Esta salvaje pesadilla. Salamanca en la guerra civil española, Barcelona, Crítica, 2007.EDITOR LIBRO

Share Embed


Descripción

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página i

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página ii

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página iii

ESTA SALVAJE PESADILLA Salamanca en la guerra civil española

crítica contrastes

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página iv

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página v

Ricardo Robledo, ed. Jaume Claret, Josefina Cuesta Bustillo, Severiano Delgado Cruz, Luciano G. Egido, Luis Enrique Espinoza, Javier Infante, Santos Juliá, Santiago López García, M.ª Luz de Prado Herrera, Manuel Redero San Román y Ricardo Robledo

ESTA SALVAJE PESADILLA Salamanca en la guerra civil española Prólogo de Josep Fontana

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página vi

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos. Diseño de la cubierta: Jaime Fernández Ilustración de la cubierta: © Agencia EFE ¯ Realización: Atona, SL © 2007, del prólogo: Josep Fontana Lázaro © 2007, de sus respectivos capítulos: Jaume Claret, Josefina Cuesta Bustillo, Severiano Delgado Cruz, Luciano G. Egido, Luis Enrique Espinoza, Javier Infante, Santos Juliá, Santiago López García, M.ª Luz de Prado Herrera, Manuel Redero San Román y Ricardo Robledo © 2007 de la presente edición para España y América: CRÍTICA, SL, Diagonal, 662-664, 08034 Barcelona www.ed-critica.es e-mail: [email protected] ISBN: 978-84-8432-901-5 Depósito legal: M-19.412-2007 Impreso en España 2007. BROSMAC, SL, Polígono Industrial 1, Calle C, Móstoles (Madrid)

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página vii

Prólogo Salamanca, capital de una España «viva, confiada y sana»

C

fue, por un tiempo, del general Franco, Salamanca recibió en 1936 y 1937 la visita de muchos amigos del nuevo régimen, como el suizo H. Carlier, quien nos dice cómo la vio en noviembre de 1936. La imagen que nos da es la de una ciudad llena de vida: OMO CORTE QUE

Asnos tranquilos llevan sus canastas y detrás, su guía; las mulas tiran de carros con ruedas muy altas; en la esquina de la calle el vendedor de castañas vende sus frutos, cocidos en el horno. Los soldados con los uniformes más diversos: rojo escarlata, capas azul celeste con borla roja, turbantes de los moros, uniforme sombrío de los falangistas; autos con la carrocería camuflada; oficiales con gorros de policía de borla plateada; banderas y más banderas; vida que bulle, sonriente, estruendo de los motores (¡Oh el silencio de Ginebra!) y de los cláxones. Es un auténtico kaleidoscopio que pasa, sonoro y sonriente: la verdadera España, viva, confiada y sana.

Carlier presenció la misa por los caídos desde el balcón del ayuntamiento —está claro que era un visitante distinguido— y nos habla del entusiasmo de la población, «con gritos, vivas, clamores, manifestaciones de alegría delirante y de admiración por los soldados que luchan por liberar el país —y Europa— del marxismo destructor de libertades».1 En el transcurso de su viaje por España regresó de nuevo a Salamanca, donde mantuvo una entrevista con el obispo Pla y Deniel, y aprovechó entonces para recapitular sus impresiones de «un día de lluvia en Salamanca». La vida económica era normal, «la retaguardia de la España nacionalista no parece estar en guerra». Los precios, controlados por el gobierno, eran más bajos que en Suiza (no nos dice, sin embargo, si los salarios eran equivalen-

001-480 Salvaje pesadilla

viii

8/5/07

12:31

Página viii

esta salvaje pesadilla

tes), y las mercancías, y en especial los alimentos, abundantes y baratos. Lo único que faltaba, para desconsuelo de las señoras, eran las medias de seda. Repite entonces su visión de unas calles de Salamanca llenas de los «encantadores asnitos españoles» que llevan jarras de leche en sus cestas, mientras las verduleras «conducen sus asnos cargados de verduras y de frutas hasta las puertas de las casas» y en las esquinas las «vendedoras de crujientes panecillos blancos gritan para anunciar la apetitosa hornada». Cuando de la descripción pintoresca pasa al análisis, comienza con unas consideraciones sobre «la vida religiosa», en que destaca la existencia de una práctica «muy fuerte», incluso entre los hombres, que ponen sus dos rodillas en el suelo y rezan con los brazos en cruz. Y trata de justificar estas manifestaciones de una piedad que algunos consideran fanática y superficial, argumentando que «hay mucho de oriental en la piedad española». Y acaba con un intento de comparar este mundo con el suyo, Salamanca con Ginebra, que le lleva a la trivialidad de reconocer que los españoles «no leen mucho, no tienen este maldito bienestar que nos aplasta y nos paganiza; no tienen el “refinamiento” de que nosotros gozamos», pero que no por ello son menos felices. Lo cual le conduce a la sensacional conclusión de que los españoles no están «atrasados», sino que tan sólo están «en retraso respecto de nosotros». También en la propaganda nacionalista se nos pinta Salamanca como un oasis de paz. En el número 4 de Spain, la revista de publicidad franquista para el exterior que editaba en Londres Spanish Press Services, apareció un artículo de Douglas Organ con el título de «Salamanca: ciudad de sorpresas», donde el presunto viajero aseguraba que se había visto sorprendido por una ciudad en que apenas si se veía algún soldado (lo cual se contradice con lo que afirman todos cuantos pasaron por ella en estos años). Tan sólo vio unos cuantos uniformes entre los que paseaban, en una noche de verano, por la Plaza Mayor, donde las «señoritas» acudían «to make the most of them» (no traduzco, para evitar equívocos). El único caballo que pudo ver por la ciudad no era el de un militar, sino el de un repartidor de leche (los «encantadores asnitos» de Carlier ascendían de categoría). Había un clima general de libertad, de modo que pudo entrar en todas partes, salvo en un «cuartel de moros», y ello se debió a que «quizás el centinela no entendió mi acento inglés más de lo que yo entendía el suyo africano». Ni siquiera le impidieron tomar fotos donde se le antojaba, incluso antes de obtener un permiso para ello.2 Una imagen mucho más viva nos da, meses después, Cecil Gerathy, un corresponsal inglés, en «Salamanca en invierno», donde nos describe un Gran Hotel en que se pueden ver «diplomáticos con sus esposas, aviadores, soldados y otros, hablando por lo menos cinco idiomas. Chóferes de automóviles oficiales, vestidos de cuero», generales y coroneles con sus fajas, rojas y azules respectivamente. Todo en la más absoluta normalidad.3

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página ix

prólogo

ix

Es una ciudad en que, como nos informa un artículo sin firma, no hay paro, porque las nuevas autoridades han eliminado el que existía, como nos demuestran una serie de fotografías en que se ven hombres de una cierta edad trabajando a pico y pala en la mejora de las calles. Las condiciones de trabajo, se añade, son las mismas que se habían acordado antes del movimiento, salvo los salarios, que se han aumentado, y a nadie se le ha preguntado a qué sindicato pertenecía o «qué actos públicos podían haber realizado». Todo ello en vivo contraste con el caos de la zona roja, «donde los trabajadores viven en la más espantosa pobreza».4 Salamanca vuelve a aparecer en la publicación oficial de propaganda, esta vez con un aire menos alegre, en las fotografías de ruinas y de víctimas de los bombardeos de los rojos, en un artículo cuyo único objetivo era justificar algo que comenzaba a escandalizar a la opinión internacional, como eran los bombardeos de ciudades españolas por parte de las aviaciones alemana e italiana, que llevaron al propio Ciano a escribir en su diario, por estos mismos días: «He recibido y entregado al Duce un informe de un testigo ocular acerca de los bombardeos llevados a cabo recientemente sobre Barcelona. No había leído nunca un documento tan auténticamente aterrador».5 La propaganda franquista no sólo los justificaba con las imágenes de los bombardeos de Salamanca, sino que aseguraba, en un alarde de imaginación creativa, que la primera aviación que atacó Barcelona, el 19 de julio de 1936, fue la republicana, que «bombardeó muchas partes del centro de Barcelona y las ametralló desde el aire», y destruyó el edificio de Capitanía General y muchas casas alrededor. Y aventuraba que fueron precisamente estos bombardeos la causa decisiva de que se rindieran allí las tropas sublevadas. A lo que añadía la conclusión de que la culpa de que se atacase a las ciudades era del gobierno republicano que se empeñaba en defenderlas («ha expuesto deliberadamente a todos los terrores a sus propios ciudadanos civiles en Madrid, al defender la ciudad»).6 Salamanca reaparece también en uno de los aspectos más desvergonzados de esta propaganda, con la utilización del nombre y la figura de Unamuno. En octubre de 1937 se publicaba en Spain, con gran despliegue tipográfico, un texto titulado: «Civilización contra barbarie. El llamamiento al mundo del profesor Unamuno», con una breve introducción en que se decía que esta publicación se hacía «en memoria del gran pensador y patriota que falleció el 31 de diciembre pasado».7 Meses más tarde, en febrero de 1938, encontramos un artículo de Francisco Bravo, fundador de la Falange salmantina, con el título de «Unamuno y el movimiento nacional», donde cuenta sus paseos y conversaciones con Unamuno, transcribe sus entusiastas manifestaciones de apoyo al «alzamiento» y acaba asegurándonos que, en el último día de su vida, el 31 de diciembre de 1936, tras haber escuchado a su hijo Rafael hablar con entusiasmo de Falange, le dijo a su hija María, una vez ha-

001-480 Salvaje pesadilla

x

8/5/07

12:31

Página x

esta salvaje pesadilla

bía marchado Rafael: «A este joven (sic!) le gusta la Falange. A mí también. Sólo que yo no lo digo».8 Lo que encontramos, en cambio, en los textos del último Unamuno recogidos por Francisco Blanco Prieto son repetidas condenas de la Falange y del fascismo, con una última expresión de sus ideas, fechada muy poco antes de su muerte —Blanco Prieto la supone del mismo día 31 de diciembre—, tan inequívoca como ésta: «La Falange ha hecho un llamamiento a los intelectuales y me temo que quieren proponerme una vez más que me sume a ellos. No sé ya cómo decirles que jamás colaboraré con fascistas ni con nada que vaya contra la libertad de las personas».9 Volviendo a la imagen de la ciudad que nos ofrecen los viajeros de estos años, hay que señalar que la impresión de observadores más neutrales, como eran los diplomáticos británicos, coincidía en buena medida con la de los que eran favorables al franquismo. Alan Hillgarth, el cónsul británico en Mallorca,10 que visitó Salamanca a fines de julio de 1937 para mantener conversaciones sobre intercambio de prisioneros con Sangróniz, vio una ciudad en que «los uniformes en las calles son tan variados como las voces», y la definía también como tranquila y confiada. «Hay de todo en las tiendas; no escasean los alimentos; la ciudad está limpia, todo el mundo parece tener ocupación. Aunque todos están cansados de la guerra, nadie duda de la victoria». Si de algo se quejaba era de los horarios de trabajo de la administración franquista: «Pocos están en la oficina antes de mediodía. Con largos intervalos para la comida y la cena, trabajan hasta las 2 o las 3 de la madrugada». De ahí que la mejor hora para hablar con Sangróniz, «jefe del Gabinete diplomático», fuese las 7 de la tarde.11 Los testimonios de quienes vivieron estos años en la ciudad, evocados mucho tiempo después, añaden matices a lo que han visto los extranjeros. Para Sancho Dávila, «la bella ciudad, llena de historias, era más bien aburrida». Y no se interesaba demasiado por lo que ocurría en su entorno. «Sin contar las tertulias del Gran Hotel, casi todas pobladas de murmuradores, y los restaurantes y cafés, principalmente el Trilingüe, bajo los soportales de la majestuosa plaza ... hay que reconocer que más bien había gran indiferencia por la política en general».12 Ángel Alcázar de Velasco nos pinta, en cambio, una Salamanca llena de chismes y rumores, comenzando por el bar del Gran Hotel, «con olor a garrocha campera», donde se comentan en voz alta los asuntos más reservados y donde Carmen Polo de Franco mantiene una tertulia con las esposas de los agraristas. La peña de los falangistas, casi todos «intelectuales sin triunfo y todos con cargos pomposos en despachos oficiales», estaba en uno de los cafés de la Plaza Mayor. En el del hotel Novelty se reunían sobre todo los militares, mientras que en los «de los soportales y tabernas aguardienteras circundantes», lo hacían «apretados grupos de “pacíficos” adinerados agricultores».

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página xi

prólogo

xi

Alcázar de Velasco es el único de estos observadores que mira más allá de la Plaza Mayor y de los cafés, y acierta a ver también a «los hacendosos habitantes de barrios de carencia absoluta y otros que de más lejos llegaban a la capital». Gentes a las que «se les advertía faltos de pan y de justicia», que iban casi todos de luto, se reunían en «una especie de mercadillo ... poniendo en el suelo la mercancía» y trajinaban «en el silencio del terror», temerosos de que cualquier imprudencia pudiera ser considerada como hostilidad al régimen y llevarles a la cárcel o al paredón.13 Esa es también la ciudad que nos describen los textos del último Unamuno, con sus dos caras contrapuestas. La de los represores alegres y confiados que le muestra a Jerôme Tharaud en un paseo: «Hemos dado una vuelta por la ciudad y le ha sorprendido ver tantos militares y burgueses pavoneándose con una pistola en la cadera. Curas sacando pecho con la capa del brazo, que van pisando fuerte por las calles, haciendo el saludo fascista a falangistas y militares».14 Y junto a ella, la de los reprimidos, la ciudad de las palizas y las torturas, donde «las personas son llevadas por la fuerza al campo y fusiladas en las cunetas o contra las tapias». Lo que le lleva a concluir que aquí en Salamanca no hay guerra, sino algo peor, porque se oculta en el cinismo de una paz en estado de guerra. No hay guerra de trincheras y bayoneta calada, pero la represión que estamos sufriendo no hay forma de calificarla. Se cachea a la gente por todas partes. Los «paseos» de presos hasta los lugares de fusilamiento son constantes. Se producen desapariciones... Hay tortura, vejaciones públicas a las mujeres que van por la calle con el pelo rapado. Trabajos forzados para muchos disidentes. Aglomeración inhumana en la cárcel. Y aplicaciones diarias de la ley de fugas para justificar ciertos asesinatos.15 La paz de la ciudad alegre y confiada que veían los visitantes extranjeros se asentaba en el silencio colectivo conseguido con el terror.

Lo cual le llevaba a esta angustiosa pregunta: ¿Qué será de mi España cuando despierte de esta salvaje pesadilla? Al final no quedará piedra sobre piedra, ni vivos que puedan enterrar a los muertos. Toda la tierra será un cementerio al aire libre donde sólo podrán sobrevivir las alimañas, alimentándose de los restos de seres humanos que van dejando las balas por los campos y ciudades.16

Este libro, fruto de muchos años de investigación, puede ayudarnos a entender lo que sucedió en realidad en la Salamanca de aquellos tiempos, lo cual significa mucho más que una aportación a la historia local. Porque comprender esta doble faz de la primera capital del nuevo estado es algo que ha

001-480 Salvaje pesadilla

xii

8/5/07

12:31

Página xii

esta salvaje pesadilla

de ayudarnos a descifrar la complejidad de la guerra civil española, superando las visiones en blanco y negro, o mejor en rojo y azul, que siguen dominando entre nosotros. Un primer esfuerzo ha conducido en los últimos años a restablecer en la imagen de lo sucedido las sombras que una visión militante y triunfalista se había empeñado en ocultar durante sesenta años, a golpes de censura y cárcel. Una visión que algunos insisten aún en sostener, contra las reglas más elementales, no ya de la ciencia histórica, sino incluso de la racionalidad. Pero haber hecho esto no es suficiente. No basta con denunciar la injusticia y recuperar la memoria de víctimas tan injustas como Casto Prieto y Filiberto Villalobos. No basta con contar los muertos sobre los que se había edificado esta paz aparente. Era necesario hacerlo; era obligado comenzar investigando con rigor la suerte de paseados y desaparecidos, de encarcelados, vejados y sometidos a un exilio interior como el que vivió en los últimos meses de su vida Unamuno, con vigilancia policíaca incluida. Pero este no debe ser el resultado final del trabajo del historiador, sino el inicio de un proceso que nos lleve a entender por qué en esta Castilla azul en que no había ocurrido en los años de la República nada que pudiese considerarse como una amenaza revolucionaria, y en que no puede ni siquiera decirse que llegase a existir guerra civil, pudo producirse tanta violencia y tanta muerte. Trabajos como los del grupo de historiadores que han escrito estas páginas son necesarios para desvelar las razones de la sinrazón e ir más allá del desespero de un Unamuno que, ante el espectáculo de «tanta sangre derramada y tanto crimen», se preguntaba «¿Qué fuerzas ocultas dormían en el alma de este país? ¿Qué veneno corría por sus venas?». Y no acertaba a responderse sino que «España lleva en sí misma terribles instintos que no esperan más que las circunstancias propicias para expresarse en actos».17 Una recuperación cabal del pasado debe ayudarnos a combatir contra quienes se empeñan todavía hoy en despertar las «fuerzas ocultas» y en azuzar los «instintos» de destrucción. Para que nunca más vuelva a producirse otra «salvaje pesadilla». JOSEP FONTANA Barcelona, 14 de abril de 2007

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página xiii

Introducción. La memoria rota de Salamanca Ricardo Robledo Universidad de Salamanca

Políticamente está clasificada esta tierra entre las que los gobiernos consideran «sensatas». En ella no florece ningún extremismo ... Puede decirse con cierta exactitud que el cedismo es un fruto natural y lógico de una tierra bien dispuesta para su cultivo. J. ARRARÁS, 1939

Veo encima una dictadura, cuando termine esta guerra incivil que está representando el suicidio moral de España. Aquí mismo, en Salamanca, parece que ya han fusilado a todos sin juicio previo ni justificación alguna ... La cosecha de muertos en Salamanca se hace ya insoportable ... Salamanca no está más tranquila porque se encuentre aquí el caudillo, ni mucho menos. Aquí no hay refriegas de campo de batalla, ni se hacen prisioneros de ella, pero existe la más bestial persecución y asesinatos sin justificación. MIGUEL DE UNAMUNO, 16 de octubre, 5 de noviembre, 13 de diciembre de 1936.

Me voy a casa de Venero y me pongo de uniforme. Como en la Peña Palentina. A las diez, al Teatro Coliseo ... Moros de capas de carmín, requetés con borlas amarillas en la boina roja, falangistas, marinos, aviadores, fajines azules de Estado Mayor, rojos de los generales, muchachas. En su palco, S. E el Jefe de Estado, entre banderas nazis, italianas. Molduras con el yugo y las flechas. AGUSTÍN DE FOXÁ, 9 de mayo de 1937

M

de 1936, Salamanca se fue coloreando con los uniformes pardos de Acción Popular y de sus juventudes, las boinas rojas de los requetés y el azul falangista. La policromía —ensalzada por cronistas locales y literatos del primer franquismo— subió de intensidad con la llegada de Franco a la ciudad del Tormes. Pero el número creciente de católicos, tradicionalistas y falangistas no era mero reflejo de la instalación del Cuartel EDIADO EL VERANO

001-480 Salvaje pesadilla

xiv

8/5/07

12:31

Página xiv

esta salvaje pesadilla

General. Al fin y al cabo el que había sido aclamado por las Juventudes de Acción Popular como Jefe, Jefe, Jefe, no era otro que el salmantino Gil Robles y la secretaría de la Junta Tradicionalista la desempeñaba el terrateniente Lamamié de Clairac, mientras que el Jefe de la Falange salmantina, Francisco Bravo, había conspirado con José Antonio contra la República y era uno de sus principales interlocutores y consejeros.1 Es decir, la historia de la República y la guerra en Salamanca es algo más que un ejercicio necesario de historia local o regional2 con el que iluminar algún ángulo de la visión general y se convierte más bien en laboratorio en el que se comprueba el protagonismo y la eficacia de la lucha contra la República y cómo se llevó a cabo el primer ensayo del franquismo en España. En la primera parte del libro se ofrece una visión de la historia que al centrarse mayoritariamente en los avatares de la sociedad civil salmantina pasa por alto episodios tan importantes, entre otros, como la pastoral de Las dos ciudades de Pla y Deniel, el nombramiento de Franco como Jefe de Estado, la instalación de Radio Nacional, la escuela de mandos de Falange en la finca de Llen (Las Veguillas), la constitución del partido único, la llegada de la Legión Cóndor... de los que el lector tiene más información o puede recabarla en la bibliografía general o más específica.3 En la segunda parte se ofrece documentación inédita muy valiosa y la historia de Salamanca de aquellos agitados años es analizada a través del relato biográfico de cinco personajes bien representativos de la historia local pero con un protagonismo político que sobrepasó con creces en la mayoría de ellos el recinto salmantino. En estas páginas iniciales se exponen algunas observaciones que permitan hilvanar las aportaciones principales de cada capítulo. Conviene empezar advirtiendo que el futuro no estaba escrito. Como ocurrió en otros lugares de Castilla, pocos podían prever que la ilusión republicana de abril de 1931 acabara en la deriva de la retaguardia más patriótica aunque los teóricos del momento creyeran que la planta natural que mejor se aclimataba en Salamanca era la del conservadurismo católico. No había sido así en el ayuntamiento de la capital cuando se aprobó en 1910 la proposición de que los miembros de las órdenes religiosas se sujetaran a una ley común como cualquier ciudadano, y se defendió la supremacía del poder civil.4 También la Diputación se hizo eco del reformismo agrario y sacó adelante en 1913 la propuesta de una «ley reguladora de la renta de la tierra» que defendió Villalobos en un congreso agrario. En fin, es bien sabido que Salamanca, donde el integrismo tenía su peso en la Universidad o en la Iglesia, gozaba también de un movimiento republicano o reformista, influido por la Institución Libre de Enseñanza, con nombres propios que no iban a pasar desapercibidos en la política española. Entre ellos destacan Giral, Bernis, Dorado Montero, Sánchez Rojas, Elorrieta, Villalobos, Rodríguez Pinilla y, sobre todo, Unamuno, que simbolizó en la primavera de 1931 el triunfo contra una dinastía, en-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página xv

introducción

xv

vilecedora, según él, cuando proclamó la República desde el balcón del ayuntamiento. El radio de acción de las fuerzas políticas no conservadoras era sin duda limitado, salvo en Béjar, hasta que la llegada de la República propició el desarrollo del asociacionismo agrario, especialmente del Sindicato de Trabajadores de la Tierra que eclipsó la hegemonía del sindicalismo agrario católico. Ésta fue sin duda la novedad en la historia contemporánea salmantina pues hasta entonces el asociacionismo se había limitado a propietarios y arrendatarios. El primer capítulo del libro describe los principales trazos de la cuestión agraria en un momento en el que el contraste campo-ciudad no era tan marcado como hoy y la ciudad servía de portavoz de los problemas rurales. Una de las cosas que llaman la atención del periódico El Adelanto el día 17 de julio de 1936 es la foto de una cuadrilla de segadores paseando por las calles de Salamanca después de comprar las hoces. Sirve de recordatorio de una Salamanca donde dos de cada tres activos estaban en el campo, y de que buena parte de los conflictos de la provincia se producían por discrepancias al ajustar los jornales agrícolas o el pago de la renta más que por repartir la tierra a los campesinos. «¡El campo en pie!» fue el lema del Bloque Agrario creado para aglutinar el voto conservador en las primeras elecciones de junio de 1931; constituye un buen ejemplo de la temprana movilización de la derecha que en otros lugares sólo pudo empezar a forjarse después del verano de 1931. Una vez resuelto el problema de la impugnación de las actas (que volvería a plantearse con signo distinto en 1936) la proyección política de Gil Robles, Casanueva y Lamamié de Clairac superó ampliamente el marco salmantino. Su actividad parlamentaria fue muy intensa, sin parangón con la de los otros diputados como Unamuno o Villalobos de modo que la voz de Salamanca que más se escuchó en el Parlamento fue para atacar la Constitución, la reforma agraria, el Estatuto de Cataluña, la ley de divorcio, la de congregaciones religiosas, etc. La tendencia del voto salmantino había sido claramente de centro-izquierda pero la organización electoral de la derecha y luego su empeño en la labor obstruccionista al programa reformista del primer bienio dieron un protagonismo a la minoría agraria poco acorde con la orientación electoral de junio de 1931. El Bloque Agrario defendía «la bandera del espíritu nacional, del espíritu religioso, del espíritu agricultor», y no había más agrarios que ellos.5 Pero no se trataba de la mera defensa de la visión tradicional de Gabriel y Galán, que también ensalzaba Arrarás, ni el apoyo que recibía el Bloque era sólo ni principalmente de los terratenientes como Lamamié; como ocurrió en otros lugares, el declive del poder de la tierra coincidió con el ascenso de la ideología del fundamentalismo agrario que apoyaban los capitanes de la industria.6 Gregorio Mirat, el industrial de más solera en Salamanca (su antecesor de igual nombre había instalado una fábrica de almidones en 1812) tuvo un papel muy activo en la organización de la derecha católica. Fue gracias a la ini-

001-480 Salvaje pesadilla

xvi

8/5/07

12:31

Página xvi

esta salvaje pesadilla

ciativa y a la «decisiva contribución» del principal banquero Matías Blanco Cobaleda, antecedente histórico del actual Banco de Castilla, cómo se creó en agosto de 1920 La Gaceta Regional sin cuya colaboración no se hubiera inventado tan fácilmente el Bloque Agrario; en octubre de 1931 Gil Robles «en representación de importantes fuerzas sociales, entre las que figura la nueva vigorosa organización ‘Bloque Agrario’ » se hacía cargo del periódico. En fin, la evolución de algunos representantes de la burguesía comercial antaño cosmopolita, como los Huebra, hacia el universo provinciano de los «valores seguros» de orden, familia y propiedad amplía el espectro urbano de los que daban soporte a los intereses del Bloque.7 No sabemos hasta dónde se debe forzar la semejanza del Bloque Agrario Salmantino, apoyado por diversos sectores, con el «bloque histórico» constituido por los terratenientes del sur y los industriales del norte, al que se refirió Gramsci. Pero de su análisis habrá que rescatar al menos el concepto de hegemonía cultural que gracias al control de la educación, la religión y la prensa hace de cemento de grupos sociales que se sienten identificados por un consenso en torno a algunos ideales (patria u otros). El «bloque histórico» con la ayuda de diversos intelectuales orgánicos —desde el gran escritor al sacerdote o el maestro— es capaz de ejercer dominación sobre los distintos grupos y por eso se convertía en «hegemónico». 8 Sin duda la llegada de la República debilitó este «bloque hegemónico»; la legislación laicista de la República buscaba entre otras cosas disminuir el poder de la iglesia, aliada tradicional de la monarquía y de la dictadura, pero no se podía cambiar de repente un influjo secular que había servido para fabricar el consentimiento de un modo casi natural.9 Dentro de esa amalgama cultural analizada por Gramsci se dedica el capítulo 2 a la cuestión educativa y el capítulo 3 a la religiosa con lo cual se consideran en el libro tres de los grandes problemas, que se acostumbra a llamar estructurales, a los que tuvo que enfrentarse el programa reformista republicano. Sólo por razones expositivas se habla primero del problema agrario, luego del educativo y después de la iglesia pues las tres cuestiones están muy entrelazadas. Si el ministro Villalobos molestaba a sus paisanos de la derecha, como documenta I. Francia en el anexo 2 del capítulo 1, era debido a su programa agrario y, sobre todo, a su trabajo por la escuela pública y aconfesional. Éste es el aspecto que escoge Santos Juliá para mostrar el enfrentamiento de los dos ministros salmantinos en 1934 a propósito de la sustitución de la enseñanza religiosa. Entre los objetivos de la CEDA sobresalía el de «contener» la sustitución de la enseñanza religiosa por la escuela pública, «devolviendo la tranquilidad a las familias y a las Congregaciones docentes». Gil Robles, educado en el colegio de los salesianos, ya había dejado claras sus intenciones en junio de 1933 al tildar la ley de congregaciones de «tiránica, persecutoria, que en su iniciación ha sido violencia, y en su promulgación

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página xvii

introducción

xvii

cobardía», afirmando su voluntad de suprimirla, cuando llegaran las derechas a las Cortes, «que quizá sean también constituyentes, para borrar de un plumazo todo lo que ha sido». Y su compañero Cándido Casanueva iba más lejos al exigir a las mujeres católicas salmantinas un rencor cotidiano a gotas: Tenéis la obligación ineludible de verter todos los días una gota de odio en el corazón de vuestros hijos contra la Ley de Congregaciones y sus autores. ¡Ay de vosotras si no lo hacéis!10

El «boicot implacable» que, como aconsejaba Casanueva, había que declarar a las escuelas que se crearan para sustituir a las de las Órdenes Religiosas chocaba frontalmente con aquel defensor de una política laica y siempre leal a la República que era Villalobos, un republicano fiel a la Constitución, miembro de un partido laico y partidario de una decidida acción estatal en favor de la escuela pública; todo ello le convertía en «principal diana de los ataques de los católicos» como analiza S. Juliá en su capítulo. Se comprende bien la ofensiva de La Gaceta Regional y el amplio eco que tuvo la campaña si se advierte que no había hija o hermana de los representantes de la burguesía agraria, industrial y profesional de Salamanca que no se hubiera educado en el Colegio de las Esclavas. Y lo mismo puede decirse de los apellidos masculinos como congregantes o estudiantes en otros colegios.11 El monopolio que tenía la Iglesia como institución educativa de las clases acomodadas en la ciudad de Salamanca se extendía a todos los lugares y sectores de la provincia gracias a la organización parroquial. La iglesia salmantina fue sin duda el bastión antirrepublicano por activa y por pasiva; a la influencia tradicional del sindicalismo agrario o de la Acción Católica se sumó la incorporación de nuevas asociaciones nacidas para defender la enseñanza católica o las familias de religiosos; luego estaba el Bloque Agrario y como demiurgo de todo el movimiento conservador el periódico de La Gaceta Regional, pues primero fue la prensa y luego el partido. Hasta el tradicionalismo católico, de escaso éxito parlamentario durante la Restauración, salió reforzado consiguiendo excelentes resultados en las tres elecciones. El capítulo 3 detalla la ofensiva antirrepublicana de la iglesia salmantina y su importante compromiso con la organización del Nuevo Estado. El personaje de Abilia Arroyo, «Teresa de Castilla», indica la importancia política de la movilización femenina que se muestra también en el caso de Francisca Bohigas en León, la primera mujer que llegó al Parlamento en Castilla la Vieja y León.12 No se puede aislar la presión del clero de otras variables sociales y de la propia historia en la explicación de los comportamientos políticos. Pueblos dominados por la espadaña de la iglesia (cuyos párrocos, que elaboraban «estado de las almas», creían inconcebible ser republicano o de izquierdas y, a la vez, buena persona),13 de muy pocos centenares de habitantes como pro-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

xviii

12:31

Página xviii

esta salvaje pesadilla 100 80 Centro

60

Derecha 40

Izquierda

20 0 1931

1933

1936

GRÁFICO 1. Evolución del voto en Palacios Rubios (%) medio, vieron en el verano de 1931 cómo llegaba por primera vez el sindicalismo socialista; en muy pocos meses se crearon 150 agrupaciones del Sindicato de Trabajadores de la Tierra, que al concentrarse en el cuadrante nororiental hizo que hubiera un sindicato en cada pueblo. Pero con la afiliación llegó la represión. El caso de más importancia que se rescata del olvido en este libro es el de Palacios Rubios con cuatro muertos en septiembre de 1931 por disparos de la guardia civil. El Gráfico 1 presenta la evolución del voto en este pueblo a lo largo de la República, una llamativa derechización que sólo en parte cabría atribuir a la incorporación del voto femenino a partir de 1933. Pueden compararse estos resultados con los del Gráfico 2 que presenta los resultados electorales de los otros pueblos donde hubo sucesos igualmente violentos y bien conocidos. Tanto en Castilblanco como en Arnedo hubo crecimiento del voto conservador respecto a 1931 pero no hay datos sólidos que permitan la comparación en 1933, entre otras cosas por el grado de abstencionismo que pedía la CNT en Arnedo.14 En las elecciones de 1936 hay una participación más o menos similar (71 % en Arnedo, 82 % en Castilblanco y 88,5 % en Palacios Rubios); la derecha consigue en el pueblo salmantino 54 puntos más que en Castilblanco y casi cerca de 30 más que en Arnedo. Opino que buena parte 100 80

Izquierda

60

Derecha

40 20 0 Arnedo

Castilblanco

Palacios Rubios

GRÁFICO 2. Elecciones febrero 1936 (%)

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página xix

introducción

xix

de la explicación de este diferencial se debe a la mayor receptividad del mensaje de la iglesia en Salamanca que, al igual que en el pueblo cercano de Macotera donde se produjo otro suceso violento,15 tenía motivos para acentuar la supuesta ruptura con el pasado feliz («Del remanso y paz de la Restauración al caos de la República» como tituló uno de sus capítulos E. Aunós). La explicación de las afinidades políticas responde a una compleja combinación de factores demográficos, afectivos, materiales... de modo que puede haber campesinos del mismo pueblo afiliados al sindicato católico y otros a una agrupación de signo opuesto.16 En el caso salmantino conviene prestar atención al efecto del mensaje de la iglesia cuando llegaba a unos pueblos con sindicalismo socialista recién estrenado y cuya combatividad social había sido muy reprimida. Cuando, según el informe de A. Buylla, las agitaciones campesinas llegaron a Castilla en 1904, se extendieron por diversos lugares de la región sin afectar a la provincia salmantina; la coyuntura de la primera guerra mundial alteró esta situación pero no se consolidó una tradición de asociacionismo para afrontar años después con alguna garantía la presión ideológica y social en contra. El programa de reformismo agrario, de escaso éxito en cuanto a la entrega de tierras, modificó en cambio las reglas por las que se ajustaban los salarios y se pagaba la renta de la tierra. Esta alteración, especialmente en el primer bienio republicano y después de febrero de 1936, proporcionó a un mismo tiempo, en la acepción de Hirschman, «salida» y «voz» a los menos pudientes, es decir, opciones económicas y posibilidades de participación ciudadana.17 Éstas se materializaban en la sindicación rural (dependiente del Ministerio de Trabajo, no del Gobierno Civil), los jurados de revisiones de rentas, jurados mixtos de trabajo rural, en la reivindicación de los comunales, en la formación de comunidades de campesinos... acciones todas que ocasionaban una gran pérdida de rentas políticas y sociales tan importante o más que las pérdidas económicas.18 En la medida que avanzaba el reformismo agrario crecía el tejido asociativo y disminuían los beneficios políticos derivados de los cambios en la tenencia de la tierra y en la regulación el mercado de trabajo agrario. Derribar este marco institucional, acabar con la «anarquía en el campo», fue una de las motivaciones fundamentales del golpe del 18 de julio en Salamanca. Arrarás no tuvo reparo en justificar la compra de armas en Salamanca porque los del Bloque no se fiaban de la legalidad del Frente Popular En La Gaceta Regional aparecen detalladas instrucciones a los afiliados del Bloque Agrario —poderosa entidad de dueños y arrendatarios de fincas y filial de la CEDA— para que defiendan sus derechos ante los Tribunales, evitando la caprichosa aplicación de unas Bases ya de por sí lesivas e injustas. Pero los mismos que dan estos consejos no tienen mucha confianza en la precaria legalidad que el Frente Popular puede brindarles y, previniéndose contra temidas contin-

001-480 Salvaje pesadilla

xx

8/5/07

12:31

Página xx

esta salvaje pesadilla gencias, se gestiona la compra de armas para proteger a los obreros y a los terratenientes de las inevitables agresiones de los agitadores políticos.19

El amplio capítulo 4 de Santiago López y Severiano Delgado se enfrenta al tema de la guerra civil y rescata del olvido la represión en Salamanca durante la guerra civil. Un sector considerable de la sociedad salmantina, identificado con «los intereses agrarios» y «la defensa de la religión», se puso de parte de los golpistas desde el primer momento. Sin embargo, como explican estos autores, la actuación militar no se quedó en una mera ocupación del poder, sino que a partir del 19 de julio se desató en Salamanca una represión inusitada y muy violenta. Pocas dudas caben de que éste es uno de los elementos clave para recomponer la memoria rota de Salamanca. Durante mucho tiempo, prácticamente hasta principios de este siglo, la única memoria válida y respetable en Salamanca ha sido la de los que «durante la dominación roja fueron muertos violentamente o desaparecieron y se cree fueron asesinados». Un escrito en el que se pedían indagaciones en este sentido recibieron todos los ayuntamientos y con tal información se elaboró la Causa General.20 Si descontamos los nombres que figuran en Lumbrales y Aldehuela de la Bóveda, donde el celo del informante incluyó a los asesinados por ser simpatizantes del Frente Popular, la relación de los represaliados por los rojos, según los ayuntamientos insisto, incluye 45 nombres originarios de Salamanca, varios de ellos desaparecidos sin poder precisar entonces nada más, algunos que habían fallecido en el frente de Guadarrama o en el Cuartel de la Montaña y finalmente unos doce donde se concretaban las circunstancias de la muerte, entre ellos los cuatro familiares Pérez Tabernero-Lamamié de Clairac asesinados en agosto de 1936 en Málaga. Pero en Salamanca, es una obviedad, la única represión posible fue la que ejercieron los vencedores de la guerra; el capítulo 4 da cuenta de la cronología, la geografía y las diversas formas de represión. La historia de la guerra civil en Salamanca pone en evidencia la lógica del franquismo y de sus inspiradores laicos o religiosos. En una provincia controlada a las pocas horas del golpe, la guerra debería haberse reducido, en teoría, a la movilización humana y material y a honrar a los fallecidos en el frente, pero como en tantos pueblos de Castilla se instaló la represión para lograr la construcción de la Nueva España; una represión que alcanzó por otra parte a personajes que se habían distinguido por su centrismo y moderación (Villalobos, Prieto Carrasco, «El Timbalero», el pastor protestante A. Coco...). La cita de Unamuno que encabeza esta Introducción es suficientemente expresiva. A la represión física y a la depuración política, se unió la extorsión económica disfrazada de ofrecimientos o donativos patrióticos según se analiza en el capítulo 5. El entramado recaudatorio que se puso en marcha con las suscripciones e impuestos no sólo fue un cauce de exacción económica, sino también un eficaz instrumento para el encuadramiento y control de la población.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página xxi

introducción

xxi

Fue por lo tanto otra forma de violencia política al utilizarse medios coactivos y represores para obligar a la población a contribuir, además de servir de imposición y control de la adhesión y de vehículo de propaganda. La huella que dejó en la prensa la campaña recaudatoria fue la del entusiasmo y desprendimiento,21 pero a tenor de la investigación de María Luz de Prado, el charro no fue muy patriótico; la recaudación pareció a las autoridades de Burgos insuficiente respecto a la de otras provincias castellanas, hubo negativas de los vecinos a la colaboración por lo que tuvo que imponerse el sistema de multas para que la participación fuera efectiva. Donaciones a la fuerza, multas, listas negras o delaciones constituyen diversas facetas de la represión que se extendió a todas las capas de la población. Es la otra cara de la historia financiera de la guerra, de ese «Oro para la Patria» con el que los rebeldes tuvieron que contar inicialmente para suplir la falta de divisas. Salamanca fue laboratorio del franquismo antes de que Franco llegara a la ciudad, laboratorio experimental donde se ensayaron los mecanismos de exacción económica que paulatinamente se irían poniendo en marcha en otras capitales. Y lo fue también por el papel desempeñado por la Universidad en la legitimación de la violencia del Nuevo Estado y en la depuración del personal universitario como analiza Jaume Claret en el capítulo 6. La depuración no pretendía únicamente castigar a los desafectos y reprimir a los tibios sino también reconocer a los adictos; la purga tenía un carácter político como se evidenciaba durante toda su tramitación y en la resolución final. Ni siquiera el profesorado salmantino se vio libre de la purga. Que casi una cuarta parte de los profesores de la Universidad de Salamanca fuera objeto de la represión indica que ésta no sólo fue la institución que legitimó con sus escritos la sublevación o que aportó personal para depurar a otras universidades. La segunda parte del libro analiza la historia salmantina desde el observatorio de cinco biografías realmente singulares donde se juntan vencedores y vencidos con un protagonismo político muy importante en Salamanca pero también fuera de ella. Qué duda cabe de que Unamuno fue el que más rebasó ese ámbito local sobre todo debido al acto en el Paraninfo el 12 de octubre de 1936. En el capítulo 7, Luciano G. Egido plantea la incapacidad de Unamuno para entender bien la historia contemporánea —los conceptos «España» y «pueblo»— por los inadecuados instrumentos hermenéuticos de los que se servía. Muestra de las contradicciones unamunianas es ese doble discurso, público y privado que siguió teniendo después de ser expulsado al mismo tiempo del Casino, de la Universidad y del Ayuntamiento por sus antiguos amigos. Como analiza Egido, se hace difícil descubrir el significado que Unamuno daba a cada palabra, cambiante y siempre personalizado, fenómeno mucho más acentuado cuando el caos de la guerra le dejó sin anclajes dialécticos. Pese a ese universo contradictorio, puede percibirse la coherencia de Unamuno en su discurso interrumpido en el acto de la Hispanidad. Frente a

001-480 Salvaje pesadilla

xxii

8/5/07

12:31

Página xxii

esta salvaje pesadilla

la postura tradicionalista de la «madre patria», Unamuno siempre rechazó desde 1917, cuando Maura convirtió el 12 de octubre en fiesta nacional, las «primacías y maternidades» y prefirió referirse a las repúblicas suramericanas, simplemente como hermanas; es más, rehabilitó a los que fueron llamados «filibusteros» por los colonialistas españoles, especialmente al filipino José Rizal considerándolo un mártir. Precisamente el nombre de Rizal figura en los apuntes que iba garabateando aquella mañana a medida que los discursos oficiales iban desgranando los tópicos del Día de la Raza. Y es de suponer que si no le hubieran interrumpido los gritos de cólera de Millán Astray, habría finalizado su intervención evocando a José Rizal.22 Al día siguiente, 13 de octubre, F. Bravo escribió desde Burgos una carta al hijo mayor de Unamuno, que estaba en Palencia, en la que tras aludir al “grave incidente suscitado con ocasión del acto del paraninfo”, añadió Creo, Fernando, que debes irte a Salamanca y convencer a tu padre de que en tanto duren las circunstancias evite actuaciones públicas que alarmen o indignen a gentes que andamos metidos en la guerra ... Sería doloroso que a tu padre, cuya contribución al movimiento nacional es tan significativa y magnífica, sobre todo para el Extranjero, pudiera sucederle algún incidente desagradable.23

Inquietantes palabras que por primera vez se hacen públicas así y que reflejan la exaltación en la que vivía aquella ciudad convulsa, agitada por falangistas de derecha y de izquierda, militares, legionarios, carlistas, monárquicos o arribistas de todo tipo. En ese caldo de cultivo es comprensible que recuperara su protagonismo un personaje como Diego Martín Veloz, compañero de fatigas políticas y financieras de Queipo, Goded y del mismo dictador Primo de Rivera. Bien podría extenderse a Veloz lo que Marx escribió para Luis Bonaparte cuando llegó al poder «¡Sólo el robo puede salvar a la propiedad, el perjurio a la religión, la bastardía a la familia y el desorden al orden!».24 El escritor José Venegas nos dejó un sinfín de anécdotas de aquel personaje estrafalario, que, por ejemplo, llamó «Unamuno» a su burro garañón, y de episodios que demostraban que su compañera más fiel era siempre la pistola.25 El capítulo 8 reconstruye su biografía en la que los sables se mezclaban con los naipes y el periodismo con la compra de votos. Javier Infante ha recogido los testimonios disponibles que empiezan a escasear cuando llega la República pero que son suficientes para demostrar que el colofón de aquella peculiar biografía fue el de un caudillo rural agitando los campos en el largo verano del 36. Es cierto que una parte de la tradición oral nos ha dejado la imagen de un hombre que salvó algunas vidas; cada uno es muy libre de interpretar rasgos de benevolencia como el de su amigo Queipo de Llano, curtidos ambos en la guerra de Cuba, cuando perdonó la vida de Giménez Fernández.26 Si el capítulo 8 aporta fragmentos de unas rudimentarias memorias de un

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página xxiii

introducción

xxiii

familiar de Martín Veloz, el capítulo siguiente tiene como objetivo principal presentar algunos escritos inéditos de Casto Prieto Carrasco, alcalde de Salamanca durante la mayor parte de la República. Sin exageración creo que la publicación de las Cartas y del Diario justifica por sí sola la edición del libro. Durante los ocho días que precedieron a su asesinato, el preso —catedrático de Anatomía y Diputado a Cortes— se cartea con la familia e intenta eludir en el Diario, con el recurso escapista de que va en un barco navegando por el Mediterráneo, las presiones inauditas de una cárcel casi vacía a su llegada y que albergaba a la semana a cerca de medio millar de detenidos. Son retazos de una retórica sui generis, que da cauce a la expresión de una irrealidad que termina recubriendo la realidad que se vive por insoportable. Se trata de retóricas para fortificar la fragilidad y la literatura está llena de estas construcciones,27 aunque, claro, Casto Prieto no estaba en la cárcel por sus aficiones literarias... A los pocos días, el sitio del alcalde fusilado fue ocupado por el diputado y ex-ministro F. Villalobos. Como de este personaje hace años que A. Rodríguez de las Heras nos había dejado un valioso estudio que terminaba en 1936, el capítulo 10 se ha centrado en esos dos años de cárcel (agosto 1936julio 1938), en el calvario judicial cuando salió y en el exilio interior al que se vio obligado el que sin duda debe de haber sido el político más popular de la Salamanca contemporánea. El relato de los profesores Josefina Cuesta y Manuel Redero, respaldado con una valiosa documentación, transmite la incertidumbre por el futuro que tenía cualquier encarcelado en aquellas circunstancias. Si la represión no perdonó a un católico que tuvo que alegar en su escrito de descargo el número de templos que había restaurado cuando era ministro ¿qué consideración se guardaría con alguien comprometido con un programa de izquierdas? El encarcelamiento de Villalobos y su ostracismo en la posguerra tuvieron que verse como el escarmiento adecuado para el que se atrevía a meterse en política. El libro concluye con la biografía de Castro Albarrán, magistral de Salamanca con lo cual tenemos representadas las tres instituciones, ayuntamiento, universidad, cabildo, que durante siglos habían cooperado o competido por el bienestar de la ciudad. Don Aniceto no era menos ambicioso que el otro Magistral que noveló Clarín; llegó a dar ejercicios espirituales a Franco y a ser episcopable, pero su reloj ideológico se había parado hacía tiempo, de modo que no pasó de canónigo, aunque fuera de la diócesis de la capital de España desde 1947. Estamos ante la obra más prolífica en pro del nacionalcatolicismo del régimen franquista, obra temprana y duradera, pues después del Vaticano II aún seguía tras la estela de la guerra santa que llevaba predicando desde 1936. Su biografía es algo más que un ejercicio de erudición que descubre episodios realmente insólitos de un canónigo en la noche madrileña; representa a una generación que hizo de la lucha contra la República el motivo de su vida y creyó, cuando se acercaba la transición, que se había trai-

001-480 Salvaje pesadilla

xxiv

8/5/07

12:31

Página xxiv

esta salvaje pesadilla

cionado aquel compromiso. Este libro intenta recomponer la memoria rota de Salamanca, que sigue teniendo sus medallones y sus lápidas pero que, con argumentos sorprendentes, no acepta rehabilitar a sus antecesores democráticos como se ha podido comprobar recientemente,28 con lo cual el consejo del olvido lo único que hace es mantener vivo el recuerdo de una contienda que sigue dignificando a unos y marginando a «los otros», a aquellos a los que se refirió Pío XI en septiembre de 1936 para pedir para ellos amor y bendición, frases que Castro Albarrán o el canónigo Artero silenciaron para seguir mirando a otro lado. En los diccionarios de Enrique Esperabé, el de los salmantinos ilustres y beneméritos o el de los hombres de España29 se hace reseña más o menos amplia de cada uno de los biografiados en esta segunda parte, salvo de Casto Prieto Carrasco. Figura también Francisco Bravo como alcalde y escritor «de gran mentalidad y muy culto»; en cambio el alcalde republicano de Salamanca parece que no fue ni ilustre ni benemérito ni culto. Como en otros casos, el poder establecido durante muchos años30 siguió creyendo que era «prudente silenciar» el nombre y la obra del profesor Prieto cuyas publicaciones se ocultaban o se destruían en las bibliotecas salmantinas para no dar pie a la sospecha.31 No es con la ignorancia, como se acabará con la memoria rota de Salamanca pues para olvidar habrá que saber antes lo que ocurrió y quedarse callado equivale a mentir. Junto a personajes singulares en los que se centra esta segunda parte, un buen número de hombres y mujeres —hasta ahora perdidos en el anonimato de quienes creen que la historia la hacen sólo los grandes nombres— son rescatados del olvido para concederles el protagonismo que tuvieron en su momento aunque fuera como víctimas de la represión.

Hace algo más de quince años el repaso a la historia contemporánea de Salamanca dio pie, aunque fuera con interrogantes, para describir la situación como un «desierto historiográfico».32 Afortunadamente, el estado de la cuestión presentado en 1989 ha sido superado y con todos sus defectos y pese a polémicas ideológicas —de no muy altos vuelos— más que historiográficas, la publicación del tomo V de Historia de Salamanca se ha convertido en referencia académica.33 El Catálogo de la exposición de F. Villalobos, que contó con el generoso apoyo de Caja Duero, y en el que se basan dos capítulos de este libro, permitió avanzar en la historia de la República y la Guerra sin olvidar el contexto de la historia contemporánea de España.34 Pese a estos avances, hay lagunas importantes en este libro como la de la Salamanca obrera y la de Béjar. Al menos para Salamanca se cuenta con investigaciones a las que puede acudir el lector para suplir este vacío y esperamos que pronto se pueda completar una buena monografía.35 Debo agradecer el acceso a la documentación de los archivos privados de

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página xxv

introducción

xxv

F. Villalobos, Eduardo González Huebra, Santos Unamuno y de la familia de Casto Prieto Carrasco, en especial las facilidades concedidas por Casto Prieto López, y la dedicación del personal del Archivo y Biblioteca de la Universidad de Salamanca. La amabilidad de F. Villalobos y de la dirección de la Casa-Museo de Unamuno ha permitido disponer de dos buenos testimonios fotográficos. Sin los esfuerzos de la Asociación Memoria y Justicia de Salamanca, que presiden Santiago López y Mar González, este libro sería menos valioso y determinados hechos no habrían podido documentarse. Vicente Donoso y Vicente Forcadell han colaborado para que la lectura de parte de la obra fuera más fluida. Severiano Delgado se responsabilizó de la bibliografía. A Francisco Espinosa debo varias referencias bibliográficas y más de una observación y a Josep Fontana el que haya prologado el libro con tanto esmero. Que ésta sea la primera historia de Salamanca contemporánea publicada en una editorial no institucional es mérito de Gonzalo Pontón y Carmen Esteban. La edición de este libro me ha obligado a ser avaro con mi tiempo, actitud que la generosidad de Mila ha sabido comprender y disculparme, de modo que mis deudas de gratitud, que llevan treinta y cinco años acumulándose, se han incrementado sustancialmente por causa de este libro.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página xxvi

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 1

Primera parte

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 2

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 3

1 «¡El campo en pie!». Política y reforma agraria Ricardo Robledo y Luis Enrique Espinoza Universidad de Salamanca En la República los campesinos gozarán de más derechos que los conejos de los montes del contorno. Yo comprendo que la sospecha de esa superioridad del aldeano sobre el roedor, moleste a los roedores humanos que viven del prestigio de sus dientes bien afilados. JOSÉ SÁNCHEZ ROJAS, 28 abril de 1931

En vez de atenuar la agitación del campo encauzando las causas justísimas, humanas de los pueblos, [nuestros terratenientes] esperan un nuevo dictador tronante y despótico, un movimiento fascista que aplaste la agitación de los hombres del campo. FILIBERTO VILLALOBOS, 1933

El Bloque Agrario [fue] bautizado por mí al conjuro de un grito guerrero: ¡El campo en pie! que yo le di como consigna y que permitió el triunfo de los elementos contrarrevolucionarios en aquella memorable ocasión ... Pensad que la suerte de las revoluciones se dilucida en el campo. Sois vosotros [los labradores] los que vais a ganar o perder la que ahora atraviesa España. Si como otras veces cumplís vuestro deber, más pesado y más difícil que hace cinco años, os salvareis y con vosotros a la Patria. FRANCISCO BRAVO, mayo de 1936

E

las citas, que empieza con la ilusión por la reforma agraria del mes de abril, sigue con la certera y precoz predicción de un movimiento fascista y acaba con la invocación al campo para que triunfe tal movimiento, señala bastante bien la secuencia que el problema social agrario tuvo en Salamanca durante la República. STE ESCALONAMIENTO DE

001-480 Salvaje pesadilla

4

8/5/07

12:31

Página 4

esta salvaje pesadilla

El literato y periodista Sánchez Rojas (1885-1931) —muerto prematuramente el último día de 1931 (la prensa salmantina se vio obligada a compartir su portada con la de la «barbarie» de los sucesos de Castilblanco)— expresó bien la crítica contra aquella gente respetable de Salamanca a la que discurseaba Gil Robles en el Gran Hotel («Gilito» para «las propietarias guapas»), que «lo que quiere es que subsista un régimen de propiedad que haga perdurar una esclavitud de la que se comienzan a sacudir bravamente estos aldeanos, ordeñados por el duque, y el administrador del duque, y el procurador del administrador, y el subalterno del curial, y el amigo del subalterno, así, en cadena continua e irrompible». En la misma línea argumental que el ministro Ruiz Funes sostendría en 1936 (con la reforma agraria se consolidaría la democracia), Sánchez Rojas pedía que las Cortes Constituyentes aprobaran con urgencia la reforma agraria, pues «automáticamente democratizarán y republicanizarán precisamente esa España aldeana que no tiene fe en los gobernantes, porque ellos no conocen del Estado más que la curia, y el fisco, y el recaudador que les lleva los cuartos, y la orden del alcalde que les saca el hijo para la guerra y para el cuartel».1 Este proyecto de cambio económico y político no sólo estaba varado en el verano de 1933 sino que ya se había recorrido mucho camino en sentido contrario, gracias al empeño del falangista Bravo. Y no porque la Falange hubiera triunfado en Salamanca, al contrario: a principios de 1935 sólo contaba con unos 60 jóvenes y 25 adultos. La labor de Bravo había sido otra, como confesó a José Antonio Primo de Rivera cuando volvían de un mitin por la provincia de Cáceres en 1936: La masa campesina cree en Gil Robles, del que ha hecho un mito. Yo le inventé el Bloque Agrario que le permitió salir diputado en el 1931; por eso conozco bien la densidad del entusiasmo que suscita. Le he dicho que va a fracasar, que no hay sitio ya para el populismo en el mundo. Pero le esperan días de triunfo aparente y esto hace que no quieran ni tomarnos en cuenta a nosotros.2

Ellos iban por otros senderos. Paco Bravo, redactor jefe de La Gaceta Regional, hacía tiempo que había abandonado el «populismo». En la reunión de la Junta de Falange celebrada en Gredos en junio de 1935 hace de notario de la necesidad de «la guerra civil y santa para el rescate de la Patria»; a él le confiesa Jose Antonio que «debemos ir al alzamiento, contando, a ser posible, con los militares, y si no, nosotros solos». Poco después, este camisa vieja, principal biógrafo de José Antonio, estaba empeñado en concentrar en Fuentes de Oñoro, en la frontera de Portugal, a cuatro mil o cinco mil falangistas armados para conquistar Madrid y en caso de fracasar «batirse a la defensiva y crear un estado de inquietud que minase la existencia del gobierno».3

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 5

el campo en pie

5

En este capítulo se expone el éxito del populismo agrario y cómo el campo salmantino, escaso de agitaciones hasta entonces, se puso en pie en 1931 como ensayo del alzamiento de 1936.

EL PROBLEMA AGRARIO: «MANSAS LAS PENAS, RAIGADAS LAS CREENCIAS»4 ¿Qué es lo que había hecho relevante el problema agrario en Salamanca para que fuera la única provincia de Castilla y León incluida en la Ley de bases de reforma agraria? Podríamos resumirlo en tres aspectos: el uso del suelo, la distribución de la propiedad y el sistema de tenencia. Los tres confluían para llenar de nubarrones el apacible paisaje campesino cantado por el poeta Gabriel y Galán. La primera variable se concretaba en la extensión ocupada por la superficie adehesada cuya mayor densidad se hallaba en la zona central, en el llamado Campo charro. Es cierto que las características de los suelos favorecían la dedicación ganadera en demérito del cultivo, pero también lo es que la opción extensiva potenciaba las críticas debido a la escasa demanda de empleo de la dehesa, críticas que subían de tono cuando se aireaba la dedicación a cotos de caza o a la cría de reses bravas. En aquellos términos municipales donde existían grandes fincas dedicadas fundamentalmente a la ganadería extensiva, y en menor medida al cultivo, el empleo disponible se reducía a un escaso número de obreros fijos dedicados al ganado y sólo en el período de la recolección y en el desmoche invernal del arbolado se contrataba a eventuales. Si a ello añadimos el crecimiento de la población, queda claro el crónico exceso de oferta de mano de obra agravado en determinadas épocas del año.5 La distribución de la propiedad añadía elementos nuevos a esa visión crítica. El primer dato a escala provincial lo proporcionó el Inventario de Fincas Expropiables de 1933: poco más de un centenar de propietarios titulares de fincas de más de 1.000 hectáreas acumulaban algo más de 180.000 ha, una extensión que equivalía al 15% de la superficie agraria útil de la provincia.6 En los partidos judiciales de Ledesma, Ciudad Rodrigo, Salamanca y Alba era donde se situaba el mayor número de grandes fincas. Muy probablemente la concentración de la propiedad rústica a principios del siglo xx era menor que cien años atrás cuando instituciones religiosas y mayorazgos eran titulares de un importante patrimonio rústico y urbano; el lugar de los Dominicos, del Cabildo, o del Marqués de Castellanos había sido ocupado por los Tabernero, Sánchez, Cobaleda, etc., que redondearon su fortuna a costa del patrimonio municipal. Sin embargo, los cambios de la sociedad liberal hacían más complicada que en el Antiguo régimen la legitimación de la desigualdad de la renta de la nueva y vieja oligarquía. Y no sólo desde el án-

001-480 Salvaje pesadilla

6

8/5/07

12:31

Página 6

esta salvaje pesadilla

gulo de la equidad; también desde el de la eficiencia se podía demostrar que los rendimientos de la pequeña parcela superaban ampliamente a los de la gran explotación. La tercera variable, relativa a los sistemas de tenencia, nos remite a un problema de raíces seculares en el campo salmantino; nos referimos al proceso de despoblamiento-adehesamiento iniciado en la baja Edad Media que había comprometido la viabilidad de varias comunidades campesinas al tiempo que encumbrado al selecto grupo de grandes arrendatarios. La concentración de la propiedad había favorecido también la concentración de los arriendos en perjuicio del grupo de los colonos que vivían en la finca (a veces pueblo o aldea). Con ganado pero sin tierra, «los opulentos ganaderos y labradores, verdaderos dueños señoriales de aquel territorio», a los que se refirió Mesonero Romanos, fueron consolidando su posición con las oportunidades brindadas por la Desamortización y Desvinculación, pero el sistema de tenencia de la gran explotación siguió prefiriendo a unos pocos ganaderos solventes y no a los pequeños colonos que fueron desahuciados. En Anaya de Huebra, el señor Marqués para acelerar los trámites de evacuación de los colonos a fines del siglo XIX, prendió fuego al pueblo por los cuatro costados, dejando a los que allí vivían sin casas y sin medio alguno de subsistencia. En consecuencia, cuando los reformistas republicanos se lamentaban de las situaciones de expropiación ocurridas antes de 1931 y acusaban a «una clase ciega de poder y envilecida por la codicia (que) decretó la desolación y la miseria del campo», no hay por qué separar demasiado al rentista del gran arrendatario, que no era infrecuente fuera también gran propietario.7 Las diatribas contra el terrateniente absentista, de tanta influencia en la tradición del reformismo agrario español, olvidaban el papel de aliado que siempre encontró aquél en el gran arrendatario. La coyuntura de la Segunda República se encargaría de demostrarlo una vez más. La literatura del «problema social agrario», que tanto preocupó a los contemporáneos en el primer tercio del siglo xx, no era por lo tanto sólo meridional y se enriquecía con ejemplos charros que fueron expuestos en las Cortes para incluir a Salamanca en las provincias donde la aplicación de la reforma agraria debía ser inmediata.8 Bien es cierto que la geografía salmantina tiene más de una comarca en la que dominaba la pequeña explotación y que los casos de expropiación campesina podían contrarrestarse con otros de ascenso de la propiedad parcelaria, pero este proceso había sido insuficiente para paliar la gravedad del problema agrario. Cuando se había puesto a la venta el patrimonio de la gran nobleza, la mayor parte había sido adquirida por la gran burguesía agraria, aunque los pequeños o medianos colonos, ayudados con préstamos de los sindicatos católicos, consiguieran hacerse con alguna gran finca que aprisionaba al pueblo en el que vivían.9

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 7

el campo en pie

7

En resumen, la situación de «hombres sin tierra y tierra sin hombres», aunque no alcanzara la gravedad de algunas poblaciones andaluzas, se manifestaba en Salamanca con el problema del paro forzoso para numerosos obreros como se encargaron de documentar los ingenieros agrónomos cuando elaboraban los planes de aplicación de la reforma agraria para las distintas dehesas. Desde un punto de vista ético se podía cuestionar la legitimidad de la renta de la tierra e incluso el mismo orden social del que se beneficiaba aquella oligarquía de terratenientes y ganaderos salmantinos. Tres clases de adoctrinamiento orientaban las movilizaciones en el campo. El primero de ellos era el movimiento asociativo dependiente de la «doctrina social de la iglesia»; los sindicatos agrarios católicos se habían implantado en la mayoría de las comarcas, sobre todo en el ángulo nororiental más cerealista (La Armuña, Campo de Peñaranda, parte de Alba) y en Ciudad Rodrigo; los principales vacíos se daban en el cuadrante suroccidental (Sequeros, Béjar). Dos de cada tres pueblos tenían un sindicato católico hacia 1920, proporción que, una vez que pasó el temor al bolchevismo en los campos, había bajado en un porcentaje difícil de precisar en los primeros años de la República. Las preguntas de varias encuestas inéditas de 1915 que hacían los consiliarios pueden ayudarnos a comprender la amplitud de intereses que tenían estas organizaciones: allí figuran todas las cuestiones posibles sobre la economía agraria (superficie, producción, medios técnicos, salarios, arrendamientos, mercados...), la emigración (desde cuántos emigran a si vuelven impíos o no), la cultura, la política («¿hay enconos o divisiones políticas?»), la moral cristiana del momento («¿se va mucho a las tabernas?», «¿se blasfema?», «¿los bailes son honestos?»)...Nada escapaba pues a la preocupación de los dirigentes eclesiásticos que con estas instituciones buscaban la modernización del campo, acabar con la usura al tiempo que ponían un valladar a la difusión de la «plaga» socialista y libertaria, preocupación más acuciante en Andalucía que por estas tierras. El éxito fue desigual en cada uno de estos empeños y cuando llegó la República se perdió en muchos lugares el monopolio del asociacionismo agrario de los católicos. Según el Informe del Director de la Sucursal del Banco de España en 1933 se contaba en la Diócesis de Salamanca con 83 organizaciones locales y 4.500 socios;10 dadas las cifras oficiosas que se barajaban de la Federación Provincial Obrera (en torno a 10.000 afiliados para toda la provincia) el asociacionismo agrario socialista superaría al de los católicos.11 El malestar creado por el torrente migratorio camino de América y los desahucios que se prodigaron en el Campo de Yeltes animaron otro asociacionismo fuera del influjo de la iglesia que contó con la implicación de destacados intelectuales. Por primera vez, la Universidad salía de su recinto urbano y pisaba los campos poco antes de la primera guerra mundial. La llegada de Bernis, Unamuno, Elorrieta y otros profesores, concedió al asociacionismo agrario del campo de Yeltes (Fuente de San Esteban, Boada, Boadilla,

001-480 Salvaje pesadilla

8

8/5/07

12:31

Página 8

esta salvaje pesadilla

San Muñoz y pueblos próximos) una gran publicidad, que llamó la atención del Ateneo y la prensa de Madrid con suspicacias y alabanzas de Ortega y Gasset. Se especula incluso que en la destitución de Unamuno del cargo de Rector en 1914 tuvo su papel la «campaña agraria». Si el efecto publicitario de esta campaña universitaria agitada por la cuestión agraria fue notorio, en la práctica no tuvo continuidad y cosechó fracasos estrepitosos cuando se quiso trasplantar la fórmula, como confesaba Elorrieta con asombro Las sociedades obreras agrícolas, análogas a las que fundamos en Salamanca, me han votado todas en contra. No me ha votado ni uno de los obreros conscientes.12

Además de alguna otra sociedad,13 la tercera corriente era la organización de la Liga de Agricultores y Ganaderos, buen ejemplo de movilización «desde abajo», siguiendo una senda intermedia, entre el sindicalismo confesional y las organizaciones de clase, y con protagonismo político continuado durante la II República. La Liga, creada hacia 1911, representaba los intereses del pequeño-mediano propietario o arrendatario, con especial implantación en la Armuña, y defendía un reformismo técnico, además de las consabidas reclamaciones sobre la conveniente remuneración del precio del trigo y el agravio de la contribución rústica. Como otras organizaciones similares, hacía gala de interclasismo y en ella participaron personajes tan dispares como Diego Martín Veloz hasta 1923 o Tomás Marcos Escribano que tendrá un gran protagonismo durante los primeros años de la República como tendremos ocasión de comprobar.14 La peculiaridad que convendría destacar es su orientación reformista en contra del alza de los arrendamientos por lo que su principal audiencia estaba entre los colonos, grandes o pequeños, que sufrían la elevación de la renta de la tierra después de la crisis agraria finsecular. De las tres corrientes en que hemos dividido el asociacionismo agrario, la más relevante, pese al declive sufrido, fue la del sindicalismo católico. Y no solamente por su importancia en el campo salmantino. Dos de los líderes políticos españoles más combativos contra el reformismo republicano Lamamié de Clairac y Gil Robles desempeñaron los cargos de presidente y secretario de la Confederación Católica Agraria (CNCA) de modo que sin demasiada exageración podría decirse que la matriz antirrepublicana hundía sus raíces en el campo del agrarismo católico. El futuro Jefe de la CEDA se encargó más de una vez de manifestar sus deudas intelectuales igual que Lamamié proclamó en 1938 que el campo había salvado a España por haber sido «la solera que ha[bía] conservado las más puras esencias del país».15 El liderazgo de Lamamié y Gil Robles extendía la influencia católica en el campo desde la hostilidad al liberalismo —que pregonaban los tradicionalistas (El Siglo Futuro)— a la aceptación con reservas de los que seguían las di-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 9

el campo en pie

9

rectrices del catolicismo de El Debate (Ángel Herrera). Las diferencias nunca impidieron una estrecha colaboración en la práctica y puesto que Gil Robles había sido educado en un ambiente familiar tradicionalista y no tardaría en defender la infinita superioridad del corporativismo frente a los «delirios individualistas», incluso aquellas distancias ideológicas se acortaban mucho.16 Esta observación da pie para plantear someramente el influjo del tradicionalismo en Salamanca, más importante de lo que indicaban sus resultados electorales en la Restauración, un escaño a veces, o del papel desempeñado por el Marqués de Cerralbo en la reorganización del carlismo. El principio de tolerancia religiosa, aunque fuera reconocido de modo limitado en la Constitución de 1876, contradecía a los que seguían defendiendo la identificación perfecta entre trono y altar. Como es bien sabido, esto provocó el surgimiento del bando «integrista» defensor de un «Estado cristiano» frente a la actitud posibilista y de sumisión a los poderes constituidos de las principales autoridades eclesiásticas. Lo que hacía llamativo el panorama de la Salamanca de fines del siglo XIX era ver a su obispo, el agustino P. Cámara (1885-1904), empeñado en la «tarea recristianizadora» (en una diócesis que contaba con más de 400 templos y 300 conventos), y que dicha tarea, famosa por escarmientos como el de negar sepultura eclesiástica a M. Arés o condenar al penalista Dorado Montero, pareciera insuficiente a los «integristas».17 Como ha investigado M. Esteban, el «integrismo» o el «tradicionalismo» encontró un eco bastante considerable en la sociedad salmantina. La Universidad le brindó alguno de sus principales teóricos, especialmente Enrique Gil y Robles, y contó con el apoyo de varios de los principales terratenientes y ganaderos de la provincia, tales como J. A. Sánchez del Campo, Fulgencio María Tabernero, Juan Lamamié de Clairac o Manuel Sánchez Tabernero: «probablemente, una parte mayoritaria del clero salmantino, tanto regular —sobre todo de los jesuitas— como secular, simpatizaba con esta corriente».18 No deja de ser un sarcasmo que estos «defensores de la causa de Dios», como los calificaba el párroco de San Martín, la iglesia que más frecuentaban, hubieran adquirido importantes posesiones del Cabildo o del convento de los Dominicos; el fervor carlista era tan intenso en aquellos terratenientes que tan sólo uno de ellos, Juan Sánchez, se había comprometido a pagar el viaje y demás gastos a 200 peregrinos de la diócesis en la gran peregrinación a Roma que organizaba Cándido Nocedal en 1882.19 Este párrafo, que momentáneamente nos ha apartado del período próximo a la República, era necesario para confirmar el extremo conservadurismo ideológico que dominaba entre los pudientes del campo o de la ciudad de Salamanca, además de recordar los antecedentes familiares de los hijos José María (Gil Robles, Lamamié) que más lucharon contra la reforma agraria republicana. Fueron aquellos mismos tópicos de la «hispana tradición», que agitaron las discusiones de fines de siglo, los que cobraron nuevos bríos cuan-

001-480 Salvaje pesadilla

10

8/5/07

12:31

Página 10

esta salvaje pesadilla

do concluía la dictadura de Primo de Rivera como demuestra la recuperación efectuada entonces del periodista integrista Manuel Sánchez Asensio, director de La Información de Salamanca y enemigo acérrimo del P. Cámara. La publicación en 1926 de Las cuestiones triguera y ganadera en España resulta significativa por los autores que participan y porque ahí están condensados los tópicos de la conveniente autarquía, la necesidad de regenerar España, de restaurar la vida agrícola, de huir del fanatismo industrial...Todo ello aderezado con el canto al antiliberalismo que el nuevo régimen propiciaba.20 Este contexto ideológico y social ambienta bien y explica el surgimiento de Acción Castellana en Salamanca, que se anticipó un año a la movilización católica que cristalizaría en Acción Nacional. A mediados de mayo de 1930 La Gaceta Regional entrevistaba a José María Lamamié de Clairac que adelantaba las líneas directrices de la organización creada un mes después: «En primer término Dios», «Hay que acabar con las falsas libertades y absurdas democracias», «Hay que acabar con esas libertades, que permiten corromper el corazón y la inteligencia de los españoles a título de un absurdo derecho», «Castilla el corazón de la nación española», «regeneración de la ciudad por el campo»... son las principales directrices;21 no deja de ser sorprendente que aquel descendiente de legitimistas franceses («¡antes emigrados que llevar sobre el tricornio noble la escarapela de la revolución!»), miembro de la Junta Suprema Carlista, y directivo de los sindicatos católicos, manifestara también la necesidad de «acabar con los tinglados políticos y con las oligarquías que gobernaron».22 Cuando en la primavera de 1931 José María Gil Robles llegue a Salamanca dispuesto a dar la batalla política y agrupar como en otras provincias «a las fuerzas no republicanas, destrozadas y maltrechas»,23 una parte del terreno ya estaba preparada; protegido bajo el manto de Acción Castellana empezó a dar sus mítines como si los genes paternos hubieran facilitado el acercamiento de los Gil Robles y los Lamamié; de hecho, según le recordó éste en 1933 y 1935, Gil Robles era un desconocido y, gracias a él, sacó el escaño.24 La ventaja para ambos es que el periódico La Gaceta Regional, creado en 1920 «para defender serenamente y con denuedo los principios básicos del Orden Social —Religión, Autoridad, Patria—»,25 iba a estar plenamente a su servicio. De este modo puede suscribrirse plenamente el análisis de Blinkhorn que asigna a los integristas una triple función (no exclusiva de ellos seguramente) relacionada con la política católica y conservadora en las regiones de Castilla la Vieja y León: su control casi absoluto de las organizaciones que se suponía existían para mejorar los intereses de los pequeños propietarios y de los arrendatarios, su capacidad para ejercer su influencia a través de una prensa local y provincial de la cual eran propietarios o que, al menos, era benevolente con ellos, y sus íntimas relaciones con la Iglesia que, como harían patente los acontecimientos de los cinco años si-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 11

el campo en pie

11

guientes, les permitiría movilizar el púlpito en defensa no sólo de la religión, sino del statu quo socioeconómico.26

EL PRIMER ALZAMIENTO DEL CAMPO SALMANTINO. LAS ELECCIONES DE 1931 La estrecha vinculación entre propiedad de la tierra, religión y prensa católica no aseguraba la subordinación del campesinado. Es significativo señalar que el mismo Lamamié fuera siempre derrotado y no lograra escaño parlamentario hasta la República.27 Por otra parte, tampoco se impuso del todo el turno de conservadores y liberales; el comportamiento político del electorado salmantino demostró a lo largo de la Restauración el triunfo de candidaturas que no se plegaban al turnismo oficial y defendían un espacio más democrático; Villalobos es el caso más significativo, pero no el único. Además, aunque no existiera una Federación de Trabajadores de la Tierra como hubo en la República, la importancia del movimiento huelguístico del verano de 1919 en numerosos pueblos desmiente la idea de un entorno rural sometido.28 Cuando Gil Robles se estrenó el 9 de junio de 1931 como candidato ante un público campesino, después de doce años de ausencia de su provincia natal, lo hizo en el pueblo de Tamames: «¡Qué labor tan disolvente se había llevado a cabo entre aquellos sencillos labradores!», apunta desilusionado;29 es como si estuviera testificando el fracaso de la tarea recristianizadora del P. Cámara a principios de siglo o la añoranza por el mundo agrario idealizado por Gabriel y Galán. Si en el campo no estaba garantizada la adhesión a los principios conservadores del orden social, la tradición de republicanismo en la capital de provincia la hacía muy sensible a los movimientos contra la monarquía. La frustrada sublevación de Jaca en favor de la República provocó la huelga general,30 y aunque la declaración del Estado de Guerra interrumpió momentáneamente la actividad política, en febrero de 1931 los republicanos salmantinos conmemoraron el aniversario de la Primera República; la Universidad se había clausurado ante la agitación estudiantil y poco después, el 25 de marzo, la condena en Consejo de Guerra celebrado en Madrid de los dirigentes republicanos provocó la manifestación de los universitarios en Salamanca, que lanzaron vivas a la República. El día 29 se celebró en el Teatro Bretón un gran mitin republicano con la presencia de Eduardo Ortega y Gasset y Casto Prieto Carrasco en el que se pidió la amnistía de los presos políticos. La convocatoria de elecciones municipales para el 12 de abril de 1931 se planteó con carácter plebiscitario desde todos los sectores. La Conjunción republicano-socialista, (Alianza Republicana, PSOE y Partido Radicalsocialista) pidió el voto como un sufragio por la República venciendo en todas las secciones de la capital donde obtuvo 19 de 31 concejales. En Béjar se eligieron

001-480 Salvaje pesadilla

12

8/5/07

12:31

Página 12

esta salvaje pesadilla

11 concejales republicanos y 6 independientes, mientras que en Peñaranda triunfó la candidatura monárquica por escaso margen, que se fue ampliando en Ciudad Rodrigo (10 monárquicos frente a tres de izquierda) hasta dominar totalmente en Ledesma (los 11 concejales fueron monárquicos), con acusación al poderoso Casanueva de haber comprado votos a 50 pesetas.31 Si Salamanca fue pionera en más de una organización antirrepublicana, como se verá en el capítulo 3, también debió de ser uno de los primeros lugares donde se proclamó la República. La misma tarde del 13 de abril, en la Casa del Pueblo, Unamuno la proclamó, como dijo él, «virtualmente»: ¡¡Hombres, y vosotras, mujeres, que habéis sabido cumplir con un deber de ciudadanía echando de vuestras casas a los que os querían explotar vuestra miseria y creían que Salamanca seguía siendo un pueblo de mendigos y de pordioseros!! Recibid un saludo cordial y fervoroso. Otro fervoroso saludo a ese «noble aduar de moros» de los Pizarrales (enorme ovación) que no se ha dejado comprar. Aquí no han quedado más mendigos que los que lo son de profesión, los de las órdenes mendicantes ... Entraremos en la Casa de la Villa y yo os aseguro que, por mi parte, haré todo lo posible para que no nos presida el consabido retrato (Vivas y ovaciones). Dijo un día que si los españoles queríamos la República, que la ganásemos en la calle. ¡Que baje él a la calle! ... Y ahora mucha serenidad y tranquilidad; a ser ante todo ¡hombres!, a no doblegar la cerviz ante los poderes que carecen de autoridad ... El porvenir es nuestro ...32

Al día siguiente, La Marsellesa, convertida en himno provisional del nuevo régimen, animó la manifestación presidida por Unamuno que desde la Casa del Pueblo se dirigió a la Plaza Mayor, insuficiente para acoger a tanta gente, sobre todo cuando se acercaba otra manifestación al frente de la cual figuraban los viejos republicanos. Desde el balcón del Consistorio, rodeado de concejales y miembros de los partidos republicanos, que le habían designado al efecto, se hizo un silencio sepulcral cuando tomó la palabra para proclamar la República en Salamanca. Comenzó así, según sus emocionadas palabras, «una nueva era y termina una dinastía que nos ha empobrecido, envilecido y entontecido».33 El socialista Primitivo Santa Cecilia fue elegido Alcalde con la abstención de la minoría monárquica, sustituyendo a Miguel Íscar Peyra nombrado tras la caída de Primo de Rivera. Los republicanos se hicieron cargo del resto de instituciones, y así Casto Prieto Carrasco, de Acción Republicana, se convirtió temporalmente en gobernador civil mientras que Tomás Marcos Escribano, del Partido Republicano Conservador, asumió la presidencia de la Comisión Gestora de la Diputación Provincial. Unamuno fue nombrado alcalde honorario y el 18 de abril el Claustro de la Universidad le eligió rector por abrumadora mayoría, al dimitir Ramos Loscertales por «la desconsideración

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 13

el campo en pie

13

de los estudiantes que abandonaron la Universidad sin escucharle el día en que ésta fue asaltada y forzadas las puertas del Paraninfo».34 La primavera de 1931 fue también en la ciudad de Salamanca la de la ilusión del republicanismo, que no debería extenderse al resto de la provincia más que muy parcialmente y sólo en el mes de mayo cuando hubo que repetir elecciones en varios pueblos. El Gráfico 2 muestra los resultados de un buen número de pueblos donde al presentarse una sola candidatura resultaba elegida automáticamente sin necesidad de votación. El perfil es muy conservador: más del 70% de los concejales elegidos fueron monárquicos; si se suman liberales y conservadores el 90% de los concejales seguían siendo del «antiguo régimen» con una representación ínfima del socialismo o radicalsocialismo. Como es sabido, las elecciones que se ajustaban al artículo 29 eran vistas como una manifestación más del caciquismo secular en el campo. Ahora bien, si tomamos en consideración los resultados de 33 pueblos donde sí hubo votación, el gráfico no variaría mucho: los monárquicos seguían superando el 70% y el retroceso de los conservadores beneficiaría a republicanos y socialistas, pero muy tímidamente. La muestra es pequeña pero los pueblos no lo son: Béjar, Ciudad Rodrigo, Ledesma, Alba de Tormes, Vitigudino, Sequeros, Fregeneda, Hinojosa, Macotera... o sea, en las cabeceras de partido y pueblos grandes se repite un panorama similar, donde el concejal socialista es rara avis, uno en Villavieja, otro en Tejares, dos en Ciudad Rodrigo y cuatro en Béjar. Esta distribución conservadora del voto municipal, que no será así ciertamente dos años después,35 ya no lo fue tampoco al mes siguiente GRÁFICO 3. Elecciones municipales en 153 pueblos (art. 29)

9%

1%

4% Monárquicos y tradicionalistas Conservadores

15%

Liberales Republicanos

71%

Fuente: Elaboración a partir de El Adelanto, 14 de abril de 1931.

Socialistas y radicalsocialistas

001-480 Salvaje pesadilla

14

8/5/07

12:31

Página 14

esta salvaje pesadilla

cuando hubo que celebrar elecciones parciales el 31 de mayo ante la presentación de medio centenar de reclamaciones. Lo que se produjo entonces fue una «superproducción» de republicanismo circunstancial. Candidatos presentados como monárquicos en abril concurrían al mes siguiente bajo siglas republicanas o independientes por la conveniencia de situarse al lado del poder establecido o al menos por no querer indisponerse con él.36 Pero estas elecciones parciales no podían alterar mucho el panorama electoral, pues sólo afectaban a un 14% de los concejales. En resumen, las cifras tan favorables a los republicanos que proporciona el Anuario Estadístico de 1931 parecen improbables; de ser así, no se entendería luego que los ayuntamientos fueran tan hostiles al reformismo republicano; no sería extraño que, en conjunto, resultaran elegidos casi dos tercios de concejales monárquicos, como afirma Ben Ami, y como avalan los resultados de varios grandes pueblos nombrados antes.37 Esta presentación de los resultados municipales hace menos extraño el que en las elecciones generales del 28 de junio, aunque no por número de sufragios, consiguieran «los de siempre», los diputados de la derecha, tres de los siete diputados; la ilusión de abril, no tanto por los votos de centroizquierda, insistimos, se había convertido en un espejismo. Al igual que el biógrafo de Unamuno, podemos preguntarnos, «¿Qué ha pasado en Salamanca para que tras el entusiasmo del 14 de abril, la hectárea de ilusión republicana que vibró en la plaza Mayor se deje ganar de esta forma la partida?».38 Este interrogante tiene varias respuestas, una de las cuales se aborda en el capítulo 3 dedicado a la Iglesia, sin duda muy relacionado con éste de la cuestión agraria y en concreto con el éxito de la derecha en la movilización conseguida por el Bloque Agrario Salmantino. A pesar de existir una investigación valiosa,39 no se ha aclarado bien la génesis de este grupo, capaz de conseguir en menos de quince días tan buenos resultados electorales que tanto iban a influir en la política española por su labor obstruccionista a cualquier reformismo social e ideológico. Conviene pues relatar bien el origen del Bloque. Celebrada la segunda vuelta de las elecciones municipales el 31 de mayo, donde los antiguos monárquicos se habían republicanizado a toda prisa, estaba claro que intentar ganar las elecciones en Salamanca, por muy conservadora que fuera, no podía hacerse con enseña tan averiada como la de la Monarquía, pero, en 1931, tampoco con el lema de «En primer término Dios», con que el tradicionalista Lamamié había fundado Acción Castellana. De ahí que esta organización optara por pulir sus aristas monárquico-religiosas y cobijarse dentro de Acción Nacional, cuyo programa sin dejar de ser católico, reconocía el régimen de la República. Lamamié, Gil Robles y el Vizconde de Revilla (L. Bermúdez de Castro) se aprovecharon de la infraestructura de una organización que, en contra de lo expuesto por su impulsor en mayo de 1930, aparecía ahora como «partido agrario» e iniciaron la campaña a la

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 15

el campo en pie

15

que luego se sumaría Cándido Casanueva, diputado conservador por Ledesma en 1923.40 Ahora bien, si Lamamié era un gran propietario y de gran exaltación religiosa, tanto Gil Robles como el vizconde pertenecían a la Acción Católica Nacional de Propagandistas (ACNP). Esta mezcla de terratenientes y catolicismo no era la mejor panacea electoral para el ambiente de ruptura que se vivía en la primavera de 1931, mucho más receptivo a las propuestas de reformismo agrario que pregonaban Villalobos o Marcos Escribano, quien además disponía de la red de La Liga de Agricultores por numerosos pueblos de la provincia. El sábado 6 de junio de 1931 apareció en los dos periódicos de la ciudad el anuncio «A los Propietarios, Colonos y Obreros Agrícolas» de una reunión de representantes de treinta pueblos de la convocatoria para «una magna asamblea» para el día 10 de junio: Pues tenemos que dar la sensación que la campaña disolvente de elementos políticos interesados, es débil ante la muralla que vamos a constituir, con la fe de redención que nuestra compenetración produzca y desnaturalizar de una vez el vergonzoso concepto de oprimidos parcialmente, cuando lo que ha sucedido es la lesión más tremenda a la armonía que patronos y obreros agrícolas han tenido siempre, por sentir ambos el mismo ideal.

Este manifiesto, de sintaxis más bien atropellada, terminaba con «¡Por la Agricultura, por la Patria!», anunciando que en la asamblea del día 10 se nombraría a los candidatos agrarios «exclusivamente agrarios ... como convenientes a los intereses de clase, que en suma son los de la parte económica más extensa del país».41 Una nota oficiosa de La Liga de Agricultores criticó la convocatoria y desautorizó a los afiliados que la firmaban «y por anticipado a los que concurran a la Asamblea».42 No sabemos qué pueblos estaban representados ni dónde se reunieron y los firmantes carecían de relieve político. Sin embargo, a los dos días, esta convocatoria más bien anodina y desautorizada era realzada al máximo por La Gaceta Regional y en primera página se publicaba la entrevista «Charla con un charro por los cuatro costados»; el entrevistado, cuyo nombre nunca se citaba, exponía su ojeriza contra los políticos y la necesidad de organizar «falanges de campesinos»: «los intelectuales, los hombres de la ciudad no tendrán nunca derecho a burlarse de nosotros»; había que fundir todos los elementos agrarios y formar un bloque agrario, y, luego, ya se llamaría a los políticos si se necesitaban. En lo concerniente a ideología política se daba apoyo y lealtad al nuevo régimen republicano y las reformas eran bien vistas «siempre, claro está, que se vele por los derechos sagrados y legítimos de la tierra; que no están dispuestos a tolerar las campañas subversivas que ahora se han iniciado por gentes que desconocen en absoluto el problema».43

001-480 Salvaje pesadilla

16

8/5/07

12:31

Página 16

esta salvaje pesadilla

La entrevista que firmaba «B» (podemos suponer razonablemente que era Francisco Bravo), venía precedida por lo que se convertiría en grito de combate del Bloque: «¡El campo en pie!»; es decir, antes de manifiestos oficiales ya se disponía del eslogan y La Gaceta dejaba de informar para publicitar la convocatoria del día 10 en el teatro Bretón, como haría igualmente con el mitin del día 14. El Manifiesto que salió de la asamblea del Bretón recogía los tópicos que había expuesto el entrevistado en La Gaceta con los añadidos reformistas del Banco Nacional Agrario, cuerpo de Guardería Rural, el precio remunerador para el trigo... El único punto que, además del de la tasa mínima del trigo, se distinguía por su concreción era el punto 7, «que se permita la entrada de obreros de otras regiones o del extranjero en el número que represente la diferencia entre los necesarios y los útiles de cada pueblo». Es decir, el Bloque que se estaba gestando surgía como reacción a la política laboral del gobierno provisional que había limitado seriamente la tradicional libertad de contratación. Pero una organización necesitaba un centro social, y el tiempo apremiaba, como decían todos, pues faltaban unos quince días para las elecciones; la comisión provisional surgida tras la asamblea «aceptó el generoso ofrecimiento de La Gaceta Regional; provisionalmente dicha oficina quedará instalada en la Redacción (calle Padilleros, 4)», donde deberían enviarse las listas de afiliados y simpatizantes de los pueblos.44 En la asamblea se anunció un gran mitin en la plaza de toros para el domingo día 14 del que saldría la lista de representantes, y se acordó enviar al mitin de Ledesma de Acción Castellana del día siguiente una representación (en la que estaba Ernesto Castaño) para explicar las finalidades de la organización. Nos hemos extendido en estos prolegómenos, porque el relato que se ha hecho del surgimiento del Bloque Agrario Salmantino, la organización que más combatió la política reformista del primer bienio, ha pasado por alto la fuerte implicación del diario católico y de aquel precoz fascista que fue F. Bravo. Cuesta creer que en plena faena de recolección unos pocos agricultores descontentos con la política reformista del gobierno provisional hubieran podido crear («de abajo a arriba» como decía Gil Robles) una plataforma electoral en nueve días, la organización de dos asambleas, un mitin, y reunir a representantes de cerca de 140 pueblos. Y todo ello para ponerse de acuerdo sobre un programa electoral que, sobre el papel, no difería sustancialmente del que estaba difundiendo en sus actos Marcos Escribano con el soporte de una organización consolidada como era La Liga de Agricultores. La hipótesis que planteamos es la siguiente. Después del desastre de los monárquicos en las municipales, la única organización con la que contaban las derechas era la Acción Castellana del tradicionalista Lamamié, que aunque fuera bautizada por Ángel Herrera y El Debate carecía, por sí sola, del tirón electoral necesario para aquella primavera de cambio; la búsqueda de

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 17

el campo en pie

17

una coalición electoral fracasó.45 Por otra parte, el programa reformista republicano era respaldado en buena medida por La Liga de Agricultores liderada por Marcos Escribano que se presentaba a las elecciones con las siglas de Derecha Liberal Republicana. Había que buscar otra alternativa vestida con el ropaje de lo agrario que, como otras veces, sirvió de manto interclasista; las referencias al campo oprimido y marginado tenían un público muy receptivo en una coyuntura como aquélla. Gil Robles expuso a los pocos días de las elecciones que el Bloque Agrario Salmantino había sido una «organización democrática» que había surgido «de abajo arriba», sin iniciativas personales ni ambiciones.46 La historia que hemos tratado de demostrar es muy distinta dada la implicación de La Gaceta Regional en hombres y servicios47 y con personajes como Bravo, el futuro biógrafo de José Antonio, o Ernesto Castaño, dedicado cinco años después a recorrer cuarteles preparando otro alzamiento menos pacífico.48 Pero a principios de junio de 1931 lo políticamente oportuno era ser republicano, reformista y hasta apolítico. En cuanto al apoliticismo, las relaciones Acción Castellana-Bloque parecen una escenificación de juegos florales; si Castaño se presentó al mitin de Ledesma que celebraban las derechas agrarias de Acción Castellana, esta organización proclamaba humildemente que se sometería a lo que dijeran las bases del Bloque en el mitin de la plaza de toros del día 14. Ese día en la Cámara de Comercio fueron elegidos como candidatos del Bloque Agrario, por este orden: Lamamié, Gil Robles, Marcos Escribano, Villalobos y Cándido Casanueva; como Marcos Escribano y Villalobos mantuvieron la candidatura original de sus propios partidos, al final, el resultado fue simplemente que Acción Castellana desembarcó en el republicano Bloque produciéndose la paradoja de que los triunfadores del 28 de junio fueran los tres de convicciones monárquicas, uno de ellos carlista. Respecto al reformismo, era fácil acudir a las encíclicas sociales y a la promesa de parcelación de latifundismo, firmadas por latifundistas, para crear el mayor número posible de pequeños propietarios.49 Es ilustrativo el ejemplo de Lisardo Sánchez, gran propietario y ganadero salmantino y extremeño —propietario número uno del término de Badajoz con 6.016 has50— que no tardaría en escribir contra la política reformista de la República, pero que ahora aconsejaba repartir unas 260.000 ha en Badajoz para solucionar el problema social.51 «A partir de aquel momento, la batalla estaba ganada» confiesa Gil Robles, pues en efecto, la campaña electoral se había iniciado sin que Acción Castellana lograra alianzas. Ahora, sin embargo, «llovían los ofrecimientos, las colaboraciones generosas y desinteresadas ..., humildes campesinos sin reparar en las labores de la recolección, visitaban los pueblos de la provincia trabajando para nosotros».52 Es objeto de discusión quiénes entre los candidatos electos —que habían sido escogidos los cinco el día 14 de junio por los

001-480 Salvaje pesadilla

18

8/5/07

12:31

Página 18

esta salvaje pesadilla

representantes de los pueblos— resultaron más beneficiados, si los agrarios reformistas (Villalobos, Marcos Escribano) que se presentaron con sus partidos o los agrarios advenedizos (Lamamié, Gil Robles, Casanueva). A la vista de los resultados que se comentan en otro lugar,53 aunque parte de los electores escogiera a los cinco hubo un voto agrario de derecha (que se notó más en Ledesma y Vitigudino) y otro de centro-izquierda (Béjar, Sequeros). Una parte de la explicación de esta orientación debe estar en la influencia que seguían manteniendo Casanueva y Villalobos en sus respectivos distritos. Conocido el resultado electoral, hubo incidentes en Salamanca (se asaltó la oficina electoral de los agrarios); las actas fueron impugnadas porque en varios pueblos hubo igual número de electores y votantes, o éstos fueron el 97-99% de los electores, afluencia electoral llamativa por otra parte al coincidir las elecciones con las faenas de recolección. Cuando la discusión de las actas llegó a las Cortes, fue la ocasión para que Gil Robles demostrara sus habilidades parlamentarias al defender la honestidad de los diputados agrarios, puesta muy en entredicho por varios miembros de la comisión.54 Merece la pena llamar la atención sobre el éxito conseguido en el partido de Sequeros por Queipo de Llano, que se había metido en política «para acabar con el indigno caciquismo», pues consiguió más del 80% de los votos; a pesar de estos buenos resultados, en el distrito en el que se había presentado sin éxito en 1923, y en los de Alba, Béjar y Ciudad Rodrigo, le faltaron unos 7000 votos para ser diputado. El Gráfico 4 ofrece el panorama de las tres elecciones que se irán comentando más adelante. Los resultados de 1931 nos muestran a un electorado de centroizquierda en un 75%, pero que sólo consiguió cuatro de los siete diputados (Véase Cuadro 1); los límites de la Conjunción republicano-socialista son claros,55 pues sólo logró sacar a Unamuno y al socialista Santa Cecilia. Además de cuestiones de técnica electoral, está la variable explicativa de la disciplina de la derecha que va a ser una constante a lo largo de toda la República: «Los votos de los católicos para los católicos»56 se pedía desde La Gaceta Regional pocos días antes de las elecciones. Los mismos que están escribiendo en ese periódico sobre «la Religión católica como fuerza inexpugnable», es el caso de Cimas Leal, participan como oradores en la Plaza de Toros el 14 de junio en el principal acto propagandístico del Bloque Agrario Salmantino. A mediados de octubre de 1931, cuando la minoría agraria había dado ya suficientes señales de oposición a cualquier reformismo, el comentario en El Socialista a un nuevo mitin en Ledesma, ahora para atacar a la Constitución en ciernes, fue que el verdadero programa de la derecha era el de «Monarquía, Plutocracia, clericalismo becerril y servidumbre total del que labra la tierra», programa que había sido escondido con el señuelo del agrarismo para «engatusar» a la pobre gente. Ingenuamente el comentarista profetizaba que los agrarios ya no podrían engañar en las próximas elecciones...57

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 19

el campo en pie

19

GRÁFICO 4. Porcentaje de votos, provincia y capital de Salamanca, 1931-1936 60,0 50,0 40,0

D ERECHA

30,0

C ENTRO

20,0

IZQUIERDA

10,0 0,0 Provincia 1931

Capital 1931

Provincia 1933

Capital 1933

Provincia 1936

Capital 1936

Fuente: R. Robledo, «Cambio político y social en Salamanca».

PALACIOS RUBIOS, EL CRIMEN OLVIDADO Hasta septiembre de 1931, la villa de Palacios Rubios, situada a unos 15 kilómetros de Peñaranda, había sido conocida por el topónimo debido a Don Juan López de Vivero (1450-1524), consejero de los Reyes Católicos (Don Juan López de Palacios Rubios). A partir del domingo 27 de septiembre de 1931 adquirió otra celebridad bien distinta, la de anticiparse a Castilbanco o Arnedo en los dramas rurales con protagonismo de la guardia civil. A principios de julio de 1931 se había fundado o registrado el Sindicato de Trabajadores de la Tierra con la inscripción de 126 asociados,58 un grado muy elevado de sindicación para un pueblo de 791 habitantes, donde el Censo de Campesinos había contabilizado 144 jornaleros, además de 54 pequeños propietarios; en las elecciones de junio tres cuartas partes de los votos de Palacios Rubios, habían sido para la Conjunción Republicano-Socialista. El 25 de septiembre se había declarado huelga general para conseguir mejoras salariales que permitieran cobrar de 4 a 7 pesetas, según las diversas tareas. La huelga transcurrió sin incidentes; el domingo 27 varios obreros asistieron a un mitin en Peñaranda, uno de cuyos oradores fue el socialista Andrés Manso; a la vuelta, mantuvieron una reunión con el cabo de la Guardia Civil quien les comentó Parece que la huelga se arregla. Si no se arregla, aquí estoy yo, ¡eh!; pero parece que se arregla. Sí —dicen los obreros— y estamos muy contentos. El presidente de la Sociedad, que venía también de [Peñaranda de] Bracamonte, habla igualmente con el cabo, y todos muestran su alegría.59

001-480 Salvaje pesadilla

20

8/5/07

12:31

Página 20

esta salvaje pesadilla

Una de las informaciones periodísticas precisa que comunicaron al cabo que rebajarían la petición de salario mínimo en 50 céntimos, y que éste se ofreció para hacerlo saber a los patronos. Luego, se reunieron con el resto de compañeros felicitándose todos del éxito de las reivindicaciones. De alguien partió la idea de recorrer el pueblo para exteriorizar el entusiasmo para lo cual se organizó una manifestación compuesta de unas 150 personas, entre hombres, mujeres y niños, marchando al frente de ella Angel Pró que tocaba un cornetín y otro obrero con un tamboril. La actitud de los manifestantes ... era de alegría y de expansión. Al llegar la manifestación a la calle de la Iglesia, sobre las diez o diez y media de la noche, apareció en el extremo opuesto la fuerza de la Guardia Civil, con cuatro números a caballo y otros cuatro a pie. Varios de los obreros que engrosaban la manifestación nos dijeron que, por lo menos ellos, no habían oído órdenes de disolverse; por el contrario la Benemérita afirma que estas órdenes se dieron reiteradas veces sin ser atendidas por los manifestantes. Nuestros informantes siguen diciendo que al encontrarse frente a la Guardia Civil, ésta hizo fuego resultando dos obreros muertos y cuatro heridos graves. Y la Benemérita nos afirma que al disparar fue obligada por la actitud agresiva de los manifestantes. El pánico que los disparos produjeron fue tremendo. Las puertas de las casas se cerraban rápidamente y los manifestantes, dando gritos, corrían alocadamente.60

Una manifestación festiva que había acabado, aparte de con heridos graves, con cuatro muertos (a los dos que murieron el día 27 se sumaron los fallecidos a los pocos días) tenía que disfrazarse grotescamente de campaña subversiva, poniendo en boca del socialista Andrés Manso palabras que dejaban empequeñecido hasta el discurso más incendiario.61 Esta versión de «efervescencia de campesinos», como acostumbraba a decir aquel gobernador, contradecía la lógica de una huelga pacífica reconocida por la Guardia Civil en el juicio, la negociación a la baja en los salarios, la manifestación con niños y tamboril y hasta el testimonio de la hermana del cura que recoge el Diario de Sesiones.62 A la huelga general convocada por la Federación Obrera para el día 29 sucedieron manifiestos de las fuerzas vivas en la ciudad y muy especialmente de la comisión de propietarios para felicitar al gobernador «por la campaña conducente a mantener el orden, único medio del desenvolvimiento de todos los intereses en la provincia».63 En el Consejo de Guerra celebrado casi dos años después se sentaron en el banquillo el comandante de la fuerza, para responder de cuatro delitos de homicidio y varios de lesiones, y diez obreros acusados por Gil Robles de ofender de obra a la fuerza armada.64 No fue difícil conseguir la sentencia absolutoria, pues aunque no se demostró que hubiera agresiones, ni actos de excitación, la eximente del cumplimiento del deber y las normas de la cartilla de la Guardia Civil de cómo repeler con

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 21

el campo en pie

21

armamento de guerra manifestaciones subversivas (se dieron gritos de vivas al socialismo y se tocó La Marsellesa) fueron suficientes para absolver a un cabo que para entonces había ascendido a sargento y que había dado muestras de impunidad.65 La reconstrucción de este suceso, desapercibido en la historiografía de la Segunda República, ilustra la importancia de las luchas laborales más que las de la tierra incluso en Salamanca, afectada de inmediato por las medidas de expropiación de la tierra. Un recuento parcial de otros sucesos sangrientos de Macotera —diciembre de 1932—, Arabayona de Múgica66 —abril de 1933—, Alaraz —diciembre de 1933—, Mancera —marzo de 1936— y Villar de la Yegua —junio de 1933—, todos pertenecientes al partido de Peñaranda, salvo el último, tuvieron mayoritariamente la misma motivación, las disputas por el nuevo marco de relaciones laborales que llevó a cabo Largo Caballero nada más tomar posesión del Ministerio de Trabajo. En efecto, a diferencia de las críticas que suele recibir la política agraria republicana por el retraso en el asentamiento de campesinos —la Ley de Bases llegó diecisiete meses después del 14 de abril, una tardanza que marchitó el entusiasmo por la República—, Largo Caballero adoptó la vía de los decretos, convertidos en leyes en septiembre de 1931, para modificar de inmediato las reglas tradicionales del mercado laboral. Y algo parecido desde el Ministerio de Justicia hizo Fernando de los Ríos con los contratos agrarios. Es decir, en los dos meses y medio que precedieron a las elecciones a las Cortes Constituyentes se cambió el estatus secular donde descansaba, desde las Cortes de Cádiz, el ajuste de salarios y renta de la tierra. Es comprensible que la alteración de costumbres y privilegios que las clases tradicionales juzgaban como «el orden natural» se viviera como una campaña subversiva sin percibir o aceptar el cambio sociopolítico que el nuevo régimen amparaba.67 Ciertamente no todo había sido inmovilismo antes de 1931, pero las características dominantes de la contratación agraria seguían siendo las de un rígido modelo disciplinario para que funcionara bien la «máquina de trabajo» compuesta por peones y yunteros, lo que no excluía comportamientos paternalistas y condescendientes de los propietarios que aceptaban alojar a obreros en situaciones de miseria. La disciplina no era sólo interna pues el modelo no podía sostenerse sin fuerzas coercitivas generadas por el triángulo institucional Gobernador Civil-Alcalde-Guardia Civil todos ellos dispuestos a salvaguardar el orden socioeconómico.68 Esta trabazón se descompuso en los primeros meses de la República. Aunque hubiera precedentes institucionales en la Dictadura, «por primera vez, el peso favorable de los derechos legales se desplazó de los propietarios al proletariado rural».69 La reforma del mercado de trabajo se concretó en el establecimiento de la jornada de ocho horas, de los jurados mixtos de patro-

001-480 Salvaje pesadilla

22

8/5/07

12:31

Página 22

esta salvaje pesadilla

nos y obreros y en el decreto de términos municipales que en su primera redacción impedía la contratación de obreros de fuera hasta que estuvieran empleados los de la localidad; fue la decisión más polémica y pretendía poner fin al «mercado de plaza». Por último el laboreo forzoso buscaba anticiparse a la reacción patronal de dejar las fincas en barbecho. En definitiva se creaba un marco institucional que daba cauce a negociaciones hasta entonces dictadas por la ley del más fuerte y cuanto más y mejor funcionara ese marco más se iba a consolidar el poder de las organizaciones obreras. Las diversas investigaciones de que disponemos sobre la reforma agraria en España han ido dando cuenta de las tensiones sociales que supo la aplicación de la nueva normativa y sus efectos políticos.70 El relato del caso salmantino está justificada por ser el mejor exponente de la estrategia de la patronal agraria, enfrentada al sindicalismo de los Trabajadores de la Tierra, pero donde tuvo su espacio y su tiempo la organización interclasista de la Liga de Agricultores con lo que se enriquece el tratamiento de la cuestión agraria republicana.

LAS ARMAS DE LA NEGOCIACIÓN La mejor forma de comprobar cómo habían cambiado las cosas en la sociedad salmantina con la llegada de la República es fijarse en el Mapa de las Asociaciones de 1934. De un campo dominado casi en solitario por las redes del sindicalismo católico se había pasado a otro donde el poder de los patronos, grandes o medianos, tenía el contrapeso de la organización de la Federación de los Trabadores de la Tierra;71 incluso había sindicalistas católicos afiliados a la Casa del Pueblo.72 En dicho mapa están señalados los pueblos con representación patronal y obrera en los jurados mixtos de la propiedad,73 y lo que hemos hecho es añadir la información relativa al grado de labrantío, acudiendo a los datos del Censo de 1999; aunque desde hace decenios se han producido cambios en el tipo de cultivos, el Mapa 1 recoge fielmente la vocación agrícola del nordeste salmantino, que es el que demandaba más mano de obra y propiciaba por tanto un mayor grado de afiliación obrera; no es extraño que los sucesos de mayor violencia se dieran en esta zona, tal como hemos advertido. Para el Bloque Agrario se había desencadenado «la lucha de clases que propagandas criminales habían encendido por el campo provocando la guerra civil más feroz que pueda imaginarse»;74 esta forma de ver las cosas, de considerar una agresión el hecho de que los obreros salmantinos del campo estuvieran organizados por primera vez, explica la actuación del Bloque capaz de desafiar del modo más eficaz posible las normas legales en una actividad como la agrícola: boicot a la siembra en 1932 y boicot a la recolección en 1933.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 23

el campo en pie

23

Las primeras Bases de Trabajo Rural aprobadas el 17 de junio de 193275 llaman la atención por ser un documento muy prolijo donde se regula por primera vez no sólo el salario del segador adulto (siete pesetas y mantenido), sino las horas extraordinarias, los horarios de siega y acarreo, la prohibición del trabajo femenino (o su autorización excepcional con salario nunca inferior al 20% del salario del hombre), la exigencia de habitación decorosa o la de que hubiera una persona que cocinara para los obreros forasteros, etc. Es decir, de un mercado laboral, apenas sin restricciones, se pasaba a otro muy intervenido; es como si las Bases se hubieran escrito para no ser cumplidas. En efecto, las relaciones de poder no se cambiaban por decreto y aunque se suavizara el impacto de la Ley de términos municipales (la provincia era considerada como un término municipal) el rechazo de las autoridades locales o las presiones de los patronos iban a hacerlas inviables.76 Esta previsible oposición de los poderes locales estaría respaldada luego por la actitud desafiante de Gil Robles y Castaño que invitaban al impago de contribuciones y a la suspensión de la siembra lo que provocó la detención de los dirigentes del Bloque Agrario y la clausura de su sede, donde se encontraron los pliegos que debían firmar los labradores.77 Había llegado la hora de los «procedimientos fuertes» como había planteado Castaño en la «trascendental asamblea del MAPA 1. Vocación agrícola y afiliación Campesina en 1934

001-480 Salvaje pesadilla

24

8/5/07

12:31

Página 24

esta salvaje pesadilla

Bloque Agrario» celebrada en el Bretón; Lamamié precisaba bien la intención de la protesta, pues si no había siembra, tampoco habría labor. Se teme al laboreo forzoso y si desde aquí sale el acuerdo unánime de no sembrar ¿dónde están los medios para llevar a cabo ese laboreo forzoso? (Grandes aplausos.) Dice que no es posible que se incauten de todo, porque entonces habría llegado el momento de defenderse con los dientes, con las manos (Enorme ovación.)78

En la elaboración de las Bases de 1932 no se excluye que hubiera una operación provocadora del Bloque, para consentir, sobre el papel, cláusulas que nunca podrían cumplirse pero que serían aireadas para demostrar el derrumbe del campo, aunque fuera con datos poco fidedignos,79 y en definitiva para fortalecer su posición como salvador de la agricultura. Esta hipótesis de una estrategia realmente maquiavélica se basa en la actuación del Presidente cuyo voto de calidad decidía en caso de empate de los vocales obreros y patronales en el Jurado Mixto de Trabajo Rural. Pues bien, el Bloque Agrario propuso como Presidente al monárquico Alejandro Tavera80 que solía votar a favor de los obreros, alentando expectativas, que al no cumplirse, complicarían las relaciones laborales hasta 1934.81 No es que Tavera se hubiera afiliado a la UGT: a los pocos días de que fuera cesado (21 de noviembre de 1932), fue elegido secretario de la recién creada Derecha Autónoma Salmantina; luego, como concejal, apoyaría en octubre de 1934 la destitución de Prieto Carrasco y de los concejales de izquierda y más adelante actuaría como exponente de la ultraderecha. En la «Relación de personas de significación extremista de derechas» ocupaba el lugar número 3, después de G. Mirat y M. Iscar.82 La amenaza de dejar de sembrar que habían hecho los dirigentes del Bloque o la reacción de los grandes labradores de reducir la demanda de mano de obra y de discriminar a los obreros asociados empujó al sindicato a acciones de fuerza para hacer efectivas las Bases de Trabajo.83 Tras el fracaso de las negociaciones, la Federación de Trabajadores de la Tierra dio un ultimátum para exigir resultados inmediatos y en concreto que se contrataran diez ingenieros que aplicasen el decreto de laboreo forzoso en el campo. Llegó así la huelga general que durante siete días paralizó la provincia en diciembre de 1932, huelga que no contó con el apoyo de las autoridades republicanas locales y que fue desautorizada por el partido socialista y la UGT.84 La detención del comité de huelga con José Andrés Manso a la cabeza prolongó la huelga con diversos incidentes en la ciudad y en especial en los partidos de Peñaranda, Ciudad Rodrigo y Alba. El suceso más grave tuvo lugar en Macotera donde resultó muerto un huelguista y hubo tres heridos, por disparos de varios vecinos.85

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 25

el campo en pie

25

La negociación de las Bases de 1933 se hizo en un clima de aparente concordia al que colaboró el que se aceptara la presentación de las reclamaciones relativas a los salarios que se adeudaban de la cosecha de 1932.86 Las expectativas levantadas debieron de ser grandes; se trataba de cantidades que iban de las dos pesetas a las dos mil y se presentaron miles de reclamaciones que en nuestra opinión lo que demostraban es que cuando se iba a trabajar se llegaba a acuerdos verbales de pago que luego no se cumplían; ahora había posibilidad de reclamar ante un Jurado; otra cosa es el decepcionante resultado de los fallos meses después.87 En junio, cuando se acercaba el momento crítico de la cosecha, las nuevas disposiciones El Ministerio de Trabajo chocaban con otras de las Bases de 1932 (modificadas a fines de noviembre de 1932) que seguían vigentes, de modo que las normas eran múltiples, ambiguas, casi contradictorias, pues dejaban resquicios para interpretaciones tendenciosas como las del Bloque.88 A mediados de junio empezó la recolección con cuadrillas de trabajadores, venidos de Galicia o Portugal, al margen de cualquier marco jurídico, produciéndose los inevitables conflictos. Cuando un pequeño grupo de labradores fue detenido y encarcelado, Gil Robles, Marcos Escribano y otros líderes solicitaron ser arrestados como muestra de solidaridad. Esta segunda ofensiva del Bloque Agrario, cuya motivación confunde Gil Robles en sus memorias,89 acompañado ahora de la Unión de Agricultores Salmantinos (sucesora de la Liga de Agricultores), contó con el respaldo de los empresarios urbanos que amenazaron con el lock-out y otras medidas de fuerza. Era preciso librarse de la anarquía y de la dictadura de la Casa del Pueblo y restablecer los derechos de los propietarios, entre los que destacaba la libertad de contratación.90 La Plaza de Toros fue de nuevo el lugar para un mitin al que asistieron cerca de 10.000 personas el 9 de julio de 1933. Castaño, el líder agrario, le dio todo el simbolismo posible al interpretar el acto como el inicio de una «Cruzada de Liberación de un partido sectario».91 El ministerio defendió las necesidades de la economía nacional y consideró tan ilegal el boicot a la recolección como la huelga que se había convocado a principios de julio que provocó la detención de unos sesenta obreros y varios heridos.92 Es importante señalar que la reivindicación del Sindicato de Trabajadores de la Tierra era que, mientras hubiera parados en la provincia, no pudieran trabajar los de otras regiones debiendo ser contratados los inscritos en la Bolsa de Trabajo; sin embargo era difícil prescindir de la arraigada tradición de la venida de segadores de fuera de la provincia que siguieron llegando a los pueblos salmantinos disputándose, a veces sangrientamente, el puesto de trabajo.93 No podemos detenernos en las vicisitudes de las Bases de 1934 y 1935, o en la huelga de junio de 1934, muy limitada al parecer al partido de Peñaranda,94 pero si con gobiernos de «izquierda» las victorias del sindicato de Trabajadores de la Tierra fueron tan pírricas, ya puede imaginarse el desenlace

001-480 Salvaje pesadilla

26

8/5/07

12:31

Página 26

esta salvaje pesadilla

en el bienio radical-cedista. El esquema general de desquite, de reducción de salarios, etc. se dio en Salamanca incluso más que en otros lugares pues hasta desde La Gaceta Regional se llamó la atención sobre la pretensión de traer cuadrillas de gallegos y extremeños e incluso la JAP, convencida de las bondades del catolicismo social, se permitía criticar a los patronos.95 La Delegación Provincial de Trabajo se vio obligada a llamar la atención sobre diversas estratagemas de los patronos que hacían firmar recibos en blanco a los obreros, entre otras.96 Las condiciones que introdujo la negociación de las Bases de Trabajo obligaron a unos y otros a aprovecharse de sus resquicios e imprecisiones o de la debilidad de los organismos encargados de revisar su cumplimiento. Si la Casa del Pueblo exigía el cumplimiento del laboreo forzoso, sólo podía hacerse con servicios que hicieran un seguimiento, como el Servicio Agronómico o la policía rural que, nunca mejor dicho, no estaban por la labor.97 Ante este desencuentro puede uno preguntarse con cierto escepticismo hasta dónde era posible la cultura del pacto y de la negociación en la sociedad rural salmantina (o castellana) de entonces. Una respuesta igualmente escéptica es recurrir a la explicación del atraso: se arbitraron medidas para una sociedad que no estaba preparada... pero este es un lugar común que desmiente la actuación de los jurados mixtos pues el número de conflictos resueltos fue casi diez veces más que el de los no resueltos.98 La creación de un marco institucional que favorecía sin duda al jornalero (hasta entonces su papel principal había sido formar parte del «mercado de plaza»), no era fruto de una «pandilla de audaces sectarios»,99 sino que, con todos sus defectos, pretendía por primera vez resolver los problemas sin recurrir a la caridad de los alojamientos, es decir, la distribución, de acuerdo con las instituciones locales, de obreros en las grandes fincas del sur para paliar temporalmente un grave problema social. Lo que ocurrió es que no hubo oportunidad de consolidarlo dada la fortaleza del poder social, económico y político de la derecha salmantina y de su capacidad organizativa contra la República, como se demuestra en el capítulo 3. Al mes de los sucesos de Palacios Rubios, se reunieron los prohombres de la villa para adaptar el Estatuto o Reglamento del Bloque Agrario a las necesidades de aquella localidad, llevando muy adelantados los trabajos hasta el punto de llegar al entusiasmo por la sociedad, que están dispuestos a ceder en arrendamiento varias fincas de su propiedad a todos cuantos quieran engrosar sus filas. Estos señores siempre se han distinguido en hacer todo el bien posible en pro de sus vecinos.100

Esta crónica del corresponsal, que se explayaba luego en los actos celebrados en desagravio al Sagrado Corazón de Jesús, pone en evidencia que la actividad del Bloque Agrario, aparte de mítines, era dar tierra a sus fieles,

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 27

el campo en pie

27

cosa que no hacía la República pues por entonces, octubre de 1931, ni siquiera había llegado un proyecto de reforma agraria a las Cortes. Y luego estaban las otras armas. Los sucesos de Palacios de Rubios debieron actuar como escarmiento que fue creciendo a medida que se respondía a las huelgas con pistolas, algo que la justicia llegó a interpretar benévolamente porque sólo se quería amedrentar...101. Las armas de la negociación sin duda eran muy desiguales y unas más efectivas que otras. No hizo falta esperar a la Falange para que llegara el pistolerismo a los campos, el de «las personas decentes».102 Como se quejaba Manso en las Cortes de 1936 Se han sucedido sólo en este partido quince o veinte hechos de sangre, que habiendo sido acompañados por la impunidad más perfecta para los que los habían realizado, han creado una situación total de coacción en el partido de Peñaranda de Bracamonte y en toda la provincia de Salamanca, que no han tenido necesidad los pistoleros de la CEDA de salir el día de las elecciones a realizar las coacciones indicadas.103

Y si nos hemos referido al inicio a la manifestación de Palacios Rubios conviene referirse a otra manifestación pacífica en Mancera el 15 de marzo de 1936; los manifestantes iban llegando a la plaza cuando sus gritos de vivas fueron contestados no sólo con mueras sino con disparos de escopeta de varios elementos de derecha del pueblo que estaban allí apostados: fueron heridos siete manifestantes, uno de los cuales murió; en el desconcierto que provocó el tiroteo murió un niño de tres años y cayó muerta una mujer «perteneciente a la clase patronal», al parecer por arma blanca de un manifestante.104

CONTRA LA RENTA DE LA TIERRA. LAS ELECCIONES DE 1933 Si por una parte la labor del reformismo republicano reducía los beneficios del cultivador-arrendatario cuando se cumplían las bases de trabajo, por la otra compensaba estos efectos al permitir «la revisión del contrato [de arrendamiento] al único efecto de reducción del precio» como ordenaba el decreto de 11 de julio de 1931, completado luego por el del 31 de octubre, que aceptaba aplazamientos en el pago de la renta; por una u otra causa, a los pocos meses había en España cerca de 70.000 demandas de propietarios que no habían cobrado las rentas. En una muestra de 44 arrendamientos salmantinos, 9 consiguieron rebajas inferiores al 20%, 33 del 20-40% y 2 del 40-60%. Por primera vez (si se excluye el precedente de los decretos del final de la Dictadura), el cambio político ayudaba a romper con la plena libertad de arrendamientos fijada en el decreto de 8 de junio de 1813 con el consabido «a riesgo y ventura».

001-480 Salvaje pesadilla

28

8/5/07

12:31

Página 28

esta salvaje pesadilla

Los arrendatarios y los aparceros podían acudir a los jurados mixtos de la propiedad rústica o bien a los juzgados ordinarios para solicitar una rebaja de rentas, cuando su importe se considerase abusivo bien porque superase la renta catastral o el líquido imponible de la finca (donde no existiese Catastro) o bien porque la cosecha fuese deficiente. A diferencia de la conflictividad desatada por las negociaciones de los jurados de trabajo, no tenemos noticia de conflictos relevantes por las rebajas de renta quizá porque millares de pactos de rebaja se celebraron amistosamente sin forzar la vía judicial.105 Si se llegaba a este procedimiento, la renta que hubiera subido de modo excesivo se ajustaba automáticamente al importe del líquido imponible; esto indica el alto nivel que habían alcanzado los arrendamientos La Liga de Agricultores y la organización que le sucedió desde junio de 1932, la Unión de Agricultores Salmantinos (UAS), impulsó el proceso de revisión de rentas y en julio de 1932 se dirigió a la Diputación para que la institución solicitase la prórroga de la vigencia de la revisión.106 La ventaja para llevar a buen término estas reivindicaciones, o la de la creación del Jurado mixto de propiedad rústica,107 que satisfacían aspiraciones seculares del colono salmantino, es que el Presidente de la Gestora de la Diputación, Marcos Escribano, lo era también de la UAS. Aunque se dispone de información hemerográfica, nos faltan datos de aquella organización auténticamente centrista por su lugar en el proceso productivo —los arrendatarios (que no tuvieran otras propiedades) se veían aprisionados por las «legítimas reivindicaciones de la clase obrera y por la exigencia de la renta»— y por su programa político. El acceso a la correspondencia de la administración salmantina del Ducado de Fernán-Núñez puede suplir en parte esta laguna pues deja bien claro el papel reformista de Marcos Escribano, a quien el administrador llama despectivamente «paladín» o «cabecilla», mostrándose mucho más beligerante con él que con la Federación Obrera del pueblo de San Pedro de Rozados con la que llegó a acuerdos para la explotación de la dehesa de Bernoy. La dehesa de Bernoy, la más importante de Fernán-Núñez en Salamanca, era llevada por seis labradores de San Pedro de Rozados. La llegada de la República había introducido las «cuestiones sociales y agrarias» y la renta dejó de pagarse con regularidad; dado el apoyo político que los arrendatarios tenían en el sr. Marcos Escribano era imposible hacerse cargo de la finca para intentar algún tipo de explotación directa porque «este señor les promete todo lo prometible, siendo él la causa de las dificultades surgidas para el cobro de la renta y actualmente les tiene dichos que Bernoy es de ellos por las buenas o por las malas». El administrador ideó entonces una estrategia arriesgada, impuesta por las circunstancias de que «a grandes males, grandes remedios» Encontrándose esta administración en buenas relaciones con la masa obrera de San Pedro de Rozados (que es la mayoría) por haber sabido ampararlos, más

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 29

el campo en pie

29

con buenas palabras que con positivos hechos y viendo por otra parte esta clase obrera que si prosperan los malos propósitos de los labradores de San Pedro de Rozados, ellos no resolverían el problema del paro existente, están decididos a colocarse antes al lado del propietario que les puede dar trabajo que al lado de esos elementos que se labrarían ellos mismos la tierra, sin proporcionarles beneficio.

No cabía «mas recurso que ganar rápidamente —por la mano— la partida al señor Marcos Escribano, poniéndonos de acuerdo con la Federación obrera de San Pedro de Rozados» para explotar directamente la dehesa. Pero esta opción era imposible pues seguía en vigor el contrato de arrendamiento con los labradores. La estrategia para lograrlo tenía una vertiente social, legal y moral. Desde el punto de vista social no habría problemas para que la Federación Obrera escribiera al señor Duque suplicando dar trabajo a la clase obrera. A esto contestaría S.E. expresando el sentimiento al no poder llevar a efecto por tener la finca arrendada, prometiendo una vez que la ley se lo consintiera o la autoridad se lo ordenare, dar gusto y satisfacción a las legítimas aspiraciones de la Federación Obrera de San Pedro de Rozados.

Desde el punto de vista legal, había que respetar el contrato de arrendamiento: Ahora bien la clase obrera de San Pedro de Rozados, no ha cometido ya un desafuero en la dehesa de Bernoy por las consideraciones que siempre me han tenido, pero que la Directiva no responde ya que esto pueda subsistir mucho tiempo más. Considero que esta actitud de la masa obrera, podríamos muy fácilmente aprovecharla para que ellos mismos nos sacaran las castañas del fuego, consiguiendo gubernativamente el poder S.E. explotar la finca con sus colonos, con lo cual tendríamos resuelto el problema en su aspecto legal.

Solucionado el problema en los aspectos legal y social, ya se encargaría el administrador de dar publicidad «incluso de prensa» al acuerdo adoptado entre la Casa de Fernán-Núñez y la Federación Obrera de haber solucionado el problema del paro de común acuerdo. Y como si repugnara esta extraña alianza de nobleza señorial con obrerismo, argumentaba el administrador: Téngase presente que los golpes de los socialistas, van casi exclusivamente contra unas cuantas casas como ésta de S.E. Téngase presente también que en estas circunstancias no solamente es necesario sino muy conveniente pactar con los de abajo. Tenga S.E. presente que para poderse defender hay que cambiar los moldes antiguos, cambiando en absoluto todo el sistema, es decir que de la mis-

001-480 Salvaje pesadilla

30

8/5/07

12:31

Página 30

esta salvaje pesadilla ma forma que ellos han hecho una revolución, hagamos los demás otra para defender lo más que se pueda defender, todo lo cual no es obstáculo para que cada uno pueda seguir con sus ideas personales

Con esta triple estrategia se pensaba «dar al traste con los manejos del Señor Marcos Escribano», y el modelo de Bernoy serviría para otras dehesas de la casa: «sin estridencias ... pararemos las cuestiones referentes a señoríos, asentamientos, expropiaciones, etc. etc.».108 La franqueza con que se expresa el administrador (Francisco Ramón y Laca) deja bien a las claras los diversos intereses en conflicto que afectaban a la renta y al trabajo. Los grandes o medianos arrendatarios se sentían identificados con el líder de la Unión de Agricultores que en agosto de 1932 había conseguido que continuaran moratorias o rebajas de las rentas; Marcos Escribano era sobre todo exponente de la lucha antirrentista, de la crítica regeneracionista contra las condiciones leoninas de los contratos de arrendamiento. Por la otra parte, los obreros en paro, que vivían al lado de la gran explotación, presionaban, apoyados por la Federación Obrera, para no seguir siendo excluidos del mercado de trabajo. En medio, la habilidad del administrador se ponía a prueba ensayando fórmulas para recomponer el tradicional canal por donde había circulado el excedente agrario camino de Madrid o Biarritz. Pero las reglas de juego habían cambiado; ya no se podía amenazar al colono u obligarle a que pagara los aumentos de la contribución territorial como le sugería el apoderado del duque, entre otras cosas, porque el gran colono, por no pagar, ni pagaba la renta. Había que «dejar pasar un poco de tiempo hasta que la tormenta, que tenemos encima, se disipe», contestaba el administrador de Salamanca. En ese intervalo, se iban ensayando fórmulas como la de ceder parte de la dehesa bajo la modalidad de arrendamiento colectivo a la federación obrera o pasar del arriendo a la aparcería como el medio de esquivar la gran incertidumbre para el cobro de la renta por una parte y la fortaleza de las organizaciones obreras por la otra. Cuanto más forzara su discurso de intransigencia la patronal del Bloque Agrario y de radicalismo la Federación Obrera más espacio social, en teoría, quedaba para la Unión de Agricultores para aparecer como defensora de los intereses de los arrendatarios en contra de los privilegiados o del «señoritismo de usureros y parásitos». Era fácil que en Salamanca hubiera un público receptivo al mensaje de exaltación del cultivador directo y de censura de la gran propiedad arrendada.109 Éste fue el tono de la campaña electoral de noviembre 1933, que tuvo el anticipo de las elecciones municipales parciales en abril;110 los candidatos que acompañaban a Marcos Escribano veían bien en sus discursos las reivindicaciones obreras, pero no a saltos, sino «evolutivamente» y, sobre todo, lo que se atacaba era a la «plutocracia». Marcos Escribano cargaba en sus mítines contra «esa aristocracia envilecida que os esquil-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 31

el campo en pie

31

mó y os arruinó con rentas abusivas», contra los que escudados en «el sagrado nombre de agrario» buscaban «restaurar todos los privilegios abatidos» después del 14 de abril y se presentaba como defensor de los «humildes cultivadores de la tierra» frente a la extrema derecha salmantina que se aprovechaba trayendo obreros gallegos y zamoranos.111 Pero si había espacio para este discurso, el tiempo iba en su contra a medida que avanzaba la República y cobraba más virulencia el programa de la CEDA contra personajes como Villalobos o Marcos Escribano que había defendido vehementemente la inclusión de Salamanca en la Ley de Bases de la reforma agraria. Malos tiempos para el centrismo en noviembre de 1933 y mucho peores aún en febrero de 1936 como se demuestra en los resultados electorales que se presentan en el Cuadro 1. La Unión de Agricultores se vio obligada a efectuar la expulsión de algunos afiliados que «no supieron resistir las presiones, amenazas y coacciones de todo género que contra ellos se esgrimieron con motivos electorales».112 CUADRO 1 1931 Villalobos PRLD Santa Cecilia Conjunción Unamuno Conjunción M. Escribano DLR Gil Robles BAS C. Casanueva BAS Lamamié BAS C. Prieto Conjunción Camón Aznar Conjunción V. Kent Conjunción R. y Laca DLR Capdevila PRLD Pierna Sanitaria

(1) 9,5 8,6 8,5 8,3 7,7 7,5 6,9 6,7 5,9 5,8 4,6 3,5 5,7

(2) 6 Gil Robles 2 Castaño 1 C. Casanueva 8 Lamamié 7 Cimas 9 Andrés Manso 10 Villalobos 3 V. Casanueva 4 De Castro 5 Goé 11 M. Escribano 13 F. Iscar Peyra 12 Martín Sánchez

1933 CEDA CEDA CEDA CEDA CEDA PSOE PRLD PSOE PSOE PSOE PRC PRC PSOE

(1) 11,6 11,3 10,9 10,6 10,4 5,5 5,5 4,9 4,9 4,0 4,0 4,0 3,6

(2) 1 7 3 6 5 2 11 4 8 9 13 12 10

1936 (1) Gil Robles CEDA 11,1 C. Casanueva CEDA 8,9 Castaño CEDA 8,9 Cimas CEDA 8,8 Lamamié CEDA 8,7 Olleros CEDA 8,2 Andrés Manso PSOE 7,3 Villalobos* Ind. 6,6 C. Prieto* IR 6,5 V. Casanueva* PSOE 6,2 Ruipérez IR 5,9 Crespo PSOE 5,9 Marcos Escribano PRC 2,9

(2) 6 7 15 9 8 10 1 11 32 2 4 5 12

1. Porcentaje de votos del total provincial. 2. Posición según número de votos en la ciudad de Salamanca. * Diputados electos por la anulación de las actas de Castaño, Olleros y Lamamié. El total de la columna 1 no da 100 al exponer sólo en el cuadro los 13 primeros candidatos. Fuente: Anexo 1.

Marcos Escribano perdió su escaño y ya no lo recuperó; Villalobos aguantó contra viento y marea... Mayor descalabro sufrió el partido socialista que sólo logró un escaño de los siete (a pesar de que no hubo descenso en número de votos de la izquierda, véase Gráfico 3): si más de uno de cada dos votantes salmantinos había votado a la CEDA, sólo uno de cada cinco lo había hecho al PSOE. No puede decirse que le perjudicara en exceso la candida-

001-480 Salvaje pesadilla

32

8/5/07

12:31

Página 32

esta salvaje pesadilla

tura del partido comunista (que ya no se presentó en 1936) pues sus votos no llegaron al 3% de electorado. La campaña electoral de la CEDA, es decir del Bloque Agrario Salmantino,113 se había caracterizado por una especial agresividad. Acusaron a los socialistas de la ruina de la agricultura y de no haber realizado asentamientos, a los radicales de sectarismo, a los conservadores de perseguir a la Iglesia y de haber incluido a Salamanca en la Reforma Agraria. De Villalobos dijeron que no había que votarle porque iba en algunas candidaturas socialistas. Se dirigieron especialmente al obrero para recordarle que la Ley de Términos Municipales de los socialistas le había lanzado al paro, y también a la mujer, advirtiendo de que el comunismo le arrancaría los hijos de su lado, la iglesia de su pueblo y al esposo por la Ley del Divorcio. Además de la dinámica política, la Ley de Arrendamientos de 1935, debió de recortar aún más el espacio a la Unión de Agricultores. Al igual que el golpe frustrado de Sanjurjo propició una aceleración de la reforma agraria, la Revolución de Octubre lo hizo en sentido inverso con la Ley de contrarreforma (1-VIII-1935) y la Ley de Arrendamientos (15-III-1935), ley que tardó en llegar más que ninguna otra: una «minoría gloriosa», de cuya obra se jactaba el salmantino Casanueva,114 se había encargado de boicotear el proyecto de Marcelino Domingo en el verano de 1933 igual que el de Cirilo del Río, pero luego no tuvo reparos en formar parte de la Comisión y dictaminar el proyecto de Giménez Fernández que sería ley el 15 de marzo de 1935. Lo que se pretendía era acabar con la situación creada por los decretos de 1931, que habían llevado no sólo a un descenso de rentas, sino a su impago, a pesar de que los tribunales hubieran fallado a favor de los propietarios: «Nadie se niega a pagar, pero el caso es que nadie paga», escribía desconcertado un administrador en 1932, buen testimonio de la verdadera derrota del rentista.115 Una vez fijados más favorablemente los derechos de los propietarios, se pensaba que la disminución de la incertidumbre en la fijación de los arrendamientos rectificaría la desvalorización de la propiedad rústica. El tiempo de contrato fue rebajado de seis a cuatro años, no se pusieron topes a la renta (al desligarla del líquido imponible), se prescindió de cualquier tribunal de arbitraje (jurados mixtos de propiedad rústica) y, sobre todo, se facilitaron los desahucios con la excusa del cultivo directo. Sin el marco legal que durante el primer bienio había facilitado la lucha contra la renta de la tierra —la organización de Marcos Escribano solía lograr buena representación de vocales arrendatarios en los jurados mixtos— los días del reformismo centrista de la Unión de Agricultores Salmantinos (UAS) estaban contados.116 En definitiva, el reformismo agrario había forzado al alza los salarios nominales pero a costa de más paro, mientras que los descensos de la renta de la tierra habían finalizado con el desquite de los desahucios en la primavera de 1935. La solución del problema agrario como advertían desde el centro —Villalobos— o desde la izquierda sólo podía estar en el acceso a la tierra.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 33

el campo en pie

33

TIERRA, TRIGO Y POLÍTICA. LAS ELECCIONES DE 1936 Existen en los términos municipales de dichos pueblos un número grande de fincas de la extinguida Nobleza, que podía mitigar la dolorosa y trágica miseria en que vivimos los campesinos de esta comarca, dando así la demostración de que no era propaganda electoral las promesas que se nos hicieron por el Frente Popular en la última lucha, y que sirvió para que, al igual que en 1931, la esperanza entrara en nosotros y nos hiciera vislumbrar un mañana más humano y justo que el que vivimos en nuestros tristes pueblos castellanos, donde parece que no ha de entrar nunca un soplo de fraternidad ni de armonía Carta al Ministro de Agricultura, 8 de abril de 1936117

De la desigualdad en la distribución de la riqueza como elemento que podría haber dado ocasión a la guerra, me dice [el Generalísimo] que no son precisamente los grandes terratenientes los que habían causado el desequilibrio, si se exceptúan algunas regiones del sur de España, sino los grandes industriales y las anónimas, y que a ello deberá atenderse en las futuras campañas por la justicia social Cardenal GOMÁ, 1937

Cuando se elaboró el censo campesino de la provincia de Salamanca, el censo de los potenciales beneficiarios que iban a formar parte de las Comunidades campesinas, dio como resultado el de 33.563 personas, donde estaban incluidos jornaleros, pequeños propietarios y arrendatarios. Esto vendría a suponer que casi uno de cada dos activos agrarios serían campesinos asentables que podrían beneficiarse de la aspiración de la reforma agraria.118 Muy probablemente estemos refiriéndonos a un máximo de potenciales beneficiarios; si nos referimos a los jornaleros, en principio más necesitados, en el censo se apuntaron 17.331, que representaban una cuarta parte de la población activa agraria, siendo los partidos del nordeste los que superaban el promedio provincial. Un escalón inferior que hace de reductor del problema social es fijarnos sólo en los obreros parados. En el año 1933 algo menos de 9.000 obreros agrícolas figuraban como parados total o parcialmente en la provincia de Salamanca, lo que venía a representar en torno a un 12% de la población activa agraria; no hará falta recordar la distinta situación del parado en los años treinta, sin cobertura de paro o de sanidad, para no minimizar en exceso los efectos de esta última reducción; también conviene tener en cuenta situaciones de paro encubierto de pequeños arrendatarios o propietarios.

001-480 Salvaje pesadilla

34

8/5/07

12:31

Página 34

esta salvaje pesadilla

Frente a este panorama, el primer objetivo del proyecto de reforma agraria que defendió Marcelino Domingo el 15 de junio de 1932 se planteó precisamente para «evitar el paro obrero». El Registro de la propiedad expropiable de Salamanca inventarió unas 310.000 ha, contando sólo las fincas que pasaban de 100 ha; pero si nos fijamos en la superficie en poder de los grandes terratenientes, 28 grupos familiares que poseían 2.500 ha o más., sumaban 176.304 ha (Cuadro 2); el poder del Antiguo régimen que sorteó los ataques del liberalismo está bien representado por la Casa de Alba, pero otros nobles poderosos han desaparecido de la lista y sus lugares han sido ocupados por los grandes ganaderos que habían realizado el sueño secular de juntar ganado con tierra propia. Aunque la reforma agraria era algo más que repartir tierras, digamos a título indicativo que entregando a cada uno de los asentados el promedio de 10 ha, que es lo que se hizo en los asentamientos de 1934-35, habría suficiente tierra con la superficie expropiable de los 28 grupos para la mitad de los inscritos en el censo de campesinos o para el total de los jornaleros. La intervención en las Cortes de la minoría agraria, liderada por Gil Robles, Casanueva y Lamamié, se dedicó en general a descalificar la reforma agraria y en particular a tratar de demostrar el futuro sin salida de intensificar la producción de cereales sobre tierras no aptas para ello. Este argumento, que recorrió todas las discusiones sobre la reforma hasta las vísperas de la guerra civil, fuera o dentro del Parlamento,119 tenía en Salamanca una fuerza especial cuando se hablaba de la aptitud ganadera de la dehesa o de los encinares que iban a desaparecer. No deja de ser curioso que los mismos que habían deforestado el campo salmantino para aprovechar la coyuntura de los altos precios que deparó la primera guerra mundial se convirtieran poco después en «ambientalistas» avant la lettre.120 Los propios ingenieros agrónomos del Instituto eran conscientes de las características de las fincas que iban a ser objeto de la Reforma, cuando precisaban más de una vez que «se trata de dehesas más apropiadas para la producción de pastos que para el cultivo; sin embargo, no existiendo en este término municipal ni en los colindantes fincas a propósito, forzoso nos es recurrir a aquéllas»; forzoso, dada la angustiosa situación social que se pretendía remediar. Pero cuando los ingenieros aprobaban el plan de aplicación tampoco desintegraban sistemas de explotación extensivos para aconsejar roturaciones indiscriminadas; al contrario.121 Lo que hacían era introducir nuevos cultivos y rotaciones exigentes en abonado y mano de obra, utilizando el factor más abundante, el trabajo, y con el soporte del capital aportado por el IRA. Pues bien, ¿cuántos empleos se generaron con la intensificación de cultivos y los asentamientos antes de 1936? La respuesta es que fueron muy insuficientes para solucionar los problemas de desempleo. La aplicación del de-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 35

el campo en pie

35

CUADRO 2 Grupos familiares propietarios de 2500 o más ha en la provincia de Salamanca según orden decreciente de superficie expropiable, año 1933122 Grupo familiar 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28.

Stuart Falcó (duque de Alba) Soriano Scholtz (marqués de Ivanrey) Sánchez Tabernero Fdez. de Córdoba y Salabert (duque de Medinaceli) Cobaleda, Sánchez, Blanco Cobaleda Yerro Ruiz Zorrilla Bernaldo de Quirós (marqués de los Altares) Narváez del Águila (duquesa de Valencia) Garrido Sánchez Zúñiga Clavijo Sánchez Arjona, Velasco Palacios y Martínez del Campo Fernández Henestrosa (duque de Santo Mauro) Careaga, Bastida Sánchez Sánchez Patiño (marqués Castelar) Luna Terrero Bartol Fernández, Maqueira Tremor y Arróspide (duque de Castro Enríquez) Rodríguez Fabrés (Fundación) Puerto, Cascón Arteaga (duque del Infantado) Tapia López Fonseca Martín Cáceres de la Torre Muriel García, Martín Pérez Herrasti, Orellana (marqués de Albayda)

Superficie expropiable 20.445 13.454 11.021 10.091 7.643 7.269 7.210 7.162 7.033 6.921 6.350 6.260 6.211 5.419 5.411 5.071 4.841 4.060 4.058 3.982 3.948 3.720 3.499 3.338 3.265 3.232 2.852 2.538

creto de intensificación de cultivos en la provincia se realizó sobre 35 fincas de 16 términos municipales, donde se cultivaron 3.105 ha a cargo de 921 obreros. Por otra parte, a fines de 1935 habían sido expropiadas sin indemnización 10 fincas y ocupadas 6 con carácter temporal por nueve años; la superficie total en cuanto a asentamientos fue de 10.632 ha. En total se asentaron 654 jornaleros, 98 arrendatarios y 79 pequeños propietarios, formando comunidades campesinas usufructuarias de las explotaciones. Es decir, en conjunto, se había dado empleo a 1.752 trabajadores, el 5% de los que se habían apuntado en el censo para que les dieran tierras, o en torno al 20% de los que figuraban como parados agrícolas.

001-480 Salvaje pesadilla

36

8/5/07

12:31

Página 36

esta salvaje pesadilla

Una reforma tan tímida no fue óbice para que nada más aprobarse la Ley de septiembre de 1932 sonara la voz de alarma y las administraciones nobiliarias aconsejaran la contracción de cualquier gasto: Ayer estuve a visitar al Sr. Duque y me encargó con mucho interés, dijera a usted que no compre ninguna yunta, y que en los trabajos de labores, se reduzcan a lo exclusivamente indispensable hasta la peseta, pues a esto obliga la aprobación de la Reforma Agraria agravada a última hora con la adición de que sean expropiados todos los bienes rústicos de los Grandes de España.123

Pocos meses después comentaba Villalobos, En las dehesas y en las grandes fincas rústicas, no se levanta una pared, ni se hacen alumbramientos de aguas, ni se limpian charcas, ni se realizan las múltiples operaciones de adecentamiento y de mejora, que en otros tiempos, desde el otoño hasta la primavera, daban ocupación a gran número de trabajadores. Todo el mundo tiene abierta una interrogación en su pensamiento.124

En resumen, los límites de la ley de bases de 1932 (cuyos asentamientos tuvieron que ser aprobados por los gobiernos del «Bienio Negro»), la aprobación de la ley de 1 de agosto de 1935 (de «contrarreforma») que ordenó el sobreseimiento de aquellos expedientes que no hubieran dado lugar a un asentamiento efectivo (en Salamanca fueron sobreseídos 19 expedientes, aunque sabemos que otras 6 fincas estaban en estudio en aquel momento) más las opciones por el cultivo extensivo de los propietarios, todo en conjunto había colaborado para que el desempleo no sólo no disminuyera sino que se acusara a la reforma agraria de esa situación como se había hecho en la campaña de 1933 y volvería a hacerse en 1936. La propaganda de la CEDA, en efecto, se basó en oponer la «tranquilidad social», disfrutada en los últimos meses, a las tragedias, huelgas, desempleo, demandas ante los jurados, imposición de obreros, etc. del anterior período. Gracias a Ley de Reforma de la Reforma agraria del año 1935 (junto con la Ley de Arrendamientos) se había conseguido restablecer la «armonía» en el campo, aunque no se expusieran logros concretos que hubieran recortado el desempleo. Junto a la reforma agraria, la propaganda electoral de la derecha aireó el asunto del precio del trigo: «Labradores: el trigo en enero de 1935, con un Ministro de Agricultura de la CEDA, valía a 82 reales. En el enero proselitista de 1936, vale sólo a 62», se escribía con grandes titulares en La Gaceta Regional.125 La importancia que el asunto de los trigos tuvo antes y después de las elecciones obliga a exponer con cierto detalle algunos aspectos del «problema triguero» que tan negativamente llegaría a afectar a los líderes del Bloque Agrario.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 37

el campo en pie

37

Entre esos líderes, el mayor protagonismo correspondió a Lamamié de Clairac, que había fundado su partido de Acción Castellana en 1930 cuando más grave era la saturación del mercado triguero, de modo que resultó inevitable criticar el arancel por estar de espaldas a la agricultura, hacer a Castilla «el corazón de la nación española» y pedir precios remuneradores para el cereal.126 «Reventamos de gordos y nos morimos de hambre» confesaba entonces Antonio Monedero presidente de la Liga Nacional de Campesinos,127 pero cinco años después es como si el tiempo se hubiera detenido: El Campesino, órgano oficioso de la Liga Nacional de Campesinos, atacaba a los harineros y a los viejos políticos por empujar el problema triguero «hacia las turbias aguas de sus molinos», criticando en octubre de 1935 el baile de ministros de agricultura, cuatro en seis meses.128 Estas quejas de la derecha

001-480 Salvaje pesadilla

38

8/5/07

12:31

Página 38

esta salvaje pesadilla

campesina reflejaban la impotencia ante un problema estructural —producir trigo a costes no competitivos para un mercado que demandaba más carne o naranjas y menos trigo— que mal podía resolverse con medidas intervencionistas tales como fijar un precio mínimo del trigo (tasas), reducir su oferta obligando a los harineros a formar un stock o gastar en pocas semanas para sostener el precio del trigo cuatro veces más que las cantidades asignadas al Instituto de Reforma Agraria.129 Después del fracaso del ministro Velayos (del Partido Agrario) en la Ley de Autorizaciones de febrero de 1935 (retirada de 600.000 tm de cereal con el concurso de la iniciativa privada), el 9 de junio de 1935 el mismo ministro sacaba adelante la Ley de retirada de trigos de 400.000 tm que se efectuaría optando el Estado por llevar a cabo la operación directamente o delegando en un banco oficial.130 Al mes siguiente, la Federación Católico Agraria salmantina obtuvo el contrato de retirada; el 3 de agosto Lamamié de Clairac en nombre de la Federación —de la que era presidente— y Ernesto Castaño por el Bloque Agrario llegaron al acuerdo de que la Federación católica se haría cargo del trigo recogido por el Bloque. Ambas organizaciones creían que esta medida permitiría la fluidez deseada que necesitaba el mercado triguero y la consiguiente efectividad de la tasa. Abrieron paneras y se establecieron acuerdos con algunas entidades bancarias para obtener fondos y facilitar adelantos a los pequeños agricultores sirviendo el trigo de garantía crediticia. La deficiente calidad del trigo entregado por el Bloque provocó un conflicto entre ambas organizaciones aunque era al parecer un problema generalizado en Salamanca. La Federación, en aplicación de la normativa, no podía aceptar trigo defectuoso y esto hizo que el Bloque responsabilizase a Lamamié de la situación, acusándole de rechazar arbitrariamente trigo en buenas condiciones. Pero entonces apareció el ministro de la Guerra, Gil Robles, que intervino para que el Ejército adquiriera el trigo defectuoso para ser molturado. El aparente éxito en la operación fue utilizado publicitariamente para sostener la idea del Bloque como defensor eficaz de los intereses agrarios. No hacía falta ser malpensado para referirse a la «Santísima Trinidad de las derechas», integrada por la Federación Católica Agraria, Acción Popular y el Bloque Agrario Salmantino.131 Pese al gran volumen de trigo pignorado y protegido oficialmente, pronto se hizo notar el estancamiento del mercado y el incumplimiento de la tasa, aunque esto no quiere decir que el cultivo no fuese rentable. En la campaña electoral los candidatos del Frente Popular reprocharon a los cedistas y agrarios el fracaso de su política triguera, pues sólo había beneficiado a los grandes cultivadores como hizo Largo Caballero en un mitin en Salamanca el 12 de febrero.132 Como una parte importante del éxito de la derecha consistía en arrebatar espacio electoral al centro, es decir a Villalobos, La Gaceta Regional quiso

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 39

el campo en pie

39

contrastar la «prodigalidad» en el reparto de fondos del ministro de Instrucción Pública, Filiberto Villalobos, con la actitud de los candidatos del Bloque Agrario que habían garantizado «con su firma personal, un préstamo de millón y medio de pesetas a los agricultores que no venden su trigo», y destacaba que se trataba de su dinero, pues «no compran votos con dinero del gobierno». El lapsus venía a reconocer que se trataba de una compra de votos con dinero de los candidatos. Gil Robles atribuyó el equívoco a una «desafortunada redacción».133 Si para el votante rural la reforma agraria y el problema triguero eran los temas sensibles, para el vecino de Salamanca o Béjar lo fueron las referencias a la huelga general de octubre de 1934.134 Los sucesos de octubre habían estimulado el progresivo perfeccionamiento de las Juventudes de Acción Popular (JAP), que reforzaron su carácter de fuerza de choque antisocialista.135 Al conservadurismo de la sociedad rural, cuya combatividad del primer bienio había sido domesticada, se unió la movilización urbana de la JAP, con boletín propio en el que se anunciaban las principales firmas comerciales e industriales de la ciudad;136 Salamanca era «la vanguardia del derechismo español» se decía con orgullo, y el Jefe Supremo, Gil Robles. Cuando llegaron las elecciones, funcionó a la perfección la disciplina del voto de derechas —alentada por La Gaceta, el púlpito o el confesionario—, y una excelente organi-

Kilómetros

001-480 Salvaje pesadilla

40

8/5/07

12:31

Página 40

esta salvaje pesadilla

zación electoral para evitar la dispersión del voto.137 Las divergencias Gil Robles-Lamamié producidas cuando éste formó parte del comité ejecutivo del Bloque Nacional (el «Bloque de los biliosos») se habían superado;138 todo esto explica en buena medida que en febrero de 1936 la derecha doblara el número de diputados conseguido por el Bloque en 1931 obteniendo seis de los siete diputados. Sin embargo, la impugnación de las actas de Castaño, Olleros y Lamamié volvió a dejar a la derecha con tres diputados. El Mapa 2 por partidos judiciales139 muestra el cambio (1931-1936) que hemos visto en páginas anteriores desde otra perspectiva. El primer aspecto que debe comentarse es el de los partidos donde la derecha superó el 70% de votos, Vitigudino y Ledesma. Tiene que haber alguna variable más que el «arraigo» o la influencia del antiguo cacique: Cándido Casanueva, diputado por Ledesma al final de la Restauración, era natural de Pereña, en el límite con el partido de Vitigudino. Ciertamente, la derecha en Ledesma se sentía como en casa; su plaza de toros acogió el mitin del 11 de junio, previo a la fundación del Bloque Agrario y el de revisión de la Constitución (octubre de 1931), y la celebración del triunfo de 1933 se hizo en la iglesia Mayor de Ledesma. En éste como en otros casos resulta algo arriesgado relacionar precipitadamente esta derechización con sistemas de propiedad o explotación de la tierra. Peñaranda, el partido de la mayor conflictividad agraria en el primer bienio, le sigue en intensidad del voto de derecha. Y por debajo del 50%, aunque fuera por muy poco, sólo está el partido de Salamanca, debido, sólo en parte, a los buenos resultados de la izquierda en la capital al obtener los cinco primeros puestos (Cuadro 1); si aislamos la capital del partido, el porcentaje de votos de derecha sube siete puntos (del 48,4 al 55,8%), es decir, la ciudad no desentonaba tanto, no era la isla roja rodeada por un campo abrumadoramente conservador. La presentación del mapa facilita una visualización de la tendencia del voto de 1931 a 1936, situando en cada círculo los porcentajes de votos en su lugar respectivo. Sólo podemos llamar la atención sobre el fenómeno de la derechización. Sobresale así el caso del partido de Béjar donde el centro-izquierda había rozado el 90% en 1931; cinco años después la derecha había logrado multiplicar casi por cinco sus votos; a diferencia de lo señalado antes para el partido de Salamanca, casi hay veinte puntos de diferencia entre el voto de la derecha en la ciudad (37%) y el partido sin la capital (56%); aquí sí podía decirse que había un cinturón más conservador que rodeaba la ciudad fabril. La mayoría de los partidos dobló sus porcentajes de votos de derecha, salvo Sequeros y Ciudad Rodrigo que los multiplicaron por cerca de 3 o más. El desplome del voto de centro explica en buena medida estas oscilaciones, con toda seguridad en el caso de Sequeros donde la candidatura de Queipo, que se presentó como republicano en 1931, había conseguido los mejores resultados que ningún candidato pudo lograr en toda la República en un partido judicial.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 41

el campo en pie

41

Gran parte de este voto debió traspasarse fácilmente a la candidatura de la CEDA. La estabilidad del voto de izquierda que refleja el mapa de partidos judiciales se rompió favorablemente para la izquierda en la ciudad de Salamanca que superó los buenos resultados de 1933 en 11 puntos, tal como los hemos calculado nosotros (Gráfico 3). El 21 de febrero, por la tarde, «una gran muchedumbre» acompañó a los ediles republicanos y socialistas del 12 de abril, (que habían sido depuestos en octubre de 1934), hasta la Casa Consistorial, donde, con todos los honores, tomaron posesión de sus cargos cuando faltaba poco para cumplirse los cinco años de la victoria de 1931. El socialista Sr. Alba agradeció a los concejales republicanos, especialmente al alcalde Prieto Carrasco, las atenciones que tuvieron cuando fue encarcelado con sus compañeros en octubre de 1934. En sesión presidida por el gobernador se hizo cargo interinamente de la alcaldía, igual que en 1931, el socialista Santa Cecilia y con vivas a la República, a Azaña y a Largo Caballero se respondió a los breves discursos de toma de posesión; poco después, cantando «La Internacional», la manifestación continuó por la calle Zamora arriba, dando la vuelta por la avenida de Mirat, paseo de Canalejas y casa del Pueblo; al día siguiente, sábado 22 de febrero, fue elegido alcalde Casto Prieto Carrasco, que se comprometió a cumplir el programa del Frente Popular en la esfera de la vida municipal.140 Este pacífico y festivo acto, con el que se celebraba también la clara victoria de la izquierda en la ciudad de Salamanca, se convirtió el día 15 de marzo en todo lo contrario cuando se producía el relevo en el ayuntamiento de Mancera. Una manifestación para entregar peticiones que hicieran llegar la reforma agraria fue disuelta a tiros de escopeta por individuos de la derecha, suceso al que nos hemos referido antes.141 La Reforma Agraria que impulsó algunas movilizaciones había sido en efecto uno de los argumentos electorales del Frente Popular, algo que la derecha consideró como un soborno pero de los ilegítimos.142 En ese mes de marzo se registraron algunas invasiones de fincas por parte de obreros que pretendían así «acelerar» la Reforma Agraria. Estos hechos tuvieron gran repercusión en la prensa provincial y nacional, pero el Gobernador Civil no tardó en hacer saber por el mismo medio que existía una disposición del Director General del Instituto de Reforma Agraria (IRA) que ordenaba excluir de los asentamientos futuros a quienes realizasen ocupaciones ilegales. La advertencia pareció dar resultado pues no se consolidaron ni sirvieron para anticipar la labor del Servicio Provincial de Reforma. No hubo en Salamanca ninguna primavera del Frente Popular como ocurrió en Badajoz.143 El campo salmantino seguía «¡en pie!». El 11 de marzo de 1936 la Gaceta publicaba una Orden, por la que se pretendía realizar, con «urgencia y eficacia», asentamientos en las provincias

001-480 Salvaje pesadilla

42

8/5/07

12:31

Página 42

esta salvaje pesadilla

de Badajoz, Cádiz, Cáceres, Toledo y Salamanca, reduciendo los trámites burocráticos de aplicación de las leyes y haciendo realmente ejecutivo al Consejo Ejecutivo del IRA. Se trataba de aplicar la cláusula de «utilidad social», según disponía el artículo 14 de la Ley de 9 de noviembre de 1935, y proceder a expropiar las fincas radicadas en municipios donde se dieran las siguientes circunstancias: una gran concentración de la propiedad, un censo campesino elevado en relación con el número de habitantes, una reducida extensión del término en comparación con el censo de campesinos o un predominio de cultivos extensivos. Tales circunstancias podían concurrir aislada o simultáneamente. Entre marzo y julio de 1936 se declararon de «utilidad social» 61 fincas de más de 200 ha pertenecientes a 77 propietarios entre ellos el duque de Alba (Gómez Velasco, Castillejo de Salvatierra, El Rodillo), la familia Palacios (Esteban Isidro, El Zancado, La Zarza, Campilduero, Valborraz, Pito y Sierro), Inés Luna, la famosa «Bebé» (Gomeciego, El Huelmo), Matías Blanco Cobaleda, el banquero y fundador de La Gaceta Regional (Fresno Alhándiga, Santo Tomé), Cándido Casanueva, hijo (Rodasviejas) ... En total, y en teoría, deberían haberse asentado 2.699 campesinos y la superficie ocupada ascendería a 57.597 ha, pero en la práctica hay que reducir estas cifras en un 40% pues en 25 fincas no dio tiempo a constituirse comunidades; la guerra llegó antes. Es decir, el reparto de la tierra se hizo con moderación y tardanza en Salamanca:144 sólo se vio afectado el 18% de la superficie expropiable y la superficie promedio que recibió cada asentado superaba las 20 ha, señal de que los planes de aplicación de los ingenieros habían respetado las características de la explotación adehesada. Sin que haya que generalizar el tópico del absentismo ineficiente, los planes de los ingenieros agrónomos hacían ver la viabilidad de cultivos más intensivos que absorbieran el paro de los pueblos, como al exponer la opción productiva en esta dehesa de la zona de Ledesma: Hay partes de la finca donde no hay un pelo de hierba por la gran cantidad de conejos que con la explotación indicada [hacen que]la yerba escasee, teniendo que alimentarse el ganado con ramón de encinas y paja de centeno que le suministran en los meses de noviembre a febrero pues la hierba por ser muy frío este terreno no hay pastos hasta más adelante ... Hoy en esta finca se realiza por decirlo así el ideal del latifundista, que es asentista y enemigo de la población y es un sólo colono con garantía que no aprovecha más que la vegetación espontánea con la ganadería semisalvaje, garantizada por la no residencia en la finca del rentero, así no mermará los derechos del dueño en su dominio absoluto de la tierra.145

En la cita que encabeza este capítulo, Sánchez Rojas creía que con la República los campesinos salmantinos iban a gozar de más derechos que los conejos de los montes del contorno. Se equivocó. Todavía en los primeros años

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 43

el campo en pie

43

cincuenta los vecinos de Peralejos de Abajo tenían que asociarse para impedir la entrada de los conejos que invadían sus tierras («la hoja del Ombo») procedentes de la dehesa vecina, dedicada en parte a coto de caza.146 La primavera de 1936 fue de gran actividad en Salamanca para hacer realidad el programa del Frente Popular. Mientras los socialistas, con Manso a la cabeza recorrían los barrios de la periferia salmantina (Pizarrales, La Prosperidad), donde tan buenos resultados electorales habían conseguido, y la CNT daba mítines por los pueblos, algunos diputados de la CEDA, más liberados después de haber perdido las actas, practicaban la vía de la conspiración. Lamamié, que se convertiría en Secretario de la Junta Nacional de la Comunión Tadicionalista, ya había sido encargado en 1933 de organizar sus unidades de acción para responder al «desorden y la anarquía»;147 Casanueva había hecho funciones de intermediario de los generales Goded y Fanjul ante Gil Robles para montar un golpe de estado tras las conmutaciones de pena de muerte por los sucesos de octubre de 1934.148 El Jefe, por su parte, puso a disposición de Mola medio millón de pesetas para el Movimiento nacional149 mientras que Castaño, el inspirador del Bloque, frecuentaba las guarniciones militares, como la de Valladolid, para incitar a la sublevación.150 Los mismos que habían gestado el primer alzamiento prepararon el segundo alzamiento: «El espíritu valiente, cándido, altamente patriótico de los agricultores salmantinos, que se veía asfixiar en el ambiente de anarquía que reinaba sobre el campo [ha respondido] con robustez y disciplina a su grito de guerra, contra los traidores a Dios, a la Patria y a la Agricultura».151

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

44

12:31

Página 44

esta salvaje pesadilla

ANEXO 1 Se presentan los candidatos ordenados de más a menos según votos conseguidos en la capital. Están señalados con asterisco los que resultaron elegidos. ELECCIONES DEL AÑO 1931

Unamuno* Santa Cecilia* Camón Aznar C. Prieto Victoria Kent Villalobos* Gil Robles* M. Escribano* C. Casanueva* Lamamié* R. y Laca Pierna Capdevila Martín Veloz Coca Queipo de Llano

Filiación

Candidatura Capital

%

Provincia

Alianza R. PSOE Alianza R. Acción R. PRRS PRLD Agrario DLR Ind-Catól. Tradic. DLR – PRLD Monárq. Rep. Ind. Rep. Ind.

Conjunción Conjunción Conjunción Conjunción Conjunción PRLD BAS DLR BAS BAS DLR Sanitaria PRLD Independ. Independ. Independ.

5.482 5.417 4.864 4.590 4.498 1.862 1.762 1.701 1.656 1.632 1.000 702 668 659 384 327

14,7 14,6 13,1 12,3 12,1 5,0 4,7 4,6 4,5 4,4 2,7 1,9 1,8 1,8 1,0 0,9

28.849 29.190 20.191 22.681 19.824 32.418 26.365 28.213 25.618 23.649 15.734 11.884 19.316 7.921 12.075 16.359

8,5 8,6 5,9 6,7 5,8 9,5 7,7 8,3 7,5 6,9 4,6 3,5 5,7 2,3 3,5 4,8

37.204

100,0

340.287 89.531 71.224 79,6 79,2 70,1

100,0

Total votos emitidos 16 candidatos Electores Votantes Participación en Salamanca Participación en Castilla-León Participación en España

%

% Votantes 40,5 41,0 28,3 31,8 27,8 45,5 37,0 39,6 36,0 33,2 22,1 16,7 27,1 11,1 17,0 23,0

Fuentes: Ricardo Robledo, «Cambio político y social en Salamanca: las elecciones durante de la Segunda República», Actas de las jornadas «Castilla y León en la historia contemporánea», Salamanca, 8-11 de marzo de 2006, Fundación 27 de Marzo, en prensa. Los datos de la capital en José Ramón Martín Vasallo, Las Elecciones a Cortes en la ciudad de Salamanca 1931-1936. Un estudio de sociología electoral, Ayuntamiento de Salamanca, Salamanca, 1982. Para las cifras totales de electores y participación en Castilla y León, Concepción Marcos del Olmo, Voluntad popular y urnas. Elecciones en Castilla y León durante la Restauración y la Segunda República (1907-1936), Universidad de Valladolid, Valladolid, 1995.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 45

el campo en pie

45

ELECCIONES DE 1933 Filiación Gil Robles* Andrés Manso* C. Casanueva* V. Casanueva* Cimas* Lamamié* Castaño* De Castro Goé Martín Sánchez Villalobos* F. Iscar Peyra M. Escribano Camón Aznar Rico Ramón y Laca Campo Redondo Ochoa Hierro Muriel Cifuentes Pérez González Gorjón Otros

CEDA PSOE CEDA PSOE CEDA Tradic. CEDA PSOE PSOE PSOE PRLD PRC PRC PRR PRR PRP PCE PCE PCE PCE PCE

Total de votos emitidos Electores Votantes Participación en Salamanca Participación en Castilla y León Participación en España

Capital

%

Provincia

%

% votantes

8,8 8,8 8,2 8,2 8,0 7,9 7,8 7,7 6,6 6,1 5,8 3,8 3,5 3,1 2,9 0,9 0,8 0,6 0,3 0,2 0,2

85.581 40.757 80.015 36.162 76.772 78.020 82.908 36.142 29.663 26.584 40.701 29.235 29.663 16.057 23.178 17.945 4.155 1.208 529 681 393 365

11,6 5,5 10,9 4,9 10,4 10,6 11,3 4,9 4,0 3,6 5,5 4,0 4,0 2,2 3,1 2,4 0,6 0,2 0,1 0,1 0,1 0,0

57,2 27,2 53,5 24,2 51,3 52,1 55,4 24,1 19,8 17,8 27,2 19,5 19,8 10,7 15,5 12,0 2,8 0,8 0,4 0,5 0,3 0,2

85.040 100,0

736.714 193.702 149.664 77,3 72,9 67,3

100,0

7.468 7.454 7.008 6.938 6.766 6.722 6.640 6.551 5.582 5.206 4.939 3.209 2.961 2.666 2.474 748 644 481 232 188 163

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

46

Página 46

esta salvaje pesadilla ELECCIONES 1936 Filiación

Andrés Manso* V. Casanueva C. Prieto Ruipérez Crespo Gil Robles* C. Casanueva* Lamamié* Cimas* Olleros* Villalobos M. Escribano M. Veloz G. Cobos Castaño* Fdez. Suárez Gª Tabernero Otros

Candidatura Capital

PSOE PSOE I. Republicana I. Republicana PSOE CEDA CEDA Tradicionalista CEDA CEDA Indep. Repub. PRC Monárquico PRLD CEDA Independiente Agrario

Total votos emitidos Electores Votantes Participación en Salamanca Participación en Castilla-León Participación en España

F. Popular F. Popular F. Popular F. Popular F. Popular Contra-Rev. Contra-Rev. Contra-Rev. Contra-Rev. Contra-Rev. Centrista Conservador Centrista Contra-Rev.

9.312 9.150 9.146 9.013 8.623 8.021 7.864 7.482 7.387 7.063 3.396 1.682 605 463 266 61 15 5

% 10,4 10,2 10,2 10,1 9,6 9,0 8,8 8,4 8,2 7,9 3,8 1,9 0,7 0,5 0,3 0,1 0,0 0,0

89.559 100

Provincia 54.432 46.492 48.590 46.118 44.391 83.362 66.841 64.906 65.841 61.715 49.337 21.502 8.021 17.069 66.540 4.784 853 174

% 7,2 6,2 6,5 6,1 5,9 11,1 8,9 8,6 8,8 8,2 6,6 2,9 1,1 2,3 8,9 0,6 0,1 0,02

750.794 100,0 200.759 149.664 76,6 74,4 72,9

% votantes 36,4 31,1 32,5 30,8 29,7 55,7 44,7 43,4 44,0 41,2 33,0 14,4 5,4 11,4 44,5 3,2 0,6 0,1

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 47

el campo en pie

47

ANEXO 2. LA DERECHA SALMANTINA CONTRA FILIBERTO VILLALOBOS* Al proclamarse la Segunda República la derecha arrastraba discrepancias abiertas, y algunos enfrentamientos, con Filiberto Villalobos, como consecuencia de su significación republicana y, sobre todo, la derecha agraria por las posiciones nítidas sobre la cuestión agraria, defendidas en el Parlamento y en artículos. La situación se agudizó a raíz de que Villalobos se alzara con el mayor respaldo de votos en las elecciones de junio de 1931, se reforzó ante la convocatoria de noviembre de 1933, la intensidad fue potente a raíz de ser nombrado ministro en 1934 y halló nuevos bríos con el regreso al Ministerio en 1935, pero aumentó en intensidad ante la votación electoral de febrero de 1936. Para la derecha su adversario principal en Salamanca no eran las izquierdas, sino Villalobos.151 El periódico La Gaceta Regional, portavoz oficial de la derecha, trasladó sin reparo esas posiciones. Durante la campaña para las elecciones a las Cortes Constituyentes de junio de 1931 el recién fundado Bloque Agrario realizó una votación para establecer los candidatos que deberían apoyarse al acudir a las urnas y entre los hombres de la derecha se colaron otros dos ajenos, por su peso en el sector: Villalobos y Marcos Escribano; se estableció el compromiso de apoyarlos «decididamente y con todo entusiasmo» y se exigió disciplina al votar.152 Pero el periódico sólo aludió a Villalobos al reproducir el manifiesto de los candidatos del Partido Republicano Liberal Demócrata.153 El periódico, como el Bloque (éste, salvo una llamada a los «elementos agrarios» de la provincia), concentraron toda su decisión en los otros tres «ante-candidatos»: J. Mª. Lamamié de Clairac, J. Mª. Gil Robles y C. Casanueva, que integraron la lista de la derecha. Resultó significativa la que figura como primera embestida del periódico-portavoz: «Terribles revolucionarios»,154 en alusión a «la gesta revolucionaria de agosto de 1917» por cuya participación había sido encarcelado Villalobos. Ya el 11 de julio La Gaceta Regional155 dejó impresa en primera página una muestra de la decisión de destruir la reputación de F. Villalobos con el texto «Don Fili», firmado por Axel (permanente azote del médico) al comentar que el candidato pasó «momentos crueles de desesperanza» ante la evolución de los resultados, para concluir, en contra de la realidad de los resultados, que lo salvaron «los pueblecitos más apartados». Además, el firmante sentenció que «compadezco a los hombres de la generación del señor Villalobos. Dudo que sean capaces de adaptarse a los nuevos tiempos. Han perdido el astrolabio y andan a la bolina». Aparte de acusarlo de «caciquillo», Axel asentó: «Y sobre todo, es que la gente no sabe explicarse, caro don Fili, esas cosas tan pasadas de moda, de la amistad nocturna con Miguel Íscar o la * Ignacio Francia.

001-480 Salvaje pesadilla

48

8/5/07

12:31

Página 48

esta salvaje pesadilla

diurna con Santa Cecilia. O al vado o la puente», para reprocharle su bondad («don Fili es un hombre bueno que practica la bondad», sentenció) y establecer finalmente que tendría que definirse:«Tiene que convencerse de que su porvenir está en el Bloque o en las fuerzas obreras. Pensar en mantener un prestigio personal será exponerse a un completo fracaso». La fuerza de los votos que situó a Villalobos como primera referencia provincial acrecentó la dedicación de «los agrarios» a través de su periódico a tratar de mermar la figura respetada a la que se habían comprometido a apoyar «decididamente» desde la votación en la Casa de la Tierra (Cámara de Comercio) en junio de 1931. La oportunidad se planteaba, aunque no sólo, con motivo de artículos y propuestas parlamentarias en torno a los problemas de la tierra: no se olvide que en junio de 1933 apareció uno de los textos básicos de Villalobos, «Tierra y humanidad»,156 donde concretó que «la propiedad rústica, en vez de ser patrimonio popular, es privilegio hereditario de casta». Y ello, a pesar del no ocultado desencanto villalobista sobre la evolución de la Reforma Agraria.157 En el balance del primer año de legislatura, el editorial de La Gaceta Regional158 acusó a Villalobos de «alto silencio» en las Cortes frente a lo que calificó como «su bullicioso e inquieto politiqueo provincial», frente al «heroico y constante embate que esa ejemplar minoría agraria está manteniendo todos los días». La aspiración de «reconducir» a Villalobos hacia el Bloque (sin duda, por su capacidad de arrastre) no cejó, hasta el punto de que en enero de 1933, su presidente, Ernesto Castaño, invitó al diputado republicano a una asamblea en torno a los problemas que inquietaban a la patronal y Villalobos, replicó negativamente, porque «en los momentos actuales de España me parece suicida todo lo que no sea mero respeto a la ley», al tiempo que reiteraba la raíz del problema de la tierra.159 La posición de Villalobos de apoyo al socialista J. Andrés y Manso con motivo de los conflictos de 1932 reforzaron la discrepancia, al igual que ante la protesta patronal agraria de junio de 1933.160 Ante las elecciones de noviembre de 1933 la derecha celebró que no cuajara la propuesta formulada por Villalobos de configurar en Salamanca una candidatura única de las fuerzas republicanas, a modo de espacio entre derecha e izquierda. Los ataques fueron implacables y un texto del periódico salmantino del día 17 de noviembre,161 incitó abiertamente a las gentes del campo a no votar a Villalobos porque el labrador que otorgue su voto a Villalobos traiciona su conciencia, tira contra él mismo y contribuye a aumentar la propia tragedia y la de los demás compañeros de trabajo, de dolor y de ruina del campo salmantino.

Ante ese acoso, diez días antes de la votación Villalobos publicó un manifiesto162 que comenzaba:

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 49

el campo en pie

49

Soy objeto de la más vil e innoble de las campañas. Y estoy harto de aguantar tanta miseria ... y de falsedades, inventadas por gentes que tienen la religión en los labios; pero que, engañando diariamente a Dios, pretenden hacer igual con los hombres.

El texto, implacable, terminaba con la denuncia de «la condición moral de los que se dicen depositarios de la fe, de la propiedad y de la decencia». En el número de esa misma tarde La Gaceta Regional en su editorial163 comentó el manifiesto aparecido en el colega local matutino (El Adelanto), y estableció: «Don Fili, político viejo si los hay», del que señaló que está «empavorecido por el mal aspecto que para él presenta el panorama electoral», al ver que «el acta por Salamanca se le escapa», y le garantizó tan sólo acta de concejal acogido al paraguas socialista. El mismo día de las elecciones La Gaceta Regional lanzó un editorial vitriólico:164 «El escozor de don Fili», en el que incluso se reprochaba que sus problemas se debían «a su particular posición en la lucha, equidistante de todos, y dispuesto a captar votos de todas las organizaciones en provecho propio». En ese momento, el periódico ya había configurado el panorama en su editorial:165 «Salamanca por los agrarios. Los clarines de la marcha triunfal resuenan ya en los ámbitos provinciales». Villalobos volvió a salir elegido diputado, a pesar del triunfo de la derecha. La campaña contra Villalobos aumentó al ser nombrado ministro..., e incluso antes. Cuando se rumoreó que la crisis de mediados de abril de 1934 podría situarlo en el Ministerio de Justicia, La Gaceta Regional166 ya estableció que «Don Fili va a ser ministro por chiripa», por conveniencia de su partido, no importando de qué ministerio porque «don Fili es un político español y por consiguiente omnisciente», no sin haber resaltado el «tremendo sacrificio» que el ascenso político suponía para el médico. Se le reprochó con el editorial «Desentonos de don Fili»167 que en el homenaje por ser ministro que le rindió su feudo de Guijuelo hiciera «esporádicas manifestaciones de agrarismo». Pero, sobre todo, se destacó que Don Fili es en el actual Ministerio uno de los miembros de mayor virulencia izquierdista, virulencia que siempre ha procurado esconder bajo esa capa bonachona y acogedora ... una habilidad especial para aprovechar todas las concomitancias.

Ese fue sólo el comienzo de los duros y permanentes ataques de que fue objeto el Ministro de Instrucción Pública por parte del periódico, ya que a los problemas de la tierra se sumaron las decisiones políticas en materia educativa, que se analizan en el capítulo siguiente. El otro portavoz de la derecha agraria, El Debate —al igual que el diario salmantino, bajo la presidencia ejecutiva de J. M.ª Gil Robles— se alzó en azote inmisericorde del ministro.168

001-480 Salvaje pesadilla

50

8/5/07

12:31

Página 50

salamanca

Toda esta hostilidad subió de tono —con el fondo del ministro salmantino a favor de los indultos y contra las penas de muerte en Asturias— en el debate de presupuestos del Ministerio en el mes de junio con la censura de la CEDA —socio del Gobierno— a la política de Villalobos y que, ya sin contemplaciones, estalló con la descalificación derechista al ministro y se resolvió con el abandono del banco azul por Villalobos en las vísperas de Navidad, y su dimisión como ministro. En el conflicto de junio, en La Gaceta Regional169 Axel acusó al ministro de que la escaramuza parlamentaria «aparece en parte como un episodio salmantino de la lucha de partidos», y advirtió al ministro: Quien detrás de sí no tenga una organización y unas masas disciplinadas y reunidas por un ideal, tendrá que despedirse de los azares que ocasionalmente elevan a quienes no saben ser políticos de estos tiempos duros y terminantes.

Al despedirlo como ministro, el mismo Axel170 sostuvo la eficacia de Villalobos para conseguir beneficios para la provincia, mientras que resaltó «la injusticia para el común de los ciudadanos» derivada de una vida política que terminó calificando como «limitada y pobre». El cese como ministro no libró a Villalobos de la continuidad de ataques de la derecha escenificados en los textos del periódico, como se plasmó, por ejemplo, en el regreso a los problemas del campo a través del editorial171 «Figurones y figurillas. Ya es mucho, don Fili», en abril de 1935, a raíz de la posición del político reformista en torno a los problemas del trigo y los arrendamientos. Pero en cuanto Villalobos regresó al Ministerio de Instrucción Pública mediado diciembre de 1935, de nuevo aumentaron también las lanzadas por ese flanco, tras destacar los problemas con su partido por aceptar la cartera. Esa descalificación se acentuó al abrirse el período electoral para el 16 de febrero de 1936. Incluso ante rumores de posible entendimiento electoral con la derecha, «Don Fili». se vio obligado a precisar —y así lo recogió La Gaceta Regional—172 que «con la CEDA no puedo yo tener ningún acuerdo, porque soy liberal y ellos no lo son». Desde el periódico se coreó la imagen de Villalobos a la desesperada e inútil búsqueda de candidatos para cerrar una lista... En vísperas de la votación, al otear el «horizonte electoral», el diario tituló con arrogancia su editorial «Enfrente no tenemos a nadie»,173 y concretó que frente a nosotros se encuentra también la candidatura solitaria del señor Villalobos, ducho en pescar en todas las aguas; es decir, en sacar votos de la derecha y de la izquierda. El señor Villalobos ocupa un punto centro que sufre la frotación de las candidaturas extremas, y por lo tanto no es fácil que consiga su propósito.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 51

el campo en pie

51

El resultado electoral dejó fuera del Parlamento por primera vez a Villalobos (a menos de 5.000 votos para alcanzar el escaño, al reducirse su voto en la capital), con el arrastre total de la CEDA y el añadido del socialista J. Andrés y Manso. Villalobos sostuvo que su derrota había sido causa del rencor: «las gentes de derecha, con espíritu suicida, provocaron una lucha extremista, y los elementos revolucionarios reaccionaron con igual violencia, siendo eliminados los hombres que tenemos un sentido generoso y humano de la vida».174 No obstante, Filiberto Villalobos consiguió el acta de diputado a Cortes cuando, a causa de irregularidades en las votaciones, el día 3 de abril en el Parlamento se cerró el debate sobre la situación electoral en Salamanca y se incapacitó a los diputados agrarios J. M. Lamamié de Clairac, E. Castaño y R. Olleros. Una vez en marcha la sublevación militar, el día 10 de agosto de 1936 Villalobos fue encarcelado. Tanto él mismo como su familia han mantenido que la situación que lo situó al borde de colocarlo ante el paredón de fusilamiento estuvo originada «por la denuncia de la derecha, en Salamanca», con situaciones relacionadas con sus posiciones en torno a la tierra y sobre la educación.

