Escrituras en potencia: crítica genética y negociación discursiva

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Descripción

"Indias, pobres y... bolivianas" La contextualización discursiva en la articulación histórica de alteridades Patricia Dreidemie _ 179 Escrituras en potencia: crítica genética y negociación discursiva Juan Eduardo Bonnin ,

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Escrituras en potencia: crítica genética y negociación discursiva Juan Eduardo Bonnin

El filósofo francés Michel Pécheux (1975: 144) definía, célebremente, las formaciones discursivas como aquello que determina "lo que puede y debe ser dicho" por un sujeto en una determinada coyuntura. Su carácter conclusivo y su estructura simétrica han asegurado a esta frase un lugar en la memoria del análisis del discurso que, como todo hecho de memoria, ha opacado otras alternativas de enunciabilidad: ¿qué sucede con lo que no puede aunque debe ser dicho, el imperativo ético de inaugurar un discurso, de provocar una ruptura en una discursividad determinada? ¿Qué pasa con lo que puede pero no debe ser dicho, es decir, aquello que es pensable, pasible de ser puesto en palabras, pero que enfrenta un orden institucional que confina ese enunciado a la incomunicabilidad? Ya Eni Orlandi (1993: 76-77) señalaba, para esta segunda alternativa, el caso de la censura como aquello que es enunciable, es decir, que es posible pensar y articular en palabras en un momento determinado, pero que está prohibido decir. Desde esta perspectiva, la censura no es un condicionamiento interno del efecto-sujeto sino externo; no impide la producción del enunciado sino su circulación y su lectura en una sociedad determinada. Lo mismo sucede con otras formas de escritura que están destinadas a la privacidad o al cesto de papeles: los borradores, los esquemas y las notas que un escritor deja en el proceso de elaboración de un texto; las reescrituras de una carta de amor que busca la palabra justa; las tachaduras y sustituciones que realiza un abogado en un contrato que, se espera, sea a prueba de engaños. En todos estos casos, la escritura de un texto deja huellas que no serán conocidas, quizá, por nadie más que su autor o autora. Su lectura, sin embargo, no es menos importante que la del texto definitivo: allí vemos lo que el sujeto siempre quiso decir -y finalmente dijo- pero también lo que estuvo a punto de decir y, sin embargo, decidió callar. [205 ]

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La crítica genética es la perspectiva que, desde la crítica literaria, los estudios culturales y/o el análisis del discurso, se ocupa del análisis de estos materiales que un sujeto deja como huellas observables del proceso de escritura de un texto. En los términos con los que abrimos este capítulo, podríamos decir que la crítica genética se ocupa precisamente de aquello que puede pero no debe ser dicho: la dimensión priva- . da de la escritura pública.

Crítica genética y análisis del discurso: nuevas miradas sobre las fuentes de la historia El análisis del discurso, como campo de estudios sobre el funcionamiento ideológico, político y social del lenguaje, nació en el ámbito francófono directamente ligado a la investigación histórica. Desde las perspectivas cuantitativas de la escuela de lexicometría de Saint-Cloud! hasta el análisis cualitativo de los trayectos temáticos, los paradigma s designacionales" y la historia de los conceptos," las herramientas lingüísticas del análisis del discurso permitieron a los historiadores visitar fuentes ya conocidas con nuevos ojos (Goldman, 1989). Esto es fundamental para calibrar el aporte realizado, que no consistió tanto en sumar materiales a la masa de documentos ya disponibles sino en organizarlos como archivo: como una serie significante de textos y se-

1. La lexicometría es un método cuantitativo de análisis lingüístico que consiste en medir cantidades, proporciones, frecuencias, distribuciones y coocurrencias de palabras en un corpus, generalmente extenso. La escuela de Saint-Cloud fue pionera en este tipo de análisis, que puede considerarse un antecedente de la actual "lingüística de corpus" (corpus linguistics).

2. El concepto de "paradigma designacional" ha sido acuñado por Marie-Francoise Mortureux (1993) y apropiado por Elvira Arnoux (2006) para designar aquellas palabras o sintagmas nominales que se emplean correferencialmente, es decir, para designar un mismo referente (objeto o persona, real o imaginario) conformando una serie o paradigma de términos parcialmente equivalentes. El concepto de "trayecto temático" fue definido por Jacques Guilhaumou (1984) como la sucesión cronológica de configuraciones que adquiere un tema en el seno de un archivo (es decir, de la serie de discursos heterogéneo s de una época). De esta manera, es posible advertir los desplazamientos que adquiere el sentido de ese tema en coyunturas diferentes. 3. La historia de los conceptos se propone el estudio de los cambios de significado de conceptos clave de la historia de las ideas, generalmente en el campo de las ideas políticas y de la filosofia. Para un repaso de sus orígenes y principales corrientes, véase Melvin Richter (1995).

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ries de textos que, para responder a preguntas particulares, adoptan configuraciones particulares. Las exigencias de un corpus homogéneo y cerrado eran abandonadas tempranamente -al menos en forma parcial- por estos historiadores del discurso en beneficio de una mayor amplitud de materiales, de series más amplias, heterogéneas y extendidas en el tiempo (Guilhaumou, 2003). Quedó, sin embargo, un aspecto epistemológico del concepto de corpus que se mantuvo inalterado: su pretensión de representatividad de una totalidad mayor y su corolario: una concepción despersonalizadora del enunciado. En la búsqueda del sujeto althusseriano (aquel individuo interpelado ideológicamente como sujeto social), el hablante quedó relegado al lugar de un mero soporte empírico del discurso: un emergente individual de una clase de sujetos idénticos entre sí y, por lo tanto, equivalentes, al menos en cuanto a su rol como productores discursivos. En otros términos: se buscaba la constitución de un corpus cuya coherencia interna garantizara la "intercambiabilidad de los enunciadores" (Guilhaumou, 2003: 47; Deleplace, 1996).4 Aquí es donde la crítica genética permite complejizar el lugar del sujeto y su relación con la escritura, redescubriendo al hablante empírico en su idiosincrasia, por sobre la idealización unidimensional que propone "enunciadores intercambiables". Nacida a comienzos de la década de 1970 gracias a la exploración que Jean Bellemin-Noel realizó de los borradores de una obra del poeta lituano Oskar Wladyslaw de Lubicz Milosz, su objeto puede definirse como las huellas que un sujeto deja a lo largo del proceso de escritura: desde notas sueltas y esquemas hasta la corrección de pruebas de imprenta e incluso las variaciones sufridas por ediciones sucesivas de un texto (Lois, 2001). La delimitación y la formalización de su objeto han variado fuertemente en estos cuarenta años, desde el pre-texto concebido como aquellos materiales que preceden a una obra escrita y forman sistema con ella (Bellemin-Noel, 1972: 15) hasta su interpretación como producto de una operación crítica realizada por el investigador sobre un archivo de manuscritos y borradores que constituyen el dossier genético (De Biasi, 2000: 31).5 De manera

4. En esta línea, Antoine Prost (1988) presenta las siguientes condiciones para la constitución de un corpus: "ser contrastivo, para permitir comparaciones' ser diacrónico es ~e~ir, prolongarse en el tiempo, para permitimos observar continuidades y rupturas; ~or ultimo, estar constItuido por textos significativos, asignables a situaciones de comunicación determinadas" (280). 5. Para un repaso más exhaustivo, véase Ferrer (2010).

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semejante, los objetos empíricos abordados han variado sensiblemente: desde los manuscritos literarios analizados en los primeros años al estudio de borradores de discursos no literarios, partituras musicales y planos arquitectónicos examinados en la última década (para un repaso, Bonnin, 2012). Su método es fundamentalmente contrastivo; sea a través del bagaje . conceptual de la crítica literaria, semiótica, musical o de la lingüística, la investigación genética propone dos etapas (Lois, 2001). En primer-lugar, . se encuentra la fase heurística. Su objetivo consiste en organizar los pretextos desde el punto de vista de la materialidad textual de los documentos como una "propuesta de lectura" (5) que dispone los borradores de manera sucesiva como una hipótesis del proceso cronológico de escritura: ¿Qué escribió antes el autor? ¿Qué cambios hizo? ¿Qué elementos mantuvo? ¿Qué elementos omitió? ¿Qué elementos sustituyó? En segundo lugar, una vez reconstruido el proceso de escritura de los borradores, corresponde la fase hermenéutica o interpretativa propiamente dicha: ¿Por qué se realizaron esas variaciones? ¿Qué sentido tenían esas versiones anteriores? ¿Qué nuevos sentidos hay en las posteriores? Para esta segunda etapa, el análisis parte del presupuesto de que el texto publicado es un paradójico "posible necesario" (Grésillon, 1994: 38); no un producto determinado teleológicamente de antemano sino el fruto de la confluencia de opciones individuales, condicionamientos sociales e instítucionales, y conflictos y negociaciones interpersonales durante el proceso de escritura. Como consecuencia, el análisis contempla una doble dinámica: la consideración de cada fase escrituraria o redaccional como texto en sí mismo" y la inclusión de cada fase en un proceso redaccional diacrónico. Como se puede observar, la crítica genética no se interesa por el texto, final y felizmente publicado, sino por los textos posibles y perdi-

