ENTRE FORMAS Y ESPONTANEIDADES DANZANDO ME MUESTRO LA DANZA ACADÉMICA Y EL SUJETO SATURADO DE KENNETH GERGEN (Between forms and spontaneities dancing I show myself: the academic dance and Kenneth Gergen\'s saturated subject)

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Descripción

ENTRE FORMAS Y ESPONTANEIDADES DANZANDO ME MUESTRO
LA DANZA ACADÉMICA Y EL SUJETO SATURADO DE KENNETH GERGEN

Por Juan Sebastián Gómez García para el curso de Seminario de Arte Contemporáneo 2016-I

Como bailarín de danza académica (danza clásica y contemporánea), me debato siempre entre dos polos. Por un lado, la ejecución prodigiosa de las formas específicas de la danza académica y por otro lado, la ejecución vívida de la danza espontánea que surge de mi cuerpo en la improvisación. Desde hace dos años, me he formado en danza clásica (ballet) y danza contemporánea, y siempre me he enfrentado al problema ontológico y epistemológico de mi cuerpo entre el ánimo de ejecutar limpiamente los movimientos y el ánimo aparentemente contrario de ser sensato con mi cuerpo y danzar según él mismo me lo dicta. Pienso que un bailarín prodigioso es el capaz de encontrar el equilibrio efectivo entre estos dos polos, o más bien, el bailarín que pendula entre la ejecución y la interpretación de tal manera que es capaz de comunicar y evocar artísticamente a través de su cuerpo. Un bailarín que no comunica, es una masa de carne movida por la energía cinética del metabolismo humano, un bailarín que comunica, es un cuerpo movido por su pasado, su presente y su futuro.

La danza es la más clara muestra de la interioridad de los sujetos, mentir en la danza es una tarea difícil Danzar es mostrarse como un ser construido socialmente que transmite mensajes a través de las corporalidades. Es una traducción de la historia en el dibujo de líneas y formas en el espacio-tiempo. La danza es moderna a través de las formas específicas que sirven a estéticas específicas, como por ejemplo, el ballet. La danza clásica es un cúmulo de corporalidades nacidas en las representaciones sociales de la Modernidad, la danza clásica es la danza de las máquinas, la danza de la racionalidad y el positivismo. Durante el siglo XX, muchos bailarines quisieron encontrar nuevas maneras de generar movimiento que comenzaran a servir al bailarín mismo, al espacio y a la gravedad. Bailarines como Isadora Duncan, Martha Graham y Merce Cunningham serán ejemplo de ello influenciados por las corrientes artísticas vanguardistas del siglo XX y las teorías sociales del posestructuralismo y el posmodernismo. Considero que la danza contemporánea (entendida dentro de los círculos académicos) es el resultado de la transición de la danza de la Modernidad hacia la danza de la Posmodernidad. Sin embargo, la danza contemporánea no sirve totalmente a la liberación y a la esquizofrénica multiplicidad, porque aún conserva mucho de la danza clásica y la moderna. La danza contemporánea es una mezcla muy rica de corporalidades que conservan técnicas de movimientos específicos.

En la danza contemporánea el sujeto tiene un papel primordial, tanto en la ejecución danzaria como en las representaciones sociales que se hace a través de ella. Kenneth Gergen (2006) resume claramente los puntos críticos del sujeto contemporáneo a través de su llamada "saturación social". Para Gergen, los individuos del mundo contemporáneo están inmersos en redes de comunicación tan álgidas que han devenido en un estado de saturación social, un estado en el cual la racionalidad se construye en un espacio y un tiempo intersubjetivo en donde la multiplicidad del yo hace que la identidad contemporánea esté en crisis. Las multiplicidad del sujeto individual es una de las banderas claras de las estéticas danzarias contemporáneas y es que este arte ha estado llamado a mostrar las nuevas epistemologías del cuerpo como lo vienen haciendo las artes vanguardistas desde el siglo XX. Sin embargo, Gergen muestra que el proceso de saturación social está acompañado por movimiento pendular de los sujetos entre las concepciones de la Modernidad y las del Romanticismo como procesos históricos. Los sujetos modernos son los sujetos de la racionalidad, el positivismo y el individualismo. Los románticos son los sujetos morales, emocionales y solidarios. En el mundo contemporáneo nos debatimos constantemente entre estas dos concepciones como dos paradigmas en constante tensión.

Considero que en mi caso personal, en la danza académica se aplica claramente este movimiento pendular. Como dije al inicio, mi debate bambolea hacia la ejecución de las formas específicas de la técnica danzaria clásica y contemporánea, cuando lo hago me siento precisamente, como un sujeto moderno. El bailarín racionalista y positivista que experimenta con su cuerpo para producir resultados específicos, es el cuerpo que se vé a sí mismo como un objeto, como una máquina de ejecución. El otro lado del bamboleo se va hacia la interpretación y la improvisación. Un bailarín puede improvisar con técnicas impecables, pero en mi caso personal, cuando interpreto e improviso, mi cuerpo danza espontáneamente al ritmo y la forma de la no planeación, del no-relato, del sentimiento y de la experiencia propia. Es un cuerpo romántico, un cuerpo moral y solidario consigo mismo. Entre los dos polos existe una infinita gama de estadios danzarios que producen resultados muy diversos y considero que en esa diversidad está la riqueza corporal de la danza académica contemporánea. Sin embargo, el romanticismo en el que me encuentro en la improvisación no es el mismo romanticismo de Richard Wagner o Frederich Chopin, el romanticismo en el que me encuentro es el romanticismo de la saturación social. Es el romanticismo de la nostalgia de las consecuencias de la modernización, es un romanticismo inmerso en agobiantes redes sociales, en donde el yo se desdibuja en una infinita multiplicidad de yos conviviendo en la ilusión de la individualidad limitada. Es un romanticismo saturado en las subjetividades resonantes y el constante y acelerado intercambio semiótico de representaciones sociales.

Para mí es de vital importancia reivindicar la posibilidad de significación trascendental en la danza matizada entre lo moderno y lo romántico, porque precisamente, es el estado del mundo contemporáneo, una mezcla agobiante de materias que ni ya se pueden definir claramente. Considero que la danza debe servir primordialmente a las experiencias de los bailarines mismos, y desde allí llevar a cabo las empresas representacionales que se vuelven transformadoras epistemológicamente. La danza de conciencia es otra forma de conocerse a uno mismo y otra forma de conocer la realidad. La danza académica sigue siendo llamada a formar parte de las propuestas otras para generar nuevas formas de conocimiento social basados en la equidad y la solidaridad humana. Es la danza que se reta a transformar en el mundo saturado, en conversación entre las experiencias de todos los sujetos de la empresa danzaria: el director, los productores, los bailarines y los consumidores. La danza está llamada a transformar corporalidades enterradas en los ritmos esquizofrénicos del capitalismo, está llamada a recuperar el romanticismo necesario para generar cambios sociales estructurales en un mundo cada vez más decaído.

BIBLIOGRAFÍA
GERGEN, Kenneth. 2006. "El yo saturado: dilemas de identidad en el mundo contemporáneo". Paidos Ibérica Ed.

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