Escenarios de cooperación interestatales en el continente antártico. El impacto de los Protocolos adicionales al Tratado antártico, en el caso de los actores del Cuadrante Sudamericano

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Descripción

“Escenarios de cooperación interestatales en el continente antártico.

El impacto de los Protocolos adicionales al Tratado antártico, en el caso de los actores del Cuadrante Sudamericano”

Lic. Brenda Ailin Segurel Paper final – Relaciones Internacionales. Universidad Del Salvador, 2009.

Índice Contenido

Página

Índice................................................................................................................1 Introducción......................................................................................................4 Alcance del problema ......................................................................................5 Antecedentes....................................................................................................6 Cuadro de situación .........................................................................................16 Fundamentación hipótesis proyectivas: Actores, objetivos y recursos de poder: ......................................................18 Actores primarios: Reino Unido .....................................................................................20 Argentina .........................................................................................22 Chile .................................................................................................24 Breve reseña actores secundarios: Estados unidos y Rusia ...................................................................29 Países latinoamericanos .................................................................31 Brasil ................................................................................................31 Perú .................................................................................................32 Uruguay ...........................................................................................33 Ecuador ...........................................................................................34 NOAL y organismos internacionales ...............................................35 Greenpeace .....................................................................................35 Escenarios: Escenario 1: Cooperación estable: en busca de la estabilidad política y la conservación medioambiental .........................................................................37 Escenario 2: Internacionalización vs. Sistema del Tratado: Cooperación sudamericana en base al Sistema del Tratado para la protección del continente y el medio ambiente antártico. ...........................................................................42

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Escenario 3: ¿Cooperación o conflicto? – Cooperación para prevenir catástrofes naturales. ......................................................................................47 Conclusión .......................................................................................................52 Notas ...............................................................................................................53 Anexo

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“La Antártida es hermosa, se la extraña ¡Pero ojo! Se la debe respetar, ella te exige respeto; si con ella te equivocas, esa equivocación la podes pagar muy caro; muchas vidas han quedado en ella, muchos sueños se han truncado, pero muy difícilmente sea culpa de ella, sino que normalmente es precisamente por la falta de respeto, la mayoría de los casos es por equivocaciones nuestras, de los seres humanos, ella acepta errores pero pequeños, mínimos, los más grandes suelen pagarse con la vida; se la debe respetar, esto quiere decir que cualquier cosa o acto que uno deba realizar debe planificarlo hasta el mínimo detalle, el azar no cuenta, por más que fuese por trabajo, por estudio, investigación, por aventura, en la Antártida deben tomarse todos los recaudos necesarios, desde la planificación del lugar a recorrer y el objetivo, el abrigo a llevar, el sistema de comunicación, el estado de los materiales a utilizar hasta saber cuál ha de ser el estado del tiempo, el tiempo en sí que a de demandar el emprendimiento y claro está los alimentos, el material sanitario, no hay que olvidarse que en el lugar donde estamos es normal que nuestro organismo tenga que soportar temperaturas de 50 o 60 grados bajo cero, vientos de 100 o 150 kms. por hora, por todo esto es que a la Antártida no hay que desafiarla hay que tenerle respeto, que no es lo mismo que miedo, simplemente respeto.” Suboficial Mayor ARA (R) José Luis Rincón

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Introducción Desde hace cincuenta años, la Antártida se encuentra regulada por el Tratado Antártico, gracias al cual se lograron evitar conflictos territoriales y de soberanías territoriales, ergo, sobre los recursos naturales. El continente antártico se ha beneficiado por la adopción de un sistema legal que regula las actividades que se llevan a cabo, evitando las confrontaciones entre los Estados que en algún momento han realizado reclamos de soberanía y que tienen diferentes intereses en el área. Pero el Sistema Internacional no ha permanecido estable, sino que ha experimentado cambios políticos, económicos y tecnológicos que podrían desencadenar tanto situaciones conflictivas como cooperativas en la Antártida, dado a que existe un interés mundial en la protección del medioambiente y en el uso pacífico de la zona, como así también existe una superposición de reclamos en el Cuadrante Sudamericano (aunque se encuentran en suspenso por el Tratado Antártico) para la obtención de nuevos territorios, ejercer actos soberanos y llevar a cabo los intereses particulares de cada uno de los Estados involucrados. En el siguiente trabajo se plantean tres posibles escenarios que podrían darse en los próximos años, partiendo de la base que tanto el Tratado Antártico como los Protocolos adicionales priman la cooperación entre los Estados en el continente Antártico. Se tiene en cuenta, además que, dado el contexto mundial actual de escasez de recursos naturales, energéticos y de alimentos, el cambio climático que afecta a la Antártida en su conjunto y la superposición de reclamos en suspenso en el Cuadrante Sudamericano, los Estados parte del Tratado Antártico tenderán a cooperar de diferentes maneras, evitando situaciones de discordia internacional. Por último, cabe hacer mención del respeto que los Estados parte tienen por el Tratado Antártico y el Sistema que de él se deriva como base para la cooperación en diferentes materias, dejando de cualquier situación que pudiera originar una controversia entre ellos.

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Alcance del problema

Tema: “Escenarios de cooperación interestatales en el continente antártico” Problema: “El impacto de los Protocolos adicionales al Tratado antártico, en el caso de los actores del cuadrante sudamericano (Chile, Argentina y Reino Unido)” Teniendo en cuenta que la firma del Tratado antártico mantiene en suspenso los reclamos de soberanía, y que también se ha complementado el alcance del Tratado por medio de la firma de Protocolos adicionales para la protección del medio ambiente 1, se buscará analizar cómo el Tratado Antártico y los Protocolos adicionales producen alianzas de cooperación a fin de evitar posibles discordias entre los signatarios, manteniendo (como mínimo) el statu quo político del continente, a la vez que se busca mejorar la información, el conocimiento científico y la capacidad tecnológica para que los Estados mejoren sus posiciones en caso de una posible revisión de los documentos que atañen al congelamiento de reclamos. Simultáneamente se busca (como mínimo) conservar el medio ambiente, hasta que se encuentre una solución para el aprovechamiento sustentable de los recursos en conjunto o se concrete la soberanía de alguno de los Estados sobre el continente. Para esto, se consideran como ejemplo el caso de los tres actores del Cuadrante Sudamericano: Chile, Argentina y el Reino Unido. Se tiene en cuenta, además, que los actores del Cuadrante Sudamericano, presentan intereses y objetivos, en principio, concomitantes, aunque sus capacidades y estrategias son diferentes. Se consideraran las políticas antárticas de cada uno de los Estados que reclaman soberanía en el Cuadrante Sudamericano2, como así también la cuestión medioambiental a nivel mundial, sus consecuencias y, específicamente, su impacto directo en la Antártida a nivel de los actores y en las decisiones internacionales que de ello se derive. También se incluirán variables tales como: Tratado Antártico, Protocolos Adicionales (Medidas convenidas para la protección de la flora y fauna antártica, Convención para la conservación de las focas antárticas, Régimen de los recursos vivos marinos antárticos, Protocolo de Madrid) recursos naturales, recursos minerales, soberanía, etc. En el Anexo se encuentra un listado completo de las variables que se tendrán en cuenta para el presente trabajo.

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Antecedentes del problema A.- Orígenes de la cuestión antártica: ciencia, tensiones y desencuentros políticos. El interés sobre la Antártida puede rastrearse desde la época de Ptolomeo, quien sospechaba de una tierra cercana al eje del planeta, en contraposición al polo norte ya conocido. Con la llegada de Colón a América, se dan a conocer nuevas latitudes: Magallanes descubre el estrecho que lleva su nombre en 1520, Drake navega cerca del cabo de Hornos hacia 1570, etc. Durante el siglo XIX, en la ola mundial en pos del conocimiento y la exploración de los territorios no conocidos, se dan las expediciones del británico William Smith, el norteamericano James Sheffield y el ruso Tadeus van Bellingshausen, todas hacia 1819 y que servirán como argumento a sus respectivos Estados para los posteriores reclamos en el polo sur. Con estos antecedentes, y el creciente interés en los territorios polares, se lleva a cabo el I año Polar Internacional, que promueve las investigaciones científicas en ambos polos. Argentina no fue ajena a esto y, en 1881, el gobierno auspicia una expedición antártica. Gran Bretaña ya había comenzado sus expediciones algunos años antes, mientras que Chile realizó la primera expedición oficial recién en 1916. Durante éste período, Chile y Argentina comenzaron a delimitar la línea fronteriza 3. Los primeros acuerdos no contemplaban la Antártida, con lo cual se vislumbró un conflicto por la frontera más austral entre ambos países. Entre éstos países surgieron diferentes protocolos a éste Tratado, como el acuerdo de 1896, mediante el cual se establece que las diferencias entre los peritos de cada país se someterían al laudo arbitral del rey de Inglaterra. Según Genest, esto “permite al gobierno inglés conocer en profundidad las intensiones de los países frente a su disputa de territorios antárticos y actuar en consecuencia, como se podrá evidenciar posteriormente con la formulación de las Cartas Patentes”4. Es decir, desde un principio Inglaterra, al ser mediador entre Chile y Argentina, contó con información sobre ambos países, lo cual le permitió hacer evaluaciones, proyecciones y tomar medidas frente a la eventual incertidumbre que podrían tener Chile sobre Argentina y viceversa. Un hito importante para la cuestión jurídica antártica se produce en 1885 cuando una conferencia internacional estableció que el simple descubrimiento no bastaba para producir un derecho definitivo. Cuatro años después, el Instituto de Derecho Internacional establece que para que “la ocupación de un territorio sea reconocida a título de soberanía, deberán ser tierras sin dueño conocido y la posesión del terreno ser real y 7

efectiva. Se exige, además: notificación oficial de la toma de posesión, ejercicio continuado de la posesión mediante el establecimiento de un poder local responsable y con los medios para asegurar el orden. La posesión debe ser hecha por el Estado y para el Estado”5.

Dadas las características climáticas de la Antártida y de la tecnología

imperante en aquellos tiempos, ninguno de los tres Estados pudo establecer poblaciones permanentes, con lo cual no se respetaban los principios de población y poder local estable. Incluso hoy en día las poblaciones no son permanentes sino que se renuevan con cierta periodicidad. A principios del siglo XX Chile y Argentina comenzaron con las instancias cooperativas, al suscribir un convenio para limitar los armamentos navales de ambos a fin de lograr una equivalencia entre las escuadras para disminuir las posibilidades de un conflicto armado. A esto se le suma el intercambio de notas entre los ministros Zeballos (Argentina) y Pugna Borde (Chile), en las cuales se expresaba la necesidad de ambas partes de defenderse y de actuar juntos para proteger sus derechos frente a Inglaterra. Es decir, a pesar de los altibajos históricos en las relaciones bilaterales, la cuestión antártica permanece, desde este momento, como base de cooperación entre ambos países para consolidar posiciones en el Cono Sur del continente americano, frente a lo que es considerado como una invasión y ocupación ilegal por parte de Inglaterra. Como se verá posteriormente, la mayor cantidad de controversias se genera entre alguno de los dos Estados latinoamericanos contra Inglaterra, más que entre éstos. Para la misma época, la instalación de factorías pesqueras y balleneras llevó a numerosas empresas a solicitar las islas y tierras de los mares del sur. Con esto comenzaron los intercambios de notas de protesta entre las cancillerías y embajadas en reclamo de los derechos que cada uno de los Estados cree propios en los territorios del sur, como así también por la designación de comisarios, como el caso de la designación del comisario para las islas Orcadas y Wedell por parte de Argentina, que generó la protesta Británica en 1906. En 1908 el Reino Unido emitió la primer Carta Patente y creó las Dependencias de las Islas Malvinas, declarando además como propias el conjunto de islas Georgias del Sur, Orcadas del Sur, Shetland del Sur, Islas Sandwich y las tierras de Graham. En 1917 se emitió una nueva Carta Patente que modificó la primera e incluyó un sector de la región polar. Hacia 1925 Argentina anunció a la Unión Postal Universal la instalación de una estación radioeléctrica en las islas Orcadas. Esto generó una protesta británica, ya que consideran que las islas son de su propiedad y que deben usar los códigos británicos, 8

no argentinos. Se produce un intercambio de notas de protesta entre ambos gobiernos, donde se destaca la respuesta del gobierno británico frente al reclamo argentino, según la cual, Chamberlain “no interpreta como una reivindicación de soberanía sobre las islas que son indudablemente británicas sobre las bases del descubrimiento y formal toma de posesión, y a cuyo respecto ningún gobierno argentino parece hacer interpuesto jamás una reclamación en alguna comunicación al Gobierno de S.M”6 El Servicio Internacional de la Dirección General de Correos y Telégrafos de la Nación informó a la Unión Postal que la jurisdicción argentina se “extiende de derecho y de hecho, a la superficie continental, al mar territorial y a las islas situadas sobre la costa marítima, una parte de la isla Tierra del Fuego, a los archipiélagos de los Estados, Año Nuevo, Georgias del Sur, Orcadas del Sur y a las Tierras polares no delimitadas”7. En 1933 el gobierno británico efectuó una nueva declaración, mediante la cual todos los territorios e islas, excepto las tierras de Adelia, al sur de los 60º de latitud sur entre los 136º y 142º de longitud oeste caen en la órbita de soberanía británica y bajo administración australiana. Este tipo de actos, por parte de cualquiera de los tres actores, generaron roces entre los mismos, aunque no llegaron a situaciones de conflicto abierto ni de quiebre de relaciones diplomáticas. Poco después se firmó la Declaración de Lima, la cual establecía que “Cuando la Paz, la seguridad o la integridad territorial de cualquiera de las repúblicas de América se vea amenazada por actos hostiles, cualquiera sea su naturaleza, los gobiernos se consultarán entre sí”. Tras esta declaración, Argentina realizó una reserva según la cual no reconoce la existencia de colonias o posesiones de países extranjeros en Malvinas y demás territorios nacionales. Es decir, a pesar de las Cartas británicas, Argentina mantiene firme su posición respecto a sus límites en el Atlántico sur. Años más tarde, Chile también se unirá a las reservas argentinas, reconociéndose estos dos Estados mutuamente sus derechos en el continente. Durante este período se sumó un nuevo actor al escenario: Estados Unidos, ya que en 1939 el presidente Roosevelt ordenó colocar reclamos en tierras polares:”los miembros del servicio antártico de Estados Unidos pueden seguir los procedimientos apropiados tales como arrojar reclamos de soberanía escritos desde los aviones, depositar tales reclamos de soberanía en cairms, etc.; los cuales pueden apoyar los reclamos de soberanía de Estados Unidos. Estos registros serán cuidadosamente guardados y sobre estos actos no se harán anuncios públicos, sin embargo serán hechos”8. Ese mismo año, Estados Unidos creó su Servicio Antártico, mostrando su 9