6. Nos distanciamos, en consecuencia, de la posición sostenida por Jean Louis Lebrave y Almuth Grésillon (2010), quienes sostienen un "decálogo" (haciendo ingresar, nuevamente; el discurso religioso en la reflexión sobre el lenguaje) en el que indican, entre otras cosas, que los manuscritos (vgr. borradores) son "conjuntos textuales" (negándose a emplear el término "texto" por reacción a gramáticas textuales que ya prácticamente han caído en desuso); que "no son textos terminados sino borradores" (pero, como hemos señalado anteriormente, esto depende de la casuística: en el corpus que nosotros analizamos aquí, muchas veces fueron textos terminados que hubo que reelaborar; para sus autores ya habían sido concluidos); que "no están ligados a estructuras sino a procesos" (¿qué texto no se vincula tensamente con uno o más condicionamientos estructurales?, ¿qué texto no se integra en un proceso); por último, que "los manuscritos son portadores de rastros de operaciones enunciativas" (como en el caso anterior, también esta afirmación se puede realizar con respecto a textos publicados).

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dos.? En palabras de Jean Levaillant (1982), el borrador no cuenta la historia armoniosa y lineal de la génesis de un texto sino que muestra la violencia de los conflictos y el costo de las opciones tomadas durante ese proceso. En ese sentido, "el borrador no es la preparación sino el otro del texto" (30). Uno de los aportes más relevantes de la crítica genética para el análisis del discurso de perspectiva histórica consiste en desplegar -de manera parcial pero incontestable-los paradigma s de opciones efectivamente disponibles para un sujeto, las alternativas consideradas y las finalmente adoptadas y descartadas. En efecto, partiendo del carácter limitado de las opciones disponibles para los hablantes en un contexto determinado, de las restricciones ideológicas, de clase y/o contextuales que acotan la capacidad de agencia discursiva de un sujeto, los borradores muestran una parte de las opciones que no sólo estaban disponibles sino que incluso fueron consideradas, en algún momento de la escritura, como aptas para su circulación pública. La pregunta, entonces, ya no es por qué (y para qué, etc.) un sujeto escribió determinado texto sino qué otros textos pudo haber escrito, por qué los descartó, por qué cerró el proceso de escritura en un punto determinado y no en otro. Desde cierto punto de vista, podría considerarse que estas preguntas son menores, puesto que no enfrentan los hechos históricos sino aquellos que, aunque factibles, no tuvieron lugar. Sin embargo, éste es el cuestionamiento más interesante de la mirada genética: sí tuvieron lugar; son textos efectivamente existentes -en un nivel- pero invisibles -en otro-. Allí es donde se encuentra el meollo de la interpretación discursiva de la evidencia genética: ¿cómo interpretar el pasaje de un nivel a otro? ¿Cómo comprender los motivos que llevaron a que determinada palabra fuera considerada válida -pudiera ser dicha- en una versión y luego se tuviera por inaceptable -no debiera ser dicha- en otra? Es, evidentemente, una mirada distinta sobre el discurso social· no sobre lo necesario -que puede y debe ser dicho- sino sobre lo contin~ente -que puede, pero no debe enunciarse-. De este modo, observar la génesis de la escritura desde una mirada histórica -o, en otros términos, analizar los discursos históricos desde la perspectiva genética- permite articular los sentidos organizados en torno a los textos efectivamente circulantes con aquellos que pudieron haber sido y no fueron, lo cual nos da información de dos tipos: 1) lo que podía decirse, es decir, los contenidos que para un sujeto o grupo eran legítimamente enunciables,

7.0, con Pierre Bourdieu, podríamos decir: acciones sociales posibles y no realizadas.

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y 2) lo que no debía decirse, aquello que violaba criterios -explícitos o implícitos- acerca del decir legítimo de ese sujeto o grupo. Para el caso de los discursos institucionales, esta mirada permite complejizar las lecturas simplistas derivadas de la identidad institucional, que ya no nos interesa en aquello que tiene de homogéneo y estable sino en la heterogeneidad que la atraviesa y laconstitliye, la cual puede observarse -parcialmente, desde luego- en la génesis de los discursos que luego se firmarían institucionalmente. Ése eselmáterial" que analizaremos aquí.

Los Documentos

finales de Medellín: conflictos y negociaciones

Para ilustrar la productividad que la crítica genética ofrece al análisis del discurso y a la investigación histórica, expondremos a continuación algunos resultados de la investigación que estamos realizando sobre el archivo de los borradores de los Documentos finales de la II CELAM de Medellín (DFM) de 1968. Los DFM reúnen dieciséis textos redactados por otras tantas comisiones que formaron parte de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, reunida en Medellín, Colombia. Como asamblea excepcional de los obispos del continente, la u CELAM fue convocada por el papa Paulo VI con el tema "la Iglesia en la actual transformación de América Latina, a la luz del Concilio Vaticano u". Sus 247 participantes estaban divididos en dos categorías: miembros efectivos (107 obispos y sacerdotes con voz y voto) y participantes (sacerdotes, religiosos, religiosas, laicas y laicos con voz pero sin voto), además de observadores de otros cultos. El plural de su título indica el carácter fragmentado de su contenido: no se trata de un texto uniforme redactado como unidad sino de la suma de los dieciséis documentos conclusivos de cada comisión, a los que se agregó una "Introducción" y un "Mensaje a los Pueblos de América Latina". El procedimiento seguido para la escritura de estos documentos buscaba garantizar, si no el consenso, al menos la mayor adhesión posible de los participantes a sus contenidos. Después de una serie de conferencias, cada comisión se reunió para la propuesta de un documento sobre su temática," cuya primera versión presentó al primer plenario, es de-

8. Las comisiones fueron las siguientes: comisión 1, "Justicia y paz", subcomisión A, "Justicia", subcomisión B, "Paz"; comisión 2, "Familia y demografía"; comisión 3, "Educación";

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cir, al conjunto de todos los participantes de la Conferencia. Este texto fue discutido de manera informal, sin votación, y la comisión recogió las observaciones orales para reelaborar el texto. En el segundo plenario, después de la lectura y la discusión de la nueva versión de cada documento, los miembros efectivos votaron según tres categorías: placet, que aprobaba el texto en su totalidad; non placet, que lo desaprobaba por completo; placet iuxta modum, que aceptaba el texto en general pero proponía cambios particulares, los cuales eran llevados por escrito a la comisión. Un dato interesante de esta primera votación es que las modificaciones propuestas por los votos placet iuxta modum debían ser consideradas por las comisiones más allá de su cantidad. Como señalábamos anteriormente, el objetivo de este procedimiento no era aprobar o desaprobar por simple mayoría sino generar un texto lo más cercano posible a todos los participantes. En el tercer plenario, cada comisión debía presentar una "relación de modos", es decir, un texto en el que se relatasen las propuestas de modificaciones recibidas, señalando si las adoptaba o no y, finalmente, proponiendo la nueva versión del pasaje cuestionado. En esta segunda instancia, los participantes votaron por mayoría simple para aceptar (placet) o rechazar (non placetJ las modificaciones realizadas. Los materiales de que disponemos contienen los resultados de las votaciones realizadas en el segundo y en el tercer plenario. Por último, cada comisión realizó una "Redacción final" en la que pasaba en limpio el texto -con eventuales variaciones estilísticas- para ser incluido en la compilación final de la reunión. Esta compilación se envió al Vaticano, donde se incluyeron unas pocas modificaciones más para publicarse oficialmente a finales del mismo año 1968. Como se puede observar en esta descripción, la dinámica de votaciones, correcciones y reescrituras produjo un dispositivo de escritura colectiva cuyo principal objetivo era consensuar o, más específicamente, negociar posturas en conflicto. La voluntad de renovación de algunos sectores chocaba con la reacción al cambio de otros, expresándose en tensiones caracterizadas como "horizontalismo" versus "verticalismo" "institución" versus "comunidades de base", "preconciliares" versus "posconciliares". Estas tensiones no eran meras discusiones teológicas:

comisión 4, "Juventud"; comisión 5, "Educación de la fe", subcomisión A, "Pastoral de masas", subcomisión B, "Pastoral de elites", subcomisión C, "Catequesis", subcomisión D, "Liturgia"; comisión 6, "Movimiento de seglares"; comisión 7, "Sacerdotes-religiosos", subcomisión A, "Religiosos y religiosas", subcomisión B, "Formación del clero"; comisión 8, "Pobreza de la Iglesia"; comisión 9, "Pastoral de conjunto", subcomisión A, "Colegialidad (organicidad pastoral)", subcomisión B, "Medios de comunicación social".

