“Esse malo quam videri”. Sangre y mérito en la Orden de Malta a través de la literatura de ficción (Italia, siglos XVI-XVII) / \"Esse malo quam videri\". Blood and Merit in the Order of Malta through Fiction (Italy, XVI-XVII cc.)

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Descripción

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Contiene los textos de las comunicaciones de la XIII Reunión Científica de la Fundación Española de Historia Moderna

EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA

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Sevilla 2015

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Serie: Historia y Geografía Núm.: 291 Comité editorial: Antonio Caballos Rufino (Director de la Editorial Universidad de Sevilla) Eduardo Ferrer Albelda (Subdirector) Manuel Espejo y Lerdo de Tejada Juan José Iglesias Rodríguez Juan Jiménez-Castellanos Ballesteros Isabel López Calderón Juan Montero Delgado Lourdes Munduate Jaca Jaime Navarro Casas Mª del Pópulo Pablo-Romero Gil-Delgado Adoración Rueda Rueda Rosario Villegas Sánchez Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación, sin permiso escrito de la Editorial Universidad de Sevilla. Obra editada en colaboración con la Fundación Española de Historia Moderna Motivo de cubierta: Vista de Sevilla en el siglo XVI, por A. Sánchez Coello © Editorial Universidad de Sevilla 2015 C/ Porvenir, 27 - 41013 Sevilla. Tlfs.: 954 487 447; 954 487 451; Fax: 954 487 443 Correo electrónico: [email protected] Web: © POR LOS TEXTOS, SUS AUTORES 2015 © JUAN JOSÉ IGLESIAS RODRÍGUEZ, RAFAEL M. PÉREZ GARCÍA Y MANUEL F. FERNÁNDEZ CHAVES (EDS.) 2015 Las comunicaciones presentadas en la XIII Reunión Científica de la Fundación Española de Historia Moderna e incluidas en formato digital en la presente obra han sido sometidas a la evaluación de dos expertos, por el sistema de doble ciego, según el protocolo establecido por el comité organizador del congreso. Impreso en papel ecológico Impreso en España-Printed in Spain ISBN: 978-84-472-1746-5 Depósito Legal: SE 929-2015 Impresión: Kadmos

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COMITÉ CIENTÍFICO DEL CONGRESO María de los Ángeles Pérez Samper Eliseo Serrano Martín Mónica Bolufer Peruga Virgina León Sanz Francisco Fernández Izquierdo Félix Labrador Arroyo Isidro Dubert García Francisco García González Miguel Luis López-Guadalupe Muñoz María José Pérez Álvarez COMITÉ ORGANIZADOR DEL CONGRESO Juan José Iglesias Rodríguez (director de la XIII Reunión Científica) Francisco Núñez Roldán Carlos Alberto González Sánchez Juan Ignacio Carmona García Mercedes Gamero Rojas José Antonio Ollero Pina José Jaime García Bernal Fernando Javier Campese Gallego Rafael M. Pérez García (secretaría científica) Antonio González Polvillo Manuel F. Fernández Chaves (secretaría ejecutiva) Clara Bejarano Pellicer

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COMUNICACIONES DE LA XIII REUNIÓN CIENTÍFICA DE LA FUNDACIÓN ES`PAÑOLA DE HISTORIA MODERNA SECCIÓN A

EL COMERCIO INTERNACIONAL EN LA EDAD MODERNA Sección A1. La burguesía de negocios: agentes, familias, naciones, redes Raymond Fagel (Universidad de Leiden): La Nación de Andalucía en Flandes: separatismo comercial en el siglo XVI Germán Jiménez Montes (Universidad de Sevilla): La comunidad flamenca en Sevilla durante el reinado de Felipe II y su papel en las redes mercantiles antuerpienses Fernando Bruquetas de Castro (Universidad de Las Palmas): Los genoveses en Canarias. Siglos XVI y XVII Josep San Ruperto Albert (Universidad de Valencia): Milaneses en Valencia: compañías comerciales y ascenso social de la burguesía extranjera en el siglo XVII Klemens Kaps (Universidad Pablo de Olavide): ¿Una burguesía mercantil periférica? Redes y prácticas de negocio de comerciantes lombardos en Cádiz en la segunda mitad del siglo XVIII Guadalupe Carrasco González (Universidad de Cádiz): Richard Meade: negocios y desventuras de un estadounidense en Cádiz (1804-1820)

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Ana M. Sixto Barcia (Universidade de Santiago de Compostela): “Deseosa de salir de un estado tan repugnante”. Vidas religiosas fuera de norma en Santiago a finales del Antiguo Régimen Berta Echániz Martínez (Universidad de Alicante): Tras los muros conventuales modernos: conciencia de grupo y estrategias de resistencia femeninas

Sección B3. La escritura, el libro y la circulación de ideas Amparo Felipe Orts (Universidad de Valencia): La biblioteca del I marqués de Villatorcas en Valencia (1722) María Ángeles Garrido Berlanga (Universidad de Sevilla): De la bibliografía citada en la “Lira de Melpómene” (1666) a la biblioteca inventariada de su autor, Enrique Vaca de Alfaro Inmaculada Arias de Saavedra (Universidad de Granada): Un ejemplo de Historia local en la España moderna: las corografías granadinas Santiago Prego González (Universidad de Santiago de Compostela): El libro en Galicia en el tránsito de la Edad Moderna a la Contemporánea Alba de la Cruz Redondo (Universidad Complutense de Madrid): El control de la imprenta en la segunda mitad del siglo XVIII: ¿Beneficiados y víctimas, o quejas infundadas? Víctor Pampliega Pedreira (Universidad de Lisboa): Censores y censura: el control del impreso en la España de Curiel (1756-1763) María del Val González de la Peña (Universidad de Alcalá): Censura e Inquisición: la Universidad de Alcalá y las visitas a librerías a mediados del siglo XVI Jorge Pérez Cañete (Universidad de Sevilla): Influencia y poder en las Indias: la importancia de los oficios de la escritura Elena Chicharro Crespo (Universidad de Alcalá): La didáctica epistolar: las cartas como ejercicio práctico en los manuales de primeras letras del siglo XVIII Fernando Andrés Robres (Universidad Autónoma de Madrid): Consideraciones sobre el poder en la escritura personal de autores laicos de la España de los siglos XVI-XVII Enric Marí García (Universidad de Valencia): Defender el honor, gestionar el patrimonio. El libro de familia de los Roig a través de los siglos XVIII y XIX Isabel Castro Rojas (Universidad de Alcalá): Papeles efímeros en la difusión de la información oficial en la temprana Edad Moderna. Una propuesta de estudio. Inés Gómez González (Universidad de Granada): Las memorias de un magistrado del Antiguo Régimen: don Gregorio de Tovar y Pizarro

