Estudio de la palabra \"anomía\" en el NT - Rodrigo Boyadjian

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Descripción





EGW.
"La preposición ἐκ en este versículo tiene la idea de: sacar de entre". (Comentario sobre Mt 13:41, "Ayuda gramatical para el estudio del Nuevo Testamento Griego", Roberto Hanna – Mundo Hispano, 2001); "de entre su reino", dice el original griego, ya que a aquel reino nunca pertenecieron en realidad". (Comentario sobre Mt 13:41, "Comentario Exegético y Explicativo de la Biblia, Tomo 1: El Antiguo Testamento", Jamieson-Fausset-Brown – Casa Bautista de Publicaciones, 2003).
Comentario sobre Mt 13:41, "Comentario Nuevo Testamento", Serafín de Ausejo – Editorial, Año.
Diccionario Nuevo Testamento VINE, palabra "anomía".
Diccionario Antiguo Testamento VINE, Gn 19:15.
Comentario sobre 2 Co 6:14, "Profesores de Salamanca: Biblia Comentada" – Biblioteca de Autores Cristianos, 2010.
Comentario sobre 2 Co 6:15, "Comentario de la Biblia Plenitud", Jack W. Hayford – Editorial Caribe, 1994.
Es interesante notar que según el códice que se use, en algunos MSS se utilizó la palabra amartía en vez de anomía. Esto sucede así, ya que anomía es la "transgresión, violación o infracción de la Ley", mientras que amartía es directamente "pecado". En otras palabras, amartía y anomía comparten el significado cuando se refieren al pecado o violación de la Ley de Dios. Las traducciones que usan amartía son: ABP-G+, GNT
CBA, 1 Jn 3:4.
En tres interlineales muy reconocidos: BY, NA, y WH.
CBA, ídem.
Ibíd.
CBA, He 8:12.
Ídem., 1 Jn 3:4.

Exegesis de la palabra "anomía"

Trabajo de investigación basado en el siguiente texto:
Mat 24:12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. (RV60)
Mat 24:12 καὶ διὰ τὸ πληθυνθῆναι τὴν ἀνομίαν ψυγήσεται ἡ ἀγάπη τῶν πολλῶν. (GNT)
El objetivo de este trabajo es analizar la palabra anomía en sus contextos, determinar su correcta traducción, y fijar claramente la intención del personaje que habló y del autor que escribió.

Análisis de la palabra anomía en el NT
En el NT, esta palabra aparece 15X en trece versículos. De modo que, lo siguiente será analizar estos textos y entender la traducción de anomía determinando así si su traducción corresponde con el mensaje que intenta dar el autor dentro de su contexto inmediato, además del contexto cercano y amplio.

Mateo 7:23
En Mateo 7:23 aparece por primera vez la raíz anomía: "Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad".
La palabra aparece así: ἀνομίαν ("maldad"). Lo curioso es el significado que se le da a esta, tanto en diccionarios como en comentarios bíblicos. Según el Comentario Bíblico Adventista, en este versículo se está dando el siguiente mensaje:
"Gr. anomía, "ilegalidad" o "falta de conformidad con la Ley". Los hacedores de maldad están fuera de la Ley porque han rehusado conformar sus vidas con el modelo perfecto expuesto en la Ley del reino del cielo: "el pecado es infracción de la Ley [anomía]" (1 Jn 3:4). En el monte de los Olivos, Cristo dijo que en los últimos días se multiplicaría la maldad [anomía] (Mat 24:12), y pocas décadas más tarde Pablo observó que el "misterio de la iniquidad [anomía]" ya estaba "en acción" (2 Tes 2:7)".

