Entre la intimidad y la vida pública. Los portales de las viviendas burguesas españolas del siglo XIX.

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Descripción

Jornadas Internacionales “Espacios interiores. Casa y arte. Del siglo XVIII al XXI” Grupo de trabajo: “La arquitectura doméstica: evolución y desarrollo de los modelos”

“Entre la intimidad y la vida pública. Los portales de las viviendas burguesas españolas del siglo XIX” Isabel María Rodríguez Marco Museo Nacional de Artes Decorativas. Departamento de Difusión y Comunicación

El portal es un elemento constituyente de las casas de renta decimonónicas que reviste un interés especial. La riqueza decorativa de esta estructura denota su significación dentro del inmueble, así como en el espacio público que es la calle. Su estudio resulta de una gran importancia para poder obtener un conocimiento profundo de la arquitectura doméstica del siglo XIX. Con esta comunicación queremos hacer una llamada de atención sobre este patrimonio, analizando el caso particular de algunos portales vallisoletanos que por cuestiones azarosas han sido objeto de nuestro interés. Esperamos con ello que futuros estudios sobre la vivienda tengan en cuenta estos espacios de gran valor arquitectónico, decorativo, e incluso antropológico.

Burguesía, urbanismo y vivienda en el Valladolid del siglo XIX A mediados del siglo XIX, durante la “década moderada” (1844-1854), comenzaron a producirse transformaciones de gran trascendencia en la sociedad española. Anteriormente, en 1837, durante el gobierno de Calatrava y siendo Mendizábal ministro de Hacienda, se completaron legislativamente las medidas conducentes a la liberalización de la propiedad de la tierra. Los señoríos se transformaron en propiedad burguesa y entraron en el mercado, vendiéndose muchas de aquellas fincas a miembros de la burguesía de negocios. De este modo, a partir de 1854 se produjo una acumulación de capital que constituyó la base necesaria para la expansión económica del país. Lo específicamente nuevo, la formación de una burguesía industrial, tiene lugar en Cataluña (y, en menor grado, en el País Vasco), pero

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no es hasta la época de la Restauración (1875-1885) cuando se comenzó a hacer visible el auge de la burguesía en el resto de España 1.

La ciudad de Valladolid se desarrolló económicamente gracias a la producción harinera y al comercio que tenía lugar en torno a la misma. Existía una burguesía media, rural, que era la que detentaba la propiedad de la tierra y, junto con ella, una burguesía comercial. Los profesionales liberales (abogados, registradores, notarios, médicos, farmacéuticos, catedráticos de enseñanza media y superior) formaban parte de los notables de la sociedad. En los niveles inmediatamente inferiores se encontraba esa amalgama heterogénea

a la que de manera poco precisa se denominó “las clases

medias”: pequeños comerciantes, artesanos, funcionarios y militares de graduación media, principalmente2. El concepto de burguesía se definía por oposición al de proletariado. En la época, se identificaba a la burguesía con la explotación, puesto que era esta clase social la que detentaba el capital3. El término “clase media” no aparece antes de 1830. Las fuentes literarias en las que podemos indagar acerca del significado de este nuevo concepto son diversas: Mariano José de Larra, Mesonero Romanos, Benito Pérez Galdós, Pío Baroja... En la comedia de Larra No más mostrador (1854) presenta a la clase media con ciertos rasgos característicos como la continua búsqueda de la promoción social por medio de empleos administrativos, la propiedad inmobiliaria y el enriquecimiento rápido gracias a la especulación4.

El avance imparable de la industrialización, fundamentalmente en Cataluña, el País Vasco y ciertas zonas de Andalucía, el desarrollo de un Estado centralista y el ascenso de la burguesía como nueva clase social imperante fueron las principales causas del crecimiento de las ciudades y la aparición de nuevas tipologías de vivienda. En España existieron dos modelos de desarrollo urbano. Barcelona fue la ciudad donde mayor peso tuvieron la industrialización, la actividad comercial y la potente burguesía 1

TUÑÓN DE LARA, M. et alii, Historia de España, Valladolid: Ámbito Ediciones, 1999, pp. 428-429, pp. 435-440, pp. 502-504. 2 Ibidem, pp. 507-510. 3 RALLE, M., “La notion de ‘bourgeoisie’ dans l’idéologie de la Première Internationale en Espagne”, en La question de la “bourgeoisie” dans le monde hispanique au XIXe siècle. Actas del Coloquio Internacional organizado por el Institut d’Études Ibériques et Ibéroaméricaines. Université de Bordeaux III, Burdeos: Édit. Bière, 1973, pp. 119-131. 4 BOTREL, J.F. & LE BOUIL, J., ”Sur le concept de ‘clase media’ dans la pensée bourgeoise en Espagne au XIXe siècle”, en La question de la “bourgeoisie” dans le monde hispanique au XIXe siècle. Actas del Coloquio Internacional organizado por el Institut d’Études Ibériques et Ibéroaméricaines. Université de Bordeaux III, Burdeos: Édit. Bière, 1973, pp. 137-160.

