Ensayo: A propósito de la Ideologı́a

July 17, 2017 | Autor: G. Benítez Gutiérrez | Categoría: Critical Theory, Architecture, Marxism, Ideology, Urban Studies
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Ensayo: A propó sito de la Ideologı́a

[Autor: Gabriel Benítez Gutiérrez]

Ideología y Procesos Urbano-Arquitectónicos I Área de Economía Política y Ambiente División de Estudios de Posgrado Facultad de Arquitectura Universidad Nacional Autónoma de México 28 de mayo de 2014

A propósito de la Ideología. Gabriel Benítez

I.

De la transformación y el riesgo

¿Se puede decir acaso que las cosas están cambiando? Pienso que sí, sin embargo, hay raíces que son las mismas y estamos dispuestos a no ‘molestarlas’ (vaya, ni siquiera a cortar una hojita) con tal de mantener el estado de quietud y estaticidad que genera la aparente y suministrada, calma. Es natural, que al tratar de revertir, modificar o alterar algo surja algún tipo de consecuencia. ¿Cuál será está? A ciencia cierta, dependerá de qué, en dónde y bajo qué contexto se realice al intervenir esta realidad social-política-económica, ambiental y en suma, cultural. Acerca del riesgo, que supone una jugada en la partida sin certidumbre ¿se puede jugar sin ‘posibilidad de errar’? El riesgo es inherente al cambio inducido y no hablo de una revolución (transformación radical), es algo más cercano y hasta menos ‘violento’, la gente (nosotros-ellos) está negada a participar en las decisiones que le conciernen en el campo político-social y hay una aceptación de modelos casi incuestionables. ¿Qué más de falsa consciencia sino la mismísima democracia como un acto somero de representación mediante el voto? II.

La conveniencia

¿Será posible en algún punto de nuestra historia humana, que es lo que somos, mirar todos no a un punto en singular sino a un tipo de horizonte lógico y general? La ideología es esta pugna de intereses creados y que por medio de la clase dominante, se busca ejercer este control, mantenimiento de condiciones, pero los

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A propósito de la Ideología. Gabriel Benítez

de ‘abajo’ también estamos inmersos en el sistema ideológico, lo consolidamos y somos él. Luego entonces, es posible que a la luz de una auténtica mayoría consciente decidamos lo conveniente, el bien común. A sabiendas de una situación

ilógica,

de

altísima

concentración

de

la

riqueza,

explotación

desmesurada del ambiente, discriminación… El pueblo este que somos todos y cada uno de nosotros, de arriba abajo. Estamos en lucha tácita por alcanzar en lo individual una falsa pirámide, un holograma. La población está dividida por estratos socioeconómicos que se abanderan ante la mínima diferencia (tener auto, jeans de ‘marca’, iPhone), y se agrupan entorno a sus objetos míticos, a sus significantes materiales o ideales para institucionalizar la diferencia. 1 Más agravante me parece cuando los universitarios (UNAM) salimos huyendo de las condiciones precedentes de existencia (carencias de todo tipo) para perseguir esos símbolos creados y auspiciados ideológicamente hasta negar la historia individual, forjadora de la conciencia más nutrida y promulgadora del cambio. III.

La empatía social y la comunicación

Henos aquí sumergidos en esta abstracción social, la Universidad, a la que he aprehendido a amar tanto como a criticar en la eventual pérdida de asumirse como verdadero activo de un ajuste social. Incongruencia vital de quienes aquí hemos estado, aprendido y elevado el espíritu crítico para no atender a una Causa trascedente.

1

Seyla Benhabib, Las reivindicaciones de la cultura: igualdad y diversidad en la era global. Katz Editores. Madrid. 2006.

