\"En torno a la conservación del Carambolo. Realidades, ficciones, intereses, reflexiones\". En: Bandera, M.L. y Ferrer Albelda, E. El Carambolo. 50 años de un tesoro, 2010

June 8, 2017 | Autor: Fernando Amores | Categoría: Heritage Conservation, Archaeological Conservation, Protohistoric Iberian Peninsula
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Descripción

EN TORNO A LA CONSERVACIÓN DEL CARAMBOLO. REALIDADES, FICCIONES, INTERESES Y REFLEXIONES Fernando Amores Carredano Universidad de Sevilla La intervención que presentamos es una reflexión de carácter patrimonial, aislada entre un elenco de aportaciones de contenido histórico. Ello no supone que su incorporación sea forzada ni ajena a este foro organizado como efemérides del 50 aniversario del hallazgo del tesoro. En este lapso de tiempo que media entre 1958 y 2008 se encuentra la fecha de 1985, cuando se promulga la nueva ley del Patrimonio Histórico Español, donde se refuerza el sentido social del patrimonio histórico y se declara como de dominio público el patrimonio arqueológico. Recordemos: “Su valor lo proporciona la estima que, como elemento de identidad cultural, merece a la sensibilidad de los ciudadanos, porque los bienes que lo integran se han convertido en patrimoniales debido exclusivamente a la acción social que cumplen, directamente derivada del aprecio con que los mismos ciudadanos los han ido revalorizando.”

En este foro es importante recordar que el valor científico es uno de los valores que concurren en un bien del patrimonio histórico pero no es el único. La ausencia de valoración social – una dimensión objetivable de diferentes formas – deviene en una clara indefensión del bien y la presencia de valoración social supone una fortaleza para el mismo. La valoración social en el caso del Carambolo estaba proyectada de manera absoluta sobre el tesoro. El yacimiento o, mejor, el lugar, era muy conocido en el contexto comarcal y tan sólo constituía el punto donde se encontró el famoso conjunto de piezas de oro. Sin embargo, el yacimiento ha recibido un impulso en su valoración social al hilo de las nuevas excavaciones que han traído consigo versiones inesperadas del enigma que arrastraba desde el inicio el ajuar áureo. La sociedad de 2008 es distinta a la de 1958. Como derivaciones del progreso social y cultural desarrollados en el seno del estado democrático

. Ley de Patrimonio Histórico Español 1985. Preámbulo.

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pueden considerarse el avance sustancial en la conciencia patrimonial, el reforzamiento de los instrumentos de tutela del patrimonio histórico o el aumento y profesionalidad de los cuadros técnicos. Por todo ello, la sociedad no ha entendido el proceso administrativo que ha devenido en la excavación y revelación de nuevas narrativas históricas, celebradas y aceptadas desde el principio de autoridad científica y, por otro lado, el extraño encadenamiento de actuaciones y omisiones que ha dejado la sensación de pérdida de la materialidad del yacimiento sin contraprestación equilibrada a cambio. Este asunto ha sido calificado como “culebrón patrimonial” en la prensa con un diagnóstico bastante acertado: “El del Carambolo, en Camas, es un culebrón patrimonial en toda regla del que se van consumiendo capítulos sin que se atisbe el desenlace. Lo peor es que, en muchos casos, ha habido demasiados parones entre los capítulos, es decir, las acciones y/o decisiones.” 

El título escogido por nosotros permite acercarse a la realidad patrimonial del Carambolo desde variadas orientaciones, porque son variados los tiempos, las mentalidades y las circunstancias, entendido todo ello tanto en sentido sincrónico como diacrónico. Asimismo, supone ampliar el campo de análisis del patrimonio histórico dejando al lado el tecnicismo legal al que nos tiene acostumbrada la Administración y acercándonos más a las percepciones sociales, sean éstas de índole popular o científica.

. Usamos aquí el término “sociedad” de modo restrictivo para referirnos a los colectivos que han mostrado interés por el proceso, tanto del ambiente social llano como del erudito en el nivel local, supralocal y nacional. . Así fue definido por el periodista Felipe Villegas en El Correo de Andalucía, 15 de noviembre de 2006. . Asimismo, nos referimos a la Administración en un sentido pasivo, es decir, desde la percepción que la sociedad tiene de sus acciones en conjunto. Somos conscientes de que, desde dentro, la Administración no constituye una entidad monolítica y existe una enorme diversidad de capacidades, tensiones, contradicciones, etc. sin que sea nuestra intención faltar al respeto de todos aquellos profesionales técnicos y políticos que constituyen el grueso del personal. . Este artículo se ha organizado a partir del seguimiento de la prensa local, donde también aparecen las declaraciones de los responsables de la administración cultural. En su día (28/08/08), solicité la consulta del expediente administrativo a la Delegación Provincial de Cultura con la convicción de que sería difícil acceder a todo él por circunstancias lógicas de discreción institucional. Nunca fue contestada mi solicitud en sentido alguno. Naturalmente, he conocido muchos –no todos lógicamente- de los avatares, personajes principales, tensiones, etc. que han rodeado a este culebrón, mas no puedo usar determinada información por no poder demostrarla. La realidad administrativa es diferente, sin duda, pero la construcción de un relato desde la percepción social no sólo es permisible sino que conforma una auténtica realidad, alejada de la otra realidad percibida por el político. Al fín y al cabo, es una cuestión de la eterna y aún presente diatriba entre la España real y la España oficial, de la que todos somos conscientes.

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En 1958 se halló el tesoro del Carambolo en Camas, junto a Sevilla, organizándose entonces un gran revuelo, diferente al que un evento similar produciría hoy en día. Diferente era la época en España, cuyas características enunciaremos para enmarcar el evento. Sumida en una tradición autárquica, impuesta por el aislamiento de la dictadura, el Régimen alentaba como respuesta un acusado nacionalismo. Desde mediados de los años de 1950 comenzaba un ciclo, lento, de desarrollo económico y el hallazgo suponía un aliento a los valores de la historia y cultura propios, a la par que un refuerzo del optimismo social tras los apuros de la postguerra. El lento desarrollo económico era muy evidente en el medio rural, que presentaba una casi ausencia de mecanización. Predominaban los usos tradicionales del campo, extensos olivares como se observan en las fotografías de la época del entorno del yacimiento (CARRIAZO 1973). Los hallazgos casuales derivados de las labores agrícolas eran, por tanto, muy escasos, así como las excavaciones arqueológicas. Éstas se limitaban en Sevilla a mantener la inercia de Itálica bajo la dirección de Carriazo, aunque controladas in situ por Francisco Collantes de Terán Delorme, con muy escasos medios, y a la atención de algunos hallazgos casuales, como fue el caso del tesoro. En el panorama sevillano predominaba la huella de Jorge Bonsor, muerto en 1930, quien había dejado el legado de la Necrópolis Romana, la colección de su castillo con multitud de objetos sobre la protohistoria de Los Alcores y publicaciones fundamentales sobre las que se cimentaba la interpretación prehistórica de la región. El tesoro marcó muchas cuestiones para siempre: Marcó en primer lugar a Juan de Mata Carriazo. El profesor, prácticamente, abandonó su potente y nutricia investigación histórica sobre el medievo y edad moderna por el rendimiento social que supuso su asociación al tesoro. El nombre del catedrático de la Hispalense disfruta de un conocimiento amplísimo entre la sociedad llana no especializada, tanto a escala local como supra-local, gracias a su relación con el tesoro. Incluso su nombre rotula una avenida céntrica de Sevilla, deferencia que no es usual para este colectivo académico. Todo ello se debe relacionar con un aspecto del mayor interés como es la aportación que hizo el profesor a la sociedad sevillana y bajoandaluza en el reforzamiento de una identidad histórica, otorgando . Carriazo era a la sazón Delegado de Zona del Servicio Nacional de Excavaciones Arqueológicas y Collantes de Terán era Delegado provincial de excavaciones. . Una visión general sobre el autor en (Carriazo Rubio 2001).

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elementos objetivos como la evidencia incontestable que transmite un tesoro antiguo y su capacidad evocadora. Marcó a la investigación sobre Tartessos, como se ha mostrado en acertadas aportaciones de los colegas a este simposium: “Desde que el tesoro ha aparecido, se impone un nombre: civilización tartesa”

Marcó al lugar de forma decisiva. El tesoro vinculó el topónimo “Carambolo” con la médula de la cuestión tartésica a escala nacional, proyectando sobre el lugar un conocimiento generalizado. Esto ha aportado una plusvalía al sitio, claramente simbólica y emocional en gran parte. Sin embargo, este valor, tangible en cuanto a su condición de inmueble, contenedor depositario de la memoria, ha sido gestionado de manera muy contradictoria por la administración, como se ha puesto de manifiesto en estos años. La ingeniosa afirmación del periodista, “Este cerro es un tesoro”, marca de modo certero la distancia existente entre la percepción popular y la de la administración. En segundo lugar, es necesario hablar de la relación de vinculación que se establece entre los yacimientos arqueológicos con sus investigadores. Se trata de una tradición académica existente en la generalidad del mundo occidental, asociada al principio de autoridad. Esta vinculación ha ido desvaneciéndose en las últimas décadas por el protagonismo de la administración en la tutela del patrimonio arqueológico, pero era muy fuerte entonces, y se ha mantenido hasta hoy en algunos casos. Esta suerte de “patrimonialismo” corporativo, devino en la ausencia de interés efectivo de cualquier otro investigador sobre el yacimiento porque, de alguna manera, era de Don Juan10. Suyos fueron los comentarios sobre la valoración científica del lugar, su apreciación sobre el grado de destrucción del denominado Carambolo Alto y su interés por ampliar las excavaciones a una mayor extensión del yacimiento, alentadas por su maestro Gómez Moreno y reflejo de la lógica expectación por el conocimiento que siempre ha presidido a la cuestión tartésica: “¡Ojalá que estas excavaciones no se interrumpan y den con nuevos hallazgos! Sería importantísimo para nuestra vieja y debatida cultura tartesia.”11

