Enclaves de la comarca de Jerez en la Antigüedad . Ponencia

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Descripción

Enclaves de la comarca de Jerez en la Antigüedad. Fuentes geográficas: los itineraria y la Geographia de Ptolomeo Jesús Montero Vítores. CEHJ Texto de la ponencia presentada para las I Jornadas de Historia de Jerez a través de sus fuentes. Jerez de la Frontera, 17 de Enero de 2013 

1ª PARTE El conocimiento de la Historia Antigua de una región pasa por profundizar en el análisis de las fuentes directas ( literarias y arqueológicas, epigrafía incluida ) e indirectas que nos han llegado, tratando en todo momento de explicarlas dentro de un contexto histórico más extenso o globalizador. Pero también en la reconstrucción del paisaje antiguo, que nos ayuda a comprender mejor estos acontecimientos. Los romanos, como otros muchos pueblos de la Antigüedad, tenían una concepción del espacio no como la vemos hoy, o como podríamos verla desde la óptica de la Revolución Industrial , esto es, una oposición entre el campo transformado por efecto de la agricultura ,el ager o el rus, y la ciudad, civitas . Y entre otras razones porque el concepto civitas, lo mismo que el de la s griega, es un concepto político. Por el contrario, la relación entre campo y ciudad, como en todas las sociedades preindustriales, es mucho más interactiva que en la actualidad, pues el propio concepto rus hace referencia a propiedades rurales de grandes potentados que, a fin de cuentas, desarrollan sus actividades públicas en la ciudad. Pero Roma, al extender las conquistas a Occidente, y en particular a la vieja Iberia descrita en las fuentes griegas, se encuentra con otra realidad. Una realidad arqueológicamente siempre constatable , y que nos remite al modelo de paisaje derivado de las viejas sociedades jerarquizadas del Bronce Final y de su continuidad ( a veces, nueva aparición) en la Edad del Hierro, y en la que se combinan elementos propios de las culturas prerromanas peninsulares con los nuevos marcos urbanísticos derivados de la colonización primero fenicia y luego griega. Sobre este marco, a su vez, Roma establecerá una nueva reorganización territorial con un sistema de calzadas, centuriaciones y asentamientos coloniales en el que, además, se contempla la posibilidad de modificar las antiguas unidades territoriales prerromanas e incluso el desplazamiento de sus poblaciones. De ahí la importancia que tiene el estudio de los enclaves de un territorio. Pero primero, definamos el término según nuestro diccionario “ Enclave es territorio incluido en otro de mayor extensión con características diferentes: políticas, administrativas , geográficas, etc” o “ grupo étnico o político que convive o se encuentra inserto dentro de uno más extenso”. Esto es: aquí el enclave es entendido como un territorio con características políticas, administrativas o etnográficas diferentes, pero incluido dentro de la administración

romana y sometida a ella. Es, en síntesis, el modelo que nos describen tanto las noticias etnográficas de Estrabón, Plinio y Mela como la delimitación territorial que nos ofrece, incluso con coordenadas, la Geographia de Ptolomeo, ya en el siglo II d.C . Por otro lado, estamos acostumbrados a utilizar el término enclave para delimitar o ubicar un punto estratégico desde el cual se controla un territorio o se tiene acceso a él. Pensemos en un cerro elevado o en un paso de montaña desde los cuales se pudiese dominar fácilmente una calzada o asentar un punto de control fiscal o militar. Y es algo que también debemos de considerar , por ejemplo, si nos atenemos a interpretar el porqué de algunos de los núcleos urbanos citados en Ptolomeo o en los Itineraria romanos ( Itinerario de Antonino y Anónimo de Rávena )

1. Los asentamientos de población antiguos. Partiremos aquí de este doble significado : territorio y punto de control. Para el espacio que nos ocupa , el territorio de Jerez , tenemos que ver que el proceso de colonización romana y la reorganización administrativa fueron paralelos. Roma tiende a mantener muchas veces las fronteras naturales que encuentra , y en particular el río Guadalete fue una de ellas: la que desde finales del siglo I a .C va a separar los antiguos territorios de las colonias de Hasta Regia ( incluyendo el Ager Ceretanus, un importante enclave territorial) y Carissa, de los que se van a integrar dentro de la administración del Municipium Gaditanum en la costa y de la colonia de Asido en el interior. Pero volvamos al pasado. Aquí tuvo mucho peso el modelo urbanístico heredado de la colonización fenicia desde el siglo VIII a.C y desde el asentamiento de Gadir : la factoría. Ésta se define como un enclave comercial, y como puede apreciarse en el Castillo de Doña Blanca en ella se materializa el plano urbano característico: un poblado amurallado ( en este caso sobre un tell ) con casas de planta rectangular , muchas de ellas con horno de pan o lagar propio, y con un trazado más o menos regular en calles . Se completaba con un embarcadero y una necrópolis exterior. Es el modelo que rápidamente se extiende desde Gadir por la costa del viejo estuario del Guadalete. a) Los asentamientos fenicios mantienen su continuidad durante la época púnica, cuando los Bárquidas entran en Iberia, en el siglo IV a. C. Por entonces, las factorías han impulsado una intensa producción de salazones destinada a su exportación al Mediterráneo Oriental, y han entrado en una economía comercial monetaria en su contacto con Atenas. La vieja colonización griega del siglo VI a.C , aquella que se materializó en los contactos con la mítica Tartessos, ha dado paso a un mundo púnico que ha tomado contacto en el siglo IV a.C con el Mediterráneo Oriental helenizado. Y esto bien pudo venir acompañado, porqué no, de la presencia de agentes comerciales griegos, atenienses por definición, que sirven de mediadores en estos intercambios. Buena prueba de esta presencia es que en Gadir encontramos emisiones cartaginesas del siglo IV a.C con modelos sicilianos, y desde principios del siglo III a.C Gadir hace emisiones monetarias que, con un anverso de Melkart, recuerdan los patrones griegos. Es más: los recintos de los poblados se amplían, como también vemos en el denominado barrio tardío del Castillo de Doña Blanca

