Etica y ajuste. La responsabilidad lingüística de los periodistas y el abandono de las rutinas productivas

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Descripción

Etica y ajuste. La responsabilidad lingüística de los periodistas y el
abandono de las rutinas productivas

Autor: Rubén Levenberg
Presentado en el Congreso de Comunicación Alternativa: Medios, Estado y
Política (COMEP). Facultad de Periodismo, Universidad Nacional de La Plata.
Octubre de 2011.

Resumen:

Durante los años 90, la precarización laboral y la reducción de las
plantillas de periodistas asalariados favoreció el abandono de prácticas
profesionales que tuvieron efectos sobre la calidad del producto
periodístico y sobre la responsabilidad ética de sus contenidos. El marco
favorable del auge del neoliberalismo, la concentración de las empresas
periodísticas y la transnacionalización de la propiedad patrimonial, con
una fuerte incidencia de los intereses económicos de los accionistas por
encima de los objetivos comunicacionales llevaron a establecer como
prioridad la necesidad de aumentar la tasa de ganancias. Las empresas
periodísticas reconvirtieron sus procesos de elaboración de la noticia con
el objetivo de aumentar la productividad y esta reconversión se realizó a
expensas del abandono de las prácticas profesionales que se relacionaban
con la responsabilidad ética del periodismo. Nos proponemos describir
cuáles fueron esos cambios en los procesos productivos y cuáles sus efectos
sobre el descuido de la responsabilidad de los periodistas.

Abstract:
During the 90s, the precariousness of labor and reduction of the workforce
employed journalists favored the abandonment of professional practices that
had effects on product quality journalism and ethical responsibility for
their content. The favorable the rise of neoliberalism, the concentration
of media companies and the transnationalization of the ownership of assets,
with a strong influence of economic interests of shareholders above led
communications objectives as a priority the need to increase the rate
earnings. The newspaper companies converting their processes to the news
with the aim of increasing productivity and this conversion was done at the
expense of abandoning professional practices that were related to the
ethical responsibility of journalism. We propose to describe what these
changes in production processes were and what their effects on the neglect
of the responsibilities of journalists are.
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Precarización laboral, concentración de medios y ética informativa


Desde el punto de vista de su estructura, concebimos a la empresa
informativa como un "conjunto organizado de trabajo redaccional, creativo y
técnico, bienes materiales y económicos y relaciones comerciales para
difundir informaciones, ideas, expresiones artísticas o de entretenimiento,
utilizando reportes o medios de comunicación social" (Nieto e Iglesias,
1993). Como toda empresa, tiene un ciclo económico durante el cual los
trabajadores desarrollan una actividad para transformar materias primas en
productos que serán ofrecidos al consumidor.

Si bien la mayoría de las categorías a las que nos referimos son aplicables
a otros medios, nos focalizaremos en el periódico. El diario es un producto
industrial y hay una organización en la cual trabajan profesionales que
cumplen distintos roles, entre los cuales es central el trabajo de
recolección, redacción y edición de la información para convertirlas en
noticias. En otras áreas de trabajo se desarrollan actividades de
preparación y de industrialización, que materializan el contenido
intangible elaborado por los periodistas y luego lo reproducen para la
venta. La empresa informativa comparte con otras empresas algunos de sus
fines. Entre ellos, ofrecer un bien o servicio y obtener beneficios
económicos. Pero, además, por la naturaleza del servicio que brinda, se
trata de una organización que trabaja a partir del poder de informar, que
la ubica en una "situación de dominio intelectual, consecuencia de una
actividad empresarial informativa, que otorga a su titular la capacidad de
influir directamente en personas e instituciones" (Nieto e Iglesias, 1993).

A su vez, la empresa informativa es una institución social que se
caracteriza por los valores con los que trata de identificar a las personas
que la integran, perfeccionando los motivos de sus acciones. "La
perspectiva institucional ve la organización como un conjunto social que
encarna valores que han de impregnar las actividades, porque son los
valores integradores de los miembros". (Conill, 1995). El ciclo económico
de una empresa periodística comienza por la búsqueda de información, que es
la materia prima intangible sobre la cual actuarán los periodistas,
trabajadores intelectuales, para agregarle valor en el proceso de
elaboración redaccional. Luego el producto será industrializado y
comercializado (Población y García Alonso, 1997), aunque en el caso del
diario, la particularidad frente a otros productos es que se comercializa
dos veces, una cuando se realiza la venta al lector y otra cuando se venden
espacios a los anunciantes.

