ÉTICA DEL DISCURSO EN HABERMAS COMO SOLUCIÓN A LOS PROBLEMAS QUE ENFRENTA LA MODERNIDAD

June 15, 2017 | Autor: Elsa Romero | Categoría: Jurgen Habermas
Share Embed


Descripción

ÉTICA DEL DISCURSO EN HABERMAS COMO SOLUCIÓN A LOS PROBLEMAS QUE ENFRENTA LA MODERNIDAD Elsa Zamira Romero Méndezi Facultad de Filosofía Universidad Antonio Ruiz de Montoya Curso: Corrientes Éticas Lima- Perú

Introducción Friedrich Ernest Jürgen Habermas, es un filósofo alemán, ahora octogenario, considerado como la figura dominante y el más prolífico del pensamiento contemporáneo. Sus obras sobre diversos temas tales como epistemología, teoría social, filosofía del lenguaje, etc. Superan los cuarenta. Nutrió su pensamiento filosófico de las ideas de la Escuela de Frankfurt, círculo académico que estuvo integrado inicialmente por Walter Benjamín, Herbert Marcuse, Max Horkheimer, Theodor Adorno, habiéndose desempeñado como asistente de este último. La modernidad trajo la promesa, de emancipación del hombre de sus ataduras oscurantistas, supersticiosas y dogmáticas a través del desarrollo de la autonomía del individuo, por medio de la luz del pensamiento racional; con ello se pretendía cambiar el orden establecido. Esta emancipación tan apetecida, tendría que realizarse por medio de la ilustración. Kant, convierte el lema de la ilustración cuando responde a su interrogante ¿ qué es la ilustración?. Ilustración es la salida del hombre de un estado de tutela del que él mismo tiene la culpa. Tutela significa la incapacidad de servirse del propio entendimiento sin dirección de otro. De esta tutela tiene uno mismo la culpa si la causa de ella no está en la falta de entendimiento, sino en la falta de decisión y de coraje para servirse de él sin dirección de otro. ¡Sapere aude!, ¡”ten el valor de servirte de tu propio entendimiento!”. Este es pues el 1 lema de la ilustración.

El pensar por cuenta propia, usando los propios recursos intelectuales, implicaba alcanzar la mayoría d edad para evitar sucumbir a la superstición. Thomas Mccarthy, amigo y difusor de las obras de Habermas en su libro “La Teoría Crítica de Jürgen Habermas”, señala que Max Weber, puso directamente en cuestión todos estos dogmas de la fe de la Ilustración en la razón y en el progreso. Según Weber la racionalidad que define a la modernidad es una racionalidad con arreglo a fines, una racionalidad medios-fin, cuyo telos es la dominación del mundo al servicio de los intereses 1

¿Qué es la ilustración?, Immanuel Kant.

humanos. Como consecuencia de ello, el crecimiento y difusión de la razón no provee a la cultura moderna, como la ilustración supuso, de un centro de sentido, nuevo y no ilusorio. Ese crecimiento y difusión disuelve gradualmente, a no dudarlo las supersticiones perjuicios y errores tradicionales. Pero este desencantamiento del mundo como Weber lo llamó no sustituye a las cosmovisiones religiosas tradicionales por nada que pudiera cumplir las funciones de, por ejemplo, dar sentido y unidad a la vida. Antes bien el mundo desencantado queda desprovisto de todo sentido ético. Queda devaluado y objetivizado como material y marco para la persecución “racional con arreglo a fines” de los propios intereses de cada uno. Lo ganado en control se paga al precio de la pérdida de sentido.2 Añade, el triunfo de la razón trae consigo, no un reino de libertad, sino el dominio impersonal de las fuerzas económicas y de las administraciones burocráticamente organizadas. El pronóstico de Max Weber y los reales acontecimientos negativos que trajo consigo la modernidad ( cuya esperanza se cifraba en la razón humana, destinada a sacar al hombre de su minoría de edad), como son las guerras mundiales, el ascenso del fascismo y totalitarismo en Europa ( cuyo caso emblemático fue la masacre de seis millones de judíos, gitanos, opositores al régimen nazi en Alemania), la degeneración del socialismo en estalinismo, el desarrollo de bombas nucleares, la constatación de la manipulación de las masas a través de los medios de comunicación al servicio de intereses económicos, el desarrollo de una industria cultural que produce entretenimiento y cultura banal de masas, cultura consumista, en el que el hombre se ve reducido a ser un simple productor y consumidor de bienes, son fenómenos racionales, hechos de la razón humana, que sin el planteamiento de un esquema racionalmente eficaz no hubiese tenido los resultados que tuvo, es decir estos hechos tuvieron un fin planificado, esto, es la anulación de la capacidad de pensamiento y reflexión del sujeto, entre otras circunstancias. Estos acontecimientos fueron el germen para que los pensadores de la Escuela de Frankfurt, sobre todo Max Horkheimer y Theodor W. Adorno desarrollaran lo que dieron a conocer como Teoría Crítica de la Sociedad, que analiza la sociedad capitalista y neocapitalista, ayudados por el pensamiento marxista, que le brinda conocimientos sobre las relaciones sociales existentes. Este estudio se basa en la crítica de la razón instrumental, término acuñado por estos en base a los conceptos utilizados por Weber citados líneas precedentes: racionalidad formal, racionalidad medios-fin. La razón instrumental, para ellos es la razón burguesa, cuya finalidad es el dominio de la naturaleza y la esclavización del hombre, enfocada en los medios y no en los fines, en el que el hombre solo es productor y consumidor; hecho necesario para la afirmación del capitalismo, cuya razón de ser es el desarrollo del mercado y la productividad, lo que evidentemente aliena y cosifica al ser humano, volviéndolo incapaz de reflexionar acerca de sus circunstancias y su verdadera finalidad en este mundo.

