Escribir y mandar nuevas de Turcos. Difusión de la información, ideales y valores políticos en la correspondencia de los Hombres del Rey, 1500-1550

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Descripción

Escribir y mandar nuevas de Turcos. Difusión de la información, ideales y valores políticos en la correspondencia de los Hombres del Rey, 1500-1550* José Miguel Escribano Páez European University Institute, Florencia

Introducción

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urante el verano de 1515 don Íñigo de Mendoza, Conde de Tendilla y Capitán General del Reino de Granada, envió una carta al Alcaide de los Donceles, don Diego Fernández de Córdoba, en la que escribió: No hay nuevas de acá, sino anda una armadilla de turcos por estas partes con un capitán que llaman Barbarroja. Yo me partí a Málaga a hacer armar algunos navíos que se junten a las cuatro galeras del rey, nuestro señor, y vayan a buscarlos compuestos. En harto miedo está [la] costa, pienso que lo hace que son fruta nueva los turcos en ella.1

La anécdota pasaría inadvertida si no fuera porque Barbarroja estaba llamado a convertirse en la pesadilla de los súbditos de Carlos V. El cambio de actitud hacia esta amenaza es visible en la carta que Juan Rena, un criado del Alcaide de los Donceles, redactó dieciséis años después: * Este trabajo se enmarca dentro del proyecto «Construir y conservar lealtades colectivas. Soberanía y élites en la Monarquía de España (siglos XVI y XVII)». Referencia HAR2012-39016-C04-02. Ejecutado desde la Universidad de Alcalá de Henares. El presente texto se ha beneficiado de los comentarios y sugerencias de Antonio Castillo, Guadalupe Adámez, Alejandro Montón, Miguel Palou, Cloe Cavero, Pol Dalmau, Alejandra Franganillo, Angela Ballone, Romain Bonnet, Ozden Mercan y Gennaro Varriale. A todos ellos mi más sincero agradecimiento, especialmente a Miguel por sufrir estoicamente mi “obsesión turca”. 1 El Conde de Tendilla al Marqués de Comares, Granada 16 de agosto 1516: MORENO TRUJILLO M. A., OSORIO PÉREZ M. J. y DE LA OBRA SIERRA J. M. (eds.), Escribir y Gobernar: el último registro de correspondencia del Conde de Tendilla (1513-1515), Granada 2007, p. 889.

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De Valencia escriben por muy cierto que Barbarroja es muerto a mala muerte, juzgo que el jeque de Argel su contrario habrá tenido alguna inteligencia en la ciudad, si no es así plega a Dios que el sueño se cumpla, que la verdad no será la peor nueva que pudiésemos haber.2

El contraste entre las dos misivas resulta más que evidente y revela el profundo cambio acontecido en el Mediterráneo occidental en las primeras décadas del siglo XVI. Frente al menosprecio hacia la «armadilla de turcos» y su capitán de la primera, la segunda deja entrever hasta qué punto Barbarroja se había convertido en una notable amenaza en la cuenca mediterránea.3 Estas dos simples noticias son algo más que una fuente de información en la medida en que nos remiten a una práctica tan extendida como interesante: la costumbre de incluir nuevas de turcos en la correspondencia. El presente trabajo pretende analizar este tráfico de noticias como un elemento clave para entender la difusión de la información sobre la guerra contra los enemigos de la Cristiandad en el Mediterráneo de la Edad Moderna. Han sido muchos los historiadores que se han interesado por la información en la Edad Moderna por lo que acotaremos el amplio panorama historiográfico a dos principales líneas de investigación en función de los intereses de este ensayo. La primera se ha centrado en lo que podemos denominar el binomio información y gobernanza. Si la estrecha relación entre ambos factores ha sido un lugar común desde hace mucho tiempo, en los últimos años hemos asistido a un renovado interés por el titánico esfuerzo de las distintas monarquías e imperios modernos por conseguir unos sistemas de información capaces de responder a las necesidades de los hombres encargados de diseñar la gran política imperial. Así, desde la ya clásica obra de Bayly, a las más recientes contribuciones de Arendt Brendecke, pasando por los estudios sobre los diferentes sistemas de información y espionaje de las monarquías modernas, se ha venido subrayando la importancia de esta maquinaria informativa como uno de los aparatos que hicieron posible el nacimiento y posterior desarrollo de las monarquías e imperios modernos.4 Resulta difícil exagerar la AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 75, n.º 3-1, fol. 6. Juan Rena a Pedro de Zuazola, Génova 3 julio 1532. 3 Sobre el contexto del enfrentamiento remitimos al clásico LÓPEZ DE GÓMARA F., Guerras de mar del Emperador Carlos V, Madrid 2000, y al estudio preliminar de esta fuente a cargo de Miguel Ángel de Bunes Ibarra. 4 BAYLY C. A., Empire and Information: Intelligence Gathering and Social Communication in India, 1780-1870, Cambridge 1999; BRENDECKE A., Imperio e información: funciones del saber en el dominio colonial hispano, Madrid-Frankfurt 2012. Sobre espionaje SOLA CASTAÑO E. y DE LA PEÑA J. F., Cervantes y la Berbería. Cervantes, mundo turco-berberisco y servicios secretos en la época de Felipe II, Madrid 1995; SOLA CASTAÑO E., Los que van y vienen. Información y fronteras en el Mediterráneo clásico del siglo XVI, Alcalá de Henares 2005. Una síntesis en GOBERNA FALQUE J. R., «Los servicios 2

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importancia de los frutos que estos trabajos han arrojado. Como no podía ser de otra manera dada la naturaleza de su objeto de estudio, toda esta producción se ha centrado exclusivamente en los canales bien definidos y centralizados del aparato administrativo. El análisis de fuentes alternativas como la correspondencia particular de los hombres que formaban parte de este aparato revela la porosidad del mismo, pero también como la información se propagaba incontroladamente más allá de estos circuitos de una forma frente a la que las autoridades nada podían hacer. La segunda línea de investigación se ha ocupado precisamente de la difusión de la información en el ámbito público. Esta historiografía ha prestado atención a fenómenos como la propaganda o el consumo de noticias por parte de la sociedad de la Edad Moderna. De nuevo la bibliografía es inabarcable, pero podemos mencionar al menos dos intereses prioritarios. En primer lugar, esta corriente ha incurrido en cierta propensión a estudiar los materiales específicamente consagrados a la difusión pública de nuevas como relaciones de sucesos o gacetas (sobre todo impresos) tendencia generalizada también en el ámbito de la historia cultural con la que está estrechamente relacionada.5 En segundo lugar, el interés por rastrear los orígenes del periodismo y la prensa han hecho que a ese interés casi exclusivo por el impreso, se sumara otro por las noticias como un producto comercializable.6 En consecuencia, las noticias que circulaban por canales de información como la correspondencia privada, y que se intercambiaban como meros regalos, han recibido una atención limitada a mencionar la simple existencia de estas prácticas.7 Afortunadamente esta y otras carencias comienzan a corregirse gracias al trabajo de los historiadores que han comenzado a prestar cada vez más atención al fenómeno de la diseminación de noticias en la Europa moderna.8 Lejos de limitarse a ser una puesta en valor de una práctica relegada por ambas líneas historiográficas nuestro trabajo pretende contribuir a esa nueva forma de entender la pluralidad (tanto desde el punto de vista formal como de los actores) de inteligencia en la historiografía española», Arbor, 709 (2005), pp. 25-74, especialmente pp. 32-42. Véase también la reciente reelaboración PETITJEAN J., L’intelligence des choses. Une histoire de l’information entre Italie et Méditerranée (XVIe-XVIIe siècles), Roma 2013. 5 BOUZA ÁLVAREZ F., Corre Manuscrito. Una historia cultural del siglo de Oro, Madrid 2001, pp. 19-22. Una presentación de las recientes líneas de investigación pertinentes en DAVIES S. F. y FLETCHER P. (eds), News in Early Modern Europe. Currents and Connections, Leiden 2014. 6 PETTEGREE A., The Invention of News: How the World Came to Know about Itself, New Haven 2014. 7 KOOPMANS J. W., Stories about political stories, en IDEM (ed.), News and Politics in Early Modern Europe (1500-1800), Groninga 2005, pp. IX-XIX, especialmente pp. XI-XII. 8 BARON S. A., The guises of dissemination in early seventeenth-century England en DOOLEY B. y BARON S. A. (eds.), The Politics of Information in Early Modern Europe, Londres 2005, pp. 41-56 y DOOLEY B. (ed.), The dissemination of News and the Emergence of Contemporaneity in Early Modern Europe, Farnham 2010.

