ESPACIO Y MEMORIA EN ASPE, ALICANTE, 1936-1939

August 21, 2017 | Autor: J. García Gandía | Categoría: History and Memory, Memoria Histórica, GUERRA CIVIL ESPAÑOLA, Historia Contemporánea de España
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Descripción

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Revista del Vinalopó Testimonis de pedra,

75 anys després de la Guerra Civil

2014

Centre d’Estudis Locals del Vinalopó

Testimonis de pedra, 75 anys després de la Guerra Civil Revista del Vinalopó, 17 desembre, 2014

Amb el suport de:

Centre d’Estudis Locals del Vinalopó

Direcció: Gabriel Segura Herrero Coordinació: José Ramón Valero Escandell (UA) Consell de redacció: Laura Hernández Alcaraz, Brauli Montoya Abat, Alicia Cerdá Romero, Carmen Payá Abad, Tomàs Pérez Medina, Mª Carmen Rico Navarro, Joaquim Serrano i Jaén, Mª Jesús Navarro i García i Vicente Vázquez Hernández. Assessorament lingüístic: Brauli Montoya i Abat (UA), Carme Carbó Marro, Jesús Mª García Saenz i Pedro Civera Coloma (CEFIRE Elda) Secretaria: Centre d’Estudis Locals del Vinalopó Apartat de Correus 178 / 03610 Petrer e-mail: [email protected] / www.celvinalopo.com © Centre d’Estudis Locals del Vinalopó Autors i autores ISSN: 1139-7322 Dipòsit Legal: A-2-1999 Disseny i maquetació: Javier Mira | [email protected] Impressió: Gráficas El Cid, s.l. El CEL Vinalopó no es fa responsable de l’opinió expressada pels autors en cadascun dels articles continguts en la Revista del Vinalopó.

Ajuntament de Crevillent

Índex

DOSSIER José Ramón Valero Escandell

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Ángel Viñas Martín Enrique R. Gil Hernández Alejandro González Alegre

33 47 65

Fernando E. Tendero Fernández 85 Alicia Cerdá Romero 101 José Ramón García Gandía 113 Bienvenido Mas Belén 127 Jose Antonio Sáez López Roberto Valero Serrano Carles Salinas Salinas Rosario Navalón García

143 155 171 189

Los lugares de la Guerra Civil. Mucho más que patrimonio inmaterial Guerra Civil y cambios de paradigma Arqueología de la Guerra Civil en el Vinalopó El sur del Cinturón de Hormigón. Cronología, contextualización y análisis de estructuras La defensa de Petrer durante la Guerra Civil El aeródromo de «El Fondó», de Monóvar Espacio y memoria en Aspe, 1936-1939 Com si no haguera passat res més enllà del front: Crevillent, 1936-1939 Los lugares de la Guerra Civil en Sax Sanidad y estructura hospitalaria en la Elda de la Guerra Civil Les colònies escolars col·lectives al Vinalopó (1936-1939) Turismo bélico en el Vinalopó. Los lugares de la guerra como recurso potencial

OP. CIT. Carlos Salinas Salinas 207 Operación quirúrgica en el cuerpo social La represión política en Monóvar (1936-1943) Carlos Salinas Salinas 209 De las urnas a las armas. El Frente Popular y los orígenes de la Guerra Civil en la provincia de Alicante Gonzalo Martínez Español 211 La memoria rescatada. Fotografía y sociedad en Aspe (1870-1976), Vol. I Gonzalo Martínez Español 213 La memoria rescatada. Fotografía y sociedad en Aspe (1870-1976), Vol. II Rafael Carcelén 215 Los colegios públicos y privados de Elda, 1900-1970 Mª Ángeles Herrero Herrero 217 La diócesis de Cartagena en el siglo XX. Una aproximación histórico-sociológica Juan Ramón García Azorín 221 1779. Las calles perdidas de Petrer Bonifacio Navarro Poveda 223 La Transición de la Democracia en la provincia de Alicante (1974-1977) Vicente Vázquez Hernández 227 Catálogo y transcripción de los documentos contenidos en el Libro de Privilegios Reales de la Ilustre Villa de Sax Rafael Martínez García 229 Instituto «La Asunción». 50 años, 50 miradas Juan B. Vilar 233 Teatro religioso en las fiestas de Villena. Representaciones teatrales dedicadas a la Virgen de las Virtudes