Por último, cabe pensar en una modernización de las infraestructuras portuarias de Gadir para adaptarse al creciente volumen de tráfico de salazones. Siguiendo lo anteriormente dicho, es probable que se adoptase un patrón de corte helenístico tal y como sugiere el topónimo recogido por Estrabón : Puerto de Menesteo ( Str. III, 1,9). Como se aprecia , este portus (  es una prueba palpable de esta apertura de Gadir al tráfico de salazones con Atenas. Adopta, por otro lado, el modelo de tipo griego que ya se había desarrollado en las costas mediterráneas y que también los romanos van a mantener. Es interesante en este sentido observar cómo el puerto del Dianium romano (sobre un viejo asentamiento griego, quizás la colonia focense de Hemeroskopion) puede darnos una idea de lo que pudo ser el Portus Menesthei romano: un fondeadero natural en la base de una sierra , en donde se sitúa un poblado. Todo ello, un enclave importante. b) El modelo de poblamiento turdetano nos presenta otro paisaje , más vinculado a lo que denominamos oppidum o poblado defensivo, y definido tanto en el interior como en la costa. Plinio recuerda que , ya en época romana, la Bética “ alberga 175 oppida “ ( N.H., III, 7) , definiendo incluso su status jurídico. Sin duda estos poblados, que se desarrollaron ya en la Edad de los Metales asociados a la explotación minera, salinera o agrícola de un territorio, y que tuvieron contacto con el mundo fenicio, tienen ahora una importancia especial: hablamos de un momento en el que, desaparecido el reino de Tartessos, su territorio deviene en un conjunto de ciudades estado dirigidas por régulos, y que adquieren importancia como puntos de control y de organización territorial, que Roma aprovecha. Podemos intuir lo que fueron sus estructuras urbanas , por ejemplo, en enclaves ya antiguos como el de Tejada la Vieja ( Escacena del Campo, Huelva), que recoge la secuencia arqueológica completa desde época tartésica a la primera época turdetana ( IV a.C ) . Un modelo que seguramente encontraríamos en yacimientos como Mesas de Asta , de la que Estrabón dice que “ fue levantada sobre los esteros” ( Str. III, 2, 5), y sobre la que los romanos remodelan a su vez la Hasta romana, c) Construida, pues, en zona más elevada, como sus vecina Nabrissa , Mesas de Asta si cumple claramente el papel de cabeza de un espacio en la organización territorial romana. Eso si: tras la conquista Roma actúa frecuentemente modificando las antiguas unidades territoriales y por supuesto las estructuras de los oppida. Generalmente, como se ha propuesto para el caso de Nabrissa – Veneria , la tendencia es a asentar a la población indígena en el llano, cerca del espacio en el que se hace una nueva fundación colonial, que a su vez sirve para los asentamientos de los grupos de soldados y campesinos itálicos. Esta simbiosis de poblamiento fue la base del proceso de romanización, de la progresiva adaptación de los indígenas a la nueva cultura romana imperante, que sin embargo se abre también a ciertas influencias locales. Por lo general el modelo de asentamiento colonial es similar en todos sitios. Bien como fundación ex novo, bien como adaptación a las estructuras urbanas ya presentes, parte de la organización del espacio urbano en torno a dos ejes, cardo y decumano , que a su vez suponen la base de la distribución de los lotes de tierras de las centuriaciones ( las perticae) . Aquí solo entraremos en este último aspecto ante la falta de excavaciones que nos permitan ir más allá en lo referente a las tres áreas de concentración urbana de

la región de Jerez de la Frontera: Mesas de Asta, Gibalbín y Dehesa de Bolaños, sobre los que más adelante volveremos. Por supuesto, sí podemos adelantar el peso que tuvo en la zona el mundo rural tras la implantación de Roma. Ésta, sobre las bases de las infraestructuras agrarias púnicas y turdetanas, incorpora el modelo de explotación agrícola que ya ha desarrollado con éxito en Italia: la villa . Para Hispania quizás debamos de partir desterrando la idea de que esta villa es una unidad de producción esclavista generalizada ( no se excluyen casos aislados) , y más producto de la participación directa de los indígenas de la región, obligados por compromisos con el patronus , en régimen de colonato o simplemente contratados. Generalmente asociamos la villa con una gran producción de latifundio y frecuentemente en régimen de monocultivo. Y esto es así en muchos casos, y más en época tardoimperial. Es más: una gran concentración de villae nos define lógicamente un intenso poblamiento rural, como sucedió en el término de Jerez de la Frontera y queda constatado en el topónimo Ager Ceretanus , en donde Columela (De R.R., III, 3, 3 ) hace alusión a un conjunto de fincas de su propiedad. Pero a veces los restos que nos deja la arqueología no son grandes villas , centros de grandes unidades de explotación y con una excelente decoración musivaria , sino tan solo estructuras de habitación mucho más pequeñas con alfares que las convierten más en talleres de producción desde los cuales ésta sale directamente hacia su destino. Cuando hablamos de la implantación agrícola en esta región, debemos diferenciar también cómo la agricultura cumple un doble objetivo: o bien suministrar alimento a las ciudades vecinas , a aquellas en cuyo territorium se integra ( y en cuyo caso es una producción generalmente controlada por los magistrados municipales) o bien ser destinada a una exportación directa a Roma: una ciudad que multiplica su población a ritmo vertiginoso. En el caso de nuestro Ager Ceretanus el modelo de paisaje sobre estero determinaría la existencia de alfares y embarcaderos junto a las salidas al mar. Esto hace suponer una convivencia de actividades agrícolas e industrias salazoneras orientadas más hacia los grandes puertos en dirección a Roma ( Portus Gaditanus) y dejando áreas de policultivo en el interior para el consumo local.

2. Los enclaves del territorio de Jerez: Mesas de Asta, Gibalbín, Bolaños Nos encontramos, por tanto, en un ámbito geográfico de esteros surcados además por canales de navegación , sobre los cuales se alzan los poblados , como recoge el conocido pasaje de Estrabón ( Str. III, 2, 5). Quizás para el marco del territorio de Jerez, el canal de comunicación deba de identificarse en parte con el estero que comunicaba la antigua salida del Guadalete con Mesas de Asta , hoy Llanos de Caulina, si bien rastrear restos de esta antigua canalización , como vía natural y más como canalización artificial, es muy difícil. Era al menos el paisaje reconstruido que J. Gavala nos presentaba ya en la edición de la Ora Maritima de Avieno. Pero desde la perspectiva de la arqueología espacial, tres enclaves dominan este territorio. De hecho, tanto el asentamiento de Mesas de Asta como el enclave de la

Sierra de Gibalbín venían siendo ya desde el Calcolítico, junto con El Trobal, los puntos de referencia de la organización del espacio. Dehesa de Bolaños, sin embargo, no tiene esa importancia en la Edad de los Metales ( a falta de un estudio más profundo), y tan solo destaca, como ya vimos, cuando cae el asentamiento de Doña Blanca durante las guerras púnicas a) Mesas de Asta fue cabeza de un amplio enclave postartésico, turdetano por definición, y lo suficientemente importante como para ser citado en las fuentes literarias de época romana. Tanto Livio y César acerca de su resistencia a la dominación romana como Estrabón , Plinio , Mela y los Itineraria ( Itinerario de Antonino y Anónimo de Rávena ) como cabeza administrativa y punto de paso de una calzada oficial, y por tanto como un enclave annonario. Nos interesa matizar, una vez más, la disposición geográfica de este enclave: su emplazamiento en un lugar elevado que permite ver todo el espacio de la actual desembocadura del Guadalquivir( y antes del Lacus Ligustinus) y su situación, en época romana, entre las dos capitales conventuales , Gades e Hispalis, lo cual favorece su papel administrativo. Centro annonario, y quizás también en su momento proyecto de capital conventual , si entendemos como tal un centro desde el cual Roma administra justicia sobre los núcleos circundantes , y cuenta por ello con la sede de un tribunal de pretor ( que bien pudiera incluir a la propia Gades en materia mercantil, como sugiere el texto ya citado de Estrabón, III, 2, 2) Pero está claro que la Hasta romana, como asentamiento colonial, ya no controla ni administra el territorio que poseyera antaño y que se materializaba en casi la mitad de nuestra provincia: Roma así lo decidió, y el conocido Bronce de Lascuta es la prueba. Sí podemos advertir que su recinto crece y que posiblemente la colonia romana, como ya hemos dicho , se estructure en torno a dos ejes perpendiculares, como era habitual, desde los cuales pudo iniciar su “expansión urbanística” ( a juzgar por los restos encontrados ) . Algunos pormenores son muy curiosos , y han dado pie a plantear tanto la presencia de edificios monumentales ( un teatro o anfiteatro, como ya sugieren las precisiones de Jerónimo Estrada en 1753 cuando denuncia los expolios) como las líneas de la centuriación de la colonia, que pueden rastrearse parcialmente sobre las divisorias actuales. Otro elemento a tener en cuenta es si ya entonces el ager hastiensis , llamémosle así, presentaba el aspecto que nos describen las fuente clásica de época imperial, y en particular cuando se habla de “ viñedos sobre paisajes de colinas” y si esto puede coincidir parcialmente con la visión del paisaje agrario actual, con viñedos y cortijos ( perfectamente equiparables a las viejas villae). E insistimos que parcialmente, pues las zonas bajas estaban inundadas por los esteros. b) Gibalbín era otro importante enclave. Un asentamiento prerromano desde el que se divisa gran parte del territorio circundante y que los romanos debieron de utilizar del mismo modo como referente esencial para la organización del territorio . En primer lugar, porque desde este punto se establecía la diferenciación del espacio del territorio del Conventus Gaditanus y del Conventus Hispalenses , quedando en el primero el territorio del Ager Ceretanus , extensible hasta los dominios de Gades y Hasta Regia a los que ya nos hemos referido. Es posible en este sentido que la Sierra de Gibalbín actuase como un trifinium ,marcando los territorios administrativos de las colonias y municipios circundantes : Hasta, Carisa, Nabrissa, Ugia.

