Estado del arte en comunicación y cultura digital

August 27, 2017 | Autor: Claudia Félix | Categoría: Cultura digital
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Descripción





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Profesora investigadora, Facultad Mexicana de Arquitectura, Diseño y Comunicación, Universidad La Salle Ciudad de México.
Por una parte, difunden los logros que carecían de precedentes como para haber atraído a un grupo duradero de partidarios, alejándolos de los aspectos de competencia de la actividad científica. Por otra, eran lo bastante incompletas para dejar muchos problemas no resueltos por el redefinido grupo de científicos.
De hecho, los argumentos de Kuhn permiten a Flichy explicar el uso de la electrónica para la conmutación y los consecuentes trabajos desarrollados por investigadores. Así, la cuestión de los componentes se visualizó como el núcleo del proyecto de la electronización de la comunicación que conducirá en 1947 a los laboratorios ATT (los Bell Labs) a la puersta a punto del primer transmisor de puntas de germanio que condujo, entre otras posibilidades, al perfeccionamiento de los conmutadores telefónicos.
Es importante enfatizar en que el conocimiento se construye deliberadamente, nunca al azar.
Hace mucho que hemos dejado de explicar estos fenómenos a través de la "aguja hipodérmica", la "exposición selectiva" y el reforzamiento. En su lugar, abordamos el tema desde perspectivas como "desniveles del conocimiento", "expectativas sociales", "espiral del silencio", "dependencia de los medios y "construcción social de la realidad".
Consideremos, sin embargo, que desde mediados de la década de 1980 los estudiosos de este tipo de fenómenos incorporaron a sus intereses tanto la televisión por cable como algunas modalidades del video, particularmente ligadas al entretenimiento. De hecho, el número correspondiente a otoño de 1985 de la revista Journal of Communications –y de ahí para adelante- incluye diversos trabajos sobre el tema.
Sin embargo, es importante tomar en cuenta que hay un debate sobre si la comunicación es o no una ciencia. Es decir, existen distintas perspectivas que aportan elementos en ambos sentidos sin que haya un acuerdo formal sobre el tema.
Por ejemplo el interaccionismo simbólico, paradigma que se originó de las aportaciones de la microscociología norteamericana durante la década de 1940, es una construcción teórica que han utilizado estudiosos de la comunicación para explicar fenómenos relacionados con campos tan diversos como la familia, la organización y las redes sociales entre otros.
Recordemos que la "aguja hipodérmica" o "bala mágica" partía de la observación y de las primeras aportaciones del conductismo. Se creía que los individuos reaccionaban de manera homogénea al estímulo de la comunicación; en consecuencia, respondían de manera uniforme a este estímulo. La propuesta llegó a plantear que quien controlara los medios de comunicación tendría la capacidad de controlar la mente de la sociedad. De la superación de la "bala mágica", coinciden Wolf y De Fleur, dependió gran parte del avance en el conocimiento sobre los efectos de los medios de comunicación en los individuos que se exponen a ellos.
Después de la Segunda Guerra Mundial el sociólogo Harold Lasswell publica su artículo "Estructura y función de la comunicación en la sociedad", en la que habla de tres funciones básicas que debe cumplir la comunicación en todo sistema: a) Supervisión y vigilancia del entorno; b) mecanismos de repuesta al entorno y c) Transmisión del legado cultural de una generación a otra a través del proceso de socialización. El autor describe la primera función en los términos arriba descritos y justifica el uso del espionaje. La segunda consiste en el diseño de estrategias que, partiendo de la información obtenida, contribuirán al mantenimiento del sistema.
No se trata, en consecuencia, de que las ideologías hayan concluido. En El advenimiento de la sociedad postindustrial, Bell aludirá de nueva cuenta al tema aunque de manera tangencial, señalando que el agotamiento de las viejas ideologías conduce a anhelar otras nuevas. Escribí entonces, afirma, refiriéndose al texto que publicó en la mitad de la década de 1950: "De esta forma se encuentra, a finales de los años cincuenta, una cesura desconcertante. En Occidente, entre los intelectuales, se han agotado las viejas pasiones. Las nuevas generaciones, que no recuerdan nada significativo de esos viejos debates, ni tienen ninguna tradición segura en la que apoyarse, se encuentran a sí mismas buscando nuevas metas dentro de un marco político que ha rechazado, intelectualmente hablando, las viejas ideas apocalípticas y quiliásticas. En la búsqueda de una causa aparece una cólera profunda, desesperada, casi patética… una búsqueda inquieta de un nuevo radicalismo intelectual… La ironía… para quienes buscan "causas" reside en que los trabajadores, cuyos sufrimientos fueron otras veces la energía impulsadota del cambio social, se hallan más satisfechos en la sociedad que los intelectuales… El joven intelectual es infeliz porque el "camino intermedio" es para los de edad madura, no para él; carece de pasión y parece apagado… Las energías emocionales –y las necesidades- existen y la cuestión reside en cómo llegar a movilizarlas (Bell, 1991:53).
En el marco de su propuesta Bell (1991:59) reconocía los inconvenientes de la "sociedad tecnotrónica" de Brzezinski: Zbigniew Brzezinski opina que ha acertado en la diana del futuro con su neologismo la sociedad "tecnotrónica": "una sociedad conformada cultural, psicológica, social y económicamente por el impacto de la tecnología y la electrónica, en especial en el área de los computadores y las comunicaciones". Pero la formulación tiene dos inconvenientes. En primer lugar, el neologismo de Brzezinski desvía el foco del cambio desde el conocimiento teórico hacia las aplicaciones prácticas de la tecnología, aunque en su exposición remite a muchos tipos de conocimiento, tanto puro como, desde la biología molecular a la economía, que son de importancia decisiva en la sociedad. En segundo lugar, la idea de la naturaleza "conformadora" o la primacía de los factores "tecnotrónicos" implica un determinismo tecnológico que se desmiente por la subordinación del sistema económico al político. No creo que la estructura social "determine" otros aspectos de la sociedad, sino más bien que los cambios en la estructura social (que cabe predecir) plantean problemas gerenciales o decisiones políticas en el sistema político (cuyas respuestas son mucho menos previsibles) y, como he indicado, creo que la autonomía actual de la cultura genera cambios en los estilos y valores de la vida que no derivan de los cambios en la misma estructura social.
La cuarta después de la palabra, la imprenta y los medios electrónicos de comunicación: radio y televisión.
Sin embargo, por sus características e implicaciones, la propuesta de Shannon y Weaver se retoma actualmente como un antecedente de la Teoría de la Información.
Cabe destacar que el punto de partida para la caracterización de la sociedad de la información de De Pablos (2001:51) es al menos una parte de las etapas previamente señaladas a propósito del fin de las ideologías. No obstante, mantiene una posición crítica al respecto. "Estamos acostumbrados a leer o escuchar eso de la sociedad de la información, una nueva era tecnológica, postindustrial y posmoderna, pero alguna gente se rebela simplemente cuando se manifiestan algunos de los aspectos de ese nuevo tipo de era cultural. A veces, la rebelión solapada se contempla de forma mediática, cuando dan cancha a los que pretenden rechazar la influencia de la información producida por algunas nuevas tecnologías que se empiezan a establecer en la sociedad, en medio del ruido de quienes desean la oscuridad y lo medieval".
La mayoría de los países pertenecientes a la Comunidad Europea, Estados Unidos y unos cuantos en Latinoamérica cuentan con servicios de Internet rápidos y gratuitos. En otros países, como México, el acceso es caro y a veces lento por la saturación del ancho de banda. Y países de África y Medio Oriente están en condiciones mucho más precarias en términos de acceso a la red.
En este caso la variable es económica. Aunque es creciente el número de usuarios que, en el caso de México, se han conectado a la red, hay un número importante que todavía lo hace desde lugares públicos: cibercafés, bibliotecas o las instituciones educativas como las más frecuentes. Desde luego, queda un número indefinido de mexicanos que no tienen oportunidad para establecer acceder a la red.
Las cursivas son del autor.
Es creciente el número de sitios a los que se accede mediante suscripción. Salvo excepciones de carácter cualitativo, estos espacios se reservan los archivos para consulta de información de distintas características q quienes puedan pagar por estos servicios.
Desde los criterios para la construcción de sus agendas por parte de los medios informativos hasta las leyes y reglamentos que determinan el acceso de información a la ciudadanía. Es el caso del Instituto Federal de Acceso a la Información, cuyos usuarios suelen toparse con obstáculos para acceder a datos que por derecho les corresponde hacerlo.
Una revisión más a profundidad sobre las semejanzas y diferencias entre los autores considerados como pioneros en la caracterización de la Sociedad de la Información es tema de un ensayo aparte. Sirva, por esta vez, la consideración de que hay diferencias tanto entre la terminología como entre las aportaciones.
Noción en tanto tercer nivel de abstracción, por encima de definiciones (primero) y conceptos (segundo).
De acuerdo con Vidal Beneyto (2002:23), "en ella las máquinas no son ya puros autómatas, confinados en el cometido de soporte material de la comunicación según pautas operativas previamente establecidas e inmodificables, de tratamiento y difusión de la información entre operadores, sino que disponen cada vez de mayor autonomía para intervenir en el flujo de representaciones simbólicas, utilizando modos y formas muy próximas a los procesos mentales humanos. Su extensión planetaria, dado el creciente ritmo de integración Ordenador-Internet, inducirá transformaciones de tal importancia, en todas las dimensiones de la vida individual y colectiva, que la evaluación de los efectos y el examen crítico de la naturaleza y posibles funciones de esta tecnología última se convierten en una prioridad inaplazable".
Es importante esta consideración, dada la diversidad de estos obstáculos. Entre otros cabe destacar las nuevas maneras en que se reorganizan las relaciones de poder entre individuos y grupos, con miras a conquistar posiciones estratégicas en estos nuevos escenarios. Estos individuos y grupos no necesariamente se ubican en los ámbitos económico y político, sino en todos lados, dada la ubicuidad del poder: la cultura, la academia, los medios de comunicación etc. Cabe recordar que el avance tecnológico ha complicado la brecha digital arriba mencionada; para una explicación al respecto véase Castells, 2003, cuarta parte.
Nuevamente se introduce noción para precisar que en ella caben las diversas posiciones que se tiene con respecto a la sociedad de la información, siempre y cuando contribuyan a caracterizar, analizar y explicar los diversos fenómenos que la conforman, desde los diferentes ángulos que la caracterizan. Esta precisión también pretende recordar que el punto de partida de Bell fue la construcción de una abstracción.
Estas opciones son tan extensas que van desde el ámbito institucional hasta el individual –con finalidades relacionadas con la información, la educación y el entretenimiento, también propias de los medios tradicionales de comunicación-, pasando por experiencias grupales de índole diversa, así como los cambios, sobre todo en el ejercicio del profesional de la comunicación.
Sin embargo, hay autores que tienden a considerarlas como sinónimos.
Lash (2005:244 y ss) advierte también sobre la desinformación que caracteriza esta etapa de la sociedad. Se relaciona con la sobrecarga de información. Sin embargo, es necesario introducir otras variables sobre el tema, toda vez que hay otras variables que están en juego al hablar sobre desinformación.
Se trata de conceptos que forman parte dela historia de las teorías de la comunicación y que deben incorporarse como tales a la enseñanza de la comunicación (por ejemplo Mattelart, 1992).
Se le conoce como "Paradigma de los Estudios Culturales" aunque no comparte los elementos que lo caracterizan vistos en el primer apartado de este documento. De hecho representantes como David Morley (1996) han sido muy claros al señalar que no les interesa construir un cuerpo de conocimiento con las características de un paradigma, sino una serie de ensayos –de duración variable- que contribuyan al conocimiento de fenómenos comunicativos en los términos arriba descritos.
Es creciente el número de periódicos que ha optado por cerrar sus ediciones impresas y mantenerse únicamente en línea como una manera de abatir costos. Esto es producto del descenso en la adquisición y suscripciones por la migración a la lectura en línea.
Como veremos más adelante, las redes sociales son importantes fuentes de información, pero también propician el rumor y la desinformación.
Estas modificaciones van desde no acudir a la redacción a recoger la orden de trabajo y recibirla a través de correo electrónico, el uso del teléfono celular o de la computadora personal para enviar la nota sin tener que ir a la redacción, o los cambios en la cobertura informativa por parte de algunos periódicos ya sea porque cuentan con filiales en distintos puntos del país (El Sol, La Jornada, Milenio Diario, Reforma).
Por ejemplo el sitio http://paper.li permite que los interesados organicen sus periódicos con temas de su interés y los promuevan a través de las redes sociales.
Conviene también tomar en cuenta las aportaciones de Ramonet (1998) y Kapuscinsky (1999), sobre al papel de los medios en la construcción de la realidad.
Como migrantes digitales y empíricamente relacionados con estos nuevos medios, la construcción de las comunidades conduce a la construcción de un nuevo perfil profesional: el administrador de redes sociales o Community Manager, responsable de generar estrategias con diversos propósitos dirigidas a los usuarios de estos nuevos medios.
El interés por la televisión continúa, dada su presencia en la vida cotidiana de las audiencias y, en consecuencia, su enorme popularidad, que se traduce en la inversión de sumas importantes en la producción de sus contenidos y/o para el establecimiento de alianzas con estos fines. Las repercusiones de estos escenarios en sus audiencias han generado una importante literatura sobre sus usos y procesos de apropiación, entre otros temas. Pero a estos trabajos se ha incorporado, por ejemplo, el uso del control remoto, dada su importancia en el consumo de textos televisivos. Asimismo, las nuevas modalidades de exposición al medio incluyen diversas mediaciones de Internet y las redes sociales, cuya presencia es creciente en la televisión a través de diversas manifestaciones. Asimismo, desde otra perspectiva han comenzado a generarse trabajos que ponen en su mira a la televisión digital, desde su advenimiento a corto y mediano plazo hasta sus implicaciones en la proliferación de canales y contenidos mediáticos. Más recientemente, los desarrollos de la televisión a través de Internet son susceptibles de incluirse en esta propuesta de actualización. La radio, por otra parte –sobre todo la hablada-, reviste un incremento creciente dada su participación en la construcción de la opinión pública, su papel en movimientos de sociales y los usos que se confieren a la llamada otra radio. También deberán tomarse en cuenta los procesos de digitalización y sus repercusiones en audiencias y contenidos. Finalmente, hay quien considera que la prensa es el medio de comunicación que ha pasado por un mayor número de transformaciones: desde el surgimiento de los primeros portales y los periódicos digitales, hasta las nuevas modalidades de trabajo del periodista.
Según Francisco Vidal Bonifaz (2008:29) entre estos grupos cabe citar Time Warner, Walt Disney, News Corp., Viacom-CBS y Bertelsmann. En América Latina Televisa encabeza a los grupos mediáticos, seguida de los brasileños Globo y Abril, Grupo Clarín también de Argentina y los también mexicanos CIE y Televisión Azteca (Vidal Bonifaz, 2008:52). Mención aparte merece Grupo Prisa, de origen español cuyos intereses, más allá de su país, se encuentran en países latinoamericanos como México y Colombia.
Una parte del desarrollo de este trabajo sobre McLuhan se tomó del artículo "Marshall McLuhan: exploración de tres aportaciones", de próxima publicación.
De acuerdo con la cronología proporcionada por Gordon y Wilmarth (1997:159-160), durante esta década McLuhan publicó ocho libros: La Galaxia Gutenberg (1962), Exploraciones sobre la comunicación (con Edmund Carpenter, 1962); Los medios de comunicación como extensiones del hombre (1964); El medio es el masaje (1967), Exploraciones verbi-voco visuales (1967); A través del punto de fuga; el espacio en la poesía y la pintura (con Harley Parker, 1968); Guerra y paz en la idea global (con Quentin Fiore, 1968); y Contraexplosión (1969).
La rueda, del pie; el libro, del ojo; la ropa, de la piel; el circuito eléctrico, del sistema nervioso central.
Al respecto, añade que los "anti-ambientes o contra-ambientes creados por el artista son medios indispensables para concienciarse del ambiente en que vivimos y de los que técnicamente creamos para nosotros" (1998:270).
"Indirectamente, las nuevas películas de arte de nuestro tiempo han recibido una enorme cantidad de apoyo e impacto de la forma de la televisión. La forma de la televisión ha permanecido invisible: y sólo la veremos en el momento en que la televisión en sí se convierta en el contenido de un nuevo medio, cualquiera que sea –puede ser la extensión de la conciencia-, incluirá la televisión como su contenido, no como su ambiente, y transformará la televisión en una obra de arte, pero este proceso por el cual cada nueva tecnología crea un ambiente que transforma la tecnología vieja o precedente en una forma de arte, o en algo muy evidente, ofrece muchos ejemplos fascinantes…" (McLuhan en McLuhan y Zingrone, 1998:265-266).
Norden preguntó si el público por fin estaba comenzando a comprender los contornos "invisibles" de estos nuevos ambientes tecnológicos.
Ejemplos: el "canal de las estrellas mexicano" se recibe por cable en buena parte de los países sudamericanos. Los españoles Antena 3 y Televisión Española, así como el italiano RAI y Globo brasileño se reciben en México a través de diversos sistemas de paga.
Por ejemplo en Israel las telenovelas se ven exclusivamente a través de sistemas de televisión de paga. En consecuencia, únicamente los usuarios que puedan pagar los costos accederán a los contenidos de estos sistemas.
La aportación "el medio es el mensaje" se retomará en la construcción del paradigma de la globalización y los nuevos lenguajes de la comunicación.
Uno de los primeros casos que permitió caracterizar el nuevo ambiente producto de la extensión de la televisión a Internet fue Bart Simpson. Desde finales del siglo XX se multiplicaron los contenidos a través de la red, tanto por la empresa productora del programa como por la cantidad de aficionados que empezaron a diseñar de manera incipiente espacios dedicados a esta popular serie.
Las negritas corresponden al texto original en español.
La tendencia es a considerar que la aldea global significa una explosión en todos sentidos. Esto es producto de las características de la globalización arriba esbozadas.
De manera introductoria, McLuhan comenta a Eric Norden su disgusto por decirle a la gente lo bueno o lo malo sobre los cambios sociales y psíquicos causados por los nuevos medios. La referencia corresponde a la respuesta sobre sus reacciones subjetivas cuando observa la reprimitivización de nuestra cultura, algo que ve como un trastorno, con disgusto e insatisfacción personal.
Las cursivas de la referencia aparecen en la cita original.
De manera introductoria, McLuhan comenta a Eric Norden su disgusto por decirle a la gente lo bueno o lo malo sobre los cambios sociales y psíquicos causados por los nuevos medios. La referencia corresponde a la respuesta sobre sus reacciones subjetivas cuando observa la reprimitivización de nuestra cultura, algo que ve como un trastorno, con disgusto e insatisfacción personal.
Las negritas corresponden al texto original.
Consideremos, en este sentido que la concentración multimediática reviste diversas modalidades; una de las más frecuentes es la adquisición de determinados paquetes accionarios de empresas de ramo similar ubicadas en diversas partes del mundo. Tal es, por ejemplo, la manera en que en grupo español Prisa concentra sus intereses en materia de radiodifusión.
A mediados de la década de 1960 se publica Manipuladores de cerebros, el primer libro del norteamericano Herbert Schiller, una denuncia del papel de Disneylandia en el mundo del entretenimiento. Hacia finales de la década, el mismo autor publica Imperialismo Yanqui y medios de comunicación, en el que presenta un primer esbozo del papel de algunos conglomerados estadounidenses en los medios del Tercer Mundo. Investigaciones similares se publicaron a lo largo de la década siguiente, como Agresión desde el espacio, de Armand Mattelart (1973); Comunicación dominada, de Luis Ramiro Beltrán y Elizabeth Fox (1978) y La aldea transnacional, una antología de Cees Hamelink (1979).
Durante las dos décadas pasadas se publicaron algunos libros que sobre las nuevas concentraciones multimediáticas en el contexto de la creciente globalización de las comunicaciones. Entre otros está el ya mencionado de Juan Carlos Bustos, así como Tiburones de la Comunicación (1997) de Eric Frattini y Yolanda Colías. Cabe reconocer que se trata de un tema muy complicado de mantener actualizado. Al respecto puede consultarse http://www.infoamerica.org/grupos/grupos.htm. Asimismo Francisco Vidal Bonifaz publicó en 2005 Los dueños del cuarto poder. Ante la dificultado de actualizar el libro con la frecuencia con la que se producen los cambios, el autor mantiene al día la información en el blog http://ruedadelafortuna.wordpress.com/.
En este contexto, Ryszard Kapuscinki (2002:21-22), afirma que "el descubrimiento del valor mercantil de la información desencadenó la afluencia de los grandes capitales hacia los medios. Los periodistas idealistas, esos dulces soñadores en busca de la verdad que antes dirigían los medios, han sido reemplazados por hombres de negocios a la cabeza de las empresas de prensa".
Como vimos en el caso del teléfono móvil.
Junto con "el medio es el mensaje", cuyo tratamiento ameritaría un espacio aparte.
De hecho, para algunos estudiosos del tema la globalización es un asunto acabado, en el sentido de que ya estamos inmersos en el proceso. Otra percepción es denominar a estos fenómenos bajo diversas acepciones o bien, lo que aquí veremos como sus consecuencias es manejado en diferentes apartados y no necesariamente como parte de la globalización.
Immanuel Wallerstein fue discípulo de Fernand Braudel y continuador de su obra. Representante de la prestigiada escuela de historiografía económica francesa, Braudel es autor de El Mediterráneo en la época de Felipe Segundo. Una de sus aportaciones al tema que nos ocupa es que el Siglo XVI se origina durante la última década del XV, a raíz del descubrimiento de América, y concluye hacia la segunda década de 1500, es decir, el siglo XVII. En parte por casualidad, en parte orientados por la obra de Braudel las aportaciones de las ciencias sociales parten de que el siglo XXI se origina en 1989, a raíz de la caída del Muro de Berlín.
"Un centro a partir del cual se organizan y distribuyen jerárquicamente las otras potencias, las zonas intermedias y las regiones periféricas" (Mattelart, 1998:19).
El término "transnacional" implica la existencia de un movimiento de conjunto hacia la integración a nivel mundial, y viene a significar que existe una fuente virtual de conflictos entre los intereses de las macroempresas y los de los territorios en los que éstas se asientan (Mattelart, 1998:67). Las empresas transnacionales del campo de la comunicación se encuentran entre las que más acusan la relación conflictiva entre lo local, lo nacional y lo transnacional. Este tipo de sociedades se han de desenvolver en el ámbito muy sensible de las identidades específicas y tratan de esquivarlas, o bien de adaptarse a las mismas aprendiendo rápidamente a actuar como buenos adeptos del darwinismo (Mattelart, 1998:68). Globalización trata de abarcar el proceso de unificación del campo económico, y, por extrapolación, de diagnosticar la situación general del mundo (Mattelart, 1998:81). Cabe destacar que el autor no proporciona una definición de mundialización, aunque los estudiosos del tema la asocian con las implicaciones socioculturales de la globalización.
http://ruedadelafortuna.wordpress.com/archivos-del-4o-poder-capitulo-v/
Entre 1996 y 1998 realicé una investigación sobre los entonces llamados géneros chicos de la televisión, que daba cuenta de cómo el concepto de información se había especializado hacia el deporte, el espectáculo y la Televerdad –antecedente de los reality shows- entre los más importantes. En consecuencia, estos géneros han adoptado el formato del noticiario para dar cuenta de "lo más importante" y "lo más reciente" acontecido al interior de su campo.
Artículo 4º. de la Declaración de Educación Superior de la UNESCO. Estos planteamientos ha sido retomados por el organismo, en el marco de la Conferencia Mundial de la Educación Superior, celebrada entre el 6 y el 9 de julio de 2009.
En la presentación de estas características de la sociedad de la información Julio Cabero coincide con las aportaciones de Manuel Castells (1997) en la materia. Sin embargo, en la medida en que se vayan intercalando las aportaciones de otros autores esta perspectiva podrá pasar por algunas modificaciones.
Se trata de un concepto derivado de la evolución del debate sobre Internet 2.0, que supone que el sujeto es a la vez productor y consumidor de sus contenidos en Internet.
Los puntos suspensivos con los que finaliza cada perturbación son del autor.
Sobre todo porque las perturbaciones pueden ser producto del seguimiento curricular visualizado en sentido horizontal –en el semestre en curso- y vertical, es decir, a lo largo de toda la carrera.
Se trata del reporte de diagnóstico trabajado de manera conjunta con los Mtros. Carlos Camacho y Rosario Ancheita.
Julio Cabero (2001:275) proporciona el punto de partida de este apartado: Cada vez vamos a tender hacia una tecnología de la información con cuatro características distintivas: interactiva, adaptativa, amigable y multimedia. Interactiva, desde la perspectiva de que establecerá relaciones con los usuarios y responderá en función de las respuestas que aquellos vayan realizando; adaptativa, puesto que se acomodará a las características, preferencias y gustos del usuario, ya se empieza a hablar de los ordenadores emocionales, que serían aquellos con "capacidad de reconocer y expresar emociones, desarrollar su capacidad de responder de manera inteligente a las emociones humanas, y capacitarlo para dosificar y utilizar sus propias emociones; amigable, en lo que respecta a su facilidad de manejo y al progresivo avance para que el usuario no tenga que ser un experto instrumentalista para su utilización, desarrollándose progresivamente los denominados "lenguajes orientados hacia el sujeto", por enciama de los "lenguajes orientados hacia los objetos"; y multimedia, por la introducción en los mismos medio, de voz y sonidos, datos, imágenes estáticas y en movimiento y códigos de seguridad y reconocimiento del usuario.
Teorías de la Comunicación II, III, IV y V; Tecnología para la transmisión de la información; Seminario de problemas contemporáneos globales; Seminario de Temas Contemporáneos de la comunicación.
Publicado en la edición chilena de LMD, octubre de 2000.
El original fue publicado en la versión francesa de Le Monde Diplomatique, diciembre de 2002.
Estado del arte sobre comunicación y cultura digital

