ESTUDIO HISTÓRICO-GEOGRÁFICO SOBRE LA PRIMERA SALIDA DE DON QUIJOTE DE LA MANCHA

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ESTUDIO HISTÓRICO-GEOGRÁFICO SOBRE LA PRIMERA SALIDA DE DON QUIJOTE DE LA MANCHA ----------------------------------------José Luis Mendoza Arellano El propósito del presente trabajo no es el de dar con el olvidado lugar, cuna de Don Quijote de la Mancha, ya que lo consideramos quimera perseguida por muchos desde el mismo momento que se publicó la Obra, si no el de presentar los resultados de un estudio objetivo y alejado de toda pasión (que es la que suele llevar a conclusiones erróneas) en el que delimitamos una zona real, descrita en los primeros capítulos, apoyándonos en datos geográficos e históricos fehacientes.

I - DATOS EXTRAÍDOS DE LA PRIMERA SALIDA DE DON QUIJOTE I. I- EL PRIMER DÍA: Como punto de partida y ya desde el principio, en el primer capítulo, nos da una pista sobre el mítico lugar al hacer referencia a Dulcinea: “...a lo que se cree, que en un lugar cerca del suyo había una moza labradora de muy buen parecer...” (1ª Parte, Cap. I)

Por lo que el punto de partida se trata de un lugar (pueblo o aldea) cercano al Toboso. Y así tenemos que sale de su aldea, en la madrugada de un día del mes de julio, y tras caminar a lomos de Rocinante casi todo el día llega al anochecer a la venta donde velará las armas: “... una mañana, antes del día, que era uno de los calurosos del mes de julio, […] Casi todo aquel día caminó sin acontecerle […] vio, no lejos del camino por donde iba, una venta, […] Diose prisa a caminar y llegó a ella a tiempo que anochecía.” (1ª Parte, Cap. II)

De estos primeros retazos, se desprende que ese primer día realizó un recorrido de más

de catorce horas, que es la jornada de sol en un día de julio- en La Mancha, pero de poco puede servirnos estimar la velocidad media a la que podía ir un famélico caballo con el fin de realizar un cálculo de la distancia recorrida, ya que fue Rocinante quien marcó la ruta a su antojo, descartando por tanto la línea recta y sopesando incluso que pudiese dar vueltas al mismo punto de partida: “...y prosiguió su camino, sin llevar otro que aquel que su caballo quería, creyendo que en aquello consistía la fuerza de las aventuras.” (1ª Parte, Cap. II)

Continuando con la narración, encontramos por fin un dato geográfico concluyente entre sus líneas; que al amanecer caminaba por el Campo de Montiel: “... subió sobre su famoso caballo Rocinante y comenzó a caminar por el antiguo y conocido campo de Montiel. Y era la verdad que por él caminaba;..” (1ª Parte, Cap. II)

Teniendo en cuenta que este dato suele ser uno de los más controvertidos en los múltiples trabajos que se han realizado sobre el tema, dejaremos su interpretación para más adelante, con el objeto de no perder el hilo de los acontecimientos que se suceden en los siguientes episodios. 1

I. II – LA VENTA Y LOS PERSONAJES QUE SE ENCUENTRAN EN ESTA: Aun cuando los personajes que encontramos en la venta sólo nos aportan conjeturas que de poco nos sirven, pasaremos a estudiarlos brevemente para no dejar ninguna pista en el tintero. De entre todos los personajes, nos fijaremos especialmente en las dos mozas (rameras) que van a Sevilla con los arrieros: “... Estaban acaso a la puerta dos mujeres mozas, de estas que llaman del partido, las cuales iban a Sevilla con unos arrieros que en la venta aquella noche acertaron a hacer jornada […] Ella respondió con mucha humildad que se llamaba Tolosa, y que era hija de un remendón natural de Toledo, que vivía a las Tendillas de Sancho Bienaya […] -y la otra- dijo que se llamaba la Molinera, y que era hija de un honrado molinero de Antequera…” (1ª Parte, Cap. II y III)

A pesar de que en ningún momento se mencione en estos párrafos que el punto de partida de los arrieros fuese Toledo, dado que si el padre de una de las mozas es un zapatero de esta ciudad,1 se puede llegar a presuponer que la venta se encuentra ubicada en algún punto del camino de Toledo a Sevilla, a su paso por la Mancha y que podría perfectamente tratarse de una venta que existía (y existe a día de hoy reformada) en Puerto Lápice, aunque Cervantes en su relato ni lo afirma ni lo desmiente, sino que incluso crea la duda en el lector: “Autores hay que dicen que la primera aventura que le avino fue la de Puerto Lápice; otros dicen que la de los molinos de viento; pero lo que yo he podido averiguar en este caso, y lo que he hallado escrito en los anales de la Mancha, es que él anduvo todo aquel día, y, al anochecer,...” (1ª Parte, Cap. II)

Pocas son las conclusiones que podemos extraer tras la lectura de este segundo episodio. Si acaso, el primer atisbo de lo que posteriormente se convertirá en una constante a lo largo de toda la Obra; la certeza de que Cervantes juega con el lector sembrando confusión sobre lugares y emplazamientos, como si fuera consciente de la polémica que habría de suscitar en el futuro la ubicación exacta de los escenarios

