Entrevista Luís SEPÚLVEDA

August 31, 2017 | Autor: Fernanda Vilar | Categoría: Literatura Latinoamericana, Literatura chilena, LUIS SEPULVEDA
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Descripción

Entrevista a Luis Sepulveda






1- Usted ha viajado y conocido muchos pueblos y paisajes. De alguna manera
creo que su primera novela, El viejo que leía novelas de amor, ha sido
muy leída porque funciona como un mecanismo de evasión. Usted nos cuenta
una historia de indios Shuar y de la Amazonia, un grupo y un sitio hasta
hoy considerados míticos por mucha gente. ¿Cree que el éxito de la
novela está en este exotismo?




Sepúlveda: No, de ninguna manera. Creo que el éxito de la novela se
debe: uno: es una muy buena novela, lo digo típicamente como lector.
Tardé mucho tiempo en escribirla y cuando terminé sabia que era una muy
buena novela. Luego, esto de los lectores que solo van por el paisaje
son los lectores muy minoritarios. Hay lectores inteligentes, realmente.
Cinco por ciento de la humanidad que lee son muy muy inteligentes
porque tinen una gran curiosidad por leer.








2- En los sitios que están de alguna manera alejados de la globalización,
como la Patagonia, que habéis visitado, o la Amazonia, donde Sepúlveda
ha vivido, nos hacen pensar en la tradición. Asociamos estos sitios a
algo mágico, donde todavía viven leyendas y se cuentan historias por la
noche. Mordzinski declaró que en estos lugares las relaciones humanas
son muy ricas y que las historias se os pegaban a la piel. Me gustaría
saber ¿cómo ha sido el contacto con estas poblaciones, qué tipo de
historias son las que habéis escuchado?

Sepúlveda: Es difícil de decidir por una historia en especial. Algo muy
particular, había un leso común que toda la gente que encontrábamos en
nuestros viajes nos hablaban de las cosas que estaban cambiando, que
estaban ocurriendo, de la vida en la Patagonia. La historia más
conmovedora en sí misma es el conjunto, porque es la gente, que tiene un
amor por las cosas que hacen, un orgullo por llevar una vida dura, pero
que siguen adelante. Yo no sé si podría elegir una historia.




¿En este libro me imagino que habéis seleccionado, o son todas las
historias que contáis?




Mordinsky: Es un poco como preguntarle cuál es tu libro preferido. Es
como la música, hay una hora para escuchar chacha y otra para escuchar
Mozart. En este viaje escuchamos todas las músicas del mundo, pero todas
esas músicas tienen a ver con los hombres y mujeres que viven en la
Patagonia. Si yo tuviese que rescatar ahora que estoy reviviendo la
felicidad que sentí cuando hice este viaje, una historia es nuestra
propia historia, de dos amigos que deciden partir con un billete de ida
para escuchar e ir al encuentro de estas maravillosas gentes que habita
al sur del mundo. Luego la de un amigo que con tanta curiosidad me
permite volver a mi proprio país a conocer una región del mundo que yo
no conocía, porque me fui muy joven de Argentina y no había tenido la
oportunidad de conocer mi país.




¿A dónde fuiste a vivir?




A Paris.




¿Vives en Francia?




Mordinsky: Si, pertenezco a esta generación de jóvenes latinoamericanos
que huyeran a las dictaduras latinoamericanas y también a esa republica
invisible que la formamos un poco los argentinos, los brasileños, muchos
uruguayos, y que siempre soñamos en vivir en Paris, de alguna manera
estamos siguiendo lo que hizo Julio Cortázar, Allende, y muchos otros
latinoamericanos que vinieran vivir a Paris.




¿Y descubriste la fotografía en Paris?




Mordinsky: No, justamente, cuando era adolescente y también para escapar
de esta dictadura había tres pasiones que luchaban en mi corazón. La
fotografía, claro, pero sobretodo el cine y la literatura. Son todos los
mecanismos que te permiten escapar a la realidad, que era tan negra y
tan oscura. Me pregunto hoy, 35 años después, si alguna manera, el tipo
de fotografía que hago, que son sobretodos retratos de escritores, no
son de alguna manera como una película o una cinta a donde el cine, la
fotografía y la literatura convergen en una sola idea.