Pero las estructuras base del yacimiento, que tradicionalmente han sido dadas como romanas y que yo no voy a cuestionar, sugieren otras funciones. Primero, la de una estructura defensiva, que de hecho va adquiriendo importancia a medida que pasa el tiempo hasta alcanzar la etapa altoimperial, y que por tanto puede y debe ponerse en relación con la red de calzadas establecida por Roma . En particular, desde Gibalbín se controla perfectamente lo que debió de ser uno de los ramales de la Vía Augusta, que puede rastrearse en el actual topónimo Calzada de la Plata , y por ello no puede descartarse tampoco en absoluto su papel annonario. La fotografía aérea permite además advertir la presencia de indicios de centuriaciones como un claro indicativo de asentamiento de poblaciones itálicas. Asentamientos de tipo rural que se van definiendo a lo largo de toda la etapa altoimperial y que alcanzan el Bajo Imperio, como nos indica la presencia de restos de villas y alfares cuya cronología se extiende a lo largo de todo este período . Los denominados Baños de Gibalbín han sugerido un establecimiento termal romano asociado a una villa, que es el tipo de poblamiento que encontramos a los pies de la sierra. Ello implicaría pensar, del mismo modo, en una presencia próxima de recursos hídricos. El mismo topónimo árabe Gilbalbín (“ el monte del pozo”) ha sugerido la existencia de infraestructuras relacionadas con la distribución de agua en la zona y, quizás, con un castellum divisorium que tomaba agua de un acuífero para distribuirla al ager circundante , fiscalizando de paso el uso de esta agua. Habría que examinar en el yacimiento de qué tipo de estructuras constructivas hablamos . En cualquier caso lo que se advierte es que son monumentales, y que no se excluye la existencia de un gran establecimiento termal , un ninfeo o un centro de distribución de aguas que permitía entre otras cosas el desarrollo de regadíos en el Ager Ceretanus, como ya parece existir desde época púnica . El Tratado De Architectura de Vitrubio , que es hoy la fuente más completa para analizar la ingeniería romana, describe el modelo de implantación rural que Roma hace en la Campania y habla de la importancia de los pozos y cisternas para canalizar el agua corriente de las montañas ( Arch, 8, 1, 1-5). Y Roma lo tuvo en cuenta en aquellos territorios provinciales en los que la explotación agraria podía dar más rendimiento. En el caso de Hispania, tenemos documentación epigráfica que constataría la regulación de aguas en Contrebia Belaisca (Botorrita, Zaragoza), conocida como Tabula Contrebiensis ( BRAH, 176) , y más próxima a nuestro entorno la Lex Ursonensis ( AHDE, 29) para Osuna. Textos jurídicos que revelan cómo se organiza el uso del agua entre las comunidades de colonos. Del mismo modo, la presencia de vestigios de acueductos, como el caso del acueducto del Tempul, son indicativos. En el caso del Ager Ceretanus, las referencias de Columela sugieren algo similar: Un Monte del Pozo facilitaba el agua a la campiña, en la que se levantan las grandes villas y explotaciones. La más conocida es la de Romanina Alta , con un conjunto de restos extendidos a largo de tres hectáreas , que incluyen tanto vestigios agrícolas como restos de una villa suntuaria, y que sin duda en la Antigüedad estaba unida con el actual pago de Romanina Baja . Romanina es además un topónimo que sigue manteniéndose en la actualidad en la Cañada de Romanina uniendo la Sierra de Gibalbín con el entorno de los esteros de Hasta y de la actual Jerez . Comunicaciones que, como

después se verá, deben vincularse a la red viaria en torno a la Via Augusta. Y esto en la misma línea que otros asentamientos como el Cortijo de la Jara . En ambos casos, como en otros muchos del marco de la comarca de Jerez, las actividades agrícolas perduran en el tiempo en los mismos escenarios.

c) Tercer enclave: Dehesa de Bolaños . Un amplio espacio que cerraba el marco de las actuales desembocaduras del Guadalete y río San Pedro, que en la Antigüedad eran el mismo. Era por tanto un magnífico lugar para ampliar el puerto de Gades, dentro del programa de embellecimiento de la ciudad que trazaron los Balbo ( Str. III, 5, 3) y en consonancia con el imponente desarrollo de las exportaciones de la producción de la Betica. Desde Bolaños se fiscalizaban los productos que salían del interior de la actual provincia de Cádiz: el curso medio del Guadalete y, por lo aquí hemos referido, el Ager Ceretanus. En la cartografía antigua, como se advierte en el mapa de la provincia de Cádiz de Tomás López de 1787 , se nos muestra efectivamente esta apertura al mar entre los cursos del Guadalete y Río San Pedro. Dehesa de Bolaños se ubica junto a las Huertas de Sidueña , que cada vez se ve más , junto con Mesas de Asta y Gibalbín, como un precedente inmediato del poblamiento de Jerez. Las fuentes medievales , como después P. Madoz, en su Diccionario Estadístico –Histórico ( Dic, IV, 379) hace lo propio con Dehesa de Bolaños. De donde se deriva claramente que la pervivencia de este poblamiento tras la época romana va asociada a nuevos niveles de ocupación que crecen alrededor del antiguo Portus Gaditanus. La importancia de este yacimiento emerge a raíz de la lectura que P. Sillieres hace de una fotografía de la zona desde el vuelo americano de 1956 . En ella se observan nada menos que restos de infraestructuras que hicieron hablar de una gran planificación urbanística con plano ortogonal de tipo helenístico, cuyas huellas siguen viéndose en la actualidad .Desde tierra, sin embargo, se ve menos. Dehesa de Bolaños , junto con Dehesa de Barja, aparecen como lo que son: un territorio elevado , amesetado, a cuyos pies se extiende el actual caudal del Guadalete y el del antiguo Sinus Tartessius. Línea de costa antigua. La reconstrucción que se ha querido hacer del Portus Gaditanus desde la información de las fuentes acerca del proyecto urbanístico de Balbo nos sugería plantear efectivamente un puerto de corte helenístico, y muy similar al que por ejemplo debió de planificarse para Ostia, el puerto de Roma . Incluso analizando las estructuras visibles desde el aire, podemos pensar que el trazado ortogonal matiza aun más estructuras de almacenamiento, horrea donde se recogía la producción que llegaba del interior del Guadalete y del Ager Ceretanus antes de ser exportada a Roma. La polémica se plantea entonces: ¿ hubo ciudad o no? ¿ hablamos además de horrea destinadas a cubrir necesidades militares ? No tenemos respuesta decisiva. Pero en la ladera de Dehesa de Bolaños los restos cerámicos son abundantísimos. La vecina Finca de El Tesorillo se nos aparece como una más que probable estación aduanera con una villa y un embarcadero, como dejaría ver la inscripción que L. Cornelio Pusio – seguramente emparentado con los Balbo en la Gens Cornelia - hace a su siervo Marcial ( ILER 5094). Pero es el material anforario el que nos muestra una intensa actividad comercial con una cronología que nos lleva

