¿ES VIABLE EN CHIAPAS UNA ECONOMÍA VERDE?

August 21, 2017 | Autor: F. Álvarez Simán | Categoría: Chiapas, Economia Verde
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¿ES VIABLE EN CHIAPAS UNA ECONOMÍA VERDE?

A Manuel Velasco Coello primer candidato ecologista a gobernador del estado de Chiapas

Fernando Álvarez Simán*

Garrett Hardin un profesor de ecología que durante su vida académica se caracterizó por sus investigaciones sobre la superpoblación y sus efectos sobre el ser humano y el planeta mismo, alcanza el reconocimiento académico aunque no exento de polémica con la publicación en 1968 de un ensayo que tituló "The Tragedy of Commons" o "La Tragedia de los Comunes".

El ensayo desde su aparición levantó polémica, pero su tesis alentó el debate en diversas ciencias, como por ejemplo la economía, la sicología y la sociología. En el ensayo Hardin básicamente supone que existe un área de pastoreo de propiedad común donde pasta el ganado de varios campesinos; estos propietarios de manera racional buscan aumentar la riqueza individual, por ello harán lo posible por ampliar su rebaño y lo hará uno por uno, pero la cantidad de la tierra seguiría siendo la misma, por lo que cada cabeza de ganado añadida disminuirá paulatinamente la cantidad de tierra disponible y la calidad de ella.

Hardin sostiene que con este escenario lo que a la larga sucede es que al ser la tierra propiedad común, nadie es responsable de ella por lo que al aumentar el tamaño del rebaño por decisiones racionales e individuales esto prácticamente se convertirá a la larga en un escenario catastrófico para la comuna, porque no habrá suficiente pasto para alimentar a las vacas y eso, también todos los campesinos lo saben y están conscientes que sucederá. Entonces lo que al principio es benéfico para cada uno, a la larga es contraproducente para el medio de vida colectivo y para el individual.

Más allá de algunas de las conclusiones del ensayo que se refieren a cancelar nuestra "libertad de reproducción", léase de control natal; Hardin hace énfasis en la tendencia mundial hacia la sobreexplotación de los recursos naturales que no son propiedad de nadie, como el agua, los bosques, el subsuelo, entre otros recursos lo que tarde o temprano le pasará la factura a la humanidad entera debido al abuso colectivo e irracional del recurso. Sin embargo su tesis fue de inmediato cuestionada entre otras cosas porque no consideraba la posibilidad de que los campesinos se pusieran de acuerdo y sobre todo porque se le acusaba como una tesis promotora de los beneficios de la propiedad privada.

También porque los fantasmas de un apocalipsis maltusiano donde escasean los alimentos y aumenta exponencialmente la población parecían acabar de disiparse por el trabajo curiosamente en México del agrónomo Norman Borlaug, padre de la denominada "Revolución Verde" quien con sus investigaciones en granos básicos logró mejorar la resistencia del trigo, arroz y el maíz a las plagas, logró también incrementar la producción entre dos y cinco veces más que con las técnicas hasta entonces tradicionales y después transfirió la tecnología sobre todo a los países en vías de desarrollo como la India y Filipinas ahuyentando de manera temporal el espectro de las hambrunas.

Como sea el avance que la humanidad logró con el trabajo de estos dos personajes transcendentales no está a discusión, como tampoco lo está que la humanidad sigue creciendo en población de manera exponencial, por lo que comienzan a plantearse nuevos escenarios donde incluso se cuestiona la viabilidad de nuestra especie sobre la faz de la tierra, estos escenarios van desde el cambio climático, la escasez de los recursos hídricos, la falta de alimentos y el evidente agotamiento del motor económico mundial, el petróleo. El problema es que cada uno de estos escenarios es posible pueda sucedernos en cualquier momento en el futuro.

Algunos datos ilustran esta posibilidad, por ejemplo quizá la primera alarma contemporánea de crisis ambiental se dio la primer semana de diciembre de 1952 en la Ciudad de Londres; la "Great Smog" o polución ambiental de un invierno londinense particularmente frío provocó la muerte de 12 mil londinenses, cuando la población quemó más carbón del usual para soportar las bajas temperaturas. Un claro fenómeno de efecto invernadero; desde entonces la ciudad de Londres es pionera en medidas ambientales y en áreas verdes. Pero hoy a la par de que el mundo experimenta una crisis económica sin precedente, también una crisis alimentaria ya de tintes globales, el porcentaje mundial promedio anual del crecimiento poblacional es de 80 millones de personas, casi la población total para fundar un país cada año como Alemania o Egipto. A ese ritmo el mundo necesitará en el 2070 producir 70 % más de alimentos que los que produce actualmente.

Hoy este incremento poblacional ha transformado el 43 % de la superficie terrestre de nuestro planeta en áreas urbanas y agrícolas socavando las áreas boscosas y naturales; incluso si nos miráramos como la especie terrestre que se encuentra en lo más alto de la cadena alimentaria; limitamos el acceso de otras especies a los recursos naturales, puesto que controlamos el 40 % de la producción primaria mundial.