Revista del Vinalopó, 17 (2014), 113-126

ISSN:1139-7322

Espacio y memoria en Aspe José Ramón García Gandía* Arqueólogo. Doctorando en Historia Contemporánea.

Resumen

La lucha contra el olvido, la fragilidad de la memoria y las consecuencias del proceso histórico hacen que subsistan, cargados de contenido histórico, diversos espacios que hemos denominado como lugares de la memoria. En una localidad de unos siete mil habitantes en el verano de 1936, la plaza Mayor, la iglesia, el ayuntamiento y, sobre todo, la antigua fábrica que acogió la Fábrica de la Moneda han sido los lugares escogidos para este artículo. Palabras clave: Aspe, guerra civil española, memoria histórica, lugares de memoria, historia local, patrimonio.

Abstract

The fight against forgetting, fragility of memory and the consequences of the process of historical narrative do they still exist and loaded with historical content, various spaces we have designated as sites of memory. On a town of about seven thousand inhabitants in the summer of 1936, the Plaza Mayor, the Church, Town Hall and and, especially, the old factory that housed the Fábrica de la Moneda, were the places chosen for this article. Keywords: Aspe, civil spanish war, policies of memory, places of memory, local history, heritage.

* E-mail: [email protected]

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T

ras las XIV Jornadas de Hispanistas Alemanes realizadas en marzo de 2003 en la Universidad de Regensburg, se compiló una publicación que resumía el trabajo de varios investigadores en el marco de un proyecto sobre los «lugares de memoria», en referencia a los espacios relacionados con hechos ocurridos durante la guerra civil española (Winter, 2006). El proyecto, no obstante, no finalizaba con la mera publicación de las actas, sino que introducía una nueva problemática a resolver: el de las diversas generaciones y perspectivas que conllevan cambios susceptibles de ser estudiados por medio de la recuperación estética de la memoria. Concepto que aparece vinculado a la noción de lieux de mémoire propuesta para Francia por Pierre Nora a principios de los ochenta (Nora, 1984; 1987; 1992), ampliando y nutriendo la idea del locus memoriae, ya expuesto en la retórica antigua de Cicerón y Quintiliano, quienes aconsejaban asociar, para fijar el orden del discurso, la relación entre ideas y lugares1. En este sentido, y en el caso que nos ocupa, se hace evidente la recuperación estética que se ha hecho especialmente en los últimos años en España con relación a la memoria histórica. Nos encontramos, pues, ante una serie de cuestiones que tienen que ver con la lucha contra el olvido: la fragilidad de la memoria y las consecuencias del proceso de narración y sus características para la formulación histórica. Un lugar de la memoria es un conjunto conformado por una realidad histórica y otra simbólica. Según Nora, cuando un personaje, un lugar o un hecho, se constituye como lugar de la memoria se está desentrañando algo más que su realidad histórica: su simbolismo. También se ha aclarado que los llamados lugares de la memoria no se reducen a monumentos o acontecimientos memorables; a objetos puramente materiales, físicos, palpables y visibles que generalmente son utilizados por los poderes públicos. Un «lugar de la memoria» es una noción abstracta, simbólica, destinada a desentrañar la dimensión histórica desde el punto de vista material pero también inmaterial. En consecuencia, un lugar de la memoria no comprende un inventario exhaustivo ni tiene alcance enciclopédico, tampoco es una simple referencia (Nora, 1998, 27). Por otra parte, la elaboración de un catálogo de lugares físicos tiene como objetivo final la consecución de una idea, eliminar el sentimiento de pérdida de nuestra historia y, en definitiva, de nuestra identidad cultural. En realidad todos los lugares son históricos, todos tienen su carga de memoria. Espacios públicos y privados han sido escenarios del proceso histórico. La historia social reconoce el valor del estudio de las clases anónimas, en contraposición a la «historia oficial» fáctica y diacrónica. No obstante, aunque una población, en su totalidad, es en realidad objeto de estudio, sí es cierto que determinados lugares, en

1 En realidad, este concepto en la actualidad se utiliza en las reglas mnemotécnicas, El Arte de la Memoria (Ars memoriae), también conocido método de Loci.

