Espacio, fuerza, magnitud: Sobre la extensión en Leibniz
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Espacio, fuerza, magnitud: Sobre la extensión en Leibniz
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Enrique Maestu Fonseca
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“Black in deep Red Mark” Phillip Rothko
Introducción Nada fue lo mismo en la filosofía moderna después de Descartes y sus contribuciones metafisicas y matemáticas. Con él se inicia una nueva penosa tarea que es la de construir aquello que más tarde llamaremos ciencia Moderna pero que tal como explica Paolo Rossi2 en aquellos momentos todavía estaba lejos de ser un conjunto de disciplinas ordenadas y de procedimientos estandarizados. Ni siquiera es posible atribuir el carácter de separación entre campos de la propia filosofía. La diferenciación entre ontologia, epistemologia y lógica, que a ojos de los modernos es nítida, no parece ser tan fácilmente identificable en Descartes, Spinoza y Leibniz, sino que se desarrollan como diferentes secciones de la pregunta acerca de la naturaleza de la naturaleza y de la posibilidad de la libertad del sujeto dentro de este sistema. Si pensamos la historia de la filosofía del siglo XVII como si de una mónada leibniziana se tratase explicariamos el cambio de los contenidos y métodos del proceder filosófico como un permanente cambio en la monada filosófica, que sin embargo, a pesar de no dejar de actualizarse, nunca cambia de forma inmediata sino de forma gradual como una herencia del pasado que se dilapida poco a poco. Las herencias del pensamiento clásico y de la primera escolástica aparecen cuando no son llamadas a escena porque forman parte de la formación indirecta en el caso de Descartes3 y fundamental dentro del pensamiento de Leibniz. No se trata de empezar a hacer una hermeneutica retrospectiva de la construcción de la filosofía moderna, sino precisamente de insistir en el carácter de tácito conflicto en el método, en el léxico y los fines de la producción doctrinaria los que marcan las influencias, en ocasiones como rémoras y en otras como catapultas, como en el caso de Leibniz, que no solo se desenvuelve en las corrientes de la filosofía del siglo XVII, sino que en las etapas de su pensamiento Platón y Aristoteles4 serán apoyos importantes en diferentes momentos. No, obstante después de Descartes , pensar el espacio ya no será lo mismo, y precisamente en esta dirección se encamina el presente trabajo. Pensar el tiempo y el espacio en el siglo XVII es algo que trasciende al pensamiento metafísico o especulativo. Pensar la extensión, sus causas y límites está íntimamente relacionado con dos hechos definitorios de la modernidad como son la formación y asentamiento del estado moderno5 y la reforma protestante y las guerras de religión que asolaron Europa durante todo el siglo XVII. De esta manera la Rossi, P: (2000:43) Decimos indirecta no solamente en referencia a que el propio Descartes renegara del modo de proceder de los escolásticos, que ciertamente manifiestan una propensión mayor al estudio de los clásicos. Geneivre RodisLewis, en su biografía sobre Descartes sostiene que el joven René en su estadía en el colegio de los Jesuitas de La Fleché, no recibió una educación escolástica doctrinaria aunque si tuvo contacto indirecto con la doctrina aristotélica. En el Descartes de las meditaciones encontraremos que en las Objeciones y respuestas, su modo de argumentar es marcadamente diferente cuando no antagónico al escolástico. 4 Así pues Leibniz en su cuarta respuesta a Clarke reconoce haber creído en la explicación que Aristóteles da en el Libro IV de la física acerca del vacío pero haberse desengañado posteriormente a tenor del experimento realizado por Torricelli y las explicaciones dadas por Descartes y Pascal 5 Para ilustrar el proceso de formación del Estado moderno de Europa en el Siglo XVII se puede hacer uso de la animación realizada por Benoit du Chatelet sobre los cambios en las fronteras, soberanía y regimenes politicos en Europa. [https://www.youtube.com/watch?v=2GwArLzQn9Q] 2 3
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metafísica, como ciencia ordenadora de ciencias y como productora de cosmovisiones ya fuera físicas o teológicas representaba ciertamente un rol mucho más central que el que ahora mismo ocupa a la hora de legitimar procesos históricos ajenos a sus propios contenidos internos. Por eso, pensar el mundo como caos fenomenico que puede ordenarse porque de hecho ya está previamente ordenado pero necesita de una explicación, abre la puerta a que en el siglo XVII se generen metafísicas dispares en referencia al estudio de la naturaleza con mayor referencia a una base metafísica o teológica. La aportación del pensamiento leibniziano a la metafísica tiene ciertos caracteres muy originales respecto a los principios que están a la base como al orden en el que se distribuyen los elementos y contenidos y la capacidad que tiene de incorporar aspectos de otras doctrinas a su pensamiento. Cassirer se refiere a su filosofía como “ un alfabeto del pensamiento que nos permita construir con un número relativamente pequeño de elementos simples la totalidad del conocimiento”.En el desarrollo de su filosofía, sobreponiendose a los antagonismos de “los puntos de vista” metafísicos, Leibniz se apoya unas veces en Descartes y otras veces en Spinoza y en Hobbes, tomando una serie de de elementos de sus doctrinas para incorporarlos a su propia producción, guiándose más por un interés sistemático unitario que por un intento ecléctico de unificación. De la misma manera que a Descartes no le interesa la búsqueda de los primeros principios tanto como el orden de los principios mismos6; Leibniz no hace el mismo hincapié en el contenido de estas u otras tesis filosóficas , sino en el método de investigación por medio del cual las establece. El problema que le preocupa de partida es el de saber hasta qué punto este ideal puede llegar a realizarse y a ponerse a contribución para la solución de los problemas concretos en física o en metafísica, derecho o teoría del Estado. Sin embargo, siendo conscientes de los límites casi inconmensurables de la producción leibniziana trabajaremos aquí con la concepción de la extensión a través de dos textos: la Monadología como texto de una metafísica de madurez y la correspondencia entre Leibniz y Clarke a propósito de ciertas impugnaciones que el primero realiza sobre los propósitos de la física de Isaac Newton. Nuestro interés es trabajar con el tratamiento relacional de la materia y las substancias que se lleva a cabo en la monadología, para posteriormente entrar en la discusión con la física de newton acerca del tiempo y el espacio absoluto y las representaciones del mundo que se derivan de ambos planteamientos. El problema del tiempo y el espacio absoluto así la cuestión como de las fuerzas vivas o las magnitudes ya no será el mismo cuando Kant cambie las coordenadas del debate ofreciendo un argumento de robusta solidez, que en cierta medida resolverá el aspecto metafísico de la polémica LeibnizClarke. No se busca aquí la verdad o falsedad del planteamiento leibniziano, sino lo sugestivo que resulta la concepción relacional y hasta podría decirse energética de tal planteamiento metafísico en relación con el mundo. Así pues para entender cual es el carácter de un espacio relacional tendremos que seguir el camino de la materia a la idea de Dios a través del sujeto en la Monadologia y despues tratar de profundizar en la discusión con la física de Newton. 6
Grondin, J. ( 2006:181)
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1. Monadología: Fuerza, composición y substancia Para poder comprender que es aquello que podemos encontrar en la Monadología, debemos de situarla previamente dentro de su obra. Se trata de una obra de madurez dentro de la no muy prolongada vida del filoso alemán, donde más que esbozar, sistematiza dentro de un sistema de proposiciones una metafísica mucho más madura y menos dependiente de la filosofía clásica que en el Discurso de Metafísica que escribió siendo joven. En la Monadología encontraremos un sistema de parágrafos donde se sintetiza una doctrina, que sin embargo proviene de otros escritos de una obra muy prolífica. Así pues, en este tratado encontraremos las columnas, volutas y arquitrabes de un sistema metafísico que el propio Leibniz quiso hacer lo mas sencillo posible. Lo pretendido es lograr una metafísica de la simplicidad pero no simple. En la Monadología se dan las claves para entender el sistema, pero hace falta recurrir a los otros textos para completar los contenidos en materias como su teoría del conocimiento, ciencias experimentales, lógica o filosofía de la historia. Por el tratamiento que en este texto se hace del sujeto, se siente notoriamente la distancia con el dualismo cartesiano, y como se vera más adelante, con el tratamiento de la extensión dentro de su propio sistema. El racionalismo leibniziano se sirve un método que permite integrar dentro de su metafisica saberes distintos que permiten avanzar por un camino distinto dentro de la dialéctica sujetoobjeto, salvando la trampa en la que muchos cartesianos cayeron al tratar la extensión nada más que como mera extensión. La metafisica leibniziana nos permite dar cuenta del cambio en el mundo, de la libertad de los sujetos, sin desatender las exigencias de la materia como haciendo el necesario hincapié en que la materia sin una causa eficiente seria pura uniformidad. En definitiva, la de Leibniz es una metafisica que aun queriendo ser simple complejiza enormentente la mathesis universalis abierta por Descartes. En la primera aproximación a las substancias Leibniz la hace recurriendo a una distinción lógicas. Hay substancias simples porque hay substancias compuestas, y todo compuesto no es más que un conjuto o “ Agregatum de simples. Esas substancias simples, o también monadas son los verdaderos atomos de la naturaleza7 y por lo tanto los verdaderos elementos de las cosas. Allí no 7
Veremos posteriormente como este planteamiento del espacio entra en abierta confrontación con concepción newtoniana del espacio. Mientras que el segundo se mueve en una perspectiva atomística, Leibniz se mueve en una espacialidad donde no hay vacío, y donde la totalidad de la realidad es copada por la relación constante y saturada de las mónadas en la extensión.