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Si la Ideología es un ‘sistema de ideas’ generalizado y aceptado socialmente, el conocimiento no puede sino tratar de develar el engaño ideológico, desarmarlo y hacer evidente la manipulación mediática, el ejercicio deliberado de publicidad para orientar el consumo y revisar los contenidos ‘populares’ hasta encontrar esas grietas que anuncian la ‘perversión’ con la que se trata al público. Ir a la cultura popular, para asistir al encuentro de la mayorías; seamos intelectuales, universitarios

o

ciudadanos-críticos para

entrar en diálogo

compartido y de gran alcance (para entender a las masas); me refiero pues, a comunicar esta situación sistémica del engaño ‘codificado’, y decodificar en el sentido más claro posible, sin un rebuscamiento del lenguaje, 2 que a veces, se vuelve un impedimento, una muralla, pues en semiótica, lo más importante es tener un código en común (Umberto Eco). Es la comunicación un tema que me parece capital. No se trata tanto de canales (infraestructura) para insertar en la sociedad una ‘idea’; lo que hace falta, es construir la idea. Hacerla factible en su compromiso con la realidad latente y demandante, ajustarla al lenguaje de la mayoría, de la gente pobre y de los ricos, de los de escasos y los ‘cómodos’, debe el discurso, la fábula, ser suficiente para ‘sensibilizar’ transversalmente, adquirir carácter y lógica ‘universal’, no pertenecer a un grupo ni ser de un grupo.

2

si bien ha de tener fundamento semántico, lógico y operativo en determinados contextos,

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Y me pregunto entonces, bajo esta falta de atención con los estratos bajos: ¿no es ejemplo de mayor creatividad trabajar para quienes poco tienen? De buscar la conexión de los diferentes estratos socioeconómicos para impulsar una ‘agenda’ de trabajo social contra la desigualdad… quizás es iluso, utópico en el sentido de imposible; mas de no ser alcanzable, habrá que recurrir a un mayor ingenio y astucia. Diseñadores y agentes sociales, sería pertinente entablar diálogo con la clase trabajadora y poder vivir de ello. El trabajo no es ‘ayuda humanitaria’ eso formaría una relación fallida. Comunicar es saber hacerlo. Y en esa justa medida, pienso que poco o nada hemos aprendido los arquitectos, y considero, que este impedimento está inscrito en una condición banal de clase o situación, la del ‘profesionista’ que se eleva a distancia por sobre el pueblo de ‘a pie’, en este flujo absurdo de prejuicios (recordar a Bacon con los ídolos) 3 alguien objetará: ¿cómo he de trabajar para ‘ellos’ si no pueden pagar? Aseguraría que hay mecanismos ‘ocultos’ que no hemos desarrollado (por condición ideológica) para incorporar servicios a las clases de abajo; esa es la piedra que impide develar las formas de trabajo, esa es nuestra falsa conciencia. Y puedo decir con base en la experiencia, que la formación de “arquitecto” está plagada de prejuicios y de falsedades. Los proyectos que se ‘desarrollan’ a nivel licenciatura, al menos en mi transcurso, estaban orientados a iniciativas privadas y

3

Armando Cassigoli y Carlos Villagrán, La ideología en sus textos: antología. Vol. I., (México: Marcha, 1982), pp. 28-41.

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presupuestos ‘sin límite’ 4, ¿no es esto llevarnos de la mano hacia el fracaso laboral o al impedimento de participar de forma ‘real’ (activa) en el cambio social deseado? ¿O es acaso que hay una impronta ideológica de tal punto inconsciente en nuestra institución que ni siquiera nos hemos dado cuenta? IV.

Entre modernos y postmodernos

Tratan con desdén y hasta cierta arrogancia los postmodernos, deconstructivistas, y hasta recientemente los arquitectos ‘paramétricos’ 5 al ‘movimiento moderno’. Sin embargo, había en aquel tránsito, propiamente en el ala ‘racionalista’ o ‘funcionalista’ una lógica que era demanda de su tiempo, reducir los costos en la producción para hacer del construir un ámbito inclusivo. Como es sabido, las condiciones ideológico-políticas favorecían esta ‘misión’. Los estados-nación asumieron este costo de ‘modernización’ para llevar vivienda, salud y educación a la población; el siglo XX, estaba acrecentando las consecuencias de la Revolución Industrial: el éxodo del campo a la ciudad, la proliferación de fábricas como centros laborales, el proletariado y la cuestión social eran parte de la discusión. En ese contexto, surge el ‘racionalismo’ apoyado en nuevos materiales: acero y concreto armado principalmente, serían los ‘signos’ de la corriente. Pero no hablo solo de las condiciones económicas y productivas, de una bonanza y una consecuente visión para la generación de servicios. Nuestro país, en la 4

Hay al respecto un interesante aparatado con Slavoj Žižek en “Bienvenidos al desierto de lo real” capítulo I “Pasiones de lo Real, pasiones de la apariencia” expone como hemos pasado de ser una sociedad a la que se le imponía el “todo con medida” a un consumo “sin límites” desde que los productos carecen de las sustancia dañina, “café sin cafeína”, “cerveza sin alcohol”, es pues la des-sustancialización de la realidad. 5 El diseño paramétrico, es eso, una posibilidad en las interfaces digitales de ajustar valores que alteren la organización formal para después, mediante procesos de ‘fabricación digital’ hacer construible el diseño.