2

T. MacCarthy, La Teoría Crítica de Jürgen Habermas (Traducción de Manuel Jiménez Redondo); Madrid Tercera Edición 1978, Tecnos , pág. 457.

La cosificación implica que el hombre es capaz de olvidar su autoría del mundo humano y además que la dialéctica entre el productor humano y sus productos se ha perdido para la conciencia. El mundo cosificado es per definitionem un mundo deshumanizado.3Dichos pensadores muestran su desencanto, pesimismo, pocas esperanzas y resignación en la superación de tal estado de cosas. Contrariamente Habermas, advierte que, el ideal de emancipación propio del proyecto de la modernidad y la ilustración se encuentra por realizar; no se han cumplido todas las promesas de libertad e igualdad que se pueden leer en él.4 Efectivamente, Habermas en el Prefacio de su obra El Discurso Filosófico de la Modernidad (Doce lecciones) señala “La Modernidad: un proyecto inacabado” fue el título de un discurso que pronuncié en 1980 al recibir el premio Adorno. Este tema controvertido y rico en facetas, no me ha dejado desde entonces.5 Para ello nuestro autor plantea un giro del paradigma de la conciencia al paradigma del lenguaje.

Teoría de la Acción Comunicativa: La reformulación del proyecto kantiano, para Habermas pasa por desarrollar un giro lingüístico, es decir transitar del paradigma de la conciencia, de la reflexión monológica, solipsista al paradigma del lenguaje, del diálogo. En el paradigma de la conciencia la racionalidad es dependiente del sujeto, aquí, existe una relación individual entre sujeto y objeto. En este paradigma el conocimiento resulta ser inobjetable, absoluto e indiscutible. En el paradigma del lenguaje por el contrario, la racionalidad es dependiente de la intersubjetividad, es decir en la práctica social cotidiana del hombre, aquí el conocimiento es falible, objetable, revisable. El pensamiento habermasiano se orienta a estudiar el lugar de la razón en este mundo contemporáneo. Refiere McCarthy que la Teoría de la Acción Comunicativa es el esfuerzo de Habermas por reconstruir una teoría de la sociedad con intención práctica. Advierte Habermas, que existe un tipo de racionalidad que no ha sido considerado: la racionalidad comunicativa que permite establecer cuáles son los fines deseables para una sociedad que no vengan dados por la autoridad sino que sea establecido o determinado por un consenso racionalmente motivado y justificados públicamente, a través del uso del lenguaje. El uso del lenguaje orientado a convencer al otro mediante razones se llama acción comunicativa, a diferencia de la acción estratégica, que usa el lenguaje con una clara intención de manipular, presentando los problemas como problemas técnicos, cuya solución solo debe ser pensado en término de medios y no de fines. 3

J. Habermas, El Discurso Filosófico de la Modernidad (Doce lecciones), Argentina, 1989, Taurus, Pág. 102.

4

J. Habermas, La Ética del Discurso y la Cuestión de la Verdad; España, 2003, Paidós, pág. 10 (Introducción de Patrick Savidan). 5

