Estudios del Trabajo. Las Mujeres en el mundo del trabajo, experiencias económicas en Santiago de Chile, 2013

October 13, 2017 | Autor: I. Nuñez Salazar | Categoría: Economic History, Latin American Studies, Economics, Work and Labour, Lifestyle
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Descripción

Estudios del Trabajo Serie Colaboraciones

Julio, 2013

N° 24

Julio de 2013

Las mujeres en el mundo del trabajo. Experiencias económicas en Santiago de Chile 1885-1920 Isabel Margarita Núñez Salazar

Serie Colaboraciones 1

Estudios del Trabajo Serie Colaboraciones Julio de 2013

Las mujeres en el mundo del trabajo. Experiencias económicas en Santiago de Chile 1885-1920 Isabel Margarita Núñez Salazar1

Resumen Palabras claves Trabajo, Mujeres, Historia, Economía, Empleo

El siguiente artículo pretende dar a conocer la estructura laboral femenina en la provincia de Santiago a fines del siglo XIX. Con un exhaustivo trabajo archivístico el documento permite observar diversas ocupaciones, profesiones y oficios femeninos realizados en la región, permitiendo comprender de mejor manera la concentración laboral y segregación por razón de sexo que tienen las mujeres en el mundo del trabajo. El documento es un aporte a las nuevas discusiones sobre historiografía laboral y económica de América Latina y permite incluir una mirada más inclusiva a la historia de Chile.

Abstract Keys words Work, Women, History, Economy, Employment This paper seeks to highlight the female labor structure in the province of Santiago in nineteenth century. With an exhaustive archival document can observe differents occupations, professions and trades women conducted in the region, allowing better understand occupational concentration and sexual segregation of women in the market. The paper is a contribution to the further discussions on labor and economic historiography of Latin America and allows for a more inclusive look at the history of Chile.

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Historiadora, Magister en Estudios de Género y Cultura. Email: [email protected]

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Economía y sociedad. Santiago a fines del siglo XIX Hacia 1850 Chile se insertó definitivamente en la corriente de la economía internacional en un momento de expansión productiva, comercial y de transformaciones sociales. Como resultado de lo anterior emergió un nuevo y paradigmático modelo de desarrollo económico en el cual la producción industrial, el desarrollo del transporte, las comunicaciones y la formación de amplios mercados nacionales terminaron por sustituir definitivamente a la economía del antiguo régimen, basado principalmente en la producción agropecuaria y en la producción artesanal de bienes manufacturados. Es así, como el nacimiento del modelo capitalista liberal hizo de Latinoamérica, y de Chile particularmente, un espacio económicamente dependiente y monoproductor de las economías occidentales2. En este contexto, la estructura económica de Santiago presentó en promedio un 16% de población ocupada en relación con el total nacional durante la época, ubicando a la provincia como una de las regiones más importantes a nivel nacional. Esta cifra representó la quinta parte de la población remunerada3 del país, la cual se ve favorecida por el incremento de la administración pública desde 18704, además de la construcción de obras públicas, del crecimiento de los servicios para el mercado, de la industria manufacturera y del trabajo remunerado dentro de los hogares, actividad económica realizada mayoritariamente por las mujeres. La población ocupada de Santiago crece sostenidamente desde 1885 hasta 1907 en un 6,3%, la cual desciende hacia 1920 en un 1,8%, materializando que el trabajo de

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Carmagnani, M, Estado y sociedad en América Latina 1850-1930, Barcelona, Crítica, 1984, pp. 19 - 175. Ortega, L, Expansión productiva y desarrollo tecnológico: 1880-1932, Santiago, USACH, 2005. Halperin, T, Historia Contemporánea de América Latina, Barcelona, Alianza, 2001. 3 Se entiende por trabajo remunerado toda actividad humana en la cual se perciba un salario como pago por el trabajo realizado en una relación de dependencia como son obreros, empleados, trabajadores del servicio doméstico. Del mismo modo, son considerados también aquellos empleos que son pagados con honorarios, como son por ejemplo las profesionales liberales y vendedores aquellos que tienen un negocio propio donde su ingreso es la ganancia que obtienen de la venta. También son considerados aquellas personas que realizaban producción desde sus hogares para el mercado, las panaderas, las lavanderas, los sastres y costureras. Por tanto, se considera trabajo remunerado todas aquellas personas que percibieron algún tipo de remuneración por la transacción de su bien o servicio en el mercado. 4 Humud-Tagle, C, El sector público: 1830-1930. Apuntes de historia económica de Chile, Santiago, Universidad de Chile, 1969.

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mujeres y de hombres está suscrito a las dinámicas económicas específicas de la región. Cuadro 1. Población Ocupada en la provincia de Santiago sobre el Total Nacional. 1885-19205 Censo



%

1885

135.888

12,5

1895

166.010

15,5

1907

242.435

18,8

1920

231.551

17

Fuente: Censos de la República de Chile, 1885, 1895, 1907 y 1920.