Carriazo se quejaba de no poder ampliar las excavaciones debido por un lado a los lógicos impedimentos de la superposición de las instalaciones del . Juan de Mata Carriazo, ABC, 10 de octubre de 1958. . Nicolás Salas, Diario de Sevilla, 22 de noviembre de 2002. 10. No ocurrió lo mismo con los materiales procedentes de la excavación y conservados en el museo, que han sido objeto de revisiones por multitud de especialistas. 11. Manuel Gómez Moreno en declaraciones a Alejandro Fernández Pombo en ABC, octubre de 1958

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Tiro de Pichón sobre el yacimiento y, por otro, a la falta de apoyo económico. Ya en el final de sus días, el profesor alertó sobre la necesidad de apurar todas las posibilidades arqueológicas de la zona.12 Marcó a la Sociedad. Desde entonces se percibió la relación entre el tesoro y Tartessos y se reforzó la relación identitaria entre Tartessos y Andalucía Occidental y Andalucía por extensión. La relación pseudo-explícita entre Argantonio, el tesoro y el ámbito del hallazgo fue expuesta por Carriazo en diversas ocasiones, mantenida por el Museo y sancionada recientemente por el título de la exposición “Argantonio, Rey de Tartessos” organizada por la Fundación el Monte en 2000 con el tesoro del Carambolo como portada asociada al título. Se trata de cierta identificación y proyección de una unidad política indígena con fuertes raíces que establecía relaciones comerciales con ciudades y sociedades del mediterráneo. Una región rica en recursos naturales con cultura milenaria que se explicaba mediante los megalitos de Andalucía y del entorno sevillano13. Todo era tartésico. El mundo de Tartessos, en su versión tradicional, dispone de una serie de rasgos que lo hacen peculiar dentro de la Península Ibérica y que es responsable de algunas de sus fortalezas sociales y derivaciones patrimoniales. Entre ellas, creo que las de mayor trascendencia serían: § Contar con fuentes literarias clásicas, relatos descriptivos de los que se evacuan los contenidos siguientes: o Contar con un nombre. o Disponer de referencias a la antigüedad milenaria de sus tradiciones. o Disponer de referencias explícitas a su amplitud geográfica y a hechos topográficos concretos asignables a regiones con tradición identitaria. o Enclavarse en el terreno del mito y, por tanto, en el de las posibles derivaciones especulativas. o Situar a la Arqueología como único modo de conocimiento empírico de su realidad esperada. o etc.

12. ABC, 11 de mayo de 1986. 13. En esa línea interpretativa se enmarca Tartessos, la ciudad sin historia de J. Maluquer (1970), obra de gran eco social y la de otros autores como certeramente desvela Álvarez MartíAguilar (2009).

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Estos rasgos o peculiaridades asocian al mundo de Tartessos con el de otros lugares y etapas históricas prerromanas de Europa, pero los distingue del resto de la Península Ibérica por único y aislado en el panorama de la Protohistoria, como ha sido puesto de manifiesto en repetidas ocasiones. Es interesante analizar hasta qué punto estos rasgos han generado o han sido usados para formar o consolidar identidades geográficas, históricas y políticas en la sociedad contemporánea o han quedado en el terreno de la investigación arqueológica e histórica sin mayor derivación social que su disfrute, equilibrado al de otras etapas del Pasado. Esta óptica ha sido desarrollada con acierto en relación a la construcción historiográfica (Álvarez Marti-Aguilar 2009) pero, si enfocamos la cuestión desde la óptica patrimonial, debemos incorporar otras orientaciones. El hecho sociológico fue alentado inconscientemente por A. Schulten (1924) tras las excavaciones en el Cerro del Trigo con Jorge Bonsor y posteriormente por J. Maluquer (1970) desde sus monografías intituladas de forma rotunda y abarcadora: Tartessos. Sus continuas reediciones son un claro exponente de la existencia de una amplia demanda y eco social. Ello alienta una interiorización de atributos esenciales que constituían un bálsamo de autocomplacencia y una esperanza para el futuro como pueblo. El marco mítico mixtificado y el principio de autoridad, desde la veracidad que supone la existencia de textos clásicos, han obrado milagros en la percepción y asunción de determinados invariables a nivel popular: la mayoría de la gente conoce el nombre de Adolf Schulten y su relación con Tartessos y también, aunque en menor grado a J. Maluquer, pero otorgan mayor credibilidad a esos relatos que a las sucesivas aportaciones posteriores gestadas desde la investigación científica. La vieja edición del Tartessos de Schulten en la colección popular Austral aparece de continuo en venta en los catálogos de libros antiguos, raros y agotados con el epíteto de “fundamental”. Continuas han sido las reediciones de esta obra destacando la última, (Schulten 2006), realizada por la editorial Almuzara en colaboración con el ayuntamiento de Camas en el contexto de los nuevos hallazgos de 2003-2005. David González, presentador de la obra por parte de la editorial comentaba que se trata de El gran clásico y best seller de la historia, añadiendo que el libro de Schulten es un escrito entre la literatura y el mito que siempre ejerce fascinación, como están demostrando las cifras de ventas14. Otra iniciativa es la del Centro de Estudios Andaluces, institución dependiente de la Consejería de Presidencia de la Junta de Andalucía, que anunciaba en diciembre de 2008 el regalo de dos 14. El Correo de Andalucía, 3 de junio de 2006.

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libros como bienvenida a quien se suscribiera a la nueva revista Andalucía en la Historia. Los dos libros eran Tartessos de Adolf Schulten y El Guadalquivir de Paul Gwyne, regalo “inocente” que ponía de relieve de forma descarada los dos pilares de una identidad como “pueblo” en la flamante contemporaneidad estatutaria: una historia diferenciada y milenaria y un territorio definido por la cuenca de un río15. Todo ello pone de relieve que el relato de Schulten tiene una vida social y política ajena a los círculos científicos. Los interesantes y sesudos debates académicos habrán de catalogarse como onanístas, toda vez que no calan en la sociedad. De este modo, podríamos defender la existencia, de facto, de tres realidades sociales: • La sociedad llana, que porta una serie de imaginarios colectivos anclados en el principio de autoridad –aunque ésta sea obsoleta– y en anhelos identitarios semiconscientes. • La sociedad científica, interesada en la reproducción de su discurso, onanísta en tanto que está alejado de la realidad social. • La administración, que funciona como una realidad social que ostenta el poder y gestiona la realidad científica y patrimonial. Ésta debería actuar como intermediaria entre la masa del conocimiento popular y la élite del conocimiento científico a partir de, entre otras cuestiones, la necesaria construcción de una realidad patrimonial en tanto que expresión y producto socializado. Una serie de comentarios vertidos a la prensa en el contexto de la polémica sobre las excavaciones recientes nos revela el fuerte arraigo popular de la relación que Tartessos mantiene en los imaginarios colectivos con la identidad de Andalucía y con el Carambolo de por medio. El grupo de Izquierda Unida, entonces en la oposición en Camas, denunciaba las obras especulativas de las excavaciones arqueológicas relacionadas con la construcción del hotel, lo cual suponía cometer un atentado contra la cultura andaluza (Diario de Sevilla 19 de octubre de 2002). En el informe evacuado por la Comisión Andaluza de Arqueología en septiembre de 2003, bajo palabras medidas, se le otorgaba al yacimiento un valor añadido en el ámbito andaluz, y sobre todo sevillano, como lugar de interés emblemático, producto de la fama que le dio la aparición del conocido tesoro.

15. En el regalo faltaba tan sólo alguna grabación de flamenco para redondear el hecho diferencial.

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Álvaro Fernández, arqueólogo de la empresa Arqueología y Gestión S.L.L., quien ha dirigido las excavaciones, comentó a su vez a la prensa: “…por volumen, complejidad y extensión podríamos haberlo proclamado [El Carambolo igual a la ciudad de Tartessos] y habríamos conseguido múltiples subvenciones porque se trataría de desenterrar el origen de la patria andaluza…” (El Correo de Andalucía, 21 de febrero de 2006). Finalmente, la asociación de protección del patrimonio Ben Basso, en sus continuas denuncias sobre el estado de abandono en el que se ha dilatado el yacimiento excavado, expresaban: “Al mismo tiempo, y considerando el valor cuasi mítico del concepto Carambolo para la cultura andaluza, creemos imprescindible que esa Consejería plantee un proyecto de excavación sistemática del cerro” (ABC, 11 de julio de 2006) Esta cuestión será recogida más adelante, en relación a la respuesta o posición que mantiene, o no mantiene, la administración a este respecto. Las excavaciones llevadas a cabo en el cerro del Carambolo durante los años 2002 a 2005 han generado una extensa polémica que ha afectado no solamente a las conclusiones de orden científico, que estos días se han expuesto sino, especialmente, a la conservación de los restos. De modo esquemático, los hechos se pueden desgranar del modo siguiente: – El cerro dispone de la edificación de la Real Sociedad de Tiro de Pichón, obra de los años 1950, ya en desuso. – La parcela está catalogada en el PGOU de Camas como urbanizable para usos terciarios, permitiéndose la construcción de un hotel, aunque con cautelas arqueológicas derivadas de la existencia del yacimiento. Éstas exigen investigaciones previas para comprobar la viabilidad del proyecto con respecto al interés de posibles elementos patrimoniales. – En el contexto de las expectativas de la Expo’92, una sociedad hostelera exploró la posibilidad de construir un hotel estableciendo una opción de compra a la sociedad Tiro de Pichón. Esta opción no llegó a materializarse pero en ese contexto, la Delegación Provincial de Cultura, se interesó por establecer una delimitación protectiva para el yacimiento. Se aprovechó la estancia de técnicos geofísicos por el entorno para realizar una prospección por el cerro en 1991 con la conclusión de ausencia de anomalías significativas. Este “fiasco” reforzaba la idea de que el yacimiento estaba prácticamente agotado en las

