Espectros de la revolución permanente (primera parte)

July 4, 2017 | Autor: Juan Dal Maso | Categoría: Marxist theory
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Descripción

Espectros de la Revolución Permanente (primera parte) El título que antecede no es casual. Remite al conocido libro de Jacques Derrida, que buscaba rescatar la vigencia de Marx entre las grietas de lo que se conoció como restauración burguesa. Habiendo pasado el triunfalismo capitalista de los años ’90, con una crisis internacional que ya lleva varios años, primavera árabe y ascenso de Syriza y PODEMOS mediante, en pleno fin del ciclo“posneoliberal” en América Latina, la situación actual nos obliga a reflexionar nuevamente sobre la vigencia del marxismo, en especial sobre su teoría de la revolución. Como escribimos con Fernando Rosso en Revolución pasiva, revolución permanente

y

hegemonía,

el

capitalismo

desarrolla

sus

propias

contratendencias a la revolución permanente, que había surgido como proceso histórico y como bandera revolucionaria primero con el jacobinismo y luego con las revoluciones de 1848 y la carta de Marx al CC de la Liga de los Comunistas. Señalábamos en ese artículo que la “revolución pasiva” se insertaba como un “moderador” clausewitziano para mediatizar los choques entre contrarrevolución y revolución y recomponer la autoridad del Estado. Durante el siglo XX, mecanismos de este tipo se pusieron en marcha mediante experiencias como las de la República de Weimar primero y el Estado de Bienestar después, siendo la segunda posguerra un modelo de bloqueo de la dinámica permanente de la revolución. Recordemos que cuando nos referimos a la dinámica permanente de la revolución estamos hablando de los tres niveles señalados en su momento por Trotsky: una revolución que va de democrático-burguesa a socialista, de nacional

a

internacional

y

mundial

y

como

estado

de

constantes

transformaciones en la sociedad pos-revolucionaria. Precisamente, los años de la segunda posguerra muestran un conjunto de revoluciones en la periferia, pero no en los países metropolitanos, que a su vez se detienen en el ámbito nacional (incluso con enfrentamientos entre distintos países “socialistas”) y que en lugar de avanzar en un constante cambio revolucionario al interior de la sociedad pos-revolucionaria o de transición,

asumen formas conservadoras en lo social y burocráticas en lo político. En los años del 68-81 tienen a coincidir en el ascenso obrero y popular la periferia y el centro y luego de las derrotas y cooptaciones de esos procesos el neoliberalismo asume una forma también internacional generalizada, que explica a su vez la sobre extensión de las formas del régimen de democracia burguesa degradada que se extiende en la mayoría de los países del mundo. La crisis de la restauración burguesa, la experiencia del movimiento obrero con los gobiernos “posneoliberales” en América Latina, la “primavera árabe” y los fenómenos de los indignados, Syriza y PODEMOS en Europa configuran un cuadro de época especial, cuyas características tenemos que dilucidar y de esa forma revitalizar la teoría de la revolución permanente, para comprender los actuales “bloqueos” o dinámicas que esta puede asumir. Y aquí sigue siendo vigente una vieja pregunta de Trotsky: ¿qué aspecto presenta en la práctica la teoría de la revolución permanente? Empecemos por el “bloqueo”. En la segunda posguerra, la burocracia stalinista, en acuerdo con las potencias imperialistas, había creado un “orden mundial” que contenía las revoluciones, aunque no pudiera impedirlas. Eso no existe más en la actualidad, no hay división tajante entre periferia y centro, la crisis capitalista tiende a acercar las situaciones de ambas coordenadas; sin embargo, el capitalismo sigue operando con mecanismos diversos que van desde

formas

parciales

y

limitadas

de

revolución

pasiva

(gobiernos

posneoliberales) hasta la contrarrevolución abierta (Egipto), según el nivel de radicalidad de los desafíos que tiene que enfrentar. En este contexto, el principal bloqueo de la posible dinámica permanente de la revolución es aquel que podríamos denominar “pasivización ciudadana” es decir, un mecanismo por el cual las luchas democráticas, populares, antiimperialistas en lugar de desarrollarse hacia una lucha por el poder de la clase obrera en alianza con los oprimidos, asumen la forma de luchas “ciudadanas” es decir movimientos democráticos de programa indefinido o limitado que a su vez son posteriormente contenidos o reprimidos con renovaciones limitadas del régimen político o la instauración de un régimen aún peor que el anterior.

