Estudiar un posgrado en el extranjero, o morir en el intento

July 14, 2017 | Autor: Mario E. Chavez-Peon | Categoría: Study Abroad, International Education, Study Abroad
Share Embed


Descripción

2011-05-15-ChávezPeón-EstePaís

Estudiar un posgrado en el extranjero, o morir en el intento Mario E. Chávez Peón ¿Qué implica estudiar un posgrado? ¿Cuáles son los beneficios? ¿Los sacrificios? ¿Los tiempos? ¿En México o en el extranjero? ¿Qué posibilidades hay de conseguir una beca? Y mil preguntas más se podrían hacer con referencia a un posgrado, ya sea una maestría o un doctorado. En este espacio, quisiera relatar algunas de mis experiencias como estudiante y académico, y reflexionar algunos puntos sobre la importancia y las implicaciones de estudiar posgrados fuera del país. Hace menos de un año me doctoré en el área de lingüística, en la Universidad de la Columbia Británica, en Vancouver, Canadá. Estuve 6 años en el extranjero, el primero la misma universidad me becó, los siguientes 5 años tuve una beca doctoral del CONACYT, que pagó colegiatura y manutención (incluida una renovación en el último año). Antes de eso también gocé de varias becas en México y ahora me encuentro haciendo un posdoctorado (una beca más) en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM (dentro del programa de Becas Posdoctorales de la Coordinación de Humanidades). Mi labor radica en la documentación y descripción de las lenguas indígenas del país, en particular de la familia otomangue (zapoteco, mixteco, mazateco, etc.), así como la docencia. ¿Qué me llevó a emigrar en busca de estudios en el exterior? ¿de qué depende salir o no del país a estudiar un posgrado? Hay múltiples factores, los que más quiero destacar son el prepararse en un área que no sea tan fuerte en el país y entrar de lleno en el diálogo internacional de la academia. Esto es a nivel profesional. A nivel personal, llega el momento en que es necesario conocer más, abrir horizontes y comparar lo propio; o como bien decía Alfonso Reyes, “Nada puede sernos ajeno, sino lo que ignoramos. La única manera de ser provechosamente nacional consiste en ser generosamente universal, pues nunca la parte se entendió sin el todo”. Lo siguiente es solicitar la entrada en las escuelas deseadas y buscar becas como loco. En cuanto a lo segundo, desde que comencé mi posgrado las becas parecen cerrar sus filas cada vez más, y es una lástima, pero hay que pegarle a todo: Las universidades a las que se solicita, la Secretaría de Relaciones Exteriores, el Banco de México, y por supuesto CONACYT, entre otras. CONACYT es, como su nombre lo dice, un órgano nacional que tiene la obligación de ver por todos los posgrados nacionales (clasificarlos, evaluarlos, apoyarlos) y por la preparación de los recursos humanos que salen al extranjero. Durante muchos años las becas al extranjero del CONACYT eran a crédito, sistema que nunca funcionó, en 2004 se convirtieron en BECAS como tal, lo que me pareció un cambio sumamente sensato; sin embargo, desde hace dos o tres años las becas al extranjero que otorgaba el CONACYT se han reducido drásticamente y su formato ha cambiado, vuelve a ser una especie de crédito. Este paso, con todo y los recortes presupuestales, es poco favorable.