De modo que, al leer según el contexto, aquellos que hacen maldad, son los que no guardan la Ley porque sus vidas no concuerdan con la Ley de Dios; los "hacedores de maldad". De esta manera, anomía es hacer lo contrario a la voluntad de Dios; es cometer pecado; violar su Ley: "el pecado es infracción de la Ley [anomía]" (1 Jn 3:4). Como bien aclara el Comentario de la Biblia Versión Israelita Nazarena (Revisión 2011): "Traducción de la frase griega hoi ergadsómenoi ten anomían, literalmente "los que obran lo sin-Ley"".
Se concluye entonces que en Mateo 7:23, Cristo está diciendo que aquellos que se perderán serán los que violaron la Ley de Dios o que no vivieron conforme a ella. En otras palabras, hicieron su voluntad antes que la de Dios.
Los que hoy afirman que son santos, jactanciosamente se habrían adelantado diciendo: "Señor, Señor, ¿no nos conoces? ¿No hemos profetizado en tu nombre? ¿Y en tu nombre no hemos echado demonios? ¿Y en tu nombre no hemos hecho muchas maravillas?" La gente que aquí se describe, que se jacta de esa manera, aparentando que entretejen a Jesús en todas sus acciones, adecuadamente representa a los que hoy dicen que son santos, pero que están en contra de la Ley de Dios. Cristo los llama hacedores de maldad porque son engañadores que se revisten de justicia para ocultar las deformidades de sus caracteres, la maldad interior de sus corazones impíos. Satanás ha descendido en estos últimos días para obrar con todo engaño de maldad en los que se pierden. Su majestad satánica obra milagros a la vista de los falsos profetas, delante de los hombres, afirmando que ciertamente es el mismo Cristo. Satanás imparte su poder a los que le están ayudando en sus engaños. Por lo tanto, los que declaran que tienen el gran poder de Dios, sólo pueden ser descubiertos mediante el gran detector: la Ley de Jehová. El Señor nos dice que, si fuera posible, engañarían a los mismos escogidos. El vestido de ovejas parece tan real, tan genuino, que sólo se puede percibir al lobo cuando acudimos a la gran norma moral de Dios, y allí encontramos que son transgresores de la Ley de Jehová (RH 25-8-1885).

Mateo 13:41
En Mateo 13:41, 42 aparece por segunda vez anomía: "Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes".
En este caso, anomía se traduce por "iniquidad". Esta palabra tiene la misma denotación que en el texto analizado anteriormente: los que sean sacados fuera del reino de los cielos, son los que violan la Ley de Dios, los que cometen pecado, o en este caso, "hacen iniquidad". En palabras de Serafín de Ausejo: "¿Qué clase de gente es ésta? En el sentido del evangelista son personas sin Ley, porque ellos mismos se constituyen en Ley: son sus propios legisladores. La verdadera Ley del nuevo pueblo de Dios es la perfecta Ley del amor (22,40) cumplida por Jesús (cf. 5,17), "la perfecta Ley de la libertad" (Stgo 1:25)".
Se concluye entonces que en Mateo 13:41, 42, Cristo está diciendo nuevamente que aquellos que se perderán serán los que violaron la Ley de Dios o que no vivieron conforme a ella. En otras palabras, hicieron su voluntad antes que la de Dios.

Mateo 23:28
En Mateo 23:28 aparece por tercera vez anomía: "Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad".
Nuevamente, aquí anomía se traduce como "iniquidad". Según el contexto inmediato, los fariseos "hipócritas" demostraban ser limpios por fuera, pero por dentro estaban llenos de iniquidad, en otras palabras, violaban la Ley de Dios en sus mentes (esto era posible según lo que Jesús dijera anteriormente en Mateo 5:27, 28). Su vida estaba lejos de la voluntad de Dios. Cristo los acusa de ser falsos y que finalmente, por estar llenos de iniquidad, por violar la Ley de Dios en sus mentes, sufrirían el infierno (vs 33). De modo que, aquí el termino anomía se relaciona nuevamente con los dos puntos clave que se mencionaron anteriormente: 1. Anomía se relaciona con violar la Ley de Dios; 2. Violar la Ley de Dios acarrea la perdición.