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su mayoría públicos, aparecen con una carga mayor de simbolismo relacionados con hechos ocurridos en el pasado. En este trabajo, hablaremos de estos espacios públicos, localizados en el pueblo de Aspe, e intentaremos transmitir su memoria en relación a la guerra civil española. Los Espacios de la Memoria La población de Aspe contaba, a comienzos del siglo XX, con un censo de 7.927 habitantes2. Desde esta fecha, el número de habitantes sufrió un brusco descenso cuantitativo que duraría hasta 1930, fecha en la que empezó a recuperarse con un crecimiento continuo a pesar de la incidencia de la emigración. En esta caída de la población influyó, tal y como se ha expuesto en anteriores investigaciones, la emigración; el efecto negativo de la epidemia de gripe de 1918; y la inestabilidad económica y política en los inicios de la década de los años treinta, donde convergió el impacto de la crisis económica de 1929 con las turbulencias políticas del final del reinado de Alfonso XIII (García Gandía, 2014 c).

Figura 1: Mapa del pueblo de Aspe durante la guerra civil con la localización de la factoría de la FNMT, entidades políticas y sindicales, refugios y nombres de calles.

Tras las elecciones de 1931 que dieron lugar al establecimiento del régimen republicano en nuestro país, en la población se constituyó un

2 INE. Censo de la población de España.

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gobierno municipal formado por republicanos y socialistas con mayoría del Partido Republicano Radical (García Gandía, 2010 b). Estos cinco años de Gobierno republicano, hasta el comienzo de la guerra civil, fueron, en general, de crecimiento, a pesar del acuciante problema del paro obrero. La puesta en marcha de infraestructuras que llevaban algún tiempo gestándose como el Mercado de Abastos y el Grupo Escolar «Pablo Iglesias» y el aumento del presupuesto en servicios sociales convivirían con la inestabilidad política de estos años que desencadenaría en el golpe militar de 18 de julio de 1936. Aspe, prácticamente en el centro de la provincia de Alicante, pasó toda la guerra civil en la retaguardia republicana (García Gandía, 2010 a). Pero, como se ha demostrado ampliamente en numerosos estudios, la retaguardia, ambas retaguardias, no estuvieron exentas de acontecimientos acompañados, en algunos casos, de episodios violentos que dejarían huella en la población. Estos acontecimientos, tal y como expresábamos al inicio de este trabajo, están relacionados con espacios concretos. El Ayuntamiento y la Plaza Mayor La Plaza Mayor es el centro político y social de la villa de Aspe, denominada como plaza de Alfonso XII durante la Restauración, como plaza de la República desde 1931 hasta el final de la guerra civil y como plaza del Generalísimo desde 1939 hasta 1977, guarda en sus aceras y edificios momentos históricos de gran trascendencia. Entre los edificios que la conforman y delimitan, necesariamente tenemos que destacar algunos de ellos relacionados con el tema que tratamos: el edificio histórico del Ayuntamiento y en particular la lonja que ocupa su fachada; la basílica de Nuestra Señora del Socorro; el Casino Primitivo, convertido en Centro Local de Milicias y el bar restaurante El

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Figura 2: Lonja del Ayuntamiento. Edificio histórico. En la puerta del Ayuntamiento fue asesinado Ramón Calpena Cañizares, industrial alpargatero declarado desafecto a la República, preso por adhesión a la rebelión militar y conmutada la pena por internamiento domiciliario. Fue objeto de un linchamiento junto a su hijo, Luis Calpena Pastor, muerto también en la plaza y su yerno Javier González Avellán que resultó malherido.

