Estabilidad y predicción de la agresión física desde la infancia hasta la adolescencia: un estudio con múltiples informants [Stability and prediction of physical agresión from childhood to adolescence: A multi-informant study]

June 23, 2017 | Autor: Maria Gerbino | Categoría: Acción Psicológica
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Descripción

M. GERBINO, M. G. CAPRARA Y G. V. CAPRARA / ACCIÓN PSICOLÓGICA, junio 2006, vol. 4, n.o 2, 169-182

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ESTABILIDAD Y PREDICCIÓN DE LA AGRESIÓN FÍSICA DESDE LA INFANCIA HASTA LA ADOLESCENCIA: UN ESTUDIO CON MÚLTIPLES INFORMANTES1 STABILITY AND PREDICTION OF PHYSICAL AGRESIÓN FROM CHILDHOOD TO ADOLESCENCE: A MULTI-INFORMANT STUDY MARIA GERBINO, MARIA GIOVANNA CAPRARA, GIAN VITTORIO CAPRARA Centro Interuniversitario per la Ricerca sulla Genesi e sullo Sviluppo delle Motivazioni Prosociali e Antisociali, Universita’ “La Sapienza”, Roma

Resumen

Abstract

El objetivo del estudio es examinar la estabilidad y el valor predictivo de la agresión física y verbal evaluada por múltiples informantes (los propios niños, sus profesores y compañeros) desde la última etapa de la niñez a la adolescencia media, la convergencia entre informantes y el valor predictivo a largo plazo de la agresión física y verbal con respecto a diferentes indicadores de ajuste (rendimiento escolar, aceptación social, comportamiento prosocial) y desequilibrio (depresión, delincuencia). Como parte de un proyecto longitudinal italiano se examinaron a 372 niños (204 varones y 168 mujeres) que fueron evaluados anualmente desde el momento 1 (edad 9.5) hasta el momento 5 (edad 13.5).

Aim of the study is to examine the stability and the predictive value of physical and verbal aggression reported by different informants (self, teachers and peer) from late childhood to middle adolescence), the inter informant agreement and their distal predictive values on indicators of adjustment (academic achievement, social preference, prosocial behavior) and maladjustment (depression, delinquency). As part of an Italian longitudinal project, 372 children (204 males and 168 females) participating at the study were examined annually from time 1 ( age 9.5) to time 5 (age 13.5). Results show gender differences in frequency and stability of physical and verbal aggression across informants. Futhermore they attest to the stability of individual differences in physical and verbal aggression and an overall decreasing at the mean level . Findings call attention on the risk associated to be highly aggressive according to different informants at age 9.5 and to later maladjustment outcomes

Los resultados evidenciaron diferencias de género en la frecuencia y estabilidad de la agresión física y verbal en las evaluaciones de los diferentes informantes. Además ponen de relieve la estabilidad de las diferencias individuales en agresión fisica y verbal y un descenso generalizado en los valores medios. Los resultados confirman aquellas hipótesis que señalan la agresión infantil referida por diferentes informantes a la edad de 9.5 años como un factor de riesgo que anticipa diferentes manifestaciones desadaptativas futuras. 1

La presente investigación co-dirigida por Gian Vittorio Caprara y Albert Bandura ha sido parcialmente financiada por el Instituto Superior de Sanidad en el ámbito del proyecto Nacional de Salud Mental y por la Fundación Spencer y Grant.

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Palabras Clave

Key Words

Niñez, Adolescencia, agresión física y verbal, Ajuste, Estudio longitudinal

Childhood, Adolescence, physical and verbal Aggression, Adjustement, Longitudinal Study

Introducción

Loeber, 1998; Anderson y Bushman, 2002; Tremblay, 2000).

El término agresión hace referencia a una amplia variedad de distintos fenómenos que pueden ir desde el insulto y el asalto físico hasta el homicidio (Caprara y Pastorelli, 1989; Caprara, Barbaranelli y Zimbardo, 1996; Anderson y Bushman, 2002). Diferentes líneas teóricas han subrayado la heterogeneidad del fenómeno, poniendo de relieve la multitud de mecanismos y procesos implicados (Anderson y Bushman, 2002). Aunque numerosos estudios han contribuido a profundizar en la gran diversidad de las expresiones del comportamiento agresivo, todavía no se ha llegado a un acuerdo consensuado respecto a la definición de este comportamiento complejo. Mientras la mayoría de los investigadores están de acuerdo en que estas conductas producen daño físico o psicológico a otras personas (Coie y Dodge, 1998), queda por aclarar si la intencionalidad es un criterio necesario para definir un comportamiento como “agresivo” (Tremblay, 2000). Un problema frecuente en la literatura especializada es el poder diferenciar entre el estudio de las conductas agresivas y el estudio de las conductas antisociales o delincuentes. La utilización de categorías psiquiátricas (ej., trastornos de la conducta) ha llevado con frecuencia a considerar síndromes que conjugan diferentes comportamientos agresivos tales como asaltar, pegar, insultar y comportamientos antisociales como mentir, robar, etc. (ej. Farrington, 1991; Loeber, Lahey y Thomas, 1991; Stanger., Achenbach, y Verhulst, 1997). Por ello, algunos autores han subrayado la necesidad de considerar de forma separada el desarrollo de conductas agresivas de las conductas desviadas, así como las diferentes formas de agresiones (físicas, indirectas y/o verbales) (Caprara, Barbaranelli y Zimbardo, 1996; Loeber y Stouthamer-

