Entrevista a Francisco García Fitz sobre la batalla de Las Navas de Tolosa. Cuadernos de Arquitectura y Fortificación.

May 30, 2017 | Autor: F. García Fitz | Categoría: Medieval Spain, Medieval Military History, Medieval battles, Batalla de las Navas de Tolosa
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Descripción

CUADERNOS DE ARQUITECTURA Y FORTIFICACIÓN es una revista científica dirigida a arqueólogos, historiadores, historiadores de la arquitectura y del arte, restauradores, arquitectos y todos aquellos profesionales cuyo trabajo esté relacionado con la documentación, estudio e intervención en la arquitectura fortificada. Tiene una periodicidad anual y su objetivo es ser nexo entre todos los actores que intervienen en el estudio e intervención de estos edificios históricos, foro de debate interdisciplinar y punto de intercambio de ideas y métodos, cubriendo un espacio hasta ahora vacío en la historiografía española.

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ÍNDICE Presentación .............................................................................................................. 7

ARTÍCULOS Prehistoria de los recintos fortificados en la Meseta Sur peninsular José Martínez Peñarroya .......................................................................................... 9 Tras la huella de los almohades. Reflexiones sobre las últimas fortificaciones del Badajoz andalusí Samuel Márquez Bueno y Pedro Gurriarán Daza ................................................... 55 Arqueología de la arquitectura en las fortificaciones de Alarcón (Cuenca): La Puerta del Bodegón como excusa Míchel Muñoz García y Santiago David Domínguez-Solera ...................................77 El conjunto fortificado de Cifuentes (Guadalajara). Aportaciones para su estudio y delimitación Gonzalo López-Muñiz Moragas, Francisco García Riesco, Elena Vega Rivas y Enrique Daza Pardo ............................................................... 123 La muralla de Niebla entre el franquismo y la democracia. Intervenciones y restauraciones Enrique Infante Limón ......................................................................................... 153 COLABORACIÓN ESPECIAL El castillo de Jadraque: Obispos, duques, marqueses y ruinas Edward Cooper ...................................................................................................... 197 ENTREVISTA Francisco García Fitz: Las Navas de Tolosa en perspectiva ..........................................203

Normas para la presentación de originales .......................................................... 209

ENTREVISTA Francisco García Fitz En torno al aniversario de las Navas de Tolosa

Francisco García Fitz (1961), profesor titular de historia medieval de la Universidad de Extremadura, es uno de los mayores conocedores de la guerra durante la edad media. Desde la confección de su tesis doctoral en 1996, a través de todas sus obras ha puesto de manifiesto los pormenores de la guerra medieval en la Península Ibérica, desentrañando las realidades político-militares que rodeaban las grandes batallas de la Reconquista. De entre estas grandes batallas, la más conocida por propios y ajenos fue Las Navas de Tolosa (1212), donde los principales actores del poder político peninsular se enfrentaron en una contienda de ingentes proporciones, que supuso un cambió muy significativo en el teatro político militar de los reinos hispánicos. Esta batalla, nunca ajena a inconcreciones, exageraciones y mitos, ha sido estudiada y contextualizada profusamente por el profesor García Fitz en sus obras, proponiéndose resolver, a través de su concienzuda investigación, las incógnitas que resten por desentrañar. Este año se ha celebrado el 800 aniversario de esta batalla, por lo que Cuadernos de Arquitectura y Fortificación se ha dirigido al profesor García Fitz para que nos ayude, a través de una entrevista, a conocer algunos detalles de la contienda, así como su opinión sobre otros temas relacionados con la investigación en fortificaciones y su papel en el gran teatro de operaciones de la guerra medieval en la Península Ibérica.

Francisco García Fitz

Algunas de las obras de referencia del Prof. García Fitz.