Montadito, en el número 3 de policía que fue sede del Radio Local del Partido Comunista y, posteriormente, acabada la guerra, de la FET y de las JONS. El Ayuntamiento fue testigo de varios acontecimientos durante la guerra civil. No sólo era el lugar de reunión del Consejo Municipal sino, también, del Frente Popular Antifascista de Aspe, con el que compartía la gestión política de la población. En la planta superior del edificio se encontraba la cárcel que, durante la guerra civil, sirvió para alojar a los detenidos políticos antes de su traslado al Reformatorio de Adultos de Alicante, si finalmente se optaba por ponerlos a disposición del gobernador civil. Pocos días después del golpe de Estado se tiene conocimiento que éste ha triunfado en algunas capitales de provincia. En Aspe, siguiendo órdenes del Gobierno Civil, se detiene a seis funcionarios municipales y a un ex alcalde durante la Dictadura de Primo de Rivera. Días después, cinco de ellos fueron puestos en libertad. Durante la semana siguiente se detenía a doce personas más. El día 14 de agosto, ante el cariz que tomaban los acontecimientos y siguiendo instrucciones del gobernador civil de Alicante, Francisco Valdés Casas, se decidió trasladar a los presos a la prisión de Alicante. Pero, las peticiones para que otras personas fueran detenidas no cesaban y cada partido político y sindical tenía elaborada una lista de personas que, según ellos, debían ser arrestadas. De esta forma, se convocó una reunión de todos los partidos políticos y sindicales que formaban parte del Frente Popular para el 29 de agosto de 1936, en el Teatro Wagner. Allí se discutió que hacer con las personas consideradas por ellos desafectas y que todavía se encontraban en la población. Tras la lectura de varios escritos y el acuerdo de los asistentes, se redactó un acta que incluía un listado de personas de derechas que debían ser detenidas y puestas a disposición del gobernador civil de la provincia (AGHD3, Alicante 4654, 1939, fol. 91 vto.). Un primer listado contenía el nombre de 24 personas, 23 hombres y una mujer (CDMH4, PS-Alicante, leg. 106/5, 30). Finalmente, se eliminó a la mujer y se añadieron 14 personas más, para un total de 37 personas que igualmente fueron puestas a disposición del gobernador civil. Veinte de ellas fueron trasladadas y recluidas en el Reformatorio de Adultos de Alicante y otras dos en barcos prisión anclados en el Puerto, el resto fue puesto en libertad a las pocas semanas. El día 7 de noviembre de 1936 se presentó una denuncia sobre la existencia de una emisora clandestina en el número 5 de la calle Castelar. En la vivienda se presentaron milicianos armados, enviados por Frente Popular, con el objeto de realizar un registro en la casa. Tras la inspección, no encontraron la supuesta emisora pero fueron detenidas cinco personas y llevadas al Ayuntamiento.

3 Archivo General e Histórico de Defensa. Madrid 4 Centro Documental de la Memoria Histórica.

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Figura 3: Fachada principal del Casino Primitivo de Aspe, en la plaza Mayor. Durante la guerra civil funcionó como Centro de Milicias del Frente Popular de Aspe.

Tras su interrogatorio fueron conducidos a la cárcel municipal. Según declararon ante el juez militar una vez acabada la guerra, aquella noche hubo un intento de sacar un coche con la finalidad de aplicarles el paseo a los detenidos. No obstante, la autoridad ordenó que no saliera ningún coche del garaje municipal por la noche. Pero al día siguiente, el rumor que había circulado por el pueblo acerca de la existencia de la emisora clandestina dio lugar a que varias decenas de personas se fueran agrupando en la plaza de la República, frente al Ayuntamiento. La multitud arengaba a las autoridades municipales a que sacaran a los detenidos para su linchamiento y ante la negativa del alcalde y del presidente del Frente Popular, las personas allí congregadas, que algunas fuentes citan en más de quinientas, condujeron una manifestación por las calles de la población mostrando su indignación y emitiendo proclamas contra el ejército de Franco. La manifestación iba encabezada por mujeres y gran parte del grueso de la manifestación también era femenino. Pero sin duda, el acontecimiento que más huella dejó en la población fue el linchamiento de la familia Calpena, que acabó con la muerte 118

