Entrevista en El Comercio (Lima, 9 de Noviembre 2015)

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lunes 9 de noviembre del 2015

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Ananda Cohen Especialista en historia del arte precolombino y colonial

Nací hace 33 años en Michigan, Estados Unidos. Sin embargo, me crie en Carolina del Norte. Tengo un doctorado en Historia del Arte en culturas precolombinas y coloniales por la Universidad de Nueva York. Soy profesora asistente del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Cornell. He escrito tres libros: “Manual para la vida en el mundo inca” (2011), “Pintura colonial cusqueña”(2015), y “Cielo, infierno, y todo lo demás”, que será publicado el próximo año. Tengo una granja junto a mi novio; no sé si es un hobby pero es mi segunda vida. Mi mayor virtud es la empatía. Mi peor defecto es que soy demasiado organizada.

“Investigo cómo el arte forma un idioma visual” produjeron ese arte. Es una forma de comunicación que no se podría preservar con textos o archivos. Ananda Cohen se ha dedicado des- —En una entrevista que brindó en de el 2005 a buscar y documentar el 2014 mencionó que los murales los más bellos murales del Cusco, la se originaron en la época precolomcosta norte y otros rincones del Pe- bina y no fueron traídos de Europa rú. Ha visto cientos de murales en el como muchos creían… país y ha escrito 3 libros sobre ellos. Exacto. La gente no lo conoce mucho porque hay pocos, sobre todo en ¿El que más le gusta? El de VentaCusco donde yo he centrado mis inrrón, el más antiguo de América. vestigaciones. De seguro en la costa l interés de Ananda por hay más. Hay una historia muy rica y el arte latinoamericano larga de murales prehispánicos que se originó desde casa. “Si se extiende aun más por las descripbien nací en Estados Uniciones de los cronistas de la época. —¿Cuál es el mural más importante dos, mi mamá es de Cude esa época que tenemos acá? ba, así que me interesan mucho las Hay algunos impresionanmaneras en que podemos tes en Lambayeque, reaentender algo de nuestra -lizados por la cultura identidad a través de la Cusco -Moche, en la Huaca de historia”, nos dice. “Es clave darle —Lleva más de 10 la Luna para ser más importancia a los años estudiando este específicos. Hay despueblos que están tema. ¿Qué es lo que cubrimientos en otros más le ha impactado? sitios de esa zona. alrededor de la Investigar y descubrir —¿Es su preferido? ciudad”. Me encanta ese de la Huacómo es que el arte forma ca de la Luna, pero también parte de un discurso, quizás he ido a Ventarrón, cerca de Lambaun idioma visual, para articular alyeque. Ahí está preservado el mural gunas historias que en otras formas no podrían ser presentadas. Los gus- más antiguo de todas las Américas. Es un mural muy simple de un venatos, las ideas, los deseos de quienes renzo giner vásquez

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Con la conquista española, la iconografía de los murales pasó de pintar edificios, palacios o templos religiosos a pintar escenas de la Biblia”.



La primera vez que entré a un templo fue fantástico. [...] Fue una experiencia muy especial. Te sientes como si estuvieras cubierto de color”.

