¿Es posible sostener un discurso de verdad universal que no suprima la diferencia y la libertad? En ese sentido, ¿Se podría aludir a un “desarrollo” uniforme para la humanidad?

September 28, 2017 | Autor: D. Herrera Salazar | Categoría: Languages and Linguistics, Human Development, Theories Of Truth
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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ
ESTUDIOS GENERALES LETRAS

TRABAJO INDIVIDUAL


Título: ¿ES POSIBLE SOSTENER UN DISCURSO DE VERDAD UNIVERSAL QUE NO SUPRIMA LA DIFERENCIA Y LA LIBERTAD? EN ESE SENTIDO, ¿SE PODRIA ALUDIR A UN "DESARROLLO" UNIFORME PARA LA HUMANIDAD?

Nombre: Dámaris Fanny Herrera Salazar



Tipo de evaluación: Ensayo 4
Curso: Temas de Filosofía Contemporánea
Horario: 0831
Comisión: 1
Profesor: Pablo Quintanilla
Jefe de Práctica: Andrés Abugattas Escalante


SEMESTRE 2014-1
¿ES POSIBLE SOSTENER UN DISCURSO DE VERDAD UNIVERSAL QUE NO SUPRIMA LA DIFERENCIA Y LA LIBERTAD? EN ESE SENTIDO, ¿SE PODRIA ALUDIR A UN "DESARROLLO" UNIFORME PARA LA HUMANIDAD?

"Queremos mirar el mundo, pero también mirar críticamente nuestras dramáticas desigualdades y nuestra enriquecedora diversidad"

Hoy, como se ha dicho muchas veces, vivimos en un mundo cada vez más 'integrado'. En el marco de la llamada 'Globalización', el sistema económico capitalista mundial, la revolución tecnológica de las comunicaciones, tratados y convenios internacionales, las comunidades regionales; ha desencadenado un acercamiento como nunca antes visto de la humanidad y aparentemente acuerdos en común. No obstante ¿realmente podemos hablar de una 'integración mundial'? ¿es posible plantear una convergencia entre los intereses de los distintos países, y para ser más específicos, de la diversidad de culturas en el mundo? ¿o acaso este fenómeno 'integrador' se está imponiendo como una verdad universal para todos, sin importar las diferencias culturales y sus necesidades particulares?
Respecto a este cuestionamiento, si bien es cierto evidentemente nada inédito, se quiere esbozar una propuesta, no totalmente distinta a otras, pero que sí incorpora elementos y perspectivas nuevos, a propósito del planteamiento de las bases de una verdad universal, en tanto posible un modelo de 'desarrollo social' análogo para la población en conjunto. Para ello, el ensayo se dividirá en dos partes. La primera, se concibe desde los cimientos de la verdad, a favor de principios universales. Se analizará la discusión entre Rorty y Putnam, etnocentristas y universalistas, en vista de que el aspecto cultural, se percibe como incongruente con el modelo de desarrollo actual, y por ende, se pretende deslindar las contradicciones, y la resolución de las mismas, defendiendo la postura universal. A ella le añadiremos un matiz lingüístico, que considero imprescindible pues corresponde al enfoque contemporáneo del lenguaje, más allá de la simple enunciación de sonidos, sino como "sistema cognitivo que es parte de la estructura mental o psicológica del ser humano". Dada esta dualidad, nos ayudará a sostener que la existencia de principios universales, no nos lleva al relativismo, sino por el contrario, adquiere cientificidad. Asimismo dado que las comunidades y/o culturas se tornan en las protagonistas ante esta problemática, también asumiremos el lenguaje desde una perspectiva social. Una analogía entre las lenguas y dialectos, y la confusión en sus 'límites', y el presupuesto que no existen culturas totalmente distintas de las otras, sino que es posible encontrar características comunes, que los asume en un mismo espacio compartido.
Por consiguiente ante la posibilidad de una verdad universal, basada en mecanismos biológicos del lenguaje, me valdré de la postura de Amartya Sen, para amoldar el sistema de lenguaje al sistema social de los hombres, quienes logramos nuestra identidad en términos de nuestras semejanzas (propia cultura) y en oposición a otras. En conclusión, sostengo que es posible un discurso de verdad universal, y con ello un desarrollo uniforme para la humanidad, mientras sus bases yazcan en las facultades propias de la naturaleza del hombre, el lenguaje, la racionalidad, la agencia y el libre albedrío, al mismo tiempo que la propia identidad del hombre se configura a partir de la relación y oposición con culturas distintas a las suya, de ese modo la armonía entre los hombres se vuelve una realidad, pues el respeto a la diversidad y la libertad prevalece.