interés en el área y sumándose como actor en la cuestión. La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas actuó de forma similar a Estados Unidos. Como destaca Tapia Figueroa, “el interés de las potencias va sumando importancia en la medida que los países reclamantes van intentado fortalecer el régimen administrativo de los territorios antárticos”9. Es decir, las potencias también buscaron tener lugar en la incipiente sociedad antártica, no solo por la importancia estratégica del continente sino para no perder lugares en la carrera hacia el liderazgo regional y/o mundial. B.- Hacia el Tratado Antártico: aumento de la cooperación y reducción del conflicto. Hacia 1940 comenzaron a publicarse los mapas argentinos y británicos que incluyen el sector antártico reclamado por cada uno. Ese mismo año Chile estableció por Decreto nº 1741 los límites del Territorio Antártico Chileno. Tanto los mapas como el Decreto de Chile produjeron una serie de intercambio de notas y protestas entre los tres países. En cierta forma, entre Argentina y Chile se llega a un acuerdo en 1941, cuando se firmó la Declaración Conjunta Ruiz Moreno – Escudero Guzmán sobre la Antártida Sudamericana, según la cual ambos países declaron indiscutibles sus derechos sobre la porción reclamada, al mismo tiempo que buscaban coordinar acciones y trabajar en conjunto a fin de conseguir una demarcación que conformara a ambos. Para 1943 el gobierno británico invitó a los gobiernos chileno y argentino a dirimir el conflicto antártico en el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya. Ninguno de los dos gobiernos aceptó la competencia de la Corte, argumentando que sus reclamos eran legítimos y que la Corte no tenía competencia. Inglaterra recordó al gobierno argentino que éste país no formuló protestas cuando se emitieron las Cartas Patentes ni cuando se emitieron las leyes británicas para las dependencias. Frente a Chile, Inglaterra defendió el conocimiento de Chile de alguna de las reivindicaciones británicas, como así también los permisos que pesqueros chilenos pidieron en Malvinas10. En 1945 se firmó el Acta de San Francisco y Estados Unidos propuso incluir a la Antártida bajo el sistema de fideicomiso. Frente a esto, Argentina presentó una reserva según la cual no aceptaba bajo ningún concepto el sistema de fideicomiso para los territorios argentinos sujetos a controversia o reclamo de otros Estados. Dos años después, en la firma del Acta de Chapultepec, la delegación argentina declaró: “dentro de las aguas adyacentes al Continente sudamericano, en la extensión de costas correspondientes a la república Argentina en la zona llamada de seguridad, no reconoce la existencia de colonias o posesiones de países europeos y agrega que especialmente 10

reserva y mantiene intactos sus legítimos títulos y derechos de la República Argentina a las Islas Malvinas, Islas Georgias del Sur, Islas Sandwich del Sur y tierras incluidas dentro del sector antártico argentino sobre el cual la república ejerce su correspondiente soberanía. En lo que respecta a esta última región, manifiesta que existe un acuerdo entre Argentina y Chile”11 En la misma conferencia, Chile también hizo una reserva, en la que declaró que “no reconoce la existencia de colonias o posesiones de países europeos dentro de las aguas adyacentes al continente sudamericano, en la extensión de costas correspondientes a la República de Chile en la zona llamada de seguridad y agrega que especialmente reserva y mantiene intactos los legítimos títulos y derechos de Chile en las tierras incluidas dentro del sector antártico chileno”12. En base a las reservas chilenas y argentinas, el gobierno norteamericano también hizo una declaración según la cual Estados Unidos declara que el TIAR “no tiene efectos sobre la soberanía o sobre el estatus nacional o internacional de cualquiera de los territorios incluidos en la región delimitada en el artículo 4º del Tratado”13 En 1948 se repitió la declaración conjunta sobre la Antártida sudamericana (Declaración La Rosa – Vergara Donoso). Ese mismo año, un grupo de Estados liderado por Malasia presentó ante la ONU una propuesta para la internacionalización de la Antártida. El gobierno argentino rechazaó la propuesta y reafirmó sus derechos sobre la porción reclamada. Un año después, en el marco de la II Guerra Mundial, se realizó un hito de cooperación entre Inglaterra, Chile y Argentina, que contó con la ratificación del gobierno norteamericano: se comprometieron a no enviar buques de guerra al sur del paralelo 60º latitud sur. A pesar de éste hito cooperativo, en 1950 el gobierno británico confiscó una estación meteorológica argentina y trasladó al personal e instrumentos a Uruguay. En 1953 Inglaterra destruyó un refugio chileno en la isla Decepción, buscando mejorar la posición británica en el continente, en vista del creciente aumento de bases argentinas y chilenas14. Luego, Gran Bretaña presentó una demanda unilateral ante la Corte Internacional de Justicia contra Argentina y Chile acusando a éstos Estados de usurpar territorios en la Antártida. Previo a la firma del Tratado Antártico, en 1956 la India elevó nuevamente una propuesta a la Asamblea General de la ONU para que tomara el asunto en sus manos, a fin de evitar que la Antártida sea controlada por una elite de países, para que todos los Estados puedan disfrutar de ella y sus recursos.

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C.- El Tratado Antártico y los intentos de internacionalización: Previo a su entrada en vigor, los tres países del cuadrante sudamericano mantenían más situaciones de posible controversia que de colaboración, en especial por los intentos de delimitación fronteriza o por actividades de diversa índole que se realizaban en la Antártida. Luego de la firma del Tratado, la cooperación antártica comenzó a crecer y se orientó hacia los cuidados y protección del medioambiente, punto menos controversial que los reclamos territoriales, los cuales quedaron congelados, en virtud del artículo 4º. El Año Geofísico Internacional de 1957 es un claro ejemplo de convivencia antártica, ya que diferentes organizaciones científicas de aquellos países con bases y reclamos establecieron que los fines antárticos debían ser exclusivamente científicos. Es así que 1959, marcó un hito esencial para la cuestión: se firmó el Tratado Antártico. Paulatinamente se fue construyendo el Sistema Antártico por medio de las reuniones consultivas especiales, protocolos y anexos que buscaron complementar al Tratado Antártico. A principios de los años ´80 la cuestión antártica llegó a la ONU y a otros foros internacionales, en los cuales se promovía la idea de que la Antártida sea declarada como Patrimonio Común de la Humanidad, bajo la órbita de Naciones Unidas y fuera de toda jurisdicción nacional. Los países que fomentaban esta propuesta consideraban que el Tratado Antártico no era legítimo ya que se había establecido por un número muy reducido de Estados15. Esto generó sucesivos informes y resoluciones, no siempre apoyados por los signatarios del Tratado antártico, quienes buscaban aliados dentro de la ONU. En 1983 se encomendó al Secretario General la elaboración de un estudio más objetivo sobre la Antártida. A pesar de estos intentos, no se logró un acuerdo sobre el tema, ya que las partes involucradas en el Tratado antártico no participaron de la votación. Además, los países que promovían un replanteo global para universalizar el régimen antártico, comenzaron a endurecer posiciones cuando las partes del Tratado fueron aprobando diferentes protocolos y convenciones que reglamentaban las actividades antárticas. Durante las conferencias del Movimiento de No Alineados (NOAL), la India introdujo el planteo de que la ONU debía ocuparse de la Antártida, en especial de los recursos naturales, para que toda la humanidad (en especial los países menos desarrollados) pudieran aprovecharlos. Además, en el seno del movimiento, se planteó la cuestión de la internacionalización del continente y de declararlo como Patrimonio Común de la 12

Humanidad. En estas conferencias, Argentina intentó moderar las declaraciones adoptadas, por medio de reservas o declaraciones interpretativas, señalando que “los mismos no deberán interpretarse como afectando los derechos soberanos sobre el sector antártico ni como cuestionando la validez del sistema antártico”16. Cabe recordar que Argentina era el único Estado del club antártico que participaba de NOAL. Otro país que se involucró en el tema, también dentro de NOAL, fue Malasia que, en el caso del régimen de explotación de minerales, propiciaba una moratoria y que las Naciones Unidas fueran quienes investigaran el tema. Si bien en 1991, en el 46º período de sesiones de la Asamblea General, se adoptó el Protocolo de Madrid, “pareciera que tras una etapa (1983 – 1984) de acercamiento y coordinación, y otra de distanciamiento (a partir de 1985), el tema no sólo se estancó, sino que tuvo una lenta evolución algo favorable para los Estados parte del Tratado Antártico”17, ya que las cuestiones antárticas, si bien se siguieron tratando en la ONU, quedaron bajo custodia del Sistema del Tratado, es decir, bajo la sociedad antártica. Durante este período, los países latinoamericanos que llevaban a cabo actividades en la Antártida, crearon un foro de consulta, denominado APAL (administradores de programas antárticos latinoamericanos), cuyas reuniones se denominaron RAPAL (reunión de administradores de programas antárticos latinoamericanos), a fin de optimizar sus posiciones en la Antártida Sudamericana. Son parte de estos encuentros: Argentina, Chile, Brasil, Ecuador, Perú y Uruguay. Durante la década del ´90 y principios del siglo XXI, los tres Estados reclamantes llevaron a cabo diferentes instancias cooperativas, en especial en el área científica y de recursos naturales, como así también reclamos y protestas entre ellos por actos de soberanía, en especial entre Argentina y Gran Bretaña por actos en las Islas Malvinas, que afectarían el sector antártico. D.- Cincuenta años del Tratado Antártico: medidas de conservación ambiental y cooperación internacional. Al no existe un derecho polar internacional que contemple las características de los polos y que sistematice las relaciones entre las partes, la Antártida se regula sólo por el Tratado antártico y el Sistema Antártico que de él se deriva 18. El Tratado Antártico es aceptado por los firmantes como una especie de “Constitución antártica”, ya que logró un equilibrio entre los intereses de los Estados participantes, previno el conflicto y logró establecer vínculos de confianza y comunicación entre los Estados participantes. 13

Previo a la firma del Tratado Antártico, se llevaron actos de cooperación con fines de control más que de conservación, pero que igualmente sirvieron como base para la protección del medio ambiente antártico. Este fue el caso de la I Conferencia Ballenera Internacional (1937), en la cual tanto Argentina como el Reino Unido participaron, y en la que se fijó la fecha de comienzo y finalización de la temporada de caza, máximo de captura por especies y la protección de las crías. Los Protocolos Adicionales se adoptaron a fin de completar las zonas grises o las áreas a las cuales el Tratado Antártico no hacía referencia. Se refieren en su mayoría a la cuestión del medio ambiente y la explotación de los recursos naturales. Cabe destacar que estos instrumentos internacionales no crean derecho, ya que son declaraciones políticas, por tanto, no son estáticas, sino que, como se puede observar, cambian al compás de lo que necesita la comunidad internacional, por los aportes de la ciencia y las percepciones de los Estados. Entre las medidas más importantes, podemos mencionar: * Medidas convenidas para la protección de la flora y fauna antártica (1964): designa algunas zonas como "zona especial de conservación", estableciendo también "Especies Protegidas", "Zonas Especialmente Protegidas" y "Sitios de Especial Interés Científico". * Convención para la conservación de las focas antárticas (1972): establece cupos para la captura de focas, zonas y temporadas de caza. Tiene aplicación al sur de los 60º de latitud sur, es decir, la misma zona de aplicación del Tratado Antártico. * Régimen de los recursos vivos marinos antárticos (1982): esta convención representa un equilibrio entre diferentes intereses: por un lado están aquellos interesados en la pesca, por otro lado los interesados en la conservación de las especies marinas, y por último, aquellos Estados que reclaman jurisdicción marítima en base al reclamo antártico. El objetivo principal es la conservación de estos recursos y el uso racional de los mismos como así también salvaguardar y proteger la integridad del ecosistema marino antártico *Régimen de los minerales antárticos (no entró en vigor): El tema de los minerales es bastante controversial, ya que se mezclan intereses científicos, ecológicos y económicos y el Tratado Antártico sólo contempla los intereses científicos. Es decir, se generó un conflicto entre los Estados que reclamaban soberanía, los que Estados y empresas que patrocinaban actividades mineras y Estados que no reconocían soberanías y pedían la protección del medio ambiente.

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Con la crisis del petróleo de 1970 quedó en evidencia la vulnerabilidad de los Estados frente a la carencia de tan estimado recurso para el desarrollo económico. Esto llevó a que se realizara en 1972 la VII reunión consultiva en Wellington, en la que muchos Estados manifestaron su preocupación por las consultas que recibían de empresas privadas que estaban interesadas en explotar los recursos minerales antárticos19. Es decir, a los intereses particulares de los Estados se le sumó el interés y la presión de las empresas privadas, nacionales y trasnacionales, por los beneficios de la explotación. En este caso, los Estados antárticos decidieron cooperar, a fin de evaluar los riesgos ecológicos, políticos y jurídicos asociados a la explotación y exploración del continente, con el objetivo de evitar un daño irreparable al Sistema del Tratado antártico como a la Antártida misma. La coordinación de políticas fue difícil en extremo, dadas las diferentes capacidades e intereses de los Estados. En el cuadrante sudamericano, Chile y Argentina se encontraban en real desventaja frente al Reino Unido, dada la desproporción de recursos económicos, técnicos y científicos, por lo cual eran partidarios de establecer más que un régimen, una moratoria de entre 15 y 20 años a fin de tener mayor conocimiento sobre el continente y, probablemente, conseguir mayores recursos para negociar la cuestión. La Unión Soviética apoyó la moratoria, aunque esto no sirvió para que Chile y Argentina equipararan las capacidades británicas y norteamericanas. Además, Estados Unidos pretendía un régimen de tinte más liberal, con la menor cantidad de reglas y controles, mientras que la Unión Soviética era partidaria de no establecer un código minero aunque sí negociar ciertas garantías que le permitieran participar de las actividades mineras si éstas fueran habilitadas. La idea de este acuerdo era evitar las acciones unilaterales no previstas en el Tratado Antártico por parte de algún Estado20 ¿Qué se logró con la convención? Lo más importante fue el consenso entre los firmantes para la protección del lugar. Es decir, se logró mantener los principios de uso pacífico y científico de la Antártida, como así también evitar que se generaran rivalidades y confrontaciones en el continente blanco. Si bien este acuerdo no entró en vigor, el tema se retomo con el Protocolo de Madrid, según el cual, las explotaciones y exploraciones mineras e hidrocarburíferas quedan suspendidas hasta el 205021 aproximadamente, cuando en vistas de la tecnología existente, los nuevos conocimientos científicos sobre la Antártida y las necesidades de la Comunidad Internacional, se reverá la cuestión. *Protocolo de Madrid (1991): La adopción de éste protocolo responde a las nuevas necesidades y conocimientos mundiales en relación a la ecología, y al fracaso de la Convención de Wellington sobre minerales. El Protocolo de Madrid tiene carácter 15

complementario al Tratado Antártico (es decir, no lo modifica ni lo enmienda), y prohíbe las actividades mineras durante cincuenta años, lo cual puede ser revisado por voluntad unánime de las partes consultivas. Las únicas actividades mineras permitidas son las relacionadas a la actividad científica. Además el Protocolo de Madrid tiene cinco anexos que se corresponden a la Evaluación de Impacto Ambiental, Conservación de la Flora y Fauna antárticas, Eliminación y Tratamiento de Residuos, Prevención de la Contaminación Marina y Sistema de Áreas Protegidas, con lo cual, se buscó abarcar un rango amplio de cuestiones relacionadas al medio ambiente y que podrían suscitar problemas entre los Estados parte del Tratado y entre éstos y la Comunidad Internacional. El uso pacífico y fuera de toda controversia internacional se vuelve a reafirmar en el preámbulo del Protocolo. Además, también contempla un sistema obligatorio de resolución de controversias que podría utilizar un Tribunal Arbitral o la Corte Internacional de Justicia. En el caso de las soberanías, ni la Corte ni cualquier otro tribunal podrán emitir laudos. Por medio de este Protocolo se modificó lo establecido en el acuerdo de 1982 y se designó a la Antártida como "Reserva natural dedicada a la paz y a la ciencia".

