Entre excavaciones y pigmeos: los yacimientos arqueológicos de Quíbor

May 24, 2017 | Autor: C. "Dr. Virgilio ... | Categoría: Arqueología de Venezuela, Valle De Quibor, Quibor (Estado Lara, Venezuela)--Historia
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Descripción

Nosotros y los otrosH

Entre excavaciones y pigmeos

Los yacimientos arqueológicos de Quíbor Autora Nayrin Pérez Giménez [email protected]

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Enterramiento de Boulevar de Quíbor. Fotografía: © Luis E. Molina, 1986. Fuente: Grandes Maravillas de Venezuela. Caracas: El Nacional, IPC, 1977, p. 85. Reproducción: ©Samuel L. Hurtado C.

HACIENDO MEMORIA. Nº 7. BARINAS, ENE-FEB. 2013. ISSN: 2343-6026

HACIENDO MEMORIA. Nº 6. BARINAS, NOV-DIC. 2012. DL: Lf. 073201190002582

Licenciada en Historia (ULA). Magister en Enseñanza de la Historia. Docente de la Universidad Politécnica Territorial de Lara Andrés Eloy Blanco - Barquisimeto.

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“A los enterradores de pigmeos, los espantará la llorona” Jota De Erre. El Impulso. Barquisimeto. 12/06/1975

Así comenzó todo

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Quíbor, capital del municipio Jiménez del Estado Lara, es zona con un invaluable tesoro arqueológico representativo de las primeras sociedades existentes en el centro occidente del país. Uno de sus lugares más importantes lo constituye el cementerio indígena del Boulevard descubierto en diciembre de 1965, mientras eran colocadas las tuberías para las aguas servidas en las cercanías de la Plaza Bolívar de esta localidad. Para dirigir estas excavaciones, el Gobernador del Estado, en esa época, Miguel Romero Antoni (1964-1968) contrató los servicios del Profesor de Arqueología de la Universidad Central de Venezuela, Adrián Lucena Goyo, quien participó

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de los hallazgos y fue uno de los que señaló la importancia de las piezas allí encontradas. En este lugar, fueron encontrados collares, ídolos y vasijas de cerámica de una notable belleza. Además, de numerosos esqueletos pertenecientes a grupos indígenas fechados entre 145 d.C. y 575 d.C. que según los especialistas, se caracterizaban por presentar una “talla muy baja”, que correspondería, según aquellos, a los que se denominan los pigmeos. Las referencias acerca de la presencia de grupos indígenas de talla muy reducida en el territorio venezolano aparecen desde los primeros reportes y crónicas de conquistadores en sus incursiones y exploraciones. Se ha tomado como referencia fundamental los relatos de viajes de Nicolás Federman, de 1530, quien señaló que toda la nación de ayamanes era enana. Posteriormente, con las visitas de naturalistas y exploradores a finales del siglo XIX se sumaron noticias y referencias sobre la existencia de grupos “pigmeos” en distintas zonas del territorio nacional, especialmente en la Sierra de Perijá y en el actual Estado Amazonas.

Detalles de una de las calles del centro poblado de Quíbor a mediados de 1982. Fotografía: © Pablo Novoa Alvarez, 1982. Fuente: Geomundo Venezuela. Caracas: Editorial América, 1982, p. 37. Reproducción: ©Samuel L. Hurtado C.

En el caso de Quíbor, Adrián Lucena afirmó que estas osamentas encontradas constituían una prueba tangible de la existencia de una “civilización” pigmea en el continente americano. Según señala el investigador, estos cuerpos tendrían estatura de aproximadamente 1,45 centímetros y a diferencia de los enanos, poseían un cuerpo proporcionado. Consideraba que debió ser una sociedad de unas 50 mil personas aproximadamente, que tendrían una antigüedad aproximada de 2000 años. El antropólogo Pedro Pablo Linares asegura la existencia de pigmeos en el Estado Lara. Según este investigador, el cementerio de Quíbor y unos restos encontrados en El Tocuyo son suficientes pruebas de la existencia de estos grupos en épocas pasadas. Asimismo, considera que existen en la actualidad comunidades con esas características, planteando que los Yukpa de la Sierra Perijá y los Ayamanes podrían ser parte de una misma cultura, y estos últimos, estarían relacionados con los referidos por Federman. Por su parte, el Doctor José Pérez Marcano consideraba, que los esqueletos que habían aparecido en El Tocuyo y en Quíbor pertenecían a pigmeos o seres adultos de baja estatura. Su criterio estaba basado en la existencia de dentaduras y formaciones óseas de personas adultas. Asimismo, otros investigadores avalaron esta teoría, entre ellos, Jean Pierre Hallet, de la Universidad de California, quien relacionaba el origen del hombre con su tesis de la “pigmoicidad” planteando que los ancestros más antiguos del hombre eran estas sociedades pigmeas. Paul Rivet, señalaba la presencia de pigmeos en algunas regiones de Sudamérica, al sur del Amazonas, extendiéndose a la cuenca del Orinoco, la Sierra de Perijá hasta el Valle del Alto Sinú y El Darién en Colombia,

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Enterramiento de Boulevar de Quíbor. Fotografía: © Luis E. Molina, 1986. Fuente: Grandes Maravillas de Venezuela. Caracas: El Nacional, IPC, 1977, p. 86. Reproducción: ©Samuel L. Hurtado C.

confirmando además, la existencia de grupos pigmeos contemporáneos en algunas poblaciones del Estado Lara. Por su parte, Jorge Armand, Jefe de la Sección de Arqueología de la Universidad de Los Andes, plantea que los pigmeos de Quíbor provenían de una migración pigmoide de África y de Asia suroriental que vino a América, lo que según este investigador, le daba un gran valor científico al cementerio de Quíbor. Este antropólogo consideraba este lugar como el primero en su género en América Latina lo que revolucionaba las teorías existentes sobre el origen del hombre en América.