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hay partes y por tanto no hay ni forma ni divisibilidad posible, de lo que Leibniz deduce que dentro de la monada no hay extensión posible. Si nos interrogamos por la epigenesis de las monadas la pregunta adquiere la necesidad de la existencia de Dios para su propia subsistencia, de otra manera la coherencia lógica de la substancia o bien continuaría descomponiendose ad infinitum o bien entraríamos en un planteamiento materialista ateo. No podemos suponer , en este caso, un comienzo natural en una substancia simple que recordemos, no puede ser formada por composición. Las restantes substancias compuestas solo comienzan a ser por creación y terminan por aniquilamiento, no pueden tener comienzo ni fin total. Sino que empiezan y terminan por partes. Leibniz explicará esto aludiendo a que cada monada es tiene un carácter único e irrepetible dentro del universo y que a su vez encierra un universo dentro de sí. No se trata de un movimiento interno de la substancia simple, sino una composición. Las monadas carecen de huecos por donde puedan salir y entrar las cosas y Leibniz es tajante a este respecto “Ni substancia ni accidente alguno puede entrar dentro de una monada” De lo hasta ahora avanzado se colige que conocemos el contexto de la monada y que seguidamente necesitamos elucidar es su carácter y sus cualidades. Las monadas no serian seres, y no habría una semejante a otra respecto a las cualidades, de forma contraria no habría un modo de percibir los cambios en las cosas y todos los compuestos terminarían por ser iguales y no cabria distinguir entre ellos. Por tanto, las monadas deben de estar en cambio continuo, y su movimiento se deben a un principio interno y no como podría pensarse externo, ya que ninguna causa externa puede causar influencia en su interior.No obstante, el principio de alteración no es suficiente, solo con este explicaríamos la separabilidad pero no la composición. Para explicar el cambio que ocurre en la naturaleza, Leibniz se sirve de la noción de relación8 entre los contenidos de aquello que cambia y que sirven a modo de especificación de aquello que cambia permitiendo la variedad. En toda substancia compuesta debería de haber un gran numero de substancias simples que conformen la unidad que esta en permanente cambio, de tal manera que dicho cambio al no dejar de producirse, es un cambio de grado porque en cada transformación algo queda y algo se va. Por lo tanto encontramos otra regla en cada substancia simple que conforma cualquier unidad, aunque carezca de partes debe de contener la posibilidad de establecer relaciones y afecciones. Así pues 8
Respecto al tipo de relación, cabe precisar que no se trata de una relación dialectica ni causal en el sentido escolástico, no se trata solamente que está entre la causa y el efecto posibilitandolo, sino que tiene un componente ontológico ulterior, las cosas tienen su existencia extensional de manera que por su propia naturaleza necesitan de la constante relación para poder ser lo que son. Deleuze en sus cursos de filosofía definirá esta forma de entender la relación como un planteamiento energetista.
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podremos definir Percepción como aquel “estado pasajero que encierra y representa una variedad en a unidad o en la substancia simple”. En este punto, Leibniz nos previene sobre el error que seria confundir percepción con conciencia y que este es un error muy común entre los cartesianos de la época que solamente incluían en sus análisis a aquellas percepciones de las que tomamos conciencia, y no de todo ese basto conjunto de percepciones de las que no somos conscientes. Así pues hay un principio interno de las monadas que permite el paso de una percepción a otra que se denomina apetición. La capacidad apetitiva es aquella que permite la dynamis dentro del sistema leibniziano. Ya no se trata de que las monadas tengan que marcar distancias con respecto a un planteamiento atomista materialista sino de explicar como es posible la percepción y qué clases de percepción existen. Leibniz pretende tomar distancia del mecanicismo cartesiano sosteniendo que no se puede explicar a percepción mediante la mecánica, ya sea mediante figuras o movimientos. No se trata de una maquina y aquí Leibniz se sirve de las piezas de un molino que se pueden desmontar para explicar como funciona. Es en las substancias simples donde se encuentra el origen de las percepciones y apeticiones. En este punto Leibniz traza una distinción, llamara entelequia a toda substancia simple o monada creada,porque tiene en sí cierta perfección y suficiencia que las hace fuentes de sus acciones internas y [...] autómatas incorpóreos”9. sin embargo, este argumento no puede aplicarse en sentido inverso, no toda entelequia puede ser llamada alma por cuanto que tiene percepciones. Un alma es aquella mónada cuya percepción es más clara y acompañada de memoria. La capacidad proleptica será la encargada de
ordenar las percepciones mientras que la calidad de las
percepciones será la que determine la capacidad de emitir juicios y por tanto establecer una distinción entre hombres y animales y entre los propios hombres10. Una substancia simple no puede carecer de percepción ni apetición, pero tampoco si ser afectada por otras substancias. De la misma manera que ella afecta a otras monadas simples, en ella se dan una gran variedad de percepciones más o menos débiles, que cuando no se es capaz de ordenarlas, memoria mediante, producen aturdimiento. Para Leibniz es el alma la que tiene la capacidad de determinar y distinguir los
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XVIII (1889: 14) Así pues la diferencia entre sueño y vigilia será una diferencia de grado en las percepciones. Mientras que dormimos o en caso de desvanecimiento repentino nuestra alma no difiere de una simple monada aunque tratándose del hombre, este es capaz de recuperar la claridad en las percepciones porque es algo más. Si no fuera algo más Leibniz estaría reconociendo nuevamente un otorgando un caracter mecanicista en donde las almas no serian más que parte de un sistema de mecanica con reglas diferentes a las cartesianas, pero una mecanica al fin y al cabo. 10
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contenidos alejándose del aturdimiento y engendrando el futuro. Cada estado precedente de una monada es una continuación de su propio estado precedente que por estar en permamente relación y afección, nunca es semejante al estado anterior. tal y como lo expresa Leibniz “ una percepción no puede venir naturalmente sino de otra; así como un movimiento no puede venir naturalmente sino de otro movimiento”11. La memoria es el fundamento de posibilidad de entender la consecución.a las almas, pero que no obstante, debe de distinguirse de la razón por cuanto que la memoria como facultad permite ordenar los contenidos de la experiencia atendiéndose a un criterio empírico que permite la formulación de prognosis inductivas, la razón es la que posibilita y propicia la búsqueda de las verdades eternas. Leibniz nos dirá que los humanos somos empíricos en tres cuartas partes de nuestras acciones pero que lo que nos distingue de los animales es precisamente poseer la razón y la ciencia que son los únicos instrumentos que nos permiten elevarnos al conocimiento de Dios y de nosotros mismos, que puede denominarse asimismo como espíritu o alma racional. Solo el conocimiento progresivo de la realidad y por la capacidad de realizar abstracciones es como se puede “ por medio de actos reflexivo” llegar a pensar en un “yo12 ”, que “ está dentro de nosotros” y en virtud del cual se puede pensar en el ser las substancias y en Dios13 Los objetos principales de nuestros razonamientos nos son suministrados por medio de actos reflexivos que a su vez se fundan en los principios de no contradicción sobre el que Leibniz se refiere así: “Juzgamos falso lo que esta encierra y verdadero lo que es opuesto a lo falso o contradictorio”, y en segundo lugar el principio de razón suficiente que es enunciado en la monadología en los siguientes términos: “No se puede hallar hecho alguno, verdadero o existente, ninguna enunciación verdadera, sin una razón suficiente por la cual sea así y no de otro modo, aunque estas razones nos sean desconocidas con frecuencia”14 Si aplicamos estos principios a los la naturaleza de nuestros razonamientos se colige que se podrán distinguir dos tipos de verdad. Aquellas que son necesarias, cuyo opuesto es imposible y XXIII (1889:15) Respecto a la noción del yo habría que considerar la posición en la que Leibniz sitúa al yo en realación al que desempeña el ego en Descartes como substancia pensante, como aquella reflexión que realiza Hume poniendo en tela de juicio la indisolubilidad del yo, afirmando que incluso está noción podía ser descompuesta en par partes igualmente relevantes. Leibniz no leyó a Hume, pero su planteamiento muestra cierta equidistancia entre ambos autores. 13 Aquí cabria iniciar una discusión sobre la interioridad o exterioridad de Dios en las substancias, ya que, sin recurrir a una ulterior explicación se puede colegir en distintos pasajes de la monadología, tanto que Dios está presente en cada una de las monadas, entrando en un planteamiento panteísta que por otra parte Leibniz rechaza, como un Dios exterior a la materia que actúa desde un nivel extramecanico fuera de la extensión tal y como encontramos en De la Verdad. .. 14 Sobre este principio se hace referencia en diferentes ocasiones a una ulterior explicación en la Teodicea que completa el sentido de este principio explicado en la monadologia de forma abreviada y que no incluimos aquí por razones de tiempo . 11 12
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que por su modo de establecerse son verdades de razonamiento. Y por oposición lógica se encontraran las verdades de hecho que son contingentes y su opuesto es posible. Cuando una verdad es necesaria se puede hallar la razón de la necesidad por medio del análisis mediante reducción en ideas y verdades más simples de la misma manera que en matemáticas los teoremas de especulación y las reglas practicas se resuelven por el análisis axiomático. El criterio último de verdad de una idea no debe buscarse en su coincidencia con una cosa externa, sino exclusivamente en la fuerza y en la capacidad del intelecto mismo. Un concepto puede ser “ posible” y “ verdadero” sin necesidad de que su contenido se dé nunca en la realidad externa , siempre que poseamos la certeza de que, por carecer de toda contradicción interna puede formar la fuente y el punto de partida de una serie de juicios válidos. Sin embargo, para cerciorarse no queda otro camino que el de hacerlo surgir constructivamente ante nosotros. Es el acto de construcción genética el que nos garantiza la seguridad y la existencia de un determinado concepto. Por lo tanto , la validez de un concepto complejo solo se prueba cuando se lo desintegra en sus elementos “ simples” y cuando cada uno de ellos puede ser mostrado como “ construible”. El contenido originario del saber no es algo reunido de cualquier modo fuera de nosotros 15 , sino algo que brota de una creación de nuestro espíritu . El intelecto , al crear genéticamente los conceptos, crea al mismo tiempo el material del que puede obtener en lo sucesivo toda la plenitud del saber. A este proceso Leibniz lo llama intuición, esto es a esta capacidad primaria de y fundamental de la libre formación de los conceptos16.