desde época de Augusto hasta el Bajo Imperio, y con una tipología conocida de fragmentos de ánforas olearias Dressel 20 (uno con una interesante marca CER), Dressel 7 y 7/11 para almacenan salazones de la costa o vino del interior, y sigillata clara del siglo III. Es, en definitiva, el gran comercio de exportación de productos que Roma demanda. Una ciudad que literalmente come de su Imperio.

2ª PARTE 4. El sistema viario altoimperial en el territorio de Jerez Las calzadas configuran también el nuevo paisaje administrativo romano. Y tan solo nos vamos a detener en este ámbito, el administrativo, a la hora de interpretar los datos que nos facilitan las fuentes. Partimos de una idea clara, por obvia: en el desarrollo del paisaje administrativo romano la conexión de enclaves es un factor fundamental, como lo es hoy cualquier comunicación entre poblaciones. En la Antigüedad , como hoy, la unión de enclaves facilita la cohesión administrativa de los territorios, vinculándolos con unidades administrativas mayores, y también su explotación ( su dominio efectivo en definitiva) y su defensa. Por supuesto, los romanos utilizaron elementos anteriores. Eso no significa, y digámoslo desde el principio, que Roma mantuviese la misma organización administrativa que impusieron los pueblos anteriores, y para el caso de la comarca de Jerez en la que nos ubicamos, de los púnicos o incluso de los griegos. Roma tan solo tomó de ellos, aprovechó, aquello que le vino bien. En este caso, las infraestructuras, como sin duda la conocida Via Heraclea que se extendía a lo largo de las costa de Iberia hasta Gadir. Aquí podemos advertir su importantísimo papel económico: La unión de factorías de salazones es uno de ellos, y en particular la conexión de Gadir con Portus Menesthei , el Puerto de Menesteo ( puerto púnico abierto al comercio ateniense como indica su nombre) y con Carteia , que permite la difusión de éstas por el Mediterráneo. Estamos definiendo ya el área de influencia más inmediata de lo que posteriormente vamos a denominar el territorium de Gades, el territorio administrado directamente por la ciudad. A él se añadirá, desde época altoimperial, el territorio administrado desde el viejo reino de Asta, en el interior, para configurar el fundamento del Conventus Gaditanus: un conventus que reúne territorios litorales vinculados con intereses de las grandes familias de comerciantes gaditanos . Roma decide , pues, que ésta sea una unidad administrativa propia . Hay otra comunicación prerromana que es aprovechada. La calzada CarteiaCorduba, que, como podemos apreciar, seguía respondiendo a los viejos intereses mercantiles de las ciudades púnicas, y que adquiere ahora un papel administrativo de primer orden. Es una vía de acceso a los nuevos asentamientos coloniales romanos ( cuyas centuriaciones se van definiendo como hemos dicho junto a las calzadas) como un primer elemento vertebrador de la provincia Ulterior , con capital en Corduba. Lascuta e Iputci son centros de colonización y a su vez de reorganización administrativa del territorio circundante.

Finalmente está la calzada que actúa como eje de organización de los territorios incluidos entre estos tres enclaves ( Portus Gaditanus, Hasta Regia y Ager CeretanusSierra de Gibalbín). Por un lado podemos ver en ella la continuidad de la vieja Vía Heraclea hasta Gades, y uniendo Gades con Corduba dentro del mismo esquema administrativo de la propia organización conventual romana a la que ya hemos hecho referencia: el enlace de las capitales de la Bética romana de principios de época imperial ( Gades , Hispalis, Astigi y Corduba). En este caso, va a ser determinante, como veremos después, conocer las posibilidades de conexión que se ofrecen entre Gades y Hasta Regia, o discutir otras como la unión entre Gades y Ugia , en dirección a Hispalis, a través del Ager Ceretanus, dejando por tanto un ramal a Mesas de Asta , y no una comunicación directa. Aquí entramos en el debate, y con él en su complejidad: el análisis de fuentes directas, o indirectas, el uso de cartografía, la toponimia , la fotografía aérea y los vestigios arqueológicos, se nos presentan de entrada como un maremagnum que tan solo facilita la discusión. Tratemos , en cualquier caso, de poner un poco de orden en algunas ideas. Sin entrar todavía en las fuentes itinerarias bajoimperiales , por aquello de que son posteriores , comenzaremos por la primera: los Vasos de Vicarello , que efectivamente describen un itinerario de época de Augusto, entre Gades y Roma, y que por lo que aquí nos interesa es porque definen el trazado medido que recorre la Via Augusta a los largo de la Bética. Sin entrar en la discusión de la finalidad de los vasos ( para unos votiva, para otros comercial), lo cierto es que en ellos se define la Via Augusta, que por supuesto cumple entre otras una función militar, pero también administrativa: la unión de capitales conventuales y de núcleos de organización menores. Otra cuestión llamativa es cómo se presentan las lecturas. En uno de los Vasos podemos ver topónimos en M , que sugirieron en su momento formas de acusativo que indicaban que la calzada no pasaba exactamente por las ciudades, sino por sus proximidades ( Ad + acusativo), como sucedería hoy en nuestras autovías, dejando así cortos ramales o comunicaciones secundarias para llegar a ellas ( uno de los elementos de discusión más acalorados , sobre todo cuando se trata de explicar la conexión con Hasta o la ubicación de determinadas mansiones en relación con el valor de la milla romana). Hay una tercera posibilidad, que yo defiendo, y que puede seguirse por fuentes indirectas y secundarias: la existencia de calzadas paralelas, una llamémosla oficial y otra no oficial. Volveremos sobre el tema. Ahora la cuestión de las mediciones : el continuo discutir. El valor de la milla es un punto de desencuentro , sobre todo porque no existe un patrón único en el que los historiadores se pongan de acuerdo . Cada cual trata de encontrar un valor aplicable sobre el mapa que pueda unir ciudades “ conocidas”, pero hay que tener en cuenta que en muchos casos hasta esas ciudades “ conocidas” se discuten. Es algo que ya venía sucediendo desde el siglo XIX ( M. Cortés F. Coello, E., Saavedra) y principios del siglo XX (A. Blázquez). Para España se ha utilizado desde el valor del patrón de El Louvre ( 1481 mts) hasta el patrón Foucherol ( 1521 mts), lo cual si bien en cortas distancias no se aprecia, a medida que las distancias se alargan se nota más. Es algo que podemos constatar, por ejemplo, en los valores que se tomen para el trazado descrito entre Gades y Corduba aparecido en el único resto de miliario de