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Juan Guilmaín Alonso (Asociación Andaluza de Esgrima Antigua): Francisco Román, maestro de las armas del Emperador, y su perdido «Arte de la esgrima» Jaime García Bernal (Universidad de Sevilla): La función de las justas poéticas en las fiestas religiosas del Barroco Ramón Sánchez González (Universidad de Castilla La Mancha): La condesa duquesa de Benavente: dama ilustrada amante de los libros. Sarai Herrera Pérez (Universidad de Jaén): La literatura como signo de distinción social y cultural, el caso de los Fernández de Córdoba Flávia Preto de Godoy Oliveira (Universidade de São Paulo): Animales y plantas americanos impresos en papel: una comparación de las obras de José de Acosta y Bernardo de Vargas Machuca Francisco Arroyo Martín (Universidad Carlos III de Madrid): El patrocinio artístico femenino en la edad moderna a través del caso de Dª Policena Spínola, marquesa de Leganés Pedro Rueda Ramírez (Universitat de Barcelona): “A la venta”: los catálogos impresos de los libreros españoles (siglos XVI-XVIII) Natalia Maillard Álvarez (Universidad Pablo de Olavide): Contrarreforma y lectores en Sevilla (1550-1630) Amelia Almorza Hidalgo (Universidad Pablo de Olavide): Género y conflicto social en las primeras descripciones del Virreinato del Perú (siglo XVII) Luciana Lopes dos Santos (Universidade Federal dos Vales de Jequitinhonha e Mucuri): Los procesos de canonización de Santa Teresa: lo escrito como prueba de santidad (1591-1610) Miguel Dongil y Sánchez (Universidad de Oviedo): El clero regular asturiano y su participación en la cultura (siglos XVI al XIX) Juliana Torres Rodríguez Pereira (Universidade de São Paulo): Os grandes mestres de Salamanca nos escritos de Frei Bartolomeu dos Mártires acerca da «correçao fraterna» Miguel F. Gómez Vozmediano (Universidad Carlos III de Madrid): Espacios de poder y pugna de vanidades: litigios por cuestiones heráldicas en la Castilla de los Austrias David García Hernán (Universidad Carlos III de Madrid): Circulación de ideas a través de la literatura de ficción: perspectivas estamentales de nobleza en las comedias calderonianas Fabrizio D´Avenia (Università degli Studi di Palermo): “Esse malo quam videri”. Sangre y mérito en la Orden de Malta a través de la literatura de ficción (Italia, siglos XVI-XVII)

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“ESSE MALO QUAM VIDERI”. SANGRE Y MÉRITO EN LA ORDEN DE MALTA A TRAVÉS DE LA LITERATURA DE FICCIÓN (ITALIA, SIGLOS XVI-XVII)1 ESSA MALO QUAM VIDERI. BLOOD AND MERIT IN THE ORDER OF MALTA THROUGH FICTION (ITALY, XVI-XVII CC.)

Fabrizio D´Avenia Università degli Studi di Palermo

Resumen: En el marco del proyecto “La cultura de la sangre y la estirpe en la literatura del Siglo de Oro español”, coordinado por David García Hernán, esta comunicación se propone ofrecer los primeros resultados de una investigación sobre la relación entre la naturaleza de la nobleza (sangre o mérito) y la literatura de ficción (como novelas y comedias) en la Italia de los siglos XVI y XVII. En particular, se intenta analizar las representaciones de las imágenes de nobleza otorgadas por sujetos literarios relacionados con la Orden de Malta (tanto personajes como autores), que es en la Italia de la época la sede por antonomasia de los ideales nobiliarios y religiosos-caballerescos. Concretamente, en los siglos XVI y XVII, esa Orden vive una fase de renovación interna con la admisión de centenares de caballeros y por eso hace mucho más exigentes sus “pruebas de nobleza”. Eso es claramente causa y efecto del hecho de que riqueza y poder (la “otra cara del mérito”) producen una notable movilidad social interna a la aristocracia y se convierten en conditiones sine quibus non hay admisión en la Orden ¿En qué medida la literatura refleja todo esto? ¿Es más importante “ser” noble (de sangre) o “parecer” como noble (de mérito)?

Palabras clave: Orden de Malta, literatura de ficción, nobleza, sangre, mérito, Italia moderna.

1. Este trabajo se inserta en el marco del Proyecto de Investigación financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España, con título “La cultura de la sangre y la estirpe en la literatura del Siglo de oro español. Sus condicionantes y sus implicaciones”, nº de Referencia HAR2012-35995, investigador principal profesor David García Hernán. A él y a Miguel Gómez Vozmediano les doy las gracias por revisar el castellano utilizado en el texto.

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Abstract: Within the framework of “The culture of blood and lineage in the literature of the Spanish Golden Age”, the project coordinated by David García Hernán, this paper aims to provide some initial results of research on the connection between the nature of nobility (blood or merit) and fiction (novels and drama) in XVI and XVII century Italy. In particular, the paper focuses on representations of the image of nobility offered by individuals in literature related to the Order of Malta (both characters as well as authors), which in the Italy of the time was the reference point of noble and religious-chivalric ideals. Especially in XVI and XVII centuries, the Order of Malta goes through a phase of inner renewal with the admission of hundreds of knights. It therefore makes its “proofs of nobility” much more demanding. That is clearly cause and effect of the fact that wealth and power (the “other side of merit”) produce remarkable social mobility within the aristocracy and become conditiones sine quibus non for admission to the Order. To what extent does literature reflect all this? Is it more important “to be” noble (of blood) than “to appear” noble (of merit)? Keywords: Order of Malta, fiction, nobility, blood, merit, Early modern Italy.

1.

LA ORDEN DE MALTA COMO IMAGEN DUAL DE LA NOBLEZA

E

n el imaginario colectivo italiano de ámbito semiculto, la Orden de Malta goza todavía de una fama ambivalente: por una parte, se supone mítico custodio de un pasado heróico y vivero de una nobleza antigua de siglos; por otra, es el símbolo por excelencia de un grupo social privilegiado, la aristocracia, que habría acabado con el fin del Antiguo régimen (y no era una coincidencia que precisamente Napoleón, en 1798, echase a los caballeros para siempre de la isla de Malta). Mucho más que los historiadores profesionales, fue la literatura la que generó en la opinión pública esta visión dicotómica. Sin ir muy lejos en el tiempo, el escritor siciliano Giovanni Verga, por ejemplo, en su novela Mastro-don Gesualdo (1889), hacía decir a un marqués en declive palabras de dureza inconfundible: Sapete cosa ho da dirvi? – si mise a strillare allora il marchese levando il capo in su. – Che se non avessi il vitalizio della mia commenda di Malta per non crepare di fame, sarei costretto a dare uno schiaffo anch’io a tutta la nobile parentela... sarei costretto a scopar le strade!2

2. Giovanni Verga, Mastro-don Gesualdo, Torino, Einaudi, 1993 (ed. original de 1889), p. 177); «¿Ustedes saben lo que tengo que deciros? – se puso a gritar entonces el marqués levantando la cabeza hacia arriba. – ¡Que si no hubiera el vitalicio de mi encomienda de Malta para no morirme de hambre, yo también estaría obligado a dar una bofetada a todo el noble parentesco… estaría obligado a barrer las calles!» (a menos que se indique de otra forma, las traducciones son mías). El contexto es la fiesta de las bodas entre el protagonista de la novela

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Incluso de manera más explícita, setenta años después, en un pasaje de la más famosa Il Gattopardo (1957) de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, el príncipe de Salina, describiendo a su futuro consuegro don Calogero Sedara las glorias de su familia, declamaba (no sin mal disimulada ironía): furono pari del Regno, Grandi di Spagna, Cavalieri di Santiago, e quando salta loro il ticchio di essere Cavalieri di Malta, non hanno che da alzare un dito, e via Condotti [aún hoy sede central de la Orden en Roma] sforna loro i diplomi senza fiatare, come se fossero maritozzi, almeno fino ad oggi. (Questa insinuazione, perfida, fu del tutto sprecata, ché don Calogero ignorava assolutamente lo Statuto dell’Ordine Gerosolimitano di San Giovanni)3.

