En repuesta a las injusticias en Guantánamo: Entrevista a James Yee
Descripción
Las Injusticias en Guantánamo: Entrevista con James Yee Don E. Walicek Claridad, Ed. 3222, páginas 16-17 9 de febrero de 2015 Traducción de Eric Vázquez Sánchez http://www.claridadpuertorico.com/content.html?news=5E14CA38BA6BDA C6D920850441D56797
James Yee, excapellán musulmán del Ejército de los Estados Unidos, es una voz poderosa y decisiva en la lucha por el cierre de la prisión militar en Guantánamo, Cuba. Graduado de la Academia Militar de West Point y especialista en el Islam, Yee trabajó en la Base Naval estadounidense situada en la Bahía de Guantánamo en Cuba de 2002 a
2003. Mucho antes de que el mundo asociara esta base con tortura, abuso y encarcelamientos ilegales, Yee trabajaba a través de los canales oficiales pertinentes para asegurar que se reconocieran y se respetaran los derechos básicos tanto de los prisioneros como de los militares y el personal de la base. Al llegar de la base en Cuba a Florida en septiembre de 2003, Yee, quien es natural de Nueva Jersey, fue detenido y, poco después, sometido al mismo tratamiento de privación sensorial utilizado con los prisioneros de Guantánamo: le vendaron los ojos, lo esposaron y le taparon los oídos para que no pudiera escuchar. Yee fue acusado de sedición, ayuda al enemigo y espionaje, entre otros cargos. Durante dos meses y medio estuvo encarcelado en una celda de aislamiento en una base naval de Carolina del Sur. A principios de 2004 le retiraron todos los cargos y poco después renunció al ejército y recibió su segunda medalla de Mención del Ejército por su “servicio excepcionalmente meritorio”. En la actualidad, Yee ofrece conferencias en las que habla de su dura experiencia en Guantánamo, diversidad religiosa y los retos que representan proteger tanto la seguridad nacional como las libertades civiles. En esta entrevista habla sobre los esfuerzos actuales para cerrar Guantánamo y otros asuntos relacionados. Don E. Walicek: Ya ha pasado una década desde que retiraron los cargos en su contra y desde entonces ha luchado por el cierre de la Base Naval de la Bahía de Guantánamo. ¿Cómo continúa esa lucha en la actualidad? James Yee: Me continúan invitando para dar charlas sobre Guantánamo en distintos contextos, aunque no con tanta frecuencia desde que Barack Obama fue electo presidente. Por alguna razón, muchos piensan que el presidente Obama ya se ocupó de Guantánamo. Sin embargo, deben entender que definitivamente no ha sido así. En septiembre de 2014 participé en dos eventos del Proyecto de Memoria Pública de Guantánamo, uno organizado por Brown University y el otro por Tulane University, en los que hablé sobre mi experiencia como capellán en Guantánamo. Algo que me resulta interesante, aún hoy día, es que como el centro de detención permanece abierto, mi libro For God and Country: Faith and Patriotism Under Fire [Por Dios y Patria: La fe y el patriotismo bajo amenaza], publicado en 2005, sigue siendo muy relevante. Yo tenía la esperanza de que la prisión militar en Guantánamo se convirtiera en cosa del pasado, pero lamentablemente este no ha sido el caso. DW: Entiendo que oponerse o, de alguna manera, desarticular la islamofobia es clave para el movimiento que busca cerrar la prisión en Guantánamo. ¿Cómo piensa que se relacionan ambas? JY: La islamofobia y el desprecio por los musulmanes ya prevalecían para el tiempo en
2
que yo trabajaba en Guantánamo. Era un ambiente extremadamente hostil para todos los musulmanes que se encontraban allí, incluso para los miembros del servicio militar estadounidense que practicaban la fe islámica y los ciudadanos musulmanes estadounidenses que fueron asignados a trabajar como parte del Grupo Operativo Conjunto de Guantánamo. Considero que esta hostilidad contribuyó en gran medida a las torturas y a otros tipos de abusos cometidos contra los prisioneros. Lo que también resulta impactante es que el comandante en ese momento, el Mayor General Geoffrey Miller, rechazó acomodar personal militar que fuera musulmán estadounidense. De hecho, una vez reprendió a un soldado musulmán sólo porque llevaba puesto un kufi. DW: ¿Abogaría porque el Ejército de Estados Unidos tome una postura más activa para combatir las ideas que promueven la islamofobia? JY: Yo abogo porque se utilice el