Es interesante volver a presentar la discusión entre Rorty y Putnam, pues en un ensayo anterior si bien es cierto mi hipótesis fue una convergencia entre ambos, etnocentrismo y universalidad, me sentí más atraída por la teoría etnocentrista, y ello se debe, además de mi interés hacia la preservación de las creencias y costumbres de las culturas tradicionales, a que la forma de universalidad de la verdad que planteaba Putnam, acerca de la primacía de las 'condiciones ideales', me parecía una forma de autoritarismo. En ese sentido, aún me lo sigue pareciendo, pero defiendo que es posible considerarlo, si se le otorga un carácter más falibilista.

En primer lugar, vale recordar que Putnam, según la verdad a partir de condiciones ideales, determina una especie de jerarquización de una comunidad idealizada que posee toda la evidencia posible respecto a las otras. Ello se concibe como una abstracción universal, ya que tanto esa comunidad como la evidencia, son solo conjeturas, y ni siquiera es posible asegurar de que esa máxima de ambas partes se cumplirá. En ese sentido, la verdad para Putnam, se impone eventualmente al ser y su comunidad epistémica, que puede ser entendido como la justificación de la realidad por encima de la sociedad, constituyéndose en sí misma.
En contraste, Rorty, en cuanto a su primer tipo de etnocentrismo, definido como "inevitable, deseable e inclusivo" (Quintanilla 2010:4) brinda aparentemente una perspectiva mucho más viable de la verdad, por la cual esta se volvería un hecho objetivo, aludiendo a la corriente pragmatista a la que ambos pertenecen. La justificación y la objetividad de la verdad puede ser visibilizada y delimitada, por el sistema de creencias particular de cada comunidad. Por consiguiente, la verdad no puede ser absoluta dado su carácter arbitrario acorde a la diversidad de creencias de distintas comunidades en el contexto actual.
Al respecto, en mi ensayo anterior, para ejemplificar la veracidad del postulado anterior, había retratado el caso de la teoría sobre la justicia distributiva y la teoría de los bienes, desde la filosofía del derecho. Michael Walzer sostiene que la dinámica de la distribución actual, corresponde a una multiplicidad de bienes que al mismo tiempo corresponde a una multiplicidad de procedimientos, agentes y criterios distributivos (Walzer 1993:17). Y este problema o cuestión pluralista se debe fundamentalmente a que los bienes adquieren valores distintos para su distribución, de acuerdo con el significado social que le un determinado grupo social, dada su historia y cultura. Por consiguiente, los principios de justicia son plurales en su forma, en tanto la estructura múltiple y compleja de su distribución, derivan de la comprensión de los bienes sociales mismos, que es producto inevitable del particularismo histórico y cultural (Walzer 1993:19). Aquí podemos realizar una analogía directa, donde los principios de la verdad son plurales en su forma, en tanto la estructura múltiple y compleja de las creencias justificadas, deviene de las distintas culturas del mundo, que deriva igualmente de la comprensión del carácter social del hombre, producto de su particularismo histórico y cultural. Y al igual que Walzer, en lugar de concluir que "la justicia es una construcción humana y es dudoso que pueda ser realizada de una sola manera" (p.19), la verdad, no puede ser única y universal.
No obstante, valernos de este ejemplo, sin obviamente prescindir que sus valores son concedidos por las creencias y categorizaciones de los sujetos pertenecientes a un grupo, aun así resulta un modelo exterior al ser humano, pues los bienes pertenecen a una lógica de mercado, correspondiente al modelo de desarrollo económico actual y todo constructo exterior recae en una apreciación subjetiva, porque tampoco es completamente igual para los habitantes, sino que es solo una aproximación, un común denominador o muchas veces impuestos por los grupos de poder, que son minoritarios. En ese sentido, Rorty al enfocarse en las creencias que devienen de los referentes de la realidad, para convertirse en construcciones mentales, y que por ende, dado los distintos entornos de cada cultura, las percepciones del mundo varíen, será imposible encontrar un punto de reflexión frente a un conjunto de símbolos disociados, lo que devendría en el llamado relativismo cultural. Surgen cuestiones, ¿acaso esto no implicaría un impedimento de acción comunicativa entre culturas, en relación a los símbolos sin ningún tipo de compartición de cualquier índole? ¿Es posible que los seres humanos nos desentendamos de otros, cuando provenimos de una misma especie?