do atrapado. Es el más antiguo, inclusive anterior a los de México. —Su ascendencia prehispánica la hizo optar por Latinoamérica, ¿pero por qué enfocarse en el Perú? Bueno, eso fue más una casualidad. Entré a mis estudios doctorales con la intención de conocer la cultura azteca porque mi profesora era especialista. Sin embargo, en el 2006 tuve un intercambio cultural con el Museo de Sipán. Viví dos meses en Perú y eso cambió totalmente mi idea y enfoque en los estudios. —Si comparamos a los incas y a las culturas previas, ¿cuál desarrolló más la técnica de los murales? Obviamente los moches fueron los más talentosos en el arte de la pintura mural. Pero también hay ejemplos de murales incas preservados en la costa sur como Tambo Colorado. Son muy geométricos. —¿Esa era la principal característica en las pinturas peruanas? Fue el estilo promulgado por los incas, pero se expandió por todo el territorio que dominaban, es decir, el Perú, Bolivia, Chile, entre otros. Eso solo predominó por 100 años, antes de que sean conquistados. —¿Cómo cambió el arte a raíz de la conquista española? La iconografía cambió muchísimo. En lugar de pintar los edificios, palacios o templos religiosos, se usó para pintar escenas de la Biblia. La apariencia de la pintura mural mantuvo su importancia pero en contextos diferentes. En la época precolombina los murales representaban dioses, conceptos imperiales, a veces escenas de la vida cotidiana. Fueron producidas bajo los auspicios de quienes tenían el poder. En la época colonial estaba muy ligado a la evangelización, era una manera didáctica de enseñar los conceptos de la fe. —Ha escrito tres libros referentes a este tema. ¿Cuán complicado fue? Bueno es difícil pero siempre hay que trabajar [risas]. Uno lo inicié durante mis estudios doctorales, el otro es basado en mi tesis y el otro es parte de un proyecto que hice con unos colegas en Cusco. —¿Es difícil llegar a los murales? Sí, a veces. Algunos están en sitios muy alejados. En muchas ocasiones tienes que buscar a la persona que tiene la llave de la iglesia local, solo te reciben los fines de semana. Mis colegas en Cusco me apoyaron mucho durante el proceso. —¿Cuál ha sido la mayor aventura que ha emprendido por un mural? Una vez fui a las 4 de la mañana hacia Sicuani [distrito en el Cusco]. Luego tuve que ir a otro pueblito, después a otro. Esperé seis horas en la plaza y finalmente di con el mural. A veces es un largo camino pero siempre vale la pena. —¿Cuál fue su primera impresión al ver uno de estos murales en vivo? Yo estudié estos temas en los pocos libros que existen del tema. Como el de Pablo Macera u otros historiadores de Cusco. Hay fotos pero ninguna te da una real dimensión de la forma en la que esos murales interactúan con la arquitectura. No tienes idea. La primera vez que entré a un templo, el de Huaro, fue fantástico. Todo está completamente pintado con colores muy vivos. Fue una experiencia muy especial. Te sientes como si estuvieras cubierto de color.

(51) 947-031-286

marco aurelio denegri

Despersonalización empobrecedora “Estos amores, el maternal y el religioso, son pues despersonalizantes y empobrecedores, y lo mismo el amor universal.”

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n su libro Mujer, Religión y Liberación José Luis Idígoras sostiene que cuando nos relacionamos con seres indigentes se evidencia en toda su gravedad el problema de la despersonalización empobrecedora. Porque el ser indigente –indigente en belleza, gratitud, ciencia, formación o carácter– no tiene más atractivo que el de su propia indigencia, y sin embargo tenemos que enriquecer y colmar a ese ser. Ello le ocurre a la madre, cuyo niño desvalido no puede corresponder el amor que ella le dispensa. El amor maternal es, pues, inevitablemente, unilateral, y lo mismo el amor religioso. El amor cristiano al indigente y aun al desagradecido supone ya una desigualdad en el encuentro, que sólo se puede equilibrar, según Idígoras, con la fuerza mística y religiosa del cristiano. “Si somos sinceros –dice Idígoras–, entonces nos encontramos con que la auténtica religión va trágicamente unida a una inevitable despersonalización. Y no como elemento adicional, accesorio, sino como su mismo corazón y esencia. “La coincidencia con el ser femenino es inmensa. Uno y otro, el ser femenino y el religioso, tienen una misión que incluye esencialmente un elemento de autodestrucción y renuncia de la propia energía al servicio de otros. De ahí la paradoja de su misma realidad, que es autonegación, en un ser que sólo puede vivir autoafirmándose.” Estos amores, el maternal y el religioso, son pues despersonalizantes y empobrecedores, y lo mismo el amor universal. Recuerdo haber leído un pensamiento de José Ortega y Gasset, que siempre he tenido por válido, según el cual el amor es el organizador de las distancias, el artífice de los cercas y de los lejos, el arquitecto de las jerarquías. Amamos a una persona o a algunas personas, pero no a todas las personas. Por consiguiente, el amor universal es prácticamente imposible; y si bien es cierto que hubo y tal vez hay hombres que aman universalmente, es obvio que se trata de seres excepcionales, aunque no por eso dignos de imitación. Jones, el biógrafo de Freud, manifestaba a Richard Evans en una entrevista que una persona que odia a todo el mundo no puede ser normal; pero agregaba que una persona que ama a todo el mundo tampoco puede ser normal. Amamos al prójimo, cuando lo amamos, porque nos nace hacerlo, no porque nos lo ordenen o manden, aunque sea Dios el mandante. “El amor –decía Kant– concierne a los sentimientos, no a la voluntad; por eso yo no puedo amar porque quiera hacerlo, ni mucho menos porque deba hacerlo; no me puedo sentir obligado a amar necesariamente; no existe, pues, el deber de amar.” Lea el miércoles en Posdata a - Abelardo Sánchez León -

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