En fiesta

May 26, 2017 | Autor: José Chalco Salgado | Categoría: Ecuador, Corrupción
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Descripción

En fiesta

José Chalco Salgado

Están enfiestados. Y no por fin de año. Sino porque en el que hoy, más tardecito será un extinto 2016, tampoco se les fiscalizó y controló en sus excesos. Sí. La fiesta de la inmunidad del poder político se celebra con cohetes, bombos y platillos.

A esta altura, se convierte en un problema de Estado la carencia de acciones reales y efectivas que provengan de los órganos de control para investigar actos de corrupción, y precautelar así los bienes de los ecuatorianos. Ni siquiera haber creado un nuevo poder del Estado denominado de Transparencia y Control Social, sirvió para hacer frente a lo oscuro de las coimas, contratos y enriquecimiento de funcionarios a luz del día, en los pasillos de petroleras y constructoras.

El caso Odebrecht recuerda los precarios elementos de control que se han diseñado en Ecuador. Una vez más, tal como sucedió en FIFA-gate, ha sido la justicia extranjera quien permitió conocer los niveles de descomposición en el manejo de fondos públicos ante la pasividad de las autoridades convocadas a investigar. Claro, y que seamos los últimos en enterarnos de la fiesta, es precisamente por la vigencia de un sistema político centralizador y la no idoneidad de los funcionarios de los órganos de control. También por haber eliminado disposiciones normativas que obligaban al seguimiento por parte de la Contraloría y Procuraduría del Estado a los procesos precontractuales, y además, por la vigencia de la Ley mordaza de Comunicación que anuló todo espacio de control social.

Como si los actos de corrupción se realizaran en notarías, con presencia de tres testigos y reconocimiento de firmas. El Presidente ha solicitado que los Directivos de Odebrecht presenten pruebas sobre las denuncias de la entrega de 33,5 millones de dólares en coimas a funcionarios públicos del país. Esta perturbada petición está más cerca de sonar a proteccionismo encubridor, que a responsabilidad de un gobernante republicano que además, como tantas veces Él mismo ha mencionado, es jefe de Gobierno y también -por sobre todo- del Estado ecuatoriano. Es decir, es responsable de lo que hagan sus funcionarios, como en cualquier organización en la que hay un jefe y subalternos.

A diferencia de otros años, el 2016 ha estado marcado por unos cuantos "enemigos de la oposición" y "vende patria", por escándalos de corrupción y crisis económica, lo que casi casi, como dicen por ahí, les agua la fiesta. En esta realidad: ¡Feliz 2017!


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