Durante el proceso de búsqueda y elaboración redaccional, los periodistas
aplican una serie de rutinas profesionales que permiten sistematizar la
producción. Estas rutinas responden a las características tecnológicas y
cognitivas de cada tipo de medio y permite la organización de la tarea de
manera eficaz, en un trabajo en el que entran en juego los tiempos, las
relaciones complejas con las fuentes de información y el interés público.
(Martini y Luchessi, 2004). La selección de las fuentes, la verificación de
la información con fuentes alternativas y el control de los valores de
verdad de las enunciaciones obtenidas son algunas de estas rutinas
productivas que los periodistas aplican a diario.

La función ética de las rutinas
Las rutinas periodísticas, en la medida que se utilizan para constatar los
hechos, constituyen uno de los pilares de la ética periodística. "Los
profesionales del periodismo, por ejemplo, tendrán que pensar si la máxima
(es decir la regla subjetiva) que ha guiado el modo de conseguir la fuente
de la información, la manera de expresar su contenido, el canal a través
del cual se difunde, la selección de audiencia hacia la que se dirige y los
efectos que con tal información o mensaje se pretenden conseguir, puede
llegar a convertirse en una especie de ley universal a la que todos los
periodistas debieran atenerse en todas las circunstancias sin que con ello
se derrumbe el funcionamiento y la razón de ser de los mass media", dice
Adela Cortina al referirse a aquella formulación de Kant: "Obra sólo según
una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley
universal". Precisamente, Cortina distingue tres niveles de la ética de la
información: Etica descriptiva, cuando informan; ética prescriptiva, cuando
forman y un tercero, que surge del uso del lenguaje escrito, oral o visual,
que denomina "ética lingüística de la información". (Cortina, 1995)

En la ética lingüística de la información se toma en cuenta tanto el cómo
se hace el relato, como cuál es el contenido y cuál su finalidad,
características que aluden a las partes de la semiótica. De acuerdo con
este punto de vista, cuando el periodista escribe tiene una responsabilidad
sintáctica, en la medida que debe "escribir correctamente, construir frases
y cadenas de frases gramaticalmente impecables", a efectos de evitar
ambigüedades, confusiones e insinuaciones de carácter lingüístico. Además
de escribir correctamente, tendrá que procurar que los términos utilizados
se ajusten al máximo a la realidad que se pretende designar. Este segundo
nivel de responsabilidad lingüística se refiere a la necesidad de que los
signos correspondan a sus designados, o sea que el periodista debe reflejar
su búsqueda de la verdad en el lenguaje que utiliza. Finalmente, hay una
responsabilidad pragmática, que se refiere a los efectos que producen sus
textos en las personas a las que se refiere la información y a quienes son
receptores de la noticia, los lectores. (Cortina, 1995)

Precarización laboral e industrias culturales
El proceso de precarización laboral tiene un carácter mundial y es una de
las herramientas fundamentales del neoliberalismo que se impone a partir de
mediados de los años 70 y con mayor intensidad desde los años 80. Según
Mario Rapoport la inestabilidad económica mundial de los años 80 originó
una respuesta de los países centrales: El ajuste macroeconómico y la
reestructuración industrial, que llevarían a un nuevo crecimiento de los
Estados Unidos y a la recuperación del Japón y de Alemania -motor de Europa
occidental- sobre la base de una mayor productividad. "Se fue delineando,
entonces, un sistema multipolar, la 'tríada', conformada por estas naciones
bajo cuyo liderazgo se consolidó el capitalismo, especialmente luego del
derrumbe del mundo socialista en 1989 y la disolución de la URSS en 1991",
señala. El proceso de concentración y globalización se conjugó con la
revolución tecnológica que permitió a las empresas convertir a un producto
de la investigación como la informática y las telecomunicaciones en una
herramienta para la reingeniería del sistema productivo por un lado y para
la transformación del sistema financiero internacional por el otro. La
aplicación de nuevas rutinas mediante el uso de las tecnologías permitió un
aumento radical de la productividad y al mismo tiempo las ganancias y las
inversiones comenzaron a trasladarse en tiempo real de un lado a otro del
planeta. La producción se diversificó y se localizó, en la medida que las
grandes transnacionales adquirieron la posibilidad de fabricar partes en
distintos lugares y establecer sus armadurías allí donde resultara más
económico.

