Etapas De Evolución Holocena en El Valle Del Río Huerva: Geomorfología y Geoarqueología

May 24, 2017 | Autor: Guillermo Angeles | Categoría: Late Holocene, Palabras Clave: BIM
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Descripción

J.L. Peña, L.A. Longares y M. Sánchez (Eds.) Geografía Física de Aragón. Aspectos generales y temáticos Universidad de Zaragoza e Institución Fernando el Católico. Zaragoza, 2004

ISBN: 84-96214-29-X

ETAPAS DE EVOLUCIÓN HOLOCENA EN EL VALLE DEL RÍO HUERVA: GEOMORFOLOGÍA Y GEOARQUEOLOGÍA J.L.Peña (1), A. Julián (1), J. Chueca (1), M.T. Echeverría (1) y G.R. Ángeles (2) * (1) Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio. Universidad de Zaragoza. (2) Departamento de Geografía y Turismo. Universidad Nacional del Sur. Bahía Blanca (Argentina)

Resumen. Los afluentes del curso bajo del río Huerva conservan registros sedimentarios que permiten la reconstrucción paleoambiental de varios eventos del Holoceno superior: La fase acumulativa más importante se generó desde 6000 BP hasta época postromana (siglos IV/V d.C.) y por los datos disponibles podría ser de origen climato-antrópico. La segunda etapa es post-medieval y la fase más reciente está datada en el siglo XVII, siendo ambas de carácter más puramente climático. Palabras clave: Geoarqueología, Holoceno superior, rellenos aluviales, río Huerva. Abstract. The tributaries of the lower Huerva river conserve sedimentary sequences allowing the palaeoenvironmental reconstruction of several Late Holocene events. The most important accumulation phase, of climatic-anthropic origin, lasted from 6000 BP to post-Roman epoch (4th century A.D.). The second stage is post-Medieval and the most recent phase has been dated in the 17th century, both being of climatic origin. Key words: Geoarchaeology, Late Holocene, infilled valley, Huerva river.

Introducción El río Huerva sitúa su cabecera en el sector central de la Cordillera Ibérica, descendiendo hacia el Norte para confluir con el río Ebro en la ciudad de Zaragoza. En su curso bajo atraviesa los sedimentos miocenos del centro de la cuenca terciaria del Ebro, habiendo excavado un valle marginado por dos grandes plataformas estructurales calizas, La Muela y La Plana, cuyas alturas de 675 y 695 m respectivamente, dominan sobre el fondo aluvial (300 m). Las litologías que afloran en esta zona se componen principalmente de yesos, junto con arcillas y niveles de areniscas, todas ellas fácilmente erosionables, lo que ha generado una compleja red dendrítica de barrancos afluentes del Huerva, que alcanza su mayor densidad en la orilla derecha u oriental del río principal. Este relieve contrasta con el mayor recubrimiento cuaternario que presenta la margen izquierda, formada por un extenso piedemonte que desciende desde la plataforma de La Muela, con varios niveles de terrazas y glacis cuaternarios (Soriano, 1990). Dicho dispositivo disimétrico es (*) Becario Postdoctoral (Programa Mutis). Agencia Española de Cooperación Internacional – Ministerio de Asuntos Exteriores (AECI-MAE)

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consecuencia del desplazamiento lateral continuado del Huerva hacia el Este durante todo el Cuaternario. Las características climáticas del sector central de la cuenca del Ebro, donde las precipitaciones se sitúan entre 320 y 350 mm anuales, con un alto déficit hídrico (en torno a 1200 mm anuales), junto con el predominio de los yesos de la Fm Zaragoza y la intensa degradación de la cubierta vegetal a lo largo de la evolución holocena, otorgan un aspecto marcadamente árido a esta zona. La irregularidad de las lluvias, con la aparición de largos periodos de sequía junto a eventos extremos de alta intensidad, aprovecha estas características ambientales para potenciar la actividad erosiva. Estos procesos se hacen más patentes en el margen oriental, cuya red de drenaje presenta una alta pendiente debido a la mayor proximidad de la plataforma de La Plana al cauce principal. Es en este ámbito donde se sitúan los barrancos de las Lenas y la Morera, objeto del presente estudio.