por los que transcurre su novela. De esta forma se entiende que él mismo ponga en duda que la citada venta se encuentre en Puerto Lápice. Y es que en realidad no tiene por qué ser Puerto Lápice, ni tan siquiera tendría que estar situada dicha venta en el camino de Toledo a Sevilla, ya que si nos paramos por un momento a investigar sobre el trabajo de los arrieros y cosarios (los profesionales del transporte hasta hace apenas un siglo) podremos comprobar que la actividad de estos era básicamente la del porte y reporte, esto es; que una vez contratado y realizado un transporte entre dos puntos lejanos, para rentabilizar su camino de vuelta, estos buscarán mercancía para transportar (o vender) a su punto de origen (reporte). Así tenemos que un arriero que hubiese transportado una carga desde Sevilla hasta Toledo no tiene por qué hacer el trayecto de vuelta por el camino más corto, antes bien y puesto que su trabajo consiste en transportar diversas mercancías podría, por poner un ejemplo; partir de Toledo con espadas para Chinchón, cargar melones en Villaconejos para venderlos en Mota del Cuervo, cargar ajos en las Pedroñeras con destino a Valdepeñas y de allí cargar vino para Sevilla. Por consiguiente y aunque no dejan de ser elucubraciones que de momento de nada nos sirven, la citada venta podría encontrarse en cualquier punto indeterminado de la geografía manchega. En cuanto a las dos “mozas del partido” dada su profesión, es obvio imaginar cómo se costeaban el viaje y alojamiento, no preocupándolas quizás, los rodeos y tardanza por llegar a su destino. I. III – EL ENCUENTRO DE DON QUIJOTE CON JUAN HALDUDO, VECINO DE QUINTANAR. (2º DÍA) En el capítulo IV encontramos por fin las primeras piezas de este rompecabezas que iremos encajando poco a poco. 2

Nuestro héroe sale al alba de la venta:

“La del alba sería cuando don Quijote salió de la venta tan contento […] guió a Rocinante hacia su aldea, el cual, casi conociendo la querencia, con tanta gana comenzó a caminar, que parecía que no ponía los pies en el suelo. No había andado mucho, cuando le pareció que...” (1ª Parte, Cap. IV)

A partir de este párrafo entran en escena dos nuevos personajes: Andrés, un zagal de 15 años que es azotado por su amo, Juan Haldudo el rico -vecino de Quintanarlabrador de buen talle, que además posee una manada de ovejas que le cuida el zagal: “...que este mi amo no es caballero ni ha recibido orden de caballería alguna; que es Juan Haldudo, el rico, el vecino de Quintanar.” (1ª Parte, Cap. IV)

Acabamos de encontrar un punto geográfico más o menos determinado. Y decimos más o menos, porque en la Mancha nos encontramos con dos posibles candidatos: Quintanar del Rey (antiguamente Quintanar del Marquesado) en un extremo de la provincia de Cuenca, y Quintanar de la Orden (antiguamente Quintanar de la Encina) en la provincia de Toledo, más centrado en la comarca de la Mancha. Aunque nuestro instinto nos susurra con claridad cuál de los dos es el pueblo aludido, si pretendemos ser objetivos no nos debemos decantar por ninguna de las dos poblaciones hasta esperar nuevos acontecimientos. Lo que sí queda bastante claro es que los hechos de este episodio no transcurren demasiado lejos de una población llamada Quintanar, ya que el detalle de que sea un rico labrador y además posea ganado denota que debe tener sus posesiones no muy alejadas de la población donde reside y esto unido a que hasta en dos ocasiones -y gracias a la presencia de Don Quijote- Juan Haldudo invita al zagal a acompañarle a su casa para pagarle los

sesenta y tres reales que le adeudaba, no creemos que deje lugar a muchas dudas: “...en que no tengo aquí dineros; véngase Andrés conmigo a mi casa, que yo se los pagaré un real sobre otro […]- No niego, hermano Andrés – respondió el labrador -; y hacedme placer de veniros conmigo; que yo juro por todas las órdenes que de caballerías hay en el mundo de pagaros, como tengo dicho un real sobre otro, y aún sahumados.” (1ª Parte, Cap. IV)

I. IV – LOS MERCADERES TOLEDANOS. Dejando al pobre Andrés a merced del de Quintanar, felicísimo siguió -Don Quijotecaminando hacia su aldea, diciendo a media voz, cuan dichosa debía estar la bella Dulcinea del Toboso, por haber desfecho el mayor entuerto y agravio que formó la sinrazón y cometió la crueldad: “…En esto, llegó a un camino que en cuatro se dividía, y luego se le vino a la imaginación las encrucijadas donde los caballeros andantes se ponían a pensar cuál camino de aquellos tomarían, y, por imitarlos, estuvo un rato quedo y, al cabo de haberlo muy bien pensado, soltó la rienda a Rocinante, dejando a la voluntad del rocín la suya, el cual siguió su primer intento, que fue irse camino de su caballeriza…” (1ª Parte, Cap. IV)

Como hemos podido comprobar en dos ocasiones Rocinante conoce el camino de vuelta a su caballeriza -esa querencia de la que habla- por lo que es lógico pensar que la venta no debe encontrarse demasiado lejos de su aldea, y de una población de nombre Quintanar. Pero es a renglón seguido, donde nos encontramos con la pieza clave que nos ayudará a encajar el rompecabezas: “…Y habiendo andado como dos millas, descubrió don Quijote un gran tropel de gente, que, como después se supo, eran unos mercaderes toledanos que iban a comprar seda a Murcia.” (1ª Parte, Cap. IV)

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II. I – EL CAMINO DE TOLEDO A MURCIA O CAMINO DE LA SEDA: Escogeremos como referencia la patria de la sin par Dulcinea: El Toboso, del que se dice que es fama que la mandó fundar en el año 1.275, el gran maestre de la Orden de Santiago D. Pelayo Pérez Correa, para asegurar el camino de Toledo a Murcia durante el reinado de Alfonso X el Sabio. Posteriormente este camino sería conocido como Camino de la Seda. Finalmente nos decantamos por Quintanar de la Orden, ya que dista unos 9 kilómetros de la villa del Toboso y por tanto no queda muy alejado del camino de Toledo a Murcia. Con este dato, unido a que Quintanar de la Orden posee uno de los términos municipales más reducidos de la comarca (8.821 Has.), podemos situar la zona de acción de Don Quijote en un área geográfica real no demasiado extensa. Tanto el Repertorio de Caminos de Pero Juan Villuga del año 1.546, como el del Correo Alonso de Meneses, de 1.576,