Entre los comportamientos agresivos, la agresión física ha sido sin duda la forma más estudiada, sobre todo por el impacto social de sus consecuencias. Sin embargo, el número de estudios que se han centrado en hacer un seguimiento de la evolución del comportamiento agresivo en el curso del tiempo (Cairns y Cairns, 1989; 1994; Kingstone y Prior, 1995; Loeber y Hay, 1997; Stager, Achenbach y Verhulst, 1997; Nagin y Tremblay, 1999) ha sido considerablemente menor que el número de trabajos que han investigado el desarrollo de problemas conductuales o de los “offending behavior”. La mayoría de los estudios se han centrado en dos aspectos: la edad de inicio de las conductas agresivas y su estabilidad (Olweus, 1979; Farrington et al. 1990; Patterson, 1992; Haapsalo y Tremblay, 1994; Moffitt, Caspi, Dickson, Silva y Stanton, 1996; Keenan y Show, 1997). Algunos estudios han considerado la frecuencia de las conductas agresivas en determinadas etapas del desarrollo (ej., Kingston y Prior, 1995; Loeber y Stouthamer-Loeber, 1998), mientras que otros han investigado las diferentes trayectorias en el proceso de desarrollo (Cairns, Cairns, Neckerman, Ferguson y Gariépy, 1989; Nagin y Tremblay, 1999; Stager, Achenbach y Verhulst, 1999; Broidi et al., 2003). Del conjunto de las investigaciones ha emergido la idea de que las conductas agresivas de tipo físico se presentan a partir de la infancia siendo sus manifestaciones más serias a partir de la adolescencia (Loeber et al. 1993; Kingstone y Prior, 1995; Moffitt et al., 1996; Tremblay et al., 1996). En general, se podría decir que el comportamiento agresivo parece ser uno de los comportamientos más estables en el curso del desarrollo, de hecho, las correlaciones entre medidas recogidas a lo largo del tiempo son bas-

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tante elevadas (Loeber y Stouthamer-Loeber, 1998). Por otro lado, cuando se examina el proceso evolutivo del fenómeno en el curso del tiempo, se evidencia un decremento de los comportamientos agresivos de diferente naturaleza desde la infancia a la adolescencia (Cairns, Neckerman, Ferguson y Gariépy, 1989; Cairns,; Haapsalo y Tremblay, 1994; Kingston y Prior, 1995; Stager, Achenbach y Verhulst, 1999; Brame, Nagin y Tremblay, 2001; Broidi et al., 2003), que persiste hasta la edad adulta (Kingston y Prior, 1995; Shaw, Gilliom, Ingoldsby e Nagin, 2003 ). En particular, la evaluación de las trayectorias de diferentes comportamientos agresivos (Nagin y Tremblay, 1999) ha confirmado la disminución de la agresión física en el tiempo y ha evidenciado el aumento de comportamientos antisociales y violentos (Stager, Achenbach y Verhulst, 1999). Además, se ha puesto de manifiesto que existen diferencias relevantes de género con variaciones significativas, dependiendo de la fase del desarrollo considerada. Ya en edad preescolar los niños resultan más agresivos que las niñas (Loeber y Hay, 1997). Posteriormente, en el proceso de desarrollo, mientras los chicos se caracterizan por recurrir más frecuentemente a conductas de agresión física, las chicas recurren mayormente a formas indirectas de agresión, como la exclusión del grupo, hablar mal de los compañeros, etc. (Björkqvist, Österman y Kaukiainen, 1992; Crick, 1995; Crick, Bigbee e Howes, 1996). Las niñas, además, parecen no manifestar comportamientos antisociales hasta la adolescencia y generalmente, la naturaleza de estas conductas no es de tipo agresivo. Todos los estudios concuerdan en considerar que la agresión física intensa en la infancia es un importante factor de riesgo en relación con conductas desadaptativas en la adolescencia y en la edad adulta (Magnusson y Bergman, 1988; Patterson, 1992; Pulkkinen, 1992; Loeber y Hay, 1997; Loeber, Burke, Lahey, Winters y Zera, 2000). Durante la infancia, la asociación de conductas agresivas con otras conductas problemáticas puede representar un factor de riesgo a lo largo del proceso del desarrollo, ya que puede desembocar en dificultades relacionales y a menudo, en sentimientos depresivos. La adaptación del niño podría resultar comprometida en las relaciones con los familiares, los compañeros,

