Enfermedades prevalentes en el artesanado en el período comprendido entre 1870-1914

May 19, 2017 | Autor: G. Ettlin Valentini | Categoría: History of Medicine, Nineteenth Century Studies, Uruguay, Handcrafts
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Descripción

Enfermedades
prevalentes en
el artesanado
en el período
comprendido
entre 1870-
1914





[1]Manifestación
obrera






































Autores: Ignacio Romero e Ignacio Ettlin.
ÍNDICE



Objetivos

Generalidades

Sobre el trabajo de los artesanos de la época
Sobre el trabajo de los artesanos: su labor y condiciones materiales socio-
económicas
El trabajo artesanal y su incidencia en la salud
Conclusiones
Objetivos

Se pretende presentar a partir de este trabajo un panorama del
artesanado y la clase obrera en la República Oriental del Uruguay en
el período de tiempo comprendido entre 1870 y 1914.

Dado que el tema es muy profundo y extenso nos vemos obligados a enfocarnos
en el artesanado y la salud, estudiando las principales enfermedades y
afecciones de salud prevalentes de la época en relación a los artesanos.
Además, se analizará las condiciones materiales de vida de esa población y
como influía en la salud de la población y particularmente del artesanado.

Fue necesario una búsqueda exhaustiva de material bibliográfico. Para ello
se consultó e investigó en el Departamento de Historia de la Medicina, en
Facultad de Medicina de la Universidad de la República, buscando estudios
de médicos uruguayos sobre enfermedades que afectaban a los artesanos. No
se pudo encontrar material en relación directa con el tema y contexto
abordado específicamente.


Se plantea como interrogante si este tema estaba dentro del interés y los
conocimientos de los médicos de la época.



1. Generalidades



¿Por qué estudiar la historia del artesanado y los talleres gremiales?

Resulta importante poder estudiar y aproximarse con este trabajo
investigativo a la vida de los artesanos de aquel tiempo, sus condiciones
materiales de vida y enfermedades que aquejaban a aquellos trabajadores
porque forman parte de nuestro pasado, nos enseñan sobre las patologías más
prevalentes de la época en la clase obrera, entre otras cosas. Además, se
abordará de forma general, de qué manera los talleres repercutieron en la
salud de los artesanos, producto de las condiciones de hacinamiento, de la
presencia de materiales volátiles y tóxicos sin medidas de prevención,
temperaturas extremas, altas cargas horarias y pocas horas de descanso,
entre otras dificultades.

Para el mejor entendimiento del tema es inevitable abarcar diferentes áreas
de la época, como la situación política, económica, la sociedad y la
cultura. Si bien el trabajo no se centrará en ninguno de esos componentes
en profundidad.


¿Quiénes eran los artesanos?

Para poder estudiar a esta población, es menester intentar definir el
concepto de artesano, quiénes eran y por cuáles tareas que realizaban se
las caracterizaba como tales.

Para tratar de dar una respuesta a dichas cuestiones, se investigó sobre la
situación socio-económico en el período de estudio (1870-1914) en Uruguay
con el fin de conocer en qué consistía el mercado, comercio, en aquel
entonces y qué trabajos se realizaban, especialmente a nivel artesanal.

El Diccionario de la Real Academia Española define a "artesano" como
"persona que ejercita un arte u oficio meramente mecánico". Cuando se dice
mecánico, se debe aclarar que en la época que se estudia aquí, el trabajo
artesanal se define en las destrezas manuales que tienen como base
conocimientos teóricos y también prácticos de esa clase de trabajadores en
las tareas que llevaban a cabo.

Clara E. Lida precisa que, tanto en el mundo europeo como en el americano,
el término "artesano" ha referido a "formas de trabajo y modos de
producción previos a la revolución industrial y propios de las
corporaciones gremiales del antiguo régimen".[2]

Basados en otras definiciones que se estudiaron y buscando hacer énfasis en
crear un concepto propio y práctico del artesano, se define también
"artesano" como "persona que trabaja con sus destrezas manuales y con
herramientas relativamente simples, junto con los conocimientos teóricos y
prácticos de su oficio". El resultado de esa tarea se reflejaba en un gran
trabajo artesanal, estos poseían ciertas características que las destacan
como, por ejemplo, la originalidad del producto, ya que al ser trabajos que
no eran llevados a cabo en grandes fábricas que creen artículos en serie,
eran artesanías únicas, no había iguales entre cada una de ellas, lo que le
confería un gran valor económico, pero particularmente, un importante valor
artístico. Para dichos trabajos se precisaban materias primas, las cuales
solían proceder del lugar en cual vivía el artesano. Algunos de los
utilizados eran: lana, algodón, cuero, maderas, metales, entre otros.

Cuando se analiza quiénes eran los artesanos de la época, inevitablemente
se piensa en la procedencia de éstos. Ya que Uruguay actualmente es un país
que está conformado, en parte, por descendientes de familias europeas, es
importante dejar claro si los artesanos eran nativos o inmigrantes que
habían arribado a nuestra tierra.

