EVOLUCIÓN ARQUITECTÓNICA DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE ASPE (1602-1650)

June 14, 2017 | Autor: C. Martínez Cerdán | Categoría: Historia y Teoria del Arte y la Arquitectura
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Descripción

Aproximación al proceso constructivo de la basílica de Nuestra Señora del Socorro de Aspe tras las últimas aportaciones (1602-1737) Cecilio Martínez Cerdán A mi hermano José María y a Gonzalo Martínez Español, sin los cuales hubiera sido irrealizable.

1. Introducción El impulso dado en estos últimos años al conocimiento de la fábrica del templo aspense, en dos aspectos tan fundamentales como su proceso de construcción y el levantamiento de las portadas –tan contradictorios como enigmáticos ante la falta de los originales de fábrica–, se ha debido sin duda a una ardua labor de recopilación documental que abarca ya más de una década. Especialmente, al respecto señalado, sobre protocolos notariales de Aspe en el Archivo Municipal de Novelda, con los consiguientes frutos que conocemos gracias a los diversos estudios de los autores que han acudido a él.1 Estudios que contrastados ahora con inéditos datos extraídos del Archivo Municipal de Elche, junto a otros nuevos del citado de Novelda, más las recientes aportaciones que nos ofrece el análisis de las Visitas Pastorales conservadas,2 –confrontados todos ellos a su vez con detalles constructivos esenciales que no habían sido contemplados hasta ahora (fundamento de este estudio por considerar una vez más la obra de arte como primer documento adonde deben encajar cualesquiera otros y sujetarse los historiográficos)–, nos permiten la posibilidad de contemplar por vez primera el conjunto de las fases correspondiente a las tres parroquiales que nos aparecen en Aspe entre las fechas indicadas. Y lo vemos así, como un gran ciclo de obras para tres edificios y una misma parroquial y titularidad, por habérsenos desvelado los                                                   1

Fundamentalmente en los últimos años MEJÍAS LÓPEZ (1996, 1998, 2000 y 2004) con la sucesiva aportación documental de MARTÍNEZ ESPAÑOL (2004). Por otro lado, pero en estrecha relación, queremos señalar que está desaparecido del Archivo Municipal de Novelda el Libro de Protocolos de 1735-1738. Importantísimo volumen por su cronología y los datos que refiere sobre la Iglesia, como ya nos fue dado a conocer por Inmaculada Vidal en su libro de los Retablos alicantinos del barroco (1990: 252) con esta referencia: “A.N.N., Not. José Pérez Cañizares, 1736, fols. 85-87v.” 2

 

Véase Relación… sobre las 22 existentes en (AA. VV.: 2005: 111).

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puntos más enigmáticos que nos lo impedían, siquiera en aproximación, para poder ensayar con propiedad el largo proceso constructivo de una de las iglesias más atractivas del barroco levantino.3 Pero antes de avanzar con planteamientos que pudieran resultar equívocos y en mayor aclaración de los términos empleados, debemos precisar que por proceso se entiende el conjunto de las fases sucesivas de un fenómeno natural o artificial. Lo que no obliga, forzosamente, a una explicación al completo de estas fases en sus más mínimos detalles (como en efecto lo sería en grado sumo, y tanto como deseable). Es decir, que nos responda íntegramente a los interrogantes de qué se hizo y cómo, cuándo y por quiénes. Esto no sólo resulta hoy tan imposible como obvio, incluso entre las fechas señaladas, sino que puede no ser logrado nunca de ser irrecuperable el enorme vacío documental que padecemos a este respecto: libros de fábrica, capítulos de obras, etc. De aquí los términos de aproximación a un proceso como objetivo del concepto planteado. Pues haber volcado las noticias sin más, como nuevas aportaciones y más cómodamente para nosotros, tampoco sería lo apropiado al podérsenos advertir que sí tenemos un conjunto de fases no contemplado, que además nos responde a parte de los interrogantes de éstas (aunque sea con lagunas, pero también completando otras tantas).4 En este sentido tenemos un ciclo de obras desde la fecha de 1602, en que se construye una nueva y mayor que la anterior, bendecida en 1 de diciembre por don José Esteve Juan,5 hasta la de 1737 en que se acabó la estructura arquitectónica que hoy vemos. De la cual nos dijo Montesinos que:                                                   3

Desde 2006 con privilegio de basílica en orden a su antigüedad y magnificencia.

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No ocurre así para la iglesia de San Pedro Apóstol de Novelda, donde sí se tiene un proceso constructivo completo al haberse conservado hasta 40 visitas pastorales (entre 1595 y 1777), innumerables pagos de fábrica (XVII-XVIII), actas de cabildo, etc., que junto a otra documentación revelan sus artífices, fechas, modos de actuación y fases de obra desde 1553 hasta 1798. Vid. (SALA CAÑELLAS: 1977: 13-85, t. 1985: 35), donde el autor no entra siquiera a tratar dicho proceso en capítulo, sino que en un valiosísimo trabajo de recopilación y trascripción le basta con ir exponiendo al hilo de la documentación conservada. 5

(AA. VV.: 2005: 68): Con anterioridad a ello tan sólo sabemos de una iglesia de Santa María y antigua mezquita, que es menor que ésta nuevamente fabricada (Ídem: 69); y que la primera parroquial de Aspe, por dos fuentes diversas, fue la de San Juan (Ídem: 18 y 19), la cual es tomada tras la visita de 1602 para Hospital y ubicada a inmediaciones del actual Ayuntamiento Viejo. (Vid. Apéndice documental 1, ff. 4v-5). También D. José Montesinos, en su Compendio histórico oriolano, al referir las más antiguas parroquias de Aspe nombra las de Santiago, en que jamas se ha descubierto tal Iglesia, y la de San Juan Bautista: se debe suponer q. esta iglesia q. existía donde ahora estan la Casa de la Villa, y Hospital, era un Oratorio publico de

 

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(...) haviéndose concluido, se bendijo (...) por el ISS.mo S.r D.n Josef Flores Osorio, Obispo de esta Diócesis, en la tarde del Sabado, día 1. de Septiembre del año 1737: en ella se trasladó con solemne procesión (...) el S.mo Sacramento (…).6 Manuel Cremades (1966: 70) dio para su bendición la fecha de “2 de septiembre de 1736” por el obispo “don Juan Elías de Terán” (quien, sin embargo, no había ocupado todavía el episcopado de la diócesis). También relativo a estos años de 1736 y 1737, el Manuscrito de Jaime Tárrega (c. 1761), ofrece dos noticias que trascribimos en Apéndice documental 2. Referida, una, a la conclusión de la iglesia en 1736 según relación del maestro cantero Tomás Puerto, ejecutor de la cúpula.7 Y otra, a las fiestas que se dieron en Aspe el día 3 de septiembre de 1737 (al igual que en la Noticia circunstanciada…).8 Coincidente esta fiesta, salvo en lo de la traslación del Sacramento, con las referidas por D. José Montesinos desde el sábado 1 hasta el martes 4 de septiembre de 1737 en que hubo tres días de toros de muerte.9                                                                                                                                    tapias, Destinado para cathequizar a los recien convertidos, segun las disposiciones del Ilmo. S.r D.n Matheo de Lang, Obispo de Cartagena. (t. XV, f. 271). 6

MONTESINOS (Ídem, f. 275). Véase el magnífico calco de esta página del manuscrito, con dibujo de la primera piedra (Ídem, f. 274), en MARTÍNEZ PÉREZ (1984: s/pág.). Así mismo, sobre su bendición (VIDAL: 2004: 183), quien citando la misma trascripción de Montesinos en la página 182, repite la misma fecha en la siguiente, diciendo que: “(…) de acuerdo con fehacientes e inéditos datos documentales, en los primeros días de septiembre de 1737 se colocó el Santísimo en la nueva iglesia y se bendijo el templo”. En nota 26 (p. 214), sin trascripción, cita sólo esta fuente: “A.M.N.: Notario José Pérez y Cañizares, año 1737, ff. 74 -75”. 7

Éste alarife, seguramente hermano de Nicolás Puerto (documentado éste último en Alicante y en Aspe en 1734), aparece en una obligación notarial junto a Tomás Terol y Lorenzo Chápuli, como maestros canteros y alarifes naturales de la ciudad de Alicante, debido a que Tomás Terol tenía de su cuenta la obra de la Iglesia del lugar de Rojales concertada por 800 Ls., y la traspasa bajo las mismas condiciones y capítulos (en compañía con Tomás Puerto y Chápuli), a Francisco Bendicho, maestro alarife vecino de Aspe. (A. M. N. Protocolo de Francisco del Pilar 1732-1740. Transportación Obl. y Fianza. Aspe 29 de abril de 1736, f. 34). 8

A. M. E. Legajo 127-A, nº 1, 1739. Noticia circunstanciada de los pueblos del Marquesado de Elche; Baronías de Aspe, Planes; y lugar de Patrax: su gobierno, vecindario, cultivos, pechos, diezmos, censos. Véase reproducción del manuscrito original en (ASPE, ANTOLOGÍA DOCUMENTAL: 1982: 37). 9

Vid. t. una completa descripción de estas fiestas, tras la bendición de la iglesia, en el antedicho calco de MARTÍNEZ PÉREZ (Ibídem). Respecto de estas divergencias historiográficas, que nos aparecen por cualquiera de sus partes a poco que nos introduzcamos en el tema, queremos adelantar que se deben al tipo de fuente consultada. Por lo que distinguiremos aquí, en cuanto a su credibilidad o exactitud y como parte de la metodología aplicada, entre las fuentes primarias,

 

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Mas dejando ahora a un lado estas divergencias, que no debemos discutir por su naturaleza de incasables –y por ende intratables so pena de caer en apreciaciones particulares, salvo que nos fuese confirmada alguna por otra fuente segura o legítima–, sí podemos afirmar que mayor aún resultaría la dilatación de este proceso (1602-1737), aun cuando para nada afecte de grado a dicha arquitectura, el hecho de haber tenido conocimiento de que la iglesia actual no queda totalmente exenta del entramado urbano hasta la fecha de 1753. En que don Cebrián Ruiz, cura de la Parroquial, había hecho súplica en febrero de ese año al Duque de Arcos: (…) a fin de que se sirviese hacer compra de dicho pedazo de Bodega para que ésta se derribase y de su sitio se formase un callejón para que de éste modo quedase Aislada la referida Iglesia y que al mismo tiempo se lograría que las aguas pluviales tendrían salida por dicho callejón por aquélla parte, porque éstas se consumían entre las mismas paredes de dicha Iglesia resultando grave perjuicio en ella y atento a lo cual se mandó por dicho Ex.mo S.or (…).10 En el mismo sentido, en cuanto a dicha extensión del proceso que nos lleva a inicios de la década de 1750, bien que al interior y como equipamiento del templo, sería la elaboración de un órgano por Francisco Rocamora,11 factor de órganos de la ciudad de Alicante, entre los meses de enero y mayo de 1750 por la cantidad de 300 pesos o libras, conforme a capítulos y condiciones que                                                                                                                                    que podemos llamar también públicas o de primera mano (notariales, eclesiásticas, actas de cabildo, etc.: las que en gran parte no lo fueron en su momento aunque hoy sean públicas, lo que es distinto); de las llamadas secundarias, privadas o particulares (en viceversa, casi, de lo anterior). Del todo fiables las primeras, pero no éstas últimas por responder a motu propio o a una libre y espontánea voluntad, y cuyo solo tratamiento y consideración (a veces hasta un aferramiento exclusivo de ellas) ha conducido inevitablemente a visiones también particulares o parciales, cuando no erróneas. Si lo indicamos aquí, aunque pueda parecer ocioso por sabido, es porque no lo hemos visto contemplado en ninguno de los trabajos que se han ocupado del templo. 10

Vid. referencia y trascripción del original en Apéndice documental 3. Inmaculada Vidal ha considerado recientemente este templo como “edificio exento” y “fábrica exenta” desde la fecha de su finalización en 1737 (2004: 180 y 181).