Hacia fines del siglo XIX, Santiago estaba provisto de ocho bancos, la familia Ossa y Compañía fue el grupo económico que tuvo más sucursales bancarias a lo largo del país, siendo las más importantes las de Valparaíso y Santiago. El banco Mac Clure y Cía, acompañaba las transacciones financieras en la región desde 1863, el Banco Agrícola del latifundista Domingo Fernández Concha, fue uno de los más prominentes aristócratas que combinaron la cultura y el poder de la tierra con los negocios comerciales urbanos que radicando su status en el imaginario social del poderío hacendal, invirtieron en las empresas urbanas para controlar también el rumbo de la economía chilena6. El Banco Chileno Garantizador de Valores, junto a la caja fiscal del Crédito Hipotecario, fueron las estructuras que apoyaron a las familias chilenas y extranjeras para establecer bancas comerciales en Santiago. Los bancos Nacional de Chile y el Edwards y Cía, dieron paso a la estabilidad económica que permitió la creación de doce bancas comerciales más en la ciudad de Santiago,

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Se agradece la supervisión y revisión cuantitativa de las cifras que aquí y en adelante se presentan a la economista Thelma Gálvez Pérez, Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL y al Centro de Estudios de la Mujer, CEM, en especial a Ximena Díaz Berr y Lorena Godoy Catalán. 6 Para conocer el imaginario social de la clase terrateniente en Chile ver: Stabili, M, El sentimiento aristocrático. Elites chilenas frente al espejo (1860-1960), Santiago, Andrés Bello y Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, 2003, pp. 65-366.

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dentro de los que sobresalieron por su importancia empresarial el Crédito Salitrero y Ahorros y el de Unión Comercial7. Esta proliferación bancaria, fue posible por la característica industrial que tuvo Santiago durante la época. Esta provincia fue la que albergó la mayor cantidad de establecimientos industriales hacia principios del siglo XX, con un número de 2.573 industrias, sobrepasó la capacidad industrial de otras regiones como Valparaíso, Concepción y Tarapacá, quienes no superan los 1.500 centros industriales hacia 19208. Las industrias que proliferaron en Santiago fueron las de alimentos, las de confecciones y vestuario, las de metales y manufacturas, así como las de papeles e impresiones, las de cueros y pieles. A esto se le sumó la carpintería, la panadería y la peluquería, que también fueron consideradas centros industriales en la época, todos estos centros industriales aportaron el 6% del total de industrias en Santiago a fines del siglo XIX9. El incremento del sector público, convirtió a Santiago en la región administrativa más importante del país, en materia institucional y burocrática, centralizando el poder político en la zona. En este sentido, el Estado como captador de mano de obra, incentivó la composición de las empleadas y empleados públicos, quienes se insertaron en la red telegráfica de comunicación, en el sistema educacional, en el sistema de salud pública, en los municipios e intendencias, es decir, en toda la burocracia estatal. Estos trabajadores, hombres y mujeres, reconfiguraron la estructura ocupacional de la región, en una mano de obra más calificada y especializada, la cual agrupó intereses, necesidades y aspiraciones similares de una clase media10 emergente, que a través de la educación estatal y el

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Para mayor información sobre las transacciones comerciales y la creación de bancos en la ciudad de Santiago ver: De Ramón, A, Santiago de Chile: Historia de una sociedad urbana. 1541-1991, Madrid, MAPFRE, 1992, p.163. 8 Oficina Central de Estadística, Anuario Estadístico, Santiago, Imprenta y Litografía Universo, 1910, p. 470, Tomo III. Oficina Central de Estadística, Anuario Estadístico, Santiago, Imprenta Universo, 1920, pp. 3-15, Vol. IX. 9 Op cit. 10 La clase media es fruto del desarrollo educacional, del crecimiento económico, de las tradiciones intelectuales y de la creatividad artística y literaria. Se ha utilizado el concepto de clase media que utilizan los cientistas sociales tales como Richard, N y Ossa, C en: Santiago imaginado,

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trabajo remunerado, adquirieron las herramientas necesarias para recrear su entorno e idear un nuevo modelo social. Este contexto hizo de la provincia de Santiago el espacio administrativo, comercial e industrial más relevante para la economía del país. Los sucesos bélicos que acontecieron en la provincia de Concepción a principios del siglo XIX y por sobre todo la debacle acontecida en la batalla de Loncomilla en diciembre de 1851, desacreditaron la importancia administrativa y militar que había adquirido esta región durante la Colonia. Por otra parte, su cercanía con la denominada frontera mapuche hizo de esta zona un espacio en conflicto permanente, amenazando la estabilidad institucional que buscaba el país. En este sentido, Santiago fue el espacio que más estabilidad administrativa brindó al país durante esta época para iniciar la consolidación del modelo capitalista liberal. Ello significaba llevar a cabo grandes transacciones comerciales, instaurar entidades bancarias, industrias y obras públicas que afianzaran el sistema político, oligárquico liberal, que se instalaba en Chile. Ahora bien, esta aparente modernización fue monopolizada por manos extranjeras que establecieron alianzas sociales con la clase terrateniente mediante los lazos de parentesco y compadrazgo. Estas alianzas socioeconómicas, permitieron a ambos grupos de poder dirigir los procesos estructurales en beneficio propio, para mantener el control y el status hasta principios del siglo XX, el que les permitía concentrar la riqueza en unos pocos, mediante la explotación y el hambre de la mayoría. Esta realidad se materializó en las hambrunas que sufrió la población pobre de la ciudad de Santiago a fines del siglo XIX, la cual sobrevivió de las sobras que la Iglesia Católica le ofrecía en los conventos, seminarios e iglesias. Los sectores populares convivieron con la desnutrición, la insalubridad y las enfermedades. La carestía del pan en este período, suscitó varias huelgas de chilenas y chilenos que sufrían de hambre por el alto valor del trigo, impidiéndoles comprar harina para hacer Colombia, Taurus, 2004, p. 142. Salazar, G y Pinto, J, Historia Contemporánea de Chile, Santiago, LOM, 2004, Tomo I, II y IV.