En los años 1858-1859 la población de Montevideo Uruguay, estaba conformada
por distintas nacionalidades: 7.1% uruguayos, 15.8% italianos, 39.8%
franceses, 13.9% españoles y 15.5% pertenecían a otras nacionalidades.[3]
Según el censo de Montevideo realizado en el año 1884 existían 7.000
trabajadores independientes, los cuales no son reconocidos como
"establecimientos" y que constituían unidades productivas unipersonales o
estrictamente familiares de carácter artesanal.[4]

En el mismo Censo del 1884 se determinó una población en la capital de
Montevideo de 164.000 habitantes, de los cuales 72.781 habitantes eran
extranjeros (33.000 eran italianos y 22.000 eran españoles). [5]

En las dos décadas siguientes franceses e italianos, y en menor medida
españoles y alemanes, desarrollaron variadas actividades vinculadas al
mercado urbano: carpinterías y mueblerías, zapaterías, imprentas y
litografías, grabado en vidrio, marmolerías, herrerías y herrerías
artísticas, fundiciones, talleres de costura y sastrerías, entre otras
actividades.[6]



2. Sobre el trabajo de los artesanos de la época


El establecimiento de los talleres de tipo artesanal fue posible debido al
gran número de inmigrantes que vinieron al Uruguay a hacer realidad el
sueño de 'instalarse por cuenta propia', exigía un capital accesible y una
modesta tecnología, ambas al alcance de los inmigrantes más emprendedores.

Al mismo tiempo que surgían estos talleres -generalmente propiedad de dos
o más socios y, en su gran mayoría, con una muy baja relación patrón –
asalariado (típica cuando se da el predominio del artesanado), se
multiplicaron los pequeños comercios, tiendas y mercerías, bazares y
almacenes, que no demandaban grandes inversiones, funcionaban con pocos
dependientes y se beneficiaban de la permanente expansión de la ciudad.[7]

A su vez, el empleo en la administración pública y en servicios tales como
la educación, así como el ejercicio de la profesión liberal permitieron el
paulatino afianzamiento y el ascenso social de estos sectores medios.

Los talleres constituían una unidad de producción individual, los cuales
tenían de base la mano de obra familiar que, de forma progresiva,
incorporaron mano de obra asalariada. En el espacio del taller dominaban la
manualidad y la herramienta. Sobre las herramientas que disponían es bueno
destacar que si bien podían ser complejas (se destacan: máquinas de coser,
sierras para los carpinteros, picadoras de tabaco en las cigarreras, entre
otras) la estructura productiva del artesanado seguía siendo la misma.
Estos talleres se encargaban tanto de la producción como del comercio de
sus productos. La producción era reducida y se destinaba al área urbana y a
la capital-puerto de Montevideo.

En Montevideo, existió un gran crecimiento de los artesanos,
particularmente, de los talleres. Uruguay que, como ya se mencionó, tenía
un mercado destinado a la agro-exportación, además, era un destino elegido
por los inmigrantes europeos, lo que representaba un crecimiento
demográfico significativo, tuvo un ambiente idóneo, muy oportuno, para el
desarrollo de su mercado y también para la mejoría de su población. Es de
enorme relevancia destacar que, la llegada de europeos a nuestra tierra, no
sólo implico un agregado numérico a la demografía del Uruguay, sino que
representó mucho más que eso, fue un valor agregado importante a nivel
cultural, resultó ser una gran disponibilidad de mano de obra la cual tenía
destacada cualificación en sus oficios, con gran experiencia en el área
adquirida en Europa, y una mentalidad muy diferente a la de la sociedad
uruguaya, se destacaban por sus grandes expectativas e iniciativas,
acompañado de valores que fueron claves para la mejora de la sociedad como
la capacidad de ahorro, auto exigencia, entre otras.



3. Evolución de la población en el Uruguay


Para situarse en la época es necesario conocer la situación del territorio
oriental y sus habitantes. La primera estimación efectuada en territorio
oriental fue realizada en el año 1796 por el Sr. Félix de Azara para la
"Banda Oriental" durante su viaje a América del Sur, en ese momento la
población era de 35.000 habitantes. En el Primer Censo General en el año
1852, un año después de terminada la Guerra Grande en el Uruguay, la
población ascendía a un número de 131.969 habitantes. En el año 1873 el Sr.
Adolfo Vaillant realiza una estimación de 450.000 habitantes. A partir del
año 1882 se calcularon proyecciones en función de los aumentos vegetativos
y migratorios, se piensa que en ese año en territorio oriental la población
rondaba el medio millón de personas (502.207).

" El Primer Censo General del Siglo XX se realiza el 12 de octubre de 1908
donde la población sobrepasa el millón de habitantes; con una población de
1.042.686 personas, mientras que, en la capital, en Montevideo vivían
309.231 habitantes."[8]

"Uno de los principales factores dinámicos de la demografía es la "
"natalidad, además de la migración y la mortalidad. El crecimiento "
"de una población proviene de la relación entre nacimientos y "
"defunciones. En el 1900 las mujeres tenían un promedio de 6 hijos, "
"en contraparte el número de defunciones era significativo, así como"
"la expectativa de vida era inferior al presente. "
" "
"La distribución de la población en Uruguay era muy distinta "
"respecto a la presente, actualmente la mitad de la población se "
"encuentra en Montevideo, lo cual deja en claro una migración del "
"campo a la ciudad, fenómeno mejor conocido como éxodo rural. "
"Producto del rechazo al campo, y a una fuerte atracción a la "
"ciudad, se generaron zonas densamente pobladas que suelen contar "
"con más oportunidades laborales, mayor diversidad de servicios y "
"empleos pocos cualificados.[9] "
" "






4. El trabajo de los artesanos: Sobre su labor y condiciones materiales
socio-económicas



Hemos caracterizado el trabajo del artesano en referencia a aquella persona
que realiza trabajos manuales. Es un arte en donde se trabaja con las manos
principalmente, ya sea con fines lucrativos o productivos. El trabajo del
artesano se puede valer de máquinas como no, pero lo más importante es que
el trabajo del artesano es único.