Mateo 24:12
En Mateo 24:12 aparece por cuarta vez anomía: "Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará".
Este es el versículo en cuestión. Hacia el fin de la historia, el contexto en el que se encontraría la humanidad sería el que se describe en este versículo: la maldad se multiplica, crece; el amor se enfría. Lo curioso de este texto es la palabra "maldad" [anomía]. Aquí nuevamente se está haciendo referencia a la violación de la Ley. ¿Cómo se llega a esta conclusión? Lea el siguiente análisis.
Es importante mencionar, que la palabra "maldad" [anomía], significa: "anomía (de G459); ilegalidad, i.e. violación de la Ley o (generalmente) maldad, impiedad: infracción, infringir la Ley, iniquidad, maldad, transgresión". (Strong). Tener en cuenta estos significados de anomía dará el matiz final a la interpretación de esta palabra cada vez que se use, siempre dentro del contexto. El contexto de Mateo 24:12, indica que se habla del tiempo del fin. Y es en este tiempo donde se diferencian a los que hacen la voluntad de Dios y los que no la hacen. Según los textos analizados anteriormente, los que no hacen la voluntad de Dios, son los violadores de su Ley; en cambio, los que la hacen, son los que aman a Dios y a su prójimo, en otras palabras, guardan la Ley moral de Dios. Esto se explica en los siguientes párrafos.
Algunos comentadores explican que este aumento de maldad se debe a que el mundo dejó de lado la "Ley moral" de Dios. Es decir, dejaron el Decálogo que el Señor estableció como fundamento de su carácter y norma de vida, que es el amor (1 Jn 4:8; Ro 7:12). Serafín de Ausejo (NT) comenta sobre esto: "Se han colocado en una tierra de nadie, sin sujetarse a ninguna Ley. Eso tiene que degenerar en anarquía y desenfreno totales, que ahora se disimulan con la capa de la libertad cristiana. Lo cual no sólo es contrario a lo que dice el Evangelio, sino que entraña un trastrueque total. Una frase sola bastará para expresar esta degeneración: Se enfriará el amor en muchos". Las "Notas" de Diego Ascunce sobre este texto en la traducción de la Biblia Kadosh Israelita Mesiánica dicen: "Yahshúa mismo predice un aumento del odio y de la anarquía (infracción de la Toráh)... Los Creyentes están ordenados por la Toráh a guardar el Shabbat, antes, durante, y después de la Gran Tribulación".
Otros diccionarios van más allá y expanden el significado de anomía:
Iniquidad, relacionado con anomos, sin Ley, referido a uno que rechaza la Ley en rebelión. Se traduce «maldad» en Mat 7:23; Heb 1:9. En 1 Jn 3:4 aparece en el pasaje «todo aquel que comete pecado (como hábito, práctica, no la comisión de un acto), infringe también la Ley; pues el pecado es infracción de la Ley»; esta traducción es desafortunada. Anomía no es meramente infracción de la Ley, sino su rechazo flagrante en rebeldía; actuar y vivir al margen de ella. Besson traduce más literalmente: «Todo el que hace el pecado, hace también la ilegalidad y el pecado es la ilegalidad», y en nota al pie aclara: «la anarquía»; esta definición de pecado expone su carácter esencial como el rechazamiento de la Ley, o voluntad de Dios, y su sustitución por la voluntad de uno mismo.

Impacta ver que diccionarios y comentaristas bíblicos entienden que la palabra "maldad" en este versículo se relaciona directamente con dejar de lado, violar o transgredir la Ley de Dios. De modo que, en este texto, también se entiende que "maldad" [anomía], se refiere a los que violan, transgreden o dejan de lado la Ley de Dios. Y según el contexto de Mt 24:12, el que "persevere" -continúa diciendo Jesús, "será salvo" (Mateo 24:13). ¿Perseverar en qué? En ser leales a Dios, en guardar sus mandamientos: "jupomeno (ὑπομένω, G5278), lit., morar bajo (jupo, bajo, debajo), significa permanecer en un lugar en vez de abandonarlo, quedarse... o perseverar". (Strong).

