Estadios

Instituto de Estudios Superiores de Tamaulipas
Ensayo existencialismo:
Estadios Kierkegaard


Juan Ignacio García Gallardo
20/02/2015




Como un animal que escapa al dolor es el hombre en su juventud, busca no sufrir, busca no llorar, pasa sus días viajando, pasando de placer en placer, pasa sus noches sumido en el vacío, asqueado de su andar, mas vuelve nuevamente a caminar, y suelta las amarras de su barca, libertad, libertad y voluntad, su camino se llena de experiencias y placeres cada vez más excelsos, nada le limita, todo lo supera, despliega su bandera y emprende su misión, llevado por los violentos embates de la Huracanada pasión.
Sin ancla y sin puerto, sin timón y sin remo, libertad absoluta y nada que lo ate ni a lugar ni a tiempo, la vida en un instante, como el camino del guerrero, viviendo siempre sin regla y sin sendero, siguiendo lo dulce, rehuyendo a lo amargo, siempre buscando, siempre rondando un nuevo instante y un nuevo horizonte.
Y así transitan sus días siempre tan variados, siempre tan iguales, y al final solo queda el hueco, un espacio vacío que con placer y desenfreno al termino queda solo y frío, y de uno a otro instante, como el Judío errante que en su andar sin rumbo se consume de apoco y en su rumbo vacilante la desesperación se torna en su mundo.
Harto de todo y lleno de nada, y sigue sus días sin termino alguno, sin ancla, sin puerto, sin timón y sin remo, libertad, libertad sin freno ni medida, seguro estaba al sentirse libre, mas no es libertad, no es voluntad, creyó ser libre al no atarse a nada, con lágrimas paga ahora su error, creía ser yo mismo el que mi vida forjaba, mas no era yo el artista, sino solo el lienzo, que la situación pintaba.
Entonces un cambio, la libertad se torna en reglas, al querer lo reemplaza un deber, y aquel que antes no deseaba atarse a nada ahora un bando ha de tomar, antes de un punto a otro saltaba, ahora debe renunciar, solo una opción es posible, y el deber se hace norma.
La figura confusa de las pinceladas ardientes, comienza a tomar forma con decisiones prudentes, ya no es más lienzo inerte, ahora es cincel y con pulso fuerte su propio ser forja con decisión constante, camina contento, ahora se siente libre, más la norma lo ata y la duda lo mata, la renuncia a lo otro, lo que jamás se dio, la angustia se hace presente y la paz de nuevo perdió.
Sin ley está perdido, con ley es infeliz, en que encontrar refugio, en que sentirse en paz, eleva su vista y deja todo en manos de quien puede, la fe, la fe obra grandes cosas, torna la desesperación en esperanza y la angustia en confianza, el amor dirige ahora los pasos, ahora, como dice San Pablo, está sobre la ley, pues obra por amor, no por deber.
Y esta ley es sumamente más perfecta en su proceder, ya que no se queda en la norma ni se deja arrebatar por la pasión, sino que interactúa y decide según lo que juzga correcto.
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