Evolución de la metodología de la investigación aplicada a la pintura rupestre esquemática en la provincia de Badajoz (Extremadura, España)

July 19, 2017 | Autor: I. Domínguez García | Categoría: Rock Art (Archaeology), Arqueología
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EVOLUCIÓN DE LA METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN APLICADA A LA PINTURA RUPESTRE ESQUEMÁTICA EN LA PROVINCIA DE BADAJOZ (Extremadura, España) EVOLUTION OF RESEARCH METHODOLOGY APPLIED TO SCHEMATIC ROCK PAINTING IN BADAJOZ PROVINCE (Extremadura, Spain)

Isabel M. DOMÍNGUEZ GARCÍA* Hipólito COLLADO GIRALDO** José Julio GARCÍA ARRANZ *** *Alumna de Doctorado de la Universidad de Extremadura; [email protected] ** Jefe de la sección de Arqueología de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura; [email protected] *** Profesor Titular del Dpto. de Arte y Ciencias del Territorio de la Universidad de Extremadura; [email protected]

Resumen La investigación de la pintura rupestre esquemática en la provincia de Badajoz (Extremadura, España) ha sufrido una notable evolución en sus planteamientos metodológicos desde los momentos iniciales a principios del siglo pasado hasta nuestros días. Todo ello tiene su reflejo en el notable conjunto de trabajos (libros, artículos, notas, etc.) dedicados a estas manifestaciones artísticas prehistóricas que el detallado análisis historiográfico que se muestra en esta comunicación nos pone de manifiesto, en un proceso claramente vinculado a las corrientes científicas e ideológicas que se suceden a lo largo del siglo XX.

Summary The investigation of schematic rock paintings in the province of Badajoz (Extremadura, Spain) has undergone a significant evolution in their methological approaches from the initials moments of last century to today. This is reflected in the remarkable list of works (books, articles, notes, etc.) dedicated to these artistic prehistoric manifestations, whose historiographical analysis shows a linked process to scientific and ideological currents during XX century.

Isabel M. DOMÍNGUEZ GARCÍA, Hipólito COLLADO GIRALDO, José Julio GARCIA ARRANZ

1.- Introducción

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Gracias al reconocimiento de la extensión del arte rupestre más allá de los márgenes del denominado arte franco-cantábrico, en la Península Ibérica se produjo a principios del siglo pasado una oleada sin precedentes de prospecciones y estudios de la mano de investigadores especializados que encauzaron sus trabajos hacia el arte rupestre postpaleolítico. El descubrimiento del Canchal de las Cabras Pintadas en Las Batuecas (Salamanca, comunidad de Castilla y León) en el año 1910, supuso la extensión de la investigación del arte rupestre esquemático hacia el centro-sur de la península (RIPOLL, 1995:111, 116), y, por ende, Extremadura experimentó ya desde aquellas primeras exploraciones un considerable aumento de los yacimientos rupestres conocidos que vino acompañada de una también creciente producción de publicaciones especializadas durante casi un siglo de investigación. Es por ello que, para el caso de la provincia de Badajoz, se hace necesaria una revisión retrospectiva que analice de manera pormenorizada la evolución de los estudios sobre pintura esquemática con el fin de elaborar a posteriori un inventario ilustrado de todas las aportaciones, publicadas o no, que se hayan elaborado sobre cada una de las estaciones rupestres.

Este análisis de la historia de la investigación sobre el arte rupestre esquemático de la Baja Extremadura se sustenta sobre un triple objetivo: 1La recopilación de toda la bibliografía producida hasta el momento, ya sean libros, artículos en publicaciones científicas, noticias en prensa, guías arqueológicas o publicaciones divulgativas destinadas a un público no especializado, amén de memorias, informes o cartas arqueológicas que aún permanecen inéditas. 2Unificar la nomenclatura de las estaciones pictóricas, pues hemos observado frecuentes diferencias de denominación para un mismo yacimiento tanto en estudios especializados como en las Cartas Arqueológicas de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura. 3Reposicionamiento topográfico de cada una de las estaciones con pintura rupestre esquemática, con el fin de establecer su ubicación con exactitud, y rescatar zonas susceptibles de contener yacimientos pictóricos que permanecían olvidadas o relegadas hasta el momento por la investigación. Toda esta labor se encuentra actualmente en desarrollo, pues se enmarca dentro del trabajo de licenciatura que está llevando a cabo la primera autora del presente artículo, bajo la dirección de los otros dos firmantes. En este marco de trabajo presentaremos una síntesis cronológica de los estudios aportados en casi un siglo de investigación. 2.- Historia de la investigación

Fig. 1: Situación de la comunidad de Extremadura y de la provincia de Badajoz en la Península Ibérica

