Eurípides Hipp. 952-954: ¿Hipólito vegetariano? Acusaciones y prejuicios de un padre encolerizado

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Descripción

Eurípides Hipp. 952-954: ¿Hipólito vegetariano? Acusaciones y prejuicios de un padre encolerizado

Leandro Ricchi Universidad de Buenos Aires (UBA) [email protected]

Introducción: la acusación

En los versos 936-980 de su tragedia Hipólito Eurípides hace que Teseo despliegue, tras leer las tablillas condenatorias de su recientemente fallecida esposa Fedra, quien acaba de suicidarse, una serie de acusaciones en contra de su hijo Hipólito. Entre la extensa lista de acusaciones, llama la atención, por lo singular del caso y sobre la cual nos detendremos, la de ser vegetariano: ἤδη νυν αὔχει καὶ δι᾽ ἀψύχου βορᾶς σίτοις καπήλευ᾽ Ὀρφέα τ᾽ ἄνακτ᾽ ἔχων βάκχευε πολλῶν γραμμάτων τιμῶν καπνούς: (Eurípides, Hipólito, 952-954) 1

(Enorgullécete ahora y estafa con alimentaciones a base de comida inanimada, y teniendo a Orfeo por señor, celebra los misterios de Baco honrando el humo de sus muchos escritos)

La acusación, tal como leemos en el pasaje citado, recae sobre el hecho de que Hipólito καπηλεύει [hace creer que algo es mejor de lo que es para venderlo]2 a través de su alimentación particular. El verbo καπηλεύω, utilizado comúnmente en la jerga del comercio, le es aplicado por sentido metafórico a Hipólito, quien lejos de ser un comerciante, según la percepción de Teseo, nos estaría ‘vendiendo’ no su dieta –si aceptamos la lectura tradicional

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Seguimos para todas las citas del texto a la edición de Barret consignada en la bibliografía. Véase Barret (1964: 344).

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de los códices que traen σῖτος en caso dativo–, sino algo a través de su dieta.3 Sin un complemento directo explicitado en el texto para καπηλεύω, debemos entender entonces que lo que Hipólito nos está vendiendo por bueno no puede ser otra cosa –creemos– que su buena imagen, cuestionada en el pasaje por Teseo. Es con la alimentación de βορὰ ἄψυχος4 [comida inanimada] como Hipólito vende una buena imagen que para Teseo no sería tal. Contrario a

ἔμψυχος que quiere decir que algo tiene una ψυχή dentro; su antónimo ἄψυχος hace referencia a lo que está privado de esta, a lo inanimado,5 y aplicado a la alimentación remite a la dieta consistente en evitar el consumo de ψυχᾷ, es decir de seres animados –tal los animales-, y que tradicionalmente se asocia con la dieta vegetariana que rechaza el consumo de carnes. Este tipo de dieta fue practicado en tiempos de Eurípides no solo por los órficos, tal como a continuación señala en nuestro pasaje Teseo, sino también, entre otros,6 principalmente por los pitagóricos.7 El mismo Eurípides, no obstante, en la fragmentariamente conservada tragedia Cretenses compuesta en el 438 a. C., diez años antes que Hipólito, había atribuido el tipo de alimentación que se aleja de ἐμψύχων βρῶσιν

ἐδεστῶν [la ingestión de alimentos animados] a los intérpretes de Zeus en Creta.8 Si la acusación a Hipólito de órfico fue sugerida por su dieta, habiendo otras posibilidades, parece entonces haber sido deliberadamente seleccionada por Eurípides para caracterizar de alguna forma los dichos encolerizados de Teseo. La última parte de nuestro pasaje –como veremos a continuación–, mencionando los misterios de Baco y los escritos, parece persistir en esta