Álbum oficial de las Cortes Constituyentes, página correspondiente a Salamanca (Archivo familia Villalobos).

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 52

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 53

2 Gil Robles contra Villalobos: la cuestión educativa (1934) Santos Juliá UNED

T

siguientes a la entrada de la CEDA en el Gobierno y a la fracasada revolución socialista que pretendió impedirla en los primeros días de octubre de 1934. José María Gil Robles había dado un paso adelante en la estrategia elaborada en noviembre de 1931 y comunicada entonces al cardenal Francesc Vidal i Barraquer: procurar un «acuerdo con otras fuerzas parlamentarias (grupo Lerroux, por ejemplo)» para llevar al Parlamento una minoría suficientemente fuerte para plantear la revisión constitucional.1 El acuerdo se había alcanzado dos años después de este primer esbozo de política revisionista de la Constitución, cuando la coalición republicano-socialista que había gobernado a la República desde su instauración saltó por los aires y el Partido Radical y la CEDA resultaron vencedores en las elecciones generales celebradas en noviembre de 1933. A partir de este momento se puso en marcha la primera fase del plan enunciado por Gil Robles: apoyar a Lerroux prestándole asistencia en el Parlamento, una política que escindió al Partido Radical e introdujo una fuerte inestabilidad en los gobiernos presididos por Alejandro Lerroux, que mudaron con inquietante frecuencia su composición. La creciente debilidad del Partido Radical preparó el terreno para poner en marcha la segunda fase del plan: colaborar con Lerroux, esto es, exigir para la CEDA una presencia en el Gobierno, y no como mozo de estoques sino en primera fila de la escena. La revolución socialista de octubre de 1934, concebida teóricamente como un proyecto de conquistar el poder por todos los medios disponibles y preparada, en la práctica, como una advertencia al presidente de la República para que no cediera a las presiones de la CEDA de llegar al Gobierno, marcó el comienzo efectivo de la segunda fase a la vez que puso al alcance de los católicos los instrumentos para acelerar la llegada de la tercera. Convocada como una huelga general que sería asistida, en lo relativo a la toma del poder, por una insurrección armada a cargo de milicias, el fracaso de la revoluRANSCURRÍAN LAS SEMANAS

001-480 Salvaje pesadilla

54

8/5/07

12:31

Página 54

esta salvaje pesadilla

ción venía exigido por su anuncio desde todas las tribunas a la opinión pública, fuerzas de seguridad incluidas, y por su convocatoria con cerca de un año de antelación para una fecha determinada: cuando la CEDA entrara en el Gobierno. Fácilmente sofocada, excepto en Asturias, no consiguió su propósito teórico ni su objetivo práctico: no hubo conquista del poder a la soñada manera bolchevique, la CEDA entró en el Gobierno y José María Gil Robles, culminada la segunda fase de su plan, creyó llegado el momento de iniciar la marcha a la tercera, anunciada con toda claridad y con una considerable dosis de descaro desde El Debate en su editorial de 15 de noviembre de 1934: «Apoyar a Lerroux, primero; colaborar con Lerroux, después; sustituir a Lerroux, más tarde. He ahí las tres etapas de una táctica política», se decía en este asombroso editorial, que añadía, para más humillación del Partido Radical, por entonces su aliado de gobierno: «Se ha cumplido la primera; está en plena y feliz ejecución la segunda. En cuanto a la tercera, ha sido anunciada desde el banco azul por el mismo presidente del Consejo». Fruto de esa política, seguía el editorial, fue un día «la expulsión del Partido Radical de las fuerzas masónicas conducidas por Martínez Barrio; otro, el lanzamiento del banco azul de ministros que no gozaban de la confianza del país». Un día después, en efecto, Diego Hidalgo fue lanzado, como él mismo tituló un libro, del Ministerio de la Guerra después de que Gil Robles le retirara la confianza, un golpe que se llevó por delante también a Ricardo Samper, nombrado cinco semanas antes titular del ministerio de Estado.2 De manera que al acercarse el final del año 1934, la CEDA y su grupo dirigente podían sentirse pletóricas: su famosa táctica funcionaba. No sólo habían apoyado a, y colaborado con Lerroux, sino que desde su entrada en el Gobierno a principios de octubre estaban decididos a sustituirlo. Para eso, nada mejor que ir dando zarpazos a sus bases: con la escisión de Martínez Barrio en marzo de 1934 habían mostrado los católicos su capacidad para romper la unidad de los radicales; con la caída de Lerroux y su sustitución por Samper en abril del mismo año allanaban el terreno para el asalto final; ahora, en noviembre de 1934, con la retirada de confianza y la inmediata sustitución de dos ministros que ocupaban carteras clave —Estado y Guerra— en el Gobierno presidido de nuevo por Lerroux, Gil Robles mostraba ante la opinión que el Partido Radical y su jefe estaban a su merced, sin fuerzas para sostener en sus puestos a los ministros de su propio partido, ni que fueran tan amigos suyos como Lerroux presumía de serlo de Diego Hidalgo, ni que fueran titulares de carteras tan fundamentales como la vicepresidencia del Gobierno y los ministerios de Guerra y de Estado.3 La confianza en que la táctica funcionaba era tal que, cuando iba mediado noviembre de 1934, El Debate no dudaba en exponer las tareas de saneamiento todavía pendientes antes de llegar al momento realmente soñado y buscado: que las Cortes se disolvieran «habiendo votado la necesidad de re-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 55

gil robles contra villalobos

55

forma constitucional». Como establecía la misma Constitución, su reforma sólo era posible cuando hubieran pasado cuatro años desde su promulgación en diciembre de 1931, previa una votación favorable por la mayoría de las Cortes y su inmediata disolución y la consiguiente convocatoria de nuevas elecciones. Esa circunstancia sólo podía presentarse, por tanto, en diciembre de 1935, de tal modo que la CEDA, cuando todavía quedaba un año para llegar a esa fecha, exigía de sus aliados la dilatación de la vida de las Cortes hasta el mismo día en que pudiera votarse la reforma constitucional. Mientras tanto, no se quedaba con los brazos cruzados esperando el paso del tiempo, sino que preparaba concienzudamente el terreno debilitando a su aliado hasta poder sustituirlo con el evidente propósito de que su jefe pudiera presidir el Gobierno que votase la reforma constitucional y que, por lo mismo, disolviese las Cortes y convocase elecciones. Gil Robles podía ser un joven y muy fogoso político, pero estaba bien aconsejado por sus más que maduros tutores. Con un año por delante, debilitar a los radicales exigía vaciar por completo de contenido reformista su política. Aplastada la revolución de octubre de 1934 y después de inutilizar a varios pesos pesados del Partido Radical, la CEDA se propuso el «saneamiento suave de los Institutos armados» y la imposición de «una severa Ley de Asociaciones a los sindicatos socialistas», dos objetivos para los que el cierre de locales y organizaciones sindicales había allanado el terreno: el ejército había intervenido en la primera línea de la represión y los sindicatos habían sido disueltos y sus líderes apresados. Además, la CEDA pretendía «contener» la sustitución de la enseñanza religiosa por la escuela pública, «devolviendo la tranquilidad a las familias y a las Congregaciones docentes». Había más, desde luego, como «dar la libertad posible a la Iglesia, interpretando benévolamente las leyes sectarias»; proceder a la reforma de la Reforma Agraria; encontrar una solución transitoria para Cataluña —que había visto suspendido su estatuto de autonomía—; reformar también la ley de Prensa y, en fin, conseguir «una situación estable y lógica para nuestra enseñanza». Tal era el programa máximo que la CEDA y, muy personalmente, José María Gil Robles anunciaban públicamente para el año y pico de vida que le quedaba a unas Cortes en las que, sin ser más que la minoría mayoritaria, pretendían alcanzar una posición hegemónica.

FILIBERTO VILLALOBOS, DE REFORMISTA A LIBERAL DEMÓCRATA La primera pieza que debía cobrarse como fruto maduro de esta política era el ministro de Instrucción Pública, Filiberto Villalobos, que había llegado al Gobierno en abril de 1934, con motivo de una de las varias crisis de los gobiernos radicales, esta vez directamente provocada por el presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora, que decidió sustituir al siempre molesto Ale-

001-480 Salvaje pesadilla

56

8/5/07

12:31

Página 56

esta salvaje pesadilla

jandro Lerroux por el más complaciente Ricardo Samper. Villalobos había nacido en 1879 y, como tantos otros profesionales e intelectuales de su generación —la que ha pasado a la historia con el número 14 a sus espaldas: era un año mayor que Azaña y le sacaba cuatro años a Ortega—, se afilió al Partido Reformista fundado por Melquíades Álvarez y lanzado en un banquete en el palacio de la Industria, en el Retiro madrileño, en 1912. En el discurso pronunciado en aquella ocasión, Melquíades Álvarez anunció su intención de agrupar al disperso republicanismo en torno a un programa de gran calado reformista en el que sobresalía la neutralidad religiosa del Estado expresada «en cuatro fórmulas: matrimonio civil, secularización de los cementerios, libertad de cultos y escuela neutra». Álvarez habló además del sentido social del programa republicano con la supresión de impuestos indirectos y de gravámenes sobre tierra, la reconquista de minas y la reversión al Estado de los monopolios. Proclamó, en fin, la inspiración del programa del nuevo partido en los principios rectores del liberalismo inglés, en su obra de transformación social, con la implantación de retiros de vejez y seguros de enfermedad y de paro.4 A los oídos de Filiberto Villalobos debía de sonarle muy familiar la música y la letra del mensaje del líder reformista, que pretendía levantar las pesadas losas que la Iglesia católica y los militares levantiscos habían echado sobre las frágiles espaldas del Estado liberal español. Villalobos había formado parte de la Agrupación republicana gubernamental creada en Salamanca en noviembre de 1911, de la que había ocupado la secretaría.5 Republicanismo gubernamental era como se conocía a las diversas corrientes que confluyeron en el nuevo partido político: cambiando republicanismo por reformismo, aspiraban a gobernar sin necesidad de esperar a la instauración de la República para emprender su programa de reformas políticas y sociales. Nada más lógico que su nombre se encontrara entre los asistentes al banquete ofrecido a Melquíades Álvarez el día 23 de octubre de 1913, con ocasión de la definitiva botadura del Partido Reformista. Pertenecía, pues, Villalobos a aquella «masa enorme» de republicanos que Melquíades Álvarez condujo suavemente a un compromiso con la monarquía cuando afirmó que podía haber normas jurídicas que permitieran ingresar en ella. Eran muchos los republicanos, decía Álvarez, que no rendían culto a la forma de gobierno y se contentaban con «reformas radicales» que afectaran a la sociedad y al Estado. Quería una monarquía que no usurpara «el poder del pueblo», que abriera cauces a todas las ideas por radicales que fueran. Los reformistas colocaban entre paréntesis sus primeros ideales republicanos en favor de la accidentalidad de las formas de gobierno y compensaban este deslizamiento con una mayor concreción de su programa de reformas radicales del Estado y de la sociedad: soberanía del poder civil, secularización del Estado en aquellas cuatro esferas anunciadas desde 1912

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 57

gil robles contra villalobos

57

como parte fundamental del programa, y medidas de apoyo a los sindicatos y de mejoras sociales. Tal era el programa del nuevo partido al que, con los más distinguidos miembros de la intelectualidad española, se incorporó desde el primer momento Filiberto Villalobos.6 Reforma radical del Estado dentro del orden social y de la moderación política: la fuerza de esta opción generacional por el reformismo dependía de la afirmación autónoma del propio proyecto frente a los tradicionales partidos dinásticos y al republicanismo histórico. Los reformistas, en el momento de formular su propuesta política, se alejaron de los republicanos no porque renunciaran a la democracia parlamentaria en su más plena realización, sino porque pretendían tantear las posibilidades de alcanzarla en el marco de la monarquía. Naturalmente, la posibilidad de explorar ese camino exigía del reformismo un compromiso claro con la democracia. Y este compromiso fue lo que un numeroso sector de intelectuales y profesionales creyó percibir en las propuestas formuladas en 1912 y 1913 por Melquíades Álvarez. Se produjo así un fenómeno singular: la llegada en masa a la política de un grupo generacional caracterizado por la crítica a la anterior generación intelectual, la del 98; por la conciencia de representar algo nuevo en la sociedad y la vida política española; por su anterior apartidismo y su lejanía de los partidos dinásticos, pero también de los republicanos y del socialista, y dispuesta, por tanto, a hacer una nueva política. Eran intelectuales o profesionales y constituían la primera generación española «plenamente universitaria», moderna, que tenía como norma «la precisión intelectual». Formaban también la primera generación intelectual deliberadamente política, que insistía, con Ortega, en la necesidad de la eficacia y la competencia técnica.7 Luego, como es sabido, los caminos comenzaron a dividirse y la mayoría de aquellos intelectuales y profesionales que rodearon al líder reformista en los homenajes de 1912 y 1913 abandonaron el reformismo cuando se acercó tanto al Partido Liberal que finalmente acabó sirviendo a la misma vieja política que en principio venía a liquidar. Filiberto Villalobos, sin embargo, se mantuvo fiel a su jefe político y leal a su partido tal vez porque desde el primer momento, en las elecciones de 1918, consiguió un puesto de diputado por Béjar, triunfo que revalidó en sucesivas convocatorias de elecciones generales y que le valió formar parte de la elite dirigente de su partido. Sin duda, el triunfo lo debió más a su arraigo personal en el distrito que a su pertenencia al Partido Reformista, de escasa implantación en el conjunto de España, salvo en Asturias, y muy débil en Salamanca. Pero la relevante posición política que consolidó tras sucesivas elecciones a Cortes, y su dedicación a las construcciones escolares, le permitió estar por encima del cambio de régimen: fue diputado en las Cortes de la Monarquía desde 1918 y sería diputado de las Cortes de la República desde las primeras, las Constituyentes de 1931, hasta las últimas, las que dieron el triunfo al Frente Popular en 1936, logrando también un

001-480 Salvaje pesadilla

58

8/5/07

12:31

Página 58

esta salvaje pesadilla

escaño en las segundas, las que contemplaron el ascenso al poder del Partido Radical y la CEDA: muy pocos de los elegidos en 1918 pudieron decir lo mismo, buena prueba de la popularidad alcanzada por este singular médico-político, que en unas declaraciones a El Sol, siendo ya diputado de la República, afirmó que el primer problema de Salamanca, de la capital tanto como de la provincia, era el mismo: «escuelas, escuelas y escuelas».8 Pero si su trayectoria estuvo siempre al abrigo de los vaivenes de la política, no ocurrió lo mismo a su partido, que comenzó a perder el rumbo desde que inició el acercamiento al Partido Liberal, se ahondó con su participación en el gobierno de concentración y acabó por estrellarse a consecuencia de su ambigua posición ante el golpe de Estado de Primo de Rivera. Al formarse las primeras Cortes de la República, en el reformismo no quedaba nadie de relieve: este buen asturiano, escribió Azaña en su diario refiriéndose a su antiguo jefe político, «tiene dos votos en las Cortes: el suyo y el de Filiberto Villalobos». Era Melquíades Álvarez, en opinión de Azaña, «el hombre que está más solo en las Cortes, el más fuera de su sitio. Pudo serlo todo en España, y por defectos de su carácter se ha quedado en nada».9 Nada era, en efecto, contar con sólo dos votos en las primeras Cortes de la República. Pero Filiberto Villalobos no abandonó a su jefe y decidió acompañarle en la travesía del desierto y en la fundación de un nuevo partido, sucesor del reformista, bautizado como Liberal Demócrata. En esa calidad se presentó de nuevo a las elecciones legislativas de 1933 por Salamanca, ocasión aprovechada hasta el fondo por el cabeza de lista de la candidatura de la CEDA, José María Gil Robles, para montar un furibundo ataque contra un candidato que se presentaba solo, sin coalición con ningún otro grupo, sin medios para emprender una campaña electoral a base de propaganda y mítines, sostenido únicamente en su arraigo social, en sus relaciones personales y en un trabajo puerta a puerta.10 Las razones que hayan impulsado a la CEDA a dirigir sus principales ataques contra Villalobos en estas elecciones de noviembre de 1933 no guardan relación, por tanto, con el daño que su candidatura pudiera infligir a la de los católicos: yendo solo, era imposible que saliera por las mayorías. Más bien sería preciso ver en esta manifiesta hostilidad la competencia que de este personaje políticamente desasistido podría llegarles en lo relativo a su programa agrario y, sobre todo, a su trabajo por la escuela pública y aconfesional. En parte por lo que tenía de antiguo reformista y en parte por su condición personal, Villalobos, llevado de su inquietud social por la situación del campesinado, había mostrado elocuentemente en más de una ocasión su solidaridad con huelguistas y presos y había fomentado a través de la Caja de Previsión Social de Salamanca, Ávila y Zamora la construcción de escuelas y de obras públicas en beneficio de la agricultura. Era, además, un adversario perteneciente a la misma clase social que los dirigentes de la CEDA, pero defensor de una políti-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 59

gil robles contra villalobos

59

ca laica y siempre leal a la República, lo que le convertía en principal diana de los ataques de los católicos, de la misma manera que ocurría con Azaña, también antiguo reformista. Los católicos consideraban traidores a su causa a los profesionales e intelectuales, pertenecientes a una clase media culta, competente, que habían proyectado la construcción del Estado como artífice de una política de profundas reformas sociales y educativas. No podían soportar la idea de que profesionales de este tipo mantuvieran una lealtad sin fisuras a la República, a sus programas educativos y a su política social y les culpaban de haber sido corrompidos por el virus del liberalismo, del anticlericalismo o de la anti-patria. Como eran laicos, aparecían a sus ojos poco menos que como representantes del mal absoluto, que era preciso exterminar. Por eso, las calumnias y los ataques personales de los que este tipo de políticos fueron objeto por parte de las huestes católicas, tanto en la versión «accidentalista» de la CEDA como en sus variadas versiones monárquicas.11 Los ataques no fueron suficientes, sin embargo, para acabar con los apoyos que por su acción personal más que por la fuerza de su partido confluían en Filiberto Villalobos. En las elecciones de 1933 volvió a salir elegido diputado por los puestos correspondientes a las minorías, consiguiendo 40.701 votos, poco menos de la mitad de los obtenidos por el cabeza de la lista de la CEDA, su temible adversario José María Gil Robles y unos cincuenta más que José Andrés Manso, cabeza de lista del Partido Socialista, el otro candidato que salió elegido por las minorías. Podría verse en este empate técnico entre Villalobos y Manso un posible flujo de votos socialistas hacia el candidato liberal-demócrata: es muy posible que muchos socialistas hayan incluido su nombre en las papeletas de su partido gracias al sistema electoral de candidaturas abiertas y no bloqueadas. En todo caso, lo cierto es que Villalobos se vio otra vez en el puesto de diputado, como miembro del partido Liberal Demócrata y, por tanto, como parte de una fuerza política cuyo destino no podía ser otro que ofrecerse como aliado del Partido Radical con objeto de reforzar el contenido republicano de un gobierno que necesariamente debía buscar y obtener el apoyo parlamentario de la CEDA, el gran partido católico que hasta el momento no había manifestado su lealtad a la República ni a la Constitución.

UN LAICO EN EL MINISTERIO DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Situación paradójica para el diputado salmantino, porque si, por un lado, su partido formaba parte de la coalición de Gobierno encabezada por los radicales, por otro, él, personalmente, era un adversario declarado de la CEDA —fuerza imprescindible para mantener a los radicales en el poder— y muy personalmente de su jefe, Gil Robles, adversario directo en las elecciones por

001-480 Salvaje pesadilla

60

8/5/07

12:31

Página 60

esta salvaje pesadilla

Salamanca. De manera que cuando le ofrecieron, en la crisis de abril de 1934, el siempre delicado Ministerio de Instrucción Pública, se encontró en una situación realmente difícil: un republicano leal a la Constitución, miembro de un partido laico, partidario de una decidida acción estatal en favor de la escuela pública, formando parte de un Gobierno sostenido parlamentariamente por un partido que no había manifestado su lealtad a la Constitución, que era además declaradamente confesional y que consideraba que los programas educativos hasta entonces desarrollados por los gobiernos republicanos, al prohibir la enseñanza por órdenes religiosas y decretar la sustitución de sus escuelas, atentaban contra el ser de España. Era sólo cuestión de tiempo que ese conjunto de contradicciones saliera a la superficie y acabara dando en tierra con el valeroso médico, diputado y ahora ministro salmantino. Las escaramuzas comenzaron pronto, a la primera ocasión, y con el pretexto de la discusión parlamentaria sobre el presupuesto del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes que tuvo lugar en el Congreso de Diputados el 26 de junio de 1934. Cuando el debate iba más que mediado y se habían oído, entre otros, los discursos de Pedro Sainz Rodríguez y de Fernando de los Ríos, el diputado de la CEDA Jesús Pabón aprovechó la ocasión para definir de forma «clara y terminante» la actitud de su grupo ante el problema de la sustitución de la enseñanza religiosa. Pabón planteó la cuestión como un problema de conciencia religiosa, por una parte, y de orden práctico, por otra. En lo primero, no dijo nada que no se conociera: su grupo renovaba la protesta por haber prohibido la Constitución la enseñanza religiosa, entendiendo con esta expresión la enseñanza impartida en centros regentados por órdenes y congregaciones religiosas, y declaraba de nuevo la actitud revisionista de la CEDA, proclamada «a los cuatro vientos» con objeto de que todo el mundo supiera que lo que a ellos impulsaba con mayor fuerza para ser revisionistas de la Constitución era la existencia de su artículo 26. No paraba ahí la protesta de Pabón, pues luego de la Constitución vino la ley de Confesiones y Congregaciones religiosas de junio de 1933, que añadió a la prohibición unos plazos que «obligaban al Estado español a la sustitución de esa enseñanza». Y en este punto renovó la protesta de la CEDA con un razonamiento de orden práctico: la sustitución, imposible de hecho por la escasez de recursos para abrir y mantener nuevos centros, llevaría a un desastre a la enseñanza pública española. Comprendía Pabón que presentar de nuevo esa protesta en una discusión del presupuesto no era lo más adecuado, pero a ello se había visto obligado por no haber podido informar cuando el ministro Pareja Yébenes, antecesor de Villalobos en el cargo, decretó el 29 de diciembre la suspensión del proceso de sustitución de la enseñanza.12 A esta primera manifestación de la CEDA respondió Villalobos recordando a Pabón que, como él y los diputados monárquicos Romualdo de Toledo y Pedro Sainz Rodríguez sabían perfectamente, «no ha habido tal susti-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 61

gil robles contra villalobos

61

tución». En efecto, la ley a la que se había referido Jesús Pabón se había aprobado en las postrimerías de la legislatura anterior. Más aún, esa ley fue en buena medida la causa de la retirada de confianza del presidente de la República, Alcalá Zamora, al presidente del Gobierno, Manuel Azaña, que acabaría por determinar el fin del gobierno de coalición republicano-socialista y la disolución de las primeras Cortes de la República. No había habido tiempo ni ocasión, por tanto, para poner en marcha el proceso de sustitución —que de todas formas habría tropezado con grandes dificultades prácticas— cuando los radicales apoyados por la CEDA se hicieron cargo del Gobierno. Por ese lado, por tanto, Pabón podía estar tranquilo. Pero el ministro no se detuvo en esa cuestión y anunció su propósito de «reorganizar» —término que prefería a «sustituir»— toda la segunda enseñanza de manera que, sin proceder al cierre ni a la sustitución de los centros privados, por la razón de que el Estado no «puede tener capacidad económica para resolver por sí solo estos problemas», el Estado se reservara el derecho de vigilar e inspeccionar todos los centros de enseñanza privada, exigir al personal docente un nivel suficiente de aptitud académica y obligar a los alumnos a examinarse en un Instituto público sobre un programa común.13 Era una afirmación nítida de la superior importancia que el ministro de Instrucción Pública estaba decidido a conceder a la enseñanza pública sobre la privada: de esa superioridad era de la que esperaba el ministro que se iniciara algún día el proceso de sustitución de la segunda enseñanza cuando «los padres se convenzan de la bondad y eficiencia de la enseñanza oficial».14 No tardó Villalobos en cumplir lo anunciado: el 28 de julio de 1934 la Gaceta de Madrid publicaba un decreto que, entre otra cosas, obligaba a todos los alumnos de los colegios de enseñanza privada a «examinarse necesariamente en un Instituto Nacional de la provincia donde esté la residencia del Colegio». Un mes después, el 30 de agosto, aparecía en la Gaceta el decreto con el anunciado nuevo plan de Bachillerato, recibido por El Sol como una importante reforma a la que sería difícil «que quien aspire honestamente y sin miras sectarias a la formación intelectual de la juventud española ... pueda poner reparos sustanciales». En su editorial, destacaba El Sol que el nuevo plan no se prestaba a la preparación memorista ni a la cultura de almacén que había predominado hasta entonces; ni al mercantilismo y a los abusos. Y, lo que más dolería: el decreto establecía que, «sobre la continuidad de unos mismos estudios cardinales en creciente grado de intensidad dentro de cada ciclo, vienen las pruebas de conjunto ante las Juntas de profesores y con cuestionario único para todos los Institutos. Y para la reválida final, entra la intervención universitaria marcando el nivel de capacidad para pasar a la enseñanza superior». Desaparecía, por tanto, la «cátedra cantonal, la trinchera en que se defendía tantas veces el libro de texto, los estudios rituales e incomunicados, las falsas autoridades docentes ... la mixtificación y, en ocasio-

001-480 Salvaje pesadilla

62

8/5/07

12:31

Página 62

esta salvaje pesadilla

nes, la prostitución de un tipo de enseñanza del cual dependen la cultura media española y la intensidad y eficacia de los estudios superiores». El Sol, en definitiva, suscribía «con aplauso los propósitos y orientaciones del proyecto, tanto por el tipo de enseñanza que trata de implantar como por sus efectos saneadores de los actuales vicios y abusos», aunque no dejaba de mostrar su preocupación por las dificultades que en la práctica pudieran presentarse.15 Al mencionar posibles dificultades, no pensaban los editorialistas del diario madrileño en la cerrada oposición de los católicos, que no perdieron tiempo en denunciar desde las páginas de El Debate lo que juzgaban como una reminiscencia extensa del proyecto presentado por Fernando de los Ríos en las Cortes Constituyentes, hasta el punto de atribuirlo a la intervención de las mismas manos con ligeras variantes: Filiberto Villalobos convertido en mero instrumento de Fernando de los Ríos. Lo que más indignaba a los editorialistas de El Debate era que el decreto traspiraba una «concepción de la política docente ruinosa y en descrédito, cual es el monopolio estatal hermanado con criterios de laicismo que destruyen no ya la posibilidad de una unidad espiritual sino el mínimo de educación ideológica que exige la libertad de conciencia». El Debate no podía admitir que el decreto se limitara a consentir desdeñosamente la existencia de una enseñanza privada, especialmente porque no le permitía examinar a sus propios alumnos. La nueva disposición de los exámenes constituía «la más irreductible» de las discrepancias manifestadas por los católicos. Los autores de la reforma, según escribían, habían esgrimido el sistema de exámenes para perseguir a la enseñanza privada, «con el propósito de abatirla y reducir el favor público que hacia ella siente la sociedad española». Mientras la enseñanza oficial salía amparada con el sistema de exámenes, a la privada se le imponían, además del de ingreso y las dos reválidas, un examen anual ante los institutos y ni siquiera se daba voto en los Tribunales a su profesor privado y eso los católicos no lo podían admitir.16 La discrepancia de El Debate, órgano oficioso de la CEDA, era profunda y afectaba a todo el contenido de la reforma propuesta por Villalobos. Que el ministro de Instrucción no tratara en ningún momento de iniciar el proceso de sustitución de la enseñanza privada, o sea, religiosa, por la enseñanza pública o estatal, sino de reorganizar los planes de segunda enseñanza, no importaba nada. El plan de reforma de Villalobos, «que continúa “gloriosamente” el del señor de los Ríos», era denunciado con las mismas palabras que antes habían servido para atacar a los proyectos del gobierno republicano-socialista: constituían una auténtica persecución a la enseñanza religiosa. Lo que se busca, decía El Debate, es «atar de pies y manos a la enseñanza privada para hacer efectiva la famosa sustitución después de su enorme fracaso». No era así, desde luego, pues en ningún momento había enunciado Villalobos planes para llevar a cabo la tan famosa sustitución. Más bien, lo

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 63

gil robles contra villalobos

63

contrario: siempre que se había referido a ella fue para recordar los problemas de orden práctico que planteaba. Pero eso daba igual a los políticos de la CEDA, interesados en presentar a Villalobos como instrumento de «una nueva táctica de las fuerzas derrotadas del bienio, que continúan siendo dueñas del Ministerio de Instrucción». Villalobos era el ejecutor de un nuevo intento de «estatificar la enseñanza solapadamente para lograr así la laicización integral de la vida docente española». Necio empeño, terminaba su requisitoria El Debate, irrealizable además porque no lo soportarán los presupuestos ni mucho menos la conciencia pública, que hará oír su voz en el Parlamento.17 No se podrá decir, por tanto, que no estuviera advertido Filiberto Villalobos de las intenciones de su principal adversario y, a la vez, imprescindible aliado de la coalición política que sostenía al gobierno del que él era ministro. Porque quienes le acusaban de querer implantar este especie de laicismo integral en la enseñanza eran sus coligados, no la oposición republicana o socialista, que atravesaba durante aquellos meses su peor momento y que, en el fondo, estaba de acuerdo con los planes del ministro aunque significaran posponer sine die la sustitución de la enseñanza impartida por las órdenes religiosas por la enseñanza pública. Sin duda, en julio y agosto la CEDA sólo prestaba al Gobierno un apoyo parlamentario y su capacidad de provocar crisis de gobierno debía administrarse con cierta medida, sólo para la caza de piezas mayores; pero a partir de octubre formaba ya parte del Gobierno, —nada menos que al frente de tres ministerios: Justicia, con Rafael Aizpún; Agricultura, con Manuel Giménez Fernández; y Trabajo, con José Oriol Anguera de Sojo— y su propósito consistía en ir ocupando paulatinamente posiciones de poder. Era lógico esperar que si en agosto sus diputados habían demostrado a las claras las intenciones de su partido y anunciado que no aceptarían impasibles, como «obra definitiva», las reformas aprobadas por decreto, en noviembre y diciembre el cerco se estrechara hasta el punto de colocar al ministro de Instrucción pública en la disyuntiva de dar marcha atrás en su política de reforma o abandonar el Gobierno. En este punto, tratándose de la «unidad espiritual» de la nación, de los derechos de la enseñanza religiosa, y de su absoluta independencia respecto al control y vigilancia del Estado, la CEDA no estaba dispuesta a mostrar ninguna transigencia.

CENSURA Y CAÍDA DE UN MINISTRO DESASISTIDO No tardaron mucho en expresar de nuevo, en el Parlamento, lo que ya habían anunciado en la prensa. Fue en diciembre de 1934 cuando se sometió a debate el dictamen de la Comisión de presupuestos sobre «el proyecto de ley prorrogando por el primer trimestre de 1935 los presupuestos generales del Estado». Jesús Pabón, hablando de nuevo en representación de la minoría

001-480 Salvaje pesadilla

64

8/5/07

12:31

Página 64

esta salvaje pesadilla

Popular agraria, declaró la intención de su grupo de «votar sin reparos la prórroga del presupuesto que el Gobierno presenta». Faltaría más: el Gobierno que presentaba ese proyecto era, en una medida no desdeñable, el suyo y no iba él a manifestarse en contra. Pero sin detenerse ni un minuto en la consideración de la totalidad del presupuesto, declaró de inmediato que, aun manifestando el respeto que le merecía el señor ministro de Instrucción, si la discusión del Presupuesto hubiera sido ministerio por ministerio, su grupo habría aprovechado la ocasión para enfrentarse con dos cosas: con la política de conjunto del Ministerio de Instrucción Pública y con el hecho concreto de la enseñanza religiosa. No era ésa la ocasión evidentemente de enfrentarse a esas dos cuestiones, pero aunque no lo fuera, el diputado popular agrario no la perdió y arremetió contra la «marcha vertiginosa» que el ministro había seguido en su política reformista de espaldas a las Cortes. Jesús Pabón volvió a dedicar unos minutos al problema de la sustitución para terminar dando la estocada mortal al ministro hacia el que tanto respeto había mostrado. Le habían otorgado su confianza, habían votado todos los créditos que había pedido, aprobaban ahora la prórroga solicitada... ah, pero «de traerse sólo el presupuesto de Instrucción pública, con el sr. Villalobos al frente del departamento, esta minoría no lo votaría».18 Con su intervención, Pabón colocaba a Villalobos en la peor de las situaciones posibles: lo suyo era un voto de censura a un ministro y un voto a favor de la prórroga de los presupuestos en la que obviamente iba incluido el de ese mismo ministerio. Villalobos entendió enseguida la naturaleza del torpedo que el diputado popular había lanzado bajo su línea de flotación y, en lugar de desviarlo o de disimular procurando taponar el boquete, reconoció enseguida que el disparo había dado en el blanco y que su barco se hundía a la vista de todo el mundo. «Yo soy hombre que ha seguido durante toda su vida el camino recto de la verdad», comenzó su respuesta, presentándose como hombre virtuoso que habiendo sido siempre leal en sus relaciones y en su conducta con sus adversarios, no podía ser desleal con la República ni con la Constitución de la República. Era esa lealtad lo que le había granjeado la hostilidad del grupo de Acción Popular porque, de acuerdo con el artículo 48 de la Constitución a la que había prometido lealtad, él tenía que «defender la enseñanza oficial». Y eso era precisamente lo que la minoría de Acción Popular no podía soportar, dijo a los diputados. «Lo que quiere el señor Pabón y lo que quiere la minoría de Acción Popular es inutilizar la enseñanza oficial en provecho de la enseñanza privada». No se trataba, pues, ni de la sustitución de la enseñanza privada ni de que los planes aprobados por decreto se hubieran fraguado en los hornos de la Institución Libre de Enseñanza o en los medios próximos a Fernando de los Ríos. Nada de eso; el hermano del señor Pabón había colaborado con el Ministerio de Instrucción pública para establecer los

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 65

gil robles contra villalobos

65

programas de estudio del latín y un distinguido catedrático de su mismo grupo, Ibáñez Martín, había colaborado con el mismo ministro en la redacción del cuestionario de Geografía e Historia. De modo que los tiros no iban por ahí, sino por otro lado, el que miraba directamente a la República. «Yo creo, señores diputados de Acción popular que SS.SS. ... no debían boicotear la actuación de los Ministros que defienden sinceramente y con toda lealtad a la República». Villalobos no temía ponerse la soga al cuello cuando introdujo ese giro en su réplica: colocando en primer término la cuestión de la lealtad a la República daba ya su causa por perdida. La intervención del representante de Acción Popular significaba «el desplazamiento del Ministro de Instrucción pública del Gobierno y del banco azul». Sea, vino a decir el afectado. Pero que sepa todo el mundo una cosa: que el ministro se sentía orgulloso de su actuación y si volviese alguna vez a regentar el mismo ministerio no rectificaría ni una línea de cuanto llevaba hasta entonces realizado. No satisfecho con esta numantina defensa de su obra, Villalobos insistió en reivindicar también su significado como político recordando, de las contiendas sostenidas con Gil Robles en Salamanca, «la nobleza de [su] actuación, la nobleza de [su] conducta que, si no por él, no fue jamás correspondida por sus correligionarios». Gil Robles, naturalmente, saltó sobre la oportunidad que tan ingenuamente le brindaba el orador para pedir la palabra. Antes de que el presidente se la concediese, Villalobos insistió todavía en que no tenía por qué realizar ningún acto de humillación ni de renuncia a su ideología ni a su conducta y, dirigiéndose a la minoría popular, acabó por redondear su propia sentencia de muerte hurgando todavía más donde más les dolía: «Si SS.SS. al entrar en la República no lo hacen con la mayor lealtad y con la mayor fidelidad a la Constitución, era preferible que hubieran SS.SS. continuado en el campo de donde proceden, y así, no serían desleales ni a su ideología ni a sus electores». Pocas veces se habrá producido en ningún Parlamento una tan rotunda descalificación de un socio de una coalición gubernamental por uno de sus ministros: que la CEDA entrara en la República fue la justificación que Alejandro Lerroux gustaba de utilizar para justificar la coalición de los radicales con los católicos. Si la entrada, decía ahora Villalobos, es para liquidar la enseñanza pública más valía que se hubieran quedado donde estaban; lo que no podía ser es que entraran para ser desleales a la misma República. Naturalmente, pronunciándose en estos términos, Villalobos se daba ya por excluido de aquel Gobierno y ofrecía todos los flancos posibles a la respuesta de sus adversarios. Y fue José María Gil Robles en persona quien se encargó de rematar la obra de demolición iniciada por su correligionario Jesús Pabón: «Después de palabras tan poco afortunadas —recordará luego—, el rompimiento era inevitable». Comenzó por donde Villalobos se lo había puesto más fácil: tergiversando la alusión de que había sido objeto por parte del mi-

001-480 Salvaje pesadilla

66

8/5/07

12:31

Página 66

esta salvaje pesadilla

nistro a propósito de las elecciones en Salamanca y lamentando que en un debate de tanta trascendencia se hubiera venido a mezclar «cosa tan insignificante como la de la lucha política en una determinada provincia»: Villalobos no habría hecho otra cosa, en opinión de Gil Robles, que «enquistar en una cuestión principal algo tan secundario como las amarguras» que para él tenían —y Gil Robles, magnánimo, se lo explicaba perfectamente— «la política en Salamanca».19 Rebajando a su interlocutor a la condición de amargado político provinciano, Gil Robles podía elevarse a la categoría de hombre de Estado: Villalobos no había sido capaz de responder a Pabón cuando éste le pedía cuentas de las promesas contraídas al solicitar del grupo popular la votación de los presupuestos. A esto era a lo que Villalobos debía responder en lugar de «marcharse por los campos frondosos del mitin y hacer una invocación a la República, que nadie atacaba» para ver si encontraba en los campos de la oposición «los aplausos de unos señores que han suscrito notas que constituyen un ataque a la República». Se refería Gil Robles a las notas publicadas por los partidos republicanos de izquierda con ocasión de la entrada de la CEDA en el Gobierno. «¿Es que nosotros hemos pedido a S. S. una trasgresión mínima de ningún precepto legal?», insistía el líder católico. La respuesta era no, no lo habían pedido. Lo único que ellos reclamaban era que el ministro les trajese el plan de reorganización que había prometido. Como no había sido capaz de hacerlo, seguía Gil Robles, la única falta de lealtad que en todo el asunto se había producido era la del propio ministro «que no ha hecho honor a un compromiso». A Villalobos se le atacaba únicamente «por no haber cumplido las promesas solemnes formuladas en los momentos en que tan necesarios le eran estos votos para la aprobación del Presupuesto». A la vista de la acusación, la sentencia era inapelable: la minoría popular agraria iba a votar la prórroga del Presupuesto, pero Villalobos debía saber que si se hubiera presentado por separado el relativo a Instrucción Pública, «las discrepancias serían de tal naturaleza que por cuestiones doctrinales pero principalmente por cuestiones técnicas y por cuestiones de formalidad política, difícilmente podríamos prestarle los votos a S. S.».20 Después de aquella andanada y de lo que sólo podía entenderse como un voto de censura, Villalobos no pudo hacer otra cosa que recordar el leal cumplimiento de sus compromisos aunque aceptando que no podía «proceder a la supresión de Institutos de Segunda Enseñanza sin conocer su situación». Pero esa era precisamente la acusación de que había sido objeto: no haber suprimido por decreto los Institutos elementales creados en el anterior bienio con el propósito de sustituir a los centros privados en la enseñanza secundaria. Antes de tomar alguna medida, Villalobos quería conocer exactamente su situación para lo cual permitió a esos centros abrir inscripción condicional de matrícula aunque sin consolidar su situación ni la de las cátedras ocupa-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 67

gil robles contra villalobos

67

das por encargados de curso o por catedráticos interinos. Por lo demás, si aludió a las elecciones de Salamanca no fue para ocuparse de problemas de política local, sino para rebatir las manifestaciones que en la Cámara se habían hecho «de que me había levantado a hablar esta tarde en combinación o de acuerdo con las oposiciones de la Cámara (lo cual consideré molesto para mi dignidad y mi decoro)». No era más que un inciso la referencia que había hecho a las elecciones de Salamanca, en las que, por algunos correligionarios del señor Gil Robles, había sido objeto de similares acusaciones. «Eran públicas las discrepancias entre la minoría que acaudilla el Sr. Gil Robles y el ministro de Instrucción Pública, señor Villalobos», escribía ABC en su crónica de la sesión parlamentaria en la que se había producido lo que juzgaba como una situación «chocante»: que hubiera sido una minoría y no la representación de esa minoría en el Gobierno la que hubiera obligado a dimitir al ministro. La discrepancia era, en todo caso, notoria: la CEDA entendía que el departamento dirigido por Villalobos realizaba una labor de tendencia izquierdista opuesta a la política de centro-derecha propugnada por el Gobierno, aconsejado como se hallaba el ministro por significados socialistas que le inducían a una gestión extremista. Reconocía el cronista de ABC que el discurso de Pabón, de quien ya se sabía que marcaría sus diferencias con la gestión ministerial, no hubiera causado estrago alguno sin sus frases finales, pero ¿implicaban necesariamente una dimisión esas frases finales? No lo creía así el presidente ni algunos ministros del Gobierno, que mantuvieron con Villalobos una reunión en el despacho de ministros para tratar de convencerle de que en un Gobierno de concentración «pueden surgir rozamientos y dificultades al chocar criterios opuestos» sin que de ahí se derive la apertura de una crisis política. Los gobiernos de concentración, para subsistir, han de ser exponentes de sacrificios continuos, le dijeron, pensando que Villalobos «estaba reducido». Lerroux, de hecho, se fue a casa diciendo a los reporteros «que no pasa nada». Todavía a la mañana del día siguiente, como le dijeran que Villalobos había ido al Ministerio a recoger papeles, Lerroux insistía en su «no pasa nada» y consideraba lo más natural del mundo que «en un Gobierno como éste es natural que surjan discrepancias». Le parecía lógico que Villalobos hubiera quedado dolido después de lo ocurrido en el salón de sesiones, pero después de las palabras que le dirigió el mismo Lerroux había cesado «su condolencia».21 Con esta sensación de normalidad, lo que Lerroux pretendía era evitar a toda costa una nueva crisis de gobierno, estando tan reciente la anterior. Desde la fecha de su regreso al poder, el 5 de octubre, ya había tenido que prescindir de Diego Hidalgo y de Ricardo Samper: a un ministro por mes, su Gobierno no tendría larga vida, sobre todo porque con cada dimisión ponía de relieve su dependencia de la CEDA. Pero, por más que insistiera, Villalobos había quedado herido de muerte en el debate del día 21 y resultaron inú-

001-480 Salvaje pesadilla

68

8/5/07

12:31

Página 68

esta salvaje pesadilla

tiles todas las presiones para que volviera a ocupar su sitio en el Consejo de Ministros. Un día antes, Villalobos había dirigido una carta a su jefe político, Melquíades Álvarez, recordándole sus deseos de «dejar la cartera de Instrucción pública»: un núcleo importante del partido no estaba conforme con su conducta ni con sus orientaciones políticas y el antagonismo con Acción popular y con un importante sector del mismo Partido Radical era absoluto. A esa razón se añadía el sentimiento de tortura que dominaba su espíritu cuando oía los discursos de Gil Robles y de Lerroux pidiendo las cabezas de los dirigentes socialistas implicados en la revolución de octubre: las «penas severísimas que se cumplirán inexorablemente», exigidas por Gil Robles —escribía a su jefe— hacían imposible su continuación en el Gobierno. Villalobos pedía, pues, a Álvarez que se pusiera de acuerdo con Lerroux para que éste resolviera su salida del Gobierno, un deseo que con toda seguridad le reiteró en la visita que le hizo la misma noche del debate. Al salir, después de media hora, no quiso hacer declaraciones, pero todo el mundo entendió que se había abierto la crisis política,22 aunque todavía debieron pasar unos días para que se cerrara. El 29 de diciembre aparecía en la Gaceta el decreto que nombraba nuevo ministro de Instrucción Pública a Joaquín Dualde, miembro también del partido Liberal Demócrata de Melquíades Alvarez. De esta manera, Lerroux evitó la apertura de una crisis total de Gobierno, que le hubiera obligado a una amplia remodelación, pero no pudo impedir que Villalobos volviera sobre la decisión adoptada en el mismo momento de su debate con Jesús Pabón y José María Gil Robles. ¿Fue una simple discrepancia fácilmente subsanable o se trataba en realidad de una diferencia de fondo, sin arreglo posible, lo que enfrentó con tanta implacable hostilidad a Gil Robles con el ministro Filiberto Villalobos? Quizá la clave para responder a esta cuestión la proporcione el discurso que el mismo Gil Robles pronunció el día siguiente del debate parlamentario en el domicilio de Acción Popular sobre «Actuación Política de la CEDA». Dijo en la ocasión el dirigente católico que el «bloque ministerial» que la CEDA había formado con el Partido Radical tenía tres finalidades: primera, hacer imposible la revolución social; segunda, acometer los problemas de reorganización nacional, y tercera, la reforma constitucional. Por lo que se refería a esta tercera finalidad —única que interesa en este contexto— Gil Robles tenía la evidencia de que muy pronto iban a comenzar los estudios para acometerla. Y aclaró: «La reforma de los artículos 26 y 48 y todas las disposiciones sectarias de la Constitución es un postulado para nosotros. Sobre esto, ni discutir. No haremos ningún convenio». Es significativo que los dos únicos artículos sobre los que la CEDA no admitía discusión, ni negociación, ni convenio, tuvieran que ver con la enseñanza. El 26 prohibía a la órdenes religiosas «ejercer la industria, el comercio o la enseñanza»; el 48 establecía como «atribución esencial del Estado» el ser-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 69

gil robles contra villalobos

69

vicio de la cultura mediante instituciones educativas enlazadas por el sistema de la escuela unificada; declaraba gratuita y obligatoria la enseñanza primaria, reconocía la libertad de cátedra y la laicidad de la enseñanza y reconocía a las Iglesias el derecho, sujeto a inspección del Estado, de enseñar sus respectivas doctrinas en sus propios establecimientos. Pública y laica, la enseñanza propugnada por la Constitución chocaba frontalmente con los intereses defendidos por la CEDA que se había erigido en abanderada de la enseñanza privada y religiosa. Gil Robles estaba convencido de que Dios había hecho ya con ellos, con la CEDA, varios milagros. Por eso, estaba seguro del triunfo de su partido. Dios y España lo necesitaban: «Cuando veo que el partido de derechas más numeroso y mejor organizado es el nuestro, he adquirido el convencimiento de que somos la única salvación de España. Continuemos trabajando por esos dos ideales: Dios y España», terminaba su discurso.23 Ante tan elevados ideales —que A.Vivero había tildado de ultramontanos—,24 un ministro liberal y demócrata, como Filiberto Villalobos, que sólo pretendía defender en la medida de sus exiguas posibilidades una reforma racional de la enseñanza secundaria y lo que había de escuela pública y laica, y a quien le torturaba la idea de permanecer en un Consejo de Ministros que con toda probabilidad tendría que refrendar la ejecución de penas de muerte, no tenía nada que hacer sino recoger los papeles y abandonar el ministerio. Pocos días antes, había escrito a Melquíades Álvarez: No es para V. una novedad que estoy hace tiempo deseando dejar la cartera de Instrucción Pública. Mi presencia en el Gobierno tiene la simpatía de V. con todo el cariño que le inspiró mi fidelidad a su política y a su persona; pero un núcleo importante del Partido no está conforme con mi conducta ni con mis orientaciones políticas aunque éstas responden a la tradición liberal, generosa y tolerante que fue dogma del reformismo y del Partido liberal-demócrata. Y este antagonismo es absoluto con Acción Popular y con un importante sector del Partido Radical. El Debate, órgano oficial y oficioso de Gil Robles, mintiendo diariamente, me hace una campaña que no puede ser desagradable al Jefe de Acción Popular, cuando no pone coto a las insidias de su periódico. Los últimos discursos de Lerroux en Sevilla proclamando que «cabezas de Jefes socialistas están estorbando sobre los hombros» y el de Gil Robles en Madrid afirmando que «los cabecillas del movimiento de Asturias serán condenados a penas severísimas que se cumplirán inexorablemente» hacen imposible mi continuación en el Gobierno. Para mi ya era una tortura continuar en éste desde las semanas posteriores a la revolución. Ahora es ya un suplicio del que deseo verme libre.25

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 70

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 71

3 La iglesia salmantina: rebeldía, cruzada y propaganda. El Centro de Información Católica Internacional* Ricardo Robledo Universidad de Salamanca

¿Por qué se han de empeñar ustedes en que la política española siga con este corte rural de feroces intransigencias, de enmarañamiento de problemas religiosos y políticos, tan apto para que prosperen las más turbias intenciones? ¿Por qué entre todos no hemos de procurar desterrar esa «moral del resentimiento», inspiradora hasta ahora del áspero y vulgar panorama político español? CAMÓN AZNAR, 1930

Nuestros amigos se han sumado desde el primer instante a este movimiento nacional [de] todas las fuerzas auténticamente nacionales, sin exclusivismos, y por eso hemos preferido diluirnos en esta magna cruzada. GIL ROBLES, septiembre 1936

Mitad por miedo, mitad por ambición, la iglesia no cumplió con la obligación de criticar abiertamente los crímenes que se estaban cometiendo. Su pasividad representaba la aprobación tácita de la represión, al mismo tiempo que aceptaba generosos beneficios del estado. ERNESTO CASTAÑO, 1977

* Agradezco las observaciones realizadas por Jaume Claret, Julián Casanova, Francisco Espinosa, Jesús Millán, Juan Carlos Monedero, Hilari Raguer, Albert Reig e Ismael Saz, eximiéndolos de cualquier error que perciba el lector.

001-480 Salvaje pesadilla

72

E

8/5/07

12:31

Página 72

esta salvaje pesadilla

se ha expuesto la ofesiva de la derecha contra la reforma de la enseñanza del católico Villalobos y no han faltado alusiones en el capítulo primero al papel de la iglesia en el patrocinio del conservadurismo político en relación con la cuestión agraria. En las páginas que siguen se explica el éxito en la movilización social contra la República sostenida por la iglesia y el periódico La Gaceta Regional antes de 1931; se analiza también el decisivo papel desempeñado por personajes del cabildo, tanto con la pluma como con la espada, que hacen más comprensible aquella defensa entusiasta de la Nueva España en la que se implicó la iglesia salmantina. En segundo lugar, si nos fijamos en el discurso legitimador de los sublevados es para explorar las raíces de la violencia que generó así como la simbiosis institucional de la iglesia de Salamanca con la organización del Nuevo Estado. Por último, se presenta la génesis y el funcionamiento del Centro de Información Católica Internacional, el principal centro de contrapropaganda que podía frenar en Europa la opinión de los católicos contraria a Franco. Rebeldía, cruzada y propaganda indican bien cada una de las tres etapas. N LAS PÁGINAS ANTERIORES

REBELDÍA,«DELENDA EST RES PUBLICA» (1930-1936) Cuando se estudia la guerra civil en Salamanca, suele destacarse con razón el papel singular en la legitimación del régimen del 18 de julio de Pla y Deniel, un obispo que llegó a Salamanca cuando quedaba poco más de un año de república. Este protagonismo, aparte de pasar por alto otras facetas del obispo catalán,1 tiene el inconveniente de abordar su estudio muy condicionado por

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 73

la iglesia salmantina

73

la instalación del Cuartel General dejando en penumbra los antecedentes antirrepublicanos del clero secular y regular. También olvida la fuerte movilización, patrocinada por la Iglesia y sus numerosas organizaciones, contra el programa del primer bienio, que llegó a numerosas capas de la que podría denominarse, con cierta violencia del lenguaje, intelligentsia salmantina. En realidad la movilización contra la República empezó un año antes de la llegada del nuevo régimen cuando la Iglesia salmantina vivió la que sería su última primavera de exaltación religiosa hasta el triunfo total del nacionalcatolicismo. La clausura de las misiones a fines de marzo de 1930 se vivió con la autocomplacencia de ver la calle tomada por la religión, un «magnífico acto de afirmación religiosa»: «Señor, Señor, como santa Teresa os digo, dadme menos emociones o más corazón. Salamanca será recia farola de la iglesia, linterna de la civilización católica», exclamaba el obispo Frutos Valiente, impresionado por aquel desbordamiento religioso.2 La «imponente y grandiosa procesión», dedicada por el Obispo al Padre Cámara, era algo nunca visto en Salamanca. El canónigo José Artero daba los detalles: «eran masas prolongadas de seis en fondo, de doce a veces, que enardecidas entonaban cánticos de penitencia, aclamaciones a Cristo Rey, y las tiernas estrofas de aquel Vía Crucis».3 El dibujo en las «Estampas Salmantinas» quiso dejar huella imborrable. Frente a este catolicismo que quería entroncarse con el Padre Cámara y su «tarea recristianizadora» otras voces habían apoyado semanas atrás el manifiesto de un nuevo partido con el lema de «libertad, derecho responsabilidad» pidiendo se pusiera al frente Ossorio y Gallardo. El proyecto presentado en Madrid se planteaba como una «campaña de civilidad» y como «enemigo por igual del mesianismo político que todo lo fía al azar de un poder personal como de la gallardía revolucionaria» siendo bien acogido en Salamanca por representantes de las profesiones liberales, comerciantes y propietarios entre los que destacaban Fernando Iscar Peyra, Eduardo Lamamié de Clairac, José Cimas Leal, Aquilino Romo o Siro Gay. Este proyecto, hecho público cuando la ciudad se preparaba para el recibimiento de Unamuno, no cuajaría y algunos de los firmantes locales como Cimas Leal y Jiménez del Rey acabarían al poco tiempo dando apoyo a la derecha católica más conservadora y llevando las riendas de La Gaceta Regional.4 Otra corriente, respetuosa con la religión, trataba de hacerse oír cuando se desmoronaba el régimen de la Dictadura. Camón Aznar, catedrático de la Universidad de Salamanca, había publicado un editorial en el periódico Claridad defendiendo que, para «una masa de opinión», «el primer paso para una patria más noble y una humanidad mejor» pasaba por la instauración de la República». El canónigo Jesús Artero, desde la primera página de La Gaceta Regional inició una polémica que tiene interés exponer brevemente.5 Camón Aznar, que se presentaría sin éxito a las elecciones de 1931 y

001-480 Salvaje pesadilla

74

8/5/07

12:31

Página 74

esta salvaje pesadilla

1933 en las filas del Partido Republicano Radical, planteaba un ideal republicano que no era irreligioso, primero porque en el partido republicano de Salamanca abundaban los católicos militantes, y aunque esto no sucediera «bastaría que nos propusiéramos el aumento de la fraternidad entre los hombres, la liberación de todos los inicuamente sometidos, de todos los que padecen hambre y sed de justicia para que nos sintiéramos tutelados por los Evangelios». Veía compatible por tanto república y catolicismo (llegaba a decir que su teoría era más cristiana porque era más democrática), y expresaba la queja, como figura en el encabezamiento de este capítulo, por comportamientos que se iban a intensificar en los años siguientes cuando se refería a las «feroces intransigencias» y al «enmarañamiento de problemas religiosos y políticos».6 Para José Artero, que actuaba como voz oficiosa del obispado,7 las cosas estaban muy claras: «la religión católica es intransigente o “totalmente” se acepta o totalmente se deja». Aunque había expresado que la espiritualidad católica nada tenía que ver con la republicana, se vio obligado a reconocer que ningún dogma se oponía a la forma republicana, pero los católicos estaban obligados a seguir lo establecido por el Cardenal Segura. En cuestiones como la enseñanza, el matrimonio, la moral... «toda forma de gobierno tiene que relacionarse íntimamente con la religión» y consideraba que la llegada de la República traería consigo «un cataclismo social y religioso». Antes de que llegara el nuevo régimen ya había sido condenado, y por tanto al año siguiente las pastorales o circulares de los obispos de Salamanca y Ciudad Rodrigo saludaron a la República con el entusiasmo que cabía en la fórmula del acatamiento. A pesar de las alabanzas de La Gaceta a los socialistas salmantinos, por no ser «petroleros» ni «tragacuras», y de la templanza de Primitivo Santa Cecilia,8 los decretos del gobierno republicano sobre libertad religiosa y el carácter voluntario de la enseñanza religiosa en las escuelas desataron una campaña de reacción en La Gaceta Regional. De este modo, afirma Mary Vincent, las declaraciones de respeto al gobierno democrático eran desmentidas por su incapacidad para aceptar el pluralismo político y cultural en el que se basaba la democracia.9 El artículo «No hay derecho al error» del 9 de junio de 1931, posiblemente de Cimas Leal, marcó sin duda un punto de inflexión, con argumentos expuestos ya por el canónigo Artero Cuando en las Constituciones políticas se habla de libertad de pensamiento no se hace más que consignar palabras vanas. Ni el pensamiento es libre para aceptar la verdad, ni el pensamiento admite coacciones externas para creer ... Cuando se trata de problemas religiosos, el creyente tiene la certidumbre de estar en posesión de la verdad: su conciencia no admite posibilidades de error; su verdad es dogma religioso. Si el creyente católico dudase, dejaría de ser creyente (no empieces lector a fruncir el ceño; las cosas son lo que son y no lo que tú acaso quisieras que fueran). El creyente católico no es tolerante, no puede ser tolerante...10

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:31

Página 75

la iglesia salmantina

75

Las discrepancias por la cuestión religiosa subieron de grado cuando en el otoño de 1931 llegó la discusión del artículo 26 de la Constitución (artículo 24 en el proyecto) que ponía fin a la confesionalidad católica del Estado, daba un plazo de dos años para la extinción del presupuesto del clero, disolvía la Compañía de Jesús y restringía las actividades de las órdenes religiosas. Los debates pusieron en evidencia la dificultad de llegar a posturas conciliatorias, pues si la mayor parte de los socialistas o de los radicales seguían fieles a sus principios anticlericales la minoría agraria liderada por los salmantinos no cedía en su intransigencia. Pese a la emotividad y visceralidad de las discusiones o de las visiones apocalípticas de Gomá,11 la política religiosa, tal como se expuso en la Constitución de 1931 «y con su caótica puesta en práctica en el nivel local», representó un punto medio entre «la aplicación de los principios liberales históricos y la decisión de tener a la Iglesia muy vigilada en vista del apoyo que había dado a la monarquía y la dictadura». Por injustamente que fuera tratada en ciertos campos de actividad, «la Iglesia no fue sometida a una “guerra implacable” que pudiese reducirle a la impotencia. Siguió siendo una institución formidable».12 La agitación contra la política laicista de la República contaba en Salamanca con una amplia gama de organizaciones católicas (Acción Católica, Adoración Nocturna, Federación de Estudiantes Católicos, etc.), con el surgimiento de otras nuevas (AFEC, AFER), a las que me referiré luego, y con el apoyo que le proporcionaban los cuadros políticos del Bloque Agrario que tan buenos resultados electorales había conseguido en junio de 1931. La receptividad a la celebración de vía-crucis, triduos, rosarios o llamadas desde La Gaceta a postrarse ante la imagen de Jesús el Rescatado (Iglesia de san Pablo) para reparar los pecados de España era por tanto muy amplia; qué menos que la iglesia de la Clerecía se llenara para escuchar al P. Clairac, familiar del tradicionalista Lamamié. Y algo similar ocurrió en la diócesis de Ciudad Rodrigo. Prácticamente, la agenda de la primera quincena de octubre de 1931 se llenó diariamente con actos religiosos que eran anunciados, o más bien publicitados, desde La Gaceta. La campaña contra el artículo 26 (24 en el proyecto) salió del recinto religioso para extenderse en el variado terreno de las campañas de prensa, las manifestaciones y el envío de firmas y telegramas a las Cortes. La constitución de una nueva sociedad para hacerse cargo de La Gaceta, convirtiéndolo aún más en el periódico del Bloque Agrario, coincidió con esta ofensiva.13 Cuando se votó el artículo 3 (El Estado español no tiene religión oficial) La Gaceta Regional lo consideró un atentado, haciendo pública la relación de los que habían votado en contra (Gil Robles, Casanueva y Lamamié) y poniendo en la otra lista al resto. Sin muchos matices, Santa Cecilia, Marcos Escribano y Villalobos, que se habían abstenido en la discusión de diversas cláusulas religio-

001-480 Salvaje pesadilla

76

8/5/07

12:32

Página 76

esta salvaje pesadilla

sas, integraban la lista de «los malos», de modo que parecía que los únicos que habían defendido los sentimientos católicos eran los agrarios.14 La posibilidad de un pluralismo de la opinión católica se excluía cerrando la vía de un catolicismo liberal que creyera en el laicismo del Estado.15 Respecto a las manifestaciones, llama la atención que en la realizada el domingo 18 de octubre en Ledesma, el distrito electoral del diputado Cándido Casanueva en 1923, se planteara como el punto de inicio de revisión de la Constitución, dos meses antes de que se aprobara; Salamanca, por tanto, era pionera y Ledesma, «barbacana primera desde donde se inicia una lucha fundamental para el conservadurismo del país».16 Por último, el periódico de Gil Robles insertó varios días en primera página anuncios sobre el «deber moral» de los católicos para enviar telegramas a las Cortes pidiendo respeto para sus creencias, y animando a los pobres a hacerlo pues «a los pobres se les recibe con mucho agradecimiento el nombre, porque no faltan ricos, que abonan su despacho y el de algunos pobres»; millar y medio de telegramas fueron enviados en dos días. La llamada de la Unión Católica de Mujeres Españolas recogió unas 52.300 firmas;17 según eso, debió de firmar uno de cada cuatro salmantinos mayor de 20 años. La movilización católica salmantina fue estimulada por el nacimiento de varias asociaciones. El 6 de agosto de 1931 se creó la Asociación de Familias Emparentadas con Religiosos para la provincia de Salamanca (AFER), con el objetivo de laborar en defensa de los intereses materiales y morales de las personas y bienes de sus familiares religiosos; de nuevo, Lamamié de Clairac estaba al frente.18 Se enviaron cerca de 4.000 firmas al Presidente de la República y la animosidad antirrepublicana de sus fundadores hizo que hasta La Gaceta fuera acusada alguna vez de cobarde y traidora a sus seguidores. El órgano de expresión era Defensa, cuyo primer número salió el 19 de septiembre y a partir del número 9 con el subtítulo de «periódico católico de vanguardia. Como presidente figuraba Tomás Salas Diestro (tradicionalista) y como vocales Graciliano Sánchez Cobaleda, Lamamié de Clairac, entre otros. Se publicaban escritos incendiarios contra personas e instituciones de la República, contra Cataluña, «la niña mimada», contra los políticos salmantinos, especialmente Andrés Manso; la sal gorda utilizada se potenciaba por el anonimato pues la mayoría de sus colaboraciones eran firmadas con seudónimos tales como «Robespierre». Era la extrema derecha con la salvedad de que colaboradores de La Gaceta como Cimas Leal o Abilia Arroyo no tuvieron reparo en enviar algún artículo. En uno de sus artículos la escuela laica fue considerada un «degolladero de niños» en el que se enseñaba la inmoralidad, la corrupción y el anarquismo lo que provocó el encarcelamiento del director; el periódico fue suspendido a fines de 1932.19 Con siglas casi idénticas se fundó un mes después la Asociación Femenina de Educación Ciudadana (AFEC), la rama femenina de Acción Popular. A

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 77

la iglesia salmantina

77

los pocos días de aprobarse el voto femenino —con el voto en contra de Lamamié lo que no le impediría ser asesor de la AFEC—20 nacía esta asociación que demostraba el instinto de conservación y el pragmatismo organizativo de la derecha católica;21 Salamanca fue, de nuevo, la pionera de España y se anticipó un mes a la creación de la de Madrid. Su líder fue Abilia Arroyo Pascual (1891-1961), esposa del catedrático de universidad E. Román, cuya hoja de servicios recoge puestos directivos en diversas organizaciones católicas que justifican un perfil igualmente conservador.22 Doña Abilia utilizó el seudónimo «Teresa de Castilla», y su llegada a la arena política fue saludada como portaestandarte de la bandera de la defensa del hogar en «esta aguerrida Cruzada». Nada que ver con la señorita Campoamor enjuiciada como una vulgar descreída.23 La aplicación de la legislación constitucional dependió como en tantos otros casos de la actitud de las autoridades municipales; hubo protestas en la Sierra, en Lumbrales o en Vitigudino por la retirada del crucifijo; en Golpejas y Santa María de Sando los niños se fueron a casa hasta que el crucifijo volviera a la escuela:24 pero de contar con sólo estos datos aireados por La Gaceta a principios de febrero de 1932 (y no parece que este periódico autocensurara este tipo de información) estaríamos muy lejos de cualquier motín popular por la recuperación del crucifijo escolar. Está por ver si alguna acción anticlerical pudo ser o no maniobra de la propia derecha como en Lumbrales, donde según el Gobernador civil los monárquicos intentaron quemar la iglesia.25 Las actitudes contemporizadoras no debieron de ser extrañas y es posible que la atención hemerográfica al conflicto desvirtúe la importancia de las noticias sin conflictividad. Sirvan como ejemplo las procesiones en varios pueblos el día de San José después de haber celebrado novenarios con toda solemnidad.26 Sin duda era muy difícil en esa sociedad rural, acostumbrada a prédicas que estimulaban la intolerancia de la verdad única, intentar cambiar comportamientos seculares; la mejor pedagogía hubiera sido el tiempo, del que nunca dispuso la República. Se acostumbra a valorar el efecto negativo que tuvo la eliminación de símbolos religiosos que formaban parte de la cultura y de las relaciones humanas y resulta comprensible que esta política se viviera como una agresión. Por ejemplo, en Béjar, «una ciudad laica entregada al culto de su patrona, la Virgen del Castañar», unos jóvenes católicos desafiaron las medidas secularizadoras aplicadas por el consistorio; la provocación llevó a un enfrentamiento en el que uno de los notables de la ciudad, J. Gómez Rodulfo, esgrimió una pistola, siendo encarcelado por unas horas.27 Ahora bien, este punto de vista (además de olvidar que también se agredía el proyecto modernizador republicano)28 tiene que completarse con el de las actitudes de intransigencia y de parcialidad de la iglesia salmantina, que en asuntos de conflictividad social o de intentos de modificar la distribución de la renta mediante la reforma agraria seguía anclada en la misma orilla de

001-480 Salvaje pesadilla

78

8/5/07

12:32

Página 78

esta salvaje pesadilla

siempre. Lo ocurrido con los sucesos de Castilblanco (Badajoz) es uno de los ejemplos de parcialidad. El alcalde de Castilblanco había ordenado disolver una manifestación de obreros en huelga; el forcejeo violento entre un guardia civil y una mujer acabó con la muerte por disparo de un manifestante que había salido en defensa de aquélla y con la inmediata matanza de los cuatro guardias civiles del puesto. «De esta secuencia, el nefasto papel del alcalde ex monárquico y el asesinato previo del obrero fueron borrados desde ese mismo momento hasta la actualidad».29 La información de que dispuso el lector charro fue muy distinta30 y, además, se vio estimulado por llamadas de un «ilustre salmantino». El mismo que el 15 de octubre ya había alertado de los pecados cometidos en las discusiones parlamentarias —«¡Católicos, Desagraviemos al Señor por las blasfemias que se han producido en las Cortes Constituyentes!— llamó la atención ahora sobre los bárbaros sucesos proponiendo un homenaje y recomendando a «todos los buenos ciudadanos» que pasaran por los cuarteles a firmar ¿Es posible que cuatro hombres necesariamente honrados (porque de otro modo no pertenecerían al benemérito instituto) mueran acorralados como perros rabiosos, por todo un pueblo, que ceba en ellos su furia destrozando sus cadáveres? ¿Es posible que ante tamaño salvajismo no se alce una protesta unánime de todos los españoles dignos...?31

Los grandes titulares de La Gaceta Regional dieron cuenta de esta forma de presentar los hechos y de inmediato se preparó un «Homenaje popular en Salamanca al Cuerpo de la Guardia Civil»: se había producido la «reacción sentimental» simplemente con la aparición del artículo de Fernando G. Sánchez Martín. Empezaron los actos de adhesión y la consabida relación de firmas hecha pública desde La Gaceta; «Teresa de Castilla» animó a sus asociadas a firmar y en dos días, unos y otros a porfía, consiguieron 1.859 firmas. Finalmente se celebró un réquiem por las víctimas en la Iglesia de San Martín con la asistencia del Obispo y representación de las asociaciones católicas.32 Nada excepcional sucedió en Salamanca que no sucediera en otros lugares. En Valladolid, por ejemplo, hubo una manifestación de 5.000 personas y en Segovia una importante concentración, según La Gaceta. Lo que resulta llamativo en Salamanca es la asimetría de comportamientos de las autoridades eclesiásticas que en teoría deberían tener algún criterio de ecuanimidad. Apenas tres meses habían pasado desde que en Palacios Rubios se produjeran unos sucesos, mucho más próximos, igualmente «bárbaros», con igual número de muertos sólo que en este caso eran cuatro obreros indefensos. Ninguna voz eclesiástica, que se sepa, reclamó homenajes o firmas por las víctimas e incluso el representante político católico por antonomasia, Gil Robles, salió en defensa del guardia civil causante de los hechos.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 79

la iglesia salmantina

79

La beligerancia de los dirigentes católicos salmantinos contra la política reformista se dividía entre los que la combatían en el parlamento, liderando la minoría agraria, y los que conspiraban, división poco clara a veces. Entre las organizaciones que cultivaban el campo de la conspiración estaba Acción Española, organización creada en octubre de 1931. Un sector muy relevante del cabildo salmantino estaba representado en la lista de suscriptores por José Artero y Aniceto de Castro Albarrán; eso significa que no les convencía la línea oficialista de El Debate, objeto pronto de sus críticas. La viabilidad de Acción Española pasaba por aglutinar a las diversas facciones que podían tener cabida dentro de la derecha más conservadora: «integrismo, tradicionalismo carlista, conservadurismo tradicional, catolicismo social, posibilismo contra-revolucionario, interés por la experiencia corporativa italiana». Uno de los elementos que podía soldar corrientes tan heterogéneas estaba en la acción conspirativa y en el recurso a la fuerza, siguiendo la estrategia de Maurras, si bien se diferenciaba de éste y de L’Action Française por su tendencia secularizadora entre otras cosas.33 Dada la implicación de Acción Española en la publicación de El derecho a la rebeldía del magistral de Salamanca no cabe duda de que podemos situar a su autor como uno de los voceros más significados de aquella organización, que, cuando tuvo que hacer una Antología en 1937, incluyó su artículo «La sumisión al poder ilegítimo» publicado en el número de octubre de 1933 como anticipo del libro que le haría más famoso.34 La simpatía de elementos significados del clero salmantino por la acción directa contra la República tuvo diversas manifestaciones. En la comarca de Ciudad Rodrigo donde debía de haber un núcleo monárquico importante se habló muy tempranamente de un complot de monárquicos y militares y fue encarcelado un sacerdote poco antes de la Sanjurjada;35 cuando ésta se materializó se proporcionó ayuda logística a los implicados en la sublevación. El hombre de contacto con los sublevados era Don Teodoro Andrés Marcos, catedrático de Derecho Canónico que fue el encargado de facilitar la fuga del capitán de Caballería sr. Batalla, significado monárquico, implicado en otros complots similares. Don Teodoro (que desempeñaría puestos relevantes en el aparato represivo del franquismo) le facilitó un coche para trasladarse a Ciudad Rodrigo el 1 de septiembre; allí le esperaba el sacerdote Benedicto Nieto para encaminarlo hacia Portugal. Ambos fueron detenidos (el catedrático en la Peña de Francia), y trasladados a la Dirección General de Seguridad en Madrid. Un mes después serían puestos en libertad, en loor de multitudes.36 Es posible que don Teodoro fuera sólo la cabeza visible de un grupo donde estaban, quizá, Artero y Castro Albarrán. La fuente que lo avala es la carta de Azaña a Vidal i Barraquer de 5 de septiembre de 1932: «Acabamos de descubrir que la huida a Portugal de uno de los rebeldes herido en las refriegas de Madrid, ha sido facilitada por cuatro sacerdotes de la diócesis de Salamanca, uno de ellos profesor en aquella Universidad».37

001-480 Salvaje pesadilla

80

8/5/07

12:32

Página 80

esta salvaje pesadilla

Sin duda la beligerancia no cesó por el fracaso de los «Héroes del 10 de agosto», sino que sólo se cambió la espada por la pluma. Según confesión del propio magistral de Salamanca, la mayor parte del libro El derecho a la rebeldía debió de escribirlo en 1932 para lanzarlo al público cuando estuvieran todavía en el poder Azaña y los socialistas.38 Este libro, como se explica en el capítulo 11, aunque conste publicado en 1934, en realidad tuvo que difundirse durante la campaña de las elecciones de 1933 y tensó mucho más las relaciones entre la Iglesia y la República. Religión y política se mezclaron de tal forma en la campaña electoral que los intentos de separarlas se vieron como opciones de medias tintas. Esta fue la acusación lanzada contra el católico Villalobos, según se documenta en el anexo 2 del capítulo primero. La campaña de 1933, como es sabido, significó un salto cualitativo en las artes de la propaganda (diez millones de octavillas, doscientos mil carteles de color) que se puso al servicio del más puro maniqueísmo.39 En la línea expuesta anteriormente por el canónigo Artero, se mostraban al votante las únicas opciones de redención o revolución, de cristianismo frente a comunismo, de modo que no es extraño que el «Viva Cristo Rey» sirviera para boicotear algún acto electoral.40 Había llegado el momento de la reconquista moral para cuyo objetivo la derecha salmantina contaba con mejor organización que la disponible en junio de 1931. La maquinaria política de la CEDA englobaba al Bloque Agrario, la Derecha Autónoma, los Tradicionalistas y, hay que remarcarlo, a la AFEC de Abilia Arroyo. La oportunidad histórica del voto femenino concedió justificado protagonismo a esta «Teresa de Castilla». Con tal seudónimo, a los dos días de disueltas las Cortes, La Gaceta publicaba en la primera página lo que podría ser su manifiesto «Por Dios y por España», un inflamado artículo excitando a la mujer charra al «Todo por Dios y por España». La asociación femenina se había extendido por numerosos pueblos de la provincia adonde «distinguidas señoras» se acercaban para predicar los males del socialismo (divorcio, lucha de clases y enemigo de la propiedad privada), pedir dinero («porque sabemos que lo hacemos por Dios y Él nos lo ha de pagar») y aconsejar el voto «a palo seco», es decir, voto íntegro para la candidatura agraria, la «verdadera derecha», sin borrar ni quitar ningún nombre.41 Conseguido el triunfo, al que habían colaborado las mujeres acudiendo a votar con «verdadero fervor» para echar a Azaña del poder,42 el mensaje que transmitió La Gaceta Regional en noviembre de 1933, fue que el triunfo había sido «legal y legítimo»; el editorialista daba un paso más al afirmar que «el fino espíritu político del país ha[bía] sido guiado por la iluminación de la Providencia»; era ahora cuando la nación había votado bien a diferencia de la alucinación de junio de 1931; se había ganado en cantidad pero sobre todo en calidad: «es indiscutible la inmensa distancia que separa a esos «majos» del socialismo de esas cumbres refinadas y cultas, que son un Goicochea o un Ventosa, por poner diputados nuevos». Tamaña victoria no podía por me-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 81

la iglesia salmantina

81

nos de celebrarse y como anticipo del nacionalcatolicismo de guerra la Iglesia de Santa María la Mayor de Ledesma se abrió para celebrar la victoria A la puerta de la Iglesia Mayor fueron recibidos los diputados por el clero revestido y Cruz alzada, pasando al interior del templo a ocupar un puesto de honor en el presbiterio al lado de la Epístola, en tanto que la orquesta interpretaba la “Marcha Triunfal” de Tanhauser ... Después de la misa se hizo la Exposición al Santísimo y se cantó el “Te Deum”...43

Formalizado el frente de derechas en 1933 con tan buenos resultados, cuando llegaron las elecciones de 1936 se repitió la fórmula. Siguió, por tanto, el maniqueísmo incrementado por el eslogan de «Contra la revolución y sus cómplices». El folleto editado en Salamanca, no difería de la propaganda general, salvo la llamada a votar al Bloque Agrario para salvar a España.44 El «Por Dios, Por España» de la campaña de 1933 tenía el añadido ahora de «Por el Jefe» trilogía que servía de movilización a las juventudes de Acción Popular (JAP) para luchar contra la anti-España.45 Doña Abilia Arroyo subió de tono la propaganda de «Teresa de Castilla» y recomendó de nuevo el «a palo seco»: la madre España, la Virgen y ser mujer se mezclaban de tal modo que parecía antinatural no votar íntegramente a la candidatura contrarrevolucionaria.46 En fin, Don Fili, el católico que podía desviar votos era atacado de modo inmisericorde tal como se ha expuesto en el capítulo primero. Como temía Camón Aznar en 1930 «el enmarañamiento de problemas religiosos y políticos» entrañaba el peligro de que prosperaran «las más turbias intenciones. ¡Qué lejos quedaban aquellos apoyos salmantinos al partido de «libertad, derecho responsabilidad» manifiesto que habían firmado J. Cimas Leal y Eduardo Jiménez! Ahora, el primero, jaleaba en los mítines a las juventudes de Acción Popular dispuestas a dar su vida por España, mientras que el segundo estaba al frente de un periódico dirigido a exaltar al Jefe y su «clarín de guerra». A fines de junio de 1936, cuando ya los clarines debían estar afinándose, E. Jiménez firmó una editorial titulada «En marcha. La Nueva España» donde llamaba a defender «el ideal de una España grande y de una España fortalecida en la unidad de la fe»; después de apelar a Menéndez Pelayo, concluía: «todos los hombres de bien deben agruparse para llevar a buen fin esta cruzada patriótica, cuyo lema es “Sobre todo, España, Sobre España, Dios”».47 La documentación disponible del Gobierno Civil y la información de la prensa después del triunfo del Frente Popular hacen poco creíble que Salamanca estuviera a punto de caer bajo «las garras del oso mogol» como temía el director de La Gaceta. En lo que respecta al asunto religioso, los sucesos más graves fueron los incendios de la iglesia de San Salvador y de la ermita de San Gregorio en Béjar.48 Respecto a los problemas suscitados por la celebra-

001-480 Salvaje pesadilla

82

8/5/07

12:32

Página 82

esta salvaje pesadilla

ción de procesiones, el Gobernador comunicaba a los alcaldes que se autorizaran las que tuvieran carácter tradicional y no hubiera temores fundados de alteración del orden. Así se concedieron bastantes permisos mientras que en otros lugares —San Muñoz, San Esteban de la Sierra, Santiago de la Puebla, Añover de Tormes, La Tala, El Pedroso de la Armuña— hubo algunos conflictos, o el alcalde, para evitar disturbios, denegaba el permiso porque, como decía el de San Muñoz, «en esta población no están bien las cosas».49 La documentación disponible deja sin argumentos a la tesis del sectarismo republicano y nos acerca más bien al conflicto social que se esconde bajo posturas tachadas sin más de anticlericales. En el pueblo El Pedroso de la Armuña la celebración de la procesión que incluía la tradicional subasta —quien más pagaba entraba con las andas de la imagen en la Iglesia— era vivida como una agresión por los obreros en paro. Por esta razón el 13 de julio el alcalde comunicó al gobernador las razones para denegar la autorización porque pudieran existir temores de alteración del orden público, habida en consideración que existe un número de obreros relativo en paro por no darles jornal los patronos, que por esta causa y la costumbre de otorgar dádivas a la Virgen las personas que la porten a juicio del que suscribe cree que esto pudiera tomarse como una provocación al elemento que no trabaja, al mismo tiempo que se termina la procesión con una subasta de los palos [?] de las andas para introducir en la iglesia el que más da.50

No había trascurrido un mes de esta denegación cuando el alcalde Valentín Poveda, junto con otros vecinos, fue asesinado en el monte de la Orbada.51

CRUZADA. «LA VIOLENCIA DE LA IGLESIA-ESTADO. EL LARGO VERANO DE 1936» Porque Goebbels utilizaba el bolchevismo para cohonestar los rigores del régimen hitleriano o como un pretexto para hacer mangas y capirotes en el orden internacional, pero jamás se le había ocurrido, ni aún en los años de oposición y lucha del partido nazi, desencadenar una terrible lucha entre alemanes para conjurar una problemática revuelta comunista. GALLEGOS ROCAFULL, 1936

El proceso de deslegitimización de la Segunda República, que empezó el canónigo José Artero un año antes del 14 de abril, había encontrado el entusiasmo constante de la iglesia salmantina a lo largo de la República con las

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 83

la iglesia salmantina

83

puntas estacionales de las campañas electorales y la movilización contra el laicismo republicano a fines de 1931. Siempre resulta arriesgado generalizar tendencias en colectivos tan heterogéneos como el de la Iglesia. Lo ocurrido con la revista La Ciencia Tomista editada por los dominicos de Salamanca puede ilustrarlo. Las crónicas científico-sociales, que informaban del pulso político y social, estuvieron hasta 1934 firmadas a menudo por el P. Gafo defensor del catolicismo social y de actitudes tolerantes, con citas de Vidal i Barraquer y críticas al comodín de la masonería como base del catastrofismo. A partir de mediados de 1935 se hizo cargo de la sección otro dominico, Antonio Carrión que veía el mundo dominado por las tres internacionales, la judaica, la masónica y la soviética y a los socialistas preparando «la tragedia dinamitera, marxista y separatista... [como] traidores a la Madre Patria, en cuyo pecho clavan las dagas buidas por el Internacionalismo y enherboladas (sic) por el odio y malquerencia judaicos».52 Esta fue la tendencia que había ido imponiéndose a medida que avanzaba el año de 1935; La Gaceta, que había aceptado colaboraciones de Gafo en la sección sabatina de «Página Social» dejó de publicarlas.53 En mayo de ese año tomaba posesión de la sede episcopal de Salamanca Pla y Deniel. Magistral y Obispo, que habían coincidido en la más que conservadora ciudad de Ávila, volvían a estar juntos de nuevo. Con la ayuda de los dominicos y de otras órdenes religiosas hicieron de Salamanca la ciudad con mayor densidad de ideólogos de la cruzada por habitante. Lo expuesto en el apartado anterior demuestra que las aportaciones de los cruzados salmantinos no eran un subproducto de la instalación del Cuartel General sino el colofón de una actitud coherente, perseguida desde hacía años; el nuevo régimen necesitaba ideologías de justificación y ellos eran los mejor situados para cubrir esa demanda. El proceso de deslegitimización de la República subió el mayor escalón de intensidad posible nada más desencadenarse la guerra. Se había atravesado la línea roja que separaba el derecho de la violencia y se imponía la justificación del golpe. Si bien los tiempos no estaban para mucha literatura y sí para la acción directa, hubo que hacer legitima la ilegitimidad y a la inversa, hasta el punto de que los rebeldes convirtieron la «excitación a la rebelión» en comodín de la represión de los que habían respetado la legalidad. Nunca el lenguaje se trastocó tanto. Aunque en el corto plazo puede funcionar un gobierno ilegítimo, su estabilidad sólo se puede asegurar con un grado aceptable de legitimación o de legitimidad. La situación creada por el golpe fallido había generado una gran inestabilidad política y social; había que crear un nuevo orden y defenderlo de un embate cualificado lo que obligaba a esgrimir una legitimidad novedosa, radical, dinámica, que articulara a la población en la dirección que marcara el caudillo —individual, colectivo o grupal— encargado de sumar las

001-480 Salvaje pesadilla

84

8/5/07

12:32

Página 84

esta salvaje pesadilla

dispersas partes; sustituir la legitimidad legal-racional por una tradicional y carismática.54 Como el carisma de Franco no podía ser el argumento importante de legitimidad antes de octubre de 1936, la mayor parte del discurso legitimador se dedicó en los dos meses y medio posteriores al 18 de julio a descalificar aún más el régimen republicano, a convertir la guerra en Cruzada y, dada la insuficiencia carismática, a justificar la violencia. En esta tarea Salamanca hizo la principal aportación, rivalizando en el empeño todas las instituciones, cabildo, obispado, dominicos, universidad... Quien mejor estaba situado para iniciar dicha tarea era el magistral de Salamanca, cuya labor se detalla en el capítulo 11, pues ya había recorrido desde 1933 un buen trecho en deslegitimar la República. El lugar escogido ahora fue la radio y en una fecha de sentido tan religioso como la del 15 de agosto de 1936 proclamó la teología de la cruzada con la fraseología de «Dios lo quiere» y «guerra santa».55 Junto a la voz del púlpito catedralicio, el convento de los dominicos y el Obispado prestaron también un concurso valiosísimo para la fundamentación, es decir, exculpación, del régimen rebelde. Muy esquemáticamente, por tratarse de documento de sobra conocido, la pastoral de Pla y Deniel, Las dos ciudades, independientemente de que hubiera ya antes otras voces, venía a oficializar, por el lugar y la fecha de publicación (el día antes del nombramiento de Franco como Jefe de Estado), el espíritu de Cruzada, mientras que los folletos del padre Menéndez Reigada divulgaban internacionalmente su polémica con el católico Maritain que había negado el carácter de guerra santa: no se podía matar curas por «fascistas» pero tampoco obreros por «marxistas; igual que era un sacrilegio quemar iglesias, también lo era adornar a los soldados musulmanes con enseñas del Sagrado Corazón.56 Tanto la pastoral como el folleto del dominico eran publicaciones que tuvieron un impacto muy superior al de la extensión de su aparato crítico, pero en cuanto contenido no difieren del maniqueísmo expuesto por Castro y Albarrán (salvo la insistencia de Pla y Deniel sobre el comunismo como peligro universal) y por tanto no tiene sentido embarcarse en hacer genealogía de las ideas o concordancias de obras que al igual que otras, como la Carta Colectiva del Episcopado Español, han sido analizadas una y otra vez desde diversos puntos de vista y cuya consistencia analítica se basa a menudo en «pedestres silogismos».57 Sí ofrece más interés comentar la función desempeñada por este tipo de publicaciones. En noviembre de 1938, en el memorándum entregado por Vegas Latapie al delegado nacional de prensa, Dionisio Ridruejo y al ministro Serrano Súñer, figura el haber editado «contra viento y marea» El derecho a la rebeldía y muchos más sobre el tema «dando seguridad a los católicos que llegado el momento no sólo era lícito sino obligatorio alzarse en armas contra los enemigos de la religión y la Patria» (cursiva original) pese al silencio sepulcral de

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 85

la iglesia salmantina

85

Autoridades y revistas eclesiásticas ... aprobando»la doctrina falsa y antipatriótica sostenida por El Debate y Acción Popular».58 Podemos poner en duda esta interpretación a posteriori de que libros como El derecho a la rebeldía al tranquilizar las conciencias de los católicos fueran factor desencadenante de la guerra. Ahora bien, la vulgarización que se hizo de aquél y otros libros en forma de discursos radiofónicos de agosto de 1936 o de enero de 1937 disminuyen las dudas sobre esta relación entre ideas y hechos cuando se considera el surgimiento del terror azul en la ciudad de Salamanca del que nos informan S. López y S. Delgado en el capítulo 4. Es posible que desde el púlpito o el micrófono no se incitara a las represalias, en cambio la constante descalificación del enemigo a unos niveles grotescos debía conceder más impunidad a la violencia Los hijos no pertenecen a sus padres. Los hijos no deben amar a sus padres. Los hijos son propiedad de estado. ¡Fijaos madres, vuestros hijos no son vuestros. La verdad es que estos antiespañoles, más que un ejército de criminales, parece una manada de bichos que inutilizan todo lo que tocan y hasta con sólo la mirada y no digamos con el aliento infliccionan (sic) y corrompen cuanto encuentran a su lado; semejan como temeroso conjunto de medrosas alimañas, cual lo serían descomunales y venenosas sabandijas, sapos, víboras, piojos, chinches, moscas, escarabajos, todos del tamaño de toros y elefantes que en una repugnante alteración de todas sus entrañas hubiera vomitado el averno.59

Por muchas licencias que permita el discurso radiofónico de guerra,60 resulta sorprendente escuchar soflamas de este estilo por parte de «prestigiosos» catedráticos o religiosos que, a la vez que citaban a los filósofos del idealismo alemán, consideraban que los dirigentes del comunismo, que supuestamente dominaba a la patria, eran «como las ratas y cucarachas [que] encuentran sus delicias entre lo más infecto» o que «los otros» eran «ralea canallesca de alcantarilla».61 Ese ambiente que caldeaba el verano del 36 hace menos anómalo al Conde de Alba de Yeltes, jactándose del asesinato de seis colonos de su finca el 18 de julio «pour encourager les autres», y otros casos como los de los diputados Manso y Prieto Carrasco.62 Los alemanes de la Legión Cóndor que habían llegado a la ciudad cuando terminaba el otoño de 1936, no comprendían la violencia desatada en un país donde el problema judío era irrelevante y se hacía gala de catolicismo. De haber escuchado los mensajes de varios púlpitos de Salamanca habrían entendido lo que pasaba en la Reina del Tormes: El cura de nuestra parroquia comenzaría suavemente, un día, pidiendo severidad para con el adversario, siguió encrescendo (sic), hasta pedir que se hicieran denuncias, para terminar por decir que había que matar a los «rojos». Cuando

001-480 Salvaje pesadilla

86

8/5/07

12:32

Página 86

esta salvaje pesadilla mi suegra, le oyó decir aquella sarta de barbaridades, salió de la iglesia tan atemorizada que llegó lívida a casa, diciendo que no volvía a misa y que jamás querría ver a don Santos ... En los pueblos sin embargo, no había medio de esquivarlos, pues no ir a misa constituía un desafío.63

Esto se cuenta de la parroquia de San Juan de Sahagún, pero sermones parecidos se oyeron en la del otro extremo de la ciudad. Para el párroco de San Pablo, en un sermón dominical, la interpretación de los mandamientos tenía sus excepciones: «el quinto, prohibido matar, como sabéis, salvo a los rojos».64 Con tales pláticas se comprende mejor la violencia de algunas acciones: No era yo más que un adolescente y no puedo olvidar la escena de la que fui testigo uno de los primeros días de la guerra en el cruce de la Rúa con la calle del Horno (hoy Felipe Espino). Sería ya al atardecer cuando una pareja de militares sin graduación, uniformados y armados, de muy pocos más años que yo, cacheaban a los transeúntes tras pedirles la documentación. Contemplaba yo la escena sin entender muy bien de qué iba la cosa, cuando llegó al lugar un sargento con la cara desencajada y el fusil con huellas recientes de sangre. Acabo de destrozarle el cráneo de un culatazo a un rojo que se negó a enseñarme su cédula personal, dijo. Y se alejó tambaleante. Como para no acordarse.65

La violencia tiene muchos más ingredientes que un discurso ideológico exaltado o incluso enloquecido, pero mostrar a «los otros» como «hijos dementados y enfebrecidos por influencias corrosivas y satánicas» como hace el cabildo catedralicio66 no favorecía precisamente la ternura. Sin duda el discurso religioso aliviaba la toma de decisiones: «con el paraguas de la religión bien sujeto, la sangre no salpicaba», ha escrito Casanova.67 La guerra permitió mudar el discurso retórico violento en violencia física y la apelación a la Escuela de Salamanca con su discurso de la guerra justa y santa, ofreció la mejor cobertura teológica posible. Esta alusión nos permite hacer una breve consideración sobre la utilización que se hizo de los diversos autores de la Escuela de Salamanca, de modo especial de Francisco de Vitoria. Una asociación con tal nombre, se había fundado en 1926 con motivo de la celebración en Salamanca del cuarto centenario del nombramiento de Vitoria como catedrático de Prima de Teología, al frente de la cual estaba Yanguas Messía; al año siguiente se creó la Cátedra Francisco de Vitoria para conservar y difundir la doctrina «del amor a la paz y el respeto a los derechos humanos» y, finalmente, ya en plena República en abril de 1933 se fundó en la Universidad el Instituto de Derecho Internacional Francisco de Vitoria;68 en el directorio estaban precisamente catedráticos de Derecho (Beato Sala, J. Esperabé, González Oliveros, Rodríguez Aniceto) que, salvo Esperabé, se distinguirían tres años después en la exaltación de

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 87

la iglesia salmantina

87

prácticas que poco tenían que ver con la solidaridad propuesta por el ilustre dominico. La apelación a Vitoria o al derecho de gentes por parte de eclesiásticos o civiles se convirtió durante la guerra en un comodín para incitar a la violencia o ejercerla. Si dejamos de lado las consideraciones sobre el supuesto carácter salmantino poco proclive a la cooperación, no es difícil distinguir corrientes ideológicas distintas en la interpretación de la tradición vitoriana que se pusieron en evidencia cuando surgió la polémica por la creación de aquellas organizaciones. Frente a los que proclamaban valores eternos el economista Rodríguez Mata y el Catedrático de Derecho Penal Antón Oneca mostraron públicamente sus discrepancias Apena ver manejada la tradición universitaria salmantina como bandera de combate ... El orgullo de esta Escuela fue su universalidad, cuando aquí vinieron profesores y alumnos de otras partes ... Entonces la Universidad salmantina no era sólo de Salamanca sino del mundo entero; y ahora hay quien —aisladamente por fortuna— pretende hacer de ella el órgano oficioso de la Armuña. Si la ciencia no admite fronteras, ¿por qué ese privilegio a los hispanoamericanos y portugueses? ¿Se ha olvidado ya que han sido los holandeses de los que más han contribuido a difundir la doctrina de Vitoria? ... La divulgación, exposición y comentario de la doctrina de un sabio no debe ser objeto de una cátedra permanente. Con las mismas razones se podría crear la cátedra de Kant, de Santo Tomás de Aquino, de Darwin, de Carlos Marx...69

Es importante constatar cómo aquellas discrepancias se reflejaron más tarde en sus respectivas biografías: tanto Rodríguez Mata como Antón Oneca mantuvieron una actitud beligerante firmando con otros catedráticos de la Universidad el «manifiesto de los cien» en defensa del movimiento estudiantil y del fuero universitario en 1930; al final de la guerra civil Rodríguez Mata tuvo que exiliarse y Antón Oneca sufrió los efectos de la cárcel y la depuración.70 Por la otra parte, Yanguas Messía, Ministro de Estado y Presidente de la Asamblea Nacional con Primo de Rivera, se convertiría en el primer embajador ante la Santa Sede y según Vegas Latapie el encargado de la redacción del decreto por el que se elegía a Franco Jefe de Estado.71 Finalmente, entre los conferenciantes que participaron hasta 1936 en el ciclo anual dedicado a «las ideas de Vitoria y de su escuela» estuvieron Antonio Royo Villanova, Sánchez Mazas, Antonio Goicochea, Yanguas Messía, es decir personajes muy implicados en la preparación del 18 de julio mientras que los salmantinos Alonso Getino, Beato Sala, Menéndez Reigada, Teodoro Andrés Marcos, Torres López...lo habían estado en su lucha contra la República y, como estamos documentando, serían propagandistas entusiastas de Franco.72 En mi opinión, se citaba a Vitoria pero a menudo se actuaba como Maquiavelo.73 En los textos de Vitoria como en la Biblia siempre pueden hallarse

001-480 Salvaje pesadilla

88

8/5/07

12:32

Página 88

esta salvaje pesadilla

justificaciones morales, haciendo decir a los textos todo lo contrario para lo que en teoría servían, como ocurría con el discurso de los derechos humanos en América;74 en el mismo sentido puede dudarse razonablemente de que las condiciones tradicionales de la guerra justa según Vitoria —causa suficiente, autoridad legítima y recta intención— fueran la mejor manera de justificar la guerra, aunque el discurso llevara la marca de la casa donde se había fabricado. Así el dominico L. Alonso Getino en la conferencia pronunciada en Santander el verano de 1938 afirmaba ante un auditorio de estudiantes extranjeros que las doctrinas de Vitoria se estaban aplicando al pie de la letra. No se podía usar la guerra contra los inocentes o los soldados vencidos y en su apoyo citaba frases contundentes sacadas del De Iure belli («no se puede dar muerte ni a uno siquiera de ellos») que según él se cumplían a rajatabla: En nuestro campo jamás se ha matado a uno por las faltas de otro, ni siquiera por los crímenes, cuanto menos porque hayan dejado a su familia a merced nuestra. Por ahí andaba —la he visto en Valladolid— la del general Asensio, el rojo defensor de Málaga ¿Quién se metió con ella? Digo, sí se metieron, manteniéndola y tratándola como si fuera uno de nuestros difuntos generales. ¿A quién puede pasarle por la cabeza que porque los rojos tomasen Brunete, Belchite o Teruel, nosotros no digo que matásemos, sino que molestásemos a ninguna familia de rojos? ... Ni los niños, ni las mujeres de los rojos, ni los rojos mismos, por el hecho de haberlo sido, han sido expoliados, ni detenidos, ni menos fusilados entre nosotros. Y no hablemos de martirios, porque esos no se propinan entre nosotros ni a los mayores criminales, a pesar de que esa conducta nuestra nos coloca en posición de inferioridad, pues nunca ellos nos temerán como nosotros a ellos, que sabemos se complacen en la tortura.75

Puesto que el conferenciante declaraba haber visitado los frentes seis veces, cabría preguntarse ¿En qué guerra estuvo el padre Getino, cronista de la ciudad de Salamanca? La misma pregunta puede hacerse al otro dominico Menéndez Reigada quien afirmaba que faltaba probar que los desmanes se hubieran producido pues sólo había constancia de bulos, «calumnias y embrollos».76 Por último, conviene indicar algunos ejemplos de la simbiosis institucional de la Iglesia salmantina con la organización del Nuevo Estado en un momento en que, como decía Gil Robles en septiembre de 1936, había que renunciar a todo lo específico para diluirse «en la magna cruzada». En primer lugar, la sintonía Iglesia y Universidad es total a la hora de apoyar al nuevo régimen. De hecho, la pastoral de las dos ciudades y el mensaje de la Universidad de Salamanca al resto de universidades coinciden prácticamente en el tiempo y refleja la existencia de un cálculo propagandístico. Ambas instituciones ofrecieron su doctrina, su saber y sus hombres. Los militares disponían de las armas, pero la estructura administrativa-jurídica-depuradora-le-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 89

la iglesia salmantina

89

gislativa y la ideología la aportaron la Iglesia y la Universidad. Así, figuras como Teodoro Andrés Marcos aparecen como el nexo de conexión entre ambas instituciones y con el nuevo poder. Este catedrático de Derecho Canónico, implicado en la Sanjurjada, será uno de los miembros de la Comisión Depuradora, que ejemplificará bien la existencia de espacios comunes a Iglesia y Universidad.77 Un segundo ejemplo pertenece a los dominicos. Se conoce bien la obra de Menéndez Reigada, pero mucho menos una publicación que simboliza la simbiosis del Convento de San Esteban con la «revolución judicial» del franquismo, un año después de la unificación.78 No cuesta mucho imaginarse a Antonio Luna, Delegado Nacional de Justicia de FET y de las JONS, con su uniforme de Falange departiendo con el Padre Menéndez Reigada por el claustro gótico de San Esteban; el ilustre falangista, «jurisconsulto de altos vuelos» que había sabido encauzar la crisis de Falange,79 le confiesa que para exaltar el partido único ha «preferido el recogimiento de esta santa casa, donde en silencio trabajaron Francisco Vitoria, Diego de Deza, Domingo de Soto ... y tantos otros artífices de nuestro primer Imperio». La creencia de estar forjando un nuevo imperio («la restauración de la patria, una, grande, libre, católica, imperial») se alimentaba con toda la mitología de la España Imperial «sepultando el poder de la media Luna» —decía en su discurso el Profesor de Teología— pasando por alto la función que desempeñaban ahora tales creyentes y defendiendo por otra parte la concepción fascista. Antonio Luna García y Castejón, ensalzado por Menéndez Reigada por su participación en el golpe de Sanjurjo, es autor de un anteproyecto de código penal, una «revolución judicial» que fue presentada en San Esteban. En el anteproyecto se empezaba rechazando el principio de legalidad, abandonándose por primera vez en la historia esta exigencia y facultando al juez para crear delitos.80 Las motivaciones políticas totalitarias eran evidentes: si para el liberalismo la justicia había sido una balanza, para el Nuevo Régimen era una espada. La división de poderes quedaba más que en entredicho; al no existir Tribunal Supremo, propio de un «estado quebrado», habría que «elevar la depuración judicial a las propias manos del Caudillo de la Nación, que es como Jefe de Estado, el primer Magistrado de ella, sólo responsable ante Dios y ante la Historia».81 Es llamativo que en apoyo de la Ley de Defensa del Estado se citaran experiencias dictatoriales, con elogio a las de Hitler —«que en julio de 1934 aplastó personalmente la sublevación de Rohm»— y las de la Gestapo, mientras se calificaran de criminales las soviéticas. Se trata, afirma Casabó, de un proyecto de corte nazi por su culto al líder, exaltación del nacionalismo, la Raza (constituiría delito casarse con persona de raza inferior) y el honor. Finalmente, los insurgentes, en el proceso de construcción de la legitimidad del nuevo orden, se afanaron desde el primer momento en elaborar un universo ideológico y para ello, incluyeron la celebración de fiestas y conme-

001-480 Salvaje pesadilla

90

8/5/07

12:32

Página 90

esta salvaje pesadilla

moraciones de todo signo. Éstas fueron utilizadas no sólo como vehículos cohesionadores y encuadradores de la población en el nuevo orden, sino también como medio para extraer fondos para la causa. Así, muchas celebraciones religiosas iban acompañadas de cuestaciones, de entregas de donativos a cambio de emblemas, de veladas teatrales como colofón a la festividad. Las instituciones públicas se implicaron en las festividades religiosas, se imbricaron y colaboraron en su realización.82 Conviene hacer una última reflexión. Como se comprueba en el capítulo 1, la cuestión agraria fue uno de los asuntos candentes en Salamanca; sin embargo, en los discursos del verano del 36 no se baja a la arena política del conflicto agrario. El fracaso de la reforma agraria o el miedo a su implantación no son los recursos habituales para el convencimiento del auditorio de guerra. El conflicto se ha dignificado calificándolo de cruzada y forzando todos los maniqueísmos posibles; no hay conflicto civil, y no se mencionan explícitamente objetivos o motivaciones políticas, hay una «sobreinterpretación católica», que al año de la guerra convirtió la ciudad de Salamanca, ahora sí realmente en ciudad levítica, volcada en novenas y procesiones y con la implicación de las instituciones civiles y militares «por la pronta victoria de las armas españolas y el afianzamiento de la fe católica en toda la nación».83 Ahora bien, el sendero de la represión en Salamanca tiene unas señales que, como en otros lugares, llevan a los lugares donde había existido agudización del conflicto social o se había aplicado la reforma agraria. Esto no hace más que ratificar la función ideológica del discurso religioso salmantino, en el sentido del término ideología como un conjunto de ideas que describe la sociedad de un modo deformado en beneficio de los intereses de la clase dominante.

PROPAGANDA: CENTRO DE INFORMACIÓN CATÓLICA INTERNACIONAL (1937-1942) Es ejemplarísimo en su vida privada, y cumple estrictamente con sus deberes religiosos, de suerte que [el Generalísimo] solicitó dispensa de ley de ayuno al sr. Obispo de Salamanca a causa del agobiador trabajo que sobre él pesa. Los días de Semana Santa ha suspendido las audiencias de guerra con su Auditor para que nadie fuera condenado a muerte durante los días santos, al tiempo que, el día de Viernes Santo, ha indultado a numerosos reos de la pena de muerte. Asistió a los oficios ... y con este motivo recibió sentidísmas muestras de cariño del pueblo de Salamanca, que veía tan alto ejemplo de piedad. CARDENAL GOMÁ, 1937

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 91

la iglesia salmantina

91

Con la instalación del Cuartel General en Salamanca empezó a construirse el edificio del franquismo que necesitó la aportación de mano de obra muy diversa. De fuera, al calor del poder, fueron llegando profesionales de la «zona no ocupada» dispuestos a servir al Nuevo Estado, como Giménez Caballero, Joaquín Garrigues entre otros.84 De los de dentro, es natural que se recurriera a los que ya habían mostrado, desde la sublevación de Sanjurjo, cuando menos, fidelidad a los nuevos ideales. Si Teodoro Andrés Marcos se dedicaba a depurar profesores de Universidad, José Artero y Castro Albarrán colaborarán en diversas tareas de la máquina propagandística. En efecto, cuando se creó a principios de noviembre de 1936 el Servicio de Prensa y Propaganda en el palacio de Anaya, de quien dependía el Gabinete de censura cinematográfica de Sevilla, el Cardenal Segura pidió un representante de la Iglesia y el Obispo de Salamanca nombró a José Artero; aunque no fuera del agrado de Segura, se valoró muy positivamente que esta representación de la Iglesia hubiera servido para que se pudiera radiar la misa los domingos y días de precepto.85 La tarea principal en la que iban a colaborar los canónigos salmantinos o los dominicos iba a ser la de dar coherencia al fundamentalismo católico del Movimiento Nacional que había topado de inmediato con dos graves problemas que cuestionaban la idea de Cruzada: «la tragedia vasca» (el apoyo nacionalista a la República, los curas católicos fusilados) y la crítica de los intelectuales católicos, sobre todo franceses, al régimen del 18 de julio; ambos problemas se reforzaban.86 La postura del Vaticano no estaba exenta de ambigüedades y por lo mismo de reticencias frente al régimen del 18 de julio que llevarían a decir al embajador alemán Faupel, a propósito de la encíclica Mit brennender Sorge (Con ardiente preocupación), que «Franco también tenía que luchar contra el Vaticano».87 Con esta encíclica, que lleva fecha de 14 de marzo de 1937, Pío XI criticaba las divinizaciones de la raza, del pueblo o del Estado (mitificaciones habituales del régimen nazi) porque pervertían y falsificaban el orden creado e impuesto por Dios. Como Salamanca era sede del Cuartel General y de Radio Nacional, que empezó a funcionar gracias a la importante ayuda alemana,88 a los pocos días se elevaba una nota de protesta contra la encíclica a cargo de dos técnicos alemanes desde los micrófonos de aquella radio. El Adelanto transcribió la emisión mientras que La Gaceta pagó su atrevimiento de atacar al protestantismo por su concomitancia con el comunismo.89 Si Franco tenía que luchar también contra el Vaticano, la jerarquía católica era quien podía inclinar la benevolencia de Roma por el nuevo régimen, de forma más contundente que la expuesta en el discurso de Castelgandolfo de 14 de septiembre de 1936, que no satisfizo ni mucho menos a los católicos españoles que se sentían cruzados.90 El celebre Informe de Gomá de mayo de 1937 (poco después del bombardeo de Guernica), al tiempo que se hacía eco de varias quejas de Franco sobre la prensa católica, L’Observatore Romano

001-480 Salvaje pesadilla

92

8/5/07

12:32

Página 92

esta salvaje pesadilla

incluido, recogía la información del sacerdote Bonet sobre la opinión católica de varios países europeos y un «Anteproyecto de organización de una Oficina de Información Católica». Al mes siguiente, Gomá y Francisco de Luis, que ocupaba un puesto destacado en los servicios de propaganda, visitaban a Franco en Salamanca para lanzar la creación de la Oficina Católica de Información, propuesta que debió de contar con respaldo oficial. Éstos deben ser los orígenes del Centro de Información Católica Internacional que empezó a funcionar en Salamanca en la plaza de San Boal, (cerca de donde estaba la representación italiana) seguramente a principios del verano de 1937, donde permaneció hasta el inicio de la primavera de 1938. El inspirador fue Gomá, quien llevó la dirección fue el jesuita P. Bayle y se contó siempre con el entusiasmo y el afán de protagonismo del magistral de Salamanca.91 Si Gomá y Castro Albarrán son suficientemente conocidos para el lector, no ocurre lo mismo con Constantino Bayle (1882-1953), de quien aportaremos algunos rasgos biográficos. Este extremeño, que había pasado varios años en las misiones de América, era desde 1919 redactor de Razón y Fe. En el decenio largo de 1920-31 había publicado, además de 62 artículos, una docena de libros con el tema preferente de la conquista y colonización americanas. Poco antes de la proclamación de República, este biógrafo del segundo marqués de Comillas, sin dejar la épica cristiana del Orinoco o de El Dorado, hizo alguna incursión en la prosa republicana, interpretando la sublevación republicana de diciembre de 1930, liderada por F. Galán desde Jaca, como una «algarada comunista».92 Hasta 1934 no volvió a pisar la palestra política con dos artículos que ampliados convenientemente dieron lugar al libro Sin Dios y contra Dios. En esta obra llega a creer que la legislación antirreligiosa del primer bienio republicano estaba programada por la Internacional Comunista de 1924 y columbra sovietización hasta en la etapa de Villalobos como ministro de Instrucción Pública.93 Evadido del Madrid republicano, gracias a su refugio en la embajada de Bolivia, pudo llegar a Salamanca en la primavera de 1937 y reanudó la publicación de Razón y Fe en septiembre de 1937 ya en Burgos; las exigencias de hacer el relato del día a día, «la materia candente de la actualidad española», hacían que la revista pudiera salir apenas sin dedicación de redactores fijos.94 Si hasta entonces la epopeya de América había sido el principal motivo de sus publicaciones, la docena de artículos desde la apertura de la revista hasta 1940 se dedicaron íntegramente a ensalzar las ideas de la nueva España, empezando por defender el catolicismo de Falange y aplicando una censura al discurso de Pío XI de 14 de septiembre de 1936 que no habían ejercido los obispos;95 Franco supo premiar esta fiel dedicación concediéndole el título de Comendador con placa de la orden de Isabel la Católica y ese mismo año el ministro Ibáñez Martín al crearse el CSIC permitió que ocupara puestos destacados en el Instituto de Historia de América.96

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 93

la iglesia salmantina

93

La tarea que unió a Gomá, Bayle y Castro Albarrán hasta la muerte de Gomá en 1940 fue la defensa y la justificación del régimen del 18 de julio en el mundo católico internacional. Si el incipiente régimen de Franco era cuestionado por católicos europeos de prestigio (Maritain, Mauriac, Bernanos...), es natural que fuera la iglesia católica española quien mejor pudiera liderar la contrapropaganda, que alcanzó su cenit en el verano de 1937 con la Carta Colectiva del episcopado español, sugerida por Franco a Gomá para «contrarrestar con toda la autoridad moral de la jerarquía la propaganda internacional adversa al Movimiento, y en especial la repugnancia de muchos católicos extranjeros al carácter de cruzada que tanto los generales como los obispos estaban dando a la guerra».97 Bayle, como responsable del Centro de Información, se encargó de recopilar las respuestas a la Carta Colectiva y otros documentos que avalaban el éxito de la Carta, o la manipulación propagandística que temía Vidal i Barraquer.98 Este jesuita ya había trabajado para la Delegación del Estado para Prensa y Propaganda, con sede en Salamanca, encargada de publicar el folleto ¿Qué pasa en España? A los católicos del mundo. El maniqueísmo en el que se basa la publicación se ilustra en diversas fotos donde «la piedad» de los requetés defendiendo una posición bajo la protección de un gran crucifijo o a la Falange uniformada en misa de campaña se contrapone a las fotos de las «hordas rojas», que habrían arrojado los cadáveres a los estercoleros para que los comieran los cerdos, o al «salvajismo marxista» de la profanación de sepulcros; estamos ante muestras de la guerra de propaganda que por entonces tenía que enfrentarse a lo sucedido en Guernica y otros sitios.99 Salamanca, que se había convertido durante el verano de 1937 en centro de la ofensiva para contrarrestar las críticas de los católicos europeos, fue también el lugar donde se materializó la idea de una publicación periódica, De Rebus Hispaniae, convertida en Boletín de Información Católica Internacional y cuyo primer número salió con fecha 1 de enero de 1938, aunque se publicó el 25 de febrero con una tirada de 30.000 ejemplares.100 El título de la publicación debió de inspirarse en la crónica de Jiménez de Rada exaltando la figura de Fernando III y su portada estaba ilustrada sólo por el dibujo de un cruzado, de pie sobre una peana con el nombre de «OCCIDENTE». La presentación («poco, bien sentado y ad rem», como le había pedido Bayle) corrió a cargo de Gomá que concibió el Boletín, órgano del Centro de Información Católica Internacional, como una continuación y complemento de la Carta Colectiva de los obispos españoles: Lo que allí no era oportuno hacer lo hará cumplidamente el Boletín de Información Católica Internacional: traer pruebas de que la revolución la preparaba, la estaba realizando el Gobierno del Frente popular; de que la Causa della (sic) España Nacional es la causa de la civilización cristiana; de que el pueblo español,

001-480 Salvaje pesadilla

94

8/5/07

12:32

Página 94

esta salvaje pesadilla persuadido de que en la lucha actual se ventila no sólo sus intereses máximos, la Religión, la Patria, la Familia, sino de que la Providencia lo ha escogido paladín de la nueva cruzada contra las hordas de los sin Dios dócil al llamamiento, se ha alzado dispuesto a vencer o morir. A vencer, podemos decir hoy, gracias a Dios, va demostrando el resultado de la campaña, y el valor de nuestro Ejército y la pericia de nuestro Caudillo nos permite esperar sin género de duda (sic).101

Este desahogo de Gomá se comprende bien teniendo en cuenta la trabajosa elaboración del documento oficial de la Carta Colectiva. La utilización del concepto de Cruzada fue más frecuente en Pla y Deniel que en Gomá, quien —como máximo representante individual de la Iglesia española— estaba en permanente contacto con el Vaticano donde ni Pío XI ni Pío XII utilizaron nunca el término Cruzada.102 Precisemos que el beneplácito del Vaticano tardó en llegar, por eso la presentación de Gomá concluía con frases del Discurso del Papa del 14 de septiembre de 1936 que no eran por supuesto las que incitaban a la concordia. Es decir pese a lo expuesto por los propagandistas del momento como Gomá y Castro Albarrán o de algunos historiadores de hoy, cuando salió el primer número de De Rebus Hispaniae, finales de febrero de 1938, aún no había llegado el beneplácito y cuando al final llegó fue nueve meses después de la publicación de la Carta y con reticencias que la censura se encargó de suprimir.103 El objetivo de De Rebus Hispaniae consistía en suministrar información de la guerra española a las revistas católicas de todo el mundo cuya lista había conseguido Bayle en uno de sus viajes a Roma; funcionaba como una agencia de noticias, bien difundiéndolas o fabricándolas. De Rebus Hispaniae es un ejemplo más de propaganda de guerra, de comunicación persuasiva, interesada en divulgar y manipular noticias que demostraran «el ensañamiento increíble de los rojos» como pretendía el cardenal Gomá. Es lo que hacía Tebib Arrumi en Salamanca por otro lado. A tal fin, valía difundir por ejemplo, al referirse a la expatriación de los niños republicanos, que «a las jovencitas de trece a catorce años las desfloraron y corrompieron en la travesía los marinos» por orden del gobierno rojo de Valencia.104 La forma de justificar la ejecución de Carrasco Formiguera merece la pena contarla Iba ya el ex diputado a salir camino de la cárcel y se entera el Gobierno del General Franco de que habían fusilado en Barcelona a cinco de los nuestros —entre ellos una señora— preparados para el canje, y natural y justamente siguió su curso la sentencia: Carrasco Formiguera murió, gustoso lo consigno, como buen católico, más gritando ¡Viva Cataluña libre! con lo que vino a confirmar que la sentencia estaba bien fundada en derecho.105

Se difundían informes de las «salvajadas rojas en la diócesis de Badajoz» sin nombrar para nada lo que ocurrió en la plaza de toros de Badajoz cuando

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 95

la iglesia salmantina

95

llegó «la columna de la muerte», lo mismo que de las «salvajadas marxistas de Málaga», omitiendo cualquier referencia a la carta del Cardenal Pacelli a Gomá, «expresándole el pesar del papa por las atrocidades del ejército nacional al entrar en Málaga» etc.106 Seguramente el golpe más bajo vino con Les Grands Cimetières sous la Lune de Bernanos, «porque cuando viene un católico, monárquico, casi falangista, y testimonia, porque vivió entre ellos, crímenes y tropelías, aún los más sesudos flaquean, y admiten la autenticidad del relato». Bernanos era, claro, «un necio o un malvado ... o un alucinado».107 ¿Quiénes administraban este conjunto de mentiras y silencios? Aunque no constituyeran un consejo formal de redacción hay cuatro escritores que colaboran permanentemente y que ya conoce el lector en mayor o menor medida: el jesuita Bayle, Castro Albarrán, el dominico Antonio Carrión108 y el agustino Teodoro Rodríguez, teórico de la anti España y de la imposible conciliación;109 durante los primeros números fue colaborador asiduo también el canónigo Artero. Se juntaba así el clero secular, salmantino, con el clero regular de origen madrileño, una mezcla que tuvo que superar la preferencia del Ministerio de Serrano Súñer por los frailes como los más idóneos para estas tareas.110 Había cierta especialización de modo que el magistral de Salamanca escribía a menudo como si fuera el editorialista de temas doctrinales mientras que Bayle se ocupaba de aplicar el nacionalcatolicismo (restauración del crucifijo en las escuelas, saneamiento de la cultura española...) o contar las bondades de los generales. No me resisto a extractar la de Franco: El General Franco es hombre modesto, amigo de su hogar, parco en palabras, aborrecedor de posturas fotogénicas ... como militar lo conoce el mundo entero ... Pues como estadista no se queda atrás ... Tuvo que improvisar la máquina complicadísima de la administración, y le resultó como ensayada de muchos años atrás. ¡Mejor que la ensayada y practicada¡ ... Los datos prueban ser la vida en España, tan fácil y la mitad más barata que en Francia en Italia y en casi toda Europa, quedándose los extranjeros pasmados ... ¿Es Franco católico de verdad? ...

Los hechos que lo afirmaban categóricamente eran casi innumerables: se confesaba en África «siempre que salía a operaciones», oía misa devotamente en Zaragoza, se ofrecía voluntario para llevar el palio en Mallorca y comulgó devotamente en Las Palmas antes de coger el hidroavión (sic) para Marruecos; y concluía: Las ocupaciones del gobierno y de la campaña, que dirige por sí, son abrumadoras; sobre la mesa del despacho le sorprenden a veces las cuatro de la mañana. Pues nunca se retira a descansar sin haber rezado el Santo Rosario en compa-

001-480 Salvaje pesadilla

96

8/5/07

12:32

Página 96

esta salvaje pesadilla ñía de su esposa, que le aguarda para ello. ¡Así bendice Dios y la Santísima Virgen su obra!111

Se comprende que con esta literatura fuera difícil cambiar la opinión de los católicos franceses que leían a Mauriac o Bernanos... Parece lógico que cada uno de los que trabajaban como redactores del Boletín escribiera en función de su preparación; así, el agustino Teodoro Rodríguez, que había escrito durante la República contra la conciliación, confesaba, cuando volvieron a oírse de nuevo las voces de la mediación, que la guerra había que continuarla hasta el final y que se fueran a vivir a Rusia quienes la vitoreaban o quienes defendían «el amor libre o perruno»; en una antítesis, no cabían puntos medios.112 Este objetivo de la victoria, sin abrazos de Vergara ni Pacto de Zanjón, ocupa bastantes páginas, pues desde la primavera de 1937 la jerarquía eclesiástica se había opuesto firmemente a cualquier plan de mediación que pudiera llegar del Vaticano para conseguir una paz negociada, tutelada por potencias europeas.113 No podemos pormenorizar otros temas de esta labor de contrapropaganda tales como la libertad de cultos en la España roja, el separatismo vasco, «el judaico proceder de los rojos» o un inédito eje del mal Moscú-Praga-París, que indica el temor a los católicos franceses, al que había que oponer el eje del bien Berlín-Roma-Tokio.114 En algún momento de la primavera de 1938 el Centro se trasladó a Burgos en donde apareció el número 2 el 16 de junio de 1938 y así hasta el n.º 28 (1-VI-1940) que se editó en Madrid. Los cuatro primeros números fueron impresos a multicopia, con frecuentes errores tipográficos; luego se fue perfeccionando la edición y sistematizando la información, con el añadido de que el Boletín era «para uso exclusivo de publicaciones periódicas». A partir del número 10 de 15 de octubre de 1938 el Boletín se estructuró en cinco secciones: «1) NOSOTROS: el sentido católico del Movimiento nacional, 2) ELLOS, Ateismo comunista de la España Roja, 3) El Movimiento Nacional en el extranjero, 4) Documentación, 5) Bibliografía sobre el Movimiento Nacional». No podemos extendernos en el contenido de lo publicado en De Rebus Hispaniae que con sus martirologios y hagiografías de generales frente a las salvajadas de los antiespañoles provocó una fractura que iba a durar mucho tiempo. Del anterior relato debe de quedar claro que el Centro Católico de Información Internacional funcionaba como portavoz del Cuartel General de Salamanca (y más tarde de Burgos) cumpliendo la misión de propaganda del régimen, sin autonomía como institución eclesiástica, pues es Prensa y Propaganda quien «arregla» los viajes de Bayle, censura al secretario de Estado Pacelli o a Pla y Deniel o dificulta la difusión de la encíclica Mit brennender Sorge: «No me atrevo a que se publique —dice Gomá— ni siquiera en los Bo-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 97

la iglesia salmantina

97

letines, sin antes tantear oficiosamente el criterio de la casa grande [Cuartel General]».115 También es perceptible que, sin despreciar la acogida dispensada por las autoridades de Sevilla y de Burgos, «el nacionalcatolicismo de guerra»116 dio sus primeros pasos en Salamanca y fue ayudado por muchas manos, además de las muy conocidas de Pla y Deniel, también por las de la «troika» formada por Gomá, que prologa el libro de Guerra Santa de Castro Albarrán, por éste y por el jesuita Bayle, encargado a su vez de recopilar y prologar en 1940 las pastorales de Gomá (Por Dios y Por España). Creada la Delegación Nacional de Servicios Documentales, el magistral y el jesuita Bayle vuelven a estar juntos para poder utilizar aquella avalancha documental de los «rojos mundos» para abrir «los ojos en el extranjero»; la carta que se reproduce en el capítulo 11 no tiene desperdicio. Si hemos de fiarnos del Magistral, casi la única propaganda que se hacía en el extranjero al acabar la guerra era aquella que seguía haciendo el Centro de Información. Digamos para completar la implicación política de la Iglesia salmantina que en enero de 1937 fue creado el Servicio Artístico de Vanguardia, institución que como tantas otras del momento no escapaba a los condicionantes de una guerra patriótica y hacía algo más que rescatar el tesoro artístico del «expolio marxista;117 y allí encontramos también al musicólogo José Artero, cuya función suponemos sería la de visitar las zonas ocupadas para recuperar los tesoros artísticos. Pero lo sagrado y lo profano se confundían entonces en tal amalgama que no es extraño que el responsable de tal Servicio Artístico convirtiera un acto litúrgico de reconciliación en todo lo contrario. En su plática «de hondo sentimiento español», pronunciada en la catedral de Tarragona a fines de enero de 1939, se le escuchó el conocido exabrupto: «¡Perros catalanes! ¡No sois dignos del sol que os alumbra!».118 La literatura apologética del Movimiento Nacional tiene pocas variantes en su argumentación, de modo que sería una pérdida de tiempo examinar las disquisiciones de los «productos» salmantinos para justificar la guerra civil, me refiero a Las dos ciudades de Pla y Deniel, La Guerra nacional española del dominico Menéndez Reigada y Guerra Santa de Castro Albarrán, versión actualizada de El derecho a la rebeldía, o ¿Qué pasa en España? de Bayle. El principal objetivo, señalado una y otra vez de toda esa literatura durante la guerra, es legitimar el Movimiento Nacional ilegitimizando a la Segunda República; a esto se reduce, en mi opinión el aparato de propaganda que empieza a funcionar en Salamanca. Como es bien sabido, el Alzamiento no necesitó invocar ninguna motivación religiosa;119 fue un maquillaje de la sublevación que los militares aprovecharon de mil amores, pero fue la jerarquía, sacerdotes como Albarrán y Artero o los dominicos quienes se echaron en brazos de los sublevados para bautizar el pronunciamiento y asumir el encargo de cambiar la opinión católica internacional. Franco iba ganando batallas pero perdió durante bastante tiempo, incluso después de 1939 la gue-

001-480 Salvaje pesadilla

98

8/5/07

12:32

Página 98

esta salvaje pesadilla

rra mediática internacional, especialmente la de Francia y los intelectuales católicos. Para lograr el fin de deslegitimar la República hacían falta dos cosas sobre todo: demostrar doctrinalmente, acudiendo principalmente a las autoridades de la Escuela de Salamanca, la ilicitud del régimen republicano. Tanto los dominicos del convento de San Esteban como Castro Albarrán estaban en el tiempo y lugar adecuados para atender mejor que nadie esta demanda. La otra cosa necesaria era demostrar, a posteriori, la maldad de los hechos republicanos de febrero de 1936 en adelante. El magistral de Salamanca lo llevó a cabo con «estudios de campo», diríamos, y con recursos fotográficos abundantes. Además, con el acceso al que hoy llamamos «Archivo de la Guerra» se pensaba lograr información para que se pudiera demostrar, como querían Bayle y Castro Albarrán, las «maquinaciones de los rojos en orden a la cuestión religiosa» o los «excesos, principalmente en el orden moral y religioso [a que] hubiésemos llegado en el caso de haber ellos ganado la guerra». La confusión de la Iglesia con el Estado del 18 de julio tiene muchas implicaciones que han sido analizadas más de una vez por diversos autores.120 Ahora bien, además del gesto simbólico de convertir el Palacio Episcopal en Cuartel General de Franco, la actuación de la iglesia charra durante 19301940 permite hablar de cierta especificidad y de un protagonismo que se acentuaron cuando Salamanca se convirtió en el laboratorio del franquismo. Cabría sistematizar la generosa colaboración o implicación directa de la Iglesia salmantina en el triunfo del régimen del 18 de julio en las seis funciones siguientes. Antes de la guerra, deslegitimó la República de palabra y de obra. En segundo lugar, una vez desencadenado el conflicto, santificó la sublevación; en tercer lugar, exculpó a los rebeldes, admitiendo como mucho algunos errores, de inmediato corregidos; en cuarto lugar, a través de distintas publicaciones, avaló la tesis de la imposible conciliación y de la necesidad de la guerra hasta acabar con el enemigo. En quinto lugar las celebraciones religiosas desempeñaron junto a las funciones ideológicas propias del nacionalcatolicismo, funciones recaudatorias para la causa de los sublevados. Por último, la iglesia de Salamanca participó de modo hegemónico en la propaganda internacional del régimen mediante el Centro de Información para combatir, con no mucho éxito, la hostilidad de los católicos, especialmente los franceses. Se había cumplido la profecía del obispo salmantino en 1930: «Salamanca será recia farola de la iglesia, linterna de la civilización católica».

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 99

4 Que no se olvide el castigo: la represión en Salamanca durante la guerra civil Santiago López García y Severiano Delgado Cruz Universidad de Salamanca

Hay que tener en cuenta que también esa ideología izquierdista que en algunos momentos profesó el sr. Torrelo, merece una sanción, y aún cuando ya puede considerarse bien sancionado con el tiempo que lleva en suspenso, parece lógico que su reingreso no se efectúe como si fuese un honor, sino de modo que no pueda olvidarse que fue sancionado. (Del expediente de reingreso en 1948 del maestro de instrucción primaria Arturo Aurelio Torrelo Molina, dado de baja por depuración en 1937)

E

capítulo contamos cómo se vivió en Salamanca el devenir de la guerra, centrándonos en el hecho que dominó la vida cotidiana: la represión. La represión evolucionó al compás de la guerra. Al principio fue de una extrema dureza y contundente. Era la adecuada para un golpe de Estado. Pero el fracaso de éste convirtió a la represión en un terror sin cara y ejercido con total impunidad. Aquel terror era imprescindible para mantener la retaguardia en orden hasta que la campaña militar para tomar Madrid concluyese. Los meses pasaron y cuando en noviembre se intentó tomar Madrid los insurgentes volvieron a tener un nuevo fracaso. Aquello modificó la estrategia del terror, que se convirtió en un terror más institucionalizado, con la cara de la justicia militar. Sin embargo, no debemos de entender que la represión y el terror fuesen fruto del devenir de los acontecimientos. Sólo los ritmos e intensidades lo fueron. Desde el primer momento en el que se tramaron los complots, ya en abril de 1936, la idea de utilizar la represión para mantener el territorio fue fundamental. Lo único que sucedió fue que la violencia se alargó ante el fracaso del golpe de Estado y durante los primeros meses se convirtió en un terror impune, admitido y amN EL PRESENTE

001-480 Salvaje pesadilla

100

8/5/07

12:32

Página 100

esta salvaje pesadilla

parado por todas las autoridades de los insurgentes. En nuestro relato no pretendemos hacer una lista exacta de víctimas de la represión, sino mostrar el mecanismo de ésta.

DE FEBRERO A JULIO DE 1936 Tras las elecciones del 16 de febrero de 1936, el debate político se centró en el asunto de la revisión de las actas de diputados a Cortes por la provincia de Salamanca.1 En efecto, tras haber obtenido en primera instancia las derechas seis escaños de los siete posibles, la revisión del proceso electoral llevada a cabo por la comisión electoral de las Cortes determinó la pérdida por las derechas de tres de ellos, bajo la acusación de haber comprado los votos. Al mismo tiempo, el triunfo a nivel nacional del Frente Popular, y la formación de un gobierno de partidos republicanos sin la CEDA, con apoyo socialista y comunista, supuso una honda decepción para la derecha salmantina, que contaba entre sus filas con dos de los principales dirigentes del bloque contrarrevolucionario: José María Gil Robles, el Jefe de la CEDA, y José María Lamamié de Clairac, tradicionalista. Como consecuencia de la revisión de las actas, impulsada por el diputado socialista José Andrés y Manso, Lamamié quedó fuera de las Cortes. El triunfo del Frente Popular causó una desilusión especialmente notable entre las Juventudes de Acción Popular, que comenzaron a orientarse hacia la Falange.2 Desde mediados de marzo, en determinados ambientes políticos y militares empezó a fraguarse la idea de derribar al gobierno con un golpe de fuerza. El primer plan de los golpistas, entre los que se encontraban los generales Franco, Mola, Orgaz, Villegas, Fanjul, Ponte, Saliquet y Varela, consistía en dar un golpe de mano el 20 de abril de 1936, mediante el cual Varela se apoderaría del Ministerio de la Guerra y Orgaz del cuartel general de la 1ª División Orgánica, en Madrid, dirigiendo la acción conjunta Rodríguez del Barrio,3 en la vieja línea de los golpes centrífugos, cuyo ejemplo más acrisolado es la entrada del general Pavía en el Congreso de los Diputados en 1874, poniendo fin a la Primera República. Sin embargo, la acción del Gobierno para desbaratar la conspiración militar forzó a abandonar la trama basada en Madrid y a encargar la dirección al general Emilio Mola Vidal, comandante militar de Pamplona y jefe de la 12ª Brigada de Infantería, quien ideó un golpe centrípeto para forzar la caída del gobierno presionando hacia Madrid desde la periferia territorial del Estado, tal como habían hecho los generales Riego en 1820 o Primo de Rivera en 1923.4 El plan de Mola preveía que el general jefe de cada División Orgánica declarase el estado de guerra para poner en manos militares la autoridad de los gobernadores civiles y de los alcaldes, lo cual les permitiría militarizar el

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 101

que no se olvide el castigo

101

orden público. En los planes conspirativos, las divisiones orgánicas 5ª (Zaragoza), 6ª (Burgos) y 7ª (Valladolid) tenían una importancia fundamental. En cuanto se produjera el levantamiento debía salir sin demora una fuerte columna de Valladolid para marchar sobre Madrid a través de los puertos de Guadarrama y Navacerrada, para lo que sería auxiliada por fuerzas de Salamanca, Zamora y Cáceres. Esta columna coincidiría en la sierra madrileña con otras que, procedentes de Burgos, Pamplona y Zaragoza, confluirían sobre Madrid a través del puerto de Somosierra. Por su parte, la 8ª División (La Coruña) y la 4ª (Barcelona) contendrían a los revolucionarios de sus propias regiones, mientras que la 3ª (Valencia) lanzaría también una columna sobre Madrid. Por último, el ejército de África, con la Legión y los Regulares Indígenas, marcharía sobre Madrid por Despeñaperros tras desembarcar en Málaga y Algeciras. Se suponía que ante la confluencia sobre Madrid de columnas procedentes de todo el territorio, el Gobierno se rendiría en cuestión de días y dejaría paso a la junta militar que debía presidir el general Sanjurjo.5 Para preparar el ambiente, desde mayo de 1936 comenzaron a circular bajo mano unos «documentos secretos» que demostrarían la existencia de un complot clandestino para un golpe comunista que se produciría el 29 de julio, con objeto de derribar el gobierno republicano e imponer un «Soviet nacional» presidido por Largo Caballero.6 El enlace de la conspiración en Castilla sería el diputado socialista por Salamanca José Andrés y Manso. Los «documentos secretos comunistas» formaban parte de la trama golpista y estaban destinados a sembrar el miedo y la indignación en ambientes derechistas y militares, pero, a pesar de ser «secretos», circularon con tal profusión que hasta el diario socialista Claridad los publicó para ridiculizarlos.7 No obstante, en los medios derechistas se hablaba de «listas negras» en las que los revolucionarios habían apuntado los nombres de quienes iban a ser asesinados en cuanto estallara la sublevación comunista.8 En general, la derecha antirrepublicana propaló con insistencia el bulo de que la legislación de ámbito político, económico y religioso del primer bienio, e incluso la propia proclamación de la República, respondía a una conspiración extranjera organizada secretamente por el judaísmo, la masonería y el comunismo.9 Al iniciarse el verano de 1936 los rumores de pronunciamientos militares se sucedían, especialmente tras el asesinato de Calvo Sotelo el 13 de julio. Los diputados y ex diputados del Bloque Agrario con sus visitas a los cuarteles y con su dinero o el de la CEDA preparaban el levantamiento militar.10 El gobierno civil de Salamanca lo desempeñaba Antonio Cepas López, de Izquierda Republicana, del mismo partido que el alcalde de la capital, el doctor Casto Prieto Carrasco, catedrático de Medicina de la Universidad y diputado. Junto a él encabezaban el Frente Popular salmantino el inspector de enseñanza y profesor de la Escuela Normal de Maestros, José Andrés y Manso, diputado socialista y presidente de la Federación Obrera, y el veterano concejal

001-480 Salvaje pesadilla

102

8/5/07

12:32

Página 102

esta salvaje pesadilla

Manuel de Alba Ratero, obrero ferroviario, diputado provincial y dirigente de la UGT. La victoria del Frente Popular había servido para que el gobernador civil, en uso de las atribuciones que le confería la Ley de Orden Público, repusiera en sus cargos a los numerosos ediles republicanos y socialistas electos en 1931 (entre ellos Casto Prieto y los alcaldes de Béjar y Ciudad Rodrigo) que habían sido cesados por el anterior gobernador a causa de la huelga general revolucionaria de octubre de 1934. En la capital las elecciones generales las había ganado el Frente Popular y en el conjunto de la provincia las ganó la derecha (Cuadro 1, p. 31), pero el gobernador Cepas nombró comisiones gestoras del Frente Popular para gobernar la Diputación Provincial y buena parte de los municipios de la provincia. La vida política salmantina estaba marcada por el gran desarrollo de la derecha agraria y católica (Acción Popular, Bloque Agrario), propia de una provincia donde dominaba la economía basada en la agricultura y la ganadería, con la población dispersa en casi cuatrocientos municipios, en la que la Iglesia católica tenía un gran peso a través de la educación, la beneficencia y la religiosidad cotidiana. Junto a los pequeños arrendatarios, una gran masa de jornaleros trabajaba en las dehesas y los latifundios, a la espera de que la legislación social de la República y la reforma agraria les depararan una suerte mejor. El socialismo se desarrollaba en Salamanca sobre todo por medio de la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra (UGT), que había conseguido organizarse en numerosos pueblos de la provincia alrededor de la Casa del Pueblo, un lugar unitario en cuya actividad participaban todas las sociedades y los partidos obreros. Allí se organizaba la actividad de los trabajadores de izquierdas, se escuchaba la radio, se montaba una biblioteca, se leían los periódicos, se preparaba la negociación de las bases de trabajo, se organizaban las elecciones y las huelgas. Desde la Casa del Pueblo se difundían, en suma, los valores societarios del republicanismo.11 Pero —como se explica en páginas anteriores— un importante sector de la sociedad salmantina, identificado con «los intereses agrarios» y «la defensa de la religión» consideraba que las novedades republicanas estaban poniendo en peligro sus intereses, sus principios sociales y su forma tradicional de vida. Como dice Arrarás, sintetizando aquella manera de ver el mundo: desde las elecciones de febrero la situación del campo salmantino se agrava por instantes. Las Casas del Pueblo se han adueñado de los municipios, que rigen por Comisiones gestoras; se invaden las dehesas con pretexto de la reforma agraria, y la ganadería, que es una de las riquezas típicas y tradicionales de esta tierra, corre peligro de desaparecer. Los Jurados Mixtos hacen imposible la convivencia en el trabajo y éste es ruinoso. Acaban de promulgarse unas bases para la recogida de la cosecha, que son un semillero de violencias y de disgustos y que constituyen la

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 103

que no se olvide el castigo

103

más grave preocupación de los agricultores salmantinos al acercarse este verano. En La Gaceta Regional aparecen detalladas instrucciones a los afiliados del Bloque Agrario —poderosa entidad de dueños y arrendatarios de fincas y filial de la CEDA— para que defiendan sus intereses ante los Tribunales, evitando la caprichosa aplicación de unas Bases, ya por sí lesivas e injustas.12

Otras organizaciones de izquierdas, como el POUM, el PCE o la CNT, tenían una fuerza muy inferior a la de la Federación Obrera.13 Por su parte, Falange Española era una organización pequeña, formada por activistas jóvenes, y con apenas unos meses de vida en Salamanca.14 En medio de todos ellos, el doctor Filiberto Villalobos, tantas veces diputado y ministro de la República, representaba un republicanismo liberal y moderado que le valió el odio de la derecha católica, como se expone en el anexo 2 del Capítulo 1. A su vez, los partidos republicanos (Izquierda Republicana, Unión Republicana) no pasaban de ser pequeñas agrupaciones de cuadros, con pocos afiliados, aunque muy representativos de la pequeña burguesía reformista.

GOLPE DE ESTADO, RESISTENCIA Y REPRESIÓN15 En el organigrama militar, Salamanca pertenecía a la 7ª División Orgánica, con cuartel general en Valladolid, mandada por el general Nicolás Molero Lobo, de probada lealtad republicana.16 Comandante militar de la plaza era el general Manuel García Álvarez, jefe de la 14ª Brigada de Infantería. La guarnición estaba compuesta por el regimiento de Infantería La Victoria (coronel Manuel Palenzuela Arias) y el regimiento de Caballería Calatrava (teniente coronel Enrique Salazar).17 Jefe de la comandancia de la Guardia Civil era el comandante Rodrigo Zaragoza, con tres compañías dispersas en numerosos puestos por toda la provincia. Había también dos compañías de Carabineros y dos del Cuerpo de Seguridad y Asalto.18 En abril de 1936 se había establecido en Salamanca el comandante retirado Fortea, enlace del general Mola, quien logró organizar un grupo conspirador conectado con el de Valladolid, del que el comandante de infantería Francisco Jerez fue uno de los impulsores, junto con el falangista Francisco Bravo.19 El sábado 18 de julio, a mediodía, una compañía de Seguridad y Asalto, mandada por el capitán Jesús Valdés y el teniente Honorio Inés, ambos de probada lealtad, salió para Madrid, vía Ávila, siguiendo órdenes del Gobierno. El teniente Criado, que quedó al mando de los de Asalto, estaba en la conspiración. Por su parte, el Ayuntamiento salmantino trabajó con normalidad, celebrando por la tarde una sesión sobre asuntos ordinarios que terminó a las nueve de la noche. Se reunió también la comisión gestora de la Diputación, teniendo como punto central a tratar una epidemia de sarampión

001-480 Salvaje pesadilla

104

8/5/07

12:32

Página 104

esta salvaje pesadilla

surgida entre las niñas del hospicio provincial. Al final de la reunión, el gestor provincial Manuel de Alba hizo constar el apoyo de su grupo al gobierno del Frente Popular, «ante la difícil situación por que atraviesa el gobierno de la República ... exigiendo la adopción de medidas rigurosas y enérgicas para oponerse a toda maniobra fachista», siendo apoyado por el grupo de Izquierda Republicana.20 Habían pasado ya las nueve de la noche y por la radio se estaba difundiendo la noticia del levantamiento militar en África Esa misma noche se reunieron en el Gobierno Civil el gobernador, Antonio Cepas; el comandante militar, general García Álvarez; el alcalde, Casto Prieto; y el diputado José Andrés Manso. El mando militar manifestó su lealtad al orden constituido y dio seguridades de calma absoluta en los regimientos de la ciudad, lo cual hizo a los dirigentes civiles desechar la idea de convocar una huelga general. Prieto y Manso acordaron crear un comité de enlace del Frente Popular, para hacer frente a la amenaza de golpe de estado.21 El rumor se extendió rápidamente por la ciudad y grupos de jóvenes del Frente Popular comenzaron a cachear sospechosos bajo los soportales de la plaza Mayor22 y patrullar las calles, en especial los alrededores de la Casa del Pueblo (calle del Arco de la Lapa), y de los cuarteles. En Salamanca, a pesar de lo dicho por el general, los militares no se mantuvieron leales al orden constitucional. Los brotes de reacción contra los insurgentes vinieron de las organizaciones ciudadanas de izquierda que intentaron mantener la legalidad, pero sus fuerzas resultaron ser claramente insuficientes. El esfuerzo armado de las organizaciones democráticas concluyó entre el 19 y el 20 de julio.23 De esta forma, Salamanca y otros lugares donde triunfó el golpe militar se convirtieron de un día para otro, paradójicamente, en la retaguardia de la guerra civil provocada por el fracaso de golpe militar en el conjunto de España. En ningún lugar de España la autoridad civil, por sí misma, pudo hacer frente a la jefatura militar. Si ésta se decantaba a favor de los golpistas, la resistencia tenía sus horas contadas, sobre todo si la Guardia Civil, la de Asalto y los Carabineros se sumaban a la sublevación, como ocurrió en todas las provincias de Castilla y León. En Salamanca la suerte del levantamiento se jugó en realidad en Valladolid. Allí, el mismo día 18 por la noche los generales Andrés Saliquet Zumeta y Miguel Ponte y Manso de Zúñiga24 detuvieron al general Molero y sacaron las tropas a la calle. El general Saliquet se hizo con el mando de la 7ª División y ordenó a todas las fuerzas bajo su mando que declararan el estado de guerra, lo cual hicieron sin mayores dilaciones ni obstáculos. El día 18 por la tarde, el regimiento de Caballería había despachado dos enlaces a Valladolid, para informarse de lo ocurrido en esa plaza, regresando a Salamanca por la noche. El teniente coronel Salazar, de Caballería, y el coronel Palenzuela, de Infantería, pidieron al comandante militar que declarara

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 105

que no se olvide el castigo

105

el estado de guerra, pero éste esperó unas horas, hasta tener órdenes directas del mando de la 7ª División. Mientras tanto, en los aledaños del cuartel de Caballería se produjeron tiroteos entre militares y civiles. Finalmente, García Álvarez recibió una perentoria llamada telefónica desde Valladolid del general Saliquet, en la que le decía que Burgos, Pamplona, Zaragoza y Galicia ya estaban en armas, y que esperaba la colaboración del comandante militar de Salamanca en el plazo de dos horas.25 García Álvarez no debió dudar mucho, puesto que ya había declarado el estado de guerra el 7 de octubre de 1934, siguiendo órdenes del Gobierno. La noche del 18 al 19 no estuvo exenta de movimientos, aunque muy aislados, para prepararse contra el golpe militar. La Casa del Pueblo de Salamanca y la Diputación Provincial fueron los lugares desde donde el diputado Manso organizó la resistencia de primera hora. Repartió las pocas armas que había conseguido reunir y encargó a sus más allegados la defensa de puntos estratégicos en la ciudad y en la provincia.26 Su plan era resistir en la capital apoyándose en los obreros de los barrios, en especial de Pizarrales y del pueblo-barrio de Tejares. A su vez era vital mantener Ciudad Rodrigo y los pueblos al norte de ésta para tener una línea de retirada hacia Portugal. A su mano derecha y secretario, Antero Pérez Rodríguez, presidente provincial de las Juventudes Socialistas Unificadas, le dio una pistola y le encargó organizar la resistencia en Ciudad Rodrigo. En la capital quedó el grueso de los dirigentes locales del Partido Socialista y de la UGT. Gonzalo Alonso Manzanera, presidente de la Junta de Reforma Agraria en Salamanca, instó al gobernador para que llamase al de Zamora y coordinasen la resistencia. Román Pérez Pérez, gerente del teatro Liceo, se ofreció al gobernador para cualquier misión en apoyo del Gobierno.27 Por la mañana ya se habían cerrado todos los planes inmediatos por parte de los militares para hacerse con el control de la ciudad. Ésta todavía vivía ajena al conflicto que se estaba desatando. De hecho el domingo 19, a las ocho de la mañana, se celebró con gran éxito la carrera de patinetes organizada por El Adelanto, en la que se dieron cita 120 chavales y numerosos espectadores, en la avenida de Rodríguez Sampedro (actual Comuneros). El Adelanto quería llamar la atención sobre la necesidad de un parque para niños, del que Salamanca carecía.28 Los salmantinos asistentes a la competición infantil y los que se encontraban en las calles por la costumbre de la misa o del paseo dominical, o para informarse de los insistentes rumores que recorrían la ciudad, se fueron dando cita en la plaza Mayor. Allí vieron cómo un escuadrón del cuartel de Caballería, a caballo y con casco metálico, mandado por el capitán José Barros Manzanares, entraba en la plaza Mayor por el arco de la calle del Doctor Riesco (vulgo Toro) y leía el bando declarando el estado de guerra dictado por el general Saliquet en Valladolid para todo el territorio de la 7ª División. La plaza

001-480 Salvaje pesadilla

106

8/5/07

12:32

Página 106

esta salvaje pesadilla

estaba llena de gente, sobre todo por la zona ajardinada que entonces ocupaba la parte central, y apenas se oía lo que leía el militar.29 Tuvo lugar entonces lo que dio en llamarse «el tiro de la Plaza», que marcó de forma bien trágica el comienzo de la guerra en Salamanca y dio cumplida información del talante con el que los militares pensaban actuar en adelante: el bando militar terminaba con un «Viva España», que fue secundado por numeroso público. Al parecer, hubo otros gritos, un hombre disparó con pistola contra los militares hiriendo a un cabo. El piquete hizo una descarga y mató a varias personas (cuatro hombres y una niña), que fueron las primeras víctimas de la guerra civil en Salamanca.30 Después la Plaza quedó vacía, y vacías quedaron las calles de la ciudad todo el día y toda la noche. Esa misma mañana, los militares tomaron sin encontrar resistencia el Ayuntamiento, el Gobierno Civil (calle del Prior),31 Correos (plaza de Santa Eulalia), la Telefónica (plaza de los Bandos), la emisora Inter Radio Salamanca32 y la estación del tren, y distribuyeron destacamentos por distintos lugares de la carretera de circunvalación (lo que hoy es el anillo Canalejas-Mirat-Carmelitas-San Vicente-Rector Esperabé) y de las vías férreas que pasaban por la ciudad, en especial el puente de hierro sobre el Tormes. Los falangistas que había en la cárcel fueron liberados y su jefe, Francisco Bravo, comenzó de inmediato a organizar sus milicias y grupos de choque. El general García Álvarez designó a los militares de su confianza que deberían sustituir a los cargos civiles: el comandante del Centro de Movilización y Reserva número 14, Francisco del Valle Marín, pasó a ser alcalde de la ciudad. El día 19 a las diecisiete horas y veinticinco minutos entraba en el consistorio anulando el poder civil en la capital.33 Por otro lado, el teniente coronel Rafael Santa Pau Ballester fue nombrado gobernador civil y el coronel retirado Ramón Cibrán Finot, presidente de la Diputación.34 El nuevo gobernador civil dio orden de sustituir «todas las gestoras municipales socialistas con elementos patrióticos», y además —dice el gobernador en la prensa— «se invita a todos los patriotas a que se presenten con urgencia en el cuartel de Infantería para ser militarizados. En los pueblos, todos los labradores, los valientes patriotas, deberán ponerse inmediatamente en contacto con la Guardia Civil, secundándola en la tarea de reducir los pequeños focos extremistas. Las fuerzas de la Benemérita tienen orden de entregar las armas a las personas que las depositaron anteriormente.35 Los afiliados de Falange Española, Acción Popular, Bloque Agrario, Renovación Española y Requetés, y demás organizaciones de tipo nacional, deben presentarse a secundar las decisiones de la Benemérita, acabando en horas con el poder socialista refugiado en las Gestoras. Salmantinos, la victoria de las fuerzas armadas es segura. Ayudadlas todos por España y para España. ¡Viva la Patria!

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 107

que no se olvide el castigo

107

Por su parte, el comandante militar, general García Álvarez, comunicaba: Se recuerda a todos que los preceptos del Bando declarando el estado de guerra serán cumplimentados con todo rigor. Durante toda la noche las fuerzas procederán con la máxima energía para acabar con los alarmistas. En toda la provincia la opinión se suma al movimiento. En los pueblos la Guardia civil procede a destituir a las Comisiones gestoras socialistas, entregando el mando a los patriotas. El entusiasmo patriótico en las masas agrarias de toda la región es enorme. Se ha decidido que en aquellos pueblos donde no haya fuerzas de la Benemérita, las fuerzas nacionales de cada localidad se incauten del Ayuntamiento, manteniendo el orden a todo trance ... Una pequeña columna recorrió Ciudad Rodrigo y su partido, restableciendo la confianza de la masa popular, que con sin igual entusiasmo se suma al movimiento de las fuerzas armadas, que llevan adelante con toda decisión para evitar que España se una a la barbarie comunista ... En cuanto a la capital, es menester que todos los ciudadanos hagan su vida normal, que abran los comercios, que se trabaje en los talleres y fábricas y que la clase obrera, desengañada del rumbo lamentable que se imprimía al país entero, vuelva al trabajo, colaborando en el pronto restablecimiento de la normalidad. Para lograr lo anterior, la autoridad no escatimará esfuerzos y observará una actitud implacable. Salmantinos, españoles todos. Viva España. Viva la República con dignidad.36

Los días 19 y 20 de julio se produjeron las primeras detenciones. Además de los dirigentes políticos más conocidos, los mandos militares sublevados contaban ahora con toda la información policial archivada en la comisaría y en la comandancia de la Guardia Civil, lo cual les permitió detener en los primeros momentos a cientos de personas que se habían significado en el pasado por haber sufrido detención gubernativa.37 Los socialistas Miguel Mellado Castro, Juan Francisco Martín Sánchez (presidente de la agrupación socialista), Ignacio Hernández Leal (secretario de la Casa del Pueblo y dirigente de la UGT), Octavio Rivas García, Marcelino Álvarez Ramos, Ángel Rivas Vicente, el concejal Manuel de Alba Ratero y el diputado Manso fueron detenidos y más tarde ejecutados.38 Tan sólo Antonio Alonso Medina, Manuel Andrés Carballo y Antonio Blanco Roldán (presidente de la sección de oficios varios de la UGT)39 sobrevivieron entre el grupo de dirigentes socialistas de Salamanca, aunque no serían indultados hasta 1959.40 El concejal socialista Luis Maldonado Bomatti fue a parar a la prisión, y murió en una de las sacas.41 Igualmente fue detenido el concejal y veterano dirigente socialista Primitivo Santa Cecilia Rivas, de 61 años de edad, que había sido diputado en la legislatura 1931-1933 y fue quien, como alcalde provisional, izó la bandera tricolor el 14 de abril de 1931.42

001-480 Salvaje pesadilla

108

8/5/07

12:32

Página 108

esta salvaje pesadilla

También fueron detenidos de inmediato los dirigentes comunistas Mateo Delgado González y Luis Campo Redondo.43 Manuel Sánchez Rodríguez, dirigente de la sección salmantina del POUM, salvó la vida manteniéndose huido por el campo durante varias semanas, hasta que pudo regresar a su casa, en la que permaneció escondido varios años.44 El concejal de Unión Republicana Pablo Sotés Potenciano fue detenido el 21 de julio, acusado de ser dirigente del Frente Popular y masón, lo cual era cierto, pero perfectamente legal hasta el 18 de julio de 1936, mas no fue obstáculo para que un consejo de guerra le condenara a pena de muerte. El presidente de la Diputación, Antolín Núñez Bravo, del mismo partido, fue detenido el 20 de agosto bajo las mismas acusaciones que Sotés, siendo también condenado a muerte.45 El alcalde de la capital, Casto Prieto Carrasco, fue sacado de la cárcel a finales de julio de 1936, junto con el diputado José Andrés y Manso. Según Fraser, unos falangistas de Valladolid que volvían del frente de Madrid, excitados por la muerte en acción de guerra de su jefe Onésimo Redondo, sacaron a Prieto y a Andrés Manso de la prisión provincial con la excusa de conducirlos a la prisión de Valladolid y los mataron en la cuneta de la carretera a treinta kilómetros de Salamanca, en el término municipal de La Orbada.46 Según la versión de la viuda de Manso, Fe García Encinas, éste fue asesinado el 24 de julio, cuando fue a buscarlo a la cárcel un grupo de falangistas encabezado por Francisco Bravo,47 pero, como se recoge en el capítulo 9, los escritos de Casto Prieto desde la cárcel prueban que tanto éste como Manso fueron sacados el 29 de julio. Como luego veremos, las sacas de la cárcel no se hacían sin control. Prieto y Manso eran los máximos representantes en Salamanca del Frente Popular, y fueron las primeras víctimas de los sublevados mediante saca de la cárcel. Su muerte fue una represalia por la de Onésimo Redondo y un aviso de hasta dónde estaban dispuestos a llegar. Por otra parte, lo lógico sería que los falangistas vallisoletanos fueran a ver al jefe de sus correligionarios salmantinos, Francisco Bravo, en lugar de dirigirse a la cárcel directamente, pues para sacar a un preso de la cárcel hacía falta una orden firmada por la autoridad de la que dependiera el preso. Seguramente los detenidos en razón de su cargo político eran presos gubernativos a disposición del gobernador civil. Por tanto, la muerte de Prieto y Manso parece más lógico que haya sido urdida en Salamanca, en concreto entre la jefatura de Falange y el Gobierno Civil, que no consecuencia de un calentón de unos falangistas foráneos. La resistencia fuera de la capital se centró en los barrios obreros de Tejares y Pizarrales. En este último, el vicepresidente del Centro Cultural, Víctor González Carrasco, junto con José Sánchez Martín, repartieron algunas pistolas la noche del 18. González Carrasco era sindicalista de la UGT, y ya se había destacado como delegado de los obreros de la barriada en la reforma agraria. Sus esfuerzos de primera hora contra los insurgentes, traducidos en

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 109

que no se olvide el castigo

109

tiroteos infructuosos con los centinelas de los cuarteles y las patrullas militares, que se prolongaron durante toda la noche del 19, dieron paso a una resistencia pasiva en forma de huelga. En los días siguientes, del 24 al 31 de julio, los dirigentes de la Casa del Pueblo de Tejares y del Centro Cultural de Pizarrales, todos ellos obreros de la UGT, fueron detenidos y acusados de haber organizado la resistencia en Salamanca.48 Al levantarse la gente el día 19 no sabían aún la gravedad de los acontecimientos de la pasada noche. La ciudadanía, como sucedía en buena parte de España, no podía imaginar el cariz que estaban tomando los acontecimientos, pero aquella mañana, tras «el tiro de la Plaza», los salmantinos se encontraron de bruces con el terror que les acompañaría de forma explícita los siguientes seis años.49 Por supuesto, los dirigentes y los colaboradores de los movimientos de izquierda ya eran muy conscientes de que había que escapar o refugiarse. Pocas posibilidades ofrecían los alrededores para escabullirse de una posible persecución. La capital pronto se convirtió en una jaula. En los días siguientes se sucedieron las detenciones y las persecuciones, que terminaron, en ocasiones, con la vida de los que intentaban huir.50 En el campo, la Guardia Civil se encargó de acabar con cualquier resistencia al golpe. Una vez bloqueados los caminos, los guardias fueron reduciendo y apresando a todos aquellos que habían intentado oponerse al alzamiento, a los alcaldes que no habían querido proclamar el estado de guerra y a los que estaban siguiendo la huelga general desde el día 21. En algunos pueblos todavía pensaban que las cosas volverían a su cauce democrático, de lo contrario no se entienden sucesos como los de Retortillo, donde el alcalde Isaías Montero Egido se negó a publicar el bando de guerra y declaró la huelga general. Él y diez más fueron apresados casi en el mismo momento y el juicio militar fue inmediato. Montero fue condenado a treinta años de reclusión y al pago de una multa de 10.000 pesetas por rebelión. El resto sufrieron condenas entre dos años y ocho meses. Finalmente, en 1941 la mayoría serían indultados.51 La huelga general declarada de forma espontánea se mantuvo durante unos días. El Adelanto no volvió a salir hasta el 28 de julio, aprovechando la salida para manifestar su «total adhesión al movimiento iniciado en pro de la salvación de la Patria por el heroico Ejército Español» y para hacer un compendio de lo sucedido durante esos días. Se daba por segura la toma de Madrid en breves fechas, debido a la confluencia de rápidas columnas motorizadas que habían salido desde Zaragoza, Pamplona, Logroño, Burgos y Valladolid, para converger con las columnas que habían salido desde Algeciras y Málaga.52 El miércoles 21 —seguía informando El Adelanto— «llegó a Salamanca un grupo de fascistas de Valladolid», que entraron en la ciudad acompañados por la banda de música del regimiento de Infantería, entre gritos de «¡Viva España! y ¡Viva el fascio!». Se sumaron a la manifestación varios miles

001-480 Salvaje pesadilla

110

8/5/07

12:32

Página 110

esta salvaje pesadilla

de personas, hasta llegar a la plaza Mayor, donde fue izada en el balcón del ayuntamiento «una bandera fascista traída de Valladolid». Todos los días, Inter Radio Salamanca, en conexión con Radio Castilla de Burgos, Radio Valladolid y Radio Club de Lisboa, transmitía noticias del movimiento salvador de España y las soflamas y arengas de los jefes militares y políticos. Tres mil voluntarios de la capital y provincia se habían presentado en los cuarteles para ponerse a disposición de las autoridades. Falange Española había organizado en pocos días varias compañías, mientras que Acción Popular y el Bloque Agrario organizaron otra.53 Por su parte, la Cámara de Comercio solicitó la militarización de las clases mercantiles e industriales «ante la amenaza de que las hordas rojas, sicarios de Rusia, se aproximaban a Salamanca». Pronto se formó una compañía de la Guardia Cívica con aquellos que sabían manejar el fusil y otra con los que no sabían manejarlo, que comenzaron a ser adiestrados en el cuartel de Infantería. Por toda uniformidad se les dio un brazalete y una gorrilla cuartelera con borla. Un mes más tarde ya eran seis las compañías de «gentes de orden» que, con imposible apariencia militar, desfilaban por la ciudad, organizaban misas de campaña y hacían la ronda de día o de noche, cacheando y amedrentando a quien les parecía oportuno.54 A mediodía del viernes 24 salió un batallón del regimiento de Infantería La Victoria, mandado por el comandante Juan Toribio de Dios, hacia el Alto del León, en la sierra de Guadarrama, teniendo un primer choque, de poca importancia, en Villacastín, y acampando finalmente en El Espinar. En él formaron como voluntarios unos doscientos muchachos falangistas.55 Poco después comenzaron a aparecer en la prensa local las primeras esquelas por la muerte de los «heroicos mártires» caídos por Dios y por España. El sábado 25 se constituyó con gran solemnidad el nuevo Ayuntamiento, presidido por el comandante Francisco del Valle, del que formaban parte Íscar Peyra y Miguel de Unamuno. En ese mismo acto se izó por vez primera en los balcones del ayuntamiento la bandera bicolor roja y gualda, al igual que en Béjar y otras localidades de la provincia.56 Sin embargo, la bandera tricolor perduró en muchos ayuntamientos de la provincia hasta el decreto de la Junta de Defensa Nacional. Al mismo tiempo comenzó una larga serie de fiestas patrióticas para la reposición del crucifijo en las escuelas y el izado de la bandera nacional. El domingo 26, «la animación en la capital fue completa, viéndose concurridísimos los cafés, terrazas y establecimientos públicos. En el Coliseum hubo funciones de cine de cuatro a seis y media y de siete a nueve, acudiendo también numeroso público. El aspecto de la población era de completa normalidad. Varios camiones de soldados y milicias salieron con dirección a Guadarrama. A su paso por las calles, las tropas eran objeto de constantes y delirantes ovaciones, con gritos de ¡Viva España! La banda del regimiento de Infantería dio conciertos en la Plaza y calles principales.»57

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 111

que no se olvide el castigo

111

El día 27 salió para Ávila otro batallón del regimiento La Victoria, al mando del comandante Juan Ortiz. Este batallón se quedó en Ávila, que carecía de guarnición militar y estaba expuesta a los ataques de las fuerzas gubernamentales. El día 29 salieron dos escuadrones del regimiento de Caballería Calatrava, al mando del comandante Luis Merlo, con la misión de ocupar Villacastín, y una columna motorizada organizada por el comandante de la Guardia Civil Lisardo Doval —tristemente célebre por su brutalidad durante la represión de la huelga de octubre de 1934 en Asturias—, compuesta por unos ochocientos hombres, entre guardias civiles, falangistas y requetés de Salamanca, Zamora y Cáceres, además de cinco sacerdotes y dos frailes dominicos del convento de San Esteban, con la intención de ocupar los pueblos de Ávila que se encontraban bajo control del Gobierno.58 Poco después pasó una columna de unos 700 militares y «jóvenes fascistas» de Zamora con destino a Ávila.59 La pronta caída de la capital provincial condujo al desanimo en las otras poblaciones y al pánico ante la inminente llegada de los militares y las milicias armadas de derecha. Las resistencias más notables se dieron en Ciudad Rodrigo y Béjar, así como en sus pueblos más próximos como Saelices el Chico o Calzada de Béjar. El resto de la provincia parece que no se preparó para resistir, sino que esperaban que desde Salamanca llegaran tropas leales al Gobierno. En toda la provincia resultó determinante la actuación de la Guardia Civil, que desde el primer momento obedeció sin vacilaciones las órdenes cursadas por la autoridad militar en el sentido de declarar el estado de guerra, disolver las gestoras municipales regidas por el Frente Popular y detener a los elementos «extremistas». En Ciudad Rodrigo, Antero Pérez había logrado organizar la resistencia la misma noche del 18. A su llegada reunió en el Ayuntamiento a las autoridades locales del Frente Popular, encabezadas por el alcalde de la ciudad, Manuel Martín Cascón. Junto a ellos estaban Aristóteles González Riesco (gestor de la Diputación Provincial),60 y Domingo Hurtado Martínez (presidente del Partido Comunista en Ciudad Rodrigo). También se les unieron otros miembros del consistorio o que habían apoyado en las elecciones al Frente Popular, como Joaquín Gaite Veloso (director del Instituto de Segunda Enseñanza), Luis Sánchez Rivera (agente de Vigilancia), Vicente Repila Tetilla (carretero), Aquilino Moro Ledesma (sastre) y Emilio Calvo Vallejo (alpargatero). Su intención era defender Ciudad Rodrigo del avance que vendría por la carretera de Salamanca si se confirmaba la caída de la capital. Con este propósito intentaron montar la resistencia en el pueblo y proteger la retirada hacia Saelices el Chico, donde Eusebio Garduño Alonso y Martín Cenizo Calderero habían organizado una débil resistencia. Entre Saelices y Ciudad Rodrigo, Epifanio Cejudo Cejudo, cartero del primero de los pueblos, sirvió de enlace para las órdenes.61 Más al norte, también el alcalde de

001-480 Salvaje pesadilla

112

8/5/07

12:32

Página 112

esta salvaje pesadilla

Villar del Ciervo, Ángel Lorenzo Bajo, estaba preparado para cortar la carretera e impedir el paso a los insurgentes, era el último punto de resistencia antes de escapar por Aldea del Obispo a Portugal.62 En Ciudad Rodrigo, como en muchos otros lugares de España, las autoridades locales intentaron seguir las consignas del Gobierno que se emitían desde Unión Radio de Madrid, que consistían en requisar armas y automóviles y hacerse con el control de los cuarteles de la Guardia Civil. Lo primero que intentaron fue convencer al comandante del puesto de la Guardia Civil para que les entregara las armas procedentes de las incautaciones que ésta había hecho en los meses anteriores, en aplicación del decreto de revisión de licencias. El comandante se negó, pero tampoco inició ningún movimiento contra ellos. El alcalde requisó todos los vehículos de tracción mecánica para impedir traslados de tropas, traer milicianos de izquierdas e intentar tomar el cuartel. La comitiva estuvo recorriendo la ciudad todo el día 19, pero en ningún momento contaron con armas y hombres suficientes para enfrentarse a la Guardia Civil. El comandante se limitó a esperar que los seguidores del alcalde se dieran cuenta de su aislamiento. Salamanca ya había caído. A última hora de la tarde hizo su aparición para declarar el estado de guerra, pero la resistencia fue lo suficientemente fuerte como para hacerle volver al cuartel. Por la noche llegaron otros números de la Guardia Civil procedentes de Villar del Ciervo, que habían sido despedidos no sin tensión por los propios habitantes de aquel pueblo.63 Pero no sería hasta la mañana del día 20 cuando conseguiría la Guardia Civil controlar la situación y declarar finalmente el estado de guerra. Los dirigentes de la resistencia fueron apresados y conducidos a la cárcel de Salamanca para esperar el juicio militar, que se celebró el 21 de agosto de 1936, y la condena de pena de muerte. De todos los dirigentes detenidos tan sólo a Cejudo y a Calvo Vallejo se los condenó a 30 años de prisión, el resto fue fusilado el 30 de agosto.64 Pero incluso estos dos desaparecían cinco meses más tarde, en el traslado al penal de Burgos, al que nunca llegaron.65 En Ledesma el farmacéutico Raimundo García Bartolomé, apoderado del Frente Popular, el mismo día 18 por la noche tomó su coche y se dedicó a recorrer los pueblos colindantes convocando a los jornaleros a defender Ledesma del ejército y hacerse con el cuartel de la Guardia Civil. Pero las noticias de que un destacamento militar venía para batirlos hizo desistir a aquéllos de cualquier acción. Unos días después Raimundo fue dado por desaparecido y más tarde por fallecido en 1936 sin especificar la fecha concreta.66 Una columna de sesenta hombres (soldados de infantería y voluntarios de Falange y de las JAP) recorrieron las comarcas de Ledesma y Vitigudino para disolver las gestoras municipales del Frente Popular e implantar el nuevo orden.67 En Peñaranda de Bracamonte algunos vecinos estaban dispuestos a luchar, pero parece que nunca lo hicieron. Temían la llegada por tren de algu-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 113

que no se olvide el castigo

113

na milicia fascista procedente de Salamanca, así que el día 20 se apostaron en la línea férrea e hicieron descarrilar el tren correo número 312 con dirección a Ávila. Allí acabaron sus actos de resistencia.68 Los bulos en uno y otro sentido se sucedieron, como el de la llegada inminente de una columna de mineros asturianos camino de Madrid.69 Algunos de los alcaldes socialistas de los pueblos de la carretera de Madrid se aprestaron a defender la vía en espera de la llegada de los asturianos.70 Este parece que fue el caso de José Gómez Alonso, alcalde por el Frente Popular del pueblo de Encinas de Abajo. Con un puñado de hombres y algunas escopetas se dispusieron a vigilar una carretera por la que nunca pasó la columna de asturianos. El 23 de diciembre de 1936 sería sentenciado y fusilado.71 Béjar, la única ciudad industrial de la provincia, con sus famosas fábricas de tejidos y una potente Casa del Pueblo, se encontraba en la carretera Salamanca-Cáceres y en la línea férrea de Astorga a Plasencia. Desde antiguo tenía tradición liberal, republicana y socialista, por lo que ante la noticia del golpe de estado se declaró de manera inmediata la huelga general y se hicieron barricadas en la Puerta de Ávila y en la Corredera. La Guardia Civil de la localidad, mandada por el capitán Evaristo Falcó, no se atrevió a proclamar el estado de guerra, permaneciendo encerrada en el cuartel. El día 20 pasó por allí una compañía del batallón de ametralladoras número 7 de Plasencia, que se dirigía a Ávila, y fue tiroteado por los grupos obreros que vigilaban la carretera. Uno de los jóvenes bejaranos murió. El día 21 llegaron en coche unos falangistas salmantinos, dirigidos por Ignacio Sánchez Cobaleda, para entregar en mano al jefe del puesto de la Guardia Civil la orden del comandante militar de declarar el estado de guerra, pero fueron recibidos a tiros cuando entraban en la ciudad, muriendo Cobaleda y otro falangista, así como un bejarano. Como respuesta a esta muerte, una patrulla de treinta y dos falangistas —la primera que se organizaba— salió para Béjar, seguida por una centuria al mando de Mayorga,72 y por una compañía del regimiento La Victoria, a las órdenes del capitán Mariano Moreno de Vega,73 que ocuparon la ciudad sin resistencia. La Guardia Civil se hizo finalmente con el poder local y el día 25 se constituyó una comisión gestora municipal con nuevos cargos: Faustino García (alcalde), Emilio Muñoz, Ernesto Izard, Higinio Cascón, Manuel Francés y José González. Todos ellos hicieron constar en acta que aceptaban el nombramiento sólo por la gravedad de las circunstancias y por creerlo un deber cívico, pero con carácter provisional y espíritu de concordia. El alcalde del Frente Popular, Eloy González Benito y el concejal Valentín Garrido Muñoz fueron apresados y conducidos a Salamanca.74 De inmediato comenzaron las detenciones, que alcanzaron un número desmesurado: unas 400 personas. A una docena de mujeres, entre ellas la maestra doña Aquilina, de sesenta años, les raparon la cabeza y les obligaron a recorrer las calles céntricas. La huelga se prolongó hasta el día 29. En las

001-480 Salvaje pesadilla

114

8/5/07

12:32

Página 114

esta salvaje pesadilla

carreteras que iban de Béjar a los pueblos cercanos aparecían todos los días, durante el mes de agosto, cadáveres de hombres tirados en las cunetas.75 En las cercanías de Béjar se mantuvieron huidos algunos militantes de izquierdas, contra los que la Falange de Béjar organizó una batida el 11 de agosto, en el paraje llamado Cancho de la Muela, ya en la provincia de Cáceres. De siete huidos, tres murieron, uno fue capturado y los otros dos escaparon heridos.76 Arrarás da cuenta de uno de los «episodios sangrientos» originados por la resistencia de la autoridad local. Ocurrió en «Lebaña (sic), pueblecillo situado en la carretera de Salamanca a Béjar». Seguramente se trata de Beleña. «Llegó ante él un camión ocupado por falangistas, que se dirigía a la última ciudad, y encontró cerrado el camino por un parapeto de piedras y troncos de árboles, que le impedía continuar. El jefe, un teniente de la Guardia Civil, requirió al alcalde para que ordenara retirar el obstáculo, mas como se negara y respondiera insolente y amenazador, se hizo fuego y el alcalde cayó sin vida. Este duro castigo llenó de temor a los sediciosos, que entregaron sus armas sin hacer la menor resistencia.»77 Tras los acontecimientos de Ciudad Rodrigo y Béjar, la resistencia armada, si es que así puede adjetivarse, había concluido en la provincia. La militarización de Salamanca y sus grandes pueblos fue absoluta tras la declaración general de estado de guerra el día 21 y el toque de queda. Por la noche en la capital sólo se movían los militares y algún médico para asistir a las urgencias, siempre escoltado por una guardia especial.78 Los periódicos pasaron a confeccionarse de día, en lugar del tradicional trabajo nocturno. En este ambiente fue fácil desatar una represión sistemática contra los dirigentes de izquierda, en especial los del Partido Socialista y los cargos municipales del Frente Popular. La respuesta de la población fue variada. Por una parte se iniciaron las huidas hacia Portugal, León, Gredos y Extremadura, pero parecen haber sido muy pocas. Primero, porque la gente no esperaba que la inestabilidad se prolongara tanto tiempo, ni que se desatara una represión tan brutal en la retaguardia. La huelga general revolucionaria de 1934 se había solventado con una veintena de consejos de guerra y varias decenas de detenciones gubernativas.79 En principio no había motivo para pensar que la cosa fuera a ser peor: Salamanca y su provincia no habían tenido ningún acontecimiento importante contra las iglesias ni el clero tras la victoria del Frente Popular. Tan sólo allí donde se habían ocupado algunas fincas y donde se había iniciado la reforma agraria podía esperarse un «ajuste de cuentas».80 Como veremos, los pueblos más destacados en la reforma agraria serían duramente represaliados. Segundo, porque la escapatoria más fácil, la portuguesa, se cerró rápidamente al rechazar el gobierno vecino la entrada de refugiados de izquierda. Otra respuesta fue inhibirse ante la represión. Era la consecuencia lógica de

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 115

que no se olvide el castigo

115

la derrota infligida en los primeros momentos del alzamiento contra los partidarios del diputado José Andrés y el alcalde Casto Prieto, e incluso contra sus familiares. Un pariente del doctor Prieto que era secretario del Ayuntamiento de Morasverdes, viajó casualmente a la capital en julio y fue detenido. Estuvo en la cárcel hasta mayo de 1937, sin ser juzgado, y fue puesto en libertad moribundo causa de una dolencia en la vejiga para la que no recibió tratamiento en prisión.81 Durante años los apellidados Manso en Salamanca sentían miedo cuando tenían que identificarse. De todas formas, la huelga general siguió adelante. La huelga fue la última manifestación de resistencia en la provincia y se mantuvo más de un mes, especialmente en la capital y fundamentalmente entre los empleados municipales y en la construcción, hasta el 3 de agosto. La parálisis en algunos servicios públicos fue notable, a juzgar por el número de empleados expulsados por no comparecer en los días siguientes. Cuando el día 25 se reanudaron los plenos de la corporación, algunas de las intervenciones aludían a la huelga que estaba teniendo lugar. Sin embargo, el nuevo hombre fuerte en la capital, el comandante Francisco del Valle, dejó claro que ninguna huelga paralizaría la actividad del consistorio. Mandó reunir en la sala capitular a la nueva relación de miembros del Ayuntamiento, que había sido pergeñada por el gobernador civil, para poner remedio a la situación. Antes de nada, en el pleno del día 25 de julio el problema de la legalidad del nuevo consistorio quedó zanjado. El gobernador civil designó a los sustitutos para los puestos de alcalde y concejales —entre ellos a Miguel de Unamuno— en virtud de las facultades que le otorgaba el artículo 55 de la Ley de Orden Público. La trampa legal se llevó a cabo considerando los asientos de los miembros de la oposición, ausentes forzosos, como vacantes. Para dar una apariencia de legalidad al acto el anterior alcalde Íscar Peyra pronunció un corto discurso en favor de la «nueva Nación» y contra el marxismo. No tuvo réplica. La oposición había desaparecido. Sin embargo, Unamuno puso en duda que la situación del momento fuese una pugna de ideas o de doctrinas, para él era «sencillamente un estallido de malas pasiones». No obstante, y cayendo en una clara contradicción, justificaba su presencia en aquel remedo de Ayuntamiento porque esperaba «salvar la civilización occidental, la civilización cristiana amenazada. Bien de manifiesto está mi posición de los últimos tiempos, en que los pueblos estaban regidos por los peores, como si se buscase a los licenciados de presidio para mandar los pueblos.»82 Este comportamiento ambiguo y crítico a la vez terminaría siendo incómodo para las nuevas autoridades. El respaldo ético que daba su presencia fue pronto rechazado, y ese mismo nuevo Ayuntamiento pediría su procesamiento cuatro meses más tarde. No se tardó en hacer un nuevo reparto de cargos.83 Miguel Íscar Peyra quedó como primer teniente de alcalde, pero estaba claro que el comandante

001-480 Salvaje pesadilla

116

8/5/07

12:32

Página 116

esta salvaje pesadilla

Del Valle era quien realmente iba a mandar; sólo necesitaba a Íscar, y en parte a Unamuno, para arrogarse cierta credibilidad y legalidad, en un momento en el que el legítimo alcalde estaba detenido y todavía los usurpadores no contaban con la parafernalia de una nueva legalidad que los legitimara ante la sociedad. En aquellos momentos la única legalidad que amparaba a los sublevados era el bando declarando el estado de guerra.84 Por orden del comandante militar, el 27 de julio se militarizó al personal de la Electra de Salamanca (empresa privada de suministro eléctrico) y al personal de los servicios municipales de Aguas, Alcantarillado, Mercados, Beneficencia, Matadero, Desinfección, Edificaciones, Incendios y Cementerio, así como el personal afecto al servicio público de autobuses de la capital.85 Tras la militarización se dio de baja a veinticinco trabajadores, la mayoría pertenecientes a la vigilancia sanitaria y al servicio de barrenderos. La situación de huelga continuó, y como consecuencia en las siguientes sesiones del Ayuntamiento se fue apartando del empleo a más y más trabajadores. El 3 de agosto se destituyó a nueve guardias municipales por su «ideología marxista y ser enemigos declarados del régimen y situación actual». El goteo de despidos continuó a lo largo del mes de agosto, afectando a decenas de empleados municipales. Poco a poco la huelga pasó a ser una resistencia civil individualizada. La represión entre los empleados municipales de Salamanca fue desmesurada y fulgurante, hasta el punto de que provocó la atrofia de algunos servicios públicos. El castigo se cebó con la Beneficencia Municipal en el mes de septiembre y sobre los empleados del Matadero a continuación.86 En este último servicio y en el mes de noviembre se inició la depuración con la destitución de Agustín Calvo Santa María, para luego acordarse por el Pleno instruir expediente a cada uno de los trabajadores del matadero. El procesamiento se amplió a otros servicios, en especial al de barrenderos, y a finales de año y principios de 1937 se había cesado a 34 trabajadores, acusados de haber realizado actividades políticas conducentes a la rebelión anteriores al Alzamiento.87 Su participación en listas electorales, su colaboración como interventores o la simple pertenencia a la Casa del Pueblo o a la Asociación de Empleados y Obreros Municipales «La Fe» (afiliada a la UGT) fueron los motivos utilizados para acusarles de subversión. Poco les importaba el cese, porque en muchos casos ya estaban presos. En otros veintidós casos el proceso se había sobreseído y en cuatro sumarios se fue a una revisión más pormenorizada.88 En resumen, la huelga, sólo en el ayuntamiento, se zanjó con el cese y procesamiento militar de más de cincuenta operarios, al que siguió un lento goteo de inculpados a lo largo de los años de la guerra. Sin necesidad de apelar a la pérdida que supuso la represión política sobre los concejales de izquierdas, encontramos que el menoscabo del capital humano por la purga desmanteló buena parte de las actividades de servicio público del Ayuntamiento, en especial las de sanidad.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 117

que no se olvide el castigo

117

El gobernador civil, haciendo uso de sus atribuciones, procedió a depurar la plantilla de funcionarios a su cargo.89 Ni siquiera se libró la policía. El comisario del Cuerpo de Investigación y Vigilancia, Antonio Martín del Castillo, quedó en situación de disponible forzoso poco antes de ser jubilado,90 mientras que el inspector Próspero Sainz Herráiz y el agente Alfonso Navalón Peral fueron separados del servicio.91 Navalón, además, estuvo en prisión entre 1942 y 1944. También fueron sancionados tres funcionarios de la prisión provincial: Abilio Castro Martín, Amador de la Cuesta González (oficiales) y Arturo Torrelo Molina (profesor de primera enseñanza), a los que se incoó expediente «como desafectos al Movimiento Nacional, salvador de España», siendo separados del servicio poco después.92 De nada les sirvió haber aportado 10,66 pesetas cada uno (al igual que el resto de los funcionarios de la prisión) a la suscripción para la fuerza pública.93 La represión se cebó especialmente con los maestros de escuela, hasta el punto de que el rector de la Universidad, Miguel de Unamuno, tuvo que firmar el 5 de octubre de 1936 una convocatoria de provisión de plazas de escuelas, desguarnecidas de maestros.94 Salamanca contaba en 1933 con 885 escuelas (345 de niños, 362 de niñas y 178 mixtas), servidas por 597 maestros y 581 maestras (1.178 en total),95 que atendían a 50.333 niños y niñas repartidos en 386 municipios, la gran mayoría de menos de mil habitantes.96 Lo habitual sería encontrar en las pequeñas localidades una escuela de niños atendida por un maestro y otra de niñas por una maestra. En el campo de la enseñanza, el enfrentamiento ideológico entre el republicanismo y la derecha católica fue total desde el nacimiento mismo de la Segunda República. El asunto es conocido y no vamos a extendernos en ello.97 Para la derecha católica, agraria, tradicional y clerical, recuperar el control absoluto sobre la enseñanza era un objetivo fundamental, y en ello puso buen empeño la Junta de Defensa Nacional. En la orden del 19 de agosto,98 por la que se acordaba que las escuelas de instrucción primaria reanudaran las clases el primero de septiembre, se establecía también que los alcaldes debían informar a los rectores, antes del 30 de agosto, sobre la conducta político-social y sobre la educación moral de los maestros de su localidad, y se otorgaba a los rectores capacidad para destituir a los maestros que hubiesen desarrollado una labor perturbadora de las conciencias infantiles. Al menos 223 maestros fueron represaliados por las nuevas autoridades. Seis fueron fusilados por sentencia de consejo de guerra. Otros seis fueron ejecutados ilegalmente tras sacarlos de la prisión provincial. Uno desapareció y dos maestras fueron, al parecer, paseadas.99 En total pasaron por la prisión provincial 46 maestros, que sepamos, a lo largo de la guerra. El 29 de agosto de 1936 aparecía en La Gaceta Regional una nota del Go-

001-480 Salvaje pesadilla

118

8/5/07

12:32

Página 118

esta salvaje pesadilla

bierno Civil haciendo pública una relación de 46 inspectores de enseñanza y maestros nacionales cesados por el gobernador (Anexo 4. Represión sobre los maestros). Por otro lado, se tiene noticia de 197 maestros sometidos a expediente de depuración en la provincia de Salamanca, después de que se crearan las comisiones de depuración contempladas en el decreto de 8 de noviembre de 1936.100 La depuración afectó a 137 localidades, más la capital de provincia, alcanzando en ocasiones tanto al maestro como a la maestra, por lo que podemos decir que la depuración del magisterio alcanzó a un tercio de los municipios salmantinos.101 Una de las maestras cesadas era Juana Vila Hernández, hermana de Salvador Vila, salmantino de origen y rector de la Universidad de Granada, que en aquellas fechas se encontraba en Salamanca de vacaciones. Salvador, amigo personal de Miguel de Unamuno, había sido destituido del rectorado por el gobernador civil de Granada el 24 de julio. Fue arrestado el 7 de octubre y, junto con su esposa, trasladados ese mismo día a Granada, donde fue fusilado, en Víznar, el 22 de octubre.102 También fue sometido a depuración el profesorado de los institutos de Segunda Enseñanza de Salamanca (36 profesores), Béjar (13 profesores), Ciudad Rodrigo (11 profesores) y Peñaranda de Bracamonte.103 Según Negrín Fajardo, en el conjunto de España el 38% de los profesores de secundaria sufrió algún tipo de sanción, que para el 16% consistió en separación del servicio con baja en el escalafón. En Castilla la Vieja el porcentaje de sancionados fue del 29%. En Salamanca fueron sancionados: un profesor en la capital, tres en Béjar, uno en Ciudad Rodrigo y uno en Peñaranda, lo cual da un porcentaje inferior a la media. El Instituto de Segunda Enseñanza y la Escuela Superior y Elemental del Trabajo de Béjar fueron los centros más castigados por la represión.104 A principios de septiembre la huelga y la resistencia estaban concluidas y se daba paso a la represión metódica. En el ayuntamiento el propio Íscar Peyra manifestó que se estaba realizando «la depuración del personal en la que hay que proceder con la debida circunspección para no cometer injusticia alguna». La circunspección era dejar en manos de la justicia militar los procesamientos. A partir del bando de la Junta de Defensa Nacional declarando el estado de guerra en todo el territorio nacional, del 28 de julio, la jurisdicción militar se hacía cargo de todo lo relacionado con el orden público.105 Y por tanto, la jurisdicción ordinaria se inhibió de conocer los asuntos relacionados con la aparición de muertos en los caminos. Este fue el criterio que siguió el juez de Peñaranda de Bracamonte, que el día 13 de agosto de 1936 indicaba que: Las circunstancias actuales ... obligan a simplificar trámites en lo concerniente a actuaciones para levantamiento y reconocimiento pericial de cadáveres de individuos presuntamente fallecidos por choque con la fuerza pública, debien-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 119

que no se olvide el castigo

119

do en estas causas limitarse la acción de los juzgados tanto militares como civiles a ordenar rápidamente su traslado a los depósitos correspondientes donde serán identificados y reconocidos a los fines de certificación de fallecimiento y referencia solamente del aspecto exterior del mismo sin práctica de autopsia, procediéndose lo más pronto posible al enterramiento.106

De manera similar opinaba el obispo de la vecina Ávila, quien el 9 de noviembre de 1936 emitió una circular estableciendo que: Cuando se trate simplemente del caso (¡tan frecuente como lastimoso!) de aparecer por sorpresa en el campo el cadáver de una persona afecta (al parecer) a la revolución, pero sin que conste oficialmente ni sea notorio que ha sido condenada a muerte por la autoridad legítima, hágase constar simplemente que «apareció su cadáver en el campo ... y recibió sepultura eclesiástica», pero guárdense mucho los señores párrocos de sugerencia alguna que revele al autor o la causa de esa muerte trágica.107

EL TERROR DE ESTADO Durante el verano de 1936, mientras las columnas facciosas avanzaban sobre Madrid y se pensaba que la conquista de la capital era cuestión de días o semanas, una ola de violencia sin precedentes se abatió sobre Castilla la Vieja. Nadie pensaba en una guerra larga, Madrid caería en poco tiempo y había que aprovechar, por tanto, para hacer una buena «limpieza» antes de que concluyera el movimiento militar.108 En la capital del Alzamiento, Valladolid, durante los meses de julio y agosto fueron inscritos 221 «desconocidos» en el libro de enterramientos del cementerio; entre julio y septiembre fueron ejecutadas sin juicio 178 personas, mientras que 241 fueron ejecutadas por sentencia de consejo de guerra entre el 18 de julio y el 31 de diciembre (otras 183 fueron ejecutadas entre 1937 y 1941).109 En Burgos, capital de la Cruzada, en los meses de agosto a octubre de 1936 hubo al menos 400 ejecuciones extrajudiciales en 27 sacas de la prisión central, y otras mil en la provincia, al tiempo que entre julio y diciembre se produjeron 140 ejecuciones por sentencia de consejo de guerra (otras 145 entre 1937 y 1941).110 En Zamora, esa tranquila ciudad en la que nunca pasa nada, del 31 de julio de 1936 al 15 de enero de 1937 fueron enterradas 875 personas en el cementerio de San Atilano con la anotación «hallado muerto» o «ejecutado por sentencia».111 En la bella Segovia, ciudad del acueducto, tierra de pinares, entre julio y

001-480 Salvaje pesadilla

120

8/5/07

12:32

Página 120

esta salvaje pesadilla

diciembre de 1936 hubo 180 ejecuciones ilegales y 49 ejecuciones por sentencia de consejo de guerra (61 más en 1937).112 En Soria, ciudad de apenas siete mil habitantes, hubo unas 300 ejecuciones en el conjunto de la provincia, la mayoría ilegales.113 En Salamanca, la Atenas castellana, entre agosto y diciembre de 1936 hubo 65 ejecuciones por sentencia de consejo de guerra (90 más hasta febrero de 1940), unas 130 ejecuciones extrajudiciales por saca de la cárcel y unas 160 por «paseo». Había un sector de personas que por su relevancia social o profesional eran fácilmente identificables. En primer lugar los alcaldes y concejales del Frente Popular,114 seguidos de los dirigentes de los partidos y sindicatos de izquierdas, así como los dirigentes de las sociedades obreras del campo y cualquier trabajador que se hubiera significado en las huelgas campesinas. En el campo la ola de violencia se cernió sobre el campesino sin tierra, sobre el jornalero. Un factor de inestabilidad y violencia en el campo fue la legislación sobre las bases de trabajo. La acción colectiva de los jornaleros amparada por dichas leyes rompía las reglas tradicionales del caciquismo y el paternalismo, al sustituir la negociación individual de las relaciones laborales por una negociación colectiva en la que los obreros eran representados por instancias propias (las sociedades obreras), en posición no subordinada y con el arbitraje de unos poderes públicos (los jurados mixtos) que por primera vez no estaban al servicio exclusivo de los propietarios.115 Los criterios para la contratación de trabajadores —según el turno controlado por la sociedad obrera— y el incumplimiento por la patronal agraria de las bases de trabajo, fueron fuente continua de conflictos. Todo ello se explica largamente en el capítulo «El campo en pie». Otro factor de inestabilidad era la facultad gubernativa para cesar y nombrar alcaldes y concejales por simple decisión del gobernador civil, sustituyendo los ayuntamientos de elección popular por comisiones gestoras.116 Desde abril de 1931 no volvió a haber elecciones municipales (excepto elecciones parciales en abril de 1933 en los Ayuntamientos que se habían regido por el artículo 29),117 de manera que los diferentes gobiernos aprovecharon sin miramientos la potestad que les daba la Ley de Defensa de la República (1931), la de Orden Público (1933) y la Municipal (1935) para cesar a los ediles y nombrar una comisión gestora en caso de alteraciones del orden público (las dos primeras) o de que estuviera vigente alguno de los estados de excepción (la Municipal). Como los estados de excepción fueron más bien lo normal en el período republicano, el gobierno de la CEDA cambió los Ayuntamientos en masa cuando hubo problemas de orden público con los sucesos revolucionarios de octubre de 1934. Tras la victoria del Frente Popular en febrero de 1936, el gobierno restituyó a los alcaldes y concejales de su tendencia, pero también aprovechó para cesar a los ediles de Ayuntamientos en los

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 121

que no se olvide el castigo

121

que el Frente Popular estaba en minoría, como era habitual en Castilla y León. Así, por ejemplo, en Cañizo (Zamora), el gobernador civil destituyó al Ayuntamiento elegido en 1931 y nombró en su lugar una corporación formada sólo por miembros del Frente Popular, a pesar de que en febrero había obtenido 116 votos, frente a 292 de la derecha.118 Sucedió lo mismo en Aranda de Duero (Burgos), donde las derechas en febrero obtuvieron 8.782 votos y el Frente Popular 2.965, a pesar de lo cual el gobernador civil cesó al Ayuntamiento de elección popular y puso en su lugar a una gestora frentepopulista, que de inmediato se ganó la enemistad de gran parte de los notables locales y del sector más tradicional de la localidad.119 En Grajal de Campos (León), el gobernador civil nombró una comisión gestora del Frente Popular, a pesar de que éste había obtenido 1.765 votos y el Bloque Nacional 1.959.120 En Salamanca, como hemos visto antes, el gobernador civil repuso a los concejales cesados en 1934 y nombró una comisión gestora para la Diputación.121 Está por estudiar todavía el detalle de estos nombramientos de gestoras en Castilla y León, pero es obvio que, tras el golpe de estado, los gestores frentepopulistas se convirtieron en un blanco perfectamente señalado para la represión. Si bien los ediles republicanos y socialistas de elección popular corrieron la misma suerte. Entraba en los planes de Mola que la sublevación militar fuera en extremo violenta desde el primer momento, pero los militares rebeldes, al mismo tiempo que asumían todos los poderes con el objetivo declarado de reforzar la autoridad del Estado, lo que hicieron en realidad fue lo contrario: además de provocar en el territorio gubernamental la revolución social que decían querer evitar, en el territorio por ellos controlado se suprimió la vigencia del ordenamiento jurídico en sus aspectos más esenciales: el derecho a la vida y a la libertad. Ya no sólo se trataba de considerar rebeldes a quienes defendían el orden constitucional, sino que los militares auspiciaron, toleraron, promovieron la creación y la actuación de piquetes de voluntarios a los que permitieron actuar con gran violencia, con tal de que estuvieran siempre a las órdenes de la autoridad militar.122 Como señala Eduardo Martín González, «a la violencia propia de la retaguardia en una situación de guerra civil, basada en la aplicación (perversa y abusiva) del Código de Justicia Militar, y de toda una legislación represiva ad hoc, hay que añadir otras formas de violencia desarrolladas por grupos civiles, prefiguradas en los años anteriores y en las que interviene una pluralidad de actores».123 La violencia efectiva era obra de un número reducido de individuos (falangistas, derechistas, jóvenes de Acción Popular), a menudo ajenos al pueblo en el que actuaban, mientras que un colectivo mucho más amplio estaba dispuesto a prestar la colaboración y la información necesarias para hacer eficiente la acción violenta. En el caso del campo zamorano —te-

001-480 Salvaje pesadilla

122

8/5/07

12:32

Página 122

esta salvaje pesadilla

rreno en el que se desenvuelve el citado estudio, pero seguramente también en el campo castellano en general—, los grandes y medianos propietarios destacan entre los inductores, ya sea organizando los grupos de acción o señalando objetivos para la violencia, pero entre los ejecutores encontramos miembros del campesinado familiar124 y otros sectores de la población rural, como empleados públicos, artesanos o comerciantes que de una u otra forma se habían visto perjudicados o sentido amenazados por la legislación republicana, por el avance del movimiento obrero o por actos concretos de la administración local en la etapa del Frente Popular. La violencia extrema desarrollada por estos grupos sólo puede explicarse por la función de paralizar mediante el terror al grupo social al que tomó como objetivo. La combinación de impunidad, legitimación ideológica y resentimiento social acentuaría la violencia.125 Resulta todavía un tema tabú intentar averiguar quiénes formaban parte de esos grupos irregulares, aunque es evidente que Falange Española constituyó la columna vertebral de los que sembraron el terror en el verano de 1936.126 Sin embargo, la Falange era un partido muy pequeño antes de julio de 1936. Sus militantes solían ser estudiantes, empleados, jóvenes hijos de propietarios rurales, y sus organizaciones locales a menudo tenían importantes conexiones con la Guardia Civil o los militares.127 A partir del 19 de julio se produjo en Castilla la Vieja una afluencia masiva a las filas de Falange, en gran parte destinada a la formación de las columnas que debían partir hacia los frentes para tomar Madrid, pero también a las tareas de «pacificación», es decir, a la represión en la retaguardia. Es aquí donde aparecen los grupos de falangistas que se dedican a detener gente en los pueblos para matarlos sin juicio o conducirlos a la cárcel. De manera similar a los grupos que en la zona republicana se lanzaron en los primeros momentos de la guerra a la caza del cura y del señorito, en la zona sublevada los paramilitares se lanzaron a la caza y captura del rojo. Pero, a diferencia de lo que ocurría en la zona republicana, en la que el gobierno se esforzó en poner fin a esas matanzas, en la zona facciosa eran los jefes militares quienes consideraban que la eliminación física del enemigo político —aunque éste no hubiera hecho nada para oponerse al alzamiento militar—, era una parte necesaria de la estrategia para ganar la guerra. Por eso la violencia contra las clases populares, y contra cualquier persona afín al Frente Popular, se llevó a cabo de manera premeditada y sistemática, puesto que no se trataba simplemente de imponer un Directorio Militar y aplicar determinadas medidas de gobierno, sino de «salvaguardar el orden social y depurar al proletariado del bolchevismo».128 El conflicto de clases y la religión católica fueron desde el principio ingredientes fundamentales de aquella guerra. Como explica Julián Casanova,129 en Badajoz, Córdoba, Jaén, Ciudad Real y Toledo, provincias en las que fra-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 123

que no se olvide el castigo

123

casó el golpe militar, el campesinado, fundamentalmente asalariados del campo organizados en el sindicalismo socialista, entró en acción, eliminó a sus enemigos políticos y de clase y estableció un nuevo orden basado en la utilización colectiva de la tierra. Terratenientes, representantes de grandes familias de propietarios de la tierra y personajes de la aristocracia cayeron fulminados en el verano de 1936. Entre los asesinados —prosigue Casanova— había muchos labradores, un término con el que a veces se designaba a propietarios medianos que empleaban con regularidad asalariados, con los que tuvieron constantes enfrentamientos durante el período republicano, pero que servía también a menudo para identificar a todos esos «elementos de orden», pequeños propietarios y propietarios muy pobres, enfrentados por su modo de vida y cultura a los que nada tenían y trabajaban para ellos. Como además solían controlar los mecanismos políticos y administrativos que regían la vida local, el ataque que sufrieron fue total. «Elementos de orden» eran también para los campesinos todos esos profesionales con poder social, abogados, farmacéuticos, médicos, ingenieros. Muchos de ellos eran dirigentes locales y provinciales de la CEDA y desde sus puestos vincularon la defensa de la religión con la del orden y la propiedad. Lo ocurrido en Salamanca y el resto de provincias de Castilla y León parece la imagen invertida de la descripción hecha por Casanova. En una provincia de base agraria, donde el gran propietario coexistía con el campesino familiar —llamémoslo «labrador»—, con el propietario pobre y con el jornalero sin tierra; y en la que la Iglesia católica tenía un enorme peso en la vida social, cuando el alzamiento militar suprimió el ordenamiento legal y dio un manto de impunidad a la represión violenta, los terratenientes, los labradores y los «elementos de orden», organizados en el Bloque Agrario y Acción Popular, sus hijos organizados en Falange Española, emprendieron un ataque frontal contra sus enemigos políticos y de clase, si bien este ataque no sirvió para crear un nuevo orden social y económico, sino para blindar el estilo de vida tradicional, conservador, paternalista y clerical, en el que no había molestas leyes modernas que reconocieran sus derechos a los obreros, ni se ponía en duda el sacrosanto principio de que siempre ha habido ricos y pobres, los pobres se resignan a su situación y los ricos les ayudan practicando la caridad a través de la Santa Madre Iglesia, reinando de esta forma la paz y la armonía. Para que reinara la paz y la armonía tradicionales era necesario acabar con los elementos revolucionarios: los sindicalistas que sembraban el odio de clase en los humildes obreros; los elementos marxistas, obreros del tendido ferroviario o eléctrico que difundían por los pueblos sus perversas ideas bolcheviques y ayudaban a organizar la Casa del Pueblo; los maestros del Gobierno que difundían el laicismo, intoxicaban las conciencias infantiles y eran el ejemplo vivo de la persecución sufrida por la Iglesia. Junto a ellos

001-480 Salvaje pesadilla

124

8/5/07

12:32

Página 124

esta salvaje pesadilla

—parafraseando a Casanova— había profesionales con poder social, abogados, farmacéuticos, médicos, ingenieros. Muchos de ellos eran dirigentes locales y provinciales de los partidos del Frente Popular que luchaban para incorporar a las clases medias y a los trabajadores urbanos al proyecto republicano, y desde sus puestos vincularon la defensa de la República con la del laicismo y el progreso social. Como dice Arrarás a propósito de Ávila, «los elementos perturbadores estaban principalmente entre los funcionarios oficiales: profesores de la Normal, inspectores de Enseñanza, maestros rurales, empleados de Correos y otros burócratas que llegaban a esta provincia, con carnets de socialistas y comunistas y con diplomas de la Institución Libre de Enseñanza, y empezaban, sostenidos por el Estado al que combatían, su labor revolucionaria, para agrupar a su alrededor a todos los díscolos y los disconformes.» En el imaginario rebelde, los «rojos» muy pronto fueron considerados no solamente forasteros que venían a los pueblos a perturbar el orden tradicional, sino llanamente «hordas comunistas al servicio de la Rusia soviética» que debían ser expulsados de España.

