Estrategias de desarrollo y cooperación Sur-Sur en América Latina y el Caribe

DIC/ MARZ DE 2015

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“COOPERACIÓN SUR-SUR EN DEFENSA”

REVISTA DE ANÁLISIS POLÍTICO DE LA DEFENSA DEL MINISTERIO DE DEFENSA NACIONAL DEL ECUADOR

Patria, revista de Análisis Político de la Defensa, constituye un espacio de reflexión y debate en torno a las principales temáticas que nutren hoy las políticas de defensa y seguridad en Ecuador, de acuerdo a la orientación general brindada por el Ministerio de Defensa Nacional. En este sentido, esta publicación contribuye a desarrollar las distintas líneas directrices generadas desde el concepto de la defensa considerada como un bien público, teniendo como objetivos principales garantizar la defensa de la soberanía y participar en la seguridad integral, apoyar el desarrollo nacional en el ejercicio de las soberanías y contribuir a la paz regional y mundial mediante la integración regional y la cooperación Sur-Sur. Los contenidos expresados en los artículos de Patria son responsabilidad exclusiva de sus autores y no necesariamente representan la posición oficial del Ministerio de Defensa Nacional del Ecuador. Todos los textos e imágenes incluidos en esta obra están registrados bajo la licencia Reconocimiento No-Comercial No-Obras Derivadas 3.0 de Creative Commons Ecuador (cc by-nc-nd) http://creativecommons.org/licences/by-ncnd/3.0/ec/ Presidente Constitucional de la República: Rafael Correa Delgado Ministro de Defensa Nacional: Fernando Cordero Cueva Editor: Daniel Kersffeld Coordinación de contenidos y línea editorial: Dirección de Comunicación del Ministerio de Defensa Nacional Comentarios y sugerencias: [email protected]

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REVISTA DE ANÁLISIS POLÍTICO DE LA DEFENSA DEL MINISTERIO DE DEFENSA NACIONAL DEL ECUADOR Número 4, Diciembre 2014/Marzo de 2015 Vol. 1, Issue 4, December 2014/March 2015 Quito, Ecuador

ÍNDICE MENSAJE DE PRESENTACIÓN DEL EDITOR DE PATRIA Daniel Kersffeld

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COYUNTURA NACIONAL ESTADO, SOCIEDAD CIVIL Y DEFENSA CIBERNÉTICA Fernando Cordero Cueva (en español y en inglés)

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COYUNTURA INTERNACIONAL EGIPTO: UN RESURGIMIENTO FALLIDO, EL CAPITALISMO CLIENTELISTA, LA CAÍDA DE LA HERMANDAD MUSULMANA, UNA ALTERNATIVA POPULAR POSIBLE Samir Amin

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LA POLÍTICA ISRAELÍ Y EL CONFLICTO DE MEDIO ORIENTE Uri Avnery

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ISIS, MÁS ALLÁ DE LA BARBARIE Pamela Urrutia

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DOSSIER: “COOPERACIÓN SUR-SUR EN DEFENSA” ESTADOS UNIDOS Y SU RESPUESTA ANTE LOS PROCESOS DE INTEGRACIÓN SUPRANACIONAL EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE Atilio A. Boron

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CON PASO FIRME AVANZA. COOPERACIÓN INTERNACIONAL DEL EJÉRCITO ECUATORIANO General de Brigada Pedro Mosquera Burbano 99 LA FUERZA DE PAZ “CRUZ DEL SUR”: ANTECEDENTE DEL SISTEMA DE DEFENSA REGIONAL Tomás Várnagy

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VISIÓN DE CHILE SOBRE EL PACÍFICO Jorge Burgos Varela

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PARTICIPACIÓN LATINOAMERICANA EN OPERACIONES DE PAZ: UN AULA ABIERTA CON PROYECCIÓN POLÍTICA María Inés Ruz

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EL BRASIL Y LA COOPERACIÓN PARA LA DEFENSA EN AMÉRICA DEL SUR General Sergio W. Etchegoyen

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ESTRATEGIAS DE DESARROLLO Y COOPERACIÓN SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE Daniele Benzi

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POLÍTICA EN DIÁLOGO “NO TRABAJAMOS CON HIPÓTESIS DE CONFLICTO SINO CON HIPÓTESIS DE CONFIANZA” Ernesto Samper. Secretario General de UNASUR 172

MENSAJE DE PRESENTACIÓN DEL EDITOR DE PATRIA Daniel Kersffeld Patria, revista de análisis político de la defensa, celebra la aparición de su cuarto número y de su primer año de vida, consagrando así un espacio novedoso y original para la puesta en discusión de los principales ejes de la defensa desarrollados actualmente en Ecuador como así también en el ámbito regional. Hemos contado en todo este tiempo con artículos firmados por analistas e investigadores de relieve internacional, así como también por algunos de los más prestigiosos intérpretes de la realidad política nacional y regional. Todos ellos han contribuido a hacer de Patria una publicación de un alcance cada vez más amplio, dedicada por igual a un público especializado en temas de defensa, geopolítica y relaciones internacionales, como así también a un lector actualizado e interesado por conocer a fondo los últimos debates sobre los principales ejes y abordajes del acontecer nacional e internacional. En esta oportunidad, la sección Coyuntura Nacional cuenta con un artículo firmado por el Arquitecto Fernando Cordero, Ministro de Defensa Nacional del Ecuador, quien describe los puntos fundamentales que delinearán su gestión al frente de esta Cartera de Estado.

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La sección denominada Coyuntura Internacional se centra, en este número, en el conflicto de Medio Oriente, un escenario de extrema complejidad política y cuyas repercusiones e implicaciones forman parte, de manera cada vez más intensa, de la agenda política del Ecuador así como también de los distintos países de la región. Contamos, en primer lugar, con un artículo escrito por el prestigioso economista Samir Amin, quien describe la realidad política de Egipto en los últimos cincuenta años y, particularmente, en los últimos tiempos, más aún, luego de las revueltas de la “Primavera Árabe” que provocaron la caída del ex presidente Hosni Mubarak y que a continuación instituyeron al gobierno encabezado por

la Hermandad Musulmana. Por su parte, el reconocido ensayista y activista por la paz Uri Avnery realiza un pormenorizado análisis de la política de Israel a la luz del reciente conflicto en Gaza y de las relaciones de este país con el mundo árabe e islámico. Por último, la especialista Pamela Urrutia, investigadora del Programa de Conflictos y Construcción de Paz de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), describe en su artículo los orígenes y posterior actuación de ISIS, el Estado Islámico, que ha sostenido una efectiva política de expansión territorial en el escenario de Medio Oriente, con enormes consecuencias tanto a nivel de la política internacional como de la paz y del derecho humanitario. La cooperación Sur-Sur tanto a nivel de la seguridad y la defensa como en el plano de las relaciones militares, constituye el eje del dossier de este cuarto número de la revista. Se analizan allí los importantes efectos y repercusiones generados por la puesta en marcha de una estrategia política que ya se muestra consolidada en Ecuador y en la región y que apunta a expandirse todavía más hacía nuevas fronteras y espacios geográficos. Así, la cooperación Sur-Sur en el campo de la defensa resulta altamente prometedora en el ámbito de la integración, en cuanto a la mayor intervención e interlocución entre los cuerpos civiles y militares de los países que forman parte de UNASUR, así como también a nivel de las relaciones entre dos o más países de la región, privilegiándose asimismo la colaboración internacional en función de aquellas naciones castigadas por efectos climáticos o por una situación estructural de pobreza y violencia. El dossier abre con un análisis de Atilio Boron, quien explora en su artículo aquellos factores condicionantes que operan en la relación de los Estados Unidos con los países latinoamericanos, dificultando los procesos de integración y la conformación de nuevos espacios regionales, e incidiendo naturalmente en las políticas Sur-Sur de cooperación internacional. A continuación, el General de Brigada Pedro Mosquera Burbano presenta el cuadro de actividades desarrollado a nivel internacional por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército del Ecuador, de creciente gravitación en labores sociales, comunitarias y urbanísticas en países como Haití, Cuba y San Vicente y las Granadinas. Por su parte, Tomás Várnagy, académico y especialista en defensa argentino, refiere en su texto a la Fuerza de Paz “Cruz del Sur”, desarrollada entre Argentina y Chile y al servicio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y sobre la que incluso otros países de la región han manifestado su interés en asociarse. Jorge Burgos Varela, actual Ministro de Defensa Nacional de Chile, indaga en su artículo la creciente importancia asumida en los últimos tiempos por el espacio del Océano Pacífico para un país como Chile, posibilitándose de este modo el desarrollo de nuevas iniciativas de Cooperación Sur-Sur en materia de defensa no sólo con otras naciones

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latinoamericanas y ribereñas, sino también con algunos Estados asiáticos, principalmente. La actual embajadora de Chile en El Salvador, María Inés Ruz, dedica su texto a analizar la cooperación internacional en operaciones de paz centrándose, principalmente, en la labor conjunta desarrollada en la MINUSTAH. El General Sergio W. Etchegoyen, de Brasil, plantea en su artículo aquellas implicaciones desarrolladas por este país en cuanto a su política de cooperación Sur-Sur, en el contexto de la integración regional sudamericana promovida en torno a las políticas de defensa. Por último, el académico Daniele Benzi ofrece en su artículo una reflexión crítica en torno a la Cooperación Sur-Sur, resaltando algunas de sus debilidades, pero reafirmando, en cambio, aquellas iniciativas que favorecieron la relación entre distintos países de la región, principalmente, en el caso de Cuba y Venezuela. Mientras tanto, la sección Política en Diálogo nos presenta una entrevista realizada a Ernesto Samper, Secretario General de UNASUR. En ella se repasan los principales aspectos que caracterizarán la gestión del bloque suramericano, específicamente, en lo que tiene referencia con las políticas de defensa y de seguridad. La preservación de la democracia, el desarrollo de los derechos humanos, la declaración de la región como zona de paz, los principales ejes de la cooperación defensiva entre los países suramericanos, el papel de creciente importancia del Consejo de Defensa Suramericano, la relación de la Secretaría General con algunos de los países de este bloque, etc. fueron algunos de los temas analizados en esta revisión sobre los puntos más relevantes que definirán la marcha de la Unión de Naciones Suramericanas en los próximos tiempos. Así, con este cuarto número, Patria continúa con su labor de análisis y difusión de los elementos definitorios de la realidad ecuatoriana, regional e internacional, de claro impacto en los actuales ejes de debate de la defensa, y contribuyendo así a consolidar un espacio de análisis y reflexión crítica para un público cada vez más amplio e interesado en la comprensión de aquellos factores clave de la política de nuestro tiempo.

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COYUNTURA NACIONAL

ESTADO, SOCIEDAD CIVIL Y DEFENSA CIBERNÉTICA Fernando Cordero Cueva RESUMEN: La ciberdefensa constituye uno de los principales desafíos para las actuales políticas de seguridad y de defensa. En este artículo se establecen los lineamientos desarrollados en Ecuador en torno a la ciberdefensa y la ciberseguridad, remarcándose la necesidad de que las Fuerzas Armadas alcancen un claro protagonismo en esta materia, y la importancia de generar iniciativas coordinadas y centralizadas para el resguardo del ciberespacio. Palabras clave: Ciberdefensa, Fuerzas Armadas, Estado, empresa privada, sociedad civil.

ABSTRACT: The cyber defense constitutes one of the main challenges for current security and defense policies. In this article the guidelines developed in Ecuador about cyber defense and cyber security are established, remarking the need for the Armed Forces to reach a clear role in this area, and the importance of generating coordinated and centralized initiatives to safeguard cyberspace. Keywords: Cyber defense, Armed Forces, State, private enterprise, civil society.

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Las crecientes amenazas y riesgos que se constatan en el ciberespacio1, afectan la seguridad de las comunicaciones y de la información que transita por Internet o que reposa en computadores y servidores que forman parte de esta red de redes, tanto de empresas, privadas o públicas; de personas; de la infraestructura estratégica como lo ejemplifica el ataque a las instalaciones nucleares de Irán orientadas a retrasar el logro de los objetivos planificados para el uso pacífico; e incluso a Estados como lo demuestra el ataque masivo a las redes de computadoras del sistema financiero de Letonia. Ataques que no se limitan a tales acciones, sino también a interferir las comunicaciones de las autoridades más altas de todos los países del mundo, incluso de los aliados de los Estados Unidos como lo comprobara la información proporcionada por el experto de la Agencia de Seguridad Nacional (en adelante NSA) Edward Snowden o, en el caso ecuatoriano, el constante hackeo a las cuentas del Presidente de la República. La situación descrita, en nuestro país, ha propiciado y servido como justificativo para que, algunas instancias del Estado, en una suerte de competencia abierta, anuncien o creen unidades para la ciberseguridad o para la ciberdefensa, circunscritas a lo estatal, sin reparar o pasando por alto una realidad evidente: la globalidad del espectro de la agresión en el espacio cibernético. Espectro que no sólo afecta a las entidades públicas, sino también a las empresas privadas y a todos los ciudadanos conectados a Internet, como quedó brevemente descrito2, lo que determina el carácter y estructura que deben poseer las instancias creadas o anunciadas para constituirse en efectivas organizaciones de defensa cibernética. Posición que adicionalmente pasa por alto que la ciberseguridad no es más que es el resultado de la acción de la ciberdefensa, puesto que ésta adopta medidas prácticas conducentes a mantener la seguridad deseada, para proteger las infraestructuras de los sistemas de información y comunicaciones frente a los ciberataques, precisamente en procura del estado de seguridad deseado por una sociedad, en el que puede desarrollarse y prosperar, libre de amenazas. La actitud y práctica antes mencionada determina que sus propuestas sean insuficientes, pero en algunos casos no descaminadas, en tanto procuran la creación de unidades de seguridad cibernética debidamente estandarizadas, como es el caso del Acuerdo No 166 de la SNAP, 1 Ciberespacio: espacio virtual donde se agrupan y relacionan usuarios, líneas de comunicación, páginas web, foros, servicios de internet y otras redes. Creado por el ser humano, es un entorno singular para la seguridad, sin fronteras geográficas, anónimo, asimétrico, que puede ser utilizado de forma casi clandestina y sin necesidad de desplazamientos. Es mucho más que la red, pues incluye también dispositivos como los teléfonos móviles, la televisión terrestre y las comunicaciones por satélite. 2 “La ciberdefensa debe operar con una visión integral. Se deben incluir sistemas públicos y privados, civiles y militares, empresariales y particulares bajo un mismo paraguas, con distintos grados de protección en función de su nivel de exposición pero de manera que constituya un conjunto coherente”. Gómez de Agreda, Ángel 2012 “El ciberespacio como escenario de conflictos. Identificación de las amenazas”. Monografías del CESEDEN, Nº 126, Madrid, España, Febrero, 194.

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que dispone que todas las entidades públicas deben constituir y poner en funcionamiento, hasta el mes de marzo del 2015, el Esquema Gubernamental de Seguridad de la Información (EGSI), de acuerdo a las Normas Técnicas Ecuatorianas NTE-INEN-ISO/IEC 2700. En otros casos, y en la línea observada, varias entidades del sector público ecuatoriano consideran que el problema de la seguridad cibernética se puede resolver mediante la provisión de hardware que, a su criterio, ofrece seguridad en forma eficiente; o software para proteger intrusiones mediante firewalls que los presuponen eficientes ante la contaminación con programas maliciosos (malware) o para imposibilitar la interceptación de información mediante la provisión de programas de encriptamiento de la información que se transfiere entre unidades del sector público, como quedó ya mencionado. Esta práctica olvida que en el caso del hardware, como se ha demostrado en forma fehaciente e irrefutable, contiene “puertas traseras”3, esto es, dispositivos que permiten acceder a la información que se almacena en ellos, a los productores o a los responsables del espionaje cibernético del país de origen del hardware, como bien lo ejemplifica el informe del Director del Departamento de Desarrollo de Acceso y Objetivos (Stehalthy Techniques Can Crack Some of SIGINT’s Hardest Target), de junio de 2010, en el cual se señala que la NSA recibe o intercepta rutinariamente routers, servidores y otros dispositivos informáticos de red, que EE.UU exporta antes de ser enviados a sus clientes internacionales. Interceptación o entrega directa por parte de las empresas, entre otras, Dell y Cisco, que tiene por objetivo permitir que la NSA implante instrumentos de vigilancia encubiertos4. La vulnerabilidad de los programas de software de encriptamiento es aún mayor cuando se reconoce que por acuerdos formales los productores de este tipo de software, deben entregar a sus gobiernos las claves del encriptamiento, con lo cual los servicios de espionaje de los países productores de este tipo de software tienen caminos abierto para desencriptar la información que se trasmite bajo esa modalidad. Ante esta realidad en el país ASTINAVE se ha impuesto como una de sus tareas principales el desarrollo de un programa nacional de encriptamiento cuya construcción ha finalizado ya la primera fase, estimándose que la segunda fase termine en 2015. Tarea que merece todo el apoyo puesto que por primera vez el Ecuador podrá contar con un programa propio, ajeno a los manejos espurios antes mencionados.

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3 Puerta trasera: En un sistema informático es una secuencia especial dentro del código de programación, mediante la cual se pueden evitar los sistemas de seguridad del algoritmo (autentificación) para acceder al sistema. Aunque estas puertas pueden ser utilizadas para fines maliciosos y espionaje no siempre son un error: pueden haber sido diseñadas con la intención de tener una entrada secreta para controlar el sistema informático. 4 Véase la información al respecto proporcionadas por Glenn Greenwald y Antoin Lefébure, en los libros citados en el presente análisis.

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Lo antes dicho, por cierto, no menosprecia ni pretende desconocer, de ninguna manera, la valía de la conformación de “Redes privadas virtuales” de mensajería cifrada (encriptada), sobre la base del Programa PGP (Programme Good Privacy5), como ha estructurado en los últimos meses la Secretaría de Inteligencia (SI) para las autoridades más altas del gobierno nacional, o la conformada por las Fuerzas Armadas desde hace algunos años para las comunicaciones de los Agregados Comerciales con el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas (COMACO). En este caso nuestro acuerdo se deriva de la eficiencia demostrada cuando la información cifrada con este programa entregada por Snowden a la periodista y cineasta Laura Poitras no pudo ser desencriptada por los técnicos de los “cinco ojos”6, cuando arrestaron al señor David Miranda en la zona de tránsito del aeropuerto de Londres, cuando transportaba esa información desde Berlín a Río de Janeiro, por encargo del periodista Glenn Greenwald7. Por las virtudes mencionadas, hemos de sugerir que “Redes Virtuales de Comunicación” similares a las estructuradas por las Fuerzas Armadas y la Secretaría de Inteligencia deberían constituirse, en el futuro inmediato, en los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Comercio Exterior, mediante un trabajo coordinado de las dos instituciones que trabajan con este programa. En el caso del primero para tratar de evitar la filtración de sus correos, cuyo caso más relevante es el puesto en evidencia por Wikileaks respecto a los correos de las embajadas de los Estados Unidos; y, en el del segundo, para evitar las intrusiones de entidades como la NSA en las comunicaciones con las Oficinas Comerciales, principalmente cuando se tratan temas relacionados con procesos de negociación comercial, para evitar experiencias adversas como bien lo ejemplifican el caso del Sistema de Vigilancia para la Selva Amazónica (SIVAM)8 o el contrato aeronáutico con Arabia Saudita9.

5 El PGP es un programa de cifrado híbrido, que combina el cifrado simétrico con el asimétrico. La clave pública cifra una clave simétrica que a su vez cifra el mensaje. Utiliza dos formas de clave pública: RSA y Diffie-Hellman. 6 Se conoce como “cinco ojos” a los sistemas de espionaje que laboran en forma coordinada: la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de los Estados Unidos, y el Cuartel General de Comunicaciones del Reino Unido (GCHQ), Canadá, Australia y Nueva Zelanda. 7 El detalle de este incidente se relata en la el libro de Glenn Greenwald, Op. Cit. páginas 295, 296, 297, 298 y 299 y 300. 8 En 1994, las llamadas telefónicas y faxes de la empresa francesa Thomson CSF en el marco de las negociaciones por un monto de 1.300 millones de dólares fueron interceptadas mediante el programa ECHELON, lo que permitió obstaculizar la negociación y marcha y lograr que el contrato le sea asignado a la empresa norteamericana Raytheon, uno de los principales constructores del satélite de interceptación de una base de ECHELON. 9 Arabia Saudita licita un contrato por 6.000 millones de dólares, en el cual participaban la empresa europea Airbus y la estadounidense McDonell Douglas. El periódico estadounidense Baltimore Sun reveló que la NSA interceptó las llamadas telefónicas y faxes intercambiados entre Airbus con la compañía aérea nacional saudita y personeros del gobierno saudita. Esta intrusión les permitió descubrir sobornos pagados por Airbus a los sauditas. Sobre esta base las autoridades estadounidenses denunciaron al gobierno saudita la red de corrupción, logrando que el contrato le sea asignado a las empresas Boeing y McDouglas.

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El reconocimiento antes expresado a las labores desarrolladas por varias entidades, no nos exime de mencionar que estas acciones son descoordinadas y faltas de estandarizaciones, salvando la ejecutada por la SNAP; todas, sin excepción, circunscritas a determinados sectores o instituciones; en muchos casos con objetivos similares en momentos distintos como es el caso del uso del PGP, lo que duplica acciones que, a su vez, elevan el monto de recursos fiscales que deben destinarse a estos menesteres; la renuencia a compartir instrumentos con otras entidades del Estado, generando grandes retrasos en su implementación, a más de poner de manifiesto posiciones totalmente ajenas a la solidaridad que tratamos de construir en nuestra sociedad. A lo que debe agregarse que el afán por cumplir tareas ante las amenazas y riesgos cibernéticos les conduzca incluso a ejecutar acciones ajenas a sus funciones específicas, como es el caso de la Secretaría de Inteligencia, la cual no tiene entre aquellas otorgar seguridad o incursionar en la defensa cibernética, como lo evidencia la disposición contenida en el artículo 15 de la Ley de Seguridad Pública y del Estado. Hecha la salvedad y precisadas las observaciones, lo que importa en ese caso es insistir en la necesidad de conformar un sistema de defensa y seguridad cibernética en el cual concurran tanto el sector estatal como la sociedad civil, entendida como lo no público10, esto es, el sector empresarial privado, los ciudadanos, y la academia, por el significativo aporte que puede aportar en este campo, a través de los académicos del más alto nivel que forman parte de su planta de docentes e investigadores. Sólo un sistema así diseñado y constituido, con un actor que tenga capacidad de convocatoria y coordinación, permitirá disponer de un dispositivo que asegure en la mejor forma posible la seguridad y la defensa cibernética nacional. Adicionalmente hemos de sugerir que un sistema así conformado debe integrar la seguridad con la defensa, como dos partes indisolubles, inseparables, propuesta que debe enfrentar varias opiniones y posiciones en contrario, como las que analizamos inmediatamente. Una primera posición se opone a la conformación de un Centro de Coordinación de los Equipos de Respuesta a Incidentes Informáticos (CERT, por su denominación en inglés) y los Equipos de Respuesta a Incidentes Informáticos (CSIRT, por su denominación en inglés), nomenclatura propuesta por la OEA, bajo el argumento de que los CERT son aprobados y certificados por una empresa privada de los Estados Unidos, sin percatarse de que lo principal de esta propuesta es la funcionalidad que se asigna a unos y otros, a saberse, en el caso del

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10 Actualmente es común el uso del término sociedad civil, sin definir, al explicitar el contenido del mismo, lo que lleva a equívocos de importancia en los análisis, ya que las distintas acepciones responden a posiciones ideológicas y políticas de importancia, incluso antagónicas, por lo que debe constituirse en norma el explicitar ineludiblemente la acepción de la misma.

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CERT la coordinación de los cuatro estamentos antes mencionados: el sector público, las empresas públicas y privadas, la ciudadanía y la academia, así como de los CSIRT, a los que corresponde “Garantizar la prevención, detección, reacción y recuperación frente a ataques, intrusiones, interrupciones u otras acciones hostiles deliberadas, que puedan comprometer la información de los sistemas que la manejan”, para lo cual prestan los siguientes servicios: 1. Reactivos: servicios activados ante un evento o una solicitud, como un informe de un servidor comprometido, código malicioso ampliamente difundido, vulnerabilidades de software o algo que fue identificado por un sistema de detección de intrusos o un registro de eventos; 2. Proactivos: servicios que proporcionan asistencia e información para ayudar a preparar, proteger y asegurar los sistemas protegidos en previsión de ataques, problemas o acontecimientos; 3. Resiliencia: capacidad para minimizar los efectos provocados por las amenazas y ataques presentes o que se producen en el ciberespacio, y para recuperar cuanto antes nuestra capacidad para operar; y, 4. Gestión de calidad de la seguridad: servicios orientados a potenciar el resto de servicios existentes, independientes de los correspondientes a la gestión de incidentes. Funciones y servicios a prestarse que nadie puede interrogar o negar en su especial utilidad, puesto que ello, en el caso del Ecuador negaría, por ejemplo, la bondad de la creación del Esquema Gubernamental de Seguridad de la Información (EGSI), que constituyen CSIRT’s, hoy por hoy limitado sólo a las entidades del sector público. Desde una perspectiva pragmática, la oposición a una estructura como la propuesta se deriva del cultivo de una suerte de protagonismo que atenta contra toda forma de coordinación, que insiste en compartimentar su trabajo, o en el asumir funciones que no les corresponden, como el ya mencionado respecto a la Secretaría de Inteligencia, o los propósitos establecidos para el EcuCERT de la Superintendencia de Telecomunicaciones, los cuales rebasan lo dispuesto en el artículo 213 de la Constitución de 2008, así como las disposiciones contenidas en el artículo 35 de la Ley de Telecomunicaciones, puesto que en esos artículos de la Constitución y la ley, no se faculta a la Superintendencia para atender los propósitos planteados para el EcuCERT. No obstante lo acotado, debemos reconocer que los propósitos explícitamente detallados en su página web, todos son concurrentes para la ciberseguridad y ciberdefensa, por lo que amerita citarlos y tomarlos en cuenta para el CERT nacional que debe crearse. Los propósitos definidos por EcuCERT, brevemente modificados por nosotros, son los siguientes:

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• Promocionar, difundir y asesorar en el cumplimiento de la Normativa de Seguridad de la Información de aplicación vigente en el Ecuador. • Promover la creación y adopción de Políticas de Seguridad de la información en todos los estamentos ya mencionados. • Liderar actividades de capacitación, entrenamiento y sensibilización en la prevención de incidentes informáticos y en el buen uso de las tecnologías de la información y comunicación a las instituciones del Estado ecuatoriano, empresas del sector de las telecomunicaciones y ciudadanía en general. • Apoyar técnicamente a su comunidad objetivo en la rápida detección, identificación y gestión y resiliencia frente a incidentes de seguridad informática. • Proporcionar información técnica, especializada y confiable a las autoridades respectivas durante los procesos investigativos relacionados con incidentes de seguridad informática. • Mantener un laboratorio de defensa cibernética enfocado a la identificación de actividades maliciosas, análisis forense y recuperación de datos. • Gestionar simuladores para la detección temprana de amenazas informáticas. • Apoyar a los organismos de seguridad e investigación del Estado para la prevención e investigación de delitos cibernéticos. • Establecer y mantener un vínculo fluido y una relación colaborativa con sus equivalentes en otros países, así como con organismos internacionales involucrados en ciberseguridad y ciberdefensa. • Ser el punto de contacto entre el Estado ecuatoriano y otros equipos de respuesta internacionales encargados de la gestión de incidentes de seguridad informática. • Promover la creación de Equipos de Respuesta a Incidentes de Seguridad Informática (CSIRT) para la gestión de los incidentes de seguridad informática en las infraestructuras críticas nacionales, el sector privado y la sociedad civil. • Coordinar y asesorar a CSIRT’s y a entidades tanto del nivel público, como privado y de la sociedad civil para responder ante incidentes de seguridad informática. • Establecer una red de confianza nacional, a través de lazos que fomenten una cultura de seguridad de la información. • Impulsar la conformación de un Comité de ciberseguridad y ciberdefensa en el cual se definirán las directrices nacionales para el trabajo de los CSIRT.

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Igualmente, hemos de mencionar que atenta contra la constitución de una estructura como la propuesta, a saberse un CERT nacional responsable de coordinar al sector privado, a la sociedad civil y a la academia, así como a los CSIRT públicos y privados, la falta de una cultura de coordinación, de integración y complementariedad que en este ámbito es

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de especial importancia, como se observa en todos los países en que se ha instaurado la estructura antes mencionada. Situación ante la cual, es muy importante que la entidad coordinadora a la que se le encargue la coordinación del CERT cuente con un alto grado de credibilidad y legitimidad social. Adicionalmente, dada la alta formación y conocimientos especializados que se requiere para neutralizar los delitos, las amenazas, así como para el desarrollo de sistemas de seguridad cibernética, la participación de los centros de educación superior, públicos y privados, es una condición indispensable, que no se debe obviar por ninguna razón. Finalmente, como los delitos cibernéticos se comenten contra individuos, grupos de ciudadanos u organismos públicos y privados, es indispensable contar con canales que permitan la denuncia oportuna de los incidentes que puedan presentarse en estos niveles. Para lograr este propósito deberemos terminar con las reservas, las resistencias a la coordinación y compartir el conocimiento adquirido en este campo, principalmente entre el sector público y las empresas privadas. CONCLUSIONES Y SUGERENCIAS 1. Reconocer y admitir que el problema de la ciberdefensa es extremadamente complejo, puesto que en el espionaje que cumplen los “Cinco Ojos”, con el apoyo de los servicios de inteligencia de un número mayor de países desarrollados, se recaba información a través de un sinnúmero de programas que les permite interceptar mega datos de las empresas de comunicación, de redes sociales, de chats, de correos electrónicos, de las empresas telefónicas móviles; manipular directamente el hardware a través de dispositivos implantados por los productores o las agencias; interceptar los megadatos que circulan por las redes de fibra óptica, etc. Razón por la cual, la ciberdefensa no puede enfrentarse a través de parches, de acciones limitadas. 2. Definir la creación de un CERT nacional, así como del Comité Nacional de Ciberdefensa y la entidad que coordinaría sus actividades. A nuestro criterio, las Fuerzas Armadas por la credibilidad social que gozan, por la experiencia acumulada durante más de una década en este campo, y por contar con instrumentos técnicos de seguridad y ciberdefensa, hoy concentrados en el Comando de Ciberdefensa, deberían ser las encargadas de la Coordinación del CERT Nacional. 3. Definir el modelo del CERT Nacional ha implementarse. En nuestra opinión el modelo a seguir debería limitarse a los estructurados en el marco de UNASUR, en consecuencia con el desarrollo que en el sector de la defensa se ha cumplido en este organismo.

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4. Delimitar claramente, en detalle y en forma explícita, el campo de acción de todas y cada una de las entidades del sector público, así como los límites de su gestión en el campo de la ciberdefensa, para evitar duplicaciones, acciones innecesarias, traslapes, etc. 5. Respaldar e impulsar el Esquema Gubernamental de Seguridad de la Información (EGSI) dispuesto por la SNAP, esquema que teóricamente debería finalizar en el mes de marzo de 2015. 6. Coordinar la estructuración de redes de comunicación públicas en todos los niveles depositarios de información sensible, en trabajo conjunto y coordinado de la Secretaría de Inteligencia y el Comando de Inteligencia de las Fuerzas Armadas, para aprovechar la experiencia acumulada por estas dos instancias. 7. Desarrollar un estudio de situación para determinar las unidades que existen en los distintos centros de Educación Superior del Ecuador, para iniciar un proceso de acercamiento con todos y cada uno de ellos, en procura de definir el apoyo potencial que podría contarse en esta fuente para el robustecimiento de la ciberdefensa de la Nación. 8. Apoyar decididamente el financiamiento y la compra de los equipos adicionales requeridos por el Comando de Ciberdefensa de las Fuerzas Armadas que robustecerá su capacidad de ciberdefensa, proyecto aprobado e incluido en el Plan de Inversiones por la SENPLADES que debe ejecutarse en 2015 por un valor de dos (2) millones de dólares de los Estados Unidos. 9. Apoyar decididamente y proveer todos los recursos que sean indispensables para acelerar el trabajo que cumple ASTINAVE, a fin de desarrollar un sistema de codificación nacional hibrido, para que una vez cumplida esta tarea, avance la tercera fase en la que se prepararán programas de seguridad para el hardware. 10. En lo inmediato, aprobar como acción de seguridad informática a nivel de las más altas autoridades de la Nación, una dotación de dos “muros de aire”11 y un computador de comunicaciones. Las primeras destinadas a salvaguardar la información sensible y como instrumento de trabajo, y la tercera dedicada a las comunicaciones encriptadas

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11 Se definen como tales a las computadoras nuevas, que nunca se han conectado a Internet y que nunca, por razón alguna, deberán conectarse a Internet.

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con todas las seguridades que actualmente presta el PGP. Este principio se deriva de un hecho evidente, los atentados cibernéticos se producen en el espacio virtual, por lo que si las masas de aire no se conectan a internet, es imposible que puedan ser objeto de ciberataques12 informáticos.

12 Ciberataques: operaciones “llevadas a cabo por individuos, instituciones o Estados, ya sea de forma ofensiva o defensiva, con la finalidad de causar daños y destrucción de objetos e infraestructuras”. Definidos también como: “cualquier acto que suponga una eliminación o alteración de datos, afecte a los componentes físicos y operativos del sistema, que necesiten ser sustituidos o reinstalados como consecuencia del ataque; cree interferencia que provoquen situaciones complejas para la población civil, como pueden ser el bloqueo de correos electrónicos de un país, o la introducción de malware, aunque éste sea interceptado, va a ser considerado como un ciberataque”, como lo establece el Ministerio de Defensa del Gobierno de España.

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STATE, CIVIL SOCIETY AND CYBER DEFENSE Fernando Cordero Cueva

RESUMEN: La ciberdefensa constituye uno de los principales desafíos para las actuales políticas de seguridad y de defensa. En este artículo se establecen los lineamientos desarrollados en Ecuador en torno a la ciberdefensa y la ciberseguridad, remarcándose la necesidad de que las Fuerzas Armadas alcancen un claro protagonismo en esta materia, y la importancia de generar iniciativas coordinadas y centralizadas para el resguardo del ciberespacio. Palabras clave: Ciberdefensa, Fuerzas Armadas, Estado, empresa privada, sociedad civil.

ABSTRACT: Cyber defense is one of the main challenges for current security and defense policies. The present article provides the guidelines drawn up in Ecuador for cyber defense and cyber security and highlights the need for the Armed Forces to perform a clear role in this area, as well as the importance of creating coordinated and centralized initiatives to safeguard cyberspace. Keywords: Cyber defense, Armed Forces, State, private enterprise, civil society.

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The growing threats and risks observed in cyberspace1 are undermining the security of communications and information transiting Internet or that are housed in computers and servers that are part of this network of networks of both public and private enterprises; individual persons; strategic infrastructure as exemplified by the attack on Iran’s nuclear energy facilities to obstruct the possibility of achieving its scheduled goals of using nuclear energy for peaceful purposes; and even States as highlighted by the massive attack on the computer networks of Latvia’s financial system. These attacks are not confined to such actions but rather also interfere with the communications of the top authorities of all of the world’s countries, even allies of the United States, as pointed out by information provided by the National Security Agency (NSA) expert Edward Snowden or, in the case of Ecuador, by the constant hacking into the accounts of the President of the Republic. The situation being described has fostered and justified, in our country, certain State institutions, in a kind of open competition, to announce or establish cybersecurity or cyber defense units within the framework of the state sector, without focusing or ignoring an obvious reality: the global nature of the range of aggression in cyberspace. This range includes not only government institutions but also private enterprises and all citizens connected to the Internet, as briefly indicated,2 which in turn determines the nature and structure that the units that are created or announced must have to become effective cyber defense organizations. This stance also ignores the fact that cybersecurity is nothing more than the outcome of the cyber defense action, as it adopts practices conducive to upholding the security that is being sought to protect the infrastructure of information and communication systems against cyber-attacks, precisely to achieve the security level that a society wishes to have, one in which it can develop and thrive, without any threats. The above-mentioned attitude and practice point out that its proposals are insufficient, although in some cases not off track, as they attempt to establish duly standardized cy-

1 Cyberspace: virtual space where users, communication lines, websites, forums, services of the Internet and other networks are grouped together and linked. Created by human beings, it is a unique environment for security, without any geographical barriers; it is anonymous and asymmetrical and it can be used in an almost clandestine fashion without the need for any physical displacement. It is much more than just a network, because it also includes devices such as mobile phones, terrestrial television and satellite communications. 2 “Cyber defense must operate on the basis of an integral vision. Public and private, civilian and military, business and individual systems must be included under one single umbrella, with various degrees of protection depending on their level of exposure, so as to constitute one coherent whole.” Gómez de Agreda, Ángel 2012 “El ciberespacio como escenario de conflictos. Identificación de las amenazas” [Cyberspace as the stage for conflicts: Identification of threats]. Monografías del CESEDEN, No. 126, Madrid, Spain, February, page 194.

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bersecurity units, in accordance with Agreement No. 166 of the SNAP, which provides that all public institutions must establish and implement, by March 2015, the Government Arrangement for Information Security (Esquema Gubernamental de Seguridad de la Información—EGSI), in line with Ecuadorian Technical Standards (Normas Técnicas Ecuatorianas—NTE) NTE-INEN-ISO/IEC 2700. In other cases, along the same line that was observed, various Ecuadorian government sector institutions believe that the cybersecurity problem can be resolved by providing hardware that, in their opinion, offers security efficiently; or software to protect intrusions by means of firewalls that are supposed to be efficient against malware pollution or to make it impossible for information to be intercepted by encryption programs for information that is transferred between units of the public sector as mentioned above. This practice neglects the fact that, in the case of hardware, it has been clearly and irrefutably demonstrated that it has “backdoors,”3 that is, devices that make it possible for the manufacturers or those responsible for cyber spying in the hardware’s country of origin to secure access to information stored there. This was highlighted in the June 2010 report by the NSA’s Chief of Access and Target Development (Stealthy Techniques Can Crack Some of SIGINT’s Hardest Targets), indicating that the NSA routinely receives or intercepts routers, servers and other computer devices of the Internet exported from the United States before they are sent to their international customers. Interception or direct delivery to NSA by companies such as Dell and Cisco, among others, allows NSA to implant hidden surveillance instruments.4 The vulnerability of software encryption programs is even greater, as it has been recognized that, on the basis of formal agreements, the manufacturers of this type of software must provide their governments with the encryption codes thanks to which the spying services of the countries producing this type of software can secure open channels to decrypting the information that is transmitted using this software. Because of this, in the country ASTINAVE has taken as one of its principal tasks to develop a national encryption program whose first phase of construction has been completed, with the second phase estimated to conclude in 2015. This task merits full support because, for the first time, Ecuador can now have its own program, completely separate from the spurious manipulations mentioned above.

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3 Backdoor: In a computer system, it is a special sequence in the programming code, whereby the security systems of the algorithm (authentication) can be bypassed to access the system. Although these doors can be used for malicious purposes and spying, they are not always an error: they may have been designed for the purpose of having a secret entryway to control the computer system. 4 See the information regarding this provided by Glenn Greenwald and Antoine Lefébure, in the books referred to in the present review.

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The above certainly does not scorn or ignore in any way the value of establishing “private virtual networks” of encrypted messaging (ciphertext), on the basis of the Pretty Good Privacy program,5 as structured over the past few months by the Intelligence Secretariat (Secretaría de Inteligencia—SI) for the national government’s top authorities or the one set up by the Armed Forces several years back for communications between Commercial Attaches and the Armed Forces Joint Command (Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas—COMACO). In this case, our agreement stems from the efficiency that was evident when the information encrypted with this program given by Snowden to the journalist and filmmaker Laura Poitras could not be decrypted by the technical experts of the Five Eyes (FVEY),6 when they detained David Miranda in the transit area of London’s Heathrow airport when he was carrying that information from Berlin to Rio de Janeiro at the behest of the journalist Glenn Greenwald.7 Because of their above-mentioned virtues, we suggest that Virtual Communication Networks similar to those set up by the Armed Forces and the Intelligence Secretariat must also be set up, in the immediate future, in the Foreign Affairs Ministry and the Foreign Trade Ministry, on the basis of coordinated activities between the two institutions working with this program. In the case of the first, to avoid filtering into their e-mails, whose most noteworthy example was brought up by Wikileaks accessing the e-mails of U.S. embassies. And in the case of the second, to prevent intrusions by entities such as the NSA in the communications of Trade Offices, especially when dealing with issues concerning trade negotiations, to avoid negative experiences such as those highlighted by the Amazon Forest Surveillance System (Sistema de Vigilancia para la Selva Amazónica—SIVAM)8 or the aeronautics contract with Saudi Arabia.9 The above-mentioned recognition for work carried out by various entities does not exempt us from mentioning that these actions are uncoordinated and lack standardization, exception for 5 The PGP is a hybrid encrypted program which combines symmetrical encryption with asymmetrical encryption. The public key encrypts a symmetrical key, which in turn encrypts the message. It uses two forms of public keys: RSA and Diffie-Hellman. 6 “Five Eyes” commonly designates the five following espionage systems that work together in a coordinated fashion: National Security Agency (NSA) of the United States and the Government Communications Headquarters (GCHQ) of the United Kingdom, Canada, Australia and New Zealand. 7 The details of this incident are provided in the book by Glenn Greenwald, op. cit, pages 295, 296, 297, 298, 299 and 300. 8 In 1994, in the context of negotiations in the amount of 1.3 billion dollars, the phone calls and faxes of the French company Thomson CSF were intercepted by the ECHELON program, which made it possible to bring ongoing negotiations to a standstill and ensure that the contract was awarded to U.S. company Raytheon, one of the principal builders of the interception satellite of an ECHELON base. 9 Saudi Arabia was inviting tenders for a 6-billion-dollar contract, in which the European company Airbus and the U.S. company McDonnell Douglas were bidding. The U.S. newspaper Baltimore Sun revealed that the NSA had intercepted phone calls and faxes between Airbus and the national Saudi airline company and Saudi government officials. This intrusion made it possible to discover bribes paid by Airbus to the Saudis, as a result of which U.S. authorities reported this network of corruption to the Saudi government, so that the contract was awarded to the companies Boeing y McDonnell Douglas.

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the system implemented by SNAP; that all without exception are confined to certain sectors or institutions; that, in many cases, they have similar goals at different times, as is the case of using the PGP, which leads to overlapping of actions, which in turn brings up the amount of government funding resources that must be allocated to these activities; that the recalcitrance to share instruments with other State institutions leads to long lags in their implementation; and that, in addition, they point to positions that are far distant from the solidarity we are trying to build in our society. To this must be added the fact that their eagerness to implement activities to tackle cyber threats and risks are leading them to carry out actions that have nothing to do with their specific duties, such as the case of the Intelligence Secretariat, which is not in charge of providing security or being involved in cybersecurity, as is evident in the provision appearing in Article 15 of the Law on Public Security and the State. Now that this objection has been stated and observations specified, what is important in this case is to insist on the need to set up a cyber defense and security system can which ensure participation by both the State sector and civil society, the latter understood to be that which is not the public sector,10 that is, the private business sector, citizens, and the academic sector because of the major contribution it can make to this field owing to high-level academics who are members of the faculty and researchers of universities. Only a system designed and established in this way, with a stakeholder with the capacity for convening all parties and coordinating them, would make it possible to have a device that would ensure, in the best way possible, national cyber defense and security. Furthermore, we suggest that a system set up in this way must bring together security with defense as two indissoluble and inseparable parts, a proposal that will have to tackle various opinions and positions to the contrary, such as those we shall now examine below. One first position opposes the establishment of a Computer Emergency Response Team Coordination Center (CERT/CC) or a Computer Security Incident Response Team (CSIRT), a nomenclature proposed by the OAS, arguing that the CERTs are approved and certified by a private U.S. company. This argument does not taken into account that the proposal’s main element is the functionality that is allocated to the latter and the former, namely, that in the case of CERTs, they are in charge of coordinating the four above-mentioned sectors, that is the public sector, public and private enterprises, individual citizens and the academic sector, and the same holds true as well for the CSIRTs, which are in charge of “guaranteeing the prevention, detection, 10 At present, the term civil society is being widely used, as it remains undefined and its content is not explicitly set forth, which leads to major mistakes in related analyses, as the various acceptances of the term respond to major ideological and political stances, that are even antagonistic, because of which a norm should be set requiring an explicit definition of the term.

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reaction to and recovery from attacks, intrusions, interruptions and other deliberately hostile actions that might compromise the information of the systems that manage it,” for which they provide the following services: 1. Reactive services: services triggered in the case of an event or request, such as a report from a compromised server, widely disseminated malware, software vulnerabilities or something that was identified by an intrusion detection system or a recording of events. 2. Proactive services: services that provide assistance and information to help prepare, protect and safeguard protected systems in anticipation of attacks, problems or incidents. 3. Resiliency services: capacity to minimize the impacts exerted by present threats and attacks or those produced in cyberspace and to restore as soon as possible our capacity to operate. 4. Security quality management services: services aimed at enhancing the rest of existing services regardless of those pertaining to incident management. No one can question or deny the special usefulness of these functions and services because that would mean, in the case of Ecuador, to dismiss, for example, the advantages of having set up the Government Arrangement for Information Security (Esquema Gubernamental de Seguridad de la Información—EGSI), which has established CSIRTs, at present confined exclusively to public sector institutions. From a pragmatic standpoint, opposition to a structure as the one being proposed here arises from cultivating a kind of individual leadership approach that undermines any kind of coordination and insists on compartmentalizing work or taking up duties that do not pertain to them, as mentioned above regarding the Intelligence Secretariat or the purposes established by the EcuCERT of the Superintendency of Telecommunications, which go beyond the provisions set forth in Article 213 of the 2008 Constitution, as well as the provisions appearing in Article 35 of the Law on Telecommunications, as these articles of the Constitution and the law do not authorize the Superintendency to tackle the purposes proposed for the EcuCERT. Despite the above, we must recognize that the purposes explicitly set forth on its website are all aimed at ensuring cyber defense and security, as a result of which they deserve to be quoted and taken into account for the national CERT that must be created. The purposes defined by EcuCERT, which we have briefly amended, are as follows:

• Promoting, disseminating and advising about enforcement of the Information Security Standards currently in force in Ecuador.