Σῖτος significa alimento, y más específicamente “trigo” o “grano”, por oposición a la carne (L.S.J. i. 2). Según Davidson (2002: 169) todas las comidas durante el período clásico se componían de “una parte de sîtos (lo esencial […]: la cebada o el trigo) y otra de ópson”. Ὄψον designa, por su parte, un tipo de alimento más elaborado. Sobre los presuntos problemas textuales del fragmento, véase Macías Otero (2008: 214, n.569). 4 El hápax βορά ἄψυχος es “la plus ancienne expression attestée en Occident servant à désigner une alimentation végétarienne” (Grellet: 2012). Si bien βορά originalmente designaba el alimento de los animales carnívoros, ya para los tiempos de Eurípides la palabra era utilizada para hacer referencia sencillamente a cualquier tipo de alimento o comida en general. El mismo Hipólito la utiliza en la obra para referirse a su comida sin especificar en qué consiste: v. 112. Véase IA. 423 donde el trágico la utiliza para designar el alimento de los caballos. Sobre los diferentes usos del término en la obra de Eurípides véase Segal (1969: 297 ss). 5 Véase Arist. de An. 403b 25 ss. donde la diferencia entre τὸ ἔμψυχον y τὸ ἄψυχον radica en la κίνησις [el movimiento] y el αἰσθάνεσθαι [la percepción sensorial]. La distinción es tratada nuevamente en 413a 20ss. donde se reduce al ζῆν [el vivir] con la consiguiente distinción valorativa entre la vida vegetativa, animal y humana. 6 Un poco antes y en Babilonia, en realidad, tenemos el testimonio de Daniel y sus parientes: I. AI 10.190. 7 Véase D. L. 8. 44. 8 E. Fr. 472.19. Aun parece gozar de salud la afirmación de Dodds (2008[1951]: 163, n. 82): “Tampoco hay ninguna relación demostrable con el ‘orfismo’ en Cretenses”. En contra, véase Bernabé (2004: 257-286). 3

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caracterización.9 ¿Cuál es, entonces, la relación entre Hipólito y el estilo de vida órfica, el

Ὀρφικὸς βίος? Hipólito y el orfismo

La información con que contamos sobre Orfeo y el orfismo, a pesar de ser extensa, no dejó nunca de estar rodeada de cierto halo de misterio. Los órficos, por empezar, tenían por señor a Orfeo10 y seguían sus enseñanzas a través de una serie de ἱεροὶ λόγοι [escritos sagrados] atribuidos a él y a su hijo Museo. En ellos se trataba el mito del origen del hombre a partir de las cenizas de los Titanes que habían devorado al niño Dioniso y que fueron fulminados en represalia por Zeus.11 Dicha antropogonía explicaba la naturaleza dual de los hombres que heredaron así una parte positiva proveniente de Dioniso, y otra malvada por parte de los Titanes. Como tal, a través incluso de varias vidas, los hombres debían expiar la culpa de su parte titánica llevando a cabo una serie de ritos conocidos como τελεταί de iniciación y de preparación para la muerte, que estaban en consonancia con las reglas o preceptos propios del Ὀρφικὸς βίος que también debían respetar. La vida era sentida por el fiel órfico de un modo culposo, como el escalón inferior para el gran paso, la apoteosis. Aprisionada en el cuerpo, el alma se veía sometida al castigo de la παλιγγενεσία, una suerte de constante renacer, hasta que se purificara por completo12. Para alcanzar la salvación y liberarse de la culpa heredada, el iniciado debía realizar τελεταί para purificar el cuerpo y el alma, limpiándolo de esa mancha primigenia, y mantener dicha pureza a través de una conducta de vida conforme con los cánones del Ὀρφικὸς βίος. Debido a que el fiel órfico creía, entonces, en la sobrevida del alma tras la muerte, y en la transmigración de estas entre distintos seres, el razonamiento que se seguía, en palabras de Guthrie, era este:

Si el alma de un hombre puede renacer en un animal y retornar de animal a hombre, se sigue que el alma es una, y todas Véase Macías Otero (2008: 214-218) para la relación entre βακχεύειν y los órficos, y la veneración de estos por sus libros. 10 Sobre la figura de Orfeo véase Bernabé, A. (2008a: 15-32). 11 Sobre el mito órfico de Dioniso y los Titanes véase Bernabé, A. (2008b: 591-608). 12 Véase Pl. Cra. 400c. 9

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las formas de vida están emparentadas. De ahí el más importante de los mandamientos órficos: el de abstenerse de carne, pues toda manducación de carne es virtualmente antropofagia. (1970: 199)