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pan en sus casas o comprarlo en el comercio. El precio del trigo fue tan especulativo durante esta época, que provocó inaccesibilidad de comer un pan diario, debido al alto costo de la harina. Hacia 1890 el valor del kilo de harina era de 7 pesos, mientras que para 1909 el valor había aumentado a 12,88 pesos. Igualmente, la carne de res era aún más costosa, hacia 1880 tenía un valor de 34 pesos, en 1898 un valor de 65,5 pesos y en 1909 de 175,82 pesos11, estos alimentos básicos en la dieta de las personas se hicieron inaccesibles hacia principios del siglo XX, si consideramos que el salario de una mujer obrera en Santiago fue de cuatro pesos noventa y cinco, el de un niño obrero fue de dos pesos ochenta, y el de un hombre obrero fue de diez pesos ochenta12, comprar un kilo de harina o de pan era casi imposible. La experiencia de una realidad injusta, provocó que las mujeres y hombres salieran a las calles para reclamar el pan, la carne y la grasa para alimentarse cotidianamente. La prensa satírica manifestó el descontento social de la época: “Pereciendo de hambre están/ mis hijos y mi mujer/ que no tiene qué comer/ en Chile el pobre gañán. /No le alcanza para pan/lo que el rico cicatero/le paga en un día entero/ por un trabajo cualquiera/ y yo, aunque de hambre me muera/no quiero ser peón añero”13. Esta poesía popular, manifiesta el Chile de la cuestión social14, que explotaba, discriminaba y enfermaba por el hambre y el trabajo. 11

Bauer, A, La sociedad rural chilena, Santiago, Andrés Bello, 1994, pp. 279-281. Oficina Central de Estadística, Anuario Estadístico de la República de Chile: Industria Manufacturera, Santiago, Imprenta Universo, 1920, pp.148-151, Vol. IX. 13 Poesías populares de El Pequén VI, citado en: Palma, D, “De apetitos y de cañas. El consumo de alimentos y bebidas en Santiago a fines del siglo XIX” Historia, Santiago, PUC, 2004, pp.391417, Vol. 37, Nº 2. 14 La cuestión social es un proceso que ocurre en Europa como consecuencia de la Revolución Industrial, el cual ocasionó serias dificultades laborales, sociales e ideológicas. En Chile, la cuestión social se desarrollo a finales del siglo XIX debido al malestar social y las grandes desigualdades económicas, sociales, culturales y políticas del país. El crecimiento urbano desbordante, las precarias condiciones laborales que no tenían regulación alguna, la creciente industrialización en manos de capitalistas extranjeros y un poder político predominantemente oligárquico, generó que los movimientos sociales, mujeres, trabajadores y niños/as iniciaran una lucha por conseguir reivindicaciones para mejorar sustancialmente su calidad de vida. De esta forma, surgieron en la vida pública escritos, ensayos, artículos de prensa, tanto populares como intelectuales, que analizaron las causas y motivos de esta situación, proponiendo además variadas soluciones a la grave crisis de los sectores populares chilenos. La presión popular, debido a las reiteradas marchas y huelgas fue tan grande, que muchos intelectuales de la época también se 12

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A diferencia de lo anterior, la oligarquía y el empresariado vivían en la abundancia de sabores, aromas y degustaciones, que su situación socioeconómica les permitía. Las costumbres culinarias francesas adquiridas durante el siglo, que se reflejaron no sólo en sus menús sino que también en la forma de nombrar las comidas chilenas. Tal fue el caso, que la cazuela de ave pasó a llamarse cazuelá de volailles, la cual era preparada en el Hotel Santiago, cuyos dueños eran empresarios franceses llegados a Valparaíso y que luego expandieron su negocio hotelero a Santiago. Este hotel fue el único que contó con luz eléctrica durante la época, situándolo en una atracción turística para el período. Asimismo, el hotel y restaurante más importante en Santiago fue el Papa Gage, al cual concurrían los jóvenes de la aristocracia chilena a disfrutar los sabores chilenos que se horneaban y sazonaban con recetas francesas. En este sentido, degustaron el bifteack a lo pobre, los carapachos de jaiba, el arroz al curry, las tortillas al Rhon, la langosta a la indiana y las salsas de alcaparra, que acompañados de vinos franceses exportados, plasmaron una diferencia diametral con la realidad que convergía en Santiago a principios del siglo XX15. Este contexto social estuvo acompañado por la economía realizada por las mujeres desde sus hogares que fue parte del pilar del modelo capitalista chileno. Los trabajos los realizaban en los talleres de costura, en el servicio doméstico, en los hogares lavando ropa, haciendo pan, cociendo y generando un comercio más informal en las calles y los conventillos. Uno de estos lugares fue el de los baratillos, que fueron espacios donde las mujeres abastecían de abarrotes a sus vecinos y vecinas, para sobrevivir a los problemas de la cuestión social de la época. En este sentido, el crecimiento económico decimonónico, no hubiese sido posible sin el apoyo y simultaneidad de la economía casera, realizada mayoritariamente por las mujeres, quienes solventaron en sus hogares las necesidades industriales de la sumaron al malestar de la cuestión social, sobre todo los sectores más liberales y la izquierda de la época, lo cual, permitió que ya en 1920, la elite gobernante no pudiera evadir la situación compleja teniendo que hacerse parte de ella en soluciones y tomarlo como un problema de la política nacional. Salazar, G y Pinto, J, 2004, op. cit. 15 Palma, D, 2004, pp. 396 – 400. Bauer, A, Somos los que compramos, México, Taurus, 2002, pp. 207-211.

