Entre lo constante y lo variable: la conformación subjetiva de los trabajadores informacionales

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Descripción

En el primer volumen de "El Capital", Marx establece que a través del análisis del enorme cúmulo de mercancías que constituye la riqueza de las sociedades capitalistas, se pone de manifiesto una división del trabajo social entre productores privados, autónomos y recíprocamente independientes, que no pueden controlarla, sino que al contrario, esta sólo se organiza a partir de la acreditación de sus productos como socialmente útiles. Es, pues, a partir de ellos que se le impondrá su dedicación a una rama de la industria particular. Al inmiscuirse en el tras bambalinas de esta escena que constituye la esfera de la circulación, continua proponiendo que esta división difiere esencialmente de la dada en el proceso producción en el cual, al gastarse simultáneamente las fuerzas de trabajo de manera útil en cierta magnitud de tiempo, se realizan las mercancías que en la primer esfera se enfrentan, por estar este comandado y planificado por el capitalista al que se venden, y esto desde que este proceso adquiere la forma de la cooperación simple. Se ha visto en la consigna anterior que en ella, este se organiza como la realización colectiva de tareas homogéneas durante la misma jornada laboral la cual, entonces, deviene jornada de trabajo social medio.
A partir de ello el capital ya opera un impacto en el contenido del trabajo que subsume, o mejor en las conciencias de quienes lo ejecutan: por un lado, estos otrora artesanos, debieron adaptar la destreza, habilidad y temporalidad que consumían en la ejecución de su trabajo a la media; por otro, sufrieron el primer despojo de la dimensión cognitiva del proceso laboral, al pasar a estar está concentrada por el capitalista que los empleaba, por concentrar él, a su vez, a esta masa de trabajadores y a la masa de medios de producción, a los cuerpos y a los objetos en un mismo espacio y tiempo bajo su vigilancia. En nada modificaba esta situación que el último se desligue de esta tarea transfiriéndola a obreros o grupos de obreros particulares.
Este despojo continúa cuando la cooperación se funda en la división del trabajo o el proceso de trabajo adquiere la forma de la manufactura: hemos visto en el punto anterior, que esto deviene a cada obrero y a la herramienta de trabajo que utiliza en obrero y herramientas especializadas, y al primero en un órgano vitalicio de la producción. Esto los confinaba a la realización reiterada y repetida constantemente, en un mismo puesto o lugar, de una tarea unilateral que confiscaba toda su atención y que si bien permitía el desarrollo de un saber productivo con la misma cualidad, su saber genérico se veía, de este modo, atrofiado. Por otro lado, todo este virtuosismo devenía propiedad del obrero colectivo que ellos conformaban, o lo que es lo mismo, propiedad del capital. Sin embargo, el desarrollo del saber parcial era fundamental para la apropiación de este de los efectos útiles que se objetivaban a partir de él. Por último, para saltearse este eslabón el capital se valió de las máquinas en el desarrollo de la gran industria: al transformar a estas herramientas parciales en parte de su mecanismo, estas tradujeron a cosas también de su pertenencia las facultades intelectuales que en su uso se moldeaban; al imponerle su ritmo constante, regular e ininterrumpido al proceso productivo, los trabajadores que las servían debían imitarlas, es decir, que debían actuar y pensar como máquinas para adaptarse a su dinámica.