FORMAS DE REPRESIÓN DEL ENEMIGO POLÍTICO El terrorismo de Estado empezó a operar según se iba declarando el estado de guerra. En realidad, los militares sublevados lo que hicieron fue utilizar de manera «perversa y abusiva» la legislación vigente, una vez cometida la ilegalidad primigenia, consistente en declarar el estado de guerra sin estar legitimados para ello. En efecto, a causa de la militarización del orden público que de manera estructural ha afectado al sistema constitucional español desde 1812 —como ha mostrado Manuel Ballbé—,130 la declaración por el Gobierno de los estados de alarma, excepción o guerra, que se produjo de forma harto frecuente durante la Restauración y la República, permitía al Ejército intervenir abiertamente en la represión de los disturbios de orden público, tanto por medio de la Guardia Civil y las unidades regulares (recuérdese la intervención del ejército de África en Asturias) como por medio de la jurisdicción militar. De hecho, entre 1934 y febrero de 1936 se celebraron más de dos mil consejos de guerra a paisanos, aplicándoseles en muchos casos el delito de rebelión militar.131 En suma, la Ley de Orden Público de 1933 (vigente hasta 1959), obra de la coalición republicano-socialista, que fue pensada para defender a la República de sus enemigos, sirvió para que los enemigos de ésta se hicieran con el poder prácticamente sin alterar el orden jurídico en los primeros momentos.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 125

que no se olvide el castigo

125

La liquidación física La represión tuvo tres niveles: la liquidación física del enemigo, la cárcel y la represión económica. La liquidación física se llevó a cabo, en un primer momento, mediante las ejecuciones extrajudiciales que convencionalmente se han dado en llamar «paseos»: un grupo de hombres, normalmente de fuera del pueblo, a menudo con camisa de la Falange, y acompañados a veces por un guardia civil, se presentaban en un pueblo con una lista de hombres (pocas veces mujeres) y se los iban llevando de sus casas. O bien iban a buscarlos al campo si estaban trabajando. Los metían en un camión y se los llevaban. En ocasiones la intervención de alguna autoridad local respetada por los irregulares, sobre todo el cura, impedía que éstos se llevaran a alguien. Cuando el camión se alejaba, los familiares comenzaban la peregrinación en busca de los detenidos: la cárcel, la comisaría, los cuarteles militares, el cuartel de Falange... A veces los detenidos aparecían en la cárcel, pero otras eran encontrados en las cunetas de los caminos o en algunos sitios específicos, como el monte de la Orbada, que por alguna razón los irregulares elegían para ejecutar a sus víctimas. Otras veces de los detenidos no se ha vuelto a saber nada.132 En muy contadas ocasiones fueron los propietarios rurales quienes mataron a los jornaleros. El caso más significativo fue el de Gonzalo de Aguilera, conde de Alba de Yeltes, quien el mismo día 18 «hizo ponerse en fila india a los jornaleros de sus tierras, escogió a seis y los mató a tiros delante de los demás. Pour encourager les autres ¿comprende?».133 Normalmente los piquetes estaban formados por jóvenes que, o bien sufrían una gran radicalización política, o bien eran rufianes sin escrúpulos que buscaban hacer méritos ante los nuevos amos de la situación.134 A veces los gobernadores civiles, en las provincias controladas por los sublevados, emitían bandos recordando a todo el mundo «que cuantos actos están relacionados con el orden público, como detenciones, registros, informaciones, etc., se ejecutarán por Guardia Civil, de Asalto, Seguridad o Cuerpo de Investigación y Vigilancia, utilizando sólo en contados casos y cuando las circunstancias lo aconsejen, individuos de las milicias patrióticas, los que serán provistos por la autoridad de la correspondiente orden por escrito para cada caso particular» (Valladolid, 14-09-1936), o bien que se prohíbe «en forma terminante que falangistas o fuerzas similares practiquen detenciones sin orden escrita y cometan actos de violencia» (Cáceres, 22-08-1936).135 No cabe aquí hablar de que todo fue «terror espontáneo» o de «grupos incontrolados» a causa de rencillas personales, enemistades y litigios por la propiedad de la tierra. Es cierto que esas rencillas existían, a veces causadas por conflictos políticos y sindicales. Pero no es menos cierto que el terror no fue ciego. El resentimiento personal de unos y la radicalización política de otros fueron canalizados con mano sabia hacia la destrucción de las bases so-

001-480 Salvaje pesadilla

126

8/5/07

12:32

Página 126

esta salvaje pesadilla

ciales de la República,136 de todo lo relacionado con el Frente Popular e incluso con la mera idea del republicanismo liberal y laico. El terror actuó al mismo tiempo de un modo lógico, eliminando a las personas más destacadas política y socialmente, y de un modo azaroso, quitando la vida o sancionando a personas carentes de significación política.137 De ese modo se conseguía extender la sensación de miedo entre toda la población expuesta a sufrir el castigo.138 Falta todavía mucho por estudiar acerca de la formación y composición de los grupos irregulares, pero la mano sabia que los dirigía aparece con claridad y evidencia: la autoridad militar emanada del bando de declaración del estado de guerra. A pesar de los avisos publicados en los periódicos, la autoridad militar nunca tomó la medida más eficaz para acabar con la violencia irregular, si realmente quería hacerlo: suprimir la impunidad de los irregulares, ordenar a la Guardia Civil que los detuviera —empezando por sus jefes, de todos conocidos— y los pusiera a disposición de los tribunales militares. Pero la autoridad militar nunca levantó la impunidad de las «milicias patrióticas» porque actuaban en el mismo sentido político que los sublevados, porque lo hacían en connivencia con la Guardia Civil y porque incluso tenían la consideración de fuerzas auxiliares.139 Los falangistas estaban bien organizados. Alguien les facilitó el armamento y los vehículos con los que se desplazaban de un sitio a otro. La Guardia Civil les permitió circular en grupo y armados, y cometer actos de violencia, a pesar de las disposiciones de los bandos de guerra.140 En realidad, la autoridad militar delegó en esos grupos irregulares el trabajo sucio que no se consideraba apropiado que lo hicieran ni los militares ni la Guardia Civil, para no asumir la responsabilidad de la matanza. Hay noticia de 159 ejecuciones extrajudiciales por paseo, algunas de ellas respaldadas por documentación o testimonios fehacientes,141 pero la mayoría basadas en el recuerdo de los familiares o de la gente del pueblo y recopiladas a lo largo de los años por la incansable labor del militante socialista Luis Calvo Rengel.142 Otra forma de liquidación física eran las sacas de la cárcel. De forma similar al paseo, un grupo de falangistas, con o sin acompañamiento de un guardia civil, se presentaba en la cárcel con la orden de entrega de los hombres enumerados en una lista, firmada por el gobernador civil o por el comandante militar,143 oficialmente para trasladarlos a otra prisión. Los funcionarios de la prisión los entregaban, anotando en su ficha «Destino: Tal prisión» o «Destino: Libertad». Después, los sacados eran ejecutados en los lugares de costumbre, pero sin dar cuenta a la familia, que normalmente se enteraba de lo sucedido cuando iba a visitar a su allegado. Tenemos noticia de 135 ejecuciones ilegales por saca de la cárcel, pero a menudo no hay documentos que respalden los datos y ello da lugar a errores.144 Con más razón que en los paseos, en las sacas no cabe hablar de «te-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 127

que no se olvide el castigo

127

rror espontáneo» o «incontrolado», puesto que era la propia autoridad militar quien organizaba el asesinato de los detenidos que tenía bajo su custodia. Tal vez la única diferencia fuera ser preso a disposición del gobernador civil o preso a disposición del juzgado militar, pero el resultado era el mismo, puesto que la saca era otra modalidad de juicio sumarísimo. Para averiguar el número de asesinados por saca, sería necesario seguir la traza de cientos o miles de detenidos, para ver si llegaron a su destino. En la vecina ciudad de Zamora, la orden de traslado a la cárcel de Bermillo de Sayago, era equivalente a fusilamiento inmediato contra las tapias del cementerio de San Atilano.145 De Valladolid salieron dos camiones de presos, uno custodiado por falangistas y otro por requetés, hacia la prisión de Salamanca. El de los requetés llegó a su destino, pero los falangistas mataron a sus presos en un monte próximo a Salamanca, probablemente La Orbada.146 La tercera forma de eliminación física fueron las sentencias emanadas de los consejos de guerra, por las que se condenaba a muerte al encausado mediante la ficción legal de aplicarle el delito de rebelión militar. A los tribunales militares les bastaba con aplicar el bando de declaración del estado de guerra publicado por el general Saliquet en Valladolid el 19 de julio de 1936: 1º. Queda declarado el ESTADO DE GUERRA en todo el territorio de esta División. 2º. Para repeler la fuerza las agresiones de que sean objeto, no precisará intimación ni aviso alguno. 3º. Serán objeto de procedimiento sumarísimo los hechos siguientes: a) Los delitos de rebelión, sedición, los atentados y resistencia a los Agentes de la Autoridad, desacato, injuria, calumnia, amenaza al personal militar o militarizado, así como contra el personal civil en funciones de servicio. b) La tenencia ilícita de armas o cualquier otro objeto de agresión quedando, desde luego, caducadas las licencias de uso de armas expedidas con anterioridad. 4º. También se considera como autores de los delitos anteriores los incitadores, agentes de enlace, repartidores de hojas subversivas o clandestinas.147

Poco después, el 28 de julio, la Junta de Defensa Nacional emitió un bando extendiendo la declaración del estado de guerra a todo el territorio nacional y precisando con minuciosidad las acciones que quedaban sometidas a la jurisdicción de guerra, comenzando por «Los delitos de rebelión, sedición y sus conexos, atentados, resistencia y desobediencia a la Autoridad y sus Agentes y demás comprendidos en el título III del Código Penal ordinario, bajo el epígrafe Delitos contra el orden público». Posteriormente, se perfeccionaría el mecanismo represor con el decreto de 1 de noviembre de 1936, regulando el procedimiento a seguir en los procesos sumarísimos.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

128

12:32

Página 128

esta salvaje pesadilla

En Salamanca fueron fusiladas 154 personas por sentencia de consejo de guerra. Todas las condenas a muerte se ejecutaban en la capital de la provincia, por lo que resulta fácil establecer la identidad de los ejecutados, fecha de fallecimiento y demás datos personales consultando el Registro Civil (Anexo 5. Víctimas de la represión en Salamanca). La primera ejecución tuvo lugar el 17 de agosto de 1936, y la última el 21 de febrero de 1940.148 Los detenidos por lo general estaban en la cárcel tres meses antes del consejo de guerra. Era frecuente que los juicios se realizaran a grandes grupos a la vez. Por ejemplo, el 27 de noviembre se juzgó a 34 presos, de los cuales resultaron condenados a muerte 10 en total, que fueron ejecutados el 1 de enero de 1937 (todos de Béjar). Los consejos de guerra se celebraban en los cuarteles de Infantería y de Caballería. Había 8 juzgados militares y la mayoría de las penas de muerte fueron impuestas por los juzgados número 2 (capitán Holgado Manzanera) y número 4 (teniente coronel Ávila). La ejecución se llevaba a cabo en horas del amanecer en el campo del Marín, cerca del cementerio. Los ejecutados eran enterrados en el «Primer grupo de adultos», destinado antes y después a los indigentes; algunos fueron inhumados en la fosa común que se abrió en un rincón del cementerio civil, y otros en la sepultura familiar, cuando la familia se atrevía a recoger el cadáver.149 La cantidad de presos ejecutados por sentencia de consejo de guerra o extrajudicialmente es la siguiente:

1936

1937 1938 1939 1940 1941

JUL AGO SEP OCT NOV DIC

Sentencia

Saca

Total

0 14 4 25 0 22 61 18 9 1 0 154

2 39 6 7 2 76 0 0 0 0 0 132

2 53 10 32 2 98 61 18 9 1 0 286

El año más sangriento fue 1936, con 197 ejecuciones. En 1937 se produjeron 61, en 1938 hubo 18, en 1939 hubo 9 y en 1940 solamente una. Resulta significativo que en noviembre de 1936, como consecuencia, seguramente, del decreto citado anteriormente sobre juicios sumarísimos, no haya ningún fusilamiento en Salamanca, ni en Segovia,150 ni en Valladolid.151

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 129

que no se olvide el castigo

129

En Burgos se produjeron cuatro fusilamientos ese mes.152 Pero más significativo todavía es que en noviembre de 1936 sólo hubiera dos asesinados por saca de la cárcel en Salamanca, y ningún fusilamiento ilegal conocido en Segovia ni en Valladolid, mientras que en Burgos casi todos los asesinatos extrajudiciales tuvieron lugar antes de mediados de octubre de 1936,153 lo cual pone de manifiesto la estrecha relación entre el funcionamiento regular de la justicia militar y las ejecuciones extrajudiciales: a algunos se les hacía juicio y a otros no, pero el resultado era el mismo. Parece claro, por tanto, que el mismo órgano de decisión que controlaba los tribunales militares controlaba también los paseos y las sacas.154 Ese órgano de decisión era la autoridad militar.

La cárcel El segundo método para el control de la población fue la detención en masa. La prisión provincial se convirtió en el epicentro de una vasta redada que afectó a toda la provincia durante años (Anexo 4. La prisión provincial de Salamanca).155 La población reclusa de la prisión provincial de Salamanca antes de 1935 era de 32 personas, con 47 altas y 15 bajas. En 1935 era de 104 personas. A partir de 1935 el movimiento de la población reclusa fue el siguiente:156 PRESOS (CIS-VICTORIA) Con registro Altas Bajas Saldo Hombre 1935 1936 1937 1938 1939 1940 1941 1942 1943 1944 1945 1946 1947 1948 1949

74 1.967 964 1.154 1.035 518 701 455 492 491 381 599 446 407 305

2 804 1.011 1.166 1.200 582 717 389 655 645 502 707 564 473 418

104 1.267 1.220 1.208 1.043 979 963 1.029 866 712 591 483 365 299 186

1.724 855 1.025 952 498 633 379 352 374 288 479 361 343 254

Mujer

%

91 109 129 83 20 68 76 140 117 93 120 85 64 51

4,63 11,31 11,18 8,02 3,86 9,70 16,70 28,46 23,83 24,41 20,03 19,06 15,72 16,72

001-480 Salvaje pesadilla

130

8/5/07

12:32

Página 130

esta salvaje pesadilla

Como se puede apreciar, la prisión pasó de golpe, entre julio y diciembre de 1936 de 104 personas a 1.267, casi todas ellas presos políticos: 51 detenidos de los 74 que entraron en 1935 salieron en 1936. Durante toda la guerra la prisión no bajó de los mil presos, con el consiguiente problema de hacinamiento. La aglomeración era terrible. En las celdas del pabellón celular, destinadas en principio a uno o dos presos, había doce o trece en cada una. En las dos galerías, con 50 camas cada una, había tal cantidad de presos que tenían que dormir dando los pies del uno con la cabeza del otro y completamente pegados por los costados, como las sardinas en lata.157 Se quitaron las camas y cada uno dormía en una manta que enrollaba durante el día. Para dar cabida a los presos se habilitaron como dormitorio todos los espacios posibles, como los talleres y la escuela-biblioteca. Los amontonaron también en la sección de mujeres, y éstas a su vez fueron amontonadas en la vivienda de la celadora hasta enero de enero de 1937, fecha en la que se trasladó a las detenidas a su sección.158 El rancho se componía de café con leche aguado por la mañana, legumbres, patatas y arroz, pan negro, a veces bacalao o arenques, muy poca carne, escasa fruta. Los presos podían recibir comida de fuera, llevada por sus familiares, y comprar tabaco, ropa y útiles de aseo en el economato. Las cucarachas y los piojos vivían a sus anchas y las patologías del pulmón, del corazón y de la piel eran muy frecuentes, hasta el punto de que a finales de 1939 una epidemia de tifus acabó con la vida de 22 presos. En total murieron en la cárcel entre 1936 y 1942, 67 presos, muchos de ellos por bronquitis o tuberculosis, pero probablemente sean más las víctimas, puesto que en ocasiones los presos enfermos eran llevados al hospital provincial (calle del Espejo) o al preventorio antituberculoso (paseo del Rollo). Los funcionarios eran profesionales que ya estaban allí desde antes de la República. Acostumbrados a tratar con delincuentes comunes, la presencia de tal cantidad de presos políticos los tenía abrumados. También dos de ellos y el maestro de la prisión habían sido depurados. Su trato era correcto, dentro de las condiciones de masificación que también a ellos les afectaba. La situación sólo cambió cuando después de la guerra fueron destinados a Prisiones muchos militares provisionales —alféreces y sargentos—, muy politizados, que veían a los presos como enemigos. La vida en la cárcel era monótona: levantarse a las 7 o las 8 de la mañana, según la época del año, desayuno, patio, comida a las 12, encierro, patio hasta las 8 o las 9 de la tarde, cena, silencio a las 9 o 10 de la noche. Cuando iba a haber ejecuciones al día siguiente, el corneta daba el toque de silencio con un final especial, de modo que todos quedaban avisados. El ánimo se encogía y el silencio envolvía la cárcel. Todos los días, a eso de las diez de la mañana, se formaban corrillos de familiares en busca de noticias, a llevar comida, o sencillamente para estar un

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 131

que no se olvide el castigo

131

rato con el marido, el padre, el hijo, el hermano... El locutorio era una estancia rectangular dividida en su mitad más larga por una reja doble, con un espacio vacío entre ambas. El barullo era enorme y mantener una conversación era casi imposible. A menudo el oficial de turno tenía que decir: «Mire usted, señora, a su marido lo sacaron anoche y ya no está aquí».159 La mitad de los presos del período 1936-1950 ingresaron durante los tres años de guerra. En 1938 aparecen unos 60 presos con apellidos claramente aragoneses, signo del avance nacionalista hacia el este peninsular, y en 1939 llegan unos 80 presos con apellidos netamente catalanes. A partir de 1943 llama la atención el gran porcentaje de mujeres presas, muy superior a lo habitual. La gran mayoría de las mujeres tienen estancias muy cortas (entran y salen en el mismo año), lo cual podría indicar actividades de contrabando, de estraperlo o de prostitución. Otra consecuencia es que, mientras que la aglomeración de la sección de hombres iba disminuyendo, la de mujeres se mantuvo durante muchos años. También desde 1945 hay una fuerte presencia de apellidos portugueses (unos 400 presos), lo cual podría indicar una actividad de contrabando, al igual que la cincuentena de personas con apellidos típicos de los gitanos salmantinos que pasan por la cárcel entre 1938 y 1948. A comienzos de los años cuarenta, el celo represor había ocasionado tal congestión en las cárceles que se hizo necesario regular alguna forma de libertad condicional o indulto. En 1943 se creó el Servicio de Libertad Vigilada y en 1945 comenzaron a emitirse los primeros decretos de indulto.160 Como la de Salamanca no era una prisión de cumplimiento, los presos con penas elevadas normalmente eran enviados a otras prisiones, destacando la Central de Burgos (106 presos) y el fuerte de San Cristóbal en Pamplona (90 presos), así como el campo de concentración de la Santa Espina (Valladolid) (80 presos), entre otros lugares. Debido a las malas condiciones sanitarias y de todo tipo, fallecieron numerosos presos. En fechas recientes se han localizado los restos de tres salmantinos detenidos aquí en 1936 y fallecidos en el fuerte de San Cristóbal (Pamplona).161 Resulta muy difícil seguir la pista a los detenidos. Caso prototípico es el de Luciano Hernández Martín, mancebo de la farmacia del Corrillo, afiliado a la UGT, que fue ingresado en la prisión provincial el 17 de enero de 1937 con el número de matrícula 11710. En marzo de 1938, sin ser sometido a juicio, fue trasladado al campo de concentración de Medina de Rioseco. En agosto del mismo año lo trasladaron al campo de Villagodio, y poco después al del antiguo monasterio de la Santa Espina (los tres en Valladolid). En todos los campos de concentración, sobre todo el de la Santa Espina, las condiciones de vida eran calamitosas y los malos tratos continuos. Por último pasó por otro campo en Álava, y regresó a Salamanca en septiembre de 1939 para hacer cuatro años de servicio militar. Fue afortunado porque, como hijo de sexagenario, le licenciaron a los cuatro meses. Tuvo que trabajar de peón de

001-480 Salvaje pesadilla

132

8/5/07

12:32

Página 132

esta salvaje pesadilla

la construcción, hasta que, cumplidos los 35 años de edad, encontró empleo en la fábrica de zapatillas de Peñaranda, donde terminó su vida laboral.162 La prisión provincial albergó algunos presos singulares, como don Filiberto Villalobos, de quien se habla en otro capítulo de este libro, o Joaquín Maurín, el secretario general del POUM, que desde diciembre de 1937 a mayo de 1942 estuvo recluido en régimen de aislamiento y a disposición del Cuartel General, él solo en la celda 14, bajo la falsa identidad de «Máximo Uriarte Ortega, de Portugalete.»163 Muy cerca había otros presos radicalmente contrarios: Manuel Hedilla Larrey y otros dirigentes de Falange que se opusieron a la unificación con los tradicionalistas.164 En la sección de mujeres estuvo Anunciación Casas Cerezo, la única mujer fusilada en Salamanca por sentencia de consejo de guerra, el 7 de enero de 1938, a la edad de 35 años. Había sido directora de la Cárcel Modelo de Madrid. Leonor Ruipérez la define como «una mujer original, inquietante, muy compleja ... Nunca llegué a entender su historia, casi mítica, pues presumía de ascendencia noble, aunque bastarda, y añoraba enormemente a una hermana que llamaba Beluca ... Cuando se hablaba de la toma de Madrid por los nacionales, nos decía que estaba preparado muy bien para defenderse y que no sería vencido. Una sonrisa de esperanza iluminaba su cara, para nuevamente mostrar su rostro hermético y lejano.»165 La autora de esas líneas, Leonor Ruipérez Cristóbal, era una maestra de Peñaranda de Bracamonte, detenida con su hermana Encarnación, también maestra. Los Ruipérez de Peñaranda fueron una familia republicana burguesa muy castigada por la represión. En 1937 y 1938 aparecen por la prisión unos detenidos que, a juzgar por el nombre, parecen rusos: Alexandre Alexandrovich, Alexis Teodoro Cherkasar, Pedro Kononenkof Sakolof, Anatoli Alexevitch Mokronsow, Alexander Andrevitch Martinoff, Michail Ivanovich Sokolowski y Fiodor Alexandrovich Suinoff.166 Rusos o de otro lugar, el caso es que entre 1936 y 1946 ingresan en la cárcel varias decenas de presos con apellido claramente extranjero (sin contar los portugueses), que bien podrían ser brigadistas internacionales. Un grupo de 27 extranjeros estaba formado por comunistas británicos detenidos en el curso de la batalla del Jarama (febrero de 1937).167 Después de pasar tres meses en Talavera de la Reina, los británicos fueron trasladados a Salamanca, donde se les juzgó por «auxilio a la rebelión militar», en un consejo de guerra colectivo y sin intérprete. Cinco fueron condenados a muerte, el resto a 20 años de cárcel, pero ninguno fue fusilado. En marzo de 1937, 23 brigadistas fueron canjeados y expulsados por la frontera de Irún. Los otros cuatro fueron expulsados en noviembre de 1937.168

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 133

que no se olvide el castigo

133

La represión económica169 En toda guerra hay requisas forzadas. Las diversas fuerzas armadas operantes en la ciudad (ejércitos español, alemán e italiano, milicias falangistas y tradicionalistas, Guardia Civil), al igual que los servicios políticos y administrativos del nuevo Estado, ocuparon inmuebles de todo tipo, tanto de titularidad pública como privada,170 sin que hasta el final de la guerra pudiera saberse, a menudo, hasta qué punto la cesión fue voluntaria. Sin embargo, los militares argumentarán siempre, durante la guerra y después, que las circunstancias extraordinarias del alzamiento, y las necesidades apremiantes de organizar la guerra y prestar servicios, se superponían a la burocracia de la tramitación de expedientes, y por ello aplicaron, además de los poderes propios de la autoridad militar durante el estado de guerra, el reglamento de Estadística y Requisición de 1921. No obstante, al amparo de la situación de emergencia bélica se produjeron numerosos abusos, de tal forma que el 8 de enero de 1937 el gobernador militar de Salamanca, José María Baigorri Aguado, tuvo que publicar un bando en el que se establecía que las requisas sólo se podían efectuar por orden expresa del general jefe del Ejército del Norte, del Cuerpo de Ejército, de la División o del propio gobernador militar. Los asesinatos y requisas del primer momento dieron pronto paso a una represión económica que normalmente se sumaba a la carcelaria, era muy sistemática y estaba amparada en la legalidad de los juicios militares y civiles. Desde enero de 1937 los procesos de incautación de bienes dependían de la normativa derivada del Decreto 108 de la Junta de Defensa Nacional,171 por el que se decretó (art. 2) «la incautación de cuantos bienes muebles, inmuebles, efectos y documentos pertenecieren a los partidos o agrupaciones» del Frente Popular, pero que se aplicó también (art. 5.º) a las personas físicas «que por su actuación fueren responsables directos o subsidiarios, por acción o inducción, de daños y perjuicios de todas clases ocasionados directamente o como consecuencia de la oposición al triunfo del movimiento nacional». La norma era de por sí un disparate jurídico: iba destinada a determinar la responsabilidad civil por daños y perjuicios de todo tipo causados a España, por oponerse al triunfo del alzamiento militar por acción o por omisión, tanto por organizaciones políticas y sindicales172 como por las personas que formaban parte de ellas, o que hubieran expresado de alguna forma su oposición al alzamiento. Los desafectos, en suma. A las organizaciones políticas no se les pudo requisar gran cosa. Ya en agosto de 1936 se confiscaron todos los bienes y las cartillas de ahorro de las sociedades obreras de Béjar.173 En el solar ocupado por la Casa del Pueblo de Salamanca, años después se construyó la sede de los sindicatos verticales. Las comisiones provinciales de Incautación de Bienes, creadas por el Decreto-Ley de 10 de enero de 1937 (con una Comisión Central Administrativa

001-480 Salvaje pesadilla

134

8/5/07

12:32

Página 134

esta salvaje pesadilla

de Bienes Incautados en Burgos), estaban formadas por el gobernador civil, que ejercía de presidente, un magistrado de la Audiencia y un abogado del Estado, que ejercía de secretario.174 El proceso de incautación lo llevaba el juzgado especial de incautación de bienes, que actuaba por delegación de la Comisión Provincial de Incautación. Todo el proceso quería tener la apariencia de un acto jurisdiccional, pero la resolución final recaía siempre sobre el general de la División, comandante general o general en jefe de ejército que correspondiera, quien resolverá, «sin ulterior recurso, si el o los inculpados son responsables de los daños o perjuicios expresados ... y fijando en caso afirmativo la cuantía de la responsabilidad.» Una vez declarada ésta por la autoridad militar, a la administración de Justicia sólo le quedaba un papel auxiliar: «Se remitirá testimonio de lo necesario, juntamente con la pieza de embargo, al Presidente de la Audiencia del territorio respectivo para que se ejecute el acuerdo en la forma prevenida en los artículos 1481 y siguientes de la ley de Enjuiciamiento Civil.» En el caso de Salamanca, la resolución recaía en el general Saliquet, jefe de la 7ª División Orgánica. El gobernador civil iniciaba expedientes a los «presuntos culpables» por denuncia o comunicación de otras autoridades, o por haber sido condenados por consejo de guerra.175 Un criterio fundamental a la hora de seguir el expediente era que el denunciado tuviera bienes, pues en caso de que careciera de ellos el trámite no se iniciaba. A continuación, el gobernador civil enviaba el expediente al juzgado especial de incautaciones. En el inicio del expediente, el acusado era citado por el juez instructor, mediante anuncio en el Boletín Oficial de la Provincia, para que se presentara en el plazo de ocho días. En esta primera comparecencia se le leían los cargos que se le imputaban, y se le comunicaba que tenía derecho a presentar un pliego de descargos para demostrar su inocencia y a proponer la asistencia de testigos que la acreditaran. El instructor también podía requerir la presencia de personas para aclarar la actuación del inculpado (compañeros de trabajo, vecinos...). El juez instructor requería informes a las diversas autoridades (alcalde, Gobierno Militar, Guardia Civil, Comisaría de Investigación), bien de carácter general sobre los antecedentes político-sociales del inculpado, o bien sobre algún cargo concreto. Como no era preceptivo, raramente se pedía informe a Falange o al párroco del pueblo. El problema para el inculpado era que normalmente se le acusaba de actividades perfectamente legales antes del alzamiento militar, o incluso de cargos tan vagos como ser un «exaltado marxista». Un caso típico de acusaciones sin fundamento, pero que terminaban con resultado fatal, es el de Eduardo Aparicio Fernández, de 39 años, director de la sucursal del Banco del Oeste en Ciudad Rodrigo. Aparicio estaba casado con Isabel Cascón, prima de Manuel Martín Cascón, alcalde mirobrigense con el Frente Popular, que fue detenido, junto con los demás concejales de su

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 135

que no se olvide el castigo

135

grupo, tras la sublevación militar y fusilados todos ellos el 30 de agosto por sentencia de consejo de guerra. Los Cascón eran una familia muy conocida como de izquierdas,176 mientras que los Aparicio, de Béjar, eran más bien de la CEDA, lo cual no era obstáculo para que Eduardo tuviera perfecta relación con la familia de su mujer. Eduardo, sin estar afiliado a ningún partido, era un hombre liberal y cercano a Izquierda Republicana. Estaba frontalmente en contra de lo que representaba la derecha radical de aquellos momentos. El 15 de diciembre de 1936 detuvieron a Eduardo y a otros siete vecinos de Ciudad Rodrigo, entre ellos Avelino Martín Cascón, hermano del alcalde, y los ingresaron en la cárcel de partido. A las dos y media de la mañana del día siguiente los sacaron del calabozo (oficialmente fueron puestos en libertad por orden del comandante militar de la plaza) y los condujeron a la dehesa Ravida, donde fueron fusilados y enterrados en una fosa común. Días después, el 24 de diciembre, la familia Aparicio consiguió autorización verbal para retirar el cadáver, como así hicieron, llevándolo al cementerio de Béjar, donde fue enterrado. Su fallecimiento fue inscrito en el Registro Civil por orden del juzgado militar núm. 2 de Salamanca.177 Al final de la guerra se le abrió a Eduardo un proceso de responsabilidades políticas, al que tuvo que comparecer su viuda, a quien el juez preguntó que dónde estaba su marido desde que fue puesto en libertad el 16 de diciembre de 1936, a pesar de que su fallecimiento constaba en el Registro Civil de Béjar. El difunto Eduardo fue acusado de llevar corbata roja, de ser el primero en informar en el casino de la muerte de Calvo Sotelo, y de ser miembro del Partido Socialista de Madrid. La primera acusación es obvio que resulta absurda. La segunda es cierta, pero tampoco quiere decir nada. Y la tercera era falsa, puesto que no estaba afiliado al Partido Socialista, aunque en cierta ocasión Indalecio Prieto le había ofrecida un cargo, y por lo visto cometió el error de comentarlo en el casino. Con estas acusaciones, y a pesar de que ya estaba muerto, Eduardo fue condenado a una multa de 500 pesetas, lo que no dejó de ser una pesada carga para una viuda con dos hijos pequeños que se encontraba en condiciones muy difíciles.178 En los expedientes de incautación de bienes se partía, a menudo, de los anteriores juicios militares como principal fuente de información sobre los inculpados. En no pocos casos las multas eran una repetición de las ya impuestas por los juzgados militares, que se solían revisar a la baja, pero el perjuicio real era que los bienes quedaban embargados mientras no se pagara la multa. Las situaciones llegaban a ser muy dramáticas cuando, por ejemplo, en 1941 se reclamaban los pagos a personas que habían sido fusiladas ilegalmente y cuyas familias tenían los bienes embargados. Algo similar pasaba con reos que estaban cumpliendo condena en los penales y cuyas familias hacía tiempo que no podían disponer de sus bienes libremente. En cualquier caso, la mayoría de los fusilados y penados carecían de bienes o éstos eran

001-480 Salvaje pesadilla

136

8/5/07

12:32

Página 136

esta salvaje pesadilla

tan escasos que los litigios no salían a cuenta para los costes que ocasionaban. Por todo ello, en 1942 se decidió que sólo se perseguirían los casos en que el inculpado tuviera bienes por encima de 25.000 pesetas; sin embargo los sobreseimientos, en algunos casos, no se consumaron hasta finales de los años cincuenta. Hubo muy poca misericordia desde el primer momento. Hasta el punto de que destacan hechos aislados como los protagonizados por Diego Martín Veloz, presidente de la Diputación en agosto de 1936, que se esforzó por poner en la frontera a algunos perseguidos y refugiar en su feudo de Cañadilla a algunos que se sentían en peligro. Al mismo tiempo salía a reclutar milicianos para el frente o iba a visitar en la cárcel a su amigo Filiberto Villalobos. La población intentó superar psicológicamente los fusilamientos y los asesinatos pensando que lo mismo sucedía en el otro bando, pero tampoco faltaron quienes iban a ver los fusilamientos contra las tapias del cementerio tomando tranquilamente chocolate con churros. El terror de Estado, como siempre que se manifiesta, se sirvió en aquellos primeros compases de un principio para imponerse: «si no te has metido en nada, nada tienes que temer». Esta máxima tenía la virtud de dejar consolada de momento a casi toda la población. La justicia aparentemente del «ojo por ojo, diente por diente» pasó así a ser admitida por muchos ciudadanos desde el día diecinueve, pero siempre y cuando produjera una rápida restauración del orden. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo y la inestabilidad se iba convirtiendo en la norma, se apreció claramente que el límite del «haberse metido o no en nada» no estaba tan claro, sino que se podía modificar según el antojo de los falangistas y los militares, nuevos árbitros de la situación ante quienes las leyes tenían poco que decir. Indudablemente esto permitía irregularidades de todo tipo. Pronto surgieron los especialistas en sacar partido de aquel remedo de justicia que dejaba a las víctimas en una notable indefensión. Aunque se dieron algunos casos de protestas por parte de los acusados sobre sobornos y abusos lo cierto es que no era habitual que los casos de corrupción salieran a al luz. Sin embargo, el del teniente Marciano Díez Solís sí lo hizo y resulta esclarecedor de una situación que no debía ser excepcional. El teniente Díez Solís, procedente de unas de la mejores familias salmantinas y con un hermano con amplias responsabilidades en la Compañía de Jesús, ejercía de abogado de las víctimas en el Juzgado Militar número 7, el más activo de Salamanca. Su tarea era puramente formal, porque dichos abogados tan sólo actuaban como relatores de los cargos. No obstante, era un puesto apetecido por los menos escrupulosos, dispuestos a sacarle el dinero a los inculpados a cambio de exponer el caso de tal forma que la pena fuera la menor posible. Para llevar a cabo sus extorsiones Díez Solís contaba con dos bazas. Por un lado era un gran conocedor de la sociedad salmantina y sa-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 137

que no se olvide el castigo

137

bía las familias que tenían recursos y que a la vez era sencillo acusarlas de ser de izquierdas. Por otra parte, contaba con la complicidad de Adrián Hernández Sánchez, mecanógrafo del Tribunal de Responsabilidades Políticas de Salamanca, quien hacía las veces del interlocutor con el procesado. El mecanismo era sencillo. Hernández le decía al inculpado una pena o multa muy superiores a las que en realidad eran de esperar. Ante este temor, Hernández se ofrecía para interceder ante Díez Solís para que éste silenciara algunas actividades del pasado del reo. De esta forma la pena sería menor. Además, en el caso de que en el juicio no pudiera aminorar las penas siempre quedaba el recurso de falsificar el documento. Es difícil saber a cuanta gente extorsionaron Díez Solís y Hernández. Sí se advierte que el mecanismo de extorsión era muy elaborado, porque el dinero se debía pagar en un café de Salamanca para cambiarlo inmediatamente por otros billetes, con el fin de no correr riesgos con la numeración. Además, en el proceso que se les abrió a Díez Solís y a Hernández se indica la existencia de varios casos. En unos Díez Solís había cobrado la defensa cuando esta era gratuita, en otros ambos habían falsificado los documentos para conseguir estafar a los procesados. De Hernández perdemos la pista, pero Díez Solís fue conducido a la cárcel en el mes de febrero de 1937. Ahora bien, la acusación no fue por estafa (ésta fue sobreseída) sino por conducta indecorosa continuada, ya que quedaron probados varios intentos de abusos deshonestos con hombres. Sin duda su homosexualidad pesó más que su condición de estafador, pero parece ser que también influyo en su caída el hecho de que habían indicado a los estafados, que si no atendían sus sobornos, entonces tendrían que hacer frente a los del juez militar instructor Rafael García Reparaz. En aquellos días de furor castrense «rebajando» al teniente Díez Solís a la condición de homosexual, el problema de la corrupción quedaba en segundo plano y podía ocultarse.179 Sin llegar al extremo de Adrián y Marciano, fueron abundantes los casos de personas que intentaron bandearse al compás del cambio de régimen. Algunos no lo lograron y sufrieron el procesamiento judicial. Francisco Fernández Fernández era un pequeño propietario de tierras y comerciante de Fuentes de Oñoro que había pertenecido a Izquierda Republicana. De él la Guardia Civil decía: «Políticamente hay que conceptuarlo como hombre sin consistencia en sus ideas, sin escrúpulo en este orden de cosas, oportunista que se da gran habilidad para figurar en todas las situaciones políticas». De poco le valió la ayuda que prestó a Calvo Sotelo cuando éste tuvo que trasladarse a Portugal.180 Finalmente se enfrentó al pago de una multa de 25.000 pesetas, que todavía no había terminado de pagar en 1952, año en que fue indultado, mientras sus bienes estaban bajo embargo. Los que habían intentado capear el temporal haciéndose falangistas empezaron a notar que la represión se acercaba. Antolín Santos Alonso, jefe local de Falange en Campillo de Azaba y maestro nacional en Terradillos, su-

001-480 Salvaje pesadilla

138

8/5/07

12:32

Página 138

esta salvaje pesadilla

frió una condena de cinco meses, hasta febrero de 1938. Se le acusó de molestar a las personas de derechas sirviéndose de su cargo falangista y de haber infiltrado a comunistas reconocidos en el partido del Movimiento. En 1940, cuando se iniciaba un proceso civil contra él, se le dio por desaparecido.181 La vida cotidiana se hizo cada vez más agobiante, en todas partes había que andar con pies de plomo, de lo contrario se podía terminar como mínimo con una multa o un embargo de bienes.182 Ni siquiera la pertenencia a cuerpos funcionariales socialmente considerados «de orden» era suficiente salvaguardia. Así, el comisario del Cuerpo de Investigación y Vigilancia de Salamanca, Antonio Martín del Castillo, el 21 de octubre de 1936 quedó en situación de disponible forzoso, por acuerdo del gobernador general del Estado, mientras el inspector de 1ª clase del mismo Cuerpo Raimundo Horcajada Rodríguez quedaba cesante provisional «hasta tanto se resuelve su situación definitiva».183 Por su parte, el 24 de febrero de 1937 se abría expediente a los funcionarios Abilio Castro Martín, Luis Laso Conde y Amador de la Cuesta González, oficiales de Prisión, y Arturo Torrelo Molina, profesor de instrucción primaria, todos de la plantilla de la Prisión Provincial de Salamanca, «como desafectos al Movimiento nacional, salvador de España».184 Del expediente resultó probado que Abilio de Castro, Amador de la Cuesta y Arturo Torrelo «se hallan comprendidos en el artículo 1º del Decreto-Ley de 5 de diciembre de 1936, por la actuación antipatriótica con que cooperaron, dentro de sus medios, a los males que sufre el país», por lo que fueron separados definitivamente del servicio.185 Abilio de Castro Martín estaba afiliado al Partido Republicano Radical Socialista. Se le acusó de dar trato de favor a los presos izquierdistas y de haber influido en el traslado del jefe de la prisión, Manuel Lozano, destacado elemento de las derechas. También se le acusó de hacer tertulia en el café Las Torres con destacados izquierdistas, y de haberse alegrado de la muerte de Calvo Sotelo. En consecuencia, fue expulsado de la función pública el 16 de octubre de 1937. En 1953 fue revisado su expediente y se confirmó la sanción. En 1964 le correspondió la jubilación forzosa por edad, pero todavía en 1976 solicitó le fuera anulada la sanción, al amparo de lo dispuesto en el Decreto 3357/1975, de 5 de diciembre, por el que se declaran revisadas de oficio y anuladas las sanciones administrativas acordadas de conformidad con lo que establece la Ley de 10 de febrero de 1939, de Responsabilidades Políticas. El ministerio de Justicia le reconoció como servicios prestados el tiempo transcurrido entre la expulsión y la jubilación, pero sin derecho a percibir retribución alguna. Amador de la Cuesta González fue expulsado del cuerpo de Prisiones porque durante los meses de marzo a mayo de 1936 formó parte de la comisión gestora de Sequeros, por designación del gobernador civil, mientras estaba destinado en la cárcel de partido de esa localidad. Parece ser, por las in-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 139

que no se olvide el castigo

139

formaciones que obran en el expediente, que Amador aceptó la designación por proceder la propuesta de la Sociedad Obrera, pero no manifestó ideas extremistas. Incluso Francisco Bravo, jefe de Falange, testificó que Amador, en conversación con él cuando estaba preso gubernativo, le dijo que el asesinato de Calvo Sotelo había sido una canallada. En 1948 Amador fue readmitido al servicio activo, en la revisión de su expediente, si bien imponiéndole la sanción de inhabilitación para el desempeño de puestos de mando o de confianza durante cinco años, y ocupando en el escalafón el lugar que le correspondería en caso de no haber sido separado. Se jubiló en 1963 como jefe de administración civil del cuerpo especial de Prisiones, con destino en la provincial de Teruel «y con el haber pasivo que por clasificación le corresponda». Arturo Aurelio Torrelo Molina era el maestro de primera enseñanza de la prisión provincial. Su gran pecado era estar afiliado al sindicato de Trabajadores de la Enseñanza. Todos coincidían en que era una bella persona, incluso Francisco Bravo, quien declaró en 1937 que «en cuanto hace al maestro sr. Torrelo, tiene la impresión de que es una buena persona, que en la cárcel trataba cariñosamente a todos los presos y que no tiene nada que decir en contra de su ideología, ignorando si pertenecía a alguna sociedad que tuviera concomitancias con el Frente Popular, o que sea incompatible con la significación del actual movimiento». En 1947 fue revisado su expediente y, como en todos los demás casos, se solicitó informe a la Dirección General de Prisiones, a la Auditoría de Guerra de la 7ª Región Militar, al Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y del Comunismo, a la jefatura provincial de Falange Española Tradicionalista y de las JONS, a la 207 Comandancia de la Guardia Civil («En lo político-social se sabe que era izquierdista antes del Movimiento Nacional, pero no de acción y más bien ideológicamente»), al Ayuntamiento de Salamanca («Mencionado señor desde 1932 hasta la terminación de la Guerra de Liberación, observó buena conducta moral, pública y privada, no habiéndosele conocido perteneciera a ningún partido. Con anterioridad al 18 de julio de 1936 parece ser que el citado ex funcionario frecuentaba la Casa del Pueblo, y sus amistades eran siempre personas o elementos de izquierdas»), Comisaría de Policía de Salamanca («Su conducta moral, buena. Políticamente se le consideraba de izquierdas, haciendo propaganda marxista entre sus amistades, sabiéndose que pertenecía a Oficios Varios afecto a la UGT con el cargo de Vice-secretario, motivo por el cual al surgir el Alzamiento Nacional fue cesado de su cargo») y varias personas individuales. Como resultado de todos los informes, el inspector de Prisiones que revisa el expediente, a la vista de que la actividad de Torrelo en la UGT fue «limitadísima» y su ideología izquierdista «moderada». Que han pasado once años desde que la sanción fue impuesta y la ideología izquierdista del Sr. To-

001-480 Salvaje pesadilla

140

8/5/07

12:32

Página 140

esta salvaje pesadilla

rrelo «puede considerarse desterrada», y que ha autorizado a dos de sus hijos a que prestasen sus servicios al Movimiento Nacional, uno de ellos en el frente de batalla como alférez provisional y el otro como miembro de FET y de las JONS, el inspector propone el reingreso de Torrelo en el cuerpo de Maestros de Prisiones. «Ahora bien, hay que tener en cuenta que también esa ideología izquierdista que en algunos momentos profesó el sr. Torrelo, merece una sanción, y aún cuando ya puede considerarse bien sancionado con el tiempo que lleva en suspenso, parece lógico que su reingreso no se efectúe como si fuese un honor, sino de modo que no pueda olvidarse que fue sancionado; y esta sanción puede consistir en la pérdida de cinco puestos en el escalafón.» En 1948 Torrelo fue readmitido al servicio activo con sanción, pero de inmediato comenzó una serie de recursos de agravios solicitando la rectificación del escalafón, llegando hasta el consejo de ministros, que en junio de 1953 desestimó su pretensión. Y así, el maestro Torrelo Molina se jubiló en agosto de 1961 sin haber conseguido que se le devolviera su lugar en el escalafón. Porque el régimen nacido el 18 de julio de 1936 no solamente sancionaba a las personas por tener ciertas ideas, sino que además procuraba que ese castigo no fuera olvidado jamás. Que no lo olvidaran ni ellos ni sus hijos. El BOE del 13 de febrero de 1937 publicaba las bases que desarrollaban el decreto 101, de 15-12-1936, disponiendo el concierto de préstamos a los funcionarios del Estado, Provincia o Municipio, así civiles como militares, para sufragar gastos de carrera de sus hijos en Universidades, Escuelas especiales o Academias. En la instancia solicitando el crédito, el funcionario hará constar «Declaración jurada de no haber pertenecido nunca a la masonería ni a los partidos integrantes del llamado Frente Popular».

Los grupos sociales y el terror sistemático Como hemos visto, el terror no fue indiscriminado. En principio toda aquella persona que hubiera votado al Frente Popular era una víctima potencial, pero era imposible conocer el voto. Sin embargo, era fácil señalar a los dirigentes de izquierda y a los sindicalistas. Así fue como el terror centró sus medios en la captura y procesamiento de los políticos de izquierda y, particularmente, sobre los relacionados con la reforma agraria de la Segunda República. En el conjunto de las víctimas asesinadas o con condenas por encima de los veinte años se pueden distinguir, por su orden de importancia numérica, cuatro grupos. Primero, estaba el de todos aquellos que entre los días 18 y 21 habían demostrado alguna actitud de rebeldía contra el levantamiento. Este grupo fue liquidado en su mayor parte durante el verano. Sólo si se había

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 141

que no se olvide el castigo

141

participado pero no organizado las acciones podía convertirse la condena en una cadena perpetua o similar. Supuso el 40% de las víctimas.186 En segundo lugar se encontraba el de los políticos de izquierda. El grupo estaba formado en su mayoría por los alcaldes y concejales del Frente Popular así como por los directivos de las Casas del Pueblo y del Sindicato de Trabajadores de la Tierra que habían sido especialmente activos en las vindicaciones sobre el reparto de tierras. En no pocos casos el primer grupo estaba incluido en este segundo, pero si se habían abstenido de ir contra el golpe, entonces las condenas no llegaban a la pena de muerte o la cadena perpetua. Este grupo constituyó el 35% de las víctimas.187 El tercer grupo era el los simpatizantes del Frente Popular que habían ayudado en las elecciones a distribuir propaganda, ceder sus locales para mítines o sencillamente ayudar en las mesas electorales como interventores. Vendrían a ser el 20%.188 El cuarto grupo era muy heterogéneo, aunque reducido, porque el estar incluido en él dependía de otros motivos que los políticos. Se trataba de todas aquellas personas que sin tener una relación directa con el Frente Popular ni con los acontecimientos de los primeros días, sin embargo resultaba conveniente retirarlos en una cárcel o aniquilarlos para hacerse con sus bienes o liquidar antiguas rencillas incluso familiares. Estamos hablando en este caso de un 5%. Estos procesos era difícil que acabaran tal y como habían planeado los denunciantes, puesto que incluso a la sesgada justicia militar no le gustaba verse «engañada» por oportunistas, por lo que solían acabar con sanciones económicas para la víctima y el denunciante.189 Al margen de esta clasificación hay que hacer mención de la que se refiere a los orígenes profesionales de las víctimas. Ante todo hay que hacer una mención especial en el caso de los maestros nacionales. Suponen un grupo que en términos relativos fue posiblemente el más castigado: aproximadamente el 6% de los fallecidos (12 maestros, 3 catedráticos y un inspector) y el 14% de los procesados estaban relacionados con la enseñanza (14 personas en números absolutos). Otro grupo que también destaca entre el de los obreros es el de los ferroviarios, que llegaron a sumar alrededor de la veintena de fallecidos en un conjunto de casi cien trabajadores. Por supuesto, el grupo más numeroso de víctimas fue el de los jornaleros (40% de los fallecidos y 30% de los procesados) seguido por el de los obreros (33% de los fallecidos y cerca del 20% de los procesados). Los funcionarios junto con los profesionales liberales supusieron siempre algo más del 10% y los empresarios y comerciantes también arrojan una cifra similar, incluso algo superior. En ambos casos el cálculo se refiere tanto a fallecidos como a procesados. Por último, destaca la escasa presencia de militares y policías. Estos no llegaron a suponer mucho más de un 5% de los fallecidos y prácticamente un 10% de los procesados. Los datos sobre las fuerzas de seguridad

001-480 Salvaje pesadilla

142

8/5/07

12:32

Página 142

esta salvaje pesadilla

confirman el cariz de la represión como un hecho al margen de la propia guerra. En Salamanca, la represión iba contra las personas en función, ante todo, de su reconocida adscripción política.

CONCLUSIONES En Salamanca se produjo en julio de 1936 un golpe de estado clásico, por el cual la autoridad militar se impuso ilegalmente al legítimo poder civil. Los jefes militares de Salamanca, siguiendo órdenes de sus superiores, detuvieron a las autoridades locales y a los principales dirigentes políticos republicanos y de izquierdas, sin que la sociedad civil pudiera dar una respuesta defensiva. Un sector considerable de la sociedad salmantina, identificada con «los intereses agrarios» y «la defensa de la religión», se puso de parte de los golpistas desde el primer momento. Sin embargo, la actuación militar no se quedó en una mera ocupación del poder, sino que a partir del 19 de julio se desató en Salamanca una represión inusitada y muy violenta, al igual que en el resto de las provincias controladas desde el principio por los militares sublevados. La represión inicial no fue llevada a cabo directamente por el ejército, sino por la Guardia Civil y piquetes de voluntarios de la extrema derecha falangista o católica, sin que ni la autoridad militar ni la judicial hicieran nada para evitar las numerosas agresiones contra personas que se estaban produciendo, como ejecuciones extrajudiciales, detenciones ilegales, detenciones seguidas de desaparición, palizas y vejaciones de todo tipo. Por su parte, desde el Gobierno Civil se procedió a una amplia depuración de los cuerpos funcionariales. La represión tuvo gran intensidad en los primeros días y semanas después del golpe, con el objetivo de eliminar físicamente a los dirigentes de las organizaciones afectas al Frente Popular, así como de sembrar el terror entre las organizaciones obreras. Los alcaldes y concejales del Frente Popular, los maestros y los jornaleros del campo fueron los sectores más castigados por la represión, en especial en aquellos lugares más significados en el proceso de la reforma agraria. Los miembros de los piquetes irregulares mantuvieron siempre la impunidad, amparados por la autoridad militar. La eliminación física del contrario se llevó a cabo sobre todo durante los meses de agosto, septiembre y octubre de 1936, con un parón en noviembre y un fuerte repunte en diciembre, mediante el paseo (detención seguida de desaparición o de ejecución extrajudicial), la saca de la cárcel (ejecución extrajudicial) y el fusilamiento por sentencia de consejo de guerra, siguiendo a partir de enero de 1937 solamente con esto último. Los tres mecanismos represivos estaban controlados por la autoridad militar. Al mismo tiempo, se llevó a cabo una detención masiva de personas, lo cual condujo a una graví-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 143

que no se olvide el castigo

143

sima sobreocupación de la prisión provincial (diez veces su capacidad) que se mantuvo durante toda la guerra y fue el origen del fallecimiento por enfermedad de numerosos presos. La represión en Salamanca y en Castilla la Vieja formaba parte del plan de los golpistas con el objetivo de paralizar a la población por el terror y extirpar del cuerpo social cualquier traza de liberalismo, republicanismo, socialismo, comunismo o marxismo, que para ellos era todo igual. La idea de los sublevados era hacer una limpieza ideológica y social antes de la conquista de Madrid, que se preveía próxima (creación de la Junta Técnica del Estado el 2 de octubre de 1936, al mismo tiempo que comenzaban los bombardeos aéreos de la capital), lo cual permitiría abolir la República y sustituirla por un Nuevo Estado «dentro de los principios nacionalistas». Pero la resistencia de Madrid convirtió lo que hasta entonces era un sangriento golpe de estado en una auténtica guerra civil, que nadie había previsto, la cual dio origen al régimen nacional-católico del Generalísimo Franco, Caudillo de España por la Gracia de Dios, lo cual estaba menos previsto todavía.

001-480 Salvaje pesadilla

144

8/5/07

12:32

Página 144

esta salvaje pesadilla

ANEXO 1. LA GEOGRAFÍA DEL TERROR A LO LARGO DE LA GUERRA CIVIL EN LA PROVINCIA DE SALAMANCA Al iniciarse el mes de agosto de 1936 comenzaron los juicios militares y fruto de los mismos fueron los fusilamientos. Agosto arrojó una media de casi dos personas fusiladas por día, procedentes en su mayoría de los apresados en los sucesos de Salamanca capital y de la comarca de Ciudad Rodrigo.190 Desde el primer momento la represión tuvo tres grandes áreas: 1) Zona de Salamanca. En la que, a su vez, se distinguen tres subáreas: 1.1. La principal que era la propia capital con sus barrios y pueblos muy cercanos como Tejares y Pizarrales. 1.2. La zona de las villas en la antigua carretera a Madrid hasta Peñaranda. 1.3. Los pueblos cercanos a Salamanca camino de Guijuelo (en especial Pedrosillo y La Maya). 2) Zona noroeste desde Ciudad Rodrigo hasta Cabeza de Framontanos. En la que también se pueden apreciar cuatro subáreas: 2.1. La propia Ciudad Rodrigo y los pueblos cercanos hacia el norte hasta Villar de Ciervo y al sur en la comarca de El Rebollar. 2.2. El valle del río Yeltes, con su epicentro en Villavieja de Yeltes. 2.3. Lumbrales y la carretera hacia Vitigudino, en especial Bermellar y Cerralbo. 2.4. La zona al norte de Vitigudino, especialmente La Peña y Cabeza de Framontanos. 3) La comarca de Béjar, que agruparía a la misma Béjar, Calzada de Béjar y Puerto de Béjar. El año 1936 fue el más aciago. En él se registran 197 fallecimientos, cerca del 60% de las muertes del período.191 En términos relativos la zona más castigada fue la de Béjar, con diez fallecidos y dieciocho condenados a más de veinte años de prisión (en Salamanca capital fueron 17 y 15 respectivamente) y, luego la de la propia Ciudad Rodrigo (zona 2.1), con nueve muertos y tres condenados a más de veinte años. En las otras zonas citadas cada población perdió a uno de sus habitantes por fusilamientos y entre uno y tres sufrieron penas de más de veinte años.192 A estas cifras, que son provisionales, pero que son válidas para indicar las zonas y la intensidad comparada de la represión entre ellas, hay que sumar los cientos de procesos que terminaron en condenas de menos de veinte años, embargos totales de bienes o multas más o menos onerosas. Entrando en una descripción más pormenorizada podemos señalar que la carretera a Ciudad Rodrigo se convirtió en el camino principal del terror, des-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 145

que no se olvide el castigo

145

de Barbadillo hasta Fuentes de Oñoro. No obstante, a lo largo de ella, dos fueron las comarcas que sufrieron más. Por una parte destaca la propia Miróbriga y la zona norte en dirección a Saelices el Chico y Villar de Ciervo (zona 2.1 ya indicada). La represión se derivaba directamente de la revancha contra los acontecimientos de los días 19 y 20 de julio ya narrados. Por otro lado, nos encontramos el valle del Yeltes, en especial Villavieja de Yeltes, Villar de Yeltes y Retortillo. En Villares el presidente del Sindicato de Trabajadores de la Tierra, José Aparicio Galache, fue condenado en rebeldía y fallecería en la prisión de Fuerte de San Cristóbal en 1941. A otros dos afiliados al mismo sindicato las condenas fueron por veinte años, a lo que se sumaban multas que en la mayoría de los casos suponían el embargo total de sus bienes, dejando a las familias, normalmente numerosas, en situaciones muy precarias. En 1941 el escrito de uno de los acusados a veinte años que pide la revisión de su caso, José Casado Calzada, explica la conexión entre la reforma agraria de la República y el terror en la guerra civil en la comarca del valle del río Yeltes. Indica José que «no tuvimos otra instrucción que muy escasos días en la escuela primaria, y que si en algo nos desviamos de la rectitud social que siempre habíamos tenido por norma, fue debido a la desesperación, que nos producía, avivada por profesionales de mitin, el vernos sin tierra para trabajarlas, por pertenecer a un término municipal que además de pequeño se halla dividido en tres grandes fincas, que nos privan a la mayoría de los vecinos de Villares de Yeltes, de los medios indispensables para subsistir.»193 También en la zona noroeste se vieron sacudidos los pueblos de Lumbrales, Cerralbo, Vitigudino y especialmente Bermellar, aunque en menor cuantía que en Ciudad Rodrigo o la zona de Yeltes, y ya en los años 1937 y 1939.

Salamanca, zona grande Los acontecimientos de Salamanca capital han quedado reflejados en el texto del capítulo.

La Maya Volviendo a 1936, la otra región que sufriría los primeros choques del terror fue la cercana a la cabecera del pantano de Santa Teresa, en concreto La Maya y Pedrosillo de los Aires. Nuevamente, esta había sido una zona en la que se había planeado la reforma agraria, pero el terror también fue contra los obreros del embalse que habían defendido la huelga general como medio para oponerse al alzamiento. Como escarmiento se condenó al capataz de las obras, y presidente de la UGT y dirigente de la Casa del Pueblo de Armente-

001-480 Salvaje pesadilla

146

8/5/07

12:32

Página 146

esta salvaje pesadilla

ros a doce años de prisión en la Colonia Militarizada de La Corchuela (Dos Hermanas – Sevilla). La pena sería conmutada en 1941.

Peñaranda de Bracamonte En 1937 la represión se dejó sentir con mayor énfasis al este de la capital: Villoria, Babilafuente, Encinas de Abajo y Peñaranda de Bracamonte. En esta última localidad la familia Ruipérez pasó varios años bajo la presión del terror.194 Textualmente, en el proceso civil se dice que la familia está «toda ella sometida a expediente de responsabilidad civil y condenados la mayoría de sus miembros a pena grave por la Jurisdicción de Guerra». Los hermanos Francisco, Jesús y Salvador Ruipérez Cristóbal sufrieron diversos procesos. Jesús quedó exculpado en 1943, pero Salvador, alcalde en 1936, fue condenado a doce años de prisión por el reparto de armas que hiciera el día 20 de julio de 1936. Los bienes de la familia fueron embargados hasta 1945, mientras se repetían las peticiones de sus mujeres para que les permitieran la utilización aunque fuera parcial de éstos. El más codiciado resultó ser la fábrica de alpargatas que, en los primeros momentos de la contienda se pensó en que fuera la Falange su beneficiaria y administradora.195 Las pocas fábricas de la provincia que pudieran estar en manos de partidarios del Frente Popular se convirtieron en un botín ansiado. Un buen ejemplo, aunque nos apartemos de la zona, fue la fábrica de harinas de Cereceda de la Sierra (Sierra de la Peña de Francia). Dicha fábrica pertenecía a Agustín Marcos Hernández, que había sido el secretario del Ayuntamiento con el Frente Popular. Ni en el juicio militar ni en el civil Agustín sufrió pena o multa alguna (tampoco pasó por la cárcel), aunque todo el interés del alcalde y del jefe local de Falange estaba centrado en expropiarle de la fábrica, que a su juicio valía 52.000 pesetas, aunque finalmente fuese tasada en 19.000 pesetas. Lo que ellos nunca supieron fue la carta que contenía el expediente de Agustín. Nada más y nada menos que del mismísimo Gonzalo Queipo de Llano y Sierra, general del Ejército Sur certificaba el 24 de diciembre de 1937 en referencia a Agustín que: fue uno de los vecinos del partido de Sequeros que desde el primer momento se pusieron a su disposición para combatir el cruel e indigno caciquismo que reinaba en el distrito de Sequeros, y como todos los que se pusieron a mi lado, son hombres de orden y de espíritu liberal, incompatibles con aquella tiranía vergonzosa que ejercía el sr. Bullón con unos cuantos Secretarios que le apoyaban, caciquismo que hoy revive nuevamente, merced a verdaderos maleantes que vengan la derrota que les produjimos, efectuando denuncias contra hombres honrados, que si figuraron en algún partido político fue por orden mía para que no quedasen en manos de los contrarios los destinos de aquellos pueblos ...

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 147

que no se olvide el castigo

147

La lucha de intrigas, de insidias que produce ese espíritu de venganza, creo en mi opinión, es la desgracia más grande que puede ocurrir para el régimen que nace, pues a éste no puede convenirle que el país esté dividido en dos clases, una en la que hoy más o menos interesadamente están agrupados en derredor de los que mandan y otra aquellos a los que se hacen víctimas de estas denuncias por haber pertenecido a partidos de izquierda, a pesar de que ninguna persona sensata pueda creer que se delinca con el pensamiento y sí sólo con actos tendentes a perjudicar la causa que hoy defendemos todos los españoles dignos. Creo, por tanto, que en lugar de perseguir a estos hombres de bien, debiera apurarse el origen y razón de esas denuncias.196

La carta de Queipo de Llano es muy elocuente respecto del clima de delación, intereses cruzados y extorsión en el que se estaba viviendo.

El Rebollar En los registros civiles se inscribieron 54 muertes por herida de arma de fuego. Los testimonios fiables y concordantes de viudas, hermanos, hijos y corroborados por expediente judiciales o lápidas, permiten identificar otras 25 víctimas a las cuales se pueden sumar otros 28 asesinatos al cruzar las fuentes, según las investigaciones en marcha de Ángel Iglesias Ovejero.

Béjar, 1937 En ese mismo año el terror llegó en forma de procesos, a Béjar, Puerto de Béjar y Calzada de Béjar. A estas alturas de la guerra los ajusticiados hacía tiempo que estaban en la Cárcel Provincial o habían sido «sacados» y fusilados ilegalmente, como Juan Manuel Domínguez Rodríguez, el secretario del ayuntamiento de Calzada que «fue muerto en los primeros días del Movimiento en choque con la fuerza pública» por apedrear la iglesia y la casa del cura. Al final del año 1937 se iniciaría el juicio militar contra él y otros siete directivos de partidos del Frente Popular. Dos de ellos ya habían fallecido en aquel verano. En particular, Juan Blázquez Tolosa, uno de los concejales, parece que hizo uso de su última libertad y se suicidó.197

Lumbrales y Cantalpino, 1939 Los últimos golpes fuertes del terror vinieron en el año 1939, y se dieron en lugares como Lumbrales y sobre todo en Cantalpino. En Lumbrales se sucedieron los juicios contra los que habían esperado el día 18 y 19 de julio la

001-480 Salvaje pesadilla

148

8/5/07

12:32

Página 148

esta salvaje pesadilla

venida de un camión con armas. Unos fueron condenados a seis años de prisión. Pero la represión también se hizo patente en las zonas antes citadas. Especialmente contra los dirigentes de las casas del pueblo y del Sindicato de Trabajadores de la Tierra. Así, por ejemplo el de Cabeza de Framontanos fue condenado a doce años.

ANEXO 2. LA MASONERIA SALMANTINA La única logia existente en Salamanca, la Helmántica, llevó una vida anodina desde su fundación en febrero de 1932 por Ángel Arias Fernández198 y Manuel Solórzano Barroso,199 en la obediencia de la Gran Logia Española, hasta su refundación en mayo de 1933 a impulso de Atilano Coco, maestro y pastor protestante, y José María Freira, del Partido Radical, a la sazón gobernador civil de Salamanca, en la obediencia de la Gran Logia Regional del Centro de España, integrada en el Grande Oriente Español. A pesar de la sonoridad de los nombres, el número total de masones salmantinos nunca pasó de veinte, ni tampoco tuvo un local propio. Primero se celebraban las tenidas en un local de la calle Juan del Rey y después en el propio domicilio de Atilano Coco, que era también escuela. En julio de 1936 solamente había en Salamanca quince masones. De ellos, los más conocidos eran Pablo Sotés Potenciano, concejal, y Antolín Núñez Bravo, presidente de la Diputación Provincial, los cuales fueron detenidos de inmediato.200 En ambos casos el tribunal militar los condenaba por pertenecer al Frente Popular y por masones, pero es evidente que pesó mucho más la militancia política de estos dos hombres que su adhesión a la masonería. Lo mismo ocurrió con Joaquín Gaite Veloso,201 socialista de Ciudad Rodrigo, quien al parecer fue captado para la masonería por José Sánchez Cánovas202 en mayo de 1935, y del que en un informe policial se dice que «fue condenado a muerte y ejecutado, en virtud de sentencia dictada en Consejo de Guerra Sumarísimo por tratarse de destacado socialista y masón.»203 Atilano Coco Martín fue detenido el 31 de julio «como propalador de noticias falsas»,204 y por lo tanto sometido a la jurisdicción militar por aplicación del bando de guerra, pero antes tuvo tiempo sobrado de destruir la documentación de la logia que guardaba en su casa. La policía pudo continuar la investigación gracias a los archivos de la logia Constancia de Valladolid, con la que la Helmántica mantenía correspondencia. No obstante, las detenciones fueron muy espaciadas en el tiempo, e incluso varios de los afectados fueron detenidos y puestos en libertad dos o tres veces, a lo largo de 1936 y 1937, debido a que, por un lado, los represores querían actuar dentro de un cierto orden jurídico y se encontraron con que según la legalidad vigente resultaba muy difícil inculpar de delitos concretos a los masones; y por otro, la actividad de la logia

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 149

que no se olvide el castigo

149

salmantina había sido tan escasa que apenas se podía establecer de qué modo la actividad de la logia había tenido incidencia política en Salamanca. Para superar el escollo, Marcelino de Ulibarri —el acérrimo tradicionalista navarro que, desde el Cuartel General de Franco estaba organizando la campaña contra la masonería— solicitó al catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Salamanca, Isaías Sánchez Tejerina, que elaborara un informe que permitiera dar un barniz de legalidad a la represión de la masonería desde el punto de vista del derecho penal, ya que la jurisdicción militar era claramente incompetente.205 Mientras tanto, los masones salmantinos se fueron complicando su propia existencia. En agosto de 1936, Ángel Arias Fernández, que se había dado de baja de la masonería en marzo de 1936,206 publicó en La Gaceta Regional un par de artículos atacando a la masonería y adhiriéndose a la sublevación. A continuación Pablo Sotés, que estaba detenido, denunció a Arias como masón. En venganza, Arias delató a once miembros de la logia, quienes fueron prestando declaración ante el juez especial sumidos en el miedo, lo cual les llevó a la delación, la retractación y la contradicción. Sólo tres de los delatados (Sánchez Cánovas, Manuel Solórzano y Pablo Sotés) admitieron su filiación masónica. Un ausente, José Pantoja Flores, capitán del ejército, fue fusilado en Zaragoza en julio de 1936.207 El 20 de septiembre de 1938, el catedrático Sánchez Tejerina ultimó su informe jurídico sobre la logia Helmántica, fundamentando la teoría y técnica jurídica que iba a permitir procesar a los masones individualmente y sancionarlos con las penas correspondientes. Sánchez Tejerina, de este modo, sentaba las bases teóricas de la Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo de 1940. Según Sánchez Tejerina, la masonería internacional está controlada por la Iglesia Anglicana, o sea, por Inglaterra. Por lo tanto, los masones se sujetan a las órdenes de una potencia enemiga de España, de la hispanidad y del catolicismo, lo cual significa incurrir en el delito de traición. La masonería en sí misma es antiespañola. En la segunda parte, el juez crea la técnica jurídica adecuada para delimitar la punición individualmente, dado que el código penal no contemplaba el delito de masonería. Haciendo equivaler el ser masón con ser traidor a la patria, se salvaba el primer obstáculo, pero quedaba la delimitación de las responsabilidades individuales. Para ello, Sánchez Tejerina considera que el delito de masonería sólo se puede cometer colectivamente. En cuanto que miembros de una logia, hay un concurso de voluntades para cometer el delito y la responsabilidad es de todos e indivisible. Pero cada partícipe puede atenuar o agravar su responsabilidad individual según las circunstancias eximentes, agravantes o atenuantes, al igual que se hace con el resto de los delitos previstos en el código penal. Ese modelo trazado por Sánchez Tejerina sirvió para todos los tribunales especiales y permitió desvincular la represión política de los tribunales militares.208 A partir de ese informe se pudo procesar y juzgar a los masones salmantinos, hasta entonces en detención gubernativa. En 1938 había ocho masones

001-480 Salvaje pesadilla

150

8/5/07

12:32

Página 150

esta salvaje pesadilla

en la prisión provincial, otro condenado a trabajos forzosos y tres fusilados (Atilano Coco, José Pantoja y Mariano García Zapata).209 Tres más se encontraban en libertad provisional. No obstante, al terminar la guerra prácticamente todos los masones salmantinos se encontraban en la cárcel. En 1941 salieron los juicios y ninguna sentencia bajó de la pena de doce años y un día, además de las accesorias de multas y privación de empleos del Estado.210 La figura más importante de la logia Helmántica fue Atilano Coco Martín, pastor anglicano, nacido en 1902 en Guarrate (Zamora). Residente en Inglaterra y en Alicante durante varios años, se trasladó a Salamanca a comienzos de la década de 1930, abriendo unas escuelas en el número 2 del paseo de San Antonio, que era también su domicilio, donde ejercía como maestro. Era una persona conocida en la ciudad por su actividad docente y, sobre todo, por ser el único pastor protestante que había en Salamanca. Hombre inquieto y activo, estuvo afiliado al Partido Radical Socialista y después a Unión Republicana. Se asoció también a la Liga Española de los Derechos del Hombre, cuya sección salmantina fue fundada en junio de 1935. En mayo de 1936, representando a Unión Republicana, participó en un mítin pro presos organizado por el Socorro Rojo Internacional, una organización de inspiración comunista que en Salamanca trataba, en medio de grandes dificultades económicas y organizativas, de mantener encendida la llama de la solidaridad con los presos político-sociales.211 Como era costumbre en los pastores anglicanos, Atilano Coco pertenecía a la masonería. Había ingresado en Inglaterra hacia 1920 y en Alicante se había incorporado, en 1928, a la logia Constante Alona del Grande Oriente Español. La logia Helmántica pertenecía a la Gran Logia Española de Barcelona. Como la logia de procedencia de Coco era de otra obediencia, en principio no participó en la vida de la logia salmantina, hasta que se refundó en mayo de 1933. A partir de ese momento, Coco participó como secretario y más tarde como venerable maestro. El 31 de julio, Coco fue detenido y conducido a la prisión provincial, desde donde escribió a Miguel de Unamuno, a comienzos de septiembre, una carta en la que le agradecía el interés de don Miguel por su situación y le comunicaba que estaba «pidiendo constantemente a Dios en mis oraciones que todos los españoles depongan las armas y se amen como hermanos».212 A pesar de que nunca fue acusado de nada ni sometido a juicio, Atilano Coco fue fusilado el 8 de diciembre de 1936, día de la Purísima Concepción, dogma católico negado por los protestantes.213 En marzo de 2005 empezó a funcionar en Salamanca la Residencia Universitaria «Atilano Coco», promovida por la Iglesia Episcopal española, con el apoyo de las iglesias anglicanas de todo el mundo, como homenaje al obispo asesinado por los franquistas. La Universidad de Salamanca incluyó al reverendo Coco entre las víctimas de la represión franquista homenajeadas por la institución el 11 de diciembre de 2006.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 151

que no se olvide el castigo

151

ANEXO 3. LA PRISION PROVINCIAL DE SALAMANCA La prisión provincial de la Aldehuela de los Guzmanes se inauguró oficialmente el 29 de noviembre de 1931, con la asistencia de la directora general de Prisiones, Victoria Kent para sustituir a la vieja prisión provincial de la cuesta de Sanct-Spiritus, que no era más que un convento habilitado como cárcel en 1885. Había en la provincia también pequeñas cárceles en las cabezas de partido (Alba de Tormes, Béjar, Ciudad Rodrigo, Ledesma, Peñaranda de Bracamonte, Tamames, Vitigudino y Sequeros). La plantilla de la cárcel estaba compuesta por un director, un subdirector, siete oficiales, un médico, un capellán, un maestro y una celadora. Las prisiones de partido contaban con un jefe y un oficial. La prisión provincial de Salamanca consta de un módulo celular y otro, perpendicular, de galerías comunes. El centro de vigilancia, que no se aprecia en el plano, era una amplia oficina acristalada por los cuatro lados, sobre la que se disponía el altar los domingos y fiestas de guardar, situada en el pabellón central. El pabellón celular —separado del pabellón central por una reja— tenía 21 celdas dispuestas en dos alturas: 13 en el lado izquierdo según se mira desde el centro de vigilancia (6 abajo y 7 arriba) y 8 en el ábside semicircular que se aprecia claramente desde el exterior. Una escalera de piedra unía los dos niveles de celdas y por una puerta en el hueco de la escalera se podía salir al patio. El acceso a las de arriba era posible por medio de una

001-480 Salvaje pesadilla

152

8/5/07

12:32

Página 152

esta salvaje pesadilla

plataforma voladiza de hierro que recorría todo el lateral del pabellón y el ábside. Las celdas de la parte de abajo del ábside eran, durante la guerra, las destinadas a los condenados a muerte. En el lateral derecho unos grandes ventanales proporcionaban abundante luz al conjunto. Cada celda medía 3 metros de ancho por 4 de largo y tenía una bombilla, una ventana cuadrada de un metro de lado situada a 1,40 m del suelo (con su correspondiente reja), un retrete turco y un lavabo inglés, pero carecía de calefacción. Se cerraba con una pesada puerta de hierro con cerradura, dos cerrojos y una mirilla. Este pabellón disponía de un patio propio, el segundo en superficie de los cuatro con que contaba la prisión, al que se accedía por una puerta situada en el extremo del pabellón más cercano al centro de vigilancia. Como ese patio tenía un gran portón en el muro para el paso de los vehículos de servicio (basura, cocina, leña), y dos puertas que daban a las cocinas y a la leñera, se habilitó un patio especial (llamado patio chico) que consistía en una cerca de ladrillo hasta la altura de la cadera, continuada por una valla de alambre hasta por encima de la cabeza. Es decir, era un patio dentro de otro, y a él sólo se podía acceder por la puerta del hueco de la escalera. El patio chico estaba reservado a los condenados a muerte. Los funcionarios y los presos de confianza podían pasar por la «zona de servicio» del patio y de esta forma entablar contacto con los condenados a muerte, pero sin entrar en el patio. Las galerías-dormitorios comunes, situadas en la primera planta, tenían unas 50 camas cada una. Las ventanas eran altas, de tal forma que los presos no podían asomarse por ellas, y contaban con retretes turcos y veinte lavabos ingleses. Tampoco había calefacción. En estas galerías los presos hacían vida en común día y noche, y para su esparcimiento contaban con el patio más grande de la prisión, en el que estaban, a la izquierda, los talleres y el economato y, a la derecha, la escuela —con su pequeña biblioteca— y las duchas, entre otras dependencias. La prisión contaba también con peluquería, enfermería, lavandería, locutorios y, por supuesto, oficinas para los funcionarios (que, por cierto, iban armados con pistola). Existía también una sección de mujeres, con un pequeño patio, y todavía otra sección más pequeña, la de aislamiento, con dos o tres celdas y su correspondiente patio, destinada a albergar durante unos días a los presos que ingresaban. Los patios estaban cerrados por un muro de unos cuatro metros de alto. Luego había un espacio vacío (recinto de seguridad) y un muro perimetral más alto con garitas en las esquinas, destinadas a la Guardia Civil. Flanqueando la puerta principal se encontraban las viviendas del director, del subdirector y de la celadora. En 1936 se encontraba también allí la capilla. La cárcel nueva es un verdadero sanatorio, donde han sido tenidos en cuenta los detalles de las mejores prisiones de España. A pleno campo, con luz natural en

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 153

que no se olvide el castigo

153

todas las dependencias, celdas, talleres, escuelas, dormitorios, salones y comedores ventilados, con amplios ventanales, reúne el edificio las condiciones de alegría, salubridad e higiene más perfectas. Servicios de cuartos de baño, piscinas, duchas, lavabos, patios soleados, todo aquello que les pueda proporcionar a los reclusos un cambio total en el régimen de la antigua e inmunda cárcel en que hoy se encuentran. El edificio destinado a cárcel está rodeado por un gran paseo de ronda, con cuatro garitas, dos de ellas provistas de receptores de dos a tres mil bujías, que dominan perfectamente todos los paseos y cuerpo del edificio. En el ala izquierda están los locutorios generales de hombres; una magnífica piscina de baños, catorce duchas, lavapiés y baños, con su correspondiente generador de agua caliente. El patio general es amplio, con porches de estilo castellano, para resguardarse del agua los reclusos. En el piso central se encuentra el botiquín, sala de consultas, con dos habitaciones de aislamiento en casos graves, sala de medicina general, otra de convalecientes, con baños, cocina especial y terrazas de convalecientes desde las que se domina el campo. Las camas de la enfermería, de hierro, esmaltadas en blanco, con mantas de lana, han sido hechas en el penal de Ocaña, y el equipo quirúrgico es completísimo y con arreglo a todas las necesidades de la ciencia moderna. En el ala derecha del patio están los comedores, escuela y biblioteca, todos con calefacción central. En el centro, el cuadro de distribución de luces, barbería y economato, con cocina especial, sala de visitas y almacenes. También en el centro, en la planta baja, hay dos cocinas con 8 hornos y 6 fogones, con termos de agua caliente y fría. En la planta baja y principal están situadas 21 celdas. Éstas son ventiladas con luz directa a los patios, con cabina para retrete, luz eléctrica y camas plegables y contiguo al taller de los reclusos. En el principal se hallan dos magníficos dormitorios generales, capaces para cincuenta o más camas, con su correspondiente galería de 20 lavabos ingleses, con agua caliente y fría. En el centro de este pabellón hay un lugar para colocar un altar, con el fin de que puedan todos los reclusos que lo deseen, oir misa sin salir de él. Los locutorios de mujeres se encuentran a continuación, así como el vestíbulo, cuartos de estar, sala de lavar, comedor, baños y demás servicios complementarios. El Adelanto del 19 de septiembre de 1931

Fuentes: La mayor parte de la información sobre la cárcel procede de las visitas de Severiano Delgado a la misma en octubre de 1998 y octubre de 1999 y las informaciones verbales facilitadas por el funcionario Carlos Coloma y el antiguo preso Jerónimo Madrid García. Véase también: Julio Fernández García, «Cárceles y sistemas penitenciarios en Salamanca», de donde está tomado el plano. La dotación de personal en el Real Decreto de 27-11-1919, recogido en José Antonio Abril y Ochoa (comp.), Leyes penitenciarias de España, Librería Internacional de Romo, Madrid, 1920, p. 408.

Astudillo Arroyo, Germán Barcala Polo, Nieves

Rágama Gallegos de Argañán Villaflores Peñaranda de Bracamonte Palacios Rubios Fuentes de Béjar

1936

1936

1936

1936 1938

1937

1937

1936

1939

1939

1940 1936

1.421

11.594

1.214

2.221

11.847

11.216 1.228

Ces.

Ces. Ces.

Situación en la prisión Sale Exped. Ces. 1939 11.843

Dep. Dep.

Dep. Dep. Dep. Dep.

Dep. Dep. Dep.

Dep.

Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep.

Dep. Dep. Dep. Dep. Dep.

19/12/1936

20/12/1936

14/12/1936

Fallece

Desaparecido tras detención.

Fusilamiento ilegal

Fusilamiento ilegal (Saca de la cárcel)

Fusilamiento ilegal (Saca de la cárcel)

Fusilamiento ilegal (Saca de la cárcel)

Datos adicionales

154

12:32

Antona Sánchez, Antonio Arduán Esteban, Justo Arroyo Barbero, Rosa Artacho Falván, Juan

Salamanca? Salamanca? Salamanca Salamanca Pelabravo Salamanca Gajate Ahigal de los Aceiteros Salamanca

Álvarez de la Cruz, Emilio Álvarez Macías, Pedro Álvarez Manso, Rosario Álvarez Martín, Magín Álvarez Martín, Socorro Álvarez Martínez, Gerardo Anaya Hernández, Emilio Anaya Hernández, María del Pilar Andrés García (Carballo), Urbano Anta Hernández, Agustina de Anta Ramos, Natalia de Anta Salvador, Julio de Antón García, Vicente

1937 1936

Entra 1936

8/5/07

Aldealengua Babilafuente? Parada de Rubiales

Destino: Espeja Aldeacipreste Salamanca Vecinos

Maestro/a: Alejano Fonseca, Restituto Alonso Jambrina, Lydia Alonso Sánchez, Abdón Álvarez Álvarez, Antonio

ANEXO 4. REPRESIÓN SOBRE LOS MAESTROS

001-480 Salvaje pesadilla Página 154

esta salvaje pesadilla

Lagunilla Alconada Barruecopardo Calzada de Béjar Trabanca Coca de Alba Lumbrales Lumbrales Santa María del Llano La Peña Tejares Salamanca Bercimuelle Horcajo Medianero Valdelosa Ahigal de los Aceiteros Vitigudino Villavieja de Yeltes San Silvestre

Egido Galache, Inés Encinas Sánchez, Andrés

Plan profesional

1938

1936 1936

1936 1936

9.087

1.744 1.743

Ces.

Ces.

Ces.

Ces.

Ces.

Dep. Dep.

Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep.

Dep. Dep.

27/10/1936

05/12/1936

Fusilamiento ilegal (Saca de la cárcel)

Fusilamiento por sentencia

Multa de 1.500 pts

que no se olvide el castigo

1938

1936

1936

8.875

Multa de 2.500 pts

12:32

1938

Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep.

Dep. Dep. Dep.

Dep.

8/5/07

1938

10.807

Dep. Dep.

1939

Terradillos San Esteban de la Sierra La Hoya de la Sierra Babilafuente Valdelosa El Cerro Fregeneda 1939

Dep.

Pereña

Benito Benito, Telesforo Benito Fernández, Vicente Benito Hernández, Aniano Bernal Bruna, Francisca Bernal Rodríguez, Próspero Blanco Alonso, María de las Nieves Blázquez Polo, Alejandro Calvo Villoslada, Justa Carbajosa Mancebo, Carmen Carrasco Pardal, Virginia Carreto Casado, Marcial Castro Cornejo, Pedro de Castro Ramos, José Castro, Juan Manuel Chico Sánchez, Fernando Chincho González, Fernando Córdoba Málaga, Justa Crespo Ledesma, Manuel Curto Bellido, Agustín Díaz Logones, Francisco Díaz Serrano, Augusto Dios Boiza, Isabel de Domínguez Cachorro, Luis Domínguez Clemente, Procopio Durán García, Julio

Barrueco Celestino, María Francisca Bayona Izquierdo, Ildefonso Bello Sánchez, Andrés

001-480 Salvaje pesadilla Página 155

155

Destino Bogajo Salamanca

El Manzano Rinconada de la Sierra Cespedosa de Tormes Berrocal de Salvatierra

C. Rodrigo Canilla de Abajo

1942 1940

1941 1939 1938

1937 1944

1937 1944

1937

1938

1937

1939 1940

11.813

19.662 4.860

2.248 21.268

11.756

5.198

Ces

Ces. Ces.

Situación en la prisión Sale Exped. Ces. Ces.

Dep. Dep. Dep.

Dep.

Dep. Dep. Dep. Dep.

Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep.

Dep. Dep. Dep. Dep.

Dep.

30/08/1936

05/08/1940

21/04/1937

12/01/1939

Fallece

Fusilamiento ilegal (en el campo)

Enfermedad (angina de pecho)

Fusilamiento por sentencia

Tribunal militar. Coronel milicias rojas Fusilamiento por sentencia

Datos adicionales

156

12:32

1936

1937

Entra

8/5/07

García Martín, Antonia García Mesonero, María Victoria García Narros, Matías García Villarón, Teresa García y L. Nava, Eduardo Girón, Esperanza

Cantalpino Pedrosillo de Alba Valdelacasa Parada de Arriba San Felices de los gallegos Francisco Crespo, Manuel Béjar Fuente y Lucas, Abdón de la Villar de Samaniego Fuertes, Dominica Valero Gándara Fraile, Francisco de la Barbadillo García Alonso, Juan Agustín Puebla de San Medel García Aznar, Evaristo Villar de Peralonso García Clavero, Emiliano Sequeros García García, Jerónimo San Martín del Castañar García García, Liborio Revalvos García Gil, Telesforo Sorihuela García González, Aurelio Babilafuente García Hernández, Serafín Ledrada García Jiménez, Antonio Madrid

Esteban Pascual, Clodoaldo Etreros Sousa, Raimundo Fernández Sánchez, Cándida Fernández, Magdalena Ferrero González, Rosa

Maestro/a: Escanilla Simón, José Celso Escanilla Simón, Nicolás

001-480 Salvaje pesadilla Página 156

esta salvaje pesadilla

González Alonso, Urbano González Elena, Francisco González Iglesias, José Manuel González Martín, Domingo González Mateos, Juan Manuel González Sánchez, Emilio González Torres, Gerardo Gorjón Vicente, Ildefonso Granado Sánchez, Francisco Grande Vacas, Bernardo Hernández García, Dimas Hernández Hernández, Juan Manuel Hernández Hernández, Sofía Hernández Manchado, Manuel Hernández Martín, Elías Hernández Miguel, Feliciano Hernández Prieto, Raimundo Hernández Vela, Segundo Herrero Hernández, Cándido Herrero Holgado, Teresa Herrero Navedo, Felisa Holgado Flores, Arturo Holgado González, Manuel Iglesias Hernández, Fabio Jeremías Rodríguez, Jesús Laso Lado, Cristina Llamas Conejo, Ceferino López Pérez, Rosario López Vázquez, Rosario Luengo Vicente, Jesús Macías González, Isabel Marchante Lora, Enrique 11.206

1938

12.300 5.344 2.319

12.229 20.885

11.901

1.230

1938 1941 1937

1938 1943

1938

1936

1937

1.591

1939

Ces.

Ces.

16/05/1937

Fusilamiento por sentencia

que no se olvide el castigo

Dep. Dep.

Dep. Dep. Dep. Dep.

Dep. Dep.

Dep. Dep. Dep. Dep.

Dep. Dep. Dep. Dep.

Dep. Dep. Dep. Dep. Dep.

Dep. Dep.

12:32

Ces.

Ces.

Ces.

Ces. Ces. Ces. Ces.

Dep. Dep. Dep.

8/5/07

Salamanca 1937 Salamanca Lumbrales 1941 Sepulcro Hilario Vilvestre 1936 Salmoral (sic) Valverde de Valdelacasa Salamanca 1937 Valverde de Valdelacasa Encinas de Abajo 1943 Villanueva del Conde Valverde de Valdelacasa Escuernavacas Martín de Yeltes Villar del Ciervo 1938 Babilafuente Babilafuente Salamanca Sequeros San Cristóbal de 1936 la Cuesta

Candelario Miranda del Castañar Tejares 1937 Salamanca Salamanca 1937 Babilafuente Cespedosa de Tormes? Aldearrodrigo Salamanca La Alberca Cabrillas Pizarral

001-480 Salvaje pesadilla Página 157

157

Maestro/a: Marcos Herrero, Manuel Marcos Rodríguez, Jesús Marino Polo, Alejandro Martín García, Leonides Martín Grande, Nicolás Martín Martín, Francisco Mateo Serrano, Julio Matos Maderal, María Mayor Andrés, Juan Merchán Acosta, José María Miñambres García, Basilio Montero Hernández, Ángela Mora Egido, Antonio Moreno Hernández, Germán M. Morín Montejo, Ángel Morín Montejo, Tomás Moro Lucas, Felipa Mulas Blanco, Gabriel Nieto González, Felicísima Núñez González, Antonio Oria, Guadalupe Ortiz Mantrana, Ambrosio Ortiz Valverde, Miguel Pardal Martín, Asunción Pardo Duarte, Antonio Pascual Hernández, Manuel Payán Martín, Fabián Pérez Alonso, Tomás Pérez Cambón, Rosario Pérez Estévez, Miguel Pérez García, Bernardino 1.229

2.765

11.845 11.846

1936

1937

1939 1939

Ces.

Ces.

Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep.

Dep. Dep. Dep.

Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep.

Dep. Dep. Dep. Dep. Dep.

Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep.

Fallece

Datos adicionales

158

12:32

Ces.

Ces.

Situación en la prisión Sale Exped. Ces.

8/5/07

Casillas de Flores Santibáñez de Béjar Calvarrasa de Abajo Plan profesional Abusejo Cerezal de Peñahorcada Valdehijaderos 1936 Navaumbela Chagarcía Medianero Babilafuente El Cerro Salamanca 1936 Florida de Liebana Carrascal del Obispo Mieza Miranda del Castañar Salamanca Navalmoral de Béjar 1939 Sanchotello 1939

Destino Entra Almendra Plan profesional Aldeacipreste Nava de Béjar Cabrillas Sanfelices de los Gallegos Candelario Carpio de Azaba Martinebrón Bañovarez

001-480 Salvaje pesadilla Página 158

esta salvaje pesadilla

Lumbrales Lumbrales Aldeatejada Olmedo de Camaces El Maillo Salamanca Colmenar de Montemayor Romero, Inocenta Teófila San Morales Rua Crespo, José de la Salamanca Ruipérez Cristóbal, Encarnación Peñaranda de Bracamonte 1939

1938

1938

1937

1936

1936

1936

1936

1936

1936

1937

Ces.

Ces. Ces.

Ces.

Ces.

Ces.

Ces.

Dep. Dep. Dep.

Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep.

Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep.

Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep.

19/12/1936

19/09/1936

Fusilamiento ilegal (saca de la cárcel)

Fusilamiento por sentencia

que no se olvide el castigo

11.246

11.217

12.196

1.914

2.217

12:32

Ledesma

Cespedosa de Tormes Salamanca. Ciudad Rodrigo Gomecello Aldeatejada La Encina

Monforte de la Sierra Salamanca 1936 Calvarrasa de Abajo Villanueva del Conde Alamedilla Sobradillo Salamanca Salamanca Castellanos de Villiquera Escurial de la Sierra Villoria Sanchón de la Ribera

8/5/07

Rodríguez Conde, Teresa Rodríguez González, Teresa Rodríguez Hernández, Isidro Rodríguez Martín, Isaac Rodríguez Martín, Narciso Rodríguez Ovejero, Saturnino Rodriguez Tocino, Melquiades

Pérez Lorenzo, Luis Pérez Martín, Emigdio Perrino Villalón, Elisa Perucho Blázquez, Antonio Polo Blanco, Heliodoro Polo Valverde, Miguel Prieto Picazo, Antonio Prieto Picazo, Enrique Ramiro Moro, Blas Ramos Herrero, María Ramos Sánchez, Perfecto Ramos Vaquero, María Francisca Rey Navarro, Eduardo del Rivas García, Octavio Rivas Turiel, Manuel Rodil Fernández, Leonor Rodríguez Alonso, Elena C. Rodríguez Bravo, Atanasio Rodríguez Casado, Guadalupe Rodríguez Castilla, Joaquín

001-480 Salvaje pesadilla Página 159

159

San Esteban de la Sierra Peñaranda de Bracamonte

Santos Alonso, Carolina Santos Borrego, José

1936

Alaraz Mancera de Abajo La Sagrada Villarmayor Campillo de Azaba

Sánchez, Socorro Sancho Asencio, Fabián Sancho, Marcelina Sanjuan Martín, Fausto Santos Alonso, Antolín 1938

1937

8.870

2.321

Ces. Ces.

Ces.

Dep. Dep.

Dep. Dep.

Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep.

19/12/1936

19/09/1936

Embargo de sus bienes, 6.000 pts

Fusilamiento ilegal (saca de la cárcel)

Fusilamiento por sentencia

12:32

Ces.

Datos adicionales

8/5/07

1936

Ces.

Dep. Dep. Dep.

5.197

Fuente de San Esteban Mogarraz 1936 Moriscos Armenteros Cantalapiedra Garcihernández 1936 Ciudad Rodrigo La Alberca Sepulcro Hilario Zorita de la Frontera 1936 Pedrosillo de los Aires Ledesma

Fallece

160

1940

Dep. Dep.

Salamanca Tamames

Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep.

Situación en la prisión Sale Exped. Ces. 1938 11.245 Dep.

Destino Entra Peñaranda de Bracamonte 1936 Cabeza de Framontanos Narros de Matalayegua Vidola Armenteros Alaraz

Maestro/a: Ruipérez Cristóbal, Leonor Salvador Caballero, Isidora Sánchez Alba, Ángel Sánchez de la Granda, Román Sánchez Fernández, Venancio Sánchez García, María del Socorro Sánchez Grande, Enrique Sánchez Hernández, Hermenegildo Sánchez Hernández, Julio Sánchez Hernández, Manuel Sánchez Hernández, Primo Sánchez Hernández, Venancio Sánchez Huebra, Obdulia Sánchez Lorenzo, Alberto Sánchez Patiño, Toribio Sanchez Piñel, Francisco Sánchez Prieto, Mariano Sánchez Redondo, Gerardo Sánchez Sánchez, Antonio Sánchez Sánchez, Ignacio

001-480 Salvaje pesadilla Página 160

esta salvaje pesadilla

Ces.

Ces.

Ces.

Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep.

Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. Dep. 09/12/1936

Pérdida de todos sus bienes

Fusilamiento ilegal (en el campo)

12:32

Fuente: Antonio García Madrid. «La depuración del magisterio nacional en la provincia de Salamanca: avance de estudio», Papeles salmantinos de educación, 4, 2005, pp. 137-189. Ces.: Cesado por el gobernador civil el 20 de agosto de 1936. Dep.: Depurado.

11.305

12.026

20.413 22.064

8/5/07

1937

1936

1936

Guijuelo Cantalpino Casillas de Flores Bogajo Pereña Gejuelo del Barco 1936 Calvarrasa de Abajo Aldeaseca de la Frontera Babilafuente Salamanca Cerralvo Robleda

1939

1937

Vasallo Gutiérrez, Horacio Vázquez González, Ricardo Velasco Crespo, Nieves Vicente Barrueco, Emilia Vicente Barrueco, Santiago Vicente García, Andrés Vicente Inestal, Consuelo Vicente Sierra, Joaquín Viera López, Irena Vila Hernández, Juana Yuste Sánchez, Carmen Zato Vicente, Gabriel

1941 1945

1941 1945

Plan profesional Salamanca Fregeneda Salamanca Malpartida Martiago Vistahermosa Agallas Puente del Congosto Las Torres Zaragoza

Santos González, José Santos Mareca, Luis Santos Martin, Leovigildo L. Solórzano Barroso, Manuel Sotero Sánchez, Segundo Suárez Serrano, Elisardo Tapia Martín, José Terán González, Luisa Tio Vallejo, Pedro Toves Sánchez, María Una joven maestra

001-480 Salvaje pesadilla Página 161

que no se olvide el castigo 161

Jornalero Jornalero Maestro

39

21 75

21

Mozo de almacén Policía municipal Panadero Jornalero Armariz (Or.) C. Rodrigo Malpartida Salamanca

Armariz (Orense)

Vecinos Fregeneda Puerto de Béjar Salamanca Talavera de la Reina (TO)

Villavieja de Yeltes

Diputado PSOE Salamanca Maestro nacional Jornalero Fuentelapeña (Z) Pajares de la Laguna (SA)

Salamanca

Puerto de Béjar Villardigo (Z.) Talavera (TO)

24 37 18 45

Salamanca

Marinero Maestro nacional Secretario Jornalero Pajero Jornalero

Industrial

1936 1936 1936 1937

1.232 1936 1.421 1936 1938

1.214 1936

1.265 1936

1.218 1.703 1.701 12.031

1.827 1936 1.228 1936

9.067 1936

Salamanca 1936 Fuenteguinaldo Madrid 10.715 1939 Rollán Peñaranda de B. Villavieja de Yeltes Castro Urdiales (Sant.)

1936

Saca de la cárcel Saca de la cárcel Fusilamiento ilegal Sentencia de Consejo de Guerra Enfermedad (broncopneumonía) Sentencia de Consejo de Guerra Saca de la cárcel Saca de la cárcel Saca de la cárcel Enfermedad (tuberculosis pulmonar) 20/12/1936 Saca de la cárcel 28/08/1936 Fusilamiento ilegal 20/12/1936 Saca de la cárcel

26/08/1936 20/12/1936 11/08/1936 19/05/1939

14/12/1936 14/12/1936 28/07/1936 29/07/1937 10/04/1938 09/10/1938

18/04/1937

07/03/1939 20/06/1937 08/10/1936 02/12/1939 02/08/1936 04/03/1937

1936 29/07/1936 Saca de la cárcel 1936 19/12/1936 Saca de la cárcel 06/03/1938 Enfermedad (septicemia)

1936

1936

1936 1936 1936 1939

1937 1938 1938

1936 1936

1938

1937

1939

1937

1936

Causa Fusilamiento ilegal Saca de la cárcel Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal Enfermedad (tifus exantemático) Fusilamiento ilegal Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal Falangista. Herida por arma de fuego Enfermedad

162

Santiago Cuba

Peñaranda

Taravilla (Gda.)

Empleado Carpintero Jornalero

Ruesga (Santder) Salamanca

Prisión provincial Exped. Entra Sale Fallece

Villavieja de Yeltes Villavieja de Yeltes 1.735

Vecino de

12:32

31 37 39 60 39 33

29

29 40 37 45

Natural de

Albañil Jornalero Soldado Concejal Salam.

Edad Profesión

8/5/07

Alonso Manzanera, Gonzalo Alvarado Ciriezo, Antonio Álvarez Álvarez, Antonio Álvarez Carrasco, Candido Álvarez Iglesias, Martín Álvarez López, Juan Pablo Álvarez Maquedano, Victoriano Álvarez Ramos, Manuel Álvarez Ramos, Marcelino Álvarez Regueras, Gabriel Álvarez Rodríguez, Antonio Anaya Expósito, Rufino Andrés (de Malpartida) Andrés García (Carballo), Urbano Andrés y Manso, José Antón García, Vicente Antón Gutiérrez, Víctor

Acosta Merino, Lucas Aires Alonso, Santiago Aja Fernández, Esteban Alba Ratero, Manuel Alfonso González, José Alguacil Martínez, Pascual Alonso Blanco, David Alonso Díez, Plácido Alonso García, Decoroso Alonso Goya, José Maria

Identidad

ANEXO 5. VÍCTIMAS DE LA REPRESIÓN EN SALAMANCA

001-480 Salvaje pesadilla Página 162

esta salvaje pesadilla

49

35 60 22

Bancora Bravo, Dionisio Barbero Fernández, Julio Barbero Martín, Julio Barco Ramos, Santiago Cantalpino Cantalpino

Salamanca

Obrero del campo Tarragona

Camarero Jornalero Peón de albañil Jornalero

Contable Periodista Molinero

Barbadillo Roquefort del Querol

Cantalpino Cantalpino Villavieja de Yeltes

Aldearrubia

1.845 1936 10.781 1939

1936 2.026 1936

1.958 1936

1936 1936

1939

1939

1.993 1936

11.822 1937 1.114 1936

10.782 1939

1936 1939

1936 1939 1939 1937

1936 1936

1939

1940 1938

1937

1936

1938 1936

1939

1937

Causa

Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal Enfermedad (tifus exantemático)

11/08/1936 Saca de la cárcel 19/12/1936 Saca de la cárcel Desaparecido tras detención por falangistas 06/12/1936 Saca de la cárcel 12/01/1939 Sentencia de Consejo de Guerra 14/05/1939 Sentencia de Consejo de Guerra Prisión del fuerte de San Cristóbal (Pamplona) 09/12/1936 Saca de la cárcel 04/11/1939 Enfermedad (tifus exantemático)

06/12/1939 Enfermedad (tifus exantemático)

21/02/1940 Sentencia de Consejo de Guerra 31/01/1938 Sentencia de Consejo de Guerra Desaparecido tras detención.

22/05/1937 Sentencia de Consejo de Guerra

14/12/1936 Saca de la cárcel 15/08/1936 Fusilamiento ilegal

05/05/1938 Enfermedad (hemorragia cerebral) 05/08/1936 Saca de la cárcel Fusilamiento ilegal

14/09/1936 14/09/1936 14/09/1936 04/11/1939

29/07/1937 Sentencia de Consejo de Guerra 16/12/1936 Fusilamiento ilegal

Prisión provincial Exped. Entra Sale Fallece

que no se olvide el castigo

Barrado Sánchez, Ángel Barrot Inglés, Salvador

29 33 39

B. M., C. B. M., L. Bajo Montero, Andrés

Vilaplana (Ta)

47

Aymani Contijoch, Pedro

Salamanca Peñaranda de Bracamonte Vilaplana (Tarragona)

Aldehuela de la Bóveda Peñaranda de Bracamonte

Bogajo Béjar Gallegos de Argañán

Los Santos Los Santos Los Santos Madrid

Ciudad Rodrigo

Vecino de

12:32

Labrador

Aviador republica Olmedo (V) Jornalero Ayllón (S) Maestro

25 38 35

Salamanca

Factor

24

Bogajo (SA)

Vitoria

Armenteros Salgado, Celedonio Jesús Arnaz Pérez, Alejandro Arribas Martínez, Juan Artacho Falvan, Juan

Sus labores Tejedor Maestro

67 24

Jornalero Cartero

Mecánico

63

Pino de Tormes Béjar

30

Pintor Director Banco

22

Antón Rodríguez, Braulio Aparicio Fernández, Eduardo Aparicio, Agustín Aparicio, Andrés Aparicio, Daniel Arciniega López de Armentia, M. Arco Encinas, Adriana del Arco García, Benjamín del Arduan Esteban, Justo

Natural de

8/5/07

Arévalo Domínguez, Blas Aristides (de Aldehuela)

Edad Profesión

Identidad

001-480 Salvaje pesadilla Página 163

163

Empleado Jornalero Jornalero

Benito Bermúdez, Francisco 48 Benito González, Benito 27 Benito Hernández, Alonso 27

Cáceres

Jornalero Jornalero Salamanca

Cantalpino

Cantalpino

Cantalpino (SA) Villoria

Caballero Pinto, Alejandro 56 Cabo, Valentín María 38 Cáceres Escribano, Guillermo Cáceres Guijo, Feliciano 34 Calle Paredero, Bernardino 19 Calvillo Hernández, Isidoro

Hortelano

Cantalpino

Tordillos

Salamanca

Los Santos

Caballero Mulas, Alfonso

Mecánico Factor ferrocarril Jornalero Tordillos

Ferroviario Mecánico

1939 1936 1936

1936 1939

1.682 1936 1.112 1936 1.838 1936

10.744 1937 1936

1.957 1936

1936 1.946 1936 12.245 1936

1.917 1936

20.625 1936

1.463 San Andrés (La Coruña) Las Rozas (Madrid) 10.806 1.824 Villaseca de los 1.730 Gamitos Molinillo Salamanca Matilla de los Caños Los Santos Béjar

1936 1936 1936

1939 1936

1942

1936 1936 1938

1936

1937 1936

1939 1936 1936

1936 1940

Causa Desaparecido tras detención

Fusilamiento ilegal Se tiró al tren. Sentencia de Consejo de Guerra Saca de la cárcel Fusilamiento ilegal Saca de la cárcel Fractura del cráneo Desaparecido Saca de la cárcel Saca de la cárcel Enfermedad (tuberculosis pulmonar) Posible muerte por enfermedad en la cárcel Enfermedad (tifus exantemático) Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal 26/08/1936 Saca de la cárcel 26/08/1936 Saca de la cárcel 13/11/1936 Saca de la cárcel

09/11/1939 03/10/1936 20/12/1936

01/01/1942

31/12/1936 28/08/1936 01/12/1938

14/09/1936 23/08/1936 06/05/1937 14/12/1936 14/09/1936 15/12/1936 17/10/1936

11/08/1936 Fusilamiento ilegal 19/07/1936 El tiro de la Plaza 01/10/1936 Fusilamiento ilegal

03/10/1939 Enfermedad (asistolia) 20/12/1936 Saca de la cárcel 19/12/1936 Fusilamiento ilegal (en el campo)

19/12/1936 Saca de la cárcel 05/01/1940 Enfermedad (tifus exantemático)

Prisión provincial Exped. Entra Sale Fallece

12:32

Calzada de Béjar Béjar

Villalba Solanos.

Madrid Salamanca

La Coruña

Peñaranda de Bracamonte

Vecino de

8/5/07

Tejedor Empleado

Albañil Jornalero

Jornalero Labrador

27 21

Becerro Martín, Ángel Bellón García, Manuel

Natural de

164

Benito Hernández, Candida 62 Benito López, Heliodoro 25 Berrocal López, José Manuel Blanco, Ubaldo Blázquez Tolosa, Juan 42 Blázquez Vaquero, Vicente 39 Boj Rodríguez, José 41 Bonilla, Agustín Bravo Pizano, Matías 34 Bravo Sayalero, Jacinto 23 Butragueño, Ignacio C. T., J. 32 Caba Trujillo, Manuel 47 Caballero García, Manuel 38

Jornalero

Edad Profesión

Basilio (de Peñaranda)

Identidad

001-480 Salvaje pesadilla Página 164

esta salvaje pesadilla

42 34

27 26 58

Civicos Bragado, Román Clavijo Cano, Luís Coca y Coca, Francisco

21 43 35 44

Se ignora

Nájera (LO)

S Pedro Atarce.

Salamanca

Cantalapiedra

Peñarandilla

Cantalpino

Ciudad Rodrigo

Trabanca Saelices

Salamanca

Madrid Fuenteguinaldo

1.741 1936 1.931 1936

1.936 1936

1936 1936 1.208 1936 1.936 1936

1936

1.823 1936

1937

Causa

Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal Sentencia de Consejo de Guerra Saca de la cárcel Choque con la fuerza pública Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal

Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra Saca de la cárcel Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal 19/12/1936 Fusilamiento ilegal

01/01/1937 05/12/1936 01/01/1937 30/08/1936 12/08/1936

25/08/1936 Sentencia de Consejo de Guerra

07/01/1938 Sentencia de Consejo de Guerra 08/10/1936 Fusilamiento ilegal 21/09/1936 Saca de la cárcel

08/10/1936 Fusilamiento ilegal 08/10/1936 Fusilamiento ilegal 21/07/1936 Tiroteo con falangistas

04/10/1937 01/01/1937 20/08/1936 14/12/1936 15/09/1936 12/01/1939 08/09/1937 15/08/1936

05/01/1940 Enfermedad (broncopneumonía)

19/12/1936 Saca de la cárcel 16/09/1936 Posible fusilamiento en Fuente el Sol (V) 1936 19/12/1936 Saca de la cárcel 1936 06/12/1936 Saca de la cárcel 19/07/1936 El tiro de la Plaza

1937 1936 1937

1936

1936

1938

1939 1937

1936 1936

1937

1942

que no se olvide el castigo

Herrero Abogado Industrial

Herrero Jornalero

Jornalero

Camarero Béjar Maestro nacional. Fermoselle (Z) Cartero Saelices el Chico

Agente Vigilancia

Sus labores

Albañil

Casillas de Flores Fuenteguinaldo Béjar

1936 1.226 1936

19.644 1939

Prisión provincial Exped. Entra Sale Fallece

12:32

25

Vecino de

8/5/07

35 24 35

23 28 19

21

28

37 31 25 36

Calvo Moronta, Juan Calvo Vallejo, Emilio Camiñas García, Manuel Campo Redondo, Luís Campos Gómez, Andrés Cañada Sánchez, Elías Carrasco Leal, José Carreño de Anta, Felicísimo Carreño González, Agapito Carreño Tendero, Esteban Carretero Hernández, Faustino Casas Cerezo, Anunciación Castaño Duran, Ramón Castellanos del Real, Francisco Castrillo Olivera, Miguel Juan Castro Pérez, Enrique Castro Ramos, José Cejudo Cejudo, Epifanio Cenizo Calderero, Martín Cerezo Hernández, Eugenio Chamorro de la Torre, Severiano Cifuentes Pérez, Rogelio Cifuentes, Julián

Natural de

Aldea del Obispo Cercedilla (SA) (Madrid) Chofer La Peña Alpargatero Ciudad Rodrigo Barbadillo (SA) Barbadillo Inspector enseñanza Salamanca Carabinero Los Santos Jornalero Cantalpino Cantalpino Militar Se ignora Aldealengua

59

Calvo Martín, Víctor

Jornalero

Edad Profesión

Identidad

001-480 Salvaje pesadilla Página 165

165

Jornalero Ferroviario

44

50

42 40

Crespo González, Pedro

Crespo Mingo, Ernesto

Crespo Regalado, Luís Criado Barés, Desiderio Criado Palacios, Pedro Criado, David

D. V., F. 31 Delgado Arroyo, Bernardino Delgado González, Mateo 30 Delgado Pérez, Eladio Jornalero

Industrial Jornalero Aldeatejada (SA)

Cáceres Béjar

19 37 Zapatero Jornalero

Pedrosillo Aires Béjar

23 65

Fogonero Escayolista

Leganés (M)

Collado Villalba

Aldehuela de la Bóveda Salamanca Aldehuela de la Bóveda

Béjar Matilla de los Caños

Béjar

Villoruela Villoruela Aldehuela de la Bóveda Collado Villalba (Madrid) Carabanchel Alto (Madrid) Rollán Ciudad Rodrigo

1936 1.710 1936

1936 1.113 1936

1936

1.718 1936

4.700 1939

4.808 1939

1.678 1936

1936

1.749 1936

1936 1936

1936 1936

1942

1936

1936

1940

1940

1936

1938

1936 1938 1936

Causa Saca de la cárcel Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal

Saca de la cárcel Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal

23/12/1936 Sentencia de Consejo de Guerra 15/08/1936 Saca de la cárcel

12/12/1936 Saca de la cárcel 15/08/1936 Saca de la cárcel

04/11/1942 Enfermedad (pleuresía supurada) 08/09/1936 Conmoción cerebral 01/10/1936 Fusilamiento ilegal

02/08/1936 Fusilamiento ilegal 15/09/1936 Fusilamiento ilegal 11/08/1936 Saca de la cárcel Desaparecido tras detención por falangistas 03/10/1936 Sentencia de Consejo de Guerra 21/09/1936 Se tiró a un pozo

12/03/1940 Enfermedad (tuberculosis pulmonar) 04/09/1940 Enfermedad (septicemia aguda)

31/12/1936 24/08/1936 24/08/1936 15/08/1936

12/05/1938 Sentencia de Consejo de Guerra

08/12/1936 10/03/1938 03/10/1936 10/10/1936

Prisión provincial Exped. Entra Sale Fallece

166

12:32

Cruz Sánchez, Ramón Cuadrado Gómez, Florencio Cuadrado Prieto, Francisco Curto Briz, Bernardo Curto Sánchez, Abdón

Escribiente

29 41 38

Miajadas (Cáceres)

Béjar

Salamanca Peñaparda

Vecino de

8/5/07

Jornalero

Guarda jurado

43

Miajadas (C)

Pastor evangélico Guarrate (Z) Jornalero Peñaparda Pedrosillo Aires Béjar

33 36 30

Coco Martín, Atilano Collado Rodríguez, Julián Collantes Fernández, Julio Colorado González, Francisco Conde Hortet, Juan Francisco Corredera Pérez, Agustín Cortes Ramos, Leonardo Cortes Ramos, Leoncio Cortina, Avelino

Natural de

Edad Profesión

Identidad

001-480 Salvaje pesadilla Página 166

esta salvaje pesadilla

Jornalero Cantero Cerrajero Carpintero

47 45 18

Curtidor

Jornalero

73

Tamames

Lillo (Toledo) Entrimo (Or)

Almendralejo (B)

Villavieja de Yeltes Salamanca Fuenteguinaldo

Villavieja de Yeltes

Almendralejo (Badajoz) Lillo (Toledo)

20.024 1939 1936 1.707 1936

11.494 1938

1.071 1936

1937

1941 1936 1936

1939

1936

1939 1939

1936 1936

1936 36.944 1936

10.920 1938

1936 1936 1936

1936

1936

1936

1940

20.628 1936 1.743 1936 1936

1.314 1936

1936

1.849 1936

4.889 1939

Causa

Saca de la cárcel Saca de la cárcel Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal Saca de la cárcel Herida por arma de fuego Fusilamiento ilegal

Fusilamiento ilegal 20/06/1937 Sentencia de Consejo de Guerra 08/10/1936 Fusilamiento ilegal

16/11/1941 Enfermedad (hemorragia cerebral) 03/10/1936 Sentencia de Consejo de Guerra 28/08/1936 Saca de la cárcel Fusilamiento ilegal

05/01/1939 Enfermedad (bronconeumonía)

27/10/1936 Saca de la cárcel

12/01/1939 Sentencia de Consejo de Guerra 28/06/1939 Enfermedad (enfermedad de Addison) 28/08/1938 Sentencia de Consejo de Guerra

26/08/1936 27/10/1936 24/10/1936 19/12/1936 19/12/1936 20/12/1936 25/07/1936 11/08/1936

26/08/1936 Saca de la cárcel

05/12/1936 Sentencia de Consejo de Guerra

09/12/1936 Saca de la cárcel 15/09/1936 Fusilamiento ilegal

15/02/1940 Enfermedad (arteriosclerosis)

Prisión provincial Exped. Entra Sale Fallece

que no se olvide el castigo

38 38

Labrador

38

27

Paradinas

Ciudad Rodrigo

Vitigudino Bogajo Cantalpino Cantalpino Cantalpino Salamanca Molinillo

Calzada de Béjar

Cabañas Sagra (Toledo) Barbadillo Ciudad Rodrigo

Vecino de

12:32

Maestro nacional Baliabado (ZA) Cantalpino Zapatero Alburquerque (B) Alburquerque (Badajoz) Soldado El Fresno (Ov)

Jornalero Jornalero

Ebanista Maestro nacional

Médico

Salamanca

Toledo

Natural de

8/5/07

Fernández Barván, Gumersindo Fernández Carrasco, Fermín Fernández Fuentes, Lorenzo Fernández Jiménez, Vicente Fernández Pérez, Benito Fernández Pernas, Eusebio Fernández Ríos, José Manuel Fernández Sánchez, Pedro Fiz Fonseca, Manuel Flores Aldehuelo, León P.

Diez Gorrionero, Aurelio Domínguez Guerra, Constantino Domínguez Ordiales, 21 Bonifacio Domínguez Rodríguez, 37 Juan Manuel Durán Díez, Emilio 39 Duran García, Julio 45 Escanilla Simón, Celso 31 Escribano Marcos, Eladia Escribano Pérez, Julián Escribano Pérez, Miguel 18 Escribano Pérez, Serapio 45 Escudero Expósito, Hipólito Esteban Pascual, Clodoaldo 41 Fatuarte Rodríguez, Julio 41

64

Díaz García, Leoncio

Cartero

Edad Profesión

Identidad

001-480 Salvaje pesadilla Página 167

167

52 26 45 22 26 29 35 22 24 45 37 51 58 44 25 35

Fraile, Ángel Luís Francisco Crespo, Manuel Francisco Crespo, Manuel Froufe Carlos, Agustín G. A., M. G. A., Z. G. C., B. G. D., J. G. M., A. G. M., C. G. M., J. G. P., C. G. P., H. Gaite Veloso, Joaquín Gajate Estévez, Julián Galindo Gómez, Marcelino

García Alaejos, Serapio García Alonso, Casimiro García Bartolomé, Raimundo García Buitrago, Sixto García Cacho, Manuel García Cívicos, Cosme García de la Iglesia, Prudente García Díaz, Francisco García Guerras, Agustín García Holgado, Elías García Jiménez, Antonio García Lozano, Francisco Jornalero Artista pintor Alcalde Lumbrales Maestro nacional

Jornalero Carrocero Jornalero Jornalero

25 22 56

25 28 45 43 25

Hortelano Farmacéutico

43 50

Babilafuente Salamanca Madrid Cartagena

Beleña

Cantalpino

Peñaranda

Babilafuente Salamanca Lumbrales Madrid Villoruela

Salamanca

Cantalpino

Peñaranda de Bracamonte Peñaranda de Bracamonte Ciudad Rodrigo Cantalpino Ledesma

Ciudad Rodrigo

Béjar Salamanca

Cabra Campo (Tarragona)

Vecino de

4.860 1939

1936

1.200 1936 1.271 1936 9.040 1937

1.975 1936

1936 1936 1936 1936 1936 1936 1936 1936 1936 1936 1.822 1936

1936 21.403 1936

10.773 1939

1936 1938 1937 1940

1936 1936 1938

1939 1936

1937

1936 1936 1937 1937 1936 1936 1936 1936 1936 1936 1936 1936 1936 1936 1936 1937

1939

Causa

22/09/1936 12/05/1938 05/07/1937 05/08/1940 24/08/1936

19/12/1936 11/08/1936 19/12/1936 13/11/1938

Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra Enfermedad (angina de pecho) Fusilamiento ilegal

Fusilamiento ilegal Saca de la cárcel Saca de la cárcel Enfermedad (angina de pecho)

16/12/1936 Fusilamiento ilegal 12/01/1939 Sentencia de Consejo de Guerra 28/08/1936 Saca de la cárcel

22/05/1937 Sentencia de Consejo de Guerra

24/11/1939 Enfermedad (tifus exantemático) 03/10/1936 Sentencia de Consejo de Guerra 12/12/1936 Saca de la cárcel 21/04/1937 Sentencia de Consejo de Guerra 20/06/1937 Sentencia de Consejo de Guerra 15/12/1936 Saca de la cárcel 11/08/1936 Saca de la cárcel 06/12/1936 Saca de la cárcel 21/12/1936 Saca de la cárcel 21/12/1936 Saca de la cárcel 06/12/1936 Saca de la cárcel 27/10/1936 Saca de la cárcel 28/08/1936 Saca de la cárcel 15/12/1936 Saca de la cárcel 30/08/1936 Sentencia de Consejo de Guerra 21/12/1936 Saca de la cárcel 22/05/1937 Sentencia de Consejo de Guerra

Prisión provincial Exped. Entra Sale Fallece

12:32

Carpintero

Pedrosillo Ferroviario Maestro nacional Salamanca Abogado Puerto Seguro Empleado Audie Fogonero Jornalero Albañil Jornalero Jornalero Relojero Guarda carreteras Albañil Catedrático instituto Orense Jornalero Salamanca Carpintero Peñaranda

Tarragona

Natural de

168

8/5/07

Galindo Gómez, Saturnino 43

54

Fortuny Canela, Pedro

Labrador

Edad Profesión

Identidad

001-480 Salvaje pesadilla Página 168

esta salvaje pesadilla

García, Salvador Garduño Alonso, Eusebio Garrido Lobo, Ramón Garrido Muñoz, Valentín Garrido Sánchez, Eugenio Valentín

García, Bienvenido Jorge García, Celestino

35 24 53 29

36

25 Villoria

Saelices el Chico Abogado Béjar Procurador Béjar Concejal de Béjar Béjar

Jornalero

Marmolista

Fuente Esteban

Monleón (T) Aldeacipreste

Salamanca

Béjar

Natural de

1.966 1936 1936

1.806 1936 1.736 1936

1.850 1936 1936

Malpartida Saelices el Chico Béjar Béjar Béjar

Béjar

Fuente de San Esteban Cabeza de Béjar Salamanca

Aldehuela de la Bóveda

1936 1937 1937

1936 1936 1936

1936

1937

11.181 1936

1936

1936 1936 1936 1936 1937

1936

1936 1936 1936 1936 1936

1.747 1.225 1.225 42.013 2.496

1.679 1936

1942 1937

1936 1936

1936 1936

1936 1937

Causa

Saca de la cárcel Saca de la cárcel Saca de la cárcel Saca de la cárcel Enfermedad (gripe abdominal) 01/01/1937 Saca de la cárcel 25/09/1936 Desaparecido tras detención por falangistas 03/10/1936 Sentencia de Consejo de Guerra 20/07/1936 Tiroteo con los militares de Plasencia 28/08/1936 Fusilamiento ilegal 03/09/1936 Sentencia de Consejo de Guerra 15/08/1936 Le dieron una paliza 01/01/1937 Sentencia de Consejo de Guerra 01/01/1937 Sentencia de Consejo de Guerra

21/12/1936 27/10/1936 14/12/1936 26/08/1936 07/04/1937

21/12/1936 Saca de la cárcel

12/02/1942 Enfermedad (bronconeumonía) 05/05/1937 Sentencia de Consejo de Guerra 23/09/1936 Fusilamiento ilegal

23/07/1936 Fusilamiento ilegal 28/08/1936 Saca de la cárcel 18/12/1936 Sentencia de Consejo de Guerra

09/12/1936 Saca de la cárcel 01/01/1937 Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal 26/08/1936 Saca de la cárcel 28/08/1936 Saca de la cárcel

Prisión provincial Exped. Entra Sale Fallece

Monleón (Toledo) 20.536 1939

Barbadillo

Barbadillo Béjar Villavieja de Yeltes

Vecino de

12:32

62

Jornalero Jornalero Ferroviario Pintor Capataz de telégrafos

54 42 50

27 39 26

Jornalero Barrendero Zapatero

25 19 37

Mecánico

Jornalero Mosaísta Ferroviario

23 50

25

Maquinista Jornalero Chapista Farmacéutico

20

Edad Profesión

8/5/07

García Rodríguez, Francisco García Rodríguez, Gabriel García Rodríguez, José García Rodríguez, José García Rueda, Carmelo García Sánchez, José Manuel García Sánchez, Manuel García Torres, Constantino

García Martín, Basilio García Martín, Celestino García Martín, Pedro García Martínez, Manuel García Mata, Rafael (No conf.) García Mediero, Fabián García Miguel, José García Muñoz, Rafael Gonzalo García Otero, Agustín García Paredero, Antonio García Rodríguez, Alipio

Identidad

001-480 Salvaje pesadilla Página 169

que no se olvide el castigo 169

Jornalero

Industrial Torero Camarero

González Lucas, Ismael González Martín, Manuel 31 González Pérez, Francisco 20 González Posada, Juan 46

Hilador Jornalero

29

74

Labrador

Alcalde de Béjar

61

46

Aviador rojo Comandante

Béjar

Escurial

Béjar

Béjar

Madrid

Pedroso de la Armuña Ciudad Rodrigo Pedroso de la Armuña Barbadillo

Béjar

Salamanca

Béjar Ciudad Rodrigo

Salamanca

Los Santos

1.848 1.461 1.680 1.833

1936 1936 1936 1936

1936

1936

1936 1936 1936 1936

1936

1937

1937

1937

09/12/1936 Saca de la cárcel Saca de la cárcel 26/08/1936 Saca de la cárcel 06/12/1936 Saca de la cárcel

12/08/1936 Fusilamiento ilegal 09/08/1936 Fusilamiento ilegal

09/08/1936 Fusilamiento ilegal

25/07/1936 Herida por arma de fuego

15/10/1936 Sentencia de Consejo de Guerra

01/01/1937 Sentencia de Consejo de Guerra 15/09/1936 Fusilamiento ilegal 06/05/1937 Sentencia de Consejo de Guerra

14/09/1936 Fusilamiento ilegal 06/11/1937 Sentencia de Consejo de Guerra Desaparecido

25/11/1939 Enfermedad (tifus exantemático) 23/12/1936 Sentencia de Consejo de Guerra 24/12/1942 Enfermedad (tuberculosis pulmonar) 26/08/1936 Fusilamiento ilegal 01/10/1936 Fusilamiento ilegal 11/08/1936 Fusilamiento ilegal 15/09/1936 Fusilamiento ilegal

04/03/1937 Sentencia de Consejo de Guerra 30/08/1936 Fusilamiento ilegal (en el campo)

12:32

19

1939 1936 1942

Causa

04/03/1937 Sentencia de Consejo de Guerra

170

Concejal C. Rodri.

11.977 1938 1936

1937

1937

Prisión provincial Exped. Entra Sale Fallece

8/5/07

38

Béjar

Béjar Matilla de los Caños Molinillo Ciudad Rodrigo

21

Gómez Cáceres, Mariano Gómez García, Horacio Gómez Gómez, Santiago Gómez Hernández, Victoriano Gómez Morato, Manuel Gómez Varela, David González Amador, Fernando González Benito, Eloy González Cabreras, Félix González Castellano, Manuel González Cilleros, Francisco González García, Genaro Gregorio González Gómez, Salvador González Gordón, Andrés González Herrero, Agustín Jornalero

Comerciante Jornalero Campesino

52 30 45

Gómez Abelló, Manuel Gómez Alonso, José Gómez Anguas, Diego

Briebes (Ov) Encinas Abajo Badajoz

Madrid Berrocal de Salvatierra Madrid

Albañil Madrid Maestra nacional

Vecino de Madrid

Natural de

Torero y viajante Lorca (Murcia)

Edad Profesión

Gázquez Soler, Moisés 30 Antonio Giménez Guillén, Alfonso 22 Girón, Esperanza 40

Identidad

001-480 Salvaje pesadilla Página 170

esta salvaje pesadilla

Ciudad Rodrigo

Villavieja Y Alba de Tormes Cubo Vino (Z)

Lechero No consta Panadero Jornalero Chauffeur Jornalero

Hernández Manzano, Félix 21 Hernández Martín, José 20

Albañil

Aldehuela de la Bóveda Salamanca Peñaranda de Bracamonte

Alba de Tormes

Villavieja de Yeltes

Villoruela

Morasverdes

1936

1936

1.239 1936

12.195 1937 1.215 1936

1937 1937

1936

1936

1936

1939 1936

Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal Enfermedad (tifus exantemático) Sentencia de Consejo de Guerra Cem: Procedencia en blanco Saca de la cárcel Saca de la cárcel Sentencia de Consejo de Guerra

04/03/1937 Sentencia de Consejo de Guerra 22/05/1937 Sentencia de Consejo de Guerra

08/07/1937 Lesión de corazón por metralla alojada. 18/12/1936 Sentencia de Consejo de Guerra 23/09/1936 Fusilamiento ilegal

23/10/1936 Sentencia de Consejo de Guerra

28/08/1936 Saca de la cárcel 24/08/1936 Fusilamiento ilegal

08/03/1939 Enfermedad (cáncer de la cara) 15/12/1936 Saca de la cárcel

03/10/1936 15/09/1936 02/12/1939 01/01/1937 20/07/1936 02/08/1936 15/12/1936 22/05/1937

que no se olvide el castigo

Salamanca Peñaranda

Morasverdes

1936 1936 1937

1936 1936

Causa Sentencia de Consejo de Guerra Saca de la cárcel Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal

19/12/1936 Fusilamiento ilegal 16/05/1937 Sentencia de Consejo de Guerra 25/09/1936 Desaparecido tras detención por falangistas 21/12/1936 Saca de la cárcel

30/08/1936 21/12/1936 14/12/1936 28/07/1936

12:32

Sus labores Labrador

Tejares

Obrero Ladrillero

1941 1937

1936

1936

1937

1936 1936 1936

10.679 1939 1936

1936

1.990 1936

1936 1.375 1936 1936

Prisión provincial Exped. Entra Sale Fallece

8/5/07

Alba de Tormes

Ciudad Rodrigo Madrid Béjar Salamanca

Salamanca

Cantalpino

Fregeneda

Ciudad Rodrigo

Vecino de

Tordesillas (V) Concejal C. Rodri. Empleado Madrid Concejal de Béjar Béjar Béjar?

Jornalero

González Velázquez, 48 Eugenio González Zarzuelo, Manuel 39 Grimaldos Múgica, Ángel Gutiérrez Castillo, Enrique 63 Gutiérrez Sánchez, Antonio 31 Gutiérrez Sánchez, Julián H. L., L. 28 H. M., I. 26 Hera Calzada, Antonio 37 de la Hernández Estévez, Juana 55 Hernández Fernández, 59 Serafín Hernández García, Antonio 25 Hernández Hernández, 29 Esteban Hernández Hernández, 39 Laureano Hernández Jiménez, 29 Rosario Hernández Leal, Ignacio 32 Hernández Lucas, Juan

32 52

42 51 44 35

González Riesco, Aristóteles González Salinero, José González Sánchez, Vicente González Segovia, Baldomero González Sierra, Adrián González Torres, Gerardo González Valles, Antonio

Natural de

Periodista Jornalero San Muñoz Alguacil municipal Jornalero Maestro nacional Cespedosa Jornalero

Edad Profesión

Identidad

001-480 Salvaje pesadilla Página 171

171

Fundidor Empleado Banca

Jornalero

41 40

37 32

Hombre sin Identificar Hoyos de Arriba, Serafín Huerta de la Cruz, José

Hombre sin Identificar (Sa)

30 21

Premero Ferroviario

Valdesangil Salamanca

24/08/1936 Fusilamiento ilegal 06/05/1937 Sentencia de Consejo de Guerra 04/03/1937 Sentencia de Consejo de Guerra

13/08/1936 Puede ser Martín Frutos, Manuel

13/08/1936 Puede ser Rodríguez, Simón

13/08/1936 Puede ser Caballero, José

Pedroso de la Armuña? Pedroso de la Armuña? Pedroso de la Armuña? Sotoserrano Béjar Salamanca

02/08/1936 Fusilamiento ilegal

Cantalpino

15/08/1936 Fusilamiento ilegal

02/08/1936 Fusilamiento ilegal

Cantalpino

Robleda

02/08/1936 Fusilamiento ilegal

Cantalpino

15/08/1936 Fusilamiento ilegal

02/08/1936 Fusilamiento ilegal

1937 1937

Sentencia de Consejo de Guerra Enfermedad (tifus exantemático) Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal Sentencia de Consejo de Guerra

19/12/1936 Sentencia de Consejo de Guerra 24/08/1936 Fusilamiento ilegal

16/05/1937 13/11/1939 02/08/1936 08/10/1936 18/12/1936

Cantalpino

1936

1936

1937 1939

16/12/1936 Fusilamiento ilegal

1936

1936

3.008 1939

Causa

Fusilamiento ilegal 12/08/1936 Fusilamiento ilegal

Prisión provincial Exped. Entra Sale Fallece

Aldehuela de la Bóveda Ciudad Rodrigo

Madrid Rollán Fuenteguinaldo Pedroso de la Armuña Salamanca Villoruela

Puente del Congosto Ciudad Rodrigo

Vecino de

172

12:32

Jornalero

Salamanca

Pedroso

Salamanca Arnedo (L)

Hervás

Natural de

8/5/07

Jornalero

Obrero

Caminero

33

Hernández Neila, Pablo Hernández Rodríguez, Denis Herrera García, Fernando Herrero Díaz, Cándido Herrero Diez, Cayetano Herrero Galán, León Herrero Lucas, Manuel

Hidalgo Carrera, Martín 30 Hidalgo Hernández, 18 Benigno Hombre sin Identificar (Aldehuela) Hombre sin Identificar (C. Rodrigo) Hombre sin Identificar (Pelabravo) Hombre sin Identificar ( Pelabravo) Hombre sin Identificar ( Pelabravo) Hombre sin Identificar ( Pelabravo) Hombre sin Identificar 30 (Robleda) Hombre sin Identificar (Sa) Hombre sin Identificar (Sa)

Edad Profesión

Identidad

001-480 Salvaje pesadilla Página 172

esta salvaje pesadilla

Lebrón Meléndez, Antonio Ledesma Alonso, Cándido León, Evaristo José Llauradó Sanahuja, Antonio Lobato Plaza, Segundo López Delgado, Ángel López Gómez, Sinforosa López López, Dionisio López López, Santiago López Moreno, Juan López Rodríguez, José López Rodríguez, Miguel López Serrano, Juan Tratante

Jornalero Jornalero Jornalero

76

20 21

1936 20.155 1941

1.689 1936

1.106 1936 Peñaranda Fuenteguinaldo Espluga de 1.483 1939 Francolí Ciudad Rodrigo Ciudad Rodrigo Molinillo Molinillo Molinillo Camarena (Madrid) 5.061 1939 Ciudad Rodrigo Molinillo

Los Santos

1936 1.222 1936 2.013 1936 1.830 1936

1937

1940

1937

1939

1936

1936 1941

1936

1937 1936 1936 1936

1937

1937 1936

1937

1936

Causa

Sentencia de Consejo de Guerra Herida por arma de fuego Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra

15/09/1936 17/06/1937 11/08/1936 11/08/1936 11/08/1936 24/05/1940 12/08/1936 11/08/1936 18/05/1937

Fusilamiento ilegal Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal Enfermedad (pneumonía) Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal Sentencia de Consejo de Guerra

31/12/1936 Saca de la cárcel 31/07/1941 Enfermedad (peritonitis por hepatitis) 28/08/1936 Saca de la cárcel 16/01/1938 Herida por arma de fuego 08/10/1936 Fusilamiento ilegal 25/09/1939 Enfermedad (gangrena)

Sentencia de Consejo de Guerra Saca de la cárcel Saca de la cárcel Saca de la cárcel Posible fusilamiento en Fuente el Sol (V) 14/09/1936 Fusilamiento ilegal 11/08/1936 Saca de la cárcel

01/01/1937 26/08/1936 11/09/1936 14/12/1936 16/09/1936

05/05/1937 Sentencia de Consejo de Guerra

04/03/1937 21/07/1936 20/06/1937 03/10/1936

30/08/1936 Sentencia de Consejo de Guerra

que no se olvide el castigo

Salamanca

El Casar (G)

Correjones (Or)

Albi (Lérida)

Labrador

33 65

Peñaranda

Madrid

Ferroviario Industrial

Agricultor Albañil

52 63

30 41 29 62

Carrocero

24

Peñarandilla

Béjar

1936

1936

Prisión provincial Exped. Entra Sale Fallece

12:32

Juan Miguel Juanes Montánchez, Manuel L. M., E. Lanega Martínez, Pedro

Tipógrafo Puerto de Béjar Tenedor de libros Jornalero Jornalero Jornalero

20 35

Madrid Salamanca Salamanca

Ciudad Rodrigo

Vecino de

8/5/07

44 34

Peinador de lanas Béjar

34

Ciudad Rodrigo (SA) Gijón (Asturias) Barbadillo (SA) Salamanca Pedrosillo

Estudiante Militar

41

Hurtado Martínez, Domingo Iglesias Alvar, Orlando Iglesias Fraile, Francisco Iglesias Peral, Juan Iglesias, Manuel (Miguel) Antón Íñiguez Parra, Paulino Saturnino Izcaray Cebriano, Adolfo Izquierdo Monse, Justo Jaspe Sánchez, Blas Javier de la Mano, Manuel Jimeno López, José

Natural de

23 25 42 21

Edad Profesión

Identidad

001-480 Salvaje pesadilla Página 173

173

67 43 26 35 31 40 42 41

López, Santiago Lorenzo Candelario, Andrés Lucas Velasco, Arcadio Luís Pascual, Manuel Luís Pascual, Moisés M. A., L. Maíllo Moro, Joaquín Majada De La Iglesia, Cleto

Telegrafista Carabinero Cestero

43

45

Béjar

El Carpio (V)

Zamora

Béjar

15/09/1936 08/10/1936 01/01/1937 16/12/1936 05/07/1937

Ciudad Rodrigo Fuenteguinaldo Salamanca Ciudad Rodrigo

37 33

11.959 1937

1936

28/08/1936 Fusilamiento ilegal 08/09/1936 Herida por arma de fuego

Malpartida Tejares

Fuentes Oñoro

Jornalero Tejero

1939

1937

1937

1936 1939

21/12/1939 Enfermedad (tifus exantemático)

Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal Sentencia de Consejo de Guerra

Fusilamiento ilegal? 19/12/1936 Fusilamiento ilegal 19/12/1936 Saca de la cárcel 24/11/1939 Enfermedad (tifus exantemático)

02/08/1936 Fusilamiento ilegal 15/08/1936 Fusilamiento ilegal 15/08/1936 Fusilamiento ilegal

35

Carbonero Jornalero

1937

1936 1936 1936 1936

48 54

1936 1936 1936 1936

1937 1936 1936 1936 1936 1942

21/06/1938 Enfermedad (carcinoma de estómago) 11/08/1936 Fusilamiento ilegal 20/07/1936 Herida por arma de fuego 04/10/1937 Sentencia de Consejo de Guerra 31/12/1936 Sentencia de Consejo de Guerra 31/12/1936 Sentencia de Consejo de Guerra 21/09/1936 Saca de la cárcel 19/12/1936 Saca de la cárcel 30/11/1942 Enfermedad (tuberculosis pulmonar) 20/12/1936 Saca de la cárcel 09/12/1936 Saca de la cárcel 09/12/1936 Saca de la cárcel 09/12/1936 Saca de la cárcel 02/08/1936 Fusilamiento ilegal

Panadero Jornalero Jornalero Funcionario Juzg. Alcalá (Madrid)

1.726 1.855 1.854 1.853

1936 1936 1936 1.828 1936

1938

Causa

Salamanca Béjar Aldehuela de la Bóveda Villavieja de Yeltes 2.037 1936 Cantalpino Cantalpino 1.221 1936 Madrid 10.756 1939

Salamanca Barbadillo Barbadillo Barbadillo Tejares

Herrera del Duque

La Maya La Maya

Molinillo Salamanca

11.924 1938

Prisión provincial Exped. Entra Sale Fallece

12:32

Manzanera Prieto, Tomás Marcos García, Dionisio Marcos García, Justiniano Marcos González, Enrique Ángel de Marcos Losada, Agustín Marcos Manchado, Francisco Marcos Martín, Marcelino Marcos Morán, Nicolás Marcos, José Juan Marín Donoso, Emilio Marqués del Valle, Mariano Márquez Martín, Luís

Béjar

Salamanca La Peña La Maya La Maya

Guijuelo

Vecino de

174

Concejal Salamanca

Jornalero Sastre Camarero Jornalero Jornalero Policía Jornalero Jornalero

Béjar

Natural de

8/5/07

Maldonado Bomatti, Luís 33 Mangas Martín, Juan José Mangas Rivas, Victoriano Mangas Rodríguez, Avelino Manjón Hernández, Juan Manuel Manjón, Juan Manuel Manuel (carbonero) Manuel (de Aldehuela)

42

López, Francisco

Jornalero

Edad Profesión

Identidad

001-480 Salvaje pesadilla Página 174

esta salvaje pesadilla

Carnicero

41 28 37 44

Ciudad Rodrigo Pelabravo Bogajo Almenara

Fregenal

Natural de

Valdelagueve Navalmoral

27

32 38

Martínez Muriel, Cristino Bartolomé Mata Calle, Amador Matas Sánchez, Federico Mateos Carballo, Juan Mateos García, Abel Mateos García, José Mateos López, Aníbal Cantero Jornalero Militar Cabrero Cantero Villavieja

Ontaneda (S)

Salamanca Béjar Robleda Salamanca Robleda Villavieja de Yeltes

Montejo de Salvatierra San Felices de los Gallegos Retortillo

Ciudad Rodrigo Sotoserrano

1936

1936

1936

1936

1936 2.591 1936

1936

1937

1936

1936

1936

1936 1938

1939

1938

1936 1938 1936 1937

1936 1936

1939 Fusilamiento ilegal Saca de la cárcel Saca de la cárcel Fusilamiento ilegal Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra Enfermedad (endocarditis aguda)

Fusilamiento ilegal Fecha de fallecimiento aproximada Fusilamiento ilegal Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal Sentencia de Consejo de Guerra

06/10/1936 15/09/1937 24/08/1936 14/11/1938 24/08/1936 23/10/1936

Fractura del cráneo Enfermedad (disentería) Fusilamiento ilegal Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal Sentencia de Consejo de Guerra

23/10/1936 Sentencia de Consejo de Guerra

19/08/1936 Fusilamiento ilegal

19/12/1936 Sentencia de Consejo de Guerra

02/08/1936 19/12/1936 15/09/1936 05/12/1936 06/07/1938 24/08/1936 18/12/1936

27/10/1938 Sentencia de Consejo de Guerra 19/12/1936 Fusilamiento ilegal 05/12/1939 Enfermedad (tifus exantemático)

19/12/1936 19/12/1936 28/08/1936 16/12/1936 30/08/1936 24/08/1938 24/10/1936 09/05/1937

02/11/1939 Enfermedad (tifus exantemático)

Causa

que no se olvide el castigo

22 36 49

Retortillo

48

Martín Trujillo, Félix

Alcalde S. Felices

Sargento Aviación Montejo

28

Buenavista

Trabanca Ciudad Rodrigo

Jornalero Barbero Labrador Dependiente

27 35 52 30

10.716 1939

1936 1.934 1936

1936

1.217 1936 1.270 1936

10.755 1939

Prisión provincial Exped. Entra Sale Fallece

12:32

Jornalero

Cantalpino La Cabrera (Madrid) Tejares Cantalpino Ciudad Rodrigo

Almenara de Tormes

Ciudad Rodrigo Ciudad Rodrigo

Fregenal Sierra (Badajoz) Cantalpino Cantalpino

Vecino de

8/5/07

Martín Martín, Gabriel Martín Martín, Gregorio Martín Moro, Félix Martín Pacho, Bernardo Martín Rodríguez, Jesús Martín Romero, Santiago Martín Sánchez, Juan Francisco Martín Sánchez, Marcelino

Militar Villalba Llanos Jornalero Secretario Ayunt. Robregordo (M)

Jornalero Jornalero Mosaísta

43 24

Martín Herrero, José Luís 20 Martín Lagar, Dimas Martín Linaje, Santiago 58

Martín Alonso, Francisco Martín Alonso, José Martín Aparicio, Procopio Martín Cascón, Avelino Martín Cascón, Manuel Martín Diego, Rogelio Martín Estévez, Eliseo Martín Hernández, Ismael

39

Márquez Pérez, Ángel

Camarero

Edad Profesión

Identidad

001-480 Salvaje pesadilla Página 175

175

Moreno Matilla, Amador Moro García, José Manuel Moro Hernández, Celso Moro Ledesma, Aquilino Muñoz Cabezas, Marciano Muñoz De La Peña Sánchez, Cesareo Muñoz González, Antonio Muñoz González, Diego Muriel Blanco, Máximo Nadal Pérez, Esteban

43 30 26 55

25 44 28 42 28 34

51

Jornalero

Jornalero Albañil

Industrial

Sastre

Peluquero Jornalero

Kiosquero

Jornalero

Cantagallo Beleña Retortillo Almedina

Ciudad Rodrigo Boada Cerralbo Ciudad Rodrigo Calzada Valdun.

San Muñoz

Valladolid

Cantagallo Beleña Retortillo Almedina (Ciudad Real)

Salamanca Boada Cerralbo Ciudad Rodrigo Salamanca Béjar

Salamanca

Salamanca Tejares Matilla de los Caños Fuenteguinaldo

1936 10.711 1939

20.607 1941 5.161 1939 1936 1936 1936

1936

1936 1.646 1939

1936

1937 1937 1936 1939

1942 1940 1936 1936 1936

1936

1936 1939

1937

1938

04/03/1937 04/03/1937 23/10/1936 15/11/1939

31/03/1942 12/03/1940 23/10/1936 30/08/1936 23/12/1936 15/08/1936

02/08/1936 02/08/1936 01/10/1936 08/10/1936 03/10/1936

01/01/1937 06/08/1936 31/12/1936 26/07/1939

23/07/1936 01/11/1938 23/10/1936 08/10/1936 16/12/1936 12/05/1938

Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra Enfermedad (tifus exantemático)

Desaparecido tras detención por falangistas Enfermedad (asistolia) Enfermedad (bronquitis) Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal

Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal Sentencia de Consejo de Guerra

Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal Sentencia de Consejo de Guerra Enfermedad (gangrena pulmonar)

Paseo Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal Sentencia de Consejo de Guerra

12:32

29 66

34 66

Secretario Ayunta. Béjar Mancebo Jornalero Sieteiglesias Jornalero Villanueva

1936

1938 1936

Causa

02/08/1936 Fusilamiento ilegal

Prisión provincial Exped. Entra Sale Fallece

176

45

S. Amalia

Guarda jurado

Fuenteguinaldo Ciudad Rodrigo Santa Amalia (Badajoz) Béjar Sando La Maya Madrid

Cantalapiedra Salamanca

Armenteros

Vecino de

8/5/07

Miñana Regadera, Pedro Miranda, Manuel Monje González, Ramón Monroy Hernández, Arsenio Moñita Marín, Gabriel Moñita Marín, Gregorio Morán Gabriel, Juan Moreiro Herrero, Simón Moreno (Montero) Bernal, Fausto Moreno Martín, Cesareo

Fresno Salamanca Salamanca

Natural de

Sus labores Párvulo

Edad Profesión

Mateos Rodríguez, Eduardo Mediero Medina, Alejandra 23 Medina Santos, Luís 9 Mellado de Castro, Miguel 29 Mendo Mateos, Matías 39 Miguel Plaza, Alfredo Minaya Morcillo, Francisco 42

Identidad

001-480 Salvaje pesadilla Página 176

esta salvaje pesadilla

Policía Jornalero Jornalero Jornalero Viajante Jornalero Labrador Trabanca Albañil Tipógrafo Salamanca Secretario Ayunt. Nuño Moral (C)

42

30

Ferroviario Zapatero Zapatero Jornalero

Peralta Borrego, Víctor Pereña Melgar, Francisco Pérez Fraile, Graciliano Pérez Macías, Esteban Pérez Pérez, Baldomero Pérez Rodríguez, Antero Pérez Yuste, José Pérez, Esteban

24

24

33 23

Jornalero

Madrigal (Ávila)

Salamanca

Villavieja

Peñaranda

Sastre Cristóbal Concejal Salaman. Jornalero Jornalero

Pedraza Dosuna, José Maria 19

43

48

Rollán Salamanca Los Santos Los Santos

Béjar Salamanca Béjar San Felices de los Gallegos Peñaranda de Bracamonte Babilafuente Villavieja de Yeltes Sando

1936

1938

1.740 1936 1936

1.725 1936

1936

1936

1938

1936 1936

1937

1938 1936

Causa

Sentencia de Consejo de Guerra Saca de la cárcel Tiroteo en Béjar Fusilamiento ilegal

Enfermedad (insuficiencia mitral) Sentencia de Consejo de Guerra Shock traumático. Cuartel de F.E. Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal Saca de la cárcel Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal Saca de la cárcel Saca de la cárcel Enfermedad (úlcera de estómago) Saca de la cárcel Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra

12/12/1936 23/10/1936 06/08/1936 26/02/1938 02/08/1936 30/08/1936 14/09/1936 14/09/1936

Saca de la cárcel Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal

22/05/1937 Sentencia de Consejo de Guerra

31/01/1938 13/11/1936 21/07/1936 15/08/1936

02/04/1941 23/12/1936 25/08/1936 01/01/1937 12/01/1939 16/12/1936 21/09/1936 19/08/1936 15/08/1936 15/08/1936 02/09/1936 28/08/1936 19/12/1936 06/07/1938 26/08/1936 04/10/1937 20/08/1936

12:32

Rollán

1936 1936 1938 1936 1937 1936

1936

1937 1939

1941 1936

Prisión provincial Exped. Entra Sale Fallece

Garrucha (Almería) 20.106 1939 Salamanca 1936 Salamanca 1936 Cantalpino Ciudad Rodrigo 1936 Ciudad Rodrigo Robleda Robleda Robleda 1936 1936 9.138 1938 1.951 1936

Vecino de

8/5/07

38 21 47 25 39 40

Labrador Labrador Jornalero

Garrucha (A) Salamanca Aldeadávila Fresnedoso Cantalpino

50 22 22 58 28

Nájar Caparros, Pedro Nieto Huerta, Ángel Nieto Luís, Pedro Nieto Muñoz, Gregorio Nieto Sáez, Cipriano Niño Caballero, Olegario O. S., S. Oliva Pastor, Francisco Ovejero García, Ángel Ovejero García, Juan Ovejero García, Julián P. A., C. P. G., C. Pacho Criado, Víctor Palomero Cruz, Teodoro Palomero Rivas, Félix Panadero Domínguez, Patricio Ángel Paredero García, Demetrio Paredes Mier, Casimiro Parra García, Ignacio Patricio «El Brasileño»

Natural de

Edad Profesión

Identidad

001-480 Salvaje pesadilla Página 177

que no se olvide el castigo 177

Risueño González, Agustín

Redondo Domínguez, Adolfo Repila Tetilla, Vicente Repollo Briega, Francisco Reyes Hernández, Andrés Río Alcobendas, Adolfo del Ripoll Avellaneda, Juan

Ciudad Rodrigo La Maya Madrid S. Miguel Cladells (Gerona) Ciudad Rodrigo

Ciudad Rodrigo Fuentes de Béjar Escalona (T) Gerona

Carretero Maquinista Jornalero Ordenanza Chófer

Béjar

Barcelona Salamanca

36 25 38 53 51

Barcelona

Béjar

Mecánico Electricista

Villavieja

48

29 22

51

Carrocero Comerciante Electricista Cantero Cantero Labrador

1936 1.066 1936 1936 0 1939 1.640 1939

1938

1936 1936 1936 1939 1939

1938

1936 1936

1936 1936 1936

Sentencia de Consejo de Guerra Saca de la cárcel Sentencia de Consejo de Guerra Enfermedad (tifus exantemático) Enfermedad (uremia) 15/12/1936 Fusilamiento ilegal

30/08/1936 11/08/1936 31/12/1936 09/11/1939 17/07/1939

12/05/1938 Sentencia de Consejo de Guerra Desaparecido tras detención por falangistas 10/10/1936 Se ahorcó en su casa

29/07/1936 Saca de la cárcel Fusilamiento ilegal 15/09/1936 Fusilamiento ilegal 11/08/1936 Saca de la cárcel 06/12/1936 Saca de la cárcel 23/10/1936 Saca de la cárcel Fusilamiento ilegal 23/10/1936 Sentencia de Consejo de Guerra 23/10/1936 Saca de la cárcel 24/08/1936 Fusilamiento ilegal

20/12/1936 Fusilamiento ilegal 14/11/1939 Enfermedad (tifus exantemático)

09/08/1936 Fusilamiento ilegal

12:32

31

18 34 26

1936

Causa Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal Sentencia de Consejo de Guerra Enfermedad (tifus exantemático) Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal

178

Catedrático y alcalde Jornalero

1936 1939

1939 1936

01/10/1936 16/12/1936 06/08/1938 28/10/1939 31/12/1936 09/08/1936

Prisión provincial Exped. Entra Sale Fallece

Puig del Pi 10.735 1939 La Maya 1936 Pedroso de la Armuña Pedroso de la Armuña Cantalpino 1.700 1936 Estrella de la Jara 11.982 1938 (Toledo) Salamanca 1.724 1936 Villavieja de Yeltes Ciudad Rodrigo 1936 1936 1936 Villavieja de Yeltes 1936 20.074 1936 Villoruela

Matilla de los Caños Ciudad Rodrigo

Vecino de

8/5/07

Prieto Carrasco, Casto Prieto Mateos, Antonio Pulido González, Eladio R. F., H. R. M., E. R. P., T. Rabazas Mújica, Francisco Rabazas Zúñiga, Francisco Rabazas Zúñiga, Saturnino Ramos de la Torre, Eustaquio Real Banús, Jaime Rebollo Ávila, Pablo

Jornalero Agente comercial Estrella Jara

Prado Gil, Gabriel de Prado Gómez, Ángel del

36

Alcalde de Pedroso

Poveda Gallego, Valentín

Natural de

Sargento Aviación Pedroso Carpintero S. Cugat Vallés Industrial Carracera (L) Viajante

Alcalde Matilla C.