Sepúlveda: Es que es así. Yo siempre lo he visto así. Desde luego,
siempre lo he visto. Daniel no le va a decir nunca, pero él es el más
prestigioso fotógrafo de escritores que existe en el mundo entre los
fotógrafos contemporáneos. Ha fotografiado una cantidad enorme de
escritores no solo latinoamericanos sino de todas las nacionalidades. Y
cuando hablamos entre escritores sobre Daniel siempre coincidimos en
algo. Primero es de los poquísimos fotógrafos con los cuales un escritor
se siente cómodo porque hay en él una visión de la literatura y luego en
general los fotógrafos, salvo algunos, saben que somos bastante
reticentes a dejarnos fotografiar, y cuando Daniel nos fotografía, en
cambio siempre descubrimos algo al ver las fotos y es que Daniel siempre
nos devuelve algo que nosotros creíamos haber perdido y que está en
nuestra expresión, en alguna ademan, en algún gesto y esto está en su
mirada de fotógrafo. Cuando alguno ve una serie de fotos de Daniel, como
la ha hecho mía, por ejemplo, estoy viendo una película en que hay un
protagonista, que soy yo, y un director que está dirigiendo mis
movimientos.




Daniel: Perdona, aceptas American Express por estas palabras?




Sepúlveda: Es que Daniel es muy generoso en enviar las fotografías. Ha
hecho exposiciones en muchos lugares. Por ejemplo, estaba en Corea, fui
a Seúl, esto de las cinco de la mañana, estaba esperando un traductor,
el iba al hotel y yo por la calle veo y una foto mía y digo "No puede
ser, ¿qué es eso? Una foto de Daniel y ¿no le pagaran los derechos, los
coreanos? " Y se repitió muchas veces, y les vía pasar, les vía pasar, y
iba mirando aquellas fotos y me decía, mira, a donde te ha traído la
literatura, conocer este país, que es Corea. Incluso en este viaje
ocurrió algo muy bonito. Yo estaba en el hotel, a las siete de la
mañana, recibo una llamada telefónica, y al otro lado alguien pregunta
"Sepúlveda?" y yo pregunté "Sí. Quien eres tú?", me dicho alguna cosas,
me dio unas claves para que yo le reconociera. Era Celso Amorin,
ministro de Brasil en la época del presidente Lula, nos conocimos en
Chile, éramos compañeros. Y me dice "El presidente Lula está indignado
porque no hay una solo foto de él en las calles de Seúl y en cambio la
del tal Sepúlveda está en todas las partes y el presidente Lula exige
que vengas a desayunar con nosotros ahora mismo. Te mandamos un auto. Y
ahí conocí a Lula y lo pasamos muy bien, gracias a las fotos de Daniel.




Y ¿él conocía algo de tu lucha política o de tu literatura?




¿Quién? ¿Lula? Sí, absolutamente. Hablamos de muchas cosas. Y Celso le
conto que nos habíamos conocido en Chile en la época de la militancia.




Cuando sacas tus fotos, ¿las sacas en la casa de los escritores o cual
es tu escenario? ¿Lees la obra y buscas un sitio adecuado, o el sitio no
cuenta?




No, el sitio cuenta mucho. Yo leo las obras para olvidarlas en lo
momento en que estoy sacando mis fotos, sino seria un pleonasmo, un
lugar común, un escritor con sus libros, en su biblioteca. Yo tengo una
mirada muy juguetona, muy lúdica y tanto al Luis como a mí son los
humores que nos ayudo mucho en la vida. Tenemos una militancia siempre
con un humor respetuoso. Procuro sacar al escritor de la pose de
escritor y el mecanismo es proponiendo una nueva pose. Yo creo que lo
natural no existe y no puede existir cuando uno está detrás de una
cámara, cuando una cámara tiene un objetivo de ocho centímetros, cuando
es sobre todo un primer encuentro.