Definitivamente tomada como tal la teoría etnocentrista, la respuesta a las cuestiones previas seria afirmativa, y que resulta irracional (en sí misma en tanto el sujeto) porque al negar una comunicación entre culturas distintas, transgredimos la propia naturaleza del hombre como ser social, que a través de la selección natural desarrolló progresivamente sus símbolos para comunicarse con sus pares. Por lo tanto, plantear la verdad desde una postura etnocentrista, en lugar de integrarnos, no logra otro fin, sino "puesto que no hay manera de ponerse de acuerdo con los otros, puesto que no hay manera de reconciliar diferencias, entonces cada sociedad debe hacer la apoteosis de sus héroes, satanizar a sus enemigos y orquestar diálogos internos para redefinir cada cual su proyecto" (Geertz 1996:13).
En contraste como se señaló al principio, es posible optar por una verdad de tipo universal, arguyendo una postura más falibilista, que no implica necesariamente una verdad absoluta, "sino las condiciones normativas de su uso" (Quintanilla 2010:16). Es decir si aceptamos la teoría de Rorty, que manifiesta que solo es posible justificar tus creencias en relación a una comunidad que comparta el mismo sistema de creencias, eso no implica la imposibilidad de interacción con otras comunidades, sino que es posible a partir de la traducibilidad. Es decir, criterios de justificación compartidos que regulan nuestras creencias, por lo que se volverían normativos/universales. Cabe agregar también, que esta postura puede ser de alguna manera, apoyada desde el famoso texto "Comprender una sociedad primitiva" de Peter Winch, quien hablar que para entender a otra cultura es necesario implicarse en ella, tratando de ampliar nuestro circulo de creencias, no implica necesariamente cambiarlas o abandonarlas en su totalidad sino incluir otras a nuestra madeja de creencias, al mismo tiempo de posibles transformaciones en ella. Además lo que se trata es de saber si es plausible abordar el estudio y la comprensión de las diferencias culturales bajo el supuesto de que nosotros "poseemos un conocimiento que está más allá de la cultura y de la moralidad y, aun mas que la existencia de un conocimiento amoral y transcultural es el hecho de nuestras vidas (Geertz 1996:19)
En conclusión, la diversidad de culturas y sus respectivas creencias, es el eje central de la problemática de una verdad relativizada o universal, pero lo cierto es que no debemos de asumirlas como identidades impenetrables y que la defensa de su particularidad, elimine toda injerencia ( Geertz 1996:14). Porque como indicábamos en un principio, el mundo dado el fenómeno de la globalización, cada vez se está integrando más, y esta posición etnocentrista se quedaría rezagada al explicar este fenómeno social. Al respecto la respuesta de un famoso antropólogo norteamericano, señala que la cuestión de hecho es el imparable proceso de mestizaje de todas las sociedades –aunque, obviamente, hay diferencias de grado según los casos (…) De lo que se trata es conversar con los otros a fin de, comprendiéndolos, ampliar el universo del discurso humano ( Geertz 1996:14).
Frente a ello, ¿Qué criterios de justificación compartidos podrían regular nuestras creencias? ¿Y cuáles serían las bases del nuevo discurso humano? En un marco de la filosofía de nuestro tiempo, la respuesta a estos supuestos criterios es plantear el tema de la cultura, desde bases biológicas, como la transmisión genética de información.