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Sobre la actuación de este mismo artífice en la construcción de un órgano para la parroquial de San Pedro Apóstol de Novelda en 1692, así como para el traslado de éste desde la primitiva iglesia al nuevo emplazamiento de la nueva en 1737, véase SALA CAÑELLAS (1977: 48-49) y (1985: 36-37), respectivamente.

 

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había estipulado en noviembre de 1749 con la Junta Patrimonial del Marquesado de la villa de Elche.12 Como lo será asimismo, en idéntica dotación, la construcción del magno retablo del Altar Mayor, plenamente dieciochesco, cuya labra y zócalos se estaban elaborando ya en 1757 y 1759.13 2. Controversias historiográficas: producto de los tipos de fuente y metodologías. Hechos que, unidos a otros muchos tanto conocidos como inéditos, dentro de los 151 años que sumamos exactamente a su separación del entramado urbano mediante el actual Callejón de los Novios, aclaran y refuerzan alguna de las hipótesis planteadas sobre la amplitud de este proceso. Especialmente por los autores citados primeramente, que de distinto modo más                                                   12

Vid. Apéndice documental 4. Sobre el primer órgano del que tenemos noticia para esta parroquial de mediados del XVII véanse (SALA TRIGUEROS: 2006: 210-216) y (MARTÍNEZ CERDÁN: 2006: 158 y 161-162). Aunque no podamos asegurarlo en extremo –como tampoco que fuese el segundo órgano–, lo apreciamos así en dicho trabajo como dotación interior para el nuevo templo contrarreformista (junto al retablo, cuya armadura estaba acabada en febrero de 1659 y sí indican las actas que: molts dies havia de que estava acabat de fer, f. 1; con mandato ya desde la visita de 1652 para que se haga retablo nuevo para el altar mayor). Y al decirse solamente al respecto en el acta de julio de 1659: el órgano que se a fet: lo que para nada significa que se hubiese acabado en ese mes, sino que ya estaba acabado aunque no sepamos con cuánto tiempo. De aquí, que al no aparecer en ningún momento de las actas como nuevo órgano que se ha hecho (no obstante su reciente hechura, y como sí lo indican otras sobre el retablo), lo expusiésemos así suponiendo que fuera el mismo que en febrero de ese mismo año tocaban ya los organistas Pere Gomis y Antón Llopes (quien sustituyó al anterior en 2 de febrero). SALA TRIGUEROS (2006: 212-213), erró al transcribir el coste de este órgano, cuya obligación dio como de 60 libras más 50 de “garantía”; cuando en realidad fueron 600 (sissentes lliures más sinquanta de guants: como obsequio o propina, f. 190). El autor dice asimismo que: “Ya no aparece ninguna otra referencia al órgano en esta fuente documental en los 18 años más que comprende” (sic). Puesto que las actas del Mà de Consells se interrumpen precisamente en la última que nos habla del órgano, en 19 de noviembre de 1661 y no se reanudan ya hasta el 26 de octubre de 1668 (11 años y no 18, al restar los siete siguientes desaparecidos).Vid. en A. M. A.: Mà de Consells de la Vila i Baronía d´Asp (1659-1679). 13

SALA TRIGUEROS (2004: 69) y MARTÍNEZ ESPAÑOL (2004: 43), respectivamente. Vid. t. al respecto, sobre las divergencias en cuanto a su datación (SEMPERE VILAPLANA: 1996: 91-93), quien lo dató incomprensible c. 1791-1808 y MARTÍNEZ CERDÁN (2004b: 147, nota 16) y (2006: 164, nota 31).

 

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han profundizado en los últimos años desde documentación notarial, sobre un asunto que resulta: 1. Vacío en las fuentes originales o de fábrica, así como escaso en las primarias o directas: Objetivas y dignas de todo crédito. 2. Discordante en las historiográficas más antiguas por su propio carácter de secundarias o indirectas: Subjetivas.14 3. Consecuentemente muy controvertido en las más recientes deducciones establecidas por los historiadores que se han ocupado de él. No se ha entrado a distinguir las fuentes, contemplándolas con idéntica credibilidad y consiguientes matizaciones.15 4. Desatendido en cuanto al examen de la propia obra como documento primario y objetivo que es. Tan sólo se han realizado descripciones de la obra, sin entrar a un análisis de sus detalles constructivos. Para mayor claridad, respecto de lo que es una base de datos completa para el tema a tratar, no entramos aquí en una clasificación exhaustiva y ajustada de las tipologías de fuentes. Nos basta y conviene, por lo abarcable del

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Montesinos, aproximadamente 50 años después de ser bendecida la iglesia, informó que estando demarcado el sitio el obispo D. José Rodríguez de Castelbanco puso la primera Piedra el día 12 de Mayo de 1723, con varias Monedas de aquel tiempo (op. cit., f. 274). V. t. (MARTÍNEZ PÉREZ: Ibídem). Sobre el hecho de las monedas que se hurtaron de la primer piedra que se puso en los zimientos de la Iglesia, avalando a Montesinos, vid. (MEJÍAS LÓPEZ: 2000: 98). Mientras que la Noticia circunstanciada (op. cit., 1982: 37), como es bien sabido dio julio de 1728 para el principio de la obras. Recuérdese asimismo las divergencias expuestas en cuanto a las fechas de su finalización. 15

Sobre el proceso constructivo véanse SEMPERE VILAPLANA (1996: 85-88) y VIDAL BERNABÉ (2004: 179-183). Ambas autoras, con desconocimiento lógico de las Visitas Pastorales y recientes datos de Protocolos que hoy se oponen a ello (como en desatención al estudio de la propia obra, como veremos) formularon ideas muy distintas y hasta contrapuestas.

 

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tema o a dicha base, con las diferencias expuestas entre fuentes de primera y segunda mano.16 En análisis de lo primero –aunque nos ocuparemos mayormente de los dos siguientes puntos–, observamos que las fuentes primarias son tan escasas, salvo algunos capítulos de obras y visuras aislados, documentación notarial, solitarios documentos de la Junta Patrimonial del Marquesado de Elche, Actas de Cabildos y Visitas Pastorales,17 que la historiografía más reciente, en cierto sentido obligada de fuerza a acudir a las fuentes secundarias, ha fundado sus conclusiones en lo más compendiado como son la Noticia circunstanciada… y el vasto Compendio Histórico Oriolano de D. José Montesinos (con las diferencias extremas con que lo tratan y que son entre sí ambos informes). Sin que digamos con ello que no haya acudido a todo esto y a parte de lo anterior en algunos casos (no así en otros, y naturalmente también dentro del panorama de las investigaciones, con estudios que han cumplido ya 30 años).18 Sino que al establecer conclusiones respecto al proceso lo han hecho contemplando fuentes no legítimas. O bien en ligazón de todo (primarias con secundarias), lo que resulta más incasable aunque pueda haber quizás más porciones acertadas. Pero sí afirmamos que con observancia de la obra final o definitiva y sólo para lo descriptivo, lo que anula por tanto las anteriores parroquiales y no las contempla como ciclo o fases de un proceso. Por ello ambas con metodologías                                                   16

Sobre todo este asunto, en cuanto que metodología de la historia, remitimos al lector interesado a las conocidas obras de C. Cardoso (1981), J. Topolsky (1982) o J. Aróstegui (1995).

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Sólo se conservan 14 visitas que relacionen las capillas de la iglesia entre 1602 y 1722, inclusivos; con tremendas intermitencias y lagunas repetidas de hasta diez y veinte años, precisamente los más interesantes para alguna de sus fases (AA. VV.: 2005: 92). Se ha conservado para Aspe la de 1682, la única no referida por Sala Cañellas para Novelda (1977: 14-68). El resto de visitas coinciden en años y visitadores. Para el templo de Novelda, descontando las conocidas para el de Aspe, tenemos las de 1595 (Esteve); 1607, 1609, 1619 (Balaguer); 1659 (Pedro Crespo?: Luis Crespi); 1661 (Acacio March de Velasco); 1701 (Visitador: Alexandro Pasqual); 1704 (Joseph de la Torre y Orumbela); 1711 (V: Joseph Montero); 1712 (V: Joseph Cortés); 1717 (V: Pablo López); 1724 (V: Thomás Ruiz); 1727 (V: Thomás Lizana); 1736 (Flores Osorio); 1738 (V: Antonio Palomino); 1742, 1749, sin año: “última” de este obispo, (p. 67) debe ser la que hay para Aspe de 1756 (Gómez de Terán); 1758 (V: Antonio Auzejo); 1762 (Pedro de Albornoz) y 1777 (Joseph Tormo). Las no indicadas con V corresponden a obispos.

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En este sentido habría que situar hoy los trabajos del doctor Rafael Navarro Mallebrera sobre la parroquial de Aspe. Su tesis doctoral inédita: Arquitectura barroca en el Reino de Valencia: la Gobernación de Orihuela, 1976, abrió sin duda nuevas vías de investigación a sucesivos historiadores.

 

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netamente parciales donde no se ha separado con rigor lo objetivo de lo menos fiable. 2.1. Discordancias historiográficas antiguas y consiguiente controversia de la historiografía más reciente. En segundo lugar, estas divergencias han continuado entrañando el problema del comienzo de las obras para el actual templo y consiguientes matizaciones a Montesinos y a la Noticia…Nosotros creemos que por la razón de haber desligado (sin que digamos que tuvieran éstas por qué hacerlo, apreciarlo o pretenderlo, como documentos particulares que son y que conllevan estas libertades), la obra de la Capilla de un conjunto históricoartístico o del total de obra, como en efecto lo es ésta en grado absoluto del templo. O, si se quiere también, por el simple hecho de haber considerado en sus tratamientos a esta Iglesia sólo como objetivo de un fin (iglesia con su capilla, que se daba en las fechas como por supuesto), pero para nosotros sólo justificable como tal, nunca como motivo de estudio que sirviera al menester concreto de su proceso.19 Queda claro que Montesinos, muy justificadamente, no tuvo por qué entrar a los entresijos que conlleva la capilla de comunión con iglesia nueva. Pero la Noticia no podía desligarla en absoluto, por el hecho de                                                   19

Debemos dejar claro como metodología que vamos exponiendo al paso que sólo nos parecen justificables dichos informes para el contexto histórico del momento, y ello solo en parte si somos rigorosos o científicos (precisamente por la razón de que los antiguos lo fueron tanto como podamos serlo nosotros). Otra cosa es la intención o la pretensión del tratado. Es decir, tan sólo en virtud del tratamiento o tipo de informe que se haga: noticia, escritura, memoria, estudio, encargo, etc. (Cfr. p. ej., estos tres autores: D. José Cavanilles, Montesinos y Francisco de la Vega. Vid. t. en MEJÍAS: 2004: 153-154). Sabemos que los “documentos antiguos”, por el hecho de serlo (por preciosos y valiosos que nos resulten y nadie niega), no lo son ni lo pretenden en el mismo grado que otros lo hacen en credibilidad y hasta se les exige. De aquí la importancia o validez de algunos, como los notariales, etc. Somos nosotros quienes, en estudio, debemos distinguir, averiguar o interpretar, puesto que ningún documento engaña (ningún escrito dice lo que no dice). Otra cosa es que, en nuestra interpretación y sólo desde ella (para nada en su trascripción), acertemos o no. Por lo demás tan natural nuestro desacierto como lo es la propia interpretación. Por metodología nos aferramos aquí sólo a los primarios o seguros, que hemos llamado públicos para entendernos y a la obra en sí, pero con extremada cautela a los privados o particulares a la hora de afirmar, extraer consecuencias o basar conclusiones por muy históricos que estos sean (salvo deducciones que nos sean confirmadas o avaladas por los otros, como nos ocurre en diversas ocasiones con Montesinos en correspondencia al tipo de obra que es, o a la médula o entraña de los informes).