Claudia Benassini Félix

El propósito principal de este reporte es: Elaborar un estado del arte sobre las teorías de la comunicación con énfasis en los procesos de digitalización y en las modalidades de producción ofrecidas por el auge de Internet 2.0. Este reporte se basa en los avances registrados en este punto, y será considerado como referente para el desarrollo de las líneas de investigación en el campo de Ciencias de la Comunicación, en la Facultad Mexicana de Arquitectura, Diseño y Comunicación de la Universidad La Salle Ciudad de México. El reporte incluye un apartado sobre "Tecnología Educativa", puesto que también será considerado en la revisión curricular de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación.

LA CONSTRUCCIÓN DEL CONOCIMIENTO EN COMUNICACIÓN.

A mediados del siglo XX, el filósofo alemán Thomas Kuhn definió la "ciencia normal" como una investigación basada firmemente en una o más realizaciones científicas pasadas. Estas realizaciones –continúa el autor- son reconocidas por cierto tiempo por una comunidad científica particular como fundamento para su práctica posterior; son relatadas en libros de dificultad diversa. Siguiendo a Kuhn, estos libros comparten dos características que, a su vez, conforman el "paradigma", cuya transformación en cierto campo da lugar a la "revolución científica". La transformación sucesiva de un paradigma a otro por medio de la revolución es el patrón usual para el desarrollo de la ciencia madura (Kuhn, 1992:33 y ss). En este sentido, para pasar de un paradigma a otro se hace necesaria una "ruptura epistemológica", término acuñado por Gastón Bachelard para ilustrar la índole de la oposición entre dos paradigmas, cuyo resultado, según Patrice Flichy (1993:167-168), "consigue integrar en una misma construcción teórica fenómenos que eran inexplicables para el paradigma precedente. Pero esta transformación teórica no es análoga a una revolución política. En el campo de la historia de las técnicas, el paso de un paradigma a otro es muy lento".

En este proceso desempeñan un papel importante los métodos y técnicas que, junto al bagaje teórico previo, contribuyen a la puesta el día de los conocimientos, a la vez que caracterizan la actitud del científico frente a los hechos quien, junto con otros –recordemos que el trabajo científico es social, nunca individual- colabora deliberadamente a la construcción de un nuevo paradigma. Son muchos los ejemplos que pueden proporcionarse a propósito de nuestro conocimiento sobre la comunicación. Quizá uno de los más relatados en la literatura sobre el tema (Wolf, 1987; De Fleur, 1989) se refiere a los efectos que producen en las audiencias la exposición sistemática a los medios de comunicación. De esta manera, hemos pasado de la pasividad a la actividad; del corto al largo plazo, de los efectos que las variables que intervienen en este proceso y de lo que queda para la construcción de un nuevo paradigma. Esta actividad científica se traduce en la sustitución de ciertas concepciones con su respectivo vocabulario y la incorporación de una nueva óptica sobre el tema.

El proceso expuesto a grandes rasgos ha sido producto de más de siete décadas de trabajo, al que se han incorporado estudiosos procedentes de diversas ramas de las ciencias sociales, aportando a los nuevos paradigmas las contribuciones teóricas y metodológicas de sus campos de procedencia. Adicionalmente, los diversos "paradigmas de los efectos" han aportado su interés por uno u otro medio de comunicación tradicional, por una o varias de sus funciones, hábitos de sus audiencias y situaciones específicas –preferencias, influencia en ciertas prácticas cotidianas, apropiaciones etc.-. En épocas recientes, los trabajos sobre el tema han sido la base para la construcción de un nuevo paradigma: el de los nuevos medios de comunicación, especialmente la computadora y el teléfono móvil. En este proceso han concurrido tanto las elaboraciones previas como la incorporación necesaria de las características de cada medio. El resultado se ha traducido en colecciones de trabajo que hablan sobre usos, apropiación e la vida cotidiana y nuevas formas de interacción y socialización.

Llegados a este punto, es preciso detenernos en dos consideraciones que se desprenden de los párrafos previos. La primera se refiere a que los avances del conocimiento en materia de comunicación –y la construcción de los respectivos paradigmas- está supeditada a los avances y aportaciones de las matemáticas y las ciencias tanto físicas como biológicas y sociales. Dicho de otra manera, en este trabajo partimos del supuesto de que la comunicación no es una ciencia como las anteriormente señaladas. Es un ámbito de conocimiento en el que han confluido estudiosos de campos muy diversos. De hecho, al menos una parte de los estudios sobre el tema reconocen desde sus particulares puntos de vista las aportaciones de las ciencias biológicas y sociales para el avance del conocimiento en los diversos campos de referencia. Aún más, en otros casos los estudiosos de la comunicación retoman para sus trabajos las aportaciones teórico-metodológicas de otras ciencias para estudiar, explicar y contribuir a la construcción de conocimientos sobre diversos temas.

La segunda consideración se refiere a los obstáculos para la construcción de conocimiento científico. El más importante, el proceso de ruptura con el conocimiento de sentido común (Bourdieu, 1975:27), o la experiencia básica (Bachelard, 1972:27). Dos aportaciones de campos tan diferentes como la sociología y la química para dar cuenta de una primera forma de conocimiento que proviene de los sentidos o de la tradición y que desde esta perspectiva pretende explicar comportamientos y situaciones en este caso relacionadas con la comunicación. Volviendo al paradigma de los efectos, la "aguja hipodérmica" es uno de los mejores ejemplos de sentido común. Y justamente la ruptura epistemológica a la que nos referíamos al principio constituye una condición necesaria para acceder a la construcción del conocimiento científico. En este contexto, cabe destacar que nuestra exposición sistemática a los medios de comunicación ha contribuido a la presencia del sentido común sobre nuestras percepciones al respecto. Un fenómeno que, dicho sea de paso, también traen consigo los estudiantes. De aquí la importancia de la teoría y de la construcción de nuevos paradigmas para abordar el estudio de la comunicación.

El resto de estas páginas está dedicado al tema. Dicho brevemente, se trata de presentar un panorama sobre los principales paradigmas que en este momento contribuyen a la explicación de fenómenos comunicativos. Este diagnóstico será de utilidad tanto para la enseñanza de las materias del área como para la generación de conocimientos relacionados con la comunicación. En un tercer momento, no menos importante, se plantea la posibilidad de organizar seminarios de actualización con profesores de teorías de la comunicación y, eventualmente, proponer otro tipo de cursos. Para ello, el primer paso es contextualizar tanto la generación de conocimientos como la enseñanza de la comunicación en el escenario actual: la sociedad de la información. Desde esta perspectiva se pretende mostrar las perspectivas arriba mencionadas, acompañadas de una reflexión sobre la generación de conocimientos relacionada con las ciencias sociales.

LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN.
El paradigma de los efectos a corto plazo citado en el apartado previo se desarrolló y superó bajo los auspicios de la psicología y la sociología. De hecho, los primeros investigadores del tema procedían de estos campos académicos desde los que incorporaron la problemática de los efectos de la exposición a los medios de comunicación particularmente en dos situaciones: la propagada de guerra y la publicidad. La abundante literatura que se generó entre 1940 y 1960 para intentar explicar el cambio de actitudes a corto plazo a través de la sola exposición a la prensa, la radio y la incipiente televisión se identificó como "paradigma de los efectos". Más adelante se añadió el subtítulo "a corto plazo" para distinguir esta primera etapa, ya superada, de las nuevas realizaciones teóricas que han derivado en un paradigma de los "efectos a largo plazo":

Antecedentes: Norbert Wiener y Daniel Bell.
Prácticamente de manera paralela, es decir, en la década de 1940 vio sus orígenes la Teoría de la Información. Recordemos que hacia finales de la Segunda Guerra Mundial la información cobra un importante valor al menos en dos sentidos. Primero, un recurso para la legitimación del espionaje al "enemigo" como forma de mantener el equilibrio del sistema y, en consecuencia, evitar su destrucción . Segundo, por su eficiencia, medida en la transmisión de la mayor cantidad de datos en el menor tiempo posible. En este momento se originan las primeras caracterizaciones de la Sociedad de la información. Esto no es obra de la casualidad, sino de un impulso que desde entonces se le confirió a la importancia del concepto hacia finales de la Segunda Guerra Mundial y los inicios de la Guerra Fría. De acuerdo con Armand Mattelart (2002:66),

En 1948, Norbert Wiener, padre de la cibernética, diagnostica la fuerza estructurante de la "información": la sociedad del futuro se organizaría sobre este eje. Al sostener la tesis de que la circulación de la información es la condición necesaria para el ejercicio democrático, entrevé la posibilidad de una sociedad descentralizada, capaz de evitar que se repita la barbarie de la guerra recién concluida ("imposibilitar el retorno al mundo de Belsén e Hiroshima", escribe), enfatizando así con una larga tradición de pensamiento que asoció la extensión de los canales de comunicación con el logro de la paz. Con todo, previene contra los riesgos de las desviaciones. El principal enemigo es la entropía, esto es, la tendencia de la naturaleza a destruir lo que está estructurado, favoreciendo la degradación biológica y el desorden social. "El caudal de información en un sistema es la medida de su grado de organización, siendo el uno el negativo del otro". La información, las imágenes que las procesan y las redes que éstas tejen se alían en la lucha contra esta fuerza que impide la circulación pluridireccional. La información debe circular sin trabas. Por definición, es incompatible con el embargo, la práctica del secreto, la desigualdad en el acceso y la conversión de todo lo que circula en mercancía. La persistencia de dichos factores implicará siempre un retroceso en el progreso humano.

En otro trabajo (2002a:54), Mattelart se ocupa de contextualizar este momento, al que llama "la aparición de las máquinas informáticas" y al que caracteriza por la aparición de las primeras calculadoras, a cuyo progreso contribuyen tres grandes frentes.

…el desciframiento de la correspondencia estratégica del enemigo, las tablas de tiro para uso de la artillería antiaérea y la bomba atómica (proyecto Manhattan). Así es como, en 1939, Alan Turing es reclutado por el intelligence Service para penetrar el secreto de las máquinas electromecánicas de encriptado Enigma puestas a punto por Alemania en el periodo de entreguerras. En Estados Unidos, Claude Elwood Shannon, investigador de los laboratorios Bell, también se interesa por las claves, mientras que Norbert Wiener trabaja en el marco del proyecto balístico. Todos los proyectos norteamericanos dependen del US National Defense Committee. El responsable es Vannevar Bush, quien a comienzos de los años treinta, ha puesto a punto el analizador diferencial, primer calculador analógico completo.

En consecuencia, no es casual que Norbert Wiener, padre de la cibernética –considerada por muchos como una de las fuentes de las comunicaciones digitales- estuviese inmerso en estos trabajos pioneros que le permitieron caracterizar lo que Mattelart denomina "la fuerza estructurante de la información":

Una de las enseñanzas de mi obra es que cualquier organismo encuentra su coherencia para actuar cuando posee los medios que le permiten adquirir, utilizar, retener y transmitir la información. En una sociedad demasiado grande para el contacto entre sus miembros, tales medios son la prensa –libros, periódicos-, la radio, el sistema telefónico, telégrafos y correos, el teatro, el cine, la escuela y la iglesia… Por todas partes, sin embargo, sufrimos una triple restricción de los medios de comunicación: la suspensión de los menos rentables; el hecho de que los medios concentren entre las manos de una oligarquía muy limitada de gente millonaria, que expresa, como es obvio, las opiniones de su clase; por último, el hecho de que en la medida en que representan amplias vías hacia el poder político y personal, atraen a todos los ambiciosos en busca del poder. Este sistema que, por encima de cualquier otro, está llamado a contribuir al equilibrio social, se ha convertido directamente en patrimonio de quienes más se preocupan por este juego del dinero y del poder (Wiener en Mattelart, 2002:66).

A través de esta referencia que, junto con otros estudiosos del momento, Mattelart visualizó en Wiener una veta humanista que fue truncada por la Guerra Fría. El establecimiento de las diferencias con el entonces llamado "Bloque Socialista", dio inicio a la carrera armamentista, a la conquista del espacio y a la doctrina del "Fin de las Ideologías". En ella coinciden pensadores de origen tan diverso como el ex trostkista Daniel Bell y Zbigniew Brzezinski, especialista en problemas de comunismo y posteriormente asesor del presidente James Carter. En el corazón de la propuesta subyacía el trascender las diferencias entre Oriente y Occidente a través de una nueva concepción de la historia. La evolución de las sociedades se mostraría a las eras Pre-industrial, en proceso de industrialización, Industrial y Post-Industrial, vía la "revolución tecnotrónica", término acuñado por Brzezinski, que aludía al fruto de la convergencia de la computadora, las telecomunicaciones y la televisión. Recorrer este camino tenía como telón de fondo a la sociedad de la información. Siguiendo a Mattelart (2002:66-67),

El propio concepto de "sociedad de la información" se convierte en el objeto de un desafío político: interviene en la construcción del discurso de los "fines": fin de la ideología, fin de la política, fin de la lucha de clases, fin de la conciencia crítica de los intelectuales. Las conjeturas apuntan a una sociedad posindustrial (también conocida como "sociedad de la información" o del "saber" se basará en la "tecnología intelectual" y será dirigida por una comunidad científica carismática y sin ideología. Así es como, después de haber escrito en 1960 The End of Ideology, el sociólogo Daniel Bell enlaza, trece años más tarde, con El advenimiento de la sociedad post-industrial. Poco importa que esta última obra se presente como un ensayo prospectivo donde se propone un modelo ideal de sociedad del futuro; la voluntad política de confirmar a cualquier precio el fin de las ideologías contribuye a crear un efecto de realidad.

