales en la evolución de los cultivos así como su relación con las políticas nacionales e internacionales alrededor del problema. Es así como hemos dividido los años que van de 1970 a 2005 en tres periodos: uno inicial (1970-1983) que marca la introducción de los primeros cultivos ilícitos de coca al país, hecho que se da simultáneamente con la bonanza marimbera y el inicio de la “guerra contra las drogas” iniciada por Estados Unidos durante la administración Reagan; un segundo momento (1984-1993) caracterizado por un comportamiento estable y relativamente marginal de los cultivos, acompañado de un afianzamiento de la política antidrogas norteamericana en Colombia, hecho facilitado a su vez por el auge del narcotráfico y el narcoterrorismo en el país; un último de expansión (1994-2005) en el cual, por un lado, Colombia se consolida como el principal productor de coca y cocaína en el mundo al tiempo que se produce un impulso significativo de la política de erradicación forzosa mediante fumigaciones frente a los otros mecanismos existentes para enfrentar el problema, y por otro lado, se produce una dispersión de los cultivos de unos cuantos departamentos al iniciar el período a 23 en la actualidad. A lo largo del análisis se sostiene que primero la expansión de los cultivos ilícitos de coca en el país y luego la dispersión de los mismos al interior del territorio nacional obedece principalmente a una política contra las drogas cuestionable y en muchos aspectos equivocada. Esta política ha derivado, en primer lugar, de una percepción internacional y especialmente norteamericana del narcotráfico como un problema que reside principalmente en los polos de oferta, y en segundo lugar de una aceptación de esta premisa por parte del gobierno colombiano, cuya política en materia de narcotráfico ha seguido desde un principio y sin muchas variaciones las recomendaciones por parte del gobierno norteamericano.15

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Datos tomados de http://odc.dne.gov.co/sidco/publicaciones.do?accion=verEstadisticas Esta tesis no es nueva y existe un consenso generalizado al respecto en muchos medios académicos. Véase por ejemplo: Felipe Mac Gregor (ed.), Coca and cocaine. An andean perspective, Greenwood Press, Londres, 1993; Juan Gabriel Tokatlian, “Política Antidrogas de Estados Unidos y cultivos ilícitos en Colombia. La funesta rutinización de una estrategia desacertada”, Revista Análisis Político no.35, Bogotá, septiembre-diciembre 1998, pp.47-6; Wilson Suzzanne, Zambrano Marta, “Cocaína, Capitalismo e Imperio: Encadenamientos globales y políticas del narcotráfico”, Revista Análisis Político no.24, Bogotá, enero-abril 1995, pp.5-21. 15

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Por último, es necesario señalar que los datos estadísticos disponibles en materia de cultivos ilícitos deben ser considerados como una aproximación a la magnitud del fenómeno y no como una medida exacta del mismo. Como anotan algunos analistas, la información en materia de cultivos ilícitos es especialmente sesgada en la medida que es producida en su mayoría por organismos estatales ya sean nacionales o internacionales, los cuales difícilmente pueden tener una mirada objetiva sobre el problema.16 Para este análisis los datos disponibles son en su mayoría del Departamento de Estado norteamericano (INCSR) para la década de los 80 y los 90 hasta 1998, y en delante de la Dirección Nacional de Estupefacientes (DNE) junto con la Dirección Antinarcóticos de la Policía Nacional (DIRAN) y el Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (SIMCI). 1. Los inicios (1970-1983) La inserción de Colombia al mercado internacional de las drogas se inició a finales de la década de los 70 con la bonanza marimbera. Tener en cuenta este antecedente es importante no sólo porque la experiencia adquirida con la marihuana sirvió para que algunos colombianos incursionaran en el mercado de la cocaína,17 sino porque fue a raíz de la marihuana que comenzaron a implementarse en el país las políticas norteamericanas de la “guerra contra las drogas” lanzada durante el gobierno de Reagan. Se cree que fueron los Cuerpos de Paz enviados por Estados Unidos en la década de los 60 quienes establecieron los primeros cultivos de marihuana en la Sierra Nevada de Santa Marta con fines de exportación hacia Norteamérica y Europa.18 Sin embargo, la demanda de marihuana en Estados Unidos fue inicialmente satisfecha principalmente por cultivos mexicanos, pero las actividades de control y las fumigaciones con paraquat desde 1975, redujeron la oferta de marihuana al igual que la demanda de consumidores norteamericanos que dejaron de usarla 16

Alvaro Camacho, Andrés López, “Perspectivas críticas sobre el narcotráfico en Colombia: Análisis de una encuesta”, Camacho Alvaro, et. al., Las Drogas: una guerra fallida, IEPRI, Tercer Mundo Editores, Bogotá, 1999, p.5. Un estudio realizado por Sergio Uribe Ramírez muestra en detalle el problema de la información en materia de cultivos ilícitos, mostrando por ejemplo que para el año de 1994 el documento CONPES de “Política de desarrollo alternativo” calculo un total de 65.000 has de cultivos ilícitos en el país, mientras que su estudio calculó más de 100.000 has. Sergio Uribe, “Los cultivos ilícitos en Colombia. Extensión, técnicas y tecnologías para la producción y rendimientos, Magnitud de la industria”, Thoumi Francisco, et.al, Drogas ilícitas en Colombia. Su impacto económico, político y social, PNUD, DNE, Bogotá, 1997, p.116. 17 Francisco Thoumi, “Ventajas competitivas ilegales, el desarrollo de la industria de drogas ilegales y el fracaso de las políticas contra las drogas en Afganistán y Colombia”, Revista Análisis Político no.54, Bogotá, mayo-agosto 2005, p.38. 18 Alfredo Molano, “Contribución a una historia oral de la colonización de la Sierra Nevada de Santa Marta” (inédito), Fundación Pro-Sierra Nevada de Santa Marta, Bogotá, 1988, p.10. Hacia 1974 se inició su producción masiva y para 1978 se sembraba marihuana prácticamente en toda la Sierra, pasando entonces a ser un fenómeno reconocido en todo el país bajo la denominación de “la bonanza marimbera”. Alfredo Molano, Fernando Rozo, Juana Escobar y Omayra Mendiola, “Aproximación a una historia oral de la colonización de la Sierra Nevada de Santa Marta. Descripción testimonial” (inédito), Fundación Pro-Sierra Nevada de Santa Marta, Bogotá, 1988, p.17.

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por los posibles efectos nocivos del paraquat.19 Esto produjo un auge del cultivo en Colombia que para 1977 se convirtió en la principal fuente de la marihuana que se consumía en Estados Unidos con un 57% del total (que según un estudio de la ANIF equivalía a 7.200 toneladas anuales20), porcentaje que llegó a casi el 80% en 1981.21 Igualmente, según el mismo estudio la Sierra Nevada producía al menos el 60% del total de la marihuana que se sembraba en el país, y se calculaba que se sembraban allí un promedio de 18.000 hectáreas anuales.22 No obstante, hacia 1980 los precios de la marihuana colombiana ya venían en descenso, lo que se explica principalmente por una sobreproducción de marihuana, el cultivo de nuevas variedades sin semilla (cinco veces más potentes) en Estados Unidos y el auge de la exportación de la cocaína, la cual tenía un valor mucho más alto que la marihuana en proporción al peso y volumen, hecho que además facilitaba considerablemente su transporte.23 Aun cuando para la época de la bonanza marimbera ya se producía y exportaba cocaína en Colombia, los cultivos eran marginales y se concentraban en el sur del país, donde habían sido introducidos años atrás. Se afirma que 1970 coca peruana era sembrada en La Chorrera (Amazonas) por indígenas y comprada por comerciantes para producir pasta base.24 En 1976 habría ingresado al Bajo Caguán y posteriormente al Alto Guaviare, donde se sabe del primer caso de un proceso judicial por cultivar y traficar coca en ese mismo año,25 y en 1978 se habría comenzado a cultivar en el Putumayo, en las cuencas de los ríos Caquetá, San Miguel, Guamués y Putumayo,26 al igual que en la región del Vaupés.27 A

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Peter A. Lupsha, “El tráfico de drogas: México y Colombia una perspectiva comparada”, Juan G. Tokatlian y Bruce M. Bagley (comp.), Economía y Política del Narcotráfico, Fondo Editorial CEREC, Ediciones Uniandes, Bogotá, 1990, p. 237. 20 Hernando Ruiz Hernández, “Implicaciones sociales y económicas de la producción de marihuana”, ANIF, Marihuana. Legalización o represión, Biblioteca ANIF de economía, Bogotá, 1979, p. 116. 21 Hernando José Gómez, “La economía ilegal en Colombia: Tamaño, evolución, características e impacto económico”, Juan G. Tokatlian y Bruce M. Bagley (comp.), Economía y Política del Narcotráfico, Bogotá, Fondo Editorial CEREC, Ediciones Uniandes, 1990,p. 57-86, p. 60. 22 Hernando Ruiz Hernández, Op.cit., p.113,123 23 Las fumigaciones con glifosato en la Sierra Nevada también incidieron en la disminución de su cultivo, pero a su vez causaron, como señala Thoumi, un desplazamiento de los cultivos al Cauca y otros departamentos del país. Francisco Thoumi, El imperio de la droga. Narcotráfico, economía y sociedad en los Andes, IEPRI, Universidad Nacional de Colombia, Editorial Planeta, Bogotá, 2002, p.112. Igualmente, durante los años 80 se siguió sembrando marihuana pero a menor escala y para 1991 se consideraba que sus cultivos eran relativamente marginales frente a los de coca, siendo los cálculos del Departamento de Estado norteamericano de aproximadamente 2.000 hectáreas cultivadas, aunque se produjo un aumento a 5.000 has en 1993, cifra que se mantuvo igual en los años siguientes. 24 Defensoría del Pueblo, Los cultivos ilícitos en Colombia. Política mundial y realidad en Colombia, Defensoría de Pueblo, Bogotá, 2000, pp.26-27. 25 José Jairo González, “Regionalización y conflicto: Guaviare, Vichada y Guainía. De colonos, guerrilleros y chichipatos”, José Jairo González, et.al, Conflictos Regionales. Amazonia y Orinoquia. IEPRI, FESCOL, Bogotá, 1998, pp.15-70, p.36 26 Maria Clemencia Ramírez, Entre el Estado y la guerrilla: Identidad y ciudadanía en el movimiento de los campesinos cocaleros del Putumayo, ICANH, Conciencias, Bogotá, 2001, p.72

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partir de ese año y hasta 1982 se produjo un “boom coquero” en estas zonas por el aumento en la demanda y su altísima rentabilidad frente a los cultivos de subsistencia, acarreando un gran flujo poblacional atraído por el negocio. Los precios por kilo de base oscilaron en este período entre $800.000 y $1.200.000 mientras que su costo máximo de producción era de $100.000 por kilo. 28 Entre 1983 y 1984 se produjo una crisis en las zonas de producción como resultado de una caída en los precios de la pasta, las restricciones al transporte y comercio de insumos y las presiones militares en las zonas de producción, lo que produjo situaciones de violencia y desplazamientos de población.29 La crisis llegó a su fin en 1984-1985, reanudándose el cultivo en dichos lugares y vinculando otros. Sin embargo, inicialmente los colombianos comenzaron a incursionar en el mercado de la cocaína principalmente importando la base de coca desde Perú para transformarla a clorhidrato de cocaína en Colombia y de ahí exportarla a Estados Unidos. Durante la década de los 70 contrabandistas de esmeraldas y traficantes vinculados al negocio de la marihuana comenzaron a embarcar la pasta de coca en Tingo María (Perú) para llevarla a los Llanos Orientales donde se transformaba en cocaína.30 Este auge en la producción y exportación de cocaína obedeció, a su vez, a un boom del consumo en Estados Unidos desde comienzos década del 70. Se estima que en 1974 6.490.000 personas consumían cocaína o habían consumido durante su vida y esta cifra ascendió a 11.460.000 en 1977 y 37.640.000 en 1982.31 No obstante, la mencionada “bonanza coquera” que se vivió en Colombia durante dicho período no es comparable con el crecimiento de los cultivos que se dio en Perú y Bolivia. Se estima que los cultivos de coca crecieron en la región peruana de Tingo María de 1.600 has en 1972 a 20.000 en 1985 y en el Departamento de San Martín de 275 a 30.000 has entre 1977 y 1985,32 mientras que Colombia alcanzó hacia 1980 tan solo el 3,7% de la cosecha mundial de coca y en 1981 se calculo en 3.500 has la superficie sembrada en el país.33 Esta situación perduró durante los años 80 durante los cuales los colombianos llegaron a dominar la producción y exportación de cocaína a Europa y Estados Unidos, mientras que Bolivia y Perú se dedicaron principalmente a exportar pasta de coca y cocaína a los traficantes colombianos.34 27

Francois Correa, “Coca y cocaína en la Amazonia colombiana”, Texto y Contexto no.9, Bogotá, septiembre-diciembre 1986, pp. 91-111, p.103. 28 Jaime Jaramillo, Leonidas Mora y Fernando Cubides, Colonización, coca y guerrilla, Alianza Editorial Colombiana, Bogotá, 1989, p.144. 29 Ibíd., p.148. 30 Informe Nacional sobre el estado de la Biodiversidad en Colombia, Instituto Alexander von Humboldt, Bogotá, 1998, Tomo II, p.63. 31 Datos del Nacional Institute on Drug Abuse, citados por Suzzanne Wilson, Marta Zambrano, Op.cit., pp.8-9. 32 Datos de David Strug (1986: 73-88), citados por Wilson Suzzanne, Zambrano Marta, Op.cit., p.10. 33 Datos de Gómez (1992), citado por Ricardo Rocha García, Op.cit., anexos. 34 Francisco Thoumi, El imperio de la droga…., Op.cit., p.126. Es situación se vio favorecida por la situación geográfica de Colombia, que la convertía en un paso obligado de la cocaína producida en Bolivia y Perú con destino a Estados Unidos y Europa. Ricardo Rocha García, La economía colombiana tras 25 años del narcotráfico, UNDCP, Siglo del Hombre Editores, Bogotá, 2000, p.38.

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Fue en este contexto –boom de la demanda de cocaína y otras drogas en E.U. y auge de su producción en algunos países de América Latina- que los Estados Unidos iniciaron una ofensiva contra las drogas. Desde sus inicios con Reagan, la denominada “guerra contra las drogas” enfatizó en la necesidad de eliminar las fuentes extranjeras de oferta de drogas por medio de políticas de interdicción dirigidas a destruir las organizaciones ligadas al narcotráfico, al igual que mecanismos de erradicación de cultivos considerados ilícitos. En Colombia, la “guerra contra las drogas” tiene su antecedente con la bonanza marimbera, cuando el país llegó a producir el 60% de la marihuana consumida en Estados Unidos, cuyos consumidores se estimaban en cerca de 20.000.000 a un promedio de 30 a 35 toneladas/día.35 A partir de la bonanza marimbera el gobierno norteamericano comenzó a insistir en la necesidad de erradicar los cultivos de marihuana por medio de fumigaciones, bajo la consideración que la erradicación manual no era lo suficientemente efectiva.36 De esta manera, se le propuso al gobierno de Turbay que emprendiera una campaña de fumigaciones, pero la polémica generada en torno al uso de paraquat en México y la vigencia de la Enmienda Percy que prohibía usar recursos federales para la aplicación de herbicidas en el extranjero prohibidos domésticamente, permitieron al gobierno colombiano evitar las fumigaciones. En cambio, se optó por lanzar un operativo militar (la denominada “Operación Fulminante”) en la Costa Atlántica con el fin de erradicar los cultivos por otros medios como incautaciones, detenciones y destrucción manual de cultivos, aunque también se llevaron a cabo ensayos experimentales con Paraquat en la Sierra Nevada de Santa Marta.37 Aunque la Enmienda Percy fue derogada en 1981 y el Congreso norteamericano aprobó 37.7 millones de dólares para programas de erradicación con herbicidas, los ensayos con paraquat en la Sierra Nevada generaron una oposición fuerte en varios sectores el Estado, evitando temporalmente las fumigaciones en el país. Algunos de los abanderados de la oposición fueron el Inderena, el ICA y la Universidad del Magdalena, los cuales realizaron un estudio que recalcaba los efectos nocivos del herbicida sobre el suelo y los sembrados aledaños a los cultivos de marihuana afectados por las fumigaciones.38 Las fumigaciones no tendrían un impulso decisivo sino hasta 1984 con el asesinato de Lara Bonilla. Mientras tanto, al tiempo que la atención se centraba aún en el problema de la

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Hernando Ruiz Hernández, Op.cit., pp.159-160. Esta recomendación al gobierno colombiano se basó en la experiencia mexicana, donde las fumigaciones con paraquat lograron una disminución considerable de los cultivos de marihuana. Sin embargo, como señala Tokatlian, la “exitosa” experiencia mexicana se debió en parte a un rechazo de los consumidores por los posible efectos nocivos del paraquat. Juan Gabriel Tokatlian, “Política Antidrogas de Estados Unidos….”, Op.cit., p.49. 37 Ibíd.,p.51 38 Juliana Iglesias Velasco, Los efectos de las fumigaciones sobre el desarrollo alternativo (19942002), CESO, Universidad de los Andes, Bogotá, 2003, p.12. 36

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marihuana, los cultivos de coca se habían quintuplicado entre 1981 y 1984, pasando de 3.500 hectáreas a 17.000.39 2. El auge (1984-1993) Los años que van de 1984 a 1993 se caracterizaron principalmente por dos aspectos determinantes en la evolución de los cultivos ilícitos en el país. En primer lugar, se aceptó finalmente la exigencia de Estados Unidos de adoptar una política de fumigación para erradicar los cultivos ilícitos, hecho que implicó aceptar que el “flagelo” de las drogas se encontraba principalmente en los polos de oferta, desconociendo así la responsabilidad multilateral en el problema. En segundo lugar, aunque los cultivos de coca siguieron siendo inferiores a los existentes en Perú y Bolivia, Colombia se convirtió en el principal exportador de cocaína del mundo, fenómeno que estuvo acompañado por un enfrentamiento frontal de las mafias que habían comenzado a controlar el negocio desde finales de los años 70 contra cualquiera que intentara oponerse a éste. El asesinato del Ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, el 30 de abril de 1984, produjo un viraje en la política que se implementaba contra el narcotráfico. Por una parte, se comenzó a aplicar el tratado de extradición firmado con Estados Unidos en 1979 y ratificado en 1982, lo que de cierta manera marcó el inició de una guerra contra los carteles que desencadenaría en una ola de atentados y asesinatos a líderes políticos culminando con el asesinato de Luis Carlos Galán en 1989. Los últimos dos años del gobierno de Betancur y los cuatro siguientes de Barco estuvieron caracterizados por el enfrentamiento contra los carteles, lo cual implicó que la política nacional, sobre todo en los años de Barco, pusiera acento en la lucha militar (incautaciones, destrucción de laboratorios, captura de narcotraficantes) más que en la erradicación de cultivos ilícitos. 40 El gobierno Gaviria intentaría poner fin a la guerra contra los carteles por medio de una política de sometimiento a la justicia, que les permitía a los narcotraficantes entregarse y confesar sus delitos a cambio de penas leves. Por otro lado, como anota Tokatlián, dentro de la lógica de apertura económica de Gaviria difícilmente era posible enfrentar al narcotráfico en el campo material, pues resultaba incoherente poner restricciones y controles al movimiento de capital.41 Por otra parte, el asesinato de Lara Bonilla dio pie para que se sometiera a discusión en el Consejo Nacional de Estupefacientes (creado por el Decreto 1188 de 1974) la posible aplicación de paraquat sobre los cultivos ilícitos. A los pocos días del asesinato, las sesiones del CNE se declararon confidenciales gracias a la declaración del estado de sitio, y el 22 de mayo, día en que se tomó la decisión de autorizar las aspersiones aéreas con herbicidas en la erradicación de cultivos de coca y marihuana, se excluyó al Inderena debido a la fuerte oposición que había ejercido. Se optó por utilizar glifosato en lugar de paraquat con el fin de evitar las 39