Está claro que para los dos escritores sicilianos el objetivo polémico no era la matriz religiosa de una orden militar, sino la institución nobiliaria que custodiaba en el imaginario colectivo los códigos de una aristocracia ya decaída, o sea de un grupo social por desmitificar. Era toda una reacción a las hazañas historiográficas del siglo XIX, que le habían acreditado una imagen hagiográfica de baluarte de las libertades y privilegios del Reino de Sicilia, en contra de los ataques de soberanos despóticos, ahora en delicadas etapas de anarquía política que la isla había experimentado desde las Vísperas Sicilianas (1282)4. Una imagen positiva que la misma literatura se había encargado

y doña Bianca Trao, en que no participa ningún pariente de la novia, si no el proprio marqués Limoli. 3. Giuseppe Tomasi di Lampedusa, Il Gattopardo, Milano, Feltrinelli, 1969 (ed. original de 1957), p. 148; «Fueron pares del Reino, Grandes de España, Caballeros de Santiago, y cuando se les antoja ser Caballeros de Malta, no tienen más que levantar un dedo y Condotti les entrega sus diplomas sin rechistar, como si fueran pestiños, al menos hasta hoy. (Esta pérfida insinuación fue derrochada enteramente porque don Calogero ignoraba de un modo absoluto el Estatuto de la Orden Jerosolimitana de San Juan)» (traducción de Fernando Gutiérrez, edición electrónica, Julio 2013, http://www.laeditorialvirtual.com.ar). Por lo contrario es significativo que, unos años antes de los hechos narrados en la novela, el autor de un obra panegírica sobre la Orden, aseguraba que «Sono cavalieri di giustizia i Nobili de’ quali i titoli risultano giustificati e legittimi dopo le più rigorose indagini e verificazioni» (Vincenzo Cicognara, I cavalieri dell’Ordine di S. Giovanni di Gerusalemme detti di Malta. Cenni storici, Napoli, 1840, p. 71; «Son caballeros de justicia los nobles cuyos títulos resultan justificados y legítimos después de las más rigurosas investigaciones y averiguaciones»), mientras que otro histórico de la Orden admitía que una de la razones de la decadencia de la Orden, en sus últimos años de permanencia en Malta, había sido la «somma facilità ad ammettere in seno all’Ordine giovani avventurieri, che con brevi frequenti deludevano il rigor delle antiche prove degli statuti richieste» (Fortunato Panzavecchia, L’ultimo periodo della storia di Malta sotto il governo dell’Ordine gerosolimitano ovvero Frammento dell’istoria di Malta, Malta, 1835, p. 282; «gran facilidad en admitir en la Orden jóvenes aventureros, que con breves frecuentes decepcionaban el rigor de las antiguas pruebas exigidas por los estatutos»). 4. Cfr. Francesco Benigno, Claudio Torrisi (eds.), Élite e potere nella Sicilia moderna, Roma, Donzelli, 1995.

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de reflejar hasta los niveles, se podría decir, de consumo popular: un caso entre todos es una de las muchas novelas de Emilio Salgari, Le pantere di Algeri (1903), cuyo protagonista «il barone Carlo Sant’Elmo, un prode gentiluomo siciliano, creato cavaliere di Malta appena ventenne», se enfrenta a muchas peripecias con el fin de liberar de los feroces corsarios argelinos a su novia Ida, último heredera de los condes Santafiora, también ellos «cavalieri di Malta, gente di spada che si erano distinti contro i saraceni in Sicilia e nelle acque tunisine e algerine»5. En el marco del proyecto “La cultura de la sangre y la estirpe en la literatura del Siglo de Oro español”, coordinado por David García Hernán, esta comunicación se propone ofrecer los primeros resultados de una investigación –con un objetivo final de perfil claramente comparativo sobre distintos escenarios del continente europeo– sobre la relación entre la naturaleza de la nobleza (sangre o mérito) y la literatura de ficción (en primer lugar, las novelas) en la Italia de los siglos XVI y XVII. En particular, se intentar analizar las representaciones del imaginario nobiliario otorgadas por sujetos literarios relacionados con la Orden de Malta (tanto personajes como autores), que es en la Italia de la época la sede por antonomasia de los ideales nobiliarios y religiosos-caballerescos. Concretamente, en los siglos XVI y XVII, esa Orden vive una fase de renovación interna con la admisión de centenares de caballeros y por eso hace mucho más exigentes sus “pruebas de nobleza”6. Eso es claramente causa y efecto del hecho de que riqueza y poder (la “otra cara del mérito”) producen una notable movilidad social interna en la aristocracia y se convierten en condiciones sine quibus non para que haya una admisión en la Orden ¿En qué medida la literatura refleja todo esto? ¿Es más importante

5. Emilio Salgari, Le pantere di Algeri, Milano, Vallardi, 1973, (ed. original de 1903), p. 12; «el barón Carlos de Santelmo, un valiente caballero siciliano, creado caballero de Malta cuando apenas contaba veinte años […] caballeros de Malta, pertenecientes a una nobleza que se había distinguido mucho contra los sarracenos en Sicilia y en las aguas de Túnez y de Argel» (traducción en Biblioteca Virtual Universal, 2006, http://www.biblioteca.org.ar/ libros/133586.pdf). La ficción no tiene en cuenta, supongo a los efectos de la trama, que los caballeros de Malta estaban vinculados al voto de celibato. 6. En particular los Capítulos generales de la Orden, celebrados entre el 1578 y el 1598, establecieron la exclusión de los hijos o descendientes de mercaderes, notarios y escribanos, de condenados por la Inquisición o con huellas de sangre impura (conversa o morisca), de vecinos de ciudades sin cargos públicos reservados a los nobles (limpieza de oficios) y, muy importante con referencia al tema que iremos desarrollando aquí, de pretendientes sin documentada nobleza bicentenaria de cuatro costados (cfr. Ordinazioni del Capitolo Generale celebrato nell’anno MDCXXXI dal fu Em.no e Rev.mo Gran Maestro Fra Antonio de Paola, Borgo Novo del Marchesato di Rocca Forte, 1674, Tit. II, Del Ricevimento de’ fratelli, pp. 17-21); Codice del Sacro Militare Ordine Gerosolimitano, Malta, 1782, Tit. II, Del Ricevimento de’ fratelli, pp. 41-43, 49-50).

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“ESSE MALO QUAM VIDERI”. SANGRE Y MÉRITO EN LA ORDEN DE MALTA A TRAVÉS DE LA LITERATURA DE FICCIÓN (ITALIA, SIGLOS XVI-XVII)

“ser” nobles (de sangre) o “parecer” como nobles (de mérito), sin serlo “genealógicamente”? Esse malo quam videri,¿o era verdad lo contrario?7 Como ha sido justamente afirmado, «los frailes venidos de Rodas», después de la conquista turca en 1522, con el traslado a Malta en 1530 por concesión de Carlos I, entraron «imperiosamente en la órbita de la civilización italiana, asimilaron sus frutos (los del maduro Renacimiento) y tuvieron su propia literatura, su propia historiografía, su propio teatro»8. No es un caso aislado el hecho de que en la novela del siglo XVII se utiliza frecuentemente, para agilizar épicamente la estructura narrativa, el nombre de los Caballeros de Malta: nombre ya glorioso desde hacía cuatrocientos años, y casi proverbial en un contexto de ideales épico-religiosos, pero encaminado con el nuevo nombre (que se añade a lo de San Juan Jerosolimitano y de Rodas) hacia un singular florecimiento en escala mediterránea y europea, dejando una huella indeleble en la cultura y la tradición9.