Por otra parte, siguiendo a Mattelart, desde la Introducción de El advenimiento de la sociedad pos-industrial, Daniel Bell (1991:12) caracterizaba el tipo de sociedad que visualizaba treinta años más tarde:

En este libro, he tomado la "sociedad industrial" como unidad intangible de estudio. La sociedad industrial es un concepto que abarca experiencias de una docena de países diferentes y discurre a través de sistemas políticos de sociedades antagónicas como los Estados Unidos y la Unión Soviética. La sociedad industrial está organizada en torno al eje de la producción y la maquinaria, para la fabricación de bienes; en cambio, la sociedad preindustrial depende de las fuentes de trabajo naturales y de extracción de los recursos primarios de la naturaleza. En su ritmo de vida y en su organización del trabajo, la sociedad industrial es el factor que define la estructura social –es decir, la economía, el sistema de empleo y el de estratificación- de la sociedad occidental moderna. La estructura social, como yo la defino, se distingue analíticamente de las otras dos dimensiones de la sociedad: la política y la cultura.

¿Por qué llamarle en ese momento sociedad post-industrial y no sociedad de la información? Porque Bell (1991:57) reconocía en ello la influencia de los sociólogos con quienes convivió en la época en la que construyó su abstracción:

Se me ha preguntado por qué he denominado a ese concepto especulativo sociedad "post-industrial", en vez de sociedad de conocimiento, sociedad profesional, términos todos ellos que describen bastante bien alguno de los aspectos sobresalientes de la sociedad que está emergiendo. Por ese entonces estaba influido indudablemente por Ralph Dahrendorf, quien en su obra (Clase y conflicto de clase en una sociedad industrial, 1959), y por W.W. Rostov, quien en se (Escenario del crecimiento económico) se había referido a una economía de post-madurez. El término significaba entonces –y todavía hoy- que la sociedad occidental se halla a mitad de camino de un amplio cambio histórico en el que las viejas relaciones sociales (…) se estaban desgastando enormemente. Las fuentes del cataclismo son científicas y tecnológicas. Pero son también culturales, puesto que la cultura, en mi opinión, ha obtenido autonomía en la sociedad industrial. No está completamente claro a qué se asemejarán esas nuevas formas sociales. No es probable que consigan la unidad del sistema económico y la estructura del carácter característica de la civilización capitalista desde mediados del siglo XVIII a mediados del XX. El prefijo post indicaba, así, que estamos viviendo en una época intersticial.

Un tipo de sociedad cuya emergencia, en suma (1991:64) pone en cuestión la distribución de la riqueza, el poder, el estatus, temas centrales de cualquier sociedad:

Ahora la riqueza, el poder y el estatus no son dimensiones de clase, sino valores solicitados y conseguidos por las clases. Quienes crean las clases en una sociedad son los ejes fundamentales de la estratificación. Los dos ejes principales de la estratificación en la sociedad occidental son la propiedad y el conocimiento. A lo largo de ambos funciona un sistema político que los controla cada vez más y hace surgir élites temporales (en el sentido de que no hay necesariamente una continuidad de poder de un grupo social específico por medio de los cargos, como sí la había de una familia o una clase a través de la propiedad y las ventajas diferenciadas por la pertenencia a una meritocracia.

Como puede observarse, la construcción de Bell es ambigua. Ciertamente visualizaba el papel que adquirirían el conocimiento, el acceso creciente a la educación superior y el tratamiento de la información. Sin embargo, en la medida en que la propuesta fue construida en el contexto de la preeminencia de los medios entonces todavía "masivos" de comunicación, no había claridad en el papel que las tecnologías de la información y la comunicación (TIC'S) jugarían en la construcción de esta sociedad. A mediados de la década de 1980, cuando éstas estaban en su momento de despegue, Bell publicó el artículo titulado "La revolución tecnológica de las comunicaciones y sus consecuencias", en el que reflexionó sobre la rapidez con que se estaban produciendo los cambios en la cuarta revolución -justamente la de las nuevas tecnologías- en el contexto de la entonces naciente sociedad de la información.

En este contexto, esta primera etapa de la construcción del paradigma de la sociedad de la información ha considerado únicamente a las dos figuras más identificadas por sus aportaciones. Sin embargo, es importante tomar en cuenta que Norbert Wiener desarrolló una parte de sus trabajos con Claude Shannon y Warren Weaver. En 1948, cuando Wiener mostraba su preocupación por el concepto de información sus colegas, empleados de una compañía telefónica, construyeron un modelo que pretendía describir la eficacia de la información entre el hombre y la máquina y/o entre la máquina y la máquina. Esta perspectiva se incorporó al conjunto de descripciones del proceso comunicativo iniciadas con Aristóteles y concluida con la llamada "tuba" de Wilbur Schramm.

Estos elementos, junto con las aportaciones de Wiener y Bell, conducen a afirmar que en esta primera etapa la "información" fue tipificada en términos de su eficacia para difundirse a un amplio número de receptores potenciales –desde la conversación telefónica hasta las "masas", en ese momento- en el menor tiempo y con el menor número de errores posible. Sobre esta tipificación cabe añadir que, en el marco de la masificación de los medios tradicionales, se discutía –partiendo de Wiener- sobre el incremento notable de la "información" que difundían entre sus crecientes audiencias. Y, en la formulación de Shannon, "información" hacía referencia al mensaje del proceso comunicativo: a los contenidos –sin tomar en cuenta su sentido- que se incrementaban gracias al perfeccionamiento tecnológico y al incremento de las audiencias.

Asimismo, en el contexto de la libre empresa que caracterizó a los medios norteamericanos desde sus inicios, las restricciones señaladas por Wiener recibieron poca atención por parte de los interesados en el estudio de los flujos comunicativos. Lo mismo sucedió durante la década siguiente, en el ya mencionado contexto de la guerra fría y del fin de las ideologías. De acuerdo con Mattelart (2002:66): "La guerra fría no tarda en frustrar la esperanza humanista. Las tecnologías de la información y la comunicación inician su desarrollo en el marco de las leyes que conciernen a la seguridad nacional y bajo los auspicios de los contratos que vinculan empresas electrónicas y empresas aeroespaciales con el Pentágono y la NASA (Administración Nacional para la Aeronáutica y el Espacio)".

En resumidas cuentas y de manera contradictoria, durante esta época se preconiza el incremento de la información a la vez que, paradójicamente, se posterga el debate sobre su significado, al menos en el contexto de los medios de comunicación. No obstante, debido a este incremento, la década de 1940 será considerada como el antecedente más cercano de la sociedad de la información, cuyo rasgo significativo para Daniel Bell es el papel que toma, junto con el conocimiento, en el mundo del trabajo. Cabe añadir que este primer acercamiento se desarrolla en el marco de la llamada Sociedad de la Comunicación, caracterizada por el auge de los medios audiovisuales, especialmente la televisión. En consecuencia, el auge de este momento se ubicará hacia finales de los años sesenta.

La construcción del paradigma de la sociedad de la información.
A partir de estas primeras visualizaciones, el reto es construir un paradigma de la sociedad de la información, que contribuya a contextualizar el escenario de la educación superior. En este sentido Bernard Miege (1996:100) reconoce que,

Según Bell, en su razón misma del progreso técnico, las actividades de tratamiento de la información son inducidas a reemplazar las actividades industriales de manipulación de la materia que el siglo pasado había tomado el lugar de las actividades agrícolas. El avance de la industria se haría cuando la información sustituya (de ahí la importancia de la investigación y de su relación con las tareas de concepción de los productos) a la producción "pesada". Las consecuencias generarían que el valor saber sustituyera al valor-trabajo, y que ocurrieran profundos cambios en la composición de las clases sociales, con el incremento de una clase media asalariada y provista con un alto nivel de formación.

Como puede observarse, este autor da un paso adelante a la propuesta de Bell, en el sentido que tendría la información en esta sociedad, así como el papel de la investigación en este proceso. Sin embargo, para lograr la construcción del paradigma de la sociedad de la información es indispensable introducir a las TIC'S, dado su papel en este proceso y en la consolidación del mismo. En este contexto, a la construcción teórica de Bell Paquete, Barreiros y Leitao (2002:100-101) añaden el papel de la información en la construcción de nuevos modelos de organización social, así como en el papel de Internet en la consecución tanto del modelo de sociedad como de la "ciberdemocracia":

Debido al rápido desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación, y del crecimiento de la globalización en el mercado, la consolidación de la sociedad de la información aparece como un factor estratégico para la construcción de nuevos modos de organización social. Así pues, la información asume una crucial importancia, como factor capaz de estructurar un conjunto plural, de dominios sociales, culturales, económicos y políticos. Dentro de este marco, a modo de infraestructura mundial de información y comunicación, y como símbolo de emblema de lo que llamamos sociedad de la información, Internet desempeña un papel vital en lo que se refiere a la implantación de dicha sociedad, y la consecución de la llamada "democracia electrónica" o "ciberdemocracia".

Adicionalmente, los autores (2002:101-102) aluden a los tres elementos que confluyen en la era tecnotrónica de Brzezinski, sin que aludan a este autor, aunque los mencionan como aspectos para el desarrollo y funcionamiento de la sociedad de la información. Nuevamente Internet es el medio en el que centran su referencia, amén de que confieren actividad a los usuarios que acceden a la red:

La sociedad de la información basa su desarrollo y funcionamiento en tres aspectos fundamentales: las tecnologías de la información, el sector audiovisual y las telecomunicaciones. No obstante, dentro d este marco realista o fantasioso, Internet es realmente la estructura emblemática de la sociedad de la información y del mundo globalizado. Internet, la Red, es el paradigma de una sociedad reticular, a la vez que el instrumento capaz de conseguir su implantación, y a través de su soporte electrónico se nos presenta como la reinvención de la sociedad. En una sociedad electrónica reticular, lo que define la condición y la calidad de la ciudadanía no es la relación con un territorio o un país. Pero, a fin de acceder a esta sociedad reticular y disfrutar de ella, son necesarias infraestructuras físicas, técnicas, tecnológicas y financieras. Por otro lado, más allá de esas condiciones previas, posiblemente satisfechas a través de planes regionales, también son necesarias otras aptitudes individuales, como la predisposición psicológica, cultural y social. Sólo con ellas es posible acceder a esta "ciudad virtual" y hacer buen uso de estas herramientas. Por buen uso entiendo garantizar su rentabilidad y, en fin, servirse de la información como materia prima y como vía de desarrollo.

Siguiendo con esta construcción, Juan Vidal Beneyto (2002:21) parte de la sociedad de la comunicación –mencionada en el apartado previo- cuyo eje central son los medios, particularmente la televisión. Para este autor, en la sociedad de la información gran parte del proceso se centra en la computadora y en el usuario. De aquí las diferencias entre Vidal Beneyto y Paquete, Barreiros y Leitao:

La sociedad de la información tiene su origen en la informatización de gran número de procesos y prácticas en el mundo industrial de servicios y con carácter más general, económico y social. Su estructura dinámica es autónoma de la sociedad de la comunicación. Si en ésta el centro emisor es activo y creador y el receptor es átono y pasivo, en la sociedad de la información se sitúa en el polo receptivo –el ordenador- y la pasividad es propia del polo emisor que sólo se moviliza a petición de los usuarios. Sin embargo, la capacidad activadora y creativa del receptor está condicionada, codificada por mecanismos movilizadores –los logicales- que constituyen procedimientos operativos que sin clausurar su libertad de movimientos someten sus posibilidades de interacción y de interconexión a protocolos formalizados y rígidos. De modo que si en la sociedad de la comunicación el principio de la redundancia desemboca en el ideal del programa único, en la sociedad de la información el principio de los estereotipos operativos deduce el ideal de una estructura mundial de flujos informativos, sin mediadores ni perturbaciones, a una estructura de terminales que excluye de las posibilidades creadoras del usuario todo lo que no responda del único modo de inteligibilidad previsto. Este uso prescrito reconoce la libre interconexión general que prometía la era informática a una interacción lineal y pautada que elimina de su universo todo lo que no pase por el interfaz operativo hombre-máquina/máquina-hombre. Es decir, mucho.

Antes de seguir adelante es necesario hacer algunas precisiones con respecto a perspectiva de Vidal Beneyto sobre la sociedad de la información. En primera lugar, su caracterización como una especie de superación de la sociedad de la comunicación cae en el error de caracterizar como pasivo al receptor de los medios. Estudios elaborados desde mediados de la década de los ochenta dan cuenta de que la actividad del sujeto en la exposición a los medios está presente de diversas maneras: desde encender o apagar un aparato hasta seleccionar la programación e incorporarla a sus conversaciones cotidianas, entre otras. Asimismo, la fecha en que fue elaborado el texto deja fuera toda la gama de posibilidades abiertas por Internet 2.0 que permiten al usuario ser productor y consumidor de una enorme gama de contenidos. A pesar de estas limitaciones se incluye en la construcción del paradigma por su mirada a la sociedad de la información desde l sociedad de la comunicación.

Por otra parte, para José Manuel de Pablos (2001:52) una de las características de la sociedad de la información es que estaremos inmersos en un mundo de información. Siguiendo su razonamiento, hay quien lo entiende de ese modo cuando la información hace presencia "auroral y clarificadora"; en este caso, se solicita sin máscara una toma de postura hacia una merma de la información:

Está claro que nunca podremos estar en la era de la información si partimos de la base de que información, sí, pero menos en algunas ocasiones, según las conveniencias de algunos, de quienes se pueden hacer oír en un momento determinado, porque los medios para ejecutarlo y pretendidamente lo efectúan, aunque sin legitimidad, en nombre de los demás, de la mayoría. Es como si estuviéramos de acuerdo en bañarnos en una piscina, pero siempre y cuando no nos mojaran la piel. Es igual de penosa la aparición de posturas grupales o individuales críticas hacia la nueva situación, como la de algunos medios de difusión que tímidamente se autolimitan a presentar quejas ajenas sin manifestar su clara apuesta por la sociedad de la información en otros foros y campos de interés, al menos cuando les resulta negocio, o sea, una forma de explotación.

Como puede observarse, De Pablos hace hincapié en un escenario que continuamente se hace presente en el contexto de la sociedad de la información. Su carácter selectivo por parte de ciertos grupos que actúan de acuerdo a sus intereses, aunque dicen hacerlo por el bien de las mayorías. En este mismo sentido se orientan las reflexiones de Victoria Camps (2004:48), quien se centra en el papel de la sociedad de la información para acceder a la sociedad del conocimiento, como dos nociones diferentes, una subsumida por la otra. Estas reflexiones complementan la de José Manuel de Pablos, en la medida en que se centran en la calidad de la información para la construcción del conocimiento.

La sociedad de la información debería servir a una auténtica sociedad del conocimiento. El derecho a la información sólo se sustenta si la información ha de servirle al ciudadano para la producción del conocimiento. Hoy por hoy, sin embargo, estamos lejos de poder confiar en que la información que nos llega nos permita profundizar en el conocimiento. Menos aún cuando la información es superficial y fragmentaria, llena de cabos sueltos. Para no dejarse atrapar por la lógica de los medios, conviene recuperar la idea de que el ser humano es, sobre todo, logos: razón y lenguaje. Lo característico de los humanos es la inteligencia, el pensamiento, el saber vivir a través de las cosas y no quedarse en la mera apariencia. Pensar –decía Nietzche- es "rumiar", no dar por digerida ninguna idea ni ninguna información sin volver sobre ella varias veces, analizar a fondo las cosas, no quedarse en la superficialidad de la anécdota.

En este contexto, al menos en teoría para De Pablos (2001:53) en la sociedad de la información desaparecen las oscuridades informativas:

A mayor número de datos revelados, mayor iluminación informativa, menor oscuridad. En la sociedad de la información, la transparencia es una de las claves, una apertura o glasnost comunicativa. (…) Es natural que esa transparencia informativa origine nuevos ámbitos de actuación de aquellas personas que deseen o no ser intérpretes de tanta diafanidad, pues habrán de ser ellos, con su mayor responsabilidad, quienes decidan abrirse a lo cristalino o guarecerse en la oscuridad informativa. Este papel lo tenían hasta ahora las viejas tecnologías de información, que de forma analógica y casi natural escondían a veces los emisores, quienes permanecían en un anonimato tecnológico. Esto es impensable en la sociedad de la información porque ésta de la no opacidad es una es una de las indudables cualidades de toda sociedad de la información y de los implementos tecnológicos en que aquella se basa para hacerse realidad, para mostrarse como tal sociedad de la información ante la comunidad.

Por otra parte, en esta selección un tanto arbitraria, Armand Mattelart hace dos contribuciones al tema. La primera (2002:72-73), relacionada con los argumentos de José Manuel de Pablos y Victoria Camps, en el sentido de los cambios en la definición de la libertad de expresión, ya con la "libertad de expresión comercial", que se quiere elevar al rango de nuevo "derecho humano":

Esto crea una tensión constante entre la ley empírica del mercado y la regla de derecho, entre la soberanía absoluta del consumidor y la del ciudadano, garantizada por las tribunas donde delibera. En tal contexto nace la noción neopopulista de global democratic marketplace, baza fundamental para legitimar el libre intercambio. Las organizaciones corporativas han encontrado aquí una justificación y una legitimación a sus acciones de lobbying en pro de liberalizar los flujos culturales y de información. Esta reivindicación, en suma, se propone ensanchar los límites impuestos por la sociedad a la "utilización de la esfera pública para los fines de las relaciones públicas", como diría Habermas. Como principio de ordenamiento del mundo, la noción de libertad de expresión comercial es indisociable del viejo axioma del free flow of information difundido por la diplomacia norteamericana en los albores de la guerra fría, aunque había sido gestado durante la II Guerra Mundial. La doctrina de la gestión empresarial sobre la globalización recicla este principio que identifica solamente con la libertad para comerciar, proscribiendo, en consecuencia, cualquier enfoque que no persista en defender el principio del free flow of information como sinónimo de justicia e igualdad entre los pueblos. Las objeciones que se podrían plantear a tal concepción mercantilista de la libertad resultan inmediatamente tachadas por los grupos de presión, de intentos de instaurar la censura. La libertado de comunicación ha de sufrir restricciones.

La segunda contribución de Mattelart (2002:73) muestra el cambio en el foro de los debates:

Hasta el principio de los años ochenta, la UNESCO era una de las principales tribunas para debatir sobre cultura, información y comunicación. La discusión se ha desplazado hacia un organismo técnico, el GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio) a partir de 1995. Asimilada a los servicios en la denominación de los intercambios comerciales, la comunicación incluye tanto los productos de las industrias culturales como las telecomunicaciones, tanto la industria del turismo como las actividades de gestión.

Hasta aquí la primera parte de la caracterización de la sociedad de la información. Como puede observarse, su principal cualidad es que se centra en la visión optimista del escenario que desde mediados de la década de 1990 caracteriza el conjunto de actividades cotidianas que realizamos individual y grupalmente. Para completar la construcción del paradigma de la sociedad de la información es importante incluir visiones más críticas y a primera vista contrapuestas con las que hasta aquí se han presentado. El punto de partida es la caracterización de Manuel Castells (1997:369-370) sobre la sociedad de la información que en ese momento comenzaba a tomar forma:

Se originó en la coincidencia histórica, hacia finales de los años sesenta y mediados de los años setenta, de tres procesos independientes: la revolución de la tecnología de la información; la crisis económica tanto del capitalismo como del estatismo y sus reestructuraciones subsiguientes; y el florecimiento de movimientos sociales y culturales, como el antiautoritarismo, la defensa de los derechos humanos, el feminismo y el ecologismo. La interacción de estos procesos y las reacciones que se desencadenaron crearon una nueva estructura social dominante, la sociedad red; una nueva economía, la economía informacional/global; y una nueva cultura, la cultura de la virtualidad real. La lógica inserta en esta economía, esta sociedad y esta cultura subyace en la acción social y en las instituciones de un mundo interdependiente.

Siguiendo a Castells, los cambios inherentes a la sociedad de la información trascienden el ámbito de las comunicaciones, dados los cambios en la economía, la política y el mundo del trabajo, aspecto en el que coincide con Daniel Bell. Adicionalmente, esta caracterización nos muestra que el contexto sociopolítico y cultural de ha ensanchado en relación con las etapas previas, debido a la complejidad creciente de la sociedad y, en consecuencia, de las comunicaciones. Es a partir de este escenario global que pueden hacerse las primeras críticas a la noción de "Sociedad de la Información", que se irán ampliando a lo largo de este apartado.