Los artesanos de la época, como ya se ha hecho mención, han acarreado
durante mucho tiempo diferentes problemáticas en diferentes áreas, desde un
punto de vista de status social, económico, y también inevitablemente de
salud. Área no menor, de gran relevancia ya que tiene un impacto directo en
la sociedad aquella del SXVIII y del SXIX, tanto a nivel individual (en
cada artesano) como a nivel familiar. Cuando se hace mención a los
artesanos de la época, se refiere concretamente en este trabajo; a aquellos
trabajadores de los talleres, que solían dedicarse y desempeñarse en
diversas tareas.

Al referirnos a los artesanos y sobre su estilo de vida es imposible no
mencionar a Bernardo Ramazzini, médico italiano considerado el padre de la
medicina del trabajo. El mismo nació en Carpi, Italia el 4 de octubre de
1633 y falleció el 5 de noviembre de 1714. Dedicó gran parte de su vida al
estudio de las enfermedades relacionadas con el trabajo, y marcó el
principio de la seguridad industrial y de las leyes de accidentes de
trabajo. Detalló en sus obras las diversas labores que realizaban los
artesanos y trabajadores, y relacionó sus trabajos con las enfermedades que
padecían; producto muchas veces de las condiciones en las que trabajaban.

En esta sección, se hará énfasis en aquellos trabajadores, artesanos, que
trabajan de pie. La realización del trabajo de pie, conllevaba y en la
actualidad también lo demanda, cierto desgaste físico producto de
movimientos y posturas inadecuados del cuerpo.[10]

Los artesanos realizaban trabajos que podían resultar extenuantes, pasaban
gran parte de su día de pie, sentados, inclinados y realizando trabajo
forzado. Lo que repercutía directamente en su salud, padeciendo mialgias,
artralgias, tendinitis, estrés, fatiga entre otros. El dolor más
característico es el dolor de espalda

Estos oficios que se ejecutan de pie producen sobre todo várices a los que
los practican, pues a causa del movimiento tenso de los músculos, el flujo
de la sangre que sube y que baja se hace lento y por ello se estanca en las
venas y cavidades y forma aquellas hinchazones que se llaman várices.

Dichas várices no son la única manifestación patológica como resultado del
extenuante trabajo de pie. Se pueden observar en la época, en dichos
trabajadores, úlceras en las piernas, debilidad en las articulaciones,
dolores nefríticos, y hallazgos como sangre en la orina. Se maneja
información que evidencia que los trabajadores padecían dolor en los
riñones sin otra razón que el estar de pie de forma continua, ya que en el
cuerpo que está de pie, erguido en un lugar es inevitable que las fibras de
los músculos lumbares estén tensas y que los riñones necesariamente se
contraigan de tal manera que la sangre no realice tan libremente su curso
natural ni se separe el suero de la sangre de donde se siguen después las
susodichas enfermedades.[11]

Otra dolencia que surgía producto de este trabajo era el dolor de estómago,
también producto de las alteraciones que se generan en el trabajador que
realiza largas jornadas en posición de pie, sin poder sentarse ni moverse
para generar diferentes posturas y favorecer el retorno venoso hacia los
distintos órganos, músculos y tejidos.

Así pues, los que están dedicados a los oficios de estar de pie, siempre
que se presente la ocasión, es aconsejable que cuando puedan interrumpan la
postura erguida o sentándose un poco o caminando o moviendo el cuerpo de
cualquier manera.
" " "


Son saludables para estos hombres las cosas que producen fatiga, restituyen
el equilibro de las partes, como los masajes húmedos, los calmantes, los
baños.

De igual forma, también se ven afectados los trabajadores que desempeñaban
sus tareas sentados. Ya que en general, solían permanecer varias horas en
sillas con movimientos y posturas que les producían ciertos problemas en su
salud.

Estos trabajadores que llevaban una vida sedentaria — llamados por este
motivo "artesanos de silla"—, como los zapateros y remendones, padecen sus
enfermedades particulares que mencionaremos aquí.

Remendones son los que zurcen los vestidos y ambos tipos de artesanos, así
como todos los otros operarios, debido a su vida sedentaria y a la posición
doblada del cuerpo, al pasarse todo el día dedicados a su menester, se
tornan encorvados, gibosos, con la cabeza agachada, comienzan a presentar
manifestaciones clínicas consecuencias de estas tareas.

Dichas afecciones no les permiten realizar su trabajo más que encorvados,
no se puede evitar que los ligamentos de las vértebras se separen,
inclinándose hacia fuera, y que contraigan alguna callosidad que les impida
volver a su natural posición.

