En dias como hoy

"En dias como hoy pega un beso" decía una hermana hace años, y en días como
hoy , sale espontaneamente pararse y saborear la historia y el presente.

La inercia del trabajo se impone cada día y en momentos como este, de
celebración del aniversario, se impone otra inercia diferente en forma de
pregunta, de cuestionamiento interno, de búsqueda de fidelidad. No por
buscar el placer del "deber cumplido" , sino por creer que la idea original
era buena, era de Dios, y tras los años , con el polvo del camino, corremos
el riesgo de dejar de lado una buena intuición, un regalo para los demás,
una huella de Dios en la historia.

Seguir el rastro de Dios, como el de Joaquina, genera tanta ilusión como al
niño la idea de ser azafata o astronauta. Y no es por el uniforme, o por
tocar el cielo, sino justamente por ese "aterrizaje" hasta la cruz que
incluso a los últimos parece llegar en forma de invitación.

El vértigo de la dinámica de las bienaventuranzas sólo puede conocerlo la
persona que entra en este juego nada virtual . Quien quiera saber de
humanidad tiene la via abierta a través de la Encarnación. Feliz aquel que
encuentra la llave del tesoro escondido...y que se atreve a meterla en la
cerradura, dejando que se abra la caja de Pandora, nuestra inserción en la
historia, donde los males se entrelazan con las maravillas de la Creación.

No por ser la mejor y única vía ,sino por encajar en las entrañas de cada
una es por lo que esa búsqueda es una llamada personal. El camino está
lleno de dificultades, que pueden traducirse en tentaciones al abandono y
sin embargo, parece que el "tatuada en las palmas de mi mano" (Is 49,16) es
más fuerte que la muerte. (Cant 8,6).

Una sola misión estaba en el horizonte de Joaquina, cuando miramos sus
huellas. Decir que pasó haciendo el bien, a quienes necesitaban un rayo de
esperanza y abrirse a la luz, resume la foto final de su carrera. Cada
zancada de su maratón fue un paso de amor. Cada misión un hito, una
alabanza a un Dios que parece haberla colmado de tal manera que su energía
permanece 190 años después repartida por cuatro continentes de esta pequeña
Tierra dentro del gran Universo.

Loco empeño querer seguir dejando huella,a su manera, para permitir que
respiren quienes están ahogados por tantos tsunamis, terremotos y sequías
existenciales.

"Pero Rut dijo: No insistas que te deje o que deje de seguirte; porque
adonde tú vayas, iré yo, y donde tú mores, moraré. Tu pueblo será mi
pueblo, y tu Dios mi Dios. " Rut 1,16

190 años son muchos y a la vez muy pocos...sigamos tirando del hilo para
que aquella vida, tocada por el Misterio, siga dando a luz momentos de
gloria en medio de noches oscuras. Más de 1000 copas habrían de alzarse a
la noche para dar GRACIAS por un SI.