La primera observación se relaciona con la llamada "brecha digital". Las caracterizaciones de la sociedad de la información arriba esbozadas pretenden dar cuenta de su carácter horizontal y del libre acceso, particularmente a través de los nuevos medios de comunicación, con énfasis en Internet. Sin embargo, es abundante la literatura que muestra que las TIC'S han contribuido a ensanchar las diferencias Norte-Sur. Estas diferencias se manifiestan tanto en las posibilidades de conexión a la red como en el número de usuarios que cuentan con equipos con las características necesarias para conectarse a Internet. Estas diferencias limitan mucho el acceso a la información en los términos que idealmente plantean los autores citados. Scott Lasch (2005:27) completa:

La consecuencia es el surgimiento de una élite global, cuyo punto de identificación es la élite global de otras ciudades semejantes. Así, en las industrias de la cultura global, la élite de San Pablo (periodistas, presentadores de televisión, curadores, arquitectos, distribuidores cinematográficos, productores de televisión de paga, profesionales de la publicidad, integrantes del sector de la música pop, etc.) tiene más en común con sus pares de Tokio, Nueva York, Londres, París, Milán y Los Ángeles que con sus compatriotas brasileños. Su identificación tiende a orientarse hacia el exterior y compiten cada vez más en mercados en mercados laborales internacionales o transnacionales. Autoincluirse o autoidentificarse en el contexto de los flujos globales de información o comunicación es autoexcluirse y desidentificarse de los flujos nacionales.

Adicionalmente, aunque a nivel discursivo –como se verá más adelante- la UNESCO (2005:22-23) ha mostrado su preocupación sobre las implicaciones de la brecha digital. Para efectos de este trabajo se resumen en dos problemáticas estrechamente ligadas entre sí:

La brecha digital –o mejor dicho, las brechas digitales, por su carácter multiforme- es un problema preocupante y alimenta otra mucho más preocupante: la cognitiva, que acumula los efectos de las distintas brechas observadas en los principales ámbitos constitutivos del conocimiento –el acceso a la información, la educación y la investigación científica y la diversidad cultural y lingüística- y representa el verdadero desafío planteado a la edificación de las sociedades del conocimiento. Esta brecha se basa en la dinámica propia de las disparidades en materia de conocimientos, ya se trate de desigualdades mundiales en el reparto del potencial cognitivo (disparidades entre los conocimientos), o de la valoración dispar de unos determinados tipos de saber con respecto a otros en la economía del conocimiento (disparidades dentro de los conocimientos). La brecha cognitiva es obvia entre los países del Norte y los del Sur, pero también se manifiesta dentro de cada sociedad, ya que un contacto igual con el conocimiento raras veces da por resultado un dominio igual de dicho conocimiento.
La resolución del problema de la brecha digital no bastará para resolver el de la brecha cognitiva. En efecto, el acceso a los conocimientos útiles y pertinentes no es una mera cuestión de infraestructuras, sino que depende de la formación, de las capacidades cognitivas y de una reglamentación adecuada sobre el acceso a los contenidos. Poner en contacto a las poblaciones mediante cables y fibras ópticas no sirve para nada, a no ser que esa "conexión" vaya acompañada por una creación de capacidades y una labor encaminada al producir contenidos adecuados. Las tecnologías de la información y la comunicación necesitan todavía que se elaboren nuevos instrumentos cognitivos y jurídicos para actualizar todo su potencial.

De lo anterior se desprende que en el discurso de la UNESCO el binomio sociedad de la información-brecha digital se ha actualizado en sociedades del conocimiento-brecha del conocimiento. No obstante, debemos admitir que, en los hechos, el problema subsiste, al menos en el ámbito digital, sobre todo en los países en desarrollo. Sin embargo, en el contexto que nos ocupa, reconocemos también que estos cambios discursivos nos permiten visualizar más cabalmente el problema: el papel de la generación del conocimiento y su transmisión en los procesos de educación superior y la importancia de los contenidos en dichos procesos. Sociedades del conocimiento-brecha del conocimiento hacen aún más evidentes los problemas de acceso por parte de docentes y estudiantes en México, debido al crecimiento exponencial de la demanda, el insuficiente y a veces nulo aprovechamiento de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC'S) en la educación superior, cuyo acceso y profesionalización demandan crecientemente los mercados laborales y la transmisión del saber.

Asimismo, de distintas maneras el acceso a la información está supeditado a variables de carácter económico, político y argumentando razones de seguridad; es decir, el valor que Wiener confería a la información a propósito de las oscuridades informativas. Este argumento es el punto de partida para establecer un contrapunto a las ideas de José Manuel de Pablos y Victoria Camps a propósito del valor de la información para acceder al conocimiento. Esta referencia remite necesariamente a una connotación cualitativa de la información cuando no necesariamente es así. Nuevamente Scott Lash (2005:254) completa el tema:

La basura es una metáfora de toda la sociedad de la información. Tiene que ver con el excedente de información. La basura es descartable. Es necesario deshacerse de ella. La información (y los bienes de consumo de alta rotación son información) también es descartable. Es necesario deshacerse de ella. El interrogante es cómo la regulamos. ¿Cómo la gobernamos? En cierto modo, enmarcamos la basura en el arte, la arquitectura, el urbanismo. La enmarcamos mediante marcas, que la empacan. La basura se desacumula. Se hace pedazos, se descompone. Se pudre. Los marcos pueden detener o demorar la podredumbre.

Con respecto a este análisis cabe señalar que Lash hace énfasis en el carácter desechable de la información. Sin embargo, no establece claramente los criterios bajo los cuales puede conferirse este carácter a la información. Con ello el autor deja a los individuos/grupos/sociedades la responsabilidad no sólo de tomar decisiones al respecto, sino de establecer criterios no necesariamente universales y homogéneos. Por ejemplo la duración u obsolescencia que suele caracterizar a una parte de lo que se produce cotidianamente. Asimismo, qué hacer con la información que adquiere estas características: salvo excepciones que argumentan seguridad local/nacional, lo que se considera obsoleto es objeto de almacenamiento bajo diversos criterios. De aquí la relevancia que han cobrado las profesiones de archivonomía y bibliotecología en el marco de la sociedad de la información.

Estas consideraciones, que se irán ampliando en las siguientes páginas, proporcionan un primer acercamiento a la sociedad de la información. Antes de completar la construcción del paradigma cabe agregar un conjunto de contribuciones consideradas entre los primeros intentos de denominar la creciente importancia de la información y el conocimiento (Terceiro y Macías, 2001:53):

…expresados mediante términos como los de la sociedad postindustrial (D. Bell), sociedad de la información (Unión Europea), sociedad del conocimiento (numerosos autores), sociedad poscapitalista (P. Drucker), mundo digital (N. Negroponte), era digital (concepto acuñado por numerosos autores), sociedad en red (M. Castells), incluso los menos conocidos como sociedad digital (J.B. Terceiro) e infolítico (licencia lingüística de G. Matías). Todos van siendo asimilados a medida que la realidad desborda muchos de esos primeros conceptos y confirma la validez de esos otros términos que en principio parecían más exagerados o futuristas.

En este recorrido previo y por naturaleza incompleto, cabe destacar al menos las siguientes aportaciones a la noción de sociedad de la información:
Las aportaciones que contribuyen a ampliar la caracterización de Bell y, en consecuencia, contribuyen a la construcción de la noción de sociedad de la información.
Las aportaciones que enriquecen las propuestas iniciales de Wiener y Bell, en la medida en que señalan el papel de las TIC'S en la noción de sociedad de la información.
En relación con lo anterior, otro tipo de aportaciones se orienta al papel del receptor: activo en tanto que accede a los contenidos de Internet y se incorpora a la ciberdemocracia. En este sentido, pareciera que estas aportaciones se encaminaban a mostrar que la sociedad de la información alcanzará su papel más importante en este nivel.
Las aportaciones que señalan el papel pasivo del receptor en la sociedad de la información. Esto debe contextualizarse en su justa dimensión, toda vez que Vidal Beneyto plantea esta modalidad como el umbral hacia la sociedad de la cognición. Conviene existir, sin embargo, que se ha acumulado una literatura que da cuenta de la actividad del sujeto en los procesos de emisión-recepción del mensaje comunicativo. Desde el acceso al medio hasta la selección de los contenidos y la manera de apropiarse de ellos en sus actividades cotidianas.
Otras aportaciones hacen hincapié en el acceso a la información y cuestionan el papel de la fuente en tanto discurso sobre el "derecho a la información" y sobre el papel de la información para la construcción del conocimiento. Aquí se incluyen las críticas formuladas a propósito de esta caracterización de sociedad de la información.
Las aportaciones al discurso de la sociedad de la información. En este ejercicio, si bien se han destacado básicamente las afirmaciones de Armand Mattelart, relacionadas con la legitimación de la doctrina del libre flujo de la información y la comunicación, así como el cambio de debate de la UNESCO a otras instancias de carácter fundamentalmente comercial, es importante destacar que este discurso está presente en diversas instancias. Así, al interior de la Organización de las Naciones Unidas y del a propia UNESCO, el discurso sobre la "sociedad de la información" continúa presente en foros de diversas características, incluida la "Cumbre" que lleva su nombre. En otro nivel, es frecuente que la noción se incorpore al discurso político de la clase gobernante, igualmente como telón de fondo para justificar ciertas acciones emprendidas, más que como un discurso clarificador que aporte al debate sobre el tema.
Finalmente, pasando por alto su carácter discursivo, los escenarios de la UNESCO que vinculan la brecha digital con la brecha cognitiva deben tomarse en cuenta como parte de la construcción del paradigma de la sociedad de la información. Omitirlos sería dejar de lado la parte "Sur" del planeta y, todavía más grave, los desniveles de acceso a la información y al conocimiento.

Llegados a este punto, cabe preguntarse si los problemas inherentes a la sociedad de la información tal como la caracterizó Daniel Bell hace más de tres décadas son efectivamente de una complejidad organizada. Y más aún, si la crítica formulada a la noción de "era tecnotrónica" de Brzezinsky en torno al determinismo tecnológico no terminó por imponerse como una forma de organizar la realidad caótica que caracteriza tanto a la sociedad de la información como a los intentos por generar conocimiento al respecto. Cabe hacer hincapié en que estas aportaciones todavía destacan el papel de las TIC'S en los nuevos desarrollos, pero no incluyen los escenarios que han modificado radicalmente la actividad cotidiana de las sociedades urbanas: desde las redes sociales y sus diversos usos –cuyo antecedente directo son las comunidades virtuales- hasta la educación a distancia.

La puesta al día. Tres momentos en la construcción de la noción "sociedad de la información".
En suma, las aportaciones previas son una propuesta de recorrido todavía incompleta; sin embargo, podemos afirmar que la noción ha atravesado al menos por tres momentos en su construcción hacia el camino a una comprensión más cabal de los nuevos escenarios.

Primer momento. La caracterización de este nuevo panorama partiendo de nociones previas como la de Bell, procedentes de diversas disciplinas entre las que la sociología, la economía, la teoría de la información y más recientemente la antropología han tenido un papel protagónico. Prevalecen, sin embargo, dos posiciones antagónicas entre las que media un continuum de alternativas producto de las diferencias generadas por la propia sociedad de la información, tanto entre contextos socioculturales como entre experiencias individuales y grupales. La primera, que no necesariamente supone la cerrazón, reflexiona desde diversas disciplinas sobre las implicaciones de los nuevos escenarios, particularmente sobre las nuevas maneras de relación con los otros –en tanto alteridades-, así como la inevitable brecha digital. La segunda, optimista, se centra en las bondades de las nuevas posibilidades comunicativas y en las que están por venir, aunque identificando parte de los obstáculos. En los orígenes de esta discusión estaban procesos que se percibían como distintos y que, en consecuencia, era necesario reconocer y asumir una posición, no necesariamente en los extremos, sino entre los mismos. A partir de las experiencias individuales y grupales, de los contextos socioculturales y de las perspectivas para comprenderla, la sociedad de la información fue cobrando forma como noción que subsume una diversidad de fenómenos e implicaciones, tanto en los ámbitos arriba mencionados como en la educación, el entretenimiento y las diversas posibilidades abiertas por la nueva comunicación, entre otros.

Segundo momento. Que necesariamente se traslapa con el primero, en tanto construcción de la noción, está constituido por la evolución de las comunicaciones en el contexto de la sociedad de la información. Dicho de otra forma, constituye el advenimiento de las comunicaciones digitales a la construcción de la noción: para muchos, el momento de la seudoconcreción. En un extremo, se caracteriza por un optimismo casi desbordante, producto de la concreción que adquiere la noción vía las comunicaciones mediadas por la computadora y la actividad creciente de los usuarios organizados en espacios como las redes sociales. Los recorridos hipertextuales a través de Internet, los avances en la etnografía del ciberespacio, aunados a las crecientes posibilidades producto del rápido crecimiento de Internet 2.0, entre cuyos resultados sobresale la formación del prosumidor y la creciente actividad de los blogueros con diversas finalidades. Pero en el otro extremo subsisten no sólo las diferencias marcadas tanto por la brecha digital como por otros fenómenos en cuyo origen no sólo está la lucha por el poder, sino contradicciones axiológicas que confunden las perspectivas. Dificultades para navegar, plagio, virus, hackers, crackers, intolerancia, ciberdelitos y otros problemas que ponen en duda las posibilidades de una complejidad organizada.

Como puede observarse, hasta aquí el recurso retórico utilizado para describir los dos momentos por los que atraviesa la sociedad de la información ha sido la bipolaridad. Al menos una parte de las discusiones se han organizado de esta forma. Sin embargo, se corre el riesgo de incurrir en una percepción errónea de la sociedad de la información, particularmente desde el nuevo panorama de las comunicaciones. No es tan homogénea como se ha planteado hasta aquí. De aquí el tercer momento para su caracterización en tanto noción.

Tercer momento. De manera necesaria también se traslapa con el primero y el segundo. Supone abandonar la percepción homogénea y abstracta de la sociedad de la información para volver la mirada hacia sus habitantes, en tanto comunidad de un nuevo medio de comunicación. Supone, en consecuencia, retomar la investigación tal como Bell lo propuso en su primera caracterización. Tal como sucedió con los medios tradicionales de comunicación, pareciera que las comunidades de usuarios los han aceptado pasivamente y, lo más importante, sin un proceso de adaptación; domesticación, diría Roger Silverstone a propósito de la televisión. Este proceso debe conducir a la toma de conciencia de que la sociedad de la información está conformada por comunidades de sentido que se han adaptado a la superación tecnológica. Comunidades de sentido que generan nexos de pertenencia y cierto tipo de rituales de acercamiento al otro, más allá del mero encuentro virtual y en torno a los intereses comunes tan diversos como su constitución. Pero también es necesario tomar en cuenta que, como ya se indicó, estas nuevas formas de organización también son fuente de conflictos tecnológicos y socioculturales.

Sociedad de la información-Sociedad del conocimiento.
En su multicitado trabajo, Daniel Bell (1991:207-208) deja también una definición restringida del conocimiento.

Sin embargo y para los fines de política social –la necesidad de determinar la asignación de recursos sociales para fines específicos de utilidad social- yo propondría una definición restringida: el conocimiento es lo que se conoce objetivamente, una propiedad intelectual, ligado a un nombre o a un grupo de nombres y certificado por el copyright o por alguna otra forma de reconocimiento social (por ejemplo, la publicación). Ese conocimiento tiene su precio: en el tiempo empleado en escribir e investigar, en la compensación monetaria por los medios de comunicación y de educación. Se sujeta a los dictámenes de mercado, de las decisiones administrativas o políticas de los superiores o de sus colegas en cuanto al valor de los resultados, y también en cuanto a sus peticiones de recursos sociales, cuando se hacen estas peticiones. En este sentido, el conocimiento forma parte de altas inversiones sociales; es una exposición coherente, presentada en un libro, en un artículo e incluso en un programa de computadoras, escrito o grabado de alguna forma con vistas a la transmisión y sujeto a un cálculo previo. No hace falta decir que tal definición utilitaria elude las cuestiones relevantes de una "sociología del conocimiento": el marco social de las ideas, sus interconexiones, su vinculación a algún fundamento estructural, etc. Cualquier evaluación del carácter específico de los tipos particulares de conocimiento debería forzosamente tener en cuenta tales cuestiones; sin embargo, quedan fuera de mi alcance en este lugar.

En este sentido, Bell la denominó "definición restringida". En realidad es necesariamente incompleta y provisional. Recordemos que El advenimiento de la sociedad post-industrial fue publicada en 1973 y que su carácter era prospectivo. Sin embargo, muestra ciertas características que también son propias de la información, tal como se presentó en la primera parte de este trabajo. De aquí que sociedad de la información y sociedad del conocimiento tengan ciertos puntos en común, aunque no son sinónimos. En este sentido, de acuerdo con Scott Lash (2005:239), el primer tipo de información

…está inscrito en una problemática de racionalidad e inteligencia. En una problemática de conocimiento: de producción con uso intensivo del conocimiento, máquinas cada vez más inteligentes y bienes y servicios ricos en información. Este primer tipo tiene que ver con la vigencia de una sociedad de uso intensivo del conocimiento y no del trabajo. La clave es el conocimiento, no la producción material. La sociedad de la información es una sociedad del conocimiento. Se ocupa de la sustancia del conocimiento discursivo. El conocimiento discursivo es analítico. Se basa en la abstracción, la selección, la simplificación, la reducción de la complejidad.