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A propósito de la Ideología. Gabriel Benítez

actualidad, no tiene precisamente un Producto Interno Bruto más bajo, pero si, una responsabilidad social más baja. Y esto se encuentra sumergido en el problema ideológico que acaece y se representa en la ampliación de la brecha entre ricos y pobres, clase dominante y clase dominada. Ya no apostamos socialmente (o lo hacemos menos) por proyectos de envergadura social en el hábitat. Un reflejo es la producción de vivienda, está se ha cedido a la visión neoliberal de competencia en el mercado, uno, que casi siempre busca satisfacer sus intereses apegados a la mayor ganancia con la menor inversión y ¿quién pierde aquí? Sería limitado pensar o suponer, que de nosotros depende invertir este modelo neoliberal, no es así, pero también es cierto, que hemos sido nosotros, profesionistas del diseño y la construcción quienes no hemos buscado (lo suficiente) adecuadas alternativas para subsanar tan enferma situación, para buscar al menos una ética que seguir y no un llano y vulgar mercantilismo del que somos parte. De aquellos arquitectos ‘modernos’ había algo más que un encuentro con su ‘estilo’ eran parte de un proyecto de nación. Se acrecentaron algunas famas a la par que se fundieron arquitectos con el poder político. Vicios hay en todas partes. Sin embargo, no dejo de rescatar el que al menos, se tuviera una intención social, una pretensión más allá del ‘estilo’ o el ‘lenguaje’ propio. ¿No somos (si es que

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asumimos la facha posmoderna de diferencias) un conjunto de sujetos que aman la imagen, esa exterioridad de los edificios, esa forma sin sustancia? 6 Así, resalto esta parte de compromiso inherente en la labor del arquitecto. Circunscritos en el modelo neoliberal, es necesario ir contracorriente, disentir, negar a la par o que efectuamos nuestra poiesis y esto en el marco de las estructuras sociales, no se trata de violentar instituciones, sino de reformarlas. Reconocer que estamos en un ‘gremio de arquitectos’ ideologizados y respondemos a una falsa praxis que deriva en falso pensamiento o conciencia (basado en lo expuesto por Ferruccio Rossi-Landi “Ideología como falso pensamiento”) 7; considero, es el principio de esta enmienda sobre nuestra labor social. Una crítica que ha de volverse praxis. Un modelo de congruencia en el hacer, y bajo una concreta relación de los tres niveles de realidad social: base material, estructura jurídico-política e ideología. Hacer del trabajo, el referente de nuestras ideas, críticas y voluntades, pasar de la teoría crítica a un enfoque ético-político (de Luis Villoro en “El concepto de Ideología”). V.

El fútbol y las telenovelas

Regresa al hilo de los universitarios que vienen de abajo y expondré por qué. Naturalmente, me considero uno de estos. Pues en nosotros podría haber más que en otros una conciencia de la realidad, siendo entonces, que tras 6

Acerca de una falta de consciencia en la producción de la arquitectura, se puede ver la mini serie de channel-4 en el Reino Unido, llamada “The secret life of buildings”, particularmente el capítulo II. Work. Donde se valora como nos hemos sumergido en espacios para ‘producir’ cancelando o limitando el desarrollo integral del ser humano. 7 Armando Cassigoli y Carlos Villagrán, op. cit., pp. 230-245