Romanos 4:7
En Romanos 4:7 aparece por quinta vez anomía: "diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos".
Es interesante notar que Ro 4:7 y 8, son palabras que el apóstol Pablo cita directamente del rey David en Salmos 32:1, 2: "Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño".
En relación a la palabra "transgresión" de Salmos 32:1, se usa el término pesha', que se relaciona directamente con transgredir la Ley de Dios: "Básicamente, este nombre indica descarriarse voluntariamente del camino de una vida santa y por tanto de «rebelión». Este énfasis está muy presente en Amo 2:4: «Por tres pecados de Judá, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque menospreciaron la ley de Jehová, y no guardaron sus ordenanzas, y les hicieron errar sus mentiras, en pos de las cuales anduvieron sus padres»".
En el griego de Romanos 4:7, se utiliza la palabra anomía, la misma palabra que usa la LXX en la versión griega del AT para pesha' en Salmos 32:1. Pero la LXX va más allá y utiliza anomía para varias palabras que usa el AT para "pecado": pesha' y awon (awon se usa en Salmos 32:2 para "iniquidad").
En relación a la palabra awon de Salmos 32:2 y Romanos 4:8, hay matices importantes que se relacionan con el significado más amplio de la palabra anomía:
El significado básico de awon es «iniquidad». El término indica una ofensa, intencional o no, en contra de la Ley de Dios". (…) "El sentido de awon abarca las dimensiones de pecado, juicio y «castigo» por el pecado". (…) "En la Septuaginta el vocablo tiene las siguientes acepciones: adikia («maldad; iniquidad»); hamartia («pecado; error») y anomía («sin Ley; anarquía»).

De esta manera, se relaciona el significado de las palabras pesha' y awon con anomía, según el contexto en que se utilicen cada una. En el contexto de Romanos 4, se habla de la justificación por la fe, sin las obras de la Ley. Se refiere a la salvación de las personas que no violan la Ley, cuyas "iniquidades son perdonadas"; son justificados por fe, sin violar la Ley. En otras palabras, los que son justificados por la fe en Cristo, son hacedores de la Ley; demuestran con sus obras que son salvos. Impactante conclusión cuando se entiende que anomía es infracción o transgresión de la Ley.

Romanos 6:19
En Romanos 6:19 anomía aparece dos veces: "Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad [anomía] presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad [anomía], así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia".
Sobre la palabra "iniquidad", ya se ha dado el significado. Aquí representa a todo aquél que viole abiertamente la Ley de Dios. Bien dice el CBA: "Esta es la definición que da Juan del pecado (ver com. 1 Jn 3:4)". El pecado imperdonable es aquél del cual uno no quiere ser perdonado; aquél del cual se niega la voz del Espíritu Santo indicando lo que es pecado, para dejar que la consciencia de uno indique lo que está bien o mal. De esta manera, se niega el pecado, terminando por no confesarlo ni pidiendo perdón por el tal. Es así como uno termina sirviendo [servir = logos] al pecado; presenta sus "miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad" [anomía], violando la Ley de Dios intencionalmente, es decir, cometiendo pecado deliberadamente (1 Jn 3:4); y este tipo de pecado no puede ser perdonado ya que no se quiere dejarlo. Finalmente, las personas que continúen en esta práctica, terminarán por sufrir la muerte eterna en el infierno. Decidieron ser transgresores de la Ley de Dios abiertamente sirviendo al pecado.