Datos de Gómez (1992), citado por Ricardo Rocha García, Op.cit., anexos. Juan Gabriel Tokatlian, “Política Antidrogas de Estados Unidos….”, Op.cit., p.56. 41 Ibíd., p.61 40

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polémicas generadas alrededor de éste último y se iniciaron las fumigaciones sobre cultivos de marihuana, llegando ese año a erradicar 3.400 has, según datos del Departamento de Estado Norteamericano. La misma fuente señala que en 1985 se erradicaron 6.500 has y en 1986 12.000, llegando a reducir a 25% la participación de la marihuana colombiana en el mercado norteamericano. 42 Sin embargo, como anota Tokatlián, pese al aparente “éxito” de la efectividad del glifosato en la erradicación de cultivos de marihuana, en 1988 Colombia se habría convertido una vez más en el principal exportador de marihuana a Estados Unidos y las fumigaciones en la Costa Atlántica habrían causado el desplazamiento de los cultivos al Cauca, donde el rendimiento por hectárea era de 3.5 toneladas métricas frente a 1.1 de la sembrada en la Costa.43 En el caso de la coca, se decidió aplicar inicialmente el herbicida garlon-4, pero luego de un año se descontinuó su uso porque demostró ser altamente peligroso y la compañía fabricante se negó a proveerlo temiendo que se demandara su utilización. Las fumigaciones continuaron con glifosato, pero tuvieron una tendencia decreciente en los años siguientes, pasando de 2.000 has en 1985 a 230 en 1988, reducción que se explica principalmente por dos factores. En primer lugar, a partir de 1986 una nueva ola de críticas y protestas provenientes de la sociedad civil e instituciones del Estado, hizo que Barco prometiera frente a la opinión pública que revisaría las fumigaciones con glifosato. Mientras las presiones políticas habían llevado al Ministerio de Agricultura y el ICA a hacer parte de los que apoyaban las fumigaciones, la oposición del sector público se concentro en el Ministerio de Salud y el Inderena, el cual presentó un estudio donde señalaba que el problema más grave detrás de las fumigaciones era su desplazamiento a lugares de difícil control estatal y mayor preservación ecológica.44 A esto se sumaba el aumento en el número de denuncias por parte de campesinos e indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía de Perijá, producidas debido a los daños causados por las fumigaciones. Detrás de todo esto estaba además un rechazo a la condenación del cultivador por parte del Estado, que mediante la adopción del Estatuto Nacional de Estupefacientes con la Ley 30 de 1986 estableció que cualquier persona que fuera encontrada con cultivos de coca, marihuana o amapola superiores a 20 plantas y hasta 100, incurriría en multas de entre 1 y 40 salarios mínimos y prisión de a 1 a 3 años, pena que aumentaría de 4 a 12 años en caso que los cultivos sobrepasaran las 100 matas.45 En segundo lugar, como se mencionó en un comienzo, la lucha contra las drogas estuvo centrada durante el gobierno de Barco en estrategias diferentes a la erradicación de cultivos por medio de fumigaciones. Esto se debió en parte a las recomendaciones del gobierno de Reagan, que en 1987 recomendó concentrar los 42

U.S. Department of State, Bureau of International Narcotic Matters, International Narcotics Control Strategy Report, Washington D.C., 1989. 43 Juan Gabriel Tokatlian, “Política Antidrogas de Estados Unidos….”, Op.cit., p.53. 44 Juliana Iglesias Velasco, Op.cit., p.13. 45 Ley 30 de 1986 (artículo 32), Fuente: http://www.dne.gov.co/contenido.php?sid=6

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recursos destinados a la erradicación en aspectos como la destrucción de centros de refinación y laboratorios de procesamiento en lugar de la destrucción de los cultivos ilícitos.46 El gobierno colombiano, por su parte, dependía de la ayuda económica de los Estados Unidos en materia de drogas y desde 1986, cuando se creó el sistema de certificación,47 la política nacional estaría muy ligada a las recomendaciones y exigencias norteamericanas en el marco de la guerra contra las drogas. Fue así como durante este período si bien se dotó de un marco legal la política de erradicación por medio de fumigaciones, estas estuvieron subordinadas a una lucha contra los carteles de narcotráfico, los cuales pasaron a dominar el mercado de la cocaína y se convirtieron en la principal preocupación del gobierno. En efecto, como se puede observar en el gráfico 1, el área cosechada de coca en Colombia entre 1985 y 1994 estuvo por debajo de Bolivia y fue muy inferior a Perú. En cambio, durante los mismos años (gráfico 2) Colombia pasó de exportar 184 toneladas de cocaína en 1985 a 382 en 1994, seguido muy de lejos por México, Bolivia y Perú. Este control del mercado de la cocaína por parte de Colombia es explicado por algunos como resultado del papel de los carteles de Medellín y Cali, los cuales no sólo monopolizaron la producción de cocaína (importando la base de coca de Perú y Bolivia), sino que establecieron redes de distribución en Estados Unidos aprovechando la ola migratoria de colombianos (especialmente antioqueños) a este país.48 Gráfico 1 Cultivos de de coca en Colombia, Perú y Bolivia (1985-1994)49

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Juliana Iglesias Velasco, Op.cit., p.11. El sistema de certificación le dio la posibilidad a la rama ejecutiva del gobierno norteamericano de evaluar la cooperación de los países productores con la política estadounidense en el control de drogas, bajo la amenaza de bloqueos en préstamos de la banca multilateral e incrementos en los aranceles para importaciones y rechazo de acuerdos preferenciales en materia de exportaciones. Felipe Mac Gregor (ed.), Op.cit., p.53; Véase también Bruce Bagley, “Hablando duro. La política internacional antinarcóticos de los Estados Unidos en los años noventa”, Tokatlian Juan Gabriel (comp), Colombia y Estado Unidos. Problemas y Perspectivas, Conciencias, IEPRI, TM Editores, Bogotá, 1998, p.113. 48 Francisco Thoumi, “Ventajas competitivas ilegales…”, Op.cit., p.38 49 Gráfico elaborado a partir de datos del Departamento de Estado norteamericano. U.S. Department of State, Bureau of International Narcotic Matters, International Narcotics Control Strategy Report, Washington D.C., 1997. 47

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140.000 120.000

hectáreas

100.000 80.000 60.000 40.000 20.000 0 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994

Perú

Bolivia

Colombia

Gráfico 2 Exportaciones de cocaína por países (1985-1994)50 500 450 400

Toneladas

350 300 250 200 150 100 50 0 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994

Perú

Bolivia

Colombia

México

En este sentido, es comprensible la preocupación del gobierno norteamericano durante este periodo de combatir el narcotráfico con estrategias de interdicción, dejando de lado el problema de la erradicación forzosa de cultivos ilícitos, como lo demuestran las sucesivas disminuciones en las aspersiones durante estos años.51 Muestra de esto es las recomendaciones de un informe presentado por el 50

Gráfico elaborado a partir de cifras presentadas por Ricardo Rocha García, Op.cit., anexos. Esta disminución también tuvo que ver con otros factores como el poco éxito en la erradicación de cultivos de marihuana, el hecho señalado por diferentes informes técnicos que mostraban que las fumigaciones causaban una disrupción temporal de los cultivos pero no necesariamente su eliminación y la multiplicación en las quejas por parte de la población afectada por las fumigaciones. Juan Gabriel Tokatlian, “Política Antidrogas de Estados Unidos….”, Op.cit., pp.55-56. 51

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Congreso en 1989, donde se afirmaba que “la porción más significativa del esfuerzo federal debe centrarse en negarles a los carteles de la droga sus confortables puertos extranjeros, donde están protegidos por ejércitos privados y por corrompidos funcionarios gubernamentales”.52 En este contexto es comprensible también la guerra emprendida por el gobierno de Barco contra las mafias colombianas, la cual trajo muy pocos resultados positivos y por el contrario desató una ola de atentados y asesinatos contra jueces, magistrados, periodistas y candidatos presidenciales por parte de los carteles que llegaron a su punto culminante con el asesinato de Luis Carlos Galán, el 18 de agosto de 1989.53 Coincidencialmente, el mismo día en horas de la mañana el Consejo de Ministros de Barco había decidido establecer un sistema de extradición por vía administrativa, ya que el procedimiento por vía judicial había sido invalidado en 1987. Al día siguiente del asesinato se dio a conocer el decreto de extradición, que además incluía la confiscación arbitraria de bienes del cartel de Medellín. 54 Los últimos meses de Barco estuvieron de esta manera marcados por un aumento sin precedentes en la lucha contra los carteles, dando paso a cientos de incautaciones, arrestos y meses más tarde el asesinato de Gonzalo Rodríguez Gacha, uno de los capos más importantes del cartel de Medellín. Sin embargo, Gaviria intentó apartarse de la guerra contra el narcotráfico y apenas algunos días después de su posesión emitió un decreto (2047/1990) que permitía a quienes estuviesen sindicados por narcotráfico entregarse voluntariamente y confesar su participación en delitos relativos al narcotráfico y conexos, a cambio de una reducción en la pena e inmunidad en el procedimiento de extradición. Un grupo importante de narcotraficantes, entre los que se encontraba Pablo Escobar, se sometió a la política Gaviria ante la posibilidad de negociar sentencias leves. Por otro lado, durante el gobierno Gaviria renació la preocupación por los cultivos ilícitos debido el auge de la amapola, cuya área sembrada en el país pasó de 1.500 has en 1990 a 19.442 en 1992. Aunque como se verá más adelante, el auge real de las fumigaciones se produjo durante los años de Samper, Gaviria retomó los principios del Estatuto de Estupefacientes de 1986 y en sólo dos años, entre 1990 y 1992, las aspersiones aéreas se incrementaron de 796 hect´sareas a 13.908.55 Gaviria también comenzó a difundir en los medios de comunicación un argumento donde relacionaba cualquier oposición a la política de fumigaciones como un apoyo al narcotráfico. Organismos como el Inderena y el Ministerio de Salud, que se hasta entonces se habían opuesto a las fumigaciones, terminaron por ceder ante las presiones del gobierno y ratificaron el concepto del CNE sobre 52

Citado por Luis Alberto Restrepo, “Estrategia Norteamericana de seguridad y tráfico de drogas. Lectura de un informe al Congreso de los Estado Unidos”, Revista Análisis Político no.13, Bogotá, mayo-agosto 1991, pp.22-33, p.25. 53 El mismo día había sido asesinado en horas de la mañana el jefe de la policía de Antioquia y dos días antes el magistrado Carlos Valencia. El mismo año fue dinamitado un avión de Avianca con 111 pasajeros y se produjeron los atentados contra la sede del DAS, los periódicos de El Espectador y Vanguardia Liberal, dejando un saldo de 116 muertos y 696 heridos. 54 Francisco Thoumi, El imperio de la droga…., Op.cit., p.126 55 Datos de la Policía Antinarcóticos de la Policía Nacional

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el programa de fumigaciones propuesto por el ejecutivo. 56 Esto dio pié para el lanzamiento de la Resolución 001 de 1994,57 la cual estableció que la aspersión aérea con glifosato era el medio más eficaz para eliminar los cultivos de coca, amapola y marihuana, y se convirtió en el marco legal en materia erradicación de cultivos de ahí en adelante. 3. La expansión y dispersión (1994-2005) La evolución de los cultivos de coca estuvo caracterizada durante este período por dos eventos determinantes en la geografía actual de los cultivos ilícitos en el país. En primer lugar, al tiempo que se le dio un impulso definitivo a las fumigaciones como la principal política de erradicación de los cultivos de coca, Colombia pasó a ser el principal productor de hoja de coca en el mundo por encima de Perú y Bolivia, posición que mantiene desde 1997 hasta la actualidad (ver gráfico 3). En segundo lugar, esta transición de Colombia como importador de base de coca a productor de hoja estuvo acompañada de una dispersión de los cultivos de algunas zonas de la Amazonia y Orinoquia a prácticamente toda la geografía nacional (si bien las primeras siguen concentrando más del 50% de los cultivos de coca en el país), especialmente a partir del año 2000, cuando se presenta un incremento sostenido en las aspersiones aéreas con glifosato sobre los cultivos ilícitos. A continuación intentaremos abordar las posibles causas y explicaciones existentes frente a estos dos fenómenos que siguen un orden espacial y temporal relativamente definido, para luego pasar a analizar en detalle el caso de la evolución de los cultivos en la cuenca del Guayabero, del cual se ocupa este documento. A comienzos de febrero de 1995 Samper lanzó su plan integran en la lucha contra las drogas, en el cual anunció la puesta en marcha de la denominada “Operación Resplandor”, con la cual se comprometía a erradicar en un plazo de dos años la totalidad de los cultivos ilícitos en el país. En efecto, entre 1995 y 1998 se erradicaron con fumigaciones y manualmente un total de 161.705 has de coca,58 lo que deja ver un incremento notable frente al período de 1990 a 1994, durante el cual se erradicaron un total de 7.154 hectáreas de coca.59 No obstante, el esfuerzo de erradicación emprendido por Samper fue algo menos que inútil y calificado por algunos como una estrategia de supervivencia política ante el escándalo generado por los vínculos revelados entre el narcotráfico y su campaña presidencial.60 En 56

Juliana Iglesias Velasco, Op.cit., p.14. La Resolución 0001 de 1994 estableció además que todos los cultivos ilícitos mayores a dos hectáreas quedarían sujetos a fumigación con glifosato. Fuente: http://www.dne.gov.co/contenido.php?sid=8 58 Datos tomados de la Auditoria Ambiental de la Dirección Nacional de Estupefacientes. Véase: Colombia. Monitoreo de Cultivos de Coca, UNODC, Gobierno de Colombia, Bogotá, 2005, p.66. 59 Datos de la Policía Antinarcóticos de la Policía Nacional. 60 La presión ejercida por Estados Unidos también llevó a Samper a iniciar una persecución contra el cartel de Cali que terminó con el encarcelamiento y muerte de la mayoría de sus líderes. Sin embargo, Colombia fue desertificada por Estados Unidos en 1996. Para algunos la política de Samper en materia de cultivos ilícitos fue un paso más en la “norteamericanización” del problema de las drogas, asumiendo los costos (en este caso ambientales) de la lucha contra las drogas de 57

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1997 Colombia había pasado a ser el principal productor de coca en el mundo con 79.000 has (mientras que en 1995 había 51.000), seguido por Perú con 68.800 y Bolivia con 45.800. Gráfico 3 Cultivos de coca en Perú, Colombia y Bolivia (1990-2004)61 250.000

hectáreas

200.000

150.000

100.000

50.000

19 90 19 91 19 92 19 93 19 94 19 95 19 96 19 97 19 98 19 99 20 00 20 01 20 02 20 03 20 04

-

PERU

COLOMBIA

BOLIVIA

Este crecimiento de los cultivos de coca en el país ha sido explicado como el resultado de varios elementos. Por un lado, se afirma que dicho incremento vino a compensar las disminuciones en los cultivos peruanos y posteriormente (a partir de 1998) bolivianos. Las políticas de interdicción en el tráfico aéreo y fluvial y la pérdida de la rentabilidad de la coca por la disminución de rendimientos por hectárea y el aumento en los costos de las materias primas en el Perú, 62 así como los programas de erradicación de cultivos centrados en el desarrollo alternativo y la definición de zonas de producción legales e ilegales en Bolivia,63 explicarían manera unilateral. Véase: Juan Gabriel Tokatlian, “Política Antidrogas de Estados Unidos….”, Op.cit., p.62; también Iban Rementeria, “La descertificación de Colombia y la certificación del Perú”, Revista Análisis Político no.24, Bogotá, enero-abril 1996, pp.58-61. 61 Gráfico elaborado a partir de datos del Departamento de Estado norteamericano y UNODC tomados de http://odc.dne.gov.co/sidco/publicaciones.do?accion=verEstadisticas 62 Hugo Cabieses, “Coca-cocaína: diferencias andinas”, Memorias del taller Medio Ambiente, Cultivos Ilícitos y Desarrollo Alternativo”, Ministerio del Medio Ambiente, Bogotá, 2000, pp.76-92, p.77. Según Iban Remeneteria, más que un a reducción en el rendimiento por hectárea (toneladas de hoja por hectárea), se habría presentado a partir de 1993 un incremento en los precios de la base de coca con relación a Colombia, haciendo más rentable la producción de la base en este país que la importación desde Perú. Véase: Iban Rementeria, La guerra contra las drogas. Cultivos ilícitos y desarrollo alternativo, Editorial Planeta, Bogotá, 2001, p.103. 63 En Bolivia se llevó a cabo desde 1997 la Estrategia Boliviana de Lucha contra el Narcotráfico para la cual se destinaron 952 millones de dólares, de los cuales más del 70% estuvieron

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parcialmente el incremento de los cultivos en Colombia. Por otro lado, existen argumentos de tipo estructural y coyuntural relacionados entre sí, entre los cuales se pueden enumerar los siguientes: la crisis del sector agropecuario de comienzos de los noventa como causa de la política de apertura y el ingreso al país de productos subsidiados a menores precios;64 los cultivos ilícitos como una nueva fuente de financiamiento por parte de las guerrillas tras la pérdida del apoyo financiero recibido anteriormente de los países socialistas y la vinculación de los grupos de paramilitares al negocio; el desplazamiento masivo de colombianos a causa del conflicto a zonas aptas para el establecimiento de cultivos; la presencia precaria del Estado en muchas zonas del país y la falta de oportunidades económicas viables y legales para el campesinado, etc.65 Sin embargo, lo que vino a revelar la verdadera magnitud del problema no fue tanto el aumento cuantitativo de los cultivos ilícitos de coca en el país, como las movilizaciones campesinas en respuesta a las fumigaciones. En 1994 y 1995 se produjeron manifestaciones campesinas en Putumayo y Guaviare ante la decisión de iniciar las aspersiones aéreas con glifosato en estas zonas. Estas llegaron a su punto más alto hacia julio de 1996, dos meses después de que la Policía, el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea iniciaran la operación “Conquista” en los departamentos de Guaviare y Caquetá, con el fin el desarticular el narcotráfico en la zona, que según el Ejército era manejado por grupos subversivos que controlaban la región. Tras las operaciones comenzaron las movilizaciones campesinas en San José del Guaviare y durante el siguiente mes continuaron en Miraflores y en otros lugares del Caquetá, Cauca y Putumayo, llegando a sumar alrededor de 150.000 personas.66 Los campesinos y colonos unidos en las protestas denunciaron el incumplimiento de las promesas por parte del Estado de realizar inversiones sociales en la región y los limitados alcances de los programas de sustitución de cultivos, al tiempo que se quejaban de la política represiva de fumigaciones y sus efectos negativos sobre la población y los demás cultivos.67

destinados al desarrollo alternativo. Sin embargo, a pesar de la reducción lograda por la sustitución de cultivos y la erradicación manual en este país (logrando pasar de 48.100 has en 1994 a 27.700 en 2004), autores como Ricardo Vargas afirman que la política de desarrollo alternativo en Bolivia fue un fracaso por la poca viabilidad en la comercialización de los productos de sustitución, generando fuertes protestas por parte de la organización cocalera. Ricardo Vargas, “Fumigaciones y política antidrogas en Colombia: ¿fin del círculo vicioso o un fracaso estratégico?”, Cárdenas Marta, Rodríguez Manuel (eds.), Guerra, sociedad y medio ambiente, Foro Nacional Ambiental, Bogotá, 2004, pp.353-395, p.357. 64 La crisis del sector agropecuario, como lo muestra Darío Fajardo, estuvo agravada por factores como una sequía prolongada a partir de 1991, la revaluación del peso frente al dólar, el encarecimiento y la reducción en los créditos y la crisis de la Caja Agraria, entre otros. Véase Darío Fajardo, Colombia: reforma agraria en la solución de conflictos, Bogotá, 1998, p.133. 65 Francisco Thoumi, “Ventajas competitivas ilegales…”, Op.cit., pp.39-40 66 William Ramírez Tobón, “¿Un campesinado ilícito?”, Revista Análisis Político no.29, Bogotá, septiembre-diciembre 1996, pp.54-62, p.58. 67 Ibíd., p.57.