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se producían en un contexto de efervescencia política y religiosa que dio lugar a diversas formas de lucha política entre las que no era ajena la lucha armada como opción para el clero o ellaicado (Lowy, 1999). En este trabajo nos detendremos en el funcionamiento de este. dispositivo, es decir, en aquellos procedimientos lingüístico s puestos en juego por los redactores que protagonizaron el proceso de escritura para negociar puntos de vista con los demás participantes de la II CELAM de Medellín. El desafío que enfrentaron estos redactores fue: cómo c~mbiar el texto sin cambiar el punto de vista, cómo incluir otrasopiniones sin sacrificar la propia. El efecto buscado es el habitual en el discurso católico: lograr que todos los sectores se sientan identificados; formular un texto negociado en el que resuenen las voces de todos los actores.

Negociar:

una cuestión de valores

¿En qué consiste "negociar"? En su forma más básica supone la existencia de dos demandas o intenciones diferentes -que pueden ir de la complementariedad a la competencia- sostenidas por sujetos distintos que alcanzan un acuerdo que puede satisfacer a ambos o dejarlos igualmente disconformes. Cada sujeto realiza una valuación de sus demandas y decide cuáles tienen más valor y cuáles menos y, en función de ello, las integra a la mesa de negociaciones. De esta manera, intentará sostener las que considera más valiosas y podrá sacrificar otras que evalúa como menos importantes. El intercambio se realiza sobre esta valuación, por una parte, pero también sobre la base de las relaciones que mantienen los sujetos entre sí. En la investigación que hemos realizado sobre el documento argentino Iglesia y comunidad nacional (Bonnin, 2012), por ejemplo, observamos que había una situación de asimetría fundamental: los redactores estaban canónicamente subordinados a los obispos que integraban la Conferencia Episcopal Argentina porque eran un conjunto de sacerdotes, una religiosa y un laico. En consecuencia, no había "diálogo" propiamente dicho, sino que los redactores debían desplegar tácticas subrepticias para "hacer pasar" sus demandas bajo la apariencia de los contenidos ya aceptados. No había negociación sino una adecuación del texto a lo que suponían que los obispos querrían -o no- firmar como su documento. Además, los modos de los obispos eran órdenes y los redactores debían ingeniárselas para incluirlos de una manera u otra. En el caso de Medellín, en cambio, los participantes de las comisiones debatían en orden a negociar un texto conjunto en cuya factura

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final jugaban un rol determinante el presidente y el relator. Una vez logrado esto, cada comisión proponía un documento y podía aceptar o rechazar los modos realizados. En definitiva, la aprobación última de los textos, en el tercer plenario, se realizaba por mayoría simple, de manera que podía jugarse todo a una pulseada placet/non placet. Sin embargo, al menos teóricamente, los textos buscaban el consenso y, por ese motivo, los modos debían afectar algún aspecto muy importante en la escala de valores de los redactores para que éstos se negaran de plano a negociar. En el resto de los casos, como veremos aquí, hay negociaciones que, al menos aparentemente, producen un efecto de consenso. A continuación presentaremos un conjunto de procedimientos de negociación que, sin agotar la variedad de recursos puestos en juego, son recurrentes en diferentes comisiones: los procedimientos de categorización y discriminación conceptual, los procedimientos de mitigación de la agencia, los procedimientos enunciativos de borra miento y modalización, y los procedimientos intertextuales de adición u omisión de referencias. Por último, presentaremos los límites de la negociación discursiva: los posicionamientos, es decir, los enunciados con respecto a los cuales los actores no están dispuestos a ceder. 1. Procedimientos léxicos de categorización y discriminación conceptual. Cognitivamente, los seres humanos agrupamos experiencias, entidades y fenómenos individuales en categorías, es decir en conjuntos de rasgos más o menos prototípicos que producen un importante ahorro cognitivo (Lakoff, 1987). Cada vez que una persona observa un perro, aunque sea distinto de todos los otros que ha visto en su vida puede incluirlo en una categoría, lo cual le permite generar expectativas ~c~~cade su conducta, evocar experiencias previas, conocimientos, preJUlClOS, normas de acción: el perro es el mejor amigo del hombre; si gruñe, está de mal humor; si mueve la cola, está de buen humor, etcétera. Desde el punto de vista lingüístico-cognitivo, se puede definir la "eategorización" como "un mecanismo de organización de la información obt~nida a partir de la aprehensión de la realidad, que es, en sí misma, va~lada y multiforme. La categorización nos permite simplificar la infimtud de lo real a partir de dos procedimientos elementales de signo contrario o, mejor dicho, complementario: la generalización o abstracción y la discriminación" (Cuenca y Hilferty, 1999: 32) En términos léxicos, el proceso de generalización consiste en pasar de un conjunto de términos particulares, llamados hipónimos, a términos de mayor generalidad, llamados hiperónimos, que los incluyen. De

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este modo, podemos reemplazar un enunciado que incluye una serie de hipónimos por otro que ofrece un único hiperónimo o categoría que los contiene. Éste es el caso que hemos analizado en el documento argentino Iglesia y comunidad nacional, en el cual observamos el siguiente proceso:" (1)

(2)

no basta hablar o denunciar en general al capitalismo, marxismo, o doctrina de la seguridad nacional en abstracto,

No sería suficiente .para ellos quedarse en el plano (... ] de una denuncia genérica de una ideología.

"

.

En la segunda redacción (que hemos analizado en detalle en Bonnin, 2012: 203) se ha producido una abstracción, reemplazando términos particulares por uno más general. Este procedimiento tiene la virtud de exigir un menor esfuerzo cognitivo a los hablantes, que sólo deben recordar un término ("ideología") en lugar de tres ("capitalismo, marxismo, o doctrina de la seguridad nacional". Sin embargo, este procedimiento tiene también un costo cognitivo: la información perdida (cuáles son esas ideologías que es necesario denunciar) no puede recuperarse inequívocamente a partir de la segunda redacción. Esto no significa que el oyente no pueda imaginar, por su parte, cuáles serán esos hipónimos, realizando la operación de discriminación de los individuos miembros de la categoría. Sin embargo, es posible que

9. Referencias a los borradores. Transcribimos los borradores siguiendo las convenciones al uso en el campo de la crítica genética: en todos los casos proceden del archivo de la Biblioteca de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina; por economía, no citaremos su procedencia en cada caso. La referencia se realiza con el número y nombre de comisión y -si corresponde- subcomisión (Com. 1, B Paz, etc.), en segundo lugar el número de plenario (1 P, 2 P, etc.) y página (p. 1, 2, etc.). Así, "Como1, B Paz 3P, p. 2" significa "borrador de la comisión 1, subcomisión B, Paz, texto presentado al tercer plenario, segunda página". La "redacción definitiva" refiere al texto publicado. Convenciones de transcripción. Adoptamos las convenciones habituales en las ediciones genéticas de la Colección Archivos. De este modo, las citas en el cuerpo del texto a los materiales genéticos pueden efectuarse del siguiente modo: Los fragmentos manuscritos van trascriptos en cursiva. Los fragmentos mecanografiados, en letra recta. Los interlineados se ubican entre paréntesis angulares < >. Las tachaduras manuscritas son taehadHoS. Las tachaduras mecanografiadas se representan, como en el original, con xxxx. Las aclaraciones o comentarios al texto citado van entre corchetes [ l. Los destacados de nuestra autoría se señalan, por estos motivos, en negrita.

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su interpretación de "ideologías" no coincida con la lectura esperada por los autores. Por ejemplo, podrá decir: (3) No basta denunciar al capitalismo y al cristianismo fanático.

El responsable de (1) no será responsable, entonces, de (3). Pero el hablante de (3) puede, legítimamente, considerar su interpretación una lectura posible y válida de (2). Este tipo de operaciones es muy atractivo como procedimiento de negociación porque genera ambigüedad, lo cual permite que el hablante e~timule un mayor número de interpretaciones por parte de los oyentes sm comprometerse con ninguna de ellas. Por este motivo aparece con fr~c.uencia en los borradores de los Documentos finales de Medellín, permitiendo a los redactores negociar la ampliación o acotación del campo referencial de determinados ítems léxicos. En algunos casos, esto significa que se omiten los hipónimos que describen la extensión de una categoría, de manera que su llenado conceptual quede en abstracto o, en última instancia, librado a la interpretación individual de los destinatarios. Tal es el caso siguiente: 1. Plenario, p. 2

3. Plenario, p. 1

Redacción final

Muchas causas han contribuido a crear esa imagen de una Iglesia jerárquica rica. Los grandes edificios (colegios, palacios episcopales, templos suntuosos); las casas de párrocos y de religiosos cuando son superiores a las del barrio en que viven

Pág la no 2 línea 13' se suprime "(colegios, palacios episcopales, templos suntuosos)"

Muchas causas han contribu ido a crear esa imagen de una Iglesia jerárquica rica. Los grandes edificios 0, las casas de párrocos y de religiosos cuando son superiores a las del barrio en que viven;



En este ejemplo, la negociación consiste en suprimir los hipónimos que describían la extensión de la categoría "grandes edificios" manteniendo el hiperónimo. Es interesante notar que estos términos no son suprimidos por afectar al clero -puesto que luego se refieren a sacerdotes y religiosos sin ninguna mitigación- sino específicamente a los obispos y a los colegios, es decir, a la jerarquía y a las congregaciones, que aportan gran parte del caudal económico del catolicismo. Como resultado de esta negociación, el grupo redactor mantiene la vigencia de la categoría aunque restringe el aspecto concreto de su extensión.