Evidentemente que como nos recuerda el ensayo de Hardin, nuestras decisiones individuales, que después se convierten en colectivas crean un impacto sobre nuestro planeta que tarde o temprano lo resentirá. Pero hoy la ciencia ha pasado de alertar sobre la inminencia de una reacción global planetaria a los efectos de nuestras acciones, a estudiarlos más a fondo, a anunciar sobre el impacto de nuestra huella ecológica, hasta convocar a adaptarse al inminente cambio climático. Entre las medidas que puedan tomarse se encuentran reducir la tasa de crecimiento anual de la población, reducir también los niveles de consumo global, comenzar a utilizar las fuentes renovables de energía y aumentar la producción de alimentos.

Por eso es válido preguntarse ¿qué ha hecho el mundo después en materia ecológica y productiva después de los aportes de Hardin y de Borlaug? En materia global por ejemplo Naciones Unidas celebra desde hace 40 años el día mundial del medio ambiente, con la idea central de estimular la conciencia de los gobiernos sobre el medio ambiente para que ellos sean los que encabecen las políticas públicas y para que la propia gente sean los agentes del cambio apoyando un desarrollo justo y sostenible. Otro paso más fue la Cumbre de la Tierra, realizada en Río de Janeiro, Brasil en el año de 1992, en esta cumbre participaron 178 países los que por primera vez hacen suyo el concepto de desarrollo sostenible.

Para 1997 se logra realizar los primeros pasos para disminuir el cambio climático de tipo antropogénico (provocado por el hombre) con el denominado Protocolo de Kioto. La idea era que tomando los niveles de las emisiones contaminantes de 1990, los gobiernos firmantes redujeran sus emisiones en por lo menos un cinco por ciento entre el 2008 y el 2012. Esto porque está previsto que con las condiciones actuales de desarrollo la temperatura media del planeta aumente entre 1.5 y 6 grados Celsius antes del año 2100. Por lo que evidentemente estos cambios además de crear cambios dramáticos en el ecosistema terrestre, lograrán repercutir también en la economía mundial. Salvo el inconveniente que ha significado el que los Estados Unidos no ratificó el acuerdo siendo el mayor consumidor de combustibles fósiles con apenas el 4 por ciento de la población mundial.

Evidentemente que el mundo debe de seguir avanzando para dejar atrás el consumo de combustibles fósiles, pero también abordar de manera conjunta tres prioridades esenciales, primero tener procesos de producción de comida sostenibles, también garantizar el acceso a la alimentación a una población urbana y rural creciente y proteger el medio ambiente. El consenso universal es hacer más verde la economía, el grano de arena individual es el principio del éxito colectivo. Por eso cabría preguntarse ¿Seria la economía verde aplicable al estado de Chiapas?

Para comprenderla debe partirse primero de asumir que Chiapas tiene límites para su crecimiento porque nuestros recursos naturales son finitos, y que hoy ya tenemos problemas ambientales críticos. Para los estudiosos de esta rama de la ciencia económica; en muchas regiones del estado estamos al límite en el uso de los recursos porque para crecer y ofrecer sustento digno a todos en las condiciones actuales, será difícil sin socavar los medios a nuestro alcance. Por eso con la economía verde buscamos la gestión correcta de la sustentabilidad, es decir la manera como las personas viven dignamente sin atentar contra los recursos naturales que debe de disfrutar la siguiente generación. El Estado cuenta con una población de 4 millones 797 mil habitantes (2millones 352 mil hombres y 2 millones 443 mil mujeres), con una tasa de crecimiento media anual 2.2 de acuerdo, la población menor de 15 años corresponde al 28.9 % o sea la tercera parte de la población total. El 51.3 % de la población vive en localidades menores de 2,500 habitantes y el número de localidades es de 20 mil 47 de acuerdo con el censo del INEGI 2010. Del total de la población económicamente activa (PEA) en el 2010, el 43.6% está en el sector servicios, 40.3% en el agropecuario y 13.8% en el industrial; la tasa de ocupación en el sector informal es del 20.6%, de los cuales el 38.6% corresponde a mujeres. En ese sentido el 40.3 % del empleo está relacionado con las actividades agropecuarias, también estas actividades ocupan el 64 % de la tierra. La clave es elevar la productividad a través de asistencia técnica, competitividad, reducir los desperdicios con innovación y buenas prácticas, además del apoyo financiero y logístico para el acceso a nuevos mercados de productos y suministros, tomando en cuenta patrones climáticos que estarán cambiando y la aparición de nuevas plagas.

La economía verde como modelo de desarrollo local en Chiapas puede dar como resultado mejoras en el bienestar, desarrollo humano y la equidad social, reduciendo al mismo tiempo los riesgos ambientales.

El manejo eficiente de los recursos ambientales en Chiapas puede ser la puerta futura a oportunidades económicas, principalmente agropecuarias y turísticas importantes siempre y cuando el modelo incida en el bajo uso de combustibles fósiles y claro está, sea socialmente incluyente. Hoy los procesos productivos impulsados por el gobierno, sumando a las instituciones de educación superior e investigación deben plantear a la sociedad un esquema de ganar-ganar sin que a la larga se socaven los recursos naturales como Hardin lo plateó en su famoso ensayo y como en muchos viene sucediendo. Esta será una tarea integral para el nuevo gobierno que instrumente un modelo de desarrollo sustentable.

* Profesor-Investigador. Universidad Autónoma de Chiapas






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