Edad Profesión

Pescador Pescador, Gerardo Pino Castaño, Evaristo Piñel Sánchez, Juan 20 Pons Grau, Ángel 63 Portejo Alonso, Salvador 36 Poveda Gallego, Paulino

Identidad

001-480 Salvaje pesadilla Página 178

esta salvaje pesadilla

Albañil Jornalero-Militar Zorita Frontera

23

Jornalero Jornalero Madridejos Maestro nacional Jornalero Jornalero Empleado Jornalero

Romo Hernández, Ignacio Rosell Villamayor, Inocente 62 Rosete Costillas, Juan 46 Rubio Cervera, Florián 34

35

Rubio Sánchez, Rafael

Ruipérez Morán, Fortunato 23

Ruiz Mayoral, Ladislao

Peñaranda

Usagre

Moraleja Zamora

Peñaranda de Bracamonte Salamanca

Usagre (Badajoz)

1936

4.571 1938

1936

Barbadillo 1936 Aldehuela de la Bóveda Matilla de los Caños Madridejos (Toledo) 5.177 1939 1.914 1936 Peñarandilla

1936

1937

1940

1940 1936

1939

1937 1936 1937 1938

1.954 1936

1.748 1936 1937

Sentencia de Consejo de Guerra Saca de la cárcel Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal Sentencia de Consejo de Guerra

Fusilamiento ilegal Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal

27/10/1936 Saca de la cárcel

Fusilamiento ilegal Enfermedad (hemorragia cerebral) Saca de la cárcel Posible fusilamiento en Fuente el Sol (Valladolid) 31/07/1940 Enfermedad (pneumonía tuberculosa) 22/05/1937 Sentencia de Consejo de Guerra

01/10/1936 25/12/1940 19/12/1936 16/09/1936

09/12/1936 Fusilamiento ilegal 15/08/1936 Fusilamiento ilegal

15/09/1937 21/09/1936 16/05/1937 10/03/1938 02/08/1936 02/08/1936 12/01/1939

19/12/1936 20/06/1938 14/09/1936 26/08/1936

que no se olvide el castigo

23

Jornalero

Churrero

Cepeda Sierra Peñaparda

Valdelamatanza

1936

Causa Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal Sentencia de Consejo de Guerra

15/12/1936 Saca de la cárcel

19/09/1936 23/12/1936 24/08/1936 18/12/1936 19/08/1936 07/10/1937

12:32

Peñaparda Rollán Rollán Cantalpino

Béjar

Jornalero Policía Jornalero Escribiente

1.699 1936

1936 1938

1936

1937

1936

1936 1936

8/5/07

Béjar

1.914 1936

Ledesma Pereña Los Santos Béjar

Maestro nacional Falangista Pereña

1936

1936 1936

Prisión provincial Exped. Entra Sale Fallece

1.925 1936

Villoruela Salamanca Salamanca Zorita de la Frontera

Salamanca

Vecino de

Ferroviario

Rodríguez Barrado, 34 Teodosio Rodríguez Castilla, Joaquín 46 Rodríguez Conde, Salvador 30 Rodríguez Freire, José Rodríguez González, Juan de Dios Rodríguez Hernández, Justo 41 Rodríguez López, Primitivo 42 Rodríguez Lorenzo, Paulino 39 Rodríguez Martín, Félix 27 Rodríguez Pérez, Agustín Rodríguez Pérez, Rafael Rodríguez Rodríguez, 28 Adolfo Rodríguez, Eduardo Rodríguez, Serafín

Salamanca

Maestro nacional Pedrosillo Salamanca

25 19 43 29

Rivas García, Octavio Rivas Mendo, Francisco Rivas Miguel, Elías Rivas Vicente, Ángel Rivero Polo, Jerónimo Rodero Sánchez, Carmelo

Natural de

Edad Profesión

Identidad

001-480 Salvaje pesadilla Página 179

179

Sánchez García, Ignacio Sánchez García, Isaac Sánchez García, Nicanor Sánchez García, Nicasio Sánchez Gómez, José, «El Timbalero» Sánchez Gómez, Leandro Sánchez González, Eugenio Sánchez González, Manuel Sánchez Lombardía, Manuel Sánchez Lorenzo, Alberto Sánchez Lucas, Manuel Sánchez Luís, Esteban Miguel Maestro nacional Masueco Electricista

76 34

41

28

Cabezuela

33 No consta Jornalero Empleado Ayunt.

Vigilante sanitario Panadero Albañil Candelario Jornalero Cantagallo Periodista Salamanca

40 27 47 33 54

Carreros S. Pedro Valle

Garcihernández Barbadillo

Salamanca Se ignora

Candelario Cantagallo Salamanca

Barbadillo Salamanca Salamanca Malpartida Peñaranda de Bracamonte Peñaranda de Bracamonte Salamanca

1936 1.846 1936 1.706 1936

1937 2.003 1936 11.073 1936

1.061 1936 1936 2.023 1936 1.759 1936

1.851 1936

1936 1936 1936

1937 1937 1936 1936

1936 1937 1937 1936

1936

1936 1936 1937 1938

1.719 1936 1936 1937 11.271 1937

Causa

Sentencia de Consejo de Guerra Enfermedad? Enfermedad (debilidad senil) Saca de la cárcel

Fusilamiento ilegal Saca de la cárcel Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra Saca de la cárcel

Desaparecido tras detención

Saca de la cárcel Saca de la cárcel Saca de la cárcel Saca de la cárcel Saca de la cárcel Saca de la cárcel Fusilamiento ilegal Saca de la cárcel Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra Enfermedad (tuberculosis pulmonar) Saca de la cárcel Falangista. Tiroteo en Béjar El tiro de la Plaza Fusilamiento ilegal Desaparecido tras detención

19/09/1936 Sentencia de Consejo de Guerra 09/12/1936 Saca de la cárcel 02/08/1936 Saca de la cárcel

20/06/1937 14/04/1937 04/01/1937 31/12/1936

30/01/1938 28/08/1936 04/03/1937 04/03/1937 25/12/1936

09/12/1936 21/07/1936 19/07/1936 28/08/1936

26/08/1936 15/12/1936 31/12/1936 31/12/1936 21/12/1936 19/12/1936 28/08/1936 14/12/1936 23/10/1936 04/03/1937 24/01/1938

12:32

Jornalero

Agricultor Médico. Jornalero Jornalero

1936 1936 1936 1936 1936 1936

1936 1936 1936 1936 1936 1.708 1936

Prisión provincial Exped. Entra Sale Fallece

180

Salamanca Salamanca Salamanca

Salamanca Alba de Tormes Malpartida

Vecino de

8/5/07

Sánchez Alonso, Fermín Sánchez Cobaleda, Ignacio 28 Sánchez Delgado, Abel 24 Sánchez Díaz, Ángel Sánchez Díaz, Felipe 35 Andrés Sánchez Díaz, Nicomedes

Natural de

Ferroviario Fogonero Empleado Ayunt. Jornalero Médico Veterinario Jornalero Ferroviario Militar Cabrillas Cervecero Salamanca Jornalero Pitiegua

Edad Profesión

S. J., D. 59 S. J., S. 26 S. L. 32 S. N., M. 41 S. S., J. 52 Salgado de la Torre, Elías 49 Salinero, Justino Salvador Barrueco, Paulino 38 San Guillermo, Maximino B. 22 San Juan Guzmán, Ignacio 22 San Juan Marcos, Juan de 67

Identidad

001-480 Salvaje pesadilla Página 180

esta salvaje pesadilla

Maestro nacional Tinajero

35

39

Sardiña Ferrán, José

Tornel Cayuela, Manuel Torres García, Emilio Trujillo Escudero, Isidro

Relojero Jornalero

48

Librilla (Murcia)

Salamanca Braga (Portugal) Estopiñán (H) Salamanca

Sus labores Jornalero Labrador Alcalde Barbadillo Administrativo Farmacéutico Carpintero Jornalero

Portero Jornalero

53

Serrano Aguilera, Félix 64 Sevillano Arias, Felipe Sevillano Piñero, José Maria Sierra Polo, Celestina 14 Silva Gómez, Arturo de 33 Solano Riu, José 48 Solano Solano, Amador 21 Tapia Vicente, Joaquín de 29 Tapia Vicente, José Maria de 34 Téllez Becerra, Marcelino 42 Tetilla Diego, Adolfo 40

Almedinilla 10.789 1939 Villavieja de Yeltes Ciudad Rodrigo Salamanca Tejares (SA) Estopiñán (Huesca) 11.880 1938 Barbadillo 1936 Sando Sando 1.948 1936 San Felices de los Gallegos Madrid 10.709 1939 Rollán 26.849 1936 San Felices de los Gallegos

20.117 1939

5.084 1939

1936

1936 1.714 1936

1939 1948

1936

1939 1936

1939

1941

1940

1936

1936 1936 1939

1936

Causa Saca de la cárcel Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal Herida por arma de fuego (fusilamiento ilegal) Saca de la cárcel Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal Sentencia de Consejo de Guerra Saca de la cárcel Sentencia de Consejo de Guerra

que no se olvide el castigo

19/08/1936 Fusilamiento ilegal

21/12/1939 Enfermedad (tifus exantemático)

21/04/1941 Enfermedad (tuberculosis intestinal) 08/11/1939 Enfermedad (tifus exantemático) Fusilamiento ilegal 16/12/1936 Fusilamiento ilegal 19/07/1936 El tiro de la Plaza 24/07/1936 Herida por arma de fuego 25/03/1939 Enfermedad (cáncer gástrico) 20/08/1936 Sentencia de Consejo de Guerra 06/08/1936 Fusilamiento ilegal 06/08/1936 Fusilamiento ilegal 31/12/1936 Saca de la cárcel 19/08/1936 Fusilamiento ilegal

19/12/1936 Saca de la cárcel 19/08/1936 Fusilamiento ilegal 07/05/1940 Enfermedad (pneumonía)

30/08/1936 02/08/1936 12/01/1939

05/08/1936 24/08/1936

09/12/1936 01/10/1936 08/10/1936 19/08/1936 21/07/1936

12:32

Vilaseca Tarragona Almedinilla (CR)

Tomelloso (CR)

Cantalpino Ledesma Ciudad Rodrigo Tomelloso (Ciudad Real)

Cantalpino

Peñaranda

2.001 1936

1936

Prisión provincial Exped. Entra Sale Fallece

Barbadillo 1.852 1936 Matilla de los Caños Fuenteguinaldo Ciudad Rodrigo Salamanca

Vecino de

Béjar Villoruela Villavieja de Yeltes Ciudad Rodrigo

Aldeatejada

Natural de

8/5/07

Carabinero

Jornalero Agente vigilancia Montador

Tejedor

Jornalero

Jornalero

42

43 38 25

15 35

25

33

Edad Profesión

Sánchez Mulas, Emilio Sánchez Paradinas, Daniel Sánchez Ríos, Epifanio Sánchez Rivera, Luís Sánchez Roales, Demetrio Sánchez Sánchez, Casimiro Felipe Sánchez y Sánchez, Ignacio Sánchez, Juan Vicente Santos Sánchez, Laureano

Sánchez Mangas, Manuel Sánchez Marcos, Alfonso Sánchez Martín, Nicolás Sánchez Mateos, Isidro Sánchez Mateos, Luciano

Identidad

001-480 Salvaje pesadilla Página 181

181

Herrero Jornalero Jornalero Contable Electricista

44 26 22 63 24 28 26

Fuenteguinaldo

Salamanca Madrid

1939

1936 1936

1940 1.840 1936 1936

10.817 1939

1.940 1936 1936

Villavieja de Yeltes Salamanca La Maya 1936 Salamanca 1936 Barbadillo 1.847 1936 Villavieja de Yeltes 1936 Villavieja de Yeltes Villavieja de Yeltes Salamanca 19.632 1941 Salamanca 1936 Salamanca 1936 Anaya de Alba 19.556 1942 2.513 1936

Torroja Priorato (Tarragona)

Fuenteguinaldo Fuenteguinaldo Tirados de la Vega Béjar

1936 1.088 1936

1939

1943 1937 1937 1936 1936

1936 1936 1936 1936 1937 1937 1942 1936 1936

1941 1936 1936

1939

1936 1937

1936 1936 1937

Causa Fusilamiento ilegal Saca de la cárcel Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal Saca de la cárcel Sentencia de Consejo de Guerra

Enfermedad (pulmonía) Saca de la cárcel Sentencia de Consejo de Guerra El tiro de la Plaza Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra Saca de la cárcel Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra Enfermedad (asistolia) Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra Fusilamiento ilegal Fusilamiento ilegal Sentencia de Consejo de Guerra Sentencia de Consejo de Guerra Saca de la cárcel Saca de la cárcel Herida por arma de fuego Enfermedad (tifus exantemático) 08/10/1936 Fusilamiento ilegal

27/01/1941 11/08/1936 23/10/1936 19/07/1936 31/12/1936 17/08/1936 09/12/1936 23/10/1936 05/07/1937 05/07/1937 07/05/1942 23/10/1936 23/10/1936 10/08/1936 04/08/1936 04/10/1937 24/02/1937 11/08/1936 21/12/1936 16/09/1936 07/12/1939

31/10/1939 Enfermedad (tifus exantemático)

09/12/1936 11/09/1936 05/05/1937 08/10/1936 08/10/1936 19/12/1936 01/01/1937

Prisión provincial Exped. Entra Sale Fallece

Fuentes: Elaboración propia. Libros de los Registros Civiles, de Entradas de cementerios, de Entrada en la Cárcel Provincial y Expedientes de la Real Chancillería de Valladolid. Documentación facilitada por la Asociación Memoria y Justicia de Salamanca. Luis Calvo, Semillas de libertad (inédito).

32

20 62 36 37

Linares Villavieja Villavieja Medina (Va) Salamanca Salamanca Anaya de Alba

Villavieja Narros La Maya Segoyuela

Tarragona

Tarragona

Béjar

Zapatero. Alcalde de Tejares Secretario JJSS Salamanca Militar Salamanca Jornalero Jornalero Zamora Empleado Barrueco (P)

Agricultor Ferroviario Alcalde Villavieja Industrial Albañil Herrero

Labrador

63

61 29 54 51 39 27

Zapatero Tejedor

26 40 41 31 36 46

Zaragoza

Vecino de

182

12:32

19

Natural de

Maestro nacional Albañil Jornalero Béjar

Edad Profesión

8/5/07

Vallvé Reñe, Juan Valverde Serrano, Isidro Vaquero Rubio, Manuel Varas Gabriel, Modesto Varas García, Prudente Varas Gómez, Telesforo Varas Sierra, Leonides Vázquez Martín, Martín Velasco Moro, Esteban Velasco Moro, Francisco Verdugo González, Benito Vicente Baldeol, Enrique Vicente Iza, Enrique Vicente Ramos, Manuel Vicioso, Maximiliano Viñals Jiménez, Isaac Viván Pérez, Luís Z. M., V. Z. T., A. Zamarra del Río, Nicolás Zapico Martínez-Conde, Antonio Zato Salicio, Alejandro

Una Joven Maestra Usayán Muñoz, Emilio Valencia Moreno, Pedro Valentín Rodolfo Valiente Salvador, Juan Valiente Santiago, Eugenio Vallejo García, Francisco (Félix) Valls Ferrer, Juan

Identidad

001-480 Salvaje pesadilla Página 182

esta salvaje pesadilla

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 183

que no se olvide el castigo

183

ANEXO 6. PROCESADOS

Identidad

Vecino de

Sánchez Holgado, Manuel Alejano Fonseca, Celestina Alonso Aprea, Baltasar Alonso Bajo, Benita Alonso Criado, Aureliano Aparicio Villagomez, Marcelino Arribas Martín, Andrés de Carpintero Guijo, Miguel Carreño López, Juan Carretero Hernández, Félix Corrales Sánchez, Tomas Crespo Nieto, Egmidio Diego y Diego, Francisco Elices Moreno, Pedro Fraile Parra, Luís Fructuoso Agudo, Luís Fuente Carrasco, Joaquín de la García Hernández, Juan José García Jiménez, Ángel Gómez Cáceres, Alfonso González Repila, José López García, Fermín López García, Rufino Nieto Nieto, Benito Ramos Sánchez, Domingo Repila Martín, Luís Rozas Gutiérrez, Cándido Ruiperez Cristóbal, Salvador

Salamanca Espeja Béjar Encinas de Abajo Vitigudino Béjar Retortillo Béjar C. Rodrigo Béjar Béjar Béjar

Sánchez Andrés, Paulino Sánchez Montero, José Santos Santos, Miguel Vázquez Sánchez, Miguel Arribas Martín, José de Calderón Matías, Fernando Calvo Benito, Tomás Herrero Gascon, Eloy López Vidal, Benjamín Martín Cavero, Benjamín Martín Hernández, José Manuel Mellado Salas, Bruno Muriel Blanco, Feliciano Ruano Albarrán, Joaquín

Béjar Béjar Villar del Ciervo Espino de la Orbada Vitigudino Béjar Béjar Vitigudino Béjar Béjar Béjar Pizarrales Vitigudino Béjar Peñaranda de Bracamonte

Béjar Béjar Retortillo Retortillo Lumbrales Horcajo Medianero Alaraz Retortillo Retortillo Salamanca Retortillo Alaraz

Profesión

Jornalero

Carabinero retirado

Jornalero

Jornalero

Jornalero Jornalero Empresario - Alcalde

Juicios Militar Civil 1942 1937 1936 1937 1936 1936 1936 1936 1941 1936 1936 1936 1937 1936 1936 1936 1936 1936 1936 1936 1936 1936 1936 1936 1936 1936 1938

1941

1941

1940

1938 1936 1936 1936 1936 1936 Médico

Dentista

1937 1936 1936 1942 1936 1937

1946 1941

1941

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

184

12:32

Página 184

esta salvaje pesadilla Juicios Militar Civil

Identidad

Vecino de

Profesión

Ruipérez Cristóbal, Jesús

Peñaranda de Bracamonte Salamanca La Peña Retortillo La Peña La Peña Vitigudino Béjar Cerralbo Ledesma Salamanca Lumbrales

Empresario

1938

Pastor

1937 1936 1937 1937 1936 1936

Sierra Sierra, Pelegrín Diez Montes, Luís Hernández Blanco, Venancio Martín Calvo, Martín Montes Moronta, Manuel Nacar Hernández, Manuel Barroso González, Francisco García Hernández, Manuel García Niño, Juan Manuel Hernández Grande, Pedro Sánchez Martín, José Silva Plaza, Felipe Iglesias Domínguez, Evaristo Rodríguez Fraile, Julián Herrero Montes, Paulino Martín Nieto, Domingo Montero Egido, Isaías Iglesias Vicente, Nicolás Cuadrado Sánchez, Manuel Fernández Montes, Manuel García Hernández, Manuel José Juan, Aurelio Pérez Abizanda, Vicente García Martín, Antonia Gómez Sánchez, Ana Mateos Toribio, Bernardino Rodríguez García, Manuel Vallejo Bazo, Leonardo Barbero Barbero, Severo Guarido Cabezas, Serafín Cuadrado Sánchez, Manuel

Ganadero Pastor Jornalero

1937 1936

Capataz de obras

1939 1939

1941 1940

Artes blancas Alcalde

1939 1936 1937 1939

1940 1941

Panadero

1941

Jornalero 1936 Interventor ferroviario 1937 Maestra 1937

1941

Gallegos de Argañán Soldado

Babilafuente Calzada de Valdunciel Cabeza de Framontanos Carreto Casado, Marcial Barruecopardo González Sánchez, Emerenciano Babilafuente Barquín Franchineli, Francisco Santander Sánchez Cenizo, Sebastián C. Rodrigo Santos Hernández, Baltasara Mancera de Abajo Sánchez Baz, Francisco Saelices el Chico Hernández Ortigosa, Andrés Bilbao Alonso Vegas, Candido Amo Benito, Juan del Lumbrales Barbero Alcalá, Manuel Sahugo García Martín, Maximiliano Villasrubias Pozo Corral, Francisco Lumbrales

1941 1943

Zapatero

Salamanca Lumbrales Lumbrales Retortillo Espeja Cabeza de Framontanos Lumbrales Lumbrales Espeja Fuentes de Oñoro C. Rodrigo

1943

1937 1937

1941 1943 1941 1940 1941

1939 Maestro nacional Maestro nacional Jornalero Industrial

Labrador

1937 1937 1937 1937 1941 1937 1938 1940

1941

1940 1940

1940

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 185

que no se olvide el castigo

Juicios Militar Civil

Identidad

Vecino de

Arroyo Benito, Lorenzo Sánchez García, Fernando Sánchez Montero, José Casado Calvo, Indalecio

Lumbrales El Tejado Béjar Barruecopardo

Sánchez Martín, José Caballero Hernández, Manuel García Manzano, Luís Martín Estévez, Jesús Rubio Vicenti, Ramón Moreno García, Lorenzo Díaz González, Aníbal Bautista Turrión, Alfonso Anciones Hernández, Felipe Gallego Marquina, Juan Alves Martín, Antonio García Serrano, Nicasio Sánchez García, Clemente Álvarez Barbero, Felipe Pascual Antúnez, Gregorio Daniel

Salamanca (Pizarrales) Aldeadávila de la Rivera Lumbrales Legionario (prófugo) Alamadilla Diputado-Farmacéutico

Mejido González, José Lorenzo Hernández, Santiago Sánchez Ruano, Manuel Olivares Palmero, Leopoldo Oria, Guadalupe Benito Fernández, Vicente Castellano Yecarauf, Joaquín Rodríguez Sánchez, Alfonso González Rubio, Miguel Crespo Nieto, Rodrigo García Martín Matéu, Tomas González Haya, Felipe Martín Matas, Marcos Gasante Luengo, Martín Martín Vicente, Severiano Hernández Martín, Fernando Grande Blaza, Jacinto Hernández Herrero, Pablo Prieto Bogajo, Manuel Ramos Pérez, Nicolás Sánchez Pérez, José Grande Blaza, Juan Álvarez Fonseca, Juan Martín Almaráz, Román

Profesión

185

1939 Secretario Ayunt. Propietario agrícolaAlcalde

1936 1941 1939 1939 1937 1937 1938

1940

1938

Soldado nacional

Madrid Alamedilla Alaraz Alaraz Alba de Tormes Alberguería de Argañán Aldeadávila de la Rivera Aldeadávila de la Rivera Babilafuente Babilafuente Babilafuente Babilafuente Béjar Béjar Béjar Béjar Béjar Béjar Béjar Béjar Béjar Beleña Bermellar Bermellar Bermellar Bermellar Bermellar Bermellar Bocacara Cabeza de Caballo

Jornalero Jornalero

1940 1937 1937 1939

Teniente retirado

1938

1943 1941 1943 1943 1937 1939

Labrador

Maestra nacional Maestra nacional

Labrador

Jornalero

1939 1939 1937 1937 1936 1936 1936 1936 1936 1936 1936

1941

1938 1937 1937 1937 1937 1937 1938 1941

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

186

12:32

Página 186

esta salvaje pesadilla

Identidad

Vecino de

Profesión

Maldonado Carrasco, Pedro Antón Chico, Manuel García Ramos, Miguel Sánchez Tolosa, Silvestre García López, Juan Muñoz Tolosa, Francisca Santos Alonso, Antolín Casanueva Picazo, Valeriano Nieto Mediero, Ciriaco Alonso Medina, Antonio Andrés Carballo, Manuel Gómez García, Román Molina Salamanca, Onesima Moreiro Martí, Manuel Marcos Hernández, Agustín García Barahona, Inocencio García, Benjamín García Hernández, Manuel Manzano San Higinio, Luciano Méndez Lorenzo, Ramón Medina Herrero, Bernardo Moro Gómez, Manuel Moro López, José Pereña Herrero, Emilio Rubio Sánchez, José Manuel Sánchez Sánchez, Adeodato Sánchez Sánchez, José Bravo y Bravo, Esteban Matheu Alonso, Antonio Francisco Gascón Briega, Isabel Gómez Alonso, Celedonio Gómez García, Teofilo Pérez Calvo, Genaro Pérez Calvo, Fernando Vicente Bernal, Carmen Fernández Fernández, Francisco Bustillos Albies, Primitivo Albín Collado, Ángel Suárez Iglesias, Isidoro Baz González, Olegario Benito Zanca, Pedro Encinas García, Antonio Luís Vicente Barrueco, Santiago Campos Merino, José Criado Martín, Epifanio Hernández Arroyo, Justo

Bodón Calzada de Béjar Calzada de Béjar Calzada de Béjar Calzada de Béjar Calzada de Béjar Campillo de Azaba Campo de Ledesma Campo de Ledesma Carballo Carballo Carpio de Azaba Carpio de Mayo Casillas de Flores Cereceda de la Sierra Cerralbo Cerralbo Cerralbo Cerralbo Cerralbo Cerralbo Cerralbo Cerralbo Cerralbo Cerralbo Cerralbo Cerralbo C. Rodrigo C. Rodrigo

Tendero Alcalde Concejal Concejal

C. Rodrigo Encinas de Abajo Encinas de Abajo Fuente de San Esteban Fuente de San Esteban Fuentes de Oñoro Fuentes de Oñoro Gallegos de Argañán Gallegos de Argañán Huertas La Peña Lagunilla Ledesma Pereña Los Santos Lumbrales Lumbrales

Maestro nacional Diputado

Juicios Militar Civil 1937 1937 1937 1937 1937 1937 1937 1938 1938

1943 1943 1943 1943 1943 1940 1945 1941

1938 1938 Sargento de carabineros 1938 Secretario de Ayunt. 1938

1942

1938 1938

1940

1937 1937 1937 1937 1937 1937 1937 1937

1941 1941 1941 1941 1940 1942 1941 1941 1941

1937 1937

1941 1941 1941 1941 1942

Catedrático, abogado

Comerciante Dueño de un café Estanquera Comerciante

Médico Jornalero Ganadero Maestro nacional Productor

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 187

que no se olvide el castigo

Identidad

Vecino de

Profesión

Villoria Pascual, Marcelino Chico Sánchez, Carlos García Manza, Juan González Comerón, Francisco Rodríguez Grandes, José Gajate García, Agapito Romero Borrego, Daniel Álvarez Egido, Enrique Sánchez Velasco, Benjamín Cascón Vicente, Sebastián Sanfeliciano Pascasio, Arturo

Jornalero Jornalero Concejal Concejal Concejal

Martín Cid, Marcelino Álamo Gil, Matías Lázaro Rodríguez, Jeremías Villoria Esteban, Eugenio Calvo Martín, Juan Pérez Pérez, Román Núñez Alegría, Jesús

Lumbrales Lumbrales Lumbrales Lumbrales Lumbrales Lumbrales Lumbrales Lumbrales Lumbrales Mogarraz Peñaranda de Bracamonte Paradinas de San Juan Retortillo Retortillo Robleda Salamanca Salamanca Salamanca

García Bermejo, Ramón Iglesias Calvo, Benito Sánchez López, Mariano Escanilla Simón, Nicolás Población Sánchez, Casimiro Nieto Hernández, Ramiro Alonso Alonso, Gonzalo Grande Ramos, José Luengo Vicente, Jesús Castro Zurdo, Gaspar Jiménez Muñoz, Juan José Prieto Brito, Raúl Pérez Jiménez, Regino Herrando Velasco, Segundo Lázaro Lázaro, Juan Antonio Sastre Hernández, Elías Sánchez de San José, Manuel Gómez Alonso, Francisco Lorenzo Bajo, Ángel Antúnez González, Andrea Herrero Sánchez, Manuel Puente Nacar, Pedro Herrero Sendín, Gabriel Chico Sánchez, Fernando Grande Ramos, Teresa Vicente Barrueco, Emilia

Salamanca Salamanca Salamanca Salamanca Salamanca Salamanca Salamanca Salamanca Salamanca Salvatierra de Tormes Salvatierra de Tormes Sancti-Spiritus Santiago de la Puebla Serradilla del Arroyo Serradilla del Llano Serradilla del Llano Tenebrón Tordillos Villar del Ciervo Villar del Ciervo Villoria Vitigudino Vitigudino Lumbrales Ledrada Bogajo

Odontólogo

Soldado Gerente Teatro Liceo Copropietario El Adelanto

Maestro nacional Catedrático-médico Médico Médico Catedrático Maestro Jornalero-tendero Factor de ferrocarril Alcalde Jornalero Jornalero Jornalero Jornalero Jornalero-concejal labrador Propietario de café Maestro Maestro Maestro nacional

187 Juicios Militar Civil 1942

1937 1937

1941 1941

1937 1936 1936

1942

1937 1937 1942

1941 1942

1936 1936 1938 1937 1939 1939 1937

1937 1937 1938 1937 1937 1937 1937 1937 1939 1937 1937 1938 1941 1937

1937

1942 1942 1941 1940 1941 1940 1941 1941 1941 1941 1941

1941

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 188

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 189

5 Patria y dinero. La contribución salmantina a la financiación de la guerra civil española: suscripciones e impuestos especiales* Mª Luz de Prado Herrera Universidad Pontificia de Salamanca

L

que financiarlas. Endeudarse, en especial solicitando préstamos internacionales, es el mecanismo más habitual. El Gobierno de turno compromete sus riquezas, el tesoro, sus propiedades y futuras recaudaciones para obtener el crédito correspondiente. Por supuesto, está el mecanismo más sencillo: emitir moneda, normalmente en forma de papel, y pagarés de todo tipo. Por eso las guerras suelen traer la inflación. Pero también se busca que la población se implique, no ya a través de los impuestos normales, sino por medio de suscripciones, impuestos especiales de guerra y directamente por medio de requisas. Esta financiación interna suele acarrear una segunda función, la de actuar como un marco de represión política sobre los ciudadanos que, aún siendo proclives al bando de turno, no son entusiastas. Este capítulo trata de esa financiación interna y del papel político que fue jugando en la ciudad de Salamanca. AS GUERRAS HAY

A LA BÚSQUEDA DE LOS PRIMEROS APOYOS: LA CAMPAÑA PATRIÓTICA Fracasado en parte el golpe militar, desencadenada la guerra y delimitados los territorios bajo dominio de los contendientes, inmediatamente comenzaron a recabarse los apoyos de la retaguardia con destino al ejército y las milicias. Nada más comenzar la guerra se puso de manifiesto que los recursos * Este artículo es una síntesis de un trabajo más amplio dirigido por la profesora Josefina Cuesta y presentado como Tesis Doctoral en la Universidad de Salamanca. Agradezco especialmente la observaciones realizadas por el profesor Santiago López para la realización de este capítulo.

001-480 Salvaje pesadilla

190

8/5/07

12:32

Página 190

esta salvaje pesadilla

económicos del bando nacional eran insuficientes y que era preciso arbitrar medidas adicionales para poder financiar las necesidades derivadas de la coyuntura bélica. Sin duda ésta era una labor y un esfuerzo que tenía que recaer en la retaguardia, para lo cual los sublevados tuvieron que demostrar no sólo su capacidad de organización, sino también su eficacia para poner en práctica todo un mecanismo de extracción y canalización de la ayuda. En Salamanca, por ser una de las ciudades de la primera fase de dominio insurgente, se ensayaron antes que en otras los mecanismos recaudadores. Una vez efectuado el cambio de poder en las principales instituciones y militarizados sus servicios, se procedió a la movilización militar y económica de la población. La búsqueda de los primeros apoyos no resultó difícil, pues los líderes políticos de la derecha salmantina habían demostrado en la etapa republicana su capacidad de influencia y movilización, y habían tanteado distintos mecanismos para recabar apoyos.1 El 26 de julio de 1936 se abre la primera Suscripción con destino a las Fuerzas Salmantinas.2 A partir de ese momento los particulares pueden sumarse a la suscripción en el Gobierno Civil, Diputación Provincial, Ayuntamiento, Casino de Salamanca y en todos los Bancos de la capital y sucursales de la provincia. Al día siguiente, el 27 de julio de 1936, La Gaceta Regional publica la apertura de una nueva suscripción, pero esta vez con destino a la Fuerza Pública. Se inicia así la denominada campaña patriótica para recoger los primeros fondos con destino a las fuerzas armadas locales y milicias como la Falange y los Requetés. Las principales instituciones de la ciudad, Gobierno Civil, Ayuntamiento y Diputación Provincial, articularon la recogida de los primeros donativos. La Comisión Oficial encargada de controlar y coordinar la suscripción para las Fuerzas Salmantinas se constituyó en Salamanca a la semana del golpe militar e invitó a personas y entidades a que participasen en la suscripción con la asignación de una cantidad determinada.3 Los «saludos-invitaciones» pusieron de manifiesto el dirigismo y la coacción desde el inicio.4 El presidente de Acción Popular y primer teniente de alcalde del Ayuntamiento, Miguel Íscar Peyra, en una alocución por radio, hizo un llamamiento a sus bases y a las del Bloque Agrario Salmantino para que contribuyesen a la suscripción abierta para atender las necesidades de los frentes con aportaciones espléndidas, que eso es vuestro deber, tanto por patriotismo como por egoísmo. No pueden admitirse emboscados de la dádiva ... no es ésta una de tantas suscripciones en las que se cumple haciendo que nuestro nombre figure en las listas, seguido de cualquier cantidad. Se trata de una causa grande, decisiva, que si por un lado defiende los principios básicos de religión, autoridad y orden, fundamento de una España grande y respetada, defiende por otro, nuestros hogares, nuestras actividades lícitas, nuestras mismas vidas amenazadas estúpida-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 191

patria y dinero

191

mente en las luchas crueles del anárquico y destructor desorden con que vamos a terminar para siempre. Tenemos aún, ante nuestros ojos, el espectáculo de las dos Españas.5

Este llamamiento lo efectuó no sólo para favorecer a los voluntarios de su organización, que se encontraban en el frente, sino para que la ayuda se hiciese extensiva «a los de Falange, Renovación Española, Tradicionalistas y patriotas» que se hubieran incorporado al ejército.6 La Comisión Oficial dio paso a las Comisiones Locales, cuyos representantes acompañaron a los jefes provinciales de los partidos judiciales en su recorrido por la provincia alentando a la participación. La tarea de recaudar fondos se estableció a través del Servicio de Prestación Personal para la recogida de colectas voluntarias ordenadas por el gobernador civil el 1 de agosto de 1936.7 Los ayuntamientos fueron los encargados de organizar este servicio y los gobernadores civiles facilitaron las instrucciones para hacer cumplir la orden «por medio de agentes imponiendo sanciones a que hubiera lugar».8 Una vez establecidas las bases de la recaudación, ahora sólo quedaba ampliar los medios para atraer recursos. Para ello se utilizaron colectas, festivales benéficos, veladas teatrales, lotería patriótica, cuestaciones, entregas de emblemas, etc.; todo era válido con tal de recabar la mayor cantidad de donativos, en metálico o en especie, para avituallamiento de las tropas.9 Al frente de todo aquel aparato recaudador se situaron las autoridades. El alcalde de Salamanca dirigió la Comisión encargada de controlar la Suscripción para las Fuerzas Salmantinas y, desde primeros de agosto, el gobernador civil presidió la Comisión Provincial Pro Suscripciones Ejército Nacional. Con la apertura de esta suscripción se pretendía transformar las suscripciones de carácter local en otra más general. Se configuraba de esta forma la denominada «campaña patriótica» con el objetivo de recaudar fondos para financiar las primeras necesidades que había creado la guerra. Sin embargo, fue necesaria la intervención del poder militar para dar el empuje necesario a las suscripciones. La llegada a la ciudad de Luis Valdés Cavanilles como comandante militar a primeros de agosto influirá en el impulso y la articulación de los apoyos, hasta ese momento carentes de una dirección clara. La sintonía entre Valdés y el poder constituido se materializará el 10 de agosto de 1936 al abrirse, a instancias de él, una suscripción con donativos a favor de la Junta de Defensa Nacional y a nombre de la Comisión del Tesoro Público.10 Con esta decisión se pretendía centralizar los fondos recaudados hasta el momento y en lo sucesivo. Aunque la organización iba mejorando y el poder militar ayudaba, lo cierto es que abrieron nuevas suscripciones: una más específica dirigida a las Milicias patriotas, oficializando las que ya se habían establecido a finales de julio con destino a la Falange, a los Requetés y a Acción Popular, y la dirigi-

001-480 Salvaje pesadilla

192

8/5/07

12:32

Página 192

esta salvaje pesadilla

da al Glorioso Movimiento Nacional. Igualmente se iniciaron las suscripciones para la adquisición de material de guerra y apoyo logístico, como la dirigida a la compra del Avión Guardia Cívica; a su vez, las destinadas a los heridos y hospitales comenzaron con la de Ciudad Rodrigo, como fue la denomina Junta para asistencia a los heridos.11

LAS SUSCRIPCIONES: ENTRE LA VOLUNTAD Y LA IMPOSICIÓN A principios de agosto se constituyó la Comisión Provincial encargada de impulsar y desarrollar el proceso suscriptor. Desde la capital se controlará a la provincia a través de la configuración de las Subcomisiones de los Partidos Judiciales en sus respectivas cabeceras. Éstas, a su vez, se encargarán de nombrar y controlar a las Comisiones Locales, todas ellas constituidas en los ayuntamientos, por lo que el cambio o el control de su alcalde será imprescindible, ya que, como presidente de las Juntas Municipales, deberá promover, estimular y encauzar las ayudas. Aunque en un primer momento la iniciativa en la apertura de las suscripciones partió de las autoridades militares, enseguida, como hemos visto, fueron secundadas por otras instituciones, unas veces por los propios ayuntamientos, cuyos alcaldes tuvieron un importante protagonismo, y otras por las Subcomisiones de las cabeceras de los partidos judiciales: «fueron llevadas a efecto por este Ayuntamiento, y otras por iniciativa de la Comisión del Excmo. Ayuntamiento de Béjar, para atender al Glorioso Ejército Español»;12 en ocasiones, la iniciativa surge de particulares, más o menos relevantes. Desde el principio y a medida que avanza la guerra, se simultanearán las suscripciones oficiales con las iniciativas locales, aunque éstas últimas en clara desventaja con respecto a las primeras, porque en la mayoría de los pueblos se atendrán sólo a las de carácter general promovidas por las autoridades, y no a todas. La necesidad de asegurarse la recaudación de fondos obligó al establecimiento de cuotas contributivas según un tipo uniforme y proporcional a las cantidades devengadas por repartimiento vecinal sobre utilidades.13 Esas pautas las seguirán los ayuntamientos de todos los pueblos de la provincia, a imitación del de la capital, aunque con un cierto retraso. Las Gestoras municipales se convirtieron, pues, en un eslabón fundamental a partir del cual establecer toda una red dominadora y recaudadora. A partir de ese momento quedará diseñado el organigrama administrativo del entramado suscriptor. Las instituciones de la capital y, en especial, el gobernador se convierten en las piezas clave de todo el proceso. El gobernador es el intermediario entre el Gobierno General y las Juntas locales, el que se encarga de poner en conocimiento de los alcaldes las órdenes que señalan la apertura de la suscripción y

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 193

patria y dinero

193

el reglamento para su desarrollo. Les instará a que pongan la máxima atención y diligencia en el cumplimiento de las disposiciones, con objeto de recaudar toda clase de donativos. Sin embargo, ese mayor control no evitó que surgieran de nuevo iniciativas, al margen de la autoridad, con las que se presionó a los particulares para que entregaran donativos, lo que obligó a Gobierno Civil a publicar una circular en septiembre de 1936 recordando las normas recaudatorias y advirtiendo de la necesidad de que las entregas se efectuaran voluntariamente. Se advertía a los alcaldes que cuidaran y vigilaran, con la mayor eficacia, que «ninguna persona, bien por él mismo o en representación de otro, reclamara o exigiera especies, ropas o metálico, de no estar debidamente autorizadas, y de que la voluntad se manifestara libre, espontánea y patrióticamente sin los prejuicios de iniciativas reguladoras»; sin embargo, la realidad no parece que se atuviera a esa petición de Gobierno Civil.14 La documentación que llegó a su sede procedente de los ayuntamientos con el balance del proceso suscriptor demuestra, aunque sea meses después de cerradas la mayoría de las suscripciones, que sí existió obligatoriedad y coacción en la contribución y que se consultó al gobernador las medidas sancionadoras que debían tomar contra los más reacios a la colaboración.15 El caos y el desorden de las primeras semanas de guerra propiciaron que el balance de las suscripciones abiertas hasta el momento fuese desigual. A medida que transcurrieron las semanas y que el control fue mayor, se incorporaron más pueblos al esfuerzo contributivo, y de eso se benefició la suscripción para el Ejército y Milicias. El aumento del número de pueblos, 183, y la cantidad recaudada, 819.040,29 pesetas, así como los 11 meses que estuvo en vigor, ponen de manifiesto que el engranaje suscriptor mejoraba a medida que transcurrían los meses. No obstante, los múltiples depositarios de fondos y la fragmentación y dispersión de los ingresos fueron las notas predominantes en todas estas suscripciones. Esto demuestra que, en las primeras semanas de la guerra, no había criterios claros y que todos los medios fueron válidos con tal de canalizar lo antes posible la recaudación. Si las fuerzas armadas concitaron el mayor número de apoyos, las fuerzas políticas y sus milicias recibieron, aunque con distinta intensidad, parte de los fondos recaudados. De éstos, fue Falange la que resultó más beneficiada. A la suscripción Milicias patriotas y defensoras de nuestra España concurrieron 22 pueblos y se recaudó un total de 15.622,38 pesetas. La mayor participación se produjo en la zona de Béjar, si bien la cantidad más alta se recogió en el Partido Judicial de Alba de Tormes. Las suscripciones que se abrieron para adquirir armamento y apoyo logístico no tuvieron el mismo respaldo que el resto. No ocurrió lo mismo con la suscripción Avión Guardia Cívica: ésta contó con más seguimiento que otras y para recaudar fondos se utilizaron hasta 13 denominaciones diferentes. Militares y milicias fueron el desti-

001-480 Salvaje pesadilla

194

8/5/07

12:32

Página 194

esta salvaje pesadilla

no de las ayudas a la vez que el origen de las presiones y los organizadores de la recaudación. La presión fue en aumento hasta captar los donativos en especie.16 En ocasiones fueron el complemento de las aportaciones en metálico o sustitutivas de aquellas; sobre todo, cuando la falta de liquidez era grave. Otras veces, se ingresaba su valoración en metálico. Desde todos los puntos de la provincia comenzaron a llegar ropas y alimentos con destino a los soldados.17 Para ordenar aquella nueva «ayuda» el gobernador civil publicó una circular en la que se disponía la centralización de los donativos en especie en la Comisión de Víveres instalada en el Ayuntamiento de la capital,18 aunque a veces los voluntarios de las fuerzas políticas de apoyo pasaron a recogerlos para entregarlos directamente a sus milicias. Nada de la riqueza de los particulares estaba a salvo del deber de ser entregada a la causa.

La campaña patriótica se institucionaliza: la Suscripción Nacional Estas suscripciones, abiertas en las primeras semanas de la guerra, serán fundamentales para recabar los primeros fondos. Sin embargo, lo conseguido era insuficiente para cubrir todas las necesidades que iban surgiendo. Era preciso movilizar e implicar a más población. Nada ni nadie debía quedar al margen, por lo que, a mediados de agosto, la denominada «campaña patriótica» se institucionalizó a través de la Suscripción Nacional,19 convirtiéndose en la línea de captación de divisas y activos más importante para paliar las necesidades de los sublevados.20 El dinero, el oro, las divisas y los activos extranjeros en poder de particulares llegaron al incipiente Tesoro Nacional y se utilizaron para mitigar en parte las consecuencias que la escasez de activos provocaba a la hora de lograr importaciones.21 Después, el poder utilizaría la Suscripción Nacional como vehículo legal para la canalización de las distintas suscripciones abiertas al inicio y en el transcurso de la guerra. Se convertía, pues, en el instrumento institucionalizador del esfuerzo realizado por la retaguardia para solventar las necesidades de los frentes. A partir de entonces el panorama empieza a cambiar sustancialmente. El asentamiento en la ciudad del Cuartel General de Franco determinó un mayor control, pero también un reclamo magnífico para que la población se uniera al esfuerzo contributivo. En Salamanca, la Suscripción Nacional vendría a institucionalizar lo ya existente en esta capital desde el comienzo de la guerra. En la provincia, por el reclamo de las autoridades militares y con la ayuda de las fuerzas políticas afines, se recogieron los primeros donativos para la suscripción oro, antes incluso de que hubiera entrado en vigor la orden de 19 de agosto de 1936 que creaba la Suscripción Nacional. Burgos, en este caso, fue a la zaga institucionalizando un proceso ya iniciado, que inmediatamente se aprovecharía para forzar a los más tibios a la colaboración.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 195

patria y dinero

195

El caos y la falta de organización de las primeras semanas también los acusó la Suscripción Nacional, porque en un principio los donativos se recogieron en Gobierno Civil y en las distintas entidades bancarias de la capital y provincia. Más tarde se decidió que todos los donativos en oro y divisas se debían entregar con prioridad en la Caja de Ahorros o en la sucursal del Banco de España. Aquello causó un cierto retraso en las transferencias y una menor cantidad recaudada los primeros meses. Sin embargo, a partir de noviembre de 1936 la situación se normalizó y lo recogido ascendió de forma significativa hasta llegar a un máximo en 1938. Sin embargo, no existió un criterio a la hora de transferir el dinero, aunque sí una tendencia a que en dos o tres días del mes se acumularan el mayor número de ingresos y que éstos se efectuaran en los primeros quince días o ya en los últimos días del mes. En total, lo ingresado por Salamanca durante los tres años ascendió a 8.751.937,43 pesetas (incluido el descuento de haberes de funcionarios)22 parte importante de una cantidad total correspondiente a todas las capitales bajo dominio insurgente de 119.748.191,72 pesetas en febrero de 1939. En Salamanca la centralización de las remesas se hizo antes de la orden de 17 de octubre de 1936, pero no por ello se dejaron de utilizar otras entidades intermedias. Lo mismo ocurrió con la Suscripción Nacional en metálico: las autoridades salmantinas recogieron las cantidades producto de los primeros donativos y, con alguna reticencia, las transfirieron a la cuenta corriente a favor de la Junta de Defensa abierta en Salamanca el 30 de septiembre de 1936. Posteriormente, la Junta Técnica ordenó que todos los donativos se centralizaran en la cuenta corriente de la Suscripción Nacional, incluidos los generados por la detracción del sueldo de los funcionarios. La periodicidad de los ingresos en la cuenta en metálico estuvo determinada por el descuento de los sueldos y por la recaudación derivada de la apertura de otras suscripciones.23 Por lo que hace referencia a la Suscripción Nacional-oro, en las primeras semanas de su andadura se aprecia una mayor improvisación y una falta de criterio en la aplicación de la orden, que es superada a medida que ésta avanza. Las cantidades entregadas en estos primeros días no son muy abundantes, se limitan a una o dos alhajas y alguna moneda.24 Los primeros donativos proceden de la capital y de los pueblos pertenecientes a su partido judicial, además de Sequeros, Ledesma, Alba de Tormes y Béjar. La presión sobre los particulares, directamente o por los medios de difusión, y la mejor organización como consecuencia de las distintas disposiciones propiciaron que paulatinamente la recaudación se incrementara, y los donativos provenientes de los Partidos Judiciales de Béjar, Ciudad Rodrigo y Peñaranda, efectuados en las respectivas sucursales de la Caja de Ahorros, se transfirieron a la central salmantina. En las entregas de los primeros meses predominan las joyas frente a las monedas y las divisas; pero poco a poco esta tendencia va cambiando,

001-480 Salvaje pesadilla

196

8/5/07

12:32

Página 196

esta salvaje pesadilla

y las monedas se incrementan y diversifican. Es más, en todas las remesas existe una mayor variedad de monedas extranjeras frente a las españolas; y, dentro de éstas últimas, las monedas alfonsinas e isabelinas de 25 pesetas y las onzas de oro fueron las más abundantes. Sin desdeñar lo recaudado en las primeras semanas de agosto, es preciso resaltar que las partidas más cuantiosas se concentraron en los meses de septiembre y octubre de 1936. De los tres años de guerra, este período fue el de mayor intensidad contributiva, e iría disminuyendo a medida que transcurren los meses hasta prácticamente desaparecer.25 Y si la evolución de la recogida de alhajas decrece de septiembre a octubre de 1936, el cómputo de monedas, en cambio, es mayor en octubre que en septiembre, y sigue aumentando a partir de las disposiciones que al efecto se pongan en marcha. En este sentido, el papel de las Comisiones, controlando y ejerciendo una fuerte presión sobre los vecinos, pudo ser determinante en la intensificación, incremento y diversificación de la recaudación a partir de septiembre de 1936. Es posible que la mayor presión ejercida en los pueblos y la imposibilidad de eludir el control influyeran en su mayor participación. En el análisis por Partidos Judiciales a partir de las remesas que llegaron desde la sucursal de la Caja de Ahorros a la central salmantina se constata que las entregas de Béjar están fechadas en agosto, las de Ciudad Rodrigo en septiembre y las de Peñaranda en octubre. Asimismo, se pueden conocer los grupos socioeconómicos que apoyaban a los sublevados por la categoría profesional de los donantes, así como su afiliación política: propietarios agrícolas, industriales, ganaderos, profesionales liberales, comerciantes, religiosos, personalidades relevantes de la sociedad salmantina, etc.; e incluso los afiliados a las fuerzas políticas que estaban colaborando con los militares que también participaron con sus donativos. Las entregas de oro más rezagadas a veces se mezclaron con las aportaciones en metálico con destino a otras suscripciones. La escasez de divisas, agravada por la presión de las importaciones, obligó a las autoridades de Burgos a legislar de nuevo para captar moneda extranjera en poder de los particulares, incluidos los residentes en el extranjero. De hecho, a partir de la aplicación del Decreto-ley de 14 de marzo 1937 es cuando se diversifica e incrementa la cesión de monedas, tanto españolas como extranjeras.

Más suscripciones y presión recaudatoria Aunque la Suscripción Nacional ordenó y encauzó el proceso suscriptor, además de ser una extraordinaria fuente de recursos para la constitución del Tesoro Nacional, no fue la única en la tarea de allegar recursos. Mientras ésta se desarrollaba se abrieron otras suscripciones. La respuesta insuficiente

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 197

patria y dinero

197

de la población, la extensión de la guerra y, como consecuencia, el incremento de las necesidades, obligó a los insurgentes a promover nuevas figuras suscriptoras. Las aportaciones voluntarias se combinaron con suscripciones mediante el reparto de cuotas contributivas «guiadas» entre los vecinos, con lo que adquirían un carácter obligatorio que apenas se diferenciaba de los impuestos; todas las iniciativas tuvieron su correspondiente respaldo a través de órdenes, decretos, circulares... que, además de institucionalizar el proceso, le dieron el carácter de obligatorio con el corolario correspondiente de sanciones, multas, etc., ante su incumplimiento. No se espera ya la generosidad del ciudadano sino que se le impone. Mientras se abren suscripciones con carácter oficial y para todo el territorio dominado, surgen otras que responden a iniciativas locales para cubrir necesidades concretas. En este caso llegan a ser excesivamente específicas y las promueven los propios ayuntamientos —el alcalde y las fuerzas políticas que les apoyan— o los militares, y van dirigidas a paliar una necesidad concreta —hospitales de campaña, atención a los soldados de la localidad o a sus familiares—, etc. Las suscripciones de carácter local son las que suscitan mayor interés entre el vecindario y, por ende, mayor participación o espontaneidad.26 Unos ciudadanos se suscriben y participan a veces con entusiasmo, otros por aquiescencia, otros impelidos por el clima de terror que vive la ciudad y provincia, y algunos negándose a la colaboración como una forma de resistencia pasiva ante la imposición. Cada localidad colabora en unas u otras suscripciones, de ahí que no todas se desarrollen por igual en todos los pueblos. En algunos, además de las de carácter oficial, se abren otras de carácter voluntario y concreto, y es aquí donde se marca la diferencia entre ellos: unos se atienen a lo estrictamente obligado, otros van más allá de lo dispuesto. En la distinta participación desempeña un papel fundamental el promotor y vigilante de las suscripciones. Al tiempo que se participaba en las distintas suscripciones de forma colectiva, también se producían donaciones particulares. La presión recaudatoria se fue ampliando con suscripciones como el Aguinaldo al soldado o Procombatiente durante las navidades. Ésta se abrió cada año en los meses de noviembre y diciembre y era un mecanismo fácil por el cual el Gobierno Civil podía conocer la relación de vecinos que se habían negado a contribuir y, consecuentemente, «tomar medida general», en especial cuando se trataba de pueblos, como Villoruela, donde se daban fuertes procesos represivos.27 Aunque parecía que estaba todo encauzado, no fue así, y todavía a finales de noviembre el gobernador general transmitía a los gobernadores civiles órdenes para la creación de organizaciones, juntas o entidades encargadas de organizar y encauzar las suscripciones y, sobre todo, para que le dieran cuenta inmediatamente de aquellas que ya se habían puesto en marcha. La presión siguió en aumento según discurría la guerra. Nuevas suscripciones ve-

001-480 Salvaje pesadilla

198

8/5/07

12:32

Página 198

esta salvaje pesadilla

nían a sumarse a las anteriores. Ahora empezaba la labor de reconstrucción y se lanzaba la suscripción denominada Auxilio a Poblaciones Liberadas muy relacionada con el asedio a Madrid y posteriormente con los de Málaga y Bilbao en febrero y junio de 1937 respectivamente, y Teruel en octubre de 1938. La sobrepresión hizo que las suscripciones que se abrieron a partir de 1937 tuvieran menor eco entre la población. Los oficios que llegaron al Gobierno Civil procedentes de las distintas Comisiones Locales pusieron de manifiesto que no hubo la misma diligencia en la apertura de la suscripción en todos los pueblos. El gobernador civil tuvo que incentivar la participación de forma reiterada, lo cual nos permite aventurar que esa participación no fue espontánea ni rápida y que la voluntad popular debía estar cansada de continuas sangrías, por lo que tuvo que ser estimulada por las instancias superiores y por los representantes del poder local, con la participación de las fuerzas políticas, en especial FET-JONS, sin cuyo concurso y participación esta suscripción no se hubiera podido llevar a cabo. En este sentido, la suscripción que puso de manifiesto los problemas y las carencias de la retaguardia salmantina fue Auxilio a Poblaciones Liberadas. El deseo de colaborar con la causa no fue ni unánime ni generoso por parte de la población salmantina. Los informes de resistencias al pago llegaron con más profusión a Gobierno Civil. A pesar de las presiones, fue creciendo el número de vecinos que se atrevieron a desafiar a la autoridad y se negaron a contribuir,28 «esperando de V. E. sean castigados según proceda ya que pueden y no quieren», como comunica el alcalde de Navarredonda de la Rinconada (P. J. de Sequeros).29 Es más, la mayor parte de las resistencias llegaron de aquellos que gozaban de buena posición económica y a los que no les suponía tanto sacrificio la contribución a las distintas suscripciones:30 «han dejado de contribuir a esta suscripción D. Anacleto Sánchez Sánchez, que es el vecino de mejor posición económica en el pueblo. Ídem ídem. D. Vicente Jiménez Polo, que lo es también de posición económica desahogada».31 Los jefes locales de FET-JONS de las respectivas localidades comunicaron tales actitudes al gobernador para que tomara las medidas oportunas. Éste, además de promover la participación a través de las circulares, comenzó a ejercer las primeras presiones contra los ayuntamientos por su retraso en la apertura de la cuestación, y a apremiarles para que enviaran lo recogido en las colectas, bajo amenaza de sanción: «teniendo conocimiento en este Gobierno Civil, que en ese término Municipal (Alba de Yeltes) no se ha contribuido conforme a las necesidades del mismo para la Suscripción “Auxilio a Poblaciones Liberadas”, significo a esa Alcaldía, que si en el plazo de 8 días, no tienen hecha la colecta de víveres, ropas y metálico, conforme a las órdenes, obraré en consecuencia».32 Además de las resistencias a la participación por parte de los vecinos, la negativa a colaborar también llegó de las personas encargadas de recoger los do-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 199

patria y dinero

199

nativos y/o tributos semivoluntarios.33 El gobernador civil se vio obligado a enviar oficios a los alcaldes de los pueblos respectivos para que apercibieran a los rebeldes por su proceder y por «no efectuar un servicio tan patriótico y humanitario como el indicado».34 En ese binomio contrapuesto de colaboración/resistencia entró en juego la delación entre compañeros y vecinos para delimitar la colaboración de la desafección. El presidente de la Sociedad de Ultramarinos y Similares de Salamanca, en el informe que envió al gobernador civil, aprovechó para comunicarle las cantidades que habían entregado los afiliados con destino a la población de Málaga y los nombres de los afiliados que «han hecho caso omiso de tan laudable y caritativo fin, cuyo nombre figura en blanco».35 Y, junto a la denuncia de los propios contribuyentes, se producía la exposición pública en la prensa de los nombres de los «buenos» y «malos patriotas» y las sanciones aplicadas a estos últimos como mecanismo ejemplarizante para el resto de la población. Los ciudadanos se vieron coaccionados, obligados a contribuir bajo la amenaza de multas, cuya cuantía fue superior a la cuota asignada. La comunicación de sus nombres al Gobierno Civil engrosó las listas tanto de los colaboradores y, en consecuencia, futuros beneficiarios de prebendas, como de los «malos patriotas», excluidos de las ventajas que el régimen pudiera otorgar. De esta forma la suscripción venía a jugar una segunda función, la de infundir el miedo a través de la denigración pública y la multa. Mientras se atendían las necesidades de las retaguardias «liberadas» y se continuaba con el resto de las suscripciones ya abiertas, no se descuidaban los homenajes a los héroes y mártires ni las festividades, conmemoraciones y monumentos. A la par que se constituyen los Lugares de la Memoria del nuevo régimen, se aprovecha para reunir fondos. Los insurgentes, en el proceso de construcción de la legitimidad del nuevo orden, se afanaron desde el primer momento en elaborar un universo ideológico y, para ello, incluyeron la celebración de fiestas y conmemoraciones de todo signo. Se apropiaron de determinadas celebraciones ya establecidas, a las que dotaron de nuevos contenidos o se matizaron los que ya incluían. Festividades religiosas se superpusieron y entremezclaron con las que la propia guerra suministraba, amalgamando los significados respectivos con su consiguiente reforzamiento para crear encrucijadas de memoria. Gestas heroicas, héroes y mártires constituyeron el universo que se deseaba que perdurase en la memoria colectiva. Las conmemoraciones y festividades de todo signo fueron utilizadas no sólo como vehículos cohesionadores y encuadradores de la población en el nuevo orden, sino también como medio para extraer fondos para la causa. Así, muchas celebraciones religiosas irán acompañadas de cuestaciones, de entregas de donativos a cambio de emblemas, de veladas teatrales como colofón a la festividad.36 Las instituciones públicas se implicaron en las festividades religiosas, se imbricaron y colabora-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

200

12:32

Página 200

esta salvaje pesadilla

ron en su realización. En definitiva, cualquier acontecimiento que se produjera en la retaguardia servía para allegar fondos.37 Las suscripciones abiertas con ocasión de los homenajes desde el inicio de la guerra y a lo largo de ella contribuyeron a la mitificación o heroización de un personaje, además de un reclamo recaudatorio. De todos los homenajes, el dirigido a Franco fue el que concitó mayor participación. En ese proceso de encumbramiento de su figura, las suscripciones serán utilizadas para extraer recursos económicos e inducir a la población al compromiso. Los salmantinos, a través de sus aportaciones, quedaron ligados y asimilados a ese proceso, además de ser sometidos a un estricto control. También la suscripción Pro-Monumento Nacional a los Caídos junto con donativos a iniciativas como el Altar del Requeté para celebrar la primera misa cuando cayera Madrid servirán para delimitar la línea entre buenos y tibios patriotas. En definitiva, la retaguardia colabora, honra y recuerda a la vanguardia y ésta, a cambio, le recompensa con los triunfos bélicos. El proceso suscriptor e impositivo ensambla ambas realidades y las hace imprescindibles, y el régimen militar que progresivamente se impone «recompensa» a sus apoyos sociales con una permanente e insistente sangría económica.

LAS FIGURAS IMPOSITIVAS El entramado recaudatorio comienza, como hemos visto, con los donativos espontáneos y las entregas inducidas con destino a las primeras suscripciones. Se continúa con la institucionalización de la Suscripción Nacional y se completaría con el establecimiento de impuestos extraordinarios. Mientras que las suscripciones no dejan de ser una petición de ayuda que se da de forma «voluntaria», los impuestos son obligatorios y presionan sobre la renta del trabajo o del capital de las personas. La recaudación fiscal tuvo un resultado menor de lo esperado por los insurgentes, lo cual obligó a la Junta de Defensa, primero, y a la Junta Técnica, después, a ordenar y encauzar los fondos a través de nuevas figuras impositivas. A diferencia de lo sucedido con las suscripciones ya no se esperó la voluntariedad y espontaneidad de los ciudadanos, sino que se les fijan impuestos bajo fuertes multas y coacciones. La vía impositiva se convierte, pues, en la segunda de las formas de violencia política a través de la economía que ejerce el poder frente a la población dominada. En realidad, lo que de verdad interesaba era, además de demostrar quién tenía el poder, recaudar con la máxima diligencia para solventar los primeros gastos derivados de la guerra y ocultar la falta de desprendimiento de parte de la población. La respuesta generosa y espontánea que los sublevados esperaban no se manifestó en la medida en que ellos preveían y necesitaban; por eso, cuando los frentes avanzaron y las nece-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 201

patria y dinero

201

sidades aumentaron, ya no se espera al desprendimiento voluntario, sino que se estableció la aportación obligatoria a través de decretos y órdenes.

La Detracción de haberes de funcionarios El 26 de agosto de 1936 se pronunció el decreto número 69, que establecía la detracción de haberes de funcionarios que vendría a institucionalizar lo que ya existía en Salamanca desde el inicio de la guerra, como era la entrega de donativos, en metálico y en especie, por parte de los funcionarios con destino a las primeras suscripciones.38 Por esta razón, muchos de ellos, al entrar en vigor el decreto, consideraron que ya habían contribuido suficientemente. Aún así, tuvieron que seguir colaborando: algunos, entregando más cantidad de la estipulada; otros, mostrando clara resistencia a la contribución, en especial los ayuntamientos de la provincia, encargados de efectuar el descuento. Las excusas que se alegaron para eludir la tributación son un magnífico reflejo de la situación por la que pasaba la retaguardia salmantina: desorden y deficiencias administrativas, incapacidad para interpretar las órdenes, o «por no saber dónde dirigirse».39 Pero, fundamentalmente, por la precariedad económica de muchos municipios antes de la guerra, agravada por ésta y por las resistencias a la contribución, factores, todos, que influyeron en la aplicación del decreto.40 Por estos motivos, los primeros meses que siguieron a la entrada en vigor del decreto no destacan por el número de cotizaciones y por las cantidades detraídas en comparación con las que se recaudarán en los meses posteriores. La aplicación del decreto se vio afectada por el caos y la falta de organización de los primeros meses, especialmente el descuento de los sueldos a los funcionarios de la provincia, y por la mayor dificultad en el ingreso de esas cantidades. En cambio, la proximidad de las instituciones ubicadas en la capital, tanto al Gobierno Civil como a la sucursal del Banco de España, les facilitó a los habilitados una mayor celeridad en las transferencias. Por el contrario, la lejanía de la capital y las dificultades de comunicación, así como el retraso en el cobro de los sueldos con respecto a otras entidades, explican que el descuento por parte de los ayuntamientos se efectuase posteriormente. En este sentido, hubo que esperar a noviembre y diciembre para que se incrementara y generalizara el número de ingresos procedentes de los pueblos. Asimismo, el que fueran los ingresos de los descuentos de los funcionarios ubicados en la ciudad los que con más rapidez hicieron efectivos sus ingresos demuestra el mayor control y vigilancia del poder en sus instituciones, por ser éstas, sobre todo Gobierno Militar y Civil, Ayuntamiento y Diputación Provincial, las impulsoras de las suscripciones y por la necesidad que tenían de marcar la pauta y ser ejemplificadoras.

001-480 Salvaje pesadilla

202

8/5/07

12:32

Página 202

esta salvaje pesadilla

A medida que transcurrieron los meses y que la situación en la retaguardia se estabilizó, se incrementó el número de cotizaciones y, en consecuencia, las cantidades ingresadas. Las circulares de Gobierno Civil, clarificando y controlando su aplicación y la extensión del impuesto a funcionarios que en un principio habían quedado excluidos, contribuyeron a ese aumento. De igual forma, el análisis de las entidades cotizantes revela que el mayor número de ingresos se produjo en 1937, cuando la situación estaba más normalizada, y que se redujeron a partir del último trimestre de 1938, cuando dejó de ser obligatorio el descuento. Salamanca se acogerá a esa norma y apenas participará con posterioridad a esos meses. Tampoco habrá simetría en las cantidades ingresadas en los mismos meses de cada año, porque 129 entidades cotizan en una sola vez todo lo que se les descuenta a sus funcionarios. Y si tenemos en cuenta las cifras totales, el peso mayor de esta figura impositiva recaerá en 19 entidades, pues un 75% del total cotizado les corresponde a ellas, y el 25%, a las 511 restantes. Como ocurre con los datos de la Suscripción Nacional, no hay correspondencia entre número de veces y las cantidades ingresadas.41

Los impuestos para financiar el entramado benéfico-asistencial: el Plato Único y el Subsidio Pro-Combatientes Las tareas asistenciales fueron claves para ayudar a movilizar y a encauzar a las masas en la dirección adecuada. El control de esta labor fue un ingrediente más para conseguir una organización eficaz de la retaguardia y un magnífico instrumento de propaganda para mostrar la mejor cara de un incipiente Estado, definido por la exclusión y el uso desmedido de la violencia, además de contribuir a cimentar las bases ideológicas del Estado franquista.42 Para financiar el vasto entramado asistencial se crearon impuestos, personales y de consumo, con destino al Fondo de Protección Benéfico-Social, a través de las Juntas Provinciales de Beneficencia. Se estableció de ese modo el nexo entre las instituciones benéfico-asistenciales viejas y nuevas. Auxilio Social articuló una serie de mecanismos para recaudar fondos, pero también fueron fundamentales el impuesto del Plato Único o el del Subsidio ProCombatientes. Igualmente se estimularon todo tipo de suscripciones complementarias, como Ficha Azul y Cuestaciones, que dejaron al descubierto nuevas reticencias por parte de la población a hacer frente a las sucesivas presiones recaudatorias. A la Jefatura de FET-JONS llegaron constantes denuncias sobre personas, incluso pueblos enteros, que se habían negado a aceptar los emblemas de Auxilio Social, y esta circunstancia la trasladó a Gobierno Civil por si era necesario tomar medidas «ante las denuncias constantes que se reciben en

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 203

patria y dinero

203

esta Jefatura por no aceptar los emblemas de Auxilio Social en varios pueblos».43 A aquellos que no aceptaron la imposición de los emblemas se les aplicaron las multas correspondientes y se publicó en la prensa la relación nominal con las cantidades asignadas. La difusión de la relación de personas multadas provocó, en algunos momentos, tensiones entre el gobernador civil y el Delegado de Prensa y Propaganda, poniendo de manifiesto las luchas de poder entre ambos y el deseo de FET-JONS de tomar decisiones autónomas con respecto a la autoridad.44 Esa misma dualidad se produjo en todo lo referente al procedimiento sancionador, pues no siempre estuvo claro a quién correspondía ejecutar las sanciones. Al gobernador civil, como presidente de la Junta Provincial de Beneficencia, le incumbía dar la orden;45 sin embargo, el Delegado Provincial de Seguridad Interior y Orden Público ejecutó, algunas veces, las sanciones sin su permiso. Dejando a un lado las suscripciones y cuestaciones, lo cierto es que la financiación del Auxilio de Invierno se concibió mediante el establecimiento de impuestos, el primero de los cuales fue el Día del Plato Único.46 Consistía en que cada hogar, «recordando a los hermanos caídos, viudas, huérfanos abandonados se santifiquen con el sacrificio de comer un solo plato, de quince en quince días, ingresando las economías en el fondo común de Beneficencia que al efecto se organizará por este Gobierno general».47 La orden establecía que la recaudación tendría lugar el 1 y 15 de cada mes, empezando a regir desde el día 15 de noviembre de 1936. Los industriales de la hostelería contribuirían con el 50% del importe de cada comida aislada que sirvieran, con el 40% de cada pensión completa para las personas hospedadas y con el 25% de aquellas consumiciones que en forma de desayuno o meriendas, etc., se realizaran en los días señalados. Este gravamen pretendía fines redistributivos de carácter benéfico-asistencial, puesto que el artículo primero de la orden del Día del Plato Único disponía que se creaba con destino a los fines benéficos de establecimiento de comedores de asistencia social, jardines de infancia, casas-cuna, gotas de leche, orfelinatos e instituciones análogas, entre las cuales cabe destacar los talleres de aprendizaje, donde los refugiados pudieran aprender un oficio y «desarrollar su espíritu católico y patriótico», campos de deportes para el desarrollo físico y la enseñanza premilitar, colonias veraniegas y campamentos para los jóvenes. Los salmantinos que tuvieron que contribuir con el impuesto del Plato Único, soportaron no pocas presiones.48 Éstas se manifestaron al mes de su aplicación a través de las tareas de inspección ordenadas por el Gobernador Civil. El retraso en los ingresos, así como la baja cuantía de los mismos —para las previsiones que tenían las autoridades—, obligó a elevar las cuotas contributivas y a efectuar un control riguroso por parte de los inspectores. Se impuso la coerción y la sanción hacia un doble destinatario: las Juntas

001-480 Salvaje pesadilla

204

8/5/07

12:32

Página 204

esta salvaje pesadilla

Locales, por su retraso en el ingreso de la recaudación y por su dilación en la comunicación al Gobierno Civil, y los particulares, con las multas que se les aplicaban por no contribuir.49 El control y seguimiento de la población eran estrechísimos y las visitas domiciliarias de los inspectores determinarían qué miembros de la familia eludían la contribución.50 Aún con estas medidas, y a pesar del clima de terror imperante, algunos salmantinos se atrevieron a burlar las órdenes y a encararse con los subdelegados, por lo que la negativa a contribuir se convirtió en un acto heroico y en una manifestación más de rechazo al nuevo orden que se estaba construyendo.51 Muchos contribuyentes mostraron su descontento con el aumento de cuotas o se negaron a contestar a los requerimientos. Ante la rebeldía, el Gobierno Civil no dudó en aplicar las correspondientes sanciones y arbitró medidas siguiendo un doble conducto: por un lado, las multas que se les asignaban a los morosos o a los reticentes a la contribución y, por otro, la publicación de las listas negras de malos patriotas.52 La cuantía de las multas se convierte así en otra forma de exacción, pero aún más gravosa para el particular que el propio impuesto, pues las cantidades oscilaron entre las 10 y las 200 pesetas. Las resistencias llegaron no sólo de los contribuyentes más precarios, sino también de aquellos que gozaban de una buena posición económica. Los Delegados de la capital y los alcaldes fueron los encargados de enviar la relación de vecinos que se negaban a contribuir con el Plato Único,53 no sólo para sancionarles económicamente sino también para publicar en el Boletín Oficial de la Provincia y en la prensa local los listados con los nombres y las multas correspondientes.54 La publicación de los contribuyentes rebeldes se convierte en el acta notarial de los «malos patriotas que, debiendo hacerlo según su modo normal de vida, no contribuyeron a esta Empresa Nacional».55 La publicidad en ambos medios establece una clara división del vecindario salmantino entre los solidarios y comprometidos con la causa y el resto. Consistió en otra forma de represión añadida, pues a la exacción económica se le unía el agravio público. Además de publicar la relación de personas multadas por el retraso en la contribución del Plato Único, el Jefe Nacional de Beneficencia y Obras Sociales instará a la Guardia Civil a que ejerza la máxima vigilancia en la recaudación, y a Gobierno Civil a que incremente las cuestaciones y el tipo de multas para mayor ejemplaridad.56 Sin embargo, y a pesar de todas las medidas tomadas por la autoridad, la resistencia o rebeldía de la población continuará. Lo mismo ocurrirá con las Juntas Locales, que, a pesar de saber la obligación que tienen de indicar la recaudación del Lunes sin postre, el gobernador civil se verá obligado a publicar una nueva circular recordándoles la necesidad que tienen de cumplir con lo ordenado bajo amenaza de sanción.57 La aplicación de este impuesto se convierte en una vía recaudatoria a la vez que controladora de la población, pues el contribuyente que se niega a

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 205

patria y dinero

205

participar pasa a ser objeto de la sanción económica y del correspondiente escarnio público. Las multas se convierten, pues, en vehículo represor y recaudador. Al mes y medio de la aplicación del impuesto del Plato Único, se estableció el 8 de enero de 1937 el Subsidio Pro-Combatientes.58 Consistió en un impuesto o recargo de tipo indirecto, que, gravando determinadas formas de consumo que podían considerarse superfluas, sirviera para constituir un fondo destinado a socorrer a quienes lo necesitasen. En consecuencia, de nuevo un impuesto sobre el consumo serviría para recabar fondos con los que financiar un nuevo tipo de gasto público asistencial, relacionado con el auxilio a los familiares de los combatientes que, habiendo vivido bajo el mismo techo que el soldado antes del 18 de julio de 1936, careciesen de ingresos, o que éstos fuesen insuficientes. Posteriormente, la orden de 21 de enero de 1937 y el Decreto de 25 de abril de 1938 completarían todo lo referente a este impuesto.59 El artículo 13 de este último decreto del Ministerio del Interior determinaba que los Ayuntamientos proveerían de local, menaje y material de oficina a las Comisiones Provinciales y Locales, con cargo a los presupuestos municipales, habilitando al efecto el crédito correspondiente.60 Al igual que había ocurrido con otros impuestos, meses después de la entrada en vigor del decreto que estableció el Subsidio Pro-Combatientes, el Gobierno fijó unas reglas aclaratorias, al mismo tiempo que dispuso de la ampliación del recargo de 10% del subsidio Pro Combatientes a los servicios que se mencionaran.61 El 20 de febrero de 1938 tuvo lugar esa ampliación a toda clase de tabacos, entradas de espectáculos públicos en general, consumiciones en cafés, bares, confiterías y establecimientos similares. Además, la Jefatura del Servicio Nacional de Beneficencia y Obras Sociales acordó que, con carácter general, se aplicara este impuesto a toda clase de juegos en establecimientos públicos y de recreo y a consumiciones extraordinarias en hoteles, pensiones, fondas, hostelerías y posadas.62 A los pocos días se amplió el recargo a la venta de perfumes, artículos de pieles de abrigo, artículos de lujo, como alhajas, oro y plata, obras de arte, tapices y antigüedades, etc.63 Asimismo, tuvieron un recargo los servicios de coche-cama, y las licencias de aparatos de radio, y el 50% de la recaudación del día semanal del plato único y el producto íntegro del día semanal sin postre pasaron a engrosar los fondos destinados al Subsidio, además de una tasa especial por la expedición de salvoconductos y licencias de caza.64 Nada más entrar en vigor el decreto n.º 174, que estableció el Subsidio Pro-Combatientes, quedó constituida en Salamanca la Junta Municipal encargada de ponerlo en marcha. El alcalde de la capital, como presidente de la Junta, nombró a los vocales que le acompañarían, y en la sesión municipal del 1 de febrero de 1937 se ratificó la designación efectuada por el alcalde de nombrar a Gaspar Alba vocal de la Junta en concepto de mayor contribuyen-

001-480 Salvaje pesadilla

206

8/5/07

12:32

Página 206

esta salvaje pesadilla

te.65 A su vez, en los distintos pueblos de la provincia comenzaron a constituirse Juntas Municipales con los mismos criterios que el decreto había ordenado.66 En todas ellas el presidente era el alcalde y le acompañaban, como vocales, el juez municipal, el mayor contribuyente del municipio, el cura párroco y un ecónomo que actuaba de secretario y que, a su vez, lo era del Ayuntamiento. En la mayoría de las ocasiones fue el propio párroco el que ejerció de secretario de la misma. Inmediatamente, las Juntas Municipales se encargaron de elaborar el padrón con el número de beneficiarios del Subsidio de la localidad y de enviarlo a la presidencia de la Junta Provincial del Subsidio Pro Combatientes,67 así como de controlar el cobro del impuesto en los establecimientos designados.68 Desde el primer momento, la aplicación del decreto no fue fácil. Las pautas que tenían que seguir para cumplir sus disposiciones no debieron de estar claras o hubo cierta desidia en el cumplimiento de éste, porque el Gobierno Civil se vio obligado a emitir circulares con las instrucciones para su correcto cumplimiento.69 Es más, cuando ya había pasado más de un año desde su entrada en vigor, se volvió a recordar cómo se organizaba el funcionamiento del Padrón, de las Comisiones y de las Actas del Subsidio Pro Combatientes.70 La falta de un único criterio en la aplicación de la normativa dio lugar a diversas interpretaciones y a contradicciones entre las distintas Juntas Municipales. La improvisación y el acomodo de las disposiciones, a medida que se iban aplicando estos impuestos, confundieron más que aclararon a los que tenían que aplicarlas.71 Y las circulares emitidas por el Gobierno Civil no ayudaron a clarificar las disposiciones de los decretos. Prueba de ello es que llegaron denuncias de algunos vecinos sobre irregularidades en el funcionamiento del Subsidio, o se consultó sobre si éste era obligatorio o voluntario. Las normas relativas a la recaudación del Subsidio fueron las que generaron más dudas a la hora de aplicarlas y la excusa perfecta para el retraso en la contribución y posterior ingreso. Una cierta relajación por parte de los poderes locales en la presión que debían ejercer sobre los contribuyentes, las penurias económicas, las carencias administrativas de los pueblos salmantinos y las trabas burocráticas entre la capital y la provincia influyeron en el retraso contributivo. Asimismo, todos estos inconvenientes no pudieron ocultar la resistencia a las órdenes de la superioridad y la negativa de los particulares a colaborar con el nuevo régimen militar. La prensa local, en concreto La Gaceta Regional, se hizo eco de las multas impuestas por el Gobierno Civil a presidentes y secretarios de las Juntas Municipales del Subsidio Pro Combatientes. La publicidad de los incumplimientos, las resistencias y, en consecuencia, las multas impuestas por la autoridad eran fundamentales a los efectos de servir como represalia, y para que no se volvieran a producir futuras infracciones.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 207

patria y dinero

207

4. CONCLUSIÓN: LA PRESIÓN ECONÓMICA COMO REPRESIÓN SOBRE LA CIUDADANÍA

El desarrollo de los impuestos que se han detallado puso de manifiesto la falta de un criterio único en la aplicación de la normativa, las penurias económicas, las carencias administrativas de los pueblos salmantinos y las trabas burocráticas entre la capital y la provincia. Pero ante todo pusieron en evidencia una constante presión fiscal, determinada por exacciones de todo tipo y permanentes, que además implicó una clara acción coactiva que no dudaba en abrir y publicar los casos de rebeldía o negativa al pago independientemente de su carácter semivoluntario. Si no se producía la participación espontánea y voluntaria en las suscripciones se imponía a través del reparto contributivo; esto, sin duda, fue determinante para el incremento de los fondos. Suscripciones voluntarias y obligatorias se sucedieron a lo largo de los meses y se simultanearon de forma escalonada con los impuestos, poniendo de manifiesto la escasa diferencia entre ellos. Ciertamente Salamanca fue de las primeras capitales en colaborar en la llamada «campaña patriótica» y en las suscripciones que se fueran abriendo paulatinamente; sin embargo, con el tiempo se demostraría que la recaudación alcanzada en otras capitales por distintas suscripciones e impuestos fue superior a la de Salamanca. Entre julio de 1936 y marzo de 1939, procedentes de Salamanca, se habían ingresado en la cuenta corriente de la Suscripción Nacional en metálico un total de 8.751.937,43 pesetas; de éstas, 3.512.568,70 pesetas como resultado del descuento de haberes de funcionarios, y 1.000.000 de pesetas por el valor equivalente en monedas y alhajas a través de la Suscripción Nacional oro. La recaudación obtenida por la suscripción Auxilio a poblaciones liberadas alcanzó la cifra de 120.600,06 pesetas y la asistencia social se cubrió, junto con otros impuestos, con la recaudación que llegó a través de Auxilio Social (1.043.458,66 pesetas), Plato Único (3.585.439,70 pesetas), Día sin postre (97.999,48 pesetas) y Subsidio Pro-Combatientes (103.086,80 pesetas). En resumen, por suscripciones e impuestos especiales se recaudaron un total de 14.702.522,13 pesetas.72 A las autoridades de Burgos o Valladolid esas cantidades les parecieron insuficientes comparadas con lo alcanzado en otras capitales, y a lo largo de la guerra mostraron al gobernador civil de Salamanca su malestar al respecto y le instaron a que se hicieran los máximos esfuerzos para fomentar la participación. En esta tarea fue fundamental la utilización de los medios de comunicación. Las arengas, instando a la población a participar, y la publicación periódica de las listas nominales de los donantes debieron servir no sólo para estimular a la población a la participación, sino también para tener informados puntualmente a los ciudadanos del desarrollo de cada suscripción. Las nuevas autoridades franquistas tuvieron la necesidad de expresar la colabo-

001-480 Salvaje pesadilla

208

8/5/07

12:32

Página 208

esta salvaje pesadilla

ración y el apoyo al régimen a través de la publicación en la prensa salmantina; ésta, con la publicación de los listados, contribuyó, de forma sustancial, en la extensión y propaganda de las suscripciones. Y si a lo largo del proceso recaudador se observó tibieza en la entrega, se intensificaron las campañas propagandísticas perfectamente metodizadas, diseñadas desde Burgos y transmitidas a través de carteles, prensa y radio, para, por un lado, enmascarar la realidad —reticencias, oposición— e inducir, por otro, a la entrega de donativos. Los medios de comunicación estuvieron sometidos a un estricto control y los mensajes a una férrea censura. La propaganda hizo uso de un lenguaje que enmascaró y mistificó la realidad y que hizo parecer voluntario lo que era obligatorio. En las fuentes se alude constantemente a suscripciones y a donativos voluntarios, nunca a imposición o contribución. Oficialmente, en ningún momento se hace referencia a obligatoriedad. Hasta tal punto es así, que tiende a confundirse suscripción con impuesto, y a la detracción del sueldo de los funcionarios se le denomina «ofrecimiento patriótico» o «donativos de funcionarios». Todo un sistema impositivo revestido de benéfico y voluntario se puso en marcha y la utilización ambigua y espuria del lenguaje ocultó las amenazas que la contribución llevaba implícitas. Por tanto, la recaudación económica no estuvo exenta del clima de terror que invadió Salamanca en esos días, ni de las presiones derivadas de ese ambiente. A la represión física y a la depuración política se unió la extorsión económica. Como un reflejo de lo que venía sucediendo desde el inicio de la guerra, todas las disposiciones dictadas para regular la vida institucional y económica establecieron la subordinación de toda autoridad civil a la militar correspondiente. No obstante, y a pesar de la militarización, el gobernador civil se convirtió en el «gerente» y guardián del proceso recaudador al que estuvieron supeditadas las autoridades militares. La presión fiscal constante a que se sometió a la población desde el inicio de la guerra produjo una respuesta dispar entre los salmantinos. La colaboración espontánea y voluntaria de unos se acompañó de la desidia y la resistencia por parte de otros, por lo que los insurgentes utilizaron todos los medios coercitivos a su alcance para inducir a la población a la participación. La propaganda, a través de la prensa y la radio, sirvió para ocultar la realidad, no tanto en lo que respecta a las cantidades entregadas por la población, sino en su carácter voluntario y espontáneo. Salamanca aparecía como una ciudad entregada y entusiasta, mientras la propaganda ocultaba la negativa de los vecinos a dar su apoyo y las constantes denuncias en el Gobierno Civil y en la Jefatura provincial de FET-JONS a la no colaboración, por lo que el sistema de multas tuvo que imponerse para que la participación fuera efectiva. La publicación en la prensa se convertía así en un método coactivo más para obligar a la cuestación. A su vez, servía de instrumento de validación de

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 209

patria y dinero

209

lo entregado. A falta de un documento acreditativo de haber efectuado los donativos, la publicación en la prensa servía de aval justificatorio. Los delatores de los insumisos fueron los propios alcaldes o los integrantes de las fuerzas políticas colaboradoras, especialmente los dirigentes locales de Falange. El conducto a través del cual se comunicó la desobediencia para que la autoridad ejerciese las medidas punitivas fueron los comunicados que se remitían a Gobierno Civil desde los ayuntamientos y las comandancias de la Guardia Civil respectivas. La imposición y el sometimiento de la población fueron absolutos, especialmente en los pueblos donde todos se conocían y donde se ejercía una estrecha vigilancia entre los vecinos. Las denuncias fueron la consecuencia, en muchos casos, de los «malos quereres», que hicieron que los propios vecinos delatasen a los más reacios a la colaboración y aprovechasen el clima bélico para saldar rencillas del pasado. Asimismo, el seguimiento de las suscripciones y de los impuestos sirvió para sancionar a la población a través de fuertes multas, no sólo por su negativa a la contribución, sino para ejercer la represión hacia los contrarios ideológicamente o hacia los que habían mostrado su desafección al Movimiento Nacional. El contenido de las instancias que los propios sancionados enviaban al Gobierno Civil para que se les retirase la multa refleja también que, aun siendo afectos a la causa, participando y contribuyendo en las distintas suscripciones, teniendo hijos luchando en los frentes de batalla e hijas colaborando en las cuestaciones, no estarán exentos de ser multados por descuidarse en el pago, por lo que en muchos casos se vieron obligados a reclamar y a exponer las razones para que les fuera condonada la multa. Parece dibujarse, además, una cierta imagen de propietario salmantino, avaro, tacaño, que, poseyendo bienes, rehúsa cotizar. Difícil tarea la de delimitar la resistencia de la tacañería o avaricia. Las medidas represivas que se hicieron efectivas no quedaron reducidas al ámbito privado entre desafecto y autoridad, y al pago por aquel de la correspondiente sanción, sino que se extendieron al espacio público al darse a conocer, a través de la prensa local, la lista de morosos. Las relaciones nominales de los contribuyentes se contraponían a las «listas negras» con los nombres de los rebeldes que se habían negado a colaborar, constituyéndose en un mecanismo establecedor de la divisoria entre patriotas y antipatriotas, y que no sólo pretendía conseguir un efecto represor sino también de escarnio público. Los reacios a la colaboración serán víctimas de otra forma de represión al ejercerse sobre ellos la presión económica, en primera instancia, a través de multas, y de marginación posterior para alcanzar puestos de influencia. Mientras los mayores y más decididos colaboradores se situaban en el escalafón para ocupar puestos relevantes en el presente y en el futuro, los rebeldes quedarán marcados como insolidarios y traidores a través de la publicación de sus nombres en la prensa, sin que al mismo tiempo pudieran

001-480 Salvaje pesadilla

210

8/5/07

12:32

Página 210

esta salvaje pesadilla

quedar exentos del pago correspondiente, es decir, la sustitución de la cantidad que se había negado a entregar por la multa correspondiente. Nadie quedó exento del pago, ninguno se libró de las obligaciones impuestas. El poder militar inaugura desde su inicio una nueva forma de represión, de encuadramiento y de control de la población, y ni siquiera los escolares quedaron al margen de las cuestaciones. En este sentido, los maestros, previa depuración, inducirán a los niños a colaborar por medio de la organización y asistencia a veladas teatrales; además de convertirse en un vehículo de entretenimiento, servirá para recabar fondos y para encuadrar y socializar a la población infantil en el sistema. Los maestros se utilizarán de ejemplo y de correa de transmisión de los valores que se querían establecer. Y frente a la imposición y la represión, la resistencia a la participación. La negativa a manifestar la adhesión al nuevo régimen franquista y a contribuir a las distintas suscripciones e impuestos se reveló como una forma de oposición ante el nuevo poder por parte de los sancionados. Las resistencias populares se dejan entrever en la correspondencia que se establece entre poder omnímodo, el Gobierno Militar y el Civil, y los poderes locales. Los alcaldes, en las comunicaciones enviadas a Gobierno Civil acerca del discurrir de las recaudaciones, manifiestan veladas resistencias al proceso en curso, así como tensiones entre los viejos y nuevos políticos, en especial con los falangistas, a los que en ocasiones se percibe como nuevos arribistas. La precariedad de los pueblos, puesta de manifiesto antes de la guerra y agudizada por ella, contribuye a la reticente participación, por lo que las entregas efectuadas por los vecinos a través de las distintas suscripciones escasamente fueron voluntarias; si acaso, algunas fueron espontáneas en un primer momento, al inicio de la guerra, conscientes de que su destino era cubrir las necesidades de los frentes. Posteriormente, cuando la presión se intensificó, comenzaron a surgir las resistencias a la entrega, y ello obliga a las autoridades a amonestar en primera instancia al infractor y a multarle al producirse la reincidencia. A medida que la resistencia se hizo mayor y que el requerimiento se repetía, las sanciones se incrementaron según su posición social. En definitiva, aquellos que se negaban a participar acabaron por entregar, a través del sistema de multas, una cantidad superior a la establecida en la suscripción. Ni el miedo que la población podía tener por lo que estaba sucediendo desde el inicio de la guerra, ni el control a que fue sometida impidieron que se mostraran esas resistencias que en muchos casos no fueron veladas, sino que se manifestaron abiertamente y sin miedo a las posibles represalias. En conclusión, el entramado recaudatorio que se puso en marcha con las suscripciones e impuestos no sólo fue un cauce de extracción económica de la población, sino también un eficaz instrumento para su encuadramiento y control. Igualmente, los insurgentes lo convirtieron en otra forma de violen-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 211

patria y dinero

211

cia política al utilizar los medios coactivos y represores a su alcance para obligar a la población a contribuir, además de servir de imposición y control de la adhesión y de vehículo de propaganda. Las cuotas contributivas relacionadas con la capacidad económica del donante sirvieron no sólo para realizar una especie de justicia redistributiva de la riqueza —al menos así lo presentó el régimen—, sino también para la creación de un entramado recaudatorio revestido de benéfico, disfrazado de contribución popular voluntaria y encubridor de un sistema tributario, que, además de ayudar a solventar las necesidades de guerra, estableció las bases hacendísticas del nuevo Estado y el dominio sobre la población.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

212

12:32

Página 212

esta salvaje pesadilla

ANEXO I TABLA 1. Suscripción en metálico. Cantidades recaudadas en Salamanca desde octubre de 1936 a marzo de 1939 Año

Número de ingresos totales

Cantidad recaudada en pesetas

1936 1937 1938 1939 Total

172 489 647 9 1.317

911.711,90 3.709.523,73 4.129.773,42 928,38 8.751.937,43

Fuente: Archivo del Banco de España. Caja 456. Elaboración propia.

ANEXO II TABLA 2. Suscripción oro en Salamanca (agosto de 1936-junio de 1939) Fechas 1936 Agosto

Peso de Peso de Peso de las la plata/ las alhajas/ monedas/ Kg Kg Kg

Día

25 27

Pesetas

500.000 500.000

Octubre 1 5 1937 Marzo Abril Mayo Julio Agosto Octubre Octubre 1938 Febrero Mayo 1939 Junio Total

Béjar

18 7 26 19 7 16 16 17 12

9,945

10,925 39,594

6,745 20,560

0,655 0,074 3,434

11,557 0,636 0,624

0,107 12,020

0,387 1,888

3,595 1,949 0,348 2,690 0,682 0,299 0,068

0,892

1,912 0,524

13

Fuente: A. H. P. BU (SN), libro 12.

27,127

0,082 68,129

0,329 0,030 1/2

37,295 1/2 1.000.000

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 213

patria y dinero

213

ANEXO III. SUSCRIPCIONES E IMPUESTOS: PROVINCIA DE SALAMANCA Cantidades recaudadas y pueblos que participan (1936-1939)

1936

AÑO

MES

SUSCRIPCIÓN

JULIO

Fuerzas salmantinas (327.607,50) (54 pueblos)

Fuerza Pública (640.411,75) (50 p.)

AGOSTO

Ejército y Milicias (819.040,92) (182 p.)

Milicias Patriotas (15.622,38) (22 p.)

SEPTIEMBRE

Hospitales y heridos de campaña (19.329,80) (18 p.)

OCTUBRE

Adquisición de armamento (4.376,35)

NOVIEMBRE DICIEMBRE

Movimiento Nacional (28.895,15) (4 p.)

Homenaje de la Retaguardia al Frente (4.009,25) (14)

Altar del Requeté Aguinaldo del Soldado (65.427,80) (p. 176)

S. en especie (83 p.)

IMPUESTOS Falange Española (56.443,38) (47 p.) Requetés (6.038,50) (11 p.) Acción Popular (4.832,96) (11 p.)

Cruz Roja (19.783,07)

Avión Guardia Cívica (64.088,24) (134 p.) Guardia Cívica (7.060,20) (15 p.)

Suscripción Nacional: - metálico: 8.751.998,34 -oro:1.000.000

Homenaje a Franco (9.491,95) (110 p.)

Plato Único Día sin Postre Auxilio de Invierno

Auxilio a Madrid (2.704,85) (7 p.) Monumento a los caídos Subsidio ProCombatientes (103.086,80)

ENERO FEBRERO

Haberes de Funcionarios

Auxilio a Málaga

MARZO ABRIL Auxilio Social (1.043.458,66)

MAYO

1937

JUNIO

Acorazado España (3.683,75) (14 p.)

Auxilio a Bilbao (5.472,31)

JULIO AGOSTO SEPTIEMBRE OCTUBRE

Auxilio a Teruel

NOVIEMBRE DICIEMBRE

Pro-Aguinaldo del Combatiente (97.380,57)

Auxilio a Poblaciones Liberadas (120.600,06) (462 p.)

ENERO FEBRERO MARZO ABRIL

Homenaje a Mola (6.929,55) (14.000?)

MAYO

1938

JUNIO

Homenaje a Calvo Sotelo (101.724,70)

JULIO AGOSTO SEPTIEMBRE OCTUBRE

Auxilio a Teruel

Homenaje a los héroes de la vanguardia

DICIEMBRE

Pro-Aguinaldo del Combatiente (283.838,96)

Homenaje a J. A. Primo de Rivera

ENERO

Auxilio a Cataluña (134.081,66)

FEBRERO

Auxilio a Madrid (28.814,30)

1939

NOVIEMBRE

MARZO

IMPUESTO DE BENEFICIOS EXTRAORDINARIOS

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

214

Página 214

esta salvaje pesadilla

ANEXO IV SUSCRIPCIONES: PROVINCIA DE SALAMANCA Período de vigencia MONUMENTOS

RECONSTRUCCIONES

ALTAR DEL REQUETÉ

A LA CONSTR.. CRUZ CAÍDOS

FESTIVIDADES Y CONMEMORACIONES A J. A. PRIMO DE RIVERA

HOMENAJES

A MOLA A CALVO SOLTELO A FRANCO A SANJURJO Y ON. REDONDO DE RETAGUARD. Al Frente AUXILIO A POBLACIÓN MADRID

AUXILIO POBLACIONES LIBERADAS

AUXILIO A POBLACIÓN CATALUÑA AUXILIO A POBACIÓN TERUEL AUXILIO A POBACIÓN BILBAO AUXILIO A MÁLAGA

APOYO HERIDOS

APOYO SOLDADO

ASEDIO A MADRID

PRO AGUINALDO COMBATIENTE

AGUINALDO DEL SOLDADO

CRUZ ROJA

FRENTES Y HOSPITALES

MATERIAL GUERRA

ACORAZADO ESPAÑA PRO AVIÓN GUARDIA CÍVICA ADQUISICIÓN ARMAMENTO

FUERZAS POLÍTICAS MILICIAS

ACCIÓN POPULAR REQUETÉS FALANGE ESPAÑOLA MILICIAS PATRIÓTICAS EN ESPECIE

FUERZAS ARMADAS

MOVIMIENTO NACIONAL

EJÉRCITO Y MILICIAS

FUERZA PÚBLICA

SUSCRIPCIÓN NACIONAL

FUERZAS SALMANTINAS

SUSCR. ORO

JULIO AGOSTO SEPTIEMBRE OCTUBRE NOVIEMBRE DICIEMBRE ENERO FEBRERO MARZO ABRIL MAYO JUNIO JULIO AGOSTO SEPTIEMBRE OCTUBRE NOVIEMBRE DICIEMBRE ENERO FEBRERO MARZO ABRIL MAYO JUNIO JULIO AGOSTO SEPTIEMBRE OCTUBRE NOVIEMBRE DICIEMBRE ENERO FEBRERO MARZO ABRIL 1938

1937

1936

AñO

1939

MES

EN METÁLICO

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 215

6 La Universidad de Salamanca, plataforma de la represión en el sistema universitario español 1

Jaume Claret Universitat Pompeu Fabra

T

RAS EL FRACASADO golpe de estado de julio de 1936, los sublevados se prepararon para una larga guerra contra la República, mientras desplegaban un contundente «terror azul» en las zonas bajo su control. La violencia tuvo un carácter preventivo y no reactivo, y se convirtió en elemento fundacional del nuevo régimen. En Salamanca, como en el resto del territorio, las nuevas autoridades «no sólo se empeñaron en ocultar la represión en la conciencia colectiva salmantina» imputándola en exclusiva al otro bando, «sino que en algunos casos ejercen una labor de legitimación de la misma, unida a un fuerte control social de la población en materias de conducta y moral».2 Las primeras actuaciones de los sublevados se ajustaron a la contundencia apuntada por el general Emilio Mola y dictada por el general Andrés Saliquet desde la Capitanía de Valladolid, y suponían una vuelta de tuerca de los excesos protagonizados por la derecha contra los representantes del Frente Popular tras las elecciones de febrero de 1936. Mientras las autoridades republicanas se habían esforzado por mantener la calma y evitar nuevas tensiones —con un resultado incluso notable—, nada similar hallaremos a partir del 19 de julio de 1936. «El tiro de la Plaza» —el incidente que acabó con cinco muertos y varios heridos en la plaza Mayor— escenificó el paso de Salamanca al bando sublevado y la instauración de un nuevo régimen de terror y adhesiones inquebrantables. Tras un primer período de violencia «preventiva», a partir del 1 de noviembre de 1936 comienza a «legalizarse» la represión. Esta legalidad en construcción y la compleja estructura represora anexa necesitaban de la implicación de un creciente número de técnicos. A los verdugos y ejecutores

001-480 Salvaje pesadilla

216

8/5/07

12:32

Página 216

esta salvaje pesadilla

de primera hora, progresivamente les acompañaron juristas, administrativos, jueces, médicos, etc. «Cuando las gentes se pegan o se matan, llegan después los juristas para explicar por qué se pegaron o mataron».3 La represión servía para castigar al enemigo y someter a los indecisos, pero sobre todo ayudaba a cohesionar a los vencedores, pues tras cada sanción se hallaba un beneficio o una prebenda. Según relataba Pedro Laín Entralgo, «se decía: “¿Quién es masón? El que va por delante en el escalafón”».4 De hecho, el naciente régimen pudo consolidarse gracias a la estrecha vinculación establecida entre sus propios intereses y los de una parte importante de la población. En el caso salmantino, la mayoría del Claustro universitario colaboró tanto en la justificación como en la aplicación de la represión. A menudo la relevancia de la Universidad de Salamanca en el bando sublevado parece quererse reducir a un carácter meramente propagandístico como portavoz de los académicos y científicos fieles al nuevo régimen. En parte, este reduccionismo se ha visto alimentado por la omnipresencia de la figura de su rector Miguel de Unamuno y Jugo. Sin embargo, y sin querer desmerecer su evidente notabilidad, al naciente régimen le resultó mucho más decisiva la aportación del resto del Claustro salmantino. En este papel más pragmático y, a primera vista, menos vistoso podemos distinguir dos grandes áreas de colaboración: en primer lugar las aportaciones materiales más directamente relacionadas con el esfuerzo militar, sea en el frente —como los 119 alumnos «caídos»—, sea en la retaguardia; y en segundo lugar el papel de la Universidad como generadora del discurso justificativo del golpe de estado y como comadrona del cañamazo jurídico del nuevo régimen, aportando ideología y personal cualificado.5 Respecto de la primera categoría, destacan las cesiones de materiales y de edificios. Como se recordaba en el acto inaugural del curso 1939-1940, «la Cátedra salmantina fue entonces la Cátedra Nacional», encabezando la defensa «ante el mundo [de] los principios de nuestra tradicional civilización cristiana» y cediendo «hospitales, edificios, bibliotecas y laboratorios».6 La Universidad permitió así la utilización de su viejo edificio para asuntos tan dispares como la Secretaría de Relaciones Exteriores, diversas secciones del Arma de Aviación, la Estafeta de Correos del Cuartel General, la censura extranjera de correspondencia y de prensa (cuya eliminación por el fuego produjo más de un conato de incendio, con las consiguientes protestas del rector) e incluso el estudio o taller de pintura de José Aguiar —en la Sala de Columna— mientras éste pintaba los retratos de Franco con el soldado a los pies (primero que se le hace como «Caudillo» y adquirido por el Ayuntamiento salmantino) y de Carmen Polo.7

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 217

la universidad de salamanca

217

La embajada alemana se instalaba en la Facultad de Medicina, mientras que el Palacio de Anaya se convirtió en la sede de la Delegación del Estado para Prensa y Propaganda bajo la dirección del general José Millán Astray y Terreros. En realidad, desde el 4 de noviembre de 1936, el auténtico jefe sería el fascista camisa vieja y catedrático de Instituto, Ernesto Giménez Caballero, financiado por su hermano Ángel, con material requisado y acompañado de personajes tan variopintos como Juan Aparicio, Víctor de la Serna, Agustín de Foxà y el capitán Gonzalo Aguilera Munro, conde de Alba de Yeltes que atribuía todos los males de España a la introducción del alcantarillado. Entre las actuaciones de la Delegación del Estado para Prensa y Propaganda destacó la creación de Radio Nacional de España (RNE) en el mismo palacio Anaya.8 En ésta también colaboraron miembros del Claustro salmantino, junto con representantes de las organizaciones políticas y de las milicias y del clero. La misma Biblioteca universitaria evidenciaba la transformación de la ciudad, pues sus usuarios se diversificaban y, en lugar de estudiantes —en su mayor parte movilizados—, extranjeros y altos cargos españoles monopolizaban los préstamos. A pesar del aumento de clientes ilustres, el centro no fue recompensado con una mayor dotación. Al contrario, los recortes presupuestarios comunes al resto de instituciones controladas por los sublevados se vieron agravados por el secuestro de volúmenes valiosos. Finalizada la guerra, por ejemplo, el rector tuvo que reclamar al Ministerio el retorno de una serie de libros sobre Derecho Internacional en poder de José María Trías de Bes, recordando que Madrid contaba con suficientes bibliotecas donde obtenerlos.9 Durante el conflicto, las novedades se limitaron a las escasas donaciones de las embajadas alemana e italiana, a las relevantes cesiones realizadas por Miguel de Unamuno y el ex rector Enrique Esperabé de Arteaga, y a los volúmenes requisados o entregados voluntariamente de obras consideradas mayoritariamente como peligrosas o sospechosas. A principios de 1938, con el traslado del general Francisco Franco y su primer gobierno a Burgos, la Universidad recuperó algunas áreas del palacio de Anaya. Las otras permanecieron ocupadas por oficinas de los sublevados, como por ejemplo las del general Millán Astray, quien prolongó su estancia hasta junio de 1939. Las instalaciones fueron restituidas con importantes deterioros y sin gran parte del mobiliario y del material de oficina. El Colegio Trilingüe —sede primero de la Escuela de Comercio y más tarde de la Jefatura Superior de Marina— fue el más afectado, a raíz de un incendio que provocó unas pérdidas por valor de 300.000 pesetas, sufragadas por los sufridos presupuestos universitarios. En cambio, otros organismos como la Delegación del Estado para la Recuperación de Documentos subsistieron en Salamanca más allá del período bélico. Esta institución creada el 26 de abril de 1938 con una clara función represiva y de control policial dio lugar al posterior y polémico Archivo de la Guerra Civil.10

001-480 Salvaje pesadilla

218

8/5/07

12:32

Página 218

esta salvaje pesadilla

En la retaguardia, la Facultad de Medicina se hizo cargo de los diferentes equipamientos hospitalarios tanto civiles como militares, y aportó material, edificios y personal. Destacaron, por las responsabilidades asumidas, el auxiliar de Patología quirúrgica Francisco Díez Rodríguez, director sanitario de Guerra; el catedrático de Patología médica Fermín Querol Navas, director del Hospital Militar Musulmán de la Vega, jefe de Cirugía Médica y del Laboratorio de dicho centro y asesor de FE-JONS; el catedrático de Patología médica Primo Garrido Sánchez, encargado de Clínicas en el Hospital Provincial, en el Clínico y en el Militar, jefe de Clínica Médica del Pabellón de Oficiales del Hospital Militar de la Santísima Trinidad; y el catedrático de Higiene y Microbiología Médica y decano Serafín Pierna Catalán, jefe de Clínicas del Hospital Provincial y Clínico, jefe del Pabellón de Enfermedades Infecciosas del Hospital Militar de la Santísima Trinidad, Provincial y Clínico. Su compromiso no finalizaba aquí, pues los tres coincidieron, por ejemplo, al solicitar la destitución fulminante del rector Unamuno tras los hechos del 12 de octubre de 1936. También fueron integrados en las estructuras sublevadas los catedráticos Miguel Moraza Ortega, José Pérez López Villamil, Arturo Núñez García, Rafael Ramos Fernández, Gonzalo García Rodríguez y Leonardo de la Peña, y los auxiliares Francisco Díez Rodríguez, Íñigo Machado, Ambrosio de Prada Garrido y Guillermo Martín Marín. Además, tan sólo la Facultad de Medicina mantuvo actividad docente a través de los diferentes cursos de perfeccionamiento dirigidos a cubrir la creciente demanda de cuadros sanitarios en el frente y la retaguardia.11 Por su parte, la Facultad de Ciencias permitió la militarización de su personal. El profesorado colaboró en diferentes investigaciones, como las coordinadas por el Servicio de la Comandancia General de Artillería y relacionadas con la guerra química. En estas oficinas dedicadas a la obtención de gas tóxico, en el palacio Anaya, también se ubicaba el excéntrico alquimista Savapoldi Hammaralt que se había ofrecido a producir todo el oro que necesitasen los sublevados para ganar la guerra.12 Respecto de la colaboración ideológica y doctrinal, ésta recayó especialmente en los docentes de las Facultades de Derecho y de Filosofía y Letras. En esta segunda sobresalió, en un primer momento, la figura de Miguel de Unamuno. Posteriormente, el protagonismo estuvo más repartido, destacando personajes como el catedrático de Lengua y literatura españolas Francisco Maldonado de Guevara Andrés. Éste llegó a desempeñar el cargo de «vocal en la Comisión dictaminadora de libros de texto para la enseñanza que funcionó durante los años de 1938 y 1939 en el Ministerio de Educación Nacional en Vitoria y en Madrid».13 La colaboración ideológica incluía también la propaganda tanto interior como exterior, especialmente a raíz del establecimiento del general Franco en

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 219

la universidad de salamanca

219

la ciudad, tras su ascensión al caudillaje el 1 de octubre de 1936. La elección tenía una justificación histórica, por la relevancia y prestigio de la ciudad, pero no exclusivamente. No debe olvidarse, por ejemplo, que en ella también fijaron su sede «las embajadas de los países amigos y las cúpulas de sus fuerzas militares de apoyo (Legión Cóndor, CTV)», así como el aparato de propaganda de los sublevados.14 Las instituciones salmantinas correspondieron a la designación con una orquestada operación de propaganda y adhesión. El día 8 de octubre, coincidiendo con el primer parte de guerra fechado en Salamanca por el Cuartel General del Generalísimo, se hacía público el mensaje de la Universidad de Salamanca al resto de universidades y el día 11 se distribuía la pastoral del obispo Enrique Pla y Deniel Las dos ciudades, redactada el 30 de septiembre anterior. El 14 de octubre Unamuno y seis rectores agradecían por telegrama a los delegados de Argentina, Uruguay y Portugal en la Sociedad de Naciones su comprensión hacia la causa española. A este orquestado crescendo servilismo cara a la opinión pública internacional, se añadían otros actos de consumo interno como «el Vitor que los servicios de propaganda franquista dedican a Franco ... pintado con sangre de toro en un lateral de la Catedral, frente a la Universidad, el Cuartel General y la sede de dichos servicios de propaganda». Decía así: «Generalísimo Franco, gloria de las milicias hispánicas, Vítor».15 La declaración universitaria antes citada había sido redactada el 20 de septiembre anterior por los catedráticos José María Ramos Loscertales y Teodoro Andrés Marcos, sancionada por el propio rector salmantino —con «algunos retoques semánticos»— y aprobada por la Junta de Gobierno universitaria seis días después.16 Se trataba de una evidente jugada política que buscaba publicitar la causa insurgente aprovechando el prestigio de la Universidad y en especial de su máximo representante, y contrarrestar el supuesto apoyo mayoritario a la República de los intelectuales españoles. La declaración recogía y ampliaba lo ya avanzado por Miguel de Unamuno en las semanas anteriores. Por un lado, se planteaba el conflicto bélico como la defensa de «nuestra civilización cristiana de Occidente, constructora de Europa», frente a «un ideario aniquilador». Se denunciaban «actos de crueldades innecesarios —asesinatos de personas laicas y eclesiásticas— y destrucción inútil —bombardeos de santuarios nacionales (tales El Pilar y La Rábida), de hospitales y escuelas, sin contar los sistemáticos de ciudades abiertas—, delitos de lesa inteligencia, en suma, cometidos por fuerzas directamente controladas o que debieran estarlo por el Gobierno hoy reconocido “de jure” por los Estados del mundo». Se subrayaba la incapacidad del gobierno republicano, así como su falta de humanidad o propósito de enmienda, y se pedía, a los «compañeros en el cultivo de la ciencia», «una expresión de solidaridad».17 Aunque en el Archivo Histórico de la Universidad de Salamanca únicamente se conserven las adhesiones remitidas por los centros de Bonn y Buda-

001-480 Salvaje pesadilla

220

8/5/07

12:32

Página 220

esta salvaje pesadilla

pest,18 el documento tuvo una importante repercusión tanto en el ámbito académico como político, social, cultural y religioso más allá de las fronteras españolas. Incluso tras la defenestración de Miguel de Unamuno, la Universidad de Salamanca siguió realizando numerosos actos literario-propagandísticos como instrumentos de justificación del nuevo régimen.19 El claustro salmantino intentó mantener su ascendencia dentro del bando insurgente y contrarrestar la percepción exterior de que los principales intelectuales españoles apoyaban a la República. La ausencia de la figura paraguas del viejo rector complicó la tarea y obligó a un mayor esfuerzo e inventiva. El 9 de junio de 1937 se impulsaba un encuentro de todos los «rectores de la España liberada» para realizar una declaración conjunta dirigida a la comunidad internacional de apoyo explícito a los insurgentes —y de reconocimiento implícito de la preeminencia salmantina—. La iniciativa había surgido del Instituto de Secundaria de A Coruña, y el rector de Santiago de Compostela Felipe Gil Casares la había elevado al resto de autoridades académicas.20 El día 10 se aprobaba una declaración, basada en una propuesta del rector de Sevilla José Mariano Mota Salado y redactada por el catedrático Cándido Ángel González Palencia, donde se profundizaba en la línea ya abierta con el texto de 1936 por la Universidad de Salamanca: Los Rectores de las Universidades de Salamanca, Valladolid, Zaragoza, Sevilla, Granada y Santiago, con la conformidad de los de Oviedo y La Laguna, reunidos en la Universidad de Salamanca, reiteran su adhesión al nuevo Estado y a su Ilustre Caudillo, el Generalísimo Franco. Recogiendo el ambiente de sus universitarios y Centros de enseñanza que les son adscritos y ante la calumniosa campaña contra los ideales que animan el Movimiento Nacional, se proponen dirigirse a los hombres de ciencia de todos los países para informarles gráfica y documentalmente de la noble, caballerosa y valiente actitud del Ejército, secundado por la juventud española, en cuyas filas tantos estudiantes han ofrendado generosamente su vida a la Patria. Al mismo tiempo harán pública de modo bien patente, la labor destructora de los enemigos de la verdadera España, que sin repara en los mas execrables procedimientos han atentado contra la vida de las personas no combatientes, la economía nacional y los más preciados valores artísticos y espirituales. Al desarrollar este programa, en nombre de la cultura nacional, sumándose a iniciativas anteriores, creen cumplir con un deber en defensa de la civilización cristiana.21

A nivel académico la actividad fue escasa y únicamente los cursillos en memoria de Marcelino Menéndez Pelayo merecieron ese adjetivo. La sesión inaugural de 15 de septiembre de 1937 se dedicó a «El valor de la Cultura tra-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 221

la universidad de salamanca

221

dicional y de la Ciencia española, según las enseñanzas de Menéndez Pelayo», con una misa previa «por las almas de los estudiantes caídos en los frentes de combate». El primer ciclo se prolongaría hasta finales de año, mientras que la segunda edición se iniciaba a principios de 1938. A pesar del esfuerzo, su brillantez fue escasa y la sensación de provisionalidad e improvisación prevaleció.22 Ya sin la advocación a Menéndez Pelayo, a finales de 1938 arrancaba un nuevo ciclo de conferencias que concluiría a la vez que la guerra. En el seno de la Universidad de Salamanca también se creó el 8 de diciembre de 1937 el Instituto de España, donde se fundían las diferentes Reales Academias y se buscaba ofrecer al exterior la imagen de una «Nueva España». El 7 de enero de 1938 se celebraba con solemnidad su constitución en el Paraninfo, bajo la batuta de Eugenio d’Ors. «Los intelectuales —se decía—, como soldados de la cultura, movilizados —espiritualmente— al igual que los del frente, deberían abrir con su trabajo trincheras mentales que impidieran en el futuro el contacto del pueblo con las ideas que habían llevado al país a la decadencia y a la guerra civil; no se podía repetir con la cruzada lo que había sucedido con la Guerra de la Independencia, en que el enemigo, después de haber sido derrotado militarmente, había logrado imponerse por el subrepticio camino de la traición liberal».23 La ampulosidad de la prosa y la ambición de sus objetivos, pues se pretendía asumiese, entre otras, las competencias de la disuelta Junta de Ampliación de Estudios (JAE), no condujeron a ninguna parte y el invento nunca funcionó. Iglesia y Universidad se nos revelan como los principales poderes locales encargados de la legitimación, el control social y la desmovilización política. La Iglesia salmantina se distinguió por ser una de las diócesis que más contribuyeron, tanto ideológica como materialmente, a la instauración e institucionalización del nuevo régimen. A la legitimación ideológica de los sublevados —mediante documentos como el Derecho de Alzamiento del magistral del Cabildo, Aniceto de Castro Albarrán—, se sumó el apoyo económico —como la donación efectuada por el párroco de Sancti Spiritus en octubre de 1936, de 10.000 pesetas «a favor del ejército salvador de España»— e incluso logístico —como la cesión del Palacio Episcopal para que estableciese allí el Cuartel General durante el primer año de guerra. Ambas instituciones colaboraron estrechamente e incluso se compenetraron a la hora de apoyar al naciente régimen. En esta labor de puente entre ambas instituciones, destacaron especialmente los dominicos por su desacomplejado «integrismo católico». Éstos, junto con buena parte del Claustro de la Facultad de Derecho, se convirtieron en los teóricos e ideólogos del Alzamiento Nacional desde la —«conveniente descontextualizada»— Asociación de Derecho Internacional Francisco de Vitoria.24 La Francisco de Vitoria había nacido en 1926 como Asociación y en octubre de 1933 se constituyó como Instituto. Centrada en temas de Derecho

001-480 Salvaje pesadilla

222

8/5/07

12:32

Página 222

esta salvaje pesadilla

Internacional, se suponía dedicada al movimiento universal y pacifista. Aunque su sede se hallaba en Madrid, los cursos se realizaban en Salamanca. Con todo, no adquirió una especial relevancia hasta después del levantamiento militar, cuando hallaron un pretexto para la legitimación y justificación de la rebelión armada y su consiguiente represión, y para poner a disposición de las nuevas autoridades tanto sus conocimientos como sus contactos internacionales.25 «Más de la mitad de la publicística elaborada en y desde Salamanca como centro de poder, recurrió a las enseñanzas de Vitoria y de otros elementos de la Escuela Teológica Salmantina para conformar el discurso justificativo-legitimador».26 Históricamente, la Facultad de Derecho salmantina no se había caracterizado por su excelencia académica y docente. Como recuerda José Antón Oneca, en 1923 «contaba con no demasiados alumnos (los oficiales, los verdaderamente presentes, no llegaban a 100 y, junto con los libres, apenas pasaban de 500) así como con un reducido claustro de profesores que no superaba la veintena, incluyendo los de todas las categorías». Él mismo denunciaría en la Junta que era «pobre en material científico y sobre todo en libros».27 Quizás para compensar esta falta de textos y cobrarse los servicios prestados, el 26 de septiembre de 1940 el Instituto Francisco de Vitoria pedía al jefe del Depósito de Recuperación de Libros de la Biblioteca Nacional las bibliotecas requisadas de Claudio Sánchez Albornoz y de Jiménez de Asúa, esta última en depósito en la Universidad.28 Con estos antecedentes, determinados miembros de la Facultad de Derecho salmantina lograron un fuerte ascendente dentro del nuevo régimen a través, en parte, de su pertenencia a la asociación Francisco de Vitoria. En un encuentro celebrado el 7 de enero de 1938, hallamos reunidos al cañamazo académico-ideológico salmantino: el rector Esteban Madruga Jiménez, el obispo de Madrid-Alcalá Leopoldo Eijo Garay, a los catedráticos de Derecho de Salamanca Manuel Torres López, Nicasio Sánchez Maza, Nicolás Rodríguez Aniceto,29 Isidro Beato Salas30 y Wenceslao González Oliveros, y a personajes importantes de la intelectualidad insurgente como Joaquín Fernández Prida —catedrático de Historia del Derecho internacional de Madrid y ex ministro monárquico—, José Gascón Marín —catedrático de Derecho Político y Administrativo en Sevilla y último ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes de la Monarquía—, José María Trías de Bes y Giró —catedrático de Derecho Internacional de Barcelona y ex diputado de la Lliga—, José Yanguas Messía —catedrático de Derecho Internacional de Madrid y ministro durante la dictadura del general Primo de Rivera—, al futuro ministro franquista Pedro Sainz Rodríguez, al líder monárquico Antonio Goicoechea de Cosculluela y al futuro decano de Filosofía y Letras de Madrid Eloy Bullón Fernández, entre otros.31 De entre todos ellos, sobresalía la figura del catedrático de Derecho penal Isaías Sánchez Tejerina. Éste se había destacado como el primer gran teórico

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 223

la universidad de salamanca

223

de los insurgentes. En su doctrina planteaba «que la guerra tenía lugar entre España (la tradición) y la anti-España (las ideas foráneas, el marxismo, el liberalismo). Se trataba, por tanto, de una guerra de defensa de España contra las potencias extranjeras que querían destruir España valiéndose de españoles que no merecían tal nombre por estar poseídos por ideas extranjeras que negaban a Dios, a la tradición española y a la moral católica». Según este razonamiento, los culpables de la violencia eran las mismas víctimas, pues la habían generado con su actitud y comportamiento. En su discurso inaugural del curso 1940-1941, fue todavía más explícito y lo tituló Un caso de legítima defensa colectiva.32 De su pluma también surgió el barniz legal que permitió la actuación contra la masonería, al situar en plano de igualdad la condición de masón y la de traidor a la patria. Como recompensa, el catedrático salmantino fue nombrado vocal del Tribunal Especial de Represión de la Masonería y el Comunismo. En su arrebatamiento, llegó a defender la reposición del Santo Oficio. Por fortuna, la propuesta no fructificó.33 Sin embargo, su relevancia en el ámbito universitario vino dada por su integración en las estructuras represoras docentes junto con el también catedrático salmantino Teodoro Andrés Marcos. Así, Sánchez Tejerina formó parte de la primera comisión creada para depurar los claustros universitarios: la conocida como Comisión para la Depuración del Personal Universitario o Comisión A. Esta comisión formaba parte del entramado represor creado por la centralizada Junta Técnica del Estado —sustituta de la provisional Junta de Defensa Nacional— y dependía directamente de la Comisión de Cultura y Enseñanza, presidida teóricamente por José María Pemán Pemartín y regida en la práctica por un triunvirato integrado por el vicepresidente Enrique Suñer Ordóñez y los vocales Mariano Puigdollers Oliver y Eugenio Vegas Latapie. Los tres habían coincidido en Acción Española y los tres compartían un significado catolicismo. La Junta Técnica del Estado y la Comisión de Cultura y Enseñanza crearon cuatro tipos de comisiones depuradoras responsables de los diferentes niveles educativos, formadas por miembros propuestos desde la superioridad —a indicación de las autoridades académicas de cada distrito universitario— y ratificadas por el presidente de la Junta Técnica del Estado, «siendo los cargos irrenunciables». El decreto instituía dos comisiones —A y B— para toda España, encargadas del personal universitario y de las escuelas de ingenieros y arquitectos, respectivamente. En cambio, de las otras dos se establecían una por provincia y asumían la represión de los docentes de secundaria, inspectores, profesores de las Normales y personal administrativo —C—, y de los docentes de primaria —D—, respectivamente. El 8 de noviembre de 1936 (BOE, 11 de noviembre) se ordenaba «una revisión total y profunda en el personal de Instrucción Pública, trámite previo a

001-480 Salvaje pesadilla

224

8/5/07

12:32

Página 224

esta salvaje pesadilla

una reorganización radical y definitiva de la enseñanza, extirpando así de raíz esas falsas doctrinas que con sus apóstoles han sido los principales factores de la trágica situación a que fue llevada nuestra Patria». Esto incluía revisar y ratificar o modificar las medidas ya tomadas, pues, siguiendo la tónica insurgente, la acción precedía a menudo a la formalización y con anterioridad a su constitución se habían dictado diferentes sanciones importantes, recogidas incluso en el BOE. Por ejemplo, el 10 de octubre de 1936 se depuraba al rector de la Universidad de Valladolid, Isidoro de la Villa Sanz, y el día 22 se cesaba de todos sus cargos al hasta entonces rector de Salamanca Miguel de Unamuno.34 El mismo decreto subrayaba el carácter no «sólo punitivo, sino también preventivo» de la represión, pues el objetivo último era acabar con «los envenenadores del alma popular, primeros y mayores responsables de todos los crímenes y destrucciones y que sobrecogen al mundo y han sembrado de duelo la mayoría de los hogares honrados de España». La Comisión A se componía de cinco miembros, «tres de los cuales serán Catedráticos de Universidad», y tenía como misión «recoger los informes sobre personal universitario, instruir los expedientes oportunos y proponer las resoluciones que deben recaer en los mismos». Por su carácter singular, el decreto de 10 de noviembre (BOE, 11 de noviembre) autorizaba a los miembros de la Comisión para la Depuración del Personal Universitario a instalarse allí donde considerasen oportuno, así como a elegir internamente los cargos de presidente y secretario. Finalmente, se decantarían por establecerse en Zaragoza, con el catedrático de aquella Universidad Antonio de Gregorio Rocasolano de presidente y el catedrático de la Universidad de Madrid Cándido Ángel González-Palencia Cabello de secretario. El resto de componentes eran los vocales y catedráticos de Salamanca Teodoro Andrés Marcos e Isaías Sánchez Tejerina y el de Valladolid Lorenzo Torremocha Téllez. Meses más tarde, el 23 de julio de 1938, se modificaba la composición para evitar «que sus componentes se hallen dispersos en ciudades alejadas». Únicamente se mantuvo al presidente y al secretario, mientras se nombraban como nuevos vocales a los catedráticos residentes en Zaragoza Luis Bermejo Vida de Madrid y Emilio Jimeno Gil, de Barcelona, y a los catedráticos de la propia Universidad aragonesa Miguel Lasso de la Vega y López de Tejada (marqués de Saltillo) y Luis Sancho Seral. La represión del funcionariado en general y de la universidad en concreto se realizó a través de la depuración profesional. Se trataba de la asunción pública del inicio de la purga política, a través de herramientas de lenguaje falsamente administrativo y jurídico.35 El objetivo final era asegurar la adhesión inquebrantable de toda la administración. La depuración, positiva lógicamente, se convirtió en requisito previo imprescindible para recuperar el puesto de trabajo o para acceder a él.36 En el Ayuntamiento de Salamanca, por ejemplo, a lo largo de las tres etapas de represión, se imputaron 194 expedien-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 225

la universidad de salamanca

225

tes, 143 destituidos, 51 sobreseídos, 8 sanciones (suspensiones de empleo y sueldo, separación y traslado de servicio) y 28 ingresos en la cárcel provincial con frecuente sentencia de pena de muerte o traslado a otras prisiones.37 La depuración profesional existía en la legislación española desde 1815, cuando la Junta de Instrucción Pública estableció los «expedientes de purificación» contra los universitarios de ideas subversivas. El 27 de octubre de 1864 el moderado ministro de Fomento, Antonio Alcalá Galiano, extendió su ámbito de actuación a las actividades realizadas fuera de la cátedra, para combatir a los profesores krausistas fundadores, con el tiempo, de la ILE. Posteriormente, con el aumento de la conflictividad universitaria durante la Dictadura de Primo de Rivera, esta figura fue recuperada y adaptada.38 Se trataba, por tanto, de un procedimiento administrativo con habitual tendencia a esconder una intencionalidad política y que dotaba de un barniz legalista decisiones discrecionales.39 De hecho, la implantación de la depuración profesional no resultaba incompatible con el mantenimiento del resto de instancias represoras y de la violencia. En el caso de la depuración franquista, ésta tuvo un carácter generalizado y virulento como en ninguna otra etapa. Lógicamente, la presencia de dos docentes salmantinos en la Comisión para la Depuración del Personal Universitario, explica muchas de las actuaciones, así como algunas de las imputaciones sin base documental. Con todo, la labor de Andrés Marcos y Sánchez Tejerina no era solitaria, sino compartida solidariamente por el resto del Claustro universitario. Ya bajo la presidencia de Miguel de Unamuno, y desde el inicio de la guerra civil, el rectorado salmantino había asumido la responsabilidad de la purga sobre su distrito universitario, desde el personal de los diversos centros de enseñanza a las bibliotecas.40 La adhesión entusiasta no resultaba en balde, y las nuevas autoridades supieron recompensar los servicios prestados durante la posguerra. Así, los depuradores Sánchez Tejerina y Andrés Marcos consiguieron cierta proyección académica. El primero, catedrático de Derecho penal, fue considerado exento de depuración en virtud de los servicios prestados y el 18 de junio de 1941 (BOE, 23 de julio) se le premiaba con la cátedra de Estudios Superiores de Derecho Penal y Antropología Criminal del Doctorado de la Universidad de Madrid, y el 13 de enero de 1949 (BOE, 9 de febrero) con la cátedra de Derecho penal en la Universidad Central.41 El segundo, catedrático de Instituciones de Derecho canónico, también era exonerado de toda depuración y nombrado, el 18 de noviembre de 1936, vicerrector de la Universidad de Salamanca, cargo que desempeñó hasta su jubilación el 14 de abril de 1950 (BOE, 28 de abril).42 Las gratificaciones también alcanzaron a otros docentes vinculados con la Francisco de Vitoria, como Torres López, González Oliveros, Fernández Prida y Trías de Bes. Todos ellos coincidieron en la comisión de 21 «hombres

001-480 Salvaje pesadilla

226

8/5/07

12:32

Página 226

esta salvaje pesadilla

justos» creada el 21 de diciembre de 1938 y encargada de demostrar la ilegitimidad del régimen republicano.43 Incluso en el caso del catedrático de Derecho Civil de la Universidad de Sevilla y director del Instituto Francisco de Vitoria, Ignacio de Casso Romero, se mantuvo el vínculo entre cargo dentro de la estructura represiva y premio, pues al ascenso a la cátedra madrileña en 1939, se sumó el nombramiento como juez instructor de la depuración de «universidades varias». Posteriormente, sumaría el cargo de director general de Registros y del Notariado y la gran cruz de San Raimundo de Peñafort con la encomienda con placa de Isabel la Católica.44 Sin embargo, en el caso de la Universidad de Salamanca, quizá sea el ya citado catedrático de Filosofía del Derecho Wenceslao González Oliveros, hombre de confianza del Cuartel General, quien mejor ejemplifique este juego de compensaciones. A finales de 1940 se imponía con facilidad en las oposiciones a la cátedra de Filosofía del derecho de la Universidad de Madrid. Para el tribunal opositor, los servicios prestados resultaban decisivos y el candidato vencedor aportaba su paso por Salamanca, por el Ministerio de Educación Nacional y por el Gobierno Civil de Barcelona. El expediente destacaba «sus servicios prestados a la enseñanza, y sus prestigios y merecimientos literarios y jurídicos, demostrados en publicaciones y conferencias, une grandes méritos prestados a la Causa Nacional, no sólo en tiempos de la Dictadura, sino dentro de nuestro Glorioso Movimiento Nacional, desempeñando en estos momentos uno de los cargos más delicados y transcendentales del Estado español». No fue el último cargo, ya que también presidió el Tribunal Nacional de Responsabilidades Políticas y la vicepresidencia del Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo.45 La depuración, por tanto, no pretendía únicamente castigar a los desafectos y reprimir a los tibios —Luis de Galinsoga exigía: «¡A la cárcel con el neutral!»—,46 sino también reconocer a los adictos. La purga tenía un carácter político, como se evidenciaba durante toda su tramitación y resolución final. El catedrático de Geometría Analítica Emilio Román Retuerto superaba sin problemas el proceso depurador e incluso obtenía la cátedra de Geometría de la oposición en la Universidad de Madrid gracias a aspectos de su currículum ajenos al mundo de la investigación y de la enseñanza pero que el interesado hacía constar: «Es presidente del Círculo Católico de Obreros; del Consejo Diocesano de Acción Católica, etc.; durante la Gloriosa Cruzada ostentó cargos de confianza en Salamanca».47 A su vez, el catedrático de Pediatría Francisco Zamarriego García solicitaba la reincorporación al escalafón el 28 de febrero de 1938 desde Segovia, tras conseguir escapar hasta Deva (Guipúzcoa) el mismo 18 de julio de 1936 «ante el temor de permanecer en Madrid, ya que tenía el honor de ser médico de cabecera del protomártir D. José Calvo Sotelo y de su familia». Durante unos meses la depuración quedó detenida al extraviarse el expediente, pero

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 227

la universidad de salamanca

227

finalmente, el 4 de septiembre de 1941 (BOE, 13 de septiembre) se le reintegraba «en todos los derechos que puedan corresponderle sin imposición de sanción», destacando los servicios prestados en los hospitales de la Cruz Roja y en los cursos de «formación de Damas Enfermeras».48 En el otro lado se situaban los docentes víctimas de la purga. La mayoría de los sancionados afrontaban acusaciones generalistas, aunque no por ello menos peligrosas, de militancia o simpatía hacia las izquierdas. «Tal es el caso de los catedráticos Wenceslao Roces, del PCE y conocido traductor de El Capital, José Camón Aznar, radical, y Laureano Sánchez Gallego, Álvaro Calvo Alfageme y Miguel Moraza, sin filiación política concreta, pero de tendencias liberales. Lo mismo se puede decir de los auxiliares temporales de la Facultad de Derecho Luis Portillo Pérez, Agustín Íscar Alonso y Ángel Santo Mirat, templados republicanos de izquierda y buenos amigos, que tenían habitualmente una tertulia en el café Novelty, a la que en alguna ocasión asistieron Wenceslao Roces y Alfonso García Valdecasas». Con especial contundencia eran castigados aquellos docentes colaboradores de primera hora con la República como los juristas José Antón Oneca y José de Benito, o implicados directamente en cargos como Luis Domínguez Guilarte, responsable en Salamanca del Instituto de Reforma Agraria. La purga no se limitó al profesorado ordinario, sino que se extendió al resto de categorías docentes y al personal administrativo y de servicios. Así, se separaba e inhabilitaba a los alumnos internos Juan Alonso Maeso y Humberto S. del Olmo, y al médico de guardia Wilfrido Santos González; y eran suspendidos temporalmente —serían readmitidos en mayo de 1937— de empleo y sueldo el radiólogo Gabriel Alonso García y el alumno interno Manuel Prieto Carrasco.49 Volviendo a los docentes, la Comisión de Cultura y Enseñanza decretaba «la separación definitiva del servicio» en ocho casos: el 24 de abril de 1937 del catedrático de Historia del Arte José Camón Aznar; en mayo la medida afectaba a la cátedra de Derecho Mercantil en la figura de los auxiliares Luis Portillo Pérez y Agustín Íscar Alonso, y de su titular Álvaro Calvo Alfageme, el 7, 20 y 22 de mayo respectivamente; el 12 de junio del auxiliar temporal de Obstetricia Julio Pérez Martín; el 25 de septiembre del catedrático de Derecho romano Wenceslao Roces Suárez y del de Derecho mercantil José de Benito Mampel —ambos en excedencia desde 1931—, y el día 30 del auxiliar de Oftalmología Julio M. Sánchez Salcedo.50 La sanción de suspensión «por un año de empleo y sueldo» se aplicaba a siete docentes: el 25 de noviembre de 1936 al catedrático de Anatomía Godeardo Peralta Miñón, a los auxiliares temporales Teodoro López Jiménez de Ginecología y Darío Carrasco Pardal de Patología médica, al catedrático de Derecho romano Laureano Sánchez Gallego y a su auxiliar temporal Luis Domínguez Guilarte; y el 30 de octubre de 1937 —más la inhabilitación para

001-480 Salvaje pesadilla

228

8/5/07

12:32

Página 228

esta salvaje pesadilla

desempeñar cargos— al auxiliar temporal de Derecho Internacional Jesús Esperabé de Arteaga y González y al catedrático de Patología Quirúrgica Miguel Moraza y Ortega.51 El castigo más leve, la inhabilitación «para cargos directivos y de confianza», se reservaba para el catedrático de Derecho penal —en excedencia desde 1932 al ser nombrado magistrado del Tribunal Supremo— José Antón Oneca. Sancionado el 28 de septiembre de 1936, no fue rehabilitado hasta el 8 de enero de 1948. Mientras tanto, el 24 de abril de 1940 (BOE, 7 de julio) se le permitió reingresar en la Universidad de Santiago de Compostela, hasta que una vacante en su antigua cátedra salmantina facilitó su regreso el 29 de septiembre de 1941. Ya rehabilitado, Antón Oneca sería nombrado vicedecano el 10 de noviembre de 1956 y trasladado a Madrid el 14 de junio de 1962.52 Como en el caso de Antón Oneca, otros docentes consiguieron les fuese revisada su primera sanción y, tras no pocas cuitas, lograron reincorporarse a la docencia con penas de inhabilitación menores o rehabilitados completamente. Sin embargo, estas revisiones pecaban de la misma arbitrariedad característica de toda represión, y la prolongada incógnita sobre su resolución se convertía en un nuevo castigo.53 Además, se acostumbraban a solapar diligencias de diferentes instancias represoras, a menudo sobre los mismos hechos y frecuentemente con resoluciones contradictorias. Sin embargo, la represión no se limitaba a la sanción administrativa e incluía actuaciones expeditivas normalmente protagonizadas por las autoridades militares con la aquiescencia de los partidarios de los insurgentes. Las medidas iban desde la clausura de centros como los Institutos de secundaria de Béjar, Peñaranda, Arévalo, Toro, Trujillo y Talavera de la Reina;54 al asesinato de docentes. Por su relevancia pública, sin duda el más conocido fue el fusilamiento del catedrático Casto Prieto Carrasco y el del Profesor de la Escuela Normal José Andrés Manso (ambos diputados) en la madrugada del 29 de julio de 1936.55 El dirigente socialista Indalecio Prieto Tuero, años más tarde, se preguntaba el por qué de ésta y otras muertes: «¿Qué delito purgó, al ser fusilado, el ilustre catedrático de Anatomía de la gloriosa Universidad, don Casto Prieto Carrasco? Ser republicano. ¿Qué pagó con la muerte el profesor de la Escuela Normal don José Andrés Manso? Ser socialista».56 Prácticamente todos los alcaldes y concejales del Frente Popular en la provincia de Salamanca fueron asesinados o condenados a elevadas penas de cárcel.57 La razón última parecía hallarse en la voluntad de frenar con las armas aquello que no se había podido frenar en las urnas. En Salamanca como «en Zafra no hubo guerra; sólo represión y violencia. La guerra, como en otros muchos lugares de Extremadura y de España, sólo fue la excusa para exterminar a los ideológicamente contrarios».58 Y, justo un paso por detrás de los verdugos, en seguida aparecieron los cuadros responsables de dotar a esa

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 229

la universidad de salamanca

229

violencia de un barniz ideológico, administrativo y judicial. Esa responsabilidad recayó principalmente en personajes provenientes de círculos católicos, conservadores, carlistas, falangistas y de derechas, muchos de los cuales provenían del ámbito universitario. Como recordaba Esperabé de Arteaga, con motivo de la visita del general Franco a la Capilla Universitaria durante la Semana Santa de 1937, existía una «unión íntima e indestructible» forjada al calor de la guerra civil y que se pretendía mantener constante entre «la Universidad inmortal y el Jefe del Estado».59 Por fortuna, y aunque con retraso y reticencias, la Universidad española empieza a encararse con ese pasado, a denunciar la falsa herencia franquista, a reivindicar el antecedente republicano y a rendir homenaje, como el pasado 11 de diciembre de 2006 en Salamanca, a los docentes víctimas del «atroz desmoche» franquista.60

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 230

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 231

Segunda parte

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 232

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 233

7 Unamuno, en guerra Luciano G. Egido

1. UNA GUERRA PARTICULAR

L

OS ÚLTIMOS MESES de la vida de Unamuno (1864-1936), en plena guerra civil española, fueron especialmente dramáticos. Por así decirlo, sus muchos fantasmas particulares se le aparecieron para torturarlo con sus interrogaciones, como si le pasaran la cuenta de sus responsabilidades sobre los actos, las ideas y las palabras de su pasado. Como si sus criaturas, igual que en su novela Niebla, se le rebelaran y le exigieran una explicación, una clarificación de sus cómos y de sus porqués. Su obra se le vino encima, acuciándole con el peso de sus insuficiencias y de sus debilidades. Todas las contradicciones de su biografía y de su pensamiento, todas las fisuras de su dialéctica existencial y todos los errores de su experiencia personal le explotaron en las manos y le amargaron sus últimas horas, agobiadas por el espectáculo sangriento de la lucha fratricida, que no podía eludir y que le obligaban todos los días a repensarse y a definirse dentro del caos de la guerra y de sus crueles evidencias; todo, agravado por sus circunstancias personales y sus miedos de setentón en territorio enemigo y adobado por lo que él había llamado su «yoismo». De un hombre, que había vivido permanentemente en la contradicción y en la duda, como tantas veces se ha dicho, señalar que el período final de su vida fue una contradicción permanente, rodeado de incertidumbres, no es decir nada nuevo. Pero sus vivencias durante aquellos violentos seis meses postreros y las especiales características de sus últimas contradicciones merecen una atención y un estudio pormenorizado, porque hubo un salto más que cuantitativo, cualitativo. Sus contradicciones no sólo fueron más numerosas, sino más sangrantes. Y no porque fueran unas contradicciones distintas a las de siempre, sino porque sus contradicciones eran de otro orden mental y moral, como si la cantidad se hubiera transmutado en calidad. Y no me estoy refiriendo a las contradicciones de su biografía exterior, a su inicial aceptación

001-480 Salvaje pesadilla

234

8/5/07

12:32

Página 234

esta salvaje pesadilla

y posterior rechazo de la rebelión militar del 36, ni a su celebración de la llegada de la Segunda República y con el paso del tiempo sus ácidas críticas al régimen democrático, que fueron el tema de mi libro Agonizar en Salamanca.1 Lo que ahora quisiera analizar es la significativa contradicción de su pensamiento en relación con lo que hasta entonces, en el umbral mismo de su muerte, había sido parte integrante de lo que pudiéramos llamar su filosofía, homogénea, inequívocamente suya e idéntica a sí misma, desde sus primeras endebles formulaciones concretas a finales del siglo XIX, en sus libros primerizos, como En torno al casticismo y Paz en la guerra, tan nuclearmente gemelos, hasta San Manuel Bueno, mártir, que en muchos aspectos puede considerarse su testamento literario y filosófico, tan indisolublemente unidos y paradójicamente potenciados todos entre sí. La publicación, después de medio siglo, de sus Notas para un posible libro sobre su posición ante la guerra civil, El resentimiento trágico de la vida, cuyo título parece parodiar el de la que es tenida como su máxima obra filosófica, nos proporciona materiales valiosos para el conocimiento del último Unamuno y sus contrastes, sus bandazos diríamos, en relación con el Unamuno de siempre y, lo que es más significativo, los contrastes entre el Unamuno público de aquellos meses últimos, de sus entrevistas periodísticas y sus declaraciones oficiales y el Unamuno privado de sus confidencias epistolares y de sus apuntes personales de trabajo, al filo de los días. Aunque la edición de estas Notas2 no añada nada nuevo a la imagen polémica, apasionada y atrabiliaria ya conocida, sin embargo nos permite asistir directamente, de primera mano o en primera fila, a la situación de sus ideas en aquel momento, que le hubieran servido para la preparación de un libro, que hubiera sido esclarecedor e imprescindible en la bibliografía básica unamuniana, si hubiera llegado a cogüelmo y sazón. Lo publicado, además de poder gozar de esos balbuceos iniciales de cualquier libro que busca concretarse y echar a andar, todavía nebuloso y desorientado, pero moviéndose hacia la claridad, nos muestra un Unamuno al desnudo, sin la retórica literaria de una puesta en escena, de un tratamiento racionalizado de la materia tratada. Son opiniones, sensaciones, esbozos de pensamientos trasladados al papel con la inmediatez de su origen, todavía caliente, el impulso de sus erupciones dialécticas, sin el pudor de cuidar las apariencias y su acomodación a la imagen pública del autor. Son como instantáneas cogidas al vuelo, sin preparación ni distanciamiento, en carne viva. Probablemente esta precariedad literaria sea más valiosa para conocer los entresijos del pensamiento unamuniano de entonces, que el libro que, si hubiera tenido tiempo, hubiera escrito sobre el tema de la guerra civil. En estas pocas páginas Unamuno se retrata tan impúdicamente que sobrepasa los niveles de impudor a que nos tiene acostumbrados el autor, que nunca tuvo pelos en la lengua y que vibró en sus textos como en una conversación priva-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 235

unamuno, en guerra

235

da, a calzón caído, en la intimidad de un grupo de amigos. Porque, con más evidencia que en otros escritores, Unamuno reaccionaba siempre con prontitud y pasión a los estímulos de su entorno personal, social, político y, por supuesto, histórico, mojando su pluma, como él dijo en alguna ocasión, en su propia sangre. Como un diapasón que se conmoviera a la menor brisa. Y la guerra civil, vivida día a día en la Salamanca militarizada del verano y del otoño del 36, fue mucho más que una ligera brisa. El propio Unamuno, en el texto que estamos utilizando, la calificó de «huracán». Lo que pretendo hacer brevemente es ordenar y dar coherencia, lo que supuestamente y de un modo diferente, como es natural, hubiera hecho él, si la muerte no se lo hubiera impedido, al pensamiento de sus últimas horas, tal y como quedó expresado en el manuscrito de El resentimiento trágico de la vida, que, es sabido, escribió al filo de los acontecimientos, de un modo fragmentario e inconexo, desde por lo menos, según las fechas consignadas, el mes de agosto del 36 hasta el mes de noviembre, de su última fecha indicada, pocas semanas antes de su muerte. El mismo carácter apresurado y espontáneo de estas escasas Notas es la mejor garantía de su autenticidad intelectual y de su absoluta sinceridad testimonial, de tal manera que en estas hojas manuscritas se nos ofrece «in nuce», en trance de alumbramiento, con el magma de su gestación visible todavía sobre la superficie de la escritura, su reacción ante el aluvión de la guerra. Por supuesto que esta misma franqueza no nos autoriza a suponer que su utilización posterior se hubiera hecho en los mismos términos que aquí dejó expuestos. Pero la rotundidad y la claridad de sus afirmaciones, así como su fidelidad estilística al Unamuno que conocemos bien, nos anima a pensar que gran parte de este material, todavía informe, pasaría, debidamente cribado y repensado, a la posible redacción definitiva del libro, que parece probable tenía el proyecto de escribir, puesto que hasta llegó a preparar una portadilla de la obra, con título, subtítulo y epígrafe. La publicación de este manuscrito ha procurado una nueva luz sobre sus ideas durante su larga agonía física y espiritual en la Salamanca agobiada por el peso de la guerra, de julio a diciembre del 36, que es el tramo que a él le tocó sufrir. Estos textos, algunos apenas esbozados, nos permiten asistir no sólo al período final de su biografía convulsa, sino a lo que pudiéramos llamar la terminación de su tiempo histórico. Se ha dicho con frecuencia que la guerra civil fue el último capítulo de la historia del siglo XIX español y, en exacto paralelismo, se puede decir que con Unamuno se cerraban también los últimos restos de la herencia intelectual del antepasado siglo en España, en el que nació, se formó y construyó el andamiaje de su pensamiento. Sus inevitables disidencias con Ortega y Gasset no son más que la demostración del distinto tiempo histórico en que ambos vivían. Ese carácter de ornitorrinco, que Ortega le echaba en cara, confirma el distanciamiento sideral que los separaba y califica, casi arqueológicamente, sus grandes desencuentros. Una-

001-480 Salvaje pesadilla

236

8/5/07

12:32

Página 236

esta salvaje pesadilla

muno conservaba algo de su romanticismo germinal y Ortega se anticipaba al racionalismo de la modernidad. Precisamente estos textos del Resentimiento trágico son una prueba de la incapacidad de Unamuno para entender bien la historia contemporánea, por los inadecuados instrumentos hermenéuticos que le habían servido para levantar y organizar el sistema asistemático de sus ideas. Pero son, al mismo tiempo, otra gran prueba de su honestidad intelectual, que reconoce esta inadecuación y confiesa su momentánea impotencia para captar la realidad, que se le aparece muy diferente a la que hasta entonces había visto o había querido ver, a través de su óptica particular. Las abundantes interrogaciones, que salpican el texto, los frecuentes anacolutos y los puntos suspensivos, que saltan sobre un precipicio, demuestran esa perplejidad desarmada, más significativa en quien pocas veces, en estos temas, había dudado a la hora de expresarse y que incluso había hecho de las aseveraciones tajantes una de sus señas de identidad, que tanto dañaron su imagen pública, como aquella afirmación irreflexiva de «que inventen ellos», tan mal interpretada siempre y tan tergiversada malintencionadamente. Estos textos, dramáticos por más de un motivo, abren una serie de sorpresas en relación con el entendimiento de la situación de ese último Unamuno, doblemente agónico en esos últimos meses de su vida, que siempre había sido agónica y que ahora lo era más por la experiencia de la guerra civil, frente a la que tenía que definirse, como había hecho siempre en su vida ante cualquier acontecimiento de la vida nacional. Porque estos textos no sólo ofrecen un a modo de resumen de los rasgos más significativos de su personalidad trágica, tanto intelectual como vital, que en él eran la misma cosa, sino una flagrante rectificación de lo admitido y defendido por él hasta entonces, la conciencia de un patético e imposible volver a empezar, el proyecto de reconstruir un edificio que se le había venido abajo y los arrestos para iniciar una nueva obra, para emplear los materiales de derribo. Estos textos delatan las dudas y los tanteos de un escritor en los momentos liminares de un nuevo libro y, al mismo tiempo, la perplejidad de Unamuno ante la ardua labor que se le presenta y en la que bucea sin un norte fijo. Lo que nos cuenta en estas pocas páginas, escritas en papeles ocasionales y a vuela pluma, como otra prueba de su sinceridad, hasta donde un escritor puede ser sincero, es su vivencia de la guerra civil. A sus setenta y dos años, esta experiencia, a la que probablemente se sumaría su memoria de la guerra civil vivida en su niñez, fue tan traumática que alteró el sistema de sus ideas, si es que tenía algún sistema, y lo dejó inerme frente a sus enigmas. El propio Unamuno se encarga de reconocer, por si hubiera alguna duda, el gran impacto que aquella guerra había producido en su pensamiento, lo que equivale a decir, en su vida: «La experiencia de esta guerra, —escribe—, me pone ante dos problemas, el de comprender, repensar mi propia obra, empezando

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 237

unamuno, en guerra

237

por Paz en la guerra [Es curioso señalar que Unamuno cita varias veces en estas páginas su primera novela, obra de juventud, como si los recuerdos dormidos se le hubieran puesto de pie, en su vejez] y luego comprender, repensar España», para terminar haciéndose la pregunta más inesperada y más significativa de su posición en aquellos días, tan revulsivos para él, como para todos los españoles: «¿Qué es España?» (pp. 31-32, de la citada edición). Es decir que fue consciente de lo que para la lectura del conjunto de su obra representaba el trauma de aquella guerra. Se había dado cuenta, en su carne y en su mente, de que lo que tan dolorosa y largamente había elaborado a lo largo de su vida quedaba erosionado, tambaleante y quizá inútil ante aquellos acontecimientos sangrientos, que tan directamente le alcanzaban y le conmovían. En varios momentos de este texto se transparenta la tristeza del desencanto, una especie de frustración de un antes y un después, que le hace lamentarse: «No quería yo salir de casa, a la plaza. Pues ya no me parecían los hombres y las mujeres, como antes, personajes soñados, nivolescos, creaciones mías, sino de carne y sangre —sobre todo de sangre— que irrumpían en la eterna idealidad» (ídem, p. 29). Hay un «antes» y un «ya», que imponen una frontera temporal al descubrimiento, al descalabro. Reconoce aquí el choque con la otra realidad, que ha irrumpido en su «eterna idealidad», en el mundo intocable de su creación, de su contribución a la realidad y a su entendimiento. Esa ruptura violenta ha venido también a destrozar sus presupuestos ideológicos, a invadir sus sueños, a desacreditar su óptica. No puede haber una mayor trasgresión de su idealismo, un derrumbamiento más atroz de sus puntos de vista, que hasta entonces le habían ayudado a escribir, a conformar su imagen del mundo, a crear su persona. Una realidad hirsuta se le revela y se le rebela y reconoce, con una humildad, admirable e insólita en él, que «el mundo no era ya mi representación» (ídem, p. 29), donde el adverbio «ya» vuelve a dejar su tajo contundente. Es casi el certificado de una derrota o, por lo menos, el reconocimiento de una equivocación. Indirectamente, también podemos medir la repercusión que los acontecimientos de la lucha fratricida, tan unamuniana como antiunamuniana al mismo tiempo, tuvieron en su cabeza. En este texto se ve que aquel terremoto histórico revolvió hasta sus defensas estilísticas, que siempre le habían vedado ciertas expresiones de dudoso gusto, que también habían aparecido en sus furibundos ataques a la monarquía y a la dictadura de Primo de Rivera, frenadas por su pudor lingüístico de vasco casto y pequeño burgués de colegio de pago. Por eso, no deja de sorprendernos que escriba, en un arrebato senil y con una locuacidad de carretero: «exputas, putas y preputas» (ídem, p. 45). Algo impensable en su obra anterior, anticipado unas líneas más arriba por una observación local, que nunca había hecho antes: «las putas por las plazas» (ídem, p. 23) y una referencia cultural: «Un burdel es un convento», sólidamente anclado en un razonamiento anti-malthusiano. Poco des-

001-480 Salvaje pesadilla

238

8/5/07

12:32

Página 238

esta salvaje pesadilla

pués se dejará ir hacia la grosería inexplicable y sólo aceptable dentro de las licencias cuarteleras del lenguaje, que la guerra imponía en todas partes, incluido el cuarto de trabajo de un gran escritor, permeable al aire lingüístico del momento: «esos degenerados andaluces, con pasiones de invertidos sifilíticos y de eunucos masturbadores» (ídem, p. 57). Parecería que Unamuno había perdido la ecuanimidad literaria, si es que alguna vez la tuvo, y se hubiera entregado a un desahogo personal, sueltos los controles de la dignidad lingüística, por la noticia de la muerte de su gran amigo y discípulo Salvador Vila, rector de la Universidad de Granada, a manos de los sublevados, con el que pocas semanas antes había estado charlando en Salamanca. Hay algo más que malhumor bélico en estas expresiones tabernarias de tertulia entre amigos, que con toda seguridad hubieran desaparecido en la redacción definitiva del libro en proyecto. Hay un desmadre estilístico que atenta a su sistema habitual de signos y que expresa una indignación, que presupone el tono que presidiría la obra en curso. Es algo más que un enfado pasajero y que unas apreciaciones anecdóticas, que desea mantener en la memoria escrita y que debemos poner en la cuenta nefasta de la guerra. Es una pista para desvelar su desorden interior, el cataclismo que sintió por aquellos momentos iniciales de la contienda y sobrepasaba los niveles de su especial racionalidad. Como si hubiera perdido todos los controles y la pasión desbordara todos los límites de su indignación. Como si estuviera viviendo un terremoto y nada a su alrededor quedara en su sitio. Ni siquiera su pensamiento. La lengua se le rebela, en la intimidad de su estilo, que traduce la arboladura de su rabia y el calado de su condena, al poco tiempo de haber dado su apoyo verbal al levantamiento militar, como rectificación de la República, que fue la coartada inicial utilizada por los generales rebeldes para justificar su gesto antidemocrático. Su primera equivocación reconocida, de la que da cuenta en el Resentimiento, además por supuesto de renegar de su error inicial de su ingenua creencia en las buenas intenciones de los sublevados, es el concepto que tenía de España. Posiblemente este topónimo cordial, que había siempre levantado sus entusiasmos dialécticos y sobre el que tanto había pensado y escrito hasta colocarlo en uno de los ejes de su pensamiento histórico, es el signo verbal más repetido a lo largo de este texto. He contado hasta veintisiete apariciones de la palabra «España» en un texto de apenas veinte páginas; más de una vez por página. Como el eje nuclear de su pensamiento en aquellos momentos. La idea clave. Debemos deducir que era su gran obsesión de entonces, después de haberlo sido con frecuencia en el pasado, entremezclada con sus preocupaciones personales, sus reflexiones filosóficas y sus arrebatos políticos. Para quien conozca su fidelidad al concepto de España, durante toda su obra, no le extrañará esta última dedicación absorbente. Pero de esta reiterada presencia, ninguna cita es más patética y más clarificadora de su posición en aquellos dra-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 239

unamuno, en guerra

239

máticos meses finales que la pregunta que se hace, cuando precisamente se plantea la necesidad de repensar toda su obra, que le hace aguas por todas partes en aquellos momentos. Como si su obra y España fueran la misma cosa o como si inevitablemente el conjunto de su obra le llevara a pensar en España. «¿Qué es España?», se pregunta Unamuno, y creo que no es una interrogación retórica. Antes nunca se había hecho esta pregunta, porque la respuesta le parecía tan obvia que no hacía falta hacerse la pregunta. Sus libros están llenos de respuestas, que hacen inútiles las contestaciones. Este enigma que le asalta y que se ve impelido a verbalizar, como hacía siempre con las cuestiones que le rondaban por la cabeza, no deja de sorprender en quien en muchas ocasiones se había identificado con España, hasta límites casi físicos, intercambiando sus rasgos y dando la sensación de una misma realidad. Esto ya se ha dicho y expresado con claridad por el prof. Elías Díaz: «La simbiosis Unamuno-España va a llegar a configurarse como auténtica y total identificación, trasvase mutuo de los recíprocos problemas. Unamuno llegará a verse como una España en pequeño y su visión hará de España un Unamuno en grande; el ser de ambos, por supuesto, coincidirá: contradictorio, agónico, en eterna y inacabable lucha consigo mismo».3 Y Max Aub lo dirá más claro todavía: «Don Miguel, único, siempre creyó ser España; España misma sin más». Cualquiera que lea con detenimiento la obra de Unamuno puede llegar a conclusiones semejantes. Pero no estará de más recordar algunos ejemplos, que nos devuelvan no sólo sus ideas, sino su estilística, casi su fonética. En 1913, escribió una frase en la que su sentimiento personal de España se hace sentimiento cordial de su propio cuerpo, abundando en la identificación de ambas realidades distintas y, como es natural, heterogéneas: «A mí, que tanto me duele España, mi patria, como podía dolerme el corazón, o la cabeza, o el vientre...». El hecho de que esta cita tenga su punto de partida en otra de Michelet, no le quita ni sinceridad ni valor significativo. No es la única que va en esa dirección. España había sido su tema recurrente desde la gestación de En torno al casticismo, en el que apareció, por primera vez, de un modo articulado dentro de la dialéctica de su pensamiento, el tema de España, que se convertiría, junto a la obsesión por su «yo», en el centro de sus meditaciones, en un paralelismo muy significativo, que podemos prolongar hasta esa dolorosa experiencia de la guerra, en que ambos temas se problematizan trágicamente. Al margen de En torno al casticismo y al azar, sin pretensión alguna de agotar sus citas sobre España, recordemos que en 1909, en Por tierras de Portugal y España, había escrito: «Viendo ceñir los relámpagos a los picachos de Gredos se me reveló el Dios de mi patria, el Dios de España, como Jehová se les reveló a los israelitas, tronando y relampagueando en las cimas del Sinaí», donde la retórica bíblica le permite magnificar su ardorosa fe en la

001-480 Salvaje pesadilla

240

8/5/07

12:32

Página 240

esta salvaje pesadilla

España de su propia retórica. La magnitud de la comparación nos exime de cualquier comentario. Poco después, en 1911, en Andanzas y visiones españolas, volvería a la misma alucinación, en el mismo decorado de su revelación patriótica: «los picos de Gredos, en donde no ha mucho soñé en la España inmortal». La huella repetida del recuerdo demuestra la profundidad de la creencia. España, como concepto abstracto, intemporal e intocable, adquirido en su juventud, de una vez para siempre, como fruto de una necesidad dialéctica más que como la consecuencia de una reflexión, se le disparaba como una reacción pavloviana, cada vez que subía a Gredos: «Y volví a sentir (en Gredos) lo que es la España que permanece». Todavía en 1931, al final de su vida, mantiene, en el diario El Sol, su obsesión y expresa su intención de «esforzarse en dar vida a un credo religioso nacional, que haga que el consuelo de haber nacido sea para los españoles haber nacido en España, de España y para España y su Dios», y todavía añade: «Y volví a soñar en seguir soñando una España eterna e infinita». Probablemente ya advertía el peligro del contraste con una realidad invasora y descalificadora de sus ideas, demasiado idealistas para aguantar el embate de la experiencia, cuando en 1934, en el mes de noviembre, en el Diario Ahora, se lamenta de su idealidad amenazada: «No lograrán matar a España, a la España común, a la de todos sus hijos, esos sedicentes decentes pistoleros de una sedicente tradición». Como si olfateara ya el peligro. El lenguaje de Unamuno, en aquel tiempo, se está agriando por momentos, pero sigue fiel a lo que ha venido pensando desde hace cuarenta años. España como concepto sigue siendo para él intocable, un bien precioso, indisoluble y eterno, hecho de una vez por todas, como una consigna del absolutismo hegeliano. (Tendríamos que hacer un largo paréntesis, con el fin de no abochornarnos con estas citas, tan evidentemente subjetivizadas, para preguntarnos en serio qué quería decir Unamuno cuando decía España y la calificaba con esta exagerada adjetivación, devorada por el vocabulario de su formación juvenil y por la herencia de sus débitos infantiles. He propuesto en varias ocasiones la necesidad de semantizar las palabras claves del pensamiento unamuniano, que perentoriamente exige una revisión semántica de sus contenidos, que acerque el interés de su discurso a nuestra sensibilidad actual. Probablemente sea una tarea que debería alcanzar a todo nuestro pasado, falto de una adecuada interpretación lingüística, entendiendo por lingüístico el estudio de cualquier signo. No estoy muy seguro de que Unamuno, cuando hablaba de España, se refiriera a la misma realidad a la que podría referirse, por ejemplo, su contemporáneo, el sr. Pemán, o al decir Dios, quisiera decir lo mismo que el P. Caminero, su comentarista y crítico, o, para tomar referencias más antiguas de nuestra historia lingüística, lo que querían decir, Quevedo o Berceo, cuando decían Dios.) Y, volviendo al tema, en 1936, con la guerra ese sueño de la España eterna, esa idea, esa creencia se le viene abajo, después de cuarenta años de haber

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 241

unamuno, en guerra

241

estado alimentándola con el corazón y manteniéndola en la cabeza, con todas las coartadas posibles, desde geográficas hasta culturales y religiosas. Repasando sus citas de España, muchísimo más numerosas que las que acabo de recordar, se nos hace más evidente el dramático quiebro de su sistema de signos, cuando reconoce que no sabe lo que es España. Antes, nunca se le hubiera ocurrido hacerse esa pregunta impertinente. No quiero decir que abandone el concepto de España, la palabra España, sino que se le hace, algo impensable diez años antes, problemática. Porque la palabra sigue manteniéndola en su vocabulario —no podía prescindir de ella—, pero su contenido, su significación, su carne semántica se le anubla, se le difumina, se le oculta y trata de sustituirla por otra, menos idealista, como pasada por una cura de razón, por una reducción a otra escala, como si necesitara, a aquellas alturas, con toda su obra hecha, permeabilizarse a las nuevas experiencias, que le traía aquella guerra civil, que, por mucho que la esperara, le cogió de nuevas y lo volteó trágicamente. España ya no es un sueño, ni una fe, sino «un valor comunal histórico» (ídem, p. 33), «una historia-tradición» (ídem, p. 39). Ya no es aquella idea unitaria y compacta, sin fisuras ni matices, que se sostenía a sí misma, invulnerable ante cualquier decepción e intocable por cualquier crítica. Se pregunta, como siempre inquisitivo e inconformista: «¿Tiene Vd. fe en España?» y se contesta: «¿En cuál? En la de los que gritan “arriba España” los arribistas?, en esa no» «en cuál, pues? en la de usted?» La mía se acaba conmigo...» (ídem, p. 57). Aquel sueño de la España eterna se convierte en una materia fungible, perecedera, relativa, casi opinable y desde luego controvertida, quizás ideal, una palabra literaria, pues escribe a continuación: «Y si la dejo (a España) en mi obra tengo fe en ella; como tengo en la de Cervantes». Todo el texto traduce un proceso de desemantización, de vaciamiento semántico de la palabra España, que, como dijimos antes, había sido clave de su pensamiento. Casi al empezar este texto, había escrito: «Entre los hunos y los hotros están descuartizando a España» (ídem, p. 21), apenas quince días desde el principio de la guerra civil. La experiencia de dos semanas fue suficiente para relativizar y después para destruir cuarenta años de pensamiento elaborado, de firmeza credencial. Algo que es eterno e infinito no se puede descuartizar, ni dividir, ni empobrecer, ni negar. Y el misticismo patriótico de sus grandes citas estelares se convierte en ramplona comprobación de rastreros resentimientos: «Rusia como España, un pueblo de resentidos» (ídem). La conclusión es apocalíptica y congruente con sus nuevos planteamientos dialécticos, barridos los anteriores por la historia: «Finis Hispaniae» (ídem, p. 27), escrito a los veinte días del inicio del horror, en lo que coincidió con Cernuda, que poco después en «Impresión del destierro», de su libro «Las nubes», fechado entre 1937 y 1940, escribió: “¿España?”, dijo. “Un nombre. España ha muerto”».

001-480 Salvaje pesadilla

242

8/5/07

12:32

Página 242

esta salvaje pesadilla

Unamuno también, en aquella ocasión, podía haber dicho: «Finis Unamuno». España rota, «suicidada», contraviene el optimismo cenital de toda su obra anterior en relación con el país, aunque se resiste a desaparecer de su vocabulario, que la utiliza siempre, a partir de ahora, para desahogar sus críticas contra la guerra civil, anatematizar a los culpables, tratando de purificar su significación, que es ya el contenido de una nostalgia. Pocos minutos antes de morir, retomaría el concepto idealista de España, quizá por la fuerza de la costumbre, y con su voluntarismo habitual, insistiría en su fe en sus ideas, acosadas por la experiencia real. Y la palabra «España» sería el último nombre sustantivo, propio, que pronunciaría en su vida. «España se salvará, porque tiene que salvarse», le gritó a su ocasional visitante, único testigo del momento de su fallecimiento. Podríamos preguntarnos qué quiso decir Unamuno, en el umbral de la muerte, con este grito voluntarista, que fue el postrero de los muchos gritos que había lanzado a lo largo de su existencia. En el manuscrito del Resentimiento desarrolla una teoría dinámica sobre España, muy lejos de su anterior misticismo estático, eterno, introduciendo el devenir histórico en el concepto y relativizándolo. Ahora habla de la España de Altamira y de la «ibérica, románica, gótica, arábiga, reyes católicos, hispánica, habsburguiana, borbónica, liberal, republicana y todo» (ídem, p. 39), como si se apresurara a llenar un equipaje, que se resiste a la nada. Y, como si aflorara en él un Resentimiento, una decepción, después de tantos elogios, la equipara con el demonio, incapaz de amar, pero objeto de pasión: «Y, ¿mi amor a España, al pueblo español? Por eso, por su desgracia, por su degradación, por su desesperación. Como se puede querer al pobre Luzbel» (ídem, p. 49), escribe y añade: «España no sabe sino envidiar» (ídem). Para quien había escrito Abel Sánchez y reconocido el fondo autobiográfico que había alimentado sus raíces, esta afirmación viene a corroborar su identificación con España y la evidente exageración del epónimo. Recordemos que no es nueva esta actitud en Unamuno, pues ya la venía repitiendo desde la instauración de la República, lo que es nuevo es la violencia dialéctica y una especie de acrimonia intelectual, justificables por la experiencia de la guerra civil, que había venido a exacerbar su carácter. El otro gran tema de Unamuno, traicionado por los datos de esta experiencia, es el del «pueblo», muy frecuente en su obra y muy unido al tema de España. Era otra gran palabra que necesitaba una revisión, en vista de lo que estaba pasando. Como herencia del «volk-geist» romántico había entrado pronto en su vocabulario y había centrado su interpretación de la Historia en su teoría de la «intrahistoria», que tanta fortuna correría y tanto influiría en una parte de la moderna historiografía, sobre todo en la Escuela de F. Braudel, por ejemplo. Pero el pueblo, al que había dedicado muchas páginas de conmovido lirismo, pierde de golpe sus atributos y se demoniza. Aquellos héroes de «su intrahistoria», que madrugaban en Paz en la guerra y En torno al

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 243

unamuno, en guerra

243

casticismo, se vuelven resentidos, suicidas, locos. Aquel hombre sufrido, del que hablaba él, que iba a arar con la primera luz del alba, es ahora el asesino de España. Antes sólo veía cualidades positivas en el pueblo. En 1886, en el pleno romanticismo de su educación, escribía que «el pueblo hace el idioma y el idioma al pueblo». En 1897, expresó, heredero del historicismo decimonónico, pero rebelde a sus propuestas, su fe en el pueblo anónimo y le concedió el privilegio de ser el protagonista de la Historia: «Los pueblos que forman las naciones, empujan a éstas a integrarse, disolviéndose en el pueblo». En 1905, seguía enfatizando la idea de «pueblo», decía que «la perfección del pensamiento y del sentimiento es no tenerlos, sino pensar y sentir lo que piensa y siente el pueblo». En 1906, vuelve a conceder al pueblo la voz de la verdad: «El pueblo ni siente, ni entiende el concepto abstracto y huero de orden, de un orden en que no hay cosa alguna ordenada». Por estos años de principio de siglo, Unamuno sufre su sarampión del «pueblo» e incluso espera la renovación del lenguaje literario del uso del lenguaje popular, lo que le llevaría a buscar afanosamente salmantinismos, por el campo de Salamanca, para incorporarlos a sus textos, como hizo en La vida de don Quijote y Sancho. Volver al pueblo era una vieja consigna romántica, que Unamuno prolongó hasta bien entrado el siglo xx, llegando a pensar que el pueblo sería el germen revitalizador de la cultura anémica de su tiempo. Bien es verdad que aquella ilusión se le fue perdiendo, pero conservó siempre para él una parte de su antiguo atractivo. En los años veinte su fe real en el pueblo estaba dañada gravemente y con la llegada de la República se le acabó de morir. La guerra confirmó su muerte. En el Resentimiento el pueblo recibe su desprecio crítico y no le merece más que despectivos comentarios. El pueblo es «inculto»(p. 19), tiene «complejo de inferioridad aldeana» (p. 21), el pueblo está mineralizado (p. ídem), el pueblo español es «un pueblo de resentidos» (ídem), al pueblo «se le abren las entrañas y aparecen «envidia, odio, Resentimiento» (p. 23), «el pueblo español se entrega al suicidio» (p. 25) y por «el instinto animal de vivir —y reproducirse— se entrega a estupidizarse, al opio o al alcohol» (ídem). Del idealismo más etéreo hemos pasado al naturalismo más rastrero, inmisericorde. Estamos lejos de aquellas vidas anónimas y laboriosas que hacían la intrahistoria, la verdadera historia, lenta y constante por debajo de la historia. Ahora, el «temblor de pueblo» es «huracán, tornado, galerna, manga, tifón, tromba en un mar de tristeza» (ídem). Habla de «la deformidad mental de un pueblo» (p. 37). El pueblo español es un adorador de «reliquias, huesos, lienzos teñidos de sangre» (pp. 39-41). «Un pueblo que se tiene miedo a sí mismo, espantado de sus propias barbaridades» (p. 47). Como siempre en Unamuno, se va de un extremo al otro. La fe se ha vuelto descreencia, después de un baño de realidad personal.

001-480 Salvaje pesadilla

244

8/5/07

12:32

Página 244

esta salvaje pesadilla

Este retrato desencantado, nacido al conjuro de la guerra civil, contrasta con su discurso habitual sobre el pueblo. Hemos recordado una parte de sus opiniones anteriores a la guerra y podríamos seguir. Pero, después de las expresivas citas del Resentimiento, querría recoger algunas pocas citas más, en acusado contraste clarificador. «El pueblo está aquí en lo firme, su aparente indiferencia arranca de su cristiana salud. Acúsanle de falta de pulso los que no saben llegarle al alma. Dicen que está muerto los que no le sienten cómo sueña su vida», es un texto de 1897. En 1900 repetía el mismo discurso: «Tenéis que descubrir a nuestro pueblo tal como por debajo de la historia vive, trabaja, espera, ora, sufre y goza». En 1902 insistía: «Abismáticos sentires en la escondida religión del pueblo y como la religión fue y sigue siendo para él manantial de vida... aun aguarda nuestro pueblo para revivir a vida nueva su Reforma». ¿Para qué continuar? Treinta años después diría «que el pueblo no cree en otro mundo», «guerra de irreligión», «la deformidad mental del pueblo», etc. Hablando de Ganivet, en 1903, escribía que «procuró despertar a los más avisados del pueblo, avisarlos a que zahondaran en las entrañas del pueblo mismo y a que buscaran en las honduras de ellas el sedimento que dejara al mundo fresco y abierto, en cuyo seno el pueblo se ha formado». En 1936 estas «entrañas», como hemos visto, estaban hechas de «envidia, odio y Resentimiento». En 1906, en su poesía «En la Catedral Vieja de Salamanca», dejó escrito: es el salmo del pueblo que se alza libre... la nueva fe que a ciegas al pueblo empuja... Y el Espíritu Santo que en el pueblo va a encarnar, redentor de las naciones... Quiera Dios, vieja sede salmantina, que el pueblo tu robusto pecho llene... En 1909, volvía su visión idealista del pueblo y, en este caso, estética: «Le confesé que tengo algo de mi pueblo, y que me gustan esos Cristos lívidos...», lo que no concuerda con su acusación de 1936 sobre el gusto popular por los «lienzos teñidos de sangre». En 1913, todavía escribió que «el pueblo, el verdadero pueblo, el pueblo que trabaja y calla... es serio, pura y sencillamente serio...», lo que no tiene nada que ver con sus afirmaciones de 1936, que venían insinuándose desde la implantación de la República, como ha especificado el prof. Alain Guy. Estas citas del tema del Pueblo, lo mismo que las del tema de España, indican un cambio radical en el pensamiento de Unamuno, propiciado eviden-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 245

unamuno, en guerra

245

temente por sus experiencias de la guerra civil, una diríamos toma de tierra, confirmación de un hombre siempre muy sensible a todas sus experiencias, ante las que reaccionaba inmediatamente y con absoluta sinceridad, según la dinámica de su pensamiento, pero también hay que conectarlas con las circunstancias en que se producen y analizar la frecuencia y la intensidad con que aparecen en sus textos. En este sentido, el Resentimiento no puede ser más valioso para el estudio del último Unamuno de la guerra civil. Porque en este texto se acumulan pruebas del gran impacto espiritual, intelectual y moral que recibió con la explosión de la guerra, que, por así decirlo, le cogió a contrapié. Los dos conceptos claves, para el entendimiento de la guerra, España y el Pueblo, sufrieron una auténtica revolución en su diccionario semántico. Ya no está tan seguro como antes de la fortaleza de sus ideas y descubre, con horror, no exento de la brutal polarización del conflicto bélico, que la realidad, lo que él creía la realidad, le ha traicionado. Como él mismo dice: «Pensando los mismos pensamientos que desde hace cuarenta años, pero bajo el peso de este arrebatador huracán (ídem, p. 47). Esta última evolución de los conceptos de «España» y «Pueblo» y su progresiva problematización, nos permiten pensar que quizá Unamuno, iluminado por los fulgores de la guerra y su propia mentalidad, intuyera ese futuro próximo, que no había previsto, y se abriera a la comprobación de esa nueva realidad, que le defraudaba, que no entendía, pero que se le imponía, queriendo, como tantas otras veces había hecho, adelantarse a su tiempo y proponer una teoría, que diera cuenta de su posición, y que estaba todavía en una avanzada informe y larvada y que los hechos posteriores habrían de confirmar. Pero de momento estaba perdido y no daba con la solución de los nuevos enigmas que le asaeteaban y que le apremiaban como una necesidad que exigía una satisfacción. En este estado, como las ratas de los laboratorios de psicología experimental que no encuentran la salida del laberinto y se suicidan, se fue deslizando hacia la desesperación, confundió su desesperación con esa supuesta desesperación del pueblo, que señaló en su Resentimiento.