nuestra zona de análisis , hoy perdido. El denominado Miliario del Camino del Arrecife , que parece indicarnos una restauración de un trayecto corto efectuado en época de Nerón, a mediados del siglo I d.C , en un punto como Portus Gaditanus , a 222 millas seguramente de la estación de Ad Novlas. Esta claro: Ad Novlas es el inicio de la Bética como unidad administrativa, si tenemos en cuenta que desde Augusto el Saltus Castulonensis ha pasado a ser dominio imperial. Según se utilice un valor ( 1481) u otro (1521) las distancias variarán entre 328, 7 Kms ( con el valor menor) o 337,6 Kms. Apenas 9 kms para crear un marco de error en la localización de mansiones desde puntos conocidos, y contando con la posibilidad más grande de una apertura de la orientación del trazado. Algo más a tener en cuenta en la mediciones es que, como en tiempos de Nerón, en el siglo I d.C fueron frecuentes no solo las reformas, sino además el desarrollo de los sistemas binarios de calzadas, lo cual supone a su vez la modificación de trazados ya existentes. Los emperadores restauran trayectos, puentes y otras infraestructuras en la Via Augusta, en el momento en el que estos sistemas binarios a los que hemos aludido se consolidan: calzadas paralelas en tiempos de Domiciano ( la fórmula viam Augustam Militarem vetustae corruptam restituit aparecen en la Via Augusta), e incluso nuevas planificaciones. Para ambos casos se precisan de curatores viarum , como podemos seguir a través de la epigrafía asociada a la familia de los Cornelios de Gades ( CIL II, 1929) que habiendo adquirido una gran experiencia en Italia en las calzadas de Roma ( Via Appia y Via Latina ) trasladasen quizás este modelo a Gades, organizando una compleja red de comunicaciones en torno a la capital conventual, parte de la cual bien pudo ser el eje viario del Ager Ceretanus. Al margen de la epigrafía, disponemos de otras fuentes directas e indirectas. Así, el estudio de los empedrados permitiría diferenciar claramente este sistema de calzadas paralelas que aquí se propone, además de diseñar un paisaje de redes de comunicación alrededor de la Via Augusta en este espacio de análisis. Por un lado, las llamadas calzadas principales ( Viae publicae), y por otro lado la red secundaria ( viae vicinales, que unen vici o unidades administrativas menores). Para el territorio en que nos movemos hay que contar con nuevos elementos de análisis. Por ejemplo, la existencia de lo que hasta bien entrado el siglo XX se denominaron Caminos de Herradura , calzadas menores para el tránsito de caballerías según se recoge en el Diccionario Geográfico Estadístico Histórico de P. Madoz. Lamentablemente, no hay menciones para la zona del Ager Ceretanus ( pero sí para la de Asido, como veremos después), lo cual nos posiciona ya sobre el modelo de calzada que podría definirse alrededor de la Via Augusta en el tramo Gades – Hasta – Ugia. Hemos de recurrir, pues, a otras fuentes, como son el uso de la cartografía antigua o las referencias a cañadas y otros elementos toponímicos. Para la cartografía, es esencial el mapa que F. Coello elabora en 1868 como apéndice al diccionario de Madoz, terminado ya en 1850 . Entre la toponimia mayor, él mismo hace una referencia a vestigios de la vía romana que casi todos han venido identificando con la Via Augusta en su tramo Gades – Hasta , y que de hecho puede seguirse desde el aire en el denominado Camino del Arroyo del Tabajete. Sobre esta base , P. Sillieres coincidía en 1976 en ello analizando los vestigios romanos – alfares fundamentalmente - que se extendían en el recorrido propuesto . Eso si: no rechazaba la posibilidad de otras calzadas , como una posible vía cerca de Jerez, que ha abierto la

polémica sobre la ubicación de Ceret y el Ager Ceretanus. De nuevo, la posibilidad de calzadas paralelas vuelve sobre el eje del debate. Un tercer argumento en lid es el que nos ofrece F. Rambaud, cuando contempla un trazado más interior de la Via Augusta , que desde Gades alcanzaría Dehesa de Bolaños ( Portus Gaditanus), argumentando la existencia de centuriaciones romanas en un territorio que, por lo demás, nos dibuja un amplio marco de alfares vinculados con la actividad del Portus Gaditanus. Este trayecto interior, hacia La Cartuja, accede necesariamente al territorio de lo que venimos denominando Ager Ceretanus, y como puede advertirse podría llevarnos hasta la base de la Sierra de Gibalbín, donde alrededor del Cortijo de Romanina, ya analizado , seguimos encontrando el topónimo Camino o Cañada de Romanina . Todo cuadra: muy claro. . Por supuesto, podemos proponer más caminos que, en cierta medida, nos permiten comunicar la zona del Ager Ceretanus con el interior del Valle del Guadalquivir. El Camino de Espera está ya documentado desde la Edad Media, y es una vía de comunicación que nos lleva en dirección a Ugia bordeando la ladera oriental de Gilbalbín ( o cruzando la sierra de Gibalbín, como quieren otros). Para el estudio de estas rutas debemos de recurrir, como no, al uso de la toponimia, y en particular a la toponimia menor. Ésta se recoge tanto en la cartografía actual del servicio geográfico nacional , en escalas 1:25.000 y 1:50.000, como en los mapas históricos de los siglos XVIII y XIX. Son interesantes en este sentido los mapas provinciales de Tomás López (1787) que, junto al ya referido mapa de F. Coello, son la fuente básica para el conocimiento de la cartografía antigua de la provincia de Cádiz. También, como los de F. Coello, formaban parte de un proyecto de Diccionario Geográfico Estadístico Histórico de España, muy en consonancia por cierto con la información que podía darse en el Catastro de Ensenada (1749). El mapa de Tomás López , por ejemplo, nos permite ver mejor el acceso a la campiña jerezana - Llanos de Caulina desde Cartuja, y nos sugiere cómo Cartuja era, efectivamente, una de las salidas naturales hacia Portus Gaditanus. Del mismo modo nos hace ver la continuidad lógica de Llanos de Caulina, la base del antiguo estero de Jerez en la Antigüedad, hacia la Sierra de Gibalbín. En este territorio, entre Cartuja y la Sierra de Gibalbín, se concentra la gran mayoría de las villas romanas de la comarca de Jerez , lo hemos dicho una y otra vez. Y visto desde el aire encontramos, efectivamente, esa unidad. Podríamos utilizar otra documentación interesante de los siglos XVIII y XIX Aquella que encontramos en las Bibliotecas como las Relaciones de Antigüedades extraídas de la conocida obra de la España Sagrada del P. Flórez ( t. IX, 1753) , del Viage de España de A. Pons ( 1794), el Sumario de Antigüedades de Cean Bermúdez (1832) ,el Diccionario Geográfico Histórico de la España Antigua de M. Cortés y López ( 1832), los Discursos leídos ante la Real Academia de la Historia ( 1862) sobre las calzadas romanas, el citado Diccionario Geográfico – Estadístico – Histórico de P. Madoz (1848). Podríamos descender incluso mucho antes gracias a las referencias de la historiografía local de la edad moderna recogidas en el Diccionario bibliográfico – histórico de los Antiguos Reinos, provincias y Ciudades de España de T. Muñoz y Romero (1858), un catálogo de obras de historiografía local para iniciarse en la búsqueda, o contrastar los datos de la toponimia actual con la red de ciudades, ventas y mesones del siglo XVI – en este caso no , por no existir calzadas representativas - de