Se trata, en suma, del escenario en el que se construye el conocimiento, con énfasis en el conocimiento teórico de la comunicación. Y de la construcción provisional de este paradigma de la sociedad de la información extraemos las siguientes consideraciones –también provisionales- a propósito de la actualización teórica:

En 1976 el sociólogo Alvin Gouldner publicó La crisis de la sociología occidental. En esta obra ponía en guardia sobre los problemas que en ese momento enfrentaban los sociólogos, en buena medida derivados de las disputas entre grupos. Entre otros cabe mencionar los enfoques macro frente a los micro, relacionados desde la construcción teórica hasta el uso de metodologías cualitativas frente a las cuantitativas. En realidad se trataba de un recuento de las discusiones que desde la década de 1940 venían sosteniendo los sociólogos sobre su campo de investigación. Gouldner iba más allá advirtiendo a la comunidad sobre los riesgos que estas posiciones extremas tendrían para la construcción del conocimiento científico.
Un debate adicional al interior de la sociología se relacionaba con la vigencia de los paradigmas macro en el proceso de construcción del conocimiento. El ejemplo más ilustrativo fue el Estructural-Funcionalismo, cuyo precursor fue Talcott Parsons en la década de 1940. Veinte años después la noción de "función" que dio origen a una serie de acercamientos al estudio de la comunicación –incluido al citado Harold Lasswell- modificó su perspectiva para dar origen a la Teoría de los Sistemas. Tuvieron que pasar más años para la actualización de la noción de "Estructura" a través de la llamada Teoría de la Estructuración; uno de sus principales impulsores es Anthony Giddens. En este contexto, estas afirmaciones buscan poner en guardia al profesor que todavía recurre a marcos teóricos construidos entre las décadas de 1940 y 1960 para explicar y entender la racionalidad de los fenómenos comunicativos relacionados con la sociedad de la información, la mundialización y la digitalización.
Trece años después de publicada la obra de Gouldner sobreviene la caída del Muro de Berlín, que implicó un verdadero cambio en todas las estructuras. Además de favorecer el proceso de globalización económica y de las comunicaciones puso en duda un conjunto de paradigmas hasta entonces fuente para la construcción del conocimiento científico. Buena parte de estos paradigmas se derivaban de las aportaciones de Carlos Marx al estudio del capitalismo durante el siglo XIX. Parte de estas aportaciones fue utilizada para explicar fenómenos relacionados con la propiedad de los medios de comunicación y de sus mensajes en tanto ideologías. Desde luego, no todas las aportaciones del marxismo están invalidadas. Por ejemplo el paradigma de los Estudios Culturales originado en Inglaterra durante la década de 1960 recupera parte de la tradición, a la que incorpora categorías para explicar procesos de producción-circulación-consumo de los contenidos mediáticos, particularmente la televisión.
Los tres puntos arriba descritos han implicado un reto para la construcción de conocimiento. Si recuperamos la idea presentada en el primer apartado, la comunicación depende de las ciencias físicas, biológicas y sociales para la construcción de sus conocimientos. Quizá en parte debido a estas etapas críticas durante ciertos momentos el avance ha registrado ciertos impasses. Hacia mediados de la década de 1990 Anthony Giddens publicó La Teoría Social hoy. Una antología cuyo artículo inicial da nombre al libro. En él su autor plantea los nuevos enfoques de esta nuevo campo del conocimiento que se deriva de la sociología y que ha subsumido tanto las crisis arriba esbozadas –y otras más- así como las aportaciones teórico-metodológicas de la psicología, la antropología y la lingüística para la construcción de conocimientos. De aquí, por ejemplo las aportaciones del Interaccionismo Simbólico para el estudio de fenómenos comunicativos de índole tan diversa como los medios, las redes y los entornos tanto organizacionales como familiares.
En el contexto de las nuevas construcciones teóricas sobre la comunicación es importante no perder de vista a los medios tradicionales –prensa, radio y televisión-, en consideración a dos argumentos. Primero porque continúan insertos en el escenario comunicacional, tanto por las razones esgrimidas al analizar la brecha digital como por sus todavía importantes implicaciones socioculturales. Segundo, porque las modalidades de producción radiofónica y televisiva no sufren grandes alteraciones al pasar estos medios a Internet. Dicho de otra manera, los talleres relacionados con ambos medios no pasan por modificaciones importantes en la migración hacia los nuevos medios de comunicación. Adicionalmente, cabe tener en cuenta que los medios tradicionales son la antesala de los nuevos medios de comunicación.
En este sentido, la prensa es el medio con cambios más significativos. a) pasar de la lectura de periódicos impresos a en línea ha implicado una revolución tecnológica y sociocultural que los ha llevado a tomar decisiones al respecto. b) El importante descenso de lectores de periódicos que ni siquiera los consultan en línea bajo el argumento de que se informan a través de las redes sociales. c) Las modificaciones en las prácticas profesionales del periodismo, con importantes diferencias en aproximadamente una década. d) Las posibilidades abiertas por Internet 2.0 que permiten al interesado contar con su propio medio informativo a través de un blog o bien, armar su propio periódico a través de los recursos disponibles en línea. En suma, se trata de cambios que deben incorporarse a la formación de comunicadores toda vez que implican nuevas construcciones teóricas –relacionadas con la sociedad de la información- y nuevas modalidades de relacionarse con la producción y distribución del medio.
Estos cambios nos ponen en guardia con respecto a dos temas a reflexionar en el marco de la sociedad de la información. Primero, la importancia creciente de los contenidos en un momento en el que hay una sobreabundancia y una necesidad por acceder a los de mayor calidad. Segundo, la "desinformación", caracterizada por Lash como una sobrecarga de información, que Pascual Serrano (2009, 17 y ss) atribuye a cuatro filtros en el proceso de selección de la misma: a) magnitud, propiedad y orientación de los beneficios de los medios de comunicación; b) la publicidad como fuente principal de ingresos; c) el suministro de noticias a los medios de comunicación y d) las "contramedidas" y correctivos diversos para disciplinar a los medios de comunicación.
A propósito de la desinformación, es necesario incorporar el análisis y la reflexión de las diversas prácticas relacionadas con los criterios para la construcción de la realidad. En otras palabras, hablamos de la teoría de la agenda y la de los efectos a largo plazo mencionada en el primer apartado de este documento.
Los tres puntos previos implican, en consecuencia, un replanteamiento sobre las características de la información en las condiciones actuales, así como el papel de la publicidad y de los procesos de desinformación. Adicionalmente, implican un replanteamiento sobre las nuevas condiciones del ejercicio profesional del periodismo y los procesos de construcción y circulación del rumor y la desinformación, sobre todo a través de las redes sociales.
Ya ubicados en el contexto de la sociedad de la información, el panorama queda abierto con la construcción propuesta en este apartado. Una construcción que, repetimos, es parcial puesto que debe someterse al debate y a las aportaciones adicionales.
El debate sobre la sociedad de la información debe pasar por discernir el papel de la sociedad de la comunicación y la sociedad del conocimiento dentro de una complejidad creciente. Esta complejidad supone detenerse en el crecimiento e implicaciones socioculturales abiertas por Internet 2.0, además de las arriba citadas a propósito de los cambios en el ejercicio periodístico y la importancia de la generación de contenidos. Debe considerar el surgimiento de un nuevo usuario que es a la vez productor y consumidor de un cúmulo de mensajes que se generan en la red, atraviesen o no los medios tradicionales: el prosumidor. También debe considerar que, aun cuando hemos sostenido la vigencia del modelo de Shannon y Weaver como antecedente de la Teoría de la Información, existen además otras propuestas tendientes a mostrar el nuevo escenario producto de la producción y consumo de mensajes a través de Internet 2.0 con énfasis en las redes sociales. Hablamos de la construcción de comunidades que se van enlazando, para las que el prosumidor genera estrategias y mensajes con propósitos tan distintos como la mercadotecnia y la publicidad hasta la educación y la construcción de la opinión pública.

Por otra parte, hasta este momento el debate ha girado en torno a la sociedad de la información, como espacio para superar construcciones teóricas previas y en el entorno de la realidad digital. Sin embargo, también es necesario considerar que a la par se encuentran presentes otros movimientos que también han contribuido a la construcción de conocimientos que contribuyan a la explicación de fenómenos que forman parte de esta complejidad creciente. Sin excluir otros la posmodernidad es, en este momento, paradigma y corriente filosófica, punto de confluencia de diversas disciplinas Un movimiento que se relaciona y distingue de la sociedad de la información. Según Pérez Rodríguez (2004:35),

…la posmodernidad proclama la exaltación de la diversidad, el individualismo estético y cultural, la multiplicidad de los lenguajes, formas de expresión y proyectos de vida, y el relativismo axiológico. Por tanto, la base de la sensibilidad posmoderna es la indeterminación respecto al futuro, su carácter ambiguo y contradictorio (…), puesto que cualquiera de los rasgos que puedan definirla se presentan al tiempo como potencialidades y perversidades. Así, junto a la flexibilización de la organización y complejidad tecnológicas, se contempla la necesidad de la diversidad y la propensión hacia la disgregación; paralelas a la globalización aparecen las tendencias exacerbadas del individualismo y del nacionalismo radical que traen las semillas de guerras absurdas o fenómenos de terrorismo, difícilmente justificables desde los patrones del progreso y la modernidad; a la vez que la ansiedad personal y la búsqueda de la autenticidad, se nos revela la carencia de anclajes morales seguros, etc.

Esta referencia da cuenta de cómo la perspectiva de actualización teórica no se abre a una propuesta sino que debe ser incluyente y considerar otras opciones que conviven sincrónicamente con la sociedad de la información. Una de ellas, la posmodernidad.

Finalmente, no debe perderse de vista que toda actualización teórica debe orientarse en principio a la formación del alumno de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación. Esta acotación pretende ubicar los límites de esta actividad considerando el contexto, situación y nivel de conocimiento de los estudiantes. Dicho de otra manera, la propuesta no debe sobrepasar estos límites puesto que debemos considerar tanto la progresiva complejidad del conocimiento como los límites impuestos por el mismo en función del resto de los contenidos que conforman el plan de estudios.

En este contexto, la noción de paradigma es útil para ilustrar el momento que viven los trabajos sobre comunicaciones digitales. Es innegable que surgieron a partir de conocimientos previos, producto de la reflexión de los padres fundadores a los que ahora se evoca como Wiener, Bell y McLuhan entre otros. Pero también surgieron de los conocimientos producto de un cúmulo de investigaciones realizadas por una comunidad creciente de estudiosos de los medios tradicionales de comunicación. No todos, desde luego, puesto que el interés en el campo persiste y así será al menos a mediano plazo en prensa, radio y televisión. Sin embargo, la revolución se presenta en la medida en que una parte creciente del interés por los medios tradicionales ha incorporado a Internet, y en la medida en que hay un grupo creciente de estudiosos que de este espacio se han desprendido al ambiente de las comunicaciones digitales, de nueva cuenta con énfasis en este nuevo medio de comunicación.

Dicho de otra manera, al menos una parte de los estudios sobre comunicaciones digitales partieron del paradigma de los medios analógicos. Un paradigma que había logrado interesar a un número creciente de investigadores. Los años recientes se han caracterizado por la construcción de uno o varios paradigmas que contribuyan a la explicación del número creciente de fenómenos que caracteriza a las comunicaciones digitales. Desde esta perspectiva, es probable que quienes a la larga hagan las contribuciones más significativas en el campo sean aquellos que han trabajado deliberadamente para ello. Con esta precisión, mención aparte merecen las investigaciones que continúan en la línea de los medios analógicos, cada vez más digitalizados, y orientamos nuestros comentarios hacia quienes se han encaminado en el sentido de las comunicaciones digitales.

GLOBALIZACIÓN DE LA COMUNICACIÓN Y NUEVOS LENGUAJES.
En noviembre de 1989 se derriba el Muro de Berlín; con ello finalizaban casi cinco décadas de aislamiento de los países que conformaban el bloque europeo-oriental encabezado por la entonces Unión Soviética. Se iniciaban también una serie de cambios económico-socioculturales que derivaron que se agruparon genéricamente bajo el concepto de globalización. Un concepto que designa a un conjunto de estrategias que derivaron en diversos procesos de interconexión planetaria. Su eje central es la economía e incide directamente en el campo de la comunicación. Sobre esta última los cambios se inician durante la década de 1980 con énfasis en la privatización de la televisión y en el inicio de la conformación de los grandes grupos mediáticos en la era de la globalización. Manuel Castells (1996:373) señala algunos ejemplos:

Entre 1980 y 1995 las tres principales cadenas de televisión estadounidense han cambiado de propietario al menos una vez; en 1995, la fusión de Disney y ABC fue crucial para la integración de la televisión en el negocio emergente de los multimedia. Durante este periodo la televisión europea también registró cambios importantes: el principal canal francés, TF1 fue privatizado. En Italia Silvio Berlusconi se allegó el control de todos los canales de televisión y los organizó en tres cadenas privadas. En España floreció la televisión privada con el desarrollo de tres cadenas, entre ellas Antena 3. También se realizaron avances significativos en Alemania y el Reino Unido, siembre bajo el control de poderosos grupos financieros nacionales e internacionales. La televisión rusa se diversificó e incluyó canales privados independientes. Por su parte, la televisión latinoamericana experimentó un proceso de concentración en torno a unos cuantos actores. El Pacífico asiático se convirtió en un terreno disputado por los nuevos innovadores, como el canal Star de Rupert Murdoch y por los veteranos, como la nueva y global BBC que competía con la CNN. En Japón, a la NHK gubernamentales se unieron en la competencia cadenas privadas como Fuji TV; TV Asahi, TV Tokio y las emisiones por cable y directas por satélite.

Antes de continuar, y con el fin de contextualizar el escenario de la construcción de conocimiento en materia de comunicación, es necesario proporcionar una definición de globalización. De acuerdo con Juan Carlos Miguel de Bustos (1994:126),

De manera general se puede decir que la globalización es la mundialización de las estrategias de los grupos en los diferentes sectores, siendo un fenómeno que va más allá de la mera internacionalización. El mercado natural o pertinente para las empresas se sitúa a nivel mundial, lo que significa que las estrategias y decisiones que componen éstas deben tener en cuenta la necesidad de ser competitivos a nivel mundial. La globalización significa también la interdependencia de las estrategias que los grupos llevan a cabo en las diferentes partes del mundo, de manera que el tablero de juego es global. Esto implica que la posición de un grupo en un mercado determinado influye en su posición en otro. La globalización obliga a las empresas y a los grupos a desarrollar estrategias a nivel mundial, y a optimizar las interdependencias, no solamente a nivel geográfico, sino también en las actividades.

En este contexto, hemos planteado el inicio de la globalización en 1989 debido, entre otros sucesos, a la caída del muro de Berlín. No obstante, este momento es producto del proceso que Marcial Murciano (1992:42-43) denomina internacionalización de los intercambios económicos y culturales. Siguiendo al autor, este proceso se inicia a partir de 1945 y coincide con los orígenes de la sociedad de la información.

Con posterioridad a 1945 entramos en la fase actual, caracterizada también por una aceleración de la mundialización de las relaciones internacionales, pero donde la novedad económica más importante reside ahora en que ya no sólo se internacionalizan las actividades comerciales y las financieras, sino también las actividades productivas y de consumo. Las actividades que protagonizan en el exterior las empresas más representativas de las naciones industriales avanzadas dan lugar a la aparición de modernas compañías multinacionales o transnacionales, cuyo desarrollo necesita del consumo creciente que proporcionan los nuevos mercados.

Los autores arriba citados nos permiten extraer tres conclusiones que se relacionan directamente con la comunicación. Primera, la expansión de los mercados más allá de las fronteras nacionales y con miras a la conquista global. Segunda, la interdependencia de las estrategias, es decir, las repercusiones locales de la toma de decisiones globales. Tercera, que los grandes conglomerados mediáticos no solamente están integrados por las industrias de la radio y la televisión. Su expansión les ha permitido incluir a la industria editorial, la música y, a partir de la década pasada, las telecomunicaciones, entre otros. En otras palabras, los procesos de producción, circulación y consumo de materiales ligados a las comunicaciones se orientan hacia un mercado creciente que, en consecuencia, se enfrenta a una competencia también cada vez mayor.

Marshall McLuhan: Frío y caliente; la aldea global.
Tal como procedimos en la primera parte de este documento, ahora han se han esbozado las características de la globalización. Queda mucho por añadir en términos de sus implicaciones socioculturales, así como de los cambiantes escenarios de los grupos mediáticos. Para efectos de la lógica de este trabajo proponemos ilustrar estos procesos con lo que Marshall McLuhan denominó la aldea global. Dos razones orientan esta decisión: primero, que sus planteamientos sobre la era mecánica y la era electrónica se relacionan con los procesos digital-analógico esbozados en el apartado previo. Segundo, la relevancia que este autor confiere a la generación de nuevos lenguajes como producto de la sociedad cambiante y sus implicaciones en los medios. McLuhan genera buena parte de su obra durante la década de 1960, entonces identificado como Doctor en Letras por la Universidad de Cambridge, fundador de la revista Exploraciones, extendió a los medios las lecciones de lenguaje que aprendió de sus maestros: I.A. Richards, el crítico literario F.R. Lewis, así como los historiadores canadienses Harold Innis y Lewis Mumford.

McLuhan caracteriza el desarrollo de la humanidad en tres eras, cuya particularidad es el reinado de un medio de comunicación acorde con el desarrollo tecnológico de cada era: Preliteraria o Tribal, en la que reina la palabra; la Era de Gutenberg, en la que priva la palabra impresa y la era electrónica de la humanidad retribalizada, es decir, cuando el compromiso sensorial total –en especial el tacto- equivale a creer (Gordon y Wilmarth, 1997:45).

De acuerdo con McLuhan, ha habido tres innovaciones tecnológicas básicas: la invención del alfabeto básico que sacó al hombre tribal de su equilibrio sensitivo y le dio dominio al ojo; la introducción del tipo móvil en el siglo XVI que aceleró este proceso; y la invención del telégrafo en 1844, que anunció una revolución en la era electrónica, la cual a la larga retribalizará al hombre devolviéndole a su equilibrio sensitivo. McLuhan se ha dedicado a explicar y extrapolar las repercusiones de esta revolución electrónica (McLuhan y Zingrone, 1998:280).

En este contexto, interesado en las implicaciones socioculturales de los medios y sus modalidades en la diversidad de ambientes en que se insertan, McLuhan centró su interés en las edades mecánica y eléctrica. De la primera son propias la rueda, el alfabeto y la imprenta. De la segunda lo son el telégrafo, el radio, el cine, el teléfono, la computadora y la televisión. En una entrevista concedida a la revista Playboy (1998:293) señala las repercusiones mediáticas de ambas eras:

La tecnología de la imprenta moldeó cada aspecto de la cultura mecánica occidental, pero la edad moderna es la edad de los medios eléctricos, que forjan ambientes y culturas antitéticas a la sociedad de consumo mecánico derivada de la imprenta. La imprenta arrancó al hombre de su matriz cultural tradicional, mientras le mostraba cómo apilar una individualidad sobre otra en una aglomeración masiva de poder nacional e industrial, y el trance tipográfico de Occidente ha perdurado hasta ahora, cuando los medios electrónicos, finalmente, nos están desencantando. La constelación de Marconi está eclipsando la galaxia de Gutenberg.

Quizá uno de los rasgos distintivos de estas edades radica en la velocidad con la que viaja la información, misma que repercutirá en las maneras en que los seres humanos interactúan unos con otros en la aldea global (McLuhan, 1994:26):

En la edad mecánica, ahora en recesión, podían llevarse a cabo muchas acciones sin demasiada preocupación. El movimiento lento aseguraba que las reacciones iban a demorarse durante largos periodos de tiempo. Hoy en día, la acción y la reacción ocurren casi al mismo tiempo. De hecho, vivimos mítica e íntegramente, por decirlo así, pero seguimos pensando con los antiguos y fragmentados esquemas de espacio y tiempo propios de la edad preeléctrica.

Finalmente una diferencia sustancial entre ambas eras. La primera, mecánica, se caracterizó por una explosión en la que se vieron envueltos los medios de comunicación, el avance tecnológico y la inquietud del hombre por trascender los límites hasta entonces marcados por la geografía y sus sentidos. La segunda, eléctrica, cuya constante es la implosión, con sus repercusiones en los sujetos:

Tras mil años de explosión especialista y de creciente especialización y alienación en las extensiones tecnológicas del cuerpo, nuestro mundo, en un drástico cambio de sentido, se ha vuelto agente de comprensión. Eléctricamente contraído, el globo no es más que una aldea. La velocidad eléctrica con que se juntan todas las funciones sociales y políticas en una implosión repentina ha elevado la conciencia humana de la responsabilidad en un grado intenso. Es este factor implosivo el que afecta la condición del negro, del adolescente y de ciertos otros grupos. Ya no pueden ser contenidos, en el sentido político de la asociación limitada. Ahora están implicados en nuestras vidas, y nosotros en la suya, gracias a los medios eléctricos (McLuhan, 1994:26-27).

Medios fríos y medios calientes: los ambientes.
Una de las aportaciones mcluhanianas más sugerentes para el estudio de las comunicaciones digitales es la distinción entre medios fríos y calientes. Los primeros, como el teléfono, la televisión y la historieta, son de "baja definición" porque aportan muy poca información visual. A través del teléfono, por ejemplo, el oído sólo recibe una pequeña cantidad de información; el habla, por su parte, da muy poco y es mucho lo que debe completar el oyente. Los medios calientes, como la radio, son de "alta definición" y rebosantes de información y dejan poco por completar por parte del público. En suma, los medios calientes son bajos en participación y los fríos son altos en este proceso (McLuhan, 1994:43-44).

Un análisis que traslada a la era de Gutenberg para explicar el desarrollo de la escritura (McLuhan, 1994:44)…

Un medio frío como la escritura jeroglífica o con ideogramas tiene efectos muy distintos a los del medio caliente y explosivo del alfabeto fonético. El alfabeto, llevado hasta un alto grado de intensidad visual abstracta, se convirtió en la tipografía. En la Edad Media, la palabra impresa, con su intensidad especializada, hizo estallar los vínculos entre las cofradías corporativas y los monasterios, y creó pautas de empresa y monopolio sumamente individualistas. Pero la inversión típica se dio cuando los extremos del monopolio trajeron de vuelta corporaciones, con su dominio impersonal sobre muchas vidas. El calentamiento del medio escritura hasta la intensidad repetible de la imprenta desembocó en el nacionalismo y las guerras de religión del siglo XVI. Los medios pesados y poco moldeables como la piedra suponen sujeción temporal, Empleados para la escritura, de hecho son muy fríos y sirven para unificar horizontalmente los espacios, y tanto en los dominios políticos, como del ocio.