J. Habermas, El discurso Filosófico de la Modernidad; pág. 9.

La ética discursiva como modelo teórico de la filosofía moral de Habermas es desarrollada de manera amplia en su obra “Teoría de la Acción Comunicativa” del año 1981, que como señala Juan Carlos Velasco en su libro “Para Leer a Habermas” se nutre del universalismo de la filosofía moral kantiana, el realismo de la teoría social hegeliana y empirismo postmetafísco weberiano, además del pensamiento marxista en lo referido al análisis social y las estructuras culturales y el psicoanálisis como método de comunicación, que tiene como misión orientar la acción política en las sociedades contemporáneas.6 Del universalismo de la filosofía moral kantiana, teoría social hegeliana, pensamiento marxista, empirismo postmetafísico weberiano y psicoanálisis. La solución de los problemas que plantea el paradigma de la conciencia de corte trascendentalista y monológico, de base kantiana a finales del siglo XVIII, fue criticado ya en el siglo XIX por Hegel, para quien las estructuras de la conciencia, tienen caracteres históricos y sociales, el sujeto cognoscente tiene que ser concebido en su propio desarrollo histórico. Marx por su lado estableció que la naturaleza era la base del espíritu y no lo contrario, que el espíritu o la conciencia se transforma en base a relaciones materiales (fuerzas productivas y lucha de clases). El espíritu ha quedado desublimado una vez más. La subjetividad ha resultado estar “infiltrada de mundo”7. El lenguaje al que se refiere Habermas, no es el lenguaje como sistema sintáctico-semántico, sino el lenguaje en uso o habla, según refiere Thomas McCarthy, en su obra “La Teoría Crítica de Jürgen Habermas”. La teoría psicoanalítica de Freud, también es considerada por Habermas no de manera original, sino reconstruida, en tanto que ciencia que desarrolla una autoreflexión metódica. Habermas considera los rasgos metodológicos de psicoanálisis como una clave para la metodología de una teoría crítica en general, la interacción entre médico y paciente puede ser utilizada para estructurar normativamente las relaciones entre la crítica social y los grupos oprimidos que tienen que ser ilustrados sobre su verdadera situación y sobre sus verdaderos intereses.8 El Lenguaje como vehículo de entendimiento y consenso La solución de los problemas que plantea el paradigma de la conciencia de corte trascendentalista, no pueden ser abordados ni solucionados desde esta misma óptica, sino la solución se ve en el lenguaje. El lenguaje es fundamento de la intersubjetividad, a la vez que el medio universal mediante el cual se constituyen el mundo objetivo, el mundo 6

J. Velasco, Para leer a Habermas, Alianza Editorial. Edición Electrónica www.alianza editorial.es

7

T. McCarthy, Op. Cit.Pág. 448.

8

T, McCarthy, Op. Cit. Pág. 232 y 250

social, y el mundo subjetivo, siendo el mundo de la vida-configurado por una intersubjetividad lingüísticamente constituida-el trasfondo sobre el que se estructuran estos “otros” tres mundos.9 Advirtiendo que el lenguaje no sólo tiene funciones denotativas e informativas, sino que el uso del mismo de manera original se encuentra inherentemente orientado al entendimiento y consenso social, Habermas denomina a esto “acción comunicativa” entendida como acción orientada al entendimiento entre los hombres, basada en la reciprocidad comunicacional lingüística, de carácter dialógico, que permite a los interlocutores mediante el uso del lenguaje arribar a acuerdos racionales con condiciones mínimas y que revisten carácter universal, dejando de lado la perspectiva solipsista y monológica del sujeto. El desenvolvimiento del lenguaje se realiza pragmáticamente por eso se dice que tiene un carácter empírico porque nace de las experiencias y vivencias sociales, es decir del mundo de la vida. Por otro lado el lenguaje es también trascendental, porque contiene esquemas y categorías que permiten darle al mundo una estructura. La legitimidad de las normas originadas por el discurso racional: La discusión racional tiene dos reglas: las normas son válidas cuando todos los participantes aceptan libremente por buenas razones y nadie que se encuentre dispuesto a discutir puede ser excluido de la discusión. El acuerdo arribado mediante la mentira o la manipulación no otorga legitimidad a dicho acuerdo, para ello tiene que existir consenso, pero no cualquier consenso como por ejemplo el sometimiento a los acuerdos por ignorancia o por costumbre. A través del uso del lenguaje es posible llegar a acuerdos sobre temas distintos, es decir, es posible consensuar razonadamente. Lo que obliga a los participantes en el debate práctico es la fuerza vinculante de un tipo de razones que se suponen deben convencer igualmente a todos los demás10. Las normas que se originan en base a estos acuerdos, son considerados por Habermas como normas justas, la única medida para determinar la justicia de una acción es el resultado de una deliberación. En la obra “La Ética del Discurso y la Cuestión de la Verdad”11, Habermas que la autoconciencia y la capacidad de adoptar una capacidad autoreflexiva, hacia las propias creencias, los deseos, las orientaciones axiológicas, incluso el propio proyecto vital en conjunto son requisitos necesarios para el discurso práctico. Igual importancia, sin embargo tiene otro requisito. Los participantes deben estar dispuestos, en el momento en que entran a tal práctica argumentativa, a cumplir con las expectativas de cooperación en la búsqueda del tipo de 9