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A propósito de la Ideología. Gabriel Benítez

experimentar/experienciar la pobreza y la injusta desigualdad, estamos ante una posición privilegiada de acción social. Siendo nosotros los que hemos visto los rostros intranquilos y a veces angustiados de la gente, y los hemos interiorizado, reflejado en nuestra realidad, sabemos que el salario miserable, ese que llaman mínimo, no alcanza ni para la subsistencia de un individuo, y que a la par se violenta, transgrede y burlan la máximas de la Carta Magna, que vivimos en un estado de simulacros permanentes, de falsas promesas y despensas, de telenovelas y fútbol, que gritamos con los goles y que a la par nos embriagamos para al día siguiente retomar nuestra rutina, pretender un empleo “mejor pagado”… nosotros, conjunto de profesionistas que hemos venido de abajo, de negar ese origen adolecemos de la más vergonzosas de las falsas consciencias, negamos pues la pobreza, la invisibilizamos siendo parte de nuestro pasado. A alienación, el fetiche por la mercancía, el dinero. Pienso ahora, en lo complicado que es decirle al ‘otro’ -que está contenido virtualmente en el yo-, sobre este develamiento ideológico; es decir, ¿qué se puede hacer o cómo hacer para invertir lo que la “industria cultural” ha logrado (ver de la Escuela de Frankfurt, Theodor W. Adorno y Max Horkheimer “La ideología” 8)? A veces observo el transcurrir paciente y hasta alegre de quienes están (desde mi óptica) en condiciones de opresión sistemática: marginación, carencia de servicios (desde urbanos, hasta salud, educación, etc.), discriminación, y una larga cadena de problemáticas asociadas al sentido de explotación laboral, falta de oportunidades y una vendimia 8

Armando Cassigoli y Carlos Villagrán, op. cit., pp. pp. 30-55.

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A propósito de la Ideología. Gabriel Benítez

ideológica, desde religiosa hasta mercadológica. No quiero caer en este prejuicio sobre que la ignorancia ‘produce’ felicidad, a mi entender el desconocimiento limita… pero sigue habiendo una extraña, incompatible relación, que obedece al menos en parte a esta cara ideológica de ‘siéntete bien con lo que tienes’, ‘aquí nos tocó vivir’ o ‘así es la vida’… no podemos llanamente buscar opulencia en la sociedad, esa tampoco sería una salida verdadera al ordenamiento de la Causa máxima que podría encontrarse en un equilibrio en todos nuestros niveles de relación con la totalidad: el ambiente, la explotación de recursos, el gasto energético, la equidad social, etc. He considerado también, que las personas del estrato socioeconómico bajo, están un poco menos alienadas, pues el mundo, en tanto carente materialmente, está menos fetichizado. No hay auto, iPad o Relox que venerar, mitificar; lo cual no implica que no lo deseen; solo que, esta limitante de base, permite una relación al menos en este plano de recursos económicos y consecuente saturación de productos, una mayor posibilidad de acceder al encuentro ‘real’ de la situación. Es objetable esto que digo y se me podrá renegar de ‘ideológico’ al querer mantener a la gente en desventaja de esa manera; no es así. Lo que observo es que en una realidad tan contaminada (de lo ambiental a lo mental) el acceder a mayores recursos deviene en una mayor alienación de la gente, nos llenamos de Gadgets (ver Baudrillard en “El sistema de los objetos”) 9, jugamos más con los significantes siendo que se da “la articulación fundamental del proceso de la ideología: no en la proyección de una conciencia alienada en superestructuras, sino en la

9

Baudrillard, Jean, El sistema de los objetos, tr. Francisco González Aramburu, México: Siglo XXI, 1969, p. 125-154.

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generalización misma, a todos los niveles, de un código estructural.” 10 Pero en ese gran código estructura el nivel de participación lo considero diferenciado y así, genera un cambio de intensidad entre el que menos recursos tiene accede a un menor número de significantes dentro del sistema de signos. La pregunta que me hago es si verdaderamente en esta compleja formulación guiada desde la industria cultural y posteriormente estimable en este código estructural transversal que redunda en un proceso de ‘alineación’ ¿qué sucede cuando las personas ‘de verdad’ están ‘satisfechas’ con esta versión de mundo? Con asistir al fútbol y ver telenovelas, ¿son ellos los que están mal por aceptar este juego y entregarse a él? Sé que puede juzgárseme y no sin motivos por estos cuestionamientos, pero de verdad, traten ustedes académicos e intelectuales de hacer a las personas salir de este atolladero, de esta falsa conciencia y veremos juntos que la tarea es más complicada, que el ir de la fundamentación teórica a la práctica sojuzga o que nuestra teoría esta errónea o que los mecanismos que empleamos no alcanzan o no son de la misma escala que el dominio sistemático y la domesticación del ser social. Como un anexo a este punto, agregaría dos conceptos del ser humano representado en la actualidad: “El Último Hombre” de Nietzsche inmerso en las “comodidades superficiales, evitando cualquier riesgo, asegurando la vida mientras (paradójicamente) la negamos o en Homo sacer: ciudadanos no-plenos,