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industria textil, del vestuario, del comercio y del servicio doméstico, salvaguardando los hogares de la aristocracia chilena. En efecto, la provincia de Santiago mostró un aporte cualitativo y cuantitativo relevante para el país hacia el siglo XX. En primer lugar, por la composición social y sus manifestaciones públicas que reclamaban contra el Chile discriminatorio

y

marginal, que teniendo una expansión económica nunca antes vista en la historia, sólo contribuía a una mayor segregación y conflicto de clases, dando paso al hambre y a la insalubridad, manteniendo a los sectores pobres de la población en la injusticia social. En segundo, y último lugar, el aporte sustantivo cercano al 20% de personas trabajadoras remuneradas en la región, manifiesta la importancia económica que tuvo la estructura laboral de Santiago para el país lo que aportó al crecimiento económico, a la modernización urbana, al incremento de la población, al incentivo de las migraciones campo-ciudad y la conformación de una nueva clase social. Esta realidad fue posible gracias al trabajo simultáneo que la economía casera y capitalista realizaron en la región.

Mujeres y trabajo. Cifras, profesiones y oficios en la provincia de Santiago El trabajo remunerado de las mujeres, en la provincia de Santiago fue eminentemente urbano. Las mayores concentraciones de mujeres en las zonas urbanas, evidencia que deben migrar del campo a la ciudad en busca de trabajo remunerado, que les permita sobrevivir junto a sus familias. En este sentido, la centralización administrativa de la provincia de Santiago, permitió a las mujeres ingresar al Estado como empleadas públicas, a las bancas comerciales como banqueras, contadoras y procuradoras, al rubro industrial como técnicas del vestuario, de textiles, de alimentos, de bebidas y tabaquerías. Esta inserción laboral femenina, claramente más calificada, se incentiva gracias a las dos instituciones universitarias que existían en la ciudad de Santiago, pues favoreció a la obtención de títulos profesionales, tal fue el caso de profesiones liberales y médicas que permitió ampliar el espectro ocupacional e intelectual de las mujeres. De este modo, las médicas, las enfermeras, las dentistas, las abogadas, las científicas, las químicas, las farmacéuticas y las 9

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cirujanas ingresaron a un mercado laboral distinto al cotidiano del servicio doméstico y de las industrias textiles, pues rompieron lentamente la barrera segregacional que existe en el espectro ocupacional femenino. Las lavanderas, las criadas, las domésticas, las nodrizas y las cocineras fueron las ocupaciones remuneradas que concentraron a la mayoría de las mujeres en la región, las cuales se empleaban en hoteles, bares, hogares oligárquicos, restaurantes, además de trabajar en sus propios hogares lavando ropa en las acequias. Fue de esta manera, que las mujeres pobres lograron sobrevivir mediante el trabajo remunerado en el Chile de principios del siglo XX. No obstante, estas ocupaciones fueron especulativas durante la época, es decir, el trabajo fue esporádico y por temporadas, a diferencia de las profesiones liberales y médicas, que fueron empleos que aumentaron progresivamente durante la época, lo cual sin duda, mejoró el lugar que ocupaban las mujeres en la sociedad. Las herramientas intelectuales y económicas permiten insertarlas en trabajos más calificados, mejor pagados y más especializados. Cuadro 2. Mujeres que trabajan sobre total de mujeres en edad de trabajar y sobre total de hombres y mujeres que trabajan 1885-1920. Provincia de Santiago %

1885

1895

1907

1920

% (A) sobre (B)16

38,5

33,1

37,7

19

% (J) sobre (K)17

36,2

31,6

32,9

29,8

Fuente: Censos de la República de Chile, 1885, 1895, 1907 y 1920.

El cuadro 2, muestra la evolución del trabajo remunerado femenino, entre 1885 y 1920. Las mujeres que trabajan en relación con las mujeres en edad de trabajar tienen una evolución fluctuante durante todo el período en la provincia de Santiago. El cambio en los registros censales para materializar el trabajo remunerado de las mujeres, afecta directamente a las cifras entre un censo y otro, 16

(A) Total de mujeres que trabajan. (B) Total de mujeres desde 10 hasta 80 años. (J) Total de mujeres que trabajan. (K) Total de mujeres y hombres que trabajan.

17

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lo cual va aminorando el trabajo remunerado femenino, evidenciando las opacidades que sufren las mujeres trabajadoras en sus historias. Asimismo, las mujeres que trabajan en relación con las personas que trabajan remuneradamente en la provincia tienen la misma tendencia ambivalente en los registros, donde la invisibilización de ocupaciones y oficios permite que el porcentaje de mujeres que trabajan con respecto a los hombres y mujeres que trabajan en la región, cambie constantemente de un censo a otro concentrando cada vez más los espacios laborales femeninos. Por otro lado, en 1885 se registra el año con más mujeres trabajadoras remuneradas, lo que afirma que el trabajo remunerado realizado en los hogares es considerado una forma de sobrevivencia durante el período, mientras

que

hacia

1920

cuando

el

mercado

va

necesitando

más

especializaciones y calificaciones para ingresar a los trabajos, las mujeres descienden en un 6,4% respecto de 1885, evidenciando que las categorías de trabajo son discriminativas, pues en 1920 el trabajo doméstico remunerado fue considerado como población inactiva.