…los países atrasados y avanzados (McLuhan, 1994:47)

En términos de medios fríos y calientes, los países atrasados son fríos y nosotros, calientes. EL "urbanita" es caliente y el rústico, frío. Pero, en términos de la inversión de procedimiento y valores en la edad eléctrica, la pasada edad mecánica era caliente, mientras que nosotros, en la edad de la televisión, somos fríos. El vals era un baile mecánico, rápido y caliente, adecuado para le época industrial y su estado anímico de pompa y circunstancias. En cambio, el twist es una clase de gesticulación improvisada, fría y comprometida. El jazz de la época de los nuevos medios calientes del cine y de la radio era jazz caliente. Sin embargo, el jazz en sí tiende a ser una forma de baile casual y dialogal que carece de las formas mecánicas y repetitivas del vals. EL jazz frío apareció muy naturalmente una vez quedó asimilado el primer impacto del cine y de la radio.

…y los contextos en los que se usan los medios, cuyos efectos serán diferentes (McLuhan, 1994:50).

De todos modos, hay una gran diferencia si un medio caliente se emplea en una cultura caliente o en una fría. El medio caliente de la radio empleado en una cultura fría no alfabetizada tiene un violento efecto, muy distinto del que causaría en Inglaterra o América del Norte, por ejemplo, donde la radio se percibe como un espectáculo. Una cultura fría o con un bajo nivel de alfabetización no puede tomar como espectáculo los medios calientes del cine o de la radio. Resultan, como mínimo, tan radicalmente perturbadores para ella como resultó el medio frío de la televisión altamente alfabetizado.

Al respecto, la distinción de McLuhan entre "frío" y "caliente" no ha pasado de ser una metáfora en el estudio de las comunicaciones analógicas en el contexto latinoamericano. Sin embargo, llevada al ámbito digital –en su justa contextualización-, la propuesta da pie al análisis y explicación, por ejemplo, del uso del teléfono móvil en ambientes diversos a los que fuera concebido inicialmente: la calle, el automóvil y, en general, espacios abiertos y cerrados concebidos para la convivencia. De aquí se desprende un elemento clave para el análisis de los "ambientes" creados por los nuevos medios de comunicación. El punto de partida de la reflexión mcluhaniana es que todos los medios –desde el alfabeto hasta la computadora- son extensiones del hombre, que pueden causar cambios profundos y duraderos. Una primera reflexión al respecto la genera en El medio es el masaje (1969ª:22). "El medio es el masaje. Ninguna comprensión de un cambio social y cultural es posible cuando no se conoce la manera en que los medios funcionan de ambientes. Todos los medios son prolongaciones de alguna facultad humana, psíquica o física. Una idea que ampliará en textos posteriores (McLuhan, 1998:422-423).

En este mismo sentido, en la ya mencionada entrevista concedida a la revista Playboy, McLuhan (1998:293) habla sobre el desarrollo de estos ambientes en la edad mecánica, a la vez que soslaya su presencia en la edad eléctrica:

La tecnología de la imprenta moldeó cada aspecto de la cultura mecánica occidental, pero la edad moderna es la edad de los medios eléctricos, que forjan ambientes y culturas antitéticas a la sociedad de consumo mecánico derivada de la imprenta. La imprenta arrancó al hombre de su matriz cultural tradicional, mientras le mostraba cómo apilar una individualidad sobre otra en una aglomeración masiva de poder nacional e industrial, y el trance tipográfico de Occidente ha perdurado hasta ahora, cuando los medios electrónicos, finalmente, nos están desencantando. La constelación de Marconi está eclipsando la galaxia de Gutenberg.

Para ampliar estas aproximaciones, extraemos dos características de los ambientes que resultan pertinentes para los objetivos de este trabajo (McLuhan, 1998:270 y ss). La primera, no son sólo contenedores, sino procesos que cambian el contenido y hacen visible el ambiente anterior. En consecuencia, los nuevos medios son nuevos ambientes; esto es por lo que los medios son los mensajes. A manera de ejemplo, McLuhan señala que los periódicos crean un ambiente de información, pero aún sin crimen como contenido, no seríamos capaces de percibir el ambiente. Dicho de otra manera, los periódicos tienen que presentar malas noticias, pues de otra forma sólo habría anuncios o buenas noticias. Sin las malas noticias, advierte, no podríamos discernir las reglas de fondo del ambiente.

La segunda característica es que los ambientes realmente totales y saturados son invisibles. Los que percibimos son fragmentarios e insignificantes comparados con los que no vemos. No obstante, los ambientes creados por las nuevas tecnologías resultan invisibles mientras hacen visibles a los nuevos ambientes. McLuhan ilustra esta característica a través de las películas viejas que presenta la televisión: las películas que alguna vez fueron ambientales y visibles, a través de este medio han devenido en una forma altamente apreciable de hacer arte. Sin embargo, este proceso de invisibilidad-visibilidad no es automático y, por lo tanto, no permite visualizar los cambios tan inmediatamente como podría pensarse. Así se lo comentó a Eric Borden, reportero de Playboy (McLuhan y Zingrone, 1998:285).

La gente está empezando a entender la naturaleza de su nueva tecnología, pero aún no lo suficientemente bien. La mayoría de la gente, como indiqué, sigue sujeta a lo que llamo visión del espejo retrovisor de su mundo. Con esto quiero decir que debido a la invisibilidad de cualquier ambiente durante el periodo de su innovación, el hombre es únicamente consciente del ambiente que le precedió; en otras palabras, un ambiente es totalmente visible sólo cuando ha sido sustituido por otro nuevo ambiente; así, siempre estamos un paso atrás en nuestra visión del mundo. Debido a que estamos insensibilizados por la nueva tecnología –que a su vez crea un ambiente totalmente nuevo- tendemos a hacer el viejo ambiente más visible, lo hacemos cambiándolo en una forma de arte, y uniéndonos a los objetos y atmósferas que lo caracterizaron, tal como lo hicimos con el jazz, y ahora con la basura del ambiente mecánico vía pop art.

Pongamos dos ejemplos sobre la televisión, considerando que McLuhan utiliza este medio para ejemplificar los ambientes –al destacar la presencia de películas antiguas en la programación, hecho que les confiere un valor distinto- y porque nos ayudará a caracterizar a la aldea global. Recordemos que la primera generación de televisores funcionaba a través de bulbos, con sus implicaciones para los usuarios y en la programación. Por una parte, había que esperar a que el aparato se calentara –al menos cinco minutos, según las abuelas- para poder acceder a la imagen y al sonido. Pero por otra parte el sobrecalentamiento podía provocar accidentes domésticos: desde una descompostura hasta la explosión del aparato. En consecuencia, las barras programáticas se planeaban tomando en cuenta los tiempos en que el televidente podía estar frente al aparato.

En este contexto, cabe recordar que desde 1947 las compañías electrónicas norteamericanas venían experimentando el uso de transistores, tanto para el funcionamiento de los microprocesadores como para los aparatos radiofónicos. A fines de 1954 salieron a la venta en Estados Unidos los primeros "radios de transistores", como se les conoció familiarmente. A partir de ese momento se multiplicará el número de aparatos en los hogares, toda vez que la nueva tecnología posibilitó la portabilidad de los aparatos y, segundo, individuales. Adicionalmente, hubo un cambio relevante: el aumento en las horas de programación cuando los usuarios dejaron de padecer los bulbos. Un ejemplo típico de los ambientes mcluhanianos, cuyo paso natural a la televisión se inició a finales de la década de 1950, con consecuencias similares a las ya descritas.

En síntesis, el perfeccionamiento tecnológico de los aparatos radiofónicos y televisivos ha repercutido en el aumento en los horarios hasta cubrir las 24 horas del día, con la consecuente modificación de los ambientes. Consideremos, en este rubro, la presencia de la televisión por cable y de otras modalidades de paga como la televisión directa al hogar. No solamente amplían la oferta programática durante prácticamente todo el día; también amplían el número y la procedencia de los canales, partiendo tanto del presupuesto disponible como de los estudios sobre preferencias de las audiencias en materia de procedencia y características de la programación. De nueva cuenta, estamos frente a la generación de nuevos ambientes. Es frecuente que los canales extranjeros sean gratuitos en sus respectivos países en la modalidad abierta y de paga en el extranjero. Otro cambio de ambiente en la televisión, puesto que la recepción de los contenidos por una u otra modalidad determina la composición de la audiencia. En consecuencia, un análisis superficial –por el momento- de los ambientes nos muestra que "el medio es el mensaje" y de la vigencia de la propuesta mcluhaniana en la diversidad de ambientes a que da lugar la tecnología.

El segundo ejemplo relacionado con la televisión es un producto neto de la era electrónica. Por el momento se hará una descripción breve para ampliarla más adelante en la construcción del paradigma. Se trata de Internet como la prolongación de la televisión; dicho de otra manera, las características y contenidos de la televisión se han extendido a la red, de tal manera que los usuarios podemos acceder a una variedad de materiales complementarios a la programación. Ahora las redes sociales se presentan como una extensión de Internet y la televisión, en la medida en que su estructura permite la interacción de los usuarios con los contenidos televisivos. Cabe añadir por el momento que las redes sociales no solamente son extensiones de los medios de comunicación, sino también de la interacción social.

Aldea global: implosión en la era electrónica.
En 1962 vio la luz La Galaxia Gutenberg, en donde Marshall McLuhan intentó explicar por qué la cultura de la imprenta confiere al hombre un lenguaje de pensamiento que lo deja desprevenido para enfrentarse con el lenguaje iniciado por la tecnología electromagnética (McLuhan, 1985:44-45):

Ahora podemos vivir no sólo anfibiamente en mundos separados y distintos, sino plural, simultáneamente, en muchos mundos y culturas. No estamos ya más sometidos a una cultura –a una proporción única de nuestros sentidos- que lo estamos a un solo libro, a un lenguaje, a una tecnología. Culturalmente, nuestra necesidad es la misma que la del científico que trata de conocer el desajuste de sus instrumentos de investigación con objeto de corregirlo. Compartimentar el potencial humano en culturas únicas será pronto tan absurdo como ha llegado a serlo la especialización en temas y disciplinas. No es probable que nuestra era sea más obsesiva que cualquier otra, pero su sensibilidad le ha dado una conciencia, de su condición y de su misma obsesión, mucho más clara que la de otras épocas.

Una idea que años más tarde retomaría en McLuhan, caliente & frío (1973:192).

Ante nosotros tenemos dos objetos enteramente discordantes: una máscara de los mares del Sur, representativa de una cultura primitiva y prealfabética, y un televisor, símbolo del hombre posalfabetizado y electrónico. Entre ambos extremos se extiende la Galaxia Gutenberg, o sea, cinco siglos de imprenta, culminación de un milenio de alfabetos fonéticos. Existen, sin embargo, muy interesantes analogías entre esta máscara y el televisor que se halla en otro extremo. La máscara es una talla y la imagen de TV creo que también, lo es… ya que exige cierta complementación por parte de todos nuestros sentidos. La máscara, a su vez, proviene de un mundo en que todos los sentidos actuaban simultáneamente.

El punto de partida para estas reflexiones fue la creación de los nuevos lenguajes, actividad propia de los nuevos medios de comunicación considerados como tales desde los inicios de la imprenta. En 1968 escribió en Guerra y paz en la aldea global una reflexión que amplió en posteriores trabajos:

La radio y la TV no son "ayudas audiovisuales" para realizar o divulgar anteriores formas de experiencia. Son nuevos lenguajes. Debemos dominar primero y luego enseñar estos nuevos lenguajes en todas sus mínimas particularidades y riquezas. Disponemos así en una escala sin precedentes de los recursos de comparación y contraste. Podemos comparar los cambios artísticos que experimenta la misma obra de teatro o novela o poema o relato periodístico según va pasando por la forma cinematográfica, la escena, la radio y la TV. Podemos señalar estas cualidades precisas de cada medio como compararíamos los diversos grados de eficacia de un pensamiento en griego, francés, inglés. Esto es lo que los jóvenes están haciendo todos los días, de cualquier modo, sin ayuda alguna, fuera del aula. Y que atrapa su atención automáticamente de una manera tal como jamás lo pudo lograr aquella (McLuhan, 1969b:133).

En otras palabras, en diversas obras McLuhan destacó la importancia de conocer los nuevos lenguajes desarrollados por los medios de comunicación y los cambios que se generan como producto de su paso de un medio a otro. Conocerlos en sus especificidades y los consecuentes cambios inherentes a su irrupción, desarrollo y consolidación en nuevos y diversos ambientes. Conocer sus lenguajes, para después enseñarlos, para utilizarlos y aprovecharlos en todas sus potencialidades. Conocerlos para integrarlos a la herencia cultural global que tuvo sus inicios en la década de 1920, con el inicio de la cultura tribal (McLuhan, 1969b:141-142):

La radio "encendió" al negro norteamericano en los años 20, creando una cultura tribal totalmente nueva para el único país en el mundo basado en la teoría alfabética y formado por ella. La política, la educación y los negocios norteamericanos son el mayor monumento al poder civilizador y especializante de la palabra impresa. Por tal razón, la imagen de la identidad norteamericana resultante de este compromiso con la cultura visual y alfabética, es golpeada naturalmente con más fuerza por la tecnología eléctrica corriente. Pues las estructuras electrónicas actuales, tanto en sí mismas como en sus extensos efectos psíquicos y sociales, son antitéticas a ese tipo de cultura. Cuando la información proviene en forma simultánea e inmediata de todas direcciones, la cultura auditiva y tribal, indiferente al pasado y sus conceptos. De aquí la pavorosa confusión que reina por igual en los negocios, la política y la educación norteamericanos.

Hasta aquí, momentáneamente, lo que se refiere a los lenguajes desarrollados por los medios y al papel de estos últimos en la conformación de una cultura tribal que gradualmente se fue diversificando y enfrentando al cúmulo creciente de información producto del impulso eléctrico. El riesgo de no incorporar los lenguajes de los medios a la cultura global estaba presente en la importancia conferida al acontecimiento reciente –por sus características de inmediatez y simultaneidad-, en detrimento del pasado y sus conceptos. Volveremos al tema en la construcción del paradigma de la globalización y los nuevos lenguajes de la comunicación.

Consideremos ahora la aldea global, término que aparece por primera vez en La Galaxia Gutenberg y desarrollará más ampliamente en Contraexplosión (1969b:41):

La velocidad con que se mueve la información en la aldea global significa que cada acción humana o acontecimiento compromete a todos los habitantes en cada una de sus consecuencias. La nueva adaptación humana al medio en función de la aldea global contraída debe considerar el nuevo factor de compromiso total de cada uno de nosotros en las vidas y acciones de todos. En la era de la electricidad y la automación, el globo se convierte en una comunidad de continuo aprendizaje; un solo claustro en el que todos y cada uno, sin diferencias de edad, están comprometidos en un aprendizaje de vida.

Adicionalmente, en la entrevista concedida a Playboy, McLuhan alude a los rasgos propios de la aldea global, por cierto muy alejados de quienes la identifican como una organización simple, igual que sus habitantes:

Como usted puede ver, la tribu no es conformista precisamente porque sea inclusiva; después de todo, hay una mayor diversidad y menor conformidad dentro de un grupo familiar que las habidas dentro de un conglomerado urbano que acoge a miles de familias. Es la aldea donde la excentricidad permanece y en la gran ciudad donde la uniformidad y la impersonalidad es lo común. Las condiciones de la aldea global, siendo forjadas de la aldea global, siendo forjadas por la tecnología eléctrica, estimulan más discontinuidad, diversidad y división que la vieja sociedad mecánica estandarizada; de hecho, la aldea global hace inevitables los desacuerdos máximos y el diálogo creativo. La uniformidad y la tranquilidad no son signos importantes de la aldea global; más probables son el conflicto y la discordia, al igual que el amor y la armonía –la forma de vida acostumbrada de cualquier gente tribal (McLuhan y Zingrone, 1998:310).

Estas características de los "aldeanos globales", son producto de un fenómeno implosivo, contrario a lo que se plantea.

Tras tres mil años de explosión especialista y de creciente especialización y alienación en las extensiones tecnológicas del cuerpo, nuestro mundo, en un drástico cambio de sentido, se ha vuelto agente de comprensión. Eléctricamente contraído, el globo no es más que una aldea. La velocidad eléctrica con que se juntan todas las funciones sociales y políticas en una implosión repentina ha elevado la conciencia humana de la responsabilidad en un grado intenso. Es este factor implosivo el que afecta la condición del negro, del adolescente y de ciertos otros grupos. Ya no pueden ser contenidos, en el sentido político de la asociación limitada. Ahora están implicados en nuestras vidas, y nosotros en la suya, gracias a los medios electrónicos (McLuhan, 1994:26-27).

Como puede observarse, la implosión es una característica ligada a la velocidad con la que viaja la información en la era eléctrica. Un segundo elemento, ligado también a esta era, es el ambiente de la retribalización, que supone nuevas formas de organización y participación derivadas de la transformación tecnológica características de la implosión:

Los talentos y las perspectivas individuales no tienen que ser anulados dentro de una sociedad retribalizada; éstos simplemente interactúan dentro de una conciencia de grupo que tiene el potencial para liberar mucha más creatividad que la vieja cultura atomizada. El hombre alfabetizado está alienado y empobrecido; el hombre retribalizado puede llevar una vida mucho más rica y más satisfactoria –no la vida de un zángano sin mente, sino de un participante de una malla sin costura de interdependencia y armonía. La implosión de la tecnología eléctrica está transformando al hombre alfabetizado, fragmentado, en un ser humano complejo con estructura profunda, con una profunda conciencia de su interdependencia completa con toda la humanidad. En la vieja sociedad "individualista" de la imprenta, el individuo era "libre" sólo de ser alienado y disociado, un extranjero sin raíces, privado de sueños tribales. Por el contrario, nuestro nuevo ambiente tecnológico obliga al compromiso y la participación y satisface las necesidades psíquicas y sociales del hombre a niveles profundos (en McLuhan y Zingrone, 1998:310).

Más adelante volverá al punto (1998:319-320), enfatizando su disgusto hacia los cambios que ha suscitado el ambiente de la retribalización, que ha propiciado la disolución de la tradición occidental alfabetizada…

Veo la posibilidad de una sociedad retribalizada –rica y creativa- emergiendo de este periodo traumático de choque cultural; pero no tengo nada más que aversión para el proceso de cambio. Como un hombre moldeado dentro de la tradición occidental alfabetizada, personalmente no vitoreo la disolución de esta tradición a través de la implicación eléctrica de todos los sentidos: no disfruto con la destrucción de los vecindarios por la construcción de edificios elevados, ni con el dolor de los problemas de identidad. Nadie podría ser menos entusiasta acerca de estos cambios radicales que yo. No soy revolucionario por temperamento o convicción; preferiría un ambiente con servicios modestos y a escala humana, estable y sin cambios. La televisión y todos los medios eléctricos están desenmarañando la estructura entera de nuestra sociedad, y como hombre forzado por las circunstancias a vivir dentro de esta sociedad, no tomo partido en su desintegración.