2. UN HOMBRE SOLO La secuencia de los actos unamunianos de aquellos años convulsionados parece obedecer a las necesidades de una demostración lógica «sui generis». Después de haber ayudado tanto al descrédito y a la caída de la monarquía con artículos, libelos, conferencias, declaraciones y hasta con poesías burlescas, que le valieron ataques, polémicas, citas judiciales, procesamientos penales y al final el destierro a Fuerteventura y luego al exilio voluntario de París y Hendaya, al poco tiempo de instaurada la República en 1931, también se decepcionó de sus decisiones políticas y del rumbo de su marcha y la criti-

001-480 Salvaje pesadilla

246

8/5/07

12:32

Página 246

esta salvaje pesadilla

có dura e insistentemente. Había mucho en su actitud de insatisfacción intelectual, de desilusión y de impaciencia, como la de Ortega y su «No es eso; no es eso». Pero también había mucho, como era habitual en él, de reacción visceral, de pronto personal, de rencores individuales, ante los responsables de la República y sus tanteos políticos de la primera hora y de sus errores, en un país sin tradiciones democráticas, en medio de una fuerte resistencia conservadora. Incluso se ha llegado a decir que su reacción obedecía a su decepción por no haber sido proclamado presidente del nuevo régimen, a lo que se creía con derecho por sus campañas en favor de la República. Inquieto, criticón, obsesionado por desmarcarse de cualquier situación instalada, de cualquier encasillamiento, imprudentemente levantisco, Unamuno se distanció de la República y recibió con alivio la noticia de la sublevación militar del 36, en la idea de que venía a salvar los contenidos democráticos, amenazados, según él, por la dirección política de los acontecimientos y las insuficiencias gestoras de sus gobernantes, con especial atención a lo que él creía lamentable actuación de Manuel Azaña, su bestia negra del régimen, como demostró en su primera reacción visceral al tener conocimiento de la rebelión militar, el día 19 de julio, a media mañana. Parece que gritó, saliendo del Casino de sus costumbres burguesas: «¡Viva España, soldados! Y ahora, a por el faraón del Pardo» (residencia del Jefe del Estado, Azaña), con belicosidad de enemistad personal y rotundidad de insulto desabrido. Aquella misma mañana, unos piquetes de soldados habían abierto fuego contra la multitud reunida en la plaza Mayor y habían dejado cinco muertos. La guerra se había instalado en Salamanca, con el beneplácito de Unamuno. Durante algún tiempo, su actitud no cambió, en la creencia de que aquel golpe de estado era para bien de la República, necesitada, según él, de una drástica rectificación, aunque lentamente fue también abandonando esta creencia. Su ceguera y su soberbia le impidieron ver la realidad y prever lo que se avecinaba. La lista de los muertos empezó a engrosarse por horas. Todo era anormal en la vida ciudadana. Se habían suprimido las garantías constitucionales y proclamado el estado de guerra en la ciudad por las nuevas autoridades militares. Los falangistas presos habían sido liberados. El ejército tomó los puntos estratégicos de las calles. La Prisión Provincial y las escuelas públicas habilitadas como cárceles, empezaron a llenarse con los primeros republicanos detenidos, entre ellos algunos amigos de Unamuno. El terror invadió Salamanca. Pero él quiso dar la sensación de normalidad y el día 20 se sentó como si no pasara nada en un velador del café «Novelty» en la plaza Mayor, en el centro mismo de la ciudad, en medio de la expectación y la perplejidad de los transeúntes. Lo insólito de aquel imprudente gesto de desafío y de insensatez lo convirtió en noticia gráfica de un periódico local, La Gaceta Regional, ya requisado por los rebeldes, que al día siguiente publicó la foto de Unamuno, totalmente solo, entre veladores vacíos, tranquilamente

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 247

unamuno, en guerra

247

sentado, ajeno a la tragedia que dominaba el aire de la ciudad y la guerra que ensangrentaba el país. Su posición política ha sido estudiada admirablemente por el prof. E. Pascual Mezquita.4 Poco a poco la evidencia de las verdaderas intenciones del alzamiento militar se le fueron confirmando por las noticias diarias de los periódicos y de la radio, atorada de canciones belicistas y marchas militares. Los servicios públicos fueron militarizados. Se retiró, poco tiempo después, del balcón del Ayuntamiento la bandera republicana y fue sustituida por una bandera monárquica tradicional, traída de Valladolid por unos falangistas. El día 24 empezaron a funcionar los tribunales militares y sus juicios sumarísimos, con sus correspondientes condenas de muerte. El día 25 se constituyó el primer Ayuntamiento del nuevo régimen, al que Unamuno había aceptado pertenecer, según él para continuar el mandato popular de las elecciones del 31, que lo habían elegido concejal. Al día siguiente, los periódicos locales publicaron la foto de la toma de posesión de los nuevos ediles, en la que se ve a Unamuno, displicentemente apoyado en una mesa, un poco ausente al protocolo del acto, con su pelo blanco y su cuerpo enjuto, mirando al suelo, sin el entusiasmo de sus compañeros de gestión municipal, pletóricos, desafiantes y satisfechos. En el acto habló, como concejal ilustre, considerándose un elemento de continuidad en la vida municipal, «porque el pueblo me trajo, aquí estoy». E inicia el discurso con que, durante los próximos meses, tratará de justificar su posición y de explicar la guerra civil, fabricando el tópico, que tanta fortuna alcanzaría en los servicios de propaganda del nuevo régimen, de la salvación de la civilización occidental, la civilización cristiana «que está en peligro», e insistiendo una vez más, en su rechazo a los responsables políticos de la República: «Bien de manifiesto está mi posición de los últimos tiempos, en que los pueblos están regidos por los peores, como si buscaran los licenciados de presidio para mandar». Su incomprensión de la realidad histórica no puede ser mayor. Ante su actitud de alineamiento con los sublevados contra el Estado de Derecho, el Gobierno de la República, el día 22 de agosto, lo destituyó como rector vitalicio de la Universidad de Salamanca y de todos sus cargos dependientes del Ministerio de Instrucción Pública, así como de la titularidad de la «Cátedra Miguel de Unamuno», de dicha Universidad. En Bilbao se quitó su nombre de la calle que le habían dedicado así como del Instituto de Segunda Enseñanza que llevaba su nombre. En consecuencia, pocos días después, el 1 de septiembre, el Gobierno de los militares rebeldes le confirmó en todos sus cargos, «de rector vitalicio de la Universidad de Salamanca y titular de la cátedra de su nombre en el mismo centro, con cuantas prerrogativas y atribuciones se le confirieron en el Decreto de 30 de septiembre de 1934», a la vez que la prensa de Madrid arreciaba en sus ataques y descalificaciones. El día 30 de agosto se había conocido en España el texto de la «Carta a don Miguel de Unamuno» del escri-

001-480 Salvaje pesadilla

248

8/5/07

12:32

Página 248

esta salvaje pesadilla

tor ruso Ilya Eremburg, echándole en cara sus incongruencias y su traición a las ideas republicanas, y tachándolo de «enamorado de sí mismo». Frente a su incomprensión, comenzó la lista de sus amigos fusilados: el prof. Prieto Carrasco, alcalde republicano de la ciudad, con el que Unamuno había proclamado la República desde el balcón del Ayuntamiento, José Andrés Manso, Presidente de la Federación Obrera, que muchas veces le había invitado a hablar en la Casa del Pueblo, y sobre todo Salvador Vila, su alumno predilecto y rector de la Universidad de Granada, hecho prisionero en Salamanca, donde había ido a pasar unos días de vacaciones. Su amigo, Filiberto Villalobos, un santo laico, antiguo ministro de Instrucción Pública con el régimen republicano, fue encarcelado y condenado a muerte. El cariz antidemocrático de la rebelión militar ya no se le podía ocultar por más tiempo. Ya no eran sólo comunistas y anarquistas las víctimas de la represión; era cualquier republicano, por templadas que fueran sus ideas. Las noticias de la guerra y el comportamiento de los rebeldes eran inquietantes y Unamuno ya no aguantó más y a principios de agosto empezó a redactar las Notas para un posible libro, en las que iba recogiendo sus impresiones de aquella guerra insensata y sus comentarios al levantamiento militar. En papel del Ayuntamiento, con su letra nerviosa y atormentada fue dejando constancia de su posición interior ante los acontecimientos. Pero debemos señalar, como síntoma de su situación, que públicamente siguió en la misma línea de la primera hora, suavizando mucho la expresión que confiaba a las páginas de aquella especie de Diario de guerra que escribía en secreto. Este doble discurso público y privado no deja de sorprender, como si afeara la imagen de un Unamuno íntegro y compacto, tan acostumbrado a las afirmaciones definitivas e intocables y nos abre otra vía de acceso a los problemas personales e ideológicos que se le plantearon durante los últimos días de su vida. Su cambio de actitud ante la rebelión militar se traduce en su texto íntimo, pero se oculta en sus palabras públicas. Fueron varias las declaraciones que hizo, a instancias de periodistas sobre todo extranjeros, en aquel tiempo. Se mueven todas en términos generales, en comentarios globales sobre la guerra y su necesidad, explicada por los peligros que acosaban a la civilización occidental-cristiana. Lo repitió como una consigna. Lo dijo, como hemos visto, en la toma de posesión del Ayuntamiento; firmó el texto institucional de la Universidad de Salamanca en defensa de la guerra: «Enfrentada con el choque tremendo producido sobre el suelo español al defenderse nuestra civilización cristiana de Occidente, la Universidad...»; todavía en noviembre al periodista francés Sadoul le dice: «Insisto sobre el hecho de que el movimiento, a cuya cabeza se encuentra el general Franco, tiende a salvar la civilización occidental cristiana». Para con los militares sublevados tiene públicamente una condescendencia sospechosa, como si los tratara con miramientos. Del general Franco

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 249

unamuno, en guerra

249

nunca sospechó nada. Pero del general Mola había dicho que era un hombre sensato y reflexivo y en una carta privada posterior escribió que era «un monstruo de perversidad, ponzoñoso y rencoroso» y «vesánico». Del pueblo español dijo que era «un pueblo dispuesto a unirse al ejército», en sus declaraciones a Le Matin y en su conversación con Kazantzakis, el 20 de agosto, le dice que «es indispensable que me ponga junto a los militares» y «el pueblo español está enloquecido» y en sus Notas personales de 2 de agosto habla de «la mineralidad del pueblo» y «el pueblo español se entrega al suicidio». En sus declaraciones a un periodista norteamericano, publicadas el 18 de agosto, le dijo que «la guerra civil española no es una guerra entre liberalismo y fascismo, sino entre civilización y barbarie», y en carta a su amigo Quintín de Torre, de 13 de diciembre, le escribe «esta es una campaña contra el liberalismo, no contra el bolchevismo». En la semipublicidad de su correspondencia privada, matiza sus puntos de vista y al final en diciembre se desata su irritación y habla en el tono de sus notas de guerra. A escondidas, pierde el control de sus adjetivos y critica duramente la guerra y su excesiva brutalidad, con pelos y señales, día a día, según le van llegando las noticias de los frentes bélicos. Su lengua se desata en improperios, en arrebatos de ira, en gritos de desesperación. ¿Cómo explicar este doble discurso, que cambia no sólo de tono, sino de conceptos, de actitud? Una primera justificación podría ser el temor de un hombre viejo, de conocidas ideas liberales, perseguidas con saña por los sublevados, y antimilitarista reincidente y apasionado. Pero esta coartada biológica, de un hombre ante la muerte, no basta para entender esta duplicidad, que únicamente adquiere un sentido si tenemos en cuenta la dramática perplejidad que vive Unamuno, que ve que todos sus anclajes sentimentales, ideológicos, semánticos y filosóficos se le vienen abajo. No encuentra explicación de nada y se refugia en la locura, como explicación de todo. Y ya no tendrá tiempo de recuperar el pulso normal de su pensamiento. Su último testimonio es un zigzagueo de opiniones, una explosión de irracionalidad incontrolada, que roza la desesperación, como él mismo admitió a una de sus visitas de última hora. El día 8 de agosto apareció en la prensa de Salamanca, su donación de 5.000 pts., que era un dineral en aquel tiempo y más para él, como contribución a la lucha contra la República. Hay un texto esclarecedor sobre su arrepentimiento por haberse puesto en las primeras horas de la guerra del lado de los militares. Contra su conocida soberbia dialéctica es un «mea culpa», entonado con humildad y la sinceridad de su conciencia en ascuas. Es una carta de fecha del 10 de agosto y es al mismo tiempo una defensa y un desahogo, donde trata de explicar su situación, ante la reprobación general de amigos, compañeros de letras y correligionarios políticos de antes de la guerra, entre ellos su corresponsal. Es un documento conmovedor, que nos muestra un Unamuno que necesita encontrar

001-480 Salvaje pesadilla

250

8/5/07

12:32

Página 250

esta salvaje pesadilla

alguien que le entienda y que, por supuesto, le perdone, pues es consciente de haberse equivocado y de haber hecho mucho mal con su ejemplo. La carta está dirigida a un socialista belga, amigo suyo, y empieza avergonzado por su comportamiento: «Espero no ofenderle llamándolo “mi querido amigo”, cuando parece que tantas cosas nos separan». Se declara liberal y se entrega a una vacua teoría sobre el bienestar del pueblo y los medios para conseguirlo, que la República española no ha conseguido, por lo que, dice, «esto me decidió a unirme a quienes no había cesado de combatir hasta ahora». Su razonamiento es tan ilógico como siempre y mezcla lágrimas personales con apelaciones a la amistad y un victimismo emocional, bastante insólito en él, lo que viene a demostrar la debilidad de sus defensas y la precariedad de sus argumentos, para acabar confesando, después de toda una vida reflexionando y escribiendo sobre el ser humano: «Fui uno de aquellos que deseaban salvar la Humanidad sin conocer al hombre». Insiste en lo de la «civilización cristiana», que «iba a ser destruida», y le ruega a su corresponsal que se oponga a la propagación de «la leyenda de su traición por oportunismo o por puro miedo». Pero lo más patético de esta carta es su declaración de culpabilidad, en otra contradicción de las suyas: «No me abochorna confesar que me he equivocado. Lo que lamento es haber engañado a otros muchos. De esto quiero dejar constancia y si entraña una humillación, la aceptaré». Esto no parece estar escrito por Unamuno y nos da una idea del gran impacto que tuvo sobre él la guerra civil. Era una pura confusión y la más clara expresión de sus dudas se encuentra en su intervención en el paraninfo universitario de Salamanca, el día 12 de octubre. Se han dado numerosas versiones de sus palabras en aquel acto; pero anécdotas aparte y desmemorias interesadas, como la de José María Pemán, el sentido de su intervención está claro y su gesto político no puede alentar ninguna duda ni ofrecer las disculpas para cualquier tergiversación. Aquel día, desengañado de los propósitos de la rebelión militar y avergonzado de su inicial apoyo al levantamiento, habló para criticar el ideario de los rebeldes, precisamente en la capital por entonces del fascismo español, sin pelos en la lengua, jugándose el todo por el todo, con su arriesgada imprudencia de siempre y podemos pensar que para hacerse perdonar su pasado apoyo al levantamiento militar, tan preocupado como estaba por el «qué dirán», que aparece en la carta citada anteriormente, para componer su imagen o, como él decía en ese texto, «su verdad». En el Paraninfo, deshizo dialécticamente la razón de los sublevados, aunque sin salirse de sus métodos característicos, de ir de acá para allá a salto de mata. Pero hay que advertir que sólo utilizó la parte negativa de sus ideas sobre la sublevación militar, sin aludir a lo que había dicho en su defensa en los meses anteriores y seguiría diciendo hasta su muerte. Se limitó a contestar a lo que había oído decir en aquel acto académico tan insensatamente a los su-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 251

unamuno, en guerra

251

cesivos oradores José María Pemán, los profesores Francisco Maldonado y José María Ramos Loscertales y el fraile dominico Beltrán de Heredia, lo que representaba una porción de su pensamiento entonces. La otra porción, en la que justificaba la sublevación, se la calló. O dándola por sabida o negándose a aceptarla en aquellas circunstancias. O queriendo ocultarla de cara a la galería, en otra de las muchas contradicciones, exacerbadas con la guerra, del hombre Unamuno. «Se ha hablado aquí de guerra internacional en defensa de la civilización cristiana; yo mismo lo he dicho otras veces. Pero no, la nuestra es sólo una guerra incivil. Nací arrullado por una guerra civil y sé lo que me digo», lo que significaba un cambio respecto a lo que venía diciendo. En otras ocasiones había atacado el separatismo vasco y catalán, pero ahora le pareció una ofensa personal la repentina explosión del prof. Maldonado «contra vascos y catalanes, llamándoles la Anti-España». Y le salió su antimilitarismo con lo de «venceréis, pero convenceréis», cuando el mes anterior había dicho: «Militarmente, por lo menos, el soldado debe salvar a España». A raíz de este episodio se precipita su soledad. Al día siguiente, el Ayuntamiento se reúne y decide expulsarlo, por su «actitud incongruente, facciosa y antipatriótica», por su «incompatibilidad moral corporativa», por «su vanidad delirante y antipatriótica» y porque España estaba en peligro, «apuñalada traidoramente por la pseudo-intelectualidad liberal masónica». El día 14, el Claustro universitario lo expulsa de la Universidad y le priva de su cargo de rector vitalicio, por segunda vez, pero ahora por el bando contrario. El día 22, el general Franco firmó el Decreto de su cese como rector, por tercera vez. Por fin estaba completamente solo, rechazado por unos y por otros. En estas circunstancias, le visitó el escritor griego Nikos Kazantzakis, con el que se sincera y le explica su desesperación, su decepción sobre el pueblo español, sus temores ante los tiempos que se avecinan y se le confiesa diciéndole que «ni es fascista ni bolchevique. Soy solamente un solitario». Y reitera sorprendentemente su fe en los militares: «En este momento crítico por el que atraviesa España, es indispensable que me ponga junto a los militares». Ya se ha olvidado de la «defensa de la civilización cristiana»; ahora se trata de orden público. Y se despide volviendo a su experiencia de la soledad: «Estoy solo, solo como Croce en Italia». Tiene la tentación de marcharse de España y explica, su posición claramente, con la parcial claridad que le era posible en el desenfreno de su pensamiento en ebullición. Pero le han puesto un policía para vigilar sus movimientos y lo han confinado en su domicilio. Privado de sus paseos y excursiones al aire libre, su vida empieza a languidecer, los síntomas de su vejez se manifiestan a las claras. Los falangistas lo miman y lo rodean de atenciones, pero él expresa su desprecio en la intimidad de sus Notas de guerra, donde habla de la «Dementalidad fajista» y donde dice: «Los falangistas se imponen pesadas obligaciones para cobrar derechos de venganza. Exponen

001-480 Salvaje pesadilla

252

8/5/07

12:32

Página 252

esta salvaje pesadilla

su vida y van a la muerte para poder matar»; «¡Qué estúpida retórica: Arriba España!»; «los que gritan “Arriba España”? Los arribistas?»... «esos que llama V. arribistas, los de Falange... les falta estilo, o mejor el suyo es algo indecoroso y ramplón». Sus amigos de toda la vida dejaron de visitarle. El 1 de noviembre le visita el periodista francés Sadoul, de Le Matin, y le vuelve a repetir la justificación de su apoyo a los sublevados, la defensa de la civilización occidental y la necesidad de la intervención militar. Repite una y otra vez lo mismo, como un salvoconducto intelectual. En el mes de diciembre, tiene un intercambio epistolar con su amigo el escultor bilbaíno Quintín de Torre, donde tenemos una información de primera mano sobre lo que pensaba de la guerra y de la situación española por entonces. Estas cartas, junto a los apuntes del Resentimiento, son las dos mejores fuentes de conocimiento de sus reales ideas de aquellos días. El tono y las ideas son muy semejantes e igualmente desinhibidos, provocadores. Todo el texto es una efervescencia, del mejor Unamuno, exaltado, eruptivo, a salto de mata, a ciegas y sin red de seguridad. Empieza por un «Ay» que ya da el tono general; después le confiesa que le escribe «desde una cárcel disfrazada» y le cuenta lo del Paraninfo, con estas palabras: «¡Hubiera usted oido ahullar (sic) a esos dementes de falangistas azuzados por ese grotesco y loco histrión que es Millán Astray!», y sigue de este tenor. Habla de «suicidio moral de España, esta locura colectiva, esta epidemia frenopática» y se refiere a «este estúpido régimen de terror» y afirma que «no hay nada hay peor que el maridaje de la mentalidad de cuartel con la de sacristía» y presiente lo que va a venir: «la muerte de la libertad de conciencia, del libre examen, de la dignidad del hombre». Esta es una carta del 1 de diciembre y el día 13 le escribe otra, en términos semejantes, desafiando a la censura. Siguió escribiendo en su Cancionero algunas poesías de un denso pesimismo en las que sólo tangencialmente aparece la sombra de guerra y el drama de su desamparo, en el ambiente desolador de sus dudas. Y el 31 de diciembre, en el transcurso de una visita que le estaba haciendo un falangista, venido del frente, se encontró con la muerte, intoxicado por las emanaciones de anhídrido carbónico del brasero de la mesa camilla, donde trataba de combatir el frío de la gélida Salamanca invernal, envuelto en una manta y sin poder salir de casa, contra su tenaz costumbre de toda la vida de dar largos paseos diarios al aire libre. Su fin se precipitó por la discusión con su visitante, que le había traído una publicación falangista para animarle a sumarse a este partido, lo que provocó su indignación, y el comentario pesimista de su interlocutor sobre las malas relaciones de Dios con España, que le encendió hasta el grito congestionado y le hizo exclamar lo que sería su última explosión de irracionalidad verbal: «¡Dios no puede abandonar a España!», que viene a demostrar el grado de su desesperación, que trata de ocultar con un voluntarismo que niega su real situación.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 253

unamuno, en guerra

253

3. EL NUEVO UNAMUNO ÚLTIMO La crisis semántica que le provocó la guerra civil, como otra de las trágicas consecuencias de aquella contienda, y la cuarentena a que sometió sus habituales ideas, nos obligan a repensar el Unamuno tradicional y a despojarlo de sus incongruencias intelectuales, que aquella situación puso en evidencia. Hablar de la subjetivización de su pensamiento o de la visceralidad de sus reacciones políticas, no basta para entenderlo o para justificarlo, por muy simpática que nos resulte su figura estrafalaria y su gusto por echar las patas por alto a la menor ocasión. Su actitud mantuvo a lo largo de su vida y de sus textos, una coherencia interna que no siempre se le ha concedido, manteniéndolo en un pintoresco salvajismo dialéctico y abundando en el simplismo de un cascarrabias académico, que muchas de sus anécdotas acreditan. No todo se explica por un constante deseo de llevar la contraria a todo el mundo, con una terquedad de expósito, explicitado en su manifiesto Contra esto y aquello. No se trata de una cabezonería exhibicionista para llamar la atención y hacerse un ser a la altura de sus expectativas. El último Unamuno es dramáticamente serio, se ha quitado todas sus máscaras y no pretende prolongar su fama de paradojista, que con tanta frecuencia se le había colgado y al que con gusto había contribuido él. No está fabricando anécdotas literarias para la posteridad. Aquello iba de veras y no podía pensarse en gracias de tertulia ni en alimento apetitoso para la curiosidad colectiva de los mentideros literarios. Es precisamente esta obligada sinceridad de la situación la que nos permite abordar al auténtico Unamuno, como si la guerra lo hubiera desnudado, le hubiera privado de sus recursos literarios, de la estilística de su yo agónico. Ya no había lugar para ese Unamuno histriónico, que a veces se ha querido ver, o el Unamuno de problemas existenciales que habían hecho su imagen pública y conformado su personalidad literaria. Su filosofía de la incertidumbre se quedaba sobrepasada ante los hechos sangrientos, ciertos, indudables, que llamaban a su puerta. Lo que había parecido una tragedia personal quedaba empequeñecido ante aquellos acontecimientos trágicos colectivos que le rodeaban. Fue como una piedra de toque para su pensamiento, forzado a la revisión y a la autentificación. El absolutismo hegeliano de su formación intelectual saltó hecho pedazos ante el empuje de los acontecimientos bélicos concretos. La guerra civil lo zarandeó y le hizo perder la hojarasca de su realidad ideada, como él mismo certificó con la cita que hemos hecho más arriba sobre los hombres de la calle, que dejaron de ser para su mirada posibles personajes de sus libros y se le convirtieron en seres humanos «de sangre sobre todo». Perdidas sus anteojeras literarias, librescas, culturales se encontró desarbolado frente a la realidad vivida de sus experiencias reales de cada día. No había sido un impostor, pero la guerra le quitó el velo que parecía acusarlo.

001-480 Salvaje pesadilla

254

8/5/07

12:32

Página 254

esta salvaje pesadilla

Cuando una editorial me pidió, en el año 1991, un Prólogo para una nueva edición de su primer libro de ensayos, En torno al casticismo,5 me enfrenté con el problema de ofrecerles a los lectores actuales de la obra las claves de una lectura acorde con los nuevos tiempos, sobrepasadas las circunstancias históricas en que fue concebido el libro, tan distintas a las nuestras. Una relectura superficial me hizo comprobar la distancia sideral que una sensibilidad de hoy se encontraría respecto a este texto, central del primer Unamuno de fin de siglo, separado de nosotros por más de cien años de cambios literarios, experiencias históricas y revoluciones y traumas políticos. No era tarea fácil devolverle al texto la fuerza del primer día, que empezó a cimentar su fama de ensayista original. Aparentemente, los signos lingüísticos sobre los que está construido, han perdido una gran parte de su contenido semántico para un lector actual, que no los entiende y le pueden causar en muchos casos perplejidad. En aquel entonces me encontraba con la incomprensión e incluso el desprecio hacia Unamuno de algunos de los santones de la llamada posmodernidad y de la indiferencia de los pensadores jóvenes. A primera vista, una infranqueable frontera semántica separaba el libro de sus potenciales lectores de hoy, desalentados por una cierta desatención pública hacia su pensamiento filosófico, compensado por un valor en auge de su literatura. Sin embargo no creí que desentrañar su significado para una conciencia moderna fuera una tarea de arqueología literaria. Me negaba a tener que leer a Unamuno como se lee a Cervantes o al Arcipreste de Hita. Al fin y al cabo no había transcurrido más de un siglo desde su primera edición. Su lengua es todavía nuestra lengua y sus problemas son en parte nuestros problemas. Pero es verdad que, cuestiones de estilo y de vocabulario aparte, el texto se nos vuelve viejo entre las manos, distanciado de nosotros por alejamientos astronómicos. Mientras preparaba el Prólogo solicitado, no dejaba de preguntarme por la perplejidad del posible lector, sorprendido por las afirmaciones del autor y su equipaje de referencias: «Pero, ¿qué dice este hombre?, ¿qué quiere decir con eso de Castilla y el espíritu místico?, ¿qué virtudes son ésas de los pueblos perdidos en la meseta, abandonados muchos de ellos y víctimas de la misma televisión internacional, teledirigida y teledigerida, que cualquier otro pueblo de cualquier lugar del mundo?». Como si repitieran el asombro del propio Unamuno al releer su obra con los ojos nuevos que le había traído la guerra civil de su última agonía. Unamuno, como todo escritor, nace, se forma y trabaja en un ámbito lingüístico recibido del pasado, cerrado y disponible, creado por múltiples afluentes, que van desde la tradición colectiva a la tradición familiar. Este lenguaje inevitablemente lo condiciona y hasta cierto punto de él depende. Este diríamos material de origen es difícil de olvidar e imposible no tenerlo en cuenta. Normalmente, el escritor crea su propio lenguaje, sobre la trama del

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 255

unamuno, en guerra

255

recibido, del que siempre queda alguna huella. Este lenguaje heredado, por supuesto en su vertiente léxica, traduce el espíritu de cada época, sus obsesiones más generalizadas y la participación de la lengua en la historia. El valor de un escritor se mide por su forma original de manejar este legado del medio y su modo personal de transgredirlo y sobrepasarlo. Unamuno nació y se crió en un ambiente cristiano y liberal, y se educó, o lo educaron, en un clima católico y tradicional. Este medio le ofreció un léxico y unas preocupaciones transmitidas a su través, después vivió la crisis del positivismo y del materialismo del último tercio del siglo XIX de su experiencia universitaria, con su correspondiente vocabulario, que contradecía el vocabulario de su romanticismo inicial de sus años escolares de adolescente y que de un modo larvado permanecerían en él hasta el final de su vida, mezclado con las sucesivas aportaciones lingüísticas de su trabajo consciente de escritor y lector. Su último episodio lingüístico fue el que le produjo la guerra civil, que puso patas arriba todo el trabajo que había venido desarrollando desde hacía cincuenta años. Toda aquella herencia lingüística, frente a la que se había definido y que había gravitado sobre su creación literaria y filosófica, muy especialmente sobre sus primeras obras, se le vino abajo. El positivismo romántico, vía Hipólito Taine y sus Orígenes de la Francia contemporánea, es la expresión de ese material asimilado y reelaborado de manera muy personal, antes de alcanzar su singularidad literaria y la originalidad de su pensamiento histórico. Aquello no servía para entender la España de 1936. En el citado Prólogo, yo me preguntaba: «¿Habla este libro de algo que nos interesa todavía?, ¿tiene sentido preocuparse por esa parcela de nuestra realidad que se llama España, cuando se está produciendo una homogeneización internacional de la cultura, que la sociedad postindustrial y la civilización de la tecnología han traído consigo?, ¿sigue existiendo ese pueblo castizo, perdido en los lugares de una Castilla despoblada y olvidado de las virtudes y hasta de las características que veía en él Unamuno?, ¿lo leemos como un cuadro romántico, apasionado y nostálgico, como Unamuno podía leer las fantasías históricas caballerescas de Walter Scott, cuando ya la sociedad industrial se había puesto en marcha?, ¿sensibles a las tentaciones románticas de nuestro final de milenio, son sus débitos al romanticismo germinal de su pensamiento histórico lo que nos hace atractivo todavía este libro?, ¿esos españoles, a los que Unamuno se dirige, somos nosotros...?» Porque afectados por un cataclismo histórico, como el que Unamuno pasó durante sus últimos seis meses de vida, la moderna lectura de «En torno al casticismo» necesita, al igual que él sintió respecto a su interpretación del pasado, una actualización, una traducción al temario de hoy en día, si no queremos que se nos caiga de las manos, si intentamos que no sea un simple mausoleo de ideas muertas. Porque los muertos que habitan esta obra, como los muertos que pudiéramos detectar en otros lugares unamunianos, están vi-

001-480 Salvaje pesadilla

256

8/5/07

12:32

Página 256

esta salvaje pesadilla

vos. Sólo tenemos que encontrarles la yugular y sentir bajo nuestros dedos sus latidos y sorprender la vida debajo de su aparente negación y descubrir que ese texto, como el resto de su obra, nos sigue interesando, afectándonos y produciéndonos admiración o rechazo, nunca indiferencia, que es a lo que el autor aspiraba, como tantas veces dijo. La desesperación dialéctica de Unamuno, durante los pocos meses de la guerra civil que alcanzó a vivir, visible en sus ácidos comentarios al anecdotario de la contienda, nos permite releer toda su obra con otra mirada reflexiva. Ese texto último del Resentimiento nos abre un portillo para entrar en otro Unamuno más coherente con una línea de pensamiento más homogénea, menos zigzagueante y paradójica, digamos, más sistemática. Cuando leemos cualquier estudio total o parcial sobre su obra, nos gana la impresión de que todo está claro allí, y de que la hermenéutica textual no es necesaria para entender las afirmaciones más contradictorias y hasta arbitrarias de sus comentaristas. Las citas unamunianas se suceden sin el más mínimo remordimiento semántico, sin la menor prudencia exegética. Nunca se pone distancia y reflexión sobre el significado de las palabras claves, utilizadas por él con su conocida audacia intelectual. Su código de signos parece inequívocamente inteligible y transparente, sin vuelta de hoja. La unidimensionalidad semántica de sus textos está fuera de duda, conforme a la conciencia lingüística de sus comentaristas. Cuando habla de Dios, de inmortalidad o de congoja, de España o de pueblo, un consenso universal parece eludir cualquier problema de interpretación. Esta candidez semántica explica los muchos estragos cometidos con la disculpa de sus ideas, de los que probablemente tampoco me libre yo en este trabajo. Pero la dramática brecha abierta por la guerra civil en su sistema de signos es una advertencia para cualquier propósito de facilidad interpretativa del conjunto de sus signos. Es verdad que Unamuno autoriza esta desidia por ser un autor abierto, accesible a múltiples lecturas, en mayor medida que otros autores, pese a la contundencia de su expresión, tan escasamente matizada, con la frecuencia de sus sustantivos absolutos y acorazados. Pero, no obstante, es difícil soportar que se le haya podido leer, desde tan contrapuestas perspectivas, como católico y agnóstico, como liberal y prefascista, como tradicional y revolucionario. El ateismo agónico de Unamuno ha recibido una lectura de cristianismo militante por parte del prof. Armando Zubizarreta y la ortodoxia católica preconciliar del P. Caminero lo ha empujado hacia el Índice de Libros Prohibidos. La lectura liberal-socialista del prof. Elías Díaz contrasta violentamente con la lectura claramente fascista de Armando Bazán. Y para que todas las interpretaciones fueran posibles, el prof. Sánchez Barbudo arriesgó la teoría de la probable clave hipócrita de sus escritos y de su actitud pública. Siempre hay una cita de Unamuno en camino para justificar cualquier desmadre exegético, perpetrado en su nombre, cualquier apro-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 257

unamuno, en guerra

257

piación indebida, con base documental. Pero precisamente esta facilidad de penetración imprudente invalida cualquier intento de clasificarlo, de hacer generalizaciones en su nombre. Es mejor dejarlo en su compleja indecisión, aunque siempre necesitemos algún asidero para poder entenderlo. El prof. Roger Wright, de la Universidad de Liverpool, discípulo de Stephen Ullmann, dedicó su tesis doctoral al estudio semántico del vocabulario esencial de Unamuno, reconociendo implícitamente sus dificultades. Esto ya es algo. El análisis del profesor inglés se organizaba sobre el presupuesto de que «Unamuno quería dar a entender que el lenguaje normal no convenía a su propósito, por ser demasiado racional», y esto le llevaba al investigador a plantearse la necesidad de desentrañar el verdadero significado de las palabras en Unamuno, porque, decía, «nos hacen falta grandes esfuerzos mentales para desenmarañar lo esencial de su pensamiento de las palabras, al parecer poco precisas, en que lo vestía». Y añadía, «me parece que aquí se encuentra la raíz del problema: muchas de las palabras específicas que emplea para exponernos su filosofía no llevan ahí el significado que se les da en el castellano cotidiano. En su propio «lenguaje vital, sentimental, concreto», Unamuno les asigna significados del que carecen en su uso normal». Y, en este sentido, analiza el significado de algunas de las palabras claves de El sentimiento trágico de la vida, como «razón», «comprender», «concebir», «ideas», «definir», «lógica», «inteligencia, intelecto, mente», «ciencia», «filosofía», «teología», «dudar» o «desesperación», para concluir que «hay que averiguar lo que quería transmitir por las palabras de que se valía tantas veces para comunicárnoslo (su pensamiento-sentimiento)».6 Este valioso estudio nos pone en guardia contra cualquier simplificación interpretativa de los textos unamunianos y reconoce las graves dificultades de leerlo y de entenderlo debidamente. Si el prof. Wrigth hubiera podido conocer las notas de la guerra que Unamuno tomó para su posible libro sobre El Resentimiento trágico, hubiera encontrado motivos para confirmar su tesis y para añadir más problemas al correcto entendimiento de sus palabras. Ese constante desdecirse sobre conceptos fundamentales de su pensamientosentimiento aumenta las dificultades de su lectura, no sólo por el particular sentido que le da a las palabras que utiliza, sino por el vacío que descubre detrás de sus palabras preferidas. Como si hubiera renunciado a lo que había escrito y se hubiera quedado inerme frente a la nada. Cuando se interroga sobre «¿qué es España?», debemos pensar que algo muy suyo se ha roto como consecuencia de la guerra civil. No es que en vísperas de su muerte haya hecho tabla rasa de todo, es que le siguen preocupando los mismos temas de siempre, pero ya no encuentra respuestas. Unamuno que, como escritor y como filósofo, además de filólogo, tenía interés por las palabras, era consciente de los límites de su significado, que coartaban su necesidad de expresión. Había palabras de su vocabulario personal

001-480 Salvaje pesadilla

258

8/5/07

12:32

Página 258

esta salvaje pesadilla

que le exigieron una perpetua indagación de su significado. La palabra «Dios», por ejemplo, que fue una de las más frecuentes y más importantes en su sistema lingüístico, casi la piedra angular de su construcción filosófica, tuvo más de una docena de redefiniciones, de las que hemos citado algunas, de la mano de Unamuno, siempre descontento del significado que él le daba y siempre intentando concretar su contenido, que se le escapaba como el agua de un cesto. En realidad, aunque parezca lo contrario, no debía tener muy claro lo que quería decir con la palabra «Dios», que tanto repitió y que a veces era un concepto abstracto, filosófico, como un ser humanizado, como su vecino del piso de arriba, o como una idea religiosa o como un almacén donde metía lo inexplicable. Su palabra «Dios» tenía muchos significados, no siempre equivalentes y muchas veces contradictorios, aunque fáciles de descifrar a través de su propia contextualidad, ajena a los hábitos de la lectura normal. Con la guerra esta indefinición semántica se le desmadró. La guerra agudizó la flebilidad arbitraria de su sistema lingüístico y le provocó un cataclismo en su código semántico. Lo que había sido una contradicción verbal permanente se le volvió catástrofe de expresión. El obligado encierro domiciliario afectó al nivel de sus defensas biológicas; pero la falta de comunicación con el exterior, su dolorosa conciencia de la soledad, las brutales anécdotas que diariamente convulsionaban sus creencias más arraigadas y su aislamiento político, entre las convergentes condenas de la derecha y de la izquierda, minaron la seguridad de sus ideas y lo dejaron a merced de la desesperación, como otra de las consecuencias del levantamiento militar. Minutos antes de morir tuvo la última explosión de su irracionalidad lingüística o de su fragilidad dialéctica, que lo dejaron inerme frente al absurdo, que fue la mejor demostración de esa precariedad semántica, que fue la última prueba de su personalidad literaria, afectada por la experiencia de la guerra. Ya hemos visto que le gritó al falangista que, recién venido del frente, había ido a visitarlo y que se le quejó que parecía que Dios le hubiera vuelto la espalda a España: «¡Dios no puede volverle la espalda a España!», como si Dios fuera un padre que deja a sus hijos tirados en el arroyo o indefensos ante los cuernos de un toro o un conductor de autobús que se apea en marcha y deja a los viajeros que se estrellen en cualquier barranco. ¿Qué quería decir, cuando decía Dios? Entre la docena larga de definiciones de la palabra «Dios», que había hecho a lo largo de su vida, ¿a cuál se refería? Dos conceptos tan abstractos, de fronteras semánticas tan difusas, como son Dios y España, se compaginan mal como agentes de un acto tan concreto, tan físicamente comprobable, como el hecho de abandonar algo, como quien abandona un paquete o abandona a su novia. Ya hemos visto que por entonces ya se había planteado el problema de la definición de España, que se le había vaciado de sentido. El problema de Dios no se lo había planteado, porque nunca había sabido bien lo que significaba, con una indefinición semántica sospechosa.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 259

unamuno, en guerra

259

La palabra «Dios», una palabra clave en su vocabulario, le servía para expresar muchos conceptos distintos y a menudo contradictorios. Si quisiéramos fijar un único núcleo semántico para esta palabra en Unamuno, tendríamos que conformarnos con unas difusas alusiones a algo impreciso, un ente abstracto y sin embargo vital y próximo, vecinal y misterioso, adornado de virtudes sobrenaturales y de reacciones humanas. Lo mismo que, cuando decía «España» unamunizaba la realidad, se traducía a sí mismo y de aquí su trágico descubrimiento de la nada, con motivo de la guerra, cuando decía «Dios» unamunizaba el mundo y se volvía a traducir a sí mismo. Con el trauma de la guerra, obligado a repensar todos sus signos, se había preguntado con desesperación de náufrago: «¿Qué es España?», lo que equivalía a preguntarse: ¿qué he estado diciendo durante toda mi vida, cuando he dicho «España»?, o lo que, si aceptamos la identificación España-Unamuno, a la que nos hemos referido antes, quiere decir: «A mis setenta y dos años, ¿quién soy yo?». En 1898, prácticamente en los inicios de su biografía literaria, Unamuno había escrito: «¿Qué es Dios más que el deseo infinito, el supremo anhelo de la Humanidad?», y al año siguiente describió, a su modo metafórico, el nacimiento de la idea de Dios, pura creación humana, diciendo que el hombre, ante un espectacular crepúsculo grandioso de nubes arreboladas y gloriosas y rayos solares esplendentes, «cayó de hinojos y brotó de las entrañas de su espíritu pura creación sin palabras, música del alma, oración que cristalizó en la idea de un Dios que tiende la esplendidez de su mano sobre la desnudez de la tierra». Varios años después, en 1906, ya había sobrepasado esta ingenua interpretación del origen de la divinidad, como un ente infinito y sobrecogedor, que usa un atardecer en cinemascope y tecnicolor, para manifestarse al hombre, y escribe con mayor sensatez: «Dios es, ante todo y sobre todo, la verdad. Y, ¿qué es la verdad?... Verdad es lo que cada uno cree ser tal en el sentido moral». Este relativismo y esta teología moral, mantienen la creencia en la creación humana de Dios. Cinco años más tarde, en 1911, le da otro vuelco a su interpretación de la idea de Dios y lo circunscribe al «yo» humano, en otro abuso de su yoismo y en una vana palabrería: «Dios es mi yo, infinito y eterno, y en Él y por Él soy, vivo y me muero». Pero la cosa no quedó ahí y continuó la escalada. Y podemos pensar que su idea de Dios era una especie de cajón de sastre, donde cabía todo y donde todo se justificaba, según las necesidades de cada momento. En 1913, ensayó otra definición de Dios, en la que Dios sería el resultado de una creación colectiva, para darle sentido al universo: «Dios es un producto social», lo que enfatizó diciendo que «Dios es la más rica y más personal concepción humana» y, más aún: «Hemos creado a Dios para salvar al universo de la nada», y, todavía más claro, «creer en Dios es querer salvar la finalidad humana del universo». Y para negar cualquier seguridad adquirida sobre la

001-480 Salvaje pesadilla

260

8/5/07

12:32

Página 260

esta salvaje pesadilla

idea de Dios, allí mismo, en el libro de El sentimiento trágico de la vida, escribió para nuestra perplejidad al hilo de sus definiciones anteriores: «La idea de Dios es una hipótesis». Y para acentuar cualquier tentación de certeza, en 1931, amplió y confundió algunas de sus antiguas afirmaciones antropocéntricas: «Dios es el universo concreto, el de mayor extensión y a la vez, de mayor compresión, el Alma del Universo, o, dicho en crudo, el yo, el individuo personal, eternizado e infinitizado». Podríamos continuar la relación de las citas, para darle vueltas a la idea de Dios en Unamuno, que llegó a identificar el Espíritu hegeliano con su Dios personal. Pero ya tenemos bastante con esta permanente ensayo de definiciones, a veces contradictorias, a veces incongruentes. Este recorrido nos hace difícil descubrir el significado que le daba a cada palabra, cambiante y siempre personalizado, por lo que el problema hermenéutico se reduce a encontrar el lugar de cada uno de sus signos verbales en el conjunto de su sistema lingüístico propio, de tal manera que podamos encontrar, debajo de la acepción habitual de sus palabras claves, el significado que él le daba y que se aclara teniendo en cuenta la totalidad del sistema. Signos como Dios, Cristo, yo, eternidad, nada angustia, inmortalidad, pueblo, España, casticismo o ser se repiten en sus textos fundamentales y constituyen lo esencial de su originalidad como escritor, formando un entramado de elementos significativos, que se relacionan entre sí mediante conexiones de contradicción o de afinidad, complementariedad o exclusión. No podemos entrar ahora en la investigación de este sistema de signos; pero sí podemos establecer algunas aproximaciones a sus elementos más fáciles de abordar que son también los más significativos. Como se ha dicho tantas veces, y nadie con mayor precisión que François Meyer en su Ontología de Unamuno, «ser» era su único problema, es decir su única palabra, la palabra a la que tendían las otras palabras, de un modo planetario y adjetivo, girando alrededor de ese núcleo que les daba coherencia y las explicaba.7 Para él el ser era el primer predicado del «yo», otro de sus signos capitales. Todos los textos unamunianos están cuajados del pronombre personal de la primera persona del singular, implícito o explícito. En muchas de sus páginas, elegidas al azar, aparece ese «yo»señero e insistente, casi recalcitrante. Su gran poema sobre Salamanca es una larga preparación para su angustiada solicitud de ser a la ciudad que puede dárselo desde el exterior: «Di tú que he sido», le solicita con humildad de náufrago. Es decir, dame tu voz, con tu testimonio dame la seguridad del «ser», con esa densa realidad de signos que el poema ha ido acumulando, con el valor de ese enorme caudal de datos que engrosan el nombre de Salamanca, retóricamente convertida en ser humano, dispensador de verdad y de trascendencia, de eternidad y de reconocimiento, con tu existencia di tú que he sido, que he tenido ser, que he existido, porque tú puedes hacerlo. Porque «ser» es lo único que

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 261

unamuno, en guerra

261

le interesa; todo lo demás es accesorio, decorativo, casi anecdótico. Por eso «ser», la palabra ser, ocupa el centro de su sistema de signos lingüísticos. El ser y su corolario el «yo» forman una unidad y resumen la totalidad de sus signos, su sistema completo, hecho de ese ser y de ese yo. Ahora podemos volver a preguntarnos las preguntas que nos hacíamos antes. ¿Qué quería decir cuando decía España, Castilla, casticismo, tradición eterna, casta histórica, Dios, Cristo, etc? Porque ahora sabemos que quería decir algo muy distinto al común significado de estos conceptos obsoletos, envueltos en alcanfor, sacados de viejos signos, arrumbados por el tiempo, olvidados en un rincón de la memoria colectiva. Y, por tanto, nos es posible leerlo con ojos modernos, de acuerdo con la idea de Borges, de que «la obra que perdura es siempre capaz de una infinita y plástica ambigüedad, es todo para todos, como el Apóstol; es un espejo que declara los rasgos del lector y es también un mapa del mundo». Desligado su lenguaje de sus condicionamientos temporales, de toda esa ganga expresiva que crea la contextualidad histórica de sus signos, de todo el equipaje de su herencia lingüística nos encontramos con un Unamuno moderno y podemos entender mejor su testimonio y su actitud verbal frente a la guerra civil. Lo que la guerra puso en entredicho fue su «yo», su «ser» y se rebeló contra esa intromisión inaceptable. Era su ser, atropellado, marginado, olvidado, despreciado, negado, arrastrado por aquel caos que lo cambió todo, lo destrozó todo, le segó la hierba debajo de los pies, le dejó sin anclajes dialécticos, desoyó su voz tronante de viejo profeta, le llevó la contraria sin vuelta de hoja, le quitó sus argumentos, le arrebató la solidez de sus ideas, que tanto le había costado levantar y que se habían convertido en su propia vida, que eran su propia vida. Como dijo Ortega, cuando se enteró de su muerte, Unamuno fue otra víctima de la guerra, del mal de España. Cuando poco antes de morir, gritó aquello de que: «¡Dios no puede volverle la espalda a España! ¡España se salvará porque tiene que salvarse!», lo que en realidad estaba diciendo es que «él no podía equivocarse, no podía no tener razón y no podía perderse en la nada», que desde niño le había obsesionado. Porque Dios y España eran él.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 262

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 263

8 Sables y naipes: Diego Martín Veloz (1875-1938). De cómo un matón de casino se convirtió en caudillo rural Javier Infante Universidad de Salamanca

No siempre es fácil distinguir la moral de la política, pero a veces es conveniente y hasta útil. Moralmente hubo gente buena y gente mala en los dos bandos, como hubo asesinatos en los dos bandos y en los dos bandos hubo barbaridades y horror e idealismo. Políticamente, en cambio, no hay dudas: los buenos— los que tenían la razón política— perdieron la guerra; los malos— los que no tenían la razón política— la ganaron JAVIER CERCAS, Cómo acabar de una vez por todas con el franquismo, 2005

E

verano de 1936 miles de campesinos de los pueblos de Salamanca, Ávila o Segovia eran llevados al frente de la sierra de Guadarrama para combatir por los ideales de lo que no tardaría en convertirse en una Cruzada. Si había entusiasmo se necesitaba canalizarlo, y en caso de no haberlo había que estimularlo sin renunciar a la violencia si era preciso. Estas páginas nos acercan a la biografía de un personaje que recorría las tierras de La Armuña o de Peñaranda para llevar a las trincheras a las gentes del campo. El texto que el lector tiene a su disposición en el anexo al final de estas páginas, y cuya publicación es el motivo principal de este capítulo, es un fragmento de una especie de rudimentarias memorias que en agosto de 1955, cuando tenía 75 años, redactó Alejandro Martín Esteban, labrador armuñés,1 de Villaverde de Guareña en concreto, y primo carnal de nuestro protagonista, y que gracias a los encomiables afanes bibliófilos del editor de este volumen se conservan en la Biblioteca General de la Universidad de Salamanca.2 No estamos, desde luego, ni por la materia ni por la forma en que está esN EL SANGRIENTO

001-480 Salvaje pesadilla

264

8/5/07

12:32

Página 264

esta salvaje pesadilla

crito, ante un texto relevante pero tiene la virtualidad de pergeñar— con un lenguaje elemental y cargado de incorrecciones— el ambiente familiar de procedencia de nuestro hombre, el de esos pequeños propietarios salmantinos de las décadas finales del XIX que ejercían una autoridad brutal sobre sus hijos y cuyas vidas se regían por una religiosidad ultramontana y por un desmedido apego a la tierra. Y, más en concreto, por lo que se refiere a Martín Veloz, contiene multitud de noticias sobre sus andanzas que, pese a su carácter fragmentario y a su imprecisión, tienen probablemente un alto grado de verosimilitud. De las recogidas en los párrafos seleccionados en el anexo, destacan sus intensas y extensas conexiones con los militares en general, y con los altos mandos en particular, a las que prestaré atención más abajo, y muy en relación con ellas, su condición de golpista impenitente. El relato lo muestra perfectamente al corriente de la intentona de Sanjurjo, esforzándose en que la guarnición de Salamanca se sumara a ella y acabando por ello en la cárcel. «Se bajó a la puerta del cuartel (escribe en este sentido nuestro memorialista), y entrevistó con el Teniente Coronel de Caballería que era adicto al movimiento y muy amigo de Diego. De incógnito se reunieron en una sala de (sic) jefes y oficiales de más confianza. Tomó la palabra Diego y les habló...Estuvo un buen rato hablando, tratando de calentar aquellos corazones a pesar de que pronto se había dado cuenta de la indiferencia con que eran oídas sus palabras». Pocas dudas caben asimismo sobre su implicación en la sublevación de julio de 1936 aunque es discutible el grado de la misma. Muy alto si se hace caso al testimonio de su primo Alejandro, que resalta los denodados esfuerzos de nuestro hombre, hacia finales de mayo de 1936, para convencer a su íntimo amigo, el general Queipo de Llano, de que se adhiriera a la inminente sublevación: «Como venía diciendo costó trabajo que se decidiera a sumarse al Movimiento pero ante los razonamientos de Diego y de sus ayudantes aunque fue muy duro rendirse no pudo resistir más y se entregó. Antes de salir de Cañadilla (la finca armuñesa de Veloz) dio palabra formal de que iba a ir a la revolución con todas sus consecuencias. Tan gran triunfo sirvió a Diego de gran lenitivo en tales circunstancias tan desfavorables para él. De día en día se le conocía mejor semblante». Por contra, la historiografía, desconocedora de estos interesantísimos datos, le otorga un papel más discreto en la gestación del golpe de 1936.3 En todo caso, aunque no se sabe demasiado sobre sus andanzas durante los primeros meses de la guerra, gozó de la absoluta confianza de los militares como prueba, por ejemplo, su fugaz paso por la presidencia de la Diputación provincial salmantina.4 En cuanto a su participación en la represión que los facciosos realizaron en estas tierras, terrible por lo que vamos sabiendo pese a que éste fue desde un principio territorio fidelísimo a la sublevación, su primo Alejandro guar-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 265

sables y naipes

265

da un absoluto silencio, que confieso que no me sorprende. No estaban los tiempos a mediados de la década de los cincuenta, en pleno franquismo, para hablar de estos asuntos, ni entre los vencedores ni entre los vencidos, bien es verdad que por razones radicalmente diversas en uno y otro caso. Los descendientes directos de Veloz lo niegan de forma contundente, aunque sin esgrimir argumentos, y no hacen lo mismo con su intensa actividad de movilización, recorriendo los campos en busca de efectivos para luchar en el frente. Una vez más, el primo Alejandro, nuestro memorialista, remacha en este caso tal labor, trascendental entonces: «Todos los días salía por los pueblos con un camión para reclutar voluntarios y todos los días regresaba lleno el camión». En otro orden de cosas, hasta el momento los historiadores (y de tendencias muy diversas) no han encontrado el menor indicio al respecto sobre su actividad represora.5 Sin embargo, pese a la dificultad de documentar estos siniestros asuntos, es razonable pensar que no sólo estuvo perfectamente al corriente de los paseos y demás atrocidades, evitándolas en el caso de amigos o cuando estuvo interesado en ello, sino que también encabezó y dirigió en ocasiones estas terribles actividades represivas. Como podrá apreciar el lector en el transcurso de estas páginas, a ello llevaba toda su biografía, mezcla de violencia extrema y desaforado militarismo. Pero es que, además, existen indicios e informaciones suficientes al respecto. De algunas de ellas da cuenta el escritor Agustín Salgado en su excelente novela La grama6 en la que narra, con lenguaje y construcción admirables, el calvario y muerte que padecieron durante las primeras semanas de la guerra ocho campesinos, perfectamente identificados, de El Pedroso de la Armuña, buena parte de ellos miembros del Ayuntamiento del Frente Popular. En diversos pasajes del relato aparece el médico del pueblo, significado republicano, acudiendo a Veloz, ante sus crecientes dificultades con los sublevados, y la intervención de éste salvándole la vida: «Poco después, mientras el jefe de falange come con don Paco [el secretario del Ayuntamiento], un hombre corre cuanto puede. Es un obrero de la vía. Lleva de la mano un papel que le ha dado el Jefe de Estación. Va dirigido a don Francisco Martínez, camarada falangista. “Dejen en libertad a don José Delgado”. Saludos. Arriba España. Firma, Diego Veloz. Unos minutos después, don José es bajado del camión».7 Y en otro lugar de la novela, se narra el paso de nuestro protagonista por el lugar, en su coche al frente de una camioneta de falangistas, camino del próximo pueblo de Cantalpino, donde también hubo una feroz represión: «Jugaban los muchachos en la calle —había amanecido el día amenazando lluvia— cuando un Citroën pato negro, seguido de una camioneta cargada de falangistas entraba en Pedroso por el camino de Espino de la Orbada. La comitiva se detuvo junto al chiquillo... Por la ventanilla derecha delantera había asomado la cabeza de un hombre. Don Diego Veloz. Chaval, ¿por dónde se va a Cantalpino? (siguen las indicaciones detalladas del muchacho sobre cómo llegar a este últi-

001-480 Salvaje pesadilla

266

8/5/07

12:32

Página 266

esta salvaje pesadilla

mo pueblo) ... El señor Diego Veloz no sabe quién es el chiquillo. De haberlo sabido, habría sabido que días antes ha salvado la vida de su padre, como antes hiciera con la vida de don José. Hoy, sin embargo, Diego Veloz va de cacería con su horda de falangistas, como ha hecho tantos días y en tantos pueblos de Salamanca».8 A estas informaciones, recreadas por la hermosa prosa de Agustín Salgado, hay que añadir el testimonio dado en 1979 a un conocido semanario por Fé García Encinas —viuda del diputado socialista por Salamanca, José Andrés Manso, fusilado en el monte de La Orbada el 29 de julio de 1936— donde se refiere a Veloz «asolando con sus hordas falangistas los humildes hogares del campo salmantino». Por no hablar de las noticias aparecidas recientemente que lo incriminan como uno de los responsables de la localización del fusiladero sito en el monte que acabo de mencionar.9 Gil Robles nos dejó un preciso testimonio que avala este tipo de interpretaciones: «Los primeros ecos de la violencia me llegaron a Portugal pocos días después de mi llegada, cuando me llamó por teléfono desde Salamanca el tristemente famoso Diego Martín Veloz, preguntándome si podía facilitarle armas para hacer «una limpieza a fondo». Le contesté como merecía y colgué violentamente el teléfono...».10 No es descartable que al final, avanzada ya la guerra, acabara aceptando un carnet de Falange pero, desde luego, no ocupó posiciones relevantes en la organización, aunque el lector, a la vista de lo relatado y de lo queda por relatar, convendrá conmigo que se puede estar muy implicado con el fascismo sin papeles que lo acrediten. La guerra le cogió cansado y enfermo, y no tardó en morir, en marzo de 1938, en su casa de Salamanca y no en el frente, como ha llegado a afirmarse con craso error.11 En cuanto a sus actitudes de clemencia con miembros del bando republicano, eran perfectamente compatibles con su intervención en la represión, algunas de ellas son bien conocidas (por ejemplo la de Villalobos) y, al parecer, dieron resultado, es decir, lograron salvar la vida de sus beneficiarios.12 Otras, que no han trascendido, en las que tal vez se empleó con menos contundencia, no tuvieron lamentablemente éxito. Es, por ejemplo, el caso del ferroviario Lucio Francisco Núñez Rivas que fue condenado a muerte por adhesión a la rebelión (una vez más me encuentro con este cruel sarcasmo), simplemente por su adscripción republicana y por formar parte del comité de huelga en la estación extremeña de Arroyo de Malpartida, mediante sentencia dictada por el consejo de guerra celebrado en Cáceres el 16 de diciembre de 1937, y ejecutado allí a los pocos días. Estuvo preso en la prisión provincial cacereña durante casi todo el año 1937 y desde ella escribió 7 cartas a su madre y hermanos que vivían en Salamanca, cargadas de patetismo como suele ser habitual en este tipo de documentos. Prácticamente en todas ellas insiste con vehemencia en que multiplicaran las gestiones ante Veloz «que bien me conoce y me aprecia» para que le sacara de la cárcel o, una vez procesado, consiguiera el sobreseimiento. Porque, como escribe en una de las

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 267

sables y naipes

267

cartas,» tengo la gran confianza que si él quiere zanja el asunto inmediatamente». Algo, probablemente no mucho, debió de hacer Veloz porque en escrito de alegaciones dirigido por Núñez el 9 de octubre de 1937 al tribunal militar menciona una carta que nuestro protagonista, al que califica de «propietario y prestigioso militar», le había dirigido.13 En todo caso, más allá de esta trayectoria ciertamente negra, mezcla de alguna compasión y mucha crueldad, parece particularmente significativa la larga sombra de nuestro personaje en la ciudad, décadas después de su desaparición. Según relato de su propia experiencia, el Prof. Manuel Pérez Ledesma,14 estudiante universitario antifranquista en la Salamanca gris y lúgubre de la década de 1960, y con las consiguientes dificultades en su servicio militar en las milicias universitarias, sufrió junto con su familia el chantaje continuado del antiguo chofer de Martín Veloz que, mediante precio, intercedía por el díscolo alumno ante el coronel del campamento de Montelarreina, como él antiguo divisionario en Rusia. Y piensa Pérez Ledesma con buen criterio que tal vez ellos no serían los únicos...

¿Quién fue este «bravo guerrillero de las guerras de Cuba», como lo calificó Arrarás? La ocasión sólo permite unas cuantas pinceladas, escogidas y apretadas, en espera de otra más propicia para desarrollarlas con amplitud.15 Como figura en su hoja de servicios castrenses, que no tardaré en examinar, Diego Martín Veloz vino al mundo en la localidad cubana de Manzanillo, una de las más relevantes de la provincia de Oriente, el 12 de noviembre de 1875. Conforme a las memorias de su pariente Alejandro Martín y a los testimonios familiares, ambos ya citados, era el mayor de una familia de ocho hermanos. Por jugarretas del destino, nada infrecuentes en las familias numerosas, uno de ellos, Agustín, fue uno de los fundadores del socialismo en Cuba y tuvo una trayectoria vital radicalmente distinta a la de nuestro protagonista.16 Su madre era cubana aunque provenía de familia de emigrantes onubenses y canarios. El padre, armuñés, luchó como soldado en la guerra de los Diez Años, regresando a su tierra para no tardar en volver a Cuba en busca de fortuna. Debió, en efecto, de enriquecerse y entre sus negocios figuraban fábricas de tabaco y de dulces así como una central lechera. El 24 de febrero de 1895, a punto de cumplir veinte años, y al parecer con la oposición paterna, ingresó como voluntario en el ejército, inmerso ya en la última de las guerras coloniales en la isla. Durante toda su vida alardeó de su condición de militar, y de los valores que entonces conllevaba tal estado (patriotismo exacerbado y honor a tutiplén), siendo este un elemento absolutamente clave para comprender su biografía. Pero su hoja de servicios17 no refleja precisamente una carrera brillante sino, por el contrario, fugaz y llena de graves y continuados conflictos. En cuanto a lo primero, embarcó en San-

001-480 Salvaje pesadilla

268

8/5/07

12:32

Página 268

esta salvaje pesadilla

tiago de Cuba con destino a España el 14 de agosto de 1898. Atrás quedaban algo más de tres años en el ejército, buena parte de los cuales los pasó en prisiones militares.18 Por lo que hace a lo segundo, de su «carácter quimeristo, pendenciero y temerario», otro rasgo imprescindible de su personalidad, ya había dado pruebas de paisano cuando, en septiembre de 1894, fue encausado por insultos a un cabo de la Guardia Civil, habiendo faldas por medio, si bien fue absuelto. Ya en filas, en 1896 fue condenado por un consejo de guerra a seis meses de prisión correccional por delito de insulto a centinela. Y en septiembre de 1897 otro consejo le impuso cinco meses de arresto mayor por un delito de lesiones menos graves causadas a un soldado a sus órdenes. En su haber figuran sus rápidos ascensos a sargento de movilizados y luego a segundo teniente y, algo más tarde, a primero, junto a una condecoración,19 conseguido todo ello por su arrojo en diversos hechos de armas entre los cuales destaca su participación, en julio de 1898, en los combates en defensa de la plaza de Santiago de Cuba frente a los norteamericanos resultando allí herido de gravedad en una pierna. Sus problemas con la justicia castrense no acabaron con su salida de Cuba. Desembarcó en Vigo en septiembre de 1898 y, a los pocos años, en el transcurso de 1901, fue arrestado en dos ocasiones por sendos escándalos públicos acontecidos en Madrid y en Valladolid, y una tercera por réplicas desatentas a un superior. Ya a finales de 1906, un nuevo consejo de guerra, y van tres, le condenó a seis meses de prisión por un delito de insultos a la Guardia Civil, por hechos que tuvieron lugar también en Valladolid. En 1907 cumplía condena en la cárcel de Salamanca, con conducta «intachable», lo que propició un informe favorable a su indulto. Juzgue el lector (y tome buena nota por lo que luego vendrá), pero de los hechos sumariamente relatados no se desprende, por expresarlo en términos suaves, un flamante currículo militar del que su titular pudiera sentirse orgulloso. Esta corta y convulsa trayectoria de oficial chusquero no explica, ni mucho menos, la relación privilegiada con numerosos miembros de la alta oficialidad y la poderosa influencia que sobre ellos mantuvo Martín Veloz durante décadas y que, como muestra el anexo de este trabajo, llegó hasta los comienzos de la guerra civil. La brevedad de estas páginas me obliga a seleccionar los testimonios sobre el particular. Los familiares con los que me entrevisté, sin pruebas y contra casi todas las evidencias, hacen arrancar estas relaciones de la coincidencia de su antepasado en la guerra de Cuba con diversos militares entre los que destacan los que más tarde serían los generales Primo de Rivera y Queipo de Llano. No obstante, pese a lo controvertido de este origen, parece claro que nuestro protagonista llegó a tener una estrecha amistad con uno y otro.20 Si de la familia pasamos a los relatos de Prieto y Venegas, no precisamente benevolentes con nuestro hombre, la impresión se confirma. Para Prieto la conexión arrancaba de Cuba pero era fundamentalmente interesada: «intimando [allí] con jefes y oficiales españoles que des-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 269

sables y naipes

269

pués, desde altísimas cumbres de la milicia, no desdeñaron su amistad ... ni su auxilio económico ... Lo más granado del generalato español le amparaba ... y él amparaba al generalato».21 Por su parte, el periodista Venegas, en cuyo relato bebió Prieto —ya que había tratado a Veloz muy de cerca y dirigido hacia 1923-1924 La Voz de Castilla, el periódico salmantino fundado por este último— insistía en la bilateralidad de intereses en la relación con los militares (no sólo con los generales) cuando escribía: «Su vinculación con los militares le costaba mucho dinero. Generoso siempre, cuando se trataba de militares no tenía límite. Había salvado a muchos capitanes cajeros que se gastaron los fondos, dándoles lo que habían tomado de las cajas».22 También, por último, en las páginas del diario «velocista» (al que acabo de aludir) abundan las referencias al asunto que ahora me interesa. Muy en especial en la coyuntura desatada por un sonado episodio que tuvo a nuestro personaje por protagonista principal, y que todavía se recuerda en Salamanca. Me refiero a la agresión armada que sufrió en el Casino de la ciudad, al anochecer del 28 de enero de 1924, a manos de José Núñez Alegría, perteneciente a una familia de empresarios locales de adscripción política liberal, y que le produjo serias heridas de las que tardó en recuperarse. Como no sorprenderá, La Voz de Castilla llevó a cabo un amplio seguimiento del suceso y, en las semanas subsiguientes, sus páginas se llenaron de listados de adhesiones a Veloz en los que sobresalen las firmas de militares de la más diversa graduación, de tenientes a generales, de la guarnición de Salamanca y de otras muchas, incluida, por supuesto, la de Madrid. Además, en esta misma coyuntura, el 26 de febrero de 1924, el periódico publicó un editorial, «El Ejército y la Patria», que en términos de ardiente soflama no concebía ésta sin aquél y rendía encendidos elogios al Directorio militar por colocar al ejército al frente de los destinos del Estado. No me resisto a citar algún párrafo de este significativo texto: Hoy puede decirse que en España la compenetración de estos dos símbolos es absoluta. Pasaron los días tristes en que en alguna región nacional se daba el caso insólito de que el honroso uniforme militar se mirase a veces con desdén. Hoy, al contrario, es unánime la alta consideración que se concede al Ejército, porque gracias a él pudo prevalecer el movimiento de septiembre que salvó a España de la peligrosa situación en que se encontraba ... No se cansen los que tan mal ven la nueva política. Quieran o no, el cauce está hecho y las aguas tienen fijada la dirección que han de llevar.23

¿Fue rico Martín Veloz? Se abre así otra faceta de su biografía muy relacionada con la inmediatamente anterior ya que acabo de apuntar que en su intensa y extensa conexión con los militares, al lado de afinidades, sentimientos y altruismo, el dinero también desempeñó una muy notable función. Em-

001-480 Salvaje pesadilla

270

8/5/07

12:32

Página 270

esta salvaje pesadilla

pecemos por el origen de su fortuna. Aunque, lamentablemente, no abundan las fuentes, la coincidencia entre las que disponemos me permiten plantear una hipótesis sólida. Tras la breve y nada ejemplar carrera militar que he reseñado más arriba, y como precisa su hoja de servicios,24 nuestro hombre desembarcó en Vigo a principios de septiembre de 1898. Sus primeros años en España, hasta muy avanzada la primera década del siglo, fueron una verdadera travesía del desierto, dura y difícil como todas ellas. Como he apuntado, todavía en 1907, ya casado,25 cumplía condena en la cárcel de Salamanca. Esos años, en los que dio reiteradas muestras de su carácter bronco y camorrista (que ya se había manifestado en Cuba), fueron para él un rosario de sanciones gubernativas (que ya conocemos), y algún proceso criminal, e idas y venidas constantes trabajando en los más variopintos oficios, todo ello sazonado por su afición a las cartas y a las meretrices, por utilizar un eufemístico término.26 Así las cosas, no sorprenderá, pues, que hiciera el dinero con el juego, primero como tahúr y, más tarde, como dueño de garitos y casinos. Como este tipo de negocios no suele dejar, y menos entonces, demasiadas huellas documentales dependemos en lo sustancial de la información que, con cierto lujo de detalles, nos suministran Venegas y Prieto, muy próximo a él por entonces el periodista y muy enfrentado con él desde siempre el político.27 En suma, en el transcurso de la década de 1910, vemos a nuestro hombre, ya rico, inmerso en el triángulo formado por juego, militares y puterío tan característico, y tan influyente, de la España de entonces. Enriquecido mediante el juego nuestro hombre blanqueó su dinero, como se dice ahora, y lo invirtió en inmuebles, consciente de que quienes mandaban en aquella sociedad eran los propietarios. En 1919 ya era el mayor contribuyente de la ciudad de Salamanca.28 No es este el momento de desgranar al detalle sus inversiones inmobiliarias y bastará con algunos ejemplos significativos. Entre 1916 y 1918, como principales fechas de referencia, fue adquiriendo miles de metros cuadrados en una zona de la capital, entonces suburbial, y los fue sembrando de diversos edificios y viviendas, entre otras la que sería su segunda casa en la ciudad (antes había vivido en la céntrica plaza Mayor), rodeada de una batería de construcciones de diversa utilidad, incluido un jardín de plantas exóticas, novedoso e impactante en la Salamanca de entonces.29 Allí, pocos años después instalaría la redacción y los talleres de La Voz de Castilla, su periódico, al que ya he hecho referencia y al que se hará luego mención. Por esos mismos años, en 1917 exactamente, compró en Villaverde de Guareña, el pueblo de sus mayores y de sus años de miseria, Cañadilla, la finca de sus francachelas y conspiraciones con los generales, y también de sus experimentos agropecuarios e industriales, a la que acabaría retirándose cuando su situación económica se tornó adversa.30 Todo indica que las dificultades económicas de Martín Veloz debieron de

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 271

sables y naipes

271

agudizarse a mediados de los años veinte y ya no decrecieron hasta su muerte acontecida en 1938. A falta de mejores fuentes, el imprescindible relato de José Venegas —que, insisto de nuevo, vivió los acontecimientos muy de cerca— explica tal situación como resultado de una conjunción de factores. Veloz llevaba un extravagante tren de vida que implicaba despilfarros enormes y enloquecidos. Además, su fuente de acumulación por excelencia, el juego, fue cegada por la política restrictiva hacia el mismo del gobierno de García Prieto, agudizada por la dictadura primorriverista. Y, por si todo ello fuera poco, la aventura de La Voz de Castilla, imprenta incluida, le ocasionó enormes pérdidas y, según parece, acabó de forma trágica.31 En suma, una gestión patrimonial no precisamente eficiente y más bien disparatada. No sorprenderá, pues, que desde temprano, estando todavía en fase de misterios gozosos, nuestro personaje acudiera reiteradamente al mercado hipotecario, en mejores o peores condiciones en cuyo análisis ahora no se puede entrar.32 Y tampoco que terminara arruinado, es decir, con un pasivo superior al activo patrimonial.33

Una vez rico, y ya sabemos en alguna medida el origen de su fortuna, quiso el protagonista de estas páginas participar en la tarta del poder— si me permite el lector llamar a las cosas por su nombre ante la escasísima presencia en el sistema político de la restauración canovista de nociones como servicio público e intereses generales— y se dedicó a la política. Repasemos, con la brevedad que imponen las circunstancias, los principales datos de su actividad institucional. Su entrada en escena se produjo en las elecciones al Congreso por el distrito de Salamanca, celebradas en junio de 1919, donde obtuvo un éxito arrollador frente al candidato integrista, José María Lamamié de Clairac, que en los años de la República, comos se analiza en el capítulo 1, tuvo una actividad política y social muy destacada. Supo hábilmente aprovechar la hostilidad contra este último de los republicanos e, incluso y en aquella ocasión, de los partidos del turno. De su consolidación en el distrito y de sus todavía buenas relaciones con los políticos dinásticos da buena prueba el que fuera reelegido, y con amplitud, en diciembre de 1920, teniendo en aquella ocasión por adversario a Primitivo Santa Cecilia, candidato de los obreros. La situación cambió por completo en las elecciones de abril de 1923, las últimas antes de la dictadura. La fractura en sus apoyos sociales, a los que en seguida me referiré, unida a su enemistad e incidentes con las familias políticas dominantes explican que perdiera el acta por el distrito de la capital a manos de Juan Casimiro Mirat, poderoso empresario local que encabezó una heterogénea coalición contra él, que abarcaba desde Unamuno hasta las fuerzas obreras. No obstante, huyendo de la quema, Martín Veloz también se presentó por el distrito de Peñaranda de Bracamonte y, con algunos apoyos

001-480 Salvaje pesadilla

272

8/5/07

12:32

Página 272

esta salvaje pesadilla

oligárquicos y por escasa diferencia, fue elegido frente al candidato ministerial Francisco Gómez de Liaño.34 No conviene dejar de resaltar algunos aspectos de esta etapa parlamentaria de nuestro hombre. Veloz fue un político populista y por este lado, el del populismo —en buena medida rural, de labradores y pequeños campesinos, con la inherente carga de demagogia y llamada a instintos primarios— vino muy probablemente el grueso de sus apoyos.35 Por otra parte, su temperamento bronco y sumamente violento, muy dado, en suma, al matonismo, del que nos han llegado múltiples testimonios, algunos de ellos muy sonados, explica también, aparte de factores más estructurales, en los que no es momento de entrar, su enfrentamiento con numerosos miembros de la oligarquía social y política que, por lo demás, le consideraban como un advenedizo.36 Y, muy en relación con lo que acabo de señalar, según relata el diario de sesiones y algún destacado parlamentario de entonces, durante sus años en el Congreso apenas fue protagonista y, cuando lo fue, y no precisamente modélico, su comportamiento fue atrabiliario, mezcla del militarismo y españolismo menos depurados, como muestra inequívocamente la siguiente intervención: ... porque yo, que he visto batirse gloriosamente al Ejército español; yo, que creo que la mayoría de las libertades que tenemos se las debemos al Ejército español; yo, que recuerdo que Daoiz y Velarde ... me produce, no ira, no lo que creen algunos Sres. Diputados, ni siquiera desprecio: me produce un gran sentimiento, y me lo produce como hijo del pueblo, porque el ejército está compuesto de los hijos del pueblo. Entendedlo bien, en el ejército español es donde más democracia he visto, donde más la he palpado, donde más la he tocado, donde en las Ordenanzas se dice al soldado... (Grandes rumores).37

Del tránsito de Martín Veloz por la dictadura de su amigo, el general Primo de Rivera, conviene anotar algunos detalles. De entrada, los claroscuros de la relación entre ambos cuyos pormenores desconocemos por el momento.38 No deja de sorprenderme el que nuestro protagonista no llegara a ocupar ningún cargo público en aquél régimen.39 Si pasamos a un terreno más de fondo, La Voz de Castilla nos ofrece un observatorio privilegiado. Dejando de lado ahora el que el tratamiento de la figura del dictador fuera siempre acusadamente encomiástico, el periódico miró con calor e intensidad al Duce, si se me permite parafrasear la expresión feliz de Rodríguez Jiménez.40 Basten dos ejemplos. El primero, el seguimiento alborozado de la visita a Italia de los reyes de España, acompañados del dictador Primo de Rivera, a finales de noviembre de 1923, al año escaso del nombramiento de Mussolini como primer ministro.41 El segundo, diversos editoriales aparecidos en el transcurso de la primavera y el verano de 1924 en los que La Voz (de su amo, es decir, Veloz) optaba rotundamente por la dictadura fascista como fórmula

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 273

sables y naipes

273

mágica para solucionar los problemas de las viejas y caducas democracias europeas, siguiendo el para ellos esplendente ejemplo italiano. Así, en «El decaído parlamentarismo», tras criticar el de Inglaterra y Francia, se escribía: «Y no se recatan las gentes para profetizar que no tendría nada de particular que la salvación de la patria viniera a consistir en algo parecido a lo que Mussolini consiguió en Italia, y a lo que Primo de Rivera logrará en España» (La Voz de Castilla, 14 de mayo de 1924). Y en el titulado «Impresiones. El régimen antiguo. Mussolini y el fascismo» se alababa este régimen porque iba en contra «de los odiados gobernantes del régimen viejo y de la amenaza de un socialismo anárquico que ya estuvo a punto de triunfar» (ibid., 20 de julio de 1924). Con la llegada de la República la estrella de nuestro protagonista palideció hasta casi apagarse. Ya se ha dado noticia de sus apuros económicos, iniciados unos años antes. En cuanto a la política, su posición se convirtió en marginal. En las constituyentes de 1931, en las que aparecía como candidato monárquico independiente, quedó en último lugar. Tampoco obtuvo un buen resultado su íntimo amigo el general Queipo de Llano, antiguo conspirador contra Primo de Rivera y todavía republicano ferviente mimado por el régimen. El que llegaría a convertirse, en tiempos de la guerra civil, en sangriento virrey de Andalucía ya había probado suerte sin éxito en tierras salmantinas siendo derrotado en el distrito de Sequeros por Eloy Bullón en las elecciones de 1923.42 Desapareció nuestro hombre en las que se celebraron en noviembre de 1933, tal vez para no obstaculizar el abrumador predominio de la CEDA. Y, por último, compareció en las de febrero de 1936, de nuevo como monárquico, obteniendo también un muy deficiente resultado.43 En las semanas precedentes a estas trascendentales elecciones, desde ambientes cedistas, se le había tildado de candidato pirata y se le había sugerido la retirada. Pese a proclamar su coincidencia de objetivos con la que él mismo calificaba de «candidatura contrarrevolucionaria», y pese a la falta de «prensa y dinero», mantuvo la suya en cuya defensa combinaba un monarquismo trasnochado (ajeno, por supuesto, a todo anclaje constitucional) con el hábil cultivo de victimismos, el propio, de guerrero esforzado y doliente, y el de sus presuntos electores, «la pobre y sufrida clase labradora y ganadera de esta provincia», que tan buenos rendimientos le habían dado en elecciones pretéritas.44 Así las cosas, tras todo lo que antecede, se presenta el anexo que —de mano amiga aunque en términos abruptos— relata los afanes golpistas del inefable Diego Martín Veloz contra el régimen republicano al que, siempre y coherentemente, repudió.

001-480 Salvaje pesadilla

274

8/5/07

12:32

Página 274

esta salvaje pesadilla

ANEXO45 Después de estas cosas no tardó mucho tiempo en llegar la sublevación del General Primo de Rivera, el 13 de Septiembre de 1923. Tan pronto como Diego lo supo se apresuró a enviarle un telegrama que decía aproximadamente. «Sé que se ha sublevado Ud., dígame si le hago falta, para ir a su lado inmediatamente, sepa que estoy dispuesto a jugarme la cabeza». Don Miguel le contestó. «Muchas gracias, ahora no hace usted falta». Con la llegada de la dictadura de D. Miguel Primo de Rivera terminaron sus negocios, como él los llamaba. No tuvo más remedio que cerrarlo (sic) definitivamente. Entonces se encerró en Cañadilla y comenzó a hacer obras de mejoramiento en las que gastó mucho dinero. Como además él era muy caro y los ingresos muy menguados, no tardó en resentirse en la cuestión económica. Por lo que tuvo sus diferencias con Primo de Rivera porque esto (sic) no transigió nunca con los proyectos que Diego tenía y las reiteradas peticiones que le hizo para que le permitiera poder volver al negocio; y como nunca lo autorizaron a ello, en algunas ocasiones llegó hasta hablar mal de la Dictadura. A pesar de que D. Miguel era muy bueno y se interesaba por contentar a Diego. Yo mismo leí algunas cartas en que pude comprobarlo. Él, Diego, traía de Madrid además lo que le hacía falta y las obras continuaron, además de seguir viviendo en abundancia. Cuanto a Salamanca se refería en materia de política era un coto cerrado donde no entraba nadie más que quienes él quería, y tanto en la capital, como en la provincia, ponía y quitaba autoridades a su antojo. Como todo pasa en este mundo, llegó por fin un día en que cayó la Dictadura; y pronto vino la República en todas sus consecuencias. Antes se acabaron los negocios pero quedó algo que los sustituyó. Más adelante, y ahora, aquella corriente se secó en el mismo manantial. La situación iba presentándose negra y fea, la tormenta estaba encima; él seguía recluido en Cañadilla, las obras se habían parado en seco. Es verdad que le quedaba entre otras la amistad del general Pujdangola (sic)46 y la de Queipo de Llano; que fueron de los que más hicieron por traer la república, que a él le debían los dos de la cual (sic) más favores pero esto no era lo bastante, necesitaba mucho más. Si él hubiera sido ya que era un hombre que consentía romperse primero que doblarse. Pronto llegó el momento en que no podían cambiarse los papeles, ni cubrirse los gastos de las casas de Salamanca y Cañadilla. Tuvo que principiar a hipotecar, ya había hundido la casa de la plaza Mayor y la mayor parte de las fincas. El discurso se acentuaba de día en día, la cosa iba de mal en peor, él que lo había sido todo ya no era más que un hombre aislado y sin esperanzas de mejoramiento. Apenas alguien visitaba Cañadilla. Ni los amigos, salvo escasas excepciones, hacían caso de él. Otros lo trataban de igual a igual y los más se adaptaban a las circunstancias apartándose. Conservó eso sí, aquel valor personal que siempre le caracterizó. Por eso cuando las cosas se iban poniendo peor, y parecía que el desorden y la violencia

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 275

sables y naipes

275

de las masas yendo en aumento amenazaban destruirlo todo; él estaba dispuesto a defenderse personalmente o contra todo. A tal efecto, cuando salía de casa, siempre se acompañaba de dos pistolas cargadas; y en casa tenía en abundancia armas de todas las clases. Ahora bien, lo que más le agobiaba era la falta de medios económicos en que se encontraba. Un día en que un poco más o menos me decía: Necesito trescientas pesetas si las tienes mándamelas mañana. Necesito pagar unos jornales y no tengo en casa ni cinco duros; ni de donde me vengan. Contesté de palabra el criado: Di a tu amo que mañana sin falta iré yo. Efectivamente, al día siguiente fue (sic) a llevarle lo que pedía. Hablamos mucho, me estuvo contando y contando muchas cosas. Después comentamos la situación interna de España y hablamos sobre lo que podía llegar a ocurrir. Me debía a mí una cantidad de dinero y me dijo: «Mira según se van desenvolviendo las cosas no sería nada extraño que hubiera que perderlas». Se debía esto a que le había yo escriturado unas tierras de (diez huebras en total) sin pagármelas. Yo, le contesté con serenidad y sangre fría; hombre por eso no te apures pues el camino que llevan las cosas, me parece que vamos a quedar todos igual, porque todo se va a ir a pique. No quiero dejar de hacer presente que referida deuda, me fue abonada años después por la viuda u los sobrinos a pesar de no haber encontrado ningún justificante; ni tan siquiera una simple nota. Se había transcurrido un poco de tiempo desde aquel día en que hablamos tantas cosas, cuando principiaron a iniciarse para Cañadilla de algunos señores (sic) que pasaban largos ratos a solas hablando con Diego. Las visitas fueron menudeando según iba pasando el tiempo. Un día, domingo por la tarde, y entrado el verano me fui a pasarlo con él en Cañadilla. Al llegar le vi la cara alegre enseguida me dijo ¡Estoy respirando más satisfecho. La era de la revolución se aproxima! ¿Con qué gente podremos contar por aquí? Con nadie, le dije. Eso mismo me parecía a mí. Contestó él. Aquel día también me contó muchas cosas que yo no sabía. Estando una tarde del mes de Agosto en la Estación de Gomecello, un muchacho mío supo que se había sublevado el General Sanjurjo en Sevilla y que se dirigía a Madrid según algunos comentaristas. En seguida mandé llamar a Cañadilla con la noticia. Se había adelantado y Diego no lo sabía. Le dijo a mi chico. «Monta en la yegua y vete volando a La Vellés. Le dices a Veterinario (sic) que venga en el coche inmediatamente; pero no le digas lo que has oído en Gomecello». Como lo estaba esperando, mientras llegó, montó en el coche y se fue a Salamanca. Se bajó a la puerta del cuartel, y entrevistó con el Teniente Coronel de Caballería que era adicto al movimiento y muy amigo de Diego. De incógnito se reunieron en una sala de jefes y oficiales de más confianza. Tomó la palabra Diego, y les habló aproximadamente en estos términos: Señores, ha llegado el momento de intervenir para salvar a España, tenemos que sacarla de la angustiosa situación que se encuentra (sic) y nadie mejor que el Ejército puede hacerlo, es necesario hacerlo por España y por nosotros mismos y nuestras familias para terminar con el desbarajuste actual, no podemos perder

001-480 Salvaje pesadilla

276

8/5/07

12:32

Página 276

esta salvaje pesadilla

un minuto, luego ya no tendremos tiempo, tenemos que principiar por esta misma noche, mientras la vida de la ciudad se paralice un poco, y la cojamos desprevenida. Estuvo un buen rato hablando, tratando de calentar aquellos corazones a pesar de que pronto se había dado cuenta de la indiferencia con que eran oídas sus palabras. Acabó pidiéndole sólo trescientos hombres, con los cuales se comprometía a hacerse dueño de la capital, pero no pudo conseguir nada. Salió de allí amargado y fue a ver a algunos amigos en diferentes sitios, pero en todas partes encontró la misma negativa y razonamientos y respuestas parecidas, ya no podemos hacer nada, es inútil que nos arriesguemos. Y... descorazonado regresó a casa, pasadas las tres de la madrugada. Poco rato llevaba acostado cuando llamaban a la puerta dos policías, que llevaban orden de detenerle y llevarle a Comisaría. Les mandó pasar y les dijo que acababa de acostarse, que tuvieran a bien dejarle descansar un rato y luego irían directamente a la cárcel. Desde allí mismo telefonearon a su Jefe, lo que Diego les pedía, y como aquél no viera mal, así lo hicieron; es decir, le dejaron y volvieron unas horas más tarde. Ya les estaba esperando vestido y por la calle les fue contando lo ocurrido aquella noche. Igual hizo en la declaración que después le tomaron, no ocultó nada de lo que había hecho y de lo que pretendió hacer: Creo firmemente que estaba deseando que lo fusilaran. Pero luego, pasado el primer momento de desesperación, renació en él el deseo de seguir viviendo. Como el General Queipo era de la situación, y era muy grande la amistad que les unía, hablaron por teléfono, le explicó lo ocurrido sin omitir detalle. A los pocos días salía de la cárcel y venía a Cañadilla. Fuí a verle en la misma tarde. Tan pronto me vio, me llamó aparte y me dijo: espero vengan a registrar, vente a la noche, traes un carro de paja para disimular y llevas las armas que tengo allí y las municiones. Hice según me dijo y guardé en mi casa todo, fusiles, tercerolas, metralletas, pistolas y demás. Todas las ilusiones y esperanzas habían pasado esfumándose como nube de verano; otra vez a padecer y a sufrir. Él, a pesar de ser de ánimo fuerte, se agobiaba y abatía. Le vi algunos días totalmente desesperado, y como pasaba mucho tiempo sin vislumbrarse mejoría en la situación, llegué a temer que en Cañadilla pasaría alguna desgracia, pero afortunadamente no fue la cosa así. Le seguía persiguiendo la escasez de medios económicos. Hizo una segunda hipoteca de todas las fincas que aún poseía, pero ¿qué podía durar aquello? Bien poco cayendo como caía en vacío. Ni siquiera el rédito podía pagar, pues sólo de intereses debía treinta mil duros. Podía considerarse arruinado. Pasado el invierno allá por finales de abril, otra vez volvía a repetirse lo de antaño. Visitas frecuentes en Cañadilla. Señores de diferentes sitios y clases, gente joven en su mayoría. Cada visita que recibía parecía que le dejaba más alegre. A mediados de mayo, cinco individuos de Valladolid, vinieron una tarde, según ellos dijeron, solo por verle, le dijeron que estaba en Villaverde y aquí vinieron. Estaba en mi casa, entraron en una habitación donde estábamos, yo salí cerrando tras de mí. Me llamó Diego, para que oyera lo que hablaban (y oí que les explicaba: es primo mío y de absoluta confianza), pero yo me negué a entrar,

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 277

sables y naipes

277

pensaba yo que mi presencia podía quitarles confianza, no obstante me situé junto a un falsete que tiene en la habitación, aplicándole bien el oído, además de estar viendo aparte (sic) de los reunidos por el agujero de la cerradura. Cambiaban impresiones y se contaban mutuamente cómo iban las cosas. Se preguntaban si contaban con fulano. ¿Está con nosotros remuñano (sic)?, o si el otro estaba en favor o en contra o indeciso. Dijeron que tenían prisa por haber estado en Salamanca y esperarlos en Valladolid una comisión de Burgos. Sacamos un jamón y deprisa merendaron y se fueron. Luego que nos quedamos solos me contaba Diego lo que pasaba. No tienes que contarme nada, le dije, porque lo oí todo. Entre los visitantes, uno era teniente y otro capitán; los demás eran paisanos. Uno de los ayudantes del general Queipo de Llano estaba en comunicación con Diego, entre los dos se proponían convencerlo para que se sumara al movimiento que estaba preparándose. Pero el general se hacía irreductible. Diego opinaba que era necesario que con alguna disculpa le trajeran a Cañadilla. Confiaba en que él no se resistiera si disponía de unos días para trabajarlo. A últimos de mayo del 36 llegó a Cañadilla acompañado de dos de sus ayudantes para descansar un par de días. Después de hablar de muchas cosas bajaron a la huerta, pasaron un rato en las alamedas y luego regresaron a casa. Durante la comida hablaron de la situación y de la vida en España, estaban de acuerdo en casi todo. Terminaron de comer y la conversación se iba animando, pues Diego era muy fogoso, uno de los ayudantes tocaba en el extremo, y Don Gonzalo que no les iba en zaga, años después lo comprobamos todos oyendo por radio tantas y tantas charlas. Todo marchaba bien en censurar al gobierno, si lo hacía mal en esto o aquello, o en lo de más allá. Si fulano tenía tal cargo y era un desastre, si España caminaba a la ruina, etc., etc. Así llegaba al punto más interesante y convencido aunque no por todos. No hay más remedio que sublevarse, dijo uno de los ayudantes. Don Gonzalo dando un salto en su asiento, contestó de ninguna manera, yo no puedo me he sublevado una vez y no volverá a suceder, ni a hacerlo. Diego tomó la palabra y dijo categórico que su ayudante tenía razón, y que quien no lo hiciera sería un mal patriota y peor soldado; y que la mayoría de los que no querían sublevarse era por no perder la comodidad. Y cuando encarándose con D. Gonzalo le dijo que su obligación insoslayable como la de todo español honrado era salvar España, que se estaba hundiendo por momento, y que él precisamente, con su pasividad estaba contribuyendo a tal hundimiento como el que más. Pero que además estaba pisoteando la bandera que había jurado defender y, por consiguiente, estaba perdiendo la honra y el honor suyos y de sus hijos; y sin honor ni honra, la vida era una porquería. ¡Pobre España! continuó Diego ¡Cómo te ultrajan tus hijos! ¿Qué dirán tus mártires y tus héroes desde sus tumbas?, al ver que pisoteas y desgarras la herencia de Pelayo, del Cid, de Guzmán, Daoíz y Velarde y otros tantos de cientos y aún de miles. Vendrán los comunistas que ya llaman a la puerta y otros dentro de casa, y después de arrastrarnos violarán a nuestras mujeres y a nuestras hijas destruyendo nuestros hogares.

001-480 Salvaje pesadilla

278

8/5/07

12:32

Página 278

esta salvaje pesadilla

No puedo creer que seas tan ciego que no veas estas cosas, a ti, no espero que no te va a servir el que te entregues a ellos te colgarán de un palo, porque a pesar de todo, más pronto o más tarde te encontrarán sospechoso. En este punto intervino uno de los ayudantes para decir que estaba completamente de acuerdo con lo que había dicho D. Diego y que desde aquel mismo momento Diego sería su único y verdadero General. Movidas y laboriosas fueron las sesiones y en ocasiones fueron muchos los que (sic) y las altas voces lo que demuestra que costó mucho trabajo convencer al General Queipo. D. Gonzalo y Diego pasaron malos ratos porque bien se vio desde siempre que se querían como verdaderos hermanos. Recuerdo que muchos años antes, cuando la Dictadura de Primo de Rivera, estando D. Gonzalo de Capitán General en Ceuta, no sé porque (sic) motivo lo relevaron contra su voluntad, por cuyo motivo se enfrentó con D. Miguel. Como Diego era amigo de ambos, le faltó tiempo para intervenir y hacer de mediador, a tal efecto les juntó para celebrar una entrevista, en ella D. Gonzalo se empeñó en que tenían que reponerle de nuevo en Ceuta. D. Miguel no accedió a esto pero en cambio, por intervenir Diego, le daba a escoger entre todas las demás Capitanías Generales de España, la que él quisiera menos Ceuta. D. Gonzalo no quiso aceptar, y se dio de baja temporalmente pasándola mal económicamente; y no lo pasó bien aunque no tan mal ya que por entonces estaba Diego en la abundancia, ya, Diego (sic) pronto sublevó teniendo que escapar a Portugal hasta que cayó la Dictadura. Con esto ha querido probar la suerte de la fuerte e indomable voluntad de D. Gonzalo a la vez que la gran amistad que le unía con Diego. Como venía diciendo costó trabajo que se decidiera a sumarse al Movimiento; pero ante los razonamientos de Diego y de sus ayudantes aunque fue muy duro rendirse no pudo resistir más y se entregó. Antes de salir de Cañadilla dio palabra formal de que iba a ir a la revolución con todas sus consecuencias. Tan gran triunfo sirvió a Diego de gran lenitivo en tales circunstancias tan desfavorables para él. De día en día se le conocía mejor semblante. Hasta septiembre no se pensaba hacer la revolución, pues había que realizar algunos reajustes importantes. Pero debido a que (sic) los desastres y atropellos consentidos desde el poder no hubo más remedio que precipitar los acontecimientos. Mucho fue lo hecho por Diego desde el primer día del Movimiento. En un principio estuvo pesimista. Creyó en un segundo fracaso por haber fallado muchos resortes, sobre todo la Marina; además de fracasar en Madrid, Barcelona y casi todo el Norte, Levante y Mediodía, descaladores (sic) en el Alto de los Leones, etc., etc. En fin la situación real no era para estar optimista y él se hallaba al corriente de todo. Sin embargo él escondía lo desfavorable delante de los demás e infundía en cuantos lo rodeaban ánimo extraordinario, hasta el punto de hacer valientes de cobardes, pues valía (sic) podía tener miedo estando a su lado. Durante los primeros días todo eran dificultades en Salamanca, pero mientras aparecía él automáticamente vencían. Hasta el presidente de la Diputación Provincial hubo de investirse una semana (sic). Todos los días salía por los pue-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 279

sables y naipes

279

blos con un camión para reclutar voluntarios y todos los días regresaba lleno el camión. Las primeras semanas, y aún podríamos decir meses, no tuvo noche ni día de descanso; luego, cuando fue pasando el tiempo, las cosas se iban encauzando y pudo reposar un tanto. Tengo que dejar bien sentado que en esta primera época, un tanto desenfrenada para algunos elementos poco escrupulosos, Diego tuvo mucha clemencia con los perseguidos. Quizá en los primeros días no fuera tanto pero siempre pensando en hacer justicia. Cuando alguno se sentía perseguido y recurría a él casi siempre lo liberaba del peligro a no ser que la cosa fuera extremadamente grave. Para mucha gente de esta comarca Cañadilla era entonces su refugio. En aquellas en cierto aspecto desgraciadas circunstancias fue, como si dijéramos, el paño de lágrimas de muchos. A otros para librarlos de la persecución les situaba en la frontera. ¡Había tanto que contar con todo esto! ¡Fueron tantos los protegidos a quienes salvó la vida! Cuando Villalobos el hombre honrado y bueno por excelencia cayó en desgracia yendo a parar a la cárcel, Diego fue el primero que hubo de romper lanzas en su favor con frecuencia iba a verlo en la prisión animándole y prometiéndole que mientras él pudiera nada malo iba a pasarle. ¡Buen testigo de ello era su familia! Mientras la guerra seguía su curso con victorias y sucesos, diecisiete meses después de haber principiado le pregunté cierto día ¿Qué te parece? Creo ya seguro que ganaremos la guerra. Él no contestó. Todavía no se puede asegurar nada, ni a favor ni en contra. Es verdad que se ha hecho y se ha ganado mucho, pero queda aún mucho por hacer. Pasadas unas semanas principió a ponerse delicado de salud. Era el principio del fin. Días después de (sic) la enfermedad se agravó y el día 12 de marzo de 1938 tras una breve mejoría murió en su casa de Salamanca a los 64 años de edad. Tardó un año largo en terminar la guerra que él había principiado y vivido con tanta intensidad, entusiasmo y esperanza. Muchísimas cosas más podían contarse de la vida agitada de este pequeño Napoleón siempre con lucha. Son tantas las que recuerdan mi memoria que sería muy largo de enumerarlas, por lo que renuncio a hacerlo. No obstante había una excepción pues no puedo resistir las ganas que me entran de hacerlo, aunque sólo sea muy a la ligera.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 280

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 281

9 Casto Prieto Carrasco, alcalde de Salamanca (1886-1936). Escritos desde la cárcel Ricardo Robledo Universidad de Salamanca

De un lado están los que creen más en brujerías y milagros, que en las verdades de la ciencia y del trabajo: los que creen que es honrado corromper a las gentes comprando votos en las elecciones, que es inmoral utilizar los enfermos para aprender medicina ... De otro lado, los espíritus abiertos y nobles para quienes el camino de la justicia está siempre iluminado, los que ponen sobre todas las cosas, las cosas santas de la Humanidad, la sabiduría y la ciencia verdaderas ... la salud, la nueva religión del hombre que está reclamando una cruzada ... Pero los de este bando son pocos, muy pocos, para imponer a los otros la civilización a la fuerza ... y han de resignarse a columbrar aún desde lejos el reino de la justicia y a tener fe y esperanza en que debe ser y ha de ser de este mundo. CASTO PRIETO CARRASCO, 1922

Una excelente salud ... un día clarísimo y luminoso; este cielo de Castilla la mansa, azul y brillante como la cara de Dios. ¿Es posible que bajo este cielo tan bello cometan los hombres, azuzados por bajos instintos y pasiones mezquinas, las enormidades que están ocurriendo? ¿No les inspiran ese cielo tan puro y hermoso ideales de mayor amplitud? CASTO PRIETO CARRASCO, lunes 27 de julio de 1936

F

ALTABA POCO PARA cumplir los 50 años cuando Casto Prieto Carrasco, ca-

tedrático de Anatomía, alcalde de Salamanca y diputado a Cortes, fue asesinado en la carretera de Valladolid. Con el cuerpo del profesor «como un signo, estaban sus gafas, muertas con él».1 La inscripción de defunción del

001-480 Salvaje pesadilla

282

8/5/07

12:32

Página 282

esta salvaje pesadilla

Registro Civil de La Orbada, de 29 de julio de 1936 a las 12:30, precisa que «el cadáver fue hallado en el kilómetro 89 de la carretera de Valladolid a Salamanca, fallecido por disparo de arma de fuego».2 A su lado yacía el cuerpo del también diputado José Andrés Manso, compañero de celda durante ocho días. Juan Antonio, un labrador de La Orbada, reconoció los cadáveres y los trasladó en un carro de bueyes al cementerio hasta que años después sus familiares los rescataron.3 [yo] era consciente de que nosotros necesitábamos demostrar que éramos mejores que los rojos, cuyas atrocidades llenaban las páginas de nuestros periódicos. Por lo tanto, cuando mi tío fue asesinado, no pude dejar de preguntarme por qué, por defender sus ideales, habían matado a un hombre que no había hecho daño a nadie, un médico eminente y catedrático de la universidad, un hombre que había sido elegido para su cargo de diputado.4

Tenemos todavía explicaciones insuficientes para contestar al interrogante de aquel joven de derechas que tuvo que proteger semanas después a Unamuno a la salida del Paraninfo.5 Los asesinatos de Prieto y Manso, como los de tantos otros «que no habían hecho daño a nadie», ejemplifican la violencia selectiva y crecida del dos ojos por ojo. Días atrás, en la víspera de «Santiago Matamoros», había muerto Onésimo Redondo en una emboscada de las tropas republicanas en el pueblo segoviano de Labajos. Las muertes de estos salmantinos suelen figurar en el debe o haber de falangistas de Valladolid, pero es improbable que esto se hiciera autónomamente, a espaldas de las autoridades o sin el consentimiento de la falange local. Este desgraciado final rompió las aspiraciones de un hombre que juntaba en su biografía el orgullo de la tradición familiar con la conciencia de haberse hecho a sí mismo.6 Casto, hijo de José María Prieto, natural de Sequeros, y Mª de la Concepción Carrasco, natural de Salamanca, nació en la céntrica calle salmantina de Libreros el 11 de septiembre de 1886; «como todos o casi todos los Españoles fue educado en la Religión llamada Católica, Apostólica, Romana [y] confirmado por un obispo célebre, no sé por qué, llamado Fray Tomás de la Cámara ...; me enseñaron eso que llaman Doctrina Cristiana en un catecismo llamado del P. Astete del que le quedan a uno recuerdos de tortura ...».7 Después de apuntar el dato del matrimonio canónico en 1912 con Ana Carrasco Robledo en Valverde del Fresno (Cáceres), se explaya en unas reflexiones que debían dar por más que superada la etapa de seminarista en San Carlos de Borromeo, dirigido por los jesuitas (1897-1901), «un acto inconsciente fruto de mi orfandad ... y sobre todo de frecuentar sacristías como monaguillo». Con una gran honestidad intelectual apuntará en su diario que se siente tan «admirador de Cristo y de su doctrina» como alejado de «lo que dicen sus ministros en la tierra» y sobre todo de «las prácticas rituales de la Religión».8

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 283

casto prieto carrasco, alcalde de salamanca

283

Al quedar sin padres, fue la beca del Colegio Menor de San Adrián concedida en 1899 (pensión de dos pesetas diarias) la que le permitió sobrellevar estrecheces y realizar todos sus estudios, un caso más de la importancia de las rentas procedentes de esa otra hacienda universitaria, la de los Colegios.9 Después de anotar las excelentes notas del 4º curso de bachillerato, rescata el recuerdo de unos sucesos que marcaron a toda aquella generación de estudiantes: En este curso el 2 de abril de 1903 jueves, fueron muertos villanamente por la fuerza pública, representada por un gobernador malvado y un policía no menos, representantes de un gobierno de nefasto recuerdo, dos estudiantes Hipólito Vicente y Federico García. De aquello sólo recuerdo la visión de un charco de sangre, el odio a la opresión injusta, después que me he dado cuenta no fue sólo odio sino horror y la satisfacción de ver al pueblo en motín de justicia.10

El título de licenciado (con premio extraordinario) lleva la fecha de 1 de octubre de 1912; no oculta en sus notas a modo de diario la crítica para sus maestros: «de toda la carrera sólo conservo el desagradable recuerdo de mi profesorado, del que puede decirse que no adquirí ni una idea, ni una enseñanza práctica, ni una orientación, ni nada». Su vida profesional se inició en el pueblo cacereño de su mujer, Valverde del Fresno, siguió como médico de la Beneficencia Municipal de Salamanca en 1918 (n.º 1 de la oposición) y culminó con la entrada en la Universidad al año siguiente como auxiliar temporal. Después de intentos fallidos en Sevilla y Madrid, fue nombrado en 1928 catedrático de Anatomía de la Universidad de Salamanca. Este hecho tuvo un gran eco ciudadano como reflejan las crónicas y un nutrido grupo de amigos organizó un banquete en su honor en el Casino de Salamanca. En el discurso, Prieto se acordó de su bisabuelo Clemente Carrasco, liberal represaliado por Fernando VII, mostró su admiración por Villalobos y finalizó con estas palabras: A pesar de mi apariencia apacible, [mi espíritu] no se avendrá a vivir sin lucha, tanto más cuanto que los tiempos que se avecinan, también aparentemente apacibles, encierran un fondo de gran inquietud para todas aquellas cosas a las que he de consagrar mi vida: la Universidad, Salamanca, España, por cuya prosperidad encaminada por las sendas de la justicia universal, brindo, haciendo profesión de un patriotismo tan sentido como el que más lo vocifere.11

Su actividad política se había iniciado cuando «circunstancias bien lamentables» le obligaron a formar parte en Valverde del Fresno de un partido político llamado liberal, «aquello no era política ni liberalismo», mientras que estaba orgulloso de la actuación política en Salamanca «al servicio siempre de la dignidad ciudadana, de la civilidad, de la libertad y la justicia [de las] luchas locales contra un hombre corrompido, apellidado Martín Veloz,

001-480 Salvaje pesadilla

284

8/5/07

12:32

Página 284

esta salvaje pesadilla

por otro nombre Martinillo».12 De estas luchas dan fe sus colaboraciones en la prensa de los primeros años 20. No podemos dar cuenta de la obra periodística que, aunque no muy amplia, es suficiente para constatar su indignación por la situación miserable de la sanidad municipal (el tracoma que no se controlaba en el Hospicio), o las patentes de beneficencia para pobres que utilizaban los ricos.13 De la campaña de prensa se pasó más de una vez a la acción, por ejemplo en 1921, con motivo del pleito del Hospital de la Santísima Trinidad y la Facultad de Medicina; «por esta campaña merecí el honor de ser procesado por injurias al Ministro de Gobernación». Su conferencia en la Casa del Pueblo a fines de enero de 1924 sobre la beneficencia pública y particular resume bien su idea de «socialización de la Beneficencia Pública» tal como existe hoy. Se refirió a «la religión de Cristo, la religión del amor y de la caridad» pero no tuvo reparos en denunciar «la beneficencia oficial que, además de ser un montón de injusticias, de iniquidades y de vejámenes, llega hasta tomar el dinero impuro del vicio, que no tienen reparo en admitir damas respetables y virtuosos prelados de la Iglesia».14 Estas huellas de un médico humanista,15 que había sabido salir a flote de adversidades, materiales y espirituales, con su propio criterio y muy crítico con el sistema político y social de la Restauración lo aproximan a la llamada generación de 1914 y explican sus afinidades políticas. Un poco más joven que Azaña militó en el partido de Acción Republicana, cuya constitución oficial en Salamanca tuvo que esperar al año 1933, y fue gobernador civil en abril de 1931, cargo del que cesó cuando fue elegido alcalde.16 Entre las numerosas actividades que exigió su puesto de alcalde, le correspondió desarrollar la legislación laicista de la República; bien merece la pena exponer su razonamiento en el breve discurso cuando fue derribada la tapia que separaba el cementerio civil del religioso Puesto que se ha invocado el respeto a los sentimientos católicos, también había que tener en cuenta y hacer patente el respeto que se debe guardar para los que no lo son, respetables como los demás ante el misterio de la muerte. Habían querido, a la vez, dar satisfacción a la opinión pública republicana que exigía esta medida de laicismo, consagrada en las leyes de la República. Pero al mismo tiempo habían venido para honrar a los muertos: a los de uno y otro bando, pero principalmente a los enterrados en el cementerio civil, que en vida y muerte se significaron por la entereza de sus convicciones.17

En las últimas semanas de su primer mandato gozó del reconocimiento que supuso el homenaje a su amigo Unamuno al cumplir los 70 años el 29 de septiembre de 1934, con asistencia del presidente Alcalá Zamora y del ministro Villalobos, pero pocos días después tuvo que soportar el trago más amargo cuando fue destituido por el gobernador civil por haber expresado

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 285

casto prieto carrasco, alcalde de salamanca

285

en una sesión del consistorio «manifiesta hostilidad al poder público e incitación a la continuidad del estado de agitación por el que atraviesa esta ciudad»;18 como ocurrió en tantos sitios la derecha aprovechó octubre del 34 para recuperar el poder municipal perdido en 1931. De estos sucesos como de la vuelta a la alcaldía en febrero de 1936 se habla en varios capítulos de esta obra.19 Prieto Carrasco, como él mismo recordó con orgullo más de una vez, era descendiente del diputado liberal en las Cortes de 1820 Clemente Carrasco, que fue destituido de su cátedra salmantina de Instituciones Canónicas hasta tanto se purificase. Ni en el peor de los sueños pudo haber imaginado, cuando escribió en 1924 sobre las purificaciones blancas de un siglo atrás, que el Ángel Exterminador y los Defensores de la Fe (aquellas organizaciones ultraabsolutistas dedicadas a perseguir a los «negros», o sea a los liberales) se habrían de transmutar en terror azul para acabar con el biznieto.20 Al día siguiente de que se descubrieran sus cadáveres, La Gaceta Regional publicaba el artículo «Operación de limpieza», refiriéndose a la anti-España de los obreros marxistas y los intelectuales extranjerizantes; para tal cometido de limpieza se apelaba a la luz que viene de lo alto, de donde «viene también el rayo que es castigo y es destrucción».21

Miguel de Unamuno y Castro Prieto Carrasco fotografiados en el ámbito poético de La Flecha, junto al río Tormes, año 1934. (Casa-Museo M. de Unamuno.)

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

286

12:32

Página 286

esta salvaje pesadilla

ESCRITOS DESDE LA CÁRCEL* En la presentación de estos escritos, hasta ahora inéditos,22 he optado por situar primero las cartas enviadas a la familia y luego el pequeño diario que lleva como título «Travesía en el Cárcel Provincial, para respetar la fecha de su elaboración. El alcalde, como ocurrió con las principales autoridades del Frente Popular, fue detenido el día 19 de julio. Probablemente las dos primeras noches transcurrieron en alguna de las dependencias civiles o militares de los insurgentes para los trámites de rigor. Lo que sí sabemos con certeza es que Prieto, Andrés Manso y demás autoridades ingresaron en la cárcel provincial en el mediodía del martes 21 de julio. La primera carta disponible he supuesto que se escribiera al día siguiente; alguna nota o encargo debió de hacerse el día de la entrada para entender las precisiones sobre el avituallamiento. Se trata de cartas tranquilizadoras, pensando que está recogiendo argumentos para alimentar la memoria de la vejez. El día 23 de julio, los recuerdos de su viaje por el Mediterráneo23 lo llevan a imaginar que está haciendo de nuevo una travesía, metáfora nada forzada por otra parte para quien conozca la cárcel de Salamanca (hoy DA 2), cuyo plano se reproduce en la página 151. El lector por sí mismo tendrá la oportunidad de comprobar la fuerza de un relato no exento de poesía. Debe de señalarse que las cartas están escritas en cuartillas que llevan impresos los datos profesionales;24 tan sólo la última de las cartas, la que lleva fecha del día 28, está escrita en una cuartilla que lleva el membrete de «El Diputado a Cortes por Salamanca»; no sabemos si se agotó el otro papel o quería dar fe de la ignominia que se cometía con un representante de las Cortes. Los rasgos de la letra han variado, comunica el importante crecimiento del número de presos (cuando llegó había 65 y a la semana pasaban de 400) y se despide con un «au revoir» que nunca había utilizado. La segunda parte es un diario escrito totalmente el día 27 de julio, como si quisiera dejar constancia para el futuro de aquellos ocho días de julio. Los rasgos de ironía se mezclan con los del escepticismo «pues no es consolador el panorama, sea cualquiera el fin de nuestra aventura», escribe al final del diario. Merece la pena destacar los comentarios de tipo político de los días 24 y 25 de julio, víspera y fiesta de «Santiago Matamoros». Sin duda no hay texto mejor para reflejar la amargura que le supone la traición de su amigo Unamuno, con el que había compartido tantas tareas ciudadanas y que había sido homenajeado por todo lo alto gracias a su empeño. El diario se interrumpe ese día; el relato de lo que estaba sucediendo en los pueblos al este de la provincia, donde más intensas habían sido las luchas sociales en el primer bienio, debió de parecerle un aviso de lo que se avecinaba. * Nota del editor.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 287

casto prieto carrasco, alcalde de salamanca

287

1. CARTAS A LA FAMILIA [22 de julio de 1936, miércoles] He pasado la noche bien y he dormido en una celda en compañía de Alba25 y Manso.26 Hoy no necesitáis traer comida más que para mí, pues Manso ya solucionó su problema. Café sí debéis traer el termo lleno y lo mismo el té de la noche, pues tendré que convidar a los compañeros de celda. No dejéis de traerme las zapatillas y los libros que hay abajo, en la mesilla, apartados por mí el otro día. Traedme papel para escribir cartas y lo que se me ocurra. También me traeréis un barril grande, que este chico es muy poco, me lo traéis lleno de agua de casa. Supongo que estaréis todos tranquilos como lo estoy yo. Sabéis que soporto bastante bien las molestias físicas y en cuanto a las otras, no serán capaces, tan fácilmente, de abatir mi entereza. Me encuentro perfectamente de salud y eso es lo único importante. En la comida mandadme no sólo tortillas y chuletas, sino también patatas, lentejas, alubias o garbanzos. No os olvidéis de la lechuga y fruta CASTO

Cárcel Provincial 23 de julio de 1936, jueves Querida familia: Como por lo visto puedo escribir, aún cuando no recibir cartas cerradas, voy a hacerlo hoy, esta hermosa y clarísima mañana de julio, a la luz de la ventana rejada de mi celda número 2. Las impresiones de esta hermosura de cielo y de sol, que gracias a la forzada holganza puedo contemplar sin prisas, como uno de los pocos beneficios de un perfecto presidiario. La satisfacción del buen estado de salud, tan excelente a pesar de haber dormido poco la pasada noche, y un no sé qué de esperanza que la calle trae desde más allá de rejas y rastrillos, otro pequeño beneficio del buen presidiario; todo esto da suficiente bienestar para chafar por sí sólo, la perversa intención de los que gozarán en la sombra de su estupidez y de su maldad con la supuesta tortura de mi cuerpo y de mi espíritu. ¡Ah! Si yo no tuviera vuestro problema, el de todo vosotros, el de vuestra tristeza y encogimiento, cómo yo no tendría ni la más mínima nube de inquietud. Porque aquí, aparte de que el problema más grave, el de la responsabilidad del deber de cada momento, se lo dan a uno resuelto, ya que aquí no hay que pensar en lo que hay que hacer, aquí, repito, no existe al menos para mí, ni el dolor ni sufrimiento; no sé si cuando se prolongue esto se me hará intolerable. Hoy constituye para mí una vida nueva, que me recuerda los inolvidables días de mi viaje en el Mediterrá-

001-480 Salvaje pesadilla

288

8/5/07

12:32

Página 288

esta salvaje pesadilla

neo, ya que allí también está uno preso por el dulce mar, como aquí lo estamos bajo el dulce cielo de mi Castilla, la sufrida. Me parece, en efecto, que voy a bordo de un barco donde da la impresión de tal, todo lo que sucede: la vida reglamentada, la convivencia entre los mismos, el modo de entretener el tiempo... Las diversas sensaciones de anhelo, esperanza o de la melancolía y temor de los que van a bordo. Sólo los presos no sociales y políticos, los que aquí llaman comunes, tienen la serena tranquilidad de los estables, que les hace ser como la tripulación del barco. Son también los que lo cuidan y limpian, y nos sirven y atienden al pasaje, con esa solicitud que da la certeza de que hemos de vivir juntos algún tiempo; nosotros tenemos, entre otros servidores, uno a quien llaman El Chirri (condenado por una ratería)27 que tiene un tipo soberbio de marino o cargador de muelles, con sus anchos hombros, sus tatuajes, su robusto cuello; con esto la ilusión de que estamos a bordo de un barco es completa. Sólo hay una cosa que nos aparta un poco de esta ilusión: la entrada de nuevos tripulantes sin arribar a puerto, cosa que sucedió ayer todo el día; hoy parece que ha cesado. No es extraño pues, que me haya interesado sobremanera de esta nueva vida, que los avatares de la mía me han proporcionado para que al día de mañana, me sirvan de recuerdos en la vejez. Ya os contaré otro día detalles de nuestra estancia. Estamos como os he dicho, Manso, Alba, y yo en la celda número 2, donde hemos dispuesto nuestra habitación plena de buen humor, de modo que en los 12 metros cuadrados de la misma, tenemos comedor, cuarto de baño y despacho gracias a mis iniciativas y proyectos que, previos los planos convenientes, han permitido realizar tal prodigio.28 Ya os explicaré cumplidamente. Con mis abrazos y besos todo mi corazón y todos mis pensamientos CASTO Recuerdos de los compañeros de celda.

A bordo de «Cárcel provincial» 24 de Julio 1936, viernes 9 mañana Después de una espléndida noche de Julio que hemos de abandonar en el patio (puente), para recluirnos en los camarotes (celdas), con harto sentimiento por no poder gozar de la placidez de la temperatura y la esplendidez del cielo, nos dormimos en esta tercera jornada sin que las varias emociones de un día al parecer tranquilo, en la verdad agitado por encontradas sensaciones, nos impidan dormir a pierna suelta hasta oír a las 7 de la mañana las campanadas reglamentarias. Y es que, ya hemos encajado, a mí me es fácil lograrlo, en

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 289

casto prieto carrasco, alcalde de salamanca

289

esta vida monótona, no menor que la de la vida fuera de aquí, aunque nos parezca ésta menos soportable por ser impuesta y aquella otra, la de fuera, con su apariencia de libertad engañosa la creamos diferente. Siempre el recuerdo de vosotros surge como primera oración matutina. No me es doloroso el recuerdo. En este ilusorio viaje que a bordo de un gran barco hacemos ¿hacia dónde? Tengo de vosotros esa sensación de ausencia —sin más— que no logra ennegrecer ese ignorado punto de destino y del final de nuestra ruta. Por esto, el recuerdo de vosotros se limita a suponer vuestro despertar pleno de tranquilidad que da la esperanza de mis noticias cotidianas. Hemos de abandonar el lecho para cumplir la formalidad un poco enojosa, quizá la única enojosa, de formar en la fila para el recuento de todos los días. Mientras, después de esto, nos encontramos los pasajeros unos a otros para preguntarnos cómo se ha pasado la noche, el Chirri, con mucho cuidado y competencia nos prepara y limpia el camarote. Conocemos a los nuevos pasajeros recogidos en la noche, cual si fuese de un naufragio, o de un puerto al que arribásemos sin darnos cuenta. Unos traen en su gesto —a más de la fatiga que los semeja más náufragos— el dolor de la derrota que el cansancio acentúa. Otros vienen como si hubieran llegado en triunfo, tomando la llegada no sólo como un descanso, sino como una conquista. No falta quien simule alegría que no deja traslucir desfallecimiento. Las turbonadas del mar de la vida, en el que nosotros navegamos ahora tan tranquilos, arroja a nuestro barco un conjunto verdaderamente curioso de hombres, cuyo estudio y análisis siente uno no poder hacer, pero que aún vistos superficialmente ofrece bastante interés y es por sí muy pintoresco. ¿Qué he de deciros de la vida a bordo? El camarote ofrece una temperatura deliciosa y lo mismo de noche que de día, cuidado como nos lo tiene nuestro asiduo asistente, ofrece un albergue al que nada se le puede pedir. La cubierta o patios reúnen por la mañana y la tarde la gente que organiza torneos de saltos y carreras, o charlas en corrillos comentando las escasas noticias que llegan a bordo, o se aburren en modorra y sueño, sentados en el suelo. Hay quien no repara en la situación especial del forzado para hacerle objeto de cuchufletas y bromas, con las que trata de divertir a los demás o quizá divertirse a sí mismo, huyendo de su propio miedo. El centro del día, cuando el calor echa a la gente de los patios y el toque de campana lo impone, se pasa entre el comedor y la siesta los pasajeros de 1ª y la comida y la siesta los de 2ª. No hay pasajeros de 1ª y suponerlo seria un sarcasmo. Entre tanto, lectura los que leen, o la peluquería, o la recepción de un nuevo llegado que cuenta su pequeña odisea, igual, monótonamente igual en todos. La noche: la cena del pasaje y tripulación, una nueva formación de recuento y la reclusión en el camarote a sumirse tras breve lectura, en el piadoso sueño que es capaz de transformar el mayor horror en ventura y también en espantosa

001-480 Salvaje pesadilla

290

8/5/07

12:32

Página 290

esta salvaje pesadilla

pesadilla. Yo como siempre estoy en el gozoso y sereno mar de la tranquilidad que para vosotros os deseo con un número grande de besos y abrazos. CASTO PRIETO

«Cárcel Provincial» 25 de julio de 1936, sábado Continuamos nuestra travesía en un mar tan tranquilo que el barco parece una gran casa sobre la tierra firme; en la cubierta de popa se goza intensamente la mañana radiante de luz y de azul. El pasaje, considerablemente aumentado, circula por cubierta o se sienta como puede. No ha habido hoy juegos atléticos, no parece la gente animada y sí solo dispuesta a la conversación, en todos se refleja una cierta ansiedad que no sé de donde viene. ¿Será quizá esta ignorancia del rumbo hacia donde caminamos que unas veces proporciona el grato bienestar de la quietud eterna y otras el sabor agridulce de la inquietud futura? La proa del barco constantemente hacia el oriente no nos dice nada pues, en este extraño barco que nos conduce, no rigen tampoco los puntos cardinales del universo material. Abandonemos esas filosofías para gozar la vida diluida en esta mañana de julio, defendidos del calor que a esta hora, de las diez de la mañana, comienza a dejarse sentir, recogidos y escribiendo en el frescor suave y la tibia luz del camarote número dos por cuya ventana sólo ve el añil del cielo castellano. La vida sigue su monotonía encantadora exenta de toda responsabilidad, de todo acto voluntario que no sea los que derivan hacia el interior donde uno se siente absolutamente libre, más libre que nunca, para pensar y sentir lo que uno quiera sin que ninguna apetencia exterior de la vida se lo coarte. ¿No es bastante esto para sentirse satisfecho? Para mí sí. Mi única responsabilidad actual soy yo, exclusivamente yo. A vosotros, mis queridos seres, no puedo dedicaros más que el recuerdo frecuente y esta hora matinal que os dedico enteramente hablándoos de mí situación. Y ya veis cuál es, de sana y franca serenidad y satisfacción, pues nada tengo de qué quejarme porque nada malo me pasa sino es privarme del placer de veros. Pero esto ocurre en todos los viajes de ausencia y nunca hemos de lamentarlo. No puedo quejarme de nada, ni de las causas que aquí me han traído en las que me he sumergido yo muy conscientemente y por mi propia voluntad y sin arrepentirme con amargura. Tengo pues cuanto quiero para hacer tolerables las molestias del viaje que no son muchas: la mayor, la rigidez de las formaciones para el recuento, pues estamos en un barco cuyo mando es tan solícito, y tan cuidadoso de nosotros que no quiere que ninguno nos perdamos y nos cuenta cuatro veces al día. ¿Cómo no agradecer esta solicitud y soportar por ello la molestia que nos causa? Y sobre todo el magnífico estado de mi

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 291

casto prieto carrasco, alcalde de salamanca

291

salud que ni la nariz me molesta en lo más mínimo ¡Qué feliz seria si supiera que vosotros estáis lo mismo que yo! Abrazos y besos CASTO PRIETO

Cárcel provincial 26 de Julio 1936, domingo Querida Anita: no es de extrañar que el día de hoy, tan limpio y brillante como los anteriores, esté lleno para mí tan solo con un pensamiento; la fecha que acabo de estampar a la cabeza de esta carta: 26 de Julio, Santa Ana, única fiesta familiar propia, celebrada sin interrupción durante tantos años, que no nos ha visto separados ninguno y que ha puesto entre nosotros dos este año, el inesperado valladar de los muros de una cárcel, que a mi fantasía se antoja barco navegante, como a D. Quijote se le antojaban castillos señoriales las ventas manchegas. Pero esto no puede ser motivo de melancolía y tristeza si, conservando fuerte el espíritu, más fuerte que nunca, y sano el cuerpo más que nunca, podemos suplir con nuestra voluntad, lo que la voluntad de otros hombres han querido romper inútilmente. El dulce recuerdo de tantos otros días de esta misma fecha pasados en tu compañía me acompañará todo este día y estoy seguro que tú harás lo mismo; tampoco para caer en la tristeza, no hay motivo para ello, sino para salir de la prueba más fuertes y poder revivir lo que nos han quitado, gustando en el placer de las fechas que vendrán, la memoria de la Santa Ana de 1936 que no se nos borrará tan fácilmente. Quisiera que vosotros pasaseis el día como si yo estuviese presente, porque sabéis que lo estoy enteramente en espíritu. El abrazo y el beso que os mando hoy tiene toda la significación de mi presencia. Os mando el único regalo del que puedo disponer: unas florecillas del patio cogidas por mí y entre ellas una flor del pequeño jardín regado con sudor del presidiario, que ellas lleven mi felicitación y si al cogerlas y leer la carta lloráis, que sea de felicidad y alegría porque me hayan proporcionado la ocasión de celebrar Santa Ana de esta manera, que si por mi ausencia puede ser amarga, está dulcemente sublimada porque me permite felicitarte de forma tan poética y sentida, y no del modo vulgar con que lo hubiera hecho si, como otros años lo hubiese pasado en tu compañía. Hasta la vuelta de mi viaje. CASTO PRIETO CARRASCO Felicitaciones de Manso, Alba y Eduardo Os mando también como regalo el papel de plata que me han dado.

001-480 Salvaje pesadilla

292

8/5/07

12:32

Página 292

esta salvaje pesadilla

A bordo del «Cárcel Provincial» 27 de Julio, lunes No quisiera haber causado con mis sentimentalismos cursis de ayer ningún estrago. Hay que tener en cuenta que esos sentimentalismos son señal de vejez, como lo es el recuerdo de fechas pasadas y cuando son muchas, no es que sea mucha la memoria ni el sentimiento, sino muchos los años. Sólo siento el estrago porque os hizo sufrir como se desprende de vuestras letras de ayer. No lo hice con esa intención sino todo lo contrario; para mí el recuerdo no es amargo sino placentero, sostén del momento presente que tenemos que arropar con recuerdos del pasado y avivar con esperanzas futuras para que no se nos hiele en el corazón. Y como me siento joven, y aún rejuvenecido al presente pero joven de veras, no de los que ahora hay, no quiero que supongáis que mis filosofías sentimentales son síntomas del menor desmayo. El día de ayer lo pasamos a bordo bastante bien; nuevos pasajeros, nos trajeron idea de que el mundo existe. La tempestad de la tarde, que no causó ni la menor zozobra a nuestra nave, rompió un poco la monotonía de nuestra vida a bordo; nos impidió el paseo sobre la cubierta de popa y nos recluyó a nuestros camarotes o bajo el puente, paseando protegidos desde la cabina de mando del oficial de guardia, tan amable como todos desde el capitán al último tripulante. La asiduidad de nuestros servidores el Chirri, fornido y en constante actividad, el Garduño29 cuidadoso de nuestro abastecimiento, Lagunilla,30 cándido ratero de unos conejos monjiles y eficaz auxiliar de los otros, nos tienen los camarotes limpios, aseados y confortables que nada más se puede pedir. No hace ni calor ni frío, no molestan los insectos, que ahuyentamos de vez en cuando con el flit, no tenemos nada que hacer sino pensar, leer, soñar, vivir solamente para uno. ¿Qué más podemos desear? Mientras en el mundo engañador, odios, combates, sangre, aquí paz, hermandad y una franca alegría juvenil nada fingida. Creo que debéis envidiarnos. Hasta mañana CASTO

Cárcel Provincial 28 de Julio 1936, martes Ayer noche no recibí noticias vuestras aunque supongo que el no tenerlas indica que nada tenéis que decirme. Un día más y hoy cumple los ocho, se han pasado en este interesante viaje de ignorado término. El día de ayer tranquilo, como todos no nos trajo ninguna sensación nueva. El pasaje sigue aumentando, hemos rebasado la cifra de los cuatrocientos. La salud es excelentísima, en mí al menos. En gene-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 293

casto prieto carrasco, alcalde de salamanca

293

ral tampoco hay enfermedades a pesar del acúmulo de la gente. Como me reclaman para todos los enfermos de la colonia puedo asegurar que la enfermería es escasa y sin importancia. Nada me decís, si habéis tenido noticias de Valverde31 y qué puede haber sido de aquella gente. Claro que como vosotros estáis tan prisioneros como yo, poco o nada debéis saber. Que los muchachos aprovechen tanto tiempo inactivo para hacer algo útil, pues es estúpido no aprovechar la única ventaja que estos [ilegible] nos proporcionan. Au revoir CASTO PRIETO

2. TRAVESÍA EN EL «CÁRCEL PROVINCIAL». DIARIO DE A BORDO Martes 21 de julio de 1936 Hacia las doce llegamos conducidos hasta el muelle en un autobús de las líneas urbanas. Magnífico servicio el de esta empresa, cuyo empresario tanto procuró adularnos. Tras las formalidades obligadas al pasar a bordo, entrega del dinero, documentación, registro para el contrabando, pasamos al interior del barco. En aquel momento poco pasaje. Manso y Alba, Gaite,32 Aristóteles33 y otro policía de Ciudad Rodrigo34 y algunos más. La tripulación, unos 65 hombres. Habían licenciado aquel día otros cuantos que no hubieran podido convivir con el pasaje y que necesitaban para otros servicios de tierra.35 Primeras impresiones del barco: la oficialidad cortés y respetuosa. Entre los pasajeros existentes los hay aterrados. Hay mucha gente que teme todavía las travesías y viajes como un peligro. Yo es la primera vez que lo hago y nada temo. Los que llegamos en mi expedición, unos 18 ó 20 entre ellos Paredes36 y su hijo,37 venimos animados [Se establece] comunicación con la familia dándole cuenta de la llegada a bordo y que envíen cierto equipo que en este extraño barco se hace indispensable. En una de las cubiertas están reunidos los que han llegado antes que nosotros. Con cierto desorden se hace la primera comida. La tarde nos trae nuevos pasajeros. Hay dos, Guilarte38 y Don Paco Diego,39 que desisten del viaje. No pueden disimular el contento cuando les dicen que pueden desembarcar. Son de los que se marearían seguramente. No se atreven, por ser de noche, a salir y duermen en la enfermería y por la mañana creo que se fueron. Conozco el régimen de a bordo: Siesta y silencio de 1 1/2 a 4. Paseo sobre cubierta de 4 a 6. Cena a las 7. Silencio a las 10. Formación antes para el recuento a las 8 1/2. Estas formaciones son lo único molesto por lo estúpido y

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

294

12:32

Página 294

esta salvaje pesadilla

vejatorio. En la tripulación gente curiosa. Escalona,40 el Chirri, Garduño, el Hostias, el Cocinero, los ordenanzas, porteros, el practicante de enfermería. Me duermo con la buena compañía de camarote o celda n.º 2, de Alba el buenazo y Manso tal como es.

Miércoles 22 de julio de 1936 Hemos pasado la noche con cierta intranquilidad, la novedad del sitio las emociones del día... pero estamos en perfecto estado de salud y por tanto en perfecta tranquilidad espiritual. Conozco a los pasajeros, como sé que todos propenderían al desaliento, me tomo desde el primer momento la resolución de sostenerlos en un sano optimismo. Mi punto de vista es éste: nuestro objetivo inmediato es cuidar nuestra fortaleza. Todo lo que no sea comer, dormir y cuidar nuestra persona, es perjudicial. Los de fuera no pueden tener mejor ayuda nuestra que si conservamos entero y aún aumentado nuestro vigor al final del viaje. Examino a los tripulantes, sobre todo a los que tengo más cerca. El Chirri (Julián Montero) llama mi atención desde el primer momento. Viene forzado en la Galera por no sé que cosas. Es un mozo fornido, de cuello robusto de anchos hombros, tatuado en los brazos y pecho, de cara achatada pero ni mucho menos repulsiva. Hombre de un dinamismo extraordinario. No sabe permanecer ocioso. Cuando hubo poco trabajo a bordo, hizo y cultivó un jardín que todavía riega y cultiva. Nos coge bajo su protección y nos atiende solícito. Se disputó el puesto de nuestro servicio con el Garduño (forzado por homicidio) pero vence el Chirri. Recibimos noticias del mundo confusas y que nos traen alternativas de desesperanzas y optimismo. Los de C. Rodrigo siguen siendo la nota triste por su decaimiento. El día transcurre sin otros incidentes. No quiero llamar incidentes, porque no merecen tal nombre, la visita que nos hicieron hacer al Capitán del barco y lo que en el despacho del Capitán me hicieron un notario y el interventor de fondos municipales, por cosas del Ayuntamiento.41

Jueves 23 de Julio El suceso saliente del día fue el paso del aeroplano; hacia las 6 de la tarde, en dirección S. N. y a una altura considerable, pasó un aeroplano que nuestra gente tomó por suyo. Tal era el ansia de que algo ocurriera y la esperanza de que nuestra liberación iba a venir por los aires, que la gente recibió con un júbilo considerable al aeroplano. Con tal regocijo se entregó al sue-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 295

casto prieto carrasco, alcalde de salamanca

295

ño el pasaje, no sin que ya ensombreciera la alegría noticias llegadas de la ciudad, que anunciaban entusiasmos a sus actuales dominadores y que algunos de nosotros interpretábamos como maniobra para deshacer el efecto del aeroplano. El tiempo nos desengañó de ello al día siguiente (yo escribo este diario el día 27) si bien la ininterrumpida corriente de buenas noticias que nos siguió viniendo, hasta ahora, deshizo en parte el mal efecto de la desilusión. Pero, bueno, se preguntará el lector ¿si vais a bordo de una nave y de viaje, qué es eso de liberación y de esperanza? ¡Ah! amigo lector, es que nuestro viaje, en esta gran nave cuya alta proa se enfila constantemente hacia oriente, punto cardinal de los amaneceres, de las ilusiones y esperanzas, lleva no obstante un rumbo desconocido, pues no sigue su ruta la brújula conocida, ni la rosa de los vientos; vamos con rumbo ignoto y nuestra liberación ha de ser saber nuestro destino y con él, quizá, el término de nuestro viaje. Nuestra esperanza y nuestro desaliento corren parejos con este vislumbrar de nuestra ruta incierta. Tan incierta, a pesar de la seguridad absoluta de la nave que nos lleva. Todas las noticias son de buen augurio. La salud y alegría de la colonia o pasaje es pues excelente pese a pequeños contratiempos sanitarios, que como médico atiendo con el colega Manuel Arce,42 el peñarandino valiente que entró con Paco Ruipérez,43 no tan animoso. También tenemos al médico de [El] Pedroso: Delgado Romero.44 En cada camarote, tres o cuatro forman núcleos o células de esta colmena. Nosotros, Manso, Alba y yo ocupamos el 2. En el 1 Cuevas,45 Sotés46 y Tino González,47 con otros que les acompañan, en las comidas; se dedican a coger fuerzas para el mañana con toda decisión. No es poco el ánimo que toman con el vino de a bordo, bastante aceptable. Se organiza la vida adaptándose al medio, cumpliendo así la inexorable ley animal. Sigue llenándose el pasaje de nuevos pasajeros ¿Qué puertos ocultos toma el barco para tomarlos? ¿O son náufragos que recogemos de una tempestad? Más bien son así, tal es la cara de alegría al llegar a bordo o el susto reflejado en algunos.

Viernes 24 de Julio Víspera de Santiago Matamoros. Noticias de la ciudad nos anuncian acontecimientos para el día de mañana, que harán memorable la fiesta, que un patriotismo ruidoso quiere sacar del olvido hacia donde caminaba. Por el periódico —gran regocijo nos produce su lectura, no tanto por lo grotesco de su contenido cuanto por lo que indica— sabemos que mañana tendrá Salamanca un Ayuntamiento al que van nombrados, graciosamente, todo el Estado Mayor de los figurones locales; con ellos, luciendo sarcástica-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

296

12:32

Página 296

esta salvaje pesadilla

mente su elección popular, la parte incompatible del Ayuntamiento del 12 de Abril nacido tan limpiamente; esta parte es la osamenta: dos hombres incalificables por hoy, Unamuno y Marcos Escribano,48 que nos abandonaron en las responsabilidades pasadas tan enormes y se suben hoy al carro del triunfador. No puedo menos de confesar, que me amarga la traición, a sí propios; la de D. Miguel claro, no la del otro botarate. El día que comienza con alguna mala noticia, va mejorando tan notablemente que la noche nos acoge plenos de ilusión y esperanza.

Sábado 25 de Julio Santiago Matamoros. En la plaza Mayor —sabemos al día siguiente por La Gaceta y a la hora de poner la clásica Mariseca,49 el nuevo Ayuntamiento constituido al amparo de nuevo Poder que viene de la Ciudad del Cid, escucha las vulgaridades de M. Íscar,50 los denuestos repetidos en las tertulias de café y casino tantas veces por Unamuno y que éste vierte sobre todos nosotros, poniendo en ellos la mala pasión que denuncia y que él sólo siente y los balbuceos de Marcos Escribano, pero se nota en todos la satisfacción y entusiasmo que sólo sabe comunicar el pueblo, cuando escuchan las multitudes y asisten y alientan con su calor. ¡Qué calor pueden dar los sables, bayonetas y espuelas! ¡Qué calor un patriotismo abdominal y cretino! El día de Santiago trajo para los caballeros del apóstol una desilusión y parece que algo más. A nuestro barco llegan los rumores de descalabros. El efecto de las palabras enardecidas que desde Madrid nos llegan. Sigue el pasaje aumentando y con él nuevas inyecciones de optimismo; al par que éste, comienza en nosotros una honda preocupación que parece nos va a traer el porvenir, tan hondo y grave, que si nuestro egoísmo fuera la norma de nuestra vida no desearíamos nuestro triunfo. Para nosotros el sacrificio no es palabra fingida, al menos en mí, y a pesar de la carga que encima se nos viene, el deseo del triunfo es cada vez mayor. Por la noche recibimos la visita del Capitán. Cuanto sucede lo tomamos por cosas de buen augurio, tal es nuestro optimismo. De nuestra alegría participa la tripulación y la oficialidad. ¡Venturoso día de Santiago aunque los otros crean otra cosa!

Domingo 26 de Julio Es Santa Ana, el santo de mi dulce esposa que he celebrado con ella 24 ó 25 años sin interrupción ni contratiempos. No puedo sustraerme a esta emoción

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 297

casto prieto carrasco, alcalde de salamanca

297

que me embarga todo el día y que transmito en la carta que escribo a casa y a todos mis actos del día. Con unas florecillas que crecen en los bordes de la acera, en la cubierta de popa, hago un sencillo ramo y con una flor cogida al pequeño huerto-jardín que cultiva el Chirri y otros tripulantes. Recibo un obsequio estimabilísimo de un buen amigo, Luis Clavijo; bueno por inteligente, como son los buenos de verdad. Entran El Timbalero51 y su hijo, los detalles que recibimos son verdaderamente admirables. Interpretamos, cual se merece esta arribada del Timbalero, desde los astilleros de El Adelanto. Sigue nuestra preocupación en aumento, al par que muestra alegría. Hasta el barco llega olor desapacible de sangre, mucha sangre. Parece que de la ciudad viene un cierto silencio sepulcral.

Lunes 27 de Julio Se espera un día tranquilo y escaso de noticias. Así es: los pocos que vienen confirman esa impresión con que finalizo las notas de ayer. El día nuboso, anoche hubo tormenta y lluvias, permite la estancia en el patio o cubierta aun con pleno sol. Han cesado entre los pasajeros y tripulantes, aquellos juegos deportivos de los primeros días. Saltos y carreras. Entre los saltarines hay un tripulante —forzado a galeras por parricidio nada menos, pues mató con su madre y creo otro hermano, a un padre cruel— que da unos magníficos saltos que son la admiración de todos. Pues bien, eso ha cesado. La gente deambula, conversa, lee, juega a las damas, al mus, a la taba, así valiéndose de juegos fabricados con cartones (la baraja con cajas de cerillas) En un rincón de la cubierta, bajo una de sus galerías, forman corro aparte los pasajeros C.N.T. de aspecto más siniestro, torvo y duro. Hubo entre ellos uno, desautorizado por todos, que pretendió enredar en forma que podía ser nociva a la colonia. Manso tuvo el acierto, conociendo al sujeto, el llamado Choricero, de cortar el mal de raíz con una bofetada. Seguimos notando una amabilidad extraordinaria con la oficialidad. Ya he dicho que propendemos a tomar por venturosos todos los hechos. Indudablemente el ambiente que se respira no desagrada, pero la ignorancia en que vivimos del mundo es desconcertante. Se resiste uno a abismarse en el futuro, pues no es consolador el panorama, sea cualquiera el fin de nuestra aventura. Para alejar eso no hay sino refugiarse en el presente. Una excelente salud (ni la nariz me molesta lo más mínimo), un día clarísimo y luminoso; este cielo de Castilla la mansa, azul y brillante como la cara

001-480 Salvaje pesadilla

298

8/5/07

12:32

Página 298

esta salvaje pesadilla

de Dios. ¿ Es posible que bajo este cielo tan bello cometan los hombres, azuzados por bajos instintos y pasiones mezquinas, las enormidades que están ocurriendo? ¿no les inspiran ese cielo tan puro y hermoso ideales de mayor amplitud? Los pasajeros, náufragos recogidos hoy de Babilafuente,52 nos conmueven con el relato de horrendos asesinatos que indica la ruindad de las almas humanas. Ni el propio cielo tan bello, de Castilla la mansa, logra disipar nuestras preocupaciones por el futuro.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 299

10 Desventuras del ex ministro Villalobos, de la guerra civil al exilio interior (1936-1955) Josefina Cuesta Bustillo Manuel Redero San Román Universidad de Salamanca

DE LA ÚLTIMA ELECCIÓN PARLAMENTARIA A LA DECLARACIÓN DE GUERRA «FUI DERROTADO porque estas elecciones tuvieron por característica el rencor. Las gentes de derecha, con espíritu suicida, provocaron una lucha extremista, y los elementos revolucionarios reaccionaron con igual violencia, siendo derrotados los hombres que tenemos un sentido generoso y humano de la vida. Es inconcebible la insensatez de las gentes llamadas de orden al no darse cuenta de que los extremismos de derecha provocan y vigorizan los de la izquierda. Sólo un Gobierno de tono liberal podrá salvar a España de turbulencias y de males que algunos quizá sean irreparables».1 Filiberto Villalobos, al hacer el balance de las elecciones de 1936 en Salamanca, lanzaba —¿con qué consciencia?— esta profecía. Era una voz que clamaba a favor de la «tercera España», la del diálogo y la batalla dialéctica, que parecía zozobrar. Para él, empezaba a hacerse realidad el vaticinio de su amigo Miguel de Unamuno convertido, tiempo atrás, en «profeta de catástrofes» cuando había anunciado: «Me pregunta usted cómo va la República. La República, o res-pública, si he de ser fiel a mi pensamiento, tengo que decirle que no va: se nos va. Esa es la verdad... En fin, esto dura poco».2 En efecto, múltiples guerras privadas estallaron al grito de «¡Viva la República!»,3 con el que había terminado, equívocamente, el bando de guerra. Inmediatamente se iniciará la represión sobre los miembros de los partidos republicanos y de las organizaciones obreras de izquierda, en especial sobre socialistas y cargos municipales del Frente Popular, como se ha analizado en el capítulo 4.

001-480 Salvaje pesadilla

300

8/5/07

12:32

Página 300

esta salvaje pesadilla

CON LA SUBLEVACIÓN ESTALLA LA REPRESIÓN A juzgar por sus explicaciones y por sus escritos posteriores, el médico salmantino no tenía nada grave que reprocharse en el campo político, si no era el haber militado en él con una gran dosis de filantropía y humanismo. Pero, a pesar de los datos de fidelidad a los sublevados que aportará desde la cárcel, la represión le tocó muy de cerca los primeros días de la guerra, sobre todo cuando se enteró el mismo día 29 de julio del asesinato de Casto Prieto Carrasco.4 El día 3 de agosto, con la huelga de la construcción, terminaba la resistencia obrera que duraba desde el 19 de julio. El 4 se izaba en el Ayuntamiento la bandera bicolor y se tenía noticia del bombardeo republicano al Pilar de Zaragoza.5 Villalobos pudo ver el 5 de agosto desde la ventana de su casa cómo se organizaba en Salamanca un primer acto de desagravio por este ataque en la iglesia de la Purísima. Le seguiría otro el día 8 en la catedral. Se habían iniciado las celebraciones religioso-patrióticas que sustentaban el ya incipiente nacional-catolicismo. Eran las vísperas de la prisión de Villalobos. La ciudad parecía hervir de militares y comenzaba a celebrar, con liturgia de masas, las primeras victorias del Ejército sublevado y los episodios bélicos en los frentes de batalla. Los periódicos divulgaban con amplitud estos actos y con su actitud preludiaban ya la política de «prensa y propaganda» que más tarde Serrano Súñer estructuraría.

EL MÉDICO SALMANTINO EN LA TORMENTA Mientras, sus enemigos buscaban un pretexto para represaliar al ex ministro republicano. Lo encontraron fácilmente. Se le instruyó un sumario «con motivo del hallazgo en las oficinas de la Inspección del Retiro Obrero de documentos y cartas de la juventud socialista».6 Los cargos que se le imputaron de momento fueron la «negligencia» de no haber vigilado los papeles que tenían en sus mesas los funcionarios que trabajaban en las dependencias que él dirigía. En suma, por apoyo a los revolucionarios. «El 10 de agosto de 1936 fue detenido e ingresado en la cárcel para responder de su intervención políticosocial, imponiéndole una sanción gubernativa de tres meses de arresto y multa de 50.000 pesetas, que hizo efectiva, y la destitución del cargo de Consejero delegado de la Caja de Previsión Social de esta capital, Ávila y Zamora, continuando detenido desde aquella fecha hasta el 21-7-1938», informará el comisario jefe salmantino en 1939.7 Y la sentencia dictada en la Audiencia Provincial de Salamanca en 1942 expone en el «segundo resultando: que por decreto del Exmo. Sr. General de la División, en 30 de agosto de 1936, fue impuesta al encartado en este expediente, multa de 50.000 pesetas, permaneciendo en reclusión gubernativa».8 Fui acusado «por mi negligencia en la di-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 301

desventuras del ex ministro villalobos

301

rección de la Caja de Previsión Social, con motivo del hallazgo de unos papeles políticos en la mesa de trabajo de un funcionario de la Inspección del Retiro Obrero, afecto a aquel organismo», dirá él en otro lugar.9 Aunque Villalobos dejaba claro que no era una oficina directamente sometida a su competencia: «tiene absoluta autonomía e independencia». No obstante, añadía, «nada he de oponer a la justicia de la sanción que me fue impuesta. La acato y la cumpliré con fidelidad y respeto».10 El arresto de tres meses en prisión y la multa de 50.000 pesetas —junto a la destitución del cargo de Consejero Delegado de la Caja de Previsión Social de Salamanca, Ávila y Zamora,11 por el que percibía una remuneración de 10.000 pesetas anuales—12 habían sido en realidad impuestos a Filiberto Villalobos por un decreto que el Gobernador Militar, Luis Valdés Cabanillas, firmara el 30 de agosto (el Gobernador Militar, como general comandante de la provincia de Salamanca, tenía delegada dicha competencia del propio Mola. La Junta de Defensa Nacional, en el decreto n.º 64 que el Boletín de dicha Junta publicó el 27 de agosto de 1936, atribuía a los generales jefes de los ejércitos en operaciones el ejercicio de la jurisdicción de guerra en la forma y atribuciones que establecían los artículos 10 y 28 del Código de Justicia Militar).13 Según la sentencia de 1942, la multa tenía un valor proporcional a «la fortuna del expedientado», que se valoró en 79.189 pesetas.14 Se puede apreciar que la cantidad fijada a Villalobos es de las mayores que por cualquier concepto se impusieron, salvo la aplicada a Valeriano Casanueva —el diputado socialista que ocupó un escaño en las Cortes del Frente Popular después de la revisión de Actas —, al que se le aplicó un embargo de sus bienes valorados en 88.515 pts., y a Salvador Ruipérez y Jesús Ruipérez sendas cantidades de 725.677 y 350.000 pts. respectivamente, las más altas que aparecen en el listado de la provincia.15 Había también otras verdaderamente importantes. Los delatores y los verdaderos motivos no han dejado rastro en la documentación conocida.16 Que la acusación no era fácil —o urgente— lo demuestra la fecha de su detención. Fue el 10 de agosto de 1936. Habían pasado los primeros días de los ajustes de cuentas y de la represión incontrolada, aunque ésta distaba mucho de estar controlada. En el caso del médico y exministro salmantino, el proceso tuvo todas las características de una persecución continua durante la guerra, aunque de «guante blanco». Como era habitual en los primeros meses de la guerra, el cargo alegado para la detención era sólo el pretexto; los motivos debían ser otros, sobre todo a juzgar por la prolongación de la prisión y por los nuevos expedientes que se le incoarían. En la tradición familiar se mantiene que el verdadero motivo estaba en «la reforma de los estudios de Bachillerato, realizada durante su período al frente del Ministerio de Instrucción Pública. La campaña contra su persona la inició El Debate en 1935 y culminó en su detención»,17 afir-

001-480 Salvaje pesadilla

302

8/5/07

12:32

Página 302

esta salvaje pesadilla

man. Esta era la campaña pública. El ministro y diputado habría suscitado oposición a lo largo de su vida pública, a pesar de su talante humanitario y filantrópico, no sólo por su política educativa. Pudo haber despertado envidias y sembrado derrotados, como en la revisión de actas de diputados a Cortes de 1936. La propia campaña electoral de 1936 es expresión de una enemistad manifiesta entre el grupo de la CEDA y el republicano independiente. Pudo, en su caso, producirse una confluencia de «enemigos» que aprovecharon la sublevación militar para pasarle factura por sus éxitos políticos o de determinadas decisiones. Al parecer, Mola era su perseguidor manifiesto, acaso haciendo suya la enemistad al ex ministro de Instrucción Pública de los sectores más integristas de la sociedad española. Pero no es ésta la única explicación. Pues, muerto Mola en abril de 1937, Villalobos seguirá en la cárcel un año más. Encontrados los papeles «comprometedores» por los que se le acusa —no nos consta prueba— en la mesa de un militante obrero, en el edificio por él dirigido, el propio comisario jefe le llama por teléfono y le cita en Comisaría, según las fuentes orales y el texto mecanografiado de D. Enrique Villalobos. Ambos se conocían. Aquél debió querer evitar el escándalo de sacarlo de su clínica en presencia de los pacientes. La conversación telefónica transcrita por la memoria oral se desarrolló en los siguientes términos: «Lo siento mucho, pero ahora no puedo ir —contestó el médico republicano— porque tengo la sala de espera repleta de enfermos». «Usted tranquilo —le dijo el comisario—. Despache a los enfermos. Coma, y después de comer se viene por la Comisaría ... Diga Vd. en casa que le traigan un colchón». Puede resultar cuando menos extraña esta forma de arresto. Pero la realidad era más dramática que las formas. No faltó algún amigo en el trance. Uno de ellos, Cándido Casanueva, su contrincante político en las elecciones de febrero del 36, precisamente porque militaba en campo político distinto y estaba bien apoyado en la nueva situación, enterado de la orden de prisión, le ofreció su coche para llevarlo a Portugal. En la provincia salmantina, también Diego Martín Veloz, presidente de la Diputación en agosto de 1936, «se esforzó por poner en la frontera a algunos perseguidos y refugiar en su “feudo” de Cañadilla a algunos que se sentían en peligro».18 El exilio portugués fue la salida de algunos, no muchos, lo mismo que los montes de León o Gredos o Extremadura. El ex ministro rehusó, alegando que no «temía a la justicia militar».19 Pero, como ya se había preguntado el Tribunal Supremo años antes, «¿se trata(ba) de «afán de castigar o de hacer justicia»?20 Presentado el exministro en Comisaría, allí permaneció diez días, al parecer, antes de ir a parar a la cárcel provincial. En ese tiempo de sorpresa, perplejidad y represión, acaso agradeció el colchón que representaba el único calor de hogar. Y agradeció, sobre todo, la visita diaria que Unamuno le hacía entre las paredes de la Comisaría.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 303

desventuras del ex ministro villalobos

303

LA VIDA EN LA PRISIÓN SALMANTINA: DIGNIDAD Y RESISTENCIA De entre los distintos centros de detención en la provincia de Salamanca, el médico radiólogo sería encarcelado en la prisión provincial. Había otros en cabeceras de comarca, como Peñaranda, Ciudad Rodrigo, etc. Se realizaba en Salamanca el proceso represor general resumido por Pierre Vilar: «Al principio improvisaciones individuales, después limpieza a cargo de grupos organizados, luego represión legal menos mortífera».21 Ésta, afectaría a Villalobos. Aunque el proceso del ex ministro salmantino tiene algunos elementos específicos, como su estancia en comisaría, no sabemos si por su condición de ex ministro —nada de lo republicano gozaba de ningún respeto— o por su condición de personalidad muy conocida, que contaba además entre sus pacientes a la esposa del comisario. La memoria oral ha permitido trazar el recorrido de un detenido hasta su ingreso en prisión, en Salamanca. Filiberto Villalobos se contó entre la mayoría, que serían enviados a la Comisaría, donde se les sometía a un interrogatorio más sistemático, en el que se incluían los castigos corporales y las «sacas».22 Si superaban estas pruebas el destino era la cárcel, considerada por algunos, no sin cierto sarcasmo, como «un seguro de vida», aunque no era nada evidente después de lo ocurrido con Prieto y Manso. En todo caso, podía suponer librarse de la represión incontrolada y poder acceder a un juicio, siquiera fuera militar. Cuando en agosto de 1936 Filiberto Villalobos ingresó en la prisión, conocía la cárcel por dentro, había estado ya en ella dos veces. La primera, en 1903 siendo alumno de la Facultad de Medicina, cuando la Guardia Civil cargó contra los estudiantes, y algunos de ellos fueron detenidos. La segunda en 1917, cuando se reunían en la Huerta Otea con los obreros, en su caso para disuadirles de la huelga, de la que no era partidario, aunque le acusarían de organizarla.23 La entrada en prisión por tercera vez debió de ser un golpe duro. Cerrada y a disposición militar quedaba la clínica y desatendidos los enfermos. La familia, salvo la hija que le acompañaba, estaba pasando «el verano del 36» en La Toja, y no tuvo noticia de los episodios que se desarrollaban en Salamanca hasta su regreso en noviembre, al menos los niños. El padre siguió escribiéndoles todos los días desde el interior de la prisión, y procuraba no dar ningún motivo de preocupación. En la cárcel salmantina, construida a las orillas del Tormes, el radiólogo se tropezó con una ingente aglomeración, con el hacinamiento, con unas pésimas condiciones higiénicas y con un estado de enorme tensión entre los presos. Los primeros días apenas tenía espacio donde poner el colchón para dormir pues estuvo en una celda con un montón de presos. Tenía que dormir encima de un colchón sobre el suelo. El recinto penal salmantino, que estaba dispuesto para alojar unos cien presos, llegó a albergar unos 2.000 durante los tres años de guerra. En 1936 y 1937 su número superó el millar, confesa-

001-480 Salvaje pesadilla

304

8/5/07

12:32

Página 304

esta salvaje pesadilla

ban los oficiales de Prisiones.24 Y el primer censo oficial de población reclusa después de la guerra, en 1940, contabilizaba 1.430 internos.25 Hacinamiento que resultó tanto más penoso para un médico. Las enfermedades relacionadas con el pulmón y el corazón —bronconeumonía, tuberculosis pulmonar y angina de pecho— eran muy frecuentes. A menudo, los reclusos enfermos se veían obligados a abandonar el recinto carcelario para ser ingresados en los hospitales de la ciudad, y que Villalobos conocía bien —Hospital Provincial inaugurado en 1928, «el hospital nuevo», se llamó durante mucho tiempo—, o de otras provincias, especialmente en el HospitalAsilo de Segovia. De ellos, pocos regresarían a la prisión, y de muchos se pierde el rastro con su salida de la cárcel por enfermedad. La hospitalización de los más graves explica que sólo se tenga noticia de una docena de muertes acaecidas en la cárcel durante el período de la guerra, y a cuyos agonizantes pudo asistir el doctor encarcelado. La mayoría de ellas debieron de producirse fuera del recinto. Es difícil asegurar las causas de estas defunciones, pues contamos con deficiente información sobre el análisis epidemiológico y sobre los diagnósticos claros de las muertes acaecidas. Filiberto Villalobos pudo conocer en directo estas malas circunstancias higiénicas que contribuyeron a la mortalidad y a unas condiciones de encierro verdaderamente subhumanas: hacinamiento en las celdas, patios y pasillos, alimentación deficiente y la tensión permanente originada por las continuas «sacas» de presos y por el duro régimen penitenciario aplicado. Le llevaron diariamente desde casa la comida, que en muchos casos compartía con otros presos. Acaso lo más dramático, para algunos, era la perplejidad por el desconocimiento de los cargos que se les imputaban y, para todos, un destino incierto, injusto y cruel, que oscilaba entre la pena capital —en caso de producirse el juicio— o las «sacas» nocturnas, frecuentes. Algunos pagaban con dinero el retrasar la revisión de la causa, con la esperanza de que el fin de la guerra pudiera suponer una reducción de la pena o, en el mejor de los casos, la libertad.

SUMARIO SOBRESEÍDO, SEPTIEMBRE DE 1936 El 12 de septiembre de 1936 se le comunicó el sobreseimiento del sumario que se le había instruido a causa de los documentos de la juventud socialista encontrados en la Inspección del Retiro Obrero, aunque seguía en pie la multa de 50.000 pesetas impuesta. Al día siguiente, el juez le requirió para que hiciera efectiva dicha multa, «que con tres meses de arresto es la sanción de mi negligencia»,26 repetía el encausado. Aprovechó los cinco días siguientes para reunir el dinero. Villalobos, al no disponer en efectivo de la citada cantidad, elevó el día 17 una instancia al general comandante militar de la provincia de Salamanca solicitando un plazo de 15 días para poder reunirla, peti-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 305

desventuras del ex ministro villalobos

305

ción que ya había realizado ante el juez. Le fue concedida. Buscó evitar sospechas de dilación voluntaria: «no la estime como resistencia al cumplimiento de la sanción, como deseo de rehuirla».27 Sobre todo presentó ante la autoridad militar una cuidada información de su situación económica, que le impedía pagar. Articuló la exposición de motivos de esta dilación como defensa propia encubierta. Como en futuros escritos, lo inicia con un primer autorretrato: huérfano de padre, hijo de viuda pobre, estudió con una beca concedida por la Universidad de Salamanca. No aportó al matrimonio otro caudal que su título. «Alegaba que después de haber sido diputado a Cortes desde el año 1918, ministro tres veces y su clínica la más concurrida, no sólo de Salamanca sino de las demás provincias limítrofes, no disponía de ese dinero».28 Y presentó sus cuentas, que no coincidían con las del Tribunal. Sus ingresos se limitaban a los muy reducidos de la clínica, y al sueldo por la dirección de la Caja de Previsión, durante los cuatro últimos años.29 A ello se añadían los generados por el patrimonio de su mujer. La casa donde vivía y trabajaba era también bien privativo de ella. Nada decía de su sueldo como ex ministro, del que se le retenían dos tercios desde que fue encarcelado. Tampoco con él podía contar para saldar la multa. Lo reclamó y, en agosto de 1937, la repuesta sería tajante, seguiría privado de los dos tercios mientras estuviera en prisión.30 Pero antes de noviembre de 1936 la sanción estaba pagada, aunque Villalobos careciera del dinero para saldarla. De nuevo los amigos estuvieron a su lado. Le prestó dinero el Sr. Ibáñez, personalidad muy conocida en Salamanca, director de la Caja de Ahorros, y que tenía un comercio en la plaza del Liceo.31 Transcurridos los tres meses de arresto, Villalobos esperaba impaciente el paso de aquel verano especialmente caluroso y la libertad, por eso retenía a la familia en La Toja hasta su salida. Impaciente pero no inmóvil. Cuando ya llevaba un mes entre rejas, además de las gestiones económicas, envió una carta a su viejo amigo Miguel de Unamuno. Este, dada su posición de aceptación de la sublevación en los primeros momentos, estaba en condiciones de interceder por él ante las nuevas autoridades. Hacía veinte días que no se veían, aunque el rector seguía visitando diariamente a su hija. Vivían cerca. Entre la calle Bordadores y Ramón y Cajal sólo mediaba el palacio de Monterrey con su torre, a la que el viejo rector cantó antaño: «Torre de Monterrey, soñada torre / que mis ensueños madurar has visto, / tú me hablas del pasado y del futuro / Renacimiento».32 La torre le hablaba ahora del presente y de ausencias, de angustias, de «calvario». Entre otros, el de su amigo Filiberto Villalobos. Mi querido D. Miguel: continúo soportando con serenidad mi calvario. Quizá la tranquilidad de conciencia me da esta fortaleza del espíritu. Ni Dios ni los hombres creo que en justicia pueden acusarme de que no cumplí mis deberes en

001-480 Salvaje pesadilla

306

8/5/07

12:32

Página 306

esta salvaje pesadilla

la humanidad, haciendo cuanto bien me fue posible, por amigos y por adversarios. Con generosidad de la que sólo pueden acusarme mi mujer y mis hijos. Estoy inquieto por la suerte que me reserva el destino. Y no es por mí que tengo la tranquilidad de los justos. Por mi mujer y por mis hijos que al fin tendrán que conocer la realidad, que les omití para evitarles amarguras y sufrimientos. Para mi hija Remedios será fatal la noticia y temo mucho por su salud. Si puede V. atenuar mi situación se lo agradeceré en el alma. Es Vd. padre y conoce la pasión que nos inspiran el amor y el dolor de los hijos. Confío mucho en su autoridad moral y en la justicia de mi causa. Con todo el cariño que tengo por V. le hago esta súplica en la seguridad de que será atendida. Le abraza su mejor y más fiel amigo, F. Villalobos. Le agradeceré que la intervención sea inmediata. Urge mucho una actuación decisiva de V.33

La carta tenía fecha de 10 de septiembre de 1936. No era la única petición de ayuda que recibió el rector. Cuatro días antes le había llegado otra carta, también estampillada en la prisión provincial, que firmaba Atilano Coco, el único pastor protestante que existía en Salamanca. Había sido detenido nada más producirse la sublevación. Le acusaban de masón. Lo era. Filiberto Villalobos le había encontrado en la cárcel, al ingresar. Ambas cartas se aproximan al expresar una actitud serena ante la desgracia y el tono amistoso hacia D. Miguel. Ambos saben que visita a sus familias. Ambos presos se diferencian por las condiciones de su entrada en prisión. El pastor desconoce cuáles son los cargos que se le imputan. Mientras tanto, Villalobos había sido informado de su expediente y había buscado el dinero para pagar la multa, aunque seguía manteniendo la injusticia de su causa. La siguiente carta de Villalobos ya no llegaría a manos del amigo, sino de sus hijos, era el pésame por su muerte, el primer día del año 1937. El ex ministro seguía en la cárcel. A pesar de la carta, enorme debió de ser la sorpresa y perplejidad de Villalobos cuando, pasados los tres meses de arresto, permanecía en la cárcel y la familia se tropezó con esta desagradable sorpresa al regresar de La Toja. Transcurridos los tres meses de arresto, el médico no salió de la cárcel. O más exacto salió, momentáneamente, una vez al hospital por un ataque de apendicitis.34 Allí permaneció gran parte del mes de noviembre de 1936, y allí se cumplió su plazo de reclusión, pero no su liberación. Acaso esperó pasar del hospital a casa, pero su esperanza se frustró. Desde el propio Hospital Provincial dirigió una nueva instancia, ahora más desesperanzada, a una autoridad de máximo rango: al general Mola, jefe del Ejército del Norte. Aquí arguyó en su favor no sólo razones técnicas, sino ideológicas. Es el escrito en el que se muestra más afín al Movimiento Nacional. Es difícil trazar la frontera entre lo que eran alegaciones de compromiso a favor de una pronta liberación y lo que eran convicciones ideológicas profundas. En todo caso, dadas sus circunstancias, el documento debe ser tratado con la máxima cautela.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 307

desventuras del ex ministro villalobos

307

FILIBERTO VILLALOBOS ANTE EL ALZAMIENTO Así pues, en el mes de noviembre de 1936, cuando en el hospital de Salamanca Filiberto Villalobos ha cumplido la condena impuesta de tres meses de reclusión y no consigue ser liberado, el ex ministro dirigió un escrito a Emilio Mola, en su calidad de General Jefe de los Ejércitos del Norte, en el que le suplicaba que tuviera a bien concederle la gracia de ser puesto en libertad. Habían terminado los tres meses de prisión y la multa había quedado pagada: «También hice efectiva la multa de cincuenta mil pesetas, un mes antes de terminar la prórroga que bondadosamente me fue concedida. No demoré ni un minuto el cumplimiento de la sanción económica en cuanto hallé el crédito que necesitaba para hacer efectiva aquella cantidad».35 Los castigos quedaban saldados. En la instancia a Mola se presenta como un defensor del movimiento militar y del Ejército español. No es fácil explicar esta posición en un decidido republicano, en un ex ministro de la República. ¿Compartía la perspectiva inicial de Miguel de Unamuno? ¿Era sólo un testimonio de auto defensa o una convicción a la que había llegado después de las elecciones de febrero de 1936, o ambas realidades a la vez? El propio Villalobos alude, en su instancia, a manifestaciones escritas por él desde marzo de 1936 y a testimonios testificales «que demuestran plenamente, que estimé el movimiento militar como necesario para la salvación de la Patria y que antes y después del 19 de julio no recaté mi opinión, ni mi fervor y mi cooperación al Ejército español».36 También en la prensa salmantina el ex ministro había alertado de las dificultades que la violencia de la primavera de 1936 suponía para la República española. Conocemos su «limitado» retiro político desde esas fechas. Como prueba de su actitud alude a una serie de gestos, que si son proclives hacia el Ejército sublevado, no siempre son voluntarios. Pues hoy es de sobra conocido cómo las suscripciones y las requisas eran obligadas y su no aceptación se pagaba con la misma pena que la sedición, en algunos casos. De ahí que los datos que el médico republicano aporta como apoyo a la sublevación tenían un significado ambiguo. «Espontáneamente contribuí a la Suscripción Nacional».37 Sabemos que en caso de no haber contribución espontánea ésta era obligada, luego en todo caso había que contribuir. «Mi clínica de Electricidad Médica y mi casa de Baños se pusieron a disposición de las autoridades Militares».38 Conociendo la necesidad hospitalaria del primer momento bélico no es de extrañar que el radiólogo salmantino hiciera de grado lo que si no sería consumado por la fuerza. Apelando a su proverbial sinceridad añade: «Ningún hecho dentro de la verdad puede colocarme en otra zona que en la más leal a las Instituciones Militares»39 y recurre, como lo hará más tarde, a testigos notables dentro del nuevo régimen iniciado por los sublevados: «Podría

001-480 Salvaje pesadilla

308

8/5/07

12:32

Página 308

esta salvaje pesadilla

aportar testimonios de personalidades que ocupan preeminentes cargos en la actual situación militar y política y que son conocedores de mi posición y conducta».40 Acaso el escrito fue redactado en connivencia con algunas de estas personalidades. Sabemos también su relación con Franco desde la revolución de octubre de 1934, en que Villalobos ocupaba la Cartera de Instrucción Pública. Podemos conjeturar, en efecto, que para un republicano reformista y de centro, que había aceptado participar en un Gobierno con la CEDA en las difíciles fechas de octubre de 1934, el advenimiento del Gobierno del Frente Popular suponía una radicalización de la política que podía aconsejar una rectificación. Incluso pudo, lo mismo que su amigo Unamuno, aceptar lo que parecía ser uno más de los múltiples golpes de estado para salvar «la civilización occidental» como afirmara aquél y luego divulgará Franco. Pero es difícil admitir que un ministro republicano —no incluido en la CEDA— se adhiriera a la sublevación militar. Los hechos que cita como probatorios de su lealtad eran comportamientos obligados, impuestos por los nuevos «señores de la guerra», como la obligatoriedad de contribuir y de ceder a la requisa todo tipo de pertenencias a su servicio. Y sobre todo se apoya en pruebas testificales, a las que apelará en todos sus escritos de autodefensa. En verdad tenía buenos amigos entre los defensores de Movimiento Militar. Además, el hecho de reclamar la parte del sueldo de ex ministro que se le retiene en Hacienda supone una forma larvada, pero real, de resistencia a contribuir. De hecho, no invocará estos argumentos en ninguno de los escritos posteriores, acaso prueba de su carácter de circunstancias. Su objetivo es claro y lo expresa directamente al final del escrito: «Suplica ... me sea concedida la libertad que estimaré como beneficio inapreciable, como reconocimiento de mi lealtad al Ejército y como un honor para dentro de mi modestia y en la actividad que fuese, cooperar con el mayor fervor al triunfo del Ejército nacional».41 La dureza y arbitrariedad con las que de forma tan extrema las autoridades se habían conducido en la aplicación de la justicia represiva habían quedado claramente puestas de manifiesto en Salamanca con la detención del ex ministro. Difícilmente podía un hombre como Filiberto Villalobos ser acusado —como, en definitiva, lo fue— de haber contribuido con su intervención en los asuntos públicos a enturbiar y radicalizar la vida política de la Segunda República («Si han detenido a don Fili, ¿a quién no podrán detener?», comentaba la gente).42 Filiberto Villalobos había representado una política de carácter liberal que además tenía una dimensión social moderadamente reformista. Una política, sin embargo, que había terminado por enfrentarle muy fuertemente, desde las elecciones de noviembre de 1933, con grupos poderosos de la derecha salmantina que la CEDA representaba y, desde las del Frente Popular y no de forma tan directa ni tan acusada, con algunos sectores radicalizados de las bases del PSOE.43 De esta forma, Filiber-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 309

desventuras del ex ministro villalobos

309

to Villalobos, un político que en realidad pertenecía a una época del pasado en la que la movilización política no había alcanzado tan elevada intensidad, había acabado por sentirse superado por la dinámica que imponía el desarrollo de los acontecimientos y, desde la primavera de 1936, por abandonar prácticamente la actividad política.44 España estaría viviendo, según se expresaba el ex ministro a través de la Asociación de Amigos de la Escuela y el Niño a la que en aquéllos meses estaba muy entregado, las horas más difíciles y trascendentales de sus últimos cien años. Las pasiones políticas, que con tanta fuerza se habían desatado en el país, estarían provocando una situación en la que predominaban el malestar, la inquietud y los resentimientos.45 Esta visión desesperanzada de la realidad política del momento le había llevado a refugiarse en una posición en la que, por hallarse fuera del campo de la política, se había quedado sin política que defender y a proponer a cambio soluciones de tipo moral y religioso —como, por ejemplo, practicar obras de caridad—, que él apreciaría como prácticamente las únicas que en verdad podían conducir de nuevo a España por la senda de la concordia y de la paz.46 Es, en fin, en este contexto en el que habría que situar las frases laudatorias hacia el Nuevo Estado, que la antes referida sentencia de la Audiencia Provincial de Salamanca de 23 de octubre de 1942 recoge que hubo pronunciado, o el apoyo que al «Alzamiento Nacional» habría prestado, y del cual él mismo había informado a Mola en el también ya citado escrito que a éste le envió a mediados de noviembre de 1936. Pero cabe realmente en todo caso considerar la hipótesis de que tanto aquéllas (las frases laudatorias hacia el Nuevo Estado) como éste (el apoyo al «Alzamiento Nacional») no fueran compromisos reales que con el golpe militar hubiera adquirido, sino argumentaciones sin ningún tipo de referente externo que, debido a las circunstancias tan extraordinarias en las que entonces se llegó a encontrar, él sintiera la necesidad de emplear con vistas a rentabilizar mejor su defensa. La investigación que hasta el momento se ha llevado a cabo para comprobar la veracidad de las referidas argumentaciones permite mantener con no pocos fundamentos dicha interpretación. Además, ésta se refuerza al comprobar la desconfianza que las nuevas autoridades franquistas continuaron teniendo hacia el ex ministro durante los tres o cuatro años posteriores a su salida de la cárcel. Filiberto Villalobos estuvo secretamente vigilado durante dicho tiempo por la policía y la Guardia Civil (se tiene conocimiento, por ejemplo, de que, a comienzos de agosto de 1940, el médico salmantino, pese a disponer de un salvoconducto que le permitía viajar hasta Cercedilla (Segovia), con el fin de visitar a un familiar suyo que se encontraba enfermo en el sanatorio de Fuenfría, fue estrechamente espiado por la Guardia Civil).47

001-480 Salvaje pesadilla

310

8/5/07

12:32

Página 310

esta salvaje pesadilla

«CONTINÚO PRIVADO DE LIBERTAD», NOVIEMBRE DE 1936 No le valió de mucho su defensa, por ahora. Pues desde el hospital volvió a la cárcel. A partir de noviembre continuó D. Filiberto detenido gubernamentalmente, bajo la jurisdicción de Mola y a disposición del gobernador civil (que en aquel momento era un militar). No obstante, se mitigó la dureza de su régimen. Al incorporarse de nuevo a la prisión, le pusieron en una celda especial separado del resto de los compañeros y amigos detenidos. Había dejado de estar hacinado y, aunque las condiciones carcelarias eran las mismas, él fue alojado con mayor independencia y cierto privilegio. La celda «especial» que ocupaba era un cuarto de baño. Allí iban metiendo a los «presos distinguidos». «La compartió en primer lugar con D. Pelayo García Olay, secretario de la Embajada española en Roma, que se había descuidado unos días en adherirse al Movimiento. Y por este motivo fue encarcelado y denunciado».48 Un día antes del bombardeo de Guernika, el 25 de abril de 1937, es detenido Hedilla, después de los episodios de los «siete días de Salamanca» y de los avatares de la Unificación. Al parecer, fueron compañeros de celda «privilegiada» y de confidencias. «Lo mismo que con Garcerán, otro falangista al que también lo encerraron».49 Pocos más gozaron de unas condiciones de reclusión algo menos infrahumanas. Él, con cierto trato de favor, podía seguir los acontecimientos de la guerra, según los narraba la prensa, que leía mientras otros jugaban a las cartas. Además conocía la evolución política no sólo por las noticias censuradas de la prensa, también en directo por alguno de sus protagonistas —como podemos comprobar— y por muchos de sus testigos. Transcurrido diciembre de 1936 sin la ansiada libertad, pasó la Navidad separado de su familia, que estaba en la casa salmantina. «En el mes de diciembre falleció repentinamente (Unamuno). La noticia de la muerte, al ser conocida en la cárcel, produjo honda pena en la mayoría de los que estaban allí encerrados. Y en particular a D. Filiberto que vivó una de las jornadas más tristes de su reclusión, al perder a un amigo y admirado, no pudiendo ni tan siquiera acompañar sus restos hasta el nicho del cementerio donde fue enterrado, muy cerca donde años más tarde sería enterrado Villalobos», recuerda su hijo.50 Debió de sufrir al perder un amigo y maestro en el pensar. Y así se lo hace saber a los hijos del amigo. El 1 de enero de 1937 no fue día de felicitaciones, sino de pésame. Para los hijos de D. Miguel de Unamuno: Mis queridos y buenos amigos: murió vuestro padre estando yo lejos de él; pero teniéndole siempre en mi pensamiento y en mi corazón. No quiso el destino que le acompañara en la hora de su muerte, aunque fui su amigo más fiel durante la vida. Vosotros le debéis la existencia. Yo aprendí en sus doctrinas y en el alto y noble ejemplo de su conducta, mi fortaleza espiritual y la concepción moral que tengo de la vida. La grandeza

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 311

desventuras del ex ministro villalobos

311

de su alma no pudo remitir este período tristísimo de nuestra historia. Dios le libró de las pesadumbres y de las angustias que le ocasionaron los hombres, llevándole con vuestra santa y buena madre a la mansión de los justos. Vuestro dolor es el mío que comparto con todo el cariño que tuve siempre para él y para vosotros. Su recuerdo nos acompañará durante nuestra vida y honraremos su memoria, siendo dignos vosotros del nombre que os dio y los que fuimos sus amigos fieles y leales, correspondiendo con nuestra conducta al afecto que nos prodigó constantemente. Con la expresión de mi sentimiento, recibid un abrazo cordialísimo de vuestro mejor amigo, Filiberto.51

La carta, profunda y sincera, expresa el dolor y la deuda, la admiración y la pena por la ausencia, la amistad inquebrantable. Sobre todo, la carta rezuma amistad: «fui su amigo más fiel durante la vida», «los que fuimos sus amigos fieles y leales». Con esta dolorosa obertura, debió de hacérsele largo y penoso el año 1937, todo él en la prisión. La cárcel era ahora su consultorio. Aunque no era el único médico encarcelado, Villalobos ejerció como médico de los prisioneros, por lo que se recorría las galerías y conocía a muchos de los presos: «ya que ... está ejerciendo como médico de la Prisión y a esto es a lo que se dedica en la misma», según declaración personal suya.52 Resume la memoria oral: «En la cárcel fue tratado con consideración. No le hacían formar con los presos y podía hacer la visita médica por todas las galerías. Realizó en ella, igual que lo había hecho siempre, una labor humanitaria y caritativa, asistiéndoles en sus enfermedades, animando a los decaídos, redactando los escritos de defensa a los que no sabían hacerlo, hablando a favor de ellos a los jueces, compartiendo la comida —que le llevaban de su casa— con los más necesitados. Fue el alma de los centenares de presos que llegó a albergar la cárcel de Salamanca».53 También el médico republicano debió de conocer más a fondo las calamidades físicas y morales que se encerraban en la cárcel y en la sociedad. El ayudante que le adjudicaron para acompañarle en las visitas médicas, era un joven que estaba allí denunciado por su propio padre, al parecer para poder cobrar éste la herencia de su esposa muerta que correspondía al hijo. Como médico, debió de asistir, pues la cárcel carecía de médico forense, a los condenados a muerte, y en las visitas a los pabellones percibiría los huecos que dejaban las sacas. El mayor número de los condenados y ejecutados en la prisión fue acusado de delito de rebelión, seguido del de tenencia de armas, que por las fechas en que se imputan, fueron atribuidos fundamentalmente a los que resistieron a la sublevación militar los primeros días, en julio de 1936. Mientras tanto, el ex ministro republicano parecía estar a merced de Mola. La memoria familiar ha retenido que fue Mola el principal enemigo de su padre y transmite la persecución de aquél y la protección de Franco.54 Pero esto no explica toda la realidad. Pues si el general Mola hubiera sido su

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

312

12:32

Página 312

esta salvaje pesadilla

único persecutor, la suerte del médico habría cambiado con la muerte súbita de aquél, en accidente aéreo el 3 de junio de 1937. Franco tenía poder suficiente para haberlo liberado, pero permaneció en la cárcel todavía más de un año. Además, en la imagen que poseemos del dictador después de sus variadas biografías, sabemos bien que no le temblaba la mano al firmar el «Enterado» de las penas de muerte. No se caracterizó por su clemencia, ni siquiera ante los que podían considerarse sus amigos o compañeros.