las Relaciones de Cañadas y Caminos de A. de Meneses (1568) y P.J. de Villuga (1546) . Todo un conjunto de información que va más allá de ser una entretenida investigación de Biblioteca. Y nos quedaríamos siempre cortos mencionando tan solo las fuentes básicas. Cuando perdemos el rastro de la cartografía un vistazo a estas obras o a las crónicas medievales y modernas y a la documentación medieval de los archivos locales permite avanzar más: menciones de lugares y fincas pueden ser conocidos por ejemplo a través de cartas de Repoblación, donadíos y repartimientos, documentación de compraventa de tierras, decisiones testamentarias en protocolos notariales, y un largo etcétera. En este sentido, y sin ánimo de ser exhaustivo la toponimia medieval registra para el alfoz jerezano un conjunto de topónimos interesantes que nos remiten tanto a la época musulmana ( ahí están al- balat, al- Mazar, al-qantar ) como a otros que conservan un recuerdo romano: nombres en - ina que nos hablan de un importante propietario ( Romanina o Balbaina, las propiedades de Balbo; ), referencias a distribución de población ( Vicos/vicus , asentamiento romano; Haza - centuriación). Y esto solo por citar algunos ejemplos.

2. El sistema viario y la Geographia de Ptolomeo aplicada a Cádiz Podemos decir que a mediados del siglo I d.C , grosso modo, el proceso de colonización y asentamiento de itálicos en Hispania ha terminado ( excepción hecha de algunas situaciones como las de Baelo e Itálica) . Ahora, y coincidiendo con la dinastía flavia, es el momento en que la organización administrativa y territorial altoimperial ya está establecida. Esto se refleja, por supuesto, tanto en el mapa básico de comunicaciones con las viae publicae, las vías principales que unen las ciudades más destacadas y cabezas administrativas. Es lo que vemos también en obras como la Historia Natural de Plinio , en donde estos núcleos de población ya constan como entidades jurídicas, justo cuando el emperador está ordenando la reparación de las viejas calzadas, tal y como consta en los miliarios. Es necesario recordar en este sentido que Plinio ya no se limita solo a citar las ciudades de la Via Augusta, sino que además hace alusión a otros núcleos del interior ( para Cádiz, al menos los núcleos de Carisa, Cappa, Iptuci, Saguntia y Lascuta ) que nos muestran los nuevos polos de organización , unidos por vias vicinales , esto es, caminos que unen estas cabeceras administrativas tanto con las viae publicae como con sus territorios circundantes. Es también el momento del amplio desarrollo del vicus, entendido como una aglomeración de población , bien como barrio urbano, bien como aldea rural , que completa y hace más complejo aun el paisaje administrativo romano Pues bien: la Geographia de Ptolomeo debe incluirse en este contexto , si bien ya en el siglo II d.C. Se ha especulado mucho acerca de la funcionalidad de este texto, que recoge un listado de las principales ciudades del mundo conocido dándoles unas coordenadas para su localización. Y ello porque Claudio Ptolomeo, al ser astrónomo de la escuela de Alejandría , bien pudo dedicarse tan solo a comprobar mediciones teóricas, o a constatar los datos que le eran aportados por otras mediciones dadas por

funcionarios de la administración romana de Adriano que revisaban por entonces los itineraria , cosa más probable esta última si tenemos en cuenta que el emperador procedió entre 117 y 138 a una nueva reorganización administrativa del Imperio al tiempo que establecía la fijación de sus fronteras.

La Geographia de Ptolomeo presenta algunos problemas a la hora de su interpretación. Por un lado, existen numerosas alteraciones del texto original, además de que Ptolomeo maneja un sistema referencial de longitudes y latitudes diferentes al nuestro ( incluyendo la posibilidad de que las longitudes fueran tomadas por tierra, siguiendo el trazado de las calzadas romanas). Por otro lado, la Geographia , tal y como hoy la leemos, es el resultado de múltiples interpolaciones posteriores : alteraciones de datos ( por tomar uno u otro códice como fuente) , desplazamiento de topónimos en las listas ante la necesidad de “ identificar ciudades romanas” en la Edad Moderna , inserción de datos de toponimia de otras fuentes ( Estrabón, Plinio, Itineraria), y sobre todo errores de copistas ya desde la Edad Media : caso muy frecuente , por cierto, es la confusión de grafías como 20´( ´) y 40´ ( º), lo cual haría desplazar un punto hasta 23 Kms. más o menos. - un radio de error demasiado amplio – . Y sin embargo podemos obtener Portus Menesthei con las coordenadas 36º 40´ ( sºen vez de 36º 20´ ( s´ Sin embargo, contamos con algunos elementos que nos ayudan, como es el meridiano Alejandría – Syene desde el que Eratóstenes hizo su medición de la circunferencia de la Tierra allá por el siglo III a.C, y que como puede apreciarse en nuestro sistema referencial es un eje declinado, y un paralelo 36º que coincide con nuestro paralelo 36º. Es al menos un soporte , un eje de coordenadas sobre el que poder actuar y elaborar nuestro sistema básico de referencia de latitudes ptolemaicas para Hispania , aunque los valores de grado de latitud sean distintos ( el actual 111,11 kms; el de Ptolomeo 92,4 Kms) Vemos por ejemplo cómo se presenta la costa del antiguo estuario del Lago Ligustino a partir de puntos bien conocidos como Portus Menesthei, Hasta, Nabrisa, Ugia, Carissa , Iptuci, Saguntia o Asido en relación con Gades para adivinar rápidamente que, si consultamos los datos de la Geographia en el actual texto, los errores de medición son notables , pero podemos llegar por aproximación a la posición de los núcleos citados con ejes declinados en posición NW-SE y con longitudes que avanzan de Oeste a Este ( y esto es así a lo largo de todo el Mediterráneo) Difícil solución, pues, para este dilema. Muy difícil. Lo que si se debe tener en cuenta es que en cualquier caso los núcleos de la Geographia deben situarse necesariamente junto a calzadas romanas, oficiales o no, y por ello esta fuente es fundamental para la reconstrucción de éstas ( y en el caso del Ager Ceretanus, no solo de la Vía Augusta). Son el referente para la localización de las calzadas interiores que irán cobrando cada vez más fuerza, sobre todo desde el siglo II d.C, cuando el peso de Asido vaya sustituyendo al de Gades. Veamos a continuación dos casos interesantes en relación con el entorno del Ager Ceretanus que pueden desprenderse desde una lectura , errónea o no, de coordenadas :