Cuadernos de Arquitectura y Fortificación, 0 Madrid, enero-diciembre de 2012. ISSN: 2255-1085 / Páginas 203 - 208

Entrevista: Francisco García Fitz

P: La batalla de las Navas de Tolosa es el principal y más famoso hito de la historia militar medieval en la Península Ibérica, ¿Cómo sucedieron los hechos de armas y qué supuso la derrota almohade para los acontecimientos posteriores? R: El 16 de julio de 1212, un ejército cruzado encabezado por los reyes Alfonso VIII de Castilla, Pedro II de Aragón y Sancho VII de Navarra, derrotó a un contingente islámico formado por fuerzas norteafricanas y andalusíes, y dirigido por el califa almohade, Abu Abd Allah Muhammad alNasir. Los preparativos para esta campaña se habían iniciado el año anterior, a finales de 1211, después de que los almohades conquistaran el castillo de Salvatierra. La noticia de la pérdida de esta fortaleza causó una verdadera conmoción dentro y fuera del reino de Castilla, e inmediatamente se comenzó a organizar una respuesta militar. c

Dicha respuesta fue liderada por Alfonso VIII y se concretó en la preparación de una gran expedición militar contra los almohades. En los últimos meses de 1211 comenzaron a movilizarse los recursos y fuerzas militares de Castilla, pero a ellos también se unieron tropas procedentes de todos los reinos ibéricos. Además, la predicación de una cruzada permitió reunir a un nutrido contingente de tropas europeas no hispánicas. La expedición finalmente se dio cita en Toledo, en torno al 20 de mayo de 1212 y contó el respaldo espiritual del papa Inocencio III, con el apoyo político y militar de Pedro II de Aragón y Sancho VII de Navarra, con el refuerzo de efectivos portugueses y leoneses, y con el empuje de miles de cruzados llegados desde Francia. Un mes después este ejército se puso en marcha y su camino hacia el sur, a lo largo de la ruta que unía Toledo y Córdoba, fue completamente exitoso: en apenas veinte días tomaron las fortalezas de Malagón, Calatrava, Alarcos, Piedrabuena, Benavente y Caracuel.

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Entre tanto, el ejército islámico, encabezado por el califa musulmán al-Nasir, que había acampado en Sevilla tras la anterior campaña de Salvatierra, se encaminó hacia Jaén para intentar bloquear el paso de los cruzados en Sierra Morena. Fue aquí donde tendría lugar el choque entre los dos ejércitos. Tras superar diversas dificultades, entre las cuales la más importante fue el bloqueo del Paso de Losa por parte de las tropas musulmanas, el ejército cristiano logró atravesar los puertos de Sierra Morena e instalar su campamento enfrente del que había levantado el califa almohade, de manera que desde el sábado 14 de julio, ambos contendientes se encontraban encarados. No obstante, aunque hubo algunas escaramuzas, los cruzados retrasaron el choque masivo hasta el lunes, 16 de julio, con idea de descansar y de evaluar las fuerzas y posición de sus adversarios. El día de la batalla los cristianos se ordenaron en tres cuerpos: uno central, mandado por Alfonso VIII, y dos laterales, uno a la izquierda dirigido por el rey Pedro II de Aragón, y otro a la derecha liderado por Sancho VII de Navarra. Cada uno de ellos fue dividido, a su vez, en tres líneas en profundidad, formando una vanguardia, un centro y una retaguardia. Entre tanto, los musulmanes colocaron en su retaguardia y sobre una posición elevada del terreno un fuerte dispositivo protegido por un cuerpo compacto de infantería, reforzado por una barrera de obstáculos, donde se colocó el califa. Por delante de este dispositivo se organizó un cuerpo central formado por la caballería almohade y andalusí, reforzado por una vanguardia y una retaguardia. A los lados del anterior dispositivo se situó la caballería ligera árabe especializada en el lanzamiento de flechas desde las monturas y en las técnicas de retirada fingida. En el desarrollo táctico de la operación, las cargas de la caballería pesada cristiana se efectuaron acompasadamente y manteniendo la coherencia, de modo que consiguieron romper las formaciones de caballería e infantería musul-