DENUNCIAS EN LA CÁRCEL Muerto Mola, Villalobos siguió en la cárcel todo el año 1937 y gran parte del 38. Días después de la muerte de aquél, se celebró el Consejo de guerra contra Hedilla, su compañero de cárcel, y fue condenado a muerte. El suelo de la celda debió de temblar bajo los pies del doctor Villalobos, al percatarse de que esa podía ser también la suerte destinada a los mejores colaboradores del Alzamiento. El dirigente falangista sería indultado después. El médico, al parecer, no prodigaba las conversaciones con los encarcelados ni fomentaba los paseos por el patio central con ellos.55 No por ello se libraría de ser objeto indirecto de denuncias. Entre las miserias morales de la guerra, ésta es una forma de venganza, de autodefensa de los débiles o de los que temen por su vida. En la cárcel de Salamanca coincidían los «presos políticos», objeto de la represión, y los presos comunes en el patio central; los condenados a muerte salían al patio chico. Entre los comunes pasó por la cárcel un ciudadano de derechas, vecino de Navamorales, acusado de desacato a la autoridad local. Villalobos le conocía desde hacía tiempo. Se saludaron y despidieron en la sala de oficiales al entrar y salir aquél de prisión, según confiesa el propio médico. Aquilino, que así se llamaba el vecino de Navamorales, un conocido conservador «de buenos antecedentes e ideología derechista»,56 a la salida de la cárcel, a fin de junio de 1937, denunció que en el patio central de la misma se oía sin recato alguno que Bilbao no se tomaría por el Ejército Nacional, que el General Mola no había muerto de accidente, sino que había sido copada toda la fuerza y que habían muerto con dicho general; que S.E. el Generalísimo Franco se estaba curando de una herida sin saber dónde, que le causaría su baja y que con esto quedaban los dos mejores generales fuera de la guerra teniéndola así perdida de todo punto ... que había oído conspirar a varios reclusos contra el Ejército y el Glorioso Movimiento Nacional; que estaba tomada por los rojos la capital de Segovia y la de Ávila estaba sitiada por los mismos ... y que los reclusos en coro y tono burlesco (decían) estas palabras: «Se va a tomar Bilbao ¡Miau!» y otras cuantas frases todas de tono de burla contra el Movimiento Nacional ... que la guerra tenía que ser ganada por los bolcheviques ya que todo el dinero de

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 313

desventuras del ex ministro villalobos

313

España se hallaba en su poder y además que Rusia tenía más dinero, armas y material bélico que todas las demás naciones que se pusieran contra ésta —y añadía— ... causándole asombro de que esto ocurra en una cárcel provincial en las actuales circunstancias.

El propio denunciante y los testigos de la denuncia no llegaron a ponerse de acuerdo si en el transcurso de ésta mencionó los nombres de los que había visto en la prisión o de los que pronunciaban tales afirmaciones. Villalobos, que conocía al vecino denunciante, según su testimonio, se vería envuelto en la denuncia después. Ésta también salpicaría al director y a los oficiales de la prisión por permitir semejante indisciplina verbal. Todos negaron estas acusaciones, que en el fondo no tenían autor, o si lo tenían era anónimo: «se decía en el patio central de la cárcel»...Todos —presos y guardianes— negaron la acusación.57 Se trataba de un comentario malintencionado orquestado por el secretario del pueblo. Filiberto Villalobos hubo de declarar entre los encausados, y sin negar que conocía al autor de las acusaciones se desmarcó de él y de las circunstancias de la acusación: «sin que durante el tiempo de permanencia en la misma —de Aquilino— tuviera ninguna otra conversación con citada persona manifestando igualmente el declarante que nunca sale al patio donde se encuentran los reclusos para no tener conversaciones de ninguna clase con ellos, ya que el declarante está ejerciendo como médico de la Prisión y a esto es a lo que se dedica en la misma».58 Desde entonces se corrió por la ciudad un gran temor con las palabras pronunciadas en prisión; «no hables» decían las notas que algunas esposas introducían en el paquete diario de comida a sus maridos encarcelados. La causa fue sobreseída porque «no se puede acusar concretamente a persona alguna». De todo el proceso quedó claro el hacinamiento de la cárcel —la descripción del director es la más ajustada—, la imposibilidad de vigilar las conversaciones en el patio central, el descontento de los presos con los sublevados que los encarcelaban, la delación como forma de venganza, de adscripción política o de deseo de lavar los propios delitos, la ruindad de los que querían medrar a costa de la nueva situación y el peligro permanente que acechaba a los sospechosos de «izquierdistas» y a Villalobos a cada momento. No todo eran acechanzas. Durante su encarcelamiento, el médico seguía recibiendo la visita de algún amigo que había contribuido a la sublevación, aunque la presencia y las buenas palabras tampoco proporcionaban libertad. «Cuando Villalobos hombre honrado y bueno por excelencia cayó en desgracia yendo a parar a la cárcel, Diego (Martín Veloz) fue el primero que hubo de romper lanzas en su favor, con frecuencia iba a verlo en la prisión animándole y prometiéndole que mientras él pudiera nada malo iba a pasarle. ¡Buen testigo de ello era su familia!».59 Martín Veloz murió pronto. La muerte le llegó el 12 de marzo de 1938, cuando Villalobos aún seguía en la cárcel a la que

001-480 Salvaje pesadilla

314

8/5/07

12:32

Página 314

esta salvaje pesadilla

había sido condenado por tres meses. Desde la misma cárcel le recordará: «Hubo un hombre, generoso y magnánimo, D. Diego Martín Veloz, que con emoción fraternal que nunca olvidaré, me prodigó la ternura de su afecto y la más noble y abnegada protección».60 Pero había perdido otro apoyo.

EL LARGO CAMINAR POR LA JUSTICIA REPRESIVA El médico salmantino no había sido sometido a la más represiva de las justicias entonces aplicables —aquella que representaban los Consejos de Guerra—, lo que podía haberle acarreado la imposición de hasta la pena máxima o una sentencia a cadena perpetua, pero la represión que sobre él recayó no se circunscribió únicamente a su reclusión en la cárcel (que fue larga), a la multa antedicha (que fue muy elevada)61 y a la citada destitución del cargo de consejero delegado de la Caja de Previsión Social (destitución muy sentida, no tanto por la pérdida de la remuneración que su desempeño conllevaba cuanto por la mucha pasión que en el ejercicio del mismo había puesto). Le afectó también aquella otra justicia represiva que en general tenía como objetivo la penalización material de todas aquellas personas que habían llevado a cabo algún tipo de actividad política o sindical en organizaciones de izquierda —pese a que él hubiera sido un político centrista—, y, en particular, en las que se integraron en el Frente Popular o se adhirieron al mismo.62 Dicha justicia se desarrolló en aplicación del Decreto de 13 de septiembre de 1936, que disponía la incautación de los bienes de quienes hubieran «causado daños o perjuicios de cualquier clase» como consecuencia de su oposición al triunfo del golpe militar y contemplaba su embargo como medida precautoria; del Decreto-Ley de 10 de enero de 1937, que instituía una Comisión Central y comisiones administradoras en cada provincia —formadas por un magistrado de la Audiencia, el gobernador civil y un abogado del Estado— para llevar a cabo las incautaciones y los embargos; y de la Ley de Responsabilidades Políticas de 9 de febrero de 1939, que afectaba a todos aquellos que desde el 1 de octubre de 1934 al 18 de julio de 1936 hubieran cometido actos que las nuevas autoridades consideraran como subversivos.63 En fecha que hoy resulta difícil de precisar, pero que debió de producirse después de que en la cárcel llevara una larga temporada porque hasta abril de 1938 él no presentó el escrito en el que se defendía de los cargos de los que se le imputaba,64 se le instruyó al ex ministro un expediente de incautación que llevó aparejado el embargo de sus bienes (al menos de la casa sita en el n.º 1 de la calle Ramón y Cajal, en la que hasta el año pasado vivió y pasó su consulta su hijo Enrique, y de sus cuentas corrientes)65 y una nueva multa que, por valor de 27.000 pesetas, él pagó —ya después de haber salido de la cárcel— el 5 de octubre de 1938 (no es de descartar, no obstante, que esta se-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 315

desventuras del ex ministro villalobos

315

gunda multa no estuviera afecta directamente al expediente y fuera también gubernativa).66 El 2 de abril de 1938, cansado de estar en la cárcel y después de bien meditado el escrito, Villalobos responde «a los cargos contra él presentados».67 Preparó el pliego de descargo de «los cargos que verbalmente me expuso U. S. (el juez que presidía la Comisión Provincial de Incautación de Bienes del Estado) al prestar declaración en el expediente de incautación de bienes que se me instruye».68 Su ánimo está menos entero que cuando escribió a Unamuno en septiembre de 1936 y aún no conocía las acusaciones de fondo. Le duele Salamanca. He de confesar que me produjeron impresión tristísima la mayor parte de los cargos que se formulan contra mí. Que estos cargos se me hicieran en una ciudad extraña a Salamanca, podría disculparlos por impulso de la pasión, por desconocimiento de mi condición personal y de mi conducta. Pero que se me hagan en Salamanca a la que ofrendé generosamente mi vida, mi salud, la tranquilidad de mi hogar y el patrimonio de mi mujer y de mis hijos, llevó a mi alma la más dolorosa de las amarguras.69

No le quebrantaba tanto la condena como el conocer su origen. Respecto a los cargos que sobre él pesaban, según sus manifestaciones, Villalobos no dispuso de un pliego de cargos, que podía tener carácter administrativo, ni de un Acta de acusación de naturaleza penal. Se pueden entresacar del «Escrito de descargos» precisamente porque los rebate. Podemos sintetizarlos, al menos, en una decena: 1. Haber pertenecido a la masonería. 2. Su hostilidad a la Iglesia. 3. Las obras realizadas en los pueblos. 4. Haber hecho alianzas electorales. 5. Convertir en feudo el distrito de Béjar. 6. La utilización del presupuesto del Ministerio de Instrucción Pública. 7. El haber sido «Ministro protector de los Maestros marxistas». 8. Haber sido agente de enlace entre el Sr. Alcalá Zamora y D. Indalecio Prieto. 9. Haber aceptado el Acta de Diputado después de las elecciones de febrero de 1936. 10. Su —hipotético— nombramiento como Presidente del Consejo de Estado por el Gobierno de Madrid: «Hay otro cargo que me parece una humorada: el de haber sido nombrado presidente del Consejo de Estado por el Gobierno de Madrid, después del Movimiento de Julio de 1936. ¿Cómo podía ser esto posible, cuando yo no tenía la menor afinidad política con el Frente Popular, cuando estaba residenciado por éste ante la Cortes, con todo el Gobierno de octubre de 1934, y tratándose de un nombramiento de los más codiciados en las crisis ministeriales?».70 Podía haber algún cargo más, pues en la respuesta duda si aún había otras acusaciones. «No recuerdo si en el expediente se formula alguna observación a mi labor social en la Lucha Antituberculosa y de Protección Infantil».71 En efecto, todo podía volverse contra él, en esa «justicia al revés»

001-480 Salvaje pesadilla

316

8/5/07

12:32

Página 316

esta salvaje pesadilla

de la que habla a Serrano Súñer. De la lectura del pliego de descargos es necesario insistir en las irregularidades procesales, que la «justicia de guerra» se permitía. Parece no obrar en su poder un escrito donde figuren los hechos que se le imputan. Los cargos se le han formulado verbalmente. Son acusaciones vagas, difusas y no documentadas. Sin que sea posible verificar que se hayan presentado pruebas jurídicamente válidas y pertinentes. Sólo está probada su condición de ministro de Instrucción Pública y su vida política desde 1912 hasta 1936. Se le permite refutarlos oralmente y por escrito. La recusación de los presuntos cargos es cuidadosa y puntual. Aporta los datos y hechos que están a su alcance y, en aquellos que no lo están, remite a la Gaceta Oficial u a otros expedientes. Recurre incesantemente a los testigos, acaso los únicos que en aquél momento podían conducirle a la libertad.72 Más allá de los cargos de que se le acusa, y de los argumentos y de la narración de hechos para refutarlos, destacan al menos, en esta autodefensa de Filiberto Villalobos, otros tres hilos conductores. La selección de testigos que va desgranando y el papel que ocupan los eclesiásticos en el hilo del relato, la continua alusión que hace a sus actuaciones en favor de la Iglesia y el autorretrato que dibuja de sí mismo y de su trayectoria política. Los testigos que invoca, aunque en su mayoría pertenecen a sectores religiosos y eclesiásticos, que en aquel momento tenía un gran poder sobre el juicio moral de las personas, pertenecen a un abanico muy variado de actividades. La acusación de su hostilidad a la Iglesia provoca la relación de una serie de argumentos y de hechos para rebatir esa falsedad. Los argumentos son de dos tipos: la actitud de toda su vida, profundamente evangélica e inspirada en sus valores, la vida profesional dedicada también a los miembros de la Iglesia73 y la acción política, siempre a favor de los monumentos religiosos. Aquí La Gaceta de Madrid es testigo de la veracidad de las afirmaciones. Prueba evidente de que esperaba por esta vía la defensa o los testigos más convincentes, acaso podamos pensar en el nuncio Tedeschini, que acababa de ser relevado. La respuesta del médico encarcelado es mucho más que un pliego de descargos. Es una confesión de vida, y un balance, a la luz de la desgracia, de treinta años de actuación política, que por mucho que se le recrimine, él considera sin tacha; al menos con tranquilidad de conciencia. No era la primera vez. En la instancia dirigida al general comandante militar de la plaza, en septiembre de 1936, pidiendo una prórroga para el pago de la multa impuesta, había trazado su primera semblanza. Durante veintisiete años ejercí la profesión médica en esta ciudad. Mi clínica fue de las más preferidas por los enfermos; pero hice de mi profesión un apostolado, no una industria para explotar a la humanidad. Aunque es muy costosa la especialidad de Rayos X y muy peligroso su manejo, hasta el punto de encontrarme inútil y sin el dedo medio de la mano izquierda por las quemaduras de los Ra-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 317

desventuras del ex ministro villalobos

317

yos X, los pobres tuvieron siempre abiertas las puertas de mi despacho, a los que traté con igual esmero y cuidado que a los enfermos de mejor condición social. Y los que no eran pobres, no tuvieron nunca que agregar al dolor y a la tortura de sus males, el daño a sus intereses por la cuantía de mis honorarios. Mis ingresos como médico fueron siempre modestos. Le será fácil a V. E. la comprobación de estas manifestaciones por las personas de la ciudad y de la provincia, pues amigos y adversarios políticos, harán justicia a mi proceder.74

Esta semblanza respondía más al carácter económico del escrito, la segunda expresa más su autorretrato moral y humano. En el escrito de 1938, Filiberto Villalobos defiende, sobre todo, la fidelidad a sí mismo, su identidad personal, sin doblez, sin dolo ni esquizofrenia entre la vida personal y la vida pública: Nunca he creído que el hombre tenga dos personalidades: una para la vida pública y otra para la vida privada. La condición moral de las personas, su concepción espiritual de la vida y de los hombres, se reflejan con igual relieve y con las mismas facetas en las actuaciones públicas, que en los actos particulares de la sociedad y de la familia. Y la nobleza de mi condición personal, quizá excesivamente ingenua para caminar por el mundo, se manifestó con igual vigor en mi vida política. Nunca utilicé contra mis adversarios la injuria y la calumnia, la falsedad y el engaño. A mí, en cambio, se me injurió, se me calumnió, muy especialmente en los últimos tiempos.75

Defiende haber luchado siempre por «la paz y el bien, no con la violencia, sino dentro de la Ley y el Derecho —ambos con mayúscula— que es el fundamento de la felicidad de los pueblos».76 Expresión que tiene, al menos, un doble alcance, su propia defensa frente a otras opciones republicanas y frente a las acusaciones de la derecha agraria en las elecciones de 1936, y un velado ataque a sus propios verdugos que parecen apoyarse en los valores que él rechaza. Fomentó la pacificación nacional, evitando la lucha de clases y el divorcio y la discordia entre obreros y patronos, de las que se le acusa. Y busca amparo en «mi espíritu siempre propenso a la concordia, a la tranquilidad, a la paz, al vivir amoroso de los hombres», a la vez que invoca el «tono de templanza, de humanidad, de tolerancia y de respeto para las ideas y las creencias que fueron y han sido las características de mi política y de mi condición personal».77 Su actitud de bonhomía no puede enmascarar sin embargo su reciedumbre en el cumplimiento del deber, aún a costa de perder las amistades: «Amistades íntimas, cordialísimas, se entibiaron o se perdieron para mí, por ser un ministro celoso de mis deberes».78 «He sido siempre un creyente de la verdad», se define. «He sido y soy un hombre liberal», escribe con mayúsculas

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

318

12:32

Página 318

esta salvaje pesadilla

en su propia defensa, invocando desde esta identidad sus raíces cristianas. «Quizá mi liberalismo no se parezca al concepto que suele tenerse de esta doctrina. Pero yo soy como soy».79 Define «la nobleza de su condición personal», manifestada en política en la ausencia de recurso a la injuria, a la calumnia, a la falsedad o al engaño contra sus adversarios: «No soy capaz de acusar a nadie, ni aún cuando la acusación fuese un acto de justicia provechoso para mí».80 Aunque ya sabemos que se utilizaron contra él y él lo denuncia. La cárcel también era prueba de ello. La calumnia es bien sabida: acusarle de masón y de hostilidad a la Iglesia. Se define como político independiente, ni ambicioso del poder, ni caudillo de labradores, tampoco amigo de alianzas políticas oportunistas.81 Esta afirmación, exenta de modestia, pudo ser realidad hasta 1936. Los votos socialistas en las elecciones de febrero ponían de manifiesto que una segunda fuerza, además de los agrarios, le estaba sobrepasando. Busca la colaboración de las personas competentes, aunque sean de derechas, y no rehuye el contacto con otros políticos, aunque sean de izquierdas. Su libertad se apoyaba en su ascendiente.82 Se identifica con el político popular, y sin duda algo populista: «fui el representante popular de una clase y de una provincia», que accede a «los cargos públicos de elección popular, por acumulación de votos de una masa heterogénea», de ideologías diversas, interclasista. Acaso porque se defiende ante un régimen al que apoyan los mayores terratenientes, carga las tintas poniendo de relieve sus electores de derechas en 1909 y 1912, su proximidad a ellos: «triunfé una y otra vez, con votación nutridísima, por el distrito del Centro, donde residen las personas de mejor posición social y de espíritu más conservador».83 Los argumentos esgrimidos en el pliego de descargo debieron hacer su efecto. Había atinado al señalar a sus posibles defensores y al poner de relieve toda su actuación en el Ministerio de Instrucción Pública en favor del patrimonio eclesiástico. Estos hechos, más su actuación profesional en favor de las órdenes religiosas en Salamanca y la fama de filantropía y entrega profesional fueron su mejor defensor en la causa que se le seguía.

EL REGRESO A CASA La prisión llegaría a su fin. Dos años después de la sublevación militar, la salida de Filiberto Villalobos de la cárcel el 21 de julio de 1938 tuvo algo de sorpresiva (sin que su calvario judicial se terminara de momento). Con la obligación de residir en La Toja (Pontevedra), que tanto amaba, y donde tanto empeño había puesto en las colonias infantiles. Este destierro debió de servirle de remanso de paz durante algunos meses. Luego volvería a Salamanca para continuar «trabajando en su profesión de médico».84 En la versión hoy

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 319

desventuras del ex ministro villalobos

319

más extendida, que su familia mantiene y que en diversos medios de comunicación ha sido repetida por algunas otras personas en varias ocasiones, la excarcelación del médico salmantino habría obedecido a una decisión que a tal efecto el propio Franco habría tomado y que a través de su asesor jurídico, el general Martínez Fusset, habría sido transmitida al comisario de policía. Le recibe el delegado y le manifiesta lo siguiente: “Me acaba de llamar el General Martínez Fuste (brazo derecho y asesor jurídico de Franco) para que en nombre del Generalísimo le ponga a Vd. en libertad. Y que le manifieste que en ningún momento se olvidó de las atenciones que tuvo Vd. con él cuando el accidente de Calvarrasa”. Le tuvo que explicar al Comisario de qué se trataba. Y de esta forma fue puesto en libertad».85 Franco habría mostrado interés por Filiberto Villalobos, a quien había conocido mientras dirigía el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, en agradecimiento por los desvelos que el ex ministro tuvo por él cuando el 25 de agosto de 1935 el automóvil oficial en el que viajaba arrolló a dos ciclistas cerca de Salamanca, y en cuyo accidente uno de los cuales resultó herido y el otro muerto. Filiberto Villalobos conseguiría que, a cambio de colocar en un organismo público y con un trabajo fijo a uno de sus hijos que se encontraba en paro, el padre de este último no pusiera el caso en manos de abogados.86 Esta versión, que atribuye también a Franco haber evitado el fusilamiento del médico salmantino que Mola tendría decidido, deja, sin embargo, sin responder la pregunta de por qué Franco, al que Miguel de Unamuno había pedido que liberara a Filiberto Villalobos en los primeros momentos de la Guerra Civil, no lo hizo mientras tuvo su Cuartel General en Salamanca. Y, además, algunos de los elementos con los que dicha versión se presenta no resisten una investigación rigurosa (por ejemplo, la familia del joven muerto en el accidente de tráfico antes reseñado niega que nadie de entre sus miembros fuera nunca compensado con nada).87 Cuando de vuelta de La Toja intentó normalizar su vida en la ciudad, Filiberto Villalobos pudo comprobar en su propia persona cómo muchos de aquellos a los que tanto había ayudado en su dilatada vida de político en activo le habían abandonado. Lo habían hecho antes con su familia mientras él permaneció en la cárcel, y, habían sido, precisamente, aquéllos que «más explotaron y comerciaron con mi amistad», según el mismo, muy dolorido «ante tantas deserciones y tanto desamparo», le confesó a la viuda de Diego Martín Veloz en su carta de pésame del 3 de marzo de 1938. Notó también que muchas de las gentes que antes de la guerra le saludaban con simpatía se mostraban ahora —por miedo— recelosas a hacerlo. Y, pensando que con ello evitaría situaciones embarazosas que le iban a provocar una enorme aflicción, procuró, durante los años inmediatamente posteriores al momento en el que recobró su libertad, pasar lo menos posible por la plaza Mayor.88 Y es que la sociedad salmantina que Filiberto Villalobos se encontró a su regre-

001-480 Salvaje pesadilla

320

8/5/07

12:32

Página 320

esta salvaje pesadilla

so de La Toja había sufrido durante su estancia en la cárcel una profunda transformación en sus formas sociales de relación adoptando las formas fascistas de sociabilidad, del encuadramiento y de la censura que la guerra le había supuesto.89

CONTINÚA EL CALVARIO JUDICIAL Filiberto Villalobos debió de ser convincente en su defensa ante la Comisión Provincial de Incautación de Bienes por el Estado porque ésta, después de constatar que ninguno de los cargos que se le imputaban había sido comprobado, propuso el sobreseimiento del expediente y el consiguiente levantamiento de los embargos.90 Semejante propuesta fue hecha también por el Auditor de Guerra de la 7ª Región Militar, a la que Salamanca pertenecía, en el informe que sobre el expediente preceptivamente emitió el 30 de junio de 1938. Así las cosas, con fecha de 26 de febrero de 1939, el capitán general de la citada Región Militar, Saliquet, dio por terminado el expediente y, sin declarar responsabilidad civil contra el ex ministro y dando fin al embargo, facultó a éste para que recobrara la libre disposición de sus bienes. Y, conforme al artículo 57 de la Ley de Responsabilidades Políticas, el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Valladolid, una vez hubo recibido del capitán general el expediente y el acuerdo de su terminación por él tomado, procedió a dar publicidad de este último en el Boletín Oficial del Estado y en el Boletín Oficial de la Provincia de Salamanca.91 Pero la pertinacia represiva del régimen continuó persiguiendo a Filiberto Villalobos y, cuando todo parecía haber acabado, el 15 de octubre de 1941 el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Valladolid, siguiendo órdenes del Tribunal Nacional, revocó el acuerdo del capitán general con el argumento de que, una vez hubo entrado en vigor la Ley de Responsabilidades Políticas, éste había dejado de ser competente para resolver dicho asunto y que correspondía a la Audiencia Provincial de Salamanca la definitiva resolución del expediente en cuestión. En efecto, la Audiencia Provincial de Salamanca, en una sentencia que el 23 de octubre de 1942 firmaron Humberto Llorente, como presidente, y los magistrados Ángel Martín y Álvaro Vicente,92 absolvió definitivamente de todos los cargos que se le habían hecho a Filiberto Villalobos, levantó sus embargos93 y ordenó que se le devolvieran las 27.000 pesetas que con fecha de 5 de octubre de 1938 había pagado como multa, en el caso de que esta estuviera afecta a este expediente (no ha sido posible confirmar si finalmente las recuperó). Filiberto Villalobos tuvo abierto también otro expediente en el Juzgado Instructor de Responsabilidades Políticas de Madrid, y del que hoy apenas es posible saber prácticamente nada. Parece muy probable que su apertura en

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 321

desventuras del ex ministro villalobos

321

dicha ciudad, que casi con toda seguridad tuvo lugar en torno a los meses del verano de 1939, respondiera al hecho de haber sido ministro y que apenas tuviera para él consecuencias de ningún tipo. Se conoce de la existencia del expediente por un documento que lleva fecha de 28 de agosto de 1939 y que el juez instructor envió al Comisario Jefe Provincial de Investigación y Vigilancia de Madrid, por otro del 27 del mes siguiente, que contiene la respuesta que éste a aquél dio y por un tercero que, datado el 4 de noviembre del mismo año, el mismo juez envió al Delegado del Estado para la Recuperación de Documentos de Salamanca.94 En el primero, en el que se indica que el expediente se instruye «por orden de la Superioridad», el juez ruega al comisario que «tenga a bien se practiquen las indagaciones pertinentes para venir en conocimiento del último domicilio en esta ciudad del expresado inculpado» y de «su actual paradero»; en el segundo, el comisario responde al juez que «Filiberto Villalobos vivió en esta capital en calidad de huésped en el Hotel Madrid, calle Carretas n.º 10, y, según referencias, parece ser que actualmente vive en Salamanca trabajando en su profesión de médico»; y en el tercero, el juez solicita un «informe acerca de los antecedentes que consten sobre si el nombrado pertenecía a la Masonería, grado obtenido y si ha salido o no de la secta por baja voluntaria antes del 18 de julio de 1936». La respuesta a esta petición no debió de ser sino negativa ya que en el expediente que sobre Filiberto Villalobos existe en el Archivo General de la Guerra Civil Española, en cuyo origen se encuentra la Delegación del Estado para la Recuperación de Documentos de Salamanca, no consta referencia alguna a sus antecedentes masónicos.

LA INMERSIÓN EN LA COTIDIANEIDAD El estudio de la figura de Filiberto Villalobos desde que el 21 de julio de 1938 abandonara la cárcel hasta su muerte, el 13 de febrero de 1955, ha tenido que enfrentarse metodológicamente al hecho de que durante todo aquel tiempo el ex ministro no desarrollara actividad pública alguna. Filiberto Villalobos no volvió a intervenir en la esfera política ni tuvo una presencia social significativamente destacada; fue un salmantino que intentó rehacer su vida mediante la dedicación a su tarea profesional, la atención a su familia y el cultivo de sus amistades, en suma, su vida privada en la Salamanca de aquel entonces. Un exilio interior. Pero, con el fin de superar los límites que dicho nivel de estudio imponía, se ha intentado que la investigación se adentrara igualmente en la explicación lo más fundamentada posible de la situación en la que Filiberto Villalobos acabó por encontrarse; dada la fuerte significación política, que su persona aún tenía en la memoria colectiva de la provincia, se propone una interpretación de lo que su figura pudo represen-

001-480 Salvaje pesadilla

322

8/5/07

12:32

Página 322

esta salvaje pesadilla

tar a lo largo de este tiempo y cómo respondió la sociedad salmantina; en fin, en la respuesta que la sociedad tuvo para con el médico salmantino se perciben, a su vez, algunos de los aspectos que con relación a su traumático pasado la caracterizaron.95 Filiberto Villalobos, después de haber sido excarcelado y tras regresar de La Toja, se movió en Salamanca, de la que sólo en contadas ocasiones volvería a salir, en un círculo social muy reducido e intentando pasar en la ciudad lo más desapercibido posible. Su vida se centró de forma tan intensa en el ámbito familiar, en especial en el más cercano que formaban su mujer (Elvira Mier) y sus cuatro hijos (Remedios, Carmen, Fernando y Enrique), que apenas se proyectó fuera de dicho ámbito más que en un pequeño grupo de amigos. Y fue precisamente con sus familiares y amigos salmantinos —y también en alguna ocasión con alguna otra amistad que mantuvo en Madrid— con los que únicamente se atrevió a comentar la tragedia por la que en general atravesaba España y, más en particular, sobre la situación que él padecía. El ex ministro —según se desprende de alguna de las cartas que a través de terceras personas y no por la vía del correo oficial recibió— esperó con cierta tranquilidad la resolución definitiva de su caso aunque no dejó de quejarse de lo injusto que para con él todo había sido, dado que su actuación en la cosa pública siempre había estado cargada de buenas intenciones y dirigida a buscar la concordia.96 La absolución de todos sus cargos, que la sentencia de 23 de octubre de 1942 de la Audiencia Provincial de Salamanca sancionó, supuso para Filiberto Villalobos una auténtica liberación personal, al tiempo que le permitió avanzar por el camino de la progresiva normalización de su vida social. La sentencia no sólo insistía en que los cargos que a Filiberto Villalobos se le habían imputado no habían sido probados sino que además manifestaba que se había demostrado, a través de testigos como los superiores de varias órdenes religiosas y algunos otros sacerdotes, que el encartado era un hombre honrado, que había observado buena conducta, que había llevado una vida privada intachable y que tenía sentimientos religiosos; éstos, además, siempre habrían estado orientados al bien social.97 Filiberto Villalobos, especificaba la sentencia, había educado a sus hijos en colegios religiosos, había sido protector del culto y clero de su parroquia y, durante la etapa republicana, no sólo no se había mostrado sectario con la Iglesia sino que había ayudado a la misma en todo cuanto había podido; además, como ministro de Instrucción Pública, había nombrado para ocupar cargos diversos a personas que militaban en el campo de las derechas. Filiberto Villalobos, en fin, en absoluto se había ajustado en su vida pública republicana a los principios que informaron la política de los partidos del Frente Popular y, después del «Alzamiento Nacional», hasta había tenido frases laudatorias para con el Nuevo Estado. El ex ministro comenzó a recomponer muchas de las relaciones que ante-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 323

desventuras del ex ministro villalobos

323

riormente se habían enfriado e incluso roto, a pisar con más asiduidad las calles de la ciudad —no así algunos de los lugares que, como el Casino, frecuentaba antes de la Guerra Civil— y a sentirse cómodo en ella y a pasear por la plaza Mayor hasta el extremo de llegar a hacerlo prácticamente todos los días después de comer con un grupo de amigos muy variado en el que se encontraban algunas personas cercanas al régimen y otras que habían tenido problemas con él (Fernando Iscar, Emilio Firmat, Antón Oneca, Tomás Martín, Julio Tejero Nieves, Rufino Aguirre, Ricardo Espinosa, Javier de Montillana...).98 En 1954 recibió un homenaje público de la Asociación de la Prensa, de la que era el decano de su cuadro médico, con motivo del cincuenta aniversario de su Licenciatura en Medicina.99 Filiberto Villalobos continuó siendo muy reacio a hablar de la Guerra Civil y de la experiencia que en la misma había sufrido y a comentar la situación política del momento, aunque sí recordaría por aquel entonces con frecuencia la vida política de los años de la Monarquía (ofreció en este sentido datos acerca de Melquíades Álvarez a Maximiliano García Venero para la biografía que éste realizó sobre aquél). El ex ministro se mantuvo siempre al margen de la vida oficial del régimen franquista, aunque éste mostrara hacia él una actitud cada vez más respetuosa y pese a que en algún momento se produjera entre ambos alguna relación (el gobernador civil, Salas Pombo, requirió su opinión a finales de los años cuarenta acerca de la política de huertos familiares, de la que ambos eran muy partidarios; Juan de La Cierva, desde el Ministerio de Educación Nacional, le pidió en 1950 que le enviara un retrato suyo para hacer con él un cuadro, que habría de colocarse en la Galería de Ministros; y el mismo Filiberto Villalobos intercedió en favor de varios maestros que habían sido depurados ante el propio Ruiz Giménez cuando éste dirigió el Ministerio).100 Se abstuvo igualmente de desarrollar cualquier tipo de actividad política antifranquista (a pesar de que Hartmut Heine le sitúa en posiciones de oposición activa a la dictadura).101 Y tampoco volvió a ocupar el cargo de consejero delegado de la Caja de Previsión Social, ni el de consejero de la Caja de Ahorros, del que también había sido destituido (por la propia Caja de Ahorros). Filiberto Villalobos estuvo durante todos estos años completamente entregado a su trabajo profesional. Fue una entrega mucho más intensa que la que había desarrollado con anterioridad a la Guerra Civil, pues en la nueva etapa los asuntos políticos y los cargos de gestión no le restaban tiempo alguno ni tenía que dedicar su atención a los baños higiénicos que entonces explotaba. En su casa de la calle Ramón y Cajal, su consulta, siempre repleta de gente de todas las clases sociales y no sólo de la ciudad sino también de la provincia, estuvo abierta por la mañana y por la tarde, salvo los domingos y los días de fiesta. El ex ministro ejerció en su consulta de médico generalista (mandaba a sus pacientes a los respectivos especialistas cuando lo consideraba necesario)

001-480 Salvaje pesadilla

324

8/5/07

12:32

Página 324

esta salvaje pesadilla

y ofreció en la misma un excelente servicio de radiología, de la que había sido pionero en España (él había instalado en 1907 los primeros equipos de Rayos X y de radioterapia profunda de Salamanca). Pero, además de sus pacientes, a la consulta de Filiberto Villalobos acudían también personas de toda condición, si bien generalmente humildes, que buscaban solución a problemas diversos de tipo personal o familiar (por ejemplo, algunas de las viudas o las madres de los que sufrieron la dura represión que se desencadenó desde el comienzo de la Guerra Civil acudieron a él en busca de algún tipo de consuelo). Con su consulta, Filiberto Villalobos pudo haber obtenido unos ingresos superiores a los que en realidad obtuvo. No sólo atendió siempre de forma gratuita a las personas que con anterioridad se ha indicado que se acercaron a su despacho en busca de una solución a los problemas personales o familiares que les afectaban, a las que incluso en no pocos casos hasta les ayudó dándoles dinero, sino que con muchos de sus pacientes (con los más necesitados, con los que habían estado con él en la cárcel, con los miembros de ciertas órdenes religiosas...) actuó de igual forma (en ocasiones lo que hizo fue cobrarles solamente los gastos que se derivaban de hacer las radiografías, si este era el caso).102 Filiberto Villalobos contó, no obstante, con otros ingresos que no eran los que él generaba en su consulta. Pudo disponer de la renta —de 8.000 pesetas anuales en la Segunda República pero de cantidad hoy desconocida para la etapa del primer franquismo—103 que le devengaba el arrendamiento de la cuarta parte de la fábrica de harinas del Sur y de la aceña del mismo nombre, que, junto con la casa de la calle Ramón y Cajal, había heredado su mujer de sus padres y aportado al matrimonio,104 y de la pensión que como ex ministro siguió percibiendo. Pensión que estaba cifrada en 10.000 pesetas anuales cuando, el 23 de febrero de 1935, fue reconocida por la Dirección de la Deuda y Clases Pasivas,105 que quedó reducida a una tercera parte de su valor durante el tiempo en el que Filiberto Villalobos estuvo en prisión106 y que resulta de cantidad actualmente desconocida para los años posteriores (aunque debió de ser relativamente importante porque la cantidad que por ella después de su muerte cobró su viuda —8.625 pesetas en 1958— devino una de las más altas de Salamanca).107

EL HOMENAJE PÓSTUMO DE LA SOCIEDAD SALMANTINA Filiberto Villalobos estuvo trabajando hasta prácticamente el momento mismo de su muerte a pesar de que en diciembre de 1954 los médicos le habían diagnosticado una muy grave lesión de corazón y le habían aconsejado el abandono definitivo de toda su actividad profesional. Su fallecimiento se

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 325

desventuras del ex ministro villalobos

325

produjo en la mañana del 13 de febrero de 1955, después de que dos días antes hubiera sufrido un infarto de miocardio. Murió con pleno conocimiento, despidiéndose de todos los que le rodeaban y disponiendo que en su esquela no figurara más que el título de médico, que su entierro fuera lo más sencillo posible y que «se entregara a los pobres la diferencia que pudiera haber con otro más lujoso».108 Antes de morir, un fraile del convento de los dominicos, de los que su hijo Enrique era el médico y a los que él trataba en su consulta, celebró una misa en la biblioteca de su casa, con el correspondiente permiso del obispo Barbado Viejo, pese a que el ex ministro era un católico no practicante (sí lo era, y mucho, su mujer).109 La muerte de Filiberto Villalobos, cuya noticia se extendió rápidamente por la ciudad y la provincia y, a través de los corresponsales de las agencias periodísticas, por el resto de España, provocó desde el primer momento una gran movilización social.110 Durante todo el día 13 y parte del 14 (hasta que a las doce horas diera comienzo el funeral en la iglesia de la Purísima) se formaron ante la casa mortuoria interminables colas de salmantinos —muchos de ellos llegados de la provincia— y de algunas otras personas que vinieron de otras ciudades para expresar a la familia su dolor y firmar en los pliegos que a tal efecto allí se habían depositado. Y se contaron por miles los hombres y mujeres que no pudieron seguir directamente el desarrollo del funeral porque desde horas antes de que éste diera comienzo la iglesia se encontraba absolutamente abarrotada de gente. Más de dos horas estuvieron los familiares recibiendo en la iglesia el pésame de cuantos quisieron pasar a dárselo al final del acto religioso y sumamente dificultoso resultó después trasladar el féretro al cementerio ante la que, sin duda, fue una de las concentraciones humanas más multitudinarias que la ciudad ha tenido.111 Las muestras de dolor se expresaron también en forma de esquelas, telegramas, cartas y llamadas telefónicas.112 Lo hicieron instituciones —el Ministerio de Educación Nacional, la Caja de Ahorros, la Diputación Provincial, etc.—, personalidades muy diversas —el obispo, el rector (Antonio Tovar), que asistió al funeral con otros doctores y con traje académico, numerosos superiores de órdenes religiosas, políticos, como Gil Robles, con los que había tenido relación antes de la Guerra Civil, etc.— y personas corrientes que eran amigas, o simplemente conocidas, de la familia. La movilización social que la muerte de Filiberto Villalobos provocó, en la que se produjeron infinidad de escenas cargadas de emotividad, fue un auténtico homenaje que, como expresión del enorme afecto que le tenían, los salmantinos tributaron a un hombre bueno, de gran humanidad y con un especial don de gentes. Pero probablemente tan importante movilización no pueda explicarse en su totalidad si no se tiene en cuenta la dimensión pública que de su figura aún pervivía en la memoria colectiva de muy amplios y variados sectores de la ciudad y la provincia (en la misma prensa del día 15 de

001-480 Salvaje pesadilla

326

8/5/07

12:32

Página 326

esta salvaje pesadilla

febrero ya citada se comentaba su trayectoria política). No fue, como a veces se ha insinuado, una manifestación que tuviera un fondo, si bien muy tenue, de crítica política hacia el régimen, pero sí una eclosión social espontánea y de carácter más bien pre político en la que no sólo se produjo un reconocimiento de sus virtudes personales sino también —de forma difusa y no muy consciente, por lo demás— de la labor pública de un hombre que había representado la concordia que había naufragado en la España de 1936. Este reconocimiento póstumo se había ido gestando poco a poco a medida que el ex ministro se integraba de nuevo en la sociedad salmantina y el peso de la dramática experiencia de la Guerra Civil se atenuaba. Fue un reconocimiento de prácticamente todos los sectores sociales y por el que Filiberto Villalobos se sintió extraordinariamente orgulloso, agradecido y reconfortado, y muy en especial por el que le profesaron los sectores más populares.113 La actitud tan diferente que la sociedad salmantina mostró en 1955 hacia la figura de Filiberto Villalobos con relación a la que había tenido de 1938 a 1942 no resulta de fácil comprensión si no se tienen presentes los cambios que en ella se habían producido a lo largo de todos aquellos años. La sociedad salmantina siguió envuelta en una atmósfera de miedo, separada del mundo libre mediante una censura muy rigurosa que deformaba a menudo la información cuando no impedía su circulación, atrapada en la vacua retórica del régimen y presionada por los símbolos sagrados de la España oficial, pero a la muerte de Filiberto Villalobos el grueso de la represión de la Guerra Civil había pasado y, desde comienzos de los años cincuenta, la realidad de la vida cotidiana se había impuesto en la mayoría de la población.114

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 327

11 «¡Dios se ha hecho generalísimo nuestro!». Dichos y hechos de Castro Albarrán, magistral de Salamanca(1896-1981) Ricardo Robledo Universidad de Salamanca

Una vez más se comprueba, en documento fehaciente esta vez, la colaboración de las personas y de las tendencias que, de lejos en Siglo Futuro y Acción Española, y luego en libros como España y el Vaticano, de Sánchez Mazas, el Derecho a la rebeldía [de Castro Albarrán], y en campañas artificiales pero concordantes al fin supremo de la intriga ... aspiran a hacer revivir el tradicional regalismo español, que muchos creen poder definir con esta sola frase, toledanismo, no al servicio de la Iglesia, sino del más extremo nacionalismo español. Carta de Ll. Carreras al nuncio Tedeschini, 18 de junio de 1934

¡Ah! Cuando se sabe cierto que al morir y al matar se hace lo que Dios quiere, ni tiembla el pulso al disparar el fusil, o la pistola, ni tiembla el corazón al encontrarse cara a la muerte. El derecho a la rebeldía, era en realidad un grito de guerra. El grito de esta guerra que, por fin, ha llegado. CASTRO ALBARRÁN, 14 de agosto de 1936 y 1938

Ahogad, en fin, el grito del 17 de julio de 1936, y no sé quiénes hubiesen quedado para llorar el finis Hispaniae CASTRO ALBARRÁN, 1967

L

A LECTURA DE la obra de Aniceto de Castro Albarrán, una docena larga de

libros, en busca de datos sobre la historia salmantina durante la Repúbli-

001-480 Salvaje pesadilla

328

8/5/07

12:32

Página 328

esta salvaje pesadilla

ca y la guerra es un esfuerzo baldío.1 Don Aniceto siempre estaba mirando a otro lado, o mejor dicho, sólo miraba en una dirección, la de la religión y la patria amenazadas, de modo que en sus seis o siete libros dedicados al período de la República y la guerra sólo encontraremos la foto de la iglesia parroquial de Béjar (lámina 9 de La gran víctima) «incendiada por las turbas» a raíz del triunfo electoral de febrero de 1936, y el relato de la muerte heroica del teniente Vicente Pascua Moronta, teniente del Regimiento «La Victoria», un relato con la metáfora canina (el perro lobero que olfatea presas republicanas) como hilo conductor.2 Castro Albarrán es suficientemente conocido sobre todo por dos de sus obras, El derecho a la rebeldía (1934) y Guerra Santa (1938); además, como se ha expuesto en el capítulo 3, formó parte de modo muy destacado del primer aparato de propaganda franquista. Este publicista afín a la extrema derecha alfonsina es algo más que una mera reliquia histórica pues su obra se sigue reivindicando hoy para fundamentar la idea de la rebelión y de la guerra justa contra los poderes establecidos.3 Como la consistencia analítica de su obra es inversamente proporcional a su éxito editorial, estás páginas se centran más en las circunstancias que ambientan aquella incontinencia de nacionalcatolicismo que en las ideas del mismo. El recorrido por su biografía recuerda al de tantas otras que hicieron de la lucha contra la República el motivo de su vida y creyeron, cuando se acercaba la transición, que se había traicionado aquel compromiso. El auditorio proclive al mensaje de Castro Albarrán es hoy más denso que hace treinta años, pues sintoniza con la idea de democracia a la carta que tenía el Magistral: las urnas eran buenas si se ganaba (1933) y malas si se perdía (1931, 1936).

LA REBELDÍA DE UN CANÓNIGO DE PÚLPITO Martínez, un pueblo a unos 80 kilómetros de Ávila, en el límite con la provincia de Salamanca, tenía cerca de 800 habitantes cuando nació Aniceto, hijo de Santiago de Castro y Urbana Albarrán el 17 abril de 1896;4 hoy, con menos de 200 habitantes censados, apenas nadie se acuerda de su nombre; familiares directos me han comentado los escasos contactos que mantuvo con ellos y los recuerdos de los ancianos son pocos y no precisamente de admiración incondicionada por hijo del pueblo tan ilustre. De origen muy humilde, los estudios eclesiásticos le sirvieron de promoción social; llegó a la Universidad Pontificia de Comillas en 1910 cuando el futuro Cardenal Segura finalizaba su doctorado en Filosofía y fue ordenado sacerdote en 1921. Desempeñó diversos cargos en la curia diocesana, pero lo que nos interesa destacar es su cargo de coadjutor de la parroquia abulense de San Pedro en noviembre de 1927.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 329

«¡dios se ha hecho generalísimo nuestro!»

329

El recinto amurallado de la ciudad de Ávila parece que hubiera protegido a «la ciudad de los caballeros» del contagio de nuevas ideas. La Junta parroquial de San Pedro, primer cargo pastoral de Castro Albarrán, se había constituido años atrás por la necesidad de una nueva cruzada y reconstitución de la querida España, frente a la «horda liberal». El entonces liberal Velayos, (que en su día apadrinaría la ley de contrarreforma agraria), formaba parte de esa «horda» y por tanto era considerado un enemigo de los «elementos sanos de nuestra ciudad» que apelaban a la necesidad de una «Gran Cruzada Moderna» cuando llegaban las elecciones; su contrincante, Nicolás SánchezAlbornoz (padre de Don Claudio) representaba a la «gente de orden y camisa limpia» frente a los que esparcían la semilla de la irreligión y el antipatriotismo.5 Este ambiente antiliberal impregnaba con seguridad al alto clero; cabe recordar que el epílogo del libro del integrista Sánchez Asensio, al que se ha hecho referencia en el capítulo 1, fue escrito por el magistral de Ávila, feliz al comprobar en la dictadura la destrucción de «los partidos liberales con las guaridas, parapetos, reductos y trincheras del liberalismo político»;6 por otra parte, al frente de la diócesis estaba Pla y Deniel desde 1919. Si las murallas de Ávila habían frenado el contagio de nuevas ideas, no ocurría lo mismo en la universitaria Salamanca, adonde se trasladaría Castro Albarrán en el mes de agosto de 1927 después de superar piques y trincas en la oposición a canónigo magistral de la catedral de Salamanca.7 Este «sacerdote de buena fama y costumbres», como había testimoniado su obispo Pla y Deniel, permaneció en el cargo veinte años hasta que en 1947 salió el edicto anunciando la oposición de magistral de Madrid. Los primeros escritos de Castro Albarrán se dedicaron a Santa Teresa hasta que la llegada de la República le obligó a dejar las publicaciones teresianas por afanes más próximos, como los de quitar legitimidad al nuevo régimen bien fuera por escrito o desde el púlpito: su estatura elevada, la voz sonora y sus gesticulaciones, potenciaban la persuasión de sus prédicas antirrepublicanas. Para Esperabé se trataba «del primero, sin duda alguna, de nuestros oradores sagrados [españoles]».8 Su primera incursión en la política conocida, si prescindimos de que era consiliario de la Federación de Estudiantes Católicos, se produjo con motivo de la campaña contra el programa secularizador del primer bienio. El 5 de octubre de 1931 se celebró la Asamblea de Fuerzas Católicas convocada por la Asociación de Propaganda Católica; Castro Albarrán como presidente defendió los derechos de la Iglesia española, y la necesidad de envío de telegramas a los diputados salmantinos: «la política trata de «tocar el altar» ... y los guardianes del altar tenemos que defenderle de la política».9 Era la primera vez que la Asociación se mostraba en público y el tono de su intervención era todavía templado, pero no tardaría en hacerlo agresivo; pocas fechas des-

001-480 Salvaje pesadilla

330

8/5/07

12:32

Página 330

esta salvaje pesadilla

pués, tal como se ha expuesto en el capítulo 3, el magistral figuraría entre los suscriptores de Acción Española, organización que no hacía gala precisamente de pacifismo. La influencia sobre Aurora Calvo (1902-1933), actualmente en proceso de beatificación, ilustra otra de las facetas antirrepublicanas del magistral que recuerda, a escala mucho menor, lo ocurrido con las videntes de Ezquioga (Guipúzcoa) que profetizaron el castigo divino por la actitud antirreligiosa de la República.10 Según contó años después, la voluntad divina se manifestaba en los sufrimientos de la monja que servían para expiar la quema de iglesias o lograr el éxito de los diputados católicos en las discusiones del artículo 26 (24 en el proyecto).11 Curiosamente fue este programa laico de la República el que le permitió ascender en la escala social y ocupar a los treinta y cinco años el importante puesto del rectorado de la Universidad de Comillas. Suprimida la Compañía de Jesús por decreto de 23 de enero de 1932, Comillas pudo seguir como Universidad Pontificia, con el nuncio como gran canciller y con la continuación de los jesuitas en la enseñanza, pero viviendo fuera, en el pueblo contiguo de Comillas. Como no podían legalmente dirigir la Universidad Pontificia, el delegado general de los jesuitas de España, cuya actitud político-religiosa era contraria a la de Vidal i Barraquer,12 de acuerdo con el nuncio Tedeschini, sugirió al obispo de Santander la designación del antiguo alumno Castro Albarrán, que efectivamente fue nombrado el 29 de enero.13 Fue pues siendo rector de Comillas cuando se produjo la sublevación de Sanjurjo, por lo que tuvo que ser durante su veraneo salmantino-abulense cuando, supuestamente, habría prestado algún tipo de colaboración. También fue durante su rectorado cuando publicó el libro que más notoriedad le dio antes del franquismo y aún después. La revista Acción Española publicó en su número de octubre de 1933 un anticipo de El derecho a la rebeldía con la advertencia de que el libro se publicaría «en estos días».14 El libro, en efecto, había pasado la censura el 17 de julio de 1933 y aun cuando conste publicado en 1934 salió en realidad a fines de octubre de 1933, difundiéndose, por tanto, durante la campaña electoral que ganaría la derecha. Según su propia confesión, la mayor parte del libro debió de escribirlo en 1932 pero se retrasó y se conoció más cuando Acción Popular «quería apoderarse de la República y bautizarla».15 La publicación provocó la desautorización del nuncio Tedeschini y de Vidal i Barraquer que la consideraron inoportuna y de «especial gravedad»; en carta a Pacelli, secretario de Estado, Vidal i Barraquer se quejó de la irresponsabilidad de Castro Albarrán tanto por el cargo que ocupaba como por el contenido.16 El objetivo del magistral de Salamanca era descalificar la opción del adhesionismo a la República (ralliement) aconsejado a los católicos franceses por León XIII (Au Milieu, 1892) para que no pudiera utilizarse en Es-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 331

«¡dios se ha hecho generalísimo nuestro!»

331

paña; a tal fin deslegitimaba la Segunda República con diversos argumentos y acusaciones, entre las que destacaba la de utilizar al pueblo en beneficio propio («el egoísmo republicano» de Azaña) en contra del bien común. Conspirar y utilizar la fuerza para derrocar «el régimen intruso y oprobioso de aquella República» había sido lícito y necesario diría después, ensalzando el folleto «Aspectos del golpe de estado» que había editado la Juventud Monárquica de Bilbao.17 El derecho a la rebeldía es paso obligado de los historiadores para demostrar la vertiente más hostil de la Iglesia española contra la República y por tanto no es necesario detenerse más de la cuenta en una obra apologética que va rastreando de Matatías a San Hermenegildo, de los santos padres a los escolásticos salmantinos pasando por los tradicionalistas españoles, o los franceses Maurras, De Maistre, en busca de hechos o argumentos a favor de la rebelión, con diversas piruetas dialécticas.18 Si, de acuerdo con Menéndez y Pelayo, la esencia de España estaba en su catolicismo, ya se presume la ilicitud de cualquier medida que recortara esa identificación. Castro Albarrán buscó «algún católico de cierta autoridad personal» para que le prologase el libro, pero no encontró ninguno de la tendencia de Ángel Herrera.19 Pedro Sainz Rodríguez, futuro ministro de Educación en el primer gobierno de Franco, se encargó de la tarea haciendo alusión en su presentación al «ambiente que domina en el mundo elaborándose heroicamente estados totalitarios que han de imponerse violentamente a las minorías discrepantes». El efecto inmediato del libro fue acentuar la división de los católicos, entre los partidarios de El Debate y los de El Siglo Futuro que, por cierto, consideró la obra «difícilmente superable»; El Observador de Fal Conde publicó el libro por entregas y fue recomendado como «una saludable inyección de optimismo patriótico» que establecía el recto camino que debía seguir España.20 Para Ll. Carreras, consejero de Vidal i Barraquer, era una obra más del «toledanismo, no al servicio de la Iglesia, sino al servicio del más extremo nacionalismo español».21 Otra forma de ver la división es aludir a la contraposición que se hacía entre el tradicionalista Enrique Gil Robles, a quien se citaba elogiosamente por descalificar la democracia, y su hijo José María, partidario de acatar la legalidad republicana.22 El contenido del libro no difería de la orientación de otros artículos que Acción Española llevaba tiempo publicando, por ejemplo los de Vegas Latapie, pero como el autor era un alto representante del clero secular, además de rector de Comillas, las consecuencias políticas se agrandaban. Aunque no se logró la condena oficial (el Cardenal Segura aseguró al autor que no habría condena), Castro Albarrán, que además había resumido y actualizado su polémico libro con el título Los Católicos y la Republica,23 tuvo que dimitir como rector de Comillas, aproximadamente al año de la publicación del libro, el 24 de septiembre de 1934;24 el magistral tardó tiempo en li-

001-480 Salvaje pesadilla

332

8/5/07

12:32

Página 332

esta salvaje pesadilla

brarse de este desdén que corregiría en parte el primado Gomá en el prólogo a Guerra Santa, pero no perdió ocasión en los libros que siguió publicando hasta 1971 de insistir una y otra vez en que él tenía razón, como cualquier pionero incomprendido a quien el tiempo se encarga al final de dársela. Desde principios de enero de 1933 hasta fines de mayo de 1935, en que tomó posesión Pla y Deniel, la diócesis estuvo vacante.25 El Magistral seguía con sus sermones que dejaron huella en la ciudad o en los pueblos como ocurrió en la ermita de Valdejimena, «parecía que bramaba un toro» recuerda un labrador.26 La consulta de las Actas del Cabildo durante la República no proporciona ninguna información relevante ni en el momento de estallar la guerra. Lo importante para Castro Albarrán, como para otros eclesiásticos, ya no estaba en el escenario de la liturgia sino en la calle o en la radio. La plaza de Anaya fue bautizada en su día como plaza Thiébault en honor del general francés que se atrevió, de acuerdo con la idea del obispo jansenista Tavira, a derribar las casas que el cabildo tenía entre el Colegio Mayor de San Bartolomé (o de Anaya) y la Catedral. Desde entonces, desde 1811, nada se interpuso entre la Catedral y el Palacio de Anaya. Puesto que Anaya fue sede de los Servicios de Prensa y Propaganda, incluida Radio Nacional, los dos edificios, frente a frente, representaban sin obstáculo ideológico las dos caras del nacionalcatolicismo. El magistral ejemplifica bien esta amalgama con su actividad en el coro o el púlpito y a la vez en Radio Nacional. Antes de cumplirse el mes del inicio de la guerra pronunció «elocuentísimas y patrióticas oraciones sagradas» ofrecidas por Inter Radio Salamanca que llamaban a seguir la Cruzada ¡Ah! Cuando se sabe cierto que al morir y al matar se hace lo que Dios quiere, ni tiembla el pulso al disparar el fusil, o la pistola, ni tiembla el corazón al encontrarse cara a la muerte ... ¿Dios lo quiere? ¿Dios quiere que yo, si es preciso, muera, y si es preciso, mate? ¿Es esta una guerra santa o es una execrable militarada? ... Los valientes que ahora son rebeldes, son precisamente, los hombres de más profundo espíritu religioso, los militares que creen en Dios y en la Patria, los jóvenes de comunión diaria ... Será nuestro grito el grito de los cruzados: Dios lo quiere. ¡Viva España Católica! ¡Arriba la España de Isabel la Católica!27

A los pocos días de inaugurada Radio Nacional, Castro Albarrán empezó a dar conferencias «sobre temas religiosos» tales como «El movimiento nacional es un hecho religioso», «Nuestro antinacionalismo. Iglesia y separatismo vasco», «La Iglesia y el contenido social del movimiento» y otras, ocupando ocho viernes sucesivos desde el 27 de enero. Pero hubo conferencias fuera de guión, como cuando anunció a principios de 1937 la aparición en breve de su libro Éste es el cortejo, o la conferencia «La mano de Santa Teresa, arrebatada a los rojos en Málaga, está en Salamanca»:

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 333

«¡dios se ha hecho generalísimo nuestro!»

333

Españoles, extranjeros: Al acercarme en este momento al micrófono, se me pone el alma de rodillas. Poned también de rodillas vuestro espíritu todos los que me oís y escuchad la nueva que os traigo. ... El Ejercito nacional español, al conquistar Málaga, ha rescatado la mano bendita de Santa Teresa.28

Lo que hacía el magistral en estas charlas era verter parte de los libros que estaba escribiendo en lo que podría denominarse trilogía de guerra (Guerra santa, Este es el cortejo, La gran víctima, que se abría con fotos y dedicatorias autógrafas de Franco y Gomá), además de la edición corregida y ampliada de El derecho a la rebeldía, que publicó al final con el título Derecho al Alzamiento. Publicar cuatro libros en menos de tres años recuerda la misma rigurosidad (historia en siete días o un libro por mes) de textos publicados sesenta años después29 y éxitos similares (Derecho al Alzamiento publicado en 1940, alcanzó la cuarta edición al año siguiente, y como de costumbre todos, salvo Guerra santa, publicados y distribuidos por el autor. Guerra Santa, el más doctrinal de la trilogía de guerra, (elaborado al mismo tiempo que el dominico Menéndez Reigada defendía tal concepto ante Maritain)30 se basa en las fuentes de lo que podríamos llamar el «Manual del ilegitimador», Derecho a la rebeldía (de donde procedía junto con Acción Española una cuarta parte de las referencias), con la actualización que exigía el momento: Franco, Mola, José Antonio, junto con Gomá, mucho más que Pla y Deniel, es decir, los autores o avaladores del golpe militar sumaban un tercio de citas. Para el resto de fuentes se acudía principalmente a encíclicas papales (20% de las referencias, con especial incidencia de la bendición papal de septiembre de 1936),31 pero la clave estaba en conseguir el título de Cruzada del Vaticano, que después de dos meses de guerra guardaba silencio oficial. Como es sabido, Pío XI recibió a unos quinientos españoles en Castelgandolfo el 14 de setiembre de 1936; en su alocución, distribuida en castellano entre los asistentes, no sólo no dijo nada de cruzada o guerra santa, sino que expresó su horror por aquella guerra fratricida. El discurso convenientemente mutilado, fue apropiado (y citado unas seis veces): «Desde este momento, desde la bendición del Papa, la guerra española cobra anchuras de catolicidad y es oficialmente Cruzada. Guerra santa» (p. 115); Castro Albarrán que conocía la versión completa (la había publicado el Boletín del Obispado de Salamanca) quitó importancia a dos o tres frases, las que precisamente podían anular el discurso de intransigencia (y exterminio): «¿Y los otros? ... No podemos dudar ni un instante sobre los que nos toca hacer a nosotros —decía Pío XI— y a vosotros: amar a estos queridos hijos y hermanos vuestros, amarlos con un amor particular hecho de compasión y de misericordia ... y rezar para que estén con nosotros».32 Cuando el canónigo Galle-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

334

12:32

Página 334

esta salvaje pesadilla

gos Rocafull pudo leer este discurso en París se sintió aliviado porque «el Papa recordaba la gran verdad evangélica de que hay que amar, bendecir y convertir a los perseguidores.33 La forma de argumentar del magistral de Salamanca se completaba con otra pirueta que repetiría más de una vez, la de quitar legitimidad a las elecciones constituyentes de junio de 1931 y a las de febrero de 1936, es decir, sólo eran legítimas las elecciones de noviembre de 1933 ganadas por la derecha. Había dos hechos que, si no invalidaban la idea de Cruzada, minaban su consistencia. Los enemigos de la Reconquista se habían convertido ahora en tropa de elite del ejército de Franco mientras que los católicos vascos y catalanes defendían la República. La primera contradicción se resolvía con recursos retóricos la roja mancha comunista se purifica a un tiempo con púrpura de boinas rojas y con blancura de alquiceles ... estos hijos del Atlas vienen a España traídos por el grito de Madre que ella les ha enviado ... en esta extraña guerra, todo es cruzada auténticamente española34.

Para resolver la segunda contradicción se acudía al dogma del nacionalcatolicismo: los separatistas eran «herejes de la patria». La tarea de legitimar el Alzamiento necesitó el esfuerzo de muchos legitimadores de modo que a los pocos meses del golpe había ya más de ochenta títulos en defensa del Alzamiento;35 entre tanta literatura no sé si se encontrará mejor forma de definir el nacionalcatolicismo que estas frases del magistral de Salamanca ¿Qué hará la Iglesia con España y con Franco? La iglesia agradecida, pone un beso maternal en la frente de España. Y un beso en la frente de Franco. ¡GUERRA SANTA! ¡La más santa de todas las guerras! Dios se ha hecho Generalísimo nuestro...!36

A LA SOMBRA DE GOMÁ ... nos han robado a Dios LEÓN FELIPE

El libro de Guerra Santa, el más conocido de Castro Albarrán, dedicado como reza el subtítulo a demostrar El sentido católico del Movimiento Nacional, fue prologado por el Cardenal Gomá. El primado se encargaba en el prólogo de quitarle las espinas de las críticas recibidas por El derecho a la rebeldía: «libro de una tesis que, sin disquisiciones previas de derecho público o de ética social, el buen pueblo español, con un puñado de bravos militares,

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 335

«¡dios se ha hecho generalísimo nuestro!»

335

se ha encargado de demostrar con el argumento inapelable de las armas» (p. 7). Esta obra se completaba con un martirologio principalmente civil que expuso en Este es el cortejo y el martirologio eclesiástico de La gran víctima; las tres obras permitían mudar la rebeldía por Alzamiento. Este es el cortejo... —apropiándose del «ya viene el cortejo de los paladines» de Rubén Darío— era un retrato de las muertes de unos treinta «héroes y mártires» (Calvo Sotelo, Pradera, duque de Fernán Núñez, L. Moscardó, Padre Poveda, conde de Plasencia y otros menos conocidos), donde Castro Albarrán vertía la exuberancia retórica de costumbre. La apropiación que había hecho Menéndez y Pelayo de la guerra de la Independencia como «guerra nacional» le servía para unirla con la que se estaba librando en el frente, con el mismo hilo del nacionalismo redentor, la exaltación de la violencia y cierto racismo. ¿Y los otros? Ingenuamente, podríamos hacer esa pregunta como había hecho el Papa en septiembre de 1936. Las víctimas son sólo de un bando. Don Aniceto no dice absolutamente nada del encarcelamiento de Villalobos, de los asesinatos de Andrés Manso, Casto Prieto, del crítico taurino «El Timbalero» o de los campesinos de Fuenteguinaldo o Villavieja. Todos deben estar escondidos bajo «las gavillas rojo-separatistas». Así se iba sedimentando la idea de exclusión e intolerancia que durante décadas iba a acentuar la fractura social en España El otro martirologio, el eclesiástico, contó con la tutela y ánimos de Gomá. En pocas palabras el magistral de Salamanca tomó la iniciativa de «la preparación de los materiales para un folleto que refleje con la mayor viveza y exactitud, la pasión y el martirio que a lo largo de la guerra ha sufrido en tantas diócesis la Iglesia de España». Junto a la carta iba un cuestionario que pedía datos sobre, personas y lugares sagrados, arte sagrado, sacrilegios y profanaciones, obras católicas, etc.37 Llevar a cabo esta tarea exigió previamente superar algunos problemas provocados por los cambios políticos que afectaban a los servicios de propaganda. A principios de marzo de 1938 se había tomado la decisión de cesar a Castro Albarrán (y a Artero), es decir a los canónigos salmantinos, como colaboradores en el Centro de Información Católica porque se consideraba más eficaz la labor de los religiosos. Las «cosas no andaban bien» para el magistral, pues los nombramientos del nuevo jefe nacional de Prensa (Giménez Arnau) y de Propaganda (Ridruejo) no le favorecían: «Todo se reduce a montar las cosas a gusto de alguien. Fascismo puro», se desahogaba, sorprendentemente, el Primado, que pensaba escribir «al señor que maneja esto» que no era otro que Serrano Súñer para señalarle que su labor era insustituible.38 Resueltos estos problemas, el folleto se había convertido dos años después del ofrecimiento a Gomá en un libro de cerca de 300 páginas en tamaño cuarto con 64 láminas con fotos de profanaciones de tumbas, «furia iconoclasta», etc. Incluía también las primeras estadísticas de la destrucción de iglesias o de asesinatos de religiosos en número de 2.373, que Castro Albarrán redondeaba a 2.500.39

001-480 Salvaje pesadilla

336

8/5/07

12:32

Página 336

esta salvaje pesadilla

El libro se abre con la foto y dedicatoria autógrafa de Franco «para la restauración de la iglesia devastada nos anima especial desvelo», escrita según Castro Albarrán «con trazo robusto y luminoso como el propio zigzag de su espada». A continuación venía la foto y la dedicatoria de Gomá. El humilde seminarista, de origen que no de aspiraciones, había llegado adonde pocos lo habían hecho: que el Caudillo y el Primado de España inauguraran su libro que en su opinión juntaba «estadísticas escuetas» con «narraciones inflamadas» para difundir «la experiencia comunista en España». El libro concluía pidiendo ayudas al mundo católico para la reconstrucción de la Iglesia española. La argumentación ideológica era ambiciosa pues el objetivo era exponer «la estrategia del mal» que había empezado con «el expolio liberal», había seguido con «la rapiña republicana» y terminaba con «la consigna roja» de robos, destrucciones y sacrilegios que el autor imputaba «a una jauría de hienas que se han bañado en los torrentes de sangre que los hijos de ella han vertido» (p. 63). Como en la propaganda derechista del momento, la terminología descalificadora del adversario, de la barbarie, supera con creces el ensalzamiento de la civilización; de ahí que abunden las referencias al salvajismo, a los instintos primarios y a sus efectos inevitables: la anarquía y el caos. Obviamente, se trata de una masa inculta y chabacana (calificada de plebe, chusma) que quiere acabar con las clases creadoras de un estilo de vida al que ellos no tenían acceso.40 El colofón de La gran víctima, con la tipografía romana que acostumbraba a utilizar, indica bien la filosofía de la victoria.41 Al mismo tiempo que se publicaba este libro, Castro Albarrán no podía permanecer indiferente ante el tráfico de camiones que iban llegando cargados con documentación de la zona ocupada que se depositaba muy cerca de donde vivía. En 1937 se creó la Delegación Nacional de Servicios Documentales en Salamanca, parte de la cual ocupó los espacios disponibles del Seminario Mayor salmantino (luego Universidad Pontificia). Parecía natural que el magistral se considerara legitimado para tener acceso fácil a esta información. Su entusiasmo por el botín le hacía ofrecerse como «hermano lego», igual que al P. Bayle, en los servicios de recuperación de Madrid y Valencia antes de que se decolorara «el rojo vivo» de aquella documentación 9 de Febrero de 1939 – III Año Triunfal Sr. D. Marcelino Ulibarri – Barcelona Mi distinguido amigo: Aquí me tiene V. llamando a su puerta. Voy a proponerle un plan y quiera Dios que a V. le parezca bien. Usted conoce un poco nuestra labor de propaganda para el extranjero, pero sucede, que estamos escribiendo de muchas cosas con la única información que nos dan los periódicos. Esto está mal. Sobre todo para cuando se levante el velo de las tragedias de Madrid, queremos hacer una gran campaña que de una vez abra los ojos en el extranjero. Para ello es preciso entrar en seguida en Madrid. Como habrá las na-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 337

«¡dios se ha hecho generalísimo nuestro!»

337

turales dificultades, he pensado que V. podía resolver mi dificultad. ¿No será posible que V. me agregue a alguno de los equipos recuperadores que habrán de ir? Mire V. si es posible y no deje de hacerlo. Pienso que la principal labor habremos de realizarla a base de lo que se descubra en Madrid, pero, si es posible ir, también, por ejemplo, a Valencia, mejor que mejor. Acépteme, pues, aunque sea como un hermano lego de su edificante cofradía. Y mándeme por esos rojos mundos, que quiero verlos antes de que pierdan el rojo vivo que luego yo sabré pintar a ojos encandilados de las gentes. Ya sabe V. que trabajamos juntos el P. Bayle y yo. El querría también ir, sobre todo, a Madrid. Esperamos, pues, órdenes. Muy obedientes y muy agradecido. Suyo afmo. A. Albarrán.42

La escasa documentación conservada en su expediente permite deducir que una vez trasladado el Centro de Información Católica de Burgos a Madrid, Castro Albarrán se quedó en Salamanca, trabajando con los materiales que habían llegado al Servicio de Documentación, siendo habilitado para ello por Ulibarri. Alguna vez le enviaba copia de la documentación políticosocial de personajes relevantes como Jose Antonio Aguirre, tan decisivo en «la tragedia vasca»,43 pero el magistral, preocupado por la mala imagen de España en el extranjero, busca sacar mayor rendimiento a un archivo orientado a la represión más que a la propaganda, y al año siguiente escribe de nuevo a Ulibarri 9-V-1940 Marcelino Ulibarri. PRESENTE «Mucho le agradeceré que al revolver papeles de sus ricos archivos, no se olviden de lo que interesaría para nuestra Revista que es decir para la casi UNICA PROPAGANDA que se hace en el extranjero. Los documentos que nosotros utilizaríamos son los que indico en el pliego adjunto. De vez en cuando me permitiré molestarle por si han hallado algo que nos pueda servir. Mil perdones y mil gracias «El Magistral de Salamanca» DE REBUS HISPANIAE DISTINTAS CLASES DE DOCUMENTOS QUE INTERESARÁN 1. Los que se refieran a planes, o maquinaciones de los rojos en orden a la cuestión religiosa 2. Los que den antecedentes de la preparación comunista de la Revolución Roja 3. Los que demuestren influjos masónicos o comunistas en la Revolución Roja 4. Los que indiquen a qué excesos, principalmente en el orden moral y religioso hubiésemos llegado en el caso de haber ellos ganado la guerra.

001-480 Salvaje pesadilla

338

8/5/07

12:32

Página 338

esta salvaje pesadilla

5. Los que descubran las hipocresías de los Personajes que más intervinieron en la cuestión religiosa por parte de los rojos. Y OTROS POR EL ESTILO.

La correspondencia conservada no nos permite conocer si al final se pasó información al magistral; en sus escritos de esos años sin duda no utilizó documentación de archivo que demostrara esas maquinaciones sobre los excesos principalmente en el orden moral y religioso «a que hubiésemos llegado en el caso de haber ellos ganado la guerra»; tampoco le hacia mucha falta, pues ya circulaban supuestos planes para consumar la revolución roja. El mismo Castro Albarrán en el libro al que me referiré a continuación hacía subir a cuatrocientos mil el número de españoles asesinados por los rojos. Después de la trilogía de guerra publicó Derecho al Alzamiento, que inicialmente (por la autopropaganda incluida en La gran víctima) tenía previsto publicar con el título El derecho a la rebeldía, raíz y bandera de la Cruzada española, es decir, sin ninguna contención hacia nacer la Cruzada en su ofensiva contra los gobiernos del primer bienio. Aunque cambiara el título, el contenido era el mismo, y se atribuía el haber preparado las conciencias para el levantamiento armado de España. Se trata de un libro eufórico en el que se menosprecian las posturas más o menos pro republicanas, jactándose de su acierto: la cantinela del acercamiento a los poderes constituidos se ha apagado en la boca de los cañones que han dicho su palabra definitiva a los tiranos. (p. 21)

El libro no es exactamente una reimpresión del El derecho a la rebeldía; además de los cambios de estilo, hay varias apostillas que rematan varios capítulos del antiguo libro con la doctrina gestada al calor de la nueva situación. A tal fin, por ejemplo, se acude de nuevo al Papa en la bendición en Castelgandolfo del 14 de septiembre de 1936, recortando otra vez las frases incómodas, por ejemplo el consejo de amar «con un amor particular hecho de compasión y de misericordia».44

¿EL FIN DE LA GUERRA SANTA? Los frutos de tanto compromiso con el poder ya bien establecido no tardaron en llegar. Además de algún cargo más en la administración diocesana, por ejemplo censor de oficio el 31 de agosto de 1936, el magistral de Salamanca figuró entre los que daban ejercicios espirituales a Franco y llegó a ser episcopable en los primeros años cuarenta.45 Por otra parte, aunque tuviera su ca-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 339

«¡dios se ha hecho generalísimo nuestro!»

339

nonjía en Salamanca, tenía puesto ya un pie en Madrid. Fue el encargado del adoctrinamiento de los madrileños de la posguerra o más bien del sector de la clase pudiente que frecuentaba la famosa Iglesia de San José (calle Alcalá), donde cuentan que se oraba por la conversión de León XIII a fines del siglo XIX, y desde la que se retransmitiría radiofónicamente el sermón de las siete palabras. En marzo de 1942 pronunció las conferencias cuaresmales «para hombres solos».46 En unas circunstancias en las que el propio mercado negro debía de potenciar el edema del hambre del que habla Ridruejo,47 el magistral se dedicaba al ascetismo criticando la idolatría del cuerpo y «el progreso material» y ensalzando el carácter espiritualista de la contienda como una «guerra del espíritu». Las conferencias del año siguiente tuvieron una vertiente más política (y belicista) en aras de constituir un nacionalismo patriótico español.48 En plena ascensión del fascismo, que había ido borrando fronteras nacionales desde hacía tiempo, lo que le preocupaba al magistral era el «internacionalismo de las Finanzas, el de la Alta Banca, al servicio, frecuentemente, del Mesianismo Nacionalista Judío», el internacionalismo de la Francmasonería y, por supuesto, el del comunismo. La República se metía en el saco de los humanitarismos e internacionalismos —«República democrática, socialismo, pacifismo, masonería, comunismo»—. Nada más oportuno para un sermón cuaresmal que identificar a la Patria con la Dolorosa. La conclusión que se establecía era rotunda: los buenos cristianos eran los buenos patriotas.49 Además de las conferencias cuaresmales en una iglesia singular, de significación especialmente conservadora, Castro Albarrán fue invitado por la Real Academia Española a participar en el homenaje a Cervantes con el discurso El servicio de Dios en Miguel de Cervantes y Saavedra y en los demás ingenios de las letras españolas, una aplicación del nacionalcatolicismo a la historia de la literatura, donde Cervantes llevaba el alma de España y servía a Dios, lo mismo que Zorrilla.50 Lo más importante de esos años fue la consecución de la plaza de magistral de Madrid por unanimidad el 21 de abril de 1947; las relaciones con Eijo Garay eran muy cordiales y fue propuesto al nuncio Antoniuti para Auditor de la Sagrada Rota Romana el 5 de enero de 1954.51 Señal de que Castro Albarrán todavía disfrutaba de buena estrella, fue la Oración fúnebre del 14 de octubre de 1958 con ocasión de la muerte de Pío XII ante nuncio, ministros, gobernadores: un ditirambo al difunto con alguna alusión a «las democracias, traidoras y cobardes».52 Pero los tiempos estaban cambiando en sentido contrario a los del magistral y ese año de la muerte del Papa fue también el de los cambios políticos que iban a desplazar a personajes que como Castro Albarrán seguían anclados en la rebeldía antirrepublicana. En 1964, al cumplir los 70 años, dejó de dar clase de Formación religiosa en la Universidad; los achaques de salud parece que le hubieran aconsejado

001-480 Salvaje pesadilla

340

8/5/07

12:32

Página 340

esta salvaje pesadilla

una retirada de la vida activa que no se produjo, y de nuevo, ante los aires renovadores de la Iglesia, como si fuera un Alonso Quijano, salió en defensa de las esencias de la iglesia eterna adulteradas por el Concilio Vaticano II. Las cinco conferencias «para hombres» pronunciadas sobre el Vaticano II en la catedral de Madrid (seguía siendo el magistral), fueron editadas en 1967 con el plácet del arzobispo Casimiro Morcillo.53 Don Aniceto no compartía la idea de «que toda guerra religiosa debe considerarse proscrita», algo que obligaba a cuestionar la Reconquista, la colonización de América y por supuesto «nuestra guerra de liberación». El derecho a la rebeldía, «escándalo de cristianos demócratas, pero bandera y espada de Cruzados», era desempolvado de nuevo para enfrentarse como treinta años atrás «a las insidias de La Croix, L’Esprit, La Vie intellectuel y todos los demás de la misma estofa». Toda la oratoria propia del barroquismo de un Fray Gerundio de Campazas se desataba para señalar los males en caso de no respetar el Imperio y defender «el apoyo del brazo armado a la mano que bendice»; empezaba en los Reyes Católicos, seguía con los conquistadores y concluía con Franco: «ahogad, en fin, el grito del 17 de julio de 1936, y no sé quiénes hubiesen quedado para llorar el finis Hispaniae».54 Como en la literatura de los años 30, estamos ante un retoricismo hueco, «imágenes que en definitiva no tienen otro cometido que el disimular bajo la hojarasca lírica la incongruencia de los contenidos que transmiten».55 Si la evolución de la iglesia oficial iba dejando menos espacio a Castro Albarrán, el incidente ocurrido en junio de 1971 tuvo que marcar el gran declive del «canónigo de púlpito de Salamanca», como alguna vez se autodenominó, cuando ya era magistral de Madrid. Uno de los atractivos de la noche madrileña era la celebración en la «boite-discoteque» New Sunset (Calle Tutor, 1) de «shows-debates» en los que se enjuiciaban «temas candentes de actualidad» tales como «Proceso al toro de lidia» «Proceso a lo camp». Además de fiscal y abogado defensor, el periodista Julio Camarero hacía de juez, y había jurado en la sala. El jueves 3 de junio, el banquillo se reservó para el divorcio, actuando como fiscal Don Aniceto de Castro (como figuraba en la propaganda) y como defensor Alfonso Paso.56 El show empezaba a la una y media de la madrugada y allí, con sotana de treinta y tres botones, el ilustre sacerdote con cinco doctorados convirtió la pista en púlpito para predicar contra el divorcio. El resultado fue desastroso; el jurado votó a favor de las tesis de A. Paso en la proporción de diez a uno. Desde las páginas de El Alcázar, el periodista mostró su disgusto por el éxito logrado por la opción divorcista que atribuyó «al ambiente disparatadamente divorcista y enconadamente divorcista». Alfonso Paso creía que el divorcio debía ser una excepción y se alineó con Don Aniceto en la prensa en contra de aquellos «energúmenos» que llenaban la New Sunset, felicitádole por ser «un sacerdote fantástico», por su gallardía y su catolicismo; era un cura de los de verdad, «muy dis-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 341

«¡dios se ha hecho generalísimo nuestro!»

341

tinto de esos curas de pantalón y pullover, que hablan de Marx y Lenin». Reconoció que le hubiera gustado ganar pero sólo por la mínima diferencia. No lo vio así el informante que se dirigió al Vicario General de la Archidiócesis No creo que una «BOITE» sea el marco adecuado para que un clérigo mantenga una controversia seria sobre temas relativos al matrimonio; aun con los mismos interlocutores (y ya es suficiente tolerancia) podría haberse buscado otro lugar. Resulta escandaloso para todos este «debate-show» —así lo llaman— en una sala de fiestas, casi diría un motivo de jugoso comentario para Carandell en su ya famosa «España insólita». No sé si para ser más «show» se repartieron entre los asistentes ejemplares de un libro titulado «Serafinillo» y perdóneme la ironía su Ilustrísima. Le ruego dispense cierta rudeza en mi escrito, pero creo justo mi indignación de cristiano y confío plenamente en que el Arzobispado tomará las medidas oportunas para por lo menos atenuar los efectos del escándalo.57

A pesar de este varapalo, de la llegada de Tarancón a la archidiócesis de Madrid a fines de 1971 y de la muerte del dictador, Don Aniceto seguía sin cambiar el rumbo tomado en los años 30. La brújula seguía orientada hacia la «la pavorosa cuestión de la resistencia a los poderes tiránicos» (y citaba para ello a Balmes); en 1977 publicó Muchas gracias..., pero el problema sigue en pie. Manifiesto por los hermanos. El libro está escrito después de la mejora de los haberes del clero, es decir, se trata del asunto de la financiación que se estaba discutiendo entre Tarancón y el Gobierno... pero tal asunto no era óbice para dar la señal de alerta ante la deriva que se avecinaba: Donde menos se piensa, resuena, de repente, una proclama en apología del divorcio. El liberalismo, cadáver resucitado, parece que se ha puesto de moda y se ha apoderado de hombres de los que menos podía esperarse semejante aberración. Prospera el laicismo del Estado, el marxismo político, la arreligiosidad de los partidos. Se abusa, en estas materias, del Concilio Vaticano II. Mucho me temo que todos estos elementos, rehogados, den al traste con esta gema del catolicismo español. (p. 93)

El jueves 1 de octubre de 1981 falleció en Madrid, siendo enterrado al día siguiente en Salamanca. ABC publicó su esquela (no así Pueblo, ni El Alcázar). Era «el 45 aniversario de la exaltación del Caudillo a la Jefatura del Estado ... (que) desde su puesto en los luceros contempla esta España roja y rota».58 Por entonces abundaban anuncios de divorcios rápidos y baratos y el obispo Tarancón hacía declaraciones en Almería tales como: «con un gobierno menos católico, España estaría mejor». Tenía razón Gomá cuando puso entre interrogantes el contundente «No habrá traiciones» con el que Castro Albarrán finalizaba su Guerra Santa pues presumía con temor que el

001-480 Salvaje pesadilla

342

8/5/07

12:32

Página 342

esta salvaje pesadilla

«cansancio, el arribismo ventajista, el espíritu taimado» harían posible que se acabara matando «los cantos vivos del Movimiento Nacional ... con instituciones y tendencias forasteras al espíritu nacional y cristiano».59 En el prólogo a su último libro anunciaba la publicación de «tres amplios volúmenes acerca de las cosas de nuestra Iglesia», que llevarían el título común de Nueva rebeldía, pero la jubilación que le llegó en 1977 vino acompañada de la enfermedad y otras complicaciones. Aunque había público sensible a estas ideas, el mensaje de Castro Albarrán tenía mucho de mercancía averiada dadas las tendencias de la transición política. «Tengo veintisiete volúmenes de 500 folios para la imprenta en espera de mecenas» había dicho años antes según recoge L.E. [Lamberto de Echevarría] en su necrológica, quien añade «el mecenas no apareció»;60 posiblemente el periodismo revisionista de la guerra civil se sentiría fortalecido con esa obra inédita. «He combatido el buen combate, he concluido mi carrera, he conservado la fe», es la frase de san Pablo que ilustra la tumba salmantina de Don Aniceto. El paso del tiempo y el abandono hacen difícil reconocer este texto de quien seguía sintiéndose un cruzado. Su sepultura, al lado de la de su madre y hermana (fallecida en 1995), mira hacia el este, a espaldas de la tapia del cementerio donde se acostumbraba a fusilar, cara al sol, a los rojos salmantinos.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 343

Abreviaturas utilizadas en las notas

ARCHIVOS AGA = Archivo General de la Administración. AGGCE = Archivo General de la Guerra Civil Española. AGMAV = Archivo General Militar de Ávila. AHDPSA = Archivo Histórico de la Diputación Provincial de Salamanca. AHPBU (SN) = Archivo Histórico Provincial de Burgos (sección Suscripción Nacional). AHMS = Archivo Histórico Municipal de Salamanca. AHPS = Archivo Histórico Provincial de Salamanca. AHPSA (Gbno. C.) = Archivo Histórico Provincial de Salamanca (sección de Gobierno Civil). AHN = Archivo Histórico Nacional. AHUSA, AUS = Archivo Histórico de la Universidad de Salamanca. AHUS = Arquivo Histórico de la Universidade de Santiago. ARCV, Sección AP, RP = Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Sección Audiencia Provincial, Responsabilidades Políticas. FF. CC. = Fondos Contemporáneos (AHN). RCS = Registro Civil de Salamanca.

PUBLICACIONES AG = Archivo Gomá: documentos de la Guerra Civil, CSIC, Madrid, 2001-2006. 1. Julio-diciembre de 1936; 2. Enero de 1937; 3. Febrero de 1937; -- 4. Marzo de 1937; -- 5. Abril-mayo de 1937; 6. Junio-julio de 1937; 7. Agosto-septiembre de 1937; 8. Octubre-diciembre de 1937; 9. Enero-marzo 1938; 10. Abriljunio de 1938.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

344

12:32

Página 344

esta salvaje pesadilla

AVB = Església i Estat durant la segona República espanyola, 1931-1936: arxiu Vidal i Barraquer: textos en la llengua original. BOE = Boletín Oficial del Estado. BOJDN = Boletín Oficial de la Junta de Defensa Nacional. BOPSA Boletín Oficial de la Provincia de Salamanca.

PARTIDOS, ORGANIZACIONES AR = Acción Republicana BAS = Bloque Agrario Salmantino DLR = Derecha Liberal Republicana IR = Izquierda Republicana IRA = Instituto de Reforma Agraria PRC = Partido Republicano Conservador PRP = Partido Republicano Progresista PRR = Partido Republicano Radical PRS = Partido Radical Socialista PRLD = Partido Republicano Liberal Democrático UAS = Unión de Agricultores Salmantinos

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 345

Notas

Prólogo 1.

2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.

9.

10.

11.

H. Carlier, En Espagne nationaliste. Impressions de voyage, Courrier de Genève, Ginebra, 1937, pp. 9-12. Una nota en la portada aclara que la publicación, al precio de 0’60 francos, «se vende en provecho de las obras de beneficencia de la España nacionalista». Douglas Organ, «Salamanca: city of surprises», en Spain, 4, 23 de octubre de 1937, pp. 2-5. Cecil Gerathy, «Salamanca in winter», en Spain, 15, 8 de enero de 1938, pp. 34. «The example of Salamanca. The city of 50.000 without unemployment», en Spain, 18, 1 de febrero de 1938, pp. 15-16. Galeazzo Ciano, Diarios, 1937-1943, Crítica, Barcelona, 2004, p. 87 (8 de febrero de 1938). «The bombardment of “densely populated cities”. The red propaganda campaign», en Spain, 22, 1 de marzo de 1938, pp. 9-11. «Civilisation versus barbarism», en Spain, 2, 9 de octubre de 1937, p. 7. Francisco Bravo, «Unamuno and the nacional movement», Spain, 20, 15 de febrero de 1938, pp. 9-12. La frase final dice, literalmente: «That young man likes the Phalanx. So do I. Only I don’t say so». Francisco Blanco Prieto, Miguel de Unamuno. Diario final, Globalia. Ediciones Anthema, Salamanca, 2006, p. 731. Eso lo sabía bien Francisco Bravo, a quien Unamuno le envió una carta muy dura, que éste quiso devolverle, «para evitar que alguien pudiera leerla y comprometerme» (p. 721). Sobre este interesante personaje véase Josep Massot i Muntaner, El cònsol Alan Hillgarth i les illes Balears, 1936-1939, Abadia de Montserrat, Barcelona, 1995. British documents on Foreign Office: Reports and papers from the Foreign Office confidential print, Parte II, volumen 27: «Spain, july 1936-january 1940», University Publications of America, 1993, pp. 144-148. Menos interesantes, en el aspecto que aquí nos interesa, son las observaciones de R.M. Hodgson en fe-

001-480 Salvaje pesadilla

346

12. 13. 14. 15. 16. 17.

8/5/07

12:32

Página 346

esta salvaje pesadilla brero y marzo de 1938, quien nos asegura que lo que caracteriza a todos los ministros que forman el primer gobierno de Franco es su absoluta mediocridad. Sancho Dávila, José Antonio, Salamanca...y otras cosas, Afrodisio Aguado, Madrid, 1967, p. 101. Angel Alcázar de Velasco, Los 7 días de Salamanca, G. Del Toro editor, Madrid, 1976, pp. 79-84, 123-128 y 131-133. Blanco, Miguel de Unamuno. Diario final, p. 677. Blanco, Miguel de Unamuno. Diario final, pp. 612 y 701. Blanco, Miguel de Unamuno. Diario final, p. 672. Blanco, Miguel de Unamuno. Diario final, pp. 692 y 676.

Introducción 1.

«Debo decirte que cada una de las palabras de tu carta ha sido leída, releída y pesada por mí, y que seguiré teniéndola en cuenta constantemente», le escribe José Antonio el 24 de octubre de 1934. Puesto que se alude varias veces a Bravo a lo largo de este libro presento una aproximación biográfica. Francisco Bravo Martínez (1901-1968), hijo de un militar salmantino, aunque soriano de nacimiento, vino de niño a Salamanca y estudió magisterio en la Escuela Normal de Salamanca (1916-1920). En los felices años veinte se mostraba en la tertulia «Peña Brujos» del Novelty «ferviente admirador» de Hitler y Mussolini. Amigo personal de Ledesma Ramos, formó parte del grupo dirigente de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista en 1931 y fue redactor jefe de La Gaceta Regional (1926-1936). Impulsor del Bloque Agrario y Secretario de la Federación Gremial Salmantina. Cuando conoció a José Antonio Primo de Rivera en marzo de 1934 en Valladolid acabaron las discrepancias convirtiéndose en su mano derecha («Lo que precisamos-recuerda el programa nazi- es un conjunto demagógico, de alta y tensa demagogia, de postulados fácilmente inteligibles y sin literatura», le dice a Jose Antonio en carta del 12 de octubre de 1934). Fue Bravo quien presentó Unamuno a José Antonio en febrero de 1935 acompañándolo a su casa; estuvo en la reunión de Gredos como recoge la famosa foto con Ruiz de Alda y Onésimo Redondo. Fundador de la Falange salmantina fue encarcelado en 1936 por su implicación en la compra de armas. Diversos testimonios orales le hacen responsable de la represión en Salamanca que un estremecedor testimonio corrobora (fue publicado por R. Robledo, en Historia de Salamanca. Siglo Veinte, Centro de Estudios Salmantino, 2001, p. 329). Próximo a Hedilla, supo salir a flote en las luchas de Falange de abril de 1937. Dejó Salamanca para dirigir La Voz de Galicia en diciembre de 1937. En enero, con motivo del quinto aniversario de la llegada de Hitler al poder, publicó un artículo en el que se congratulaba de ser «uno de los primeros fascistas españoles» que vaticinó el éxito de Hitler. Fue destituido a los pocos meses por reproducir dos veces el discurso de Yagüe publicado en Burgos en el que éste lanzó la consigna de la revolución nacional española al cumplirse el aniversario de la unificación. Fue alcalde de Salamanca, delegado de la Vieja Guardia, consejero provincial del Movimiento, procurador en Cortes, Delegado provincial del Ministerio de la Vivienda y Di-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

2.

3.

4.

5.

6.

7.

Página 347

introducción

347

rector de La Gaceta Regional hasta el día de su muerte en Aldeaseca el 8 de diciembre de 1968. Su féretro fue llevado al cementerio a hombros de la Vieja Guardia y de la Guardia de Franco junto con labradores de una cooperativa que había fundado en aquel pueblo del Campo de Peñaranda. Expediente AI-235/4 AUS; La Gaceta Regional, 10-XII-1968. F. Bravo, José Antonio: el hombre, el jefe, el camarada, Ediciones Españolas Almagro, Madrid, 1939. Carlos Fernández, La Voz de Galicia. Ed. Castro, 1993-1994. En términos electorales Salamanca mantiene semejanzas con otras provincias de la región, por ejemplo el buen resultado de la derecha en 1931 pese a la desorientación de los conservadores o en 1936 cuando la CEDA casi consigue copar todos los escaños; Concepción Marcos del Olmo, Voluntad popular y urnas: elecciones en Castilla y León durante la Restauración y la Segunda República (1907-1936), Universidad de Valladolid, Valladolid, 1995. Cabría diferenciar la temprana y exitosa relación de catolicismo y agrarismo llevada a cabo por el Bloque Agrario Salmantino que permitió el liderazgo antirreformista en las Cortes del primer bienio. De cómo una tranquila capital de provincia de segundo orden, se convirtió en la capital política y militar de un nuevo Estado, de las tensiones políticas y otros aspectos, se da cuenta en S. López García, S. Delgado Cruz, «Víctimas y Nuevo Estado, 1936-1940», en R. Robledo, (coord.), Historia de Salamanca. Volumen V: Siglo Veinte, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 2001, pp. 219-324. Ismael Saz, Fascismo y franquismo, Universitat de València, Valencia 2004, pp.125-150. En el informe de Gomá a Pacelli en abril de 1937, el cardenal se hace eco de los males de la bicefalia del nuevo régimen, Burgos con la gestión burocrática y «Salamanca, que ha retenido para sí, bajo la presidencia del Generalísimo, la dirección de los más graves asuntos del Estado», Archivo Gomá: documentos de la Guerra Civil, vol. 5, p. 81. I. Francia, «Filiberto Villalobos: pespuntes sobre su dimensión humana» en R. Robledo (coord.), Sueños de concordia: Filiberto Villalobos y su tiempo histórico, 1900-1955, Caja Duero, Salamanca, 2005, p. 62. El apelativo a lo agrario era moneda corriente, de ahí que La Gaceta protegiera la marca de la casa: «la masa del derechismo, del orden y del agrarismo que cruzó la calle de la amargura ha ensanchado su parcela horizontalmente, ha crecido vertical en su prestigio: es la bandera del espíritu nacional, del espíritu religioso, del espíritu agricultor. Y nadie puede ni podrá enturbiar sus colores al medrar a la sombra de una conducta acomodaticia y banal» «Refrescando la memoria. Más agrarios que los agrarios, no», La Gaceta Regional, 19-X-1933. N. Koning, The failure of agrarian capitalism. Agrarian politics in the United Kingdom, Germany, the Netherlands and the Usa, 1846-1919. Routledge, London, 1994, p. 149. Respecto a la polémica de la modernización, los rasgos precapitalistas o las peculiaridades, se halla un buen resumen en Ismael Saz, Fascismo y franquismo... pp. 91-122. En este caso hay que matizar, de acuerdo con el excelente estudio de Kent, que poco antes de los años veinte los Huebra habían perdido afanes de aventura, obligados por una situación financiera poco boyante y por una clientela menos apasionada por las novedades, tales como los Jesuitas, las Esclavas del Sagrado

001-480 Salvaje pesadilla

348

8.

9.

10.

11.

12.

13.

8/5/07

12:32

Página 348

esta salvaje pesadilla Corazón, los marqueses de Castellanos, de Llen, los Mirat, Íscar... Conrad Kent, Luis González de la Huebra y los orígenes de la modernidad en Salamanca, Consejería de Educación y Cultura, Valladolid, 2001, pp. 172-175. Diversos textos sobre la cuestión meridional en A. Gramsci, Antología, México, Siglo XXI, 1970, ed. de M. Sacristán; puede verse un resumen de sus ideas comparadas con las de Weber, Habermas y otros autores en http://www.afyl.org/fp15.pdf. A diferencia de hoy donde la fabricación del consentimiento se considera explícitamente como una manipulación justa y necesaria: si no te quieres proteger por la fuerza de «la rabia y las pisadas de un rebaño desconcertado», tendrás que hacerlo mediante «la fabricación del consentimiento» calculada y es función de las minorías inteligentes llevar a cabo la manipulación de las actitudes y opiniones de las masas, Peter R. Mitchell, J. Schoeffel, eds., N. Chomsky, ed. Crítica, Barcelona, 2002, p.29. La Gaceta Regional, 5 de junio de 1933, citado en J. Aróstegui y J. A. Blanco, «La República, encrucijada de cambio: Salamanca y las tensiones políticas en los años treinta, en Sueños de concordia: Filiberto Villalobos, p. 333. Estas declaraciones se hicieron en la Asamblea de la Asociación Femenina para la Educación Ciudadana (AFEC), curiosa denominación entonces de la educación católica; para la dureza de otros ataques que motivaron el encarcelamiento del director de la publicación, véase el capítulo 3. Algunos ejemplos son los de Bautista y Belestá, Brusi, Cobaleda, cuatro hermanas Diego y Curto, Fernández del Campo, Gil y Quiñones, las cuatro hermanas Huebra (dos de ellas religiosas), cinco Lamamié de Clairac (dos religiosas), dos hermanas Jiménez del Rey, Íscar Peyra, dos hermanas Mirat, dos Esperabé, Pérez Tabernero, cuatro hermanas Salinas-Medinilla, etc. El nuevo edificio de las Esclavas en el Paseo del Rollo estaba terminado en 1907, Memoria del Colegio de Salamanca desde sus comienzos hasta el XXV año de su fundación, 18991924. Talleres Voluntad, Madrid, 1925. Catálogo de la Congregación Mariana de San Estanislao establecida en la Iglesia de PP. Jesuitas de Salamanca, Estab. Tip. de Calatrava, Salamanca, 1919. Inmaculada. Revista mensual órgano de las congregaciones marianas de estudiantes de Salamanca (Director Juan Lamamié de Clairac (S.J.), primer n.º, 31-I-1923). Salmántica. Publicación de la Federación de Estudiantes Católicos. Real Servicio Eucarístico Nocturno, Sección de Salamanca, etc. J. M. Álvarez Domínguez,“Mujeres en política durante la II República (Acción Femenina Leonesa a través de la prensa [1931-1936])”, en Tierras de León, 120-121, 2005, pp. 255-285. Los archivos eclesiásticos conservan los informes de «statu animarum» que daban cuenta del grado de cumplimiento de las obligaciones religiosas con información, a veces detallada, sobre la difusión de «la prensa sectaria» y otros datos; se han publicado los de Huelva, Juan Órdoñez Márquez, La apostasía de las masas y la persecución religiosa en la provincia de Huelva 1931-1936, CSIC, Madrid, 1968. Véanse los informes de los párrocos en los Tribunales de Responsabilidades Políticas, Luis Castro, Capital de la Cruzada: Burgos durante la Guerra Civil, Crítica, Barcelona, 2006, p. 287. Un caso realmente insólito en la iglesia de Castilla y León fue el del canónigo Jerónimo García Gallego, que se presentó como re-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

14. 15.

16. 17. 18.

19. 20.

21.

22.

23. 24. 25. 26.

Página 349

introducción

349

publicano independiente por Segovia en las elecciones de 1931, siendo el candidato más votado; perdió su escaño en 1933 y fue suspendido «a divinis» en febrero de 1936. Como el otro canónigo republicano, Gallegos Rocafull, se vio obligado a exiliarse, y falleció en La Habana en 1961, A. García Sanz, «Las tribulaciones de un presbítero diputado a Cortes de la IIª República: D. Jerónimo García Gallego (1893-1961)», en Elena Maza Zorrilla, María Concepción Marcos del Olmo y Rafael Serrano García, Coords., Estudios de historia. Homenaje al Profesor Jesús María Palomares, Valladolid, Universidad, 2006, pp. 211-229. Los datos de Arnedo me han sido proporcionados por Carlos Gil y los de Castilblanco por Francisco Espinosa. Aunque la derecha ganó en Macotera en 1931, los votos de centro e izquierda sumados casi igualaban a los del Bloque Agrario; en diciembre de 1932 la huelga general se cobró la muerte de un obrero. En 1933 la CEDA consiguió nada menos que el 98,7 % de los votos y en 1936 bajó sólo hasta el 95 %. Los datos municipales han sido recopilados por Víctor Robledo. Véase el sermón de Castro Albarrán citado en nota 25 del capítulo 11. Carlos Gil Andrés, Lejos del frente. La guerra civil en la Rioja Alta, Crítica, Barcelona, 2006, pp. 76, 140. Albert O. Hirschman, Salida, voz y lealtad. México, Fondo de Cultura Económica, 1977. R. Robledo, «Política y reforma agraria: de la Restauración a la IIª República (1868/74-1939)», en Ángel García Sanz; Jesús Sanz Fernández (Coords.), Reformas y políticas agrarias en la historia de España, Madrid, Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, 1996, pp. 247-349. Historia de la Cruzada, 1939, Vol 3º, Tomo XII, p.426. Carpeta 1314, Causa General, AHN. La Causa General es el gran sumario judicial abierto por los vencedores de la guerra en 1940 para esclarecer «la actividad criminal de las fuerzas subversivas que en el 36 alentaron abiertamente contra la existencia y los valores de la Patria, salvada en último extremo y providencialmente, por el Movimiento liberador»; la primera edición se publicó en 1943 con prólogo de E. Aunós, de donde procede la cita, F. Espinosa, Contra el olvido, Crítica, Barcelona, 2006, pp. 95-107. «El patriotismo de la Casa Mirat», La Gaceta Regional, 23-VIII-1936. «Teresa de Castilla» cambió la lucha contra la República por la del «Oro para la patria», «Salamanca... la ciudad de oro», «¡Viva España!», «Con broche de oro», La Gaceta Regional, 28-VIII-1936, 24-IX-1936, 30-XII-1936. Resumo lo expuesto por Jean Claude Rabaté, «Miguel de Unamuno frente a la guerra civil: entre historia y leyenda», Congreso Internacional: la Guerra Civil española, Madrid, 2006 (en prensa). Archivo de la familia Santos Unamuno. K. Marx, El 18 brumario de Luis Bonaparte, Ariel, Barcelona, 1968, p. 154. José Venegas, Andanzas y recuerdos de España, Imprenta Ferrari, Buenos Aires, 1943. F. Espinosa Maestre, La justicia de Queipo: violencia selectiva y terror fascista en la II División en 1936: Sevilla, Huelva, Cádiz, Córdoba, Málaga y Badajoz, Crítica, Barcelona, 2006, p. 351.

001-480 Salvaje pesadilla

350 27.

28.

29.

30. 31.

32.

33.

8/5/07

12:32

Página 350

esta salvaje pesadilla Por ejemplo, El peregrino de las estrellas (1915) de Jack London, donde el prisionero aprende a liberarse del sufrimiento por medio de un esfuerzo de la imaginación que segrega de sí otro cuerpo, de naturaleza intangible, que le hace transportarse a otra situación y otro mundo totalmente diferente del de la prisión. Debo estas observaciones al profesor Fernando R. de la Flor. El 28 de diciembre de 2006 fue presentada en la sesión del pleno del Ayuntamiento de Salamanca una moción del grupo municipal socialista para «reivindicar públicamente la dignidad de todos los concejales elegidos democráticamente durante la II República y destituidos en el mes de julio de 1936, y condenar la represión padecida por miembros de la corporación municipal, en especial los asesinatos que sufrieron el alcalde Dr. Casto Prieto Carrasco y los concejales D. Manuel de Alba Ratero, D. Luis Maldonado Bonatti y D. Casimiro Paredes Mier y la anulación de la destitución como concejal de don Miguel de Unamuno realizada en octubre de 1936». La propuesta fue rechazada por 11 votos a favor y 15 en contra. La argumentación del portavoz del equipo de gobierno fue la siguiente: «La estrategia nacional del Partido Socialista [sólo puede entenderse en un contexto] de romper el consenso constitucional del 78 y de fomentar iniciativas que dividan a los españoles en vez de unirlos. Esa estrategia nacional que tiene además como premisa básica el aislamiento del Partido Popular para evitar la alternancia política, esencial en una democracia, se ha concretado ya en cuatro líneas de actuación muy claras. El estatuto de Cataluña, la agresión a las creencias religiosas mayoritarias de los españoles, la rendición del Estado y la democracia ante ETA-Batasuna y la llamada recuperación de la memoria histórica», Libro de Actas del Ayuntamiento de Salamanca de 28 de diciembre de 2006. El Ayuntamiento de Salamanca organizó una exposición «El archivo de la memoria rota» en el primer trimestre de 2007 con el objetivo de «preservar intacta la memoria de todos los españoles», campaña relacionada con el denominado «expolio» del archivo de la guerra civil. Sobre memoria para unos y Alzheimer para otros, puede consultarse mi artículo «Memoria histórica», El Adelanto, 29 de junio de 2006. Diccionario enciclopédico, ilustrado y crítico de los salmantinos ilustres y beneméritos (1952). Diccionario enciclopédico, ilustrado y crítico de los hombres de España (1956) con prólogo del Conde de Romanones. Sólo en 1983 el alcalde socialista Jesús Málaga reconoció la labor del alcalde Prieto Carrasco. Lo cuenta el profesor Sánchez Granjel en Casto Prieto Carrasco, Dos estudios sobre la enseñanza de la medicina en la Universidad de Salamanca, Universidad de Salamanca, Salamanca, 1986, p. 17. Ricardo Robledo, “Salamanca en la Historia Contemporánea ¿un desierto historiográfico?», Actas del Primer Congreso de Historia de Salamanca (1989), Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 1992, pp. 9-33. Ricardo Robledo, (coord.), Historia de Salamanca. Volumen V: Siglo Veinte, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 2001. La obra fue dirigida por Jose-Luis Martín. Los errores de identificación de algunas víctimas, de los que se habla en la nota 144 del capítulo 4 fueron advertidos por el editor en R. Robledo (coord), El siglo de Salamanca, Tribuna de Salamanca, Introducción de

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

34.

35.

Página 351

capítulo 1

351

Julián Lanzarote, Salamanca, 2005, p. 256. Un resumen de la polémica en R. Robledo, «En defensa de la història parcial?», L’ Avenç: Revista de història i cultura, n.º 271, 2002, pp. 5-6. R. Robledo, (coord.), Sueños de concordia: Filiberto Villalobos y su tiempo histórico, 1900-1955, Caja Duero, Salamanca, 2005. Los comisarios de la exposición fueron A. Rodríguez de las Heras e I. Francia. A este último se debe la magnífica selección de documentos y fotografías del libro. El capítulo de S. Juliá reproduce con algunas variaciones el publicado en el catálogo y el de J. Cuesta y M. Redero está basado en sus colaboraciones en aquella publicación. La relevante información del Padrón Municipal de 1935 en Mariano Esteban, Santiago González, Manuel Redero, Salamanca 1900-1936: la transformación limitada de una ciudad, Diputación de Salamanca, 1992. Manuel Fernández Trillo, «La clase obrera salmantina en la antesala de la Insurrección de Octubre», Salamanca, Revista Provincial de Estudios, n.º 18-19, 1986, pp. 355392. El profesor Santiago González tiene una investigación en curso sobre la Salamanca obrera en la República.

PRIMERA PARTE 1. «¡El campo en pie!» 1.

2. 3. 4.

5.

6.

José Sánchez Rojas, «La reforma agraria» artículo póstumo recogido en J. Moreiro Prieto, Sánchez Rojas, crónica de un cronista, Salamanca, Centro de Estudios Salmantinos, 1984 pp. 84-85. Francisco Bravo, José Antonio. El hombre, el jefe, el camarada, Ediciones Españolas, Madrid, 1939, pp. 72-73. José María Gil Robles, No fue posible la paz, Ed. Ariel, Barcelona,1968, p. 85. «La vida era solemne / puro y sereno el pensamiento era / sosegado el sentir, como las brisas / mudo y fuerte el amor, mansas las penas / austeros los placeres / raigadas las creencias / sabroso el pan, reparador el sueño / fácil el bien y pura la conciencia», Gabriel y Galán, «El ama» (1901). Para mayor detalle sobre el problema agrario en Salamanca, Ricardo Robledo, «Dejar el campo, comprar la tierra: Población, Economía y Sociedad (1880-1930)», R. Robledo, (coord.) Historia de Salamanca, Tomo V. Centro de Estudios Salmantinos, 2001; «Villalobos y el problema agrario en Salamanca, 1900-1931», R. Robledo (coord). Sueños de concordia, Caja Duero, Salamanca, 2005. Los diversos Planes de Aplicación realizados por los ingenieros agrónomos de cara a la aplicación de la reforma agraria exponen a menudo la situación de bastantes pueblos rodeados por la gran explotación adehesada y el aumento de desempleo cuanto mayor era la dedicación a pastos; a título de ejemplo, Plan de Aplicación de Aldeanueva de Portanovis y Collado de Yeltes, Archivo IRA 37/14, 37/25. Francisco Sánchez López y A. Calabuig, «La gran propiedad rústica de la provincia de Salamanca», VV.AA., Estudio integrado y multidisciplinario de la dehesa salmantina, Unesco, Salamanca-Jaca, 1978, Luis E. Espinoza, «De la espe-

001-480 Salvaje pesadilla

352

7.

8.

9.

10. 11.

12. 13.

14.

15.

8/5/07

12:32

Página 352

esta salvaje pesadilla ranza, a la frustración: La Segunda República», R. Robledo (coord.) Historia de Salamanca. Tomo V, pp. 175-176. Por ejemplo los propietarios de la dehesa Vilvís (803 ha) llevaban en arrendamiento otras dos grandes fincas, Plan de aplicación de Aldeadávila, 21-III1935, Archivo IRA. También había grandes arrendatarios que eran a la vez administradores de grandes patrimonios. «Existían y existen allí pueblos numerosos (el Sr. Casanueva los conoce muy bien porque él precisamente se crió y creció entre los de Trabanca y Cabeza de Framontanos) donde las calles, la vía pública y los edificios públicos siguen siendo del señor, y la Comisión de Reforma agraria advirtió que apremiaba una solución para tan gravísimo problema en pueblos como Calzada de Don Diego, Trabanca, Cabeza de Framontanos, La Sierpe, Quegigal, Canillas, Carnero, El Tejado, Campillo de Azaba, Gómez Velasco, Gallegos de Crespes, Bernoy, Garci-Rey, Villanueva de los Pabones, y tantos otros donde la propiedad está concentrada, en grandes masas de terreno, en una sola mano». Intervención de Marcos Escribano, Diario de Sesiones, 5-VII-1932. El patrimonio de la Casa de Cerralbo vendido entre 1866 y 1923 ascendió a cerca de 40 millones de reales, de los cuales poco más de 6 millones deben considerarse adquisiciones campesinas; el resto correspondió a los grandes arrendatarios o propietarios, Miguel Sánchez Herrero, De colonos a propietarios. Endeudamiento nobiliario y explotación campesina en tierras del Marqués de Cerralbo (Salamanca, siglos XV-XX), Tesis doctoral inédita, Universidad de Salamanca, 2000, p. 375. Algo parecido ocurrió cuando se subastó el patrimonio salmantino de los Patiño-Sentmenat, Ricardo Robledo, «La liquidación del patrimonio de los Patiño-Sentmenat en Salamanca (1910): ¿eutanasia del rentista?, en Doctor Jordi Nadal. La industrialización y el desarrollo económico de España, Universitat de Barcelona, 1999. Informe de Director de la Sucursal del Banco de España, Archivo Banco España; agradecemos a S. Díez Cano el conocimiento de esta fuente. En el Congreso extraordinario del Sindicato de Trabajadores de la Tierra de mayo de 1934 había delegados de 277 sociedades obreras, El Adelanto 27 de mayo de 1934. Si tenemos en cuenta la existencia, muy aproximadamente, de 386 pueblos en la provincia, habría sindicato socialista en el 72% de los pueblos. A veces se barajaron cifras e más de 20.000 afiliados... Carta a Unamuno 5-X-1914, Elorrieta se presentaba entonces como diputado por Illescas, Archivo Casa Unamuno, E 51 bis 3. Por ejemplo, el Sindicato «La Tierra», fundado por Villalobos para organizar de forma comunal la explotación de la finca-pueblo que habían comprado los vecinos de Robliza de Cojos. Según Pilar Calvo, llegó a copar una tercera parte de los diputados provinciales en 1921, y el número de sus afiliados podía estar entre 1.500 y 2.000 hacia 1919. Pilar Calvo, Asociacionismo y cultura patronales en Castilla y León durante la Restauración: (1876-1923), Junta de Castilla y León, Valladolid, 2003, pp. 196-197. Juan José Castillo, Propietarios muy pobres. Sobre la subordinación política del pequeño campesino en España. La Confederación Nacional Católico-Agra-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

16. 17.

18.

19.

20.

Página 353

capítulo 1

353

ria (1917-1942), Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Madrid, 1979, pp. 20, 355-359. Prólogo a Ramón Ruiz Alonso, Corporativismo, Ediciones Ruiz Alonso, Granada, Salamanca, 1937, p.17. Se resume lo expuesto por Mariano Esteban de Vega, que ha dedicado varias publicaciones a este tema, «El entorno social: rivales y amigos en la Salamanca de fin de siglo», VV. AA., El tiempo de Miguel de Unamuno y Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, Diputación y Ayuntamiento, Salamanca, 1998, pp.60-65. Véase también, Miguel Ángel Orcasitas (coord.), El P. Cámara y Salamanca. Ediciones Escurialenses, Cabildo Catedral de Salamanca, Salamanca, 2004; nombres de otros profesores integristas que acompañaban a E. Gil Robles, en p. 397, alguno de ellos volveremos a verlo en alguna organización ultraderechista de la Segunda República. Esteban de Vega, «El entorno social...», cap. cit. p. 63. Hay numerosas referencias de cómo se cultivaban las amistades de los principales terratenientes, «la crema de los católicos» en Equillor et al., Memorias del P. Luis Martín, General de la Compañía de Jesús (1846-1906), Universidad de Deusto, Ediciones Mensajero, U. Pontificia Comillas, Madrid, 1998, tomo I, pp. 550-624. Una reciente publicación muestra las divisiones del catolicismo salmantino y las dificultades de Lamamié padre para ganar unas elecciones, Rosa Ana Gutiérrez Lloret, «Las elecciones de 1907 en Salamanca: un ejemplo de la movilización y confrontación electoral católica en la España de la Restauración», Studia Historica, Historia Contemporánea, n.º 22, 2004, pp. 319-341. Las adquisiciones de estos personajes en la desamortización pueden comprobarse en la investigación de R. Robledo y J. Infante, publicada en el volumen IV de Historia de Salamanca; el dato de la peregrinación en Memorias del P. Luis Martín, tomo I, p. 554. Las cuestiones triguera y ganadera en España (a la luz de la hispana tradición). Manojo de artículos de D. Manuel Sánchez Asensio, con prólogo del exdiputado a Cortes, Don José Sánchez Marco y epílogo del M.I. Sr. Magistral de Ávila. Sebastián Rodríguez Impresor, Toledo, 1926. Sánchez Asensio había muerto en 1918. El prologuista José Sánchez Marco (1865-1949) era integrista, diputado a Cortes por Azpeitia en 1905 y por Pamplona en 1907 y 1910. En marzo de 1930 firmó el manifiesto a los católicos españoles por la Comunión Tradicionalista Integrista, A. García-Sanz Marcotegui, Diccionario biografico de los diputados forales de Navarra (1840-1931), p. 165; información que se debe a J. M. Lana. El magistral de Ávila era Ignacio Navarro Canales, «polemista en defensa de los derechos de la Iglesia» desde las páginas de El Siglo Futuro entre otros periódicos, Vicente Cárcel Ortí, Diccionario de sacerdotes diocesanos españoles del siglo XX. BAC, Madrid, 2006, p. 831. Cuando era Magistral de Cádiz publicó, Religión y Patria. Páginas de la guerra. Prólogo de Juan Marín del Campo. Biblioteca Lux, Madrid 1922, que al parecer se agotó en cuatro días; se trata de una exaltación religiosa de la guerra de Marruecos basada en recortes de la prensa (utra)conservadora, donde por ejemplo la civilización liberal se considera tan cruel o más que la rifeña (p. 116). Hace años que Josep Fontana, llamó la atención sobre Las cuestiones triguera y ganadera en España y obras

001-480 Salvaje pesadilla

354

21.

22.

23. 24.

25. 26. 27. 28.

29. 30.

31. 32. 33. 34.

8/5/07

12:32

Página 354

esta salvaje pesadilla similares, Cambio económico y actitudes políticas en la España del siglo XIX, Ariel, Barcelona, 1975, pp. 200-201. La Gaceta Regional, 14-V-1930; El Manifiesto de Acción Castellana, que repite lo fundamental de la entrevista, se presentó el 23-VI-1931; Lamamié de Clairac, Tradición española..., Madrid, 1933; cfr. Paul Preston, La destrucción de la democracia en España, Turner, Madrid, 1978, pp. 64-65. La dinastía de los Lamamié se inaugura con Esteban Lamamié de Clairac, gobernador en Flandes que nació en Toulouse el 5 de julio de 1643; José Maria Lamamié de Clairac y Colina, cuyo hijo murió en el frente en 1937, era hijo de Juan Lamamié de Clairac y Trespalacios diputado a Cortes, por Salamanca, en 1907, «combatiente, como los hijos, como los nietos, contra liberales y liberalizantes, contra conservadores incluso, contra mestizos y renegados, contra todo lo que no fuera doctrina pura, patriotismo sincero, consecuencia heroica». Antonio Pérez Olaguer, «Piedras vivas» Biografía del capellán requeté José Mª Lamamié Clairac y Alonso. Prólogo del Emmo. Cardenal Segura, Editorial Española, San Sebastián, 1939. Además de las conexiones familiares eclesiásticas, Rafael Lamamié era presidente de la Asociación de Ganaderos de Salamanca. Lamamié de Clairac, Tradición española y las órdenes religiosas, Madrid, 1933, p. 4. Gil Robles, No fue posible la paz..., p. 85. «Fui yo quien marché a Madrid y traje el nombre de Gil Robles para incluirle en la candidatura de Acción Castellana», Lamamié, Tradición Española..., p. 38; Martin Blinkhorn, Carlismo y contrarrevolución en España. Crítica, Barcelona, 1979, p. 271. «Nuestra fe de vida», La Gaceta Regional, n.º 1, 20-VIII-1920. Blinkhorn, Carlismo..., p. 90. Su padre lo consiguió en 1907 a costa del fraude y una gran movilización, Rosa A. Gutiérrez Lloret, «Las elecciones de 1907...», art. cit. Santiago Díez Cano, Pedro Carasa, «Caciques, dinero y favores. La Restauración en Salamanca», Ricardo Robledo (coord.), Historia de Salamanca, tomo IV, pp. 137-145. No fue posible la paz, p. 37. Se declaró la huelga general el 15 de diciembre de 1930 (al día siguiente del fusilamiento de Galán y García Hernández); fueron detenidos cinco integrantes del Comité de la Federación Obrera Provincial y se encargó del orden público a la autoridad militar. El día 17 se volvió a la normalidad y el gobernador pudo comunicar a Madrid con orgullo que había recibido innumerables visitas de apoyo y adhesiones al Gobierno. Fondos Contemporáneos (en adelante, FF.CC.), Ministerio del Interior. Serie A. Legajo 42.A, Expediente 16, 2. Archivo Histórico Nacional. El Adelanto, 14-IV-1931, p. 2. El Adelanto, 14-IV-1931, Emilio Salcedo, Vida de Don Miguel. Anthema, Salamanca, 1998,3 p. 377. Ib. y la crónica de Sánchez Rojas, El Adelanto, 18-VI-1931. La elección de Unamuno había sido propuesta por los estudiantes. AUS. Claustros. Libro 548.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas. 35. 36.

37.

38. 39.

40.

41. 42. 43.

Página 355

capítulo 1

355

Véase nota 110. Algunos ejemplos se comentan en Espinoza, «De la esperanza a la frustración...», pp. 163-164. De 329 concejales, cuyos datos anticipó el gobernador, sólo salieron elegidos 4 monárquicos y 24 agrarios, El Adelanto, 6-VI-1931. Según el Anuario, dos tercios largos de concejales republicanos en los ayuntamientos que se ajustaron al artículo 29 y cerca del 60% en los que hubo votación. Anuario Estadístico de España, Madrid, 1931. Los 2.859 concejales se repartieron casi por igual entre los que fueron proclamados y los votados; en los distritos que hubo votación, lo hizo el 70% de electores. Concepción Marcos del Olmo, Voluntad popular y urnas. Elecciones en Castilla y León durante la Restauración y la Segunda República (1907-1936), Universidad de Valladolid, Valladolid, 1995, pp. 67-113. Otras estimaciones menos optimistas, donde el 63% es para los monárquicos, en Shlomo Ben-Ami, Los orígenes de la Segunda República española: anatomía de una transición, Alianza Editorial, Madrid, 1990, pp. 370, 371 y 376. Emilio Salcedo, Vida de Don Miguel..., p. 389. José Manuel Rivas Carballo, «La reorganización de la derecha católica salmantina en la Segunda República» Studia Historica, Vol. IV, n.º 4, 1986, pp. 225234. «Gil Robles y el nacimiento del Bloque Agrario salmantino» en Salamanca. Revista de Estudios, n.os 33-34, 1994, pp. 275-290, basado parcialmente en el anterior; la asamblea del Bretón fue el 10 de junio de 1931, el mitin de Ledesma el día 11 y el mitin de la plaza de toros de Salamanca el 14, cronología que no siempre se ha precisado bien. El Adelanto, 13-VI-1931, «Partido Agrario de Acción Castellana», carta de Lamamié, Gil Robles, Bermúdez de Castro; desde el 8 de mayo Acción Castellana había reducido al mínimo su programa ideológico y asumido hasta cuanto era posible las reformas sociales. A principios de junio Cándido Casanueva (que sustituiría al vizconde de Revilla en la candidatura de derechas) propuso su candidatura en defensa del mundo agrario como candidato católico agrario, en unión con el ganadero Argimiro Pérez Tabernero. Su decisión se justificaba por los peligros que se cernían sobre España y la religión a la vista de los sucesos del 11 de mayo, advirtiendo que no era hostil a la República, «a cuyo sostenimiento y afianzamiento estamos obligados a contribuir todos los patriotas». Junto a su preocupación por la religión, relativizaba la cuestión del campo, centrada en «la organización de la tierra, que en esta región no presenta caracteres tan agudos como en Extremadura y Andalucía», mientras que lo que sí era preocupante era la protección de la agricultura. Se ofrecía a apoyar la candidatura de derechas y esperaba el apoyo de ésta. La Gaceta Regional, 5-VI-1931. C. Casanueva, notario de Madrid, sería ministro de Justicia de mayo a setiembre de 1935. La Gaceta Regional, 6, 7-VI-1931, El Adelanto, 6, 7-VI-1931. El Adelanto, 7-VI-1931; para La Liga de Agricultores el programa de unidad agraria se había roto. La Gaceta Regional, 8-VI-1931. El periodista califica al entrevistado de «charro lígrimo». Bien podría ser recreación de una entrevista a García Orive que, vestido de charro, estuvo entre los oradores del mitin de la plaza de toros.

001-480 Salvaje pesadilla

356 44. 45. 46. 47. 48.

49. 50. 51.

52. 53.

54.

55.

56.

8/5/07

12:32

Página 356

esta salvaje pesadilla El Adelanto, 11-VI-1931. Gil Robles, No fue posible la paz, p. 38, y carta publicada el 12 de junio. «En torno al Bloque Agrario», La Gaceta Regional, 8-VII-1931, p. 8. Gil Robles, No fue posible..., pp. 37-39. Cimas Leal que intervino en el mitin del día 14 era directivo de La Gaceta, Bravo era redactor jefe, y Gil Robles, uno de los principales accionistas. Véase Ronald Fraser, Recuérdaselo tú y recuérdalo a otros, Barcelona, Crítica, 1979, tomo I, pp. 108-109. Castaño dijo años después que nada más empezar la república empezó una «campaña subversiva y demagógica», tomo II, pp. 310-311. Rivas Carballo, «La reorganización...», p. 231. Francisca Rosique, La reforma agraria en Badajoz durante la II Republica: la repuesta patronal Diputación Provincial, Badajoz, 1988, p. 185 El 8 de junio de 1931, el mismo día que Bravo entrevistaba al charro, L. Sánchez publicaba un artículo sobre la mejor distribución de la propiedad rústica y se atrevía a proponer que se interviniera en el 12% de la extensión de Badajoz, 262.500 hectáreas, para solucionar el problema de 15.000 productores que se convertirían «en otros tantos defensores del orden, fervientes adoradores de la República que los liberó de la miseria en que viven.» La Gaceta Regional, 8-VI1931. El artículo de L. Sánchez en el que se criticaba la política republicana apareció en La Gaceta Regional, 5-VIII-1932. No fue posible la paz, p. 39. Robledo, Ricardo, «Cambio político y social en Salamanca: las elecciones durante la Segunda República», Actas de las jornadas «Castilla y León en la historia contemporánea», Salamanca, 8-11 de marzo de 2006, Fundación 27 de Marzo, en prensa. ¡El campo en pie! Discusión de las Actas de Salamanca ante las Cortes Constituyentes en el Palacio de Congresos a 24 de julio de 1931. Imprenta Comercial Salmantina, Salamanca, 1931. El repaso de las incidencias con motivo del escrutinio ofrece muchos elementos para hablar de pucherazo electoral; además del elevadísimo número de votantes en bastantes pueblos («inspirando la natural sospecha de que dichas elecciones han sido fingidas» como decía el Bando del Gobernador del 30 de junio), hay varias referencias a las «partidas de la porra»; en Espeja, el alcalde del pueblo, enemigo de la Conjunción, «pistola en mano, coaccionaba a los electores», El Adelanto, 3-VII-1931, Boletín Oficial de la Provincia, 1-VII-1931. La ponencia de la comisión dictaminadora nombrada por las Cortes se inclinó por el falseamiento electoral aportando el dato de 211 secciones electorales en las que el porcentaje de votantes superó el 90%; la intervención de Galarza como la de algún otro diputado interpretó el falseamiento electoral como producto del tradicional caciquismo, en este caso, de los monárquicos disfrazados de agrarios. ¡El campo en pie! Discusión..., pp. 24-25. Concepción Marcos del Olmo, Voluntad popular y urnas. Elecciones en Castilla y León durante la Restauración y la Segunda República (1907-1936), Universidad de Valladolid, Valladolid, 1995, pp. 187-197. La Gaceta Regional, 23-VI-1931. Firma el tradicionalista César Romo quien se refirió al grave «pecado de cooperación»: «Quiero hacer esta única división entre los electores: “católicos y no católicos”». Véase nota 96.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas. 57. 58.

59. 60. 61.

62.

63. 64.

65.

66.

67.

Página 357

capítulo 1

357

«Colofón a un mitin agrario», El Socialista 25-X-1931. Manuel Fernández Trillo, M. y E. McInnis, «Implantación obrera: socialistas y comunistas en Salamanca durante la Segunda República» en Salamanca. Revista Provincial de Estudios n.os 16-17, 1985, p. 111. Diario de Sesiones, 2-XII-1931, p. 2.763. Intervención de P. Santa Cecilia. El Adelanto, 29-IX-1931, y 16-VII-1933. El cabo fue procesado y se hizo cargo de la defensa Gil Robles, El Adelanto, 27-X-1931. Comunicación del Gobernador al Ministro (28-IX-1931): el incidente se produjo al regresar excitadísimos del mitin en Peñaranda en el que intervinieron Andrés Manso y Blas Carrasco (de Madrid). Dijeron: «nada de jornales, las fincas son vuestras.» A uno que pregunta a Manso si matan a los patronos, éste le contesta: «por ahí teníais que haber empezado». Había 7 guardias concentrados en Palacios. Del grupo de obreros, en manifestación tumultuosa, salió un disparo. Responden y se producen dos muertos y cuatro heridos. Legajo 16.A Expediente 17, FF.CC. Ministerio del Interior. Serie A. AHN. Fue bailando ante la casa del cura donde se produjeron los disparos y precisa la hermana: «Cuando estaban en círculo bailando ... la Guardia civil, sin previo aviso, sin que fuera vista por los obreros, mujeres y niños que estaban bailando, hace una descarga y caen seis obreros», Diario de Sesiones, 2-XII-1931, p. 2.763. Éste y otros testimonios que aportó el diputado Santa Cecilia no tuvieron ninguna réplica. Incluso La Gaceta se hizo eco de que «salió la música tocando por las calles, llevaban de huelga cuatro días, seguida de mujeres, niños y obreros, dando vivas a la república, a los socialistas y al Señor Manso. Al llegar frente a la casa parroquial, salieron tres guardias civiles a caballo y tres o cuatro a pie, y sin decir nada, dispararon sobre ellos, resultando los muertos y heridos conocidos», La Gaceta Regional, 28-IX-1931. El Adelanto, 29, 30-IX-1931. «y es el sr. Gil Robles, que sabe perfectamente cómo estos compañeros nuestros, caídos en la lucha, lo habían sido por las balas de la Guardia Civil al servicio de la Ceda, el que va allí a acusar a los once compañeros nuestros de haber matado a compañeros nuestros también». Intervención de Andrés y Manso Diario de Sesiones, 2-IV-1936, pp. 157-158. El Adelanto, 16-VII-1933, 29-VII-1933. Al fallecer el segundo obrero grave, se comentó: «El depravado criminal se pasea en plan de jaque, bien seguro de la impunidad de su hazaña e incluso ha llegado a maltratar de palabra a las familias de sus víctimas», El Socialista, 9-X-1931. «En el pueblo de Arabayona de Múgica, con motivo de una manifestación, a la cabeza de la cual iba el presidente de la organización de Izquierda Republicana, como se dieran algunos gritos de “Viva la República” y “Viva el señor Azaña”, siendo contestados estos gritos con otros de “Muera la República” y “Muera Azaña”, cayó muerto el presidente de la organización de Izquierda Republicana, cayendo heridos también compañeros nuestros, y compañeros nuestros también ocuparon el banquillo de los acusados para responder de estos delitos». Manso, Diario de Sesiones, 2 de abril de 1936, pp. 157-158. «Las gentes están ciegas y sordas. No se dan cuenta de que el 12 de abril comenzó un nuevo período histórico para España y que el pueblo, la masa campesina,

001-480 Salvaje pesadilla

358

68.

69.

70.

71.

72.

73.

74.

75.

8/5/07

12:32

Página 358

esta salvaje pesadilla ausente durante siglos de la vida pública quiere formar su personalidad y defender sus derechos, a un porvenir más amable, a una mayor participación en el disfrute de la tierra...»; carta de Villalobos a A. Ramos. Archivo Villalobos. José Manuel Naredo, José Mª Sumpsi, «Evolución y características de los modelos disciplinarios del trabajo agrario en las zonas de gran propiedad», Agricultura y Sociedad, n.º 33, 1984. E. Malefakis, Reforma agraria y revolución campesina en la España del siglo XX. Ariel, Madrid, 1971, p.204. Más argumentos y bibliografía en Ricardo Robledo, «Política y reforma agraria: de la Restauración a la II República (1868/74-1939)», A. García Sanz y J. Sanz (coords.), Reformas y políticas agrarias en la Historia de España. MAPA, Madrid, 1996; debe destacarse no obstante Antonio Martín Valverde,«Colocación y regulación del mercado de trabajo agrícola», Agricultura y Sociedad, n.º 3, 1977. J. Rodríguez Labandeira, El trabajo rural en España (1876-1936). Anthropos, Barcelona, 1991 y varias aportaciones en José Miguel Martínez Carrión (ed.), El nivel de vida en la España rural, siglos XVIII-XX, Universidad de Alicante, 2002. Las investigaciones sobre Andalucía se resumen en Francisco Cobo, De campesinos a electores: modernización agraria en Andalucía, politización campesina y derechización de los pequeños propietarios y arrendatarios: el caso de la provincia de Jaén, 1931-1936, Biblioteca Nueva, Madrid, 2003. Si antes de abril de 1931 encontramos tan sólo 5 de estos sindicatos legalizados, a fines de 1932 estaban censados 142 en otros tantos municipios, sobre todo de los partidos judiciales de Salamanca, Peñaranda y Alba, y agrupaban unos diez mil afiliados. Fernández Trillo, Manuel, y McInnis, Elizabeth, «Implantación obrera: socialistas y comunistas en Salamanca durante la Segunda República», en Salamanca: revista provincial de estudios, 1985, n.os 16-17, p. 10. El director de la Sucursal del Banco de España en Salamanca haciéndose eco seguramente de algunas opiniones de los propios dirigentes de la Federación Católico Agraria, se lamentaba de la conducta poco fiel de muchos asociados quienes, si bien mantenían su pertenencia al sindicato por las ventajas materiales que les reportaba, no habían dudado en afiliarse a las Casas del Pueblo ante las promesas de reparto de tierras. De hecho en la asamblea del 2 de abril de 1934 se acordó la expulsión de los afiliados a UGT. Informe de Director de la Sucursal del Banco de España, Archivo Banco España. Designación de vocales propietarios y arrendatarios en el Jurado Mixto de la Propiedad Rústica, después de la impugnación de elecciones por Marcos Escribano (Diario de Sesiones, 19 de mayo de 1933); Gaceta de Madrid, 5 diciembre de 1933 y Boletín del Instituto de Reforma Agraria, n.º 18 de diciembre de 1933. «Víctimas de la reforma agraria», La Gaceta Regional, 28-IX-1932, p. 5. El «rebasamiento del principio de la lucha de clases en el campo» era la conclusión 2 del Programa del Bloque; «la república necesitaba la lucha de clases» dijo años después Castaño, Ronald Fraser, Recuérdaselo... Tomo II, p. 311. Boletín Oficial de la Provincia, 19-VI-1932. «Murieron ya aquellos gañanes de alma sencilla que decían “nuestra dehesa”, “nuestros bueyes”». «La tristeza del campo», Defensa, n.º 23, 9-VII-1932.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas. 76.

77.

78.

79.

80.

81.

Página 359

capítulo 1

359

Telegrama. Sociedad Obrera de Bóveda del Río Almar a Subsecretario. El elemento patronal no cumple disposiciones sociales, jactándose el Alcalde de que las Bases no se aplicarán en el municipio, 26-XII-1932. Ministro a Gobernador: El Subsecretario de Trabajo le ha comunicado que en Villaverde de Guareña los patronos se niegan a dar trabajo a los obreros asociados, exigiéndoles el ingreso en el grupo agrario. No aceptan tampoco las Bases. Que intervenga el Gobernador. 23-III-1932. Legajo 7.A., Expediente 22, FF. CC. AHN. La denuncia de las represalias de Alicio Cobaleda (vocal propietario del Jurado Mixto) contra los afiliados a las sociedad obrera de Cubo de Don Sancho a quienes dejan sin trabajo, en Tierra y Trabajo, n.º 68, 21 de enero de 1933. Secretario del Gobierno Civil. Gobernador Civil interino a Ministro. 1-X1932: A las 21 horas de ayer la directiva del Bloque Agrario, ejecutando acuerdo de la Asamblea celebrada el 25 de septiembre, repartía las hojas invitando a suspender y aplazar la siembra hasta conocer las bases del Jurado Mixto. Incautación en el domicilio social de las hojas y detención del Presidente Ernesto Castaño, Clausura del centro y orden de detención de la Junta Directiva. Orden a la Guardia Civil para que vigile en los pueblos a los elementos del Bloque; Legajo 6.A. Expediente 53. FF.CC. Ministerio del Interior. Serie A, AHN. El encarcelamiento de los dirigentes donde estaba también Ramón Olleros en la primera página de El Adelanto, 1-X-1931. El 7 de octubre estaban todos en libertad, salvo Castaño que permaneció detenido unas semanas más; el encarcelamiento de Castaño le hizo un mártir en la campaña electoral de 1933, La Gaceta Regional, 11-XI-1933, p. 4. Para mayor detalle, Juan José Rodriguez Almeida, «Bases de trabajo rural y conflictos sociales en Salamanca, 19321936» Studia Historica. Contemporánea Vol. IV, n.º 4, 1986, pp. 205-223. «El despliegue táctico cedista en Salamanca, 1931-1936», Salamanca. Revista Provincial de Estudios n.º 26, 1990, pp. 107-156. La Gaceta Regional, 26-IX-1932. La respuesta fue: «30.000 afiliados al Sindicato y la Federación Provincial, con los suyos, se ofrecen al Gobierno para labrar los terrenos que se pretenden dejar incultos», El Adelanto, 28-IX-1932. El escrito fue contestado ese mismo día por E. Castaño (La Gaceta era periódico vespertino) argumentando que el proceder era legal, que las explotaciones agrícolas llevaban años con pérdidas pues el coste de labor de la huebra era más de 200 pesetas y los ingresos 175 pts. La Gaceta Regional, 28-IX-1932. La intervención de Gil Robles, Diario de Sesiones, 18 de octubre de 1932. Según el ministro de Agricultura, las cuentas que exponía Gil Robles se hacían señalando en los gastos los de las regiones ricas y los ingresos de las pobres. Presentaba cifras exageradas, por ejemplo en el abonado: según los datos del Ministerio, el consumo de abonos en Salamanca ascendía a 6.181.000 pts. para 323.000 ha de cultivo (231.000 ha de cereales). El gasto de abono mineral por ha era de 21,45 pts. mientras que Gil Robles argumentaba que eran más de 125 pts. Diario de Sesiones, 21-X-1932. «Fueron los agrarios —decía Marcos Escribano— los que facilitaron que Tavera fuera presidente y Escanilla Vicepresidente del jurado mixto y los que elaboraron aquellas bases que llevaron la ruina al campo», El Adelanto, 16-XI-1933. Según la cláusula 8, si el obrero hubiera ganado en la recolección de 1931 ma-

001-480 Salvaje pesadilla

360

82. 83.

84.

85.

86. 87.

88.

89.

90.

8/5/07

12:32

Página 360

esta salvaje pesadilla yor cantidad «en un día» que la que resultara de la aplicación de las bases de 1932, el salario de las bases de 1932 se incrementaría en un 20%. Lista del Gobierno civil del 17 de noviembre de 1933, copia en Archivo de I. Francia. Desde las páginas del Semanario que dirigía Andrés Manso se criticó así a Largo Caballero por el cese del Presidente del Jurado Mixto de Trabajo Rural: «Parece fatal que cuando un ministro socialista se ocupa de las organizaciones obreras de nuestra provincia, haya de hacerlo siempre para facilitar armas al adversario ... a “Gilito”, [Gil Robles], y a “Marquitos” [Marcos Escribano]. Cuando no ha habido Jurado Mixto se ha estado incluso mejor que con él, puesto que su existencia supone transigir. Con todo las Bases de trabajo no se cumplen. Se debe la recolección a miles de obreros sin que el Jurado haya intervenido. Las infracciones no suponen sanción, las multas impuestas a los patronos no se pagan». Tierra y Trabajo, n.º 63, 30-XI-1932. «Los partidos republicanos de Salamanca a la opinión pública», «El Ayuntamiento de Salamanca hace todo lo posible y aún más de lo posible para solucionar la huelga», «La Unión General de Trabajdores considera un agresión a la República toda huelga no autorizada por su Comité Nacional» fueron los sueltos que publicó el Boletín Oficial de la Provincia de Salamanca. El paro general empezó el sábado día 10. El Adelanto no salió hasta el 17 de diciembre. Los sucesos de Macotera se juzgaron un año después, El Adelanto, 15-XII-1933. «La Federación Provincial Obrera escribe la página más brillante de su historia sindical. DURANTE SIETE DIAS LA HUELGA GENERAL HA SIDO UNÁNIME, PARALIZÁNDOSE, CASI EN ABSOLUTO, LA VIDA ACTIVA DE LA PROVINCIA.», Tierra y Trabajo, n.º 65, 20 de diciembre de 1932. Véase también, Paul Preston, La destrucción... p. 138. Salamanca ocupó el puesto n.º 8 de España por el número de huelgas en 1932, y el n.º 26 en 1933, según Anuario Estadístico de 1934. Acuerdo del Jurado Mixto de Trabajo Rural de 18 de febrero, Boletín Oficial de la Provincia, 24-II-1932. Véase nota 79. Se aceptaron 1.010 de las 8.813 reclamaciones que se habían presentado, y el fallo llegó a mediados de noviembre (víspera de las elecciones). El Boletín Oficial de la Provincia se llenó de reclamaciones de un buen número de pueblos que fueron apareciendo desde abril a mediados de noviembre de 1933; en la relación constaba el patrono, vecindad, obrero y cantidad reclamada; no se excluye que un mismo obrero reclamara a varios patronos; las cifras que damos proceden del recuento de cada uno de los boletines. Rodríguez Almeida, «Bases de trabajo...», p. 214. El asunto clave era la libertad de contratación; las disposiciones de 28 de noviembre de 1932 dejaban cierto margen que era anulado en las modificaciones de junio de 1933 pues era el sindicato quien asignaba los obreros por riguroso orden de inscripción. No fue la reacción patronal a la huelga en plena recolección (No fue posible la paz, p. 73), sino el rechazo a la prohibición de cuadrillas, o el rechazo a los obreros que enviaba la Oficina de Colocación. «Gobernador a Ministro. Publicada en La Gaceta una Circular de Unión de Agricultores Salmantinos y Bloque Agrario incitando a patronos al incumplimiento disposiciones oficiales respecto a disolución cuadrillas de segadores

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

91.

92.

93.

94.

Página 361

capítulo 1

361

para ser distribuidos por Oficina Provincial de Colocación Obrera con arreglo a dichas disposiciones y considerando contexto de dicho escrito pudiera ser delictivo lo denuncia al Fiscal que lo remite al Juzgado para incoar sumario y secuestro de ejemplares». 20-VI-1933, Legajo 50.A, Expediente 18, FF.CC. Ministerio del Interior. Serie A. A.H.N. «Somos reos del mismo delito que nuestros compañeros», era el título que acompañaba la información de la movilización patronal: «El aspecto que ofrecían los alrededores de la cárcel era verdaderamente magnífico», La Gaceta Regional, 22-VI-1933. El Gobernador remitió esta noticia, «por si pudiera revestir caracteres de delito». La Gaceta Regional, 10-VI-1933. Para mayor detalle, Javier García Martín, «Actitudes político-sociales de la clase patronal salmantina...» en Tusell et al., Estudios sobre la derecha española contemporánea, 1993. El Adelanto 11-VII-1933, según el gobernador la huelga afectó a 25 pueblos, especialmente Salvatierra de Tormes. Un bando del gobernador Friera del 13 de julio advertía de la gravedad al extender la huelga a otros oficios y profesiones, Boletín Oficial de la Provincia, n.º 98. El recuento de las diversas noticias de la prensa proporciona 62 detenidos y 14 heridos, Alexise V. Ikossie, El movimiento obrero en Salamanca durante la Segunda República (1931-1936), tesis doctoral inédita, Universidad de Salamanca, 2006, pp. 263-264. «Exposición al ministro (9-VII-1932). En nombre de 1.000 gallegos que trabajan en faenas de siega en la provincia de Salamanca y que desde hace muchos años vienen realizándolas, rogamos señor Ministro interceda junto Gobernador de Salamanca nos autorice a continuar efectuando labores de recolección, ya que esta provincia necesita brazos forasteros por no haber suficientes y estar colocados todos provincia. Antonio Domínguez (Villarino de Veiga) y Juan Alonso (Santa María de Cejo).» Ministerio del Interior. Serie A. Legajo 43.A Expediente FF.CC. AHN (cursiva nuestra). «El Gobernador ha dispuesto la salida de fuerzas de la Guardia Civil del puesto de Ledesma a los pueblos colindantes para desalojar a los obreros portugueses y gallegos que trabajaban en aquellos términos; hacen imposible la colocación de los parados de Ledesma que ascienden a una cifra superior a un centenar», El Adelanto, 6-VII-1932, p. 3. En Villares de la Reina se encontraban varios segadores gallegos, cuando llegaron los segadores serranos enviados por la oficina de colocación, hubo discusión y riñas con hoces y palos, El Adelanto, 11-VI-1933. La crónica de la llegada de segadores portugueses, desorientados, (y la defensa de la legislación republicana que hace el cronista local de Barbadillo) en El Adelanto, 21-VII-1932, p. 6. En la convocatoria de huelga para el día 5 de junio se informaba de que las Bases de Trabajo recogerían la libre contratación y el destajo. El Adelanto, 27-V1934. La Delegación Provincial de Trabajo exigió el cumplimiento exacto de las Bases de trabajo y Leyes sociales ante las constantes denuncias por infracciones, El Adelanto, 30-V-1934. La Delegación provincial de Trabajo informó de la existencia de 35 propuestas de sanción por incumplimientos de las Bases, El Adelanto, 29-VI-1934. Interesa la entrevista del día siguiente con el Delegado de Trabajo que da cuenta de cómo los patronos contratan a obreros forasteros sin tomarlos de los Registros locales o trabajan horas extraordinarias sin estar colocados todos los obreros especializados.

001-480 Salvaje pesadilla

362

95.

96. 97.

98. 99. 100. 101.

8/5/07

12:32

Página 362

esta salvaje pesadilla Los efectos fueron limitados a la tradicional zona conflictiva. El gobernador informó que «los campesinos huelguistas de los pueblos de Babilafuente, Villoria y Villoruela, se habían reintegrado al trabajo, pudiendo considerarse, por lo tanto, terminada la huelga campesina en la provincia», El Adelanto, 18 de junio de 1934.También, comunicación del Gobernador a Ministro: «Se ha celebrado en Peñaranda, foco de la huelga en la provincia, el acostumbrado mercado semanal con normalidad. En Alaraz y Mancera de Abajo pretendieron algunos huelguistas ejercer coacciones, cortadas con la presencia de la Guardia Civil. En Cantalpino se produjeron 10 detenciones por orden judicial por la agresión del día 5, sin incidentes. En el resto de la provincia la huelga pasa desapercibida». Gobierno Civil Legajo 50.A, Expediente 12, 7-VI-1934 (AHN). La Gaceta Regional del 7 de junio da cuenta de agresión de obreros socialistas contra los del Bloque con el resultado de 14 heridos. Para una visión de conjunto, Espinoza, «De la esperanza, a la frustración...», pp. 179-190, 199-203. Rodríguez Almeida, «Bases de trabajo...» p. 205 y ss. Manso tuvo dos elocuentes intervenciones en las que aportó datos del salario del segador (2,60 pts.), seis veces más bajos de los que aportaban los parlamentarios del Bloque (14-16 pts.), y avisó que el verano se pudiera vivir «bajo el signo de Marte, es decir, de la guerra civil», si se aceptaban las peticiones de los patronos de más guardia civil en vez de atender las justas reivindicaciones de los campesinos que «sólo quieren ser respetados y retribuidos», Diario de Sesiones, 17 y 31 de mayo de 1934. Sobre el desquite en otras provincias, Robledo, «Política y reforma agraria...», pp. 308-315 y toda la intervención en las Cortes del 1-VII-1936 es la mejor fuente. Una circular del Bloque, advertía que la contratación era libre, pero los patronos «deberán procurar no hacer de este derecho legal arma para represalias negando sistemáticamente trabajo a los obreros locales», La Gaceta Regional, 7-VII-1935. El Adelanto, 31-VII-1935. Denuncia que no se cultiva la finca Granadilla en Palencia de Negrilla. La Sección Agronómica no actúa porque «no tiene otra misión que oponerse por todos los medios a las justas operaciones de los obreros de la Federación»; «es foco de injusticias y perturbaciones». Tierra y Trabajo, n.º 71, 24 de febrero de 1933. Anuario Estadístico, Año 1932-1933, p. 659. La Gaceta Regional, 19-X-1933. La Gaceta Regional, 27-X-1931. Como se ha comentado en la Introducción, este pueblo votó masivamente a la derecha en 1936. Con motivo de una huelga en Cantalapiedra dos obreros invitaron al patrón «a que dijera a sus obreros que no fueran a trabajar, y en este momento, sacó una pistola, para cuyo uso tenía licencia, e hizo un disparo con el propósito de matarle contra el Ignacio, a un metro de distancia, sin causarle lesión alguna». El procesado, defendido por Cimas Leal, fue absuelto pues sólo trataba de amedrentar, El Adelanto 15-XII-1933. En la «Carta al nuevo Gobernador» de principios de 1933 se hace relación de los conflictos y agresiones a obreros

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

102.

103. 104.

105.

106.

107.

108. 109.

Página 363

capítulo 1

363

en municipios de la provincia. En Macotera, un muerto, en Paradinas agresión, en Salmoral el alcalde y concejales derechistas agreden al presidente de la Sociedad Obrera. Los jueces o no intervienen o lo hacen en contra de los obreros. Se le pide su intervención. Tierra y Trabajo n.º 68, 21 de enero de 1933. Agresión en un mitin en Zorita. Manso se ve obligado a salir entre tiros. «Otra vez asesinan los patronos», Tierra y Trabajo, n.º 79, 19 de abril de 1933. Sobre la actuación de la justicia, véase la intervención de Manso con motivo de la discusión de las actas de 1936; después de relatar los hechos de Palacios Rubios, Macotera, etc..., añadió, «Y todo esto dentro de la máxima impunidad, y todo esto sin que los Tribunales de Justicia hayan dictado ni una sola sentencia condenatoria como no sea contra trabajadores. ¿Creéis, Sres. Diputados, que en estas condiciones necesitaba la Ceda el 16 de febrero realizar coacciones de ningún género para obtener votos?, Diario de Sesiones, 2 de abril de 1936 (pp. 157-158). «¿Por qué se prohíbe sistemáticamente la tenencia de armas a las personas decentes?», Defensa, n.º 6, 28-XI-1931. Este periódico —panfleto— de la ultraderecha salmantina, al que nos referimos en el capítulo 3, está llamando desde su nacimiento en septiembre de 1931 a la «acción», a «ganar la calle contra la razón de la fuerza marxista»; entre sus mentores estaba Lamamié de Clairac. Diario de Sesiones, 2 de abril de 1936. Manso en las Cortes: «en Mancera de Abajo, en que a un niño le atravesaron con balas de la Ceda el corazón y murió la madre que lo llevaba en sus brazos y otra de las mujeres que por la plaza del mismo pueblo pasaba», Diario de Sesiones, Ib. No obstante en 1932 había unas doscientas reclamaciones judiciales sólo en el partido de Ciudad Rodrigo. Azaña anota en su Diario el 25 de marzo de 1932: «Los decretos de revisión de rentas de arrendamientos han producido una paralización muy seria y en los juzgados no despachan las demandas de revisión; parece que la lentitud es intencionada, Manuel Azaña, Memorias políticas y de guerra, Crítica, Barcelona, 1981, Tomo I, p. 433. El Adelanto, 3-VII-1932, 16-VIII-1932, 23-VIII-1932. La primera conclusión de la Asamblea de Arrendatarios era el impago de las rentas que vencían el 15 de agosto: «Fijaos bien que de aquí, hasta ahora, un solo propietario, el Duque de Alba, sacaba 700.000 pesetas de renta, sin que se haya podido saber si era o no abusiva», «Mitin monstruo de la Unión de Agricultores Salmantino», El Adelanto, 9-X-1932. La constitución de tal jurado fue el 26 de octubre de 1932 «para dirimir la discordia entre arrendatarios y propietarios especialmente, no entre cultivadores de la tierra, sino entre éstos y aquellos grandes propietarios que simbolizaban en Salamanca el régimen de opresión y de tiranía de la propiedad señorial, que nosotros habíamos combatido». M. Escribano, Diario de Sesiones, 19 mayo de 1933. Carta al apoderado general de S.E. 28-III-1932, 29-III-1832. 5-X.32 Leg. 1597, D, 2, Fernán Núñez. Archivo Nobleza de Toledo. En la Asamblea de la Unión de Agricultores de 1933 estaban representadas 120 delegaciones; se reafirmó de nuevo la tendencia reformista, el apoyo a la

001-480 Salvaje pesadilla

364

110.

111.

112. 113.

114.

115.

116.

117.

8/5/07

12:32

Página 364

esta salvaje pesadilla República y a la reforma agraria; Osorio y Gallardo fue la figura invitada, aunque no pudo asistir, El Adelanto, 19 y 21 de febrero de 1933. El órgano oficial de la Unión era La voz del agro que dirigía el ingeniero Felipe de la Fuente. El resultado de estas elecciones ofrece todavía un perfil menos derechista que el que saldrá de las urnas de noviembre. De un total de 1.212 concejales pertenecientes a 173 pueblos, si redondeamos resultados y prescindimos de los calificados como indefinidos, un tercio serían agrarios, otro tercio socialistas y republicanos de izquierda y otro tercio radicales y republicanos conservadores y progresistas, elaboración según El Adelanto, 27-IV-1933. Acto de la Unión de Agricultores para la presentación de la coalición radicalconservadora que estaba compuesta por dos candidatos del Partido Radical, Marcelino Rico, hombre de confianza de Lerroux, Camón Aznar, que ya había sido candidato en 1931 por la Conjunción y los candidatos del Partido Republicano Conservador de Maura, Marcos Escribano, y Fernando Íscar, abogado que ya había concurrido en las elecciones municipales de abril del 31. El Adelanto, 16-XI-1933. El Adelanto, 23-XII-1932. La Derecha Autónoma Salmantina, creada el 26 de diciembre de 1932, ofreció la presidencia al tradicionalista C. Romo que la rechazó, recayendo en Gregorio Mirat, y la vicepresidencia en M. Iscar. Fue la encargada de coordinar las diferentes organizaciones de la derecha salmantina, pero el peso de la actividad siguió recayendo en el Bloque. Rodríguez Almeida, «El despliegue táctico cedista...», pp. 127-128. «Se intentó por las Constituyentes hacer una ley de Arrendamientos, se trajo el proyecto y a aquel proyecto le hicimos una guerra sin cuartel todos los que formábamos parte de aquella gloriosa minoría agraria, formada por 23 hombres ... que luchó aquí todos los días, todas las horas, paso a paso, artículo por artículo, para impedir que saliera aquella ley de Arrendamientos». Intervención de Casanueva, Diario de Sesiones, 5 de diciembre de 1934, n.º 133, p. 5.264. «Entre mítines en esta capital y propagandas en los pueblos tienen a la gente del campo completamente envenenada. Nadie se niega a pagar, pero el caso es que nadie paga. Hasta ahora únicamente hemos cobrado la renta en granos de La Rad, con el descuento correspondiente al pasado año. Van y vienen unos y otros, solicitando mayores descuentos, alegando la importancia de los jornales que tienen que pagar, solicitando hasta el cincuenta por ciento de descuentos; amenazan con no sembrar y abandonar las tierras dejándoselas a los obreros...». Carta del administrador al apoderado de la casa de Fernan Núñez en Salamanca, 20-IX-1932, Archivo Nobleza de Toledo, C 1597 D, 2. Este asunto se desarrolla más en Robledo, «Política y reforma agraria...», pp. 284289. Según parece, los militantes de la UAS acabaron engrosando las filas de la CEDA, Richard A. H. Robinson, Los orígenes de la España de Franco. Derecha, República y revolución 1931-1936, Grijalbo Barcelona 1973, p. 522. En representación de las sociedades obreras de Trabajadores de la Tierra, de varios pueblos abulenses y del salmantino Malpartida, carta que debemos a

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas. 118.

119.

120

121.

122.

123. 124.

125. 126.

127. 128.

129.

Página 365

capítulo 1

365

Mar Gonzalez, nieta de uno de los promotores, desaparecido en la guerra civil. La población activa agraria es la del censo de 1930 que ascendía a 70.379 personas (62,1% del total); la suma de jornaleros, pequeños propietarios y arrendatarios inscritos en el censo supondrían el 47,7%. Para lo relativo al censo de campesinos, Luis E. Espinoza, Ricardo Robledo, Mª Pilar Brel, Julio Villar, «Estructura social del campo español: el censo de campesinos (1932-1936). Primeros resultados (I)». Ricardo Robledo y Santiago López (eds.), ¿Interés particular, bienestar público? Grandes patrimonios y reformas agrarias. Prensas Universitarias de Zaragoza, 2007. Sin duda alguna las intervenciones parlamentarias de la larga sesión del 1 de julio resumen bien la problemática de la reforma agraria. Diario de Sesiones, 1 de julio de 1936, pp. 1722-1821. Según Villalobos, más de 200.000 encinas se habrían cortado de 1914 a 1918, Diario de Sesiones, 19-VI-1018, p. 1.831; otros testimonios y argumentación para explicar el movimiento alcista de la renta de la tierra, en Ricardo Robledo, La renta de la tierra en Castilla la Vieja y León, Banco de España, Madrid, 1984, pp. 141-142. La táctica del «repliegue ganadero» se analiza bien en Sergio Riesco, La Reforma Agraria y los orígenes de la guerra civil. Cuestión yuntera y radicalización patronal en la provincia de Cáceres (1931-1949), Biblioteca Nueva, Madrid, 2006, pp. 130-131; 164. Se desestimaron solicitudes de roturaciones o de incremento del número de asentados; a título de ejemplo, véase la relación de acuerdos de una de las reuniones de la Junta Provincial Agraria de Salamanca que examina varias de estas solicitudes. Boletín del IRA, n.º 29-XI-1934, pp. 1.067 ss. Hemos puesto nombre a las iniciales del Apéndice publicado en Francisco Sánchez López y A. L. Calabuig, «La gran propiedad rústica de la provincia de Salamanca» en VV.AA., Estudio integrado y multidisciplinario de la dehesa salmantina Unesco, Salamanca-Jaca, 1978, pp. 139-140; el título nobiliario es el del principal representante del grupo familiar. Correspondencia del 10 de septiembre de 1932, Fernán Núñez, Archivo Nobleza Toledo, Leg. 1370 D4. El Adelanto, 19-I-1933. Villalobos no descartaba el uso político del desempleo cuando denunciaba que los «señoritos terratenientes no dan el adecuado cultivo a sus fincas, para restar jornales y acorralar a estas muchedumbres de trabajadores». El Adelanto, 12-II-1935. La Gaceta Regional, 28-I-1936. Entrevista, La Gaceta Regional, 14-V-1930. Carta de L. de Clairac criticando al sr. Wais por considerar artificiosas las quejas de los agricultores, La Gaceta Regional, 9-IV-1930. La Gaceta Regional, 27-II-1930, Monedero pocos días antes había reconocido los escasos méritos de la Dictadura, La Gaceta Regional, 21-II-1930. El Campesino, n.º 136, n.º 138, agosto-octubre 1935. El problema del trigo minó mucho el prestigio de la CEDA según se observa en El Debate y publicaciones afines, Robinson, Los orígenes..., pp. 389-392. El presupuesto del IRA era de 50 millones de pts. anuales; Chapaprieta explicó en sus Memorias que, como ministro de Hacienda, había comprometido «can-

001-480 Salvaje pesadilla

366

130.

131.

8/5/07

12:32

Página 366

esta salvaje pesadilla tidades exorbitantes» (cerca de 200 millones de pesetas) para atender el problema de los trigos antes de la llegada de Larraz a mediados de noviembre de 1935; la resolución del problema tal como exigía el nuevo comisario de trigos pasaba porque el Estado adelantase entre 40 y 50 millones de pesetas sobre los ya desembolsados, decisión que no le pareció prudente aprobar, pues prácticamente estaba ya dispuesta su salida del Gobierno. Medidas de otros ministros se comentan en Ricardo Robledo, Los Ministros de Agricultura de la Segunda República (1931-1939). Política y Sociedad en la España del siglo XX. MAPA, Madrid, 2006. Un breve resumen sobre la literatura de la cuestión triguera en R. Robledo, Economistas y reformadores españoles: La cuestión agraria (1760-1935), MAPA, Madrid, 1993, pp. 94-100. Una de las carencias que hacía fracasar cualquier retirada de trigos era la falta de silos. Eso explica que en las elecciones de 1936 figuraran varias propuestas sobre las redes de silos; por ejemplo, el propio Onésimo Redondo, uno de los líderes más destacados del fascismo agrario castellano, candidato en las elecciones de febrero de 1936, presentó en su programa electoral un plan triguero en el que defendía la «inmediata construcción de silos y almacenes para llegar al comprador único», Carlos Barciela, La red nacional de silos y graneros (1930-2000) (en prensa). El reglamento para la ejecución de la ley, Gaceta de Madrid, 27-VI-1935, pp. 2.477-2.480. Véase Jordi Palafox, Atraso económico y democracia. La Segunda República y la economía española, 1892-1936. Crítica, Barcelona, 1991, pp. 242-249. «En Salamanca hay tres entidades que, sin irreverencia de ninguna clase —yo respeto las ideas de todos—, podríamos decir que eran la Santísima Trinidad de las derechas, cada una con un nombre, pero todo uno y lo mismo: “Federación”, “Acción popular” y “Bloque agrario salmantino”, tres entidades en el papel, pero las tres entidades dirigidas por las mismas personas. Llega el momento de la retirada de trigos y entonces aparece en escena el Sr. Lamamié de Clairac, presidente de la “Federación católicoagraria”, y firma con el Estado el contrato otorgando a esa Federación la retirada y molturación de trigo. Ya está en manos del Sr. Lamamié de Clairac la posibilidad de todo aquello que se denunció, no en este Parlamento, sino en el Parlamento vuestro, en el Parlamento disuelto, y que, como decía el actual señor Presidente del Consejo de Ministros en Comillas, no se explicaba cómo no se había enviado el Diario de Sesiones al juez de guardia, y esa Federación, presidida por el Sr. Lamamié de Clairac, tiene un beneficio en quintal métrico de 3,90 pesetas. Llega el día 1º de febrero; ya no hay duda posible de que va a haber elecciones el día 16, y entonces el Sr. Lamamié de Clairac, hombre inteligente, conocedor de las leyes, renuncia a su puesto de presidente de esa Federación; pero conviene que el labrador salmantino no despiste, y entonces le sustituye el vicepresidente y presidente de Acción Popular. Ya saben los labradores salmantinos que quien dirige la retirada y molturación de trigos, quien tiene en su poder la posibilidad de que el tenedor de trigo tenga dinero es el presidente de Acción Popular. Antes lo era el Sr. Lamamié de Clairac; en el período electoral va a serlo el presidente del partido que protege y abandera la candidatura de derechas en Salamanca. Por si esto no es bastante, está la tercera entidad, el Bloque Agrario,

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

132.

133. 134.

135.

Página 367

capítulo 1

367

y como a la Federación los técnicos del Estado le han rechazado una serie de trigos en la recogida, es preciso que aquellos trigos no vuelvan a los labradores, y entonces se hace un contrato con el Estado, no ya de retirada y molturación, sino simplemente de molturación, y este contrato lo hace un Sindicato de fabricantes de harinas de Salamanca. Pero como la masa descontenta es la que está en el Bloque Agrario, ¿qué se hace? Pues que todos aquellos trigos que son propiedad de los pertenecientes al Bloque Agrario se sustraen a ese contrato de los fabricantes de harinas con el Estado y se hace un nuevo contrato. Un nuevo contrato ¿entre quiénes? Entre el Estado y el Bloque Agrario. Y ya tenéis a la tercera persona de esta trinidad metida en todo lo que refiere a trigos en la provincia de Salamanca. ¿Quién firma este tercer contrato? Pues este tercer contrato, en nombre del Bloque Agrario, lo firma otro de los candidatos, el Sr. Castaño, y para que nada falte, figura en la candidatura el Sr. Ollero, de la Junta directiva de quien ha contratado en esta forma con el Estado, consocio del Sr. Castaño en el Bloque Agrario. Y ahí tenéis cómo todo lo referente al problema de los trigos, problema fundamental en la provincia de Salamanca, que era el que hacía fracasar, y hubiera hecho fracasar, la candidatura de derechas, se utiliza precisamente para obtener, por medio de la coacción de tener en su manos esos contratos, los votos de los electores de la provincia de Salamanca, y los firmantes son el Sr. Lamamié de Clairac, el Sr. Castaño y el presidente de Acción Popular. Por si esto no basta, por si hay elementos descontentos, por si no ha sido posible incluir todo el trigo en el volumen de aquel contrato celebrado con el Estado, se publica el «entrefilet» en el periódico oficioso de la Ceda, que es tanto como decir, para ellos que lo saben: «en nuestras manos los dos contratos con el Estado, en nuestras manos tenemos que se te pueda comprar el trigo y que se te pueda pagar; pero por si rebasa el trigo que hay en la provincia de Salamanca a aquel que nosotros te podamos comprar, los cinco candidatos somos además tan generosos que ponemos nuestra firma para que un Banco preste 1.500.000 pesetas para comprarte el trigo, que en esos momentos es igual que comprarte el voto». Intervención de Galarza, Diario de las Sesiones de Cortes, n.º 13, 2 de abril de 1936. Para mayor detalle de los programas electorales, José Ramón Martín Vasallo, Las Elecciones a Cortes en la ciudad de Salamanca 1931-1936. Un estudio de sociología electoral, Ayuntamiento de Salamanca, Salamanca, 1982, pp. 119-124. No fue posible la paz..., p. 544. Los sectores más afectados en Salamanca fueron el de los ferroviarios, hostelería, metalurgia y la construcción... Manuel Fernández Trillo, «Octubre de 1934: Salamanca», Salamanca. Revista Provincial de Estudios, n.os 22-23, 1987, pp. 179-247. Según la cronología detallada de este autor, los pueblos donde hubo más conflictos fueron Villavieja, Mancera, Matilla y Puerto de Béjar. La JAP se fundó el 4 de febrero de 1934, en el seno de la Derecha Autónoma que lideraban los industriales G. Mirat y M. Íscar; al año de afiliación disponía de mil militantes, José Ramón Montero, La CEDA. El catolicismo social y político en la IIª República Madrid, Ediciones de la Revista de Trabajo, Madrid, 1977, tomo I, p. 402; Rodríguez Almeida baja esa cifra a 400 pero muy

001-480 Salvaje pesadilla

368

136. 137.

138.

139.

140. 141.

142.

8/5/07

12:32

Página 368

esta salvaje pesadilla activos, dispuestos a reemplazar a huelguistas, mantener los servicios comunitarios esenciales, garantizar el orden en los actos de propaganda, o, simplemente, facilitar el voto de ancianos o impedidos. «Asimismo disponía de fichas detalladas a fin de poder utilizar estos recursos humanos con la máxima rapidez y racionalidad. Junto a esta preocupación por la capital, dedicaron especial atención a organizar grupos en los municipios donde los socialistas tenían mayor implantación, como Béjar, donde, de hecho, había un embrión de estructura desde la huelga revolucionaria, Santiago de la Puebla o Villavieja», Rodríguez Almeida, «El despliegue...» p. 141. Para el programa y tendencia a la radicalización de la JAP, José Mª Báez y Pérez Tudela, «El ruido y las nueces: la Juventud de Acción Popular y la movilización “cívica” católica durante la Segunda República», Ayer, 59, 2005, pp. 123-145. ¡¡Presente!! Órgano de la «JAP» Salmantina, n.º 1, 4-I-1936. Castaño no se presentó en Salamanca, ni Olleros en la ciudad de Béjar, ni Lamamié en Sequeros, ni Casanueva en Peñaranda... con lo que se sacó el máximo provecho a la candidatura. Luchar por los cinco puestos de la mayoría y uno de la minoría suponía «parcelar» la circunscripción y dar instrucciones para votar íntegramente a los cinco candidatos según los distintos partidos judiciales o pueblos, para compensar los votos recibidos por cada uno y llegar a tener los seis más votados. Respecto a la organización electoral de la derecha, se dispone de varias instrucciones para interventores o control del voto de los conventos conservadas en Archivo familiar Huebra. La Gaceta Regional inauguró el año 1935 con varios editoriales en los que se reivindicaba a Gil Robles como «verdadero caudillo» después de las elecciones de 1933, con éxitos inmediatos (ley de haberes para el clero, y ley de amnistía lo más amplia posible) mientras que Lamamié había sido el «lastre de la candidatura» de 1933. La Gaceta Regional, 2-I-1935. Blinkhorn, Carlismo..., p. 271. Agradecemos a Julio Villar la confección del mapa y la presentación efectuada por JA Diseño. La información de los partidos judiciales ha sido posible gracias a que Víctor Robledo contabilizó los datos municipales. El Adelanto, 22, 23-II-1936. La Casa del Pueblo estaba en la calle del Arco de la Lapa n.º 4, donde están ahora las sedes de UGT y CC OO. Las vicisitudes del Frente Popular se comentan más adelante (capítulo 4); Tomás Pérez Delgado, «La violencia política en Salamanca durante el período del Frente Popular» en I Congreso de Historia de Salamanca, vol. III, 1992, pp. 215-223. Según información de la asociación Memoria y Justicia de Salamanca fueron asesinados en Mancera doce obreros en los primeros días del golpe, varios de ellos citados como testigos en los sucesos del mes de marzo. «La Ley de Reforma Agraria tal como se ha llevado a la práctica, basándose en la declaración de utilidad social, a juicio exclusivo de los mismos políticos, fue el arma más eficaz del escandaloso soborno empleado en las últimas elecciones; antes, el que sobornaba y compraba la opinión pública lo hacía a expensas de su dinero, ocasionándole en la mayoría de los casos su ruina económica, pero estos candidatos izquierdistas más avisados y sin escrúpulo alguno en su conciencia, compraron y obtuvieron los votos de la masa obrera campe-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

143. 144.

145. 146.

147.

148. 149.

150.

151. 152.

153.

Página 369

capítulo 1

369

sina con el ofrecimiento serio y formal de toda la riqueza rústica nacional perteneciente a sus adversarios políticos.» Carta de propietarios salmantinos al Excelentísimo Señor Presidente de la Junta de Defensa Nacional de España. 10 de septiembre de 1936. Archivo IRA 37/24. Entre los firmantes están los Sánchez Tabernero. Francisco Espinosa, La primavera del Frente Popular..., Crítica, Barcelona, 2007 (tesis doctoral en prensa). Con la misma moderación y tardanza que el resto de provincias afectadas, salvo las extremeñas y Toledo. Véase el cuadro 37 de Malefakis, Reforma agraria..., p. 433. Gusanos (Campo de Ledesma). Leg. 37/20. Archivo IRA. Anécdota que nos ha relatado el profesor Manuel Cuadrado que recuerda bien esta vivencia infantil; la dehesa era el Cuartón de Traguntía de Inés Luna («la Bebé»). Con el nombramiento de Fal Conde se incrementó el entusiasmo por los preparativos militares, Robinson, Los orígenes de la España de Franco..., p. 289; Blinkhorn, Carlismo..., p. 332. Robinson, Los orígenes de la España de Franco... En carta de 29 de diciembre de 1936, Gil Robles se dirige a Mola «para poner en claro un episodio ocurrido en el período de preparación del Movimiento». Comenta Gil Robles que «unas semanas antes del movimiento se presentaron impensadamente en mi casa de Madrid, a eso de las diez de la noche, D. Francisco Herrera, D. Francisco Rodríguez y creo recordar que también D. Carlos de Salamanca. Venían a decirme de parte de V.(sic) que le hacían falta con urgencia 500.000 pesetas para los primeros gastos del Movimiento militar». Existía un remanente electoral y «creyendo que interpretaba el pensamiento de los donantes de esa suma, si la destinaba al movimiento salvador de España» se entregó esa cantidad a los supuestos enviados de Mola, lo que le comunica Gil Robles por si estos detalles «le son interesantes para la historia de todos los antecedentes del movimiento militar». «Ni directa, ni indirectamente busco un reconocimiento de deuda ni título al agradecimiento de las gentes», Julio Aróstegui, Juan Andrés Blanco, «La República, encrucijada de cambio. Salamanca y las tensiones políticas en los años treinta». Ricardo Robledo, (coord., Sueños de concordia), p. 333. Fraser, Recuérdalo..., vol. II, p. 311. Años más tarde, Castaño mostraría su desencanto por la actitud de la iglesia lo que le llevaría a rechazar el ofrecimiento de Serrano Súñer para dirigir la organización de los sindicatos verticales, Fraser, Recuérdalo... vol. II, pp. 160-162. «Veleta al viento», La Gaceta Regional, 23-VII-36. Antonio Rodríguez de las Heras, Filiberto Villalobos. Su obra social y política (1900-1936), Caja Duero, Salamanca, 2005, p. 147 y ss. También, Sueños de Concordia. Filiberto Villalobos y su tiempo histórico (1900-1955), Salamanca, 2005, Caja Duero. La obra —catálogo de la exposición del mismo nombre— analiza los diferentes perfiles de la vida y obra del médico y político. La Gaceta Regional, 15 de junio y 2 de julio de 1931, pp. 3 y 2; El Adelanto, 14 y 23 de junio de 1931.

001-480 Salvaje pesadilla

370 154. 155. 156. 157. 158. 159. 160. 161.

162. 163. 164. 165. 166. 167.

168. 169. 170. 171. 172. 173. 174. 175.

8/5/07

12:32

Página 370

esta salvaje pesadilla La Gaceta Regional, 19 de junio de 1936, p. 5. La Gaceta Regional, 20 de junio de 1931, p. 1. La Gaceta Regional, 11 de julio de 1931, p. 1. El Adelanto, 28 de junio de 1933, p. 3. El Adelanto, «Cara a la verdad», 19 de enero de 1933, p. 3. La Gaceta Regional, 28 de junio de 1932, p. 1. Archivo familia Villalobos: carta, 21 de enero de 1933. En El Adelanto, 24 de enero de 1933. La Gaceta Regional, «Don Fili y el árnica», 8 de noviembre de 1933, p. 1. La Gaceta Regional, «Un caso de decrepitud política. Nos referimos al señor Villalobos», 24 de junio de 1933, p. 1. La Gaceta Regional, 17 de noviembre de 1933, p. 1. Rodríguez de las Heras, Filiberto Villalobos, pp. 158 y 159. El Adelanto, «A los electores de la provincia de Salamanca», 18 de noviembre de 1933, p. 1. La Gaceta Regional, «Don Fili y el árnica», 8 de noviembre de 1933, p. 1. La Gaceta Regional, «El escozor de don Fili», 19 de noviembre de 1933, p. 1. La Gaceta Regional, «Salamanca, por los agrarios», 5 de noviembre de 1933, p. 1. La Gaceta Regional, «Chiripa», 15 de abril de 1934, p. 5. Días después, 18 de abril, p. 1, cuando se habló para otro ministerio: «»Por qué, ahora, no ha de ser ministro de Agricultura el Sr. Villalobos». La Gaceta Regional, «Desentonos de don Fili», 15 de junio de 1934, p. 1. Rodríguez de las Heras, Filiberto, p. 197 y sgs. También, Sueños de concordia. Filiberto Villalobos y su tiempo histórico (1900-1955), pp. 363-408. La Gaceta Regional, «Momento salmantino», 23 de diciembre de 1934, p. 3. La Gaceta Regional, «Unos meses de ministro», 29 de diciembre de 1934, p. 3. La Gaceta Regional, «Figurones y figurillas. Ya es mucho, don Fili», 23 de abril de 1935, p. 1. La Gaceta Regional, «Villalobos habla de las candidaturas de Salamanca», 26 de enero de 1936, p. 4. La Gaceta Regional, «Enfrente no tenemos a nadie», 23 de enero de 1936, p. 1. Mundo Gráfico, «Al señor Villalobos lo ha derrotado la propaganda de la CEDA», 4 de marzo de 1936.

2. Gil Robles contra Villalobos 1.

2. 3. 4.

Vidal i Barraquer al cardenal Pacelli, 28 de noviembre de 1931, Apéndice E, [Documento de Gil Robles], Arxiu Vidal i Barraquer, vol II, 1ª i 2ª part, Montserrat, 1975, p. 186. «Al año de las elecciones», El Debate, 15 de noviembre de 1934. Diego Hidalgo, ¿Por qué fui lanzado del Ministerio de la Guerra?, Madrid, 1934. Nigel Townson, La República que no pudo ser, Madrid, 2002, pp. 319-320. «Un partido nuevo. El programa reformista», El Imparcial, 8-IV-1912.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas. 5. 6. 7. 8. 9. 10.

11. 12.

13. 14. 15.

16.

17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24.

25.