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Aunque las protestas sirvieron para impulsar las inversiones en políticas de desarrollo alternativo en 1997,68 existe un amplio consenso acerca de los logros limitados de este debido a factores como su dependencia frente a la política de fumigación y la falta de coordinación entre los organismos encargados de ejecutar las políticas (lo que ha llevado incluso a que se produzcan fumigaciones sobre cultivos donde se llevan a cabo proyectos de sustitución), la poca sostenibilidad de los programas al largo plazo ante la ausencia de políticas estructurales que eliminen los incentivos para dedicarse a la producción de cultivos ilícitos, así como la tendencia a criminalizar el campesinado al utilizar las fumigaciones como una amenaza a las comunidades involucradas en proyectos y su restricción a áreas que han sido objeto de erradicaciones previas, entre otros.69 Lo que es un hecho es que la política de desarrollo alternativo ha estado muy subordinada a las fumigaciones y lo demuestra el hecho que entre 1994 y 2004 fueron fumigadas 749.263 hectáreas de coca y sólo 31.918 erradicadas manualmente (véase gráfico 4).70 Por otra parte, la efectividad de las fumigaciones ha sido bastante limitada y sus efectos sobre el medio ambiente y la salud humana muy criticados. Desde el impulso dado por Samper a las fumigaciones, estas crecieron de 3.871 has de coca fumigadas en 1994 a 58.074 en el año 2000; no obstante, los cultivos de coca en el país se incrementaron en el mismo período de 45.000 has a 163.000. La puesta en marcha del Plan Colombia a partir del año 2000 y la importancia del componente militar en los recursos destinados a combatir el narcotráfico, implicó un incremento considerable en las fumigaciones, las cuales pasaron de 94.152 has en el 2001 a 136.551 en el 2004, llegando a superar anualmente el área de coca sembrada desde el año 2002, como se puede ver en el gráfico 4. Aunque los datos del SIMCI muestran que este incremento en las fumigaciones logró una reducción en los cultivos de 145.000 has en el 2001 a 80.000 en el 2004, la Oficina para el Control de Drogas de las Casa Blanca publicó el dato de 114.000

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El desarrollo alternativo se viene implementando en Colombia desde 1985, cuando el PNR llevó a cabo el primer proyecto de sustitución de cultivos de coca en el Cauca. Sin embargo, como anota Juliana Iglesias, a pesar de concebirse inicialmente por las Naciones Unidas como una estrategia independiente a las fumigaciones, el desarrollo alternativo en Colombia ha estado manejado principalmente por instituciones del gobierno como el Plante, lo que le ha quitado independencia quedando como una política complementaria para contrarrestar los efectos de las fumigaciones y no una solución del problema como tal. Véase Juliana Velasco, Op.cit. 69 El estudio más completo sobre el desarrollo alternativo en Colombia es posiblemente el elaborado por Juliana Velasco (Juliana Velasco, Op.cit.), véase también: Klaus Nyholm, “Cultivos ilícitos y desarrollo alternativo”, Dimensiones territoriales de la guerra y la paz, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2004, pp.621-624; Alvaro Camacho, Andrés López, “Perspectivas críticas sobre el narcotráfico en Colombia…”, Op.cit; César Ortiz, “Agricultura, cultivos ilícitos y medio ambiente en Colombia”, Cárdenas Marta, Rodríguez Manuel (eds.), Guerra, sociedad y medio ambiente, Foro Nacional Ambiental, Bogotá, 2004, pp.297-352; Ministerio del Medio Ambiente, SINA, GTZ, Memorias del taller Medio Ambiente, Cultivos Ilícitos y Desarrollo Alternativo”, Op.cit. 70 Datos de la Auditoria Ambiental de la Dirección Nacional de Estupefacientes, Policía Antinarcóticos y ejército, tomados de http://odc.dne.gov.co/sidco/publicaciones.do?accion=verEstadisticas

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has de coca en Colombia para el año 2004.71 Por otro lado, durante los mismos años (2001-2004), los cultivos crecieron en Perú y Bolivia en 8.8 y 39% respectivamente y habrían compensado en parte las disminución en Colombia, de ser ciertos los estimativos del SIMCI.72 También se ha señalado que aunque es posible que se redujeran la cantidad de cultivos ilícitos en el país, esta baja se habría compensado con aumentos en el rendimiento de producción de la hoja y alcaloide por hectárea, debido a mejoras tecnológicas en la siembra y el procesamiento, mayores densidades de cultivos por área e introducción de variedades más resistentes al glifosato.73 Gráfico 4 Cultivos de coca vs. erradicación en Colombia (1994-2004)74 180000 160000 140000

hectáreas

120000 100000 80000 60000 40000 20000 0 1.994 1.995 1.996 1.997 1.998 1.999 2.000 2.001 2.002 2.003 2.004

Erradicación manual

Fumigaciones

Cultivos coca

En cuanto a los posibles efectos negativos de los cultivos de coca y las fumigaciones sobre el medio ambiente y la salud humana, algunos autores han señalado que los estudios son escasos y no se cuenta con balances de impacto ambiental precisos que permitan evaluar su magnitud real.75 Sobre los cultivos de 71

“Duros de Erradicar”, Revista Semana no.1196, abril 4-13, 2005. Llama la atención también el hecho que el informe del SIMCI señale que al tiempo que se produjo una disminución en los cultivos de coca, aumentaron considerablemente las incautaciones de cocaína en las rutas del Atlántico y el Pacífico pasando de 92.218 toneladas en 2002 a 113.142 en 2004. Colombia. Monitoreo de Cultivos de Coca, Op.cit., p.72. 73 César Ortiz, “Agricultura, cultivos ilícitos y medio ambiente en Colombia”, Op.cit., p.305; Ricardo Vargas, “Fumigaciones y política antidrogas en Colombia….”, Op.cit., pp.363-364. 74 Gráfico elaborado a partir de datos del Departamento de Estado norteamericano, SIMCI, Auditoria Ambiental de la Dirección Nacional de Estupefacientes y Policía Antinarcóticos. Tomados de http://odc.dne.gov.co/sidco/publicaciones.do?accion=verEstadisticas 75 Francisco Thoumi, El imperio de la droga…., Op.cit., p.205; César Ortiz, “Agricultura, cultivos ilícitos…”, Op.cit., p.330. Tampoco existe un consenso sobre los efectos ambientales y sobre la salud de las fumigaciones y algunos estudios como el de la CICAD afirman que estos son mínimos o inexistentes. Véase: CICAD, OEA, Estudio de los efectos del Programa de Erradicación de 72

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coca se afirma que además del impacto ambiental generado por el uso de fertilizantes en los cultivos y químicos en el procesamiento, está el hecho de que según algunos autores cada hectárea de coca implicaría la tumba de 3 de monte, afirmación esta que carece de una explicación convincente. Frente a las fumigaciones, han sido muy comunes las demandas de campesinos por destrucciones de cultivos lícitos, enfermedades en los animales y efectos negativos sobre a salud humana, pero la atención de las mismas por parte del Estado suele ser mínima o nula.76 Es muy posible además que buena parte de los efectos negativos de las fumigaciones sobre el medio ambiente se deban a las concentraciones de glifosato usadas en las aspersiones, cuando autores como Ricardo Vargas señalan que las concentraciones usadas por la Policía Nacional superan en 500 veces la dosis recomendada por la casa productora del herbicida.77 Independientemente de los efectos directos que puedan o no tener las fumigaciones sobre el medio ambiente y la salud humana, el efecto indirecto mas negativo ha sido sin duda el desplazamiento de los cultivos de coca a otros lugares. Aunque también se ha señalado que existe una correlación muy alta entre la intensificación del conflicto armado y la expansión de los cultivos ilícitos, 78 es indudable que el incremento es las aspersiones aéreas, especialmente a partir del año 2000, ha generado una dispersión de los cultivos ilícitos a zonas del país donde no se sembraba anteriormente. En 1999, según los datos del SIMCI, había en Colombia 12 departamentos con cultivos de coca, de los cuales el Putumayo, Caquetá y Guaviare, lugares donde se establecieron los primeros cultivos de coca desde finales de la década de los 70s, concentraban cerca del 70% de los cultivos. Esto hizo que el 40% de las fumigaciones se concentraran en dichos departamentos entre el 2000 y el 2004, logrando efectivamente que el área de coca se redujera allí de 110.450 has a 20.655. Sin embargo, en el 2004 el número de departamentos con cultivos de coca había subido a 23 y estos pasaron a concentrarse en departamentos como el Meta, Nariño, y Antioquia.

Cultivos Ilícitos mediante la aspersión aérea con el herbicida Glifosato (PECIG) y de los cultivos ilícitos en la salud humana y en el medio ambiente; Washington, 2005. 76 Los efectos negativos de las fumigaciones aumentaron cuando las aspersiones con glifosato se comenzaron a utilizar de una manera indiscriminada mediante la Resolución 005 del 11 de agosto de 2000 del CNE, que eliminó la restricción de fumigar sólo cultivos mayores a 2 ha (Res. 001/1994) y determinó que estarían sujetas a fumigación “las áreas de cultivos ilícitos donde se compruebe los cultivos: fraccionados y/o mezclados con cultivos lícitos, formas de cultivo utilizadas para evadir las acciones del programa de erradicación”. Resolución 005 de 2000 http://www.dne.gov.co/contenido.php?sid=8 77 Ricardo Vargas, “Fumigaciones y política antidrogas en Colombia….”, Op.cit., p.385. 78 Un estudio realizado por el CEDE de la Universidad de los Andes muestra cómo el aumento en la participación de los grupos armados ilegales en el control del mercado de la coca y la cocaína (que se ha convertido en su principal fuente de financiación), se encuentra directamente relacionado con la expansión de los cultivos ilícitos y su difusión a zonas con presencia de grupos guerrillero y de paramilitares. Véase: Ana María Díaz, Fabio Sánchez, Geografía de los cultivos ilícitos y conflicto armado en Colombia, CEDE, Universidad de los Andes, Bogotá, 2004.

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Gráfico 5 Cultivos de coca por departamentos (1999-2004)79 70.000,00

20.000,00 18.000,00

60.000,00

16.000,00 14.000,00

hectáreas

hectáreas

50.000,00 40.000,00 30.000,00 20.000,00

12.000,00 10.000,00 8.000,00 6.000,00 4.000,00

10.000,00

2.000,00 1999 2000 2001 2002 2003 2004

Putumayo

Caquetá

Guaviare

1999 2000 2001 2002 2003 2004 Meta

Nariño

Antioquia

Entre los aspectos más preocupantes de esta dispersión de los cultivos de coca es su establecimiento en algunos parques nacionales. El informe del SIMCI señala que en el año 2004 se detectaron 5.364 has (7% del total nacional) al interior de 13 parques. Esto dio pie para que el CNE expidiera en agosto del 2005 una resolución por medio de la cual se autoriza a dicho organismo a decidir sobre las fumigaciones con glifosato al interior de los parques nacionales.80

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Gráfico elaborado a partir de datos de UNODC, Censos de cultivos de coca 1999-2004, tomados de http://odc.dne.gov.co/sidco/publicaciones.do?accion=verEstadisticas 80 Resolución 0015 del 5 de agosto de 2005, http://www.dne.gov.co/contenido.php?sid=11

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III. Poblamiento y cultivos de coca en la cuenca del Guayabero y los parques Tinigua y Macarena

En el curso del año 2005 el departamento del Meta y La Macarena han sido noticia destacada en lo relativo a los cultivos de coca y el conflicto armado con las FARC. En primer lugar la Oficina contra la Droga y el Delito de Naciones Unidas en Colombia publicó en Junio de 2005 el texto denominado “Colombia, Monitoreo de Cultivos de Coca” en el que se destaca que el Meta es el primer productor de coca de Colombia con 18,740 has cultivadas. A partir de la observación de los mapas, la región que rodea a La Macarena, es el lugar de Colombia con mayor densidad de cultivos81. Por otro lado, durante su visita a Puerto Inírida, Guainía, el 6 de Marzo de 2005 el presidente de Colombia, Dr Alvaro Uribe anunció que está avanzando en el Plan Patriota para vencer al terrorismo y que “el Ejército adelanta una operación muy importante en el río Ariari (Meta), en todo lo que es el costado oriental de la Macarena, Vista Hermosa, Puerto Rico, Toledo. Ahí hay un emporio de 17 mil hectáreas de coca de las FARC, con esta anotacioncita: tienen seis mil hectáreas de coca en el parque de La Macarena, que las tenemos que destruir”. Casi cinco meses después el Presidente anunció en Villavicencio que ofrecería una recompensa a los campesinos de Vista Hermosa por entregar la coca que se encontraban cultivando. El 6 de junio de 2005, la prensa anunció la existencia de una autopista de las FARC que comunica a Peñas Coloradas en el Caquetá con la Macarena en el Meta, de 278 kilómetros de extensión, también llamada la “Transjojoy” por la cual la guerrilla se aprovisionaba y desplazaba82. Este fenómeno está relacionado con las vias que construyeron los guerrilleros y campesinos en la zona de despeje, y al interior de los parques nacionales Tinigua y Macarena, que veremos más adelante. Posteriormente, el 5 de octubre el ministro del Interior y Justicia Sabas Pretelt de La Vega anunció que no se fumigarán los parques nacionales y que se probará la erradicación manual, comenzando por el parque La Macarena en donde anunció que hay sembradas 3.976 has de coca, 1.268 más que en diciembre del 2004 83. El día 10 de Octubre se reafirma la noticia de que no habrá fumigación en los parques nacionales y que se procederá de inmediato a erradicar la coca en el parque de a Macarena, de forma manual. Sin embargo se manifiesta que la labor requiere el apoyo del ejército y de la policía pues para 30 erradicadores manuales

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UNODC, Colombia, Monitoreo de cultivos de coca, Bogotá Junio de 2005. El Tiempo 26 de junio de 2005 83 El Tiempo 5 de octubre de 2005 82

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se necesitan 50 hombres de la fuerza pública y además se espera el visto bueno del ejército para entrar a la zona84. Por último el día 6 de octubre de este mismo año se anunció la muerte de 13 personas en un enfrentamiento entre guerrilla y paramililitares en Vista Hermosa, epicentro de los cultivos de coca del Meta.85 Días antes hubo una incursión armada en San Juan de Arama, convirtiendo a esta zona en una de las zonas de disputa más importantes del país, entre guerrilleros y paramilitares, por obvias razones: la coca. De esta forma tenemos que el tema de la coca y la colonización en la región de La Macarena es un tema de la mayor actualidad, que tendrá un gran peso en definir el futuro de los parques nacionales Macarena, Tinigua y Picachos, en los municipios de La Uribe, Vista Hermosa, San Juan de Arama, Puerto Rico Concordia y Macarena. Un manejo inadecuado de la situación tendrá consecuencias impredecibles sobre la sociedad del suroccidente del Meta y sobre las áreas protegidas de la zona. El texto a continuación contiene la ubicación del área de estudio, algunos antecedentes históricos de la región y después una descripción de la evolución de los cultivos ilícitos en la cuenca del río Guayabero enmarcada en cuatro períodos y unas conclusiones en que se analiza la situación actual y los posibles eventos por venir. Se hace énfasis en la situación de los parques nacionales Tinigua, Serranía de la Macarena y cordillera de los Picachos. 1. Area de estudio y antecedentes históricos Localización geográfica del área de estudio El área de estudio de la cuenca del río Guayabero se encuentra localizada en la parte suroccidental del departamento del Meta, en los municipios de Uribe, Macarena, Vista Hermosa, Puerto Rico y Concordia. Además incluye la parte noroccidental del Municipio de San José, del departamento del Guaviare, en donde abarca la cuenca baja del río Guayabero, sobre su banda derecha, desde su boca en el río Ariari, cercanías de La Macarena. La zona ha sido conocida como región de La Macarena, aunque en este caso no incluimos en nuestro estudio la cuenca del río Ariari. El río Guayabero nace en la cordillera de los Andes a más de 3000 metros de altura, en límites de Meta, Caquetá y Huila. En su parte alta el Guayabero es denominado Papamene, y desciende por terrenos con relieves pronunciados, llegando a las tierras bajas cercanas a la boca del río Guaduas a una altura cercana a los 400 msnm; de allí se abre en valles aluviales hasta llegar al Raudal I, sector de río que denominaremos medio Guayabero. En este trayecto recibe el 84 85

El Tiempo, octubre 10 de 2005. El Tiempo octubre 6 de 2005.