M. Duarri Cánovas, Mundo de la Vida y Acción Comunicativa, en Actas de la II Semana Española de Fenomenología , Edición preparada por San Martín Javier, con el Título: Sobre el Concepto de Mundo de la Vida, Pág. 329, Madrid 1993. 10

J. Habermas, La Ética del Discurso y la Cuestión de la Verdad; Op. Cit. Pág. 29.

11

J. Habermas, Op. Cit. Pág. 30 a 31.

razones que también resulten aceptables para los otros, y aún mas, a dejarse influir y motivar ellos mismos en sus respuestas de “sí” o “no” por estas razones y solo por estas. Las presuposiciones pragmáticas del lenguaje hacen cumplir ambos requisitos de manera simultánea. El discurso garantiza ambas condiciones: primera condición: que todo participante individual, es libre en el sentido de tener la autoridad epistémica en primera persona de decir “sí” y “no”, la segunda condición es que la autoridad epistémica se ejerza de acuerdo con la búsqueda de un acuerdo razonado, de modo que solo se seleccionen soluciones que sean racionalmente aceptables para todos los implicados y afectados. Ética del discurso es la denominación que Habermas da a la idea de que las normas derivan su legitimidad del ejercicio de la discusión racional. Para desarrollar o consolidar su ética del discurso parte de la teoría ética kantiana intentando conseguir una moral universalista, sin embargo no la toma tal cual, sino que introduce modificaciones. Así para él las normas no pueden ser consideradas universales eternamente, estas se encuentran sujetas a cambios dependiendo del cambio de contextos y por corrección de los seres humanos y por otro lado la reflexión individual no es suficiente, es necesario diálogo intersubjetivo. En ese sentido Habermas se opone a la idea de una teoría pura que diferencia al sujeto que conoce, que contempla la verdad y la verdad contemplada, cuestiona el paradigma de la conciencia desarrollada por el pensamiento moderno desde Descartes hasta nuestros días, en el que, el conocimiento es el resultado de una relación de tipo individual entre sujeto y objeto; para este filósofo el conocimiento no es solo reproducción conceptual de datos objetivos cuyas características además tienen la calidad de ser inobjetables, absolutos, indiscutibles; frente a ello opone el paradigma del lenguaje, en el que el conocimiento es producto de la práctica social cotidiana del hombre, desde la vida en sociedad, cuyo canal es el lenguaje. El conocimiento obtenido de esta última manera, carece a diferencia del conocimiento basado en el paradigma de la conciencia, del carácter absoluto, por tanto es falible, pudiendo también ser objetable y revisable. La ética del discurso se sirve de la acción comunicativa, caracterizada por la bilateralidad lingüística entre sujetos capaces de lenguaje que se relacionan con el objetivo de negociar y consensuar. La ética discursiva como procedimiento formal, tiene como finalidad lograr acuerdos, consensos, es decir normas válidas sobre determinadas situaciones sociales, mediante la aprobación del mejor argumento que incluya los intereses de todos los participantes en el procedimiento discursivo, en el que se descarta la coacción y la arbitrariedad, es decir se obtiene un argumento con vocación universal. La ética discursiva se plantea un giro en base a la reformulación de la ética subjetiva del imperativo categórico kantiano (que determina actuar de tal forma que la máxima de la voluntad individual pueda servir al mismo tiempo como principio de una legislación universal); en términos de teoría del discurso como ética intersubjetiva, que abre camino al establecimiento de una verdadera política deliberativa o democracia participativa no sólo en términos del derecho al voto, lo que permite la toma de decisiones en la esfera pública considerando la múltiple identidad colectiva, formas de vida variadas, tradiciones culturales múltiples, heterogéneas, como es el caso de países como Perú que se

caracterizan por tener un escenario falto de uniformidad y por el contrario reúne características de pluriculturalidad y multietnicidad. No se trata ya de la voluntad individual con vocación de universalidad, es decir de la validez de la subjetividad del individuo, sino de la intersubjetividad de las relaciones de comunicación y consenso al interior de una comunidad. De acuerdo a la Teoría de la Acción Comunicativa cuando los interlocutores entablan una relación comunicativa mediante el lenguaje se relacionan con tres mundos: naturaleza (se encuentra en el mundo objetivo), sociedad (mundo intersubjetivo), y personalidad (mundo subjetivo); la teoría de la acción comunicativa se ocupa de la práctica diaria de estos contextos, que explica el mismo mundo de la vida, que en la actualidad se encuentra despojado de su función primordial: la integración social. Con la racionalidad comunicativa se busca dar respuestas a la crisis que la modernidad enfrenta.

i

Elsa Zamira Romero Méndez, estudiante de Filosofía en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya de Perú.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.