Esa narrativa jerosolimitana floreció en particular entre los años 40 del XVII y el final del siglo, pero fue en algún modo preparada a lo largo de todo el siglo anterior, pudiendo así sacar abundantes materiales hagiográficos (milagros y prodigios de los santos de la Orden), encomiásticos (vidas de grandes maestres), historiográficos (las Historie oficiales como aquellas celebres de Giacomo Bosio y de Bartolomeo Dal Pozzo) y preceptivos, como las «innumerables Pragmaticae equitum Melivetanae religionis editadas en tiempos distintos por quienes se ocuparon del aspecto estatutario de la Orden (Salvatore Imbroll, [el mismo] Bartolomeo Dal Pozzo, Giovan Maria Caravita)»10, o los libros de enseñanzas redactados en beneficio de los parientes más jóvenes admitidos en la Orden. Entre ellos puede ser oportuno señalar por lo menos los Ricordi (1546) del milanés Sabba da Castiglione, dirigidos a un sobrino y

7. Esse malo quam videri es el lema que todavía destaca, en Palermo, en uno de los portales de Palazzo Pantelleria que fue la residencia de los Requisens, una de las familias aristocráticas más ilustres en la Sicilia moderna. Por cierto, la presencia constante de sus miembros en las filas de la Orden de Malta, representó a los ojos de esa familia de origen catalana una incontrovertible y repetida confirmación de su esse noble. En efecto, durante ocho generaciones consecutivas – desde la segunda mitad del siglo XVI hasta finales del siglo XVIII –, invariablemente un novicio ingresó en la Orden (cfr. Fabrizio D’Avenia, Nobiltà allo specchio. Ordine di Malta e mobilità sociale nella Sicilia moderna, Quaderno n. 8 di Mediterranea. Ricerche storiche, Palermo, Associazione Mediterranea, 2009, p. 5). 8. Franco Lanza, “La narrativa dei cavalieri gerosolimitani”, in Marco Santoro (ed.), “La più stupenda e gloriosa macchina”. Il romanzo italiano del sec. XVII, Napoli, Società Editrice Napoletana, 1981, p. 81. 9. Ibidem, p. 79. 10. Ibidem, p. 83.

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que tendrán «un extraordinario éxito editorial por más de cincuenta años»11, y el Trattato del debito del cavalliero (1596) del parmesano Pomponio Torelli, destinado a su hijo natural Pompilio, admitido en la Orden no sin alguna dificultad12. Es significativo que Castiglione declarase abiertamente que «la vera nobiltà non sta nel sangue, come il vulgo ignorante crede, ma solamente nella virtù dell’animo: però io giudico che ‘l virtuoso solamente sia nobile»13, así como Torelli basaba en el arte militar la esencia del ser caballero, con tal de que fuese disciplinado por rectos comportamientos morales (honor, justicia, virtud)14. Se trata de posiciones no aisladas, como demostró Claudio Donati, que reconoció en la cultura italiana entre el Saqueo de Roma (1527) y la paz de Cateau-Cambrésis (1559) – y en particular en los años 40 – la idea difundida de una “herejía aristocrática” que privilegiaba el mérito (de las armas, de las letras, del dinero) contra la ortodoxia de corte biológica de una nobleza de sangre, pintada como violenta y opresiva15. El progresivo endurecimiento de los criterios de reclutamiento de la Orden de Malta, desde la segunda mitad del XVI hasta el tercer decenio del siglo siguiente, podría en este sentido ser leído como un cierre “contrarreformista” respecto al ascenso social de nobles “nuevos”, «individuos que cincuenta años antes no hubieran ni soñado poder mezclarse con los Pares de Francia y los Grandes de España que llenaban la Religión de San Juan, y cincuenta años después hubieran encontrado más serios obstáculos procedimentales en coronar semejante aspiración»16. Y precisamente en los primeros decenios del nuevo siglo, mientras que se verificaba «una drástica reducción de los textos impresos y de manuscritos expresamente dedicados a la definición de las características especificas del hombre noble […] en el norte de Italia, incluida la misma Venecia, las fuentes literarias en pleno siglo XVII nos inundan de afirmaciones impregnadas de

11. Claudio Donati, L’idea di nobiltà in Italia secoli XIV-XVIII, Roma-Bari, Laterza, 1988, p. 38. Sabba da Castiglione fue pariente lejano de Baldassar, celebre autor de Il Libro del Cortegiano (1528); cfr. también Emanuel Buttigieg, Nobility, Faith and Masculinity. The Hospitallers Knights of Malta, c.1580–c.1700, London-New York, Continuum International Publishing Group, 2011, pp. 26, 73; Carlo Antonio de Rosa, Notizie di alcuni cavalieri del sacro Ordine Gerosolimitano illustri per lettere e per belle arti raccolte dal Marchese di Villarosa cavaliere di detto Ordine, Napoli, 1841, pp. 87-89. 12. Claudio Donati, L’idea di nobiltà in Italia…, pp. 230-231. 13. Ibidem, p. 64 (ricordo XXXII); «la verdadera nobleza no consiste en la sangre, como el vulgo ignorante cree, sino solamente en la virtud del alma: por eso yo estimo que solamente el virtuoso sea noble». 14. Ibidem, pp. 231-232. 15. Cfr. Ibidem, pp. 64-80. 16. Ibidem, p. 250.

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un difuso, irritado y en algún modo inusitado racismo nobiliaro»17. Un ejemplo entre muchos es lo de Alessandro Tassoni18, que en sus Pensieri (cuatro ediciones entre 1608 y 1627) afirmaba abiertamente que la nobleza «non consiste in altro, che nella chiarezza del sangue [...] depende dal nascimento; ed è l’istesso il dichiarare nobile un plebeo, che il dichiarare il bastardo legitimo», y aducía entre las auctoritates en apoyo de sus convicciones las propias reglas que presidian a los procesos de nobleza de las ordenes militares19.Y, de hecho, en polémica con las tesis de Ludovico Zuccolo de Faenza (autor en 1625 de la Nobiltà comune et heroica. Pensier nuovo e curioso), según las cuales la nobleza «era un dono di natura come la bellezza», Tassoni contestaba que, si así hubiera sido, «quando si fanno le prove de’ Cavalieri, non si manderebbono altri cavalieri a investigar la qualità de’ loro antenati, ma si manderebbono medici a conoscere il loro temperamento»20. 2.