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río Duda. De aquí para abajo, entre Raudal I y Raudal II o su boca en el Ariari, se encuentra ya en la planicie selvática, excepto al sur de la Macarena, donde se hallan las sabanas del Refugio. En este sector recibe los afluentes siguientes: el río Losada, y los caños Cristalina, Morrocoy, Indios Canoas, Cristales, Cachicamo, Yarumales, Cabre, Cafre y Ceiba. Este sector lo llamaremos bajo Guayabero. Los municipios de La Uribe y Macarena abarcan la parte occidental de la zona de estudio, zona selvática y montañosa que incluye la vertiente oriental de la cordillera oriental desde Sumapaz hasta Los Picachos, el río Duda desde su nacimiento en el Sumapaz hasta su boca en el Guayabero y la cuenca alta, media y parte del bajo Guayabero. El municipio de La Uribe abarca buena parte de la cuenca del río Duda y Lagartija así como la banda izquierda del Guayabero en su parte alta. El municipio de la Macarena abarca el sector del medio río Guayabero en ambas bandas del río, así como el Caño Losada y el caño Perdido en la parte sur del parque Tinigua. Los municipios de Vista Hermosa, Puerto Rico y Concordia aunque abarcan parte de la cuenca del Ariari, su jurisdicción cubre parte de la cuenca del Guayabero en su cuenca baja, sobre su banda izquierda, incluyendo las cuencas de los río caños Cafre, Ceiba , Cabre y Correntoso. Esta área incluye la parte oriental del parque de la Macarena. Mesetas abarca parte de la cuenca del sector oriental de la cuenca del río Duda en el sector noroccidental del parque Macarena. La parte norte el Parque Tinigua queda en La Uribe mientras que su parte sur está en La Macarena. La cuenca del río Guayabero esta inmersa dentro del Area de Manejo Especial de la Macarena (AMEM), constituida por el decreto 1989 de 1989 y reglamentada por el decreto 1740 de 1989. Con una extensión de 3, 891,791 has, esta localizada en la parte suroccidental del departamento del Meta y la parte noroccidental del departamento del Guaviare. Esta zona fue ordenada ambiental y territorialmente por el gobierno mediante la zonificación y destino de las áreas a actividades de recuperación para la producción o la preservación, zonas para la producción, zonas de preservación y zonas de conservación que incluyen los parques Tinigua y Macarena así como parte de los parques Sumapaz y Picachos86. El decreto 1989 de 1989 realinderó el Parque Nacional Macarena quedando con una extensión de 630,000 has y constituyó el parque Tinigua con una extensión de 201,875 has, como eslabón básico en la continuidad ecosistémica entre los bosques de la cordillera oriental andina y las selvas de la Macarena y sabanas aledañas. Además el área del AMEM y de la cuenca del Guayabero incluye parte

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Gobernación del Meta, Corpes de Orinoquia. Diagnóstico global del área de manejo especial de La Macarena, Villavicencio, 1994.

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del Parque Nacional los Picachos perteneciente al departamento del Meta y parte del Parque Nacional Sumapaz, igualmente localizada dentro del departamento 87. No sobra mencionar que en el alto Guayabero se encuentran las divisorias de aguas de los río más importantes de Colombia, la divisoria entre las cuencas del Orinoco-Amazonas, Amazonas -Magdalena y Magdalena-Orinoco. Debe enfatizarse el hecho de que en los parques nacionales no es permitida la presencia humana, a menos que sus habitantes pertenezcan a grupos étnicos. En el caso de la Macarena dada su antigua creación en 1948, todos sus habitantes son ocupantes ilegales, con excepción del asentamiento indígena de caño Ceiba en el sector suroriental del parque, mientras que en el parque Tinigua sí había algunas familias de colonos a su interior antes de su constitución, como en las veredas El Tapir, Alto y Bajo Raudal. Antecedentes históricos Esta región fue poblada por una gran cantidad de tribus afiliadas a las familias linguísticas Achagua en el Ariari y Guaviare , grupos de filiación linguística Sáliba88como Majiguas, Pamiguas y Tiniguas sobre el río Guayabero y grupos de la familia lingüística Guahibo como los Guayaberos, también conocidos posteriormente como Cunimias o Mituas (Calasanz Vela, 1888), tanto en el Ariari como en el Guayabero y el Guaviare. El proceso de conquista y colonia, con las instituciones de la misión y del la encomienda diezmaron a la mayoría de estos grupos, sobreviviendo apenas los Guayabero en cercanías de San José del Guaviare y en caño Ceiba dentro del parque Macarena y algunas personas de la etnia Tinigua en cercanías del poblado de la Macarena en proceso de extinción total (Franco, 1989). Los indígenas experimentaron el paso, no exento de violencia, por la región de La Macarena, de diversos conquistadores en la tercera y cuarta década del siglo XVI, que recorrieron la región en busca de El Dorado. Jorge Spira y Felipe de Hutten exploraron la zona pasando el río Guaviare hacia las selvas amazónicas, con desastrosos resultados, en término de mortandad para las tropas, atropellos a los indios y ausencia de oro. También Hernán Pérez de Quesada, hermano del conquistador de la sabana de Bogotá emprendió su recorrido por todo el piedemonte llanero y el amazónico llegando al valle de Sibundoy destrozado por las dificultades del terreno y la belicosidad de los indígenas. Hacia 1554 Juan de Avellaneda fundó la ciudad de San Juan de Llanos 89 en cercanías del actual San Juan de Arama, iniciando el proceso de sujeción de los 87

Heliodoro Sánchez, Jorge Hernández, et al., Nuevos parques Nacionales. Colombia, Inderena, Bogotá, 1990. 88 Sergio Elías Ortiz, “Lenguas y dialectos de Colombia”, Historia Extensa de Colombia, Tomo 3, Vol. 1, Bogotá, 1965, pp. 118-123. 89 Simón Fray Pedro, Noticias Historiales. Banco Popular, Bogotá, 1982 T, 1, 499.

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indígenas y la explotación de los aluviones auríferos del Ariari. Los indios fueron encomendados y se inició el proceso de destrucción demográfica de estos grupos. Una gran cantidad de grupos indígenas desaparecieron del mapa étnico de la región, debido a la violencia ejercida por los encomenderos y las enfermedades. A partir del siglo XVII los misioneros franciscanos establecieron misiones en la región del Ariari y el Guayabero, así como en los ríos Payoya y Mecaya. Estos últimos dos ríos corresponden a afluentes del río Yarí y el Apaporis. En 1750 tenían pueblos de misión tales como Santo Ecce Homo de Nunuaro con 108 indígenas camuniguas, San Antonio de Anime con 161 indígenas achaguas, zorros, gavilanes, enaguas, pamis, y Vijagual con 137 indígenas en parte de la nación camoas. En 1775 se mecionan los pueblos de San José de Iraca con guahibos y amarizanos, Nuestra señora del campo de Rayo, San Antonio de Carrají, San Cristóbal de Yamane y San Martín del Puerto, San Bartolomé de Cumaral y Nuestra Señora de los Dolores de Jiramena. En el río Guayabero se menciona que se fundaron los pueblos de la Concepción de Arama entre los ríos Guejar y Guayabero y Macatía o Yopo y Maricuare con indígenas Pamiguas sobre este último río. Se menciona que el padre Clemente Forero “hizo otras muchas entradas al sitio de Duda, y sacó más de 100 indios entre chicos y grandes”. También se mencionan entradas al río Guejar. La misión de Rayo tenía un hato de ganado en el sitio de La Talanquera 90En 1780 se mencionan los pueblos de Santa Ana de los Tamaes con 211 indígenas en los ríos Payoya, y Misaya (Mesay?)con 135 personas, muy posiblemente en la cuenca del río Yarí. Los pueblos de misión fueron establecidos sea con indígenas de la zona o con indígenas trasladados del Airico, o la gran selva amazónica al sur de los llanos. El sistema para lograr la reducción de los indígenas a pueblos de misión consistía en una mezcla de fuerza, definida por la presencia de escoltas armados que apoyaban a los misioneros y por otro lado herramientas, que eran codiciadas por los indígenas. Cuando se acababan las herramientas, cuando aparecían enfermedades epidémicas o cuando los indígenas eran explotados en exceso por los encomenderos, estos huían de los asentamientos misionales a sus primitivos territorios. De esta forma los pueblos de misión fueron muy inestables, fueron refundados en diversos sitios con diferentes indígenas y por último desaparecieron a comienzos del siglo XIX, en tiempos de las guerras de independencia. Es a partir de la segunda mitad del siglo XIX que el interés por La Macarena, retoma fuerza en especial por el auge de las quinas y a finales de siglo el caucho. La compañía Colombia fue creada por Bernardo Herrera Buendía y Francisco Antonio Uribe, en asocio con Máximo Lorenzana y Francisco Montoya en 1854. A partir de esta fecha consiguieron la adjudicación de extensos baldíos tanto en la hoya del Magdalena como en la del Orinoco, desde Colombia (Huila) hasta San Martín, (Meta). Dedicaron sus esfuerzos a establecer ganaderías y actividades de 90

Arcila Robledo, Gregorio. Las Misiones Franciscanas en Colombia. Imprenta Nacional, Bogotá, 1951, 215-280.

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extracción de quinas y caucho entre San Martín y Colombia, estableciendo un camino entre estos dos puntos, pasando por La Uribe y San Juan de Arama. Tuvieron haciendas y puertos en el Papamene, El Tigre y el Duda, en la cuenca alta del río Guayabero. En 1887 se liquida esta compañía por muerte de sus socios principales y continuó las labores la compañía Herrera Uribe. Con la Guerra de los Mil Días su actividad perdió impulso pero continuó hasta 1912 cuando la caída de los precios del caucho no hicieron rentable su extracción.91 En 1880 el explorador francés Jules Crevaux subió desde el poblado de Colombia, hasta el alto de la Cruces y de allí descendió al la hacienda del Tigre, pasó los río Tigre, Papamene, Aguasclaras y Sorrento hasta llegar a la finca Yavía sobre el río Duda. Estando en la cordillera observó a la distancia montañas con manchas brillantes y sus guías le dijeron que era la Ciudad Encantada del Espíritu Santo. Del Duda pasó al Guayabero donde se embarcó. En todo su recorrido hasta la boca del Ariari, el Guayabero estaba desierto. Crevaux, a pesar de ser el primer explorador del Guayabero, no logró identificar la serranía de La Macarena como un macizo aislado de la cordillera oriental. De él solo queda el nombre de un sitio en el alto Guayabero llamado Puerto Crevaux. En 1888 el padre dominico Calasanz Vela recorrió el río Ariari y el Guaviare, así como el Vichada y el Meta. Se destaca de su relato la presencia de indígenas mituas o guayaberos en el Ariari, Guejar y Guayabero en múltiples asentamientos92. La colonización campesina no se había iniciado, únicamente las ganaderías de las sabanas de San Martín y San Juan estaban presentes. San José del Guaviare no existía. San José del Guaviare se funda a comienzos del siglo XX lo mismo que Calamar, por entonces capital de la comisaría del Vaupés debido al auge del caucho. A estos pueblos llegó el explorador Hamilton Rice en 1907 y 1913. En sus viajes bajó hasta San José por el camino de San Martín y desde allí exploró hasta el Chiribiquete, el río Vaupés y el río Inírida. En el mapa resultante de sus expediciones aparece la serranía de La Macarena como una cordillera aislada, pero la sitúa al norte del río Ariari.93 En los años siguientes compañías petroleras exploraron la región y dejaron trochas y caminos. La Union Oil Company contrató a F.O Martin para hacer el levantamiento topográfico de las tierras compradas por la compañía en la región 91

Peregrino Ossa Varela. La sierra de La Macarena. En: Boletín de la Sociedad Geográfica de Colombia, vol IX, Bogotá, 1951. 92 José de Calasanz Vela, Alfredo Molano, Dos Viajes por la Orinoquia colombiana, Fondo Cultural Cafetero, Bogotá, 1988. El viaje del padre dominico se realizó en 1889 y comenzó en el río Ariari, bajó hasta el Guaviare, bajó hasta el Orinoco, bajó por el Orinoco hasta la boca de Vichada por donde subió hasta tomar el Muco por donde ascendió hasta el camino que lo llevó al río Meta, por donde ascendió hasta el piedemonte. 93 Hamilton Rice, “The River Vaupés”, The Geographical Journal, London, 1910, pp. 682-700. _____ “Further explorations in the north-west Amazon Basin”, The Geographical Journal, Vol XLIV, No 2, London, Agosto de 1914, pp. 138-168.

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del Pato y Guayabero entre 1920 y 1926. En su mapa se ubica la “Cordillera de Macarena” pero únicamente su sector norte. Cuenta que para ese entonces existía el pueblo de Mesetas donde se encontraba una campana colonial que venía de San Juan de Arama, pueblo este que se encontraba cubierto por selvas. De las prospecciones petroleras en los llanos y selvas del oriente colombiano quedaron muy buenos levantamientos cartográficos que es necesario rescatar. La Uribe por ese entonces consistía de una plaza, con dos calles cortas que salían de sus esquinas. Cuenta que en los llanos de San Juan pastaban 14000 cabezas de ganado94 y 600 yeguas en la Mesa de Fernando95, que se perdieron durante la Guerra de los Mil Días. Más interesante aún, cuenta F. O. Martin que la compañía que presidía Francisco Antonio Uribe, heredera de la Compañia Colombia, sembró quina en el lado occidental del Paso de Las Cruces, sobre la vía Colombia La Uribe, y se sembraron árboles de caucho cerca de algunos afluentes del río Duda, “pero estos fueron abandonados por falta de mano de obra barata...”96. Incluso se intentó producir sulfato de quinina en la haciendas de Palacio en alto río Cabrera. En 1935 el ingeniero colombiano Enrique Uribe White quien se encontraba haciendo prospección de oro en los ríos Camoa, Ariari y Guejar dice sobre La Macarena : “Si, como creemos, que todas las mesetas de La Macarena están constituidas por rocas sedimentarias y aluviones de períodos y formaciones distintas, es muy posible la existencia de concentraciones de alto tenor en oro. La historia de estas localidades habla de muchas riquezas minerales”. Y más adelante menciona que “no muy lejos de La Macarena y hacia el sur, se encuentra la hoya hidrográfica del río Guayabero o Guaviare, donde continúan las llanuras de pastos naturales con el nombre de llanos del Yarí. La Macarena pues, es una formación aislada, así se observa desde San Martín, mirando en la dirección S 38 grados W “97. Sin embargo, se cree que fue el ingeniero Lorenzo Codazzi, hijo de Agustín Codazzi, el primero en identificar la Sierra de La Macarena en el plano que elaboró sobre los terrenos de la Compañía Colombia98 Para 1936 la carretera de Bogotá a Villavicencio inició su operación, impulsando la integración efectiva de las llanuras orientales al interior andino. En 1940, la Rubber Development Corporation consolidó la vía que llevaba de Villavicencio a San Martín y extendió la trocha hasta San José. También estableció la trocha hasta Calamar para facilitar la extracción del caucho. A partir de 1953, cuando con la amnistía de Rojas Pinillla se logra la entrega de la guerrilla del llano, se inicia la colonización agropecuaria, para integrar definitivamente al desarrollo del país las tierras del Ariari en primer lugar y en segundo lugar las selvas de la 94

Martin, F. O., Explorations in Colombia, Geographical Review, Oct, 1929, New York. Peregrino Ossa Varela. La Sierra de La Macarena. En: Boletín de la Sociedad Geográfica de Colombia, vol IX, Bogotá, 1951. 96 Martin F. O. Op.cit; p, 626. 97 Enrique Uribe White, “Informe minero sobre la Intendencia del Meta”, Boletín de Minas y Petróleos, Tomo XII, Nos. 67-72, Imprenta Nacional, Bogotá, 1935, p. 288, 289. 98 Peregrino Ossa, Op. Cit; p214. 95

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cuenca de los río Guayabero. Pero cinco años antes el Estado había decidido reservar buena parte de estas selvas para la conservación de la naturaleza. El área protegida de La Macarena es la más antigua de nuestro sistema de parques nacionales puesto que la ley que definió su creación como Reserva de La Macarena, fue la Ley 52 de 1948. Posteriormente, la Ley 57 de 1963 incorpora para su manejo la Reserva de La Macarena a la Universidad Nacional. En 1965 (17 años después de su creación) se fijaron los linderos de la Reserva estableciendo 1.131.350 has como su área total y tomando como límites los ejes de los río Guejar, Ariari, Guayabero y Duda. En 1989, y como consecuencia de varios períodos de colonización agrícola, de marihuana y de coca, apoyado en estudios realizados por la Universidad Nacional, el Ministerio de Agricultura identificó que cerca de 300,000 has se encontraban intervenidas especialmente entre los ríos Guejar y Cafre y que la población dentro del parque era de cerca de 24,878 personas.99 Mediante el decreto ley 1989 se creó el área de manejo especial de La Macarena (AMEM) como vimos antes. El AMEM fue zonificado para cumplir propósitos de conservación, recuperación y producción, en un intento de ordenar este territorio de la cuenca alta del río Guaviare-Orinoco. En este decreto a más de realinderar la antigua Reserva Biológica se creó el Parque Nacional Tinigua, como vimos anteriormente, estableciendo una conexión entre la cordillera de los Andes a través del Parque los Picachos, donde nace el río Guayabero , y la Amazonia y la Orinoquia por su contiguidad con el parque nacional Sierra de La Macarena. 2. Evolución del poblamiento y los cultivos de coca en la cuenca del río Guayabero En adelante describiremos el proceso de poblamiento de la cuenca del río Guayabero y la evolución de los cultivos de coca, a partir de una periodización marcada por hitos de cambio, tales como el auge y depresión de los precios de la base de coca, cambios en el control político del área, procesos de inmigración y de fundación de pueblos, sistemas productivos. Es útil aclarar que los colonos que han llegado a la región lo han hecho con diversas motivaciones y por eso encontramos algunos grupos diferenciables, sea por su procedencia, su antigüedad o la motivación que los trajo a la región. En primer lugar tenemos a los colonos fundadores llegados en los años cincuentas del Huila y el Tolima, y los hijos de los fundadores. Esta población es aunque minoritaria de más arraigo en la zona y ha soportado mejor los tiempos de bajos precios de la coca, con su economía tradicional.

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Henry González, “Antecedente geográfico de La Macarena”, La Macarena reserva biológica de la humanidad, Universidad Nacional, Bogotá, 1989. p. 117.