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que promovió su desarrollo, aparte de ser la ciudad con la mayor aglomeración obrera del país, concentrada en barriadas periféricas. Madrid debió su crecimiento al hecho de ser la capital del Estado, contando con la presencia de las familias más relevantes de la nobleza española. En 1846 comenzó su expansión urbana, la instalación del alumbrado de gas y de las alcantarillas y se iniciaron las obras de la traída de aguas del Lozoya. Esta modernización vino acompañada de la apertura de teatros y cafés. Se fue creando un género de ciudad moderna en que la gente convivía más fuera de sus casas5. El ejemplo de Madrid constituiría un claro modelo para Valladolid, ciudad en la que muchos de sus arquitectos se habían formado en la capital.

Durante el siglo XIX, las ciudades crecieron en el interior de las murallas y cercas defensivas o comerciales, aunque desde mediados de siglo se produjeran agregaciones de nuevos arrabales o más tarde se proyectara su ensanche. El crecimiento interior se hizo a costa de un mayor aprovechamiento del solar edificado, derribando el inmueble existente o aumentando su altura y subdividiendo los pisos, y mediante el relleno de cualquier vacío, patio, solar o huerto. Las autoridades elaboraron un conjunto de normas con las que intentaron que se desarrollara un urbanismo regular. Por ejemplo: la Real Orden de 1846 sobre la obligatoria formación de los “Planes Geométricos” de las poblaciones de crecido vecindario o la “Instrucción para la elaboración y ejecución de Planos Generales de Alineaciones” en las poblaciones con más de ocho mil habitantes, de 1859. El Ayuntamiento de Barcelona convocó el 15 de abril de 1859 un concurso, en cuyas bases se especificaba que el ancho de las calles paseos (bulevares) sería de 30 a 60 metros, y el de las demás, de 12 a 30 metros. Además, se fijaba una parcela de 200 m² mínimo 6. En el caso de Madrid, el Real Decreto de 19 de julio de 1860, señalaba mínimos de 30 metros para las calles principales y de 15 a 20 metros para las demás7. Tras la aprobación de los primeros ensanches (Barcelona, 1859; Madrid, 1860), se promulgó la Ley de Ensanches de 1864, disponiendo que se crearan las Juntas de Ensanche, de las que formarían parte los propietarios. Poco a poco, éstos irían decantando un tipo de vivienda de acuerdo a sus intereses: la nueva casa burguesa entre medianerías, la “casa de renta”.

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TUÑÓN DE LARA, M. et alii, Op. cit., pp. 435-441. VV.AA., La casa en España, Madrid: Dirección General para la Vivienda y Arquitectura, 1987, p. 84, nota 3. 7 Ibidem., nota 4. 6

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La ciudad de Valladolid inició un importante proceso de expansión urbanística a partir de 1875-80. En estos años se manifestó en Valladolid el influjo de la introducción del ferrocarril, se revitalizó el comercio y la ciudad se desarrolló industrialmente. Estos años de auge permitieron la consolidación de la burguesía, que cada vez tendría mayor importancia e influencia en la ciudad. En el interior de la ciudad se ganaron numerosos espacios como resultado de la Desamortización y de la cubrición de los ramales del río Esgueva. La Estación de Ferrocarril supuso, además, un lugar de atención preferente, fenómeno que explica el crecimiento de la ciudad hacia el sur. La burguesía se asentó en la Acera de Recoletos, las calles Gamazo, Muro, Colmenares, Panaderos... y las reformas urbanísticas se sucedieron con el fin de adaptar la ciudad a las nuevas necesidades de amplitud y comodidad. En 1886 se inauguró el Pasaje Gutiérrez, galería comercial cubierta al estilo de las existentes en toda Europa y que utilizaba como materiales constructivos el hierro y el cristal. Además se construyeron teatros y centros de reunión, como es el Círculo de Recreo.8