NOVELAS JEROSOLIMITANAS Y PRUEBAS DE NOBLEZA

De todo ese contexto ideológico fueron sin duda manifestaciones algunas novelas que tienen como protagonistas principales o secundarios caballeros de San Juan, al mismo tiempo que los autores son también miembros de la Orden Militar (3) o de las órdenes religiosas (2 carmelitas descalzos y 1 fraile dominico)21: · L’Ismeria, ossia l’allegrezze della Francia nei Stupori dell’Egitto (Malta, 1648; Roma, 1649; Viterbo, s.d.) de Carlo Micallef, capellán de la Orden de Malta22;

17. Ibidem, pp. 266, 278. 18. Tassoni escribió un famoso poema heroico-cómico, La secchia rapita, editado por vez primera en Paris en 1622, y que tuvo gran éxito también después de la muerte del autor (Dizionario Bompiani delle opere e dei personaggi, vol. 8, Milano, Bompiani, 2006, pp. 88158816). 19. Claudio Donati, L’idea di nobiltà in Italia..., pp. 270-272; «no consiste en otro, que en la limpieza de sangre [...] depende del nacimiento; y es lo mismo declarar noble a un plebeyo, que declarar bastardo a un legítimo». 20. Ibidem, pp. 273-274; «era un don natural como la belleza […] cuando se hacen las pruebas de los Caballeros, no se destinarían otros caballeros para averiguar la calidad de sus antepasados, mas se destinarían médicos para conocer su temperamento». 21. No he tomado en consideración las novelas de Carlo della Langueglia (el también caballero de Malta, honrado de importantes dignidades y cargas en la Orden), editadas entre 1634 y 1643, por su carácter heróico-galante o únicamente religioso (cfr. Franco Lanza, “La narrativa dei cavalieri gerosolimitani”, pp. 98-100; Davide Cornieri, “Le «Cene del principe d’Agrigento» di Carlo della Langueglia”, in Marco Santoro, “La più stupenda e gloriosa macchina”, pp. 72-78; Carlo Antonio de Rosa, Notizie di alcuni cavalieri..., p. 190). 22. Ibidem, pp. 219-220.

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Disavventure marinaresche ossia Gabriello disavventurato (ms., 1660)23, de Fabrizio Cagliola, capellán de la Orden de Malta24; · L’idea del cavalier gerosolimitano mostrata nella vita di fra don Agostino Grimaldo e Rosso (Messina, 1662) de Giovanni Paolo della S. Epifania, carmelita descalzo (alias Antonino Parisi); · La vita del padre Tommaso figlio del sultano Ibrahim (Napoles, 1689; Napoles, s.d.; trad. francés, s.d.) de Ottaviano Bulgarini, frailedominico; · Il Cavalier romito. Storia panegirica del venerabile padre F. Ambrogio Mariano di S. Benedetto(Napoli, 1693) de Apollinare di San Gaetano, carmelita descalzo; · La turca fedele alla presa di Coron e i suoi accidenti amorosi (Venecia, 1696; Venecia, s.d.; Lucca 1740) de Teodoro Mioni, miembro de la Orden de Malta. Cuatro novelas de seis se inspiran en hechos coetáneos concernientes al enfrentamiento por mar y por tierra entre cristianos y turcos: la guerra de Candía (L’idea del cavaliere, La vita del padre Tommaso), las “caravanas” (campañas) corsarias en Levante conducidas por las galeras de la Orden (Disavventure marinaresche) y la gran guerra turca con la toma de Buda (La Turca fedele). De las otras dos, L’Ismeria se basa en la historia de la reclusión de tres caballeros de San Juan en Egipto en 1134, mientras que Il Cavalier romito reconstruye la aventurada biografía de Ambrogio Mariano, antes caballero de Malta al servicio de Felipe II y después carmelita descalzo colaborador de la reforma de la misma orden puesta en marcha por Santa Teresa de Ávila. No es el momento de debatir teórica y metodológicamente sobre la relación entre realidad histórica y ficción novelística, que sin duda va a volverse siempre más estricta a medida que progresa el siglo del Barroco, mientras se va desvaneciendo la inspiración épica de los poemas del siglo anterior (paradigmáticamente, la Gerusalemme liberata de Torquato Tasso)25. Al mismo tiempo, se va extendiendo el número de lectores, por medio de «una heterogeneidad y variedad de propuestas que facilitan el envolvimiento de un público seguramente más variado», y los autores empiezan «en percibir su ·

23. Cfr. también Alessandro Aresti, “Letteratura maltese in lingua italiana. Le disavventure marinaresche di Fabrizio Cagliola”, Quaderni della Facoltà di Lingue e letterature straniere dell’Università di Cagliari, 13 (2011), pp. 7-21. 24. Carlo Antonio de Rosa, Notizie di alcuni cavalieri..., pp. 74-75. 25. Sobre esto, cfr. Lucinda Spera, Il romanzo italiano del tardo Seicento. 16701700, Milano, La Nuova Italia, 2000, p. 65, que subraya como «la novela del siglo XVII recorre un camino de notable extensión; pasa es decir de un modelo que se refiere, por lo menos en apariencia, al poema caballeresco, a la manifestación de una fuerte exigencia de veracidad»; cfr. también pp. 36-37, 80-82, 89-91, 156-163). Para una bibliografía sobre la narrativa italiana del siglo XVII, remito a ibidem, pp. 217-223.

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propia actividad/prestación como fuerza de trabajo, cuyo producto (la obra literaria) es ahora injertada en un proceso de mercado»26. Finalmente, es el momento de ver qué mensajes de esas novelas se lanzaban al público, a propósito de la naturaleza de la nobleza (hereditaria/de sangre u otorgada/de mérito), con la obvia esperanza de encontrar una receptividad que acreciente su fortuna (y sus ventas). En este sentido, la literatura, todo lo contrario de la tratadística (siempre veteada de limitaciones preceptivas), «así, en la representación de los contenidos que trata, se puede volver Historia ante la conciencia colectiva, habida cuenta de cómo es representada y asimilada por el receptor»27. Se puede anticipar en consecuencia que, contrariamente a lo que cabría esperar, la balanza se inclina hacia la sangre más que hacia el mérito. En L’Ismeria de Micallef, por ejemplo, novela «calurosamente aplaudida por la contemporáneos»28, el regidor de Ascalona decide donar al Sultán de Egipto los tres caballeros presos en batalla, después de haber visto «nella maestà de’ loro volti la nobiltà del sangue, e ne’ caratteri delle ferite il valore»29, mientras que poco más adelante el mismo autor suelta un lapidario aforismo: Gl’animi, che con la nobiltà del sangue ottennero dalla natura un dovitioso retaggio di spiriti generosi, niun’altra cosa maggiormente aborrono, quanto che l’offese di chi ingiurioso gli percuote30.

Todo lo contrario. Cuando tiene que describir el carácter de un complaciente cortesano del sultán, Micallef “justifica” su ascenso a los honores con los manejos del mérito: Nato d’humil legnaggio Alitio, scorsi appena quegl’anni, che si misurano con le fascie, doppo che si conobbe così mal provisto de’ beni della fortuna, si

26. Ibidem, p. 75, y más en general, pp. 69-79. 27. David García Hernán, “Consecuencias político-culturales de la batalla de Lepanto: la literatura española”, Mediterranea. Ricerche storiche, 23 (2011), p. 477; cfr. también p. 479. 28. Franco Lanza, “La narrativa dei cavalieri gerosolimitani”, p. 101. 29. Carlo Micallef, L’Ismeria, ossia l’allegrezze della Francia nei Stupori dell’Egitto, Malta, 1648, p. 12; «en la majestad de sus rostros la nobleza de la sangre, y en las características de las heridas el valor». 30. Ibidem, p. 29; «Las almas, que con la nobleza de la sangre consiguieron de la naturaleza un rico legado de espíritus generosos, nada más principalmente aborrecen que las ofensas de quien injurioso los golpea». Para los tres intrépidos caballeros, la sangre no es solamente vehículo de nobleza, sino también garantía de transmisión de aquella fe cristiana, «ch’haveano bevuta con l’istesso latte» (p. 20; «que habían bebido con la misma leche») o que, en palabras del más joven, «bevei co’l sangue, [e] professarò (così m’aiti il Cielo) co’l sangue» (p. 70; «bebí con el sangre, [y] profesaré (así Dios me ayude) con el sangre)».