2 Corintios 6:14
En 2 Corintios 6:14 aparece por octava vez anomía: "No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia [anomía]? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?".
En este texto, anomía se traduce por primera vez como "injusticia". Es interesante notar el contexto. Para entenderlo hay que leer los versículos que siguen al vs 14: "¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso" (2 Co 6:15-18).
En estos textos, "San Pablo pone en guardia a los corintios contra esa "yunta desigual" entre fieles e infieles. El yugo ata a dos para una obra común, y ¿qué puede haber de común entre justicia e iniquidad, luz y tinieblas, Cristo y Belial, creyentes e incrédulos, templos de Dios e ídolos?". En este contexto, "justicia con la injusticia", "Cristo con Belial", tienen que ver con ser leales a Dios o infieles. Es decir, se refiere a quienes son fieles a la Ley de Dios, los que hacen justicia, los que son parte de su pueblo, y los que son infieles a la Ley de Dios, los que hacen injusticia, los que no son parte del pueblo. Curiosamente, el contraste entre Cristo y Belial, es que Cristo guardó la Ley de Dios (Mt 5:17, 18), mientras que Belial, es "uno de los nombres de Satanás, constituye la transliteración de una palabra hebrea que significa «indigno», o tal vez «sin ley»".
Unirse con alguien que no es del pueblo de Dios, lo llevará a uno finalmente a la injusticia, a violar la Ley de Dios, a la perdición final (ver Mt 12:30). Por esto, es que otro dato curioso en estos textos, es que se habla de no unirse en yugo desigual; es decir, si se va a unir con alguien, que no lo haga con alguien que hace "injusticia" [anomía], pues los fieles, los santos de Dios, son aquellos que "guardan los mandamientos de Dios" (Apocalipsis 12:17; 14:12), porque aman a Dios: "Si me amáis, guardaréis mis Mandamientos" (Jn 14:15 - RV2000); pero los infieles hacen anomía, o en simples palabras: transgreden la Ley de Dios, cometen injusticia. Y esto está relacionado directamente con los tiempos finales de la historia, donde según ya se pudo estudiar, la maldad (la transgresión de la Ley) aumentará y el amor se enfriará (Mt 24:12). El amor se relaciona directamente con el carácter de Dios. Y su carácter es amor (1 Jn 4:8). Y este amor se demuestra en la Ley de los diez Mandamientos. Esta Ley, es el fundamento de su carácter: se guardó dentro del arca en el santuario, debajo de donde se manifestaba la presencia de Dios (Éx 25:16, 21, 22). Esta Ley, demuestra cómo es Dios: amor. Y Jesús lo afirmó cuando resumió la Ley de los diez Mandamientos en el amor a Dios y al prójimo. (Mateo 22:36-40). Aun en el amor, se aconseja buscar unirse con quien tiene a Dios en su corazón, a quien ama a Dios, quien es fiel a Dios, y que no transgrede su santa Ley.
De modo que, cuando se lee que la justicia no puede relacionarse con la injusticia (que es pecado), claramente es porque se terminará dejando de lado o se transgredirá la Ley Moral de Dios: sus Mandamientos.
En otras palabras, el que sea leal a Dios, a sus Mandamientos, a su Ley moral, será salvo: "Dichosos los que guardan sus Mandamientos, para que tengan derecho al árbol de la vida, y entren por las puertas en la ciudad" (Ap 22:14 - RV90). Ya que al dejar la Ley moral de Dios, inevitablemente se desviarán a la maldad: "y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará". (Mt 24:12)

2 Tesalonicenses 2:3
En 2 Tesalonicenses 2:3, 7, anomía aparece por novena y décima vez: "Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado [anomía], el hijo de perdición"; "Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad [anomía]; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio".
En el primer texto, "pecado" [anomía], tiene que ver con transgredir la Ley de Dios directamente: 1 Jn 3:4. El que peca deliberadamente, y no abandona su pecado, se perderá finalmente, ese será un "hijo de perdición". En el segundo texto, el "hombre de pecado" se relaciona directamente con "el misterio de la iniquidad". Y la palabra en cuestión tiene un impacto importante en términos proféticos. Ya en Daniel 7:25 se predecía claramente que se intentaría "cambiar los tiempos y la ley". Y Pablo, en 2 Tesalonicenses 2:3 y 7, relaciona "el misterio de la iniquidad" [anomía] con el "hombre de pecado" [antropos tes anomías], el que cambiaría la Ley de Dios. En tiempos apostólicos ya había personas que intentaban desviar al pueblo de la Ley de Dios (Stgo 2:8-12; 1 Jn 2:3-6), pero los cristianos entienden que esta profecía inicialmente predicha por el profeta Daniel, se cumplió parcialmente en el siglo III cuando el emperador de Roma, Constantino, imponía por ley a todos los cristianos, guardar el domingo como día de reposo, quebrantando así la santa Ley de Dios; y finalmente se cumplió la profecía cuando el obispo de Roma con el sistema del papado se impusieron con una nueva lista de la Ley de Dios, e imponiendo forzosamente a todo el mundo en su época. Eran diez mandamientos modificados, alterados. El apóstol Pablo se refiere a este momento específico cuando dice "ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene".
De modo que aquí también se relaciona anomía con aquellos que cometen infracción o transgresión de la Ley. Pero también se agrega el cumplimiento de la profecía de Daniel, donde el sistema del papado intentaría cambiar la Ley de Dios.