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¿Una civilización pigmea?

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Figura votiva elaborada en cerámica, de construcción hueca a base del sistema de enrrollado (42,5 x 20 cm). Fotografía: © Pablo Novoa Alvarez, 1982. Fuente: Geomundo Venezuela. Caracas: Editorial América, 1982, p. 39. Reproducción: ©Samuel L. Hurtado C.

Piezas artesanales inspiradas en la arqueología quiboreña. Fotografía: © Pablo Novoa Alvarez, 1982. Fuente: Geomundo Venezuela. Caracas: Editorial América, 1982, p. 38. Reproducción: ©Samuel L. Hurtado C.

Ahora bien, hasta los años ochenta se tenía plena convicción de la existencia de estos grupos humanos, sin embargo, con la llegada a Quíbor de nuevos investigadores se retoma el tema de los pigmeos. El antropólogo físico Fernando Luna Calderón, integrante del equipo que trabajaba en las excavaciones de ese cementerio indígena y alto funcionario del Museo del Hombre de la Republica Dominicana niega la existencia de estos grupos humanos. Asegura que los esqueletos que han sido rescatados en esa y otras oportunidades pertenecían en su mayoría a niños y algunos a personas adultas de tallas muy pequeñas. Señalaba que algunos de estos esqueletos presentaban un cráneo muy grande, posiblemente producto de alguna enfermedad y ser confundidos por pigmeos. Además, el doctor Mario Sanoja antropólogo venezolano, afirmaba que habían aparecido restos que presentaban las huellas de una enfermedad caracterizada por deformaciones en los maxilares y abultamiento de la cabeza, característicos de una enfermedad llamada Mucopolisacaridosis, de la cual han encontrado rastros en la actual sociedad quiboreña. Esta enfermedad corresponde a un trastorno enzimático que origina disminuciones en el tamaño de las mandíbulas y deformaciones en las piernas que comienzan a tomar una forma arcada como un paréntesis.

El antropólogo Luis Molina ha señalado que en Venezuela y en otras regiones de América se ha tendido a definir como pigmeos a individuos o poblaciones de talla reducida, considera además un error usar como único rasgo definitorio la talla de los individuos. Recalca que los estudios especializados de antropología física sobre los cuerpos encontrados en el boulevard fueron realizados muy posteriormente a la popularización de la existencia de pueblos pigmeos prehispánicos en Quíbor. Considera este investigador que la discusión sobre el pigmeismo de grupos indígenas, se había desarrollado básicamente en torno a etnias contemporáneas. Asimismo, plantea que las informaciones sobre las excavaciones en Quíbor estaban contenidas casi en su totalidad en artículos y entrevistas periodísticas y los datos que allí se aportaron son de escaso valor arqueológicos. Para efectos de una discusión en torno a evidencias empíricas, sólo existe una breve nota publicada por Lucena donde indica la antigüedad, señalando muy someramente el problema de la talla en los esqueletos y su posible asociación con una población pigmea. Molina también considera que las evidencias no son consistentes para defender la posible existencia de grupos prehispánicos cuya talla esté por debajo del resto de la establecida para los indígenas

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americanos. Apunta que el estudio detallado del material óseo permitirá hacer afirmaciones más sólidas y concluyentes sobre la talla de esas poblaciones. Sin embargo, según lo afirman los investigadores actuales del Museo Antropológico “Francisco Tamayo” y la bibliografía consultada, existe una carencia de evidencias consistentes que comprueben la existencia de estos grupos pigmeos en esta zona. En este sentido Mario Sanoja insiste en: “...la necesidad de corregir ese error histórico que se ha repetido sistemáticamente hasta ser tomado como una verdad sin fundamento y que se ha convertido en un factor que desorienta y confunden a la población”.

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Piezas artesanal inspirada en la arqueología quiboreña. Fotografía: © Pablo Novoa Alvarez, 1982. Fuente: Geomundo Venezuela. Caracas: Editorial América, 1982, p. 38. Reproducción: ©Samuel L. Hurtado C.

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Ahora bien, el descubrimiento de este cementerio indígena fue de gran importancia para el desarrollo de los estudios arqueológicos de las sociedades indígenas en esta zona y permite que Quíbor se consolide como punto de referencia en la arqueología nacional. En relación a los pigmeos existen sus seguidores y detractores dentro de la comunidad científica, sin embargo, la idea se ha mantenido como algo verdadero en la memoria colectiva del pueblo quiboreño.

LECTURAS RECOMENDADAS BOSCÁN, Homero. “Civilización de 50 mil pigmeos existió en el Valle de Quíbor hace más de dos mil años”. En: El Impulso. Barquisimeto, 20 de julio de 1975, p. A12. PINEDA DURAN, Marcos. “No eran pigmeos los antiguos pobladores de Quíbor”. En: El Impulso. Barquisimeto, 31 de julio de 1981, p. B1 MOLINA, Luis. “Quíbor y su Museo: Existieron y existen pigmeos en la región de Quíbor (I)”. En: El Quíboreño. Quíbor, del 28 al 3 de noviembre de 1983, p. 4

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