Página 371

capítulo 2

371

Maximino García Venero, Melquiades Álvarez, Madrid, 1974, pp. 258-259. Manuel Suárez Cortina, El reformismo en España, Madrid, 1986, p. 94. Juan Marichal, La vocación de Manuel Azaña, Madrid, 1982, pp. 67 y 75. Declaraciones de Filiberto Villalobos, El Sol, 24-IX-1932 Manuel Azaña, Diarios completos, anotación de 10 de enero de 1932, Barcelona, 2000, p. 435. Para esta campaña electoral y sus resultados, es obligada la consulta de A. Rodríguez de las Heras, Filiberto Villalobos. Su obra social y política 1900-1936, Salamanca, 1985, pp. 151-162. Para lo relativo el tema educativo, José Mª Hernández, «Villalobos, Ministro de Instrucción Pública», R. Robledo (coord.), Sueños de concordia. Filiberto Villalobos y su tiempo histórico, Caja Duero, Salamanca, 2005, pp. 363-390. Para mayor detalle, véase el anexo 2 del capítulo 1, «La derecha salmantina contra Filiberto Villalobos». Intervención de Jesús Pabón en el debate sobre presupuesto del Ministerio de Instrucción Pública, Diario de Sesiones de las Cortes. Congreso de los Diputados, 26 de junio de 1934, pp. 4.063-4.068. Respuesta de Filiberto Villalobos en el mismo debate, id., pp. 4.068-4.072. Declaraciones del ministro de Instrucción Pública a los periodistas, recogidas por ABC, 30-VIII-1934. «Un decreto importante. La reforma del Bachillerato» y «Un decreto importante. La transformación de la enseñanza secundaria», El Sol, 2 y 4 de septiembre de 1934. Decreto de exámenes, Gaceta de Madrid, 28-VII-1934, pp. 967-968. Nuevo plan de Bachillerato, Gaceta de Madrid, 30-VIII-1934, pp. 1.871-1.874. Rechazo del plan, «El nuevo plan de Segunda Enseñanza», El Debate, 30 de agosto de 1934. Para el conflicto en torno a la reforma del Bachillerato, Mariano Pérez Galán, La enseñanza en la Segunda República española, Madrid, 1977, pp. 238-248. Todo esto es de «El nuevo plan de Segunda enseñanza», El Debate, 30-VIII1934. DSC, 21 de diciembre de 1934, pp. 5.697-5.699. José María Gil Robles, No fue posible la paz, Barcelona, 1978, p. 154 y DSC, 21 de diciembre de 1934, p. 5.701. Intervención de José María Gil Robles, DSC, 21 de diciembre de 1934, pp. 5.702-6.703. «La situación política y parlamentaria», ABC, 22 y 23 de diciembre de 1934. Carta de Villalobos a Álvarez, de 20 de diciembre de 1934; visita a Álvarez, El Sol, 22 de diciembre. Discurso de Gil Robles en la sede de Acción Popular, ABC, 23-XII-1934. «Resígnense pues las derechas ultramontanas a que el Estado renuncie al anómalo cometido de misionero en el campo de la instrucción», escribía el futuro director del ABC republicano, «Lo que han perdido los reaccionarios», Heraldo de Madrid, 4-IX-1934. Carta del 20 de diciembre de 1934 Archivo Familia de F. Villalobos. La salida del Ministerio se produjo el 29 de diciembre.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

372

12:32

Página 372

esta salvaje pesadilla

3. La iglesia salmantina 1.

2.

3.

4.

5. 6. 7.

8.

9. 10.

La figura de Pla y Deniel tiene una relevancia que no se reduce al ámbito doctrinario y eclesiástico; en Cataluña también existía una Iglesia tan hostil a Vidal i Barraquer como en el resto de España. Puede ser algo más que una coincidencia que el primer alcalde franquista de Barcelona e importantísimo industrial y financiero Miquel Mateu fuera sobrino de Pla y Deniel. Tampoco creo que sea una anécdota que su secretario P. Bulart celebrara misa todos los días en el Cuartel General y se convirtiera en el capellán de la familia de Franco. Sigo la crónica de La Gaceta Regional, 21-III-1930, p. 1-2. Francisco Frutos Valiente había nacido en Murcia en 1883; redactor de La Verdad de Murcia en 1903, año en el que se creó el periódico. Antes del obispado de Salamanca, ocupó el de Jaca de 1921 a diciembre de 1925 siendo entonces senador por el arzobispado de Zaragoza en 1923. Murió el 24 de enero de 1933. José Artero (1890-1961). Hizo sus estudios eclesiásticos en la Universidad Pontificia de Comillas, doctorándose en Filosofía y Letras. En 1914 consiguió la plaza de prefecto de música de la Catedral de Salamanca, primera de esta clase que se creaba en España. Fue el primer rector de la Universidad Pontificia de Salamanca (1939-1943) y catedrático de Teología Fundamental hasta 1960, Diccionario de la Música Española y Americana. Sociedad General de Autores de España, Madrid, 1999. «El manifiesto de un nuevo partido», El Adelanto, 15-II-1930, p.4, 18-II-1930, p. 8. Cimas Leal, futuro diputado de la CEDA y con protagonismo en campañas contra el reformismo republicano, estaba al año siguiente colaborando con la Unión Monárquica, Ideal Patrio, 5, 25-III-1931. Artero: «Claridad y barroco», La Gaceta Regional, 1-IV-1930; Camón Aznar: «Claridad simplemente», 4-IV-1930. Artero, «Claridad y distinciones», 7-IV-1930. «Claridad simplemente», La Gaceta Regional, 4-IV-1930. Artero, desempeñó varios cargos en la administración diocesana con Frutos y Valiente, Mary Vincent, Catholicism in the Second Spanish Republic. Religion and Politics in Salamanca, 1930-1936, Clarendon Press, Oxford, 1996, p. 100. El Adelanto recogió un acuerdo de la agrupación socialista protestando ante el gobernador civil por la gamberrada de unos señoritos estudiantes en el Gran Hotel (se dedicaron a tirar petardos a los transeúntes) y mostrando el disgusto por «la tolerancia de las manifestaciones religiosas» en alusión a la procesión del Corpus. Santa Cecilia desmintió lo último. El Adelanto, 6, 8-VI-1931, La Gaceta Regional, 6, 8-VI-1931. Vincent, Catholicism in the Second Spanish..., ob. cit., p. 165. Bajo grandes titulares de «libertad religiosa» hay dos artículos «No hay derecho al error» al que pertenece la cita (con negrilla en el original) y al lado está el artículo «La Religión Católica, fortaleza inexpugnable»; sólo figura la firma de J. Cimas Leal en este último. La Gaceta Regional, 9-VI-1931, p. 1. Es curioso que ese día aparezca también en primera página la colaboración de F. Bravo (por aquellas fechas próximo a Ledesma Ramos) «La dignidad de la fuerza», al que he hecho alusión en la Introducción, donde se cita a Vitoria para defender la España Imperial y criticar la debilidad y la educación «de la paz a todo evento».

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas. 11.

12. 13.

14. 15. 16. 17. 18. 19.

20.

21. 22.

Página 373

capítulo 3

373

El matrimonio civil fue calificado de «barraganía y concubinato» y la ley del divorcio, el fin de «las grandes virtudes de una raza» donde los pueblos «se enlodan chapuzando en los barrizales de la lujuria»; la cita de Gomá en Mª C. Frías García: La jerarquía eclesiástica española ante la legislación secularizadora del primer bienio de la Segunda República. Tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid, 1992. W. Callahan, La Iglesia católica en España. 1875-2002, Crítica, Barcelona, 2002, p. 234. «Se ha llegado a un acuerdo entre los actuales propietarios de La Gaceta Regional y D. José María Gil Robles, en representación éste de importantes fuerzas sociales, entre las que figura la nueva vigorosa organización “Bloque Agrario”, para hacerse cargo de aquel periódico, al que se pretende dar extraordinario impulso orientador de los sectores de la derecha política, con un amplio criterio de aquella ideología», La Gaceta Regional, 5-X-1931, p. 1. La Gaceta Regional, 21-X-1931, p. 1, «Cómo votaron los diputados salmantinos». Vincent, Catholicism... p.180. Una segunda petición organizada por la Acción Católica de Ciudad Rodrigo consiguió 18.300; para Béjar, p.141. La Gaceta Regional, 19-X-1931, «Ayer se ha iniciado en Ledesma una campaña de revisión de la nueva Constitución». La Gaceta Regional, 9-X-1931; Vincent, Catholicism..., ob. cit., 182-183. La asamblea en el convento de los dominicos, La Gaceta Regional, 28-VI-1931, con intervención entre otros de Cimas Leal. Vincent, Catholicism, pp. 183-184. Defensa, n.º 18, 14-V-1932. El 28 de marzo de 1932 el gobernador comunicó al ministro que había denunciado al fiscal el semanario de extrema derecha Defensa por el artículo «Degolladero de niños»; pide sanción y suspensión, Leg. 18 A, Expte. 6, Fondos Contemporáneos (FF. CC.), AHN. La información de esta fuente la debo a C. E. Espinoza. Abilia Arroyo colaboró en los números 23 y 24. Se conservan varios ejemplares en la Biblioteca Universitaria. En la constitución de la AFEC dijo Lamamié que la mujer no podía abandonar el trono del hogar, por eso «votó en contra por temor de que, a pesar de todos los esfuerzos, se rompa el hogar, pero si la mujer se inclina al extremismo, no se puede dejar el campo libre ante el peligro, es preciso vuestra organización», La Gaceta Regional, 26-X-1931. Casanueva, después de agradecer a las mujeres el haber echado a Azaña y haber defendido la unidad de la raza como Isabel la Católica, matizó: «Lo de concejales y diputados para los socialistas. A las mías no las quiero ver en esos cargos». «Homenaje a Dª Abilia Arroyo», El Adelanto, 27-II-1934. J. R. Montero, La CEDA y el catolicismo social y político en la II República. Ediciones Revista de Trabajo, Madrid, pp. 681-682. Emilio Román Retuerto, catedrático de Geometría Analítica, era de Palencia (su familia tenía una casa de banca, dato que debo a J. Infante). Era consejero de la Caja de Ahorros y directivo de otras empresas, fue el encargado del discurso de investidura de Doctor Honoris Causa de Primo de Rivera, presidente del Círculo Católico de Obreros, presidente de Editorial Salmantina (La Gaceta Regional), presidente del Consejo Diocesano de Acción Católica. Después del 18 de julio, delegado del Plato Único, jefe del Gabinete de Censura de

001-480 Salvaje pesadilla

374

23.

24. 25.

26. 27. 28. 29.

30.

8/5/07

12:32

Página 374

esta salvaje pesadilla Prensa, etc. En la hoja de servicios (2-VIII-1940) se incorpora la observación «Este Catedrático se halla convenientemente depurado, habiendo sido admitido a prestar sus servicios sin imposición de sanción alguna». Expediente 1341/11 AUS. Probablemente esta observación obedezca a su destitución como decano de la Facultad de Ciencias el 6 de octubre de 1938 debida a la ausencia en la recepción popular celebrada en el Ayuntamiento con motivo de la fiesta del 1 de octubre; el rector tuvo que aclarar que había dejado de ser decano en 1931, J. Claret, El atroz desmoche, Crítica, Barcelona, 2006, p. 106. De acuerdo con lo expuesto, debe matizarse que Abilia Arroyo estaba casada con un importante hombre de negocios, Catholicism, ob. cit., p. 199. E. Román Retuerto se trasladó a la Universidad Complutense muriendo en Madrid el 30 de marzo de 1947; en una breve necrológica se destacó su labor de cátedra y el haber luchado por los principios de la Religión, la Patria y la Familia, La Gaceta Regional, 1-IV-1947. Además de su mujer, dejaba ocho hijos dos de los cuales eran religiosos; hay sepultura familiar en Salamanca (M 56). La Gaceta Regional, 24-X-1931, p. 3. «Teresa de Castilla», firma «El Rancio». «¿Qué entiende por libertad la Señorita Campoamor?» «Qué madre tuvo la señorita Campoamor que no le enseñó a juntar sus manecitas cuando niña y rogar al Altísimo con su voz balbuciente? ... ¿Qué pensarán de esto en el extranjero?» Firma Carmen F. de Lara, La Gaceta Regional, 5-X-1931, p. 4. «La mujer charra» era el suplemento de La Gaceta Regional que hacía de portavoz de la AFEC. La investigación de Mary Vincent resume bien la labor de Abilia Arroyo. Vincent, Catholicism, p. 185. «Gobernador a Ministro. Ayer se intentó quemar la iglesia en Lumbrales, por monárquicos, a causa de la efervescencia provocada por el mitin de los agrarios. Ayuntamiento y partido republicano radical-socialista rechazan el intento.» 17-VI-1931, Legajo 16.A Expediente 17, FF.CC. Ministerio del Interior. Serie A. AHN. En la sesión extraordinaria del 17 de julio de 1931 el alcalde dio cuenta de «elementos ignorados» que habrían rociado con petróleo o gasolina las puertas «no teniendo que lamentarse, afortunadamente, más que la intención del propósito». Libro de Actas AHM de Lumbrales. Información de La Encina, Candelario, Lumbrales y Cabrillas, La Gaceta Regional 22-III-1932. J. López Santamaría, Las Cinco Abejas. Béjar en el siglo XX. Centro de Estudios Bejaranos, 2005, pp. 146-149. Como dejó constancia el alcalde salmantino Prieto Carrasco en su discurso de incautación del cementerio, véase capítulo 9. Francisco Espinosa, La reforma agraria del frente popular en Badajoz. Los orígenes de la guerra civil. Tesis doctoral, Sevilla 2006, p. 48 (en prensa por ed. Crítica). Como apunta este autor, es significativa la nota de Azaña en su diario: «En Cádiz me dio Casares la noticia de que, en Castilblanco, el pueblo amotinado había asesinado a cuatro guardias civiles». (M. Azaña, Memorias políticas y de guerra, Crítica, Barcelona, tomo I, p. 360). Los manifestantes fueron obligados a dispersarse, pero no hicieron caso: «Los revoltosos no se amedrentaron y empuñando numerosas pistolas, comenzaron a disparar contra los guardias, los cuales cayeron simultáneamente acribillados

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

31. 32. 33.

34.

35.

36.

37.

38. 39. 40.

41.

Página 375

capítulo 3

375

a balazos. También resultó muerto un obrero» La Gaceta Regional, 1-I-1932, p. 4. La Gaceta Regional, 2-I-1932, p. 1. La negrilla en el original. La Gaceta Regional, 1, 4, 5, 6 de enero de 1932; Vincent, Catholicism, p. 197. P.G. González Cuevas, Acción Española: teología política y nacionalismo autoritario en España (1913-1936), Tecnos, Madrid, 1998, 146-158. Acción Española era un grupo reducido, pero con una gran influencia en la construcción del nuevo Estado. R. Morodo, Los orígenes ideológicos del franquismo, Acción Española, Alianza, Madrid, 1985, pp. 5-91; Alfonso Botti, Cielo y dinero. El nacionalcatolicismo en España (1881-1975), Alianza Universidad, Madrid, 1992, p. 73-89. Derecho a la rebeldía se imprimió en octubre de 1933 «a expensas de la Ilustrísima Señora M[arquesa] de V[alencina] quien generosamente donó su propiedad a la sociedad Cultura Española», se lee al final del libro; la exclusiva de venta la tenía Ediciones Fax, editora también de Razón y Fe. Para el complot de mayo de 1931, Expte. 17, Leg. 16 A, FF. CC., AHH. Denunciados Silvestre Durán, abogado y ex alcalde de la dictadura, y el sacerdote don Honorato, ambos de El Bodón, fueron encarcelados por haber ordenado imprimir unas hojas contra los hombres que constituyen el gobierno; se multa al impresor Celestino Iglesias (125 pts.) El Adelanto, 6-VII-1932. El Adelanto, 4-IX-1932, p. 3; según La Gaceta, cuando Don Teodoro fue a dar clase «los estudiantes que en el Claustro le esperaban prorrumpieron en grandes ovaciones, siguiéndole hasta la clase que se llenó totalmente con alumnos de todas las clases.» Don Teodoro, vivamente emocionado, sólo dijo «Con mis alumnos, me basta», La Gaceta Regional, 10-X-1932. Respecto a Benedicto Nieto (1906-1981), profesor del Seminario de Ciudad Rodrigo se trasladó a Oviedo donde pasó la mayor pare de su vida como inspector de enseñanza media del distrito universitario de Oviedo, V. Cárcel Ortí, Diccionario de sacerdotes diocesanos españoles del siglo XX. BAC, Madrid, 2006. Arxiu Vidal i Barraquer, Esglesia i estat durant la segona Republica espanyola, 1931-1936 (en adelante AVB), vol 3, parte 1, p. 210, nota 1. Según testimonio de Ernesto Castaño a Lamberto de Echevarría, recogido por los editores del AVB, otros eclesiásticos implicados serían probablemente los canónigos Castro Albarrán y José Artero. Derecho al Alzamiento, Prólogo, p. 6. Gil Robles, No fue posible la paz, Ariel, Barcelona, 1968, p. 100. La Gaceta Regional, 15-XI-1933; noticia sobre las toneladas de papel que llegan a Salamanca. La Gaceta Regional, 11 y 14-XI-1933; alcalde y juez municipal de Mogarraz, al grito de «Viva Cristo Rey», obligaron a salir del pueblo, sin protección, a candidatos socialistas que celebraban acto electoral en local cerrado, 16 de noviembre de 1933, Leg. 31 A, Expte. 8, FF. CC., AHN. Véanse las páginas especiales «La mujer charra», La Gaceta Regional, 27-X1933; 2-X-1933; la organización de Sobradillo (1.254 habitantes) contaba con 300 afiliadas, es decir, prácticamente todas las mujeres mayores de 24 años. En marzo de 1932 Abilia Arroyo declaraba contar con 7.000 afiliadas (3.000 en la ciudad), «Cómo se organiza la mujer salmantina para defender los derechos que le ha concedido la nueva Constitución», La Gaceta Regional, 16-III-1932.

001-480 Salvaje pesadilla

376

42. 43. 44. 45.

46. 47. 48.

49.

50. 51. 52. 53.

54.

55.

8/5/07

12:32

Página 376

esta salvaje pesadilla Los asesores jurídicos de la organización eran Cimas Leal y Torres López. Para más detalle, Vincent, Catholicism..., pp. 210-212. «Vosotras habéis salvado a España y habéis cumplido una misión providencial», Casanueva en el Homenaje a D.ª Abilia Arroyo, El Adelanto, 27-II-1934. La Gaceta Regional, 22-XI-1933, p. 1, 28-XI-1933, p. 3, 2-XII-1933. Otros carteles en J. Tusell, Las elecciones del Frente Popular en España, Editorial Cuadernos para el Diálogo, Madrid, 1971. La Gaceta Regional, 4-I-1936. El primer número del boletín de la JAP salmantina, «¡¡ PRESENTE!!», se publicó el 4 de enero de 1936. Figuran las colaboraciones de M. Iscar, Cimas, Castaño con los consabidos consejos de la obediencia ciega al Jefe, hombre providencial... La crónica «Salamanca en pie» recoge la extensión de la JAP por Villavieja y Ciudad Rodrigo. Las empresas Mirat y Moneo están bien representadas en los anuncios del boletín de la JAP. La Gaceta Regional, 31-I-36, 5-II-36, 6-II-36. La Gaceta Regional, 7-I-1936, Alba de Tormes, 11-I-1936 «Brillante acto de la JAP en Santiago de la Puebla»; La Gaceta Regional, 23-VI-1936, p. 1. El Adelanto 22-II-1936; 5-VI-1936. Las características del núcleo industrial bejarano y su pertenencia al obispado de Coria, representado por un lugarteniente eclesiástico nada hábil y más bien provocador, son argumentos a tener en cuenta para explicar el anticlericalismo. Debo esta observación al profesor López Santamaría. Gobierno Civil, AHPS, Leg. 287. Véase la interpretación que hacen S. López, y S. Delgado en «Víctimas y poder en Salamanca la blanca...», R. Robledo (coord.) Historia de Salamanca. Siglo Veinte, CES, Salamanca, 2001, p. 223. Gobierno Civil, AHPS, Leg. 287 (13-VII-1936). http://www.elpedroso.info/foro_vertema.php?tema=66 La Ciencia Tomista, n.º 145, enero-febrero 1934, pp. 117-119; 153, mayo-junio 1935, pp. 405, 407. Etelvino González, «Dominicos españoles ante la cuestión social desde el magisterio de León XIII», A. Galindo y J. Barrado (eds.), León XIII y su tiempo. Universidad Pontificia, Salamanca, 2004, pp. 345-375. Max Weber, Economía y Sociedad, FCE, México, 1969, tomo I, pp. 170-192; Juan C. Monedero: «Legitimidad» en Román Reyes (Dir.): Diccionario Crítico de Ciencias Sociales. «La licitud del movimiento armado» El Adelanto, 16-VIII-1936, p. 3; (ídem en La Gaceta Regional). Esta propaganda radiofónica-periodística se ha comentado por varios autores, por ejemplo, Hilari Raguer, «Los obispos españoles y la guerra civil». Arbor, 439-440, 1982, p. 14. El autor hace un seguimiento de El Adelanto que sirve para recrear las primeras semanas del Alzamiento; también en La espada y la cruz, pp. 98-101 y Alberto Reig Tapia, Violencia y terror. Estudios sobre la Guerra Civil Española, Madrid, Akal, 1990 pp.36-37. T. Pérez Delgado, A. Fuentes Labrador: «De rebeldes a cruzados: pioneros del discurso legitimador del Movimiento Nacional, en Studia Historica. Historia Contemporánea, 4, vol. IV, 1986. T. Pérez Delgado «Cruzados salmantinos (Contribución al estudio del discurso legitimador del Movimiento Nacional. Salamanca 19361940). Salamanca. Revista provincial de estudios, pp. 20-21, 1986, pp. 217-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

56.

57.

58. 59. 60.

61.

62.

Página 377

capítulo 3

377

262. Radio Nacional de España, Guerra civil y radio nacional. Salamanca 19361938. Instituto Oficial de Radio y Televisión, Madrid 2006, pp. 256-258. P. Ignacio G. Menéndez Reigada, O.P, La Guerra nacional española ante la moral y el derecho, Tip. Calatrava, Salamanca, 1937, posiblemente uno de los primeros libros franquistas traducidos al francés (AG, 8, p. 430). Hay dos ediciones en Salamanca, a cargo de dos imprentas distintas. La Biblioteca Nacional guarda un ejemplar con la dedicatoria del autor «Al singular hablista y español de cepa García Sanchis con admiración profunda y en ferviente comunión patriótica; Acerca de la «Guerra Santa». Contestación a J. Maritain, Salamanca, 1937. Southworth recogió hace más de cuarenta años buena parte de esta polémica, sobre «el judío converso» Maritain y otros aspectos de la guerra santa, Herbert R. Southworth, El mito de la cruzada de Franco, Plaza y Janés, Barcelona, 1986 [1963], pp. 159-180. Antonio Fernández García, «La Iglesia española y la guerra civil», Studia Historica, 1985, p. 62. T. Pérez Delgado, «Cruzados salmantinos. La ciencia tomista contra los católicos europeos», Salamanca. Revista provincial de Estudios, n.os 27-28, (1991) pp. 183-226. G. Redondo, «Maritain, los dominicos y la polémica sobre la Guerra Santa», Historia de la Iglesia en España, Rialp, Madrid, 1993, tomo I, pp. 354-368. Más recientemente, Michael Burleigh, Causas sagradas. Religión y política en Europa, Taurus, Madrid, 2006, pp. 197-200. En la reciente publicación del libro de Gallegos Rocafull se comentan las publicaciones extranjeras contra el discurso de la guerra santa, José M. Gallegos Rocafull, La pequeña grey. Testimonio religioso sobre la guerra civil española, Península, Barcelona, 2007, pp. 59-71 y especialmente p. 78. Reig, Violencia y terror... p. 38. Entre las múltiples referencias sobe la pastoral de Pla y Deniel, destaco Bernardino M. Hernando, Delirios de Cruzada, Ediciones 99, Madrid, 1977. Hilari Raguer, «Los obispos españoles....» art. cit. Álvarez Bolado, Para ganar la guerra, para ganar la paz, Universidad Pontificia de Comillas, Madrid, 1995. Glicerio Sánchez Recio, De las dos ciudades a la Resurrección de España. Magisterio pastoral y pensamiento político de Enrique Pla y Deniel, Ámbito, Valladolid, 1994. G. Redondo Historia de la Iglesia en España, Rialp, Madrid, 1993, tomo I, pp. 94-100. Vegas Latapie, La frustración en la victoria, Memorias políticas (1938-1942). Actas, Madrid,1995, p. 119. La Gaceta Regional, 16-VIII-1936, P. Domingo del Pilar; El Adelanto 6-X1936, Beato Sala, p. 2. El caso más conocido es el de Queipo, M. Barrios, El último virrey. Queipo de Llano. Argos Vergara, Barcelona, 1978. F. Moreno, «La represión franquista a partir de los datos de Córdoba» en Julio Aróstegui (coord.) Historia y memoria de la Guerra Civil. Encuentro en Castilla y León, Junta de Castilla y León, Valladolid, 1988, tomo I; F. Espinosa, La justicia de Queipo. Crítica, Barcelona, 2006, pp. 279-287; tan terribles debían de ser sus palabras que las galeradas relativas a las charlas tenían que ser censuradas (p. 285). El Adelanto, 6-X-1936, p. 2; Beato Sala, 25-VIII-1936, p. 2. Cesar Morán, «el sabio agustino», «Vibrante alocución» en contra de la «caterva de malandrines y forajidos». El Adelanto, 1-IX-1936, p. 2. Sobre Aguilera, H. R. Southworth, La destrucción de Guernica. Periodismo, di-

001-480 Salvaje pesadilla

378

63. 64. 65. 66. 67.

68.

8/5/07

12:32

Página 378

esta salvaje pesadilla plomacia, propaganda, historia. Ruedo Ibérico, París, 1977, pp. 73-78; se dispone ahora del trabajo de P. Preston, «Los esclavos, las alcantarillas y el capitán Aguilera»: Culturas y políticas de la violencia, 2005, pp. 193-230. Después de la guerra, en contestación a una encuesta de F. Bravo, sobre si Salamanca se estaba «desespiritualizando» afirmaba que «evidentemente nuestra Salamanca no ha podido evadir la debeladora ola afro-asiática...», La Gaceta Regional, 25-II-1947. Las circunstancias, no verificadas, que rodearon la muerte del diputado José Andrés Manso fueron expuestas por primera vez en el Informe del Colegio de Abogados de Madrid sobre violaciones de derechos humanos practicadas por los militares sublevados (octubre de 1936): «Al diputado por Salamanca, abogado socialista de gran prestigio, José Andrés Manso, le condujeron también a la plaza de toros de esta ciudad, le pusieron banderillas de fuego y luego lo mataron con un estoque», reproducido en A. Reig, Ideología e historia. Sobre la represión franquista y la guerra civil, Akal, Madrid, p. 163. Este suceso, que no ha podido ser contrastado, es relatado, sin embargo, por contemporáneos como Manuel Sánchez en su libro de Maurín y J. de Armiñán en sus Memorias (La dulce España). Hasta cierto punto el jesuita Bayle justifica el asesinato del dirigente salmantino poniendo en su boca las palabras «Por unas horas, no habéis reventado». ¿Qué pasa en España? A los católicos del mundo, Delegación del Estado para Prensa y Propaganda, Salamanca 1937, p. 21. Manuel Sánchez, Maurín, gran enigma de la guerra y otros recuerdos, Cuadernos para el Diálogo, Madrid, 1976, p. 126. Testimonio de L.S., 4-I-2007. Luis Santos, «La Historia II». El Adelanto, 3-VII-2006. Libro de Actas, 15-X-1936. Archivo Catedral de Salamanca. Julián Casanova, La Iglesia de Franco, Temas de Hoy, Madrid, 2001, p. 91; vid. también pp. 82, 88, 91, 104, 202. Alfonso Álvarez Bolado, Para ganar la guerra, para ganar la paz, Universidad Pontificia de Comillas, Madrid, 1995: «Los excesos que hacen los blancos» —decía el General de los jesuitas—, no eran grandes, «Condenan, sí bastantes a muerte, ... pero bien escogidos de entre los dirigentes; y que si quedaran vivos volverían al estado de antes», p. 80. El consejo del obispo de Ávila: respecto a los cadáveres de los «rojos» que aparecían en el campo: «Guárdense mucho los señores Párrocos de sugerencia alguna que revele al autor o la causa de esa muerte trágica», p. 81, véase también. pp. 118 y 165 y 165; A. Reig, Violencia y terror... pp. 37-43. El Consejo Directivo de la Asociación estaba en Madrid. Los detalles de todo esto en A. Fuentes Labrador, María Ángeles Sanpedro, F. Corrionero y María Jesús Velasco, «Apoyo institucional en un centro de poder: la Universidad de Salamanca durante la guerra civil. Un modelo de comportamiento», en Juan José Carreras Ares y Miguel Ángel Ruiz Carnicer (eds.), La Universidad española bajo el régimen de Franco (1939-1975), Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1991, pp. 274-278; Tomás Pérez Delgado, «Francisco de Vitoria: institucionalización de su memoria. Salamanca, 1926-1936», José A. Bonilla, José Barrientos (coord.), Estudios históricos salmantinos. Homenaje al P. Benigno Hernández Montes, Salamanca, 1999, p. 539-571. Hubo polémicas y

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

69.

70.

71. 72.

73. 74.

75.

76. 77. 78.

Página 379

capítulo 3

379

discrepancias que este autor considera típicas de un carácter salmantino poco proclive a empresas colectivas (p. 553). El primer texto es de Antón Oneca, «Primitivismo académico» que supone toda una lección contra la ramplonería, supuestamente académica. El catedrático calificó el artículo de su oponente de «insignificante, pero de interés para la psicología española, en sus formas más atávicas y aberrantes». El Adelanto, 18-IV-26, p. 1. El segundo, de Rodríguez Mata, «La Cátedra de Francisco de Vitoria», La Gaceta Regional, 14-III-1927. Para Rodríguez Mata, R. Robledo, «Economía Política en la Universidad de Salamanca: entre la intolerancia y la inteligencia (1786-1936)», Economía, Derecho y Tributación: estudios en homenaje a la profesora Gloria Begué Cantón, Ed. Universidad de Salamanca, Salamanca, 2005; en cuanto a Antón, Javier Infante, «José Antón Oneca (Madrid, 1897-Madrid, 1981) y su aportación a la historia del Derecho penal contemporáneo en España», en S. de Dios, J. Infante y E. Torijano (coords.), El Derecho y los juristas en Salamanca (siglos XVI-XX). En memoria de Francisco Tomás y Valiente, Salamanca, Universidad de Salamanca, 2004. Una visión general de la doctrina de Vitoria en Luciano Pereña, «La Escuela de Salamanca. Notas de identidad», F.Gómez Camacho, Ricardo Robledo (eds.), El pensamiento económico en La Escuela de Salamanca, Ed. Universidad de Salamanca, 1998, p. 43-64. Véase nota 10 para la llamada a Vitoria que hacía Francisco Bravo. Eugenio Vegas Latapie, Los caminos del desengaño. Memorias políticas 19361938, Tebas, Madrid 1987, p. 87. La lista de conferenciantes, donde estaba también el obispo Frutos, en Tomás Pérez Delgado, «Francisco de Vitoria: institucionalización de su memoria...»., cap. cit., p. 550. Véase también el capítulo 6 de J. Claret. «Hay que hacer todo el daño de una vez para que los ofendidos no teniendo mucho tiempo para experimentarlo les resulte menos doloroso», El Príncipe, cap. VIII. El discurso de Las Casas habría ofrecido una buena baza a los independentistas americanos pues al denunciar a España arrebataba la voz a los indígenas para regalársela a los criollos, Bartolomé Clavero, Genocidio y Justicia. La Destrucción de las Indias, ayer y hoy. Marcial Pons, Madrid, 2002, p. 69. «El Derecho de gentes a través de la guerra española». La Ciencia Tomista, 175, p. 491-505. Un año antes al menos había reconocido que «los blancos tal vez se habrán equivocado en fusilar; pero a cada uno lo fusilaron por su hoja de servicios ... Entre nosotros no se practicó la guerra de represalias, ni siquiera para evitar que continuaran tan bárbaras costumbres entre los rojos». «Tres charlas ente el micrófono de la radio», La Ciencia Tomista, 1937, 56, p. 69. La actividad de Alonso Getino en la radio, Guerra civil y Radio Nacional..., ob. cit. pp. 254-255. «Acerca de la guerra santa...», La Ciencia Tomista, 1937, p. 364. Esta observación que debo a J. Claret se documenta en el capítulo 6. Fr. Ignacio Menéndez Reigada, y Antonio Luna García, La revolución judicial. Discursos pronunciados el día 19 de abril en el convento de San Esteban, de Salamanca, para conmemorar el aniversario del partido único, Imp. y Lib. Hijos de F. Núñez, Salamanca, 1938.

001-480 Salvaje pesadilla

380 79. 80.

81.

82.

83. 84.

85.

86.

87. 88.

89.

8/5/07

12:32

Página 380

esta salvaje pesadilla Elogios a este «consejero de nuestro Jose Antonio» en AG, 3, p. 351; AG, 5, pp. 288-290. José Ramón Casabó Ruiz, El Anteproyecto de Código Penal de 1938 de F.E.T. Y DE LAS J.O.N.S., estudio preliminar y edición, Universidad de Murcia 1978; (1ª ed., Imp. y Lib. Hijos de F. Núñez, 1938). Afirmación de Luna, en La revolución judicial..., p. 27; otra perspectiva para comprobar cómo Derecho y Justicia se transformaron en política, F. Espinosa, «La memoria del fiscal del ejército de ocupación» en Contra el olvido, ob. cit., pp. 79-94. Cfr. María Luz de Prado, La contribución popular a la financiación de la guerra civil: Salamanca, 1936-1939, tesis doctoral, Universidad de Salamanca, 2006, pp. 157, 393-396. A. Bolado, Para ganar la guerra, p. 149. Reig, Violencia y terror, p. 39. Según Registro de presentación de funcionarios (BOE 12-XI-1936), el 18 de septiembre se registró Giménez Caballero, adscrito a la secretaria de prensa y propaganda; José Maria Trias de Bes, Decano de la Facultad de Derecho, como asesor para cuestiones gubernamentales, agregado al gabinete diplomático del Cuartel del Generalísimo; Juan Puig Sureda, catedrático de Terapéutica, Joaquín Garrigues Díaz Cañabate, Manuel Torres..., Registro de presentación de funcionarios. Junta de Defensa Nacional. LR 333, AUS. Segura creía que Artero era «demasiado inocente y débil para luchar las batallas que debe sostener con mano fuerte la Iglesia sin transigencias en este punto de moral cinematográfica del que dependen consecuencias tan graves para las almas». AG, 9, 22-III-1938, p. 547. Los elogios a Artero por parte del Gabinete de censura de Sevilla, en p. 551. «Las llamadas crueldades que hubieran sido cometidas por las fuerzas de Franco en el país vasco» habrían debilitado la idea de la legitimidad del 18 de julio que tenían los católicos, AG, 6, 8-VI-1937, p. 295. Los diez volúmenes publicados del Archivo Gomá están llenos de cartas e informes sobre este asunto; destaco, por ejemplo, las supuestas discusiones del Papa con Magaz, el representante de Franco en el Vaticano, a quien «había acabado tirándole una tabaquera», AG, 6, p. 608, junio de 1937. Otras referencias en Mª L. Rodríguez Aísa, El cardenal Gomá y la guerra de España. Aspectos de la gestión pública y del primado, 1936-1939. CSIC, Madrid, 1991; Hilari Raguer, La espada y la cruz, 91-146, Álvarez Bolado, Para ganar la guerra, pp.100-108. Citado en Raguer, La pólvora... p. 147 (23 de mayo de 1937). La emisora de los Juegos Olímpicos de Berlín de agosto de 1936 fue la enviada por el gobierno alemán y montada por el mismo técnico que la había diseñado para aquella ocasión, Guerra civil y radio nacional..., ob. cit, pp. 101-102. Vicente Gay, delegado de Estado para Prensa y Propaganda suspendió La Gaceta por 5 días, en oficio de 2 abril de 1937 imponiéndole una multa de 5.000 pesetas. Franco levantó el castigo y destituyó a Gay, nombrando a Manuel Arias, y como jefe de oficina a Francisco de Luis, antiguo director de El Debate. AG, 4, pp. 278-282; 5, p. 310-315; no he encontrado en las colecciones disponibles de los periódicos (quizá porque pudo haber más de una edición), reflejo de esos hechos; un cartel de propaganda atacando al protestantismo-comunismo puede

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

90. 91.

92. 93.

94.

95.

96. 97.

98.

Página 381

capítulo 3

381

verse en la primera página de El Adelanto, 31-III-1937. Gomá sugería a Pacelli diferir el conocimiento de la Encíclica. Para la reacción alemana contra la encíclica, Michael Burleigh, Causas sagradas, ob. cit. pp. 231-237. Véase en el capítulo 11, los cortes de tal discurso que tuvo que hacer Castro Albarrán. Rodríguez Aísa, El cardenal Gomá, ob. cit., p. 242. AG, 6, p. 294. Carta de Bayle a Gomá proponiendo contar con el apoyo de Castro Albarrán y otros religiosos salmantinos, F. Riesco, y algunos dominicos; Bayle descarta a Menéndez Reigada: «Tengo entendido que está ya un poco pesado», AG, 7, 26-VIII-1937, pp. 258-259. Según los editores del Archivo Gomá, la oficina se promovió simultáneamente en Zaragoza, AG, 9, p. 34. C. Bayle, «La abortada República», Razón y Fe, n.º 94, 1931, pp. 67-75. Sin Dios y contra Dios. La campaña de nuestros días, RAYFE, Burgos, 19382, p. 180). El libro se abre con una andanada contra el librepensamiento y los intelectuales para centrarse en los males de la Rusia soviética y en la sovietización de España. En carta de Bayle a su superior se queja de que sólo él y Azpiazu, a tiempo parcial, sacaban la revista, publicándose artículos de estudiantes; esta situación debería cambiar con recursos de colaboradores estables. Carta de Bayle a General (21XII-1937?), dato que debo a Jesús Sanjosé del Campo. C. Bayle, natural de Zarza de Granadilla, murió en Madrid el 20 de febrero de 1953. C. Bayle, «El espíritu genuino de Falange Española ¿es católico?», en Razón y Fe, n.º 112, 1937, pp. 234-267; también, «Catolicismo del Fascismo español», De Rebus Hispaniae, n.º 11, 1-XI-1938, p. 3. Bayle superaba por la derecha a Gomá pues éste se atrevió a reprochar a la Falange («el fascio») «la dureza en las represalias» y corrigió la exaltación de Franco que hacía Bayle en la preparación del libro sobre la Carta colectiva, véase la nota 98. El Boletín del Obispado de Salamanca de 30 de septiembre había reproducido íntegramente el texto del discurso: «faltan párrafos del discurso en el texto publicado por la mayor parte de la prensa diaria», se advertía. Si Castro Albarrán había prescindido de lo que se decía en los párrafos finales, Razón y Fe, los reprodujo pero sin mencionar la necesidad de una paz «que satisfaga todas las justas y sabias aspiraciones compatibles con el bien común», Razón y Fe, n.º 476, 1936, pp. 146150; también se omitieron otros párrafos. F. Mateos, S.I., «Personalidad científica del Padre Constantino Bayle, S.I.». Razón y Fe, 1953, pp. 455-478. Raguer, La pólvora y el incienso..., p. 155. Como demuestra este autor hubo tres proyectos distintos siendo el sugerido por Franco el que se publicó dejando la supuesta autonomía de la Iglesia en entredicho, AG, 9, p. 561, Gomá se defiende diciendo que no fue sugerida. A. Bolado, ob. cit., pp. 154-158. El mundo católico y la Carta Colectiva del episcopado español. Desde Salamanca, donde estaba todavía el Centro de Información, Bayle recopila los materiales para editar el libro, AG, 9, 2-II-1938, p. 238; 15-III-1938, 521-522, 559 (donde Gomá expurga lo «políticamente incorrecto»). Bayle se encargaría de editar también El clero y los católicos vasco-separatistas y el Movimiento Nacional. Centro de Información Católica Internacional, Imp. y Enc. Sobrinos de la Sucesora de M. Minuesa, Madrid, 1940.

001-480 Salvaje pesadilla

382 99. 100.

101. 102. 103.

104. 105. 106. 107.

108.

109.

8/5/07

12:32

Página 382

esta salvaje pesadilla En Guernica, según Bayle, no se había destruido la única Iglesia parroquial ni la casa de las Juntas, (¿Qué pasa en España?). Salieron «ilustrados» sólo cien ejemplares con una fotografía pegada de modo muy artesanal, al carecer de medios para ilustrar todos los números; el primer número fue enviado a cerca de 1.400 direcciones de revistas, AG, 9, 21-I1938, p. 137. Gomá fue invitado a hacer la presentación, AG 9, 2-II-1938, p. 238. AG, 9, 25-II-1938, p. 384. De Rebus Hispaniae, n.º 1, 1-I-1938. Bernardino M. Hernando, Delirios de Cruzada. Ediciones 99, Madrid, 1977, p. 52. Raguer, La pólvora, pp. 172-173. La carta de Pacelli se puso como prólogo al libro El mundo católico y la Carta Colectiva del episcopado español efectuándose una pequeña pero decisiva censura que pongo entre corchetes: «... el alto sentido de justicia de esos Excmos. Obispos al condenar absolutamente todo lo que tenga razón de mal [de cualquier parte que venga]». El Vaticano la publicó íntegra en L’Osservatore Romano de modo que aumentaron los agravios de Franco con el Vaticano. Raguer, La pólvora..., p. 173. A. Carrión, «Crimen de lesa humanidad», De Rebus, n.º 1, 1-I-1938, pp. 15-16 A. Carrión, «Los protegidos por Maritain», De Rebus..., n.º 5, 1 de agosto de 1938, p. 2. AG, 4, 5-III-1937, pp. 93-94. Bayle, «Los testigos de mayor excepción contra el Movimiento Nacional», De Rebus Hispaniae, 9, 1-X-1939, pp. 1-3. Interesa también la Respuesta a Alfredo Mendizábal en el n.º 20, 15-III-1938. Como es sabido Maritain había prologado el libro de Mendizábal, Aux origines d’une tragédie. Además de las colaboraciones en La Ciencia Tomista, la obra más conocida de Antonio Carrión Tobio (1879-Madrid 1947) es Sagrado Orden de Predicadores, Estab. Tip. de Calatrava, Salamanca, 3.ª ed. 1930. Se trata de una guía de gran difusión dedicada a la exaltación de la orden de los dominicos; en tal sentido, reivindica al «glorioso y calumniado Tribunal del Santo Oficio» y opina que se va desvaneciendo la leyenda negra sobre tal institución, pp. 92-93. «El 18 de julio de 1936 se enfrentaron las dos Españas existentes dentro del territorio español, si es que con razón puede llamarse españoles a quienes viviendo dentro de ese territorio con el cuerpo, sus ideas, sus sentimientos, sus afanes, sus amores, su acción y todo su espíritu estaba con los enemigos de España, con la antiespaña exterior», P. Teodoro Rodríguez, Así es España y así la Antiespaña, apuntes para conferencias patrióticas educadoras, Imprenta Juan Bravo, Madrid, 1941, p. 206. La estrategia de los católicos de convivir con todos y tolerar para ser tolerados era «una monstruosidad jurídica y moral», había escrito en 1935. W. Callahan, La Iglesia católica en España. 18752002, Crítica, Barcelona, 2002, pág. 259; T. Rodríguez (1864-1954) fue nombrado rector de la Universidad Maria Cristina de El Escorial en 1910 y montó una imprenta en aquel Real Monasterio. Otros libros de Teodoro Rodríguez son Infiltraciones judío-masónicas en la educación católica, El Esco-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

110. 111.

112.

113.

114.

115. 116.

117.

118.

Página 383

capítulo 3

383

rial, 1934. En Nueva reconquista de España, Santarem, Valladolid, 1938, aunque se critica alguno de los puntos de Falange, están todos los lugares comunes de la Patria esclavizada por la antipatria a las órdenes de Moscú (p. 21), los Protocolos de los Sabios de Sión, el intelectualismo vacuo de la Institución Libre de Enseñanza frente a la tradición española (p. 159), el estatismo como causa de todos los males, (p. 197), la sovietización frenada gracias al 18 de julio, etc. Sin contar la obra periodística tiene censadas unas 200 publicaciones, Modesto González Velasco, Autores agustinos de El Escorial, Ediciones Escurialenses, Madrid, 1996. AG, 9, 10-III-1938, p. 500, véase el capítulo 11. Bayle, «¿Cómo es el General Franco?», De Rebus Hispaniae, n.º 1, pp. 7-9. Las referidas a Mola y Queipo, «el hombre más querido de Sevilla», en n.º 3, 30-VI-1938, pp. 5-9. «En torno al armisticio», De Rebus Hispaniae, n.º 8, 15-III-1938. «El Papa y la táctica comunista de «la mano tendida», De Rebus Hispaniae, n.º 11, 1-XI1938, pp. 9-10. «Lo dijo ya Mola, cuando vio el alma de los marxistas: “Ni Pacto de Zanjón, ni abrazos de Vergara...”. Es lo de Franco: Rendición si condiciones... Dios se la ha concedido, y su ejército la ha ganado», Bayle en De Rebus, 20, 15-III-1938, p. 3. Así lo expresó tempranamente Gomá a un alto funcionario del Vaticano que había acogido tímidamente la iniciativa británica de sondear al Gobierno italiano para evaluar las posibilidades de una solicitud de mediación internacional presentada por Azaña al Foreign Office en mayo de 1937. S. Juliá, Historia de las dos Españas, Taurus, Madrid, 2005,4 p. 292. Raguer, La espada y la cruz, pp. 120-130. «Voces del sentido común», De Rebus Hispaniae, n.º 7, 1-VIII-1938, p. 11. Digamos como anécdota que un «acto de simpatía pro-Japón», promovido por el salesiano Pedro M. Escursell, párroco de Tokio, se celebró en Salamanca en agosto de 1939. Su autorización en Gobierno Civil, Leg. 286, AHPS. AG, 8, p. 604, y AG, 7, p. 45, AG, 5, p. 279. AG, 9, p. 80. Es Prensa y Propaganda quien tiene que autorizar la incorporación de un jesuita a la oficina, etc. Como precisa Botti, el nacionalcatolicismo no nace de la guerra civil sino que se utiliza para «reconocer» y reconducir los hechos interpretándolos bajo una perspectiva de gran alcance, Botti, Cielo y dinero..., p. 90. José Álvarez Junco, Mater Dolorosa. La idea de España en el siglo XIX, Taurus, Madrid, 2001, pp. 459-464. Cultura y propaganda forman un maridaje bien avenido en tiempos de paz o de guerra como ilustra el caso de Toledo donde la defensa del Alcázar se hermanó con la suerte del patrimonio artístico de la ciudad. «Los nacionalistas no perdieron ocasión para hermanar el “martirio de las obras de arte” con el de los “héroes del Alcázar”», José Álvarez Lopera, «Realidad y propaganda: el patrimonio artístico de Toledo durante la guerra civil», Cuadernos de Arte e Iconografia, tomo III-6, 1990. H. Raguer, «Le Vicaire du Cardinal: Salvador Rial Lloberas, vicaire géneral de Tarragone pendant la guerre civil espagnole», Revue d’histoire ecclésiastique, n.º 79, 1984, pp. 410-411. R. Muntanyola, Vidal i Barraquer: el carde-

001-480 Salvaje pesadilla

384

119.

120.

8/5/07

12:32

Página 384

esta salvaje pesadilla nal de la paz, Estela, Barcelona, 1971, p. 402, alude a Artero, que «por deseo de las autoridades civiles hizo un simulacro de reconciliación, a pesar de haber asistido él mismo al acto litúrgico anterior». «Los generales del Alzamiento ... se fueron a una guerra y se encontraron metidos en una Cruzada, con Providencia y milagros», B. M. Hernando, Delirios de Cruzada..., p. 107. Se han analizado últimamente por Julián Casanova, La Iglesia de Franco, ob. cit.

4. Que no se olvide el castigo 1.

2. 3. 4.

5.

6. 7. 8.

Bernabé Gómez Valle y Cipriano Egido Fondón, Cipriano. «La discusión de las Actas de Salamanca en la Segunda República: Constituyentes de 1931 y Cortes de 1936; dos posibilidades de fraude electoral», en Actas I Congreso de Historia de Salamanca, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 1992, vol. 3, pp. 207-214. Ronald Fraser, Recuérdalo tú y recuérdalo a otros: historia oral de la Guerra Civil española, Crítica, Barcelona, 1979, vol. 1, pp. 106-109. José Manuel Martínez Bande, La marcha sobre Madrid, San Martín, Madrid, 1982, p. 14. Mola procedía de Marruecos, donde desempeñaba el cargo de jefe de la Circunscripción Occidental (Melilla) y jefe superior accidental de las fuerzas militares del Protectorado. Una de las primeras medidas del gobierno del Frente Popular fue trasladar a Mola a Pamplona y a Franco a las Canarias. Gabriel Cardona, Historia militar de una guerra civil: estrategia y tácticas de la guerra de España, Flor del Viento, Barcelona, 2006. Santiago López García y Severiano Delgado Cruz, «Aproximación a la Guerra Civil en Castilla y León», en Actas de las jornadas «Castilla y León en la historia contemporánea», Salamanca, 8-11 de marzo de 2006, Fundación 27 de Marzo, Valderas (León), en prensa. El Adelanto, 07-VIII-1936. Los comunistas pensaban hacer la revolución en España el 1 de agosto. Herbert R. Southworth, El lavado de cerebro de Francisco Franco: conspiración y guerra civil, Crítica, Barcelona, 2000. El Adelanto, 06-VIII-1936. Un guardia cívico dice que se apuntó porque estaba en la lista negra, aunque no la había visto personalmente. Arrarás reproduce en el vol. II, p. 509-510, de la Historia de la Cruzada Española (Ediciones Españolas, Madrid, 1939) los «documentos secretos» que demostrarían la existencia de ese complot clandestino comunista. Una vez consumado el golpe militar, tanto Mola como Franco hicieron declaraciones públicas en el sentido de que su golpe contra el gobierno de la República era un movimiento preventivo para impedir una revolución comunista. La prensa local de local de Castilla y León, a partir de informaciones facilitadas por Radio Castilla, de Burgos, mencionó la existencia de esos documentos, con mayor o menor extensión, para que se viera el alcance del movimiento revolucionario que se

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

9.

10.

11.

Página 385

capítulo 4

385

preparaba. El Diario Palentino y El Día de Palencia del 3 de agosto reproducen el llamado «documento confidencial número 3», que es el supuesto plan de acción comunista. El Adelanto y La Gaceta Regional también se hacen eco de la noticia: «La noche pasada, del 31 de julio al 1 de agosto, había de comenzar a realizarse el plan [comunista] ejecutando los acuerdos del pacto [de la Internacional Comunista], o sea, haciendo desaparecer muchos miles de personas de todas las capitales, para que la madrugada de hoy fuese la primer alborada, triste y trágica, del comunismo español». (La Gaceta Regional, 02-VIII-1936). Más importante para la causa de los sublevados fue la aportación del cardenal Gomá, primado de España, a través de la Carta colectiva del episcopado español a los obispos de todo el mundo, del 1 de julio de 1937, en la que se recogían al pie de la letra fragmentos de los «documentos secretos» y se decía que el «movimiento cívico-militar» había venido a impedir la revolución marxista que se gestaba. Esa carta constituyó un enorme apoyo para los sublevados ante la opinión pública católica europea y americana. A partir de la Carta colectiva, los «documentos secretos» salieron nuevamente a la luz, esta vez con diferente función: durante muchos años se utilizaron como argumento para justificar el golpe de estado del 18 de julio, incluso arguyendo (R. de la Cierva) que, si bien los documentos eran falsos, la revolución marxista que se preparaba era cierta (Herbert R. Southworth, El lavado de cerebro de Francisco Franco). José Luis Rodríguez Jiménez, «Una aproximación al trasfondo ideológico de la represión: “Teoría de la conspiración” y policía política franquista» en Congrés sobre els camps de concentració i el mon penitenciari a Espanya durant la guerra civil i el franquisme, 21, 22 i 23 d’octubre de 2002, Museu d’Història de Catalunya, Barcelona. (Publicación en línea: http://www.cefid.uab.es/) Mola en principio hizo oídos sordos al ofrecimiento del medio millón de pesetas que le ofreció Gil Robles (véase nota 150 del capítulo anterior), simulando no saber nada de la conspiración, pero más tarde tomó la mitad del dinero para gastos de las tropas que salieron de Pamplona el 19 de julio, devolviendo el resto a Gil Robles (Hilari Raguer, La pólvora y el incienso: la Iglesia y la Guerra Civil española (1936-1939), Península, Barcelona, 2001, p. 85). Según el teniente coronel Emiliano Fernández Cordón (ayudante del general Mola), Francisco Herrera Oria, consejero de El Debate¸ entregó al capitán Gerardo Díez de la Lastra 500.000 pesetas en billetes de 100 nuevos, que finalmente fueron ingresadas en una cuenta secreta del Crédito Navarro (AGMAV, C. 2102, Cp. 8, D. 1/65). Como apuntaba Daniel González Linacero, profesor de Historia de la Escuela Normal de Palencia, para concluir su famosa obra Mi primer libro de Historia (Palencia, 1933): «Actualmente nadie vive para sí. Todos vivimos para los demás. Cada cual desempeña una profesión que utilizan los otros; a su vez los otros trabajan en distintos oficios, cuyos productos necesitamos todos. El trabajo está muy dividido y cada cual tiene el suyo. Todos son igualmente importantes y productivos. No se podría vivir sin albañiles, sastres, mineros, agricultores, médicos, ingenieros, maestros, etc. La vida se asienta sobre esta cooperación y ayuda que nos prestamos mutuamente. Y las ciudades son grandes núcleos de trabajadores de todas clases.

001-480 Salvaje pesadilla

386

12. 13.

14.

15.

16. 17.

8/5/07

12:32

Página 386

esta salvaje pesadilla »En las Casas del Pueblo estos trabajadores aprenden a practicar las dos grandes virtudes sobre las que se asienta la vida: cooperación y solidaridad». Daniel G. Linacero fue asesinado el 8 de agosto de 1936 por un grupo de falangistas que lo fueron a buscar a su casa en Arévalo (Ávila), donde pasaba las vacaciones con su familia. Tenía 33 años y dejó esposa y tres hijos de corta edad (Josep Fontana, «La caza del maestro», El País, 10-VIII-2006). Joaquín Arrarás, «Salamanca», p. 392. La CNT tenía gran presencia en la construcción y mucho menor entre los ferroviarios y los metalúrgicos. Contaba con 800 afiliados, casi todos en la capital. El PCE a fines de 1933 no alcanzaba los 200 militantes, (Luis Enrique Espinoza Guerra, «De la esperanza a la frustración», en José-Luis Martín (dir.) y Ricardo Robledo (coord.), Historia de Salamanca. Volumen V: Siglo Veinte, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 2001, pp. 159-217, 180 y 193. El POUM tenía alrededor de cuarenta militantes (Manuel Sánchez, Maurín, gran enigma de la guerra, Cuadernos para el Diálogo, Madrid, 1976). AHPS. Libro de registro 4045, Registro de asociaciones políticas. Inscrita el 3 de marzo de 1935. Su jefe provincial, el periodista Francisco Bravo, muy cercano a José Antonio Primo de Rivera, había participado en la reunión clandestina de la Junta Política de Falange Española en Gredos, en junio de 1935, en la que se decidió pasar a la insurrección armada contra la República. Sus trabajos para comprar armas en Portugal fueron detectados por la policía, que le detuvo con media docena de falangistas más, permaneciendo detenidos hasta junio de 1936. El 14 de julio siguiente, Bravo volvió a ingresar en prisión como detenido gubernativo (Arrarás, «Salamanca», pp. 392-393). El primer caído de la Falange salmantina fue el obrero electricista Juan Pérez Almeida. Cuando el 11 de abril de 1935 paseaba por el parque de la Alamedilla junto con su hermana Carmen y otra chica, fue tiroteado por un grupo de izquierdistas. Carmen, de 12 años, cayó muerta de un tiro en la cabeza y Juan murió el 4 de mayo. Este asesinato nunca fue resuelto. Aunque se trata de un análisis provincial el texto toma como referencia principal los acontecimientos que sucedieron en la capital. En el Anexo 1, La geografía del terror a lo largo de la Guerra Civil en la provincia de Salamanca, el lector encontrará una relación de los hechos más destacados que acontecieron fuera de la capital. Había sido ministro de la Guerra del 14-XII-1935 al 16-II-1936 con Portela Valladares. Las unidades combatientes de la 7.ª División eran las siguientes: 13.ª Brigada de Infantería (Cuartel General en Valladolid) Regimiento de Infantería San Quintín n.º 25 (Valladolid) Regimiento de Infantería Toledo n.º 26 (Zamora) 14.ª Brigada de Infantería (Cuartel General en Salamanca) Regimiento de Infantería Argel n.º 27 (Cáceres) Regimiento de Infantería La Victoria n.º 28 (Salamanca) 7.ª Brigada de Artillería (Cuartel General en Valladolid) Regimiento de Artillería Ligera n.º 13 (Segovia) Regimiento de Artillería Ligera n.º 14 (Valladolid)

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

18.

19. 20. 21.

22.

23.

24.

25. 26.

Página 387

capítulo 4

387

Regimiento de Artillería Pesada n.º 4 (Medina del Campo) Batallón de Ametralladoras n.º 7 (Plasencia) 1.ª Brigada de Caballería (Cuartel General en Palencia) Regimiento de Caballería Villarrobledo n.º 1 (Palencia) Regimiento de Caballería Calatrava n.º 2 (Salamanca) Escuadrón divisionario Regimiento de Caballería Farnesio n.º 10 (Valladolid) Además había unidades menores no combatientes (Caja de Recluta, etc.). Ramón Salas Larrazábal, Historia del Ejército Popular de la República, Editora Nacional, Madrid, 1973, vol. 1, pp. 99-104, y del mismo autor, Los datos exactos de la Guerra Civil, Rioduero, Madrid, 1980, pp. 270-272. Joaquín Arrarás, «Salamanca», p. 392. José Luis Giménez Lago, «Crónica triste, pero historia» en Salamanca: revista provincial de estudios, 1991, n.os 27-28, pp. 227-239. Tomás Pérez Delgado, «La violencia política en Salamanca durante el período del Frente Popular», en Actas I Congreso de Historia de Salamanca. Tomo III: Historia contemporánea, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 1992, pp. 215-224. Carlos Rojas, «Unamuno y la Guerra Civil de España», en Actas del Congreso Internacional sobre la Guerra Civil española, 1977: historia y literatura: Universidad de Montreal, Ministerio de Asuntos Exteriores, Madrid, 1988, pp. 283-292, p. 285. De hecho, la actividad de las organizaciones obreras fue mucho mayor durante la huelga general revolucionaria de octubre de 1934, que se mantuvo más de una semana en la capital, Béjar, Ciudad Rodrigo y numerosas localidades de la provincia, con frecuentes tiroteos entre grupos obreros y la Guardia Civil, petardos, cortes de la vía férrea y el tendido telefónico, e incluso un atentado a tiros contra el general García Álvarez, que resultó ileso (Manuel Fernández Trillo, «Octubre de 1934: Salamanca», en Salamanca: revista provincial de estudios, 1987, n.os 22-23, pp. 179-248). Estos dos generales no estaban destinados en la 7ª División, sino que, actuando ilegalmente de acuerdo con los planes de Mola, dieron un golpe de mano en el cuartel general de la División para apartar del mando a Molero por la fuerza. De hecho, los dos ayudantes de Molero resultaron muertos a tiros al intentar oponerse a las intenciones de Saliquet y Ponte. Carlos Rojas, «Unamuno y la Guerra Civil de España», p. 285. No hay noticia ni de que el gobernador civil hiciera intento de repartir armas entre las organizaciones obreras, ni de que éstas las solicitaran. Según información a los autores de Maximiano Vallejo, hijo de un militante obrero del mismo nombre, se repartieron algunas pistolas en el domicilio de José Andrés Manso, y de hecho Vallejo (padre) cogió una. Lo cierto es que nunca hubo grupos armados estables en el seno de las organizaciones obreras salmantinas, y por tanto los militantes carecían de la disciplina y la práctica necesarias como para desarrollar una resistencia armada mínimamente eficaz. Otra cosa es que en el ambiente político de la época, tanto en España como en otros países europeos, las armas de fuego circularan con facilidad.

001-480 Salvaje pesadilla

388 27.

28. 29.

30.

31.

8/5/07

12:32

Página 388

esta salvaje pesadilla Gonzalo Alonso fue condenado a cadena perpetua. Ingresó en la prisión de Salamanca en 1936 con el número de expediente 9067. Según la Asociación Salamanca Memoria y Justicia, murió en la cárcel en 1938. Román Pérez fue condenado a 14 años de cárcel. ARCV, Sección AP, RP, legajo 8, expedientes 3267 y 908. El Adelanto, 28-VII-1936. La precisión sobre el arco de la calle de Toro, y otros detalles del momento, nos la ha hecho Juan Livianos Gorrionero, entonces un muchacho que se encontraba en la plaza comprando entradas para el fútbol. Existen varias versiones de lo ocurrido en la plaza en esos momentos, que sólo difieren en detalles circunstanciales que no modifican lo sustancial del suceso. Heliodoro Benito López, albañil, 25 años. Modesto Varas Gabriel, industrial, 51 años. Abel Sánchez Delgado, médico, 24 años. Francisco Coca y Coca, industrial, 58 años. Celestina Sierra Polo, 14 años. RCS, Libro Registro de Fallecimientos núm. 181. Según Luis Calvo Rengel, que siendo un niño se encontraba con su padre por las inmediaciones, no hubo ningún tiro previo, sino que Arcadio Lucas Velasco, camarero del Astoria, gritó «¡Viva la República!». Arcadio, en cuyo registro domiciliario fue encontrada una pistola, fue fusilado el 4 de octubre de 1937. Una versión del «tiro de la Plaza» en Esteban Madruga Corral, ¡Hola, chaval!: mirando desde abajo con asombro, edición del autor, Salamanca, 1993, pp. 61-63. Según Madruga, nunca se supo con exactitud si había habido muertos y heridos. Se dijo que habían sido balas de fogueo. Pero Livianos siempre recordó que había muerto una niña, porque le impresionó mucho. El ejemplo más claro de la desinformación sufrida desde el primer día es lo ocurrido con una de las víctimas, Francisco Coca. El martes 21 de julio, cuando salió de nuevo a la calle, La Gaceta Regional llevaba en su primera página el bando declarando el estado de guerra y una esquela por «D. Francisco Coca y Coca (industrial de esta plaza), que falleció en Salamanca el 19 de julio de 1936». En páginas interiores se daba la versión oficial de lo sucedido en la plaza Mayor: después de la lectura del bando, alguien gritó «Viva la República» y después un hombre gritó «Viva la revolución social» y disparó contra los soldados. Junto a ello, una nota editorial sin firma decía que el señor Coca «fue durante toda su larga vida modelo de industriales honrados, consiguiendo con el solo fruto de su trabajo formar un hogar feliz. En él fueron la laboriosidad y la honradez las normas principales; su conducta rectilínea hizo que fuese muy apreciado, no sólo en los círculos comerciales de Salamanca, sino en todas las clases sociales. Con el triste motivo de su muerte enviamos a su desconsolada familia la expresión de nuestro más sentido pésame ... rogando a los lectores de La Gaceta Regional eleven una oración a Dios por el eterno descanso de su alma». Ni la más mínima referencia a las circunstancias del fallecimiento de este hombre. El estudiante Abel Sánchez Delgado figura en la Memoria del curso académico 1938-1939 de la Universidad como uno de los 119 estudiantes universitarios «caídos al servicio de Dios y de la Patria» durante la guerra civil. En el mismo edificio del Gobierno Civil, pero con entrada por la calle del Prado,

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

32.

33. 34.

35.

36. 37.

Página 389

capítulo 4

389

se encontraba la Delegación de Orden Público (Comisaría de Policía). Ambos organismos estaban unidos por dependencias interiores. El cuartel de la Guardia de Seguridad y Asalto se encontraba en la calle de San Pablo, en el palacio de Castellanos y el de la Guardia Civil en la Plaza de Colón. Las emisoras de radio sufrieron desde el primer día los rigores de la incautación de las instalaciones y el control de los contenidos, tanto en el bando republicano como en el sublevado. En aquellos momentos convulsos, el control de la información escrita o radiada tenía un valor primordial. De hecho, el bando declarando el estado de guerra en la 7.ª División establecía la censura militar de todas las publicaciones impresas de cualquier clase y prohibía el funcionamiento de todas las estaciones radioemisoras particulares (Rosa Cal, «Las incautaciones de bienes: notas sobre la radio», en Historia y comunicación social, 2001, n.º 6, pp. 13-29). En el pleno del Ayuntamiento del 25-VII-1936 se citan estos datos, Actas de las sesiones del Excmo. Ayuntamiento de Salamanca. AHMS. Le acompañaban como miembros de la gestora provincial Ricardo González Ubierna (secretario), Fernando García García (sustituido luego por Ernesto Blanco Alonso), José María Viñuela Corporales, Manuel Campos Sánchez, Pedro Sánchez Puente (sustituido luego por Andrés Pérez Cardenal), Joaquín Aparicio Ruano y Luis Romo Fernández. La comisión gestora se constituyó el 21 de julio. No obstante, la provisionalidad de los nuevos nombramientos se refleja en el hecho de que en menos de un mes pasan tres presidentes por la Diputación: a Cibrán, nombrado gobernador civil, le sustituye Diego Martín Veloz, quien el 14 de agosto es sustituido a su vez por Francisco Márquez Sánchez, coronel retirado de la Guardia Civil. (Mª Luz de Prado Herrera, «La retaguardia salmantina al comienzo de la Guerra Civil: apoyos sociales y económicos a los sublevados», en Salamanca: revista provincial de estudios, 1997, n.º 40, pp. 447-462). El ministerio de la Gobernación había iniciado en marzo una campaña de revisión de las licencias de armas, encomendada a la Guardia Civil, por lo que en julio había multitud de armas largas y cortas en los cuarteles de la Guardia Civil de toda España («Decreto por el que se someten a revisión en todo el territorio nacional las licencias concedidas a particulares para el uso de armas largas de cañón estriado y cortas, las licencias especiales y las gratuitas», Gaceta de Madrid, 10-III-1936). Los dos discursos en La Gaceta Regional, 21-VII-1936. No tenemos información sobre lo ocurrido con el gobernador civil, Antonio Cepas. El Diario de Burgos de 23-VII-1936 dice que fue detenido cuando intentaba ganar la frontera de Portugal. Todos los concejales del Frente Popular pasaron por la prisión de Salamanca en un momento u otro, según se refleja en el archivo informático CIS-VICTORIA al que luego haremos referencia: El diputado José Andrés y Manso (prisión 1936, expediente 1232), fue sacado de la cárcel y ejecutado sin juicio (29-VII-1936). Alcalde: Casto Prieto Carrasco (prisión 1936, expediente 1724), sacado de la cárcel y ejecutado sin juicio (29-VII-1936). Concejales: Casimiro Paredes Mier (prisión 1936, expediente 1725) sacado

001-480 Salvaje pesadilla

390

38.

39.

40. 41.

42.

8/5/07

12:32

Página 390

esta salvaje pesadilla de la cárcel y ejecutado sin juicio (13-XI-1936). Luis Maldonado Bomatti (prisión 1936, expediente 1726), sacado de la cárcel y ejecutado sin juicio (20-XII-1936). Pablo Sotes Potenciano (prisión 1936-1941, expediente 5427). Antonio Juventino Casado San José (prisión 1936-1938, expediente 11234). Primitivo Santa Cecilia Rivas (prisión 1936-1939, expediente 11422). Enrique Santos Mirat (prisión 1937-1938, expediente 11762). Antolín Muñoz (sic) Bravo: seguramente se trata de Núñez Bravo (prisión 1936-1942, expediente 20048). Fidel Olivera García (prisión 1939, expediente 10804). Manuel de Alba Ratero, fusilado el 20-VI1937 (RCS, Libro Registro de Fallecimientos núm. 184), no tiene número de expediente porque a los fusilados por sentencia de consejo de guerra no se les asignaba (sólo 4 de los 155 fusilados por sentencia tienen expediente de la cárcel). Para el caso de Alba Ratero, véase: J. L. Giménez Lago, «Crónica triste, pero historia». También fueron detenidos hombres poco conocidos, pero fichados por sus antecedentes de orden público. Por ejemplo, fueron apresados 11 militantes socialistas y comunistas que el 6 de octubre de 1934 habían sido detenidos por participar en una reunión clandestina en el Bar Egido. Cuatro de ellos fueron fusilados. Del mismo modo fueron detenidos los siete hombres acusados en octubre de 1934 de formar parte del comité revolucionario; tres de ellos (Manuel de Alba Ratero, Manuel Fiz Fonseca y Casimiro Paredes Mier) fueron ejecutados (Manuel Fernández Trillo, «Octubre de 1934: Salamanca» para las detenciones en 1934). Otros detenidos fueron Adolfo Goe Yagüe (prisión 1936-1937, expediente 11187), presidente de la agrupación socialista; José Rodríguez Esteban (prisión 19361937, expediente 2434), candidato del PCE en las elecciones de 1933; Manuel Rivas Vicente (prisión 1936-1938, expediente 9027), dirigente de la FNTT; Rafael de Castro Manjón (prisión 1936-1948, expediente 26209), candidato socialista en 1933 (Manuel Fernández Trillo y Elisabeth McInnis, «Implantación obrera: socialistas y comunistas en Salamanca durante la II República», en Salamanca: revista provincial de estudios, 1985, n.º 16-17, pp. 87-164). Los siguientes fueron sometidos a consejo de guerra y fusilados: Miguel Mellado Castro (23-X-1936), Juan Francisco Martín Sánchez (18-XII-1936), Ignacio Hernández Leal (18-XII-1936), Octavio Rivas García (19-IX-1936), Ángel Rivas Vicente (18-XII-1936). En la lista de víctimas sacadas de la cárcel que manejamos, hay dos M.A.R. ejecutados sin juicio. Podrían ser Manuel Álvarez Ramos, expediente 1218, y Marcelino Álvarez Ramos, expediente 1703. ARCV, Sección AP, RP, legajo 8, expediente 2124 contra Antonio Blanco Roldán (prisión 1936-1939, expediente 1584). Fue condenado en 1941 a 27 años de reclusión en el Fuerte de San Cristóbal en Pamplona. AGA, J, 1308 (Juzgados Provinciales de Responsabilidades Políticas). Expediente 1000 contra Antero Pérez Rodríguez. Prisión 1936, expediente 1726. Véase Adoración Martín Barrio et al., «Dos formas de violencia durante la guerra civil: la represión en Salamanca y la resistencia armada en Zamora», en Julio Aróstegui, (coord.), Historia y memoria de la Guerra Civil: Encuentro en Castilla y León, Tomo II: Investigaciones. Junta de Castilla y León, Valladolid, 1988, pp. 367-437, p. 401. Primitivo Santa Cecilia salió de la cárcel en 1939. Murió en 1954.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas. 43.

44. 45.

46.

47. 48.

49.

50.

51.

Página 391

capítulo 4

391

Delgado González y Campo Redondo fueron sometidos a consejo de guerra y fusilados el 14 y el 23 de diciembre de 1936, respectivamente (RCS, Libro Registro de Fallecimientos n.º 182). Véase: Manuel Sánchez, Maurín, gran enigma de la guerra. A ambos se les conmutó más tarde la pena de muerte por la de treinta años. Sotés, que era profesor de la Escuela Normal, fue cesado por el gobernador civil el 20 de agosto de 1936. Estuvo en la prisión provincial hasta 1941 y Núñez Bravo hasta 1942. A falta de consultar sus expedientes, desconocemos su destino posterior Ronald Fraser, Recuérdalo tú y recuérdalo a otros, vol. I, pp. 232-235 y 282. La columna gubernamental del coronel Mangada, poco después del golpe de estado se adentró por tierras de Ávila hasta Villacastín (carretera Madrid-La Coruña). El 24 de julio un destacamento tomó sentido norte por la carretera hasta dar en Labajos con un grupo de falangistas, con los que entabló un tiroteo, muriendo Onésimo Redondo, jefe máximo de Falange en zona sublevada, si bien los milicianos republicanos no sabían en aquellos momentos de quién se trataba. Prieto y Manso fueron enterrados en el cementerio de La Orbada. Ángel Montoto, «Salamanca: así fue el terrorismo falangista», en Interviú, 04-X-1979, n.º 177. ARCV, Sección AP, RP, legajo 7, expediente 1357 contra Ramón Turmo Turmo, Victor González Carrasco, Evaristo Iglesias Domínguez, José Sánchez Martín y Domingo Martín Nieto. Todos ellos fueron condenados a 30 años de prisión (excepto Ramón Turmo, a 28) y pasaron algunos años en la provincial de Salamanca (excepto Turmo, expediente 20484, que fue trasladado a otra en 1941): Víctor González (expediente 21488) y José Sánchez Martín (expediente 21489) hasta 1944, Evaristo Iglesias (expediente 21972) hasta 1945 y Domingo Martín (expediente 26275) hasta 1947. A falta de consultar los expedientes, no sabemos si continuaron pagando condena en otro sitio. A partir del año 1943 se puede decir que la represión acompañada de asesinatos y fusilamientos desaparece, pero aún permanecería durante muchos años más, en algunos casos hasta 1960, las penas carcelarias y los embargos sobre los bienes. Entre el día 20 y el 25 en el Registro Civil de Salamanca se apuntaron cinco civiles y tres militares fallecidos por arma de fuego. Es difícil saber si hubo una represión sobre militares fieles a la República, tan sólo podemos conjeturar que entre los seis fallecidos hasta el día 19 de agosto por arma de fuego y que eran residentes en Salamanca, tres pudieron haber sido republicanos, porque no recibieron sepultura en el cementerio militar, aún siendo dos de ellos posiblemente oficiales por la edad. ARCV, Sección AP, RP, legajo 8, expediente 4512 contra Matías Álamo Gil, Jeremías Lázaro Rodríguez, Feliciano Muriel Blanco, Fernando Calderón Matías (prisión 1936-1938, expediente 12135), Benjamín Marín (o Martín) Cavero (prisión 1936-1938, expediente 12131), José Manuel Martín Hernández (prisión 1936-1938, expediente 12133), Andrés de Arriba Martín (prisión

001-480 Salvaje pesadilla

392

52. 53.

54. 55.

56.

57.

8/5/07

12:32

Página 392

esta salvaje pesadilla 1936-1937, expediente 12136), Victoriano Prieto Tetilla (prisión 1936-1937, expediente 2031), Isaías Montero Egido (prisión 1936-1947, expediente 26000), Venancio Hernández Blanco (no consta expediente de prisión) y José de Arriba Martín (prisión 1936-1938, expediente 12132). En realidad las columnas de Algeciras y Málaga no existían, dado que el ejército de África no había podido cruzar el Estrecho todavía. La Falange tenía su oficina en la calle del Consuelo, pero ante la avalancha de nuevos afiliados instaló su cuartel en el antiguo noviciado de los Jesuitas (paseo de San Antonio), en el mismo edificio que el instituto de Segunda Enseñanza, cuyo funcionamiento quedó suspendido durante la guerra. Los requetés tradicionalistas instalaron su cuartel en el colegio de Calatrava (calle del Rosario). José Luis Giménez Lago, «La guerra y la Guardia Cívica en Salamanca», en El Adelanto, 05-IX-2003. El puerto de Guadarrama (Alto del León) tenía mucha importancia, puesto que por ahí pasaba la carretera Madrid-La Coruña. Según los planes de Mola, una columna formada a base de los regimientos San Quintín y Farnesio, de Valladolid, debía tomar este puerto y lanzarse sobre Madrid. El día 22 por la tarde tomó el Alto del León una columna facciosa de unos 800 hombres, mandada por el coronel Ricardo Serrador, que había salido de Valladolid de madrugada. Poco después recibió el apoyo de fuerzas de los regimientos La Victoria (Salamanca) y Toledo (Zamora), el batallón de ametralladoras de Plasencia, pequeñas unidades de Segovia y Medina del Campo y un tercio de requetés navarros. El gobierno de la República estaba firmemente decidido a reconquistar el Alto del León, por lo que ordenó una serie de ataques fortísimos, llegándose el día 26 al cuerpo a cuerpo en la explanada del puerto. El gobierno disponía de numerosos aviones de combate, mientras que los sublevados carecían casi por completo de aviación. Hasta los primeros días de agosto la lucha fue muy violenta, pero a partir del día 10 el frente comenzó a estabilizarse. Los nacionalistas conservaron el control del Alto del León (que pasó a llamarse «de los Leones de Castilla»), pero la prevista marcha sobre Madrid había quedado detenida. Según Juan Livianos, se vieron por toda la ciudad muchas banderas bicolores desde el primer momento. La bandera roja y gualda sólo fue adoptada oficialmente por el bando sublevado a finales de agosto (Decreto núm. 77 de la Junta de Defensa Nacional. BOJDN, 30-VIII-1936). El Adelanto, 28-VII-1936. Madruga, ¡Hola, chaval!, pp. 72-73, nos ofrece una estampa de estos desfiles: «Desde el balcón principal del Ayuntamiento, mediante un micrófono de solapa, del tamaño de una caja de betún ..., se lanzaban unos vibrantes discursos, largamente aplaudidos, interrumpidos con fuertes y masivos ¡vivas! por la multitud concentrada en la Plaza Mayor. »Después, animados y alegres, envueltos en brillantes marchas militares —la más repetida era “Los Voluntarios”—, interpretadas por la Banda de Música del Regimiento de Infantería La Victoria, los voluntarios desfilaban por la Plaza y luego, enfilando la calle Toro —doctor Riesco, oficialmente—, la calle

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

58. 59. 60.

61. 62. 63.

64.

Página 393

capítulo 4

393

Azafranal y el Paseo de la estación seguidos y rodeados por los salmantinos, llegaban a la Estación del ferrocarril, donde les estaba esperando un tren de mercancías, para trasladarlos al frente. »Estos desfiles eran muy emocionantes y alegres. Los padres, los hermanos, las novias, los amigos, ¡en fin!, todo el mundo, solían acompañarlos aplaudiendo, cantando y dando ¡vivas! »Los uniformes eran monos, gorros y alpargatas. Una bolsa y una manta enrollada, colgando de los hombros, cruzándose en el pecho y la espalda, el correaje con las tres cartucheras, el fusil y la bayoneta, componían toda la dotación militar. »Los monos de color caqui los llevaban los voluntarios de Infantería, los de la JAP, de la AET y del SEU, que unos meses antes se zurraban por los pasillos de las aulas, los veías ahora juntos, con su mono, su gorro, sus alpargatas y su fusil, en las mismas compañías, desfilando alegres y felices ... [Poco después los voluntarios eran en su mayoría de Falange] »Formados en tres filas, una por el centro de la calle y las otras dos junto a las aceras, marchaban, fusil al hombro, tratando de marcar el paso, subiendo y bajando el brazo libre, cada uno a su aire, riendo y saludando a personas que, desde las aceras, balcones y ventanas, los aplaudía frenéticamente, o los seguían andando a su lado hasta la Estación. »Más que a la guerra, parecía que iban de excursión. Allí no se veía una sola lágrima. Todo el mundo reía, cantaba, se abrazaba, se saludaba y se daban estruendosos ¡vivas! »—¡Nos veremos en Madrid! —gritaban unos a otros ... »... el convoy, repleto de hombres jóvenes y alegres, de voces de despedida y de canciones, se puso en marcha, alejándose lentamente de los andenes de la Estación del ferrocarril de Salamanca, por la vía de Ávila, al atardecer. »Casi todos los voluntarios iban subidos en los techos de los vagones de mercancías, entre los topes, de pie en los vagones plataforma, o asomados a las puertas de los vagones de ganado, dando voces, cantando, saludando, agitando los gorros o los fusiles». Joaquín Arrarás, «Salamanca», p. 398. La Gaceta Regional, 02-VIII-1936. ARCV, Sección AP, RP, legajo 8, expediente 2364 contra Andrea Antúnez González. Andrea era la mujer de Aristóteles. Fue condenada a pagar una multa de 300 pesetas por insultar al ejército cuando éste se llevaba a su marido el 20 de julio, quien sería condenado y ejecutado el 30 de agosto. ARCV, Sección AP, RP, legajo 7, expediente 1420. ARCV, Sección AP, RP, legajo 7, expediente 1860 contra Ángel Lorenzo Bajo. ARCV, Sección AP, RP, legajo 8, expedientes 2135 y 2150 contra Sebastián Sánchez Cenizo (prisión 1938-1939, expediente 11514, y multa de 150 pesetas) y Francisco Sánchez Bar. Estos dos vecinos fueron acusados de atacar a la Guardia Civil de Saelices cuando se disponían a salir hacia Ciudad Rodrigo. También fue detenido Melquíades Sánchez Cenizo (prisión 1938-1939, expediente 12379). Excepto Eusebio Garduño, que lo fue el 3 de septiembre. RCS, Libro Registro de Fallecimientos n.º 182, actas de Martín Gascón, González Riesco, Hurtado

001-480 Salvaje pesadilla

394

65. 66.

67. 68. 69. 70.

8/5/07

12:32

Página 394

esta salvaje pesadilla Martínez, Gaite Veloso, Sánchez Rivera, Repila Tetilla, Moro Ledesma, Garduño Alonso, Cenizo Calderero y Pérez Rodríguez. ARCV, Sección AP, RP, legajo 7, expediente 1420. ARCV, Sección AP, RP, legajo 6, expediente 65 contra Raimundo García Bartolomé y Antonio Luis Encinas García. El tribunal de Responsabilidades Políticas impuso al desaparecido Raimundo en 1941 la sanción de embargo de bienes por valor de 24.665 pesetas. Antonio Luis Encinas, ganadero de 71 años, también falleció en 1936, ignoramos las circunstancias, pero fue condenado a una multa de 1.500 pesetas. Joaquín Arrarás, «Salamanca», p. 397. ARCV, Sección AP, RP, legajo 6, expediente 63. Para Madruga, eran mineros extremeños (sic) que venían a atacar Salamanca. ¡Hola, chaval!, p. 69. La noticia de la existencia del convoy asturiano se difundió como el rayo por toda Castilla la Vieja. El sábado 18, el gobierno de la República había dado instrucciones para que salieran con urgencia hacia Madrid los mineros asturianos que se pudiera reunir, de manera que se organizaron dos columnas, una por carretera y otra en tren (unos tres mil hombres en total), que llegaron a León el domingo 19 por la mañana temprano. Los mineros apenas portaban armamento, porque el coronel Aranda, de Oviedo, les había dicho que no disponía de él y que se lo darían en León. El domingo por la mañana llegó también a León el general Gómez-Caminero, inspector general del ejército, enviado por el gobierno para mantener el orden en las guarniciones del Duero. Gómez-Caminero, según lo dispuesto por el gobierno, ordenó al general Bosch, comandante militar de León, que entregara armas a los mineros, pero éste —que estaba esperando el momento para declararse en rebeldía— dilató el cumplimiento de la orden exigiendo se le diera por escrito. Finalmente la orden llegó por telegrama y Bosch entregó doscientos fusiles, alegando no disponer de más reservas, pero en tan mal estado que Caminero se negó a firmar el recibo de entrega. A primera hora de la tarde los mineros salieron de León en dirección a Benavente (Zamora), una parte por carretera y otra en el ferrocarril Astorga-Plasencia. El general Gómez-Caminero salió también de León el domingo por la tarde, pero por causas poco claras, pasó a Portugal, regresando a España por Badajoz para reincorporarse a las órdenes del gobierno republicano. El tren de mineros asturianos llegó a Benavente sobre la medianoche. El alcalde socialista de esa ciudad procuró que todo transcurriera con normalidad y que no hubiera alteraciones del orden, como no las hubo. Los mineros más bien estaban preocupados porque se habían enterado de la traición del coronel Aranda en Oviedo, por lo que a las cuatro de la mañana todos ellos emprendieron el camino de regreso a Asturias, participando en el intento de liberar Ponferrada y Villablino, que habían sido tomadas por los guardias civiles sublevados. Aunque en la base de la columna Mangada había un batallón de milicias llamado «Asturias n.º 1», no cabe pensar que estuviera formado por mineros asturianos, dado que éstos no lograron pasar de Benavente. (Fuentes: Santiago López García y Severiano Delgado Cruz, «Aproximación a la Guerra Civil en Castilla y León», en Actas de las jornadas «Castilla y

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

71.

72. 73. 74.

75.

76. 77.

78. 79. 80.

Página 395

capítulo 4

395

León en la historia contemporánea», Salamanca, 8-11 de marzo de 2006, Fundación 27 de Marzo, Valderas (León), en prensa, y Juan Andrés Blanco Rodríguez et al., «Las milicias populares republicanas de origen castellano-leonés», en Julio Aróstegui (coord.), Historia y memoria de la Guerra Civil: Encuentro en Castilla y León. Tomo II: Investigaciones, Junta de Castilla y León, Valladolid, 1988, pp. 311-340). ARCV, Sección AP, RP, legajo 8, expediente 2000 contra Teófilo Gómez García, su esposa Benita Alonso Bajo e hijos José y Celedonio. Teófilo fue sancionado con una multa de 1.500 pesetas, y Benita con otra de 250. También: RCS, Libro Registro de Fallecimientos núm. 182, acta de José Sánchez García. Este sujeto se haría célebre en poco tiempo por su siniestra eficacia en la represión de los «rojos» de la provincia. Joaquín Arrarás, «Salamanca», p. 397. Ambos fueron fusilados el 1 de enero de 1937 por sentencia de consejo de guerra. Ramón Garrido Lobo, de 24 años, hijo de Valentín, murió a mediados de agosto de una paliza que le dieron en la calle. José Luis Majada Neila, Comentario: historia retrocedente 1999-1941 de una escultura de Mateo Hernández, más un meticuloso apéndice sobre la Guerra Civil en Béjar, edición del autor, Salamanca, 1999. Véase también el capítulo «Reuniones» de la novela El soldado de porcelana, de Horacio Vázquez-Rial (Ediciones B, Barcelona, 1997), en el que se narra el comienzo de la guerra civil en Béjar. José Luis Majada Neila, Comentario, p. 93. Joaquín Arrarás, «Salamanca», p. 397. Obsérvese, primero, la perfecta sintonía entre los falangistas y los guardias civiles. El camión es de falangistas, pero lo manda un teniente de la Guardia Civil. En segundo lugar, Arrarás llama «sediciosos» a quienes defienden la legalidad constitucional, cuando en realidad los sediciosos son los del camión. Y tercero, el alcalde y los demás no dispararon, pero recibieron «un duro castigo» en forma de muerte. Ante esto, naturalmente, la gente quedaba aterrorizada. 17-08-1936, Actas de las sesiones del Excmo. Ayuntamiento de Salamanca. AHMS. Manuel Fernández Trillo, «Octubre de 1934: Salamanca». Los sucesos más graves tras las elecciones de febrero tuvieron lugar en Mancera de Abajo el 15 de marzo, día de movilización a favor de la reforma agraria convocado por la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra, y que además en Mancera coincidía con la sustitución de la gestora municipal. Una manifestación festiva de seguidores del Frente Popular fue atacada con armas de fuego por elementos provocadores, muriendo el joven comunista Filiberto Durán Albarrán, vecino de Salamanca. En el tumulto consiguiente, alguien mató con arma blanca a Eleuteria Martínez Méndez, propietaria y conocida conservadora. Finalmente, en circunstancias nunca aclaradas, murió también un niño de corta edad durante los tumultos. En respuesta, los partidos Socialista y Comunista, junto con el Comité de Enlace de Sindicatos, convocaron un día de huelga general en Salamanca para el 19 de marzo, con seguimiento masivo. Al entierro de Filiberto Durán asistieron miles de personas, a la cabeza de ellas el alcalde Casto Prieto, el goberna-

001-480 Salvaje pesadilla

396

81. 82. 83.

84.

85. 86.

8/5/07

12:32

Página 396

esta salvaje pesadilla dor civil Antonio Cepas, el presidente de la Diputación, Antolín Núñez, concejales de izquierda, representantes de UGT, PSOE, CNT y PCE, si bien el gobernador civil, en su discurso, eludió toda referencia a la mujer y al niño muertos en Mancera. Durante los meses de marzo, abril y mayo, la Guardia Civil y los alcaldes de los pueblos procedieron a la disolución de numerosas reuniones, normalmente de derechistas, por considerarlas subversivas y conspiratorias. Por esa época comenzaron a producirse altercados protagonizados por falangistas, en ocasiones sin consecuencias más allá de unas bofetadas, pero en otras con resultado de muertos. Así, el 3 de mayo un joven falangista que paseaba por la plaza fue interpelado por otros jóvenes; de las palabras se pasó a las manos y el falangista sacó una pistola, disparando varias veces e hiriendo a un guardia de Asalto, que murió días después. En Ciudad Rodrigo, la detención de cinco jóvenes fascistas originó un alboroto durante el que murió por disparo de arma de fuego una persona ajena a los hechos. Al día siguiente tuvo lugar una huelga general. Tomás Pérez Delgado, «La violencia política en Salamanca durante el período del Frente Popular», pp. 217-218. Ronald Fraser, Recuérdalo tú y recuérdalo a otros, vol. 1, p. 232. El Adelanto, 28-07-1936. 1er teniente de alcalde Miguel Íscar Peyra, 2º José Luis de Bayo Arana (nuevo), 3º Manuel Gil Remírez (nuevo), 4º Andrés Rubio Polo (nuevo), 5º Manuel yerro Ruiz (nuevo), 6º Andrés Hernández Vicente (nuevo), 7º Crescencio Fuentes Príncipe (nuevo, del Sindicato de la DSC), Regidor síndico Fernando García Sánchez (nuevo, de la Caja de Ahorros). Presidentes de las comisiones: Permanente, Gobierno Interior, Hacienda: Francisco del Valle Marín (alcalde y comandante); Aguas y Saneamiento: Miguel Íscar Peyra (anterior); Instrucción Pública: Miguel de Unamuno (anterior); Mercados: Abel Mayorga (falangista, nuevo); Dote Gómez Arias: Fructuoso Victoriano Pedraz (nuevo). 27-VII1936. Actas de las sesiones del Excmo. Ayuntamiento de Salamanca. AHMS. Una de las mayores obsesiones de los sublevados, y del franquismo después, fue dotar de legitimidad a su alzamiento, ocultando su origen como golpe de estado ilegal. Para ello se harán los famosos informes sobre la ilegitimidad de los poderes actuantes el 18 de julio de 1936, o se considerará que la guerra realmente comenzó en octubre de 1934. La ley de Responsabilidades Políticas de 9 de febrero de 1939 está dirigida a sancionar «A las personas, tanto jurídicas como físicas, que desde el primero de octubre de 1934 y antes del 18 de julio de 1936, contribuyeron a crear o gravar la subversión de todo orden de que se hizo víctima a España, y de aquellas otras que, a partir de las segundas de dichas fechas, se hayan opuesto o se opongan al Movimiento con actos concretos o pasividad grande». El Adelanto, 28-07-1936. El 14 de septiembre, por orden de la Junta de Defensa Nacional de España, fueron cesados del servicio de Beneficencia Municipal en Salamanca 7 médicos, 5 practicantes, 38 vigilantes sanitarios y una matrona. AHMS, Actas de las sesiones del Excmo. Ayuntamiento de Salamanca, 14-09-1936. A menudo el cese era solamente una parte de la sanción. Se trata de los siguientes:

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

87.

Página 397

capítulo 4

397

Médicos: Adolfo Núñez Rodríguez, Vicente Gaite Veloso (hermano del fusilado director del Instituto de Ciudad Rodrigo), Emilio Sánchez Salcedo (prisión 1936-1938, expediente 11212), Julio Pérez Martín (auxiliar en la Facultad de Medicina), Arturo Santos Martín, Isidoro Suárez Iglesias (multa de 8.000 pesetas), Darío Carrasco Pardal (prisión 1936-1937, expediente 2219); Practicantes: Lucas Lorenzo González (prisión 1936-1938, expediente 11730), Miguel Silva Ramos (prisión 1939, expediente 10819), Francisco Colorado Arnaz, Luis González Vicente (prisión 1936-1944, expediente 24625) y Andrés Lorenzo Torijano. Vigilantes sanitarios: los tenientes Juan Iglesias Peral (fusilado el 20-VI1937) y Ramón Mesonero Vicente, los cabos Julio Macias Prieto, Santos Eustaquio Calvo, Sebastián López González y Pascual Cordero Casero (prisión 1936-1938, expediente 12169), los vigilantes de 1ª y 2ª Eugenio Ruiz Ramos, Amador Martín Hernández, Álvaro Hernández Rodríguez, Cipriano Pérez Maza, Faustino Alonso Villanueva, Pedro Lucas Barbero (prisión 1938, expediente 12082), Gerardo Pascua Mangas (prisión 1938, expediente 12086), Gerineldo Garrido Garrido, Honesto Rodero Rubiera (prisión 1936-1944, expediente 24551), Joaquín Roca Sáez (prisión 1936-1944, expediente 21301), José Hernández Sánchez, José Rollán Mesonero, Juan Manuel Sendín de la Cruz (prisión 1937, expediente 11564), Ignacio Sánchez García (desaparecido), Manuel García Alonso (prisión 1936-1940, expediente 4748), Juan Francisco Huertas Palacios, Rafael Crespo Bahía (prisión 1936-1938, expediente 2655), Santiago Gutiérrez Martín (prisión 1937, expediente 2891), Tomas Vicente Iglesias (prisión 1937-1938, expediente 8894), Torcuato García Jiménez, Ventura Caamaño Román, Inocente Rivas Vicente, Salvador García Miguel, Domingo Sánchez Romero, Manuel Barrado Sánchez, Rafael Hernández García, Esteban Gómez Gómez, Celestino Sánchez Hernández (prisión 1936, expediente 1753), Faustino Sánchez Baz, José Sastre Souza, Evaristo Hernández Marcos (prisión 1937-1939, expediente 11416), Martín Álvarez Sánchez. Matrona: Esperanza García Rodríguez. Algunos de ellos desaparecieron mientras se tramitaba su expediente. A Ignacio Sánchez García, vigilante sanitario, lo fueron a buscar a su casa el 30 de enero de 1938 y no regresó. Estaba citado para el día siguiente por un asunto relacionado con el expediente disciplinario. Fue fusilado ilegalmente en el monte de La Orbada y meses después le llegó una carta de despido «por antipatriota» (testimonio de su nieta Palmira Sánchez, en Tribuna de Salamanca, 20-XI-2005). Los acusados fueron: Domingo Hernández González (oficial de 1.ª del cuerpo de funcionarios administrativos; prisión 1936-1938, expediente 2646), Manuel Sánchez Lombardía (mecanógrafo; expediente 11073, probablemente sacado de la cárcel el 31-XII-1936), Andrés Olloqui Marcos (guardia municipal de 2.ª), Santiago Sánchez Báez (obrero de la limpieza), Miguel Borrego de Paz (obrero de la limpieza), Eustaquio García Vicente (obrero de la limpieza; prisión 1936-1938, expediente 12142), Matías González Gudino (guardia municipal), Gabriel Blázquez García (obrero de la limpieza), Alejandro Luengo Prieto (matarife), Luis de San Dimas Sánchez (matarife), Luis Corredera García (matarife), Matías Sánchez Polo (matarife), Isidro Gómez Rodríguez (matari-

001-480 Salvaje pesadilla

398

88.

89.

90. 91. 92. 93. 94. 95.

8/5/07

12:32

Página 398

esta salvaje pesadilla fe), Francisco de los Mozos de Dios (inspector veterinario), Enrique Iglesias Iglesias (central elevadora). 28-XII-1936, Actas de las sesiones del Excmo. Ayuntamiento de Salamanca. AHMS. Más tarde fueron destituidos Eusebio Sánchez Benito (guardia municipal) por ser de Izquierda Republicana (prisión 1936-1937, expediente 1935), Vicente Sánchez Moreta (conserje del cementerio) por pertenecer a «La Fe», Marcos Gómez Pérez (obrero del cementerio), Blas Martín Martín (obrero del cementerio) y Clemente Santa Cecilia González (practicante; prisión 1937-1940, expediente 4735). 04-I-1937, Actas de las sesiones del Excmo. Ayuntamiento de Salamanca. AHMS. A estos hay que sumar a Tomás Huerta Palacios (obrero de limpieza; prisión 1944, expediente 21200) y Juan González Sánchez (obrero de limpieza), 18-I-1937, Actas de las sesiones del Excmo. Ayuntamiento de Salamanca. AHMS. Once trabajadores fueron investigados y absueltos, 28-XII-36, Actas de las sesiones del Excmo. Ayuntamiento de Salamanca. AHMS. Quedaron sobreseídos los casos de Dionisio Sánchez de la Iglesia (matarife), Andrés Sánchez del Espíritu-Santo (matarife), Vicente Martín González (guardia municipal), Fabián Pozo Cristina (obrero de limpieza), Ramón Vegas Jiménez (obrero de aguas), Pedro López Fernández (barrendero) y Natalio Sánchez González (guardia municipal). 4-I-1937, Actas de las sesiones del Excmo. Ayuntamiento de Salamanca. AHMS. Más tarde fueron absueltos Manuel Sánchez Juanes (matarife), Antonio Vasco Sánchez (guardia municipal), Andrés Elena Sánchez (matarife) y Juan Andrés Blanco Sánchez (guardia) 18-I-1937, Actas de las sesiones del Excmo. Ayuntamiento de Salamanca. AHMS. Por otra parte, los expedientes de Hilario Muñoz Cabezas (jefe de negociado), Jesús Sánchez Lombardía (auxiliar; prisión 1936, expediente 1930), Leandro Martín de la Iglesia Carrero y Andrés Elena Sánchez (matarife) se decidió ampliarlos, 28-XII1936, Actas de las sesiones del Excmo. Ayuntamiento de Salamanca. AHMS. Aparecen listas en la prensa local en el mes de agosto. El 19-VIII-1936 aparecen en La Gaceta Regional como cesados por el gobernador civil los siguientes funcionarios de Telégrafos: Francisco Vega Fuentes, Santos Rodríguez Vega y Domingo Vicente Rodríguez (Sequeros), José Martín Pérez y Severiano Martín Vicente (Béjar, condenado más tarde a pérdida total de bienes, valorados en 2.796 pesetas), José García Sánchez (Fuente de San Esteban, murió en la cárcel el 7 de abril de 1937, de «grippe abdominal», expediente 2496), José Seco Peyrot (Lumbrales), José Esteban Iglesias (o de la Iglesia) (prisión 1936-1938, expediente 9013) (Ledesma), Antonio Coca Tapia (Miranda del Castañar); y de Teléfonos: Florencio Torres Pérez (prisión 1937), Francisco Barrueco Monleón y Antonio Cascante Romo (prisión 1937, expediente 11017) (Salamanca). BOE, 19-X-1936 y 21-III-1937. BOE, 29-X-1936. BOE, 25-II-1937 y 21-X-1937. La Gaceta Regional, 19-VIII-1936. Luciano González Egido, Agonizar en Salamanca: Unamuno: julio-diciembre 1936, Alianza, Madrid, 1986, p. 125. «Escuelas de primera enseñanza, según sus clases y secciones que integran las Graduadas, existentes en cada una de las provincias, en 1.º de septiembre de

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

96. 97. 98. 99.

100.

101.

102. 103.

104.

Página 399

capítulo 4

399

1933» y «Maestros nacionales de primera enseñanza, población escolar, matrícula y adultos, por provincias, en 1.º de septiembre de 1933». Anuario Estadístico de España 1934. Censo de población de 1930. En 2006 Salamanca tiene 362 municipios. Véase: Francisco Morente Valero, La escuela y el Estado Nuevo. Crespo Redondo, Jesús, Purga de maestros en la Guerra Civil. BOE, 21-VIII-1936. Por sentencia de consejo de guerra fueron ejecutados Octavio Rivas García, de Salamanca (19-IX-936), Alberto Sánchez Lorenzo, de Garcihernández (19-IX1936), José Castro Ramos, de Trabanca (05-XII-1936), Manuel Francisco Crespo, de Béjar (21-IV-1937), Gerardo González Torres, de Cespedosa de Tormes (16-V-1937) y Clodoaldo Esteban Pascual, de Cantalpino (12-I-1939). Fueron sacados de la cárcel Julio Durán García, de Vitigudino (27-X-1936, expediente 1743), Luis Campo Redondo, inspector de enseñanza y dirigente del PCE (14-XII-1936, expediente 1226), Antonio Álvarez Álvarez, de Vecinos (14-XII-1936, expediente 1228), Ignacio Sánchez y Sánchez (19-12-1936, no consta número de expediente), Joaquín Rodríguez Castilla, de Ledesma (19-XII-1936, expediente 1914), Vicente Antón García (19-XII-1936, expediente 1421) y Urbano Andrés Carballo (20-XII-1936, expediente 1214). Justo Arduán Esteban, de Gallegos de Argañán, se encontraba en paradero desconocido cuando se le hizo juicio militar en 1938. Según la Asociación Salamanca Memoria y Justicia, fueron fusiladas en el campo Esperanza Girón, de Berrocal de Salvatierra (30-VIII-1936) y una joven maestra natural de Zaragoza que fue enterrada en la fosa común de «los doce de Barbadillo». Anexo 4. Represión sobre los maestros. Se ha elaborado a partir de García Madrid, Antonio, «La depuración del Magisterio Nacional en la provincia de Salamanca». Resultaron especialmente afectados (maestro y maestra, o más de dos maestros): Ahigal de los Aceiteros, Aldeacipreste, Aldeatejada, Babilafuente (5 maestros), Cabrillas, Calvarrasa de Abajo, Cantalpino, Casillas de Flores, Cespedosa de Tormes, Ciudad Rodrigo, El Cerro, Fregeneda, La Alberca, Ledesma, Ledrada, Lumbrales (4 maestros), Miranda del Castañar, Peñaranda de Bracamonte (4 maestros), Pereña, San Esteban de la Sierra, Sepulcro Hilario, Sequeros, Valdelosa, Valverde de Valdelacasa y Villanueva del Conde. Mercedes del Amo, Salvador Vila: el rector fusilado en Víznar, Universidad de Granada, Granada, 2005. Damos el número de profesores en 1934, de acuerdo con el Anuario Estadístico de España. Los institutos de Salamanca y Béjar eran nacionales y el de Ciudad Rodrigo local. En el anuario de 1934 no aparece el de Peñaranda de Bracamonte. Fueron separados del servicio con baja en el escalafón: Albino J. Gallego Marquina (Salamanca), Alfonso Ballesteros Criado, Miguel Estremera de la Torre, Álvaro Martínez Alonso (los tres de Béjar), Antonio Matheu Alonso (Ciudad Rodrigo) y Alfonso Aznar Acevedo (Peñaranda de Bracamonte). Santiago Riesco Cáceres, «auxiliar y secretario del Instituto de Salamanca» fue sancionado con suspensión de empleo y sueldo por tres meses (BOE, 26-

001-480 Salvaje pesadilla

400

105.

106.

8/5/07

12:32

Página 400

esta salvaje pesadilla V-1937). Fueron sometidos a expediente, pero confirmados sin sanción: María Díez de Oñate, Cristóbal Riesco Lorenzo, Antonio Holguera Vadillo, Manuel Jerónimo Barroso, Ricardo Beltrán González, Pedro Borrás Mounet, Domingo Sánchez Hernández, Isidoro Rivera Gutiérrez, Victoriano Lucas Cruz, Enrique Latorrre García (todos ellos de Salamanca), Alejandro Cuesta del Muro, Matilde Martín González, Mateo Prieto Sánchez (de Ciudad Rodrigo) y Francisco Cid Gómez Rodulfo (de Béjar) (Olegario Negrín Fajardo, «La depuración del profesorado de los institutos de segunda enseñanza», en Historia de la educación, 2005, n.º 24, pp. 503-542). Ninguno de ellos aparece en el archivo CIS-VICTORIA, lo cual indica que no pasaron por la cárcel, pero Antonio Francisco Matheu Alonso aparece en nuestra documentación como encausado por un tribunal militar en 1938, siendo localizado en la prisión de Tarragona. Hemos encontrado en el BOE del 13-II-1937 las resoluciones de separación de los ya citados Alfonso Aznar, Antonio Matheu, Álvaro Martínez, Alfonso Ballesteros (profesores), y de varios miembros de la Escuela Superior y Elemental del Trabajo de Béjar: Pascual García Matas (subalterno), Simón Bruno Martín (maestro tintorero) y Tomás Daniel Bermejo Bullón (profesor). En realidad, en la zona nacionalista la jurisdicción ordinaria quedó reducida a un carácter residual. Muchos jueces y fiscales fueron trasladados a la jurisdicción militar, y además militarizados con el empleo de capitán honorífico de complemento del Cuerpo Jurídico-Militar. En segundo lugar, y más importante, se reservaba a la jurisdicción ordinaria solamente aquellas causas que por la Autoridad no se estimaba que correspondiera su conocimiento a la justicia castrense. Por otra parte, había constante interferencia de órganos administrativo-militares en el orden civil, como la Comisión Administrativa de bienes incautados por el Estado (cuyas decisiones prevalecían sobre las judiciales), las comisiones depuradoras de personal al servicio de las administraciones públicas, las comisiones para instruir expedientes administrativos de responsabilidad civil, y además la Autoridad militar podía imponer multas de cualquier cuantía sin procedimiento alguno. (Ernesto Pedraz Penalva, «La administración de Justicia durante la Guerra Civil en la España nacional: jurisdicciones ordinaria y especiales», en Revista Universitaria de Derecho Procesal, 1988, n.º 1, pp. 35-71 [1ª parte], y 1989, n.º 2, pp. 37-67 [2.ª parte»].) Debido al desmesurado crecimiento de la jurisdicción militar sobre todo tipo de asuntos, la justicia ordinaria se concentró casi exclusivamente en la investigación de circunstancias presuntamente fortuitas, suicidios y delitos contra la propiedad (Manuel Ortiz Heras, «Instrumentos legales del terror franquista», en Historia del presente, 2004, n.º 3, pp. 203-220, 212.) Josep Fontana, España bajo el franquismo, Crítica, Barcelona, 1986, p. 25. Enrique de Sena relata cómo todavía en 1940 se daba orden explícita a todos los periódicos de no hacer mención alguna de los consejos de guerra y fusilamientos (Enrique de Sena, «Guerra, censura y urbanismo: recuerdos de un periodista», en José-Luis Martín (dir.) y Ricardo Robledo (coord.), Historia de Salamanca. Volumen V: Siglo Veinte, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 2001, pp. 325-394).

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

107. 108.

109.

110.

111.

112. 113. 114.

Página 401

capítulo 4

401

El 13 de agosto de 1936 fueron enterrados en el cementerio de Salamanca, y registrados en su libro de entrada, tres hombres sin identificar. Pero en el Registro Civil no hay traza de estas muertes. A estas alturas resulta imposible saber quiénes eran. El escritor Agustín Salgado recrea en su novela La grama el ambiente de Salamanca durante las semanas iniciales de la guerra y lo sucedido en Pedroso en agosto de 1936, cuando cuatro campesinos fueron tiroteados al atardecer en el encinar de La Orbada y otros tres fueron transportados hasta Salamanca y fusilados junto al cementerio. El hecho de que esos cadáveres no se anotaran en el Registro Civil indica bien a las claras que el origen de su muerte debía ser ocultado, puesto que poco después, el 25-II-1937, fue inscrito en el Registro Civil de Salamanca «Un cadáver de mujer de unos 40 años, sin signos de violencia, aparecido en el Refugio de los Desamparados. Asténica, blusa y falda negras muy usadas. Desconocida» (Libro Registro de Fallecimientos n.º 183, acta 229). Hilari Raguer, La pólvora y el incienso: la Iglesia y la Guerra Civil española (1936-1939), Península, Barcelona, 2001, p. 184. El Adelanto, 01-IX-1936, recoge unas declaraciones del general Mola al periodista Rienzi, en las que éste manifiesta que su objetivo es tener controlado todo el territorio español en enero de 1937 y restablecer la paz social mediante una dictadura militar. Jesús Mª Palomares Ibáñez, La Guerra Civil en la ciudad de Valladolid: entusiasmo y represión en la «capital del Alzamiento», Ayuntamiento de Valladolid, Valladolid, 2001, pp. 161-185. Luis Castro, Capital de la Cruzada: Burgos durante la Guerra Civil, Crítica, Barcelona, 2006, pp. 212, 220-221. Isaac Rilova Pérez, Guerra Civil y violencia política en Burgos (1936-1943), Dossoles, Burgos, 2001, pp. 383-386. Miguel Ángel Mateos Rodríguez, «La Guerra Civil», en Historia de Zamora. Tomo III: La Edad Contemporánea, Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo, Zamora, 1995, pp. 533-651, p. 640. Santiago Vega Sombría, De la esperanza a la persecución: la represión franquista en la provincia de Segovia, Crítica, Barcelona, 2005, pp. 351-367. Gregorio Herrero Balsa y Antonio Hernández García, La represión en Soria durante la Guerra Civil, edición de los autores, Soria, 1982, vol. 2, p. 193. Fueron muertos al menos 15 alcaldes: Casto Prieto Carrasco (Salamanca, sacado de la cárcel, 29-VII-1936), Maximiliano Vicioso (Tejares, paseado, 04-VIII-1936), Valentín Poveda Gallego (Pedroso de la Armuña, paseado, 09-VIII-1936), Félix Martín Trujillo (San Felices de los Gallegos, paseado, 19-VIII-1936), Amador Solano Solano (Barbadillo, fusilado por sentencia, 20-VIII-1936), Manuel Martín Cascón (Ciudad Rodrigo, fusilado por sentencia, 30-VIII-1936), Gerardo Pescador Pescador (Matilla de los Caños, paseado, aprox. 01-X-1936), Manuel Vaquero Rubio (Villavieja de Yeltes, fusilado por sentencia, 23-X-1936), Eloy González Benito (Béjar, fusilado por sentencia, 01-I-1937), Elías García Holgado (Lumbrales, fusilado por sentencia, 05-VII-1937). Otros cinco alcaldes sufrieron algún tipo de sanción: Salvador Ruipérez Cristóbal (Peñaranda de Bracamonte, condena de 12 años de cárcel y multa de 725.000 pesetas; rebajado a 9 años y 250.000 pesetas en la revisión). Isaías

001-480 Salvaje pesadilla

402

115.

116. 117.

118. 119. 120. 121. 122.

8/5/07

12:32

Página 402

esta salvaje pesadilla Montero Egido (Retortillo, 30 años de cárcel y multa de 10.000 pesetas). Indalecio Casado Calvo (Barruecopardo, multa de 1.000 pesetas). Manuel Antón Chico (Cabeza de Béjar, multa de 2.500 pesetas y pérdida total de bienes; absuelto en la revisión). Segundo Herrando Velasco (Serradilla del Arroyo, sobreseído porque es nominalmente socialista, pero parece de Acción Popular). Entre los concejales, 7 fueron muertos: Francisco Oliva Pastor y Ángel Grimaldos Múgica (Ciudad Rodrigo, paseados, 19-VIII-1936), Casimiro Paredes Mier (Salamanca, sacado de la cárcel, 13-XI-1936), Eugenio Valentín Garrido Sánchez y Antonio Gutiérrez Sánchez (Béjar, fusilados por sentencia, 01-I-1937), Manuel de Alba Ratero (Salamanca, fusilado por sentencia, 20VI-1937). Francisco González Comerón, de 41 años, jornalero, concejal de Lumbrales, desapareció el 16-IX-1936 y su cadáver fue encontrado en Bermillo de Sayago (AHN, Causa General, caja 1314). Francisco fue sancionado además con una multa de 2.000 pesetas. Incluso varios secretarios de ayuntamiento fueron sancionados: Cándido Álvarez Carrasco, de Fregeneda (paseado, 28-VII-1936), Patricio Ángel Panadero Domínguez, de Rollán (fusilado por sentencia, 28-VIII-1936), Pedro Miñana Regadera, de Béjar (fusilado por sentencia, 01-I-1937). Otros tipos de sanción: Miguel García Ramos (Calzada de Béjar, multa de 6.000 pesetas, absuelto en la revisión), Silvestre Sánchez Tolosa (Calzada de Béjar, multa de 1.780 pesetas y pérdida total de bienes, absuelto en la revisión), Juan García Manza y Francisco González Comerón (Lumbrales, multa de 2.000 pesetas a cada uno), José Rodríguez Grandes (Lumbrales, multa de 1.500 pesetas), Pablo Sotés Potenciano (Salamanca, pena de muerte, luego conmutada por 30 años), Ángel Lorenzo Bajo (Villar del Ciervo, 15 años de cárcel, multa de 750 pesetas y embargo total de bienes). Es seguro que un mejor conocimiento de los expedientes personales sacará a la luz un número mayor de ediles, puesto que uno de los primeros objetivos de los militares sublevados fue la disolución de las gestoras municipales del Frente Popular. Eduardo Martín González, «Conflicto social y violencia política en el campo zamorano, de la II República al franquismo. Un estudio de caso: Cañizo», en Studia zamorensia, 2004, n.º 7, pp. 77-132, p. 89. Cristóbal Guirado Cid, El alcalde en la legislación española, Trivium, Madrid, 1991. Capítulo sobre la Segunda República. El gobierno del Frente Popular convocó por Decreto del 17-III-1936 elecciones municipales para el 12-04-1936, pero finalmente suspendió la convocatoria por Decreto de 04-IV-1936. Eduardo Martín González, «Conflicto social y violencia política en el campo zamorano», p. 95. Mercedes Díaz-Plaza Rodríguez, «La Guerra Civil en Aranda, 1936-1939», en Biblioteca: estudio e investigación, 1996, n.º 11, pp. 177-206, pp. 183-184. Vicente M. Encinas, Grajal de Campos, la década conflictiva: 1930-1940, Instituto Leonés de Cultura, León, 2006, p. 141. Luis Enrique Espinoza Guerra, «De la esperanza a la frustración», pp. 206-207. Entendemos por autoridad militar el conjunto formado por el gobernador ci-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

123. 124.

125. 126.

127.

128.

129. 130. 131. 132.

133.

Página 403

capítulo 4

403

vil, el comandante militar, el jefe de la comandancia de la Guardia Civil y los presidentes de los tribunales militares. Eduardo Martín González, «Conflicto social y violencia política en el campo zamorano», p. 97. Propietarios y arrendatarios con pequeñas y medianas explotaciones (de 10 a 100 hectáreas), que producen para el mercado pero sólo emplean la fuerza de trabajo asalariada como un complemento ocasional de la autoexplotación de la unidad familiar y de la ayuda mutua con otras unidades familiares en el seno de la red social. Suelen tener, además, un nutrido servicio doméstico en el que se emplean hijas de obreros. (Eduardo Martín González, «Conflicto social y violencia política en el campo zamorano», p. 81). Eduardo Martín González, «Conflicto social y violencia política en el campo zamorano», pp. 99-100. En El Adelanto del 14-VIII-1936, Francisco Bravo, jefe de la Falange salmantina, publica una nota instando a los falangistas a mantenerse apartados de «esa turbia corriente de violencia y cobardía» y a «desentenderse de toda villanía de tipo caciquil». En Grajal de Campos, donde hubo una importante agrupación falangista desde marzo de 1934, los afiliados eran jóvenes labradores, comerciantes y profesionales. En Cañizo, la fuerte implantación de Acción Popular hizo que en 1936 la Falange prácticamente no existiera en ese pueblo y fuera la JAP la que creara sus milicias tras el golpe de estado. Sin embargo, tanto en Grajal como en Cañizo tuvo lugar una importante represión que se centró en los afiliados a la Sociedad Obrera, lo cual indica que el ideario falangista tuvo un lugar accesorio en el movimiento represor, primando más la enemistad de clase. Michael Richards, «Guerra civil, violencia y la construcción del franquismo» en Paul Preston (ed.), La República asediada: hostilidad internacional y conflictos internos durante la Guerra Civil, Península, Barcelona, 1999, pp. 201238. Julián Casanova, La Iglesia de Franco, Temas de Hoy, Madrid, 2001, pp. 194-199. Manuel Ballbé, Orden público y militarismo en la España constitucional (1812-1936), Alianza, Madrid, 1983. Manuel Ballbé, Orden público y militarismo, p. 401. Ronald Fraser recoge el testimonio de Juan Crespo, estudiante monárquico de Morasverdes, sobrino de Casto Prieto Carrasco. El 15 de agosto se presentaron en Morasverdes unos falangistas a coger a unas cuantas personas. Como un par de ellos habían sido compañeros de escuela de Crespo, le enseñaron la lista, con cinco nombres. Crespo comprendió que la lista la había hecho alguien del pueblo. Los falangistas también querían «dar un susto» a alguien más, de modo que el alcalde (que había sido puesto por la Falange) le dio varios nombres más, uno de ellos el maestro, que era el jefe de los socialistas del pueblo. Pero finalmente la intervención del cura evitó que los falangistas se llevaran a nadie. Herbert R. Southworth narra que Aguilera contó este crimen al menos en dos ocasiones, aunque luego intentara desmentirlo cuando fue publicado por Peter

001-480 Salvaje pesadilla

404

134.

135. 136. 137.

138.

139.

140.

141.

8/5/07

12:32

Página 404

esta salvaje pesadilla Kemp, del que Southworth toma la cita que hemos reproducido, y el periodista Jean d’Hospital (La destrucción de Guernica, Ibérica de Ediciones, Barcelona, 1977, p. 74). Para el caso de Gonzalo de Aguilera y, en general, la mentalidad de la oficialidad africanista, véase Paul Preston, «Los esclavos, las alcantarillas y el capitán Aguilera. Racismo, colonialismo y machismo en la mentalidad en el cuerpo de oficiales nacionales» en Javier Muñoz Soro, José Luis Ledesma & Javier Rodrigo, coordinadores, Culturas y políticas de la violencia. España siglo XX, Siete Mares Editorial, Madrid, 2005. Julián Casanova, Víctimas de la guerra civil, Temas de Hoy, Madrid, 1999, p. 109. En Salamanca se tuvo miedo durante mucho tiempo a Bedoya, que paseaba con una pistola al cinto con cachas de nácar, y a Beonza, que vivía en la calle del Tostado, dos sinvergüenzas que habían estado afiliados a la Casa del Pueblo y se pasaron al otro bando (información de Juan Livianos). Ignacio Martín Jiménez, La guerra civil en Valladolid (1936-1939): amaneceres ensangrentados, Ámbito, Valladolid, 2000, pp. 192 y 194. Julia Cifuentes Chueca, El asalto a la República: los orígenes del franquismo en Zaragoza (1936-1939), Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 1995. Un ejemplo de esta actuación azarosa e incomprensible fue el asesinato en las navidades de 1936 de José Sánchez Gómez, «el Timbalero», cronista taurino de El Adelanto, hombre liberal, afiliado a Acción Republicana. Fue detenido el 21 de julio por la policía, que fue a buscarlo a su casa. Ingresado en la cárcel con el número 1759, fue sacado el 25 de diciembre de 1936 y fusilado en el monte de La Orbada. Su familia no se atrevió a inscribir el fallecimiento en el Registro Civil hasta el 24 de marzo de 1939 (Carlos Manuel Perelétegui, José Sánchez Gómez, el Timbalero: ensoñación biográfica, Anthema, Salamanca, 2002). Francisco Espinosa Maestre, «Julio de 1936. Golpe militar y plan de exterminio», en Julián Casanova (coord.), Morir, matar, sobrevivir: la violencia en la dictadura de Franco, Crítica, Barcelona, 2002, pp. 53-119, pp. 115-116. El testimonio de Juan Crespo recogido por Fraser es muy claro al respecto. Crespo se alistó en el ejército al lado de Franco llevado por sus ideales nacionalistas: «Yo combatía para crear una España mejor. Para ello harían falta sacrificios. Las cosas que estaban pasando en la retaguardia eran uno de estos sacrificios necesarios para que la justicia triunfase. Aunque fuese dolorosa, era una parte necesaria de la guerra». (Ronald Fraser, Recuérdalo tú y recuérdalo a otros, vol. 1, p. 237.) El bando del general Mola del 19 de julio castigaba con la muerte «los actos de violencia ejecutados contra las personas o las cosas por móviles de los llamados políticos o sociales». También se declaraban incautados «todos los vehículos y medios de transporte de personas o cosas y queda prohibida su circulación sin licencia especial de la autoridad militar». (Diario de Burgos, 20-VII-1936.) Para la elaboración de la Causa General se solicitó informes a los ayuntamientos sobre las «personas residentes en los términos municipales que durante la dominación roja fueron muertos violentamente o desaparecieron y se cree

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

Página 405

capítulo 4

405

fueron asesinados». Ricardo Robledo nos ha facilitado la documentación existente sobre Salamanca, que se limita a dos listas, una de Aldehuela de la Bóveda y otra de Lumbrales. AHN. Causa General, Caja 1314. En Aldehuela constan como desaparecidos «con motivo del Alzamiento Nacional» Bernardino Delgado Arroyo, 65 años, comerciante [prisión 1936, expediente 1113, sacado 15-VIII-1936]; Claudio (o Eladio) Delgado Pérez (hijo de Bernardino), 41 años, comerciante [prisión 1936, expediente 1710, sacado 15-VIII-1936]; Alipio García Rodríguez, 54 años, industrial [zapatero] [paseado 23-IX-1936]; Serafín Rodríguez Cortina, 48 años, jornalero [paseado 15-VIII-1936]; Juan Hernández Lucas, jornalero [paseado 23-IX1936]; Manuel Santos [Vega], 36 años, jornalero [prisión 1936, expediente 1398, sin más datos]; Avelino Cortina García, 63 años, labrador [paseado 15VIII-1936]; Arístides Torres Aparicio, 37 años, de Correos [cartero] [paseado 15-VIII-1936]. Todos ellos simpatizantes del Frente Popular. De Lumbrales figuran: Francisco González Comerón, 41 años, jornalero, [concejal], desaparecido el 16-IX-1936 y su cadáver encontrado en Bermillo de Sayago (Zamora), se inscribió en el Registro Civil. Da razón de él Celestino Alonso Bernal, de Calzada de Valdunciel, y esto mismo vale para Germán Hernández Arroyo, 44 años, jornalero, casado. Julián Gajate Estévez, 27 años, jornalero, casado, [expediente 1822] y Ángel García Hernández, 23 años, jornalero, casado, [expediente 1826] llevados los dos detenidos a Salamanca el 8 de agosto de 1936 y puestos en libertad el 21-XII-1936, se ignora desde entonces sus circunstancias [en realidad, sacados y fusilados]. Los cuatro tenían relación con la Casa del Pueblo. Hemos puesto entre corchetes la información que no consta en el documento de la Causa General. También contamos con un documento del ayuntamiento de Los Santos, elaborado por el secretario con fecha 17-IX-1938, facilitado por la Asociación Salamanca Memoria y Justicia, en el que se hacen constar, a petición de la superioridad, los vecinos del pueblo detenidos, desaparecidos, sancionados con multas y destinados a Batallones de Trabajadores. Los detenidos son Antonio Merino Yuste [prisión 1936-1944, expediente 21448], Cipriano Merino Sánchez [prisión 1936-1939, expediente 11878], Agustín Merino Sánchez [prisión 1936-1939, expediente 19828], Pedro Alvarez Yuste [prisión 19371939, expediente 11882], Segundo Rodríguez Merino [prisión 1938, expediente 9151], Amalio (o Abundio) Gómez Gómez [prisión 1938-1939, expediente 9010], Patricio (o Saturio) Gómez Madruga [prisión 1938, expediente 11907], Sergio Gómez Madruga [prisión 1938, expediente 11908], Miguel Peix Martín, Mariano Miguel Yuste, Agustín Merino Bonilla, José Merino Sánchez, Agustín Miguel García, Félix Gómez Madruga y Sebastián Yuste Merino [no tenemos datos de estos últimos]. Desaparecidos: Manuel Marín Maroto [sin datos], Ubaldo Blanco, Andrés Campos [Gómez] [suboficial de Carabineros, multa de 17.000 pesetas en 1941], Juan Miguel Blanco, Agustín Bonilla, Daniel Aparicio, Esteban Pérez, Andrés Aparicio, Agustín Aparicio José Pérez Yuste, José Rodríguez Freire. [Todos ellos, menos el primero, fueron sacados de sus casas por falangistas y

001-480 Salvaje pesadilla

406

142.

143.

8/5/07

12:32

Página 406

esta salvaje pesadilla fusilados en el campo el 15 de septiembre de 1936, según la Asociación Salamanca Memoria y Justicia]. Sancionados con multa: Mateo Pérez Martín, Eulogio Hermones, Federico Merino Campos, Genara Gómez Campos, Miguel Peix Martín y María Antonia Pérez. Destinados a Batallones de Trabajadores: Belisario Merino Aparicio, Agustín Miguel García, José Merino Sánchez, Francisco Pérez Merino, Maximino Yuste Gómez, Félix Gómez Madruga y Baltasar Merino Sánchez. Todo esto nos lleva a la conclusión de que el régimen franquista elaboró minuciosas listas de víctimas de la guerra. En nuestro anterior trabajo sobre la guerra civil en Salamanca («Víctimas y Nuevo Estado, 1936-1940», en José-Luis Martín (dir.) y Ricardo Robledo (coord.), Historia de Salamanca. Volumen V: Siglo Veinte, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 2001, pp. 219-324), dijimos que parecía poco probable que hubiera fosas comunes en Salamanca, ya que sólo se había encontrado una. Esa afirmación hay que corregirla en sentido contrario, puesto que la información de la que se dispone en estos momentos lleva a lo contrario: existen numerosas fosas comunes en la provincia de Salamanca, producto de la represión llevada a cabo como consecuencia del golpe militar del 18 de julio. La mayor parte de esa información procede de la tarea llevada a cabo por la Asociación Salamanca Memoria y Justicia, y en la labor desarrollada casi en solitario por Luis Calvo Rengel, desde que participó en la exhumación, en la primavera de 1978, de «los doce de Barbadillo», socialistas de ese pueblo que fueron asesinados mediante saca de la cárcel el 15 de septiembre de 1936, en la finca La Pinilla, a 2 km de Salamanca. En época reciente se abrieron por casualidad, al hacer unas obras, dos fosas en Terradillos, una con 7 y otra con 5 hombres muertos «por herida de arma de fuego por choque con la fuerza pública» el 4 de septiembre de 1936 (El Adelanto, 20-V-1999). El 8 de noviembre de 2006 fue abierta una fosa común en Sanjuanejo, cerca de Ciudad Rodrigo, en la que estaban enterrados 13 vecinos de Fuenteguinaldo y uno de Casillas de Flores asesinados por paseo el 8 de octubre de 1936. El 17 de marzo de 2007 la Asociación Salamanca Memoria y Justicia abrió una fosa común en Pelabravo, a 10 km de Salamanca, en la que estaban enterrados 14 hombres fusilados sin juicio a comienzos de agosto de 1936. En Segovia y en Burgos las sacas las firmaba el gobernador civil (Santiago Vega Sombría, «La represión en la provincia de Segovia en los orígenes del régimen de Franco», Hispania Nova, 2004, n.º 4. Luis Castro, Capital de la Cruzada). La saca de Casimiro Paredes e Isidoro Calvillo (11-XI-1936) iba ordenada por el comandante militar de Salamanca, coronel Baigorri, con destino a la prisión de Burgos, pero los dos fueron asesinados por los falangistas en la finca El Cubeto, cerca de Valparaíso, carretera de Zamora. En realidad la saca iba destinada a Manuel de Alba, Paredes y Calvillo, pero el director de la prisión sólo entregó a los dos últimos porque Alba estaba ya bajo sumario (José Luis Giménez Lago, «Crónica triste, pero historia», en Salamanca: revista provincial de estudios, 1991, n.º 27-28, pp. 227-239, p. 230). Lo que pone de manifiesto esta or-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

144.

145. 146. 147. 148.

149. 150. 151. 152. 153. 154.

155.

Página 407

capítulo 4

407

den es que las sacas no eran azarosas. Alba y Ratero fueron dos de los principales dirigentes de la huelga general de octubre de 1934 en Salamanca. La principal fuente en la que nos hemos basado es el «Apéndice 2» del artículo de Adoración Martín Barrio et al., «Dos formas de violencia durante la guerra civil: la represión en Salamanca y la resistencia armada en Zamora», una lista elaborada con base en las declaraciones de familiares de presos. Las autoras del artículo y de la lista tuvieron acceso en su momento al archivo de la prisión provincial in situ, pero por alguna razón que desconocemos, en lugar de publicar en la lista la identidad completa del sacado pusieron solamente sus iniciales, la edad y la profesión. El hecho de contar solamente con las iniciales ha dificultado la investigación y ha sido el origen de algún error que lamentamos y que apareció en nuestro anterior trabajo «Víctimas y Nuevo Estado» En él decíamos que Julio Sánchez Salcedo [J.S.S.] de 51 años, médico, concejal y profesor de la Universidad, y Julio Pérez Martín, de 41 años, médico, habían sido sacados de la cárcel y ejecutados en diciembre de 1936. En estos dos casos, según testimonio de E. Battaner, la saca de la cárcel se convirtió en castigo solamente psicológico pues ambos recuperaron la libertad. Por otra parte, tras la construcción del centro penitenciario de Topas en 1995 los archivos de la antigua prisión provincial fueron llevados a la Dirección General de Instituciones Penitenciarias (DGIP), pero en ésta no existe un «Fondo Salamanca» que pueda consultar el investigador, sino que la consulta se realiza por el sistema de que el investigador pregunta por un nombre y la DGIP contesta. Es obvio que la consulta de cientos de expedientes plantea problemas materiales de difícil resolución y además hubiera constituido un retraso muy importante para la publicación de este libro. Miguel Ángel Mateos Rodríguez, «La Guerra Civil», p. 637. Ignacio Martín Jiménez, La guerra civil en Valladolid, p. 230. La Gaceta Regional, 21-07-1936. Véase Anexo 5. Víctimas de la represión en Salamanca. Agradecemos al juez encargado y al personal del Registro Civil de Salamanca, así como a Victoriano Martín Rodríguez, administrativo del cementerio San Carlos Borromeo de Salamanca, su buena disposición para ayudar en la consulta de los libros a su cargo. Adoración Martín Barrio et al., «Dos formas de violencia durante la guerra civil: la represión en Salamanca y la resistencia armada en Zamora», p. 383. Santiago Vega Sombría, De la esperanza a la persecución, pp. 351-376. Jesús Mª Palomares Ibáñez, La Guerra Civil en la ciudad de Valladolid. Isaac Rilova Pérez, Guerra Civil y violencia política en Burgos, pp. 383-386. Luis Castro, Capital de la Cruzada, p. 212. El 1 de enero de 1937, el general Milán Astray visitó la prisión provincial de Salamanca, en nombre de Franco, para decir a los presos que en lo sucesivo nadie sería sacado de la cárcel para ser fusilado sin juicio previo. (Ronald Fraser, Recuérdalo tú y recuérdalo a otros, vol. 1, p. 243). Para calcular el número de presos de la prisión provincial hemos utilizado un fichero informático titulado CIS-VICTORIA que fue facilitado con ese nombre a la Asociación Salamanca Memoria y Justicia por la Dirección General

001-480 Salvaje pesadilla

408

156. 157.

158. 159. 160. 161.

162. 163. 164.

165. 166.

8/5/07

12:32

Página 408

esta salvaje pesadilla de Instituciones Penitenciarias en 2005. El fichero consta de 10.093 registros de otros tantos presos que han pasado por la prisión desde 1935 hasta 1950 (unos cuantos hasta 1952). El fichero es muy escueto y sólo recoge la identidad del preso (nombre y apellidos), año de entrada, año de salida, número de matrícula que se le asignó en la cárcel y signatura del archivo de la DGIP. Por ese motivo ponemos solamente, por ejemplo, «Prisión 1936-1938», dado que para conocer las fechas precisas, con día y mes, se debería consultar el expediente completo. Fuente: Elaboración propia a partir del fichero CIS-VICTORIA. Véase Manuel Sánchez, Maurín, gran enigma de la guerra y otros recuerdos, Cuadernos para el Diálogo, Madrid, 1976. Severiano Delgado Cruz, «Dos obras nuevas de Joaquín Maurín, escritas en el exilio sin salir de España» en Pérez Bowie, José Antonio (ed.), El exilio cultural de la Guerra Civil (19361939), Universidad de Salamanca, Salamanca; Universidad de León, León, 2001, p. 295-322. Joaquín Maurín, un testigo de excepción, describió la situación en su relato «Gavín» del libro En las prisiones de Franco (Costa-Amic, México, 1974): «Durante el día, que la gente estaba de pie o sentada, se cabía bien que mal; el problema se planteaba pavorosamente cuando llegaba la hora de extender los petates para acostarse. Primeramente, correspondió a cada preso una anchura de medio metro. Más adelante, hubo que reducirla a cuarenta centímetros y, finalmente, a veinticinco, la mitad casi del espacio que ocuparía un ataúd. No quedaba, pues, otro recurso que dormir con cierto orden, tumbándose en fila y de costado. Como, dada la posición, individualmente no era posible darse media vuelta, se hacía de una manera colectiva, cada hora. Se dormía en hacinamiento, pero con arreglo a los principios de la standardizacion, lo cual no dejaba de ser moderno...». El antiguo preso Jerónimo Madrid corroboró el dato en conversación con Severiano Delgado. Leonor Ruipérez Cristóbal, Relato de mi vida, edición de la autora, Salamanca, 1996, p. 92. Testimonio de Jerónimo Madrid recogido en Carlos Manuel Perelétegui, José Sánchez Gómez, el Timbalero, p. 127-131. Conxita Mir, «Violencia política, coacción legal y oposición interior», en Ayer, 1999, n.º 33, pp. 115-146, p. 125. Se trata de Adolfo Martín Marín, de El Cerro, Santiago Barcos Ramos, de Villavieja de Yeltes, y José Aparicio Galache, de Villares de Yeltes. Tribuna de Salamanca, 17-IX-2006. La Gaceta Regional, 25-II-2001 y 29-IX-2001. Severiano Delgado Cruz, «Dos obras nuevas de Joaquín Maurín». Ángel Alcázar de Velasco, Martín Almagro Basch, José Rodríguez Pascual, José Sáinz Nothnagel, Victor de la Serna Espina, Vicente Gaceo del Pino, Rafael Garcerán Sánchez. Leonor Ruipérez Cristóbal, Relato de mi vida, pp. 144-145. En conversación de Jerónimo Madrid con Severiano Delgado en 1999, Jerónimo dijo haber visto en la cárcel a un grupo de rusos que solían lavarse en in-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

167.

168.

169.

170.

171.

Página 409

capítulo 4

409

vierno en el patio, en ropa interior, rompiendo el hielo de la pileta, para pasmo de los demás presos. Pues bien, parece que los rusos existieron realmente. Richard Baxell, British volunteers in the Spanish Civil War: the British Battalion in the International Brigades, 1936-1939, Routledge, London, 2004. Capítulo «Prisoners of war». Condenados a muerte: Harold Fry (jefe del grupo), George Leeson, Maurice Goldberg, Jimmy Rutherford y Charles West. Resto del grupo: Ingrar Anfelds, Thomas Bloomfield, Emile Chops, Alfred Chowny, Jak Flin, Stanley Giles, Marcel Gisbert, Georges Grormy, James Haley, Fred Jones, Bert Levy, Basil Minsk, John Montgomery, James Pugh, Donald Renton, Robert Silkock, Austin Fred Skempton, August Sonnefeld, George Stmuhldreer, David Bernard Thomas, Emile Georges Timmermans y George Waters. Harold Fry volvió a España y murió en combate en Fuentes de Ebro (Zaragoza) en octubre de 1937. Jimmy Rutherford también volvió con las Brigadas Internacionales y fue capturado de nuevo en Calaceite (Teruel) el 24 de mayo de 1938, siendo fusilado de inmediato por contravenir su compromiso, cuando fue canjeado, de no regresar a España. Los internacionales fueron por lo general concentrados en el campo de Miranda de Ebro (Burgos). En Salamanca hemos contado a unos cien presos que podrían ser interbrigadistas, todos ellos con estancia de menos de un año. Véase: Carl Geiser, Prisoners of the good fight: Americans against Franco fascism: the Spanish Civil War, 1936-1939, Lawrence Hill, Westport (CT), 1986, y José Ángel Fernández López, El campo de concentración de Miranda de Ebro, edición del autor, Miranda de Ebro, 2003. El presente apartado debe entenderse como la represión económica más dura y ligada a los procesos judiciales, sin embargo, hubo otra represión económica mucho más amplia ligada a los impuestos, cuestaciones y multas que se estudia en el capítulo 5 de esta obra por parte de María Luz de Prado. En el Anexo 6, Procesados¸ ofrecemos una lista de 219 casos que sufrieron largas penas de cárcel y requisamientos de sus bienes. Ejemplo de ello es la cesión voluntaria por parte del obispo Pla y Deniel de su propio palacio, frente a la catedral nueva, para que el general Franco instalara allí su cuartel general, la instalación del Servicio de Propaganda en el palacio de Anaya, propiedad de la Universidad; del cuartel falangista en el noviciado de los Jesuitas, sede del instituto de Segunda Enseñanza; del cuartel carlista en la Casa de las Conchas, de propiedad privada, así como la utilización de varios hoteles, cines y salones de baile para el alojamiento de las tropas alemanas e italianas, entre otras muchas situaciones similares que podrían citarse. Decreto 108, de 13-IX-1936, Declarando fuera de la Ley a los partidos o agrupaciones políticas que desde la convocatoria de las elecciones celebradas el 16 de febrero último han integrado el llamado Frente Popular, señalándose las medidas y sanciones que habrán de adoptarse tanto sobre aquéllas como sobre los funcionarios públicos y los de empresas subvencionadas por el Estado (BOJDN, 16-IX-1036). Complementado por la Orden de 10-I-1937, Dictando normas para la aplicación de los Decretos número 108 de la Junta de Defensa y Decreto-ley

001-480 Salvaje pesadilla

410

172.

173.

174.

175. 176.

177. 178.

179. 180. 181. 182.

183.

8/5/07

12:32

Página 410

esta salvaje pesadilla de 10 del actual sobre incautación de bienes pertenecientes a las entidades de carácter político (BOE, 11-I-1937). La norma primera de la Orden de 10-I-1937 establece que «se entenderán comprendidas en el artículo primero del precitado decreto número ciento ocho de la Junta de Defensa nacional, las siguientes agrupaciones, organizaciones o partidos: Izquierda republicana, Unión republicana, Confederación Nacional del Trabajo, Unión General de Trabajadores, Partido Socialista Obrero, Partido Comunista, Partido Sindicalista, Sindicalistas de Pestaña, Federación Anarquista Ibérica, Partido Nacionalista Vasco, Acción Nacionalista Vasca, Solidaridad de obreros vascos, Esquerra catalana, Partido galleguista, Partido Obrero de Unificación Marxista, Ateneo Libertario, Socorro rojo internacional y cualesquiera otras entidades, agrupaciones o partidos filiales o de análoga significación a los expresados a juicio de la Junta Técnica del Estado.» La relación de cuentas de ahorro incautadas es: Círculo Liceo (1 pta.), Casino Obrero (97,89 ptas.), Unión Protectora de Tejedores (26,72 ptas.), El Despertar Femenino (252,33 ptas.) y Sociedad de Canteros y Mamposteros (166,33 ptas.). AGA, G, 498. Gobernador civil fue desde el 17-I-1937 hasta el 30-VIII-1938 Jesús Ferrer Gimeno. Los otros dos miembros de la comisión salmantina fueron Francisco Díaz de Rueda, magistrado, y Pedro María Serrano Piedecasas, abogado del Estado (BOE, 28-I-1937). La tramitación de los expedientes venía regulada por la orden del BOE de 29X-1937. José Cascón Martínez (1852-1930), notorio socialista e importante ingeniero agrónomo, y Manuel Cascón Briega (1892-1939), aviador militar, en septiembre de 1936 jefe de las Fuerzas Aéreas republicanas del Norte. Con el Consejo Nacional de Defensa del coronel Casado asumió el mando de la Aviación Militar de la República. Fusilado el 3 de agosto de 1939. Alguien trasladó el resto de los cadáveres a otro lugar y hoy día no se sabe dónde están. Testimonio de Juan José Aparicio Cascón en entrevista con Ricardo Robledo y Severiano Delgado el 30 de mayo de 2004. Publicado en Santiago López García y Severiano Delgado Cruz, «La guerra civil en Ciudad Rodrigo», en Salamanca, punto de encuentro: relaciones hispano-portuguesas del Duero al Tajo: Congreso Internacional ... noviembre de 2002, Diputación de Salamanca, Salamanca, 2004, pp. 153-174. ARCV, Sección AP, RP, legajo 8, exp 2466. El caso del teniente Díez Solís se descubrió cuando éste intentó extorsionar al catedrático José Grande Ramos. ARCV, Sección AP, RP, legajo 7, exp. 1.165. ARCV, Sección AP, RP, legajo 7, exp. 722. Cualquier pequeña manifestación podía conducir a condenas de veinte años de prisión, como la que sufrió Cándido Alonso Vega por gritar en 1940 a favor de la UHP, o a multas menores como la que se impuso por 50 pesetas a Ana Gómez por levantar el puño en 1940 (AGA, J, 1.308). BOE, 29-X-1936. El comisario cesó en sus funciones, por pasar a la edad reglamentaria, el 8 de abril de 1937 (BOE, 21-III-1937). A lo largo de los pri-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

184. 185. 186. 187.

188.

189.

190.

191.

192. 193. 194.

Página 411

capítulo 4

411

meros meses de la guerra el gobernador general ordenó la baja definitiva de decenas de policías y guardias de Asalto, en aplicación del art. 3.º del Decreto 108 de la Junta de Defensa Nacional, pero es difícil saber dónde estaban destinados porque a menudo las órdenes del gobernador general publicadas en el BOE no mencionan la provincia de destino del funcionario. BOE, 25-II-1937. BOE, 21-X-1937. Nos basamos a continuación en la copia de sus expedientes que nos ha facilitado la DGIP. Este grupo supuso las tres cuartas partes de los crímenes en el primer año de guerra. En el conjunto de las víctimas que sufrieron algún tipo de pena fueron el 40%. Dentro de este grupo aparecen la cuarta parte restantes de los primeros asesinatos. También supusieron el 35% del conjunto de procesados. Anexos 5 y 6. En ninguna de las sentencias civiles o militares consultadas ha aparecido una condena explícita en función de la participación en la reforma agraria, pero cuando aparecen los comentarios a la participación en tomas de tierras, entonces las condenas suelen endurecerse. Este grupo es casi despreciable entre las víctimas del primer momento, pero luego pasó a tener un peso cada vez más destacable, en torno al 20%, en los enjuiciamientos que suponían penas menores a la de muerte o perpetua. Anexos 5 y 6. Sólo hemos detectado algunos casos, que pueden oscilar alrededor de la docena y que suponen más o menos un 5% de los enjuiciamientos. Un ejemplo de este tipo de denuncias y de la probabilidad de no sacar nada con ellas es el caso de Antonio Gómez Campos, de la localidad de Los Santos. Antonio denunció a sus primos carnales José Campos Merino y Andrés Campos González. Contra José nada pudo hacer, y contra Andrés, que había sido muerto por la fuerza pública el 15 de septiembre de 1936, lo único que consiguió fue que, en vez de que su viuda recibiera la herencia, ésta quedara embargada. ARCV, Sección AP, RP, legajo 7, exp. 1.091. A lo largo del mes de agosto hubo 10 sacas en las que se fusilaba a una media de 5,4 presos. Los fusilamientos de los días 11 y 26 fueron los más sangrientos con 10 y 13 defunciones respectivamente. La procedencia de estas personas ya no era sólo de Salamanca capital, sino de la provincia y posiblemente, aunque en pequeña medida, de otras regiones (Anexo 5). Las fuentes utilizadas para recopilar los crímenes de guerra (Anexo 5) son principalmente las que versan sobre la capital, pero recogen en parte los acontecimientos de toda la provincia, puesto que en la Prisión Provincial estaban a la espera del juicio o de la saca buena parte de los políticos y simpatizantes del Frente Popular que sería asesinados. Para el estudio espacial de la represión nos hemos basado más en la fuente de los enjuiciamientos (Anexo 6). Estos datos sólo pertenecen a la pequeña muestra de juicios militares que hemos podido reconstruir y que suponen no más del 20% de los mismos. ARCV, Sección AP, RP, legajo 6, exp. 38-1907 Pasaron por la cárcel los seis hermanos Ruipérez Cristóbal: Jesús, Salvador, Francisco, Leonor, Encarnación y Victorino, y los tres hermanos Ruipérez Morán: Fortunato (fusilado por sentencia 22-V-1937), Arturo e Higinio.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

412 195. 196. 197. 198. 199.

200. 201. 202. 203. 204. 205.

206. 207.

208. 209. 210. 211. 212. 213.

12:32

Página 412

esta salvaje pesadilla AGA G 498 y ARCV, Sección AP, RP, legajo 6, exp. 63. ARCV, Sección AP, RP, legajo 8, exp. 2982 o 2097. ARCV, Sección AP, RP, legajo 6, exp. 5058. Prisión 1937-1939 (expediente 12036). Prisión 1937-1939 (expediente 12026). Depurado del Magisterio Nacional (Antonio García Madrid, Antonio. «La depuración del magisterio nacional en la provincia de Salamanca: avance de estudio», en Papeles salmantinos de educación, 2005, n.º 4, pp. 137-189). A ambos se les conmutó la pena de muerte por pena inferior. Fusilado por sentencia de consejo de guerra el 30-08-1936. Prisión 1937-1939 (expediente 10951). AGGCE, Legajo 190-B/39, expediente personal de Atilano Coco Martín. Expediente 1749. Luis P. Martín, «La otra cara de la Guerra Civil: la represión de la masonería salmantina», en Salamanca: revista provincial de estudios, 1997, n.º 40, pp. 431-446, p. 444, y Antonio González Quintana, «Fuentes para el estudio de la represión franquista en el Archivo Histórico Nacional, Sección Guerra Civil», en Espacio, Tiempo y Forma, 1994, n.º 7, pp. 479-508. AGGCE, Legajo 190-B/39, expediente personal de Atilano Coco Martín. A los pocos días del alzamiento fue fusilado en Zaragoza un grupo de militares acusados de masones, entre ellos el capitán Pantoja (Julián Ruiz Marín, Crónica de Zaragoza año por año. Tomo II (1921-1939), p. 332. Leyere, Zaragoza, 2001). Luis P. Martín, «La otra cara de la Guerra Civil: la represión de la masonería salmantina», pp. 437-441. No hemos podido averiguar la fecha del fusilamiento de este último (prisión 1937-1938, expediente 3019). Luis P. Martín, «La otra cara de la Guerra Civil: la represión de la masonería salmantina», p. 445. AGGCE, PS Madrid, carpeta 310, legajo 2932/2. Luciano González Egido. Agonizar en Salamanca, p. 97. Luciano González Egido. Agonizar en Salamanca, p. 224.

5. Patria y dinero 1.

2. 3. 4. 5.

Juan Andrés Blanco y Julio Aróstegui, «La República, encrucijada de cambio. Salamanca y las tensiones políticas en los años treinta» en R. Robledo (coord.), Sueños de concordia. Filiberto Villalobos y su tiempo histórico, 1900-1955, Caja Duero, Salamanca, 2005, pp. 330-333; véase también el capítulo de S. López y S. Delgado, y el capítulo de J. Infante. La Gaceta Regional, 26-7-1936, p. 1. Archivo Histórico Provincial de Salamanca, Sección de Gobierno Civil, leg. 3677. (A partir de ahora AHPSA (Gbno. C.). AHPSA (Gbno. C.), leg. 148 (II). El Adelanto, 31-7-1936, p. 1

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas. 6. 7. 8. 9.

10.

11.

12.

13.

14. 15.

16. 17. 18.

19. 20.

21.

Página 413

capítulo 5

413

Ibídem. Circular n.º 132, BOPSA, n.º 107, 1-8-1936, p. 2. El Adelanto, 30-7-1936, p. 5 En la documentación ha quedado consignada la cantidad de 1.925 pesetas por la lotería patriótica establecida entre el 29 de agosto y el 28 de diciembre de 1936 en Navarredonda de Salvatierra, Palomares, Pelayos (P. J. de Alba de Tormes) y Malpartida (P. J. de Peñaranda de Bracamonte). AHPSA (Gbno. C.), leg. 148 (II). AHMSA, Actas Municipales, sesión del 10 de agosto de 1936, fols. 430-431. Sin embargo, en la sesión de la Comisión Gestora de la Diputación Provincial del 1 de agosto de 1936 ya se hace referencia a la contribución de los funcionarios provinciales en la suscripción a favor del Ejército. AHDPSA, Actas de la Comisión Gestora, fols. 411-412. El nuevo alcalde, Magín Vieyros, exhortó a la población mirobrigense el 28 de julio de 1936 a que participara en la suscripción, El Adelanto, 31 de julio de 1936, p. 1. En Sorihuela y Fresnedoso también se abrieron suscripciones por orden de la alcaldía de Béjar, y en Cantagallo la suscripción patriótica fue iniciada por el propio ayuntamiento. AHPSA (Gbno. C.), leg. 148 (II). A finales de septiembre el gobernador civil envió una circular a todos los municipios para unificar criterios. Citado por Carlos Gil Andrés en Lejos del frente. La guerra civil en la Rioja Alta, Editorial Crítica, Barcelona, 2006, p. 261. Circular n.º 155 de Gobierno Civil. BOPSA, n.º 131, 18-9-1936, p. 2. Sobre el carácter coactivo que adquirieron las suscripciones da cuenta Francisco Moreno en su libro La guerra civil en Córdoba (1936-1939), Editorial Alpuerto, Madrid, 1985, pp. 457-458. También Carlos Gil Andrés, op. cit., p. 264, hace alusión a que el entramado de contribuciones económicas. La circular n.º 153 será la que regule y organice los donativos en especie. BOPSA, 8-9-1936, p. 3. AHDPSA, Actas de la Comisión Gestora, 7 de octubre de 1936, fol. 146. Circular n.º 155, publicado en el BOPSA el 18 de septiembre de 1936, p. 2. Siete meses después, el 13 de abril de 1937, se publicó en El Adelanto la noticia de que se centralizaban los donativos destinados al Ejército, p. 4. Orden de 19 de agosto de 1936 publicada en el Boletín Oficial de la Junta de Defensa Nacional el 21 de agosto de 1936. La recaudación alcanzada a través de la Suscripción Nacional, en sus diferentes modalidades, pretendía no sólo canalizar hacia el incipiente Tesoro Nacional las divisas y activos extranjeros en poder de particulares así como el oro y metales preciosos, sino ofrecer también una posibilidad adicional de movilización de reservas auríferas —muy disminuidas en comparación con las centrales existentes antes del 18 de julio de 1936— para financiar necesidades que no tardarían en presentarse en el difícil período en el que entraría España en la época de la posguerra, ya en pleno conflicto mundial, ibídem. Según Teresa Tortella la mayor parte de las monedas españolas e hispánicas que conserva el Banco en la actualidad, en la serie de las onzas y sus divisores, se ingresaron a través de la Suscripción Nacional, mientras que la mayoría de las antiguas medievales, incluyendo las árabes, entraron como consecuencia del

001-480 Salvaje pesadilla

414

22. 23.

24.

25. 26. 27. 28.

29.

30. 31. 32.

33.

34. 35. 36.

37. 38.

8/5/07

12:32

Página 414

esta salvaje pesadilla Decreto-Ley de marzo de 1937. Los dólares, por su parte, en su mayoría son los que fueron devueltos del resto que quedaba en Mont-de-Marsan. Teresa Tortella Casares, «Las monedas de oro del Banco de España» en, Monedas de oro de la colección del Banco de España, Banco de España, Madrid, 1991, p. 24. Ver anexo I para las cantidades y III y IV para su vigencia temporal. Para la consulta de recaudación a través de la Suscripción en metálico es imprescindible la consulta de los fondos del Archivo del Banco de España (Madrid), caja 456. El Archivo Histórico Provincial de Burgos (Sección Suscripción Nacional) contiene documentación relevante para la Suscripción Nacional-oro, leg. 83 y libro 12. También la Sección de Gobierno Civil del Archivo Histórico Provincial de Salamanca, leg. 3657. Ver anexo II. AHPSA (Gbno. C.), leg. 148 I y II. AHPSA (Gbno. C.), leg. 1777. Ese es el caso de Aldearrubia (P. J. de Salamanca): el alcalde comunica a Gobierno Civil que Salustiano Noreña y Miguel Noreña no han entregado cantidad alguna, y por eso han quedado al descubierto. Ibídem, leg. 2631. El alcalde, a requerimiento de Gobierno Civil, envía una relación de 71 vecinos que no han contribuido y de su situación económica: mediana, 14 vecinos; regular, 12; y mala, 45 vecinos. Sabemos que el pueblo contaba con 722 vecinos, pero desconocemos la cifra de posibles contribuyentes para establecer el porcentaje de rebeldes. Ibídem. Así queda reseñado en la nota que figura al final de la relación enviada a Gobierno Civil por el pueblo de Arapiles (P. J. de Salamanca). Ibídem. Oficio que envía el alcalde de Arapiles (P. J. de Salamanca) el 8 de febrero de 1939. Ibídem. Ese era el contenido del oficio que envió Gobierno Civil al alcalde de Alba de Yeltes (P. J. de Ciudad Rodrigo) el 25 de marzo de 1938, ibídem, leg. 1776 (b) o el que remitió al alcalde de Monleón (P. J. de Sequeros) el 12 de marzo de 1938, amenazándole y haciéndole responsable del retraso. Ibídem, leg. 1777. El Jefe Provincial de FET-JONS de Salamanca envió un oficio al gobernador civil el 14 de marzo de 1939, en el que le comunicaba que el Jefe Local de FETJONS de Doñinos de Salamanca le había informado de que el alcalde y él mismo habían nombrado a dos mujeres de la localidad para que salieran a recaudar con destino a Auxilio a Poblaciones Liberadas y que éstas se habían negado, «lo que traslado a V. E. para que obre como estime conveniente». Ibídem. Ibídem, leg. 253. Ibídem, leg. 212. En la prensa se refleja cómo la Juventud Católica de Piedrahita celebra una velada teatral el día de la festividad de los Reyes Magos a beneficio de la guerrilla de Piedrahita. El Adelanto, 13-1-1937, p. 3. Ese será el caso de la apertura de la suscripción con motivo del XIX centenario de la venida de María Santísima a Zaragoza, A. H. P. SA (Gbno. C.), leg. 3039. Los funcionarios de la Diputación Provincial serán de los primeros en contribuir a las suscripciones abiertas el 26 y 27 de julio de 1936, y así lo reflejan las

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

39. 40. 41.

42. 43.

44.

45. 46.

47.

48.

Página 415

capítulo 5

415

Actas de la Comisión Gestora, sesión del 1 de agosto de 1936, p. 412. También la prensa salmantina se hace eco de la participación de otros funcionarios de la capital: los ferroviarios, El Adelanto, 6 de agosto de l936, p. 1, o «el patriotismo de los empleados de Hacienda», El Adelanto, 7 de agosto de 1936, p. 5, o el «patriotismo de los funcionarios de la Universidad», El Adelanto, 8 de agosto de l936, p. 5, o el patriotismo del cuerpo de Telégrafos del Centro provincial de Salamanca, El Adelanto, 10 de agosto de 1936, Funcionarios de la Diputación provincial de Salamanca, El Adelanto, 2-8-1936, p. 1. AHPSA (Gbno. C.), leg. 1776 (b). AHPSA (Gbno. C.), leg. 1776 (b), 1786, 1787. Por orden de cantidad ingresada las entidades que más cotizaron fueron: Compañía Nacional de Ferrocarriles del Oeste; Delegación de Hacienda; Comandancia de Carabineros de Salamanca; Los maestros de la Escuela Nacional de Magisterio; el resto de los maestros que no pertenecen a la Escuela Nacional, Comandancia de la Guardia Civil; Secretaría de Relaciones Exteriores; Ayuntamiento de Salamanca; Regimiento Infantería La Victoria n.º 28; Departamento de Fondos Provinciales; Correos; médicos, practicantes y comadronas; Cuerpo de Investigación y vigilancia; Juzgado Especial del Generalísimo; Penitenciarías públicas; Juzgado Militar n.º 8; Telégrafos; Banco de España en Burgos y la 14 Comandancia de Carabineros de Salamanca. Archivo Histórico Provincial de Burgos, sección Suscripción Nacional, legajos del 19 al 96. Ángela Cenarro Lagunas, La sonrisa de Falange. Auxilio Social en la guerra civil y en la posguerra, Crítica, Barcelona, 2005, p. XVI. El Alcalde de Aldearrubia (P. J. de Salamanca) envió un oficio a Gobierno Civil el 18 de noviembre de 1938, en el que le comunicaba la poca voluntad que existía en la localidad para pagar los emblemas de Auxilio Social. AHPSA (Gbno. C.), leg. 885. El gobernador civil no dudará en recabar información de los directores de los dos principales periódicos salmantinos para que le informen sobre quién ha autorizado la publicación. En una carta que envía el gobernador al director de El Adelanto el 25 de diciembre de 1937 le solicita que le comunique quién es la persona que ha autorizado la publicación de la relación de multados; el director de El Adelanto le contestará que su firmante es el sr. Pérez de Cabo, Delegado Provincial de Prensa y Propaganda en Salamanca, AHPSA (Gbno. C.), leg. 558. Así había quedado dispuesto en el artículo 14 de la Orden de Gobierno General de 2 de febrero de 1937. Fue creado por orden de Gobierno General el 30 de octubre de 1936 para aplicarse en todo el territorio sometido. La orden fue firmada por el general Francisco Fermoso, gobernador general residente en Valladolid. B. O. núm. 20 del 3 de noviembre de 1936. La iniciativa del plato único seguía una sugerencia del General Queipo de Llano sobre una práctica establecida en otros países. Orden de Gobierno General, BOE, n.º 28, 12 de noviembre de 1936. El Gobernador general Luis Valdés Cavanilles, será quien dicte las instrucciones, precisando la forma de efectuar la recaudación. Para facilitar la coordinación de todos los trámites referentes al Día del Plato Único, Gobierno Civil publicó algunas circulares para que los alcaldes de los

001-480 Salvaje pesadilla

416

49.

50.

51. 52.

53.

54.

55. 56. 57. 58. 59.

60. 61. 62. 63. 64. 65. 66.

8/5/07

12:32

Página 416

esta salvaje pesadilla pueblos se atuvieran a las normas marcadas, pero, sobre todo, para advertirles que efectuaran el ingreso de lo recaudado, o se les aplicaría la multa correspondiente. A su vez, se amenazó con publicar los nombres y comentarios que sugirieran las autoridades de aquellos que no cooperaran o no cumplieran con ese sacrificio. La obligación de contribuir se hacía extensiva, no sólo a los domicilios particulares, sino también a los hoteles y restaurantes. Su incumplimiento se penalizaría con sanciones. En Valladolid, los gobernadores García de Diego y Aspe siguieron de cerca los avatares de la recaudación sancionando a quienes pretendieron eludir este impuesto y atemorizando a todos aquellos poco o nada entusiastas en contribuir a las suscripciones e impuestos. Véase Jesús María Palomares Ibáñez, op. cit. p. 61. Sobre las multas impuestas por negarse a pagar el impuesto del Día del Plato Único a vecinos de San Vicente de la Sonsierra, en la Rioja Alta, da buena cuenta Carlos Gil Andrés, op. cit., p. 264. Circular n.º 150, BOPSA, 16-7-1938, p. 2. En esta circular se vuelve a pedir al Servicio de Inspección que se compruebe en una visita domiciliaria si todos los residentes contribuyen al Plato Único y al Día sin postre y que se apliquen las correspondientes multas. AHPSA (Gbno. C.), leg. 183. Desde el 12 de enero de 1937 al 31 de agosto de 1938 se publicaron en el BOPSA un total de 18 listados con los nombres de los rebeldes que se habían negado a contribuir al Plato Único. Circular n.º 89 de Gobierno Civil, en la que se pide a los alcaldes que le envíen la relación de personas que se niegan a contribuir con el Plato Único. BOPSA, 11-5-1938, p. 2. En El Adelanto se publican con regularidad las listas; la primera aparece el 14 de enero de 1937, p. 3 y, a partir de esa fecha, todos los meses se insertan las mismas que publica el BOPSA. Día del Plato Único. Circular n.º 32 de Gobierno Civil de Salamanca. BOPSA, 15-2-1937, p. 2. BOPSA, n.º 71, 21-5-1938, p. 2. Circular n.º 153, BOPSA, n.º 99, 16-VII-1938, p. 3. Decreto n.º 174, BOE, n.º 83, 9-I-1937. La legislación que completó todo lo referente a este impuesto se fue imponiendo poco a poco; un ejemplo de ello son las siguientes órdenes: la orden de 21 de enero de 1937, 3 de febrero, 30 de marzo, 28 de septiembre, 10 y 12 de noviembre, y las reglas aclaratorias del 1 de diciembre de 1937 y el Decreto de 25 de abril de 1938. BOE, n.º 552 de 26 de abril de 1938, pp. 6.970-6.972. BOE, n.º 407, 1 de diciembre de 1937, pp. 4606-4607. Circular n.º 53 de la Junta Provincial de Subsidio Pro-Combatientes, BOPSA, 20-2-1938. Circular n.º 58, BOPSA, n.º 35, 10-3-1938, p. 1. La ampliación se había ordenado el 20 de febrero de 1938. AHMSA, Actas Municipales, fol. 71. Circular n.º 39 de 19-2-1937, BOE, 21-1-1937.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas. 67. 68.

69. 70. 71. 72.

Página 417

capítulo 6

417

Circular n.º 64 publicada en el BOPSA, 15 de marzo de 1937. Según la referencia que aparece en prensa el 1 de enero de 1938, el número de familias salmantinas beneficiadas por el Subsidio Pro-Combatientes fue de 1.509, y la cantidad de dinero distribuido ascendió a 4.084.453 pesetas. El Adelanto, 1-I-1938, p. 4. Circular n.º 78, BOPSA, 19-IV-1938., p. 2. Circular n.º 87, BOPSA, n.º 62, 3-V-1938, p. 2. Circular n.º BOPSA, n.º 169, 5-XII-1936, p. 1. En el Anexo III se especifica temporalmente la vigencia de estos impuestos junto con la de las suscripciones entre 1936 y 1939.

6. La Universidad de Salamanca 1.

2.

3.

4. 5. 6.

7. 8. 9. 10.

Este artículo toma se basa en el capítulo dedicado a la Universidad de Salamanca en Jaume Claret, El atroz desmoche. La destrucción de la Universidad española por el franquismo, 1936-1945, Barcelona, Crítica, 2006. Debo agradecer las sugerencias recibidas para su redacción de Severiano Delgado, Josep Fontana y Ricardo Robledo. Guadalupe Pérez García, «Represión y control social en Salamanca (19361939)», Cuadernos republicanos, 50, CIERE, Madrid, otoño de 2002, www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2050/represión%20y%20control.htm. Antonio Fuentes Labrador, María de los Ángeles Sanpedro, Florencia Corrionero y María Jesús Velasco, «Apoyo institucional en un centro de poder: la Universidad de Salamanca durante la guerra civil. Un modelo de comportamiento», en Juan José Carreras Ares y Miguel Ángel Ruiz Carnicer (eds.), La Universidad española bajo el régimen de Franco (1939-1975), Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 1991, pp. 274-278. Pedro Laín Entralgo, Descargo de conciencia (1930-1960), Barral, Barcelona, 1976, p. 283, nota 12. Fuentes Labrador, Sanpedro, Corrionero y Velasco, «Apoyo institucional en...», pp. 259-260 y 266-273. «Relación hecha por el Excmo. Sr. Rector de la Universidad, Dr. Esteban Madruga Jiménez, al inaugurarse el curso académico de 1939 a 1940, de los actos más importantes celebrados en la Universidad durante los tres últimos años en que no se ha redactado la MEMORIA ANUAL reglamentaria», Memoria sobre el estado de la instrucción en esta Universidad, Universidad de Salamanca, Salamanca, 1939-1940, pp. 43-45. Fuentes Labrador, Sanpedro, Corrionero y Velasco, «Apoyo institucional en...», pp. 270-271. Paul Preston, «José Millán Astray, el nuvi de la mort», en Botxins i repressors. Els crims de Franco i dels franquistes, Base, Barcelona, 2006, pp. 141-142. Archivo Histórico de la Universidad de Salamanca (AUS), caja 1257, expediente 17. Quiero agradecer la amabilidad y profesionalidad del personal de dicho archivo. Para una breve historia de la institución, véase Josep Cruanyes, Els papers de Salamanca, Edicions 62, Barcelona, 2003, pp. 15-56.

001-480 Salvaje pesadilla

418 11.

12.

13.

14. 15. 16.

17.

18.

19.

20.

8/5/07

12:32

Página 418

esta salvaje pesadilla Tomás Pérez Delgado, «El siglo XX. 2: La guerra civil», en M. Fernández (dir.), La Universidad de Salamanca, Universidad de Salamanca, Salamanca, 1989, pp. 300-301. AUS, D1 L. 161 Registro de Entrada. Comunicaciones de la Superioridad. Empieza el 11 de Abril de 1922, p. 685, número 680. Paul Preston, «Los esclavos, las alcantarillas y el capitán Aguilera», en Javier Muñoz Soro, José Luis Ledesma y Javier Rodrigo (coords.), Culturas y políticas de la violencia. España siglo XX, Siete Mares, Madrid, 2005, pp. 193-230. Su adhesión fue premiada con la cátedra de la Universidad de Madrid el 1 de junio de 1945 (BOE, 26 de junio). Archivo General de la Administración, sección Educación (AGA), IDD 1.08, legajo 32/45/15050, expediente personal de Francisco Maldonado de Guevara Andrés. Fuentes Labrador, Sanpedro, Corrionero y Velasco, «Apoyo institucional en...», p. 258. Fuentes Labrador, Sanpedro, Corrionero y Velasco, «Apoyo institucional en...», pp. 272-273. AUS, libro 548, Claustros, sesión del claustro ordinario celebrado el 26 de septiembre de 1936. Erróneamente, Valentín del Arco López asegura que Miguel de Unamuno no asistió a la reunión, pero en las actas consta su presencia e incluso que tomó la palabra, «El siglo XX. 1: 1900-1936», en Manuel Fernández Álvarez (dir.), La Universidad de Salamanca, volumen I, Universidad de Salamanca, Salamanca, 1989, pp. 285-286. Del Arco López, «El siglo XX...», p. 286, nota 127. AUS, D1 L.160, Libro de Registro de Salida de la Superioridad (1934-1944), p. 170, número 1.603, el 28 de septiembre de 1936 el Claustro ya había informado a la Junta Técnica del Estado del acuerdo, tomado dos días antes, de protestar contra «los atentados cometidos contra la cultura por el Gobierno rojo». «Relación hecha por el Excmo. Sr. Rector de la Universidad, Dr. Esteban Madruga Jiménez, al inaugurarse el curso académico de 1939 a 1940, de los actos más importantes celebrados en la Universidad durante los tres últimos años en que no se ha redactado la MEMORIA ANUAL reglamentaria», Memoria sobre el estado de la instrucción en esta Universidad, Universidad de Salamanca, Salamanca, 1939-1940, pp. 47-48. Se celebraron, entre otros, el el «solemne acto conmemorativo del primer aniversario del Glorioso Movimiento Nacional», la adhesión a la propuesta municipal de declarar al general Francisco Franco «Señor de Salamanca», o el «actolección en memoria del Mártir del Glorioso Movimiento Nacional, José Antonio Primo de Rivera, a cargo del catedrático D. Isaías Sánchez Tejerina» el 22 de noviembre de 1938. AUS, D1 L.160, Libro de Registro de Salida de la Superioridad (1934-1944), pp. 235-236, número 1.943. También se contó con la colaboración de las delegaciones alemana e italiana para la enseñanza de sus respectivos idiomas, y se impartieron cursillos para reorientar hacia la nueva ideología y desterrar pedagogías laicas, republicanas y extranjerizantes en los maestros de primaria. Pérez Delgado, «El siglo XX...», pp. 301-308, repasa las diferentes actividades que puntearon la vida académica salmantina durante la guerra civil. Arquivo Histórico de la Universidade de Santiago, Ensino Medio, legaxo 510,

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

21. 22.

23. 24.

25.

26. 27.

28. 29.

30.

31. 32.

33.

34.

Página 419

capítulo 6

419

documento fechado en A Coruña el 24 de abril de 1937 y firmado por todo el Claustro coruñés de Secundaria. AUS, L.R. 338, Libro de Actas de la Junta de Gobierno del Patronato Universitario, 9 de julio de 1937. AUS, L.R. 338, Libro de Actas de la Junta de Gobierno del Patronato Universitario, 9 de julio de 1937, 13 de octubre de 1937, 22 de enero de 1938 y 8 de abril de 1938. Pérez Delgado, «El siglo XX...», p. 314. Ricardo Robledo, «Economía política en la Universidad de Salamanca: entre la intolerancia y la inteligencia (1786-1936)», en Derecho, Economía e Instituciones. Estudios en Homenaje a la profesora Gloria Begué Cantón, Universidad de Salamanca, Salamanca, 2005, p. 403. Tomás Pérez Delgado, «Francisco de Vitoria: institucionalización de su memoria. Salamanca 1926-1936», en José A. Bonilla y José Barrientos (coords.), Estudios históricos salmantinos. Homenaje al P. Benigno Hernández Montes, Universidad de Salamanca, Salamanca, 1999, pp. 539-571. Fuentes Labrador, Sanpedro, Corrionero y Velasco, «Apoyo institucional en...», p. 281. Javier Infante Miguel-Motta, «José Antón Oneca (Madrid, 1897-Madrid, 1981) y su aportación a la historia del Derecho penal contemporáneo en España», en Salustiano de Dios, Javier Infante y Eugenia Torijano (coords.), El Derecho y los juristas en Salamanca (siglos XVI-XX). En memoria de Francisco Tomás y Valiente, Universidad de Salamanca, Salamanca, 2004, p. 675. Del mismo autor, «Sobre silencios y olvidos: la jurisprudencia del Tribunal Supremo con motivo de la Sanjurjada», Anuario de Historia del Derecho Español, tomo LXXIV, Ministerio de Justicia y Ministerio de la Presidencia, Madrid, 2004. AGA, caja 31/8.530. Este catedrático de Derecho político ocupaba el cargo de secretario del Instituto Francisco de Vitoria y desempeñó diversos cargos de confianza durante la guerra y el primer franquismo: juez instructor de la Comisión Provincial de Incautación de Bienes por el Estado, colaborador de la sección de censura y prensa extranjera de la Delegación del Estado para Prensa y Propaganda, entre otros. Este catedrático de Derecho internacional fue decano accidental, juez instructor de la Comisión Provincial de Incautación de Bienes por el Estado, vocal del Tribunal Contencioso-Administrativo y colaborador de la Delegación del Estado para Prensa y Propaganda. Pérez Delgado, «El siglo XX...», pp. 291-292 y 316. Isaías Sánchez Tejerina, Un caso de legítima defensa colectiva. Oración inaugural del curso universitario de 1940-41 en la Universidad de Salamanca, Hijos de Francisco Núñez, Salamanca, 1940. Santiago López García y Severiano Delgado Cruz, «Víctimas y Nuevo Estado (1936-1940)», en Ricardo Robledo (coord.), Historia de Salamanca, volumen V, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 2001, p. 267. Alicia Alted, Política del nuevo estado sobre el patrimonio cultural y la educación durante la Guerra Civil española, Dirección General de Bellas Artes y Ar-

001-480 Salvaje pesadilla

420

35.

36.

37. 38.

39. 40.

41. 42. 43. 44. 45. 46.

47. 48. 49. 50.

51.

8/5/07

12:32

Página 420

esta salvaje pesadilla chivos, Centro Nacional de Información artística, arqueológica y etnológica, Ministerio de Cultura, 1984, p. 168. Para un seguimiento de la normativa depuradora pueden consultarse, José Pérez Gomis, Nueva Legislación de Educación Nacional, Aldus, Santander, 1938, y Manuel Martínez Neira, José María Puyol Montero y Carolina Rodríguez López, La Universidad española 1898-1939. Repertorio de legislación, Dykinson, Madrid, 2004. María Encarna Nicolás, «Los expedientes de depuración: una fuente para historiar la violencia política del franquismo», Areas, 9, Editora Regional de Murcia, Murcia, 1998. Pérez García, «Represión y control...». José Luis Rubio Mayoral, «El profesorado de la Universidad de Sevilla. Aproximación al proceso de depuración política (1936-1939)», en María Nieves Gómez García, Universidad y poder, Gihus, Sevilla, 1993, pp. 63-66. Manuel Ortiz Heras, Violencia política en la IIª República y el primer franquismo, Siglo XXI, Madrid, pp. 99 y 446. AUS, L.R. 335, Libro de Actas de la Comisión Depuradora de Bibliotecas Públicas; y D1 L.161, Registro de Entrada, Comunicaciones de la Superioridad. Empieza el 11 de abril de 1922, p. 712, número 827. AGA, sección Educación, IDD 1.08, legajo 32/45/15054, expediente personal de Isaías Sánchez-Tejerina Sánchez. AGA, IDD 1.03, caja 31/3993, expediente personal de Teodoro Andrés Marcos. Pérez Delgado, «El siglo XX...», pp. 293-296. AGA, caja 31/10.994. AGA, sección Educación, IDD 1.08, legajo 32/45/15049, expediente personal de Wenceslao González Oliveros. Citado por Julián Casanova, «Una dictadura de cuarenta años», en Julián Casanova (coord.), Francisco Espinosa, Conxita Mir y Francisco Moreno, Morir, matar, sobrevivir. La violencia en la dictadura de Franco, Crítica, Barcelona, 2002, p. 30. AGA, IDD 1.03, caja 31/4000, expediente personal de Emilio Román Retuerto. AGA, sección Educación, IDD 1.03, expediente personal de Francisco Zamarriego y García. Pérez Delgado, «El siglo XX...», pp. 298-299. AUS, D1 L. 161, Registro de Entrada. Comunicaciones de la Superioridad. Empieza el 11 de abril de 1922, p. 691, número 696; caja 1257, expediente 17; D1 L.161, Registro de Entrada. Comunicaciones de la Superioridad. Empieza el 11 de abril de 1922. Concluye el., p. 691, números 710 y 712; caja 1339, expediente 30; caja 1340, expediente 24, y caja 1331, expediente 7; y D1 L.161, Registro de Entrada. Comunicaciones de la Superioridad. Empieza el 11 de abril de 1922, p. 702, número 768, respectivamente. AUS, caja 1339, expediente 24; D1 L.161, Registro de Entrada. Comunicaciones de la Superioridad. Empieza el 11 de abril de 1922, p. 702, número 770 y 771, p. 690, número 704, y p. 692, número 715; y Pérez Delgado, «El siglo XX...», pp. 297 y 298, respectivamente.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas. 52. 53.

54. 55. 56. 57.

58. 59. 60.

Página 421

capítulo 7

421

AUS, D1 L.161, Registro de Entrada. Comunicaciones de la Superioridad. Empieza el 11 de abril de 1922, p. 699, número 751; y caja 1179, expediente 21. El auxiliar Luis Portillo Pérez no fue rehabilitado hasta el 23 de junio de 1977, ya en democracia, a pesar de que en su expediente era calificado como «persona de orden, católico y de derechas». AUS, caja 1257, expediente 17. Del Arco López, «El siglo XX...», p. 231. Véase capítulo 4 y sobre todo, capítulo 9. Indalecio Prieto, Palabras al viento, Oasis, México, 1969, pp. 247-248. En Claret, El atroz desmoche, pp. 107, 112 y 355, se incluye erróneamente a los auxiliares Julio Pérez Martín y Julio Sánchez Salcedo entre los asesinados. Ambos sí que fueron sancionados e incluso Pérez Martín estuvo encarcelado en la prisión provincial. José María Lama, «Zafra 1936: la guerra inexistente», Actas de las V Jornadas de historia en Llerena, Sociedad Extremeña de Historia, Llerena, 2004, p. 129. Fuentes Labrador, Sanpedro, Corrionero y Velasco, «Apoyo institucional en...», p. 272. Para ampliar información sobre el homenaje: www.usal.es/gabinete/comunicacion/noticia.jsp?id=2399. Laín Entralgo calificó la represión franquista como un «atroz desmoche», Descargo de conciencia, p. 283.