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diè subito a cumular ricco patrimonio di quelle virtù liberali, che rendono ad onta della natura riguardevoli gl’huomini più negletti31.

En las Disavventure marinaresche, el tema de la naturaleza de la nobleza no parece nunca directamente discutido o evocado. En el texto recurren todavía a menudo a pasajes conmemorativos de valientes caballeros de Malta, indicio de una adhesión por lo menos formal al bando de la nobleza de sangre. Hay también que tener en cuenta que se trata de un raro ejemplo de novela picaresca italiana, en la que el protagonista «no es un noble sino un hombre del pueblo. Gabriele Pulis, hijo de un cómitre de la galeras maltesas, desde la edad de ocho años había surcado la mar como grumete, pasando a través una cadena ininterrumpida de aventuras y desaventuras»32. El género picaresco hubiera podido, de hecho, prestarse a una crítica del mito de la sangre noble, mientras que en el texto no se encuentra nada más que un que un puyazo contra «l’uso di alcuni spagnuoli che essendo figli di pecorari dicono d’essere Ydalyos [sic, per hidalgos] e gentiluomini»33. La cuestión merece una breve argumentación. Está bastante asumido el hecho de que «la sátira en el ambiente maltés no se dio, excepto unas raras excepciones, porque el rigorismo de la Orden no lo podía permitir»34. Desde este punto de vista resulta natural la negativa «representación de los infieles y de sus feroces costumbres» respecto a la «civil compostura del mundo caballeresco»35, así como ésta se halla, por ejemplo, en la descripción de la corte del sultán turco en La vita del padre Tommaso figlio del sultano Ibrahim36. Algo empezó a cambiar hacia el final del siglo a través de otro género literario, la comedia, con el que diversos autores de la Orden de San Juan se enfrentaron también37. Aquí me refiero brevemente a Giacomo Farrugia, el también capellán y abogado de la Orden, y a su versión de la

31. Ibidem, p. 62; «Nacido de humilde linaje Alitio, apenas pasados aquellos años, que se miden con los pañales, después de reconocerse así mal dotado de los bienes de la fortuna, se puso enseguida en acumular rico patrimonio de aquellas virtudes liberales, que a pesar de la naturaleza hacen ilustres los hombres más faltos de consideración». 32. Franco Lanza, “La narrativa dei cavalieri gerosolimitani”, p. 111. 33. Fabrizio Cagliola, Disavventure marinaresche ossia Gabriello disavventurato, Valletta, Malta letteraria, 1929, p. 89; «la costumbre de unos españoles que siendo hijos de ovejeros dicen de ser hidalgos y caballeros». 34. Franco Lanza, “La narrativa dei cavalieri gerosolimitani”, p. 110. 35. Ibidem, p. 98, y más en general, pp. 91-98. 36. Ottaviano Bulgarini, La vita del padre Tommaso figlio del sultano Ibrahim, Napoli, 1689; cfr., por ejemplo, p. 183, donde se describe el bárbaro fin de la vieja sultana Kiosem. 37. Sobre temas y autores del «teatro maltés», cfr. Id., Introducción a Giacomo Farrugia, Ismeria, Catania, Società di Storia Patria per la Sicilia Orientale, 1977, pp. 8-11.

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Ismeria (compuesta entre 1689 y 1705)38, donde el elemento edificante se entremezcla con el cómico, interpretado por el siervo de los tres caballeros, Cemmino, y por su habla napolitana. Sobre su máscara, ha escrito Lanza que ha de ser atribuida no solamente el muelle de las risotadas, sino también la distancia no diremos escéptica sino cierto en alguna manera desacralizadora que separa la tragicomedia de la mística leyenda. Semejante distancia comporta, a finales del siglo XVII, la presencia de un coro que no es más el reducido círculo de los caballeros […], sino de un público ahora más amplio y vario, que utiliza la ocasión carnavalesca para una diversión que se excede sin demasiados escrúpulos más allá de los vigilados territorios de la edificación39.

Sin embargo, la nobleza de los protagonistas nunca es objeto de broma por parte de Cemmino, que manifiesta siempre una sincera devoción respecto a sus amos – «Songo tre belli fegliole [...] so’ tre figlie d’oro»40 –, que viven en un universo separado, forjado de valentía, lealtad y fe (contra-altar noble de sus flaquezas y miedos de siervo). Y ni los errores de los títulos feudales de los tres caballeros – «lo granne cie’ conte de Giuseppe, no de Peppe, no è Peppe, no è Dieppe [Eppe]; lo secunno de Marces [Marchois], e lo tierzo non m’allecuordo»41 – se pueden interpretar en sentido negativo, sino a lo sumo subraya la ignorancia de Cemmino en materia de honores. También en las Disavventure marinaresche, el autor parece en cierto momento ensombrecer la nobleza jerosolimitana cuando a través de uno de sus personajes, Tonno Calabrese, hace una larga digresión sobre unas controversias legales, probablemente bien conocidas por los lectores, que habían contenido precisamente las pruebas de nobleza de algunos caballeros (en una de estas, el mismo Cagliola había asistido como abogado de una de las partes) y otras cuestiones de antigüedad y de asignación de encomiendas de la Orden42. Hay de este modo una interesante y coetánea confirmación acerca de los “límites” de los procesos de nobleza de la Orden de Malta, recientemente matizados por la historiografía: con su complejo procedimiento y los exigentes requisitos requeridos a los candidatos al hábito de caballero, éstos ofrecían en apariencia todas la garantías de imparcialidad y de eficacia investigadora, 38. Sobre Farruggia y su producción, no solo literaria, cfr. ibidem, pp. 22-26. Sobre la fortuna literaria de la historia/leyenda de Ismeria, cfr. pp. 15-22. 39. Ibidem, p. 32. 40. Giacomo Farrugia, Ismeria, p. 67 (Cemmino dirigido a Ismeria, hija del Soldán de Egipto); «Son tres hermosos hijos [...] son tres hijos de oro». 41. Ibidem, p. 68 (Cemmino, siempre hablando con Ismeria); «el mayor es conde de Giuseppe, no de Peppe, no es Peppe, no es Dieppe [Eppe]; el segundo de Marces [Marchois], y el tercero no me lo acuerdo». 42. Fabrizio Cagliola, Disavventure marinaresche..., pp. 77-82.