Las empresas son hegemónicas respecto de los estados y a su vez los
accionistas son decisivos en las grandes empresas. En las palabras de
Bourdieu: "Las mismas empresas, colocadas bajo esta permanente amenaza,
deben autoajustarse de manera cada vez más rápida a las exigencias de los
mercados; esto bajo la amenaza del castigo de "perder la confianza de los
mercados " y al mismo tiempo el sostén de los accionistas que, preocupados
de obtener una rentabilidad a corto plazo, cada día aumentan su influencia
para imponer su voluntad a los managers y fijarles pautas, mediante
normativas financieras, orientando sus políticas en materia de
contratación, empleo y salario." Entre estas políticas, una será clave para
el triunfo del neoliberalismo sobre el Estado de Bienestar: La
precarización laboral. "El fundamento primigenio de este orden económico,
implementado en nombre de la libertad, radica esencialmente en la violencia
estructural de la cesantía y en la precariedad del despido que ella
implica: así, la condición sine-qua-non para el funcionamiento 'armónico'
del modelo micro-económico individualista se funda paradójicamente en un
fenómeno colectivo, cual es la existencia de una masa de cesantes que estén
siempre al acecho de un puesto laboral", señala el autor. (Bourdieu, 1998)

Las industrias culturales no fueron ajenas al proceso de globalización y
consecuentemente al de precarización laboral. En su inserción social como
un poder que dejó de ser espectador y pasó a ser protagonista en los
negocios globalizados, las industrias culturales crecieron en su estructura
y en su influencia y, como postula Ramón Zallo, adquirieron roles más
sofisticados y un peso mayor en las economías nacionales. Según su punto de
vista, las áreas de la comunicación y la cultura eran en Europa "servicios
públicos para las funciones del Estado", entre otras cosas porque las
empresas privadas tenían poco interés en invertir, dada la baja
rentabilidad. Diferencia entre esta tendencia europea y el continente
americano, donde el sector privado tenía mayor presencia en las industrias
culturales. Pero a escala internacional, en la medida que las industrias
culturales se estructuran en distintas ramas específicas y adquieren mayor
peso en las economías nacionales, "las particularidades de los procesos de
trabajo y el potencial que demuestran para valorizar capitales, explican la
inversión preferencial en estas industrias dinámicas". (Zallo, 1998)

En un período de revolución tecnológica, frente al ideal de progreso
continuo, Coriat remarcó no obstante que una revolución técnica opera tanto
por destrucción como por construcción, tal como alguna vez lo hiciera la
revolución industrial. Se destruyen prácticas y métodos y se construyen
otros nuevos. (Coriat, 1996) Esta revolución tecnológica se tradujo en una
reconversión de los procesos de trabajo no sólo en las industrias sino
también en los servicios. Entre ellos, en uno muy específico, el trabajo
intelectual, cuyos procesos productivos se vieron reformulados de raíz a
partir de los años 70 y con mayor énfasis desde los años 80, con la
introducción de las tecnologías de la información como una herramienta que
alteró las prácticas productivas y los procesos de división del trabajo.

Periodismo precario
La precarización laboral se originó en la Argentina en la caída de la
lectura de los diarios, en la transnacionalización de la propiedad de las
empresas informativas, que en muchos casos pasaron a formar parte de
conglomerados financieros internacionales y en algunos vacíos de la
legislación. A partir de la aprobación en 1946 de la ley 12908 (Estatuto
del Periodista Profesional) y con la modificación establecida por la Ley
15532 de 1960, se estableció la categoría de "colaborador permanente" en el
gremio de prensa, considerada -por el artículo 2º de la ley 12908- como un
periodista profesional. A su vez, el artículo 1º de la ley considera
periodistas profesionales sólo a quienes estén contemplados por el artículo
2º, por lo cual queda establecido implícitamente que quienes no sean al
menos "colaboradores permanentes" no son periodistas profesionales.