 

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que excluyó seis años de obra entrando no obstante a compendiar su fase de construcción. Recordemos, al paso de este análisis crítico, que del mismo modo o muy parecidamente se había hecho en lo estilístico y constructivo con las portadas laterales, más recientemente. Tratándolas la mayoría de autores (si es que lo hicieron) en tan estrecha unión con la principal que las anulaban en sí mismas como motivo de estudio y aclaración que son siempre las partes y detalles al conjunto; siendo de hecho, como resultan, hasta distintas estas portadas laterales. Por lo que no es nada metódico esto de englobar las partes de una obra como misma o idéntica obra a todos los efectos: construcción, decoración, dotación, autoría y datación, etc. Vimos ya en la presentación la disconformidad respecto a las fechas de finalización de la iglesia, pero en mayor parte lo es ésta para el comienzo de las obras en su última fase (1722-1737); sin haber entrado, como lo hacemos, a la confusión entre siglos de la actual basílica. En tales discrepancias, y consiguiente controversia, Luisa Sempere Vilaplana (1996), a partir de Cremades y Vidal Tur, con inadvertencia u omisión de Montesinos y en seguimiento estricto de la Noticia circunstanciada (documento secundario como veremos), concluyó su investigación considerando que: (…) la primitiva (iglesia) del siglo XVII (c. 1643-1676) es hoy la convertida en Capilla de la Comunión, y la actual del siglo XVIII. (SEMPERE VILAPLANA: 1996: 86). Todo encajaba, en efecto, pero cuatro años después documentos notariales advertían de la compra de una casa al arrimo de dcha Iglesia para el efecto de hacerse capilla de Comunión (MEJÍAS: 2000: 98 y 102). Precisamente la parroquial intermedia del siglo XVII que la autora vio en la Capilla y no a inmediaciones de ésta como otra fase del proceso, por tratar sobre documentación secundaria y con desconocimiento lógico de la posterior documentación notarial y eclesiástica. Pero además –sin ningún tipo de embargo aquí–, con desatención al estudio o examen de la propia obra como documento primero que es. Mientras que Inmaculada Vidal, más recientemente (2004), reparando ya en Montesinos y en lo anterior, pero con inobservancia de las plantas de la Iglesia y su Capilla publicadas por Felipe Mejías (1998: 347 y 2000: 96),20                                                   20

No obstante sí conocidas estas plantas por la autora, con todo lo que ello constituye como lo hace la propia obra a su interior y exterior, por habérselas facilitado uno mismo.

 

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tampoco se percata de esta iglesia antigua que es la actual Capilla de la Comunión, agregada o adosada a otra iglesia y remodelada a los efectos (como testimonio vivo que es), precisamente en esa última fase del proceso constructivo que la autora estudia y supone que abarcaría tres periodos: 1722/23 hasta 1726. Tras el cual, y después de una paralización de las obras, se reanudaría y habría dos periodos correspondientes a los cuatrienios: 1729-1732 y 1733-1737. (VIDAL BERNABÉ: 2004: 182). Concluyendo en sus estimaciones que: Hay que desechar, por tanto, la teoría tradicional de que se trata de un templo iniciado hacia 1642/1650. (Ídem: 181). Lo que tampoco nos encaja para nada estudiando “la actual configuración del templo”, como nos ha expuesto cinco líneas arriba (Ibídem), respecto de ese primer periodo que supone entre “1722/23 hasta 1726” y que nosotros establecemos entre 1722-1728 (AA. VV.: 2005: 71).21 Opinión, en suma, que desestimamos por desmentirla el examen de la propia obra de la Capilla, donde nos encontramos con una parroquial más antigua incluso que la nueva que se iba a reedificar para ensanche y más ámbito (con derribo para su reedificación, pues, de la “tradicional” que la autora desecha entre fechas de 1642/1650, y que nosotros llamamos intermedia). Por lo que sí tenemos una parroquial –conservada en gran parte– que es precisamente la anterior de la que nos es anulada, incluso. Como lo sería también la planta de aquella intermedia incluida en la actual. Pues tampoco matiza la autora los conceptos antedichos de reedificación y en qué modo afectó ésta a su planta y alzados, desatendidos en todos los sentidos para las dos parroquiales que aparecen entre 1722 y 1737 y con anterioridad a la actual. La historiadora lo deja, legítimamente, para “un próximo trabajo”. Pero respecto de las interesantes afirmaciones que nos intercala no nos proporciona las fuentes originales; sino que, tirando de nota en nota, nos llevan a un libro “en prensa” desde 1987, expuesto en 1990 con el título de Escultura decorativa del barroco alicantino. Véase (VIDAL BERNABÉ: 1990: 295).22                                                   21

La historiadora adelantó en su citado artículo un capítulo intratitulado como “… breve revisión de su proceso constructivo” y siempre en referencia a “la fábrica del actual templo parroquial” (por tanto solo a su última fase constructiva). En él tampoco nos advierte sobre examen alguno de la obra para su “próximo trabajo”. 22

Nuevamente se nos remite en 2004, respecto de las fuentes, a dicho libro sin publicar desde 1987 (VIDAL: 2004: 216-217). Esta vez como op. cit., en notas 68, 80, 84 y 94, sin referencia alguna antes del primer op. cit., lo que no es legítimo. O sea, sobre fuentes existentes en un

 

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En toda esta tesitura la autora acomoda la discordancia entre las fechas que dan la Noticia y Montesinos, “de cinco años”, pensando que “se debe a una contradicción más aparente que real”. No obstante, en argumentación de su conjetura y casación con lo anterior (aunque sea incasable de por sí una diferencia de años), supone acertadamente al decir: “En nuestra opinión pudo ocurrir que el templo se iniciara por la Capilla de la Comunión que forma pared mediera (sic) con la cabecera de aquel” (Ídem: 2004: 182). Por lo tanto, con conocimiento de todo ello, no cabe sino avalar a Montesinos nuevamente, ya que “el anónimo redactor de la Noticia circunstanciada…” nada “alude”, insinúa o manifiesta, respecto de un primer periodo de obras con anterioridad a julio de 1728 (en que se nos dice muy claramente que se prinzipió la obra), de lo que la autora sí nos sugiere y acopla en dicho artículo (Ibídem).23 En aclaración de las disparidades expuestas conviene decir que hoy sabemos con exactitud la razón de tales desavenencias. Por cuanto la Noticia circunstanciada no fue precisa en su cronología de fechas a la obra del conjunto o del templo, al omitirnos de dicho conjunto histórico-artístico unas obras que duraron seis años justamente: Lo que supone un 40% de su total, con idéntica exactitud: De julio de 1722 en que se compra la primera casa para los efectos de hacer Capilla de Comunión, hasta la fecha de julio de 1728 que dio para el principio de las obras (en todo efecto, pero para dicha reedificación de la nueva). Y en que acabada aquella Capilla, y finalizado este primer periodo, cumplió a su vez como parroquia provisional durante los nueve años que restaron para la conclusión definitiva del templo actual (exceptuando como sabemos el que no quedó exento hasta 1753).24 Omisión, en un “documento histórico” de 1739 –hay que decirlo–, que nos llevó en su momento a objetar la cronología dada por La Noticia con acierto (MARTÍNEZ CERDÁN: 2004b: 128-129 y 2004a: 105). Bien que en                                                                                                                                    libro inexistente desde 1987, lo que nos invalida su trabajo. Se trata sin duda alguna de la tesis doctoral inédita, de la que nos aparece en internet una ficha resumen con ese mismo título (U.N.E.D., Madrid, año 1986). Aquí con otro año, no es errata. 23

Lo que resulta más extraño es que entrando al periodo de un proceso no se adviertan y contemplen otras fases, que son contiguas a ese conjunto de “obra actual”.

24

Nótese en lo que ya venimos insistiendo y cómo, tarde o temprano, sólo la documentación de primera mano (notarial, eclesiástica, etc.) es la única capaz de precisar y enmendar de paso lo impreciso: lo que en definitiva son apreciaciones personales o descripciones como hace la Noticia y que siquiera vienen al caso de lo que en realidad va a tratar de por sí el documento: Cláusulas de vasallaje (señoríos), para lo que sí es un documento primario. (Con esto no se dice tampoco que todo él sea erróneo, sino que no es exacto a lo que aborda).

 

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consecuencia y unión de otros motivos de estudio como los estilísticos, que nos obligaban a retrotraernos precisamente en seis años. Por considerar dentro de un mismo equipo, acometida y cronología (lo que en realidad fueron dos etapas con dos subarriendos), la imposibilidad de una derivación formal respecto de lo escultórico en las portadas laterales y en sólo nueve años. Erróneamente esto último, hay que decirlo también, al contemplar en su momento un sólo subarriendo para esos nueve años.25 Todo ello, a la vez, a la luz de los nuevos datos confirmado, como ha fortalecido el análisis de las Visitas Pastorales,26 entre otras noticias más o menos anecdóticas, diversas a los periodos y escuetas, pero sí rigorosas por la fuente de que proceden. Especialmente al habérsenos despejado definitivamente la duda de los nueve años frente a los 15 reales para la construcción de las estructuras actuales en su última fase y lo que ello supone. Pues también aquellos seis años primeros de obra han de ser vistos no sólo para la efectiva construcción de la Capilla, sino como el inicio de un Plan para todo el conjunto, o bien como la apertura de unas obras a dicho replanteo general que eran necesarias para ensanche de la nueva que se iba a reedificar en fin de todo. Por lo tanto estando ya su edificación y perímetros incorporados al Proyecto. Compra de casas (implicando a todas y en los distintos años), demoliciones, límites, trazado de calles, etc.27 Planificación, en suma, que ha                                                   25

Cabe decir que la Noticia también informa de que las obras de este período se siguieron sin intermedio, por lo que hacía del todo posible una sola acometida y consecuente arriendo a unos mismos artífices, que imposibilitamos entonces claramente con lo estilístico, justificadamente retrasándolo, como ha resultado. Pero asignando erróneamente, en consecuencia, obra decorativa a aquel periodo anterior de 6 años que nos omitía. Lo que tampoco excusa nuestra interpretación (sí solo a fuerza de desentrañar un documento secundario e incompleto), ni el que hubiera de significar un solo subarriendo aunque lo posibilitara plenamente. (Resultando luego dos al segundo periodo de obras: 1728-1737. Dificultad de estas fuentes). Hoy sabemos claramente que se ejecutaron esos restantes 9 años de obra en dos etapas (1728-33 y 1733-37) y de aquí aquellas diferencias estilísticas en lo constructivo, escultórico y decorativo que estudiamos en su momento (Ídem, b: 122-127). V. t. del autor (Ídem, a: 103-104). 26

Véase (AA. VV.: 2005: 71-72).