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laderas no construidas siguiendo con ello la impresión que transmitió Carriazo.16 – La parcela es adquirida con posterioridad por una promotora con la intención de sustituir la vieja edificación por un hotel de lujo. El proyecto desea incorporar vestigios o la memoria del lugar tartésico como un activo más de su oferta. Para ello no sólo sufragaría los costos de la intervención arqueológica, como exige la ley, sino que la financiaría en los términos que se les indicara, estando abierto a las sugerencias de modificación del proyecto que fueran necesarias. El área afectada por el proyecto inmobiliario coincide con la ocupada por la edificación del Tiro de Pichón, de acuerdo con informes geotécnicos que indican que es el único lugar donde se puede edificar debido a las características delicadas del subsuelo y a la topografía. – El ayuntamiento (PSOE) celebra la iniciativa por lo que supone de posibilidades de desarrollo económico para el municipio sustentado en el turismo. El apoyo financiero permitiría desentrañar restos que podrían ser musealizados dentro de un centro de interpretación sobre Tartessos. – Se da licencia al proyecto con las cautelas de Cultura que propone a un equipo para controlar la demolición de la vieja edificación hasta sus cimentaciones. Las labores de control y limpieza se desarrollan entre febrero y abril de 2002. – El trabajo arqueológico verifica la existencia de yacimiento arqueológico en una superficie muy extensa, que se encontraba bajo la edificación. Lo componen estructuras de adobe de distinta envergadura y alteradas por los rebajes y las zanjas de cimentación del Tiro de Pichón que no fue consciente de la existencia del yacimiento en el momento de su construcción hasta que apareció el tesoro. También se detectaron otras afecciones de pozos de baterías de la guerra de la Independencia.

16. Las exploraciones fueron realizadas por David Jordan, de la empresa inglesa TerraNova, y no existe informe alguno de ellas debido a la pobreza de resultados. El que suscribe fue testigo de estas prospecciones y puede dar fe de la destreza de este técnico tanto por su trayectoria como porque realizó otra prospección magnética en la Cruz del Negro (Carmona) con resultados muy positivos. Desde la distancia del tiempo podemos interpretar que la ausencia de anomalías en el Carambolo –entiéndase en las laderas del cerro porque el edificio se mantenía aún en pie- se debió a que las estructuras eran de adobe, elaborados con la misma arcilla del lugar, siendo las piedras muy escasas. Pero eso lo sabemos ahora.

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– El estado de conservación del yacimiento se evalúa en unos porcentajes de 90% destruido y 10% conservado. Ello permite continuar las excavaciones tras la presentación de un proyecto de intervención, tutelado científicamente por miembros del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla17. El grupo opositor de IU denuncia la operación urbanística como especuladora y anti-patrimonial. – Las excavaciones, financiadas por el promotor, se desarrollan desde agosto de 2002 a marzo de 2003 quedando entonces en suspenso para la evaluación de sus resultados y decidir la compatibilidad o no del proyecto hotelero. Las estructuras documentadas desvelan un complejo estructural muy importante con características fenicias del que se analizan dos fases quedando varias fases más antiguas por excavar. – IU gana la alcaldía de Camas y apoya el proyecto tras estudiarlo con el promotor, incidiendo en el interés de la financiación y dotación de un centro de interpretación. – Se abre una etapa de incertidumbre de 9 meses donde se esgrimen informes técnicos por parte de la propiedad que concluyen la máxima dificultad o imposibilidad de conservación de las estructuras debido a su composición de arcillas expansivas y a la parcialidad y complejidad de percepción de las mismas. Se aconseja la documentación completa del yacimiento por su alto valor científico. Los informes aportados son de los laboratorios Vorsevi, del equipo arqueológico, de los asesores universitarios y de varios equipos de restauración18. – Comienzan las denuncias en medios de comunicación por parte de particulares, periodistas y colectivos conservacionistas por abandono de las estructuras y su rápido deterioro. Se ordena la protección de los restos, que se lleva a cabo con cobertura de plásticos que son revueltos por el viento, por expoliadores y actos vandálicos, continuando el deterioro de los muros de adobe y las denuncias en prensa19 (figs. 1 y 2).

17. El proyecto fue presentado por la empresa Arqueología y Gestión y los asesores de la Universidad de Sevilla fueron José Luis Escacena Carrasco y Fernando Amores Carredano. 18. Véase informe de 2003 de los asesores Amores y Escacena en anexo documental. 19. Los medios donde se reflejaron estas denuncias fueron El Correo de Andalucía, ABC y Diario de Sevilla.

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Fig. 1 y 2. Estado del yacimiento en la época de abandono mostrando el agrietamiento y desprendimiento natural de los adobes (foto F. Amores)

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– Se lamenta la lentitud decisoria de Cultura filtrándose las tensiones internas entre conservacionistas a ultranza e integracionistas en el seno de la Delegación Provincial. Ésta, finalmente, eleva el dossier a la Dirección General de Bienes Culturales para que decida. Una consulta a la Comisión Asesora de Arqueología se dilata en el tiempo evacuando finalmente un informe, con carácter no vinculante, donde se propone que el hotel no se construya encima de los restos y se paralicen las excavaciones para garantizar una reserva arqueológica para el futuro20. – Tras estos meses de abandono y denuncias por diferentes instancias se reanudan las excavaciones entre Enero de 2004 y Mayo de 2004 para documentar la totalidad del área intervenida. Los resultados son entonces concluyentes al verificar, sin duda, que se trata de un santuario fenicio consagrado a Astarté y Baal. Los asesores científicos evacuan nuevo informe de valoración de los hallazgos. Se pone de relieve la tardanza en tomar decisiones por parte de la administración, lo que ha redundado en la pérdida de materialidad debido a la composición de las arcillas, como se había puesto advertido en su momento. Se denunciaba que en ese tiempo de demora no se hubieran adoptado otras soluciones efectivas de conservación preventiva que los técnicos de Cultura conocieran. Se ponía de relieve el acierto de las hipótesis desarrolladas a la luz de lo excavado hasta el momento y el acierto en continuar las excavaciones por el aporte de importantes conocimientos para la protohistoria. Con respecto a la conservación poníamos de relieve el alto interés científico del lugar; la extrema dificultad de preservación de las estructuras de adobe; el peligro evidente de deterioro debido a su exhumación y exposición a los cambios de humedad y la dificultad de perceptibilidad de las estructuras debido a sus pérdidas y seccionamientos múltiples. Se aconsejaba continuar las excavaciones por el valor de información acreditado y superar el valor de la materialidad física original –irrecuperable- mediante la conservación del valor del lugar y una actuación de reconstrucción de la volumetría y elementos de los ámbitos fundamentales en cualquiera de los destinos, fuera hotel u otra posibilidad. Al tratarse de un santuario se conside-

20. Se hace constar que un miembro de la Comisión Andaluza de Arqueología era a la vez Jefe del Departamento de Protección del Patrimonio Histórico de la propia Delegación Provincial de Cultura, quien lideraba la postura conservacionista a ultranza y contraria a la construcción de edificación alguna.

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Fig. 3. Proceso de cobertura de los restos del santuario del Carambolo. (foto cortesía J.A. Fernández Naranjo

raba mayor la importancia del lugar y de sus circunstancias que de la mera materialidad.21. – Cultura encarga nuevos informes técnicos para proponer una ubicación posible para el hotel fuera de la zona ocupada por los restos y 21. Véase informe de 2004 de Amores y Escacena en el Apéndice documental. Con respecto a posibles soluciones de conservación preventiva, hay que hacer constar que los únicos restauradores que analizaron los adobes y aportaron informes fueron profesionales solventes contratados por la propiedad. Ellos diagnosticaron en su día (2003) la imposibilidad de infiltrar los adobes crudos por tratarse de arcillas impermeables y de carácter expansivo. Recuérdese que el santuario de Cancho Roano (Cáceres) sufrió incendios que cocieron en parte los adobes y que éstos no son de arcillas expansivas por lo que permiten una consolidación que es perdurable bajo cubierta, como se presenta. Las estructuras piramidales del Perú Moche están construidas en adobe y se protegen restituyendo la masa con nuevos adobes del mismo material confeccionados artesanalmente pero con distinto módulo para evitar la confusión con los originales. Todo ello no es posible en El Carambolo. La única opción de urgencia era mantener los muros excavados bajo una estructura de invernadero –por más rápida- dotada con microaspersores –tecnología de fácil adquisición en el entorno- para garantizar una humedad constante que impidiera el agrietamiento. Ello es posible aunque nadie de la facción conservacionista lo propuso por desconocimiento. En cualquier caso, su viabilidad sería muy compleja (garantía de mantenimiento, vandalismo, …) y hubiera sido tan sólo eficaz para permitir la excavación y enterrar con posterioridad los restos con una mayor integridad conservada.