El portal: estructura y decoración En los portales estudiados, cuya relación se halla incorporada en el anexo, se ha observado la repetición de determinados elementos estructurales y decorativos: 1. Puerta exterior: realizada en madera, con decoración tallada (motivos vegetales, geométricos...). Frecuentemente, sobre la puerta se abre un vano que es protegido, a la vez que realzado mediante una reja de motivos curvos, espirales tangentes, líneas que se entrelazan... 2. Puerta interior: normalmente presenta marco de madera o metal y cristal; separa el portal propiamente dicho de la zona de la escalera; de esta forma, se definen dos espacios de significación diferente: el lugar todavía privado y anejo a la vivienda, que es el de la escalera y aquel que comienza a ser lugar de encuentro con el exterior. 3. Desnivel entre el portal, a la misma altura que la calle, y el espacio interior dedicado a las escaleras y frecuentemente a la portería. 4. Portería: situada en uno de los lados, consta de una garita (de madera y cristal), puerta y ventanas que dan acceso a la vivienda del portero, normalmente situada 8

VIRGILI BLANQUET, Mª A., Desarrollo urbanístico y arquitectónico de Valladolid (1851-1936), Valladolid: Ayuntamiento de Valladolid, 1979, pp. 291-335.

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en un semisótano. Estas ventanas suelen aparecer en los muros exteriores del edificio, pero hay casos en los que también existe alguna en el interior del portal. La mayor parte de las veces la portería se halla en el interior del portal, en el espacio restante entre la puerta interior y la escalera. 5. Escalera: elemento esencial del portal que, en ocasiones se alza majestuosa y, otras veces queda relegada al fondo. En las viviendas más modernas, construidas a partir de finales de la década de 1890, existe ascensor, que será ubicado en el interior de la caja de la escalera y suele estar realizado en madera. En estos casos, la escalera se desarrollará en torno al hueco del ascensor. 6. Zócalo: se trata de un elemento protector de los muros del portal, pero asimismo de un elemento fundamental de la decoración de los portales. Puede estar realizado en madera, en estuco, estar revestido de azulejos... Suele cubrir un tercio de la altura del muro del portal pero puede llegar a cubrir incluso la mitad. 7. Decoración en las paredes: aparece en los portales de las casas de mayor calidad, en las que la decoración se ha cuidado con mimo. Aparecen frecuentemente finas molduras a modo de marcos de espejo o de pinturas, rematadas por elementos vegetales. Asimismo suelen aplicarse pilastras de yeso o de madera entre las que se despliega la decoración pintada. 8. Decoración en el techo: son frecuentes los plafones de escayola con molduras y un medallón. También existen algunos ejemplos de portales con pinturas en el techo.

En función de la categoría de la vivienda, de su organización espacial y del momento de construcción se observan variantes y particularidades en la decoración de los portales, manteniéndose en líneas generales los elementos estructurales básicos mencionados más arriba.

Durante la época de la Restauración Alfonsina se implantó en Valladolid un eclecticismo ligado a la arquitectura madrileña. Entre los elementos que se tomaron de otros estilos predominaron los de tipo renacentista, aunque también aparece el neogótico y el neomudéjar. Una de las construcciones de mayor envergadura fue la Casa Mantilla (1890-1892). Pero vamos a mencionar un ejemplo de inmueble mucho más modesto: se trata del número 16 de la calle López Gómez. El portal es estrecho y largo y destaca un

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zócalo de azulejos que combinan los colores azul y blanco. Una serie de pilastras de escayola articula los muros.

Comenzado ya el siglo XX, varios arquitectos y propietarios promueven el desarrollo del Modernismo en la ciudad. Sin embargo, no pasará del estado incipiente, manifestado en el vocabulario decorativo. El ejemplo más destacado es la casa de la Acera de Recoletos que hace esquina con la calle Colmenares, construida por Jerónimo Arroyo en 1906. El portal está situado en la esquina y en su interior destaca el pavimento (mosaico) y la decoración de los techos, a base de molduras y otros detalles decorativos, como cabezas femeninas. En el portal de la casa número 24 de la calle López Gómez se manifiesta este nuevo gusto modernista: el portal se considera un elemento ornamental del edificio, desplegando a lo largo del zócalo de azulejos una riquísima decoración a base de pájaros y elementos florales de vivos colores.

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Detalle del zócalo del portal de la calle López Gómez 24. Fotografía de la autora.

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La casa número 3 de la calle de la Pasión, construida en 19039, muestra asimismo la llegada de elementos modernistas a la ciudad. Destaca la puerta, tallada con figuras femeninas, niños y motivos vegetales.

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Detalle de una de las puertas del portal de la calle de la Pasión, 3. Fotografía de la autora.