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Cuadro de situación En la Antártida se presenta una situación particular: se mezclan los intereses privados de los Estados por los reclamos de porciones de territorio antártico y el interés mundial por la preservación (y hasta las posibilidades de explotación) de los recursos naturales existentes. La cuestión sobre los recursos naturales y la posibilidad de explotar los mismos genera situaciones de potencial conflicto dado a que muchos de estos recursos son no renovables, tienen una gran demanda mundial y son de uso vital para la humanidad. Se suman también recursos renovables y de gran valor comercial y estratégico: recursos pesqueros, mineros (entre ellos, gas y petróleo), reservas de agua potable, recursos genéticos, etc. La cuestión de los recursos no se encuentra aislada, sino que va de la mano del control de los mismos, es decir, la cuestión de los reclamos de soberanía, actualmente suspendidos por el Tratado antártico. Cabe destacar que los Estados, si bien tienen suspendidos los reclamos, no tienen en suspensión el ejercicio de actividades y de actos de soberanía, con lo cual, se genera un conflicto entre aquellos que reclaman una misma porción de territorio. Este es el caso de Argentina, Chile y el Reino Unido, quienes reclaman la misma porción en el llamado Cuadrante Sudamericano. A diferencia del resto de los países latinoamericanos, Chile y Argentina (también Inglaterra) realizaron reclamos previo a la firma del Tratado Antártico, con lo cual lograron mejores posiciones frente a sus pares que no habían realizado reclamos. Actualmente son dos los recursos naturales que importan de sobremanera a la sociedad internacional: las reservas de agua potable y las fuentes de energía, especialmente, los yacimientos petrolíferos y gasíferos, dado a que éstos son recursos escasos, no renovables y de uso intensivo. También, en menor medida, se discute la cuestión sobre los permisos de pesca y la explotación de éste recurso, en especial la pesca del krill, y los recursos genéticos con posible uso científico presentes en la Antártida. Estos recursos se encuentran bien representados en el continente blanco, por lo que se generan roces entre los países que reclaman soberanía (que reclamarían como suyos la explotación de dichos recursos), los países que no pueden hacerlo y las posibilidades de explotación de estos recursos para el beneficio de la humanidad. Al mismo tiempo que se generan fricciones, también se generan posibilidades de cooperación, dado a que los actores son conscientes de que a) sus reclamos de soberanía se encuentran suspendidos, b) no todos los reclamos son reconocidos por 17

todos los actores, c) los medios para la explotación de los recursos necesitan de grandes inversiones y tecnología, dada la naturaleza del lugar, para que un actor tome en solitario una acción semejante, d) existen tratados y protocolos que ayudan a que los Estados cooperen entre sí, si bien la voluntad de cooperar depende del Estado que se obliga internacionalmente por medio de éstos, ya que no existe un órgano superior que haga cumplir lo estipulado en estos instrumentos internacionales. No debemos olvidar, además, que existe una conciencia mundial sobre la conservación medioambiental, dadas las catástrofes que el cambio climático ha causado no solo en la Antártida y en los ecosistemas que dependen de ésta, sino en todo el mundo. La conservación de recursos tales como el agua potable o las fuentes de alimento y energía son de vital importancia para toda la humanidad, pero para los Estados que forman parte del Cuadrante Sudamericano se vuelve una cuestión básica de control de los recursos, de soberanía. Si bien el Tratado Antártico deja en suspenso los reclamos, cada uno de los Estados continúa sosteniendo su presencia y sus derechos por diferentes medios, acciones y declaraciones, a la vez que mantienen los lazos cooperativos que tanto el Tratado como los demás instrumentos legales establecen como base para la consecución de objetivos científicos y pacíficos, dejando de lado el conflicto político. Es por esto que nos encontramos con una serie de acciones, producto de los instrumentos legales antárticos, que llevan a que los Estados del Cuadrante Sudamericano cooperen entre sí, a fin de proteger el medioambiente antártico, evitando posibles situaciones de conflicto.

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Fundamentación hipótesis proyectivas Actores, objetivos y recursos de poder: Actualmente, podemos considerar a casi toda la comunidad internacional como actores en el continente antártico, aunque aquí nos enfocaremos en aquellos directamente involucrados en el Cuadrante sudamericano y en la situación de superposición de reclamos. Debemos tener en cuenta dos grupos de actores: los principales y los secundarios. Dentro de los primeros podemos mencionar a aquellos que participan del conflicto por la soberanía del cuadrante sudamericano, con lo cual también entre ellos se generan momentos de conflicto y cooperación. Este es el caso de Chile, Argentina y el Reino Unido. Son actores primarios por encontrarse superpuestos sus reclamos en el Cuadrante Sudamericano y por haber realizado los reclamos territoriales previo a la firma del Tratado Antártico. Entre estos tres actores se generaron la mayor cantidad de momentos de potencial conflicto por el control soberano del territorio antártico y, posteriormente, fueron quieren aunaron esfuerzos para la creación del Sistema del Tratado, junto con los demás países participantes. En el caso de los actores secundarios debemos mencionar, en primer lugar, a Estados Unidos y Rusia, dado a que los mismos si bien no reconocen los reclamos de soberanía, se reservan los derechos a reclamarla. No debemos olvidar que esto es producto de la situación derivada de la Guerra Fría, a fin de mantener el status quo como así también la libertad de acción de cada uno de los Estados. Incluso en la actualidad, al no reclamar ni reconocer derechos soberanos de ningún Estado, se toman la libertad de llevar a cabo misiones por todo el continente blanco, sin una zona delimitada como sí lo hacen Argentina, Chile y el Reino Unido. Si bien ambos mantienen la postura de la Guerra Fría de no reconocimiento de los reclamos de soberanía y participan de las diferentes campañas científicas, podrían desestabilizar la región si alguno de ellos emprendiera la exploración, explotación o uso de los recursos de forma unilateral. Es decir, se los considera como actores secundarios por no estar directamente involucrados en el conflicto por superposición de reclamos, aunque se tiene en cuenta la capacidad de influencia de Estados Unidos hacia los países del cono sur en torno a las políticas que éstos podrían tomar y la similar toma de posiciones que mantiene con Inglaterra.

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Por otra parte también debemos tener en cuenta a los Estados latinoamericanos que han firmado el Tratado y que han obtenido el status de miembros consultivos (con capacidad de voz y voto en la toma de decisiones antárticas), como así también a los Estados y grupos ambientalistas que, sin adherir al Tratado han formado coaliciones en los foros internacionales a fin de que sea revisada la política antártica, para que se “internacionalice” el uso y administración del continente en todos sus aspectos, ya que consideran que el Tratado Antártico consolida una especie de club antártico, jerárquico y elitista, que controla gran cantidad de recursos que, para algunos países y grupos ecologistas, deberían ser Patrimonio Común de la Humanidad. No debemos dejar de mencionar que los nuevos actores que han firmado el Tratado Antártico si bien no pueden realizar reclamos de soberanía, sí pueden llevar a cabo investigaciones científicas, participar de las reuniones consultivas y ejercer ciertas presiones en torno a las políticas y medidas aplicables al continente antártico. De gran importancia para el cuadrante sudamericano son Brasil, Uruguay, Perú y Ecuador. Estos sostienen la importancia del Tratado Antártico, pero no comparten las reivindicaciones territoriales de los Estados Reclamantes, ya que ellos también tienen pretensiones territoriales. Con la inclusión de estos nuevos actores al sistema antártico, las cuestiones de la Antártida pasan a formar parte de las agendas latinoamericanas. También

tenemos

el

caso

de

actores

no

estatales,

organizaciones

no

gubernamentales, etc., que buscan influir en la toma de decisiones y en las medidas concernientes a la Antártida. Dentro de estos, uno de los de mayor influencia es Greenpeace, que se opone al reparto de recursos antárticos dentro de un grupo reducido de países y promueve que la Antártida sea declarada como Parque Mundial. No podemos dejar de lado a los foros internacionales como la ONU en donde se han llevado a cabo diferentes propuestas para la conservación de los recursos naturales, por lo general por iniciativa de actores representantes del Tercer Mundo (en especial los actores de NOAL y Greenpeace durante la década del ´80). A continuación se describe la situación de los actores primarios y los secundarios.

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Los actores primarios: Reino Unido: Su reclamo de soberanía sobre el continente antártico está basado en el descubrimiento (para los británicos, fue James Cook quien la descubrió en 1774) 22, en las exploraciones que han realizado en el continente blanco desde el siglo XIX y la emisión de las Cartas Patentes que declaran, de forma unilateral, los derechos sobre la porción antártica. Incluso argumentan que el territorio antártico británico es la reivindicación más antigua del continente, ya que data de 1908. En cuanto al descubrimiento, Chile alega que se basa sobre territorios que ya eran chilenos dada la herencia española; lo mismo sucede con las Cartas Patentes. Cabe hacer mención a la observación que hace Pinochet de la Barra al afirmar que “el Reino Unido manifestó por primera vez su intención política respecto de la Antártida Sudamericana, en 1908. Antes de esa fecha, a diferencia de Chile, no se interesó por hacer de esos desiertos territorios una nueva colonia. Hay hechos significativos que así lo acreditan, como, por ejemplo, la cesión del observatorio científico de las islas Orcadas del Sur (…) ¿Lo habría hecho si por entonces hubiera tenido el más mínimo interés político en la región?”23. Este tipo de hitos históricos son tomados por Chile y Argentina para argumentar en contra de la reivindicación británica, mientras que para el Reino Unido este tipo de acciones sustenta su permanencia en el continente y su labor en la investigación y el descubrimiento. Como estrategia, el Reino Unido utiliza el no reconocimiento de la soberanía argentina sobre el territorio antártico ni sobre las Islas Malvinas, ni el reclamo Chileno de su porción antártica. Por otra parte, lleva adelante tratados de cooperación con países europeos y de la Commonwealth, a fin de poder llevar a cabo tareas conjuntas. Además, el Reino Unido tiene una política de reconocimiento de los reclamos con aquellos países que también reclaman soberanía sobre otros sectores de la Antártida, estableciéndose un reconocimiento mutuo. El Reino Unido sí estaría dispuesto a aceptar un régimen internacional en la Antártida24. Incluso, y sin querer entrar en teorías conspirativas, hay autores que señalan que el accionar de Gran Bretaña en el conflicto por el Canal de Beagle entre Argentina y Chile tenía por objetivo distraer la atención del adversario (Argentina) generando un problema mayor en otra área de su territorio. Es decir, Gran Bretaña buscaría distraer a Argentina del conflicto antártico por medio de otro conflicto con otro Estado 25, para fortalecer su presencia en la Antártida. 21

Hay autores que señalan el interés británico por la Antártida como una mezcla de motivos imperiales, de interés por los recursos, la conservación y la explotación de éstos, para que el Reino Unido estableciera una política destinada a controlar una porción del continente blanco26. Para Jarrín, “el conflicto de las Malvinas tuvo repercusiones en el sistema regional e internacional. Detrás de ésta contienda estuvo el móvil de la ambición por el dominio de las inmensidades de la Antártida. El fortalecimiento de las Malvinas por los ingleses y su presencia en las islas Ascensión convirtió al Atlántico sur en un Mare Nostrum Anglosajón, extendiendo su influencia hacia la Antártida y complicando el problema de su jurisdicción, puesto que Argentina y Gran Bretaña reclaman el mismo territorio”27. No debemos olvidar la gran cantidad de recursos que existen en la Antártida ni el valor estratégico del continente, con lo cual, ningún Estado con presencia en él querría perder el control de su porción territorial. Por otra parte, una de las debilidades del gobierno británico es la cuestión logística para la explotación de los recursos y para las bases científicas, la administración, etc., ya que pueden verse perjudicadas debido a la distancia que separa al gobierno central británico del continente antártico. A pesar de esto, el Reino Unido afirma tener un control efectivo sobre el área: “el territorio cuenta con su propio sistema jurídico, al igual que con su propia administración postal y de justicia, y los ingresos que obtienen del impuesto sobre la renta y de la venta de sellos postales lo hacen económicamente autosuficiente”28. En 2004 realizó el traslado del comando militar británico desde Isla Ascensión a Malvinas, ya que ésta base es la tercera en el mundo con capacidad para que pueda aterrizar un trasbordador espacial. Con este movimiento el Reino Unido reafirma la importancia geoestratégica del Atlántico sur y su interés en el área, además de sumar a la región otra base de carácter militar, además de las ya establecidas en las zonas sur de Argentina y Chile. Por último, lleva adelante una política coherente con Estados Unidos, con lo cual ambos han establecido una serie de proyectos y criterios para la labor conjunta en base a sus intereses particulares, como lo demostró el apoyo que le dio Gran Bretaña a Estados Unidos en la presentación de las propuestas para un fideicomiso antártico (1948), el proyecto de internacionalización de la Antártida, la presión de ambos al Consejo Internacional de Uniones Científicas para que en 1952 recomendaran la creación de un año geofísico internacional que se centrara en la Antártida y la reunión en Wellington de 1972 para la creación de un régimen de minerales29.

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Argentina: Argentina utiliza el principio del Utis Possidetis Juris30 como argumento histórico, según el cual le corresponderían las tierras que eran de España y luego del Virreinato del Rio de la Plata. Los antecedentes de este principio se remontan a las bulas del descubrimiento de América de 1493 y al Tratado de Tordesillas de 1492, según el cual el límite entre España y Portugal se daba “hasta el polo sur” 31. Chile no reconoce este argumento, ya que manifiesta que es el único heredero del continente antártico dado a que Argentina no formaba parte de la Capitanía General de Chile, sino del Virreinato del Río de la Plata. Otro argumento argentino es el descubrimiento: de acuerdo con los escritos franceses de Charcot, se asigna el descubrimiento en 1818 a cazadores de focas y barcos matriculados en el Rio de la Plata. También argumenta la proximidad geográfica, al igual que el vecino país: Argentina y Chile se encuentran separados de la Antártida por sólo 1000 kilómetros, siendo los países más cercanos al continente de todo el mundo. Incluso, luego del Tratado de Paz y Amistad que otorga las islas al sur de Tierra del Fuego a Chile, éste país es el más cercano a la Antártida. Lo mismo sucede con la continuidad geológica: la cordillera de los Andes se hunde en los mares del sur y aparece en la Antártida como la zona “Antartandes”. Uno de los argumentos más fuertes de Argentina es su ocupación permanente desde 1904, siendo la base más antigua, ya que pasaron más de 30 años hasta que funcionara otra base del mismo carácter en la Antártida. Además también se llevan a cabo actividades administrativas en la base Orcadas, que cuenta con una oficina postal y una estación radiotelegráfica, con códigos internacionales que corresponden a Argentina, a pesar de las protestas británicas. Por último, también lleva a cabo actividades científico – técnicas en todas sus bases, permanentes y temporales, por medio de la Política Antártica argentina. Para afirmar su soberanía, Argentina lleva adelante una política basada en el interés científico y político, según la cual se “defiende” el territorio reclamado por canales diplomáticos en foros internacionales y entre los Estados cuyos sectores se encuentran superpuestos, además de medidas in situ. Durante la década del ´40 tuvo gran importancia la corriente de pensamiento nacionalista, gracias a la cual se crearon entidades científicas, se establecieron bases para la ocupación del territorio, etc.32. Uno de los intentos más claros de Argentina para afianzar su soberanía fue la fundación de la base Esperanza con la idea de crear una población antártica semi-permanente (con 23