Tito 2:14
En Tito 2:14, anomía aparece por decimo primera vez: "quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras".
Nuevamente, "iniquidad" aquí se refiere a "pecado", a "transgresión de la Ley". Cristo redime del pecado a la humanidad, y lo limpia, lo purifica. Guardó los mandamientos de Dios logrando la justicia al derramar su sangre en la cruz. Quien lo acepte, forma parte del grupo de redimidos, de aquellos que son purificados (santificados). La santificación tiene que ver con una manifestación externa ("buenas obras"), donde el pecado no tiene lugar. Tiene que ver con ser fieles a Dios y de esta manera se demuestra obediencia a los mandamientos del Señor. Esta es una respuesta de amor hacia Aquél que "se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos". El amor a Dios conlleva a guardar sus mandamientos (Juan 14:15). Y cuando Él limpia de toda iniquidad, esa santificación lleva a ser leales y no transgredir su santa Ley. El hombre manifiesta amor por Él siéndole fiel, guardando sus mandamientos.

Hebreos 1:9
En Hebreos 1:9, anomía aparece por decimo segunda vez: "Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros".
Aquí se reitera la traducción de anomía con "maldad". Cabe aclarar que en Hebreos 1:5-13 se hacen menciones a varios Salmos mesiánicos; y aquí el apóstol Pablo reitera el mesianismo de Cristo juntando todos esos textos que se referían a Él. Es importante identificar este contexto, ya que si Cristo no hubiera amado hacer el bien, no podría haber cumplido la Ley de Dios. Cosa que sí logró (Mt 5:17, 18; Jn 15:10; He 4:15).
En el contexto indica que aquellos que aman a Dios, harán justicia, el bien; pero quienes no aman a Dios, no harán justicia, sino que harán todo lo contrario a la Ley del amor de Dios.