En cambio, las pinturas que decoran el techo constituyen una continuación con la tradición pictórica más conservadora; se trata de dos escenas de carácter alegórico referentes a la prosperidad que proporciona el comercio, en las que aparece Mercurio rodeado de amorcillos y figuras femeninas. Sin poder afirmar que el autor de las pinturas sea Salvador Seijas, autor de la decoración del Pasaje Gutiérrez, sí que es cierto que la temática y las composiciones se asemejan mucho.

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ARNUNCIO PASTOR, J.C. (dir.), Guía de arquitectura de Valladolid, Valladolid: Consorcio IV Centenario de la Ciudad de Valladolid, 1996, p. 166.

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3. Pintura del techo del portal de la calle de la Pasión, 3. Fotografía de la autora.

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En la calle López Gómez, número 2 hallamos un ejemplo de modernismo mucho más cercano a Centroeuropa o Escocia, por la utilización de motivos vegetales muy estilizados. Querríamos destacar el zócalo, realizado probablemente en estuco pintado y pulido y que proporciona al muro un ritmo decorativo muy interesante.

4. Zócalo del portal de la calle López Gómez número 2.

5. Detalle del techo del portal de la calle López Gómez número 2.

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Conclusiones Sería interesante poder conocer mejor diversos aspectos de la vida cotidiana que pudieran ayudarnos a aportar información más completa sobre los usos que tuvieron los portales en la época en la que fueron concebidos. Surgen preguntas muy variadas: ¿existían entradas independientes para las distintas clases sociales que habitaban un inmueble de estas características (propietarios, inquilinos, empleados domésticos)? ¿existían entradas para carruajes? ¿éstos se guardaban en cocheras con entrada independiente?¿o simplemente no se contemplaba el hecho de tener coche? Con respecto a aspectos sociales relacionados con estos espacios, a los usos que les daban sentido tal y como se hallaban estructurados y a posibles connotaciones simbólicas de los mismos, resultaría muy útil la consulta de la literatura de la época.

Por otro lado, con el fin de conocer decoraciones perdidas o la configuración original de los portales, convendría analizar minuciosamente fotografías de la época, así como realizar una búsqueda en los archivos municipales o en el archivo de la Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción, donde podrían hallarse diseños o proyectos de interiores de inmuebles que pudieran resultar de nuestro interés.

Bibliografía

ARNUNCIO PASTOR, J.C. (dir.), Guía de arquitectura de Valladolid, Valladolid: Consorcio IV Centenario de la Ciudad de Valladolid, 1996 BRASAS EGIDO, J.C., La pintura del siglo XIX en Valladolid, Valladolid: Institución Cultural Simancas-Diputación Provincial de Valladolid, 1982 GARCÍA-MARTÍN, M., Los portales modernistas, Barcelona: Catalana de Gas y Electricidad, 1979 HERRERO DE LA FUENTE, M., Arquitectura ecléctica y modernista de Valladolid, Valladolid: Universidad de Valladolid, 1976 La question de la “bourgeoisie” dans le monde hispanique au XIXe siècle. Actas del Coloquio Internacional organizado por el Institut d’Études Ibériques et Ibéroaméricaines. Université de Bordeaux III, Burdeos: Édit. Bière, 1973

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ORTEGA DEL RÍO, J.M., El siglo en que cambió la ciudad. Noticias artísticas de prensa vallisoletana del XIX, Valladolid: Ayuntamiento de Valladolid, 2000 TUÑÓN DE LARA, M. et alii, Historia de España, Valladolid: Ámbito Ediciones, 1999 VIRGILI BLANQUET, Mª A., Desarrollo urbanístico y arquitectónico de Valladolid (1851-1936), Valladolid: Ayuntamiento de Valladolid, 1979 VV.AA., La casa en España, Madrid: Dirección General para la Vivienda y Arquitectura, 1987 VV.AA., Arte y arquitectura en la vivienda española, Madrid: Fomento de Construcciones y Contratas, 1996

Anexo Relación de portales estudiados10 Calle López Gómez, 2 Calle López Gómez, 4 Calle López Gómez, 6 Calle López Gómez, 16 Calle López Gómez, 24 Calle Núñez de Arce, 5 Calle Núñez de Arce, 18 Calle Núñez de Arce, 25 Calle Núñez de Arce, 33 Calle Núñez de Arce, 38 Calle de la Pasión, 3

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Este estudio data de febrero de 2001. Es posible que desde entonces se hayan realizado trabajos de restauración o reforma de estos inmuebles. Las calles y números de los portales se citan según la nomenclatura y numeración actuales.

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