Este punto es uno de los más controvertidos sobre la aldea global mcluhaniana. De acuerdo con algunos críticos, de dicha caracterización y de las consecuencias de la evolución tecnológica McLuhan hubiese tenido una perspectiva optimista. Gordon y Willmarth (1997:121-122) señalan que

Las cavilaciones más optimistas de McLuhan acerca de los efectos psicológicos de la televisión, las computadoras y los medios de telecomunicaciones complejos, junto con sus ideas sobre los efectos retribalizadores de los medios electrónicos, lo llevaron a proponer la existencia de una "aldea global". En una entrevista publicada en la revista Playboy en 1969, declaró que veía el surgimiento de un reconfigurado entorno mundial como resultado de la creciente interacción de la humanidad con los medios electrónicos, y que en ésta, la "tribu humana puede convertirse verdaderamente en una familia y la conciencia humana puede liberarse de las ataduras de la cultura mecánica, para errar por el cosmos. Los críticos contemporáneos desdeñan por errónea la visión de McLuhan de la aldea global. En vez de abrir el mundo y mejorar las interacciones de quienes lo habitan, señalan que el surgimiento de "la civilización de la tecnología global y popular" ha producido exactamente lo contrario.

No obstante, como él mismo argumentará años más tarde (1973:361), la caracterización de la aldea global, con las breves descripciones de sus ambientes, no necesariamente suponen que McLuhan esté de acuerdo con ella.

La aldea única y tribal es mucho más divisionista y agresiva que cualquier otro nacionalismo. La aldea significa fisión –no fusión- en profundidad. La gente abandona la ciudad pequeña para eludir el compromiso. La gran ciudad alinea a las personas en su uniforme e impersonal medio ambiente. La gente va allí en busca de decoro. En la ciudad se obtiene dinero mediante la uniformidad y la reiteración. La artesanía diversa produce arte, no dinero. La aldea no es un sitio donde reinan una paz y una armonía ideales. Todo lo contrario. El nacionalismo surgió de la imprenta y significó un extraordinario alivio respecto de las condiciones de vida de la aldea universal. Yo no apruebo ésta. Simplemente que vivimos en ella.

En síntesis, cabe señalar que la aldea global es el espacio en el que confluyen los nuevos medios de comunicación, con sus lenguajes y ambientes, propiciando diversos procesos de hibridación y recalentamiento. Este último resulta importante para ilustrar el movimiento diacrónico y sincrónico de la aldea global. McLuhan (1994:55) lo describe de la siguiente manera:

El aumento de la velocidad desde lo mecánico hasta la forma eléctrica instantánea invierte la explosión en implosión. En la actual edad eléctrica, las energías en implosión, o contracción, de nuestro mundo chocan con los antiguos patrones de organización, expansionistas y tradicionales. Hasta hace poco, nuestras instituciones y convenios sociales, políticos y económicos compartían un patrón unidireccional. Seguimos considerándolo "explosivo" o expansible, y aunque hayan dejado de darse, seguimos hablando de la explosión demográfica y de la explosión de la enseñanza. (…) En condiciones de velocidad eléctrica, las soberanías departamentales se han disuelto tan rápidamente como las soberanías nacionales. La obsesión por los antiguos patrones de expansión mecánica y unidireccional desde un centro hacia las márgenes ha dejado de tener relevancia en nuestro mundo eléctrico. La electricidad no centraliza sino que descentraliza. (…) La energía eléctrica disponible tanto en la granja como en el despacho de dirección, permite que cualquier lugar sea un centro y no requiere grandes agregados. (…) Este principio se aplica en su totalidad a la edad eléctrica. En política, permite a un Castro existir como núcleo o centro independiente. Permitiría que Quebec dejara la unión canadiense de una forma completamente inconcebible bajo el régimen de los ferrocarriles. Los ferrocarriles necesitan un espacio político y económico uniforme. En cambio, el avión y la radio permiten la máxima discontinuidad y diversidad en la organización espacial.

Por su parte, Gordon y Willmarth (1997:76) añaden que McLuhan proporciona ejemplos de recalentamiento y de los perjuicios que provoca:

Entre otras cosas, observa que las sociedades industriales de Occidente en el siglo XIX depositaron un énfasis extremo en los procesos fragmentados del trabajo. Pero con la electrificación, el mundo comercial y el mundo social de las sociedades industrializadas desplazaron su énfasis hacia formas de organización unificadas y unificadoras (corporaciones, monopolios, clubes etc.). Percepciones como ésta llevaron a McLuhan a la conclusión de que la tecnología electrónica crea una "aldea global", donde el conocimiento debe sintetizarse en lugar de repartirse en especialidades.

Previamente McLuhan (1994:56) había destacado la importancia creciente que en este contexto está cobrando la información:

En la nueva Edad de la información eléctrica y de producción programada, los bienes mismos asumen cada vez más un carácter de información; esta tendencia se manifiesta sobre todo en los presupuestos cada vez más importantes para publicidad. De forma significativa, son precisamente los bienes que más se emplean en la comunicación social: cigarrillos, cosméticos, jabones (quita cosméticos), los que sobrellevan la mayor parte del mantenimiento de todos los medios de comunicación en general. A medida que suban los niveles de información eléctrica, casi cualquier material servirá a todo tipo de necesidad o función, empujando cada vez más al intelectual hacia un papel de mando social y al servicio de la producción.

Cinco años más tarde, en Contraexplosión (1969b:41) vuelve a esta importancia de la información, más como un compromiso de todos los habitantes de la aldea global. Una referencia citada párrafos arriba, pero que es necesario retomar en esta argumentación:

La velocidad con que se mueve la información en la aldea global significa que cada acción humana o acontecimiento compromete a todos los habitantes en cada una de sus consecuencias. La nueva adaptación humana al medio en función de la aldea global contraída debe considerar el nuevo factor de compromiso total de cada uno de nosotros en las vidas y acciones de todos. En la era de la electricidad y la automación, el globo se convierte en una comunidad de continuo aprendizaje; un solo claustro en el que todos y cada uno, sin diferencias de edad, están comprometidos en un aprendizaje de vida.

Y en un último trabajo en el que aborda el tema (1973:192) señala que "actualmente el mundo se ha comprometido bajo el torrente informativo que lo cubre desde todas direcciones. Vivimos, por así decirlo, en una aldea universal. Las noticias llegan hasta nosotros velozmente, con electrónica celeridad, desde todas partes. Es como si viviéramos en el ambiente casi auditivo de una pequeña aldea mundial".

A partir de estos elementos podemos contextualizar lo que para sus críticos es el "error de McLuhan": no poder visualizar las implicaciones económico-políticas de la aldea global. Esto es, la presencia de grupos multimediáticos, soslayada por Wiener en 1950, que tienen a concentrar en pocas manos a los medios de comunicación a nivel transnacional buscando, entre otras cosas, mejores estrategias para enfrentar a la competencia. Un fenómeno producto de la implosión característica de la edad eléctrica que descentraliza los sistemas de mando, ubicándolos en diversas partes del mundo, que en ese momento no se había manifestado abiertamente. Recordemos que McLuhan hace esta reflexión en 1964, cuando la concentración de los grupos mediáticos se mantiene al interior de las fronteras geográficas bajo diversas formas de organización.

Será unos años más tarde cuando, en el marco del imperialismo cultural y de los debates convocados por la ONU y la UNESCO, comenzará a asomarse la presencia del capital norteamericano en los medios latinoamericanos como un fenómeno explosivo, característico de la edad mecánica. La implosión se produjo después de 1989 –fecha clave ya mencionada al principio de este apartado- y asumió las características que identificamos en este momento. Dicho de otra manera, el análisis mcluhaniano dejó fuera a los grupos mediáticos, toda vez que no hacían su aparición en el escenario global de las comunicaciones. Cuando se presentó el fenómeno, los medios asumieron, entre otras características, las descritas por McLuhan a propósito del creciente papel de la información hasta llegar al papel de mercancía, como afirma Ignacio Ramonet (2002:17-18) y sobre el que reflexiona Ryszard Kapuscinski (2002:26-27).

Vivimos en un mundo paradójico. Por un lado, nos dicen que el desarrollo de los medios de comunicación unió entre sí a todas las regiones del planeta para formar una "aldea global"; y por otra parte la temática internacional ocupa cada vez menos espacio en los medios, oculta por la información local, por los titulares sensacionalistas, por los chismes, el people y toda la información mercancía.

En suma, el proceso de recalentamiento en el que está inmersa la aldea global como producto de las constantes reorganizaciones de los grupos multimedia se constituye también en un espacio para volver a "el medio es el mensaje". Para ello, habrá que tomar en cuenta tanto la definición de los medios y si ésta se ha modificado, como los cambios sufridos por el "mensaje-medio" al pasar de la prensa escrita –periódicos y revistas- al radio, la televisión e Internet. Una propuesta que reubica los planteamientos mcluhanianos con respecto a una de las metáforas más polémicas.

Hasta aquí una parte de las contribuciones de McLuhan al estudio de las comunicaciones digitales. El caso de la aldea global se ha ilustrado con más detalle puesto que constituye uno de los aspectos menos leídos de la obra del pensador canadiense y, como en el caso de Wiener, uno de los más socorridos por quienes lo citan en sus textos sin haber hecho una revisión de su obra. Adicionalmente, la extensión en la obra mcluhaniana tiene la intención de mostrar las diversas aristas desde las que se ha abordado el nuevo escenario de las comunicaciones.

La construcción del paradigma de la globalización de las comunicaciones.
La globalización de las comunicaciones es un fenómeno con orígenes y características muy diversos a la sociedad de la información. Entre los pocos elementos que los dos tienen en común destacan la similitud entre McLuhan, Wiener y Bell sobre el valor conferido a la información. Un aspecto que, dicho sea de paso, quedó trunco en el primero por las razones previamente explicadas. Un segundo elemento radicaría en el papel que gradualmente asumen los medios digitales en ambos escenarios para poner en circulación un cúmulo de información y mensajes comunicativos que están a disposición de audiencias crecientes.

En este contexto, construir un paradigma de la globalización de las comunicaciones es también necesariamente incompleto. Por las mismas razones que la construcción previa, es imposible abarcar toda la literatura sobre el tema. Sin embargo, habrá que dejar planteados los elementos más importantes que permitan abarcar el conjunto de teorías relacionadas con la comunicación. Proceder así permitirá incluir la mayor cantidad posible y, en consecuencia, una mayor participación en una discusión al respecto.

Un primer punto que se relaciona con la construcción de este paradigma es el que se refiere a los orígenes de la globalización. Al inicio de este apartado marcamos 1989 como una fecha relevante porque, además de los argumentos presentados en su momento, hay coincidencias en este punto que proceden de las ciencias sociales. Sin embargo, existen diferentes hipótesis al respecto, cada una de las cuales tiene su consecuente desarrollo. Desde esta perspectiva, una primera hipótesis señala que los orígenes del establecimiento de conexiones entre diversas regiones del mundo se inicia durante el siglo XVI. El punto de partida es la caracterización del sistema mundial; de acuerdo con Immanuel Wallerstein (1991:489):

Un sistema mundial es un sistema social, un sistema que posee límites, estructuras, grupos, miembros, reglas de legitimación, y coherencia. Su vida resulta de las fuerzas conflictivas que lo mantienen unido por tensión y lo desgarran en la medida en que cada uno de los grupos busca eternamente remodelarlo para su beneficio. Tiene las características de un organismo, en cuanto a que tiene un tiempo de vida durante el cual sus características cambian en algunos aspectos y permanecen estables en otros. Se puede definir sus estructuras como fuertes o débiles en momentos diferentes en términos de la lógica interna de su funcionamiento.

Wallerstein llega a esta conclusión después de una revisión sobre la manera en que intervinieron las expediciones que partieron de Europa Occidental hacia diversas partes del mundo durante el siglo XVI. Y que las razones de estos movimientos eran de índole económica: los países participantes buscaban ampliar sus respectivos territorios en búsqueda de recursos para sostener las guerras que libraban entre sí en el territorio europeo. Para analizar las características de estos movimientos, Wallerstein (1991:21) recurre a la categoría de economía mundo, debido a que "el vínculo básico entre las partes del sistema es económico, aunque esté reforzado en cierta medida por vínculos culturales y eventualmente, por arreglos políticos y incluso estructuras confederales".

Partiendo de esta consideración, para Wallerstein el centro del sistema mundial –y de la economía mundo- se ha ubicado históricamente en diversas partes del globo. El criterio de movilidad obedece siempre a variables de carácter económico. Visto así, por muchos años, y sin buscarlo como un objetivo en sí, los países de Europa Occidental se disputaron el centro de la economía-mundo. Para efectos de este trabajo nos interesa resaltar tres puntos: primero, que para Wallerstein los proceso mediante los cuales el mundo se va interconectando son de índole económica. Segundo, que esta variable ha determinado en distintos momentos el lugar en el que se ubica el centro del sistema mundial, en el entendido de que hay únicamente un centro del sistema mundial en cada momento de la historia en que ha cambiado de lugar. Tercero, que las estrategias emprendidas para la expansión territorial fueron trazadas siguiendo determinadas vías de comunicación.

Aquí hay una coincidencia con la construcción teórica de la comunicación que marca los inicios de los medios justamente en los caminos, el ferrocarril, las carreteras, las rutas aéreas y los aviones. Todos ellos medios que, en mayor o menor medida, han contribuido a la globalización en distintos momentos históricos. Es en este punto donde el primer desarrollo de la globalización empata con el segundo al llegar al siglo XIX. De acuerdo con Armand Mattelart (1998:7)

Las redes de comunicación en tiempo real están configurando el modo de organización del planeta. Lo que se ha convenido en denominar mundialización/globalización –la primera palabra se declina en todas las lenguas latinas, y la segunda es de origen anglosajón- corre parejo con la fluidez de intercambios y flujos inmateriales transnacionales. (…) La generalización de la interconexión de las economías y las sociedades constituye, en efecto, el resultado de un movimiento hacia la integración mundial que ha comenzado en vísperas del siglo XIX. Los dispositivos de comunicación, al ampliar progresivamente el ámbito de circulación de las personas y bienes materiales simbólicos, han acelerado la incorporación de las sociedades particulares en unos conjuntos cada vez más vastos, y no han cesado de desplazar las fronteras físicas, intelectuales y mentales.

Partiendo de la economía-mundo de Braudel, Mattelart (1998:19) plantea que en el siglo XIX Inglaterra es el centro del sistema mundial. Desde su punto de vista, el cable submarino es una muestra de la hegemonía victoriana:

El primer cable submarino fue inaugurado en 1851. Unía Calais, Douvres, París con el mercado financiero de Londres. Quince años más tarde, después de tres intentos infructuosos, se instala el primer cable transatlántico. Una línea directa, tendida entre Malta y Alejandría, permitía a Londres la comunicación directa con la India. En la década de 1870 se extiende la red británica en Asia del Sudeste, en Australia, China, las Antillas y América del Sur. El cableado de África tendrá lugar algo más tarde, a finales de los años ochenta, y en los comienzos de la década de 1890. Lo que podría considerarse el último eslabón de la red mundial británica, el Transpacífico, se termina en 1902. En esta fecha, el sistema de cableado del imperio británico representa los dos tercios del conjunto de la red mundial.

En este trabajo Mattelart lleva a cabo una detallada reseña de la manera en que otros países europeos tienden sus redes de cable submarino. Con ello se amplía notablemente la comunicación entre las colonias y la infraestructura es aprovechada para la creación de las grandes agencias de noticias, a partir de 1830. Este proceso permite a Mattelart (1998:29-30) ubicarlas como el centro del sistema mundial de noticias, con su estructura de recopilación y recopilación de informaciones:

Van tejiendo sus redes de corresponsales en todo el mundo, y también intervienen en los proyectos de cableado submarino. La agencia Havas, que precede a la Agence France Presse (AFP) fue fundada en 1835. La agencia alemana Wolff lo será en 1849. En cuanto a la agencia británica Reuter, nace en 1851. Havas desarrolla una actividad en la que combina noticias e informaciones publicitarias. Reuter concede un interés especial a sus servicios de información económica. Las agencias norteamericanas Associated Press (AP) y United Press (UP) aparecen en 1848 y 1907 respectivamente. Únicamente las tres agencias europeas tenían envergadura internacional. Por medio de un tratado, en 1870, con el que se establecen alianzas, las tres grandes agencias se distribuyen el mundo en forma de "territorios" o zonas de influencia. Se produce la aparición de un mercado de la información concebido a escala mundial y con arreglo a unos intereses geopolíticos. Cada una de las agencias se compromete a no distribuir informaciones en los "territorios" de las otras dos.

Tres elementos del trabajo de Mattelart cabe destacar para los fines de este trabajo. Primero, la recuperación de la noción de "economía-mundo" de Braudel para ilustrar la manera en que Inglaterra expande su ámbito de influencia a todo el globo. Segundo, la importancia de la información a partir del siglo XIX, que cobrará un papel estratégico durante las primeras décadas del XX, en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Tercero, la incorporación de los medios de comunicación como un subsistema mundial, siguiendo a Wallerstein, y el rescate de su relevancia a partir de este momento. Una relevancia que irá mostrando a lo largo de su trabajo con el surgimiento y desarrollo de la industrialización de la cultura, el auge de la propaganda y, finalmente, los procesos de transnacionalización y globalización. Esta diferenciación marca una diferencia con respecto a otros autores, que utilizan ambos conceptos como si fueran sinónimos.

La última hipótesis sobre la génesis de la globalización se ubica en 1989. Sin embargo, desde la perspectiva arriba descrita esta hipótesis tiene un carácter mucho más simbólico. Supuso la incorporación de este territorio a una serie de procesos económico, políticos y socioculturales a escala transnacional y global. Recordemos que en enero de 1990 la firma transnacional Estee Lauder inaugura su sucursal en Moscú y un par de meses antes, en noviembre de 1989, se transmitió en esa ciudad la telenovela brasileña La esclava Isaura.

Para finalizar con este breve recorrido cabe destacar la posición de Mattelart sobre la aldea global que, considera, no ha cumplido las profecías de McLuhan (1998:105):

La historia se ha encargado de destacar en numerosas ocasiones los fallos de representaciones centradas en la "aldea global", que han nutrido el imaginario del gran público con respecto a la comunidad humana, y que, en la realpolitik de las empresas, han constituido un vivero inagotable para legitimar las grandes sagas de la conquista del mercado mundial. Es cierto que el peso adquirido por el sistema de medios ha hecho cambiar radicalmente las formas de hacer la guerra, así como su puesta en escena; pero las transmisiones de los conflictos, realizadas en "mundovisión", no han contribuido, en modo alguno, a derribar el muro entre militares y civiles. Los medios globales tampoco han ayudado a los países en vías de desarrollo a "recuperar su retraso" con respecto al núcleo que va en cabeza del mundo postindustrial.

La posición de Mattelart es una de tantas que se han generado a propósito del escepticismo ante la aldea global preconizada por McLuhan En su momento presentamos una argumentación al respecto. No obstante, en la construcción de un paradigma sobre el tema es evidente que deben incorporarse ambas posiciones, siempre y cuando se haya hecho una revisión tanto de McLuhan como de quienes cuestionan la aldea global.

En este contexto esbozado sobre la globalización y la aldea global enmarcamos las propuestas de actualización teórica en materia de comunicación.