En las primeras décadas del siglo XX, la investigación del arte rupestre postpaleolítico de la Península Ibérica estuvo centrada en una fuerte labor de búsqueda en espacios completamente vírgenes. Esos primeros trabajos tuvieron como respuesta un auténtico raudal de descubrimientos que motivó la creación de dos organizaciones que asumieron

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la actividad investigadora en el ámbito de la Prehistoria en España. Estamos hablando, como resulta notorio, del Instituto de Paleontología Humana (IPH) y de la Comisión de Investigaciones Prehistóricas y Paleontológicas (CIPP), entidades que llevaron a cabo una ingente y meritoria labor de documentación bajo las garantías, a partir de entonces, de una incipiente institucionalización de la arqueología prehistórica en España, pues hasta la segunda década de la centuria los estudios sobre Prehistoria habían estado a cargo de eruditos aficionados sin formación específica (MOURE 1999: 16, 22). La creación de ambas entidades tiene sus precedentes en las labores que venían realizando, por un lado, E. Carthailac, H. Breuil y H. Alcalde del Río en la región cántabra, y, por otro, J. Cabré en la región mediterránea bajo el mecenazgo del Príncipe Alberto I de Mónaco. Del mismo modo, Cabré también trabajó para el Marqués de Cerralbo, personalidad con una fuerte influencia política y un gran poder económico que respaldó un gran número de trabajos en la zona levantina. Este tipo de patrocinio llevó a la fundación en 1910 del Instituto de Paleontología Humana (IPH) bajo el mecenazgo del Alberto I de Mónaco, al tiempo que en 1913 fue creada la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas por parte del Marqués de Cerralbo. Los objetivos del IPH en España se centraron tanto en la región cántabra como en zonas del interior (Jaén y Ciudad Real en Castilla La Mancha; Burgos y Soria en Castilla y León; Extremadura) y del levante peninsular (Albacete en Castilla La Mancha; Valencia en la Comunidad Valenciana; Málaga, Granada y Cádiz en Andalucía). Estas últimas zonas fueron estudiadas principalmente por Breuil, con la participación ocasional de Hugo Obermaier, Paul Wernet y Juan Cabré. Sin embargo, las relaciones con éste último se volvieron un tanto hostiles, terminando su colaboración con el IPH, por orden del propio Alberto I, en el año 1913. En esta tesitura hay que contextualizar la creación de la CIPP: si bien debe entenderse como una iniciativa destinada a propiciar la modernización de la

arqueología española, también fue motivada, en buena medida, por la excesiva presencia de investigadores extranjeros en el panorama arqueológico hispano. A pesar de las desavenencias con el IPH, la CIPP intentó desde un principio dar un carácter oficial a la arqueología española, y proporcionar el respaldo ideológico –y económico- que necesitaban los estudios prehistóricos desde los sectores más conservadores al estar dirigida por el Marqués de Cerralbo, uno de los más destacados aristócratas del momento (MOURE 1999:42-46). A la hora de realizar un estudio crítico de la investigación y los procesos metodológicos utilizados a lo largo de todas estas décadas siempre debe tenerse en cuenta el contexto científico, ideológico y social en el que aquellos se desenvolvieron (MOURE 1999: 37), así como los medios técnicos y financieros de los que se disponían en cada momento. En el caso de estas primeras décadas de investigación del arte rupestre en España, la labor se centró en la documentación de nuevas estaciones, empeño en el que los inconvenientes y dificultades de todo tipo estaban a la orden del día: escasez de recursos a la hora de trasladarse físicamente a los yacimientos, por lo que las exploraciones eran realmente muy prolongadas: debían recorrerse decenas de kilómetros montados en animales de carga, a través de interminables caminos apenas acondicionados; a esto se añadía la falta de una cartografía precisa y de calidad que permitiese una correcta localización de los sitios con arte rupestre, hecho que devino en descripciones bastante ambiguas sobre los accesos a los mismos y su localización precisa (MOURE 1999:49). Los equipos de prospección estaban formados por grupos reducidos de personas -entre tres y cinco componentes-, que exploraban las agrestes sierras peninsulares en busca de nuevas estaciones pictóricas. Estos equipos eran contratados por la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas o por el Instituto de Paleontología Humana, y, una vez que fijaban la ubicación de nuevas localizaciones rupestres, regresaban acompañados de los investigadores, que eran

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los encargados de realizar los trabajos de documentación.