renovación anual), incluso había transportado a la Antártida mujeres embarazadas para que esos niños fueran, al nacer, naturales de la Antártida y base para reclamos futuros de soberanía33. Con el incendio del rompehielos ARA Irizar, Argentina perdió un instrumento de suma importancia para las actividades antárticas, ya que con éste móvil no solo se abastecían las bases y se trasladaba al personal, sino que también se efectuaban tareas de rescate. Gracias a esto y para poder cumplir con sus obligaciones antárticas, Argentina debió alquilar para la campaña antártica 2008-2009 un rompehielos de bandera rusa. Hasta que no solucione el problema del rompehielos, Argentina cuenta con una baja dentro de su flota antártica, lo cual podría considerarse como una debilidad. Argentina utiliza su presencia centenaria, como así también las actividades que lleva a cabo como un recurso de poder para futuras reclamaciones territoriales. Por otra parte, busca aumentar el grado de conciencia en su población sobre la importancia de la Antártida por medio de programas educativos, institutos de investigación, etc. Argentina lleva invertidos en la región gran cantidad de recursos humanos y económicos desde hace más de un siglo. Desde 1990 figuran dentro de los lineamientos de su política antártica la vinculación entre la región patagónica (en especial, la provincia de Tierra del Fuego) con el sector antártico argentino, por medio del fortalecimiento de puertos, aeropuertos y demás servicios. La idea es posicionar a Ushuaia como ciudad “puerta de la Antártida”, al igual que Chile lo hace con Punta Arenas. Además se creó la Comisión Provincial del Antártico, en Tierra del Fuego, a fin de asesorar al gobierno en materia antártica. Por otra parte, la Ley de Política Antártica Provincial de 1996 fija el carácter del territorio provincial del sector antártico argentino. Con esto se busca incentivar la participación de la ciudadanía, de diferentes actividades en relación a la Antártida34. Siguiendo con ésta política, distintas provincias tienen como proyecto educativo la creación de mapas que muestren el tamaño real del territorio antártico argentino, en relación con el continente, para una mejor visualización y comprensión de la importancia del reclamo. Además, diferentes universidades e institutos a lo largo del país tienen centros dedicados a la temática de la Antártida, Malvinas y Atlántico Sur. Una de las debilidades de Argentina es la escasez de recursos (en especial económicos) que cuentan el área científica y también el área militar, sumado al desprestigio de éste último, teniendo en cuenta que la logística y muchas de las acciones se llevan a cabo gracias a las Fuerzas Armadas. Además, los programas educativos en 24

todos sus niveles no dan gran importancia a la cuestión antártica, con lo cual la población no está informada ni concientizada al respecto. Esto es una desventaja para el país, en especial frente a Chile, quien brinda gran importancia a la difusión de los quehaceres antárticos

Chile: Chile basa sus reclamos en la continuidad geográfica y geológica del territorio nacional, pero va mucho más allá al declarar que la zona antártica que reclama era parte del país mucho antes de la independencia, ya que España cedió a la Capitanía General de Chile sus territorios australes y no al Virreinato del Rio de la Plata, con lo cual esta porción antártica formaría parte de la provincia más austral de Chile. Esto se sustenta en los títulos heredados de España, con los que se argumenta que desde aproximadamente 1601 Carlos V manda a tomar posesión y administrar las tierras que se cree se encuentran más allá del Estrecho de Magallanes 35. Según esta teoría, la bula del Papa Alejandro VI, para dirimir el conflicto entre España y Portugal, da al primero la potestad sobre las tierras descubiertas por Colón y establece una línea divisoria entre los dos reinos que corre desde el polo ártico hasta el polo antártico, lo cual es confirmado más tarde por el Tratado de Tordesillas. Sigue el argumento chileno en base a la concesión de los territorios y la navegación al sur del estrecho de Magallanes que otorga Carlos V al expedicionario español Sancho de Hoz y que éste cede a don Pedro de Valdivia en 1540, con lo cual éste se convierte en gobernador no solo del territorio denominado Nueva Extremadura, sino también de la Terra Australis36. A esto, se le suman las Reales Cédulas a Alderete de 1554 y 1555. Además argumenta los innumerables viajes de balleneros y loberos que actuaron a finales del siglo XIX bajo permiso chileno 37. Luego, con la independencia del país, toma posesión de sus derechos polares por medio del uti possidetis. Un paso previo para la “conquista” antártica, fue la política chilena de poblamiento y aprovechamiento de la Patagonia38. Por

otra

parte,

también

declaran

haber

demarcado

la

llamada

Antártida

Sudamericana en 1907, por el geógrafo chileno Luis Riso Patrón, con mapas incluidos 39. Por medio del decreto nº1747 de 1940 Chile proclama la Antártida Chilena. Frente al reclamo argentino y a la superposición de ambos sectores, Chile argumenta: 1) que los territorios españoles correspondientes al sector polar fueron concedidos a la Capitanía General de Chile en el siglo XVI, mientras que el Virreinato del Rio de la Plata no tuvo relación con estos territorios; 2) durante el siglo XIX mantiene 25

actividades en el área de las Shetland del Sur y argumenta que Argentina recién en 1904 instala la base Orcadas del Sur40. Por otra parte, Chile no admite como vía alternativa la internacionalización del continente, ya que consideraría esto como una violación a su territorio, al igual que Argentina. Además en el último tiempo ha reactivado algunas bases temporarias a fin de continuar con su política antártica, de manera más firme y activa. Entre los objetivos de la política antártica chilena se encuentran la consolidación de la presencia chilena en el sector que reclama; el apoyo firme a los regímenes especiales que atañen a la conservación de recursos y demás documentos legales internacionales; incentivar la investigación científica, tecnológica; participar en foros internacionales; fortalecer Punta Arenas como puerta de entrada al continente (en contraposición con la política argentina de posicionar al puerto de Ushuaia para tal fin), a la vez que se busca fomentar la exportación de servicios para atraer turismo e inversiones; realizar divulgaciones y actividades que promuevan el valor que la Antártida tiene para Chile. Desde hace algunos años, se lleva a cabo dentro del país una política de educación y concientización sobre la importancia de la Antártida para Chile, por medio de competencias educativas a nivel primario y secundario, con becas para estudios antárticos y con viajes educativos en todos los niveles educativos a las bases chilenas. Incluso existen programas de maestrías y posgrados para promover la administración de bases y recursos antárticos.

Tanto Chile como Argentina basan su reclamo en diferentes cuestiones: cercanía, soberanía efectiva por actividades, por herencia virreinal, etc. Logísticamente se ven favorecidas por su cercanía al continente y por la presencia permanente de bases científicas. Por medio de las declaraciones conjuntas Juliet Gomez – Bramuglia (1947) y Vergara Donoso – La Rosa (1948) ambos Estados establecen una política conjunta de no reconocer

soberanías

extraterritoriales,

colonias

o

posesiones

de

países

extracontinentales en sus respectivos territorios antárticos, mientras que sí se reconocen mutuamente los reclamos y esperan un acuerdo amistoso para establecer un límite que satisfaga a las partes donde se yuxtaponen los territorios. Además, ambos países trabajan en conjunto en los foros internacionales, como RAPAL, OEA y ONU, para mantener una posición única en torno a los temas de 26

soberanía. Los dos países también han firmado diversos tratados para la protección del medio ambiente, a fin de establecer controles conjuntos y reforzar “su cooperación en el ámbito bilateral y dentro del sistema del Tratado Antártico, a fin de fortalecer los mecanismos y acciones de protección del medio ambiente antártico y de sus ecosistemas dependientes y asociados”41. También existe un accionar conjunto en la denominada “zona de paz y cooperación del atlántico sur”, la cual fue creada en 1986 por Resolución de Naciones Unidas a propuesta de Brasil, cuya idea es establecer lazos de cooperación regional, medidas ambientales y mantenimiento de la paz y seguridad en la región, por medio de la eliminación de armas nucleares y reducción de la presencia militar de los países miembro en otras regiones del mundo. Son miembros de esta entidad Argentina, Brasil, Uruguay y los países de la costa occidental africana. La idea de establecer políticas conjuntas en la Antártida se basa, en parte, en que éste continente es parte de América y que la seguridad debe ser resguardada por los países sudamericanos42. Además de las medidas políticas, se realizan ejercicios conjuntos de las Fuerzas Armadas para emergencias medioambientales y se toman medidas de confianza mutua para fortalecer las relaciones bilaterales y para conciliar pretensiones frente a Inglaterra. También hay un acuerdo para la búsqueda y rescate en la zona correspondiente a éstos países, que se realiza por turnos, por medio de la Patrulla Antártica. Por otra parte, ambos países buscan una solución definitiva a sus conflictos limítrofes por medio de la instancia cooperativa, a fin de evitar que el conflicto encuentre continuidad en el territorio antártico. Los tres Estados buscan una solución pacífica a cualquier controversia que se pudiera generar, tanto por el uso de los recursos como por la yuxtaposición de los reclamos. El Tratado Antártico de por sí da una solución a la cuestión de las soberanías, al dejarlas en suspenso y sin pretender revisar el tema en los próximos años. Además, la solución pacífica está prevista en el Tratado Antártico sólo por motivos de interpretación o aplicación, ya que se da por supuesto que los reclamos de soberanía quedan congelados. En los casos previstos por el Tratado, se prevé la consulta entre las partes hasta hallar una solución pacífica o recurrir a la Corte Internacional de Justica con el consentimiento de los Estados involucrados en el caso. Si no se llegara a un acuerdo, igualmente los Estados están obligados a encontrar una salida pacífica al conflicto. 27

Con la firma del Tratado Antártico, Gran Bretaña, Chile y Argentina se aseguraron que no se sumaran más Estados a los reclamos y con esto garantizaron que terceros Estados no socavasen sus intereses y posiciones en el continente. Este es el caso de los demás países sudamericanos, de los cuáles sólo se hará una breve mención más adelante, sin tenerlos en cuenta para el presente trabajo, ya que no tienen reclamos realizados previo a la firma del Tratado Antártico. Por otra parte, a partir de la firma del Tratado Antártico y de los protocolos adicionales aumentaron los procesos de integración entre los países, a fin de cumplir los objetivos previstos en éstos documentos internacionales, por medio de políticas multilaterales, teniendo en cuenta que, previo a la firma del Tratado Antártico, las políticas que se llevaban a cabo eran de carácter unilateral. Se debe tener en cuenta que actualmente existe un nuevo recurso de poder en la Antártida y que los tres países hacen uso del mismo: el turismo. El turista internacional convive con diferentes mensajes (políticos, ecológicos, sociales, culturales, etc.) que los Estados envían según la política turística que desean llevar a cabo. Por lo general, las políticas turísticas coinciden con la política exterior del país. Además, los turistas internacionales son actores socio-culturales con proyección política, son actores económicos, políticos, etc. y no están limitados por el requisito de soberanía. 43 En este caso, Argentina y Chile se ven favorecidos por ser las puertas de entrada (turísticas, comerciales y logísticas) más cercanas al continente antártico. Si bien las actividades de carácter militar quedan prohibidas, los tres Estados realizan maniobras militares, pero bajo la denominación de actividades de salvataje, cooperación humanitaria, logística, patrullaje, etc. Por otra parte, podemos identificar una serie de intereses concomitantes por los tres actores. Los tres Estados tienen como interés máximo lograr la soberanía efectiva sobre el territorio antártico para poder disfrutar del mismo de acuerdo a sus intereses particulares (a saber: disponer libremente de los recursos naturales que existen en la Antártida y mantener una posición geoestratégica importante, dado a que controlarían pasos de navegación comercial, zonas turísticas, recursos naturales y energéticos, etc.). Pero teniendo en cuenta que el Tratado deja en suspenso los reclamos de soberanía, los actores buscarán maximizar los recursos antárticos disponibles, la investigación científica y las actividades antárticas para beneficio propio sin romper lo pactado por el Tratado antártico y los protocolos ni menoscabar sus intereses.

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A pesar de que el Tratado no reconoce la soberanía reclamada por estos Estados, los mismos buscan mantener su presencia por medio de bases y actividades permanentes en la zona para poder sentar precedentes en caso de una futura revisión del Tratado que dé lugar a los reclamos de soberanía. Es decir, los tres Estados buscan mantener su historial de soberanía en el continente blanco por medio de bases, actividades de investigación, campañas, maniobras, etc. Ningún país reconoce la pretensión argentina, salvo Chile y viceversa: “en 1947 y 1948 se publican dos declaraciones conjuntas argentino – chilenas referentes a la Antártida sudamericana en el sentido de reconocerse mutuamente las reclamaciones de soberanía a la par que se asume el compromiso de negociar la frontera que dividirá ambos sectores”44. Es decir, ambos Estados se reconocen mutuamente sus respectivos derechos de soberanía en aquellos lugares donde no se superponen las líneas de delimitación. Ello surge de las declaraciones conjuntas Bramuglia – Juliet Gomez (1947), La Rosa – Vergara Donoso (1948) y Vignes – Huerta Diaz (1974)45. Por otra parte, Australia, Francia, Noruega y el Reino Unido se reconocen mutuamente sus reclamos, mientras que Rusia y Estados Unidos no reconocen ninguno, pero ambos Estados mantienen bases en todo el continente antártico en caso de que se permita hacer reivindicaciones. En cuanto a los reconocimientos de los reclamos en general, la comunidad internacional en su mayoría no acepta la existencia de éstos reclamos, sino que muchos Estados son partidarios de la internacionalización total del continente. Como mínimo, los Estados buscan preservar el status quo, a fin de que su situación geopolítica no empeore, como así tampoco puedan perder la capacidad de negociación sobre los temas ambientales, entre otros. Existe una idea en común en cuanto a mantener el “club antártico”, a fin de no perder posiciones frente a otros Estados. En este caso, es más fuerte el interés del status quo jurídico mantenido por Argentina y Chile que por el Reino Unido, quien en algún momento fue partidario de la internacionalización del continente bajo el mando de un organismo internacional, mientras que Chile y Argentina se han negado rotundamente a esto. En cuanto a los objetivos que los Estados del cuadrante sudamericano persiguen, también existen algunas similitudes (aunque no son estrictamente iguales), en especial entre Chile y Argentina. Dentro de éstas encontramos que el objetivo fundamental de las políticas nacionales antárticas es afianzar los derechos de soberanía en la región, como así también cooperar en temas tales como la explotación y control de los recursos naturales para aumentar su margen de maniobra, con el objetivo de hacer frente a la 29

asimetría de poder46 que tienen con el Reino Unido. Además, buscan sentar las bases de una cooperación latinoamericana para poder mantener sus posturas frente al Reino Unido y ser líderes en la región en la cuestión antártica. Por otra parte, los tres actores principales del cuadrante sudamericano comparten otra serie de intereses, tales como asegurar el uso pacífico, científico y sustentable de los recursos de la región, para prevenir cualquier conflicto que se pudiera generar en la Antártida, utilizando como instrumento para este objetivo, la cooperación internacional científica, jurídica (Tratados, Protocolos, Foros) y militar (acciones conjuntas) y establecer lazos de cooperación con otros países, a fin de mejorar su posicionamiento en la región y/o mantener el status quo. Es una ventaja para las partes el contar con canales diplomáticos fluidos, procesos informales de negociación y una organización poco burocrática, lo cual convierte al sistema antártico mucho más flexible que cualquier organización internacional. Esto es de suma importancia para los Estados, ya que ante posibles situaciones de conflicto este sistema permite negociar de forma distendida las cuestiones antárticas. La cooperación en la Antártida debe entenderse como de recíproca conveniencia, es decir, que los tres Estados están de acuerdo en determinado punto, bajo el cual ninguna opción es conveniente para la consecución de sus intereses. Otra característica que se torna una ventaja para Chile y Argentina frente al poder del Reino Unido y Estados Unidos, se encuentra en la toma de decisiones. La misma se basa en el consenso de los miembros plenos. Los tres Estados son miembros plenos, con lo cual, se mantiene el principio de igualdad de los Estados para la toma de decisiones. Mientras exista el Tratado Antártico, los reclamos de soberanía quedan congelados en virtud del artículo 4º, con lo cual quedan en suspenso las cuestiones de índole política y legal a fin de evitar posibles fricciones para poder llevar a cabo los objetivos planteados en el Tratado Antártico por medio de la cooperación internacional.