PIRINEOS

Huesca Zaragoza

Lleida

N

Teruel

0

50

100 km

Vales de las Lenas y de la Morera

Fig. 1. Mapa de situación.

Un aspecto que destaca claramente en el paisaje es la morfología en valles de fondo plano que presentan dichos afluentes laterales, denominados localmente “vales”. Se trata de valles

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Hue rva

colmatados de sedimentos procedentes de la erosión de las laderas circundantes sin haber podido ser evacuados por la red fluvial.Los cultivos de cereal que ocupan su fondo hacen resaltar aún más el contraste con las laderas desnudas yeso-arcillosas que forman sus cuencas-vertiente. Sólo puntualmente, estos fondos aluviales presentan incisiones.

Río

Val

de la Morera

0

500 m

Yesos, margas y arcillas miocenas

Nivel de rellenos y conos post-romanos (N3)

Superficies de erosión en yesos

Nivel de rellenos y conos medievales (N2)

Crestas de divisoria de aguas

Llanura aluvial del Río Huerva (N1)

Niveles antiguos cuaternarios (N4 , N5 y N6)

Red fluvial secundaria

Calizas miocenas Yesos, margas y arcillas miocenas La Plana Va ld eL as

Superficies de erosión en yesos Fondos de dolinas en artesa Niveles de glacis y conos cuaternarios

Le na s

Crestas de divisoria de aguas Rellenos post-romanos (N3) Incisión lineal actual Llanura aluvial del Río Huerva (N1) Red fluvial secundaria 0

500 m

Fig 2. Mapas geomorfológicos de la Val de las Lenas y la Val de la Morera.

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El estudio del relleno de estas vales ha aportado interesantes resultados acerca de los procesos de erosión/acumulación a lo largo del Holoceno. Una primera aportación ya fue efectuada por varios autores en esta zona y colindantes (Zuidam, 1975; Soriano, 1987; Soriano y Calvo, 1989). Posteriormente, la datación radiométrica y las reconstrucciones geoarqueológicas han documentado aún más la importancia que los cambios climáticos y la actividad antrópica han tenido en el valle del Huerva (Peña et al, 1993, 1996, 1998) y en ámbitos cercanos (Burillo et al, 1984; Arauzo y Gutiérrez, 1994; Peña, 1996), habiéndose alcanzado importantes conclusiones acerca de las etapas evolutivas holocenas en esta región y de su interpretación paleoambiental (Peña et al, 2000). En este trabajo se pretende dar una amplia visión de las características de estos episodios evolutivos en dos de estas vales: Las Lenas y La Morera, combinando la información geomorfológica y geoarqueológica procedente del estudio de las laderas, los fondos aluviales y los conos de deyección.

1. LAS ETAPAS DE LADERA HOLOCENAS La intensa erosión que ha sufrido la región central de la cuenca del Ebro durante épocas recientes ha eliminado la mayor parte de los restos acumulativos de ladera que debieron alcanzar una gran extensión, ya que sus registros han sido descritos en zonas próximas. Así, se han realizado estudios en diferentes puntos de la Cordillera Ibérica y de la cuenca del Ebro en los que se señala la existencia de numerosas fases de regularización de laderas, con edades que abarcan el Pleistoceno superior y Holoceno (Sancho et al, 1988; Gutiérrez et al, 1996, 1998). En el Holoceno se han descrito dos etapas importantes de regularización de laderas (Burillo et al, 1981 a, b, 1983; Peña, 1983; Pellicer et al, 1986; Peña et al, 1988, 1991, 1996, 2002; Peña y González, 1992) en el NE de España: •