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Entorno al aniversario de las Navas de Tolosa

manas. Los movimientos envolventes que caracterizaban a las tácticas de la caballería ligera musulmana no pudieron ser puestos en práctica porque el terreno era demasiado estrecho. Finalmente, los cristianos consiguieron asaltar el campamento fortificado almohade y el califa tuvo que huir precipitadamente. En los días siguientes los cruzados continuaron su avance hacia el sur y conquistaron algunas fortalezas en Sierra Morena, como Vilches, Ferral, Baños y Tolosa. Incluso destruyeron Baeza y saquearon Úbeda tras someterla a un asedio, pero finalmente la aparición de enfermedades obligó al ejército cristiano a dar por finalizada la campaña. Frecuentemente se ha interpretado que la derrota de Las Navas de Tolosa tuvo enormes consecuencias para el Imperio Almohade y para al-Andalus. De hecho es habitual que la batalla se presente como la causa directa de la crisis y desaparición de este imperio. Sin duda esta afirmación se fundamenta en el juicio que sobre ella ya hicieron los contemporáneos, tanto cristianos como musulmanes, pero lo cierto es que las consecuencias políticas y militares del fracaso almohade en Las Navas no fueron tan catastróficas: después de todo, durante la

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siguiente década el edifico militar islámico se mantuvo con firmeza frente a los numerosos ataques cristianos, de manera que, salvo algunas plazas que pasaron a manos de sus enemigos del norte, las fronteras de 1224 eran prácticamente las mismas que las de agosto de 1212. Cuando a partir de 1224 el imperio almohade comenzó a desintegrarse, ello se debió al afloramiento de problemas y contradicciones internas que nada tenían que ver con el resultado de la batalla ocurrida diez años antes. Por supuesto, esto no quiere decir que el choque de Las Navas no tuviera trascendencia militar. La tuvo y mucha: a raíz de la campaña el territorio comprendido entre el Tajo y Sierra Morena en el sector central de la Península, que se habían estado disputando cristianos y musulmanes desde la conquista de Toledo en 1085, pasaba ahora definitivamente a manos de Castilla. Igualmente, el control de algunas fortalezas y pasos de Sierra Morena quedó en manos castellanas, lo que les dejaba libre el camino hacia el sur. Desde el punto de vista militar la batalla cerraba una época, la que había comenzado con la conquista de Toledo hacía casi siglo y medio, al tiempo que establecía las condiciones estratégicas para el inicio de una nueva fase histórica: la de las grandes conquistas del siglo XIII.

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Entrevista: Francisco García Fitz

P: Recuperando otro de los grandes hechos de armas de ese mismo periodo, desde una perspectiva material y de las mentalidades, ¿pervivió algo de Alarcos en Las Navas?, ¿Qué exactamente? R: Por supuesto, por varias razones puede considerarse que el recuerdo de Alarcos estuvo presente en Las Navas. De un lado, no puede olvidarse que desde el momento en que tuvo lugar la derrota de Alarcos, la idea de venganza estuvo rondando la cabeza de Alfonso VIII, que no descansaría hasta alcanzarla en Las Navas. En consecuencia, el recuerdo del desastre de 1195, la obsesión por limpiar la vergüenza y deshonor provocado por aquella batalla habría estado entre las motivaciones del rey de Castilla a la hora de buscar de nuevo el enfrentamiento en campo abierto contra los almohades, o al menos así es como lo entendieron los contemporáneos. De otro lado, es posible que la memoria de los errores operativos y tácticos que los castellanos cometieron en Alarcos también estuviera muy presente a la hora de preparar la campaña de 1212 y de actuar en el campo de batalla: si en 1195 Alfonso VIII cometió la torpeza de no esperar la llegada de muchas de sus propias tropas y de los contingentes de sus aliados leoneses y navarros que iban en camino hacia Toledo, ahora, en el verano de 1212, tuvo la paciencia necesaria para no iniciar la campaña hasta que se reunieron efectivos de Castilla y Aragón, algunos portugueses y un alto número de cruzados ultrapirenaicos. Además, si en Alarcos la precipitación, la improvisación y la desorganización caracterizaron al comportamiento de las tropas castellanas, en Las Navas la forma de actuación de los cruzados ante la batalla fue justamente la contraria: fueron ellos quienes decidieron el momento del combate, eludieron durante dos días las provocaciones de la caballería ligera musulmana cuyos ataques y retiradas fingidas podrían haberles llevado al desastre y, en el momento de la batalla, consiguieron lanzar las cargas al ritmo adecuado y manteniendo la coherencia de las formaciones. - 206 -