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los profesores, y frecuentemente en los resultados escolares obtenidos (Loeber y Schmaling, 1985; Parker y Asher, 1987; Magnusson, 1988; Magnusson y Bergmann, 1988; Cairns, Cairns y Neckerman, 1989; Asher y Coie, 1990; Coie, Dodge e Kupersmidt, 1990; Patterson, Reid y Dishion, 1992; Maguin y Loeber, 1996; Naguin y Tremblay, 1999; Lahey, Mc Burnett y Loeber, 2000; Patterson, De Garmo y Knutson, 2000). Los contextos principales en los que el comportamiento agresivo se manifiesta son la familia y la escuela, pero no siempre de la misma forma en los diferentes ámbitos (Kazdin y Kagan, 1994). Por esta razón es oportuno examinar las diferentes expresiones y desarrollos de los mismos utilizando distintos informantes, como padres, educadores o compañeros (Achenbach, McConaughy, y Howell, 1987; Loeber, Green, Lahey, y Stouthamer-Loeber,1989; Loeber, Green, Lahey, y Stouthamer-Loeber, 1991; Biederman et al., 1993). En base a estos antecedentes el estudio que presentamos pretende indagar la estabilidad y el valor pronóstico de la agresión física en la fase de transición desde la infancia a la adolescencia, utilizando tres tipos de informantes: los mismos sujetos, los compañeros y los profesores. Se ha tomado en consideración el intervalo de edad entre 9 y 14 años con el propósito de examinar en qué grado la agresión física manifestada en 4º de primaria puede tener una correlación 4 años más tarde con una variedad de conductas como el rendimiento escolar, el rechazo o la presencia de tendencias interiorizadas y exteriorizadas. Se ha examinado también la correlación entre los diferentes informantes y el grado de estabilidad de las distintas evaluaciones para niñas y niños.

Método Muestra El estudio es parte de una amplia investigación longitudinal más amplia, todavía en fase de realización, comenzada en el año 1988 entre alumnos de la escuela primaria de Genzano de Roma. En el estudio han participado 372 niños, 204 varones y 168 mujeres, con una edad compren-

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dida entre 9 y 10 años. Los sujetos del estudio así como los compañeros y los profesores pertenecen a una comunidad residencial situada cerca de Roma. Todos los padres de los chicos implicados han dado su consentimiento para la participación en la investigación. El estudio comprende 4 cohortes de sujetos evaluadas cada una desde 4º de primaria a 3º de secundaria.

compañeros que en clase mostraban cada conducta con más frecuencia. También en este caso se garantizaba a los niños la confidencialidad de sus respuestas.

Instrumentos

La clase social de la muestra es representativa de la población nacional. El 18% de los padres desarrolla una actividad profesional o directiva, el 40% es comerciante o funcionario, el 17% es obrero especializado, el 18% obrero no especializado, el 5% jubilados y el 2% desocupado.

Los instrumentos utilizados en el estudio han sido los siguientes:

El grado de mortalidad experimental a lo largo de los 4 años es relativamente bajo si consideramos que se ha perdido el 6% de la muestra desde 4° de primaria a 3º de secundaria.

Autoinformes. Se ha medido utilizando 5 ítems extraídos de la escala original de 20 ítems (5 de los cuales eran de control) (opciones de respuesta: a menudo=3; alguna vez=2; nunca= 1). Los ítems seleccionados describen exclusiva y claramente comportamientos dirigidos a dañar físicamente a otros niños. Ejemplos de ítems son “Doy patadas y puñetazos”o “Empujo y pongo zancadillas”. El análisis factorial confirma la estructura monofactorial, explicando el factor extraído el 61.8% de la varianza. El coeficiente Alpha de Cronbach está comprendido entre .78 y .85 en los diferentes años considerados.