La fase holocena más importante se generó durante el final de la Edad del Bronce y la Edad del Hierro) correspondiendo a un momento climático, el paso del Subboreal al Subatlántico, que por sus características climáticas frías y más húmedas que las actuales, generó laderas regularizadas tanto en las sierras ibéricas como en el fondo de la depresión del Ebro. Esta regularización desaparecerá en la zona de estudio casi por completo durante la formación del relleno más importante delas vales (nivel N3), como veremos más adelante. Sin embargo, aún es posible encontrar algunos retazos aislados en laderas de orientación septentrional, dado que en las umbrías la mayor humedad ha permitido la persistencia de vegetación que impide la total desaparición de estos registros a causa de la erosión hídrica. Tanto en la val de las Lenas como en la de la Morera se encuentran estos testimonios residuales, destacando el cerro de la Visera, cerca de la localidad de Botorrita. Es bien visible la disimetría existente entre la ladera regularizada norte que asciende hasta la misma cumbre y el abrupto cantil erosivo de la vertiente sur, como consecuencia del diferente comportamiento frente a la erosión. El actual cerro de forma cónica es lo que queda de un “tozal” mayor que fue habitado durante las Edades del Bronce-Hierro y de cuyos elementos arqueológicos nada se conserva in situ. Sin embargo, la ladera septentrional alberga cerámicas y otros materiales pertenecientes a dichas épocas en el interior del depósito que la regulariza. Estos restos arqueológicos fueron arrastrados por los procesos de ladera y permiten su datación relativa. Posteriormente, a partir de la gran fase erosiva de época ibérica y romana, la erosión se centró principalmente en la ladera de solana, generándose el perfil disimétrico actual.

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Una segunda etapa de laderas, en época post-medieval, se generó en la vertiente sur, elaborándose una suave rampa hasta media ladera y de la que quedan algunas formas triangulares (talus flatirons) entre barrancos, ya que la erosión posterior también la ha ido desmantelando. Sin embargo, la ladera norte seguiría conservando todavía los restos de la antigua regularización. Esta etapa ha sido descrita por los autores anteriormente citados como la respuesta de las laderas en medios semiáridos ante una etapa climática crítica como la Pequeña Edad del Hielo (siglos XVI-XIX), por lo que sería una etapa post-medieval en la que vuelven a repetirse los procesos de la fase principal Post-Bronce/Hierro aunque con menor intensidad y duración.

2. LOS NIVELES DE ACUMULACIÓN EN LOS VALLES DE FONDO PLANO Y CONOS ALUVIALES En el interior de estos pequeños valles es posible encontrar pequeños restos de acumulaciones antiguas, especialmente en la val de la Morera, en la que se reconocen al menos tres niveles anteriores a la evolución holocena, y que han sido denominados N6, N5 y N4 (Peña et al, 1996). Forman pequeños cerros alargados y de forma convexa, coronados por 2-3 m de cantos angulosos calcáreos, acarreados desde las plataformas calizas de La Plana, en la cabecera del valle. Esta composición calcárea permite su fácil reconocimiento cartográfico ya que determina la presencia de Salsola vermiculata y Artemisia herba-alba, especies muy diferentes a las que crecen en los niveles inferiores de naturaleza yesífera (Rosmarinus officinalis, Thymus vulgaris, Lygeum spartum). Por su altura sobre el cauce y su relación topográfica con las terrazas del Huerva, consideramos que deben pertenecer al Pleistoceno superior (Fig. 3). La evolución holocena de las vales está representada por la existencia de tres niveles acumulativos escalonados, de los cuales el más antiguo (N3) ocupa una gran extensión, mientras que los dos inferiores, N2 y N1, aparecen solamente en sectores de encajamiento fluvial.

N5

Terrazas río Huerva T6

30

0

m

T2

N3 N2

N2

N4

T4

10

N4

N6 N5

T5

20

N5

N6

Niveles Val de la Morera

N1

N3 T1 N2 N1

0

100

200

300

400

500 m

río Huerva

Fig. 3 . Perfiles longitudinales de los diferentes niveles de relleno holocenos y pre-holocenos de la Val de la Morera y su relación con terrazas del río Huerva.