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Fig. 4 y 5. Estado final de la cobertura de los restos del santuario del Carambolo (foto cortesía J.A. Fernández Naranjo)

promueve una intervención arqueológica (diciembre 2004 a febrero de 2005) para delimitar el yacimiento en áreas adyacentes comprobando su extensión en una mayor superficie de la ladera. Mientras, los restos siguen deteriorándose por causas naturales y actos vandálicos al no contar con vigilancia privada tras retirarla el promotor ante la evolución de los acontecimientos y la falta de perspectiva.

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– El promotor rechaza los informes de Cultura y esgrime con perplejidad la contradicción existente entre los técnicos. – La dirección arqueológica duda de la pertinencia de conservar los restos en su estado final tras el deterioro sufrido en estos dos años en que no se han tomado decisiones. – Se generaliza la opinión externa de que ha sido el peso historiográfico del Carambolo el que ha paralizado la toma de decisiones y ha jugado en contra del yacimiento. – En 2006, la Delegación Provincial de Cultura cubre la parte central del santuario con geotextil, arena y encapsulando lo que queda de los restos entre muros de bloques y una losa superior impermeable22 (figs. 3, 4 y 5) El resultado de todo este proceso ha sido una gran frustración y perplejidad de la sociedad quien no entiende finalmente qué ha ocurrido y qué se podría haber hecho, y que la importancia de la información conseguida no tiene paralelo con el tratamiento otorgado a la materialidad del contenedor. Realidades y Ficciones Dentro de este apartado conjunto queremos destacar lo siguiente: -–La interpretación, no histórica, sino patrimonial, como entidad física, que existía sobre el yacimiento se derivaba exclusivamente de las apreciaciones de Carriazo sin que existieran nuevas aportaciones, ni preguntas al respecto. Sus comentarios de búsquedas de mayor extensión del “poblado” mediante sondeos que resultaron estériles, la sensación de destrucción del poblado alto tras la edificación del Tiro de Pichón o su comentario sobre el urbanismo laberíntico del Poblado Bajo configuraron una imagen de un yacimiento casi agotado o muy destruido. Esta inercia marcará al yacimiento reforzada por los resultados insatisfactorios de las prospecciones geofísicas ya comentadas. – Su calificación como suelo urbanizable en el PGOU procede en primer lugar de que allí ya existía un inmueble consolidado, aislado y de 22. Las obras fueron dirigidas por el arquitecto J.A. Fernández Naranjo,

a quien agradecemos la entrevista que nos concedió y la cesión de las imágenes de la ejecución de la obra. 409

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amplia superficie, y de las bajas expectativas de riqueza arqueológica. Debido a su posición dominante y privilegiada sobre la vega de Triana y Sevilla se promovió un uso terciario, hostelero, como mejor opción que ya tuvo una primera tentativa en el marco de la Expo’92. Por ello, decir por parte del técnico de Cultura que estaba en contra de continuar las excavaciones “No entiendo cómo se puede construir sobre un yacimiento arqueológico”, una vez que surgió la sorpresa de la riqueza conservada del mismo, es cuando menos torticero y no puede aceptarse ya que el lugar ya estaba construido de antemano y ello consolidaba su carácter edificable. La percepción popular de los restos aparecidos en el Carambolo es la misma que para cualquier otro lugar urbano ya construido, es decir, un producto de sustituciones inmobiliarias con problemática arqueológica cuya casuística puede rechazar de plano un proyecto; admitir otro que cumpla determinados requisitos, o expropiar el lugar si se determina un valor patrimonial que impide la construcción. – Es una realidad por tanto que el proyecto era legal y estaba condicionado sobre un lugar que, si hubiera sido asumido de antemano como de primera importancia arqueológica, habría disfrutado de un grado de protección mayor que el que tenía. También es legal el rechazo al proyecto pero para ello también se rechazaron los informes técnicos que aportaba el promotor, entendiéndolos como “de parte” sin verificar su razón y sus razones23. El tiempo demorado dio la razón a estos informes generando la paradoja de que algo importante es dejado destruir por quien lo tutela no dejando culminar la excavación ni generando nuevas perspectivas para el lugar. – Es una ficción por tanto que el yacimiento del Carambolo contara previamente con una valoración patrimonial (por la administración en este caso) al nivel que la sociedad supone. También es una ficción que sus restos estuvieran en un estado de conservación susceptibles de conservación una vez exhumados y también es una realidad que existía mucho más yacimiento de lo esperado.

23. Aparte de los informes de los asesores científicos ya exouestos, otros informes incluían a los de Vorsevi, acerca de la dificultad de la topografía y de las arcillas expansivas, de lo que se deducía que el único lugar posible para edificar el hotel era el área ocupada por el núcelo del santuario arqueológico; otro informe era de los restauradores quienes aseguraban que los adobes construidos con arcillas expansivas no tenían posibilidad de absorber consolidantes para garantizar su conservación.

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– También es una realidad que el valor simbólico del yacimiento suscitó un diseño específico para la intervención arqueológica y el inspector de Cultura responsable aconsejó a un equipo especializado de técnicos bien arropado científicamente para garantizar la calidad de la misma. Esto no ocurre en la generalidad de los proyectos arqueológicos. Es una ficción, quizás extendida por la sociedad, de que toda excavación arqueológica está bien realizada por técnicos cualificados y que los resultados científicos obtenidos se corresponden fielmente con sus potenciales de conocimiento24. También esta ficción se extiende a la cualificación de los técnicos de Cultura, de quienes depende el análisis y evaluación de cualquier proyecto presentado además del seguimiento de las intervenciones para velar por su calidad. También incluyo en este paquete contradictorio a los profesores universitarios, por justicia al entorno en que estamos y a la realidad. Desafortunadamente no es así, y es una realidad la diversidad de cualificaciones, actitudes y aptitudes en todas las escalas técnicas, que de todo hay en la viña –quizás, las viñas- del Señor. – Es una realidad que el equipo técnico que asumió este asunto se preocupó por garantizar la calidad científica de los resultados. Si disponemos de un cúmulo ingente de información es porque ha sido extraída de modo certero y eficaz y digerida bajo las directrices de un equipo muy solvente en el universo de los contenidos del yacimiento. Es cierto que toda excavación es mejorable, que hay multitud de analíticas posibles, de ojos, etc. pero cada momento y circunstancia precisa tomar las decisiones con el mayor conocimiento de causa y creo que así se hizo. – También es una realidad que el promotor apoyó sin ambages la investigación que ha ascendido a unos ¡780.000 €! Esto ha permitido documentar a un alto nivel, con dinero privado, la nueva realidad del Carambolo. Según ley es una obligación que compete al promotor de las obras pero lo común es que la financiación se reduzca al mínimo, tanto en personal como en recursos, y de ello se han derivado esqueléticas intervenciones arqueológicas con rendimientos mínimos que nada han aportado a la ciencia, pero sí a los archivos de la administración en su perpetuo juego de abrir y cerrar expedientes. 24. A estas alturas resulta hartible, por conocido, cualquier cita de publicaciones que han denunciado, sobre todo en décadas pasadas, la situación de la arqueología profesional, sus limitaciones y miserias, cuando menos permitidas por la administración con diferencias sustanciales según los ámbitos provinciales y los responsables que se han sucedido en los cargos.

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– Es una realidad la malísima calidad de los adobes y su incapacidad para ser conservados a largo plazo, salvo crear una atmósfera de humedad equilibrada de manera inmediata a su exhumación, cosa que no se hizo, quizás porque los críticos, muy sabios para ciertas cosas cuando participan de cuotas de poder, adolecen de conocimiento técnico específico sobre la materia que fiscalizan25. También que dos equipos de restauradores cualificados, que hubieran ganado sus buenos honorarios de haber posibilidad técnica de consolidación de los restos, dijeron que ello no era posible. También que los adobes se fueron desmoronando a la vista de todos perdiendo materialidad pero ello no evitó que hubiera quien pensara lo contrario, es decir, una ficción, que solo generó paradas de la actividad, contratiempos y perplejidad social. – Miedo me da pensar qué hubiera sido del Carambolo, de la información que ahora conocemos que se escondía bajo tierra si no hubiera sido tratada como lo ha sido. ¿Tendríamos acaso la barca solar (ESCACENAXXX), de la que se distinguen dos cabecitas del Hippos y algunas perforaciones? ¿O tendríamos quizás tan sólo la cabecita, sin acertar a descifrar su origen y funcionalidad? El resto de numerosos fragmentos que conforman la excepcional pieza es amorfo y anodino. Lo suficiente como para haber sido empaquetadas las cabezas sin mayor interés a no ser que hubiera sido detectado el conjunto por un ojo avezado. ¿Tendríamos quizás el altar (FERNANDEZ FLORESXXX) en taurodermis en el centro de una capilla, conformado por finas capas superpuestas en un suave relieve que lo advierte quien 25. Con respecto a posibles soluciones de conservación preventiva, hay que hacer constar que los únicos restauradores que analizaron los adobes y aportaron informes fueron profesionales solventes contratados por la propiedad. Ellos diagnosticaron en su día (2003) la imposibilidad de infiltrar los adobes crudos por tratarse de arcillas impermeables y de carácter expansivo. Recuérdese que el santuario de Cancho Roano (Cáceres) sufrió incendios con el resultado de una cocción incompleta de los adobes y que éstos no son de arcillas expansivas por lo que permiten una consolidación que es perdurable bajo cubierta, como se presenta. Las estructuras piramidales del Perú Moche están construidas en adobe y se protegen restituyendo la masa con nuevos adobes del mismo material confeccionados artesanalmente pero con distinto módulo para evitar la confusión con los originales. Otros lugares construidos en adobe permiten una consolidación por infiltración aunque todo ello es siempre complejo, como revelan reuniones específicas de conservación acerca de esta problemática patrimonial. Todo ello no es posible en El Carambolo. La única opción de urgencia era mantener los muros excavados bajo una estructura de invernadero –por más rápidadotada con microaspersores –tecnología de fácil adquisición en el entorno- para garantizar una humedad constante que impidiera el agrietamiento. Ello es posible aunque nadie de la facción conservacionista lo propuso por desconocimiento. En cualquier caso, su viabilidad sería muy compleja (garantía de mantenimiento, vandalismo, …) y hubiera sido tan sólo eficaz para permitir la excavación y enterrar con posterioridad los restos con una mayor integridad conservada.