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de la información como un componente clave del juego político.9 Así, a través de este estudio de caso sobre la propagación de las noticias relativas a la guerra contra el Turco a través de la correspondencia de los hombres del rey, abordaremos diversos elementos como la difusión de esta información, el interés que suscitaron estas nuevas y los factores que lo alimentaban. A continuación analizaremos como la posición de estos actores como intermediarios entre el aparato monárquico y la sociedad, así como lo extendido de estas noticias, se conjugaron para hacer de esta práctica una interesante forma de configurar y transmitir diversas nociones políticas.10 Por último, arrojaremos algo de luz sobre el papel que la difusión de estas noticias tuvo en la creación y propagación de una serie de valores propios del ethos de los servidores reales. Teniendo en cuenta la complejidad de cualquier división entre público y privado en la Edad Moderna y la inexistencia de una frontera clara entre ambas categorías de lo escrito en la época, definiremos como correspondencia particular todas aquellas cartas intercambiadas a título personal entre particulares obedeciendo a las más diversas motivaciones.11 Esta precisión es importante ya que el material analizado procede de los fondos personales de diversos oficiales y agentes al servicio del monarca a los que nos referimos como hombres del rey. Esta categoría es utilizada aquí de una manera amplia que incluye a todos aquellos agentes al servicio de la monarquía cuya posición en el tejido sociopolítico venía determinada por su relación de servicio con el monarca y viceversa. De manera más específica nos centraremos en un grupo de individuos que orbitaba en torno a la figura de Juan Rena. Este veneciano formado al servicio del Alcaide de los Donceles durante sus aventuras africanas jugó un destacado papel en la administración militar de la Monarquía Hispánica y, a su vez, formó a toda una escuela de oficiales que ocuparían diversos puestos clave en este aparato administrativo durante toda la primera mitad del siglo XVI.12 La movilidad geográfica de los miembros de esta red y el acceso 9 DE VIVO F., Information and Communication in Venice. Rethinking Early Modern Politics, Oxford 2007. 10 BRAKENSIEK S., Lokale Amtsträger in deutschen Territorien der Frühen Neuzeit. Institutionelle Grundlagen, akzeptanzorientierte Herrschaftpraxis und obrigkeitliche Identität, en ASCH R.G. y FREIST D. (eds.), Staatsbildung als kultureller Prozess, Colonia 2005, pp. 49-67, concretamente p. 50. El papel de los oficiales reales en la trasmisión de valores ha sido señalado en PARDO MOLERO J. F. y LOMAS CORTÉS M., Ministros idóneos. El marco del servicio al rey en la Monarquía Hispánica, en IDEM (eds.), Oficiales reales. Los ministros de la Monarquía Católica (siglos XVI-XVII), Valencia 2012, pp. 9-22, especialmente pp. 18-19. 11 CASTILLO GÓMEZ A., «Entre public et privé. Stratégies de l’écrit dans l’Espagne du Siècle d’Or», Annales. Histoire, Sciences Sociales, 4-5 (2001), pp. 803-829. Sobre la escritura epistolar remitimos a PETRUCCI A., Scrivere lettere. Una storia plurimillenaria, Roma 2008. 12 Las fuentes empleadas en la elaboración de este trabajo provienen mayoritariamente de los archivos personales de Juan Rena y Juan de Alarcón. Sobre ambos personajes y la intrahistoria de este fondo

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privilegiado a la información que les proporcionaba su actividad profesional, hicieron de ellos unos actores privilegiados para transmitir las noticias referentes a la lucha contra el infiel y, por ello, para estudiar esta forma de difusión de la información sobre el mundo mediterráneo. La difusión del conflicto Para dar una idea del enorme grado de dispersión que alcanzaban las noticias sobre la guerra contra el Turco transmitidas por esta vía comenzaremos con un simple ejemplo ilustrativo: la carta que Juan Rena escribió al Emperador Carlos V para comunicarle la toma de Corón a principios del otoño de 1532.13 En esta misiva el comisario de la armada detallaba todas las operaciones militares llevadas a cabo por la armada imperial desde su partida hasta la toma de la ciudad griega. La carta incluía importante información sobre el estado de la armada y la futura estrategia. Para evitar que tan delicada información no llegara a su destino en la corte imperial, Rena tomó la precaución de enviarla por duplicado por vía de Roma y Venecia.14 Sin embargo a su paso por la ciudad eterna la carta del comisario pasó a ser de dominio público y desde allí comenzaron a divulgarse copias y traducciones de la misma. Algunas de ellas llegaron a Génova donde Adam Centurione mandó transcribir una para enviársela a Francisco de los Cobos con el fin de informar al César del devenir de la armada ya que el financiero sabía que todavía un mes después de haber conquistado la ciudad no había recibido noticias de Andrea Doria.15 Este ejemplo muestra como la correspondencia de los agentes monárquicos servía para satisfacer la enorme demanda de nuevas sobre la lucha contra los infieles por parte de un público amplio y la enorme difusión que alcanzaban estos materiales. Así mismo, revela también que muchas veces este tipo de informaciones viajaban más y más rápido por canales extraoficiales que a través de la red de comunicaciones de la administración monárquica. La correspondencia de Rena durante la campaña de Corón en 1532 también demuestra que con frecuencia eran los propios agentes monárquicos los que documental véase CHOCARRO HUESA M. y SEGURA URRA F., Inventario de la documentación de Juan Rena, Pamplona 2013, pp. 23-32 y 37-64. 13 Sobre la campaña de Corón remitimos al clásico LAIGLESIA F., Un establecimiento español en Morea en 1532, Madrid 1905 y a VARRIALE G., «Nápoles y el azar de Corón (1532-1534)», Tiempos Modernos, 22 (2011). 14 AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 75, n.º 5-1, fols. 1-3. 15 AGS, Estado, Génova, Legajo 1365, f. 289. Adam Centurione a Francisco de los Cobos Génova 3 noviembre 1532. La copia de la carta de Rena en Ibidem, ff. 290 y 291. La referencia sobre el Cobos sigue siendo KENISTON H., Francisco de los Cobos, secretario de Carlos V, Madrid 1980 [1960].

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contribuían a difundir estas noticias más allá de los límites que tanto la Razón de Estado como la simple prudencia aconsejaban. Durante esta campaña los notables venecianos gozaron de una información bastante detallada sobre la armada imperial, algo que resulta especialmente chocante teniendo en cuenta la desconfianza hacia las autoridades de la ciudad de la laguna.16 Sin embargo, lo que resulta más significativo todavía es que la Señoría de Venecia había recibido esta información de diversos agentes al servicio de la Monarquía Hispánica. De hecho el número de naves y soldados, así como otros detalles relativos a la logística de la empresa, habían sido revelados por Juan Rena al orador de Venecia en Roma en una carta que le había remitido desde Mesina. La fuente no podía ser mejor, como subrayaba el mencionado orador: «Et Soa Signoria disse costui intende ben questi particolari per aver il governo di far ditta armata».17 Ya fuera para proporcionar este tipo de informaciones útiles, como para alimentar la demanda de historias sobre notables hazañas, estos actores resultaron ser una fuente privilegiada. La costumbre de compartir este tipo de noticias a través de las cartas estaba lejos de ser algo excepcional ya que entronca con uno de los usos epistolares más extendidos: incluir noticias que pudieran interesar al destinatario.18 La importancia de esta práctica como medio de difusión de la información resulta evidente teniendo en cuenta que está en los orígenes de los famosos avisos.19 Además, el intercambio de novedades era uno de los favores más apreciados de la época por las gentes de todos los estratos sociales.20 Así pues compartir estas nuevas era un favor muy apreciado que los oficiales reales podían ofrecer a cualquiera de sus interlocutores como demuestra la carta de Bernardino de Lezcano en la que escribió: Dice en este capítulo que en muy señalada merced me tiene porque le escribo las cosas 16 La desconfianza hacia las autoridades venecianas resulta más que evidente de la lectura de la correspondencia del embajador de Carlos V en Venecia. AGS, Estado, Venecia, Legajo 1309, f. 145. Rodrigo Niño a Carlos V, Venecia 9 julio 1532. 17 SANUDO M., I Diarii di Marino Sanuto, Venecia 1879-1902, vol. 56, col. 929. 18 BOUZA ÁLVAREZ, Corre Manuscrito, pp. 137-177 y CASTILLO GÓMEZ A., «Me alegraré que al recibo de ésta… cuatrocientos años de prácticas epistolares (siglos XVI a XIX)», Manuscrits, 29 (2011), pp. 19-50. 19 INFELISE M., From merchants’ letters to handwritten political avvisi: notes on the origins of public information, en BETHENCOURT F. y EGMONT F. (eds.), Correspondence and Cultural Exchange in Europe, 1400-1700, Cambridge 2007, pp. 33-52. 20 JOUANNA A., Le devoir de révolte: la noblesse française et la gestation de l’état moderne, 15591661, Paris 1989, p. 70 y TESTÓN NÚÑEZ I. y SÁNCHEZ RUBIO R., De todo he estado ignorante por no haber visto letra de vuestra merced. La correspondencia epistolar como vehículo de comunicación en la sociedad moderna, en CASTELLANO CASTELLANO J. L y LÓPEZ-GUADALUPE MÚÑOZ M. (eds.), Homenaje a Don Antonio Domínguez Ortiz, Granada 2008, vol. 2, pp. 771-798, especialmente pp. 793 y 796.