Breve reseña de los actores secundarios: Estados Unidos y Rusia: Si bien estos dos países mantienen una posición de cautela, tienen intereses en la Antártida, como lo confirma una nota enviada por el gobierno de Estados Unidos a los países con intereses antárticos: “Los Estados Unidos desde muchos años, han seguido y siguen teniendo derechos e intereses directos en la Antártida (…) En vista de esas 30

actividades de los Estados Unidos y sus ciudadanos, mi gobierno reserva todos los derechos de Estados Unidos con respecto a la región antártica, incluso el derecho de sentar reivindicación o reivindicaciones territoriales” 47. Cabe destacar que, a pesar del contexto de Guerra Fría, la rivalidad entre la Unión Soviética y Estados Unidos permaneció prácticamente a un margen en la Antártida, logrando incluso la cooperación de ambas superpotencias para conseguir el actual régimen antártico. Auburn señala que los objetivos de Estados Unidos “incluyen la preservación del acceso de este país a todas las áreas de la Antártida y áreas marinas cercanas y la seguridad de que los Estados Unidos deberían tener un acceso no discriminatorio a todas las actividades de recursos minerales de la Antártida”48. Para esto, Estados Unidos instaló una base en la intersección de los reclamos de todo el continente: la estación AmundsenScott en el polo sur. Para Quadri, el interés de Estados Unidos no se encuentra en una sola porción del continente: “Estados Unidos no ha ejercido reclamos sobre una porción y no ha reconocido reclamos porque por su condición de gran potencia no le interesa un área, pudiendo extenderse a toda la región antártica”49. Previo a 1959 la Antártida no tenía para Estados Unidos tanta relevancia como otras zonas del mundo como para establecer un enfrentamiento con la Unión Soviética. La importancia del continente aumentó cuando los soviéticos comenzaron a acrecentar el número de su flota naval en la zona de los mares australes, con lo cual las líneas de comunicación naval (militar y comercial) se podrían haber visto comprometidas. Este tema de las vías de comunicación es de vital importancia para los países cercanos a la Antártida, ya que las distancias entre oriente y occidente se acortan por el paso aéreo transpolar y por vía marítima, por lo cual, cobra relevancia el control de estas líneas, además de la importancia estratégica y comercial que podrían tener los puertos por los que estas líneas crucen. No debemos olvidar el contexto histórico en el que se desarrolló el Tratado Antártico y los posteriores protocolos. Estas decisiones se tomaron en plena Guerra Fría, por lo que la cooperación era altamente deseable frente a la confrontación. A esto debe sumársele el valor geopolítico de la Antártida incluso hoy, ya que debemos tener en cuenta las futuras crisis energéticas y de alimentos, y el potencial de éstos recursos En el caso soviético, éstos se consideran descubridores del continente blanco por medio de la expedición Bellingshausen. Uno de los mayores intereses en la Antártida para este Estado es la pesca del krill, al caer hacia mediados de los ´60 la pesca de ballenas. También tienen interés en los yacimientos minerales, de petróleo y gas, aunque en menor 31

medida que Estados Unidos. Una de las ventajas de Rusia es su amplio conocimiento en actividades polares (ciudades, producción, logística, comunicaciones, etc.) dadas sus actividades en cercanía al polo norte. La estrategia rusa estaría ligada a conseguir un liderazgo compartido con Estados Unidos en el área. Esto fue mucho más evidente durante los años de Guerra Fría, cuando se logró que el conflicto no llegara a la Antártida, sino que ambas potencias cooperaron en el área. Esto también fue posible dado a que Rusia tiene mayor interés en los recursos pesqueros, mientras que Estados Unidos lo tiene en los yacimientos petrolíferos, con lo cual las áreas de interés no se superponen, lo cual supone una base de común acuerdo entre ambos países. Cabe destacar que tanto Estados Unidos como Rusia mantienen bases en todos los sectores de la Antártida, no solo en el cuadrante sudamericano, y que además no reconocen ningún tipo de reclamo de soberanía, si bien se guardan el derecho de hacer reclamos. Los países latinoamericanos: Se hace una breve mención de aquellos Estados que, habiendo firmado el Tratado Antártico y habiendo realizado actividades significativas en el continente antártico, fueron nombrados miembros con status consultivo, es decir, con capacidad para formar parte de las negociaciones y tomas de decisiones en materia antártica, con lo cual, en caso de futuras negociaciones tendrían voz y voto como los miembros originales del Cuadrante Sudamericano (Argentina, Chile e Inglaterra), si bien el foco del tema está basado en estos tres actores principales en particular, dado a que son miembros originarios del Tratado Antártico y con mayor historia y presencia en la región. Cabe destacar que Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, Perú y Uruguay forman parte de RAPAL, la Reunión de Administradores de Programas Antárticos Latinoamericanos, sentando la base para la cooperación científica latinoamericana en la Antártida, y como foro de coordinación latinoamericano en cuestiones científicas, logísticas y ambientales que tienen lugar en la Antártida. Brasil: Brasil había participado del Año Geofísico Internacional pero, al no realizar reclamos, no fue invitado a la Conferencia de Washington en la que se firmó el Tratado Antártico. Brasil emitió una protesta formal, según la cual, “con el fin de proteger el requerimiento 32

imperativo de su seguridad nacional, Brasil se reserva el derecho de libre acceso a la Antártida y de hacer los reclamos que considere necesarios”50, tal como hicieran Rusia y Estados Unidos muchos años atrás. Luego de esta declaración, Brasil propuso la Teoría de la Defrontación51, según la cual, el cuadrante sudamericano quedaría repartido entre los Estados de Sud América que tengan costa marítima, salvo aquellos situados al norte del continente (Venezuela, Colombia, Guayana). Brasil tomaría la mayor parte y los actuales reclamantes (Chile y Argentina) experimentarían una reducción considerable en las zonas pretendidas. Por otra parte, Brasil justifica su presencia en la Antártida de diferentes maneras: por ser una zona de seguridad trazada en el TIAR y de estrategia vital para la defensa del continente sudamericano, por la importancia del tráfico marítimo internacional, porque su amplio litoral se encuentra sujeto a las influencias meteorológicas de la Antártida, por la posible explotación de recursos antárticos, por su relación geológica con el continente52. Las metas de Brasil, delineadas por medio de su política antártica, pueden resumirse en seis puntos principales: aumentar la presencia en el continente; participar de los beneficios de las actividades de la región, en especial de la explotación de los recursos; participar de los procesos de toma de decisiones que se den bajo el ala del Tratado Antártico y dentro de organizaciones y conferencias afines; educar a la población brasileña en temas antárticos; adquirir tecnología y experiencia para las actividades antárticas; participar de las actividades científicas53. Brasil obtuvo el carácter de miembro consultivo en 1983, con lo cual forma parte del proceso de toma de decisiones en la Antártida. Es importante destacar que Brasil ha manifestado “reclamo” post Tratado, si bien el Tratado prohíbe hacer esto. Los demás países sudamericanos han establecido políticas y actividades antárticas, pero sin manifestar abiertamente como objetivo el reclamar territorios en un futuro. Perú: Perú justifica su presencia en la Antártida en base a sus raíces históricas (Tratado de Tordecillas), en exploraciones antárticas, en la proyección de sus costas sobre el continente (influenciadas por el clima antártico) y por seguridad nacional. El territorio peruano estaría comprendido entre los meridianos 81º 20´oeste y el meridiano 75º 40 ´oeste, superponiéndose totalmente con el territorio antártico chileno54. Este país reconoce la importancia de la Antártida para el tráfico marítimo y de comunicaciones navales, incluso como vía alternativa al Canal de Panamá. 33

El problema para Perú (al igual que para la mayoría de los países sudamericanos) es que su presencia en la Antártida es relativamente reciente, si se la compara con Chile y Argentina. Igualmente, esto no ha sido impedimento para realizar actividades antárticas, incluso se han realizado actividades conjuntas con argentina durante la década del ´80. Desde 1989 Perú es miembro consultivo del Tratado, ubicándose dentro de la elite de países sudamericanos con capacidad para la toma de decisiones antárticas, junto con Argentina, Chile y Brasil. Al igual que Brasil, Perú ha manifestado abiertamente su intención de hacerse cargo de una porción de territorio antártico en caso de revisión del Tratado o de reparto de tierras. Igualmente, mantiene una postura de oposición a cualquier tendencia contraria al Sistema Antártico vigente. El objetivo de Perú es mantener una presencia activa y permanente en el continente, para lo cual busca adecuar sus instituciones, promover la participación de la sociedad por medio de la difusión de la importancia de la Antártida para el país, promover la investigación científica en cuestiones prioritarias para Perú y mejorar la infraestructura y equipamiento para lograr esto último. También busca participar en los foros internacionales y latinoamericanos para la consecución de su política antártica, a la vez que busca ser parte del SCAR. A nivel regional busca cooperar en materia técnica y logística con los países que también realizan actividades antárticas. También se busca la defensa del medioambiente antártico por medio de actividades, estudios y la negativa a la explotación de los recursos mineros, a la vez que se promueve el uso sustentable de los recursos. Uruguay: Desde 1980 Uruguay forma parte del Tratado Antártico, pero realiza actividades relacionadas al continente blanco desde mucho antes. Actualmente el Instituto antártico uruguayo, dependiente del Ministerio de Defensa, es quien dirige los proyectos y actividades. Este país también cuenta con una base y realiza diferentes actividades científicas dentro del área del cuadrante sudamericano. En los últimos años el Reino Unido transfirió una de sus bases a Uruguay en la zona de la península antártica, lo cual le da a Uruguay la posibilidad de establecer una política antártica más realista y campañas científicas más asiduas, colaborando con los demás países sudamericanos. Desde hace algún tiempo realiza tareas conjuntas de carácter científico con Venezuela. Uruguay alcanzó el status de miembro consultivo en 1985, lo cual le permite también participar en la toma de decisiones. Al igual que Brasil y de Perú, ha manifestado 34

abiertamente la intención de, en caso de reparto territorial, reclamar una porción, por lo cual también mantiene actividades en el continente desde hace varios años. Dentro de los objetivos uruguayos el medioambiente cobra vital importancia, ya que dentro de la política antártica uruguaya se destaca la defensa del mismo, por medio de investigaciones científicas, proyectos conjuntos con Brasil, Chile, Argentina y Estados Unidos. También Uruguay busca fortalecer sus instituciones dedicadas al devenir antártico, a fin de mejorar las operaciones en el continente, la logística y las investigaciones. Ecuador: Comienza a formar parte del Tratado Antártico en 1987 y es partidario de la Teoría de la Defrontación que propone Brasil55. Según ésta teoría, a Ecuador le corresponderían más de 323.000km2. Ecuador reconoce la importancia de las riquezas antárticas, en especial la minera y la ictícola. Para afirmar su presencia, este país cuenta con un programa antártico, el Instituto Antártico, un refugio en el continente y una serie de expediciones. Una de las debilidades de Ecuador, al igual que de los demás países sudamericanos (salvo Chile y Argentina) es que no presentó reclamos territoriales previos a la firma del Tratado Antártico, ni es miembro original del mismo. Además, tampoco cuenta con el historial de bases, expediciones y trabajos antárticos que sí tienen sus pares chilenos y argentinos como base histórica para los reclamos. Ecuador obtuvo su status consultivo en 1991, con lo cual puede participar de la toma de decisiones y reuniones. Ecuador busca mantener en vigencia el Sistema del Tratado, es decir, promueve las investigaciones científicas en un marco de paz, la protección del medioambiente y el uso sustentable de los recursos antárticos . Para la consecución de sus objetivos, Ecuador hace partícipe de sus expediciones también a las Fuerzas Armadas, las Universidades, institutos de investigación públicos y privados a fin de dar conocimiento público de la cuestión antártica y de desarrollar lazos nacionales, regionales e internacionales. Además, busca tener voz activa en foros internacionales, seminarios y simposios científicos, en especial en aquellos que tratan cuestiones de interés para Ecuador: turismo, medioambiente y logística.

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NOAL y los Organismos Internacionales: La cuestión sobre la Antártida se trata en el seno del movimiento No Alineados desde 1976, cuando a pedido de Sri Lanka se lanzó la propuesta de declarar al sexto continente como Patrimonio Común de la Humanidad. Los países pertenecientes a NOAL pedían que se aprovecharan los recursos naturales antárticos en beneficio de “toda la humanidad en general y para los países en desarrollo en particular”56. Argentina, miembro hasta 1991, realizó sus reservas respecto a sus títulos jurídicos al sur del paralelo 60º, declarando que por esto la Antártida no puede considerarse en beneficio de toda la humanidad, mientras buscaba neutralizar cualquier iniciativa de NOAL para la internacionalización de la Antártida. En 1996 la cuestión sobre la Antártida fue incluida en el temario provisional del 51º periodo de sesiones de la Asamblea General. A partir de este momento el tema se trata de forma bienal. Anteriormente se trató según pedido de algunos países que buscaban internacionalizar el continente, pero no llegaron a establecerse medidas ya que los Estados parte del Tratado Antártico buscaron negociar otros temas a cambio de que la Antártida siguiera regulándose por el Sistema del Tratado Antártico. En el seno de Naciones Unidas se refleja la división de ideas acerca de la cuestión antártica, incluso dentro del bloque latinoamericano: por un lado los países a favor del Sistema del Tratado (Argentina, Chile, Brasil y Uruguay, todos ellos miembros de carácter consultivo), por otro los países que buscan una reforma del Tratado (en especial Perú) y aquellos que creen que es necesario establecer un nuevo régimen para la Antártida (México y Bolivia, aunque ninguno de los dos forma parte del Tratado Antártico). Greenpeace: Esta organización ecologista utiliza tanto la presión política como la confrontación pacífica directa para el logro de sus objetivos. Desde fines de los ´70 se oponen firmemente a la explotación de recursos en la Antártida para poder preservar el ambiente y también como oposición al control de pocos Estados de casi el total de la superficie continental, llegando a asimilar el problema antártico al reparto colonialista de África 57. Otro de los objetivos de ésta organización es la de crear una agencia de protección medioambiental antártica bajo su administración58. En base a criterios conservacionistas, esta ONG busca promover que se declare a la Antártida como Patrimonio Común de la Humanidad no explotable, es decir, una especie de Parque Mundial. A fin de poder establecer medidas directas, realizar informes y visitas 36

a las bases, Greenpeace instaló una base en la isla de Ross en 1987 sin dar información a los miembros del Sistema del Tratado Antártico. Además, se toma la libertad de realizar inspecciones en las bases, con el objetivo de ver que se cumplan las medidas de seguridad ambiental.