A partir de estas consideraciones realizadas por Marx para el Capitalismo Industrial podemos concluir que: los trabajadores por él estudiados, formaban parte del proceso de valorización como un recurso intensivo en materia y energía (o su fuerza de trabajo era gastada en tanto tal) junto con medios de trabajo con el mismo carácter; que esta cualidad fue adquirida en la mutación de las formas de este proceso; y, por último, que la división de la sociedad en clases que en este se organiza, no sólo implica una distribución desigual del producto y de los medios de trabajo, sino también del conocimiento necesario para la producción. Considerando sólo las dos clases fundamentalmente tratadas en esta altura de "El capital", clase obrera y clase capitalista industrial, vemos como estos tres, en el desarrollo de la acumulación, reiteradamente vuelven a colocarse en el polo ocupado por la segunda. Salteándonos algunas décadas, la reestructuración del modo producción efectuada a partir del 70´, que supuso el pasaje al Capitalismo Cognitivo, operó una nueva distribución del conocimiento el cual devino el recurso esencial de esta nueva etapa para el incremento del excedente (y en rigor, esta operación es efectuada continuamente en la vida diaria), determinando el surgimiento de una nueva capa de trabajadores, los informacionales, que se valen de su acceso a este último en sus distintas formas en su intervención en el proceso productivo. Como se dijo en el planteamiento de la consigna, lo que estos producen son bienes informacionales primarios; el cómo de esta producción puede responderse, en parte, a partir de la utilización de bienes informacionales secundarios o también de tecnologías digitales.
Veamos ahora como su participación en la actividad material moldea los aspectos subjetivos que ella requiere para efectuarse. En primer lugar, debemos considerar que la misma vuelve esencial el conocimiento o la información respecto de las características de la demanda de bienes, o dicho de otra manera la producción se comunica constante e inmediatamente con los mercados (Hardt y Negri: 2005), de modo tal que adquiere cierto grado de flexibilidad, variabilidad o también indeterminación y con ello una forma organizacional particular: las empresas se transforman en redes productivas, que favorecen la circulación y el movimiento de este y otros tipos de conocimientos, o mejor, de aquellos quienes los portan, y su reutilización en nuevos "proyectos" que se plantean la resolución de estos "problemas" que se configuran en la esfera del consumo. Se trata de una constante desconexión y reconexión de estos nodos humanos (que puede resolverse también como su eliminación) que les da a los mismos una similar indeterminación que los procesos que protagonizan: sus continuos cambios los entrena para enfrentarse a estímulos variables en el tiempo, así como los prepara para reconversiones permanentes de sus tareas.
Pero, por otro lado, esta cualidad se conforma también en la relación de estos trabajadores con su medio de trabajo: ellos han logrado pensar como las computadoras que principalmente utilizan (Hardt y Negri: 2005) y, así como las operaciones de las mismas cambian mediante esta utilización, también lo hacen las suyas con su uso en el proceso productivo. Este además permite que la atención se disperse en la recepción de estímulos y la realización tareas simultáneas, así como la incorporación de nuevos conocimientos subjetivos que le servirán en la ejecución de su trabajo, por lo que su aprendizaje fundamental se realiza durante la misma. Por último, son una invitación a la prolongación de la jornada laboral, ya que estos trabajadores se reencuentran en sus hogares con artefactos idénticos a los que utilizaron en ella, por lo que podemos decir que así como estos medios no distinguen entre tiempo de trabajo y tiempo de ocio, de manera análoga tampoco lo harán ellos. Así como la producción sale del campo de trabajo único para todos los trabajadores por esta vía, también lo hace a través de la cooperación desterritorializada en la objetivación de bienes informacionales primarios apoyada en Internet.
A partir de estas consideraciones se está en condiciones de responder a la pregunta por lo que son: se trata de sujetos que actúan como recursos intensivos en conocimiento en el proceso productivo, y que han devenido tales en parte por su utilización en el mismo, y para quienes, por el enriquecimiento subjetivo, y las posibilidades de elegir tanto modalidad, el tiempo y el espacio de ejecución que supone su trabajo, este se ha reconvertido nuevamente en un fin que permite su realización personal. Por este mismo motivo, la disciplina que requería el capital para efectuar su proceso de valorización, que buscaba la adaptación de la temporalidad del trabajo y la adquisición de pautas regulares para su desenvolvimiento, y con ello el aplacamiento de otras aptitudes físicas y facultades cognitivas para la producción, trueca por el control sobre estas últimas y sobre los resultados de su movimiento. Así, pues, la aparente libertad que consiguen en su participación en el proceso, esconde una mayor explotación de estos en una jornada laboral que se caracteriza por su ilimitación temporal y su ubicuidad.
