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El sistema de reproducción de las pinturas también difería según el investigador que llevase a cabo los trabajos. Breuil reprodujo las imágenes a partir de calcos realizados a mano alzada y a tamaño real, cuya calidad y rigor dependían tanto de la pericia artística del autor como de la situación de éste con respecto a las figuras pues, en muchos casos, estas pinturas eran copiadas desde un gran desnivel e inclinación, o en posturas corporales bastantes forzadas, desvirtuando en muchos casos la veracidad del dibujo con respecto al original. Estos calcos eran coloreados con acuarelas de varios colores para distinguir las diferencias de tonalidad de las figuras. En contraste con este sistema, el procedimiento instaurado por el dibujante arqueológico Benítez Mellado, permitió a otros investigadores utilizar el calco directo, consistente en colocar sobre las pictografías un papel traslúcido sobre el que se calcaban las figuras que posteriormente eran dibujadas con un grafito sobre un fondo que intentaba reproducir el color y textura originales de la roca (MOURE 1999:51).

presupuesto económico con que normalmente se contaba. No obstante, uno de los principales problemas que se detecta en estos primeros estudios de arte esquemático es el total desinterés por la documentación del soporte, cuyos rasgos específicos no aparecen reflejados ni en los dibujos ni en las descripciones, procediéndose a la agrupación de las figuras según su distribución en el panel sin tener en cuenta las grietas, posibles accidentes o naturaleza de la roca-soporte que permitan una mejor diferenciación de los conjuntos figurativos. En cuanto a la descripción de la estación, en muchos casos se reduce a unas breves notas y a una vista fotográfica general, a los que suele incorporarse la descripción orográfica y geológica del entorno inmediato mediante un dibujo o croquis topográfico del mismo (COLLADO et alii 1997a: 292).

Fig. 3: Calco a mano alzada (Breuil 1933, vol. II)

Fig. 2: Labores de calco en el Abrigo de La Calderita, La Zarza de Alange, Badajoz (Foto: Hernández 1952:42)

Esta documentación gráfica era complementada con un registro fotográfico en blanco y negro para las figuras principales y el exterior del abrigo, pues este tipo de material resultaba bastante costoso dentro del exiguo

Las primeras publicaciones de las que tenemos noticia sobre pintura rupestre esquemática en la provincia de Badajoz vieron la luz en la segunda década del siglo XX. Se trata de trabajos realizados fundamentalmente por el geólogo Eduardo Hernández Pacheco y el abate Henri Breuil. Ambos ilustran, como pocos, el antagonismo que existía en estas fechas entre los investigadores nacionales y foráneos en una carrera permanente por ostentar la primacía y titularidad de los

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descubrimientos (COLLADO 2006: 54). Gracias a la colaboración de Aurelio Cabrera como prospector, ayudante y dibujante, Hernández Pacheco publicó en el Boletín de la Sociedad Española de Historia Natural correspondiente al año 1916 los primeros calcos documentados de arte rupestre de la provincia de Badajoz formando parte del artículo titulado "Pinturas prehistóricas y dólmenes de la región de Alburquerque (Extremadura)", trabajo realizado con financiación de la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas. En el bando oponente se encontraba el abate Henri Breuil, quien, con un amplio equipo de prospectores y ayudantes, recorrió grandes extensiones de las serranías peninsulares gracias al patrocinio del Instituto de Paleontología Humana de París. Las exploraciones de Breuil en Extremadura fueron propiciadas por el temprano descubrimiento del referido Canchal de las Cabras Pintadas en las Batuecas salmantinas (RIPOLL 1995: 122), y los resultados fueron realmente espectaculares, llegando a documentar un total de 61 abrigos dentro de los límites de la provincia de Badajoz. Estos primeros trabajos permitieron la configuración inicial de los principales núcleos con pintura rupestre esquemática de la Baja Extremadura.

De todos estos trabajos y descubrimientos se dejó constancia en el catálogo de la primera Exposición de Arte Prehistórico Español (Madrid, 1921), donde se expusieron algunos de los calcos realizados por Hernández Pacheco y Breuil. La presencia de estas reproducciones en dicha exposición supuso el primer reconocimiento a nivel internacional de la pintura rupestre esquemática extremeña, pues muchas de estas estaciones aún permanecían inéditas debido a que el monumental trabajo realizado por Breuil, a consecuencia de la repentina muerte del príncipe Alberto I de Mónaco, tuvo que esperar aún más de una década hasta su edición (MOURE 1999: 48). A esta situación se sumaron los grandes problemas que el arqueólogo francés tuvo con la editorial, hasta que la Foundation Singer Polignac se hizo finalmente cargo de los cuatro tomos que componen Les peintures rupestres schématiques de la Péninsule Ibérique, cuyo segundo volumen está dedicado a los abrigos con pintura esquemática de la provincia de Badajoz, a excepción de algunas estaciones pertenecientes a la sierra de Las Villuercas (Cáceres, comunidad de Extremadura) y a la sierra de Almadén (Ciudad Real, comunidad de Castilla la Mancha). Desde el mismo momento de su edición esta obra se convirtió en referente esencial para la mayoría de las publicaciones especializadas que vieron la luz hasta los años 90, tanto por el amplio número de estaciones que abarca, como por el hecho de que los trabajos sucesivos adoptaron su misma metodología, basada en el estudio tipológico de las figuras como base para la propuesta de unas conclusiones en las que se abordan cuestiones cronológicas y aspectos interpretativos que vinculan el arte rupestre con las creencias religiosas de estos grupos humanos.