27

Y podemos afirmarlo así desde la primera casa que se compra en julio de 1722, al arrimo de dcha Iglesia para el efecto de hacerse capilla de Comunión (MEJÍAS: 2000: 98 y 102). Lo que ya no podemos desligar a las entrañas de dicho Plan, consiguiente derribo y preparación del terreno, hasta comenzar obras en mayo de 1723, siguiendo a Montesinos por coherencia con estos datos notariales. El documento es claro y solo nos dice que se tome parte de una casa, subastando el resto, porque ha de hacerse Capilla (Ibídem). Lo que para nada implica que la capilla se hiciese sólo con esa casa, como que dicha parte de casa y al arrimo de la iglesia no fuese a otros menesteres: alineación, dependencias, etc. Lo que sí podemos deducir es que una

 

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comenzado por la Capilla, sí, pero también en toda lógica como funcional y primordial objetivo del Plan que se ha de ejecutar: Para que acabada ésta sirva de Parroquial mientras se termina la definitiva, como nos han clarificado las Visitas Pastorales.28 De aquí el que notemos esa desproporción de 6 y 9 años entre una y otra obra que llama a la atención, para dos construcciones que resultan por sí mismas incomparables en sus cronologías de ejecución o inversamente proporcionales a la magnitud constructiva de cada una: capilla e iglesia. A todo el objetivo planteado para el extenso ciclo que tratamos nos encontramos con tres parroquiales en Aspe con idéntica titularidad que, a inmediaciones las unas de las otras o contiguas, nos permiten abordarlas como proceso: La antigua de Santa María del Socorro, la intermedia y la actual: Correspondientes a las tres grandes fases de obra y de las que cronológicamente sólo conocemos con exactitud el inicio y final del ciclo (1602-1722/1737), desconociendo la fecha exacta del arranque de una nueva construcción para su fase intermedia, no obstante la gran afluencia de noticias que nos permiten asignarla con gran aproximación a ese periodo intermedio (c. 1650-1676), tanto por datos ya publicados como por otros nuevos.29 3. La obra de la Capìlla de Comunión: Una iglesia antigua remodelada al efecto: La antigua parroquia de Santa María del Socorro, testigo de un principio y final de ciclo.

                                                                                                                                   cosa está implicada con otra y ésta, a su vez, con otra mayor. Porque hoy sabemos que la actual Capilla es una iglesia antigua recortada a los pies y a su lado evangelio, acomodada (atípicamente a los usos de Sagrario o Camarín en el momento) tanto a los fines de Parroquia como a los de ultimar todo lo proyectado, como veremos. O sea, en consecuencia directa, sin duda alguna aquella casa a todos los efectos también del nuevo templo que se ha de reedificar. En este mismo sentido se expresó, poco después, Felipe Mejías (2004: 155), al referirse a un “plan director de obra”. 28

V. p. ej. (AA. VV.: 2005: 81). Debemos reparar que nuevamente nos es avalada por diferentes visitas una noticia de Montesinos para el año de 1730.

29

Todo ello en base a fuentes primordiales, y cuya erección o fundación en 1676 (que no terminación) está reforzada por una cita de Figueras Pacheco refiriéndonos a un Libro 2º de cuentas de fábrica. Lo que nos llevará obligadamente a contemplar la “práctica muy habitual y de uso contrastado” en la época de la dimidiación, para “edificación o reforma de las iglesias de nuestro entorno”, como ha apuntado recientemente Felipe Mejías (2004: 157).

 

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Así lo indicó D. José Montesinos tras relacionar las más antiguas parroquias de Aspe: Y lo que al presente es la sumptuosa Capilla de Comunión era la antigua parroquia de Santa María del Socorro.30 Lo señalamos ya desde el título, como si de una fuente esencial se tratara, al habernos sido avalada esta noticia por el análisis que hacemos de la propia obra, tanto en planta como a su exterior e interior. Pudiendo afirmar que no cabe ya confundir esta iglesia o parroquia antigua con la intermedia del XVII (igualmente antigua en el contexto temporal de obras respecto de la actual, como lo fue antiguamente en lo historiográfico y a los usos del término). Montesinos nos es avalado nuevamente por otro documento de primera mano como es la propia obra. Pues solo en referencia a la actual capilla puede ser entendida o nos cabe esta antigua parroquia que nos señala, por el sólo hecho de aparecernos tres construcciones religiosas en su última fase (17221737), todas con funciones de parroquia en algún momento: La intermedia del XVII (antes y entre 1722 y 1728); la Capilla de Comunión como parroquia provisional (1728-1737) y como construcción religiosa más antigua (planta de una iglesia) que durante su remodelación para esas funciones nos aparece como agregada o adosada a la anterior; y, por último, la actual: desde 1737 en adelante, pero con enterramientos en sus capillas durante el mismo periodo de obras, constatados al menos entre 1729 y 1735 (AA. VV.: 2005: 73-75). Coexistencia de la Iglesia vieja y la Iglesia nueva que a su vez expuso Martínez Español (Ídem, 37-38),31 quien cita a Mejías y Candela al encontrarse también con dos construcciones religiosas distintas.32 Lo que junto a nuevos datos por él aportados, le hace presuponer que el espacio que ocupaba la iglesia vieja no quedó totalmente integrado en el perímetro del nuevo templo, y que probablemente una parte del viejo templo afloraría hacia la calle Teodoro Alenda, e inmediato a la portada de la capilla de comunión, ya que es el costado de la Iglesia que recibe mayor escorrentía de lluvias, al confluir las aguas que vienen de las calles situadas a niveles superiores del terreno, para desaguar por la calle Sacramento hacia el “hondico” (p. 38).                                                   30

Vid. nota 5, en MONTESINOS (op. cit., f. 271). Vid. t. (MARTÍNEZ ESPAÑOL: 2004: 37).

31

Hay que precisar que con estos términos se está refiriendo el autor a dos construcciones religiosas y no a dos parroquias simultáneas.

32

El autor, aunque no nos da la página de la cita, deber referirse a la suposición de estos autores respecto a esta Capilla-Iglesia, cuando dicen: “De fechas similares serían el campanario, la cúpula y la capilla de la Comunión, aunque tal vez podría haberse salvado del derribo permaneciendo como vestigio del anterior edificio” (1998: 349).

 

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Sin duda, el impacto de tales escorrentías provocaría con facilidad un remolino de aguas sobre las sepulturas de las capillas suprimidas y ya en la calle, justamente en la rinconada que en su momento hubo con casa y capilla antes de abrir el citado Callejón de los Novios (Fig. 1). Fig. 1. Intervención de José María Martínez Gómez sobre planta de Cascales Blanes, A. M. En Mejías y Candela (1998: 347). Aunque el plano antiguo de 1890 no nos ha permitido mayor definición, hemos querido insertar la superficie del templo sobre el conocido callejero. Las diferencias son mínimas respecto a la actualidad (cfr. con fig. 12).

  Como la evidente insuficiencia de éste, para algunas avenidas al menos, probada luego en 1785 al volverse a destapar los huesos (Ibídem). Y tras la remodelación y recorte que se realizó en dicha obra, a los pies, alineando el hastial de la Comunión en un mismo murallón de obra con el paramento lateral del lado epístola de la nueva iglesia. Operación que nos evidencia de paso, sin duda, por la razón de hacerse primero la Capilla como obra separada, el mencionado “plan director” de obras. Y lo es así también por exclusión, en razón sólo de documentación primaria y legítima al encontrarnos con dos edificios antiguos durante esta fase final: La parroquial que nos aparece como adosada o al arrimo en 1722, desde el primer comienzo de obras y con funciones hasta 1728 en que comienza su reedificación; y la más antigua iglesia parroquial, entrevista en parte, que es como testimonio vivo la Capilla de Comunión que se remodela.33                                                   33

Lo que justificaría a Montesinos en aquel contexto temporal, aludido ya, respecto al término de Iglesia antigua (de la que el autor nos dice) que como va dicho, era toda de tapias, y de mala construcción, se demolió, y echó a tierra, de orden del Ilmo. Sr. D. fray Salvador José Rodríguez de Castelblanco (op. cit., f. 274). Vid. t. MARTÍNEZ PÉREZ (1984: s/pág.). Sin matización a Montesinos, siquiera, por el hecho de no haber entrado el historiador a ningún

 

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3.1. Examen de la obra actual de la Capilla de la Comunión: Planta y alzados.34 Un análisis de la planta de la Capilla de Comunión (Figs. 2-3) nos dice muy claramente que esta fue recortada a los pies y en todo su lado Evangelio (Fig. 4).35 Suprimiéndosele, durante el citado período de seis años en que queda como la conocemos,36 al menos dos naves a los pies con las consiguientes capillas, y cuyas cimentaciones estarán aún sin duda en la calle. La primera del lado evangelio, sin titularidad, ocupada probablemente por su antiguo

                                                                                                                                   proceso constructivo como sí lo hacemos nosotros. Pues el autor sí nos ha precisado en algún momento, como se ha visto, cuando nos habla de parroquia antigua respecto a la de Comunión. Demolición, por lo tanto, que iría referida en esta cita del autor a la Iglesia antigua –y parroquia– que se va a reedificar: la intermedia. En toda lógica también respecto a las condiciones de uso, cesiones, etc., de aquella primitiva parroquia que nos son desconocidas totalmente (lo que nos hace suponer, precisamente por ello, del abandono o cesión en que podía encontrarse a la sazón). Tengamos en cuenta que ésta nos es señalada por Montesinos solamente cuando ha sido alzada de nuevo tras su remodelación, como sumptuosa capilla y seguidamente a su relación de las antiguas parroquias de Aspe, como vimos: Santiago, San Juan y Santa María del Socorro (Ídem, f. 271). 34

Debemos este examen de obra, primero que se hace, al aparejador José María Martínez Cerdán (restaurador de la bóvedas del Convento de Franciscanos de Biar, Santuario de las Virtudes e Iglesia de Santiago de Villena), por sus inmediatas y acertadas explicaciones del conjunto –con desconocimiento, a priori, de las aportaciones documentales que teníamos–, así como la compañía de su hijo José María Martínez Gómez, estudiante de 5º de Arquitectura que nos ha señalado interesantes indicaciones a pie de obra y elaborado los dibujos de las capillas y las plantas a escala con el callejero. 35

Planta: Escala original 1/50, en Mª Carmen Pérez y Jaime Prieto. “Capilla de la Comunión de la iglesia de Nª Sª del Perpetuo Socorro”. Universidad de Alicante, Arquitectura Técnica, curso 1985-86. Publicada sin referencia en MEJÍAS LÓPEZ (2000: 96). V. t. en PÉREZ y PRIETO (2004: 28).

36

A. M. N. Protocolo de Pascual Pareja, 1729. Escritura de poder y gasto por los electos de la Capilla de Comunión a favor del Patrimonio de su Excelencia. Aspe 21 de agosto de 1729, fol. 110. De este documento se deduce que la Capilla “estaba rematada” totalmente en esa fecha como afirmó Felipe Mejías (Ídem, 98), aunque no cite la fuente por errata. El contraste de las Visitas Pastorales (AA. VV.: 2005: 71 y 80) con la Noticia Circunstanciada nos ha aclarado que la Capilla pudo estar acabada por julio de 1728, al tener que servir como Iglesia y cuando comenzaron de pleno las obras con la nueva.