Bibliografía:
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Castells, M. (1995). La Ciudad Informacional: tecnologías, reestructuración económica y el proceso urbano regional. Introducción y Cap.1. Madrid: Alianza.
__ (1997) Prólogo: "La red y el yo". En La era de la información. Madrid: Alianza.
Engels, F. y Marx, K. La Ideología Alemana. Disponible en https://www.marxists.org/espanol/m-e/1846/ideoalemana/.
Hardt, M. y Negri, A. (2004). Posmodernización o la informatización de la producción. En Imperio. Buenos Aires: Paidós.
Marx, K. (2002). El Capital. El proceso de producción del capital. Tomo I, vol.1. Argentina: Siglo XXI.
__ (2003). El Capital. El proceso de producción del capital. Tomo I, vol.2. Argentina: Siglo XXI.
Yansen, G. (2012). Clases sociales en el Capitalismo Informacional. Informe final del Programa de Becas CLACSO-Asdi para investigadores de América Latina y el Caribe.
Zukerfeld, M. (2009). Acceso, Conocimiento y estratificación social en el Capitalismo Cognitivo. En Revista Concurrencias y Controversias Latinoamericanas, Revista de la Asociación Latinoamericana de Sociología, abril de 2009, pp. 127-153. México D.F.
__ (2010). Cinco hipótesis sobre el trabajo informacional. Aproximaciones a la caracterización del mundo laboral en el Capitalismo Cognitivo. Edición de Hipersociología, disponible en http://www.hipersociologia.org.ar.
__ (2010). La reciente expansión de la Propiedad Intelectual: una visión de conjunto. En Casalet, M. (comp.), El papel de las Ciencias Sociales en la construcción de la Sociedad del Conocimiento: Aportes de los participantes al Summer School de EULAKS. México D.F.: FLACSO.
__ (2010). Más allá de la Propiedad Intelectual: Los conocimientos doblemente libres, la Apropiación Incluyente y la computación en la nube. De la Tesis Doctoral Capitalismo y Conocimiento, Cap. IX.
__ Obreros de los bits. Una introducción al sector información y el trabajo informacional. Texto utilizado en la cursada de la Cátedra Informática y Relaciones sociales, segundo cuatrimestre del 2014.



Si bien Hardt y Negri limitan estas consideraciones para el modelo Fordista de producción, por lo dicho podemos extenderlas también a esta etapa anterior analizada por Marx: aquí la relación entre el consumo y la producción era muda; esta última no se planteaba como necesario escuchar a la demanda, desarrollándose a espaldas de ella. La comunicación entre las dos esferas, en cambio, sólo se realizaba entre las mercancías ya producidas, que por haber adquirido propiedades sociales, en su enfrentamiento en las transacciones de compra y venta, lograban la distribución de las funciones y la temporalidad productiva de la sociedad.
La realización de una misma y única tarea, con la misma y única herramienta, en el mismo y único espacio del proceso productivo era fundamental para la consecución de una mayor de la productividad, al evitar los tránsitos de una operación a otra y del reposo al movimiento.
Aquí se está teniendo en cuenta las redefiniciones realizadas por Guillermina Yansen respecto a los medios de producción subjetivos y objetivos como recursos productivos: estos pueden entenderse como "todo ente (o también puede cambiarse este inicio por todo valor de uso)- sujeto o bien- que sirve a los efectos de la producción de riqueza, es decir, todo aquello que constituye un insumo de algún proceso productivo, cualquiera sea este" (Yansen: 2012) o utilizado en la transformación (tanto intencional como significativa) de la materia, la energía y el conocimiento, comandada por alguna forma de este último. Entonces, todo insumo y todo resultado del mismo será una combinatoria variable de estos tres elementos, de modo tal que sobre ellos pesa una doble regulación capitalista: tanto la de la propiedad privada física como la de la propiedad intelectual. Siguiendo a esta autora también se preferirá utilizar la noción de acceso a estos recursos en vez de propiedad: así, puede subsumirse a estas a una de esas formas, el excluyente (a partir del cual el poseedor de los mismos está en condiciones de excluir a terceros de su utilización en la obtención de una ganancia), y diremos que la clase capitalista estudiada por Marx hacia uso de esta última en la consecución del plusvalor.