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sabe lo que busca? ¿o tan sólo tendríamos una huella de fuego en el centro de,… una casa? ¿Tendríamos el fragmento de borde geométrico ático, estratificado y de valor histórico incalculable, cuyo tamaño es como de una uña? ¿Dispondríamos de la estratigrafía que dejó Carriazo, decapada magistralmente o por el contrario otra acumulación desordenada de objetos 50 años después? Etc. Etc. Todo ello implica que la protección y conservación de la información ha sido efectiva. Y ello supone en muchos casos más que la materialidad del contenedor. ¡Gracias a José Manuel Rodríguez Hidalgo, inspector de la Delegación de Cultura por su sagaz diseño y seguimiento de la obra! ¡Gracias a Álvaro Fernández, Araceli Rodríguez y el resto del equipo de arqueólogos por vuestra magistral excavación y paciencia! ¡Gracias a José Luis Escacena, Manuel Pellicer y otros miembros del Departamento de Prehistoria y Arqueología por vuestros consejos y aportaciones! ¡Gracias a Gabriel Rojas, bienintencionado promotor y financiero de la obra que tanta frustración le ha ocasionado! Todo esto es realidad y una ficción lo contrario. Intereses y reflexiones – Hablando de intereses podemos citar en principio los del promotor, quien ejerció su legítimo derecho de adquirir el inmueble y promover un hotel. Este interés era compartido por el consistorio en claves de desarrollo local, generación de empleo y promoción turística a partir de la difusión de su legado histórico más preciado: el Carambolo, como emblema de Tartessos. En su día, Camas cambió el diseño de su escudo incorporando el collar del tesoro y el lema heráldico Locus Auri Caelati In Finibus Tartessorum, “Lugar del Oro Labrado en los Confines de Tartessos”. Estos intereses fueron denunciados como especuladores y anti patrimoniales por la oposición en un primer momento y asumidos cuando alcanzaron el poder con afirmaciones como ésta: “Debemos olvidarnos de lo excavado y centrarnos en la compatibilidad entre hotel y patrimonio, que será posible por la voluntad del promotor, que nos ha sorprendido gratamente. Se trata de sumar interés comercial e interés político y social para conseguir financiación para un centro de interpretación incorporado al hotel”. – Otra parcela de intereses podría ser el de la información. El arqueólogo puede dejarse llevar por la voracidad hacia la información y por 413

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el lucro científico y, pensemos, ¿es esto lo que ha movido a la totalidad de los especialistas para pedir que continuaran las excavaciones primando el valor de información sobre el de conservación, una vez comprobadas las nulas posibilidades de conservación? El informe de la Comisión Andaluza de Arqueología dice en su párrafo 4º: “Si bien su estado de conservación, en cuanto a las estructuras, puede ser precario, cabe recordar que ello no debe significar automáticamente que estén abocadas a ser excavadas hasta sus niveles fundacionales y, posteriormente, arrasadas para permitir la construcción del hotel.” El promotor deseaba lo contrario, incorporar si era necesario las estructuras que fueran de interés en el hotel, diseñando adaptaciones a medida. “Deben ser conservadas de forma conveniente si se tapan con las debidas garantías, previa su consolidación.” Se había expuesto que la consolidación era imposible y no se proporcionaron informes contradictorios al respecto por parte de Cultura por lo que el tapado nunca sería “de forma conveniente”, máxime si este informe se evacua después de 9 meses de abandono de las estructuras con advertencias por parte de los arqueólogos, asesores, inspectores y denuncias por parte de asociaciones conservacionistas y vecinos. “Por otra parte, resulta desaconsejable llevar a cabo una intervención arqueológica que agote todo el registro, práctica que viene siendo desechada por parte de esta Comisión en otros yacimientos.” El yacimiento es mucho mayor y no se habían practicado campañas de delimitación de la totalidad por entonces. Por otro lado, multitud de yacimientos se excavan hasta sus niveles fundacionales en parte de los mismos, bien por necesidad, bien por derivaciones científicas. Por otro lado, muchos conocemos la merma en la información que supone dejar un sector a medio excavar para recuperarlo más adelante. Todo es irrepetible, ¿cual es la medida y cual el límite? Bien es cierto que es necesario dejar a generaciones futuras la posibilidad de realizar relecturas con nuevas tecnologías pero ¿cuál es el elemento fundamental que habría que dejar y no excavar? ¿Quizás el ya excavado? ¿Otro que no conocemos? Lo necesario es asumir el momento actual 414

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con responsabilidad y exigir la mejor calidad de las intervenciones dentro de lo posible para garantizar el mayor aprovechamiento científico y social. ¿Renunciaríamos ahora a la información extraída de las fases más antiguas excavadas? Por el hecho de estar bien excavado podemos ofrecer un avance revolucionario a partir del conocimiento histórico que nos ha brindado la lectura de los archivos de la tierra. La locura de transformación urbanística que hemos vivido nos ha dado, entre otras, una lección paradójica: el enorme rendimiento científico derivado de las intervenciones arqueológicas en superficies amplias, bien armadas técnicamente y bien financiadas. Frente a ello disponemos de una multiplicidad de pequeñas excavaciones que día a día restan yacimiento arqueológico a cambio de nada. ¿Renunciamos al conocimiento? ¿o exigimos la máxima protección de los datos exigiendo buenos equipos y buenas intervenciones? Conservar por conservar es fetichismo decía el profesor Escacena (Diario de Sevilla 30/8/2003). ¿No magnificamos en exceso la materialidad del patrimonio arqueológico, su cuerpo, en muchos casos patético y mudo por falta de perceptibilidad? ¿Y dónde queda el alma? Esto es ¿La información? ¿Existe la misma sensibilidad hacia la protección de los datos en el conjunto de todas las excavaciones que se desarrollan día a día? Me consta que no, pero nadie, o casi nadie, la reclama, por desconocida e invisible26. Ahora bien, ¿en qué quedamos? ¿Estoy con todo esto defendiendo la destrucción del Carambolo? Evidentemente no. En primer lugar, creo que no se estuvo a la altura de las circunstancias ya que éstas exigían un ejercicio de valoración ajustado a las evidencias de la intervención. La excavación desvelaba una realidad no esperada. El aporte de datos y su interpretación se iba escalonando a una velo26. La última mascarada es la exigencia en los proyectos de la metodología a utilizar en los proyectos de intervención. Todos incorporan definiciones y fichas de la matriz de Harris como si ellas solas excavaran. De esa forma se cumple con el paripé burocrático aún cuando muchos de los inspectores no han excavado jamás con metodología estratigráfica y -me consta en muchos casos- no saben leer un yacimiento en proceso de excavación o no disponen de argumentos para preguntar al lugar. Obligan repetidamente a evaluar un yacimiento excavando sin retirar estructura alguna –hasta que no se evalúe su pertinencia en su caso- por lo que no se excavan los depósitos de manera adecuada y no se ofrece información de calidad alguna, destruyendo con ello a veces contextos de importancia. ¿No supone eso una hipertrofia de la materialidad como vicio burocrático de una concepción errática del patrimonio?

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cidad inusitada debido al diseño del equipo. En este mismo nivel se encontraba la comprobación de la mala calidad de las estructuras. Los informes que primaban la información sobre la conservación insistían en la necesidad de continuar la documentación del proceso histórico que ya había sido abierto. Las ventajas son evidentes y los daños a la documentación futura también. Esta opción hubiera desvelado la realidad histórica completa y el valor patrimonial del yacimiento con los muros de adobe en bastante buen estado de conservación. No permitía su consolidación pero se mantenía su materialidad, inconexa, falta de perceptibilidad, etc. como para haber tomado, con diligencia, una decisión. La condición de santuario sólo se desveló al final, cuando aparecieron los altares, indicadores incuestionables, y es esa condición la que le da su sentido completo. Un lugar sagrado que desvela una narrativa rica y compleja hace que sea el lugar el que supera a la materialidad y permite interpretaciones. Creo no equivocarme en afirmar que ha faltado, por parte de la administración, diligencia e inteligencia a la altura de los acontecimientos y eso me apena. Cuando califico a la administración en sentido negativo deseo sustantivar que me refiero a todo aquel componente legal que está mal diseñado como para asistir al patrimonio en su realidad o aquellos técnicos o cargos con cuotas de responsabilidad inapropiadas para su cualificación. Suelen ser minoría en ambos casos pero cuando existen, se notan, como en este caso. Tapar el yacimiento ¿Por qué no?, no cuestionamos el taparlo pero sí cuestionamos en las condiciones de tiempo y estado final en que se hizo. Se pudo tomar la decisión de tapar y no por ello evitar una nueva construcción encima que acogiera al núcleo del santuario y exhibir su narrativa. ¿Dentro de un centro de interpretación convenido entre el hotel y la administración local y supervisado por Cultura? ¿Por qué no? Ahora no tenemos ni hotel ni centro de interpretación. ¿Se permutarán los terrenos?¿Comprará el lugar la Consejería de Cultura quizás para construir encima un centro de Interpretación27? ¿Cuánto 27. El caso del Centro de Visitantes de Baelo Claudia (Cádiz) pone en evidencia las diferentes varas de medir el concepto de intervención sobre el patrimonio histórico. Callada está la misma administración tapando la vergüenza de aquella actuación, no por la calidad de la arquitectura, sino por el lugar seleccionado para su ubicación, echando por tierra cientos de horas de trabajo de