describen el camino de Toledo a Murcia, con el siguiente recorrido: Toledo, Nambroca, Almonacid, Tembleque, Villacañas, El Molinillo,2 Miguel Esteban, El Toboso, Manjavacas,3 Las Mesas, El Provencio, Minaya, La Roda, La Gineta, Albacete, Chinchilla... Murcia, con un total de 59 leguas. Debemos considerar también la existencia de otros caminos que discurren paralelos al anterior y que, saliendo de Toledo por el mismo lugar, se bifurcan y vuelven a encontrar en algunas poblaciones -casi todos en el Toboso y sus cercanías-. Dichos caminos pueden discurrir por diferentes zonas de un mismo término municipal. Como ejemplo ilustrativo, podemos comprobar las coincidencias y diferencias entre el anterior Camino de la Seda y el camino de Santiago de Compostela a Alicante -extraído de los mismos repertorios- que, pasando por Toledo, continúa por Nambroca, Almonacid, Bogas, Tembleque, Villacañas (en este caso por la parte norte del término junto a las ermitas de la Esperanza y de San Gregorio), Puebla de Don Fadrique, La Puebla de

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Almoradiel, El Toboso, Manjavacas, y de aquí sigue el mismo recorrido que el anterior hasta Chinchilla, para desde allí dirigirse a Alicante. Algo parecido ocurre con el de Toledo a Valencia, una mezcla de los dos anteriores, pues pasa también por Bogas, pero de Villacañas se dirige a Miguel Esteban y El Toboso, donde se bifurca hacia Mota del Cuervo y de aquí a Valencia. Estas variantes en la ruta debemos tenerlas en cuenta a la hora de ser utilizados como ramales alternativos al Camino de la Seda, pues es más que probable que el empleo de uno u otro dependiera de dos factores importantes; en primer lugar las etapas a recorrer en el día, pues hay distancias entre dos pueblos que necesitaban de una jornada completa para recorrerla, con lo que si no se partía por la mañana, difícilmente podrían cubrirla sin que les cayese la noche encima4 y en segundo lugar, según la época del año y el tipo de vehículo, de factores tales como la existencia de vados para atravesar los ríos -es el caso de los que cruzan el Algodor en el camino de Almonacid a Bogas: Vado de las Calesas y Vado de los Carboneros-, o de la posibilidad de hacerlo por un puente como el de Finisterre en el camino de Almonacid a Tembleque. Encontramos también una cita sobre otro camino o ramal, en las respuestas dadas por la villa de Camuñas en 1576 a las llamadas Relaciones de Felipe II: “No es pueblo muy pasajero, aunque está en el paso de los carros que van de Toledo a Murcia e a Valencia. Hay una venta a dos leguas de esta villa, la cual se arrienda por cincuenta ducados cada año...”. 5 Desconocemos si esta descripción se corresponde con alguna de las rutas anteriores, pues no se cita Camuñas aun

cuando era sabido que este camino pasaba rozando su término al discurrir por los de Tembleque y Villacañas. Por cierto que éste a su vez es atravesado por un ramal con el nombre de Camino de Tinajeros, que se dirige al Toboso pasando cerca de Quero. En la actualidad, la ruta más corta -que no la más rápida- entre Toledo y Murcia, pasa por: Mora, Madridejos, Camuñas, Alcázar de San Juan, Tomelloso, Munera, Lezuza, Hellín… etc. coincidiendo parte de su trazado en la parte manchega con la autovía de los Viñedos (CM-42). Podemos dar casi por hecho que esta otra ruta Toledo–Murcia ya era practicable en los siglos XVI y XVII, si bien dos motivos esenciales nos llevan a descartarla como escenario del episodio: el primero, la distancia que existiría entre este camino y Quintanar de la Orden; unos 30 kilómetros en su parte más cercana (Alcázar de San Juan), cuando ya hemos visto que el camino por el que se movía Don Quijote debía transcurrir a poca distancia de Quintanar; y el segundo, la comodidad y seguridad, puesto que, a diferencia del camino arriba propuesto, en este otro nos encontramos con grandes distancias entre poblaciones. De hecho y por poner un ejemplo, Alcázar y Tomelloso se encuentran separados por más de 30 kilómetros de páramo manchego, lo que supondría una jornada de camino demasiado apretada y dura para realizarla en pleno mes de julio. Lo mismo ocurre entre Tomelloso y Sotuélamos o Munera, con más de 40 kilómetros a través de monte y sin un punto de parada y abastecimiento intermedio. Un territorio, en definitiva, propicio para los salteadores de caminos, más aún si lo que se transporta es un artículo 5

de lujo como la seda (o el dinero para comprarla), botín codiciado donde los haya. Creemos por lo tanto que nuestros mercaderes, en beneficio de su seguridad, no se lo pensarían a la hora de optar por el camino tradicional de Toledo a Murcia, en el que apenas invertirían una jornada extra en pro de la comodidad y la seguridad. (Fig. 1) II. II. - LA MANCHA Y EL CAMPO DE MONTIEL. Retomemos ahora este tema que habíamos dejado aparcado para más adelante , por ser el que los investigadores suelen pasar de puntillas al tratarse de uno de los más controvertidos en los diferentes estudios realizados. Recapitulemos: Don Quijote sale con las primeras luces del alba del lugar de la Mancha (cerca del Toboso), y al amanecer caminaba, según el texto,"… por el antiguo y conocido campo de Montiel". Si nos circunscribimos a la Mancha y Campo de Montiel que conocemos en la actualidad, nos encontramos con una pieza imposible de ensamblar en el pequeño rompecabezas que hemos unido anteriormente; (→Quintanar de la Orden ↔ El Toboso ↔ Camino de la Seda), pues entre la población más cercana al Campo de Montiel (Ossa de Montiel) y Quintanar de la Orden, existe una distancia de más de 70 kilómetros. Este dato sería suficiente para echar por tierra cualquier teoría que pretendiera traerse para nuestra zona propuesta la patria del Ingenioso Hidalgo. Sin embargo, la percepción de esta región y comarca ¿ha sido siempre igual a lo largo de los siglos? Rotundamente no, y tampoco hace falta remitirnos cuatrocientos años atrás para poder demostrarlo. Si echamos mano del imprescindible diccionario