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• Promoting the drafting and adoption of Information Security Policies in all of the above-mentioned institutions. • Spearheading educational, training and awareness-raising activities to prevent computer incidents and to foster the best use of information and communication technologies among Ecuadorian State institutions, telecommunication sector companies, and the public in general. • Technical supporting your target community in the rapid detection, identification, and management of computer security incidents, as well as resilience to these incidents. • Providing reliable specialized technical information to the respective authorities during the investigation of computer security incidents. • Keeping a cyber defense laboratory focusing on identifying malware activities, conducting forensic examinations, and restoring lost data. • Managing simulators for the early detection of computer threats. • Supporting State security and investigation agencies to prevent and investigate cybercrimes. • Establishing and maintaining steady flexible ties and collaborative relationship with its counterparts in other countries, as well as with international organizations involved in cybersecurity and cyber defense. • Acting as the contact between the Ecuadorian State and other international response teams in charge of managing computer security incidents. • Promoting the establishment of Computer Security Incident Response Teams (CSIRT) to manage computer security incidents in the country’s critical infrastructure, the private sector and civil society. • Coordinating and advising CSIRTs and public, private and civil society entities to respond to computer security incidents. • Establishing a national trust network with ties fostering an information security culture. • Promoting the establishment of a Cyber Defense and Security Committee where national guidelines shall be drawn up for the work of the CSIRTs.

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We must also mention that the absence of a culture of coordination, integration and complementariness undermines the possibility of establishing a structure as the one being proposed here, namely a national CERT in charge of coordinating the private sector, civil society and the academic sector, as well as public and private CSIRTs, a culture that is of the utmost importance in the area, as can be observed in all the countries that have installed a structure as indicated above. In view of this situation, it is very important that the coordinating entity entrusted with coordinating the CERT benefit from a high degree of credibility and social legitimacy. Furthermore, in view of the advanced training and specialized knowledge that are required to neutralize crimes and threats, as well as to develop cybersecurity systems, the participation of

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both public and private higher learning institutions is an indispensable condition, which cannot be neglected for any reason whatsoever. Finally, as cybercrimes are perpetrated against individuals, groups of citizens, or public and private institutions, it is indispensable to have channels available to facilitate reporting incidents that might occur in these sectors on a timely basis. To achieve this purpose, we must put an end to reservations and resistance to coordinating and sharing knowledge acquired in this field between the public sector and private enterprise. CONCLUSIONS AND SUGGESTIONS 1. Recognizing and admitting that the problem of cyber defense is extremely complex, because as a result of spying conducted by the “Five Eyes” with support from the intelligence services of a large number of developed countries, information is being gathered through countless programs that make it possible for them: to intercept megadata from communication companies, social networks, chats, e-mails, mobile phone companies; to directly manipulate hardware through devices implanted there by manufacturers or agencies; to intercept megadata circulating on fiber optic networks, etc. These are reasons why cyber defense cannot be tackled by using quick fixes and nearsighted actions. 2. Drawing up the National Cyber Defense Committee and the entity that would be coordinating its activities. From our point of view, the Armed Forces, because of the social credibility they enjoy in the public, because of the experience they have accumulated working in this field for more than a decade, and because they have the technical instruments available for security and cyber defense, currently concentrated in the hands of the Cyber Defense Command, must be entrusted with Coordinating the National CERT. 3. Drawing up the National CERT model that would have to be implemented. In our opinion, the model to be followed should be confined to those structured in the framework of UNASUR, in line with the development that, in the defense sector, has been achieved in this institution. 4. Clearly delimiting, in detail and explicitly, the sphere of action of each and every public sector entity, as well as the limits of its activities in the field of cyber defense, to avoid duplications, unnecessary actions, overlapping, etc. 5. Endorsing and promoting the Government Arrangement for Information Security (Esquema Gubernamental de Seguridad de la Información—EGSI) provided by SNAP, which theoretically will have been completed by March 2015.

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6. Coordinating the structure of public communication networks at all levels where sensitive information is housed, working jointly and in a coordinated fashion with the Intelligence Secretariat and the Intelligence Commando of the Armed Forces, to take advantage of the experience accumulated by these two institutions. 7. Conducting a situation study to identify existing units in Ecuador’s various higher education institutions, to start a process of approaching each one of them to determine the potential support that might be available at this source to build up the Nation’s cyber defense. 8. Resolutely supporting the funding and purchase of the additional equipment required by the Cyber Defense Commando of the Armed Forces to build up its cyber defense capacity, a project that was adopted and included by SENPLADES in the Investment Plan that will be implemented in 2015 in the amount of two (2) million United States dollars. 9. Resolutely supporting and providing all the resources that are indispensable to speed up the work being carried out by ASTINAVE, in order to develop a national hybrid encryption system so that, once this task has been completed, it can move on to the third phase where security programs shall be prepared for the hardware. 10. In the immediate term, approving as a computer security action for the nation’s top authorities, the provision of “airwalls”11 and communications computer. The former would be aimed at safeguarding sensitive information and as a working tool and the latter would focus on encrypted communications with all of the securities currently being provided by PGP. This premise arises from the obvious fact that cyber-attacks occur in virtual space and that, therefore, if air masses are not connected to Internet, it is impossible for them to be the targets of computer cyber-attacks.12

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11 The definition given to new computers that have never been connected to Internet and which, for any reason whatsoever, must never be connected to Internet. 12 Cyber-attacks: operations “carried out by individuals, institutions or States, whether offensively or defensively, aimed at causing harm and destroying objects and infrastructures.” Also defined by the Defense Ministry of the Spanish Government as follows: “Any act that supposes an elimination or alteration of data, affects the physical and operating components of the system, which need to be substituted or reinstalled as a consequence of the attack, creates interference that triggers complex situations for the civilian population, such as the blocking of a country’s e-mails or the insertion of malware, although it might be intercepted, shall be deemed a cyber-attack.”

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EGIPTO: UN RESURGIMIENTO FALLIDO, EL CAPITALISMO CLIENTELISTA, LA CAÍDA DE LA HERMANDAD MUSULMANA, UNA ALTERNATIVA POPULAR POSIBLE Samir Amin Economista de origen egipcio nacido en 1931. Desarrolló sus estudios sobre política, estadística y economía en París en los años ’50, mientras de manera paralela incursionaba en la militancia de izquierda. Con posterioridad retornó a Egipto, estableciéndose más tarde en Mali y en Senegal, donde reside actualmente. Considerado como uno de los más importantes pensadores neo marxistas, sus investigaciones se han centrado en la crítica al sistema capitalista y a la globalización neoliberal, y en torno a las posibilidades de desarrollo del Tercer Mundo. Asimismo, es uno de los principales analistas sobre la realidad política y económica de los países árabes y del Medio Oriente. Desde 1980 es director del Foro del Tercer Mundo, una asociación internacional formada por intelectuales de África, Asia y América Latina. RESUMEN: Se realiza aquí una interpretación en torno a la actualidad de los países árabes, focalizando en la “primavera árabe” que tuvo lugar en los últimos años y, particularmente, en Egipto, país en el que este movimiento se desenvolvió de manera particular. Se reconstruye la historia política moderna de Egipto y del conjunto de los países árabes señalando las contradicciones generadas entre una modernización dependiente y la actuación del llamado Islam político. Asímismo, se analizan las implicaciones políticas, económicas y sociales del lumpen desarrollo en la actual coyuntura egipcia. Palabras clave: Egipto, primavera árabe, Islam político, lumpen desarrollo, resurgimiento nacional.

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ABSTRACT: The article provides an interpretation of current affairs in the Arab countries, focusing on the “Arab Spring” which has been taking place over the past few years, especially in Egypt, a country where this movement underwent a specific evolution. It reviews modern Egypt’s political history, as well as that of the Arab countries as a whole, highlighting the contradictions arising from dependent modernization and the actions taken by the so-called political Islam. Likewise it examines the political, economic, and social implications of lumpendevelopment in Egypt’s current situation. Keywords: Egypt, Arab Spring, political Islam, lumpendevelopment, national re-awakening.

EL RESURGIMIENTO FALLIDO DE EGIPTO Egipto fue el primer país en la periferia del capitalismo globalizado que intentó “surgir”. Aún a principios del siglo XIX, mucho antes que Japón o China, el Virrey Mohammed Alí había concebido y emprendido un programa de renovación para Egipto y sus vecinos cercanos en el Máshrek Árabe (“Máshrek” significa “Oriente”, es decir, África del Norte oriental y el Levante mediterráneo). Ese experimento vigoroso ocupó dos terceras partes del siglo XIX y solamente perdió su aliento tardíamente en los años 1870s, durante la segunda mitad del reino del Khedive Ismail. El análisis de su fracaso no puede pasar por alto la violencia de la agresión protagonizada por Gran Bretaña, la primera potencia mundial del capitalismo industrial en esa época. Dos veces, en la campaña naval de 1840, luego con su apoderamiento de las finanzas del Khedive en los años 1870s y, finalmente, a través de una ocupación militar en 1882, Inglaterra buscó ferozmente lograr su cometido, es decir, asegurar que el Egipto moderno fallara en su intento por surgir. Evidentemente el proyecto egipcio estaba sujeto a las limitaciones de su época debido a que de manera manifiesta contemplaba su surgimiento dentro y a través del capitalismo, a diferencia del segundo intento de surgimiento de Egipto, del cual nos referiremos luego. Las contradicciones sociales propias de ese proyecto, así como sus supuestos políticos, culturales e ideológicos subyacentes, sin duda fueron responsables, al menos parcialmente, de su fracaso. Es un hecho inconfundible que, sin la agresión imperialista, probablemente se habrían superado esas contradicciones, tal como sucedió con Japón. Abatido, y todavía en proceso de surgimiento, Egipto se encontró obligado a sufrir por casi 40 años (1880-1920) como una periferia servil,

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cuyas instituciones se remodelaron para ponerse al servicio del modelo de acumulación capitalista/imperialista de ese entonces. Ese retroceso forzado no solamente afectó su sistema productivo sino que también debilitó las instituciones políticas y sociales del país. Funcionó de forma sistemática para consolidar todos los conceptos culturales e ideológicos reaccionarios y medievales que habían resultado útiles para mantener al país en una posición subordinada. La nación egipcia (su pueblo, sus élites) nunca aceptó esa posición. A su vez, ese rechazo obstinado dio lugar a una segunda ola de movimientos de resurgimiento que se desarrollaron durante el siguiente medio siglo (1919-1967). De hecho, considero a ese período como una serie continua de luchas y grandes movimientos hacia adelante. Contaba con tres objetivos: democracia, independencia nacional y avances sociales. Estos tres objetivos (por más limitados que hayan sido y a veces confusos en sus formulaciones) eran inseparables los unos de los otros. En la presente lectura, el capítulo de la sistematización del gobierno de Nasser (1955-1967) no era nada más que el capítulo final de esa larga serie de luchas progresistas que empezaron con la revolución de 1919-1920.

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La primera etapa de ese medio siglo de luchas de emancipación cada vez más fuertes había destacado la importancia -con la formación del partido Wafd en 1919- de la modernización política a través de la adopción (en 1923) de una forma burguesa de democracia constitucional (monarquía restringida) y la reconquista de la independencia. Este tipo de democracia contempló y permitió una secularización progresiva -si bien no era un secularismo en el sentido más radical de la palabra- cuyo símbolo era la bandera que ponía la cruz junta a la media luna (una bandera que volvió a aparecer en las manifestaciones de enero y febrero de 2011). Sin el más mínimo problema, elecciones “normales” luego permitieron no sólo la elección de coptos (cristianos egipcios autóctonos) por parte de las grandes mayorías musulmanas sino también que esos mismos coptos ocuparan altos cargos en el Estado. Los británicos ejercieron todo su poder, apoyados activamente por un bloque reaccionario integrado por la monarquía, los grandes terratenientes y los campesinos ricos, para desarticular los avances democráticos que Egipto logró gracias al liderazgo del Wafd. En los años ‘30, la dictadura de Sedki Pasha, que abolió la constitución democrática de 1923, tuvo enfrentamientos con el movimiento estudiantil que estaba, en ese entonces, encabezando las luchas democráticas antiimperialistas. No es por casualidad que, para contrarrestar esta amenaza, la embajada británica y el Palacio Real apoyaron activamente la formación en 1927 de la Hermandad Musulmana, inspirada por el pensamiento “islamista” en su versión más retrógrada “salafista” del Wahabismo, tal como lo había formulado Rachid Reda (la versión más reaccionaria, antidemocrática y contra los avances sociales del Islam “político” recién nacido). La conquista de Etiopía emprendida por Mussolini, con el acercamiento de la guerra mundial, obligó a Londres a otorgar ciertas con-

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cesiones a las fuerzas democráticas. En 1936 se le permitió al Wafd regresar al poder, luego de haber aprendido su lección, en tanto se suscribió un nuevo Tratado Anglo-Egipcio. La Segunda Guerra Mundial constituyó necesariamente una suerte de paréntesis. Sin embargo, una ola creciente de luchas volvió a manifestarse ya el 21 de febrero de 1946, con la formación del “bloque obrero-estudiantil”, fortalecido en su radicalización por la llegada de los comunistas y del movimiento obrero al escenario político. Una vez más los reaccionarios egipcios, apoyados por Londres, respondieron con violencia y con ese propósito movilizaron a la Hermandad Musulmana para apuntalar la segunda dictadura de Sedki Pasha, sin haber logrado, sin embargo, acallar el movimiento de protesta. Hubo que realizar elecciones en el año 1950 y así el Wafd regresó al poder. Su rechazo al Tratado de 1936 y el inicio de acciones guerrilleras en la Zona del Canal de Suez fueron derrotados solamente con el incendio de El Cairo (en enero de 1952), un operativo en el cual la Hermandad Musulmana estaba profundamente implicada. El primer Golpe de Estado, en 1952, protagonizado por los “Oficiales Libres” y, sobre todo, el segundo Golpe en 1954, con el cual Nasser asumió el poder, fueron vistos por algunos como el “punto culminante” de los flujos continuos de las luchas anteriores, y considerados por otros como el acontecimiento que puso fin a esas luchas. Rechazando el punto de vista del despertar egipcio planteado arriba, el Nasserismo propuso un discurso ideológico que borró toda la historia desde 1919 y hasta 1952, para finalmente lanzar la “Revolución Egipcia” a partir del mes de julio de ese mismo año. En esa época, muchos de los comunistas habían denunciado este discurso y entendido que los Golpes de Estado de 1952 y 1954 apuntaban a poner fin a la radicalización del movimiento democrático. No se equivocaron, debido a que fue solamente después de la Conferencia de Bandung, de abril de 1955, que el Nasserismo se presentó como un proyecto antiimperialista. Luego el Nasserismo aportó todo lo que tenía: una postura internacional decididamente antiimperialista (en asociación con los movimientos panárabes y panafricanos) y algunas reformas sociales progresistas (pero no “socialistas”). Todo esto efectuado desde arriba, no solamente “sin democracia” (las masas populares tenían prohibido ejercer cualquier derecho de organización por y para sí mismas), sino también con la “abolición” de toda forma de vida política. Resultó ser una invitación al Islam político para llenar el vacío que así se había generado. En solamente unos diez años fugaces (1955–1965) el proyecto Nasserista había gastado todo su potencial progresista. Su agotamiento ofreció al imperialismo, a partir de entonces encabezado por los Estados Unidos, la oportunidad para acabar con el movimiento, movilizando con ese propósito su instrumento militar regional: Israel. La derrota de 1967 significó el final de la marea que había estado avanzando por medio siglo. Fue Nasser el mismo que inició ese retroceso ya que él escogió tomar el camino de otorgar concesiones a la derecha (el infitah o “apertura”, es decir una apertura a la globalización capitalista, desde luego) en vez de la radicalización reivindicada, entre otros, por el movimiento estudiantil (que estuvo en el

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centro del escenario por un breve momento en 1970, justo antes y después de la muerte de Nasser). Su sucesor, Sadat, intensificó y amplió el giro hacia la derecha e incorporó a la Hermandad Musulmana dentro de su nuevo sistema autocrático. Mubarak siguió el mismo camino. Bajo Nasser, Egipto había establecido un sistema económico y social que al menos tenía coherencia si bien merecía ser criticado. Nasser apostó por la industrialización como la salida de la especialización colonial internacional, que estaba limitando al país al papel de exportador de algodón. Su sistema mantuvo una división de ingresos que favoreció a las clases medias, cada vez más grandes, sin empobrecer a las masas populares. Sadat y Mubarak desarticularon el sistema productivo egipcio, instalando en su lugar un sistema completamente incoherente fundamentado de manera exclusiva en la rentabilidad de las empresas, la mayor parte de las cuales eran simples contratistas para los monopolios imperialistas. Altas tasas de supuesto crecimiento económico, muy elogiado durante 30 años por el Banco Mundial, no tenían el más mínimo sentido. El crecimiento egipcio era sumamente vulnerable. Además, dicho crecimiento estaba acompañado de un aumento abrumador de la desigualdad y del desempleo, que agobiaban a la mayoría de la juventud del país. Era una situación explosiva. Y de hecho estalló. Durante el período de Bandung y del Movimiento de los Países No Alineados (1955-1970), los países árabes estaban a la vanguardia de las luchas de los pueblos, naciones y estados del Sur por un futuro mejor y un sistema global menos desigual. El Frente de Liberación Nacional (FLN) de Argelia y Boumédiène, el Egipto de Nasser, los regímenes Baaz en Irak y Siria, la República Democrática Popular de Yemen del Sur, etc. compartían ciertas características comunes. Estos no eran regímenes “democráticos” según los criterios occidentales (eran sistemas “unipartidistas”) y tampoco según nuestros criterios, lo que hubiera implicado un empoderamiento positivo de los pueblos. No obstante, a ojos de sus pueblos, eran gobiernos legítimos debido a sus verdaderos logros: educación de las masas, salud y otros servicios públicos, industrialización y garantías para el empleo, ascenso social, asociados con iniciativas independientes y posturas antiimperialistas. Por lo tanto, las potencias occidentales se opusieron a ellos de forma continua y feroz, en particular, mediante las repetidas agresiones israelíes.

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Estos regímenes lograron lo que pudieron en ese marco dentro de un breve período, digamos veinte años, y luego perdieron su impulso, como resultado de sus limitaciones y contradicciones internas. Esto coincidió con el colapso del poder soviético y, por lo tanto, facilitó la ofensiva “neoliberal” imperialista. Los grupos de poder gubernamental, para quedarse en sus cargos, decidieron retirarse y sujetarse a los requerimientos de la globalización neoliberal. El resultado ha sido un deterioro acelerado de las condiciones sociales. Todo lo que se había logrado en la época del Estado Nacional Popular para el bien de las clases populares y medias se echó a

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perder en unos pocos años, siendo la pobreza y el desempleo masivo el resultado normal de las políticas neoliberales ejecutadas. Así se generaron las condiciones objetivas para las revueltas. El período de retiro duró, a su vez, casi medio siglo. Egipto, sumiso a las demandas del liberalismo globalizado y a la estrategia de los Estados Unidos, simplemente dejó de existir como un elemento activo en la política regional o global. En su lugar, los principales aliados de los Estados Unidos (Arabia Saudita e Israel) ocuparon el primer plano. Israel entonces pudo continuar con su cometido de ampliar la colonización de la Palestina ocupada con la complicidad tácita de Egipto y de los países del Golfo. La despolitización de la sociedad debido al modus operandi del régimen Nasserista fue el motor que impulsó el ascenso del Islam político. Hay que observar que el Nasserismo no era el único sistema que adoptó este enfoque. Más bien, la mayor parte de los regímenes populistas nacionalistas de la primera ola del despertar en el Sur adoptaron un enfoque parecido en su gestión de la política. Hay que observar también que los regímenes socialistas actuales, cuando consolidaron su poder, asumieron este enfoque único, al menos después de la etapa revolucionaria, que tenía un carácter más democrático. Así, el denominador común fue la abolición de la praxis democrática. Y no quiero decir aquí que la democracia tiene que ser equivalente a elecciones multipartidistas. Más bien, me refiero a la democracia en el sentido estricto de la palabra, es decir, el respeto por la pluralidad de los puntos de vista y de las estructuras políticas y por la organización política. Debido a que la politización supone la democracia y la democracia no existe si aquellos que no están de acuerdo con las opiniones de las autoridades no gozan de libertad de expresión. La abolición del derecho de organizarse alrededor de diferentes puntos de vista políticos eliminó la politización, que finalmente fue la causa del desastre subsiguiente. Este desastre se ha manifestado en el retorno a antiguas perspectivas caducas (religiosas u otras), y esto también se reflejó en la aceptación del proyecto de la “sociedad de consumo” fundamentada en la consolidación de la denominada tendencia hacia el “individualismo”, una tendencia que se generalizó no sólo en la clase media que está aprovechando este patrón de desarrollo, sino también entre las masas de pobres que reivindican su participación en lo que parece ser una mínima asistencia social (aunque sea en su máxima simplicidad) y en la ausencia de una alternativa real creíble. Por lo tanto se debe considerar esto como una demanda legítima de las clases populares. La despolitización en las sociedades islámicas adoptó una forma predominante que se manifestó en un “retorno” aparente o superficial al “Islam”. Por consiguiente, el discurso de las mezquitas, junto con el discurso de las autoridades gubernamentales, se volvió el único permitido

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en el período de Nasser y, con aún mayor razón, durante los gobiernos de Sadat y Mubarak. Luego se utilizó este discurso para frenar toda aparición de una alternativa fundamentada en el enraizamiento de una aspiración socialista. A continuación, Sadat y Mubarak alentaron este discurso “religioso” para acompañar y abordar las condiciones de vida en franco deterioro como resultado de la sumisión de Egipto a los requerimientos de la globalización imperialista. Por eso argumenté que el Islam político no pertenecía al bloque de la oposición, como había sostenido la Hermandad Musulmana, sino que formaba parte íntegra de la estructura del poder. El éxito del Islam político requiere un mayor esclarecimiento con respecto a la relación entre el éxito de la globalización imperialista, por una parte, y el surgimiento de las consignas de la Hermandad Musulmana, por la otra. El deterioro que acompañaba a la globalización llevó a una proliferación de las actividades en el sector informal de la vida económica y social, que representa la fuente más importante de ingresos para la mayoría de la gente en Egipto (las estadísticas indican que el 60%). Las organizaciones de la Hermandad cuentan con una verdadera capacidad de trabajo en estas circunstancias, de tal forma que su éxito en esos campos, a su vez, ha generado un aumento en estas actividades y así ha asegurado su reproducción a mayor escala. La cultura política que ofrece la Hermandad es conocida por ser muy simple. Esto debido a que dicha cultura sólo se satisface con una “legitimidad” islámica dada al principio de la propiedad privada y de las relaciones del mercado “libre”, sin tomar en consideración la naturaleza de las actividades implicadas, las cuales son actividades rudimentarias (como el “bazar”) que no son capaces de impulsar la economía nacional o apuntalar su desarrollo. Además, el suministro amplio de financiamiento por parte de los Estados del Golfo ha permitido un auge de tales actividades ya que estos Estados han inyectado los fondos necesarios en forma de pequeños préstamos o donaciones. Eso además del trabajo caritativo (en clínicas, por ejemplo) que ha acompañado a este sector, gracias al apoyo de los Estados del Golfo. Éstos no tienen la intención de contribuir a mejorar la capacidad productiva de la economía egipcia (por ejemplo, a través de la construcción de fábricas), sino solamente al desarrollo de esta forma de “lumpen desarrollo”, debido a que restablecer a Egipto como un país en crecimiento justamente pondría fin a la dominación de los Estados del Golfo (que se encuentran fundamentados en la aceptación de la consigna de la islamización de la sociedad), la dominación de los Estados Unidos (que supone que Egipto sea un Estado comprador infectado por una pobreza cada vez más acentuada) y la dominación de Israel (que supone la impotencia de Egipto frente a la expansión sionista).

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La aparente “estabilidad del régimen”, alabada por sucesivos funcionarios estadounidenses como Hillary Clinton, estaba fundamentada en una estructura policial monstruosa integrada

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por 1,2 millones de hombres (mientras que las Fuerzas Armadas sólo contaban con unos 500.000) libres de protagonizar actos de abuso criminal todos los días. Las potencias imperialistas sostenían que este régimen estaba “protegiendo” a Egipto de la amenaza del islamismo. Esto no era nada más que una mentira torpe. En realidad, y en base al modelo Wahabita del Golfo, el régimen había integrado al islamismo político reaccionario a la perfección en su estructura de poder al darle el control sobre la educación, los tribunales y los grandes medios de comunicación (especialmente la televisión). El único discurso público permitido era el de las mezquitas salafistas, permitiendo incluso que los islamistas fingieran formar parte de “la oposición”. La duplicidad cínica de los discursos del establishment de los Estados Unidos (tanto de Obama como de Bush) estaba perfectamente adaptada a sus objetivos. El apoyo de hecho al Islam político destrozó la capacidad de la sociedad egipcia de enfrentarse a los desafíos del mundo moderno (lo que provocó una caída catastrófica de la educación y la investigación). Al denunciar ocasionalmente sus “abusos” (como los asesinatos de los coptos), Washington podía legitimar sus intervenciones militares, como las acciones en su autodenominada “guerra contra el terrorismo”. El régimen podía aparentar ser “tolerable” a condición de que continuara beneficiándose por la válvula de escape del éxodo migratorio masivo de los trabajadores pobres y de la clase media a los países productores de petróleo. El agotamiento de ese sistema (con los inmigrantes asiáticos que reemplazaron a los de los países árabes) conllevó al renacimiento de los movimientos de oposición. Las huelgas de los trabajadores en 2007 (las huelgas más fuertes del continente africano en los últimos cincuenta años), la resistencia obstinada de pequeños agricultores amenazados con ser expropiados por el capital agroindustrial y la formación de grupos de protesta democrática en la clase media (como los movimientos “Kefaya” y del “6 de Abril”) vislumbraban ya el estallido, desde antes previsto por los egipcios pero convertido en una gran sorpresa para los “observadores extranjeros”. Y así empezó una nueva etapa en la marea de luchas de emancipación, cuyos rumbos y oportunidades para el desarrollo estamos llamados a analizar ahora. La historia del Egipto moderno está constituida por olas sucesivas en intentos por surgir, diseñadas utilizando esencialmente el modelo de una sociedad capitalista. No obstante, está asociada a transformaciones sociales y a avances progresivos para la democracia, con el beneficio de una clara visión de que hay que enfrentarse a la hostilidad de las potencias occidentales. Se debe atribuir el abandono de estos intentos especialmente a esta hostilidad, que se dirige más a Egipto que en contra de cualquier otro país, sobre todo, de la Turquía moderna. En 2011 Egipto empezó una nueva fase de su historia. El análisis que yo planteo consta de un movimiento democrático, con un atractivo nacional y popular, en tanto que las estrategias del adversario reaccionario local y de sus aliados externos nos permiten pensar en una multitud

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de diferentes caminos hacia el surgimiento del país. Para concluir este análisis, debo declarar ahora que no se podría decir que Egipto haya adoptado el camino hacia el surgimiento. Más bien, para el futuro cercano, Egipto va a hundirse en una combinación fatal de “lumpen desarrollo”, un Islam político poderoso y el sometimiento a la dominación del sistema imperial global. Sin embargo, la lucha va a seguir adelante y tal vez permita una salida a este atolladero y la posibilidad de reinventar un camino apropiado para el surgimiento nacional. SURGIMIENTO Y LUMPEN DESARROLLO No puede haber ningún surgimiento sin políticas de Estado, asentadas en un cómodo bloque social que le de legitimidad, capaz de construir un proyecto coherente y un sistema productivo nacional que se enfoque en el país. Al mismo tiempo, se tiene que asegurar la participación de la gran mayoría de las clases sociales y que estos grupos reciban los beneficios del crecimiento. Lo que se opone a la evolución favorable de un surgimiento auténtico es el sometimiento unilateral a los requerimientos de la implementación del capitalismo global y de los monopolios generales, que no producen nada más que lo que yo llamaría el “lumpen desarrollo”. Ahora, con mucha libertad, voy a tomar prestado conceptos del fallecido André Gunder Frank, quien analizó una evolución similar, aunque en una época y lugar diferentes. Hoy, el lumpen desarrollo es el resultado de una desintegración social acelerada asociada al modelo de “desarrollo” (que no merece su apelación), impuesto por los monopolios desde el corazón imperialista y hacia las sociedades periféricas que ellos dominan. Eso se manifiesta por un crecimiento vertiginoso de las actividades de subsistencia (la “esfera informal”), un fenómeno también conocido como de pauperización asociada a la lógica unilateral de la acumulación del capital. Se puede observar que no tildé este surgimiento ni de “capitalista” ni de “socialista”. Eso se debe a que el surgimiento es un proceso relacionado con la complementariedad, al mismo tiempo que con el conflicto, con la lógica de la gestión capitalista de la economía y la lógica de la gestión “no capitalista” (y potencialmente socialista) de la sociedad y de la política.

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Entre las experiencias de surgimiento, algunos casos merecen una mención especial debido a que no participan en los procesos de lumpen desarrollo. En estos casos, no existe una pauperización entre las clases populares sino más bien un avance en los estándares de vida, ya sean modestos u otros. Dos de estas experiencias son evidentemente capitalistas: la de Corea del Sur y la de Taiwán (no estaré discutiendo aquí las condiciones históricas específicas que permitieron el éxito de su implementación en estos dos países). Otras dos heredaron las aspiraciones

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llevadas a cabo en nombre del socialismo: Vietnam y China. También se podría incluir a Cuba en este grupo si logra resolver las contradicciones que actualmente le aqueja. Pero estamos conscientes de otros casos de surgimiento que están asociados al lumpen desarrollo de forma masiva. La India es el mejor ejemplo. Existen segmentos de este proyecto que corresponden a los requerimientos de este surgimiento. Existe una política de Estado que favorece la construcción de un sistema productivo industrial. Por consiguiente, está asociada a la ampliación de las clases medias y a los avances logrados en las capacidades tecnológicas y en la educación. Son capaces de jugar de forma autónoma en el gran tablero de la política internacional. Pero para la gran mayoría, es decir dos terceras partes de la sociedad, hay una pauperización acelerada. Por lo tanto, tenemos un sistema híbrido que entrelaza el surgimiento y el lumpen desarrollo. Podemos recalcar el vínculo entre esas dos partes complementarias de la realidad. Sin querer sugerir una generalización demasiado exagerada, creo que todos los otros casos de surgimiento que aquí se consideran pertenecen a este híbrido bien conocido, que incluiría a Brasil, África del Sur y a otros países. Pero también hay situaciones (aquí hablamos de la mayor parte de los otros países del Sur) donde no existen elementos de surgimiento debido a que los procesos de lumpen desarrollo ocupan una gran parte de la sociedad. Los tres países considerados aquí (Turquía, Irán y Egipto) forman parte de este grupo y por eso declaro que no son países emergentes y que han abandonado sus proyectos de surgimiento. En Turquía y Egipto el sometimiento del modelo económico comprador, su alineación geoestratégica con los Estados Unidos, el lumpen desarrollo y la pauperización, y el aumento del Islam político reaccionario atrapan a las sociedades en un espiral descendente. Eso se debe a que mientras más se somete al lumpen desarrollo una sociedad, más susceptible se vuelve al Islam político. En Irán la combinación del lumpen desarrollo y del control de la sociedad por parte de los mulás relegan al país a la misma espiral descendente. A pesar del conflicto político con Washington, no ha habido una ruptura con la promoción de una economía política análoga a la de un Estado comprador. Por lo tanto, es más necesario que nunca deshacerse de las ilusiones de transición apuntaladas por el ejercicio local del poder por parte del Islam político. Existe un discurso imperante en los medios de comunicación que es sumamente ingenuo: sostiene que “la victoria del Islam político se volvió inevitable debido a que la autoidentidad islámica domina la realidad de nuestras sociedades, tratándose de una realidad que algunos habían rechazado, y así esta realidad se impuso sobre ellos”.

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Sin embargo, y de manera completa, este argumento pasa por alto otra realidad, es decir, que el proceso de despolitización era intencionado y sin ello ningún Islam político hubiera podido imponerse sobre estas sociedades. Además, este discurso sostiene que “no hay ningún riesgo de esta victoria del Islam político porque es provisional, ya que la autoridad que surge de ella está destinada irremediablemente a fracasar y por lo tanto la opinión pública la va a abandonar”. Es como si las Hermandades fueran aquellas que aceptan la implementación de los principios de la democracia ¡aunque estuvieron obrando en contra de sus propios intereses! Sin embargo, el régimen en Washington adopta, aparentemente, este discurso, así como también lo hace la opinión pública, fabricada por los medios de comunicación. Y existe un grupo de intelectuales egipcios y árabes que también se convencieron de que aparentemente este discurso está acertado, tal vez por razones oportunistas o tal vez por falta de una clara reflexión. Pero es un error. Que todos sepan que el Islam político, en el supuesto que asuma el poder, continuará para imponerse, si no es “para siempre”, al menos, por un largo tiempo (digamos, 50 años). No hay que olvidarse del caso de Irán, por ejemplo. Durante esta fase de “transición” otras naciones van a continuar su camino hacia el desarrollo, así que nosotros nos encontraremos un día en los últimos peldaños. Por lo tanto, no considero que la Hermandad sea principalmente un “partido islámico”: es, en principio, un partido reaccionario, y en el gobierno, representa la mejor fianza para el sistema imperialista. LA CAÍDA DE MORSI: UNA VICTORIA IMPORTANTE PARA EL PUEBLO EGIPCIO La caída de Morsi y del gobierno de la Hermandad Musulmana constituye una victoria importante para el pueblo egipcio. Todos los egipcios lo habían previsto. 25 millones de ciudadanos habían firmado una solicitud exigiendo la salida de Morsi, elegido solamente gracias a un fraude masivo y cuya legitimidad no había sido reconocida por el poder judicial egipcio, pero que fue impuesto por la decisión de Washington. ¡El cuerpo de “observadores internacionales de elecciones” aparentemente no había detectado el fraude!

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El gobierno de la Hermandad Musulmana estaba promoviendo la misma política reaccionaria que Mubarak y de forma aún más destructiva para la mayoría de las clases populares. Indicó claramente que no tenía la intención de respetar las reglas de la democracia; y movilizó pandillas de delincuentes para acosar a los movimientos populares, mientras que agitaba la bandera de una “guerra civil”. Morsi actuó como un dictador brutal, instalando exclusivamente a miembros devotos de la Hermandad Musulmana en todos los cargos del Estado. La combinación de una política económica y social desastrosa con una falta de respeto por la

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gestión normal del Estado llevó a una caída acelerada de las ilusiones anteriores de gran parte de la sociedad: la Hermandad Musulmana reveló sus verdaderas intenciones. Sin embargo, las potencias occidentales continuaron apoyando al “Presidente elegido” y sostuvieron que el régimen estaba avanzado hacia la democracia. ¡Probablemente igual a lo que estaba haciendo en la República Democrática de Qatar! Ya se había previsto lo que finalmente sucedió el 30 de junio de 2013. Manifestaciones masivas, aún más grandes que las de enero de 2011: 16 millones de personas en las calles, según los datos registrados por la Policía. Morsi respondió otra vez agitando la bandera del riesgo de una “guerra civil”. Pero no pudo movilizar más que unos pocos centenares de miles de personas pagadas para apoyarlo. Las potencias occidentales, Israel y los países del Golfo odian la perspectiva de un Egipto independiente, socialmente progresista y democrático. Manipularán mercenarios criminales, denominados yihadistas, instalados con su complicidad y apoyo en Libia y en la provincia egipcia del Sinaí. La nación egipcia y sus Fuerzas Armadas pueden derrotarlos. EGIPTO HOY: LOS DESAFÍOS PARA UN MOVIMIENTO DEMOCRÁTICO POPULAR Se escribe demasiado acerca de Egipto y eso se entiende bien, aun cuando es por gente cuyos conocimientos del mundo árabe son limitados. Demasiados de ellos están asimilando la información proporcionada por los medios de comunicación hegemónicos occidentales, lo que significa que esa información, tanto en el caso de Venezuela, por ejemplo, como en este caso, está casi siempre tergiversada, de manera sistemática, y hasta resulta completamente falsa. Muchos también están simplificando los problemas, siendo la alternativa la siguiente: “respeto por los resultados de las elecciones (en Egipto estamos diciendo, con razón, las “supuestas elecciones”) o apoyo al poder militar”. No. El verdadero desafío no permite aceptar semejante simplificación excesiva. El “movimiento” (un movimiento masivo gigantesco) manifiesta una serie de reivindicaciones: 1) justicia social, 2) respeto por la dignidad humana y por los derechos humanos (es decir, la democracia entendida como algo más que meramente elecciones), y 3) respeto por la soberanía nacional y por la independencia. Estas reivindicaciones son objetivamente complementarias y progresistas y requieren alejarse de las políticas económicas y sociales neoliberales que están en la raíz misma del desastre y, simultáneamente, alejarse del alineamiento con los Estados Unidos y sus aliados (Europa, Israel, los países del Golfo) en la política internacional y regional. Sin embargo, amplios segmentos del movimiento sólo entienden esto de manera parcial, a veces separando los problemas y omitiendo uno u otro elemento del programa: eso es lo menos que se podría decir. El alto mando militar aprovechó esa debilidad apoyando la reivindicación masiva de

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la gente (por la destitución de Morsi) sin dar, al mismo tiempo, ningún poder al movimiento (guardándoselo para ellos mismos). La lucha tiene que ver con eso, no lo que plantea la Hermandad Musulmana o las potencias occidentales. ¡Es una lucha para exhortar al gobierno a satisfacer las tres reivindicaciones tal como están formuladas arriba, pero, ciertamente no para exigir el retorno del Presidente Morsi supuestamente elegido! No se puede lograr el avance de la democracia (incluyendo elecciones equitativas y significativas) si éste se encuentra aislado del avance social. Implementar políticas que relacionen la “democracia” (que se limita sólo a elecciones) con políticas neoliberales (que ineluctablemente generan una regresión social) simplemente coarta la perspectiva de una democracia que entonces pierde su legitimidad y abre la puerta a fuerzas no democráticas. ¿Estoy equivocado? ¿En semejante marco las “elecciones” no se vuelven una farsa, sino sencillamente un fraude? De verdad es algo extraño. Así, la actitud progresista será la de los medios de comunicación hegemónicos (apoyados por las principales potencias y por los organismos de los donantes) que precisamente solicitan la alineación con las políticas neoliberales. ¿Podemos aceptar eso? Es decir, ¿abstenernos de ir más allá de lo que las potencias imperialistas y sus organismos nos permitan? Ahora le toca al Presidente Sissi: ¿va a implementar la política económica liberal desastrosa de sus antecesores o va a entender que alejarse de esa política es la única alternativa que responde positivamente a las reivindicaciones del movimiento? En el primer supuesto, no hay duda de que el movimiento popular va a movilizarse una vez más, como lo hizo en contra de Mubarak y de Morsi. CAPITALISMO LIBERAL, CAPITALISMO CLIENTELISTA Y LUMPEN DESARROLLO. ¿CUÁLES SON LAS RESPUESTAS ALTERNATIVAS INMEDIATAS? A. ¿Capitalismo “liberal” o capitalismo clientelista? El capitalismo liberal (o neoliberal) planteado e impuesto sin alternativas se fundamenta en siete principios considerados válidos para todas las sociedades dentro de un mundo globalizado.

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1. La economía debe ser manejada por la empresa privada porque son los únicos que se comportan normalmente como actores que cumplen con los requerimientos de una competencia transparente; además es provechosa para la sociedad, ya que asegura el crecimiento económico basado en la asignación racional de los recursos y una remuneración equitativa para todos los insumos de producción: capital, fuerza laboral

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y recursos naturales. Por lo tanto, si existen activos como propiedad del Estado, un legado desafortunado del “socialismo” (empresas productivas, instituciones financieras, tierras urbanas o agrícolas), hay que privatizarlos. 2. Se debe liberalizar el mercado laboral y así eliminar el salario mínimo vital obligatorio (y con mayor razón, una escala variable para este último). Hay que reducir la ley laboral a sus estándares mínimos para asegurar la ética de las relaciones humanas entre empleador y empleado. Para ese propósito se deben limitar y controlar los derechos de los sindicatos. Se debe aceptar la jerarquía de los salarios, como resultado de negociaciones individuales y libres entre el empleado y el empleador, así como la repartición de los ingresos nacionales netos entre ingresos laborales e ingresos del capital. 3. Los servicios llamados “sociales”, es decir, la educación, la salud o el suministro de agua potable y energía eléctrica, vivienda, transporte y comunicaciones, que en el pasado habían sido provistos por entidades públicas (autoridades estatales y locales), también deberían ser privatizados tanto como sea posible, y sus costos pagados por los particulares que son sus beneficiarios, y no cubiertos por impuestos. 4. La función tributaria debería ser reducida al mínimo necesario para cubrir los costos de las funciones soberanas (orden público y defensa nacional, en particular). La tasa tributaria debe permanecer relativamente moderada para no desalentar los emprendimientos del sector privado y para garantizar sus ganancias. 5. Son los intereses privados los que deben encargarse de la gestión crediticia, permitiendo así que se establezca el punto de encuentro libre entre la oferta y la demanda elaborado dentro de un mercado monetario y financiero racional. 6. e deben elaborar los presupuestos públicos para que estén equilibrados y sin déficit, aparte de los déficits circunstanciales y coyunturales. Si un país sufre de un déficit estructural heredado del pasado que se quiere rechazar, el gobierno debe efectuar reformas que reduzcan la escala lo más rápidamente posible. Mientras tanto, el déficit debe ser cubierto por préstamos tomados del mercado privado de capital, que sea nacional o extranjero. 7. Se consideran que estos seis principios deben implementarse no sólo en todas las naciones del mundo globalizado, sino también en las relaciones internacionales, regionales (por ejemplo, los Estados Unidos), o globales. El capital extranjero privado debe estar libre para movilizarse igual que el capital privado local.

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Juntos, estos principios constituyen el “fundamentalismo del mercado”. Voy a recordar aquí la falta de coherencia en sus supuestos y la falta de correspondencia de este esquema con la realidad. En breve, nunca se ha comprobado con ningún razonamiento lógico, aún en el supuesto extravagante (no vinculado a la realidad) de que exista una competencia llamada “transparente”, que el libre juego del mercado generalizado llevaría a un equilibrio entre la oferta y la demanda (que sea además socialmente óptimo). En su lugar, el razonamiento lógico lleva a la conclusión de que el sistema se moviliza de desequilibrio en desequilibrio sin lograr nunca el equilibrio. Se generan esos desequilibrios sucesivos debido a que esta teoría (que define lo que se conoce como las “ciencias económicas convencionales”) excluye de su ámbito de investigación a los conflictos de intereses sociales y nacionales. Además, esos supuestos describen un mundo imaginario que no tiene nada que ver con el sistema contemporáneo que realmente existe, la realidad de un capitalismo de monopolios generalizados, financiarizados y globalizados. Este sistema no es viable y su continua implosión lo demuestra. Me refiero aquí a mis escritos sobre esta crítica radical del sistema descrito aquí y las teorías económicas que lo legitiman. Implementados globalmente, los principios del liberalismo no producen nada en la periferia del “Sur” sino un capitalismo clientelista, articulado con un Estado comprador, a diferencia de un Estado nacional que haya emprendido un camino de desarrollo económico y social sostenible. Esta forma de capitalismo (y no existe otro que sea posible), por lo tanto no genera ningún desarrollo si no es el lumpen desarrollo. El caso de Egipto, descrito a continuación, proporciona un buen ejemplo. B. Capitalismo clientelista, el Estado comprador y el lumpen desarrollo: el caso de Egipto (1970-) Gobiernos sucesivos de Egipto desde que Sadat asumió la Presidencia (1970) hasta ahora han implementado diligentemente todos los principios planteados por el fundamentalismo liberal. Morsi y la Hermandad Musulmana siguieron adelante con esa denominada política liberal. El gobierno actual también ha adoptado este mismo camino. Se ha realizado, entonces, un análisis serio y acertado con conclusiones definitivas, como se indica a continuación:

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1. El proyecto de Nasser de construir un Estado nacional desarrollista produjo un modelo de capitalismo estatal que Sadat prometió desarticular, como lo había indicado a sus interlocutores estadounidenses (“Quiero mandar al diablo el Nasserismo, el socialismo y todas esas tonterías y necesito su apoyo para lograrlo”, un apoyo que evidentemente se prestó sin restricción alguna). Se “vendieron” los activos que eran propiedad del Estado, sean industriales, financieros y comerciales, tierras agrícolas, urbanas y del desierto. ¿A quién?

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A hombres de negocios cómplices, cerca del sistema de poder: altos mandos de las Fuerzas Armadas, funcionarios, ricos comerciantes que regresaron de su exilio en los países del Golfo equipados con ingentes fortunas (además del apoyo político y financiero de la Hermandad Musulmana). Pero también se vendieron a “árabes” de los países del Golfo y a empresas extranjeras de los Estados Unidos y Europa. ¿A qué precio? A precios ridículos, que no correspondía en absoluto al valor verdadero de los activos.