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Sin embargo, fue una negociación dura puesto que hubo veintinueve asistentes que votaron non placet a la nueva versión, probablemente por considerar insuficiente la omisión; quizá porque hubieran querido extender la omisión también al clero o hubieran preferido eliminar todo ese párrafo autocrítico.'? De manera complementaria, algunos pasajes muestran la omisión de dos o más ítems léxicos que son reemplazados por un hiperónimo que los contiene. Sin embargo, como en todo proceso de categorización,. al pasar de los términos particulares al término general se pierde información específica que ya no puede inequívocamente inferirse de la descripción semántica de la expresión genérica. Tal es el caso que observamos en la comisión "Pastoral de masas". Los modos solicitan la inclusión de dos expresiones que señalan dos acciones específicas: "reglamentar" y "organizar". Los redactores sustituyen las acciones por un hiperónimo que las incluye sin necesariamente limitarse a ellas. Como hemos señalado, esto permite que se ''lea'' en la categoría ciertos hipónimos o términos particulares, pero que éstos no necesariamente sean interpretados como allí presentes. El ejemplo: 5. Pago6, No.4. Agregar,"reglamentadapor elObispo","organizada junto al Obispo". Resp. Se acpta sustancialmente. Queda el párrafo: "procurar la formacióndel mayornúmero de comunidades eclesiales en las parroquias, especialmente rurales o de marginadosurbanos. Comunidades que deben basarse en la palabra de Diosy realizarse,en cuanto sea posible en la celebración eucarística, siempre en comunión y bajo la dependencia del Obispo. (Pastoralde masas, 3 Plenario,p. 1)

Este procedimiento de negociación mantiene vigente la idea de subordinación de la acción a la autoridad del obispo aunque sin precisar exactamente en qué aspectos o acciones concretas debería manifestarse esta autoridad. El adverbio "sustancialmente" no hace otra cosa que indicar la negociación, la reformulación de los modos sugeridos. Así, "en comunión y bajo la dependencia del obispo" es una expresión genérica que se aplica a cualquier acto católico producido dentro de una diócesis; esto no es aplicable a "reglamentar" y "organizar", procesos que exigen la presencia física y la responsabilidad directa y cons-

10. También es cierto que podría deberse, por el contrario, a que estos votantes rechazaban el cambio y querían mantener el texto sin variaciones. Sin embargo, las variaciones indican tendencias de los modos recibidos (aunque no dispongamos de ellos) y es posible interpretar los votos adversos en el sentido de tales modos.

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ciente del prelado. Este procedimiento de negociación, sustituyendo dos términos por un hiperónimo que los engloba pero, al mismo tiempo, abstrae su dominio referencial, se emplea para un tema delicado y sujeto a conflictos; en este caso, el nivel de autonomía u horizontalidad de los laicos y los ministros laicos de la eucaristía. Los redactores, al evitar los términos más específicos, preservan un espacio de mayor autonomía frente a la autoridad de los obispos que podrá ser invocado con el uso de este mismo texto. Algo semejante sucede con el compromiso con instituciones propiamente políticas, las cuales aparecen presupuestas pero cuya enumeración concreta parece despertar resquemores en algunos de los votantes que prefieren la omisión de los miembros de la categoría y dejar simplemente el hiperónimo referido catafóricamente sin especificaciones. Incluso, en el ejemplo que citamos a continuación, se omite el rol activo de la Iglesia en el comienzo de este tipo de instituciones, algo propuesto en la versión original: Justicia 2P p. 11 Justicia 3P p. 3 La fuerza moral y animadora de LA FUERZA MORAL Y ANIMADORA la Iglesia estará consagrada so- DE LA IGLESIA ESTARA CaNSAbre todo, a estimular la promo- GRADA, SOBRE TODO, A ESTIMUción y el espíritude las estructu- LARLAS fa las organizacionesque ras intermedias particularmente tienen como mira la promoción cooperativas y sindicatos -y humana]0 darles el empuje inicial. Este efecto de ambigüedad es un rasgo genérico de este tipo de documentos; en otros casos, en los cuales no podemos observar una motivación ideológica aparente, también se presenta la sustitución por hiperónimos. Como siempre, la sustitución de un término por un hiperónimo que lo incluye contribuye a generar vaguedad, la cual es esencial en el carácter potencialmente universal de la interpelación que realiza el discurso católico: 2 Plenario,p. 7 Teniendoen cuenta el hecho de que casi 50.000 jóvenes latinoamericanos estudian en Europa y Américadel Norte... Pastoral de elites,

3 Plenario,p. 2 13. En la p. 7 se omite la cifra relativa a los estudiantes en el extranjero. La frase de C. queda así: "Teniendoen cuenta el hecho de que miles de jóvenes latinoamericanos estudian en Europay Américadel Norte.;" Pastoral de elites,

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Es posible leer aquí las consecuencias textuales de algunas de las críticas realizadas al uso de métodos sociológicos por parte del CELAM y a la falta de datos estadísticos precisos que sostuvieran sus conclusiones, como las enunciadas por el episcopado colombiano (Scatena, 2008).

reconciliar(se). Hemos analizado este caso en Bonnin (2009), mostrando cómo el mismo enunciado fue interpretado como:

2. Estrategias de mitigación de la agencia: La lengua, como sistema de opciones, se presenta de dos modos a los hablantesrporuna parte, dentro de los condicionamientos culturales e ideológicos de una coyuntura dada para un sujeto determinado, el hablante dispone sólo de un conjunto de formas posibles y no de otras, que sí están disponibles para otros sujetos (Blommaert, 2005). Por otra parte, dentro de ese conjunto limitado, los hablantes pueden seleccionar entre diversas formas para realizar diferentes estrategias, que van desde la opción estilística definida por cuestiones de gustos estéticos hasta la elección de términos que evocan determinados discursos, posiciones ideológicas o formas identitarias (Blommaert, 2008). Éste es el terreno que nos interesa aquí y el análisis de las variantes que emergen en el proceso de redacción nos permite reconstruir parcialmente el sistema de opciones disponible para los redactores. En tal sentido, la representación de la acción social y de los actores involucrados es clave para comprender qué tipo de responsabilidades se atribuye a quiénes con respecto a qué acciones (van Leeuwen, 2008). Este proceso, de representación o recontextualización de la acción social y de los actores que la llevan a cabo, es una forma de cognición social, orientada valorativamente, que no sólo (ni principalmente) "describe" lo que sucede, sino que lo interpreta y ofrece una versión de lo real para ser asumida por otros sujetos. Dentro de los procedimientos de negociación observados, que permiten sacrificar ciertos contenidos o demandas particulares en orden a mantener otros que son concebidos como de mayor jerarquía, se encuentran aquellos que buscan la mitigación de la agencia (Lavandera, 1986). Este conjunto de acciones léxico-sintácticas emplean procedimientos lingüísticos que, dentro de un paradigma de diversas opciones, permiten al hablante evitar las referencias directas a los sujetos u objetos implicados en la realización de una acción. Enunciados como (4) Urge la reconciliación de los argentinos

buscan mitigar o quitar la responsabilidad de quienes llevaron a cabo la acción previa -que terminó con una situación original de armoníay no especifican, en consecuencia, cuál sería el agente de la acción de

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(5) Los subversivos [agente] deben reconciliarse [proceso-beneficiario] con la sociedad argentina [meta]

pero también fue interpretado como: (6) La Junta militar [agente] debe reconciliarse [proceso-beneficiario] con la sociedad argentina [meta].