Según el mismo artículo 2º de la citada ley, los periodistas profesionales
que trabajan "a destajo" sólo pueden ser considerados como tales en el caso
de que lleguen a publicar 24 notas en un año calendario. Como la Ley no
especifica cuál es la condición de aquellos que publican entre 1 y 23
colaboraciones en un año, de hecho no define una categoría para estos
periodistas que denominaremos arbitrariamente "colaboradores no
permanentes". Los periodistas que escriben entre 1 y 23 colaboraciones por
año y que no pueden escribir la número 24 por disposición de las
autoridades de los medios en los cuales trabajan, según la Ley no son
periodistas profesionales. Dicho de otra manera: No están incluidos en
ninguna de las categorías profesionales indicadas por el Estatuto. La
situación se agravó en 1992, cuando el entonces ministro de Economía
Domingo Cavallo impuso la obligación de facturar como vendedores de
servicios a los periodistas precarizados –colaboradores no permanentes- que
pasaron a convertirse en autónomos y luego en Monotributistas.

El resultado de tal proceso de precarización se puede percibir a partir de
una encuesta realizada en 2005 por el departamento de Salud Laboral de la
OSTPBA (Obra Social de los Trabajadores de Prensa de Buenos Aires). Se
obtuvieron las siguientes respuestas:

¿Cuál es su forma de contratación?
- Relación de Dependencia 47%
- Locación de Servicios 7%
- Colaborador 46%

¿En qué rama de la actividad se desempeña?
- Diarios 40 %
- Radios 11 %
- TV 8 %
- Agencias 6 %
- Revistas 35 %

Eligieron su trabajo…
- Por Vocación 53%
- Por Necesidad 40%
- Por Formación 25%
- Por Trabajo Familiar 5%

Si consideramos que esta realidad no varió sustancialmente en los últimos
cinco años y que en la "locación de servicios" se incluyen colaboradores no
permanentes que se desempeñan como "tele trabajadores" o "periodistas
tercerizados", puede decirse que más de la mitad de los periodistas de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires y del conurbano de la Provincia de Buenos
Aires están precarizados.

Esta situación, por un lado, margina a una parte importante de los
periodistas, que escriben un alto porcentaje del material producido por los
medios de comunicación pero no son considerados como periodistas
profesionales. Por ello, quedan excluidos no sólo del derecho a la
estabilidad laboral sino también del derecho a percibir un salario por su
trabajo, vacaciones, aguinaldo, licencia por problemas de salud y por
estudios. Además, en la mayoría de los casos, dado que se les impide
escribir la colaboración número 24 y se los suspende de facto, también se
los excluye del derecho al trabajo.

En coincidencia con el proceso de precarización de los periodistas del
sector gráfico, los periodistas del sector audiovisual fueron sometidos
también a un proceso de precarización, en la medida que las radios y
canales de TV impusieron desde los años 70, pero sobre todo durante los
años 90, el sistema de loteo de espacios que obliga a los periodistas a
vender publicidad –directa o indirectamente- y a pagar una suma a un canal
de TV o a una radio para poder trabajar. Por otra parte, desde mediados de
los años 90, el trabajo domiciliario de los periodistas se vio potenciado
con el uso de Internet, que consolidó el teletrabajo. El teletrabajo
permite a las empresas tercerizar el empleo de prensa, derivar gastos de
mantenimiento y equipos al trabajador, quien se convierte en un proveedor
de servicios, hecho facilitado desde el punto de vista legal e impositivo
por la obligación del uso de monotributo o factura de autónomos para
trabajar.