Es así que se conformó la nueva clase “propietaria”, egipcia y extranjera, que plenamente merece la denominación de “capitalismo clientelista/amiguista” (rasmalia al mahassib, término egipcio para designarlo y que todo el mundo entiende muy bien). Algunas notas:



a. La propiedad otorgada a las “Fuerzas Armadas” transformó la naturaleza de las responsabilidades que éstas ya estaban cumpliendo en ciertos segmentos del sistema productivo (“las fábricas de las Fuerzas Armadas”), y que eran manejadas como institución estatal. Esos poderes de gestión se volvieron los de propietarios privados. Además de la carrera hacia la privatización, los oficiales más pudientes también adquirieron la propiedad de muchos otros activos estatales: negocios comerciales, tierras urbanas y periféricas, y urbanizaciones residenciales en particular.





b. La opinión pública describe esas prácticas egipcias como “corrupción” (fasad) en el marco de la ética, lo que supone que una justicia digna de ese nombre podría luchar contra ella con éxito. Una gran parte de la izquierda hace la diferencia entre este capitalismo corrupto que merece ser condenado y otro capitalismo productivo, aceptable y deseable. Sólo una pequeña minoría entiende que, cuando se aceptan los principios del “liberalismo” como base de cualquier política denominada de capitalismo “realista” en la periferia del sistema, no puede existir esa diferencia. No existe ninguna burguesía que se esté construyendo en base a sus propias iniciativas, como el Banco Mundial quisiera hacernos creer. Existe un Estado comprador activo detrás de la creación de estas enormes fortunas. c. Se acumularon las fortunas de los egipcios y extranjeros a través de activos ya existentes, y sin que se agreguen capacidades productivas aparte de unas pocas deleznables. Los “flujos de capital” que llegaron (árabes y otros), que además resultaron bastante modestos, se incluyen dentro de este marco. La operación finalizó con el establecimiento de grupos monopólicos privados que ahora dominan la economía egipcia. Hoy se está muy alejado del discurso sobre la competencia liberal saludable y transparente que se publicita a los cuatro vientos. Además, la mayor parte de las fortunas colosales están constituidas por bienes inmuebles: balnearios para veraneantes y turistas (“Marina”), por el litoral del

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Mediterráneo y el Mar Rojo; nuevos barrios cerrados con alta seguridad (al estilo latinoamericano, algo que no se había visto anteriormente en Egipto); y terrenos desérticos en principio dedicados al desarrollo agrícola. Esas propiedades se quedan en manos de sus propietarios quienes juegan con la especulación por medio de la venta después de que el Estado haya financiado los costos ingentes de infraestructura que les dieron su alto valor (y estos costos, evidentemente, no fueron incluidos en el precio de venta de la tierra). 2. Se ha fortalecido sistemáticamente el poder monopólico del capitalismo clientelista por el acceso casi exclusivo de esos nuevos multimillonarios a préstamos bancarios (incluso para la “compra” de los activos referidos), perjudicando los préstamos a pequeños y medianos productores. 3. También se fortalecieron estas posiciones monopólicas con ingentes subsidios estatales, por ejemplo, otorgados para el consumo de petróleo, gas natural y energía eléctrica por las industrias que habían sido privatizadas (de cemento, metalurgia de hierro y aluminio, textiles y otros). Pero el “mercado libre” ha permitido que estas empresas alcen sus precios para ajustarlos a los precios de las importaciones que compiten con ellos en el mercado. Se rompe así la lógica del subsidio público, que brindaba compensaciones con precios menores cobrados por el sector estatal, para favorecer ganancias exageradas de los monopolios privados. 4. Los salarios reales para la gran mayoría de los obreros no cualificados o medianamente cualificados fueron socavados por el impacto de las leyes del mercado laboral libre y la supresión feroz de toda acción colectiva y sindical. Ahora se encuentran a tasas mucho más bajas que los de cualquier otro país del sur cuyo PIB per cápita sea igual. Las ingentes ganancias de los monopolios privados y la pobreza son inseparables y llevan a un continuo ensanchamiento de la desigualdad en la distribución de los ingresos. 5. Un sistema impositivo que rechaza el principio de la tributación progresiva ha reforzado la desigualdad de forma consistente. Los bajos impuestos para los ricos y las grandes empresas, alabados por el Banco Mundial por su supuesta virtud de apoyar a la inversión, sólo resultaron en ingentes ganancias.

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6. Con base en estas políticas implementadas por el Estado, el capitalismo clientelista/comprador no produce por sí mismo sino un bajo crecimiento (menos del 3%) y así aumenta el desempleo de forma continua. Cuando subió un poco la tasa de crecimiento fue debido a la ampliación de las industrias de extracción (petróleo y gas), asociada a la coyuntura

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de mejores precios, el crecimiento de las tarifas por el pasaje a través del Canal de Suez, el turismo y las remesas provenientes del extranjero por parte de los trabajadores migrantes. 7. Estas políticas también imposibilitaron la reducción del déficit público y del saldo comercial con el extranjero. Llevaron al deterioro continuo del valor de la libra egipcia e impusieron una deuda pública creciente. Esto dio la oportunidad al FMI de imponer un respeto cada vez mayor por los principios del liberalismo. C. Reacciones inmediatas El autor de estos textos no ha inventado estas respuestas. Lo único que ha hecho es recogerlas desde los diversos componentes del movimiento: fuerzas democráticas nacionales de izquierda y del centro, sindicatos, diversas organizaciones de jóvenes y mujeres, etc. Por más de un año, activistas responsables de la elaboración de un programa común han efectuado un trabajo de significativa calidad para cumplir con los requerimientos inmediatos. Ya se han publicado esas formulaciones (repetidas aquí) por nuestro colega Ahmad El Naggar, entre otros. A continuación se encuentran los puntos más sobresalientes: 1. Se deberían someter a revisión las operaciones de traslado de los activos públicos. Los estudios específicos, equivalentes a buenas auditorías, están disponibles para muchas de estas transacciones con los precios correspondientes al valor real de estos activos ya calculados. Debido a que los “compradores” de estos activos no han pagado estos precios, después de que se haya realizado una auditoría solicitada por los tribunales, por ley se debe transferir la propiedad de los activos adquiridos a las empresas estatales cuyo accionista está igual en la diferencia entre el valor real de los activos y el precio pagado por los compradores. Este principio se aplicaría a todos los compradores, sean egipcios, árabes o extranjeros. 2. La ley debería establecer salarios mínimos, sumando LE 1.200 por mes. Este nivel salarial es más bajo que el equivalente en muchos países cuyo PIB per cápita es parecido al de Egipto. El salario mínimo debe estar asociado a una escala variable y los sindicatos deben ser responsables de monitorear su implementación. Se aplicaría a todas las actividades de los sectores públicos y privados.

Debido a que los beneficiarios de la libertad de precios, es decir, los sectores privados que dominan la economía egipcia, ya han escogido acercar sus precios a los de las importaciones de la competencia, se puede implementar la medida y eso va a reducir los

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márgenes de ganancias de los monopolios, sin destrozar la viabilidad de las industrias. Este ajuste no amenaza el equilibrio de las cuentas públicas, tomando en cuenta los ahorros y la nueva legislación tributaria planteada para más adelante.

Se fortalecerán las propuestas realizadas por los movimientos implicados con la adopción de un salario máximo: 15 veces el salario mínimo vital.

3. Se deben discutir los derechos laborales, es decir, condiciones de empleo y desempleo, condiciones laborales, seguro médico, seguro de desempleo y jubilación, en una gran consulta tripartita (sindicatos, empleadores y gobierno). Los sindicatos independientes establecidos por las luchas de la última década deben ser reconocidos legalmente, como el derecho de huelga (siempre “ilegal” en la legislación actual).

Debe establecerse un “beneficio para el sobreviviente” destinado a aquellos desempleados cuyo monto y condiciones de acceso y financiamiento deberían estar sujetos a negociación entre los sindicatos y el Estado.

4. Se deben eliminar los subsidios otorgados desde el ingente presupuesto a los monopolios. Una vez más los estudios específicos realizados en estos campos muestran que la supresión de estos beneficios no afectaría la rentabilidad de las actividades implicadas, sino que solamente reducirá sus rentas monopólicas. 5. Se debe implementar una nueva legislación tributaria fundamentada en la tributación progresiva de los individuos. Se debe incrementar la tasa de imposición sobre las ganancias de las empresas que emplean a más de 20 empleados al 25%. Se deben eliminar las exenciones tributarias otorgadas con suma generosidad a los monopolios árabes y extranjeros. Se deben revisar los impuestos sobre las pequeñas y medianas empresas, tributaciones más onerosas ahora, para que no sean tan altas. La tasa propuesta para los niveles altos de ingresos personales, es decir el 35%, también está bastante baja en comparación con los niveles internacionales.

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6. Se llevó a cabo un cálculo preciso, mostrando que todas las medidas propuestas en los párrafos 4 y 5 serían capaces de eliminar el déficit presupuestario del Estado (20092010) y también de proporcionar un excedente. Este último se utilizaría para aumentar el gasto público en educación, salud y subsidios para la vivienda popular. La reconstrucción del sector social público en estas áreas no impone medidas discriminatorias contra las actividades parecidas del sector privado.

EGIPTO: UN RESURGIMIENTO FALLIDO, EL CAPITALISMO CLIENTELISTA, LA CAÍDA DE LA HERMANDAD MUSULMANA, UNA ALTERNATIVA POPULAR POSIBLE | SAMIR AMIN

7. El Banco Central debe estar encargado de controlar las actividades crediticias. Se deben eliminar las ventajas extravagantes otorgadas a los monopolios para favorecer la ampliación del crédito a pequeños negocios dinámicos o que se podrían crear con esta perspectiva. Se han realizados estudios específicos en los sectores en cuestión: artesanía, industria, transporte y servicios. Se ha demostrado que sí existen los candidatos para tomar iniciativas orientadas a generar negocios y empleo (especialmente entre egresados universitarios desempleados). 8. Con respecto a los problemas del campesino, los programas que ofrecen los componentes del movimiento no resultan ser tan claros. La razón es que el movimiento de resistencia contra la expropiación de los pequeños agricultores, que se ha acelerado desde que se adoptaron las políticas actuales de “modernización” del Banco Mundial, ha quedado fragmentado y nunca salió de la aldea implicada, especialmente por la supresión feroz a la cual estaba sujeta y por su falta de reconocimiento legal.

La actual reivindicación del movimiento, si bien es principalmente urbana, simplemente consiste en la promulgación de leyes que dificultarían la evicción de los inquilinos incapaces de pagar alquileres excesivos ya cobrados, y la expropiación de propietarios de pequeñas parcelas de tierra. En particular, aboga por un regreso a una ley que fija un alquiler máximo (esa ley se derogó con las leyes sucesivas que revisaron la reforma agraria).



Pero debería avanzar más. Organizaciones progresistas de agrónomos han elaborado proyectos concretos y abogaron por asegurar el desarrollo de un pequeño campesinado, con mejores métodos de riego (por goteo, etc.), una selección de cultivos productivos e intensivos (legumbres y frutas), eliminación del control monopólico desde la fuente de los insumos por parte de los suministradores, eliminación del poder monopólico en la distribución con la creación de una cooperativa de comercialización asociada a las cooperativas de consumidores, etc. Pero queda por establecer una mejor comunicación entre estas organizaciones de agrónomos y los propietarios de pequeñas parcelas agrícolas implicadas. La legalización de las organizaciones de los agricultores y su federación a nivel provincial y nacional deberían facilitar avances en esta dirección.

9. El programa de acción descrito en los párrafos anteriores sin duda permitiría la posibilidad de iniciar un retorno a un crecimiento económico sano y sostenible. No es acertado el argumento sostenido por los críticos liberales, que eso acabaría con la esperanza de recibir nuevos flujos de capital desde fuentes externas. La experiencia de Egipto y de otros países, especialmente en África, que acordaron cumplir totalmente con los requerimientos del

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liberalismo y renunciaron a desarrollar por sí mismos un proyecto de desarrollo auténtico muestra que estos países no “atraen” ningún capital extranjero a pesar de su apertura sin controles (justamente debido a esa falta de control). El capital extranjero meramente efectuará operativos de incursiones para captar los recursos de los países implicados, apoyados por el Estado y con la complicidad del capitalismo clientelista. Al otro extremo, los países emergentes que activamente implementan un proyecto de desarrollo nacional ofrecen de manera verdadera oportunidades reales a la inversión extranjera que acepta comprometerse con estos proyectos nacionales y que acepta las limitaciones impuestas sobre ellos por parte del Estado, así como el ajuste de las ganancias a tasas razonables. 10. El gobierno de la Hermandad Musulmana escogido por el Presidente Morsi había anunciado inmediatamente su adhesión incondicional a todos los principios del liberalismo y había adoptado medidas para acelerar su implementación, de tal forma que con este propósito desplegó todos los medios de represión heredados del régimen anterior. ¡El Estado y el capitalismo comprador y clientelista siguió adelante! Estaba creciendo la conciencia popular de que no había ningún cambio, cuando tuvo lugar el éxito de la campaña de firmas recogidas por el Tamarod (la “rebelión egipcia”) pidiendo la destitución de Morsi (26 millones firmaron) y luego por la gigantesca manifestación popular del 30 de junio (con 33 millones de personas manifestando el mismo día en todas las ciudades de Egipto) que derrocó al presidente. Sin embargo, el nuevo gobierno instalado después de la caída de Morsi no parece haber entendido nada. Su programa económico es “liberal”, basado en las mismas ilusiones que los Estados Unidos, el Banco Mundial, el FMI y los países del Golfo, en cuanto a que deberían rescatar a Egipto y que así lo harán. Pero sigue el movimiento y la gente en la calle dice: “La revolución no ha cambiado el régimen pero ha cambiado a la gente”. 11. El programa de las reivindicaciones inmediatas cuyas líneas principales he trazado aquí solamente tiene que ver con el desafío económico y social. Desde luego, el movimiento también está discutiendo sus aspectos políticos: el proyecto de Constitución, derechos democráticos y sociales, y el “estado ciudadano” requerido (Dawla al muwatana). No se han abordado estos temas aquí.

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LA POLÍTICA ISRAELÍ Y EL CONFLICTO DE MEDIO ORIENTE Uri Avnery Periodista, escritor y activista por la paz israelí. Nacido en Alemania en 1923, fue miembro del Parlamento (Knesset), completando un total de diez años como diputado. En 1993 fundó el movimiento pacifista “Gush Shalom” (Bloque por la Paz) para favorecer el diálogo y la concordia entre israelíes y palestinos. Es uno de los principales referentes de la izquierda israelí y un importante impulsor del laicismo y de la creación de un Estado palestino. Escribe una columna semanal reproducida en varios diarios de todo el mundo y es el autor de una gran cantidad de libros en torno a la izquierda, el sionismo y la política en Medio Oriente. A lo largo de su vida recibió distintos premios y condecoraciones por su labor política y humanitaria, como el Premio Nobel Alternativo (Right Livelihood Award), obtenido en 2001. RESUMEN: Se presentan tres artículos en torno a las actuales relaciones entre Israel y el mundo árabe. Se analiza el reciente conflicto entre Israel y Palestina que tuvo por escenario a la Franja de Gaza y se indaga en la creciente influencia de ISIS, su afianzamiento en el escenario de Medio Oriente y las implicaciones directas para la política israelí. Por último, se realiza un balance crítico sobre las principales políticas desarrolladas por el gobierno de Israel. Palabras clave: Israel, Palestina, Hamas, ISIS, Medio Oriente, conflicto.

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ABSTRACT: Three of this author’s articles are presented, focusing on the current relations between Israel and the Arab world. They examine the recent clash between Israel and Palestine, which took place in the Gaza Strip, and the growing influence of ISIS, with its consolidation in the Middle East and its direct implications for Israeli policy. The third article provides a critical overview of the principal policies drawn up by the Israeli government. Keywords: Israel, Palestine, Hamas, ISIS, Middle East, clash.

A FIN DE CUENTAS, LA IZQUIERDA ISRAELÍ DEPENDE DE LA PERSPECTIVA QUE UNO TENGA DE LA OCUPACIÓN1 Para la izquierda, la paz no es un mero marco político formal sino un profundo proceso de reconciliación que requiere que cada lado muestre respeto por la cultura, la tradición y la historia del otro lado. Me han preguntado qué significa el concepto de la izquierda en Israel. Pensaba poder contestar esa pregunta fácilmente, aunque luego me di cuenta de que era bastante difícil. Es fácil indicar lo que no es la izquierda. La izquierda es el contrario del fascismo: la doctrina de que la nación es lo más importante y de que las personas son simplemente células en el cuerpo nacional. La izquierda también es el contrario de la ley religiosa judía ortodoxa, que sostiene que en el Shabbat no se podrá salvar la vida de un no judío. La izquierda también es el contrario del comunismo en su manifestación soviética, que convirtió a la gente en simples engranajes de una máquina destructiva. La izquierda es humana. La izquierda cree que los seres humanos son lo más importante. El Estado está basado en un acuerdo entre todos sus ciudadanos y el Estado no cuenta con ningún significado místico, nacional o religioso. Para la izquierda, la nacionalidad es un escenario cultural y político que da a la gente un sentimiento de pertenecer a una misma comunidad, pero de acuerdo con su propio libre albedrío. 1 Artículo publicado en el periódico israelí Haaretz el 16 de octubre de 2013.

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La diferencia entre la izquierda y la derecha se encuentra principalmente en la diferencia entre lo espiritual y lo emocional, a partir de lo cual se derivan otras diferencias. El izquierdismo es una cosmovisión que abarca a todos los ámbitos de la vida. En Israel, debido a las circunstancias especiales con las cuales se estableció y existe el Estado, la diferencia entre la izquierda y la derecha no es la misma que en otros países. En el mundo más amplio, se definen los conceptos de izquierda y de derecha más con base en las diferencias de percepción social. En Israel, se definen primero con base en la relación que uno tiene con la paz y con la ocupación. Una persona no puede ser de izquierda si apoya un régimen de ocupación y represión. La izquierda anhela la paz. Considera a la segunda nación de Israel, es decir la nación árabe palestina, como una nación hermana. Rechaza por completo la ocupación, que es inhumana por su propia naturaleza. La izquierda busca la paz entre Israel y Palestina. Para ella, la paz no es un mero marco político formal sino un profundo proceso de reconciliación que requiere que cada lado muestre respeto por la cultura, la tradición, la historia y los anhelos del otro lado. Ésta sería la regla que se debería aplicar en el marco que resultara de una paz integral. Debido a que la izquierda cree en el derecho de cada nación a la libertad e independencia, busca la convivencia entre las dos naciones de Israel, cada una en un Estado que manifieste su esencia política y cultural. Para la izquierda, el movimiento de los asentamientos es un desastre ético y político ya que su principal objetivo es apoderarse del país entero, impedir la paz y llevar a cabo una depuración étnica. La izquierda cree que se debe abrir la frontera entre los dos Estados, con la esperanza de que se fortalezcan las relaciones entre las dos naciones. La izquierda desea que Israel sea un miembro de la palestra de naciones que respete el derecho internacional y que sea un pleno socio en la lucha por un orden mundial que impida la guerra y la guerra civil, que salve el planeta y que ponga fin a la enfermedad, el hambre, el sufrimiento y la ignorancia. La izquierda también apoya la justicia social y la responsabilidad recíproca. Cada persona tiene el derecho de utilizar sus capacidades al máximo. Lo que lleva a encontrar una red de seguridad que posibilite un nivel respetable de vida por los vulnerables, los pobres, los discapacitados y los desfavorecidos. Una sociedad de izquierda se fundamenta en la igualdad entre el hombre y la mujer, entre los judíos y los árabes, entre los asquenazíes y los mizrajíes, entre los miembros de todas las religiones y los que no tienen religión, y sin discriminación alguna basada en preferen-

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cias sexuales. Una sociedad de izquierda asegura que todos los niños tengan la posibilidad de vivir en condiciones equitativas; cada niño tiene el derecho a una educación moderna e igualitaria que esté abierta al mundo. Una sociedad de izquierda trata a los refugiados e inmigrantes trabajadores con compasión, los integra en el mercado laboral y les permite vivir como seres humanos. Una sociedad de izquierda se fundamenta en una separación total entre la religión y el Estado. Cuenta con el matrimonio civil y el divorcio, y cada persona tiene el derecho de unirse o abandonar a toda religión que ella decida. Todos los hombres y mujeres viven de acuerdo con su propia fe. Toda persona que comparte la realización diaria de este ideal tanto en espíritu como en acción pertenece a la izquierda israelí. CENTINELA EN EL RÍO JORDÁN2 El mundo árabe está sumido en el caos. Se están desintegrando Siria e Irak, y el conflicto entre los musulmanes suníes y los musulmanes chíitas, que ya lleva mil años, está alcanzando un nuevo punto álgido. Ante nosotros se está desatando un drama histórico. ¿Y cuál es la reacción de nuestro gobierno? Benjamín Netanyahu lo dijo con precisión: “Tenemos que defender a Israel en el río Jordán antes de que lleguen a Tel Aviv”. Sencillo, conciso, idiota. ¿Defender a Israel contra quién? Contra ISIS desde luego. ISIS es el Estado Islámico de Irak y Sham, una nueva potencia en el mundo árabe. Sham es la Gran Siria, el nombre árabe tradicional para el territorio que comprende a los países actuales de Siria, el Líbano, Jordania, Palestina e Israel. Junto con Irak, integra lo que los historiadores denominan el Creciente Fértil, la región verde que rodea la parte superior del desierto árabe desolado. Por la mayor parte de su historia, el Creciente Fértil era un solo país, parte de imperios sucesivos. Los asirios, babilonios, persas, griegos, romanos, bizantinos, árabes, otomanos y

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2 Editorial publicado en el sitio “Gush Shalom-Israeli Peace Bloc” (Bloque por la Paz Israelí) el 5 de julio de 2014 (http://www.gush-shalom.org/).

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muchos otros hicieron que se mantuviera unido, hasta que dos caballeros extranjeros, Sir Mark Sykes y el señor François Georges-Picot, se pusieron a fragmentarlo de acuerdo con sus propios intereses imperialistas. Eso sucedió durante la Primera Guerra Mundial, que se inició por un asesinato que cumplió cien años la semana pasada. Con un desprecio absoluto por los pueblos, raíces étnicas e identidades religiosas, Sykes y Picot crearon Estados nacionales donde nunca había habido naciones anteriormente. Ellos y sus sucesores, notablemente Gertrude Bell, T. E. Lawrence y Winston Churchill, pusieron juntos tres comunidades radicalmente diferentes y así crearon “Irak”, y desde La Meca hicieron venir a un rey extranjero para gobernarlo. A los franceses les asignaron “Siria”. Un comisionado imperial tomó un mapa y un lápiz y trazó una frontera en medio del desierto entre Damasco y Bagdad. Los franceses luego dividieron a Siria para crear pequeños Estados para los suníes, alauitas, drusos, maronitas, etc. Posteriormente, crearon el Gran Líbano, donde armaron un sistema que instaló a los cristianos maronitas por encima de los chíitas odiados. Los kurdos, que integraban una verdadera nación, fueron divididos en cuatro partes, cada una de las cuales fue asignada a un país distinto. En Palestina, se planeó un “hogar nacional” sionista en medio de una población árabe hostil. Se dividió el país al este del río Jordán para dar un principado a otro emir de La Meca. Ese es el mundo donde nosotros crecimos y que ahora se está hundiendo. Lo que intenta hacer ISIS es meramente eliminar todas esas fronteras. En el proceso, están poniendo todavía más al descubierto la línea divisoria fundamental entre los suníes y los chíitas. Quieren crear un califato musulmán suní. Se enfrentan a intereses profundamente enraizados y probablemente fallarán en su intento. Pero están sembrando algo mucho más duradero: una idea que podría caer hondo en muchos millones de personas. Podría llegar a cristalizarse dentro de 25, 50 ó 100 años. Podría resultar ser la ola del futuro. Al ver desarrollarse este cuadro, ¿qué es lo que deberíamos hacer? Para mí, la respuesta es bastante clara: hacer la paz, rápidamente, mientras que el mundo árabe todavía está como está actualmente.

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La “paz” significa no sólo la paz con el pueblo palestino, sino con el mundo árabe entero. La iniciativa de paz árabe, fundamentada en la iniciativa del entonces Príncipe Heredero Saudita, todavía está en la mesa. Ofrece una paz completa sin condiciones con el Estado de Israel a cambio del fin de la ocupación, así como la creación de un Estado independiente de Palestina. Hamás está de acuedo con esto de manera oficial, a condición de que sea ratificado por un plebiscito palestino. No será fácil. Habrá que superar muchos obstáculos. Pero es posible. Y sería una verdadera locura no intentarlo. ¡Ahora! La reacción de nuestros líderes es exactamente la contrario. Los acontecimientos históricos y sus antecedentes les interesan como “la piel del ajo”, como solemos decir en hebreo. Su interés está completamente enfocado en los esfuerzos por mantener su control sobre Cisjordania, lo que significa impedir la creación de un Estado palestino. Lo que, a su vez, significa impedir la paz. El medio más seguro de hacer esto es mantener el control sobre el valle del Jordán. Ningún negociador palestino se pondría jamás de acuerdo en perder el valle del Jordán, así sea por anexión directa a Israel o por medio del acantonamiento “provisional” de tropas israelíes en ese sitio por un lapso de tiempo determinado. Eso no sólo significaría la pérdida del 25% de Cisjordania (que, en su conjunto, representa el 22% de la Palestina histórica) y su parte más fértil, sino también la separación del Estado putativo de Palestina del resto del mundo. El Estado de Palestina se volvería un enclave dentro de Israel, rodeado por todos lados por un territorio ocupado por Israel. Algo muy parecido a lo que sucede con los bantustanes de África del Sur. Cuando Ehud Barak planteó esto en la conferencia de Camp David, las negociaciones fracasaron. Lo más que los palestinos podrían conceder es el acantonamiento provisional de tropas de las Naciones Unidas o estadounidenses allí. Esta semana, de repente, la reivindicación del valle del Jordán surgió de nuevo. El cuadro era sencillo. ISIS está lanzando ofensivas para avanzar rápidamente hacia el sur desde su base siria-iraquí. Va a invadir a todo Irak. Desde allí, va a invadir a Jordania y asomará al otro lado del río Jordán. Como afirmó Netanyahu: si no se logra detenerlos con el acuartelamiento israelí permanente allí situado, van a aparecer en las puertas de Tel Aviv (aunque Tel Aviv no cuente con puertas). ¿Lógico? ¿De por sí evidente? ¿Ineludible? ¡Totalmente absurdo!

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En términos militares, ISIS es una fuerza desdeñable. No cuenta con ninguna fuerza aérea, tampoco tanques ni artillería. Tanto Irán como los Estados Unidos se contraponen a sus

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avances. En comparación, hasta el ejército iraquí todavía representa una fuerza poderosa. Luego, el ejército jordano está lejos de ser fácilmente vencido. Además, aunque ISIS pudiera llegar lo suficientemente cerca como para amenazar al reino de Jordania, el ejército israelí no estaría esperándolo en el río Jordán. Los jordanos ya le habrían pedido que vengan a rescatarlos, como sucedió durante el Septiembre Negro de 1970, cuando Golda Meir, bajo órdenes de Henry Kissinger, avisó a la columna del ejército sirio que estaba avanzando que Israel sería capaz de protagonizar una invasión con tal de detenerlos. Eso era suficiente. La mera idea de que los soldados israelíes podrían estar guarneciendo los baluartes del valle del Jordán para defender a Israel de ISIS (o cualquier otro enemigo) es pura tontería. Una tontería aún mayor que la célebre línea Bar Lev, que se suponía iba a detener a los egipcios a lo largo del Canal de Suez en 1973. Esta idea se derribó en unas pocas horas. Sin embargo, la “línea” Bar Lev -que traía a la memoria la Línea Maginot francesa (inútil) y la Línea Siegfried alemana (igualmente inútil) de la Segunda Guerra Mundial- estaba muy lejos del centro de Israel. El ejército israelí cuenta con misiles, aeronaves no tripuladas y otras armas que detendrían un enemigo en plena marcha, muchísimo antes de que pudiera alcanzar el río Jordán. La mayor parte del ejército israelí podría trasladarse desde el litoral y cruzar el río en unas pocas horas. Toda esta manera de pensar muestra que nuestros políticos de derecha (como la mayor parte de sus copartidarios en el mundo entero, me imagino yo) todavía viven en el siglo XIX. Si estuviera con un ánimo menos tolerante, yo diría que viven en la Edad Media. Por poco podrían estar armados con arcos y flechas. (Todo este asunto me recuerda, de algún modo, una canción alemana del siglo XIX: “Al Rin, al Rin, nuestro Rin alemán, / ¿Quién defenderá esta noche nuestro arroyo divino? / Querida Patria, permanece en paz. / ¡Firme y leal permanece la Guardia, la Guardia del Rin! / Alemanes íntegros, piadosos y fuertes, / protegen la sagrada frontera del país”). Volver al futuro. Los cruzados instalaron su reino en Palestina cuando se estaba fragmentando el mundo árabe. Su gran enemigo, el kurdo Salah-al-Din al-Ayubi (Saladino), dedicó decenios a unificar al mundo árabe en su alrededor antes de derrotar a los cruzados en el campo de batalla de Hattin. Hoy el mundo árabe parece más fragmentado que nunca. Pero un nuevo mundo árabe se está formando, cuyos contornos se pueden percibir solamente de forma incierta. Nuestro

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lugar se encuentra dentro de esta nueva realidad, no fuera de ella, como si fuéramos espectadores. Qué lástima que nuestros líderes sean completamente incapaces de ver eso. Todavía viven en el mundo de Sykes y Picot, un mundo de potencias extranjeras (ahora Estados Unidos). Para ellos, el caos en el que estamos sumidos es nada más que otro caos. El fundador del sionismo moderno escribió hace 118 años que íbamos a desempeñarnos en Palestina como pioneros de la cultura europea y que íbamos a constituir “un baluarte contra la barbarie asiática”. Nuestros líderes todavía viven en esta realidad imaginaria, que se podría formular de nuevo como “una mansión en la selva tropical”. Entonces, ¿qué es lo que se debería hacer cuando los depredadores de la selva se acercan y empiezan a rugir? Construir muros aún más altos, desde luego. ¿Y qué más? LA GUERRA POR NADA3 Después de 50 días, se acabó la guerra. ¡Aleluya! Del lado israelí: 71 muertos, entre los cuales había 66 soldados y un niño. Del lado palestino: 2.143 muertos, de los cuales 577 eran niños, 263 mujeres y 102 ancianos. 11.230 heridos, 10.800 edificios destruidos y 8.000 parcialmente destruidos. Aproximadamente 40.000 viviendas dañadas. Entre los edificios afectados había 277 escuelas, 10 hospitales, 70 mezquitas y 2 iglesias. También hubo 12 manifestantes de Cisjordania muertos a tiros, la mayor parte de los cuales eran niños. Entonces ¿de qué se trató? La respuesta sincera es: no se trató de nada. Ninguno de los dos lados quiso tener esa guerra. Tampoco ninguno la inició. Solamente sucedió. Recapitulemos los acontecimientos antes de que los olvidemos. Dos jóvenes árabes secuestraron a tres jóvenes israelíes estudiantes de religión cerca de la ciudad de Hebrón en Cisjordania. Los secuestradores pertenecían al movimiento Hamás pero actuaron de forma independiente. Su propósito era el de intercambiar sus rehenes por presos palestinos. Liberar a prisioneros es ahora la mayor ambición de todo militante palestino.

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3 Editorial publicado en el sitio “Gush Shalom-Israeli Peace Bloc” (Bloque por la Paz Israelí) el 30 de agosto de 2014 (http://www.gush-shalom.org/).

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Los secuestradores no eran nada más que aficionados y les salió mal su plan desde el principio. Se asustaron cuando uno de los estudiantes utilizó su celular y luego dispararon a los rehenes. Todo Israel armó un gran revuelo. Pero hasta ahora no se han encontrado a los secuestradores. Las fuerzas de seguridad israelíes aprovecharon esta oportunidad para poner en ejecución un plan ya elaborado. Detuvieron a todos los militantes de Hamás conocidos en Cisjordania, así como a todos los antiguos presos que habían sido liberados como parte del acuerdo para liberar al rehén israelí Gilad Shilat. Para Hamás, eso era la violación de un acuerdo. Los líderes de Hamás en la Franja de Gaza no podían permanecer callados mientras se detenían a sus compañeros en Cisjordania. Reaccionaron lanzando cohetes contra las ciudades y pueblos israelíes. Por su parte, el gobierno israelí no podía quedarse callado mientras bombardeaban sus ciudades y pueblos. Respondió con un fuerte bombardeo aéreo sobre la Franja de Gaza. A partir de allí, se volvió nada más que una fiesta interminable de muerte y destrucción. La guerra pedía a gritos encontrar un propósito. Hamás luego hizo algo que, a mi parecer, resultó ser un grave error. Utilizó algunos de los túneles clandestinos que había construido por debajo del muro fronterizo para atacar a blancos israelíes. Los israelíes de repente se dieron cuenta de este peligro cuya importancia el ejército había minimizado. La guerra sin propósito asumió un propósito: se volvió la Guerra Contra los “Túneles del Terror”. Enviaron a la infantería a la Franja de Gaza para encontrarlos y destrozarlos. Ochenta mil soldados ingresaron en la Franja. Después de haber destruido todos los túneles conocidos, no tenían nada más que hacer, salvo quedarse allí parados y ser blancos de la guerra. Lógicamente, el siguiente paso hubiera sido avanzar y conquistar a toda la Franja de Gaza, que cuenta con un largo de aproximadamente 45 km y un ancho promedio de 6 km, así como 1,8 millones de habitantes, es decir cuatro veces más grande que la isla de Manhattan en Nueva York y con aproximadamente la misma población. Pero el ejército israelí odiaba la idea de conquistar la Franja por tercera vez (después de 1956 y 1967). La última vez que salieron de allí, las tropas cantaron “¡Adiós Gaza, qué nunca más volvamos a vernos!” Las proyecciones para las bajas militares eran altas, mucho más de lo que la sociedad israelí estaba dispuesta a soportar, a pesar de toda la retórica patriótica exagerada.

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La guerra se degeneró en una orgía de matanza y destrucción, con ambos lados “bailando en la sangre”, bendiciendo cada bomba, cada misil, totalmente ajenos al sufrimiento provocado a los seres humanos del otro lado. Y todavía sin propósito alcanzable. Si Clausewitz tenía razón en que la guerra no es nada más que la continuación de la política pero por otros medios, entonces cada guerra debe tener un objetivo político claro. Para Hamás, el propósito era claro y sencillo: levantar el bloqueo de Gaza. Para Israel no había ninguno. Benjamín Netanyahu definió su propósito: “La Tranquilidad a cambio de la Tranquilidad”. Pero ya teníamos eso antes de que todo esto empezara. Algunos de sus colegas del Gabinete pidieron “ir hasta las últimas consecuencias” y ocupar toda la Franja. El alto mando del Ejército presentó objeciones, y no se puede hacer la guerra en contra de los deseos del alto mando militar. Entonces todo el mundo se quedó paralizado, “esperando a Godot”. ¿Qué es lo que llevó a la suscripción del acuerdo final de cese del fuego? Ambos lados estaban agotados. Del lado israelí la gota que derramó el vaso fue la terrible situación de los asentamientos alrededor de la Franja de Gaza, la denominada “envoltura de Gaza”. Bajo el disparo constante de cohetes de corto alcance y, peor aún, de granadas de mortero que no costaban casi nada, los habitantes, la mayoría miembros de kibutz, empezaron a mudarse calladamente a regiones más seguras. Eso era casi un sacrilegio. Uno de los mitos fundacionales de Israel era que, en la guerra de 1948, gracias a la cual nació el Estado israelí, los aldeanos y pobladores árabes huyeron cuando eran atacados, mientras que nuestros asentamientos se quedaban firmes para defenderse aún en pleno infierno. No es totalmente verdad. Hubo algunos kibutz evacuados por orden del ejército cuando resultó imposible defenderlos. En algunos otros, mandaron a las mujeres y niños afuera, mientras que los hombres estuvieron bajo órdenes de quedarse y luchar con los soldados. Pero en su conjunto los asentamientos israelíes permanecieron firmes y se defendieron.

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Pero 1948 era una guerra étnica por el territorio. Las tierras evacuadas se perdieron para siempre (o al menos hasta la siguiente guerra). Esta vez, todas las justificaciones eran distintas. La vida en la “envoltura” se volvió imposible. Se hicieron sonar las sirenas de alarma varias veces, y todo el mundo tenía 15 segundos para encontrar refugio. El

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llamado para una evacuación se volvió abierto y fuerte. Centenares de familias se mudaron. Se abandonó el mito y el gobierno se encontró obligado organizar un movimiento masivo. Eso no se parecía a la victoria. El lado palestino pasó por una experiencia infernal. Aproximadamente 400 mil personas tuvieron que abandonar sus hogares. Familias enteras encontraron albergue en los edificios de las Naciones Unidas, varias familias en un solo cuarto o en la esquina de un patio, sin energía eléctrica y con muy poca agua, madres con seis, siete u ocho hijos. (Imagínese lo que eso significa: una familia, pobre o rica, tiene que abandonar su hogar en minutos, sin poder llevar nada con ellos, ninguna ropa, ni plata, ni álbumes de fotos, únicamente el tiempo de juntar a los hijos y huir, mientras que detrás de ellos se desploma su hogar. El trabajo de toda una vida y sus recuerdos destrozados en pocos segundos. Los hombres jóvenes ya se habían ido desde hace tiempo para vivir en los túneles subterráneos secretos, preparándose para la lucha crucial). Es casi un milagro que, bajo estas condiciones, el gobierno de Hamás y su estructura de mando lograran funcionar. Líderes ocultos pudieron transmitir órdenes a celdas ocultas, se mantuvo contacto con dirigentes en el extranjero y entre distintas organizaciones, mientras que aeronaves de espionaje no tripuladas daban vueltas encima de ellos y mataban a cualquier referente civil o comandante que se atreviera a mostrar su rostro. Después de la operación israelí para asesinar al Comandante en Jefe de Hamás, Muhammad Deif (hasta ahora no sabemos si tuvo éxito o no), Hamás empezó a ejecutar a los delatores, sin los cuales semejantes operaciones resultaban imposibles. (En mis mocedades como terrorista novato, hacíamos lo mismo). Pero con todo su impresionante ingenio, Hamás no podía seguir así para siempre. Se estaban agotando sus grandes arsenales de cohetes y granadas de morteros. Ellos también necesitaban que se terminara. ¿El resultado? Evidentemente un empate. Pero, como dije anteriormente, si una pequeña organización de resistencia logra un empate contra una de las máquinas más poderosas del mundo, tiene motivos para celebrar, como así lo hizo el lunes pasado, en el quincuagésimo día de la Guerra por Nada. ¿Qué es lo que ambos lados perdieron? Los palestinos sufrieron inmensas pérdidas materiales. Se destruyeron miles de viviendas en el afán de quebrantar su ánimo de lucha,

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algunas con un mínimo pretexto, otras sin pretexto alguno. En los últimos días, la Fuerza Aérea arrasó sistemáticamente los grandes edificios, altos y de lujo, en el centro de Gaza. Las pérdidas humanas de los palestinos también fueron inmensas. Los israelíes no vertieron ninguna lágrima. Del lado israelí, las pérdidas humanas y materiales resultaron relativamente leves. Las pérdidas económicas eran significativas pero soportables. Son las pérdidas ocultas pero que cuentan. Por todo el mundo se está acelerando la deslegitimación de Israel. Son millones de personas que han visto las imágenes de Gaza que se publicaban todos los días y, de forma consciente o inconsciente, su imagen de Israel ha cambiado. Para muchos, el pequeño y valiente país se ha vuelto un monstruo brutal. Nos dicen que está aumentando el antisemitismo de forma peligrosa. Israel reivindica su identidad de Estado-Nación del Pueblo Judío, y la mayor parte de los judíos defienden a Israel y se identifican con él. Entonces la nueva ira contra Israel a veces se parece mucho al antiguo antisemitismo tradicional y a veces lo es. No podemos saber cuántos judíos se mudarían a Israel impulsados por el antisemitismo. Tampoco sabemos cuántos israelíes se sentirían impulsados, por esta guerra sin fin, a mudarse de Israel para instalarse en Alemania, los Estados Unidos o Canadá. El aspecto más peligroso, sin embargo, tiende a pasar desapercibido. En Gaza se ha generado una masa gigantesca de odio. ¿Cuántos de los niños que vimos corriendo con sus madres y saliendo de sus hogares se volverán los “terroristas” de mañana? Millones de niños por todo el mundo árabe han visto las imágenes transmitidas todos los días en sus hogares por Al Jazeera y se han vuelto los enemigos feroces de Israel. Al Jazeera es una potencia mundial. Si bien su edición en el idioma inglés intentó ser moderada, la edición en árabe no trató de poner frenos, ya que hora tras hora sus reportajes mostraron las imágenes desgarradoras de Gaza, con los niños asesinados y los hogares destruidos. Por otro lado, se ha puesto fin a la enemistad de los gobiernos árabes hacia Israel, que se eleva a muchas generaciones, y ahora Egipto, Arabia Saudita y todos los Estados del Golfo (con la excepción de Qatar) están colaborando abiertamente con Israel. ¿Será posible que eso se convierta en portador de frutos en el futuro? Podría ser si nuestro gobierno estuviera realmente interesado en la paz.

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LA POLÍTICA ISRAELÍ Y EL CONFLICTO DE MEDIO ORIENTE | URI AVNERY

En Israel mismo, el fascismo, vil e inequívoco, ha aparecido de nuevo mostrando sus dientes. “Muerte a los árabes” y “Muerte a los de izquierda” se han vuelto gritos legítimos de batalla. Esperemos que algo de esta abominable marea retroceda, pero puede también que algo quede y que hasta se vuelva común y corriente. La suerte personal de Netanyahu está nublada. Durante la guerra, los sondeos para medir su acogida mostraron altas tasas de éxito. Pero ahora están cayendo rápidamente en picada. No es suficiente pronunciar discursos acerca de la victoria. La victoria debe ser evidente. Si es posible, sin necesidad de un microscopio. La guerra es un asunto de poder. La realidad creada en el campo de batalla se refleja generalmente en resultados políticos. Si la batalla acaba en un empate, el resultado político también será un empate. Celebrando una victoria parecida hace mucho tiempo, Pirro, rey de Epiro, observó: “¡Otra victoria como ésta y volveré solo a casa!”

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ISIS, MÁS ALLÁ DE LA BARBARIE Pamela Urrutia Arestizábal Investigadora del Programa de Conflictos y Construcción de Paz de la Escola de Cultura de Pau (ECP), con sede en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Está especializada en el seguimiento de conflictos armados, crisis sociopolíticas y procesos de paz en la zona del Magreb y Oriente Medio. Sus ámbitos de interés también incluyen la perspectiva de género en el análisis de conflictos y construcción de paz, y las migraciones forzadas producto de situaciones de violencia. Egresada de Periodismo de la Universidad Católica de Chile, cuenta con una Diplomatura en Comunicación de Conflictos y Paz de la UAB y un Máster en Relaciones Internacionales del Institut Barcelona d’Estudis Internacionals (IBEI).

RESUMEN: El grupo yihadista Estado Islámico (ISIS) ha acaparado la atención internacional por sus múltiples crímenes y atrocidades. Las masacres, los secuestros masivos, el amplio uso de la violencia sexual y la decapitación de rehenes occidentales, entre otras prácticas, han alimentado su fama de organización salvaje y brutal. Detrás de esta aparente irracionalidad, sin embargo, hay una lógica y un conjunto de estrategias que han conducido a la implantación y consolidación de ISIS en amplias áreas de Irak y Siria, convirtiendo al grupo en un nuevo referente del yihadismo a nivel global. Pese a ser percibido como una amenaza por diversos actores, el convulso escenario en la región y los múltiples intereses en juego dificultan la definición de una estrategia efectiva para confrontar a ISIS.

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Palabras clave: Estado Islámico, Medio Oriente, yihadismo, califato, violencia

ABSTRACT: The jihadist Islamic State (ISIS) has drawn international attention for its many crimes and atrocities. Massacres, massive kidnappings, the widespread use of sexual violence, and the beheading of western hostages, among other practices, have fueled their fame as a savage brutal organization. Behind this apparent irrationality, however, there is a rationale and a series of strategies that have led to the installation and consolidation of ISIS in large swathes of Iraq and Syria, transforming the group into a new benchmark for global jihadism. Although ISIS is viewed as a threat by various stakeholders, the region’s turbulence and the many interests at stake make it difficult to draw up an effective strategy to tackle this movement. Keywords: Islamic State, Middle East, jihadism, caliphate, violence

INTRODUCCIÓN A principios de julio de 2014, en el primer viernes del Ramadán, Abu Bakr al-Baghdadi apareció en público por primera vez. Su sermón en la mezquita de Mosul, en el que se proclamó como líder de los musulmanes, escenificó el inicio de una nueva etapa. Tras sus avances en territorio sirio y la rápida ofensiva en el norte de Irak, la organización radical sunita liderada por al-Baghdadi había declarado el califato y anunciaba su instauración como “Estado Islámico”. Quedaban atrás otros nombres del grupo que, hasta entonces, habían hecho explícitas sus ambiciones territoriales: “Estado Islámico de Irak”, primero, y, luego, “Estado Islámico de Irak y al-Sham”, la denominación que adoptó en 2013 cuando la guerra en Siria le ofreció una oportunidad para expandir su yihad. El “Estado Islámico”, a secas, reafirmaba así su propósito de constituir una nueva realidad política en la región, desafiando los límites dibujados por las potencias occidentales tras la caída del Imperio Otomano. El verano boreal trajo consigo la sorpresiva toma de Mosul, la sucesiva proclamación del califato, las denuncias de múltiples crímenes y abusos y, posteriormente, las decapitaciones de rehenes occidentales que hicieron saltar las alarmas y pusieron a Estado Islámico en el punto de mira de la comunidad internacional. En menos de un año, Estado Islámico (también conocido como ISIS) había registrado un espectacular ascenso, aprovechando el vacío de poder fruto de la guerra en Siria y la revuelta sunita contra el gobierno de Bagdad. A principios de octubre de 2014, según diversas estimaciones, ISIS controlaba una extensión de territorio de entre 40.000 kilómetros cuadrados (similar al tamaño de Bélgica¬) y 90.000 kilómetros cuadrados (equivalentes a Jordania), tenía un contingente de miles y miles de combatientes, y era considerado uno de los grupos armados más ricos del mundo. EE.UU. tuvo que reconocer que había subestimado a ISIS.