a) El primero son las coordenadas dadas para Ebora, que se incluye en la lista de los túrdulos (Ptol. II, 4, 9), con 36º 55´ - 6º 15´, y que según esta posición debe corresponder a un núcleo interior, bien diferenciado de los núcleos costeros . Ebora, sin embargo, viene definida claramente como un castellum costero por Mela (Chor, III, 4), y Estrabón ( Str, III, 1,9) añade la presencia de un santuario a Lux Divina y Phosphoros, el planeta Venus , que como divinidad adorada por los navegantes permitiría situar este punto en torno a la desembocadura del Guadalquivir. Plinio ( Nat. Hist. III, 9) , sin embargo, habla de un oppidum interior próximo al Baetis. ¿ Qué pensar entones de esto?. ¿ Estamos hablando de dos núcleos? Volvamos sobre las coordenadas ( 36º 55´- 6º 15´) y posicionémoslas sobre la base de un punto sobradamente conocido como Mesas de Asta, que cuadra claramente con las coordenadas 37º 00´- 6º 00´ que hemos visto en el listado. Cuando un punto cuadra claramente podemos darlo por válido, y si es así, 36º 55´- 6º 15´ debe estar ligeramente más hacia el S.E de Asta. Posición que entonces nos llevaría de nuevo a los pies de la sierra de Gibalbín. Llama la atención en este sentido que la Ebora de Plinio es denominada Ebora Cerialis , un adjetivo que, inmediatamente, vuelve a ponernos en la posibilidad de asociar este oppidum por su proximidad a Ceret y el Ager Ceretanus como un espacio en el que fundamentalmente primó la producción de cereal , como también se advierte en las emisiones numismáticas de Ceret. Es solo una sugerencia.

b) Contamos además con topónimos del grupo denominado libiofénice. Son puntos que según la arqueología deben asociarse con asentamientos púnicos vinculados con Gadir , en particular al sur del Guadalete , y que Ptolomeo incluye entre los puntos turdetanos ( Ptol II, 4, 10) Eso si: el debate está servido desde el momento en que Ptolomeo sitúa algunos de ellos en una latitud más septentrional, entre los 37º y los 39º latitud, con emisiones numismáticas que los llevan al sur de Extremadura. Por tanto la coincidencia de coordenadas y cecas es un argumento de peso para pensar en que , sin negar los asentamientos libiofénices más que evidentes en Cádiz, debe sugerirse una segunda área de colonización agraria púnica en el sur de Extremadura. Eso si: utilizar las identificaciones de núcleos por su parecido fonético como ha hecho la historiografía tradicional para dar prestigio de antigüedad a una ciudad ( Arsa y Arcos de la Frontera, por ejemplo) es un argumento cuando menos resbaladizo. … ¿ Qué ha sucedido?. Posiblemente un cambio en la lista de Ptolomeo. Ha llegado, pues, el momento de tomar los datos miliarios consultando las fuentes directas que poseemos , todas ellas bajoimperiales , pero que se han conservado en documentación altomedieval . Primero, el Itinerario de Antonino, en el cual se define ya una red extensiva para todo el Imperio : aquí tanto la Via Augusta como la Via Heráclea, esto es, la calzada interior y la calzada costera . Buena prueba de que la vieja organización viaria – administrativa – annonaria de Augusto sigue vigente. También en el Anónimo de Rávena la organización viaria es básicamente la misma. Tenemos manuscritos que nos permiten conocer bien el primero, datable en el siglo III, aunque sus códices más antiguos son del siglo VII ( el denominado Codex Escurialensis). Para el Anónimo de Rávena, fechable también en el siglo VII , si bien

sobre un texto anterior del siglo IV, los códices son posteriores ( codex Vaticanus Urbinates 961, del siglo XIII ) . Finalmente, un documento precioso es la denominada Tabula Peutinger , del siglo XII, que basándose en los datos de Ptolomeo y del Anónimo de Rávena nos da un mapa del Imperio romano con sus calzadas más destacadas. Sería, por otro lado, buena prueba de cómo ya en la Geographia se han incluido los datos de los Itineraria. Lo que nos queda de la Tabula Peutinger es básicamente la parte del Imperio de Occidente , y por lo que respecta a la zona de Cádiz una relación de topónimos alusivos a las ciudades que aun en época bajoimperial seguían cumpliendo de alguna manera una función administrativa tras el desarrollo de la concesión del Ius Latii por parte de Vespasiano y la reorganización administrativa de Diocleciano. Las calzadas a las que se refiere el Anónimo de Rávena bien pudieron ser más precisas, pero no lo fueron , pues se carece de indicaciones miliarias que nos permitan afilar más los recorridos, sobre todo cuando el topónimo dado en el Ravenate no existe en el Itinerario de Antonino. Con todo, para la zona que nos ocupa se precisa la calzada costera con nuevas estaciones que completan el trazado tanto de la Via Heráclea como del primer tramo de la Via Augusta. Junto a las viejas, Cetraria, Bepsipon ( Baesipo) y Merifabion. Del mismo modo, una nueva vía interior hasta Asido por Saguntia, Burdoga, Saudone y Cappa . ¿ Qué significa esto? Hablamos efectivamente de ciudades impulsadas desde época flavia, como puede advertirse en parte en Plinio III, 15. Oppida que pueden disponer del usufructo de un territorium a cambio del pago de un stipendium, pero que de alguna manera, sin ser colonias, formaron parte de la difusión del proceso de romanización al tiempo que satisfacían las necesidades administrativas de Roma ( y en este caso, además, la promoción de Asido). Pero por otro lado el debate está en la identificación de algunos de estos topónimos de la calzada interior . La posición de Saguntia ( Gigonza) choca con las hipótesis para las otras tres, si bien el mejor esquema de identificación pasa, como siempre, por unir puntos conocidos siguiendo trazados más o menos rectilíneos y/o buscar yacimientos que hayan dejando una huella profunda en tiempos posteriores, como el caso de Qalsana ( Cortijo de Casinas) , que fue capital de la cora de Sidunia , quizás a principios del Califato de Córdoba, y antes de ser trasladada ésta a Saris-Sidunia. Los trazados de calzadas desde la toponimia son importantes para ello. Así, el camino denominado Calzada de la Plata, bien visible como puede apreciarse desde la cima de la Sierra de Gibalbín. Un topónimo que recuerda que junto a las viejas líneas de centuriaciones y explotaciones agrarias surgidas en la base de la sierra hay que considerar también una actividad minera, que se intensifica en época tardía ante la necesidad acuciante de acuñación de moneda para cubrir los gastos de una burocracia creciente y de la defensa del Imperio. Para clarificar otras posiciones contamos además con fuentes indirectas, como la documentación de calzadas recogida hasta el siglo XIX. Así, en el Diccionario Estadístico de P. Madoz se pueden seguir diferentes rutas. Conviene destacar al respecto que cuando se habla de Caminos de Arrecife o empedrados se sigue citando