No obstante, la posibilidad de demostración no es del todo ilimitada, más bien encuentra tanto un limite superior (al que nos dedicaremos más adelante), como un limite inferior identificado como principios primitivos que tienen la característica común de no poder ser demostrados y de no Cuando Leibniz estudia a Nizolio en 1760 desarrolla con claridad las condiciones para que se pueda explicar la inducción misma. La lógica de Nizolio se intentaba destruir la significación sustantiva de las verdades “abstractas”. Según ella, el concepto no es más que la abreviación y el compendio de los diversos hechos concretos observados , reunidos bajo un nombre común. No se trataría de un medio o instrumento de investigación sino tan sólo de un receptáculo para la conservación de conocimientos emanados de otras fuentes. La “deducción” que saca sus conclusiones pura y simplemente del contenido de un concepto no procura la menor idea nueva , sino que se limita a destacar y subrayar un caso concreto que ha contribuido y tenía necesariamente que contribuir a la formación del concepto general. Procede de una totalidad de conocimientos que ya poseemos a una parte contenida en ella. A esta visión Leibniz enfrenta una visión mucho más nueva del sentido de juicio general. Si la generalidad del concepto consistiera tan sólo en la confluencia y la suma de todo lo concreto, no pasaría de ser una vacua petito principii , puesto que se propondrá descubrir y fijar de nuevo lo concreto por medio del concepto. pero, en realidad, general significa una determinación totalmente sustraída al campo de lo meramente cuantitativo y situada de lleno dentro del criterio de la consideración puramente cualitativa. El que un concepto posea una determinada cualidad no significa que ésta se dé de un modo concreto en todos sus ejemplares. , sino que en su definición se contienen necesariamente determinadas cualidades derivadas. 16 “ El comienzo hay que buscarlo en la naturaleza general de las verdades” ( Del conocimiento, la verdad, y las ideas) 15
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necesitar serlo como en el caso de las enunciaciones idénticas cuyo opuesto encierra una expresa contradicción. Respecto a las restantes cosas, el principio de razón suficiente, debe de poder hallarse en las verdades contingentes y objetivas, y ser capaz de encontrar en sí una regla explicativa que otorgue cierto orden al caos fenoménico de “cosas esparcidas por el universo de las criaturas, en las cuales la resolución de las razones particulares podría llevar a una exposición ilimitada. Resulta nuevamente, que la causa eficiente debe de estar fuera de la sucesión de contingencias 17
aunque esta pudiera ser infinita ya que la ultima razón de las cosas debe de estar en una
substancia necesaria “siendo esta substancia una razón suficiente, de todo y con todo ligada, no hay más que un Dios y este Dios es suficiente”18. No puede haber nada dentro de esa substancia que le sea independiente y debe ser incapaz de limites y contener toda posible realidad. Para poder otorgarle el carácter de eficiencia a dicha causa es necesario reconocer que entonces en el dicha causa se encuentra la fuente de toda la existencia y de toda la esencia en cuanto esencia misma o “ en cuanto tiene algo de real en la posibilidad”. Luego, conocer la motivación de la causa eficiente y su contenido necesita del conocimiento de las verdades eternas, que Leibniz denomina como “región” aunque, en todo caso, se encuentra fuera de la región de la experiencia a pesar de que la relación que se establece entre ambas regiones explicite una clara subalternidad de la región de las verdades eternas sobre la experiencia, porque de darse el caso contrario “nada habría de real en las posibilidades”. Al haber otorgado a Dios el carácter de causa eficiente se debe entender como unidad primitiva o la substancia simple originaria19 productora de todas las monadas derivadas. No se puede pensar que siendo las verdades eternas dependientes de Dios, son arbitrarias y nacen de su voluntad, más bien hay que pensar en que el nacimiento de estas leyes tiene siempre un carácter de necesidad, no de volición divina. Si hay una realidad en las esencias y posibilidades o bien en las verdades eternas, esta realidad debe fundarse en algo existen, que por tanto debe ser la existencia del ser.
“Hay una infinidad e figuras y de movimiento presentes y pasados que entran en la causa eficiente de mi trabajo actual, y una infinidad de pequeñas inclinaciones y estados de mi alma presentes y pasados, que entran en la causa final” ( XXXVII) 18 XXXIX (1889:23) 19 “nacen de las continuos fulgores de la divinidad de instante a instante, limitados por la receptividad de la criatura en la cual es esencial la limitación” 17
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Hay en Dios el poder que es la fuente de todo, el conocimiento que contiene las ideas y la voluntad que verifica los cambios en virtud del principio de mejoramiento o perfectibilidad que corresponde a lo que en las monadas creadas verifica el sujeto en el que se encuentran las facultades perceptiva y apetitiva. Lo que en Dios son atributos absolutos y perfectos, en “las monadas creadas no son sino imitaciones más o menos perfectas”. No hay perfectibilidad dentro de la región de las leyes eternas, no cabe la posibilidad de pensar en dos versiones de causa eficiente, una como resultado del mejoramiento de otra anterior. El reconocimiento de la naturaleza de una causa eficiente lleva de seguido a afirmar la existencia de un solo mundo, o el mejor de los mundos posibles tal y como afirmará en la Teodicea. Las reglas que ordenan el caos fenoménico son verdades eternas, su naturaleza no cambia. La perfectibilidad aparece en el sujeto, que al percibir un nivel superior de conocimiento, encuentra en si la capacidad de generar una ordenación más virtuosa o acorde a lo que hay de necesario en la causa eficiente20. Son los receptores de los contenidos de las verdades eternas quienes ponen en movimiento mediante su actividad un proceso relacional continuo en donde la percepción de la naturaleza de la causa eficiente marca la dirección en la que se encaminaran las monadas, aquí se trata no solo de resolver el problema de la naturaleza de la materia, sino también de dar cuenta de la libertad del sujeto. De esta manera en las substancias más simples, la influencia de una a otra se daría por el previo establecimiento de una regla que el Dios mismo ha establecido. La regla establece una identidad en la relación pero no en la substancia, es el modo de relación lo que se guia mediante un cierto orden idéntico en todas las substancias, no es las substancias mismas, ya que cada una de ellas es diferente a la otra aunque todas compartan esa noción del modo de establecer ese tipo de relación: “Existe un enlace que tienen entre si todas las cosas creadas , que hace que cada substancia simple tenga aspectos y relaciones que expresen las demás y que sea por consiguiente espejo vivo y perpetuo del universo”
Dicha capacidad de influencia promovida por la capacidad apetitiva de la monada, se muestra como una fuerza que como tal actúa produciendo un movimiento que en una relación frente a otra cosa no solo se mueve a sí misma sino que establece una relación de posición sobre aquello con lo que se relaciona. Cabria pues caracterizar la posición de cada monada como activa o como pasiva, pero siempre teniendo en cuenta que no es una posición absoluta, sino que se trata de una mera posición producto de una dynamis perpetua y que tiene en cuenta una sola relación de una monada 20
“Una criatura es tanto más perfecta que otra cuanto más puede darse razón a priori de lo que en la otra pasa”.