"También suelen padecer sarna y tienen el semblante descolorido y mal
aspecto los artesanos sedentarios, especialmente los remendones y las
mujeres que en sus casas se ganan la vida dándole día y noche, a la aguja.
Estos males acompañan a los que no hacen ejercicio, ya que la sangre se
vicia si no se mueve el cuerpo, con lo que sus secreciones se estancan en
la piel y se contamina toda la disposición corporal. Tienen el vientre
ligero, a diferencia de los que hacen ejercicio, que, como enseñó
Hipócrates, tienen las heces escasas y éstas son amarillentas y duras"
[12].

Ahora bien, no sufren lo mismo muchos otros artesanos que trabajan
sentados, como los alfareros y tejedores, que, al tener en movimiento los
brazos y los pies y casi todo el cuerpo, están, por lo mismo, más sanos, al
rechazar con más facilidad, mediante este movimiento, las impurezas de la
sangre. Todos los trabajadores sedentarios sin embargo suelen padecer
dolores lumbares.



5. Sobre el trabajo artesanal y su incidencia en la salud


En esta sección del trabajo, se hará referencia a algunos trabajos
artesanales, sus características principales y el impacto que podía tener
en la salud de estos trabajadores.

Artesanos que trabajaban de pie

Se hará referencia a aquellos artesanos que por realizar trabajos con
cierta posición de los miembros y movimientos inadecuados del cuerpo
padecían molestias mientras trabajaban, dichas afecciones afectaban sobre
todo a los artesanos que estaban todo el día de pié, curvados, corriendo, a
veces sin ninguna posibilidad de sentarse o relajarse en su extenuante
labor. Así pues, aparecen artesanos como carpinteros, pulidores, taladores,
escultores, herreros, albañiles entre otros que aquí no se citarán para no
extenderse demasiado.
Estos trabajadores solían padecer insuficiencia venosa en miembros
inferiores, como por ejemplo varices, por sus arduas jornadas laborales de
pie, úlceras en las piernas, debilidad en las articulaciones, dolores
nefríticos, sangre en orina.
Solían quejarse de dolor de riñones sin otra razón que el estar de pié de
forma continua, "pues en el cuerpo que está de pié, erguido en un lugar es
inevitable que las fibras de los músculos lumbares estén tensas y que los
riñones necesariamente se contraigan de tal manera que la sangre no realice
tan libremente su curso natural ni se separe el suero de la sangre de donde
se siguen después las susodichas enfermedades."[13]
Por supuesto, es inevitable hacer referencia a que éstos padecían enormes
fatigas musculares por estar de pie tantas horas.
Lo aconsejable para estos trabajadores es que siempre que puedan
interrumpan la postura erguida, sentándose un poco, caminando o moviendo el
cuerpo de cualquier manera, para evitar de esta forma la insuficiencia
venosa en miembros inferiores.

Artesanos que trabajan sentados

Los que llevan una vida sedentaria — llamados por este motivo "artesanos de
silla"—, como, por ejemplo, los zapateros y remendones, padecen sus
enfermedades particulares, estos trabajadores pasaban largas horas,
sentados, con la mirada hacia abajo, columna vertebral doblada, acarreando
consecuencias para su salud.
Principalmente presentaban afecciones dorsolumbares, desviaciones de la
columna vertebral, dolores a nivel osteo-muscular y fatiga.[14]

Alfareros:
La alfarería existe en el territorio uruguayo desde aproximadamente 4.000
años. La elaboración de las artesanías implicaba el dominio, destrezas y
conocimientos acerca de la materia prima.[15]

En el período que integra este trabajo no solo se trabajaba con la
cerámica, sino que otros materiales cobran importancia, destacando el plomo
como uno de los principales materiales de trabajo. Utilizaban el plomo para
vitrificar sus vasijas, en sus barnices y como pintura antes de llevar su
obra al horno.

"Lo que de tóxico posee el plomo licuado y disuelto, lo absorben por la
boca, por la nariz y por todo el cuerpo, sufriendo graves daños no mucho
tiempo después. Entonces primero les tiemblan las manos y después padecen
parálisis, dolencias de bazo, somnolencia, caquexia y caída de dientes, de
modo que es difícil encontrar a un alfarero que no tenga semblante
cadavérico y plomizo."[16]

Vidrieros y espejeros:

Los vidrieros y espejeros; al igual que otros artesanos trabajaban en
condiciones extremas, día a día luchaban contra temperaturas extremas,
materiales volátiles fundidos en grandes hornos soplando vasijas de vidrio
y con la vista clavada siempre en el fuego tanto como en el vidrio
derretido, sufriendo en muchos de casos de graves oftalmías, pleuresías,
asmas y toses crónicas. Los lugares estaban desprovistos de una buena
ventilación. Debido a los riesgos propios de su profesión trabajaban
solamente 6 meses al año y se retiraban jóvenes, rondando los 40 años.

"Con el fin de conseguir una pasta con la que llevar a cabo el trabajo, no
pueden menos, al hacerlo (por más que se cubran el rostro y se vuelvan de
espaldas), de absorber por la nariz y la boca nocivas emanaciones, por lo
cual es frecuente que algunos de ellos caigan desmayados y, a veces, se
asfixien o, con el paso del tiempo, les broten ulceras en la boca, el
esófago y la tráquea, pasando, finalmente, a la familia de los
tísicos".[17]

Pintores:

Trabajaban con pinturas hechas a base de diferentes pigmentos extraídos de
los minerales, tanto como minio, cinabrio, cerusa, aceite de nuez, linaza
entre otros. Las sustancias que manipulaban solían ser fuertes y
desagradables para el olfato, y con el uso prolongado terminaban siendo
tóxicas para sus manipuladores.