Esta denominación de población inactiva a

las actividades domésticas indica el nuevo concepto que existe en los censos para registrar el trabajo de las personas, el cual ahora dependerá necesariamente de una relación contractual entre un empleador y un empleado, relación formal y moderna, que contribuye a dejar fuera a muchas trabajadoras independientes que reciben remuneración por los bienes y servicios que realizan desde sus hogares para el mercado, estas trabajadoras fueron más de cien mil hacia 1920. 18 En resumen, el cuadro 2 permite afirmar que la tercera parte de la fuerza de trabajo en la región es femenina, es decir, que de cada tres trabajadores, uno es mujer.

18

Censo de la República de Chile, 1920, p. 143.

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Cuadro 3. Ramas económicas que concentran a mujeres 1885-1920. Provincia de Santiago % Ramas

promedio

económicas

1885

1895

1907

1920

para

el

período Servicio Doméstico % N

55,1

54,8

35,4

48,1

27.120

28.858

28.183

33.208

25,4

26,1

37,2

18,3

Industria

de %

vestuario

N

12.478

13.758

29.652

12.641

Comercio vario

%

5,1

4,9

3,9

9,2

N

2.520

2.584

3.082

6.367

%

2,7

0,8

2,2

2,1

N

1.308

400

1.769

1.420

%

1,6

1,5

1,6

2,1

N

803

797

1.258

1.421

%

1,8

1,3

0,0

1,7

N

895

688

0

1.202

Agricultura

Cultos

Textiles

46,85

27,35

5,8

1,95

1,7

1,1

Fuente: Censos de la República de Chile, 1885, 1895, 1907 y 1920.

El cuadro 3 muestra, las ramas económicas que concentran a las mujeres a fines del siglo XIX en Santiago. Cerca del 50% de las mujeres trabajadoras remuneradas se desempeñan en el servicio doméstico como lavanderas, sirvientas, cocineras, nodrizas, criadas y domésticas, las que sin un nivel de calificación importante logran sobrevivir en el trabajo forzoso y agotador que realizan tanto fuera como dentro de sus hogares. El servicio doméstico es un trabajo asignado culturalmente a las mujeres, pues se ha relacionado históricamente con el trabajo reproductivo de cuidado a otros que se desempeña en la sociedad. Esta situación fomenta el que las mujeres sean mayoritariamente quienes se empleen en esta ocupación. La evolución zigzagueante de esta rama económica, revela la especulación de las ocupaciones que desempeñan las 12

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mujeres en esta área, teniendo un descenso importante en 1907 del 19,4%, sin embargo en 1920 vuelve a subir en el 12,7% hacia fines del siglo XIX, indicando esta baja que poco a poco las mujeres se van incorporando a nuevos espacios laborales. La industria del vestuario es la que concentra cerca de la tercera parte de la mano de obra femenina, incrementándose hacia fines del XIX en un 11,8%, la cual baja en un 18,9% en 1920, afirmando que las mujeres que realizaban el trabajo de costureras, sastres y modistas en sus hogares, dejaron de ser incluidas como fuerza de trabajo industrial para ese año, pues no dependían estrictamente de un empleador o empleadora, a diferencia de los años anteriores, donde las mujeres que trabajaban en sus hogares cociendo ropa de igual forma trabajaban remuneradamente para las industrias textiles y de vestuario. Por otra parte, el comercio tiene una evolución zigzagueante durante todo el período, ascendiendo en un 4,1% entre 1885 y 1920. Esta realidad económica indica que no sólo el comercio ambulante fue realizado por mujeres, sino que también se emplearon en establecimientos comerciales consiguiendo movilidad laboral. En efecto, el servicio doméstico y la industria del vestuario fueron las ramas económicas que entre 1885 y 1920 concentraron el 74,2% de la mano de obra femenina en Santiago, mostrando la división sexual del trabajo en la inserción laboral femenina durante la época. En consecuencia, esta situación generó una feminización y segregación laboral en el mundo del trabajo, pues más del 50% de los trabajadores de esas ramas económicas fueron mujeres. Por otra parte, el cuadro 4 presenta las ocupaciones que concentraron mayoritariamente a las mujeres entre 1885 y 1920. La cantidad de trabajadoras que se desempeñaron como sirvientas y cocineras ascienden y descienden de un censo a otro mostrando la inestabilidad de este trabajo remunerado y los cambios en el registro censal de un año respecto a otro para categorizar el trabajo de las personas.