Hebreos 10:17
En Hebreos 10:17, anomía aparece por décima tercera vez: "Añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones".
Este texto es una mención de Jeremías 31:34. Aquí, "transgresiones", es anomía en el griego de He 10:17, y jattat en el hebreo de Jr 31:34. Cabe remarcar que algunos códices usan tanto la palabra amartía como anomía al transliterar del hebreo de Jr 31:34 al griego. De modo que, dependiendo de qué manuscrito se use, anomía hará referencia a la palabra hebrea jattat, que es otra palabra para "transgresiones" (Jr 31:34). En este caso, el apóstol Pablo está dando un nuevo uso de la palabra anomía, ya que nunca antes se había usado en el NT esta palabra para jattat.
Para entender por qué el apóstol usa esta palabra, es necesario hacer dos análisis: 1. Analizar el término de la palabra hebrea jattat; y 2. Analizar el contexto en que es usada la palabra, tanto en el AT como en el NT. De esta manera se podrá descubrir nuevos matices en su significado, que probablemente están en el contexto de Jeremías y que Pablo los da por sentado. Se explica esto porque al realizar los análisis, se pudo descubrir que si bien el significado de jattat no muestra más relación con anomía que en relación a "pecado"; el contexto en contra parte, tiene mucho que decir.
El texto de Jeremías 31:31-34 dice: "He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado".
El texto que Pablo cita de Jeremías abarca Hebreos 10:15-18: "Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré, añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado".
Al comparar los dos textos se puede notar que al comparar "pecado" [jattat] en Jr 31:34, y "transgresiones" [anomía] en He 10:17, tienen la misma relación, como ya se explicó en Romanos 4:7, donde en hebreo se usa pesha'. Aquí se usa jattat, y Pablo la translitera como anomía al griego. El descubrimiento interesante es que Pablo ya ha usado el texto de Jeremías en Hebreos 8:12, pero utiliza la palabra amartía. Es impresionante ver cómo Pablo le da un uso casi indistinto a las palabras pesha´, jattat, y awon cuando cita los textos del AT (iniquidad, pecado y transgresión) con anomía en sus escritos del NT y aun esto se nota en el mismo uso que hace la LXX, traduciéndose estas tres palabras por anomía y para designar cualquiera de los tres significados: pecado, transgresión o iniquidad. Las tres palabras hebreas hacen referencia al pecado. Y Pablo las utiliza en forma indistinta para relacionarlas con la transgresión de la Ley de Dios.
De modo que, según el significado lingüístico gramatical, queda establecido que anomía aquí corresponde a "pecado", el cual es "transgresión o violación de la Ley", según su significado en griego, y en hebreo según así lo indican las traducciones e interpretaciones de las palabras relacionadas a anomía, que son pesha´, jattat, y awon, las cuales tanto el apóstol Pablo como la LXX, las usan en forma indistinta para designar tanto el pecado como la transgresión o violación de la Ley.
Para entender por qué Pablo utiliza anomía de esta forma, hay que ver no sólo el significado de la palabra anomía y su correspondiente en hebreo, sino también por el contexto sobre lo que viene diciendo. Él está citando al profeta Jeremías. De modo que hay que ir al contexto de lo que venía diciendo el profeta Jeremías para entender. En Jr 31:33, el profeta registra: "después de aquellos días dice Jehová: Daré mi Ley en su mente". Pero el apóstol Pablo, tanto en Hebreos 8:10 como en 10:16, hace mención a este texto de la siguiente manera: "Después de aquellos días, dice el Señor: pondré mis leyes en la mente de ellos y sobre su corazón las escribiré". El CBA aclara que el uso del plural que el apóstol hace para "mis leyes", es porque las leyes de Dios fueron escritas en las tablas de piedras y en un libro. De modo que al utilizar Pablo el plural en vez del singular, como dice Jeremías: "daré mi Ley en su mente", Pablo se está refiriendo a las tablas de piedra donde el Señor escribió Él mismo la Ley de los 10 Mandamientos. Ésta fue la única Ley que el Señor escribió. Ahora, el apóstol Pablo, siguiendo lo que dijo el profeta Jeremías y aun el profeta Ezequiel (Ez 36:26, 27), Dios escribiría Él mismo en los corazones de sus hijos su Ley, por medio del Espíritu Santo, como bien lo aclara el apóstol Pablo cuando dice: "nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo" en Hebreos 10:15, haciendo referencia a las palabras del profeta Ezequiel, donde éste expande la acción de Dios, declarando que la persona de la Deidad que realizaría esto, sería el Espíritu de Dios: "Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra" (Ez 36:27).
De este modo, se puede notar que el apóstol Pablo y los profetas Jeremías y Ezequiel, nos indican el contraste entre los que tienen el Espíritu de Dios "escribiendo" la Ley de Dios en su mente, es decir, su carácter es transformado por el Espíritu para ser fieles a la Ley de Dios, la viven, la realizan porque es parte de ellos; y por otro lado, quienes tienen la Ley de Dios guardada en su mente, los que obedecen la Ley de Dios, son aquellos de los cuales el Señor nunca más se acordará de sus "pecados y transgresiones".
Nuevamente, tanto en el hebreo del AT como en el griego del NT y en la LXX, el significado y el contexto de la palabra anomía, demuestran que ésta se relaciona con el pecado y/o la transgresión de la Ley de Dios.