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La violencia brutal se ha convertido en uno de los principales sellos del accionar de ISIS, pero incluso sus actos más salvajes responden a una lógica anclada en sus ambiciones. La organización ha desplegado una serie de estrategias para ganar posiciones y consolidar el control de territorios, y ha logrado erigirse como un nuevo referente para el yihadismo a nivel global, desafiando incluso a al-Qaeda. Aunque es percibido como una amenaza por diversos actores, el clima de convulsión en la región y la diversidad de intereses en juego han limitado el diseño de una estrategia efectiva de respuesta al grupo, que hasta ahora se ha focalizado en la vía militar. Sin embargo, una aproximación al origen y evolución de la organización permite anticipar un pronóstico: las armas no serán la solución al complejo desafío de ISIS. ORÍGENES Y TRAYECTORIA EN IRAK Los orígenes de ISIS están estrechamente vinculados a al-Qaeda en Irak (AQI) y se remontan al escenario post-invasión al país, tras la ofensiva de la coalición liderada por EE.UU. contra el régimen de Saddam Hussein en 2003. La contestación armada contra las fuerzas de ocupación extranjeras se vio favorecida entonces por una serie de medidas promovidas por EE.UU., entre ellas, la exclusión masiva de los miembros del partido de Saddam Hussein de las nuevas estructuras de poder –el llamado proceso de “des-Baathificación”–, el desmantelamiento de las fuerzas armadas y de seguridad iraquíes, y la configuración de un esquema político que se definió en clave sectaria. En conjunto, estas medidas propiciaron la sensación de marginación y agravio en sectores de la comunidad sunita –que había dominado durante la época de Saddam Hussein, que fue tratada como un todo homogéneo pese a su diversidad y complejidades y que se sintió desplazada por kurdos y shiíes¬–, alimentando las filas de la insurgencia. Este contexto fue aprovechado por un personaje carismático, el jordano Abu Musab al-Zarqawi –un alto dirigente yihadista que había luchado en Afganistán y que había huido a Irak después del inicio de la campaña militar estadounidense contra el régimen talibán en 2001– para promover la creación del grupo armado Jama’at al-Tawhid wal-Jihad, que en 2004 se convertiría en la filial de al-Qaeda en Irak (AQI).

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Aunque AQI comprometió su lealtad a la organización de Osama bin Laden, desde un principio se produjeron discrepancias en materia de prioridades y tácticas entre la central y el grupo de al-Zarqawi, quien siempre mantuvo un margen de autonomía en sus actividades. AQI optó por consolidar su carácter de insurgencia local –en vez de promover acciones en el exterior¬– y además de sus acciones contra las fuerzas occidentales en Irak inició una campaña de sangrientos ataques contra la población shií. Esta estrategia fue reprobada por los líderes de la central de al-Qaeda, que consideraban que la extrema violencia del grupo

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contra otros musulmanes repercutiría negativamente en los intereses del grupo y en el apoyo a al-Qaeda en la región. La estrategia de AQI incidió de manera decisiva en los elevados niveles de violencia sectaria en Irak, los que vivieron su peor fase entre 2006 y 2007, período en el que la violencia se cobró la vida de entre 20.000 y 30.000 personas por año. La muerte de al-Zarqawi, tras un ataque aéreo estadounidense a mediados de 2006, marcó un punto de inflexión en la organización y determinó la ascensión de un nuevo liderazgo, encabezado por un egipcio y un iraquí. Esta nueva dirigencia de AQI creó el “Estado Islámico de Irak” (ISI, por sus siglas en inglés) como una forma de incrementar el apoyo al grupo entre la población iraquí y para remarcar que la aspiración de la organización era la creación de un califato islámico. No hay coincidencia entre los expertos sobre el nivel de conocimiento y respaldo de la central de al-Qaeda a esta iniciativa. Lo que sí parece más claro es que la organización vivió un progresivo proceso de “iraquización”, en especial tras el ascenso en 2010 del iraquí Abu Bakr al-Baghdadi como emir de ISI. Su negativa a jurar lealtad al actual líder de al-Qaeda, Ayman al-Zawahiri, tras la ejecución de bin Laden en 2011, confirmaría la tendencia del grupo iraquí a perseguir su propia agenda más allá de los designios de la central de al-Qaeda. Baghdadi impulsó una recuperación de las capacidades de ISI que, en los años precedentes, se habían visto mermadas por la ofensiva conjunta de las fuerzas estadounidenses y de milicias de tribus sunitas (conocidas por la denominación Sahwa, Awakening o “despertar”), que rechazaban las prácticas brutales de la filial de al-Qaeda en Irak. Tras el repliegue de las tropas estadounidenses en 2011, ISI continuó reivindicando periódicos atentados, en especial contra objetivos shiíes y contra las fuerzas de seguridad. Sin embargo, lo que realmente propició su renovada entrada en la escena iraquí fue la crisis de legitimidad del gobierno del shií Nouri al-Maliki. Durante años, las políticas del primer ministro shií no hicieron más que acentuar la percepción de marginación y discriminación de la comunidad sunita. Los sentimientos de rebelión se intensificaron en un contexto regional marcado por las revueltas árabes contra regímenes autocráticos y en medio de un clima de incremento de las tensiones sectarias, en parte como consecuencia de la evolución de la guerra en Siria. En 2013 algunas medidas adoptadas por Bagdad y percibidas como actos de persecución a la comunidad sunita, junto a la violenta represión a las manifestaciones inicialmente pacíficas contra el gobierno favorecieron las posturas más radicales y empoderaron a sectores armados, entre ellos, a milicias de antiguos miembros del régimen de Saddam Hussein y del partido Baath, y al propio ISI, que fue recuperando protagonismo. ISI capitalizó el malestar y se presentó como punta de lanza de la defensa de los sunitas ante las políticas de Bagdad.

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A finales de año la decisión del gobierno de Nouri al-Maliki de desmantelar un campo de protesta sunita en la provincia de Anbar (noroeste) derivó en una nueva escalada de violencia que el grupo armado aprovechó para avanzar posiciones, ganar terreno a las fuerzas iraquíes y tomar el control de las ciudades de Ramadi y Falluja. Irak acababa el año 2013 con los peores niveles de violencia de los últimos cinco años: entre 8.000 y 10.000 civiles habían perdido la vida, mientras que otras decenas de miles de personas huían desesperadamente de los combates en busca de un lugar seguro. LA GUERRA EN SIRIA COMO OPORTUNIDAD DE EXPANSIÓN Tanto la crisis en Irak como la guerra en la vecina Siria, junto con el incremento de las tensiones sectarias en ambos países, actuaron como catalizadores para el ascenso de ISIS. En territorio sirio, el grupo yihadista vio una oportunidad para expandirse en un escenario marcado por la convulsión, la radicalización y la proliferación de actores armados. Si bien la revuelta contra el régimen de Bashar al-Assad se había iniciado como una movilización popular pacífica, a finales de 2011 ya era evidente que esta contestación quedaba eclipsada por los cada vez más frecuentes enfrentamientos armados entre las fuerzas del régimen y los sectores de la oposición que decidieron responder a la represión por la vía armada. Desde entonces, el conflicto armado fue ganando en complejidad y favoreció el incremento de las tensiones entre sunitas y shiítas en toda la región, al ser concebido como una confrontación entre un régimen alauí –próximo al shiísmo y a Irán– y una oposición mayoritariamente sunita. Siria se convirtió así en escenario de una “guerra de proximidad” entre diversos actores regionales e internacionales, que se implicaron progresivamente en la contienda. Los actores armados de la oposición siria también vivieron una evolución. Al principio el liderazgo de las fuerzas rebeldes fue del Ejército Sirio Libre (ESL), un conglomerado de facciones imprecisas que se vio crecientemente desplazado por una diversidad de grupos islamistas, milicias radicales, yihadistas y salafistas, muchos de los cuales contaban –y aún cuentan– con activos apoyos desde el Golfo. En este escenario ganaron posiciones grupos como el Frente Islámico –que a finales de 2013 era señalada como la mayor alianza armada de la oposición– y el Frente al-Nusra, considerado filial de al-Qaeda en Siria. Esta última organización se presentó como defensora de la causa sunita y había iniciado sus actividades en 2012 a través de una serie de ataques suicidas contra objetivos gubernamentales. Progresivamente, el Frente al-Nusra se vio involucrado de forma más activa en combates y en la conquista de territorios.

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Así, en un contexto caracterizado por la porosidad de las fronteras, el creciente arribo de combatientes extranjeros y los ingentes flujos de armas, ISIS vio la ocasión de ampliar sus objetivos y operaciones a territorio sirio y decidió hacerlo a través de una fusión con el Frente al-Nusra. Se proclamó la creación de un nuevo grupo denominado Estado Islámico de Irak y “al-Sham” (en árabe “Gran Siria” o “Levante”), más conocido como ISIS o ISIL, por su acrónimo en inglés, y “Daesh”, por sus siglas en árabe. El anuncio, sin el consentimiento del Frente al-Nusra ni la anuencia de los dirigentes de la central al Qaeda, provocó un nuevo desencuentro del grupo iraquí con los máximos representantes de la red yihadista global. El Frente al-Nusra rechazó la declaración unilateral de fusión, reivindicó la filiación directa con al-Qaeda y ambas organizaciones continuaron operando de manera paralela en Siria. Como consecuencia de esta ruptura, miles de combatientes foráneos que habían llegado al país para sumarse a las filas del Frente al-Nusra decidieron pasarse a las fuerzas de ISIS. El Frente al-Nusra se perfiló como una organización de carácter local y mantuvo entre sus prioridades la lucha contra el régimen de Bashar al-Assad. En cambio, la caída del régimen de Damasco no era uno de los principales objetivos de ISIS, que optó por avanzar en el control de territorios de Siria que estaban parcialmente bajo control de las fuerzas rebeldes. Esta estrategia de ISIS, que derivó en enfrentamientos con grupos armados de la oposición siria –incluyendo milicias islamistas y salafistas–, motivó que el grupo fuera observado con sospecha por el bando rebelde en Siria y derivó en acusaciones de complicidad con el régimen de Bashar al-Assad. A partir de entonces, ISIS ha sido percibido como un grupo foráneo con agenda propia, más interesado en consolidar su autoridad en territorios de Siria con el fin de implantar su propia y radical interpretación de los preceptos del Islam. Así, se produjeron enfrentamientos de ISIS con diversas milicias, incluidas las del Frente Islámico y el Frente al-Nusra, en algunas zonas. El grupo de al-Baghdadi también se enfrentó a las fuerzas de Bashar al-Assad cuando fue funcional a sus intereses. A mediados de 2014, y tras sortear algunos retrocesos, ISIS recuperó posiciones en Siria, capturó varias bases militares y emprendió una acelerada campaña en el norte de Irak. En pocas semanas la ofensiva derivó en el control total de Mosul y Tikrit –en colaboración con otras milicias sunitas de ex militares del régimen de Saddam Hussein– y en la declaración del califato en los territorios bajo su control a ambos lados de la frontera. En septiembre de 2014, el poderío de ISIS parecía incontestable. Las áreas controladas por el grupo abarcaban las localidades de Mosul, Tikrit, Falluja y Tal Afar en Irak, y Raqqa, Deir al-Zour y los alrededores de Alepo en Siria; una zona con pozos petroleros y de gas, presas y carreteras que le permitían asegurar el control sobre rutas de suministro, infraestructuras

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y pasos fronterizos. Estimaciones difíciles de contrastar calculaban el número de efectivos de ISIS en torno a los 30.000 –cifras de la CIA que algunos expertos iraquíes elevan hasta los 50.000–, de los cuales unos 15.000 serían extranjeros. ISIS se había hecho además con cientos de millones de dólares en recursos y armamento, en parte capturados a las fuerzas armadas sirias e iraquíes, incluyendo sofisticados arsenales estadounidenses. LA ESTRATEGIA DE ISIS Y EL RECLAMO DEL CALIFATO Las acusaciones de abusos y atrocidades perpetradas por ISIS abarcan un amplio rango de crímenes. Masacres, ejecuciones sumarias, ataques indiscriminados sobre la población civil, secuestros masivos, extendido uso de la violencia sexual, limpieza étnica, esclavitud, acoso y persecución a minorías religiosas y étnicas y a shiíes, conversiones forzadas al Islam, y destrucción de patrimonio religioso y cultural de incalculable valor. En las zonas que están total o parcialmente bajo su control, con una población estimada de unas ocho millones de personas, ISIS (que se considera representante y líder de los verdaderos creyentes¬) ha aplicado su extrema, excluyente y rigorista interpretación del Islam sunita, imponiendo severas restricciones, limitando la presencia de mujeres en espacios públicos y aplicando latigazos, palizas, lapidaciones y hasta crucifixiones a quienes desafían sus normas. Estas y otras prácticas han alimentado la fama de ISIS como grupo salvaje y despiadado, ha motivado el desplazamiento forzado de decenas de miles de personas y, en ocasiones, ha llevado a la huida en desbandada de sus adversarios, como ocurrió con las tropas iraquíes que custodiaban Mosul. El uso de esta violencia desmedida y aparentemente irracional constituye, sin embargo, una opción deliberada de ISIS para conseguir sus objetivos. Entre ellos, aterrorizar a sus enemigos, forzar a la población a acatar sus preceptos, desalentar insurrecciones en las áreas bajo su control y perfilarse como un grupo poderoso para atraer a nuevos reclutas. En el caso de la violencia sexual, por ejemplo, ISIS ha dirigido este accionar especialmente contra minorías (entre ellas yazidíes y cristianas), como una estrategia para reforzar el sometimiento de estas poblaciones y estigmatizar a las víctimas de abusos, en un contexto donde la tradición señala a la mujer como depositaria del honor colectivo. En el caso de la ejecución de rehenes occidentales, ISIS ha recurrido a las decapitaciones como una vía de chantaje para frenar la ofensiva aérea iniciada por EE.UU. contra objetivos del grupo, y también como un mecanismo de propaganda.

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El objetivo principal de ISIS es desarrollar un proyecto de Estado y por eso su prioridad ha sido asegurar el control de territorios donde proclamar el califato. Con este objetivo en mente, el grupo no ha dudado en aprovechar los vacíos de poder en Irak y Siria y, con una acti-

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tud pragmática, ha evitado (o postergado) los enfrentamientos con adversarios que percibía como más poderosos o eficaces. En algunas áreas ha optado por estrategias de cooptación y sometimiento sin usar violencia directa. Su estrategia en el ámbito económico también ha apuntado a garantizar la viabilidad de un Estado Islámico. A diferencia de otros grupos armados de la zona que dependen fundamentalmente de las ayudas que reciben del exterior, ISIS ha buscado auto-sustentarse y ha dedicado sus esfuerzos a capturar pozos y refinerías de petróleo y gas, e infraestructuras clave. Aunque también habría recibido algunos fondos del Golfo, la mayor parte de sus recursos procede de la venta de petróleo y gas en el mercado negro, de los fondos requisados de bancos en ciudades como Mosul, del comercio de restos arqueológicos, de secuestros y extorsiones, de robos, y del cobro de impuestos en las zonas bajo su dominio. ISIS es considerado el grupo yihadista con más recursos de todo el mundo. Se calcula que sólo por las ventas de petróleo ISIS estaba ingresando entre uno y dos millones de dólares al día. Adicionalmente, ISIS ha exhibido un sofisticado manejo de las nuevas tecnologías, Internet y de las redes sociales para difundir imágenes y propaganda, para captar nuevos adeptos y atraer a militantes al califato. Se estima que nacionales de más de 80 países, entre ellos más de 2.500 occidentales, se han integrado a las filas de ISIS en los últimos años. Teniendo en cuenta la extrema brutalidad del grupo yihadista, analistas y expertos se han planteado numerosas interrogantes que intentan desvelar en qué reside la capacidad de atracción de ISIS. Algunas respuestas han subrayado que la idea de ISIS de crear un califato, regido por un único liderazgo político y religioso que aplique estrictamente la sharia o ley islámica, resuena más allá de lo que se podía prever y está convirtiéndose en un reclamo potente para muchos jóvenes musulmanes desencantados, seducidos por sus promesas de victoria y salvación. En este sentido, ISIS estaría llenando un vacío ideológico y de poder en el sunismo. Pese a ser la corriente mayoritaria del Islam, según apuntan algunos expertos, los sunitas enfrentarían un “complejo de minoría” y una crisis de confianza asociados a la falta de referentes políticos y religiosos, a diferencia del que ha podido encontrar el shiísmo en la República Islámica de Irán. Uno de los rasgos característicos de ISIS es que en vez de dirigir su violencia a los adversarios tradicionales de la yihad –el “enemigo cercano” (gobiernos árabes pro-occidentales) o el “enemigo lejano” (EEUU, Europa)–, el grupo ha apuntado con ferocidad contra las poblaciones shiíes y las minorías “infieles” de la zona. ISIS parece haber asumido la misión de reeditar un tipo de califato idealizado, desmantelando las fronteras del Próximo Oriente. El propio al-Baghdadi ha pedido a doctores, jueces, ingenieros y expertos en jurisprudencia islámica ayudar a desarrollar este proyecto político de Estado Islámico.

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ISIS se ha erigido así en un nuevo modelo para el yihadismo internacional, desafiando la hegemonía de al-Qaeda. La fractura ha tenido eco y se ha hecho evidente en la división de grupos armados argelinos sobre su lealtad a ISIS o a al-Qaeda; en la declaración de fidelidad a ISIS de Ansar al-Sharia en Túnez y Libia; y en las declaraciones de líderes talibanes de Pakistán que han pedido a ISIS olvidar viejas rivalidades y construir una nueva relación. Para algunos expertos esta competencia ya se ha decantado a favor de ISIS, en la medida que el grupo ofrece en la práctica y presenta como un éxito al califato, lo que para al-Qaeda sigue siendo una aspiración. CÁLCULOS Y DILEMAS: RESPUESTAS A LA AMENAZA DE ISIS Diversos actores regionales e internacionales tienen incentivos para desarrollar una estrategia coordinada para enfrentar la amenaza de ISIS. Sin embargo, en el terreno influyen las viejas enemistades, las desconfianzas y el interés por no favorecer a los adversarios, sobre todo, en un contexto en que el conflicto armado en Siria ha derivado en una guerra existencial entre potencias regionales y ha alimentado una disputa entre EE.UU. y Rusia con resabios de la Guerra Fría. La lucha contra ISIS ha expuesto estos cálculos y dilemas, pero también ha provocado alianzas tácitas que a primera vista podrían parecer inverosímiles. EE.UU. se decidió a actuar contra ISIS en medio de la campaña de acoso a la minoría yazidí en Irak y de la amenaza sobre Erbil, en el Kurdistán iraquí, justificando su intervención en la necesidad de evitar un genocidio y defender los intereses estadounidenses en la región. Washington ha identificado a ISIS como una amenaza global y ha manifestado una especial preocupación por la posibilidad de que las áreas controladas por el grupo se conviertan en santuarios desde donde se planifiquen ataques y atentados. La Casa Blanca ha apostado por una estrategia de ataques aéreos contra objetivos de ISIS –primero en Irak y luego en Siria– y por el envío de asesores expertos para apoyar a las fuerzas iraquíes, descartando cualquier posibilidad de enviar tropas a la región. Al mismo tiempo, EE.UU. se ha comprometido a armar y entrenar a las fuerzas rebeldes sirias que combaten tanto a ISIS como al régimen de Bashar al-Assad. Washington no desea beneficiar al gobierno de Bashar al-Assad, pero en la práctica los ataques aéreos estadounidenses contra objetivos de ISIS en territorio sirio se han alineado con los intereses de Damasco.

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El gobierno sirio, por su parte, se ha visto beneficiado por las pugnas en el bando rebelde que supuso la entrada a escena de ISIS, pero al mismo tiempo no ha dejado de denunciar que la oposición está controlada por grupos extremistas y terroristas. En este sentido, el protagonismo de ISIS también ha permitido al régimen de al-Assad reforzar la idea de que

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constituye un “mal menor” frente a la proliferación de actores yihadistas. En línea con su postura de respaldo a Damasco, Rusia ha criticado los ataques de EE.UU. (sin autorización del gobierno de Bashar al-Assad ni mandato internacional) sobre territorio sirio, aunque sin hacer demasiado ruido. Teniendo en cuenta sus propios conflictos con insurgencias islamistas, Moscú también recela del fenómeno ISIS. El grupo de al-Baghdadi, que ha llamado a la “liberación” del Cáucaso, se ha nutrido de algunos combatientes procedentes de Chechenia y de otras regiones caucásicas. Irán también observa con alarma el fenómeno de ISIS, su radicalidad anti-shií y la aproximación del grupo a sus fronteras. Por ello, ha colaborado con el gobierno iraquí en sus operaciones de combate a la organización. Así, en la práctica se han producido alianzas eventuales sui generis, como la de milicias shiíes apoyadas por Irán; combatientes kurdos (peshmergas); y tropas iraquíes que, con el respaldo aéreo de fuerzas estadounidenses, impidieron la toma de la ciudad de Amerli (de mayoría turcomana shií) por parte de ISIS a finales de agosto. No obstante, al menos públicamente, EE.UU. se ha opuesto a una colaboración con Irán para enfrentar al fenómeno ISIS debido al respaldo de Teherán al régimen sirio. Israel y algunos países del Golfo también han hecho explícitos sus recelos a cualquier colaboración con Irán, su principal enemigo a nivel regional. Pese a dar apoyo económico y militar a grupos yihadistas y salafistas en Siria, las monarquías del Golfo, y en especial Arabia Saudita, han mostrado una creciente preocupación por el fenómeno ISIS, por el desafío que supone en términos de legitimidad y liderazgo en el Islam sunita y por el potencial de desestabilización que puede generar en sus propios territorios. En este contexto, varios países del Golfo se han sumado a la coalición internacional anti-ISIS promovida por EE.UU. y han participado en los ataques contra objetivos del grupo de al-Baghdadi en Siria. Turquía, un país que también ha apoyado activamente a la oposición al régimen de Damasco y que ha sido vía de entrada de combatientes y armas a Siria, se ha encontrado en una posición especialmente compleja ante el fenómeno ISIS. Ankara ha observado con inquietud el avance del grupo hacia sus fronteras (el secuestro de un grupo de 49 turcos en Mosul evidenció la amenaza y limitó su margen de acción), pero al mismo tiempo ha sido acusado –en especial por la minoría kurda del país– de complicidad con ISIS, por su inacción ante las ofensivas del grupo yihadista en zonas de mayoría kurda en Siria, como es el caso de la localidad de Kobane. Y es que en la aproximación de Turquía pesa la cuestión kurda. Por un lado, Ankara no puede obviar que el Gobierno Regional del Kurdistán (KRG) tomó ventaja de la crisis creada

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por ISIS en Irak para consolidar su control de zonas en disputa con Bagdad, como la rica zona petrolera de Kirkuk. Pese a las buenas relaciones y lazos comerciales establecidos entre Turquía y el KRG, todos los avances que puedan repercutir en la creación de una entidad kurda independiente –que pueda alentar las aspiraciones de los kurdos de Turquía– generan suspicacias en Ankara, al igual que la provisión de armas a las fuerzas kurdas por parte de las potencias occidentales, por temor a que puedan acabar fortaleciendo al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), la principal organización kurda con base en Turquía. Por otro lado, en el caso de la población kurda de Siria, que se ha visto castigada por los avances de ISIS, Turquía es aún más recelosa, dado el estrecho vínculo entre el PKK y la organización kurda dominante en Siria (YPG). El bloqueo de la frontera y el rechazo de Turquía a permitir el ingreso de combatientes kurdos a Siria para enfrentar a ISIS (en respuesta al llamamiento del líder del PKK) ha renovado las tensiones y choques violentos entre la población kurda de Turquía y fuerzas estatales e islamistas turcas, y ha puesto en entredicho las perspectivas de las negociaciones iniciadas hace dos años entre Ankara y el PKK. En términos generales, la estrategia de combate a ISIS ha privilegiado la vía militar. No obstante, incluso aquellos defensores y partidarios de una respuesta armada han reconocido que difícilmente las armas o los bombardeos resolverán el problema. Algunos analistas han subrayado que la provisión de armas a actores locales con capacidad de enfrentarse a ISIS también constituye una apuesta delicada, teniendo en cuenta los precedentes (el grupo de al-Baghdadi ha conseguido hacerse con arsenales que potencias occidentales y otros actores han destinado a sus aliados en la región), y la experiencia reciente en contextos como el de Libia, donde la proliferación de arsenales ha acentuado las dinámicas de inestabilidad. Enfrentar la amenaza de ISIS requiere apuntar a los factores que hicieron posible su ascenso y expansión. Esto supone, entre otras cuestiones, apoyar la solución a la crisis en Irak y a la problemática marginación de la comunidad sunita en el país (Nouri al-Maliki se vio obligado a renunciar y a dar paso a un nuevo primer ministro que debe impulsar un gobierno y unas políticas, en teoría, más inclusivas), y redoblar los esfuerzos y compromisos para buscar una solución política a la guerra en Siria. Algunas voces han subrayado también la necesidad de reforzar las estrategias de cuestionamiento a ISIS desde el propio Islam, denunciando las atrocidades del grupo y las aberraciones desde el punto de vista doctrinal, mientras que otros analistas y expertos han destacado la importancia de bloquear los flujos de suministros, económicos y de armas, para limitar de manera efectiva las capacidades del grupo para consolidar el califato.

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Sin obviar ni rebajar la gravedad de los crímenes de ISIS, algunos expertos han planteado que el grupo yihadista está acaparando los focos mediáticos, desviando la atención de los

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excesos de otros actores. ISIS puede aparecer ahora como el más brutal, pero no es el único actor que está cometiendo severos abusos en la región. Así lo recuerdan denuncias recientes sobre matanzas de sunitas a manos de milicias shiíes en Irak, ejecuciones de prisioneros por parte de las fuerzas de seguridad iraquíes (en ambos casos en represalia por las acciones de ISIS), o las periódicas denuncias de la ONU y organizaciones de derechos humanos contra el gobierno de Damasco y grupos de la oposición siria por sus continuados y graves abusos en el marco del conflicto armado. Los esfuerzos para frenar la espiral de violencia en Oriente Próximo, por tanto, requieren tener en cuenta estos aspectos y la compleja realidad de la región, así como el legado de la invasión estadounidense en Irak y el fracaso de la comunidad internacional para detener la escalada de confrontación en Siria, que ha tenido consecuencias desestabilizadoras para los países de su entorno. Desde la perspectiva de Occidente, movilizar recursos y esfuerzos sólo por la amenaza de ISIS, por su perfil yihadista y la percepción de amenaza a los intereses propios, supone enviar un mensaje problemático a las poblaciones de la región que han padecido profundos sufrimientos. Nada menos que 200.000 fallecidos en Irak desde 2003, y más de 190.000 víctimas mortales en Siria en los últimos tres años, junto con la mayor crisis de desplazamiento forzado de nuestra era. Un balance lo suficientemente dramático como para adoptar medidas urgentes y evitar que la región continúe desangrándose. BIBLIOGRAFÍA Alami, Mona (2014) “The Islamic State and the Cost of Governing”. En Sada. 4 de Septiembre. Disponible en http://carnegieendowment.org/sada/index.cfm?fa=show&article=56534&solr_hilite= [Consultado el 1 de octubre de 2014]. Alpher, Yossi (2014) The ISIS conquests in Iraq: the new Levant reality. Experte Analysis, Norwegian Peacebuilding Resource Centre (NOREF). Junio. Disponible en http://www.peacebuilding.no/Regions/Middle-East-and-North-Africa/Publications/The-ISIS-conquests-in-Iraq-the-new-Levant-reality [Consultado el 30 de septiembre de 2014]. Baker, Peter y Brian Knowlton (2014) “Obama Acknowledges U.S. Erred in Assessing ISIS”, en The New York Times. 28 de Septiembre. Disponible en http://www.nytimes.com/2014/09/29/world/middleeast/president-obama.html [Consultado el 28 de septiembre de 2014]. BBC (2014a) What is Islamic State? 3 de Septiembre. Disponible en http://www.bbc.com/news/world-middle-east-29052144 [Consultado el 1 de octubre de 2014]. BBC (2014b) Islamic State: Where key countries stand. 5 de Septiembre. Disponible en http://www.bbc.com/ news/world-middle-east-29074514 [Consultado el 1 de octubre de 2014].

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“COOPERACIÓN SUR-SUR EN DEFENSA”

ESTADOS UNIDOS Y SU RESPUESTA ANTE LOS PROCESOS DE INTEGRACIÓN SUPRANACIONAL EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE Atilio A. Boron Investigador Superior del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET-Argentina) y Profesor Titular de Teoría Política y Social, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. Director del PLED, Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales, del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, Buenos Aires, Argentina. RESUMEN: La Cooperación Sur-Sur desarrollada en América Latina y el Caribe, y sobre todo, aquellas iniciativas de integración regional que se han manifestado sobre todo en los últimos años, han debido enfrentar las políticas de Estados Unidos, el que generalmente interpretó la posibilitó de una unidad latinoamericana como un desafío a sus ambiciones territoriales y a su presencia continental. Palabras clave: Geopolítica, integración, Estados Unidos, dominación, regionalización.

ABSTRACT: South-South Cooperation developed in Latin America and the Caribbean, and especially those regional integration initiatives that have manifested especially in recent years, have faced policies of the United States, who generally interpreted the possibility of a Latin American unit as a challenge to its territorial ambitions and its continental presence. Key words: Geopolitics, Integration, United States, domination, regionalization.

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En uno de sus más celebrados libros, Zbigniew Brzezinski explicita cuáles son los tres grandes principios que guiaban la estrategia geopolítica de los viejos imperios: en primer lugar, impedir conspiraciones entre los vasallos y mantener su dependencia en términos de seguridad; segundo, mantener a los tributarios obedientes y protegidos; tercero, impedir la unión de los bárbaros (Brzezinski, 1997: 39)1 . En la actualidad, éstos no se aplican de la manera brutal con que se lo hacía en el pasado pero la sustancia de esas recomendaciones conserva todo su vigor. El caso de las relaciones de Estados Unidos con los países de América Latina y el Caribe ilustra con nitidez la persistencia de esos cánones de la sabiduría imperial, y a ello habremos de referirnos en esta breve reflexión2. Es bien sabido que desde los inicios de su vida como república independiente Estados Unidos concibió su seguridad a partir de la premisa de que las Américas eran una gigantesca isla de dimensiones continentales, y que la seguridad de los americanos del Norte sólo podía garantizarse si es que la isla en su conjunto ofrecía esa garantía. A lo largo de la segunda mitad del siglo XIX uno de los más brillantes estrategas de la época, Alfred T. Mahan, fundamentó minuciosamente y con base en rigurosos análisis de las realidades geográficas, económicas y políticas del hemisferio la necesidad de amalgamar la seguridad estadounidense con la de toda la “isla americana”. Ya en el siglo XX y en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, la obra de Nicholas J. Spykman daría una nueva vuelta de tuerca a estas concepciones que establecían, más allá de comentarios derogatorios sobre la relevancia de la región manifestados con el claro propósito de facilitar los planes imperiales, la irrelevancia de la región y su insignificante lugar en la estratificación internacional que, por lo tanto, la volvía inmerecedora de recibir atención preferencial de parte de los ocupantes de la Casa Blanca. En línea con ese diagnóstico, Estados Unidos sistemáticamente saboteó todos los intentos de avanzar en el proceso de unidad de Nuestra América, en el (correcto, sin duda) discernimiento 1 Reflexión que desarrolla algunas ideas expuestas originalmente en nuestro América Latina en la Geopolítica del Imperialismo (2012). La tesis de Brzezinski es planteada en su The Grand Chessboard. American Primacy and Its Geostrategic Imperatives (1997: 39, traducción nuestra del párrafo arriba citado) Remitimos a la edición en lengua inglesa porque en su traducción castellana (El Gran Tablero Mundial, 1998) en lugar de conspiraciones se habla de choques, confundiendo la voz inglesa “collusion” por “collition”. Mientras que la primera se refiere a “acuerdos secretos con propósitos fraudulentos, connivencia, conspiración”, “collition” es un “impacto violento de objetos en movimientos, o el conflicto entre ideas, valores, y actitudes”. Brzezinski se refiere, obviamente, a lo primero. 2 Sobre este tema hay algunas obras de insoslayable referencia. Mencionemos a Luiz Moniz Bandeira (2010); la monumental Cronología de las intervenciones extranjeras en América Latina, de Gregorio Selser (s/f) y dos textos fundamentales de Luis Suárez Salazar Madre América. Un siglo de violencia y dolor (1898-1998) (2003) y Un siglo de terror en América Latina (2005).

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que, de concretarse ese proceso, los países de la región no admitirían mansamente convertirse en una suerte de “perímetro de seguridad” de los Estados Unidos, arrojando por la borda toda pretensión de soberanía o autodeterminación nacional. Los hitos de esta historia merecen ser recordados. Primero, no fue nada casual que John Adams, el segundo presidente de Estados Unidos, declarase tan tempranamente como en junio de 1783 que “Cuba es una extensión natural del continente norteamericano, y la continuidad de los Estados Unidos a lo largo de ese continente torna necesaria su anexión”. Léase bien, ¡“a lo largo de ese continente”, es decir no sólo de Cuba! Segundo, poco después, en 1823, Washington formula su primera doctrina de política exterior, la Doctrina Monroe. Es decir que un año antes de la Batalla de Ayacucho, que pondría fin al dominio español en América (con la sola excepción de las islas de Cuba y Puerto Rico) ya se dan a conocer las directivas geoestratégicas que habrían de perdurar hasta la actualidad. Absolutamente ninguna otra región del mundo disfrutó de semejante “privilegio”. Sólo para fines didácticos recordaremos que la segunda doctrina elaborada por Washington -llamada la “Doctrina Wilson” en honor a su creador Woodrow Wilson, a la sazón presidente de ese país- se refiere a Europa, y sólo vio a luz en 1918, casi un siglo después de la que se le dedicara a la “insignificante” Latinoamérica. La Doctrina Monroe se sintetizaba en un apotegma fundamental: “América para los americanos”, que en realidad quiere decir para los (norte) americanos, porque ello convenía a sus intereses. Habría de ser en las dos conferencias panamericanas celebradas en Washington en 1889 y 1890 en donde se produjera un claro rechazo a la Doctrina Monroe expresado por el representante argentino Roque Sáenz Peña al exclamar ¡América para la Humanidad!, para suscitar la alborozada admiración de José Martí, encomendado por el diario La Nación de Buenos Aires para cubrir las deliberaciones que tenían lugar en la capital estadounidense3. Poco después de formulada la Doctrina Monroe Simón Bolívar convoca, en diciembre de 1824 desde Lima, a la realización de un Congreso Anfictiónico que debía tener lugar en 1826 en Panamá, a la sazón un departamento de la Gran Colombia, que comprendía además a Venezuela, Ecuador y a la propia Colombia . Tal como lo documenta in extenso este autor, las autoridades estadounidenses se movilizaron sin desmayos para boicotear ese encuentro, cosa que lograron no tanto por la inasistencia de algunos países como por el hecho de que sus resoluciones 3 Martí escribió en su telegrama remitido a La Nación e incorporado luego al libro Nuestra América, que “cuando el delegado argentino Sáenz Peña dijo, como quien reta, la última frase de su discurso sobre el Zollverein, la frase que es un estandarte, y allí fue una barrera: ‘Sea la América para la humanidad’, todos, como agradecidos, se pusieron en pie, comprendieron lo que no se decía, y le tendieron las manos”.

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quedaron en letra muerta. Pese a estos esfuerzos, motorizados por la sagacidad política y el incansable protagonismo de Simón Bolívar, la vigencia de la Doctrina Monroe permaneció inalterada como la premisa de cualquier política que el gobierno de Estados Unidos decidiera poner en práctica en esta parte del mundo. Con dicha doctrina Estados Unidos sentaba tempranamente sus reales en el hemisferio en contra de las pretensiones hegemónicas de las potencias europeas, tanto España y Portugal como Gran Bretaña, Francia y Holanda, amén de otras de menor gravitación en esta parte del mundo. Pero, claro está, la aplicación concreta de la doctrina siempre estuvo condicionada por los intereses permanentes de Washington. No se trataba de una fórmula puramente académica o retórica sino un principio de política exterior, y por eso debía adecuarse e interpretarse caso a caso, aún a riesgo de propiciar comportamientos que, en el plano abstracto de las ideas, contrariaran su enunciado. No sorprende, por lo tanto, que la Casa Blanca se haya abstenido de recurrir a dicha doctrina ante reiteradas incursiones de las potencias europeas en esta parte del mundo. Ejemplos: lo hizo cuando Gran Bretaña ocupó las Islas Malvinas en 1833 o ante el bloqueo anglo-francés al Río de la Plata entre 1845 y 1850. Tampoco reaccionó ante dos episodios que tuvieron lugar mientras Estados Unidos se desangraba en la Guerra Civil: la transitoria restauración colonial española en la República Dominicana entre 1861 y 1865 y la intervención francesa en México en 1862, decretada por Napoleón III e imponiendo al austríaco Maximiliano como emperador de México. Pero eso no es todo: tampoco reaccionó Washington para impedir el asentamiento británico en la Costa Mosquitia de Nicaragua y, en 1895, la ocupación de la Guayana Esequiba. Mucho después, en 1982, ocurriría lo propio con el TIAR, el Tratado Inter-Americano de Asistencia Recíproca (1947), un derivado del monroísmo según el cual Washington debía alinearse con cualquier país del hemisferio que sufriera un ataque de cualquier potencia extracontinental. Pero a lo que entrelíneas se refería el TIAR era a la Unión Soviética, no a una potencia aliada. Por eso, cuando Gran Bretaña envía una poderosa fuerza expedicionaria en reacción ante la insensata e improvisada ocupación de las islas Malvinas dispuesta por la dictadura cívico-militar argentina, Washington primero trató de mediar para luego ponerse decididamente del lado del colonialismo inglés, sepultando en los hechos tanto a la Doctrina Monroe como al Tratado. No hay que olvidar que aquella había sido “perfeccionada” por Theodore Roosevelt en el Discurso del Estado de la Unión de 1904 elevado al Congreso, al establecer que si un país de las Américas amenazaba o atacaba la propiedad de ciudadanos o empresas estadounidenses, o

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cercenaba sus derechos, Washington se vería obligado a intervenir en los asuntos internos del país en cuestión para restablecer el orden y el imperio de la ley. Nace así la política del “gran garrote”. Coherente con ese principio, en 1905 Roosevelt se apropió del control de las aduanas de la República Dominicana para pagar con sus ingresos la deuda externa de ese país. Como veremos más adelante, esta bravuconada sentó un precedente que para desgracia de Nuestra América se repetiría en innumerables ocasiones. Un par de años antes, a finales de 1902, Alemania y Gran Bretaña, a las que se unió poco después Italia, habían dispuesto un bloqueo naval en contra de Venezuela en represalia por la negativa del presidente Cipriano Castro a pagar la deuda externa. Roosevelt interviene en el conflicto y mediante los Protocolos de Washington, del 13 de febrero de 1903, logra un acuerdo en virtud del cual el país sudamericano pagaría gradualmente su deuda con los acreedores externos. Pero la brutalidad con la cual estos plantearon sus exigencias motivó la respuesta del por entonces canciller de la Argentina, Luis María Drago, quien sentó una doctrina que llevaría su nombre y según la cual se consagra la insanable ilegalidad de cualquier tentativa de apelar a la fuerza para el cobro de las deudas contraídas por las naciones latinoamericanas o caribeñas. Drago señaló que ante la renuncia de Washington a aplicar la Doctrina Monroe debía apelarse a un argumento jurídico más general como el contenido en su propia doctrina. La interpretación oficial, explicitada durante la Administración Roosevelt, fue que aquella doctrina no se aplicaba a casos en los cuales los países del área rehusaren a “honrar sus deudas”. Lo que el monroísmo quería era frustrar las tentativas de las potencias europeas de recuperar sus viejas colonias o establecer otras nuevas, pero de ninguna manera atentar en contra de los sagrados derechos del capital usurario, cosa que según sus críticos norteamericanos, no había sido comprendida por Drago. Teniendo a la vista lo expuesto hasta ahora se comprende la (silenciosa) prioridad estratégica que para Estados Unidos tiene América Latina. En primer lugar es su vecina, atravesada por profundas injusticias y presa de un permanente fermento prerrevolucionario que, como lo demuestran las enseñanzas de la historia, en cualquier momento puede dar lugar al surgimiento de regímenes nacionalistas o socialistas. Una vecina a la cual, como ocurriera sobre todo en México, le ha arrebatado buena parte de su territorio. Es, además, su frontera con el Tercer Mundo, con el subdesarrollo. Pero, en términos de las concepciones prevalecientes sobre la “seguridad nacional” del país del Norte la nuestra es también su hinterland, su área de seguridad militar, la zona con la cual comparte la ocupación de la gran isla americana que se extiende desde Alaska hasta Tierra del Fuego, separada de las demás masas geográficas terrestres y, más todavía, depósito de inmensos recursos naturales como agua, petróleo, gas,

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minerales estratégicos, biodiversidad, etcétera. Todo eso hace que Nuestra América sea una periferia sometida al insaciable apetito del imperio, que saquea y domina a pueblos y naciones, reforzando de este modo una vasta zona de crónica inestabilidad y turbulencias políticas que brotan de su condición de ser una riquísima región lindera con el centro imperial y, a la vez, la que exhibe la peor y más injusta distribución de ingresos y riquezas del planeta. Esas y no otras son las razones de la temprana formulación de la Doctrina Monroe; son también los factores que explican las causas estructurales (no ocasionales) de más de un centenar de intervenciones militares norteamericanas en la región; de innumerables “golpes de mercado”; de tantos asesinatos políticos, sobornos, campañas de desestabilización y desquiciamiento de procesos democráticos y reformistas perpetrados contra una región, ¿carente por completo de importancia? En tal caso, ¿no hubiera sido más razonable una política de indiferencia ante vecinos revoltosos pero insignificantes? Es precisamente a causa de su excepcional relevancia que Washington se sobresalta ante el surgimiento de cualquier gobierno siquiera mínimamente reformista, aun en países tan pequeños como la isla caribeña de Granada (¡de 344 km2 y 60.000 habitantes en el momento de su invasión por los marines en 1983!). La simple prolongación de una pista destinada a facilitar la llegada de aviones de mayor porte para transportar el turismo que acudía a la isla bastó para que tal iniciativa fuese calificada por Washington como una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos. El resto es bien sabido: Ronald Reagan, según Noam Chomsky uno de los más sanguinarios criminales de guerra de toda la historia de Estados Unidos, ordenó la invasión de Granada y la captura de su izquierdista gobernante Maurice Bishop, quien poco después fue ejecutado junto con su mujer. Fue Zbigniew Brzezinski quien, al promediar la década del ‘80 y en plena “Guerra de las Galaxias”, declaró con una alta dosis de realismo que la Unión Soviética era un problema transitorio para Estados Unidos, pero que América Latina constituía un desafío permanente, arraigado en las inconmovibles razones de la geografía. De ahí la persistencia del criminal bloqueo contra Cuba durante más de medio siglo; la excepcional “ayuda militar” prestada a Colombia, país que es el tercer receptor mundial sólo superado por Israel y Egipto; y la predisposición a intervenir, militarmente o de cualquier otra forma, para controlar los procesos políticos internos de los países de la región, por más pequeños y débiles que sean. Tal como se hizo en Nicaragua, minando sus puertos y armando a los “contras”; en El Salvador, organizando a los escuadrones de la muerte contra la guerrilla del FMLN, en la ya mencionada Granada y, poco después, en Panamá y más recientemente en Honduras. Para el imperialismo no existen países o regiones irrelevantes en América Latina y el Caribe, mucho menos cuando la realidad de la geografía nos condena a una inescapable

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vecindad. En vista de todo lo anterior, ¿cómo podría Washington permanecer indiferente ante cualquier tentativa de avanzar por el camino de la integración de América Latina? Por consiguiente, fue apenas la ratificación de una constante histórica que Estados Unidos una y otra vez, desde el Congreso Anfictiónico hasta nuestros días, se opusiera a cuantas propuestas de integración o amenazas políticas (bajo la forma de gobiernos nacionalistas o de izquierda) proviniesen de esta parte del mundo. Ya en 1910 Estados Unidos había creado la Unión Panamericana en coincidencia con el triunfo de la Revolución Mexicana. Cuando los vientos de la integración comienzan a soplar con fuerza después de la Segunda Guerra Mundial Washington consiente a regañadiantes crear, en el seno de las Naciones Unidas, a la Comisión Económica de América Latina (CEPAL) porque temía, con razón, que un grupo de ese tipo inevitablemente iría a plantear la conveniencia de la integración latinoamericana. El 1º de Enero de 1959 culmina con éxito en Cuba la ofensiva revolucionaria iniciada en Sierra Maestra y cuatro meses después Estados Unidos responde primero con la creación del Banco Interamericano de Desarrollo y luego movilizando a todos sus “tributarios” para bloquear, desde la OEA, a la isla rebelde. Cuando el efecto irradiador de la Revolución Cubana se expande en la región, la respuesta del imperio fue crear la Alianza para el Progreso y promover, desde Chile y Puerto Rico, lo que dio en llamarse la “Revolución en Libertad”. Al estallar la crisis de la deuda externa, en agosto de 1982, Washington y sus “vasallos” europeos organizan un club de acreedores pero el por entonces Presidente Ronald Reagan se encargó de advertir a los países endeudados de la región que cualquier tentativa de crear un “club de deudores” sería represaliada por su país y quienes se unieran a esa conspiración deberían afrontar peores condiciones para renegociar el pago de su deuda externa. Con el auge de los proyectos neoliberales en la década de los ‘90 del siglo pasado Estados Unidos propuso la creación del ALCA como fórmula para cristalizar definitivamente el modelo económico-político forjado en esa época. Sabemos cuál fue la respuesta de nuestros países, y la derrota que sufriera el proyecto norteamericano en Mar del Plata en noviembre de 2005. Y cuando la UNASUR y la CELAC comienzan a asomar con fuerza en la escena sudamericana y nuestroamericana respectivamente, Estados Unidos inventa la “Alianza del Pacífico”, una verdadera conspiración urdida al decir del profesor Peter Dale Scott, desde las oscuras sentinas del “estado profundo” para mediatizar en las relaciones entre China y los países de lo que el Secretario de Estado de Barack Obama, John Kerry, describiera una vez más a comienzos de este año como el “patio trasero” de Estados Unidos, y contrarrestar así la creciente influencia del gigante asiático en esta región . No es un dato menor que Colombia y México, los dos países que por directas órdenes y financiamiento de

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Washington encabezan las actividades de la “Alianza del Pacífico” sean lo que técnicamente, se denominan “estados fallidos”. Es por ello que los proyectos integracionistas tropiezan con tantas dificultades y obstáculos: desde la abierta oposición de la Casa Blanca hasta el papel disolvente de los “caballos de Troya” que el imperio tiene en la región. Pero los imperativos de la historia son inexorables, máxime en un mundo como el de hoy, estremecido por la acelerada germinación de lo que algunos no dudan en calificar como los comienzos de una Tercera Guerra Mundial y por la gravedad de una crisis general del capitalismo ante la cual la ortodoxia neoliberal no ofrece ninguna salida. La única alternativa realista y razonable es el fortalecimiento de la integración de los países de América Latina y el Caribe, que cuentan con todos los recursos, naturales y humanos, como para armonizar sus políticas y de ese modo, resistir a pie firme los embates de una crisis que pone a la humanidad al borde de una catástrofe. BIBLIOGRAFÍA Boron, Atilio 2012 América Latina en la Geopolítica del Imperialismo. Buenos Aires, Ediciones Luxemburg. Brzezinski, Zbigniew 1997 The Grand Chessboard. American Primacy and Its Geostrategic Imperatives. New York, Basic Books. Brzezinski, Zbigniew 1998 El Gran Tablero Mundial. Madrid, Editorial Paidós. Dale Scott, Peter 2014 The American Deep State: Wall Street, Big Oil, and the Attack on U.S. Democracy. Lanham, MD: Rowman & Littlefield. López, Horacio 2013 Anfictionía en América. La lucha por la Patria Grande en el siglo XIX. Caracas: Monte Ávila. Moniz Bandeira, Luiz 2010 Geopolitica e política exterior. Estados Unidos, Brasil e America do Sul. Brasilia, Ministerio de Relaciones Exteriores del Brasil, Fundación Alexandre Gusmao. Selser, Gregorio s/f Cronología de las intervenciones extranjeras en América Latina. México DF, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades/Universidad Autónoma de la Ciudad de México/ Centro Académico de la Memoria de Nuestra América. Suárez Salazar, Luis 2003 Madre América. Un siglo de violencia y dolor (1898-1998). La Habana, Editorial de Ciencias Sociales. Suárez Salazar, Luis 2005 Un siglo de terror en América Latina. La Habana, Ocean Sur.