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Escenarios:

Escenario nº1: Cooperación estable: en busca de la estabilidad política y la conservación medioambiental. Teniendo en cuenta que, en virtud del artículo 4º del Tratado Antártico, se mantienen en suspenso los reclamos de soberanía; que tanto el Tratado Antártico como los Protocolos adicionales y demás documentos que conforman el Sistema del Tratado mantienen como premisa la cooperación internacional y prohíben cualquier uso no pacífico del continente; reconociendo la importancia que el Sistema del Tratado le da a la conservación del medio ambiente, impidiendo la exploración, explotación y uso de los recursos con fines no científicos; teniendo en cuenta que aún no se obtienen los medios óptimos para establecer poblaciones permanentes ni se conocen en su totalidad los recursos genéticos, naturales y demás del continente blanco, los Estados parte del Cuadrante Sudamericano tenderán a mantener y/o aumentarán las instancias cooperativas a fin de aumentar sus conocimientos científico-técnicos sobre el área, proteger el medio ambiente en vistas de un mayor conocimiento del mismo, como así también mejorar las instancias de conservación y uso de los recursos si se diera el caso, a la vez que buscarán evitar cualquier posibilidad de conflicto entre ellos y alejar del continente antártico cualquier situación. Una de las características principales de la Antártida es que la cuestión de las soberanías no está resuelta, sino que ha quedado en suspenso, por lo que los Estados deben continuar con los esfuerzos de cooperación a fin de mantener un sistema de gestión de los recursos para evitar conflictos, acciones unilaterales y maximizar los logros científicos para que, en caso de una posible revisión del Tratado como de los Protocolos, ninguno de los tres Estados pueda perder posiciones frente a otros, al tiempo que también podrán aumentar sus conocimientos sobre el área y mejorar sus políticas antárticas Debemos tener en cuenta que el Tratado Antártico en su artículo 4º congela los reclamos de soberanía, aunque no dice nada respecto al ejercicio de actividades en el continente, como el mantenimiento de las bases, la realización de expediciones antárticas, la creación de poblaciones semi-permanentes, etc. Lo que sí deja en claro el Tratado Antártico son los pilares básicos que deben contemplar los Estados signatarios 38

en el continente para cualquier actividad que quieran llevar a cabo: cooperación internacional para investigaciones científicas y progreso de la ciencia, uso pacífico del continente, no militarización del área, prohibición de ensayos y uso de armas nucleares. Es decir, los Estados al firmar el Tratado Antártico se comprometen a cooperar en suelo antártico y a evitar por todos los medios posibles los posibles conflictos. El Tratado Antártico incluso prevé algunas situaciones de controversia e insta a las partes a resolver de forma pacífica la misma por medio de la consulta o por medio de la Corte Internacional de Justicia. Los protocolos adicionales de por sí son producto de la cooperación entre los Estados parte del Tratado Antártico a fin de superar los baches dejados por éste en diferentes materias. Tanto Inglaterra, como Chile y Argentina se comprometieron con estos protocolos, con lo cual se garantiza una base mínima de cooperación entre ellos y un punto de mínimo acuerdo, con lo cual también se minimizan los puntos de conflicto. Si alguno de los Estados decidiera de forma unilateral llevar a cabo acciones sin informar a las demás partes del Tratado Antártico, como así tampoco sin realizar las previsiones de evaluación de impacto, es probable que no solo los demás Estados protesten, sino que la comunidad internacional en general repruebe esta conducta. El Tratado Antártico y los Protocolos adicionales evitan acciones unilaterales a favor de las multilaterales, es decir, se busca la cooperación de los Estados firmantes de éstos instrumentos internacionales para una “tutela” conjunta del régimen. Otro dato que destaca el preámbulo es la importancia del conocimiento científico, para lo cual reconoce como vital la cooperación internacional, dadas las diferencias en tecnología entre países desarrollados y en vías de desarrollo, los costos de las operaciones antárticas, las dificultades de logísticas, etc. Además, también se destaca la promoción de los principios enunciados en la Carta de las Naciones Unidas, punto básico para la cooperación internacional, ya que todos los Estados firmantes del Tratado Antártico son partes de la organización. La cooperación internacional está prevista y es deseada por el Sistema del Tratado Antártico desde el momento en que se busca la paz por medio de la cooperación científica, el libre acceso a los datos sobre la cuestión, el intercambio de información y la existencia de canales abiertos de comunicación entre todos los Estados. Se debe tener en cuenta que muchos de los recursos vivos antárticos tienen un carácter móvil, por lo cual es necesaria la cooperación y el accionar conjunto de los Estados tanto en la Antártida como en demás zonas donde puedan extenderse estos 39

ecosistemas. Es decir, “no es la voluntad de los Estados sino la naturaleza del recurso lo que determina que éste sea compartido”59, y es justamente esto lo que hace que las partes deban cooperar a fin de mantener el ambiente y, llegado el caso, a usarlo de forma sustentable. Justamente, Chile y Argentina tienen como punto mínimo de cooperación para el mantenimiento del medio ambiente antártico (ya sea por medio de acuerdos bilaterales como por medio de su colaboración permanente con el Sistema del Tratado) el hecho de que no solo algunas zonas de sus países tienen climas dependientes del ecosistema antártico, sino también sus mares son continuaciones de los ecosistemas marinos antárticos. Muchos países latinoamericanos también dependen de éste factor, por lo que la cooperación latinoamericana tiene un punto básico de cooperación y para el accionar conjunto de los países, a fin de investigar y prevenir catástrofes naturales, entre otras cuestiones. Volviendo a los Protocolos Adicionales y a los acuerdos en la materia, es por medio de éstos que se lleva a cabo la cooperación medioambiental en diferentes zonas y recursos antárticos. En estos instrumentos que atañen a la preservación del medio antártico se incluyen los principios de “prevención”, “precaución” e “impacto ambiental” para anticipar, minimizar, proteger el sistema natural y promover el desarrollo sustentable, como así también evitar roces innecesarios entre los Estados que llevan a cabo actividades en la Antártida. Por otra parte, además de garantizar e instar a la cooperación, estos instrumentos internacionales mantienen como principio el uso pacífico del continente. Tanto Chile como Argentina e Inglaterra han ratificado esta postura, no solo en épocas de Guerra Fría, sino actualmente, poniendo énfasis en la cantidad de expediciones y bases de carácter científico. Es decir, de por sí los tres Estados se ven obligados a cooperar y a evitar conflictos en el área de aplicación del Tratado. Y en caso de surgir controversias, cada uno de los instrumentos prevé un mecanismo de resolución de las mismas, aunque las resoluciones previstas traten cuestiones relativas a la interpretación y aplicación de los documentos. Igualmente, el impedimento de militarizar la Antártida o de utilizarla con fines bélicos deja la solución de la cuestión de las soberanías en mano de las negociaciones entre los tres Estados. Esto se plasma en las negociaciones que emprendieron Argentina y Chile a mediados del siglo XX a fin de encontrar una solución diplomática a los problemas de delimitación fronteriza que abarcara hasta Antártida inclusive. No debemos olvidar que los tres Estados son parte no solo del Sistema del Tratado (que se funda en el uso pacífico 40

del continente y la cooperación internacional), sino también de las Naciones Unidas, con lo cual la solución pacífica de controversias entre ellos sería tenida en casi como un paso primordial antes de cualquier conflicto. Es decir, ni Inglaterra, ni Chile ni Argentina van a arriesgar su historial antártico para tomar las armas y buscar controlar la zonas que reclaman por medio de la militarización del continente, enfrentándose, además, a una posible alianza entre los demás actores del cuadrante sudamericano (países latinoamericanos, Estados Unidos y hasta Rusia) y al repudio mundial ante semejante accionar. Un conflicto de tal magnitud reduciría de por sí el margen de maniobra del Estado agresor para futuras negociaciones sobre los reclamos de soberanía y posibilidades de explotación de los recursos antárticos, negociaciones que se prevé que se lleven a cabo por canales diplomáticos. Por el contrario, buscaran aumentar sus conocimientos científicos y las instancias de cooperación, a fin de, en el caso de Argentina y Chile, mejorar sus recursos tecnológicos de la mano de Inglaterra, y éste mejorar su imagen en Argentina y mantener estables sus relaciones con Chile. En este escenario, mantener los niveles de cooperación actuales con miras a la protección del medioambiente, dejando de lado los conflictos por superposición de soberanías, puede traer muchos beneficios a mediano y largo plazo para los tres Estados. Incluso, los canales de comunicación son muy fluidos e informales a fin de evitar cadenas burocráticas y solucionar cualquier inconveniente de la manera más rápida posible. Además, partiendo de la base de que el Tratado Antártico, los protocolos adicionales y los principios medioambientales están diseñados para gestionar el continente de forma conjunta por medio de la cooperación, como así también para evitar conflictos entre los miembros, se puede establecer un mínimo en común entre los actores del cuadrante sudamericano bajo el cual ninguna opción los dejaría en mejor lugar para futuras negociaciones en cualquiera de las áreas (medio ambiente, explotación de recursos, soberanía, etc). El conflicto se intentó evitar con la firma del Tratado Antártico en 1959, lo cual se volvió a afirmar con la adopción de los protocolos adicionales. Incluso durante los niveles más bajos de relaciones entre los países del cuadrante sudamericano, éstos mantuvieron como principio el uso pacífico en el continente antártico y evitaron militarizar el área. Las instancias de cooperación son propias de la nueva ola de integración y globalización de la década del ´90, y se espera a que ésta cooperación interestatal continúe en los próximos años.

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Desde que se decidió rever la posibilidad de uso y explotación de los recursos antárticos en el 2050, incluso sabiendo de antemano la escasez de recursos naturales, minerales, etc. en el mundo, se puede establecer un mínimo de interés cooperativo entre los Estados, la búsqueda de armonía y la necesidad de evitar un conflicto tanto a nivel diplomático como militar. Hasta que no se renegocien los protocolos adicionales y/o se enmienden los acuerdos existentes sobre las diferentes materias antárticas que habilitarían para la exploración, explotación y uso de sus recursos naturales, ninguno de los tres Estados se aventuraría a comenzar un conflicto internacional para poder ejercer soberanía política y energética de forma efectiva, como así mantener el control unilateral de los recursos de todo el Cuadrante sudamericano. Si esta acción tuviera lugar, los miembros del club antártico y de toda la comunidad internacional no solo repudiarían el acto sino que tomarían medidas al respecto. En base a este interés cooperativo, teniendo en cuenta que faltan casi cincuenta años para la revisión de los protocolos y recordando los efectos que el cambio climático está teniendo en la Antártida hoy en día, es de prever que los Estados busquen aumentar las instancias de cooperación para evitar los cambios que pudieran afectar el estado de los recursos en el continente antártico, por medio de cooperación científica, tecnología, logística, e instando a tomar medidas a nivel mundial para concientizar, educar y aunar esfuerzos a fin de controlar los cambios y efectos climáticos. No debemos olvidar que los cambios que están teniendo lugar hoy en día avanzan de forma muy rápida, y es necesaria la tecnología y los recursos combinados de varios Estados (si no de todos) para que como mínimo no se perjudiquen los recursos que atesora la Antártida, como así también para evitar una revisión de emergencia de los instrumentos internacionales, si los actores así lo disponen o la situación medioambiental, de los hielos y/o de los recursos del continente lo amerite.

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Escenario nº2: Internacionalización vs. Sistema del Tratado: Cooperación sudamericana en base al Sistema del Tratado para la protección del continente y el medio ambiente antártico. Si los Estados parte del Cuadrante Sudamericano se mantienen firmes y unidos en la postura de no permitir la internacionalización del continente; si los Estados latinos que aún no lo han hecho firman el Tratado Antártico y los Protocolos Adicionales: si los Estados sudamericanos con status consultivo aumentan sus actividades e interés en la Antártida; si la Comunidad Internacional continua con el objetivo de mantener a la Antártida como un área protegida internacional para la conservación de sus recursos; si Estados Unidos y Rusia continúan participando en el Sistema del Tratado de forma activa, las propuestas de internacionalización del continente decaerían y el actual sistema de protección contaría con una base de apoyo más amplia, evitando la declaración de Patrimonio Común de la Humanidad de todo el continente blanco y el eventual control del mismo por parte de una agencia internacional, continuando con la cooperación antártica basada en el Tratado Antártico y sus protocolos adicionales. La cuestión sobre la internacionalización de la Antártida o la continuidad del régimen que establece el Sistema del Tratado tiene raíces en la cuestión sobre el control y el reparto de los recursos naturales.. Es decir, la cuestión de las soberanías territoriales cobra vital importancia en este debate, ya que aquellos Estados que reclaman porciones de territorio, en el caso de lograr la soberanía efectiva, obtendrían la soberanía sobre los recursos que allí se encuentran para su explotación comercial, mientras que aquellos Estados que no han realizado reclamos ni forman parte del Tratado no podrían tener acceso. En el preámbulo del Tratado se reconoce que es “interés de toda la humanidad” que la Antártida sea utilizada con fines pacíficos a fin de evitar conflictos internacionales en el continente blanco. Se debe aclarar que el Tratado fue firmado luego de la II Guerra Mundial y principios de la Guerra Fría, con lo cual se buscó evitar cualquier conflicto armado como así también se evitó llevar el embrión de la Guerra Fría a otro continente. Pero una cosa es declararla interés del humanidad para uso pacífico y otra es declarar al sexto continente como Patrimonio Común de la Humanidad, es decir, fuera de cualquier control estatal. Este concepto se aplica a “espacios fuera de las jurisdicciones nacionales (fondos marinos y oceánicos, espacios ultraterrestres, patrimonio cultural, órbita 43

sincrónica geoestacionaria, derechos humanos y medio ambiente)”60. Los Estados que han realizado reclamos (aunque suspendidos por el Tratado) se han negado rotundamente a que la Antártida caiga bajo la órbita de una agencia internacional o de un consorcio internacional para que todos los Estados del mundo puedan hacer uso de los recursos. Los intentos de internacionalizar la Antártida datan desde la creación del Tratado Antártico, cuando previo a la firma del Tratado, Estados Unidos propuso internacionalizar el continente y ponerlo bajo control de la comisión de fideicomisos de la ONU, moción que fue apoyada por Inglaterra, con lo cual se generó un primer quiebre de posturas dentro del cuadrante sudamericano: por un lado, Inglaterra apoyó a Estados Unidos y, por otro, Chile y Argentina mantuvieron su postura de defender las tierras que ambos consideran propias por herencia española el primero y por trayectoria histórica el segundo. Una vez firmado el Tratado Antártico numerosos Estados del Tercer Mundo y de NOAL comenzaron a manifestar la necesidad de un reparto más equitativo de los recursos mundiales, llegando a afirmar que la Antártida debía ser considerada como Patrimonio Común de la Humanidad. Chile y Argentina presentaron una postura en común al negarse rotundamente a esto. Si bien Inglaterra tampoco fue favorable a esta postura, podemos ver una cierta flexibilidad si tenemos en cuenta el antecedente de apoyar a Estados Unidos en la internacionalización, con lo cual podemos suponer que ante una nueva propuesta norteamericana, probablemente Inglaterra la apoyaría si ve beneficios a futuro, en especial, evitar cualquier tipo de conflicto. Chile y Argentina son mucho más reacios a este tipo de iniciativas, ya que consideran como propios los territorios reclamados. Algunos Estados argumentaron que el Tratado Antártico no plantea una situación de equilibrio en el reparto de los recursos, sino todo lo contrario, dado a que éste crea una especie de división entre los miembros del “Club Antártico” (Estados firmantes y adherentes al Tratado, generando una especie de elite antártica), y Estados que plantean la “Internacionalización” de la Antártida y de declararla Patrimonio Común de la Humanidad, y que no son miembros del Tratado Antártico. Esto es ilusorio, ya que el Tratado Antártico está abierto a la firma de todos los Estados. Esto permite que muchos países que buscan la conservación de los recursos o que tienen esperanzas en la explotación de los mismos, puedan llegar a ser parte de la sociedad antártica y a participar en algún momento de las decisiones que se tomen sobre las cuestiones que atañen tanto a la protección del continente como al posible uso de los recursos. 44