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capaces de desenmascarar infundadas pretensiones nobiliarias. Sin embargo, el análisis más atento de cada expediente revela una realidad bien distinta, manejada por lógicas parentales y clientelares: dispensas, recomendaciones, complicidad de comisarios y testigos complacientes; más también enfrentamientos entre familias y patriciados concurrentes, o entre las mismas instituciones de la Orden encargadas del juicio de la probanzas, y dentro de las cuales, además, no siempre se llegaba a la unanimidad de consensos. El resultado de los procesos –promoción o suspensión del candidato– no era siempre el reflejo de su verdadera condición social: ¡parecer contaba más que ser!43. Semejantes consideraciones me parece que tienen confirmación en la L’idea del cavalier gerosolimitano (1662), editada dos años despues las Disavventure marinaresche. El tono de la obra es explícitamente celebrativo y hagiográfico: el protagonista, el joven caballero de San Juan fra Agostino Grimaldi, originario de Modica en Sicilia, es de hecho pintado como el emblema de las virtudes religiosas y militares estrictamente conectadas con la nobleza de sangre, ratificada por la admisión a la Orden de Malta, «Religione, che con tanta esattezza e decreti ricerca di questa nobiltà inalterabile il compimento»44. Pueden ser suficientes, en este sentido, algunas líneas del prefacio: Non ho voluto tralasciare le chiarezze della nobiltà e origine di fra don Agostino di tutte le quattro parti, mentre fu cavaliero professo d’una Religione, che con prudentissimo metodo, la richiede ne’ suoi Religiosi cavalieri, perché ordinariamente la nobiltà del sangue viene accompagnata da quella degli spiriti: che però tutti i filosofi e historici, anzi tutti i santi, e l’istessa Scrittura Sacra, si ricordano sempre di fare riflessione a quest’eccellente dono di natura in quelle persone, delle quali ragionano45.

La argumentación es acompañada de unas citas de Casiodoro, Aristóteles y del libro del Deuteronomio –«Tuli de tribubus vestris viros sapientes et nobiles, et constitui eos principes» (I, 15)46–, mientras que cuando se trata de

43. Cfr. Fabrizio D’Avenia, Nobiltà allo specchio..., pp. 51-233; Emanuel Buttigieg, Nobility, Faith and Masculinity…, pp. 19-36. 44. Giovanni Paolo dell’Epifania, L’idea del cavalier gerosolimitano mostrata nella vita di fra don Agostino Grimaldo e Rosso, Messina, 1662, p. 14; «Religión, que con tan diligencia y decretos busca de esa nobleza inmutable el cumplimiento». 45. «No he querido omitir la claridad de la nobleza y origen de fra don Agostino de todos sus cuatros costados, mientras que fue caballero profeso de una Religión, que con prudentísimo método, la pide para sus Religiosos caballeros, porque de ordinario la nobleza de sangre se acompaña con la de los espíritus: que por eso todos los filósofos y historiadores, mejor todos los santos y la misma Escritura Sagrada, se acuerdan siempre de reflexionar sobre ese excelente dono natural en aquellas personas de que tratan». 46. Ibidem, pp. 5-6.

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reconstruir orígenes y genealogías de los cuatro cuartos de Agostino, el autor se sirve principalmente de sus propias pruebas de nobleza47. Más allá de la laudatio literaria, la historia de Agostino Grimaldi “esconde” en realidad todo lo contrario: una nobleza reciente y de segundo rango (titularidad de feudos menores despoblados), que la admisión a la Orden de Malta “transformó” en plurisecular nobleza de sangre48. Lo de su familia es, en efecto, un típico ejemplo de rápido ascenso social a espaldas de uno de los titulados más ricos de la isla, el conde de Modica (el español EnríquezCabrera), tan lejano como falto de dinero. El padre de Agostino, Giovanni, entró en la posesión de dos baronías, una en dote por su esposa (1627), otra en herencia de su padre (1635), que en 1609 había conseguido la enfeudación de dos latifundios. Fue gobernador del condado una primera vez desde 1650 hasta 1654, mientras un secundo mandato lo compró por 2.800 onzas, suma «que servía con urgencia para extinguir alguna deudas de los EnríquezCabrera en España»49. Agostino, echado a suerte entre los hijos varones para vestir el hábito de San Juan, interpretó su papel en términos “vocacionales”, testimonio– creo que nada excepcional – de una activa aceptación de las elecciones obligadas ofrecidas por la sociedad aristocrática del tiempo. Cuando cayó valientemente en batalla en 1660, con solo 21 años de edad, durante la guerra de Candía, se abrió «un complejo ceremonial […] que había que perseguir el triple objetivo de hacer de aquel caballero un mártir de la cristiandad, de elevar el rango de la casa Grimaldi y de acrecentar el prestigio del patriciado de Modica»50. La edición de L’idea del Cavalier Gerosolimitano fue en efecto «publicata ad

47. Como es obvio, no puede faltar la referencia al origen mítico de los Grimaldi de Grimoaldo, conde de Flandes, tío de Carlomagno y hermano de Carlos Martel (p. 9). Las probanzas de Agostino son consultables en Archivio di Stato di Palermo, Commenda della Magione, Processi, fz. 969, fasc. 174, Agostino Grimaldi di Modica (1645). Para una síntesis genealógica extraída de esas mismas probanzas, cfr. Andrea Minutolo, Memorie del Gran Priorato di Messina, Messina, 1699, p. 344. En el momento de su admisión Agostino tenía 6 años. Sobre la genealogías “increíbles”, cfr. Roberto Bizzocchi, Genealogie incredibili. Scritti di storia nell’Europa moderna, Bologna, il Mulino, 2009; y en particular para algunas familias sicilianas, ellas también ligadas a la Orden de Malta, cfr. Fabrizio D’Avenia, “Il ciclo vitale di una élite cittadina. Il patriziato di Messina in età moderna”, in Las élites en la época moderna: la monarquía española, vol. II, Enrique Soria Mesa, Raúl Molina Recio (eds.), Familia y redes sociales, Córdoba, Universidad de Córdoba, 2009, pp. 134-136. 48. Para otros ejemplos análogos en el contado de Modica, cfr. Fabrizio D’Avenia, Nobiltà allo specchio... pp. 199-202. 49. Giuseppe Barone, “Costruire il blasone. Note sulle aristocrazie della contea nel Seicento”, in Antonio Coco (ed.), Le passioni dello storico. Studi in onore di Giuseppe Giarrizzo, Catania, Edizioni del Prisma, pp. 55-66. 50. Ibidem, pp. 77-78.

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instanza delli giurati della città di Modica»51. Más en general, la admisión de fra Agostino entra en los «acostumbrados procesos de ennoblecimiento y de maximización de las funciones de los hijos, encargados de adquirir títulos [y] dignidades que ampliasen el patrimonio de honor de la familia y hiciesen más rápidos y más aceptados los procesos de ascenso social»52; en fin, exactamente lo contrario de lo afirmado precisamente en L’idea del Cavalier Gerosolimitano: «il portar questa Croce non fa nobile chi la porta, ma lo suppone»53. 3.

LA FICCIÓN LITERARIA DE LA “CHIAREZZA DI SANGUE”

Es evidente que las novelas jerosolimitanas se encargaban de otorgar a los ojos del público la confirmación literaria de la estrecha conexión entre nobleza y sangre, también y sobre todo cuando semejante conexión de hecho no estaba. También Il Cavalier romito de 30 años después (1693), sigue el mismo esquema encomiástico que se traduce en un análogo ennoblecimiento de una familia y de una ciudad de provincia bajo la sombra de la cruz de Malta: un joven caballero, originario esta vez de Bitonto en Puglia, Ambrogio Mariano: perla, per chiarezza di sangue e di virtù ben conveniva, che da tale nobile miniera si cavasse l’oro de’ suoi specchiati natali [...] che gli huomini grandi non debbano ottenere vili le origini, e mal convengono bassi tugurii a chi tenta ingigantirsi nella stima[… nato] da genitori non meno chiari nel sangue, che singolari nella virtù [...] il proemio della sua vita dovea incominciare con delineamenti di chiarezza di sangue [...] e questa è la vera gloria, che s’eredita dalla natura, non che s’ottiene dall’industria: Maior est innata gloria, quam quaesita [...] In