El saturnismo (intoxicación por plomo) fue causante de enfermedades y
muerte de muchos pintores. Una gran cantidad de los colores que utilizaban
estaban compuestos en base al plomo, por ejemplo, el albayalde, conocido
como "banco de plomo", que permitía los efectos de transparencia.

"También los pintores se ven aquejados de muy diversas afecciones, como
temblor en las articulaciones, caquexia, ennegrecimiento de los dientes,
decoloración del rostro, melancolía y pérdida del olfato.[18]

Herreros:

Para el herrero al igual que los otros artesanos, su trabajo se hallaba
regulado por el uso y costumbre de los gremios especializados, y
estructurado por el organigrama de maestro, oficiales y aprendices.

Trabajaban para el mercado interior moldeando y creando utensilios
cotidianos como azadas, picos, sartenes, rejerías, herraduras hasta armas
como lanzas y espadas. Trabajaban con hierro fundido en la creación de
muebles, armas, entre otras creaciones.
Por supuesto que al forjar hierro y trabajar con hierro fundido corrían con
grandes riesgos para su salud y los que estaban más al tanto eran los
propios artesanos.

Esta exposición al hierro fundido traía como consecuencias accidentes como
quemaduras, oftalmopatías, y diversas intoxicaciones tales como infecciones
adquiridas por vía respiratoria como la siderosis (óxido de hierro),
intoxicación aguda o muerte por inhalación de gases tóxicos, erupciones,
alergias e incluso hipoacusia ante la presencia de ruidos elevados y
reiterados. Además, siempre corrían con el riesgo de incendios en la zona
de trabajo.

"La realidad cotidiana nos enseña que los herreros están expuestos a tener
legañas, y ello, según yo creo, no tanto por la violencia del fuego al
tener la mirada casi siempre fija en él, como por los efluvios sulfúricos
desprendidos del hierro candente, los cuales hieren y provocan picores en
la conjuntiva, de lo que se sigue con frecuencia fluxión líquida de las
glándulas y legañas, junto con alguna inflamación ocular".[19]

Estañadores:

Suelen padecer los mismos síntomas que los fundidores del plomo y los
molineros, e igualmente los alfareros, pues están en contacto con mercurio
y de azufre ácido, por lo cual, cuando lo funden, los operarios no pueden
dejar de percibir los vapores perniciosos que se desprenden.

El estaño se utilizaba para piezas de guerra hasta para adornos en la casa.
Estaban expuestos a este material desde los mineros hasta los estañeros y
todos aquellos que manipularan este material. Es posible absorber enlaces
de estaño por vía digestiva, respiratoria y además puede atravesar la
barrera cutánea.

"Podía causar efectos agudos (irritaciones de ojos y piel, vómitos, mareos)
como efectos crónicos como podía ser depresión, disfunción del sitema
inmunitario y daños cerebrales."[20]

Cardadores de lana y bataneros:


El Uruguay de la Primera Modernización. Siglo XIX.[21]

Los cardadores de lana y los bataneros se dedicaban a cardar lana
proveniente de los ovinos, utilizando peines y cardas. Conllevaba un
proceso largo para obtener mechas o hilas de buena calidad. Durante este
tiempo estaban expuestos al carbunco, enfermedad infecciosa donde el agente
responsable es el Bacillus Anthracis. Las vías de contagio son
transdérmica, por inhalación y digestiva al ingerir carne del animal
contaminada. Quienes padecían la enfermedad tenían una sintomatología
florida como dolor abdominal, diarreas, náuseas, vómitos y fiebre.

"Esta enfermedad es conocida desde la antigüedad, tal es así que, en
Francia, los lugares con animales afectados, eran conocidos como "campos
malditos" debido a la prolongada supervivencia de las esporas."[22]

"Todos nuestros enfermos de la ciudad, proceden de las barracas donde se
reciben cueros de campaña con el germen del carbunclo, la bacteridia
carbuncosa. Basta haber visto una vez la pústula maligna para reconocerla
siempre"[23]
Los carpinteros

El arte de la madera, aunque sea único como género, se divide en varios;
pues hay algunos carpinteros que sólo construían coches y carros, otros que
sólo se dedicaban a formar toneles y tinajas, y otros solamente naves. Hay
unos que con la gubia hacían elegantes marcos para espejos y cuadros, que
luego se doraban. En general, este es un oficio laborioso y que fatiga a
sus artesanos; pero afecta más gravemente a los que, valiéndose de la
sierra, cortan los árboles en tablas, pues se trata de una tarea que
requiere esfuerzo. En efecto, colocan los árboles, tras cuadrarlos, sobre
dos leños, y poniéndose un obrero de pie sobre la viga y el otro debajo, la
cortan con una gran sierra siguiendo las líneas marcadas en rojo.

El que está sobre el leño trabaja más que el que está debajo, pues debe
arrastrar hacia arriba la sierra, que pesa bastante; pero el que trabaja
debajo soporta no leve incomodidad por la continua caída del serrín sobre
sus ojos y también sobre su boca, de lo que se sigue enrojecimiento y dolor
de ojos, y se ve obligado a tenerlos casi siempre cerrados.