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Figura 4: Plano del centro urbano durante la guerra civil.

de dos de ellos y heridas graves a otro, en la plaza de la República, entre la lonja del Ayuntamiento y el centro de la misma (Ors Montenegro, 1993, 268). Luis Calpena Pastor, de 33 años de edad, comerciante; Javier González Avellán, de 49 años de edad, de profesión industrial y Ramón Calpena Cañizares, de 72 años de edad, de profesión industrial fueron detenidos por el Frente Popular de Aspe. Se les juzgó en febrero de 1937 por un delito de proposición para la rebelión militar5 por el Tribunal Popular de Alicante, siendo declarados culpables. Javier González Avellán y Luis Calpena Pastor a la pena de tres años de internamiento en un campo de trabajo; y al procesado Ramón Calpena Cañizares, a la pena de dos años de internamiento en un campo de trabajo (El Luchador, 01/03/1937. El Día, 27/02/1397). Apenas dos meses más tarde, Ramón Calpena Cañizares promueve en su nombre y en el de sus familiares, un expediente de indulto dirigido al Tribunal Supremo que finalmente es aceptado, y por el cual sus penas son conmutadas por la de confinamiento, por el tiempo restante, en sus domicilios de Aspe, bajo la vigilancia de la autoridad y, así, pudiesen atender las necesidades de la fábrica. La conmutación de la pena comenzaba a aplicarse a partir del 6 de julio de 1937, día en que los indultados se presentaron en el pueblo cerca de la media noche, acompañados del teniente coronel del Ejército e inspector del Cuerpo de Seguridad, Wenceslao Moreno Esteban. Éste se personó en el Ayuntamiento, que en esos instantes estaba celebrando Sesión de Pleno, para notificar al alcalde la llegada de los reclusos, dejándolos a cargo y bajo la protección de la autoridad local (Moreno Sáez, 2010, 57). La llegada de estas personas, en julio de 1937, produjo indignación en algunos sectores de la población debido al enfrentamiento político y sindical que habían mantenido con él, las organizaciones sindicales, durante décadas. El alcalde, Pascual Cánovas Martínez que llevaba tan solo cuatro días en el cargo, telefoneó en varias ocasiones al gobernador civil para solicitar la presencia de

5 Sancionado en el párrafo 2° del artículo 241 del Código de Justicia Militar.

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fuerza pública sin conseguirlo. Optó, entonces, por encerrarlos en el Ayuntamiento con la idea, según manifestó, de protegerlos de la muchedumbre. Los Calpena se confinaron en sus respectivos domicilios y cuando recibieron aviso a través de la guardia municipal de que se presentasen en el Ayuntamiento por orden del Alcalde, rehusaron acudir hasta que no se hiciese de día. Hacía las ocho de la mañana fueron asaltadas sus casas y conducidos hasta la plaza de la República. Entre golpes y empujones fueron asesinados: Ramón Calpena Cañizares, bajo la lonja del Ayuntamiento tras recibir un fuerte golpe en la cabeza con un objeto de madera; Luis Calpena Pastor, en la puerta del Radio Local del Partido Comunista, tras ser zancadilleado y herido con un objeto metálico en el cuello. Javier González Avellán, quedó malherido en el centro de la plaza. La iglesia de Nuestra Señora del Socorro La iglesia de Nuestra Señora del Socorro fue asaltada en la noche del 10 al 11 de agosto de 1936. Pese a la oposición del alcalde y del presidente del Frente Popular, un grupo numeroso de personas, en su mayoría jóvenes, violentaron una de las puertas penetrando en su interior. Poco después de las doce de la noche, llegó una camioneta y aparcó en el centro de la plaza frente a la puerta principal de la iglesia. Hacia ella fueron llevando las imágenes y objetos de culto que iban derribando de sus altares mediante cuerdas y palos. Los milicianos que hacían guardia en la puerta inspeccionaban los objetos y seleccionaban el destino de los mismos: unos al camión y otros, los que pudieran tener algún valor, al Ayuntamiento. Algunos objetos, como ropas y otros de escaso interés, se iban amontonando en la misma puerta. En el interior, donde destacaban numerosos grupos de niños y jóvenes, varios milicianos disparaban contra las tallas y esculturas; algunos ha120

