Entre el oro y la lástima

July 19, 2017 | Autor: Leticia Oa | Categoría: Wealth
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Descripción



Me han preguntado muchas veces que es lo que considero más valioso. Hasta hoy puedo afirmar con todo mi ser, que lo que más deseo y veo valioso está en mi perspectiva de la vida y su movimiento.
He visto comerciales de productos maravilla, he visto a gente gastar miles de pesos en objetos cuya coraza parece tan lejana a la nuestra. Siempre me pregunto que verán las personas en el oro, que no vean en ellas mismas. En las joyas no hay ni la mitad de valor que yo veo en el brillo de unos ojos. Veo así mismo el valor del movimiento de nuestras manos cuando colocamos un anillo. Tal vez quisiera creer que de eso se enamora la gente.
Pero si me pregunta, creo que no es ceguera de lo que padecemos. No es que veamos un precio que no lo valga, ni que coloquemos una etiqueta en lo que no debería tenerlo. Simplemente el movimiento pasa a segundo plano, y deja de ser lo maravilloso del anillo.
Alguna vez que fui a la tienda cuando era niña, vi las etiquetas y no comprendía la diferencia del valor entre una pieza y otra. Ahora no discrimino la marca, considero que el valor agregado tiene sus razones, no abogo en contra de estos valores. Así como tampoco creo que debamos entrar a un punto comunista en donde nada deba tener precio o todo deba estar en la misma sintonía. Simplemente, creí que nadie ha puesto atención al movimiento de nuestra energía, no la clasificaron, ni la etiquetaron para su comercialización.
No es que quiera hacer un poema, ni que quiera hablar de negocios. Esto no es una versión poética del movimiento. Esto no es una declaración de amor hacia lo efímero o lo que nos caracteriza como seres orgánicos. Esto es un simple acto de perspectiva hacia la distribución de nuestra atención. No en contra del producto, si no a favor de la vida.
No quiero que deje de existir la champagne, soy muy fan de toda la riqueza. No quiero que se deje de existir.
Lo que yo veo y deseo, es que otros puedan sentir mi manera de ver el anillo de oro moverse en la vida. Que vean la manera en que combina con una hermosa piel y la manera en que esa piel envejece de una forma tan bella. Que vean el valor que tiene un minuto de nuestro tiempo, en el reloj de oro Cartier que nos lo recuerda. Que vean los callos, que de alguna forma se vuelven parte de los zapatos Nine West que tanto amamos.
No quiero, es más, detesto ver los anuncios que promueven la lástima hacia personas en bajas condiciones de vida. Detesto la lástima que la pobreza quiere también hacer sentir a los que se encuentran en posiciones privilegiadas. Yo no le tengo lástima a nadie, ni creo que las cosas sean como plastilina que puedan compartirse, porque la realidad es que la riqueza existe por el hecho de no ser compartida. Lo que yo quiero, es que el cerebro humano, su forma de existir se vuelva también una forma de riqueza. Que al ver a una persona bella, con pensamientos exquisitos, también pueda llegar una compañía a comprender su valor e invierta en ella.
Un valor se define también por su capacidad de explotación. Yo veo ese valor en gente que me cruzo todos los días. Me pregunto, ¿que no lo ven? No ven el pedazo de oro que va caminando por aquí, con neuronas que valdrían más que un rubí de Tiffanys. Tal vez abogo por un capitalismo del humano mismo, por su comercialización a nivel McDonalds. Creo que muchos pensarán que esto suena inhumano, que la vida no vale lo mismo que una hamburguesa. Y tienen razón.
¿Pero qué no ya el mundo está de cabeza? ¿Por qué lo está? ¿Por darle demasiada importancia al precio? ¿Por ver un valor en algo que en un par de meses puede pasar de moda?¿ O por qué solo unos pueden poner las reglas del juego? Yo no culpo a ninguna de las anteriores, aunque así sea el caso. Yo creo que todo esto puede seguir existiendo, que se pueden seguir formando reglas, puede seguir la clasificación de valores, pero lo que considero inadmisible es que se pierda el talento humano. Mentes que podrían ser un genio físico, un matemático que cambie nuestra forma de ver el mundo, o un artista que con sus ideas pueda cambiar nuestra perspectiva de las matemáticas. Esas mentes perdidas entre escombros, entre embarazos no deseados o entre momentos de distracción, esos pequeños momentos en que un pensamiento tan hermoso llega a ser un peón más en la sociedad. Es lo que yo considero una forma de enterrar el oro, olvidar su valor, olvidar que esto podría ser comerciable.
A que le llamo "Comerciable". He aquí una idea, que tal si, como en cualquier concurso, se pidiera que al encontrar un ser valioso, lo nominaras para algún trabajo. Qué tal si, al nominarlo recibieras de comisión una parte de sus ventas o de sus ganancias. Qué tal si, la empresa, parecido a un sistema de outsourcing, dijera: "Si encuentras a alguien con neuronas valiosas, te damos el 10% de lo que el pueda llegar a ganar". Me imagino un mundo, en donde vivamos de cacería por mentes brillantes. En que todos pudiéramos pensar en los demás e intentarnos ver el valor de cada uno. Obviamente habrá competencia, pero habrá un valor indeterminado, en el que nadie tiene algo que perder.
Ideas faltan. Hay muchas empresas buscando. ¿Pero nosotros? Que no somos dueños de ninguna empresa, para que busquemos. Esta búsqueda no existe para nosotros. Pero, si la existiera y hubiera un beneficio para todos, considero que al menos sería una forma de escalar a los cangrejos que tienen posibilidades mayores de hacer un cambio.

Esto es solo un pequeño inicio. La realidad es que la vida nuestra está tan loca, que la gente comenzaría a nominar hasta sus primos para obtener algo a cambio. Pero si considero que debe haber una búsqueda más profunda por el talento del ser humano y de cerebros inigualables. Me gusta pensar a veces, en la cantidad de genios que pudieron haber existido si sus condiciones de vida no los hubieran orillado a ser villanos. Y pienso en la cantidad de tumbas que ahora nos rodean, de pequeños seres de oro, que pudieron haber formado grandes empresas, o que pudieron haber encontrado el cura de múltiples enfermedades crónicas, o que pudieron hacer que la utopía de la riqueza para todos fuera posible. Utopía que aún creo posible, únicamente a través de ideas humanas.
De otra manera, nos vemos limitados a los seres que tienen posibilidades de ser encontrados. Somos como manzanas en el árbol, que en realidad quitamos la oportunidad a otros de ser comidos. Algo absurdo quizás para comparar, pero así es.
Hay talento, hay vías, hay una forma de resolver la ecuación para que todos tengamos la vida que deseamos, pero es un acertijo matemático que requiere muchas mentes humanas, que lamentablemente, no han sido encontradas. Las que ahorita reinan, las que ahorita rigen las empresas y los bancos, son el cobre: el material que intentó ser bello, que se quedó una parte de la riqueza mientras los demás eran enterrados. No los culpo, solo espero que sepan que, al menos yo, no espero que compartan su riqueza. No espero que se dividan para todos, ni que todos nos quedemos con un pedacito de cobre.



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