de Pascual Madoz, realizado entre los años 1.845 y 1.850, creemos encontrar la solución. Recoge Madoz en su definición de Mancha lo siguiente: “...hasta el siglo XVI, la parte oriental de este terr. se denominó Mancha de Montearagón […] todo lo demás se denominó simplemente Mancha; después se dividió la Mancha en Alta y Baja, según su diferencia de nivel y curso de las aguas: la Alta comprende la parte NE. desde Villarrubia de los Ojos á Belmonte, país de los ant. pueblos lanimitanos; y la Baja la parte SO. incluyendo los campos de Calatrava y de Montiel, país de los ant. pueblos oretanos....” Si trazamos la línea propuesta entre las poblaciones de Villarrubia de los Ojos en la provincia de Ciudad Real y Belmonte en la provincia de Cuenca, nos encontraremos en la rayana de esta demarcación con Alcázar de San Juan, Mota del Cuervo, Belmonte y La Almarcha, creándose la siguiente división: en la parte correspondiente a la Mancha Alta o septentrional, todos los pueblos de la Mancha toledana, algunos pueblos de la provincia de Ciudad Real (Puerto Lápice y Herencia) y otros cuantos de la provincia de Cuenca, quedando como zona limítrofe, la comarca que Madoz denomina “...los pueblos de la órden de Santiago, que componían la mesa del Quintanar de la Orden...”. Y en la Mancha Baja o meridional, el campo de Calatrava en la provincia de Ciudad Real y el campo de Montiel que abarcaba pueblos de esta misma provincia y de la de Albacete. Pudiéndose considerar, según esta división territorial, como limítrofes del campo de Montiel a pueblos como Campo de Criptana, Pedro Muñoz o Socuéllamos. (Fig.1)

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Igualmente según Corchado Soriano; el Campo de Montiel se convirtió bajo el dominio de la Orden de Santiago en una demarcación geográfica con fines administrativos. Siendo en 1573, cuando el rey Felipe II decidió que la capitalidad de la comarca pasase a Villanueva de los Infantes. Aun así, como lo de las divisiones territoriales no señaladas en ningún mapa suele resultar bastante ambiguo a la par que abstracto, no está de más que sigamos leyendo lo que recoge Madoz sobre el campo de Montiel: “llámase de este modo el terr. que en la prov. de Ciudad Real y alguna limítrofe, ocupan los pueblos pertenecientes á la Orden de Santiago, y que antes de la nueva división terr. formaban un solo part. administrativo y jud. cuya cap. era la villa de Infantes...”

Cita después los diferentes pueblos que lo componen con sus correspondencias a las provincias y partidos judiciales. Pero es a continuación cuando cita lo siguiente: “… Figuraban también como agregados en este part. por ser de la órden de Santiago, los siguientes: Altillo, Cabeza Mesada, Campo de Criptana, Hinojoso de la Orden, Miguel Esteban, Horcajo de las Torres, Quintanar de la Orden, Socuéllamos, Santa María de los Llanos, Tomelloso, Toboso, Villamayor de Santiago y Villanueva del Cardete.” (Mencionando también el partido judicial y la provincia a la que pertenecen). (Fig. 2) Con esto podemos finalmente encajar la pieza que nos había quedado suelta, pues queda demostrado que la zona en la que estamos desarrollando los acontecimientos figuraba antiguamente como agregada al Campo de Montiel, y que era la verdad que

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por él caminaba. Por lo tanto nuestro rompecabezas va tomando forma. I.V – LOS MERCADERES (CONTINUACIÓN)

TOLEDANOS

Centrados ya en un espacio geográfico muy concreto, pasemos a estudiar el camino de vuelta de Don Quijote hacia su pueblo tras la aventura con Juan Haldudo. Parte pues de las cercanías de Quintanar de la Orden, bien de su término o bien próximo a él, en dirección Sur o Sudoeste -descartamos el Sudeste-6 y llega a una encrucijada de caminos. Toma al azar el de Toledo a Murcia y, tras recorrer unas dos millas (algo más de tres kilómetros) en dirección a Toledo, Don Quijote se encuentra de frente con los mercaderes que van a Murcia: “...puesto en la mitad del camino, estuvo esperando que aquellos caballeros andantes llegasen,...” (1ª Parte, Cap. IV)

En este preciso lugar fue donde “Cayó Rocinante y fue rodando su amo...” siendo después apaleado con saña por un mozo de mulas que lo deja allí tirado. Podemos fijar este lugar, sin temor a equivocarnos, en un círculo imaginario comprendido entre los siguientes pueblos: La Villa de Don Fadrique, Puebla de Almoradiel, Miguel Esteban y Quero. Nos daría igual cualquiera de los dos ramales del camino que llegan al Toboso pues, como no existe demasiada distancia entre ellos, ambos quedarían incluidos en esta área de no más de ocho kilómetros de radio. (Fig. 3) I.VI. – PEDRO ALONSO, LABRADOR, VECINO DE DON QUIJOTE. Tras ser apaleado por el mozo de mulas de los mercaderes, encontrábase allí tirado don Quijote recitando un viejo poema, cuando:

“quiso la suerte que, acertó a pasar por allí un labrador de su mesmo lugar y vecino suyo, que venia de llevar una carga de trigo al molino...” (1ª Parte, Cap. V)