Fig. 4: Mapa de distribución de los descubrimientos de pintura rupestre esquemática en esta primera etapa

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Una de las características fundamentales de los estudios de arte rupestre en esta primera fase es el predominio de profesionales especializados en este campo de la investigación, patrocinados por organizaciones y comisiones dedicadas en exclusiva al análisis de las diferentes vertientes de la Prehistoria peninsular. En este marco general, la excepción la encontramos en el trabajo que Virgilio Viniegra Vera llevó a cabo sobre el abrigo de la Cornisa de La Calderita en el año 1929. Este erudito local, ajeno a las últimas investigaciones especializadas en el terreno del arte rupestre esquemático, llevó a cabo un estudio de alcance muy limitado tanto por sus contenidos, reducidos a impresiones personales, como por la calidad de los calcos, con aportaciones particulares verdaderamente imaginativas (COLLADO 2006: 54).

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Desde mediados de la década de los 30 hasta principios de la siguiente, la investigación se paraliza por completo a causa de la Guerra Civil española, volviéndose a retomar en los años 40, pero con un índice muy reducido de publicaciones debido a la situación precaria de autarquía que vivía el país en todos los ámbitos. En esta fase de la Posguerra (19401960), las escasas publicaciones que ven la luz adquieren el formato de breves artículos editados en revistas comarcales y regionales, cuyos autores son eruditos locales que se limitan a dar noticia del descubrimiento de nuevas estaciones, y publicar diversos calcos realmente faltos de todo rigor. No es, por tanto, hasta finales de la década de los 60 que se observa un renovado impulso del interés hacia el arte rupestre postpaleolítico, y una recuperación del trabajo de campo sistematizado y el estudio directo de las grafías. Testimonio de este proceso de reactivación es la publicación de dos obras fundamentales para la investigación del arte rupestre nacional: por un lado, las Actas del Simposio Internacional de Arte Rupestre celebrado en Barcelona en 1966, con trabajos novedosos que se fundamentaban en la apertura científica del país hacia Europa y el resto del mundo tras décadas de ostracismo; y, por otro, la tesis doctoral de la profesora Pilar Acosta Martínez sobre la pintura

esquemática en la Península Ibérica, trabajo de síntesis que, además de englobar diferentes criterios metodológicos de investigación, y establecer un auténtico referente para el estudio de este fenómeno, pretendía resolver diversos planteamientos que no se habían tenido en cuenta en las investigaciones precedentes. Para ello, realiza un estudio analítico de las diferentes tipologías de figuras que se habían documentado en todo el país, y que se repiten constantemente en el fenómeno esquemático, indicando su origen, significado e interpretaciones, así como paralelos con otro tipo de representaciones, cronología y distribución geográfica. Concluye con una serie de teorías entonces novedosas con respecto al contexto cultural, social e ideológico en que fue creado este tipo de arte, que es considerado como una evolución de formas y figuras que adquieren progresivamente un tratamiento más naturalista, que va a ir modificando la morfología de sus figuraciones hacia grafemas más complejos y esquemáticos.

Fig. 5: Portada del libro de Pilar Acosta sobre la pintura rupestre esquemática en España

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Ni que decir tiene que este planteamiento ya había sido promulgado por investigadores precedentes como Breuil o Hugo Obermaier, pero Pilar Acosta añade un nuevo matiz al considerar que ese cambio o evolución de las formas naturalistas, generados por comunidades autóctonas, vino impuesta por las influencias que llegan a la Península Ibérica desde el Oriente Próximo a través del Mediterráneo a inicios de la Edad del Bronce (ACOSTA 1968: 16, 17, 181-188). El reflejo en nuestra región de toda esta dinámica fue el trabajo de la profesora Mª Cleofé Rivero de la Higuera, de la Universidad de Salamanca, realizado alrededor de los años 1972/1973, en torno a algunos abrigos destacados dentro del panorama esquemático extremeño, o el estudio que R. Balbín, M. Fernández-Miranda y A. Moure realizaron en 1977 en el abrigo del Hoyo de Pela (Navalvillar de Pela, Badajoz). Cabe destacar en estos momentos –años 70cierta dicotomía en la investigación de la pintura rupestre esquemática en la provincia de Badajoz, con trabajos publicados, por un lado, en revistas de carácter universitario de alcance nacional y reconocido prestigio en los ámbitos de la Arqueología o la Prehistoria: es el caso del Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, de la Universidad de Valladolid, o la revista Zephyrus, de la Universidad de Salamanca; por otra parte, existen trabajos editados en publicaciones de difusión local y regional, como la Revista de Estudios Extremeños, en la que tienen cabida trabajos de desigual calidad científica, aunque siempre de gran interés por la novedad de los datos que suelen aportar. Para concluir con las consideraciones sobre esta etapa, hay que mencionar el hecho de que las publicaciones van a continuar con el estudio centrado en la descripción minuciosa y clasificación tipológica de la figura pintada, si bien con unos tímidos pero significativos primeros intentos de relacionar las manifestaciones rupestres con su contexto territorial y paisajístico. Tanto los planteamientos como las conclusiones de estos