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que constantemente está entrando en una multitud de afecciones. Así que la substancia que se acomoda por encima de otra como activa, será tenida por pasiva por aquella que contenga dentro de sí a la primera21. Aunque esto nos llevara a poder pensar en la existencia de varios universos debido al infinito numero de substancias, no se trata de tal existencia de múltiples universos, sino de las perspectivas de uno solo según las diferentes puntos de vista de cada mónada 22 . De esta manera se obtiene toda la variedad posible pero con el mayor orden, esto es, este es el medio de obtener toda la posible perfección. En el sistema leibniziano no hay lugar para el vacio, la materia llena el espacio y lo enlaza. Los movimientos producen efectos sobre los cuerpos distantes en proporción a la distancia. Cada cuerpo no solo se haya afectado por los que están en su contacto sino que se resienten de todo lo que ocurre. Parece que llegados a este punto el planteamiento energetista leibniziano adquiere todo su vigor y potencialidad futura. Al plantear la posibilidad de que en virtud de una relación conectiva, la capacidad de afección tome un cariz casi ambiental el análisis de las pasiones se convierte en una relación de fuerzas no circunscrito al dominio de la esfera cercana del sujeto, sino que aparentemente no finaliza dentro del orden de la realidad positiva. Dado que para Leibniz la realidad se caracteriza por la componibilidad tanto creativa como disolutiva, cada mónada representa todo el universo, aunque de forma más distintamente el cuerpo es particularmente afectado por ella con la cual forma entelequia23. Es en esta unión donde el planteamiento Leibniziano marca una diferencia con el cartesiano dado que el tratamiento de la extensión es radicalmente distinto del mecanicismo cartesiano. Leibniz en oposición a Descartes y al modelo mecanicista del cuerpo que Descartes describe en el Tratado del Hombre, acepta que los resortes físicos del hombre actúen como los de un autómata, pero no su naturaleza que en todo caso sería la de un autómata divino donde el espacio ontológico reservado al alma no se encuentra en otro nivel sino en el mismo que se dan las cosas y en donde las substancias interactuan. Cada cuerpo vivo tiene una entelequia dominante que será lo que distinga si es un animal o un hombre. Pero todos lo vivo está formado de otros seres vivos a su vez y cada uno de los cuales tiene en su ser una entelequia dominante. El alma cambia de cuerpo gradualmente, de forma que
“Dios, al comparar dos substancias simples halla en cada una razones que la obligan a acomodarse a la otra y por consiguiente, lo que bajo ciertos aspectos es activo, es pasivo bajo otros puntos de vista. Será activo en tanto que lo que en él se conoce distintivamente , sirve para dar la razón de lo que pasa en otro. Mientras que será pasivo en cuanto se halla en otro distintivamamente y da el fundamento de lo que se verifica en él” 22 LVII ( 1889:25) 23 “Y como el cuerpo expresa todo el universo por la conexión de toda la materia , el alma representa toda la materia” 21
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nunca es despojada por completo y simultaneamente. “No hay generación completa ni muerte perfecta, en rigor entendiendo esta por separación del alma. a lo que se llama generación son desarrollos y crecimientos y a la muerte son descomposiciones y disminuciones”. Así pues, queda desechada la idea de que el alma tiene asociada una porción de materia que le es propia y siempre la misma24 . Todos los seres vivos están en un flujo y reflujo perpetuo ordenado por las apeticiones o fuerzas de las substancias que actúan de acuerdo en mayor o menor grado con las verdades eternas que perciben de una manera u otra. Para Descartes las almas no pueden dar fuerza al cuerpo porque hay siempre la misma cantidad de fuerza en la materia. Él cree que el podría cambiar la dirección del cuerpo por no ser conocida en su tiempo la ley de la naturaleza que afirma la conservación de de la misma dirección total en la materia y esta forma de pensar termina por pensar que los cuerpos obran como si no hubiese almas y las almas como si no hubiese cuerpos y ambos unidos como si se influyesen recíprocamente. El animal empieza con el mundo y con el mundo acaba. La diferencia estriba en la distinción antes anunciada entre las almas meramente sensibles que son imagenes del universo y los espíritus que son imagenes de la misma divinidad autora de la naturaleza y que hacen que cada espíritu, en una escala menor sea una pequeña divinidad. Las almas obran según las leyes de las causas finales, esto es , mediante el establecimiento de fines y medios. Los cuerpos obran en virtud de las leyes y de las causas eficientes o de los movimientos. Empero, se encuentra entre ambas una armonía preestablecida ya que son representaciones de un universo mismo. Esto nos hace pensar en la posibilidad de que los espíritus pudieran formar una sociedad con Dios25 a lo que Leibniz da una respuesta rápida, efectivamente debe ser la acumulación de todos los espíritus los que deben de componer la ciudad de Dios que define como un mundo moral en el reino natural que “ no existiría si la grandeza y bondad de Dios no fuese conocida”. En la metafisica leibniziana el mundo tiene un componente armónico ya sea en la conciliación del del reino físico de la naturaleza que del reino moral de la gracia, algo que se puede apreciar en la figura de un Dios que es arquitecto de la maquinaria del universo y como monarca y legislador de la ciudad divina de los espíritus. No es nuestra intención introducirnos en un debate sobre la moral de Leibniz a este respecto, pero si parece bastante claro que busca que el sistema descanse
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“Cada Porción de la materia puede concebirse con un jardín lleno de plantas o un estanque repleto de peces en que cada rama de la planta , cada miembro del animal , cada gota de sus sudores y secreciones, es otro jardín u otro estanque” (LXVII). 25 discusiones del orbe vitoriano y Suarez. Segunda escolastica
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sobre una armonía promovida por Dios que conlleva un carácter de perfectibilidad continua. Recordemos que en la Teodicea se insiste en más de una ocasión en el argumento de que el mundo es el único posible y también el mejor de los que podrían existir. Aquí todo movimiento parece encaminarse hacia un principio de perfectibilidad tanto moral como natural que será ampliamente criticado años después por Voltaire. 2. La Composición de lo continuo: de la combinatoria al cálculo infinitesimal Resulta necesario insistir ahora sobre el carácter de la estructura de la realidad dentro del sistema metafísico Leibniziano. Como se ha visto más arriba, las relaciones que las mónadas mantienen entre sí mantienen un movimiento orgánico y simbiotico constante en el flujo sobre los fenómenos, que sin embargo necesitan de un tipo de ordenación exterior a la relación que establezca las reglas del juego. El conocimiento de tales reglas marca la dirección del amejoramiento de la entelequia de cuerpo y alma que trata ordenar, de acuerdo a las verdades eternas que se descubren en el principio de causa eficiente la composición de este nivel en el que interactúa. De ahí que la lógica de Leibniz busque ahondar en el contenido objetivo del saber mismo en lugar de reducir el pensamiento a articulaciones formales. La lógica tiene que exponer la naturaleza de este entrelazamiento entre los conceptos fundamentales
y los principios
fundamentales de la razón del que brota el conocimiento lo concreto. Este modo de concebir la lógica guarda una estrecha relación con la combinatoria bajo el principio de que cualquier resultado , que pueda darse por combinación de distintas condiciones , determinadas mutuamente entre sí, se podria haber previsto y haber sido establecido mediante un entrelazamiento adecuado de estas condiciones, todas y cada una de ellas se hallan en nuestras manos. Dada la relación que establece la entelequia con las restantes monadas las condiciones que forman el predicado de toda verdad están ya contenidas en el sujeto que es el que percibe las leyes eternas. Los materiales de todo saber, se hallan ya cifrados en nosotros mismos y el progresar de toda ciencia es el de llegar progresivamente a conocer por medio de un gradual esclarecimiento de un cierto orden que ordena un caos de múltiples percepciones. Por ello, en esta lógica, todo concepto que entre en el cálculo debe de derivarse perfectamente de las definiciones de la unidad y pluralidad de dicho concepto. A su vez todas las relaciones han de poder ser derivables de la numeración misma que para Leibniz es el único método fundamental. “ El número es por tanto, en cierto modo, una forma metafísica fundamental y la aritmética una especie de estática del universo, en la que se revelan la fuerzas de las cosas”26. Ahora bien, las fuerzas de las cosas son, sencillamente, las condiciones lógicas de su interconexión. De la misma manera que todo número se puede representar como 26
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el producto de otros números primarios y por tanto todo número puede determinarse por otros dos números, los propios conceptos deben guardar un orden de composición fundamental27 . La combinatoria, al querer determinar el número de la posibles combinaciones de los elementos dados, parece apuntar hacia el esquema fijo de cuantos problemas puede plantearnos la realidad. Pero el Leibniz posterior a De arte combinatoria tendrá que remontar la mirada sobre las consideraciones aritméticas. La geometría analítica permite el trazar curvas cuyos valores de abscisas y ordenadas se hallan entrelazados por una regla fija y unívoca, pero sin que esta dependencia pueda expresarse en una ecuación algebraica de determinado grado de tal manera que se establece una relación entre dos o varias magnitudes, sin que por ello una de las series pueda derivarse de la otra mediante la aplicación de las simples operaciones aritméticas. Ahora, el concepto de número es sustituido por el concepto de función. en la aritmetica el interés recaía esencialmente en la determinación de los elementos que conformaban los contenidos complejos; ahora, lo central es el modo en que se combinan. De esta manera se abren tantos modos de cálculo conceptual como modos de desarrollo deductivo de un concepto a otro existen. Los métodos de la aritmética, no son otra cosa que modos especiales de combinación que en vez de imponer a todos los demás sus reglas especiales, tienen necesariamente que derivar su propia validez de “ formas lógicas” superiores. El número mismo, que ahora no se concibe como una simple suma de unidades, sino como una relación de magnitudes. La característica geométrica descubierta por Leibniz ofrece un ejemplo clásico de cómo la deducción puede comportarse de un modo perfecto e independiente, sin recurrir a las consideraciones de tipo cuantitativo. La geometría analítica no puede llegar a dominar sus contenidos más que destruyendolos, traduciendo de antemano a un lenguaje extraño las relaciones existentes entre ellos, en vez de captarlas en su inmediata peculiaridad. No siempre resulta fácil trasladar de nuevo directamente las afirmaciones de este lenguaje a las formas que pretenden aplicarse, es decir , hacer que a cada expresión del calculo corresponda una construcción simple y determinada. Sin embargo, asumir está concepción no es algo exento de dificultades. Operando tal y como ahora propone Leibniz el postulado de no concebir el complejo en su concreta totalidad , sino reducirlo antes de operar en él a sus condiciones simples, queda vigente; pero la determinación intrínseca del elemento fundamental no tiene más remedio que cambiar. En vez del cálculo de las magnitudes y los números, aparece el calculo puro de los puntos. Así como la linea recta (en la geometría euclídea) se determina claramente por dos de sus puntos que indican con toda exactitud su situación en el espacio y sus relaciones con otras formas y figuras, podría aplicarse el mismo punto de vista a todos los conceptos fundamentales de la geometría y a las combinaciones resultantes de ellos. En vez de comparar entre sí las