Conmovido, recogió a don Quijote del suelo y lo encaramó sobre su burro; recogió igualmente toda su impedimenta y, tras tomar por las riendas a Rocinante: “...se encaminó hacia su pueblo...” (1ª Parte, Cap. V) Dándole éste tal lata por el camino, que el labrador le dijo: “…Mire vuestra merced, señor, ¡pecador de mí!, que yo no soy don Rodrigo de Narváez, ni el Marqués de Mantua, sino Pedro Alonso, su vecino; ni vuestra merced es Valdovinos ni Abindarráez, sino el honrado hidalgo del señor Quijana, […] llegaron al lugar a la hora que anochecía; pero el labrador aguardó a que fuese algo más noche, por que no viesen al molido hidalgo tan mal caballero (tendido sobre el burro). Llegada, pues, la hora que le pareció, entró en el pueblo y en la casa de don Quijote...” (1ª Parte, Cap. V)

Es en este capítulo, y más concretamente en estas frases, encontramos otras dos pistas de interés. La primera, que el lugar donde está caído y es encontrado por su vecino -el área que hemos localizado anteriormente-, no debe andar demasiado lejos de su aldea, pues llegan de vuelta a ella a la hora que anochecía. Y la segunda y no menos reveladora, que este vecino venía de llevar una carga de trigo al molino. II.III. – LOS MOLINOS DE VIENTO Y AGUA EN LA COMARCA. Los molinos de viento en la Mancha comienzan a erigirse masivamente desde principios del siglo XVI para subsanar los problemas que con las sequías derivaban en los molinos de agua. Debemos tener en cuenta que el cultivo de cereales, y por tanto la demanda de harina, se estaba 8

incrementando por estas fechas a la par que se intensificaba el crecimiento demográfico. Según las Relaciones Topográficas ordenadas por Felipe II entre 1575 y 1579, las poblaciones de la zona que figuran con molinos de viento son: Campo de Criptana, Belmonte, Las Mesas, El Pedernoso y Villaescusa de Haro. Es muy probable que otras poblaciones también contasen con ellos pero, o bien no contestan a esta pregunta, o bien no se encuentran sus “Relaciones” como es el caso de Alcázar de San Juan, Corral de Almaguer y Mota del Cuervo. De todas formas, de poco nos sirve estudiar los molinos de viento, pues recordemos que su salida fue “... uno de los calurosos del mes de julio...” y si por algo se caracteriza este mes, es por la ausencia de viento. Cervantes,

conocedor

de

esta

circunstancia, vuelve a jugar posteriormente en el episodio de los molinos de viento, y él mismo sopla las aspas de los molinos para que pueda desarrollarse la acción: “Levantose en esto un poco de viento, y las grandes aspas comenzaron a moverse...” (1ª Parte, Cap. VIII)

Visto este crucial detalle que nos conduce a pensar que era de un molino de agua y no de viento de donde procedía el vecino de D. Quijote, centrémonos ahora en averiguar cuántos de éstos artefactos -bastantes numerosos en el Cigüela y Riansares- existían en la zona que nos ocupa. Los molinos de agua. La Puebla de Almoradiel cuenta en el siglo XVII con once de estos artefactos que, junto con los siete de Corral de Almaguer, convierten a estas dos villas en las más molineras de La Mancha en cuanto a ingenios movidos por agua se refiere7. Cuentan también con este tipo de molinos los siguientes pueblos de la comarca:

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Cabezamesada, Villanueva de Alcardete, Villacañas y Quero. (Fig. 3) Dado que el perímetro que hemos trazado como zona donde don Quijote es recogido por su vecino, se encuentra atravesada por el río Cigüela, es lógico que en un principio nos centremos en el área de influencia de este río. La sorpresa surge nada más consultar el mapa, pues efectivamente son los cuatro pueblos que hemos señalado para delimitar el perímetro, los que se encuentran en sus cercanías. Este dato vendría a corroborar nuestras teorías y añadiría una última pieza al rompecabezas. Pero no acaba ahí la sorpresa, pues tras mirar los términos municipales de estos pueblos, no deja de llamarnos poderosamente la atención el lugar elegido para dejar tirado al Caballero Andante y hasta el que nos ha guiado intencionadamente siguiendo sus

pistas, ya que se encuentra justamente en los confines de dos importantes Ordenes de Caballería; el territorio de la influyente Orden de Santiago de la Espada con la no menos importante Orden del Gran Priorato de los Caballeros de San Juan de Malta, pues mientras Villacañas y Quero pertenecen a esta última, la Villa de don Fadrique y la Puebla de Almoradiel eran de la Orden de Santiago, siendo en el perímetro que hemos trazado donde confluyen los cuatro términos. (Fig. 4) Algo que nos resulta sumamente llamativo, dada la naturaleza de la Novela como veremos más adelante. II.IV.- LOS PUEBLOS. Los cuatro pueblos citados, son en principio los que contarían con más posibilidades de proclamarse como “Patria del Ingenioso Hidalgo” y aunque como adelantábamos al principio no es el cometido

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de este estudio, nos vemos tentados aunque sea tan solo por añadir algunos datos de interés más. Así tenemos que, por las inmediaciones del molino Tejahierro de La Puebla de Almoradiel es “...por donde pasan los cosarios que vienen de Cartagena y Murcia a Toledo...”8 En Miguel Esteban, que era atravesado por “la derrota a Cartagena” -Camino de la Seda-9 son varios los autores que han creído hallar el lugar, e incluso algún otro en una aldea ya desaparecida, que se encontraba a una legua de esta villa y denominada Villaviciosa del Arroyo. Otros investigadores lo han situado en Quero con argumentos más o menos convincentes y otros más peregrinos, como el esgrimido de “...cuyo nombre no quero acordarme...”. Por otro lado cierto es, que casi nadie se acuerda o conoce el antiguo nombre de La Villa de Don Fadrique, que se llamó originalmente Puebla de la Isla10 al encontrarse situada entre los ríos Cigüela y Riansares. Posteriormente pasó a denominarse Puebla de Don Fadrique para, durante la dictadura de Primo de Rivera, adoptar su definitivo nombre de Villa de Don Fadrique, con el objeto de evitar confusiones con su homónima de Granada. Curiosamente pervive un topónimo en la zona que designa, camino, paraje y casa, llamado La Cervanta11, aunque desconocemos su origen. Como hemos podido comprobar a lo largo de este estudio, todas nuestras investigaciones nos guían hacia alguna de las cuatro poblaciones arriba mencionadas. Sin embargo y dado que estamos haciendo una investigación sobre una obra de ficción intentando situarla sobre escenarios reales, tendremos que atenernos -en pro de la objetividad- a todas las posibilidades que nos