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de la guerra y de la paz, yo alcanzo tan poco que no sé qué escribir, empero como Vuestra Merced saber mejor siempre se trata en casa algunas cosas tocantes a ellas y poco yo no dejaré de hacer saber lo que supiere a Vuestra Merced.21

Ahora bien, en un mundo en constante cambio como el de la primera mitad del siglo XVI el abanico de temas a comentar era bastante amplio. Por ello cabe preguntarse qué lugar ocupaban en la jerarquía de intereses del momento las noticias de la guerra contra los enemigos de la Cristiandad. La información sobre el Nuevo Mundo atrajo una enorme atención como no podía ser de otra manera y prueba de este desmesurado interés es su enorme difusión impresa.22 Quizá nuestra visión se haya visto sesgada por este y otros factores pero no debemos considerar que las noticias sobre el Nuevo Mundo suscitaron un mayor interés que las nuevas relativas al ámbito Mediterráneo. Al menos en esta dirección apunta la gran cantidad de relaciones de sucesos manuscritas dedicadas a esta temática, la enorme difusión manuscrita de la información sobre las batallas navales del Mare Nostrum, o el que algunas de las primeras noticias difundidas por vía impresa versaran precisamente sobre la expansión otomana.23 Para conocer mejor el lugar que las noticias sobre el enfrentamiento contra los musulmanes ocupaban en la escala de intereses de los hombres del rey podemos recurrir al ejemplo de la correspondencia de Francisco Duarte. Este oficial real crecido al amparo de Juan Rena dio cuenta de algunos acontecimientos de primer orden relacionados con América. Así, desde uno de sus cargos en la Casa de la Contratación de Sevilla escribió lo que ha pasado a ser una de las relaciones más bellas sobre la llegada de los tesoros americanos a la ciudad del Guadalquivir.24 También desde Sevilla escribió sobre las expediciones de Pizarro.25 Sin embargo 21 AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 77, n.º 10-2. Bernardino de Lezcano a Juan de Alarcón, sine data. 22 LÓPEZ MARISCAL B., Relatos y Relaciones de Viaje al Nuevo Mundo en el Siglo XVI, Madrid 2004, pp. 146-147 y 150-152. 23 CACHO M. T., El Mar Mediterráneo en las relaciones manuscritas españolas del siglo de oro conservadas en bibliotecas italianas en CIVIL P., CRÉMOUX F. y SANZ J. (eds.), España y el Mundo Mediterráneo a través de las relaciones de sucesos (1500-1700), Salamanca 2008, pp. 41-53; BARBARICS Z. y PIEPER R. Handwritten Newsletters as a Means of Communication in Early Modern Europe en BETHENCOURT y EGMONT (eds.), Correspondence and Cultural Exchange, pp. 53-79, especialmente pp. 65-78; MESERVE M., «News from Negroponte: Politics, Popular Opinion, and Information Exchange in the First Decade of the Italian Press», Renaissance Quarterly, 59 (2006), pp. 440-480. La temática turca también acaparó buena parte de la actividad impresora de la época. GÖLLNER C., Turcica. Die europäischen Türkendrucke des XVIS. Jahrhunderts, Berlin 1994 [1961], 3 vols. 24 CARANDE R, Carlos V y sus banqueros, Barcelona 1987 [1967], vol. 3, pp. 18 y 506. 25 AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 10, n.º 2-7. Francisco Duarte a Juan Rena, Sevilla 7 septiembre 1534.

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el tema que permaneció de manera recurrente en su correspondencia fue el de la lucha contra los enemigos de la santa fe católica. De hecho, de la comparación entre el tratamiento que reciben unas noticias y otras podemos concluir que las informaciones relativas a los descubrimientos americanos y otros asuntos eran motivo de interés por su carácter extraordinario; esto es, se hablaba de estos temas cuando se podía comentar algún acontecimiento llamativo. Por el contrario, las nuevas sobre la guerra contra los infieles en el Mediterráneo fueron objeto de una atención constante, por lo que no sólo se comentaban los acontecimientos sobresalientes, sino también los que constituían el día a día de este enfrentamiento. A la hora de explicar la sed de noticias referentes a esta lucha hay que hacer referencia al universo mental de los hombres del siglo XVI y al importante lugar que todos los temas relacionados con la fe ocupaban en él. Así, cuando Juan de Alarcón envió a su colega homónimo una extensa relación de las nuevas de Levante lo hizo movido por su convicción de que estas le interesarían por tratarse de noticias «de interese de la fe».26 La justificación ejemplifica a la perfección la estrecha relación entre el gran atractivo ejercido por este tipo de noticias con el interés generalizado por la temática religiosa. Evidentemente, la importancia de esta materia en las cartas conectaba con el lugar privilegiado que la amenaza turco-otomana ocupaba en el imaginario de la época, pero también con la fascinación por los temas relacionados con el mundo islámico.27 Una fascinación que hacía que las noticias sobre la guerra contra los enemigos de la fe se incorporaran también a la literatura de la época,28 o incluso que las imágenes y demás objetos relacionados con los guerreros de esta lucha ocuparan un lugar destacado en la cultura material de las élites.29 Si todo lo que tuviera que ver con la religión resultaba especialmente atrayente, lo cierto es que las nuevas tocantes a la guerra contra los enemigos de la fe todavía suscitaron más interés que otras muchas noticias relativas a otros ámbitos de la vida religiosa. Para ilustrar esto podemos traer como ejemplo la carta que Francisco Duarte escribió a su señor Juan Rena poco después de su llegada a Roma en 1520. En ella, Duarte daba cuenta, no sin un notorio grado de consternación, de las inquietantes nuevas sobre un cisma encabezado por «un fraile dominico que 26 AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 79, n.º 27. Juan de Alarcón a Juan de Alarcón, Génova 14 marzo 1551. 27 DELUMEAU J., La peur en Occident, XIVe-XVIIIe siècles, París 1978, pp. 262-272; RICCI G., Ossessione turca: in una retrovia cristiana dell’Europa moderna, Bolonia 2002 y MERLE A., Le Miroir Ottoman, París 2003. 28 SELLÉS FERRANDO X., Carlos V y el primer cerco de Viena en la literatura hispánica del XVI, en MARTÍNEZ MILLÁN J., (ed.), Carlos V y la quiebra del humanismo político en Europa (1530-1558), Madrid 2001, vol. 3, pp. 105-123. 29 HERRERA URQUIZAR A., Coleccionismo y nobleza. Signos de distinción social en la Andalucía del Renacimiento, Madrid 2007, pp. 75 y 200.

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se dice Fray Martín». Ahora bien, si el surgimiento del protestantismo suscitaba cierto desasosiego en Duarte mucho más interesante le parecieron las nuevas relativas a la derrota sufrida por la armada encabezada por don Hugo de Moncada en su fallida expedición contra los Gelves.30 De la misma manera, cuando doce años después el embajador de Venecia escribió a Juan Rena, lo hizo prestando mucha más atención a un asunto tan lejano como la lucha del Sofí contra los Suníes y al apoyo que estos recibían del sultán otomano, que a «las cosas de Lutero y otras divisiones entre los príncipes y pueblos» que estaban sacudiendo el Sacro Imperio.31 Al interés de carácter religioso anteriormente mencionado hay que añadir otros muchos factores que hacían de estas noticias algo especialmente atractivo para los hombres del rey. En primer lugar podemos hablar de una utilidad meramente práctica. Esto es, la información sobre los movimientos de los enemigos era interpretada como un útil de especial importancia para estos actores a la hora de organizar sus constantes viajes. Por ejemplo, cuando Juan de Vergara escribió a su patrón Juan Rena, relatando los movimientos de la corte imperial aprovechó la ocasión para aconsejar a su compañero Francisco Duarte que realizara su viaje hacia el Reino de Nápoles por tierra aludiendo al peligro de la armada de Barbarroja.32 Estos oficiales reales eran especialmente sensibles a los acontecimientos de la lucha contra el enemigo de la fe debido a su participación en la misma. Así, Baltasar de Cuéllar, que había trabajado con Juan Rena en la logística de las campañas norteafricanas, dedicaba buena parte de su correspondencia con él a referir los acontecimientos como el éxito del socorro del Virrey de Mallorca a la asediada guarnición de Bugía en 1515, y lo hacía convencido de que su colega disfrutaría de la lectura de estas noticias.33 También los vaivenes de la política de la monarquía respecto a esta parcela del Mediterráneo eran objeto de comentario en las misivas que se dirigían unos a otros. Así, cuando Álvaro de Vivanco, otro de los servidores del Alcaide de los Donceles, escribió a Juan Rena para darle cuenta de

AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 86, n.º 5-11. Francisco Duarte a Juan Rena, Roma 30 abril 1520. 31 AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 10, n.º 27. Lope de Soria a Juan Rena, Venecia 2 marzo 1532. Sobre el interés por el amanecer protestante en la Monarquía Hispánica LONGHURST J. E., «Luther in Spain: 1520-1540», Proceedings of the American Philosophical Society, 103 (1959), pp. 66-93. 32 AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja74, n.º 4-1. Juan de Vergara a Juan Rena, Ratisbona 19 junio 1532. 33 AGN, Archivos Personaes, Fondo Rena, Caja 1, n.º 4-6. Baltasar de Cuellar a Juan Rena, Plasencia 21 diciembre 1515. Sobre el acontecimiento referido véase DEYÁ BAUZÁ M. J., Entre la toma de Orán y los pactos con Argel: Las Baleares y la conquista de Bugía en BUNES IBARRA M. A. y ALONSO ACERO B. (eds.), Orán. Historia de la corte chica, Madrid 2011, pp. 55-81. 30

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sus gestiones en la corte, incluyó una lacónica referencia al abandono de la política norteafricana derivado de la política de reducción del gasto militar: Acá se ordenan todos los negocios de gastos extraordinarios en despedir muchas gentes que gastan mucho y sirven poco. Diego de Vera se vendrá presto, y con esto serán acabadas todas las pasiones de África.34