trabajos se ven muy influenciados por las teorías orientalistas tan en boga en estas décadas, y de las que se hace eco el mencionado trabajo de Pilar Acosta, que se convierte en un referente primordial para la realización de cualquier estudio de pintura rupestre esquemática. Estas teorías orientalistas consistían en afirmar que la cultura occidental era una mezcolanza o simbiosis entre ésta y la cultura oriental (Ex oriente lux). Para el caso de la fase de la Prehistoria Reciente Peninsular y, concretamente, para el caso de la pintura rupestre esquemática, el origen de este tipo de manifestaciones se produce a partir de la fusión de estos elementos, considerando los factores orientales como motivos que revelan un nivel superior tanto en la cultura como en la economía o la religión (ACOSTA 1968:181). La década de los 80 supone un gran avance en la investigación del arte rupestre gracias a la creación de las administraciones autonómicas –incluyendo la extremeña-, factor que propició una mayor profesionalización de las actividades arqueológicas, y la creación de servicios de gestión del Patrimonio Cultural con el consiguiente aumento de la las financiaciones destinadas a la investigación para la creación de cartas arqueológicas y la conservación de los yacimientos. A esto hay que añadir la diversificación de las publicaciones en ediciones no sólo dependientes de diferentes Departamentos universitarios, sino también pertenecientes a organismos públicos como Consejerías, Diputaciones o corporaciones locales, como respuesta al creciente interés de la sociedad por temas relacionados con la arqueología y patrimonio artístico. Este cambio de mentalidad queda manifiesto en el gran aumento de alumnos en la joven Universidad de Extremadura, lo que supuso el incremento de las publicaciones sobre arte esquemático fundamentadas en el desarrollo de trabajos de investigación (COLLADO 2006: 63, 64), como la Memoria de Licenciatura de Magdalena Ortiz sobre el conjunto pictórico de la Comarca Sur de Mérida (publicado en 1997), o la carta arqueológica de Tierra de Barros realizada como Memoria de

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Licenciatura por Alonso Rodríguez (1986), donde se dedica un apartado al conjunto de arte rupestre esquemático localizado en esta comarca pacense. Los años 90 conocen un renovado impulso de la investigación sobre la pintura rupestre esquemática que puede considerarse ya definitivo: es a partir de esta década cuando los estudios adoptan un carácter específico e independiente del resto de áreas relacionadas con la prehistoria extremeña. De este modo, los artículos se multiplican y al mismo tiempo alcanzan una difusión que no se había conseguido desde los tiempos de Breuil, ya que sobrepasan no sólo el ámbito regional, sino también el nacional con la edición de varios trabajos más allá de las fronteras españolas.

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Este impulso viene facilitado por la apertura de un gran número de proyectos por parte de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Junta de Extremadura. Estas iniciativas tienen como objetivo la prospección sistemática de las diversas zonas, tanto las ya estudiadas como las no rastreadas hasta ese momento, pero susceptibles de contener arte esquemático, así como la documentación exhaustiva del gran número de estaciones inéditas que surgen a raíz de estos trabajos intensivos. Al mismo tiempo, este impulso por parte de los organismos públicos coincide con los trabajos de investigación desarrollados por dos alumnos de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), que en estos momentos se encontraban preparando sus respectivas tesis doctorales sobre la pintura rupestre esquemática de la provincia de Badajoz: la de Mª I. Martínez Perelló, que se centró en la parte suroriental de la provincia, y la de H. Collado Giraldo, dedicada al área centro-oeste de la misma. Este impulso viene facilitado por la apertura de un gran número de proyectos por parte de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Junta de Extremadura. Estas iniciativas tienen como objetivo la prospección sistemática de las diversas zonas, tanto las ya estudiadas como las no rastreadas hasta ese

momento, pero susceptibles de contener arte esquemático, así como la documentación exhaustiva del gran número de estaciones inéditas que surgen a raíz de estos trabajos intensivos. Al mismo tiempo, este impulso por parte de los organismos públicos coincide con los trabajos de investigación desarrollados por dos alumnos de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), que en estos momentos se encontraban preparando sus respectivas tesis doctorales sobre la pintura rupestre esquemática de la provincia de Badajoz: la de Mª I. Martínez Perelló, que se centró en la parte suroriental de la provincia, y la de H. Collado Giraldo, dedicada al área centro-oeste de la misma.