Cuando, en el momento crucial del choque, el rey de Castilla, llevado otra vez por la impaciencia y el temor ante un posible descalabro, estuvo a punto de lanzarse alocadamente contra sus enemigos, tuvo a su lado a consejeros con suficiente experiencia y frialdad como para detenerlo hasta que las circunstancias fueron propicias. Todo parece indicar, pues, que la lección de Alarcos había sido aprendida y que los resultados de dicho aprendizaje se vieron en Las Navas.

P: ¿Qué tratamiento tuvo la batalla en la historiografía contemporánea a los hechos? ¿Y posteriormente? R: No hay duda de que para la historiografía contemporánea la batalla de Las Navas fue un acontecimiento extraordinario e irrepetible, algunas de cuyas amplísimas consecuencias ya hemos comentado anteriormente: según los testimonios más cercanos y la historiografía de los siglos XIII y XIV, tanto cristiana como musulmana, la derrota musulmana de 1212 habría sido un momento decisivo para la historia medieval peninsular y occidental, un verdadero punto de inflexión en la dinámica histórica de las sociedades enfrentadas: como resultado de la misma, según hable un cronista u otro, se habría producido el hundimiento del imperio almohade, el fin o el principio del fin de al-Andalus, la ruina del Magreb y de todo el Islam occidental, la ruptura del equilibrio de poderes entre los reinos cristianos del norte y los musulmanes de sur, lo que conduciría a la culminación de la reconquista. Desde las posiciones más exageradas, la victoria cristiana en Las Navas habría supuesto la salvación de toda Europa o de la Cristiandad, amenazada en sus fronteras occidentales por el hasta entonces imparable poder almohade. No puede extrañar que un contemporáneo llegara a decir que en España no había habido nunca una guerra igual a ésta o que para los compiladores de tiempos de Alfonso X la batalla fuera uno de los grandes hechos que habían acontecido en la historia del mundo desde su creación.

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Entorno al aniversario de las Navas de Tolosa

En consecuencia, la historiografía le prestó una atención inusual: tenemos constancia de decenas de crónicas y anales de toda Europa, desde Gales a Chipre, desde Escocia a Polonia o Armenia, pasando por Francia, Italia o las tierras del Imperio Alemán, que recogieron la noticia de la victoria cristiana, a veces aludiendo a ella brevemente, otras muchas glosando los principales hechos. Quizás el ejemplo más claro, y también el más exagerado, de la fascinación que ejerció la batalla sobre los historiadores, es el del arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada: conocedor de primera mano de lo que había acontecido durante la campaña, no solo porque él estuvo presente, sino porque desarrolló un papel principalísimo en la organización de la cruzada, dedicó casi un libro completo, de los nueve que componen su Historia de los hechos de España, a narrar las vicisitudes de la expedición. Ningún otro acontecimiento histórico, desde el día de la Creación hasta el año 1241 en que termina la obra, le mereció ni de lejos tanta atención.

P: Dentro de los pormenores de la contienda, ¿qué papel tuvieron las fortificaciones en el teatro de operaciones previo al desarrollo de la batalla? R: Sobre este particular la campaña de Las Navas resulta un tanto paradójica: desde que comenzaron los preparativos, a finales de 1211, estaba claro que el objetivo de Alfonso VIII era buscar una batalla campal con los almohades. Así se lo hizo saber al Papa y así se lo trasladó Inocencio III a los obispos franceses cuando les ordenó predicar la cruzada por aquellas tierras. Ello quiere decir que la expedición no se proyectó inicialmente como una campaña de conquistas territoriales, de cercos o asaltos de fortificaciones. De hecho, los cruzados renunciaron expresamente a tomar algunas fortalezas importantes, como la de Salvatierra, para no perder tiempo ni energías en un objetivo que no era prioritario. No obstante el camino que siguieron los cruzados entre Toledo y Sierra Morena estaba jalonado de

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castillos, así que de una manera natural, y sin necesidad de entretenerse demasiado tiempo ni gastar excesivos recursos, se fueron haciendo con el control de muchos de ellos, como los ya citados anteriormente -Malagón, Calatrava, Alarcos, Piedrabuena, Benavente y Caracuel-. La paradoja reside en que estas conquistas, que no habían sido inicialmente proyectadas, fueron el más importante logro de la campaña, puesto que permitieron a los castellanos dominar de manera definitiva el espacio entre el Tajo y Sierra Morena, articulado en buena medida por estas fortificaciones.