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“Como todo lo que es o puede ser pensado está formado por partes reales o por lo menos, imaginarias, aquello que se distingue específicamente tienen necesariamente que distinguirse bien por poseer otras partes o por contener las mismas, ordenadas de otro modo” De Arte Combinatoria (1666)
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diferentes figuras empíricamente, nos limitamos en el análisis a considerar totalmente aquellos elementos conceptuales determinantes necesarios para llegar a formarnos su concepto. El análisis de la situación cumple , de este modo, el cometido general que la ciencia universal de Leibniz se plantea: reduce las formas acabadas del pensamiento a un movimiento discursivo que se desarrolla con sujeción a una regla estricta y determina , partiendo de las peculiaridades formales de este proceso, su resultado definitivo. Los elementos mismos no se dan ya por supuestos, sino que se calculan y se derivan deductivamente. El análisis del infinito viene a representar una solución para ampliar la Mathesis Universalis que englobe todas las formas puras de articulación del pensamiento. Las leyes de estas formas podían estudiarse y los resultados derivarse sin necesidad de determinar magnitudes extensivas cuya mutua dependencia es lo que se trata de comprender. Así, por ejemplo, la característica geométrica nos da a conocer un cálculo de congruencia en el que no entran magnitudes ni números, sino solamente unos simples, carentes de extensión y relaciones de situación. El cálculo versa solamente sobre la ordenación y la mutua condicionalidad de relaciones puramente cualitativas, sin entrar en ninguna clase de relaciones cuantitativas. El álgebra como ciencia de la cantidad se encuentra subordinada a una teoría de la forma que debe encontrarse en la metafisica, lo que en términos procedimentales quiere decir que el concepto de función queda por encima del concepto aritmético de la magnitud. La orginalidad del calculo infinitesimal consiste en que aplica esta concepción general al campo mismo de las magnitudes. Si se contraponen dos series de magnitudes variables y se combinan entre sí mediante una ley fija de subordinación, veremos que esta ley permanece vigente, aunque disminuyan ilimitadamente lo valores cuantitativos absolutos que comparamos entre sí. En definitiva, se trata de una relación conceptual que hemos establecido entre ellos y que se mantiene aunque desaparezcan las magnitudes que al principio representaban. Ahora es esta relación conceptual la que suministra el fundamento del conocimiento par determinar las relaciones de medida. Mientras que la ciencia universal se limitaba al principio a reducir todo el ser discursivo a relaciones numéricas, y trataba de enseñar seguidamente a renunciar a toda cooperación de los numeros en esta tarea, para comprender las relaciones de la forma puramente a base a sí mismas, ahora se revelan la teoría pura y el cálculo general de las funciones como el verdadero y más profundo instrumento para determinar los mismos números y las magnitudes. En estas condiciones ya se puede abordar plenamente la cuestión de la composición de lo continuo. Pasa a segundo plano el punto de vista del “ todo” y de la “parte”: en su lugar aparece una relación de interdependencia y de superioridad y subordinación de condiciones conceptuales. Lo “simple” no es parte integrante de lo complejo , sino un momento lógico que entra en su definición. “Las partes no siempre son más simples que el todo, aunque son siempre más pequeñas que esté”. Lo infinitamente pequeño pretende ser únicamente el “requisito” conceptual de la magnitud, pero no una parte integrante real y “actual” de ella28. 28
Volvamos a recordar Mónadologia paragrafo LXVII
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Frente a toda interpretación atomista que concibe la materiacomo integrada por partículas infinitamente pequeñas, Leibniz subraya continuamente una y otra vez , el carácter del cálculo infinitesimal como el de una ficción puramente metodológica; ficción que, sin embargo es necesaria e indispensable, ya que todo se comporta en las cosas como si fuese una verdad incondicional. En general, lo infinitamente pequeño presenta la vigencia plena de un fundamento conceptual , pero sin que se le pueda atribuir ninguna clase de existencia especial efectiva. tiene su lugar en los fundamentos ideales que rigen las cosas como las leyes de estas, aunque no se encuentre en las partes de la materia. Se abren aquí , tantos modos de cálculo conceptual como modos de desarrollo deductivo de un concepto a otro existen. Los métodos de la aritmética, considerados desde este punto de vista, no son otra cosa que modos especiales de combinación, que, en vez de imponer a todos los demás sus reglas especiales, tienen necesariamente que derivar su propia validez de “ formas lógicas” superiores. El número mismo, que ahora no se concibe y define ya, como una simple suma de unidades, sino como una relación de magnitudes, es el caso más simple de la relación en general. La matemática constituye el material en que toman cuerpo las múltiples formas de la deducción y del cual debemos rescatarlas en toda su pureza. La característica geométrica descubierta por Leibniz ofrece un ejemplo clásico de cómo la deducción puede comportarse de un modo perfecto e independiente , sin recurrir para nada a ayuda de las consideraciones de tipo cuantitativo. La geometria analitica, pese a la indiscutible maestría técnica que la distingue, no froma en sus premisas un todo perfectamente unitario y homogéneo. En vez de brotar todas las formas de un elemento fundamental se ve obligada a mezclar y combinar en la explicación de sus primeras determinaciones , factores algebraicos y geométricos. Solo aparentemente reduce todas las características de la forma sensible a valores y relaciones puramente numéricos. No en vano tiene que recurrir , en la definición del mismo sistema de las coordenadas y en la derivación de las ecuaciones originarias para la recta y para la distancia entre dos puntos a principios que no podemos demostrar sino con ayuda de la intuición geométrica. Tal y como nos indica Cassirer, Leibniz no necesitó descubrir la idea misma del calculo infinitesimal, que ya habían manejado y puesto a contribución con buenos resultados Galileo en la mecánica, Kepler y Cavalieri en la Geometría, Fermat y Descartes en el análisis. Pero su paso decisivo fue el hallar el fundamento conceptual capaz de unir todos esos conatos de explicación que se limitaban a aplicarse en diversos campos aislados. En esto, se remonta también por encima de Newton, quien explica el concepto de fluxión por el concepto de velocidad y cuyo punto de vista se orienta, hacia analogías esencialmente mecánicas. Leibniz en el fondo no dista mucho de esta concepción : también para él es el movimiento un concepto fundamental y un concepto racional puro impreso en el espíritu como patrimonio esencial de él. El principio de continuidad, como fundamento del proyecto leibniziano se presenta siempre como un principio de ordenación y armonización. Si se consideran dos series de valores de magnitudes variables unidas por una ley fija , dicha relación entre los valores de cada serie no desaparecerá porque se pase de los 15
limites entre una y otra. Dentro de proceder meramente intuitivo este tipo de casos pueden aparecer en conflicto con los restantes elementos de la misma manera que por ejemplo el paralelismo y la convergencia de las lineas aparecen siempre como antagónicas al ser contempladas por los sentidos. Pero el pensamiento tiene que encargarse de cerrar el abismo que existe para nuestra “imaginación”. La validez y la fuerza del método lógico por virtud del cual relacionamos entre sí las dos series no sufren menoscabo aunque desaparezca la analogía y la semejanza por la vía de los sentidos. La regla de lo desigual debe concebirse de un modo tan general que pueda incluir también la igualdad como una especial determinación. Quien desee formular reglas del movimiento y de la quietud, debe de tener presente que , ante todo, que: “la regla de la quietud debe concebirse de tal modo que puede ser considerada como el corolario o como un caso específico de la regla del movimiento. Cuando no ocurre así se lo constituye el indicio más seguro de que las reglas han sido formuladas de un modo falso y no guardan consonancia entre sí”
3. La extensión: Los presupuestos epistemológicos del tiempo y el espacio. 3.1 Espacio y tiempo absolutos: Newton Para tratar de ilustrar mejor las consecuencias del planteamiento leibniziano, es necesario aludir a los presupuestos metafisicos de la física newtoniana y en particular a los estudios referidos a la dinámica que sirvieron de base para la justificación de la existencia de un espacio y un tiempo absolutos por parte de Newton. Frente a los cartesianos que realizaban un tratamiento materialista de la extensión, Newton trabajara con una hipótesis que afirma la existencia de un tiempo y un espacio absolutos, independientes de la materia, y que a su vez darán lugar a dos tipos de movimientos: el movimiento absoluto, que es la traslación de un cuerpo desde un lugar absoluto a otro; y el movimiento relativo, que va referido al cambio de localización de un cuerpo en un espacio y tiempo relativos. La distinción entre estos movimientos no es más que una convención que sirve para clarificar la realidad de la apariencia: el movimiento absoluto es el verdadero movimiento que se produce en un cuerpo, el cual se mueve en un espacio absoluto—a lo largo de un tiempo uniforme y absoluto—, mientras que el movimiento relativo es un movimiento meramente aparente que depende del sistema de referencia arbitrariamente elegido; En esta dinámica, todo cuerpo estará en movimiento o reposo absoluto.