Fig. 6a: Gráficos sobre las tipologías de publicaciones sobre pintura rupestre esquemática en la provincia de Badajoz (Extremadura, España) desde principios del siglo XX hasta la actualidad.

Fig. 6b: Gráfico sobre la difusión de las publicaciones sobre pintura rupestre esquemática en la provincia de Badajoz (Extremadura, España) desde principios del siglo XX hasta la actualidad.

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Fig. 6c: Gráfico sobre el incremento de las publicaciones de pintura rupestre esquemática en la provincia de Badajoz (Extremadura, España) desde principios del siglo XX hasta la actualidad.

Este impulso viene facilitado por la apertura de un gran número de proyectos por parte de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Junta de Extremadura. Estas iniciativas tienen como objetivo la prospección sistemática de las diversas zonas, tanto las ya estudiadas como las no rastreadas hasta ese momento, pero susceptibles de contener arte esquemático, así como la documentación exhaustiva del gran número de estaciones inéditas que surgen a raíz de estos trabajos intensivos. Al mismo tiempo, este impulso por parte de los organismos públicos coincide con los trabajos de investigación desarrollados por dos alumnos de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), que en estos momentos se encontraban preparando sus respectivas tesis doctorales sobre la pintura rupestre esquemática de la provincia de Badajoz: la de Mª I. Martínez Perelló, que se centró en la parte suroriental de la provincia, y la de H. Collado Giraldo, dedicada al área centro-oeste de la misma. Todo ello tendrá como resultado la publicación de un gran número de artículos que tratarán diversos temas, entre ellos las aproximaciones de índole historiográfica (COLLADO 1995; COLLADO y FERNÁNDEZ 1998; MARTÍNEZ 1993a, 1993b), incluyendo la revisión de los trabajos realizados por Breuil en el complejo de abrigos decorados de La Sillá en Hornachos (Badajoz), donde por vez primera se hace un estudio

comparativo de la metodología y resultados obtenidos con la aplicación de las nuevas tecnologías (COLLADO et alii 1997). También se presentarán los resultados obtenidos hasta entonces en el primer y único congreso sobre arte rupestre celebrado en Extremadura (MARTÍNEZ y COLLADO 1997), monografías sobre conjuntos concretos como la dedicada a la pintura esquemática del término municipal de Alburquerque (COLLADO 1997), o la sucesión de una serie de artículos como avance de lo que en el año 2000 se presentará como Tesis Doctoral de la investigadora Mª I. Martínez Perelló (MARTÍNEZ 2000). Como conclusión, la producción científica de estos ochenta años de investigación se traduce en la localización y catalogación de 198 sitios con arte rupestre esquemático en la provincia de Badajoz, de los que 169 fueron documentados por vez primera vez en estas dos últimas décadas (1980-2000).

Fig. 7: Mapa con la situación de los yacimientos pictóricos y etapas de documentación de los mismos hasta los años 90.

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3.- Nuevos tiempos, nuevas metodologías y nuevos descubrimientos

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Durante estas dos últimas décadas la metodología de trabajo ha ido evolucionando hacia unas técnicas más precisas y rigurosas, en las que siempre ha primado la conservación de las representaciones rupestre. En primer lugar, las prospecciones se han planteado de forma más intensiva, abarcando espacios más amplios que serán revisados de una manera más detallada. Una vez localizadas las estaciones, se procede a un exhaustivo trabajo de documentación que irá evolucionando desde la realización de calcos directos hasta la aplicación de las nuevas metodologías de registro digital. Los calcos directos se continúan empleando en la documentación de los grabados al aire libre mediante la colocación de un plástico transparente sobre el que se dibujan las figuras a escala 1:1; estos calcos son pasados a papel a partir del escaneado del calco original, con lo que se consigue el traslado al papel en un tamaño reducido de una manera más fidedigna a la vez que se permite el tratamiento digital de las figuras. Para el caso de la pintura, los métodos de registro se realizan a partir de fotografías digitales de alta calidad que, posteriormente, reciben un tratamiento informático de la imagen a partir de programas industriales con los que se realizan calcos digitales, mucho más rigurosos y objetivos que el calco directo, cuya calidad depende de la forma en que incide la luz sobre las pinturas y de su estado de conservación. Además, se trata de un sistema que permite la conservación de las representaciones, pues en ningún caso entran en contacto con materiales o elementos que pueden alterar su estado de conservación. Este sistema de documentación, unido a actuaciones de limpieza de las superficies decoradas de los abrigos, ha permitido sacar a la luz figuras que permanecían ocultas por la suciedad, o forzar imágenes muy desvanecidas con el fin de delimitar su contorno original. Las novedades en cuanto al registro del arte rupestre no cesan, incorporando nuevas