P: Este año, para conmemorar el VIII Centenario de la batalla, están previstos diferentes actos, entre ellos, el congreso organizado por la Sociedad Española de Estudios Medievales ¿Qué papel cree Ud. que van a tener estos eventos, para el conocimiento y profundización en el estudio del contexto histórico que rodea la batalla? R: Las conmemoraciones siempre son una oportunidad para investigar y reflexionar sobre determinados acontecimientos muy relevantes. En este caso concreto los diversos congresos que se han convocado –Jaén, Nájera, Baeza…permitirán no solo volver sobre el desarrollo de la batalla, sino de una manera mucho más amplia contextualizarla y abordar la problemática histórica del siglo XIII en su conjunto, enriqueciéndola desde diversas perspectivas. Seguramente lo más fructífero de la conmemoración no será el estudio de Las Navas, sino el estudio del siglo de Las Navas desde perspectivas muy diversas, desde las militares y políticas hasta las económicas e ideológicas.

P: ¿Qué valoración puede dar, en su condición de docente, al tratamiento dado a la batalla de Las Navas de Tolosa en los diferentes planes de estudios actuales? R: En los planes docentes universitarios –en los planes de secundaria y bachillerato la historia - 207 -

Entrevista: Francisco García Fitz

medieval está casi ausente y bien poco puede encontrarse en ellos-, la necesidad de síntesis y la preferencia por los aspectos sociales y económicos deja poco espacio para la historia política y para el análisis de las realidades militares. Sin duda en ellos la fecha de Las Navas de Tolosa sigue siendo un hito cronológico importante para marcar determinadas dinámicas históricas, pero francamente no creo que se profundice demasiado en el estudio de su desarrollo y significado.

para todos los reinos ibéricos medievales contamos con especialistas de primera línea y con jóvenes investigadores dispuestos a continuar con esta labor. Por lo que respecta a las fortificaciones, estoy convencido de que sus estudios deben abordarse desde una perspectiva multidisciplinar, donde la arqueología, la arquitectura, la historia del arte y la historia, entre otras disciplinas, se den la mano para desarrollar proyectos comunes y complejos. Desde luego, así se está haciendo ya y los resultados son notables.

P: A modo de colofón, ¿Con qué salud cuenta el medievalismo hispánico a día de hoy, y en especial el estudio de su historia militar? R: Teniendo siempre en cuenta el precedente que representan los trabajos pioneros de Miguel Ángel Ladero Quesada sobre la guerra de Granada, publicados a finales de los años sesenta, creo que en materia de historia militar puede hablarse de una renovación historiográfica en el ámbito ibérico a partir de los últimos años de la década de los noventa. Los modelos aportados por la historiografía anglosajona y francesa han permitido que se desarrolle en España y Portugal una fructífera línea de investigación que se ha plasmado en la lectura de varias tesis doctorales importantes, en publicaciones especializadas y en la organización de congresos monográficos. A tenor de los resultados obtenidos durante las dos últimas décadas, creo que la salud de la perspectiva de análisis que ofrece la historia militar es bastante buena.

P: ¿Cuáles son las líneas de trabajo en historia militar medieval que quedan por abordar?, ¿Y más concretamente en el tema de las fortificaciones? R: En el ámbito de la historia militar siguen siendo necesarios estudios sobre conflictos específicos, sobre algunos períodos escasamente tratados y sobre determinados entramados organizativos que aun no han recibido el tratamiento adecuado, pero el ritmo de trabajo y producción es bueno: - 208 -

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