En (4) observamos la presencia de la acción ("reconciliarse") y de uno de los argumentos del verbo (los argentinos), pero hay un borramiento del agente ("los subversivos" o "la Junta militar"). El lector, aun sabiendo que en (4) falta información, no puede inferir inequívocamente si el locutor se refiere a unos u otros, y puede legítimamente interpretar, a partir del mismo enunciado, (5) y/o (6) (Bonnin, 2009: 336-337). No en todos los casos es posible detectar una motivación ideológica inmediata para este tipo de transformaciones. Veamos el siguiente ejemplo: Juventud 1P p. 2

Juventud (redacción definitiva) p. 2

Los jóvenes continúan presentando en Latinoamérica la tendencia a reunirse en grupos o comunidades juveniles

La tendencia a reunirse en grupos o comunidades juveniles se muestra cada vez más fuerte dentro de la dinámica de los movimientos de la juventud en Latinoamérica

La transformación de la primera redacción a la definitiva muestra que se omite el agente humano (los jóvenes) y se lo sustituye por una nominalización (la tendencia) que borra de este modo información actancial acerca de quién/es tiende/n a reunirse, etc. Sin embargo, no parece aquí perseguir un ocultamiento de la información, que es fácilmente recuperable del entorno sintáctico, sino que pareciera tener una finalidad estilística: evitar la reiteración léxica." El verbo es la clase de palabras que describe, típicamente, una acción o proceso. En el ejemplo siguiente, al sustituir un verbo por otro, no sólo se cambia la acción sino también sus participantes, mitigando la capacidad de agente de la Iglesia en el campo de la acción política:

11. Recordemos, con Billig (2008), que no toda nominalización sobre el sintagma no transformado.

tiene un efecto "ideológico"

Juan Eduardo Bonnin

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Escrituras en potencia

Pastoral de elites, 2 Plenario, p. 9

Pastoral de elites, 3 Plenario, p. 4

e. La presencia animadora de la Iglesia en la vida política a través de los laicos cristianos sólo será posible en la medida en ella logre asegurar la formación política y social de los [óvenes en sus propias instituciones educativas.

1. En la p. 9, e., el párrafo entero se suprime y se sustituye por este otro: "e. La Iglesia, a su vez, deberá colaborar en la formación política de las elites a través de sus movimientos e instituciones educativas".

El verbo "asegurar" deposita la totalidad de la responsabilidad de la acción en el agente, en este caso, "la Iglesia". Este sentido se ve reforzado por el adjetivo "propias", que duplica, incluso redundantemente, la atribución de la responsabilidad presente en el posesivo "sus". La segunda versión, en cambio, al emplear el verbo "colaborar", introduce la presencia de otros agentes posibles -aunque no se los nombre-, quitando parte de la responsabilidad a "la Iglesia". Esta mitigación también es sostenida por la omisión del adjetivo "propias" y por la adición de "movimientos", lo cual introduce algo más de ambigüedad al abrir el campo a una cantidad mal definida de formas posibles de asociación -diferentes del conjunto bien definido de las "instituciones educativas"-. Desde el punto de vista ideológico, el desplazamiento busca mitigar la responsabilidad directa de la Iglesia como institución en la formación política de las elites, reclamada por los redactores. La sustitución de verbos y construcciones verbales no sólo permite quitar responsabilidad a la Iglesia como agente, sino que también permite negociar opiniones negativas acerca de la acción social de la Iglesia, como vemos en el ejemplo siguiente: Pobreza de la Iglesia, 2 Plenario, p. 1

Pobreza de la Iglesia, 3 Plenario, p. 1

Pobreza de la Iglesia, Redacción final

El sistema de aranceles y de pensiones escolares, para proveer a la sustentación del clero y al rnantenimiento de las obras educacionales, ha IIegado a hacerse odioso y a formar una opinión exagerada sobre el monto de las sumas percibidas.

Pág. La. No. 2° párrafo, línea 4.

El sistema de aranceles y de pensiones escolares, para proveer a la sustentación del clero y al mantenimiento de las obras educacionales, ha llegado a haeerse mal visto y a formar una opinión exagerada sobre el monto de las sumas percibidas.

se cambia: "odioso" por "mal visto".



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En este caso se desplaza el rol agentivo del "sistema de aranceles ... ". En la primera versión, era sujeto gramatical de "llegar a hacerse", integrando a "odioso" en una construcción cuasirrefieja. En consecuencia, la cualidad de "hacerse odioso" era una consecuencia del accionar de "el sistema ... ", sintagma que designaba metonímicamente a la propia Iglesia que lo implementó. La segunda redacción, al introducir el participio de un proceso perceptivo -"mal visto"- desplaza parcialmente el foco fuera del sistema de aranceles hacia un tercero, que es el experimentante de "ver", manteniendo, sin embargo, la construcción cuasirrefieja, dejando de este modo parte del nexo sin táctico original. La redacción final, sin embargo, reemplaza "hacerse" por "ser", quitando el aspecto cuasirrefiejo y cristalizando una construcción impersonal. De este modo, se desecha la responsabilidad atribuida anteriormente al sistema como responsable, al menos parcial, del juicio negativo sobre sí mismo. Como consecuencia, el juicio negativo aparece como responsabilidad de quienes lo elaboran y no de la acción del sistema de aranceles, cuya legitimidad no es ahora cuestionada. Un tercer tipo de mitigación ya no remite a la agencia sino a las cualidades de la acción o los actores. Así, a continuación observamos cómo se busca mitigar el carácter definitivo de la acción "romper", empleada con valor metafórico, mediante su sustitución por "condicionar": Pp. 2-2.4. 2. Reemplazar la frase "rompen con su pastor" por una frase más adecuada. Reformulación: "Condicionan la adhesión a sus pastores al hecho de encontrar en ellos actitudes coherentes con la dimensión social del Evangelio". (Juventud, 3 Plenario, p. 2)

En este caso, al sustituir una acción por otra, se sustituye también un rol de agente por otro: el agente ya no lleva a cabo la acción de "romper" -proceso irreversible que, en términos institucionales, deja al clero fuera del ámbito institucional de la Iglesia- sino la de "condicionar" -lo cual deja al actor dentro de la Iglesia, llevando a cabo una acción que puede revertirse tan pronto como se cumplan ciertas condiciones. Este procedimiento permite preservar la imagen del agente y es fundamental para no perder su adhesión (del clero, los jóvenes, etc.) al discurso eclesiástico. 3. Procedimientos léxicos de sustitución por sinonimia. La relación de sinonimia es aquella que se establece entre dos ítems léxicos que, compartiendo un mismo significado, poseen significantes diferen-

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Juan Eduardo

Bonnin

teso En otros términos, es una relación que establece una equivalencia semántica entre dos términos. Ahora bien, es sabido que dos sinónimos son sólo parcialmente equivalentes, puesto que cada ítem léxico comporta además otros tipos de significados: indexicalizados socialmente, pragmáticamente, etc. Aunque "saco rojo" y "saco colorado" refieran a un mismo objeto del mundo empírico y designen una misma longitud de onda en el espectro electromagnético, el segundo adjetivo-puede indexícalizar, además, información acerca de la extracción social o -el-origen geográfico del hablante. De esta manera, aunque sean semánticamente equivalentes, "rojo" y "colorado" contienen información sociolingüística diferenciada. En algunos casos, la diferencia entre dos sinónimos puede atribuirse meramente a razones estilísticas, de gusto estético: Hoja 7, renglón 5. en lugar de " las grandes urbes pierde gran parte" ... poner: "las grandes ciudades pierde 0 parte de .;" (Familia y demografía, 3 P, p. 1)

En este ejemplo observamos dos variaciones de tipo estilístico: la omisión de "gran", para evitar la reiteración léxica con "grandes", y la sustitución de "urbes" por "ciudades", seguramente por motivos de gusto o, si acaso, para evitar el empleo de terminología técnica. Si fuera este segundo caso, la sustitución aportaría información de tipo enunciativo, es decir, acerca de las representaciones del destinatario del texto, a quien se le ofrece un texto más llano y con un lenguaje menos especializado. Buena parte de la sustitución por sinonimia busca, precisamente, preservar el contenido semántico pero cambiando la información modal acerca de la evaluación que el locutor realiza del referente. Esto permite, en muchos casos, preservar la imagen positiva de los participantes de la comunicación.P

12. Se trata del conocido tema de la cortesía lingüística. A partir de la pionera reflexión de Paul Grice (1975) sobre la conversación y el principio cooperativo -que establece que los participantes en una conversación lo hacen de mutuo acuerdo, intentando que todas sus intervenciones contribuyan a la feliz realización de ese intercarnbio--, se inició una larga tradición de estudios sobre la cortesía y la descortesía lingüística (aunque la regla "sea cortés" ocupe en aquel autor un lugar marginal). En términos generales, Brown Y Levinson (1987) proponen que la cortesía es un principio que regula el equilibrio en la interacción social en función de la racionalidad de los participantes (quienes planifican los medios que consideran más adecuados para lograr determinados fines) y de la imagen pública (face) propia y de su interlocutor, que se busca preservar. A esta reflexión se

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Tal es el caso del siguiente ejemplo: Justicia, 2P, p. 4

Justicia, 3p, p. 1

El sistema empresarial en nuestro continente y por el la economía global responde a una concepción falsa sobre el derecho de propiedad de los medios de provisión y sobre la finalidad misma de la economía.