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Cuadro 4. Ocupaciones que concentran mujeres 1885-1920. Provincia de Santiago19

% promedio Ocupaciones

1885

1895

1907

1920

del período

Sirvientas,

%

48,68

33,95

18,93

33,52

cocineras,

N

23.959

17.862

15.086

23.137

Sastres,

%

23,78

25,02

35,21

18,07

modistas y

N

11.701

13.168

28.060

12.474

%

20,54

20,45

16,44

14,41

N

10.109

10.760

13.097

9.944

Profesoras y

%

0,78

1,15

1,60

3,07

preceptoras

N

383

603

1.277

2.120

Comerciantes

%

4,39

4,30

3,86

8,63

N

2.161

2.261

3.077

5.953

%

1,47

3,55

10,16

0,68

N

721

1.869

8.097

470

%

2,14

3,59

3,24

5,99

N

1.055

1.888

2.583

4.131

%

1,63

1,51

1,58

2,06

N

803

797

1.258

1.421

Agricultores,

%

2,25

-

1,99

1,98

gañanes y

N

1.109

-

1.589

1.369

%

-

-

3,29

-

31,9

domésticas y criadas 26,1

costureras Lavanderas

Empleadas

Rentistas

Religiosas

17,5

1,7

5,4

4,4

3,8

1,7

1,6

labradores Artesanas

N

1,0

2.621

19

La razón por la cual el cuadro 4 no tiene registro de ciertas ocupaciones en algunos años, corresponde a que el censo decidió no registrar esa actividad económica como empleo. Censos de la República de Chile: Definiciones.

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Hilanderas y

%

1,25

1,01

tejedoras

N

616

531

Vendedoras

%

0,71

0,61

ambulantes

N

348

321

Industriales

%

-

-

varios

N

Parteras

%

-

Tranviarias

-

-

0,3

-

1,10

0,3

761 -

-

-

%

1,22

N

598

%

-

%

%

-

-

0,2

-

-

0,70

0,2

482 -

-

-

%

0,67

0,2

465 -

-

-

N Enfermeras

0,3

-

N Cigarreras

1,06 734

N Lecheras

0,7

579

N Propietarias

0,84

0,65

0,2

450 -

-

-

N

0,66

0,2

454

Zapateras y

%

0,77

0,81

1,86

0,64

aparadoras

N

378

424

1.485

440

0,2

Fuente: Censos de la República de Chile, 1885, 1895, 1907 y 1920.

Las lavanderas, que parte de ellas trabaja en el servicio doméstico al igual que las sirvientas y cocineras, bajan sostenidamente entre 1885 y 1920, una de las razones fue las restricciones gubernamentales por parte de las autoridades para realizar estas actividades remuneradas en los ranchos, en las acequias y en los ríos, tanto por las condiciones de insalubridad como por las nuevas normativas institucionales, esta situación desencadenó que este tipo de empleo descendiera hacia 1920 el cual concentraba en promedio al 17,5% de las trabajadoras en Santiago20. Asimismo, el trabajo de sastres, modistas, costureras, bordadoras y 20

Para informarse acerca del autoritarismo ejercido por la Intendencia y la Municipalidad de Santiago para terminar con el trabajo remunerado femenino, de lavar ropa en lugares públicos ver:

15

Estudios del Trabajo Serie Colaboraciones Julio de 2013

sombrereras empleó cerca de la tercera parte de las mujeres trabajadoras remuneradas, cuyas cifras laborales fluctuaron durante todo el período consiguiendo un ascenso en 1907 de 11,4% para luego descender en 1920 en un 17,1%. Siguiendo con el análisis de las ocupaciones femeninas, los establecimientos educacionales técnicos y humanistas, permitieron que el 17,5% de las trabajadoras remuneradas ejercieran labores de profesoras y preceptoras en estas instituciones. Estas actividades fueron incrementándose sistemáticamente entre 1885 y 1920 indicando que los niveles de calificación femenina permitieron a las mujeres aumentar y ampliar su espacio laboral hacia áreas distintas de la industria del vestuario y del servicio doméstico. La construcción cultural de género, con respecto al cuidado de otros, contribuye a que la educación se asocie a las mujeres, por ende, muchos establecimientos educacionales emplearon a profesoras y preceptoras, indicando que del total de personas dedicadas al rubro educacional el 61,5% fueron mujeres, lo cual permite afirmar que la feminización de las profesiones se relacionan con la construcción cultural de la diferencia sexual. Igualmente, el Estado como captador de mano de obra, permitió a las mujeres insertarse progresivamente en la burocracia administrativa como empleadas públicas, del mismo modo, las empresas privadas como fueron los bancos permitieron que las banqueras, contadoras y procuradoras pudiesen trabajar en estos lugares diversificando la segregación laboral a fines del siglo XIX en la provincia de Santiago.

Brito, A, “Del rancho al conventillo: Transformaciones en la identidad popular femenina. Santiago de Chile 1850 – 1920”, Godoy, L “et al” Disciplina y desacato: Construcción de identidad en Chile siglos XIX y XX, Santiago, SUR/CEDEM, 1995, p. 46.

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Estudios del Trabajo Serie Colaboraciones Julio de 2013

Cuadro 5. Ocupaciones emergentes femeninas 1885-1920. Provincia de Santiago Rama Económica y Ocupación