surjan. Por ello, no debemos pasar por alto que el río Riansares –según las crónicas-12 se suele encontrar por estas fechas totalmente seco o con caudal insuficiente para mover los molinos: “...también hay molinos en el Riansares, pero no corre en tres o cuatro años. En los de lluvia, la molienda puede durar hasta mayo y, a veces, hasta San Juan en Junio.” Lo que nos llevaría a suponer que también los vecinos de las villas cercanas o atravesadas por el Riansares acudirían al Cigüela, como más cercano, a la hora de proceder a la molienda de su grano. Según hemos visto, el labrador que venía del molino y encuentra tirado a D. Quijote en el camino de la seda era su paisano, luego deberemos tener también en cuenta las localidades ribereñas al Riansares. Pero si tenemos en cuenta que también el Cigüela se seca algunos veranos, y en ese caso hay que desplazarse aún más lejos para poder moler el grano, “...aunque a veces van a los del Tajo y del Guadiana... En ocasiones también se seca el Guadiana, y van a moler al Júcar.” Obtendríamos un abanico tan amplio de posibles candidatos a ser la patria chica del Ingenioso Hidalgo, que bien podríamos llenar numerosos libros sin llegar a ninguna conclusión. Nosotros por nuestra parte, preferimos dejar a don Quijote, tirado y recitando su viejo poema en algún punto de esa zona que hemos delimitado, a la espera de que llegue su vecino Pedro Alonso, y lo lleve hasta su mítica aldea.

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CONCLUSIONES: Se podría decir que El Quijote permite tantas lecturas diferentes e interpretaciones como lectores tiene ya que la ambigüedad aderezada con ciertos toques de un cinismo exquisito enseñorea sobre toda la obra. Nuestra lectura en el tema que nos ocupa es que Cervantes creó un juego, ya que juega con sus personajes, juega con el espacio-tiempo (y no solo en cuanto a la geografía) y por supuesto juega con el lector, quizás ideado para sus coetáneos, pero que a tenor de todas las hipótesis que se han dado a lo largo de estos cuatro siglos se demuestra que el juego sigue totalmente vigente. Como hemos podido comprobar ya desde la primera frase comienza el juego de ambigüedad, que repetirá constantemente con distintos y magistrales recursos: nos indica que parte de un lugar cercano al Toboso y de pronto se halla cabalgando por el “lejano” Campo de Montiel y resalta que “Y era la verdad que por él

caminaba” ¿por qué de esta reafirmación si no para crear cierta desorientación en el

lector? Igualmente, sobre la ubicación de la Venta, cuando narra que “Autores hay que dicen que la primera aventura que le avino fue la de Puerto Lápice […] pero lo que yo he podido averiguar en este caso, y lo que he hallado escrito en los anales de la Mancha…” Primero parece darnos una pista pero después la pone en duda. En otras ocasiones puede inducir a pistas falsas, como que los arrieros que van a Sevilla, proceden de Toledo (y por ende por el Camino Real entre estas dos ciudades) cuando en realidad esto no se menciona en ningún momento, pues el hecho de que una de las mozas que van con ellos sea de Toledo no significa nada. Sin embargo por otro lado va dejándonos otras sutiles pistas en las que centrarse como las que hemos ido siguiendo, o esta otra en su segunda salida; “Acertó don Quijote a tomar la misma derrota y camino que el que había tomado en su primer viaje, que fue por el campo de Montiel […] por ser la hora de la 12

mañana y herirles a soslayo los rayos del sol, no les fatigaban.” (1ª Parte. Cap. VII). A soslayo, significa oblicuamente, de costado, por lo que, si nos remitimos a la zona en que nos hemos centrado, y teniendo en cuenta que el orto se produce por el este, nos encontramos que, para entrar de nuevo al territorio de los “agregados” de Campo de Montiel y herirles el sol en los ojos “a soslayo”, o bien tomaron dirección noreste, por donde entrarían en tierras conquenses, o bien y casi más seguro, hacia el sudeste, donde se encontrarían con la aventura de los molinos (pudiéndose situar perfectamente esta en Campo de Criptana, que entraba dentro de los agregados al campo de Montiel) para después de este episodio continuar, esta vez sí, hacia Puerto Lápice: “... siguieron el camino del puerto Lápice, porque allí decía don Quijote que no era posible dejar de hallarse muchas y diversas aventuras, por ser lugar muy pasajero, ...” (1ª Parte. Cap.VII).

Y ya es a partir de aquí que sus andanzas se adivinan por otras latitudes, intuyéndose el campo de Montiel, pero esta vez ya no en el territorio de los agregados, sino en este propiamente dicho. Las referencias geográficas sobre el escenario del comienzo se van volviendo cada vez más ambiguas y a desdibujar más el lugar, difuminándose paulatinamente la comarca. Sin duda que Cervantes era un gran conocedor de la Mancha en cuanto a su organización administrativa-territorial13, resultándonos muy significativo que juegue con una gran carga de ambigüedad con tres espacios administrativos distintos, pisando a vez la frontera entre las dos importantes

Ordenes de Caballería, que aunque aún influyentes en el siglo XVII habían perdido su razón de ser, quedando solo para lucir obsoletos títulos y cruces en el pecho como ostentación y pompa de sus caballeros, añorantes de tiempos pasados de gloria y poder casi ilimitado, siendo precisamente estos los que se burlaban de Cervantes durante su estancia en la Corte.14 Y entre tanto tenemos una novela protagonizada por un loco Caballero Andante que añora y vive en aventuras de pasado fantástico.