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El modo de diferenciar los movimientos absolutos y los relativos se basa precisamente en las causas que los provocan y en los efectos que producen. Así, sucede que el movimiento absoluto exige la actuación de una fuerza en el cuerpo movible para que pueda producirse y, sin embargo, el movimiento relativo de un cuerpo puede verse alterado sin necesidad de que en éste se imprima fuerza alguna. Tomemos como ejemplo un cuerpo A que se encuentra, por un lado, en reposo absoluto, y, por otro lado, en reposo con respecto a otro cuerpo, B. La impresión de una fuerza en el cuerpo B, implicará necesariamente un cambio de relación local—esto es: un movimiento— entre los cuerpos A y B, de tal suerte que el cuerpo A estará en movimiento relativo (al cuerpo B) mientras que, verdaderamente, permanecerá en reposo. En sentido inverso, puede ocurrir que un cuerpo se encuentre en movimiento absoluto y, sin embargo, que el movimiento relativo permanezca inalterado, pues si, tomando como modelo el ejemplo anterior, una fuerza igual se imprime sobre los cuerpos A y B, ambos estarían en movimiento absoluto, efectivamente, pero en reposo el uno con respecto del otro. Esta diferenciación, a partir de las causas, entre los dos tipos de movimiento resulta insuficiente para poder identificarlos, si tenemos en cuenta el principio mecánico de relatividad que definió Galileo: los fenómenos mecánicos no permiten discernir si un cuerpo se encuentra en estado de reposo o de movimiento dentro de un sistema. No obstante, Newton modificó este principio afirmando que únicamente sucedía esto cuando el movimiento era rectilíneo e uniforme, puesto que cuando el movimiento era acelerado había efectos que permitían distinguir el movimiento absoluto del relativo. En los movimientos circulares se da el caso de que, cuando el movimiento circular es absoluto y, la idea de un espacio absoluto ya tiene implícita la concepción de una extensión independiente a los cuerpos que llegan a estar en ella; idea, pues, impensable desde el punto de vista de Descartes y como veremos en abierta oposición a Leibniz Por consiguiente, hay una fuerza que está impresa en el cuerpo y causa dicho movimiento (sc. fuerza centrípeta), hay un efecto que permite verificar, dentro del sistema, que se trata de un movimiento no relativo: la tendencia que sufre el cuerpo de alejarse del eje de rotación (sc. fuerza centrífuga). Esta conjunción de fuerzas contrarias, que queda plasmada en la tercera ley de Newton, permite, al menos desde la perspectiva newtoniana, dar testimonio de la existencia de movimientos absolutos y, con ello, de la existencia de un espacio estático y uniforme y de un tiempo monótono y eterno, donde se dan esos movimientos. Este espacio ha de ser necesariamente inmóvil porque, en su defecto, el movimiento de los cuerpos no sería más que una parte de su movimiento íntegro y absoluto. Si un lugar se mueve, todo 17
lo allí situado se mueve con él. Tomemos como ejemplo, como hace el propio Newton, el caso de un hombre que se encuentra en un barco en movimiento. Si esta persona comenzara a caminar, en el interior del barco, en la misma dirección en la que el barco dirige su rumbo, entonces habremos de entender que la medida del movimiento que el hombre ha realizado con sus pasos en el barco no es más que una medida parcial y aparente, dado que, si entendemos lo dicho hasta ahora, la medida de los pasos en el barco es la medida de un movimiento relativo, a saber: el movimiento del hombre en relación con el barco. Por consiguiente, éste no es el movimiento real y verdadero del hombre, pues el barco también se está moviendo. Así, para Newton, el movimiento real y absoluto del hombre se obtendría tomando en consideración, no sólo el movimiento del hombre en el barco, sino también el movimiento del barco en el mar y si, como es el caso, el lugar en el que se encuentra el barco también está en movimiento, entonces habrá de tenerse en cuenta, a su vez, el movimiento de ese lugar en su lugar; del mismo modo procederemos con este lugar, si está en movimiento, y así sucesivamente hasta llegar a un lugar inmóvil que no puede ser sino un espacio absoluto, independiente. 3.2 Leibniz: Fuerza y magnitud . Llegados a este punto ya podemos afirmar que la extensión es fenómeno, o lo que es lo mismo, se puede hablar de la irreductibilidad de la extensión aunque no de su reducción a mera extensión. De la lectura de la Monadologia y de Sobre la verdad… podemos colegir que el fenómeno no es una cosa falsa, sino que la cosa cosa tal y como es percibida en un nivel de conocimiento que no es el último, sino un nivel del conocimiento mecánico que es en el que estamos instalados y de más allá de él no tenemos saber , sino sólo una cierta concepción de cómo sería el saber en ese nivel. Descartes había establecido un modo de expresar lo geométrico que operaba algebraicamente en vez de hacerlo “geométricamente”. La pretensión cartesiana era ciertamente otra, era la de estar usando la extensión como naturaleza última, constituida por la identidad entre magnitud en general , magnitud espacial y número. Desde el punto de vista de Leibniz lo que con ello Descartes habría hecho sería una “característica” o cálculo constituido por un isomorfismo referente solo a ciertas relaciones. Lo que Leibniz en el fondo pretende demostrar es que que la extensión no tienen ese carácter de naturaleza última que Descartes le atribuía. El fondo de la cuestión lo encontramos en el ejemplo más famoso de Leibniz,donde la curva que para Descartes era la suma de los infinitos 18
puntos que cumplen la condición expresada por la ecuación,para Leibniz no es tal suma, sino una ley de construcción y los puntos no se suman sino que están unos con otros en determinadas relaciones de posición, formando sistemas. Esta concepción abre una brecha en el sistema cartesiano de la magnitud al disociar la magnitud espacial del número. Por una parte, con el hallazgo de un cálculo geométrico sin cantidades (o analysis situs) e demuestra que lo espacial no en todos los aspectos se expresa de la mejor manera mediante cantidades. Y por otra, demostrando que a la cantidad no le es esencial ni siquiera la posibilidad de una interpretación en términos de extensión, y esto lo demuestra mediante el cálculo infinitesimal, que no es un procedimiento para superar la extensión sino precisamente para poder tratarla. Su modus operandi no es el de trabajar con un elemento positivamente inextenso sino anular la extensión misma. El calculo infinitesimal nos permite que aunque no tengamos ningún conocimiento transmecanico, sin transextensional, sin embargo nuestro propio conocimiento de lo mecánico y de la extensión tiene en sí apunta a la disolución de la extensión. Apunta y no ejecuta, porque se trata de un cálculo La extensión es “fenómeno” y no una parte de lo ente fuera de la cual hubiese otros entes b que son lo ente mismo, sino todo lo ente,sólo que percibido en un determinado (limitado) nivel de distinción del conocimiento. Esto asimismo, afirma una cierta operatividad del orden mecánico. Haciendo uso de esté no ha lugar a presentar argumentaciones basándose en presuntas pruebas extramecanicas, ya que lo mecánico por su propia definición no tiene un afuera porque no es una parte. Si asumimos un nivel mecánico de conocimiento, todo queda en este nivel. Por otra parte, si bien no trascendemos el nivel mecánicoextensional de conocimiento , el tratamiento de las cosas en ese nivel comporta exigencias que resultan ser expresión del postulado de que lo presente en ese nivel es lo mismo que, de manera ya no mecánicoextensional, seria conocido en aquel conocimiento enteramente adecuado que no es jamas un hecho. El postulado que acabamos de mencionar (que el fenómeno es lo mismo que, ya no en el modo de fenómeno, se mostraría en el conocimiento plenamente adecuado) puede expresarse también así: que es fenómeno es lo mismo que la substancia. Pero la substancia es la determinatio omnimoda : todo esta determinado por una sola determinación que es la determinación comunica y propia de cualquier substancia; por tanto el tratamiento del fenómeno estará constituido por la doble suposición de que todo es absolutamente independientemente y todo está determinado en una sola determinación. No conocemos esa determinación en si misma, de modo que hemos de tratar de 19
reconocer las dependencias por vía empírica, pero habiendo asumido que siempre las hay; y esto es ni más ni menos que el principio de causalidad física. Este principio resulta así ser a la vez e idénticamente una consecuencia de que el fenómeno haya de ser lo mismo que la substancia un postulado sin el cual no podría haber conocimiento fenoménico, exige pues que quepa en principio constatar empíricamente dependencias entre estados; y esto sólo ocurre si se postula que entre el estado precedente y el siguiente, alguna magnitud permanece constante. Esta expresión no tiene porqué tener una expresión algebraica para cualesquiera situaciones en las que pueda darse. Esta magnitud será siempre la misma siempre que se trate de explicar el mismo efecto y por definición esta magnitud necesaria para dar a un cuerpo un cierto estado es la misma que se expulsa cuando el cuerpo torna a la situación de partida. Leibniz demuestra que la expresión de dicha magnitud traducida íntegramente en velocidad de una masa es el producto de la masa por el cuadrado de la velocidad. La critica de Leibniz a la física newtoniana es una crítica desde el espíritu mismo de la física matemática, Leibniz critica a Newton porque este asume de modo enteramente consecuente el punto de vista físicomatemático. La física Newtoniana reclama una causa (esto es: da por empíricamente constatada una fuerza) allí donde hay cambio del estado de movimiento de un cuerpo, entendido por cambio del estado de movimiento precisamente el apartamiento respecto a lo rectilíneo uniforme: por definición no se considera conservación del movimiento la constancia de una ley, sino solo la de una cantidad y de todas las posibles leyes matemáticas de movimiento , una y solo una, a linea recta y la continuidad consten como velocidad , es entendida como permanencia del movimiento. Que esto va contra el sentido de la física matemática misa se ve especialmente bien si se contemplan las consecuencias que la posición newtonianan tiene en relación con e principio de relatividad del movimiento . Un principio que en la física de Newton sólo puede mantenerse en la opción entre sistemas de referencias que estén uno con respecto a otro en movimiento uniformerectilíneo, porque en cualquier otro caso, de la adopción de la adopción de un u otro sistema de referencia puede depender el que se constate un cambio en el estado de movimiento, lo cual newtonianamente no debería de ser relativo, pues de ello depende que haya que buscar una causa. De hecho es esta imposibilidad de asumir consecuentemente el principio de relatividad del movimiento lo que lleva a Newton a aceptar que se suyo hay, aunque no quepa utilizarlo en el establecimiento de hechos físicos, un sistema de referencia absoluto, a saber un espacio absoluto. Lo esencial de la critica de Leibniz a este concepto desarrolla la imposibilidad de conciliar la admisión de un punto de referencia absoluto con el sentido de la física matemática. Debemos 20