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El nivel N3, o nivel general, alcanza gran continuidad en ambas vales, así como en otras cercanas, donde habitualmente constituye un nivel único. El espesor sedimentario es variable ya que presenta una base muy irregular, consecuencia de una topografía pre-relleno muy accidentada debido al afloramiento de bancos duros de arenisca, intercalados entre los yesos y arcillas miocenos, que escalonaron el cauce. El final de la acumulación configuró una superficie completamente plana, que es la forma dominante en estos sistemas fluviales. Su salida al valle principal se produce en forma de conos aluviales que llegaron a cubrir gran parte de la llanura aluvial del Huerva en su margen derecha (Fig. 4) E

W río Huerva N4 N3 villa romana N2

N2 N1

N5 necrópolis Campo de Urnas N2

N3

N3

María de Huerva

río Huerva N2

N1

N4 N2

N1

10m

datación C14 0

10m

Sustrato terciario

Nivel 4 río Huerva

Nivel 2 rellenos y conos val Morera

Nivel 5 val Morera

Nivel 3 rellenos y conos val Morera

Nivel 1 rellenos y conos val Morera

Fig. 4. Cortes transversales del valle del Huerva en María de Huerva y de los conos de la val de la Morera.

En la Fig 5 se han representado las columnas estratigráficas de sendos cortes efectuados en los dos valles. Predominan las acumulaciones de materiales limosos muy pulverulentos y de tonos blanquecinos, con intercalaciones detríticas más gruesas, dominantes en los tramos inferiores. En conjunto el nivel N3 alcanza los 10-12 m de espesor. •

La parte basal del relleno (A) ha podido datarse mediante C14 en 6.015 +75 BP para la val de la Morera y de 5.910+270 BP en Las Lenas. En torno a esas fechas comienza el relleno de la morfología irregular del fondo y, dada su edad, podría establecerse una relación entre esta dinámica erosivo-acumulativa y la actividad humana sobre el medio propia del Neolítico, así como con el clima más seco y cálido del Óptimo Climático del Atlántico, aunque no se aprecia un ritmo sedimentario acelerado por intensos cambios en la cubierta vegetal de la cuenca. Para fechas semejantes, Stevenson et al (1991) señalan también acumulaciones en el sector oriental de la cuenca del Ebro.

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Limos superiores

D

Post-Romano tardío (s.IV dC)-Previsigótico

Limos intermedios

C

Época Romana

Limos superiores Limos Arenas Gravillas

Capas detríticas Post-Bronce/Hierro Ëpoca Ibero-romana

Gravas Materia orgánica

B

Silex Cerámicas Bronce/Hierro Cerámicas Ibéricas/Romanas

3260 +/-60 BP 2470 +/-150 BP

Muros romanos Huesos

A

Nivel detrítico basal Óptimo Atlántico Neolítico

1m

5910 +/-270 BP 6015+/-75 BP

VAL DE LAS LENAS

VAL DE LA MORERA

Fig 5. Unidades diferenciadas en los rellenos de las vales de Las Lenas y Morera y dataciones C14.

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Fot. 1. Cabezo de la Visera. Cerro disimétrico, con la ladera norte conservando la regularización postBronce/Hierro (dcha.) y la ladera sur fuertemente erosionada (izq.).

Fot. 2. Capas de carbones en el nivel N3 de la val de las Lenas.

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El tramo medio (B) es de sedimentación detrítica más gruesa, con aparición de niveles turbosos y acumulaciones de carbón de gran continuidad lateral, que han permitido datarlo radiométricamente. La existencia en la val de la Morera de un yacimiento arqueológico de las Edades del Bronce y del Hierro ha aportado además restos arqueológicos en forma de sílex y cerámicas intercalados en estos niveles junto a restos óseos datados con C14 en 3.260+60 BP. Dado que son materiales de arrastre, sólo puede deducirse que este tramo es posterior a dicha fecha (post-Edad del Bronce). En la Val de las Lenas niveles de turba y carbón de estas capas intermedias aportan edades C14 en torno a 2500 BP por lo que el relleno se generó en época ibero-romana. Durante las Edades del Bronce y Hierro la erosión no debió ser importante, dado que las laderas estaban regularizadas y estabilizadas /fase de regularización post-Bronce), sin embargo la posterior erosión en Época ibero-romana retomó estos sedimentos, que ya contienen restos arqueológicos más antiguos, trasladándolos hacia los fondos aluviales para formar el nivel de relleno N3.