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Figura 5: Capilla del retablo de Santa Teresa de la basílica de Nuestra Señora del Socorro. Sólo queda el cuerpo superior o ático del retablo, el resto fue desmontando y quemado en agosto de 1936.

bían subido a las zonas más altas y desde allí arengaban a los saqueadores; otros iban atando cuerdas a las imágenes para que desde abajo pudieran derribarlas. Se desmontó la parte inferior del retablo de Santa Teresa, obra de Vicente Castell (Vidal Bernabé, 1990, Fig. 48),6 que fue quemado. Las telas, manteles y vestimentas destinadas al culto se sacaron a la plaza y algunos de los presentes se vistieron con ellas y realizaron un simulacro de procesión católica entre la multitud. ActuaFigura 6: Basílica de Nuestra Señora del Socorro. Fue asaltada en la noche del 10 al 11 de agosto. Despojada de sus elementos religiosos se destinó como cochera y almacén. El 29 de marzo de 1939, el mismo día que llegaron las tropas italianas de la división Littorio, se ofreció una misa de campaña en la puerta principal.

6 La fábrica tenía un primer cuerpo, con un nicho para la imagen, en el que se disponían columnas salomónicas: el segundo cuerpo o ático es el que se conserva en la actualidad.

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ción que pudo ser observada por los detenidos por el Frente Popular que se encontraban presos en la cárcel del Ayuntamiento, en el último piso del edificio. Se veían niños correteando con los tubos de cobre de forma atrompetada procedentes del órgano, que fue desmontado, al igual que los púlpitos y la pila bautismal. Se utilizaron tres camiones para llevar las imágenes y objetos hacía el Campo de Fútbol situado, en aquellas fechas, en la carretera de Elche, a la salida del pueblo7. Allí, se había formado una gran hoguera donde se iban arrojando las imágenes y demás objetos procedentes de la iglesia. Alrededor de la hoguera se había agrupado también un grupo numeroso de personas. Todas las imágenes y objetos trasladados se arrojaron a las llamas y el fuego se mantuvo hasta la madrugada. De la quema se salvaron la imagen del Cristo de la Flagelación, que permaneció escondida en un pozo y la de la Virgen de la Asunción que se ocultó entre las paredes de una casa. Ambas salieron a la luz al final de la guerra (Martínez Español y Soler López, 2010, 196). Sobre la imagen denominada El Niño de la Bola, cuyo autor podría ser Salzillo (Boronat Calatayud, 1986, 16, citando a Manuel Cremades), se ha apuntado en alguna ocasión que logró salvarse de la quema y que fue vendida en el extranjero. Posiblemente, la idea viene de un artículo publicado en la revista Upanel, donde se alude que «es factible que fuera sacada al extranjero» (Boronat Calatayud, 1986, 16). En realidad no existe documentación, ni ninguna otra fuente que indique que ésta imagen saliese de la población, y mucho menos en manos de algún exiliado con destino a Orán o cualquier otro lugar, algo bastante improbable y, seguramente, al igual que el resto de imágenes, fue quemada en la hoguera del Campo de Fútbol. Una vez desalojada la Iglesia de sus elementos y símbolos religiosos se transformó en cochera de los vehículos incautados y en almacén. El día 29 de marzo de 1939, por la mañana, al entrar en la población las fuerzas italianas de la División Littorio, se realizó una misa de campaña en la puerta principal de la Iglesia, previamente a ser de nuevo consagrada (García Gandía, 2014a). El monumento a los Caídos Una vez acabada la guerra, el Ministerio de la Gobernación ordenó a los gobernadores civiles para que instasen a las Gestoras Municipales a construir, en un lugar señalado de la población, un monumento a los «caídos por Dios y por España». El monumento iría presidido por la estela de José Antonio Primo de Rivera, el símbolo de la cruz y entre 15 y 20 nombres de vecinos del bando nacional caídos a causa de la guerra civil. Así, en Aspe, en el acta nº 3 de la sesión ordinaria del Ayuntamiento de 20 de septiembre de 1940 encontramos la siguiente anotación: «Se acuerda el estudio de petición que formula el Gestor Sr. González Avellán en el sentido de la construcción de un monumento

