Es que somos muy pobres.

Mujeres Que Saben Latín
Es que somos muy pobres
Por Estela Casados González

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política en Desarrollo Social
(Coneval) despidió el mes de julio presentando los resultados de la
medición de la pobreza 2012 y poniéndole números a aquello que nuestro
bolsillo presentía.
De 52.8 millones de pobres en 2010, encontramos que en 2012 se
contabilizaron 53.3 millones de pobres en el país.
Dice el Coneval que "la población en pobreza es la que tiene al menos una
carencia social y percibe un ingreso inferior a la línea de bienestar, cuyo
valor equivale al costo de las canastas alimentaria y no alimentaria
juntas."
En Veracruz el 52.6% de la población está en situación de pobreza, el 56.6%
de las y los veracruzanos tienen un ingreso inferior a la línea de
bienestar y el 83.2% tiene al menos una carencia social. Así mero estamos.
Esta información ha generado un sinnúmero de comentarios e indignación. Más
de la mitad de las y los habitantes de nuestra entidad carece de las
condiciones mínimas que les permitan tener una vida digna. La sobrevivencia
cotidiana se convierte en misión imposible.
Desde que escuché estos datos no dejo de preguntarme qué calidad de vida
tienen las veracruzanas sin acceso a oportunidades laborales, educación,
salud y comida. ¿En qué condiciones están las mujeres y las niñas que viven
por debajo de la línea de la pobreza?
La primera década del siglo XXI nos mostró un proceso por demás interesante
a favor de las veracruzanas: se creó el Instituto Veracruzano de las
Mujeres, se emitió la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de
Violencia y la Ley de Igualdad entre Mujeres y Hombres; asimismo, en 2011
se tipificó el delito de Feminicidio, siendo nuestro estado uno de los
primeros de la república en hacerlo.
Vuelvo la mirada a las mujeres y niñas pobres de Veracruz y me pregunto si
tienen las condiciones mínimas que les permitan aprovechar de manera
eficiente este importante avance legislativo.
Si bien es cierto que el acceso a la justicia es materia pendiente para
prácticamente el total de la población de este país, también es verdad que
resulta insultante para los y las mexicanas más pobres poder acceder a la
justicia para defender sus derechos humanos y ciudadanos.
La denuncia de una hija desaparecida, de un feminicidio, de la trata de
niñas, jóvenes y mujeres que nutren la redes de pornografía infantil y de
trabajo sexual, resulta una aventura aterradora para aquellas personas que
ni siquiera saben que pueden denunciar estos delitos, que no saben leer, no
hablan español, o que no saben que existen agencias especializadas para la
atención de estas denuncias.
La pobreza en la que se encuentra sumergida más del 52% de la población de
la entidad la vuelva aún más desprotegida y vulnerable. La cifras que nos
proporciona el Coneval nos hacen ver que no son suficientes ni eficientes
los programas contra el hambre o de lucha contra la pobreza.
Se encienden focos rojos al comprender que una legislación con perspectiva
de género no es de mucha ayuda si la población más pobre no tiene cubiertas
sus necesidades básicas. En condiciones de extrema pobreza es más
importante para una jefa de familia conseguir la única comida que sus hijos
harán ese día que hacer valer sus derechos como ciudadana.
Pareciera, tal como nos dice Rulfo en su cuento Es que somos muy pobres,
"aquí todo va de mal en peor"…