Los niveles superiores C y D, mucho más limosos, muestran coincidencias cronológicas en ambas vales, dado que en la Morera los conos finales de este nivel N3, constituidos por los denominados “limos superiores” (nivel D) fosilizan una villa romana tardía (siglos III-V d.C.) y en las Lenas también se aprecian restos constructivos junto con cerámicas romanas (terra sigillata) de idénticas fechas, pudiendo datarse el final del relleno como post-Romano o posterior a los siglos IV-V d.C. La existencia de tumbas visigóticas excavadas en la superficie de los conos N3 de la zona de Cuarte, cuando ya carecían de funcionalidad al haber comenzado la incisión, nos podría marcar hacia el siglo VII como límite superior extremo para este nivel antes de producirse su incisión.. A partir de este análisis crono-sedimentario se puede concluir que las tasas de acumulación aumentan notablemente en los niveles medios y superiores (B, C, D), pudiendo alcanzar valores en torno a 8 m en mil años, lo que contrasta con la escasa acumulación observada en los niveles basales (A). Tasas similares han sido descritas en otras vales de la región, como la de Mediana de Aragón (Burillo et al, 1985; Sancho et al, 1991) para estas mismas épocas. Por otra parte, la coincidencia temporal de estos rellenos con épocas de intensa ocupación humana del medio, desde la Edad del Bronce a Época Romana, permite suponer que la deforestación ha podido ser decisiva en el aumento de las tasas de erosión al ser desprotegidas las laderas, lo que puede relacionarse con los niveles que contienen fragmentos de carbón que aparecen en los tramos medios (B) del corte de Las Lenas, cuya continuidad a lo largo del valle es destacable. Finalmente, parece interesante resaltar que esta etapa N3 no presenta correlación entre sus niveles de conos aluviales y los niveles de terraza del río Huerva, por lo que no parece ser un relleno formado por causas estrictamente climáticas que afectase al conjunto de la cuenca, sino que se debe a efectos más locales relacionados con la deforestación del entorno del Bajo Huerva. Finalizada la etapa de relleno comienza un periodo de incisión que se alarga hasta la actualidad y que solamente está activo en las vales más importantes o con un mayor gradiente longitudinal, como son los casos de Lenas y Morera. En el interior de estas incisiones se produjeron dos episodios de sedimentación que han dado lugar a los niveles N2 y N1. El nivel N2 alcanza menor extensión que el N3 y sólo se reconoce claramente en la val de la Morera, donde se compone de 2-3 m de arenas, limos y gravas de yeso y caliza, con estructuras fluviales, quedando encajado en el nivel N3 En la confluencia con el río Huerva forma un cono aluvial encajado en el anterior, que enlaza con la terraza 2 del río principal. No se han obtenido dataciones precisas de este nivel, aunque en relación con los datos procedentes de vales próximas,

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como la del castillo de Miranda, junto al río Ebro (Peña, 1996) este nivel sería de Época Medieval o post-Medieval (siglo XIV) y su activación podría relacionarse con el Óptimo Climático Medieval. Este nivel quedará colgado también por la brusca reactivación de la incisión El nivel N1 corresponde al episodio acumulativo más bajo y está escasamente representado, ya que sólo se conserva en forma de terraza en la val de la Morera (Fig. 4). Su superficie se sitúa a 2-2,5 m sobre el cauce y se prolonga perfectamente hasta enlazar con el nivel 1 de terraza del río Huerva, careciendo en este caso de cono aluvial propio. Se compone principalmente de gravas semirodadas, y se ha datado un nivel carbonoso intercalado en 380+60 BP con C14, es decir a principios del siglo XVII, pudiendo relacionarse con eventos extremos durante la Pequeña Edad del Hielo. La incisión posterior ha dejado inactiva esta terraza, quedando un cauce actual sometido a cortos ciclos de relleno e incisión alternantes.

Fig. 6. Cuadro resumen de las etapas holocenas de agradación y degradación en rellenos de valle.