Pero las razones del vegetarianismo órfico iban más allá de evitar simplemente el canibalismo. El orfismo condenaba cualquier clase de derramamiento de sangre13 y prescribía, en su lugar, la realización de sacrificios incruentos.14 Tal condena respondía al hecho de que los órficos concebían a la ofrenda como “un acto de purificación en sí mismo y destinado, más que al culto de los dioses, a dar paz al alma de los participantes” (Jiménez San Cristóbal, 2002: 108). Es por esta búsqueda de paz para el alma, lograda a través de su unión con la divinidad, que los órficos buscaban cortar con el ciclo de las generaciones evitando el contacto sexual, mediante un régimen de vida completamente casto. Como se ve, la acusación de Teseo al estilo de vida de Hipólito coincide principalmente con algunos de los argumentos y prácticas que realizaban los órficos, a saber: alimentación a base de ἄψυχα, tener a Orfeo por señor, celebrar los misterios de Baco (= Dioniso, en directa alusión al mito antropogónico),15 la apelación a los libros.16 Y a todo esto se le debe sumar el régimen de vida basado en la pureza y la castidad también característico de Hipólito.17 Sin embargo, la cuestión de si Hipólito fue o no órfico, sobre todo desde las postrimerías del siglo XIX, ha dado lugar a una verdadera polémica que de un tiempo a esta parte parece haberse decantado cada vez más hacia la negativa.18 Sin embargo la cuestión dista mucho de estar zanjada. Quienes lo niegan rotundamente, han señalado que son dos los puntales básicos del orfismo que Hipólito infringe: el vegetarianismo y el evitar derramar sangre. Linforth ha sido el primero en remarcarlo con las siguientes palabras: “The clear 13

Véase Ar. Ra. 1031. En contra, véase Jiménez San Cristóbal (2009: 83-97), que da cuenta de un único sacrificio iniciático cruento, el primero. 14 Véase Pl. Lg. 782c. 15 Para las relaciones entre el orfismo y los misterios báquicos, véase Macías Otero (2008: 214-216). 16 Sobre el aspecto revolucionario del orfismo en relación a los libros, véase Burkert (2007: 396) para quien “con el orfismo, la escritura irrumpe en un ámbito que hasta entonces estaba dominado por la inmediatez de lo ritual o por la oralidad de la tradición mítica”. 17 Ya de entrada su castidad es anunciada en la obra por Afrodita: “y rehúsa los lechos y no alcanza el matrimonio” (14), y su búsqueda de pureza mejor se deja ver en los versos 653-655 donde siente la inescrupulosa necesidad de purificarse por el solo hecho de haber escuchado la propuesta de la nodriza de Fedra: “eso purificaré yo con corrientes fluidas, lavando mis oídos. ¿Cómo pues sería malvado yo, que no parezco ser puro tras escuchar tales cosas?”. Véase También v.1003-1006. 18 Para un listado de autores que se pronunciaron sobre la cuestión, véase Macías Otero (2008: 223, autores a favor en la nota 586, en la nota 587 los autores en contra). Ella, por su parte, lo niega.

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contradiction between Orphic vegetarianism and the lusty joy Hippolytus takes in the hunt and the hunter’s breakfast that follows is enough to prove he was no follower of Orpheus” (1941: 58). A partir de él se han sumado importantes testimonios, como el de Lucas para quien “if Hippolytus was a vegetarian, hunting was a curious hobby for him, and, as has often been pointed out, βορᾶς κορεσθείς, 112, implies a meat meal” (1946: 66, n.5). No ha hecho menos al respecto Dodds asegurando que “no debemos, realmente, convertir a un cazador manchado de sangre en una figura órfica” (2008[1951]: 145), o Barrett para quien sería absurdo que la τράπεζα πλήρης del verso 110 esté llena de pan y queso en vez de carne de venado (1964: 343)19. Desde entonces y en adelante, el sector de la crítica que ha negado el orfismo de Hipólito no ha dejado nunca de valerse del razonamiento de estos autores20. Creemos, no obstante, que ambos argumentos merecen ser reconsiderados.