7 Información facilitada por Manuel López Botella.

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Figura 7: Monumento «a los caídos por Dios y por España» construido en una de las fachadas de la basílica de Nuestra Señora del Socorro en 1941 y desmontando en febrero de 2014.

a los caídos en la localidad, por Dios y por España» (AMA8, Actas de Pleno 1940-1941, fol. 5v y ss.). El monumento fue encargado al recién repuesto aparejador municipal y Jefe local de Investigación e Información de la FET y de las JONS, Higinio Perlasia Rigal, que diseñó un boceto y se encargó de encontrar los nombres que acompañarían a José Antonio en el monumento. Se eligió la fachada más cercana al Ayuntamiento, la que da a la calle Santa Teresa. El monumento fue desmontado en febrero de 2014, entregando las placas a los familiares que así lo consideraron. En su lugar se construyó una única cruz de mármol rojo veteado sin ninguna leyenda (García Gandía, 2014 b). La Factoría D de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre La ofensiva de las tropas rebeldes contra Castellón de la Plana en abril de 1938, hizo que la FNMT, establecida en esta ciudad desde noviembre de 1936, buscara un nuevo emplazamiento para seguir con su producción de monedas. Se nombraron tres comisiones para buscar una nueva ubicación de la factoría y dos semanas más tarde, después de una búsqueda intensa por las provincias de Valencia, Alicante, Albacete y Murcia, en las que se visitaron todos los pueblos de alguna importancia y cuantos lugares se habían indicado que pudieran reunir algunas de las condiciones expuestas, estaba decidido el lugar. Por absoluta unanimidad, se eligió la localidad de Aspe, que reunía según se expone en el documento: «… agua abundante, amplios locales, proximidad prudencial al ferrocarril y puertos marítimos, tres compañías eléctricas con tres redes, viandas para los obreros y sus familias, buena situación en zona prevista de bastantes alimentos…». El traslado no fue tan rápido como se preveía. Uno de los camiones tardó tres días en realizar el viaje de Castellón a Aspe y el resto unas 30 horas (AFPI9, AH-25-26). Más del doble de lo tardado en llegar de Madrid que se encontraba a 415 kilómetros. El local escogido para la ubicación de la Factoría D de la FNMT en Aspe fue un edificio dedicado a la fabricación de alpargatas. La