En este marco, analizaremos el lenguaje, análogamente a la cultura y sus variedades. El lenguaje, no es solo emitir enunciados, como sonidos de nuestros códigos lingüísticos en relación a referentes externos, sino que al mismo tiempo, el procesar la gramática refleja los procesos mentales de nuestra cognición. En ese sentido, el lenguaje, adquiere cientificidad, a partir de la "conversión del referente en algo mental" (Caravedo y Rivarola 2011:371). De esta manera también sostenemos que hablar de un discurso de cultura, no puede ser relativizado o tomado como un estudio meramente subjetivo sin fundamentos serios, sino que radica en una base de mecanismos biológicos, la transmisión cultural genética, y es a través de ella que nos vemos predispuestos a adaptarnos al entorno cultural de nuestros progenitores y comunidad. Un ejemplo de ello, es cuando los niños nacen sordos y deben adquirir un lenguaje de señas. "Se observa una importante diferencia según se trate de sordos de primera o de segunda generación. Tan solo estos últimos, ellos mismos hijos de sordos (…) alcanzan una maestría total" (Mehler y Dupoux 1992:164) debido a que este lenguaje corresponde a las estructuras genéticas, que provienen de la herencia cultural de sus padres, las cuales dirigen la adquisición del lenguaje en general. Se concluye que si bien es cierto nuestra capacidad para destilar cultura es infinita, pero reposa sobre bases determinadas y fijas que no son propias (Mehler y Dupoux 1992:166)
En otra instancia, una prueba más para sostener la posibilidad de bases culturales comunes en todos los seres humanos, es la llamada "gramática universal" postulada por Chomsky, que implica el cambio del conductismo, a la hipótesis innatista. Corresponde a un giro cognitivo, pues el conductismo explicaba el lenguaje como una conducta más, de carácter observable, mientras que el paradigma innatista, lo definió como un conocimiento lingüístico inobservable y que aplica a una facultad mental propiamente del ser humano. Vale decir que se han realizado numerosos experimentos en animales, sobre todo en chimpancés, enseñándoles distintas maneras para aprender un lenguaje, y los intentos han sido en vano. Antes de entrar en detalle, sobre la fatalidad de dichos experimentos, que corresponden nuevamente a la lógica de la morfología propia de los humanos, expliquemos en que consiste la Gramática Universal. La GU refiere al estado inicial de la lengua en el infante, que contiene todos los parámetros y principios, facultad que le permite adquirir cualquier lengua. Por ejemplo, a través de distintas experimentaciones se ha probado que hasta los 6 meses, los bebés pueden producir todos los sonidos [fonemas] del mundo y distinguirlos, no obstante entre los 6 u 8 meses se concentran en adquirir su propia lengua, la de su entorno inmediato, eliminando aquellos parámetros y sonidos que no pertenecen a su L1(lengua materna). Un niño japonés antes de los 6 meses puede distinguir la distinción entre la l y la r, no obstante después de los 8 meses, cuando se concentra en la adquisición de su L1, la capacidad de esa distinción es anulada.
Por consiguiente, se propusieron, en la lingüística moderna se crearon leyes de correspondencia entre unas lenguas y otras y leyes de evolución entre una lengua y sus dialectos. Las leyes de este tipo conferían a la lingüística un carácter científico que no estaba presente en las gramáticas tradicionales. (Hualde 2001:5)
Siguiendo la relación de la lengua y sus dialectos, es de suma importancia para las distintas variaciones culturales, porque los dialectos corresponden a variaciones geográficas de una lengua, es decir, por ejemplo, pueden compartir el español, pero el significado de ciertas palabras o la asignación a ciertos objetos puede cambiar (semanticidad) o los altibajos de la pronunciación. Por lo que, muchas veces hablar de una lengua delimitada es imposible. Así pues, refiere que "lo que hay son haces de isoglosas que se entrecruzan, por lo que solo no es fácil saber dónde termina el leonés y empieza el extremeño sino tampoco siempre donde termina el español y empieza el catalán (López, 1998:32)
Ello se corrobora aún más, con la determinación de elementos en común en las lenguas. Y que alude a la justificación de la teoría innatista, denominado "Universales linguisticos", donde todas las lenguas del mundo tienen signos, categorías (nombre y verbos), expresión del tiempo, negación, interrogación y roles temáticos.