EPÍLOGO: Como ya apuntábamos al principio creemos que, aun contando con esas pistas que nos han llevado a una zona de La Mancha Alta muy concreta, el “Lugar de la Mancha” no deja de ser una quimera, aunque es totalmente lícito intentar, bajo argumentos más o menos convincentes, apropiarse de él, como lleva haciéndose desde el momento mismo que se publicó tan Magna Obra, siendo numerosos los investigadores manchegos, conocedores como es lógico de la geografía de su tierra, los que mayormente llevados por la pasión y el deseo ferviente de compartir patria chica con el Ingenioso Hidalgo, olvidan que estos anhelos son los que ponen venda nublando la objetividad. Quizás el caso más significativo por la repercusión mediática que tuvo hace diez años con motivo de la celebración del IV Centenario de la publicación de la primera parte de la Obra, y que de hecho vuelven a hacerse eco los medios en este aniversario de la segunda parte es, el que sitúa el Lugar de la Mancha en Villanueva de los Infantes 13

(localidad bastante alejada del Toboso) y que aunque se anuncia el estudio como avalado por un equipo de investigadores de prestigiosas instituciones,15 la sombra de la duda planea sobre la objetividad del trabajo al estar dirigido este por una persona que casualmente es natural de la misma población que pretende ser la cuna de Don Quijote e incluso, dada la especialidad del autor, nos hace plantearnos si el tan anunciado “descubrimiento” no se tratará en realidad de un experimento sociológico… El propio Cervantes, en los párrafos finales de la obra, adelantándose a la polémica y siguiendo su juego, nos manda un claro mensaje a través del tiempo: “Este fin tuvo el ingenioso hidalgo de la Mancha, cuyo lugar no quiso poner Cide Hamete puntualmente, por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenerle por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero.” (2ª Parte. Cap. LXXIV)

NOTAS 1

– La calle de las Tendillas de Sancho Minaya, sigue existiendo con ese nombre en la actualidad. 2 - El Molinillo; - No se encuentra ningún dato sobre esta aldea, que en la práctica se debería ubicar en la zona donde convergen los términos municipales de Villa de Don Fadrique, Puebla de Almoradiel y Quero, ya que según los repertorios citados, se encontraría a mitad de camino entre Villacañas y Miguel Esteban, entre los que media una distancia de cuatro leguas (algo más de 22 kilómetros) distando dos leguas de cada una de ellas. En los planos actuales, encontramos una distancia en línea recta entre Villacañas y Miguel Esteban de 25 kilómetros, por supuesto que no podemos exigir unas medidas escrupulosas a estos ancestros de las guías modernas, pero curiosamente y con una exactitud milimétrica nos encontramos, justo a la mitad del trayecto, con un camino que cruza llamado de La Ventilla, y que parte de La Villa de Don Fadrique con el nombre de Camino del Molino del Viejo. También encontramos otros topónimos de interés como: la Cañada de los Torteros, que cruza con este camino por

esta misma zona, o el puente sobre el Riansares a la salida de Villacañas en esta dirección, que conserva el nombre de Puente del Toboso. Por lo que todos los indicios apuntan a una entidad de población menor a una aldea, posiblemente un molino del Cigüela con una pequeña venta anexa, que aprovecharía la encrucijada de este camino con la vía pecuaria, y recibiría el nombre de la mezcla de Molino y Ventilla. 3 -– En un reciente trabajo de investigación por parte del el archivero e historiador Francisco Javier Escudero y la arqueóloga Isabel Sánchez Duque, sitúan dicha venta en Manjavacas, antigua aldea en el término municipal conquense de Mota del Cuervo. 4 - Así tenemos como ejemplo que en el Camino de Toledo a Murcia, la distancia a recorrer entre Almonacid y Tembleque era de 5 leguas (unos 29 kilómetros) mientras que tomando el de Santiago a Alicante, se desviaba de Almonacid por Bogas (3 leguas) y a Tembleque (2 leguas). Igualmente podemos ver otro ejemplo entre Villacañas y Miguel Esteban separados por cuatro leguas o bien tomar la alternativa por la Villa de Don Fadrique y la Puebla de Almoradiel, con etapas más cortas. 5 -Respuesta nº 55 de Camuñas al interrogatorio de las Relaciones Topográficas de Felipe II. 6 -- Existen diferentes motivos para descartar la dirección Sudeste por la que también D. Quijote se habría cruzado con el camino de la Seda. El primero, por estar situado El Toboso en esta misma dirección y no poder ser éste el punto de destino y, aunque bien es cierto que existen otros pueblos adyacentes que no tendríamos porqué ignorar: - Pedro Muñoz, Mota del Cuervo, Manjavacas (hoy desaparecido) Las Mesasetc.., de haber tomado el Ingenioso Hidalgo esta dirección, no se habría cruzado nunca de frente con los mercaderes que van a Murcia, si no que los habría abordado por la espalda y, como acabamos de ver, esto no sucede así. El segundo motivo, es la lejanía de los molinos de agua -los más cercanos se encuentran en el Záncara- mientras que, como veremos en otro apartado, la narración nos remite a un molino no excesivamente lejano al área de acción que nos ocupa. 7 - Los molinos en el Río Gigüela, en el término de Puebla de Almoradiel: El Cervero, la Torrentera, Quemadillo, Pintado, Zurrón, Pinzagorras, Tejahierro, Botifuera, Novezuelo, de la Ortiza, de Doña Sol y del Padre Juan. -Molinos en el Riánsares en el término de Corral de Almaguer y Villacañas: De abajo, Enmedio, Berrueco, Santa María, Nogales, Nuevo, Paules, Pinzagorras, Rumarruecas, Tejado, Pedro Tejero y Vela. 8 - En respuesta de Puebla de Almoradiel al interrogatorio de las Relaciones Topográficas de Felipe II 9 - El ingenioso hidalgo Don Quijote del Mancha. 1ª Parte, Capítulo XXIX.