destacar que Leibniz es muy consecuente cuando critica juntos, como miembros inseparables de una misma postura, el espacio absoluto y la gravitación; en efecto la gravitación es la “ fuerza” que establece para “explicar” un “ cambio” del estado de movimiento allí donde en verdad no hay cambio , sino la permanencia de un estado de movimiento (de una ley de movimiento) distinto de la linea recta y/o cantidad constante como velocidad. La identificación de lo extensional como lo fenoménico, y la irreductibilidad de iure ( que nunca reducción de facto ) con la confesionalidad y la fenomenicidad, ha quedado lo bastante ilustrada para que debamos ya preguntarnos directamente qué carácter hay, en la palabra “ extensión” y en lo que designamos fenómenos que remita de lo uno a lo otro. Frente a la substancia , en la que una sola determinación es determinante de todo, el fenómeno es yuxtaposición , el “ y” e “lo uno al lado de y fuera de lo otro”. Es que el conocimiento de facto sea siempre imperfecto lo que hace que no conozcamos todo en una única determinación , sino esto aquello y lo de mas allá. Pues bien, el espacio y el tiempo son precisamente el “ y” propio del fenómeno , no solo en el sentido de que son la forma de la yuxtaposición sino también en el de que es carácter no substancial, yuxtapositivo , fenoménico del conocimiento de facto lo que hace posible considerar por separado determinadas relaciones de las cosas, y así constata, por ejemplo que las relaciones de distancia y posición de cierto cuerpo con relación a otros en cierto momento coinciden enteramente con las que en otro momento tiene otro cuerpo y expresar esto diciendo que ambos cuerpos tienen momentos distintos en el mismo lugar, con lo cual definimos algo , un lugar o incluso un momento, que no es ello mismo ningún real , pero mencionando lo cual expresamos ciertos realiza , pues es verdad (aunque verdad expresada y conocida sólo en el nivel fenoménico , pospositivo, espaciosamente) que tal cuerpo en tal momento tiene precisamente las relaciones de distancia y posición que tiene y no cualesquiera otras. 4.3 ¿ Cómo pensamos el mundo?:La polémica LeibnizClarke De la fisica de newton ya sabemos que las tres leyes del movimiento de Newton se completan con la ley de gravitación universal, que dice que dados dos cuerpos, uno la tierra y otro una piedra 21
que cae a ella entre esos dos cuerpos se producen fuerzas de atracción que son directamente proporcionales a sus masas e inversamente proporcionales al cuadrado de la distancia que separa ambas masas, las fuerzas en este caso serían G (gravitación). La masa de la tierra se concentra en un punto y se toma como distancia su radio (tomándolo al cuadrado en la fórmula). La Ley hablara de fuerzas en un sentido plural puesto que sabemos que estas actúan en pares o binomios, (3ª ley de Newton). La tierra ejerce una fuerza sobre la piedra pero también la piedra ejerce una fuerza sobre la tierra. Si la tierra hace una fuerza sobre la piedra y ésta también, estas fuerzas son iguales y de sentido contrario. ¿Cabe entonces suponer que estas fuerzas se anularan? No, ya que a pesar de que las fuerzas sean iguales, se ejercen en cuerpos de distinta masa, la fuerza que hace la tierra sobre la piedra es igual a la de la piedra en la tierra pero se aplica a una masa muy pequeña (la de la piedra) generando una aceleración muy grande mientras que la ejercida de la piedra sobre la tierra al tener una masa muy grande produce una aceleración muy pequeña, tanto que es insignificante y no consigue poner en movimiento más que un 0,00000 algo, es decir irrelevante. Por eso decimos que la tierra atrae a la piedra y despreciamos el movimiento de atracción de la piedra a la tierra y no lo decimos dada su pequeñez. ¿De dónde surge esta ley? Sin embargo encontraremos una primera dificultad en todo esto, el de intentar representarlo mentalmente en la imaginación puesto que por esta vía no pueden ser resueltos ninguno de los problemas de este tipo. Leibniz dirá que este prepupuesto newtoniano es absurdo porque la realidad es un conjunto de relaciones por lo que no hay nada que decir de las fuerzas, nuestro cuerpo, los cuerpos celestes etc. Duchas relaciones serán siempre en función de ulteriores relaciones y de nada más. Las fuerzas ahora aparecen como un asunto problemático. En la 2ª ley de Newton se usa el concepto de masa inercial, es decir la resistencia que ofrece un cuerpo a cambiar su estado de reposo o movimiento rectilíneo uniforme. Newton trata de definir la masa por la impenetrabilidad que es la que ofrece la resistencia. Ahora hablamos de la ley de gravitación universal donde aparece la noción de masa gravitatorial que se caracteriza por la capacidad que tiene un cuerpo de atraer a otro. Se tratará de una caracterización de la masa en función de la impenetrabilidad y de, además, su resistencia y su capacidad de atraer otro cuerpo, todo ello contenido en el carácter de impenetrabilidad.
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Ahora bien las masas inerciales ¿Son también masas gravitatorias? Porque en principio si son dos conceptos de masa distintos, cabe la duda de que no puedan darse conjuntamente. Newton no llega a plantearse explícitamente esto ya que da por supuesto que son la misma masa aunque no explica por qué, lo dá por supuesto cuando hace esto. 29¿Qué es una fuerza? Producto de masa por aceleración pero Newton nos dice que además son unas entidades que existen en la naturaleza pero entonces, ¿de que entidad se trata, que es? Dice en el Escolio General: ''Y si las estrellas fijas son centros de otros sistemas similares, creadas por un sabio consejo análogo, los cuerpos celestes deberán estar todos sujetos al dominio de Uno, especialmente porque la luz de las estrellas fijas es de la misma naturaleza que la luz solar, y desde cada sistema pasa a todos los otros. Y para que los sistemas de las estrellas fijas no cayesen unos sobre otros por efecto de la gravedad, los situó a inmensas distancias unos de otros" “Este rige todas las cosas, no como alma del mundo, sino como dueño de los universos. Y debido a esa dominación suele llamársele ser Dios, […] El dios supremo es un ente eterno, infinito, absolutamente perfecto, pero un ente as perfecto y sin dominio no es el ser dios. La dominación de un ente espiritual constituye a dios, verdadero si es verdadera, supremo si es suprema, Y de su dominio verdadero se sigue que el verdadero dios es un ente vivo, inteligente y poderoso, […] Es eterno e infinito,[…] . Rige todo, y conoce todo cuanto es o puede ser hecho [...] Dios es uno y el mismo dios siempre y en todas partes. Su omnipresencia no es solo virtual, sino substancial, pues la virtud no puede subsistir sin substancia. Todas las cosas están contenidas y movidas en él, pero unas y otras no se afectan mutuamente”
Si rige como dueño de todas las cosas nos encontramos ante un Pantocrator . La causa de esa fuerza no la ha descubierto, pero dice que se puede añadir algo sobre ese espíritu sutilísimo que penetra y yace en todos los cuerpos. Es un espíritu situado fuera de la materia que la pone en movimiento tal y como hemos indiciado en los fragmentos anteriores. Leibniz será el primero en darse cuenta de la problemática que encierra la física newtoniana30 . La polémica de Leibniz viene de largo, parece que el inventó el cálculo infinitesimal y tiene sentido 29
Dada la masa de la tierra y su radio y un piedra que cae, sabiendo que hay una relación de atracción considerando sólo la de la tierra sobre la piedra poniéndola por tanto en movimiento, en la fórmula que recoge esto se igualan esas masas quedado sólo la aceleración de la piedra (masa de la tierra/radio de la tierra al cuadrado=9'8 m/s2 así es como calculamos la aceleración y cuando Newton le da la razón a Galielo en tanto que la aceleración de la piedra no depende de su masa sino del radio y masa de la tierra por ello cae con la misma aceleración una piedra que una pluma) estos problemas que dan origen a la teoría de la relatividad en el siglo XIX. 30 No obstante sus aportaciones son serán atendidas hasta la recuperación de su obra por parte del positivismo lógico (1886) cuando Schlick asuma la cátedra de ciencias inductivas que Mach deja en la universidad de Viena dando lugar a este movimiento de superlativa importancia en el siglo XX (que pasará a convertirse en filosofía analítica) en el desarrollo de la ciencia y en la critica que se hace a la física de newton y sus supuestos ontológicos.
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por lo que leemos en esta polémica, aunque Newton dijo que lo había inventado y lo presenta a la Royal society y que Leibniz de alguna manera se lo copió El conflicto se caldea cuando a la princesa de Gales se le ocurre en 1714 escribirle una carta a Leibniz pidiéndole que le explicase brevemente el sentido de la física de Newton, se lo pide a Leibniz y no a Newton ni a Clarke (presidente de la Royal society que era regido por los newtonianos). El caso es que la respuesta de Leibniz es entregada a la Newton por la princesa en vez de quedársela y Newton que Newton pedirá a Clarke que sea él quien responda al francés dando pie al inicio de la polémica, donde se desarrollará la crítica feroz al programa ontológico a la física de Newton que vimos en Locke con el empirismo inglés. A partir de ahora explicaremos la crítica de Leibniz a partir de las cartas: Sostiene Leibniz que Newton tiene una curiosa idea de Dios, tanto que con esta idea si las almas son materiales o no queda en cuestión (¿materializamos a Dios o espiritualizamos a los objetos?). Ya que, si lo primero que piensa es que Dios es el espacio absoluto (lo dice en la Ética), y es verdad. La naturaleza, se encuentra en Dios lo cual quiere decir que los objetos materiales están dentro de ese espacio vacío, infinito, tridimensional y homogéneo y esos objetos son puestos en movimiento por Dios. Leibniz responde poniendo en cuestión el argumento Newtoniano sosteniendo que ¿cómo es posible que siendo Dios espiritual y estando en una región ontológica que no es la de los objetos? Newton responde, que de la misma manera que nosotros pensamos en levantar un brazo y acto seguido lo levantamos, Dios con el pensamiento pone en movimiento la naturaleza es decir, el espacio absoluto es dios y lo material que en sí este se mueve por el pensamiento divino, las pues las fuerzas de gravedad son pensamiento divino ejercido en la materia. La Ley de Gravitación Universal sería la explicitación del pensamiento de Dios. De tal manera que para Newton al igual que para los latitudinistas ingleses hacer ciencia y explicitar sus leyes es explicitar el pensamiento de Dios. Leibniz a esto responde en la carta a la princesa de Gales que es un Dios muy chapucero porque constantemente ha de estar poniendo en movimiento a la naturaleza pues si dejase de pensar el mundo por un momento este se vendría abajo. Entonces Newton piensa en un Dios como un mal relojero que siempre habría de estar dandole cuerda al reloj dice Leibniz.