No se considera que los artesanos de la madera tengan enfermedades debido a
su trabajo, solo algunas molestias e incomodidades por su labor pero que no
constituyen verdaderas patologías, Ramazzini les aconsejaba que descansen
durante la jornada laboral, para que la fatiga sea más leve. [24]

Las tejedoras y tejedores

El arte textil solía ser, por lo general, menester mujeril. Con el correr
del tiempo fueron también los hombres los que realizarían esta tarea,
siempre junto con mujeres tejiendo a la par.

Existieron dos formas de tejer, una, la más antigua, en la que las mujeres,
en pie, tejían de abajo arriba y hacia lo alto; otra, en la que estaban
sentadas y tejían hacia abajo; y dice que ésta fue invención de los
egipcios, que empujaban la trama hacia la parte inferior o tiraban de ella
hacia el pecho. Ahora, desde luego, las mujeres tejen sentadas, pero de tal
manera que, en cierto modo, parecen estar en pie. Este tipo de trabajo es
ciertamente fatigoso, pues se ejercita todo el cuerpo, ambas manos, los
brazos, los pies y la espalda, de manera que no hay parte alguna que no se
esfuerce al mismo tiempo en esta tarea.

Este trabajo tiene una singular característica que es la realización de
movimientos repetitivos. Se entiende por movimientos repetidos a un grupo
de movimientos continuos, mantenidos durante un trabajo que implica a un
mismo grupo osteomuscular provocando fatiga muscular, sobrecarga, dolor y
en último caso, una lesión.

Estos trabajadores estaban expuestos a lesiones musculo-esqueléticas
diversas.

La carga de trabajo tanto estática como dinámica, junto con factores
psíquicos y orgánicos del propio trabajador además de un entorno
desagradable y no gratificante se suma en la formación de la fatiga
muscular. A medida que esta fatiga se torna crónica, aparecen las
contracturas musculares, dolor y también lesiones en estos artesanos.[25]

Tejedoras de un taller artesanal.[26]

Esta foto refleja las condiciones de trabajo de estos trabajadores, si bien
no pertenece a Uruguay, sino a un taller artesanal de Venezuela, sirve como
evidencia de este oficio artesanal.

Niño trabajando en un taller textil.[27]

Los tipógrafos

El género de los mismos es doble: uno, el de los que, casi siempre
sentados, escogen los caracteres metálicos de sus cajetines y componen las
palabras, o bien separan y vuelven a poner en sus compartimentos esos
mismos caracteres cuando ya no se van a usar, y tienen ahí su principal
tarea; y por otro lado, tenemos la clase de los que permanecen siempre en
pie pegados a la prensa, y con ambas manos, valiéndose de un instrumento de
badana hinchada y rellena de crin, que embadurnan de tinta los caracteres
ordenados. Hay otro hombre que, entretanto, mueve con la mano derecha la
parte superior de la prensa y aprieta con fuerza, y así, en un momento,
aparece impreso en el papel todo cuanto estaba escondido en los caracteres
unidos entre sí; de nuevo repiten este trabajo del mismo modo, hasta que
toda la obra se termina según el número prescrito.

La primera clase está sujeta a la vida sedentaria, y en consecuencia está
expuesta a las enfermedades que acompañan a tal tipo de vida. La otra está
sujeta a la vida en pie y a una enorme fatiga; ya que solían ejercitar casi
todo el cuerpo, por lo que los obreros de esa especie no pueden evitar el
resentirse de cansancio y grandes fatigas ni, cuando llegan a edad
avanzada, el verse obligados a decir adiós a esta clase de tarea.

A los que, permaneciendo sentados, ejercitaban las manos solían padecer
otras afecciones: por tener siempre fijos los ojos en aquellos caracteres
de color oscuro, contraían gran fatiga a nivel ocular; por ello, a los que
no tienen buena constitución de los ojos, se les embota la visión con
cataratas y otras enfermedades oculares.[28]

Además, tenía un gran impacto psicológico este trabajo, ya que "los propios
tipógrafos cuentan que, cuando han estado todo el día dedicados a su
trabajo, les parece que salen de la taberna y que, incluso de noche y por
muchas horas, les dan vueltas en la imaginación los mismos caracteres
impresos, hasta que sus figuras son borradas por las imágenes de otras
cosas".[29]

También padecían otras calamidades, como fiebres continuas, pleuritis,
neumonías y otras dolencias del pecho.

En suma, las enfermedades reseñadas para los tipógrafos se simplifican
centrándose en las dos posibles posturas que deben adoptar estos
trabajadores para realizar sus funciones: de pie o sentado.

Este planteamiento que pudiera parecer simplista, no lo es, más aún si
consideramos que el número de horas de trabajo diario era muy extenso,
realizándolo los siete días de la semana por lo general.


6. Conclusiones


A finales del siglo XIX y principios del siglo XX los artesanos trabajaban
en condiciones que atentaban contra su salud. Esto se debía en parte a las
condiciones de hacinamiento en las que trabajaban, a una alta carga
horaria, que además variaba en forma constante y también a la falta de
educación e higiene que constituían dos factores que predisponía a padecer
distintas enfermedades entre ellas las de tipo infecto contagiosas.

Gran parte de la mano de obra estaba constituida por mujeres y niños,
quienes trabajaban largas y extenuantes jornadas para aportar con algo de
comida a la familia y costearse algunos gastos propios.