Las hipótesis de los tres momentos en que se iniciaría el proceso de globalización tienen como propósito ubicar el papel de los medios de comunicación en este proceso. Acercarse a ellas con más detenimiento podría ampliar las líneas sobre el debate a propósito del tema que nos interesa, más que discutir cuál de los tres momentos es el marca el inicio de este proceso.
La caracterización mcluhaniana sobre medios fríos y medios calientes y el nivel de participación que exigen por parte de la audiencia apenas si se ha soslayado. Sin embargo, explorarlas y vincularlas con las características de los medios puede traducirse en aportaciones que eventualmente contribuyan a un debate en sobre el tema. Este análisis puede contextualizarse en las eras mecánica y electrónica, sobre todo en esta última que marca el desarrollo y consolidación de los nuevos medios de comunicación. Completa el análisis de la perspectiva de McLuhan incorporar los nuevos ambientes generados en la era electrónica con los nuevos medios. En su momento pusimos el ejemplo del teléfono móvil. Pero también soslayamos la propuesta de cómo Internet y las redes sociales son extensiones de la televisión, como puede ser el caso de otros medios. De hecho, las redes sociales abren una veta importante de discusión y análisis a propósito de su caracterización como extensión de las relaciones humanas, de los medios de comunicación y la interacción entre ambas.
Como se destacó unos párrafos arriba, es importante que en la caracterización de la aldea global no solamente esté presente la propuesta de McLuhan, que por sí misma ofrece una veta prometedora para el análisis y la discusión. Pero también es importante incorporar las miradas críticas siempre y cuando no provengan del sentido común sino de una revisión de los escenarios en los que se generan estas propuestas. Sin embargo, hasta el momento prevalecen las visiones arriba ejemplificadas con Mattelart. Por tanto, una revisión y replanteamiento de la propuesta mcluhaniana en el contexto de la era electrónica podría ser parte de esta construcción.
En el contexto de la globalización, desde finales de la década de 1980 se han venido generando un conjunto de trabajos que incluyen además los flujos migratorios que se incrementaron a nivel global. Un primer acercamiento se relaciona con el binomio global-local, es decir, la dinámicas y reacomodos –en este caso sobre la comunicación- que suelen visualizarse desde la primera perspectiva tienen también repercusiones en los ámbitos locales. Un país –o una o varias regiones de eses país- o un conjunto de países no necesariamente vecinos geográficos.

En un segundo momento, es necesario explorar dos elementos que quedaron soslayados en los apartados previos, ambos consecuencia de la globalización. El primero, la constante reconfiguración de los grupos mediáticos, que aglomeran lo mismo medios tradicionales de comunicación –incluyendo revistas-, industrias del entretenimiento y tecnología multimediática. Estos grupos fueron caracterizados a través de las aportaciones de Manuel Castells, Juan Carlos Miguel de Bustos y Marcial Murciano. La constante reconfiguración de estos grupos dificulta la actualización temática, además de cuestionar su pertinencia, como no sea en los marcos de los autores antes mencionados. En este contexto, el periodista Francisco Vidal Bonifaz publicó en 2008 Los dueños del cuarto poder. Quizá anticipándose a la dificultad de que cualquier editorial pudiera actualizar la información en los momentos necesarios mediante un nuevo libro, se ha propuesto emprender este trabajo en un blog que puede utilizarse cuando las temáticas lo demanden.

En este contexto, en la construcción del paradigma de la globalización de las comunicaciones nos hemos detenido en las implicaciones económicas y socioculturales de la reconfiguración de estos grupos. Sin embargo, es necesario detenernos en un tema importante tanto por el papel que juega en los medios como en el ejercicio profesional del comunicador. Se refiere a la construcción de la realidad y el sentido que caracteriza a estos grupos mediáticos. En el primer apartado esbozamos la importancia que para Norbert Wiener tenía la información y su preocupación de que llegara a considerarse una mercancía. Hace ya varios años que la información ha modificado la función que le dio origen, de tal suerte que actualmente se visualiza como un negocios en busca de audiencias crecientes y, desde luego, de las correspondientes ganancias por su circulación hacia distintos puntos del globo. Localmente, la información también se ha modificado: primero por vía de la televisión, que ha propiciado la evolución del concepto a través de sus géneros y, más adelante, por la conformación de estos grupos multimedia que organizan la realidad desde su mirada particular. Una mirada en la que participan unas cuantas voces y plumas.

En resumidas cuentas, visualizada como negocio, la información se va restringiendo a unos cuantos grupos que detentan el control del intercambio simbólico y el sentido. De acuerdo con Adela Cortina (2004:26-27),

…en los últimos tiempos la empresa informativa adopta cada vez más la forma "multimedia". Lo cual tiene grandes ventajas, entre otras, el aumento en la eficiencia, la posibilidad de una acción sinérgica, la racionalización de la producción, la rentabilidad, la unificación de la gestión y la diversificación del riego. Pero también tiene grandes inconvenientes, como pueden ser la mercantilización de la información, la concentración del poder en el nivel nacional e internacional, la entrada de especuladores, el aumento de la influencia de los poderes fácticos. A mayor abundamiento, el pluralismo de los medios se erosiona, hasta quedar reducido a "poliarquías", cada vez más próximas a los monopolios. La concentración del poder en unos pocos medios socava a las bases del pluralismo ideológico en detrimento de la democracia auténtica. (…) Y esta concentración se produce en los Estados nacionales, todavía resulta más alarmante en el ámbito internacional, ya que son pocos los países los que pueden poner en marcha formas de comunicación como puede ser la comunicación por satélite, desde las que se dan cuenta no sólo de los acontecimientos del propio país, sino también de los restantes. Con lo cual, los ciudadanos obtienen aquella información, de la que decíamos que les capacita para ser más libres, de unos determinados grupos y, a escala internacional, de un restringido número de países con capacidad multimediática que cuentan la vida de los demás países según sus intereses. La dependencia es entonces total.

Dicho de otra manera, los grandes consorcios mediáticos que, como ya indicamos, han transformado a la información en un negocio, han abierto la puerta al profesional de los medios o media worker, como una figura emergente y en amplio desarrollo. Los vemos en la televisión, a menudo diariamente, o en programas semanales. Los escuchamos a través de diversas frecuencias radiofónicas. Leemos sus columnas especializadas en periódicos, revistas, blogs y medios digitales. En suma, participan en diversos espacios en medios impresos y audiovisuales en ámbitos como la política, los negocios, los deportes, los espectáculos etc.

La educación superior en el contexto de la sociedad de la información.
De acuerdo con los pronunciamientos de la UNESCO, la educación se visualiza como un sistema unitario que empieza en la primera infancia, para continuar a lo largo de la vida.

Se trata de un proceso constante que proporciona la vía para obtener información y conocimiento, que a su vez propicia la reprogramación de las actividades laborales en el entorno organizativo, enmarcado en el cambio constante del proceso de producción. De no ser así, los futuros profesionales serán asignados a una tarea determinada, que no presupone la incorporación de información y conocimiento más allá de la capacidad de recibir y ejecutar señales. Estos 'terminales humanos' pueden, por supuesto, ser reemplazados por máquinas o por cualquier otra persona de la región, el país o el mundo, según las decisiones empresariales (Castells, 1997:376).

Tecnología educativa.
Así se conoce genéricamente al conjunto de métodos técnicas para el diseño de materiales en apoyo a los contenidos educativos. Su desarrollo se contextualiza en la sociedad de la información. Julio Cabero (2001:38-39) identifica un conjunto de características de esta etapa del desarrollo de la sociedad; para los fines de este trabajo sobresalen los siguientes:
Selección continua de áreas de desarrollo preferente en la investigación, ligadas al impacto tecnológico.
Flexibilización del trabajo e inestabilidad laboral.
Aparición de nuevos sectores laborales, como del dedicado a la información y nuevas modalidades de trabajo como el teletrabajo o trabajo a distancia.
Gira en torno a los medios de comunicación y más concretamente alrededor de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, como híbrido resultante de la informática y la telemática. Y como consecuencia de la misma potenciación de una infraestructura tecnológica.
Globalización de los medios de comunicación de masas tradicionales, e interconexión de las tecnologías tanto tradicionales como novedosas, de manera que permitan romper las barreras espacio-temporales y el alcance de grandes distancias.

Estas cinco características seleccionadas constituyen el punto de partida para reflexionar y actuar sobre la pertinencia de la presencia de contenidos sobre tecnología educativa en la formación de comunicadores. Al hablar de contenidos se específica que deben ser tanto las aportaciones teóricas como las características de los lenguajes de los nuevos medios de comunicación. Adicionalmente, estas características constituyen el punto de partida para discutir y reflexionar sobre los cambios en los perfiles profesionales del comunicador y el diseñador. Nuevos perfiles que habrá de adaptarse a las modificaciones del mercado laboral y al surgimiento de las nuevas profesiones ligadas con la comunicación.

Por otra parte, siguiendo a Cabero la Tecnología se apoya en las aportaciones de la didáctica, la teoría de la comunicación, la teoría de los sistemas y la psicología. Al respecto caben los siguientes comentarios preliminares.
No existe un modelo único que relacione la didáctica con las teorías del currículum y la tecnología educativa. El principal argumento para que no exista un solo modelo se relaciona con las condiciones específicas en las que se llevará a cabo la aplicación de la tecnología educativa. Condiciones en parte producto de un debate colectivo sobre las características del modelo curricular y sobre las aportaciones de las disciplinas arriba citadas.
Julio Cabero (2001:177-180). propone una clasificación de tres modelos curriculares: técnica, práctica y crítica. Cada propuesta se apoya en un conjunto de características producto de los procesos en que se construye el currículum. La primera se relaciona con un modelo autoritario y sus implicaciones en las instituciones públicas. Las otras dos difieren en los contexto de aprendizaje y en el papel del profesor como "tecnólogo de la educación": a) colaborar en el diseño de situaciones de aprendizaje contextualizadas, diseños que se prefiguran desde una perspectiva abierta y contexualizados por los contextos donde se apliquen (modelo técnico) y b) los medios adquieren un claro significado para el análisis, reflexión, crítica y transformación de las prácticas en la enseñanza, convirtiéndose en elementos de pensamiento, cultura y análisis de la realidad contextual educativa, sin olvidarnos por ello de su significación como elementos culturales transmisores no sólo de contenidos e informaciones, sino también de posiciones ideológicas (crítica). Adicionalmente, de cada propuesta curricular se desprenden un conjunto de preguntas para desarrollar investigaciones sobre el tema.

Por otra parte, el mismo autor (2001:192 y ss) reconoce la importancia de cinco características para que funcione el modelo didáctico-curricular en el que se insertará la tecnología educativa:
Contar con tecnología de fácil acceso y utilización para lo s que participan en el sistema; es lo que comúnmente se conoce como tecnología amigable.
Existencia de personal especializado en los centros que ayuden a los profesores tanto en la elaboración de los materiales de enseñanza como en la colocación e los mismos en redes y servidores.
Potenciación de la existencia de personal técnico responsable en los centros que aseguren el funcionamiento y funcionamiento del sistema. Una característica que el autor considera como imprescindible.
La creación de recursos multimedia que faciliten una buena base de información para los estudiantes.
Aseguraros de que los profesores tienen habilidades técnicas suficientes para interactuar con el sistema, para al elaboración y el diseño de materiales específicos.

Las tres primeras características se relacionan con la posibilidad de que haya un equipo que diseñe los materiales en apoyo a la docencia. Se trata de un sistema que desde hace varios años se ha implementado para la enseñanza, basado en el rediseño de contenidos curriculares para subirlo a una plataforma. Hasta hace algunos años Blackboard era una de las más utilizadas. Sin embargo, el desarrollo de Internet 2.0 ha propiciado que los docentes se conviertan en prosumidores, de tal manera que abundan las experiencias de quienes organizan su trabajo académico a través de blogs que les permiten subir contenidos, organizar grupos de discusión y estar en contacto con sus alumnos. Más recientemente el apoyo de las redes sociales como Facebook comienza a mostrar sus implicaciones en la tecnología educativa y en la relación enseñanza-aprendizaje.

La cuarta característica es la base para justificar el diseño y contenidos tanto del observatorio de medios como de la red social sobre culturas digitales. Su propuesta es una de las metas a lograr como parte de este trabajo de actualización. Finalmente, gran parte del rechazo de los profesores hacia la tecnología educativa se deriva de su falta de acercamiento al diseño de material de apoyo o bien, a no actualizarse por falta de interés.

Por otra parte, la tecnología educativa se apoya en las aportaciones de la teoría de la comunicación, le teoría de los sistemas y la psicología. Con respecto a la primera los textos hacen referencia a los modelos del proceso educativo que están inmersos en la relación maestro-alumno. Es probable que, como ya se indicó, no haya un modelo único pero sí es importante que el o los profesores tengan claridad en este planteamiento. Adicionalmente, las aportaciones en la materia se refieren al papel que los medios de comunicación tendrán en la enseñanza. Con respecto al primer punto Julio Cabero (2001:228) proporciona la siguiente propuesta:

Componente del proceso comunicador
Perturbaciones
Emisor (profesor/alumno)
Escasa legibilidad

Bajo tono de voz

Rapidez

Defectos de articulación

Vocalización confusa

Profundización de los contenidos no adecuado al nivel de los receptores.

No estructurado de acuerdo a los receptores

Dominio de la información

Diferencias culturales entre el emisor y el receptor




Emisor (aparatos técnicos)
Bajo volumen

Inadecuada colocación de los aparatos

Averías técnicas surgidas durante la emisión

Interferencias producidas por medios ajenos

Actitudes generales, y hacia el mensaje, receptor y medio elegido

Mal funcionamiento durante la emisión




Receptor
Defectos sensoriales

Falta de atención

Actitudes del receptor

Autoritarismo

Ausencia de dominio de los sistemas simbólicos movilizados por el receptor para la codificación de los mensajes




Ambiente/Contexto
Falta de acondicionamiento acústico y visual

Temperatura ambiente

Número de receptores por aula

Ruidos

Clima psicoafectivo del aula

Nivel organizativo que se establezca




Canal
No adaptado a las características de los contenidos a transmitir

No adaptado a las características y dominio de los receptores



Como puede observarse, las perturbaciones inherentes a cada componente del modelo del proceso comunicativo ligado a la educación son tema de discusión con el profesorado. Asimismo, estas perturbaciones constituyen una fuente de autoanálisis para que individualmente el profesor identifique sus fortalezas y debilidades.

Sobre las aportaciones de la teoría de los sistemas básicamente se trata de contextualizar el proceso educativo como sistema. La principal crítica que ha recibido este enfoque se basa en que la educación es un proceso abierto y las características de los sistemas lo visualizan como cerrado.

Para finalizar con este apartado se presentan los elementos sobre los que se está trabajando y que serán parte de un segundo reporte:
Orientaciones en el desarrollo de las tecnologías de la información que deben contemplarse desde el análisis de la tecnología educativa.
Posibilidades de utilizar los medios de comunicación en proyectos educativos.
Integración de los medios en los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Alfabetización digital.
A las aportaciones previas a la incorporación de la tecnología en los procesos educativos David Buckingham (2003:247 y ss) incorpora el perfil del alumnado al menos desde dos perspectivas: a) la relación que sostiene con la tecnología en un conjunto de actividades cotidianas y que parece disociarse en el salón de clase; b) tomar en cuenta el perfil de los estudiantes en el proceso de elaboración de los materiales educativos.

Por otra parte, a las aportaciones de Cabero sobre las ventajas de la tecnología educativa, Buckingham (2003:271) antepone un elemento que ha estado presente en el debate al respecto: las exageraciones sobre las bondades de la incorporación de la tecnología en el salón de clase. Su principal cuestionamiento se refiere a los costos que implica este proceso, seguido de la aparente "neutralidad" de la tecnología: un punto en el que concuerda con Cabero. El eje de la discusión se ubica en que las tecnologías no son neutrales y su introducción en el aula implica un conjunto de toma de decisiones relacionadas con sus finalidades y repercusiones en los contenidos de cada asignatura y al interior del curriculum.

El tema de la alfabetización digital (cuyo desarrollo está pendiente) se relaciona con el conocimiento y empleo de los lenguajes de los nuevos medios de comunicación. Al respecto, Marshall y Eric McLuhan (1991:111 y ss) presentan lo que denominan las leyes de los medios a manera de tétrada, que pretenden ofrecer un sistema prefabricado de identificar las propiedades y las acciones ejercidas sobre nosotros mismos por nuestras tecnologías y medios informativos y artefactos. Estas leyes están formuladas en términos de preguntas:

-¿Qué aviva o intensifica o hace posible o acelera el artefacto? Esto puede preguntarse con respecto a un bote de basura, un cuadro, una aplanadora o una cremallera, así como a una proposición de Euclides o a una ley de la física. Se puede preguntar acerca de cualquier palabra o frase de cualquier idioma.

-Si algún aspecto de una situación se agranda o intensifica, simultáneamente es desplazada, con ello, la antigua condición o situación no intensificada. ¿Qué se desplaza o caduca por el nuevo órgano?

-¿Qué recurrencia o recuperación de antiguas acciones y servicios es puesta en juego simultáneamente por la nueva forma? ¿Qué campo más viejo, previamente caducado, vuelve ahora, inherente a la nueva forma?

-Cuando es llevada a los límites de su potencial (otra acción complementaria), la nueva forma tenderá a invertir las que habían sido sus características principales. ¿Cuál es el potencial de inversión de la nueva forma?

Cabe destacar que la respuesta a estas cuatro preguntas forma parte del desarrollo de esta investigación: a) Qué aviva, intensifica o acelera la introducción de la tecnología educativa en el aula? b) ¿Qué se desplaza o caduca vía la entrada de la tecnología educativa en el aula? c) ¿Cómo interactúan los antiguos y nuevos campos del conocimiento por la introducción de la tecnología educativa? d) ¿Cuál es el potencial de las tecnologías en el aula? La respuesta a estas cuatro preguntas no necesariamente debe volcarse hacia una defensa de la tecnología en el aula, sino también a mostrar los errores y aciertos que este proceso trae consigo. Adicionalmente, un elemento que ha estado presente en el desarrollo de esta investigación: la pertinencia de que la tecnología esté presente en todos las asignaturas, que podría verse más como una imposición que como una contribución de la tecnología al proceso educativo.

En otras palabras, al responder estas preguntas se pretende presentar un escenario que dé cuenta de la pertinencia de la tecnología en el aula, así como de la pertinencia de conocer las leyes de los medios para la transmisión de conocimientos relacionadas con las asignaturas consideradas en esta propuesta de investigación. En este contexto, se introducen las cuatro características del lenguaje de los nuevos medios de comunicación propuestas por Lev Manovich (2004:73 y ss): Representación numérica, modularidad, automatización y variabilidad.

Observaciones finales.
Hasta aquí los avances registrados en el desarrollo del estado del arte sobre el tema. En este primer reporte se presenta un avance de una parte de las lecturas que ya se han incorporado a un documento de trabajo. Cabe destacar que se ya se ha cubierto buena parte de los más de 25 libros indicados en la presentación del proyecto de investigación. Al respecto caben las siguientes observaciones relacionadas con el estado del arte:

Contextualización de la formación de comunicadores en el marco de la sociedad de la información. Hasta el momento se han introducido un conjunto de propuestas básicas. Falta, sin embargo, incorporar las diferencias miradas sobre la sociedad de la información y sus repercusiones en el proceso educativo. Dicho de otra manera, como se planteó al inicio de este documento, es necesario mostrar las distintas miradas sobre el tema pues de ello dependerá la apertura de miras para visualizar el tema.
La tecnología educativa y su pertinencia en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Hasta el momento quedan visualizados tres elementos: a) los procesos para la producción e incorporación de la tecnología; b) la necesidad de contar con los apoyos necesarios para producción de materiales; c) la necesidad de que los profesores estén capacitados en el tema.
Al respecto es importante considerar que este proceso no debe implicar la transcripción a Power Point –por ejemplo- de los autores o temas que conforman una asignatura. Recurriendo a las características del lenguaje de los nuevos medios se pretende una nueva decodificación de los contenidos. En consecuencia, se buscaría la generación de nuevos materiales que incluyan la incorporación de contenidos visuales y audiovisuales. Asimismo, se busca la mayor participación del alumno en estos procesos, y la incorporación gradual de las leyes y características de los nuevos medios de comunicación a un conjunto de actividades que hasta el momento ha realizado desde el sentido común.
De los puntos anteriores de desprende que una parte del estado del arte debe proporcionar un panorama sobre las nuevas orientaciones profesionales del comunicador y diseñador. En consecuencia, el reporte final buscaría contribuir a la revisión curricular para adaptar los planes de estudio a una formación de profesionales más acorde con los escenarios en los que ejercerán sus respectivas carreras.
Finalmente por el momento, la elaboración de un estado del arte conlleva dos objetivos adicionales: a) abrir un espacio para la discusión sobre la revisión de los contenidos de las materias arriba señaladas y b) aprovechar estos materiales para un curso de actualización en la materia.


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