SEGUNDA PARTE 7. Unamuno, en guerra 1. 2. 3. 4. 5. 6.

7.

Tusquets, Barcelona, 20062. Alianza Editorial, Madrid, 1991. Díaz, Elías, Revisión de Unamuno. Análisis crítico de su pensamiento político, Ed. Tecnos, Madrid, 1968, p. 100. La política del último Unamuno, ed. Anthema, Salamanca, 2003. Colección Austral, n.º 234, Espasa Calpe, Madrid. Wright, Richard, A Linguistic Study of Unamuno’s Vocabulary, Universidad de Oxford. El cap. V del libro se publicó en Cuadernos de la Cátedra Miguel de Unamuno, Universidad de Salamanca, n.º XXIV, 1976, pp. 67-103. Meyer, François, L’Ontologie de Miguel de Unamuno, ed. Presses Universitaires de France, París, 1955. Traducción castellana, ed. Gredos, Madrid, 1962, pp. 17 y ss.

8. Sables y naipes 1.

Sobre la comarca de La Armuña, una de las más fertiles de Salamanca y pegada a su capital, sigue siendo imprescindible el estudio de Angel Cabo, «La Armuña y su evolución económica», Estudios Geográficos, 58 (1955), pp.73136, y 59 (1955), pp.367-427. Abundantes noticias históricas respecto a los pueblos que la integran, y en particular sobre Villaverde de Guareña, en Fran-

001-480 Salvaje pesadilla

422

2.

3.

4.

5.

6.

8/5/07

12:32

Página 422

esta salvaje pesadilla cisco García González, Los pueblos de la Armuña, edición del autor, Salamanca, 2004. La referencia es R.396244, el título exacto Memorias y recuerdos y se trata de un ejemplar mecanografiado que consta de 86 folios. El original, redactado de puño y letra de su autor, pertenece a Isabel Martín Rodríguez, la menor de sus hijos, que reside en Salamanca. Es muy significativo que Joaquín Arrarás, uno de los primeros historiadores oficiales del régimen franquista, no incluya su nombre entre los que integraron la trama civil del golpe en Salamanca, en la que tuvo un papel sobresaliente el falangista Francisco Bravo. Sí lo menciona, en referencia más que cuestionable, como voluntario en la columna que partió de Salamanca al frente del Guadarrama, a finales de julio de 1936, y que mandaba el siniestro comandante Doval (Historia de la Cruzada Española, Madrid, 1939, III, pp. 392-398). Salvo una referencia muy concreta, tampoco lo mencionan como golpista destacado Santiago López y Severiano Delgado, autores de las mejores páginas de las que disponemos por el momento sobre la guerra y la represión en Salamanca («Víctimas y nuevo Estado, 1936-1940», en Ricardo Robledo (coord.), Historia de Salamanca. V. Siglo Veinte, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca 2001, pp. 219-324, la aludida referencia en p.240). Fue designado como tal por su amigo, el general Cabanellas, el 28 de julio de 1936. No obstante, manifestó desde un primer momento que «no estaba dispuesto a continuar en el cargo por tener deberes militares que cumplir», y fue efectivamente cesado en el cargo el día 1 de agosto (Archivo de la Diputación Provincial de Salamanca, Libro de actas de la Comisión Gestora, sesiones de 1 y 14 de agosto de 1936). Martín Veloz, que no tuvo descendencia en su matrimonio, mantuvo una relación muy estrecha con los tres hijos de su hermana Mercedes, sus sobrinos carnales Andrés, Ramón y Mercedes Cuesta Martín. Mantuve una amplia conversación con el primero de ellos, el 15 de noviembre de 2005, en la que negó toda implicación de su tío en la represión, y, muy al contrario, me mencionó su intervención para favorecer la huida a Portugal de un hijo del general Cabanellas o para evitar fusilamientos en los pueblos de La Armuña, comarca sobre la que tenía gran ascendencia. Planteamientos similares mantuvo María Cuesta Pedraz, hija de Andrés, en entrevista mantenida el 24 de noviembre del mismo año, que mencionó algún caso de protección dispensada por Veloz a algún vecino de Salamanca. Me contó, además, que recorrió los pueblos de La Armuña haciendo valer su influencia para reclutar gente para el frente y mostrándose durísimo con los reticentes. En cuanto a los historiadores, véanse las referencias de la nota 3. La novela se publicó por primera vez en Plaza&Janés, Barcelona, 1981, y fue escrita por su autor, entre El Pedroso y Barcelona, desde julio de 1977 hasta junio de 1978, en tiempos ya no de silencio pero sí de olvido. Es, por tanto, un texto literario que a su indudable calidad une el ser pionero en el tratamiento de la represión franquista en tierras castellanas. Recientemente ha aparecido una segunda edición corregida y aumentada, en Ed. Alcayuela, Salamanca, 2001, con introducción de M.ª Luisa García-Nieto, que es la que yo manejo. En varias entrevistas con el autor durante agosto de 2006 me confirmó que se

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

7.

8.

9.

10. 11.

Página 423

capítulo 8

423

trata de un relato literario sobre hechos que acontecieron (construido con el correspondiente acopio de documentación y de testimonios orales) en el que aparecen personajes de ficción y también otros que realmente existieron. Hay, en efecto, numerosas referencias a José Delgado Romero, republicano y médico titular de El Pedroso en la época por la que transcurre la narración, y uno de los personajes históricos que aparecen en la novela (La grama, pp.236, 252, 275, 283 y 291). En todas ellas queda clara la relación de amistad que Delgado mantenía con Veloz, así como la influencia de éste en el bando llamado nacional y su implicación en la represión. El texto que reproduzco figura en la última de las páginas mencionadas. No obstante, el médico estuvo en la cárcel, como se documenta en el capítulo 10. Hubo, pues, un testigo del paso de Veloz por El Pedroso, el 24 de agosto de 1936, pidiendo precisiones sobre el camino a Cantalpino. Se llamaba Miguel, y entonces era un muchacho. Agustín Salgado recrea el suceso con todo lujo de detalles (La grama, pp.322-323, de donde procede el texto que transcribo) y me aseguró en nuestra entrevista que el personaje es real y que murió hace algunos años. Sobre la feroz represión de Cantalpino, que supuso el asesinato de 23 de sus vecinos y la muerte por tifus en la cárcel de uno más, ha investigado Luis Calvo Rengel, antiguo concejal socialista del Ayuntamiento de Salamanca y vicepresidente de su Diputación Provincial, y otro de los pioneros de la recuperación de la memoria sobre la represión franquista en la provincia. Me proporcionó con amabilidad extrema copia de su manuscrito Semilla de libertad en el que incluye la lista completa de los represaliados de Cantalpino (ibíd., ff.37-38) así como un detallado relato de los sucesos de El Pedroso (ibíd., fols.17-22). «Salamanca. Así fue el terrorismo falangista», Interviú, n.º 177, de 4-10 de octubre de 1979. Se trata de un reportaje del periodista Angel Montoto sobre la represión en la provincia, centrado muy en particular en Pedroso de la Armuña, Cantalpino, Poveda de las Cintas y Villoruela, pueblos los tres últimos pegados a La Armuña pero pertenecientes al partido judicial de Peñaranda de Bracamonte. Según me cuenta Luis Calvo, la viuda de Manso falleció, ya anciana, en Salamanca, en los primeros años de nuestro siglo. En cuanto al monte de La Orbada véase lo publicado por F. Cañamero en el diario local Tribuna de Salamanca, 20-III-2002, p.19. Gil Robles, No fue posible la paz, Planeta, Barcelona, 1978, p. 796, nota 47. La pertenencia a Falange, muy tardía y probablemente a efectos ornamentales, la mantienen sus familiares (véase nota 5). En todo caso, no he encontrado la menor referencia a su persona en la bibliografía sobre el partido fascista, ni en Salamanca ni en general, en las obras de Francisco Bravo, Ángel Alcázar de Velasco, Sheelagh Ellwood o Luis Rodríguez Jiménez. En cuanto a su muerte, según el correspondiente acta de defunción del Registro Civil de Salamanca se produjo, en su casa de esta ciudad y por enfermedad, el 12 de marzo de 1938 y por tanto debe corregirse la información de que muere luchando en el frente de la sierra de Madrid, en los primeros meses de la guerra: José Venegas, Andanzas y recuerdos de España, Imprenta Ferrari, Buenos Aires, 1943, p.103, Indalecio Prieto, De mi vida. Recuerdos, estampas, siluetas, sombras..., Oasis, México, 1968, p.192.

001-480 Salvaje pesadilla

424 12.

13.

14. 15.

16.

17. 18. 19. 20.

8/5/07

12:32

Página 424

esta salvaje pesadilla Es muy significativa en el sentido apuntado la sentida carta de pésame que, al día siguiente de la muerte de Veloz, dirigió a su viuda Filiberto Villalobos, veterano político reformista y ex ministro republicano. Allí, y en varios pasajes, aquél aparece prodigando «protección y consuelos» a «muchas personas», incluido el propio Villalobos, en medio del infortunio y la desolación. Agradezco al Prof. Manuel Redero San Román el haberme proporcionado fotocopia de esta expresiva carta. También, las memorias de Jaime de Armiñán, niño refugiado junto con su familia en la Salamanca de los primeros meses de la guerra. Veloz era buen amigo de su abuelo, que asistió a un proceso por homicidio contra él celebrado en Santander, donde ejercía de «matón insultante y violento» en una casa de juego, recién llegado de Cuba. En la Salamanca de los sublevados nuestro hombre oficiaba de mandamás y les alojó en casa de Manuel Frutos, «socialista, hombre de izquierdas, a quien Diego Martín Veloz había salvado la vida, metiéndolo en la cárcel para protegerle» (La dulce España. Memorias de un niño partido en dos, Tusquets, Barcelona, 2000, pp.162-188, las citas en pp.163 y 168-169). Una de las hijas de este ferroviario, Elisa Núñez Sánchez, me recibió con suma cordialidad en su casa de Moríñigo (Salamanca), el 11 de septiembre de 2006, y me proporcionó copias de algunas piezas del proceso y de las cartas mencionadas. Conversación mantenida el 3 de febrero de 2006. Una versión muy ampliada de este trabajo, con el título «Diego Martín Veloz (1875-1938). Historia de un golpista», se publicará en Alcores. Revista de Historia Contemporánea, en uno de los números correspondientes a 2007. Sobre Agustín Martín Veloz (c. 1894-1934) véase el hermoso panfleto de Manuel Navarro Luna, Martinillo, La Habana, 1949, donde se incide en las facetas humana, intelectual y política del personaje. Archivo General Militar, 1ª M, 1024/54, sin foliar, de donde proceden todos los datos y citas que figuran a continuación. Prestó un total de servicios de 2 años, 8 meses y 26 días, de los que sólo fueron efectivos 1 año, 4 meses y 13 días. En concreto, la cruz del mérito militar de 1.ª clase con distintivo rojo, por su actuación en una acción de guerra sucedida el 30 de junio de 1895. La coincidencia en Cuba pudo producirse en cuanto a las fechas pero no es probable que un oficial voluntario y de baja graduación consiguiera intimar con oficiales de academia, brillantes y bien relacionados. Miguel Primo de Rivera (1870-1930) estuvo, en efecto, en Cuba desde abril de 1895 hasta febrero de 1896 como ayudante del general Martínez Campos; participó con valor en diversas acciones de guerra, también en la zona de Manzanillo, por las que sería ascendido a comandante (Ana de Sagrera, Miguel Primo de Rivera. El hombre, el soldado y el político, Ayuntamiento, Jerez de la Frontera, 1973, capítulo 4). Por su parte, Gonzalo Queipo de Llano (1875-1951) estuvo también en la isla algo más de dos años, entre mayo de 1896 y octubre de 1898, y regresó reiteradamente condecorado y ascendido de segundo teniente a capitán (Ana Quevedo y Queipo de Llano, Queipo de Llano: gloria e infortunio de un general, Planeta, Barcelona, 2001, pp. 44-59). Los descendientes (véase nota 5) mencionan tam-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

21.

22.

23.

24. 25.

26.

Página 425

capítulo 8

425

bién relaciones con los generales Silvestre, Cabanellas y Goded, así como con el padre del general Mola, oficial del ejército destacado en Cuba. Y hacen especial hincapié, con detalles y mención de testigos, en las frecuentes estancias de Primo, y también de Queipo, en Cañadilla, la finca armuñesa que Martín Veloz compró en 1917, en las que no primaba por cierto el sosiego y el recogimiento, y sí las carreras de caballos, cruzándose apuestas, y las grandes timbas al póquer. I. Prieto, De mi vida..., p. 184. Por las duras páginas que el veterano político socialista dedicó a Martín Veloz desfilan los nombres de los generales Queipo de Llano, Primo de Rivera, Goded, Fernández Silvestre, Burguete, y del coronel Páez Jaramillo. J. Venegas, Andanzas..., p. 76. O este otro texto, que incide en su vinculación con los militares y plasma su proximidad al personaje: «Su casa estaba siempre llena de militares. Allí conocí a Queipo de Llano, que me pareció un animal; a Goded, que me dió una sensación muy desagradable de frialdad y disimulo, y a otros muchos. También iban abundantes curas y frailes, aunque Veloz no disimulaba su ateísmo, ni contenía sus blasfemias», ibíd., pp.88-89. Véanse los números correspondientes a los meses de febrero, sobre todo, y también marzo de 1924. En uno de ellos, el correspondiente al de 17 de febrero, un capitán de caballería, Gonzalo de Aguilera Munro, conde de Alba de Yeltes, recién llegado de Inglaterra, visitaba al herido y se ponía «incondicionalmente» a disposición de su familia. Sobre las siniestras andanzas del conde en la guerra civil Paul Preston ha escrito un brillante trabajo, «Los esclavos, las alcantarillas y el capitán Aguilera. Racismo, colonialismo y machismo en la mentalidad en el cuerpo de oficiales nacionales» en Javier Muñoz Soro, José Luis Ledesma y Javier Rodrigo, coordinadores, Culturas y políticas de la violencia. España siglo XX, Siete Mares, Madrid, 2005. Véase la nota 17. Su esposa, que le sobrevivió muchos años, se llamaba María Aliste Arín, y era hija de un sargento de Alabarderos que convivió con el matrimonio y con el que Veloz mantuvo con frecuencia relaciones tormentosas. Algunos datos al respecto en A. Martín Esteban, Memorias..., fols. 50 y ss. Sobre el carácter de esta mujer y sobre su relación matrimonial con Martín Veloz, J. Venegas nos ha dejado algunas páginas excelentes que describen actitudes «del más bárbaro esposo español», Andanzas..., pp. 92-94. De los reiterados arrestos militares que sufrió ya he dado cuenta en otro lugar de estas páginas. I. Prieto se equivoca en cuanto al lugar al afirmar que «desembarcó sin una peseta en Santander» y da cuenta en un jugoso párrafo de que allí fue procesado, y absuelto, por asesinato de un competidor suyo en baraterías, lo que indica que desde su llegada a la Península se metió en este turbio negocio. No deja de señalar que en el proceso testificaron a su favor «guerreras galoneadas y entorchadas» (De mi vida..., p. 184). Como hemos visto, J. de Armiñán ratifica la existencia del proceso de Santander (La dulce España..., p. 163). También respecto a estos primeros años de siglo, con más que probable veracidad pero sin demasiadas precisiones, su primo A. Martín Esteban nos da cuenta de su situación económica paupérrima, viviendo a cuenta de parientes en Salamanca y en Villaverde, de sus broncas y bravuconadas, de sus trapicheos y negocios

001-480 Salvaje pesadilla

426

27.

28.

29.

30.

8/5/07

12:32

Página 426

esta salvaje pesadilla ruinosos, y, ya entonces, de sus andanzas por los garitos de los pueblos de La Armuña (Memorias..., fols. 42-58). J. Venegas, por quien Veloz sentía «una fuerte simpatía», y que le trató en Madrid y acabó trabajando para él cerca de un año en La Voz de Castilla, escribe: «Cuando conoció el juego sufrió algo así como un deslumbramiento. Juzgó que aquél era un medio fácil de tener dinero». Alude a que logró una enorme suma desbancando el casino de Montecarlo y afirma que «era en aquel tiempo banquero de varias casas de juego en España; al parecer, sus ingresos excedían de mil duros diarios, que materialmente derrochaba» (Andanzas..., pp. 75-76). I. Prieto, con quien nuestro protagonista tuvo duros enfrentamientos en el Congreso antes de la dictadura de Primo, afirma que «llegó a monopolizar los juegos de azar en Castilla la Vieja. Toda chirlata de Salamanca, Valladolid, Zamora y Palencia le pertenecía» (De mi vida..., p.185). Sus descendientes ratifican esta dedicación e incluso la extienden a casinos en Santander y en Barcelona (véase n. 5). Debo este dato al Prof. Santiago Díez Cano. Procede del Archivo Histórico Municipal de Salamanca en el que figura un listado de mayores contribuyentes correspondiente a ese año, y elaborado a efectos electorales. En él aparecía Veloz en primer lugar, con más de 5.500 pesetas de contribución directa anual. La zona a la que me refiero es un amplio triángulo, situado al norte de la ciudad, y limitado hoy por las avenidas de Gran Capitán y de Torres Villarroel y por el cuartel General Arroquia, que acoge en la actualidad a un regimiento de ingenieros. Entonces era poco más que campo, situado en las afueras de la llamada puerta de Zamora, en el camino que llevaba al convento de Capuchinos y al vecino pueblo de Aldeaseca de Armuña. En escritura de 23 de septiembre de 1927, ante Jesús Veiga Neira, uno de los notarios de la ciudad, Veloz hipotecó buena parte de estas fincas, catorce en concreto, que allí se describen, a favor de la Caja de Ahorros de Salamanca por un préstamo de algo más de 500.000 pesetas. He podido manejar el documento gracias a la amabilidad de Restituto Aparicio, notario archivero de Salamanca. Hay copiosa información sobre este parque de casas y solares en el Archivo del Registro de la Propiedad n.º 1 de Salamanca, fincas n.º 8.866, 12.226 y 7.338, cuyo titular, José María Gómez Valledor, viene facilitando con gran cordialidad mis investigaciones. Nuestro hombre compró Cañadilla en agosto de 1917, con una extensión inicial de unas 40 ha. En el transcurso de los años siguientes, en especial entre 1921 y 1924, fue adquiriendo hasta 166 pequeñas fincas y prados, limítrofes con aquel núcleo inicial. Todo el conjunto venía a sumar unas 150 ha. Había allí— aparte de una casa para el dueño que, por lo que veo en la documentación, no debía de ser una mansión— amplias instalaciones agropecuarias y la correspondiente maquinaria, incluido un molino para trigo. Veloz instaló en la finca, con los pertinentes permisos administrativos, una central eléctrica que suministraba fluido a cinco pueblos de los alrededores, incluido Villaverde de Guareña. Además, puso en regadío unas 3/4 partes de la superficie embalsando a estos efectos el arroyo Guareña que nace en el paraje. Todos estos datos proceden de la rica información registral de la finca que se encuentra en el Archivo del Registro de la Propiedad n.º 2 de Salamanca, finca n.º 1.616. Y, muy en especial, de la escritura de ma-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

31.

32.

33.

34.

35.

Página 427

capítulo 8

427

nifestación y adjudicación de la herencia de Martín Veloz (Salamanca, 27-octubre-1938, ante Jesús Veiga Neira). Expreso de nuevo mi agradecimiento a los sres. Gómez Valledor y Aparicio. Pretendiendo situarme en este escenario, en la tórrida tarde del 8 de julio de 2006, visité la propiedad acompañado por José Luis del Rey, alcalde de Villaverde de Guareña, que antes me había enseñado el pueblo. Allí nos atendieron con extrema amabilidad Juan Hernández Rodríguez, el encargado de la finca desde hace unos cincuenta años, y su esposa, Eva Calvo González, y pude comprobar la exactitud de lo que queda reflejado y las huellas de Veloz en edificios e instalaciones agropecuarias, pese al inexorable paso del tiempo. Según nos relató Juan, María Aliste, la viuda de Veloz, seguía pasando temporadas en Cañadilla, acompañada en ocasiones por otra viuda, la de Queipo de Llano, y allí murió en 1965. Quede constancia aquí de mi agradecimiento a todos ellos, alcalde y encargados. Las abundantes páginas que J. Venegas dedicó a Martín Veloz están llenas de anécdotas y detalles sobre aquella personalidad desbordante y absolutamente estrafalaria. En cuanto al periódico, su andadura no debió de llegar a los cuatro años. En diversos pasajes, Venegas se refiere a las pérdidas «enormes» que producía, y no descarta que el propio Veloz incendiara las instalaciones para cobrar el seguro, Andanzas..., pp. 77, 87 y 103. Por lo que se refiere a Cañadilla, el buque insignia de su patrimonio, cuyo núcleo central Martín Veloz adquirió en 1917, estuvo afectada por cinco préstamos hipotecarios por importe total de 880.000 pesetas, dos de los cuales fueron cancelados a su muerte; el más importante fue el de 1931 por importe de 460.000 ptas. (Archivo del Registro de la Propiedad n.º 2 de Salamanca, finca n.º 1.616). En cuanto al parque de solares y viviendas de Salamanca, el importe total de las hipotecas que lo gravaban ascendió a 665.000 pesetas, alguna de ellas cancelada en 1954 (Archivo del Registro de la Propiedad n.º 1 de Salamanca, fincas n.º 8.866, 9.338 y 10.018 respectivamente). En la escritura de testamentaria, realizada por María Aliste en octubre de 1938, a los pocos meses de la muerte de su esposo, (véase nota 30), el patrimonio de éste-Cañadilla y sus instalaciones, más doce casas en la zona de Gran Capitán, de Salamanca— se valoraba en 1.377.778 ptas. Y el pasivo, integrado por 16 créditos, ascendía a 1.589.105 pts. Para la política salmantina en la crisis de la Restauración, cuestión de «caciques, dinero y favores», como ellos mismos la titulan, Santiago Díez Cano y Pedro Carasa Soto, Historia de Salamanca..., V, pp. 136-145 donde dedican alguna atención a nuestro hombre y su irrupción política. En cuanto a los concretos resultados electorales obtenidos por Veloz, figuran los siguientes en el Archivo del Congreso de los Diputados: en 1919, 7.677 votos, siendo los votantes 10.544 y 12.976 los electores; en 1920, 6.789, 9.459 y 12.928 respectivamente; en 1923, en el distrito de Peñaranda, 5.074 votos, con 9.658 votantes y 12.176 electores (Documentación Electoral, 135, n.º 37). Este sesgo populista agrario impregna la trayectoria de La Voz de Castilla, el periódico de Veloz, cuyo significativo subtítulo era el de «defensor de los intereses agrarios» y que alardeaba de tener 296 corresponsales en la provincia. A lo largo de 1923 abundan en este diario las informaciones sobre las actividades

001-480 Salvaje pesadilla

428

36.

37.

38.

8/5/07

12:32

Página 428

esta salvaje pesadilla de la Liga de Agricultores, organización que articulaba los apoyos campesinos a nuestro personaje, y de la que acabó separándose al tiempo que anunciaba su retirada de la política (El Adelanto, 29-X-1923). En los números de La Voz correspondientes a los últimos meses de 1923, por los que arranca la colección que conserva la Biblioteca General de la Universidad de Salamanca, no son escasos los editoriales dedicados a los temas del campo, siempre desde la perspectiva apuntada. Y cuando—, tras la agresión armada que sufrió Veloz en el Casino de Salamanca, el 29 de enero de 1924, y a la que ya he hecho alusión, las páginas de La Voz se llenen durante semanas de listados de adhesiones a su causa, junto a las firmas de militares, destacan con mucho las provenientes de los pueblos de la provincia, que dan una buena idea (incluso contando con manipulaciones) de la red de apoyos con que llegó a contar en la geografía salmantina. De unos 385 municipios que forman el mapa provincial se recibieron firmas, en mayor o menor medida, de 189 de ellos, sin contar las provenientes de otros 28 núcleos de población que no aparecen en dicho listado. Ya conocemos el carácter pendenciero de que dio muestras desde joven. Destaco ahora el incidente que provocó en el café Regina de Madrid, el 6 de abril de 1923, a los pocos días de las elecciones, insultando y tratando de agredir a Juan Mirat (El Adelanto, 7-IV-1923). O el que tuvo con el rector de la Universidad, Enrique Esperabé de Arteaga, el 6 de mayo de 1923, en la antesala del despacho del ministro de la Gobernación, de nuevo con insultos e intentos de agresión por parte de Veloz (El Adelanto, 6-V-1923). Probablemente como respuesta, el rector salmantino ignoró a nuestro protagonista en sus libros destinados a hechos y personajes de la Salamanca de entonces (Efemérides salmantinas. Historia de la ciudad en la época contemporánea. Fechas principales, hechos notables, sus hombres, Salamanca, Imp. Núñez, 1933. Diccionario enciclopédico, ilustrado y crítico de los salmantinos ilustres y beneméritos. Madrid, Gráficas Ibarra, 1952, donde sí tiene entrada Mirat, que derrotó a Veloz en las elecciones de 1923). O, como nos cuenta J. Venegas de primera mano, la excentricidad, desde luego provocadora, de poner de nombre Unamuno a un burro garañón que tenía en Cañadilla (Andanzas..., p. 96). De sus broncas y rifirrafes en el Congreso, y alguna también en el Senado, amagando a veces con usar la pistola, nos informa con detalles I.Prieto que las presenció (De mi vida..., pp. 188-191). La intervención que destaco en el texto se produjo, al filo de un incidente con el diputado Layret, en la sesión de 7 de agosto de 1919 (Diario de Sesiones del Congreso, loc. cit., pp. 853-854). Por lo demás, en el índice del Diario correspondiente a la legislatura de 1923, p. 348, veo que tenía sendos suplicatorios pendientes contra él por los delitos de atentado contra la autoridad y sus agentes y de desacato. Transcurrido, pues, casi un cuarto de siglo desde su llegada a España, no había perdido su condición de incorregible camorrista. Una vez más contamos con el valioso testimonio de J. Venegas que aprecia indicios de que la relación entre el general y el antiguo teniente se había deteriorado cuando aquél se convirtió en dictador. Primo «al que (Veloz) había facilitado dinero en múltiples ocasiones... cuidó de que no constara entonces públicamente esa amistad» y encargó a su ayudante, el comandante Fidel de la Cuerda, también muy amigo de nuestro hombre, que contestara al telegrama de felicitación

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

39.

40. 41.

42.

43. 44.

45.

46.

Página 429

capítulo 8

429

por su acceso al poder. También fue este comandante el que se interesó por su estado, en nombre del dictador, a raíz del atentado del Casino referido ya en estas páginas (Andanzas..., pp. 91 y 101-102). Ni siquiera a escala de los cargos locales, municipales o provinciales, en Salamanca, al menos en los primeros años de la dictadura, como demuestra Carlos Ernesto Hernández Hernández, Directorio militar y elites políticas en Salamanca, memoria de licenciatura inédita, Universidad de Salamanca, 1997. No hay en este trabajo ni una sola mención a Martín Veloz, no así respecto a Venegas que es citado como director de La Voz de Castilla en aquel tiempo (ibid., pp. 71-72). José Luis Rodríguez Jiménez, Historia de Falange Española de las JONS, Alianza, Madrid, 2000. «Mirando al Duce» es el título de su capítulo I. Según la correspondiente crónica, Alfonso XIII se mostró encantado con el triunfo del fascismo en Italia y, al parecer, pronunció una frase que admitía varias lecturas: «Este es mi Mussolini» (La Voz de Castilla, 24-noviembre-1923). A los pocos meses, en abril de 1924 recibió un homenaje cerca de Abusejo, uno de los pueblos del distrito, al que Veloz no pudo asistir por encontrarse todavía convaleciente de las heridas sufridas en el Casino de Salamanca, y que fue ampliamente cubierto por su periódico (La Voz de Castilla, 25, 27 y 19-abril1924). Como es sabido, a raíz del advenimiento de la República, fue nombrado jefe de la 1.ª División Orgánica con sede en Madrid. Es decir, se le puso al frente de la guarnición de la capital. El escaso éxito electoral de Martín Veloz y de Queipo de Llano se comprueba en el cuadro 1 del Capítulo 1. Todos estos planteamientos, con las consabidas proclamas de «amor a España, a la Monarquía, a su glorioso y sufrido Ejército, y a sus tradiciones igualmente gloriosas», se recogen en sendas cartas abiertas que Veloz dirigió a Eduardo Jiménez del Rey, director de La Gaceta Regional, y que él mismo envió a El Adelanto donde fueron publicadas (28-I-1936 y 9-II-1936). Como no podía ser de otra forma, se ha respetado al máximo el sentido del texto precedente. No obstante, se han señalado determinados pasajes no fácilmente comprensibles y, también a estos efectos, se ha mejorado en ocasiones la ortografía. Probablemente se trata del coronel Puigdengolas que dirigía las fuerzas de la República frente a Yagüe —en Badajoz, en agosto de 1936— y que consiguió huir a Portugal (Hugh Thomas, La guerra civil española, Urbión, Madrid, II,p. 246).

9. Casto Prieto Carrasco, alcalde de Salamanca 1. 2. 3. 4.

L. González Egido, Agonizar en Salamanca. Unamuno (julio-diciembre 1936), Alianza, Madrid, 1986, p. 57. Registro Civil de La Orbada, tomo 11, p. 100. Información de Luis Calvo. Testimonio de Juan Crespo, estudiante (monárquico), en Ronald Fraser, Recuérdalo tú y recuérdalo a otros. Historia oral de la guerra civil española. Crítica, Barcelona, 1979, t. I, p. 237.

001-480 Salvaje pesadilla

430 5.

6.

7.

8.

9. 10.

11.

12. 13. 14.

15. 16.

17. 18.

8/5/07

12:32

Página 430

esta salvaje pesadilla En el célebre acto del Paraninfo la mujer de Franco pidió a Juan Crespo que protegiera a Unamuno mientras unos soldados contenían a culatazo limpio a los más exaltados, Francisco Blanco Prieto, Miguel de Unamuno. Diario Final, Globalia Ediciones Anthema, Salamanca, 2006, p. 660. Estos párrafos no tienen más intención que la de ofrecer algunos rasgos biográficos que hagan más comprensible el sentir de las páginas que escribió los últimos días de su vida. No es el momento de presentar una biografía apresurada porque el protagonismo de este capítulo lo tienen sus escritos de la cárcel. Por otra parte, L. Sánchez Granjel ya ofreció su estampa humana y profesional en Casto Prieto Carrasco, Dos estudios sobre la enseñanza de la medicina en la Universidad de Salamanca. ed. de L. Sánchez Granjel, Ediciones Universidad de Salamanca, Salamanca, 1986, pp. 11-17. Según el diario familiar donde Casto Prieto anotó los principales aspectos formales o informales de su vida hasta 1924; los párrafos que cito pueden estar escritos hacia 1918, una fecha sujeta a revisión. Como si estuviera pensando en advertencia para historiadores, añade: «aunque este libro no sea de comentario, sino de fechas y datos, bueno es quede consignado esto para que no se tuerza nunca la verdad de las cosas que no pueden sacarse sólo de los hechos sucedidos en la vida oficial de un individuo». En el curso 1903-1904 murió su abuela paterna, «quedando sólo en el mundo con mi única hermana y 2 pesetas diarias por todo recurso». La movilización del joven Villalobos ante estos sucesos le llevó por primera vez a la cárcel. A. Rodríguez de las Heras, Filiberto Villalobos. Su obra social y política 1900-1936, Salamanca, 1985, p. 81. Jean Claude Rabaté «Filiberto Villaobos y la Unión Escolar», R. Robledo (coord.), Sueños de concordia. Filiberto Villalobos y su tiempo histórico, Caja Duero, Salamanca, 2005, pp. 97-105. Filiberto Villalobos apuntó en su felicitación: «La mayor lección de Prieto Carrasco es su propia vida, de hombre austero y bueno, de voluntad resuelta, de amor al trabajo, de lealtad para las ideas», El Adelanto, 18-II-1928. Véase el capítulo de J. Infante. El Adelanto 5-I-1920. El Adelanto 29-I-1924. A la conferencia asistió Unamuno que arremetió contra las instituciones que se crearon para hacer pobres, no para acabar con ellos, y felicitó al conferenciante. Véanse sus estudios sobre historia de la medicina recogidos en el volumen citado en la nota 6. Acción Republicana contaba con 3.500 afiliados y 90 comités locales, y se constituyó el 19 de febrero de 1933; fue nombrado presidente C. Prieto, y vicepresidentes F. Ruipérez y J. Sánchez Gómez, El Adelanto 21-II-1933. Otros cargos desempeñados fueron el de presidente de la Agrupación de Jurados Mixtos de Trabajo de Siderurgia y Metalurgia y derivados (agosto de 1934), y en julio 1935 el de médico supernumerario de la Compañía de Ferrocarriles del Oeste, sin sueldo, afecto al Gabinete Sanitario de la División de Sanidad. El Adelanto, 27-VII-1932, p. 3. El alcalde dedicó un recuerdo a M. Arés y a Dorado Montero entre otros. Del relato de la destitución da cuenta con detalle Manuel Fernández Trillo

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

19.

20.

21. 22.

23.

24. 25.

26. 27. 28. 29. 30. 31.

Página 431

capítulo 9

431

«Octubre de 1934: Salamanca» en Salamanca. Revista Provincial de Estudios n.º 22-23, 1987, pp. 179-247. Fue elegido por 18 votos y una abstención. El tono de su discurso fue conciliador, dispuesto a continuar la obra iniciada el 12 de abril de 1931 hasta el 6 de octubre de 1934. El Adelanto 23-II-1936. C. Prieto Carrasco, «Las purificaciones en 1824», La Semana. Revista de Salamanca, n.º 1, 17-II-1924, p. 1; el redactor literario de la revista era Francisco Bravo (!). Clemente Carrasco había sido represaliado también en 1815; para el contexto de la represión que afectó a los profesores liberales de la Universidad, R. Robledo (coord.), Historia de Salamanca. Siglo Diecienueve. CES, Salamanca, 2001, pp. 113-118. Comenta Lafuente, «Soldados, simples paisanos, mujeres del pueblo, acusados de haber dado algún viva a la Constitución o hablar a favor de Riego eran sentenciados a las más atroces penas...», M. Lafuente, Historia general de España, Montaner y Simón, Barcelona, 1930,Tomo 19, pp. 158-150. Para la violencia de esta etapa J. Fontana, De en medio del tiempo, Crítica, Barcelona, 2006, pp. 85-99. La Gaceta Regional, 30-VII-1936. Apareció en la sección «Veleta al viento». Debemos agradecer una vez más a Casto Prieto López, en representación de la familia de Don Casto Prieto Carrasco, su generosidad para la publicación de estos escritos. Para verificar la identidad de algunos presos citados por Prieto, S. Delgado me ha proporcionado la información del archivo informático llamado CISVICTORIA que la Dirección General de Instituciones Penitenciarias facilitó a la Asociación Salamanca Memoria y Justicia en 2005. Más información sobre ese archivo informático en el capítulo de S. López y S. Delgado. Véase nota 156 en capítulo 4. En 1935 recorrió diversas ciudades europeas para preparar su ponencia en el Congreso de Historia de la Medicina; se dispone de una foto de su estancia en Venecia. Catedrático de la Facultad de Medicina. Medicina Interna, Rayos X. Consulta Diaria y la dirección de Paseo Carmelitas, 21. Manuel de Alba Ratero, obrero ferroviario, diputado provincial y dirigente de la UGT. Fusilado por consejo de guerra el 20 de junio de 1937. J.L. Giménez Lago, «Crónica triste, pero historia», Salamanca: revista provincial de estudios, 1991, n.º 27-28, pp. 227-239. José Andrés Manso (1896-1936), presidente de la Federación Obrera, diputado del PSOE en las Cortes de 1933 y 1936. Julián Montero Pérez, «el Chirri». Expediente de la cárcel: 2514. Entra en 1936 y sale en 1937. Véase el anexo 3 del capítulo 4, «La prisión provincial de Salamanca» para la exactitud de las medidas y otros detalles. Tiburcio Bernal Garduño. Expediente de la cárcel: 24604. Entra en 1936 y sale en 1944. Puede ser Manuel Laguna Heredia. Expediente de la cárcel, 1395. Entra y sale en 1936. Valverde del Fresno (Cáceres) donde estaban su mujer y sus tres hijos Manuel, Alberto y Dolores; el día 30 de julio el gobernador civil autoriza el traslado de

001-480 Salvaje pesadilla

432

32. 33. 34.

35.

36.

37.

38.

39.

40.

41. 42. 43. 44.

45. 46.

8/5/07

12:32

Página 432

esta salvaje pesadilla la familia a Salamanca, instando al jefe de la Comandancia de la Guardia Civil que facilite al chófer la gasolina necesaria. Joaquín Gaite Veloso, catedrático de Instituto de Ciudad Rodrigo, fusilado el 30 de agosto. Aristóteles González Riesco, de Ciudad Rodrigo, gestor de la Diputación, fusilado el 30 de agosto. Luis Sánchez Rivera, agente de vigilancia, de 43 años, natural de Peñaranda y vecino de Ciudad Rodrigo, fusilado por consejo de guerra el 30 de agosto. Sin número de expediente. Cuando ingresaban en la cárcel Andrés Manso, Prieto Carrasco, Paredes, Alba y otros, abandonaron la prisión los falangistas que allí estaban detenidos, E. de Sena, «Guerra, censura y urbanismo: recuerdos de un periodista, 1936-1953», R. Robledo (coord.), Historia de Salamanca, volumen V, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 2001, p. 327. Casimiro Paredes Mier, concejal del ayuntamiento de Salamanca, obrero, asesinado tras una saca de la cárcel el 30 de julio de 1936, en la dehesa de Valparaíso, ya en la provincia de Zamora. Su hijo tal vez sea Victoriano Paredes Iglesias (es el único Paredes de primer apellido que ingresa en 1936, además de Casimiro). Expediente de la cárcel: 26266. Sale en 1947. Luis Domínguez Guilarte, estuvo en la cárcel hasta 1938. Responsable en Salamanca del Instituto de Reforma Agraria. Ayudante de clases prácticas de la facultad de Derecho. A partir del 26 de octubre de 1931 se encarga de la cátedra de Derecho romano de la que es titular Wenceslao Roces, en excedencia. El 1 de diciembre del 36 se le comunica su suspensión de empleo y sueldo como auxiliar temporal. El 1 de octubre de 1946 el rector le comunica que se le levanta la sanción. Expediente AC 1201/4, AUS. Francisco Diego y Diego. Expediente de la cárcel: 2451. Según CIS-VICTORIA, sale en 1937. Fue sometido a juicio militar en 1937, y por tanto no parece probable que le dejaran en libertad provisional; pero se trata sólo de una suposición Es probable que sea Teodoro Escalona Ruiz (sólo hay dos Escalona en CISVICTORIA, el otro entra en 1938). Expediente de la cárcel: 12037. Entra en 1936 y sale en 1939. Posiblemente, como ocurrió con Villalobos, se buscaron excusas contables para amparar otras motivaciones de encarcelamiento... Gerardo Manuel Arce Sáinz, Expediente de la cárcel: 22189, estuvo en la cárcel hasta 1946. Vicepresidente de Acción Republicana. A la represión sufrida por los Ruipérez de Peñaranda se alude en el capítulo de S. López y S. Delgado. José Delgado Romero, expediente de la cárcel 1960; salió de la cárcel en 1936; republicano y médico titular de El Pedroso, uno de los personajes históricos que aparecen en la novela La grama de A. Salgado, véase el capítulo de J. Infante. Es probable que sea José Fernández de las Cuevas. Expediente de la cárcel: 2579. Según CIS-VICTORIA, entra en 1936 y sale en 1937. Pablo Sotés Potenciano, concejal, era profesor de la Escuela Normal, estuvo en

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

47.

48.

49.

50.

51.

52.

Página 433

capítulo 10

433

la prisión provincial hasta 1941. Fue cesado por el gobernador civil el 20 de agosto de 1936. Es probable que sea Laurentino González Angoso (de todos los González que entran en 1936, es el único cuyo nombre acaba en Tino). Expediente de la cárcel: 1713. Según CIS-VICTORIA, sale en 1936. Tomás Marcos Escribano, diputado en 1931; impulsor de la reforma agraria desde posiciones de centro y presidente de la Liga de Agricultores (capítulo 1). La llegada de la República tuvo en Unamuno, Prieto y Marcos Escribano a los principales protagonistas. Casto Prieto se convirtió en gobernador civil mientras que Tomás Marcos Escribano asumió la presidencia de la Comisión Gestora de la Diputación Provincial y Unamuno concejal por la Conjunción proclamó con don Casto la República desde el balcón del Consistorio, cfr. capítulo 1. En lo más alto de la espadaña de la plaza Mayor, se coloca todos los años a mediados de agosto una veleta con silueta de toro, la popular Mariseca, que anuncia la celebración de las ferias de septiembre. Junto a Unamuno, Miguel Iscar Peyra formó parte del nuevo Ayuntamiento, presidido por el comandante Francisco del Valle. Vicepresidente de la derecha Autónoma Salmantina, encuadrada en la CEDA, había sido alcalde de Salamanca en la Dictadura de Primo de Rivera y cuando fue depuesto el consistorio del 12 de abril de 1931 con motivo de la revolución de octubre en 1934, cfr. los capítulos 1 y 4. José Sánchez Gómez, uno de los personajes más populares de Salamanca, redactor y cronista taurino de El Adelanto era invitado a dar conferencias, por ejemplo, cuando se acercaba la semana grande de Bilbao. Pero también se encargaba de otro tipo de crónicas académicas o políticas, y en artículo premonitorio advirtió que el periodista F. Bravo pasaría algún día de la palabra —apología del fascismo— a los hechos. El Timbalero fue asesinado en la madrugada del 21 de diciembre de 1936. C.M. Perelétegui, José Sánchez Gómez «El Timbalero» (ensoñación biográfica), Anthema Edciones, Salamanca, 2002. «¿Qué crimen se vindicó con el sacrificio de Pepe Sánchez Gómez, El Timbalero, popular crítico taurino de El Adelanto? Ser amigo mío» dijo Indalecio Prieto. Era vicepresidente 2.º de Acción Republicana en 1933. Pueblo con estación de tren a unos 25 kilómetros de Salamanca; probablemente eran vecinos de Cantalpino, Villoria y otros pueblos de la zona que fueron muy castigados por la represión.

10. Desventuras del ex ministro Villalobos 1.

2. 3. 4.

Entrevista publicada en Mundo Gráfico, citada por Antonio Rodríguez de las Heras, Filiberto Villalobos. Su obra social y política 1900-1936, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, (1985), p. 315. Luciano González Egido, Agonizar en Salamanca. Unamuno. Julio-diciembre 1936, Alianza editorial, Madrid, 1986, pp. 49-50. Luciano González Egido, op. cit., p. 43. Según nota dirigida a Cibrán (Ramón Cibrán Finot, nuevo presidente de la Di-

001-480 Salvaje pesadilla

434

5.

6.

7.

8. 9.

10. 11.

12.

13.

14. 15.

8/5/07

12:32

Página 434

esta salvaje pesadilla putación), que, según R. Roblado, conserva la familia de Prieto Carrasco, Villalobos da información de la familia de don Casto que ha de trasladarse desde Valverde del Fresno, véase el capítulo 9. Luciano González Egido, op. cit., pp. 66, 68. Josefina Cuesta Bustillo, «El espacio y el poder en Salamanca al comienzo de la guerra civil (1936)», en Salamanca, Revista de Estudios, Diputación Provincial, Salamanca, n.º 40 (1997), pp. 381-382. «Instancia de F. Villalobos al General Comandante Militar de la provincia de Salamanca», Prisión Provincial de Salamanca, 17 de septiembre de 1936, véase el anexo 2 del capítulo 1. La memoria familiar recuerda: «Utilizaron, como disculpa para su detención, unos papeles que aparecieron en uno de los cajones de la mesa del Jefe de la Sección del Retiro Obrero —que aunque ocupaba una dependencia de la Caja de Previsión (dirigida por D. Filiberto Villalobos), dependía de la Delegación de Trabajo. Estaba al frente de la misma D. Leandro Sánchez Gómez, detenido el 21 de julio por ser elemento activo de las juventudes comunistas y que fue paseado al día siguiente». «D. Filiberto Villalobos en la cárcel, por tercera vez», p. 3. Notas mecanografiadas de D. Enrique Villalobos, cedidas amablemente por él, al que agradecemos vivamente la documentación y toda la información oral proporcionada. Entrevista realizada en Salamanca el 6 de octubre de 2004. AHN. Sección Fondos Contemporáneos, Ministerio de la Gobernación, Jefatura del Servicio Nacional de Seguridad, Investigación y Vigilancia, Expediente de Filiberto Villalobos: Informe del Comisario Jefe de Salamanca, 4 octubre 1939. Caja 424, Expediente 86.432. Texto mecanografiado. Sentencia dictada por la Audiencia Provincial, en Salamanca a 23 de octubre de 1942, Expediente 817 de 1940, de la Comisión de Incautación de Bienes del Estado. «Instancia de F. Villalobos al General Jefe de los Ejércitos del Norte», Hospital Provincial, noviembre 1936. Ver también «Instancia de F. Villalobos al General Comandante Militar de la provincia de Salamanca», Prisión Provincial de Salamanca, 17 de septiembre de 1936. Ambas conservadas en el Archivo Villalobos y cedidas amablemente por D. Enrique Villalobos. Archivo Villalobos, Instancia de D. Filiberto Villalobos, Instancia cit., 17 septiembre 1936. AHN. Sección Fondos Contemporáneos, Ministerio de la Gobernación. Servicio Nacional de Seguridad, Investigación y Vigilancia. Comisaría de Salamanca: Ficha de filiación de Filiberto Villalobos González de 4 de octubre de 1939. Caja 424, Expediente 86.432. Escrito que Filiberto Villalobos envía al Excmo. Sr. General Comandante de la Provincia de Salamanca el 17 de septiembre de 1936 (Archivo familiar. Texto mecanografiado). Ignacio Díaz de Aguilar y Elízaga: «Justicia Militar en la España Nacional: 2. Instituciones», en Varios Autores, Justicia en Guerra. Jornadas sobre la Administración de Justicia durante la Guerra Civil Española: Instituciones y Fuentes Documentales, Ministerio de Cultura. Madrid, 1990, p. 397. Sentencia dictada por la Audiencia Provincial, Sentencia cit., folio 1v. Archivo General de la Administración (AGA), Sección Justicia, Franquicia de correos entregando pliegos al Presidente del Tribunal Nacional de Responsabilida-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

16.

17. 18. 19. 20.

21. 22.

23.

Página 435

capítulo 10

435

des Políticas. San Sebastián, 25-08-1939, Anexo 3: «Listado Expedientes de responsabilidad Civil examinados por la Comisión Nacional de Incautación de Bienes (Salamanca)», en esta fecha ya aparece F. Villalobos con la propuesta de «ninguna» sanción. Ya estaba pagada. Caja 75/1247. La caja 75/1275 del Tribunal de Responsabilidades Políticas, en la que se contiene la «Relación de sancionados por responsabilidades Políticas que desempeñaron cargo de Ministro». Y en la caja 75/1287, con fichas de expedientados por Responsabilidades Políticas (1940-1952), en las que aparecen las grandes figuras políticas de la República no consta Filiberto Villalobos. Ver también algunas multas en Santiago López García, y Severiano Delgado Cruz, Historia de Salamanca, op. cit., pp. 242, 243 y 255; Josefina Cuesta Bustillo, «La Guerra Civil y la militarización del espacio en Salamanca (1936-1939)», en Salamanca. Revista de Estudios, n.º 40 (1997), pp. 403-431. Sobre el significado de las incautaciones y demás castigos o impuestos de carácter económico, realizados por el nuevo régimen en Salamanca remitimos a Mª Luz de Prado, La Suscripción Nacional (1936-1939). La contribución salmantina a la financiación de la Guerra Civil, tesis doctoral, Salamanca, 2006. Al menos no hemos dado con ella. A pesar de los esfuerzos de indagación faltan documentos que no hemos podido encontrar, como el sumario de la causa de Incautación de Bienes a la que alude el denunciado. «D. Filiberto Villalobos en la cárcel, por tercera vez», op. cit., p. 3. Véase a este respecto, el capítulo de Santos Juliá. Véase el capítulo 9, donde J. Infante comenta esta faceta de Martín Veloz. «D. Filiberto Villalobos en la cárcel, por tercera vez», op. cit., p. 3. Archivo Histórico Nacional, (AHN). Sección Fondos Contemporáneos. Tribunal Supremo, Materia criminal, Legajo 69, exp. 55. En este caso se refería a un juicio contra Onésimo Redondo por delito de imprenta. Citado por Ignacio Berdugo, Josefina Cuesta, Mª. Dolores de la Calle, Mónica Lanero, «El Ministerio de Justicia en la “España nacional”», en Justicia en guerra, Jornadas sobre la Administración de Justicia durante la Guerra Civil Española: Instituciones y Fuentes Documentales, Ministerio de Cultura, Madrid, 1990, p. 249. Pierre Vilar: La guerra civil, Crítica, Barcelona, 1986, p. 157. Alguno de los presos, recordando su paso por comisaría, señala que existía un cuarto llamado «de la memoria», donde se pegaba a los detenidos con un látigo de caucho, y un cuarto de la «supermemoria», en él se les colgaba por los pies del techo, mientras eran azotados. Entrevista realizada a L.G.H., Salamanca, 1987, citada por Adoración Martínez Barrio, Mª. de los Angeles Sampedro Talabán, Mª. Jesús Velasco Ramos, «Dos formas de violencia durante la guerra civil. La represión en Salamanca y la resistencia armada en Zamora», en Julio Aróstegui (coord.) Historia y memoria de la Guerra Civil. Encuentro en Castilla y León, Junta de Castilla y León, Valladolid, 1988, t. II, pp. 367-437. Antonio Rodríguez de las Heras, Filiberto Villalobos, op. cit., ver también Santiago Díez Cano, «Las elecciones: el buen cacique», en R. Robledo,(coord.), Sueños de concordia. Filiberto Villalobos y su tiempo histórico (1900-1955), Caja Duero, Salamanca, 2004, pp. 199-230; Santiago Díez Cano, y Pedro Carasa Soto, en «Caciques, dinero y favores. La Restauración en Salamanca», en José Luis Martín (dir), Ricardo Robledo, (coord.), Historia de Salamanca, t. 5, op.

001-480 Salvaje pesadilla

436

24.

25. 26. 27. 28. 29. 30.

31. 32. 33. 34.

35. 36. 37. 38.

8/5/07

12:32

Página 436

esta salvaje pesadilla cit., p. 136, y Enrique Esperabé de Arteaga, Efemérides salmantinas. Historia de la ciudad en la época contemporánea. Fechas principales, hechos notables, sus hombres. Imprenta y Librería de Francisco Núñez Izquierdo, Salamanca, 1933. «Causa n.º 1581 contra los paisanos Indalecio García González, Bernardino Sánchez Crespo, Eugenio Pérez y Pérez, Ramón del Campo Fumo, José García Méndez, Rafael Vicente Galera, Pedro Ramos Jiménez, Juan Escanillas de Simón y Don Filiberto Villalobos González por supuestas manifestaciones contra el Alzamiento Nacional, en el interior de la Prisión Provincial» julio de 1937. Archivo Militar de la Región del Noroeste, El Ferrol, Expediente n.º 1254. La ficha y el expediente personal de Filiberto Villalobos que debían conservarse en la antigua cárcel, pasaron, al cerrarla, a la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, del Ministerio del Interior, Madrid, a la que agradecemos la información facilitada. Sobre la ocupación y las condiciones de vida en la cárcel, véase el capítulo sobre represión en esta misma obra: «Dos formas de violencia». Archivo Villalobos, Instancia de D. Filiberto Villalobos, Instancia cit., 17 septiembre de 1936. Archivo Villalobos, Instancia de D. Filiberto Villalobos, Instancia cit., 17 septiembre de 1936. «D. Filiberto Villalobos en la cárcel, por tercera vez», op. cit., p. 3. Archivo Villalobos, Instancia de D. Filiberto Villalobos, Instancia cit., 17 septiembre de 1936. «Que no procede acceder a la petición formulada por el Señor Villalobos y autorizarle a percibir su ingreso completo solamente a partir del momento en que sea puesto en libertad. En cuanto a que se le satisfagan los dos tercios de su pensión que no ha percibido, ni percibe durante su detención, aun cuando fuera puesto en libertad, tampoco es posible acceder, por oponerse a ello la orden de 18 de diciembre de 1936», Archivo Villalobos, Intervención de la Delegación de Hacienda a D. Filiberto Villalobos, 16 de agosto de 1937. Entrevista realizada a D. Enrique Villalobos el 6 de octubre de 2004. Luciano González Egido: op. cit,, p. 244. Archivo Casa Museo Unamuno, Salamanca, Correspondencia de Unamuno y Villalobos González, Filiberto; Carpeta V2/102 (n.º 10). «Por otra parte me encuentro enfermo. Desde el 31 de octubre estoy sufriendo un ataque de apendicitis que hizo urgente mi ingreso en el Hospital Provincial donde todavía me hallo; pero los cuidados familiares son necesarios para mi curación completa por haber sido el ataque más intenso y ser el segundo que padezco». Archivo Villalobos, Instancia de D. Filiberto Villalobos, Instancia cit., noviembre de 1936. Archivo Villalobos, Instancia de D. Filiberto Villalobos, Instancia cit., noviembre 1936. Archivo Villalobos, Instancia de D. Filiberto Villalobos al Excmo. Sr. General Jefe de los Ejércitos del Norte, Hospital provincial de Salamanca, noviembre de 1936. Archivo Villalobos, Instancia de D. Filiberto Villalobos, op. cit., noviembre de 1936. Archivo Villalobos, Instancia de D. Filiberto Villalobos, op. cit., noviembre de 1936.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas. 39. 40. 41. 42. 43.

44. 45. 46. 47.

48. 49. 50. 51. 52.

53. 54. 55.

56. 57. 58. 59. 60.

Página 437

capítulo 10

437

Archivo Villalobos, Instancia de D. Filiberto Villalobos, Instancia cit., noviembre de 1936. Archivo Villalobos, Instancia de D. Filiberto Villalobos, Instancia cit., noviembre de 1936. Archivo Villalobos, Instancia de D. Filiberto Villalobos, Instancia cit., noviembre de 1936. Santiago López García y Severiano Delgado Cruz: op. cit, p. 320. Esta actitud de los sectores radicalizados del PSOE fue comentada por Arcadio Martín Hernández en la entrevista que Manuel Redero le hizo el 10 de diciembre de 2004. Antonio Rodríguez de las Heras: Filiberto Villalobos. op. cit., pp. 316-319. El Adelanto, 12 de junio de 1936. El Adelanto, 15 de julio de 1936. Informes de la Guardia Civil, 8 de agosto de 1940. Se encuentran en el legajo 424 de la Sección Fondos Contemporáneos del Archivo Histórico Nacional (Textos mecanografiados). «D. Filiberto Villalobos en la cárcel, por tercera vez», op. cit., p. 5. «D. Filiberto Villalobos en la cárcel, por tercera vez», op. cit., p. 5. «D. Filiberto Villalobos en la cárcel, por tercera vez», op. cit., p. 4. Archivo Casa Museo Unamuno, Salamanca, Correspondencia de Unamuno y Filiberto Villalobos González; Carpeta V2/102 (n.º 10). «Causa n.º 1581 contra los paisanos ... y Don Filiberto Villalobos González por supuestas manifestaciones contra el Alzamiento Nacional, en el interior de la Prisión Provincial» julio de 1937. Archivo Militar de la Región del Noroeste, El Ferrol, Expediente n.º 1254, folio 17v. «D. Filiberto Villalobos en la cárcel, por tercera vez», op. cit., p. 4. Se verá más adelante lo relativo a su expediente de masonería, que resultará negativo. Debe destacarse, no obstante, la estrecha amistad trabada con Joaquin Maurín que estaba en la cárcel de Salamanca con nombre falso, Manuel Sánchez, Maurín, gran enigma de la guerra y otros recuerdos. Cuadernos para el Diálogo, Madrid, 1976. Severiano Delgado Cruz,.«Dos obras nuevas de Joaquín Maurín, escritas en el exilio sin salir de España»; José Antonio Pérez Bowie (ed.), El exilio cultural de la Guerra Civil (1936-1939). Salamanca, Universidad de Salamanca; León, Universidad de León, 2001, p. 295-322. Agradecemos a S. Delgado las observaciones realizadas a este capítulo. «Causa n.º 1581 contra los paisanos ...» julio de 1937, op. cit. Expediente n.º 1254, folio 19. «Causa n.º 1581contra los paisanos ...» julio de 1937, op. cit. Expediente n.º 1254, folios 4v, 9 y 10v. «Declaración de D. Filiberto Villalobos González», en «Causa n.º 1581 contra los paisanos ...» julio de 1937, Expediente cit., folio 17 v. Memorias y recuerdos de D. Alejandro Martín Escobar, vecino de Villaverde de Guareña, reproducidas parcialmente en el capítulo 8. Archivo de la familia Martín Veloz, Carta de Filiberto Villalobos a Dª. María

001-480 Salvaje pesadilla

438

61. 62. 63.

64.

65. 66. 67.

68. 69. 70. 71. 72.

73. 74. 75. 76. 77. 78. 79. 80. 81. 82. 83. 84.

85. 86.

8/5/07

12:32

Página 438

esta salvaje pesadilla Aliste, esposa de D. Diego Martín Veloz, (desde la Cárcel Provincial), 15 de marzo de 1938 (Carta cedida amablemente por D. Ángel. Zamanillo). Las 50.000 pesetas que le impusieron de multa equivalían aproximadamente al sueldo de entre cuatro y cinco años de un catedrático de universidad. Esta justicia afectó a personas físicas y jurídicas, aunque en este trabajo se aluda solamente a las primeras. Antonio Agúndez Fernández:«El poder judicial y los jueces en la guerra civil de 1936-1939. Aproximación histórica», en Varios Autores: Justicia en Guerra..., pp. 423-424. Archivo Villalobos, Escrito que el doctor Filiberto Villalobos dirigió desde la Prisión Provincial de Salamanca en abril de 1938 para responder a los cargos contra él presentados (Texto mecanografiado). En adelante citado como «Escrito de Descargos». Entrevista con Enrique Villalobos, 5 de octubre de 2004. Audiencia Provincial de Salamanca, Sentencia de 23 de octubre de 1942 (Archivo familiar. Texto mecanografiado). Archivo Villalobos, «Escrito que el Doctor Filiberto Villalobos dirigió desde la prisión provincial de Salamanca, en abril de 1938, para responder a los cargos contra él presentados» (texto mecanografiado), en adelante «Escrito de Descargos», publicado en Sueños de concordia. op. cit., pp. 559-571. «Escrito de Descargos», op. cit., p. 559. «Escrito de Descargos», op. cit., p. 559. «Escrito de Descargos», op. cit., p. 568. «Escrito de Descargos», escrito cit., folio 563. El lector puede consultar el documento por lo que nos excusará de un análisis más pormenorizado, publicado en el anexo 2 del capítulo 1. Josefina Cuesta Bustillo: «Un republicano en la inclemencia. Filiberto Villalobos encarcelado, en la Guerra civil española», en Sueños de concordia, op. cit., pp. 475 y ss. «Escrito de Descargos», op. cit., pp. 562-566. Archivo Villalobos, Instancia de D. Filiberto Villalobos, op. cit., 17 de septiembre de 1936. «Escrito de Descargos», op. cit., p. 559. «Escrito de Descargos», op. cit., p. 562. «Escrito de Descargos», op. cit., pp. 563 y 561. «Escrito de Descargos», op. cit., p. 567. «Escrito de Descargos», op. cit., pp. 569 y 562. «Escrito de Descargos», op. cit., p. 570. «Escrito de Descargos», op. cit., p. 561. «Escrito de Descargos», op. cit., p. 561. «Escrito de Descargos», op. cit., p. 561. Sentencia dictada por la Audiencia Provincial, en Salamanca a 23 de octubre de 1942, Expediente 817 de 1940, de la Comisión de Incautación de Bienes del Estado, folio 1v. «D. Filiberto Villalobos en la cárcel, por tercera vez», op. cit., p. 5. Enrique Villalobos, «Don Filiberto en la cárcel por tercera vez» (Archivo Villalobos. Texto mecanografiado).

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas. 87.

88. 89.

90.

91. 92. 93.

94.

95.

Página 439

capítulo 10

439

Esto fue lo que varios miembros de esta familia le dijeron a Manuel Redero; y esto mismo es lo que puede leerse en las declaraciones que algunos de ellos hicieron en El Adelanto del 22 de agosto de 1998. Entrevista de Manuel Redero con Arcadio Martín Hernández, 10 de diciembre de 2004. Véanse Cándida Calvo Vicente, «Formas de apoyo de los municipios salmantinos a los sublevados durante la Guerra Civil», en I Congreso de Historia de Salamanca, Tomo III, Salamanca, 1992, pp. 237-245; Josefina Cuesta Bustillo «La Guerra Civil y la militarización del espacio en Salamanca (1936-1939)», op. cit., pp. 403-431; Antonio Fuentes Labrador, «Información, ideología y propaganda: la utilización de la radio en un centro de poder —Salamanca— durante la Guerra Civil», en I Congreso... op. cit., pp. 225-236; Javier García Martín, «Implicaciones políticas de la Iglesia salmantina en el primer franquismo (19361942). Aproximación al tema», en I Congreso..., op. cit., pp. 255-263; Lorenzo Losada Bueno, «Las misiones rurales salmantinas: modelo de recristianización (1936-1942)», en I Congreso..., op. cit., pp. 247-253; José I Madalena Calvo, Mª Carmen Escudero, Alfredo Prieto Altamira, y José Francisco Reguillo, «Los lugares de memoria de la Guerra Civil en un centro de poder: Salamanca, 19361939», en Julio Aróstegui (coord.), Historia y memoria de la Guerra Civil. Encuentro en Castilla y León. II. Investigaciones, Junta de Castilla y León, Valladolid, 1988, pp. 487-549; Adoración Martín Barrio, M.ª de los Ángeles Sampedro Talabán, y M.ª Jesús Velasco Marcos, (1988): «Dos formas de violencia durante la Guerra Civil: La represión en Salamanca y la resistencia armada en Zamora», en Julio Aróstegui (Coordinador), Op.cit, pp. 367-437; Tomás Pérez Delgado, «Cruzados salmantinos. Contribución al estudio del discurso legitimador del Movimiento Nacional. Salamanca 1996-1940», en Salamanca. Revista Provincial de Estudios, n.º 20-21 (1986), pp. 217-261 y Glicerio Sánchez Recio, «Mons. E. Pla i Deniel, Obispo de Salamanca, 1935-1941» en Salamanca. Revista de Estudios, n.º 33-34, (1994), pp. 231-242. Véanse Listado de expedientes de responsabilidad civil examinados por la Comisión Provincial de Incautación de Bienes de Salamanca y Relación de sancionados (Textos mecanografiados). Se encuentran en la Caja 75/1274 del Fondo Justicia, IDD: 39/ 002 del AGA. El Boletín Oficial de la Provincia de Salamanca, en donde los autores han podido leerlo, lo publicó el día 6 de febrero de 1940. Audiencia Provincial de Salamanca, Sentencia de 23 de octubre de 1942. Por un escrito de 8 de mayo de 1939 que el Presidente de la Comisión Central de Incautaciones mandó al Presidente de la Comisión Provincial de Incautaciones de Salamanca existe constancia de que en la referida fecha también tenía embargada su biblioteca (o, al menos, una parte de la misma). Puede verse este escrito en la Caja 75/498 del Fondo Justicia, IDD: 39/002 del AGA. Los dos primeros se encuentran en el Archivo Histórico Nacional, Fondos Contemporáneos. Gobernación. Legajo 424 y el tercero en el Archivo General de la Guerra Civil Española (Filiberto Villalobos González. Expediente n.º 54, legajo 1418). Esta parte final de la historia no se presenta aquí con el ánimo de que sea reconocido como un trabajo definitivo, sino como potencialmente abierto. Y ello es funda-

001-480 Salvaje pesadilla

440

96. 97.

98.

99. 100.

101. 102.

103. 104.

105.

106. 107. 108.

8/5/07

12:32

Página 440

esta salvaje pesadilla mentalmente debido a que las fuentes —no pocas de enorme importancia— en las que la investigación se ha apoyado, (documentos judiciales, otros que hacen referencia a relaciones suyas con Hacienda, alguna correspondencia privada, prensa salmantina, el Boletín Oficial de la Provincia y las notas tomadas de las numerosas entrevistas que fueron realizadas a miembros de su familia y a personas que le conocieron) no pueden ser consideradas como la totalidad de las realmente existentes aunque sean las actualmente conocidas (en varios de los archivos consultados aún queda mucha documentación salmantina de esta época por catalogar) y a que la muy escasa producción historiográfica que ha centrado su atención en la historia de la provincia de Salamanca de los años del primer franquismo ofrece un conocimiento todavía muy incompleto de aquélla. Carta de Vicente Iranzo Enguita a Filiberto Villalobos, Madrid, 4 de julio de 1942 (Archivo Villalobos). No resulta nada fácil, mientras el expediente siga sin encontrarse, conocer con precisión los cargos que a Filiberto Villalobos se le imputaron. Pero una lectura atenta de la sentencia arriba indicada y del pliego de descargos que en abril de 1938 él envió al juez especial de incautación de bienes de Salamanca permite al menos hacerse una idea aproximada de los mismos. Aspectos diversos de la vida de Filiberto Villalobos fueron referidos a Manuel Redero por Miguel Ferrer (7-VIII-2004), Jesús Sánchez Ruipérez (24-XI2004), Agustín Ríos (27-IX-2004), Manuel García Ibáñez (5-X-2004) y Maximiliano Cordero (15-X-2004). AXEL: «En torno a don Fili», La Gaceta Regional, 19 de junio de 1954. El asunto del retrato puede verse en la Carta de Juan de la Cierva a Filiberto Villalobos, Madrid, 22 de julio de 1950 (Archivo Villalobos), mientras que lo de los huertos familiares y los maestros depurados fue contado por Arcadio Martín Hernández en la entrevista ya citada. Hartmut Heine: La oposición política al franquismo, Barcelona, Crítica, Barcelona, 1983, p. 172. Sobre todo este asunto habló Enrique de Sena en la conferencia que el 22 de junio de 1976 pronunció en la Facultad de Medicina. Existe el texto mecanografiado de la misma. Y también: Entrevista con Angel Zamanillo, 11 de octubre de 2004. Así consta en el Escrito que Filiberto Villalobos envía al Excmo. Sr. General Comandante Militar de la Provincia de Salamanca, 17 de septiembre de 1936. El matrimonio, al que Filiberto Villalobos no aportó propiedad alguna, compró antes de la Guerra Civil una casa en la calle Dr. Riesco, n.º 32 y 34 con un crédito hipotecario, y años después de la misma la vendió. El expediente de la concesión de la pensión se encuentra en el Archivo de la Dirección General de Costes de Personal y Personas Públicas del Ministerio de Economía y Hacienda (Madrid). Así consta en un documento de la Delegación de Hacienda de Salamanca de 16 de agosto de 1937 (Archivo Villalobos). Archivo Histórico Provincial. Salamanca, Delegación de Hacienda. Clases Pasivas. Montepío Civil, Jubilados. La Gaceta Regional, 15 de febrero de 1955.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas. 109. 110. 111.

112. 113. 114.

Página 441

capítulo 11

441

Filiberto Villalobos tenía la costumbre de leer todas las noches un capítulo del Kempis. El Adelanto, 15 de febrero de 1955. Varias fotos de esta concentración se encuentran en la Filmoteca Regional de Castilla y León (Salamanca). También puede verse alguna otra en La Gaceta Regional y El Adelanto del día 15 de febrero. Cartas y telegramas de condolencia pueden verse en el Archivo Villalobos. Entrevista con Arcadio Martín Hernández, 10 de diciembre de 2004. Para estudiar los mismos pueden verse: Julio Alcaide Inchausti, Evolución Económica de las regiones y provincias españolas en el siglo XX, Fundación BBV, Madrid, 2003; Ignacio Francia, Salamanca, 1950-1992. Materiales para la historia, Caja Duero, Salamanca, 2002; Eugenio García Zarza, (coord.), Salamanca en los años cincuenta del siglo XX. Una década peculiar, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 2003; Raúl Morodo, Atando Cabos. Memorias de un conspirador moderado (I), Taurus, Madrid, 2001; y Enrique Tierno Galván, Cabos sueltos, Bruguera, Barcelona, 1981.

11. «¡Dios se ha hecho generalísimo nuestro!» 1.

2.

Los libros que tienen algún interés son El derecho a la rebeldía, Ed. Fax, Madrid, 1934; Los Católicos y la República. Cultura Española, Madrid, 1934; Serafinillo. Víctima de amor y de dolor, Talleres Cervantes, Salamanca, 1935; Guerra Santa. El sentido católico de la guerra española. Prólogo del Emmo. Cardenal Gomá, Primado de España, Editorial Española, Burgos, 1938; Este es el cortejo. Héroes y mártires de la Cruzada Española. Talleres Cervantes, Salamanca, 1938; La gran víctima. La Iglesia Española, Mártir de la revolución roja. Talleres Cervantes, [1940] Salamanca, 19413; El Derecho al Alzamiento, Talleres Cervantes, Salamanca, 1940 [4.ª ed., 1941]. Durante el franquismo, publicó además de dos volúmenes sobre las conferencias cuaresmales, Lo nuevo conciliar y lo eclesial perenne. De la antítesis a la inserción, Studium, Madrid, 1967. Muchas gracias..., pero el problema sigue en pie. Manifiesto por los hermanos, Difusora del libro, Madrid, 1977. Los Talleres Cervantes pertenecían entonces a Avelino Ortega. Castro Albarrán editaba, distribuía sus libros publicados en Salamanca y se hacía la propaganda en la contraportada con elogios desmesurados. Vivía en la calle Palominos 2, en piso alquilado a C. Gª Barrado quien temía que la «fogosidad» del magistral diera a pie a que «las turbas» acabaran algún día con los cristales del mirador; Manuel Sánchez, Maurín, gran enigma de la guerra y otros recuerdos, Cuadernos para el Diálogo, Madrid, 1976, p. 76. Un estudio grafológico de su firma efectuado por Amparo Bejarano refleja, entre otros rasgos, los de una presunción vanidosa propia de persona absorbente y egocéntrica. Ante la impaciencia por dar el golpe el 18 de julio que se retrasaba en Salamanca, escribe Castro Albarrán: «Parecía un mastín lobero que ha olfateado su presa»; al día siguiente, las bayonetas de Infantería dominaron la plaza Mayor sal-

001-480 Salvaje pesadilla

442

3.

4.

5. 6.

7. 8.

9. 10. 11.

12.

13.

14.

8/5/07

12:32

Página 442

esta salvaje pesadilla mantina, y el autor lo vio así: «El perro lobero aquietó un poco sus impaciencias porque le habían soltado la cadena y podía ya correr detrás de la presa que anhelaba». Por último, cuando Vicente Pascua, acostumbrado a fusilar inmediatamente a todo prisionero con uniforme, fue desautorizado por sus jefes al querer ejecutar a un militar republicano, comenta el magistral de Salamanca: «Pascua, como perro rabioso, lanzóse a él, y con los dientes, le arrancó las estrellas», Este es el cortejo... pp. 51-54. Vicente Pascua murió el 8 de octubre de 1936 en el frente del Guadarrama; la esquela apareció al día siguiente en El Adelanto. «Ante un problema grave, lo sensato es buscar cómo se resolvió el mismo en el pasado, o en otras situaciones similares, por si eso pudiera dar una posible solución actual. Ante el problema actual de España —acceso al Poder del PSOE gracias a la masacre del 11-M, no investigada por el Gobierno; tolerancia del Gobierno con los separatistas y los terroristas ... sería bueno releer a esos autores.» Se citan seis libros dos de los cuales son Derecho a la rebeldía y Guerra Santa. Razones para la rebelión http://blogs.periodistadigital.com «Diligencias para la oposición y provisión de la Magistralía de la Santa Basílica Catedral vacante por defunción del M.I.Sr. D. Nicolás Pereira, 19-IV-1927». Actas capitulares, 1919-1946. Archivo Catedral de Salamanca. Las noticias biográficas se completan con el expediente XV A c4 (1) del Archivo Catedral de la Curia. Diócesis de Madrid. E. Cabezas Ávila, «Los de siempre». Poder, familia y ciudad (Ávila, 18751923), Madrid, CIS, 2000, pp. 230-237. Las cuestiones triguera y ganadera en España (a la luz de la hispana tradición). Manojo de artículos de D. Manuel Sánchez Asensio, con prólogo del exdiputado a Cortes, Don José Sánchez Marco y epílogo del M.I. Sr. Magistral de Ávila. Sebastián Rodríguez Impresor, Toledo, 1926, p. 198. Se presentaron nueve candidatos; don Aniceto consiguió diecisiete votos, frente al segundo que sólo sacó dos votos. Enrique Esperabé, Diccionario enciclopédico ilustrado y crítico de los hombres de España. Prólogo del Conde de Romanones, Artes Gráficas Ibarra, Madrid, Nueva edición, s.f. La Gaceta Regional, 6-X-1931, p. 8. William J. Callahan, La Iglesia Católica en España (1875-2002). Crítica, Barcelona, p. 234. Serafinillo, pp. 324-325. El magistral pedía libertad en su prólogo para interpretar los hechos y escritos de Aurora, natural de Béjar, y «para negarles o concederles carácter más o menos sobrenatural». Enrique González de Carvajal, prepósito de la provincia de León, Arxiu Vidal i Barraquer, Esglesia i estat durant la segona Republica espanyola, 1931-1936 (en adelante AVB), 2, p. 37. AVB, IV, pp. 159-160. Más detalles en Q. Aldea, «Guerra Civil (1936-1939)». Manual de Historia de la Iglesia, tomo XX, Herder, Barcelona, 1987, p. 303. Según su expediente, el nombramiento fue el 27 de enero, extensivo a Rector del Seminario. «La sumisión al poder ilegítimo», Acción Española, 39, 16-X-1933; el artículo corresponde a las páginas 197-220 del libro.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas. 15. 16.

17. 18.

19.

20.

21. 22.

23. 24. 25.

26.

Página 443

capítulo 11

443

Derecho al Alzamiento, p. 6. En la circular 23 de noviembre de 1933 enviada por Vidal i Barraquer a los obispos españoles pidiendo su parecer sobre el libro (no consta ninguna contestación en el archivo, algo que puede interpretarse como silencio, más que como extravío de documentación) lo calificaba «cuando menos, muy atrevido, sumamente inoportuno en las actuales circunstancias, y nada avenido con los sentimientos de pacificación y armonía que tanto nos hemos esforzado en predicar los Prelados, siguiendo las directrices de la Santa Sede». AVB, IV, 1.ª, 2.ª parte, p. 160; p. 170; cfr. también, pp. 37-39, 150-160; 263-264, 297-298. Véase también, Hilari Raguer, La pólvora y el incienso. La Iglesia y la Guerra Civil española, 1936-1939. Península, Barcelona, 2001, pp. 60-61. Q. Aldea: «Guerra Civil (1936-1939)». Manual de Historia de la Iglesia..., op. cit., Gonzalo Redondo, Historia de la Iglesia en España, 1931-1939, Rialp, Madrid, 1993, pp. 224-226; 295-296. El Derecho al Alzamiento... p. 293. Por ejemplo, afirmar que los primeros cristianos no se rebelaron, pues bastaba su superioridad moral, op. cit., «El cristianismo era agresor. Hoy el mundo civilizado es posesión legitima del catolicismo, que ha creado la civilización ... Y el poder civil, antirreligioso, es un invasor, que entra a sangre y fuego en tierra extraña». El Derecho a la rebeldía, p. 418. Pedro Sainz Rodríguez, Testimonios y recuerdos. Planeta, Barcelona 1978, p. 194. Se lamenta de no haber escrito entonces «un prólogo más profundo, con categoría científica», y recuerda la teología que defiende el derecho a la violencia, «porque el católico no es un borrego». La opinión de El Siglo Futuro en P.G.González Cuevas, Acción Española: teología política y nacionalismo autoritario en España (1913-1936), Tecnos, Madrid, 1998, p. 226. Martin Blinkhorn, Carlismo y contrarrevolución en España. Crítica, Barcelona, 1979, p. 305. Carta de Ll. Carreras a Tedeschini, 18-VI-1934, AVB, IV, p. 411. «Ya no hay pueblo, sino masa y es la democracia vano y sarcástico nombre que encubre una servidumbre efectiva», había escrito el catedrático de Salamanca en 1891, y citaba el Magistral. Para el tema de Gil Robles, el «pueblo sano» y la exigencia moral de las «jerarquías naturales», Jesús Millán, «La «retropía» del carlismo. Referentes y márgenes ideológicos», Utopías y culturas políticas en la España de la Restauración, Santander, noviembre de 2004 (en prensa). Se trata de un librito al que no se hace mucha referencia quizá porque figure como autor Cultura Española (Acción Española). AVB, 4, p. 160. La muerte del obispo Frutos y Valiente el 24 de enero de 1933 le dio ocasión para un sermón fúnebre de tono apocalíptico donde se ensalzaba la figura del obispo como víctima propiciatoria del «enciclopedismo dieciochesco», de los sacrilegios de Cabrerizos y Guijuelo, y de la sangre derramada en Palacios Rubios, Macotera y Paradinas: «¿Cómo este amor no se iba a convertir en dolor al ver a su patria envenenada, borbotando de odios ... con la sangre de todas las venganzas?», La Gaceta Regional, 28-I-1933. «¡Qué voz, qué torrente! Aquello parecía que bramaba un toro —perdón por la

001-480 Salvaje pesadilla

444

27.

28. 29. 30.

31.

32.

33. 34.

35. 36. 37.

8/5/07

12:32

Página 444

esta salvaje pesadilla frase— ¡Qué sermón, qué discurso, qué arrogancia, qué bien dichas las cosas! La inmensa multitud, no pudiéndose contener rompió en vítores y aplausos a la Virgen bendita. ¡Qué de “vivas” a la Santísima Virgen de Valdejimena, qué alegría», Severiano Mateos, Memorias de un salmantino p. 55. La romería en Valdejimena, muy cerca del pueblo de don Aniceto, fue el 8 mayo de 1934. Según conversación con el canónigo Sánchez Vaquero, niño entonces de 10 años, alguien gritó ¡Viva la República!; ante el alboroto que se creó, Don Aniceto desde un púlpito móvil, exclamó: «No pasa nada, sólo se ha escapado un burro del ronzal». «La licitud del movimiento armado», en Inter-Radio, El Adelanto, 16-VIII1936, p. 3. También, «La bandera española», El Adelanto 20-VIII-1936 y el discurso del día siguiente en la Catedral o el sermón de desagravio al Corazón de Jesús del 20 de agosto, La Gaceta Regional, 21-VIII-1936. Véase, Josefina Cuesta, «El espacio y el poder en Salamanca al comienzo de la guerra civil (1936)», en Salamanca, Revista de Estudios, Diputación Provincial, Salamanca, n.º 40 (1997), pp. 397-399. Guerra civil y radio nacional. Salamanca 1936-1938. Instituto Oficial de Radio y Televisión, Madrid 2006, pp. 256-258. F. Espinosa, Contra el olvido, Crítica, Barcelona, 2006, p. 237. Prólogo de P. Preston, A. Reig, Anti-Moa, Ediciones B, Barcelona, 2006, p. 17. «La guerra nacional española es guerra santa y la mas santa que registra la historia» mientras que la guerra por parte del Frente Popular es «antisanta» y «antidivina», Acerca de la «Guerra Santa». Contestación a J. Maritain. Salamanca, 1937, p. 5. El resto lo completan autores y políticos extranjeros (Spengler, Maurras, Oliveira Salazar, entre otros); pensadores españoles contemporáneos (Balmes, Donoso Cortés, Maeztu, Pemán...) y otras fuentes. Las referencias con nota en el libro son sólo 118; si tomamos en cuenta a autores que se citan, pero sin referencia a pie de página, pueden ampliarse a 138, de forma muy aproximada. Boletín Oficial Eclesiástico de la Diócesis de Salamanca, n.º 11, 31 octubre 1936, pp. 337-347. Razón y Fe, reprodujo el párrafo final, pero sin mencionar la necesidad de una paz «que satisfaga todas las justas y sabias aspiraciones compatibles con el bien común, n.º 476, 1936, pp. 146-150. Hilari Raguer, La pólvora y el incienso, op. cit., p. 122; «El Cardenal Gomá y la guerra de España», Arbor, 436, 1982, p. 63. Raguer explica con detalle el malestar del sector más fanatizado del clero, los murmullos de desaprobación y hasta «palabras fuertes» que suscitó el discurso papal. José M Gallegos Rocafull, La pequeña grey. Testimonio religioso sobre la guerra civil española. Península, Barcelona, 2007, p. 38. Éste el cortejo, pp. 35-36. No fue fácil prescindir de la impiedad mahometana, de Lepanto y de la fiesta del Rosario, por ejemplo, en la pastoral de Pla y Deniel de 31-XII-1937; Alfonso Álvarez Bolado, Para ganar la guerra, para ganar la paz, Universidad Pontificia de Comillas, Madrid, 1995, pp. 199 y 202. E. Fernánez Almuzara, «Literatura del Alzamiento». Razón y Fe, setiembre 1937, pp. 130-145. Guerra Santa, p. 216. Este es el cortejo, p. 287. Archivo Gomá. Documentación de la Guerra Civil, ed. de José Andrés-Galle-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

notas.

38.

39.

40.

41.

42.

43.

44. 45. 46.

47. 48. 49.

50.

51.

Página 445

capítulo 11

445

go, Antón M. Pazos, CSIC, Madrid 2001-2006 (en adelante AG), 6, p. 539, AG, 7, p. 22. La desilusión de Castro Albarrán («Yo me había entregado a este trabajo con ilusión por parecerme que aquí podría hacer algo, no sólo en bien de la Patria, sino de la Iglesia») en AG, 9, 10-III-1938, pp. 499-501. La cursiva de la frase de Gomá es mía, AG, 9, 12-III-1938, pp. 510-511. Gomá le escribió a Serrano Súñer ese mismo día: «Si pudiese sostenerle [al magistral de Salamanca] en el cargo me haría un buen servicio, pues le tengo encargado un trabajo especial de propaganda internacional, con motivo de la futura cuestación mundial a favor de nuestras Iglesias y su situación actual favorece sus trabajos», AG, 9, 12-III-1938, p. 506. Castro Albarrán contabilizaba 4.200 sacerdotes «ciertamente asesinados» y 2.500 religiosos, pero los cuadros disponibles suman 3.875 y 2.373 respectivamente, La gran víctima, pp. 63, 210, 221. José Antonio Pérez Bowie, «Retoricismo y estereotipación, rasgos definidores de un discurso ideologizados. El discurso de la derecha durante la guerra civil», Julio Aróstegui, Historia y Memoria... tomo I., pp. 353-373 (p. 371). «ACABOSE DE IMPRIMIR ESTE LIBRO QVE EL SEÑOR MAGISTRAL DE SALAMANCA ESCRIBIÓ PARA DECIR EL MARTIRIO QVE LA SANTA IGLESIA SVFRIÓ EN ESPAÑA, POR OBRA Y ODIO DE LA REVOLVCIÓN ROJA ... EL DIA VII DEL MES DE DICIEMBRE DE AÑO DEL SEÑOR.» AHN. Sección Salamanca. Delegación Nacional de Servicios Documentales. Secretaria general. Expte. 117. Debo a F. Espinosa el conocimiento de esta información. Carta de Ulibarri, 3-V-1940, enviándole de la Sección Político Social documentos relativos a José Antonio Aguirre y Gonzalo y Victoria Salazar, al tiempo que le reclama otros. Hilari Raguer, La pólvora y el incienso. La Iglesia y la Guerra Civil española, 1936-1939. Península, Barcelona, 2001, p. 122. G. Redondo, Política, cultura y sociedad en la España de Franco (1939-1975). Eunsa, Pamplona, tomo I, p. 475. Concepto pagano y concepto cristiano de nuestro cuerpo. Conferencias cuaresmales para hombres solos... en la Iglesia de San José, de Madrid. Salamanca, Cervantes 1942. Dionisio Ridruejo, Casi unas memorias, Planeta, Barcelona, 1977, p. 103. Las dos ciudadanías. Conferencias cuaresmales. Pontificia Universidad Eclesiástica de Salamanca, Salamanca, 1943. «¡Nuestra pobre Patria Española! Ellos nos la amorataron, nos la abofetearon, como los judíos a Cristo, nos la escupieron, nos la pintaron de rojo, y, como a una Dolorosa, le clavaron en el corazón todos aquellos puñales del marxismo, del separatismo, del laicismo. Con todo lo cual nos dijeron muy alto y muy claro que ellos eran la negación, la brutal negación de la Patria.» Las dos ciudadanías... Oración fúnebre que por encargo de la Real Academia Española y en las honras de D. Miguel de Cervantes Saavedra y demás ingenios españoles, Aldus, Madrid, 1946. «Difícilmente se encontrará en España otro sacerdote de tan preclara inteligen-

001-480 Salvaje pesadilla

446

52. 53. 54. 55. 56. 57.

58.

59. 60.

8/5/07

12:32

Página 446

esta salvaje pesadilla cia y tan bien preparado», 18-I-1954. Para lo relativo a Madrid, me baso en el expediente XV A C4 (1) Archivo Central de Curia. Diócesis de Madrid. Pio XII. «Planctum» sobre su muerte: «Laudes» del Pastor Angélico. Toledo, 1958. Lo nuevo conciliar y lo eclesial perenne. De la antítesis a la inserción. Studium, Madrid, 1967. Ibíd., pp. 136-137. Pérez Bowie, «Retoricismo y estereotipación...», cap. cit. p. 359. Escritor madrileño (1926-1978), autor de numerosas obras de teatro; colaboró en ABC y en periódicos de ultraderecha como El Alcázar. Carta de Francisco José Riaza al Vicario General Ricardo Blanco a principios de junio; en la contestación del día 22 se promete corregir estos casos. Expediente XV A C4 (1) Archivo Central de Curia. Diócesis de Madrid. El Diario Pueblo del 5 de junio dio cuenta del show, y el artículo de A. Paso («Un estupendo sacerdote») se publicó en El Alcázar, 8 de junio de 1971. Fuerza Nueva, n.º 379 (3-10 octubre); no he encontrado referencias al fallecimiento de Castro Albarrán en esta publicación, quizá porque pareciera demasiado monárquico. Guerra Santa, prólogo, pp. 10-11. La Gaceta Regional, 4-X-1981, p. 4.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 447

Bibliografía

Agúndez Fernández, Antonio, «El poder judicial y los jueces en la guerra civil de 1936-1939: aproximación histórica», en Justicia en guerra: Jornadas sobre la Administración de Justicia durante la Guerra Civil española: Instituciones y fuentes documentales, Ministerio de Cultura, Madrid, 1990, pp. 423-424. Alcaide Inchausti, Julio, Evolución económica de las regiones y provincias españolas en el siglo XX, Fundación BBV, Madrid, 2003. Aldea, Quintín, «Guerra civil (1936-1939)», en Jedin, Hubert (dir.), Manual de Historia de la Iglesia. Tomo 10: La Iglesia del siglo XX en España, Portugal y América Latina, Herder, Barcelona, 1987. Alonso Getino, Luis G., «El derecho de gentes a través de la guerra española», en La Ciencia Tomista, 1938, n.º 175, pp. 491-505. Alted Vigil, Alicia, Política del nuevo estado sobre el patrimonio cultural y la educación durante la Guerra Civil española, Ministerio de Cultura, Madrid, 1984. Álvarez Bolado, Alfonso, Para ganar la guerra, para ganar la paz: Iglesia y Guerra Civil, 1936-1939, Universidad Pontificia Comillas, Madrid, 1995. Álvarez Junco, José, Mater Dolorosa. La idea de España en el siglo XIX, Taurus, Madrid, 2001. Álvarez Lopera, José, «Realidad y propaganda: el patrimonio artístico de Toledo durante la guerra civil», en Cuadernos de arte e iconografía, 1990, vol. 3, n. 5, pp. 17-163. Amo, Mercedes del, Salvador Vila: el rector fusilado en Víznar, Universidad de Granada, Granada, 2005. Andrés-Gallego, José, y Pazos, Antón M. (eds.), Archivo Gomá: documentos de la Guerra Civil, CSIC, Madrid, 2001-2006. Arco López, Valentín del, «El siglo xx. 1: 1900-1936», en Fernández Álvarez, Manuel (dir.), La Universidad de Salamanca. 1: Trayectoria histórica y proyecciones, Universidad de Salamanca, Salamanca, 1989, pp. 229-286. Armiñán, Jaime de, La dulce España: memorias de un niño partido en dos, Tusquets, Barcelona, 2000. Aróstegui, Julio, y Blanco, Juan Andrés, «La República, encrucijada de cambio: Salamanca y las tensiones políticas en los años treinta», en Robledo, Ricardo (co-

001-480 Salvaje pesadilla

448

8/5/07

12:32

Página 448

esta salvaje pesadilla

ord.), Sueños de concordia: Filiberto Villalobos y su tiempo histórico, 19001955, Caja Duero, Salamanca, 2005, pp. 299-334. Arrarás, Joaquín, «Salamanca», en Historia de la Cruzada Española, Ediciones Españolas, Madrid, 1939, v. 3, pp. 392-398. Azaña, Manuel, Memorias políticas y de guerra, Crítica, Barcelona, 1981. —, Diarios completos: Monarquía, República, Guerra Civil, Crítica, Barcelona, 2000. Báez Pérez de Tudela, José María, «El ruido de las nueces: la juventud de Acción Popular y la movilización “cívica” católica durante la Segunda República», en Ayer, 2005, n.º 59, pp. 123-145. Ballbé, Manuel, Orden público y militarismo en la España constitucional (18121936), Alianza, Madrid, 1983. Barciela, Carlos, La red nacional de silos y graneros (1930-2000), en prensa. Barrios, Manuel, El último virrey: Queipo de Llano, Argos Vergara, Barcelona, 1978. Baxell, Richard, British volunteers in the Spanish Civil War: the British Battalion in the International Brigades, 1936-1939, Routledge, London, 2004. Bayle, Constantino (S.I.), «La abortada República», en Razón y Fe, 1931, n.º 94, pp. 67-75. —, «El espíritu genuino de Falange Española ¿es católico?», en Razón y Fe, 1937, n.º 112, pp. 234-267. —, ¿Qué pasa en España? A los católicos del mundo, Delegación del Estado para Prensa y Propaganda, Salamanca, 1937. —, «¿Cómo es el General Franco», en De Rebus Hispaniae, n.º 1, 1938, pp. 7-9. —, «Catolicismo del fascismo español», en De Rebus Hispaniae, 01-11-1938, n.º 11, pp. 3-5. —, «Respuesta a Alfredo Mendizábal», en De Rebus Hispaniae, 15-03-1939, n.º 20. pp. 1-3. —,«Los testigos de mayor excepción contra el Movimiento Nacional», en De Rebus Hispaniae, 1-10-1938, n.º 9, pp. 1-3. —, Sin Dios y contra Dios: la campaña de nuestros días, Burgos, «RayFe», 1938. —, El clero y los católicos vasco-separatistas y el Movimiento Nacional, Centro de Información Católica Internacional, Madrid, 1940. Ben-Ami, Shlomo, Los orígenes de la Segunda República: anatomía de una transición, Alianza, Madrid, 1990. Berdugo, Ignacio; Cuesta, Josefina; Calle, Mª Dolores de la; Lanero, Mónica, «El Ministerio de Justicia en la “España nacional”», en Justicia en guerra: Jornadas sobre la Administración de Justicia durante la Guerra Civil Española: Instituciones y fuentes documentales, Ministerio de Cultura, Madrid, 1990. Blanco Rodríguez, Juan Andrés; Fernández Cuadrado, Manuel; y Martínez Martín, Jesús A., «Las milicias populares republicanas de origen castellano-leonés», en Aróstegui, Julio (coord.), Historia y memoria de la Guerra Civil: Encuentro en Castilla y León. Tomo II: Investigaciones, Junta de Castilla y León, Valladolid, 1988, pp. 311-340. Blinkhorn, Martin, Carlismo y contrarevolución en España, 1931-1939, Crítica, Barcelona, 1979. Botti, Alfonso, Cielo y dinero: el nacionalcatolicismo en España (1881-1975), Alianza, Madrid, 1992.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 449

bibliografía

449

Bravo, Francisco, José Antonio: el hombre, el jefe, el camarada, Ediciones Españolas Almagro, Madrid, 1939. Burleigh, Michael, Causas sagradas: religión y política en Europa, de la Primera Guerra Mundial al terrorismo islamista, Taurus, Madrid, 2006. Cabezas Ávila, Eduardo, Los de siempre: poder, familia y ciudad (Ávila, 18751923), Centro de Investigaciones Sociológicas y Siglo XXI, Madrid, 2000. Cabo, Ángel, «La Armuña y su evolución económica», en Estudios Geográficos, 1955, n.º 58, pp. 73-136, y n.º 59, pp. 367-427. Cabrera, Mercedes, La Patronal ante la II República. Organizaciones y estrategia, Siglo XXI, Madrid, 1983.Cal, Rosa, «Las incautaciones de bienes: notas sobre la radio», en Historia y comunicación social, 2001, n. 6, pp. 13-29. Callahan, William J., La Iglesia Católica en España (1875-2002), Crítica, Barcelona, 2003. Calvo Caballero, Pilar, Asociacionismo y cultura patronales en Castilla y León durante la Restauración: (1876-1923) Junta de Castilla y León, Valladolid, 2003. Calvo Vicente, Cándida, «Formas de apoyo de los municipios salmantinos a los sublevados durante la Guerra Civil», en Actas I Congreso de Historia de Salamanca. Tomo III: Historia contemporánea, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 1992, pp. 237-245. —, ¡El campo en pie! Discusión de las Actas de Salamanca ante las Cortes Constituyentes en el Palacio de Congresos a 24 de julio de 1931, Imprenta Comercial Salmantina, Salamanca, 1931. Cárcel Ortí, Vicente, Diccionario de sacerdotes diocesanos españoles del siglo XX, BAC, Madrid, 2006. Cardona, Gabriel, Historia militar de una guerra civil: estrategia y tácticas de la guerra de España, Flor del Viento, Barcelona, 2006. Carrión, Antonio (OP), Sagrada Orden de Predicadores, Estab. Tip. de Calatrava, Salamanca, 19303. —, «Crónicas Científico Sociales», La Ciencia Tomista, enero-febrero 1934, n.º 145, pp. 117-119 y mayo-junio 1935. —, «Crimen de lesa humanidad», en De Rebus Hispaniae, 1-01-1938, n.º 1, pp. 15-16. —, «Los protegidos por Maritain», en De Rebus Hispaniae, 1-08-1938, n.º 5, pp. 1-2. Casabó Ruiz, José Ramón (ed.), Anteproyecto de Código penal de 1938 de F.E.T. y de las J.O.N.S., Universidad de Murcia, Murcia, 1978. Casanova, Julián, Víctimas de la Guerra Civil, Temas de Hoy, Madrid, 1999. —, La Iglesia de Franco, Temas de Hoy, Madrid, 2001. —, «Una dictadura de cuarenta años», en Casanova, Julián (coord.); Espinosa, Francisco; Mir, Conxita; y Moreno, Francisco, Morir, matar, sobrevivir: la violencia en la dictadura de Franco, Crítica, Barcelona, 2002. Castillo, Juan José, Propietarios muy pobres. Sobre la subordinación política del pequeño campesino en España: la Confederación Nacional Católico-Agraria (1917-1942), Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Madrid, 1979. Castro, Luis, Capital de la Cruzada: Burgos durante la Guerra Civil, Crítica, Barcelona, 2006. Castro Albarrán, Aniceto de, «La sumisión al poder ilegítimo», en Acción Española, 16-10-1933, n.º 39.

001-480 Salvaje pesadilla

450

8/5/07

12:32

Página 450

esta salvaje pesadilla

—, El derecho a la rebeldía, Fax, Madrid, 1934. —, Los católicos y la República, Cultura Española, Madrid, 1934. —, Serafinillo, o El alma, místico castillo interior de Aurora Calvo Hernández-Ageró, que amó mucho a Jesucristo y fue muy amada de él y vivió y murió víctima de amor y de dolor, Talleres Gráficos Cervantes, Salamanca, 1935. —, Guerra santa: el sentido católico del Movimiento Nacional español, prólogo del Emmo. cardenal Gomá, Editorial Española, Burgos, 1938. —, Este es el cortejo: héroes y mártires de la Cruzada Española, Talleres Gráficos Cervantes, Salamanca, 1938. —, La gran víctima: la Iglesia española, mártir de la revolución roja, Talleres Gráficos Cervantes, Salamanca, 1940. —, El derecho al alzamiento, Talleres Gráficos Cervantes, Salamanca, 1940. —, Concepto pagano y concepto cristiano de nuestro cuerpo: conferencias cuaresmales para hombres solos, Talleres Gráficos Cervantes, Salamanca, 1942. —, Las dos ciudadanías: conferencias cuaresmales, Pontificia Universidad Eclesiástica, Salamanca, 1943. —, Oración fúnebre que por encargo de la Real Academia Española y en las honras de Miguel de Cervantes Saavedra y demás ingenios españoles que cultivaron gloriosamente las letras patrias pronunció ..., Aldus, Madrid, 1946. —, Pio XII: «Planctum» sobre su muerte: «Laudes» del Pastor Angélico, Editorial Católica Toledana, Toledo, 1958. —, Lo nuevo conciliar y lo eclesial perenne: de la antítesis a la inserción, Stvdivm, Madrid, 1967. —, Muchas gracias..., pero el problema sigue en pie: manifiesto por los hermanos, Difusora del Libro, Madrid, 1977. Cenarro Lagunas, Ángela, La sonrisa de Falange: Auxilio Social en la guerra civil y en la posguerra, Crítica, Barcelona, 2005. Cifuentes Chueca, Julia, El asalto a la República: los orígenes del franquismo en Zaragoza (1936-1939), Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 1995. Claret, Jaume, El atroz desmoche: la destrucción de la Universidad española por el franquismo, 1936-1945, Crítica, Barcelona, 2006. Clavero, Bartolomé, Genocidio y justicia: la destrucción de las Indias, ayer y hoy, Marcial Pons, Madrid, 2002. Cobo Romero, Francisco, De campesinos a electores: modernización agraria en Andalucía, politización campesina y derechización de los pequeños propietarios y arrendatarios: el caso de la provincia de Jaén, 1931-1936, Biblioteca Nueva, Madrid, 2003. Crespo Redondo, Jesús, et al., Purga de maestros en la Guerra Civil: la depuración del magisterio nacional de la provincia de Burgos. Valladolid, Ámbito, 1987. Cruanyes, Josep, Els papers de Salamanca, Barcelona, Edicions 62, 2003. Cuesta Bustillo, Josefina, «El espacio y el poder en Salamanca al comienzo de la guerra civil (1936)», en Salamanca: revista provincial de estudios, 1997, n.º 40, pp. 381-382. —, «La Guerra Civil y la militarización del espacio en Salamanca (1936-1939)», en Salamanca: revista provincial de estudios, 1997, n.º 40, pp. 403-431. —, «Un republicano en la inclemencia: Filiberto Villalobos encarcelado, en la Guerra civil española», en Robledo, Ricardo (coord.), Sueños de concordia: Filiberto Vi-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 451

bibliografía

451

llalobos y su tiempo histórico, 1900-1955, Caja Duero, Salamanca, 2005, pp. 447-478. Delgado Cruz, Severiano, «Dos obras nuevas de Joaquín Maurín, escritas en el exilio sin salir de España», en Pérez Bowie, José Antonio (ed.), El exilio cultural de la Guerra Civil (1936-1939), Universidad de Salamanca, Salamanca; Universidad de León, León, 2001, p. 295-322. Delgado Cruz, Severiano, y López García, Santiago, «La guerra civil», en Ricardo Robledo (coord.), El siglo de Salamanca, Tribuna de Salamanca, Salamanca, 2005, prólogo de Julián Lanzarote. Díaz, Elías, Revisión de Unamuno. Análisis critico de su pensamiento político, Ed. Tecnos, Madrid, 1968. Díaz de Aguilar y Elízaga, Ignacio, «Justicia Militar en la España Nacional: 2. Instituciones», en Justicia en guerra: Jornadas sobre la Administración de Justicia durante la Guerra Civil Española: Instituciones y fuentes documentales, Ministerio de Cultura, Madrid, 1990, pp. 395-404. Díaz-Plaza Rodríguez, Mercedes, «La Guerra Civil en Aranda, 1936-1939», en Biblioteca: estudio e investigación (Revista de la Biblioteca Municipal de Aranda de Duero), 1996, n.º 11, pp. 177-206. Díez Cano, Santiago, «Las elecciones: el buen cacique», en Robledo, Ricardo (coord.), Sueños de concordia: Filiberto Villalobos y su tiempo histórico, 19001955, Caja Duero, Salamanca, 2005, pp. 199-230. Díez Cano, Santiago, y Carasa Soto, Pedro, «Caciques, dinero y favores: la Restauración en Salamanca», en Martín, José-Luis (dir.) y Robledo, Ricardo (coord.), Historia de Salamanca. Volumen V: Siglo Veinte, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 2001, pp. 87-158. Eguillor, J.R.; Revuelta, M.; y Sanz de Diego, R.M., Memorias del P. Luis Martín, General de la Compañía de Jesús (1846-1906), Universidad de Deusto, Bilbao, 1988. Encinas, Vicente M., Grajal de Campos, la década conflictiva: 1930-1940, Instituto Leonés de Cultura, León, 2006. Esperabé de Arteaga, Enrique, Efemérides salmantinas: Historia de la ciudad en la época contemporánea: Fechas principales, hechos notables, sus hombres, Imprenta y Librería de Francisco Núñez Izquierdo, Salamanca, 1933. —, Diccionario enciclopédico, ilustrado y crítico de los salmantinos ilustres y beneméritos, prólogo del conde de Romanones, Artes Gráficas Ibarra, Madrid, 1952. Espinosa Maestre, Francisco, «Julio de 1936: golpe militar y plan de exterminio», en Casanova, Julián (coord.); Espinosa, Francisco; Mir, Conxita; y Moreno, Francisco, Morir, matar, sobrevivir: la violencia en la dictadura de Franco, Crítica, Barcelona, 2002, pp. 53-119. —, Contra el olvido: historia y memoria de la guerra civil, Crítica, Barcelona, 2006. —, La justicia de Queipo: violencia selectiva y terror fascista en la II División en 1936: Sevilla, Huelva, Cádiz, Córdoba, Málaga y Badajoz, Crítica, Barcelona, 2006. —, La reforma agraria del Frente Popular en Badajoz: los orígenes de la Guerra Civil, tesis doctoral, Universidad de Sevilla, 2006 (Crítica, Barcelona, [en prensa]). Espinoza Guerra, Luis Enrique, «De la esperanza a la frustración: la Segunda República», en Martín, José-Luis (dir.) y Robledo, Ricardo (coord.), Historia de Sala-

001-480 Salvaje pesadilla

452

8/5/07

12:32

Página 452

esta salvaje pesadilla

manca. Volumen V: Siglo Veinte, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 2001, pp. 159-217. Espinoza, Luis E.; Robledo, Ricardo; Brel, Mª Pilar y Villar, Julio: «Estructura social del campo español: el censo de campesinos (1932-1936). Primeros resultados (I)» en Ricardo Robledo y Santiago López, (eds.). ¿Interés particular, bienestar público? Grandes patrimonios y reformas agrarias. Prensas Universitarias de Zaragoza, Zaragoza, 2007. Esteban de Vega, Mariano, «El entorno social: rivales y amigos en la Salamanca de fin de siglo», en El tiempo de Miguel de Unamuno y Salamanca, Universidad de Salamanca, Diputación Provincial de Salamanca, Ayuntamiento de Salamanca, Salamanca, 1998, pp. 56-81. Fernández Almuzara, Eugenio, «Literatura del Alzamiento», en Razón y Fe, septiembre de 1937, pp. 130-145. Fernández García, Antonio, «La Iglesia española y la guerra civil», en Studia Historica. Historia contemporánea, 1985, pp. 37-74. Fernández García, Julio, «Cárceles y sistemas penitenciarios en Salamanca», en Salamanca: revista provincial de estudios, 2001, n.º 47, pp. 235-281. Fernández López, José Ángel, Historia del campo de concentración de Miranda de Ebro, 1937-1947, edición del autor, Miranda de Ebro, 2003. Fernández Trillo, Manuel, «Octubre de 1934: Salamanca», en Salamanca: revista provincial de estudios, 1987, n.º 22-23, pp. 179-248. Fernández Trillo, Manuel, y McInnis, Elisabeth, «Implantación obrera: socialistas y comunistas en Salamanca durante la II República», en Salamanca: revista provincial de estudios, 1985, n.º 16-17, pp. 87-164. Fontana, Josep, Cambio económico y actitudes políticas en la España del siglo XIX, Ariel, Barcelona, 1975. —, España bajo el franquismo, Crítica, Barcelona, 1986. —, «La Segunda República, una esperanza frustrada» en La II República: una esperanza fustrada: actas del congreso Valencia Capital de la República (Abril 1986), Institució Alfons el Magnànim, Valencia, 1987, pp. 9-22. —, De en medio del tiempo, Crítica, Barcelona, 2006. Francia, Ignacio, Salamanca, 1950-1992: materiales para la historia, Caja Duero, Salamanca, 2002. Fraser, Ronald, Recuérdalo tú y recuérdalo a otros: historia oral de la guerra civil española, Crítica, Barcelona, 1979. Frías García, Mª Carmen de, La jerarquía eclesiástica española ante la legislación secularizadora del primer bienio de la Segunda República, Universidad Complutense de Madrid, Madrid, 1992. Fuentes Labrador, Antonio, «Información, ideología y propaganda: la utilización de la radio en un centro de poder —Salamanca— durante la Guerra Civil», en Actas I Congreso de Historia de Salamanca. Tomo III: Historia contemporánea, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 1992, pp. 225-236. Fuentes Labrador, Antonio; Sampedro, Mª Ángeles; Corrionero, Florencia; y Velasco, Mª Jesús, «Apoyo institucional en un centro de poder: la Universidad de Salamanca durante la guerra civil: un modelo de comportamiento», en Carreras Ares, Juan José, y Ruíz Carnicer, Miguel Ángel (eds.), La Universidad española

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 453

bibliografía

453

bajo el régimen de Franco (1939-1975), Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 1991, pp. 257-282. Gallegos Rocafull, José M., La pequeña grey. Testimonio religioso sobre la guerra civil española. Península, Barcelona, 2007. García González, Francisco, Los pueblos de la Armuña, edición del autor, Salamanca, 2004. García Madrid, Antonio, «La depuración del Magisterio Nacional en la provincia de Salamanca: avance de estudio», en Papeles salmantinos de educación, 2005, n.º 4, pp. 137-189. García Martín, Javier, «Implicaciones políticas de la Iglesia salmantina en el primer franquismo (1936-1942): aproximación al tema», en Actas I Congreso de Historia de Salamanca. Tomo III: Historia contemporánea, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 1992, pp. 255-263. —, «Actitudes político-sociales de la clase patronal salmantina durante el primer bienio republicano: del “apoliticismo” inicial a la constitución de un frente único provincial en julio de 1933», en Tusell, J.; Gil Pecharromán y Montero, F., (eds.) Estudios sobre la derecha española contemporánea, Universidad Nacional de Educación a Distancia, 1993, pp. 395-422. García-Sanz Marcotegui, Ángel, Diccionario biográfico de los diputados forales de Navarra: 1840-1931, Gobierno de Navarra, Pamplona, 1996. García Venero, Maximiano, Melquíades Alvarez: historia de un liberal, Tebas, Madrid, 1974. García Zarza, Eugenio (coord.), Salamanca en los años cincuenta del siglo XX: una década peculiar, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 2003. Geiser, Carl, Prisoners of the good fight: Americans against Franco fascism: the Spanish Civil War, 1936-1939, Lawrence Hill, Westport (CT), 1986. Gil Andrés, Carlos, Lejos del frente: la guerra civil en la Rioja Alta, Crítica, Barcelona, 2006. Gil Robles, José María, No fue posible la paz, Ariel, Barcelona, 1968. Giménez Lago, José Luis, «Crónica triste, pero historia», en Salamanca: revista provincial de estudios, 1991, n.os 27-28, pp. 227-239. Gómez Valle, Bernabé, y Egido Fondón, Cipriano, «La discusión de las Actas de Salamanca en la Segunda República: Constituyentes de 1931 y Cortes de 1936; dos posibilidades de fraude electoral», en Actas I Congreso de Historia de Salamanca, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 1992, vol. 3, pp. 207-214. González, Etelvino, «Dominicos españoles ante la cuestión social desde el magisterio de León XIII», en Galindo, Ángel y Barrado, José (eds.), León XIII y su tiempo, Universidad Pontificia de Salamanca, Salamanca, 2004, pp. 345-375. González Cuevas, Pedro Carlos, Acción Española: teología política y nacionalismo autoritario en España (1913-1936), Tecnos, Madrid, 1998. González Egido, Luciano, Agonizar en Salamanca: Unamuno: julio-diciembre 1936, Alianza, Madrid, 1986. González Quintana, Antonio, «Fuentes para el estudio de la represión franquista en el Archivo Histórico nacional, Sección Guerra Civil», en Espacio, Tiempo y Forma, 1994, n.º 7, pp. 479-508.

001-480 Salvaje pesadilla

454

8/5/07

12:32

Página 454

esta salvaje pesadilla

González Velasco, Modesto, Autores agustinos de El Escorial, Ediciones Escurialenses, Madrid, 1996. Guirado Cid, Cristóbal, El alcalde en la legislación española, Trivium, Madrid, 1991. Heine, Hartmut, La oposición política al franquismo, Crítica, Barcelona, 1983. Hernández, José Mª, «Villalobos, ministro de Instrucción Pública», en Robledo, Ricardo (coord.), Sueños de concordia: Filiberto Villalobos y su tiempo histórico, 1900-1955, Caja Duero, Salamanca, 2005, pp. 363-390. Hernández Hernández, Carlos Ernesto, Directorio militar y elites políticas en Salamanca, memoria de licenciatura inédita, Universidad de Salamanca, 1997. Hernando, Bernardino M., Delirios de Cruzada, Ediciones 99, Madrid, 1977. Herrero Balsa, Gregorio, y Hernández García, Antonio, La represión en Soria durante la Guerra Civil, edición de los autores, Soria, 1982. Hidalgo, Diego, ¿Por qué fui lanzado del Ministerio de la Guerra?: Diez meses de actuación ministerial, Espasa-Calpe, Madrid, 1934. Ikossie Seibo, Alexise Véronique, El movimiento obrero en Salamanca durante la Segunda República (1931-1936), tesis doctoral inédita, Universidad de Salamanca, 2006. Infante Miguel-Motta, Javier, «José Antón Oneca (Madrid, 1897-Madrid, 1981) y su aportación a la historia del Derecho penal contemporáneo en España», en Dios, Salustiano de; Infante, Javier; y Torijano, Eugenia (coords.), El Derecho y los juristas en Salamanca (siglos XVI-XX): en memoria de Francisco Tomás y Valiente, Universidad de Salamanca, Salamanca, 2004, pp. 669-704. —, «Sobre silencios y olvidos: la jurisprudencia del Tribunal Supremo con motivo de la Sanjurjada», en Anuario de Historia del Derecho Español, 2004, v. 74, pp. 487-542. Juliá, Santos, Historia de las dos Españas, Taurus, Madrid, 2004. Kent, Conrad, Luis González de la Huebra y los orígenes de la modernidad en Salamanca, Consejería de Educación y Cultura, Valladolid, 2001. Koning, N., The Failure of Agrarian Capitalism: Agrarian Policies in the United. Kingdom, Germany, the Netherlands and the USA 1846-1919. Routledge, London, 1996. Lafuente, Modesto, Historia general de España. Tomo 19, Montaner y Simón, Barcelona, 1930. Laín Entralgo, Pedro, Descargo de conciencia (1930-1960), Barcelona, Barral, 1976. Lama, José María, «Zafra 1936: la guerra inexistente», en Actas de las V Jornadas de historia en Llerena, Sociedad Extremeña de Historia, Llerena, 2004. Lamamié de Clairac, José Mª, Tradición española y las órdenes religiosas. Conferencia Tradicionalista, Monumental Cinema, Madrid 1933. Lannon, Frances, Privilegio, persecución y profecía. La Iglesia Católica en España 1875-1975, Alianza, Madrid, 1987. López García, Santiago, y Delgado Cruz, Severiano, «Víctimas y Nuevo Estado, 1936-1940», en Martín, José-Luis (dir.), y Robledo, Ricardo (coord.), Historia de Salamanca. Volumen V: Siglo Veinte, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 2001, pp. 219-324. —, «La guerra civil en Ciudad Rodrigo», en Salamanca, punto de encuentro: relacio-

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 455

bibliografía

455

nes hispano-portuguesas del Duero al Tajo: Congreso Internacional «La Raya luso-española», Ciudad Rodrigo 11, 12, 13 y 14 de noviembre de 2002, Diputación de Salamanca, Salamanca, 2004, pp. 153-174. —, «Aproximación a la Guerra Civil en Castilla y León», en Actas de las jornadas «Castilla y León en la historia contemporánea», Salamanca, 8-11 de marzo de 2006, Fundación 27 de Marzo, Valderas (León), en prensa. López Santamaría, Jesús, Las Cinco Abejas: Béjar en el siglo XX, Centro de Estudios Bejaranos y Diputación de Salamanca, Salamanca, 2006. Losada Bueno, Lorenzo, «Las misiones rurales salmantinas: modelo de recristianización (1936-1942)», en Actas I Congreso de Historia de Salamanca. Tomo III: Historia contemporánea, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 1992, pp. 247-253. Madalena Calvo, José I.; Escudero, Mª Carmen; Prieto Altamira, Alfredo; y Reguillo, José Francisco, «Los lugares de memoria de la Guerra Civil en un centro de poder: Salamanca, 1936-1939», en Aróstegui, Julio (coord.), Historia y memoria de la Guerra Civil: Encuentro en Castilla y León. Tomo II: Investigaciones, Junta de Castilla y León, Valladolid, 1988, pp. 487-549. Madruga Corral, Esteban, ¡Hola, chaval!: mirando desde abajo con asombro, edición del autor, Salamanca, 1993. Majada Neila, José Luis, Comentario: historia retrocedente 1999-1941 de una escultura de Mateo Hernández, más un meticuloso apéndice sobre la Guerra Civil en Béjar, edición del autor, Salamanca, 1999. Malefakis, Edward, Reforma agraria y revolución campesina en la España del siglo XX, Ariel, Barcelona, 1971. Marcos del Olmo, Concepción, Voluntad popular y urnas: elecciones en Castilla y León durante la Restauración y la Segunda República (1907-1936), Universidad de Valladolid, Valladolid, 1995. Marichal, Juan, La vocación de Manuel Azaña, Alianza, Madrid, 1982. Martín, José-Luis (dir.), Historia de Salamanca, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 1997-2001. Martín, Luis P., «La otra cara de la Guerra Civil: la represión de la masonería salmantina», en Salamanca: revista provincial de estudios, 1997, n.º 40, pp. 431-446. Martín Barrio, Adoración; Sampedro Talabán, Mª de los Angeles; Velasco Ramos, Mª Jesús, «Dos formas de violencia durante la guerra civil: la represión en Salamanca y la resistencia armada en Zamora», en Aróstegui, Julio (coord.), Historia y memoria de la Guerra Civil: Encuentro en Castilla y León, Tomo II: Investigaciones, Junta de Castilla y León, Valladolid, 1988, pp. 367-437. Martín Esteban, Alejandro, Memorias y recuerdos de D. Alejandro Martín Escobar, vecino de Villaverde de Guareña, ejemplar mecanografiado, Biblioteca de la Universidad de Salamanca, Manuscritos, MS 2.776 (R. 396244). Martín González, Eduardo, «Conflicto social y violencia política en el campo zamorano, de la II República al franquismo. Un estudio de caso: Cañizo», en Studia zamorensia, 2004, n.º 7, pp. 77-132. Martín Jiménez, Ignacio, La guerra civil en Valladolid (1936-1939): amaneceres ensangrentados, Ámbito, Valladolid, 2000. Martín Valverde, Antonio, «Colocación y regulación del mercado de trabajo agrícola», en Agricultura y Sociedad, 1977, n.º 3, pp. 109-145.

001-480 Salvaje pesadilla

456

8/5/07

12:32

Página 456

esta salvaje pesadilla

Martín Vasallo, José Ramón, Las elecciones a Cortes en la ciudad de Salamanca 1931-1936: un estudio de sociología electoral, Ayuntamiento de Salamanca, Salamanca, 1982. Martínez Bande, José Manuel, La marcha sobre Madrid, San Martín, Madrid, 1982. Martínez Carrión, José Miguel (ed.), El nivel de vida en la España rural, siglos XVIIIXX, Alicante, Universidad de Alicante, 2002. Martínez Neira, Manuel; Puyol Montero, José Mª; y Rodríguez López, Carolina, La Universidad española 1898-1939: repertorio de legislación, Dykinson, Madrid, 2004. Mateos, F. (S.I.), «Personalidad científica del Padre Constantino Bayle, S.I.», en Razón y Fe, 1953, pp. 455-478. Mateos Rodríguez, Miguel Ángel, «La Guerra Civil», en Historia de Zamora. Tomo III: La Edad Contemporánea. Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo, Zamora, 1995, pp. 533-651. Menéndez-Reigada, Ignacio G. (O.P.), Acerca de la «guerra santa». Contestación a M.J. Maritain, Imprenta Comercial Salmantina, Salamanca, 1937. —, La guerra nacional española ante la moral y el derecho, Tip. Calatrava, Salamanca, 1937. Menéndez-Reigada, Ignacio G. (O.P.) y Luna García, Antonio, La revolución judicial: discursos pronunciados el día 19 de abril de 1938 en el convento de San Esteban, de Salamanca, para conmemorar el aniversario del partido único, Imp. y Lib., Hijos de F. Núñez, Salamanca, 1938. Meyer, François, L’Ontologie de Miguel de Unamuno, ed. Presses Universitaires de France, París, 1955. (Traducción castellana en Gredos, Madrid, 1962). Millán, Jesús, «La “retropía” del carlismo: referentes y márgenes ideológicos», en Utopías y culturas políticas en la España de la Restauración, Santander, noviembre de 2004 [en prensa]. Mir, Conxita, «Violencia política, coacción legal y oposición interior», en Ayer, n.º 33: Sánchez Recio, Glicerio (ed.), El primer franquismo (1936-1959), Marcial Pons, Madrid, 1999, pp. 115-146. Monedero, Juan C., «Legitimidad», en Reyes, Román (dir.), Diccionario crítico de ciencias sociales, Universidad Complutense de Madrid, Madrid. (Publicación en línea: ) Montero, José R., La CEDA: el catolicismo social y político en la II República, Revista de Trabajo, Madrid, 1977. Montoto, Ángel, «Salamanca: así fue el terrorismo falangista», en Interviú, 04-101979, n.º 177. Moore, Barrington, Los orígenes sociales de la dictadura y de la democracia. Península, Barcelona, 1973 Moreiro Prieto, Julián, Sánchez Rojas: crónica de un cronista, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 1984. Moreno, Francisco, La guerra civil en Córdoba (1936-1939), Alpuerto, Madrid, 1985. —, «La represión franquista a partir de los datos de Córdoba», en Aróstegui, Julio (coord.), Historia y memoria de la Guerra Civil: Encuentro en Castilla y León. Tomo I: Estudios y ensayos, Junta de Castilla y León, Valladolid, 1988, pp. 303329.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 457

bibliografía

457

Morente Valero, Francisco, La depuración del Magisterio Nacional (1936-1943): la escuela y el Estado Nuevo, Ámbito, Valladolid, 1997. Morodo, Raúl, Los orígenes ideológicos del franquismo: Acción Española, Alianza, Madrid, 1985. —, Atando cabos: memorias de un conspirador moderado (I), Taurus, Madrid, 2001. Muntanyola, Ramon, Vidal i Barraquer, el cardenal de la paz, Estela, Barcelona, 1971. Naredo Pérez, José Manuel, y Sumpsi Viñas, José María, «Evolución y características de los modelos disciplinarios del trabajo agrario en las zonas de gran propiedad», en Agricultura y Sociedad, 1984, n.º 33, pp. 45-86. Navarro Canales, Ignacio, Religión y patria: páginas de la guerra, Biblioteca Lux, Madrid, 1922. Navarro Luna, Manuel, Martinillo, La Habana, 1949. Negrín Fajardo, Olegario, «La depuración del profesorado de los institutos de segunda enseñanza: relación de los expedientes resueltos por el Ministerio de Educación Nacional (1937-1943)», en Historia de la educación: revista interuniversitaria, 2005, n.º 24, pp. 503-542. Nicolás Marín, Mª Encarna, «Los expedientes de depuración: una fuente para historiar la violencia política del franquismo», en Áreas: revista de ciencias sociales, 1998, n.º 9, pp. 103-123. Orcasitas, Miguel Ángel (coord.), El P. Cámara y Salamanca, Ediciones Escurialenses, Cabildo Catedral de Salamanca, Salamanca, 2004. Ortiz Heras, Manuel, Violencia política en la II República y el primer franquismo: Albacete, 1936-1950, Siglo XXI, Madrid, 1996. —, «Instrumentos “legales” del terror franquista», en Historia del presente, 2004, n.º 3, pp. 203-220. Palafox, Jordi, Atraso económico y democracia: la Segunda República y la economía española, 1892-1936, Crítica, Barcelona, 1991. Palomares Ibáñez, Jesús Mª, La guerra civil en la ciudad de Valladolid: entusiasmo y represión en la «capital del Alzamiento», Ayuntamiento de Valladolid, Valladolid, 2001. Pascual Mezquita, E., La política del último Unamuno, Anthema, Salamanca, 2003. Pedraz Penalva, Ernesto, «La administración de Justicia durante la Guerra Civil en la España nacional (jurisdicciones ordinaria y especiales)», en Revista Universitaria de Derecho Procesal, 1988, n.º 1, pp. 35-71 (1ª parte), y 1989, n.º 2, pp. 37-67 (2ª parte). Perelétegui, Carlos Manuel, José Sánchez Gómez, el Timbalero: (ensoñación biográfica), Anthema, Salamanca, 2002. Pereña, Luciano, «La Escuela de Salamanca: notas de identidad», en Gómez Camacho, Francisco, y Robledo, Ricardo (eds.), El pensamiento económico en la Escuela de Salamanca: una visión multidisciplinar, Universidad de Salamanca, Salamanca, 1998. Pérez Bowie, José Antonio, «Retoricismo y estereotipación, rasgos definidores de un discurso ideologizado: el discurso de la derecha durante la Guerra Civil», en Aróstegui, Julio (coord.), Historia y memoria de la Guerra Civil: Encuentro en Castilla y León, Tomo I: Estudios y ensayos. Junta de Castilla y León, Valladolid, 1988, pp. 353-373.

001-480 Salvaje pesadilla

458

8/5/07

12:32

Página 458

esta salvaje pesadilla

Pérez de Olaguer, Antonio, Piedras vivas: biografía del capellán requeté José Mª Lamamié de Clairac y Alonso, Editorial Española, San Sebastián, 1939. Pérez Delgado, Tomás, «Cruzados salmantinos: contribución al estudio del discurso legitimador del Movimiento Nacional: Salamanca 1936-1940», en Salamanca: revista provincial de estudios, 1986, n.º 20-21, pp. 217-261. —, «El siglo XX. 2: La guerra civil», en Fernández Álvarez, Manuel (dir.), La Universidad de Salamanca. 1: Trayectoria histórica y proyecciones, Universidad de Salamanca, Salamanca, 1989, pp. 287-320. —, «Cruzados salmantinos: la ciencia tomista contra los católicos europeos», en Salamanca: revista provincial de estudios, 1991, n.º 27-28, pp. 183-226. —, «La violencia política en Salamanca durante el período del Frente Popular», en Actas I Congreso de Historia de Salamanca. Tomo III: Historia contemporánea, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 1992, pp. 215-224. —, «Francisco de Vitoria: institucionalización de su memoria en Salamanca, 19261936», en Bonilla, José Antonio (coord.), Estudios históricos salmantinos: Homenaje al P. Benigno Hernández Montes, Universidad de Salamanca, Salamanca, 1999, pp. 539-571. Pérez Delgado, Tomás, y Fuentes Labrador, Antonio, «De rebeldes a cruzados: pioneros del discurso legitimador del Movimiento nacional», en Studia Historica. Historia contemporánea, 1986, n.º 4, pp. 235-266. Pérez Galán, Mariano, La enseñanza en la Segunda República española, Cuadernos para el Diálogo, Madrid, 1977. Pérez García, Guadalupe, «Represión y control social en Salamanca (1936-1939)», en Cuadernos republicanos, 2002, n.º 50, pp. 89-114. Pérez Gomis, José, Nueva Legislación de Educación Nacional, Aldus, Santander, 1938. Prado Herrera, Mª Luz de, «La retaguardia salmantina al comienzo de la Guerra Civil: apoyos sociales y económicos a los sublevados», en Salamanca: revista provincial de estudios, 1997, n.º 40, pp. 447-462. —, «La Suscripción Nacional (1936-1939): la contribución salmantina a la financiación de la Guerra Civil», Congreso Internacional: la Guera Civil española, Madrid, 2006. —, La contribución popular a la financiación de la guerra civil: Salamanca, 19361939, tesis doctoral, Universidad de Salamanca, 2006. Preston, Paul, La destrucción de la democracia en España: reacción, reforma y revolución en la Segunda República, Turner, Madrid, 1978. —, Franco. Caudillo de España, Grijalbo, Barcelona, 1994. —, «Los esclavos, las alcantarillas y el capitán Aguilera. Racismo, colonialismo y machismo en la mentalidad en el cuerpo de oficiales nacionales» en Javier Muñoz Soro, José Luis Ledesma y Javier Rodrigo, (coords.), Culturas y políticas de la violencia. España siglo XX, Siete Mares Editorial, Madrid, 2005, pp. 193-230 Prieto, Indalecio, De mi vida: recuerdos, estampas, siluetas, sombras..., Oasis, México, 1968. —, Palabras al viento, Oasis, México, 1969. Prieto Carrasco, Casto, «Las purificaciones en 1824», en La Semana: revista de Salamanca, 17-02-1924, n.º 1. Prieto Carrasco, Casto; Sánchez Granjel, Luis (ed.), Dos estudios sobre la enseñanza

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 459

bibliografía

459

de la medicina en la Universidad de Salamanca, Universidad de Salamanca, Salamanca, 1986. Quevedo y Queipo de Llano, Ana, Queipo de Llano: gloria e infortunio de un general, Planeta, Barcelona, 2001. Rabaté, Jean Claude, «Filiberto Villalobos y la Unión Escolar, en Robledo, Ricardo (coord.), Sueños de concordia: Filiberto Villalobos y su tiempo histórico, 19001955, Caja Duero, Salamanca, 2005, pp. 97-105. Raguer, Hilari, La espada y la cruz: (la Iglesia 1936-1939), Bruguera, Barcelona, 1977. —, «El cardenal Gomá y la guerra de España», en Arbor, 1982, n.º 436, pp. 43-81. —, «Los obispos españoles y la Guerra Civil», en Arbor, 1982, n.º 439-440, pp. 7-32. —, «Le Vicaire du cardinal: Salvador Rial Lloberas, vicaire général de Tarragone pendant la guerre civile espagnole» Revue d’histoire ecclesiastique, 79, 1984, pp. 410-411. —, La pólvora y el incienso: la Iglesia y la Guerra Civil española (1936-1939), Península, Barcelona, 2001. Redondo, Gonzalo, Historia de la Iglesia en España, 1931-1939, Rialp, Madrid, 1993. —, Política, cultura y sociedad en la España de Franco, (1939-1975). Tomo I: La configuración del Estado español, nacional y católico (1939-1947), Eunsa, Pamplona, 1999. Reig Tapia, Alberto, Ideología e historia. Sobre la represion franquista y la Guerra Civil, Akal, Madrid, 1986. —, Violencia y terror estudios sobre la Guerra Civil española, Akal, Madrid, 1990. —, Anti-Moa, Ediciones B, Barcelona, 2006. Richards, Michael, «Guerra civil, violencia y la construcción del franquismo» en Preston, Paul (ed.), La República asediada: hostilidad internacional y conflictos internos durante la Guerra Civil, Península, Barcelona,1999, pp. 201-238 Ridruejo, Dionisio, Casi unas memorias, Planeta, Barcelona, 1977. Riesco, Sergio, La reforma agraria y los orígenes de la Guerra Civil: cuestión yuntera y radicalización patronal en la provincia de Cáceres (1931-1940), Biblioteca Nueva, Madrid, 2006. Rilova Pérez, Isaac, Guerra Civil y violencia política en Burgos (1936-1943), Dossoles, Burgos, 2001. Rivas Carballo, José Manuel, «La reorganización de la derecha católica salmantina en la Segunda República», en Studia Historica. Historia contemporánea, 1986, n.º 4, pp. 225-234. —, «Gil Robles y el nacimiento del Bloque Agrario salmantino», en Salamanca: revista provincial de estudios, 1994, n.º 33-34, pp. 275-290. Robinson, Richard A. H., Los orígenes de la España de Franco: derecha, república y revolución: 1931-1936, Grijalbo, Barcelona, 1974. Robledo, Ricardo, La renta de la tierra en Castilla la Vieja y León (1836-1913), Banco de España, Madrid, 1984. —, Economistas y reformadores españoles: la cuestión agraria (1760-1935), Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Madrid, 1993. —, «Política y reforma agraria: de la Restauración a la II República (1868/741939)», en García Sanz, Ángel, y Sanz Fernández, Jesús (coords.), Reformas y

001-480 Salvaje pesadilla

460

8/5/07

12:32

Página 460

esta salvaje pesadilla

políticas agrarias en la Historia de España, Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Madrid, 1996, pp. 247-349. —, «La liquidación del patrimonio de los Patiño-Sentmenat en Salamanca (1910): ¿eutanasia del rentista?» en Doctor Jordi Nadal: la industrialització i el desenvolupament econòmic d’Espanya, Barcelona, 1999, vol. 1, pp. 541-558. — (coord.); Martín, José-Luis (dir.), Historia de Salamanca. Vol. IV: Siglo XIX, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 2001. —, «Dejar el campo, comprar la tierra: población, economía y sociedad (18801930)», en Martín, José-Luis (dir.), y Robledo, Ricardo (coord.), Historia de Salamanca. Volumen V: Siglo Veinte, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 2001, pp. 15-86. —, «Economía política en la Universidad de Salamanca: entre la intolerancia y la inteligencia (1786-1936)», en Sánchez Macías, Ignacio (coord.), Economía, derecho y tributación: estudios en homenaje a la profesora Gloria Begué Cantón, Universidad de Salamanca, Salamanca, 2005, pp. 383-410. —, «Regular la renta, comprar la tierra: Villalobos y el problema agrario en Salamanca, 1900-1931», en Robledo, Ricardo (coord.), Sueños de concordia: Filiberto Villalobos y su tiempo histórico, 1900-1955, Caja Duero, Salamanca, 2005, pp. 231-276. —, Los ministros de Agricultura de la Segunda República (1931-1939): política y sociedad en la España del siglo XX, Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Madrid, 2006. —, «Cambio político y social en Salamanca: las elecciones durante la Segunda República», en Actas de las jornadas «Castilla y León en la historia contemporánea», Salamanca, 8-11 de marzo de 2006, Fundación 27 de Marzo, Valderas (León), en prensa. Robledo, Ricardo, y Espinoza Guerra, Luis Enrique, «La Reforma Agraria en la II República: el proceso de asentamiento de comunidades de campesinos en la provincia de Salamanca», en Dios, Salustiano de; Infante, Javier; Robledo, Ricardo; y Torijano, Eugenia (coords.), Historia de la propiedad en España: siglos XV-XX: encuentro interdisciplinar, Salamanca, 3-6 de junio de 1998, Centro de Estudios Registrales, Madrid, 1999. Rodríguez, Teodoro (O.S.A.), Infiltraciones judío-masónicas en la educación católica, Imp. Monasterio del Escorial, El Escorial, 1934. —, «El Papa y la táctica comunista de la mano tendida», en De Rebus Hispaniae, 1-11-1938, n.º 11, pp. 9-10. —, «En torno al armisticio», De Rebus Hispaniae, n.º 9, 15-09-1938, pp. 1-3. —, Nueva reconquista de España: caminos equivocados, Lib. Santarén, Valladolid, 1938. —, Así es España y así la Antiespaña: apuntes para conferencias patrióticas educadoras, Imp. Juan Bravo, Madrid, 1941. Rodríguez Aísa, Mª Luisa, El cardenal Gomá y la guerra de España: aspectos de la gestión pública del Primado, 1936-1939¸ Instituto Enrique Flórez (CSIC), Madrid, 1991. Rodríguez Almeida, Juan José, «Bases de trabajo rural y conflictos sociales en Salamanca, 1932-1936», en Studia Historica. Historia contemporánea, 1986, n.º 4, pp. 205-223.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 461

bibliografía

461

—, «El despliegue táctico cedista en Salamanca, 1931-1936», en Salamanca: revista provincial de estudios, 1990, n.º 26, pp. 107-156. Rodríguez de las Heras, Antonio, Filiberto Villalobos: su obra social y política 19001936, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 1985 (2.ª ed.: Caja Duero, 2005). Rodríguez Jiménez, José Luis, Historia de Falange Española de las JONS, Alianza, Madrid, 2000. —, «Una aproximación al trasfondo ideológico de la represión: “Teoría de la conspiración” y policía política franquista» en Congrés sobre els camps de concentració i el mon penitenciari a Espanya durant la guerra civil i el franquisme, 21, 22 i 23 d’octubre de 2002, Museu d’Història de Catalunya, Barcelona (Publicación en línea: http://www.cefid.uab.es/). Rodríguez Labandeira, José, El trabajo rural en España (1876-1936), Anthropos, Barcelona, 1991. Rojas, Carlos, «Unamuno y la Guerra Civil de España», en Actas del Congreso Internacional sobre la Guerra Civil española, 1977: historia y literatura: Universidad de Montreal, Ministerio de Asuntos Exteriores, Madrid, 1988, pp. 283-292. Rosique Navarro, Francisca, La reforma agraria en Badajoz durante la II República: la respuesta patronal, Diputación Provincial de Badajoz, Badajoz, 1988. Rubio Mayoral, José Luis, «El profesorado de la Universidad de Sevilla: aproximación al proceso de depuración política (1936-1939)», en Gómez García, Mª Nieves (ed.), Universidad y poder, Gihus, Sevilla, 1993, pp. 63-66. Ruipérez Cristóbal, Leonor, Relato de mi vida, edición de la autora, Salamanca, 1996. Ruiz Alonso, Ramón, Corporativismo, Ediciones Ruiz Alonso, Granada y Salamanca, 1937. Sagrera, Ana de, Miguel Primo de Rivera: el hombre, el soldado y el político, Ayuntamiento de Jerez de la Frontera, Jerez de la Frontera, 1973. Sáinz Rodríguez, Pedro, Testimonios y recuerdos, Planeta, Barcelona, 1978. Salas Larrazábal, Ramón, Historia del Ejército Popular de la República, Editora Nacional, Madrid, 1973. —, Los datos exactos de la Guerra Civil, Rioduero, Madrid, 1980. Salcedo, Emilio, Vida de Don Miguel, Anthema, Salamanca, 19983. Salgado, Agustín, La Grama, Plaza & Janés, Barcelona, 19811; Alcayuela, Salamanca, 20012. Sánchez, Manuel, Maurín, gran enigma de la guerra y otros recuerdos, Cuadernos para el Diálogo, Madrid, 1976. Sánchez Asensio, Manuel, Las cuestiones triguera y ganadera en España (a la luz de la hispana tradición): manojo de artículos de Don Manuel Sánchez Asensio, con prólogo del exdiputado a Cortes Don José Sánchez Marco y epílogo del M.I. Sr. Magistral de Ávila [Don Ignacio Navarro Canales], Sebastián Rodríguez Impresor, Toledo, 1926. Sánchez Herrero, Miguel, De colonos a propietarios: endeudamiento nobiliario y explotación campesina en tierras del Marqués de Cerralbo (Salamanca, siglos XVXX), tesis doctoral inédita, Universidad de Salamanca, 2000. Sánchez López, Francisco, y Calabuig, A., «La gran propiedad rústica de la provincia

001-480 Salvaje pesadilla

462

8/5/07

12:32

Página 462

esta salvaje pesadilla

de Salamanca», en Balcells Rocamora, Enrique (dir.), Estudio integrado y multidisciplinario de la dehesa salmantina: Contribución a proyectos UNESCO-M. a B. Vol. 1: Estudio fisiográfico-descriptivo. Centro de Edafología y Biología Aplicada, Salamanca, y Centro Pirenaico de Biología Experimental, Jaca, 1978. Sánchez Recio, Glicerio, «Mons. E. Pla i Deniel, Obispo de Salamanca, 1935-1941» en Salamanca: revista provincial de estudios, 1994, n.º 33-34, pp. 231-242. —, De las dos ciudades a la resurreccion de España: magisterio pastoral y pensamiento político de Enrique Pla y Deniel, Ámbito, Valladolid, 1995. Sánchez Tejerina, Isaías, El Alzamiento Nacional Español comenzó siendo un caso magnífico de legítima defensa: oración inaugural del curso de 1940 a 1941 en la Universidad de Salamanca, Universidad de Salamanca, Salamanca, 1940. Sena, Enrique de, «Guerra, censura y urbanismo: recuerdos de un periodista», en Martín, José-Luis (dir.) y Robledo, Ricardo (coord.), Historia de Salamanca. Volumen V: Siglo Veinte, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 2001, pp. 325-394. Southworth, Herbert R., La destrucción de Guernica: periodismo, diplomacia, propaganda e historia, Ibérica de Ediciones, Barcelona, 1977. —, El mito de la Cruzada de Franco, Plaza & Janés, Barcelona, 1986. —, El lavado de cerebro de Francisco Franco: conspiración y guerra civil, Crítica, Barcelona, 2000. Suárez Cortina, Manuel, El reformismo en España: Republicanos y reformistas bajo la Monarquía de Alfonso XII, Siglo XXI, Madrid, 1986. Tierno Galván, Enrique, Cabos sueltos, Bruguera, Barcelona, 1981. Tortella Casares, Teresa, «Las monedas de oro del Banco de España», en Monedas de oro de la colección del Banco de España, Banco de España, Madrid, 1991. Townson, Nigel, La República que no pudo ser: la política de centro en España (1931-1936), Taurus, Madrid, 2002. Tusell, Javier, Las elecciones del Frente Popular en España, Cuadernos para el Diálogo, Madrid, 1971. Unamuno, Miguel de, El resentimiento trágico de la vida: notas sobre la revolución y la guerra civil españolas, Alianza, Madrid, 1991. Vega Sombría, Santiago, «La represión en la provincia de Segovia en los orígenes del régimen de Franco», en Hispania Nova, 2004, n.º 4. —, De la esperanza a la persecución: la represión franquista en la provincia de Segovia, Crítica, Barcelona, 2005. Vegas Latapie, Eugenio, Los caminos del desengaño: memorias políticas 1936-1938, Tebas, Madrid 1987, —, La frustración en la victoria: memorias políticas 1938-1942, Actas, Madrid, 1995. Venegas, José, Andanzas y recuerdos de España, Imprenta Ferrari, Buenos Aires, 1943. Vidal i Barraquer, Francesc; Batllori, Miquel (ed.) y Arbeloa, Victor Manuel (ed.), Església i Estat durant la segona República espanyola, 1931-1936: arxiu Vidal i Barraquer: textos en la llengua original, Monestir de Montserrat, Montserrat, 1971-1991. Tomo III, 14 d’abril-21 de desembre de 1932. Tomo IV, 10 d’octubre de 1933-18 de juliol de 1936.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 463

bibliografía

463

Vilar, Pierre, La guerra civil, Crítica, Barcelona, 1986. Vincent, Mary, Catholicism in the Second Spanish Republic: religion and politics in Salamanca, 1930-1936, Clarendon, Oxford, 1996. Vivanco Sánchez, Jesús, Guerra civil y Radio Nacional: Salamanca 1936-1938, Instituto Oficial de Radio y Televisión, Madrid, 2006. Weber, Max, Economía y sociedad: esbozo de sociología comprensiva, FCE, México, 1969. Wright, Richard, A Linguistic Study of Unamuno´s Vocabulary, Universidad de Oxford. El cap. V del libro se publicó en Cuadernos de la Cátedra Miguel de Unamuno, Universidad de Salamanca, nº XXIV, 1976, pp.67-103.

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 464

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 465

Índice onomástico

Véase también las listas de Maestros, Víctimas y Procesados (páginas 154-187). ABC, 341 Abel Sánchez (Unamuno), 242 Abril Ochoa, José Antonio, 153 Acción Católica, XVII Acción Española, 330, 333 Acción Popular, XIII Agonizar en Salamanca (Egido), 234 Aguiar, José, 216 Aguilera Munro, Gonzalo de, véase Alba de Yeltes conde Aguirre, José Antonio, 337 Aguirre, Rufino, 323 Ahora, 240 Aizpún, Rafael, 63 Alba, Gaspar, 205 Alba Ratero, Manuel de,41, 102, 104, 107, 287-288, 291, 293-295 Alba (Fitz James Stuart Falcó), duque de, 35, 42 Alba de Yeltes (Gonzalo de Aguilera), conde, 85, 125, 217, 287-288, 293295 Albarrán, Urbana, 328 Alcalá Galiano, Antonio, 225 Alcalá-Zamora, Niceto, 55, 61, 284, 315 Alcázar de Velasco, Ángel, X-XI Alexandrovich, Alexandre, 132

Alexevitch Mokronsow, Anatoli, 132 Alonso Getino, L. (O.P.), 87-88 Alonso García, Gabriel, 227 Alonso Maeso, Juan, 227 Alonso Manzanera, Gonzalo, 105 Alonso Medina, Antonio, 107 Álvarez González, Melquíades, 56, 58, 68-69, 323 Álvarez Ramos, Marcelino, 107 Andanzas y visiones españolas (Unamuno), 240 Andrés Carballo, Manuel, 107 Andrés Manso, José, 19-20, 24, 27,31,43, 45-46, 42, 48, 51, 59, 76, 85, 100-101, 104-105, 107-108, 115, 228, 248, 266, 282, 286-288, 291294, 297, 303, 335 Andrés Marcos, Teodoro, 79, 87, 89, 91, 219, 223-225 Andrevitch Martinoff, Alexander, 132 Anguera de Sojo, José Oriol, 63 Antón Oneca, José, 87, 222, 227-228, 323 Anuario Estadístico, 14 Aparicio, Juan, 217 Aparicio Galache, José, 145 Aparicio Fernández, Eduardo, 134-135 Aquilina (maestra), 113

001-480 Salvaje pesadilla

466

8/5/07

12:32

Página 466

esta salvaje pesadilla

Aquilino (encarcelado), 312-313 Aquino, Tomas de, 87 Arce, Manuel, 295 Arcipreste de Hita (Juan Ruiz), 254 Arés, Mariano, 9 Arias Fernández, Ángel, 148-149 Arrarás, Joaquín, XIII, XV, XIX, 102,114, 124, 267 Arroyo Pascual, Abilia, XVII, 76-77,78, 80-81 Artero, José, XXIV, 73-74, 79-80, 82, 91, 95, 97, 335 Arteaga, (duque de Infantado), 35 Asensio, general, 88 Astete, padre, 282 Aub, Max, 239 Ávila, teniente coronel, 128 Axel, 49-50 Azaña Díaz, Manuel, 41, 56, 58-59, 61, 79-80, 246, 284, 331 Baigorri Aguado, José María, 133 Ballbé, Manuel, 124 Balmes, Jaime, 341 Barbado Viejo, Francisco, 325 Barros Manzanares, José, 105 Bartol, 35 Bastida, 35 Batalla, capitán, 79 Bayle, Constantino, (S.J.) 92-98, 336337 Bazán, Armando, 256 Beato Sala, Isidro, 86-87, 222 Beltrán de Heredia, Vicente, 251 Ben-Ami, Shlomo, 14 Benito Mampel, José de, 227 Berceo, Gonzalo de, 240 Bermejo Vida, Luis, 224 Bermúdez de Castro, Luis, vizconde de Revilla, 14 Bernaldo de Quirós, marqués de los Altares, 35 Bernanos, Georges, 93, 95-96 Bernis, Francisco, XIV, 7, Blanco Cobaleda, Matías, XVI, 35, 42

Blanco Prieto, Francisco, X Blanco Roldán, Antonio, 107 Blázquez Tolosa, Juan, 147 Blinkhorn, Martin, 10 Bohigas, Francisca, XVII Boletín Oficial de la Provincia de Salamanca (BOPSA), 320 Boletín Oficial del Estado (BOE), 320 Bonaparte, Luis, XXII Bonet, sacerdote, 92 Borges, Jorge Luis, 261 Braudel, Fernand, 242 Bravo, Francisco, IX, XIV, XXII, XXIV, 3-4, 16-17, 29, 103, 106, 108, 139 Bullón Fernández, Eloy, 146, 222, 273 Buylla, Adolfo A., XIX Cáceres de la Torre, 35 Calvo, Aurora, 330 Calvo Alfageme, Álvaro, 227 Calvo Rengel, Luis, 126 Calvo Santa María, Agustín, 116 Calvo Sotelo, José, 101, 135, 137139,213-214, 226, 335 Calvo Vallejo, Emilio, 111-112 Cámara, Tomás de la, obispo (O.S.A.),9, 11, 73, 282 Camarero, Julio, 340 «Cambio político y social en Salamanca» (Robledo), 19 Caminero, padre, 240, 256 Camón Aznar, José, 31,44,71, 73, 81, 227 Campazas, Gerundio de, 340 Capdevila, Luis, 31, 44 Campo Redondo, Luis, 45,108 Cancionero (Unamuno), 252 Carandell, Luis, 341 Careaga, 35 Carlier, H., VII-VIII, Carrasco, Clemente, 283, 285 Carrasco, María de la Concepción, 282 Carrasco Formiguera, Manuel, 94 Carrasco Pardal, Darío, 227 Carrasco Robledo, Ana, 282

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 467

índice onomástico Carreras, Lluis, 327, 331 Carrión, Antonio, 83, 95 Casabó Ruiz, José Ramón, 89 Casado Calzada, José, 145 Casanova, Julián, 71, 86, 122-124 Casanueva Gorjón, Cándido, XV-XVII, 12, 15, 17-18, 31,32, 34, 40, 43-47, 75-76, 302 Casanueva, Cándido (hijo), 42 Casanueva Picazo, Valeriano, 31, 4546,301 Casas Cerezo, Anunciación, 132 Cascón, 35 Cascón, Higinio, 113 Cascón, Isabel, 134 Casimiro Mirat, véase Mirat, Juan Casso Romero, Ignacio, 226 Castaño, Ernesto, 16-17, 23, 25, 31, 40, 43, 45-46, 48, 51, 71 Castellanos, marqués de, 5, Castro, Rafael de , 31, 45 Castro, Santiago de, 328 Castro Albarrán, Aniceto de, XXIII, XXIV, 79, 84, 91, 92-95, 97-98, 221, 327-342 Castro Martín, Abilio, 117, 138 Caudillo, véase Franco Bahamonde Cejudo Cejudo, Epifanio, 111-112 Cenizo Calderero, Martín, 111 Cepas López, Antonio, 101, 104 Cercas, Javier, 263 Cernuda, Luis, 241 Cerralbo, marqués de, 9 Cervantes, Miguel de, 241, 254, 339 Cherkasar, Alexis Teodoro, 132 Chirri, Julián Montero, 288-289, 292, 294, 296-297 Choricero, 297 Ciano, Galeazzo, IX, Cibrán Finot, Ramón, 106 Cid, véase Díaz de Vivar, Rodrigo (Cid) Cierva, Juan de la, 323 Cifuentes, 45 Cimas Leal, José, 18, 31, 45-46,73-74, 76, 81

467

Claret, Jaume, XXI 71 Clairac, P. (S.J.), 75 Claridad, 73, 101 «Clarín», Leopoldo Alas, XXIII Clavijo, Luis, 297 Cobaleda, 5, 35 Cocinero (condenado), 293 Coca, Ángel, 44 Coco Martín, Atilano, XX, 148-150, 306 Coloma, Carlos, 153 Contra esto y aquello (Unamuno), 253 Crespo, Francisco, 31, 46 Criado, teniente, 103 Croce, Benedetto, 251 Cuesta Bustillo, Josefina, XIII, 299 Cuesta González, Amador de la, 117, 138-139 Cuevas, 294 Daoíz, Luis, 272, 277 Darwin, Charles, 87 Dávila, Sancho, X De Maistre, 331 Defensa, 76 «Del remanso y paz de la Restauración al caos de la República» (Aunós), XIX, Delgado, Severiano, XX, XXV, 85, 99, 153 Delgado González, Mateo, 108 Delgado Romero, José, 265, 295 De Rebus Hispaniae, 93-94, 96, 337 Derecho al Alzamiento (Castro Albarrán), 333, 338 Deza, Diego de, 89 Díaz, Elías, 239, 256 Díaz de Vivar, Rodrigo (Cid), 278 Diego y Diego, Francisco, 293 Díez Rodríguez, Francisco, 218 Díez Solís, Marciano, 136-137 Domingo, Marcelino, 32, 34 Domínguez Guilarte, Luis, 227, 293 Domínguez Rodríguez, Juan Manuel, 147

001-480 Salvaje pesadilla

468

8/5/07

12:32

Página 468

esta salvaje pesadilla

Donoso, Vicente, XXV, Dorado Montero, Pedro, XIV, 9 Doval, Lisardo, 111 Dualde, Joaquín, 68 Duce, véase Mussolini, Benito Echevarría, Lamberto de, 342 Egido, Luciano G., XXI, 233 Eijo Garay, Leopoldo, 222, 339 El Adelanto, XV, 13, 91, 105, 109, 152, 297 El Alcázar, 340 El Capital (Camón Aznar), 227 El Debate, 9, 16, 49, 54, 62-63, 69, 85, 301, 331 El derecho a la rebeldía (Castro Albarrán), 79-80, 84, 97, 327-328, 330331, 333, 338, 340 El Observador, 331 El sentimiento trágico de la vida (Unamuno), 260 El resentimiento trágico de la vida (Unamuno), 231, 235-236, 238, 242-245, 252, 256-257 El Siglo Futuro, 8, 331 El Socialista, 18 El Sol, 58, 61-62, 240 Elorrieta, XIV, 7-8 En torno al casticismo (Unamuno), 234, 239, 242-243, 254 Eremburg, Ilya, 248 Escalona Ruíz, Teodoro, 294 Escribano, véase Marcos Escribano, Tomás España y el Vaticano (Sánchez Mazas), 327 Esperabé de Arteaga, Enrique, XXIV, 217, 229 Esperabé de Arteaga y González, Jesús, 86, 228 Espinosa, Francisco, XXV, 71 Espinosa, Ricardo, 323 Espinoza, Luis Enrique, 3, Estatuto de Cataluña, XV, Éste es el cortejo (Castro Albarrán), 332-334

Esteban, Carmen, XXV Esteban, Mariano, 9 Fal Conde, Manuel, 331 Falcó, Evaristo, 113 Fanjul, general, 43, 100 Faupel, Wilhelm, 91 Fernán Núñez, duque de,(casa de), 2829, 335 Fernando III, 93 Fernández de Córdoba, (duque de Medinaceli),35 Fernández de las Cuevas, José, 294 Fernández Fernández, Francisco, 137 Fernández García, Julio, 153 Fernández Henestrosa,(duque de Santo Mauro), 35 Fernández Prida, Joaquín, 222, 225 Fernández Suárez, 46 Fernando VII, 283 Firmat, Emilio, 323 Fonseca Martín, 35 Fontana, Josep, XXV Forcadell, Vicente, XXV Fortea, comandante, 103 Foxá, Agustín de, XIII, 217 Francés, Manuel, 113 Francia, Ignacio, XVI Franco Bahamonde, Francisco, VII, XIII-XIV, XXI, XXIII, 84, 87, 91-95, 97-98, 100, 143,148,194, 200, 213214, 216-220, 229, 248, 251, 308, 311-312, 319, 331, 333-334, 336, 338, 340-341 Fraser, Ronald, 108 Freira, José María, 148 Frutos Valiente, Francisco (obispo), 73 Gabriel y Galán, José María, XV, 5, 11 Gaceta Oficial, 61, 68, 316 Gafo Muñiz, José Domingo, 83 Gaite Veloso, Joaquín, 111, 148, 293 Galán, F., 92 Galinsoga, Luis de, 226 Gallegos Rocafull, José M., 82, 333-334

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 469

índice onomástico Ganivet, Ángel, 244 Garcerán, Rafael, 310 García, Faustino, 113 García, Federico, 283 García Álvarez, Manuel, 103-107 García Bartolomé, Raimundo, 112 García Encinas, Fe, 108, 266 Garcia Olay, Pelayo, 310 García Prieto, Manuel, 271 García Reparaz, Rafael, 137 García Rodríguez, Gonzalo, 218 García Tabernero, 46 García Valdecasas, Alfonso, 227 García Venero, Maximiliano, 323 García Zapata, Mariano, 149 Garduño, Tiburcio Bernal, 292-294 Garduño Alonso, Eusebio, 111 Garrido Muñoz, Valentín, 113 Garrido Sánchez, 35 Garrigues, Joaquín, 91 Gascón Marín, José, 222 Gay, Siro, 73, Generalísimo, véase Franco Bahamonde, Francisco Gerathy, Cecil, VIII Gerundio de Campazas, Fray, 340 Getino, véase Alonso Getino Gil Casares, Felipe, 220 Gil Robles, Enrique, 9,331 Gil Robles, José María, XIV-XVI, 4, 811, 14-18, 20, 23, 25, 34, 38-39, 4344, 47, 49, 53-55, 58-59, 65-69, 71, 75-76, 78, 88, 100, 266,325, 331 Giménez Arnau,José Antonio, 335 Giménez Caballero, Ángel, 217 Giménez Caballero, Ernesto, 91, 217 Giménez Fernández, XXII, 32, 63 Giral, José, XIV Goebbels, Joseph, 82 Goded, Manuel, general, XXII, 43 Goé, Adolfo, 31, 45 Goicochea de Cosculluela, Antonio, 80, 87, 222 Gomá y Tomás, Isidro, cardenal, 33, 75, 90-97, 332-336, 341

469

Gómez Alonso, José, 113 Gómez de Liaño, Francisco, 272 Gómez Rodulfo, J., 77 González, José, 113 González, Mar, XXV, González, Tino González Angoso, Laurentino, 295 González Benito, Eloy, 113 González Carrasco, Víctor, 108 González Cobos, 46 González Gorjón, 45 González Huebra, Eduardo, XXIV González Oliveros, Wenceslao, 86, 222, 225-226 González Palencia Cabello, Cándido Ángel, 220, 224 González Riesco, Aristóteles, 111, 293 Gramsci, Antonio, XVI Gregorio Rocasolano, Antonio de, 224 Guerra Santa (Castro Albarrán), 97, 328, 332-334 Guilarte, véase Domínguez Guilarte, Luis Guy, Alain, 244 Guzmán, véase Pérez de Guzmán, Fernán Hammaralt, Savapoldi, 218 Hedilla Larrey, Manuel, 132, 310 Heine, Hartmut, 323 Hernández Leal, Ignacio, 107 Hernández Martín, Luciano, 131 Hernández Sánchez, Adrián, 137 Herrera, Ángel, 9, 16, 331 Hidalgo, Diego, 54, 67 Hierro Muriel, 45 Hillgarth, Alan, X, Hirschman, Albert O., XIX, Hitler, Adolf, 89 Horcajada Rodríguez, Raimundo, 138 Hostias (condenado), 293 Huebra, XVI Hurtado Martínez, Domingo, 111 Ibáñez (director de la Caja de Ahorros), 305

001-480 Salvaje pesadilla

470

8/5/07

12:32

Página 470

esta salvaje pesadilla

Ibáñez Martín, José, 65, 92 Iglesias Ovejero, Ángel, 147 Inés, Honorio, 103 Infante, Javier, XXII, 71, 263 Isabel la Católica, 332 Íscar Alonso, Agustín, 227 Íscar Peyra, Fernando, 31,45,73, 323 Íscar Peyra, Miguel, 12, 24, 47, 110, 115, 118, 190, 296 Izard, Ernesto, 113 Jerez, Francisco, 103 Jiménez de Asúa, Luis, 222 Jiménez de Rada, Rodrigo (Arzobispo de Toledo) 93 Jiménez del Rey, Eduardo, 73, 81 Jiménez Polo, Vicente, 198 Jimeno Gil, Emilio, 224 Juliá, Santos, XVI-XVII, 53 Kant, 87 Kazantzakis, Nikos, 249, 251 Kent, Victoria,31, 44,150 Kononenkof Sakolof, Pedro, 132 La Ciencia Tomista, 83, 95 La Cierva, Juan de, 323 La cuestión triguera y ganadera en España (Sánchez Asensio), 10 La Gaceta Regional, XVI-XVII, XIX, 4, 10, 15-18, 26, 36, 38-39, 41-42, 4750, 72-78, 80-81,83, 91, 103, 117, 149, 190, 206, 246, 285, 296, 316 La grama (Salgado), 265 La gran víctima (Castro Albarrán), 333334, 336, 338 La Guerra nacional española (Menéndez Reigada), 97 Laín Entralgo, Pedro, 216 La Información, 10 Lamamié de Clairac, Eduardo, 73 Lamamié de Clairac, José María, XIVXV, 8-11, 14-18, 24,31, 34, 37-38, 40, 43-44, 46-47, 51, 73, 75-77, 100, 271

Largo Caballero, Francisco, 21, 38, 41, 101 Las dos ciudades (Pla y Deniel), 84, 97, 218 Las nubes (Cernuda), 241 Laso Conde, Luis, 138 Lasso de la Vega y López de Tejada, Miguel (marqués de Saltillo), 224 «La sumisión al poder ilegítimo» (Castro Albarrán), 79 La vida de don Quijote y Sancho (Unamuno), 243 La Voz de Castilla, 270-273 Le Matin, 249, 252 Lenin, Vladimir, 341 León XIII, 330, 339 León Felipe,334 Lerroux, Alejandro, 53-56, 65, 67-68 Les Grandes Cimetièrs sous la Lune (Georges Bernanos), 95 Llorente, Humberto, 320 L’Osservatore Romano, 91 López de Vivero, Juan, 19 López García, Santiago, XX, XXV, 85,99 López Jiménez, Teodoro, 227 Lorenzo Bajo, Ángel, 112 Los Católicos y la República (Castro Albarrán), 331 Lozano, Manuel, 138 Luis, Francisco de, 92 Luna, Inés, 35, 42 Luna García Castejón, Antonio, 89 Machado, Iñigo, 218 Madrid García, Jerónimo, 153 Madruga Jiménez, Esteban, 222 Maistre, 331 Maldonado Bomatti, Luis, 107 Maldonado de Guevara Andrés, Francisco, 218, 251 Manso, véase Andrés Manso, José Manso de Zúñiga, Gonzalo, 104 Manzanera, Holgado, 128 Maquiavelo, Nicolás, 87

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 471

índice onomástico Marcos Escribano, Tomás, 8, 12, 15-18, 25, 28-32, 44-47, 75, 296 Marcos Hernández, Agustín, 146 Maritain, Jacques, 84, 93, 333 Martín, Ángel, 320 Martín, Tomás, 323 Martín Cascón, Avelino, 135 Martín Cascón, Manuel, 111, 134 Martín del Castillo, Antonio, 117, 138 Martín Esteban, Alejandro, 263-265, 267 Martín González, Eduardo, 121 Martín Marín, Guillermo, 218 Martín Sánchez, Juan Francisco, 107 Martín Sánchez, Rufino, 31, 45, Martín Veloz, Agustín, 283 Martín Veloz, Diego, XXII, 8, 44,46, 136, 263-280,283-284, 302, 313314, 319 Martínez, Francisco, 265 Martínez Barrio, Diego, 54 Martínez Fusset, general, 319 Martinillo, véase Martín Veloz, Diego Marx, Karl, XXII, 87,341 Matatías, 331 Maura, XXII, Mauriac, François, 93, 96 Maurín, Joaquín, 132 Maurrás, Charles, 79, 331 Mayorga, Abel, 113 Mellado Castro, Miguel, 107 Menéndez Pelayo, Marcelino, 81, 220221, 278, 331, 335 Menéndez Reigada, padre,(O.P.) 84, 8789, 97, 333 Merlo, Luis, 111 Mesonero Romanos, Ramón de, 5 Meyer, François, 260 Michelet, Jules, 239 Mier, Elvira, 322 Mila, XXV Millán, Jesús, 71 Millán Astray, José, XXII, 217, 252 Mirat, Gregorio, XV, 24 Mirat Casimiro, Juan, 271

471

Mit brennender Sorge (Con ardiente preocupación), 91, 96 Mola Vidal, Emilio, general, 43,100, 103, 121, 213-214, 215,241, 249, 301-302, 306-307, 309-312, 319, 333 Molero Lobo, Nicolás, general, 103-104 Monedero, Antonio, 37 Monedero, Juan Carlos, 71 Montero Egido, Isaías, 109 Montillana, Javier de, 323 Moraza Ortega, Miguel, 218, 227-228 Morcillo, Casimiro, 340 Moreno de Vega, Mariano, 113 Moro Ledesma, Aquilino, 111 Moscardó, L., 335 Mota Salado, José Mariano, 220 Muñoz, Emilio, 113 Muriel García, 35 Mussolini, Benito, (Duce),IX, 272-273 Narváez del Águila, Duquesa de Valencia, 35 Navalón Peral, Alfonso, 117 Navarro Luna, Manuel, 284 Negrín Fajardo, Olegario, 118 Niebla (Unamuno), 233 Nieto, Benedicto, 79 Nocedal, Cándido, 9 Núñez Alegría, José, 269 Núñez Bravo, Antolín, 108, 148 Núñez García, Arturo, 218 Núñez Ribas, Lucio Francisco, 266-267 Ochoa, José, 45 Olleros, Ramón, 31, 40, 46, 51 Olmo, Humberto S. del, 227 Oneca, José Antón, véase Antón Oneca, José Organ, Douglas, VIII Orgaz Yoldi, Luis, general, 100 Orígenes de la Francia contemporánea (Taine), 255 Ors, Eugenio d’, 221 Ortega y Gasset, Eduardo, 11

001-480 Salvaje pesadilla

472

8/5/07

12:32

Página 472

esta salvaje pesadilla

Ortega y Gasset, José, 8, 56-57, 235236, 246, 261 Ortíz, Juan, 111 Ossorio y Gallardo, Ángel, 73 Pabón, Jesús, 60-61, 63-67 Pacelli, Eugenio, cardenal, 95-96, 330 Palacios, familia, 42 Palacios Martín, 35 Palenzuela Arias, Manuel, coronel, 104 Pantoja, José, 149 Pareja Yébenes, José, 60 Pascua Moronta, Vicente, 328 Pascual Mezquita, E., 247 Paso, Alfonso, 340 Patiño, marqués de Castelar, 35 Pavía y Rodríguez de Alburquerque, Manuel, general, 100 Paz en la guerra (Unamuno), 234, 237, 242 Pelayo, Don, véase Menéndez Pelayo, Marcelino Peralta Miñón, Godeardo, 227 Pemán Pemartín, José María, 223, 250251 Peña, Leonardo de la, 218 Pérez de Guzmán, Fernán, 278 Pérez de Herrasti, marqués de Albayda, 35 Pérez Ledesma, Manuel, 267 Pérez López Villamil, José, 218 Pérez Martín, Julio, 227 Pérez Pérez, Román, 105 Pérez Rodríguez, Antero, 105, 111 Pérez Tabernero-Lamamié de Clairac, xx Pierna Catalán, Serafín, 31,44,218 Pío XI, XXIV, 91-92, 94, 333 Pío XII, 94, 339 Pla y Deniel, obispo, VII, XIV, 72, 8384, 94, 96-97, 219, 329, 332 Plasencia, conde de, 335 Polo de Franco, Carmen, X, 216 Ponte y Manso de Zúñiga, Miguel, general, 100, 104

Pontón, Gonzalo, XXV, Por tierras de Portugal y España (Unamuno), 239 Por Dios y por España (Gomá), 97 Portillo Pérez, Luis, 227 Poveda (padre), 335 Poveda Gallego, Valentín, 82 Prada Garrido, Ambrosio, 218 Pradera, Víctor, 35 Prado Herrera, María Luz de, XXI, 189 Prieto, José María, 282 Prieto Carrasco, Casto, XII, XX, XXIIIXXV, 11-12, 24,31, 41,44, 85, 101102, 104, 108, 115, 228, 248, 281297, 300, 303, 335 Prieto Carrasco, Manuel, 227 Prieto López, Casto, XXV Prieto Tuero, Indalecio, 135, 228, 268269, 315 Primo de Rivera, José Antonio, XIV, 4, 213-214 Primo de Rivera y Orbaneja, Miguel, general, XXII, 10, 12, 17, 58, 87, 100, 222, 225, 237, 268, 272-274, 278, 333 Pro, Ángel, 20 Puerto, 35 Puigdengolas, Ponce de León, Ildefonso (general), 274 Puigdollers Oliver, Mariano, 223 Quevedo, Francisco de, 240 ¿Qué pasa en España? (Bayle), 97 Queipo de Llano y Sierra, Gonzalo, XXII, 18, 40, 44, 146-147, 264, 268, 273-274, 276-278 Querol Navas, Fermín, 218 Quijano, Alonso, El Quijote, 291 340 Radio Castilla de Burgos, 110 Radio Club de Lisboa, 110 Radio de Madrid, Unión, 112 Radio Nacional, XIV, 217, 332 Radio Salamanca, Ínter, 110, 332 Radio Valladolid, 110

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 473

índice onomástico Raguer, Hilari, 71 Ramón y Laca, Francisco, 30 Ramón y Laca, Julio, 31, 44-45 Ramos Fernández, Rafael, 218 Ramos Loscertales, José María, 12, 219, 251 Razón y Fe, 92 Redero San Román, Manuel, XXIII, 299 Redondo, Onésimo, 108, 282, 314 Reig, Albert, 71 Repila Tetilla, Vicente, 111 Reyes Católicos, 19, 340 Rico, Marcelino, 45 Ridruejo, Dionisio, 84, 335, 339 Riego, Rafael de, general, 100 Río, Cirilo del, 32 Ríos, Fernando de los, 21, 60, 62, 64 Rivas García, Octavio, 107 Rivas Vicente, Ángel, 107 Rizal, José, XXII Robledo, Ricardo, XIII, 3, 19, 281, 327 Roces, Wenceslao, 227 Rodríguez, Teodoro,(O.S.A.) 95-96 Rodríguez Aniceto, Nicolás, 86, 222 Rodríguez de las Heras, Antonio, XXIII Rodríguez del Barrio, general, 100 Rodríguez Fabrés, 35 Rodríguez Jiménez, José Luis, 272 Rodríguez Mata, Antonio, 87 Rodríguez Pinilla, XIV, Rohm, Ernst, 89 Román Retuerto, Emilio, 77, 226 Romo, Aquilino, 73 Royo Villanova, Antonio, 87 Rubén Dario, 335 Ruipérez Cristóbal, Encarnación, 132, 146 Ruipérez Cristóbal, Francisco, 31, 46,146, 295 Ruipérez Cristóbal, Jesús, 146, 301 Ruipérez Cristóbal, Leonor, 132, 146 Ruipérez Cristóbal, Salvador, 146 Ruiz Funes, Mariano, 4 Ruiz Giménez, Joaquín, 323 Ruiz Zorrilla, Yerro, 37

473

Sadoul, periodista francés, 248, 252 Sainz Herráiz, Próspero, 117 Sainz Rodríguez, Pedro, 60, 222, 331 Salas, Diestro, Tomás, 76 Salas Pombo, Diego, 323 Salazar, Enrique, 103-104 Salgado, Agustín, 265-267 Salvatierra, Castillejo de, 42 Saliquet Zumeta, Andrés, general, 100, 104-105, 127, 134, 215, 320 Samper, Ricardo, 54, 56, 67 San Manuel Bueno, mártir (Unamuno), 234 Sánchez, Juan, 9, Sánchez, Lisardo, 17 Sánchez, los, 5 Sánchez Arjona, 35 Sánchez Albornoz, Claudio, 222, 329 Sánchez Albornoz, Nicolás, 329 Sánchez Asensio, Manuel, 10, 329 Sánchez Barbudo, Salvador, 256 Sánchez Cánovas, José, 148-149 Sánchez Cobaleda, Graciliano, 76 Sánchez Cobaleda, Ignacio, 113 Sánchez del Campo, J. A., 9 Sánchez Gallego, Laureano, 227 Sánchez Gómez, José, XX, 296-297, 335 Sánchez Martín, Fernando G., 78 Sánchez Martín, José, 108 Sánchez Maza, Nicasio, 222 Sánchez Mazas, Rafael, 87 Sánchez Rivera, Luis, 111 Sánchez Rodríguez, Manuel, 108 Sánchez Rojas, José, XIV, 3-4, 9, 29, 42 Sánchez Salcedo, Julio M., 227 Sánchez Sánchez, Anacleto, 198 Sánchez Tabernero, 35 Sánchez Tabernero, Manuel, 9 Sánchez Tejerina, Isaías, 148-149, 222-225 Sancho Seral, Luis, 224 Sangróniz (gabinete diplomático), X Sanjurjo Sacanell, José, 32, 89, 101, 264, 275,314, 330 Santa Cecilia Rivas, Primitivo, 12, 18, 31, 44, 47-48, 74-75, 107, 271

001-480 Salvaje pesadilla

474

8/5/07

12:32

Página 474

esta salvaje pesadilla

Santa Pau Ballester, Rafael, 106 Santos Alonso, Antolín, 137 Santos González, Wilfrido, 227 Santos Mirat, Ángel, 227 Santos Unamuno, XXIV Saz, Ismael, 71 Scott, Walter, 255 Segura, cardenal, 74, 91, 328, 331 Serna, Víctor de la, 217 Serrano Súñer, Ramón, 84, 95, 300, 316, 335 Sokolowski, Michail Ivanovich, 132 Solórzano Barroso, Manuel, 148-149 Soriano Scholtz, marqués de Ivanrey, 35 Sotés Potenciano, Pablo, 108, 148-149, 295 Soto, Domingo de, 89 Spain, revista editada en Londres, VIII, IX, Suinoff, Fiodor Alesandrovich, 132 Suñer Ordóñez, Enrique, 223

Torres López, Manuel, 87, 222, 225 Tremor y Arróspide, duque de Castro Enríquez, 35 Trías de Bes y Giró, José María, 217, 222, 225

Tabernero, Fulgencio María, 5, 9 Tabernero, los, 35 Taine, Hipólito, 255 Tapia López, 35 Tarancón, Vicente Enrique y, 341 Tavera, Alejandro, 24 Tavira, obispo, 332 Tebib Arrumi (Víctor Ruíz Albéniz), 94 Tedeschini, monseñor, 316, 327, 330 Tejero Nieves, Julio, 323 «Teresa de Castilla», véase Arroyo Pascual, Abilia Tharaud, Jerôme, XI, «Tierra y humanidad» (Villalobos), 48 “Timbalero”, el, véase José Sánchez Gómez Tovar, Antonio, 325 Toledo, Romualdo, 60 Toribio de Dios, Juan, 110 Torre Berástegui, Quintín de, 249, 252 Torrelo Molina, Arturo Aurelio, 99, 117, 138-140 Torremocha Téllez, Lorenzo, 224

Valdés, Jesús, 103 Valdés Cabanillas, Luis, 191, 301 Valle Marín, Francisco del, 106, 110, 115-116 Varela Iglesias, Enrique, general, 100 Vegas Latapie, Eugenio, 84, 87, 223, 331 Velarde, Pedro, 272, 278 Velayos, Nicasio, 38, 329 Veloz, Diego, véase Martín Veloz, Diego Venegas, José, XXII, 268-271 Ventosa, diputado, 80 Vicente, Álvaro, 320 Vicente, Hipólito, 283 Vidal i Barraquer, Francesc, 53, 79, 83, 93, 330-331 Vila Hernández, Juana, 118 Vila Hernández, Salvador, 118, 237, 248 Vilar, Pierre, 303 Villa Sanz, Isidoro de la, 224 Villalobos, Carmen, 322 Villalobos, Enrique, 302,314, 322, 325

Ulibarri, Marcelino de, 148, 336-337 Ullmann, Stephen, 257 Unamuno, Fernando, XXII Unamuno, María, IX Unamuno, Rafael, IX-X «Unamuno y el movimiento nacional» (Bravo), IX Unamuno y Jugo, Miguel de, IX-XV, XX-XXII, 7-8, 12, 14, 18, 44, 73, 110, 115, 117-118, 150, 216-220, 224-225, 233-261, 274, 278, 282, 284-286, 296, 299, 302, 305, 307308, 310, 315, 319 Un caso de legítima defensa colectiva (Sánchez Tejerina), 223

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 475

índice onomástico Villalobos, Fernando, 322 Villalobos, Filiberto, XII, XIV-XVII, XX, XXIII-XXIV, 3, 11, 15, 17-18, 29, 31-32, 39, 44, 46-51, 55-69, 72, 75, 80-81, 92, 103, 132, 136, 248, 266, 278, 283-284, 299-326, 335 Villalobos, Remedios, 306, 322 Villegas, general, 100 Vincent, Mary, 74 Vitoria, Francisco de, 86-89, 222, Vitoria, Francisco de, asociación, instituto, 86,221-222, 225

Vivero, A., 69 Wright, Roger, 257 Yanguas Messía, José, 86-87, 222 Zamarriego García, Francisco, 226 Zaragoza, Rodrigo, 103 Zorrilla, José, 339 Zubizarreta, Armando, 256 Zúñiga, Clavijo, 35

475

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 476

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 477

Índice

Prólogo: Salamanca, capital de una España «viva, confiada y sana», Josep Fontana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Introducción. La memoria rota de Salamanca, Ricardo Robledo . . . . .

VII XIII

PRIMERA PARTE 1. «¡El campo en pie!» Política y reforma agraria, Ricardo Robledo y Luis Enrique Espinoza . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 2. Gil Robles contra Villalobos: la cuestión educativa (1934) Santos Juliá . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53 3. La iglesia salmantina: rebeldía, cruzada y propaganda. El Centro de Información Católica Internacional, Ricardo Robledo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 4. Que no se olvide el castigo: la represión en Salamanca durante la guerra civil, Santiago López y Severiano Delgado . . . . . . . . . . . 99 5. Patria y dinero. La contribución salmantina a la financiación de la guerra civil española: suscripciones e impuestos especiales, Mª Luz de Prado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 189 6. La Universidad de Salamanca, plataforma de la represión en el sistema universitario español, Jaume Claret . . . . . . . . . . . . . . . . . 215 SEGUNDA PARTE 7. Unamuno, en guerra, Luciano G. Egido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 233 8. Sables y naipes: Diego Martín Veloz (1875-1938). De cómo un matón de casino se convirtió en caudillo rural, Javier Infante . . . . 263 9. Casto Prieto Carrascao, alcalde de Salamanca (1886-1936). Escritos desde la cárcel, Ricardo Robledo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 281

001-480 Salvaje pesadilla

478

8/5/07

12:32

Página 478

esta salvaje pesadilla

10. Desventuras del ex ministro Villalobos de la guerra civil al exilio interior (1936-1955), Josefina Cuesta y Manuel Redero . . . . . . . . 299 11. «¡Dios se ha hecho generalísimo nuestro!». Dichos y hechos de Castro Albarrán, magistral de Salamanca (1896-1981), Ricardo Robledo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 327 Abreviaturas utilizadas en las notas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Notas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Índice onomástico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

343 345 447 463

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 479

001-480 Salvaje pesadilla

8/5/07

12:32

Página 480

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.