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CON PASO FIRME AVANZA. COOPERACIÓN INTERNACIONAL DEL EJÉRCITO ECUATORIANO General de Brigada Pedro Mosquera Burbano Realizó varios cursos de especialización y de formación, entre los que se destaca el curso de Estado Mayor Conjunto y un diplomado en gestión. Su formación fue complementada con sus viajes a países como Suiza, Canadá, México, Estados Unidos, Perú, Haití y Chile, y posee además una maestría en administración de empresas. Por su trayectoria ha recibido distintos reconocimientos como la Gran Cruz de Honor Militar, la condecoración “Vencedores de Tarqui” en el grado de Comendador, y el Collar al Mérito Militar “Honor y Gloria” en Primera y Segunda Clase. Desde julio de 2014 se desempeña como comandante del Cuerpo de Ingenieros del Ejército.

RESUMEN: Se presentan las distintas iniciativas de cooperación internacional abordadas por el Ecuador a través de uno de sus sectores emblemáticos de la defensa, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército. En este sentido, se reseñan con particular atención las labores de infraestructura desarrolladas por el Ecuador en Cuba, Haití y San Vicente y las Granadinas, así como también el impulso al desminado humanitario que se lleva adelante en la frontera sur en cooperación con el gobierno de Perú. Por último, se analiza el impacto social generado por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército en cada uno de estos escenarios de actuación.

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Key words: Cuerpo de Ingenieros del Ejército, cooperación, Haití, Cuba, desminado.

ABSTRACT: The article presents the various international cooperation initiatives undertaken by Ecuador through one of its flagship defense sectors, the Army Corps of Engineers. In this regard, it stresses the infrastructure projects developed by Ecuador in Cuba, Haiti and St. Vincent and the Grenadines, as well as the promotion of humanitarian mine-clearing activities being carried out with the Peruvian government along the country’s southern border. Finally, it examines the social impact of the Army Corps of Engineers in each one of these settings. Key words: Army Corps of Engineers, cooperation, Haiti, Cuba, demining.

En el marco de la cooperación internacional Sur-Sur y con la construcción de obras viales y civiles, el Ejército ecuatoriano transfiere conocimientos, bienes, experiencias, técnicas y recursos culturales, educativos y financieros entre los gobiernos de Cuba, Haití y San Vicente y las Granadinas, con el propósito de promover el desarrollo humano sustentable y la inclusión social. Las acciones de cooperación internacional para el desarrollo que lleva adelante el Ejército de los ecuatorianos tiene como propósito esencial promover el desarrollo humano sustentable, mediante la ejecución de proyectos de infraestructura vial y educativa, conformado así acciones solidarias que contribuyen a bajar los índices de la desigualdad y la exclusión social. La vocación de servicio de los militares ecuatorianos trasciende las fronteras para entregar sus capacidades y competencias procurando bajar las brechas entre los países desarrollados y los países en vías de desarrollo, considerando la protección del medio ambiente así como también el fortalecimiento de la seguridad pública, con base en los principios de la solidaridad internacional. MISIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA ESTABILIZACIÓN EN HAITÍ (MINUSTAH) El Ejército ecuatoriano, a través del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, desempeña un importante papel con la participación de personal de las tres ramas de las FF.AA., el que es seleccionado de acuerdo a parámetros de alto nivel en operaciones de paz para cumplir con éxito los convenios internacionales firmados por el Ecuador a fin de alcanzar el restablecimiento de la paz en la República de Haití. Asimismo, se busca la reconstrucción

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de la infraestructura de aquellas áreas afectadas en materia vial, sanitaria, educativa y de salud, por medio de acciones de los ingenieros militares que respondan a una política exterior de cooperación internacional. Este trabajo ha contribuido al prestigio y al posicionamiento de las Fuerzas Armadas en el ámbito internacional, fortaleciendo la confianza mutua con los miembros de otras Fuerzas internacionales, y siempre poniendo de manifiesto el profesionalismo del soldado ecuatoriano que, con entrega y sacrificio, ha desplegado su accionar aún en condiciones hostiles. Cabe recordar que en el año 2004 se suscribió un Memorándum de Entendimiento entre Chile y Ecuador para la participación en misiones de paz en Haití. Ante tal situación, el mando militar dispuso la conformación inmediata del primer contingente de cascos azules ecuatorianos para operar en Haití, capacitándose y entrenándose en la Unidad Escuela de Misiones de Paz “ECUADOR” (UEMPE) para luego integrar la Compañía de Ingenieros de construcciones horizontales Chile-Ecuador (CHIECUENGCOY). Hasta el momento se han desplazado 20 contingentes de la Misión de las Naciones Unidas para la estabilización de Haití (MINUSTAH) a fin de realizar distintos trabajos, especialmente, en el área de ingeniería en construcciones horizontales, con la firme convicción de que cada obra de infraestructura así como el trabajo solidario en otras áreas como salud y educación, contribuirán al desarrollo e integración de áreas y poblaciones vulnerables de ese devastado país. Las jornadas son intensas y en varios frentes se canaliza el esfuerzo de la extracción, purificación y distribución de agua; procesamiento y provisión de material pétreo para el mejoramiento de vías; limpieza y nivelación de terrenos para varias construcciones; trabajos de reconstrucción, reparación y asfaltado de vías de primer y segundo orden; trabajos de reparación de muros, canales y desvíos; limpieza de canales, drenajes y construcción de zanjas; trabajos topográficos y trabajos varios dependiendo de las necesidades (construcción de cercos, reductores de velocidad, reconocimientos en campo para trabajos de ingeniería y mejoramientos de accesos), en los sectores más críticos del país caribeño.

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Desde el año 2004 el Ecuador participa con ingenieros militares en la construcción de obras que generen desarrollo y un ambiente de sana convivencia, en coordinación con los contingentes de Chile, Brasil, Jordania, Perú y Uruguay.

CON PASO FIRME AVANZA. COOPERACIÓN INTERNACIONAL DEL EJÉRCITO ECUATORIANO | GENERAL DE BRIGADA PEDRO MOSQUERA BURBANO

Los militares ecuatorianos han demostrado gran capacidad profesional y valor sin límites, actuando siempre con responsabilidad social y mística de servicio y disciplina, optimizando recursos y tiempo en cada una de las acciones desarrolladas, lo que ha permitido el cumplimiento de las misiones asignadas, superando los contratiempos, condiciones difíciles e incluso, en ocasiones, bajo el fuego de bandas armadas que han convulsionado a Haití. MISIÓN DE APOYO A LA RECONSTRUCCIÓN DE HAITÍ-ECUADOR (MARHEC) Debemos destacar que en enero de 2010 la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) decidió apoyar a este devastado país, para lo cual el Gobierno Nacional se comprometió a reforzar el trabajo que cumplen los cascos azules desde el año 2004 en la República de Haití. Para ello suscribió el Acuerdo Ministerial Nº 831, con fecha del 21 de mayo de 2010, y dispuso al Cuerpo de Ingenieros del Ejército la planificación y ejecución de obras de ayuda humanitaria correspondientes a la protección de la infraestructura agrícola. Para cumplir con este propósito se integró un contingente del que forma parte, en su mayoría, personal del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, seleccionado para integrar la Compañía de Ingenieros Militares Ecuador-1, que constituiría la “Misión de Apoyo a la Reconstrucción de Haití-Ecuador-1” (MARHEC-1), integrada por oficiales y voluntarios de las tres ramas de las FF.AA. A fin de dar continuidad a las misiones encomendadas, en enero de 2011 se retomó el relevo estableciéndoselo cada 6 meses, con tres nuevos contingentes de similares características que finalmente entregaron obras de infraestructura vial, sanitaria y educativa. MISIÓN DE APOYO A LA REHABILITACIÓN Y CONSTRUCCIÓN ECUADOR-CUBA (MARCEC) Debemos recordar que en octubre de 2012, la isla de Cuba soportó el azote destructivo causado por el paso del huracán Sandy, suceso que convocó a la solidaridad del gobierno ecuatoriano, que se concretaría con la suscripción del Convenio de Cooperación Sur-Sur entre el Ministerio de la Construcción de Cuba y el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (MIDUVI) de Ecuador para la ejecución de dos importantes proyectos: • Rehabilitación de la Residencia Universitaria de la Facultad de Ciencias Médicas.

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En la Residencia Universitaria de la Facultad de Ciencias Médicas ubicada en el Reparto Sueño–Santiago de Cuba se ejecutaron trabajos constructivos en dos bloques de 4 pisos con un área aproximada de 8.000m2 distribuida en 100 habitaciones destinadas a 720 estudiantes de varios países como Ecuador, Bolivia, Perú, Paraguay, Honduras, Nicaragua, Haití y Cuba. En la ejecución, varios frentes de técnicos y obreros trabajaron en la impermeabilización de cubiertas, pintura interior y exterior, cambio total de las instalaciones de infraestructura básica, agua potable, instalaciones eléctricas y sanitarias. En acciones paralelas trabajaron en la instalación de divisiones modulares para los dormitorios y áreas comunales; y en el revestimiento de pisos y paredes e instalación de ventanas de aluminio y vidrio, obra que fue complementada con áreas verdes, jardines y vías de acceso, entre otras. En la última fase se trabajó en el equipamiento y para ello se desplazaron, vía aérea, enseres y vituallas (camas, canceles, cocinetas, colchones, sabanas etc.), ofreciendo así un espacio moderno y funcional para complementar el desarrollo de las actividades académicas. • Soluciones habitacionales Asimismo, en el Reparto Abel Santamaría-Santiago de Cuba se lleva adelante el Proyecto de Construcción de 560 soluciones habitacionales en un área aproximada de 2 hectáreas de terreno, que se agruparán en 28 edificios de 5 pisos, distribuidos en 4 departamentos de aproximadamente 42m2 cada uno. Estas unidades habitacionales tendrán 2 dormitorios, sala-comedor, cocina y baño. El Cuerpo de Ingenieros del Ejército trabaja con un contingente de 86 elementos militares de las tres ramas de las Fuerzas Armadas, y con personal civil, cabe resaltar, integrado por más de un centenar de obreros cubanos que suman su esfuerzo para apoyar las tareas emprendidas para su propio desarrollo, situación laboral que eleva la calidad de vida de los trabajadores locales y su familias. En el reparto Abel Santamaría, en Santiago de Cuba, el proyecto registra un importante avance: hoy se pueden apreciar cinco torres de departamentos que se encuentran prácticamente listas para ser habitadas, mientras que en varios frentes se trabaja hasta en tres turnos con la finalidad de terminar con este proyecto, que genera expectativa en la población cubana.

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MISIÓN DE APOYO HUMANITARIO A LA REPÚBLICA DE SAN VICENTE Y LAS GRANADINAS-ECUADOR (MAHRGEC) El Cuerpo de Ingenieros del Ejército, como unidad militar técnica y operativa, asume un nuevo reto en San Vicente y las Granadinas. Con la misma vocación de servicio que la expresada en los casos ya reseñados, nuestro personal trabajará en la ejecución de los proyectos de construcción de un puente de 25 metros de longitud de estructura metálica, y del lanzamiento de tres puentes tipo Acrow de aproximadamente 15 metros de longitud cada uno, superestructuras que se complementan con sus respectivos accesos. Para ello se integró el contingente con 56 miembros de las tres ramas de las FF.AA., quienes fueron seleccionados por su perfil alto en temas de reconstrucción. Con este objetivo, se inició ya el proceso de selección del personal que integrará el primer contingente. COMPAÑÍA DE DESMINADO HUMANITARIO CGD-EOD El Cuerpo de Ingenieros del Ejército, a través del Batallón de Ingenieros 68 “Cotopaxi” y su Compañía de Desminado Humanitario, lleva adelante la riesgosa tarea de destruir o neutralizar todo remanente de guerra que se encuentre en el perímetro fronterizo con el objetivo de recuperar amplias zonas productivas que fueron minadas antes y después del conflicto bélico con el Perú. Limpiar el terreno es fundamental para evitar mutilaciones e incluso la muerte de los pobladores de nuestras fronteras, que al pisar accidentalmente áreas minadas ponen en peligro su vida. Debemos destacar que en 2008 se renovó el Convenio Binacional de Desminado Humanitario, entre las Repúblicas de Ecuador y Perú. El acuerdo ha permitido mejorar las medidas de confianza mutua entre nuestros ejércitos que, en comunión de intereses, buscan la seguridad para los ciudadanos de ambos países. El Ecuador ratificó el “Convenio de Ottawa” en abril de 1999 y en septiembre de ese mismo año mediante el Decreto Ejecutivo N° 1297 que creó el Centro de Desminado Humanitario del Ecuador (CENDESMI), organismo conformado por altas autoridades del país que tiene la responsabilidad de establecer y desarrollar el Programa Nacional de Acción Contra Minas.

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El Comando General de Desminado y EOD ha realizado operaciones de desminado humanitario durante doce años gracias al profesionalismo de los soldados desminadores del Ejército ecuatoriano. Para cumplir con esta misión, se cuenta con personal capacitado dentro y fuera del país, en tareas que se cumplen bajo la supervisión de la Dirección de Logística del Ejército. Con la nueva tecnología se conjuga también la tarea de los canes adiestrados por un grupo de instructores, quienes convierten al “fiel amigo del hombre” en un colaborador más en la misión de detección de minas y explosivos. Así se cumple la misión contemplada en la “Agenda Política de la Defensa 2014-2017” en lo referente a la cooperación internacional, con la firme convicción de que mientras haya personas que por situaciones catastróficas requieran nuestro apoyo y experiencia, daremos un paso al frente para liderar acciones solidarias emergentes que permitan recuperar la esperanza a los pueblos devastados por causas naturales. El Ejército, a través del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, reforzará el trabajo para elevar las condiciones de vida de los pueblos hermanos.

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LA FUERZA DE PAZ “CRUZ DEL SUR”: ANTECEDENTE DEL SISTEMA DE DEFENSA REGIONAL Tomás Várnagy Profesor en Filosofía, Magister en Sociología del Este de Europa, y doctorando en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Es profesor de Teoría Política, y docente e investigador en la Escuela de Defensa Nacional de Argentina (EDENA). Fue director de la Carrera de Ciencia Política (UBA) y de la Maestría en Defensa Nacional (EDENA). Es miembro del cuerpo docente del Pearson Peacekeeping Centre y de la Royal Military College of Canada, dependiente de la Academia de Defensa de Canadá. Es autor de diversos artículos, documentos de trabajo y libros sobre el tema, como las compilaciones Operaciones de Paz de Naciones Unidas, y El Cono Sur en Haití. Presente y futuro de la MINUSTAH, ambos publicados por la EDENA en 2011 y 2012, respectivamente.

RESUMEN: El objetivo del artículo es analizar a la Fuerza de Paz conjunta-combinada (FPC), binacional “Cruz del Sur”, desarrollada entre Argentina y Chile y al servicio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que puede convertirse en el antecedente de un sistema de defensa regional y hemisférico. Se trata de una experiencia inédita en la región y que en sus pocos años de vida ha demostrado una gran potencialidad, marcando incluso el interés de Brasil por formar parte de esta Fuerza de Paz. Palabras clave: Fuerza de Paz, Argentina, Chile, Organización de las Naciones Unidas, cooperación.

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ABSTRACT: The purpose of the present article is to examine the binational Southern Cross Joint Peace Force (FPC) developed between Argentina and Chile and at the service of the United Nations (UN), which can lay the foundations for a regional and hemispheric defense system. It is an unprecedented experience in the region, which over the few years it has existed has proven to be of great potential, to such an extent that Brazil is now interested in joining this Peace Force. Keywords: Peace Force, Argentina, Chile, United Nations, cooperation.

El objetivo del presente trabajo es analizar a la Fuerza de Paz, conjunta-combinada (FPC) y binacional “Cruz del Sur”, al servicio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y que puede convertirse en el antecedente de un sistema de defensa regional y hemisférico (Várnagy, 2010). ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS Desde su fundación, el mandato básico de la Organización de las Naciones Unidas es el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales para “preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra”, y uno de los medios que se utilizan para lograr este cometido son las Operaciones de Mantenimiento de la Paz (siglas PKO, Peace Keeping Operation, en inglés), de conformidad con un mandato aprobado por resolución del Consejo de Seguridad (CS)1. En recientes años hubo una revalorización del Capítulo VIII de la Carta de la ONU, en la que una asociación entre ella y las organizaciones regionales se hace imprescindible para tratar asuntos relacionados con el mantenimiento de la paz. Además, se verifica la existencia de procesos de integración y alianzas estratégicas con el objetivo de lograr no solamente la paz, sino también la seguridad y la prosperidad, siendo la Unión Europea el ejemplo más notable. En América Latina, además de la experiencia de MINUSTAH (siglas en francés de “Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití”)2, un proceso multilateral de integración y

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1 Para ampliar este tema véase Várnagy (2011). Agradecemos al Coronel Guillermo E. Vergara, Jefe del Estado Mayor Conjunto (Núcleo) de la Fuerza de Paz “Cruz del Sur”, CAECOPAZ, Campo de Mayo, Buenos Aires, por la entrevista otorgada y la valiosa ayuda para la confección del presente trabajo. 2 Sobre MINUSTAH, véase Várnagy (2012).

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coordinación entre países y bloques de países latinoamericanos para apoyar la normalización de Haití, se da también un buen modelo de colaboración bilateral entre la Argentina y Chile. El Departamento de Operaciones de Mantenimiento de Paz (DPKO, en inglés) de la ONU crea en 1994 el UNSAS (United Nation Standby Arrangement System o Sistema de Acuerdos de Fuerzas de Reserva de las Naciones Unidas), una base de datos de contribución de tropas y equipos destinados por los Estados miembros para misiones de paz. Luego de los eventos de Bosnia, Somalia y Ruanda, Holanda promueve la idea de crear una “Brigada de Despliegue Rápido de las Naciones Unidas”, de carácter permanente y fuera del sistema de UNSAS. Uno de los problemas de las misiones de mantenimiento de la paz es el siguiente: se produce un vacío entre las decisiones políticas del Consejo de Seguridad de la ONU y la implementación de sus decisiones. Un intento para llenar ese vacío fue la creación en 1996 de la Standby High Readinesss Brigade (SHIRBRIG, o Brigada Multinacional de Fuerzas de Reserva de Despliegue Rápido), que sería un medio propio de la ONU para implementar decisiones adoptadas en el nivel político más alto, y evitar así el desfase demasiado grande entre las resoluciones del CS y su cumplimiento en el terreno. La participación de Argentina en operaciones de paz de las Naciones Unidas comienza en 1958 con el despliegue de los primeros Observadores Militares en el Líbano. El fundamento que sustenta esta concurrencia lo encontramos en el apoyo argentino a la solución pacífica de las controversias y en la confianza en el sistema multilateral y colectivo de seguridad de la Carta de las Naciones Unidas3. El compromiso argentino con las operaciones de paz no se materializa solamente por el aporte de tropas, sino también mediante la capacitación especializada a través del Centro Argentino de Adiestramiento Conjunto para Operaciones de Paz (CAECOPAZ) desde 1995, siendo el primer centro en su actividad en el marco regional. La participación de Chile en las Naciones Unidas arranca en la década de 1940 y fue de un compromiso integral aportando tropas a las primeras operaciones de paz en la medida de sus capacidades. En 2002 se crea un Centro Conjunto para Operaciones de Paz (CECOPAC), por lo cual “la política exterior chilena ha encontrado un nexo de trabajo con la Defensa Nacional en las Operaciones de Paz de Naciones Unidas, hecho que hoy (2006) se evidencia a partir de la participación chilena en Haití”, de acuerdo con la investigadora Paulina Le Dantec Valenzuela, con lo cual se genera “un mejor posicionamiento de Chile como potencia regional” (Le Dantec Valenzuela, 2006: 141). 3 Para ampliar este tema véase Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas (2005).

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ANTECEDENTES DE LA FUERZA DE PAZ ARGENTINO-CHILENA Chile y Argentina, ambos países bajo dictaduras militares, estuvieron al borde de un conflicto armado en 1978 por un diferendo limítrofe en el Canal de Beagle, evitado a último momento por la intervención del Vaticano en la figura del Papa Juan Pablo II y del cardenal Antonio Samoré, cuya mediación logró solucionar el desacuerdo y evitar la inminente guerra. La relación entre los dos países pasó de la desconfianza a la cooperación e integración en poco menos de tres décadas. El Ministro de Defensa chileno Jaime Ravinet afirmó en agosto de 2005, que “una de las aspiraciones es integrar una fuerza combinada entre Chile y Argentina, que tenga un mando único, para participar en misiones de paz (…). Este objetivo implica un fuerte trabajo interno, modificar la doctrina y adecuar las unidades”4. Con la firma del Protocolo de Entendimiento de los Ministros de Defensa de Argentina y Chile el 29 de agosto de 2005 “se acordó impulsar un salto cualitativo en la relación de cooperación binacional en el ámbito de la defensa y seguridad”, desarrollando la idea de una fuerza de paz combinada binacional en el corto plazo (Dirección General de Cooperación para la Paz, 2008: 3). El 27 de diciembre de 2005 se firmó un acuerdo mediante el cual se creó una Fuerza de Paz Combinada (FPC) argentino-chilena (en orden alfabético) para participar en misiones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas. La Ministra de Defensa argentina, Nilda Garré, dijo que el convenio, el primero en su género en el continente americano e inédito en la región, “es una demostración muy clara de niveles de acuerdo, de niveles de cooperación a que han llegado nuestros dos países”5 desde el restablecimiento democrático en ambas naciones. El Ministro de Defensa chileno, Jaime Ravinet, destacó los profundos lazos de cooperación argentino-chilenos en materia de defensa, y “el hecho de que constituyamos una fuerza de paz integrada entre las Fuerzas Armadas de ambos países es un nivel superior de cooperación, porque nos permite llevar este espíritu de paz a otras naciones del continente o del mundo”6. Un comunicado del Ministerio de Defensa de Chile agregaba que “esta iniciativa contribuye al esfuerzo de las Naciones Unidas para preservar la paz mundial y pone de manifiesto el espíritu de entendimiento y cooperación entre ambas naciones”7.

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4 “La Argentina y Chile, en un batallón binacional” en La Nación, 29 agosto 2005. 5 “Argentina y Chile acordaron la creación de una Fuerza de Paz” en Clarín (Buenos Aires, 28 diciembre 2005). 6 Ídem 7 Ibídem

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Agregó Ravinet que “el actual nivel (de cooperación) hace absolutamente inviable o inimaginable las hipótesis de conflicto. A nivel de nuestras Fuerzas Armadas, sólo cabe la cooperación y la integración” (citado por Várnagy, 2006: 15). En virtual ratificación de las palabras del Ministro de Defensa chileno, un diario argentino informó que el gobierno del presidente Néstor Kirchner había dispuesto el pase a retiro obligatorio de un general argentino por haber organizado ejercicios militares sobre la base de un hipotético conflicto armado con Chile8. Resulta importante destacar que los antecedentes más lejanos en la iniciativa de formar una fuerza de paz combinada se sitúan en la integración de fracciones chilenas (una sección de Infantería de Marina y una del Ejército en la Fuerza de Tareas Argentina) en el contingente argentino en Chipre (UNFICYP, siglas en inglés de United Nations Peacekeeping Force in Cyprus, Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre). Y hay que mencionar también la colaboración mutua que los contingentes de ambos países se prestan actualmente en la misión de Haití, MINUSTAH. CONFORMACIÓN DE LA FUERZA DE PAZ CONJUNTA COMBINADA “CRUZ DEL SUR” En diciembre de 2006 las Ministras de Defensa de Argentina y Chile firmaron un Memorándum de Entendimiento de la Fuerza de Paz Combinada (FPC) “Cruz del Sur” (con la sigla MOU en inglés, por Memorandum Of Understanding), en el que se establecieron los criterios rectores. El propósito del MOU era “determinar la organización y futuro empleo de la Fuerza de Paz bajo mandato de Naciones Unidas, ante una convocatoria oficial y sujeta a la aprobación política de ambos países”9. Este MOU contiene las orientaciones necesarias y define las acciones a seguir: la creación de un Estado Mayor Conjunto Combinado (EMCC), integrado por personal de las Fuerzas Armadas de Argentina y Chile, con funcionamiento de un año en cada país teniendo asiento rotativo en las ciudades de Buenos Aires y Santiago de Chile; la organización de los componentes terrestre, aéreo y naval, listos para desplegarse a partir de mayo de 2008, fecha postergada por temas presupuestarios; etc. Se definió la organización como una Fuerza compuesta por dos componentes principales: una Fuerza de Tarea Terrestre y un Componente Aéreo, ambos integrados con medios de Argentina y Chile, y un Componente Naval con los medios de la Armada Argentina. 8 Ibídem 9 Ministerio de Defensa de la República Argentina y Ministerio de Defensa Nacional de la República de Chile, 2006. Contiene cinco páginas y nueve anexos: Organización del EM de la FPC; Organización de la FPC; Relaciones de comando y funcionales; Tabla de organización y equipamiento; Adiestramiento; Logística; Disciplina, ley y orden; ROE; Glosario.

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Asimismo, y “previa solicitud del Consejo de Seguridad de la ONU y aprobación de ambos países para su empleo, para ejecutar las operaciones de paz pertinentes”, la Fuerza se estableció bajo disposición de la ONU en el sistema UNSAS, con una aptitud de respuesta de tiempo determinado de despliegue de 30 a 90 días a partir del mandato o resolución del CS, manteniéndose en el área de misión hasta seis meses (Estados Mayores de Argentina y Chile, 2008: 1). El concepto consiste en proporcionar presencia de la ONU en un área en crisis para prevenir la escalada de violencia y para asistir, monitorear o facilitar un cese del fuego. El objetivo es que sea una especie de “fuerza puente”, de elemento de transición, entre una coalición de alguna organización regional y una misión de las Naciones Unidas a fin de poder asegurar una base para el despliegue posterior de las Fuerzas de la ONU. La secuencia del despliegue es la que puede apreciarse en la siguiente figura (Dirección General de Cooperación para la Paz, 2008: 5):

“Cruz del Sur” y “Acciones bajo el paraguas del Consejo de Seguridad de la ONU”.

Personal Internacional

Imposición de la Paz Desde el inicio a mes 3

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FPC Cruz del Sur

Elemento de Transición De mes 3a mes 9

Misión ONU (genérica)

De mes 9 en adelante

Tiempo de duración de despliegue del elemento

La idea de la FPC es proveer áreas seguras a personas y grupos cuyas vidas peligran por el conflicto, asegurando operaciones de ayuda de emergencia humanitaria, y colaborando en actividades específicas que requieren refuerzos de seguridad en una misión en desarrollo, por ejemplo, otorgar seguridad en elecciones. En otras palabras, la

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FPC “Cruz del Sur” es concebida como un elemento de transición entre la primera fase o fuerza de despliegue rápido de una fuerza regional o de personal internacional en un teatro de operaciones bajo el Capítulo VII de la Carta de la ONU (Imposición de la Paz), y una misión de estabilización y mantenimiento de la paz genérica de la ONU (Dirección General de Cooperación para la Paz, 2008: 5). La finalidad del entrenamiento de la FPC es brindar “parámetros comunes que permiten la estandarización de los conocimientos y la interoperatividad de la Fuerza” para alcanzar los siguientes objetivos: instruir y adiestrar al personal; unificar criterios de planeamiento, ejecución de operaciones y procedimientos de comunicaciones a nivel combinado que permitan la interoperatividad de las Fuerzas tanto a nivel conjunto como combinado; integrar componentes argentinos con pares chilenos, mediante el desarrollo de ejercicios de planeamiento y en el terreno (Estados Mayores de Argentina y Chile, 2008: 59-60). Se toman como base y fundamento “las normas y procedimientos vigentes en las Naciones Unidas para el cumplimiento de Misiones de Paz y el Manual de la CEA (Conferencia de Ejércitos Americanos) para Operaciones de Mantenimiento de la Paz” (Estados Mayores de Argentina y Chile, 2008: VII). La estandarización sigue las normas de la ONU y, por ejemplo, ambas naciones, Argentina y Chile, adhieren a las Reglas de Empeñamiento/ Enfrentamiento (con siglas en inglés ROE, por Rules Of Engagement) que establezca la ONU para cada misión específica en que se resuelva desplegar esta fuerza. Otro ejemplo son los Códigos de Justicia Militar y, si bien no hay uno común para argentinos y chilenos que pueda ser aplicado a todos los militares en una determinada misión, sí existe un Código de Conducta Personal para Cascos Azules que deberá ser observado y respetado por todo el personal que participe en ella. A principios de diciembre de 2008 se realizó una serie de actos de reafirmación de la paz entre la Argentina y Chile y de homenaje a la mediación papal que evitó el conflicto hace treinta años. Las presidentas de Argentina y Chile, Cristina Kirchner y Michelle Bachelet, participaron el 5 de diciembre de 2008 en Chile en un emotivo homenaje al cardenal Samoré, que en 1978 lideró la mediación que evitó la guerra entre ambos países por el control del canal de Beagle. Las presidentas descubrieron una piedra de mármol tallada, primer paso del monumento a la paz, se leyó un mensaje papal y se realizó un inédito intercambio de estandartes “en el contexto de la puesta en marcha de la flamante fuerza binacional Cruz del Sur, integrada por militares de ambos países”10. 10 La Nación, 6 diciembre 2008.

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ACTUALIZACIÓN Como vimos, en el año 2005 surgió la iniciativa de conformar una fuerza binacional argentino-chilena para operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas luego de las experiencias integradas en Chipre y en Haití. Se acordó la posibilidad de crear la fuerza combinada en junio de 2005 y, en agosto de ese mismo año, los Ministros de Defensa firmaron un Protocolo de Entendimiento para la formación de la Fuerza de Paz Combinada. La culminación de esta iniciativa, “única e innovadora a nivel regional”, fue la firma del Memorándum de Entendimiento el 4 de diciembre de 2006, cuando se formalizó la creación de la Fuerza de Paz Combinada “Cruz del Sur”, y del organismo asesor de la fuerza: el Estado Mayor Conjunto Combinado (Estado Mayor Conjunto Combinado de la Fuerza de Paz combinada “Cruz del Sur”, 2007). Las sedes rotan anualmente y en su primer año de existencia, en 2007, Argentina asumió la responsabilidad de desempeñarse como país base, pasando a Chile en 2008 y así sucesivamente. Cada año se realizan distinto tipo de actividades: ejercicios y reuniones técnicas y de coordinación, conferencias y seminarios, visitas operativas y de conocimiento general, visitas de representación, etc.; también se hacen tareas cumplidas por área de conducción (operaciones, logística, comando, control, comunicaciones e informaciones y de secretaría general y coordinación), etc. A lo largo de los años se efectuaron análisis particularizados y un registro de todas las actividades en Memorias anuales (2007, 2008, 2009, 2010, 2011, 2012 y 2013), dejando constancia de toda información relevante y de las experiencias y conclusiones obtenidas, y sentando además, “los fundamentos de planificación para la proyección del trabajo para los años venideros”. Asimismo, las memorias constituyen “el informe final acerca del cumplimiento de las tareas y misiones” desempeñadas en el año en cuestión (Estado Mayor Conjunto Combinado de la Fuerza de Paz combinada “Cruz del Sur”, 2007: 1).

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La Memoria 2009 indica que en los primeros meses de ese año se desarrolló un análisis político exhaustivo con la finalidad de establecer el grado de avance de las tareas a partir de la firma del MOU de 2006 y tener “un resumen de la apreciación global del estado de la situación del proyecto” (pág. 4). Este análisis se finalizó en abril de 2009 y se reconoció un lento avance en “la estructuración de la fuerza, la delineación de una línea común y el equipamiento de sus componentes” (pág. 5, en cursiva en el original). Se examinan los mecanismos de decisión y la conducción de la fuerza y se concluye con la necesidad de discutir aspectos políticos y militares y de revisar el MOU con una serie de propuestas que deberían reformularse (pág. 8).

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Las conclusiones y proposiciones del análisis de la Memoria 2009 son las siguientes: (1) se estimó de mayor importancia “el consensuar binacionalmente una fecha para la finalización de los procesos de adquisiciones y equipamiento”; (2) se propuso “establecer un ciclo de planificación militar de plazos más cortos y tareas muy concretas”, además de un ciclo de planificación política; (3) se planteó generar una instancia de trabajo técnica político militar binacional “con la finalidad de lograr una mayor interacción”; y, finalmente (4) se sugirió “que los acuerdos políticos que eventualmente pudieran surgir podrían plasmarse a través de enmiendas” (págs. 9 y 10), que transformarían al MOU de 2006. Después del análisis de la estructura superior del proyecto, se desarrolló en forma paralela el estudio detallado de la situación particular de cada área de trabajo, considerándose la situación al inicio y el estado en ese momento. Luego de un fluido intercambio de consultas, definiciones y resoluciones se llegó a las siguientes conclusiones: (1) incertidumbre respecto a las tareas a ejecutar y a los respectivos plazos; (2) necesidad de ajustar la interacción de los Estados Mayores Nacionales; (3) efectivizar la protocolización de acuerdos militares; (4) “los acuerdos relevantes respecto de la ONU (…) resultaron fallidos por la falta de equipamiento y existía necesidad de precisiones para la continuación del desarrollo del proyecto”; (5) falta de “una clara visión del desarrollo de las actividades y tareas de la preparación de la fuerza” en la entrada de la FPC a la etapa Stand-by (de reserva); (6) necesidad de desarrollar “una visión de Estado Mayor combinada para el análisis de lo operativo y lo logístico” (págs. 18 y 19). Pese a estas conclusiones, y superando la situación gracias a la experiencia acumulada, a mediados del año 2009 se llegó a tener un cuadro bastante claro de la tarea por desarrollar, incrementando avances y coadyuvando “en la búsqueda de los consensos bilaterales que permitieran desarrollar una visión combinada logística y operativa” (pág. 20). Luego de una serie de reuniones bilaterales (julio y agosto 2009), el 30 de octubre se firmó el Tratado de Maipú entre ambas presidentas por el que se acordó que el Grupo de Trabajo Bilateral de la FPC “Cruz del Sur” continúe “desempeñando su rol de coordinación y avance hacia la formalización de un ‘mecanismo binacional de dirección política’” (pág. 24). En noviembre de 2009 se realizó la reunión bilateral de los Jefes de Estados Mayores Nacionales y se firmó un Acta de Entendimiento (25/11/2009) acordándose temas sobre mando y control, organización, logística, administración y presentación ante la ONU. Ese día se firmó una Directiva Binacional cuya finalidad era entregar las orientaciones esenciales a los EEMMCC (Estado Mayor Conjunto Combinado) y EEMM nacionales “a fin de concretar la voluntad política expresada por ambos gobiernos, de concretar la

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fuerza binacional C(ruz del) S(ur) en noviembre de 2010 e iniciar la formalización para su desempeño en el escenario internacional” (pág. 25). Al final de la Memoria 2009 se presenta “El Desafío para el EMCC 2010” (págs. 35-36), o sea los grandes objetivos para el año siguiente, entre otros: constituir un equipo binacional de negociación con la ONU, definir una solución logística, dimensionar costos, elaborar un plan de entrenamiento combinado, aprobar definitivamente la organización por componentes y, finalmente, quedar en condiciones de iniciar en los primeros meses del año 2011 la Fase Nº 2 “Presentación a la ONU”. a. MOU 2010, O MEMORÁNDUM DE ENTENDIMIENTO CRUZ DEL SUR11 La Memoria 2010 hace un listado de las principales actividades desarrolladas: reuniones bilaterales a lo largo del año, exposiciones y seminarios sobre el tema, visitas operativas y de conocimiento general o de representación, reuniones políticas bilaterales y un extracto de los principales documentos producidos ese año (Estado Mayor Conjunto Combinado de la Fuerza de Paz combinada “Cruz del Sur”, 2010). El 23 de noviembre se firmó el Memorándum de Entendimiento entre Argentina y Chile, que “define todos los elementos rectores” de la FPC “Cruz del Sur”, su organización y su empleo (pág. 22). Gracias a la experiencia de trabajo conjunto, las actividades y los encuentros de argentinos y chilenos, durante estos años se realizaron mejoras y modificaciones al MOU del 4 de diciembre de 2006 (que quedaba sin efecto, de acuerdo al Artículo 7), por las cuales se necesitaba de una Resolución del Consejo de Seguridad y un acuerdo SOFA (siglas de Status of Force Agreement, o Acuerdo sobre el Estatuto [jurídico] de la Fuerza [o Misión] entre un gobierno y la ONU) entre el país anfitrión y la ONU. Además, en el MOU del 22 de noviembre de 2010 se “resuelve incorporar nuevos aspectos para servir mejor a la idea original”, por lo cual se acuerda que la misión aprobada por el CS quede “bajo el mandato de la ONU y el control del DPKO” (Artículo 9). El propósito del MOU contiene los siguientes aspectos (Artículo 3): (a) determinar la organización y empleo de la FPC bajo mandato de la ONU “conforme a los parámetros

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11 Ministerios de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto y de Defensa de la República Argentina y los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional de la República de Chile (2010) Memorándum de Entendimiento sobre la Fuerza de Paz Combinada “Cruz del Sur”. 22 de noviembre.

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y procedimientos del Sistema UNSAS”; y (b) establecer los acuerdos para la conducción política y militar de la fuerza. En cuanto a la organización de la FPC encontramos un componente terrestre, un componente aéreo, un componente naval, una compañía de ingenieros combinada, un hospital combinado, una unidad médica combinada de despliegue rápido y, finalmente, unidades combinadas modulares, que no constituyen nuevos elementos de la organización, sino que representan una flexibilización eventual de lo ya existente (Artículo 2). La toma de decisiones políticas binacionales está a cargo del Grupo Bilateral de Dirección Política (GBDP), conformado por funcionarios designados por los Ministerios de Defensa y Relaciones Exteriores de ambos países con la finalidad de “coordinar y canalizar todos aquellos aspectos vinculados con la FPC, así como las definiciones y asesorías relacionadas con los escenarios de empleo” (Artículo 10). Asimismo se crea un “equipo de negociación común” con “la finalidad de negociar en forma coordinada las condiciones para el empleo de la FPC ante la ONU”. Este equipo debía ser constituido por miembros de los Ministerios de Defensa, de Relaciones Exteriores y de los Estados Mayores Conjuntos de los respectivos Estados, como también del Estado Mayor Conjunto Combinado de la FPC (Artículo 11). El artículo 8 del MOU (2010) contempla “la posibilidad de incorporar terceros Estados”, siendo una manera de crear confianza a nivel regional y ampliar los espacios de cooperación. Resulta de sumo interés destacar que, de acuerdo al título de una noticia publicada en Brasilia el 29 de agosto de 2014, “Brasil reafirma su intención de sumarse a Argentina y Chile en la fuerza de paz”12. La participación brasileña en la iniciativa fue discutida en una reunión que tuvieron los Ministros de Defensa de Brasil, Celso Amorim, y de Chile, Jorge Burgos, en Brasilia en esa semana. El objetivo de Brasil es sumarse gradualmente a “Cruz del Sur”, inicialmente con un pelotón de la Policía Militar y de algunos oficiales para integrar el Estado Mayor Conjunto Combinado; y en una fase posterior, Brasil sumaría una compañía completa de infantería. La idea surgió en 2012 cuando un grupo de observadores brasileños participó en unos ejercicios militares de la brigada en Bahía Blanca, Argentina. 12 Brasil reafirma intenção de se juntar à Argentina e Chile em força de paz. Disponible en http://www.efe.com/efe/noticias/brasil/ brasil/brasil-reafirma-inten-juntar-argentina-chile-for-paz/3/16/2401456 y también Brasil quiere sumarse a Argentina y Chile en la fuerza de paz. Disponible en http://www.eleconomistaamerica.com.ar/politica-eAm-ar/noticias/6039161/08/14/Brasil-reafirma-intencion-de-sumarse-a-Argentina-y-Chile-en-fuerza-de-paz.html#.Kku8b6b68jGMuFr [Consultado el 3 de octubre de 2014].

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b. MOU 2011, O MEMORÁNDUM DE CONTRIBUCIÓN AL UNSAS13 La Memoria 2011 describe las principales actividades realizadas ese año tales como ejercicios y reuniones técnicas y de coordinación bilaterales, visitas operativas y de conocimiento general, conferencias y seminarios, reuniones bilaterales militares y el Memorándum de Entendimiento con la ONU del 14 de junio de 2011, con la visita del Secretario General de la ONU, Sr. Ban Ki-Moon, a la República Argentina y, en especial, al Centro Argentino de Entrenamiento para Operaciones de Paz (CAECOPAZ) (Estado Mayor Conjunto Combinado de la Fuerza de Paz combinada “Cruz del Sur”, 2011). El propósito fundamental de este documento consistió en presentar a la Fuerza como contribución conjunta argentino-chilena, con el objetivo de que la misma se encuentre disponible para un eventual despliegue en el marco de una Operación de Mantenimiento de la Paz de la ONU a partir del año 201214. Este nuevo MOU se firmó al reconocerse la necesidad de acelerar el proceso de provisión de ciertos elementos, y de aclarar las contribuciones al Sistema de Acuerdos de Fuerzas de Reserva de las Naciones Unidas (UNSAS). El objetivo de este MOU es identificar los recursos que la Argentina y Chile han de proporcionar a la ONU como contribución para ser usados en las operaciones de mantenimiento de la paz a partir de 2012. Se hace, por tanto, una descripción detallada de los recursos proporcionados por ambos países como contribución conjunta, conforme al MOU de 2010 que forma parte del presente instrumento. Además, estos recursos se podrán desplegar total o parcialmente, siendo la FPC una fuerza binacional y en todo despliegue “participarán elementos argentinos y chilenos integrados bajo un mando unificado”. En un Anexo del MOU figuran las contribuciones al UNSAS, que son las siguientes: • Una fuerza de tarea terrestre combinada (de magnitud equivalente a un batallón), con un Estado Mayor, Compañía Comando, Compañía Logística y dos Batallones de Infantería Mecanizados. Cada Batallón está integrado por una Compañía Comando y Servicio y dos Compañías de Infantería Mecanizada. Son 1.001 efectivos con una capacidad de respuesta de 90 días. Están completamente equipados y pueden autosostenerse por 90

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13 República de Chile, República Argentina y las Naciones Unidas (2011) Memorando de Entendimiento entre la respecto de la contribución al Sistema de Acuerdos de Fuerzas de Reserva de las Naciones Unidas. Buenos Aires, Ministerio de Defensa de Argentina y Ministerio de Defensa Nacional de Chile. Junio. 14 Véase Misiones de la Paz. Disponible en http://www.mindef.gob.ar/mindef_mision_de_paz/index.html [Consultado el 11 de septiembre de 2014].