¿Hipólito vegetariano? No es nuestra intención, sin embargo, extendernos respecto de la “aparente” contradicción señalada entre cazar y ser órfico, como sí sobre el no vegetarianismo de Hipólito. Sin embargo consideramos necesarios hacer algunas observaciones:  No contamos con ningún testimonio acerca del orfismo en tiempos previos o próximos a Eurípides que proscriba la caza entre los seguidores de Orfeo, como sí lo tenemos para los pitagóricos21.  De entre los muchos tipos de caza, la practicada por Hipólito con caballos y perros durante el día, conocida como “mayor”, es una de las actividades más encomiables de la paideia aristocrática22 que dista mucho de ser una actividad salvaje o sangrienta, incluso en el sentido físico23.

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En este sentido, también, véase Segal (1969: 297 ss.). Para un buen ejemplo actual de esto Véase Macías Otero (2008: 234-238). 21 Véase Porph. VP. 7. También Jamb. VP. 100, si aceptamos a Aristóxeno como fuente. 22 A punto tal de que el mismo Platón la destaca en Lg 824a. Para un encomio sobre la caza en general véase X. Cyn. 1,1-2,2. También Jaeger (2008: 976-981) en relación a la educación de los aristócratas. 23 No hay necesidad de mancharse con sangre cazando. El mayor inconveniente que encuentra esta lectura, en relación con el orfismo y el testimonio de Aristófanes en Ra.1032 según el cual Orfeo nos enseñó a abstenernos de los φόνοι [asesinatos], estriba en el hecho de si los órficos debían apartarse de matar solo seres humanos, o toda clase de ἔμψυχα incluyendo a las fieras. En todo caso, siempre se podía volver a purificar mediante la τελετή correspondiente. Sobre la escrupulosidad en cuanto a la pureza por parte de los cazadores de distintas culturas en la antigüedad, véase Frazer (2006: 260-266). 20

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 La caza y la alimentación no necesariamente van de la mano.24 Nos extenderemos un poco más sobre esta última consideración, que nos lleva de vuelta al tema del vegetarianismo de Hipólito. Por empezar, se ha argumentado, como vimos más arriba, que nuestro personaje infringe la regla del vegetarianismo órfico en el marco mismo de la obra. El pasaje en cuestión es el siguiente: ἤδη χωρεῖτ᾽, ὀπαδοί, καὶ παρελθόντες δόμους σίτων μέλεσθε: τερπνὸν ἐκ κυναγίας τράπεζα πλήρης: καὶ καταψήχειν χρεὼν ἵππους, ὅπως ἂν ἅρμασιν ζεύξας ὕπο βορᾶς κορεσθεὶς γυμνάσω τὰ πρόσφορα. (Eurípides, Hipólito, 108-112)

(Corred, compañeros, y tras entrar a la casa, preocúpense de los alimentos. Después de la caza agradable una mesa llena. También es necesario acariciar a los caballos, para que enganchado al carro, tras estar saciado de comida, los entrene adecuadamente)

Hipólito que, según nos informa Afrodita (51-57), acaba de llegar de cazar junto a sus compañeros, se muestra algo ansioso25 por los σίτων [alimentos] (109) y desea saciarse de βορᾶς [comida] (112). No poseemos, sin embargo, ninguna referencia directa a la carne con algún término que denomine este alimento de forma unívoca, y quienes así lo entienden solo lo ven sugerido por el contexto. Pero la premura de Hipólito iría, en principio, en contra de la preparación de una comida elaborada a partir de las piezas obtenidas durante la caza. Con σίτων, a su vez, Hipólito es más probable que esté haciendo referencia a un tipo de alimentación simple propio de un régimen más bien vegetariano, que a uno que requiera una mayor preparación.26

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No se nos ocurre, ciertamente, pensar que Ártemis, la diosa de la caza y divinidad siempre compañera de Hipólito, se alimente de la carne de los animales cazados. 25 Para Grellet (2011: 35ss) este apuro responde a una inadecuación de Hipólito con la moderación exigida por la práctica cinegética que lo encaminará hacia el desastre. Sobre la ironía trágica del pasaje véase Segal (1969: 297-305). 26 Véase nota 3.