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vale? ¿Al fin y al cabo, qué se compraría? Los restos caquésicos de muros encapsulados en que ha devenido su materialidad? Porque la narrativa que le da riqueza, el otro tesoro hallado en 2004, es en su mayor parte inmaterial. Y la materialidad que ahora exhibe es, y será por mucho tiempo, un testimonio elocuente de anhelos sociales interruptos, de incapacidades que debilitan la armazón de la confianza en la tutela efectiva, proactiva y creativa de nuestro patrimonio arqueológico. Se ha desarrollado una bella exposición sobre la nueva realidad del Carambolo con la idea de trasmitir al grueso de la sociedad la riqueza de contenidos del lugar y de sus excavaciones recientes. La propuesta fue nuestra –universitaria- y el Museo Arqueológico de Sevilla la acogió con entusiasmo logrando el apoyo de la Consejería de Cultura28. Hemos hecho un esfuerzo porque el catálogo esté de parte de los interesados en la cultura, huyendo de formatos elitistas, que ya disponen de sus ámbitos (Amores 2009). Estamos convencidos que con ello corregimos vicios académicos precedentes que han impedido un proceso de socialización de la información y con ello se ha retrasado en decenios el conocimiento de determinados argumentos por parte de la población y retrasado igualmente la valoración social de determinados sitios arqueológicos, único sentido del patrimonio histórico, como recordábamos al inicio: “Su valor lo proporciona la estima que, como elemento de identidad cultural, merece a la sensibilidad de los ciudadanos, porque los bienes que lo integran se han convertido en patrimoniales debido exclusivamente a la acción social que cumplen, directamente derivada del aprecio con que los mismos ciudadanos los han ido revalorizando.” 29 (Ley PHE preámbulo) Entendemos por tanto, que la “pelota” no está en el tejado del promotor sino en el de la Administración que no puede operar en adelante de forma pasiva ya que existe una demanda social por tratar a este

técnicos que hicieron bien su labor para minimizar los impactos de la necesaria edificación. Resulta patético que, a la misma hora, el IAPH estaba culminando un trabajo sobre paisaje cultural en la Ensenada de Bolonia de forma descoordinada y autista con respecto a la actuación de mayor calado visual que se estaba fraguando y por la misma casa. Véase (Alonso Villalobos y otros 2004). 28. La exposición El Carambolo. 50 años de un tesoro, se ha desarrollado en el Museo Arqueológico de Sevilla de Octubre de 2009 a Enero de 2010. 29. Ley de Patrimonio Histórico Español 1985. Preámbulo

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enclave de forma acorde con su importancia histórica, andaluza y mediterránea30. Pero, ¿existe la conciencia de un patrimonio tartésico en la administración cultural de Andalucía? Dejamos esta reflexión para otro texto y otra propuesta

30. La crisis económica incorpora nuevas realidades a esta problemática. A la altura de la revisión de este texto, un año más tarde que el de su exposición, hemos oido que el dueño ha ofrecido el cerro a la administración para que lo adquiera ya que no le interesan las opciones de construcción que le permiten y, visto lo visto, prefiere abandonar cualquier iniciativa. El consistorio de Camas está interesado también en su adquisición. Se ha propuesto la creación de un “Área patrimonial”, figura de la nueva ley de Patrimonio Histórico de Andalucía con la idea de constituir un “Parque Cultural” que uniera al conjunto megalítico de Valencina de la Concepción, El Carambolo e Itálica, tres yacimientos de gran importancia.

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BIBLIOGRAFÍA ALONSO VILLALOBOS, C. Y OTROS 2004 Guía del paisaje cultural de la Ensenada de Bolonia, Cádiz. Avance, PH cuadernos 16, Consejería de Cultura, Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, Sevilla. ÁLVAREZ MARTÍ-AGUILAR, M. 2009 “Identidad y etnia en Tartesos”, Arqueología Espacial 27, 2009, pp. 80-86. AMORES CARREDANO, F. (COORD.) 2009 El Carambolo. 50 años de un tesoro, Catálogo de exposición, Junta de Andalucía, Consejería de Cultura, Sevilla. CARRIAZO, J. de M. 1973 Tartessos y El Carambolo. Investigaciones arqueológicas sobre la protohistoria de la Baja Andalucía, Dirección General de Bellas Artes, Madrid. CARRIAZO RUBIO, J.L. (Ed) 2001 Juan de Mata Carriazo y Arroquia: perfil de un centenario (1899-1999), Universidad d Sevilla, Sevilla. ESCACENA CARRASCO, J.L. 2007 “Sobre el Carambolo: un hippos sagrado del santuario IV y su contexto arqueológico”, Archivo Español de Arqueología 80, 5-28. FERNÁNDEZ FLORES, Á. Y RODRÍGUEZ AZOGUE, A. 2005 “Nuevas excavaciones en el Carambolo Alto, Camas (Sevilla): resultados preliminares”, El período orientalizante. Actas del III simposio Internacional de Arqueología de Mérida. Protohistoria del Mediterráneo Occidental 2, 863-872. MALUQUER DE MOTES NICOLAU, J. 1970 Tartessos. La ciudad sin historia, Barcelona. RODRÍGUEZ AZOGUE, A. y FERNÁNDEZ FLORES, A. 2005 “El santuario orientalizante del cerro del Carambolo, Camas (Sevilla): avance de los resultados de la segunda fase de la intervención”, El período orientalizante. Actas del III simposio Internacional de Arqueología de Mérida. Protohistoria del Mediterráneo Occidental 2, 863-872. SCHULTEN, A. 1924 Tartessos. Contribución a la historia más antigua de Occidente, Revista de Occidente, Madrid. 2006 Tartessos, Editorial Almuzara, Sevilla.

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UE 1077

UE 1078

(N E/m3): volumen (2.49 m3)

38.55

8.84

DE Ictio

DE Bt

DE Ce

27

18

4

2

1

1

NE Ce

DE Ss

362

82

51

6

19

19

7

NE Ss

DE CAP

345

168

358

25

2

97

233

1

NE CAP

DE Oa

58

9

49

NE Oa

DE Ch

1

1

NE Ch

DE Meso

104

3

79

3

2

17

NE Meso

DE Cf

1

NE Cf

DE Oc

15

55

10

1

24

20

NE Oc

DE Aves

8

12

15

3

5

7

NE Aves

DE Indet

113

2

3

108

NE Indet

DE Total

943

5

18

146

14

209

543

8

NE Total

0.00 26.51 1.61 20.48 143.78 23.29 0.40 41.77 0.00 22.09 6.02 45.38 378.71

DE Ec

708

0

Poblado Martín (fecha) DE Invert

193

66

1

2

22

5

1

Fosa Martín (fecha)

96

5

17

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UE 15c

TOTAL

11

7

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4

UE 15b

14

31

tránsito de s. VIII-VII a.C. a la primera mitad del VII

44

NE Bt

UE 15a

NE Ec

41

3

NE Ictio

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NE Invert

UE 15

UE 14

Periodo Protohistórico

Fernando Amores Carredano

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APÉNDICE DOCUMENTAL Informe 2003 VALORACIÓN HISTÓRICA Y PATRIMONIAL DE LA INTERVENCIÓN Fernando Amores Carredano José Luis Escacena Carrasco

EL CARAMBOLO Y SU HISTORIOGRAFÍA A LA LUZ DE LOS NUEVOS TRABAJOS El 30 de Septiembre de 1958 aparecía en el Cerro del Carambolo un conjunto de joyas de oro que acapararon inmediatamente la atención de los expertos y de la sociedad en general (Carriazo 1973). Desde el punto de vista de los especialistas en arqueología, a partir de entonces Tartessos dejó de ser sólo una cultura legendaria para adquirir carta de naturaleza material, hasta el punto de que tal hallazgo se ha considerado un verdadero cambio de era en la historiografía de la protohistoria meridional ibérica (Pellicer 1976: 235; Bendala 2000: 43-51). A raíz del descubrimiento, y sobre todo de las excavaciones que se llevaron a cabo poco después por parte de J. de M. Carriazo, todas las líneas de investigación consagradas al estudio de los datos allí rescatados asumieron sin más que el sitio debía ser un poblado tartésico, es decir, un asentamiento de los pueblos indígenas que los fenicios encontraron al llegar a las costas andaluzas y fundar Cádiz. Esta premisa constituyó un axioma en el sentido científico del término, es decir, algo que se suponía no necesitado de demostración, condición que ha presidido otras muchas investigaciones sobre el yacimiento y sobre sus ajuares. Hacía por entonces en torno a cincuenta años que el investigador inglés J. Bonsor había defendido la existencia de colonias agrícolas orientales en el Bajo Guadalquivir (Bonsor 1899), de manera que sus propuestas habían perdido fuerza frente a la incipiente tendencia a considerar que los fenicios limitaron sus viajes por Occidente a empresas comerciales y a una presencia minoritaria y exclusivamente costera, esquema de pensamiento que ha prevalecido en la literatura arqueológica durante la segunda mitad del siglo XX. Algunas excepciones a esta visión de las cosas insistieron en la necesidad de contar con hipótesis más complejas, entre ellas la de no olvidar que los comerciantes semitas estarían necesitados de estructuras de apoyo a su actividad mercantil en el interior de los territorios tartésicos. Por otro lado, diversos análisis históricos de la situación de los territorios siropalestinos aconsejaban admitir la posibilidad de que, a causa de la presión asiria, importantes contingentes de población de ámbitos rurales y urbanos cananeos se vieran forzados a emigrar a las colonias, provocando en

