En la práctica de la psicoterapia ¿asumimos un rol o lo hacemos siendo la misma persona que somos en la vida cotidiana?

June 8, 2017 | Autor: Efrain Flores | Categoría: Psicoterapia, Gestalt Terapia
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Descripción

En la práctica de la psicoterapia ¿asumimos un rol o lo hacemos siendo la
misma persona que somos en la vida cotidiana?

¿La filosofía, epistemología, actitud y valores en la psicoterapia son
recursos técnicos y disposiciones personales que pueden convertirse en
estilos de vida o sólo son funcionales en el espacio psicoterapéutico?
Ha existido siempre este debate, la pregunta es si un psicoterapeuta en
tanto persona puede ser un sujeto con pocos valores, quizás poco empática,
vulnerable o inestable emocionalmente, con algunas conductas antisociales,
etc y si esta misma persona, cuando se enfunda la "camisa de
psicoterapeuta" es válido que se transforme en lo contrario, es decir, que
demuestre valores morales sólidos, empatía, seguro de sí mismo de modo que
pueda ofrecer apoyo al otro, y finalmente mostrarse muy ético ¿es esto
posible?
Generalmente cuando se habla de esto, se dice que personajes famosos dentro
de la psicoterapia como Freud o Perls en ciertos aspectos tuvieron las
características deficitarias (y en exceso) señaladas y que a pesar de eso
fueron grandes psicoterapeutas. Además de mencionar los derrumbes
emocionales de Carl Rogers cuando intentó aplicar su psicoterapia a
esquizofrénicos o las manifestaciones psicóticas de Harry Stack
Sullivan,que se dice, tuvo en sus años de estudiante universitario, entre
otros casos famosos. La conclusión de estas menciones es la misma, ellos
tuvieron estas historias individuales y aún así fueron grandes
psicoterapeutas, por tanto, "no hay problema" si el aspirante a
psicoterapeuta es psicótico o tiene un trastorno de personalidad o es
distímico, al final esas experiencias "ayudan"
Sin embargo ,antes de responder con un sí o un no a esta cuestión, sería
deseable mencionar que , a no ser que haya una opinión fantástica de sí
mismo, la mayoría de quienes nos hemos formado en psicoterapia hemos
aprendido a reconocer nuestras virtudes y nuestros defectos, teniendo un
nivel de conciencia más o menos elevado acerca de nuestro rendimiento en
ese rol y , teniendo una actitud humilde de por medio, podemos llegar a
reconocer que no somos gigantes como Freud o Fritz Perls y que tampoco
podríamos compararnos con Rogers o Sullivan o quien fuese, y en parte
empiezo a responder nuestra cuestión principal: por un puñado de
destacadísimos psicoterapeutas no podemos concluir que nos es indiferente o
que nos "debería" ser indiferente que hayan terapeutas inestables
emocionalmente o con escasos valores éticos porque ellos, los grandes,
tenían también algunas de esas debilidades. Asimismo, no podemos
"olvidarnos" estratégicamente del "yo soy yo y tú eres tú" según nuestra
conveniencia.
No estamos diciendo que un psicoterapeuta debería ser perfecto como ser
humano para que recién pueda ejercer su trabajo , nadie es perfecto y todos
tenemos defectos, sin embargo, al menos deberíamos pedir a quienes se
forman como psicoterapeutas que tengan un mínimo nivel de control y
conciencia sobre sus características personales. A ellos y a nosotros
mismos. Es una tarea ética hacerlo.
Otro aspecto vital es que percibo como un aprendizaje o entrenamiento más o
menos psicopático y/o disociativo el hecho de tener en el rol de
psicoterapeuta una transformación radical como ser humano, si el
psicoterapeuta es un impulsivo o irresponsable en su conducta y en cada
sesión se va a "convertir" en ecuánime y responsable de sí mismo para
mostrar eso al consultante y actuar como si lo fuese, creo que después de
cierto tiempo de este tipo de "conversiones", la personalidad del
psicoterapeuta se verá afectada , y creo, significativamente. Una cosa es
asumir un rol con cierto respaldo en la propia personalidad y otra, muy
distinta, es actuar, como si la sesión de psicoterapia fuese una obra
teatral; eso ocurre cuando se ejerce un rol sin respaldo en la propia forma
de ser.
He visto debates profesionales en los cuales se argumenta que "el propio
sufrimiento" es marco de referencia interno para entender al paciente o
consultante, eso es verdad; sin embargo, como todo en la realidad, esa idea
tiene límites puesto que si el "sufrimiento propio" nos conecta con el
sufrimiento de los demás , si se rebasa cierto nivel de sufrimiento y se
alcanza un pico clínico, la " persona sufriente" detrás de ese
psicoterapeuta puede tomar el mando y reducir el rol de terapeuta a su
mínima expresión dando lugar a casos en los cuales, no sólo , a modo de
ganancia secundaria, el terapeuta se sirve o usa la relación terapeútica
para resolver sus propias problemáticas sino que puede fomentar malas
prácticas , ya que si eso sucede, el foco de atención pasaría a ser sus
problemas y no los del paciente, o podría desviar "neuróticamente" ese
centro de atención, haciendo malas intervenciones.
La conclusión obvia de lo dicho hasta aquí es que hay una necesidad
constante de socializar la práctica de la psicoterapia con otros colegas,
tanto en lo teórico como en el proceso personal, a modo de control. Esto
incluye la supervisión académica y humana.
Nadie puede darse cuenta de todo, todo el tiempo, el ser conciente de esto,
sólo de esto (y la psicoterapia implica mucho más) debería ser suficiente
para abonar aquella actitud que nos preserva de posibles distorsiones con
los demás y con nosotros mismos: ser más humilde ¿ Por qué? Porque ni un
"Ph D" , ni "30 años de experiencia" o ser un "laureado escritor de libros"
en psicoterapia nos hacen inmunes a los errores, y precisamente estos
hechos son fuente de vanidad para algunos psicoterapeutas , puntualización
que hago recordando que nuestra práctica nos afecta pero también, y sobre
todo, tiene consecuencias en otras personas, que sólo quisieron ayuda y no
vinieron a nosotros para ser amortiguadores de nuestro narcisismo, neurosis
o problemas existenciales.
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