1 Juan 3:4
Las últimas dos veces que aparece la palabra anomía es en 1 Juan 3:4: "Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley".
Esta es la última vez que aparece anomía en las Escrituras. Este es el texto por excelencia que tanto el significado de anomía, como el contexto, y aun las traducciones mismas, aclaran por sí solos lo que quiere decir.
Analizando cada palabra del texto, se puede comprender claramente su significado correcto:
La primer palabra se encuentra dentro de la primer frase del versículo: "Todo aquél que comete pecado ". La palabra griega usada aquí es amartía. "Es la palabra que se usa en la Biblia para el acto de alejarse de la ley de Dios, de violar la ley moral. Hamartía es específicamente la violación de una ley moral divinamente dada". Sólo con esta palabra, se entiende que el pecado, es "transgresión de la Ley de Dios". Pero Juan va más allá y deja bien en claro lo que quiere decir. Analice la siguiente palabra.
La segunda frase: "Infringe también la Ley". La palabra griega usada aquí es anomía. Según los interlineales griego-español, la frase literalmente dice "violación la ley". Así lo aclara el CBA: "Hace anomía". Gr. anomía, "no conformidad con la ley", "ilegalidad", vocablo compuesto de a-, "sin", y nómos "ley" (ver com. Mat 7:23; Rom 6:19; 2 Tes 2:3, 7). El apóstol relaciona anomía con hamartía para destacar la estrecha e inevitable relación entre pecado e ilegalidad [desobediencia]. "Traspasa la ley" (NC); "hace también lo que es contra la ley" (BC)".
La tercera frase: "Pues el pecado [amartía] es infracción de la Ley [anomía]". Nuevamente, las dos palabras se usan en el contexto del pecado y la Ley. Pero esa vez en forma bien específica:
La sintaxis griega indica que hamartía y anomía son sinónimos y pueden intercambiarse. Todo pecado es ilegalidad (contra el principio de ley); toda ilegalidad es pecado. Juan, con su manera sencilla y penetrante, pone al descubierto el verdadero carácter del pecado. Declara que pecado es no hacer caso de la ley, es decir, de la ley de Dios. En cuanto a las definiciones de "ley", ver com. Pro 3:1; Mat 5:17; Rom 2:12; 3:19. Dios ordenó leyes para guiar a los hombres, para capacitarlos a fin de que disfrutaran plenamente de la vida, para salvarlos del mal y para guardarlos para el bien (ver com. Exo 20:1).

Queda claro que Juan demuestra con este texto, que el pecado es la transgresión de la Ley, tal como lo dijera el apóstol Pablo con otras palabras: "donde no hay Ley, no se inculpa de pecado [amartía]" (Ro 5:13; ver también Ro 3:20; 4:15; 7:7).
Tanto por significado, como por transliteración, y por contexto, queda definido que anomía siempre se refiere al pecado y/o transgresión de la Ley.

Conclusión
Las intenciones de usar la palabra anomía han quedado más que claras. Siempre tienen relación entre "pecado" y "violación, transgresión o infracción de la Ley". En las 15X que aparece en el NT, y en las veces que la LXX la utiliza para transliterar al griego, ya sea por su significado o por el contexto donde aparece, siempre se refiere al pecado como transgresión de la Ley de Dios, como bien lo aclara a la perfección el apóstol Juan en 1 Jn 3:4.
A modo de conclusión final, y con el marco histórico a lo largo de la historia de la humanidad, se deja a modo de reflexión el siguiente párrafo del CBA:
Dios tenía el propósito de que esas leyes también estuvieran escritas en los corazones del pueblo; pero los israelitas se contentaron con considerar esos estatutos sencillamente como un código externo y su observancia como un asunto de cumplimiento también externo. Dios no tenía el propósito de que sus leyes fueran consideradas así. Ofreció a su pueblo que disfrutara de la experiencia de tener un corazón nuevo (ver com. Eze 36:26); pero los israelitas se contentaron con una religión de formas y apariencias. Ahora, bajo los términos del nuevo pacto, se transforman los corazones y las mentes de las personas (ver com. Rom 12:2; 2 Cor 5:17). Los hombres proceden correctamente no por su propia fuerza sino porque Cristo mora en el corazón y manifiesta su vida en el creyente (ver com. Gál 2:20). Son nacidos del Espíritu y producen los frutos del Espíritu (5:22-23). El poder divino es lo único que puede efectuar el cambio. Sólo Dios puede "poner" su ley en el corazón de sus seguidores, pero, por supuesto, no sin el consentimiento del hombre y de su cooperación (Apo 22:17; cf. DMJ 120).

La ley de Dios es un trasunto del carácter divino. Jesús vino para revelar a los hombres el carácter de su Padre, por lo tanto, él es la ley ampliada y demostrada. Si los hombres quieren ajustar su vida en armonía con la ley de Dios, deben contemplar a Jesús e imitar su vida. La ley puede ser resumida brevemente en las siguientes palabras: "ser como Dios" o "ser como Jesús". La transformación del carácter de los hombres de acuerdo con la semejanza divina es el gran propósito del plan de salvación. La ley revela el carácter de Dios y de Cristo; el plan de salvación indica cómo se puede adquirir la gracia que capacita para obtener todas las virtudes.

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