Las palabras de Álvaro de Vivanco venían a poner de manifiesto el final de la expansión frente a los musulmanes en el Norte de África, ámbito en el que ambos habían comenzado a servir a la monarquía, de ahí el que considerara pertinente trasmitir esta información a su antiguo compañero. Todos los anteriores ejemplos sirven para poner de manifiesto el destacado lugar que las nuevas sobre este enfrentamiento ocupaban en la correspondencia de los hombres del rey. El que los agentes monárquicos dispersasen la información relativa a esta guerra a través de sus prácticas de sociabilidad epistolar se explica por dos razones. En primer lugar porque los oficiales reales disfrutaban de una situación privilegiada para poder hacerlo ya que tenían acceso directo a la información debido a su actividad en el aparato administrativo del Imperio. En segundo lugar porque esta información era un bien muy cotizado. Ahora bien ¿Cuáles eran las implicaciones de este habitual trasiego de noticias? La carga ideológica de una práctica cotidiana La inclusión de todas estas informaciones tocantes a esta guerra en las cartas puede parecer un acto casi cotidiano y carente de la más mínima importancia. Sin embargo, varios elementos hacen que sea necesario considerar esta práctica como algo, cuanto menos, interesante. Las noticias sobre las guerras contra los enemigos políticos y religiosos difundidas por otros medios demostraron tener un hondo calado en las sociedades modernas y, especialmente, un papel fundamental en la conformación de diferentes comunidades políticas.35 Ello no resulta de extrañar si AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 1, n.º 13-3. Álvaro de Vivanco a Juan Rena, Madrid 12 febrero 1516. El declive de la política de intervención militar en el Norte de África ha sido reconstruido en ALONSO ACERO B., Cisneros y la conquista española del Norte de África: cruzada, política y arte de la guerra, Madrid 2008, pp. 201-225. 35 VAN ZUILEN V., The politics of Dividing the Nation? News Pamphlets as a Vehicle of Ideology and National Consciousness in the Habsburg Netherlands (1585-1609), en KOOPMANS (ed.), News and Politics, pp. 61-79; INFELISE M., The War, the News and the Curious. Military Gazettes in Italy, en DOOLEY y BARON (eds.), The Politics of Information, pp. 216-236. 34

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tenemos en cuenta el papel fundamental que jugaban los conflictos en la definición del entramado político de estas sociedades, o el que uno de los factores que más ha contribuido a dar forma a estas colectividades haya sido precisamente la imagen del otro.36 A pesar de la consabida relevancia de estas imágenes más o menos conflictuales del otro, sólo muy recientemente se ha comenzado a subrayar la importancia de estudiar cómo se trasmitían y quienes las daban forma y difundían.37 Así, en este apartado analizaremos este particular ir y venir de noticias sobre la guerra contra los infieles como una forma de hacer presente al enemigo y al conflicto contra él, y de esta manera conformar y difundir una serie de valores e ideales políticos. En el plano general, las nuevas relativas a esta guerra contribuyeron a dotar de cierta cohesión a esa corporación política de reciente origen que era el Imperio Carolino. Quizá la forma más evidente en que lo hicieron fue precisamente representando la temible amenaza otomana.38 Con frecuencia las nuevas del Gran Turco que se enviaban con las cartas difundían la imagen del sultán Solimán el Magnífico como jefe al mando de un poderoso ejército.39 A modo de ejemplo podemos traer a colación la misiva que Juan de Vergara escribió a Juan Rena en el contexto de los 36 BOURQUIN L. y HAMON P. (eds.), La politisation. Conflits et construction du politique depuis le Moyen Âge, Rennes 2010 y BOURQUIN L., HAMON P., HUGON A. y LAGADEC Y. (eds.), La politique par les armes. Conflits internationaux et politisation (XVe-XIXe siècle), Rennes, 2013. CANTÚ F., DI FEBO G. y MORO R. (eds.), L’immagine del nemico: storia, ideologia e rappresentazione tra età moderna e contemporanea, Roma 2009; NÚÑEZ-SEIXAS X-M. y SEVILLANO CALERO F. (eds.), Los enemigos de España. Imagen del otro, conflictos bélicos y disputas nacionales (siglos XVI-XX), Madrid 2010. Más específicamente para el ámbito de la Monarquía Hispánica véase BUNES IBARRA M. Á., La imagen de los musulmanes y del Norte de África en la España de los siglos XVI y XVII. Los caracteres de una hostilidad, Madrid 1989; MARTÍN CORRALES E., La imagen del magrebí en España. Una perspectiva histórica siglos XVI-XIX, Barcelona, 2002, pp. 35-52. MERLE A., L’image des Turcs en Espagne aux XVIe et XVIIe siècles, en VV. AA., Turcs et Turqueries, París 2009, pp. 147-162. La exportación de esta imagen fuera del ámbito Mediterráneo es analizada en: DÍAZ SERRANO A., «La figure de l’ennemi musulman dans les Indes occidentales et orientales aux XVIe et XVIIe siècles», Siècles, 26 (2007), pp. 67-80. 37 GHOBRIAL J-P., The Whispers of Cities: Information Flows in Istanbul, London, and Paris in the Age of William Trum, Oxford 2014. 38 La amenaza turca habría contribuido a la creación de una identidad europea según algunos autores. CROUZET D., Sur le concept de barbarie au XVIe siècle, en AUTRAND F. y CAZAURAN N. (eds.), La conscience européenne au XVe et au XVIe siècle, París 1982, pp. 103-126 y HANKINS J., «Renaissance Crusaders: Humanist Crusade Literature in the Age of Mehmed II», Dumbarton Oaks Papers, 49 (1995), pp. 111-207, concretamente pp. 124-125. Sobre su influencia en la creación de una identidad alemana BERMAN N., «Ottoman Shock-and-Awe and the Rise of Protestantism: Luther’s Reactions to the Ottoman Invasions of the Early Sixteenth Century», Seminar, 41 (2005), pp. 226-245. 39 Sobre la construcción de la imagen de Solimán como poderoso enemigo de Carlos V véase NECIPOGLU G., «Süleyman the Magnificent and the Representation of Power in the Context of Ottoman-Hapsburg-Papal Rivalry», The Art Bulletin, 71 (1989), pp. 401-427 y WOODHEAD C., Perspectives on Süleyman, en KUNT M y WOODHEAD C. (eds.), Süleyman the Magnificent and His Age. The Ottoman Empire in the Early Modern World, Londres 1995, pp. 164-190.

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preparativos de la campaña del verano de 1532. En ella Juan de Vergara incluyó una breve referencia sobre la llegada del sultán a Belgrado el día 28 de junio para, acto seguido, describir el inmenso contingente que lo acompañaba. Este temible ejército, al que tenía que enfrentarse el Emperador Carlos V, estaba compuesto por 50.000 unidades de caballería aventureros sin sueldo, 25.000 caballeros bajo el mando del Bajá de Anatolia, 36.000 bajo el Bajá de Rumanía, 12.000 caballeros de la guarda personal del sultán, 18.000 escopeteros jenízaros, 20.000 escopeteros, 500 piezas de artillería, 70.000 hombres y mujeres encargados de la logística y «otra mucha gente de tratantes mercaderes y otras personas que van tras la corte y ejército con sus negocios y tratos».40 De esta manera, el sultán aparecía caracterizado como la cabeza de una enorme maquinaria militar frente a la que debía enfrentarse el Emperador. Lo extendido de esta imagen del sultán queda claro en la carta que el embajador hispano en Venecia envió a Juan de Luna a mediados de abril de 1541. En ella reportaba todas las nuevas que la Señoría de Venecia le había comunicado.41 Estas noticias comenzaban narrando la cacería de Solimán para conectarla acto seguido con un detallado informe sobre los preparativos de la armada y el número de tropas del que disponía cada mando del ejército. Por último, el informe hacía referencia a los recursos económicos de los que disponía el Gran Turco para hacer la guerra, como las ropas y joyas del serrallo que valían más de 1.500.000 ducados, o los 600.000 ducados enviados desde El Cairo.42 En definitiva, una vez más, el sultán aparecía representado como el jefe de un ejército que movilizaba una ingente cantidad de hombres y barcos gracias a sus enormes recursos. La amenazadora imagen se repite de nuevo en la extensa relación que Juan de Alarcón escribió a su amigo homónimo en 1551 con las noticias conseguidas a través del huésped de un allegado. La relación comienza precisamente con una breve AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 74, n.º 4-3. Juan de Vergara a Juan Rena, Ratisbona 10 julio 1532. 41 El papel de Venecia como centro de información sobre el Imperio Otomano es analizado en KISSLING H. J., Venezia come centro di informazioni sui Turchi y MANTRAN R., Venise, centre d’informations sur les Turcs ambos en BECK H.-S., MANOUSSACAS M. y PETRUSI A. (eds.), Venezia. Centro di mediazione tra oriente e occidente (secoli XV-XVI). Aspetti e problemi, Florencia 1966, vol. I, pp. 97-109 y pp. 111-116. De manera específica para el caso hispano HASSIOTIS G. K., Venezia e i domini veneziani tramite di informazioni sui turchi per gli spagnoli nel sec. XVI en Ibidem, pp. 119-136. Sobre el rol de las autoridades venecianas como fuentes de información relativa al Imperio Otomano de los embajadores al servicio de la Monarquía Hispánica véase KUMRULAR Ö., Avisos del Turco. El rol del senato y el embajador imperial en un período de crisis. El caso de Rodrigo Niño, en CASADO ARBONIÉS M., CASTILLO GÓMEZ A., NUMHAUSER P. y SOLA CASTAÑO E. (eds.), Escrituras silenciadas en la época de Cervantes, Alcalá de Henares 2006, pp. 57-74. Véase también el clásico PRETO P, I servizi segreti di Venezia, Milán 1994. 42 AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 78, n.º 19-1. 40