 

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campanario desde 1628 (primera fecha en que sepamos de esto),37 y durante el tiempo que fuera la iglesia parroquial de Aspe hasta principios de la década de 1650 o años finales de la anterior, como ya señaló con criterio cierta historiografía en cuanto al inicio de nueva iglesia (por supuesto que con desconocimiento de todo lo anterior hasta 1602 y en toda lógica desde la perspectiva de entonces).38 (Fig. 5). Fig. 2. Detalle general del encuentro de la iglesia con la Capilla desde la bajante de Teodoro Alenda.

 

                                                  37   En la visita de ese año se dice dos campanas grandes en el campanario y son enumeradas siete capillas, lo que estaría indicándonos, quizá, el hueco de la torre a la frontal capilla de San Francisco (AA. VV.: 2005: 93-94). Señalemos como dato curioso que el campanario de la parroquial de San Pedro Apóstol de Novelda se finalizó en 1607, por el maestro Joseph Bernabéu, cinco años después de acabada la iglesia en 1602 (SALA CAÑELLAS: 1977: 3233). La ubicación de la torre campanario que aparece en fig. 5 es una mera suposición que sólo revelaría una prospección del terreno. 38

Principalmente a partir de CREMADES (1966: 69) y NAVARRO MALLEBRERA (1976: 224) y (1982: 251), como veremos más adelante al tratar de esta iglesia de la mitad del seiscientos. Respecto de las razones para su construcción y consiguiente dotación para esta iglesia, véase (MARTÍNEZ CERDÁN: 2006: 160-161). Añadimos aquí que otro de los motivos que pudo resultar decisivo fuera la epidemia de 1647-48, una de las que más destaca “sobre todas las que registran nuestros anales” y cuyos “mayores estragos se produjeron en Julio” – nos dice para la ciudad de Alicante Figueras Pacheco (1957: 203). Y, Sala Cañellas, sobre su virulencia: “que en Orihuela, solamente en un periodo de ocho meses, produjera 16.000 víctimas (…) el obispo Dr. Juan de Orta y Moreno, ordena que el día 5 de agosto, festividad de la Virgen de las Nieves [t. Figueras Pacheco, ibídem], se celebren en todos los pueblos de la diócesis solemnes funciones religiosas en acción de gracias al Cielo”, al remitir la epidemia (SALA CAÑELLAS: 1977: 98-99).

 

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Fig. 3. Detalle del lado epístola de la Capilla: Crucero y antiguas capillas de San Antonio de Padua y San Miguel Arcángel (s. XVIII).

 

 

Fig. 4. Obsérvese en el paramento de los pies la sección de las pilastras (cfr. al interior: figs. 6-7). Así mismo la reducción llevada a cabo en todo el lado evangelio con un ángulo de 1´51º (cfr. t. al exterior, con un ancho de 0´45 m, en fig. 11). Medidas exteriores 8´91 x 17´38 m.

 

 

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Fig. 5. Restitución aproximada de la iglesia antigua (1602-c.1650) con las siete capillas y campanario que aparecen en 1628 y cimentaciones a la calle Sacramento. Dibujo de José Mª Martínez Gómez (escala original 1: 150) añadido a la planta anterior.

 

A su interior también notamos, tanto en sección vertical como en sección horizontal por su eje, que las dos pilastras a los pies que permanecen aún in situ son testigos incuestionables de la operación llevada a cabo: como empotradas al muro y sin sentido en una obra nueva (Figs 6-7).

 

 

Figs. 6-7. Detalles de obra al interior de la Capilla de Comunión: Sección de las pilastras empotradas al paramento de los pies, testigos de la supresión de capillas a los lados epístola y evangelio, respectivamente.

Del mismo modo la reducción de todo el lado evangelio en su profundidad, tanto del crucero (en menor grado) como la de sus dos primeras

 

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capillas (aprovechando el arco de la tercera para comunicar mediante escalón de tres peldaños la segunda capilla con la actual iglesia, en un desnivel de 54 cm), nos evidencian el tipo de obra llevado a cabo en esos seis años en esta iglesia antigua. Y cuyo pavimento se encuentra hoy por debajo del nivel de la calle, lo que no debemos pasar por alto puesto que es donde mayor afluencia de aguas recibe ese costado de la iglesia, resultando totalmente inapropiado sin duda –el también escaso desnivel de entonces–, para una obra nueva desde sus cimientos, por evidentes razones históricas que hemos visto. (Figs. 8-9-10).39

  Fig. 8. Acceso a Iglesia nueva con desnivel de 54 cm, por la que fue segunda capilla del lado Evangelio (s. XVII), contigua a la antigua de San Felipe de Neri (s. XVIII) y actual de la Virgen de Fátima.

  Fig. 9. Detalle de situación. Encuentro de las capillas citadas.

 

                                                  39

La puerta de estilo rococó, de la que observamos detalles en figs. 7-8-9 y por la que se accede a la iglesia desde la Capilla, es casi idéntica a una hoja de puerta que se encuentra actualmente en dependencias del campanario, la cual estuvo colocada como frontal de altar hasta no hace mucho. Vid. en bienes muebles: http…cult.gva.es/dgpa/ (Nº SVI: C010300000547). Área de Patrimonio Cultural (Muchos datos de estas fichas no están actualizados).

 

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   10. Detalle general del lado Fig. evangelio de la Capilla. Nótese el reducido crucero.

     11. Encuentro de ambas obras. Obsérvese Fig. la diferencia con que rematan los dos aleros de iglesia nueva. En el inferior vemos la testa de una pared sobre la medianera a cartabón y adosada al esquinal, justo hasta el encuentro con la cabecera (v. t. desde otro ángulo, en MEJÍAS: 2004: 158 y 165, 2 láms.).

También, en estudio a pie de obra de los detalles constructivos al exterior de la Capilla y en unión con la iglesia actual (en calle Sacramento), encontramos el levantamiento de una pared medianera cuyo frontis a la fachada es de una anchura de unos 45 cm. Obsérvese la continuación de su testa junto al esquinal de la iglesia y al extremo del alero de la capilla. (Fig. 11). La cual está realizada, como vemos en planta, a cartabón o falsa escuadra con una desviación de 1´51 grados –con fábrica de ladrillo (vid. PÉREZ y PRIETO: 2004: 25)– y en pérdida total hasta el enorme machón o pilar de fábrica rectangular (P) señalado en planta (v. en fig. 4). Donde éste machón podría resistir el empuje de las distintas fuerzas en derredor, tras la supresión y durante la operación de las obras. Soportando así, en su parte más ancha aquel muro medianero, la posible eliminación de contrafuertes exteriores (aunque nada

 

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podamos saber de esto sin ningún tipo de prospección). Como también de una muy posible reducción en la profundidad de las capillas originales, de un metro cuando menos en nuestro parecer, por la angostura para sepulturas y estrechez que presenta en toda su configuración de planta esta iglesia, si consideramos las del lado epístola como originales (cfr. fig. 5). Pero seguramente innecesarios aquellos contrafuertes por la escasa luz de su bóveda (de 4´70 m. aprox. entre pilastras), debido al enorme grosor de éstas. (Como tampoco podemos saber de la anchura de sus muros laterales en su origen y tipo de contrafuerte). Iglesia que pudo ser, por tanto, sobre contrafuertes interiores. Cuestiones, todas éstas, que no nos impiden formularlas como hipótesis dentro del proceso de sus fases, pero que sí nos advierten sobre el cuidado a tener en futuras prospecciones al exterior, o maniobras de cualquier tipo en el subsuelo de la calle. Concretamente hacia los pies de la capilla, como se observa en el plano escalado con el callejero (Fig. 12). Pues es bien claro que nos podría proporcionar perfectamente las dimensiones de aquella iglesia, como desvelarnos en consecuencia los datos que arriba suponemos, entre otros añadidos. Pared a cartabón que permitiría, a su vez, esencialmente, la escuadra del sitio demarcado para el ensanche de la iglesia nueva que se iba a reedificar. Con esquinales de arenisca que arrancan desde el zócalo a ambos lados de esta nueva iglesia en unión con la medianera de la Capilla al lado epístola. Y, por el otro, con dependencias o sacristía vieja o provisional, respetada en aquel recorte de 1722 hasta lo que es escalera en planta, en encuentro con sacristía nueva. (Es en derredor a esta sacristía vieja, a interior y exterior, donde asoman las obras más antiguas del templo). Sin sentido, por tanto, dicha sillería para un mismo levantamiento de murallones como observamos en las imágenes (Figs. 13 y 14). Todo lo cual, unido a su vez a la ausencia de zócalo de arenisca en la Capilla, que sí encontramos en todo el perímetro de la nueva, nos aclara que fueron dos obras separadas, aunque continuada la una tras la otra –dentro del mismo Plan– como también se deduce de la documentación. Escuadra de un muro medianero, para dos construcciones perpendiculares y cabeceras contiguas –como hemos expresado de otro modo–, que busca la paralela con el antiguo hastial o fachada principal para la nueva reedificación. Respetando de este modo, fundamentalmente o de por fuerza, los enterramientos documentados en las capillas (con derecho de jus sepeliendi en

 

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Fig. 12. Escala de iglesia y recorte con callejero actual: Intervención de José María Martínez Gómez (Mejías y Candela: Ibídem). Obsérvese la antigua bajante de aguas hacia el río Tarafa, desde Teodoro Alenda en dirección a Genaro Candela. Es muy probable la existencia de una replaceta que suprimiendo el cantón de manzana que incide sobre la fachada y torre suprimidas, abarcaría hasta la actual calle Desamparados en dirección a la antigua Puerta de Alicante (orientación Este).

 

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Fig. 13. Desde calle Genaro Candela: No hay sillería en encuentro de Crucero con Sacristía por pertenecer a una misma obra, sino sólo en lo que verdaderamente es esquinal. Sí la encontramos en Fig. 14, desde calle Santo Tomás y en unión con sacristía vieja de Capilla, por haberse realizado separadamente.

1667 y 1668) hasta las mismas fechas en que se está reedificando la nueva.40 Y al tener que hacerlo sobre una planta con anterior cimentación, por tanto con ésta integrada en la actual. Ya que otra demarcación del sitio, que no contemplara los anteriores paramentos y sus cimentaciones (en razón de la desviación de 1,51º de la medianera, o sin escuadra), hubiera pisado las sepulturas al lado evangelio; recayendo así la nueva cimentación sobre las fosas de los carneros a ese lado y, consecuentemente, saliendo ésta más a la calle en la Epístola. Sepulturas que sin duda estarán bajo el pavimento que se colocó en 1954.                                                   40

V. (MARTÍNEZ ESPAÑOL: 2004: 46). Ya señalamos que durante las fechas en que se está construyendo la nueva iglesia se sigue enterrando en ella, documentándose enterramientos entre 1729 y 1735 (AA. VV.: 2005: 73-75).