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Posteriormente, en los años sesentas y setentas llegaron colonos provenientes principalmente del Tolima y Huila, Caquetá y Meta que se dedicaron a la cacería de tigres, nutrias y caimanes en procura de su piel. Todo el territorio fue explotado, e implicó una gran hecatombe para la fauna pues a más de los animales con pieles finas se tenía que matar otros animales para carnadear a los tigre y tigrillos especialmente. Esta labor extractiva duró hasta el año de 1973 con la veda impuesta por el INDERENA. En los sesentas y setentas se explotó el pescado de manera comercial para venderlo salado y seco. La parte de esta población que llegó con los auges edxtractivos y se quedó, es asimilable al grupo anterior pues llegaron antes del auge de la coca. Después de este tipo de colono antiguo llegaron personas provenientes de todas partes del país con el auge de la coca desde 1980 hasta 1994 y de allí en adelante hasta la actualidad con más diversidad de procedencias, que en muchos casos, era de centros urbanos. Esta población tiene más movilidad y su arraigo depende de los auges y depresiones en los precios, su problema es lograr hacerse a un plante, o una base de capital, para salir de la región, o en algunos casos permanecer en ella, pues allí donde los colonos tienen los hijos se comienzan a afincar. A la región del río Losada y el caño Perdido llegaron campesinos que encontraron tierras abundantes, razón por la cual decidieron demarcar por lo general 200 has por familia y conformar algunos pueblos como el Rubí. Su nivel de arraigo parece ser mayor tal vez por su procedencia del cercano Caquetá, donde mantienen víncullos familiares y comerciales. Otro grupo humano diferenciable es la población flotante dentro de los cuales se encuentran los raspachines, traquetos, chichipatos y cacharreros y demás población flotante, que en períodos de cosecha o cuando llegan los compradores de la pasta, se convierten en una proporción importante del total de la población. En este último sector de población su arraigo es inexistente y mientras haya plata para ganar, allí permanecerán. Colonización agrícola y ganadera (1950- 1979) La colonización de la región fue una colonización agropecuaria, que ha sido caracterizada por William Ramirez100 y Alfredo Molano101, como una colonización armada, resultante de la columnas de Marcha que bajaron por el río Duda, el Guayabero y el Pato y por otro lado como una colonización espontánea que adquiere importancia con los procesos de violencia de los años 50s y 60s. En ambos casos son campesinos interesados en tener un pedazo de tierra donde establecerse y ser un mediano propietario. Esta colonización se diferencia de la del río Ariari, que aunque tuvo los mismos modestos orígenes se desarrollo de

100

Ramirez Tobón William.La Guerrilla RuraL en Colombia: Una vía hacia la colonización armada? En: Estudios Rurales latinoamericanos, Mayo Agosto, Bogotá, 1981 101 Molano Alfredo. Selva adentro. Una historia oral de la colonización del Guaviare. El Ancora editores, Bogotá, 1987.

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forma rápida dadas sus condiciones excepcionales para la agricultura, generando una colonización empresarial que continua en expansión. Antes de la llegada de la coca la situación económica del campesino del Guayabero era precaria y únicamente aquellos que lograban establecer una ganadería de más de 50 cabezas de ganado tenía una subsistencia relativamente asegurada. Los productos agrícolas básicos eran destinados a la alimentación siendo la yuca y el plátano los productos básicos, a más del maíz y algunos frutales. Pero estos productos tienen precios bajos y si el transporte es muy largo y no hay carretera, no amerita su venta. El peso y volumen de la yuca y el plátano es muy grande, especialmente para zonas incomunicadas por carretera, como la cuenca del Guayabero hasta los años noventas. La agricultura es de tumba y quema, abriendo parcelas de una o dos hectáreas, que después de dos o tres años presentan rendimientos decrecientes, razón por la cual se dejan enrastrojar por algunos años, hasta que el suelo ha recuperado parte de su fertilidad y el proceso se repite. Cuantas veces se puede repetir el proceso depende de los suelos y el manejo, pero hay un punto en que el rastrojo mismo se degenera develando la pobreza de los suelos. En las fases iniciales de la colonización la caza y la pesca así como la recolección de algunos frutos es importante, pues aporta parte importante de las proteínas consumidas por la familia, pero con el tiempo, la deforestación y la presencia humana y el aprovechamiento insostenible de las especies acaban con la fauna y los peces o los ahuyentan a otras zonas. C. Leal comenta como las subiendas en el Tapir ya no eran abundantes en 1993 pues los pescadores aguas abajo los atajaban con mallas. En este sentido dice que “en cuanto al pescado es la pesca comercial la responsable de que en la subienda de peces no puedan llegar hasta las partes altas del río: son pocos los que se salvan de los trasmallos que ponen a través del Guayabero”102. Los cerdos y gallinas juegan un papel importante en la economía del colonos en la medida que estos consumen los excedentes de los productos agrícolas, se pueden guardar como medio de ahorro y tienen venta fácil. El ganado implica un capital inicial para su compra, razón por la cual solo algunos colonos logran tener ganado. Con la llegada de los cultivos de coca el colono logró rendimientos suficientes para emprender la tarea de establecer pastos y comprar ganado y es por esto que es común encontrar que la gente tenga más pastos que ganado. Con el ganado pisan las ganancias de la coca. Detrás de las mejoras del campesino hay personas con capital para comprarle, evento que ocurre por necesidades familiares, problemas de salud etc. El comprador puede entonces llevar a cabo la consolidación de la ganadería. Esto se ha llamado la ley de los tres pasos, en que primero el colono abre su fundo y lo valoriza con mejoras, después lo vende a un comerciante que conforma una propiedad mayor con las mejoras de los campesinos arruinados y por esta razón el campesino entre más adentro de la selva a repetir el proceso. La coca estabilizó en buena medida el proceso tradicional de descomposición del campesinado. 102

Claudia Leal, Op.cit., p. 121.

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La estrategia de producción diversificada, que vimos nos muestra de que forma el colono logra sobrevivir en la selva, replicando de forma básica la estrategia indígena. Pero debido a su mentalidad y mayores necesidades de consumo con familias crecientes, tienden a sobreexplotar el medio natural, despojando al suelo de sus nutrientes, a la selva de sus animales y la selva misma la reemplaza por pastos. Es el final de la selva. Aunque en sus inicios este proceso no se vislumbra ya hay regiones en donde la leña comienza escasear. El aumento de la población, la formación de veredas y la conformación de pueblos poco a poco alejan el límite del bosque hasta que se encuentran con otros proceso similar, situación esta en que se encuentran dos frentes de colonización, cerrando la frontera agraria en este sitio y cerrando el circulo de destrucción. El poblamiento más antiguo en la cuenca del Guayabero es La Uribe, situado sobre el río Duda, al sur del Páramo de Sumapaz. Aunque fue fundado en 1886, y elevado a municipio en 1921, época en la cual abarcaba el caserío de San Juan de Arama, se eliminó como municipio en 1925 pasando a ser corregimiento intendencial de la entonces Intendencia del Meta. Dice González que con el incendio de La Uribe en 1951103 su población se refugió en San Juan de Arama. La Uribe al igual que otros pueblos de frontera creció y despareció de acuerdo con el auge y depresión de los auges extractivos, hasta los años cincuentas en que con la colonización agraria, armada o espontánea se puebla de forma definitiva. El asentamiento de San Juan de Arama es mucho más antiguo y se remonta al periodo colonial como vimos antes, pero esta sobre la cuenca del río Ariari, y por fuera de nuestra zona de estudio. El segundo asentamiento en antigüedad con jurisdicción en el área es San José del Guaviare, fundado a comienzos del siglo XX como punto de paso de los caucheros que penetraron la región del entonces territorio del Caquetá. Hacia 1910 se crea la Comisaria del Vaupés. Desde San José los caucheros recorrieron toda la región, pero es solo a partir de los años setentas que este poblado hace sentir su influencia dentro del proceso de colonización agropecuaria. El río Guayabero fue poblado desde San José, ante el crecimiento de la colonización en El Retorno y el bajo Ariari a partir de los años setentas. El curso bajo del río Guayabero está interrumpido por el Raudal II. “Al Raudal comenzaron a llegar gentes del Magdalena Medio...otros de Yacopí y no pocos del sur del Tolima y parte del Cauca. También llegaron sindicalistas del Valle del Cauca y colonos expulsados por la expansión empresarial en las zonas de Acacías y Granada. Este fue pues el contingente principal que no pasaba de unas 20 o 30 familias... 104

103

Ibíd, p. 128 Alfredo Molano, “Aproximación al proceso de colonización de la región Ariari-GuejarGuayabero”, La Macarena Reserva Biológica de la Humanidad, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 1989. 104

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San Vicente del Caguán fundado a finales del siglo XIX también por caucheros, por fuera del área de estudio, ha hecho sentir su influencia especialmente en las última dos décadas y con más fuerza a partir de 1995, apoyando con vías a los colonos que penetraron el sur occidente del área de estudios, en los río Guaduas, Perdido y Losada, todos afluentes en última instancia del Guayabero. En el tiempo del despeje la construcción de vías se multiplicó y la vía principal de Macarena a San Vicente se consolidó. El tercer asentamiento en orden de antigüedad en la cuenca del Guayabero es La Macarena, sobre el bajo río Guayabero, que en sus comienzos se llamó El Refugio. Aunque existen indicios que La Macarena tuvo un período de auge comercial durante el período de extracción cauchera (1890-1912), de esta época no tenemos más que un testimonio oral. Posiblemente el pueblo desapareció para ser refundado en los años cincuentas. Se sabe además que las sabanas al sur de la Tunia, o sabanas del Yarí, tenían ganado desde los años 20s del siglo pasado. En el municipio de Macarena, la colonización se inició con la llegada de familias campesinas tolimenses y huilenses a San Vicente del Caguán, en los años cincuentas del siglo XX. De allí se trasladaron a El Refugio sobre el río Guayabero donde encontraron a los indígenas Tiniguas y al bandolero Hernando Palma. Los colonos se dedicaron a la ganadería en las sabanas naturales de El Refugio y otros a la agricultura y cría de cerdos. La pesca y la cacería de animales con pieles finas le dan auge al proceso colonizador en la zona. Allí se instaló un norteamericano para hacer safaris y trajo avioneta a la zona. El ganado llegó de la zona del Yarí y La Tunia, donde existía un poblamiento previo de ganaderos desde los años 20s.

Por su situación en el extremo norte de las sabanas del Refugio y sobre las orillas del río Guayabero y sus selvas, este pueblo fue lugar privilegiado para los inicios de la colonización. El gran problema de La Macarena siempre ha sido el aislamiento, y por eso su comunicación principal fue o por avión a Villavicencio o por río, bajando por el Guayabero y subiendo por el Ariari o por trocha a San Vicente del Caguán. Para el año de 1959 había doce colonos y una familia de indios Tiniguas viviendo entre el Refugio y la boca del caño Losada105, en una zona de sabanas y selvas. El padre Olivares de la Universidad Nacional y Teobaldo Mozo (1968)106 realizaron un recorrido alrededor de la reserva por vía fluvial, y mencionan que contaron 273 colonos dentro de la reserva, aunque más adelante calculan un total aproximado de unos 500 colonos107. Mencionan que el poblamiento en el 105

Mapa de Humberto Granados, publicado en el trabajo sobre las aves de La Macarena del padre Olivares, en 1962. 106 Antonio Olivares, Toebaldo Mozo Morrón, Reserva Nacional de la Macarena, Universidad Nacional, INCORA, Bogotá 1968. Su viaje fue realizado a partir de Febrero de 1967. 107 Ibíd, p.68.

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Guayabero era muy escaso: “Desde el sitio hasta donde subimos el río Duda, unos 20 kilómetros de la desembocadura de este en el Guayabero no observamos colonos. De la desembocadura del río Duda en el Guayabero hasta la desembocadura del Ariari en el Guayabero contamos 46 colonos dentro de la reserva”108, en Febrero de 1967. Esta colonización continuó su ímpetu con el auge de la marihuana en Vista Hermosa a partir de 1975 y con el auge de la coca a partir de 1980. El poblamiento inicial en la Macarena fue en las sabanas y sobre el Guayabero en cercanías la Refugio, ya en los años sesentas y setentas se empezó a expandir este poblamiento entre el Raudal I hasta el caño Yarumales, con las veredas de La Cachivera, La Catalina, El Diamante y Raudal I sobre el río Guayabero. Así mismo se sabe que el pueblo de Mesetas existía en 1926109, razón por la cual es errado afirmar que su fundación coincida con la colonización agrícola de los años cincuentas y sesentas. Es muy posible que la llamada república independiente del Guayabero existió en su curso alto, o en sus afluentes principales, el Papamene y el Tigre, pero este asentamiento no persistió y se desconoce su final. Existe un mapa elaborado por Jose Jairo Gonzalez y Elsy Marulanda en que esta se localiza en la parte alta de la cordillera oriental entre el alto Guayabero y Baraya, Huila, al norte de la república independiente del Pato.110 No se sabe si viva gente allí hoy en día. En toda la región de La Macarena, la zona de colonización más importante ha sido la del Ariari -por fuera de nuestra zona de estudio- y la que cogió un mayor impulso, por varias razones entre las que están su ubicación geográfica, la calidad de sus tierras y aguas y debido al apoyo gubernamental que se expresó en la construcción del Puente Guillermo León Valencia sobre el Ariari, comunicando toda la región al sur de este río con la región de Villavicencio y Bocademonte (hoy Granada), y en el proyecto de apoyo a la colonización de la Caja Agraria desde 1959 y del proyecto Meta 1 del INCORA, que se desarrollo entre 1967 y 1974. Este proyecto comunico con vías y trochas todo el interfluvio entre los ríos Ariari y Guejar, este último siendo el límite de la entonces Reserva Biológica de la Macarena. En esta zona se ha desarrollado la colonización empresarial, como mencionamos antes. Vista Hermosa Puerto Rico y Concordia tuvieron un proceso de ocupación de la cuenca del Guayabero en la medida que sus fronteras de colonización sobrepasaron la cuenca del Ariari, al sur del Guejar, entrando a los cursos altos de

108

Ibíd, p.64. .O. Martin, Op.cit; p.623. 110 José Jairo González, El estigma de las repúblicas independientes. 1955-1965, Cinep, Bogotá, 1992. 109

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río y quebradas que fluyen hacia el Guayabero. Este proceso tuvo lugar en los 80s, lo que estudiaremos más adelante. La zona de colonización del río Duda no adquiere esta importancia agropecuaria pero representa una de las zonas de refugio de las FARC desde su constitución en 1966, dada su ligazón con el Sumapaz y el sur del Tolima. Es solamente en los años 90s que se coloniza con coca, ganado y pan coger la cuenca del Duda hasta la región de La Julia, ya al interior de la parte norte del parque Tinigua. El antecedente de los cultivos ilegales en el Guayabero fue el auge de la marihuana que llegó a Vista Hermosa en 1974-75. “Por el Guejar, se dice, bajo el Ariari y el Guaviare: pasó al Unilla y al Itilla , bajó al Vaupés y subió por el Guayabero....La marihuana les permitía coronar en una sola cosecha lo que no habían podido hacer durante toda su vida con el maíz, el arroz, el plátano, los cerdos” 111. El auge tuvo poca duración. Cuenta Claudia Leal que al Duda llegó la marihuana en 1976 y que se cultivo hasta 1980, cuando desaparecieron los compradores. 112. A los pocos años llegó una nueva planta y un nuevo cultivo que han determinado la historia de los últimos 25 años y determinado el poblamiento desde entonces. Lo único seguro es que el ganado sobrevivirá a todos los auges y se alimentará de los mismos, con un costo ambiental incalculable. Aunque la ganadería y la agricultura siguen constituyendo parte considerable de la economía de los colonos, será la coca la que genere los nuevos proceso de ocupación del territorio y la conversión de fincas tradicionales en fincas con coca, por lo general en extensiones menores de 2 ha. Llegada de la coca al Guayabero, primer auge y crisis (1979-84) Cuando la coca llegó al Guayabero los campesinos usaban todavía hachas de metal y machetes para abrir los potreros, obviamente con el viejo aliado del hombre para estas actividades, el fuego. La apertura de sembrados de maíz, yuca o plátano, dependían entonces de un instrumento que aunque muchos mas eficiente que su antecesor el hacha de piedra, todavía dependía demasiado de la fuerza humana y por tanto la capacidad de tumba estaba muy limitada. Del mismo modo, aunque ya existían los motores fuera de borda, la movilización todavía incluía el remo y la canoa y los motores fuera de borda era de poco caballaje. Con la coca y la pasta de coca, las voladoras y falcas con grandes motores empezaron a surca el río a mayor velocidad, guardando el ritmo con el auge de un negocio en expansión. La coca llegó al Guaviare tras la crisis de la marihuana, hacia 1979. Se dice que llegó a La Libertad, sobre el eje San José Calamar y que los esmeralderos de 111

Molano A, Aproximación al proceso de colonización ...Op.cit, p. 300 Claudia Leal, A la buena de Dios. Colonización en la Macarena, Ríos Duda y Guayabero, Cerec-Fescol, Bogotá, 1995, p. 130. 112

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Cundinamarca y Boyacá fueron los iniciadores de este negocio113. Se dice también que la coca vino por los ríos subiendo de Miraflores, y talvez del Igara paraná. Al comienzo guardaron el secreto de la química y compraban la hoja a los campesinos a quienes previamente se les había vendido la semilla. Pero esto duró poco y el secreto de la fabricación de la pasta se difundió. Rápidamente el cultivo se expandió y llegó al Guayabero y al Ariari. Se sembraron las plantas en lotes escondidos y comenzó la primera bonanza de la coca. El precio se puso a 1100 pesos el gramo de pasta o base en 1979 y en 1000 pesos en 1980.114 Los arbustos de la coca son nativos, se reproducen por esquejes o semilla y tienen hasta 30 años de ciclo vital, aunque se cuenta de arbolitos de coca de cien años. El cultivo se da en la tierra templada y la caliente en latitudes tropicales, -lo que no explica porque no se siembra en Java, Vietnam o en Africa- , no requiere buenos suelos y es un cultivo que da entre 4 y 6 cosechas al año durante cinco años. En algunos casos cada 45 días se raspa el arbolito. Además se le da valor agregado en la finca por un procedimiento químico sencillo que valoriza el producto de forma importante. Según Arcila la semilla que se sembró inicialmente en la región de la Macarena fue la Peruana proveniente del Guaviare, “pero su ciclo productivo relativamente prolongado, indujo al campesinado a remplazarla paulatinamente por la variedad amarga, la que a pesar de un menor rendimiento , tiene un período de gestación de solo 45 días a partir de la primera raspa” 115. Para el Putumayo Ramirez 116 plantea que allí se sembró primero la variedad caucana, pero que con la aparición de plagas en el cultivo hacia 1990 se dejó de sembrar y poco a poco se introdujo la Peruana (Tingo Maria) y la Boliviana a partir de 1992. La primera puede producción seis cosechas anuales mientras que la boliviana logra hasta ocho cosechas. Los agroquimicos, herbicidas, y fungicidas hicieron su aparición en cultivos tecnificados y más densos en tiempos posteriores, reduciendo el ciclo vital de la planta a 4 o 5 años. Sergio Uribe 117aclara el problema de las variedades sembradas de coca del siguiente modo: la primera es la amarga caucana o pajarito. Se siembra por semilla, y se extraen 18 gramos de base por arroba de hoja. Sus rendimientos decrecen a partir del 4 año. La segunda es la dulce o peruana que se reproduce por estacas y que rinde un promedio de 22 gramos por arroba de coca. Se cosecha por primera vez los ocho o doce meses de sembrada y se puede cosechar cada 45 días. Decae a partir del cuarto año. Requiere una fertilización 113