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Para Clarke, Leibniz es un materialista que hasta convierte en materia la mente humana, cosa que es falsa. Clarke le responde que lo que dice Newton es que Dios no necesita percepción sensible porque las cosas están directamente en sí, de la misma manera que el hombre ve las ideas por la inmediata presencia de estas en la ente, de igual modo Dios ve as las cosas por su inmediatente al estar las cosas presentes en si. Lo que caracteriza al hombre cuando hace automatas es que este no es capaz de dar sino de transmitir movimiento que de alguna manera ya está en las cosas, es decir no genera movimiento de la nada por el contrario Dios genera el movimiento de la nada y esta es ''la autentica gloria de su obra que de ningún modo es creada sin su gobierno permanente'' y dice que la idea de Leibniz de que en la naturaleza es todo posible sin la intervención de Dios es la idea del fatalismo puesto que para Newton es preciso la constante intervención y que aquellos que dicen que la naturaleza se mueve según sus propias reglas son unos materialistas, fatalistas y excluyen que excluyen a Dios En este sentido Leibniz es materialista en tanto que la naturaleza funciona según sus reglas y no necesita la presencia de Dios constante. Y ahora viene el texto fundamental ( que será el que caiga en el examen ) en la Carta 2ª está la clave de la polémica y dice Leibniz: ''Tiene razón al decir en la carta enviada a la princesa de Gales...... aunque expuestos fundamentalmente en mi teodicea'' . Dice que no es un materialista, y que ningún filosofo si de verdad lo es no puede serlo los principios de la filosofía se contradicen con los del materialismo; ''Y Pitágoras, Platón y Aristoteles saben de lo que estoy habando...'' ; ''El gran fundamento de las matemáticas es el principio de no contradicción o de identidad...los principios dinámicos de la fuerza'' A que está haciendo un resumen de lo que dice en su teodicea (Y hasta aquí es la clave). Dice muchas cosas; ''La filosofía se contradice con el materialismo'' La filosofía estudia las condiciones de posibilidad y no investiga causas éticas. Y esas condiciones de posibilidad son las que refleja en la teodicea, refiriendose a 2 de las 3 a las que al igual que Aristoteles llama principios, a saber El principio de no contradicción. El principio de la necesidad de una razón suficiente que dice que nada ocurre sin que haya una razón por la que aquello haya de ser as más bien que de otra manera. Y en tercer lugar el Principio de identidad entre los indiscernibles, si dos entes tienen las mismas determinaciones no son dos entes sino que son el mismo. Con esto Leibniz no impugna la física de Newton, no dice que están mal sus leyes ni que no nos permitan explicar el movimiento de los cuerpos celestes, da cuenta de ellos y es una física poderosa pero el sentido de su física no es el que Newton le da que las entiende como 25
vinculaciones causales entre entes pero Leibniz dice que hay que entenderlo como una explicitación del proceder puro de la razón. Marzoa dice que la verdad en Leibniz es la definición que surge a través del proceder puro de la razón, aquel concepto que es posible y que se pone de manifiesto en el entendimiento pudiéndose construir en el proceder puro de la mente, realidad pues coincide con posibilidad o esencia. La verdad es lo establecido en el concepto, pero concepto no es una representación mental sino lo establecido en el proceder puro independiente de la experiencia con su propia ley y que no cambia de la raza. Ese proceder puro de la raza consiste en un conjunto de reglas lógicas Por ejemplo una línea recta ______, para alguien como Descartes esto sería un ente matemático que vemos mediante la intuición intelectual, si esa recta la representamos en una función de relación entre dos lugares vacías y=x, esto para Leibniz sería la verdad de la recta porque es su concepto, es la recta reducido al proceder puro de la razón. ¿Esto podemos hacerlo con un árbol, podemos reducirlo a un conjunto de relaciones? Si y es a lo que llamamos razón pura. El mundo, la totalidad de lo que hay no cuando investigamos las causas como relaciones entre entes sino buscando sus principios entonces tomamos conciencia de que las cosas son un conjunto de relaciones. Habría un primera reducción de lo ente a relaciones físicas las cuales se pueden reducir a su vez a relaciones matemáticas y estas a relaciones lógicas y en esto consiste en último extremo proceder puro de la razón respecto de su ley, con lo cual un ente en tanto que concepto llevado a su verdad reconocida es sencillamente un cálculo entretejido de relaciones lógicas, pero no se relaciona nada con nada pues no hay entes y luego relaciones sino que las relaciones constituyen los entes por ello alude al principio de no contradicción como el fundamental sobre el cual se articulan las relaciones lógicas que conforman la verdad del ente. Luego que todo tenga una causa significa que todo lo que aparece está constituido en función de la razón pura. La critica a Newton es total y Leibniz termina la correspondencia con la sensación de que los seguidres de Newton no le han comprendido. Leibniz no trata de impugnar la física de Newton sino sus presupuestos metafisicos. la mecánica newtoniana subsiste incluso sin el presupuesto de un espacio y un tiempo absolutos demostrados con ejemplos recusados. Leibniz sostendrá que Newton tendría que haber pensado las leyes de la cinética como a priori, es decir, como leyes que no se agotan en sí mismas, y haber realizado un estudio de las condiciones de posibilidad siendo pues un 26
primer paso a un trabajo filosófico que va más allá que meras vinculaciones causales, siendo relaciones ontológicas que se van reduciendo no vinculándose, es decir pensar que la fuerza, masa etc no son entes ni materiales ni espirituales sino relaciones(físicas, matemáticas y logicas). Volvamos a la pregunta del principio ¿Que son pues las fuerzas? Un símbolo para referirnos a una relación. Lo que también ha de entender es que esas relaciones consideradas matemáticas tampoco se agotan en ellas puesto que se reducen a las relaciones lógicas.
La salida que propone Leibniz es de carácter metafísico y no lógico. Lo que se nos revela como un acaecer continuo e ininterrumpido, es en realidad, el producto de una actividad creadora divina, constantemente renovada. Para permanecer en el tiempo y ser objeto de cambios , las cosas necesitan de una ayuda de fuera y de una acción espiritual exterior, que constantemente les acompaña y se ejerce sobre ellas. considerada la cosa en riguroso sentido metafísico, no es el mismo cuerpo el que se manifiesta tan pronto en este como en otro punto del espacio, sino que el cuerpo es más bien destruido en un punto del espacio, para crearse de nuevo en otro punto cercano a aquel. Todas las dificultades desaparecen tan pronto como comprendemos que el movimiento no debe concebirse como un tránsito continuo de un lugar a otro, sino como una constante “ recreación”. La concepción mecánica de la naturaleza no viene impuesta solamente por la experiencia y por la naturaleza de las cosas, sino que tiene sus raíces en en los primeros principios de nuestra razón. Leibniz reconocerá que el hecho de poder todos los cambios que operan en la naturaleza puedan ser explicados por magnitud, forma y movimiento, no es sino una demostración del principio de razón suficiente. Pero son estos conceptos quienes nos permiten comprender la realidad como las verdades eternas. La interpretación que la física leibniziana da a los fenómenos concretos de la naturaleza no favorece las conclusiones a las que llega el materialismo dogmático, sino que, por el contrario, es ella la que reduce todo el ser sensible a una articulación logicomatematica de conocimientos y, por tanto, a un ser “ espiritual”. Así como una progresión algebraica de números cada uno de ellos se halla condicionado y plenamente descrito por el que lo precede y por la ley general de la serie, así también cualquier estado sucesivo del universo que pueda alcanzarse tienen que hallarse contenido en el estado presente y derivarse plenamente de él. Si por medio de la fórmula de una 27
“característica superior”, pudiéramos expresar una cualidad esencial cualquiera del universo, podríamos desprender de ella los estados sucesivos de todas sus partes y para todos los tiempos señalables. El presente lleva en sus entrañas el futuro. En estas reflexiones se halla contenido el concepto de fuerza física en Leibniz. En efecto “ una fuerza derivativa” con que según él tiene que ver la física, solo indicia , según las reiteradas e inequívocas explicaciones de nuestro pensador. La fuerza es, la pura y simple expresión de la plena determinación matemática y lógica de todo acaecer futuro mediante las condiciones ya realizadas en el presente. No existe ningún precedente aislado y existente por sí. Todo cuerpo es lo que es por el hecho de llevar en sí , además de su forma momentánea de existencia , una serie infinita de plasmaciones futuras que habrán de realizarse en un determinado tiempo, fijamente preestablecido. Es gracias a esta relacion y a esta tendencia hacia el futuro como cobran su diferenciación y su interior diferenciabilidad los diversos estados momentáneos del ser. el movimiento, al igual que el tiempo “ no tienen nunca, en rigor , verdadera existencia, ya qyu no posee ninguna clase de partes coexistentes y no existe nunca, por consiguiente, como un todo. Lo que quiere decir que no se da en él nada real fuera de la realidad del estado momentáneo, que ha de determinarse por la fuerza y por su tendencia al cambio” 4.Bibliografía Deleuze, G .: Nietzsche y la filosofía (2012) Cátedra Di Bella, S . The science of the individual Leibniz's ontology of individual substance (2005) Grondin, J .: Introducción a la metafísica (2009) Herder Leibniz : Monadología (1889) Biblioteca Económica Filosófica 28
Del conocimiento, la verdad y las ideas (1889) Biblioteca Económica Filosófica
La polémica LeibnizClarke ( edición de Eloy Rada), (1980) Taurus
Martínez Marzoa, F .: Historia de la Filosofía II : Leibniz (2011) Itsmo Mercer, C .: Leibniz's Metaphysics: its origins and development (2002) Newton, I : Principios Matemáticos de la Filosofía Natural ( Introducción de Antonio Escohotado) Tecnos Ordoñez, J. : Teorías del universo. Volumen II. De Galileo a Newton . Síntesis, Madrid. (En colaboración con Ana Rioja). Rioja, A .: Immanuel Kant Pensamientos sobre la verdadera evaluación de las fuerzas vivas Rossi, P. : La nascita della Scienzia moderna in Europa (2000) Feltrinelli Savile, A. : Routledge philosophy guidebook to Leibniz and the Monadology (2000)
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