Ejército de Estados Unidos para defender a Estados Unidos, no para atacar a otras naciones o personas que no representan una amenaza seria a la seguridad nacional. DW: Como uno de los primeros capellanes musulmanes del ejército estadounidense usted abogó por la diversidad y la libertad de culto. ¿Podría comentar acerca de esto? JY: En Guantánamo redacté la sección de Asistencia Religiosa de los Procedimientos Operativos Habituales (SOP, por sus siglas en inglés) de Camp Delta. No sé cuánto de este documento continúa vigente, pero pensé que era muy importante sugerir que, como política de la institución, debíamos atenernos a las normas establecidas por los Convenios de Ginebra. Durante este tiempo las directrices del mando eran que los prisioneros no gozaban de los derechos establecidos en los Convenios de Ginebra. Una de las partes más interesantes de la sección sobre Asistencia Religiosa es el capítulo sobre los funerales y los derechos de sepultura musulmanes. Precisé cuál sería el procedimiento a seguir para enterrar a un musulmán en Guantánamo por si se daba el caso. El capítulo incluye también un diagrama que explicaba que el difunto se enterraría sobre el costado derecho, con la cabeza orientada hacia La Meca y de manera tal que la tierra no tocara el cadáver amortajado. DW: Hasta donde tengo entendido, los ocho o diez detenidos que han fallecido en Guantánamo fueron devueltos a sus países de origen en lugar de haber sido enterrados allí. ¿Esto es correcto? [termina página 16] JY: Desconozco si los prisioneros que han muerto en Guantánamo fueron enterrados allí mismo. Sin embargo, de mi tiempo en la base me consta que una porción del cementerio había sido reservada para las tumbas de los prisioneros para que en caso de su muerte fueran enterrados en la base. Además, durante el tiempo que estuve en la
3
base se ordenaron ataúdes y se prepararon en caso de que un prisionero falleciera. DW: Algunos críticos de la guerra han señalado que la Guerra contra el terrorismo es problemática porque no es en contra de un enemigo específico y podría continuar indefinidamente. Alegan que esto ha estimulado un resentimiento contra Estados Unidos además de la posibilidad de amenazas terroristas. ¿Qué piensa al respecto? JY: La Guerra contra el terrorismo, como la entendemos actualmente, es un conflicto de duración indefinida. El problema principal es que se trata como si hubiese sido una guerra declarada por el Congreso cuando, en realidad, la Guerra contra el terrorismo se parece más a la guerra contra las drogas o la guerra contra el SIDA; es decir, que no es una guerra oficial que declararía o debería declarar el Congreso. Los actos terroristas son actos criminales y deben ser procesados como tales bajo la ley federal. DW: ¿Qué le ha parecido la cobertura de los medios durante los últimos meses sobre el caso de ISIS? JY: No sé mucho de ISIS, pero a veces me pregunto si el apoyo inicial que muchos de estos grupos extremistas recibió por parte de EE UU en su lucha por derrocar el régimen de Bashar al-‐Asad en Siria haya contribuido al rápido crecimiento de ISIS y le haya permitido convertirse en la organización que es en la actualidad. DW: ¿Podría compartir sus observaciones acerca de los soldados puertorriqueños y sus interacciones con los detenidos durante el período en que trabajó en Guantánamo? JY: Durante el período que duró mi misión en Guantánamo, una de las seis compañías de la policía militar era una unidad de la Guardia Nacional de Puerto Rico. Noté que había menos tensión entre esta unidad en particular y los prisioneros. Algunos prisioneros manifestaban abiertamente que los guardias puertorriqueños eran soldados buenos y que los trataban bien. Considero que la unidad de la Guardia Nacional de Puerto Rico fue capaz de entablar una buena relación con los detenidos y hubo un respeto mutuo entre los dos grupos. DW: ¿Ha estado en contacto con algunos de los detenidos que conoció cuando trabajó en Guantánamo? ¿Hay algo que quisiera decirles? JY: Sí, he participado en paneles en el Reino Unido y Alemania con ex prisioneros. Yo exhorto a cada uno de los prisioneros a que cuente su historia y la documente. DW: ¿Qué le parece el trabajo más reciente en la campaña por el cierre de Guantánamo? ¿Podría comentar acerca del reciente reasentamiento de los detenidos?