1885

1895

1907

1920

Enseñanza

416

630

1277

2120

Profesoras y preceptoras

383

603

1277

2120

Profesoras de música y canto

33

27

0

0

Profesiones Médicas

156

223

289

1916

Matronas

150

216

276

Parteras

-

-

-

Médicas y cirujanas

1

2

-

Enfermeras

-

-

-

454

Farmacéuticas

-

-

4

118

Practicantes

-

-

-

487

4

-

Químicas y farmacéuticas

734

Ortopedistas

2

-

-

-

Masajistas

-

1

-

34

Manicuras

-

-

-

9

Flebotomistas

1

-

-

-

Dentistas

1

-

5

65

Médicas

1

-

4

15

Espectáculos

138

112

108

137

Músicas y cantantes

41

4

9

65

Actrices líricas y dramáticas

57

108

-

-

Escultoras

-

-

-

4

Artistas

28

-

62

-

Cómicas

-

-

-

63

Bailarinas

8

-

-

-

Actrices

-

-

37

-

Coreógrafas

4

-

-

-

Artistas pintoras

-

-

-

5

Bellas Artes y

17

Estudios del Trabajo Serie Colaboraciones Julio de 2013

Transportes

22

32

23

923

Tranviarias

-

-

-

482

Telegrafistas

22

32

17

235

Conductoras

-

-

6

-

Ferroviarias

-

-

-

25

Telefonistas

-

-

-

177

Cocheras

-

-

-

2

Choferes

-

-

-

2

Servicio Público

12

22

-

470

Empleadoras públicas

12

-

-

-

Funcionarias

-

-

-

470

Empleadas fiscales

-

22

-

-

Profesiones Varias

721

31

11058

1003

Empleadas particulares

721

-

-

-

Empleadas

-

-

8097

-

Empleadas sin identificar

-

-

-

129

Otras profesiones

-

-

203

Escribientes

-

-

-

12

Industriales

-

-

35

-

Jornaleras

-

-

-

28

Taquígrafas

-

-

102

10

Fabricantes de licores

-

2

-

-

Industriales varios

-

29

-

761

Dactilógrafas

-

-

-

63

Artesanas

-

-

2621

-

Profesiones Liberales

5

4

10

293

Procuradoras y receptoras

5

-

-

-

Abogadas

-

2

3

8

Agentes Judiciales

-

-

-

1

Periodistas y escritoras

-

2

-

-

Científicas

-

-

7

-

Contadoras

-

-

-

282

18

Estudios del Trabajo Serie Colaboraciones Julio de 2013

Fotógrafas

-

-

-

2

Rentistas

1653

1888

2583

4131

Rentistas

1055

1888

2583

4131

Propietarias

598

-

-

-

Comercio Vario

2161

2261

3077

5988

Comerciantes

2161

2261

3077

5953

Banqueras

-

-

-

29

Cobradoras

-

-

-

6

Fuente: Censos de la República, 1885, 1895, 1907 y 1920

El cuadro 5, presenta las profesiones emergentes que, si bien es cierto, no concentran un alto número de mujeres, son empleos con un nivel importante de calificación y que permite ampliar el espacio laboral tan segregado por sexo durante la época. En este sentido, la enseñanza emplea a profesoras de artes, humanidades, ciencias e industriales que se desempeñan en los establecimientos públicos y privados de la región. Las profesiones médicas tienen un ámbito ocupacional extenso que no sólo se relaciona con las matronas y parteras, sino que también con las médicas, las cirujanas, las enfermeras, las dentistas, ortopedistas y practicantes, que realizan el trabajo de las actuales paramédicas. Las masajistas y las flebotomistas se desempeñaron en los hospitales extrayendo sangre. De este modo, hacia 1920 es clara la proliferación y especialización que existe de estas ocupaciones, demostrando que la calificación en la mano de obra se hace más necesaria para emplearse en trabajos remunerados. La primera médica chilena fue Eloísa Díaz, licenciada en medicina y farmacia por la Universidad de Chile en 1887. Ella fue quien realizó el primer estudio femenino acerca de las predisposiciones patológicas de la pubertad en las mujeres jóvenes21.

21

Díaz, E, Breves observaciones sobre la aparición de la pubertad en la mujer chilena y de las predisposiciones patológicas propias del sexo, Tesis para optar al grado de Licenciada en medicina y farmacia, Santiago, Imprenta Nacional, 1887, pp. 1-27.

19

Estudios del Trabajo Serie Colaboraciones Julio de 2013

Otro espacio laboral fue el de las artes tales como la música, el humor, la danza y el teatro albergaron a las mujeres en las visiones y desplantes de los cuerpos y creatividades para desenvolverse en el campo ocupacional artístico. El teatro municipal de Santiago, creado en 1857, albergó a la aristocracia chilena que influida por las concepciones eurocéntricas, plasmaron materialmente la arquitectura y la cultura artística en los espectáculos del teatro municipal de Santiago. En este sentido, las bailarinas, las cantantes, las actrices, las cómicas, las coreógrafas, las artistas y las músicas permitieron colmar de belleza al público expectante del teatro, donde consiguieron ganarse la vida como artistas hacia fines del siglo XIX. El servicio público también tuvo un sostenido aumento durante la época en estudio, permitiendo a las mujeres ingresar a la administración pública como mano de obra calificada y especializada para realizar trabajos de telegrafistas, contadoras, taquígrafas, telefonistas entre otros, permitiendo extender el espacio laboral femenino. Del mismo modo, las profesiones liberales también tienen un incremento sostenido entre 1885 y 1920, las que se van diversificando hacia el siglo XX. Si en un primer momento existían sólo dos abogadas, en 1920 el censo registró ocho, sumando a esto las fotógrafas, contadoras, agentes judiciales, periodistas, escritoras y científicas que realizan labores que no se asocian necesariamente con la construcción social de la diferencia sexual, ya que estas actividades no son trabajos que se relacionan con el cuidado directo de otros. Las profesiones varias, es una rama económica de diversas ocupaciones que incrementan su número sostenidamente durante el período. Esta situación facilita la inserción laboral femenina en actividades como fabricantes de licores, artesanas industriales, escribientes y empleadas particulares de entidades privadas, lo que demuestra que a medida que aumenta el acceso a la educación para las mujeres, éstas pueden ingresar a diferentes empleos. Estas profesiones tienen una relación moderna en el concepto de trabajo, en el sentido de que existe una interacción contractual con un patrón o patrona que es quien retribuye un salario permanente por el trabajo realizado. El comercio vario, permite visualizar el 20