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noticia del renegado que se cita como fuente de información: un soldado apresado tras el desastre de Castelnuovo que posteriormente había «servido en la puerta mucho tiempo, y deprendido la lengua turquesca, y la griega, y parte de la morisca, y por esto se servían de él intérprete». A continuación Alarcón enunciaba las noticias transmitidas por esta privilegiada fuente de información.43 Como no podía ser de otra manera, la primera de ellas hace referencia a la estancia del sultán en su residencia estival de Adrianópolis. Tras ella pasaba a comentar la presencia de un embajador del Sofí de Persia en Constantinopla y los rumores sobre una posible paz o tregua entre ambos soberanos. Esta noticia era especialmente importante porque una vez confirmada esta paz «el Turco haría guerra a los cristianos por mar y por tierra» movido por la insistencia del hijo de Hayreddin Barbarroja dolido por la toma de África. Acto seguido, y antes de hacer referencia a las inquietantes noticias sobre Europa Oriental, Alarcón pasaba a hacer la consabida descripción de la gran cantidad de fuerzas navales que el sultán tenía a su disposición: 100 cascos de galeras para armar, 24 galeras ya armadas «y de fustas y otros navíos tendrá hasta el número de doscientas velas». El informe incluía una descripción de los recursos fiscales que sostenían este enorme esfuerzo naval: «de manera que no le falta [al Turco] posibilidad de hacer armada».44 Sin embargo la amenaza turca no se limitaba al Mediterráneo y dibujaba un mapa de intereses geoestratégico tan amplio como complejo. Ello queda claro en la carta que Lope de Soria, embajador de Carlos V en Venecia y un antiguo conocido de Juan Rena, le escribió en 1532. En ella, relataba las noticias llegadas a Venecia sobre el apoyo que el sultán estaba brindando, más allá de los confines del Imperio Otomano, al «ejército de las barretas verdes», en su lucha contra el Sofí de Persia «porque teme ciertos fuesen rotos le daría trabajo el Sofí».45 Estas noticias eran inmediatamente puestas en relación con las que hacían referencia a movimientos AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 79, n.º 27. Juan de Alarcón a Juan de Alarcón, Génova 14 marzo 1551. Sobre esta tipología de fuente remitimos a SOLA CASTAÑO E., Aviso y relación: tres relaciones por deposición de mediados del siglo XVI en CIVIL, CRÉMOUX y SANZ, (eds.), España y el mundo mediterráneo, pp. 299-330. Algunas fuentes relativas al desastre de Castelnuovo en GONZÁLEZ CASTRILLO R., «La pérdida de Castelnuovo en 1539 según fuentes españolas», Anaquel de Estudios Árabes, 24 (2013), pp. 73-84 y KUDOR B., «Relación de la pérdida de Castelnuovo», Studia Romanica et Anglica Zagrabiensia, 43 (1998), pp. 181-185. 44 AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 79, n.º 27. Juan de Alarcón a Juan de Alarcón, Génova 14 marzo 1551. Sobre la circulación de noticias referentes al Sofí y sus diferentes significados véase MESERVE M., «The Sophy: News of Shah Ismail Safavi in Renaissance Europe», Journal of Early Modern History, 18 (2014), pp. 579-608. 45 AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 10, n.º 27. Lope de Soria a Juan Rena, Venecia 2 marzo 1532. La principal misión de esta carta era dar cuenta de las gestiones que el embajador estaba llevando a cabo para que las sobrinas de Rena fueran aceptadas en un convento veneciano. Sin embargo ese tema fue rápidamente despachado para pasar a relatar las noticias del Turco. Sobre la carrera del 43

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logísticos del ejército otomano en las costas griegas, o a los preparativos de la armada de Barbarroja, algo que evidencia el carácter interconectado de las noticias referentes a la amenaza otomana. El carácter interconectado del peligro otomano quedaba todavía más claro cuando la amenazante figura del sultán aparecía en las noticias en las que el principal protagonista era otro. Así, el Turco atrajo la atención de estos agentes de la monarquía como gran enemigo del Emperador Carlos V también, cuando se alió con otro notable enemigo como Francisco I. Los rumores sobre una inminente alianza franco-turca corrieron como la pólvora desde el momento en que adquirieron algún viso de credibilidad. Así, cuando Luis del Puerto llegó a Barcelona para trabajar en la construcción de galeras para la expedición contra Túnez y se encontró con la noticia de la llegada a Marsella de dos embajadores del sultán, se apresuró en compartirla en los siguientes términos: Nuevas de aquí hago saber a Vuestra Merced que es venida una galera a Marsella del Turco con dos embajadores del Turco al Rey de Francia, esto le escribo porque luego que llegamos a esta ciudad luego lo oímos habrá cuatro días que vinieron unos carpinteros de Rosas dos de ellos me dijeron que ellos la vieron venir a Marsella y estar y que la galera está allí y me lo juraron.46

Resulta significativo que Luis del Puerto considerara oportuno encontrar un hueco entre sus múltiples ocupaciones para constatar la veracidad de los rumores que había oído interrogando directamente a algunos de los testigos y remitir la noticia a su amigo. Para estos hombres, como para la mayoría de los súbditos de Carlos V, pocas cosas parecían tan llamativas y preocupantes, como la alianza de los dos grandes enemigos del emperador en un frente común contra él. Precisamente ese carácter amenazador dotaba a todas estas noticias de un notable significado político. Las nuevas sobre el enfrentamiento contra los turcos y sus aliados eran especialmente interesantes en la medida en que pudieran suponer una amenaza directa para los emisores y los destinatarios. Esto resulta evidente en el ejemplo anterior cuando Luis del Puerto, un oficial real destacado en el Mediterráneo, compartía la nueva de la alianza con el Rey de Francia con Alarcón, un colega destinado en la embajador véase PIZARRO LLORENTE H., Un embajador de Carlos V en Italia: don Lope de Soria (1528-1532), en MARTÍNEZ MILLÁN (ed.), Carlos V y la quiebra del humanismo, vol. 4, pp. 119-156. 46 AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 10, n.º 13-1. Luis del Puerto a Juan de Alarcón, Barcelona 12 noviembre 1534. Sobre este acontecimiento y las diferentes versiones del mismo ISOM-VERHAAREN C., Allies with the Infidel. The Ottoman and French Alliance in the Sixteenth Century, Londres 2011, pp. 114-179.

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frontera con ese reino. De igual forma las nuevas sobre los ataques de turco-berberiscos resultaban más impactantes todavía cuando atañían a los intereses de algún compañero o allegado. Así lo demuestra el que el financiero de origen genovés Nicolao Grimaldi compartiera con Juan Rena la información referente a la razia protagonizada por unos corsarios berberiscos sobre las posesiones almerienses de su común amigo, el tesorero general Francisco de Vargas.47 La misma razón explica que Francisco Duarte hiciera referencia en su carta a su señor Juan Rena al «gran miedo de Barbarroja» que tenían sus antiguos compañeros destacados en Orán.48 Estas noticias contribuían a hacer presente al enemigo que se hacía sentir cercano de la manera más dolorosa: atacando y amenazando a su entorno relacional. Esta temible amenaza, que se difundía y hacía presente mediante el trasiego de nuevas, actuaba como un elemento cohesionador al difundir entre los súbditos de Carlos V esta experiencia común.49 Esto resultaba especialmente importante en un imperio supranacional formado por un conglomerado de sociedades tan diversas como distantes geográficamente. Además, la cuestión otomana era capaz de hacer visibles a los ojos de los súbditos del César unos intereses dinásticos tan vastos como complejos. En este sentido, sólo el poderoso sultán otomano y sus aliados estaban a la altura de las necesidades propagandísticas ya que eran los únicos capaces de amenazar de manera efectiva prácticamente todos sus dominios europeos. Las referencias a los perjuicios infringidos por este enemigo común que eran los turcos y sus aliados contribuyeron también a reforzar esta identificación individual con el conjunto del entramado político del Imperio Habsburgo, pero a su vez muestran hasta qué punto este tipo de valores estaban calando ya entre los súbditos de Carlos V. Ello resulta evidente, por ejemplo, en la carta que Francisco Duarte escribió a Juan Rena desde Roma en 1520. En ella contaba los efectos derivados de la llegada a Roma de los supervivientes del desastre de la armada de don Hugo de Moncada en los Gelves haciendo referencia a: Las maldiciones de los pobres compañeros que andan por aquí pidiendo por Dios, huidos del armada muertos de hambre y desnudos, con los cuales ganamos mucha honra los españoles en Roma que todos estos italianos nos corren diciendo que tales son las AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 3, n.º 8-2. Nicolao de Grimaldo a Juan Rena, Valladolid 27 junio 1520. 48 AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 1, n.º 17. Carta de Francisco Duarte a Juan Rena, Madrid 25 octubre 1516. 49 DOOLEY B., Introduction, en IDEM (ed.), The Dissemination of News and the Emergence of Contemporaneity in Early Modern Europe, Farnham 2010, pp. 1-19, concretamente p. 2. ANDERSON B., Imagined Communities. Reflections on the Origin and Spread of Nationalism, Londres 2006 [1983], pp. 24-36. 47

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armadas de España y tales son los hidalgos de las Castillas, Manriques, y Mendozas, etc. [sic] y otras mil mofas y burlas que a nuestro pesar las habemos de padecer por ver con los ojos estos pobres que reniegan de España y de sus parientes y dicen que antes querrían ser turcos que andar en armadas del Emperador, que diz que ni paga ni da de comer y otras mil blasfemias.50