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-No deja de resultar un tanto extravagante este nombre para un pueblo manchego, tan alejado del mar, si cabe -y por paralelismo- tan descabellado como la promesa de Don Quijote a Sancho de hacerlo gobernador de la Isla o Ínsula Barataria… 11 - No se sabe de donde proviene este nombre, pero no deja de resultar curioso que durante su estadía en Valladolid, le pusieran este apodo a su familia, al parecer por la vida licenciosa que llevaron su hermana e hija. 12

- Diferentes testimonios de algunos de los mencionados pueblos al cuestionario de las Relaciones de Felipe II : -Cabezamesada: "Al veinteno capitulo declaran que cerca de esta villa hay un arroyo, que se dice Riansares, el cual no corre sino es en tiempo de lluvias, y la mayor parte del año esta seco. Al veinte y dos capítulos declaran que en dicho arroyo hay un molinillo de una rueda, el cual no muele sino es cuando vienen las avenidas de las aguas. Al veinte y tres capitulos declaran que es muy falto de agua, y que van las moliendas al río de Tajo, que está cinco leguas de esta villa, y algunas temporadas van al río de Xigüela, que esta dos leguas de esta villa.” Lillo: “Al veinteno capitulo... ...tiene una legua al río de Ansares, corre a temporadas; el río de Xiguela, cae al oriente a las tres leguas, corre a temporadas ansi mismo. Al vigesimo tercio capitulo... ...Vase a moler el pan a los rios sobre dichos a los mas cercanos, y traen agua, y en todo tiempo al rio de Tajo.” Villacañas: “A los veinte capitulos se responde... ...pasa un pequeño río, que se dice Riansares, que es un río que la ribera de el es tierra salobre y sin provecho y el no corre en tres ni cuatro años sino es cuando hay muchas lluvias. A los veintidos capitulos se responde que esta villa no tiene ningun molino sino son cuatro molinos que hay en el dicho río arriba dicho Riansares, que no muelen en tres o cuatro años, son de particulares de esta villa. A los veinte y tres capitulos se responde... ...Vase a moler a Tajo, que esta nueve leguas y en invierno en Ciguela cuando el invierno es lluvioso, esta dos y tres leguas de esta villa.” 13 - Recordemos que Cervantes se empleó como recaudador de la Hacienda y anteriormente como comisario real de Abastos, requisando cereales y aceite para la Armada Invencible, lo que posiblemente le diese el conocimiento de cómo estaba estructurada la Mancha en cuanto a su organización administrativaterritorial. 14 - En la Corte pululan a sus anchas sus rivales literarios como Tamayo de Vargas o el mismísimo Lope de Vega que no dudan en ridiculizarle como inculto (ajeno al mundo universitario) pues no era licenciado,

llegando al colmo de aparecer algún escrito burlesco sobre la discapacidad física de su mano. 15 - El Quijote como un sistema de distancias tiempos: hacia la localización del lugar de la Mancha BIBLIOGRAFÍA: -AYUNTAMIENTO DE EL TOBOSO (2004): El Toboso. (Folleto turístico) Junta de Comunidades de C.-L.M. Delegación Provincial de la Consejería de Industria y Trabajo. -DEL RIO, Celestino. (1852-1853) Descripción de las Cañadas Reales. (De la Cañada Real Soriana y ramales.) Ediciones el Museo Universal, Madrid 1984. -GARCÍA MONTES, L. (1999). : Villacañas y su Historia. Ilmo. Ayuntamiento de Villacañas. -JIMÉNEZ BALLESTA, J. (2001): Molinos de viento en Castilla-La Mancha. Ediciones Llanura. Ciudad Real. -JIMÉNEZ DE GREGORIO, F. (2000): La Mancha Toledana. Diputación Provincial de Toledo. -MADOZ, Pascual (1845-1850): Diccionario geográfico estadístico - histórico. Tomos I y II, Castilla-La Mancha. Ámbito Ediciones (1987). Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Valladolid. -MÉNDEZ-CABEZA FUENTES, M. (1998): Los molinos de agua de la provincia de Toledo. Diputación Provincial de Toledo. -MENESES, ALONSO de (1576): Repertorio de caminos. La Arcadia (Edic.1946) Madrid. -PÉREZ LÓPEZ, J. l. (2004): Introducción y notas de la edición del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, de E.P. Don Quijote 2005, S.A. – Biblioteca IV Centenario. Toledo. -PERO JUAN VILLUGA (1545): Reportorio de todos los caminos de España Reimpresiones Bibliográficas. Madrid 1951. - VIÑAS MEY, C., y PAZ, R. (1955): Relaciones HistóricoGeográficas-Estadísticas de los pueblos de España, hechas por iniciativa de Felipe II (Reino de Toledo). T.III. Madrid. CARTOGRAFÍA:

- SERVICIO GEOGRÁFICO NACIONAL (Centro de Descargas) – Ministerio de Fomento – Centro Nacional de Información Geográfica: MTN50 Histórico – Hojas: 657, 658, 659, 660, 686, 687, 688, 689, 712, 713, 714, 715, 716, 717, 739, 741, 742, 763, 764, 765, 789, 790, 816, 817 y 843 (Varios años). -Google Maps. https://www.google.es/maps/@... - Visor SigPac. Consejería de Agricultura de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha. http://sigpac.jccm.es/visorsigpac/ 15

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