 

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3.2. La parroquia de Santa María como inicio del ciclo estudiado: 1602-ca. 1650. En referencia al contexto histórico de sus inicios nos encontrábamos con una iglesia nuevamente fabricada en 1602 sobre otra anterior y más pequeña de Santa María, su precedente inmediato y antigua Mezquita.41 Joaquín Martínez Valls, en su trascripción de la Erección de Curatos en los lugares de moriscos del Obispado de Orihuela (Expediente de 1597),42 realizado durante el episcopado de don José Esteve Juan, nos dice en referencia a Aspe: “Hay iglesia parroquial con la invocación de Santa María, que es la misma que antes era mezquita (...). (p. 256). Como la iglesia es la antigua mezquita y amenaza ruina por su antigüedad, se pide que se edifique otra nueva y una vez concluida se derribe la antigua mezquita pasando sus bienes a la parroquia nueva, y la administración a cargo del Ecónomo y Rector.” (p. 257). Y, así mismo, en la traducción de la bula de Clemente VIII Apostolici Muneris... –expedida en 28 de mayo de 1602, primer libro de Mitra, folio 181–, realizada por el presbítero Don José María Navarro, se dice: “En ella está la Iglesia Parroquial bajo la invocación de Santa María, es decir, la que en otro tiempo fuera mezquita de los moros, según se demuestra de su propia estructura (...) Y porque la Iglesia en la cual hasta el presente el Pueblo se reúne y se celebran los Divinos Oficios en otro tiempo era Mezquita de los moros, según parece evidente de su propia arquitectura y por razón de la antigüedad amenaza ruina, en el mismo sitio se edifique una nueva Iglesia según sus propios diseños y a expensas de la Universidad, edificada la cual, la vieja Iglesia, en otro tiempo                                                   41

A esta nueva iglesia es trasladado el Santísimo en procesión desde la iglesia de San Juan. En 1602, por la Visita de don José Esteve, cabe deducir que ha cumplido con la función de parroquial mientras han durado las obras de la nueva iglesia fabricada por un gasto por trasladar el Santísimo (f. 6): dos cents reals per ajuda als gastos que se ha fet en la festa de la benedició. Proveyendo y mandando el Obispo en 2 de diciembre de ese año que hagan Hospital (f. 6v). Véase en Apéndice documental 1.

42

“Los moriscos de la diócesis de Orihuela a finales del siglo XVI y legislación particular canónica sobre los mismos”. En AA. VV. Anales de la Universidad de Alicante. Facultad de Derecho, nº 1, 1982, pp. 243-272.

 

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Mezquita, sea destruida totalmente sin que permanezca vestigio alguno”.43 Con idéntica fórmula se expresa el documento que nos trascribe Vicente Sala Cañellas (1977: 140-142) para la villa de Novelda, que con fecha de 28 de mayo de 1602 erige por Bula del Papa Clemente VIII en Rectoría la antigua iglesia y anterior mezquita de La Natividad de la Virgen María o Natividad de Nuestra Señora. Parroquial noveldense que precede a la primitiva y actual de San Pedro Apóstol, desde 1602 ya en el mismo emplazamiento. Edificando luego en el solar de aquella anterior la ermita de San Felipe hacia 1630). Las poblaciones que da Martínez Valls para esas fechas son de 456 vecinos para Aspe y de 500 para Novelda (Ibídem). Sala Cañellas expresa en su trascripción, para 1602, la de 500 vecinos o casas (Ibídem), quedando reducida en Novelda, tras la expulsión de los moriscos en 1609, a unos 400 habitantes (Ídem, p. 90). La cifra de 456 vecinos para Aspe es idéntica a la que nos da Vidal Tur (1962: 503), donde nos dice que había 70 casas de éstos (cristianos viejos), mientras que se contaban 386 casas de “cristianos nuevos”.44 Señalamos esto en cuanto a posibles comparaciones entre ambas villas y sus iglesias, ya que sus poblaciones fueron muy similares hasta el primer tercio del siglo XVIII. En 1712-13 (Campoflorido) se cuentan 353 vecinos para Novelda y 453 para Aspe; en 1730 (Equivalente): 495 y 508; y en 1768 (censo de Aranda): 4.635 y 4.192 habitantes respectivamente.45 En tal contexto histórico, respecto de las primitivas iglesias de San Juan y Santa María, como asiento de antiguas mezquitas en Aspe, tenemos la

                                                  43

Curato de la Iglesia de Aspe. Su erección y renta (1602). En ASPE. ANTOLOGÍA DOCUMENTAL (1982: 1-6).

44

V. t. (MARTÍNEZ ESPAÑOL, 2004: 31-32). PLÀ ALBEROLA (1985: 22) da para 1609 un vecindario de 570 en Aspe y 560 en Novelda. También (CREMADES CAPARRÓS: 1998: 215) da para Aspe en 1609 una población de 570 vecinos (según Henry Lapeyre). Según carta de 20 de octubre de 1672 al cabildo de Aspe de su abogado Juan Bautista Segarra, residente en Valencia, su población “al tiempo de la expulsión, y antes de ella se componía de quinientos vezinos, y que destos, los sesenta eran christianos viejos, y los quatrosientos cuarenta Nuebos, o, moriscos” (Mà de Consells..., op. cit., f. 371).

45

V. En (PÉREZ MEDINA: 2005: 125). Cfr. p. ej. para Aspe, con distintas fuentes, en (CREMADES CAPARRÓS: 1998: 217): 454 vecinos en 1705, 453 en 1712 y 505 en 1735.

 

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información que nos proporcionó Vidal Tur, con desigual información que Montesinos y con distinta fuente aunque no las refiere concretamente:46 (…) dedicando la mezquita que fue de los “Alarbes” (…) “a la Soberana Aurora María Santísima”.47 Otras dos mezquitas fueron también transformadas en templos cristianos por Don Jaime el Conquistador: la que estaba en el Montepío de Granos (hoy Casas Consistoriales), que puso bajo la advocación de San Juan (…), y también la del Aljau, en el partido rural aún hoy llamado “de la Mezquita”, que se abrió al culto bajo la advocación del Apóstol Santiago. (Ídem).48 Posibilidades, en cuanto a sus estrictos emplazamientos, que debemos contemplar por ser lo único que tenemos por el momento, aunque nada documental hayamos encontrado que lo avale salvo aquella noticia de Montesinos que encabeza el capítulo 3 (Recuérdese que las afirmaciones del historiador oriolano nos han sido avaladas, a posteriori, por cuanta documentación de primera mano hemos comparado, inequívocamente para su última fase: 1722-37. Lo que implica que la consultó sin duda por las fuentes y precisiones que refiere). Sin embargo sí debemos decir que no hemos encontrado objeciones a dicha ubicación que se sostuvieran con el más mínimo argumento (aunque hayan sido solamente orales), sino sólo porque sí y en desconfianza de lo único existente.

                                                  46

No obstante, al hablar de Aspe, lo primero que hace en nota 1 sobre el título de Parroquia de Nuestra Señora del Socorro es este agradecimiento: A la amabilidad de Antonio Giménez Puerto, Juez de Aspe, debemos la mayoría de los datos de esta descripción (Ídem, p. 502).

47

Alarbe: Del ár. hisp. al‘aráb, y este del ár. clás. ‘arab, árabes, beduinos.1. adj. árabe. Apl. a pers., u. t. c. s. 2. m. Hombre inculto o brutal. U. m. en el panocho murciano. (DRAE). Montesinos visitó sin duda las ermitas que refiere, pero en el siglo XVIII. Las tres únicas ermitas de Aspe, constatadas en documentación del siglo XVII hasta el momento, son la de San Juan, la del Hondón y Concepción (extramuros). Las visitas no coinciden con Montesinos en cuanto a lo de tiempo inmemorial. Conviene decir que este autor, como ocurre a otros historiadores al remontarse a tiempos más pretéritos (Vasari o Palomino, p. ej.), no resulta igual de fiable, en toda lógica.

48

Aunque a este respecto se ha contemplado principalmente a Manuel Cremades (1966: 30, 37, 69), este autor siguió sin duda a Vidal Tur, con algunas frases calcadas (cfr.), y a quien cita, como a Figueras Pacheco, pero en otras partes de su libro. Vid. t. (AA. VV.: 2005: 15).

 

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La orografía del terreno tampoco impide ese emplazamiento aunque resulte de todas imposible de saber, como vemos que demuestra en parte el plano callejero (Fig. 12), si éste es visto en relación al recorte hacia los pies que se le hace a esta antigua iglesia; y, a su vez, respecto a las obligadas intervenciones de que se vieron necesitados en 1753 abriendo Callejón (insuficientes como ya vimos, incluso, para 1785).49 Debido sin duda a que aquella primitiva bajante de aguas fue tapada por la iglesia (claramente en el replanteo que se hace en 1722, pero sin saber de ello con anterioridad). Por lo tanto –lo que resulta quizá más importante– es que no tenemos ninguna otra ubicación para el arranque de la precedente parroquial a esta nueva de 1602 y antigua mezquita, por el momento, mas que la que nos proporcionan, de un lado, la propia obra de la Capilla como la construcción religiosa más antigua que se nos ha conservado en Aspe (solar, ubicación) y, de otro, las noticias expuestas. También una cala (Fig. 15) realizada hace unos años por el maestro de obras Daniel Erades,50 en un tabique situado en las trastiendas de la girola del presbiterio, al Evangelio, aprovechando para trastero los huecos del retablo dieciochesco que fue adosado con planta mixtilínea a la cabecera plana del templo; podría, quizás, conectarnos con obras más antiguas de poder penetrar e inspeccionarlas mayormente.51 Pues la casualidad, al ampliar una fotografía de la situación de la pared, hizo que encontráramos los restos de lo que parece en la imagen una cornisa labrada en piedra (Fig. 16), la cual asoma trabada al tabique donde se apoyan los tirantes de madera que sostienen la armadura posterior del retablo mayor del siglo XVIII.

                                                  49

(MARTÍNEZ ESPAÑOL, 2004: 38). Y al volverse a destapar los huesos de los fieles que se hallaban enterrados en la iglesia antigua [que] se sacaron de ella al tiempo de dar principio a la nueva [1728] y se hallan amontonados y arrimados a la pared del crucero de la capilla de la Comunión (…), mandamos se entierren dhos. huesos en lugar sagrado haciendo una oya en el sitio que quedo de la iglesia antigua… en la fecha de 1734 (AA. VV.: 2005: 82). Al parecer, por lo que se deduce del documento y las fechas, estos restos estuvieron esperando otra nueva sepultura durante seis años y se actuó con toda brevedad (…) por la detención que hacen las aguas y no ser decente. 50

Maestro que conoce muy bien la obra de esta basílica por sus diversas intervenciones y a quien debemos agradecer sumamente todo su conocimiento e informaciones que nos ha proporcionado; siempre atento e interesado al conocimiento de la obra. 51

Véase también a este respecto, para distintos detalles de obra en la Capilla, MEJÍAS y CANDELA (1998: 353).

 

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Fig. 15. Cala en el tabique que se alza hasta el artesonado. Fig. 16. Ampliación fotográfica donde remata el tabique en que se apoyan los puntales que soportan la armadura posterior del retablo.

Fig. 17. Al interior de la cala. Fig. 18. Viga tirante que atraviesa el interior del recinto.

  Ello nos hizo visitar la cabecera, donde se observa un gran hueco embastado con yeso, abovedado el recinto con ladrillos macizos desprendidos en su mayor parte (Fig. 17) y atravesado por una viga-tirante de fuerte madera como las utilizadas “para sostener y asegurar las fábricas”, trabando el hueco (Fig 18). La planta plana de la cabecera, a ambos lados, con toda la decoración original tras su acabado en 1737 (Fig. 19), por ser idéntica a la que continua al exterior, aunque ésta última esté decorada ya con las típicas imitaciones de

 

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mármoles y jaspes al gusto neoclásico de finales del siglo y principios del XIX (Fig. 20).