Entonces, en el marco de esta “pasivización ciudadana”, la dinámica que predomina en los procesos sociales y políticos se vuelve pre-permanentista, es decir, se separan los objetivos inmediatos, democráticos, populares o antiimperialistas de cualquier perspectiva de lucha por el poder de la clase obrera. Esto nos lleva a reafirmar, viéndolo en retrospectiva, que si bien la teoría de la revolución permanente da cuenta de las principales características de la revolución contemporánea, su dinámica no opera todo el tiempo de manera virtuosa;

hacen

falta

ciertas

condiciones

para

que

se

den

las transiciones pensadas por Trotsky, en especial un nivel ascendente de la dinámica de la lucha de clases y un nivel de organización previo que esté a la altura. No es casualidad que precisamente estos años fueran los de la primacía de las teorías de las “contingencias”, en sus distintas versiones de Laclau a Badiou, pasando por el Althusser del “materialismo del encuentro”. Desde la óptica de la intelectualidad de izquierda derrotada, ante la disolución de las viejas estrategias gradualistas y la imposibilidad de hacer efectivas en lo inmediato las estrategias revolucionarias, no quedaba otra que esperar algún tipo de acontecimiento mesiánico. La actual situación histórica impone nuevas reflexiones sobre la relación entre las condiciones en que se desenvuelve la lucha de clases y el proceso de constitución de la clase obrera como sujeto, ya que como decía Trotsky, la historia puede saltar etapas, pero nosotros no podemos saltarnos las etapas de desarrollo del proletariado como clase revolucionaria. A pesar de la recomposición de su fuerza social y de una creciente intervención en acciones masivas sobre todo en América Latina, al intervenir todavía diluida en movimientos de lucha “ciudadanos” o limitada a las demandas de tipo sindical, la clase trabajadora no está (subjetivamente) en condiciones en lo inmediato de liderar a los demás sectores populares, de concentrar su apoyo y expectativa, lo cual permitiría a su vez que la dinámica de los procesos “ciudadanos” sobrepasara sus límites actuales y planteara nuevas perspectivas

para el desarrollo de la lucha de clases. En este contexto, la lucha por la independencia política de la clase obrera se constituye como el primer paso de la lucha por su hegemonía y esta, una condición indispensable para la actualidad de la revolución permanente. Desde el punto de vista teórico, se puede plantear la siguiente hipótesis: a partir de estos hechos históricos, las propias relaciones entre los elementos constitutivos de la teoría de la revolución permanente se reordenan y resignifican. Trotsky señalaba en sus Tesis, que la teoría de la revolución permanente versaba

sobre

el

carácter,

nexo

interno

y

métodos

de

la

revolución

internacional. En la actualidad, el aspecto del “nexo interno”, es decir el rol de la clase obrera como sujeto revolucionario y su alianza con los campesinos, los pobres urbanos, los sectores medios, etc; tiene una importancia primordial, quizás por encima de los demás aspectos, ya que nuestro problema estratégico de mediano plazo es cómo aportar a que la clase obrera se reconozca como clase y adopte una política hegemónica hacia los demás sectores populares, más que como evitar que la revolución se detenga ante la propiedad privada o en el marco nacional. Aquí es donde se entrecruzan la teoría de la hegemonía y la teoría de la revolución permanente, o mejor dicho, el bagaje teórico que el marxismo dedicó a la cuestión de la hegemonía se resignifica a la luz de las nuevas condiciones para pensar la vigencia de la teoría de la revolución permanente. (Ver comentarios críticos) Publicado en losgalosdeasterix.blogspot.com el 23/04/2015

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