Sepúlveda: Mira, tu estuviste ayer la mayor parte del día con Javier
Cercas, ¿no? Pues Daniel quiso fotografiar a Cercas y Javier era
bastante reticente a dejarse fotografiar. Yo dije a Daniel, vamos yo te
presento Cercas, que es amigo mío. Fuimos a Girona, cuando Javier vivía
en Girona y bueno y fui a presentarlos y luego se dio la buena química y
la elección del lugar para la fotografía de Daniel fue su casa. Había
una piscina y en esa piscina bueno, de plástico, así de alta, estaba
llena de agua.




Daniel: Y yo pegunté: ¿sabes nadar? Y él me ha dicho, déjame que voy a
poner mis trajes de baño.




Sepúlveda: Y de allí sale una foto que ya es histórica de Javier Cercas
metido en la piscina leyendo Hamlet.




Daniel: ¡Y vestido! Y luego hay una foto muy bonita que esa en general
yo no la muestro, la dejo para enseñar a los amigos que se me quino que
está Luis al borde de la piscina con una máscara de oxigeno de lo que
hacen buceo.




Y ¿hay algún escritor que te gustaría haber fotografiado y que ya no
estaba?




Ah! Muchísimos. He llegado tarde a muchos lados y mi atlas de la
literatura, como dicen ahora, que me parece algo terriblemente valioso,
que antes solo hojeaba cuando escuchaba, y ahí está la trampa de la
vanidad, pero yo mismo lo repito, pero mi atlas de la literatura está
lleno de lagunas, evidentemente. Yo no busco retratarlos a todos, es
como pretender, cuando escribes un libro, llegar a todos los lectores
del mundo, no es una guía telefónica. Retratarlos a todos es no retratar
a ninguno bien, no hay lucro, ni búsqueda. Los escritores, la vida me
los va regalando y procuro hacerlo lo mejor posible.




3- Los personajes de su novela más conocida, El viejo que leía novelas de
amor, reaparecen en la Lámpara de Aladino. ¿Es un homenaje al libro que
le ha hecho mundialmente conocido o es porque sus personajes continúan
viviendo en su imaginación?



Este personaje en especial, el viejo, continua muy vivo en mi imaginación.
Algunas veces me visita en los sueños. Porque está basada en un personaje
real, yo estuve en la selva amazónica en la ocasión tal como lo cuento en
La lámpara de Aladino. Salí a cazar con mi compadre quechua y había un
viejo blanco que vivía solo en la selva, efectivamente era un viejo blanco
que hablaba muy poco pero que era muy generoso y pasé una noche en su
cabaña y tenía una cajita con novelas de amor. Y me asombró, me conmovió
muchísimo. Y cuando decidí que mi personaje se iba basar en esa persona
fue… a ver cómo te explico… Yo estaba en el exilio pero no entendía muy
bien el exilio. Sabía porque estaba en exilio, pero no terminaba de
entender cómo debía yo de reaccionar frente al exilio. Y el personaje de la
novela es un exilado de dos mundos, del mundo de los blancos y del mundo de
los indios, y lo único que le queda son sus novela de amor. Y conmigo
pasaba exactamente lo mismo: yo fui expulsado de mi país y también
expulsado de un gran proyecto mundial de transformación de transformación
del mundo y luego lo que me quedaba era mi literatura, mi lengua, las
palabras. Había un paralelo entre los dos. Luego el personaje del viejo me
ayudó a entender. Los escritores en realidad nunca escribimos de lo que
sabemos, sino vamos descubriendo las lagunas que tenemos en el proceso de
la escritura y ese personaje que se quedo muy claramente. Recuerdo que, y
hasta parece ficción, que cuando se firmó el contrato cinematográfico y el
contrato de la venta derecho, me excité con mi agente y el productor que
detenía los derechos para firmar el contrato, aquellas páginas que yo no
iba a leer, solo a firmar después que los responsables leyesen, hablaban de
cifras, de dinero… yo salí a fumar un cigarrillo y pronto ahí en Alemania
estaba lloviendo y muy frugalmente me pareció que en una esquina estaba el
viejo mirándome y diciéndome: que libro has hecho de mi, que libro!