El sistema empresarial y por él la economía actual responde a una concepción errónea sobre el derecho de propiedad de los medios de producción

La sustitución de "falsa" por "errónea" preserva, en este caso, la imagen de los empresarios, que no aparecen optando en el binomio verdad/ falsedad, sino en la oposición acierto/error. De esta manera, no se pone en duda la buena voluntad de los empresarios y el desacierto de su concepción de la propiedad privada será, entonces, corregido gracias a la función pedagógica del texto de los obispos. Al modificar la imagen del destinatario, también se modifica la del locutor, que no cumple aquí la f~ción de denunciar a quien falsea sino la de enseñar a quien se equivoca, En el pasaje siguiente, esta preservación se realiza con respecto a los jóvenes, reemplazando una proposición negativa por una positiva, d~ manera que el juicio negativo no provenga de la carencia de una propiedad (lo cual sería un estado irreversible) sino del exceso de otra (que puede moderarse y, en consecuencia, "corregirse"): Pp. 2-2.2. 3. Cambiar la expresión "falta de madurez" por considerarla muy pobre y peyorativa Reformulación: "idealismo excesivo" (Juventud, 3 Plenario, p. 2)

~bos actores, el clero y los jóvenes, fueron los destinatarios privilegIa?~s de Medellí~ y quien~s llevaron a cabo esa mixtura de religión y política que los mismos ObISpOScondenarían una década más tarde. Al preservar su imagen, los obispos buscaban preservar una recepción favorable para sus Documentos ... Una sustitución semejante puede verse, nuevamente, en una corrección manuscrita al texto sobre los jóvenes, lo cual muestra una tensión

agrega, a partir del trabajo de George Lakoff(l987), el concepto de descortesía, el cual no sólo designaría un error pragmático sino que adquiere, en muchas ocasiones, un carácter estratégico, instrumental, en el marco de una estrategia discursiva más amplia.

··r

!

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sobre el tema entre la condena y la búsqueda de preservar su imagen positiva: Su actitud religiosa se caracteriza por el rechazo de una falsa imagen de Dios que les ha sido presentada y por la búsqueda de auténticos valores evangélicos.< - > (Juventud 1P, p. 1)

Aquí, "desfigurada" evita, nuevamente, la oposición entre verdad T falsedad; al mismo tiempo, la adición "a veces" va en el mismo sentido de modalizar el carácter negativo de la imagen de Dios. Acaso pueda leerse en este pasaje una moderación de la autocrítica de los obispos, puesto que esa imagen no es atribuida a los jóvenes sino que es la que ha sido "presentada" a ellos por un tercero.

Un último grupo de negociaciones en la sustitución de términos por sinonimia parece estar motivado por razones ideológicas en el sentido en que los términos originales podían indexicalizar discursividades heterodoxas para el campo del discurso católico. Así: Juventud, 1P p. 2

Juventud (redacción definitiva), p. 2

Los jóvenes [... ] rechazan cada vez más las organizaciones demasiado institucionalizadas y las estructuras eprimentes

rechazan los jóvenes las organizaciones demasiado institucionalizadas, las estructuras rígidas y las formas de agrupación masiva.

Sin embargo se impone una revisión y un estudio científico de la misma, para purificarla de elementos que la HAGANINAUTENTtCA y para valorizar sus elementos positivos. (Se suprime la palabra alienante") (5 Catequesis, 3P, p. 1)

Ambos términos provienen de los discursos contestatarios de la época, aunque en el primer caso, sin embargo, no es extraño a los DFM. Es posible que se lo considerase una exageración, en este contexto, calificar simultáneamente de "opresoras" a las condiciones de trabajo rural y a los grupos juveniles de las parroquias y que por ello se cambiara el adjetivo. En el segundo, en cambio, claramente se rechaza un término proveniente del marxismo que, en el contexto en el que se ofrece, acusaba a cierto tipo de catequesis de "alienante", es decir, retornaba el tópico de la "religión, opio del pueblo", lo cual superaba claramente el nivel de tolerancia de la II CELAM (Bonnin, 2011).

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4. Procedimientos enunciativos y de modalización. Dentro de la tradición francófona de análisis del discurso se ha reflexionado largamente acerca de los procedimientos que permiten la emisión de enunciados que carecen de huellas del "aparato formal de la enunciación": los interlocutores, el tiempo presente y el espacio de la enunciación (Benveniste, 1970). Más allá del primitivo interés en trabajos como el de Catherine Kerbrat-Orecchioni (1987), recientemente se ha acuñado el concepto de borramiento enunciativo (Rabatel 2004) para dar cuenta de la acción de un sujeto empírico al crear el efecto de que éste "se retira de la enunciación, «objetiva» su discurso, «borrando» no sólo las marcas más evidentes de su presencia (los deícticos) sino igualmente toda referencia a una fuente subjetiva identificable" (Vion, 2001: 334, mi traducción). Cada sujeto puede presentarse de diversas maneras en su texto. La más directa es por medio del pronombre de primera persona: "yo". Denominamos locutor al sujeto textual, "el ser que se presenta en el enunciado como aquél a quien se debe responsabilizar de la realización del enunciado" (Ducrot, 1994: 260). Si bien su prototipo es el yo, vemos que los textos sólo utilizan la primera persona del plural y la tercera (a veces también en plural: "los obispos" ya veces en singular: "el episcopado")." Louis Guespin (1984) indica que la marca del "nosotros" proporciona una suerte de grilla de lectura, según la cual la asociación del individuo a otros por medio del pronombre de primera persona plural muestra implícitamente cuáles trazos de su personalidad social, o del proceso de interacción, serán -o deben interpretarse como- puestos en acción. En algunos casos observamos un borramiento enunciativo en el que el locutor busca evitar el compromiso directo con la acción. En el pasaje que analizamos a continuación, la primera persona, presente en la flexión del verbo, es reemplazada en una perífrasis impersonal que, manteniendo el valor deóntico, atenúa el compromiso del locutor con ese deber-ser:

13. Utilizamos el término "locutor" y no "enunciador" porque el segundo permite distinguir los puntos de vista (enunciadores en sentido propio) de aquel a quien el enunciado responsabiliza de su enunciación. Esta distinción permite mantener una concepción intrínsecamente polifónica de discurso y recordar el carácter discursivo-construido -como una puesta en escena enunciativa- del responsable del discurso. Nos diferenciamos de este modo de autores contemporáneos como Dominique Maingueneau (2007) o Ajan Rabatel (2004). Para una justificación más extensa, véase Bonnin (2010, cap. 4).

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Pastoral de masas, 1P, p. 5

Pastoral de masas, 2p, p. 6

Para hacer vivir la comunidad debemos inculcar un objetivo común: alcanzar la salvación mediante la vivencia del amor.

Para ello es menester hacerlos vivir como comunidad, inculcándoles un objetivo común: el de alcanzar la salvación mediante la vivencia de la fe y del amor.

En otros ejemplos, como el siguiente, observamos. que los redactores modifican la presencia del locutor colectivo, "nosotros-obispos", en su texto para evitar que se lea allí un juicio negativo sobre su propia acción: Pobreza de la Iglesia, 2 Plenario, p. 2

Pobreza de la Iglesia, 3 Plenario, p. 1

Pobreza de la Iglesia, Redacción final

Pág. 2, no.a nnea 1 del 2° párrafo: Se suprime "Debemos confesar sin embargo que" Debemos confesar, sin embargo, que en el contexto de pobreza y aún de miseria en que vive la gran mayoría del pueblo latinoamericano, los Obispos, sacerdotes y religiosos tenemos lo necesario para la vida y una cierta seguridad, mientras los pobres carecen de lo indispensable y se debaten entre la anglJstia y la incertidumbre.

Sigue: contexto ... "

"En el

En el contexto de pobreza y aún de miseria en que vive la gran mayoría del pueblo latinoamericano, los Obispos, sacerdotes y religiosos tenemos lo necesario para la vida y una cierta seguridad, mientras los pobres carecen de lo indispensable y se debaten entre la anglJstia y la incertidumbre.