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días. Poseen equipos de comunicaciones MAF/UAF-FM/AF/teléfono y se cuenta con un centro de atención de salud primaria y de emergencia. • Un grupo naval de superficie con una unidad de comando y apoyo y dos unidades navales de superficie. Son 189 efectivos con una capacidad de respuesta de 90 días. Están completamente equipados y pueden autosostenerse por 90 días. Sus capacidades son: patrullaje y vigilancia; visita, registro y captura de botes; escolta y control de áreas; transporte de personal y material; búsqueda y rescate; evacuación de no combatientes. • Una unidad combinada de helicópteros de transporte con una unidad de plana mayor y una unidad de apoyo base. Se trata de dos helicópteros medianos y dos livianos y, además, una unidad de mantenimiento. Son 195 efectivos con una capacidad de respuesta de 90 días. Están completamente equipados y pueden autosostenerse por 90 días. Poseen equipos de comunicaciones VHF/UHF-FM/HF/teléfono y equipo de apoyo de aeronaves y aeropuertos. Es un total de 8 helicópteros (4 medianos y 4 livianos). En síntesis, y tal como lo expresa el artículo 1º de la Ley 26.56015, que autoriza el ingreso de tropas chilenas a la Argentina y permite la salida de Fuerzas nacionales al exterior, la FPC tiene por objeto ser empleada en Operaciones de Paz a requerimiento de la ONU y podrá desarrollar las siguientes funciones: (1) proporcionar presencia de la ONU en un área de crisis después de una resolución del Consejo de Seguridad, relevando a las primeras Fuerzas internacionales y/o regionales; (2) prevenir la escalada de violencia; (3) asistir, monitorear o facilitar un cese de fuego; (4) asegurar un área que permita el despliegue posterior de otras Fuerzas de la ONU; (5) proporcionar “áreas seguras” a personas y grupos cuyas vidas peligran por el conflicto; (6) asegurar operaciones de ayuda de emergencia humanitaria; y (7) colaborar en actividades específicas que requieran refuerzo de la seguridad de una misión en desarrollo16. La Memoria 2012, además de registrar todas las actividades realizadas durante ese año e informar sobre las tareas y misiones asignadas, agrega sugerencias y conclusiones para ser consideradas como referencia en cuestiones futuras y a ser elaboradas al año siguiente (Estado Mayor Conjunto Combinado de la Fuerza de Paz combinada “Cruz del Sur”, 2012). 15 Autorízase el ingreso de tropas de la República de Chile al territorio nacional y la salida de fuerzas nacionales con su correspondiente armamento, para integrar la Fuerza de Paz conjunta combinada “Cruz del Sur”. Disponible en http://infoleg.mecon.gov.ar/ infolegInternet/anexos/160000-164999/161962/norma.htm [Consultado el 11 de septiembre de 2014]. También en Estados Mayores de Argentina y Chile (2008). 16 Véase Misiones de la Paz. Disponible en http://www.mindef.gob.ar/mindef_mision_de_paz/index.html [Consultado el 11 de septiembre de 2014].

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En agosto de 2012 se llevó a cabo una reunión de trabajo para planear el ejercicio “Cruz del Sur” a realizarse en el siguiente mes de noviembre, lo que “implicará el despliegue de aproximadamente 700 hombres de los Ejércitos y las Infanterías de Marina de Chile y Argentina y de tres helicópteros” (pág. 10). El empleo de los componentes en un escenario realista tiene la función de lograr el alistamiento final de la Fuerza Binacional, “a fin de nivelar el adiestramiento básico e intermedio, incrementando la interoperabilidad de los medios binacionales a través de actividades y procedimientos que se desarrollan en un área de misión” (págs. 13-14). El ejercicio conjunto-combinado se realizó entre el 5 y el 9 de noviembre en la base naval de Puerto Belgrano (históricamente denominado como puerto militar de Bahía Blanca), República Argentina. Se presentaron situaciones ficticias que simulaban lo que una fuerza de mantenimiento de la paz debía enfrentar: “disturbios por parte de la ciudadanía, entrega de alimentos a la población, atención de heridos, negociación y manejo de puntos de control en caminos, entre otros” (pág. 14). El objetivo era comprobar en el terreno la capacidad de operación de la FPC Cruz del Sur ante un eventual despliegue de una operación de mantenimiento de la paz. Por último, la Memoria 2013 enumera las principales actividades realizadas mes a mes en ese año y proporciona sugerencias (págs. 76-79) por áreas: personal, operaciones, logística, apoyo y bienestar. Entre ellas las recomendaciones planteadas se cuentan implementar una estructura reducida y permanente de personal, traspasar experiencias y conocimientos en reuniones bilaterales, materializar la rotación de personal, contar con una dotación mínima en el país que no es sede, controlar y administrar el presupuesto en forma directa y autorizar el presupuesto a comienzo del año (Estado Mayor Conjunto Combinado de la Fuerza de Paz combinada “Cruz del Sur”, 2013). CONSIDERACIONES FINALES La integración argentino-chilena y la colaboración de las Fuerzas Armadas de ambos países tiene que ver con la progresiva confianza lograda entre los gobiernos y con la continuidad de una política exterior y de defensa que trascendió a los cambios políticos y a la consolidación de las democracias en el contexto regional, junto con la subordinación de las Fuerzas Armadas al poder civil, superando así las hipótesis de conflictos y avanzando en la cooperación en materia de seguridad regional.

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Con esta iniciativa se fortalecen las medidas de integración y de confianza mutua; se logra una mayor estatura política internacional y un liderazgo regional; se plasma un interés

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binacional que conjuga un acuerdo político, diplomático y militar; se adoptan posturas comunes ante la ONU y la comunidad internacional mediante el compromiso de una fuerza binacional para operaciones de paz que permite también un frente común para negociar aspectos financieros; y, finalmente, se logra una mayor interoperabilidad y optimización de recursos humanos y materiales. Es la primera experiencia de construcción de una fuerza combinada entre dos naciones de la región y la primera fuerza de paz binacional de América del Sur, por lo cual “se asume a Sudamérica como una entidad geoestratégica. Se entendió que, para contribuir a la arquitectura de seguridad hemisférica, debían establecerse acuerdos y coincidencias básicas entre los países de la subregión, para ampliarlos luego al resto del continente y a otras regiones del globo” (Ministerio de Defensa, Presidencia de la Nación, 2007: 62). El valor de esta iniciativa tiene que ver con “la creación de ámbitos de cooperación, comunicación, reunión y actuación conjunta” de militares y civiles argentinos y chilenos, lo cual permitió “generar un patrón de relaciones y de predictibilidad que fomentan la confianza mutua”, desarrollando una institucionalidad que permitió reforzar vínculos militares y civiles entre ambos países. Esto significó “un paso sustantivo en la constitución de una alianza político-estratégica” que sienta las bases “para una mayor integración futura” (Liendo, 2013). Cruz del Sur bien podría ser el comienzo de uno de los principios del multilateralismo: un sistema de defensa y seguridad colectiva ya que es, justamente, la tendencia actual de las instituciones internacionales17, y puede ser el antecedente de una asociación mucho más compleja que sirva para la conformación de una fuerza militar de defensa del Sur de América. La región se encuentra en un momento histórico único: es la gran oportunidad para debatir el tema de la defensa hemisférica. Como lo expresara el ex Canciller y actual Ministro de Defensa brasileño Celso Amorim, la participación de Brasil en la iniciativa reforzará la integración regional y la formación de una identidad de defensa suramericana: “incluso por el histórico de las relaciones entre Chile y Argentina, la Cruz del Sur es una iniciativa simbólica de cooperación sur-sur. Tenemos un gran deseo de hacer concreta nuestra participación”18.

17 Sobre esta tendencia véase Ruggie (1993), especialmente el Capítulo 1: “Multilateralism: the Anatomy of an Institution” (págs. 9 y 35). 18 Brasil reafirma intenção de se juntar à Argentina e Chile em força de paz. Disponible en http://www.efe.com/efe/noticias/brasil/ brasil/brasil-reafirma-inten-juntar-argentina-chile-for-paz/3/16/2401456 [Consultado el 3 de octubre de 2014].

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VISIÓN DE CHILE SOBRE EL PACÍFICO 1

Jorge Burgos Varela En 1982 egresó como abogado de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile. Entre 1990 y 1993 se desempeñó como jefe de gabinete y asesor jurídico del Ministerio del Interior, y desde 1993 hasta 1996 ocupó el cargo de Subsecretario de Guerra. Luego de servir como embajador de Chile en Ecuador, en 2000 asumió como Subsecretario del Interior. En 2008 fue designado como vicepresidente y luego como presidente interino del Partido Demócrata Cristiano. Actualmente es Ministro de Defensa Nacional de Chile. RESUMEN:

Palabras clave: Chile, Cuenca del Pacífico, Cooperación Sur-Sur, Defensa, Seguridad.

ABSTRACT: In the case of Chile, South-South Cooperation gets a new dimension from its participation in the increasingly important area of the Pacific Rim. Conditions, potential and comparative advantages of the Pacific Rim are been analyzed, also the main threats and risks and the specific role of Chile in it. Finally,

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1 Este artículo está basado en la conferencia que, con el título Visión de Chile sobre el Pacífico, dictó el Ministro de Defensa Nacional de Chile, Jorge Burgos Varela, en el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN), en Madrid, España, el pasado 27 de noviembre de 2014.

those elements that make up the heart of the defense and security for Chile in terms of partnerships for cooperation and collaboration. Keywords: Chile, Pacific Rim, South-South Cooperation, Defense, Security.

Agradezco al Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional de España, CESEDEN, la posibilidad de exponer nuestra visión sobre el Pacífico desde la perspectiva de la seguridad, que es la que nos compete. Esto supone que no me centraré solo en el eje Asia-Pacífico, aunque naturalmente me referiré a este importantísimo espacio de la Cuenca. Soy consciente de que ésta es una gran oportunidad para exponer ideas e intercambiar reflexiones respecto de un tema de interés directo y evidente para Chile y para el continente americano, pero también de mucha importancia para la Unión Europea. Chile, y particularmente nuestro Ministerio de Defensa, se ocupa del Pacífico desde siempre: primero, porque somos un país ribereño, con una costa que se extiende por más de 4.300 kilómetros lineales desde el Hito N° 1 de nuestra frontera norte con Perú hasta el Cabo de Hornos al sur. Una extensión que nos proyecta hacia el Océano con derechos soberanos e intereses económicos en los espacios marítimos que la Convención del Mar (CONVEMAR) reconoce y define en esos términos. Pero también en virtud de las responsabilidades que otros acuerdos internacionales entregan a las Fuerzas Armadas chilenas en materia de vigilancia y control de espacios marítimos y aéreos en el Pacífico Sur, quizás las áreas más extensas asignadas a un solo país por tales instrumentos, donde se nos asignan tareas de búsqueda y rescate. La dinámica que ha adquirido la Cuenca, y no sólo en un sentido de seguridad, aunque también en esta dimensión, nos ha hecho interrogarnos sobre la forma en que veníamos asumiendo nuestra presencia en el Pacífico, activa pero un tanto estática, y preocuparnos, a medida que Chile también ha ido creciendo, por dinamizar nuestro papel y nuestras interacciones en esa área vital del mundo. Y este es el primer punto que quiero precisar al inicio de esta exposición.

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La mirada o la percepción que se tiene del Pacífico están ampliándose. Lo que he denominado el eje Asia-Pacífico sigue teniendo un lugar central en la política, la economía, la seguridad e, incluso, en el lenguaje internacional. Pero lo que está ocurriendo, por ejemplo, con el cambio climático y su impacto en el Ártico y en la Antártica, continente este último ribereño del Pacífico Sur en una amplia extensión, obliga a tener una mirada sobre el conjunto de la Cuenca, como un todo integrado. Anticipo un solo dato para subrayar esto: el año 2013 se creó la Conferencia de Ministros de Defensa del Pacífico Sur, donde participan países grandes, como Australia, Nueva Zelandia y Chile, y Estados más pequeños como Tonga y Papúa-Nueva Guinea, con el propósito de identificar desafíos comunes y acordar medidas de cooperación. La segunda reunión de esta Conferencia se realizará en 2015. Esto ilustra bien lo que intento afirmar. La Cuenca del Pacífico no es el mismo océano de Vasco Núñez de Balboa, de Pedro Fernández de Quiroz o de García Jofré de Loaiza. Es un espacio donde hay creciente coincidencia internacional en el sentido de que allí se están tomando ya, y se tomarán a futuro, algunas de las grandes decisiones que, sin duda, afectarán a la agenda mundial en sus distintos ámbitos. Como parte de la Cuenca, Chile quiere jugar un papel, acorde a su tamaño, más activo y más presente de lo que ha sido hasta ahora. Pero también quiere hacerlo entendiendo el Pacífico no como un océano que separa, sino como un espacio que une. Estamos dejando de verlo como frontera. Nuestros vecinos de hoy son Australia, Nueva Zelanda, China, Japón… Es por ello que estamos trabajando para adecuarnos a esta nueva comprensión, a esta nueva mirada, que empieza a tomar cuerpo con iniciativas de distintos países, que están adquiriendo mucha fuerza y especial sentido para Chile. Estructuré mis palabras en torno a tres grandes ideas: 1. Una valoración general de la Cuenca, sus características, su importancia económica, su arquitectura integracionista y el cambio de eje -digamos “estratégico”- del Atlántico al Pacífico. 2. Un segundo aspecto son los riesgos y amenazas que se enfrentan en el Pacifico y, con ello, la complejidad de la agenda de seguridad. 3. Y, finalmente, elaborar, con algo más de profundidad, nuestra respuesta ante los desafíos que se presentan y cómo cooperamos en la seguridad en toda la región que cubre este gran océano.

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UNA MIRADA A LA CUENCA DEL PACÍFICO En términos generales, la Cuenca del Pacífico puede describirse como una macro-región integrada por tres extensas orillas o riberas. Dos de ellas están conformadas por subregiones: Al oeste, la orilla asiática, compuesta por: • • • •

El noreste asiático El mundo chino El sudeste asiático o subregión de la ASEAN, y Oceanía

Al este, la orilla americana, compuesta por la ribera norteamericana, la centroamericana y la suramericana, en la cual Chile está inserto. La tercera orilla, olvidada a veces, es la Antártida, un continente sobre el que varios países tenemos proyección, pero que todos tenemos la responsabilidad de proteger y preservar. Esta somera descripción ya sugiere la importancia de la región, pero también su complejidad. Ahondemos un poco más en los datos. La Cuenca del Pacífico no sólo contiene al océano más grande del mundo, con más de 165 millones de km2 -cubriendo el 46% del planeta-, sino que en este espacio confluyen 4 continentes, hay más de 25 mil islas y 42 países son ribereños, además de Estados que, como Francia y el Reino Unido, también están presentes en el mapa del Pacífico por medio de sus posesiones insulares2. La población de la Cuenca equivale al 44% de la población mundial y en sus aguas se realiza más de la mitad de la pesca mundial, aparte de su riqueza minera y energética. En su conjunto y, desde un punto de vista económico, la Cuenca del Pacífico genera más del 58% del PIB mundial y el 48% del comercio global. Esta inmensa área oceánica y terrestre produjo el 71% del crecimiento económico mundial en la última década. Sus aguas son las arterias por donde fluye el dinamismo de nuestras economías. 2 España cuenta con tres islas (Güedes, Oroa y Los Pescadores) las cuales quedaron fuera del Tratado de París, del Tratado Germano Español del siglo XIX, e incluso quedaron fuera de los territorios cedidos en 1898. Actualmente, España no los ha reclamado y se encuentran deshabitados. No revisten interés económico ni menos estratégico.

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Si vemos solamente a los países que conforman la APEC, ellos representan el 56% del PIB mundial y concentran el 44% de los intercambios globales. En resumen, y, pese a la crisis económica que afecta a las economías de Europa y de Estados Unidos, la Cuenca del Pacífico y, en especial, su ribera asiática, es el motor en el que durante este período ha descansado la economía global. Chile orienta el 48% de sus exportaciones hacia la ribera asiática, de donde captamos el 31% de nuestras importaciones. En el caso europeo, el 70% de su carga marítima transita desde el espacio de la Cuenca y desde el Índico. Las proyecciones europeas para el 2020 señalan que cerca del 45% de la carga por contenedores será trasladada entre el espacio de la Cuenca y Europa. Desde un punto de vista político y estratégico, el Pacífico es tanto un actor protagonista como un escenario de interés para la agenda internacional. Ésta no es una afirmación nueva. Hace más de 100 años, el Presidente Theodore Roosevelt, de Estados Unidos, señaló que “La era atlántica se encuentra actualmente en la cima de su desarrollo, pero pronto agotará sus recursos disponibles. La era del Pacífico, que será la mayor de todas, apenas está iniciando su marcha”3. Las palabras de Roosevelt se anticiparon a un cambio trascendental que está atravesando ahora el mundo: el desplazamiento del eje de gravitación mundial desde el Atlántico hacia el Pacífico es un hecho indesmentible, convirtiendo a esta Cuenca en la de mayor relevancia económica, política y estratégica durante el presente siglo. Prueba de lo anterior es que de los países del G-20, nueve son ribereños de Pacífico; tres de los cinco miembros del Consejo de Seguridad son también ribereños de la Cuenca, mientras que los otros dos, son parte de ella por sus posesiones e intereses ultramarinos; de los 20 países con los más altos índices de PIB -de acuerdo al FMI-, nueve4 son del Pacífico y más de 25 países de la Cuenca pertenecen al G-77.

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3 Khanna, Parag 2008 “Der Kampf um die Zweite Welt. Imperien und Einfl uss in der neuen Weltordnung”. Berlín. Citado por Mols, Manfred en “Del siglo norteamericano al siglo del Pacífico asiático”. En revista Análisis. Vol. 13., N°39, Septiembre – Diciembre, 2010. Disponible en http://www.mexicoylacuencadelpacifico.cucsh.udg.mx/sites/default/files/Del%20siglo%20norteamericano%20 al%20siglo%20del%20Pac%C3%ADfico%20asi%C3%A1tico.pdf. 4 Indonesia, Corea del Sur, México, Australia, Canadá, Rusia, Japón, China y Estados Unidos. Si a ellos sumamos el Reino Unido y Francia (debido por sus posesiones insulares existentes en la Cuenca del Pacífico), el listado llegar a once países.

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HABLEMOS UN POCO DE CHINA. Gracias a su fuerte demanda de materias primas, China ha jugado un papel de contrapeso fundamental en la crisis económica de la que Estados Unidos parece estar saliendo y que la Unión Europea aún se empeña en superar. Esto ha permitido que, por primera vez, una de las más severas crisis económicas ocurridas en el hemisferio norte no afectara en forma dramática a América Latina. China Popular se ha convertido en la principal potencia económica emergente de hoy. Y es indudable que seguirá aumentando su influencia en los grandes temas de la política mundial, factor que explica por sí solo una buena parte del cambio del eje gravitacional previsto por Roosevelt. La correlación de lo anterior en el campo político es también evidente. En el contexto de la reciente cumbre de la APEC, en Beijing, China Popular mostró liderazgo global al bajar las tensiones con Japón y Vietnam, cerrar tratados comerciales con Seúl y Moscú, acordar medidas con Estados Unidos para enfrentar el cambio climático e impulsar la creación de una Área de Libre Comercio de Asia-Pacífico. La reciente reorientación estratégica de Estados Unidos hacia el Pacífico, calificando a esta región como “pivote estratégico” de sus intereses, refleja una clara conciencia de lo que la Cuenca ha pasado a significar en el presente y, sobre todo, de lo que puede significar a futuro en dimensiones decisivas de lo político, lo económico y lo estratégico. La expresión de esto es tanto el aumento de su presencia en la región como el fortalecimiento de sus vínculos y alianzas políticas y estratégicas. La otra cara de esta perspectiva es la densidad de la arquitectura de interacciones políticas y acuerdos económicos que han coadyuvado a la integración de la ribera asiática con la americana. Me refiero a instancias tales como el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC); el Consejo de Cooperación Económica del Pacífico (PECC); el Foro de Cooperación América Latina-Asia del Este (FOCALAE); la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático -la ASEANy la ASEAN + 3 (que incluye al Japón, China y Corea del Sur) y el Acuerdo Trans-Pacífico de Libre Comercio (TPP), aún en construcción. A su vez, desde nuestra ribera, la Alianza del Pacífico (integrada por Chile junto a Perú, Colombia y México), un proyecto auspicioso nacido en Sudamérica que acerca todavía más a las

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dos riberas y puede, por qué no decirlo, devenir también en un puente que una la Cuenca del Pacífico con España, Portugal y con la Unión Europea. Con todo, hay espacio para pensar y desarrollar más instancias de integración y profundizar las existentes, para cooperar más y mejor en la seguridad de toda la región. La principal instancia en la ribera asiática es el ASEAN. Estructurada sobre la base de intereses económicos, es también un mecanismo que busca la paz, la estabilidad política y la seguridad regional. La incorporación de Japón, China y Corea del Sur en la ASEAN+3 (1997) representa un impulso a la construcción de más y mejor seguridad en un área del mundo donde la historia del siglo XX todavía marca las agendas bilaterales. Otra iniciativa en la misma línea es la Reunión de Ministros de Defensa de la ASEAN Plus (ADMM Plus, por su sigla en inglés)5, creada en 2007 con la idea de vincular ambas orillas para impulsar la construcción de una Cuenca más segura y más estable que nos beneficie a todos. Situación similar ocurre en APEC, donde hay un interés cada vez más alto por más y mejor coordinación para enfrentar amenazas comunes a todos sus miembros: terrorismo internacional, seguridad marítima, piratería, etc. por sólo nombrar algunas. LOS RIESGOS Y AMENAZAS EN LA CUENCA DEL PACÍFICO La Cuenca del Pacífico es un mosaico de diferencias y de potencialidades. En ella coexisten democracias plenas, junto con democracias frágiles o sistemas donde cohabita el centralismo político con una agresiva apertura comercial. Las diferencias bien podrían erigirse como obstáculos para su crecimiento y estabilidad, comprometiendo, de paso, la seguridad global. Sin embargo, ellas se mantienen relativamente estables, gracias -diría yo- a un marcado pragmatismo en las relaciones políticas y económicas que se dan en su interior. Más que en las diferencias, la atención está puesta en las potencialidades. En contraposición con América o Europa, la región no cuenta con un sistema político-económico común. Pero se ha avanzado en la construcción de mecanismos que tienden a establecer 5 La Reunión de los Ministros de Defensa del ASEAN Plus (ADMM Plus) nace en 2007 durante la segunda reunión de los Ministros de Defensa del ASEAN. A esta iniciativa fueron incorporados ocho países: Australia, China Popular, India, Japón, Nueva Zelanda, Corea del Sur, Rusia y Estados Unidos.

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lazos comerciales que, de alguna forma, “atemperan” las tensiones políticas y permiten generar consensos sobre ciertos elementos de beneficio común. En definitiva, la Cuenca del Pacífico es un espacio geopolítico que presenta una agenda estratégica compleja, marcada tanto por recurrentes tensiones inter-estatales que han podido ser manejadas y contenidas como por amenazas no tradicionales, que nos afectan a todos. ¿Cuáles son sus problemas de seguridad? En términos generales, y particularmente en el área del Asia-Pacífico, perdura el legado de los conflictos calientes de la Guerra Fría con la permanente tensión en la península coreana; es preocupante la nuclearización de algunos Estados con institucionalidad política débil o con regímenes que confían más en la fuerza que en la política y la diplomacia para resolver sus controversias; persisten problemas derivados de reclamaciones marítimo-territoriales. A todo esto se suman la piratería, el cambio climático y el incremento del nivel del mar (que arriesga la desaparición de pequeños Estados-isla), la depredación de los recursos marinos, el narcotráfico, el terrorismo internacional y los desastres naturales, entre otras amenazas y riesgos. Es decir, la característica mixtura contemporánea de desafíos de seguridad de tipo tradicional y no tradicional, pero que son enfrentados en una forma distintiva, no característica, por los países de la región. Podemos localizarlos geográficamente. En la ribera asiática observamos la permanencia de disputas territoriales y marítimas, en especial en la zona del Mar del Sur de China. Si bien estas disputas tienen mucho del carácter de elementos distractores, eventualmente pueden detonar una crisis internacional. Por ahora, se ha sabido controlar y regular estas eventuales, pero no por eso menos peligrosas, derivaciones. Aun cuando hay una gran potencialidad para la tensión, ha predominado el pragmatismo y la prudencia, así como el interés común y la voluntad por conservar un ambiente estable y pacífico, condición que todos los Estados de la subregión consideran fundamentales para seguir con sus niveles de crecimiento y dinamismo económico. Durante la reciente cumbre de la APEC, el presidente Xi Jinping, de China, afirmó que las relaciones estables entre los países vecinos son beneficiosas para alcanzar los intereses estratégicos comunes, insistiendo en que hay que mantenerse en el camino del desarrollo pacífico,

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seguir una política prudente de defensa y seguridad, e impulsar esfuerzos multilaterales para aumentar la confianza mutua. Un segundo tipo de problema de seguridad lo representa la cuestión de Taiwán. Pese a su complejidad, el pragmatismo de todos los actores involucrados, incluido Estados Unidos, ha primado. Aun cuando ésta es una situación no resuelta, que podría eventualmente escalar a una crisis, se constata la existencia de voluntad política y suficiente consenso para evitar un conflicto con los impactos regionales y globales que ello acarrearía. De la misma forma, en el caso de Corea del Norte, aun cuando se trate de un actor que genera por sí mismo una alta dosis de incertidumbre, el modo como los Estados de la región, en particular Corea del Sur y China, abordan el problema, confirma la tesis de que todos ellos esperan evitar la confrontación y mantener la estabilidad. En ambas situaciones, China ha tenido un papel de vital importancia. Quisiera abordar muy puntualmente el tema del gran crecimiento económico de China y su consecuente programa de aumento de capacidades militares, el cual ha generado cierto grado de inquietud entre algunos países de la Cuenca (Estados Unidos, Australia, Japón, Corea del Sur, Vietnam y Filipinas). El crecimiento de China Popular como potencia regional y global es un tema de particular relevancia en la agenda de seguridad. Es evidente que una China con mayor estatura estratégica generará un nuevo contexto estratégico. El crecimiento exponencial de China y el aumento sostenido de sus capacidades militares ha llevado a Estados Unidos a re-apreciar sus relaciones de seguridad y defensa en la región. La Guía Estratégica para la Defensa de Estados Unidos, publicada en enero de 2012, considera un cambio en su centro de gravedad hacia la Cuenca del Pacífico, fortaleciendo su presencia naval, modernizando y actualizando sus alianzas estratégicas con sus países aliados, acercando posiciones con las potencias emergentes e intensificando su compromiso multilateral. Pero su objetivo final, más que contener el creciente poderío militar chino, es cooperar para fortalecer la seguridad global de la Cuenca, asegurando con ello la prosperidad económica de todos, así como también mejorando la arquitectura cooperativa regional existente.

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Pese al desarrollo militar chino, es importante destacar que la diferencia de capacidades con Estados Unidos es, y seguirá siendo muy grande, al menos en el mediano plazo. De acuerdo

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al General chino Chen Zhou, cabeza intelectual desde hace muchos años del proceso de modernización militar china, la brecha tecnológica que separa a ambos países equivale a unos 40 años. Del mismo modo, pese al recorte en el presupuesto de defensa de Estados Unidos, éste sigue siendo ocho veces superior al de China. Por eso pensamos que el desarrollo militar chino corresponde al propio de una potencia con intereses globales y con una creciente capacidad de proyección de su poder. Que China alcance el estatus de gran potencia es algo inevitable y natural. Lo importante es cómo este país y el resto de las potencias regionales reacomodan sus roles en un nuevo escenario internacional. Hace dos siglos, Napoleón se adelantó a su tiempo señalando que “China es un gigante durmiente; dejémosle que duerma por mucho tiempo, porque cuando despierte sacudirá el mundo”. El gigante ya despertó y debemos conocerlo, saber cómo cooperar con él, crear confianzas, y cómo coexistir sin generar alarmas que pueden ser infundadas. Por otra parte, la ribera asiática de la Cuenca enfrenta también una agenda específica de amenazas transnacionales, entre las que destacan el terrorismo, el narcotráfico, el crimen organizado y la piratería. En el caso de la piratería, particularmente presente en el Sudeste asiático y especialmente en la zona del Estrecho de Malaca y en zonas del Mar del Sur de China, vemos que, pese a las diferencias territoriales antes mencionadas, existe una amplia cooperación para contenerlo y eliminarlo. Acá coinciden los esfuerzos de Estados Unidos, China, Corea del Sur, Japón y Australia, que están unidos frente a esta amenaza contra los intereses estratégicos comunes. Otro aspecto que también debe ser considerado, en tanto amenaza y también como factor de cooperación, es el de los desastres naturales que afectan regularmente a toda la Cuenca. Terremotos, maremotos, tifones y erupciones volcánicas son comunes a nuestros países y tienen, ciertamente, un impacto negativo para el comercio regional y global. Basta con recordar los efectos del terremoto en Chile de febrero de 2010, o el terremoto y posterior tsunami que afectó a Japón en marzo de 2011. Se trata de fenómenos recurrentes y de gran relevancia en la agenda de los países de la Cuenca. En cuanto a los problemas de seguridad del Pacifico Sur, Chile valora los compromisos internacionales sobre la tercera ribera de la Cuenca: la Antártica. La tentación futura por el acceso a reservas de recursos naturales, así como potenciales demandas sobre la plataforma continental

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en el área antártica y superposiciones en las reclamaciones de soberanía, configuran un cuadro estratégico cada vez más importante tanto para Chile como para otros países con presencia en el continente helado. Por otra parte, los focos de inestabilidad en ciertas regiones de Oceanía también revisten preocupación para los países del Sur del Pacífico. Se trata de una agenda de seguridad poco conocida, de la cual no podemos ni debemos estar ajenos. Esto es particularmente relevante si, en un eje sur-sur, queremos estrechar las relaciones con Australia, Nueva Zelanda y los estados polinésicos, particularmente sensibles, por su tamaño y condición insular, a ciertos fenómenos, que pueden afectar la zona. El Pacífico Sur se caracteriza por su vulnerabilidad ante catástrofes naturales, así como frente a los efectos del cambio climático. Especialmente en el área de la Polinesia y en Oceanía. Veamos, de forma rápida, los desafíos existentes en nuestra ribera americana. En una visión sur-norte, identificamos dos grandes zonas en las cuales vemos amenazas, riesgos y desafíos. La primera corresponde a la zona suramericana, donde enfrentamos desafíos tales como la permanencia de problemas geopolíticos, el crimen organizado -con el narcotráfico y el tráfico de personas como sus caras más conocidas-, la depredación de los recursos marinos y forestales, y las migraciones ilegales. La segunda zona, que abarca la ribera norte de Sudamérica, Centroamérica y la parte sur de América del Norte, presenta una agenda compleja: inestabilidad política acompañada de debilidad de las instituciones estatales, crimen organizado en poderosos carteles y narcotráfico, y dificultad en el control del territorio. Finalmente, quiero señalar que si bien hemos geo-localizado estas amenazas y riesgos, ellos no responden exclusivamente a un criterio geográfico. Muchas de estas amenazas y riesgos son también globales. La depredación de los recursos marinos está igualmente presente en el Mediterráneo, el Atlántico y partes del Pacifico; el terrorismo internacional es una amenaza a la sociedad global; la debilidad de las instituciones está presente en partes de América, en Asia, en África y en Medio Oriente…

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La suma de todas ellas aumenta la incertidumbre, crea inestabilidad y establece un círculo vicioso de amenazas que se entrelazan y retroalimentan al modo en el que el crimen organi-

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zado genera narcotráfico, en el que el narcotráfico produce corrupción y la corrupción gatilla violencia delictiva organizada: maras, pandillas, asociaciones ilícitas, etc. LA ACCIÓN DE CHILE EN LA CUENCA DEL PACÍFICO A nuestro juicio, escenarios como los señalados nos imponen la exigencia de definir prioridades para la acción, que combinen adecuadamente los recursos de que disponemos y las capacidades que poseemos, en función de los efectos que esperamos producir en determinadas áreas o temas de nuestro interés en el Pacífico. Nuestra actividad en materia de seguridad seguirá concretándose por medio del esfuerzo político tanto bilateral como multilateral, considerando de forma creciente la contribución que las Fuerzas Armadas pueden hacer como instrumentos de nuestra Política Exterior. Priorizaremos nuestros esfuerzos de cooperación en seguridad hacia la Cuenca en tres ejes: El primer eje, y el más relevante y estratégico para nuestros intereses, corresponde al área oceánica adyacente a nuestros 4 mil kilómetros de costa, donde se encuentran nuestros territorios insulares, nuestra Zona Económica Exclusiva y la plataforma continental del país, así como los intereses nacionales más inmediatos. Quiero destacar que entre esos intereses destaca el hecho de tratarse de la zona por donde no sólo transita, sino que proviene, la mayor parte de los hidrocarburos que necesita nuestro país. Este primer eje de interés está anexo, por yuxtaposición, al resto de la ribera sudamericana y centroamericana del Pacífico. Es en esta área donde Chile, por medio de una estrecha cooperación, cuando corresponda, con los demás países latinoamericanos ribereños, puede contribuir de manera más efectiva a la solución de los desafíos generales de seguridad en la Cuenca del Pacífico. Un ejemplo es lo que hacemos en el ejercicio PANAMAX, nacido desde la Armada de Chile, y apoyado por Estados Unidos, para beneficio de todos los usuarios del Canal de Panamá. El segundo eje es el Pacífico Sur, donde tiene una importante gravitación la Antártica y donde, como país, asumimos obligaciones y responsabilidades de seguridad marítima y aérea otorgadas por acuerdos internacionales de navegación.

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En lo que a la Antártica respecta, intensificaremos nuestra presencia y actividades, así como el impulso para mantener la vigencia del sistema antártico en tanto instrumento internacional para fomentar la cooperación y asegurar la paz en una región de la cual somos co-responsables. En este segundo eje contribuiremos también a superar los desafíos generales de seguridad en la Cuenca del Pacífico, explorando nuevas formas de cooperación en temas de seguridad con Australia, Nueva Zelandia y Francia, para enfrentar los focos de inestabilidad que surjan, así como para contribuir a prevenir y mitigar los efectos de los desastres naturales y del cambio climático. Valoramos y apoyamos la realización de los ejercicios “Croix du Sud”, a los cuales nos sumamos con interés. Por último, en el tercer eje, la Cuenca del Pacifico en su generalidad, Chile dará cumplimiento a los acuerdos internacionales destinados a reaccionar ante desastres naturales y antrópicos, proveer seguridad al comercio internacional y contribuir a la lucha contra el terrorismo internacional. En estas materias, trabajaremos especialmente en el marco de la “Estrategia de Seguridad Consolidada”, aprobada por la APEC en 2011. Parte importante de nuestro esfuerzo de cooperación por más y mejor seguridad en la Cuenca del Pacifico, lo hace el sector Defensa y sus instituciones. Estamos presentes, de manera y en grados diversos, en varios mecanismos multilaterales tales como la Conferencia de Ministros de Defensa del Pacifico Sur (SPDMM), el Diálogo de Defensa de Seúl y el Diálogo de Shangri-La, entre otros. Todas estas instancias tienden a acrecentar y fortalecer un diálogo constructivo respecto de las preocupaciones, riesgos y amenazas que son comunes a todos los países ribereños de la Cuenca del Pacífico. Este activo multilateralismo, que es una de las áreas de interés de nuestra Política Exterior, es vital para construir un ambiente global más estable y más seguro, generando y fortaleciendo la construcción de confianzas para avanzar a nuevos estadios de integración. Proteger nuestros intereses estratégicos comunes es también trabajar por la estabilidad y la prosperidad de nuestro propio país. Por nuestra estatura estratégica, nuestra proyección y nuestros intereses, coincidimos con la idea de “pensar globalmente” -y estas iniciativas sirven para esto- y “actuar localmente”… Nuestro aporte al esfuerzo de construcción de un ambiente global más estable y más seguro radica en contribuir a la seguridad de nuestra ribera inmediata, América del Sur y, junto con ello, asistir -de acuerdo a nuestras capacidades- a los demás países ribereños de la Cuenca.

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Hemos desarrollado acuerdos de defensa con siete países de la Cuenca, los que van desde China y Australia a Vanuatu y las Islas Marshall. Otros tres acuerdos están en estudio. Asimismo, Chile coopera y es parte de una intensa red internacional de iniciativas tendientes a fortalecer la cooperación para una mejor seguridad de la Cuenca. Asimismo, hemos adoptado un compromiso político que nos involucra aún más con el fortalecimiento de los espacios de cooperación con la ribera asiática de la Cuenca. Instancias de diálogo político tales como la Conferencia de Ministros de Defensa del Pacifico Sur, el Diálogo de Seúl y el foro que reúne a los Ministros de Defensa del área de la ASEAN Plus –el ya mencionado ADMM Plus-, son y serán herramientas fundamentales para avanzar en ese propósito. Otro tanto ocurre con los ejercicios multilaterales PANAMAX, MARARA, Team Work South, RIMPAC, Croix du Sud y UNITAS, que tienen por objetivo robustecer la confianza mutua para poder construir más y mejor seguridad en el Pacífico. Finalmente, estamos abiertos a explorar nuevas iniciativas bajo un esquema multilateral. Pienso en operaciones de paz conjuntas-combinadas, mayor cooperación y coordinación en materia de operaciones de ayuda humanitaria, en asuntos relacionados con ciber-seguridad, crimen organizado y, en especial, seguridad marítima. Contamos con el Centro Conjunto para las Operaciones de Paz de Chile (CECOPAC), institución de excelencia que prepara a nuestra gente para participar en operaciones de paz y que puede convertirse en un vaso vinculante con la ribera asiática en materia de entrenamiento. Podemos pensar en alianzas con centros de estudios internacionales y hacer parte de este esfuerzo al CESEDEN o al Instituto Gutiérrez Mellado. Contamos con una experiencia real en materia de cómo enfrentar desastres naturales de magnitud. El 2010 mi país sufrió uno de los terremotos más intensos registrados en la historia moderna. Aprendimos lecciones y las queremos compartir. También queremos aprender de otros países del Pacífico que comparten estas mismas amenazas naturales y cooperar con ellos. Finalmente, Chile, siendo un país marítimo y volcado hacia el espacio de la Cuenca, se hace parte del desafío que significa la seguridad marítima. Buscaremos mejorar y profundizar nuestra inter-operatividad con Marinas de países amigos. Podemos pensar en acercar e integrar a países de la ribera asiática a ejercicios, actividades e instancias existentes en la ribera americana.

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Conocernos más fortalece las confianzas. Disponer de un ambiente de confianza permite trabajar cooperativamente por un entorno más seguro y estable para todos. PALABRAS FINALES Hace más de 197 años, nuestro Padre de la Patria, don Bernardo O’Higgins, dijo, inmediatamente después de la batalla de Chacabuco, que “este triunfo y cien más serán insignificantes si no dominamos el mar”. Bajo este pensamiento, hemos construido nuestra visión y nuestra proyección sobre lo que hoy llamamos Cuenca del Pacífico. No tengo duda de que así como el siglo XIX y el XX fueron centrados en el Atlántico, el siglo XXI será sin duda el siglo del Pacífico. Debemos profundizar nuestra forma de ver y entender al Pacífico, concebirlo como un espacio interconectado en donde todos sumamos y contamos. Construir más confianza significa sentar las bases de más y mejor cooperación, de más y mejor seguridad. Para nuestro país, la articulación de relaciones más cercanas y más intensas es un objetivo primordial de nuestra política exterior en la región. Chile quiere ser un punto de conexión entre la orilla asiática y la orilla suramericana del Pacífico, generando espacios de cooperación que nos beneficiarán a todos por igual. La seguridad de la Cuenca del Pacífico no tiene una sola bandera. Tiene todas las banderas. Somos todos responsables de construir esa seguridad. Pensar globalmente la cooperación para enfrentar riesgos y desafíos en este espacio marítimo, nos permite vislumbrar la acción local que podemos realizar para que sume al esfuerzo de los demás. Somos parte de un todo integrado, de un mismo motor: el Océano Pacífico. Un motor que está aumentando su potencia para mover al mundo. No todo hay que percibirlo como una amenaza. Los americanos del Pacífico debemos conocer y entender la cultura asiática. Trabajar con ellos. Integrarnos. El crecimiento de China para nuestro país y para América Latina, es una oportunidad.

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Cada vez cobra más importancia la interdependencia de la seguridad entre ambas riberas de la Cuenca. La cooperación está en el centro de cualquier respuesta a los problemas de seguridad en el Pacífico. No solamente debemos compartir responsabilidades, sino también las oportunidades para cooperar por una región más segura y estable. En esto radica la garantía de nuestro desarrollo y prosperidad.

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Chile optó hace años por abrir su economía buscando nuevos mercados, priorizando visionariamente su inserción en la Cuenca del Pacífico. Hoy tenemos una nutrida presencia diplomática en 16 países de la ribera asiática, así como en todos los países de la ribera americana. Hemos desarrollado una amplia red de tratados de libre comercio en la Cuenca, lo que se refleja en la ribera asiática con numerosos acuerdos de libre comercio. También hemos logrado acuerdos de asociación económica con Singapur, Brunei Darussalam y Nueva Zelanda. Pertenecemos a la APEC desde 1994. Nuestra inserción internacional se complementa con la red de acuerdos logrados en la ribera americana. De modo complementario, durante las dos últimas décadas, nuestro país ha ido transitando desde ser un país observador del esfuerzo de otros por contribuir a la paz mundial, a veces lejano y poco conocido, a ser un actor que entiende la necesidad de asumir mayores responsabilidades en lo que a seguridad internacional se refiere. Nos hemos integrado a diversas misiones e iniciativas de cooperación internacional, participando de los regímenes de control de armamento y desarme humanitario. Para la Defensa, ello constituye un reto relevante, por cuanto nos demanda constituirnos en una herramienta eficaz y eficiente de nuestra política exterior. Permítanme cerrar mis palabras citando a nuestra Presidenta Michelle Bachelet. Durante la reciente cumbre de la APEC, ella señaló: “Estamos apostando por un futuro mejor. Uno en el que América Latina, nuestro espacio natural de cooperación e integración regional, y la Cuenca del Pacífico, la región más dinámica del siglo XXI, pueden realizar su potencial y crear nuevas oportunidades y beneficios para todos sus ciudadanos”. Desde mi calidad de Ministro de Defensa, yo sólo agregaría una idea: oportunidades y beneficios para todos en un marco de seguridad y estabilidad.

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PARTICIPACIÓN LATINOAMERICANA EN OPERACIONES DE PAZ: UN AULA ABIERTA CON PROYECCIÓN POLÍTICA María Inés Ruz Licenciada en Periodismo por la Universidad de La Habana y magíster en Estudios Internacionales por el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile. Entre otros cargos fue asesora internacional del Ministerio de Defensa de Chile y tuvo un rol activo en el impulso de la Fuerza de Paz Combinada Cruz del Sur, en la coordinación de los Ministerios de Defensa de los países latinoamericanos que participan en la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), y como parte del grupo de expertos que elaboró los estatutos del Consejo de Defensa Suramericano de UNASUR. Actualmente se desempeña como Embajadora de Chile en El Salvador. RESUMEN: Este artículo plantea la argumentación de que los países latinoamericanos han demostrado capacidades militares y políticas para responder a situaciones de crisis de seguridad en la región, lo que les permitiría incrementar su incidencia en la toma de decisiones en los órganos multilaterales. Se menciona la participación de doce países en la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH) y en la Fuerza de Paz Combinada Cruz del Sur. Sin embargo se concluye que el déficit de institucionalidad ha impedido hasta ahora capitalizar las múltiples lecciones que dejan estas experiencias. Palabras clave: Operaciones de paz, Haití, Organización de las Naciones Unidas, MINUSTAH, América Latina.

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ABSTRACT: The present article argues that Latin American countries have shown that they have the military and political capabilities to respond to security crisis situations in the region, which would enable them to exert a greater impact on decision making in multilateral bodies. It mentions the participation of 12 countries in the United Nations Stabilization Mission in Haiti (MINUSTAH) and in the Southern Cross Joint Peace Force. Nevertheless, it concludes that institutional shortcomings have prevented, up to now, the possibility of capitalizing on the many lessons that these experiences have taught. Keywords: Peace operations, Haiti, United Nations, MINUSTAH, Latin America.

A mediados de 2014 el Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-moon envió una misión especial a Haití para evaluar la posibilidad de una rápida transición y retiro de tropas que participan en la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH). Sin embargo, el estudio posterior concluyó que sería negativo un paso de ese tipo “en un momento en el que la situación de seguridad sigue siendo frágil y la Policía Nacional Haitiana (PNH) no ha alcanzado la dotación prevista” (Informe del Secretario General de la ONU, 2014). En esa misma dirección los gobiernos de Brasil, Argentina, Uruguay y Chile, que son los mayores contribuyentes de tropas a la MINUSTAH, analizaron el escenario haitiano en una reunión de Viceministros de Relaciones Exteriores y de Defensa, que tuvo lugar a fines de julio en Santiago de Chile. En la capital chilena, los Viceministros abordaron en detalle la situación política y de seguridad y concluyeron que para respaldar el proceso de institucionalidad democrática del país no se debía acelerar el retiro de la MINUSTAH, sino más bien asegurar que la reducción del contingente militar se realice de manera gradual, paulatina y responsable. De esta forma, alertaron sobre el riesgo de un retroceso que afectaría la gobernabilidad democrática de la nación caribeña y los pequeños logros alcanzados allí, tanto en materia de seguridad como en el proceso de normalización de la estructura social y económica del país tras el terremoto de 2010. Además, en su carácter de coordinador del Grupo de Amigos de Haití en Nueva York, Uruguay asumió la responsabilidad de convocar a todos los países latinoamericanos que contribuyen con tropas para ensayar una posición común en el Consejo de Seguridad. Dicha cita tuvo lugar al mes siguiente y contó con la participación de la Secretaría General de la ONU (SGONU) y de once de los doce contribuyentes. Además de los ya mencionados, participaron Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Paraguay y Perú.