con seguridad un antiguo trayecto romano “ principal”, que hay que seguir desde Gades para llegar a Ugia ( Torre Alhocaz) y que pasa por la Sierra de Gibalbín. A lo largo de este camino, la antigua centuriación de Cortijo de Romanina, un puesto destacado, insisto: Además de ser villa, ¿pudo actuar como estación no recogida en los Itineraria?, ¿ hubo alguna villa próxima que tuvo este cometido?. Es probable. Nada que decir de los caminos carreteros de momento por falta de datos. Sí, en cambio, de los Caminos de Herradura , definidos ahora como caminos estrechos para caballerías, y que bien podían responder a calzadas secundarias que permitirían a su vez reconstruir las vías romanas vicinales , las que unen los vici descritos, o calzadas para la movilización de correos imperiales. En este caso, llaman la atención los caminos que parten desde Medina Sidonia, hacia San Fernando y Puerto Real, Conil, Vejer y Tarifa, Ubrique y Grazalema; esto es, una red centralizada que apunta hacia diferentes posiciones de la costa la costa y del interior. Llevado al mapa de F. Coello se observan mejor los resultados: pueden responder , probablemente, a lo que fue la estructura de red viaria creada en torno a Asido desde finales del siglo I d.C.

3. Conclusión Asido es ya en el siglo IV una ciudad destacada . Quizás el grabado de P. Barrantes de 1541, la imagen más antigua de que disponemos, nos de una idea de lo que fue ese viejo oppidum y del peso adquirido en época altoimperial y bajoimperial frente a una Gades que, tal y como nos describe Avieno en su Ora Maritima languidece. Tristes versos aquellos : “ Aquí se halla la ciudadela de Gadir…denominada primero Tarteso. Ciudad importante y rica en tiempos remotos; ahora pobre; ahora empequeñecida; ahora arrumbada; ahora, en fin , un simple campo de ruinas ( Av.Ora, 84- 85). Hemos de ver en ello más la pérdida de su pujanza económica que una destrucción real de la ciudad , cosa que sencillamente no puede ocurrir puesto que ésta no desaparece en los itineraria. Lo que esta sucediendo es que Asido ya ha tomado el relevo de las principales funciones administrativas y, sobra decirlo, religiosas del territorio, al convertirse en sede episcopal . Pero Asido es la excepción. Es uno de los escasos puntos donde se mantiene la vida urbana en un territorio fundamentalmente ruralizado. ¿ Y después?. Invasiones de mauri, crisis política , social y económica, crisis espiritual… Cada historiador toma el todo o la parte, y dejaremos que así sea pues en la Historia todas las interpretaciones son necesarias. El período tardoimperial del Ager Ceretanus se confunde, como en otros muchos sitios, con una continuidad en lo visigodo, pero recordando ( a veces se olvida) que aquí lo bizantino tuvo también importancia. Y ¿ que tenemos pues?.... en Mesas de Asta , en Haza de la Torre, o en yacimientos como Las Pedreras o La Peñuela hay continuidad, pero en el núcleo urbano de Jerez aun no hay vestigios ( insisto en el AUN ). Porque hemos dejado para este momento la vieja polémica de la continuidad de topónimos Ceret – Xera- Sharis, sobre la que al menos debemos plantearnos algunas reflexiones finales. Y, como siempre, un breve texto de Stephanos Byzantinos (Steph. Byz, Ethniká, 481) para entrar en ello: el autor es un filólogo bizantino de época de Justiniano , lo más probable, y , como Ptolomeo y otros recopiladores, no trabaja in situ. Ciertamente, durante mucho tiempo se ha pensado que su obra iba vinculada al proyecto de la

Renovatio Imperii de Justiniano ( una Ethniká que, al modo de como Estrabón lo hizo para Augusto, recogiese información de todos los pueblos y ciudades del viejo imperio y del mundo conocido). Por supuesto, esto cuadraba parcialmente con el hecho de que el proyecto de Justiniano llegó a ser efectivo en el sur de Hispania…. Pero nada más, pues es un texto de filología. Cuando Stephanos Byzantinos cita a Teopompo para hablar de Xera ( como núcleo próximo a las Columnas de Heracles , insistiendo en su carácter de ciudad (s ) hemos de pensar necesariamente que esta Xera existía ya en el siglo IV a.C ( por cierto, a 1000 años de distancia del tiempo en que escribe Stephanos), y que por ello debería identificarse con un punto en el que hubiese asentamientos cuyos niveles arqueológicos respondieran a esta cronología. Es más, la propia vecindad de Xera con Mastia, Tletes ( todos ellos “ vecinos de Tartessos” ) sugieren que efectivamente Xera estuvo por aquí. Y, si. Hay muchos asentamientos alrededor de Jerez que, empezando por Mesas de Asta y siguiendo en todas direcciones tienen niveles del siglo IV a.C, turdetanos o púnicos . Pero Jerez no. Podríamos barajar, en cambio, muchas opciones según busquemos la continuidad del topónimo fuera de Jerez , y en este sentido la presencia cartaginesa ( que es a la que sin duda se refiere Teopompo, pues este autor no hace sino citar núcleos vinculados con la Gadir púnica del siglo IV a.C ) nos daría la clave, seguramente con un modelo muy parecido al de los núcleos libiofénices o al sistema de explotación agraria que hemos visto en Los Garciagos ( dando por supuesto que este punto tampoco es Xera ). Por otro lado, buscar un tipo de asentamiento de estas características que además perviva en época romana como Ceret, o en un Ager Ceretanus del siglo I d.C , implicaría un registro arqueológico tan completo como el de Mesas de Asta o Gibalbín. Y no lo hay en la periferia de Jerez de la Frontera, aun. ¿ Qué ocurre entonces con el actual asentamiento de Jerez ( ahora si, la ciudad) en la Antigüedad?. Porque si el origen de Jerez no puede unirse al de Xera, por mucho parecido fonético que se busque , hemos de pensar probablemente en un núcleo que se va desarrollando como un modelo de concentración rural ( quizás un vicus o un pagus vinculado a Hasta ) en torno a una villa tardorromana justo en el momento en que finalizan los niveles de ocupación de gran parte de las villas en el entorno de Gibalbín – El Cuervo , y desde el momento en que Portus Gaditanus entra en crisis: Las Huertas de Sidueña, Dehesa de Bolaños y otros puntos hablan solos ( aunque algunos se reactiven en época musulmana). Y ello sin excluir otros desplazamientos de población desde la propia ciudad de Hasta. La pervivencia del topónimo Ager Ceretanus identificado como Jerez tendría más que ver con el peso que va adquiriendo Jerez en el entorno circundante que con la presencia real de un Ceret intramuros. Quizás el hecho de buscar un asentamiento más o menos próximo al Guadalete , como sugieren algunos historiadores, y que reúna los elementos analizados en esta exposición , con un núcleo que desde el siglo IV a.C hasta al menos la época altoimperial nos marque una línea de continuidad nos explique algún día esta última etapa, y aclare el porqué estos historiadores defienden un Ager Ceretanus sin ciudad o un Ceret fuera del entorno de Gibalbín . Yo no, pero si esto da pie a otras interpretaciones, bienvenidas sean. Lo demás, ya es materia de otro capítulo.

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