Los salarios eran muy bajos como para satisfacer las necesidades básicas,
las mujeres recibían aproximadamente la mitad del sueldo promedio de los
hombres, mientras que los niños y jóvenes recibían un porcentaje aún menor.

El empuje que se produjo en el comercio en territorio oriental se debe en
gran parte a los inmigrantes europeos que vinieron al país con promesas de
tierras para cosechar, así como lugares para asentarse y lograr tener su
propio negocio. Desde Europa vinieron trabajadores con ideas renovadoras y
mejor calificadas en el área agrícola, de curtiembres, entre otras.

Los trabajadores necesitaron organizarse en sindicatos y gremios para hacer
valer sus derechos, gran parte de estas ideas fueron traídas de los
anarquistas, con quienes mantenían contactos a través de su base en Suiza.
Continuaron con un movimiento mundial que ya había comenzado años atrás en
otros países del mundo. La primera movilización que se destaca es la de los
mineros en la zona del arroyo Cuñapirú, en el departamento de Rivera, en
1880. Unos años más tarde se produjo la detención del trabajo de los
obreros portuarios en Paysandú y en Montevideo en los empleados de los
hospitales.

El trabajo artesanal, de significativa importancia para la sociedad en
aquel entonces, ofrecía importantes subsistencias, productos para la
población y también brindaba conocimientos y enseñanzas para quienes lo
ejercía, ya que algunos de estos oficios implicaban un gran aprendizaje,
práctica y dedicación.

Pero no solamente producía beneficios para estos trabajadores,
inevitablemente generaba, en algunos casos, problemas de salud de diversa
relevancia dependiendo del trabajo que se afectuaba. Es así que, de los
oficios abordados aquí, podemos concluir que la gran mayoría de ellos
estaban expuestos a condiciones insalubres de trabajo dado por las
características del lugar de trabajo y las horas dedicadas al mismo, los
materiales y herramientas de uso diario, la actividad misma del oficio,
entre otros factores.

Es difícil, y puede resultar injusto, jerarquizar cuál o cuáles eran los
trabajadores que sufrían más enfermedades y afecciones de salud producto de
su labor, pero es inevitable mencionar por ejemplo, a los pescadores,
labradores y agricultores, herreros, mineros, aquellos trabajadores que
dedicaban horas a su oficio de pie o sentado, como los artesanos que
acarreaban problemas de salud prácticamente de forma directa por el trabajo
que llevaban a cabo y en algunos casos, padeciendo patologías de gran
importancia sanitaria.

Las enfermedades de los artesanos eran diversas y dependían del oficio que
se efectuaba, no obstante, parece importante concluir que algunas de ellas,
afectaban a una gran mayoría de los trabajos abordados, como las patologías
respiratorias, cardiovasculares, y principalmente osteo-articular y
musculares, que se hacían presentes en muchos de estos trabajadores.

Como se hizo referencia previamente al inicio del trabajo, para la búsqueda
de información sobre este tema, se consultó en distintos lugares de
Montevideo. Entre ellos, la Biblioteca Nacional, PIT-CNT, Departamento de
Historia de la Medicina, Facultad de Medicina, Udelar, al INE (Instituto
Nacional de Estadística), Capilla de Caridad, Biblioteca del Hospital
Maciel y al Ministerio del Trabajo y Seguridad Social. En la mayoría de
ellos no se pudo encontrar información relacionada directamente con el tema
estudiado. Para completar se realizó una búsqueda bibliográfica extensa en
internet y se halló como material de gran relevancia el "Tratado de
Enfermedades del Trabajo" de Bernardo Ramazzini, que se utilizó como fuente
principal de información a lo largo de este informe.




-----------------------
[1]
"Porrini. Rodolfo. El sindicalismo uruguayo en el proceso "
"histórico nacional (1870-2006). "
" "
"Orígenes del movimiento obrero uruguayo, relación con "
"organizaciones del exterior y el panorama internacional. "
"Primeras organizaciones formadas exclusivamente por "
"trabajadores y para su defensa. "

[2] C. E. Lida, "Trabajo, organización y protesta artesanal:
México, Chile y Cuba en el siglo XIX", p.67
[3] María Camou y Adela Pellegrino, "Una fotografía
instantánea de Montevideo", en
Ediciones del V Centenario, tomo 2, Montevideo, Universidad de la
República, 1992, pp.135-136.
"4 "Julio Millot y Magdalena Bertino, Historia económica "
" "del Uruguay, tomo II "
" " "
"1860-1910, Montevideo, FCU, 1996, 470 pp. "

[4] Juan Carlos Luzuriaga. Los procesos
inmigratorios en el Uruguay del Siglo XIX: visión de con-junto. Rey
Tristán, Eduardo; Calvo González, Patricia. XIV Encuentro de
Latinoamericanistas
Españoles: congreso internacional, Sep. 2010, Santiago de Compostela,
Spain. Universidad
de Santiago de Compostela, Centro Interdisciplinario de Estudios
Americanistas Gumersindo
Busto; Consejo Español de Estudios Iberoamericanos, pp.1002-1018, Cursos e
Congresos; 196.
[5] L. Sala y E. Alonso. El Uruguay comercial,
pastoril y caudillesco. Tomo II: Sociedad, política e ideología.
[6] Eduardo Clouzet. Uruguay del 900. Uruguay Siglo XX. 29 de mayo, 2016.
Consultado el 7 de agosto de 2016. Disponible en:
http://6touruguaysigloxx.blogspot.com.uy/2016/05/uruguay-del-900.html.