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Posteriormente Argentina, en la presidencia del Consejo de Seguridad en el mes de octubre, reiteró que al renovar el Mandato, el Consejo de Seguridad debía instar a un compromiso completo y equitativo con Haití, poniendo especial atención en el incremento de las amenazas y acosos contra las personas que piden justicia por violencia de género1. En efecto, y como veremos más adelante, la Resolución 2180 aprobada el 14 de octubre por el Consejo de Seguridad, refleja en gran parte los postulados de los países latinoamericanos, que lograron retomar la práctica del diálogo y la concertación, para presentar posiciones comunes ante el Consejo de Seguridad. La declaración final de la Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas, en Arequipa, valoró la participación de los países del hemisferio en las Operaciones de Mantenimiento de la Paz de las Naciones Unidas. El documento enfatiza “la importancia de que los países contribuyentes de tropas tengan una mayor participación en los órganos de competencia de las Naciones Unidas, relacionados con estos asuntos” (Declaración de la Conferencia XI de Ministros de Defensa de las Américas, 2014). Efectivamente, la creciente participación de tropas latinoamericanas en Operaciones de Mantenimiento de la Paz no se condice con la escasa participación en los órganos de decisión o, propiamente, en el Departamento de Operaciones de Paz (Department of Peacekeeping Operations-DPKO), por sus siglas en inglés. Esta realidad fue tempranamente analizada por los gobiernos latinoamericanos de la MINUSTAH, que se reunieron en el Mecanismo “2x9”, entre 2005 y 2009, para concordar sus posturas frente al Consejo de Seguridad. Pero hasta ahora no ha habido una acción conjunta orientada a modificar tal asimetría. La Declaración de Arequipa también reconoce el esfuerzo de Estados que desarrollan fuerzas binacionales o multinacionales aptas para participar en Operaciones de Mantenimiento de la Paz de Naciones Unidas. El documento no menciona ninguna en específico. Pero es conocida la experiencia que Argentina y Chile iniciaron en 2005 y que cristalizó en la conformación de la Fuerza de Paz Combinada Cruz del Sur, puesta al servicio de las Naciones Unidas (Ruz, 2008). Recientemente se ha reiterado el interés de Brasil por conocer esta experiencia y evaluar la posible participación, según se informó profusamente tras la reunión (en agosto de 2014) entre los ministros de Defensa de Chile y de Brasil, Jorge Burgos y Celso Amorín. Con anterioridad, Perú también había expresado el mismo interés. 1 http://enaun.mrecic.gov.ar/

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Tanto la decisión de conformar una fuerza de paz combinada como su posterior diseño y estructuración, implicaron un intenso diálogo político entre las autoridades de Argentina y Chile, así como al interior de cada uno de los países. Un tema sensible fue la necesidad de establecer un mecanismo de conducción política y de coordinación entre las Cancillerías y los Ministerios de Defensa, así como entre éstos y el Congreso. Entre otras importantes tareas asignadas a este mecanismo se contempló el estudio de los escenarios para un posible despliegue de la fuerza. Esta última es una decisión de Estado que sobrepasa las competencias de cada una de las instituciones involucradas y que requiere un proceso de decisión altamente integrado. COORDINACIÓN Y CONSENSO La reunión de Viceministros en Santiago, y un posterior encuentro del Secretario General de la ONU (SGONU) con representantes de países latinoamericanos, retomó la práctica de coordinación entre las naciones de la región que contribuyen a la MINUSTAH. Como se adelantó, durante el período 2005 al 2009 se estableció una dinámica de reuniones entre las carteras de Relaciones Exteriores y de Defensa, que en su momento reunía a 9 países latinoamericanos que aportaban tropas a la MINUSTAH, en lo que se conoció como “2x9” o Mecanismo de Concertación Política Latinoamericana para Haití. Al analizar el surgimiento y desarrollo de ese mecanismo sostuve en un trabajo previo que el “2x9” fue una experiencia concreta de diálogo y concertación política por parte de países latinoamericanos para actuar coordinadamente en función de una crisis de seguridad en su propia región, sin la presencia de una gran potencia. En esta dinámica elevaron su estatura estratégica, transformando las capacidades militares desplegadas en terreno, en capacidad de concertación política para operar frente a una situación de crisis de seguridad regional y actuar de común acuerdo ante los órganos multilaterales (Ruz, 2010). El entonces “2x9” no fue objeto de un acuerdo formal entre los gobiernos: se convocaba a través de consultas entre los Ministerios de Defensa y las Cancillerías de los nueve países cuando se aproximaba la discusión del Mandato en el Consejo de Seguridad. Su funcionamiento también fue un ejercicio de construcción de consensos internos en cada uno de los países que habían comprometido la responsabilidad del Estado frente a los organismos internacionales. Así, el mecanismo del “2x9” incentivó un diálogo fluido, tanto entre las autoridades de los Ministerios de Defensa y de Relaciones Exteriores como entre éstos y los respectivos Congresos, que debían autorizar la salida de contingentes que se integraban a la MINUSTAH. Varias delegaciones parlamentarias viajaron a Haití para conocer en el terreno el

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desempeño de los militares de sus países. Los medios de comunicación que acompañaron estas giras tuvieron la oportunidad de informarse e informar sobre la realidad haitiana y, también, sobre los objetivos, significado e importancia de la misión que se llevaba a cabo. Una arista en la que vale la pena detenerse fue el debate de los Viceministros sobre el origen socioeconómico de la crisis de seguridad en Haití y la convicción de que tal escenario pasaba por una solución integral que apuntara a crear condiciones para tareas de desarrollo. Tempranamente se planteó la necesidad de tener en cuenta este elemento, central para definir el carácter de la misión y el rol que cumplirían las fuerzas militares desplegadas en Haití. Por ello, los Viceministros latinoamericanos involucrados evaluaron la importancia de desarrollar acciones de impacto inmediato sobre las condiciones de vida de la población. En especial, se discutió la posibilidad de contribuir a esas acciones proporcionando logística y recursos profesionales de la propia MINUSTAH. No obstante, las normativas que establece el Capítulo VII de la Carta de la ONU2 para el despliegue de la fuerza militar en un territorio de conflicto aparecían como un serio freno a la utilización de las fuerzas en labores de apoyo a la construcción de caminos u obras de infraestructura. El tipo de crisis que vivía Haití al momento de conformarse la MINUSTAH se puede caracterizar como de “Conflicto Social Prolongado”, lo que Edward Azar define como “luchas prolongadas, a menudo violentas, libradas por grupos para satisfacer necesidades básicas, como seguridad, reconocimiento y aceptación, acceso a instituciones políticas o participación económica”, un tipo de conflicto para el que no caben soluciones militares rápidas (Azar, 2011: 155-163). Estos conflictos, cuyos rasgos se observan con frecuencia en varias partes del mundo a partir de los años ‘90 del siglo pasado, dieron contexto a la publicación del Informe Brahimi, a través del cual el Consejo de Seguridad buscó hacerse cargo de la complejidad de las nuevas guerras, estableciendo nuevas normativas que apuntaran a soluciones integrales, multidimensionales y más relacionadas con objetivos de seguridad humanitarios y políticos. La MINUSTAH se inscribe en este tipo de esfuerzo. Pero sin lugar a dudas las normativas rigurosamente resguardadas por el Departamento de Operaciones de Paz de Naciones Unidas 2 El Mandato para actuar de acuerdo al Capítulo VII de la Carta de la ONU se estableció en la Resolución 1529 de febrero de 2004 y se ha mantenido hasta la última Resolución, 2180, de octubre de 2014.

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para las misiones enmarcadas en el Capítulo VII, precisaban adaptarse a la realidad local, a las condiciones muy particulares de un país como Haití, bastante singular en el contexto latinoamericano. El Mecanismo “2x9” parecía una instancia adecuada para realizar la síntesis de ese proceso, porque proporcionaba un espacio en el que dialogaban con las más altas autoridades los factores militares y políticos, en un ejercicio de lecciones aprendidas. Desde la segunda reunión en la que participó el Secretario General de la OEA y, a partir de la elección como presidente de Haití de René Preval (en 2006), siempre estuvo presente una autoridad de su gabinete, lo que elevó el nivel de representatividad política de la instancia que agrupaba a los países que llevaban el peso de la misión. A pesar de ello, la discusión sobre un mayor involucramiento en tareas de desarrollo quedó abierto. El terremoto de 2010 (la fuerza de la naturaleza) reemplazó al debate y la síntesis, entre teoría y práctica, respecto a las acciones de la MINUSTAH. El dramático resultado de la catástrofe no admitió discusión sobre la disposición de los recursos. Ese hecho marcó una inflexión. En un seminario en Brasilia organizado por SIPRI y la Fundación Friedrich Ebert en noviembre de 20123, el general brasileño Antonio Marcos Moreira recalcaba el renovado interés con el que el nuevo mandato asumió tareas de desarrollo tras el terremoto en Haití. En dicha jornada también se analizaron las variables que harían posible avanzar hacia una comunidad de la defensa a nivel regional, latinoamericano o sudamericano. En la oportunidad, se tomó nota de la experiencia desarrollada por el “2x9” y por la constitución del Consejo de Defensa Sudamericano de UNASUR. Sin embargo, no hubo posiciones definidas respecto a la extensión de estas iniciativas, y si se debía pensar en instancias regionales para toda América Latina, o subregionales. La posibilidad de que desde Suramérica surgiera un punto de vista común sobre la responsabilidad de ejercer la protección, o un compromiso mayor con las Naciones Unidas para actuar fuera de la región, fue otra de las aristas del debate. En cambio, primó entre los participantes un amplio acuerdo respecto a la necesidad de sacar lecciones de la experiencia latinoamericana en Haití. Se hizo énfasis en el incremento de la participación de los militares en tareas humanitarias y de desarrollo, así como en los cambios en el tipo de acciones que realizaron los militares después del terremoto de 2010. La relación de los “Cascos Azules” con los civiles fue otro tema que se valoró positivamente en Brasilia, donde asimismo se pudo constatar la necesidad de que las norma3 The New Geopolitics of Peace Operation: A Dialogue with Emerging Powers. Brasilia 2012. Seminario internacional organizado por SIPRI y la Fundación Friedrich Ebert en donde la autora de este artículo participó como panelista.

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tivas de la ONU para las Operaciones de Paz (OPAZ) tomaran en cuenta las condiciones específicas de la realidad sobre las que actúan. No es posible establecer una relación directa entre los cambios que ha ido experimentando el Mandato de la MINUSTAH con la participación latinoamericana y, particularmente, con la preocupación de los gobiernos por contribuir efectivamente al desarrollo democrático de Haití. Pero al enumerar las acciones cumplidas por el contingente militar, el Informe del Secretario General de la ONU (de marzo de 2014) describe las tareas efectuadas por los contingentes de ingenieros militares destinadas a mejorar las condiciones de vida de las comunidades. Entre ellas enumera la perforación de pozos, la distribución de agua y la reparación de escuelas y orfanatos, todas las cuales fueron desarrolladas sin dejar de lado su misión primordial de apoyar al gobierno para mantener un entorno seguro y estable. Así, el informe del SGONU de agosto de este año da cuenta de la destinación de 5 millones de dólares para proyectos de efecto rápido, entre los que se cuentan la infraestructura para acceso al agua potable, el alumbrado público y el centro para la atención del cólera, entre otras acciones en las que colaboran los contingentes militares. La reciente Resolución 2180 (14/10), del Consejo de Seguridad, que renueva el Mandato de acuerdo al Capítulo VII de la Carta, recoge en parte los planteamientos formulados por los países del ahora “2x12”, tanto respecto a la necesidad de dar continuidad a un repliegue gradual y ordenado de la fuerza, como respecto a la especial preocupación por la situación de la violencia contra la mujer. Además, en varios pasajes la Resolución reitera la importancia de abordar tareas de desarrollo social y económico conjuntamente con las labores que garanticen la seguridad del país. RELEVANCIA POLÍTICA PARA LOS PAÍSES La presencia latinoamericana en Haití sigue ocupando un lugar importante en la agenda de las autoridades de los países contribuyentes. La presidenta de Chile Michelle Bachelet y el mandatario uruguayo José Mujica reafirmaron en Montevideo el compromiso de sus países con el país caribeño.

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La misma preocupación hubo en la reunión del Mecanismo de Consultas Políticas entre Chile y Brasil, a principios de septiembre. En esa oportunidad apuntaron a reforzar las capacidades de la policía haitiana para preservar la paz y la seguridad. Desde 2006 Chile viene aportando un trabajo sostenido de apoyo a la PNH, con el concurso de la policía

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civil y de la uniformada en estrecha coordinación con el componente policial de la MINUSTAH. Por su parte Brasil, entre otras iniciativas de cooperación, inició la formación de 200 haitianos como ingenieros militares y como personal técnico de ingeniería militar, apuntando de esta forma a fortalecer las capacidades del Estado haitiano para hacer frente a sus propias demandas en materia de paz y seguridad. Destaca también la contribución de Ecuador. Recientemente el Ministerio de Defensa de ese país ratificó el compromiso de formar a dos aspirantes a oficiales de arma y a cuarenta aspirantes especialistas de tropa de Haití en la Escuela de Formación de Soldados. Se suma la capacitación de pilotos de helicópteros para la PNH. De particular interés resulta la decisión del Gobierno de Ecuador que dispuso la participación del Cuerpo de Ingenieros del Ejército en la planificación y ejecución de obras de ayuda humanitaria en obras de reconstrucción de Haití y de apoyo al desarrollo humanitario. La lista es más extensa si se incorporan otro tipo de iniciativas de cooperación, vinculadas al desarrollo de capacidades en el ámbito de la educación, la salud y el desarrollo productivo. En este ámbito sobresale el Proyecto Pro Huerta, que desarrolla Argentina desde 2005 con el objetivo de contribuir a la seguridad alimentaria. El año pasado se incorporó la Secretaría Técnica de UNASUR para Haití, lo que permitirá extender el programa a unas 37 mil familias. La actual Representante en Haití del SGONU, Sandra Honoré, agradeció el aporte de los contribuyentes al dar cuenta de la situación de Haití ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en Nueva York. En esa oportunidad, Honoré advirtió que se mantiene la falta de consenso y la desconfianza entre los actores políticos haitianos y que no ha habido avances en los compromisos electorales vigentes, aunque añadió que la situación es estable y que no hay riesgos de seguridad para llevar adelante ese proceso. En marzo de este año Sandra Honoré realizó una gira por Argentina, Brasil, Chile y Uruguay. En Buenos Aires participó en un debate organizado por la Red de Seguridad y Defensa de América Latina (RESDAL) sobre logros, avances y desafíos de la MINUSTAH, a diez años de su despliegue. En la oportunidad, se debatió en la capital argentina sobre los escenarios de retiro de militares y policías de Haití y sus complejidades, pasando por alternativas de un retiro completo de estos componentes a la continuidad del actual Mandato con una reducción progresiva de sus fuerzas, como se acordó en la Resolución 2180, ya citada. La mencionada resolución estableció que los cambios en la composición de la fuerza y carácter del Mandato se deberían decidir en función de la situación interna y de manera asociada al proceso de fortalecimiento institucional de la Policía Nacional Haitiana, y

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de la creación de capacidades estatales para ejercer la responsabilidad de proporcionar seguridad y estabilidad al país. Por otra parte, el alistamiento gradual de civiles en ámbitos de Derechos Humanos, Salud, Educación y Cooperación para el desarrollo aporta una mayor integridad, reforzada por la incorporación de la perspectiva de género. La aplicación de la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, “Mujer, paz y seguridad”, ha permitido una mayor vigilancia respecto a la prevención de la violencia sexual y del respeto a los derechos de las mujeres y las niñas, y la reducción, aunque no la eliminación de estos delitos. CONCLUSIONES Como se ha visto, el rol latinoamericano en Haití tiene múltiples derivaciones. Se trata de un camino con derroteros diversos, que van desde la experiencia adquirida por las Fuerzas Armadas en materia de acción conjunta, hasta la posibilidad de institucionalizar procedimientos de coordinación interinstitucional entre los Estados participantes, y de contribuir con su experiencia a enriquecer el cuerpo normativo de las OPAZ. El surgimiento del Mecanismo “2x9” (hoy 2x12) las relaciones que estableció con las autoridades de Haití, los organismos multilaterales, como Naciones Unidas y la OEA, así como el diálogo político entre los países integrantes, resultan incentivos, tanto para la cooperación regional como para la actuación coordinada, con vistas a incrementar la influencia de cada país en beneficio del interés nacional y colectivo. El nivel de acuerdo recientemente alcanzado en la reunión de Viceministros en Santiago, pero sobre todo la capacidad sostenida de mantener tropas en una misión de paz, es sin duda un gran aporte a la seguridad cooperativa regional. Pero este espacio no ha logrado hasta el momento convertirse en un canal más expedito para capitalizar esta experiencia inédita, como ha sido una misión de paz integrada mayoritariamente por fuerzas latinoamericanas. La representación latinoamericana en los órganos de toma de decisión, tanto en la misión en Haití como ante el DPKO, está lejos de ser equivalente con el aporte hecho, ahora por 12 países latinoamericanos, contribuyentes todos ellos con la MINUSTAH.

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Es posible interpretar el déficit de apropiación intelectual y proyección del mecanismo de coordinación y concertación latinoamericana, como una consecuencia de su escasa institucionalización. Si bien contó con representación de alto nivel de las carteras de Defensa y de Relaciones Internacionales, no hubo el suficiente respaldo orgánico ni se definieron responsa-

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bilidades en la gestión y seguimiento de los acuerdos. La práctica de hacerse representar ante el Consejo de Seguridad por el país que ocupaba el sillón tuvo aristas positivas pero no fue suficiente para dar continuidad y proyección a esta experiencia. La identificación de debilidades no puede obscurecer las fortalezas. De hecho, hay consenso de que América Latina puede contribuir a la paz y a la seguridad regional, y para ello no se parte de cero: la experiencia del diálogo político y concertación en torno al caso haitiano, es un ejemplo. Este tipo de mecanismo resulta adecuado si tiene objetivos acotados y si la voluntad política de impulsarlos es acompañada de un mayor grado de institucionalización. No obstante, el carácter ad hoc del mecanismo, si bien inhibió el salto a una mayor institucionalización, le imprimió cierto dinamismo y carácter flexible. En tanto, la Fuerza de Paz Cruz del Sur es otra oportunidad de poner en valor la capacidad política y militar de Chile y de Argentina. Está por verse su capacidad para responder a una petición del Consejo de Seguridad para trasladarse a una zona de conflicto. Desde ya el proceso de su conformación es una experiencia valiosa, que debe ser objeto de estudio y evaluación. En suma, fortalecer e institucionalizar los actuales mecanismos de concertación política regional en torno a objetivos específicos, capitalizando las experiencias adquiridas, parece ser un acierto en la perspectiva de movilizar recursos y capacidades para garantizar la paz regional. Estas experiencias arrojan lecciones que no han sido suficientemente capitalizadas en vistas a establecer mecanismos más estables de prevención de crisis, de mediación y de solución de conflictos a nivel regional.

BIBLIOGRAFÍA Azar, Edward citado en Ramsbothan/ Woodhouse,/Miall 2011 Resolución de Conflictos: La prevención, gestión y transformación de conflictos letales. Institut Catalá Internacional. “Declaración de la XI Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas” 2014 en Resdal. Buenos Aires. Disponible en http://www.resdal.org/ing/assets/xi-cmda-declaracionarequipa-ingles.pdf Informe del Secretario General de la ONU. Agosto de 2014. Disponible en http://www.un.org/es/comun/ docs/?symbol=S/2014/617 Resolución 2180. Consejo de Seguridad sobre Haití. 14 de octubre de 2014.

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Red de Seguridad y Defensa de América Latina (RESDAL) 2014 Resumen Semanal de Noticias. Buenos Aires, Julio a Octubre. Ruz Zañartu, María Inés 2008 La Fuerza de Paz Combinada Cruz del Sur. Instituto de Estudios Internacionales Universidad de Chile. Ruz Zañartu, María Inés 2010 La Concertación Política Latinoamericana para Haití. Instituto de Estudios Internacionales Universidad de Chi

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EL BRASIL Y LA COOPERACIÓN PARA LA DEFENSA EN AMÉRICA DEL SUR General Sergio W. Etchegoyen Desde su ingreso a la Academia Militar, en Brasil, tomó diversos cursos de perfeccionamiento y capacitación, siempre dentro de las filas del Ejército. Como Oficial Superior, fue Oficial de los Estados Mayores de la 6ª División del Ejército y del Comando Militar del Sur, y fue luego Comandante de la Escuela de Perfeccionamiento de los Sargentos de Armas. Como Oficial-General dirigió la Escuela del Comando de Estado Mayor del Ejército. En el exterior fue Oficial del Estado Mayor en la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en El Salvador y Jefe de la Delegación del Ejército brasileño en Estados Unidos. Fue asistente del Comandante del Ejército, Asesor Especial Militar del Ministerio de Defensa y jefe del Núcleo de Implantación de la Estrategia Nacional de Defensa en Brasil. Actualmente es Jefe del Departamento General de Personal del Ejército.

RESUMEN: En este artículo se analiza la situación geopolítica de Brasil, principalmente, con relación a sus países vecinos y, en general, respecto al entorno suramericano. Asimismo, se destaca la política cooperación en defensa y seguridad desarrollada por Brasil en los últimos años, verificándose un creciente interés en las iniciativas Sur-Sur desplegadas en el marco de propuestas regionales como UNASUR y el Consejo de Defensa Suramericano. Palabras clave: Brasil, geopolítica, cooperación, defensa, UNASUR.

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ABSTRACT: This article analyzes Brazil’s geopolitical situation, mainly with respect to its neighboring countries and, in general, the South American context. It also highlights defense and security cooperation policy drawn up by Brazil over the past few years, pointing to a growing interest in South-South initiatives undertaken in the framework of regional proposals such as UNASUR and the South American Defense Council. Keywords: Brazil, geopolitics, cooperation, defense, UNASUR.

La tendencia multipolar que caracteriza a la actual coyuntura en el tablero político-estratégico internacional exige una reestructuración de los intereses regionales para el fortalecimiento de las naciones, individualmente o en un bloque, en un escenario que resultaría de los ajustes y reacomodamientos actualmente en curso dentro de las relaciones mundiales de poder. La sobrevivencia de las sociedades que comparten espacios geográficos continuos depende, actualmente, de la intensidad con la cual logran ponerse de acuerdo acerca de los objetivos para superar las amenazas y antagonismos comunes, a partir de la utilización integrada de sus elementos de poder nacional a fin de crear condiciones para manejar, con la autonomía necesaria, su propio polo de poder. En este contexto, el Brasil entiende a América del Sur, su entorno estratégico, una masa territorial continua donde se albergan 12 soberanías que poseen, con la única excepción de Guyana, orígenes comunes y una evolución histórico-cultural parecida, como el ámbito prioritario para sus relaciones internacionales. Por otro lado, América Latina es una expresión, nada más que eso. No logra ser un concepto que señale orígenes, etnias, realidades socioeconómicas, evoluciones históricas y otros aspectos que sean comunes a los países que intenta reunir. Además de eso, es un concepto excluyente y con prejuicios que da una visión antiséptica de la América no anglosajona, igualando países y sociedades que no tienen semejanzas entre ellos, de forma bastante conveniente para los objetivos y los enfoques extrarregionales.

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De esta forma, el gran desafío que enfrentan las generaciones que hoy conviven en cada nación sudamericana consiste en identificar la forma y la intensidad con las cuales podrían contribuir al fortalecimiento de la unión regional.

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AMÉRICA DEL SUR La figura 1 presenta un montaje ampliamente conocido de una imagen del mundo de noche, transmitiendo poderosos mensajes para los que estudian la estrategia. Es una evidencia de la concentración y distribución de la riqueza, personas y conocimientos, así como de los grandes espacios vacíos. La noche global iluminada perfila un arco de prosperidad en el hemisferio norte que contrasta con el hemisferio sur. Figura N° 1: El mundo de noche

Fuente: Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (National Aeronautics and Space Administration—NASA). Disponible en: . Acceso el 10 noviembre 2010.

Fijémosnos en la región de nuestro interés: allí las concentraciones de luces muestran que la riqueza en América del Sur todavía refleja, con mucha contundencia, la colonización portuguesa en el litoral y la colonización española en las áreas de acceso a los Andes y a la región rioplatense, una gran puerta de entrada para el interior de la América hispánica, en dirección de la Mesopotamia argentina, las cuencas de los ríos Paraguay y Paraná, las faldas de los Andes y el océano Pacífico.

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El subcontinente suramericano encierra un mosaico de naciones con características únicas. Al mismo tiempo que albergan vigorosos sentimientos nacionalistas, las 12 soberanías allí presentes han logrado plasmar, a lo largo de su historia, una zona sin guerra, la cual ha evolucionado francamente para convertirse en una zona de paz, como lo destaca Fabián Calle. Este arreglo, sin igual en cualquier otra región del planeta, permitió que los arbitrajes de las disputas territoriales todavía existentes fueran trasladados a foros internacionales, descartando alternativas no pacifistas. Son realidades sociales, políticas, económicas y militares diferentes, con profundas asimetrías, pero que logran sentarse alrededor de una mesa para conversar, ya que entienden que se ha desarrollado la necesidad de la integración con respeto por la individualidad de cada nación. Gozamos de fronteras porosas, por muchas razones, orientadas a la integración y la cooperación. No repiten divisiones internacionales bien conocidas que reflejan el odio, la exclusión, la desesperanza y el desencanto. Nuestras poblaciones fronterizas no viven la rutina trágica del flagelo de la guerra en sus vidas. Ellas conviven, eso es cierto, en un ambiente dinámico de integración. Esta fuerza de las fronteras sudamericanas, cuyo perfil geopolítico es sumamente favorable para nosotros, constituye uno de los grandes patrimonios comunes a los pueblos del subcontinente. Por lo tanto, son dos aspectos contrastantes: fronteras orientadas a la buena convivencia pero que, al mismo tiempo, encierran vigorosos sentimientos nacionales. La realidad de la región abarca una baja densidad demográfica, raíces históricas comunes, grandes asimetrías, resolución pacífica de los conflictos, bolsas de inseguridad urbana, abundancia de recursos naturales, un alto potencial agroindustrial, y una distancia de los grandes centros de poder mundiales. Se puede resumir este cuadro en cuatro características: i) asimetrías; ii) déficits de soberanía; iii) precariedad institucional; y iv) protagonismos de oportunidades. Examinemos cada una de ellas. Como ya se ha indicado, las asimetrías son enormes cuando se trata de las realidades económicas, militares, demográficas y territoriales.

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Estas disparidades pueden agravarse aún más, como el despliegue de un momento de incertidumbre de la situación económica actual.

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Gráfico 1: El mundo de noche Distribución de las capacidades materiales (CINC) en América del Sur 50%

40%

30%

20%

10%

0%

90 91 92 993 994 995 996 997 998 999 000 001 002 003 004 005 006 007 2 2 2 2 2 1 2 2 1 1 1 1 1 2 1 19 19 19 Argentina



Brasil

Colombia

Venezuela

Otros países

Fuente: Acácio (2013).

La región sufre también de grandes déficits de soberanía: áreas controladas por movimientos insurreccionales, grandes partes del territorio que todavía no integran las respectivas realidades nacionales, dos colonias europeas remanentes y la presencia de militares extrarregionales, que desencadenan presiones, cuestionamientos y provocaciones por parte de las ONG que abogan por intereses internacionales adversos y también de gobiernos. La mayoría de las naciones de la región todavía luchan con precariedades institucionales que dificultan la armonía de las relaciones entre los gobiernos, las Fuerzas Armadas (FF. AA.) y las sociedades a causa de la falta de una clara definición de competencias y límites, tanto a nivel de la discrecionalidad de los dirigentes políticos como a nivel del papel del sector militar, volviendo estas relaciones en fuentes indeseables de inestabilidad para el normal desenvolvimiento de la democracia. Es preciso, por ejemplo, evaluar a fondo la recurrencia del uso banalizado de las FF.AA. en actividades que, originalmente, no son las que les corresponden, como la seguridad pública, el socorro en desastres naturales, las campañas de salud, las acciones ambientales y otras iniciativas relacionadas con tareas que son típicas de otras agencias gubernamentales.

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La salud institucional y organizativa del Estado implica la existencia y efectividad de los diversos organismos que lo constituyen. El traslado o superposición de las responsabilidades confunden la actuación eficaz de los órganos oficiales en perjuicio directo de los ciudadanos que los apoyan. Ahora bien, encargar de forma indiscriminada a las FF.AA. la realización de tareas tan diversificadas y alejadas de sus destinaciones prioritarias es una señal de la ineficiencia de los órganos oficiales a los cuales se han atribuido esas funciones. Los llamados “protagonismos de oportunidad” se revelan en episodios orientados a alcanzar los objetivos de la política interna de cada país pero, aunque sea sin intención de hacerlo, acaban por generar repercusiones externas que, en muchos casos, presentan dificultades artificiales para el proceso de integración regional. América del Sur representa el 12% de la superficie terrestre, alberga el 6% de la población mundial y es autosuficiente en energía; además cuenta con un 25% de tierras cultivables y de las reservas conocidas de agua dulce en el mundo. Este tremendo excedente, capaz de generar riqueza en la misma proporción, requiere algún grado de integración de las fuerzas de defensa de los países de la región. Para que se lleve a cabo, es una tarea que requiere con urgencia, en toda la región, la necesaria capacidad de disuasión que inhiba las amenazas externas, transnacionales o insurreccionales contrarias a los intereses de América del Sur. No se sugiere aquí unir los esfuerzos sino integrarlos alrededor de los objetivos comunes, en la medida de las conveniencias e intereses nacionales de cada participante del Consejo de Defensa Suramericano (CDS) de UNASUR, foro creado por una iniciativa brasileña y que busca profundizar la cooperación, aumentar la confianza y crear una identidad suramericana de defensa. BRASIL Se fundamenta la política exterior brasileña principalmente en la Constitución Federal:

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Artículo 4. Los siguientes principios rigen las relaciones internacionales de la República Federativa del Brasil: ... IV – no intervención; V - igualdad entre los Estados; VI – defensa de la paz; VII - resolución pacífica de los conflictos;

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IX - cooperación entre los pueblos para el progreso de la humanidad; Párrafo único. La República Federativa del Brasil buscará la integración económica, política, social y cultural de los pueblos de América Latina, orientada a la formación de una comunidad latinoamericana de naciones. El Libro Blanco de la Defensa Nacional (Livro Branco de Defesa Nacional, LBDN), edición de 2012, apunta hacia lo siguiente: A nivel regional, especialmente suramericano, la relación entre las políticas exteriores y de defensa debe orientarse a fomentar y ampliar la integración, para fortalecer la acción suramericana en el escenario internacional. Debe ser, además, un factor agregado en la capacidad de articulación con los gobiernos vecinos para poder apartar las amenazas a la paz y la seguridad en la región. La Política Nacional de Defensa (Política Nacional de Defesa, PND), en su edición de 2012, establece lo siguiente: 4. EL AMBIENTE REGIONAL Y EL ENTORNO ESTRATÉGICO. 4.1 América del Sur es el ambiente regional en el cual el Brasil está insertado, buscando profundizar sus lazos de cooperación... 4.6 Como consecuencia de su situación geopolítica, es importante para el Brasil profundizar el proceso de desarrollo integrado y armónico de América del Sur, que se extiende, naturalmente, al sector de la defensa y de la seguridad regionales. Objetivos Nacionales de Defensa: II – defender los intereses nacionales de las personas, los bienes y los recursos brasileños en el extranjero; IV – contribuir a la estabilidad regional; V – contribuir al mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales; VI – intensificar la proyección del Brasil en el concierto de las naciones y su mayor inserción en los procesos de toma de decisiones internacionales; La Estrategia Nacional de Defensa (Estratégia Nacional de Defesa, END), en su edición de 2012, requiere:

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10. Dar prioridad a la región amazónica. 11. Desarrollar la capacidad logística para fortalecer la movilidad, sobre todo, en la región amazónica. 18. Estimular la integración de América del Sur. 24. Participar en la concepción y desarrollo de la infraestructura estratégica del País, para incluir los requerimientos necesarios para la Defensa Nacional. En esa perspectiva, el Brasil está tomando, desde hace algún tiempo, varias iniciativas de integración en América del Sur: la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) y, más recientemente, el Mercado Común del Sur (Mercosur), la Comunidad Sudamericana de Naciones y la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), que cuenta con varios consejos, incluyendo el de Defensa. La participación brasileña en el espacio sudamericano representa el 52% de la población, el 47% del territorio y el 54% de la economía de la región (FMI). Hoy, más de la mitad de los sudamericanos hablan portugués y la enseñanza del español es obligatoria en las escuelas públicas brasileñas. La Amazonía representa el 62% de los 8,5 millones de km2 del territorio brasileño, que fue recientemente aumentado, con base en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, por 4,5 millones de km2 en la plataforma marítima continental, lo que denominamos la Amazonía Azul, donde se encuentran vastas reservas petrolíferas del llamado Pre-sal, cuyas dimensiones todavía no han sido calculadas. Los acuíferos Guaraní, compartidos con Argentina, Paraguay y Uruguay, y Alter do Chão, en la desembocadura del Amazonas, contienen 1,3 x 1017 litros de agua potable. Dotado de una economía sofisticada y diversificada, el país produce tanto granos como aeronaves modernas, y comparte fronteras con otros 10 países. En las fronteras brasileñas, la vida, las personas y la sociedad transitan libremente en ambos sentidos. Se casan, estudian y compran y venden en ambos lados de la frontera indistintamente. La gente comparte recuerdos, se integran, celebran festividades y trabajan conjuntamente. La frontera simplemente no existe para esas poblaciones.

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Es así en Foz do Iguaçu en Paraná; en Tabatinga en Amazonas; en Ponta Porã en Mato Grosso do Sul; en Uruguaiana, Quaraí y Jaguarão en Rio Grande do Sul; y en muchos otros puntos de nuestros 16 mil km de frontera terrestre. Esa vocación para la integración y la cooperación es un patrimonio brasileño y sudamericano.

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Las riquezas sudamericanas pertenecen a los sudamericanos. Compete exclusivamente a las FF.AA. de nuestros países defender ese patrimonio y garantizar la indispensable libertad en el uso responsable de esos recursos para el beneficio de las generaciones actuales y futuras. Con base en esa comprensión, queda clara la parte de responsabilidad que le corresponde a Brasil en el esfuerzo de integración de toda la región, lo que implica estar disponible para compartir la prosperidad y ofrecer apoyo al desarrollo integrado de las demás naciones, como una condición esencial para que se consoliden la paz y la armonía en América del Sur. El Sistema de Defensa del Brasil coopera para alcanzar ese objetivo de forma efectiva, con el importante apoyo de la Agencia Brasileña de Cooperación del Ministerio de Relaciones Exteriores (ABC/MRE), en el ámbito de sus funciones. Esa cooperación se ha ido intensificando con el tiempo, siempre con el esfuerzo para acoger, de forma generosa, el aporte que los demás países pueden ofrecer a cada una de las iniciativas en curso, valorando el concepto de la colaboración. Para eso, Brasil promueve y participa en las innumerables iniciativas de cooperación en el área de defensa, entre las cuales podemos destacar las siguientes: 1. DIPLOMACIA MILITAR - Conferencias Bilaterales del Estado Mayor (CBEM) con todos los países sudamericanos. - Reuniones Regionales de Intercambio Militar (RRIM) con todos los países con los cuales el Brasil tiene una frontera, acercando los comandos de cada parte presentes sobre el terreno. - Presencia de agregados militares, de forma recíproca, con todos los países suramericanos. - Comisión Binacional Fronteriza con varios países de América del Sur con el objetivo de fortalecer la cooperación y el intercambio de información entre las fuerzas militares, de policía y de los demás organismos competentes de ambos países, relacionados con la seguridad de la zona fronteriza y de sus ecosistemas. - Participación en los foros de cooperación regional en el sector de la defensa, como el CDS, y en conferencias, seminarios, congresos, reuniones y visitas de autoridades. - En 2013 721 militares brasileños visitaron países de América del Sur y 1.649 militares de países de América del Sur visitaron el Brasil, incluyendo tanto las visitas de las autoridades como las de los alumnos de los cursos y de asesoramientos técnicos y profesionales. 2. EDUCACIÓN MILITAR - Iniciativa para establecer la Escuela Sudamericana de Defensa (ESUDE), conjuntamente con varios otros países como Ecuador.

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- Curso Avanzado de Defensa Sudamericano (CAD-Sul) que se ofrece a cero costos por parte de la Escuela Superior de Guerra del Brasil a los miembros del CDS (desde 2012). - Intenso intercambio entre los alumnos de los diversos países de América del Sur. - 211 militares brasileños asistieron a cursos en los países de América del Sur en 2013 y 327 militares de países de América del Sur hicieron lo mismo en el Brasil, muchos de éstos pagados por la ABC/MRE. - Presencia de 56 instructores militares brasileños en los países de América del Sur. - En Guyana, desde 2010, el Ejército Brasileño mantiene una misión de instrucción integrada por militares especialistas en Operaciones en la Selva, trabajando en la Escuela de Entrenamiento Anfibio Selvático (Jungle Amphibious Training School-JATS), de la Fuerza de Defensa de Guyana (GDF). - Con Argentina hay un intenso intercambio de pilotos de aeronaves A-4, así como apoyo mutuo para el uso de simuladores para esas aeronaves. - En el Paraguay, el Ejército brasileño mantiene una misión de instrucción militar, la Fuerza Aérea Brasileña apoya con una misión técnica aeronáutica y se está estudiando la creación de una misión naval. - Apoyo técnico y de instructores para la creación de la Aviación Militar del Ejército de Bolivia. - Apoyo técnico para la creación del Cuerpo de la Infantería de la Marina del Surinam. - Intercambio de experiencias en Operaciones de Paz con los diversos Centros de Capacitación para Operaciones de Paz: Brasil (CCOPAB); Colombia (ESMAI); Ecuador (UEMPE); Perú (CECOPAZ); Bolivia (COMPEBOL); Chile (CECOPAC); Paraguay (CECOPAZ); Uruguay (ENOPU); y Argentina (CAECOPAZ). 3. EJERCICIOS MILITARES - Participación en ejercicios militares con los países de América del Sur, los cuales han probado ser una excelente oportunidad de integración, de compartir conocimientos técnicos y profesionales, y de ampliar la confianza recíproca. - En 2013 se realizaron 22 ejercicios con la participación de militares brasileños de las tres ramas de las Fuerzas Armadas y de militares de varios países de América del Sur, tanto en el territorio de Brasil como en el territorio de las naciones hermanas.

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4. OPERACIONES MILITARES - La participación de un pelotón del Ejército del Paraguay en el Batallón Brasileño para la Misión en Haití desde 2006; la presencia de militares de Bolivia y del Perú integrando el Estado Mayor de Brasil.

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- En 2013 se llevaron a cabo 14 operaciones militares con la participación de las Fuerzas Armadas del Brasil y de los países de América del Sur. - Para la Operación Ágata, realizada en una franja de la frontera brasileña, se invitaron a representantes de todos los países vecinos. 5. OPERACIONES DE AYUDA HUMANITARIA - Apoyo a las víctimas de las fuertes lluvias que hubo en Argentina en mayo de 2013. - Socorro con aeronaves C-130 para combatir los incendios de bosques en Chile, en 2014. - El Ejército Brasileño es el principal colaborador de Colombia para el desminado humanitario por medio del Grupo de Monitores Interamericanos para Colombia (GMI-CO). Desde su inicio, en 2005, el Grupo, que entrena a 30 pelotones colombianos de desminado humanitario, contribuyó a destruir más de 3.400 minas terrestres y 866 artefactos explosivos improvisados. El GMI fue responsable de capacitar a 9 pelotones del Batallón de Desminado Humanitario y del monitoreo del desminado de 35 bases militares. El valor de la cooperación prestada suma cerca de 5 millones de dólares, lo que posiciona al Brasil entre los principales donantes a los programas de desminado en Colombia. - Apoyo de las Unidades de Ingeniería de Construcción para obras en Bolivia, en la zona fronteriza con el Brasil. 6. CIENCIAS Y TECNOLOGÍA - Cooperación logística y de investigación en la Antártida. - Desarrollo del “Avión de capacitación básica primaria UNASUR I”, proyecto formulado en el Plan de Acción de 2012 del Consejo de Defensa Suramericano. - Desarrollo y producción regional de Aeronaves no Tripuladas (ARP), con base en un proyecto brasileño. - Investigación y desarrollo conjunto de modelos matemáticos de la propagación del sonido. - Mediciones de los parámetros acústicos, propiedades físicas, químicas y biológicas de la columna de agua en un ambiente marítimo y fluvial. - Apoyo técnico a varios países para la instalación del Sistema de Identificación y Seguimiento de Buques a Larga Distancia (Long Range Identification and Tracking-LRIT), según la Resolución MSC.202(81) del Consejo de Seguridad Marítima de la Organización Marítima Internacional (OMI). - Estudios conjuntos sobre la movilidad operativa aeronáutica. - Desarrollo de espoletas electrónicas para la aviación. - Compartir las tecnologías aeroespaciales.

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- Desarrollo de microsatélites. - Asistencia técnica para el fortalecimiento del sistema de vigilancia, alerta y monitoreo del espacio aéreo. - Apoyo técnico para la instalación del Sistema de Vigilancia y Protección Amazónico y Nacional del Perú (SIPAN). - Cooperación en la defensa cibernética. - Creación con Argentina de un programa sudamericano de producción de medicamentos en el ámbito de la Defensa. - Simulador de tiro del tipo LOUNGE. - Software para Manejo de Crisis. - Compartir tecnologías referentes al Centro de Gestión y Operación del Sistema de Protección de la Amazonía (CENSIPAM). - Apoyo técnico para la ejecución del sistema de monitoreo de las fronteras. - Apoyo técnico para el mapeo del territorio. - Participación en el proyecto “Cartografía en la Amazonía”, bajo la responsabilidad de la Dirección del Servicio Geográfico del Ejército Brasileño.

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7. Material de Uso Militar - Rehabilitación de los vehículos blindados de Bolivia y Surinam. - Donación de aeronaves UH-1H. - Ampliación de la vida útil de los misiles. - Mantenimiento de los sistemas de misiles. - Apoyo para la rehabilitación de sistemas de radares. - Acuerdos logísticos para la adquisición de municiones de 20 mm. - Participación peruana en el proyecto de construcción de un buque de patrulla fluvial regional del Amazonas. - Mantenimiento de la aeronave AROU 071 del Uruguay (helicóptero donado por el Brasil). - Apoyo técnico para el mantenimiento de las aeronaves T-27 Tucano. - Desarrollo del Buque de Patrulla Fluvial del Amazonas con Colombia. - Intercambios de mando y control, guerra electrónica, VANT, material de artillería antiaérea, mantenimiento de las aeronaves Super Puma y Cougar. - Sistema de Certificación/Homologación de Productos de Defensa. - Intercambio de información sobre empresas y productos de defensa. - Fabricación de municiones de 105 mm. - Búsqueda de socios para el Programa KC-390. - Rehabilitación de vehículos blindados del Ejército paraguayo.

EL BRASIL Y LA COOPERACIÓN PARA LA DEFENSA EN AMÉRICA DEL SUR | GENERAL SERGIO W. ETCHEGOYEN

- Donación de vehículos Mercedes Benz de 5 toneladas. - Apertura de una línea de crédito en el Brasil para la obtención de equipamiento, embarcaciones y vehículos militares. - Suministro de equipamiento individual. - Apoyo para pruebas de validación de las municiones almacenadas. - Donación de vehículos blindados de combate M41. CONCLUSIÓN La consolidación de América del Sur como zona de paz será cada vez más impulsada por la acción integracionista de las poblaciones fronterizas, lo que es un fenómeno sociológico espontáneo con una intensidad rara vez encontrada en otra región del planeta y que lleva a cabo iniciativas reguladoras por parte del gobierno. El CDS es una más de esas acciones. Pretende, por medio de la cooperación en el ámbito de la Defensa, concertar posiciones que fortalecen los intereses individuales de cada nación. Es una cosa tener una postura solitaria en un foro internacional, pero es otra cosa muy diferente contar con el poder de América del Sur apoyando una postura acordada de manera conjunta. Por medio del CDS, se puede todavía compartir los resultados de los aportes que cada país recibe de su sector militar para el desarrollo económico y social propio, incluyendo la producción y el mercado de los productos de la defensa. Estas son dos tareas, además de las destacadas en el Artículo 1 del Estatuto del CDS, que son de suma importancia para ser desarrolladas en dicho ámbito: concertar posiciones comunes y ayudar el desarrollo industrial y económico de los países de la región. Sin embargo, actualmente la tarea más urgente es la de promover la reducción y posterior eliminación de la precariedad institucional que todavía está vigente. El CDS se presenta, sin duda, como un foro privilegiado para la elaboración de modelos nacionales adecuados a fin de superar vacíos institucionales en las relaciones entre el poder público y sus respetivos sectores militares. Las Fuerzas Armadas son un instrumento del Estado, alejadas de las pasiones ideológicas. Su aprovechamiento para proyectos políticos y partidistas orientados a apuntalar el poder sería una receta trágica para la democracia y perpetuaría las relaciones entre civiles y militares como una fuente permanente de sobresaltos a la estabilidad política, que es tan necesaria para un verdadero ambiente de estabilidad, paz y progreso en la región.

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La etapa actual de las relaciones económicas, sociales, diplomáticas y militares en América del Sur permite aspirar a que se abandone progresivamente la estrategia de disuasión intrarregional presente en los planes de defensa de cada país. América del Sur creará las condiciones de un protagonismo real en la medida en que logre fortalecer sus posiciones colectivas. La profundización de la confianza recíproca y de la identificación de los intereses nacionales susceptibles de integración llevó a la adopción de estrategias nacionales que resultan en una cooperación e integración efectivas de los intereses nacionales en la región. Finalmente, sólo se logrará la capacidad de disuasión extrarregional una vez que los actores presentes en el tablero internacional perciban, con absoluta claridad, que América del Sur cuenta con la posibilidad real de recurrir a la fuerza en cualquier punto de la región para respaldar sus intereses y salvaguardar su riqueza y que disponga de una base industrial de defensa que garantice la libertad indispensable de maniobra. BIBLIOGRAFÍA Acácio, I. D. P. (2013) “Política de defesa em perspectiva comparada: a percepção de ameaças em potências regionais”, en Lima, Maria Regina Soares de Relações interamericanas: a nova agenda sul-americana e o Brasil. Lua Nova, São Paulo. N° 90, diciembre. Brasil (1988) Constituição da República Federativa do Brasil. Brasil (2013a) Estratégia Nacional de Defesa (END). Brasil (2013b) Livro Branco de Defesa Nacional (LBDN). Brasil (2013c) Política Nacional de Defesa (PND). Calle, Fabián 2010 “El espacio sudamericano como “zona de paz” a preservar frente a factores de turbulencia intra y extra-regionales” en Jobin, N. A., Etchegoyen, S. W y Alsina, J. P. (orgs.) Segurança Internacional: Perspectivas Brasileiras. Rio de Janeiro, Editora FGV.