Fig. 19. Capiteles y cornisas estucados, sin decorar, tras el retablo mayor. Fig. 20. Detalle del retablo mayor con estucos dorados y artesonado de la bóveda con decoraciones imitando mármoles.

Y cuyos sillares de arenisca en cornisas y pilastras, sólo cúbicos pero moldurados de estuco para su posterior decoración (Fig. 21),52 fueron rozados a pico para dar plena cabida al retablo que se le adosó hacia 1750 (Fig. 23). Asimismo el pavimento antiguo del presbiterio (1737) ajedrezado de azulejos blancos y azul lapislázuli, en idénticas dependencias, pero a la Epístola (Fig. 22). Cabecera donde se abrió muy posteriormente una gran concavidad para albergar a su titular, cuando se planea el actual retablo mayor de la basílica y donde por falta de espacio se tienen que sobrepasar los dos muros medianeros                                                   52

Por este detalle sabemos que tal decoración sobre la escayola (yeso espejuelo calcinado) no llegó a producirse tras su acabado en 1737, sino muy posteriormente, seguramente cuando se doró y jaspeó el retablo. Pues la fecha de 1808 que figura en su cartela podría indicarnos que fue reformado al gusto neoclásico, tan en boga a finales del siglo XVIII y principios del XIX (v. SANTAMARÍA y GARCÍA-SAUCO: 1979: 38-41, con profusa documentación al respecto).

 

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Fig. 21. Obsérvese el desconchado del estuco sobre la arenisca. Fig. 22. Pavimento de azulejos.

Fig. 23. Obsérvense las cornisas de arenisca rozadas a pico para dar cabida al retablo y el artesonado de la bóveda, idéntico que al exterior pero sin decorar. Fig. 24. Nótese la caja en saliente de forma medio hexaédrica hacia la mitad del arco toral de la cúpula de la Capilla de Comunión.

que separan ambas construcciones. Entrando la parte posterior de la gran hornacina en caja convexa de forma semi-hexaédrica, de casi un metro, bajo el arco toral en el crucero de la Capilla (Fig. 24). Donde la pared a cartabón que señalamos antes se pierde y casi coinciden, en planta también, el centro del presbiterio con el centro de dicho crucero. (v. t. en planta, fig. 12).

 

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Cabecera, pues, donde continuaría seguramente el retablo del XVII, dedicado en su origen por lo que se deduce de toda la documentación conservada, a Nª Sª del Socorro, titular sin duda en su hornacina central a las fechas (San Juan y San José claramente como cotitulares), y el cual debió ser trasladado a la actual capilla antes de 1757 (o a inicios de esa década), cuando sabemos que ya se está esculpiendo el nuevo, adquiriendo a partir de aquí la titularidad de San Juan Bautista.53 De esta iglesia antigua hemos sabido que en 1602 se subastan en la lonja de la villa sus tres primeras capillas, que se adjudican por apagamiento de candela a los Montero (80 ls.), y las dos primeras de la Epístola a los Torner y Gumiel por 80 y 70 ls., respectivamente (AA. VV. 2005: 85-86). No obstante, la falta de posteriores visitas pastorales, hasta 1621 que es la siguiente, como de otro tipo de documentación vinculada, sólo nos permiten una breve relación: En 1611 es nombrada como Ntra. Sra. del Socorro en la Carta Puebla.54 En la visita de 1621 por el obispo Andrés Balaguer no se relacionan las capillas de la iglesia y solo manda a los mayordomos de la Cofradía del Rosario –al tomarles cuentas– que se queden con los ingresos porque “se ha de hacer un retablo en dicha capilla de Ntra. Señora del Rosario”. En la siguiente de 1628, por el obispo Bernardo Caballero de Paredes, ya se enumeran siete capillas y dos campanas grandes (Ídem: 93-94). En la de noviembre de 1637, por el obispo Joan García Arles no se nombran capillas por la ruina que amenaza, siendo apuntalada para que no ocurriera una desgracia, estando la iglesia: (…) tan derruida y todo el techo tan abierto que conforme las relaciones de muchos expertos y personas entendidas esta con evidente peligro de caerse y asolarse y hasta ahora nuestro señor ha sido servido de sustentar dicha iglesia de aquella manera para que no sucediera una desdicha… (Ídem: 69).                                                   53

Vid. (MARTÍNEZ CERDÁN: 2006: 158-166). En los laterales de la planta del altar mayor de la Capilla observamos un retranqueo a la Epístola que no existe al Evangelio, lo que podría indicar probablemente que la planta de 4,80 m de largo, como el ancho del retablo, se ajustó forzadamente a la anchura de éste, como lo parece en altura por excesivamente ajustado o comprimido. Lo cual abunda, como otros detalles estudiados, en que no fue una obra para dicha iglesia; sino que ésta, en su remodelación, se adaptó ya para tal circunstancia y a la vista de una nueva y grandiosa cabecera para la devoción a su titular, dedicando ya aquel a San Juan Bautista. Véase a estos respectos (Ídem: 164, t. nota 28). La reducción en 1, 51º, dando mayor anchura al crucero de la Capilla que a sus pies, permite asimismo un mejor encuadre o centrado del altar mayor y su retablo.

54

 

Carta Puebla de Aspe 2 de mayo 1611. En ASPE. ANTOLOGÍA DOCUMENTAL (1982: 11).

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Dos años después, en la visita de octubre de 1639, por el mismo obispo, se enumeran capillas nuevamente. De esto podemos deducir que hubo de ser reparada sustancialmente. Pues de igual modo en todo, con idéntica ubicación y advocación de las capillas, son citadas en 29 de diciembre de 1642. Será en la siguiente visita de 10 de octubre de 1647, cinco años después y por el obispo Juan de Orta y Moreno, cuando notamos en estudio de las capillas en planta que son mencionadas por vez primera las ocho que la configuran, con la de los Santos Médicos ubicada en su lugar correspondiente: 1ª a los pies del Evangelio (Ídem, cfr. en pp. 94-95).55 Sin embargo, esto que señalamos no entraña en ningún sentido nueva construcción de iglesia y sólo pretende ahondar en la justa localización de las capillas en planta. La intención de los visitadores respondió principalmente a la provisión, decencia y ornato de éstas, que nosotros ponemos en relación con la benignidad o consentimiento de las amonestaciones que anotaron. De aquí, casi con toda seguridad, que al no poder o no tener por qué nombrar lo que no existe o se encuentra en cese (unido también a lo que resulta un claro incumplimiento o demora por parte de los visitadores en cuanto a los plazos fijados para decomisarlas), se produzcan esos “saltos” o des-ubicaciones extraños. Lo que nos hizo situarlas como figuran en los gráficos y atendiendo en estricto rigor al orden como se mencionaron en los recorridos, a pesar de su descolocación (Ídem, gráficos: 94-97). Creemos que lo aclara la propia cita que nuevamente reproducimos, no advertida entonces por nosotros en aquel primer análisis de las capillas, como quizás también por la dicha benignidad o tardanza en la ejecución de los mandatos.56 Así, nueve años después, en la visita de 1691 se dice para la capilla de los Galinsogas, colateral a Santos Médicos: (...) por quanto en la visita del año 1679 fue mandado so pena de comiso que dentro de quatro meses hiziesen altar y retablo y demás (...) y en la visita pasada hallando por hazerse y cumplirse lo sobre dicho,                                                   55

También en 1632 encontramos ocho capillas (Ídem, 94), pero de modo claramente inusual, con cinco al lado evangelio y un cambio frontal en la de San Francisco, quizá obedeciendo a motivos más fáciles de entender, como obras o arreglos, ya que resulta eventual. 56

Como también por los diversos cambios de capilla (y devoción) que observamos con la familia Galinsoga: patronos de la de San Luis en 1647 (San Gregorio tachado), 1652 y 55; de San Francisco en 1667; nuevamente como patronos en la anterior de San Luis, pero mencionada en 1679 como Sepultura de los Galinsogas (es el único caso en que se designa así a una capilla, pues en todas se nombra advocación); y otra vez para San Francisco en 1682, siendo ésta la última mención a dicha familia, junto a la que reproducimos arriba.

 

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cuando por benignidad no declaramos por desierto dicha Capilla (...) y aun hasta ahora no se ha executado (...) declaramos aver perdido los dichos Galinsogas el derecho y establecimiento de dicha capilla. (Ídem, 91). De lo que podemos deducir, en relación a dichos establecimientos para las capillas en planta, que la de Santos Médicos (4ª al Evangelio y siempre de los Cremades) sólo estaría “descolocada”, lógicamente, cuando ha sido decomisada su colateral o sus patronos han renunciado a su derecho. Parecidamente ocurre con la del Nombre de Jesús, de los Duques de Maqueda en 1628, quienes pueden haber renunciado a ella o haberla cedido a la Cofradía del mismo nombre (también es llamada del Santo Cristo desde 1647). Cofradía que será patrona, que sepamos, desde 1632 hasta 1667, en que desaparece ya cualquier mención ella y su capilla en las Visitas hasta la fecha de 1698 (última visita de las conocidas donde se nombran patronos). Reapareciendo nuevamente con el Nombre de Jesús, pero ubicada como 2ª al Evangelio, –en 26 de enero de 1698 en el Libro de la cofradía del Dulcísimo Nombre del Jesús de la Villa de Aspe (1618-1806)–; y al haber renunciado el poseedor de la capilla de los Valeros, dedicada al Socorro, como consta aún en la visita de ese año, aunque lo sea con fecha de 15 de junio (Ibídem).57 Puesto que resulta bien explícito de la causa seguida en el tribunal de la Gobernación lo que se manifiesta, tanto de los testimonios aportados por varios eclesiásticos como del auto o resolución judicial (siempre en referencia a 1667).                                                   57

El caso no deja de ser extraño, pues la advocación continúa al Santo Cristo 20 años después y se mantiene localizada donde la había tenido (1ª al Evangelio). Ya que en 20 de agosto de 1667 es concedida al Ldo. Francisco Galvany y los suyos una capilla del Santo Cristo puesta y situada en la plana del presviterio (…) la qual jamas ha estado establecida (MARTÍNEZ ESPAÑOL: 2004: 42). Concediendo el obispo Joseph Verge licencia para abrir, y cavar un vaso, en el dicho suelo Capilla delante de dicho Altar, y enterrar en el vuestro cuerpo y de todos los arriba nombrados como esta dicho (Ibídem). Y, por otro lado, en la visita de 1667 se dice que la Capilla donde está fundada la Cofradía del Nombre de Jesús es del Ldo. Galvañ (AA. VV.: 2005: 89). También aparece en varias ocasiones con el Nombre de Jesús en los testimonios aportados en el proceso seguido diez años después. (A. M. O. Serie Gobernación Legajo nº 73/13. Ferma de dret posada davant (…) de el Gdor de la presente Ciudad de Oriola per lo Lido. Franco Galvan primer Rector de la Vila de Asp, Orihuela, 28 de Abril de 1677, s/f.). Por lo que no se entiende bien el que jamás ha estado establecida al pertenecer a la Cofradía desde 1632; como no sea ya, dicho establecimiento, en cuanto que nueva ubicación, como veremos seguidamente.