" "Adela Pellegrino. Caracterización Demográfica del "
" "Uruguay. Programa de "
"[7] " "
"Población. Facultad de Ciencias Sociales, UDELAR. Agosto de "
"2003. Disponible en: "
"http://www.anep.edu.uy/historia/clases/clase20/cuadros/15_Pel"
"legrino-Demo.pdf "

[8] Pellegrino. A, Cabella. W, Paredes. M, eta
al. De una transición a otra: la dinámica demográfica del Uruguay en el
siglo XX.
[9] Dña. Concepción Pascual Lizana. Directora del
Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo. Octubre, 2011.
Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Tratado sobre las enfermedades de
los trabajadores (traducción comentada de la obra: "DE MORBIS ARTIFICUM
DIATRIBA" de Bernardo Ramazzini, siglo XVIII).
[10] Dña. Concepción Pascual Lizana.
Directora del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo.
Octubre, 2011. Tratado sobre las enfermedades de los trabajadores. Pág. 5.
[11] Tratado sobre las enfermedades de los trabajadores. Traducción
comentada de "De Morbis Artificum Diatriba" de Bernardo Ramazzini siglo
XVIII". Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Instituto Nacional de
Seguridad e Higiene en el Trabajo.
13 Bernardo Ramazzini. Sobre la enfermedades que suelen afectar a los
artesanos que trabajan de pie. Tratado sobre las enfermedades de los
trabajadores, traducción comentada de "De Morbis Artificum Diatriba", 2011.
Pág 167-170.


[12] Bernardo Ramazzini. Sobre la enfermedades que suelen afectar a los
artesanos que trabajan de pie. Tratado sobre las enfermedades de los
trabajadores, traducción comentada de "De Morbis Artificum Diatriba", 2011.
Pág 168.
[13] Bernardo Ramazzini. De los artesanos sedentarios y sus enfermedades.
Tratado sobre las enfermedades de los trabajadores, traducción comentada d
"De Morbis Artificum Diatriba", tratado sobre las enfermedades de los
trabajadores. 2011. Pág 171-173.

[14] G. Ferrari, A.M. Bello, R. Bracco; et al. Memorias Ancestrales. Arte y
Arqueología en el Uruguay. Agosto, 2012.
[15] Bernardo Ramazzini. Sobre las enfermedades de los alfareros.
Tratado sobre las enfermedades de los trabajadores. Traducción comentada de
"De Morbis Artificum Diatriba", 2011. Pág. 37-41.
[16] Bernardo Ramazzini. Sobre las enfermedades de vidrieros y
espejeros. Tratado sobre las enfermedades de los trabajadores. Traducción
comentada de "De Morbis Artificum Diatriba", 2011. Pág. 44-46.
[17] D.F. Doña. Saturnismo: la enfermedad de los pintores. 12 de
febrero, 2014. Disponible en:
https://letamendi.wordpress.com/2014/02/12/saturnismo-la-enfermedad-de-los-
pintores-introduccion/
[18] Bernardo Ramazzini. Sobre las enfermedades de los
herreros. Tratado sobre las enfermedades de los trabajadores. Traducción
comentada de "De Morbis Artificum Diatriba", 2011. Pág. 53-54.
[19] Lenntech. Propiedades Químicas del estaño.
Disponible en: http://www.lenntech.es/periodica/elementos/sn.htm.
[20] Revolución Lanar. Disponible en:
http://www.cueronet.com/auqtic/historia/revlanar.htm

[21]
" "Dra. Susana Feldmann, Cátedra de Biologia. Carbunclo o "
" "Antrax. Sistema de "

Información Técnica. Octubre; 2001. Disponible en:
http://www.fcagr.unr.edu.ar/Extension/Informes%20tecnicos/antrax.htm.
[22] Lección recogida por el Br. José May. Revista de los Hospitales. Dr.
Juan. F. Canessa. Facultad de Medicina UDELAR. Cátedra Historia de la
Medicina.
[23] Bernardo Ramazzini. Sobre la enfermedades de los carpinteros. Tratado
sobre las enfermedades de los trabajadores, traducción comentada de: "De
Morbis Artificum Diatriba", 2011. Pág 256-258.
[24] Bernardo Ramazzini. Sobre la enfermedades de los tejedores y
tejedoras. Tratado sobre las enfermedades de los trabajadores, traducción
comentada de: "De Morbis Artificum Diatriba", 2011. Pág 250-252.

[25] La mujer en la Venezuela del siglo XX. Disponible en:
http://av.celarg.org.ve/LaMujer/9Tejedorasdeuntallerartesanal1936-1941.jpg
[26] Disponible en:
https://eldiabloestaenlosdetalles.files.wordpress.com/2016/04/7e8.jpg

[27] Bernardo Ramazzini. Sobre la enfermedades de los tipógrafos. Tratado
sobre las enfermedades de los trabajadores. Traducción comentada de: "De
Morbis Artificum Diatriba ", 2011. Pág 239-242.
[28] Bernardo Ramazzini. Sobre la enfermedades de los tipógrafos. Tratado
sobre las enfermedades de los trabajadores. Traducción comentada de: "De
Morbis Artificum Diatriba ", 2011. Pág 240
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