Molano Alfredo, Selva adentro…Op.cit; p, 97. Arcila, Op cit, p 169. 115 Oscar Arcila, “Sectores de actividad económica regional. Un intento de interpretación”, La Macarena, Op.cit., p.178 116 Maria Clemencia Ramírez, Entre el estado y la guerrilla. Identidad y ciudadanía en el movimiento de los campesinos cocaleros del Putumayo, ICANH, Colciencias, Bogotá, 2001, p.79 ss. 117 Sergio Uribe. Los cultivos ilícitos en…. Op.cit; 70 y ss 114

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más complicada. La tercera es la Tingo María que se siembra en semilleros, produce a partir el noveno mes de sembrada y rinde 40 gramos por arroba de hoja Se cosecha cada 90 días a pesar de la aplicación de fertilizantes foliares. Decrece a partir del tercer año de producción. Dice Uribe que en la mayor parte de Colombia se siembra tanto la peruana como la caucana118. Las densidades en las plantaciones han aumentado mucho llegando a más de mil matas por hectárea. Aunque en un comienzo no se fertilizaba y fumigaba con pesticidas el cultivo, después con la llegada de la coca peruana se implementó esta nueva técnica. De esta forma tenemos una planta que vive en suelos pobres, que es perenne, que da seis cosechas al año y cuyo producto final no es perecedero, y tiene alto valor, poco peso y poco volumen. Difícil encontrar en el mundo una planta más valiosa. El cultivo y transformación de la hoja de coca en pasta está enmarcado, a partir de 1980, en una economía campesina de subsistencia, diversificada y basada en la mano de obra familiar. La llegada de la coca causó una revolución, en que la mano de obra asalariada es una constante y que permite a los campesinos reconvertir de forma paulatina sus fincas agrícolas en fincas ganaderas, proceso que se encuentra en curso en la cuenca del Guayabero y que definirá si la selva sobrevive o si las sabanas se establecen en el antiguo ámbito selvático, conformando lo que se ha llamado sabanización119. Pero por otro lado la coca le provee estabilidad al colono y no lo obliga a vender sus mejoras sirviendo de elementos estabilizador de la colonización a pesar de su efecto pernicioso sobre la existencia misma de la selva, por su efecto de expansión de la ganadería. El auge de la coca trajo consigo inmigración de todo tipo de personas a la región que ya no pensaban en sembrar maíz o yuca. La colonización agrícola se termino y comenzó la colonización coquera. Además llegaron prostitutas, cacharreros, se abrieron restaurantes, galleras y cantinas y comenzaron a formarse los pueblos a orillas del Guayabero. Cada poblado servía de punto de acopio de la merca y hasta allí llegaron los comerciantes con comidas trago y mercancías así como los traquetos o negociantes de la pasta de coca. Después, cuando el cultivo abarcó extensiones mayores y la mayoría de los campesinos comenzaron a sembrar, aparecieron los raspachines, jóvenes entre 15 y 25 años que cogen la hoja para ganar un jornal, mayor que el recibido por laborar en tareas agrícolas. Así como los jornales subieron también subieron las mercancías y servicios, las propiedades adquirieron un valor mucho mayor y se comenzó a vivir una economía especulativa y la inflación local fue generalizada. Esto obligó quienes no habían entrado en el negocio a sembrar coca pues con los precios de los artículos de primera necesidad no tenían la capacidad de compra para adquirirlos. Muy poco 118

Ibíd., p.84 Germán Andrade, “Selvas sin ley. Conflicto drogas, y globalización de la deforestación en Colombia”, Marta Cárdenas, Manuel Rodríguez (eds.), Guerra, sociedad y medio ambiente, Op.cit. p. 123. 119

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previeron que el proceso se derrumbaría con la baja de recios que ocurre en 1983, y que se llamó la destorcida. El gramo de coca se puso a 80 pesos. Caudia Leal cuenta que la coca subió por el Guayabero, en cuyo curso bajo adquirió mucha importancia mientras que arriba del Raudal I llegó de forma tardía, hacia 1981 y 1982, cuando ya los precios estaban bajando. Cuenta que en la zona el gramo de base de coca se pagó a a 200 pesos a finales de 1982, que en el 83 estuvo a 150 y 200 pesos el gramo y que en 1984 llegó a pagarse 60 pesos. Tras la muerte de Lara Bonilla el precio se recuperó a 200 pesos gramo. Las gente comenzó a limpiar sus cultivos abandonados. El precio del gramo de pasta, de este momento en adelante se mantuvo relativamente estable desde mediados de 1984 hasta 1993 en que subió hasta 800 pesos. Para este último año la población del Duda se encontraba ya en medio de la fiebre maderera, extrayendo cedro macho. Para varias descripciones de la siembra y transformación de la hoja de coca en pasta pueden verse los siguientes autores120, pues el procedimiento es tan conocido ya, que no es necesario volver a consignarlo aquí. Es de destacar que la economía de la región de la Macarena se vinculó con la coca al mercado internacional, y continua haciéndolo después de 25 años de la llegada del negocio a la región. Las fumigaciones y las crisis de precios causan un gran problema social y nuevas migraciones sea hacia nuevas zonas de colonización dentro o fuera de los parques nacionales, o retorna a su lugar de origen. Sin embargo, y esto explica parcialmente su duración y permanencia a lo largo del tiempo, la transformación de la hoja en pasta le da valor agregado al producto, y convierte una producción meramente agrícola de hojas de coca que solo se utilizan para mambear o mascar coca, en una actividad agroindustrial intensiva, al igual que hacen los cafeteros con el beneficio del café o los azucareros con los ingenios, pero produciendo mayores beneficios económicos por hectárea cultivada que en estos sectores de la economía rural. Los precios del gramo de coca en la región de La Macarena según Arcila fueron de 1100 pesos en 1979, 1000 en 1980, 700 en 1981 y 600 en 1982. El año trágico fue 1983 en que el gramo se puso a 80 pesos121. La caída del precio significó una crisis social de grandes proporciones en especial porque la gente había abandonado sus cultivos, dependían del mercado hasta para la yuca, y más grave aun la red de deudas existente entre comerciantes, cultivadores, raspachines, tarquetos, hizo imposible en muchos casos el pago, lo que llevó a la violencia. En algunas zonas también se había ejercido la violencia por robar a quienes tenían uno o dos kilos de merca o incluso por no pagarles el salario a los trabajadores.

120

Para descripciones de la siembra y el procedimiento de transformación de la hoja en pasta pueden verse los textos de Leal, 1995, 132 y 133; María Clemencia Ramírez ,2001, 84,85; Sergio Uribe 1997, p 72 y ss ; Arcila, 1989, 177 y ss. 121 Arcila Oscar, Op. Cit; p. 169.

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Las causas aducidas para explicar la crisis de 1983 y parte de 1984 “se relacionan con la sobreoferta de materia prima y la contracción de la demanda por parte de los narcotraficantes, quienes optaron por proveerse de las producciones más baratas que se generaban en otros países de Suramérica”122. En esta época s construyeron los grandes laboratorios de Tranquilandia y Villa Coca en el Yarí, donde acopiaron la pasta base proveniente del Perú y Bolivia para convertirla en clorhidrato de cocaina (Sinchi, p 159). De esta forma no requerían de la producción nacional que para ese entonces era muy marginal comparada con la boliviana y peruana. Con la crisis de 1983-1984 llegó la guerrilla al bajo río Guayabero y a la zona de El Retorno y Calamar, con el Frente 27, a establecer un régimen que llamaremos la legalidad guerrillera. Los guerrilleros prohibieron fumar basuco o pagar a los trabajadores con basuco, obligaron a sembrar tres hectáreas de cultivos de pancoger por cada hectárea sembrada, y establecieron el impuesto del gramaje. No quisieron entrar en conflicto con los narcotraficantes y tampoco prohibir el cultivo, pues las bases campesina había encontrado por fin una alternativa rentable de producción en medio de la selva. Le cobraban al cultivador y al comerciante y de esta forma comenzaron a financiar su estructura político militar. La seguridad personal que trajo la guerrilla fue reconocida por todos los actores y en términos generales pagaron de buena gana la contribución. Disminuyeron los robos y los homicidios pero la población quedó sometida a un Estado dentro del Estado, con todos los problemas que esto significa de pérdida de autonomía, que se compensó parcialmente con la seguridad que la guerrilla proporcionó en donde ejercían sus dominio. Cuando los territorios entraban en disputa con otros grupos armados, la única salida para los campesinos ha sido el éxodo. Consolidación del poblamiento cocalero (1984-94). Este período se caracteriza por la consolidación del poblamiento cocalero, al auge de la guerrilla en la zona, la introducción de un cambio tecnológico clave (la motosierra), el inicio de la colonización sobre el parque Tinigua y el inicio de la invasión de la parte restante del parque Macarena. Los precios de la coca se recuperan, vuelven a caer en 1987 y se recuperan a partir de 1992. Hasta 1980 el Guayabero estuvo muy poco colonizado debido a las dificultades de comunicación y las grandes distancias, así como por las barreras naturales que significaron los raudales I y II , pero con el auge de la coca el desarrollo fue incontrolable y se fundaron pueblos como El Raudal, La Carpa, Puerto Nuevo en la banda derecha del río y otros como Nueva Colombia en la banda izquierda del río, al interior del Parque Macarena. Según Molano en 1987 Puerto Nuevo en el bajo Guayabero tenía 8 casas y Nueva Colombia tenía 30 casas (dentro del parque Macarena). La Carpa tenía 50 casas y Cachicamo contaba con 20 casas: “en dos años, La Carpa, Puerto Nuevo, El Silencio Nueva Colombia y Cachicamo 122

Alfredo Molano, “Aproximación al proceso…”, .Op.cit; Sinchi, Guaviare. Población y territorio, TM Editores, Bogotá, 1999, p.158.

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han crecido vertiginosamente.”, o sea desde 1984123. Molano calcula que cada uno de estos poblados tenía entre 500 y 100 habitantes y calcula que la reserva de La Macarena duplicó o triplicó su población por esta época . Del mismo modo los colonos penetraron los caños de la banda norte del río como caño Cafre, Cabre, Correntoso y Yarumales ocupando las zonas ribereñas de estos ríos al interior del parque Macarena. Tras la crisis de 1983-1984 el frente 27 de las FARC inicia su dominio y control sobre el río Guayabero en su parte baja, para expandirse posteriormente al medio y alto río, a partir de los 90s, donde se encuentra con el Frente 40, con preponderancia en La Uribe. A más de normas de convivencia, los guerrilleros inician el control de la pesca comercial, con resultados limitados, prohiben la caza comercial y comienzan a mostrar preocupación por el estado de las riberas de los ríos y las quemas. Además la guerrilla encuentra la forma de no involucrarse directamente en e negocio de la oca y se limita a cobrar el llamado gramaje tanto a los productores como a los comercializadores de la pasta de coca. Esto coincide con el debilitamiento de la gestión del INDERENA en el área, que se manifiesta en la invasión por parte de los campesinos de las cabañas del Cafre y el Cabre hacia 1986 y 1987, así como la invasión de la cabaña del río Duda por el ejército en 1981124, en los comienzos del auge coquero. Por otro lado el poblamiento se vuelve incontrolable debido a sus dimensiones crecientes, la coca y el conflicto armado. Los funcionarios del parque de La Macarena limitan su gestión a esporádicos recorridos por los ríos y a permanecer en la sede del parque en el pueblo de La Macarena. Para el año de 1984, tras el asesinato del ministro de Justicia Lara Bonilla los precios de la pasta de coca comenzaron a recuperarse y el gramo se puso a 540 pesos según Arcila y según Sergio Uribe a 55 pesos125. Esta ultima cifra debe corresponder a los precios a comienzos del año. Además, los grandes complejos de producción de cocaína fueron destruidos en el Yari 126 (Arcila,1989, 171). De aquí en adelante el precio se mantuvo relativamente estable hasta 1987 cuando otra fase de sobreproducción mundial deprimió los precios, entrando el negocio en otra fase depresiva que duró hasta 1993. En 1986 se establece el estatuto de Estupefacientes, ley 30 de 1986, en que se criminaliza al campesino que cultiva la coca. En este mismo año se realiza la marcha a San José del Guaviare de los campesinos de la zona del Guayabero protestando contra la ocupación militar del Guayabero y el Guaviare, solicitando la

123

Alfredo Molano, et al. Yo le digo una de las cosas, Fondo FEN y Corporación Araracuara, 1987, p.126 124 Claudia Leal, A la buena de Dios. Colonización de La Macarena. Ríos Duda y Guayabero. Cerec-Fescol, Bogotá, 1995, 129 y ss. 125 Sergio Uribe, Op.cit. 126 Oscar Arcila. Sectores de actividad económica regional. En: La Macarena, Reserva Biológica de la Humanidad, Universidad Nacional, Bogotá, 1989, p.171

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sustracción de la reserva forestal de la Amazonia y exigiendo una mayor presencia estatal con programas sociales y vías. Aguas arriba de la Macarena la colonización fue poco importante hasta los años ochentas, debido principalmente al obstáculo que significó para el poblamiento el Raudal I. Sin embargo la colonización avanzó en los ochentas fundándose las veredas Alto y Bajo Raudal, y en 1990 se fundó El Tapir, que abarca ya parte de la zona del río Duda. También en 1984 en el alto Guayabero, arriba de su confluencia con el Duda, se fundó el poblado de Espelda Nueva que tuvo poca duración pero que fue la base del poblamiento posterior. El río Losada, aguas arriba de La Macarena fue colonizado por gente proveniente del departamento del Caquetá, que se fundan en la segunda mitad de los ochentas, pero que desarrollan su ocupación de forma más reciente en los años 90s. Fundan los poblados de Puerto Losada en 1985, San Juan de Losada y La Cristalina en 1988, y El Rubí en 1995, que fue la base para la colonización del caño Perdido, años después, en la parte sur del Parque Tinigua127. En 1989 el gobierno tomó la decisión de constituir el área de manejo especial de la Macarena, una gran zona con casi 4 millones de hectáreas que se extiende por los departamentos del Meta y Guaviare, sobre 18 municipios. La idea de esta área de manejo especial era de alguna manera proteger de la colonización lo que quedaba del parque de la Macarena zonificando y destinando a actividades específicas el territorio aledaño: producción, preservación, conservación y recuperación. Al parque mismo se le sustraen cerca de 300,000 hectáreas especialmente en los municipios de Mesetas, San Juan de Arama, Vista Hermosa y Puerto Rico. El antiguo lindero del río Guejar le da paso ahora al río Cafre dado el avance de la colonización, debido principalmente al auge coquero y a la inversión de las ganancias por parte de los colonos en apertura de potreros y establecimiento de ganaderías. Esto fue lo que hicieron los colonos más previsores tras la primera destorcida de los precios en 1983 y comienzos de 1984, otros menos previsores tuvieron que vender sus mejoras e irse para otra parte, o penetraron más adentro aun en el parque Macarena. De forma paradójica el parque Tinigua que la misma ley anteriormente citada declaró como área protegida, comenzó a ser colonizado de forma muy activa a partir de su constitución en 1989, pues antes apenas había algunas decenas de colonos establecidos de buena fe en el Guayabero junto al raudal I, en el caño Perdido y en el alto Guayabero y río Duda. Esta colonización, a más de la coca, tuvo como incentivo principal la extracción de la madera fina conocida como cedro macho o Bombacopsis quinata. Se abrieron trochas, se trajeron mulas y machos de San Vicente y de las sabanas del Refugio, del Gavilán y del Yarí, y con motosierras se desarrollo la extracción de madera fina más rápida y total de que

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tenga memoria la historia de los parques nacionales128. Hacia 1989 llegan allí los madereros conocidos en la zona como Los Araucanos129, base de la actual colonización existente en la zona y de veredas como Villanueva Baja en el curso bajo del río Guaduas ( fundada en 1993), Aires del Meta (fundada en 1992) y Brisas del Guayabero (fundada en 1995) sobre el medio río Guayabero. Con la llegada de los madereros comenzaron los problemas de linderos entre vecinos por la existencia de árboles de cedro, en esta situación jugó un papel importante la mediación de la guerrilla. Cuando se intentó frenar la explotación, los relictos de madera accesible habían desaparecido (hacia 1995). En el período entre 1984 y 1994 la guerrilla consolida su poder y autoridad en el Guayabero, contrario a otras zona como el Ariari y San José en que más bien los paramilitares imponen su orden. A más de normas relacionadas con el gramaje y los cultivos de pancoger comenzaron a definir normas relacionadas con el manejo de los recursos naturales como la caza y la pesca, prohibiendo su comercialización y destinándolos únicamente a la subsistencia. Así mismo comenzaron a abogar por conservar la vegetación e las orillas de los ríos y a controlar las quemas. La magnitud del negocio de la coca agudizó los problemas entre guerrilla y paramilitares. En 1986 la Unión Patriótica, UP, ganó muchas alcaldías de la región y en el Guayabero La Macarena tuvo un alcalde electo de la UP. Pero el fortalecimiento de las autodefensas llevaron a un conflicto por el poder político en los municipios y comenzaron los asesinatos selectivos de alcaldes y dirigentes de la UP en toda la zona. Los campesinos sospechosos de colaborar con la guerrilla eran también asesinados y viceversa los guerrilleros mataron o expulsaron a los sapos y colaboradores de las autodefensas o el ejército. Los frentes guerrilleros crecen en número y cantidad de combatientes pues hubo como pagarlos y dotarlos. Entre 1984 y 1994 el precio del gramo de base de coca fluctuó del siguiente modo según Sergio Uribe130. En 1984, 55 pesos; 1985, 400 pesos; 1986, 390 pesos; 1987, 300 pesos; 1988, 250 pesos; 1989, 260 pesos; 1990, 265 pesos; 1991, 350 pesos; 1992, 400 pesos; 1993, 676 pesos; 1994, 1100 pesos. Se observa en esa cifras una estabilidad relativa a partir de la crisis de 1983 y parte de 1984, que dura hasta 1992 en que se observa un alza marcada de los precios causando seguramente un auge económico regional muy importante generando inmigración, crecimiento de los pueblos y fundación de nuevos sobre el Guayabero, El Perdido y El Duda , apertura de nuevos cocales y grandes quemas de bosques en la selva, colonización de las áreas protegidas.