Estas palabras dejan entrever el amplio eco de este tipo de desastres.51 Ahora bien, este testimonio nos permite a su vez tomar conciencia de hasta qué punto este tipo de noticias eran entendidas como una afrenta a toda la comunidad hispánica, afrenta que Duarte sentía como propia. La trasmisión de estas noticias permitía pues que una experiencia concreta como esta derrota y la posterior humillación se convirtiera en una experiencia común, algo que a su vez servía para reforzar el sentido de pertenencia y cohesión colectiva. En el mismo sentido apunta otro de los usos habituales dentro de este flujo de información, las frecuentes referencias a la suerte de los personajes que habían adquirido un destacado papel como enemigos de Carlos y sus súbditos. En la introducción del texto ya incluimos la noticia sobre la supuesta muerte de Barbarroja que Rena envió a Zuazola. En ella expresaba su deseo de que la nueva fuera cierta, deseo que también se dejaba entrever en la carta que Juan de Vergara le escribió poco después: La muerte de Barbarroja quisiera que Vuestra Merced hubiera escrito de manera que se pudiera entender y creer, porque no dice sino que ahí se ha dicho que es muerto y diz que le mataron y no dice Vuestra Merced donde y cuando y como murió ni por qué vía ha venido la nueva.52

El anhelo de estos oficiales reales por recibir la noticia de la muerte de Barbarroja se refleja también por el hecho de que su estado de salud fuera ampliamente comentado todavía años más adelante como cuando Diego de Irizar recogía las noticias venidas de Venecia que hablaban de un Hayreddin Barbarroja «muy al cabo» que había perdido la vista y el habla.53 De nuevo se trataba de falsos rumores ya 50 AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 86, n.º 5-11. Francisco Duarte a Juan Rena, Roma 30 abril 1520. 51 El trato de las autoridades respecto a los soldados cautivados en esta guerra tenía un eco especial en la opinión pública de la época: GIL FERNÁNDEZ J., «El triste galardón del heroísmo. Castilnovo (1539)», Erytheia: Revista de estudios bizantinos y neogriegos, 26 (2005), pp. 177-185. 52 AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 74, n.º 4-3. Juan de Vergara a Juan Rena, Ratisbona 10 julio 1532. 53 AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 77, n.º 8-1. Diego de Irizar a Juan de Alarcón, Barcelona 19 marzo 1538.

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que el legendario corsario no moriría hasta nueve años más tarde, eso sí, tras dejar un digno sucesor que ocupara su lugar en la correspondencia de los servidores de la monarquía: Dragut.54 Un corsario que también recibió una atención especial en esta correspondencia en la que sus desgracias fueran ampliamente tratadas y aplaudidas.55 Todas estas celebraciones de las desdichas que afligían a los enemigos del Emperador llevaban implícita la expresión de una adhesión al monarca en la medida en que los súbditos de Carlos V estaban haciendo suyos a los enemigos del César. Todos estos elementos de adhesión al monarca en su lucha contra los enemigos de la cruz o las constantes referencias a la amenaza turca concordaban con la propaganda monárquica y el discurso oficial, según el cual Carlos V actuaba como una suerte de paladín de la Cristiandad que la protegía de sus enemigos.56 Sin embargo los hombres del rey no se limitaban a actuar como meros trasmisores pasivos de una serie de valores e ideas acuñadas y distribuidas unidireccionalmente desde el gobierno monárquico.57 En esta dirección apunta el que estos oficiales reales difundieran a través de estas noticias una visión de este enfrentamiento que se apartaba bastante del discurso oficial, al que si se ceñían otro formatos como las relaciones de sucesos impresas.58 Al contrario, como veremos a continuación, estos agentes también dieron forma al discurso sobre la guerra contra los enemigos de la fe. Por ello resulta de especial utilidad analizar este tráfico de noticias como el fruto de diversas interacciones entre un amplio grupo de actores que hacían de la información, los discursos y las prácticas asociadas a este, factores fundamentales del juego político.59 54 Ibidem. Sobre este corsario remitimos a la reciente biografía que reconstruye las múltiples imágenes de este particular personaje. MORESCO R., Dragut Rais corsaro barbaresco. Vita e imprese di un protagonista nel Mediterraneo del Cinquecento, Livorno 2014. 55 AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 79, n.º 27. Juan de Alarcón a Juan de Alarcón, Génova 14 marzo 1551. 56 Este lugar común ampliamente aceptado por la historiografía modernista ha sido profundamente revisado en RODRÍGUEZ SALGADO M. J., ¿Carolus Africanus?: El Emperador y el Turco en MARTÍNEZ MILLÁN (ed.), Carlos V y la quiebra del humanismo, vol. 1, pp. 487-531. Sobre la importancia de este argumento en la justificación de la preeminencia del poder monárquico véase RUIZ IBÁÑEZ J. J., La presentación de las amenazas exteriores como sustento de la Monarquía Hispana, en NÚÑEZ-SEIXAS y SEVILLANO CALERO (eds.), Los enemigos de España, pp. 31-52. 57 Claros ejemplos de la perspectiva unidireccional que ha primado tradicionalmente son MARTÍN CÁTEDRA P., En los orígenes de las epístolas de relación en ETTINGHAUSEN H. et al. (eds.), Las relaciones de sucesos en España: 1500-1700, Alcalá de Henares 1996, pp. 33-64, especialmente pp. 4457 y PONTÓN, G., Escrituras históricas. Relaciones, memoriales y crónicas de la guerra de Granada, Madrid 2002, pp. 15-21 y 30-31. 58 RAULT D., La lucha naval con turcos y berberiscos en el Mediterráneo según las relaciones de sucesos (siglo XVII), en CIVIL, CRÉMOUX y SANZ (eds.), España y el Mundo Mediterráneo, pp. 237-252. 59 DE VIVO F., Public Sphere or Communication Triangle? Information and Politics in Early Modern Europe, en ROSPOCHER M. (ed.), Beyond the Public Sphere. Opinions, Publics, Spaces in Early

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Estos hombres del rey mostraban cierto escepticismo frente al discurso oficial referente a la lucha contra los enemigos de la Cristiandad empleado por las autoridades. Así, su correspondencia incluía referencias a la utilidad económica que las autoridades daban a las noticias de esta santa guerra, como cuando Juan de Vergara escribió «De España piensan sacar gran dinero con esta nueva del Turco».60 En otras ocasiones estos agentes monárquicos iban más allá en sus afirmaciones y llegaban a referirse irónicamente al discurso oficial relativo a la Cruzada, como hacía Francisco Duarte cuando escribía: Del Turco se dice que ha armado 200 velas por asegurarse de nuestra armada que está en Sicilia que decían que había de hacer y de acontecer. Creo que esto es fama por sacar alguna cruzada nueva como suele, que yo para mí no creo que haya más armada de turcos que de moros sino lo de los turcos que se toman en los bodegones de Roma y así lo creen todos.61

Las palabras de Francisco Duarte demuestran que la información difundida por las autoridades solía encontrar un escepticismo mucho más generalizado de lo que hemos venido suponiendo, y que estaba presente incluso entre los mismos hombres que encarnaban la monarquía.62 Por último, la libertad de estos agentes a la hora de tratar esta delicada temática resulta especialmente evidente en los casos en los que estas noticias eran empleadas como una forma de expresar críticas hacia la actuación de las autoridades. Así, por ejemplo, en la carta que Juan de Vergara escribió a Juan Rena para ponerle al día de los preparativos llevados a cabo en la corte imperial frente a la ofensiva otomana de 1532, el contador realizó la siguiente confesión: Que para con Vuestra Merced para conmigo, todo lo que acá se hace e provee lo tengo por burla porque antes que estos hagan nada será el Turco en Viena y aún más adelante,

Modern Europe, Bolonia 2014, pp. 115-136. Sobre la relación entre prácticas y discurso CHARTIER R., Au bourd de la falaise. L’histoire entre certitudes et inquiétude, París 1998, pp. 137-143. 60 AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 74, n.º 4-1. Juan de Vergara a Juan Rena, Ratisbona 19 junio 1532. 61 AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 86, n.º 5-11. Francisco Duarte a Juan Rena, Roma 30 abril 1520. Sobre las negociaciones con el papado en torno a la concesión de las diversas bulas de cruzada a las que hacía referencia Duarte GOÑI GAZTMABIDE J., Historia de la Bula de la Cruzada en España, Vitoria 1958. 62 Sobre el escepticismo suscitado por las noticias DOOLEY B., News and doubt in early modern culture. Or, are we having a public sphere yet?, en DOOLEY y BARON (eds.), The Politics of Information, pp. 275-290.