"Más específicamente el capitalismo industrial implica, ante todo, el antagonismo entre capitalistas industriales y los trabajadores industriales. Se trata en los dos casos, de sujetos que lucran -unos- o laboran -los otros- a través de distintos niveles de acceso - y exclusión- sobre recursos intensivos en materia y energía. En efecto, la industria maquinizada, fue paulatinamente destruyendo a su paso toda posibilidad de competencia de aquellas fracciones del capital que no se treparan a la ola de la modernización productiva (…) Así, el conjunto de capitalistas materiales y los capitalistas cognitivos de la etapa previa (aquí se hace referencia al capitalismo en su faceta mercantil), que ayer luchaban contra las trabas feudales, hoy se fundían en la gran clase de capitalistas materiales (industriales) (…) Paralelamente la clase trabajadora industrial -la clase de trabajadores materiales-, engrosa sus filas, al tiempo que pierde el monopolio de una parte importante de sus recursos cognitivos en manos del capital. En efecto, la introducción de la máquina significa, ante todo, la traducción y objetivación de saberes obreros, en artefactos apropiables directamente por el capital" (Yansen: 2012).
O también siguiendo a Marx y Engels en la Ideología Alemana:"La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen los medios necesarios para producir espiritualmente". Si bien ellos estaban haciendo referencia principalmente a la elaboración de ideas filosóficas puras, esto es válido también para las ideas científicas, sean estas las de la economía política o las ciencias naturales, que se ponen a su favor en la misma producción material, convirtiéndose en el espíritu del cuerpo inanimado, el sistema de máquinas del Capitalismo Industrial.
Es decir, aquella primeras del S. XX donde aumenta crecientemente una clase de trabajadores no manuales sino cognitivos (con acceso a recursos intensivos en conocimiento pero sin acceso a los recursos intensivos en materia y energía): los famosos trabajadores de cuello blanco, asentados en el sector servicios pero también en el industrial que se valían de sus títulos educativos para ingresar a los mismos.
En el Capitalismo Cognitivo estos bienes asumen un papel central sea como producto a consumir, o como recurso consumido productivamente. Se trata de bienes que resultan de procesos productivos cuya función de producción está signada por un importante peso relativo de los gastos (en capital o trabajo) en la generación de o el acceso a información digital (Zukerfeld: 2010); por otro lado esta es conocimiento codificado binariamente mediante señales eléctricas de encendido-apagado (Zukerfeld: 2009). Aquí fundamentalmente se hace referencia a los primarios, hechos puramente de información digital (software- insumo productivo y producto por excelencia de la vigente etapa-, música, imágenes, textos); y los secundarios, que procesan, transmiten o almacenan ID (chips, computadoras, Cd, etc.). Podemos decir que en esta etapa, la distribución del conocimiento no sólo se remite a la dimensión subjetiva, sino que también tiene en cuenta estas modalidades particulares del mismo.
Por otro lado, los bienes primarios aquí tratados continúan siendo mercancías, por tanto son valor de uso, pero también portadores de valor (que sigue siendo una cantidad de trabajo socialmente necesario solidificado), pero poseen una particular característica: el bit que es su unidad elemental, es ontológicamente replicable, lo que permite que bienes idénticos puedan circular sin cobrar una forma mercantil, de modo tal que amenazan con ello la valorización del capital que requiere de esta transmutación para perpetuarse. Así, si bien el fundamento del valor no cambia, si lo hacen las regulaciones jurídicas que pesan sobre el conocimiento para ponerle un freno a esta amenaza: ello se verifica en la expansión de la propiedad intelectual, a través de la cual se organizan las inclusiones y exclusiones respecto del mismo (lo que se ha llamado acceso a estos recursos), y con ello una nueva modalidad de la estratificación social.