A partir de la precarización del trabajo periodístico, cabe concluir que
gran parte de los profesionales producen los contenidos de los medios, pero
deben aportar su propia infraestructura, su espacio laboral y su
equipamiento básico para el trabajo. No es una realidad exclusivamente de
la Argentina. En otros países, la falta de relaciones laborales estables
entre empresas informativas y periodistas es también un problema. Como
dijera Josep María Martí, en España también hay una preocupación por "la
precarización generalizada, por la destrucción de puestos de trabajo, por
las dificultades de miles de periodistas jóvenes para acceder al mercado
laboral…" (Martí, 2010) En un informe realizado en abril de 2006 por la
Federación Internacional de Periodistas, se reseñan algunas de las
características del trabajo precarizado de los periodistas, que la entidad
denomina "atípica". Se trata de una encuesta en la que también participaron
sindicalistas argentinos y que en una breve síntesis señala que el 73% de
los consultados tiene una paga más baja que sus colegas asalariados, el
85,4 dijo tener baja seguridad en el empleo, el 80,5% resaltó la falta de
acceso a la protección por problemas de salud, vacaciones y riesgo
judicial, el 73,2% dijo sufrir problemas de salud ocupacional y el 70,7%
dijo que veía disminuida su posibilidad de entrenamiento y capacitación.
(IFJ, 2006)

Estas condiciones laborales ponen en serio riesgo la aplicación de las
rutinas productivas de la profesión periodística y, en términos de Adela
Cortina, las responsabilidades lingüísticas de los periodistas quedan
subsumidas en otras obligaciones, más sustanciales, como la del
pluriempleo, las dificultades de salud y las complicaciones que genera el
mantenimiento de su fuente laboral y el sustento de su ámbito de trabajo.
Con escaso acceso a la capacitación, con falta de contacto con sus
editores, quienes a su vez se ven sometidos a una sobrecarga laboral, las
posibilidades de cumplir con un comportamiento ético y de satisfacer los
requerimientos de los códigos deontológicos de la profesión, se ven
seriamente disminuidos. Esta tensión entre la ética de la empresa
informativa, que se desnaturaliza por la priorización del fin de lucro y la
ética del periodista profesional, cuyas condiciones materiales de
producción se ven deterioradas y por lo tanto dificultan el respeto de los
códigos deontológicos es uno de los orígenes de la pérdida de ciudadanía de
la prensa, considerada como el conjunto de las empresas informativas y sus
profesionales.


-Bourdieu, Pierre. La esencia del neoliberalismo. Artículo publicado en la
edición impresa de Le Monde Diplomatique, nº528 de Marzo de 1998, p. 3.
Traducido por Enrique Fernández M., Magíster (c) en Ciencia Política en la
Universidad de Chile.
-Conill, Jesús. Etica económica y empresa informativa. En: Bonete Perales,
Enrique (Coord.), "Eticas de la información y deontologías del periodismo",
Editorial Tecnos, España, 1995.
-Coriat, Benjamín. "El taller y el robot. Ensayos sobre el fordismo y la
producción en masa en la era de la electrónica". Siglo XXI Editores,
México, 1996.
-Cortina, Adela, De la Etica Filosófica a la Deontología Periodística. En:
Bonete Perales, Enrique (Coord.), "Eticas de la información y deontologías
del periodismo", Editorial Tecnos, España, 1995.
-IFJ. The Changing Nature of Work. International Labour Office. 2006.
-Martí, Josep María, decano del Colegio de Periodistas de Cataluña.
Discurso pronunciado en el Palau de la Generalitat. Boletín del Colegio de
Periodistas de Catalunya, 09 de setiembre de 2010.
-Martini, Stella y Luchessi, Lila. Los que hacen la noticia. Periodismo,
información y poder. Editorial Biblos, Buenos Aires, 2004
-Nieto, Alfonso e Iglesias, Francisco; Empresa Informativa; Ariel
Comunicación, Barcelona, 1993.
-Población, José Ignacio y García-Alonso, Pedro; Organización y gestión de
la empresa informativa; Editorial CIE de Inversiones Editoriales S.L.,
Madrid, 1997. Lección XX
-Rapoport, Mario. "Historia económica, política y social de la Argentina
(1880-2003)" Emecé. Buenos Aires, 2005.
-Zallo Elguezabal, Ramón. Economía de la Comunicación y la Cultura. Akal,
Madrid, 1998.
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