1

2011-05-15-ChávezPeón-EstePaís

Y bueno, después del triunfo de haber entrado a un posgrado con beca, vienen varios años de un trabajo de tiempo completo, demandante día y noche y mucho mucho pinche estrés. Yo llevo viviendo de becas como 10 años. No es fácil. Muchas satisfacciones intelectuales, no tantas de estómago. En el extranjero, los sacrificios suelen ser exponenciales, hay que adaptarse a un nuevo tipo de vida mientras se estudian 20 horas al día (bueno, sólo por periodos, nadie aguantaría un ritmo así, aunque a veces aún dormido uno sueña con los problemas a resolver para la investigación final de algún curso), y claro, todo en un idioma que no se mamó en la cuna. En estos círculos, todos los miembros han hecho muchísimos méritos, todas han pasado muchos filtros, por lo que capacidad intelectual y disciplina se ponen a prueba constantemente. Esta exigencia “laboral”, no obstante, no se corresponde a los ingresos económicos de las becas. Uno es un “estudihambre” en un ambiente “workoholico”. Pero la constancia, disciplina, y pasión por el área escogida (y para algunos afortunados el apoyo constante de la pareja), te llevan, idealmente, a terminar en algún momento. La cosa no se pone necesariamente sencilla cuando finalmente uno obtiene una maestría o un doctorado. Una vez en el extranjero primer-mundista, la pregunta para muchos mexicanos (y tal vez debiera decir: latinos, africanos, asiáticos…) es ¿para qué regresar a mi país? En la toma de decisiones importantes hay muchísimos factores que uno debe considerar, y mucho depende también del contexto en el que se salió del país de origen: con beca nacional o extranjera, con familia, sin familia, entre muchos otros. Un país desarrollado te puede dar estabilidad económica y seguridad, cierto, y más que la carrera en sí esos pueden ser los objetivos de muchas personas; sin embargo, los países en desarrollo necesitan hoy más que nunca de la inyección de conocimientos de los recursos humanos que han salido a aprender nuevas tecnologías, técnicas y teorías. A nivel científico, social y humanístico, el impacto que uno puede tener en países en desarrollo es mucho mayor que en el primer mundo. No hay comparación. En mi caso particular, yo tenía un compromiso por regresar después de haber gozado un beca del CONACYT de cinco años. Y para mí no hay vuelta de hoja aquí, no regresar después de tener un apoyo económico nacional es una falta de ética. Es una falta de compromiso grave que contribuye a cerrar líneas para las siguientes generaciones. El mínimo satisfactorio sería regresar y retribuir el mismo tiempo que se gozó la beca; hay que saldar una deuda. Si alguien tiene planeado no regresar, para lo que está en completa libertad, entonces que no pida recursos asignados a formar profesionales cuyo objetivo sí es volver. Por otro lado, dado que mi área de interés son las lenguas indígenas habladas en el país y el desarrollo de sus comunidades, las posibilidades de traslados, proyectos, docencia, contactos, son mucho mayores viviendo y trabajando en México. No digo que no se pueda contribuir desde afuera, tengo muchos colegas en el extranjero trabajando en estrecha relación con México (y Latinoamérica), investigando, consiguiendo recursos del exterior, y aportando muchísimo. Ambos académicos son necesarios, simplemente hay que justificar el camino. Y por supuesto, el regresar siempre fue mi plan y el de mi familia. Mi esposa también estudió y trabajó en Canadá, y nuestros lazos laborales, personales y familiares con México sólo se fortalecieron en nuestra ausencia. Ambos regresamos con mucho ánimo y deseos de sumarnos a luchar por una país con mejores condiciones de vida, porque además, nos fuimos dos, pero regresamos tres.

2

2011-05-15-ChávezPeón-EstePaís

El último punto que quiero discutir es la oferta laboral. En el extranjero la competencia es brutal, y para uno como ciudadano de segunda clase, más. No digo que sea más fácil conseguir un trabajo en México, pero así lo parecía para mí. Regresé con la promesa de una oferta de trabajo que venía gestionándose durante dos años, pero se vino abajo por circunstancias complejas fuera de mi alcance. No obstante, sigo con la misma motivación de trabajar, acogido en un lugar extraordinario, y esperando algo permanente, pero la realidad es que las condiciones de trabajo para regresar a México después de un posgrado en el extranjero no son las mejores. El CONACYT y otras instituciones deberían tener mecanismos más eficaces de comunicación, contacto y ofertas entre estudiantes e institutos receptores. Sería necesario un seguimiento mucho más puntual. Como reflexión final, estudiar fuera del país es sumamente enriquecedor; las becas son salarios académicos, que deben siempre fomentarse en lugar de restringirse. Pagar para que estudies, o para hacer investigación, sin duda es un privilegio, pero también un requisito indispensable para cualquier sociedad y una obligación para todo gobierno. Formar gente dentro y fuera del país es parte integral de la salud educativa de un pueblo. La investigación, fruto de investigadores y posgrados, le dan identidad a un país; los científicos e intelectuales, cuando se les escucha, suelen marcan claros rumbos a seguir. Rumbos donde impera el libre albedrío, el diálogo y la tolerancia.

Biografía: Mario E. Chávez Peón es posdoctorante del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM. Sus principales intereses se centran en la fonética, fonología y morfología del zapoteco, mazateco, y mixteco, entre otros.

3

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.