128

Con excepción tal vez de la realizada por la compañía Pizano en el parque nacional del río León en los años sesentas explotando los inmensos cativales de la región.. Algo parecido ocurrió en el alto Sinú, Parque Nacional Paramillo, a partir de los años setentas. 129 Claudia Leal, A la buena de Dios, Op cit, , 130 Sergio Uribe, “Los cultivos ilícitos en Colombia….”, Op.cit., p. 62

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A partir de finales de los ochentas la población flotante adquiere bastante importancia pues cada trabajadero o cocal requiere de 4 a 10 obreros cada 45 días o un mes para raspar la hoja y procesarla hasta su conversión en pasta. Parte de esta población flotante está compuesta por vendedores ambulantes de cacharro o mercancías, prostitutas, ayudantes de camiones. Además cuando en el área aumenta la producción de coca y el precio está bueno, el comercio adquiere más fuerza así como el transporte y los servicios en bares galleras, restaurantes, etc. En 1993 se presentó otro período de crisis debida a la guerra contra los carteles de la droga y Pablo Escobar. Dice un testimonio compilado por el Sinchi que “el gramo primero se puso a cien pesos, luego a ochenta y, por último, ya no querían la harina ni regalada. Fue tan grande la crisis, que la gente tuvo que vender sus cocas personales para conseguir lo del pasaje e irse...Pero, por fortuna esa pesadilla pasó muy rápido, y después de eso, el precio de la coca no se ah vuelto a caer de los cuatrocientos cincuenta mil pesos el kilo131. En 1994 el precio se recupera y se inicia otra etapa expansiva, el gramo valía 450 pesos y en el siguiente año subió hasta 860 pesos132

En los años ochentas la colonización recibe un impulso con el negocio de los cultivos de coca y comienza a recibir un influjo importante y creciente de gente de otros departamentos hasta mediados de los 90s en que la población se vuelve más heterogénea aun, con personas venidas de todas partes incluso de centros urbano, sea a colonizar o a trabajar en la raspa de la coca –raspachines, el procesamiento de la coca, -químicos- o el comercio de la misma –traquetos y narcos. La única excepción a este proceso contemporáneo de colonización coquera es la conocida en el municipio de la Macarena como los Araucanos, que ya mencionamos y que de forma curiosa en su primera etapa sustituyó a la coca como actividad principal, pues por lo visto sus rendimientos son comparables o mayores. Si en las zonas aledañas a los parques lograran establecerse proyectos de reforestación con maderas valiosas de rápido crecimiento, podría generarse una economía basada en la silvicultura y la reforestación que reemplazara a la ganadería y la coca. La introducción de un avance tecnológico notable, especialmente por su eficiencia para tumbar grandes árboles, fue la motosierra, que guardando las debidas proporciones, puede compararse con el salto tecnológico ocurrido entre las hachas de piedra indígenas y las hachas de metal que trajeron los españoles. Este instrumento a gasolina aceleró el proceso de apertura de tierras para cultivos y establecimiento de pastos lo que explica en parte la colonización tan rápida del parque Tinigua. Con todo, la invasión de los bosques del parque fue más lenta que 131 132

Sinchi, Op.cit, p. 164. Ibíd., p.160.

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en sus alrededores, por una razón muy sencilla: en el parque no pueden acceder a títulos de propiedad y por ende es más difícil vender, por lo cual no se logra capitalizar con la tierra misma, que es uno de los objetivos de la actividad colonizadora. Así mismo debe destacarse que el conflicto armado se agudiza en la región, una de cuyas expresiones fueron los bombardeos del Pato en 1980 (Molano y ) 133, los bombardeos y toma de Casa Verde en cercanías de La Uribe en diciembre de 1990 y los bombardeos en el Duda y Guayabero medio en 1991 134. Estos ataques del ejército fueron precedidos en algunos casos de la evacuación de la población civil, y posteriormente el control sobre entrada y salida de alimentos, para intentar controlar los aprovisionamientos de la guerrilla. Estos bombardeos, cuyo efecto negativo sobre la guerrilla es incierto, especialmente con el nivel tecnológico de la época, solo lograron más simpatizantes locales de la guerrilla, ante los abusos de la tropa; además se fortaleció, en alguna medida, la idea de que solo con las armas podía defenderse las tierras colonizadas. La colonización armada adquiere más fuerza y ahora cuenta con un aliado estratégico, la mata de coca.

Expansión de la coca y ganaderización (1994-2005)

Este período esta enmarcado por el proceso creciente de fumigaciones en la región del Guaviare y Meta, el establecimiento de la zona de distensión o de despeje entre 1999 y 2002 durante el gobierno de Pastrana, la construcción de vías como nunca antes y el poblamiento creciente de los parques naturales Macarena, Tinigua y Picachos. Debe destacarse también el surgimiento de organizaciones campesinas ambientalistas como Ascal G, Acatm, Acarigua, como interlocutores con el Estado. Así mismo, y como vimos antes, la motosierra adquiere preponderancia como herramienta para tumbar monte y hace su aparición la guadañadora de gasolina, que además de picar las hojas de coca de forma rápida y eficiente, (antes de picaba con dos palas unidas dentro de un cajón) sirve para mantener controlado el rastrojo, especialmente en los potreros. Esta ayuda a impedir la regeneración natural del bosque. Esta dos herramientas

133 134

Alfredo Molano y Alejandro Reyes. Los Bombardeos en el Pato, Cinep, Bogotá, 1980. Claudia Leal, Op.cit; p, 96.

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solo tienen un problema, que es la razón de su ventaja comparativa, y es que ambas máquinas requieren gasolina. Considerando la región que enmarca la cuenca del Guayabero y los parques nacionales allí situados, veamos algunas cifras municipales y departamentales para ver la evolución de los cultivos de coca en cuanto a áreas sembradas y lugares. Consideraremos los municipios de La Uribe, Mesetas, Vista Hermosa, Puerto Rico, Puerto Concordia, y Macarena del departamento del Meta, que incluyen los Parques Nacionales Macarena, Tinigua y Picachos y el departamento del Guaviare, dado que este último cubre parte de la banda derecha del curso bajo del río Guayabero, en el sector occidental del municipio de San José, a donde llega la carretera San José- La Carpa, por fuera del parque Macarena. Además la influencia de San José como centro comercial de la región del bajo Guayabero ha sido evidente desde los inicios de la coca. Del municipio de La Macarena al occidente los vínculos son con San Vicente del Caguán, dado el funcionamiento de la carretera Macarena-San Vicente. Talvez cuando se concluya el tramo entre la Carpa y Cachicamo, en la banda derecha del Guayabero, vuelva a tomar preponderancia la influencia San José.

Tabla 3 Area de cultivos (has) en los municipios de la cuenca del río Guayabero y los departamentos de Guaviare y Meta 1999-2004135 1999 Meta Macarena La Uribe Mesetas Puerto Rico Puerto Concordia Vista Hermosa Total Total Meta

135

4.885,89 1.182,21 903,42 1.892,82 585,78 769,80 10.219,92 11.383,95

2000 4.829,34 1.168,55 908,93 1.736,93 144,44 736,47 9.524,66 11.123,29

2001 4.203,06 880,21 533,66 1.701,20 147,16 1.283,23 8.748,52 11.425,38

2002 2.084,27 452,13 619,49 2.426,32 299,12 929,2 6.810,53 9.222,00

2003 1.033 481 533 2.437 769 1357 6.610,00 12.814,00

2004 1.422 632,00 262,00 6.393 943,00 3.473 13.125,00 18.740,00

Datos tomados de Censo de cultivos de coca 1999-2004. SIMCI.

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Guaviare San José del Guaviare Total Guaviare Total Meta y Guaviare

6.658,90

2.686,49

3.089,50

4.019,27

6.673

3.755

28.435 39.819

17.619,04 28.742

25.552,57 36.978

27.381 36.603

16.163 28.977

9769 28.509

El departamento del Meta tuvo una extensión relativamente constante de cultivos entre 1999 y 2001, alrededor de 11,000 has, después baja en el 2002 y 2003 para subir posteriormente de forma marcada en el 2004 alcanzando la cifra de 18.740 has de coca en el departamento, de las cuales los seis municipios del Meta estudiados aportaron 13,125 has Una parte de las áreas cultivadas en cada municipio están por fuera de la cuenca del Guayabero. En cuanto a los municipios del área de estudio, se destaca el marcado aumento en el área sembrada entre el 2003 y el 2004, pues Puerto Rico pasa de 2437 a 6393 has, Vista Hermosa de 1357 has pasó a 3473, La Uribe pasó de 481 a 632 has y Macarena pasó de 1033 a 1422 has. Puerto Concordia contribuyó con un aumento de 769 has a 943. Los únicos municipios que disminuyeron su área sembrada fueron Mesetas de 533 a 262 has, y San José de 6673 a 3755 has. Pero observando todas las cifras percibimos que Macarena ha bajado en su área cultivada desde 1999, de 4885 a 1422. Lo mismo sucede con La Uribe que ha descendido en su área sembrada casi a la mitad de lo que tenía en 1999 y en Mesetas donde ha bajado a la tercera parte. Por el contrario Vista Hermosa y Puerto Rico muestran los mayores aumentos mientras que como vimos, Puerto Concordia aumentó de forma ligera. La única explicación posible para la disminución del área cultivada con coca serían las fumigaciones, pero lamentablemente carecemos de los datos de fumigaciones por municipios. Otra posible explicación sería una política de la guerrilla en este sentido, y esto explicaría los aumentos en los municipios con mayor influencia paramilitar como Puerto Rico y Vista Hermosa. El número de lotes mayores de 3 hectáreas en San José del Guaviare es de 768 y menores o iguales de tres, 2933. En el Meta los lotes mayores de 3 has son 1429 y los menores o iguales 8091. Estos datos nos muestran que los cultivos de coca en la región del Guayabero son principalmente campesinos, menores de 3 has, que proveen a la población más pobre con recursos necesarios para satisfacer necesidades básicas y en algunos casos suntuarias. En cuanto a las fumigaciones estas se iniciaron en 1994, durante el gobierno de Samper, agobiado por la descertificación y la denuncia de dineros sucios en su campaña. Como compensación inicia una agresiva campaña de fumigaciones buscando congraciarse con los EEUU.

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El departamento del Guaviare sufrió más fumigaciones masivas que el Meta y muestra una drástica reducción del área sembrada entre el 2002 y el 2004, llegando a 9.769 hectáreas sembradas. Tabla 4 Fumigaciones en Guaviare y Meta (has) 1994-2004 Depto Guaviare Meta

1.994 1.995 1.996 1.997 1.998 1.999 2.000 3.142 21.394 14.425 30.191 37.080 17.375 8.242 729 2.471 2.523 6.724 5.920 2.295 1.345

2.001 2.002 7.477 7.206 3.251 1.496

2.003 2.004 Total 37.493 30.891 214.920 6.973 3.888 37.619

En el Guaviare se han fumigado en toda su historia la impresionante cifra de 214,920 ha, siendo los años 1997, 2003 y 2004, con fuigaciones sobre más de 30,000 ha. Por su lado en el Meta las fumigaciones totales suman 37.619 has. Una última observación en relación con la cifras departamentales de fumigaciones es que parece haber una relación entre la disminución de hectáreas cultivadas en el Guaviare con el aumento en el Meta, en efecto, entre el 2003 y el 2004 el Meta aumenta casi seis mil hectáreas mientras que el Guaviare disminuye en otro tanto. Los vínculos comerciales, la carretera San José –Granada y la experiencia histórica común hacen my posible el desplazamiento de cultivos de un departamento a otro como en este caso. Hasta el momento no se han iniciado programas de fumigación en los parques nacionales aunque el gobierno cuenta con la autorización necesaria para emprenderla en cualquier momento. El poblamiento desde los años noventas de los parques Tinigua Macarena y Picachos ha sido un proceso muy ligado a la coca, su cultivo y transformación en pasta, dado que ha sido un incentivo para ocupar las áreas protegidas y además le ha proporcionado el capital necesario al colono para mejorar su vivienda, abrir potreros y comprar ganado. Aunque la colonización de pancoger y ganado era un fenómeno estaba en curso en los años setentas su velocidad era poca. La coca acelera los procesos de ocupación del territorio en la región, ligando la producción campesina a un mercado global y con unos términos de intercambio más favorables que los que tenían con la producción agrícola y pecuaria tradicional. Una forma de evidenciar el poblamiento de los parques en cuestión, es enumerar sus veredas136: Veredas de ASCAL G en el Parque Tinigua: El Paraíso del Losada, 132 personas, Bocana del Perdido 105 personas, La Atlántida 74 personas, Aguabonita personas 44, Aires del Meta 100 personas, Aires del Perdido 110 personas, El Rubi 128 personas, Jordania 67 personas, La Dorada 21 personas, La Esperanza del Losada 5 personas, Villanueva alta 100 personas, Caño Limón 55 personas, La Samaria 140 personas, El Cocli 35 personas,. El total de población de afliados a ASCAL G en el parque Tinigua era entonces en el año 2000: 1116 personas .

136

Tomado de: Unidad administrativa de Parques Nacionales de Colombia. Planes de manejo de los Parques nacionales Tinigua y Macarena, Bogotá, 2004

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Veredas de ASCAL G en el parque Los Picachos: Alto Guaduas 100 personas Guaduas 136 personas, Samaria 75 personas, Villanueva alta 25 personas, Platanillo 296 personas para un total 632 personas137. En la parte norte del parque la ocupación es menor pero se desconoce su verdadera magnitud en las cuencas de los río Duda, Lagartija y Guayabero medio; además la vía Espelda Nueva-La Julia puede acelerar el proceso. Se dice que este sector es protegido de la colonización por la guerrilla, y que incluso se ha reubicado familias campesinas hacia otras zonas. Tabla 1. Veredas existentes dentro del PNN Sierra de La Macarena Municipio San Juan de Arama Mesetas

Vista Hermosa Puerto Rico Puerto Concordia La Macarena

Veredas dentro del Parque Bocas de Río Nuevo, Monserrate y Santo Domingo, parte de las veredas Miravalles y Río Nuevo Morro Bello, La Cascada, San Antonio, La Libertad, Gobernador, la Cabaña, Buenos Aires, Cafetales, Colinas, La Paz, Porvenir, Palmar, Montañitas, Guacamayas, Frontera, Santa Helena, Palmeras, Nuevo Porvenir y Las Vegas San Salvador, La Reforma, Nueva Colombia, El silencio, San José la Reforma, La Tigra, Laguna Gringa, Charco Carbón, Buenos Aires, Bella Vista, Caño Ceiba, Monserrate Alto Cafre, caño Ceiba Bajo, asentamiento indígena Guayabero Caño Ceiba Parte de las veredas El Tapir, Alto y Bajo Raudal, Veredas El Billar, La Cachivera, El Diamante, La Esmeralda, La Catalina

Aunque estos listados son un tanto impresionantes, dado que se trata de población al interior de Parques Nacionales, el grado de intervención de los parques Tinigua con 207,000 has y Macarena con 630,000 es de alrededor el 10% de su territorio. Sin embargo hemos de considerar que los linderos del parque Macarena anteriores a 1989 y en pleno auge coquero, incluían un área mucho mayor que fue sustraída por efectos de la colonización. Afredo Molano calcula que la Reserva de La Macarena duplicó y en ocasiones triplicó sus población en la décadas de los ochentas138. El cultivo y transformación demanda mucha mano de obra, y como genera un ingreso alto “ es causa fundamental del gran volumen de migración llegada a la zona en el presente década” 139(Arcila, 1989. 192) Hoy los funcionarios de parques en la región, 15 años después de la realinderación, calculan unos 20,000 habitantes dentro del parque Macarena. Los cálculos de población para Tinigua están ente 2500 y 3500 personas. Por su lado en el parque Cordillera de los Picachos, se calcula la presencia de 13 familias en el sector del Pato por fuera del área de estudio y en su sector oriental aledaño al parque Tinigua, sobre el Guayabero y el Guaduas unas 632 personas.

137

ASCAL G, Plante, MMA, UAESPNN, Plan de ordenamiento ambiental territorial del interfluvio Losada Guayabero, Bogotá, 2000 p. 85 138 Alfedo Molano, “Aproximación....”, Op.cit, p.301. 139 Oscar Arcila, Sectores de actividad económica....Op.cit, p. 192

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En cuanto la cantidad de coca en los parques nacionales tenemos las siguientes cifras: Tabla 2 Area cultivada en coca por Parque Nacional en la cuenca del Guayabero140 Parque Serranía de la Macarena Tinigua Cordillera de los Picachos Total

Area Parque (has) 629,280 224,297.34 273,873.73

2001 1.618 1.201 243 3.062

Area coca (Has) 2002 2003 1.450 1.152 413 340 34 13 1.897 1.505

2004 2.707 387 15 3.109

Es evidente en los mapas de cultivos de coca del Guaviare y Meta la distribución de los cultivos en la periferia de los parques nacionales. Al parecer los límites de los parques sí han desincentivado en alguna medida su ocupación. Sin embargo la última cifra conocida el 5 de octubre por informes de prensa, es que los cultivos en el parque La Macarena aumentaron de diciembre del 2004 a septiembre de 2005 en una cantidad de 1268 has para un total de 3976 has es decir casi 4000 hectáreas. Pero si calculamos el porcentaje de los 3 parques intervenidos por coca, de acuerdo con las cifras de 2004, resulta que los parques tienen menos del 1% de su área intervenida por coca. La otra forma de ver el asunto es considerar la dimensión económica de 3000 o 4000 hectareas produciendo coca y pasta de coca en los parques: la producción aproximada de pasta de coca obtenida de una hectárea al año es de 4.7 kgs 141, por lo tanto si consideramos la extensión cultivada en coca de los parques mencionada antes, tendríamos que estos tienen una producción potencial de: Macarena 12.7 toneladas; Tinigua 1.8 toneladas; Picachos 70.5 kilos. Lo preocupante de la ocupación campesina de estos parques es, en primer lugar, el grave impacto sobre los nacimientos del río Guaviare, el Orinoco occcidental que llamó Codazzi; en segundo lugar la pérdida de concectividad ecosistemica entre los Andes, La serranía de la Macarena, la Orinoquia y La Amazonia, que todavía se da aunque de forma parcial y reducida, y tercero, por la magnitud de la pérdida de biodiversidad asociada a estas grandes regiones naturales de Colombia. Como parte del proceso de fragmentación de los ecosistemas naturales de la zona se destacan las carreteras. La construcción de estas ha sido creciente en la región del Guayabero, fragmentando de norte a sur los parques Tinigua y Macarena, en sectores divididos por vías primarias y secundarías Las principales vías que atraviesan los parques Tinigua y Macarena son 142:

140

Fuente: Censo de cultivos de coca en diciembre de 2001, 2002, 2003, 2004. SIMCI. UNODC, Colombia. Monitoreo de cultivos de coca, Op. Cit., p.52. 142 CORMACARENA, Proyecto Biomacarena, 1999-2001. 141

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La carretera más importante que afecta de forma directa el Parque Macarena es la trocha ganadera que funcionó desde los años sesentas para sacar ganado de las sabanas al sur de La Macarena hasta Piñalito y Vista Hermosa sobre el Guejar. Tras la conversión de la trocha en carretera, especialmente durante los años del despeje, hoy la via conduce de Macarena en el río Guayabero hasta Piñalito en el río Guejar y la flota La Macarena tiene una ruta que transborda en Yarumales a carros y jeeps; además del parque mismo, la vía atraviesa las Zonas de Recuperación para la Preservación Norte y Sur que hacían parte del parque hasta 1989. Tiene una longitud estimada de 85 km.143 De los cuales 18 kmts están dentro del parque. La otra vía que fragmenta el parque Macarena conduce de Puerto Rico en el Ariari a Nueva Colombia sobre el Guayabero en el sector oriental del parque Macarena; a esta vía se encuentran asociadas la vía Barranco Colorado-Cruce PiñaliitoNueva Colombia y la via Nueva Colombia-Bella Vista en el municipio de Puerto Rico. Otras vías existentes son la que de La Argentina conduce a Morro Bello en Mesetas, la de Costa Rica-Caño Veinte- Alpes 2 en Vistahermosa y el anillo vial Nueva Colombia con 70 km de extensión bordeando el río Guayabero El parque Tinigua se encuentra comunicado con la carretera San Vicente del Caguán-La Macarena, mediante algunas variantes, y es por esta vía que se mueve buena parte de la economía de la parte del parque situada al sur del río Guayabero. Además del río Losada la carretera lleva hasta El Rubí y a Espelda Nueva sobre el medio río Guayabero. Aunque no hay puente sobre este río se transborda y se resume la vía hacia La Julia, ya en el municipio de La Uribe. Esta es parte de la vía que comunica a La Uribe con San Vicente del Caguán. Además del Rubí sale una variante hacia el oriente buscando las veredas El Tapir en el Duda y alto Raudal en el Guayabero y otra hacia el occidente buscando las veredas occidentales del parque Tinigua y las orientales del Parque Los Picachos. La coca y la ganadería pueden impulsar nuevos procesos de colonización en los sectores que no están ocupados todavía. De la vía La Uribe- San Vicente se deriva la trocha en el sector de La ReformaCaño Ánimas con 15 km, al igual que la vía en construcción que pretende comunicar a Santo Domingo (Vistahermosa) con La Julia (Uribe), atravesando en su recorrido la zona montañosa de la Sierra, en una extensión aproximada de 30 km. Se calcula que la colonización en esta zona, bajo la influencia de los poblados de Mesetas, Jardin de las Peñas y La Julia se compone de 10,000 habitantes. En la zona de influencia de Santo Domingo La Reforma se calcula una población colona de 3000 habitantes. Todas estas vías fueron construidas y consolidadas principalmente en el tiempo de la zona de despeje con el apoyo de las comunidades locales y algunos 143

Ibíd..