herramientas técnicas y tecnología puntera para la documentación del arte rupestre, destacando en este terreno el uso de fotografías a color, ultravioleta e infrarrojos, y el empleo de bases de datos específicas para el registro del arte rupestre, donde se tiene en cuenta un gran número de factores que van desde la localización del abrigo, la distribución de los paneles atendiendo a los accidentes de la roca, o la descripción de la estación, de los paneles y de las figuras, la localización de estos últimos en planta y perfil, la inclusión de planimetrías, el posicionamiento preciso del yacimiento en un mapa topográfico, o el estudio geomorfológico, geológico y medioambiental de la zona ilustrado con fotografías panorámicas. Todo ello bajo la consulta previa de los referentes bibliográficos, con el fin de completar, actualizar y verificar la información preexistente o determinar descubrimientos inéditos (COLLADO et alii: 1997:292, 295). Uno de los aspectos más significativos de esta fase es el surgimiento de grandes equipos de investigación formados por especialistas de campos de conocimiento diversos. Frente al individualismo de los grandes maestros de épocas precedentes, se configuran ahora equipos multidisciplinares formados por arqueólogos, historiadores, historiadores del arte, geógrafos, geólogos, físicos y químicos, biólogos, topógrafos y fotógrafos profesionales, colaboración que, sin lugar a dudas, enriquece la investigación con resultados más completos y contrastados. Por último, señalar que los enfoques interpretativos abordan fundamentalmente el significado y funcionalidad del fenómeno rupestre esquemático a lo largo de los años 80 y 90. Durante la década de los ochenta y principios de la siguiente continúa primando el estudio e interpretación centrados en el análisis de las pictografías, y no en sus agrupaciones y asociaciones, tendencia que irá desapareciendo a mediados de los noventa, momento en que se empieza a abordar el fenómeno del arte rupestre dentro de un marco en el que intervienen diversos factores que se complementan: ya no se estudia el fenómeno

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EVOLUCIÓN DE LA METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN APLICADA A LA PINTURA RUPESTRE ESQUEMÁTICA EN LA PROVINCIA DE BADAJOZ (EXTREMADURA, ESPAÑA)

artístico de manera aislada, sino integrado en el territorio que lo alberga, como manifestación realizada por una serie de comunidades que poseen unas características sociales y económicas concretas, teniendo en cuenta para ello el contexto arqueológico de las estaciones y los paralelos muebles de las grafías. La incorporación de estos criterios permite, además, desarrollar nuevas teorías en relación con el control del territorio y las vías de comunicación bajo el influjo de la emergente Arqueología Espacial (MARTÍNEZ 2000; COLLADO 1999). En esta línea, algunos autores adoptan una postura ecléctica en la que, además de incorporar criterios interpretativos de índole funcional, no se desvinculan por completo de la relación de estos grafismos con posibles ideas o rituales de índole espiritual o trascendente. En otros casos, se rechaza el exclusivismo religioso para abogar por la consideración del repertorio esquemático como sistema de comunicación donde se plasman las formas de vida, métodos de subsistencia, ritos, costumbres e incluso sentimientos de una colectividad (MARTÍNEZ y COLLADO 1997: 159). La labor de prospección y documentación de nuevos conjuntos no disminuye durante los primeros años del siglo XXI, pues la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura hará frente a varios proyectos de gran envergadura destinados a la catalogación de varios conjuntos de arte rupestre de indiscutible relevancia en nuestra región. Para el caso de la provincia de Badajoz, contamos con la documentación del gran conjunto de grabados de la Zepa de la comarca de La Serena (COLLADO y GARCÍA (Coord.) 2007), donde se estudian tanto el importante conjunto de grabados al aire libre como las estaciones pictóricas vinculadas al fenómeno esquemático extremeño. Esta empresa se completa con los proyectos centrados en la documentación del arte rupestre de grandes áreas de la provincia de Cáceres, como el Parque Nacional de Monfragüe, uno de los principales núcleos de pintura rupestre esquemática de Extremadura y del que se ha publicado una monografía dedicada al sector oriental del mismo (COLLADO y GARCÍA