En este caso, el verbo "confesar" instala el tema del pecado y la reconciliación. Desde el punto de vista léxico, la acción de confesar presupone la comisión de un pecado por parte del locutor, nosotrosobispos. A su vez, los redactores omiten el conector adversativo "sin embargo", que oponía la orientación argumentativa del pasaje anterior -relativo a la pobreza y la humildad de los representantes de la Iglesia- a éste, en el cual se infería cierta responsabilidad en el clero con respecto a la situación desigual vivida por "los pobres". En cense-

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cuencia, sin comprometer al locutor, y sin oponerlo a la descripción del párrafo anterior, el texto finalmente publicado aparece simplemente como una aserción de la que el responsable de la enunciación se borra. Este borramiento omite importante información modal, actancial y argumentativa: a) que los redactores percibían un aspecto verdadero en "la imagen deformada que se tiene", para lo cual empleaban un concesivo; b) que se involucraban como sujetos interpelados por esa situación mediante un acto de habla deóntico de tipo subjetivo (Vázquez Laslop, 1999), y e) que ese resto de verdad aceptado en la proposición anterior es percibido por el sujeto como un "pecado", presupuesto léxicamente en el empleo del verbo "confesar". Al eliminar la información enuncia tiva, modal y argumentativa, la yuxtaposición de los párrafos mantiene parte del sentido original -que consiste en señalar que el personal eclesiástico tiene mejores condiciones de vida que los pobresaunque elimina el carácter autocrítico que los redactores habían dado a la primera formulación. Ahora bien, el sujeto de la enunciación es también un sujeto modal, es decir, fuente de puntos de vista -que, con Oswald Ducrot (1986), denominamos enunciadores- que manifiestan su actitud con respecto a aquello que dice en su enunciado, a sí mismo o a su interlocutor (Charaudeau, 1992: 572). Nicole Le Querler (1996) distingue dos grandes tipos de modalidad. En primer lugar, las modalidades intersubjetivas, que regulan la relación entre el locutor y el interlocutor (aconsejar, ordenar, obedecer). En el caso anterior, la modalidad deóntica ("debemos confesar") aparece como una demanda intersubjetiva de los redactores al resto del episcopado latinoamericano. En segundo lugar, Le Querler señala las modalidades subjetivas, las cuales evalúan el contenido del enunciado en términos apreciativos (bueno, malo, feo, lindo) o en términos epistémicos (posible, probable, poco, mucho). El juego de adición, omisión o sustitución de las modalidades es muy frecuente en la redacción de los Documentos finales de Medellín, puesto que ahí se encuentra la regulación de las actitudes, los posicíonamientos que, en definitiva, se atribuirán luego a la Iglesia latinoamericana. Por ese motivo, las variaciones de tipo modal tienden a limitar las relaciones de demanda, el alcance epistémico o los juicios de valor de las afirmaciones de la primera redacción. Un ejemplo de sustitución de una modalidad intersubjetiva es el siguiente:

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Pobreza de la Iglesia, 2 Plenario, p. 2

Pobreza de la Iglesia, 3 Plenario, p. 1

Pastoral de elites, 2 Plenario, pp. 2-3

Pastoral de elites, 3 Plenario, p. 2

La Sagrada Escritura y la tradición de la Iglesia son muy explícitas sobre la actitud que debe tener el cristiano: - denunciar y combatir la pobreza como un mal que es fruto del pecado

En este contexto una Iglesia pobre: - denuncia la carencia injusta de los bienes de este mundo y el pecado -. que la engendra;

Esto hace que varios sectores gubernamentales actúen en beneficio de los grupos tradicionalistas o conservadores, lo que a veces da lugar a la corrupción y a la ausencia de un sano proceso de personalización y socialización de las clases populares. Las Fuerzas Militares apoyan esta estructura y, a veces, intervienen para reforzarla.

2. En la pago 3, renglones 5, 6, se intercala la frase "en diversas partes". La frase entera queda así: "Las Fuerzas militares apoyan en diversas partes esta estructura y, a veces, intervienen para reforzaría".

Aquí, los redactores llevan a cabo una exigencia a todos los cristianos -sus interlocutores-, basándose en la doble autoridad de ''la Sagrada Escritura" y la "tradición de la Iglesia" como fundamento de esa modalidad deóntica. Sin embargo, la versión siguiente omite esa doble autoridad y, de esa manera, reemplaza la modalidad deóntica por otra, meramente asertiva, que no convierte a los interlocutores en receptores de una orden de denuncia y combate de la pobreza. En el ámbito de las modalidades subjetivas, es frecuente la adición o sustitución de modalidades epistémicas que debiliten la certeza de una afirmación o que limiten su alcance: 3. Página la., línea 33. Agregar "con frecuencia". Resp. Se acepta, queda la frase: "recepción que con frecuencia tiene más consecuencias sociales" ... (Pastoral de masas, 3 Plenario, p. 1)

Incluso, en casos como el siguiente, la sustitución implica un cambio radical de la actitud epistémica del locutor, que pasa de lo imposible a lo posible, aunque improbable: El documento contiene incongruencias. Por una parte confiesa no disponer de datos suficientes y por otra hace afirmaciones categóricas que no siempre se verifican en todos los lugares. Respuesta: Aún cuando sea verdad que no disponemos de datos suficientes, consideramos que nuestro análisis es válido. Para evitar la impresión de toda incongruencia, sustituimos en la p. 2, renglón 2, la palabra "imposible" por "difícil". (Pastoral de elites, 3 Plenario, p. 1)

5. Procedimientos de reorientación argumenta ti va. Dentro de la reflexión contemporánea en el campo de la lingüística, la argumentación ha cobrado una importancia fundamental. Sea que se la considere como un tipo específico de organización de secuencias textuales (como es el caso de Adam, 1992, 1999) o, en un nivel epistemológicamente más profundo, una propiedad inherente a la lengua, que no puede sino ser argumentativa (Ducrot y Anscombre, 1994; Ducrot y Carel, 2006), la operación en ese nivel permite orientar los enunciados como argumentos, es decir, ponerlo s al servicio de una conclusión. En ese sentido, los conectores o marcadores del discurso cumplen un rol fundamental en cuanto permiten orientar -o reorientar-los argumentos en el sentido de una misma conclusión o en sentidos diferentes. Su función comunicativa será guiar al lector en las inferencias que realiza acerca de las relaciones entre las partes del texto, de modo que una variación en este nivel implicará una variación en la manera de relacionar lo ya dicho cori lo que se dirá. En algunos casos se trata de conectores que, sumando enunciados nuevos propuestos por los modos de los obispos, cumplen con una función meramente aditiva o, si acaso, refuerzan la orientación argumentativa ya asignada al texto original: ... de pastoral social con los respectivos organismos nacionales. MAS SE BUSCARA LA PROMOCION TRINA SOCIAL APLlCANDOLA

En otro tema polémico, al tratar acerca de la injerencia pretoriana de las Fuerzas Armadas en el campo de la política, la adición del circunstancial de lugar "en diversas partes" permite limitar el alcance de la afirmación, que deja de ser "en todas partes" para ser sólo "en algunas". Al mismo tiempo, introduce la ambigüedad referencial con respecto a la localización de esas acciones:

AUN

DE SEMANAS SOCIALES PARA ELABORAR DOC-

A NUESTROS PROBLEMAS.

(Justicia, 3p, pp. 2-3)

... Lo mismo vale para los niveles diocesanos. ADEMAS, LAS CONFERENCIAS CATOLICAS SE INTERESARAN ÁMBITO CONTINENTAL

EPISCOPALES

y LAS ORGANIZACIONES

EN PROMOVER LA COLABORACIÓN EN EL

Y NACIONAL CON LAS IGLESIAS E INSTITUCIO-

NES CRISTIANAS NO-CATOLICAS (Justicia,

3P, p. 3)

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No sólo los conectores realizan esta función argumentativa, sino que ésta puede cumplirse con construcciones sintácticas más complejas, como es el caso de las construcciones concesivas, las cuales admiten un enunciado anterior, no obstante lo cual oponen un nuevo enunciado orientado contrariamente. Tal es el caso siguiente: '. . Justicia, 2p, p. 4

Justicia, 3p, p. "1

el trabajo, como estructura intermedia, constituye más que un elemento de la producción la función que da origen a la organización profesional en el campo de la producción.

Sin desconocer la totalidad ..d.~' significado humano del trabajo, aquí lo consideramos como estructura intermedia, en cuanto constituye la función que da origen a la organización profesional en el campo de la producción

En este ejemplo, la subordinada inicial que se agrega en el tercer plenario cumple una función argumentativa concesiva que podría reformularse como "aunque conocemos la totalidad ...". La doble negación contenida en la preposición ("sin") y el prefijo del verbo ("des-") cumple con una función, nuevamente, mitigadora, que apunta a disminuir el aspecto polémico contenido en ella: "ustedes desconocen... ". De esta manera, la concesiva cumple aquí con un rol polémico o, al menos, evoca una polémica anterior y se propone como solución negociada a la misma. De manera parecida, una concesiva con subjuntivo se propone para negociar una propuesta polémica de la primera redacción en la comisión "Pobreza de la Iglesia": Religiosos y religiosas, 2P, p. 4

Religiosos y religiosas, 3p, p. 3

c) Cumplir lo pedido por Pablo VI referente a la reforma agraria en las tierras que poseen las Comunidades Religiosas

g) Cumplir lo pedido por Pablo VI referente a la Reforma Agraria en el caso de que se poseyeran tierras no necesarias para la obra apostólica.