La buena conexión longitudinal entre los niveles N1 y N2 y las correspondientes terrazas del Huerva nos lleva a pensar en causas climáticas como rersponsables de la génesis de las etapas de incisión y relleno desde época post-romana, con menor importancia de la acción antrópica en un medio que nunca volvería a recuperar un estadio biostásico desde la fase de deforestación principal (Edad del Hierro-Época romana tardía).

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3. CONCLUSIONES El uso de la geomorfología de detalle para el estudio del Holoceno superior y la aplicación de la geoarqueología y las dataciones radiométricas permiten alcanzar importantes resultados acerca de las etapas recientes de modelado en las laderas y fondos de valle (terrazas y conos aluviales). La ordenación cronológica de las fases señaladas de agradación y degradación, así como el establecimiento de las causas que los desencadenan, nos muestra la gran actividad de los procesos en los últimos 8.000 años y la decisiva influencia que la evolución holocena ha tenido en los paisajes actuales, especialmente en el Holoceno superior, es decir en los últimos 4.000 años (Figs. 6 y 7).

Fig. 7. Gráficas mostrando las fases de acumulación e incisión durante el Holoceno en el sector centroriental de la Depresión del Ebro.

La formación de las laderas regularizadas desde finales de la Edad del Bronce y durante la Edad del Hierro, representan un periodo de estabilidad en que la erosión hídrica superficial se ralentizó enormemente, como muestran los escasos registros en los fondos aluviales. Posteriormente comenzó la gran etapa erosiva de las laderas, arrastrando las formaciones superficiales y suelos para formar importantes rellenos en los valles, siendo la causa principal la fuerte presión antrópica sobre un medio frágil de difícil recuperación, como es este ámbito de yesos. Esta antropización del territorio coincide con un momento climático, el inicio del Subatlántico, de marcado calor y sequedad, lo que sin duda debió potenciar este proceso. En definitiva, en este primer ciclo de agradación (N3) se produce el trasvase de sedimentos desde las laderas regularizadas hasta los fondos de los valles secundarios, y en menor medida prolongándose mediante los conos aluviales hacia el río Huerva. En las fases posteriores, en las que predomina la incisisón, se movilizan esos mismos sedimentos desde los valles secundarios, como son las vales, hacia los cursos principales (Huerva,

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Ebro) que los trasladan hacia el mar Mediterráneo ampliando el delta del Ebro a partir de los siglos IV-VIII. La incisión progresa donde hay suficiente gradiente topográfico, mediante una acción regresiva desde el río principal y apoyada por procesos de piping que aceleran el retroceso. Sin embargo, este vaciado de los fondos aluviales se ve interrumpido por las dos etapas intermedias (N2 y N1) en las que vuelven a rellenarse parcialmente las incisiones con nuevos depósitos. Estas fases de agradación parecen coprresponderse con fluctuaciones climáticas recientes (postmedievales y siglo XVII). También en las laderas se constata un corto periodo en el que cesa la erosión y llega a configurarse una rampa basal, indicadora de una cierta estabilización, de la que quedan escasos restos en la actualidad, siempre en orientación sur La originalidad del Holoceno del NE de España y especialmente en el valle del río Huerva radica en la rareza en el ámbito mediterráneo de una compleja sucesión de etapas de evolución de laderas, valles y conos aluviales como las descritas, lo que aporta una notable información sobre fases recientes de formación del paisaje. Sólamente un periodo principal similar al N3 de los fondos aluviales es recogido en algunos trabajos como los de Butzer (1980), Neboit (1983), Bruckner (1986), Bintliff (1992) o Larue (2002) y con menor importancia una fase medieval. Otra cuestión es la relativa a las causas generadoras o desencadenantes de la actividad geomorfológica, con una dicotomía clima/hombre, aspecto en el que nos mantenemos de acuerdo con Jordà y Vaudour (1980), Bintliff (1981,1982) y Gutiérrez y Peña (1998) quienes defienden una causa mixta antropoclimática, con diferencias en el peso que tuvo cada una de estas génesis en las distintas fases que se han señalado en el bajo valle del Huerva.

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Etapas de evolución holocena en el valle del río Huerva: geomorfología y geoarqueología

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