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ESTRATEGIAS DE DESARROLLO Y COOPERACIÓN SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE 1

Daniele Benzi Doctor en Ciencia, Tecnología y Sociedad por UNICAL (Italia) y Máster en Estudios Latinoamericanos, por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Docente del Área de Estudios Sociales y Globales de la UASB y de la Facultad de Sociología y Ciencias Políticas de la UCE.

RESUMEN: A contracorriente de la mayoría de los análisis que actualmente se están produciendo sobre el tema, el punto de vista del autor es menos optimista respecto a los alcances y potencialidades que la cooperación Sur-Sur presenta en América Latina y el Caribe. Si bien al igual que en otras áreas del planeta cumple en diversos casos una función indudablemente positiva –especialmente en términos de reequilibrio de las relaciones internacionales-, enmarcada dentro de un paradigma y concepción capitalistas del desarrollo, está inevitablemente destinada a contribuir a la generación de más competencia, asimetrías económicas, relaciones de dependencia, saqueos ambientales y conflictos sociales. O, en el mejor de los casos, resultará desprovista de instrumentos para incidir significativamente sobre ellos. Palabras clave: Desarrollo, Cooperación Sur-Sur, América Latina y el Caribe, Dependencia. 1 Este artículo constituye la revisión de una parte del trabajo “La cooperación Sur-Sur en América Latina y el Caribe a principios del siglo XXI (un enfoque menos indulgente)”, publicado en coautoría con el Dr. Giuseppe Lo Brutto en Aceves López, Liza y Héctor Sotomayor Castilla (coordinadores) (2013) Volver al desarrollo o salir de él. Límites y potencialidades del cambio desde América Latina. México: Ediciones EyC y CLACSO.

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ABSTRACT: Unlike most of the analysis currently being produced on the subject, the view of the author is less optimistic regarding South-South cooperation’s scope and potential has in Latin America and the Caribbean. Although in many cases, as well as in other regions, it undoubtedly plays a positive role -especially in terms of international relations rebalancing- framed within a capitalist paradigm of development, it will inevitably contribute to more competition, economic asymmetries, dependency relations, environmental plundering and social conflicts, or in the best case scenario, it will lack elements to have a significant impact on these problems. Keywords: Development, South-South cooperation, Latin America and the Caribbean, Dependence.

PATRÓN DE ACUMULACIÓN Y PROBLEMAS DEL DESARROLLO Todos los gobiernos de la región, sin importar el color político, actualmente participan y se benefician de lo que ha sido definido como el “Consenso de los commodities”. Eso quiere decir, ante todo, que la totalidad de los países está atravesado con intensidad variable por conflictos socio-ambientales y de (re)distribución causados por el neoextractivismo. Las diferencias, a menudo relevantes, se dan con respecto a la captación y destino de la renta (en relación al gasto social, por ejemplo) y en el tipo de políticas económicas y de industrialización más o menos alternativas al patrón neoliberal, más o menos neodesarrollistas, en donde para bien y para mal resulta determinante el papel asignado al Estado. Lo anterior se está produciendo en el marco más amplio de la reconfiguración/reestructuración geopolítica y geoeconómica del sistema mundial. Juntamente a las presiones desestabilizadoras hacia aquellos gobiernos que intentan ensayar proyectos explícitamente contrahegemónicos, la opción multipolar capitalista empuja muy claramente a la recomposición de Estados “fuertes” empero aliados con empresas transnacionales o del Sur transnacionalizadas, propiciando para la región un nuevo papel primario-exportador y/o de especialización productiva en la aún incipiente división internacional del trabajo.

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El nivel muy desigual de industrialización y el diferente tipo de inserción de los países latinoamericanos en la “fábrica mundial” definen las estrategias, alianzas y disyuntivas frente a este novedoso y todavía incierto escenario en el cual, en todo caso, sobre todo para los gobiernos

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orientados a la izquierda, han recobrado vigencia las ideas acerca de la posibilidad de lograr el “desarrollo nacional” (léase “industrialización más equitativa redistribución de la renta”) apoyándose de manera pragmática en los procesos de regionalización y aprovechando en términos políticos y económicos las oportunidades que ofrecen los distintos esquemas de integración y las alianzas intercontinentales Sur-Sur. El ascenso “milagroso” de los “nuevos emergentes” afianza esas ideas, que a menudo ignoran que la clave de su supuesto éxito radica precisamente en una mayor integración al mercado mundial capitalista y no en su “desacople” o “desconexión”. El “fantasma del desarrollo”, en otras palabras, recorre otra vez América Latina y, al igual que en el pasado, se encuentra nuevamente “tironeado entre un consistente reduccionismo economicista y los insistentes reclamos de todas las otras dimensiones de la existencia social. Es decir, entre muy diferentes intereses de poder” (Quijano, 2000: 11). En algunas naciones, como consecuencia de la base social y de las fuerzas políticas de apoyo a los gobiernos “descolonizadores”, “ciudadanos” y “socialistas del siglo XXI”, se ha instalado el debate crucial acerca del “desarrollo” en términos de “cambio civilizatorio”, poniendo al descubierto la brecha cada día más profunda entre una izquierda nacionalista y (neo)tercermundista -sus bases conceptuales, modelos de organización estatal/partidistas y repertorios de acción política-, amiga de ciertos sectores del capital regional y transanacional, y el abigarrado movimiento altermundialista surgido de las cenizas del desarrollismo y, aun con más fuerza, de las brasas todavía ardientes del neoliberalismo, que recupera, particularmente en el caso de las organizaciones indígenas y campesinas, un imaginario emancipatorio que reenvía a los tiempos largos de la colonización, interna y global2. La cuestión urgente de momento tal vez no sea establecer si los diagnósticos neodesarrollistas son acertados o menos, sino encontrar la manera de lidiar táctica y constructivamente con los conflictos y contradicciones insalvables que semejantes supuestos de los gobiernos “progresistas” inevitablemente conllevan, cuya primera implicación es la apertura y ampliación indiscriminada de las fronteras del extractivismo que acompaña su desplazamiento hacia la derecha. 2 Immanuel Wallerstein (2011), con su habitual claridad, ha planteado la disyuntiva en estos términos: “El problema es que se mantiene una diferencia sin resolver entre quienes quieren otro mundo. Hay quienes creen que lo que el mundo necesita es más desarrollo, más modernización, y por lo tanto una más equitativa distribución de los recursos. Y hay otros que consideran que el desarrollo y la modernización son la maldición civilizatoria del capitalismo y que tenemos que repensar las premisas culturales básicas para un mundo futuro, algo a lo que llaman cambio civilizatorio. (...) Este debate en torno a una ‘crisis civilizatoria’ tiene grandes implicaciones para el tipo de acción política que uno respalda y el tipo de papel que los partidos de izquierda en busca del poder del Estado jugarían en la transformación del mundo que está en discusión. Esto no se resolverá con facilidad. Pero es un debate crucial de la década siguiente”.

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Aun si las nuevas relaciones Sur-Sur son más respetuosas de la soberanía nacional, permiten (parcialmente) estipular mejores condiciones comerciales, crediticias y de transferencia tecnológica, y apuntan a la conformación de un sistema multipolar capitalista, para muchos países el hecho de seguir siendo proveedores de materias primas y recursos energéticos (incluso parcialmente industrializados) y, al revés, compradores de manufacturas, alimentos y grandes obras, no resolvería por sí mismo ni el problema estructural de la dependencia ni los conflictos socio-ambientales y distributivos generados por un patrón de acumulación extravertido. Podría inclusive frustrar los tímidos esfuerzos de industrialización y entorpecer la voluntad para instrumentar un aparato productivo concertado y potencial mercado regional o intra-regional como lo viene pregonando el proyecto ALBA-TCP. Lo que es más peligroso, podría postergar sine die la discusión apenas esbozada acerca de los “desarrollos alternativos” o de las “alternativas al desarrollo” en términos de políticas públicas y económicas, y no solamente en clave filosófica, antropológica o epistemológica como se está haciendo actualmente3. Es a partir de estas coordenadas que, desde una mirada crítica y de izquierda, es oportuno ubicar el debate en torno hacia dónde va la cooperación Sur-Sur en la región. ESTRATEGIAS DE COOPERACIÓN SUR-SUR Las tendencias prevalecientes revelan claramente que las estrategias de diferente perfil adoptadas por los gobiernos más dinámicos forman parte y responden primeramente a sus intereses de política interna y/o exterior. Es posible, además, registrar una continuidad sustancial y prolongada en la actualidad de trayectorias históricas dibujadas a lo largo del siglo XX, en relación a las áreas consideradas estratégicas y a los sectores de intervención. Tales son los casos, por ejemplo, de México, cuya cooperación está concentrada en lo que la diplomacia de este país considera desde su nacimiento su segunda y tercera frontera, esto es, Centroamérica y el Caribe; de Venezuela, que fundamenta su colaboración

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3 Como bien lo ha anotado Raúl Zibechi (2011), frente a gobiernos “progresistas” que presumen estar interpretando y defendiendo los “intereses populares”, la aparente paradoja consistiría en que “No es lo mismo la competencia interestatal para transitar de un mundo unipolar a otro multipolar que la lucha por la emancipación y la autonomía de los oprimidos. En el primer escenario es posible considerar a Petrobras como un aliado, pero en el segundo es un enemigo, se lo mire por donde sea”. Y, sin embargo, también agrega que “desde los movimientos debe admitirse que no tenemos un modelo alternativo y viable al extractivista pero debe forzarse un debate abierto, que no excluya a los gobiernos, sobre los caminos posibles para salir del modelo actual, como primer paso para comenzar a pensar estratégicamente. La filosofía del buen vivir aún no se ha convertido en alternativa política, no ha encarnado en la vida real, y las más de las veces se reduce a discursos que encubren prácticas afines a la acumulación de capital”.

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en el potencial energético y en los excedentes de petrodólares, igualmente enfocada en el Gran Caribe y al mismo tiempo mirando hacia el Sur, a la zona amazónica y andina; y, finalmente, de Brasil, único actor de probada vocación y expansión global, cuyas áreas de interés se extienden desde su entorno inmediato hasta todo el subcontinente americano pasando por África (especialmente la lusófona). Semejante continuidad se puede apreciar también en países con una participación menos significativa, tales como Colombia, Chile o Argentina. La cooperación cubana, en cambio, como se verá más adelante, merece un comentario aparte. Se pueden añadir fácilmente dos elementos más para explicar el renovado auge de la cooperación Sur-Sur en la región, a saber, la favorable coyuntura económica de 2003-2008 en los casos brasileño y particularmente venezolano; y la tendencia decreciente de la ayuda tradicional, en tanto que la mayoría de las naciones latinoamericanas son etiquetadas por los organismos internacionales como países de “renta media”, lo cual favorece la utilización de este instrumento para captar como “socios oferentes de acciones de cooperación” los recursos perdidos en cuanto receptores. En esta misma dirección, hay que leer también el interés que vienen manifestando hacia el tema instituciones regionales como la CEPAL, el BID, el SELA, etc. y las más distintas instancias académicas. En todos los países que reciben ayuda internacional, finalmente, inclusive para aquellos gobiernos que periódicamente se lanzan contra la cooperación Norte-Sur tildándola de instrumento de disgregación, debilitamiento del Estado y neocolonización silenciosa, la cooperación Sur-Sur está concebida y en los hechos está funcionando como complemento a las formas tradicionales de asistencia y no como sustituto. También en este aspecto, por tanto, se revela la continuidad de una tendencia histórica, reforzada durante la belle époque del neoliberalismo que paralelamente al “ajuste” logró exitosamente “oenegizar” a las sociedades y Estados más vulnerables convirtiéndolos en “proyectorados” de facto de la cooperación internacional4. Al lado de las continuidades, sin embargo, resultan también evidentes ciertas rupturas determinadas en gran medida por el diferente perfil político de los gobiernos, su percepción del contexto internacional y, en particular, su relación con los Estados Unidos, así como su valoración e intereses específicos en los procesos de integración regional. 4 En Haití y otras islas menores del Caribe, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala, Guyana, Bolivia y, en menor medida, en Ecuador, Paraguay, Perú o México, la multifacética industria de la ayuda sigue representando un sector importante y en algunos casos vital de las respectivas economías nacionales, influyendo de manera significativa en las dinámicas políticas de estos países.

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México, Colombia y Chile parecen haber optado por una concepción “mínima” de la cooperación Sur-Sur, enmarcada dentro de unos parámetros pactados con los donantes “oficiales” e inscrita en el discurso tecnocrático y supuestamente apolítico de la eficacia/ eficiencia de la ayuda. De hecho, lo que los diferencia en este campo de países como Brasil, Venezuela, Cuba y hasta cierto punto Argentina, es el escepticismo que estos últimos manifiestan hacia la Declaración de París, la Agenda de Accra y corolarios, cuyo objetivo es marcar las pautas de una “nueva arquitectura de la cooperación internacional” desde el Norte. Participar en esta construcción y ocupar en el escenario latinoamericano un lugar prominente representa sobre todo para Colombia y México un objetivo compartido. Su marcada proyección hacia Centroamérica, el Caribe y Perú corresponde a la suscripción de TLCs; a la participación en el Plan Puebla Panamá ahora Proyecto Mesoamericano; y a problemáticas comunes - narcotráfico, desplazados internos y flujos migratorios básicamente-, que los gobiernos mexicano y colombiano están enfrentando militarizando sus territorios en estrecha asociación con Estados Unidos, convirtiéndose en campeones regionales de una violación constante y sistemática de los derechos humanos. La preocupación por la seguridad y el fortalecimiento de la cooperación fronteriza parecieran en este sentido vinculadas a la protección de las inversiones (especialmente en infraestructuras) y a la consolidación de la competitividad e internacionalización de empresa de ambos países en las naciones centroamericanas y caribeñas. La cooperación Sur-Sur representa para Brasil solamente uno de los instrumentos abrazados por los gobiernos petistas para afianzar el liderazgo del país en América Latina y el Caribe y al mismo tiempo darle una mayor proyección política y económica hacia el resto del mundo. Tanto la constitución del G-20 en el marco de la OMC o el fondo IBAS junto con India y Sudáfrica, como los montos oficiales de su cooperación bilateral y el número de proyectos emprendidos en África subsahariana, son entre otras iniciativas una clara muestra de ello. La mayoría de los analistas señala que el Estado brasileño tiene una trayectoria en este campo que se remonta por lo menos a finales de los años ’60, habiendo ya desarrollado para esa época un eficaz sistema de “captación de recursos y know-how” de las naciones del Norte sustentado en las actitudes y habilidades del cuerpo diplomático más profesionalizado de toda la región. De ahí, el énfasis puesto hasta la fecha por los voceros oficiales en la asistencia o cooperación técnica más que en el concepto de ayuda. En realidad, al igual que en otras naciones-continente en rápido ascenso regional y global, la cooperación Sur-Sur de Brasil viene desempeñando funciones complementarias respecto a objetivos fijados por consideraciones y

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prioridades geopolíticas, de seguridad nacional, de fomento de las inversiones y del comercio y, finalmente, también de solidaridad internacional5. El ofrecimiento de becas y la exportación de técnicos, tecnologías y políticas públicas exitosas (en materia de salud, alimentación, agricultura o educación por ejemplo) generalmente van de la mano con la promoción de los biocombustibles como “energía limpia” y del know-how brasileño en el sector, lo cual implica, contemporáneamente, la venta de insumos y maquinarias producidas y comercializadas por sus empresas nacionales. Lo mismo sucede en las áreas de la energía fósil, de la agroindustria, de la construcción y de las infraestructuras así como de la minería. Huelga recordar que diversas transnacionales de origen brasileño han logrado posiciones líderes a nivel mundial en estos ámbitos, y que los gobiernos del PT las han apoyado activamente. El papel del BNDES y de otras iniciativas de créditos y fomento de las exportaciones se insertan plenamente en este discurso, donde el calificativo de cooperación Sur-Sur podría ser y efectivamente está siendo refutado. Si de cooperación se tratara, en todo caso, sería un ejemplo clásico de ayuda ligada, es decir, de préstamos concedidos en términos concesionales que, entre las condiciones estipuladas, imponen al cliente/beneficiario la compra de productos y/o la contratación de empresas brasileñas para realizar los proyectos. Bajo ese conjunto de premisas, la cooperación de Brasil asume la importancia estratégica (y el liderazgo) de la integración regional según las directrices diseñadas por la tríada MERCOSUR-IIRSA-UNASUR. El Fondo de Convergencia Estructural del MERCOSUR (FOCEM) que busca fortalecer la integración productiva y reducir las abismales asimetrías entre sus miembros, y el financiamiento por parte del BNDES de algunos ejes clave del IIRSA, apuntan a esos objetivos. No obstante, hay claras evidencias de que bajo la actual mandataria, por diferentes razones, el impulso a la integración haya disminuido notablemente con respecto a la época de Lula. Fuera del Cono Sur, en cambio, al lado de los

5 Dentro del continente, los casos de Bolivia y Paraguay por un lado, o de Haití por el otro, son de alguna manera paradigmáticos al respecto. Los primeros dos, en tanto importantes abastecedores de energía relativamente barata, recibiendo montos significativos de inversión directa, albergando amplias comunidades brasileñas dedicadas a lucrosos negocios y presentando situaciones internas bien conflictivas, altos porcentajes de pobreza y raquitismo industrial susceptibles de afectar la seguridad nacional y expansión de Brasil, son también destinos prioritarios en términos de su cooperación triangular y Sur-Sur. El gobierno de Lula ha desempeñado un relevante papel de mediador frente a los intentos golpistas y desestabilizadores sufridos por ambas naciones, al mismo tiempo que ha buscado componer las presiones de Petrobras y de la agroindustria soyera, por ejemplo, con los impulsos nacionalistas de Lugo y Morales. Los efectos para los procesos de cambio boliviano y paraguayo han sido cuando menos muy ambivalentes. En Haití, por otra parte, paralelamente a la cuestionada misión militar de la ONU encabezada por el gigante del Sur, cuyo objetivo principal era consolidar su rol de subpotencia regional de cara a Estados Unidos, ha sido canalizado parte considerable del presupuesto oficial para la cooperación Sur-Sur.

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programas de formación y capacitación en el ámbito social, destacan en Centroamérica y el Caribe los planes piloto en el área de los biocombustibles, que compiten velada o explícitamente tanto con la propuesta venezolana de Petrocaribe, como con las iniciativas energéticas del Proyecto Mesoamericano. La cooperación cubano-venezolana enmarcada en el proyecto ALBA-TCP es la única a nivel regional y mundial que, además de presentarse como un ensayo de integración alternativo a los existentes, se proclama antiimperialista, antisistémica y de orientación socialista. Es el resultado directo de las amenazas e intentos permanentes de desestabilización por parte de Estados Unidos hacia ambos países, lo cual originó primero una activa campaña en contra del ALCA, y luego la elaboración de una propuesta contrahegemónica que revive tanto el legado bolivariano y martiano, como el de la tradición tercermundista-guevarista, buscando indistintamente el favor de los gobiernos “progresistas” y de los movimientos sociales. Hasta la crisis política y económica venelazona empezada desde el bienio de 2009-2010, fue la cooperación que más dinero y personas logró mover a lo largo y ancho del continente, fundamentándose en los recursos energéticos y financieros del régimen bolivariano y en el enorme capital humano y simbólico cosechado por la revolución cubana durante cinco décadas de consecuente solidaridad Sur-Sur6. Ambos elementos representan al mismo tiempo la fortaleza y el factor de mayor debilidad de este proyecto. La propuesta conjunta cubano-venezolana responde indudablemente a los intereses de política interna y exterior de estos dos gobiernos, a los que se han sumado por afinidad ideológica, voluntad de ruptura con el patrón neoliberal y/o conveniencia económica otros países que destacan en la región por situaciones domésticas particularmente conflictivas, elevados niveles de pobreza (y de “oenegización”) y vulnerabilidad/dependencia de las respectivas economías.

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6 La tradición internacionalista cubana es bien conocida y apreciada tanto en Latinoamérica como en un sorprendente número de países africanos y asiáticos. Los datos y números sobre cooperantes y colaboradores, proyectos y becas, son asimismo asombrosos en relación al tamaño y a las características demográficas y económicas del país. Se trata, efectivamente, de un sistema de cooperación único en el mundo, cuya piedra angular viene siendo lo que se ha definido como “diplomacia médica”. Al margen de las consideraciones en torno al ethos o naturaleza revolucionaria de esta cooperación, la bibliografía y las informaciones disponibles sugieren claramente que de una dimensión política y humanitaria predominante, la diplomacia médica cubana se está progresivamente desplazando hacia un terreno en el cual la dimensión económica o, mejor dicho, de los beneficios económicos que genera, juega un papel central. No por azar, tanto algunos documentos oficiales como los análisis de diversos economistas cubanos fieles a la revolución, a menudo se refieren a ella en términos de “exportación de servicios médicos”, destacando esta actividad como la de mayor trascendencia en la actualidad para la economía de la isla. Naturalmente, lo que ha marcado un hito en este sentido, ha sido precisamente el inicio de la colaboración con la Venezuela bolivariana que, en estos momentos, hospeda entre el 60% y el 80% de los cooperantes cubanos expatriados.

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Diversos analistas, tanto críticos como partidarios, coinciden en que los contenidos del ALBA-TCP nunca han sido definidos claramente o que se prestan a lecturas ambiguas. Sugieren correctamente que tiene una institucionalidad aún muy frágil dependiente en su momento del liderazgo carismático de Chávez y Fidel Castro, no habiendo podido trascender en diez años de existencia un enfoque eminentemente presidencial y de “diplomacia de Cumbres”, con escasa o nula participación efectiva de un eventual Consejo de Movimientos Sociales presente en su organigrama. En tanto que las ideas en torno al “desarrollo endógeno” y a las “ventajas cooperativas” no han sido profundizadas teóricamente, limitándose en la práctica a algunos experimentos de alcance acotado y/o no reproducibles a gran escala (como por ejemplo el muy celebrado y poco estudiado “intercambio médicos por petróleo”), los planteamientos acerca del TCP (Tratado de Comercio de los Pueblos, vs. TLCs) y los programas y empresas “Grannacionales” (vs. Transnacionales), así como la puesta en marcha de un Banco y del SUCRE (Sistema Unitario de Compensación Regional), han logrado despejar algunas dudas y colmar ciertos huecos teóricos y prácticos. No obstante, una buena dosis de indecisión e/o indefinición estratégica queda totalmente manifiesta. En realidad, en sus líneas generales el proyecto del ALBA resucita las reivindicaciones de la época del NOEI, las propuestas de la Comisión Sur y una concepción de la cooperación y solidaridad internacional marcadamente tercermundistas, sepultadas durante la larga noche neoliberal. Además de sus límites y ambigüedades originarias, es preciso preguntarse si esos planteamientos tienen aún cabida en el mundo actual, regido por relaciones integralmente capitalistas y altamente transnacionalizadas inclusive en el marco de las nuevas alianzas y vínculos Sur-Sur7. La idea de “complementación”, por otro lado, en cuanto a tercer eje al lado de la cooperación y del intercambio solidario como principios rectores de un modelo de integración alternativa, precisa de gobiernos “fuertes” y hegemónicos, con extraordinaria aptitud para la planificación estratégica y capacidad de controlar los mercados (no simplemente de regularlos), pero sin virajes autoritarios y sin provocar efectos depresivos o desestabilizadores sobre las respectivas economías. Ninguno de los gobiernos integrantes de la Alianza ha demostrado hasta la fecha esa capacidad y/o voluntad real. 7Otros conflictos bélicos y de serias repercusiones humanitarias que existen hoy no habían alcanzado tan dramáticas consecuencias en el momento de celebrarse la II Cumbre de la CELAC.

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Respecto a la cuestión del modelo de acumulación, esto es, de “desarrollo”, a pesar del discurso los miembros del ALBA-TCP son por ahora participantes muy activos del nuevo “Consenso de los commodities” latinoamericano8. En este sentido, salta a la vista el círculo vicioso entre extractivismo-rentismo y políticas sociales. Finalmente, existe el problema de Venezuela como país líder y prácticamente único socio financiador. A pesar de ciertos logros sociales que el gobierno bolivariano puede exhibir tras catorce años de su llegada al poder, todos los indicadores disponibles revelan que la República Bolivariana se encuentra irremediablemente atrapada en el círculo vicioso propio de un Estado petrolero, categoría peculiar del “subdesarrollo” monoexportador, que implica desequilibrios macroeconómicos estructurales y coyunturales constantes; una composición de clases y su relativa cultura política y empresarial íntimamente atadas al rentismo, al clientelismo, corrupción sistemática e intermediación parasitaria; y, por último, pero no menos relevante, un imaginario social moldeado por el hiperconsumismo efímero y la poderosa figura del “Estado mágico”, con capacidad de desplegar una cultura paternalista y del milagro (Coronil, 2002). En el plano internacional, esto se traduce en que sean muchos los actores que quieren acceder a los recursos energéticos y renta petrolera del país; y que éste, sobre todo si construye alrededor de ellos un tambaleante proyecto geopolítico socialista, quiera satisfacer esas demandas por medio de acuerdos de cooperación particularmente generosos, donaciones, intercambios compensados, financiamiento a gobiernos, empresas y otros actores políticos que, sin embargo, no están sustentados en instituciones eficientes y transparentes y, sobre todo, en una economía sólida. CONCLUSIONES La hodierna cooperación Sur-Sur en América Latina y el Caribe, al igual que la tradicional, está totalmente subordinada a los patrones de desarrollo dominantes. Las notables diferencias políticas entre los gobiernos de la región se esfuman en la dupla neoextractivismo/neodesarrollismo, donde el prefijo neo denota simplemente la ampliación de las fronteras del extractivismo clásico y el regreso, en el caso de los países gobernados por la izquierda o la centro-izquierda, de ciertas concepciones en torno al “desarrollo nacional”,

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8 Los planes de desarrollo nacional de los países miembros del ALBA reflejan la extraordinaria propensión por el neoextractivismo y el neodesarrollismo que, en el caso de Venezuela, alcanza el ápice a la hora de fundamentar su propuesta de “socialismo del siglo XXI” en la quema de combustibles fósiles.

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“autónomo” o “endógeno” que suponen, ante todo, una renovada gravitación del Estado en tanto agente económico y al mismo tiempo aliado o mediador entre empresas más o menos transnacionalizadas estimadas estratégicas. Por ello, las políticas sociales y de reducción de la pobreza financiadas por las actividades extractivas, los programas y proyectos de “desarrollo sustentable”, de protección del medio ambiente, de fomento al microcrédito, a las cooperativas y a las micros, pequeñas y medianas empresas, cuando no encubren nichos de acumulación bajo el paraguas conceptual de la cooperación Sur-Sur o el negocio de burócratas, técnicos, consultores y ONGs ligados a la vieja y nueva industria de la ayuda, tienen en conjunto un alcance limitado y/o no sostenible en el largo plazo, y, por ende, un carácter asistencial-compensatorio que en algunos casos asume formas meramente decorativas. Las relaciones que se instauran por medio de la cooperación Sur-Sur son más equilibradas que las Norte-Sur y mucho menos vinculadas a condicionalidades político-económicas explícitas. De ninguna manera ello implica que no reproduzcan patrones asimétricos y/o de dependencia o que no fomenten, aun cuando implícitamente, una mentalidad asistencial y de aprovechamiento político de la ayuda muy arraigada en los distintos niveles de las sociedades y Estados receptores. Tiene el enorme mérito de ejercer cierta presión sobre los países del Norte, presentándose en algunos casos como una atractiva alternativa a los créditos, inversiones directas y ayuda condicionada ofrecidos por éstos. Apunta a la multipolaridad y al regionalismo que, para Latinoamérica, si bien los derroteros de la integración sigan cuando menos inciertos, significa una mayor autonomía relativa de Estados Unidos. Finalmente, todo parece indicar que tanto en el caso de las relaciones Norte-Sur como de las Sur-Sur, serán objetivos de naturaleza geopolítica, estratégica y económica a definir, quizás aun más que en el pasado, las directrices del futuro sistema o de los futuros sistemas de “cooperación al desarrollo”. A raíz de la crisis “múltiple” en la que nos encontramos y de la incertidumbre que genera la transición geopolítica y geoeconómica actual, la solidaridad –que ciertamente representa y expresa una de las dimensiones de la cooperación internacional-, en un marco dominado por las relaciones jerárquicas y de competencia desigual que constituyen el principio motor del capitalismo como sistema mundial, tendrá necesariamente un papel subsidiario y subordinado.

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BIBLIOGRAFÍA Coronil, F. 2002 El Estado mágico. Naturaleza, dinero y modernidad en Venezuela. Caracas: Nueva Sociedad. Quijano, A. 2000 “El fantasma del desarrollo en América Latina”. En Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales, Vol. 6, n. 2. Wallerstein, I. 2011 “El Foro Social Mundial, Egipto y la transformación”. En La Jornada, 26 de febrero. Zibechi, R. 2011 “¿Es necesario un foro social en América Latina?”. Consultado en http://www.jornada.unam. mx/2011/02/11/index.php?section=opinion&arti

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“NO TRABAJAMOS CON HIPÓTESIS DE CONFLICTO SINO CON HIPÓTESIS DE CONFIANZA” Ernesto Samper En su cuarto número, Patria entrevista a Ernesto Samper Pizano, Secretario General de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR). Nació en 1950 en Bogotá, Colombia, y egresó de la Pontificia Universidad Javeriana con el título de doctor en Ciencias Jurídicas y Económicas. Militante político desde muy joven, en 1983 ocupó la secretaría general del Partido Liberal y fue nombrado embajador extraordinario ante la Asamblea de las Naciones Unidas, en Nueva York. Cuando regresó a Colombia, fundó y dirigió el Instituto de Estudios Liberales, siendo elegido diputado en 1984 y senador en 1986. Durante el gobierno de César Gaviria actuó como ministro de Desarrollo Económico (1991-1992) y embajador en España (1992-1993). Luego de triunfar en la contienda electoral de 1994, se convirtió en presidente de Colombia, gobernando este país hasta 1998. Posteriormente, se dedicó a la vida académica y a la ensayística, produciendo diversos trabajos sobre globalización y gobernabilidad. Desde el 11 de septiembre de 2014 se desempeña como Secretario General de UNASUR. In its fourth issue, Patria will be publishing an interview of Ernesto Samper Pizano, Secretary General of the Union of South American Nations (UNASUR). Born in 1950 in Bogotá, Colombia, he graduated from Colombia’s Pontifical Javeriana University with a PhD in law and economics. He was a political activist at an early age and, in 1983, he was the Secretary General of the Liberal Party and appointed special ambassador to the United Nations Assembly in New York. When he came back to Colombia, he founded and headed

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the Liberal Studies Institute, and in 1984 he was elected to parliament, first as congressman and then in 1986 as senator. During the administration of President César Gaviria, he was Minister for Economic Development (1991-1992) and Colombia’s ambassador to Spain (1992-1993). After winning the election in 1994, he became the President of Colombia and was in office until 1998. Afterwards he focused on teaching and writing essays and published several books on globalization and governance. Since September 11, 2014 he has been the Secretary General of UNASUR.

Patria: ¿Cómo analiza Ud. la actual coyuntura suramericana en materia de relaciones internacionales y de geopolítica? Ernesto Samper: Hay una serie de lo que podríamos llamar los elementos rectores de la política internacional de UNASUR, que es lo que a mí me corresponde, que crean ya una base para la formulación de una política internacional sui generis, particularmente, en lo que se refiere a temas como la defensa. Existen así tres elementos fundamentales en la política estratégica que estamos desarrollando para UNASUR. 1. La preservación de la región como una zona de paz. 2. La garantía y la presencia de los derechos humanos 3. La conservación de la democracia. El tema de la paz no es un planteamiento retórico. Desde hace varios años la región se ha venido absteniendo de la existencia y la presencia de armas nucleares. En Suramérica la Declaración de Galápagos fue muy enfática sobre la preservación de la paz para la Comunidad Andina y esos son principios que de alguna manera hemos venido incorporando a la doctrina de UNASUR. No tenemos conflictos étnicos ni religiosos, ni hay enfrentamientos en fronteras, como pueden existir en otras partes del mundo. Yo creo que todas esas circunstancias sumadas positivamente producen el resultado de que ésta sea una región de paz, y eso debe formar parte de nuestra política estratégica a nivel internacional. El segundo tema tiene que ver con los derechos humanos. Hoy generalmente nos manejamos con una visión recortada de los derechos humanos, simplemente para analizar las violaciones a los mismos, que tienen que ver con el problema de la violencia y de su defensa. Y nuestra propuesta es que los derechos humanos actúen como el referente ético de toda la política in-

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ternacional de UNASUR, porque nos interesa garantizar la vigencia de los derechos humanos, y eso de alguna manera enlaza la política internacional con la base de nuestra agenda social, que es el tema de la inclusión social. La garantía y la presencia de los derechos humanos, económicos y sociales es lo que va a permitir que la región consiga la tranquilidad, la seguridad y la paz, a través de la inversión social y a través de la inclusión. En esto consiste nuestra política frente a lo que ya no es solamente la disminución de la pobreza sino la disminución de la desigualdad, un propósito fundamental dentro de esta agenda social. Y finalmente está la preservación de la democracia. Las intervenciones que han tenido los consejos políticos de UNASUR, que son los Cancilleres y Presidentes de la región, han sido formuladas para preservar o para restablecer la democracia cuando se han producido una amenaza o una ruptura de la misma. Así sucedió con el caso paraguayo, el boliviano, o el ecuatoriano. Y esa tarea de preservar la continuidad democrática también debe formar parte de la política internacional de UNASUR. Todos éstos son los términos de la filosofía que debe nutrir a la acción estratégica de UNASUR. Ahora, también es cierto que cada país tiene sus relacionamientos específicos, por ejemplo, en términos económicos y para abrir nuevos espacios, como la Alianza del Pacífico, como la ALBA, o la relación de Brasil con los BRICS. Cada país tiene sus propias formas de relacionamiento con los otros países. Nosotros creemos que el aporte fundamental de UNASUR es señalar los principios rectores alrededor de los cuales deba girar nuestra posición como región. Patria: ¿Cuáles son los principales ejes estratégicos para la defensa regional con los que Ud. asume su labor como Secretario General de la UNASUR?

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E. S.: Nosotros queremos partir de un concepto y volver a la idea original de la seguridad que llevó a la creación del Consejo de Defensa Suramericano que tenía dos principios capitulares. El primero, que no se trabajaba sobre la base del concepto de seguridad nacional sino sobre el de seguridad regional. No era que cada país preservaba su seguridad y que cada uno se sumaba como un todo aritmético para que desde ahí se defendiera lo suyo, sino que se llegaba a un concepto de seguridad regional, hemisférica y colectiva, que es el que de alguna manera ha incorporado el CDS dentro de sus propuestas de políticas públicas de defensa. Y el segundo principio, que es un desarrollo del anterior, es que nosotros no trabajamos con hipótesis de conflicto sino con hipótesis de confianza. Y para lo que ha servido el CDS ha sido para crear unas bases de confianza entre los altos mandos militares y entre los máximos encargados de la defensa, asumiendo que esto es como tomar una póliza de seguridad preventiva frente a

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posibles dificultades que se llegaran a presentar, y que en este momento, por lo menos de lo que yo conozco, se las ve como bastante lejanas. A partir de esta situación, hay una agenda concreta que está trabajando el CDS sobre la que también podríamos avanzar. Patria: En su discurso de asunción como Secretario General de la UNASUR Ud. mencionó que “El objetivo misional de UNASUR es el de preservar la zona como una zona de paz”. ¿Qué iniciativas concretas se podrían desarrollar para cumplir con este cometido? E. S.: Desde poder coadyuvar o facilitar al proceso de posconflicto en Colombia, que sería un aporte concreto, real, en un momento histórico porque estamos saliendo del último conflicto armado tradicional, clásico, que queda en la región y que ya lleva medio siglo, hasta simplemente aquella medidas que apunten a evitar que haya presencia de armas nucleares en la región. O que se puedan desarrollar operativos conjuntos, como se empiezan a poner en marcha en el sur creando una fuerza especial de paz que podría estar al servicio de la paz mundial en nombre de UNASUR. En fin, son muchas iniciativas que se pueden tomar en esta tarea de consolidar el concepto de que Suramérica se constituya como una región de paz. Patria: Respecto a lo anterior, ¿cuáles piensa Ud. que son las principales amenazas a la paz y a la estabilidad democrática en la región? E. S.: Yo creo que hay unas amenazas evidentes que tienen que ver con lo que podríamos llamar las “patologías globales”. Por los canales abiertos de la globalización no sólo están circulando bienes, servicios, capitales, todo de manera legítima, sino que también están circulando drogas, terroristas, armas, seres humanos, etc. Nosotros no podemos desconocer que ese cuadro en el que comienzan a amenazar a la región esas patologías es un cuadro ya casi inminente, si no ya configurado en cierto tipo de amenazas como es el narcotráfico. Pero también estamos amenazados por otros riesgos de carácter natural. Por ejemplo, está establecido que una de las regiones más vulnerables a los desastres climáticos globales es precisamente Suramérica. Ya sea por las corrientes del Niño o por el derretimiento de los polos glaciales, la destrucción de los páramos, la deforestación, los ciclones, los terremotos que están presentándose en el Caribe como consecuencia del calentamiento global. Esos son riesgos a los que UNASUR debe prestar una mayor atención. También nos encontramos realizando un mapa de aquellos riesgos que en estos momentos están afectando a la región. Por eso le hemos encargado a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) que nos ayude a construir un mapa de riesgos naturales, de

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desastres, de aquellos riesgos relacionados con la parte física de la preservación del equilibrio ambiental y con la sostenibilidad de la región. Y claro, todo esto tiene una expresión muy particular en la seguridad ciudadana: sin duda, ésta debe pasar a ser una preocupación de UNASUR. Quizás no sea concretamente del Consejo de Defensa Suramericano, pero lo concreto es que el ciudadano suramericano es un ciudadano que se siente amenazado: amenazado por las nuevas formas de delincuencia urbana, amenazado por los problemas globales, amenazado por las patologías que nos están llegando a través de la redes. Así es que tenemos que hacer un redimensionamiento de la seguridad porque es cada vez más evidente que los enemigos de la región no están por fuera: están adentro. Patria: ¿Y lo que ocurre en otras regiones podría impactar en Suramérica? E. S.: Pues podría pero yo no veo la amenaza de un conflicto militar como consecuencia de la presencia de actores externos. Es una hipótesis muy distante. Quizás hay algo que pueda estar llegando de afuera, que es la invasión de armas ligeras porque esta es la región del mundo que cuenta con el mayor número de ese tipo de armas por habitante. No sé por qué circunstancias se ha fortalecido ese mercado en especial en América Latina. En definitiva, todo esto forma parte de una preocupación mucho más amplia de lo que tradicionalmente se ha venido considerando como “seguridad hemisférica”. Es un redimensionamiento del concepto de la seguridad. Con esto no queremos decir que exista la necesidad de que los organismos tradicionales de defensa tengan que invadir otras órbitas relacionadas con la seguridad ciudadana. Pero sí resulta claro que todos estos fenómenos corresponden a una misma patología y a un mismo cuadro de diagnóstico. Patria: Puntualmente, ¿qué acciones se desarrollarán desde la UNASUR para profundizar la política de cooperación en el sector de la defensa y a nivel regional?

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E. S.: Estamos siguiendo muy de cerca proyectos concretos que se están desarrollando al interior del Consejo de Defensa Suramericano. Vamos a hacer un redimensionamiento del Centro de Estudios Estratégicos de la Defensa (CEED), por lo que hemos estado trabajando con el Dr. Forti en esta tarea de generar nuevos campos de acción para esta entidad. De la misma manera, nos encontramos trabajando y preparando algunas iniciativas para la Escuela Sudamericana de Defensa (ESUDE), que no va a actuar como un ente presencial sino de manera semipresencial. Por eso es que ahora estamos revisando propuestas de contenidos y de actividades.

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Con todas estas iniciativas concretas, el tema de la ciberdefensa me parece una cuestión de particular importancia, aunque no sólo vinculado al orden de la defensa o de la soberanía. La preservación del orden público está necesitando tener redes confiables y redes blindadas. Desde ya, esto se requiere para la justicia, para la transmisión de datos, para las conversaciones diplomáticas. Entonces, todo lo que hagamos en este sentido y para fortalecer a nuestra propia ciberdefensa constituirá un importante aporte del Consejo de Defensa Suramericano a la protección en términos virtuales de la región. También es importante la cooperación entre las Fuerzas Armadas de los países de la región, por ejemplo, a través de operaciones conjuntas. Actualmente estamos trabajando en una propuesta de una fuerza conjunta de acción inmediata en casos de desastres naturales integrada por miembros de las Fuerzas Armadas de todos los países de la región. Nadie más preparado para atender una emergencia o una calamidad que se desarrolle como resultado de un desastre natural o de una emergencia, como ocurrió en Chile con los últimos sismos de importancia. Esa es una propuesta que tiene bastante entusiasmados a los Ministros de Defensa de la región y me parece que tienen razón, ya que se trata de crear una fuerza de reacción inmediata que coordinada con las otras entidades que tienen a su cargo este manejo de los desastres naturales podría ser algo muy útil y muy importante para todos nosotros. Es importante señalar que también hay otros consejos de UNASUR que están trabajando en cuestiones vinculadas a estos desastres naturales, como un manual con la respuesta política, la respuesta social, la respuesta sanitaria, etc. frente a estos fenómenos. Y asumo que si estas fuerzas (que inclusive se ha pensado en denominar “Cascos Verdes”) hacen su aparición de manera inmediata, podría ser algo muy redituable para todos en Suramérica. Patria: ¿Cómo ve la propuesta de Ecuador para fortalecer la cooperación Sur-Sur con brigadas o misiones solidarias en la región o para otras regiones? E. S.: Forma parte del planteamiento estratégico de la Secretaría General de UNASUR. La mayor parte de los países de América Latina están saliendo de la cooperación Norte-Sur por sus índices de ingreso per cápita. Y eso está bien porque la cooperación se realiza como un acto de solidaridad para ayudar a aquellos países que tienen más necesidades. Pero eso también le abre camino a una cooperación Sur-Sur. Por tanto, tenemos que cooperar dentro de la región tratando de superar aquellas asimetrías de las cuales hablábamos inicialmente. Así, tenemos que cooperar interregionalmente y no solamente en el área de defensa: también en otros temas como el de salud, todavía más ahora, cuando se expande la epidemia del Ébola. Todos esos temas son realmente importantes. Y esto también tiene que ver con un concepto amplio de la defensa. En definitiva, de todos los países tenemos algo que aprender alguna ex-

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periencia que resulta válida e importante para ser replicada en otros contextos. Es importante la experiencia del Ecuador con el Cuerpo de Ingenieros del Ejército y otras iniciativas como el rotulado de los medicamentos. De lo que se trata es de no inventar algo completamente nuevo sino, en todo caso, ver cómo se aplica en cada país las iniciativas que hayan resultado exitosas en otros lugares. Patria: ¿Cómo evalúa el trabajo desarrollado hasta ahora por el Consejo de Defensa Suramericano y qué iniciativas se implementarán desde la Secretaría General para acompañar su labor? E. S.: El CDS es uno de los consejos modélicos dentro de la estructura de consejos sectoriales de UNASUR y funciona bien, ya que es una entidad organizada, disciplinada, juiciosa. Tiene una importante agenda que la están siguiendo y cumpliendo según lo previsto. Estamos discutiendo con algunos Ministros de Defensa sobre las prioridades, y al CDS le estamos pidiendo que involucre nuevos ejes transversales que estamos trabajando desde UNASUR como, por ejemplo, el concepto de género. Ya hay algunos avances en ese sentido, así como también en el abordaje de ideas como las de medio ambiente y derechos humanos. Así, estamos impulsando a que dentro de su agenda de trabajo interioricen todos estos ejes transversales. De la misma manera, estamos apoyándole y pidiéndole que realicen ya acciones concretas y que comiencen a mostrar resultados. Así, seremos coincidentes con el nuevo lema que hemos formulado para UNASUR: pasar de la visión a la acción. Por lo que ya queremos mostrar resultados a partir de comienzos del año entrante. Patria: Bajo su mandato como Secretario General, ¿de qué manera la UNASUR colaborará con el sector de la defensa del Ecuador? E. S.: Podemos decir que la relación de UNASUR con Ecuador sigue la pauta de las relaciones de UNASUR con el resto de los países de la región. No vamos a tener una relación atípica con cada país aunque, claro, el hecho de que yo como Secretario General resida en Quito, me posibilita conocer muy de cerca el entorno y me proporciona una cierta información privilegiada sobre todo lo que está sucediendo en Ecuador. Pero lo concreto es que dentro de esta nueva arquitectura suramericana, Ecuador es un país muy importante y es uno de los doce países que conforman a UNASUR: esperamos entonces tener tan buenas relaciones con Ecuador como con cualquiera de los otros once países del bloque.

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SAMIR AMIN, URI AVNERY, PAMELA URRUTIA, ATILIO A. BORON, GENERAL DE BRIGADA PEDRO MOSQUERA, TOMÁS VÁRNAGY, JORGE BURGOS VARELA, MARÍA INÉS RUZ, GENERAL SERGIO W. ETCHEGOYEN, DANIELE BENZI. ENTREVISTA A ERNESTO SAMPER.