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y habremos de haber reculación [...] y reciba esto de mi con la voluntad que lo digo, pues he visto las orejas al lobo y conozco todo lo de acá.63

La abierta crítica hacia la lentitud con la que las autoridades centrales habían reaccionado muestra hasta qué punto los hombres del rey se sentían libres a la hora de abordar los temas relacionados con la guerra contra el Gran Turco, libertad que les permitía llegar a hacer de esta información una abierta crítica hacia sus superiores. Al difundir este tipo de críticas estaban expresando su opinión sobre cómo debía ser la línea de actuación de las autoridades en esta materia. Esta opinión resulta interesante por dos motivos. En primer lugar porque evidencia que este grupo de oficiales tan activos en la política mediterránea del Emperador había interiorizado la noción de la necesidad de la guerra contra los enemigos de la Cristiandad. En segundo lugar, porque sirve para demostrar que no se limitaban a aceptar acríticamente una vaga idea emanada de las esferas superiores. Al contrario, expresaban su convicción de que esa guerra necesaria debía llevarse a cabo de una manera enérgica y decidida. En definitiva, y esto era otro potencial del argumento anti-turco empleado por la monarquía, incluso las críticas a las autoridades que debían dirigir esta guerra servían para difundir la adhesión a la misma. Las nuevas de turcos y el ethos del servicio al rey De la misma manera que en el plano general la transmisión de información tocante al enfrentamiento contra los enemigos de la religión ayudó a la formación de la imagen de esta entidad política, en un plano mucho más específico, la difusión de estas noticias contribuyó a la configuración y difusión de una serie de valores asociados con la idea del servicio al monarca. Más allá de la importancia que la noción de servicio al rey tenía en la cultura política de la época, estos valores resultan fundamentales para entender los horizontes mentales y las lógicas de actuación de estos servidores del rey, un colectivo clave en el funcionamiento del Imperio.64 A modo de ejemplo podemos tomar la detallada relación sobre el desastre de Argel que Juan de Vergara escribió a su patrón Juan Rena en 1516. El relato es un rico testimonio sobre el acontecimiento pero lo que nos interesa resaltar aquí es el especial interés que Vergara prestó al comportamiento de los dos capitanes AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 74, n.º 4-1. Juan de Vergara a Juan Rena. Ratisbona, 19 junio 1532. 64 Sobre la noción de servicio al rey remitimos a ESTEBAN ESTRÍNGANA A., El servicio: paradigma de relación política en los siglos XVI y XVII, en Idem (ed.), Servir al rey en la Monarquía de los Austrias. Medios, fines y logros del servicio al soberano en los siglos XVI y XVII, Madrid 2012, pp. 11-45. 63

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generales al mando, Juan del Río y Diego de Vera.65 Según las noticias llegadas a la Corte el primero murió «como muy valiente hombre peleando» después de haber repelido tres contraataques del enemigo. Por el contrario, Diego de Vera cargaba con toda la responsabilidad del desastre merced a su censurable comportamiento: Diego de Vera se puso en lo alto de la ciudad con su escuadrón de tres mil hombres y estuvo allí hasta las cuatro de la tarde sin hacer nada y dicen que a esta hora dijo que no podían hacer nada y mandó a la gente que se tornasen a embarcar y el diz que se quitó el coselete no se sabe si por ir más liviano o porque y en la hora que ellos comenzaron a bajar dieron los moros en él y sin que ningún cristiano pelease los desbarataron que no escapó de este escuadrón sino algunos muy ligeros y nadadores que se recogieron en las galeras y fustas.66

Resulta evidente que Juan de Vergara estaba cargando las tintas contra el capitán. Ahora bien, lo que no resulta tan evidente es que el relato fuera del todo objetivo, especialmente teniendo en cuenta que Diego de Vera era un enemigo de la facción política de la que formaban parte Rena y Vergara.67 El que este tipo de informaciones se utilizara como arma arrojadiza permite poner en duda la veracidad de estas noticias, pero a su vez contribuye a revalorizarlas como trasmisoras de una serie de valores compartidos ya que la circulación de este tipo de rumores es un mecanismo a través del cual un grupo articula las normas de comportamiento que lo define.68 Así, poco importa que Diego de Vera fuera el verdadero culpable del fracaso, lo que nos interesa aquí es la manera en la que se le culpaba del mismo. La abierta crítica a su indecisión o a su cobardía refleja la

AGS, Patronato Real, Legajo 11, n.º 141. Capitulación con Diego de Vera e Juan del Río sobre la armada contra moros. 66 AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 1, n.º 30-23. Juan de Vergara a Juan Rena, Madrid 13 octubre 1516. El debate sobre la responsabilidad del desastre ha sido magníficamente reconstruido en PARDO MOLERO J. F., La culpa de la derrota de Argel (1516). Mando militar, responsabilidad y estrategia en la Monarquía Católica, en FRANCH BENAVENT R. y BENÍTEZ SÁNCHEZ-BLANCO R. (eds.), Estudios de Historia Moderna en homenaje a la profesora Emilia Salvador Esteban, Valencia 2008, vol. I, pp. 431-449. 67 Diego de Vera pertenecía a una facción enfrentada con el Alcaide de los Donceles, el patrón de Juan Rena y sus criados. AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 1, n.º 30-1 y 17. Juan de Vergara a Juan Rena, Chillón 19 febrero 1516 y Madrid 29 junio 1516. Sobre las facciones de la corte en la época remitimos a MARTÍNEZ MILLÁN J., La evolución de la corte castellana durante la segunda regencia de Fernando (1507-1516), en Idem (ed.), La Corte de Carlos V, Madrid 2000, tomo I, pp. 102-113. 68 EPSTEIN A. L., Gossip, Norms and Social Network, en MITCHELL J. C. (ed.), Social Networks in Urban Situations, Manchester 1969, pp. 117-127. 65

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percepción de la valentía como uno de los valores morales que debían caracterizar a los militares al servicio del monarca.69 La carta que Francisco Duarte escribió sobre este desastre resulta también bastante aleccionadora en este sentido. Al igual que su colega Francisco Duarte describió la actuación de Diego de Vera de forma abiertamente crítica: El desbarato de Diego de Vera es ya tan viejo que no hay necesidad de escribir nada de él, sino que todas sus cosas son torres de viento, que tenía tanta presunción que veinte días antes que se partiese envío un bergantín a Barbarroja a hacerle saber cómo iba y que se apercibiese y otras muchas cosas creo que ya se saben allá.70

De nuevo podemos dudar de la autenticidad de la anécdota referida por Duarte, pero lo que nos interesa es su tono moralista. Diego de Vera no sólo aparece retratado como un vulgar vendehúmos, además su derrota puede achacarse a su arrogancia e imprudencia. El oscuro retrato del desafortunado capitán se completaba con otro significativo pasaje en el que se hacía referencia a las nuevas exigencias de Diego de Vera, que prometía «hacer maravillas» si se le daban 10.000 infantes y 1.000 lanzas de caballería a la vez que amenazaba que «si no se los envían se desnaturará de España». El capitán aparece así como un líder militar cuanto menos presuntuoso, pero sobre todo, como un súbdito poco leal dispuesto a cambiar de rey si no se satisfacían sus demandas.71 Así, la versión de los hechos incluida en la carta de Francisco Duarte refleja hasta qué punto valores como la prudencia o la lealtad estaban firmemente asociados a la imagen del buen servidor del monarca que debía enfrentarse a los enemigos de la fe. El propio Francisco Duarte brindaría años después un claro ejemplo de hasta qué punto los oficiales reales habían interiorizado el ideal de la aceptación de los infortunios derivados del servicio real en las empresas contra los infieles. Así, poco después de llegar a Cartagena tras tomar parte en la fallida expedición contra Argel de 1541, escribió a su compañero Juan de Alarcón para hacerle partícipe de sus desgracias haciendo gala de un remarcable estoicismo:

Sobre los valores de los mandos militares véase PARDO MOLERO J. F., «Capitanes del Renacimiento. Ética militar en la España Mediterránea, c. 1500-1550», Revista de Historia Moderna. Anales de la Universidad de Alicante, 22 (2004), pp. 7-58. 70 AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 1, n.º 17. Francisco Duarte a Juan Rena, Madrid 25 octubre 1516. 71 La referencia a Pedro Navarro, mentor de Diego de Vera, es obligada ya que la sombra de su figura arquetípica de tornadizo parece proyectarse sobre Vera. CODOIN, tomo XXV, pp. 44, 98, 113, 133-138 y 151-162. 69

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Yo escapé en camisa de Argel y allí perdí todo cuanto tenía y traía, mío y ajeno, que no era poco, y pues el pellejo queda entero, doy gracias a Dios y a la Virgen María, y espero que con su ayuda y mediante mi trabajo se restituirá presto lo perdido.72

Por desgracia, nunca sabremos si Duarte se benefició de esta asistencia celestial en lo sucesivo. Sin embargo, lo que sí es seguro es que la interiorización de esa confianza en la ayuda divina y en su propio esfuerzo como medios con los que anteponerse al infortunio, le serían extremadamente útiles en el desarrollo de su carrera al servicio del monarca. La confianza en el auxilio divino frente a las adversidades de la azarosa vida de los oficiales reales también aparece reflejada en la correspondencia de Jerónimo de Orlando. Sin embargo el tono de la carta que envió a su colega Juan de Alarcón relatando su «triste vida» tras el desastre de Argel dista bastante del estoicismo. En esta misiva Orlando describía todos los males derivados de su participación en la malograda empresa como encargado del transporte de la artillería real e incluía lamentos como este: Quitaronme cincuenta mil maravedíes el año que tenía de salario y no me pagaron lo que se me debía ni me dieron otro cargo ninguno ni ninguna merced. Y también me han quitado la honra porque honra es paga de virtud y de los servicios, y habiéndome quitado el cargo y no pagándome ni dándome otro cargo quedo muy afrentado y deshonrado sin culpa mía […] que venit indigne pena dolendo venit.73

Los versos latinos de Ovidio que cierran la cita, una forma de reclamar su derecho a quejarse por un castigo inmerecido, dejan entrever la abierta crítica que Orlando dirigía a las autoridades.74 Este oficial real estaba utilizando el relato de su desgraciada participación en la empresa de Argel para definir la lógica que según él 72 AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 78, n.º 20. Francisco Duarte a Juan de Alarcón, Cartagena 12 diciembre 1541. Sobre la campaña de Argel de 1541 véase NORDMAN D., Tempête sur Alger. L’Expédition de Charles Quint en 1541, Saint Denis 2011. El papel de la Virgen María en los relatos sobre la lucha contra el Islam en el Mediterráneo en CRÉMOUX F., El Mediterráneo bajo la protección de la Virgen a través de algunos tipos de Relaciones de milagros en los siglos XVI y XVII en CIVIL, CRÉMOUX y SANZ (eds.), España y el Mundo Mediterráneo, pp. 113-130. 73 AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 79, n.º 36. Jerónimo de Orlando a Juan de Alarcón, Valladolid 14 febrero 1551. 74 La cultura clásica era uno de los principales referentes de estos hombres del rey como resulta evidente en el caso de los Mendoza. BUNES IBARRA M. Á., Carlos V, Venecia y la Sublime Puerta: la embajada de Diego Hurtado de Mendoza en Venecia, en MARTÍNEZ MILLÁN (ed.), Carlos V y la quiebra del humanismo, vol. 1, pp. 591-617 y MORENO TRUJILLO M. A., «La perfecta simbiosis de un humanista: la correspondencia del Conde de Tendilla, entre la erudición y la cultura popular», Signo, 8 (2001), pp. 35-77.