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esos ámbitos de ultramar sustanciales incrementos demográficos y toda una colonización agrícola subsidiaria en parte de la empresa comercial anterior, la que había iniciado el proceso de creación de las provincias fenicias de Occidente (González Wagner y Alvar 1989). En relación con el marco geográfico particular del Carambolo y de su entorno inmediato, la defensa más decidida de la presencia fenicia en este contexto concreto se debe a F. Collantes de Terán, quien sostuvo sin rodeos que Sevilla fue una fundación fenicia en el punto de máxima penetración fluvial -Guadalquivir arriba- de la navegación marítima (Collantes de Terán 1977: 37-54), característica que aún posee su puerto. Hoy, tal propuesta se ha visto reforzada por el estudio del topónimo antiguo de la ciudad (Spal > Hispalis), que para algunos especialistas se trata de un nombre semita (Díaz Tejera 1982: 20; Lipinski 1984: 100) o lo contiene (Correa 2000). En cualquier caso, se defendiese o no un origen fenicio para Sevilla, la relación de su nacimiento con la propia existencia del Carambolo ha sido una constante historiográfica (p.ej. Pellicer 1997: 240-245). Dicha conexión se inicia en realidad con el descubrimiento del tesoro, pero no se alojó en la mente de los especialistas más que como una simple muestra de las normales relaciones entre un poblado en altura y un muelle fluvial con función de factoría comercial. El cambio radical de los papeles desempeñados por tales sitios sólo se ha producido cuando algunos arqueólogos han comenzado a dudar de que lo encontrado en El Carambolo con anterioridad a los presentes trabajos corresponda a lo que mayoritariamente se halla en los asentamientos tartésicos contemporáneos, lo que ha venido de la mano de dos factores: la intensificación de las excavaciones en el ámbito del Bajo Guadalquivir y la transformación de los planteamientos teóricos y metodológicos con los que interpretar los datos. Han tenido especial relevancia para este segundo aspecto las reflexiones relativas al proceso de colonización y sus incidencias aculturadoras (cf. Alvar 1990 y 1993). A pesar de que la nueva visión es reciente, la semilla que inició las dudas se encuentra en realidad en las reflexiones que Carriazo hizo en su día al hilo de la interpretación de los hallazgos. Así, observó la presencia de elementos que él consideró de posible uso religioso, destacando entre ellos unas piezas que creyó betilos. En cualquier caso, en cierta medida Carriazo quedó un poco desasosegado por el contraste entre la riqueza del tesoro y la “humildad” de las construcciones y de los demás hallazgos. Unos años después, precisamente tal contraste fue señalado por A. Blanco Freijeiro como una de las características más singulares de algunos edificios religiosos del Egeo, que consisten con frecuencia en simples chozas en las que se encuentran ricos ajuares cerámicos. Blanco insistió en este aspecto porque percibió, como de hecho había notado Carriazo, la importancia y la particularidad de los vasos pintados con motivos geométricos, que de inmediato pasarían a personalizar la llamada “cerámica de tipo Carambolo”. Con tales precedentes, sostuvo literalmente la existencia en El Carambolo de un templo (Blanco 1979: 95-96). Pero la mera existencia de un templo en El Carambolo se podría dar hoy por cierta aunque se tuviera aún el lugar por un simple poblado, dado que, en la Antigüedad aún más que hoy, toda comunidad humana estaba necesitada de sus correspondientes

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servicios religiosos. Distinto es lo que en la actualidad defienden algunos especialistas: que El Carambolo no es más que un santuario y sus dependencias anejas, y que como tal recinto sagrado debe ser relacionado íntimamente con Spal (Sevilla), el puerto de comercio que de forma paralela los fenicios fundaron entre unos pantanos de la zona baja. Desde la hipótesis que sostenía para la colonización fenicia un mero papel mercantil, los colonos orientales se habrían limitado a fundar algunos enclaves costeros en el litoral andaluz, desde los cuales se llevarían a cabo las correspondientes transacciones con la población residente. Esta posición descartaba la penetración de grupos semitas numéricamente significativos hacia el interior del país de los tartesios, por lo que los objetos fenicios encontrados en dicho ámbito se explicaban sólo como producto de los intercambios o como regalos introductorios para el inicio de tales relaciones. En este modelo, los elementos que poseían características orientales, pero que no se tenían por piezas fenicias «puras», acababan todos demostrando una fuerte aculturación de la gente local. En tal cajón de sastre se colocaron desde su descubrimiento la mayor parte de los elementos que componían el tesoro del Carambolo, cuando en realidad el sitio no se hallaba en el interior de Tartessos sino en el litoral. En cambio, como la figurilla de Astarté encontrada en el yacimiento no podía catologarse más que como pieza fenicia, fuera una importación oriental o la obra de talleres coloniales occidentales, desde muy pronto se la desposeyó de cualquier valor que no fuera casi el de mera chatarra o el de objeto de prestigio adquirido por los indígenas de alta alcurnia a los extranjeros. Esa pequeña escultura de bronce, que representa a la diosa en posición sedente, se halló al parecer en el mismo Carambolo (Blanco 1968: nota 5), aunque en la literatura arqueológica este dato ha sido comúnmente minusvalorado. Por la dedicatoria en lengua fenicia que lleva en el escabel sobre el que reposan sus pies, sabemos que se trata de un exvoto dedicado a Astarté por dos fieles que recibieron de la divinidad un favor especial que le habían solicitado. Tal vez al servicio de aquella diosa estuvo una pieza de bronce hallada en El Carambolo que pudo formar parte de un quemaperfumes ritual (Izquierdo y Escacena 1998). Para quienes trabajaron con la hipótesis de que la colonización fenicia sólo fue una empresa comercial, El Carambolo y Sevilla estaban demasiado al interior como para tenerlos por sitios fenicios. Confundiendo la geografía actual con la antigua, algunos autores han rechazado la etimología de Spal como emplazamiento costero (p. ej. Sanmartín 1994: 230). Además, para esta línea de investigación El Carambolo se habría fundado antes de la llegada de los orientales. Son estas dos características las que hoy no pueden sostenerse. De una parte, los estudios paleogeográficos han demostrado que la antigua desembocadura del Guadalquivir se encontraba en época tartésica a la altura de Coria del Río, a diez kilómetros como mucho aguas abajo de Sevilla (Gavala 1959; Menanteau 1992; Arteaga y otros 1995); de otra, un análisis de los hallazgos del Carambolo y de su posición estratigráfica sugería, ya antes de que se acometieran los actuales trabajos que aquí se informan (Amores 1995), que la ocupación protohistórica del promontorio no puede llevarse más allá del siglo VIII a.C.

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Como consecuencia científica inmediata de los trabajos recién concluidos, puede sostenerse que ha quedado reforzada la hipótesis que interpreta El Carambolo, dentro del contexto histórico comarcal y regional, como un lugar clave en el paisaje colonial que la implantación fencia dibujó en el Bajo Guadalquivir en época tartésica, lectura que vendría arropada particularmente por dos características que han quedado bien determinadas en esta fase de campo: la duración del sitio (siglos VIII a VI a.C.), que se aviene a la vida de la colonización fenicia arcaica en la zona, y la singularidad del propio diseño del asentamiento.

VALORACIÓN Y PERSPECTIVAS DE FUTURO DEL ENCLAVE La intervención arqueológica de la que ahora se informa arroja para nosotros la siguiente valoración: 1. El Carambolo ha supuesto un hito historiográfico para el conocimiento del mundo tartésico y de la dispersión fenica por el mismo. Ahora, gracias a su investigación, no sólo se ve confirmado tal condición sino que se carga de nuevas expectativas. La exploración de la cima del cerro ha puesto en evidencia una magnitud desconocida e inesperada. Esta dimensión es inusual en el contexto de los proyectos llevados a cabo sobre yacimientos protohistóricos en el Bajo Guadalquivir, de escaso y parcial conocimiento. Ello ha permitido contar por vez primera con superficies amplias que exhiben ámbitos sobre los que se pueden desarrollar hipótesis solventes y avanzar de forma notoria en el conocimiento de esta etapa histórica. 2. El yacimiento consta de un área central, objeto de la excavación actual, y áreas adyacentes de desigual superficie y potencia estratigráfica. En ambas áreas se localizan alteraciones de diversa envergadura e incluso vacíos completos de depósitos arqueológicos. 3. De acuerdo con los resultados de la excavación, puede afirmarse sin ningún género de dudas que el sitio concreto en el apareció el tesoro no puede interpretarse, como en su día propuso Carriazo, como un fondo de cabaña. La mancha “oblonga” localizada entonces por el excavador era parte de una estructura más amplia en la que se habían arrojado residuos de diversos tipos, en especial huesos de animales, vasijas rotas y cenizas. 4. La cronología del asentamiento protohistórico no puede retrotraerse a momentos anteriores a la colonización fenicia (siglo VIII a.C.), si bien existen restos de un hábitat más antiguo correspondiente a una ocupación epicalcolítica que no muestra continuidad habitacional con las estructuras del primer milenio a.C. Igualmente, la datación final del yacimiento protohistórico no sobrepasaría el siglo VI a.C., fecha que había sido trabajada desde la hipótesis que ve en el sitio básicamente un santuario fenicio. 5. El edificio localizado en el Carambolo alto, al que se le adosan pequeñas estructuras habitacionales en su flanco septentrional, ocupa en realidad casi la totalidad del yacimiento. Esto habla de su carácter único, y se suma a otras