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Si tenemos en cuenta, por otro lado, que los motivos órficos de ser vegetariano –como vimos– distan de estar en relación con la compasión hacia los animales27, el hecho de que Hipólito sea un cazador no implica ninguna contradicción. Sabemos además que, incluso en las sociedades cazadoras previas a la generalización de la agricultura, muchas veces eran los mismos cazadores quienes renunciaban a comer la carne de sus presas, o bien se veían impelidos por norma, como excusa para redimir su culpa por la muerte28. Así Hipólito, en tanto que figura arquetípica del cazador, podría estar reflejando esta costumbre antigua. Pero tampoco la caza en los ámbitos aristocráticos tenía como único objetivo la obtención de carne para comer29, sino que como símbolo de estatus ritual servía para demostración de poder30 y control de la población de animales salvajes y predadores, tal como parece sugerir la expresión θῆρας ἐξαιρεῖ χθονός [elimina de la tierra a las fieras] (v.18)31. Nada parece desmentir de manera indubitable la acusación de Teseo sobre el vegetarianismo de su hijo, y ni siquiera el mismo Hipólito, que se defiende de las demás acusaciones refutándolas punto por punto (983-1035) hace mención alguna sobre la cuestión. Este argumento ex silentio se aplica también a las muchas y variadas versiones del mito de Hipólito que se nos han conservado de la antigüedad clásica tanto de la Hélade como del Lacio, que nada dicen en contra de esta posibilidad, sino que hasta incluso alguna llega a sugerirla, como es el caso de la recreación que hace Séneca en su Fedra donde Hipólito – encomiando la vida retirada del cazador– dice sobre su alimentación (515-517):

excussa silvis poma compescunt famen et parvis vulsa dumetis cibos facile ministrant. (Séneca, Fedra, 515-517)

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Recién con Plutarco tenemos un primer testimonio cierto de un autor de la antigüedad clásica que abogue “decididamente por un trato bondadoso a los animales, basándose para ello en la benevolencia universal, independientemente de toda creencia en la transmigración de las almas” (Singer, 1999: 239). 28 Véase Burkert (2013: 74) quien además recuerda la prohibición de comer carne a los oficiantes de ciertos sacrificios rituales tanto en Grecia como en Roma. La sociedad de cazadores creía, por otro lado, que el alma libre de sus víctimas regresaba a la figura divina del protector de los animales, que en Grecia terminó por asociarse con Ártemis, la cual propiciaba su renacimiento, véase Bremmer (2002: 93-94) y Frazer (2006: 586ss.). 29 Véase Arr. Cyn. 25.9. 30 Véase Burkert (2013: 81). 31 Véase Segal (1969: 299) para quien “here already hints that the hunt has a cruel and callous side”.

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(Los frutos caídos en los bosques detienen el hambre y las fresas arrancadas de los pequeños matorrales suministran un alimento fácil.)

Palabras finales

Al momento de lanzar su acusación, Teseo acaba de cometer un error del cual se arrepentirá recién hacia el final de la obra, desear la muerte a su hijo. Llevado por la cólera y el engaño urdido por Fedra, el padre prejuzga mal a su hijo y su conducta alimenticia. Ante tal estado de encono, poco valor podían tener los motivos de tal conducta. Su única intención, no obstante, era la de denunciar la falsedad de las acciones de aquel. Sabemos por el testimonio de Platón de la existencia de falsarios 32 que estafaban predicando las enseñanzas de Orfeo y Museo. Eurípides lo sabía, y entendía además que el apoliticismo órfico jugaba en contra, por ejemplo, del temor dinástico de Teseo (962-963), enunciado también por la nodriza (307-310). La misoginia y el escrúpulo por la castidad y la búsqueda de una vida pura de Hipólito cuadraban mejor, sin duda, también con el estilo de vida de los seguidores de Orfeo. Difícilmente se pueda establecer una respuesta concluyente sobre la veracidad de la acusación. La figura de Hipólito como órfico sigue resultando poco convincente. Menos, su régimen alimenticio. ¿Cuál es, entonces, el significado de las palabras de Teseo? Sugerimos replantear la interpretación de la cuestión en un sentido inverso: es el vegetarianismo de Hipólito lo que lleva a su padre a relacionar, de manera un tanto forzosa, la conducta de su hijo con el Ὀρφικὸς βίος, y no al revés. Esto, al menos, nos parece lo más seguro.

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Véase Pl. Rep. 365a

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Referencias

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