Estudios del Trabajo Serie Colaboraciones Julio de 2013

incremento sostenido de las comerciantes y la aparición hacia 1920 de las banqueras y cobradoras que se emplean en los bancos, en las empresas públicas y privadas como mano de obra calificada. El transporte es una rama económica que aparece de manera significativa hacia 1920, con mujeres telefonistas, conductoras de trenes y tranvías, choferes, cocheras de carros a caballo y de transporte comercial, dando un nuevo impulso laboral hacia el siglo XX. Si bien el transporte no es una ocupación feminizada emplea a cerca de mil mujeres en la provincia de Santiago. La emergencia de nuevos espacios laborales permitió a las mujeres de la región acceder a diferentes trabajos, los cuales proporcionaron distintas experiencias individuales. La inserción laboral en actividades que no fueron necesariamente feminizadas, entregaron un status social que permite ampliar las expectativas de vida, y comprender que no por ser mujeres tienen la obligación de que realizar labores extra-domésticas para ganarse la vida. En consecuencia, el trabajo femenino remunerado en la provincia de Santiago entre 1885 y 1920 se concentró en actividades económicas asociadas al sexo, sin embargo, en las primeras décadas del siglo XX las ocupaciones femeninas se van diversificando gracias al acceso sostenido que se tiene a la educación y a los cambios que el mercado presenta.

Conclusiones En la actualidad el trabajo de las mujeres es parte de la cotidianidad del mundo social y se presenta como una actividad humana más de la realidad. Las últimas cifras del INE indican que la tasa de ocupación femenina en el último trimestre del 2013 es del 44,1% y que la tasa de participación económica alcanza un 47,8% l o que indica que cuatro de cada diez trabajadores en Chile es mujer 22. Esta situación tiene un recorrido histórico de larga data, cuya inserción al mundo del trabajo 22

ha

estado

dibujada

por

luchas

sindicales,

actividades

INE. Informe empleo: trimestre marzo – mayo 2013, Santiago, INE, 2013.

21

Estudios del Trabajo Serie Colaboraciones Julio de 2013

productivas

de

carácter

doméstico

y

a salariado.

La

trayectoria

económica de las mujeres a fines del siglo XIX permite reconocer la desigual inserción laboral que han tenido éstas en la historia. La segregación

sexual durante

la

época

es uno

de

los principales

problemas que se observan. Por una parte, la concepción cultural de trabajos ligados a roles femeninos incentiva que las mujeres se empleen en labores del hogar y de trabajo doméstico, por otra parte, el paulatino acceso a la educación formal permite ampliar el mundo del trabajo en áreas más calificadas, pero de igual forma, a espacios económicos feminizados desde lo cultural. Los discursos acerca de la creciente inserción laboral femenina en las últimas décadas, suponen al menos algunos cuestionamientos acerca de la veracidad de sus apreciaciones. Entre 1885 y 1920 las mujeres representaron el 30,8% de la población ocupada a nivel nacional, indicando que son la tercera parte de la fuerza de trabajo. Si observamos las cifras actuales, el incremento desde principios del siglo XX hasta nuestros días sólo se ha aumentado en un 13,3%. Chile es uno de los países que tiene la tasa de participación económica femenina más baja de América Latina 23, pero que ha tenido un crecimiento económico exponencial en relación con los países vecinos. ¿Qué situaciones promueven esta desigualdad? ¿Cómo es que un país con el mejor índice de desarrollo humano 24 aún no sea capaz de superar esta brecha de género? Las

respuestas

a

estas

interrogantes

presumen

que

las

categorías culturales de la diferencia sexual están más enraizadas en la materialidad de lo que imaginamos. El informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo del año 2010 Género: desafíos para 23

Humanas, Informe Nacional de Derechos Humanos 2009-2010, Santiago, Humanas, 2011. PNUD, Chile se ubica en el primer lugar en Desarrollo Humano entre los países de América latina, Santiago, PNUD, 2013, pp. 1-5. 24

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Estudios del Trabajo Serie Colaboraciones Julio de 2013

la Igualdad, indica que si bien es cierto se ha avanzado en una mayor igualación de oportunidades entre ho mbres y mujeres, tanto en el ámbito jurídico como en la legitimidad que tiene la igualdad de género, aún persisten nudos críticos marcados sobre todo por la cultura y las representaciones sociales de lo femenino y masculino, principalmente, en temáticas como el cuidado y los quehaceres del hogar. Esta situación consolida las segregaciones laborales por sexo, tanto horizontal como vertical, la desigualdad en las remuneraciones, limitar el acceso a cargos de mayor responsabilidad, y por sobre todo, obtener igualdad en el valor del trabajo. Estas situaciones actuales tienen muchas respuestas en la historia económica y laboral de Chile, por esta razón, incluir a las mujeres en los estudios del trabajo reconoce el aporte sustantivo de éstas a la sociedad, además de disminuir las brechas de género. Desde este lugar entonces, integrar a las mujeres en la historiografía laboral permite dar una nueva mirada a la historia de Chile y comprender de mejor forma el presente.

23

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25

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