2005), o los trabajos realizados en el Parque Natural del Tajo Internacional y en las sierras de Las Villuercas y Los Ibores, de los que se está esperando su publicación. Todos estos proyectos han posibilitado un incremento considerable de las estaciones con arte rupestre postpaleolítico conocidas en la comunidad de Extremadura, pudiendo hoy contabilizarse en la actualidad un millar de lugares, de los cuales unos 450 contienen pinturas esquemáticas (COLLADO y GARCÍA (Coord.) 2006: 4), cifras que no pueden ser ignoradas a la hora de valorar y fomentar la investigación sobre este importante apartado patrimonial de nuestra región. 4.- De la investigación a la difusión En los últimos años (2000-2009), se han incorporado nuevas líneas de actuación al proyecto promovido por la Junta de Extremadura que inciden en la puesta en valor de los abrigos más significativos mediante su adecuación para la visita pública. Este criterio está en consonancia con la consideración del arte prehistórico como un bien patrimonial que hay que proteger, conservar y poner al alcance de la toda la sociedad (MOURE 1999:18). Todo ello, acompañado por una línea editorial de guías arqueológicas centradas en el yacimiento en cuestión y en la difusión generalizada de las manifestaciones rupestres, hasta ahora poco conocidas fuera del exclusivo ámbito investigador (COLLADO y GARCÍA (Coord.) 2006). Esta labor de divulgación también ha tenido su repercusión en la actividad de entidades privadas tales como empresas y asociaciones dedicadas a la arqueología, que en los últimos años vienen realizando una serie de talleres didácticos arqueológicos, entre los que se encuentran los dedicados al arte rupestre, y con los que se pretende mostrar de una manera cercana y divertida el proceso de creación artístico desde las técnicas de realización hasta las posibles motivaciones que impulsaron a los grupos prehistóricos a dejar en las serranías extremeñas este magnífico

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Isabel M. DOMÍNGUEZ GARCÍA, Hipólito COLLADO GIRALDO, José Julio GARCIA ARRANZ

legado. Gracias a todas estas iniciativas la conciencia popular va adquiriendo interés por el patrimonio rupestre, tal y como lo demuestra el aumento de páginas web dedicadas a la difusión de las estaciones esquemáticas como iniciativa en muchos casos de los propios ayuntamientos, o de una manera más particular, demostrando que estos yacimientos se están convirtiendo en señas de identidad de las poblaciones que los preservan. BIBLIOGRAFÍA .- ACOSTA MARTÍNEZ, P. (1968): La pintura rupestre esquemática en España, Memorias del Seminario de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Salamanca, nº1, Salamanca, 250 págs, 60 figs y 22 mapas.

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a nuestros días: 80 años de investigación en el arte rupestre esquemático de Extremadura. Los abrigos de la Sillá (Hornachos, Badajoz)”, Actas del XXIV Congreso Nacional de Arqueología, vol. I, Los problemas del Paleolítico Superior en el ámbito mediterráneo peninsular, Cartagena, pp. 289-298, 2 figs. .- COLLADO GIRALDO, H. y GARCÍA ARRANZ, J.J. (Coord.) (2005): Corpus de Arte Rupestre en Extremadura, Vol. I, Arte Rupestre en Parque Natural de Monfragüe. El Sector Oriental, Junta de Extremadura, Consejería de Cultura, Dirección General de Patrimonio Cultural, 283 págs. (2006): "El Risco de San Blas, Alburquerque", Guías arqueológicas de Extremadura, 6. Consejería de Cultura, 21 págs. (2007): Corpus de Arte Rupestre en Extremadura. Vol II. Arte Rupestre en la Zepa de la Serena, Junta de Extremadura. Consejería de Cultura y Turismo, 435 págs. .DE BALBÍN BEHRMANN, R., FERNÁNDEZ-MIRANDA FERNÁNDEZ, M. y MOURE ROMANILLO, A. (1977): "El abrigo con pinturas esquemáticas de Hoyo de Pela (Navalvillar de Pela, Badajoz", Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, tomo XLIII, Valladolid, pp. 5-26, 13 figs. y II láms. .- HERNÁNDEZ PACHECO, E. (1916): "Pinturas prehistóricas y dólmenes de la región de Alburquerque (Extremadura)", Boletín de la Sociedad Española de Historia Natural, XVI, pp.118-128, 10 figs, I lám. .- MARTÍNEZ PERELLÓ M.I. (1993a): "La investigación de la pintura rupestre esquemática en Extremadura", Actas dos Trabalhos de Antropología e Etnología, vol. XXXIII, fasc. 3-4, Porto, pp. 185197. (1993b): "La pintura rupestre esquemática en la zona oriental de la provincia de Badajoz: Estado de la cuestión", Espacio, Tiempo y Forma, Serie1, Prehistoria y Arqueología, tomo 6, pp. 97-132, 10 figs. (2000): La pintura rupestre esquemática en Extremadura sudoriental, UNED. Tesis doctoral microfilmada.

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