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muchas características singulares del conjunto tanto en su arquitectura como en sus ajuares. En relación con su diseño general y con su funcionalidad hipotética, uno de los paralelos más cercanos en el tiempo y el espacio lo constituye el santuario de Cancho Roano, en Zalamea de la Serena (Badajoz) (Celestino 1997 y 2001). 6. Las actuaciones sobre este enclave deberían asegurar una protección adecuada a aquellas áreas que preservan contextos detectados pero aún no excavados tanto en la cima del cerro como en la ladera. 7. Diversos informes técnicos indican una complejidad extrema para una conservación física del conjunto arquitectónico de adobes, circunstancia que ya se ha observado in situ durante el proceso de excavación. Por otra parte, las pérdidas traumáticas que presenta el edificio, debidas sobre todo a la implantación de las trincheras napoleónicas y al complejo del tiro de pichón, suponen una merma sustancial y una dificultad añadida para su percepción, muy compleja incluso para los especialistas. 8. La zona central ha sido parcialmente excavada en tres de sus cuatro fases personalizadas. Creemos que se debe ultimar la excavación debido a las circunstancias de oportunidad actuales. No está justificado excavar dos de las fases del edificio pero no la inicial, ya que se trata de un proceso cerrado. 9. Consideraríamos por tanto una valoración científica Muy Alta, un estado de conservación Medio, una complejidad de conservación Muy Alta y un índice de percepción Bajo. 10. De acuerdo con estos parámetros, entendemos que habría que considerar la conveniencia de establecer el criterio de “excavación total a cambio de la documentación completa” del complejo edificatorio central, toda vez que, aparte de los considerandos expuestos, convergen otros como son: a) la solvencia económica que ha garantizado hasta la fecha una investigación adecuada a la categoría del yacimiento, b) la solvencia metodológica demostrada por el equipo de arqueología, c) la distancia que media entre la excavación de Carriazo y la actual, asi como las investigaciones relacionadas desarrolladas hasta la fecha, que garantizan una capacidad de digerir científicamente la información resultante. 11. El interés científico y social del lugar debería garantizar la difusión in situ de sus características, argumentos y reconstrucciones hipotéticas del complejo.

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INFORME SOBRE LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA EN EL YACIMIENTO DE “EL CARAMBOLO” (SEVILLA), CAMPAÑA ENERO – MAYO 2004 Fernando Amores Carredano José Luis Escacena Carrasco Antecedentes. En Abril de 2003 evacuamos informe acerca de los resultados de la excavación que se había llevado a cabo en “El Carambolo” en meses anteriores concerniente a una valoración de los resultados en contraste con la historiografía relativa al tema producida hasta el momento. En aquel informe se pusieron de relieve diferentes aspectos que, en modo resumido eran: - Las excavaciones dieron de sí más información de la que se presumía en un primer momento revelando un complejo estructural del máximo interés debido fundamentalmente a una mayor conservación estratigráfica de la esperada en el yacimiento en su parte alta y a la magnitud superficial de la intervención arqueológica. - A estas premisas se le unieron la solvencia económica de la financiación de la intervención, la capacidad profesional del equipo técnico y la confianza en el alcance interpretativo de los resultados gracias a la distancia temporal de los primeros hallazgos y excavaciones (1959 y años 1970), a la fruición crítica desde ricas y continuas aportaciones historiográficas hasta el presente y a la formulación de nuevas posturas teóricas que permiten un mejor rendimiento interpretativo. - Los hallazgos revelaban un santuario de origen y tipología fenicia, de estructura compleja, activo entre los siglos VIII y VI a.C. que debía asociarse al núcleo urbano de Spal (Sevilla) repitiendo una topografía clásica dentro del mundo fenicio. Estos datos revisten un alto valor científico para el conocimiento de la colonización fenicia de la Península Ibérica y su interrelación con las sociedades indígenas constituyendo sin duda un hito en la investigación arqueológica meridional cuyo rendimiento se ve garantizado por el compromiso adquirido para su estudio por varios miembros de la Universidad de Sevilla. - Diversos y contrastados informes técnicos desde disciplinas heterogéneas pero confluyentes han afirmado la máxima dificultad, cuando no imposibilidad, de la conservación física de las estructuras in situ (conservación o cobertura). Ello se debe a las especiales características del terreno y de los materiales constructivos, considerando tan sólo la viabilidad de la extracción de algunos revestimientos. En este sentido tiene especial importancia la opinión de los restauradores quienes constituyen un colectivo interesado profesionalmente en los rendimientos de una intervención.

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- Todo ello nos llevó a aconsejar la conveniencia de continuar las excavaciones debido al alto interés científico del yacimiento, toda vez que aún restaban las etapas iniciales del mismo por excavar. La campaña Enero – Mayo 2004 Las labores de exploración del yacimiento se paralizaron (Abril a Diciembre de 2003) ante la virtualidad de su conservación viéndose altamente afectado con motivo de las diferencias climáticas estacionales que provocaron: - Fuerte agrietamiento de las estructuras con caída de porciones de adobes, tal como se había avisado. - Pérdida de masa de las estructuras por erosión pluvial. - Saqueo y vandalismo de las estructuras con denuncia de la prensa Todo ello ponía de manifiesto varias cuestiones: - La pérdida de partes sustanciales de la materialidad de unas estructuras cuya desaparición estaba avalada por los técnicos con conocimiento específico y directo de la problemática. - La opinión de los técnicos fue obviada por otro equipo de técnicos de la administración de Cultura que debieron de proponer, exigir o actuar de modo subsidiario, desde determinadas acciones alternativas de conservación preventiva, desconocidas hasta el momento, no estando entre ellas la cobertura, que ya se había desechado por inviable. - Si la finalidad de la acción tutelar fue entonces la conservación integral de las estructuras debido a su importancia patrimonial, lo que se ha conseguido es mermar la capacidad expresiva de los restos que mantienen durante el proceso de excavación debido a la pérdida de definición morfológica. Todo ello supone un cúmulo de contradicciones cuando no de irresponsabilidades. Finalmente la Delegación de Cultura admitió la continuación de las excavaciones en Enero de 2004, habiendo finalizado en Mayo de 2004. Las excavaciones prosiguieron en el sector central que ocupaban las edificaciones del santuario y sus resultados han avalado la propuesta de intervención completa que se formuló en su día. Las expectativas científicas se han visto colmadas ya que se han documentado varias fases anteriores a las ya excavadas con identificación de espacios con diversidad funcional, depósitos con excelentes estratigrafías conservadas, ricos en artefactos e información arqueoambiental destacando un espacio correspondiente a la segunda fase constructiva, que conservaba en su centro un altar en forma de piel de toro de grandes proporciones. Estos hallazgos refuerzan nuestras teorías acerca de la adscripción cultural y funcional del yacimiento como un auténtico santuario fenicio con inicio de actividad en un momento aún por precisar del s. VIII a.C. y activo hasta un momento del s. VI a.C.

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La intervención arqueológica, destructiva como todas ellas, pero más en este caso ya que la excavación completa de las fases constructivas exigía el desmantelamiento parcial o total de las anteriores, permitirá reconstruir la evolución estructural y funcional de este complejo arquitectónico, conservado en un porcentaje importante de su superficie. Aparte, las colecciones de artefactos excavados constituyen una aportación sin igual cuyo estudio será decisivo para la reordenación cronológica de la colonización fenicia en el ámbito meridional. Ello supondrá un avance muy sustancial en los estudios de la Protohistoria Ibérica. Propuestas Las características físicas de los componentes estructurales del yacimiento no permiten la conservación in situ del mismo, siendo también imposible el traslado de los mismos a un lugar con mejores condiciones ya que se trata de una problemática que afecta a la composición físico-química de los restos. En primer lugar creemos que habrían de ser protegidos los espacios aún fértiles conservados en los alrededores, evitando su excavación por el momento. Esta área debía ser contemplada como reserva arqueológica del propio yacimiento ya que se conoce su entidad gracias a estos trabajos. Por otro lado, el lugar del santuario, que se identifica con la zona excavada, constituye por sí mismo un elemento histórico de importancia singular. La elección de un punto concreto para la fundación de un santuario ha estado rodeada de especiales ingredientes simbólicos en cada sociedad y éste del Carambolo contiene hechos reconocibles para justificar el lugar concreto y la orientación de las edificaciones hacia el nacimiento del sol en el solsticio de verano. Creemos por ello que sería de interés reservar alguna zona más significativa de este santuario para organizar una reconstrucción parcial con nuevos materiales. La problemática inherente al yacimiento, que impide su conservación original aún siendo de alto valor científico, avalaría esta medida rechazada por lo general por las recomendaciones internacionales. Este lugar podría ser la sala del altar, que presentaba una complejidad estructural y un altar con alta capacidad de trasmisión de contenidos. A ello se suman los elementos originales extraídos (moldes del altar, revestimientos de los bancos laterales y hasta el propio altar que habría de ser extraído igualmente) que podrían ser incorporados in situ. Esta reconstrucción parcial permitiría asociarle un espacio aledaño de interpretación con las técnicas de difusión actuales para su puesta en valor tanto de forma aislada como incluido en una nueva edificación de uso no cultural que habría de considerar esta propuesta dentro de sus instalaciones.

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