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debía regir la retribución del servicio al monarca por parte de estos oficiales reales. Una vez más, la plasticidad de las informaciones relativas al enfrentamiento contra los enemigos de la fe permitía conciliar nociones como la del honor asociado al servicio al soberano, pero también críticas frente a las autoridades. Resultaría interesante poder analizar en profundidad la recepción de esta información y sus efectos en diversos públicos. Por ahora nos limitaremos a apuntar la capacidad de convicción que los valores e ideales que impregnaban estas noticias ejercían en quienes estaban expuestos a ellas, para ello traeremos a colación el caso de Juan de Ibarra. Este joven, creció en el entorno de la red de criados al servicio de Juan Rena y, al igual que ellos, estaba destinado a seguir sus pasos para convertirse en otro burócrata al servicio de la administración militar. Sin embargo, contradiciendo los designios de sus mentores, el joven decidió alistarse en el ejército para encontrarse poco después cumpliendo su sueño de tomar parte en la lucha contra los infieles. La carta que escribió a su amigo Antonio Orejón relatando su bautismo de fuego en la batalla naval de Prevesa muestra muy bien hasta qué punto Ibarra había interiorizado estos valores inherentes a la lucha contra el Turco: Ya habrá sabido el suceso y desgracia de nuestra jornada con Barbarroja, y por haber sido la mayor bellaquería del mundo y no cosa para en carta quedará para su tiempo con que sepa Vuestra Merced que todo lo que perdió toda la armada y ejército lo ganó mi compañía que es la del capitán Machín de Munguía con haber peleado la nao en que íbamos con todas las galeras y armada de Barbarroja cuatro días con sus noches donde nos mataron e hirieron muchos y muy buenos soldados de la compañía, algunos entre ellos amigos míos, y vinimos a juntarnos con nuestra armada a cabo de seis días con tenernos ya todo el ejército por abrasados y esclavos de Barbarroja […] vea Vuestra Merced si vale más esta honra que todo el resto del mundo, porque yo estoy el más loco hombre del mundo en este caso. Y ahora encajara bien lo que Vuestra Merced escribió al Señor Alarcón desde Villafranca de Niza diciéndole que yo no quería llegarme a la razón sino pasar mi tiempo en arrastrar la pica y destripar turcos.75

Más allá del tono exaltado de la carta en la que este soldado contaba la famosa hazaña del capitán Machín de Munguía y su compañía, la reafirmación de Ibarra en 75 AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 78, n.º 9-2. Juan de Ibarra a Antonio Orejón, Mesina 17 diciembre 1538. Sobre esta batalla GUILMARTIN J. F., Gunpowder and Galleys. Changing Technology and Mediterranean Warfare at Sea in the Sixteenth Century, Cambridge 1974, pp. 42-55. Numerosos textos publicados por soldados relatando la lucha contra los turcos han sido analizados en PUDDU R., I nemici del re. Il racconto della guerra nella Spagna di Filippo II, Roma 2000, pp. 13-61. Las primeras líneas de la carta podrían ser una crítica a Andrea Doria como las que recogió Paolo Giovio. GIOVIO P, Delle Istorie del suo tempo, Venecia 1565, p. 481.

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la elección de su modo de vida marcial por varias razones. En primer lugar porque refleja la interiorización de estos valores por parte de los actores expuestos a estos flujos de información.76 En segundo porque muestra que, de la misma manera que la información sobre la guerra contra los infieles y su carga ideológica era manejada por los hombres del rey sin plegarse al discurso oficial, en un nivel inferior, en el interior de estos grupos, tenía lugar un proceso similar. Orejón, Alarcón e Ibarra compartían una visión genérica sobre el elevado ideal de la guerra contra los enemigos de la Cristiandad, pero Ibarra había ido mucho más allá que sus mayores al llegar a concebir esta empresa como la fuente del mayor honor en el mundo. En vano Antonio Orejón podía seguir intentando apartarlo del servicio de las armas como reconocía todavía seis años después,77 era imposible convencer de algo así a alguien que creía firmemente que «vale más esta honra que todo el resto del mundo».78 Por último la férrea determinación de Ibarra en sus convicciones deja entrever la importancia que esta difusión de valores e ideales relativos a la guerra contra el Turco tuvo en la creación de la panoplia ideológica de los soldados del rey en esta guerra contra los enemigos de la Cristiandad.79 Conclusiones De entre las diversas formas de difusión de la información contra los enemigos de la cruz, la trasmisión de noticias referentes a esta temática en la correspondencia privada de los hombres del rey, resulta especialmente interesante por varios motivos. En primer lugar porque nos brinda una imagen complementaria a la del mapa compuesto por puntos nodales de circulación de la información como Venecia, Nápoles o la Corte Imperial. Esta imagen complementaria muestra una galaxia de conexiones que sirven no sólo para extender los flujos de la información, sino también para explicar cómo esta permeaba en la sociedad de manera capilar. Esta 76 Recientemente se ha señalado la posibilidad de estudiar al soldado para conocer la adhesión a los ideales subyacentes a las diferentes empresas militares. THOMPSON I. A. A., El soldado, la sociedad y el Estado en la España de los siglos XVI y XVII, en O’DONELL H. (ed.), Historia Militar de España, Madrid 2013, vol. 3, t. 2, pp. 447-469, p. 447. 77 AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 79, n.º 1. Antonio Orejón a Juan de Alarcón, Nápoles, 4 julio 1545. 78 AGN, Archivos Personales, Fondo Rena, Caja 78, n.º 9-2. Juan de Ibarra a Antonio Orejón, Mesina 17 diciembre 1538. 79 Sobre los soldados de la Monarquía Hispánica remitimos a MARTÍNEZ RUIZ E., Los soldados del rey. Los ejércitos de la Monarquía Hispánica (1480-1700), Madrid 2008. Las motivaciones y valores de los soldados han recibido una atención escasa y superficial. Véase WHITE L., «Spain’s Early Modern Soldiers: Origins, Motivation and Loyalty», War and Society, 19-2 (2001), pp. 19-46, especialmente pp. 34-43.

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enorme dispersión y las razones sobre las que se apoyaba, hicieron de esta información una herramienta para la creación y difusión de una serie de valores e ideas que tuvieron un papel fundamental a la hora de dotar de cohesión a ese cuerpo político que era el Imperio Habsburgo. Así, la difusión de las nuevas sobre la guerra contra el Turco sirvió para hacer visibles a los ojos de los súbditos de Carlos V una amenaza universal que reforzaba el sentimiento de pertenencia a una misma comunidad. De la misma manera, las constantes referencias a los adversarios difundieron la imagen del enemigo colectivo que tan útil resultaba en este sentido. Para el ámbito más específico de los oficiales reales las noticias sobre la guerra contra los infieles sirvieron para crear y trasmitir toda una serie de valores asociados a la noción de servicio al monarca. El papel de estos llamados hombres del rey fue mucho más allá de la mera transmisión de la información también la daban forma y al hacerlo, al igual que al difundir todas estas noticias con una enorme carga ideológica, estaban contribuyendo a la construcción del Imperio. La información sobre la lucha contra los enemigos de la Cristiandad adquiere de esta manera una nueva dimensión política que va mucho más allá de la consabida utilidad que tenía para los órganos gubernativos. Esta forma de entender la información relativa al enfrentamiento contra el enemigo turco-berberisco abre nuevas vías de reflexión en torno al binomio información-poder. Desde luego el discurso de la defensa contra el enemigo islámico empleado por la Corona resultaba bastante útil al activar algunos de los resortes fundamentales del imaginario de los súbditos de Carlos V. Así lo demuestra el que la temática de la lucha frente a la amenaza otomana y sus aliados ocupara un lugar destacado en la correspondencia privada de los oficiales reales. Sin embargo, el enorme potencial de este argumentario daba pie a una enorme variedad de apropiaciones del mismo como queda de manifiesto en los diversos usos que los diferentes actores hicieron de él. De esta forma, podemos entender el Imperio Habsburgo como un sistema político en el que la autoridad monárquica era poderosa en la medida en que podía movilizar discursos capaces de generar amplios consensos y adhesiones, pero en la que la información que conformaba estos discursos estaba a disposición de toda una galaxia de actores que la difundía, modelaba e interiorizaba de muy diversas maneras y obedeciendo a muy diversos fines.

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