Procedimiento La recogida de datos procedentes de los diferentes informantes (niños, compañeros y profesores) se ha llevado a cabo tanto en la escuela primaria como en la escuela secundaria. Las diferentes escalas han sido administradas a los niños en diferentes jornadas. Autoinformes. Un conjunto de escalas que evalúan diferentes comportamientos han sido administradas a los niños de forma colectiva en clase por profesionales entrenados. Antes de la administración se garantizó la confidencialidad de las respuestas y la disponibilidad a ofrecer explicaciones. Evaluación de profesores. El mismo conjunto de escalas en formato de autoinforme han sido administradas al personal docente para que evaluasen a los estudiantes. Los ítems estaban formulados en tercera persona. Los profesores han contestado de forma individual a los cuestionarios y han valorado tres niños a la vez. Evaluación de compañeros. A los niños se les ha presentado un protocolo de evaluación junto con una lista de nombres de los compañeros de clase conteniendo una pregunta a la vez sobre algunos comportamientos de los compañeros. Se les preguntaba que indicasen los tres

Recogida de datos en 4º de primaria y 3º de secundaria. Agresión física (Caprara y Pastorelli, 1993).

Valoración de profesores. Se han utilizado 3 ítems extraídos de la escala original de 6 ítems. Los ítems son los mismos que han sido utilizados para la autoevaluación pero formulados en tercera persona. El formato de respuesta es el mismo que el empleado en los autoinformes (a menudo=3; alguna vez=2; nunca= 1). El análisis factorial confirma la presencia de una estructura monofactorial, explicando el factor extraído el 67% de la varianza. El coeficiente Alpha de Cronbach está comprendido entre .74 y .78 en los diferentes años considerados. Evaluación de compañeros. La agresión física se ha medido por los compañeros utilizando un ítem representativo de agresión: “Cuáles son los tres compañeros que en clase dan patadas y puñetazos”. Recogida de datos en 3º de secundaria Rendimiento Escolar. Al acabar el año escolar se han recogido las evaluaciones de los profesores respecto al rendimiento escolar de los adolescentes en las diferentes materias.

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Popularidad. (Caprara y Pastorelli, 1993). Se ha medido a través de las evaluaciones de los compañeros. Indica el grado en que cada estudiante es elegido para compartir actividades recreativas y de estudio. Conductas exteriorizadas. Esta escala está basada en la Teacher Report Form (Achenbach, 1991) y contiene 24 ítems (Opciones de respuesta: Nunca verdadero = 0; Alguna vez verdadero = 1; A menudo verdadero = 2). Indica la tendencia a manifestar comportamientos agresivos y delincuentes, como pegar, robar, consumir drogas. El valor del coeficiente Alpha de Cronbach que presenta esta escala es de 0.83. Conductas interiorizadas. La escala está basada en la Teacher Report Form (Achenbach, 1991) y contiene 19 ítems (Formato de respuesta: Nunca verdadero = 0; Alguna vez verdadero = 1; A menudo verdadero = 2). Indica la tendencia a manifestar malestares interiorizados, como estados de ansiedad y depresión o aislamiento social. El valor del coeficiente Alpha de Cronbach que presenta esta escala es de 0.79.

Rechazo. (Caprara y Pastorelli, 1993). Se ha medido a través de las nominaciones de los compañeros. Indica el grado en que cada estudiante no está elegido para compartir actividades recreativas y de estudio.

Resultados Estabilidad de las diferencias individuales en la agresión física Para examinar la estabilidad de las diferencias individuales se han calculado las correlaciones a través de los coeficientes r de Pearson entre las medidas de la agresión física en las diferentes etapas consideradas. Los resultados confirman lo esperado en relación con el valor medianamente elevado de la estabilidad de la agresión física durante los 4 años considerados utilizando los diferentes informantes. La estabilidad ha resultado mayor en los niños que en las niñas.

TABLA 1. Estabilidad de las diferencias individuales de la agresión física en el arco de 4 anos separadamente por genero y por informante IV PR

V PR

VI PR

I SEC

II SEC

IV PR V PR VI PR I SEC II SEC

,46** ,32** ,35** ,25**

,53** ,46** ,41** ,29**

,30** ,46** ,48** ,38**

,23** ,41** ,57** ,47**

,16* ,29** ,37** ,54** -

IV PR V PR VI PR I SEC II SEC

,84** ,51** ,61** ,47**

,37** ,56** ,65** ,54**

0,12 ,25** ,66** ,65**

,21** ,64** ,53** ,69**

,32** ,32** ,44** ,48** -

IV PR V PR VI PR I SEC II SEC

,51** ,27** ,34** ,34**

,40** ,41** ,26** ,38**

,16 ,24** ,23** ,18*

-,13 ,09 ,28** ,46**

,03 ,18* ,07 ,25** -

Autoevaluacion

Evaluacion de companeros

Evaluacion profesores

*p
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