El pasaje de una aserción en indicativo a una construcción concesiva en subjuntivo modifica no sólo +O no tanto- la factualidad como la obligatoriedad de la aserción, que adquiere ahora un carácter hipotético. De esta manera, en la redacción del tercer plenario se abre la posibilidad de no afectar las tierras a la reforma agraria (en caso, etc.) mientras que en la redacción original aparecía como obligatoria para todos los casos.

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Evidentemente, un recurso sencillo para el agregado de modos estableciendo una conexión concesiva es por medio de los gerundios concesivos, los cuales son muy abundantes en este tipo de textos. Veamos dos ejemplos: 1) "Sino que ha que re-expresar incesantemente, de nuevas maneras, el "Evangelio" en relación con las formas de existencia y con las modalidades de conocimiento del hombre, teniendo en cuenta los ambientes humanos étnicos y culturales y GUARDANDO SIEMPRE LA FIDELIDAD A LA PALABRA REVELADA"

[ ... ]

1. k) "Adaptar el lenguaje eclesial al hombre de hoy, INTEGRIDAD DEL MENSAJE". (Catequesis, 3P, p. 1)

SALVANDO

LA

En este caso, es interesante notar la preferencia estilística de esta comisión por el empleo de gerundios concesivos cuya función podría reforzarse con la adición de "aunque". Sin embargo, para mitigar el carácter antiorientado de las concesivas, en ambos casos se emplean gerundios en un entorno aditivo, sea mediante la conjunción "y" en el primer caso o yuxtaponiendo ambos enunciados con el uso de la coma, en el segundo. En ambos casos se introducen modos reticentes al "diálogo" con la modernidad de la evangelización posconciliar, de manera que oponen enunciados que orientan a la integridad, la conservación, por sobre la parcialidad y la adaptación propuestas originalmente por la comisión. 6. Procedimientos intertextuales. Jacqueline Authier Revuz (1982) ha señalado, en un trabajo clásico, la existencia de una doble relación de todo texto con un "afuera" de su propia enunciación, es decir, con otras "voces" que intervienen en su formulación y que lo vuelven heterogéneo. Por una parte, la ''heterogeneidad constitutiva" es la presencia constituyente del interdiscurso que, sin hacerse explícito, da forma a toda enunciación, distribuyendo roles, posiciones de sujeto, preconstruidos, palabras cargadas de sus usos y procesos anteriores. Por otra parte, la "heterogeneidad mostrada" es la representación de esas palabras ajenas por medio de la cita, la alusión, la ironía, etc. Todo discurso es constitutivamente heterogéneo puesto que no es la expresión individual, libre y voluntaria de un hablante, sino que surge en el marco de determinadas condiciones sociohistóricas de producción y, lo que nos interesa particularmente aquí, en determinadas condiciones discursivas de posibilidad. No todo discurso, por el contrario, muestra la presencia del discurso de los otros en su seno, sino que puede optar por evocar diferentes voces de diferentes maneras.

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Un aspecto interesante en el análisis de este segundo tipo de fenómenos es su carácter procedimental, es decir su naturaleza instrumental, consciente, optativa +por oposición a aquellos mecanismos constitutivos, inconscientes, obligatorios-. Esto nos permite dar cuenta del conocimiento que los propios actores tienen acerca de su discurso; es decir, de los criterios, de alguna manera objetivados, que rigen la producción -y la recepciónlinterpretación- discursivaen un campo o ámbi-" to determinado. En otros términos, es un buen punto de entrada para el conocimiento que tienen los hablantes de las tradiciones y géiieros~n los que se insertan y su capacidad productora. La prueba de su carácter construido, antes que constitutivo, se puede hallar en el análisis de las variaciones genéticas de los textos, que permiten construir el paradigma de opciones disponibles -y efectivamente empleadas-, lo cual muestra el carácter -al menos íntimamente- optativo de las decisiones adoptadas A partir de esta premisa, es posible leer las últimas etapas de redacción como una instancia de mayor exhibición del gesto de escritura; con relación a lo que nos ocupa, esto significa que es posible leer la inclusión tardía de referencias intertextuales como una forma de mostrar estas referencias. A la inversa, la elisión de tales referencias -aunque no del resto del texto- indica una voluntad de ocultarlas. Hemos observado ambos casos: 1) Adiciones: referencias constitutivas y mostradas en la creación del canon. En algunos casos, los borradores introducen referencias bibliográficas específicas para citas directas, con los procedimientos más típicos del discurso referido: No podemos dejar de interpretar este gigantesco esfuerzo por una rápida transformación y desarrollo como un evidente signo del Espíritu que conduce la historia de los hombres y de los pueblos hacia su vocación. "En los designios de Dios cada hombre está llamado a desarrollarse porque su vida es una vocación" (PP.15).(Introducción, 81 F5)

En otros casos, sin embargo, las referencias realizadas señalan difusamente una fuente autorizada, a veces de algún pasaje referido en discurso directo que, en consecuencia, se muestra como "de memoria" por parte del redactor: Por lo vual nuestra Iglesia lejos de creerse enviada para condenar o detener este anhelo de transformación se siente urgida a "darse prisa" (PP.),a estar activamente presente, como lo estuvo en otras épocas, en la actual etapa de emancipación. (Introducción, 81 F5)

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En este ejemplo, las siglas que indican la encíclica Populorum Progressio -que en esos mismos años de efervescencia política se convertía en el discurso fundante de numerosas experiencias insurreccionales, confesionales o no, en toda América Latina- señalan su presencia constitutiva en la producción del texto. El espacio reservado para la inclusión del parágrafo del cual se extrae la cita directa, "darse prisa", nos permite inferir una cita de memoria que se especificaría en la siguiente etapa redaccional (pp. 29). Sin embargo, en el siguiente borrador, todo el pasaje es omitido. Una tercera variación sobre el mismo tema es la que se observa al emplear una referencia indirecta que permite al locutor desplazar el sentido del texto fuente. Esto es lo que observamos en el siguiente fragmento: No podemos en efecto, los cristianos, dejar de ver y presentir la presencia de Dios que quiere salvar al hombre entero, alma y cuerpo (GSp.). (Archivo OFM, Introducción, 81 F5)

El texto referido, la Constitución Dogmática Gaudium et Spes, también del Concilio Vaticano II, dice: Es, por consiguiente, el hombre; pero el hombre todo entero, cuerpo y alma, corazón y conciencia, inteligencia y voluntad, quien será el objeto central de las explicaciones que van a seguir. (GS 3)

De esta manera, lo que en el documento conciliar funcionaba como una aclaración en la descripción del tema del propio texto, en el borrador de los Documentos finales de Medellín aparece como la caracterización del paciente de la acción divina. Es interesante, al respecto, ver la forma que adquiere la lucha por el establecimiento del canon legítimo: en la siguiente redacción y, finalmente, en el texto publicado, el pasaje se mantiene intacto, pero omitiendo la referencia bibliográfica. En otros términos: el contenido apareció inobjetable, pero la discusión acerca del efecto de canon a construir se saldó en contra del redactor de la primera versión de la Introducción. El cuarto caso de adición de referencias intertextuales es especialmente interesante porque, a diferencia de las omisiones observadas anteriormente, no aparecen en la primera redacción sino como agregados manuscritos, marginales pero, por sus resultados, evidentemente ineludibles. En este sentido, funcionan casi como referencias cosméticas, adiciones que no se introducen por ser necesarias en la escritura (el caso de las vistas anteriormente) sino necesarias para la lectura, para la consti-

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tución de ese canon de textos legítimos entre los cuales busca introducirse el propio documento. A continuación, vemos algunos ejemplos:

Se trata de una intertextualidad constitutiva (en este caso, una referencia a los documentos preparatorios de la II CELAM) pero que ha de ser omitida en el texto final en orden a preservar la circulación de textos sólo provenientes del magisterio, una oclusión del espacio intertextual, permitiendo que sólo circulen los mismos textos autorizados. Los Documentos de Medellín muestran constantemente esta emergencia de textos anteriores que no son juzgados como suficientemente legítimos para su exhibición y, en consecuencia, siendo constitutivos para la escritura, deben ser expurgados para su lectura. Por ese motivo aparecen con frecuencia en el primer borrador de los documentos, como en el caso de la comisión "Educación":

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Religiosos y religiosas, 2p, p. 4

Religiosos y religiosas, 3P, p. 3

a) Promover un auténtico espíritu de pobreza que se traduzca en un efectivo poner al servicio de los demás los bienes que se tienen.

1) Promover un auténtico espíritu de pobreza que se traduzca en un efectivo poner al servicio de los demás los bienes. que se tienen (P.C. 13)

Al tomar conciencia del actual tiempo del hombre latinoamericano, toma ella conciencia dese-e/ misma y> propio tiempo, que no ha de dejar pasar, sino que ha de redimir.
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