51. Giovanni Paolo dell’Epifania, L’idea del Cavalier Gerosolimitano..., frontispicio; «a instancia de los jurados de la ciudad de Modica». 52. Angelantonio Spagnoletti, L’Ordine di Malta e la Sicilia, in Luciano Buono, Giacomo Pace Gravina, La Sicilia dei cavalieri.Le istituzioni dell’Ordine di Malta in età moderna (1530-1826), Roma, Fondazione “Donna Maria Marullo di Condojanni”, 2003 p. 27; cfr. también Id., Stato, aristocrazie e Ordine di Malta nell’Italia moderna, Roma, École française de Rome, 1988, pp. 44-45; A. Coco, Religione e devozione del cavaliere gerosolimitano, in L. Buono, G. Pace Gravina, La Sicilia dei cavalieri..., pp. 273-278. 53. Giovanni Paolo dell’Epifania, L’idea del Cavalier Gerosolimitano..., p. 38; «llevar esa Cruz no hace noble quien la lleva, sino lo supone». A distancia de años los Grimaldi se beneficiaron todavía del honor procurado por Agostino, tanto que el hermano Carlo, «sucedido en los títulos y en los bienes paternos en 1674», recobró para la familia el cargo de gobernador del contado (1676-77 y 1692-93) y se distinguió por su valor militar al servicio de España en la revuelta de Messina: «para esos méritos en 1692 fue condecorado por Carlo II con el titulo de príncipe: murió sin hijos junto a su mujer debajo los escombros del terremoto de Messina en 1693» (G. Barone, “Costruire il blasone...”, pp. 62-63), típico ejemplo de fulmíneo ascenso social truncado por la mala suerte biológica. Para otro caso interesante, el de los Di Giovanni di Messina, cfr. Fabrizio D’Avenia, “Il ciclo vitale di una élite cittadina...”, pp. 133-149.

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prova della sua nobiltà, non v’è autentica più fedele della Croce di Cavaliere di Malta54.

Es de subrayar la insistencia sobre la “chiarezza del sangue” (limpieza de sangre), expresión, como se recordará, corroborada por Alessandro Tassoni al principio del siglo, y también el hecho que en el grabado que abre la edición de 1693, en uno de los envoltorios que revolotean alrededor a los escudos de armas del patriciado de Bitonto, es reproducida la misma cita del Deuteronomio utilizada por el autor de L’idea di Cavaliere Gerosolimitano55. A lo sumo me parece que todos esos mensajes eran lanzados a un público que en alguna manera aprobaba esa idea estática e incontrovertible de la nobleza, quizás precisamente por el hecho que esa existía sólo en la imaginación, frente a una sociedad sujeta a nada excepcionales fenómenos de precariedad y movilidad, sobre todo en sus estratos más altos. A propósito de España, Enrique Soria ha descrito con muchos ejemplos la rápida integración en el orden nobiliario de miles de familias de la más distintas procedencias sociales, en un contexto ideológico que se obstina, al contrario, en profesar la continuidad/eternidad de la nobleza de sangre. Sus palabras pueden ser una buena conclusión a esas breves notas sobre las novelas jerosolimitanas del siglo XVII:

54. Apollinare di San Gaetano, Il Cavalier romito.Storia panegirica del venerabile padre F. Ambrogio Mariano di S. Benedetto, Napoli, 1693, pp. 1-2, 17, 71; «perla, por limpieza de sangre y de virtud, bien convenía que de tan noble mina se extrajese el oro de su ejemplar nacimiento […] supuesta aquella famosa sentencia que los hombres grandes no tienen que ser de humilde cuna, y mal convienen míseros tugurios a quien intente agigantarse en la reputación [… nacido] de padres no menos limpios de sangre, que distinguidos en la virtud […] el prólogo de su vida tenía que empezar por perfiles de limpieza de sangre […] y esta es la verdadera gloria, que se hereda de la naturaleza, no que se consigue de la industria: Maior est innata gloria, quam quaesita […] En comprobación de su nobleza, no hay autenticación más fiel de la Cruz de Caballero de Malta». Y además: «A’ grandi disdice bassa ceppaia» (p. 70); «come figlio di genitori nobili, e virtuosi, non volle degenerare dalla nascita sua: Generosa in ortus semina exurgunt suos. Ammaestra Seneca: la buon’indole si comunica col sangue; un’arbore buono duopo è che produca frutti d’esquisita bontà» (p. 74); «A los grandes no conviene humilde cepa […] como hijo de padres nobles y virtuosos, no quiso degenerar de su nacimiento: Generosa in ortus semina exurgunt suos. Enseña Séneca: la buena índole se trasmite con la sangre; un árbol bueno es menester que produzca frutos de exquisita calidad». 55. Por razones de espacio, no puedo aquí detenerme en la última novela citada al principio de ese texto (Teodoro Mioni, La turca fedele alla presa di Coron e i suoi accidenti amorosi, Venezia, 1696), en la que la guerra contra los turcos hace de marco a la conversión a la fe católica de la protagonista y a sus pasiones de amor, «inevitable reabsorción de la idealidad religioso-caballeresca en los esquemas heroico-galantes» (Franco Lanza, “La narrativa dei cavalieri gerosolimitani”, pp. 109, y más en general, pp. 105-109; cfr. también Lucinda Spera, Il romanzo italiano..., pp. 140-144).

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A medida que pasan los años y con ellos llegan nuevas lecturas metodológicas, aumentando a la vez la consulta de la ingente documentación inédita, cada vez parece más claro que la aparente inmovilidad que presidía al sociedad de los siglos XVI al XVIII fue sólo una cortina de humo [...] Unos desajustes entre lo verídico y lo imaginario, lo cotidiano y lo soñado, que no siempre se solucionaban afortunadamente. Una tensión entre la realidad y el deseo que es precisamente lo que dota a la época de su mayor fascinación. Es el cambio y la continuidad [...] una lucha constante, pero normalmente bien resuelta, entre una teorización inmovilista y unos hechos que hablan de transformaciones, de ascensos y descensos, de integración y de ósmosis social [...] Un cambio que debe ser inmóvil, aparentemente imperceptible para la mayoría de la población, sobre todo que debe pasar inadvertido para la masa popular. Que cambie todo, si es necesario, a fin de que nadie cambie, se me permite tal paráfrasis del bello parlamento del príncipe de Salinas56.

Pues bien, como pensamos que ha quedado demostrado en las líneas anteriores, en este fenómeno de aparente inmovilidad, precisamente la literatura juega un papel relevante57.

56. Enrique Soria Mesa, La nobleza en la España moderna. Cambio y continuidad, Madrid, Marcial Pons Historia, 2007, pp. 213-214. 57. Semejantes consideraciones podrían hacerse respecto al ideal de caballero jerosolimitano, tan bien reasumido, por ejemplo, en los mencionados Ricordi de Sabba da Castiglione. De hecho la realidad fue a menudo distinta: «mientras muchos Hospitalarios murieron “al servicio de Dios” por todo el Mediterráneo, como parte de su ininterrumpido combate contra el Islam, diversos otros murieron en duelos y peleas combatidas por casos de honra – personales y comunitarios – así como a motivo de bebidas, juegos de azar y mujeres; Frà Castiglione se habría visto seriamente consternado por algunos de esos personajes» (Emanuel Buttigieg, Nobility, Faith and Masculinity…, p. 186).

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