Nos damos cuenta entonces que ante la verificación de una GU, presente en todos los hombres, es motivo para la posible existencia de unidades en común que compartimos -los universales linguisticos- y en las que debería asentarse las bases de una verdad universal, respetando la diversidad de las culturas. Estos problemas de determinación de una lengua y otra, es como aludía Geertz, anteriormente, de que en este contexto de 'integración' sucede que ha originado mestizajes constantes. Como se observó en el caso del catalán, los límites entre el español y él son difusos porque este último, posee gramática propia del primero, pero adhiere elementos de otras lenguas, sobre todo del francés, idioma que se habla en el país frontera de España (Francia).
De esta manera, si es posible concebir una verdad universal, en términos de bases biológicas del ser humanos, pues simplemente sin ellas, no podríamos conocer nuestra realidad inmediata. Es en las funciones de nuestras facultades a las que debemos recurrir para llegar común denominador de las culturas, y en este caso, en una facultad innata, que es el lenguaje, pues finalmente es el medio, por el cual le damos sentido a las cosas, y el medio de transmisión de cultura, pues nos permite crear el espacio intersubjetivo con los otros, que es insostenible sin la comunicación. Dichos actos de habla recurren al principio del hombre, como ser social, que permitió al homo sapiens, sobrevivir y sus generaciones, hasta la actualidad.
No obstante, no caeríamos en una petición de principio en resumir las tantas diferencias y creencias culturales, en unas cuantas categorías. ¿Acaso esto no implicaría la perdida de la particularidad, que es lo que justamente tratamos de defender? La respuesta es negativa. En primer lugar, recordemos que separar las culturas y sus singularidades, sin injerencia de otras, como sostiene el etnocentrismo; no nos lleva sino a un relativismo cultural, y además de ello, según Sen y Kliksberg: "Esta división singularmente divisoria es no solo contraria a la anticuada creencia (…) de que , sino también contraría a la idea menos debatida pero mucho más plausible de que somos diferentes" (2007:18) El hecho de querer establecer una verdad universal, recurriendo a las bases biológicas de nuestra propia naturaleza, no significa olvidar aquello que nos diferencia. Sino por el contrario se quiere concebir un equilibrio entre ambas. Como señalaba en la introducción del ensayo, aparentemente vivimos en un mundo cada vez más "integrado", sin embargo, esta verdad universal de 'economia de mercado' no ha logrado construir sus bases que tome en cuenta las necesidades de todos, sino de un grupo minoritario, que concede otro objeto de discusión. En este sentido, en lugar de una convergencia hay divergencias que han terminado en grandes conflictos y numerosos reclamos de la población. El propósito al principio de este ensayo era determinar que si bien es cierto, el modelo de desarrollo actual, que se ha generalizado como una verdad universal para todos, solo beneficia a unos cuantos; si es posible una verdad universal que beneficie a todos, en tanto que plantee sus bases sin olvidar la naturaleza del hombre – como la racionalidad, la capacidad de ser agente y el libre albedrío, que en el modelo de desarrollo de mercado, el hombre ha perdido todos esos atributos, sumiéndolo a la cosificación, esto merece otro ensayo de discusión- , ello solo es posible recurriendo a las facultades innatas del hombre, por eso analicé el lenguaje, como un "desarrollo uniforme" un conjunto.
En conclusión, la posibilidad de un desarrollo uniforme para la humanidad, es posible en tanto que nos remitamos al hombre, en aquellas facultades naturales que nos constituyen como tal, esa es la verdad universal. Y al mismo tiempo, no implica olvidarse de las diferencias culturales, sino que ellas devienen de ese respeto y consideración de las bases de nuestros mecanismos biológicos. Por todo, el sistema social del hombre se resume en la definición de Saussure, sobre la lengua:
"Toda lengua constituye un sistema, un conjunto de signos relacionados entre sí en el que cada unidad no existe de manera independiente sino que encuentra su identidad y su validez dentro del sistema por relación y oposición a los demás elementos del mismo" (Hualde, 2001:5)
A través de la verdad universal establecemos una relación con la humanidad, pero también la oposición es necesaria, como advenimiento de la primera, ahí radican las singularidades de nuestra cultura; y solo así hallaremos nuestra identidad.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
CARAVEDO, Rocío y RIVAROLA, José Luis
2011 "Español andino ¿variedad real o mental?". En Estudios sobre lenguas andinas y amazónicas: Homenaje a Rodolfo Cerrón Palomino, editado por Willem Adelaar, Pilar Valenzuela y Roberto Zariquiey, 369-390. Lima: Pontificia Univer- sidad Católica del Perú.

GEERTZ, Clifford
1996 Los usos de la diversidad. Barcelona: Paidós
HUALDE, José Ignacio y otros
2001 Introducción a la lingüística hispánica. Cambridge: Cambridge University Press.
LOPEZ, Angel
1998 "Los conceptos de lengua y de dialecto a la luz de la teoría de prototipos", La Torre, Universidad de Puerto Rico, I, 7-19.
MEHLER, Jacques y Emmanuel DUPOUX
1992 Nacer sabiendo. Introducción al desarrollo cognitivo del hombre. Madrid: Alianza. 241 pp.

QUINTANILLA, Pablo
2010 "Verdad y Justificación: Los límites del etnocentrismo" en: Analítica, n° 4,
SEN, Amartya y KLIKSBERG, Bernardo
2007 Primero la gente: Una mirada desde la ética del desarrollo a los principales problemas del mundo globalizado. España: Deusto
WALZER-FASS, Michael
1993 Las esferas de la justicia: una defensa del pluralismo y la igualdad. Fondo de Cultura Económica: México





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