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municipios, para quienes las vías facilitaban el tráfico y transporte, y apoyadas por la guerrilla que vieron con buenos ojos las vías como elementos para el desarrollo de las zonas de colonización. El impacto de esta carreteras sobre los tres parques nacionales en la cuenca del Guayabero, que abarcan mas de 1 millón de ha, es muy grave y pone en peligro su supervivencia como áreas conectadas de conservación. Con base en datos de ASOMACARENA144 del año 2000, puede caracterizarse de forma somera el poblamiento reciente coquero, ganadero y maderero del medio Guayabero, en las veredas de Raudal Bajo, Raudal Alto, El Tapir, Aires del Meta, Villanueva baja y El Rubí. Estas veredas están situadas todas sobre el río Guayabero entre Raudal I y la boca del Guaduas en el Guayabero, con excepción del Rubí que se encuentra sobre el caño Perdido afluente del río Losada. Se encuentran en el parque Tinigua y el sector suroccidental del parque Macarena. En primer lugar esta veredas tienen entre 10 y 15 de años fundadas, con excepción de Raudal Bajo y Raudal Alto que se constituyeron en los ochentas y que se encuentran parcialmente en la zona de recuperación para la preservación sur y parte de los parques Tinigua y Macarena. De esta forma el poblamiento se desarrolla en los años noventas. Los pobladores de estas veredas aspiran por lo general a predios de 200 ha aunque hay fincas menores y en algunos casos hasta de 500 ha. La mayoría de los predios se encuentran en bosques, entre un 70 y 80%. La extensión de las veredas es en promedio de unas 6000 hectáreas, la mayoría de las cuales se encuentran con bosques. Las maderas finas habían sido extraídas ya en el año 2000, y se evidencia un proceso de destrucción de los bosques más acelerado en las veredas más nuevas como Aires del Meta que de sus 5000 hectáreas han deforestado 2000 , con una fundación por parte de gente proveniente de Arauca en 1993, o Vilanueva Baja conformada hacia 1994 con gente proveniente principalmente del Caquetá, en donde se han deforestado 2200 hectáreas de las 6000 de la vereda. Al parecer la utilización de motosierras a gasolina ha posibilitado esta rapidez en la deforestación, cuyo objeto es el establecimiento de potreros ganaderos. Las veredas vecinas a Villanueva Baja aguas arriba por el río Guaduas son de la misma época y afectan de forma similar el extremo oriental del Parque Los Picachos. Otro elemento interesante es como hasta 1990, cuando se funda la vereda El Tapir en inmediaciones de la confluencia del Duda con el Guayabero, la mayoría de la población de las veredas provenía del municipio de La Macarena u otros municipios del Meta, mientras que con posterioridad el poblamiento dominante de 144

ASOMACARENA. Metodología para el establecimiento de áreas de reserva campesina. La Macarena, Meta.Tomo 3., Bogotá, 2000. Estas cifras son meramente indicativas pues las áreas fueron calculadas al ojo, sin un cálculo sobre el terreno o imágenes de satelite. Se parte de la confianza entre entrevistador y entrevistado. Los datos sobre coca sembrada seguramente están subestimadas por razones obvias.

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la región del alto Guayabero, Perdido y Losada es de proveniencia caqueteña. La siembra de coca es una constante en estas veredas, aunque su extensión no supera las 2 hectáreas por lote, de acuerdo con el estudio referido. La proveniencia caqueteña la explica Javier Mejía en su tesis sobre una vereda cercana del río Losada, no solo por la contiguidad geográfica sino por el estado de confrontación de guerrillas y paramilitares en el Caquetá a partir de 1992 y con más fuerza a partir de 1996 -los miembros de la vereda Los Naranjos no llevan más de ocho años allí-. Esta confrontación se agudiza durante el período de despeje por fuera de los municipios en distensión generando más inmigración hacia el Losada 145y los parques Tinigua y Los Picachos. A pesar del acelerado proceso de ocupación humana de este parque nacional, al observar el mapa de intervención en la región se percibe que los sectores del AMEM destinados a la producción al norte y sur del parque Tinigua, tiene un poblamiento más denso, lo que significa que la figura del parque desalentó en el alguna medida la ocupación del área. Las veredas alto Raudal, Bajo Raudal y el Tapir carecen de carretera aunque se proyecta construir una variante desde el Guayabero hasta este sector, que partiría de la vía que de El Rubí lleva a Espelda Nueva sobre el alto Guayabero. El Rubí, fundado en 1995 es el sitio más poblado del parque Tinigua y se caracteriza por la conformación de un poblado nucleado con 37 casas y un población de 197 personas en el año 2000. Los colonos tienen además sus casas en las fincas, conformando así el sistema de asentamiento con vivienda secundaria muy poco usual en la región. Por último vale la pena mencionar que con el agotamiento de la madera de cedro macho la gente se pasó paulatinamente a la coca y a la ganadería Un fenómeno social de importancia local y regional es la conformación de diversas asociaciones campesinas en la cuenca del río Guayabero, a partir de 1996, incluyendo una parte importante de las poblaciones existentes dentro de los parques Macarena, Tinigua y Picachos. Cuentan con legitimidad en la zona y son por lo general respetadas por las FARC y por el gobierno como interlocutores válidos. Adelantan algunos proyectos de desarrollo y conservación dentro y fuera de las áreas protegidas. Los temas principales que la Unidad de Parques ha tratado con estas organizaciones han sido el desarrollo de sistemas sostenibles agropecuarios por fuera de las áreas protegidas, la erradicación de cultivos ilícitos por dentro y fuera de los parques, el control sobre actividades insostenibles dentro de los parques, sus propios planes de desarrollo comunitario y sus asentamientos dentro de los Parques Nacionales. De cualquier forma las Juntas de Acción Comunal continua siendo las organizaciones sociales locales de cada una de las comunidades.

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Javier Mejía Cruz, “Reflexiones acerca de un proceso de ocupación reciente en la Macarena por parte de migrantes del Caquetá”, Tesis de Antropología, Universidad Nacional, Bogotá, 2002.

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La Asociación de campesinos ambientalistas del interfluvio Losada, Guayabero Ascal G se funda en 1996146. En el 2000 estaba compuesta por cerca de 1700 o casi 10,000 personas en un área que abarca la parte sur del Parque Tinigua y la parte sur del caño Perdido y el Losada. Además ocupan cinco veredas dentro del Parque Los Picachos. Están ubicados en unas 300,000 hectáreas. Los campesinos de Ascal G tienen 6 poblados nucleados en su zona de influencia, San Juan de Losada, El Rubí, La Cristalina, La Bocana del Perdido, Puerto Losada y La Unión. El resto del poblamiento campesino está disperso a lo largo de carreteras, trochas y ríos. Para este año había 220 familias o 1116 personas de Ascal G en el parque Tinigua y 98 familias o 632 personas en el parque Picachos. Se calcula que tienen casi 10,000 has en potreros en Tinigua y 1600 en Picachos. Para este año se calcula que había solo 85 has de coca cultivada en Tinigua . Los fundos de la mayoría de los miembros de Ascal g tiene de 200 a 450 has de3 extensión cada uno. Intervienen 20 has año cada fundo para hacer potreros. . (Ascal g 2000, 87) Según Ascal G147 los sistemas básicos de producción que implementan son: ganado y coca, ganado y producción diversificada, producción diversificada y coca, producción diversificada con énfasis en autoconsumo. La ganadería ha perdido productividad pasando de tener 3 reses por ha a una res por hectárea, (Ascal g 2000, 94). Se presenta erosión en potreros con pendientes. La zonificación propuesta para su zona de influencia incluyendo la parte sur del parque Tinigua es: áreas para la producción agropecuaria sostenible (forestal,. silvo pastoril, agroforestal, cultivos); áreas de reserva para la producción agropecuaria futura; áreas para el reasentamiento (con el fin de asegurar el corredor biológico); áreas para la conservación (para proveer servicios ambientales en caminos y vías, reservas comunitarias, parques, reservas veredales, reservas de fincas, márgenes de ríos y caños, zonas de ladera con pendientes mayores a 25%); áreas en ordenación para conservación y restauración ambiental. (áreas en transición para la conservación y restauración dentro de las AP, áreas de regeneración natural, márgenes de ríos caños y vías) y por último áreas para el desarrollo de infraestructura y equipamiento público. No existe un mapa de esta zonificación. Como puede verse de lo planteado hay algunas propuestas que no son compatibles con la existencia del parque y la legislación que los rige, pero otras demuestran la conciencia ambiental de estos campesinos y su interés de llegar a acuerdos respecto de su permanencia en el parque. . Otras organizaciones campesinas en la zona son: 146

La información sobre ASCAL-G se tomo de: ASCAL-G, PLANTE, MMA, UAESPNN, Plan de Ordenamiento ambiental del territorio interfluvio Losada Guayabero, Bogotá, 2000. 147 ASCAL G, Plante, MMA, UAESPNN. Plan de ordenamiento ambiental territorial de ascal- g en el intervfluvio Losada Guayabero,, Bogotá, 2000.

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ACARIGUA 148. Asociación de campesinos ambientalistas de los ríos Guayabero y Ariari. Conformada en el año 2002, surgió en el marco del proyecto denominado “Ordenamiento ambiental del territorio y plan de manejo de las cuencas bajas de los ríos Ariari y Guayabero”. Aunque en un comienzo intentó agrupar 55 veredas de esta zona hoy cuenta con 100 afiliados, en Puerto Rico, Puerto Concordia y San José del Guaviare. La unidad de Parques esta trabajando con la organización en la tarea de volver sostenible los sistemas productivos. ACATM La asociación e campesinos ambientalistas del los parque Tinigua y Macarena tienen su zona de influencia reciente, pues se dividieron de ASCAL G, hace algunos años, en el medio Guayabero, con las veredas de bajo Raudal, alto Raudal, El Tapir, Brisas del Guayabero y Villanueva baja. Las primeras tres veredas abarcan tierras en los dos parques antes mencionados, mientras que las últimas dos están en el parque Tinigua, arriba de la boca del río Duda en el medio Guayabero. La población afiliada a ACATM es de 762 personas con procedencia mayoritaria del Meta, después Caquetá y en orden decreciente Tolima, Huila, Santander y Arauca. La voluntad mayoritaria de los afiliados esta de acuerdo con la sustitución de cultivos de coca. El área en coca la calculan en 165.5 ha. Los cálculos de ACAM son que un 77% de las fincas están en bosques, que tienen casi 2000 ha de tierra en pastos con una ganadería calculada en 1444 reses, observándose que tienen más pasto que ganado149. Su objeto o propósito consiste en mejorar las condiciones de vida de sus afiliados y a su vez propender por la conservación de los parques en que habitan. Han adelantado diálogos respecto de la erradicación y sustitución de cultivos ilícitos, junto con organizaciones de La Julia, en el municipio de La Uribe 150. ACATM presenta características ambientalistas acentuadas que se manifiestan en un reglamento ambiental que incluye disposiciones sobre caza, pesca, cuido de salados o comederos, manejo de quemas con rondas, manejo de basuras, cuido de riberas y nacimientos En la zona de La Julia, a sur del municipio de La Uribe se encuentran tres organizaciones151: ASOPROAJU o Asociación de pequeños y medianos productores de la Julia, que se encuentran en 18 veredas de las Inspecciones de Policia de la Julia y El Diviso. Han desarrollado proyecto con el BID, PLANTE y Naciones Unidas.

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Unidad Administrativa de Parques Nacionales de Colombia, Plan de Manejo, Parque Nacional Natural Serranía de La Macarena, Bogotá, 1984. 149 ACATM. Asociación campesina ambiental de los parques Tinigua y Macarena. La Macarena, 2001. Las cifras que presenta ACATM difieren de las que trae ASOMACARENA. 150 Unidad Administrativa de Parques Nacionales de Colombia, Plan de manejo Parque Nacional Natural Tinigua, Bogotá, 2004. 151 Ibíd.

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ASOPROADUN o Asociación de Pequeños y medianos productores de río Duda y Mesetas, con 78 familias asociadas que también han desarrollado proyectos con BID, PLANTE y Naciones Unidas. ASMUCAINDU. La Asociación de mujeres campesinas e indígenas del río Duda, tiene 60 socias parte de las cuales son indígenas embera katio. Estas organizaciones en la medida que se encuentran dentro del parque han buscado la convivencia con la administración de los parques nacionales y pretenden, sin abandonar la producción en los parques hacerla sostenible, con una mira en el largo plazo de reconocimiento de sus derechos dentro de los parques, en contravía de la legislación que de forma explícita prohibe la presencia humana en las áreas protegidas y actividades de producción dentro del mismo. Parte de los trabajos también con esas organizaciones es llegar a acuerdos de manejo que eviten la destrucción de los ecosistemas y especies allí presentes, la situación no tiene una salida fácil y es parte de la problemática que la Unidad de Parques debe manejar en la cuenca del río Guayabero. Durante el período de despeje del gobierno Pastrana entre 1998 y 2002 los municipios de Macarena, Uribe Vista Hermosa y Mesetas fueron despejadas de fuerza pública teniendo como consecuencia inmediata el control total de la guerrilla sobre buena parte de la región del río Guayabero. Esta control que comenzó en 1984 tras la crisis de 1983, estableció un orden guerrillero con sus peculiares normas de tipo económico social, político, y ambiental. De esta forma la cuenca del Guayabero casi en su totalidad ha tenido control de la guerrilla durante los últimos 20 años. El Estado ha perdido presencia y legitimidad en la zona, debido a la política de fumigaciones y su precaria presencia en programas de desarrollo alternativo. Este fenómeno es evidente en la región y en el país donde el crecimiento de los frentes de las FARC pasó de 27 en 1986 a 60 en el 2000 152ligado obviamente al negocio de la pasta de coca. Aademás las autodefensastambién han crecido por lo que el el conflicto tiende a intensificarse en el Meta, el Guaviare y la región de la Macarena, lo que de acuerdo con la hipótesis planteada por Diaz y Sánchez 153 intensificará la siembra de cultivos. CONCLUSIONES La política en materia de drogas en Colombia ha seguido desde sus comienzos la política norteamericana que se centra en que el problema de las drogas reside en la oferta. Se identifica una relación directa entre la política de fumigaciones y la expansión y dispersión de los cultivos ilícitos en Colombia. Del mismo modo existe una

152 153

Guillermoprieto Alma, Las guerras en Colombia, Aguilar, Bogotá, 2000. Ana María Diaz y Fabio Sánchez, Op.cit; 2004.

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correlación entre el desarrollo de los cultivos e coca en un lugar determinado y el crecimiento de grupos armados Colombia pasa de ser importador de base de coca de Perú y Bolivia a ser el principal productor de coca y cocaína en los 90s. Los precios de la base de coca y de la cocaína han variado en el tiempo debido a diversos fenómenos como son la sobreproducción, la persecución e interdicción, la fumigación, la retención de la producción. Los efectos de los cambios bruscos de precios son dramáticos sobre la actividad económica regional y local, pero se observa que han disminuido los altibajos en los últimos años al parecer debido a un manejo más controlado de la oferta por parte de productores y de narcotraficantes. Las causas principales que explican el establecimiento masivo de de los cultivos de coca son los subsidios en países del norte a la agricultura, la debilidad estatal para imponer las leyes, el Interés de los grupos alzados en armas como fuente financiación. Las consecuencias de la economía de la coca sobre la sociedad local son la inseguridad, el mayor bienestar económico, la inflación local, la dependencia externa de insumos y mercancías y en algunos casos de productos de pancoger Aunque la actividad coquera genera una menor intervención de la selva por ser un cultivo intensivo al cual se le suma valor agregado en las cocinas de las fincas su efecto perverso es que en muchos casos genera un proceso de ganaderización para pisar los beneficios de la coca. El campesino o colono de alguna forma lava la pasta de coca convirtiéndola en ganado. Los efectos ambientales más graves sobe los parques nacionales, fuera de la conversión de bosques en pastizales es la construcción de carreteras que como hemos visto han atravesado la región del Guayabero comunicándola con el Ariari, San José, San Vicente y Macarena en los últimos 10 años. La población de colonos sufre de una doble ilegalidad cuando siembra coca en parques nacionales, y aunque tiene un mayor bienestar traducido en mejores servicios, se ve afectado por el alcoholismo, la prostitución y el orden guerrillero Los principales impactos ambientales del cultivo y procesamiento de la coca son la contaminación de fuentes de agua, perjuicios a la salud humana y los cultivos de pancoger por las fumigaciones, un posible efecto perverso de no fumigar los parques el cual llevaría a mayores siembras en estas zonas, la fragmentación de los ecosistemas de los parques por construcción de carreteras con fines de narcotráfico y movilidad guerrillera,

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