Si bien durante los ´80 algunos Estados como Cuba, China e India eran favorables a la postura de la Antártida como Patrimonio Común de la Humanidad, desde hace algunos años estos mismos Estados forman parte del Tratado Antártico, con lo cual ahora representan no solo sus intereses, sino que podrían considerarse como voceros del Tercer Mundo61. Con esto tenemos una situación particular: dentro de la comunidad antártica están comenzando a aflorar aquellos actores que no tienen reclamos antárticos registrados previo a la firma del Tratado Antártico, pero que buscan la conservación de los recursos, el reparto equitativo y la participación en las actividades de exploración, explotación y uso de los mismos. La elite de países antárticos que reclaman territorios y que en un principio eran mayoría, podría encontrarse en una posición de minoría si continúan sumándose Estados sin historial antártico, aunque con pretensiones de investigaciones, uso y aprovechamiento de los recursos. Dentro del cuadrante sudamericano varios países latinoamericanos han ratificado el Tratado y comenzaron a establecer bases, institutos y actividades relacionadas con el quehacer antártico. Chile y Argentina son los únicos países latinos que han realizado reclamos previo a la firma del Tratado Antártico y que se reconocen mutuamente los mismos, con lo cual su situación es diferente a la de los demás Estados americanos, ya que no reconocen otros reclamos (ni siquiera el derecho a hacer reclamos cuando sea oportuno, como ha manifestado Brasil). Con esto tenemos que sólo quedarían tres Estados en el cuadrante sudamericano con reclamos territoriales (Chile, Argentina e Inglaterra) y uno sin reclamos pero con presencia antártica y poder e influencia en todo el continente americano (Estados Unidos), frente a la creciente ola de interés de los demás Estados latinoamericanos. Así como en 1964 se implementó el concepto de áreas protegidas y se tomaron medidas para la conservación de la flora y fauna antárticas, y en 1991 se adoptó el protocolo para la protección ambiental, el cual designó a la Antártida como reserva natural devota a la paz y la ciencia 62, creando nuevas designaciones para la protección, esto podría continuar hacia la protección global del continente en los próximos años. Tenemos un acuerdo básico entre los Estados antárticos, los Estados que instan a conservar los recursos del continente, las organizaciones ecologistas internacionales y la comunidad internacional en general en que la Antártida debe ser protegida y sus recursos resguardados para estudiarlos, para aprovecharlos en un futuro con mejores tecnologías y de forma sustentable. Esta tendencia podría seguir creciendo si los Estados que aún no han firmado los documentos del Sistema del Tratado los firman y ratifican, ya que éste 45

Sistema contaría con una base de apoyo y acuerdo mayor, evitando esta división entre Estados que propugnan diferentes propuestas. Sería también necesaria la transferencia de tecnología entre los Estados más desarrollados y aquellos en vía de desarrollo. Incluso el manejo de estas áreas ha funcionado bastante bien bajo el sistema de protección que establece el Sistema del Tratado. En cuanto a la propuesta de internacionalización o control por parte de una agencia de la ONU, hay autores que sostienen que jamás se habría logrado el nivel de cooperación al que se ha llegado, ya que si la agencia destinada a tal actividad fracasara en su cometido, los Estados podrían verse tentados a actuar unilateralmente, poniendo en riesgo no solo el medio ambiente, sino también el uso pacífico del continente blanco63. En cincuenta años que el Tratado Antártico lleva en vigor, las bases que éste establece y los Protocolos firmados han guiado a los Estados en el cometido de proteger el medio ambiente, regular el continente y eliminar el conflicto abierto entre los Estados parte, con lo que ningún Estado hasta la fecha ha decidido romper con el Tratado para emprender acciones unilaterales, a pesar de las presiones por parte de empresas privadas en décadas pasadas para la explotación de, por ejemplo, los recursos mineros. Al no existir soberanía efectiva de ninguna de las partes y dada la situación actual de escasez de recursos naturales, problemas energéticos y escasez de alimentos a nivel mundial, sumado al interés de muchos países de convertir a la Antártida en una especie de proveedor natural de recursos, cabría esperar que los países que tienen en sus manos el devenir antártico cooperasen a fin de administrar de forma conjunta los recursos que allí se desarrollan. Se espera que también esta administración conjunta evite perjuicios al medio ambiente, a la vez que se busca el uso sustentable del área en cuestión. Es decir, es importante la gestión de los recursos (entendido como unanimidad en la toma de decisiones de la comunidad antártica) frente al control de los mismos (entendido como acción unilateral de un solo Estado, lo cual violaría el Tratado Antártico), o control por parte de una agencia internacional, que podría fracasar en su cometido. Sería de esperar que Latinoamérica en sí (tanto Chile y Argentina, como los nuevos miembros de carácter consultivo) formaran una especie de bloque unido, no solo para defender una postura común frente a las cuestiones antárticas (ya que juntos tendrían mucho más poder y fuerza que otras coaliciones y grupos de poder), como así también para establecer los lineamientos de una política antártica y una política medioambiental netamente latinoamericanas para beneficio de todo el continente.

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Esto se viene llevando a cabo por medio de las Reuniones de Administradores de Programas Antárticos Latinoamericanos (RAPAL), que propician la cooperación y el intercambio de información entre los países latinoamericanos, a fin de optimizar los recursos de éstos, no solo para mejorar sus posiciones en el área de aplicación del Tratado (en caso de una revisión del mismo), sino también para la protección del medioambiente antártico. Es de esperar que en los próximos años, a pesar del cambio climático y la necesidad de recursos, los Estados latinoamericanos continúen con estas instancias cooperativas, a la vez que es deseable que extiendan lazos con Inglaterra, Estados Unidos y Rusia, a fin de establecer instancias que comprometan a todos los actores que integran el Cuadrante Sudamericano, como así también beneficiarse de la tecnología de los países desarrollados para aplicarla, en forma conjunta, en toda el área mencionada. Teniendo en cuenta que el Tratado Antártico y el Sistema del Tratado han logrado mantener a la Antártida bajo buen cuidado, incluso evitando que un grupo de países se disputara por vía militar el territorio y/o tomaran en solitario políticas para el continente, es probable que la Comunidad Internacional acuerde en seguir sosteniendo al Tratado Antártico.

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Escenario nº3: ¿Cooperación o conflicto? – Cooperación para prevenir catástrofes naturales. Teniendo en cuenta la actual crisis energética y de alimentos mundial; la escasez de recursos naturales y minerales; teniendo en cuenta la existencia de recursos genéticos de gran valor y de posible explotación científica y comercial; considerando que las posibilidades de exploración, explotación y uso de los recursos naturales, minerales y genéticos en la Antártida se encuentran restringidos y que solo es válido el uso científico de los mismos; teniendo en cuenta que recién en 2050 se revisarán los protocolos adicionales, los Estados partes del cuadrante sudamericano tenderán a aumentar las instancias de cooperación, a fin de maximizar las posibilidades de uso de los recursos que los Protocolos permiten, como así también para mejorar la información, políticas y posiciones de cada Estado, cooperando para superar la brecha tecnológica y evitando así los potenciales conflictos y la seguridad hemisférica. En el último tiempo se han experimentado cambios a nivel mundial que repercuten de una u otra forma en la Antártida. Tenemos una demanda creciente de fuentes de energía, una población creciente que demanda cada vez más alimentos y de agua potable, y catástrofes naturales que el cambio climático causa en todas partes del mundo, etc. La creciente demanda de energía a nivel mundial es una de las principales fuentes de conflicto futuro, no solo para quienes producen energía con recursos no renovables, sino también para quienes la consumen y no tienen todavía una forma alternativa y rentable para suplantarlo. Por ejemplo, Argentina cuenta con yacimientos hidrocarburíferos de gran importancia, aunque a nivel mundial no representan reservas significativas, con lo cual “Argentina se quedaría sin disponibilidad de hidrocarburos antes que los países desarrollados y, con la demanda mundial creciente, se le dificultaría el acceso”64, además sin energía no hay inversiones, por lo tanto tampoco habría industrias, etc. Esto también podría ser un problema para Chile y los demás países sudamericanos. Este ejemplo es útil para ilustrar la importancia en el descubrimiento y explotación de nuevos yacimientos. La zona austral (cuenca Magallánica e Islas Malvinas) y la Antártida en sí presentan una riqueza importante en lo que se refiere a yacimientos de gas, petróleo y nódulos polimetálicos que aún no han sido explotados para uso comercial, con lo cual el valor estratégico de estas zonas está en constante aumento.

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Como si los yacimientos explorados e inexplorados fueran poco, la pesca en el océano austral es vital para la producción de alimentos a nivel mundial y los glaciares podrían ser fuentes potenciales de energía y de agua potable. Hay que tener en cuenta que en la Antártida no solo el agua y los yacimientos minerales cobran relevancia, sino que también se pueden encontrar recursos genéticos de vital importancia para diferentes industrias, lo cual genera presiones en el plano político y en el plano ecológico, en especial por empresas privadas que desean explotar este recurso. No debemos olvidar que el cuadrante sudamericano tiene un valor especial: tiene una de las mayores concentraciones de krill del continente. Si bien en Argentina su consumo no es masivo, Chile e Inglaterra sí lo hacen y Rusia tiene un interés especial en este recurso, ya que es reconocida la importancia calórica y energética de este producto. Si bien la situación jurídica planteada por el Tratado Antártico suspende los reclamos de soberanía, los Estados no solo siguen llevando a cabo actos de soberanía sino que el Tratado Antártico y sus protocolos adicionales, al no tener un órgano superior de carácter coercitivo, depende solamente de la voluntad de los Estados de querer obligarse por el Sistema Antártico. Si bien el Tratado Antártico lleva en vigor cincuenta años, con el panorama actual es fácil imaginar acciones unilaterales por parte de algunos Estados que necesiten de forma vital alguno de estos recursos. Esto puede suponer una eventual situación de conflicto en el caso de no encontrarse una rápida solución para la escasez de recursos naturales y energéticos a nivel mundial, sumado al constante crecimiento demográfico. Es decir, la falta de agua, alimentos, energía llevarían a la necesidad de explotación de las reservas mundiales, como en caso de la Antártida, donde estos recursos se ubican tanto en el subsuelo, como en el suelo y lecho marino, cercados por los reclamos de cada uno de los Estados. Incluso los glaciares son de gran importancia, no solo por ser reservas de agua, sino por el potencial energético que tienen, siendo uno de los grandes perjudicados por el cambio climático. Actualmente esta zona del planeta se está calentando de forma muy rápida, lo cual lleva a cambios fundamentales en todo el ecosistema antártico, ya que es uno de los lugares más sensibles del planeta65. Siguiendo con el ejemplo del cambio climático, para lograr una solución efectiva es necesaria la cooperación internacional a fin de evitar que sigan acumulándose los problemas que afectan a todo el mundo. Las grandes catástrofes que están teniendo lugar durante los últimos años están directamente relacionadas con el cambio climático, lo cual también lleva a otros “desastres”: problemas ambientales, económicos, humanos, 49

sociales, éticos y políticos, de salud, de equidad y de justicia, además de la relación entre países desarrollados y en desarrollo66. Son problemas que no afectan solamente a los actores del cuadrante sudamericano o de la sociedad antártica, sino que afectan de forma global a todos los países. Estas crisis llevaron a que los Estados se unan en proyectos científicos para evitar o prevenir las catástrofes naturales, en lugar de ignorarlas o establecer conflictos abiertos. No debemos olvidar que muchos países, entre ellos Argentina y Chile, tienen climas que dependen, en parte, de las corrientes meteorológicas antárticas, con lo cual, cualquier acción conjunta es beneficiosa y deseable para ambos Estados. Incluso las Islas Malvinas y demás Islas del atlántico sur caen dentro de esta área, con lo cual estaríamos sumando al Reino Unido y sus dependencias a lo que podría ser una instancia de cooperación científica con los países sudamericanos. La necesidad de algunos recursos en los próximos años podría llevar a que los Estados violasen el Tratado, lo que llevaría a que se presentase un conflicto entre los actores del Cuadrante Sudamericano. En este caso, no debemos olvidar que podría verse afectada la seguridad hemisférica, dado a que no sólo dos países con problemas limítrofes históricos como Chile y Argentina están involucrados, sino que Estados Unidos también puede participar del mismo ya que, si bien no reconoce los reclamos, no solo se reserva el derecho a hacerlos sino que también es un gran demandante de recursos naturales, en especial de yacimientos mineros y de fuentes de energía. Es decir, podría darse una situación de posible conflicto en el cono sur del continente americano, no solo por la existencia de soberanías americanas superpuestas (Chile y Argentina) sino también por la existencia de un Estado extra-hemisférico que reclama su porción de soberanía y que también presenta una relación conflictiva con uno de los actores en cuanto a la soberanía sobre un territorio: estamos hablando del Reino Unido y Argentina por las Islas Malvinas y que, además, reclama una porción que se superpone parcialmente con Argentina y de forma total con el reclamo chileno. No debemos olvidar que también existen intereses de Estados Unidos, quien también tiene la capacidad de emprender acciones unilaterales. Cabría preguntarse cuál sería la reacción de Estados Unidos en caso de una acción unilateral de Gran Bretaña: ¿defendería a los Estados del Cono Sur (defendiendo el Tratado Antártico y la zona de seguridad americana) o seguiría a su par británico con acciones similares? Este no es un dato menor ya que, teniendo en cuenta que Estados Unidos no reconoce ningún reclamo de soberanía en la Antártida, tiene grandes bases científicas trabajando para conocer más sobre la existencia de 50

recursos minerales en el continente y que cuenta con los recursos para explotarlos, podría suceder que realizara un acto unilateral para apropiarse de los mismos. En este planteo, la posesión, el control, el acceso y la explotación de los recursos es primordial y la soberanía sobre los mismos se vuele esencial. Los recursos naturales y minerales se vuelven, en el contexto mundial actual de creciente escasez y demanda, recursos de poder sumamente importantes. Además del control sobre estos recursos, se suma la importancia del control sobre zonas económicas exclusivas y áreas militares de potencial estratégico. Además de las extensiones territoriales que los Estados reclaman como parte integrante de sus respectivos países, están en juego espacios estratégicos como el Pasaje de Drake, el control aéreo de vuelos transpolares, zonas navegables de importancia militar y comercial, el tráfico de personas (cabe destacar la importancia que el turismo antártico tiene hoy en día), etc. Es decir, se plantean dos situaciones latentes: la del conflicto por explotación y uso de los recursos naturales de forma individual de cada Estado (lo cual violaría el Sistema Antártico), como también la situación de cooperación (actualmente vigente) entre Estados, en especial para el uso científico, como así también en cooperación tecnológica y uso pacífico del suelo antártico, a fin de aumentar los conocimientos que se tienen sobre el área en cuestión y aprovechar mejor los recursos en un futuro no muy lejano. Es importante destacar que, si bien los adelantos tecnológicos han permitido un mayor conocimiento de la Antártida en todos sus aspectos, aún el continente presenta un clima que hace difícil la vida humana de forma permanente, como así también las distancias, aprovisionamiento y demás usos son realmente difíciles de llevar a cabo en solitario y de costos muy altos, por lo que se prefiere el accionar conjunto entre países, en especial para las investigaciones científicas, ya que los costos de cualquier operación en la Antártida son muy altos y se requiere mucho esfuerzo e inversión, que no todos los países pueden afrontar en solitario. Es decir, estamos planteando un panorama de cooperación para los próximos años, dadas las características de vida en la Antártida, los costos y la necesidad de aunar esfuerzos para prevenir que continúe el cambio climático y el deterioro de especies y recursos que serían vitales para toda la humanidad, no solo para los Estados que reclaman porciones de territorio. La cooperación entre países desarrollados y países en vías de desarrollo para el uso de las nuevas tecnologías aplicadas para la preservación del medio y la prevención de catástrofe, por ejemplo, se vuelve vital, ya que estas catástrofes traen aparejado un complejo grupo de crisis mutuamente relacionadas (ambientales, económicas, humanas, 51