8 Archivo Municipal de Aspe. 9 Archivo de la Fundación Pablo Iglesias.

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empresa, cuyo dueño era Antonio Erades Puerto, ocupaba un local en el denominado Camino de Novelda nº 27 y había sido incautada por la UGT-CNT, funcionando como cooperativa hasta el 12 de mayo de 1938 (CDMH PS-Alicante,106/5,25), según figura en el Acta de la misma fecha donde se reconoce a esta industria a favor del Ministerio de Hacienda y Economía, por estar incursa en el Decreto de 17 de marzo de 1938 (Gaceta de la República nº 79 de fecha 20/03/1938). Una vez decidido el establecimiento de la Fábrica de la Moneda en ese local, su gestión pasó a depender directamente del Ministerio, cuyo titular curiosamente tenía como apellido el nombre de la localidad donde se asentaba esta factoría: Francisco Méndez Aspe, de Izquierda Republicana. El edificio ocupaba unos 300 m2 construidos en una planta y un anexo de unos 50 metros que tenía dos plantas, donde se ubicaban las oficinas y la Administración; aunque todo el complejo anexo podía superar los 1.500 m2. El conjunto disponía de comedor con un despacho destinado a la cooperativa, patio con parque de coches y camiones, sala de máquinas y fundición donde se realizaban las crisoladas. La puerta se encontraba constantemente vigilada por un obrero que debía impedir el paso a toda persona que no estuviese autorizada e impedir la salida de cualquier objeto de la factoría. Incluso se habilitó una piscina y solárium para los momentos de descanso, a pesar de que los horarios iban aumentando progresivamente en aras del incremento de la producción. Meses más tarde, la factoría ubicada en Valencia y destinada a la

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Figura 8: Fachada del edificio que albergó la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre en Aspe. En la actualidad hay un bloque de viviendas, en la avenida de Navarra, hacia la salida del pueblo en dirección a Novelda.

impresión de billetes, sellos y timbre también se trasladó a Aspe, a un edificio justo enfrente de donde se había establecido la fabricación de moneda. A mediados de noviembre terminaría el traslado del resto de maquinaria y personal. No obstante, es el 17 de enero de 1939 cuando se comunica al Delegado del Presidente del Consejo de Ministros, ya de forma oficial, el desmontaje y traslado a la nueva ubicación (Encinas Bodegas y López Díaz, 1994, 96). El edificio que fue destinado para instalar las máquinas de imprenta y litografía para la fabricación de billetes, se encuentra todavía ubicado en la actual Avenida de Navarra de la población de Aspe, justo enfrente del espacio que ocupó el edificio destinado a acuñación, aunque desplazado ligeramente hacia la entrada del casco urbano. En la actualidad, ha sufrido ligeras modificaciones dividiéndose parte de su planta. No obstante, la fachada conserva el aspecto original (García Gandía, 2010 a). Tras el fin de la guerra, en el edificio se instaló una fábrica de componentes eléctricos: CETRA, que compartió espacio con una zona destinada a la fabricación de alpargatas, industria a la que se dedicaba el edificio antes de la incautación y su adecuación para la FNMT. Hasta aproximadamente finales de la década de los años cincuenta el edificio continuó albergando ambas industrias, momento en que fue abandonado. Tras décadas sin uso, fue a partir de las primeras Fiestas de Moros y Cristianos de Aspe cuando se transformó en local de la Comparsa de Estudiantes, donde se compartieron bailes y cenas con un espacio vivo de la Historia de España. Una década más tarde, hacia los años noventa, el edificio se demolió y en su lugar se construyeron bungalós adosados. Como testimonio, el callejón que separaba la fábrica de la manzana contigua y que, hoy se mantiene como testigo mudo, se denomina calle de La Moneda. También en el Polígono Industrial de las III Hermanas del término municipal de Aspe, un letrero «reza» en una de sus calles: C/ Fábrica de la Moneda. El edificio destinado a imprenta permaneció con su industria dedicada a la fábrica de muebles durante varias décadas tras su abandono en la década de los noventa. El fin de la guerra no trajo la paz. Los hechos violentos ocurridos marcarían de forma incuestionable la represión de posguerra en el municipio. La represión trajo el silencio y éste, el olvido. La historia no es políticamente correcta o incorrecta, somos nosotros quienes la vemos de una forma u otra. Además, tiene una función útil, sirve para aprender de nuestros errores y, olvidando, no hay aprendizaje posible. En definitiva, estos son los lugares de la memoria del pueblo de Aspe. Ahora, tal vez podamos reconstruirla, ya que forma parte de nuestra identidad y todos los retazos de nuestra historia forman parte de ella. Absolutamente todos.

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