10

Armando Cassigoli y Carlos Villagrán, op. cit., p. 218.

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conducidos por la dependencia de quienes nos gobiernan, sin posibilidad de tener capacidad ni voluntad de cambio, esperando la “ayuda humanitaria”.” 11 VI.

Administración especializada: salarios y prestaciones

Avanzado el neoliberalismo, el Estado cede sus ‘obligaciones tradicionales’ a las empresas: la salud, la educación y la vivienda; en otro plano están, las fuentes de empleo, los medios de comunicación y hasta los recursos naturales; todos administrados por las empresas privadas de alta especialización. Contribuyendo así, con esta desregularización de los mercados al empoderamiento fáctico de las empresas. Será como dice Žižek que estamos yendo a una era pospolítica, que hemos pasado de pensar en las relaciones contractuales entre el Estado y los ciudadanos, de una pugna política-social por los derechos a “el arte de la administración experta como política sin política, hasta llegar al multiculturalismo liberal y tolerante de hoy en día como experiencia del Otro sin su Otredad” 12, a esta ausencia de lo característico, de café sin cafeína… De un gobierno experto en la administración social: ¿No es el sexenio en el que nos encontramos ejemplos de esta pseudo-clase-política que ahora viene con un discurso ‘matemático’ (o que ya venía) sobre la ‘administración de los recursos’, sin un auténtico fondo social?

11 12

Benítez, Gabriel, Ensayo del libro: “Bienvenidos al desierto de lo real” de Slavoj Žižek, Posgrado, UNAM, 2014. Žižek, Slavoj, Bienvenidos al desierto de lo Real, Akal, Madrid, 2005, p. 15.

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A propósito de la Ideología. Gabriel Benítez

En el curso de “Ideología y procesos Urbano Regionales I”13 se ha discurrido sobre la importancia de anteponer los servicios como base a la lógica del incremento salarial, pues este último aun teniendo incrementos directos puede nunca satisfacer idóneamente las necesidades primarias de la población: salud, educación, trabajo, etc. La visión del ‘capitalismo avanzado’ en el que vivimos, nos tiene atrapados en un sistema

de

pseudo-competencias,

que paradójicamente

o

no,

los

más

competentes suelen ser aquellos que están en mejor disposición a subyugarse a los ‘mandamientos’ o ‘visión’ de la empresa, sin importar la lógica o conveniencia incluso de la misma empresa. Así, en este ejercicio de ponerse faldas y camisetas corporativistas, alimentamos prácticas que redundan en la crisis de suma inequidad social. Ansiamos en lo general “tener más plata en el bolsillo o la tarjeta” acosta incluso, de menos seguridad en las calles. ¿Por qué? Sencillo, hemos asumido como nuestra la lógica “el dinero lo compra todo”: salud, educación, sexo, “amor”, viajes, “felicidad”… ¿y si el dinero es el fetiche mayor y a la vez nuestro objeto de persecución y deseo en qué nos convertimos nosotros? No sucede con frecuencia, que algunos de mis compañeros (y espero yo no pertenecer a este renglón ideológico), una vez que son formados por esta máxima casa de estudios y haber asistido toda su vida escolar y académica a escuelas pública, paradójicamente, cuando tienen la ‘plata’ y tienen hijos los meten a escuelas ‘de paga’ y hacen incluso un sacrificio procurando esta ‘buena 13

Impartido por el Mtro. Jaime Irigoyen Castillo, UNAM, Posgrado Arquitectura, 2014/2.

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educación’. Cuando en realidad lo que están encubriendo es alcanzar un ‘status social’ repulsivamente creado basado en la exclusión, la segregación y la completa negación de un proyecto social en búsqueda del bien común.

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