4
JY: El hecho de que el centro de detención aún no ha cerrado, incluso luego de que el presidente Obama, en su segundo día en el cargo, firmó una Orden Ejecutiva para que cerrara dentro de un período de un año, ha sido bastante desalentador. Como sea que uno lo vea, el presidente Obama no ha cumplido su promesa de cerrarlo. Ya era hora de que se realizara el reasentamiento de los detenidos puestos en libertad. La detención indefinida sin cargos es una injusticia que se debe corregir de inmediato. Representa una violación grave de los derechos humanos que está completamente en contra del estado de derecho. La detención indefinida sin cargos y la tortura de estos prisioneros ha manchado considerablemente la reputación de Estados Unidos, sin que ello haya hecho al país más seguro. DW: El presidente Obama ha declarado que es necesario cerrar la prisión debido a su rol como fuente de inspiración para los terroristas y por el daño que le causa a la reputación de Estados Unidos internacionalmente. Aunque ciertamente la base es un símbolo de tortura y abuso, los problemas aparentan ser más amplios y las soluciones mucho más complejas. Por ejemplo, ¿qué de esos “black sites” o centros clandestinos de detención de la CIA en donde se torturó y se detuvieron a presuntos terroristas, algunos de los cuales resultaron ser inocentes? ¿No se debería cuestionar su utilidad, lo que ocurre en su interior y su impacto en la reputación del país? JY: No tengo un conocimiento de primera mano acerca de los centros clandestinos de detención ni del programa de técnicas de interrogatorio mejoradas que muchos expertos coinciden que constituyen tortura. Lo que es alarmante es que el programa de torturas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA en estos) centros clandestinos operaba sin supervisión judicial. Además, nadie se ha hecho responsable por el abuso que ocurrió en ellos. Otro aspecto inquietante es el hecho de que aunque las actividades militares estadounidenses continúan firmes en la Guerra contra el terrorismo, ya no se envían prisioneros a Guantánamo. Ante esta situación, cabe uno preguntarse a dónde llevan a los que capturan actualmente y cómo los tratan. Considero que los capturados son encarcelados en Afganistán, fuera del alcance de los periodistas de investigación. Además, creo que a estos prisioneros detenidos en Afganistán no se les provee acceso a un abogado. Esto es mucho peor de lo que ocurre hoy día en Guantánamo. DW: ¿Cuál es su impresión con respecto a la publicación del informe de 524 páginas del Comité de Inteligencia del Senado acerca del programa de torturas? JY: El informe del Comité de Inteligencia del Senado sobre el programa de interrogatorios de la CIA tenía que haberse hecho público hace tiempo y no debió haber tomado tanto tiempo para que se publicara. DW: Y para finalizar, luego de que se publicara el informe, el periódico The New York
5
Timeshizo un llamado para que el Departamento de Justicia procese a Dick Cheney y a los demás responsables por los actos de tortura. Por su parte, la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU) ha hecho un llamado para que se les investigue por sus crímenes, pero se les conceda indultos. ¿Cuál es su postura al respecto? JY: Yo no soy un experto legal pero, hasta en su versión más editada, el informe tiene las pruebas necesarias para justificar el procesamiento de los responsables. De ser hallados responsables, todos los involucrados, hasta el presidente mismo, deben ser investigados y procesados. El presidente Obama ya ha reconocido que Estados Unidos torturó a personas con el programa de interrogatorios de la CIA. Como mencionaste, el presidente Obama a menudo hace declaraciones a favor del cierre de la base en Guantánamo, ya que es una fuente de inspiración para terroristas y daña la reputación de Estados Unidos. De igual forma, no procesar crímenes de tortura cuando hay pruebas fehacientes de que han ocurrido tendrá la misma consecuencia. Don E. Walicek es Catedrático Asociado de Inglés en la Facultad de Estudios Generales de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Eric Sánchez Vázquez es egresado del Programa Graduado de Traducción de la misma institución.
6
Lihat lebih banyak...
Comentarios