Estas se desarrollan particularmente en el sector informacional naciente con la reestructuración del modo de producción capitalista, pero también lo hacen a lo largo de la producción en general. El trabajo informacional se presenta no sólo en este nuevo sector, sino que atraviesa variadas ramas productivas.
De este modo se marca una gran diferencia con los trabajadores estudiados por Marx: estos, a partir de la manipulación de una y la misma herramienta o el servicio perpetuo a una máquina-herramientas, se veían confinados a la realización de la misma actividad que concentraba toda su aptitud, en un puesto o lugar productivo idéntico asimismo. Aquí en cambio, se los dota de una aparente libertad de movimiento y actividad tanto en un proceso productivo particular como a lo largo del proceso productivo global.
Si a partir de las consideraciones realizadas por Marx podemos decir que en los procesos por el estudiados un conjunto de obreros realizaba simultáneamente tareas particulares (sean homogéneas o heterogéneas), aquí un mismo trabajador es el que las realiza de este modo y ello a partir de una única herramienta productiva.
Este aprendizaje ha llevado a una desvalorización de las titulaciones formales adquiridas en instituciones especializadas de enseñanza: "sus recursos cognitivos (…) no son necesariamente adquiridos en institucionales formales. Estos trabajadores calificados no son necesariamente titulados. Más bien, parecería suceder todo lo contrario. La educación formal viene a perder peso frente a otras formas de adquisición de conocimientos. El propio medio de trabajo es una puerta abierta a la incorporación de conocimientos que sirven a su proceso de producción, a través de tutoriales, videos, etc." (Yansen: 2012).
En este sentido podemos decir también que es el capital que los emplea el que contribuye a la formación y aumento del valor de esta fuerza de trabajo cognitiva. Además de esta vía las empresas cuentan con diferentes maneras de capacitación (cursos, entrenamientos o "coachings", etc.) que favorecen esta tendencia contraria a la que marcaba Marx para sus trabajadores: en las mutaciones de las formas productivas disminuían continuamente los costos y el tiempo de aprendizaje necesarios para desarrollar una tarea, de modo tal, que el valor de la fuerza de trabajo también lo hacía.
Estos bienes están regidos por un comportamiento particular, el pronosticado por la Ley de Moore, de modo tal que a través de su constante abaratamiento y evolución se han masificado por doquier. Por esto el acceso a estos por parte de los trabajadores informacionales es no excluyente; por el mismo motivo, el capital no hace de su propiedad exclusiva el descanso de su valorización.
Por otro lado, si estos surcan la jornada laboral y el campo de trabajo de la producción informacional conquistando el tiempo y el espacio de ocio, los primeros adquieren las características de los segundos o un aspecto más hogareño.
Cobren o no la forma mercantil, como sucede con el software y con grandes cantidades de contenidos culturales a partir de la producción informacional entre pares y abierta. El capital también ha desarrollado métodos para lograr subsumir a esta, sea por la apropiación de los primeros productos o de otras informaciones que supone su realización de los segundos.
Esta consigna ha surgido a partir de mi cursada en la Cátedra Informática y Relaciones Sociales, y de lecturas realizadas de textos en cursadas anteriores sobre el fenómeno del surgimiento de esta clase de trabajadores (aquí llamados informacionales, pero que han recibido otros nombres como analistas simbólicos, élite global, clase gerencial, entre otros) que me parecieron no abordarlo desde la especificidad de su medio de trabajo y su particular relación con él ( como los escritos de Richard Sennet, Boltanski y Chiapello, Robert Reich o mismo "La Distinción" de Bourdieu), cuestión que me parece fundamental para comprender sus características y modo de vida, y para sacarlas de un relato descriptivo o anecdótico de los constantes cambios en sus carreras o su afán por el trabajo continuo y realizado hasta en sus tiempos de placer. Aunque breves, estas consideraciones se realizaron en este sentido.



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