Mordinski: esta historia no la conocía. Seguro que estaba ahí diciéndote
además: ¡no fumes mucho!





4- Usted ha escrito cuentos y novelas policíacas. A pesar de que este
género tenga grandes nombres de referencia en la literatura mundial,
está infravalorado por la crítica. Cuando usted optó por escribir en
este género ¿pensó en la recepción de la crítica?



La crítica me importa un soberano carajo. No la leo, la ignoro. Yo sé que
la gente que encasilla la literatura: esto es policiaca, esto es comedia…
es muy cómodo. Generalmente son muy malos lectores, y como no entienden lo
que han leído, la solución más fácil que tienen es encasillar . Yo he
escrito algunas novelas de pretexto, una narración de corte policiaco, pero
que hace más sentido en eso que se llama la novela negra latino americana,
porque es una sintese a donde hay muchos géneros: novela histórica, la
policiaca, la de aventura y también la de comunidad y que ha contribuido a
ser LA memoria de América latina. En muchos aspectos la memoria de América
latina, sobre todo en los países del cono sur, se ha mantenido porque los
escritores tomábamos la misión de mantenerla viva en nuestros libros, en
nuestra literatura. De lo que tenía que ser literatura popular nasce ese
género que se llama la literatura negra latinoamericana. Me gusta mucho la
novela policiaca escrita a la manera televisional, pero incluso en el
mundo, la novela ha evolucionado, cuando con el pretexto de contarnos una
historia criminal nos cuenta el gran problema social del apartheid de Sud
Africa, está escribiendo una enorme literatura. Cuando Anadule Allison con
el pretexto de contarnos una historia policiaca, esta nos contado una gran
reflexión sobre el problema de la violencia contra las mujeres y hace una
literatura enorme. No me fio y no sigo totalmente los géneros, porque son
para violarlos y para inventarlos.



5- En Nombre de torero podemos ver reflejados aspectos de las dictaduras
¿Existiría, en su opinión, un rasgo común en las dictaduras que han
sufrido diversos países a lo largo del siglo?

El éxito. Todas fueran apoyadas y incentivadas y ordenadas por Estados
Unidos de América, por el imperialismo. Vea el éxito que tienen. Y luego
hay la enorme bestialidad, porque si pensamos que la única integración
efectiva que existió en América latina fue la brutalidad, la de la
operación Condor, con argentinos, chilenos y uruguayos.



Fernanda: El rasgo del exilio…



Mordinski: Si la gente se fue… Y Paris es la ciudad donde los
latinoamericanos íbamos… yo no tenía un sentimiento de comunión hasta que
llegué a Paris. Fue ahí que aprendí el sentimiento latinoamericano. Formar
parte de esa enorme confraria de pueblos.



6- En su libro La sombra de lo que fuimos la militancia se evoca a partir
de los tres compañeros (Salinas, Garmenda, Arencibia). Exiliados,
escondidos y torturados por la dictadura, no tienen la sensación de que,
años después, esta juventud que representaban se reconozca debidamente y
guardan un recuerdo amargo de esta época. A pesar de todo, es la
esperanza la que predomina en el libro. ¿Cómo se explica?



Sí, se explica porque los personajes del libro pertenecen a mi
generación. Na generación que dio todo y que perdió y que tiene muchas
ausencias, pero sin embargo quería dar la dignidad de una derrota digna.
Nos enfrentamos al peor de lo más peligroso de los enemigos, los estados
unidos. Sufrimos una gran derrota, pero no fue una derrota definitiva. A
nosotros nos quedo algo muy grande y muy fuerte, que es la agradable
sensación de poder decir: hicimos lo justo en el momento justo.
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