sociales, éticas, políticas) que afectan a ambos grupos de países 67. Cabría esperar que estos Estados cooperaran en suelo antártico para prevenir estos sucesos que afectan no solo a los Estados que reclaman territorios, sino a toda la Comunidad Internacional. Debería darse, para un adecuado uso de los recursos, una transferencia tecnológica si no se quiere que las potencias o Estados con intereses comerciales o mayor grado de desarrollo tecnológico y recursos ejerzan presión para la explotación del área en beneficio propio, como así también para evitar un perjuicio por parte de las actividades de los Estados que cuenten con tecnología precaria y que pudiera dañar al medio antártico. Tanto Chile como Argentina se verían favorecidos si se establecieran lazos cooperativos con el Reino Unido en la investigación científica, como así también Inglaterra se vería favorecida por la cercanía de Chile y Argentina para cuestiones logísticas y frente a cualquier situación de emergencia. Incluso los tres tienen mucha experiencia en cuestiones antárticas que, sumándolas, podrían dar grandes beneficios a estos tres actores y al resto de la comunidad internacional. Cabría de esperar que esta cooperación internacional (tanto científica con miras al futuro como para la prevención de catástrofes a nivel mundial) ayudara a mejorar las relaciones diplomáticas entre los tres Estados. Incluso, Chile y Argentina podrían continuar liderando en el Cono Sur en materia antártica, a la vez que podrían guiar a los demás Estados latinoamericanos en sus políticas antárticas, aunando recursos para la promoción científica y la protección medioambiental del continente antártico. Si bien la situación de conflicto por la explotación de los recursos estaría latente, se podría esperar que, si los Estados violasen el Tratado Antártico o si no se respetan los Protocolos de protección al medio ambiente, no existirán recursos por los cuales enfrentarse. Por eso, cabría esperar que los Estados que tienen interés y realizan actividades en la Antártida cooperasen a fin de evitar que la situación medioambiental empeore, como así también para conseguir, llegado el caso, un uso sustentable de los recursos antárticos, por medio de nuevos Protocolos, transferencia de tecnología y cooperación científica, política y económica.

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Conclusión Mientras el artículo 4º del Tratado Antártico continúe congelando los reclamos de soberanía y los Estados respeten lo dispuesto por éste y los demás documentos que conforman el Sistema del Tratado Antártico, podríamos decir que la cooperación estaría garantizada en el suelo antártico. Los escenarios cooperativos aquí desarrollados plantean tres situaciones: la necesidad de continuar investigando a fin de desarrollar mejores medios tecnológicos para la vida y el uso de los recursos antárticos, como así también para conocer éstos con mayor profundidad; la necesidad de terminar con las disputas internacionales acerca de quién debe controlar los recursos antárticos, teniendo en cuenta que el Sistema del Tratado Antártico está abierto a toda la Comunidad Internacional y que viene funcionando con eficacia desde hace cincuenta años; y, por último, la cuestión de la escasez de recursos y el potencial conflicto, frente a la creciente problemática del cambio climático y la necesidad de cooperar para detener (o al menos reducir y prevenir) las catástrofes mundiales. Si bien las situaciones de potencial conflicto podrían enumerarse a la par de las de cooperación, se prefiere destacar esta última opción, ya que durante cincuenta años el Tratado Antártico logró evitar el conflicto, incluso en momentos cuando los Estados del Cuadrante Sudamericano experimentaban niveles muy bajos de relaciones o conflictos entre ellos en el Atlántico sur, que bien podrían haber derivado en la Antártida. En el contexto actual de escasez de recursos y de cambio climático, la cuestión de la soberanía efectiva sobre un territorio se vuelve primordial, pero la necesidad de cooperar para evitar las catástrofes mundiales y la necesidad de conservar los recursos para las futuras generaciones se vuelve casi vital para los Estados, en especial para aquellos que, como Argentina y Chile, no cuentan con los medios tecnológicos ni financieros para paliar estas cuestiones. Cabría de esperar, entonces, que los Estados parte del Cuadrante Sudamericano formulen diferentes instancias cooperativas, ya sean éstas de forma prolongada en el tiempo, coyunturales o sobre cuestiones particulares que no solo beneficies a cada uno de sus Estados según sus políticas antárticas, sino que encuentren un beneficio, así sea mínimo y residual, para toda la Comunidad Internacional.

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Notas

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El “Sistema del Tratado” comprende un conjunto de normas compuesto por el Tratado Antártico y una serie de Convenciones y recomendaciones específicos que se han venido adoptando desde que el Tratado Antártico entró en vigor, a fin de resolver diversos aspectos atinentes a la cooperación en la Antártida y a la protección del medio ambiente, incluidos sus recursos. 2 Algunos Estados realizaron reclamos previo a la firma del Tratado, los cuales quedaron congelados en virtud de éste. Posteriormente, algunos Estados manifestaron la intención de realizar reclamos cuando lo creyeran conveniente. Igualmente, el Tratado Antártico no toma en cuenta reclamos ni actos en contrario por parte de otros Estados. 3 El Tratado General de Límites (Tratado Irigoyen – Echeverría) no incluye la Antártida, sino que delimita hasta el Cabo de Hornos. 4 Genest Eugenio, “Antártida Sudamericana. Aportes para su comprensión”, Dirección Nacional del Antártico – Instituto Antártico Argentino, publicación nº 28, Buenos Aires, 2001. 5 Idem. 6 Idem. 7 Idem. 8 Idem. 9 Tapia Figueroa Claudio, “De lo científico a lo jurídico: Chile y Argentina en el Tratado Antártico de 1959”, en www.caei.com.ar 10 Genest Eugenio, “Antártida Sudamericana. Aportes para su comprensión”, Dirección Nacional del Antártico – Instituto Antártico Argentino, publicación nº 28, Buenos Aires, 2001. 11 Idem. 12 Idem. 13 Idem. 14 Pinochet de la Barra Oscar, “La Antártida Chilena”, Ediciones Andrés Bello, Santiago de Chile, 1976 15 Rebagliati Orlando, “La Antártida. Reseña de su situación jurídica y política internacional”, Ediciones Dunken, Buenos Aires, 1996 16 Idem. 17 Idem. 18 Fraga Jorge, “La Antártida. Reserva Ecológica. Al cumplir 30 años de su Tratado”, Instituto de publicaciones navales, Buenos Aires, 1992 19 Quadri Ricardo, “La Antártida en la política internacional”, Ediciones Pleamar, Buenos Aires, 1986 20 Rebagliati Orlando, “La Antártida. Reseña de su situación jurídica y política internacional”, Ediciones Dunken, Buenos Aires, 1996 21 Otegui Jose Maria, “Protección del Medio Ambiente en la Antártida. Protocolo de Madrid”, en Estrada Oyuela y Zeballos de Sisto, “Evolución reciente del derecho ambiental internacional”, Editorial AZ, Buenos Aires, 1993 22 “El Reino Unido y la Antártida” – Foreign & Commonwealth office, 1998 23 Pinochet de la Barra Oscar, “La Antártida Chilena”, Ediciones Andrés Bello, Santiago de Chile, 1976 24 Casellas Alberto, “Antártida, un malabarismo político”, Instituto de Publicaciones Navales, Buenos Aires, 1981 25 Idem. 26 Beck Peter, “El Reino Unido y la Antártida en la década de 1980” en Moneta Carlos, “La Antártida en el sistema Internacional del futuro”, Ediciones GEL, Buenos Aires, 1989 27 Mercado Jarrin Edgardo, “Conflictos potenciales en la Antártida. Los intereses del Perú”, en Moneta Carlos, “La Antártida en el sistema Internacional del futuro”, Ediciones GEL, Buenos Aires, 1989 28 “El Reino Unido y la Antártida” – Foreign & Commonwealth office, 1998 29 Quadri Ricardo, “La Antártida en la política internacional”, Ediciones Pleamar, Buenos Aires, 1986 30 Utis Possidetis Jure: (del latín, "como poseías de acuerdo al derecho, poseerás") es un principio de derecho internacional según el cual los beligerantes conservan el territorio poseído al final de un conflicto, salvo que se disponga otra cosa por un tratado. En la América española se aplicó a los territorios que eran integrantes del virreinato, capitanía general o audiencia y luego pasaron a ser Estados independientes. Entre Argentina y Chile se utilizó para dirimir el conflicto limítrofe de 1881. 31 Fraga Jorge, “La Antártida. Reserva Ecológica. Al cumplir 30 años de su Tratado”, Instituto de publicaciones navales, Buenos Aires, 1992 32 Capdevila Ricardo y Comerci Santiago, “Argentina en la Antártida 1943 – 1955”, 11º Congreso Nacional y Regional de Historia Argentina, Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, 2001

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Beck Peter, “El Reino Unido y la Antártida en la década de 1980” en Moneta Carlos, “La Antártida en el sistema Internacional del futuro”, Ediciones GEL, Buenos Aires, 1989 34

Colacrai Miryam, “La Dimensión Subnacional y las Demandas de Mayor Protagonismo

Fueguino en la Política y el Quehacer Antártico” en Boletín ISIAE, año 7, numero 28, marzo 2004 35 Pinochet de la Barra Oscar, “La Antártida Chilena”, Ediciones Andrés Bello, Santiago de Chile, 1976 36 Idem. 37 Idem. 38 Idem. 39 Idem. 40 Idem. 41 Tratado entre la república de Chile y la república de Argentina sobre medio ambiente, Buenos Aires, 2 de agosto de 1991 42 Tapia Figueroa Claudio, “De lo científico a lo jurídico: Chile y Argentina en el Tratado Antártico de 1959”, en www.caei.com.ar 43 Navarro Pablo, “Los turistas internacionales como sujetos de las políticas turísticas y exterior”, Documento de Trabajo del IDICSO (sdti 044), Buenos Aires, 2007 44 Guyer Roberto, “Antártida Argentina”, en “Política Internacional Argentina”, Biblioteca Tiempo Vivo nº 2, Dirección de publicaciones del Círculo Militar, Buenos Aires, 1966 45 Rebagliati Orlando, “La Antártida. Reseña de su situación jurídica y política internacional”, Ediciones Dunken, Buenos Aires, 1996 46 Asimetría de poder definida como los recursos tácticos, económicos, conocimiento, capacidad de ejercer presión y conferir recompensas, capacidad de movilización de los recursos por parte de un actor para obtener resultados satisfactorios. (Dupont y Faure – “The Negotiation Process” en Kremenyuk - “International negotiation, analysis, approaches, issues”, Ed Jossey – Bass, 2002). Poder, entendido como “la habilidad de un actor para conseguir que otros hagan algo que de otro modo no harían (y a un costo aceptable para el actor que promueve la acción). El poder también puede concebirse en términos de control sobre los resultados” – (“Poder e Interdependencia” - Keohane y Nye, Editorial GEL, Buenos Aires, 1998. Capítulo 1.) 47 Casellas Alberto, “Antártida, un malabarismo político”, Instituto de Publicaciones Navales, Buenos Aires, 1981 48 Auburn F. M., “Los recursos en los océanos australes y los Estados Unidos” en Moneta Carlos, “La Antártida en el sistema Internacional del futuro”, Ediciones GEL, Buenos Aires, 1989 49 Quadri Ricardo, “La Antártida en la política internacional”, Ediciones Pleamar, Buenos Aires, 1986 50 Ribeiro de Bakker, “Los problemas de la Antártida y la posición de Brasil” en Moneta Carlos, “La Antártida en el sistema Internacional del futuro”, Ediciones GEL, Buenos Aires, 1989 51 Casellas Alberto, “Antártida, un malabarismo político”, Instituto de Publicaciones Navales, Buenos Aires, 1981 52 Ribeiro de Bakker, “Los problemas de la Antártida y la posición de Brasil” en Moneta Carlos, “La Antártida en el sistema Internacional del futuro”, Ediciones GEL, Buenos Aires, 1989 53 Idem. 54 Mercado Jarrin Edgardo, “Conflictos potenciales en la Antártida. Los intereses del Perú”, en Moneta Carlos, “La Antártida en el sistema Internacional del futuro”, Ediciones GEL, Buenos Aires, 1989 55 “El Ecuador y la Antártida” – Ministerio de Relaciones Exteriores de Ecuador, en www.mmrree.gov.ec 56 Quadri Ricardo, “La Antártida en la política internacional”, Ediciones Pleamar, Buenos Aires, 1986 57 Colacrai de Trevisan, “La cuestión del medio ambiente antártico: posiciones extremas desde fuera del sistema antártico (el grupo ecologista Greenpeace)” en Moneta Carlos, “La Antártida en el sistema Internacional del futuro”, Ediciones GEL, Buenos Aires, 1989 58 Fraga Jorge, “La Antártida. Reserva Ecológica. Al cumplir 30 años de su Tratado”, Instituto de publicaciones navales, Buenos Aires, 1992 59 Armas Pfirter Frida, “La soberanía y los recursos pesqueros compartidos”, en “La soberanía en las Relaciones Internacionales”, CARI, Buenos Aires, 1993 60 Travieso Juan, “La soberanía en sectores polares, Antártida, espacio exterior y fondos marinos y oceánicos, fuera de la jurisdicción nacional”, en “La soberanía en las Relaciones Internacionales”, CARI, 1993 61 Moneta Carlos, “La Antártida y el Atlántico sur en el sistema internacional: percepciones, intereses y posibilidades de conflicto y cooperación” en Moneta Carlos, “La Antártida en el Sistema Interacional del futuro”, Ediciones GEL, Buenos Aires, 1989

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“Guide to the Preparation of Management Plans for Antarctic Specially Protected Areas “ en “CEP handbook: The environmental protocol”, en www.ats.aq 63 Beck Peter, “El Reino Unido y la Antártida en la década de 1980” en Moneta Carlos, “La Antártida en el sistema Internacional del futuro”, Ediciones GEL, Buenos Aires, 1989 64 De Dicco, “Estudio sobre el agotamiento de las reservas hidrocarburíferas de Argentina. Período 1980-2005”, Documento de Trabajo del IDICSO (Sdti 038), Buenos Aires, Marzo del 2006 65 Iaato Science News Sheet. Issue 2. Febrero 2008 66 Dobles Roberto, “El deshielo: un tema candente” en “Nuestro Planeta”, revista del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), mayo 2007 67

Idem

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