 

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Así se expresa en un testimonio firmado por Joseph Tormo, ministro del convento de la Santísima Trinidad de Orihuela: Doy permiso al Padre fray Joseph Rodríguez (…) para que pueda prestar Juramento en el tribunal de la Governación Civil de dha. Ciudad de Orihuela para que diga lo que sabe en el derecho que tiene a la capilla del nombre de Jesús en la Parroquial de Aspe franco Ganban Retor (…). Y quien en este juramento la sitúa en la plana del presviterio a la ma dreta sot invocacio y honorificiencia del nom del Jesús (…). También con la misma ubicación e invocación indica esta capilla el Ldo Thomas Serda prevere Rector de la Iglesia parrochial del Glorios Sent Jaume de la villa de Albatera (…) intitulada lo nom del Jesús (…). Por el mismo auto o resolución judicial citado sabemos que le fue admitida al proponente Francisco Galvañ: (…) la pnt. ferma de dret, y manat a quals sevols perturbants que sot pena de Cinch Centes Lliures de moneda del pnt. Regne y altres al arbitre de Vmd. no inquieten ne perturben al prop.t [proposant o proponent] en dita quieta pasífica y titulada posecio (…). De sus parientes sabemos, por último de la causa, que: (…) en seguida de dita Concesio estan soterrats en lo Vas de dita Capella, e per conseguent desde el temps damunt dit (20-08-1667; Ídem, s/f.). Por lo que se desprende de todo el proceso podemos deducir que se trataba de aquella misma capilla que poseía la cofradía del Nombre de Jesús desde 1632 hasta 1655 al menos (desde 1647, como vimos, dedicada al Santo Cristo al igual que en la concesión de 1667 al Rector y nombrada también en otra parte del auto como del Sant Crusifixií). Por lo que quizá fuesen algunos cofrades las personas que molestaron el derecho del Rector, y cuya causa se resolvió a favor del que fuera primer rector de la parroquial de Aspe desde 1671 a 1678.58                                                   58

(MARTÍNEZ ESPAÑOL: 2004: 33). En la concesión que le hace el obispo don Joseph Verge en 1667 aparece este Rector como Pro. Vicario temporal de la villa de murviedro de la Diócesis de Valencia (op. cit., s/f.).

 

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Y, de otro lado, por el testamento de Francisco Galvañ (†1686) sabemos que se enterró en un lugar distinto al de sus parientes y contrariamente a lo previsto en el jus sepeliendi de 1667: En una iglesia con crucero y debajo de la lámpara: Item vull y es ma voluntat ser soterrat en lo pla del crusero desta parroquial davall la llantia del altar major revestit lo meu cos ab lo abit de Sent Pere, amito, alba, singulo, maniple, estola y casulla de tafetá verd (ilegible) propia dins de un ataud aforrat de vayeta negra con axi a mi placia (...).59 La comparación de tales testimonios resulta relevante por cuanto en ese intermedio aproximado de 20 años (1667-1686) tendríamos la configuración de dos plantas distintas; lo que justificaría aquella “contradicción” que nos aparecía de que jamás ha estado establecida: Una iglesia con altar mayor y cuatro naves entre tres arcos fajones (con la susodicha capilla en la plana del presbiterio y a la mano derecha); y otra igual a la que se le ha añadido un crucero (alargando la iglesia y retrocediendo el presbiterio), ocupando aquella capilla “distinta” posición en planta: primera al Evangelio tras el crucero. Con la ampliación de esta iglesia encaja también la erección, fundación o institución en 1676 de la iglesia que nos mencionan Figueras Pacheco (1915: 1.016) y Vidal Tur (1962: 505) en atención a un Libro 2º de cuentas de Fábrica de la parroquia. El mismo año que señaló Manuel Cremades para su terminación, si bien faltaba mucho, de la parte decorativa, en el retablo y en las capillas (1966: 70). Con todo lo expuesto, y en revisión al estudio de las capillas en planta (AA. VV.: 2005: 94-97), tendríamos una ajustada localización de éstas contemplando las dos plantas antedichas dentro de un mismo esquema (Figs. 25 y 26).60

                                                  59

A. M. E. Protocolos de Joseph Mazón 1686-1687. Testamento de Francisco Galvañ. Aspe, 3 de Agosto de 1686, f. 149. [Llàntia: cat: Luz constituida por un depósito donde va un líquido combustible y una mecha sumergida en el líquido que produce una luz débil. Por extensión: Làmpada: Lámpara]. 60

Con la salvedad indicada en el esquema sobre Plana del presbiterio y Crucero creemos innecesario abundar en más dibujos, considerando también que sólo muy tardíamente, en 1748, tenemos noticia de la construcción “del altar de San Rafael”, probablemente en el crucero, donde se encuentra actualmente, “bajo el patronato del súbdito Bernardo Trullé”. (MEJÍAS:

 

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Fig. 25. Esquema de planta irreal con la ubicación de las capillas desde 1628 a 1722; válida, con las salvedades explicadas sobre Plana y Crucero, para las dos iglesias anteriores a 1722. Se recogen la invocación y los patronos cuando fueron indicados en las Visitas Pastorales (Fuente: AA. VV: 2005: 94-97). En este sentido es altamente ilustrativa la planta publicada por Wittkower (v. fig. 26).

                                                                                                                                   1996: 40). Los cuatro retablos del crucero, por su tipología y en estuco, indican lo tardío de sus hechuras (finales del XVIII y principios del XIX), lo que no contraviene lo anterior.

 

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Fig. 26. Giovanni Magenta: Bolonia, S. Salvatore, 1605-23 (WITTKOWER: 1985: 122). La planta es un modelo por su nave central exenta, pudiéndosele añadir las laterales, un crucero y presbiterio. De este templo ha dicho el autor que “estaba destinado a ejercer una influencia importante en la planificación de iglesias longitudinales” (p. 123).

ARCHIVOS ARCHIVO MUNICIPAL DE ASPE (A. M. A.). ARCHIVO MUNICIPAL DE ELCHE (A. M . E.). ARCHIVO MUNICIPAL DE NOVELDA (A. M . N.). ARCHIVO PARROQUIAL DE ASPE (A. P. A.). ARCHIVO DEL PALACIO DE LA DIÓCESIS ORIHUELA-ALICANTE (A.P.D.O.A).

APÉNDICE DOCUMENTAL 1 A. P. D. O. A. Libro de Visitas Pastorales y de Procesos de Apellidos, de los Obispos Esteve y Balaguer (1574-1609). [Sin signatura y sin foliar]. f. 4v

 

(...) Consequenter dit señor visitador General visita lo hospital de

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la present vila lo qual troba tot caigut de tal manera que nos pot havitar en ell perque esta fet un solar demana e interroga sa merce a mossen Jaume Gurrea Rector de la prt. Vila a on se acollieren loo pobres e li fon respots quels inbiaben al hostal. E perquant es cosa molt justa y a rraho conforme que en una vila tan populosa com es la present Vila de Asp no hi haja hospital a on se recullen los pobres aixi malats com pasagers pera que sien Charitativament ben tractats (…) (…) mana als justicia e jurats de dita prnt Vila de Asp de continent fabriquen un hospital en dita Vila sots pena de excomunio e de cinquanta lliures… (…) Lo dit señor Visitador general les consigna la sglesia de sent Jun (…) Dexant desde la porta en ves los altar major a hon esta Lo altar de sen Joan tot aquell lloch pera capella de Dit hospital y desde la porta en ves lo chor serveixca f. 5

per a Pati de aposentos, e lo mes que faltara pera dit hospital se prenga de les casses eo corrals que es tan a la tramontana de dita sglesia de sent Joan.

f. 6

(…) que tenia en son poder les penes dels que no se havien confesat en la cuaresma del any mil siscents y u y de penes ordinaries (…) per ajuda als gastos que se ha fet en la festa de la benedicio de la sglesia aixi de musichs e altres gastos pera portar lo sanctissim sacrament desde la sglesia de St Joan a la esglesia nova, (…).

 

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2 A. M. E. Legajo 70-A-13. Manuscrito de Jaime Tárrega (c. 1761). [s/f.]. •



Se concluyo la Yglecia de la Villa de Aspe el año 1736= Según Relasión de Thomás Puerto M.o de cantero que fue el que hizo, la media Naranja de dicha Ygl,a En 3 Septiembre 1737= Se empesaron las fiestas en Aspe; por la Translacion del SS.mo Sacramento en la Iglesia redificada nuevamente y en el día toros de muerte y asistio el Duque de Arcos; 3

A. M. N. Protocolo de Francisco Llopis Gumiel, 1753. Venta: Alonso Terol de Torres = Al Patrimonio del Exmo. Señor. Aspe, 23 de febrero de 1753, ff. 61-61v. En la villa de Aspe, a los veinte y tres días del mes de Febrero de mil Settzos. Cinquenta y tres años (...) Alonso Terol de Torres (...) Dixo que por quanto el día doze del corrte. mes, comprô de Jayme Anto. Gumiel y de Franca. Antonia Cerdan (...) Un pedazo de Bodega arruinada nattl. antigua construida en esta poblazon. y Calle de la Capilla de Comunión que linda de una partte con casa de Xavier Laorga de ôtra con Calle, de ôtra con Cassa del referido Alonso Terol y de ôtra con Iglecia Parroql. (...) y respeto a que en este intermedio tenía écha suplica Dn Cepriân Ruis, cura de la Parroql. Iglecia de ésta Villa, â dicho Exmo. Sor [Duque de Arcos] à fin de que se sirviese hazer compra de dho. pedazo de Bodega para que ésta se derribasse y de su sitio se formase un callexon para que de éste modo quedase Yslada la referida Iglesia y que âl mismo tiempo se lograría que las aguas pluviales tendrían salida por dho. callexon por aquélla parte, por que éstas se consumían entre las mismas paredes de dha. Yglecia resultando grave perjuycio en ella y atento a lo qual se mandó por dho. Ex.mo S.or (..) 4

 

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A. M. N. Protocolo de Francisco Llopis Gumiel, 1750. Obligación de Joseph y Pedro Rocamora al Patrimonio de su Exelencia. Aspe, 9 de enero de 1750, ff. 1-1v. En la Villa de Aspe a los nuebe dias del mes de Enero de mil i setecientos, y Cincuenta, ante mi el Esno publico, y Testigos Infraescriptos, pareció Franco Rocamora, factor de órganos, Vecino de la Ciu.a de Alicante y al presente hallaze en esta Villa Y dice, Que por quanto tiene tratado, y estipulado con los señores Ministros de Citiada y Junta Patrimonial de la Villa y Marquesado de Elche en Virtud de Orden expedida por el Exo,mo Sor Duque de Arcos, mi S.r én quince del mes de Noviembre proximo pasado, el componer el Organo de la Yglecia Parroquial de Nra Señora del Socorro de esta dha. Villa, por Cantidad de trecientos Pesos moneda de este Reyno con el arreglo enteramente á los Capitulos y condiciones, que tiene formados, y parar en la Contaduría de dha Villa de Elche á las que en Caso necesario se remite (…), Cuya cantidad estipulada (…) se le ha de hir entregando, en esta forma Ciento y Cinquenta Libras ahora de presente, Cinquenta en el dia primero del mes de Abril del corriente año, y las Ciento restantes cumplimiento á los trecientos luego que esté concluido, y reconocida la composisión de dhó Organo, que lo ha de ser por todo el mes de Mayo del presente año, y que no ha de ser responsable el otorgante el satisfazer Cosa alguna por razon del reconocimiento al Artífice que nombrasen dhos. señores Ministros de Citiada por la Visura de dha. Obra en el Caso que la de el Perito por bien executada; (…).

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